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Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una aproximación teórica y una posible delimitación a la metáfora cinematográfica Andrés Vélez Cuervo Universidad de los Andes Maestría en literatura 2012

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Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas

Una aproximación teórica y una posible delimitación a la metáfora cinematográfica

Andrés Vélez Cuervo

Universidad de los Andes

Maestría en literatura

2012

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Vélez 2

Tabla de contenido

Advertencia preliminar.

Desenredar la maraña. Agradecimientos.

Masticar el cine. Introducción.

1. El enigma de transferir el poder de un león con perlas mortíferas. La metáfora

comoprocedimiento retórico.

1.1. A manera de introducción.

1.2.Acerca de las concepciones de la metáfora.

1.2.1. De la transferencia, la coposesión, la “sorpresa” y la co-presencia.

1.2.2. De las fronteras difusas.

1.2.3. De las formas.

1.3.A manera de síntesis.

2. Huesos espaciales, videocaseteras humanas y otras dudosamente llamadas “metáforas”.

Algunos acercamientos teóricos a la metáfora en el cine.

2.1. A manera de introducción.

2.2. Los híper-metafóricos.

2.2.1. El pionero. Boris Eikembaum.

2.2.2. Louis D. Giannetti. La reivindicación del cine.

2.2.3. El cajón de sastre de Trevor Whittock.

2.2.4. María J. Ortiz y las metáforas primarias.

2.3. La contra.

2.3.1. Jean Mitry. Llamar a un perro “gato” cuando en realidad es un “ratón”.

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Vélez 3

2.3.2. La especificidad. Noel Carroll.

2.3.2.1 Charles Forceville.

3. ¿Cómo cargar unacolt con una locomotora el llamas? Una posible delimitación de

lametáfora cinematográfica como tropo en sentido estricto.

3.1. A manera de introducción.

3.2. Cinco estacas para el O.K. corral. Criterios de delimitación de la metáfora en el

cine.

3.3.Una bala ferroviaria, dos tiroteos oculares y una asfixiante campanada. Análisis de

los criterios a través de ejemplos.

3.3.1. C'era una volta il West.

3.3.2. Giùla testa.

3.3.4. Per QualcheDollaro in Più.

3.3.3. Per un pugno di dollari.

3.4. Reflexiones finales.

Las cicatrices del león. Conclusiones.

Bibliografía.

Filmografía.

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Advertencia preliminar

El presente trabajo tiene como corpus de estudio ejemplos extraídos de producciones

cinematográficas, siendo esto así, los ejemplos están compuestos por clips de video. Esta

naturaleza audiovisual hace que recomiende al lector acudir a la versión digital de estas páginas

(que encontrará en un disco adjunto) y no a esta versión que se le presenta impresa debido a la

obligatoriedad de una oxidada ortodoxia académica. Si decide hacer uso de esta versión en papel,

encontrará los ejemplos también en el disco adjunto. De hacer la lectura en la versión digital,

podrá simplemente ir a cada uno de ellos con un click sobre el hipervínculo que lo conducirá a

una página de internet en donde se reproducirá cada video para su mayor comodidad.

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Desenredar la maraña

Agradecimientos

Mi gratitud con respecto a este trabajo es principalmente para Adolfo Caicedo y

Alessandra Merlo, únicos en la Universidad de los Andes lo suficientemente locos como para

apoyar esta empresa que parecía tan descabellada. Ellos me dieron consejo y guía en el proceso

de investigación y de escritura, además de su apoyo institucional, por lo cual estoy en deuda.

Tengo que agradecer también, no obstante, a todos mis compañeros de maestría (Felipe,

Danny, Juan Sebastián, Paloma, Diego, …) y amigos fuera de ella (Flórez, Vanegas, Camilo,

Lucía, Verónica…) que escucharon con paciencia, en los días de iluminación más oportunos

(aquellos en los que di un paso adelante) una y otra vez lo que mi cabeza enmarañada iba

ordenando al respecto del asunto de estas páginas; ellos, con su sola atención, han sido las cerdas

del cepillo que ha desenredado estapelambre sucia. Especialmente tengo que agradecer a mi

amiga y compañera “Amit”, quien tuvo que soportar, más que nadie, mi cantaleta, desde el

primer día en que di con la mera idea, hasta el último en que finalicéla escritura de estas páginas.

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Vélez 6

Masticar el cine

Introducción

Ese monstruo multífago que ha devorado desde su nacimiento todo cuanto ha encontrado

útil de otras artes; ese fenomenal aparato estético-cultural que, quizá como ningún otro, extiende

su poder a casi todos los hombres; ese gran arte de las masas que es el cine, joven como es, aún

es visto muchas veces desde el mero placer que produce como cuentacuentos; lo cual no entraña

problema alguno, creo que es esta la función primaria de las artes narrativas, pero no por esto

deja de tener el cine la posibilidad de ser un arte que motive estudios similares a los que suscitan

otras artes como la literatura. Viene como anillo al dedo acerca de esta cuestión lo que Roland

Barthes plantea en El placer del texto, donde dice que:

[. . .] hay dos regímenes de lectura: una que va directamente a las articulaciones de la

anécdota, considera la extensión del texto, ignora los juegos del lenguaje [. . .]; la otra

lectura no deja nada: pesa el texto y ligada a él lee, si así puede decirse, con aplicación y

ardientemente, atrapa en cada punto del texto el asíndeton que corta los lenguajes, y no la

anécdota: no es la extensión (lógica) que la cautiva, el deshojamiento de las verdades sino

la superposición de los niveles de la significancia [. . .] (Barthes 20).

Es ese segundo régimen de lectura el que me interesa hacer aquí con el cine. “No devorar, no

tragar sino masticar, desmenuzar minuciosamente” (Barthes, El placer 21) diría el autor francés,

y es esto precisamente lo que creo merece como ejercicio lector el cine, más aún si se pretende

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Vélez 7

hacer algún tipo de ejercicio de relación con la literatura. No hace mucho alguien, comentando

este texto de Barthes me decía que no creía posible llegar al “goce” con una película de

Hollywood; yo discrepo y espero que este trabajo sea, entre otras cosas, una pequeña

demostración de cuán equivocado estaba mi interlocutor al decir algo semejante. A este respecto,

el propio Barthes, parafrasea en “El tercer sentido” las palabras escritas, en el número 218 de

Cahiers du cinema, por quien bien puede catalogarse como uno de los más grandes y primeros

teóricos del cine, Sergei Eisenstein: “el film no debe ser simplemente visto y escuchado, sino que

es necesario escrutarlo1 y escucharlo atentamente” (Barthes, El tercer 16).

Hay que apuntar, no obstante, que inicio el ejercicio de reflexión de este trabajo con la

suposición de que el cine y la literatura poseen lenguajes diferentes, y que como tal han de

estudiarse, así que entonces, si van a aplicarse criterios y aparatos críticos del segundo para

estudiar el primero, es necesario que se haga de manera precisa y teniendo siempre en cuenta que

no hay una relación umbilical entre las dos artes. El cine es un arte deudor de la literatura, qué

duda cabe, especialmente por ese apetito voraz que le sirve para crecer, pero esto no implica que

haya una dependencia absoluta. Quizá lo más lógico sería establecer aparatos teóricos propios y

nomenclaturas particulares para referirse a los procedimientos connotativos del arte

cinematográfico, no obstante considero que es legítimo el ejercicio de uso de aparatos críticos y

nomenclaturas propias de un ámbito particular como la retórica y la literatura para estudiar un

arte que, como veremos, presenta similitudes a nivel semiótico, a nivel de las estructuras

profundas de construcción de dispositivos de connotación, con esta.

Explicaré ahora, rápidamente, la génesis de este trabajo ya que se relaciona totalmente

con lo que apuntara en un principio. Nacen estas páginas, pues, con la intención primera de

1 En negrita en el original.

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Vélez 8

poder aunar mis dos intereses académicos: el cine y la literatura. Surge a partir de ese afán una

primera pregunta ¿cómo relacionar estas dos artes? Mi propósito es estudiar la vinculación entre

ambas artes a un nivel, de alguna manera, profundo. Teniendo en cuenta que los usos de la

retórica, de sus tropos y figuras, son parte sustancial de la configuración del quehacer literario,

mi deseo es estudiar cómo funcionan los mismos, si es que lo hacen, en el cine, lo cual permitiría

entender los lazos entre cine y literatura de una manera diferente: desde el plano de las

configuraciones estructurales profundas; desde los mecanismos de composición que ambas artes

quizá compartan o quizá no.

Por obvias razones es imposible abarcar la totalidad de los recursos de la retórica y la

totalidad de la producción cinematográfica en un trabajo como este, por lo tanto ha sido

necesario que me centre en un pequeño corpus de películas y en un procedimiento retórico

específico y lo mejor delimitado posible. Siendo la metáfora, en buena medida, el tropo

fundamental de la creación literaria, me parece que es el caso más interesante para abordar en

una primera aproximación investigativa. Claro está, como decía, la delimitación de dicho

procedimiento ha de ser rigurosa si se quiere hacer un ejercicio de traspaso entre dos lenguajes

diferentes como el que aquí pretendo hacer. Es necesario entonces mencionar que se pueden

distinguir dos categorías: por un lado, de una manera amplia, se puede hablar de “lo metafórico”,

noción esta que abarcaría quizá todo lo que a la connotación se refiere, esto como resultado de

asumir que el proceso básico de transferencia semántica de la metáfora es a su vez la base de la

gran mayoría de procedimientos retóricos basados en el significado. Apunto desde ya: este no es,

de ninguna manera, el criterio que yo seguiré en este trabajo. Por otro lado, de manera más

particular, se puede hablar de “la metáfora”, entendida esta como un tropo específico que

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responde a unas reglas que lo delimitan y que por lo tanto lo diferencian (si bien es cierto que las

fronteras pueden ser difusas, y lo son) de otros procedimientos cercanos.

Es esta forma de ver la metáfora de la que me serviré aquí, razón por la cual será

necesario hacer ejercicio de reconocimiento y selección de criterios fundamentales para luego ser

capaces de aplicarlos al arte cinematográfico. Dicho ejercicio será el asunto básico del primer

capítulo de este trabajo, titulado “El enigma de transferir el poder de un león con perlas

mortíferas. La metáfora como procedimiento retórico”. Una vez hecho esto, será

necesarioacercarse a lo que sobre el tema particular de la metáfora en el cine se ha dicho, y

establecer con los autores que han abordado el tema un diálogo crítico que a su vez vaya

moldeando una visión particular del asunto. A este acercamiento estará dedicado mi segundo

capítulo, titulado “Huesos espaciales, videocaseteras humanas y otras dudosamente llamadas

„metáforas‟. Algunos acercamientos teóricos a la metáfora en el cine”. Una vez hecho esto,

sistematizaré en el tercer capítulo, titulado “¿Cómo cargar una colt con una locomotora el

llamas? Una posible delimitación de la metáfora cinematográfica como tropo en sentido

estricto”, los resultados de los dos primeros en una concepción personal sobre la metáfora en el

cine y la aplicaré a ejemplos concretos, todos ellos provenientes de películas del director italiano

Sergio Leone, en particular de aquellas que, de una u otra forma, pueden incluirse dentro de la

denominación genérica de Western2, dado que este género pertenece a un tipo de cine claramente

consciente de su función comercial y masiva, lo que permite que lo que sobre aquellos ejemplos

se diga, sea luego aplicable, en mayor o menor medida, al grueso de la producción

2 No entraré en este trabajo a hablar acerca de las implicaciones que Sergio Leone y sus películas tienen dentro del

género del Western, de sus diferencias con los westerns más canónicos y de la visión que sobre el género y el cine

tenía el cineasta italiano, puesto que no es de mi interés en este punto entrar a reflexionar acerca de la posible

relación entre la metáfora cinematográfica y el cine de Leone, ni es el objetivo de este trabajo hacer un análisis sobre

el cine de este director. Las películas que tomaré como corpus me son de utilidad por tener una interesante cantidad

de secuencias que ejemplifican muy bien la concepción estricta de metáfora cinematográfica que llegaré a delimitar,

dada la peculiar forma de puesta en escena y montaje de Leone.

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cinematográfica, la cual, como sabemos, responde, primeramente, a los criterios de producción y

mercado. Según creo, es la capacidad de algunos talentosos realizadores de crear arte dentro del

asfixiante corsé de estos criterios la que hace verdaderamente notable al cine. Escojo a Leone

porque es un realizador con una especial concepción estética del cine y porque hace uso de

ciertos mecanismos de montaje que considero son la ejemplificación perfecta de la delimitación

que haré sobre el tropo de la metáfora en el séptimo arte.

Todo lo anterior desembocará, espero que con éxito, en el último capítulo de este trabajo,

dedicado a las conclusiones y que he titulado “Las cicatrices del león. Conclusiones”. Allí, entre

otras cosas, intentaré reflexionar acerca de qué repercusión tiene la aproximación que hago sobre

el asunto tratado en el cine y en su relación con la literatura.

Por supuesto, esto debo dejarlo claro desde aquí, mi objetivo no es dar con una verdad

absoluta y definitiva sobre el asunto de la metáfora en el cine, por lo que la concepción que

plantee en este trabajo no ha de tomarse, de ninguna manera, como una prescriptiva de la

composición de metáforas cinematográficas. Mi intención es sencillamente realizar el ejercicio

de dar con una posible forma de entender este tropo en el cine de la manera más estricta posible

y así unirme a la corriente de los estudios sobre este asunto de una forma crítica que logre, si es

posible, aportar nuevas luces o complementar aquello ya dicho al respecto.

1

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El enigma de transferir el poder de un león con perlas mortíferas

La metáfora como procedimiento retórico

1.1.A manera de introducción:

Este capítulo tiene como objetivo sentar las bases teóricas que a lo largo de este trabajo

tendré en cuenta acerca de la metáfora. Así pues, habré de vincularme teóricamente con ciertas

posturas acerca de este procedimiento retórico. La bibliografía sobre el tema de la metáfora es de

una vastedad notable3, lo que hace imposible abarcar para este capítulo todo ese material; no es

el objetivo de este trabajo hacer un estudio especializado sobre la metáfora de manera general, ni

tiene la extensión del mismo las posibilidades para hacer semejante cosa. Es por esta razón por la

cual me limitaré a continuación a mencionar ciertas cuestiones sobre la metáfora a través de las

reflexiones de un variado grupo de autores; variado por la procedencia de sus miembros, por sus

filiaciones intelectuales, por la ubicación que tienen, o tuvieron, en el tiempo y por sus

concepciones acerca de este tema en particular4. Así pues, es preciso señalar que mi postura

acerca de la metáfora en todo este trabajo se ha construido de una manera ecléctica. No es mi

intención tomar partido definitivo a lo largo de estas páginas por una explicación teórica única de

la metáfora; mucho menos es mi propósito proponer una teoría definitiva acerca de este

procedimiento retórico, eso sería improcedente además de absurdamente ambicioso en este caso

en particular. El ejercicio que he realizado al hacer un recorrido por algunos de los autores que

3 Desde los apuntes que al respecto de la metáfora hace Aristóteles en el siglo IV a.C., hasta el día que corre

mientras escribo estas páginas, pasando por la teoría desarrollada por Quintiliano en el siglo I d. C., quien usara lo

que acerca del asunto ya había escrito Cicerón, o autores contemporáneos como los miembros del Grupo µ,

prácticamente no se ha parado de producir literatura acerca de este asunto. 4 Advierto desde aquí que tanto para el estudio de la metáfora como procedimiento retórico en la escritura y la

oralidad, como para el de este tropo en el cine no seguiré una línea cronológica; no es mi objetivo mostrar el proceso

de desarrollo lineal de este asunto, sino identificar cuestiones centrales del mismo para así ponerlos al servicio del

estudio cinematográfico.

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han reflexionado al respecto de la metáfora tiene como objetivo central el nutrir una forma

específica de entender este procedimiento de cara al cine. Es por esta razón que me tomo la

libertad de hacer un ejercicio, a la mejor manera de la antropofagia de Haroldo de Campos, en el

que alimento mi visión de la metáfora de distintos rasgos distinguidos por distintos autores y que

he considerado como los más centrales. Considero que este procedimiento es lícito como punto

de partida para el estudio del tropo en cuestión en el cine, ya que, como plantearé más de una vez

a lo largo de este trabajo, el lenguaje oral y escrito difiere del lenguaje cinematográfico, el cual

posee características que lo hacen único e independiente, razón por la cual hacer un calco

perfecto de una teoría de la metáfora para analizar su presencia en el séptimo arte sería incurrir

en el error de pensar al cine como conectado umbilicalmente a la literatura. Me sirvo aquí de las

palabras de Sergio Becerra: “el problema no se reduce entonces, como pareciera, a la técnica de

la adaptación. Va [. . .] a la expresión, al lenguaje, o mejor, al metalenguaje” (Becerra 3).

El concepto de metáfora, que tan fácilmente definen tantos autores de retóricas y manuales

de retórica, entre ellos el propio Aristóteles, es de todo menos sencillo de definir. Este

procedimiento es evidentemente vertebral del lenguaje oral y escrito, y está emparentado con

muchos otros procedimientos retóricos. Es normal encontrar en retóricas y estudios sobre esta

materia a la metáfora, o como procedimiento subsidiario de una categoría mayor, o, al contrario,

como una inmensa categoría en sí que engloba diferentes cantidades de otros recursos. Es patente

en la bibliografía sobre la metáfora el afán de muchos autores por definir y delimitar este

recurso, y el solo conteo de los textos que se han embarcado en esta empresa, y la pertinacia en

el intento, son suficiente prueba para demostrar la dificultad de la misma. Es por esto que me

refiero en el título de este capítulo a un “enigma”. Por esto y por la inspiración que las palabras

de Aristóteles me proveyeron: “porque la metáfora implica el enigma” (Retórica 1405b5).

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1.2.Acerca de las concepciones de la metáfora:

Se presenta como absolutamente necesario acercarse al concepto de “metáfora” desde la

retórica para poder, más adelante, aventurarnos a hacer el salto a la presencia de este recurso en

el cine. He considerado lo más oportuno abordar la metáfora primero de una manera, digamos,

diacrónica, con el objetivo de rastrear la forma en la que se ha entendido y, posteriormente, de

manera sincrónica, al asumir una forma específica de entender este tropo, ya que la bibliografía

sobre el asunto, como he dicho, es extensísima y las formas de entenderlo, delimitarlo y definirlo

son diversas. Resulta necesario hacer una aproximación de tipo diacrónica al concepto

“metáfora”, entre otras razones, por lo que claramente expone Terence Hawkes:

[. . .]las metáforas solo existen cuando ocurren realmente en el lenguaje, en la sociedad y en

el tiempo. Ninguno de estos elementos es un factor constante. En otras palabras, la noción de

metáfora en sí misma se forma en cualquier tiempo dado por presiones lingüísticas y

sociales, así como por su propia historia: la metáfora no tiene una forma prístina5 (Hawkes

5).

