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Chasqui. El correo del Perú -- Nº 1 (2003)

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Boletín Cultural de Ministerio de Relaciones del Perú

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racias a eso, los pueblos dela sierra recibían con pron-

titud los productos del mar y, asi-mismo, llegaban a los vallescosteros las maderas finas y las plu-mas polícromas de los bosqueshúmedos de la amazonía. Graciasa eso, los Incas del Cusco podíanadministrar el trabajo y la produc-ción de territorios alejados en mi-les de kilómetros de esa ciudad.Los cañaris, naturales de la sierrasur del Ecuador, y los chachas deAmazonas, vivían en los valles delCusco y en las cuencas templadasde otras provincias incaicas, sinperder, por esta causa, el acceso asus bienes nativos ni el contactocon sus parientes. Tanto era así que,en poco tiempo -después de la

conquista española- los diversospueblos que cumplían tareas comu-nales de servicio al Tawantinsuyuen muy diversos lugares del Impe-rio, retornaron a sus lugares de ori-gen, sin demora. Tanto era así quelos españoles pudieron llegar sin can-sancio desde Cajamarca hasta elCusco en pocos días, premiados porla hospitalaria generosidad de losservicios de comida y abrigo queofrecía el camino.

Tres siglos después, luego deestablecida la República en el Perú,ya entrado el siglo XX, la instala-ción de los medios mecánicos detransporte, producto de la granRevolución Industrial que invadióel mundo en el siglo XIX, indujo

a una política de comunicaciónterrestre basada en el uso de loscarros. Si bien lento, el abando-no de los caminos peatonales ode acémilas fue en ascenso.

La habilitación de las carrete-ras -que son caminos para rodar yno para caminar- es una opción al-tamente costosa para los paísescordilleranos, dado que exige te-rrenos planos y preferentementehorizontales. Eso retardó y dificul-tó enormemente el desarrollo deuna política de carreteras en elPerú, cruzado longitudinalmentepor la cordillera de los Andes, detrazos muy desiguales, con sus es-pacios planos dominantemente in-clinados y con agudas pendientes.

Al articular las nuevas tec-nologías del transporte con unaopción económica exportadora,las estrategias de comunicaciónse trasladaron abiertamente ha-cia la costa -en conexión con lospuertos- donde había espaciossusceptibles de ser habilitadoscomo terrenos horizontales, cor-tando los desiertos vecinos al mar.

Esta opción vial, desplazó lavieja red de articulación andina,que se había habilitado a lo largode muchos siglos y que adquirió laforma de un proyecto integral decomunicación terrestre en el sigloXV, configurado como el medioprincipal de la organización delTawantinsuyu, un proyecto políti-co de integración identificadocomo Imperio de los Incas y quetenía su centro en la ciudad delCusco.

Esta red tenía como eje cen-tral la cordillera de los Andes. Laopción tecnológica de la épocaconducía a una solución peatonal,donde el camino debía facilitar eltránsito de personas, séquitos y ca-ravanas, muchas veces acompaña-dos por recuas de llamas, condu-ciendo a los trajinantes por sen-deros firmes y bien trazados. Serecorría longitudinalmente la cor-dillera, salvando las pendientescon el uso de escalinatas, salvan-do las quebradas con el uso depuentes y habilitando “pasos” enlos puntos del camino donde losmacizos imponían soluciones talescomo túneles o extensos tramosconstruidos.

El “Qhapaq Ñan” era el cami-no principal, de donde se despren-dían una serie de caminos latera-les que vinculaban el ejelongitudinal con todos y cada

QHAPAQ ÑANEl camino de los incas

Luis Guillermo Lumbreras

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Cuando Francisco Pizarro y sus asociados llegaron al Perú, en 1532, ingresaron a un paíscruzado por una compleja red de comunicaciones, que no sólo permitía trasladarse de un lado

a otro del territorio por caminos bien trazados y bien servidos, sino que gracias a esa red circulabanlas noticias y los bienes con gran rapidez, con un alto grado de eficiencia y seguridad.

MENSAJE

Vuelve a surgir el Chasqui en el Perú, pero esta vez para recorrer el mundo. En tiemposde los incas el chasqui o correo oficial llevaba las noticias, precisamente por el QhapaqÑan, hasta los confines del Tawantinsuyu. Ahora, gracias a los progresos tecnológicos,quiere llegar a los países amigos y a nuestros compatriotas en el exterior para promoveren sus páginas la cultura peruana, que nos honra y enriquece con su celebrada calidad ydiversidad.La publicación de este primer número del Chasqui coincide con la aprobación del Plande Política Cultural del Perú en el Exterior elaborado por el Ministerio de RelacionesExteriores. Se trata de un ambicioso esfuerzo que involucra a diversas instituciones pú-blicas y privadas y compromete nuestro reconocimiento. Queremos rendir homenaje alilustre historiador y canciller Raúl Porras Barrenecha -quien tuvo el acierto de editarhace casi medio siglo el primer Boletín Cultural Peruano de esta Cancillería- y hacernuestras sus palabras: “El Perú, país de encrucijada, de cruce de todos los caminos y de todaslas oleadas culturales de América desde la época prehistórica, es país de conciliación de contra-rios y de síntesis”.

Allan Wagner TizónCanciller de la República

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uno de los asentamientos huma-nos instalados en las cimas, la-deras y quebradas de la cordille-ra. Desde todos los puntos eraposible llegar a una red que eraradial o lineal según la demandade los territorios. De ese modo,los productos de la tierra podíantransitar de uno a otro confín delpaís, según la demanda de las ne-cesidades y los proyectos, perosobre todo podían conectar coneficiencia a los vecinos próximosy lejanos, permitiendo un circui-to de intercambio de bienes y ser-vicios que hacían posible la efi-ciente prestación de ayudas mu-tuas en todas las circunstanciasen que éstas fueran necesarias.

Este régimen caminero, quetenía trazos bien delimitados, conseñalización de las rutas medianteuna definida fijación de los linde-ros del camino, iba acompañado,además, de una política generosade reservas y conservas de alimen-tos y vestidos, mediante la insta-lación -a la vera de los caminos-de almacenes, “qollqas”, donde seguardaban los excedentes paracubrir las demandas no previstas,que iban, a su vez, acompañadosde las estaciones, “tambos”, don-de los caminantes podían reposary reponer energías. De este modo,a lo largo de los más de 5000 kms.de la ruta, los viajeros sabían quepodían transitar sin desviarse delcamino, con la plena seguridad dedisponer de las facilidades de bie-nes y servicios necesarios para unlargo trayecto.

El camino hacía posible quelos “chasquis”, mensajeros del Inca,llevaran las noticias de todo el im-perio en poco tiempo, facilitandola intervención del estado en to-das las instancias administrativasen las que éste estaba comprome-tido. Era el mismo medio graciasal cual el Inca recibía en el Cuscolos beneficios del tributo que lle-gaba en la forma de bienes–comopescados frescos del mar- o de fuer-za de trabajo itinerante. Tambiénera el medio gracias al cual se tras-ladaban los ejércitos del Inca a es-tablecer las condiciones impues-tas por el estado en las zonas so-metidas por el Cusco.

El camino de los Incas causóuna explicable sorpresa entre losespañoles que lo encontraron enpleno funcionamiento. Los tramosenlosados, muchos de ellos prote-gidos por murallas que acompaña-ban a los séquitos por largos reco-rridos, así como la anchura de lostrazos, fijados con bordes clara-

mente visibles en la mayor partede los trayectos, convierte la vía–además de servicio- en un in-creíble espectáculo.

