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COMUNIDADES Y CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES: EXPERIENCIAS Y DESAFÍOS EN AMÉRICA LATINA

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Iera Edición1999 Ediciones ABYA-YALA

12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla 17-12-719Teléfono: 562-633 / 506-247Fax: (593-2) 506-255Quito-EcuadorCorreo electrónico:E-mail: [email protected]@abyayala.org.ec

Programa Bosques, Arboles y Comunidades Rurales (FTPP) FAOAv. 12 de Octubre 1430 y WilsonApartado 17-12-833Telefax: (593-2) 506-267Correo electrónico:E-mail: [email protected]

COMUNIDEC, Fundación de DesarrolloEloy Alfaro 1824 y Bélgica (3er piso)Telefaxes: 546362 - 553643Quito, Ecuador

Compilación y Edición: Pablo Ortiz-T

Diseño y diagramación: Abya-Yala Editing

ISBN: - 9978-04-478-7

Impresión: Impresiones Digitales Docutech

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IINNDDIICCEE

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V

CCaappííttuulloo II ::RReefflleexxiioonneess yy PPrrooppuueessttaass tteeóórriiccoo -- ccoonncceeppttuuaalleess

Apuntes teórico-conceptuales para el diseño de una propuesta metodológicade manejo de conflictos socioambientales a través de la forestería comunitaria. Pablo Ortiz-T . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Aproximaciones conceptuales y metodológicasal conflicto social. Patricio Guerrero A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

Aproximaciones a un marco teórico para la comprensión y el manejo de conflictos socioambientales. René Orellana H. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

Territorialidad de pueblos indígenas de las tierras bajas de Bolivia y el marco conceptual de la resolución de conflictossegún Peter Wallensteen. Roberto Balza A. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

Conflictos en forestería comunitaria en América del Sur.Carlos Villareal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

La dimensión de género en el manejo alternativo de conflictos socioambientales: una exploración preliminar.Susan Poats. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141

Condiciones necesarias para el manejo de conflictos socioambientalesLourdes Endara Tomaselli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155

Pauta para el manejo de conflictos. Una perspectiva metodológica.Víctor Hugo Torres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161

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Ordenamiento territorial: ¿Inventario de recursos o inventario de conflictos?Manuel Briceño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167

Participación comunitaria y alternativas ambientalesAugusto Angel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181

CCaappííttuulloo IIII:: EExxppeerriieenncciiaass yy ccaassooss

Comunidades rurales en conflicto: Una fotografía. Rolain Borel. . . . . . . . . . . . 193

Casos Yuracarés e Izoceños: Derecho consuetudinario y recursos naturales. René Orellana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201

Del otro lado de la luna: litigios y pleitosMiguel Donayre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211

Iniciativas locales, voluntarios nacionales y manejo de conflictossocioambientales en América Latina. Fernando Rosero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227

Participación en los conflictos ambientales amazónicos.Esperanza Martinez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239

Los conflictos socioambientales. Una perspectiva anacrónica.Teodoro Bustamante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257

Paralegales comunitarios y medio ambienteManolo Morales F. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265

Conflicto y manejo sustentable de recursos naturales en la Amazonía ecuatoriana. Iván Narvaez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273

Bolivia: la guerra de los pozos en Vinto y Sipe Sipe. Carlos Crespo . . . . . . . . . 293

CCaappííttuulloo IIIIII:: BBaasseess mmeettooddoollóóggiiccaass ppaarraa eell ttrraattaammiieennttoo ddee CCoonnfflliiccttooss SSoocciiooaammbbiieennttaalleess

Conflictos…¿sociales, ambientales, socioambientales?…Conflictos y controversias en la definición de conceptosRené Orellana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 331

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Hacia una propuesta de manejo participativo de conflictos socioambientalesPablo Ortiz T. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345

Mecanismos legales y alternativos para el manejode conflictos ambientales. Liliana Díaz R. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369

Protegiendo los derechos de propiedad colectiva. La búsqueda de una solución provisional. Brendan Tobin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 383

Medios alternativos de solución de conflictos en comunidades indígenas ecuatorianas. Elizabeth García y Jaime Veintimilla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 397

La consulta Baha’i: una herramienta para solucionar conflictosDonald Stewart. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 409

Resolución de disputas públicas. Claudio Creamer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417

Introducción a las metodologías participativas. Galo Ramón . . . . . . . . . . . . . . 433

Naturaleza de los conflictos socioambientales, estrategias de apoyo utilizadasy condiciones necesarias para su manejo: perspectiva desde la planificación. Antonio Bernales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 451

Breve referencia de los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465

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COMUNIDEC, Fundación de Desa-rrollo en nombre del Programa FTPP de laFAO y de la Editorial Abya Yala, pone enconsideración de los lectores del país y laregión el libro Comunidades y ConflictosSocioambientales: Experiencias y Desafíosen América Latina. Este libro representa unesfuerzo de colaboración interinstitucio-nal, dirigido a llenar un vacio de informa-ción y reflexión sobre temas relacionadoscon el manejo ciudadano de conflictos.

Los artículos que conforman el libroy sus autores participaron en diferenteseventos: cursos, encuentros, talleres, con-ferencias nacionales e internacionales ymuestran la vocación por constituir unaPlataforma Institucional en el Ecuador diri-

gida a facilitar y apoyar las iniciativas queen este campo vienen realizando organiza-ciones de base, entidades especializadas ypersonas involucradas en acciones colecti-vas.

Estamos seguros que este libro seráun referente clave para todas las personase instituciones que de una u otra maneraestán involucradas en el campo del mane-jo colaborativo de conflictos socioambien-tales.

Carlos Moreno M.DIRECTOR EJECUTIVOCOMUNIDEC

III

Presentación

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El propósito del presente libro con-siste en poner a consideración del públicointeresado, instituciones públicas y priva-das, universidades, organismos no guber-namentales, de cooperación para el desa-rrollo y organizaciones rurales en general,los temas y quizás los textos más relevan-tes discutidos a lo largo de un proceso dereflexión colectiva de cerca de dos años entorno a los denominados conflictos so-cioambientales que involucran a comuni-dades rurales, sean campesinas o indíge-nas de la región, especialmente Centroa-mérica y las áreas andino-amazónicas deEcuador, Perú y Bolivia.

Se trata de 26 autores de varios paí-ses que ponen a consideración de un pú-blico más amplio, aquellos avances, enunos casos, productos finales o experien-cias, en otros, que fueron discutidos en al-gunos de los eventos promovidos por elPrograma FTPP en asocio con algunas ins-tituciones locales. Todos ellos, han tenidocomo denominador común, no solo elcompromiso por desarrollar una lecturapropia, desde la realidad latinoamericanasobre el tema de manejo o tratamiento delos conflictos socioambientales, sino la lu-cha por apoyar las reivindicaciones popu-lares por mayor participación y transparen-cia en los procesos que deciden la suerte

de los recursos de bosques, aguas y suelosde los cuales dependen no solo comunida-des rurales campesinas e indígenas para susobrevivencia, sino también economíasnacionales en su conjunto.

Y es que a fines de siglo, existe uncreciente interés por la relación estrechaentre recursos naturales, pobreza y conflic-tos. Según la FAO, no debemos perder devista que muchas de las personas despro-vistas de los recursos esenciales para so-brevivir en la región, también viven en lasáreas más vulnerables desde el punto devista ambiental. El 80% de los pobres enAmérica Latina están asentados en tierrasmarginales caracterizadas por su baja pro-ductividad y una alta susceptibilidad a ladegradación ambiental, incluyendo tierrasáridas, suelos de baja fertilidad y laderaspendientes.

Sin duda, la degradación ambientalque resulta cuando las personas utilizanestas tierras marginales para procurarsemadera combustible y para sembrar culti-vos de subsistencia y comerciales, empeo-ra su pobreza y abre la posibilidad a situa-ciones conflictivas.

Las estadísticas de conflictos mues-tran que existe una correlación directa en-tre deterioro de los recursos naturales, po-breza y las probabilidades de surgimiento

V

Introducción

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de conflictos. Una variable adicional im-portante que debe ser tomada en cuenta enese marco, es la capacidad de presión ymovilización de esas poblaciones involu-cradas. O en otros términos, su nivel de or-ganización y expresión públicas.

Y a medida que los cultivos comer-ciales desplazan las actividades de subsis-tencia, las comunidades rurales se vanmarginando y excluyendo todavía más,viéndose forzadas a instalarse en tierrasambientalmente frágiles. Esas son las con-diciones que constituyen el telón de fondode los conflictos socioambientales, y laFAO, a través de la Unidad de ForesteríaComunitaria y las instituciones coasocia-das al Programa de Bosques, Arboles y Co-munidades Rurales (FTPP), ha buscado de-sarrollar propuestas que lleven a que losactores involucrados no solo desactivenconflictos y neutralicen su escalada, sinofundamentalmente a que reflexionen y de-finan sus responsabilidades o papel frentea la economía, al medio ambiente y a lacultura o los procesos de toma de decisio-nes, y adicionalmente, para que miren enlos conflictos la oportunidad para fortale-cerse y hacer efectiva su participación enla definición del nuevo siglo.

En América Latina, este proceso seinició en septiembre de 1993 con el “Pri-mer Seminario sobre Resolución de Dispu-tas en Comunidades Forestales”, celebradoen San José, Costa Rica, con el co-auspiciode Resolve, la Universidad para la Paz y elFTPP. Dicho evento permitió intercambiarinformación sobre los conflictos existentes,

sus características y estrategias recurrentesen la región, así como constatar las poten-cialidades y limitaciones de las opcionesalternativas para que las comunidades ru-rales involucradas puedan manejarlos ade-cuadamente. De hecho, la inquietud fun-damental se concentró en la falta de estra-tegias viables y adecuadas en un contextopolítico, cultural y social complejo comoel latinoamericano.

La inquietud en referencia fue asu-mida por el FTPP-Ecuador y, a finales deese mismo año, en co-auspicio con laUnión Internacional para la Conservaciónde la Naturaleza (UICN) y el Instituto Lati-noamericano de Investigaciones Sociales(ILDIS), se crearon, dos “Grupos de Traba-jo” en Ecuador y Perú, que en su primerafase se propusieron sistematizar y analizarlos principales conflictos y sus impactoscomunitarios y ambientales, derivados deproblemas centrales como fueron: la ex-plotación petrolera en la Amazonía ecua-toriana; y la tenencia de la tierra en laAmazonía Peruana, Departamento de Lo-reto. Ambos grupos de trabajo tuvieronuna actuación regular que se extendió poralgo más de un año; y, en el caso del gru-po de trabajo ecuatoriano, los resultados setradujeron en el libro publicado con elnombre de “Marea Negra en la Amazonía:conflictos socioambientales derivados dela explotación petrolera” (1995). En Cen-troamérica al mismo tiempo, la Universi-dad de La Paz (UPAZ) con el apoyo delFTPP, promovió numerosos talleres con lasorganizaciones campesinas e indígenas,

VI

Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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llegando a desarrollar varios materiales decapacitación en el tema, especialmente através de programas de radio.

Dicha etapa dejó en claro dos ele-mentos importantes en torno al tema: la es-casa atención que las Ciencias Sociales dela Región habían dado al análisis de este ti-po de conflictividad, y como corolario ob-vio, la inexistencia de una propuesta viableque recoja opciones estratégicas, metodo-lógicas e instrumentales para que los acto-res más vulnerables en una relación deconflicto en torno a recursos naturales pue-dan recurrir con éxito a canales legítimos,pacíficos, alternativos y participativos.

Para entonces, al interior del FTPP,componente latinoamericano, se había de-cidido desde 1995, coordinar un procesoque apunte a profundizar el conocimientoteórico y empírico sobre los conflictos so-cio-ambientales; y a partir de ello, la pre-paración de una “propuesta metodológi-ca”. Con ese antecedente, se desarrollarondos eventos seguidos: el uno en San José,Costa Rica, con el curso denominado “Re-solución de Conflictos en el Manejo de Re-cursos Naturales, entre el 3 y el 20 de oc-tubre de 1995, coordinado por el Centrode Derecho Ambiental y de los RecursosNaturales (CEDARENA); y el otro en Quito,Ecuador del 13 al 16 de noviembre delmismo año, un Seminario Taller Internacio-nal sobre “Manejo Alternativo de Conflic-tos Socioambientales”, al cual asistieronespecialistas de varios países de la región,de América y Europa, con el coauspicio dela Comisión Asesora Ambiental de la Presi-

dencia de la República del Ecuador(CAAM), la Unión Mundial para la Natura-leza (UICN) y el Centro de InvestigacionesDerecho y Sociedad (CIDES). Estos doseventos tuvieron la finalidad de compartiry analizar los avances teórico y metodoló-gicos relativos al manejo alternativo de es-te tipo de conflictos. Se presentaron variasponencias y se discutieron algunos aportesmetodológico-instrumentales del trabajoque venia desarrollando FTPP América La-tina. Parte de esos documentos están com-pilados en el presente volumen.

Entre enero y abril de 1996, se reali-zó la conferencia electrónica mundial“Tratamiento de conflictos en torno a losrecursos naturales a través de la foresteríacomunitaria” cuya coordinación latinoa-mericana fue encargada al FTPP-Ecuador,con el apoyo de la Facultad Latinoamerica-na de Ciencias Sociales (FLACSO). Esteevento permitió acceder a importante in-formación sobre casos y avances teóricosrelativos a conflictos socioambientales enel resto del mundo, particularmente enAsia y Africa y, de hecho, enriquecer conestas experiencias la construcción de unapropuesta metodológica regional. Paraleloa este evento se constituyó la Segunda fasedel Grupo de Trabajo Ecuador, en el queparticiparon representantes de 15 organis-mos no gubernamentales (ONGs). DichaConferencia Electrónica Mundial, produjoen 1997, un documento titulado “Addres-sing Natural Resource Conflicts throughCommunity Forestry”, que consta de cua-tro módulos.

VII

Introducción

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Todo el proceso anotado permitiódiseñar la primera versión borrador de lapropuesta metodológica sobre “GestiónParticipativa de Conflictos Socioambienta-les”, la cual fue sometida a discusión yanálisis de 17 especialistas de 10 países, através del “Taller electrónico internacionalde discusión sobre el documento de pro-puesta para una guía metodológica para elmanejo de conflictos en torno a recursosnaturales” celebrado entre el 29 de abril y19 de julio de 1996. Este análisis fue efec-tuado, paralelamente, por los Grupos deTrabajo nacionales de Ecuador y Perú.

Igualmente una segunda etapa devalidación se inició entre junio y agosto deese año, en el que se implementaron nue-vos talleres en Centroamérica, Ecuador,Perú y Bolivia. En el caso peruano, en Li-ma, se desarrolló un Seminario Nacionalcon la participación de 20 delegados deONGs y organizaciones de base de distin-tas regiones. También se implementó unTaller de validación y capacitación en me-todologías participativas en Manejo deConflictos con la coordinación de FTPP Li-ma y el Centro EORI, en Puerto Maldona-do, en la región de Madre de Dios, al surde la Amazonía Peruana, cerca de la fron-tera con Brasil y Bolivia. Igualmente enCusco, organizado por el Centro Bartolo-mé de Las Casas y Casa Campesina, se rea-lizó un taller con líderes campesinos de ladenominada Región Inka.

En Bolivia, se ejecutaron en estetiempo tres eventos: el primero, la partici-pación del FTPP y WWF como auspician-

tes del II Curso Regional de “Manejo y Re-solución de Conflictos Ambientales”, quetuvo como sede la Universidad Gabriel Re-né Moreno, en Santa Cruz y anfitriones a laRed de Forestería Social, al CERES y alGrupo de Trabajo sobre Conflictos Am-bientales de Cochabamba. El segundoevento se desarrolló en coordinación conCERES-FTPP Cochabamba, y el ComitéCoordinador de las Cinco Federaciones delTrópico de Cochabamba, que aglutina alos campesinos cocaleros de la Región delChapare. Y finalmente, también se imple-mentó un curso de validación y capacita-ción en metodologías participativas para elanálisis y planeación de estrategias frente aconflictos, con funcionarios y técnicos devarios municipios del distrito de Cocha-bamba, involucrados en conflictos porbosques, aguas y tierras en esa región. EnCosta Rica, en el Centro de Capacitación“Montaña Clara María”, se desarrolló en elmes de agosto de 1996, el Taller de Acciónen Manejo Adecuado de Conflictos.

Ha sido fundamentalmente un pro-ceso colectivo de trabajo con comunida-des rurales (sean campesinas o indígenas)en varios países de América Latina, bajo lamodalidad de talleres y encuentros de ba-se. Pero también alimentado por la refle-xión teórica y académica multidisciplina-ria. Las herramientas participativas de tra-bajo en estos talleres, cursos, seminarios,conferencias y encuentros, han permitidosobre todo que los miembros, hombres ymujeres por igual, de las comunidades ru-rales, excluídas generalmente de los proce-

VIII

Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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sos de tomas de decisión, tomen la pala-bra, se reconozcan y visualicen sus propiascapacidades.

Una vez madurado el proceso, amediados de 1997, el Programa FTPP, apo-yó la organización del III Curso Regionalde “Gestión Ambiental y Tratamiento deConflictos Socioambientales”, promovidapor dos instituciones ecuatorianas, Comu-nidec y la Universidad Politécnica Salesia-na (UPS). Dicho evento contó con la parti-cipación activa de delegados de Bolivia,Colombia y Perú, entre profesionales, fun-cionarios de organismos estatales, no gu-bernamentales e incluso de empresas pri-vadas. También lo hicieron en forma desta-cada líderes indígenas y promotores loca-les de varias organizaciones campesinas.En este curso, intervinieron además variosespecialistas en distintas áreas del tema degestión ambiental y tratamiento de conflic-tos socioambientales. Sus ponencias o do-cumentos de apoyo, también se encuen-tran recopilados en el presente libro.

A lo largo de 1997 y la primera mi-tad de 1998, las oficinas de FTPP Perú,Ecuador y Costa Rica continuaron apoyan-do el trabajo de facilitación capacitación ytransferencia de metodologías a varias ins-tituciones ligadas a las comunidades rura-les de sus respectivos países. Varios orga-nismos ya han dado pasos en firme en lainstitucionalización de algunas de estaspropuestas conceptuales o metodológicasde manejo o tratamiento de Conflictos.

En Perú, la Casa Campesina de Cus-co y el Centro Bartolomé de Las Casas, se

encuentran empeñados en fortalecer unequipo técnico de apoyo al trabajo con lasorganizaciones campesinas de la regióndel sur andino. En Lima, el Grupo Peruanode Resolución Conflictos, ha organizadovarios eventos y promovido diferentes acti-vidades de cara a plantear reformas lega-les.

En Ecuador, en noviembre de 1997se constituyó la Red Alternativa de Conflic-tos (RAC) por iniciativa de la CorporaciónLatinoamericana para el Desarrollo (CLD)de la cual el Programa FTPP forma parte yapoyó, a otras instituciones contrapartescomo Comunidec y el Programa Regionalde Bosques Nativos Andinos (Probona) deUICN e Intercooperación, en el trabajocon algunas organizaciones indígenasamazónicas de las zonas de Pastaza y Na-po en Ecuador. En esa línea también dioasistencia técnica al proyecto de capacita-ción de líderes indígenas de los pueblosShuar y Achuar, ejecutado por la Asocia-ción Latinoamericana de Derechos Huma-nos (Aldhu y la Unesco, y a la UniversidadPolitécnica Salesiana (UPS) en la imple-mentación de varios cursos académicos, yel diseño curricular.

Es en ese marco de experiencias, re-flexiones preliminares y discusiones, queel presente texto debe ser abordado. Sonlos primeros pasos de una búsqueda derespuestas a múltiples preguntas, todasellas complejas y difíciles de respondercon fórmulas.

Para facilidad de Ud. amigo/a lecto-r/a, el libro está dividido en tres partes fun-

IX

Introducción

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damentales: Se inicia con un capítulo entorno a reflexiones y propuestas teórico-conceptuales. Allí, R. Orellana, L. Endara,P. Guerrero, P. Ortiz-T. y R. Balza, tratan desintetizar y destacar los aspectos más rele-vantes del debate teórico conceptual exis-tente alrededor de los denominados con-flictos sociales y socioambientales. Otrostextos como los de V .H. Torres, M. Brice-ño o S. Poats, abordan más específicamen-te la temática en el contexto del desarrollolocal, el ordenamiento territorial y la cues-tión de género, respectivamente. En todoslos autores, incluído A. Angel, es recurren-te el énfasis en el problema de la participa-ción, la identidad, las capacidades localesy las nociones de desarrollo que atraviesany definen las posiciones de los diferentesactores presentes en la dinámica de losconflictos en torno a recursos naturales.

La segunda parte del libro, a pesarde que se denomina “Experiencias y Ca-sos”, no está exento de algunas reflexionesteórico-conceptuales generadas a partir deprocesos concretos y específicos, tal comolo plantean T. Bustamante, I. Narváez y R.Orellana. No se tratan de simples descrip-ciones o sistematizaciones de situacioneslocales, o de estudios de caso, en estrictosentido, sino de un “pensar en voz alta” ocompartir dudas y preguntas, surgidas alcalor de la dinámica social y política de al-gunos de los conflictos a los cuales se re-fieren. En los casos que nos presentan E.Martínez, R. Borel, F. Rosero, M. Morales,M. Donayre y C. Crespo, queda en claro laenorme riqueza de experiencias desarro-

lladas por las comunidades locales y orga-nizaciones de la sociedad civil, para defen-der derechos y reinvindicar mayor partici-pación, sin que ello se reduzca a una sim-ple protesta o antagonismo con el ordenestablecido, sino más bien al diseño depropuestas alternativas de gestión, de go-bierno, de normatividad, de tomas de deci-sión, que anuncian, de alguna manera, losnuevos vientos y parámetros que serviránde base para la definición de políticas, nor-mas y roles del Estado, las empresas, las or-ganizaciones sociales en torno a la gestióny aprovechamiento sustentable de los re-cursos naturales en el nuevo siglo.

Finalmente, en la tercera parte dellibro, están recogidas algunas experienciasy reflexiones en torno a “Bases Metodoló-gicas para al Tratamiento de Conflictos So-cioambientales”. G. Ramón plantea unalectura panorámica, retrospectiva, crítica yprovocadora en torno al tema de las meto-dologías participativas, destacando, aligual que P. Ortiz-T., la importancia de lasmismas en cuanto al objetivo de empode-rar a las organizaciones de base, promovercambios, enfrentar la pobreza y buscar unamayor equidad. D. Stewart, C. Creamer yA. Bernales ponen a consideración algunaspautas en torno a los denominados proce-sos de consulta y diálogo respectivamente,destacando la importancia de tomar encuenta las percepciones entre las partes,las estructuras comunicativas y los rolesque los terceros pueden cumplir. L. Díaz,B. Tobin, E. García y J. Veintimilla, abordansus experiencias jurídicas y de trabajo con

X

Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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comunidades rurales, especialmente indí-genas, para plantear algunas ideas clavesen torno a alternativas de manejo de con-flictos, tales como la que cualquier pro-puesta alternativa de manejo de conflictos,tiene que ser compatible con su propia cul-tura, así como con las normas legales delEstado. O aquella que “no se trata solo dereconocer y crear espacios de participa-ción para las comunidades rurales, sino defortalecer su capacidad para que puedanocupar adecuadamente esos espacios”.

En suma, el texto que Ud. tiene ensus manos, marca el final de una etapa y elinicio de otra. Muchas instituciones y per-sonas que buscan y trabajan por días me-jores para que las comunidades localeseleven su calidad de vida y aprovechen ra-cionalmente los recursos naturales, han

dado, con el apoyo del Programa FTP estosprimeros pasos. La continuidad de esteproceso de acompañamiento a las comuni-dades y organizaciones rurales dependeráde todos. FTPP agradece al apoyo de cadauna de las instituciones y personas que hi-cieron posible esta publicación, con men-ción especial a COMUNIDEC, Abya Yala yEdiciones UPS.

Programa FTPPQuito, enero de 1999

XI

Introducción

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Capítulo 1

REFLEXIONES Y PROPUESTAS TEÓRICO-CONCEPTUALES

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7

11.. AAppuunnttee iinniicciiaall

El Programa de Bosques, Árboles yComunidades Rurales (FTPP-FAO), dentrode su proyecto de Análisis, Sistematizacióny Manejo Alternativo de los Conflictos So-cioambientales en Comunidades Rurales, através de la Forestería Comunitaria, ha im-pulsado una experiencia colectiva de tra-bajo, de diagnóstico participativo con lascomunidades y organizaciones campesi-nas como base principal para el diseño deuna propuesta metodológica aplicable aaquellos conflictos relacionados a los re-cursos del bosque. El diagnóstico partici-pativo como opción metodológica frente alos conflictos en torno a los recursos delbosque, posibilita una reflexión y aproxi-mación no solo al conocimiento y evalua-ción de los conflictos socioambientales, si-no que en tanto instrumento y herramientatransferida para uso de las comunidades,potencie sus propias capacidades de cono-cimiento de los conflictos, diseño de estra-tegias y propuestas de manejo alternativo

(Anderson, J.et.al. 1996, p.5 y ss; Orellana,1996, p.2).

Los objetivos propuestos duranteesa fase fueron fundamentalmente, desa-rrollar un trabajo colectivo, desde unaperspectiva popular, de evaluación y diag-nóstico de los conflictos socioambientalesque atraviesan estas comunidades u orga-nizaciones rurales; poner al alcance de losparticipantes herramientas y métodos parael diagnóstico y evaluación de sus propiosconflictos; potenciar el uso de sus propiasexperiencias y herramientas; conocer lasexperiencias y habilidades individuales delos participantes en el diseño de marcosconceptuales, uso de técnicas y estrategiasde manejo de conflictos; sistematizar losresultados como fuente para la elaboraciónde una Propuesta Metodológica para elManejo de Conflictos Socioambientalesdesde las Comunidades Rurales involucra-das (Ortiz-T., 1995, p.10; Varea, et.al.,1995, p.108 y ss).

Para ello optamos metodológica-mente por el diagnóstico, seguimiento y

Apuntes teórico-conceptuales para el diseñode una propuesta metodológica de manejo

de conflictos socioambientales a través de la forestería comunitaria

Pablo Ortiz-T.

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evaluación participativos (DSEP), que secentra en la relación y comunicación recí-proca entre el facilitador y las comunida-des. En el DSEP se combinan tanto elemen-tos conceptuales, metodológicos comoinstrumentales. Para ello se ha partido engeneral del intercambio de experiencias delas organizaciones y comunidades partici-pantes en los talleres tanto en la Amazoniaecuatoriana (comunidades de campesinos,colonos e indígenas de Sucumbíos, Napo,Pastaza) y en la región andina, con comu-nidades indígenas de la Sierra Central, enla provincia de Chimborazo. La idea ha si-do contrastar y aprender de aquellas lectu-ras planteadas desde una racionalidad po-pular, reafirmando todo el tiempo en la ne-cesidad que tienen, las comunidades debi-damente organizadas, de manejar adecua-damente sus conflictos socioambientales(Ortiz-T., 1995, p.23 y ss). Por ello cree-mos precisamente que deben potenciar yafinar sus capacidades, conocimientos, re-cursos y herramientas teórico-prácticas enprocesos de manejo y negociación de con-flictos. No se trata de diseñar una propues-ta al margen de los procesos de conoci-miento y saber de las comunidades rurales.Sino tomarlo como un insumo central, quepueda ser reforzado/complementado o am-pliado con aquellos conceptos y herra-mientas metodológicas provenientes de unamplio espectro de disciplinas académi-cas. Creemos también que las disciplinasacadémicas, particularmente en las Cien-cias Sociales deben ser lo suficientementeflexibles como para acoger y recuperar

esos saberes, que pueden aportar mucho alámbito conceptual y teórico del quehacerinvestigativo y académico (Orellana, 1996,p.4).

Sin duda, en todo lo que se refiereal saber en torno al fenómeno de los con-flictos socioambientales, que involucran alas comunidades rurales hay una visiónmuy clara de la importancia que tienen lasorganizaciones y sus dificultades. Las me-todologías participativas posibilitan quelos actores campesinos, colonos o indíge-nas, manifiesten las posibilidades reales dedefinir demandas e intereses comunes. Dela experiencia desarrollada podemos con-cluir que éstas están condicionadas a la sa-tisfacción de demandas diversas, que debi-damente se encuentren expresadas y aco-gidas en esa demanda común (Ortiz-T.,1995, p.31). La organización por los prin-cipios que la justifican, debe premiar en al-guna medida a los que creen en ella.Cuando las organizaciones de base seplantean la necesidad de comprender me-jor de qué tipo de conflicto se está hablan-do, es muy probable que se planteen tam-bién las salidas y las estrategias frente almismo, así como las herramientas adecua-das, para su conocimiento y manejo. Lacomunidad hace o tiene en ese marco, laposibilidad de plantear una tipología deconflictos. Estos están asociados básica-mente a los problemas que los generan, alas causas y motivaciones: si son recursoseconómicos en disputa se trata de un con-flicto económico; si son espacios de parti-cipación en toma de decisiones se trata de

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conflictos políticos; si se trata de deteriorode recursos naturales e impactos en laspersonas y familias se trata de conflictossocioambientales. Es decir, las comunida-des tienen la posibilidad concreta de dife-renciar los conflictos que la atraviesan yhacer una tipología propia, que contribuyea su vez a precisar las tipologías conven-cionales, como lo señalaremos más ade-lante (Ortiz-T., 1995, p.14; Orellana, 1996,p.3).

La legitimidad de la propuesta delconjunto de las organizaciones de base,parte del reconocimiento de una demandasentida a niveles muy particulares. Esto nosiempre se logra sin problemas previos queprecisamente pasan por recoger demandasinmediatas -económicas, materiales- a lascuales muchas veces tienen que subordi-narse las demandas culturales, políticas yambientales. O dicho en otras palabras: losocioambiental y político-cultural será re-levante en la medida en que acoja lo eco-nómico e inmediato. Lo futuro tiene senti-do en la medida que exprese lo coyuntu-ral. Lo global-regional algún significadoadquiere si va subordinado a lo local.

22.. NNoocciioonneess bbáássiiccaass ddeell ccoonnfflliiccttoo ssoocciiooaamm--bbiieennttaall yy ssuuss oorrííggeenneess

Con este breve apunte inicial, de-searíamos pasar a desarrollar el objeto cen-tral del presente texto. Una breve revisiónde la literatura especializada y el diálogocon comunidades rurales (particularmentecampesinas/colonas y ciertos segmentos

de comunidades indígenas), revelan unapobreza alarmante en la conceptualiza-ción de los conflictos, y más aún de aque-llos que se relacionan con el manejo de re-cursos de la naturaleza. Tomaremos encuenta para la discusión, los elementosque en las Ciencias Sociales se han desa-rrollado al respecto. La definición del con-cepto “conflicto” sigue siendo evasiva apesar de los esfuerzos de las investigacio-nes sociales por clarificarla. Si hacemos unpoco de historia, no debemos olvidar quela tesis de resolución de conflictos fue unade las preocupaciones centrales de las teo-rías de relaciones internacionales en esetránsito del paradigma idealista al realistaen los años 50 y a principios de los 60. In-cluso a finales de esa década estuvo some-tida a cuestionamiento y oposición. El rea-lismo por ejemplo, criticó de estas teoríasidealistas aquellos supuestos en torno a laexistencia de una simetría entre las partes,pasando por alto las asimetrías básicas delsistema mundial al igual que al interior delas unidades nacionales y las entidades so-ciales. Los trabajos de Coser (1970) y Boul-ding (1973) en este sentido son ilustrativos.La influencia del marxismo y del estructu-ralismo durante los años 60 y 70 posibilitóponer en evidencia las estructuras asimétri-cas del orden internacional, a pesar de quelos Estados seguían siendo consideradoslos actores centrales.

La preocupación común por el fe-nómeno del conflicto necesita del trabajoteórico sobre conceptos básicos de análi-sis, de modo tal que diferentes perspectivas

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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y diferentes observaciones puedan serpuestas en forma conjunta. Hay mucho tra-bajo por hacer, pero numerosos avances sehan elaborado en lo concerniente a la rela-ción entre la escasez de recursos, su dete-rioro y el desarrollo de los conflictos. Lassistematización de reflexiones teóricas entorno al tema nos lleva a pensar que aúnhay un largo camino por recorrer para irmás a fondo en la teoría general del con-flicto y en su resolución, así que queremosponer a consideración para la discusiónotras ramificaciones de éste.

El conflicto lo entendemos comouna situación social, como un proceso enel cual un mínimo de dos partes pugnan almismo tiempo por obtener el mismo con-junto de recursos escasos. Esta definiciónsignifica que los conflictos en torno a losrecursos naturales son fenómenos socialesque involucran condiciones mínimas talescomo: la escasez, el deterioro o la priva-ción. Y en la actual coyuntura histórica delorden mundial, de expansión del mercadoy la respectiva incorporación de territorios,está llevando a una agudización de las pre-siones en torno a los recursos naturales, in-cidiendo en su escasez, deterioro y priva-ción.

En ese sentido, hay tres requisitosbásicos para que esta escasez, deterioro oprivación de recursos naturales, particular-mente forestales, conduzca un conflictomanifiesto, de tal manera que representeun serio desafío para la vida y la propiedado el control sobre bienes y recursos: la pre-sencia de actores, la existencia de ciertas

salidas o alternativas de solución variable yla acción o conducta de los actores.

La escasez y privación de los recur-sos naturales juega un rol muy particularya que al mismo tiempo es parte de la sali-da de la contención (la incompatibilidad) yun factor en la creación de estructuras so-ciales. Por ejemplo, es un elemento en laformación de los actores. Como vemos, elanálisis del deterioro o privación de los re-cursos naturales o su escasez es un factorinicial muy importante en los procesos demanejo de este tipo de conflictos.

Por otro lado, existe la tendenciageneralizada a tomar conflicto y violenciacomo términos sinónimos y a aceptar deentrada la inevitabilidad de los conflictoscomo violentos: una herencia inconcientede las concepciones hobbesianas de “esta-do de naturaleza” de las sociedades huma-nas. Incluso muchos han constatado que laperiodicidad de la historia y de los proce-sos económicos está relacionada al inicioo término de conflictos violentos, cuya ter-minología se ha generalizado en torno altema.1

La existencia de diferencias de or-den social, económico, político, étnico, re-ligioso al interior de las sociedades, y fun-damentalmente el no reconocimiento delas mismas que deriva en disputas, intole-rancia y dominación de las fracciones másfuertes sobre las más débiles, es la princi-pal fuente de la violencia y de los conflic-tos.

Esto lleva a considerar que todoconflicto surge de las siguientes causas o

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de la combinación de varias: Los bienes enjuego; Los principios en juego (intereses);El territorio en juego; Las relaciones implí-citas (supuestos, creencias). El conflicto in-cluye así intereses opuestos entre indivi-duos o grupos en una situación de sumacero. Estos intereses opuestos deben ser re-conocidos para que exista el conflicto, einvolucrar la creencia, por cada actor, deque su oponente obstaculizará (o ya haobstaculizado) sus intereses. En ese senti-do, el conflicto es un proceso que implicaacciones y re-acciones: surge de relacionesexistentes entre grupos o individuos, aun-que también hay el caso de la inacción oevasión de una de las partes, como formade enfrentar el conflicto.2

Con frecuencia estos motivos se su-perponen y actúan simultáneamente. Eldesigual acceso y aprovechamiento de losescasos recursos necesarios para la super-vivencia de las sociedades, junto con lascontrapuestas percepciones e intereses al-rededor de los mismos, son en ese sentidofuente de conflictos, como los llamados so-cioambientales.