1.2.1. De la transferencia, la coposesión, la “sorpresa” y la co-presencia:

Para entrar en dicha aproximación diacrónica de la metáfora, qué mejor manera que empezar

por Aristóteles, quien en su Poética la define como “[. . .] traslado del nombre de una cosa a

otra” (Poética 1457b11). Esta forma en la que Aristóteles define la metáfora resulta

especialmente interesante, puesto que con extrema sencillez sienta la base de la manera en que se

5 La traducción es mía.

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ha entendido el recurso; la cuestión de que se dé un proceso de traslado o transferencia6. Ahora

bien, el hecho de decir que lo que se tranfiere es “el nombre de una cosa a otra” resulta más

problemático, pues, como veremos más adelante, lo que en este tropo se tranfiere no es

simplemente un nombre, sino cierto contenido semántico. Juan David García Bacca explica en su

introducción a la Poética que para Aristóteles “Entre el nombre [. . .] y la cosa nombrada hay

siempre una distancia. No está el nombre apegado y ajustado exactamente a la cosa como la

definición lo está con lo definido, y precisamente por esta falta de ajuste perfecto entre nombre,

dicho como tal, y cosa nombrada es posible un movimiento de transferencia” (García Bacca

XCIX)7. Habría pues, según esta idea, una posibilidad innata a la lengua de formar metáforas

dado su carácter “no ajustado”. Esto puede entenderse planteando la idea de que una palabra (el

“nombre”) engloba a aquello que designa con todos los elementos semánticos que lo configuran,

no obstante, al tener el significante una relación arbitraria con el significado, no puede ajustarse a

aquello que designa de una manera absoluta. Esto permitiría, a partir de la contextualización,

hacer que un nombre X designe algo que normalmente no designa, a partir de la similitud de solo

una o alguna de las características (elementos semánticos) propios de aquello a lo que

originalmente se refiere.

Una pareja de teóricos bastante más recientes y en otra latitud, refiriéndose a los tropos de

manera general, asegurarán que: “Los tratadistas de retórica parten del supuesto de que en la

lengua ordinaria a cada concepto le corresponde una palabra apropiada. En los registros oratorio

y poético, el tropo es una licencia que anula esta regla: consiste en el uso de una palabra

6 Prefiero esta segunda traducción (“transferencia”) y es la que usaré en adelante. Esta es la que hace Juan David

García Bacca (Poética 1457b11). La otra pertenece a la traducción de Aníbal González Pérez. 7No entraré, eso sí, a discutir acerca de los planteamientos normativos que Aristóteles plantea para el uso de la

metáfora, especialmente en su Retórica.

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inapropiada para designar un concepto” (Azaustre y Casas 83)8. Acto seguido, especificando con

respecto a la metáfora, la definirán como una “[. . .] sustitución de un vocablo apropiado por otro

inapropiado en virtud de una relación de similitud entre sus correspondientes conceptos”

(Azaustre y Casas 83).

Terence Hawkes explica la cuestión de la transferencia de una manera muy clara

sirviéndose de la etimología de la palabra “metáfora”: “Thewordmetaphor comes

fromtheGreekwordmetaphoraderivedfrommetameaning „over‟, andpherein, „tocarry‟. It refers to

a particular set of linguistic processes whereby aspects of one object are „carried over‟ or

transferred to another object, so that the second object is spoken of as if it were the first”

(Hawkes 1).

Veamos lo anteriormente expuesto por Aristóteles, Hawkes y por el tándem Azaustre-Casas

desarrollado en un ejemplo: si, como en algún momento hace Aristóteles para hablar de la

imagen como recurso filial de la metáfora (Retórica 1406b20), nos referimos a un sujeto,

digamos Aquiles, que sabemos fuerte, ágil, valiente, feroz y heroico, diciendo que es un león, no

estaremos afirmando literalmente que es un gran mamífero carnívoro de la familia de los Félidos,

que lo caracteriza el tener un pelaje entre amarillo y rojo, que tiene la cabeza grande, los dientes

y las uñas muy fuertes y la cola larga y terminada en un fleco de cerdas, y que se distingue como

macho de su especie por una larga melena (RAE), sino que estaremos seleccionando una o varias

de las características9 que asumimos tiene este animal, porque Aquiles la(s) comparte, tal que

quizá queremos decir (aquí el contexto resolverá la duda) que Aquiles es fuerte, o ágil10

, o quizá,

8 Dan para ejemplificar esto el antiquísimo caso de “perlas” por “dientes”.

9 Parece ser, pues, que las demás quedan ensombrecidas; hablar de que desaparecen puede ser problemático, puesto

que en cierta medida siguen pudiendo tener una inferencia sobre la metáfora, especialmente en el momento de la

interpretación de la misma por parte del receptor. 10

Henry Lausberg explica esto de una manera peculiar: “La metáfora es una reliquia primitiva de la posibilidad

mágica de identificación que ha quedado despojada de su carácter religioso y mágico y se ha convertido en un juego

poético” (Lausberg 62).

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pero esto será menos probable, simplemente que es un hombre muy peludo o un apuesto

pelirrojo. Véase lo anteriormente expuesto, a través de la siguiente imagen:

Albert Henry señala al respecto de este asunto que:

En la metáfora el intelecto solapa los campos semánticos de dos términos que pertenecen a

campos asociativos distintos (e incluso en muchas ocasiones bastante alejados el uno del

otro), finge ignorar que hay un solo rasgo común (rara vez hay más), y efectúa la sustitución

de los términos11

(citado en Marchese y Forradellas 257).

En su Diccionario de retórica y poética, Helena Beristaín apunta que “La metáfora [. . .] se

ha visto como fundada en una relación de semejanza entre los significados de las palabras que en

11

Cabe poner en discusión esto con la idea de que cuando se construye una metáfora se da cierto tipo de ampliación

en el ámbito de la significación, ya que, como apunta Juan Manuel Marroquín,

El uso de los tropos se debe a la facultad del alma llamada asociación de las ideas, mediante la cual, al

acordarnos de una cosa, nos acordamos también: 1º, de sus cualidades y circunstancias, del lugar que

ocupaba, de otras cosas que la rodeaban, etc.; 2º, de lo que sucedió antes y después de verla; y 3º, de otras

semejantes que hemos visto (Marroquín 68).

En la construcción de un tropo se daría toda una reconstrucción contextual necesaria para generar las asociaciones.

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Vélez 17

ella participan [y que] implica la coposesión de semas (unidades mínimas de significación) que

se da en el plano conceptual o semántico” (Beristaín 308). Tomando directamente las palabras

del Grupo µ: “La metáfora [. . .] se basa en una identidad real manifestada en la intersección de

dos términos [. . .]” (Gruppo µ 163)12

. Beristaín explica esto, siguiendo los planteamientos del

Grupo µ, a partir de una gráfica prácticamente igual a la que hago en la Imagen 213

.

Vuelvo a Beristaín para recopilar distintas maneras de entender la metáfora, tropo que en

la tradición posterior a Aristóteles, según registra la autora, ha sido especialmente visto desde la

12

La traducción es mía. Me he servido de la traducción italiana de la Retórica general, razón por la cual las

referencias de citación a dicha obra estarán en adelante con la forma de escritura italiana. 13

Cabe anotar que el Grupo µ dedica la sección sobre la metáfora, de la Retórica general (Gruppo µ 161-171),

especialmente a exponer su teoría sobre la sinécdoque. No sumo a este ejercicio la idea de estos autores al respecto,

debido a que considero me desviaría de mi objetivo, sin embargo no sobra mencionar que consideran que la

metáfora es el producto de dos sinécdoques, concepción que surge de la idea de la selección y supresión de semas

que se produce en la intersección y que es necesaria para la formación de la metáfora. No me resisto a incluir aquí

uno de los ejemplos que dan para explicar su teoría: “Undachhund será llamado salchicha con patas (metáfora

correcta con una sinécdoque); mientras que el miembro viril será llamado salchicha con bigote (metáfora correcta de

una segunda metáfora” (Gruppo µ 167).

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relación de analogía entre los términos (Beristaín 311). Para Roman Jakobson el proceso

metafórico está basadoen la manera en que se organizan de manera interna los sememas;

considera que es en la relación entre estos que se establece la similaridad entre los elementos

relacionados en una metáfora (Jakobson y Halle 133-143). Este proceso de coposesión de semas,

además, generaría a su vez, como apunta Michel Le Guern, una supresión o “puesta entre

paréntesis” de cierta parte de los semas que incluidos en el lexema usado para formar la metáfora

(Le Guern 18).

Como veíamos en el ejemplo aristotélico de Aquiles y el león, cuando al primero se lo

identifica con el segundo en la construcción de una metáfora, se están seleccionando ciertos

semas específicos que, contextualmente, son aptos para describir o caracterizar al héroe; si

hacemos uso de una metáfora de este tipo dentro del relato de cómo el Pélida le quita la vida a un

troyano, seguramente los semas relacionados con las características del pelaje del león habrán

sido dejados de lado, suprimidos o puestos entre paréntesis, como dice Le Guern. Este mismo

autor, sirviéndose de un ejemplo ya no de Homero sino de Víctor Hugo, también trae a colación

el tema en un proceso metafórico que vincula a un hombre con un león. En una metáfora como

“Sois mi león soberbio y generoso”, Víctor Hugo usa la propia palabra “león” de tal manera que

significa otra cosa que un león; no ha de recurrirse a la representación general del dicho animal

para entender el verso, no es necesario conocer todos los semas que engloba esta palabra, basta

con identificar aquellos que son compatibles con la descripción que se está haciendo del

personaje. Hay pues una correspondencia parcial; se hace uso de unos elementos del león

relacionados con unos elementos del personaje referido (Le Guern 46). La noción que se está

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teniendo en cuenta aquí es la de “atributo dominante”; aquel “rasgo de similaridad que sirve de

fundamento al establecimiento de la relación metafórica” (Le Guern 47).

BiceMortaraGaravelli apunta que “El „lugar‟ que se aplica para lograr este tropo es el

locus a simili o semejanza” (MortaraGaravelli181). Si bien esta cita continúa planteando el

asunto de la antigua concepción de la metáfora como una “similitudobrevior” (la “condensación

de una comparación”), forma de definir este tropo ya más que reevaluada, traigo a colación las

palabras de este autor porque en ellas propone, de manera algo incipiente, lo que he venido

enunciando acerca del procedimiento de la metáfora como una selección de semas compartidos;

para construir una metáfora es indispensable un paso en el que quien la crea determina una

relación de similitud entre dos elementos a partir de aquellos semas que engloba.

Por otra parte, Harold Weinrich acuña el término “contradeterminación” para explicar que:

Si el significado de una palabra consiste esencialmente en una expectativa de determinación

(por ejemplo, capitel), la metáfora, al transferir el sentido del referente a otro distinto

(Mariposa: capitel del aire), evita la expectativa y crea una sorpresa; el sentido aparece

provocado por el contexto (Marchese y Forradellas 260).

Weinrich dirá que con esa idea de la contradeterminación “se puede definir la metáfora como

una palabra en un contexto „contradeterminante‟” (citado en Marchese y Forradellas 260). Este

asunto de la sorpresa o el extrañamiento que produce la metáfora es interesante puesto que

confirma que lo que determina a este procedimiento está relacionado, entre otras cosas, con un

proceso semántico que el receptor percibe como dislocado de lo esperable (por no decir de lo

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Vélez 20

normal). Téngase en cuenta que según la gramática generativa, la metáfora se da por la violación

de ciertas reglas de selección y de la restricción en la selección que organizan la combinación

existente entre los lexemas (Marchese y Forradellas 260). Para explicar este asunto del

“extrañamiento”, el Grupo µ usa dos ejemplos del poeta ArdengoSoffici, quien se refiere a los

tranvías como “golondrinas amarillas” y a los automóviles como “tormentas primitivas de viento

y polvo”, y dicen al respecto que estas modificaciones del contenido semántico, que son lo

propio de la metáfora según ellos, son percibidas inmediatamente por el lector como distorsiones

del material léxico; estos “pequeños escándalos semánticos” llaman la atención del espectador

sobre el mensaje (Gruppo µ 161).

Es relevante tener en cuenta que en la relación que se establece entre los elementos

relacionados en una metáfora existe siempre cierto vínculo de semejanza, lo que permite que al

usar este recurso retórico se puedan establecer relaciones novedosas entre elementos.

Vinculandoesto con el asunto de la transferencia, Hawkes señalaque: “Figurative language

deliberately interferes with the system of literal usage by its assumption that terms literally

connected with one object can be transferred to another object. The interference takes the form

of transference, or „carrying over‟, with the aim of achieving a new, wider, „special‟ or more

precise meaning” (Hawkes 2).

BiceMortaraGaravelli cita a Pier Marco Bertinetto, quien dice que: “[la metáfora] se basa

en un mecanismo de naturaleza eminentemente dinámica, que produce una forma de fusión, o,

mejor, de co-presencia, entre las entidades comparadas” (Citado en MortaraGaravelli 182). Este

asunto de la “co-presencia” que enuncia Bertinetto es de especial interés para el estudio de la

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Vélez 21

metáfora en el cine14

ya que, como veremos, muchos de quienes han entrado a reflexionar acerca

de la existencia y comportamiento de este tropo en el séptimo arte han tendido a vincular muy

fácilmente la metáfora con otros recursos cercanos como el símil, cosa que, sostendré, es

problemática. También Le Guern, sin acuñar un término para referirse al asunto al que se refiere

Bertinetto con su término, apunta hacia este mismo asunto cuando analiza un ejemplo de

comparación extraído del sexto capítulo de Adolphe de Benjamín Constant: “[. . .] estas

emociones y este lenguaje se parecían a esas hojas pálidas y descoloridas que, como un resto de

vegetación fúnebre, crecen lánguidamente en las ramas de un árbol arrancado” (Citado en Le

Guern 64). De esta comparación dice que “no llega a la superposición de imágenes15

o a la

identificación, como en los mecanismos de la metáfora y del símbolo” (Le Guern 64). Considero

que esa idea de la “superposición de imágenes” es de alguna manera equivalente a la “co-

presencia” de la que habla Bertinetto.

1.2.2. De las fronteras difusas:

Como se habrá visto, Aristóteles es algo lacónico en su definición inicial de metáfora, lo

cual haría pensar que se trata de un recurso retórico fácil de definir y delimitar, pero si se echa un

vistazo a la Retórica, el lector se encontrará con una problemática que ha acompañado de manera

permanente al estudio de este tropo; se trata de la dificultad de trazar las fronteras entre la

metáfora y otros recursos retóricos como la imagen, el símil, el símbolo, la sinécdoque o la

metonimia, entre otros. No es gratuito que al explicar las concepciones de metáfora de Le Guern

y Bertinetto anteriormente, el símbolo y la comparación hayan aparecido en el camino. Como

14

Noel Carroll parece ser, como veremos en el siguiente capítulo, el primero en contemplar esta cuestión en el cine,

sin embargo no podría asegurar que haya adoptado el concepto de Bertinetto, puesto que no menciona al autor

italiano en ningún momento. 15

La cursiva es mía.

Page 22: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 22

mencionaba más arriba, el propio Aristóteles al hablar de la imagen la relaciona con la metáfora,

de hecho dirá lo siguiente: “La imagen es también metáfora, ya que la diferencia es pequeña;

porque si se dice que Aquiles [. . .] „saltó como un león‟, es una imagen, mas cuando se dice que

saltó el león, es una metáfora, pues, por ser ambos valientes, llamó león en sentido traslaticio a

Aquiles” (Retórica 1406b20), y más adelante: “Todas éstas se pueden decir lo mismo como

imágenes que como metáforas, de manera que las que son celebradas dichas como metáforas, es

evidente que las mismas serán también imágenes, y que las imágenes son metáforas carentes de

una palabra” (Retórica 1407a15). De igual manera, relaciona Aristóteles a la metáfora con la

hipérbole y dice: “además las hipérboles bien celebradas son metáforas, por ejemplo, de alguien

que está acardenalado: „Creeríais que él era un cestillo de moras‟ (Retórica 1413b20).

Sin duda el concepto “metáfora” es conflictivo, especialmente porque en una gran

cantidad de recursos retóricos con sus propias definiciones y delimitaciones, como los antes

señalados como fronterizos de la metáfora, se dan procesos que bien podríamos llamar

metafóricos, sin embargo, el hecho de que tengan dichos procesos no hace que sean en sí mismo

metáforas. Podemos ver este asunto también en Hawkes, quien apunta que las transferencias son

llamadas “figuras de habla” o “tropos” y que la metáfora es generalmente considerada como la

manifestación del patrón básico de transferencia, de tal manera que se puede asumir que es la

principal figura de habla. Así pues, las demás figuras tienden a ser, según él, versiones de la

metáfora prototípica (Hawkes 2). Se puede ver aquí que, si bien existe la vinculación o

subordinación de distintos tropos a la metáfora, se asume a su vez que existe la metáfora como

tropo específico y, de hecho, que existe un tipo de metáfora prototípica. Adelanto desde este

punto que una vez aborde la cuestión de la metáfora en el entorno particular del cine, estableceré

la importancia y necesidad de entender el procedimiento en un sentido estricto como un tropo

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Vélez 23

particular que, si bien es difícil de delimitar, tiene unas características que lo diferencian de otros

recursos retóricos. Dichas características son aquellas que he rescatado en el apartado anterior: la

transferencia, la coposesión de semas, la “sorpresa” y la co-presencia. Ahora bien, sería

irresponsable obviar el hecho de que esta dificultad se presenta, como se ha visto, desde los

orígenes de su teorización.

Es de utilidad al menos mencionar la manera en la que Cicerón entiende el tropo

“metáfora”. Este retórico da evidencias de la problemática de delimitación del concepto que

señalaba más arriba. En su libro Sobre el orador propone que la metáfora es una forma corta de

símil, contraída en una palabra. Dicha palabra es puesta en una posición a la que no pertenece

como si fuera su posición, y si así se reconoce genera deleita (Cicerón III, 39, 157).

Desde el punto de vista de Longino, en cambio, la metáfora tiene que entenderse de

manera estricta, es por eso que, en últimas, lo considera un tropo escaso (como veremos sucede,

según lo que plantearé a lo largo de estas páginas, en el cine). Ahora bien, la escasez de este

tropo en la concepción del autor de Sobre lo sublime se da por razones de lo que él considera

“apropiado”. Así pues, sugiere que la metáfora solo debería ser usada en ocasiones apropiadas y

no más de dos o tres veces referidas a un mismo sujeto (Longino32,1). Visto esto así, se entiende

que un autor como este no entienda otros recursos retóricos como especies de metáfora, ya que

de ser así no habría lugar para la extrema mesura que propone al usar el tropo.