Espectáculo sí, de armonía yseguridad, que se combina con elque ofrece el paisaje naturalandino, polícromo y diverso. De

los más de 7000 kms. de largo quetiene la cordillera de los Andes,unos 5000 fueron cubiertos por elQhapaq Ñan. En esos 5000 kms.se registra la variedad más nota-ble de paisajes que hay en el pla-neta, desde los ambientes gélidosde las montañas nevadas, que serodean con páramos y estepas

frías, hasta las quebradas con bos-ques húmedos o secos –según lalatitud– y las sabanas y los vallesvecinos, templados o cálidos y,luego, los arenales y roqueríos detodos los colores de las sierras ári-das. Bosques verdes, estepas ama-rillas y roquedales con cactus des-parramados son cuadros que el

trajinante puede ver en una solajornada de Qhapaq Ñan, yendoluego a reposar en el valle o elabra donde está instalado el tam-bo o la ciudad de su destino, con-templando las montañas, cuyos“apus” le dan protección1 .

Desde luego, esta red no fue

creada de la noche a la mañana,ni respondía a la voluntad únicade sólo el Inca. Tal vez 1000 añosantes de la instalación del incario,pero notablemente 500 -durantela época conocida como Wari- sehabía instalado una red camineraandina, con la misma pulcritudque el Qhapaq Ñan, que nacien-do en Ayacucho se dirigía hasta lasproximidades del lago Titicaca,por el sur, y hasta las proximida-des de Chachapoyas y Piura, porel norte. El Tawantinsuyu rebasóestos límites y llevó el QhapaqÑan hasta los Pastos, más allá deIbarra y Quito, por el norte, hastacerca del cauce del río Guáytara -en el sur de Colombia- y hasta lasfronteras entre Picunches yMapuches, cerca de la actual ciu-dad de Concepción, en el centro-sur de Chile, y a la tierra de losHuarpes en la Argentina. Estabanconectados varios millones de ha-bitantes de diversas formas devida, lenguas y costumbres, con elcentro en la ciudad del Cusco. DelCusco salía el Qhapaq Ñan encuatro direcciones: al norte –Chin-chaysuyu– ocupado por quechuasy yungas, al sur –Qollasuyu– ocu-pado por quechuas y arus, al occi-dente –Contisuyu– ocupado porpukinas y aymaras y, al oriente–Antisuyu– ocupado por loschunchos. Tierras fértiles del nor-te, áridas del sur, desérticas deloeste, selváticas del este.

En verdad estuvieron y estánconectados los pueblos, mante-niendo fuertes signos de unidadcon los componentes propios de sudiversidad; pero han perdido el ejearticulador de una política vialoperativa y sensible a las necesi-dades de integración que ellos re-claman. Es un eje articulador quecomprendía cerca de 40,000 kms.de una red que los arqueólogos hanpodido registrar en más de 23,000kms. de caminos. En términos depatrimonio arqueológico es, sinduda, el mayor monumento que seconoce en el Continente america-no y que es compartido por cincopaíses andinos. En esa ruta vivenhoy comunidades de agricultores,pastores, mineros y pescadores;hay pueblos cuyas artesanías cru-zan los mares gracias a la riquezade sus formas y contenidos, mien-tras otros las guardan sin poderpromocionarlas. Es una rutacolapsada, saturada de promesasde retorno.

1 “Apus” son los dioses o fuerzas na-turales que protegen la vida y danseguridad.

Este régimen caminero, que tenía trazos bien delimita-dos, con señalización de las rutas mediante una definidafijación de los linderos del camino, iba acompañado, ade-más, de una política generosa de reservas y conservas de

alimentos y vestidos

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l más famoso de sus libros,Peregrinaciones de una paria,

trata de su viaje al Perú durante1833 y 1834.

El libro es una visión de la vidapública y privada de la sociedadperuana del siglo XIX. Aunqueágil, la narración se detienemorosamente en una serie de men-talidades de idiosincrasia tradicio-nal que dificultan el avance de lamodernidad.

Flora Tristán, hace un retratode ella misma que es el que perdu-ra en la imaginación popular: unamujer de suaves modales que bajosus ropajes femeninos esconde unavoluntad de hierro, un tempera-mento, un ánimo, que no pare-cían propios de las mujeres en elsiglo XIX.

Emprender un viaje desdeFrancia hasta el Perú, para recla-mar sus derechos ante una fami-lia, la de su padre fallecido que laignoraba, es una audacia que po-cos podían imaginar. Dejar comotestimonio una obra literaria per-durable es una hazaña que los lec-tores de hogaño no podemos sinoagradecer.

Los padres de Flora, Anne-Pierre Laisnay y Mariano Tristány Moscoso, se conocieron en Bil-bao. Ella huía de la revoluciónfrancesa y él formaba parte delejército español. El episodio de sumatrimonio está colmado de bru-mas. Lo más probable es que sí locontrajeron ante un sacerdotefrancés, también exiliado, pero enlos turbulentos momentos que sevivía, algún detalle quedó olvida-do, podemos imaginar que las nup-cias no fueron registradas ante laautoridad competente y que porlo tanto carecía de validez legal enFrancia.

Mientras vivió MarianoTristán, las condiciones de vida de

Flora fueron excelentes, pero almorir el militar arequipeño, en ju-nio de 1807, cuando la niña nohabía cumplido cinco años, la si-tuación cambió violentamente.Madre e hija fueron despojadasde la propiedad que tenían y to-dos los bienes de don Marianopasaron a formar parte de la for-tuna de sus parientes en el Perú.En esta circunstancia nace elapelativo que más tarde se pusoa sí misma Flora Tristán. Laautodenominada paria, pasadopoco más de siglo y medio des-pués de su muerte, ha sido reco-gida por la imaginación de losperuanos, reconocida como unacompatriota ilustre, querida yestimada. Existen escuelas e ins-titutos, instituciones femeninas,calles y avenidas, jardines y ala-medas que llevan su nombre. Superiplo vital, el respeto con quese habla de sus actividades, rei-vindican a Flora Tristán, la con-vierten en un paradigma de mu-jer, en un ejemplo de ciudadana,cara al futuro.

Las penosas circunstanciasobligaron a Flora a trabajar comoobrera en el taller de grabado delpintor y litógrafo André Chazal,quien se sintió atraído por la jo-vencita. Chazal, como había ocu-rrido en el pasado con otras mu-chachas, hubiera querido hacerlasu amante, pero la voluntad dehierro de la núbil trabajadora encierto sentido lo obligó a pedirlaen matrimonio. La boda se cele-bró en 1821 y con ella empezaronuna serie de sufrimientos queacompañarían a Flora toda su vida.En ellos habría que distinguir losque de modo natural ofrecía la so-ciedad francesa de aquellos años,pese a la revolución de 1789, cu-yos ecos no se habían acabadocompletamente, y que consistían

FLORA TRISTÁNITINERARIO DE LA GENEROSIDAD

Flora Tristán (1803-1844) pertenece al grupo de los grandes inconformes, personas queestaban persuadidas de que era posible cambiar de raíz a la sociedad para erradicar las lacras de la

injusticia y el sufrimiento. Hija de padre peruano y de madre francesa, toda su vida batallócontra la adversidad y a través de sus escritos, de una apasionada militancia política, es la

imagen de la primera luchadora social que ligó su nombre al del Perú.

Marco Martos

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EL PARAÍSO EN LA OTRA ESQUINALa reciente publicación de la novela de Mario Vargas Llosa El paraíso en laotra esquina, ha traído a la memoria del público lector la historia real de losdos protagonistas: Flora Tristán y su nieto Paul Gauguin (París, 1848-IslasMarquesas, 1903).

Es cierto que la imaginación popular relacionaba vagamente a estosdos personajes, pero nunca hasta ahora la ficción de los peruanos, se habíarecostado tanto sobre la historia. Menéndez Pidal decía que los españolessentían poética la historia. Ahora puede añadirse que esa es una marca dela literatura hispanoamericana que la distingue claramente de otras litera-turas como la francesa o la inglesa.