33.. NNeecceessiiddaaddeess,, IInntteerreesseess ee IInnccoommppaattiibbiillii--ddaaddeess eennttrree AAccttoorreess

Obviamente, para hablar de con-flictos socio-ambientales tienen que existiractores sociales (partes interesadas) -stake-holders- para que un conflicto transite deuna fase embrionaria, de latencia, de pro-blema, a una fase manifiesta y de conflictopropiamente dicho, para que sea posible la

acción. En un nivel básico -como porejemplo, los modelos de negociación deconflictos convencionales existentes enadministración de empresas- los indivi-duos pueden ser actores. Pero en el mo-mento en que hablamos de procesos y fe-nómenos sociales ligados al control, uso ymanejo de recursos naturales escasos o de-teriorados el interés está concentrado enentidades colectivas (grupos sociales, co-munidades, organizaciones, gremios) losmismos que se encuentran dotados de cier-tas capacidades (estructura organizativa,identidad, definición de demandas, reco-nocimiento). A pesar de todo este señala-miento, la orientacióm hacia el actor en elanálisis de los conflictos sociombientalesha sido rebatida y se ha enfatizado la nece-sidad de estudiar también los conflictos en-tre procesos y racionalidades de control,uso y manejo de los recursos naturales. Esilustrativo en este sentido, el debate en tor-no a la concepción misma de la naturalezapresente al interior de ciertos discursos yprácticas.

Es necesario que haya por lo menosuna salida (solución) para las incompatibi-lidades: por lo menos dos partes que simul-táneamente pugnan por controlar, adquiriro beneficiarse de los mismos recursos na-turales escasos o deteriorados. Sin embar-go, esta salida o solución no necesaria-mente tiene que ser percibida por las par-tes.

Finalmente, tienen que existir ac-ciones, es decir, comportamientos cons-cientes de las partes a fin de conseguir los

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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objetivos. Las acciones van acompañadasde actitudes y en algunas ocasiones de ac-ciones que llevan a cabo las partes en una“zona gris” de las percepciones. El com-portamiento rara vez es tan fácil de inter-pretar como normalmente se cree. Porejemplo, las acciones que una parte perci-be como no conflictivas, o incluso comomutuamente constructivas pueden ser con-sideradas por la otra parte como hostiles ydestructivas aun en aquellas situaciones enque las partes se dan cuenta de los rolesopuestos que están jugando y en qué con-sisten las incompatibilidades.

En este sentido las acciones difierende otros elementos en la definición delconflicto. Aun en los casos en que una par-te niega que una determinada acción estádirigida contra el oponente, la parte que seconsidera víctima encuentra dificultadesen compartir este punto de vista.

La naturaleza de “zona gris” queposeen algunas acciones tiene que ver conel hecho que en la mayoría de los conflic-tos socioambientales, hay algo sobre locual las partes no están de acuerdo - (porejemplo, las incompatibilidades en tornoal concepto de bosque presente en muchasetnias y aquellas que manejan muchasagencias estatales y empresas). O sea que,ambos pueden estar luchando de manerasimultánea por otros objetivos que involu-cran recursos del bosque aparentementemenos escasos. Algunas acciones puedensacar a la luz estas “compatibilidades” y deesta manera reducir tensiones en un con-flicto determinado que eventualmente

conduzca a una transformación del mis-mo.

La imagen de la triple naturaleza delos conflictos ha sido ampliamente utiliza-da en las teorías de resolución de conflic-tos como una manera didáctica de ilustrarsus complejidades. La imagen triangulardel conflicto fue originalmente introducidapor Johan Galtung pero ha sido populari-zada por algunos otros como J. P. Lederach(1993) o C. Pendzcich (1994). No incluyea los actores o a la formación de actores y,además, tampoco se acomoda fácilmenteal proceso de reversión de la formación delos conflictos, es decir, a la parte teóricaque concierne a la construcción o forma-ción de nuevos órdenes sociales y ambien-tales

Los conflictos socioambientales enesa línea, aparecen siempre en muchas delas relaciones sociales, pero tienen unagraduación que los hace ir desde simplesdesacuerdos manejados de manera infor-mal, no institucional, hasta confrontacio-nes que implican violencia y tendencia alaniquilamiento del otro. Estas relacionessociales, involucran siempre alguna formade comunicación. Sin esta comunicaciónno se pueden establecer expectativas co-munes, interacciones que permitan la rela-ción. En los conflictos socioambientales, lacomunicación permite el intercambio demensajes reivindicatorios respecto a losderechos en disputa y a hacer explícitoslos procedimientos que las partes determi-nan, bien unilateralmente cada parte obien de mutuo acuerdo, para resolverlo.

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En cuanto a las tipologías, podemosmencionar como criterios generales a con-siderar que los conflictos pueden ir, en gra-duación sucesiva, desde sencillos desa-cuerdos entre individuos o familias, sinmayor repercusión social (intracomunita-rios), hasta las guerras que involucran con-glomerados amplios (interestatales), pasan-do por conflictos entre grupos, comunida-des (intercomunitarios), entre institucionesde mayor o menor alcance (interinstitucio-nales). Desde el punto de vista de las rela-ciones de poder podemos encontrar bási-camente dos entradas: entre actores más omenos iguales (simétricos) y entre desigua-les (disimétricos). Desde el punto de vistade los escenarios y repercusiones, puedenser locales, regionales, nacionales y globa-les.

La resolución o transformación deestos conflictos se desarrolla por dos víasposibles: la agonal (de agon, conflicto noviolento, formal, negociado) y la polemial(de polemos, confrontación violenta, gue-rra). Cualquiera que sea la vía, el manejode un conflicto implica cambio en la vo-luntad de los oponentes, bien que uno seimponga y cambie totalmente la voluntaddel otro, o bien que cambien, de maneravariable ambas voluntades. La calidad deresolución del conflicto dependerá de lamodalidad de cambio elegida.

Si el conflicto se lo asume comoinevitable y consustancial a las relacionessociales, no necesariamente su connota-ción será negativa. Puede ser entendidocomo un componente clave de la vida y

una necesidad fundamental de las perso-nas y las sociedades. Por ende, puede ver-se como una oportunidad para el cambio ymotor del mismo.

Sin negar las consecuencias negati-vas de estos conflictos, como por ejemplo,el costo personal, familiar y social, la frus-tración, la hostilidad, el gasto de energía,la destrucción y/o ruptura de las relacio-nes, se puede presumir que estas conse-cuencias son el resultado de la forma departicipar en ellos.

Se puede decir en consecuenciaque hay la posibilidad real de que los acto-res puedan adquirir conocimientos y apro-piarse de las herramientas necesarias paraasumirlos y resolverlos de manera creativa,dialogal, democrática y no violenta. De es-ta manera se pueden identificar algunasconsecuencias funcionales del conflicto,como por ejemplo, el incremento de la in-novación y de la creatividad, la realizaciónde los cambios necesarios, el aumento dela motivación y la cohesión de grupo, elrestablecimiento del equilibrio de poder yla concordia en las relaciones, el desarro-llo de habilidades, la reasignación de re-cursos, etc.

Por todo ello, el Proyecto de Mane-jo de Conflictos Socioambientales delFTPP considera que no se trata de eliminaro de desaparecer los conflictos, sino deaprender a regularlos o transformarlos, demanera que se examinen sus efectos cons-tructivos, con la participación de los pro-pios actores, fundamentalmente las comu-nidades rurales.3

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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En las comunidades rurales el con-flicto se lo entiende como parte de la vidacotidiana, familiar, organizativa. En formamás latente que manifiesta está presente enel marco del conjunto de las relaciones so-ciales existentes. El problema fundamentalradica en su no reconocimiento, asuncióno aceptación. Es frecuente el temor y eldesconocimiento del conflicto. Priman co-mo se lo puede verificar en muchos casos,los elementos negativos, identificándolocon la violencia, la destrucción, la desgra-cia y la irracionalidad o como algo inde-seable y obstáculo que debe evitarse o eli-minarse a toda costa. La propuesta delFTPP precisamente plantea a las comuni-dades rurales el cambio de óptica y la dis-cusión a cerca de los prejuicios existentesen torno a los conflictos presentes, particu-larmente los socioambientales. Por ello, seconsidera fundamental promover y difun-dir una concepción alternativa de los con-flictos, entendiéndolos como situacionesque combinan elementos positivos y nega-tivos, necesarios para la vida de las perso-nas y las comunidades. En buena parte sudinámica, su desarrollo, su crecimiento, sutransformación continua, dependen de laexistencia de conflictos.

La propuesta del FTPP-FAO en esemarco, busca que los actores, particular-mente las comunidades rurales involucra-das, puedan enfocar su reflexión y diseñode propuestas alrededor de cinco diferen-tes problemas en relación a los conflictosen torno a los recursos naturales.

11 Primero, la cuestión relativa a laformación, origen o surgimiento del con-flicto conduce a que las comunidades ru-rales -con el apoyo inicial de un facilita-dor- analicen las contradicciones queafrontan en su interior y en su relación conotros actores externos. Contradicciones to-das estas inherentes a la estructura socialen la cual viven: el proceso de formaciónde los actores, la influencia de los actores,las necesidades, los intereses y las posicio-nes que éstos poseen y/o expresan, en tan-to menos o más favorecidos (topdog-un-derdog) en relación al conflicto y al con-trol, uso o manejo de los recursos natura-les.

Este es el elemento que de maneramás clara ha marcado la experiencia denuestro trabajo en el FTPP-FAO en aque-llos conflictos ligados a la forestería comu-nitaria. Este elemento es tan importantepara los intereses de las comunidades ru-rales, dado que los actores pueden ser (yfrecuentemente lo son) formados precisa-mente para emprender un conflicto enparticular, es decir, que el conflicto seconstruye adentro del proceso de forma-ción de los actores en sí mismo.

22 Segundo, esta propuesta conducea que las comunidades rurales analicen lasincompatibilidades, es decir, los objetivosque las mismas partes se proponen (o co-mo son vistos por los agentes externos -lavisión ex situ o emic-). Con frecuencia losagentes externos enfocan casi exclusiva-mente las cuestiones relativas a las posi-

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ciones -o sea, las actitudes, los discursos,las declaraciones formales-. Ambos análi-sis son necesarios pero la incompatibilidaden sí misma requiere ir más allá, para de-sentrañar los intereses y las necesidades delos principales actores involucrados. Estorequiere un mínimo de información sobrela historia de las partes y, en particular, deldestino que han tenido las diferentes pro-puestas de manejo de conflictos. Sólo unanálisis de este tipo puede revelar cuálesson las incompatibilidades “reales” entrelos actores, muy distintas de sus posicio-nes.

33 La propuesta, como se señala enel Diagrama [1] en la pag.11, muestra unenfoque del comportamiento en sí mismo,que es tal vez en donde la investigaciónclásica en torno a conflictos interestatalespuso énfasis. No debemos olvidar que elprimer ímpetu de la teoría de resolución deconflictos provino de la “revolución con-ductista” (behavioral revolution) (Vásquez,1983, p.34); la facilidad con la que se hizoposible el comprender la naturaleza delconflicto a partir de las acciones públicas yplenamente identificables de las partes. Se-gún estos estudios, el comportamiento delas partes en relación a los conflictos tie-nen que examinarse en términos de trans-ferencia positiva o negativa de valores en-tre las partes. Las acciones negativas, comola conducta hostil y destructiva entre laspartes, induce o mantiene el conflicto. Lasacciones de índole positiva -lo que deno-minan conducta amistosa y constructiva-

entre dos partes contendientes reduce elconflicto y puede incluso transformarse enuna relación colaborativa. Como ya seña-lamos anteriormente en todo esto hay in-volucrado un problema de percepciones.Algunas, y tal vez probablemente la mayo-ría de las acciones son entendidas de lamisma manera por las partes, pero otraspueden ser muy difíciles de interpretar.4

Por ejemplo, la interpretación deciertas acciones estratégicas implementa-das por actores poderosos, frente a las co-munidades locales a través de programasde desarrollo comunitario o ayuda econó-mica o asistencia, por una parte puede serentendida como una maniobra destinada ala cooptación y el control, pero por otrapuede ser entendida como una acción quepromueve el fortalecimiento de las comu-nidades locales. Las percepciones distintasy contradictorias pueden así reflejar las in-compatibilidades existentes entre las par-tes.

Un ejemplo de acciones que pue-den ser interpretadas como positivas porlas dos partes antagónicas de un conflictopodría ser el caso de Ecuador en 1994, dela firma del acuerdo en torno a la Ley Agra-ria entre los gremios de hacendados, las or-ganizaciones campesino-indígenas y el go-bierno. El tamaño de la “zona gris” de es-tas interpretaciones puede variar duranteun conflicto, y de hecho, el grado deacuerdo o desacuerdo de estas interpreta-ciones de la conducta es un indicador delestado en que se encuentra un conflictocomo el aludido.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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Si las dos partes -hacendados ycampesino-indígenas concuerdan en quelas acciones son negativas, como ocurriócon los conflictos de tierra en la región deSan Pablo del Lago entre 1990 y 1991, elconflicto es muy intenso. Igual con el casopresentado entre el INEFAN y los colonosde la Reserva de Producción FaunísticaCuyabeno (Garcés, 1995, p.367 y ss). Ladirección del movimiento, por supuesto,puede ser determinada solo por medio delanálisis de las fases previas del conflicto yestablecer si hay incompatibilidades o no,es algo a determinarse con diferentes ins-trumentos analíticos.

44 Es fundamental que todos los acto-res principales involucrados en el conflicto(en particular las comunidades rurales),analicen la cuestión de las incompatibili-dades y la asistencia de objetivos compati-bles entre las partes. En este aspecto esdonde menos se ha trabajado, al punto queno existe un análisis riguroso y serio, reali-zado en este campo. No existe rigor teóri-co y empírico respecto a las incompatibili-dades. Aún priman los temores, los prejui-cios, los mitos, los estereotipos, las visio-nes reduccionistas y simplificadas del otro,y sobre esa base definitivamente no se pue-de seguir pensando en propuestas viables yfundamentadas de tratamiento de los con-flictos.

55 Finalmente situamos el compo-nente de diseño de estrategias de manejode conflictos en torno a los recursos, porparte de las comunidades rurales, en espe-cial para aquellos casos en que enfrentan aactores con mayores influencias y poder(económico, político y de información).

Los diferentes vínculos entre todosestos distintos elementos que pueden serestudiados. Por ejemplo, ¿qué alternativasson aquellas que más probablemente pue-den agudizar conflictos? ¿Cuál es la cone-xión entre acción constructiva en un nivel(la desactivación de los conflictos) y ac-ción constructiva en otro (satisfacción delas necesidades de las comunidades rura-les e implementación de modelos alterna-tivos de uso de los recursos naturales)?¿Qué tipo de compatibilidades se requie-ren entre los distintos actores para que unapropuesta de manejo alternativo de apro-vechamiento de los recursos naturales y detratamiento de conflictos se implemente?

Algunas de estas inquietudes surgi-das en el seno de los encuentros promovi-dos por el FTPP, nos han llevado a consta-tar que existe particularmente en las comu-nidades rurales, una urgencia respecto asistematizar sus experiencias y accionesdentro de los conflictos socioambientales.Urgencia que está ligada a los obstáculos ylimitaciones existentes en su constitucióncomo actores sociales y políticos. Esa esuna de las razones para que hayamos aco-metido en este trabajo esa tarea metodoló-gica no tan fácil de conseguir, pero tampo-

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co tan difícil como para pensar que está alalcance solamente de grupos, promotoresy facilitadores altamente cualificados o ex-perimentados.

44.. EElleemmeennttooss ddeell ddiisseeññoo ddee uunnaa eessttrraatteeggiiaaddee mmaanneejjoo ddee ccoonnfflliiccttooss ssoocciiooaammbbiieennttaalleess

DDiiaaggrraammaa ((11))

Formación del conflicto IncompatibilidadesControl, uso y manejo de Recursos Necesidades, interesesNaturales y Posiciones

Manejo y Transformación CompatibilidadesPacífica del Conflicto Remover Posiciones,Forestería Comunitaria Necesidades

Comunidades RuralesAlternativas uso/manejorecursos naturales (bosque)

A continuación concentremos nues-tra atención en la cuestión del manejo deconflictos socioambientales. Y lo que eldiagrama [1] planteado puede sugerir enrelación a esto.

11.. PPrriimmeerroo,, el manejo de conflictossocioambientales puede significar moverel sistema entero de actores, salidas y ac-ciones alejándolo del enfoque de la in-compatibilidad y llevándolo hacia un en-foque basado en la compatibilidad. En unasituación así, las incompatibilidades -esdecir, los intereses opuestos- permanecen,

pero el enfoque (la posición) se ha cambia-do a fin de reducir el énfasis en el conflic-to. Esta estrategia de distracción de intere-ses implica, por ejemplo, hacer sobresalirlos múltiples intereses comunes que exis-ten entre dos partes involucradas en unconflicto que tiene como escenario origi-nal un territorio dado: la cuestión de laconservación o manejo sustantable de re-cursos, los problemas de seguridad, lapreocupación por el deterioro de las con-diciones de vida, etc.

22.. SSeegguunnddoo,, la reducción de las ac-ciones extremas de no-resolución (represi-vas desde el poder y maximalistas desdelos sectores subalternos) pueden ser enfati-zadas introduciendo modelos de relaciónnegociada y de mediación, como los desa-rrollados por Resolve. Algo análogo a loque se desarrolla a escala bélica con las“Peace Keeping Forces” de las NacionesUnidas (ONU). En esta categoría de acciónse pueden incluir los intentos por cambiarla percepción que las partes tienen delconflicto por medio de la educación parala tolerancia y la convivencia democráti-ca, educación ciudadana, consideracionesnormativas respecto a la heterogeneidadcultural y las acciones no violentas (cons-truidas sobre reglas que restrinjan las sali-das violentas y destructivas) con altos cos-tos para las comunidades rurales. Lo im-portante en ese sentido, es que las comu-nidades rurales sean fortalecidas, a pesarde que se mantengan inalterables las in-compatibilidades. Solo bajo esa premisa el

PolemialComportamiento Actores/Vía

Agonal

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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conflicto podrá transitar a otros niveles ycon otros medios (estrategias y tácticas deacción no violenta).

El problema o consecuencia -quizásinevitable- de estas dos estrategias es elmismo: ambas pueden ampliar el escena-rio original del conflicto en torno a los re-cursos naturales. Al introducir nuevas al-ternativas al interior de este tipo conflictocon la esperanza de desviar la atención,éstas pueden acarrear lo contrario, la agu-dización de la atención y el descubrimien-to de nuevas áreas de conflicto (étnico, re-ligioso, político).

Dado que la incompatibilidad bási-ca de por sí ya es suficiente, no se requeri-rá demasiada ingenuidad de ambas partespara absorber los nuevos elementos dentrode los viejos. Sin embargo, hasta ahora nohay estudios que nos puedan decir cuál esla estrategia o bajo qué condiciones unade estas estrategias puede resultar en unareducción más que en una ampliación dela contienda. Otras incompatibilidadespueden ser más fácilmente abordadas deesta manera, por ejemplo, soluciones es-pecíficas para problemas intra e interco-munitarios.

33.. TTeerrcceerroo,, el manejo de conflictospuede ser dirigido a trascender las incom-patibilidades, tal como éstas son percibi-das por las partes. Esta es una forma deusar el concepto de manera más restringi-da y es la modalidad que preferimos en elcontexto, es decir, cuando “manejo” signi-fica que los actores involucrados prefieren

encontrar una solución a la incompatibili-dad básica (intereses) de manera tal que és-tas (libre y voluntariamente) expresan susatisfacción con la salida (transformacióndel conflicto) encontrada. Esta estrategiano implica que de manera prioritaria o ne-cesaria se intente desviar la atención o re-ducir el nivel de acción.

Sin embargo, en ella no se excluyenel primero y el segundo cursos de acción yde, hecho, puede producirse una impor-tante interacción. Por ejemplo, un acuerdode no agresión y establecimiento del diálo-go frecuentemente se considera como elprimer paso hacia el arreglo de la incom-patibilidad, y por consiguiente puede serparte de una estrategia integral que lleve ala transformación del conflicto. Lo impor-tante en conflictos disimétricos -como losque involucran a las comunidades ruralesvs. actores hegemónicos como el Esta-do/empresas- es garantizar y procurar pa-ralelamente en todo ese proceso el fortale-cimiento de las organizaciones, identida-des, consensos y cohesiones internos y ne-cesidades de los primeros, las mismas queno son objeto de negociación (en el senti-do de que implique ceder terreno a las pro-pias comunidades).

Lo importante en el proceso de ma-nejo del conflicto -en su etapa de diseño eimplementación de estrategias de negocia-ción y procedimiento- es la idea de encon-trar áreas de mutuo interés, que amplien elcampo de acción y maniobra invitando aun cambio de actitud de las partes. De allíla importancia del diseño e implementa-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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ción de propuestas desde las comunidadesrurales (éstas definen sus prioridades e in-tereses y procuran que la otra parte [Esta-do/empresas] estén convencidas que apo-yar propuestas basadas en aquellas deman-das puede resultar mutuamente conve-niente).

En la acción siguiente se trata igual-mente, de hacer un intento por discutir sis-temáticamente los medios para trascenderincompatibilidades particulares a fin de in-dicar la serie de posibilidades que actual-mente existen/

44.. CCuuaarrttoo,, aquí se examinan los pro-blemas de formación del conflicto relacio-nados a las estrategias de manejo y nego-ciación, la transformación de los actores ylos términos de su relación futura. Esta es-trategia envuelve la disolución de las for-maciones conflictivas existentes y su trans-formación. La cuestión central radica en larelación entre los actores centrales involu-crados, que es probablemente la básica yuna de las cuestiones más difíciles de trataren el análisis de los conflictos en relaciónal diseño de estrategias alternativas de ma-nejo.

aa)) Primero, se debe abordar el pro-blema de la existencia de los actores entanto tales. ¿Existen realmente como acto-res? ¿Hay realmente un interés definido,una posición expresada, una demandaconfigurada? Si es cierto que el interés decada una de las partes es asegurar su pro-pia sobrevivencia -lo cual es casi un hecho

irrefutable en el caso de las comunidadesrurales forestales y discutible en el caso delEstado y de las empresas u otros actorespoderosos-, los intentos de manejar ytransformar los conflictos por medio de laeliminación del otro, significan más biensu prosecución y no la búsqueda de unasalida. Es obvio que siempre los poderosos,están en una situación de incomparableventaja como para considerar esta opciónentre las estrategias a adoptar. De allí la in-sistencia en el fortalecimiento de las orga-nizaciones de base como premisa central yen el establecimiento de un cuadro dealianzas múltiples.

Si algún significado debe conside-rarse al evasivo (pero políticamente efecti-vo) concepto de “interés nacional”, ésteconsiste en la supervivencia del proyectode Estado-nación como una entidad propiay diferenciada. Pocos decidores -en el ca-so de los Estados y de las empresas- apare-cen dispuestos a abandonar su poder reci-biendo a cambio algo que no signifique unincremento de su propia posición, a menosque se establezca un proceso ordenadoque proporcione alguna oportunidad pararecuperar su influencia. Pocas unidades or-ganizativas aceptarán fácilmente su des-mantelamiento. En muchas ocasiones pa-reciera ser que la esencia de los conflictoses siempre política al consistir el móvil dela mayor parte de decisiones y acciones, lasupervivencia organizativa, la existenciacomo actor, pasando a segundo planootros propósitos de mayor amplitud o queplantean orientaciones determinadas como

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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el impulso a nuevos modelos de aprove-chamiento integral y sustentable de los re-cursos naturales. Por consiguiente, toda es-trategia que se proponga como objetivocentral la disolución de las partes -en unsentido de suma cero- será rechazada poréstas de manera enérgica en la mayoría decasos y situaciones donde exista un míni-mo de organización fuerte, identidad,constitución de demandas, etc.

bb)) El segundo problema que parecebrindar mayores perspectivas, consiste enque los distintos actores -particularmentelas comunidades rurales- también luchanpor la obtención de un reconocimiento, elcual es visto como el signo del derecho aexistir, preferiblemente en un nivel deigualdad. De parte del Estado o de las em-presas ese interés puede girar en torno a lalegitimidad y/o mejoramiento de imagen,respectivamente. El reconocimiento es unimportante valor en sí mismo y es un me-canismo por medio del cual los actores in-volucrados implementan o se insertan alentorno.

Esta cuestión aparece como el suje-to de muchas de las discusiones de losconflictos entre desiguales (disimétricos),cuya esencia radica con frecuencia en laausencia de una voluntad de los actoresdominantes para escuchar, apreciar, incor-porar o tratar con las preocupaciones, ne-cesidades (o intereses) de las comunidadesrurales. El llamado “underdog” (actor su-bordinado o dominado) tiene que protago-nizar así un conflicto para desencadenar

en igual condición -en sentido formal enun escenario más amplio, nacional o glo-bal y en sentido real en un escenario local-a fin de ser aceptado como actor -recono-cido como interlocutor válido- y escucha-do como tal. En tanto este reconocimientosignifica un cambio en la correlación defuerzas, el “topdog” o actor dominante esde esperarse que habrá de resistir a ello yde ahí deriva la lucha.

Una rápida mirada a la historia mo-derna muestra que muchos de los conflic-tos actuales están ligados a la búsqueda dereconocimiento por parte de aquellos acto-res como los pueblos indígenas que habíanpermanecido relegados de los escenariospúblicos, viéndose a sí mismos como acto-res que se levantan en contra de posicio-nes de subordinación (“underdog posi-tions”).

cc)) El tercer problema en la disolu-ción de las formaciones conflictivas so-cioambientales también implica tratar conla cuestión de la formación de actores en símisma. Con frecuencia acontece que losactores son portadores del conflicto so-cioambiental, lo cual significa que la meraformación de un actor supone de algunamanera el inicio del conflicto. Por lo tantola potencialidad de todo orden social yambiental para formar nuevos actores ynuevos conflictos debe estar permanente-mente en la agenda de la investigación (ca-so del conflicto de tierras, a los conflictospor el agua, los bosques, los cerros, y lasáreas protegidas, y conflictos por la biodi-

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versidad y conflictos en torno al patrimo-nio genético).

En este sentido creemos que unaagenda de trabajo en materia de manejo deconflictos de ninguna manera tiene que es-tar limitada al monitoreo, a la sistematiza-ción, al diagnóstico y a la evaluación, queson fundamentales y básicos pero insufi-cientes. Los estudios, y el trabajo debencentrarse también en la sistematización deexperiencias en la formación de propues-tas alternativas de manejo de conflictos, enla construcción de propuestas nuevas o di-ferentes de uso, control y manejo de los re-cursos naturales. Reconociendo en ello laespecificidad de cada experiencia, su hete-rogeneidad y posible conexión/relación/ -por contraste o semejanza- con un procesolocal de conflicto presente en otro ámbitonacional y continental.

55.. EEssttrraatteeggiiaass yy eesscceennaarriiooss eenn llaa SSuuppeerraa--cciióónn ddee IInnccoommppaattiibbiilliiddaaddeess

Las incompatibilidades pueden de-finirse como situaciones en las cuales doso más partes luchan por adquirir al mismotiempo, los mismos recursos escasos. Elanálisis y la propuesta de manejo de con-flictos al momento de enfocarse en las in-compatibilidades, trata de superar o tras-cender la contienda entre los actores. Encierto sentido las teorías racionalistas yconvencionales de resolución de conflic-tos son muy conservadoras, en tanto pre-tenden “aceptar” a los actores, “legitimar”plenamente su posición a partir del reco-

nocimiento mutuo. Es probablemente rele-vante en ciertos tipos de conflictos (parti-cularmente en aquellos que involucran aactores simétricos). Pero cuando hablamosde conflictos en torno a recursos naturalesdel bosque, que involucran a actores disi-métricos, la propuesta de manejo de con-flictos debe ir más allá del congelamientode un determinado status quo social y am-biental. Un conflicto de esta naturaleza noes resuelto porque se haya simplementeacordado no agredirse ni adoptar medidasde hecho (movilizaciones o represión).Trascender o superar las incompatibilida-des implica impulsar un proceso de remo-ción, cambio y transformación del statusquo, sobre la base de una premisa: las ne-cesidades integrales de las comunidadesrurales y la preservación, cuidado o recu-peración de los recursos naturales escasos,deteriorados o arrebatados.

De estas definiciones se infiere queuna incompatibilidad posee tres elementosbásicos: objetivos, posiciones e interesesque se excluyen mutuamente, tiempo es-caso y recursos naturales escasos o deterio-rados en extremo. Todos estos elementosestan articulados de tal suerte que los obje-tivos mutuamente excluyentes involucrana la escasez de tiempo o de recursos natu-rales.

La manera como las posiciones sonasumidas por los actores influencian la dis-ponibilidad de tiempo y de recursos. Si losobjetivos y posiciones son formulados enuna manera absoluta, la salida al conflictoy su transformación puede encontrarse de

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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manera más viable, por ejemplo, si los ac-tores involucrados luchan por obtener uncierto número, en lugar de cierta parte delos recursos disponibles. Las cantidadescon número fijo pueden ser incrementadaso puede encontrarse un mecanismo que déun poco a cada quien. Si por el contrario,los objetivos se proponen y las posicionesse asumen en términos relativos, la salidaal conflicto puede ser muy compleja y difí-cil. Si el actor A desea el 55 por ciento delcontrol y beneficios de todos los recursosdisponibles en disputa, y el actor B deseala misma parte, obviamente la división nofuncionará, pues las dos partes desean te-ner más que la otra. Más para A que para Blevanta una barrera al manejo de conflic-tos, y sobre todo a las garantías de dura-ción de acuerdos.

En consecuencia, los objetivos yposiciones pueden cambiarse, y tambiénse pueden cambiar los recursos naturalespor otros recursos intangibles. La escasezpuede no ser total aun cuando con fre-cuencia parece que lo es. En esta perspec-tiva, los otros recursos pueden estar asocia-dos a la preservación de espacios de vida,identidades, organizaciones, etc., por partede las comunidades rurales; y a imagen,fortalecimiento institucional, reputación,legitimidad, por parte del Estado y/o de lasempresas. Como resultado, las incompati-bilidades envuelven dos interrogantes fun-damentales en el tratamiento de conflictosen torno a recursos naturales, ¿es suscepti-ble de variación la escasez y deterioro delos recursos de la naturaleza? y recono-

ciendo que el deterioro de la naturaleza esinvariable y/o creciente, ¿son las posicio-nes de los actores modificables en una for-ma que se pueda promover una salida otransformación del conflicto?

66.. CCoonnfflliiccttooss,, eessccaasseezz yy ddeetteerriioorroo ddee llooss rreeccuurrssooss ddeell bboossqquuee

Cuando hablamos de bosques, entérminos de la forestería comunitaria, noestamos hablando solamente de recursosforestales, sino fundamentalmente de espa-cios de vida en el sentido que le han otor-gado muchas culturas y comunidades rura-les en todo el mundo. Esto significa que elbosque no es solamente un conjunto de re-cursos materiales -en el sentido de stocks-como se puede desprender de las concep-ciones presentes en muchos grupos empre-sariales y en muchos Estados. Cuando ha-blamos del bosque como espacio de vida,estamos hablando de un conjunto de ele-mentos materiales e inmateriales, a pesarde que la economía del mercado, y parti-cularmente el eco-capitalismo pretendaotorgarles valores monetarios a estas otrasvariables intangibles (la internalización deexternalidades) (Martínez-Allier, 1994, p.4y ss.).

Esto es muy importante al momentode definir posiciones y plantear objetivosdel conflicto desde la perspectiva de lascomunidades rurales. La más importantedistinción desde el punto de vista del ma-nejo de conflictos en torno a recursos na-turales desde las comunidades rurales radi-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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ca precisamente en la manera cómo se for-mulan los objetivos, cómo se construyenlas demandas y cómo se toman las posicio-nes, sea que todos éstos se definan en tér-minos de suma variable (cuantitativamen-te) o en términos de suma cero (un ciertotipo de ordenamiento, una prioridad).

Ilustremos esto con un caso en elque está presente un recurso inmaterial yotro material: espacio/identidad y capital.

Si los objetivos de los actores invo-lucrados en este conflicto están formuladosen términos absolutos, la cuestión funda-mental radica en saber si los recursos natu-rales pueden ser incrementados y/o dividi-dos. Incrementar los recursos naturales dis-ponibles en un conflicto que involucra ca-pitales implica que otros recursos moneta-rios y materiales que previamente no se ha-bían incluido deban ser movilizados y ob-tenidos, por ejemplo, a través de mecanis-mos de financiamiento, donativos o sim-plemente redefiniendo los recursos dispo-nibles. Si los fondos disponibles se incre-mentan, ambas partes pueden satisfacer si-multáneamente sus objetivos. La tarea delmanejo de conflictos en nuestra propuestase circunscribe entonces a encontrar me-dios para incrementar los recursos disponi-bles para las comunidades rurales. En loconcerniente a los recursos simbólicos yno materiales, como el espacio de vida, laidentidad, la participación en la toma dedecisiones, estos recursos deben ser exten-didos de forma paralela al incremento delos recursos materiales. Incluso el manejodel conflicto en términos materiales puede

facilitarse con la ampliación y reconoci-miento de estos recursos para las comuni-dades rurales por parte de los actores do-minantes. Si solamente se toman en cuen-ta los recursos materiales, ignorando la im-portancia y el peso que tienen los recursossimbólicos, cualquier propuesta en torno alos primeros se convierte en obsoleta oirrelevante.

En todo esto es importante mencio-nar que en la cuestión de los procedimien-tos y en el proceso mismo de manejo delos conflictos en torno a los recursos natu-rales, entran en juego dos elementos cla-ves: el tiempo y el dinero. La combinaciónde recursos monetarios y temporales de al-guna forma ayuda a controlar las incompa-tibilidades particulares, pues hace posibleque los actores encuentren una salida y unacuerdo sin modificar sustancialmente susintereses (y particularmente las comunida-des rurales). Así el actor A (empresa extrac-tiva del bosque) puede satisfacer su de-manda de X unidades del recurso R duran-te el período t1, y el actor B (comunidadeslocales) pueden obtener las deseadas Yunidades del mismo recurso durante el pe-ríodo t2. Es decir, con la ayuda del tiempolos recursos pueden incrementarse. De es-ta manera el conflicto encuentra una saliday se transforma, al tiempo que se puedemitigar la escasez del recurso natural.

¿Qué se puede decir de otros recur-sos fijos como el territorio? ¿Qué ha suce-dido en los casos de los territorios indíge-nas tradicionales en muchas partes delmundo, afectados por la expansión de

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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fronteras de sus respectivos Estados? En es-tos casos, la expansión de las fronteras ysoberanías estatales ha sido a costa de losterritorios étnicos, por la sencilla razón deque el territorio no puede expandirse. Si laactitud de un grupo de actores (como losEstados y muchas empresas) hacia los terri-torios es instrumental -por ejemplo, obte-ner los beneficios la explotación de deter-minado territorio-, el conflicto puede serreformulado en términos de una explota-ción común o en una justa repartición delos beneficios y de las pérdidas. Si algo hatransformado a la Cuenca Amazónica enun escenario de agudos conflictos so-cioambientales es precisamente la injustadistribución de costos y beneficios. Estosúltimos, se han concentrado exclusiva-mente en las empresas extractivas y en losEstados, mientras que los costos sociales yambientales golpean indiscriminadamentea los pueblos indígenas, colonos y campe-sinos que habitan en esta amplia región delplaneta.