Ahora bien, este autor me es de especial interés para el asunto puesto que me sirve para

introducir un tema de importancia; se trata de la distinción entre la metáfora y otros recursos

retóricos que le son muy cercanos. Recordemos que desde Quintiliano (Instituciones oratorias

VIII, VI, 18)se empieza a hablar del concepto, hace un momento mencionado, de la

“similitudobrevior”, que concibe la metáfora como una especia de símil comprimido. En

Page 24: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 24

palabras de Le Guern “una comparación abreviada o elíptica”16

(Le Guern 60). Heinrich

Lausberg abre la entrada de “metáphora” de su muy conocido Manual de retórica literaria

diciendo que “se considera como la forma breve (brevitas) de la comparación” (Lausberg 61)17

.

Por supuesto, aceptar esta forma de definir la metáfora es muy problemático porque, como

apunta el propio Le Guern, esto obligaría a aceptar que no existe diferencia esencial entre los dos

recursos retóricos (Le Guern 60). En su explicación acerca de la relación entre la metáfora y el

símil, MortaraGaravelli cita a Bertinetto, quien asegura que:

la diferencia entre la comparación y la metáfora [. . .] no se rige por presupuestos

formales, sino pragmático-cognitivos en sentido estricto. La primera figura se funda en la

percepción estática de las afinidades (y las diferencias) que unen dos entidades, mientras

que la segunda se basa en un mecanismo de naturaleza eminentemente dinámica, que

produce una forma de fusión, o, mejor, de co-presencia, entre las entidades comparadas

(Citado en MortaraGaravelli 182).

Es pertinente mencionar que existe cierta categorización propia también de la retórica

clásica que se podría entender como una forma de resolver esta frontera difusa entre los dos

recursos retóricos de los que hablamos. Me refiero a la distinción entre metáfora in praesentia y

metáfora in absentia. La primera de ellas sería aquella en la que “los dos términos son

expresados y ligados por una relación atributiva o apositiva [mientras que en la segunda] sólo

16

No tengo en cuenta la distinción entre comparación y símil que bien habría de hacerse a la luz de cómo se

plantean en la retórica clásica, ya que en términos generales, las dos voces se usan casi totalmente de manera

equivalente hoy día. No obstante, es pertinente señalar que lo que se entendía por comparatio agruparía, siendo

estrictos, “todos los medios que sirven para expresar las nociones de comparativo de superioridad, de inferioridad y

de igualdad”. Por su parte, la voz similitudo se referiría a los medios de expresión de juicios cualitativos.(Le Guern

60). 17

Como es propio de la tradición, Lausberg también ejemplifica a fuerza de rugidos con una metáfora tomada de

Quintiliano: “es un león en la lucha” (Lausberg 62).

Page 25: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 25

aparece el término metafórico18

” (Le Guern 65). Para ser más explícitos en cuanto a esta

distinción, es prudente acudir al Manual de retórica española de Antonio Azaustre y Juan Casas,

quienes explican el asunto de la siguiente manera: metáfora in praesentia19

sería aquella en la que

está explícito el término metaforizado, es decir, el elemento inicial sobre el que está actuando el

tropo20

. Por su parte, la metáfora in absentia se daría cuando se omite dicho elemento inicial21

.

Según estos autores, solo el segundo tipo implica una sustitución de conceptos en un sentido

estricto, debido a que en el primer caso solo se da una identificación de realidades (Azaustre y

Casas 84).

Pero a decir verdad no se resuelve con esto la problemática territorial entre la

comparación y la metáfora, porque aunque pudiera pensarse que la metáfora in praesentia es

equivalente a la comparación, esto no sucede en el segundo de los recursos retóricos, habiendo

solo una similitud en las estructuras gramaticales (Le Guern 65)22

. Debo anotar en este punto que

mi objetivo aquí no es resolver este asunto sobre la diferencia entre la metáfora y la

comparación, sino simplemente traerlo a colación por la importancia que considero tiene el

asunto de la adecuada delimitación de los tropos en su estudio en el cine.

18

Cabe señalar que, según Beristaín, la metáfora in absentia constituye la verdadera metáfora según la tradición

(Beristaín 314), pero no señala una fuente específica para esta afirmación. De igual manera procede el Grupo µ:

“Rigurosamente hablando, según la retórica antigua, la verdadera metáfora es in absentia” (Gruppo µ 169. La

traducción es mía). Confieso no haber logrado rastrear una fuente precisa para esta aseveración, hasta el momento. 19

“[. . .]

señora, por ende besso

vuestras manos de cristal,

clara luna en mayo llena

(Alfonso Álvarez de Villasandino,

Cancionero de Baena)” (Citado en Azustre y Casas 84). 20

El Grupo µ hace una excelente definición de este tipo de metáfora diciendo que “La presentación de la metáfora in

praesentia implica siempre una forma gramatical que introduce la relación de comparación, de equivalencia, de

similitud, de identidad o de las relaciones derivadas” (Gruppo µ 170. La traducción es mía). 21

“Dejad las hebras de oro ensortijado

que el ánima me tienen enlazada [. . .]

(Francisco de Terrazas)” (Citado en Azaustre y Casas 84). 22

Le Guern, por ejemplo, propone que la comparación se diferencia de la metáfora, entre otras cosas, porque el

receptor percibe en la segunda una incompatibilidad semántica, mientras que en la comparación esto no sucede

nunca (Le Guern 65).

Page 26: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 26

Ahora bien, creo conveniente, para continuar sentando las bases de la discusión central de

este texto, recuperar otros planteamientos de Le Guern al respecto de estos dos recursos. Este

teórico muestra cuán fácil parece ser establecer un proceso de elipsis que lleva de la comparación

a la metáfora. Propone entonces el siguiente ejemplo: “Santiago es tan bestia como un burro”. A

este ejemplo le podemos aplicar una elipsis del adjetivo y obtendremos una nueva fórmula que

conserva la misma relación lógica: “Santiago es como un burro”. Posteriormente llama la

atención sobre la tentación que surge de pasar de aquí a una metáfora in praesentia haciendo una

nueva elipsis: “Santiago es un burro”. Una vez hecho esto, bastaría con una elipsis más (la del

término que se está comparando) para obtener una metáfora in absentia: “¡Qué burro!”. Si se

toma este proceso de elipsis sucesiva como modélico, se daría una identidad en la estructura

profunda de la metáfora y la comparación, y la metáfora in praesentia no sería más que un paso

intermedio, no obstante, según Le Guern, esto no corresponde con la realidad puesto que se

estaría definiendo la diferencia entre los dos recursos a partir de su funcionamiento puramente

formal –a partir de la ausencia o presencia de los nexos comparativos– cuando hay características

que competen al ámbito de la lógica y la semántica que determinan también el funcionamiento

peculiar de estos dos procedimientos. Habría que tener en cuenta, por ejemplo, que si se sigue

solo un criterio formal, el símbolo y la metáfora serían iguales, sin embargo poseen diferencias

semánticas importantes (Le Guern 71-74)23

.

23

Si bien en mis reflexiones sobre la metáfora en el cine desoiré en gran medida estas acertadas apreciaciones de Le

Guern, limitándome a un análisis casi exclusivamente formal, considero que es importante tenerlas en cuenta para

futuros y más extensos acercamientos a las figuras retóricas en el séptimo arte. Además, comparto con este autor la

intención de diferenciar la metáfora de otros recursos retóricos y su estudio sienta unas buenas bases para sospechar

que, como en el lenguaje oral y escrito, en el cine la metáfora también debe responder a unas peculiaridades más allá

de las formales que la distinguen como tropo específico. Véanse las palabras de Le Guern:

Puesto que la explicación no puede venir ni del recurso a un modelo lógico ni de la simple observación de

las diferencias formales, es necesario recurrir a una tercera vía, que sólo puede ser un análisis de los

mecanismos semánticos, a condición, no obstante, de no reducir la semántica a un simple sistema lógico y

de no querer extender el estudio de la significación a una descripción global del universo (Le Guern 74).

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Vélez 27

Le Guern dedica un capítulo a otro procedimiento retórico fronterizo con la metáfora que

puede ser de especial interés para el estudio de este asunto que nos ocupa, en el ámbito del cine.

Dentro de la retórica existe una figura denominada “Silepsis” que el DRAE define como “Tropo

que consiste en usar a la vez una misma palabra en sentido recto y figurado; p. ej., Poner a

alguien más suave que un guante” (RAE). César ChesneauDuMarsais, por su parte, señala que se

trata de una especie de comparación o de metáfora por medio de la cual una palabra se puede

tomar en un sentido propio y otro figurado dentro de una misma frase (Le Guern 123). Más

adelante en su capítulo, Le Guern menciona que el procedimiento es posible a nivel musical y

gráfico y da el siguiente ejemplo extraído de un cartel de una campaña de seguridad vial: “los

faros de un coche son al mismo tiempo los ojos de una cara: un mismo significante, el par de

manchas de colores, toma simultáneamente dos significaciones, una en relación con el dibujo del

coche y la otra en relación con el dibujo de la carretera” (Le Guern 127). Veremos en el siguiente

capítulo de este trabajo una posibilidad en relación a los ejemplos de posibles metáforas dados

por algunos autorescon este procedimiento que tiene bastante que ver con la metáfora en el cine

de la manera en que propondré que funciona. Traigo esto a colación debido a que es otro

procedimiento retórico muy cercano a la metáfora pero que posee características particulares en

el ámbito verbal (la cuestión del doble sentido de un mismo significante). Si bien la silepsis está

fuertemente emparentada con la metáfora, no por eso podemos decir, en un ejercicio simplista,

que se trate de una metáfora; de hecho, en los estudios de retórica, los procedimientos se

identifican como cercanos o relacionados pero es posible mantener su nomenclatura

independiente y dar características particulares y distintivas. Si esto es así para el ámbito del

lenguaje oral y escrito, me parece necesario que así sea también para el cine si vamos a hacer uso

de la nomenclatura de un arte para el estudio de otro.

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Vélez 28

1.2.3. De las formas:

Con el fin de continuar sentando en este capítulo las bases para las reflexiones de los

posteriores sobre la metáfora en el cine, es necesario mencionar rápidamente que la metáfora

puede presentarse vinculada a diferentes categorías gramaticales; así pues, podemos encontrar en

la lengua oral y escrita metáforas bajo la categoría gramatical sustantivo, como en el ejemplo de

Quintiliano que usa Lausberg “es un león en la lucha” (Lausberg 62); o como vemos en el verso

de Federico García Lorca “Tu vientre es una lucha de raíces” (citado en Marchese y Forradellas

258). Asimismo, podemos hallar metáforas bajo la categoría de verbo “Cato

allatrareScipionismagnitudinemsolituserat” (Citado en Lausberg 69), en donde Catón ladra a

Scipión; o en este verso de Manuel Mujica Laínez “La voz del muchacho naufragaba en la

gangosa respuesta de los negros” (citado en Marchese y Forradellas 258). De igual manera se

encuentran casos de adjetivos metafóricos como “barba florida, mirada angelical, ataque

fulminante” (Marchese y Forradellas 258).

1.3.A manera de síntesis:

Cabe recordar que tres son los aspectos generales a tener en cuenta sobre la metáfora

como procedimiento retórico para usarlos como base teórica de la discusión central de este

trabajo:

1. En primer lugar debemos mantener en la mira las cuatro características que tomo como

centrales de la metáfora como tropo específico, a saber: la transferencia como mecanismo de

base; la coposesión de semas necesaria para construir una metáfora a partir de un proceso de

vinculación comparativa entre dos elementos; la “sorpresa” entendida como el hecho de que la

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Vélez 29

metáfora implica un extrañamiento, una “traición” de lo esperable para el espectador (una vez ha

notado el procedimiento, claro está, puesto que es común que por la manera en que se construyen

y se insertan en una producción artística o meramente comunicativa, por su grado de fosilización,

o simplemente por descuido o falta de atención del receptor, una metáfora puede no ser siquiera

notada, tal que obviamente no producirá sorpresa o extrañamiento de ningún tipo), y la co-

presencia de elementos relacionados, entendiéndose esto como el hecho de que al construir una

metáfora, de alguna manera, ya sea explícita o tácita, los dos elementos vinculados se mantienen

presentes para el receptor, de tal manera que este puede entender el procedimiento a partir de la

reconstrucción de los semas propios de sus partes y de aquel o aquellos que son compartidos para

construir el tropo.

2. Es necesario no olvidar el hecho de que la metáfora, como tropo, tiene unas fronteras

bastante difusas con otros procedimientos retóricos, y que precisamente esto dificulta su

definición y delimitación, no obstante se pueden rastrear ciertas características, como las

anteriormente mencionadas, que lo distinguen de otros tropos y figuras que poseen las propias.

3. Por último, se debe recordar, aunque sea una cuestión secundaria para las reflexiones

de este trabajo, que la metáfora puede presentarse en el lenguaje oral y escrito de diferentes

maneras (metáforas nominales, verbales, adjetivales,…), lo cual es de interés para el asunto de la

metáfora en el cine, debido a que, como veremos en el capítulo dedicado a analizar ejemplos de

posibles metáforas estrictas en el cine, algunas pueden identificarse con, por ejemplo, la

categoría nominal y otras, con la categoría verbal.

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Vélez 30

2

Huesos espaciales, videocaseteras humanas y otras dudosamente llamadas “metáforas”

Algunos acercamientos teóricos a la metáfora en el cine

“Metaphor has become „not just the literal or proper

name for a trope based on resemblance but also and

especially a figure for figurality in general‟”

(Jonathan Cullercitado en Whittock 150).

2.1. A manera de introducción:

El presente capítulo tiene como objetivo presentar algunos de los principales

acercamientos teóricos al asunto específico de la metáfora en el cine. Y a partir de un análisis

crítico de los mismos, ir estableciendo una teoría propia acerca de la metáfora en el cine. Teoría

esta que, como apuntara en el capítulo introductorio de este trabajo, no pretende, de ninguna

manera, establecer una verdad absoluta o una prescriptiva de la composición de la metáfora en el

cine sino, simplemente, hacer un ejercicio de posible delimitación de dicho tropo en el arte

cinematográfico.

No puedo empezar sin antes plantear la cuestión del porqué usar o no la nomenclatura y

los conceptos propios de la retórica (originalmente relacionada con la oralidad y la escritura y,

por lo tanto, con el arte literario) para explicar fenómenos de un arte que no es eminentemente

lingüístico sino audiovisual, como lo es el cine24

. En su texto “En torno a la estética del cine”

JanMukařovský señala que:

24

Como bien lo explica Trevor Whittock, Christian Metz considera, por ejemplo, que aplicar las reglas de un

sistema como la retórica clásica a otro como el cine es un ejercicio arbitrario, sin embargo cree que se debe intentar

descubrir los principios profundos que son aplicables tanto al cine como al lenguaje oral y escrito (Whittock 85).

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Vélez 31

El traspaso de los límites entre las artes es un fenómeno muy frecuente en la historia del

arte [. . .] La importancia evolutiva de tales traspasos de las fronteras consiste en que el

arte aprende a sentir de nuevo sus recursos constructivos y a ver su material desde un lado

no acostumbrado; pero al mismo tiempo sigue siendo él mismo, no se confunde con el

arte vecino, sino que alcanza efectos diferentes con el mismo procedimiento, o los

mismos efectos con procedimientos diferentes25

(Mukařovský 323-324).

Es de interés preguntarse por la posibilidad de la existencia de procedimientos tradicionalmente

relacionados con un arte en otro, y sobre cómo funcionan en dicho medio particular, entre otras

cosas, porque puede este tipo de reflexiones dar luces para entender los lazos entre estas artes

(cine y literatura) en una dimensión compositiva más allá de la narrativa.Sin embargo, este

traspaso conceptual y terminológico ha de ser responsable: debe iniciar en la conciencia de las

posibles peculiaridades de los recursos en un arte como el cine, y debe esforzarse por ser

rigurosa en el estudio de las limitaciones y características de dichos recursos para evitar

concepciones laxas, fenómeno común en el estudio de la cuestión que aquí me ocupa y que ha

llevado a concebir la metáfora en el cine, por muchos, como un cajón de sastre en el que todo

procedimiento con posibilidades connotativas tiene cabida, obviándose así todo esfuerzo por

delimitar las fronteras de un tropo específico con otros procedimientos que le son vecinos pero

con los que, creo, no ha de confundírselo. No puede olvidarse el carácter que llamo “multífago”

del cine, medio artístico que, como dice Trevor Whittock, adapta libremente y con facilidad las

convenciones de otras artes, volviéndolas hacia sus propósitos (Whittock 39). Y si el cine se

alimenta en su creación de otras artes ¿por qué no alimentarse de los aparatos teórico-críticos de

estas, de manera responsable, para abordar el séptimo arte?

25

La cursiva es mía.

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Vélez 32

El estudio específico sobre el asunto de la metáfora en el cine es sensiblemente escaso,

sin embargo algunos autores han tocado el tema de manera más amplia, estudiando la presencia

de este tropo en diferentes ámbitos de la producción visual y audiovisual. Es entre algunos de los

teóricos de este asunto común el incurrir en generalizaciones en la concepción de este tropo,

haciendo así referencia a “lo metafórico” como un gran conglomerado de recursos connotativos,

lo que ha hecho que se asuman en el cine, como metáforas, símbolos, símiles y otros recursos

retóricos de carácter connotativo y que por sus características específicas, colindan con la

metáfora entendida como tropo particular.

Para hacer un primer acercamiento al tema de la metáfora en el cine, resulta de mucho

interés la aproximación a la empresa que Jacques Aumont y Michel Marie llevan a cabo con su

Diccionario teórico y crítico del cine. La entrada “Metáfora” en este diccionario empieza con

una vinculación directa al tradicional criterio aristotélico de la transferencia. Dice así: “La

metáfora es un tropo [. . .] fundado en la „transferencia‟ de una noción o una cosa a otra noción o

cosa, por sustitución de un término por otro” (Aumont y Marie 140). Como pasara en el caso de

Aristóteles, visto en el capítulo anterior, con esta escueta definición inicial queda todo por decir.

Más adelante, la pareja de autores asume su posición sobre la metáfora en el cine26

:

[. . .] es difícil concebir una metáfora fílmica (sustitución de un elemento fílmico por otro,

que produce una transferencia de sentido). Lo que se llamó metáfora, sobre todo en la

época muda, es casi siempre una comparación, ya que el film más fácilmente puede

yuxtaponer elementos que sustituirlos unos por otros (Aumont y Marie 140).

26

Como mostraré más adelante, los teóricos del tema de la metáfora en el cine tienden a polarizarse entre aquellos

que consideran que este tropo allí es escaso y hasta improbable, y aquellos que lo toman de manera amplia

identifican como metáforas prácticamente todo, si no todo, procedimiento connotativo.

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Vélez 33

No estoy de acuerdo con estos autores en considerar que sea tan difícil concebir una metáfora en

el cine, pues, como expondré en el tercer capítulo, existen mecanismos cinematográficos que

encajan muy bien con los criterios de la metáfora que expusiera en el capítulo anterior; no

obstante, considero que se trata de un tropo de escasa presencia en este arte. Coincido con ellos,

eso sí, en considerar que lo que se ha llamado “metáfora” (hablan estos autores en especial de los

ejemplos expuestos por los formalistas rusos) son más bien comparaciones que funcionan a partir

de la yuxtaposición. Creo, además, que estos autores definen de manera demasiado simple este

procedimiento retórico de la metáfora centrándose en el verbo “sustituir”; como mostrara en el

capítulo anterior en la metáfora parece ser fundamental la puesta en juego del proceso de

translación, de co-presencia y coposesión.