Mario Vargas Llosa, como nos tiene habituados, ha construido unanovela de sostenido aliento, donde la rigurosa investigación que ha realiza-do durante varios años, se vuelca en una narración ágil que presenta lascoloreadas biografías de esta valiente luchadora social, Flora Tristán, y sugenial nieto, Paul Gauguin. Aparentemente a Gauguin le pasan más cosas,desde su abandono de la vida bursátil, la elección de la pintura como obje-tivo de vida, hasta su búsqueda de los paraísos primitivos, pero la vida deFlora Tristán, en la pluma de Vargas Llosa, no es menos interesante: se tratade una mujer que se va despojando de todo objetivo que considera subalter-no, para fijarse un alto ideal. Gauguin pasó los decisivos cinco primeros añosde la infancia en Lima, en casa de sus parientes Echenique Tristán. El mun-do recuerda ahora el centenario de su muerte y el bicentenario del naci-miento de su ilustre abuela.

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en considerar a la mujer comouna reproductora de hijos y losque le dio su marido, merced asu personalidad perturbada.Chazal la vejaba continuamente,la llenaba de improperios, la gol-peaba y sólo tenía alguna consi-deración en los momentos previosa las relaciones carnales.

De su vida matrimonial Flo-ra Tristán, a los 22 años sacó con-clusiones radicales. Madre detres hijos, rechazó la maternidady desconfió del valor del sexo. Enun acto de audacia, que sus con-temporáneos apenas podían en-tender, inclusive quienes le te-nían buena voluntad, abandonósu hogar y llevó consigo a sus treshijos. Entre 1825 y 1830 vivió asalto de mata, huyendo tanto deAndré Chazal como de la justi-cia francesa. Años penosos, oscu-ros y de dolor intenso. Dos de sushijos morirían en los años siguien-tes y la única sobreviviente, AlineMarie, más tarde madre de PaulGauguin, pasó toda su infanciaen el campo gracias a la diligen-cia de generosas nodrizas.

No se sabe bien cómo es queFlora Tristán empezó a viajar, suversión dice que llegó a Londrescomo dama de compañía, podemosimaginar que fue en condición desirvienta. No importa, en esa vidadura que el destino le ofreció tem-pló su carácter, adquirió dureza yadvirtió que las condiciones de ex-plotación en la sociedad industrial,revisten características especiales demayor dureza con las mujeres.

En París, de modo casual,Flora Tristán conoce a ZacaríasChabrié, un capitán de barco queconocía bien el Perú, quien la ani-mó a tomar contacto con los pa-rientes de su difunto padre,Mariano Tristán. Su tío, don Pío,en una demorada respuesta, llenade zalamerías a su recién apareci-da sobrina, al mismo tiempo desli-za, entrelíneas, la imposibilidad decompartir la herencia de su her-mano. Aun así, Flora se embarcaen 1833 y estuvo en el Perú un

total de diez meses, dos en Limay ocho en Arequipa.

Flora vivió en Arequipa unasituación paradójica. Por un ladose vio colmada de atenciones enel seno de una familia pudiente,rodeada de servidores y de fami-liares; al mismo tiempo recibía elcortejo de numerosos galanes queignoraban su condición de mujercasada y de madre de tres hijos;de otro fue percibiendo la profun-da injusticia de la sociedad perua-na y al mismo tiempo comprendióel rechazo de su propia familia quele negaba los derechos de heren-cia que naturalmente le corres-pondían.

Hubo una mujer que ganó elaprecio de Flora Tristán y que se-guramente influyó en el modelo demujer emancipada que luego per-filó en sus escritos: FranciscaZubiaga de Gamarra, la esposa deAgustín Gamarra, conocida como“la mariscala”, y que era, como esbien sabido, el sostén político desu también afamado marido.

Flora Tristán adquirió madu-rez en el Perú. Su aplomo y reso-lución se volvieron proverbiales.Su libro Peregrinaciones de una pa-ria de 1837, obtuvo éxito en Fran-cia. Pero el destino le deparabatodavía desagradables sorpresas:André Chazal intenta asesinarlaen la calle.

Faltaban pocos años para lle-gar a 1844, año de la muerte deFlora Tristán. Como si el destinola apurara, escribe una novela,Méphis, en 1838 y Paseos por Lon-dres, una ácida crítica a la socie-dad capitalista. Desfilan hombresy mujeres en talleres, prostíbulos,fábricas, manicomios, mercados, allado de clubes aristocráticos, fies-tas hípicas, discusiones alturadasen el Parlamento.

De modo natural, Flora Tristánse transforma en luchadora social.Escribe su libro La Unión Obrera(1843). Había iniciado giras políti-cas por todo el territorio francéscuando la muerte la sorprende el14 de noviembre de 1844.

CÉSAR MORO / POESÍAVIENES EN LA NOCHE CON EL HUMOFABULOSO DE TU CABELLERA

AparecesLa vida es ciertaEl olor de la lluvia es ciertoLa lluvia te hace nacerY golpear a mi puertaOh árbolY la ciudad el mar que navegasteY la noche se abren a tu pasoY el corazón vuelve de lejos a asomarseHasta llegar a tu frenteY verte como la magia resplandecienteMontaña de oro o de nieveCon el humo fabuloso de tu cabelleraCon las bestias nocturnas en los ojosY tu cuerpo de rescoldoCon la noche que riegas a pedazosCon los bloques de noche que caen de tus manosCon el silencio que prende a tu llegadaCon el trastorno y el oleajeCon el vaivén de las casasY el oscilar de luces y la sombra más duraY tus palabras de avenida fluvialTan pronto llegas y te fuisteY quieres poner a flote mi vidaY sólo preparas mi muerteY la muerte de esperarY el morir de verte lejosY los silencios y esperar el tiempoPara vivir cuando llegasY me rodeas de sombraY me haces luminosoY me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estarY donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de tu

serEstrella desprendiéndose en el apocalipsisEntre bramidos de tigres y lágrimasDe gozo y gemir eterno y eternoSolazarse en el aire rarificadoEn que quiero aprisionarteY rodar por la pendiente de tu cuerpoHasta tus pies centelleantesHasta tus pies de constelaciones gemelasEn la noche terrestreQue te sigue encadenada y mudaEnredadera de tu sangreSosteniendo la flor de tu cabeza de cristal morenoAcuario encerrando planetas y caudasY la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el equi-

librio de los maresY tu cerebro de materia luminosaY mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesarY te envuelveY que tus pies transitanAbriendo huellas indeleblesDonde puede leerse la historia del mundoY el porvenir del universoY ese ligarse luminoso de mi vidaA tu existencia.

César Moro (Lima, 1903 - 1956) es considerado uno de los poetas hispa-noamericanos más importantes dentro de la poesía surrealista. La PontificiaUniversidad Católica del Perú ha publicado recientemente Prestigio delAmor, PUCP 2002, con selección, traducción y prólogo de Ricardo Silva-Santisteban.

Fotos del Paraíso: Una muestra itinerante de Morgana Vargas Llosa acompaña la presenta-ción de la novela consagrada a las vidas de Flora Tristán y Gauguin.

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e tanto en tanto, una pregunta surge, angus-tiosa: ¿existe América Latina? ¿Somos dis-

tintos de los otros? Y si es así, ¿cómo se define esaidentidad latinoamericana en la cultura? A nadiese le ocurriría interrogarse sobre si existe lo fran-cés, lo italiano, lo español. Esas culturas nos pare-cen tan evidentes como soberanas, unas realida-des incuestionables que cada cuadro, novela, sis-tema de ideas salidos de ellas consolida. La nues-tra, lo nuestro, en cambio, nos resulta mucho me-nos irrefutable. Como si América Latina pudieradisolverse de pronto o no acabara nunca de cuajaren una totalidad coherente esa multitud de tradi-ciones, mentalidades y lenguajes que la constitu-yen: lo prehispánico, lo europeo, lo africano, losdiversos mestizajes.