Si las actitudes -especialmente delos actores dominantes- en el caso de laCuenca Amazónica fuesen semejantes alas de muchos pueblos indígenas que habi-tan en esos territorios, más emotivas o sim-bólicas y contuviesen valores que son re-verenciados por las creencias, la cuestiónpodría convertirse en un asunto de preser-vación y reordenamiento del uso del espa-cio. En muchas situaciones como en elconflicto inter-estatal entre Ecuador y Perú,un análisis más cercano puede revelarnosque el recurso disputado no es la porción

de territorio en sí mismo, sino el control deéste. Por consiguiente, los dos Estados seencuentran interesados en el control sobreesa tierra más que sobre la tierra en sí mis-ma. De allí que tales lugares comunes quese especulan como la posible existencia deminerales o hidrocarburos sea irrelevante.El recurso escaso que realmente se en-cuentra en disputa entonces, es el control:las dos partes piensan -desde sus respecti-vas percepciones- que no pueden tenerigual control al mismo tiempo. Sin embar-go, el control es un fenómeno que- aunqueno sea tan fácilmente medido como unbosque, un lago o ciertas porciones de tie-rra- sigue siendo un recurso variable. Dehecho, la ausencia de una clara definicióndel concepto de “control” simplifica labúsqueda de posiciones compatibles.

No debemos olvidar que hay dife-rentes formas de control, tales como elcontrol que se define en función de la so-beranía o el derecho a la participación. Porlo tanto, retomando el ejemplo del conflic-to inter-estatal Ecuador-Perú, para unatransformación y salida de ese conflicto sepueden imaginar formas de dividir el con-trol sobre el territorio actualmente en dis-puta. Una parte puede ejercer el control entérminos de soberanía, otra en términos deadministración y a los pueblos indígenasen esa situación de frontera se les podríaplantear la posibilidad de elegir entre ciu-dadanía o vecindad (un área territorial deresidencia sin derechos políticos sobre nin-guno de los dos Estados). De esta forma noes imposible incrementar o dividir un re-

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curso tan limitado como el territorio: pue-de ser el recurso escaso del control territo-rial el que se modifique en lugar del espa-cio físico. Inclusive, es posible encontraruna salida a un conflicto territorial como elecuatoriano-peruano, llevando a las partesa decidir que no se ejercerá control algunopor ninguna de ellas en ese territorio. Laneutralización puede ser así, otra posiblesalida.

En el caso de los conflictos territo-riales inter-étnicos, el control está ligado amuchos valores tales como el prestigio y elestatus. De manera similar, estos recursospueden incrementarse creando puestos es-pecíficos al interior de una jerarquía admi-nistrativa o descentralizando la autoridadgubernamental, de tal forma que se creenmás poderes de hecho y éstos puedan divi-dirse entre los contendientes.

La situación se vuelve más proble-mática como ya hemos mencionado,cuándo los objetivos se formulan en térmi-nos relativos. Este es el caso cuando el ac-tor A (empresa) demanda más que el actorB (comunidades locales), sin que sea im-portante cuanto más obtiene A en términosabsolutos. También un acuerdo según elcual A y B obtendrán su parte en el debidotiempo, pude dejar el problema de quiénva a recibir su parte primero. El conflicto seconvierte así en un conflicto de prioridad.Estos conflictos pueden basarse en el pres-tigio, con una de las partes reclamando su-perioridad de una manera u otra (moral-mente, con base en la edad, históricamen-te, legalmente, militarmente, etc.), pero

también pueden originarse en el temor deque el acuerdo puede no durar, de modoque cada actor desea asegurar su propiaparte.

Ser “primero” involucra el recursono material del tiempo: obtener “más” confrecuencia implica recursos materiales. Enel último ejemplo, el problema de nuevo,es de medida. Tener más depende de“¿más de qué?”. Las cantidades pueden noaparecer como particularmente claras a losactores, y en consecuencia, será precisoencontrar fórmulas para satisfacer tal rei-vindicación sin que la parte opuesta tengael sentimiento de sufrir una “pérdida”. Dehecho, muchos conflictos basados en unadistribución relativa de recursos naturalespueden ser tratados como si fuesen conflic-tos sobre números absolutos. Las cuestio-nes relacionadas con la prioridad -el serprimero- suelen ser más complicadas y di-fíciles de manejar. Cuando el recurso endisputa es el tiempo, es evidente quién ob-tiene su parte primero; cuando el controles lo que se disputa puede ser generalmen-te aceptado que ciertos recursos naturalessean más importantes que otros. Estos con-flictos en el caso de los bosques son muyfrecuentes y son muy complejos de superaral menos que una de las partes (particular-mente el Estado/o las empresas) cambienvoluntariamente sus objetivos. Eso no sig-nifica que las propias posiciones de las co-munidades rurales -en muchos casos- nosean sometidas también a revisión.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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77.. DDee llaass ppoossiicciioonneess aa llooss iinntteerreesseess:: ccaamm--bbiioo vvoolluunnttaarriioo ddee oobbjjeettiivvooss ((CCVVOO))

¿Cuál es la relevancia del modelode resolución convencional de conflictospara aquellos casos que involucran a co-munidades rurales forestales? Tanto losconflictos de carácter absoluto como aque-llos de naturaleza relativa ya descritos,pueden superarse por medio del cambiovoluntario de objetivos por uno o más delos actores involucrados.

En nuestra propuesta debemos re-saltar el concepto de Cambio Voluntariode Objetivos (CVO), en el sentido de queéste no se produzca como resultado deuna situación de fuerza sobre una de laspartes. La propuesta de manejo alternativode conflictos socioambientales en ese sen-tido busca construirse sobre el principiodel libre consentimiento de las partes, co-mo garantía de legitimidad y transparenciade las negociaciones, y de satisfacción delas necesidades irrenunciables de las co-munidades rurales.

Cuando hablamos de cambio deobjetivos, creemos que esto significa queuna posición previa, sostenida por una oambas partes, sea modificada o abandona-da. Los cambios de posición en ese sentidopueden ser unilaterales o multilaterales: enel primer caso una parte abandona su po-sición para favorecer un acercamiento conel oponente. En ese caso, consideramosdesde el punto de vista de las comunida-des rurales que esto es posible casi en unasola dirección en aquellos conflictos disi-

métricos: desde el actor más fuerte a favordel más débil y no a la inversa. Para el dé-bil abandonar ciertas posiciones puede sig-nificar un callejón sin salida que ponga enriesgo su propia existencia. En el segundocaso, también muy importante, ambas par-tes cambian (en forma simultánea o conse-cutiva). No obstante debemos ser enfáticosen señalar que ningún actor puede cam-biar fácilmente sus posiciones previas dadala cantidad de energía, recursos materialesy tiempo invertidos en su formulación ydefensa. Por lo tanto, necesitan un formatode legitimidad para cambiar sus posicio-nes. En el caso de las comunidades ruralesy sus organizaciones, esto es fundamentalen la medida en que no se ponga en peli-gro su existencia, su integridad o cohesión.

Según autores como Wallensteen,hay por lo menos cinco patrones de pensa-miento básico que se usan -en forma sepa-rada o conjunta- por los distintos actorespara legitimar cambios de posición en lasdeliberaciones públicas (y probablementetambién en el proceso de toma de decisio-nes internas):

• La validez de las posiciones en fun-ción de resultados, costos, benefi-cios y riesgos;

• En qué medida (los objetivos e inte-reses centrales) ya han sido alcanza-dos;

• Los procedimientos adecuados (paramanejar el conflicto) se están apli-cando ahora;

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• Los objetivos de la otra parte se frus-traron;

• Si la contraparte ha cambiado susposiciones y objetivos, es probableque entonces nosotros también po-damos hacerlo.En esta lista, las razones para modi-

ficar las posiciones y los objetivos se des-criben en términos de “correcto” o “equi-vocado”, de “conveniente” o “inconve-niente” para reforzar el punto. En realidad,los actores que están involucrados en con-flictos en torno a recursos naturales, raravez van a aceptar de manera explícita quese haya producido un giro profundo en laposición. En la mayoría de los casos, loscambios se anunciarán de manera abiertasólo si se ha producido un cambio drásticoen la posición del actor, a partir de cam-bios en la correlación de fuerzas al interiordel propio actor (nuevo liderazgo, cambiosen la jerarquía de las unidades de tomas dedecisión) o si los actores principales opues-tos llegan a establecer un acuerdo (en don-de se enfatizará en los logros y beneficiosalcanzados, relegando a un segundo pla-no, aquello que queda pendiente, particu-larmente lo que la otra parte no ha cumpli-do).

Los actores en ese sentido, puedenllegar a la conclusión que se han venidoadoptando posiciones y persiguiendo obje-tivos “equivocados”, al hacer notar que talo cual posición u objetivo no se pueden lo-grar y que se han apartado de principioselementales. Los cambios en las priorida-des son los que ocurren con mayor proba-

bilidad. Por ejemplo, los actores puedencoincidir eventualmente en que la mutuasobrevivencia es preferible al continuo pe-ligro de destrucción. Los costos de conti-nuar y mantener el conflicto abierto, pue-den sobrepasar los beneficios.

Las posiciones y los objetivos pue-den cambiarse también cuando uno de losactores se da cuenta que sus demandas sonexcesivas y sobredimensionadas. De he-cho ésta parece ser la razón más comúnpara reducir demandas. Al principio, gene-ralmente las demandas de un actor puedenser muy generales, en la medida que se es-pera una rápida victoria, pero cuando elconflicto enfrenta a un actor muy fuerte yse prolonga demasiado -con sus respecti-vos costos y desgastes- algunas reivindica-ciones son abandonadas, presumiblemen-te en favor de las que el actor considerecomo las más esenciales. El procedimientoinverso es, por supuesto, también posible:en lugar de aferrarse de manera intransi-gente definida y muy particular, el actorpuede hacer posible una salida al conflictoy un acuerdo incluyendo objetivos adicio-nales.

En el caso de los bosques, la justifi-cación clásica (en el cambio de objetivos)suele ser tal vez que la “combinación ade-cuada” se ha alcanzado. El compromiso yla transacción involucran un dar y un qui-tar y en su forma más compleja, un “tratopor paquete” implica tantos elementos dis-tintos que resulta imposible para los mis-mos actores (sin mencionar a los que estánafuera) averiguar quién ha ganado y quién

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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ha perdido. Por consiguiente, los principa-les actores podrán decir que la “mezcla ocombinación correcta” se ha alcanzado yesto puede ser cierto si el acuerdo demues-tra que es durable.

Cabe recordar en este marco, la su-gerencia de Johan Galtung en torno a lainstitucionalización de la resolución deconflictos. Encontrando un procedimientoque está fuera de la contienda, los actorespueden ponerse de acuerdo para cambiarposiciones y objetivos. En este caso, las de-cisiones serán el resultado de procedi-mientos que han dado a cada uno de losactores igualdad de oportunidades. Aun-que las salidas propuestas no sean las másdeseadas, ni las óptimas desde el punto devista ambiental y social, el procedimientoes lo que se ha aceptado por las partes y asíéstas pueden aceptar resultados no siem-pre muy favorables.

El momento adecuado para intentarintervenir en el manejo de un conflicto,constituye otro tipo de problema a discutir.¿Cuál es el momento adecuado o la fasedel conflicto para intervenir en su manejoy tratamiento? Algunos autores como Tou-val o Zartan (1990) sugieren que debe dar-se previamente un proceso de maduracióndel conflicto. El asunto del tiempo, el del“momento apropiado” pertenece así a losaspectos de procedimiento técnico del ma-nejo de conflictos socioambientales. Parapoder promover una negociación es im-portante que el conflicto se consolide enforma tal que se clarifiquen quiénes sonrealmente los actores involucrados y cuá-

les son las posibles alternativas de trata-miento y resolución.

88.. LLoo eessppeeccííffiiccoo ddee llooss ccoonnfflliiccttooss ddiissiimmééttrrii--ccooss

Definitivamente la fórmula o el mo-delo que ha dominado las propuestas es-tratégicas de manejo de conflictos, en ge-neral ha partido de un supuesto bastante li-neal: la existencia de un campo de racio-nalidad común a todos los actores involu-crados, donde según estas tesis, los actoreso partes involucradas comparten en mayoro menor medida, un conjunto de valorescentrales, basados en un argumento racio-nal. Se presume -dentro de un reduccionis-mo weberiano- que existe un actor racio-nal que opera en función de determinadosfines. Si existen tales actores, es posible lle-varlos a una mesa de negociaciones y en-contrar una solución “win-win” (victoria-victoria) que sea aceptable para ambaspartes (Rupesingue, 1994, p.73).

Compartiendo la crítica planteadapor Rupesingue creemos que estos enfo-ques contienen un fuerte imperativo ideo-lógico de igualdad formal, propio del pen-samiento jurídico liberal, en el cual existenEstados consolidados, políticamente esta-bles y en cuyas sociedades los conflictosson de carácter simétrico. En ese marco,estos Estados juegan un rol mediador o deárbitro a través de todo el sistema jurídicoformal. Sin embargo, desde la perspectivade sociedades como las nuestras cabríapreguntarnos cuán relevante es ese mode-

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lo de interpretación, y en qué medida losprocesos de constitución de nuestros Esta-dos-nación no han generado escenarios yactores, tales como el propio Estado, queen lugar de aparecer como mediador o ter-cera parte aparece directamente involucra-do como actor en los conflictos en torno alos recursos naturales, a los territorios, etc.,en tanto compite, busca ejercer controles ydominios, excluye, coopta, hegemoniza,establece alianzas y fija órdenes.

Muchas veces cuando el nivel deconfrontación es mayor y la voluntad deloponente no es respetada o es respetadasólo en apariencia, hay poca voluntad decambiar su propia posición. A veces unade las partes no acepta la mediación, y labúsqueda de un mediador que sea acepta-do por ambas partes, se torna en un desa-fío difícil de alcanzar, donde probable-mente el arbitraje o la intimidación seanlos procedimientos alternos a asumirse.5

Estas normas compartidas funcio-nan como nexos estables entre las situacio-nes y las acciones que determinadas con-diciones dadas exigen.

A la vez, “situaciones dadas” -comouna disputa o un conflicto- que son reco-nocidas por los participantes -evocan ex-pectativas y disposiciones normativas es-pecíficas que se manifiestan en una deter-minada conducta.

El modelo de mediación o negocia-ción de disputas o conflictos -que estaríadentro de lo que se conoce como acciónconcertada- no solo requiere que los acto-res hayan tenido una formación normativa

similar, sino que también compartan per-cepciones comunes respecto al conflicto ola disputa, a la situación que se encuen-tran. Sólo si se cumple esta última condi-ción, podría considerarse que, mediantenormas apropiadas (propias de una culturacon elementos tolerantes) determinen susacciones conjuntas. La pregunta a respon-derse es cuál es la relevancia que estos ele-mentos tienen en muchos contextos socioculturales y étnicos.

En síntesis, a nivel de los conflictosdisimétricos podemos encontrar los si-guientes elementos particulares:

aa)) El reconocimiento disimétrico: sólouna de las partes es considerada le-gítima, las otras no;

bb)) Una de las partes es favorecida porlas reglas existentes sobre la otra;

cc)) Participación asimétrica en la tomade decisiones: cuando una de laspartes controla la información, po-see recursos y tiene acceso a máspoder respecto a la otra.

Reuniendo estas asimetrías se cons-tituyen los aspectos fundamentales de larelación dominante-dominado (“topdog-underdog). Obviamente la distribución delpoder en los conflictos en torno a los re-cursos naturales es muy sesgada y desi-gual. A partir de que el momento que lasasimetrías o injusticias se han observado ydescrito, una organización o un conjuntode organizaciones pueden establecerse y

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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algunas de éstas legítimamente prepararsepara conducir un conflicto con resultadosinciertos. Por eso la propuesta con comu-nidades rurales debe considerar este im-portante punto, en torno a la prevención yla provención.

De acuerdo con Christopher Mit-chell (1981), el proceso de manejo de con-flictos incluye todas las técnicas emplea-das para prevenir el desarrollo de situacio-nes conflictivas, impedir que resulten encomportamiento destructivo o ponerle final mismo, remover sus causas por mediode algún acuerdo o negociación.

Diferentes técnicas son aplicablesen cada momento o etapa del desarrollo delos conflictos. En una etapa de conflicto la-tente, se podría hablar de evitación deconflictos, incidiendo en las percepcionesexistentes en los distintos sectores involu-crados, y por lo tanto en la definición desus demandas. Por ejemplo, se puede in-formar sobre la pertinencia (económica yecológica) de no explotar recursos en can-tidades y ritmos que afecten a las genera-ciones futuras y a las otras especies de ma-nera irreversible. O sobre los efectos posi-tivos de incluir a las comunidades ruralesen los beneficios y en la cadena de tomade decisiones respecto a la extracción derecursos por parte del Estado o las empre-sas, a fin de que sus propuestas o deman-das tengan cabida. Se puede igualmenteinformar y promover en las empresas y elEstado de los impactos positivos (económi-cos, políticos y ambientales) de incluir alas comunidades rurales en la toma de de-

cisiones y en la distribución de los benefi-cios de la extracción de recursos del bos-que, incorporando propuestas de aprove-chamiento sostenible integral.

En conflictos ya abiertos, se puedehablar de prevención, entendida ésta entérminos negativos, en el sentido de impe-dir que el conflicto escale a niveles de in-comunicación y violencia. Es fundamentalallí establecer puentes, por la vía de la me-diación o la conciliación (Pendzich, 1995,p.6). Como sugiere Mitchell, el proceso demanejo de los conflictos se concentra prin-cipalmente al nivel del comportamiento delos actores adversarios. Donde primanconductas y estrategias coercitivas sobrelas consensuales, hay que aclarar que éstas(dentro de una vía polemial) no son efecti-vas, ni seguras para resolver el conflicto,especialmente desde una óptica de interéscomunitario -de menos poder.

La tarea de los mediadores y de losconciliadores debe centrarse así, en crearcondiciones de equilibrio de poder -porejemplo, vía apertura en la toma de deci-siones- entre las partes involucradas en elconflicto, para que primen los elementosconsensuales, en los cuales se sacrificanalgunas de las demandas a cambio de lasatisfacción de otras.

Esta desactivación o encausamientodel conflicto a niveles de manejo y diálogoentre las partes, puede ser muy parcial ytemporal si no se apunta a las percepcio-nes y demandas de los actores. El objetivobásico debe centrarse en un manejo dura-dero, consensual (que no implique una re-

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nuncia total de las demandas e interesesbásicos de los actores) y de cooperaciónentre las partes.

Resulta interesante considerar lasconceptualizaciones de John Burton yFrank Dukes, en torno a estos aspectos. Es-tos autores introducen una diferenciaciónentre disputas sobre intereses, las cualesson una característica normal de las rela-ciones y parte integral de un sistema com-petitivo, y conflictos que están profunda-mente arraigados en las necesidades hu-manas y que con frecuencia requieren unareestructuración importante del ambiente ylas políticas para su resolución.

Con frecuencia los dos están liga-dos y los primeros pueden ser síntomas deconflictos subyacentes. En las disputas losasuntos son negociables y no involucran laalteración de instituciones y estructuras.

El arreglo de los conflictos como re-sultado de un acuerdo al que se ha llegadopor medio del regateo o de procesos judi-ciales puede ser apropiado para las dispu-tas, pero cuando se trata de conflictos quegiran en torno a necesidades básicas o va-lores, el mecanismo adecuado es la resolu-ción. Es decir, que mientras el arreglo pue-de darse por medidas coercitivas (arbitra-je), el regateo o la negociación, en los queel poder relativo de las partes determina elresultado, la resolución exige la transfor-mación de las relaciones mediante el abor-daje de la solución de problemas que ge-neraron el conflicto.

Puesto que el término de “preven-ción” denota “control”, Burton y Dukes

han introducido el vocablo “provención”el cual implica que se tomen medidas pa-ra remover las fuentes del conflicto e im-plantar condiciones de manera que loscomportamientos sean controlados por re-laciones valoradas y colaborativas. El reco-nocimiento del otro, la comprensión de susintereses, los posibles puntos de confluen-cia o acceso, etc. La provención, por tanto,implica una anticipación del futuro, demanera que se tomen medidas para remo-ver las fuentes de conflictos probables6,

creando un ambiente conducente a rela-ciones no conflictivas y cooperativas.

En resumen, la provención se preo-cupa por los problemas sociales en gene-ral, por alterar el ambiente que conduce alconflicto y por crear un ambiente que lomitigue. El obstáculo epistemológico cen-tral que debe enfrentar todo intento de de-rivar conocimientos a partir de la prácticay los procesos sociales es asegurar el pasoque saca conclusiones generales (aplicablea distintas circunstancias) a partir de unasituación particular (una práctica concre-ta).7

En ese contexto, el diseño de nues-tra propuesta está cargada de intencionali-dad y opción de trabajo participativo conlas comunidades rurales, con el fin de arti-cular objeto, objetivos, circunstancias, ac-ciones y recursos de manera más o menoshomogénea. La búsqueda de esta articula-ción programática constituye una serie deestrategias que, en su forma más simplifi-cada, se pueden expresar así: “si realiza-mos estas actividades es probable que ob-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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tengamos estos resultados”. Todo ello pasainevitablemente por la reflexión y el traba-jo directo con las comunidades rurales, sincuya presencia y participación no es posi-ble tener certeza alguna de eficacia o vali-dez en torno a lo que estamos pensando ydebatiendo.

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NNoottaass

1 Tradicionalmente la violencia se ha entendi-do de una manera bastante limitada, como elejercicio deliberado de la fuerza para causardaño físico a las personas o su propiedad. Sinembargo, desde el punto de vista de educa-ción-acción para la paz, es necesario ampliarsu significado para incluir la coacción de ca-rácter psicológico y la intención de hacer da-ño moral, así como la posibilidad de que laviolencia pueda ejercerse contra la naturale-za.

2 Siguiendo la propuesta de Juan Pablo Lede-rach, es conveniente pensar el conflicto entérminos de un triángulo conformado por elproblema, las partes (personas o grupos) y elproceso. Johan Galtung lo planteó en térmi-nos de estructura, actitudes y comportamien-to. Las partes serían fundamentalmente losactores.

3 Retomamos la vieja propuesta de Coser, Le-wis, “Nuevos aportes a la teoría del conflictosocial”, Buenos Aires, Amorrortu Edts., 1970.

4 Las visiones de los actores sociales involucra-dos en los conflictos, deben por fuerza dejarmuchos importantes fenómenos sin explica-ción, o darles solo una explicación ad hoc, ouna explicación basada en supuestos incohe-rentes derivados de más de una visión. La vi-sión más pura no es necesariamente el funda-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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mento de las teorías más convincentes, y mu-cho menos de las más válidas. En el análisisde los conflictos podemos tener simplementedatos para discriminar entre una teoría y otra.Los hechos no “hablan por sí mismos”. Ha-blan a favor o en contra de teorías encontra-das. Los hechos pueden hacer trizas una teo-ría, pero nunca pueden demostrar que es co-rrecta. En última instancia, hay tantas visio-nes como seres humanos, y más de una vi-sión presente en los actores puede ser cohe-rente con un hecho dado, pero nunca puedeotorgar a una teoría dada el imprimatur defi-nitivo. La verificación empírica puede servirpara revelar cuál de las teorías que somete-mos a nuestra consideración es más coheren-te con lo que se conoce fácticamente.

5 Entre las principales perspectivas sociológi-cas que se ocupan del análisis de la acciónsocial, ha sido tradicional considerar que lasacciones ordinarias están gobernadas por re-glas o determinadas por normas morales y deeste modo, especificar el mecanismo funda-mental mediante el cual las colectividadesconfiguran e imitan las actividades de susmiembros. Según Talcott Parsons, las normasmorales se interiorizan para constituir las dis-posiciones de necesidad de los individuos enun proceso de socialización que, en lo esen-cial consiste en un condicionamiento me-diante la administración de premios y casti-gos.

6 Ibidem., p. 161.7 Los peligros del paso de una premisa particu-

lar a una conclusión general están ya plan-teados en la lógica aristotélica pero en la as-piración de la sistematización, la dificultadva más allá de los tropezones que arriesgaquien no cumple con las reglas formales. Laconsideración de la práctica en sí misma so-lo permite pasar del particular concreto (unaexperiencia singular) a lo particular abstracto(un rasgo repetido en distintas experiencias),pero no sale del conocimiento empírico, nigenera directamente teoría, conocimientoteórico al de las generalizaciones empíricas.

Desde allí que buena parte de lo que se haceen nombre de la sistematización, aunque sequieran añadir otras epistemologías, expre-san el más puro positivismo.

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AA mmooddoo ddee iinnttrroodduucccciióónn

El conflicto es una realidad presenteen toda la historia de la sociedad y la cul-tura humana; en un sentido general podría-mos decir que abarca todas las dimensio-nes de la vida, desde la guerra hasta laelección de helados;1 pues en toda socie-dad, así como entre los individuos y las re-laciones que establecen, hay tensiones in-ternas que llevan al conflicto y al cambio.La perspectiva de la diversidad y la diferen-cia, como otra realidad que se expresa enlas identidades individuales, sociales o delas culturas, nos permite entender que nin-gún ser humano, sociedad o cultura, esigual a otra, que cada una tiene sus propiasformas de representación, de racionalidad,de intereses, necesidades y objetivos, quehacen que surjan diferencias, que al no serdebidamente canalizadas, se convierten enconflictos.

El conflicto en consecuencia, nopuede seguir siendo analizado como unadisfunción que conduce al desequilibrio

social y pone en peligro el orden estableci-do, como plantean funcionalistas y positi-vistas conservadores, para quienes el únicomodo válido de evitar esa disfunción, esmediante la imposición de una ingenieríasocial que se apoya en técnicas conductis-tas, que garantizan el “buen encauzamien-to” de la conducta humana. Por el contra-rio, el conflicto y el cambio constituyen, lacondición natural de toda socio-cultura,mas no la estabilidad y el orden. Por ello,el conflicto debe ser visto desde su dimen-sión dialéctica y política, reconociéndolocomo un hecho normal que está presenteen la cotidianidad y la experiencia delhombre y las sociedades, en toda relaciónindividual o colectiva. Esto no quiere decirque no veamos las consecuencias, muchasveces graves, deshumanizantes y trágicasque un conflicto puede traer para los hom-bres y las sociedades y que se evidencianen dolor, muerte, sufrimiento, destrucción,miedo, etc. Por ello mismo debemos estarclaros de que, si bien el conflicto es unarealidad, que no podemos evitar ni deste-

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Aproximaciones conceptualesy metodológicasal conflicto social

Patricio Guerrero Arias

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rrar, pero sí debemos aprender a manejar-lo en la búsqueda de prevenir y eliminarsus efectos violentos y destructivos y cana-lizarlo adecuadamente para que sea unafuente de transformación, crecimiento ydesarrollo de las sociedades.

Si bien la existencia de conflictos esalgo natural a la sociedad, no lo son lascausas que los provocan, distinción que sehace necesario tener presente en su análi-sis y en el diseño de metodologías para so-lucionarlos, pues en realidades como lasde nuestro continente, los conflictos tienensu raíz en claras causas estructurales, mar-cadas por la dominación, la dependencia,el subdesarrollo, la marginalidad y las asi-metrías sociales, escenario dentro del cualse profundizan las desigualdades sociales ypor consiguiente, se agudizan los conflic-tos.

Si tanto la realidad natural, como larealidad social y cultural -especialmenteestas últimas- se desarrollan a través de losconflictos, la reflexión sobre este tema nopuede estar ausente de la discusión teóri-ca. Es por ello que distintas ciencias bus-can acercarse desde diferentes perspecti-vas teóricas y metodológicas al análisis delconflicto. Se formulan conceptualizacio-nes diversas en relación al tema al que ha-ce referencia, conflicto social, sicológico,cultural, político, ambiental, etc. Lo queestá claro, es que la complejidad socialque atraviesa actualmente el mundo, plan-tea no sólo una diversidad y complejidadde conflictos, lo que hace imposible quepuedan ser explicados desde una sola pers-

pectiva teórica, sino que se hace necesarioun enfoque multidisciplinario para poderenfrentarlo y buscar solucionarlo. Otra ca-racterística importante, es que se empiezana ver las dimensiones políticas que el con-flicto encierra, dado que son actores socia-les los que se encuentran presentes en lavivencia de la conflictividad. Los nuevosenfoques buscan acercarse mucho más almundo de los actores y sus realidades; es-to no sólo se muestra como un recurso me-todológico imprescindible, sino que es laúnica forma de poder estructurar propues-tas reales de solución de conflictos.

El presente documento busca apro-ximarse a la problemática del conflicto,desde algunas perspectivas teóricas; no só-lo en relación al conflicto ambiental -alcual específicamente hacen referencia losdocumentos analizados-; sino que hemosconsiderado importante hacerlo en rela-ción al conflicto social en general, apoyán-donos en otras fuentes teóricas, para asípoder aportar en algo a la discusión teóri-ca y metodológica, así como sobre otrascuestiones que en los documentos de eva-luación de talleres y seminarios sobre estetema, no han sido suficientemente aborda-dos.

Este no busca ser un documentoanalítico de lo producido, sino sintetizar ladiscusión en torno al tema; sin embargo,hemos creído importante introducir refle-xiones sobre algunas posturas, que tienenla intencionalidad de aportar mínimamen-te a la discusión de un aspecto tan impor-tante de la vida social como el conflicto.

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I. ¿Qué es un conflicto? algunas distincio-nes conceptuales

Un acercamiento etimológico nosmuestra que la voz latina ccoonnfflliiccttuuss, signi-fica simplemente “colisión”, “choque”;luego fue extendida a la de “batalla”,”con-frontación” y “combate”. Actualmente,con “conflicto” se designa cualquier tipode encuentro entre fuerzas opuestas, seaque estén marcadas por la violencia o no;es decir, alude no sólo a la consumaciónde la lucha entre opuestos, sino a la ten-sión entre ellos. Este concepto lo emparen-ta con otros como los de “oposición”, “an-tagonismo”, “disputa”, “competencia”,“antinomía”, los mismos que deberían dis-tinguirse claramente si se quiere hacer unestudio sistemático de la conflictividad,pues muchos autores ven en ellos diversasexpresiones, intensidades y niveles del fe-nómeno que explicarían igualmente tiposdiferentes de conflicto2.

El concepto de conflicto paraGluckman3 hace referencia a las tensionesque se dan en el corazón mismo del siste-ma social, a las oposiciones provocadaspor la estructura misma de la organizaciónsocial; los otros términos se podrían aplicara desórdenes superficiales de la vida so-cial. Max Weber encontraba que una rela-ción social es de lucha cuando la acción seorienta a la búsqueda de imponer la propiavoluntad contra la resistencia de la otra uotras partes, pudiendo ser mediante la vio-lencia directa, cuando para llegar a una so-lución se suspenden los instrumentos ordi-

narios y se apela a instrumentos fundadosen la imposición del más fuerte; aunque noes necesario que exista una violencia físicaefectiva para que exista conflicto. Para Co-ser, en la línea de Weber, lo que diferenciaal conflicto de otras formas de interacciónsocial, es que éste siempre implica el usode la fuerza, mientras que para Marx, lanoción de poder es el eje fundamental.4

Para algunos autores, el conflicto nopuede ser reducido al concepto de compe-tencia. De ahí que se hacen necesarias al-gunas distinciones conceptuales. La ccoomm--ppeetteenncciiaa hace referencia a una lucha esen-cialmente pacífica, en la que los rivalesbuscan alcanzar el mismo fin empleandolos mismos medios y ajustándose a las mis-mas normas; en el ccoonnfflliiccttoo,, los objetivos,los medios y los fines son diferentes. Otrosvan más allá y plantean que se puede dife-renciar competición y conflicto en relacióna la noción de poder; si la búsqueda decontrol sobre el otro, ya sea de su conduc-ta o sus recursos, es la meta aspirada, el ejecrucial y el único medio de conseguir esameta, es un conflicto; mientras que la com-petencia motivada por el deseo de ganar,no llega a ser conflicto, salvo en el caso deque la meta que se busque implique la ne-cesidad imperativa del control del compor-tamiento del adversario y conduzca a lanegación del otro.5

También se plantea una diferenciacualitativa en relación al conflicto y la ccoonn--ttrraaddiicccciióónn.. Se afirma que una característi-ca del conflicto es que éste siempre seráobservable empíricamente; mientras que la

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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contradicción no es observable, sino infe-rible de una oposición lógica o ideológicaentre las partes. Para Firth, el conflicto -quepuede estar basado en percepciones erró-neas, en intereses y fines diferentes, queprovoquen una temporal falta de ajuste en-tre las partes en pugna- puede resolverse;pero en la contradicción, no es posible talresolución. Gluckman sostiene que la con-tradicción se refiere a aquellas relacionesde principios y procesos contrapuestosdentro de la estructura social, que inevita-blemente conducirán al cambio radical delmodelo. Para Marx, el conflicto se refiere ala lucha de grupos rivales de una sociedadcuyos valores y objetivos resultan incom-patibles, mientras que la contradicción seexpresa entre diferentes subsistemas dentrode la estructura social, cuya confrontaciónsólo puede ser resuelta mediante la trans-formación de la estructura misma de la so-ciedad; dentro de ella, los distintos secto-res sociales que mantienen contradiccio-nes de clase por ejemplo, con valores y fi-nes opuestos, pueden convivir incluso du-rante tiempos prolongados sin conflictos;pero la falta de conflicto no basta para ne-gar la contradicción, ésta existe y solo po-drá ser resuelta con la transformación radi-cal de la estructura social.6

Una cuestión importante a no des-cuidar en el análisis del conflicto, es su as-pecto relacional, pues se entiende por con-flicto a un proceso de interacción socialbásico, un peculiar modo de relación entredos o más partes, que consiste en accionesy reacciones mutuamente opuestas, que

pueden implicar incompatibilidad, o latendencia a su mutua exclusión. El conflic-to implica entonces un mínimo de contac-to y visibilidad -no necesariamente cara acara-, es una relación e interacción socialen la que las partes relacionadas no se“unen”, sino más bien se “des-unen”; unarelación que establece la ruptura o separa-ción de una forma de relación; la relaciónconflictiva se verifica dentro de un contex-to social, e incluye un componente de po-der. Consecuentemente, se podría decirque los elementos de todo conflicto son laexistencia de partes y motivos, y las rela-ciones de poder7.

Es importante considerar este aspec-to relacional del conflicto, en considera-ción a los actores y el poder, pues a menu-do se comete el error de no considerarlo,cuando en realidad en el conflicto, las par-tes están realmente relacionadas, no sonmutuamente indiferentes, ni están desco-nectadas entre sí, pues les unen intereses,objetivos, necesidades, proyectos, quepueden o no ser diferentes, frente a loscuales tienen posturas distintas o discor-dantes, que conducen a la negación, yaque cada parte en conflicto busca negar al“otro”, y como consecuencia es igualmen-te negado por el “otro”; sin embargo deello, paradójicamente, existe siempre entodo conflicto, ya sea en su origen, desen-volvimiento o resolución, un elemento re-lacional, relación que a su vez está íntima-mente articulada con el poder.

Se entiende al poder como la capa-cidad que tiene un hombre o una agrupa-

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ción de hombres para producir efectos in-tencionales sobre sí mismos y sobre los de-más, así como sobre las cosas. El poder sig-nifica la posesión de una capacidad paratomar y llevar a cabo decisiones que afec-tan nuestra propia vida, para controlar laconducta de los demás, o para transformarobjetos y recursos. Por ello, en las relacio-nes conflictivas siempre se involucra unaintencionalidad de poder que pretende ga-nar el control sobre los objetos, los recur-sos o posiciones escasas, o de influir en elcomportamiento del otro en cierta direc-ción; en definitiva, en todo conflicto seevidencia la búsqueda por adquirir y la ad-quisición por ejercer y el ejercicio del po-der8.