Los dos autores dejan sentado, no obstante, un punto de suma importancia para mis

reflexiones, ya queasumen completamente el hecho de que existen diferencias entre la metáfora y

otros procedimientos retóricos fronterizos, en este caso la comparación. A continuación de la

entrada “Metáfora”, se encuentra en este diccionario la entrada “Metonimia”, en la que los

autores reafirman su idea de la dificultad en la sustitución, pero esta vez explicándolo de manera

muy interesante al asumir que en el cine “una imagen siempre representa tendencialmente un

referente singular” (Aumont y Marie 141). Una vez más los autores del diccionario exponen

tácitamente otro punto importante; el de que el cine se comporta de manera muy distinta a como

lo hace el lenguaje oral y escrito, cuestión esta que en sí misma motiva de manera general las

reflexiones hechas en este trabajo, y que será vertebral en la sección dedicada a las conclusiones.

Esto se reafirma en la obra de este par de autores cuando, al hablar del signo, comentan la

diferencia entre dicho elemento en la lengua y en el cine:

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Vélez 34

En la lengua, la relación es arbitraria, porque no hay ninguna semejanza entre el sonido

de una palabra y lo que designa. En cambio, en el cine todos los signos están motivados

por una relación de analogía, de semejanza, porque una imagen o un sonido grabado se

asemeja a lo que designa (Aumont y Marie 201).

No entraré aquí a analizar la validez que esta afirmación pueda tener, pues es en sí misma

bastante problemática; lo que rescato aquí es la conciencia profunda que los autores tienen de la

diferencia del cine frente al lenguaje escrito.

2.2. Los híper-metafóricos:

Un grupo de autores, de los que a continuación presentaré a algunos de sus más

relevantes exponentes, considera que la metáfora puede darse en la misma imagen mediante

procedimientos de puesta en escena, por ejemplo, a través de posiciones y angulaciones de

cámara, encuadres, posicionamiento de objetos con carácter connotativo dentro del encuadre con

los que los personajes estarían siendo comparados, iluminación, vestuario, etc.

2.2.1. El pionero. Boris Eikembaum:

En su ensayo “Literatura y cine”, Boris Eikhenbaum se muestra consciente de esta

diferencia que veíamos apuntada por Aumont y Marie de que la relación entre literatura y cine no

pasa por un proceso de escenificación, ni de ilustración, sino que radica en una traducción al

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Vélez 35

lenguaje del cine; un lenguaje que no consiste en la simple fotografía animada sino que es uno

peculiar; es el lenguaje27

de la “fotogenia” (Eikhenbaum, Literatura 198).

En su ensayo “Problemas de cine-estilística”, Eikhenbaum sugiere, a pesar del fuerte

deseo anterior por separar al cine de la literatura como lenguaje independiente, que las metáforas

y símbolos, que a menudo usan los directores de cine, toman su sentido de las metáforas verbales

comunes (Eikhenbaum, Problemas 55). Esto es interesante desde el punto de vista de que

Eikhenbaum insiste en la diferencia entre el cine y el lenguaje escrito, pero al mismo tiempo

reconoce un nexo evidente. No debemos dejarnos desorientar por esta supuesta incongruencia,

puesto que la relación de préstamos e influencias entre artes es una cosa y el nexo umbilical

absoluto es otra muy distinta.

Ahora bien, debemos tener en cuenta que Eikhembaum asume como un hecho el que la

metáfora en el cine, o “cine-metáfora” como a bien tiene en llamarla28

, depende de una metáfora

verbal previa, de hecho, cree que el espectador solo podrá comprender dicha metáfora si existe

anteriormente una expresión verbal equivalente y está en su bagaje léxico29

(Eikhenbaum,

Problemas 74). Y esto es de importancia puesto que hay que tener en cuenta que parece ser esta

27

Procuraré evadir la palabra “lenguaje” a la hora de hablar del cine puesto que existe una importante discusión al

respecto de si se puede hablar de un lenguaje del cine. Es interesante sobre esto lo que Jean Mitry propone. Según él,

el cine es un lenguaje en el plano semiótico, mas no lo es en el plano de las semánticas formales, puesto que la

libertad combinatoria propia de este arte hace que la expresión cinematográfica no pueda estar sujeta a ningún tipo

de lexicología en el sentido de que, a pesar de que la imagen tenga valor semántico, dicho valor no se refiere a

ninguna definición que sea capaz de asegurarle la generalidad del signo del cual asume momentáneamente su

significación (Mitry 548). 28

Hago esta aclaración aquí y procuraré hacerla en cada autor, ya que es una cuestión de importancia en este asunto

el hecho de las variadas nomenclaturas usadas para referirse a la metáfora en el cine. 29

Trevor Whittock está totalmente en desacuerdo, como yo, con esta idea; dirá que no toda metáfora

cinematográfica es necesariamente equivalente a una metáfora literaria o que una se pueda traducir en la otra

(Whittock 49). Whittock está en contra de la idea de Eikhembaum porque quiere ver la metáfora de manera amplia y

sin límites estrictos, yo, en cambio, considero que el formalista se equivoca aquí ya que asume la relación cine-

literatura en términos demasiado estrechos, además de porque al hacer la afirmación que hace, supone que una

metáfora desconocida para el receptor simplemente no existe. Del mismo parecer que yo es Nöel Carroll, quien

asegura que el cine puede crear metáforas sin precedente en el lenguaje verbal (Carroll, Language 210).

Page 36: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 36

la primera referencia (en 1927) sobre el asunto de la metáfora en el cine de la que se tenga

noticia.

El formalista también es de interés porque funda desde aquí una de las dos posiciones

mayoritarias sobre el asunto de la metáfora en el cine, al asumir la posibilidad de construir este

tropo en la pantalla a partir de una gran cantidad de recursos propios de la puesta en escena

además de los del montaje, tomando la metáfora entonces en un sentido sumamente amplio.

Prueba de esto es la siguiente cita: “Este último ejemplo30

, por otra parte, nos lleva a pensar que

la cine-metáfora conocerá un gran porvenir, ya que puede construirse a partir de procedimientos

como la angulación, la iluminación, etc.” (Eikhenbaum, Problemas 74). Como decía más arriba y

mostraré a continuación, una de las líneas del estudio de la metáfora en el cine la asume de esta

manera amplia.

2.2.2. Louis D. Giannetti. La reivindicación del cine:

En 1972 este autor italiano escribe un artículo titulado “CinematicMetaphors”, en donde

asume el montaje como una gran fuente de metáforas, no obstante, asegura que la mayoría se da

dentro de un mismo plano. Este autor abre su escrito haciendo mención a lo que

SiegfriedKracauer enuncia acerca del tema de la metáfora en el cine: las películas no se prestan

para expresiones metafóricas, ya que el cine es esencialmente un medio realista en el que se

muestra una marcada tendencia por registrar el mundo objetivo que nos rodea (Giannetti 49).

Ante una afirmación tan rotunda como esta, dignas son de mención las palabra de Trevor

Whittock, un ferviente defensor de las innegables capacidades connotativas del cine: “En la

elaboración de una película no hay tomas „neutrales‟, estas siempre cargan una significación por

30

Se refiere a un movimiento de cámara de picado-contrapicado en La ruta del diablo, film del que no tengo más

noticia que la mención hecha por Eikhembaum.

Page 37: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 37

encima de la mera reproducción de aquello que se está filmando” (Whittock 28)31

. A su vez, Jean

Mitry asegura que “la imagen cinematográfica nos obliga a pensar siempre sobre las cosas que

nos muestra, al tiempo que nos obliga a pensar con ellas en el orden de la continuidad y las

connotaciones que las acompañan” (Mitry 541-542). Por supuesto esta postura de Kracauer,

quien seguramente es el fundadordel grupo de la contra, aquel formado por quienes

consideramos a la metáfora en el cine como algo escaso (o virtualmente inexistente, en el caso

extremo de este autor), es excesiva; como se da cuenta también Giannetti, quien dice que “La

literalidad de la fotografía, de acuerdo con esta postura, haría a la metáfora difícil si no

imposible” (Giannetti 50)32

, sin embargo, el propio Giannetti rebate contundentemente el

postulado de Kracauer. Para este fin recurre a la obra de Rudolf Arheim de 1933 Film as Art, en

la que expone que el arte cinematográfico surge como resultado de la diferencia de percepción

existente entre el ojo humano y la lente, y existiendo dicha diferencia, no se podría hablar de una

representación objetiva de la realidad de ninguna manera, pues siempre que se filmase habría una

distorsión y reinterpretación de lo filmado, y justo allí, en esa visión “distorsionada”, radicaría lo

que valoramos como arte y no en cuán cercana es la representación del objeto real, puesto que la

imagen fotográfica en el cine, como sucede con el lenguaje en la literatura, funciona como un

intermediario simbólico entre la audiencia y la realidad filmada33

(Giannetti 50).

Ahora bien, en su intento por defender al cine como un arte capaz de producir

connotación, Giannetti convierte la metáfora en un saco en el que todo ejercicio connotativo

tiene cabida, de similar manera a como hará, según veremos más adelante, Trevor Whittock. No

se equivoca, eso sí, cuando habla de los tropos de manera general y no específicamente de la

31

La traducción es mía. 32

La traducción es mía. 33

No puedo entrar aquí a discutir, por más que quisiera, esta interesante postura anti-mimética del cine que propone

Arheim, ya que me desviaría totalmente de mi rumbo, pero no deja de ser tremendamente provocador y sugestivo el

asunto.

Page 38: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 38

metáfora. Dice, por ejemplo, que los tropos cinematográficos más comunes están basados en

aquella distorsión de la que hablábamos hace un momento, en el sentido en que se genera un

contraste entre la manera en que se aprehenden los eventos en la realidad y la manera en la que la

cámara registra los mismos (Giannetti 50).

Giannetti señala que la mayoría de críticos que han abordado el tema de la metáfora en el

cine se han concentrado en la teoría del montaje de VsévolodPudovkin y Sergei Eisenstein, en la

que se asegura que las ideas y las emociones en el cine son comunicadas a través de la

yuxtaposición o enlace de dos o más planos (Giannetti 51). Giannetti propondrá que es errado

solo centrarse en los procedimientos de montaje a la hora de hablar de la metáfora en el cine

dado que, según él, la gran mayoría de las metáforas en este arte (cinematicmetaphors es el

nombre que él usa) se dan en una única toma, no entre dos o más planos vinculados (Giannetti

54), así, otros recursos propios de la puesta en escena, como la duración de un plano, la posición

de la cámara, el espacio entre planos, la velocidad de la cámara, el uso del color, la calidad de la

película, el uso de tipos de lentes, etc., pueden ser usados de manera metafórica (Giannetti 52).

Justo aquí es donde encuentro un problema; en la forma en que este y otros autores entienden la

metáfora en el cine; véase que Giannetti habla de la posibilidad de un uso “metafórico” de ciertos

recursos del cine y a partir de ahí decide entonces que se dan metáforas. Parecerá una nimiedad,

pero el solo hecho de hacer uso de la palabra “metafórico” resulta significativo, ya que

considero, esto ya lo he apuntado, que por un lado es posible hablar de “la metáfora” como un

tropo específico y delimitado, y por otro lado se puede hablar de “lo metafórico” en un sentido

muy amplio, asumiendo dicho concepto como una gran categoría referente a lo connotativo de

manera muy dilatada. Este autor en particular parece estar totalmente del lado de esa segunda

posibilidad, de hecho, al ver sus ejemplos, es factible pensar en otros procedimientos retóricos,

Page 39: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 39

por ejemplo: “En ThePawnbroker(1964) (v. clip1 http://youtu.be/N66fYOGAVjQ),

SidneyLumet intercala escenas cortas de flashback con secuencias en tiempo presente para

sugerir la experiencia de represión psicológica” (Giannetti 52)34

. Efectivamente en este recurso

podemos reconocer una connotación, pero no por esto podemos decir tan fácilmente que se esté

construyendo una metáfora. El propio autor habla de “sugerir”, verbo que nos lleva directamente

al plano de la connotación. Más adelante, refiriéndose esta vez al uso del flash-forward, dirá que

“invariablemente sugiere la idea de destino y predeterminación” (Giannetti 53)35

. Muy bien,

puede que esto sea cierto “invariablemente”, cosa que por otro lado dudo, pero el hecho de que

un procedimiento cinematográfico sugiera o connote algo, no implica necesariamente que dicho

procedimiento sea una metáfora, puesto que la metáfora, como tropo, tiene unas características

particulares que lo diferencias de otros procedimientos.

Rescato de entre todos los procedimientos con supuestas posibilidades de formar

metáforas en el cine que menciona este autor, el de los sonidos no sincronizados, con los que el

cineasta puede construir metáforas mediante el contraste entre las imágenes y los sonidos con

una fuente diferente a la que vemos en pantalla (Giannetti 57). Como expondré en el siguiente

capítulo, cuando entre de lleno a explicar mi concepción de la metáfora en el cine a través de

ejemplos, este procedimiento es esencial y cumple con las características específicas que

considero fundamentales a la hora de distinguir metáforas en el cine de cualquier otro

procedimiento retórico. Ahora bien, aunque el recurso descrito de manera abstracta por Giannetti

es justo el que veremos usado en los ejemplos del siguiente capítulo, cuando materializa dicho

procedimiento en ejemplos cinematográficos, resulta, una vez más, bastante difícil hablar de

metáforas. Este es un caso: “En Accident(1967) (v. clip 2 http://youtu.be/AClP3LZw3_U), por

34

La traducción es mía. 35

La traducción es mía.

Page 40: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 40

ejemplo, Joseph Losey usó una secuencia de diálogo no sincronizado para crear una metáfora de

alienación, decepción y soledad” (Giannetti 57)36

.

2.2.3. El cajón de sastre de Trevor Whittock:

En 1990, Whittock publica el libroMetaphor and Film.Este autor es posiblemente quien

más extensamente ha tratado el tema de la metáfora en el cine y plantea que la metáfora

cinemática (cinematicmetaphor) se genera por la tensión entre el objeto y la forma en que es

filmado; dicha tensión demandaría al espectador una solución que llevaría al reconocimiento del

proceso metafórico37

, siendo esto así, Whittock es otro de los autores que, como Giannetti,

considera que se puede encontrar un enorme número de metáforas en el cine a través de un

sinnúmero de procedimientos más allá del montaje, de hecho, establece diez posibilidades

distintas de metáfora entre las cuales hay muchísimos procedimientos posibles para construirlas

(Whittock 49-69).

Enumero aquí las posibilidades que da el autor y hago un breve repaso a la explicación

que hace Whittock38

de cada uno de estos ejemplos no sin antes dejar claro que si bien no

comparto con Whittock la idea de que todos estos ejemplos sean metáforas, por supuesto no

niego que en ellos haya una carga connotativa, de hecho creo que las lecturas figurativas que

hace el autor de sus ejemplos son acertadísimas. Por supuesto, cada una de estas posibilidades

36

La traducción es mía. 37

Whittock parece estar en consonancia con la idea de la sorpresa y extrañamiento causado por la metáfora. La

forma en que se aproxima a esta cuestión es un asunto particularmente interesante en Whittock, lamentablemente no

puedo abordarlo con profundidad en este trabajo para no desviar al mismo de su curso. Ahora bien, merece la pena

mencionar el hecho de que para este autor los procedimientos que denomina como metáforas hacen variar el aspecto

de la imagen e instruyen a su vez al espectador acerca de cómo leerlos e interpretarlos (Whittock 29). Véase cuán

interesante es la idea de que el mismo procedimiento que produce el extrañamiento da la pauta para su

interpretación. 38

Dado que no es el objeto de este trabajo rebatir de manera sistemática a Whittock, ni tampoco exponer en detalle

su estudio sobre la metáfora, me abstengo de explicar en qué consiste cada uno de los grupos y de qué tipo de

procedimientos disponen para crear supuestas metáforas.

Page 41: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 41

engloba uno o más procedimientos cinematográficos que van desde por ejemplo la angulación

hasta el montaje:

1. Comparación explícita (v. clip 3 http://youtu.be/ilfARMprr68): en esta secuencia de 2001: A

SpaceOdissey(1968) de Stanley Kubrick, según Whittock, tenemos una metáfora dada por la

comparación entre el hueso y el transbordador espacial (Whittock 52).

2. Identidad declarada (v. clip 4 http://youtu.be/LlLDJ3-zedg): aquí el autor propone que

cuando el personaje de Marion (Janet Leigh), en Psycho(1960) de Alfred Hitchcock, se baña,

estamos presenciando la metáfora de una purificación espiritual, ya que como espectadores

sabemos que el personaje trae consigo la tentación, la culpa, la lucha y el arrepentimiento por

el robo del dinero (Whittock 53).

3. Identidad implicada por sustitución (v. clip 5 http://youtu.be/p3lsETIya6w): comenta

Whittock que en PatherPanchali(1955) de SatyajitRay, vemos en pantalla el llanto, pero lo

que oímos es el sonido de una flauta, razón por la cual podemos hablar de una metáfora

(Whittock 55).

4. Yuxtaposición (v. clip 6 http://youtu.be/jY9O1a-SYiM): en este caso el autor explica que en

la secuencia de la película de NicolasRoeg, Walkabout (1971), hay una metáfora porque el

film abre con una pared y después se revela una escena urbana, luego, tras el montaje de

tomas de la ciudad, se vuelve al plano de la pared y de nuevo se revela una nueva escena pero

esta vez del campo australiano. Según Whittock, en este caso el espectador tiene que elaborar

una explicación figurativa del plano del campo australiano en relación con el de la pared

(Whittock 59).

5. Metonimia (v. clip 7 http://youtu.be/VVyRA-TPL4w): según Whittock, aquí estamos ante

una metáfora que indica la transacción sexual con los clientes a partir de mostrar a Nana

Page 42: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 42

(Ana Karina) junto a una percha de metal en la película Vivresa vie: Film en

douzetableaux(Vivir su vida 1962) de Jean-LucGodard (Whittock 60).

6. Sinécdoque (v. clip 8 http://youtu.be/g4N12MrPGH0): continuando con la película de

Godard, en la negociación entre Nana y el fotógrafo se efectúa un paneo que va de uno al

otro, pero en un punto el plano biseca la figura; Whittock dice que esto es una metáfora

porque esa repetida exclusión sugiere que ninguno de los personajes existe completamente

como persona (Whittock 61).

7. Objetivo correlativo (v. clip 9 http://youtu.be/qjNhOVZl3ks): Whittock considera que

cuando un objeto es asociado a un personaje o a un evento, se crea este tipo de metáfora, así

pasa en este ejemplo, donde el joven (ZygmuntMalanowicz) carga un cuchillo en Nóz W.