Según las épocas y las modas dominantes, losartistas latinoamericanos se han considerado blan-cos, indios o mestizos. Y cada una de esas defini-ciones -el hispanismo, el indigenismo, el criollismo-

SZYSZLO EN E

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Mario Var

ha significado una mutilación, pues ha excluido denuestra personalidad cultural algunas vetas quetenían tanto derecho a representarnos como la ele-gida. Pero, a pesar de los innumerables tratados,artículos, debates, simposios sobre un tema quenunca se agota -nuestra identidad-, lo cierto es quecada vez que tenemos la suerte de hallarnos anteuna genuina obra de creación surgida en nuestroentorno, la duda se evapora en el acto: lo latino-americano existe y está allí, es eso que vemos y go-zamos, que nos turba y exalta y que, por otra parte,nos identifica. Eso que nos pasa con los cuentos deBorges, los poemas de Vallejo o de Octavio Paz, loscuadros de Tamayo o de Matta, nos ocurre tam-bién con la pintura de Szyszlo: eso es América La-tina en su más alta expresión, en ella está lo mejorque somos y tenemos.

Rastrear en esos cuadros turbadores las hue-llas de nuestra identidad tiene algo de vertigino-so, pues ellos delinean una vasta geografía, un la-

berinto tan complicado y tan diverso donde aunel más diestro explorador puede extraviarse. Hijode un científico polaco y de una peruana del lito-ral, Szyszlo está también escindido en relación asus fuentes artísticas: el arte precolombino, lasvanguardias europeas, ciertos pintores norteame-ricanos y latinoamericanos. Pero quizás el paisajeque lo ha rodeado la mayor parte de su vida -elcielo gris de Lima, su ciudad, los desiertos llenosde historia y muerte de la costa y ese mar quecomparece con tanta fuerza en su pintura de losúltimos años- haya sido una influencia tan deter-minante para configurar su mundo como el viejolegado de los anónimos artesanos precolombinoscuyas máscaras, mantos de plumas, figurillas degreda, símbolos y colores aparecen con frecuen-cia quintaesenciados en sus telas. O como las re-finadas audacias, negaciones y experimentos delarte occidental moderno -el cubismo, lano-figuración, el surrealismo- sin los cuales la pin-tura de Szyszlo no sería tampoco lo que es.

Fernando de Szyszlo Valdelomar (Lima, 1925) inició sus estudios en el colegio jesuita “La Inmacupero luego escogió la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Católica dirigida por Adolfo Winternitz para iniciarse

inicios del presente año la Maison de L´Amerque Latine mostró en la capital francesa una retrospectiva de su obra que decritor peruano hace una aproximaci

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Las raíces de un artista son siempre profundase inextricables, como las de los grandes árboles. Esútil estudiarlas, averiguarlas, pues ellas nos acer-can a ese misterioso centro del que nace la bellezay esa indefinible fuerza que ciertos objetos creadospor el hombre son capaces de desatar y que nosdesarma y subyuga. Pero el conocerlas sirve tam-bién para saber sus límites, pues las fuentes de quese nutre no explican nunca la totalidad de una obrade arte. Por el contrario, suelen mostrar cómo unartista va siempre más allá de todo aquello que for-mó su sensibilidad y perfeccionó su técnica.

Lo personal -oscura materia hecha de sueños ydeseos, de pálpitos, reminiscencias e inconscientesimpulsos- es seguramente en Szyszlo tan importan-te como las corrientes pictóricas en las que su obrapueda filiarse, o que aquello que conscientementeha admirado y emulado. Y es probable que en esereducto secreto de su personalidad esté aquellainaccesible clave del misterio que, junto con la

elegancia y la destreza, es el gran protagonista desus cuadros.

Algo ocurre en ellos, siempre. Algo que es másque la forma y el color. Un espectáculo difícil dedescribir aunque no de sentir. Una ceremonia queparece a veces de inmolación o sacrificio y que secelebra sobre un ara primitiva. Un rito bárbaro yviolento, en el que alguien se desangra, desintegra,entrega y también, acaso, goza. Algo, en todo caso,que no es inteligible, que hay que llegar a aprehen-der por la vía tortuosa de la obsesión, la pesadilla,la visión. Muchas veces, mi memoria ha actualiza-do de pronto ese extraño tótem, despojo visceral omonumento recubierto de inquietantes ofrendas -li-gaduras, espolones, soles, rajas, incisiones, astas- quees desde hace mucho tiempo un personaje re-currente de los lienzos de Szyszlo. Y me he hechoincontables veces la misma pregunta: ¿de dóndesale?, ¿quién, qué es?

Sé que no hay respuestas para esas preguntas.Pero que sea capaz de suscitarlas y mantenerlasvivas en el recuerdo de aquellos que entran encontacto con su mundo, es la mejor credencialde autenticidad del arte de Fernando de Szyszlo.Un arte que, como América Latina, se hunde enla noche de las civilizaciones extinguidas y se co-dea con las novísimas, aparecidas en cualquierade los rincones del globo. Que se yergue en laencrucijada de todos los caminos, ávido, curioso,sediento, libre de prejuicios, abierto a cualquierinfluencia. Pero enconadamente leal con su se-creto corazón, esa soterrada y caliente intimidaddonde se metabolizan las experiencias y las ense-ñanzas y donde la razón se pone al servicio de lasinrazón para que broten la personalidad y el ge-nio de un artista.

1. Anabase. 1982. Acrílico sobre tela, 150 x 150 cm.2. Abolición de la muerte. 1987. Acrílico sobre tela, 200 x 360 cm.3. Camino a Mendieta. 1977. Acrílico y pastel sobre tela, 150 x 150 cm.4. Cuarto de paso. 1981. Acrílico sobre tela, 100 x 81 cm.5. Cámara ritual II. Díptico. 1986. Acrílico sobre tela. 200 x 300 cm.6. Sol negro. Díptico. 1992. Acrílico sobre tela, 200 x 360 cm., Colección particular.

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EL LABERINTOrgas Llosaulada” y después, en 1944, ingresó a la Escuela Nacional de Ingenieros para estudiar arquitectura,e en la pintura. Hizo su primera exposición en 1947. Entre 1948 y 1951 estuvo en París y se adhirió al abstraccionismo. Aberá recorrer otras grandes ciudades. En el siguiente texto, aparecido en el catálogo de la muestra parisina, el célebre es-ión al trabajo de este notable artista.

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PERUANIDAD DEL PISCO

Dos recientes publicaciones abordan, con el rigor del caso, la calidad yautenticidad de una de nuestras bebidas esenciales: el pisco. La periodista Mariela

Balbi, en un volumen bellamente editado, y el diplomático Gonzalo Gutiérrez,son los autores de estas valiosas obras.

l lexicólogo y profesor uni-versitario iqueño, César Án-

geles Caballero, es uno de los es-tudiosos que con mayor dedica-ción ha investigado los orígenes dela palabra “pisco”. En sus obrasPeruanidad del Pisco y Diccionariodel Pisco hace un muy completoanálisis y determinación sobre laproveniencia del nombre, así comosobre su vinculación primigenia yoriginal con el Perú.

Ángeles Caballero identificacuatro fuentes —que él denomina“cauces”— como el origen de lapalabra “pisco”, todas ellas vincu-ladas a un área geográfica determi-nada: la costa del actual departa-mento de Ica, en el sur del Perú.