Otro aspecto que debe ser conside-rado es el de la dialéctica de la oposición;esto ayuda a ver que en todas las manifes-taciones específicas de la cultura, se en-cuentran dos estructuras conflictivas bási-cas: la oposición entre uunniiddaadd yy ddiivveerrssiiddaaddy entre eell ccaammbbiioo yy llaa ppeerrmmaanneenncciiaa, oposi-ción que se relaciona con los elementosanotados: actores, causas y poder. A la pri-mera estructura se la denomina tambiénsincrónica, pues es en sí independiente dela dimensión temporal, se trata de la in-compatibilidad entre lo homogéneo y lodiverso, entre lo regular y lo excepcional,entre la universalidad y la especificidad,entre lo simple y lo complejo. En la segun-da, se habla de conflictividad diacrónica,pues esta estructura tiene que ver con la di-mensión temporal del conflicto: con el an-tes y el después, con el cómo llegó a ser lo

que es ahora; allí se enfrentan, lo “retros-pectivo” y lo “prospectivo”, la estabilidady la renovación, la tendencia a proteger lologrado o a lograr lo nuevo; allí se confron-tan el mantenimiento conservador del or-den dominante, o la transformación revo-lucionaria del mismo.

Finalmente, es importante ver queen la relación entre estas dos estructurasbásicas de la oposición, se pone de mani-fiesto también la confrontación entre iiddeenn--ttiiddaadd yy ddiiffeerreenncciiaa, pues unidad y perma-nencia, son formas presentes en la identi-dad y la construcción de la misma, así co-mo multiplicidad y cambio, son formas dediferencia. Sin embargo, vale aclarar quela oposición identidad-diferencia, no ex-plica toda la conflictividad, y se hace ne-cesario, articularla a la dialéctica de laoposición en su dimensión diacrónica ysincrónica y ver el juego de relaciones queentre ellas se establece; por ello podemosver que pueden construirse identidadessincrónicas, con una diferencia diacrónica,o a su vez una identidad diacrónica conuna diferencia sincrónica; de lo contrariono podríamos llegar a entender el procesode construcción de identidades de los nue-vos actores sociales que están emergiendo,en la búsqueda de definir sus propios espa-cios simbólicos, de representaciones y sig-nificaciones, así como los nuevos hechossocio-políticos que crean nuevos escena-rios de conflicto.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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II. Diversos enfoques teóricos

Diversas son las perspectivas deanálisis teórico del conflicto; cada una delas ciencias se acerca desde marcos con-ceptuales particulares de su acción, ya seadesde una perspectiva sicológica -que si-túa el conflicto en el nivel de las relacionesindividuales-, desde una perspectiva socio-lógica -que pone su acento en la estructu-ra y entidades sociales-, una orientaciónpsicosociológica -que sitúa al conflicto enla interacción de variables del individuo yla sociedad-, la antropológica -que buscaentender los contenidos simbólicos que seencierran en el conflicto desde la perspec-tiva de la cultura-, los socioambientalistas -que ven en el ambiente y su relación conlo social las causas del conflicto en que sepone en juego la calidad de vida de la gen-te-, etc. Sin embargo, dado que el conflic-to es una situación multidimensional com-pleja, está siendo estudiada desde unaperspectiva multidisciplinaria, como laúnica estrategia posible que puede posibi-litar la elaboración de una teoría más aca-bada del conflicto.

A) El enfoque psicológico

El conflicto se define como el estadode un organismo sometido a fuerzas con-tradictorias. El conflicto es una situaciónuniversal y cotidiana. Cuando un indivi-duo frente a un problema debe escoger en-tre soluciones posibles (teoría de la deci-sión), puede enfrentar un conflicto, o en

relación a los roles que debe adoptar en re-lación a su pertenencia a un grupo de refe-rencia (teoría de los roles), etc. El conflictopuede ser intrasíquico, consciente o in-consciente; este último corresponde al ni-vel de los deseos, quejas, impulsos, alrede-dor del cual gira todo el enfoque psicoana-lítico que vincula al conflicto con el desa-rrollo psíquico del individuo y sin el cualno habría evolución.

Un eje de esta corriente es tratar deexplicar el rol de la agresión en el conflic-to, sea personal o social. La agresión seconsidera, como una conducta cuya finali-dad es la de matar, herir, dañar, perturbar aalguien; destruir los bienes o apoderarse delos mismos, conducta que puede o no iracompañada de violencia física. Algunosexplican la conducta agresiva y por tantoel conflicto, como un comportamiento cu-ya fuente está en un impulso instintivo delhombre, para otros es una respuesta indivi-dual a la frustración derivada de las restric-ciones que tiene frente a la realidad exte-rior, se explica además por la acumulaciónde tensiones en el individuo; la agresión esun comportamiento instrumental, una ma-nera gratificante para llegar a un fin.

B) El enfoque psicosociológico

Este busca explicar el conflicto des-de la perspectiva de la psicología social, lamisma que interrelaciona el plano indivi-dual con el de la sociedad, buscando com-prender la interacción del individuo y lossistemas sociales, considerando que en el

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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conflicto interpersonal o intergrupal, siem-pre se enfrentan individuos, aunque impli-que a organizaciones; el conflicto, es pro-ducido y conducido por individuos, porello este enfoque puede contribuir a acla-rar las variables personales y de situaciónen el contexto de los conflictos, que mu-chas veces no se consideran. El conflictose conceptualiza como una situación com-pleja, que se define primero por una deter-minada estructura de las relaciones socia-les, que puede enfrentar a individuos (con-flicto interpersonal), a grupos (intergrupal),a organizaciones sociales (conflicto social),a naciones (internacional), etc.; pero la na-turaleza del conflicto puede ser muy varia-da, así los actores pueden perseguir metasdiferentes, fines antagónicos, defender va-lores contradictorios, intereses opuestos,que se pueden expresar en los medios, lastácticas o estrategias a implementar paraalcanzar sus objetivos, así como puedendarse situaciones conflictivas en las que losadversarios persiguen un mismo fin aun-que de manera competitiva; en cada situa-ción, la influencia sobre el otro o el totalcontrol de la conducta del otro (poder),son la meta perseguida, o bien el mediopara alcanzar la meta.

Esta perspectiva puede contribuir aver en el análisis del conflicto, no sólo losaspectos estructurales evidentes, manifies-tos, instrumentales o estratégicos de éste,caso en el cual estaríamos hablando de unccoonnfflliiccttoo mmaanniiffiieessttoo; sino también la nece-sidad de considerar los aspectos afectivos,emocionales, expresivos, que se manifies-

tan en los actores que intervienen en elmismo, aquí se trata en cambio de un ccoonn--fflliiccttoo llaatteennttee., en el que se encuentran, laspercepciones, las representaciones, losimaginarios, los estereotipos, los senti-mientos que los actores acumulan y expe-rimentan en relación al otro; este aspectosubyacente puede connotar los aspectosmás estratégicos del conflicto, por ello esimportante no descuidarlos, pues a vecesel conflicto manifiesto, no puede ser sinoun aspecto sintomático de un conflicto la-tente.

Desde un punto de vista metodoló-gico, se hace igualmente necesario consi-derar que el desarrollo de un conflicto de-pende de un sinnúmero de variables, enlas que también encontramos variables, es-tructurales y estratégicas, así como emo-cionales y afectivas, razón por la cual elanálisis del conflicto debe hacerse consi-derando por igual estas dos dimensiones.Entre las múltiples variables que podemosencontrar se pueden señalar:

- Las características de las partes en-frentadas, sus valores, aspiracionesy objetivos, sus actitudes de cara alconflicto, sus recursos intelectuales,estrategias y tácticas posibles.

- Sus relaciones mutuas anteriores, laevolución de las actitudes de unorespecto al otro.

- La naturaleza que originó el conflic-to, su extensión, su significado moti-vacional, su periodicidad.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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- El ambiente social en cuyo seno sedesarrolla el conflicto, aliento, resis-tencia, apoyo o disuasión para la re-solución del mismo, normas y reglasinstitucionales que lo regulan.

- Los públicos y sus relaciones con eltema del conflicto y sus interesespuestos en juego por éste.

- Las estrategias y las tácticas emplea-das, utilidades positivas y negativas.

- Las consecuencias del conflicto pa-ra cada parte, los cambios posiblesderivados del conflicto, el prestigioo poder que se puede ganar o per-der.

C) El enfoque social del conflicto

Este se ha hecho desde varias pers-pectivas propias de las ciencias sociales,especialmente desde la sociología y la an-tropología. Algunos ven en el conflicto unfracaso, una disfunción social que pone enriesgo el equilibrio y la armonía de la es-tructura social, mientras que para otros, elconflicto es necesario para el funciona-miento de la vida social y su progreso. Dosposturas se confrontan en relación al con-flicto, la que lo explica desde la perspecti-va funcionalista, y la que lo hace desde lateoría del conflicto.

I. Los enfoques funcionalistas

La teoría funcionalista considera co-mo principio que toda sociedad es una es-tructura armónica, un sistema estable de

elementos interdependientes, cuya funciónes el mantenimiento del orden y el sistemasocial; éste no es sino un conjunto de indi-viduos que cooperan mancomunadamentepara obtener un fin común. Desde este en-foque, el conflicto sólo es una disfuncióndel orden natural de la sociedad, que debeser corregida y eliminada mediante la edu-cación, la formación y una organizaciónque considere la diversidad de interesesexistentes.

La estratificación social, según losfuncionalistas, es inherente al propio fun-cionamiento del sistema, cuya función esla de proporcionar un sistema de recom-pensas materiales o simbólicas, para quedicha desigualdad funcione y así se man-tenga el orden social, mediante la integra-ción de grupos diferentes con intereseseconómicos y políticos comunes; la estra-tificación social se la ve como inhibitoriadel conflicto social, la desigualdad sociales así el precio de la estabilidad social. Loque no dice esta teoría es que dicha estabi-lidad sólo es posible mediante mecanis-mos de coacción y represión, y que la es-tratificación social, en lugar de atenuar elconflicto, es la base para alimentarlo.

La noción de sistema total integradoy de equilibrio ha sido heredada de la an-tropología colonial británica de Malinows-ki y Radcliffe-Bronwn, cuyo análisis desco-noce la posibilidad del cambio y del con-flicto, la función de los hombres y la cultu-ra es la de mantener el equilibrio del siste-ma social. Esta formulación tiene una pro-funda connotación ideológica y ha sido y

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es utilizada para justificar la dominación yla expansión colonial y neocolonial, ideo-logización peligrosa que crea una falsaconciencia, apoyándose en principios ins-trumentales y organicistas, según los cua-les las fuerzas que luchan por poner fin ala dominación, son equiparadas con las delos gérmenes patógenos que provocan laenfermedad y alteran el equilibrio del or-ganismo sano, vale decir el orden socialestablecido, razón por la que deben ser eli-minados. No ver la existencia del cambiohace del funcionalismo una corriente pro-fundamente conservadora, que niega ade-más la dialéctica de la historia; por ello pu-so a los pueblos oprimidos fuera de la mis-ma y les impuso otra historia de domina-ción, al negarles la posibilidad de poten-cialidades para el cambio, al no verles co-mo sujetos capaces de transformar la histo-ria.

II. La teoría del conflicto

Los fundamentos de la misma se for-mulan ya con Heráclito y Polibio, pasanluego al mundo árabe con Ibn Khaldun;buscan ser una respuesta a la apología dela violencia, a la instrumentalización delpoder descrito por Maquiavelo, cuyas for-mulaciones se convertirán en premisas delpensamiento político occidental; posterior-mente, el análisis del conflicto será reto-mado por Hobbes, Hegel, y profundizadopor Weber y Marx9.

La teoría del conflicto surge comouna respuesta a los modelos de equilibrio,

y sostiene que no son el equilibrio, la esta-bilidad y el orden las condiciones natura-les de la sociedad, pues dicha estabilidadse funda en la coerción y la fuerza; por elcontrario, afirma que son el cambio y elconflicto características siempre presentesen toda organización social y la vida mis-ma.

La teoría del conflicto hace del po-der, el centro de la situación del conflictosocial. La distribución desigual del poder,se convierte en el factor y causa determi-nante de los conflictos sociales. Comoconsecuencia de esa asimetría en la distri-bución del poder, se expresa una profundaestratificación social, resultante de la luchacontinua y desigual por la posesión de bie-nes, servicios, y recursos escasos, que seencuentran monopolizados por las clasesque tienen acceso al poder, las mismas quepara mantenerlo y preservar el orden socialdominante no sólo recurren al uso de laviolencia y la fuerza, sino también al usode una violencia simbólica que se impreg-na en el sistema de valores, creencias, re-presentaciones y en los imaginarios socia-les, que tienden a reproducir y reafirmar elorden dominante; por tanto la estratifica-ción social no es sólo el resultado, sinoademás la generadora de conflictos socia-les; éstos son, sobre todo, auténticos con-flictos de poder.

D) El enfoque socioambiental

Si partimos de la consideración deque el medio ambiente es el amplio esce-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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nario donde se desarrolla la vida humana,donde se articulan los procesos sociales,ecológicos, tecnológicos, culturales y polí-ticos, y todos aquellos procesos que se re-lacionan con la vida humana, no resultaextraño la cada vez más creciente preocu-pación por los temas socio-ambientales,pues allí se ponen en juego la cuestión dela satisfacción de las necesidades básicas yel nivel y calidad de vida. En consecuen-cia, el ambiente es también un escenariode conflictos, pues en todas partes delmundo, la búsqueda por un manejo equili-brado y sustentable del ambiente y de losrecursos que de éste se extraen, inevitable-mente conduce a conflictos, pues allí seenfrentan intereses, necesidades y objeti-vos de actores sociales que pugnan por laapropiación, uso, transformación y controlde los recursos naturales10.

El problema ambiental es evidente-mente un problema político y esto no pue-de, por tanto, descuidarse del análisis delconflicto, pues cada vez está más claro queambiente, Estado y sociedad civil, se mues-tran como un trinomio que se hace másevidente en las relaciones a nivel mundial.Así lo muestra la incorporación de los te-mas ambientales en el contexto de la insti-tucionalidad oficial y de la población, y sibien esto es reciente, tiene una importan-cia profunda ya que está directamente re-lacionado con las condiciones y la calidadde vida de una población cada vez másnumerosa, que enfrenta conflictos muy se-rios para su supervivencia y que está bus-

cando construirse espacios propios para lagestión de sus necesidades11.

Es cada vez más claro el hecho deque existe una íntima relación entre el de-terioro de la calidad de vida, los conflictosambientales y los conflictos sociales, comoconsecuencia de la implementación demedidas de ajuste estructural impuestaspor las políticas macroeconómicas neoli-berales, que han tenido gravísimas conse-cuencias sociales, económicas, políticascomo ambientales, pues sólo han favoreci-do a los sectores monopólicos y han dete-riorado cada vez más las condiciones devida de la población.

Es importante por ello, no olvidarque en realidades como las de nuestrocontinente, los conflictos tienen su raíz enclaras causas históricas estructurales, mar-cadas por la dominación, por una profun-da dependencia, por la agudización delsubdesarrollo, la marginalidad y las asime-trías, desigualdad y verticalidad sociales,resultantes de la imposición de un determi-nado orden económico, social y político,que favorece la reproducción de las condi-ciones de dominación y reafirma una es-tructura vertical del poder ejercido por de-terminadas minorías; escenario dentro delcual se acentúan profundamente las desi-gualdades sociales y por lo tanto se agudi-zan los conflictos. En consecuencia, si lascausas del conflicto ambiental como so-cial, se deben a causas estructurales pro-pias de un orden de dominación, se hacenecesaria, la construcción de un nuevo or-den, que transforme dichas relaciones de

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dominación y de ejercicio de poder, queabra posibilidades para que los pueblospuedan construir sus propios caminos yrespuestas, para que puedan por sí mismosdecidir sobre su futuro12.

Una vez que nos hemos aproxima-do conceptualmente al conflicto y revisadobrevemente el abordaje teórico sobre elmismo, nos referiremos a continuación so-bre las premisas, tipos, niveles y funcionesdel conflicto.

III. Premisas del conflicto

En términos generales, podríamosanotar entre las premisas de los conflictos,las siguientes:

- El conflicto es algo normal, constitu-ye una fuente de cambio de la so-ciedad.

- En todo conflicto esta implícito unproblema de poder. El conflicto nosurge por generación espontánea,tiene sus causas y sus efectos, mu-chos de los cuales son profunda-mente estructurales, en los que seexpresa una forma desigual en ladistribución del poder social; el po-der es el centro de las situaciones deconflicto.

- Todo conflicto es una relación de in-teracción entre una o más partes

- El conflicto no implica ruptura o ce-se de la interacción social.

- El conflicto en sí mismo no es elprincipal problema, sino más bien elcómo éste puede ser manejado.

- El conflicto requiere por lo menosde dos partes analíticamente distin-tas, actores, organismos, grupos, in-dividuos, colectividades, comunida-des, etc.

- El conflicto siempre será observableempíricamente y por lo tanto es po-sible de ser medido, ya sea en su in-tensidad, y/o en las manifestacionese interacciones múltiples que provo-ca.

- El conflicto implica un mínimo decontacto y visibilidad.

- Los conflictos se ocasionan por laescasez de “posiciones”, es decir, lacondición por la cual un objeto nopuede ocupar dos lugares al mismotiempo, o cumplir dos funciones di-ferentes; un rol no puede ser desem-peñado simultáneamente por dos omás actores, ni llevarse a cabo doscomportamientos prescritos distin-tos.

- Se ocasionan también conflictos porla escasez de “recursos”, o sea, lacondición en la cual, el suministrode objetos deseados, es limitado detal modo que las partes no puedenposeer todo lo que desean de algo,frente a lo que diferentes juicios devalor subyacentes pueden condicio-nar la demanda o necesidad de re-cursos y posiciones escasas; de ahíque los valores mutuamente incom-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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patibles, excluyentes u opuestos,son características inevitables deconflicto.

- En el conflicto funciona un principiode “causalidad múltiple”, es decir,que no existe ninguna fuente básicao única de conflicto.

- El conflicto no puede existir sin ac-ción.

- El conflicto es esencialmente diná-mico, tanto las condiciones, comolas situaciones de los actores, se ha-llan en constante cambio, no pue-den ser estáticas. Ello implica quetambién las estrategias, tácticas ymétodos de resolución deben serigualmente dinámicos.

- Todo conflicto tiene un fin.- Todo conflicto implica un costo, sea

social, económico, político, cultu-ral, simbólico, el mismo que debeser considerado en el momento debuscar su resolución.

- Todo conflicto es distinto, no hayconflictos iguales, todos tienen suspropias particularidades, sea en re-lación a sus causas, escenarios, o alos actores que intervienen en elmismo; por esta razón, deben seranalizados en forma igualmenteparticular y los métodos, tácticas yestrategias que se empleen para suresolución dependerán de su propiaespecificidad y diferencia.

IV. Tipos y niveles de conflictos

CCoonnfflliiccttoo iinnttrraappeerrssoonnaall.. Es aquel enel que interviene una sola parte, se puedeconsiderar un conflicto entre el individuo yel ambiente, o entre actor y naturaleza.

CCoonnfflliiccttoo iinntteerrppeerrssoonnaall. Aquel quese da entre dos o más personas.

CCoonnfflliiccttoo iinnttrraaggrruuppaall. Entre dos omás grupos.

CCoonnfflliiccttoo rreeaall, o también llamadoccoonnfflliiccttoo iinnssttrruummeennttaall.. Surge más de la in-compatibilidad de objetivos. Se caracterizapor la búsqueda de una meta específica ala cual se opone un adversario, por la exis-tencia de fines y medios opuestos, por laincompatibilidad de deseos, necesidades,valores e intereses. Este cesará cuando losactores hayan encontrado un medio satis-factorio para el logro de sus objetivos.

CCoonnfflliiccttoo iirrrreeaall,, conocido tambiéncomo ccoonnfflliiccttoo eexxpprreessiivvoo, surge de la ne-cesidad de liberar tensiones por lo menosde parte de uno de los protagonistas, de lahostilidad desviada, de la ignorancia y elerror, no se orienta hacia resultados especí-ficos y cesará cuando la tensión haya retor-nado a un nivel suficientemente bajo.

CCoonnfflliiccttoo llaatteennttee.. Es aquel que hacereferencia a los aspectos subyacentes quese encuentran en los actores, ya sean afec-tivos emocionales, expresivos. El conflicto

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latente designa las representaciones, lasactitudes, las percepciones, los estereoti-pos, o los sentimientos que los actores enconflicto experimentan y que no puedendejarse a un lado en el análisis del conflic-to social, pues ellos pueden connotar losaspectos más racionales y estratégicos delconflicto.

CCoonnfflliiccttoo mmaanniiffiieessttoo.. Es aquel quehace referencia a los aspectos evidentesdel conflicto; éste a veces no es más queun aspecto sintomático de un conflicto la-tente.

CCoonnfflliiccttoo iinndduucciiddoo.. Surge del dese-quilibrio o ambigüedad de las relacionesde poder. Cuando los representantes de losgrupos en conflicto tienen fines propiosque alcanzar, aparte de aquellos fines quese encuentran en disputa entre los grupos,la búsqueda de prestigio puede ser unejemplo de ello. Este tipo de conflicto esmás fácil de solución por los procesos nor-males de mediación.

CCoonnfflliiccttoo iinnssttiittuucciioonnaalliizzaaddoo. Se ca-racteriza por reglas explícitas, por compor-tamientos previsibles y continuidad, tal esel caso de las negociaciones colectivas.

CCoonnfflliiccttooss nnoo iinnssttiittuucciioonnaalliizzaaddooss.Son en cambio lo contrario, desorganiza-dos, difíciles de predecir, aunque la bús-queda de solución se dé en marcos institu-cionalizados; como serían por ejemplo, un

motín, o la mayoría de los conflictos racia-les.

CCoonnfflliiccttoo eexxttrreemmoo. Es aquel conflic-to violento agresivo que recurre siempre amedios coercitivos y en el que hay la inten-cionalidad de destruir o causar daño a unade las partes.

CCoonnfflliiccttoo ddiipplloommááttiiccoo.. Es aquel queno recurre a la violencia y busca mediospersuasivos para su resolución.

CCoonnfflliiccttooss pprriimmaarriiooss ccaarraa aa ccaarraa..Son aquellos en los cuales se enfrentan di-rectamente la mayoría de actores implica-dos en los mismos, como puede ocurrir enun mitin o en los contactos raciales o étni-cos en los que las relaciones conflictivasson directas.

CCoonnfflliiccttooss sseeccuunnddaarriiooss oo iinntteerrppuueess--ttooss.. Aquí no se enfrentan todos los actoresde las partes implicadas, sino aquellos queson sus representantes. Vale aclarar que sibien el conflicto influye y tiene consecuen-cias en cada parte en conflicto, en el mo-mento de la búsqueda de su solución, seenfrentarán sólo quienes los representan.En un conflicto entre comunidades indíge-nas con una empresa petrolera por ejem-plo, no se enfrentan todas las comunidadesni todos sus miembros, ni tampoco todosquienes hacen la empresa, los valoresopuestos constituyen fuentes de conflictivi-dad; los conflictos ideológicos son conflic-tos de valores que pueden clasificarse se-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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gún la significación del choque de valoresabsolutos, entre aquellos que se conside-ran “superiores” frente a otros que son vis-tos como “inferiores”, confrontación en lacual uno de ellos debe triunfar sobre elotro. Ejemplo de esto, son los conflictos re-sultantes de actitudes etnocéntricas o racis-tas, el conflicto entre dogmas religiosos oel de las ideologías políticas.

CCoonnfflliiccttoo ccuullttuurraall. Esta expresión entan amplia que su uso abarca a veces losotros tipos de valores referidos y aspectosde la cultura que se encuentran en cadauno de ellos. Los conflictos entre culturaspodrían abarcar desde los conflictos de re-ligiones, de ideologías, de derecho, etc., yen ellos pueden encontrarse aspectos ma-nifiestos, latentes, reales o irreales o de losotros antes anotados.

Considerando lo anterior, pensamosque se plantea como una necesidad cadavez más urgente tomar la variable de lacultura, como un eje importante - no elúnico- que se expresa en toda situaciónconflictiva, sea ésta social, política, ideoló-gica, ambiental, etc., y que generalmenteha sido ignorada. Muchos de los fracasosen la implementación de proyectos, que enlugar de solucionar problemas se vuelvenfuentes de conflicto, así como el error en laaplicación de metodologías y técnicas pa-ra la resolución de conflictos, tienen quever con la no consideración de la cultura,entendida ésta como una construcción es-pecíficamente humana resultante de lapraxis del hombre, como un sistema de

símbolos, de significaciones, de praxis y desentidos que permiten a los individuos y alos grupos ordenar el mundo; al ser un mo-do de representar la realidad requiere for-mas concretas en la conducta humana,moldeando de manera sorprendente laspercepciones de los individuos frente a lasdistintas realidades que construye y enfren-ta, esto es lo que determina que la culturaesté presente en todas las dimensiones dela vida, de la praxis humana y de la acciónsocial.

Otros autores como Colombres13

hablan de tres grandes tipos de conflictos:

CCoonnfflliiccttooss iinnssttiittuucciioonnaalleess.. Sonaquellos que están provocados y reguladospor la cultura con la finalidad de buscar lareducción o eliminación de las formas dehostilidad y abrir un espacio para el disen-timiento y por tanto, el mantenimiento delorden; sin ellos, la ruptura y separación so-cial sería muy frecuente, cumplen una fun-ción estabilizadora. En un primer grado deeste tipo de conflictos, estarían los casossimples de rivalidad institucionalizada,que son más bien una competencia endonde las metas coinciden con lo queridopor el orden social. En un segundo grado,las situaciones originadas por esta rivali-dad, que parecen exceder el marco de lacompetencia institucional de lo queridopor la cultura y se convierten en verdade-ros conflictos aunque al no basarse en unaverdadera contradicción suelen desapare-cer al finalizar el evento que los originó,pero no son conflictos profundos que con-

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duzcan a un gran desgaste social. En untercer grado está un tipo de conflicto que sibien produce daño social, no llega a la ani-quilación del adversario ni a la ocupacióndel territorio; se trata de expiar un agravioa través de un combate ritual, el mismoque está regulado por la cultura, regula-ción que tienden a fortalecer la cohesión yel orden social del grupo.

CCoonnfflliiccttooss hhiissttóórriiccooss.. Son aquellosque procuran resolver una contradicciónreal y profunda de la sociedad y cuya su-peración impulsará el desarrollo social ypasos adelante hacia procesos liberadores.Así, encontramos los conflictos de clasedentro de un grupo étnico, o los que en-frentan a éstos con la sociedad nacionalcon miras a reducir o poner fin a su discri-minación y explotación. Los conflictos his-tóricos pueden ser sociales, económicos,políticos, religiosos, según sean los ele-mentos y fuerzas que entren en juego.

CCoonnfflliiccttooss ffaacccciioonnaalleess.. Son los queno responden a una contradicción realprofunda ni están institucionalizados por lacultura, muchas veces son provocados porla misma sociedad dominante ya sea direc-ta o indirectamente; por ello resultan per-judiciales para las sociedades o grupos quesufren la dominación, pues les impiden vercon claridad las razones últimas que losprovocan, así como a los verdaderos res-ponsables, y mantener frente a ellos unaactitud unitaria para la lucha, pues estos

conflictos contribuyen a la separación so-cial en facciones con intereses separados.

Estos conflictos pueden ser tambiénsociales, económicos, políticos o religio-sos. Entre los sociales podemos citar porejemplo, a los que envuelven a dos comu-nidades vecinas por cuestiones de linde-ros, de tierra, o control del agua, pero queno entrañan una real opresión. Entre lospolíticos podrían estar la división internade un pueblo en torno a los intereses delejercicio del poder, las disputas entre caci-ques o autoridades locales. Entre los eco-nómicos, la división de una comunidad endos empresas cooperativas que se disputanel control de una misma actividad o delmercado. Entre los religiosos, las frecuen-tes divisiones entre católicos y evangélicosque se viven en las comunidades indígenaso entre miembros de distintas sectas reli-giosas, que pueden muchas veces llegar ahechos de violencia y sangre.

Los conflictos faccionales han sidosiempre un recurso de la sociedad domi-nante para dividir a los sectores explota-dos, para minar su unidad y evitar así susrespuestas organizativas, su movilización,y lograr su debilitamiento y evitar se cons-tituyan como sujetos históricos, como loestán haciendo las compañías petrolerasen la Amazonia, al promover conflictos alinterior de las comunidades indígenas, ode éstas con los colonos a fin de que novean las verdaderas causas y los responsa-bles del ecocidio autorizado que están pro-vocando en el Oriente. Lo que buscan losdominadores al alimentar este tipo de con-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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flictos faccionales, es evitar que éstos sevuelvan conflictos históricos, que permitanel cuestionamiento de las causas más pro-fundas y estructurales de la dominación,que conduzcan a la maduración políticade los dominados, a su fortalecimiento or-ganizativo, y a una acción movilizadoramás vital, que impulse su construcción co-mo sujetos históricos, que posibilite avan-zar en la lucha por su verdadera libera-ción.

CCoonnfflliiccttoo ddee lleeaallttaaddeess.. Este es un ti-po de conflicto en el que se expresa mu-cho más el impacto de la cultura, por elloconsideramos importante hacer una refe-rencia sobre el mismo en base al análisispropuesto por Gluckman desde una pers-pectiva antropológica, que nos permite po-der entrar a tratar de profundizar un pocomás la complejidad social a partir de laconsideración de los elementos simbólicosque se expresan en un conflicto y cómo losactores sociales los operan14.

Gluckmnan parte de la constataciónde que una característica de la organiza-ción social y religiosa de las sociedadestradicionales, la constituye su entrelaza-miento, unidad y ramificación, pues unacomunidad se halla íntimamente entrela-zada y unida, pero al mismo tiempo se en-cuentra profundamente ramificada. Pormuy grande que pueda ser la división deun grupo, éste se ramifica en otros a travésde innumerables contactos, como una for-ma de evitar ser absorbido; en dicha rela-ción, múltiples planos sistematizados se in-

terrelacionan entre sí posibilitando que elconjunto de la sociedad mantenga una in-tegración que sería inexistente si los planospermaneciesen aislados, lo que fomentaríamucho más la desunión y los choques; alenfrentarse entre sí se originan divisionesque generan un complejo de grupos, peroque no llegan a romper la unidad social.

Glukman señala que para el análisisdel conflicto de lealtades es importante ha-cer algunas distinciones conceptuales. Elccoonnfflliiccttoo se refiere-como ya antes anotá-bamos-15 a las oposiciones que son provo-cadas por la estructura misma de la organi-zación social; emplea ccooooppeerraacciióónn,, aassoo--cciiaacciióónn yy aaffiilliiaacciióónn,, para referirse a los la-zos superficiales entre personas o activida-des; ssoolliiddaarriiddaadd para una interrelación queestá más arraigada; y, ccoohheessiióónn para seña-lar los principios fundamentales que danunidad a la estructura misma del sistemasocial. El ccoonnfflliiccttoo ddee lleeaallttaaddeess es un con-flicto de afiliación, de deber, de derecho,de obediencias, así como también de prin-cipios de organización, considerando queen las sociedades tradicionales, el cómo sehacen valer los derechos y se reparan lasofensas, constituye uno de los mayoresproblemas a enfrentar y solucionar. Losconflictos de lealtades, cumplen la funciónde impedir que al interior de la organiza-ción social las facciones que lo integran selancen con toda su fuerza a una lucha enla que intervengan todos sus miembros; esallí donde entra en juego la fuerza unifica-dora de los símbolos y de lo ritual, para de-volver la cohesión social y para solucionar

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el conflicto. El papel del ritual, de la reli-gión, de los mitos, las creencias místicas,es aquí fundamental, pues actúan comouna fuerza unificadora, que hace que serespeten los lazos sociales establecidos nopor la coerción o la fuerza de las sancio-nes. Es inevitable que muchas personas semuevan por su propio interés, pero sin elreconocimiento de sus obligaciones; si és-te no se produce, la fuerza de las creen-cias, obligará a que ellos las cumplan, ca-so contrario perdería el apoyo de quienesmantienen dichas creencias y crean conese acto un elemento de ruptura en su re-lación social simbólica, lo que implicaríala desgracia del abandono, que en muchasde nuestras culturas, equivale a la propiamuerte social, razón por la cual se encuen-tra obligado a tener que justificar su fe endichas creencias, para no quedar fuera dela estructura social, la misma que logra asímantener su integración16.

Muchas sociedades, así como otrosgrupos sociales más pequeños, consiguensu integración a través de las lealtades di-vididas de sus miembros. En ese tejido derelaciones que son establecidas por la cos-tumbre y la tradición que se ven fuerte-mente reforzadas por las creencias y reafir-madas en la acción ritual, se posibilita elfortalecimiento de la cohesión social. Estadivisión de lealtades, constituye un factorgeneral de la vida social, en situaciones dedominación, una sociedad puede conti-nuar funcionando en base a la fuerza, peropara alcanzar cierta estabilidad, los domi-nadores, deben establecer relaciones con

los dominados, que anulen la división fren-te a ellos, pero que alimenten la divisiónentre los dominados, lo que muestra comodice Gluckman,17 que “dividir para reinar”no es tan solo una táctica maquiavélica, si-no un principio de cohesión social.

La importancia de este enfoque so-bre el conflicto desde la cultura y lo simbó-lico, aporta una perspectiva teórica y me-todológica que se refiere a un aspecto has-ta ahora muy poco considerado en el aná-lisis del conflicto y su resolución y que po-sibilita entender cómo los grupos socialesse mantienen unidos por sí mismos, ope-rando un universo simbólico que es el queda sentido a sus prácticas sociales; porello, no se puede descuidar el análisis deese mundo simbólico, ver cómo opera laracionalidad propia de su cultura, en elmomento de equilibrar sus relaciones y lle-gar a la resolución de sus conflictos; asípodríamos comprender mejor por ejem-plo, que las sanciones sobrenaturales, lasnormas de autodefensa, la venganza, mu-chas veces la guerra, o la violencia, no re-flejan el “instinto primitivo” de dichas so-ciedades, como sostiene el etnocentrismooccidental, sino que son respuestas socio-culturales y políticas que actúan para tratarel conflicto y dar orden, equilibrio y cohe-sión al funcionamiento social.

V. El contexto social del conflicto

Un principio de todo conflicto, esque éste se produce en el medio circun-dante, del cual recibe su influencia, pero

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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sobre el que a su vez influye. Es por elloque se hace necesario, investigar el con-flicto tomando en consideración el sistemasocial global en el que ocurre, el cambiosocial de múltiples formas sobre el conflic-to, modificando continuamente las basesde los intereses potencialmente en disputay las posiciones relativas de poder de losindividuos y los grupos sociales. Es impor-tante no olvidar que a medida que se mo-difica la potencialidad del valor del con-texto social, surgen nuevas demandas,nuevas condiciones potenciales para elaparecimiento de conflictos. El crecimien-to demográfico, la migración, los procesosde colonización, la acción ecocida de lasempresas, el incremento del turismo, y de-más fenómenos resultantes de una mayorcomplejidad social, se vuelven fuentes deconflicto que afectan a la naturaleza y alnúmero de las partes y actores que entranen él, así como a los instrumentos y me-dios para su resolución18.