Wodzie(El cuchillo en el agua 1962) de RomanPolanski (Whittock 62).

8. Distorsión (v. clip 10 http://youtu.be/ybW9HvbliwI): según Whittock, cuando incluso el

micrófono retrocede frente a las denuncias contra los judíos hechas por AdenoidHynkel

(Charles Chaplin) en The Great Dictator(1940) de Charles Chaplin, se produce una metáfora

debido a que se da una distorsión de tipo hiperbólica y caricaturesca (Whittock 64).

9. Ruptura de regla (v. clip 11 http://youtu.be/4Y_2N_4iLas): Whittock considera que cuando

Mrs. Stevens (JessieRoyceLandis) apaga el cigarrillo en el huevo hay una metáfora porque se

rompe la normalidad de un personaje amable y con buenos modales en la película de Alfred

HitchcockTo Catch a Thief(1955) (Whittock 65).

10. Paralelismo (v. clip 12 http://youtu.be/gjhCLTIVJAk): el autor asegura que en este ejemplo

de TheTreasure of the Sierra Madre (1948) de John Huston, la vinculación de los personajes

a través de una serie de formaciones triangulares es una metáfora (Whittock 66-67).

Page 43: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 43

Debo detenerme en algunos de los subtipos de metáfora que explica este autor. El caso de

la “identidad implicada por sustitución” (No.3) es para Whittock aquel en el que un término A

reemplaza a un término B. Dice el autor que en estos casos la audiencia, para poder reorganizar

la sustitución, debe tener una expectativa de lo que debería aparecer “normalmente”, para así

poder percibir que algo ha sido puesto en su lugar (Whiittock 54), y que debido al interés del

espectador en el término A, cuando este es reemplazado39

por B, consideramos a este segundo

término como un substituto, y le transferimos cualidades que lo modifican (Whittock 56).

Reconozco aquí el asunto expuesto en el capítulo anterior de la sorpresa o extrañamiento, de ahí

que me detenga en este grupo de posibles metáforas. Se podrá apreciar en el siguiente capítulo

que los ejemplos que propongo como metáforas en el cine podrían encajar en esta subcategoría

de Whittock; en el ejemplo que da de la película PatherPanchalivemos exactamente el mismo

procedimiento que usa Sergio Leone y que, según veremos, cumple con todas las características

que creo necesarias para poder hablar de metáfora en sentido estricto como tropo dentro del

cine40

. Considero muy significativas lo que en Chiers du cinema No. 208 dice Eisentein al

respecto de este asunto de la distorsión entre la información visual y la auditiva: “El arte

comienza a partir del momento en que el crujido de la bota (en el sonido) cae sobre un plano

visual diferente y suscita así asociaciones correspondientes” (citado en Barthes, El tercer 11).

Whittock, eso sí, da otros ejemplos con características muy diferentes para explicar este

subgrupo y que se alejan totalmente de mi concepción de la metáfora en sentido estricto. Así es

el ejemplo extraído de la película de William WylerTheBestYears of OurLives (1946), en donde

39

Esto de “reemplazar” es lo único que me incomoda, ya que omite por completo el importante asunto de la co-

presencia. De hecho es una característica de la metáfora que este autor nunca tiene en cuenta y una de las razones

por las que puede fácilmente asumir como una metáfora un símil o un símbolo. 40

Si bien lo que explica Whittock como metáfora en su ejemplo de Walkaboutsobre esa peculiar secuencia de la

pared, la ciudad y el desierto australiano no creo que pueda entenderse como tal, en cambio, el hecho de que cuando

vemos la imagen de ese desierto australiano el sonido en off sea el de la ciudad, bien podría suponer la existencia de

una metáfora de la misma manera que vemos en el ejemplo de PatherPanchali.

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Vélez 44

la supuesta metáfora se construye a partir de movimientos de cámara y del ángulo de la toma (v.

clip 13 http://youtu.be/20AnsiTGcw8).

El cuarto caso de Whittock hace referencia al mecanismo de la yuxtaposición. Me

detengo aquí porque es el procedimiento para construir metáforas, digamos, con más historia en

la crítica. Yo considero abiertamente que este procedimiento, en su sentido más puro, como lo

veíamos en el ejemplo de 2001, A SpaceOdisey, no permite construir metáforas, sino que es el

procedimiento representativo del símil en el cine. Digo esto porque aunque aquí un elemento se

pone en una relación de similitud y comparación con otro con el que comparte cierta carga

semántica (coposesión), y se puede hablar de alguna manera de un proceso de transferencia de

uno a otro; no existe tal cosa como la co-presencia de los dos elementos. Lo primero que

seguramente se pueda pensar al respecto es que efectivamente los dos elementos están co-

presentes, sin embargo en un ejemplo como el mencionado, uno va después del otro en una

sucesión temporal y no hay nada que los vincule temporoespacialmente de manera simultánea;

precisamente ese “algo” que vincula dos elementos en la simultaneidad del tiempo y el espacio

cinematográfico, en relación comparativa a través del montaje, es lo que hace que exista una

verdadera co-presencia y, por lo tanto, una verdadera metáfora en sentido estricto en el cine, de

la manera en que propongo entenderla. Esto es justamente lo que veíamos en el ejemplo del

sonido de la flauta en PatherPanchali y que veremos en los ejemplos de las películas de Sergio

Leone.

Véase que el simple hecho de que este autor incluya dentro de la metáfora

procedimientos retóricos como la metonimia y la sinécdoque, además de llevarnos por una

compleja y ya ancestral discusión acerca de la relación entre los dos procedimientos con la

metáfora, confirma el hecho de que Whittock está hablando en su libro de “lo metafórico” y no

Page 45: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 45

de “la metáfora”. De hecho, la pregunta generadora de todo el libro de este autor es la siguiente:

“¿cómo las imágenes se pueden combinar entre sí para comunicar algo más que la suma de sus

designaciones?”41

(Whittock 24). Esta pregunta apunta claramente a que lo que busca explicar

este autor es la connotación en el cine, no la metáfora en concreto.

El criterio de identificación de la metáfora en este este autor es, por otro lado bastante

elemental; asume la concepción de la metáfora como la presentación de una idea en términos de

otra en la que la primera idea es transformada o donde la fusión de ambas ideas crea una nueva.

A partir de esto, plantea que la reunión de las dos ideas debe traer implícita cierta transformación

para que realmente haya una metáfora, de no ser así, solo habrá analogía y yuxtaposición

(Whittock 5). Ahora bien, considero que Whittock es certero a la hora de explicar por qué sí se

puede hablar de metáfora en el cine, lo que hace explicando que la metáfora es principalmente un

evento de tipo semántico, más allá de ser un simple dispositivo sintáctico (Whittock 11). Además

de esto, siguiendo la idea de Coleridge del carácter “esemplástico” del arte, hace énfasis en el

hecho de que el arte es por naturaleza metafórico (Whittock 15). En esta idea parece fundar toda

su teoría y considero que precisamente allí está el germen de su concepción exageradamente lata

de la metáfora. Por supuesto Coleridge seguramente tiene razón al hablar del arte en los términos

en los que lo hace; es cierto que “lo metafórico”, entendido como un todo de lo connotativo, es

esencial y constitutivo del arte, sin embargo “la metáfora”, entendida como un tropo particular,

es solo eso, un tropo, ya no toda una categoría como parece querer verlo Whittock al convertir

dicho recurso en un cajón de sastre en el que cabe todo procedimiento cinematográfico que

connote.

41

La traducción es mía.

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Vélez 46

Este autor parece estar identificando la idea de metáfora con lo que Salvador Gutiérrez

Ordóñez, en el ámbito de la lengua española, llamara “foco”42

, ya que pone especial interés en el

hecho de que en el cine, las composiciones visuales y auditivas guían los ojos y la mente

acentuando elementos, realzando contrastes y enfatizando distinciones, y esta vendría a ser una

de las principales labores, si no la fundamental, de lo que él entiende por metáfora en este arte

(Whittock 21).

2.2.4. María J. Ortiz y las metáforas primarias43

:

Esta autora española asume también la posición amplia de la metáfora y sus posibilidades

de construcción en el cine, con la particularidad de basarse en la teoría de las metáforas primarias

de Joseph Grady, las cuales serían “inherentes al ser humano y consecuencia de la naturaleza del

cerebro” razón por la cual necesariamente han de manifestarse también en el ámbito de las

imágenes (Ortiz 57). La teoría de Grady tiene la particularidad de que concibe a la metáfora, ya

no como un hecho lingüístico o como un procedimiento retórico, sino como un fenómeno de

carácter mental a partir del cual el ser humano aprehende y organiza el conocimiento (Ortiz 59).

Por supuesto, ya desde esta base teórica de la que se sirve la autora, podemos asumir que su

visión de la metáfora en el cine será más que amplia. Ortiz, siguiendo a Grady, habla de

“expresiones metafóricas” para referirse al hecho tangible que se da como “traducción” de esas

“metáforas primarias” que son eminentemente abstractas. A pesar de que es muy interesante el

ejercicio que Ortiz hace sirviéndose de esta idea de las metáforas primarias, considero que lo que

42

El acto de focalización en una secuencia es básicamente un realce de la dimensión paradigmática de uno de sus

elementos. Es decir, se trata de un “llamado de atención” para el receptor, con respecto a un elemento concreto de

dicha secuencia (Gutiérrez 33). 43

Empiezo por expresar mi agradecimiento a esta autora ya que, a pesar de cuánto discrepemos en nuestras visiones

acerca de la metáfora en el cine, sin el excelente estado del arte y bibliografía específica sobre el tema que realiza, y

en menor medida sin los materiales que de tan buena gana me facilitó, este trabajo seguramente no habría sido

posible.

Page 47: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 47

termina identificando como metáforas en el cine tiene varios problemas. Seguramente tengan ella

y Grady razón al afirmar que las “expresiones metafóricas”, lo que normalmente entendemos por

metáforas, tengan su origen en estructuras mentales previas, no obstante, eso no es razón

suficiente para ignorar las características particulares de las expresiones metafóricas que

traducen dichas estructuras. Así pues, si bien es cierto que Ortiz acierta al rastrear esas

estructuras en el cine, su único faro de búsqueda es la idea de las metáforas primarias, lo cual

obviamente repercute en su identificación de ejemplos. Veamos algunos de los ejemplos de la

autora para evidenciar cómo efectivamente son traducción cinematográfica de unas “metáforas

primarias”, pero difícilmente pueden ser catalogadas como “metáforas” en el sentido de

procedimientos retóricos estrictamente hablando.

Dice Ortiz que en la película de DarrenAronofsky,Requiemfor a Dream (2000), se ve un

uso metafórico del picado ya que al comienzo de la misma Sarah Goldfarb (Ellen Burstyn) tiene

cierto control sobre su vida y la cámara la muestra filmada a la altura de los ojos, mientras que en

la segunda mitad de la película, el personaje es filmado en picado dado que ha perdido el control

por culpa de su abuso de las anfetaminas. “Sara está hundida, se está viniendo abajo” (v. clip 14

http://youtu.be/zVVeqge_Yxo)44

dice Ortiz para explicar cómo esta es una muestra de las

metáforas primarias CONTROL ES ARRIBA y FELIZ ES ARRIBA45

(Ortiz 64). No puedo

aceptar este ejemplo como una metáfora estrictamente hablando ya que ni puedo determinar

dónde está el proceso de transferencia, ni cuáles son los semas en coposesión, ni mucho menos

en qué medida existe co-presencia. De hecho, en este caso (pasa esto también en muchos de los

planteados por Whittock, por ejemplo) difícilmente se podría establecer una relación de

comparación inicial entre un elemento A y un elemento B que lleve a la construcción de la

44

El montaje de secuencias es mío. 45

Uso la mayúscula sostenida para mantener la convención usada por la autora de escribir las metáfora primarias de

esta manera y en minúsculas cursivas, como lo hice antes, las “expresiones metafóricas”.

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Vélez 48

metáfora. Una vez más, aquí también se evidencia una clara carga connotativa, pero no por eso

se puede hablar de metáfora entendida como un procedimiento retórico particular.

2.3. La contra:

Frente al grupo de autores anterior se encuentra otro grupo que defiende, o la dificultad

de hablar de metáfora en un arte como el cine, o la necesidad de delimitar de manera clara este

procedimiento retórico en aras de dar con una concepción estricta del mismo. Al igual que en el

grupo anterior, aquí tomo solo los que he considerado más representativos e interesantes.

Es importante resaltar que en gran medida, este grupo se inclina por los recursos de

montaje como fuente de la creación de metáforas, si bien algunos de sus miembros son más

abiertos al respecto. Es pertinente hablar con brevedad sobre el montaje: a la hora de abordar esta

cuestión, Aumont y Marie explican que tiene especialmente una función narrativa, pero que

puede producir otros efectos, entre los cuales señalan los “efectos figurales, donde el montaje,

por ejemplo, puede establecer una relación de metáfora” (Aumont y Marie 149). Esto es

relevante ya que todos los ejemplos que estos autores dan para intentar explicar la existencia o

inexistencia de la metáfora en el cine fundan su estructura en recursos de montaje y, como

veremos en el siguiente capítulo, los ejemplos que daré para explicar la concepción que he

construido de este tropo en el cine dependen, a su vez, del quehacer en la moviola y/o en la

consola de edición. Téngase en cuenta que cuando Eikhembaum habla de la “fotogenia” propia

del cine, dice textualmente que: “El montaje transforma la fotogenia en lenguaje

cinematográfico” (Eikhembaum, Literatura 199). Si esto es cierto, el montaje es una herramienta

constitutiva de dicho lenguaje (no la única, por supuesto), y por lo tanto fundamental en la

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Vélez 49

construcción de recursos de significación como la metáfora. Esto se confirma en la lectura del

propio Eikhembaum, quien confiere a esta parte de la creación cinematográfica la función de

elaborar lazos semánticos y metáforas (Eikhembaum, Literatura200). Eikhembaum, como tantos

otros, considera que el cine, efectivamente tiene un lenguaje propio, y esto lo relaciona con esa

capacidad semántica del mismo, razón por la cual asegura que “Al fin y al cabo, el cine, como

cualquier arte, es un sistema particular de alegorías (en la medida en que es utilizado como

«lenguaje»” (Eikhembaum, Problemas71).

2.3.1. Jean Mitry. Llamar a un perro “gato” cuando en realidad es un “ratón”:

Ya que vengo hablando del asunto del montaje, viene bien mencionar lo que Mitry, en el

segundo volumen de su libro Estética y psicología del cine, dice al respecto:

La imagen cinematográfica puede compararse a una célula orgánica y el montaje a una

organización distributiva. Ningún montaje, por supuesto, transformará nunca las cosas,

pero según el orden y el ritmo que posea, según su encuadre, según su situación en el

«campo», esas cosas se convierten en «otras» sin dejar por ello de ser lo que son; son

«víctimas» de su representación. De este modo la expresión cinematográfica subraya la

importancia de las estructuras, demostrando hasta qué punto la modificación de un

conjunto entraña la de los elementos que lo constituyen (Mitry 538).

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Vélez 50

Además de porque este autor reafirma con las palabras anteriores la idea de la capacidad que

tiene el cine de significar, de connotar, especialmente a través del montaje46

, este fragmento es

significativo porque Mitry concebirá la metáfora de la manera en que lo viéramos en un

formalista como Eikhembaum, así que hablar del montaje viene a ser fundamental para acercarse

a su teoría al respecto de la metáfora en el cine.

Mitry cuestiona la posibilidad de que exista tal cosa como “metáfora” en el cine por la

incapacidad que tiene este de plantear una verdadera sustitución de un elemento A por un

elemento B47

, puesto que de ser así, el elemento sustituido terminaría por desaparecer por

completo sin posibilidad de plantear una asociación comparativa en el que se dé un intercambio

de significación (Mitry 550-551). Como puede verse, lo que parece preocupar a este autor no es

otra cosas que el asunto de la co-presencia espaciotemporal, que es la que garantiza que no se

produzca esa sustitución absoluta que impida realmente la formación de la metáfora. Plantea

entonces el ejemplo de la metáfora verbal “una hoja de papel”, en donde la hoja del árbol, que

sería el origen de la comparación, ha desaparecido, no obstante aporta su carga semántica a la

metáfora. En cambio, según dice, en la pantalla nunca se puede dar una sustitución de ese tipo,

sino solo una comparación o una asociación comparativa (Mitry 550). Ahora bien, esto me

parece problemático de su planteamiento, cuando propone ejemplos de posibles metáforas en el

cine, realmente no muestra procesos de relación de dos elementos como sucede en el ejemplo

verbal que postula, sino procesos puramente simbólicos; así el caso del globo colgado en los

cables deM(1931) de Fritz Lang (Mitry 550) (v. clip 15 http://youtu.be/Z5iPxU5AeV8).

46

Como se puede concluir de la cita, parece ser que para Mitry el montaje va más allá del quehacer en la moviola o

en la consola de edición, y abarca la labor de la puesta en escena. Esta concepción amplia del montaje no es poco

común entre los estudiosos y teóricos del cine. 47

Este autor parte de la teoría de Roman Jakobson en la que se asegura que la metáfora es paradigmática frente a la

metonimia, la otra gran forma de expresión verbal, que es sintagmática. Esto quiere decir que la metáfora procede

por sustitución y la metonimia por contigüidad (Mitry 550).

Page 51: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 51

Según Mitry, no existe relación entre la metáfora verbal y la metáfora en el cine. Acepta

la existencia de metáforas en el séptimo arte (de hecho acepta como tales el tipo de ejemplos

propios de la tradición del formalismo ruso basados en la yuxtaposición propia del montaje de

atracciones), pero asegura que no existiría metáfora “en el sentido de una expresión que sería

semejante a lo que es una metáfora en literatura” (Mitry 550). Siendo esto así, para él las

metáforas en el cine se basan en la sinécdoque (la parte reemplazando al todo) para “simbolizar”

(esta es la palabra que el propio autor utiliza); así el globo del ejemplo anterior que da a entender

el rapto de la niña. Va más lejos y dice que dichas sinécdoques son en realidad metonimias

porque la contigüidad de la parte con el todo resulta evidente (Mitry 550).

Me parece curioso que Mitry haga uso de la palabra “metáfora” para referirse a un

procedimiento cinematográfico que, según él, no tiene nada que ver con lo que conocemos en el

ámbito lingüístico como tal, pero que en realidad sí que tiene que ver con otro procedimiento (la

metonimia) que tiene su propio nombre. Este tipo de enredos son los que considero se deben

evitar en lo posible a la hora de utilizar la nomenclatura de la retórica para estudiar el cine.