ORIGEN ZOOLÓGICOLa primera fuente, o cauce, es

la zoológica. En el idiomaquechua, hablado por los nativosde la zona desde la época pre-co-lombina, “pisku”, “pisccu”,“phishgo” o “pichiu”, era el apela-tivo para aves o pájaros; estos,aún hoy, se encuentran en grannúmero en la zona costera de Ica.Ángeles Caballero registra unaserie de testimonios de cronistasy lexicógrafos, que parten desdela Colonia y llegan hasta nues-tros días, en los que se deja cons-tancia de este origen de la pala-bra.

ORIGEN TOPONÍMICOParece evidente que desde la

fuente zoológica, la palabra “pis-co” evoluciona hacia un nuevocauce, el toponímico. A conse-cuencia de su abundancia en aves,el lugar geográfico se empezó adesignar entre los naturales de lazona con el nombre de “Pisco”.Esta designación, previa a la Con-quista, se mantiene después de lallegada de los españoles; asimismo,en diversas crónicas, escritos ymapas se describe al área con taldenominación.

El primer mapa conocido delPerú fue elaborado por el geógrafoDiego Méndez, en 1574 . A pesarde lo impreciso de la cartografíade la época, ya en ese momento élidentifica claramente el puerto dePisco, ubicándolo al sur de la Ciu-dad de los Reyes, en lo que desig-na “Golfo de Lima”.

El nombre de “Pisco”, para elpuerto ubicado en la costa sur delPerú, debió haber calado honda-mente en sus habitantes, en parti-cular, y en toda la sociedad colo-nial, en general, ya que cuando elVirrey del Perú, el Conde de Nie-va, informa al Rey de España so-bre la fundación de Ica, en 1563,añade también que tiene la inten-ción de “fundar otra villa con elnombre de Pisco”, fundación co-lonial que sin embargo no se con-cretó en aquel momento.

Posteriormente, el Virrey Pe-dro de Toledo, marqués de Man-cera, el 23 de noviembre de 1640,decidió bautizar la zona con elnombre de San Clemente de Man-cera. Algunas décadas después, afines del siglo XVII, luego de ha-ber sido abatida por un terremotoy asaltada por el pirata Edward

Davis, se procede a cambiarlenuevamente de nombre: a “Villade la Concordia de Nuestra Se-ñora del Rosario”. A pesar de todoello, se le continuó conociendocomo Pisco, su nominación ori-ginal. Una situación similar y conidéntica suerte se vivió tambiéndurante la República cuando, en1832, mediante una ley, se dis-puso que la “villa de Pisco se de-nominará villa y puerto de Inde-pendencia”. Sin embargo, el nom-bre popular pervivió.

ORIGEN ÉTNICOLa tercera fuente que es iden-

tificada por Ángeles Caballero conrelación a la palabra “pisco” es decarácter étnico. Él indica que, des-de la época pre-hispánica, un gru-po humano habitó la zona en la quese ubica el actual puerto de Pisco.Estos nativos eran descendientestanto de la antigua cultura Paracas—desarrollada entre el siglo II a.C.y el III d.C.— y que tuvo manifes-taciones artísticas de un altísimonivel tales como los famosos teji-dos policromados, cuanto de lacultura Nazca —que sucede a laParacas en la zona entre el siglo III

d.C. y el XI d.C.— muy famosa porsu maravillosa cerámica, caracte-rizada por la multiplicidad de co-lores que emplea y por la construc-ción de las “Líneas de Nazca”,geoglifos de enorme tamaño queretratan figuras antropomorfas,zoomorfas, así como de diversosdiseños geométricos.

En este grupo humano, con-quistado para el Imperio Incaicodurante el reinado de Pachacútec(1438-1471), existía una casta dealfareros que eran denominadoslos “piskos”. Uno de los productoscaracterísticos, de arcilla, fabrica-dos por los “piskos”, eran los reci-pientes utilizados para almacenartodo tipo de líquidos, particular-mente chicha y otras bebidas decontenido alcohólico, preparadossobre la base de molle o cañigua .

De acuerdo a la obra de Fernan-do Lecaros, la casta de alfareros“piskos” fue empleada por los espa-ñoles a principios de la Colonia parala fabricación de recipientes o tina-jas, en forma de ánforas griegas. Eranelaborados de barro cocido yrecubiertos internamente con cerade abejas silvestres. Se utilizaron paraenvasar y acarrear el licor de uvaproducido en la zona de Pisco.

ORIGEN INDUSTRIALFinalmente, todas las fuentes

anteriores derivaron en una cuar-ta, que Ángeles Caballero deno-mina como “cauce industrial”. Esasí que las ánforas fabricadas porlos alfareros “piskos” pasaron a de-nominarse también “piscos”. Enellas se empezó a almacenar elaguardiente de uva producido enla zona. No es difícil imaginar quela denominación fue transferidarápidamente del continente alcontenido, de modo que Pisco yano sólo fue el recipiente que ate-soraba el licor, sino la bebida mis-ma que pasó a conocerse con esapalabra. (Extractado de G.Gutiérrez El Pisco/Apuntes para laDefensa Internacional de la Deno-minación de Origen Peruano. Lima,Fondo Editorial del Congreso delPerú, 2003).

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El pisco y su nombreGonzalo Gutiérrez

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rande debe haber sido elchoque cultural para los es-

pañoles y los habitantes del impe-rio de los incas. Entre otros, a losprimeros les faltaban los produc-tos de su país, fundamentalmenteel vino –necesario para celebrar lamisa y pasar el tiempo-, el pan y elaceite. Por ello fue preciso traeruvas para sembrar, también olivosy trigo. Debido a esta revoluciónen el consumo, los segundos des-cubrieron un fruto y un licor des-conocido que no tenía ni el colorni el sabor de la chicha, la bebidalocal. Garcilaso de la Vega descri-be así la decisión de los conquis-tadores de sembrar viñas: “el an-sia que los españoles tuvieron porver cosas de su tierra en las Indiashan sido tan boscosas y eficaces,que ningún trabajo se les ha he-cho grande para dejar de intentarel efecto de su deseo”.

Este cronista mestizo cuentaque fue Francisco de Caravantes,un antiguo conquistador, quien tra-jo las primeras uvas al Perú. Erauna uva prieta –variedad con laque se hace pisco-, recogida en lasIslas Canarias. Refiere igualmenteque el primer vino producido enestas tierras fue hecho en Cusco,en el año 1560. El español PedroLópez de Cazalla se lanzó a estaempresa más “por la honra y famade haber sido el primero que en elCusco hubiese hecho vino de susviñas, que por la codicia de los di-neros de la joya (dos barras de platade trescientos ducados cada una)que los Reyes Católicos y el Empe-rador Carlos Quinto habían man-dado se diese de su real haciendaal primero que en cualquier pueblode españoles sacase fruto nuevo deEspaña, como trigo, cebada, vino yaceite en cierta cantidad”.

El jesuita Bernabé Cobo sitúalos hechos en Lima, afirmandoque las uvas vinieron de España yquien primero las cosechó, en1551, fue Hernando deMontenegro, uno de los más anti-guos pobladores de la capital delVirreinato. Era, por cierto, uncultivo codiciado, “y es así que seestimaban tanto las primeras pa-rras; que era necesario guardarlascon gente armada para que nohurtasen o cortasen sus sarmien-tos... Cogióse el primer vino eneste valle de Lima”.

Difícil determinar quién poseela razón. Lo cierto es que, a partirde ahí, el cultivo de parras se ex-

DEL PISCO SOUR Y OTRAS GLORIASAntonio Cisneros

En la década de los años cincuenta Lima era, a su modo,una ciudad bohemia y glamorosa. El Gran Hotel Bolívar, quealguna vez fue tenido por el más lujoso de Sudamérica, con-taba entre sus huéspedes a estrellas como Ava Gardner y OrsonWelles. Unas cuadras más allá, se hallaba el casi centenarioHotel Maury, donde a su vez solía alojarse John Wayne, quien,dicho sea de paso, entre francachela y francachela, terminópor casarse, y para siempre, con la peruanísima María del Pi-lar Pallete.