De lo anteriormente señalado,Mack/Sneyder hacen algunas proposicio-nes al respecto, como las siguientes: Comoresultado de los cambios profundos en elseno de las sociedades, se producen altera-ciones importantes en el equilibrio de lasfuerzas de dicha sociedad, pero será la or-ganización social la que determine el nú-mero y el tipo de las partes que entren enconflicto; así, en una sociedad industrialurbana compleja, el conflicto real será lle-vado adelante por grupos altamente orga-nizados que tengan miembros diversos yrepresentantes especializados; en una so-

ciedad comunal menos compleja, se ten-derá a conflictos interpersonales más di-rectos, cara a cara. La diferenciación socialdeterminada por el estatus, roles ocupacio-nales, posiciones de poder, etc., tenderá agenerar líneas de coincidencia o de ruptu-ra, a la constitución de grupos diferencia-dos que igualmente pueden entrar en coo-peración o en conflicto.

En sociedades libremente organiza-das que tienen muchas presiones cruzadase influencias distintas sobre sus miembrosy grupos, según Coster19, se reduce la po-sibilidad de conflictos únicos, rígidos e in-tensos, que lleven a la división total de lasociedad o a un gran segmento de ella,permitiendo mayor estabilidad a pesar deque haya un gran conflicto; para ello dis-pone de instituciones que cumplen la fun-ción de válvulas de seguridad y canalizanlas hostilidades reduciendo las respuestasconflictivas o haciéndolas manejables.Conviene no olvidar en relación a esto, loseñalado por Gluckman sobre los conflic-tos de lealtades.

Otro aspecto importante del contex-to social del conflicto se refiere al hechode que por más serio que éste sea entre in-dividuos o grupos, siempre habrá desinte-resados o neutrales que funcionarán comoterceras partes, que buscarán una solución;si el conflicto divide totalmente a una co-munidad local, nacional o internacional, lasolución se torna extremadamente difícil;por ello la presión que en pro o en contrade su solución puedan ejercer terceras par-tes, vecinos desinteresados pero afectados,

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constituye uno de los principales límitespara su duración, extensión e intensidad.

La permisividad y disponibilidad delos instrumentos del conflicto, dependenevidentemente del contexto social; el em-pleo de armas de fuego para la solución deconflictos interpersonales, se encuentra es-trictamente controlado por la mayoría delas sociedades; en muchas culturas, estaforma de resolución se ha trasladado a laesfera ritual simbólica en la que su resolu-ción depende de los códigos culturales so-cialmente producidos. Sin embargo, unode los principales problemas del orden so-cial, es el control del conflicto violento;por ello, investigar y determinar qué tipode medidas sociales conducen a un con-flicto no violento, es una preocupación ac-tual.

Otra proposición señala que mien-tras más integradas están las partes en con-flicto de una sociedad, hay menores proba-bilidades que éste sea violento. No olvide-mos que orden y conflicto son estadosconstantes de todo sistema social; si bienpueden parecer opuestos, éstos pueden ydeben existir juntos y, lo que es más, su re-lación determina el grado de estabilidadsocial; de ahí que el equilibrio estabilidad-inestabilidad, es resultante del éxito o fra-caso del sistema normativo en la regula-ción de los conflictos, pues como ya veía-mos, el cambio social, su ritmo y direcciónconstituyen una fuente básica de éstos, yaque a medida que el orden social sufre unatransición, surgen nuevos intereses, incom-patibilidades y antagonismos que generan

conflictos, frente a los que las normas regu-ladoras permitirán soluciones aceptables,o serán modificadas o violadas, lo que de-notará las verdaderas relaciones de poderentre las partes20.

Una recomendación metodológicaque debe ser considerada en el análisis delconflicto, es la necesidad de realizar com-paraciones entre los distintos contextos so-ciales correspondientes, ya que los contex-tos de los conflictos, industriales, interna-cionales, socioambientales, por ejemplo,difieren enormemente. Por esta razón, lasproposiciones no son igualmente válidaspara todos, de allí la necesidad también degenerar estrategias particulares que consi-deren las condiciones diversas de los con-textos sociales. Una de las razones por lasque las proposiciones del conflicto étnicono son aplicables al conflicto religioso, esque el contexto social es diferente aunquelos dos se produzcan al interior de unamisma sociedad21.

Finalmente, es importante no dejarde apreciar la importancia que tiene la cul-tura y lo simbólico dentro del conflicto.Como venimos insistiendo, esto implicaque el conflicto deber ser consideradotambién en el contexto de las necesidades,creencias, representaciones, imaginarios,percepciones, valores y actitudes de los in-dividuos y grupos societales, pues un con-flicto real u objetivo, por ejemplo, puedeen sí mismo inducir al prejuicio, a los este-reotipos, a las descalificaciones desfavora-bles y a la hostilidad; de ahí que la relaciónentre las características de las partes y la

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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interacción conflictiva, es recíproca, nounilateral.

Lo anterior nos puede permitir com-prender mucho del porqué de las conflicti-vidades raciales, interétnicas, o la xenofo-bia que se están haciendo cotidianas en elmundo; entender que la reacción que elportador de una cultura determinada pue-de experimentar ante la presencia de re-presentantes de culturas diferentes, no res-ponde a características unívocas; la acep-tación de lo diferente, puede ser una fuen-te de conflicto, que se expresa en el recha-zo discriminador de ese otro cultural. Mu-chas de las respuestas que resultan funcio-nales para un determinado grupo social,pueden ser una fuente potencial de con-flicto. Un ejemplo de ello es el eettnnoocceenn--ttrriissmmoo; esa actitud que está presente en to-da cultura, por la cual juzgamos y valora-mos la cultura ajena con los parámetros dela propia, que si bien puede ser un factorde cohesión y afirmación de identidad deun grupo, se puede convertir en un obstá-culo sociocultural, en una postura ideoló-gica que nos lleva a descalificar cultural-mente al “otro”, a lo diferente, cuando lle-ga al desconocimiento del “otro”, situa-ción que inevitablemente genera y agudizalos conflictos.

El etnocentrismo se encuentra a po-cos pasos de una concepción discrimina-dora que genera conflictos más profundos.El rraacciissmmoo implica una visión del “diferen-te” mucho más cerrada que conduce a suagresión. La lectura etnocéntrica del otrocultural, si bien lo ve como inferior, no le

cierra la posibilidad de superación, paraque ascienda hacia el “nosotros”. Para elracismo en cambio, la condición de infe-rioridad no es modificable, ya que la raza,el color de la piel, dependen de condicio-nes biológicas que son inmutables. En elracismo, la lectura de la diferencia se hacea partir de lo biológico; eso ha permitido laconstrucción de una falacia ideológica,que es fuente permanente de conflictos,pues conduce a la negación, al odio del“otro”, que se basa en tres supuestos prin-cipales: la supuesta existencia de razas pu-ras; su supuesta superioridad biológica ypor tanto psicológica y cultural, pero sobretodo la legitimación de la dominación ejer-cida por dichas razas en nombre de su su-puesta superioridad racial, cerrando así to-da posibilidad para superar los conflictosque dicha diferencia genera.

El racismo no es sino un mecanismoideológico, una coartada más de la domi-nación, que forma parte de un mecanismomás general y agresivo de conflicto con el“otro”, con lo diferente, como lo muestrapor desgracia un comportamiento humanocada vez más corriente, como es el caso dela xenofobia, que es a su vez una expre-sión de una concepción mucho más peli-grosa; la hheetteerrooffoobbiiaa, que se caracterizapor una actitud de rechazo más agresivo,ya no sólo a una cultura, o una raza, sinoal mismo prójimo, a la negación del propioser humano.

Tenemos entonces tres dimensionesideológicas, el etnocentrismo, el racismo yla heterofobia, generadoras permanentes

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de conflictos; frente a ellas, una multiplici-dad de situaciones interculturales que in-ducen, desde las percepciones, los imagi-narios, las representaciones y valores quelas sociedades y las culturas van creando,a los prejuicios, los estereotipos, a las des-calificaciones desafavorables, hasta llegara la hostilidad, la violencia, la negacióndel “otro” y en muchos casos a su propialiquidación. Por ello, la necesidad de con-siderar estas variables ideológicas, en elanálisis del conflicto y su resolución, siem-pre en relación al contexto en donde seproducen.

El rol de los valores es sumamentenecesario, pues la incompatibilidad de va-lores, es siempre causa de conflicto. El es-tudio de los valores, estados de cosas pre-feridos, normas de conducta, criterios deelección entre las diversas metas y accio-nes, etc., de las partes es inevitable. El con-flicto ideológico muchas veces puede im-plicar que un valor básico para una de laspartes, es negado por la otra; por ello, es-tos tipos de conflictos son los más difícilesde resolver, pues mientras más grande seala pretensión o la negación de los valoresdel otro, como veíamos en las tres dimen-siones ideológicas analizadas, es menosprobable que pueda resolverse el conflicto.

VI. Funciones del conflicto social

Como el conflicto forma parte delproceso social, es necesario analizar susfunciones, para ver si éste es negativo, -unafuente de desintegración social-; o por el

contrario, es un factor positivo de sociali-zación en el nivel colectivo -un hecho nor-mal de toda sociedad que determina la di-rección del cambio social y define el gradode bienestar de la sociedad. Entre las fun-ciones más importantes del conflicto socialpodemos señalar las siguientes:

El conflicto contribuye al fortaleci-miento de la identidad de los grupos en-frentados, pues establece una delimitaciónnecesaria de sus fronteras. Es durante unconflicto que un grupo se percata de lo quelo une, lo define y lo diferencia de otros,reafirmando así su conciencia e identidadsocial, de clase, cultural o étnica22.

El conflicto refuerza la cohesión in-terna de los grupos en confrontación. Laguerra por ejemplo, se vuelve un factor decentralización de un país. Un ejemplo deesto lo encontramos en relación a los con-flictos armados, los mismos que posibilitanal poder, no sólo una centralización de lasdistintas fuerzas sociales, sino su desmovi-lización por sus propias propuestas y unamanipulación del mismo para viabilizar laimplementación de sus proyectos, en nom-bre de la supuesta defensa de la patria.

El conflicto reduce la tensión y per-mite el mantenimiento de la interacciónsocial en condiciones de tensión, contribu-ye a aclarar los objetivos y lleva al estable-cimiento de normas grupales, ya que enausencia de conflicto, las relaciones deajuste terminarían en subordinación y noen acuerdo23.

Aunque parezca paradójico, el con-flicto aproxima a las partes beligerantes.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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Generalmente existen normas cultural ysocialmente establecidas que limitan y re-glamentan el conflicto y su resolución yque permiten el establecimiento de rela-ciones e interacciones entre las partes; enel curso del conflicto o a su finalización seasiste a la elaboración de nuevas normas,reglamentos, leyes, que ritualizan el con-flicto y establecen una nueva forma de re-lación social que tienden a asegurar un mí-nimo de previsibilidad del conflicto a futu-ro24.

El conflicto establece o mantiene unequilibrio de poder. El conflicto es frecuen-temente la única posibilidad que tienen laspartes de poner en confrontación y probarsus fuerzas relativas. El conflicto pone enpráctica fines, principios, objetivos e inte-reses irreconciliables, resultantes de unarepartición desigual del poder, que carac-teriza a toda sociedad humana. La huelga,el levantamiento por ejemplo, son posibili-dades que tienen los trabajadores y los in-dígenas para hacer una demostración depoder, pero sobre todo, para verificar esepoder. A menudo, las negociaciones en unconflicto laboral o con nacionalidades in-dígenas no avanzan, hasta cuando se hadeclarado la huelga o se ha producido unlevantamiento. La función del conflicto portanto, es la clarificación y estabilización delas relaciones de poder, cumple así unafunción social positiva, al permitir que unsistema social no se cosifique, que cambiey refuerce los intercambios y los procesosde socialización. El conflicto es en conse-cuencia, también un mecanismo de ree-

quilibrio de fuerzas que vienen a mantenery consolidar los sistemas sociales25.

Es también el motor no sólo delcambio social, sino de la creación conti-nua de la sociedad por sí misma, pues to-da sociedad, como anotaba Touraine26, secrea a sí misma, pues es un sistema de re-laciones y de acciones resultantes de unaacción social, de decisiones o de transac-ciones de una dominación o de conflictoentre las partes que la conforman; la pro-ducción de la sociedad se efectúa por me-dio de las relaciones de esas partes en con-flicto, que se articulan en torno a polos detensión, entre.el pasado y el futuro, lo he-redado y lo que está por construirse, la re-producción de lo existente, o la produc-ción de lo nuevo; por una parte, la socie-dad vive de esta tensión y por otra, su crea-ción, su producción y su cambio, no pue-den ser sino resultantes de conflictos.

Las proposiciones anteriores mues-tran que el conflicto es un hecho siemprepresente en la vida y la sociedad humana,que juega funciones sociales muy impor-tantes, lo que no implica desconocer queéste puede ser a menudo disfuncional y te-ner elevados costos de distinto tipo; porello uno de los aspectos más difíciles en elanálisis del conflicto social, es llegar a es-tablecer cuál es la línea divisoria entre lasfunciones constructivas y disfuncionalesdel conflicto, aunque se sabe que las dosson dos caras de una misma moneda. Sa-bemos también que a pesar de los conflic-tos violentos y costosos, toda sociedadsubsiste y encuentra una forma de resolver-

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los, de ahí que es importante y necesario,el distinguir las consecuencias socialmenteútiles y perjudiciales del conflicto. Una for-ma para diferenciar sus aspectos funciona-les y disfuncionales, consiste en identificarlas condiciones en las cuales las conse-cuencias disfuncionales pueden ser mini-mizadas. Es fundamental por tanto, investi-gar cómo y por qué las consecuencias dis-funcionales del conflicto llegan a predomi-nar sobre las funcionales; pero lo es mástodavía, avanzar en la búsqueda de res-puestas que aminoren los costos del con-flicto, hacer que éstos sean manejables ysolucionables, o mejor aún, que en lo po-sible, se puedan evitar los conflictos.

VI. El conflicto en relación al poder

Un análisis holístico del conflicto nopuede limitarse tan sólo a describir los orí-genes, las causas o las funciones socialesdel conflicto social, sino a ver cómo se ex-presa la articulación con uno de los he-chos esenciales que lo provocan: su rela-ción con el poder; aspecto, por otro lado,que no ha estado suficientemente tratadoen seminarios-taller y otros eventos que entorno a la discusión sobre resolución deconflictos se han realizado, como porejemplo, el organizado en 1993 en CostaRica por la FAO y Resolve, el mismo que alser evaluado dejó claro, que una de sus li-mitaciones fue justamente, no haber abor-dado temas relacionados con el problemadel poder, que resulta fundamental -segúnallí mismo se anota- para ubicar el contex-

to real en el que interactúan los actoresque se hallan inmersos en un conflicto27.

En consideración de esto, pensa-mos, se hace necesario hacer algunas bre-ves referencias, en torno a esta problemáti-ca.

El poder, cuya conceptualización yahabíamos hecho anteriormente, indiscuti-blemente constituye el centro que atravie-sa toda situación de conflicto social. Deahí que ha sido preocupación de los estu-diosos de la teoría del conflicto, el estudiarlas implicaciones del poder en los conflic-tos, ya sean interpersonales o intergrupalesy responder a algunas interrogantes que deallí surgen, como: la cantidad de poderque poseen los adversarios, la igualdad odesigualdad en torno al mismo, y cómo és-tos inciden en el desarrollo o resolución delos conflictos; conocer cuál es la naturale-za del poder que se posee y si esto tiene in-fluencia sobre las estrategias y el compor-tamiento de los actores sociales involucra-dos. Estas interrogantes, a su vez, determi-nan análisis diferentes28.

A) Los aspectos cualitativos del poder

Al hablar de los fundamentos delpoder social, algunos autores definen elpoder de un individuo (A) sobre otro (B),como la influencia potencial del primerosobre el segundo. El poder de A sobre B, esresultante de todas las fuerzas que actúanen un momento determinado T. La influen-cia se verifica, en el cambio que se produ-ce en B originada por la acción de A, in-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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fluencia en la que actúan tanto las fuerzasinducidas por A, como las fuerzas de resis-tencia de B; la influencia de A sólo seráefectiva si las fuerzas inducidas de éste,son superiores a las fuerzas de resistenciade B29.

Touzard señala que las fuentes delpoder son cinco:

EEll ppooddeerr ddee rreeccoommppeennssaa.. Hace refe-rencia al poder que tiene A de procurar a Buna gratificación a cambio de un determi-nado comportamiento, o de reducir o en-cubrir -creemos nosotros-, los efectos ne-gativos que tal influencia tiene en realidad,para que la percepción de B no perciba eltrasfondo de poder que encierra. Esto seevidencia cotidianamente en nuestras so-ciedades en donde la mayoría de actos y elcontrol social se ejercen a través de un sis-tema institucionalizado de premios y casti-gos.

EEll ppooddeerr ddee ccooeerrcciióónn. Se refiere a lacapacidad que tiene A de someter a casti-gos a B si éste no acata lo que A ordena.Este tipo de poder supone que A puede im-pedir a B salirse del campo de la situaciónque enfrenta, para escapar a la amenaza decastigo, es lo que muchos denominan, la“vigilancia necesaria”.

EEll ppooddeerr lleeggííttiimmoo. Es el que se sus-tenta en el reconocimiento que B le otorgaa A, para que éste fundamente su derechopara ejercer una forma de poder sobre B.Es lo que comúnmente se conoce como

aauuttoorriiddaadd, que no es sino una forma deejercicio y utilización del poder con elconsentimiento de los miembros de unasociedad; es el poder autorizado que pre-supone el consenso entre dos personas ogrupos, aunque siempre en las sociedadesestratificadas, quien tiene poder trata dehacer aparecer sus intereses como de losdemás para conseguir sus fines, pero siem-pre también a costa de las metas, objetivosy las necesidades de otros individuos ygrupos. Este tipo de poder se encuentra enlas organizaciones sociales de estructurajerárquica y caracteriza las relaciones en-tre superiores y subordinados.

EEll ppooddeerr ddee rreeffeerreenncciiaa.. Es aquel quedescansa en la identificación de B con A,de esta manera B se deja influir por A, por-que valora a A; así tenemos el poder caris-mático de algunas personas que tienenprestigio social, político o religioso, el mis-mo que es manipulado para el ejercicio delpoder.

PPooddeerr ddee ccoommppeetteenncciiaa. Se originaen los conocimientos particulares de A,que son reconocidos por B; es la típica for-ma de poder del conocimiento, del saber,o de la posesión de la información, comoformas evidentes de poder; es el poder queposee el “experto” y que presupone la con-fianza de B de que A no hará mal uso desus conocimientos para aprovecharse deldesconocimiento o no posesión de B deesas fuentes del poder.

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A estas cinco fuentes se añade tam-bién otra. El ppooddeerr ddee iinnffoorrmmaacciióónn. Este esun aspecto muy importante en el desarro-llo del conflicto y que garantiza el éxito dela negociación, del que depende la imple-mentación de las estrategias apropiadas yde cómo y cuándo emplearlas, así como laevaluación de su efectividad. El poder deinformación, es sin duda uno de los aspec-tos tácticos más importantes de una nego-ciación; quien más y mejor informacióntenga sobre el adversario, sobre sus estrate-gias, objetivos, intereses, necesidades, tie-ne mejores posibilidades de resolver elconflicto a su favor, pues no podemos olvi-dar que la información es también otra delas formas y recursos para el ejercicio delpoder30.

El conocimiento de esta tipología yde la descripción de las bases del poder so-cial, resultan muy útiles para el análisis delconflicto, pues allí se expresa una dobleinteracción del desarrollo del conflicto conla naturaleza del poder; por ello, es impor-tante considerar que el desarrollo del con-flicto depende en gran medida del tipo depoder que está en juego, y que la intensi-dad y la resolución del conflicto no depen-den únicamente de la cantidad de poderque poseen las partes, sino además de lanaturaleza de ese poder, pero a su vez lanaturaleza de ese poder puesto en acción,viene influida por la intensidad del conflic-to.

Es importante en consecuencia,analizar cada tipo de poder en una doblesituación, una situación unilateral de po-

der asimétrico, en la que uno posee el po-der y el otro no; y en una situación bilate-ral, en la que ambos poseen la misma can-tidad de poder y tratan de extraer las con-secuencias previsibles del conflicto. En elanálisis de un conflicto diádico, será nece-sario tomar en consideración las caracte-rísticas de las dos partes, de las percepcio-nes de sí y del otro y de las fuentes de po-der que pueden utilizar cada una de ellas.Esto podría ayudar a prever qué base depoder utilice en realidad cada parte, yaque esto alterará las percepciones que ca-da parte tenga de sí misma y de la otra, asícomo las reacciones de uno frente al otro;ya sea para “reaccionar hacia” o para “ale-jarse”, o para “reaccionar en contra”, yaque la utilización de un tipo de poder deuna de las partes, provoca inevitablementela reacción de la otra, que puede verseobligada a emplear un poder distinto; deahí la importancia de analizar este juegode poder ligado a la naturaleza del mismo,ya que no sólo permitirá un mejor conoci-miento de los conflictos diádicos, sino queademás podría ayudar a la prevención desus resultados.

B) Los aspectos cuantitativos del poder

No se trata aquí tanto de la naturale-za del poder, sino de la cantidad que poseecada adversario y de las implicaciones queesto tiene en el desarrollo del conflicto. Loque se pregunta aquí, es si ¿varían las es-trategias y los resultados de un conflictocuando los adversarios poseen más o me-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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nos poder?, y ¿cuáles pueden ser las estra-tegias del fuerte y del débil?, ¿cuáles sonlas variables que influyen en la implemen-tación de una determinada estrategia cuan-do hay asimetría del poder? La manipula-ción de la cantidad de poder, se hace yasea por el control que ejerce A sobre los re-sultados de B, como por la cantidad de re-cursos de los que dispone cada una de laspartes en conflicto al inicio del mismo. Po-demos encontrar dos tipos de situacio-nes31:

SSiittuuaacciioonneess ddee iigguuaallddaadd ddee ppooddeerr.En este caso pueden darse hipotéticamentevarias situaciones: que las dos partes pue-dan manipular una respuesta que cierre aladversario la posibilidad de control, a loque algunos llaman “amenaza bilateral”, osea que los dos o ninguno posean ese po-der. Se ha demostrado que como resultado,se obtiene que las ganancias conjuntas delas partes son menores en situación deamenaza bilateral, intermedias en las deamenaza unilateral, y hay ganancias másaltas para las partes, cuando ninguna deellas emplea el recurso de la amenaza, loque se explica porque la amenaza actúacomo un mecanismo de “escalada del con-flicto”, pues el empleo de una amenazaprovoca una contra-amenaza, y así sucesi-vamente. Este proceso de escalada se ca-racteriza, por la inducción de actitudeshostiles y por la escasez de la comunica-ción entre las partes, lo que refuerza las ba-ses efectivas del conflicto, agravándolo ydificultando su resolución32.

SSiittuuaacciioonneess ddee ppooddeerr ddeessiigguuaall. Serefiere a las situaciones cuando el poder decoerción no es el mismo para cada adver-sario. Aquí el poder consiste en reducir lasposibilidades de ganancia del adversario;en tales casos, las ganancias conjuntas delas partes son intermedias, más elevadasque en el caso de las amenazas bilaterales,pero menores que en la ausencia de ame-nazas. El juego de poder que aquí se da,muestra que los juegos de poder cuandoson débiles, son más colaboradores y su-misos que en situaciones de poder simétri-co y que las ganancias son más elevadascuando más marcada sea la disparidad depoder. Conjuntamente con esto, la nociónde credibilidad de la amenaza y la impor-tancia del castigo, están relacionadas a lasumisión, ya que en una situación de dis-paridad de poder, el débil no tiene otra op-ción que no sea la de someterse, aunqueantes de hacerlo puede que busque un res-tablecimiento del equilibrio, recurriendo aveces a la amenaza, pero cuando no esgrande la desigualdad con el adversario, oempleando otras estrategias, como puedenser, el quitarle al fuerte algún elemento queel débil supone que el fuerte valoriza, co-mo un modo de reducir la disparidad ini-cial de poder; la huida de la situación, ouna acción agresiva desesperada, estrate-gias que la parte débil buscará innovar, ac-titud que posee una actitud constructivapara la parte débil en el curso del conflic-to y que resultan ser las únicas manifesta-ciones de poder del débil para oponerse almás fuerte33.

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C) Las coaliciones

Constituye un aspecto importante aconsiderar en el análisis en relación al po-der y el conflicto. Hablamos de coalicióncuando se establece la unión entre dos omás individuos o grupos que mantienen di-vergencias en relación a principios, valo-res, o frente a los medios a emplearse paralograr sus objetivos a largo plazo, pero quedeciden unirse temporalmente dejando aun lado sus diferencias, para enfrentar auno o más adversarios, frente a quienes ha-cen causa común por encontrarse en situa-ción de desigualdad de poder para enfren-tarlo por separado. Es importante distinguirla diferencia entre coalición y grupo. En ungrupo es necesario un consenso funda-mental mínimo, y se mantiene una identi-dad con especificidad propia, mientras quela coalición apunta a un objetivo inmedia-to y no presupone un profundo consenso,pues cada miembro de la coalición man-tiene su identidad; por ello, una coaliciónpuede llegar a romperse cuando la situa-ción, o una de las partes considera que yano se hace necesaria dicha unión34.

Las condiciones para una coaliciónefectiva, las señala Touzard basándose enla teoría de Gamson35, y son las siguientes:

11 La decisión debe tomarse en el senode un conjunto de más de dos partesque buscan elevar sus ganancias.

22 Ninguna solución logra maximizarlas ganancias de todos los miem-bros.

33 Ningún miembro posee el poder ab-soluto sobre todos los demás.

44 Ningún miembro posee poder de ve-to.Junto con ello se deberán considerar

varios parámetros como: El poder de cadauno de los miembros, el conocimiento delas ganancias y las pérdidas de los que noson miembros de la coalición, las preferen-cias estratégicas no utilitarias, como las afi-nidades interpersonales o ideológicas, asícomo del “punto de decisión eficaz”, o seala cantidad de poder necesario para con-trolar la decisión.

A lo anterior se añade la considera-ción de dos nociones: la de ccooaalliicciióónn ggaa--nnaaddoorraa mmíínniimmaa, esto es una coalición talque la defección de uno solo de sus miem-bros le impedirá ganar, y la ccooaalliicciióónn ggaannaa--ddoorraa mmeennooss ccoossttoossaa, o sea la coalición ga-nadora mínima que disponga de un totalde recursos lo más cercano posible al pun-to de decisión; finalmente considerar quepara que se forme coalición es necesarioque haya reciprocidad de elección entrelos participantes; así, la coalición que seconstituye dentro de estos límites es la coa-lición ganadora menos costosa. No hayque olvidar, sin embargo, que en la reali-dad social y política estas preferencias noutilitarias que forman parte de los aspectosafectivos y subyacentes del conflicto, co-mo las ideológicas o personales, hacenmás complicado el problema, ya que nun-ca resultan ser iguales entre quienes esta-blecen una coalición, diferencia que a ve-ces puede llevar a su ruptura, de ahí la im-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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portancia de considerar el peso que cadaparte da a estas preferencias no utilitariasen el momento de establecer o evaluar unacoalición36.

Todo lo anteriormente anotado enrelación a los aspectos cualitativos y cuan-titativos del poder, resulta particularmenteútil en situaciones de países como los lati-noamericanos, que mantienen y reprodu-cen una profunda desigualdad de poder,que provoca conflictos entre institucionessociales que tienen abismales diferenciasen relación a la cantidad de poder que dis-ponen para su ejercicio; de ahí que unapreocupación central, es la de “¿cómo uti-lizar las técnicas de resolución de conflic-tos cuando existen grandes diferencias depoder?”37. En situaciones de desigualdadde poder, los problemas de negociación setornan serios y complicados por distintascausas. Así, un sector podría estar en con-diciones de negarle a otro recursos que leson necesarios: agua, empleo, tierra, etc.Podría estar más articulado al sistema for-mal institucional para hacer pesar más suspropuestas, así como las partes más débilespodrían optar por ampliar su relación congrupos más fuertes para desarrollar estrate-gias conjuntas tendientes a equilibrar unpoco su situación desigual de poder, y ele-var su capacidad de negociación, puescuando un grupo más débil considera y va-lora su capacidad para negociar terminaasumiendo un poder que creyó no tenía alprincipio, lo que le permite ir afirmandodistintas fuentes de poder, como puedenser: buenas ideas de cómo resolver conflic-

tos de larga duración, el legitimarse políti-camente ante una comunidad local o na-cional, disponer de mayor información so-bre recursos locales, así como ir desarro-llando su capacidad para la movilizaciónsocial. Por ello es imprescindible realizarun balance distintivo de la naturaleza delpoder que está en juego, considerando nosólo los mecanismos formales, sino funda-mentalmente las respuestas culturales noformales que emplean las partes más débi-les para la resolución de conflictos, impul-sándolas y revitalizándolas en la perspecti-va de lograr la afirmación organizativa, po-lítica y movilizadora de dichas organiza-ciones38.

De todo lo anteriormente anotado,podemos concluir que el conflicto es unasituación multidimensional y que por lotanto debe ser estudiada desde una pers-pectiva multidisciplinaria e integrada, ha-ciéndose necesario establecer una plurali-dad y diversidad de niveles de análisis, deestrategias y métodos, que hagan posiblesu manejo y resolución, que respondan ala propia diversidad y pluralidad de la rea-lidad social y cultural de nuestros países.

VII. La resolución de conflictos

Si partimos del hecho de que ungrupo social es un sistema de tensiones,que encuentra en su cultura y en sus insti-tuciones los mecanismos para su equilibrioy estabilidad, a través de un continuo pro-ceso de conflicto, de escisiones, de exclu-siones, de confrontaciones, por el choque

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de discusiones, que de no producirse nosería posible la recreación social, su cam-bio, transformación y desarrollo y podríasignificar que la sociedad se anquilose ypueda incluso desaparecer, entenderemosla importancia que tiene en toda cultura, lanegociación para la solución del conflicto.Una sociedad es también una negociaciónpermanente entre sus miembros, así comocon su entorno, y más profundamente en-tre las variables de las que sus miembrosson portadores: poder, comunicaciones,afinidades, moral, principios, creencias,ideologías, etc.,. De ahí que negociar apartir de las relaciones de poder que lasmarcan, hace surgir como dice Anzieu39,relaciones de sentido.

Si todo conflicto resulta más o me-nos costoso para cada una de las partes enconfrontación, éste no puede durar dema-siado y por tanto es imprescindible queuna situación en disputa termine, ya seamediante la aniquilación de una de laspartes, o por la discusión y el arreglo entreellas, que impone que éstas deban entraren un proceso de negociación y diálogopara solucionarlo. La tendencia actual enel mundo es la de buscar que todo conflic-to se resuelva por procedimientos de dis-cusión, negociación o mediación. Pode-mos ver por tanto, la importancia que tie-ne el tratamiento de la resolución de con-flictos, ya que la negociación es una res-puesta sociocultural, no sólo porque sesustenta en el lenguaje, sino porque ade-más la resolución de conflictos impone elreemplazar ciertas leyes de la naturaleza

por aquellas que han sido construidas porla cultura. La antropología ha contribuidoa demostrar que toda sociedad ha produci-do formas diversas de procedimientos demediación, de arbitraje, de conciliación,de convenios, de acuerdos o transaccionespara la resolución de sus conflictos, sea alinterior de sus propias sociedades y cultu-ras, ya entre sus miembros, o con otras so-ciedades.

A) Modos formales y no formales de reso-lución

Ya antes habíamos señalado la im-portancia de considerar desde una pers-pectiva antropológica, la función que lacultura juega dentro del conflicto y su re-solución, pues esto nos permitirá acercar-nos a la comprensión de cuáles son los in-tereses socio-políticos de un grupo dentrode una sociedad, y cuáles los mecanismos,las respuestas, tácticas y estrategias que di-chas sociedades emplean para la resolu-ción de sus conflictos, ver que muchas delas disputas son resueltas no en referenciaa un derecho formal dominante reguladopor el poder, el derecho occidental, sinoque se aplican mecanismos informales deresolución que han sido desarrollados portoda sociedad, los mismos que se anclanen la racionalidad propia de su cultura, enlo simbólico, en un derecho que tiene pro-fundas raíces de ancestralidad, en las quefundamenta su sistema jurídico y su nor-matividad para la administración de justi-cia, que responde a sus características so-

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cio-políticas y culturales y que durante tan-to tiempo no sólo se ha preservado, sinoque ha mostrado su efectividad.

Este es un hecho que no podemosdescuidar en el momento de un proceso deresolución de conflictos, y mucho más enrealidades pluriculturales, multiétnicas co-mo las nuestras, marcadas por la diversi-dad y la diferencia, frente a las que el sis-tema impositivo, vertical, coercitivo y ho-mogeneizante de administración de “justi-cia” del Estado, resulta ineficaz, pues gene-ralmente no contribuye a la real resoluciónde los conflictos, sino que más bien, mu-chas de las veces, ha ayudado a agravarlosy reproducirlos.

Como la propia diversidad de lasculturas, los conflictos que se presentanson diversos; éstos pueden ir desde la dis-puta por la posesión, el uso o la distribu-ción de recursos escasos, conflictos fami-liares, entre vecinos, interfamiliares, inter-comunales, por el incumplimiento de ta-reas comunales, o la violación de normassociales o culturales, simbólicas del grupo,para cuya resolución entran en acción me-canismos culturales de sanción, que por logeneral tienen una intencionalidad educa-tiva y buscan la resocialización del infrac-tor, ya sea para que se dé una reparaciónefectiva de los daños o las violaciones dela normatividad, o para que así pueda in-sertarse al grupo social, funcionando, co-mo plantea Gluckman, conflictos de lealta-des; estos mecanismos simbólicos posibili-tarán, no la “armonía del todo social” co-mo a veces se propone40, haciéndonos in-

currir en una equívoca abstracción míticapropia del funcionalismo, sino que lo quese restablecerá, es el equilibrio social y laintegración del grupo, mediante sancionesque van desde los castigos físicos, hasta lassanciones sobrenaturales y rituales. La an-tropología jurídica, la antropología políti-ca, la etnopolítica, están ahora poniendoénfasis en el análisis de los modos forma-les e informales de regulación de la con-ducta social y de la resolución de conflic-tos41.

Es importante señalar que la organi-zación social y el derecho, son caracterís-ticas propias de todas las sociedades, perono todas poseen mecanismos formales pa-ra ejercer la autoridad e imponer la ley. Unpunto importante en relación a la variaciónen la organización social, es el grado enque los roles políticos, las instituciones ylos procesos son diferenciados de otros as-pectos de dicha organización social, y otroes el grado en que la autoridad y el poderse centraliza o se difunde por la sociedad;estos dos aspectos de la variabilidad se re-lacionan con la complejidad social, el nú-mero de grupos, clases, etc., y los modoscomo se interrelacionan entre sí42.

En relación a esta complejidad so-cial, los antropólogos han definido variostipos de organización social según el gradode complejidad, a cada uno de los cualescorresponde una forma concreta de resol-ver su subsistencia de densidad poblacio-nal, un sistema económico y de ordena-miento social. Pero en todas la sociedades,incluso las sencillas, sus miembros tienen

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intereses contrapuestos, ya sea entre viejosy jóvenes, hombres y mujeres, etc., que nodesean lo mismo; unos desean cosas queotros poseen o se entra en conflicto por elmanejo y control de bienes escasos; porello, todas las culturas han desarrolladodisposiciones estructurales para resolverlos conflictos de un modo ordenado y queeviten consecuencias perturbadoras, y da-da la existencia de una gran diversidad deformas de organización social, así comodel tipo de conflictos que en ellas se pro-duce, existen también diversos métodos ymecanismos empleados para la resoluciónde conflictos. De ahí que el análisis que sehaga de la resolución de conflictos en losdiversos tipos de sociedad, implica no des-cuidar además, los tipos de relaciones so-ciales en las que surgen las disputas, asícomo las relaciones sociales sobre las queactúan sus sistemas jurídicos. Veamos unospocos casos, como los que Nanda nos pro-pone a modo de ejemplo43.