2.3.2. La especificidad. Noel Carroll:

Este autor es de particular interés para este trabajo, razón por la cual le dedico atención

especial. Carroll parece ser el único de todos los autores que han tratado el asunto de la metáfora

en el cine que enuncia abiertamente la necesidad de delimitar de manera responsable el alcance

del término “metáfora” aplicado al séptimo arte. De hecho, esa delimitación es el objetivo central

de uno de sus artículos, “A note on film metaphor”, en donde empieza diciendo que el objetivo

de su texto es proponer una teoría de lo que él considera la más recta y pura forma de metáfora

en el cine (Carroll, A note 809). Carroll dirá que va a hablar de metáforas cinematográficas

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Vélez 52

estrictas (strict filmic metaphor o core filmic metaphor) y es tan estricto que delimita la metáfora

a partir de once criterios (Carroll, A note 817).

De la misma manera en que he hasta aquí intentado poner en evidencia, Carroll cuestiona

el laxísimo criterio de un autor como Trevor Whittock, ya que está interesado en dar con la

metáfora como un tropo con unas fronteras claras y específicas. Este autor, entonces, plantea dos

puntos formales principales propios de lo que él denomina metáfora en el cine, y de donde luego

extrae los otros nueve48

: en primer lugar el criterio de la “homoespacialidad” (homospatiality),

que no es otro que el de la co-presencia. Carroll asegura que para que se produzca una metáfora

los dos elementos relacionados semánticamente deben aparecer en la misma figura. El ejemplo

con el que plantea esto proviene de la película de Fritz Lang, Metropolis (1926), en donde una

gran máquina se transforma en el monstruo Moloch a través del recurso de superposición, de tal

manera que, por ejemplo, las escaleras de la máquina se transforman en la lengua de Molock, o

las turbinas son reemplazadas por las garras del monstruo (Carroll, A note 810) (v. clip 16

http://youtu.be/tcgbKL42g7I). Téngase en cuenta que Carroll es conciente de que la co-presencia

u homoespacialidad no solo alude al plano espacial, sino también al temporal (Carroll, A note

812).

El ejemplo es interesante, sin embargo me parece que linda con otro recurso retórico

cercano a la metáfora; la alegoría, también llamada “metáfora continuada”49

, en donde se

establece una correspondencia entre elementos imaginarios (Beristaín 35-36), de tal manera que

los elementos propios de un referente adquieren otro significado determinado por el contexto,

así, cuando se habla de, por ejemplo, un castillo como el sentimiento amoroso, se puede decir

que las murallas son los prejuicios del amante; el puente levadizo es el deseo; las torres son el

48

Por cuestiones de espacio, solo me detendré en aquellos criterios que considero más relevantes. 49

Quizá esta pueda ser la forma que adopta la alegoría en el cine. Sería necesario, no obstante, un trabajo específico

sobre dicho tropo para decirlo con certeza.

Page 53: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 53

estado de alerta frente a los pretendientes; y así sucesivamente. Aparte de esto, el ejemplo tiene

el problema de ser literal dentro de la diégesis de la película, en donde el personaje del hijo de

Fredersen (Gustav Fröhlich) literalmente ve al monstruo Molock en lugar de la máquina50

. Quizá

este asunto de la literalidad pueda resolverse si identificamos este tipo de ejemplos con otra

recurso retórico denominado silepsis del cual ya hablara en el capítulo anterior (v. página 27).

Al explicar el ejemplo, Carroll, de manera tácita, acepta también un criterio que en mi

propia concepción de la metáfora en el cine es fundamental, se trata del de la coposesión de

semas; dice el autor que cuando tomamos la máquina de la fábrica como dominio de destino

(target domain) y a Moloch como dominio de origen (source domain), asignamos de manera

selectiva aspectos que conocemos del dominio de origen al dominio de destino (Carroll, A note

810).

Carroll expone otro posible ejemplo de metáfora extraído de la película de Dziga Vertov,

Chelovek s kino-apparatom (El hombre de la cámara 1929), en donde se hace una superposición

de un ojo humano sobre la imagen del lente de una cámara de cine (v. clip 17

http://youtu.be/a4LeKDVfRaA). Este es un caso muy interesante a la luz de los criterios que en

este trabajo he planteado como fundamentales para la metáfora. Véase que efectivamente

tenemos una transferencia de un elemento a otro, si bien es cierto que se trataría, en ese caso, de

una metáfora in praesentia; a su vez, se da una coposesión de semas entre el lente y el ojo; los

dos elementos están en situación de co-presencia literal en el espacio y el tiempo dentro de la

película, y por último, sin duda se produce un extrañamiento. El ejemplo es de interés porque

demuestra que, a pesar de haber unos criterios específicos que delimiten el tropo, no

necesariamente estos limitan la formación del mismo a un solo procedimiento, a pesar, claro

50

En este tipo de casos que resaltan por su literalidad, la vinculación de elementos se da de manera clara dentro de la

realidad de la narración, así pues, son percibidas dentro de la misma y por los involucrados, y no solo por el

espectador.

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Vélez 54

está, de que tanto aquí, como en el ejemplo de Whittock de PatherPanchali o en los ejemplos

que veremos en el siguiente capítulo, todo depende del montaje, entorno de composición del que

parecería que la metáfora en el cine no puede escapar.

Siguiendo esta línea, no me parece en cambio nada acertado el ejemplo que Carroll da

como metáfora en la película Videodrome (1983) de David Cronenberg, en donde en medio de lo

que quizá es una alucinación, a Max Renn (James Woods) le introducen un videocasete en su

vientre (v. clip 18 http://youtu.be/sYF6EnS26RA), y que Carroll señala como metáfora de que

las personas somos reproductores de video (Carroll, A note 811). Me parece inadecuado este

ejemplo, de nuevo, porque en la diégesis de la película estamos dentro de una posible

alucinación, de tal modo que lo que se ve, el hecho del videocasete dentro de Max, sucede de

manera literal; no se construye como una metáfora51

. No quiero decir con esto que esta secuencia

de la película no contenga información connotativa, pero aquí no tenemos un proceso

comparativo entre dos elementos que da lugar a una transferencia basada en la coposesión

sémica y que se articula mediante la co-presencia de los elementos produciendo un tipo de

extrañamiento, sino que literalmente, en escena, hay un hombre al que le meten una cinta de

video en las entrañas, suceso que tiene claras connotaciones pero que no supone la existencia de

una metáfora. Es más, según lo dicho al respecto por Carroll, ¿cómo entendemos el hecho de que

en otro momento en la misma película el personaje albergue en sus entrañas, ya no un

videocasete sino una pistola?, ¿deberemos entender que Cronenberg sugiere que los hombres

somos fundas de pistolas así como sugirió que somos reproductores de video? Creo, de hecho,

que la lectura connotativa que hace Carroll de este ejemplo es inadecuada.

51

A pesar de que aquí, como en el ejemplo de Metropolis, la dificultad que identifico está dada por la literalidad, en

este caso me cuesta pensar en la posibilidad de la sinéresis.

Page 55: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 55

Ahora bien, el ejemplo de Videodrome le sirve a Carroll para introducir su segundo

criterio para la metáfora en el cine: la “incomposibilidad física” (physical noncompossibility),

que explica como la imposibilidad de relación física con el universo que conocemos (Carroll, A

note 811)52

. Se refiere Carroll a los elementos y/o circuntancias “imposibles” según las reglas de

la realidad objetiva. Este criterio me resulta interesante en la medida en que está relacionado con

la idea del extrañamiento y la sorpresa, sin embargo Carroll lo aplica siempre en contextos de

suma literalidad como el que acabamos de ver en la película de Cronenberg.

También en la linea de la sorpresa y el extrañamiento, este autor plantea una tercera

característica de la metáfora en el cine; sugiere que toda metáfora ha de ser prominente, los

elementos relevantes de dicha metáfora han de resaltar de alguna manera (Carroll, A note 814).

Podemos volver a la idea de Gutiérrez Ordóñez y decir que es necesario que se genere una

focalización dentro de la película. Este criterio me parece también bastante importante, sin

embargo debemos tener en cuenta que una metáfora, o cualquier otro recurso connotativo en el

cine, por más focalizado que esté, por más suceptible que sea de producir sorpresa y

extrañamiento, puede perfectamente pasar desapercibido, así como las metáforas literarias

muchas veces pasan desapercibidas para un lector incauto o no; esto especialmente porque el

cine de narrativa tradicional busca atrapar la atención del espectador hacia la narración, no

precisamente hacia los artificios connotativos, de tal manera que es normal que un espectador

que no esté atento pase por alto una metáfora, especialmente si hace un único visionado de una

película: “la audiencia no está típicamente preparada para embarcarse en ninguna otra actividad

[más que el seguimiento mismo de la historia] mientras ve cine” (Carroll, Language 193). La

52

Debo decir que el hecho de que en la película estemos presenciando una posible alucinación y que el hecho del

casete dentro del cuerpo de Max sea literal hace que en realidad no haya allí tal cosa como una incomposibilidad

física, pues dentro de la alucinación es absolutamente posible que esto suceda y el criterio que expone Carroll de la

imposibilidad física de relación se viene abajo, pues el pacto de verosimilitud que se establece a partir de la noción

de una posible alucinación, permite que sea físicamente posible que un hombre tenga un videocasete en las tripas.

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Vélez 56

forma misma y el objetivo del cine es el asilamiento del espectador en la medida de lo posible;

no es gratuito que originalmente el cine esté diseñado para verse a oscuras. Charles Forceville

hace una lúcida reflexión al respecto de este asunto:

En ciertas situaciones, los espectadores son aparentemente capaces de asumir que existe

una metáfora a partir de elementos que no tenían la intención de ser interpretados como

unidos en relación metafórica y, de hecho, por definición, dichos elementos no estaban,

en dicha situación, presentados de manera prominente [focalizada] con dicho propósito.

Esto es un sano recordatorio de dos cosas: en primer lugar, la prominencia es cuestión de

grado, y la cuestión de si esta es recibida como tal depende de muchos factores. Solo

algunos de estos son inmanentemente textuales; otros dependen de la identidad del

espectador (en términos de género, preferencia sexual, educación, procedencia étnica,

edad, familiaridad con un género o la obra, etc.)53

(Forceville 10).

A pesar de que los criterios centrales que propone Carroll coinciden en gran medida con

los que yo propongo, este autor en ningún momento contempla la posibilidad compositiva de la

metáfora que tiene el cine a través de su entidad de medio audiovisual, lo cual puede

diferenciarlo de otras manifestaciones artísticas. En el siguiente capítulo veremos metáforas que,

como la del ejemplo dado por Whittock de la película de SatyajitRay, hacen uso del sonido,

relacionado con la imagen, para lograr la co-presencia espaciotemporal (homospatiality) y, si se

quiere, la imposibilidad de relación física (noncompossibility), vinculando la imagen de un

elemento A con el sonido de un elemento B.

53

La traducción es mía.

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Vélez 57

En su libro TheorizingtheMovingImage, Carroll también trata el asunto del nivel

connotativo en el cine y los recursos para generar connotación, y dedica un capítulo a lo que él

denomina “imágenes verbales” (Verbal Images). Básicamente, lo que Carroll plantea es que

existe una gran variedad de procedimientos en el cine, y en cualquier otro medio que haga uso de

elementos visuales, que permiten transmitir contenido connotativo y que evocan en el espectador

una construcción lingüística a través de la imagen. La teoría que al respecto desarrolla el autor

servirá luego de soporte teórico a varios de aquellos que han reflexionado acerca de la metáfora

en el cine, pero siempre parecen hacer trampa y asumir que lo que Carroll llama imágenes

verbales es equivalente a la metáfora, cuando el propio autor dirá que si bien algunas metáforas

cinematográficas pueden ser imágenes verbales, solo lo serán si cumplen con los criterios que

propone para dicho tropo; de hecho, asegura que algunas imágenes que ilustran metáforas

verbales habituales no cumplen con el criterio de la homoespacialidad y por lo tanto no pueden

ser tenidas por metáforas cinematográficas. Además, dice, muchas imágenes verbales no tienen

nada que ver con metáforas porque las construcciones lingüísticas que evocan no conllevan

metáfora alguna (Carroll, A note 818). Así pues, quienes han soportado sus teorías sobre la

metáfora en el cine en las ideas generales sobre las imágenes verbales de Carroll comenten una

imprecisión. Comentaré a continuación algunas cuestiones acerca de la teoría de las imágenes

verbales para reforzar esta idea de la imprecisión de algunos autores54

.

Es fácil ver cómo las ideas de Carroll al respecto de las imágenes verbales pueden ser una

buena fuente teórica para aquellos que defienden la posibilidad de la formación de metáforas en

el cine de manera laxa a partir de todo tipo de procedimientos; así, Carroll dirá que las imágenes

54

No se puede obviar, eso sí, que en este texto Carroll en ocasiones usa la palabra “metáfora” con tremenda soltura y

sin ninguna prevención ni mayor criterio de delimitación; téngase en cuenta que este texto fue escrito dieciséis años

antes de su otro artículo, así que seguramente aún no tuviera, ni por asomo, una idea clara de los criterios para

delimitar la metáfora en el cine.

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Vélez 58

verbales pueden ser construidas mediante cualquier medio de articulación disponible, incluyendo

por ejemplo la iluminación, el diseño del set, los movimientos de cámara, la angulación, el

montaje, los efectos especiales, etc. (Carroll, Language 189). Desde luego, algo muy similar es lo

que plantean autores como Whittock y Giannetti55

.

2.3.2.1 Charles Forceville:

En su artículo “Theidentification of target and source in pictorialmetaphors”56

este autor

se dedica allí a comentar y problematizar los textos de Nöel Carroll que en el apartado anterior

he abordado, y asegura que no hay razón para considerar la que Carroll toma por metáfora

estricta como el mejor tipo de metáfora, ya que este tropo tiene diferentes manifestaciones por sí

mismo (Forceville 9). Considera que es peligroso asumir un tipo específico de metáfora como el

mejor, sin embargo encuentro un problema en los términos en que pone esto Forceville, puesto

que Carroll no habla realmente de que haya un tipo de metáfora mejor que otro, sino que propone

la necesidad de un planteamiento estricto. Esto es muy importante, pues plantear un tipo

específico de metáfora es conflictivo; al igual que Carroll yo creo que es necesario delimitar las

características particulares del tropo, pero no por esto aseguro que exista una única forma de

hacer metáfora en el cine; seguramente haya otras, pero deberán cumplir con las características

que le son propias a una metáfora.

55

No quiero decir con esto que Whittock o Giannetti sean autores que se hayan basado en la teoría de Carroll, de

hecho Giannetti escribe su artículo “CinematicMetaphors” ocho años antes que Carroll su texto y aunque el libro de

Whittock se publica en 1990 y menciona trabajos de Carroll, no parece haber tenido en cuenta el texto en cuestión

puesto que ni lo menciona ni aparece en su bibliografía. 56

Forceville hace un exhaustivo ejercicio de revisión del tema de la metáfora fuera del ámbito de la escritura y la

oralidad y dedicados al ámbito visual; aporta una buena bibliografía al respecto que comparto aquí: “propaganda

política enSimons, 1995; publicidad en Kaplan, 1990, 1992; Forceville, 1994, 1996, 2000 yMessaris, 1997;

dibujos animados enRozik, 1994; dibujo en Kennedy, 1993; Danto, 1993; arte surrealista enForceville, 1988;

cine en Whittock, 1990” (Forceville 2 la traducción es mía).

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Vélez 59

Este autor, como se ve desde el título de su texto, habla de “metáforas pictóricas”

(pictorialmetaphors) para referirse a las metáforas, no solo en el cine sino también en otras

manifestaciones de carácter visual. Asegura que lo que justifica el llamar a un fenómeno

pictórico “metáfora” depende de una similitud entre dicho fenómeno y lo que comúnmente

llamamos “metáfora verbal” (Forceville 2). Esto es cierto e interesante; todo inicia en la similitud

en los procedimientos, de ahí que resulte equivocada la extrema generalización en cine de

autores como Withock, puesto que la similitud en los procedimientos invita a identificar muchos

de los mecanismos de connotación cinematográficos que él considera metáforas, con

mecanismos retóricos que tienen sus propios nombres y características como el símil, el símbolo,

la metonimia, etc. Así pues, Forceville, por ejemplo, hace la distinción entre metáfora y símil

cuando sugiere que en dicho tropo, en el ámbito visual, simplemente se yuxtaponen dos

fenómenos y se sugiere una relación metafórica entre ellos (Forceville 10). Efectivamente entre

dos elementos relacionados mediante un símil hay una relación metafórica, pero esto no quiere

decir que lo que se construya sea una metáfora. Forceville es muy lúcido al distinguir esto y

hablar claramente de "símil". Esta es en gran medida la cuestión que yo defiendo. Por supuesto

que en una gran cantidad de los mecanismos retóricos se establecen relaciones metafóricas, no

obstante eso no hace que todo tropo sea una metáfora; existe un tropo particular con sus propias

características que se denomina estrictamente metáfora en el ámbito lingüístico y otros tropos,

digamos subsidiarios, que reciben otros nombres y tienen características específicas. Esto mismo

es lo que debe pasar en cine si vamos a usar nomenclatura propia de la retórica literaria y

discursiva, de ahí la necesidad de la delimitación de una metáfora estricta y a largo plazo de la

mayor cantidad posible de tropos.

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A partir de esa noción de similitud con un procedimiento retórico que nos permite hablar

de metáfora en manifestaciones visuales, Forceville plantea tres criterios (preguntas que

necesariamente deben responderse) básicos para poder aceptar la existencia de este tropo en artes

visuales como el cine (Forceville 2-3):

1. ¿cuáles son los dos términos de la metáfora?

Véase en este caso que Forceville empieza por asumir que para que exista una metáfora debe

haber dos elementos relacionados que compongan la metáfora, cuestión fundamental de la

metáfora desde sus características como tropo en el plano lingüístico.

2. ¿cuál es el dominio de destino (target domain) y cuál es el dominio de origen

(sourcedomain) de la metáfora?

Aquí reconocemos la cuestión de la transferencia ya expuesto en el primer capítulo.

3. ¿qué características del dominio de origen se pueden identificaren el dominio de destino?

En este tercer criterio podemos rastrear la cuestión de la coposesión semántica.

Forceville se da cuenta de las posibilidades peculiares que tiene el cine frente a otras

manifestaciones visuales y que radican en su carácter audiovisual, así, comenta que en el cine es

posible construir metáforas en la que uno de los términos está compuesto por la música o los

efectos de sonido, exactamente como viéramos en el ejemplo de Whittock de PatherPanchali y

en los que a continuación, en el siguiente capítulo, abordaremos.

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Vélez 61

3

¿Cómo cargar unacolt con una locomotora el llamas?