Sospecho que más de una razón, o sinrazón, hizo de Limauna pascana para estas luminarias (entre otras cosas, aquí esta-ba el cuartel general de la línea aérea Panagra). Pero es famaque hubo una muy principal: el prodigioso cocktail llamadopico sour. Aposentados en el bar de sus hoteles, Gardner, Wellesy Wayne eran imbatibles. Sobre todo, cuando se trataba delpisco sour doble, o tal vez triple, conocido como catedral. Secuenta que, en una ocasión, la bella Ava Gardner, después dehaberse endilgado una docena de catedrales, danzó sobre la ba-rra del rutilante Grill Bolívar ante el escándalo gozoso de todoslos parroquianos.

Aunque no es el único, el pisco sour es, sin lugar a dudas, elaperitivo más renombrado de estos lares. Su origen se remontaa principios del siglo XX y se dice que fue creado por un avispa-do barman del Hotel Maury. Aunque otros le achacan lagenialidad a un tabernero del ya desaparecido Morris’Bar. Seacomo sea, queda claro que este soberbio trago, preparado sobrela base del pisco puro, afiatado con zumo de limón, clara dehuevo, azúcar y hielo en nieve, es tan peruano como MacchuPichu o el himno nacional.

tendió por todo el virreinato y laproducción de vino se concentróen la costa sur, desde Cañete has-ta Moquegua. Se conocieron mu-chas variedades: “La primera uvaque se plantó en esta tierra y de

que hay mayor abundancia es algoroja o de color negro claro... ya sehan traído otras diferencias deuvas como son mollares, albillas,moscateles, blancas y negras”. Esinteresante anotar que la mayo-

ARTE DEL BUEN BEBER

PISCO SOUR

3 oz. de pisco puro1 oz. de jugo de limón fresco1 oz. de jarabe de azúcar(o dos cucharadas de azúcar)1 clara de huevo4 cubos de hieloLicuar durante 20 segundos y servir (el hie-lo debe estar deshecho). Echar en el mediode la copa una gota de amargo de angostu-ra.

ALGARROBINA

1 ½ oz. de pisco1 cdta. de azúcar¾ oz algarrobina2 oz. de leche evaporada1 yema de huevo4 cubos de hieloCanela en polvoBatir durante un minuto y espolvorear concanela en polvo. Si desea más azúcar puedeañadirla.

CAPITÁN

2 oz. de vermouth dulce1 ½ oz. de pisco puro4 cubos de hieloAgite todo los ingredientes en una cocteleray sirva.

Recetas del barman Jael Ramos, reco-piladas en Pisco es Perú.

ría de ellas son hasta hoy uvaspisqueras.

A mitad del siglo XVI la Co-lonia florecía, dejando atrás lasguerras entre los conquistadoresy privilegiando el trabajo delcampo o la construcción. Las tie-rras escogidas para las viñas eranfértiles y se beneficiaban del gua-no de las islas situadas al frentede Pisco, cuyo uso había sido co-mún entre los incas. En 1572, sóloen Ica se producían 20,000 arro-bas de vino, aproximadamente230,000 litros (1 arroba =11,5kg) y poco después, “según los fi-dedignos datos del contadorLópez de Caravantes, la produc-ción vinícola de Ica bastaba paraproveer la necesidad de Lima yaún se exportaba a Tierra Firmey la Nueva España”. (Tomado deM. Balbi. Pisco es Perú. PromPerú,Lima, 2003).

. . .

Llega la uva, nace elpiscoMariela Balbi

Se me ocurre -con una copa de transparente pisco en lamano- que, de haberlo conocido, se hubiera Noé

embriagado con él, Baco lo hubiera incluido entre losmíticos alcoholes de sus bacanales, a Omar Khayam lehubiera inspirado los más bellos poemas y, por fresco y

saludable, Verlaine lo hubiera preferido al amargo yperturbador absinthe.

JAVIER PÉREZ DE CUELLAR

Creo que algunas bebidas etílicas son instrumentos deprecisión para aliviar los pesares humanos. El pisco-sobretodo en su advocación de pisco sour- es altatecnología que acude en el momento preciso a los

centros nerviosos exactos para aligerar nuestra fatiga ydulcificar nuestro ánimo. Claro que, como toda

herramienta de precisión, debe ser manejada concuidado. Recordemos lo que comentaba Mark Twain deun conocido suyo, aficionado al whisky: Decía que bebíapara estabilizarse. A veces se estabilizaba tanto que ya no

podía moverse...FERNANDO SAVATER.

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l esfuerzo por ofrecer una in-formación ordenada de la geo-

grafía, pueblos y costumbres de nues-tro país encuentra sus raíces –másallá de las minuciosas estadísticas delos quipus prehispánicos- en la cu-riosidad de los principales cronistasde los siglos XVI e inicios del XVII:junto al relato de los sucesos históri-cos presenciados u oídos solían des-cribir prolijamente algunas de las ca-racterísticas geográficas, naturales yculturales que más los sorprendíanen su aproximación a este reino dela biodiversidad que es, todavía, elPerú.

Viajeros y expedicionarios euro-peos hijos de la Ilustración, comoJorge Juan y Antonio de Ulloa,dejaron posteriormente una va-liosa bibliografía al respecto. Y enla segunda mitad del siglo XIX,en medio del complejo procesode afirmación de la república,sobresalió la notable obra geo-gráfica e histórica de los herma-

NUEVO ATLAS PERUANOVisión integral de nuestros veinticuatro departamentos

nos Paz Soldán, cuyo trabajo fueseguido en la centuria siguientepor figuras como Javier PulgarVidal, fallecido hace poco, yotros acuciosos investigadores.

Ahora, en edición asequible pa-trocinada por el diario La Repú-blica y la Universidad RicardoPalma, la Editorial Peisa ofreceen doce impecables volúmenes

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profusamente ilustrados y docu-mentados un Atlas Departamentaldel Perú, que compendia la « ima-gen geográfica, estadística, histó-rica y cultural» de los veinticua-tro departamentos del país, con-vertidos también desde el presen-te año en flamantes regiones.

Este Atlas supera largamente lavaliosa serie Documental del Perú

que, también por departamentosy con igual ánimo divulgador,apareció a inicios de los años se-senta. El amplio material que con-tiene ha sido elaborado por unequipo multidisciplinario bajo labatuta de Carlos Garayar, WalterH. Wust y Germán Coronado, ycuenta con el apoyo estadísticodel Instituto Cuánto y la cartogra-fía del Grupo Geographos. Se tra-ta, en suma, de una obra de con-sulta indispensable para tener unconocimiento actualizado denuestro país, que viene de algúnmodo a complementar el funda-mental trabajo de Alberto Taurodel Pino: Enciclopedia Ilustrada delPerú – antes Diccionario Enciclo-pédico del Perú- que la misma Edi-torial Peisa y el diario El Comer-cio tuvieron el acierto de publi-car el año 2001, poco después dela muerte del acucioso historia-dor, y cuya reedición actualizadaaparecerá el próximo 2005.(Alonso Ruiz Rosas)

LA VISITA DE HUMBOLDT

l ilustre científico Alexan-der von Humboldt dedicó

cinco años a su memorable viajede exploración de las Américas,desde el 5 de junio de 1799, díade su partida de La Coruña, Es-paña, hasta el 3 de agosto de 1804,fecha de su retorno a Burdeos. Esaempresa de exploración la cubrióíntegramente con su propio pecu-lio; no contó con las facilidadesque por entonces se brindaba a losmiembros de otras expedicionesfamosas, financiados por varios Es-tados europeos, ni dispuso, portanto, de movilidad marítima pro-pia, de forma que siempre depen-día de la navegación comercial,de itinerario irregular, o de enla-ces eventuales con otras expedi-ciones. Ello explica la “estrechezdel tiempo” y las demoras inespe-radas, para compensar las cualesmás de una vez tuvo que cambiarsu ruta de viaje. A uno de esos

inconveniente se deben las cir-cunstancias en que hizo su viajeal Perú, según él mismo refiere enla parte final de su amena memo-ria sobre la meseta de Cajamarca.