La organización de banda es un tipode sociedad menos compleja, propia delos cazadores y recolectores, y compuestospor familias nucleares que viven juntas y seasocian en un territorio para el desarrollode sus actividades productivas. La recipro-cidad es su patrón económico dominante.Son comúnmente “igualitarias”, hay pocaespecialización de roles y diferenciaciónen cuanto a riqueza, prestigio y poder en-tre sus miembros. No hay liderazgo formal,los líderes suelen ser personas de ciertaedad y se caracterizan por sus cualidadesen sus actividades centrales, pero no gozan

de privilegios especiales. Aunque la coo-peración y la reciprocidad minimizan losconflictos entre sus miembros, éstos de he-cho existen e implican a casi todos ellos.Existen pocas instituciones formales pararesolver los conflictos, pero operan meca-nismos sociales que entran en juego parasu resolución y el mantenimiento del or-den; así, entre algunos grupos, los conflic-tos se resuelven por medio de amenazassimbólicas, de disputas rituales, que pue-den ser combates físicos, o duelos de can-to, en los que se pelea con las palabras,quien más aplausos recibe del público ga-na la contienda; así se resuelve el conflic-to y se restablece el orden social. Los ma-yores, los consejos de ancianos, o una au-toridad ritual, cumplen el papel de media-dores.

La organización tribal es caracterís-tica de las sociedades de horticultores ypastores. Sus unidades políticas son losgrupos de parentesco unilineal, que son losdueños de los recursos económicos bási-cos. Están integradas económicamente tan-to por la reciprocidad como por la redistri-bución. No existen diferencias marcadasen relación a la riqueza, el status y el po-der. Tienen líderes pero carecen de una je-fatura centralizada y de posiciones forma-les que sean fuentes de poder político. Laresolución de conflictos se la hace por me-dios más formales que en las bandas; a ve-ces se encuentran sistemas complejos y es-pecializados para su resolución; se acos-tumbra el uso de mediadores, que puedenser los ancianos o quienes posean autori-

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dad simbólico-ritual como los shamanes,que actúan como mediadores y jueces enla resolución del conflicto. No todas lasofensas terminaban en un proceso; éstossólo se producían cuando se tenía una du-da sobre lo que se juzgaba; la carencia deautoridad política central para imponer lasdecisiones, hacía que los mediadores recu-rriesen a la influencia adicional de las fuer-zas sobrenaturales para asegurar que lagente cumpliese, y se procedía por jura-mento o por una oorrddaallííaa, que era un modode comprobar la inocencia o culpabilidadde una persona sometiéndola a pruebas ri-tuales dolorosas y peligrosas, que erancontroladas por fuerzas sobrenaturalesquienes definían su inocencia o culpa; asílos jueces y mediadores no tenían que po-ner en prueba su prestigio. A veces se po-dían producir también conflictos violentosque conducían a la guerra; ésta sin embar-go, podía verse como una respuesta adap-tativa para limitar el crecimiento poblacio-nal, o para proveerse de recursos escasos ymujeres.

En las jefaturas o cacicazgos, el pa-rentesco es el más importante principio dela organización social, pero se componede segmentos que son estructural y funcio-nalmente diferentes entre sí. Existe un sis-tema de rangos, lo que implica diferenciasde posición y status entre ellos y sus miem-bros. Existe también un liderazgo centrali-zado; el cacique, que tiene una posiciónde autoridad socialmente reconocida, sus-tenta mucho de su poder en la redistribu-ción ritual de bienes; la autoridad centrali-

zada ejerce el control social y mantiene elorden a través de un sistema ya institucio-nalizado para ello. El conflicto y la violen-cia interna son reducidos, pues el caciquetiene la autoridad de dictar sentencia, cas-tigar a quienes infringen la ley y resolverlos conflictos, ya sea recurriendo a las le-yes, o con el apoyo de las fuerzas sobrena-turales; la autoridad del cacique para man-tener el orden y resolver conflictos, es res-paldada por su control del poder simbólicode las fuerzas sobrenaturales, así como porel control administrativo, económico, polí-tico y militar, al que recurre para evitar undesorden interno que ponga en riesgo supoder.

Las sociedades Estado constituyenuna forma más compleja de organizaciónsocial. El Estado es una forma jerárquica ycentralizada de organización política, enla que un gobierno central tiene el mono-polio legal sobre el uso de la fuerza. Se ca-racterizan por una profunda estratificaciónsocial; la estructura social ya no se funda-menta en el parentesco, sino que incorpo-ra otros grupos y clases propias de su es-tructura estratificada, una persona ya no esmiembro de la sociedad por el parentesco,sino por la ciudadanía. En las sociedadesEstado, el gobierno tiene como tarea poneren funcionamiento la sociedad. El Estadomantiene absoluto control de todas las ac-tividades; controla el proceso económico,el trabajo; intervienen en el intercambio,distribución y consumo de bienes y servi-cios mediante una compleja red de merca-do.

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Para ejercer el monopolio del usode la fuerza, el Estado ha creado un códi-go de leyes que determina cómo y cuándoejerce dicha fuerza para el control social.La resolución de conflictos se hace por me-dio de este conjunto de leyes dictadas porun cuerpo legislativo, autorizadas e im-puestas por instituciones formales comolos aparatos judiciales o los aparatos de re-presión, que también controla; las leyestienen un carácter coercitivo, jerárquico,vertical y homogeneizante, pues se aplicanen forma general para todos, sin considerarlas diferencias ni la diversidad social y cul-tural de los grupos que la integran, apoya-das en sus aparatos de represión a quienesel poder acredita para aplicar todo tipo decastigos, desde multas, encarcelamiento,tortura y hasta la muerte; leyes y medidasque responden a los intereses de las clasesque detentan el poder y buscan su repro-ducción.

B) Consideraciones básicas sobre la resolu-ción de conflictos

Como vemos, toda sociedad desdesu cultura ha generado respuestas, sean és-tas formales o no formales, para la resolu-ción de los conflictos que enfrenta. Es tan-ta la importancia que tiene la resolución deconflictos, que para algunos se ha conver-tido en una verdadera ciencia multidisci-plinaria44 que contribuye a la identifica-ción de las raíces de los conflictos y al aná-lisis de la dinámica de los mismos, y quetiene como objetivo promover el empleo

de medios pacíficos para su resolución, afin de lograr que las partes puedan llegar aresolver sus problemas y obtener resulta-dos que les sean mutuamente beneficiososy les permitan satisfacer sus intereses y ne-cesidades y por tanto la consecución de lapaz entre los distintos actores sociales.

La resolución de conflictos paraPendzich45, hace referencia a un campomultidisciplinario de investigación acción,que incluye estudios sobre economía, psi-cología, comunicación, estudios sobre lapaz. Es clara la omisión que se hace de lanecesidad del enfoque antropológico, si seconsidera la importancia de la función quejuega la cultura, en el origen, desarrollo yresolución de los conflictos. La resoluciónde conflictos busca además, la aplicaciónde ciertas metodologías y una participa-ción activa de los actores en la toma de de-cisiones, pues trata de orientar el cómo lagente puede tomar mejores decisiones co-lectivamente sobre problemas que le sonvitales, por ello “reconoce” -tal vez seríamejor decir “valora”- que las formas tradi-cionales de resolución de conflictos sonfuentes de cambio y fuerza, que puedencontribuir a un reforzamiento del poder delas organizaciones locales o a la creaciónde otras nuevas sustentadas en la tradición,para poder hacer frente a las nuevas situa-ciones que a diario tiene que enfrentar. Va-le no olvidar sin embargo, como se advier-te, que la resolución de conflictos es tansólo una de las posibles estrategias que laspersonas o grupos pueden emplear para ellogro de sus objetivos; las estrategias lega-

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les, la acción política, los programas deconciencia educacional y pública, entreotras, son igualmente válidas. Es importan-te considerar que cuando hablamos de re-solución de conflictos, como señala Tou-zard,46 nos referimos a una perspectiva acorto plazo y localizada, en la que el con-flicto se define por unas metas que cadaparte busca alcanzar; de ahí que el fin deun conflicto no implica que la situaciónconflictiva haya desaparecido, y que elconflicto abierto haya quedado descartadopara siempre, ya que en muchas ocasio-nes, si bien se han logrado soluciones in-mediatas que son aceptables para las par-tes y los acuerdos han podido alcanzar al-gunos objetivos y otros no, esto ha permi-tido que el conflicto abierto se detenga,pero no que se anule definitivamente, puespuede ser que la situación conflictiva semantenga en forma latente.

En relación al costo del conflicto,éste es diverso. Desde el plano psicológi-co, porque todo conflicto exige un movi-miento mayor de energías para alcanzarlas metas propuestas, de los individuos, delos grupos o de las categorías sociales quese confrontan; desde el punto de vista, so-cial, cultural o económico, basta ver lasconsecuencias del último conflicto bélicocon el Perú. La consideración de lo costo-so que puede resultar un conflicto, deter-mina muchas veces la detención del mis-mo, pues una de las partes o las dos se de-tienen al considerar que el costo del con-flicto resulta muy elevado; será aquí, don-de intervengan las regulaciones sociales y

culturales del conflicto, mediante la apli-cación de normas y reglas que ritualizan,por así decirlo, la situación conflictiva, po-sibilitando su ordenamiento y resolu-ción47.

Estas normas de resolución de con-flictos, se hallan más o menos precisadasen ciertas culturas como las tradicionales,en las que los enfrentamientos están clara-mente codificados, como en el caso de loscombates rituales -anteriormente citados-;mientras en otras culturas, como la occi-dental, los conflictos están menos codifica-dos y su resolución dependerá del acuerdoe interacción entre los beligerantes; estoimplica en consecuencia, el intercambiode signos, de referentes simbólicos sobre larepresentación de la victoria o la derrotaentre los adversarios; el conflicto se detie-ne en estos casos luego de la evaluaciónde la fuerza de las partes, y porque la pazobtenida de una negociación, es preferiblea la paz resultante del exterminio de unade ellas. De ahí que una investigación quese oriente a la búsqueda de comprensiónde esta dimensión simbólica que hace quelos individuos acepten soluciones negocia-das, intermedias, e incluso a veces la de-rrota, es de vital importancia en el análisisde la resolución de conflictos, como lo estambién la investigación para conocer loselementos simbólicos que conducen alconflicto48.

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VIII. Los modos de resolución de conflictos

Los modos de resolución de conflic-tos pueden considerarse como un conjun-to de estrategias, de tácticas, de métodos,de reglas, de procesos, que se aplican parapoder manipular la necesidad de resolu-ción de un conflicto que tienen las partesbeligerantes. Es importante considerar queexisten estrategias, tácticas, reglas, proce-sos diferentes, que producirán resultadosdistintos en situaciones diversas. Esto sedebe a que cada conflicto en sí mismotambién es diferente, tanto por las motiva-ciones que lo originan, las circunstanciasen que se producen, los escenarios dondese desarrollan, como por los actores queintervienen. Por tanto, cada conflicto debeser tratado de acuerdo a sus propias parti-cularidades y especificidad y requiere deuna estrategia, de un proceso, que respon-da a cada caso, pues existen modos de re-solución que son apropiados para algunossistemas conflictivos, pero para otros no, loque permite concluir que los modos de re-solución están íntimamente relacionadoscon la naturaleza misma del conflicto49.

La resolución de conflictos, segúnPendzich50, se refiere a un conjunto depremisas sobre el conflicto, el cambio ypoder. Una primera premisa señala que to-do conflicto es indispensable para el desa-rrollo y cambio social, y que además es underecho de los actores, considerando quecada actor tiene perspectivas diferentes pe-ro válidas y legítimas; por lo tanto, el pro-blema no es el conflicto en sí mismo, sino

el cómo llegar a una resolución que sea sa-tisfactoria para la mayor parte de los acto-res sociales y que haga posible, no tantouna unidad quimérica, sino más bien en-contrar soluciones viables a sus problemas.

Una segunda premisa sostiene quecuando las partes llegan a un nivel de mu-tua agresividad, se hace necesario restable-cer la comunicación entre ellas, pero sinolvidar que no es suficiente llegar a esta-blecer un proceso de relaciones comunica-tivas y constructivas entre las partes, sinoque se deben abordar los aspectos realesdel conflicto para avanzar hacia la solu-ción del mismo.

La premisa tercera reconoce la legi-timidad de los diferentes puntos de vista decada una de las partes sobre lo que se con-sidera mejor para una determinada socie-dad. Muchas veces, cada una de las partesen conflicto mantiene en forma particular-mente exclusiva una postura sobre cómoresolver sus problemas; de ahí la importan-cia de mejorar la comunicación entre losdistintos grupos de interés, para ayudar auna mejor comprensión de los intereses ynecesidades de los otros; esto generará me-jores condiciones para una resolución mu-tua de sus diferencias.

Otra premisa íntimamente ligada aésta, es el respeto del derecho -que tienentodos los afectados por un problema- deejercer un rol directo y ampliamente parti-cipativo en la solución de sus problemas;por lo tanto, hay que buscar su participa-ción activa en la toma de decisiones quetienda a reforzar el poder de decisión local

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de las comunidades, entendiendo que unasolución será más duradera si todos los in-volucrados se comprometen para que éstasea posible. El reforzamiento del poder delas comunidades, deberá tomar en consi-deración los aspectos socioculturales delas mismas, procurando potenciar los as-pectos más positivos, funcionales y efecti-vos que éstas han desarrollado tradicional-mente para la resolución de conflictos; así,los ancianos o las autoridades con podersimbólico, podrían actuar como sus legíti-mos mediadores, pero el objetivo más im-portante es el reforzamiento del poder enla toma de decisiones de las comunidades.

A) Procesos para la resolución de conflic-tos

Si existe una diversidad de conflic-tos y cada uno con una particularidad pro-pia, se debe considerar que también debenser diversas las estrategias y procesos em-pleados para la resolución de los mismos.Para ello, es importante no olvidar que to-do conflicto, como un sistema de interac-ción social, se verifica dentro de un con-texto social e incluye un componente depoder; por eso, en el momento de la imple-mentación de un proceso de resolución,hay que tener siempre presente el rol quecumplen los elementos claves de todo sis-tema de conflicto: las partes, los motivos ylas relaciones de poder; así como conside-rar la trayectoria que sigue el conflicto, quepuede expresarse en el aumento de la ten-sión entre las partes, pasar luego al reforza-

miento de los derechos y el poder, recurrira las estrategias legales hasta llegar a la ne-gociación. Hay que estudiar por tanto, lasventajas o desventajas de dichas estrate-gias, que pueden ir desde el no hacer na-da, hasta el uso de la violencia sea ésta di-recta o simbólica, la negociación directa,la mediación, o a la adopción de la vía le-gal51.

Los procesos o modos de resoluciónde conflictos que sugieren las premisas an-tes anotadas son la mediación, la concilia-ción, la facilitación y la negociación. Estosconstituyen procesos colaborativos y vo-luntarios, puesto que definen situacionesen conflicto cuya resolución está en manosde las partes beligerantes y se deriva de lainteracción que se establece entre ellas,puesto que los grupos en conflicto se reú-nen voluntariamente con la finalidad detratar de lograr una solución, no tanto “ar-moniosa” como se afirma52 -cosa que pen-samos resulta muy idílica-, sino más biende hallar una resolución real, que sea mu-tuamente aceptable y ventajosa para laspartes en conflicto.

La resolución del conflicto no impli-ca, como hemos dicho, la aplicación de unsólo proceso para todas las situaciones, si-no que éstos varían según la diversidad decircunstancias, así como las barreras exis-tentes para resolverlo, como puede ser elgrado mayor o menor de polarización odesconfianza entre las partes, el nivel decomprensión de los problemas que éstastengan, el número de actores involucrados,la conciencia sobre el costo que puede im-

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plicar el conflicto, los diferentes niveles delpoder en disputa; todo esto implicará elempleo de un modo de resolución o lacombinación de varios, pero siempre estosprocesos deben adaptarse a las situacionesy circunstancias específicas de cada con-flicto, deben considerar las situacionesconcretas de cada escenario y no descui-dar, las necesidades y las características so-cioculturales de los actores involucra-dos53.

Entre los modos o procesos más em-pleados de resolución de conflictos pode-mos encontrar:

NNeeggoocciiaacciióónn. Es un proceso socialde resolución de conflictos, que consisteen un procedimiento de discusión que seestablece entre partes adversas, cara a ca-ra, por medio de representantes oficiales,cuyo objetivo es llegar a un acuerdo quesea mutuamente aceptable para todos. Lanegociación se produce generalmentedentro de un marco más o menos codifica-do y normativo, que determina las condi-ciones en las que se deben dar las discu-siones54.

MMeeddiiaacciióónn. Se trata de una negocia-ción entre las partes en conflicto, en pre-sencia de una tercera que es neutral, quebusca un acuerdo entre ellas que lleve a lasolución del conflicto. Los mediadores notienen poder para tomar una resolución, opeor para imponer una solución a las par-tes beligerantes, sólo son un catalizador,cuyo papel consiste en facilitar la relación

entre las partes y la búsqueda de una solu-ción del conflicto55.

CCoonncciilliiaacciióónn.. Es la tentativa de untercer grupo neutral de comunicarse sepa-radamente con los grupos en conflicto, conla finalidad de lograr una reducción de lastensiones y establecer un acuerdo sobre elproceso para la solución del conflicto56.

FFaacciilliittaacciióónn. Se refiere a la ayuda deun tercer grupo neutral, para posibilitar elque se lleve a cabo una reunión producti-va y se amplíen los canales de comunica-ción entre las partes en conflicto.

A más de éstas, Touzard señala otraestrategia importante para la resolución deconflictos:

AArrbbiittrraajjee. Aquí las partes en conflic-to se someten al juicio de una tercera par-te neutral. A diferencia del mediador, quecumple un mero papel funcional y carecede poder para imponer una decisión, el ár-bitro goza de todo el poder para formularuna resolución que tiene fuerza de ley yque por lo tanto debe ser acatada por laspartes beligerantes.

B) Aspectos estratégicos de la resoluciónde conflictos

Dos puntos de vista se pueden con-siderar en relación al problema de la reso-lución del conflicto social: La necesidad deefectuar cálculos anticipados de los resul-tados del poder, y la sustitución por méto-

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dos en pequeña escala (discusión o voto)de los métodos en gran escala (levanta-miento, huelga o guerra) en las oposicio-nes de poder. En efecto, las partes que en-tran en conflicto necesitan saber con anti-cipación si se puede llegar a una decisióncon un modo de resolución o con otro. Si,como ya señalábamos, una de las funcio-nes del conflicto es la clarificación y esta-bilización de las relaciones de poder, losmodos de resolución que omitan este as-pecto o no puedan influir en estas relacio-nes, resultarán evidentemente inefecti-vos57.

Es importante no olvidar el papelque juega en la resolución de conflictos laproporcionalidad del poder de las partes;casi siempre éstas manejan diferentes pro-porciones de poder, más-menos capacidadeconómica, influencia política, informa-ción, apoyo institucional y de la opiniónpública, acceso o control de los medios deinformación, etc.; esto determina quequien tenga una mayor proporcionalidadde poder, aunque no tenga la justicia de suparte, tiene posibilidades mayores de queel conflicto se resuelva a su favor; de allíque se sostiene, que la cantidad y calidadde los actores involucrados en un conflic-to, y la proporción de poder que éstos dis-ponen, resulta determinante en la formacomo un conflicto llega a su resolución58.

En consideración de lo anterior, labúsqueda de soluciones a los conflictos so-ciales que sean ventajosas para las partesinvolucradas, requiere de ciertas estrate-gias que deben ser implementadas funda-

mentalmente por los sectores menos favo-recidos, a fin de construir y fortalecer elpoder de la parte más débil, que permitaincrementar su potencialidad para quepuedan acumular fuerza para las negocia-ciones y para la toma de decisiones; el re-forzamiento del poder de las comunidadesconstituye el aspecto más estratégico de to-do proceso de resolución de conflictos59.

El reforzamiento del poder de lascomunidades implica necesariamente unfortalecimiento de su cohesión interna y desus instrumentos organizativos, así como laampliación y afirmación de sus procesosde participación comunitaria en la discu-sión de sus problemas y en la toma de de-cisiones, una revitalización de su acciónmovilizadora, una maduración de sus pro-puestas y discursos políticos; todo ello lepermitirá construirse como sujeto político.

Este avance en la construcción de lacomunidad como sujeto político, está suje-to a una dialéctica de tres momentos60,que van desde la nneecceessiiddaadd que implica el“yo carezco”, el de la aassppiirraacciióónn, queequivale al “yo espero”, y finalmente el dela ddeemmaannddaa, que equivale al “yo lucho”.Cada uno de estos momentos tiene conte-nidos cualitativos socio-políticos propios.Así, responder sólo a las necesidades y as-piraciones, no posibilita desarrollar proce-sos de acción, de organización y lucha delos sectores sociales que sufren la domina-ción, cuando más, se establecen institucio-nes para solucionar las necesidades másinmediatas; en cambio responder a las de-mandas implica reconocer un proceso de

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lucha de la población, para enfrentar pro-blemas estructurales y de poder, que re-quiere de una estructura organizativa forta-lecida, de una más vital acción moviliza-dora; pero sobre todo, implica la construc-ción de propuestas políticas en las que seevidencie la maduración de su discursoideológico y político. Hacer que la comu-nidad avance a este nivel de demandas,implica en consecuencia, fortalecer su po-der, y ése es, como hemos dicho, el objeti-vo estratégico más importante de la resolu-ción de conflictos.

Otro aspecto importante es exami-nar la extracción social de los representan-tes y buscar su legitimación en la medidaen que respondan a los objetivos, interesesy necesidades de aquellos a quienes repre-sentan; esto posibilitará que exista cohe-rencia entre lo que los representantes ne-gocian, con lo que ha sido definido colec-tivamente por la comunidad. Por ello, re-sulta imprescindible el fortalecimiento dela capacidad organizativa de las bases y es-tablecer mecanismos de control de la ges-tión de sus representantes. Esto impone asu vez, la necesidad de superar las limita-ciones de la representación y el liderazgo,estableciendo canales más eficaces de par-ticipación comunitaria, lo que implica poruna lado, viabilizar flujos continuos y per-manentes de información entre los repre-sentantes y el resto de la comunidad, y porotro -y eso es lo más importante- impulsarprocesos de democratización interna quese orienten sobre todo a cambiar el sentidode la representación misma, haciéndola

más democrática y menos cacical, a fin deque la mayoría de los miembros de una co-munidad tenga la capacidad y la oportuni-dad de representación61.

Es importante no olvidar la dialécti-ca que se produce en el conflicto, en rela-ción a las identidades de los actores socia-les, pues éstas también entran en confron-tación; sabemos que los actores socialesno son estáticos, ni lo son las identidadescolectivas que construyen, por lo tanto hayque considerar continuamente la variaciónde su identidad y tener claro que cada unode ellos representa una forma particular deracionalidad, de identidad propia y distin-ta, resultante de su especificidad cultu-ral62.

Igualmente, en relación a los acto-res, un aspecto estratégico es el de conse-guir la legitimación social de los actorescomunitarios, para que estén en mejorescondiciones de ganarse el entorno, la opi-nión pública, el apoyo de otras fuerzas so-ciales, nacionales o internacionales. La le-gitimación de los actores hará posible laconsecución del eje estratégico de la reso-lución de conflictos, legitimar el derechode participación de las comunidades y susorganizaciones en la toma de decisiones,sobre aspectos que atañen a su propia exis-tencia; en definitiva, el reforzamiento delpoder comunitario, su fortalecimiento or-ganizativo, una más efectiva acción movi-lizadora y su construcción como sujeto po-lítico.

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C) El análisis y manejo del conflicto63

El manejo de conflictos no puedeser posible sin un previo análisis profundosobre los mismos, que nos permita ubicarcon precisión el conflicto en su ámbito co-rrespondiente, conocer cuál es el contextoen el que se produce, las causas que loprovocan, sus dinámicas estructurales, eldesarrollo que tiene, ubicar a los actoresinvolucrados, los intereses que defienden ylas posiciones que mantienen; así comoconocer los escenarios en los que se desa-rrolla, todo lo que resulta necesario paradefinir las tácticas y estrategias que se re-quieren para su resolución.

Un aspecto clave para el análisis yel manejo de conflicto, es el de disponerde información completa, clara, ordenada,sistematizada, que posibilite a la comuni-dad un conocimiento real de todo el desa-rrollo del proceso del conflicto. La pro-puesta metodológica del grupo de trabajoFTPP, ILDIS, UICN sobre manejo de con-flictos, plantea inicialmente la necesidadde ubicar al conflicto en el ámbito corres-pondiente, es decir, caracterizarlo, darleun nombre, ya que esto posibilitará la defi-nición de una estrategia a aplicarse, lo queayuda a ver hacia dónde se va a llegar.

Es indispensable articular el análisisdel conflicto, por más local que pueda pa-recer, en relación a las dinámicas estructu-rales que allí se expresan, considerandoque ninguna comunidad vive aislada y quetodo conflicto social tiene causas estructu-rales subyacentes, mucho más profundas

de las que pueden aparecer en la superfi-cie. El análisis estructural, permite enton-ces llegar a descubrir las causas subyacen-tes del conflicto, que son las que general-mente lo complican. El análisis estructuraldel conflicto permite clarificar además losescenarios donde éste se produce.

En relación al concepto de escena-rio, para el análisis del conflicto, pensamosque puede resultar también útil aplicar elconcepto de aarreennaass, propuesto por Gluck-man64. El escenario ubica el espacio don-de se produce el conflicto, las arenasmuestran espacios distintos que pueden es-tar fuera de los límites del escenario delconflicto, pero precisan el espacio o espa-cios reales concretos donde éste se desa-rrolla, confronta y resuelve. Las arenas nosólo se refieren a los contextos materiales,sino también a otros donde se expresancontenidos simbólicos, como en la comu-nicación, lo jurídico, etc. Por ejemplo, elescenario del conflicto de las nacionalida-des indígenas del Oriente con las petrole-ras, es la Amazonía Ecuatoriana o un espa-cio delimitado de ella, pero las arenas rea-les donde se disputa su resolución no ne-cesariamente están allí mismo, ni una sola,sino que pueden ser los diversos espaciosdonde se asientan las instituciones que in-tervienen en su resolución; por ejemplo: elCongreso Nacional, el Tribunal de Garan-tías Constitucionales, los tribunales de jus-ticia, los medios de información, etc., o co-mo en el caso de los Cofanes, la arena delconflicto sale del escenario nacional para

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trasladarse a la arena de los tribunales es-tadounidenses.

Este concepto de arena puede resul-tar más útil y preciso, cuando se proponeel diseño de “escenarios” donde se prevenlas etapas de resolución. Allí en realidad loque se encuentran son diversas arenas endonde el conflicto surgido en un escenarioespecífico, se traslada y continúa a un es-pacio nuevo, a una arena real en la cual elconflicto se confronta y se resuelve.

Si bien la guía metodológica planteaun corte sincrónico, como puerta de entra-da para el análisis del conflicto -es decir,abordar los aspectos históricos (Item 2 dela guía), para poder conocer el contextosociopolítico regional y los antecedentesen relación al conflicto, pensamos quepuede resultar metodológicamente másconveniente65, no sólo para la presenta-ción del informe sobre el conflicto, sinopara el trabajo concreto con la comunidaden su tratamiento, el discutir el conflictoinicialmente desde una perspectiva sincró-nica; es decir, la situación presente delconflicto, pues eso esta más ligado a la vi-vencia inmediata de la gente, a una situa-ción real que enfrenta todos los días y an-te la cual busca soluciones concretas, loque puede facilitar una participación co-munitaria más amplia.

La consideración de la situaciónpresente o sincrónica del conflicto, nos de-be permitir llegar a precisar las causas evi-dentes o detonantes que desencadenaronel conflicto y junto con ello, conocer cómosurge, cómo se ha desarrollado, la versión

eemmiicc, es decir, desde adentro de la comu-nidad, y la versión eetthhiicc, o sea desde afue-ra, por ejemplo: la visión del Estado, de losmedios de información, o de las ONGs, -loque en la guía consta en el numeral 4, enrelación al proceso mismo del conflicto-.

En cuanto al análisis de La naturale-za del conflicto (numeral 5 de la guía), esimprescindible analizar si el énfasis es eco-nómico, cultural, político, ambiental. Estonos permitirá determinar el tipo de conflic-to, así como su naturaleza espacial, parasaber si el conflicto es local, intracomunalo intercomunal, intrarregional o interregio-nal, o internacional, y determinar los sec-tores afectados por el conflicto.

En relación a los actores (numeral 3de la guía) es necesario que se considere lamultiplicidad de actores involucrados en elconflicto, no sólo en relación a la comuni-dad como señala la guía, o sea a los acto-res intracomunales, sino involucrandotambién a otros actores con quienes unacomunidad interactúa, sean éstos interco-munitarios, extracomunales, o los que per-tenecen a la sociedad nacional, como pue-den ser, entre otros, los agentes externos,las empresas, las ONGs, la Iglesia, movi-mientos sociales solidarios, así como el Es-tado y sus representantes, que son los acto-res que están generalmente presentes enlos conflictos.

A más de analizar los aspectos seña-lados en la guía en relación a los actores,no se puede dejar de considerar la cues-tión de la identidad de los mismos; ésta nopuede verse sólo desde un punto de vista

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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individual, sino esencialmente cultural; deahí la importancia de incorporar como va-riables necesarias de análisis, la cuestiónde los valores, las representaciones, laspercepciones y el mundo simbólico de losactores involucrados en un conflicto.

No se puede descuidar tampoco elmodo como interviene cada actor, qué ac-ciones desarrolla, cuándo lo hace; para es-to, será importante medirlo en considera-ción a otras variables, como su identidadde género, su posición social, su status osituación de clase, su edad, su formación,etc., que nos permitirán tener una visiónmas holística sobre los actores societalesinvolucrados en el conflicto y sus interac-ciones múltiples.

En relación al análisis de los resulta-dos o de los posibles resultados (numeral 7de la guía), la capacidad del actor para lasolución del conflicto o para la consecu-ción de sus intereses (7. 1), debe hacerse,considerando la forma como éste maneja oaccede a las diversas fuentes de poder ana-lizadas, pues esto posibilitará evaluar me-jor las estrategias utilizadas (7. 3) por losactores, así como, si se han llegado a cum-plir los objetivos propuestos, o parte deellos (7. 3. 2); pero creemos, se debe in-cluir además en la guía, el análisis de porqué se logro o no tal cosa.

Finalmente, si se realiza el análisisde conflictos que ya han ocurrido, es im-portante no olvidar evaluar si en el mane-jo y la resolución de los mismos se cum-plió con su aspecto más estratégico, el re-forzamiento del poder comunitario, su for-

talecimiento organizativo, el avance haciasu consolidación como sujeto político.

D) Condiciones necesarias para una nego-ciación

Es evidente que la importancia de lanegociación como un proceso social parala resolución de conflictos es cada vez ma-yor en el mundo contemporáneo. El obje-tivo de la negociación consiste en que doso más partes en conflicto puedan llegar aun acuerdo por medio de conversaciones ointercambio de opiniones entre sus repre-sentantes, pero para que se produzca unverdadero proceso de negociación, son in-dispensables ciertas condiciones.

Un punto de partida para toda nego-ciación, es el papel fundamental que juegala motivación de negociar. Sin una sólidamotivación de una parte y de la otra parallegar a un acuerdo mutuamente acepta-ble, toda negociación fracasa. La motiva-ción deviene de la existencia, junto a lasdivergencias que genera el conflicto, deotra condición importante: la existencia deun mínimo de intereses comunes o com-plementarios. Cuando hay un interés co-mún o intereses complementarios, las par-tes pueden lograr un beneficio mutuo sola-mente mediante la cooperación y suman-do mutuamente esfuerzos, si falta este mí-nimo de intereses comunes o complemen-tarios ninguna negociación puede llevarsea efecto66.

Seguidamente hay que tener claroque el uso de la negociación a veces tiene

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resultados limitados, ya que supone una si-tuación de independencia y de autonomíaque sea recíprocamente reconocida por laspartes. Esta es otra condición necesaria,que implica no tanto un verdadero equili-brio de fuerzas entre las partes, sino una re-lación de fuerzas que no sea demasiadodesigual. La negociación no puede em-prenderse si el conflicto no ha hecho posi-ble cierto equilibrio del poder entre laspartes; cuando no se produce este reajustede fuerzas y el poder de uno prevalececonsiderablemente sobre el otro, el con-flicto no se resolverá mediante la negocia-ción, sino por el aniquilamiento del másdébil. La negociación supone una relaciónde poder no demasiado asimétrica entrelas partes, sin embargo, es evidente que loimportante, es considerar la naturaleza y ladistribución del poder entre las partes y loreferente a los puntos del conflicto67.

No hay que olvidar en consecuen-cia, que la ruptura de esa asimetría y deese relativo equilibrio de fuerzas, ha sido elresultado de la emergencia de los actoressociales generalmente excluidos del poder,que en su proceso de constitución comosujetos históricos han logrado disminuir talasimetría y obligar a los más fuertes a tenerque negociar; han sido entonces las luchassociales, los mismos conflictos, los quehan impulsado este proceso de resoluciónde conflictos.

Vale sin embargo no olvidar que es-te modo de resolución tiene limitaciones,pues la negociación en sí misma no gene-ra un proceso de cambio de las relaciones

de poder de las fuerzas sociales, ni terminacon las bases estructurales en las que sesustenta el poder real, que son las que cau-san y reproducen los conflictos y la desi-gualdad social. La negociación puede ayu-dar a lograr cierto equilibrio de esas fuer-zas sociales, pero no es un factor de cam-bio del poder. La negociación es otra formamás de resolver conflictos, una vez queque se han producido y llegar aunque seaen forma parcial, a cambios en las relacio-nes de fuerza entre las partes en conflic-to68.

E) El proceso de la negociación

Para poder establecer los mecanis-mos que entran en juego en un proceso denegociación, no se puede dejar de lado lareferencia a las fuentes de poder. Así: po-der de coerción, de recompensa, de com-petencia, de referencia, el poder legítimo yel poder que se basa en la posesión de lainformación, deben ser considerados en elproceso de negociación, pues en él, siem-pre estarán presentes una o varias de estasfuentes de poder69. La cuestión en relaciónal poder en juego no sólo permite aclararla situación del conflicto, sino que ademáses aplicable para el proceso de negocia-ción, que también consiste en el ejerciciode una forma de poder, pues cada partetrata de influir sobre la otra u otras con elfin de obtener las mayores ventajas posi-bles; aunque a diferencia del conflicto, lanegociación supone unas reglas que evitanel intento de alguna de las partes de ejer-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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cer el control total sobre la otra. Entre losprocesos que se pueden encontrar en unanegociación siguiendo a Touzard tene-mos70:

F) El proceso de coerción

Esta es la fuente de poder más em-pleada en los conflictos sociales. La coer-ción se encuentra en la negociación, nocomo expresión de violencia directa, sinoen el plano verbal, ya que toda negocia-ción no es sino una prolongación del con-flicto entre las partes, por ello el procesode coerción es un recurso que lo continúaen forma distinta en el plano de la negocia-ción.