Una posible delimitación de la metáfora cinematográfica como tropo en sentido estricto

3.1. A manera de introducción:

Como hemos visto hasta el momento, existe una línea de estudio sobre la metáfora en su

manifestación dentro del cine. Esta línea es débil, no son muchos los que se han acercado a este

asunto y, dentro del grupo de quienes lo han hecho, existe una fuerte tendencia a considerar la

metáfora de una manera laxa. Precisamente esto es lo que motiva en gran medida las reflexiones

de este trabajo, en el que me preocupo por buscar, como algunos autores, ahí está el caso de Nöel

Carroll, alternativas a esta visión lata. Creo necesario ser más precavido con el estudio de este

tropo dentro del cine y más consciente de que, desde su origen como procedimiento aplicado al

lenguaje escrito y oral, la metáfora posee unas características peculiares que, si bien han sido

asunto de larguísimos debates desde las retóricas clásicas hasta nuestros días, no son

precisamente variables, al menos en lo tocante a las características más importantes.

El capítulo al que doy inicio aquí busca sistematizar una posible delimitación de la

metáfora cinematográfica como un tropo en sentido estricto, alejándose de la idea de dicho

procedimiento retórico como una categoría nodriza de toda una flota de otros procedimientos.

Iluminaré dicha delimitación mediante ejemplos extraídos de un corpus muy específico: los

Spaghetti Westerns escritos y dirigidos por el realizador italiano Sergio Leone, director con

ciertas peculiaridades entre las que se cuenta un particular uso de algunos recursos de montaje.

En concreto, es de interés para este trabajo el uso de la superposición de imágenes y sonidos con

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Vélez 62

fines connotativos que, como veremos a lo largo de este capítulo, representan una muestra

paradigmática de lo que considero se puede llamar, con todo rigor, una metáfora

cinematográfica. El mecanismo de montaje en cuestiónes repetitivo en la obra de este realizador

italiano y como tal, constituye una constante de lo que podríamos denominar "poesía

audiovisual"; es parte fundamental y notoria de su poética como cineasta. Por supuesto, esto hay

que apuntarlo, el recurso es moderado en forma de uso y frecuencia, pero estadísticamente

Acudo a este corpus por varias razones: para empezar, el criterio que con más fuerza

arrastra a todo estudio; la simpatía por el objeto a estudiar, es decir, el mero y sincero gusto y

devoción que siento por las películas de este género y en particular por las de este cineasta

italiano. En segundo lugar, porque fue precisamente el visionado de una de sus películas el que

engendró en mí la idea de este trabajo. En tercer lugar, porque es repetitivo en los westerns de

Leone, como decía, el uso del mecanismo de montaje que identifico con la metáfora estricta. Por

último, y no menos importante, porque el cine de Leone es un cine, que si bien posee una

profundidad notable, no deja de estar inscrito en la línea del cine de narrativa tradicional; se trata

de películas sujetas por completo a las dinámicas de mercado fundamentales de este arte.

Pertenece, pues, a eso que se ha dado en llamar mainstream films. Creo que es aquí donde se

deben centrar los esfuerzos analíticos y teóricos sobre el arte cinematográfico, pues es este el tipo

de cine con mayor repercusión y difusión. Sería muy fácil acudir al cine experimental

contemporáneo o al cine surrealista más críptico (como ejemplo Un chienandalou (1929) de Luis

Buñuel) para buscar ejemplos de posibles metáforas cinematográficas, y quizá las que en dichos

casos se encontraran serían excelentes y muy posiblemente compartan con un cine, digamos más

comercial, recursos y procedimientos para construirlas, sin embargo se corre el riesgo de caer en

catalogaciones reducidas y poco aplicables a la generalidad de este arte.

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3.2. Cinco estacas para el O.K. Corral. Criterios de delimitación de la metáfora en el cine:

Ya desde el capítulo 1 delimitaba las características que me parecen fundamentales de la

metáfora como tropo a la hora de estudiarla en el cine y, en el capítulo 2, exponía de manera

fragmentaria cómo dichas características podían entenderse como criterios de delimitación en el

séptimo arte. A continuación, organizaré dichas características para luego dar paso en el

siguiente apartado a su aplicación sobre ejemplos concretos57

.

Cinco son las características que creo fundamentales de la metáfora en el cine, todas ellas,

por supuesto, provenientes ya de la caracterización que este tropo ha tenido a lo largo de la

historia en el ámbito del lenguaje oral y escrito:

I. Presencia de dos elementos en relación de comparación: como veíamos en el capítulo 1, una

metáfora está fundada en una relación inicial de tipo comparativo entre dos elementos; allí

ponía como ejemplo la relación comparativa entre un elemento A (Aquiles) y un elemento B

(León)58

. Dichos elementos son susceptibles de ser relacionados gracias a que comparten una

o varias características, lo cual nos lleva al segundo punto.

II. Coposesión semántica: los elementos en relación comparativa, repito, pueden relacionarse

dado que comparten material semántico. Así pues, un elemento A tendrá una carga semántica

compuesta por X número de semas, así como el elemento B tendrá la propia con Y número

de semas. En el ejemplo de Aquiles y el león, decíamos que reconocemos al personaje de

Aquiles como fuerte, ágil, valiente, feroz y heroico, y que en un león podemos reconocer, a

su vez, una o varias de estas características. El hecho de que uno o varios de los semas sea

57

Corro el riesgo de ser reiterativo con el fin de establecer con claridad los criterios de mi propuesta de delimitación. 58

Los dos elementos propios de una metáfora han sido llamados de distintas maneras, así, por ejemplo, veíamos en el

capítulo anterior, que algunos autores hacían uso de los términos “dominio de origen” y “dominio de destino”, otros,

por ejemplo Ivor Armstrong Richards los denomina “tenor” y “vehículo”. Yo no me caso con ninguna nomenclatura

y prefiero continuar llamándolos “términos” o “elementos” y diferenciarlos con la sencilla convención de una letra;

esto por pura facilidad y porque no es del interés de este trabajo el reflexionar acerca de este asunto particular dentro

del tema de la metáfora.

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Vélez 64

compartido por los dos elementos permite que puedan entablar una relación comparativa, a

partir de la cual podremos construir una metáfora; así, en este caso, podremos referirnos a

Aquiles como un león en la batalla.

III. Transferencia: véase entonces que se ha dado un proceso de transferencia que nos permite

usar el nombre del elemento B para referirnos al elemento A. En este punto, así como en los

dos anteriores, el proceso es idéntico en el caso del cine, por lo tanto no entro en detalle a

hablar sobre cómo se dan en este arte, cosa que sí haré en los siguientes dos puntos.

IV. Co-presencia temporoespacial: esta es posiblemente la característica que considero más

significativa en el ámbito cinematográfico, si bien sin las demás sería insuficiente. Cuando

nos enfrentamos a una metáfora, tanto en el proceso de construcción de la misma como en el

de interpretación, los elementos relacionados están simultáneamente presentes, ya sea de

manera tácita, como sucede en la metáfora in absentia, en la que uno de dichos elementos

queda implícito, o de manera explícita como sucede en la metáfora in praesentia, en la que

literalmente el elemento A y el elemento B aparecen en la metáfora al completo. En el caso

de la metáfora en el ámbito de la escritura y la oralidad, la co-presencia está relacionada con

contenidos semánticos, razón por la cual es una característica que podríamos llamar

subsidiaria de la de la coposesión. En el caso del cine esto tiene peculiaridades relevantes,

puesto que este arte está basado en una secuencialidad temporoespacial inevitable; la de la

sucesión de los veinticuatro cuadros que componen cada segundo de película. Siendo esto

así, para que se cumpla la condición de que dos elementos en relación comparativa estén

efectivamente en co-presencia, es necesario que ambos estén, de alguna manera,

compartiendo el mismo espacio y tiempo cinematográfico, razón por la cual es en los

recursos de solapamiento o superposición en donde he dado con los que considero los

Page 65: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 65

mejores ejemplos de metáfora estricta. Como veíamos en el capítulo anterior, se pueden

establecer relaciones comparativas sin co-presencia de elementos, como sucedía en el

ejemplo de 2001: A SpaceOdissey de Kubrick, en donde el elemento A (hueso) se

relacionaba con el B (nave) mediante la yuxtaposición de planos, sin embargo en ningún

momento dichos elementos compartían un mismo espacio y tiempo, como sí lo hacen los de

los ejemplos que en breve abordaré.

V. Sorpresa, extrañamiento o focalización: la metáfora en el cine es un recurso deliberado, y

como tal, viene a generar una focalización que invita a ser distinguida. Por supuesto, como ya

he mencionado antes en este trabajo, este recurso puede pasar desapercibido, sin embargo no

por esto deja de estar marcado dentro de una película y, de ser notado, generará

necesariamente un cierto tipo de extrañamiento o sorpresa con respecto a lo “esperable”. En

el caso de la metáfora en escritura y oralidad, por su parte, este tropo puede tener un carácter

no deliberado; esto solo en el caso en que se trate de metáforas fosilizadas en la lengua;

aquellas que por el uso se han convertido en formas usuales ya no reconocidas ni por el

emisor ni por el receptor como metáforas; así el caso de “la pata de la silla”. Cuando esto no

es así, el tropo es igualmente intencional y focalizado que en el cine. Ahora bien,

especialmente en el caso del segundo, creo que ese carácter deliberado corresponde a una

conciencia del creador de estar construyendo un recurso connotativo, pero no, obviamente,

una metáfora, puesto que, de eso es prueba este mismo trabajo, no hay una delimitación

suficientemente clara y generalizada como para que con ese nombre conciba el recurso su

realizador.

Page 66: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 66

Hago en este punto una breve reflexión sobre un asunto importante que, si bien no es en sí

mismo un criterio de delimitación, atraviesa a todos ellos: el contexto. Al igual que viéramos

en el caso de la metáfora en su manifestación oral y escrita, en el cine la cuestión contextual

es sumamente relevante a la hora de la percepción e interpretación del tropo, puesto que es a

partir del contexto que se pueden establecer las relaciones semánticas entre los elementos y,

por consiguiente, llegar a una composición e interpretación de tipo connotativo.

3.3. Una bala ferroviaria, dos tiroteos oculares y una asfixiante campanada. Análisis de los

criterios a través de ejemplos:

A continuación, entraré a analizar los cinco criterios de delimitación en ejemplos específicos

de las películas de Sergio Leone. Para dicho análisises necesario tener en cuenta el contexto

específico de las narraciones en las que están insertos estos ejemplos, puesto que, como sucede

en cualquier otra manifestación artística, un recurso retórico no aparece de la nada, sino que está

vinculado, o al menos debería estarlo, con toda la obra.

Es prudente recordar aquí que mi intención con este trabajo no es, de ninguna manera, dar

con una fórmula procedimental para construir metáforas en el cine. Como he dicho, seguramente

haya otras formas de componerlas; yo tomo estos ejemplos, con esta forma particular de

solapamiento entre imagen y sonido, porque son adecuados para ejemplificar esas características

que creo son fundamentales en toda metáfora. Téngase en cuenta, por ejemplo, que de hacer una

generalización tan arbitraria como la que sería asumir esta forma de construir metáforas como la

única, estaría dejando, de entrada, por fuera de las posibilidades de crear metáfora a todo el cine

mudo, así, el propio ejemplo del capítulo anterior, perteneciente a la película de Vertov, no

Page 67: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 67

podría ser entendido, de ninguna manera, como una metáfora, y creo, de hecho, que es muy

posible entenderlo de esa manera.

3.3.1. C'era una volta il West:

Empecemos por el ejemplo que da nombre a este capítulo y a este trabajo. Haré a

continuación una breve contextualización59

sobre este film de 1968, en donde un extraño

pistolero al que llaman “Harmonica” (Charles Bronson), por tocar constantemente este

instrumento, llega a un pueblo y defiende a una viuda, y antigua prostituta, llamada JillMcBain

(Claudia Cardinale), con la ayuda de otro forajido de nombre Cheyenne (JasonRobards), de los

intentos de Frank (Henry Fonda), subordinado del empresario de ferrocarriles obsesionado por

llegar hasta el mar Morton (Gabriele Ferzetti), por hacerse con su tierra; valiosa por ser futuro

paso obligado del ferrocarril. “Harmonica” oculta la intención de vengarse de Frank,

responsable de la muerte de su hermano muchos años atrás, verdadera razón por la que llega a

este pueblo olvidado de la mano de Dios.

En este ejemplo Sergio Leone pone en escena a Frank disparando a un niño y cuando se

da la detonación, mientras continúa el sonido del disparo, se solapa la imagen del tren llegando al

pueblo, con su sonido y su humo que sale de la chimenea como sale el de la boca del cañón (v.

clip 19 http://youtu.be/HUxFmnR0LUo). El disparo se dará justo después de que en la banda

musical EnnioMorricone tenga el detalle de introducir el sonido de una campanada60

.Podemos

entonces asegurar que aquí se compone una metáfora en la que se relacionan el elemento A de la

bala con el elemento B del tren, de tal manera que se da una transferencia del primero al segundo

a partir de la coposesión de semas como el del humo, que en este caso literalmente los vincula

59

Este mismo ejercicio de contextualización narrativa lo llevaré a cabo para las demás películas de este director. 60

Quizá los artífices, sean quienes sean, del título de esta película en español (Hasta que llegó su hora)

comprendieron bien el asunto del filme, a pesar de haber cometido un atropello contra la misma.

Page 68: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 68

visualmente, o quizá el de la condición mortífera de los objetos, si se tiene en cuenta el contexto

que más adelante explicaré. Véase que en el ejemplo esos dos elementos están literalmente

compartiendo, durante un corto período de tiempo, el mismo lugar en la línea espaciotemporal de

la película, lo cual aquí, como en los siguientes ejemplos, logra Leone61

, mediante la vinculación

del sonido y la imagen. Desde luego, si el espectador se percata de este detalle –no pasa desde el

primer visionado de la película (a fin de cuentas la lectura está en la relectura)– seguramente

sentirá el extrañamiento que lo llevará a hacer una lectura connotativa del procedimiento de

montaje que ha presenciado. Como decía, es necesario no dejar de lado el contexto de la

narración de la película; en este caso, la metáfora está fuertemente vinculada al mismo, puesto

que el filme nos muestra la llegada del “progreso” simbolizado por la locomotora en su avance

hacia el Océano Atlántico a través del territorio norteamericano, y ese “progreso” trae consigo la

muerte, no solo de las personas sino, y esto es el tópico central del westerncrepuscular, del

mundo y los valores de peculiar heroicidad propios del personaje tradicional delcowboysen el

cine. Así pues, no es para nada gratuita la relación comparativa entre el tren y la bala en este

ejemplo de metáfora cinematográfica. Estamos ante un western que ya ha dejado de lado los

relatos de la conquista del oeste propios de las películas más tradicionales de autores anteriores

como Howard Hawks, para dar paso, entre otras cosas, a dramas personales en los que el pasado

persigue a los personajes y los define (no se puede olvidar la estrecha relación que llegó a tener

el western con el noir en el cine).

61

Hay que hacer aquí una precisión; el montador de esta película fue Nino Baragli, así que no sería justo darle todo

el crédito a Leone. El director, sabemos, también escribe el guión de esta película junto a, nada menos que, Sergio

Donati, Dario Argento, Bernardo Bertolucci y el dialoguista anglosajón Mickey Nox (IMDB), sin embargo no he

conseguido acceder a este guión ni al de las demás películas que aquí me sirven para mi ejemplificación para

comprobar si sus metáforas están construidas desde los mismos (daría la impresión de que sí por la frecuencia en el

procedimiento en los westerns de este director italiano).

Page 69: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 69

Véase cuán interesante es la manera en que Leone organiza esta secuencia focalizando de

manera absoluta los elementos que le interesa relacionar connotativamente; cuando nos presenta

la pistola, justo para el momento del disparo, y después de la larga antesala de silencio de los

personajes y la banda sonora que incrementa la tensión, lo hace con un plano cerrado que obliga

al espectador a ver única y exclusivamente el arma, a detallar el tambor cargado con balas y la

oscura boca del cañón, para luego dar paso a la confusión visual a través de la falta de foco y de

la presencia del humo acompañado por el estridente sonido del silbato de la locomotora, la cual

lentamente se irá haciendo visible. La intencionalidad por hacer de esta secuencia una

especialmente cargada connotativamente se hace evidente; hay una clara medición de los planos

y su relación con el sonido para lograr el efecto deseado que desemboca en un perfecto ejemplo

de metáfora cinematográfica.

3.3.2. Giùla testa:62

En 1971, Leone estrena este western63

en el que John H. Mallory (James Coburn), experto en

explosivos miembro del IRA que escapa de la tragedia y el desamor del pasado, conoce a un

bandido mexicano llamado Juan Miranda (RobSteiger) al que solo interesa el dinero y se

mantiene completamente al margen de la conflictiva situación política de su país, viviendo en

una marginación delictiva con su nutrida familia. Estos dos juanes terminan envueltos, casi por

accidente y totalmente en contra de su voluntad primera, en la revolución mexicana, lo que

62

Hago aquí, como en los siguientes apartados, el mismo ejercicio de reconocimiento al trabajo de los guionistas y

del montajista de la película. El guión de Giù la testa fue obra del propio Sergio Leone, en compañía de Sergio

Donati, Luciano Viscenzoni y Roberto De Leonardis junto a Carlo Tritto como dialoguistas. El montaje estuvo a

cargo de Nino Baragli(IMDB). 63

Hay aquí que mencionar que es problemático enmarcar esta película dentro del género del Western, no obstante

eso no desvirtúa el ejemplo extraído de esta. Eso sí, el filme comparte muchos de los elementos propios del género

en particular y de la visión que Leone tiene del mismo.

Page 70: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 70

devolverá el sentido a sus vidas a través de un heroísmo que el primero había decidido abandonar

y que el segundo desconocía poseer.

En este filme Leone repite el procedimiento usado en C'era una volta il West. En esta

ocasión vemos un close-up de los ojos del Coronel del ejército mexicano (Antoine Saint-John)

mientras ve cómo Juan y John escapan, mientras tanto, en off, se escucha el sonido de muchos

disparos que a continuación sabremos concuerdacon la siguiente secuencia en la que los soldados

mexicanos están fusilando civiles (v. clip 20http://youtu.be/M177vMf6gq4). Así pues, nos

enfrentamos a una relación de comparación entre la mirada de un personaje con la acción del

tiroteo. Tenemos entonces dos elementos relacionados en copresencia espaciotemporal al

establecer una secuencia en la que el sonido de los disparos se presenta mientras vemos la

imagen de la mirada del Coronel. En este ejemplo en particular, en relación con los criterios de

delimitación, es importante hablar sobre el asunto de la focalización, puesto que aquí, la

prolongación del recurso es significativa y hace que dicha focalización, y por lo tanto la

posibilidad de la sorpresa o extrañamiento para el espectador sean mayores. El director le da una

gran cantidad de tiempo al espectador para percatarse, incluso en un primer visionado, de la

vinculación dislocada entre el sonido y la imagen, y hace un énfasis especial mediante el

encuadre de los ojos del personaje interpretado por Antoine Saint-John, a través de un plano

detalle de los mismos en el que se evidencia claramente el gesto de odio y descontento del

personaje. Además, en cuanto vemos la procedencia visual del sonido de esos disparos, esa

mirada se carga aún más de significado, puesto que esos disparos son los de una masacre; un

fusilamiento en el que los campesinos no tienen posibilidad de escape, lo que contrasta con la

acción de Juan y John, quienes sí pueden escapar de las balas del ejército mexicano.