Frisaba los 33 años de edadel esforzado viajero cuando pisópor primera vez suelo peruano,el 1 de agosto de 1802, ypermaneción en él hasta la tar-de del 24 de diciembre del mis-mo año. De los 146 días queduró su estadía en el Perú, 52corresponden al trayecto entreLucarque y Lima; los 94 restan-tes a residencias en Tomependa(15), Cajamarca (4), Trujillo(13) y Lima (62). La ruta segui-da mide, en números redondos,1200 kilómetros, lo equivalentea la jornada usual de viaje conacémilas de carga. En la prácti-ca esta norma habría de variarmucho de acuerdo con las cir-

La presencia del sabio alemán en nuestro país ha sido recordada en un reciente libro*que reúne trabajos del conocido intelectual peruano Estuardo Núñez (Lima, 1908)

y del científico alemán Georg Petersen (Flensburgo 1898-Lima, 1985), de cuyoestudio reproducimos un extracto.

cunstancias del camino, los in-tervalos entre los lugares depernoctación y el tiempo em-pleado para las observaciones enel camino y la recolección derocas y plantas.

Fueron compañeros de viajede Humboldt el médico y botáni-co francés Aimé Bonpland, Car-los Aguirre y Montúfar , quiteño,y Carlos Cortés, también quiteñoy experto en pintura botánica.Completaban el personal de laexpedición los arrieros necesariospara el cuidado de la caballería yde las 18 o 20 bestias de cargarequeridas para el transporte delvoluminoso equipaje y las colec-ciones de rocas y plantas.

Durante setenta años de ac-tividad científica, Humboldt es-cribió cientos de trabajos y car-tas; las contribuciones de otrosautores sobre él son igualmentenumerosas. En las bibliografías de

J. Löwenberg y de la DeutscheBücherei, los títulos catalogadoshasta 1959 ascendían a 966.

Humboldt dedicó al Perú suconceptuoso estudio sobre la me-seta de Cajamarca que constitu-ye uno de los capítulos finales desu Obra Cuadros de la naturaleza.Relata en él las incidencias delviaje por el “lomo” de la cordille-ra andina, con sus páramos fríos,ríos torrentosos y caminos acci-dentados; la hermosura de los va-lles de Chamaya y del Marañón(llamados entonces Alto Amazo-nas), con su exuberante vegeta-ción y preciosas flores; completala relación con apreciaciones acer-ca de las antigüedades y la pobla-ción de aquellos parajes.

*Estuardo Núñez/ Georg PetersenAlexander Von Humboldt en el Perú. Dia-rio de viaje y otros escritos.Lima, Banco Cen-tral de Reserva, 2002

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COMISION INTERAMERICA-NA DE CIENCIA Y TECNOLO-GIA

Entre el 5 y el 8 de mayo serealizó en Lima la Reunión Espe-cial de la Comisión Interamericanade Ciencia y Tecnología de la OEA,organizada por el Consejo Nacio-nal de Ciencia y Tecnología(CONCYTEC) de nuestro país.En la reunión, a la que concurrie-ron delegados correspondientesde los países miembros, se discu-tieron temas prioritarios para lacooperación en ciencia y tecno-logía que se incluirán como reco-mendaciones para la reuniónhemisférica de ministros de cien-cia y tecnología prevista a reali-zarse a inicios del 2004. Asimis-mo se identificaron como áreasprioritarias: ciencia y tecnologíapara la competitividad del sectorproductivo; y ciencia y tecnolo-gía para el desarrollo social y eldesarrollo científico y tecnológi-co regional.

CAMINO INTEGRADOR

En Lima se celebró también,el 1 y 2 de abril, la Primera Re-unión Técnica Regional del ProyectoQhapaq Ñan – Camino Inca, conrepresentantes de Argentina, Bo-livia, Colombia, Chile, Ecuador yPerú, así como funcionarios delCentro del Patrimonio Mundial dela UNESCO. En esta reunión, querepresentó el lanzamiento del re-ferido proyecto, los seis países re-afirmaron su compromiso de des-plegar los esfuerzos a su alcancepara que el Qhapaq Ñan – Cami-no Inca sea declarado PatrimonioCultural de la Humanidad.

Asimismo, Bolivia, Chile,Ecuador y el Perú suscribieron unMemorándum de Entendimien-to para respaldar un Perfil de Co-operación Técnica Regional queel Gobierno del Perú sometió aconsideración del Banco Intera-mericano de Desarrollo (BID),para la elaboración de un Plande Acción Regional que permitala puesta en valor de este anti-guo sistema vial.

Para el financiamiento del re-ferido perfil el BID se ha compro-metido a ofrecer un monto de US$250,000 , que deberá ser comple-mentado con un fondo de contra-partida de US$ 150,000. El citadoplan deberá abarcar cuatro líneasestratégicas: Patrimonio arqueoló-gico y herencia cultural; conserva-ción del patrimonio natural asocia-do al camino; desarrollo local co-munitario y turismo sostenible conparticipación comunitaria.

HONOR AL TEÓLOGO

El sacerdote peruano GustavoGutiérrez, de la Orden Dominica,recibirá el próximo mes de octu-bre el Premio Príncipe de Asturiasen reconocimiento a su excepcio-nal reflexión intelectual a la luz dela fe y la doctrina católica. El au-tor de Teología de la Liberación yotras obras notables en las que fun-damenta su “opción preferencialpor los pobres” ha merecido elreconocimiento de diversas perso-nalidades e instituciones dentro yfuera de nuestro país.

CHASQUIEl correo del PerúBoletín cultural

MINISTERIO DE RELACIONESEXTERIORES

Subsecretaría de Política Cultural ExteriorJr. Ucayali 363 - Lima , Perú.

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Los artículos son responsabilidadde sus autores. Este boletín es distribuido

gratuitamente por las Misiones del Perú en elexterior.

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DIRECTORIO EMPRESARIAL

PROMPERUComisión de Promoción del Perú

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PROINVERSIÓNAgencia de Promoción de la Inversión

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CANATURCámara Nacional de Industria y Turismo

Jr. Alcanfores No. 1245 – Lima, 18Teléfono: (511) 445-251

Fax: (511) 445-1052E-mail : [email protected]

SONIDOS DEL PERÚEVA AYLLÓN. EVA (SONY,LIMA, 2002)

Diva de la música afroperuana,cantante de enorme popularidaden nuestro país curiosamente ape-nas reconocida en el exterior, EvaAyllón da un paso crucial para lo-grar su ‘internacionalización’ coneste álbum. Colabora en el esfuer-zo el argentino Pedro Aznar (fa-moso por su asociación con CharlyGarcía y David Lebón en el ‘sú-per grupo’ Serú Girán), quien haceun impecable trabajo en la pro-ducción. Sin perder de vista susraíces musicales, la voz de Ayllónsuena aquí más universal que nun-ca, y proyecta los sonidos tradicio-nales de la costa peruana.