La amenaza es otra forma muy fre-cuente de presión en las negociaciones. Laamenaza de endurecer posiciones, la ame-naza de ir a un levantamiento si no seaceptan las propuestas, amenaza de rom-per una tregua establecida o de terminarcon las mismas negociaciones, etc., son al-gunos ejemplos de este recurso, que seaplica con el objetivo de disuadir al adver-sario de que persista en su comportamien-to intransigente, pues esa actitud generaráconsecuencias (sanciones, perdidas, da-ños). Con frecuencia, la amenaza se plan-tea como medio de presión, con la espe-ranza de no ponerla en práctica, pues laejecución de una amenaza no sólo reavivael conflicto, sino que tiene costos para lasdos partes.

Una amenaza tendrá efectividad,según la percepción y evaluación que las

partes hagan de sus riesgos y sus costos,pues si el adversario la percibe como máscostosa para él que para quien la profiere yejecuta, tratará de que la amenaza no secumpla y llegar a un acuerdo; pero si laamenaza se ignora, quien la formuló debe-rá entonces elegir entre cumplirla a pesardel costo anunciado o renunciar a hacerlo.Al cumplir con la amenaza, las posicionesde quien la formuló pueden verse reforza-das en las negociaciones posteriores, su fir-meza y determinación será una carta detriunfo, así como el no llevarla a efecto de-bilitará sus posiciones. Lo aconsejable estratar de llegar a acuerdos que eviten el te-ner que proferir amenazas y peor aún elllevarlas a cabo.

Junto con el poder basado en lacoerción, la negociación pone en juego unpoder basado en la información y en lacompetencia. En la negociación se expresalo incierto y lo probable; quien posee másinformación tiene poder sobre su adversa-rio. El desarrollo de la negociación tienepor objeto permitir esa adquisición progre-siva de información, pues el primero quelogre saber un poco más sobre los móvilesdel adversario, de su voluntad real o no dellegar a un acuerdo, de su estrategia, de suspuntos débiles y de los de su irreductibleintransigencia, tendrá un cierto poder so-bre éste. Es por ello que muchas de las ne-gociaciones se asemejan a un juego de po-siciones, en el que cada uno quiere hacercreer al otro lo que no es, disfrazar lo quepretende, para que sea el otro el primero

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en descubrirse, a fin de minar un poco elpoder del adversario.

G) El proceso de persuasión

Es aquél en el que aparecen todaslas tácticas de argumentación. Cada unotratará de demostrar al otro de que le asis-ten razones para plantear sus demandas ytratar de convencer del beneficio que eladversario puede obtener cuando cede asus exigencias. Se trata de un juego muysutil en el que las fuentes de poder que em-plea quien argumenta pueden ser muy va-riadas: la información, la competencia, lagratificación y con menos frecuencia, lacoerción. Es en este terreno en el que sedespliegan mejor las habilidades de los ne-gociadores, de ahí que las cualidades per-sonales y la habilidad del negociador, seanuna condición esencial para el éxito de lanegociación.

H) El proceso de acomodación que lleva alacuerdo

Se inicia con las cuestiones quepueden facilitar un acuerdo entre las par-tes, para ello es importante postergar lascuestiones espinosas y crear un clima deconfianza relativa. Esto ayuda para que secontinúe el juego del regateo y las contra-propuestas, en las que cada parte irá modi-ficando poco a poco su posición inicial,hasta que se hagan posible mutuas conce-siones. El compromiso se establece enton-ces en un punto intermedio entre las dos

posiciones iniciales, habiendo sido lasconcesiones recíprocas, aunque no nece-sariamente simétricas, las que posibilitanun acuerdo. El compromiso es una posi-ción intermedia, no el único mecanismode conciliación; a veces puede hacerse usode la innovación cuando ante posicioneshasta ese momento inamovibles, germinauna idea nueva, una posible solución; alplantearse el problema en nuevos térmi-nos, el obstáculo infranqueable puede serrodeado y se puede llegar a un acuerdoque lo más habitual es que sea un compro-miso en el cual nadie ha ganado ni ha per-dido realmente y que las dos partes pue-dan estar más o menos satisfechas. Las par-tes que se han puesto ya de acuerdo en al-gunos puntos importantes, tendrán la sen-sación de haber logrado algo y de que lanegociación no es un fracaso, sino que porel contrario está resultando útil.

I) Criterios básicos de una buena negocia-ción

Una buena negociación para la re-solución de conflictos, a más de considerarlos aspectos antes señalados, debe consi-derar algunas variables, como por ejem-plo, establecer reglas claras para que se lle-ve adelante este proceso entre ellas, tenerclaridad de los objetivos que se buscan,disponer de actores con capacidad paraenfrentar la negociación, conocer los fac-tores, valores, representaciones que parti-cipan en una negociación, para poder eva-luar no sólo cuánto se gana en ella, sino

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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cuánto se deja de perder; se deben precisarlos aspectos que son o no negociables, tra-tando de que no sea una simple concesión,o llegar obligatoriamente a consensos, sinoun acuerdo que satisfaga los intereses decada parte; pero sobre todo, como ya antesmencionamos, que permita la potenciali-dad de los sujetos en conflicto, a fin deconstruir poder fortaleciendo la parte másdébil, para que puedan acumular fuerzapara futuras negociaciones, pues saber có-mo se puede negociar es ya una forma deadquirir algo de poder, éste constituye elaspecto más estratégico de todo procesode resolución de conflictos71.

Entre los criterios básicos que se se-ñalan para una buena negociación72, po-demos anotar los siguientes:

Hay una etapa previa muy impor-tante a la realización del diálogo, éste noes el comienzo de un proceso de negocia-ción, previamente se debe saber qué se vaa llevar a la mesa de negociación y llegara ésta con varias propuestas.

Resulta útil hacer una distinción en-tre una negociación táctica y una negocia-ción estratégica. La nneeggoocciiaacciióónn ttááccttiiccaa,permite que el negociador logre aminorarla actitud tirante e intransigente que puedemantener la otra parte, eliminar los ele-mentos no racionales del conflicto, aportarnuevas soluciones para que la otra partepueda abandonar posturas rígidas que difi-cultan la negociación sin sentir que pierde.La nneeggoocciiaacciióónn eessttrraattééggiiccaa está dirigida abuscar conseguir en lo posible, los objeti-

vos propuestos y solucionar definitivamen-te el problema.

Un aspecto que garantiza el éxito dela negociación es la información. No olvi-demos la referencia que hacíamos a ellacomo fuente de poder, pues de ésta depen-de la implementación de las estrategiasapropiadas y de cómo y cuándo emplear-las, así como la evaluación de su efectivi-dad. Disponer de información en relaciónal conflicto, puede contribuir a generaropinión pública, ampliar aliados y obligara la otra parte a sentarse en la mesa de ne-gociaciones. La información que se mane-je sobre las debilidades de la otra parte, essin duda, uno de los aspectos tácticos másimportantes de una negociación. De ahí laimportancia de la información, pues unanegociación no es sino una confrontaciónde argumentos en la que quien tiene más ymejores argumentos puede resolver el con-flicto a su favor, y ello depende de quienmás y mejor información maneje, no olvi-demos que también en la información semuestra otra forma de poder73.

No se debe descuidar la importan-cia del conocimiento de las diferenciasculturales y cognoscitivas entre negociado-res, pues el conocimiento de la cultura yde los valores del adversario parece produ-cir un efecto positivo sobre la percepcióndel grupo y la percepción recíproca de losnegociadores. Orígenes étnicos y cultura-les distintos suponen casi siempre diferen-cias en el plano de los valores y la estruc-tura cognoscitiva. Una negociación inter-cultural ofrece menos ocasión de hacer

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emerger los valores de los negociadoresque en una negociación intracultural, deahí que en un contexto intercultural la ne-gociación será mas trabajosa que en uncontexto de cultura idéntica. Igualmentecuanto mayores sean las diferencias cog-noscitivas entre negociadores de culturasdiferentes o de la misma cultura, mayor se-rá el desacuerdo en el plano de las opinio-nes y por tanto más difícil la negociación.Todo esto reafirma la importancia que tie-ne el conocimiento de los puntos claves dela cultura del otro, pues hace más positivala percepción del adversario, mejora lapercepción del clima del grupo y en defini-tiva, facilita la negociación74.

Otra variable que no puede descui-darse se refiere a las actitudes y representa-ciones entre partes y negociadores, aspec-tos que se vinculan con la historia de lasrelaciones entre las partes y la mayor o me-nor distancia social existente entre ellas.Por lo general, los miembros pertenecien-tes a un mismo grupo tienden a una mejorcomunicación y a dar opciones más coo-perativas que aquellos que pertenecen agrupos distintos; vale no olvidar sin embar-go, que la comunicación entre las partesno es de ninguna manera un elemento dedisminución del conflicto, lo que hace esreforzar su tendencia sea competitiva ocooperativa. En una situación de conflicto,las diferencias en las representaciones en-tre las partes despierta estereotipos recípro-cos, que generan un refuerzo circular delas actitudes y el conflicto entre las partes;un ejemplo de esto lo veíamos cuando

analizábamos las expresiones de etnocen-trismo, racismo y heterofobia, que de-muestran que las representaciones parecenestar más estereotipadas cuando más difie-ren los grupos entre sí; por ello, la impor-tancia del conocimiento de las representa-ciones entre los grupos.

Negociar de buena fe es una normaimportante para una buena negociación,norma que es quizá la más general de to-das, pero que tiene una enorme importan-cia ética y moral, pero es también la másdifícil de definir. Negociar de buena fe sig-nifica evitar mantener sistemáticamenteposiciones que se sabe que son inacepta-bles para el adversario, así como evitarcomportarse de manera tal que cualquieracuerdo sea parcial o no, resulte imposi-ble. No negociar de buena fe implica queuna de las partes llega a la negociación sinla voluntad y el interés de llegar a algúnacuerdo75.

Es importante entrar a negociar confuerza, a fin de mejorar las alternativas deun acuerdo, evaluando si una alternativaresponde al interés de quien negocia. Lafuerza no implica la aplicación de la hosti-lidad, la agresividad o la violencia perso-nales; por el contrario, éstas deben ser evi-tadas, pues pueden producir efectos desas-trosos en la negociación. Se debe tener lacapacidad de manejar las diversas fuentesde poder, entre las que junto a las ya ana-lizadas, también podemos encontrar otrasque podrían ser empleadas por las comuni-dades locales: el poder de la creatividad yde buenas ideas sobre cómo resolver satis-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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factoriamente un conflicto, la legitimaciónpolítica ante la comunidad local, regional,nacional o internacional, para aprovecharla siempre ventajosa influencia de fuerzasexternas, como por ejemplo el apoyo deorganismos internacionales, pero sobre to-do el poder de la organización y la capaci-dad de movilización comunitaria para po-ner las soluciones en práctica76.

La consideración de la función quecumple la presión del tiempo en la nego-ciación, es un aspecto muy importante aconsiderar, pues la presión del tiempo y laexistencia de plazos facilitan la conclusiónde un acuerdo.

El fortalecimiento de la cohesión in-terna de una comunidad, de sus formas or-ganizativas, fortalece también la capaci-dad de negociación, afirma su identidad ypor tanto incrementa su poder. De igualforma, el establecimiento de alianzas másamplias con otro tipo de organizacionessolidarias, contribuye a un incremento delpoder, que fortalece la capacidad de la co-munidad para la presión y la negociacióncon la otra parte en conflicto, reafirmandoel principio de que es mejor “unirse paraganar, que aislarse para perder”77.

Es indispensable saber diferenciarentre asuntos, posiciones e intereses, parapoder sentarse prioritariamente; más en losintereses, que en las posiciones, ya quequedarse en las posiciones dificulta la con-certación; de ahí la necesidad de desarro-llar una capacidad de flexibilidad y apertu-ra, para entender las razones propias y delos otros frente a las diversas situaciones,

evaluándolas objetivamente, sin cerrarseen una sola posición, sino considerandoopciones múltiples.

Dar muestras de flexibilidad es unanorma indispensable para una buena ne-gociación, pues la inflexibilidad sistemáti-ca se considera un error. La flexibilidadpuede adoptar diversas formas, formularalgunas modificaciones en la posición ini-cial, mostrar la intención de considerar lasproposiciones del adversario, o inclusomodificar la propia posición, cuando sevea la necesidad de un cambio mutuamen-te favorable. La noción de flexibilidad esesencial para cualquier proceso de innova-ción y creación en la negociación, que tie-ne como corolario evitar cualquier ultimá-tum que implique la terminación de unproceso de negociación78.

La reciprocidad en las concesioneses también una consecuencia de las nego-ciaciones de buena fe y de flexibilidad. Noconceder nada cuando la otra parte ha he-cho concesiones, significa una inobservan-cia de las reglas del juego que están pre-sentes en toda negociación79.

Hacer honor a los acuerdos parcia-les constituye una norma importante, queimplica que cuando en el desarrollo de lanegociación se ha llegado a acuerdos so-bre algún punto en disputa, éste no podrávolver a ser cuestionado y deberá ser res-petado por las partes, aunque lo más co-mún es que esto frecuentemente no secumpla, pero esta norma viene a cumpliruna función instrumental específica, evitarque la negociación se convierta en una

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cuestión interminable, y que los acuerdosparciales vayan abriendo caminos para unacuerdo definitivo entre las partes en con-flicto80.

Es más importante impulsar la coo-peración que la competencia; tratar no só-lo de satisfacer el propio interés, sino tam-bién el de la otra parte. La inversión de po-siciones en la negociación, avanzar de lacompetencia a la cooperación, permiteuna ganancia mutua, pues la colaboraciónpuede lograr resultados ventajosos para lasdos partes.

Los acuerdos deben ser viables, téc-nica y políticamente factibles, y procurarsatisfacer los intereses de las partes y desa-rrollar incentivos, ya que éstos posibilitanque se dé un mejor cumplimiento de losacuerdos.

J) Obstáculos a la solución de conflictos

El incumplimiento de los criteriosbásicos para una buena negociación pue-de ser considerado uno de los primerosobstáculos para llegar a la solución deconflictos; pero además, consideramos im-portante referirnos a otros, que han sidoformulados a partir del estudio comparati-vo de distintas experiencias, realizadas enel Seminario-taller organizado por FAO yResolve en Costa Rica; allí se discutierondiversas limitaciones, que requieren serconsideradas y que por su pertinencia, lasseñalamos a continuación81:

La existencia de diferencias cultura-les y de racionalidades distintas de los di-

ferentes actores sociales, hace difícil lacomprensión y la mutua aceptación de laspartes en conflicto.

Si los procesos de negociación sonmuy prolongados, pueden provocar undesgaste de los aliados, a lo que contribu-ye la situación de pobreza, lo que imponecomo una necesidad el realizar un balancetemporal del proceso de negociación, paraadoptar con prontitud las acciones quesean necesarias.

El no llevar varias propuestas alter-nativas para manejarlas conforme la situa-ción lo requiera, y el no tener flexibilidadpara escuchar las propuestas de la otra par-te, puede entrampar la negociación.

En relación al papel del arbitraje, secuestiona la supuesta neutralidad del me-diador. El problema de la neutralidad delmediador es una cuestión siempre espino-sa; si bien el mediador es útil, porque a ve-ces las partes enfrentadas tienen poca ex-periencia de negociación y a veces se ge-nera una dependencia de éste; se señalaque debe haber un compromiso del media-dor, ya que también tiene su propia racio-nalidad y principios, los mismos que nopueden coincidir con los de alguna de laspartes, lo que es mucho más evidente en laparcialidad que continuamente ejerce elEstado.

Débil compromiso institucional porla dependencia de personas; si éstas secambian, se pierden esfuerzos, tiempo, re-cursos, igualmente los cambios de dirigen-tes y políticos pueden generar dificultades.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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La falta de una consulta permanentecon las bases y de una mayor fluidez de lacomunicación entre éstas y sus represen-tantes, el no prevenir a la comunidad delposible riesgo del fracaso, en función delos intereses de los adversarios, el predeter-minar a las comunidades con expectativasy objetivos de los agentes externos que nocorresponden a su especificidad cultural nia sus necesidades e intereses, dificulta laresolución del conflicto.

La poca consolidación de los sujetosde las comunidades, una vez que ha sidoresuelto el conflicto, y la dificultad de ga-rantizar la vigencia y el cumplimiento delos acuerdos.

K) El fortalecimiento comunitario

Considerando que son las comuni-dades las que se encuentran en menor des-ventaja en un conflicto, el aspecto estraté-gico más importante de la resolución delconflicto, es buscar, no tanto que la comu-nidad “gane”, sino lograr su fortalecimien-to comunitario y organizativo, en definiti-va, el reforzamiento del poder de la comu-nidad. Este fortalecimiento del poder co-munitario permitirá una elevación de suautoestima, de su autoconfianza, así comola reafirmación de su identidad, y hará quela comunidad se encuentre reafirmada, ca-pacitada, en mejores condiciones para en-frentar nuevos retos, pero sobre todo forta-lecida orgánicamente, madura política-mente y con fuerza movilizadora para exi-gir sus demandas.

Para poder hacer posible la conse-cución de este eje estratégico de la resolu-ción de conflictos, nos referiremos final-mente a las recomendaciones que al res-pecto se hicieron en el taller ya referido, yque pensamos resultan igualmente perti-nentes. Las siguientes son las recomenda-ciones82:

El conocimiento de los problemasque tiene que enfrentar una comunidad,contribuye a su consolidación social.

Fortalecer las organizaciones exis-tentes, y de ser necesario crear otras nue-vas; contribuir, por ejemplo, a la formaciónde uniones para constituir organizacionesde segundo grado, así como también bus-car ampliar las alianzas con otras organiza-ciones, locales, regionales o nacionales, afin de lograr que los actores se ganen el en-torno, la opinión pública y puedan conse-guir su legitimación social.

Socializar el conflicto en la pobla-ción, a fin de elevar la conciencia sobre elpapel protagónico que juega toda la comu-nidad en el mismo. Hay que clarificar conla comunidad, su participación en todoslos momentos del conflicto, reflexionarcon ella sobre sus causas y sus consecuen-cias, los costos que le pueden implicar, asícomo sobre la forma de solucionarlos, losobjetivos que se propone alcanzar en ello,y sobre todo en el proceso de negociación,resolver cuáles serán sus representantes,ver qué otros actores entran en juego, asícomo considerar los intereses, los valoresde la otra parte en conflicto y su proporcio-nalidad del poder que maneja; en particu-

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lar, lograr la participación comunitaria enla toma de decisiones para la resolucióndel conflicto.

Es importante ampliar la difusión yla capacitación de la comunidad, imple-mentando metodologías participativas so-bre manejo alternativo de conflictos, asícomo sobre los mecanismos formales denegociación y otros aspectos jurídicos ypolíticos.

Para ampliar la capacitación sobremanejo y resolución de conflictos se hacenecesario organizar cursos, seminarios, ta-lleres, etc., dirigidos fundamentalmente alos líderes y dirigentes, que actúan general-mente como representantes de la comuni-dad en el proceso de negociación, pararomper la dependencia que a veces se ge-nera frente a mediadores externos; juntocon ello, elaborar materiales didácticos pa-ra ampliar la capacitación y la difusión co-munitarias.

Contribuir al fortalecimiento de losprocesos autónomos comunitarios, agili-tando la resolución de conflictos de la for-ma participativa más amplia posible, ysiempre tomando en consideración sus es-pecificidades socioculturales.

Elaboración de diagnósticos partici-pativos que ayuden a desarrollar la autoes-tima, a incrementar su capacidad negocia-dora y a fortalecer las formas jurídicas y dederecho de la comunidad, que se sustentanen su tradición cultural.

Es importante en el proceso del con-flicto, sistematizar las prácticas cotidianaspara elevar el conocimiento sobre el mis-

mo, contrastando las propias experienciascon las de otros, y así poder aprender delos errores y evitar en lo posible el volver acometerlos.

Coordinación permanente entre lasbases y sus representantes; mejorar los ca-nales de comunicación que hagan posibleuna mayor fluidez comunicativa entreellos. Junto con ello, hay que desarrollar yperfeccionar los mecanismos comunitariosde control de las bases sobre los dirigenteso sus representantes.

Si bien puede ser necesaria la ayudaexterna, ésta no puede en ningún caso sus-tituir la capacidad y el derecho de la co-munidad para resolver por sí misma susproblemas. Por ello el técnico no debe atri-buirse la representación de la comunidad,ni el informe técnico sustituir la opinión deésta; de ahí la necesidad de evaluar en for-ma comunitaria dichos informes, así comola gestión de los técnicos y demás agentesexternos.

Organizar sistemas de información através de canales continuos, que actúen envarios sentidos, ya sea hacia la comunidadinternacional o hacia la comunidad nacio-nal y la local, que permitan el intercambiode información en relación a los diversosproblemas que enfrenta la comunidad,sean éstos sobre aspectos ecológicos, eco-nómicos, sociales, políticos o culturales. Esimportante buscar un intercambio de infor-mación con comunidades que han enfren-tado conflictos. Estas redes de informaciónposibilitarán un intercambio más fluido de

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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experiencias tanto a nivel nacional comointernacional.

Estandarizar el uso del lenguaje enrelación a la resolución de conflictos, dadala posibilidad de divergencias semiológi-cas que pueden darse entre las partes.

Diseñar metodologías e instrumen-tos de resolución de conflictos, que seajusten a las características económicas ysocioculturales de nuestros países, sin des-cuidar el aspecto estratégico de la resolu-ción de conflictos que no es otro que -valela pena reiterarlo- contribuir a lograr el re-forzamiento del poder de la comunidad,pues esto permitirá su fortalecimiento or-ganizativo, la reafirmación de su identi-dad, su maduración política, la mayor po-tencialidad de su acción movilizadora pa-ra luchar por sus demandas; en definitiva,su construcción como sujeto político e his-tórico.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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NNoottaass

1 Cfr. Mack/Snyder. 1974: 82 Cfr. Maliandi. 1984: 83 Cfr. Gluckman. 1978: 1384 Cfr. Colombres. 1993: 2845 Cfr. Touzard. 1991: 496 Cfr. Gluckman. Op. cit.: 139. También Cfr.

Colombres. Op. cit.: 284-2857 Cfr..Mack/Snyder. Op. cit.:228 Cfr. Ibid. También.\ Colombres. 1993: 2939 Cfr. Colombres. Op. cit.: 283. También en

Desfaciendo entuertos. 1993: 410 Cfr. Pendzich. En: Revista árboles y comuni-

dades rurales. No. 19-20: 411 Cfr. García. 1991: 1712 Cfr. FTPP-ILDIS-UICN. Metodología de solu-

ción de conflictos en la Amazonía13 Cfr. Colombres. Op. cit.: 286-29114 Cfr. Gluckman. Op. cit.: 138-13915 Vr supra. Distinciones conceptuales16 Cfr. Gluckman. Op. cit.: 14017 Cfr. Glickman. Op. cit.: 14118 Cfr. Mack/Snyder. Op. cit.: 35-3619 Cit por Mack/Snyder. Op. cit.: 3720 Cfr. Mack/Snyder. Op. cit.: 3921 Mack/Snyder. Ibid22 Cfr. Touzard. Op. cit.: 4223 Cfr. Mack/Snyder. Op. cit.: 40-4124 Cfr. Touzard. Op. cit.: 4425 Cfr. Touzard. Op. cit.: 4526 Cit por Touzard. Ibid27 Cfr. Aprendiendo a tratar los conflictos. En:

Arboles, bosques y comunidades rurales. No.23: 47

28 Cfr. Touzard. Op. cit.: 5629 Cfr. Touzard. Ibid30 Cfr. Villarreal: 431 Cfr. Touzard. Op. cit.: 5932 Cfr. Touzard. Op. cit.: 6033 Cfr. Touzard. Op. cit.: 6134 Cfr. Touzard. Op. cit.: 6235 Cfr. Touzard. Op. cit.: 6336 Cfr. Touzard. Ibid37 Cfr. Aprendiendo a tratar los conflictos. Op.

cit.: 44

38 Cfr. Pendzich. Op. cit.: 839 Cit. por Touzard. Op. cit.: 1440 Cfr. Mecanismos no estatales de resolución

de conflictos. En : Desfaciendo entuertos: 1241 Cfr. Ballon/Izko. Et. Al. 1993. También Cfr.

Kowii. 1992. Cfr. Nanda. Op. cit.42 Cfr. Nanda. Op. cit.: 265-26643 Cfr. Nanda. Op. cit.261-28444 Cfr. Desfaciendo entuertos.: 445 Op. cit.: 4-746 Cfr. Op. cit.: 77-7847 Cfr. Touzard. Ibid48 Cfr. Touzard. Op. cit.: 7949 Cfr. Mack/Snyder. Op. cit.: 62-6350 Cfr. Op. cit.: 4-751 Cfr. Aprendiendo a tratar los conflictos: 4352 Cfr. Pendzich. Op. cit.: 753 Cfr. Pendzich.: Ibid54 Cfr. Touzard. Op. cit.: 80. También Cfr. Pen-

dizch. Ibid55 Cfr. Touzard. Ibid. También Cfr. Pendizch.

Ibid56 Cfr. Pendizch. Ibid57 Cfr. Mack/Snyder. Op. cit.: 7158 Cfr. Villarreal: 559 Cfr. Aprendiendo a tratar los conflictos: 4660 Tomado de las reflexiones de Lourdes Enda-

ra. Comunicación personal61 Cfr. Ibid62 Cfr. Ibid63 En relación a este punto, se considera la pro-

puesta metodológica diseñada por el Grupode trabajo de FTPP, ILDIS y UICN sobre elmanejo de conflictos socioambientales en laAmazonia por efecto de la actividad petrole-ra. Dicha propuesta, consideramos, resultaútil no sólo para el análisis y manejo del con-flicto socioambiental, sino también para elconflicto social en general y frente a la cualhacemos algunas sugerencias

64 Cfr. Gluckman. Op. cit.65 Esta recomendación fue discutida por los

equipos del CIDES y de Antropología Aplica-da, de la UPS

66 Cfr. Touzard. Op. cit.: 10267 Cfr. Touzard. Op. cit.: 99

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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68 Cfr. Touzard. Ibid69 Ver supra: Aspectos cuantitativos del poder70 Cfr. Touzard. Op. cit.: 122-136. También. Cfr.

Lederach. 1992.71 Cfr. Op. cit.: 4472 Cfr. Ibid73 Cfr. Villarreal: 474 Cfr. Touzard. Op. cit.: 189-19075 Cfr. Touzard. Op. cit.: 11976 Cfr. Pendzich. Op. cit.: 877 Cfr. Villarreal. Ibid78 Cfr. Touzard. Op. cit.: 120-12179 Ibid80 Ibid81 Op. cit.: 4682 Cfr. Aprendiendo a tratar los conflictos:46-47

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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IInnttrroodduucccciióónn

En la medida en que el tema quemotiva el presente ensayo está relacionadocon los llamados recursos naturales, y porconsiguiente con los escenarios “rurales”,la pregunta que guía nuestra reflexión, eneste documento, es ¿cuál es la percepciónexistente en nuestras sociedades con res-pecto al medio ambiente?, o más bien, ob-viando este concepto que ya resulta elabo-rado, ¿cuál es la percepción existente ennuestras sociedades con respecto a la natu-raleza? ¿cuáles son las características deestas percepciones? ¿a qué lógicas y proce-sos responden? ¿cuáles son los actores osociedades que los enarbolan?, y finalmen-te, ¿cuáles son las actitudes concomitantescon estas percepciones?

Esperamos que discurrir a lo largode posibles respuestas a las interrogantesplanteadas pueda permitirnos un acerca-miento a la comprensión de la naturaleza

de los conflictos socioambientales, es de-cir, a la esencia de los mismos.

La voluntad de deambular en losmundos subjetivos que producen percep-ciones, nos exigirá movernos en dos di-mensiones: la dimensión del fenómeno yla de la esencia; con incidencia en la se-gunda, en la perspectiva de ponernos enlos zapatos de los actores, protagonistas deestos conflictos, abstrayéndonos de sus ac-tos, y entender cómo es que ellos ven a lanaturaleza, y cómo esta visión se traduceen prácticas, lógicas y procesos.

Ciertamente hemos de partir de al-gunos estudios de caso, para aprehender elimaginario que explica la acción de las so-ciedades sobre la naturaleza.

El documento desprende una preo-cupación, la necesidad de trabajar un mar-co teórico que nos permita llegar justa-mente a comprender la naturaleza de losconflictos.

Las propuestas aquí planteadas se-rán por consiguiente tan sólo intentos deaproximación a este marco teórico, que re-

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Aproximaciones a un marco teórico para lacomprensión y el manejo de conflictos

socioambientales

René Orellana H.

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quiere una construcción colectiva y proce-sual.

I.Lo ideológico en la concepción de la na-turaleza

La teoría de los recursos escasos nosparece insuficiente para entender los con-flictos. La escasez hace alusión a aspectoscuantitativos, a razones formales y mani-fiestas de los conflictos pero no escarba enlas motivaciones invisibles, en las percep-ciones.

Por otro lado, entender la escasezde recursos como motivación causal, dis-trae nuestra atención de otros aspectos re-lacionados con recursos naturales, aspec-tos que tienen que ver con sistemas de te-nencia, irracionalidad en las formas y ex-tensiones poseídas y explotadas, desigual-dad en la distribución de recursos, etc.

La teoría de la escasez parece ser losuficientemente elástica como para permi-tir explicaciones de disputas incluso alre-dedor de valores y normas. Así, se preten-de explicar aquellos conflictos, cuya com-prensión escapa a una manifestación pura-mente cuantitativa de los recursos materia-les (léase naturales), como escasez de de-rechos, escasez de reconocimiento, de le-yes, de equidad, de sostenibilidad, etc., de-pendiendo de las circunstancias que en-vuelven a éstos.

Lo socioambiental es parte de diná-micas más complejas, en las cuales se venimplícitas muchas variables, que al entraren juego configuran problemas y disputas,

cuya comprensión exige perspectivas delectura que consideren la dialéctica de suexistencia.

La escasez es sin duda una perspec-tiva de abordaje, pero tiene el peligro deestancarse en la forma, en lo manifiesto, yno permitirnos trascender a la esencia. Ha-blar de escasez de determinados valores,por ejemplo, puede obviar la variedad y vi-talidad dialéctica de muchas valoracionesconcomitantes con cada uno de los valo-res. Así, sostenibilidad puede tener diferen-tes valoraciones dependiendo de diferen-tes imaginarios o mundos ideológicos yculturales, o para hacerlo más simple, dediferentes percepciones, lo mismo puedeocurrir con conceptos como equidad o conacceso, uso, etc.

De modo que no podemos hablarde escasez de sostenibilidad si no conside-ramos la variedad de concepciones quepueden existir alrededor de este término yel hecho de que estas concepciones res-ponden a sistemas de pensamiento, a siste-mas de valores y percepciones diferentes.

La hipótesis de que partimos es que,alrededor de la naturaleza o con respecto aella, el hombre produce concepciones, va-lores, percepciones, es decir, una visión dela naturaleza y de sí mismo dentro de ella.Esta visión es una construcción subjetivaque se produce y reproduce socialmente.

Es a partir de esta visión que el hom-bre desarrolla hábitos y prácticas con res-pecto a la naturaleza.

Las ideas o conceptos construidoscon respecto a la naturaleza conformarán

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un mundo ideológico, una racionalidaddeterminada, que guiará la actitud y las ac-ciones sobre o con la naturaleza. Estosmundos ideológicos son creados y recrea-dos por sociedades. Su encuentro o desen-cuentro puede, por lo tanto, resultar enconflictos en la medida en que unos pien-san de manera distinta a otros.

Hay pues, en síntesis, factores con-ceptuales, imaginarios y simbólicos en elnivel ideológico y cultural de las socieda-des, los cuales hacen referencia a la natu-raleza.

II. El nivel ideológico y los conflictos

El nivel ideológico se traduce a suvez en dos niveles: en un nivel normativoy otro operacional. El primero hace alusióna reglas y normas y el segundo a prácticas(que traducen una actitud) relacionadascon la naturaleza.

Entre ambos niveles existe una rela-ción interactuante y por consiguiente mu-tuamente determinante.

El nivel normativo está formado porreglas y normas formales, no formales, ofi-ciales, institucionales, estatales, tradiciona-les, etc. Es decir, son aquellas reglas y nor-mas que responden a una percepción de lanaturaleza, a un mundo de valores relacio-nados con esta última, y se traducen eninstituciones que norman (o intentan ha-cerlo) el nivel operacional. En cualquiercaso, el espíritu del sistema normativo ra-dica en el nivel ideológico.

Las normas forman sistemas, quepueden ser tradicionales, es decir, que res-ponden a comunidades o sociedades tradi-cionales que producen un conjunto de re-glas que guían sus acciones; o pueden serformales u oficiales, es decir, responder asistemas mayores representados por un po-der institucionalizado (el Estado).

Las posibilidades de convivenciaentre sistemas normativos tradicionales yformales son variadas. Los primeros pue-den existir dentro de los segundos, sin serreconocidos por éstos; pueden existir bajoformas simbióticas, subterráneas, o comoexpresión de actores no reconocidos comotales en el mapa de relaciones sociales delas sociedades modernas; y ser enarbola-dos justamente como parte de interpela-ciones y demandas de actores que portanmundos ideológicos y culturales diferentesal hegemónico.

El nivel operacional está relaciona-do con prácticas de uso, acceso, manejoy/o explotación de la naturaleza. Cada unade estas prácticas forma casi un entramadocon el nivel normativo y su referente ma-dre, el nivel ideológico.

Estos tres niveles, unidos, formanuna totalidad.

Ciertamente no se trata de un com-pacto sólido, todo lo contrario, se trata deun tejido vivo y movedizo, cuyo discurrirvital manifiesta cambios y contradiccionesa su interior y con respecto a otros tejidosideológicos normativos y operacionales.

El nivel operativo, por tanto, puedemanifestar conflictos a su interior, en térmi-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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nos de inaplicabilidad de ciertas normas oreglas y su desencuentro con prácticascontrarias, lo que ya manifiesta cambios alinterior del mundo subjetivo de la socie-dad. O puede manifestar conflictos conotros sistemas normativos (formales o tradi-cionales), al producirse un desencuentrocon respecto a cierta práctica relacionadacon el nivel operacional.

El nivel operacional puede manifes-tar también conflictos en términos de uso,acceso, manejo y explotación de la natura-leza. Estos conflictos pueden darse al inte-rior de una sociedad (entendida como unatotalidad, es decir, como un entramadonormativo, operacional e ideológico), oentre sociedades que expresan diferentestotalidades.

El conflicto, que engloba a los tresniveles de la totalidad -en la medida enque existe un nivel de comunicación entreéstos-, es un evento en el que juegan otrasdos variables emergentes de la dinámicadialéctica de la totalidad o de ésta con res-pecto a otra u otras, a saber, las necesida-des y los intereses.

Las necesidades y los intereses pue-den ser societales (colectivos, comunales,étnicos, dependiendo de la sociedad quese habla) o parciales (individuales o grupa-les, incluso étnicos si es parte de un con-glomerado societal) en la forma; y opera-cionales, ideológicos o normativos en elcontenido.

Tanto las necesidades como los inte-reses expresarán conceptos y valores, y en

tanto tales, harán referencia al mundoideológico y cultural.

Pero las necesidades y los interesesno son estáticos, surgen de los desencuen-tros, y encuentran en el conflicto un espa-cio de realización, entendido éste comosatisfacción.

Los intereses y necesidades puedeno no reflejarse en el nivel normativo -y elhacerlo o no puede ser causal de conflicto-. Pero de hecho dibujan su espacio de de-sencuentro en el nivel operacional, en tér-minos de necesidades e intereses por acce-so, uso, manejo y/o explotación de la natu-raleza. Volveremos sobre ésto, más tarde.