Page 71: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 71

Me ha parecido innecesario ahondar, a la hora de hablar de la metáfora a lo largo de este

trabajo, en el hecho de la posibilidad de construir metáforas lingüísticas enfocadas en distintas

categorías gramaticales, y pienso que vincular las cinematográficas con estas categorías puede

ser peligrosamente impreciso, no obstante, si se hiciera el ejercicio de intentar traducir estos

ejemplos de metáfora cinematográfica a metáforas lingüísticas (cosa que no siempre es del todo

posible, como tampoco lo es andar el camino contrario), en este ejemplo bien podríamos hablar

de metáfora verbal (en el sentido de formada sobre la categoría gramatical del verbo) si

dijéramos algo así como “el coronel dispara con los ojos”. Este tipo de metáfora en el caso del

cine tiene también la peculiaridad, como sucede con las metáforas verbales en la escritura y la

oralidad, de que la identificación de los dos elementos en relación comparativa no es tan

explícita, no obstante, como se ve en el ejemplo, ahí están los dos. Si bien es difícil decir que el

elemento A se refiere a los ojos y el B a las balas, dado que podemos hablar también de “mirar”

y “disparar”, en todo caso existe una relación comparativa entre dos elementos.

Yendo a un análisis de tipo contextual, hay que apuntar que en la película, los dos

protagonistas (Juan y John) están escapando en el momento expuesto en el ejemplo. Juan ha sido

capturado y está a punto de ser fusilado y John llega para rescatarlo, razón por la cual incrementa

el odio que el Coronel, su antagonista, ya siente en ese momento hacia la pareja de

revolucionarios. Así pues, una vez más, la metáfora que se construye responde enteramente al

contexto narrativo.

Page 72: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 72

3.3.4. Per QualcheDollaro in Più64

:

En este western de 1965, que de cierta manera se autodeclara como una suerte de

continuación del film del año anterior Per un pugno di dollari, un caza recompensas llamado “El

manco” (Clint Eastwood), se une a otro de nombreDouglas Mortimer (Lee Van Cleef) para

capturar a “El indio” (Gian Maria Volonté); el primero por razones puramente económicas, el

segundo como parte de una venganza personal. Como pasara en Giùla testay en C'era una volta

il West,aquí el personaje definido y atormentado por su pasado logra resolverse como personaje a

través de la venganza, mientras que el personaje definido por su interés económico, termina por

redefinirse a través de una conducta, digamos “heroica”.

En esta película Leone ya había hecho uso del mismo recurso de la asociación metafórica

entre la imagen de los ojos y el sonido de las balas que viéramos en su película Giùla

testa(posterior en el tiempo a esta). Aquí, como en el caso anterior, el recurso está

tremendamente marcado, aún más, de hecho. En la película se nos presenta a Douglas Mortimer

mirando el cartel de recompensa por la captura de “El indio”. En el montaje se establece un

plano contra plano de los ojos de Mortimer y el cartel con la cara de “El indio”; cada que vemos

los ojos de Mortimer suena un disparo que tiene como respuesta otro cada que vemos el cartel (v.

clip 21 http://www.youtube.com/watch?v=-GhWu6aGNk0). Así pues, una vez más tenemos

relacionados en copresencia dos elementos a través de una relación comparativa. Como se ve, el

procedimiento es básicamente el mismo del ejemplo anterior y aquí, responde también a una

razón narrativa; estos dos personajes luego se encontrarán en duelo para resolver la venganza

64

Guión: Sergio Leone, FulvioMorsella, Luciano Vincenzoni (parece ser que también participaron en este trabajo el

acostumbrado colaborador de Leone, Sergio Donati y Fernando Di Leo, no obstante sus nombres no aparecen en los

créditos de la película).

Montaje: Eusebio Alabiso y Giorgio Serrallonga(IMDB).

Page 73: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 73

personal que Mortimer tiene que llevar a cabo, ya que “El indio” fue el responsable de la muerte

de su hija y del novio de esta.

Véase, por otro lado, cómo no muy avanzada esta misma película encontramos otro ejemplo

de posible metáfora. Cuando se presenta por primera vez al personaje de “El manco” entrando al

pueblo. La cámara enfoca su mano cabe su pistola, cubierta la primera por la peculiar muñequera

de cuero que caracteriza al personaje, mientras en off se escucha el sonido de un trueno. Se

establece aquí una relación comparativa entre la mano (junto a su pistola) con el trueno (v. clip

22 http://youtu.be/mICghqnDlo8). Téngase en cuenta que el personaje de “El manco” se

caracteriza en esta película por ser letal como pistolero. El trueno, elemento vinculado al poder y

la destrucción es aquí puesto en relación con la efectivísima mano de pistolero de “El

manco”.Este caso en particular realmente no está focalizado de la manera en la que lo están los

anteriores ejemplos, dado que el trueno antecede a la lluvia que, connotativamente, arranca en el

momento en que “El manco” entra del todo en el pueblo. Además de esto, como sucediera en un

ejemplo como el extraído por Carroll de Videodrome, lo anterior hace que haya una literalidad

que impide, en gran medida, aceptar este ejemplo como una metáfora tan pura y estricta como las

anteriores, si bien la construcción apunta a algo similar. En este punto resulta interesante

recordar el procedimiento retórico de la silepsis, en donde una palabra estaba cargada con un

significado literal y uno connotativo de manera simultánea. Aquí, por ejemplo, podríamos

perfectamente decir que el sonido del trueno tiene una carga literal dado que efectivamente está

antecediendo a la lluvia en escena, pero, a su vez, puede entenderse de manera connotativa como

elemento de comparación con la letal mano del personaje interpretado por Eastwood.Recuérdese

la idea de que si bien Leone, con toda seguridad, tiene una intencionalidad deliberada al hacer

este tipo de construcciones connotativas, difícilmente asumirá que está construyendo metáforas

Page 74: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 74

como tal, así que hace uso de la estrategia de montaje de imagen y sonido de manera

absolutamente libre. Creo que en todo caso aquí sí que podemos hablar también de metáfora,

pero me interesa resaltar cómo se puede ser más o menos purista a la hora de usar la propia

delimitación que yo mismo he planteado.

3.3.3. Per un pugno di dollari65

:

En esta película de 1964, conocida entre otras cosas por ser un remake de la excelente

película de AkiraKurosawaYôjinbô(1961), Joe (Clint Eastwood), un pistolero que llega a un

pueblo mexicano dominado por el violento enfrentamiento entre dos familias, se infiltra en

ambas como mercenario y termina por llevarlas a una carnicería que acaba con el control que los

dos bandos tenían sobre el pueblo.

Leone, una vez más, introduce el recurso del solapamiento de un sonido propio de un

elemento sobre la imagen de otro diferente. Aquí se nos presentauna horca colgada de un

chamizo pendiendo mientras suena en off el tañido de una campana (v. clip

23http://youtu.be/seS53TYCqs0). Podríamos asumir aquí una metáfora que vincula esos dos

elementos y sus ámbitos simbólicos de: la muerte, la marca de la hora, la religión, etc. De hecho,

podríamos hablar aquí de “la hora de la muerte” representada metafóricamente por la conjunción

de ese plano visual de la cuerda y el sonido de la campana. A diferencia del caso que veíamos en

último lugar en Per QualcheDollaro in Più, aquí la focalización es muy evidente, ya que en

ningún momento, ni antes ni después de esta secuencia, se presenta en pantalla la imagen de la

campana, por lo tanto el sonido del tañido se puede entender, de alguna manera,

comoextradiegético, en el sentido de que no pertenecería literalmente a lo que está sucediendo en

65

Guión: Sergio Leone, A. Bonzzoni, Víctor Andrés Catena, Jaime Comas (con la colaboración no acreditada de

Fernando Di Leo, DuccioTessari y Tonino Valerii).

Montaje: Roberto Cinquini (con el nombre de Bob Quintle) y Alfonso Santacana(IMDB).

Page 75: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 75

la realidad de la narración. Ahora bien, obviamente esto puede resultar discutible, puesto que

podríamos decir que no porque la imagen de la que procede el sonido no sea vista esta no está en

la diégesis, sin embargo, lo que me interesa resaltar es el hecho de la intencional vinculación de

los elementos y de la omisión de la imagen, digamos “natural”, de la que procedería el sonido.

De hecho, el sonido llama la atención de Joequien no dirige su mirada hacia campana alguna,

sino directamente hacia la horca que pende al ritmo del tañido como si de allí proviniera el

tañido. Por supuesto, la relación contextual de este recurso connotativo es clara en este ejemplo;

la entrada de Joe al pueblo implica el inicio de un proceso de violencia y muerte, así que

realmente ese péndulo de la horca indica claramente la hora de la muerte en el relato de la

película.

3.4. Reflexiones finales:

Como ha podido verse a lo largo de estos ejemplos de las películas de Leone, el recurso

de montaje de la superposición o solapamiento entre una imagen y un sonido que no le es propio

es un procedimiento muy caro a este director y sirve para ejemplificar realmente bien la metáfora

en sentido estricto que propongo es posible identificar en el cine. Podemos añadir también que

esta vinculación, llamémosla “dislocada”, de imagen y sonido tiene la capacidad de otorgar una

información connotativa única. Solo las artes audiovisuales gozan de esta posibilidad.

Por supuesto, me reitero en esto, no sugiero que esta sea la única manera posible de

construir metáforas en este arte, como tampoco puedo atreverme a decir que los criterios de

delimitación que propongo representen una verdad absoluta y definitiva sobre lo que es este

tropo en el cine. El recurso usado por Sergio Leone encaja a la perfección con esa delimitación

que simplemente es un ejercicio de rigurosidad a partir del rastreo de las características que

Page 76: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 76

considero más significativas de la metáfora, razón por la cual las escojo como fundamentales

para hacer el estudio de dicho procedimiento retórico en el séptimo arte.

Independientemente de esto, el acercamiento a este corpus de ejemplos despierta en mí

ciertas dudas. En primer lugar resulta sumamente curioso el hecho de que un director sea tan afín

a un recurso de montaje como el que hemos visto. Esa sola afinidad viene a ser una buena prueba

de la absoluta intencionalidad connotativa del procedimiento por parte de su realizador. Más

curioso resulta pensar que Sergio Leone participó como director (que se tenga constancia en los

créditos, pues el italiano, se sabe, ha dirigido, sin crédito, entre cinco y seis filmes) en siete

películas, de las cuales una pertenece al noir y otra al péplum66

, de resto, todas son westerns

(teniéndose en cuenta, no obstante, las peculiaridades de Giù la testa que dificultan catalogarla

como tal). De entre esas cinco películas, solo en una de ellas, Ilbuono, ilbrutto, ilcattivo (1966),

no logré encontrar en ningún momento el uso de este recurso de montaje, como tampoco lo hace

en las dos películas ajenas al género del Oeste67

. Así pues, sería de suponer que el uso de tan

peculiar procedimiento tenga mucho que ver con el género mismo, no obstante la bibliografía al

respecto de Leone y del Western no despeja de ninguna manera esta duda. Cierto es, ahora bien,

que el director italiano alcanza sus cotas más altas de poesía audiovisual en este tipo de películas.

Por otro lado está el asunto, que me servirá como punto de partida a una de las

conclusiones que presentaré en el siguiente capítulo, de que, sea mediante el peculiar

procedimiento de montaje de Leone, o mediante cualquier otro procedimiento que logre cumplir

con las delimitaciones planteadas para la concepción de la metáfora como tropo en sentido

66

Soy aquí absolutamente lato en la concepción de los géneros; no es mi objetivo hacer un análisis fílmico sobre este

asunto, así que por esa razón me lo permito. 67

Quizá podría ser una excepción el larguísimo uso “dislocado” del sonido que Leone hace en Once Upon a Time in

America(1984), en donde un teléfono suena y suena y nunca descubrimos su verdadera fuente; incluso veremos un

teléfono al que comprobamos ese timbre no pertenece, puesto que parece provenir de la cabeza obnubilada por el

opio de “Noodles” (Robert de Niro).

Page 77: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 77

estricto en el cine que aquí he propuesto, la metáfora en el cine, en este sentido, es un recurso

retórico tremendamente escaso en el séptimo arte, comparativamente hablando con la escritura y

la oralidad, lo cual, como mostraré, es muy significativo a la hora de abordar la relación entre el

cine y la literatura.

Page 78: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 78

Las cicatrices del león

Conclusiones

Empezaré este capítulo dedicado a las conclusiones producto del trabajo realizado en las

páginas anteriores, planteando la que, a mi modo de ver, es la principal de ellas: existe una

profunda brecha que separa al cine de la literatura; su nexo narrativo evidente esconde detrás

diferencias constitutivas fundamentales.

Si nos acercamos al estudio de la metáfora como tropo en la literatura, de hecho en el

lenguaje escrito así como en el oral de manera general, podemos asegurar fácilmente que este

recurso retórico es allí, por frecuencia e importancia, el principal. Los esfuerzos de autores como

Trevor Whittock a la hora de estudiar la metáfora en el cine apuntan a ver dicho recurso de la

misma manera en este arte, cosa que, como ya he explicado largamente en los capítulos

anteriores, considero inadecuada. Al hacer el ejercicio de rastrear características fundamentales

de la metáfora para así delimitar su existencia en el séptimo arte, lo primero que salta a la vista es

que es un recurso retórico bastante escaso, especialmente si se compara su frecuencia en el cine

con la que tiene en un arte como la literatura. Véase que incluso si se hiciera un ejercicio de

estricta delimitación de la metáfora como tropo en la literatura, como yo lo he hecho en el cine,

la presencia de dicho recurso retórico aún sería abundantísima, cosa que, como hemos visto, no

sucede en la gran pantalla.

El caso de Sergio Leone, que veíamos en el capítulo anterior, es una rareza; se trata de un

cineasta que hace uso de un procedimiento de montaje afín a mi delimitación, pero si se logran

encontrar dos o tres ejemplos en una misma película suya ya es mucho decir. El abuso de un

recurso connotativo como ese en una película sería claramente perjudicial para la misma. Quizá

Page 79: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 79

Leone sea una prueba viva en el cine de la idea que autores como Aristóteles o Longino tenían

del tropo en cuestión; recuérdese que ellos compartían la apreciación de la importancia de la

mesura en el uso de la metáfora. Aristóteles consideraba que “el uso en cierto sentido demasiado

visible de este modo de expresarse es ridículo” (Poética 1458b16). Longino, por su parte,

aseguraba que en cuanto al número de ellas es prudente usar a lo sumo dos o tres con el mismo

sujeto (Longino 32,1). Dada esta diferencia fundamental en el simple hecho de la frecuencia de

la metáfora, llego a la confirmación de la honda escisión existente entre el cine y la literatura, la

cual aparentemente no es tal, al menos a primera vista, pero que ante esta evidencia se muestra

tremenda. Me valgo de la siguiente analogía: pensemos en dos porciones de tierra separadas por

una pequeña grieta; a simple vista parecerán prácticamente unidas, sin embargo, si miramos con

detalle, podremos ver que la grieta, aunque pequeña, es profunda y se escapa a la apreciación

rápida hasta dónde llega entonces la separación entre los dos cuerpos de tierra. Algo similar

parece demostrar sobre la relación entre cine y literatura el estudio sobre la metáfora.

Ahora bien, a la vez que se comprueba la existencia de estas diferencias fundamentales, el

hecho de poder estudiar recursos retóricos, como el de la metáfora, en el cine sugiere que hay

efectivamente una relación igualmente profunda entre las diferentes artes. El cine está

relacionado con la literatura, en un nivel fundamental, más que por su herencia narrativa, por un

elemento común a todo arte que descansa en el reino de lo semiótico. Habrá que confesar en este

punto que, efectivamente este trabajo no está estrictamente dedicado a la literatura, como

tampoco lo está al cine; en realidad el campo en el que se inscribe es más bien es el de la

semiótica, pues allí es donde nacen las verdaderamente hondas relaciones entre las artes.

Ya que he mencionado más arriba el asunto del procedimiento peculiar de montaje de los

ejemplos expuestos en el capítulo anterior, no sobra decir que otra conclusión que se extrae de

Page 80: Cómo cargar unacolt con una locomotora en llamas Una

Vélez 80

este trabajo es que parece ser que los procedimientos de montaje son la fuente fundamental, no

me atrevo a decir única, de la metáfora en el cine entendida en sentido estricto. Por supuesto,

como ya he mencionado en este trabajo, cuando hablo de montaje me refiero a su concepción

más purista, la que alude al quehacer en la moviola o en la consola de edición. Parecería que solo

a través del montaje pueden cumplirse los criterios fundamentales de delimitación de la

metáfora. Otros procedimientos propios del cine, como aquellos relacionados con la puesta en

escena, difícilmente puedan lograr aunar la transferencia, la coposesión de semas, la co-presencia

y la focalización de la que he hablado.

Esos criterios de delimitación que escogí como fundamentales de la metáfora surgieron como

producto del acercamiento a la bibliografía acerca de este recurso retórico en el ámbito de la

oralidad y la escritura, así pues, el estudio de la metáfora en el cine me ha acercado a elementos

fundamentales del mismo tropo en dicho ámbito, lo que me hace pensar que el estudio de los

procedimientos retóricos en el cine puede ser de utilidad para entender los mismos, realizando

una toma de distancia, en la escritura y la oralidad. La cuestión radica en que la necesidad de una

delimitación de criterios, para poder aproximarse al cine, conduce necesariamente al

reconocimiento de lo que es y no fundamental de un recurso retórico en su ámbito de origen, lo

que hace que el estudio aplicado a otros ámbitos, a otras artes, sea doblemente

provechoso.Siendo esto así, el estudio de los procedimientos retóricos en el cine permite

entender el funcionamiento de este arte en particular, pero a su vez redunda en beneficio del

entendimiento de los ámbitos de origen de los recursos retóricos, así, por ejemplo, la literatura.

Allí, como hemos visto, por ejemplo, se presenta el problemade delimitación frente a ciertos

recursos retóricos cercanos, lo cual, como vimos, se da también en el cine. Precisamente el hecho

de que esto se extienda a un arte como el cine, hace necesario este trabajo, justifica las páginas

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que aquí concluyo, puesto que se torna indispensable la precisión en los criterios para intentar

solventar esta dificultad. Quizá el intento por hacerlo en el cine pueda aplicarse de manera

fructífera en una arte como la literatura y ayudar así, en un camino de vuelta, a mitigar el

problema de fronteras entre ciertos tropos allí presente.

Por último he de añadir que este trabajo invita a continuar una investigación, que espero

poder realizar, sobre otros casos de recursos retóricos en el cine. Se presenta como necesaria

dicha investigación, puesto que quizá esta en el cine pueda dar nuevas luces sobre dichos

recursos y sus peculiares problemáticas en su campo original.

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