CHACALÓN Y LA NUEVACREMA. LO MEJOR DEL FA-RAÓN DE LA CHICHA (NUE-VOS MEDIOS, MADRID, 2002)

Lorenzo Palacios, ‘Chacalón’, fuela primera figura portentosa de la

cultura popular que nació de lastensiones y las síntesis propias delimpacto social de los migrantesque transformaron por completoel horizonte urbano de la capitaldel Perú a fines de los años sesen-ta. ‘Chacalón’, en esta notable in-troducción a su obra editada porel sello español Nuevos Medios,reúne los paradigmas que carac-

terizaron a la ‘chicha’ o cumbiaperuana: en canciones tanemblemáticas como “Soy provin-ciano” o “Mi dolor”, el tambiénllamado ‘Faraón de la chicha’ in-terpretó, micrófono en mano, loslatidos de los cerros poblados enlas zonas marginales de Lima.

DANIEL F. MEMORIAS DES-DE VESANIA (GJ RECORDS,LIMA, 2002)

El cantante, compositor y activis-ta ‘subterráneo’ Daniel F. es unode los artistas más enigmáticosde la escena rockera independien-te del Perú y el líder, durante másde veinte años, de la bandaLeusemia. En este disco, DanielF. desenchufa su guitarra y seabandona a la belleza y la pro-fundidad lírica de unas compo-siciones que, transitando por laretórica amorosa y la introspec-ción sentimental, pueden remi-tirnos tranquilamente al traba-jo de figuras tan prominentes de

la canción iberoamericana comoJoan Manuel Serrat o FernandoUbiergo. Un álbum revelador.

DÚO AYACUCHO. EN VIVO(Q’ATARI, LIMA, 2002)

Una antología de canciones quees tanto una selección de lo mejordel repertorio de estas auténticas‘súper estrellas’ de la nueva ge-neración de artistas vernacularesde nuestra sierra, como una apre-surada revisión de los momentosmás intensos de su reciente giraa través del territorio nacional.Raúl Gómez (primera guitarra,voz) y Viterbo Aybar (voz), deAyacucho y Apurímac respecti-vamente, vienen recorriendo elcamino ya pavimentado por losexitosísimos hermanos GaitánCastro o William Luna: folkloredel ande procesado a través delfiltro de las nuevas tecnologías,aunque en este caso persista elprotagonismo de la guitarraayacuchana. (Raúl Cachay).

ESTA EDICIÓN HA SIDO AUSPICIADA POR PETROLEOS DEL PERÚ AL SERVICIODE LA

CULTURA

AGENDA

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sto no desmiente la enorme im-portancia que tuvo el Inti Raimi

cusqueño de la época incaica. Debióser la fiesta principal del Tawan-tinsuyu, dado que se hacía en home-naje a Inti, el mayor de los dioses delpanteón incaico. La representaciónmoderna es un festival recreado en ladécada de 1940, con fines turísticos. Sinembargo, ha ido ganando prestigio y suestudio precisa una mirada atenta delos antropólogos.

El Corpus Christi cusqueño se haconvertido, en cambio, en la fiesta re-gional por excelencia, y desde épocascoloniales hasta nuestros días goza deuna participación múltiple, atestigua-da por la iconografía virreinal y elcompromiso de los cusqueños. La tra-dición popular ha transformado a estafiesta en una gran asamblea de lasimágenes de las iglesias de la ciudady de los pueblos vecinos . La reuniónes presidida por la imagen de Cristo,el Taytacha Temblores de la catedral,que durante los días que los santos ylas vírgenes permanecen en el templo,dialoga con ellos, escucha sus pedidosy satisface sus demandas de premio ocastigo al comportamiento de los fie-les de cada parroquia.

Ahí concurren quince imágenesde las parroquias de origen colonial yde los distritos de San Sebastián, SanJerónimo y Poroy. Ellas, sujetos prin-cipales de la fiesta, asisten a la cele-bración ordenadamente, siguiendouna secuencia dictada por la tradiciónque, sin embargo, permite algunoscambios, siempre resistidos , o ciertasausencias o reemplazos que tienenque ver con las vigencias de las repre-sentaciones sagradas en cada uno desus dominios particulares. En todocaso, si no hay alteraciones suelen des-filar en este orden : San Antonio, SanJerónimo, San Cristóbal, SanSebastián, Santa Bárbara, Santa Ana,Patrón Santiago, San Blas, San Pedro,San José, Virgen de la Almudena, Vir-gen de Belén y la Virgen InmaculadaConcepción, conocida como la Lin-da. Esta imagen como el Cristo de losTemblores, tiene como asiento a la Ca-

EL CORPUS CHRISTIDEL CUSCO

tedral. El Cristo (Taytacha) no desfilaen esta ocasión.

El Corpus Christi, como parte delculto católico, es muy antiguo. La fies-ta fue establecida por Urbano IV en1264 y nuevamente promulgada porJuan XXII en 1317. Cuando Españaexpande su imperio, la legalidad de sudominio se asentaba en una concesiónpapal que obligaba a sus gobernantesa evangelizar las tierras descubiertas.

El cronista Polo de Ondegardo nos adelanta las semejanzas que va encontrando entre el IntiRaimi de los Incas y el Corpus Christi, una de las celebraciones más preciadas de la cristiandad:“Hase de aduertir que esta fiesta cae quasi al mismo tiempo que los christianos hazemos la solemnidad

de Corpus Christi...”. Las superposiciones entre los calendarios precolombinosy coloniales son más bien el fruto de una búsqueda forzada.

Fue ésta una de sus preocupaciones enel Nuevo Mundo que se hizo difícil decumplir en los Andes debido a las pro-longadas guerras entre los conquista-dores. Recién el cuarto virrey del Perú,Francisco Toledo (1569-1581), pudoorganizar el control político e ideoló-gico del vasto territorio delTawantinsuyu. En 1572, como partede ese empeño dictó entre sus orde-nanzas aquella que se refiere a la obli-gatoriedad del Corpus Christi: “por lo

que representa, como por ir en ella elCuerpo de Nuestro señor Jesucristo,Dios y hombre verdadero...treinta díasantes de la dicha fiesta , el dicho corre-gidor mande juntar en las casas del ca-bildo, estando presente el Ayuntamien-to, todos los mercaderes y todos los ofi-ciales de todos los oficios a los cualeshabiéndoles manifestado ante todascosas la obligación que tiene de hon-rar y celebrar la dicha fiesta, cada ofi-cio con su posibilidad, por lo que repre-senta o porque es uso y costumbre entodas partes donde hay cristianos, lesmande apercibir que cada oficio saquesu danza o auto representación ...”.

La obligatoriedad se tiñe ademáscon disposiciones moralizantes: seprohíbe a las mujeres asomarse a lasventanas para ver la procesión dadoque al hacerlo no sólo incumplían conel mandato de participar en ella, sinoque además distraían a los creyentes.La multa era de cincuenta pesos.Toledo también tuvo reparos sobre lamanera cómo celebraban los indíge-nas el Corpus Christi : “en todos ne-gocios públicos, los indios acostum-braban antes y después de hacer bo-rrachera y exorbitancias y desconcier-to en beber...”. Sin embargo, el virreyquizá intuyó que toda ordenanza so-bre este tema no prosperaría ; así sededuce del texto de su mandato, quefinalmente no agrega, “pena tempo-ral” y lo encarga a la conciencia desus funcionarios.

No interesa aquí si la adecuaciónal calendario cristiano es correcta. Locaracterístico de esta época en el pro-ceso de evangelización y resistenciaes la percepción de las autoridadeseuropeas con respecto a una primerae inevitable convivencia de las tradi-ciones, que en el caso del Corpus , porla misma estructura participativa dela fiesta, permite la presencia de ri-tuales precolombinos.

Tomado de Calendario Tradicional Pe-ruano. Fondo Editorial del Congreso delPerú, 2003.

Renata y Luis Millones

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La tradición popular ha transformado a estafiesta en una gran asamblea de las imágenes delas iglesias de la ciudad y de los pueblos vecinos.

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