III. El concepto socioambiental a partir dedos ejes conceptuales y valóricos

En términos generales, existen dosconceptualizaciones y valoraciones de lanaturaleza. Una la concibe como recurso,es decir, como un medio para lograr fines(de ganancia, lucro, sobrevivencia, “desa-rrollo”). Esta visión asume a la naturalezacomo una “cosa”, como un objeto, y seaproxima a ella con ánimo de dominación,control y sujeción a fines determinados.

La otra valoración de la naturalezaes asumida como espacio de vida, es decir,como un espacio de convivencia de natu-raleza y hombre, como un espacio vivo ensí mismo. Este espacio no es un medio pa-ra fines predeterminados, sino que es unfin en sí mismo, que tiene la particularidadde ofrecer medios para reproducirse comoespacio de vida.

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A) La naturaleza como recurso

La concepción de la naturaleza co-mo recurso desagrega el todo en un con-junto de cosas: tierra, agua, minerales, ár-boles, petróleo, etc. Y se acerca a ella conánimo extractivo y explotador.

Dependiendo de las necesidades eintereses presentes en el escenario social,concibe a la naturaleza como mina, comorecurso de sobrevivencia, como cosa sus-ceptible de ser poseída, apropiada y usada.

Así, la naturaleza se convierte en unenemigo que debe ser vencido por la fuer-za de la tecnología y sus instrumentos deexplotación.

Esta concepción produce un discur-so de desarrollo, el cual se traduce enprácticas extractivas (“mineras”, con res-pecto a los recursos en general), de ocupa-ción del territorio (colonización dirigida oestimulada), de estímulo a la producción yla exportación como forma de superacióndel subdesarrollo y la crisis (productivismoa ultranza casado con la estadística comomedidor incuestionable, etc).

Sin embargo, esta visión de la natu-raleza también ha producido un discursode medio ambiente y de sostenibilidad quelentamente está pasando a formar parte desu nivel ideológico y normativo e intentan-do hacerse operacional. Sin embargo, lapremisa, inherente aún a su nivel ideológi-co, sigue siendo: “La naturaleza como re-curso”.

En esta concepción, las formas y ti-pos de uso, acceso, manejo y explotación

de los recursos naturales, hacen alusión adiferentes actores y procesos, y por consi-guiente a diferentes necesidades e intere-ses.

Los actores y sus procesos, constru-yen, por su parte, y dependiendo de las ne-cesidades e intereses, contextos y situacio-nes conflictivas.

Estos actores pueden ser industria-les, madereros, ganaderos, mineros, cam-pesinos, colonos, etc. Cada uno de ellosdesarrollará determinadas necesidades eintereses sobre determinados recursos (tie-rra, madera, petróleo, etc.). El desencuen-tro entre diferentes necesidades e interesesproducirá problemas y conflictos.

B) La naturaleza como espacio de vida

La concepción de la naturaleza co-mo espacio de vida, diseña una concep-ción de “medio ambiente”, aunque en lostérminos culturales de las comunidadestradicionales, que son las que lo portan.

Es un espacio de vida en tanto formaun sistema en el cual cada uno de sus ele-mentos es una forma viviente, interdepen-diente de la dinámica de las partes. Es unescenario vivo, en el que la vida se produ-ce y reproduce bajo su propia lógica. Elhombre es parte de este espacio, no es unente foráneo y ajeno. Aquel que agreda ladinámica del espacio vital es un “no hom-bre”.

La naturaleza es pues concebida co-mo un conjunto habitable hombre-natura-leza, como un todo entramado interac-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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tuante. No es una cosa o conjunto de co-sas utilizables, explotables, no es un con-junto de recursos, en el sentido utilitario einstrumental, la naturaleza es un ente vivoque proporciona medios de autorreproduc-ción. Alrededor de esta concepción elhombre construye un conjunto de creen-cias y valores que se expresan en prácticas,hábitos y lenguajes.

Las formas y tipos de acceso, uso ymanejo con respecto al espacio de vida,hacen alusión a diferentes actores y proce-sos, que traslucen diferentes necesidades eintereses; éstos construyen diferentes con-textos y situaciones conflictivas.

El término de comunidades tradicio-nales hace alusión a grupos étnicos y a co-munidades que al establecer relaciones através de sus prácticas pueden crear fric-ciones en términos operacionales y norma-tivos.

C) El manejo desde dos perspectivas

Es importante hacer una distinciónde aquellas categorías operacionales quehacen referencia a prácticas sociales conrespecto a la naturaleza. Los términos deuso, manejo y acceso, tienen connotacio-nes culturales, y como tales son muy enga-ñosos.

Cuando estos términos son usadosen los procesos de “planificación” y “desa-rrollo” por organizaciones gubernamenta-les y no gubernamentales, sin la precau-ción cultural necesaria, lo que se hace esintervenir, sobre lógicas y procesos, en los

cuales las prácticas con respecto a los “re-cursos” tienen expresiones lingüísticas.

La cuestión lingüística es inherentea las lógicas internas de las llamadas co-munidades locales. Así, es muy común quelos términos de planificación y desarrollono sean conocidos ni tengan similares enlos mundos lingüísticos tradicionales.

La imposición de lenguajes de ges-tión es también una forma de iinntteerrvveenncciióónncultural, que responde ciertamente, aun-que se tomen las previsiones más exagera-das, a ciertas racionalidades. Esta interven-ción puede, y de hecho genera conflictos,pues actúa o interviene en procesos, pro-duciendo cambios1.

Asumiendo que el término manejoes vacío, podemos plantear que existen -si-guiendo el análisis hasta ahora desarrolla-do- dos conceptos de manejo.

Uno de ellos es el manejo de recur-sos naturales, entendidos como cosas. Estese concibe en términos de gestión econó-mico administrativa. Las cosas se adminis-tran a partir de una visión económica, in-cluso, puede ser, bajo una lógica sosteni-ble o sustentable, pero en el sentido demanejo de cosas o medios para determina-dos fines.

Otro concepto relacionado con laconcepción de la naturaleza como espaciode vida, se expresa en términos de uso yacceso a espacios de vida, o de uso “tradi-cional” de espacios de vida.

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Desde la concepción de recurso, eluso y el acceso, motivados por necesida-des de sobrevivencia, se referirán siemprea un ente cosificado, a un recurso suscep-tible de ser dominado y usado. La catego-ría de sostenibilidad no hiere necesaria-mente la cosificación de la naturaleza.

Así vistos, hay usos y usos, accesosy accesos, manejos y manejos.

El término de explotación es más ex-plícito; y su connotación destructiva y uti-litaria es altamente notable.

Lo que tratamos de hacer hasta aquíes ubicar estos elementos operacionales endiferentes racionalidades, o en diferentesformas de idear y concebir la naturaleza.Estos elementos son, de hecho, prácticasque expresan, por lo tanto, mundos ideoló-gicos.

IV. Dos mundos inter e intra actuantes

Como ya se ha dicho, en la concep-ción de la naturaleza como recurso natu-ral, existe un conjunto de actores que pro-ducen prácticas y lenguajes relacionadoscon los recursos. Estas prácticas y lengua-jes expresan necesidades e intereses. Losactores presentes en este escenario de rela-ciones pueden ser colonos, ganaderos, ma-dereros, etc.

En la concepción de la naturalezacomo espacio de vida, las comunidadestradicionales producen prácticas y lengua-jes relacionados con su espacio y expresantambién intereses y necesidades.

El encuentro de estos dos mundos oracionalidades se traduce en términos deintervención de una racionalidad hegemó-nica sobre otra; por lo tanto, se trata de undesencuentro que implica interferencia enprocesos diferentes, bajo una lógica de do-minación.

Las manifestaciones de este encuen-tro se dan en términos operacionales y nor-mativos. Aquí se produce un conflicto.

En teoría podemos concluir que elencuentro de estos dos mundos es un en-cuentro conflictivo. La forma de este con-flicto es muy variada y se explicita en tér-minos de encuentro de actores. Es decir,madereros con comunidades tradicionales,ganaderos con comunidades tradicionales,colonos con comunidades tradicionales,Estado con comunidades tradicionales,etc.

Los binomios de conflicto no son,en la realidad, así de puros, son ciertamen-te dialécticos, por lo tanto más complejos,en términos de actores, necesidades, inte-reses, grados de tensión, propensiones alconflicto, tipos y formas de manifestaciónconflictiva, etc.; definiendo procesos cuali-tativamente diferentes.

Pero, en el fondo, de lo que se trataes de entender estas fricciones como de-sencuentros de dos mundos que perciben yactúan sobre la naturaleza de manera dife-rente.

Ciertamente, estos mundos no sonpuros en términos ideológicos. Existen cru-zamientos bastante notables debido a lacomunicación -asimétrica, por cierto- de

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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uno con otro -o de uno sobre el otro. Co-municación que se expresa en términosculturales. Así, el mundo que concibe a lanaturaleza como espacio de vida puede te-ner en su interior contrastes, sincretismos ysimbiosis culturales, resultantes de asimila-ciones de encuentros culturales diversos.

Sin embargo, lo que tratamos de ha-cer aquí es “construir” la realidad en dos ti-pos -siguiendo la metodología de Max We-ber-, vamos a decir, puros, para poderaprehender, después, el todo en su com-plejidad entramada. Para ello, como diji-mos, hemos rehuido al fenómeno, buscan-do la esencia, lo que explica por qué he-mos obviado hasta ahora una ejemplifica-ción exagerada; cosa que no descartamosy que pretendemos hacer posteriormente,al desarrollar más la presente ponencia.

Concluyamos en esta parte, enton-ces, que el desencuentro entre estos dosmundos genera conflictos.

Hasta aquí hemos reflexionado so-bre un nivel de conflictos, entre mundosinteractuantes. Este nivel definirá un tipode conflicto, como lo explicaremos poste-riormente. Pero existen también conflictosal interior de estos dos mundos. En la me-dida en que éstos no son líticos, sino, todolo contrario, ampliamente movedizos y vo-lubles; son mundos intraactuantes.

Ciertamente la “intraactuación” noes deslindable de la “interactuación”. Entreambas hay una dinámica compleja quepuede explicar a una y a otra.

Por ejemplo, el encuentro entre ac-tores, relacionados con la concepción de

recurso natural, implica el relacionamientode necesidades e intereses diferentes. Lasdiferencias pueden o no ser divergencias.Si son divergentes, se producen los conflic-tos.

Para hacerlo explícito, podemos ha-blar de conflictos entre colonos y ganade-ros, colonos y madereros, colonos y Esta-do, madereros y Estado, etc.

Otra vez: los conflictos no se mani-fiestan solamente como binomios. Son mu-cho más complejos y sus tonalidades pue-den entenderse en términos de gradacio-nes de conflicto, propensiones al conflicto,grados de tensión, etc.

Construir un mapa de conflictos enfunción de actores (especificando necesi-dades e intereses), de acuerdo a la realidadde cada país, podría ser muy útil para iden-tificar estas variables (propensiones al con-flicto, grados de tensión, posibles alianzas,etc). Intentaremos hacer esto en un acápiteposterior.

En la concepción de la naturalezacomo espacio de vida, las comunidadestradicionales expresan también necesida-des e intereses a través de sus prácticas y eldesencuentro de éstas puede generar fric-ciones y conflictos, en términos de accesoy uso de los espacios. Aquí se dibujan con-flictos interétnicos e intercomunales.

Estos conflictos, al interior de las co-munidades tradicionales, pueden explicar-se también a partir de la influencia culturalde prácticas y lenguajes, o mundos, paradecirlo de una manera general, pertene-cientes a la concepción de la naturaleza

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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como recurso. Son notables los conflictosintercomunales por prácticas extractivascomerciales que no responden a la norma-tividad y a la subjetividad tradicional. Estasprácticas extractivas son resultantes de pre-siones ideológicas provenientes del mundoexterno.

Si seguimos el gráfico, anexo al pre-sente acápite, veremos que existen dosgrandes conceptos de desarrollo concomi-tantes con cada uno de los mundos con-ceptuales (de la naturaleza). Se trata, en elcaso de la concepción de recurso, de unateoría desarrollada en escenarios intelec-tuales, a partir de reflexiones sobre las ac-titudes destructivas y pobremente sustenta-bles de la explotación de los recursos. Jus-tamente de esta corriente emergen los con-ceptos de gestión relacionados con la ne-cesidad de introducir la sostenibilidad co-mo criterio regulador de la explotación delos recursos. Este es hoy en día, el espíritude los programas y proyectos entablados yestimulados por el Estado, sus agencias einstituciones no gubernamentales.

La particularidad del criterio de de-sarrollo (humano) sostenible (con equi-dad), estriba en que corresponde aún a laconcepción de la naturaleza como una co-sa susceptible de ser poseída, explotada,usada e instrumentalizada. La variante esque subraya la necesidad de gestionar larenovación de los recursos a través del ma-nejo sostenible.

Adicionalmente se trata de un crite-rio emergente de presiones y demandasmundiales, que empiezan a traducirse en

políticas que, aunque ambiguas, aún pro-curan arraigarse en el nivel operacional através de su inyección en el nivel ideológi-co cultural -ahí radica el peligro en su in-fluencia sobre la concepción de espacio devida- y en el nivel normativo.

El criterio de desarrollo sosteniblees, por lo tanto, uno de los referentes deglobalización. Es decir, uno de los elemen-tos -correspondientes a una de las corrien-tes mundiales, puesto que hay varias queson diferentes y divergentes- que está inter-viniendo en los procesos culturales e ideo-lógicos de las sociedades nacionales y delas sociedades locales.

En consecuencia, no se pueden en-tender los conflictos actuales (entre mun-dos intra e interactuantes) sin hacer refe-rencia a la globalización. Sin duda, las po-blaciones locales y las comunidades tradi-cionales, en particular, son focos conflicti-vos para el proceso de globalización. Loglobal y lo local son pues dos referentesopuestos en términos de valores, imagina-rios y subjetividades -en nuestro caso, alre-dedor de los llamados recursos naturales-en general.

En el otro mundo, el del conceptodel espacio de vida, flota, en las prácticascotidianas, un criterio de manejo sosteni-ble alrededor de espacios de vida.

Este criterio se enfrenta, sin embar-go, a la influencia permanente y determi-nante del desarrollo sostenible en base a laexplotación de recursos.

Esta relación de influencia e inter-vención, denota la comunicación asimétri-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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ca y explica los conflictos (o la propensióna ellos) entre ambos mundos y al interiordel mundo de las comunidades tradiciona-les.

Siguiendo el gráfico, observamosque entre ambos mundos conceptualesexiste una concepción/práctica (vamos allamarla así) que intenta casar a ambosmundos. Se trata del criterio de proteccióny conservación de la naturaleza (aquí radi-ca la influencia de la concepción de espa-cio de vida). Criterio que, sin embargo, nose expresa en términos de prácticas socia-les, sino en términos de prácticas estatalesdirigidas a la protección y preservación deáreas naturales.

El término de conservación cierta-mente hace alusión a manejo sostenible deáreas, pero bajo la premisa de proteger ypreservar.

Este criterio se manifiesta en la defi-nición vía decretos y leyes (nivel normati-vo), de áreas protegidas, parques, biósfe-ras, etc.

Se trata de un criterio que no fusio-na ambas concepciones, al menos en tér-minos de definición, logrando, apenas,conciliarlas en una convivencia simbióti-ca. Así, y no por concesión gratuita y filan-trópica de protecionistas y conservacionis-tas, las áreas protegidas y los territorios in-dígenas pueden coincidir, en términos le-gales (normativos), sin provocar grandesdescalabros en la visión privatista indivi-dual del valor propiedad, que el conceptode la naturaleza como recurso (y todo elmundo que éste construye) trasluce.

Por otra parte, la protección y laconservación son también referentes deglobalización; y como tales, expresan aciertas corrientes mundiales que tieneneco en espacios y escenarios globales dedefinición de criterios y políticas mundia-les de desarrollo. Y expresan también ne-cesidades (e intereses) de protección deambientes naturales que garanticen ciertaestabilidad ambiental mundial.

V. Un paréntesis: Ubicación política delEstado

Hasta aquí, la pregunta es dóndeubicamos al Estado, considerando el mapaque el gráfico señalado construye.

¿Es el Estado un actor? ¿Produce y/oreproduce prácticas y lenguajes? ¿En térmi-nos ideológicos, es parte del mundo deconcepto de naturaleza como recurso? ¿Es-tá nadando en el criterio de desarrollo sos-tenible alrededor de recursos o en el deprotección y conservación? ¿Intenta conci-liar ambas concepciones de la naturaleza?

Primero, el Estado es un escenariode producción y reproducción de prácticasy lenguajes, en la medida en que opera,actúa e influye sobre ellas. En términosideológicos es pues un escenario creador yre-creador de racionalidades. En resumen,el Estado es uno de los escenarios (quizásel más importante) en el que se debate ypolemiza el nivel ideológico.

Siendo así, el Estado influye sobre elnivel normativo y sobre el nivel operacio-nal.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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En la medida en que el nivel norma-tivo y el operacional desarrollan una rela-ción mediatizada también por fricciones yconflictos -demandas, desacuerdos, inter-pelaciones, protestas y desobediencia conrespecto al sistema normativo-, el Estado esreflejo de estas fricciones y disputas, y su-fre el impacto de los reacomodos y cam-bios. Más que remitirse a sufrirlos, ofreceun espacio para legalizar prácticas y tradu-cirlas en términos de políticas.

Las prácticas y lenguajes producidosy formalizados por el Estado, son tambiénresultantes de presiones políticas de los di-ferentes actores ubicados en el mapa de re-laciones de poder nacionales e internacio-nales. Estas presiones políticas tienen quever con necesidades e intereses de los ac-tores.

Cuando el Estado ha asumido unapráctica y la ha oficializado en términos depolíticas y normas, es responsable de en-trar en el escenario como ejecutante o ga-rante de ejecución. Es decir, es aquel quehace seguimiento de la ejecución de cier-tas normas. En este momento entra a la di-námica de relacionamiento de actores y seconstituye en uno. Así, el Estado pasa a sersujeto interactuante en los conflictos.

Si el estado no da seguimiento aciertas normas constituidas, es debido apresiones e influencias de otros actores ycorrientes políticas. Incluso en estas cir-cunstancias, el Estado es un actor.

Hoy en día, y a partir de los proce-sos de ajuste estructural, el Estado es bási-camente un actor político insoslayable.

La posición que asuma en los con-flictos o en su generación, dependerá delos grados de presión e influencia que losactores nacionales e internacionales ten-gan sobre él.

A nivel internacional existen refe-rentes de globalización claros que presio-nan al Estado a asumir ciertas posicionesideológicas y políticas con respecto a losocioambiental. Estos referentes de globali-zación han sido discutidos en el anterioracápite. Pero podemos resumirlos así: cri-terio de desarrollo sostenible alrededor derecursos naturales, protección, conserva-ción, internacionalización de la economía,etc.

Estos son factores de presión que ex-plican los posicionamientos y direcciona-mientos de las políticas y las normas al in-terior de las sociedades.

Sin embargo, al interior de las socie-dades nacionales, el Estado experimentatambién presiones políticas importantes,las cuales tienen que ver con intereses de,por ejemplo, ganaderos, madereros, petro-leros, etc.; y necesidades e intereses decampesinos, colonos, comunidades tradi-cionales y otros.

Un mapa de presiones (que impli-que niveles, formas y contenidos), podríapermitirnos entender las políticas, es decir,las actitudes asumidas por el Estado.

La ambigüedad de ciertas políticascon respecto a determinados actores de-mandantes, puede explicarse por presionesde otros actores discordantes con dichaspolíticas y demandas, o por presiones de

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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corrientes políticas e ideológicas prove-nientes de fuentes externas.

La vaguedad de ciertas definicionesy políticas también expresa el desacuerdoentre actores, y la imposibilidad de defini-ción de políticas claras, favorables o desfa-vorables a uno o a varios actores, definetensiones latentes e irresueltas entre acto-res. En estas circunstancias, el Estado sepuede constituir en un actor vagamente in-terviniente sobre hechos conflictivos.

Un ejemplo interesante para graficarlo antes dicho, nos lo da la definición dedesarrollo sostenible de la Cumbre Ecoló-gica Centroamericana para el desarrolloSostenible (a la cual asistieron representan-tes de diferentes Estados), realizada en Ni-caragua en Noviembre de 1994.

Dice:

“El Desarrollo Sostenible es un pro-ceso de cambio progresivo en la ca-lidad de vida del ser humano, quelo coloca como centro y sujeto pri-mordial del desarrollo, por mediodel crecimiento económico conequidad social y la transformaciónde los métodos y de los patrones deconsumo y que se sustenta en elequilibrio ecológico y el soporte vi-tal de la región. Este proceso impli-ca el respeto a la diversidad étnica ycultural regional, nacional y local,así como el fortalecimiento y la ple-na participación ciudadana, en con-vivencia pacífica y en armonía con

la naturaleza, sin comprometer ygarantizando la calidad de vida delas generaciones futuras” (AlianzaCentroamericana para el DesarrolloSostenible, CCAD)Un análisis rápido del documento,

partiendo sólo de la redacción, podría per-mitirnos deducir la existencia de diferentespuntos de vista emergentes justamente depresiones (relacionados con intereses y ne-cesidades) nacionales y globales.

Si hacemos una autopsia, en vivo,podríamos ubicar las partes de la siguientemanera.

OBJETIVO : Mejoramiento de la calidad de vida.

CENTRO: El hombre (ser humano)COMO: “Cambio progresivo”MEDIO: Transformación de

métodos de producciónTransformación de patrones de consumo

BASE/SUSTENTO: Equilibrio ecológicoSoporte vital regional

IMPLICACIONES/PREMISAS/CONDICIONES:

- Respeto a la diversidad étnica.

- Fortalecimiento de la participación.

- Armonía con la naturaleza.

- Calidad de vida futura.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Primero, la calidad de vida es asu-mida como una necesidad colectivamenteentendida y homogénea. El concepto escultural, en tanto hace alusión a la concep-ción de la naturaleza como recurso, en cu-yo mundo existe una acepción de calidadde vida que se diferencia de aquella queexpresa sistemas tradicionales de vida yconocimiento.

Si el centro es el hombre, es decir, elhumano como fin, la naturaleza es el me-dio.

El cambio progresivo es entendido apartir del crecimiento económico, el cualse logra a través de dos medios, la trasfor-mación de los métodos de producción y delos patrones de consumo; trasluce una ac-titud de intervención sobre los saberes lo-cales y tradicionales (sobre la concepciónde espacio de vida), en la medida en quesubestima los métodos de producción y lospatrones de consumo de las comunidadestradicionales y asume como tarea la nece-sidades de mejorar, por este medio, su ca-lidad de vida. Esta es quizás la parte másinterventora del concepto. Además, estosmedios, se contradicen con el llamado“Fortalecimiento de la participación”, en lamedida en que la transformación de los pa-trones de consumo y los métodos de pro-ducción (medida de intervención culturaldrástica), cohiben la voz de las comunida-des tradicionales, y por tanto niegan suparticipación.

Por otra parte, la transformación depatrones de consumo particularmente (ytambién la de los métodos de producción)

son resultantes de un referente de globali-zación: la internacionalización de la eco-nomía.

De esta forma lo que se hace escrear condiciones para la aparición deconflictos, en la medida en que este con-cepto se traducirá (a pesar de su vaguedadexpresiva) en políticas (actitudes y accio-nes).

El carácter aparentemente concilia-dor de varias corrientes de pensamientocon respecto al concepto de desarrollo sos-tenible, refleja de alguna manera las pre-siones a las cuales los Estados están some-tidos.

VI. Tipos de conflicto

Hasta aquí creemos haber desarro-llado el análisis de una manera tal que nospermita construir una tipología en términosgruesos, o al menos aproximarnos a ella.

Creemos haber identificado tresgrandes tipos de conflicto socioambiental,a saber:

aa)) Naturaleza como recurso naturalfrente a naturaleza como espacio devida.Se trata de dos grandes mundos en-frentados, cuyo relacionamientotenso se traduce en términos de in-tereses y necesidades. Los actores en conflicto pueden sercolonos frente a comunidades tradi-cionales, madereros frente a comu-nidades tradicionales, etc.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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bb)) Naturaleza como recurso natural:Conflictos internosEstos conflictos internos pueden ex-presarse como conflictos de uso, ac-ceso, explotación y manejo de re-cursos. También aquí flotan intere-ses y necesidades.En términos de actores, el conflictose puede expresar así: colonos fren-te al Estado, colonos frente a gana-deros, madereros, etc.

cc)) Naturaleza como espacio de vi-da: Conflictos internosEstos conflictos pueden ser por uso,acceso y manejo de espacios (laocupación de espacios puede seruna manifestación).Las variables intereses y necesida-des también están presentes.Los conflictos interétnicos e interco-munales son parte de este tipo.

VII. Bolivia: Mapa de actores en conflicto

En el gráfico adjunto al presenteacápite, hemos intentado construir un ma-pa de actores y procesos conflictivos quedibujan una parte de los conflictos existen-tes en Bolivia alrededor de los “recursosnaturales”.

La concepción de la naturaleza co-mo recurso está expresada en el triánguloformado por campesinos- colonos, made-reros y Estado. La otra concepción está re-presentada por los indígenas. Como se ve-

rá, en ambos mundos existen conflictos(intra) así como entre ellos (inter).

Adicionalmente, hemos intentadodefinir grados de tensión, que implícita-mente nos hablan acerca de propensionesal conflicto.

Comencemos por el conflicto entrelos dos mundos. El conflicto entre el Esta-do y los indígenas tuvo como punto nodala la marcha indígena realizada en 1990, lacual demandaba la definición de territoriosindígenas para diferentes grupos étnicos.Esta demanda emergió a raíz de la presen-cia dominante y atropelladora de empresasmadereras así como de ganaderos en losterritorios tradicionales de ocupación indí-gena. Estas presiones motivaron el procesode organización de los pueblos indígenasque culminó con la movilización indígenahacia la capital del país (La Paz).

De hecho, el conflicto continúa, enla medida en que existen una serie de de-mandas que tienen que ver con la clara de-finición de los territorios y la expulsión deactividades de empresas y estancieros enlos territorios.

El conflicto entre madereros e indí-genas permanece aún latente, así comotambién con los ganaderos. Las empresasmadereras siguen explotando los árbolesde los territorios indígenas a través de me-canismos hábiles que sortean los obstácu-los de la ley.

Los conflictos en el Bosque Chima-nes (Beni), en el Territorio Indígena Mul-tiétnico (TIM) y el Territorio Indígena Chi-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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mán (TICH), son un ejemplo de ello. Conrespecto a los ganaderos, en ambos territo-rios, así como en el Territorio Indígena Par-que Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), sepresentan este tipo de problemas.

Entre campesinos-colonos e indíge-nas, existe también un grado de conflicto,debido al proceso de colonización deáreas protegidas y territorios indígenas, loque supone la invasión de territorios deuso tradicional indígena.

El TIPNIS (ubicado en la frontera en-tre el departamento de Cochabamba y Be-ni) es un ejemplo claro de este tipo de con-flicto. Se trata de un territorio (declaradocomo Parque Nacional) en el que existeuna importante presencia de colonos (en laparte sur, en la zona productora de coca,llamada Chapare) productores de coca,que presionan al bosque. El factor coca leha añadido un componente que hace másexplosiva aún a la región, en la medida enque los productores están dentro el Territo-rio-Parque, y son objeto de permanente re-presión por parte de las Fuerzas Policialesque imponen la reducción de la coca.

Los grados de tensión manifiestospor los actores son diferentes. Entre made-reros e indígenas existe una relación alta-mente tensa. Entre el Estado y los indígenasla relación es por el momento tensa. Fuealtamente tensa durante el proceso de de-manda de territorios indígenas. Sin embar-go, la propensión al crecimiento de la ten-sión es latente.

Entre colonos e indígenas existeeventualmente un grado de tensión, no

conflictivo, pero propenso a crear proble-mas y conflictos.

En algunas regiones existen conflic-tos entre colonos y madereros. En la pro-vincia Chapare de Cochabamba, se han vi-vido, por ejemplo algunos conflictos debi-do a la explotación de la madera.

Entre los colonos y el Estado, la rela-ción es bastante conflictiva, sobre todo enla región del Chapare ( zona productora decoca) y particularmente en el sur del TIP-NIS, debido al factor coca.

Entre los madereros y el Estado la re-lación es de comunicación fluida y de re-lativa tensión (debido justamente a la otor-gación de territorios indígenas y la elimina-ción de concesiones en ellos). Esta relaciónes variable, dependiendo de la coyuntura yde la capacidad de presión de los actores.Justamente ahora uno de los temas alrede-dor de los cuales existe presión es la LeyForestal.

El mapa nos muestra que el grado detensión es variable. Entre colonos y made-reros existe una relación tensa. Entre ma-dereros y Estado, relativamente tensa. EntreEstado y colonos la relación es altamentetensa, con rasgos de crisis.

En el mundo indígena también exis-ten conflictos, de carácter interétnico e in-tercomunal. El tema de la madera y suaprovechamiento es uno de los detonan-tes. Muchos de estos conflictos se explicanpor la influencia y presión de los madere-ros sobre los indígenas (dirigentes, comu-narios y comunidades), y justamente porlos cambios de patrones de consumo que

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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hieren los valores tradicionales de las co-munidades y las predisponen a la división,haciendo difícil la consolidación de algu-nos territorios.

El TIM y el TICH son un ejemplo deello. En estos territorios, existen graves pro-blemas debido a la venta de madera porparte de comunarios y dirigentes, lo queestá repercutiendo sobre sus organizacio-nes.

Otro conflicto interesante (entre va-rios) es el que existe en el Río Chapare (alnorte de la provincia del mismo nombre), alo largo del cual se han asentado los Yura-carés. Este grupo étnico, ha estado ingre-sando a otro territorio ubicado hacia el Es-te, para extraer madera (otra vez la influen-cia de presiones externas), en espacios deuso tradicional de los Yuquis. Aquí se hapresentado un conflicto por uso y accesode espacios.

A grandes rasgos, este mapa que es-boza una parte de los conflictos, puedeayudarnos a entender los reflexiones reali-zadas en el documento.

VIII. Intereses y necesidades: entre tensióny resolución

Julio Quan y Maralise Hood, “con-flictólogos destacados”, han desarrolladoun interesantísimo trabajo de análisis sobreteoría de conflictos, el cual aparecerá enun libro que editarán próximamente. Va-mos a permitirnos tomar una parte de susreflexiones para continuar nuestro análisis

alrededor de las variables Intereses y Nece-sidades.

Ellos plantean que las necesidadesson factores que, en su evolución, creanconflictos, así como también los intereses.Consideran que la evolución de las necesi-dades se da de la siguiente manera: Las ne-cesidades son parte de la vida, y cuandoéstas se presentan y no son resueltas, setransforman en problemas. Cuando losproblemas no son resueltos, se transformanen conflictos. Y, finalmente, cuando losconflictos no son resueltos, se transformanen crisis.

El proceso de resolución de necesi-dades, siguen los autores citados, persiguedos pasos: la concertación y el consenso.Estos son los dos niveles de resolución delas necesidades. Es decir, las necesidadesno se negocian, se concertan o hacen con-sensuales.

Por su parte, los intereses, en su pro-ceso de resolución, pueden seguir los si-guientes pasos: negociación, mediación,arbitraje. Los intereses, desde su perspecti-va, son más difíciles de tratar, en la medi-da en que no se pueden consensuar, sinosólo negociar.

Por nuestra parte, creemos que elproceso de evolución de necesidades ha-cia la crisis, está construido de una mane-ra interesante; y que los intereses parecenseguir también el mismo proceso evoluti-vo, es decir, hacia problema, conflicto ycrisis.

Con respecto al proceso de resolu-ción, parece ser que las necesidades en

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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ciertas circunstancias críticas, no puedenconcertarse, y se ven obligadas a ser nego-ciadas.

En base a estas ideas, hemos cons-truido un gráfico (adjunto) que intenta di-bujar la articulación de estas variables endos direcciones: Tensión (la flecha que cru-za verticalmente el gráfico hacia arriba) yresolución (la flecha que cruza vertical-mente el gráfico hacia abajo).

Tanto las necesidades como los inte-reses, tienen la misma dirección evolutivacuando se dirigen hacia arriba (hacia latensión), es decir, se transforman en pro-blemas, conflictos y crisis.

Cuando se trata de conflictos de in-tereses, la evolución conflictiva puede sermás rápida, en la medida en que los inte-reses definen más rápidamente posiciones,y por lo tanto, se transforman en elementosirreductibles y poco flexibles. Los intere-ses, por supuesto, tienen que ver con deter-minados actores, y con su ubicación en losmundos antes analizados.

Los conflictos pueden ser entre ne-cesidades, entre intereses, entre intereses ynecesidades o entre intereses/necesidadese intereses/necesidades. Las posibilidadesde variación son muchas.

En nuestro mapa de conflictos enBolivia, por ejemplo, los conflictos entrecolonos y madereros o ganaderos, sonconflictos entre necesidades (colonos) e in-tereses (ganaderos, madereros); lo mismocon respecto al Estado. Un conflicto simi-lar, se da entre campesinos-colonos (nece-

sidad: sobrevivencia) e indígenas (interés:territorio).

Los conflictos intercomunales pue-den ser conflictos entre necesidades.

Conflictos entre intereses, puedendarse entre madereros y ganaderos, made-reros y petroleros, entre grupos étnicos, en-tre comunidades o parcialidades étnicas,etc.

Un dato importante: necesidades eintereses no son variables fijas. Unas sepueden transformar en otras. Por ejemplo,las necesidades se pueden transformar enintereses. Un conjunto de necesidades a lolargo de su evolución hacia arriba (ten-sión), se puede transformar en un alegato,en una demanda política. Si la demanda seconstituye en un elemento identificador yunificador, el sujeto demandante se cohe-siona alrededor de sus reivindicaciones sis-tematizadas en un alegato y se transformaen un actor, cuyo cuerpo es más compac-to. Los intereses hacen alusión a cohesiónsocial, organizativa, política, imaginario,poder, etc.

El proceso de constitución de lospueblos indígenas como actores, es unejemplo de cómo las necesidades se con-vierten en intereses y compactan a los gru-pos sociales a través de un principio deidentificación y de oposición, convirtién-dolos en actores que exigen reconocimien-to como tales en el mapa de relaciones po-líticas de las sociedades. El caso de la mar-cha indígena en Bolivia, la peregrinaciónindígena en Honduras (en la cual los mis-kitos tuvieron una presencia importante),

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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la movilización de los pueblos indígenasde Pastaza en Ecuador, etc., son ejemplosnotables.

Este es un paso importante en laevolución de los sistemas políticos en lamedida en que visibiliza a actores ocultos,subestimados y poco considerados por losEstados.

Pero, los intereses, también se pue-den transformar en necesidades, es decir,puede haber un paso regresivo de descom-pactación de actores y alegatos, desorgani-zación y atomización de sus demandas. Elcaso de El Salvador, por ejemplo. Durantela Guerra Civil, las necesidades de las po-blaciones fueron compactándose proce-sualmente y agrupándose en un pliego dedemandas convertidas en banderas de lu-cha. Las demandas se transformaron en in-tereses políticos, en la medida en que lo-graron la identificación de los demandan-tes y la oposición de los demandados. Sinembargo, después de iniciado el procesode paz y la desmovilización, los actores sedescompactaron y disgregaron, transfor-mando sus intereses en necesidades.

Los programas de ajuste estructural,por ejemplo, tuvieron el mismo impactosobre las organizaciones sindicales obrerasy populares en general.

Por consiguiente entre necesidadese intereses hay un movimiento evolutivo(véase la línea horizontal que cruza el eje“resolución”-”tensión”).

Hacia abajo, la resolución tiene va-rios pasos, cuyo objetivo es la democracia,entendida como espacio resolutivo. La di-

ferencia resolutiva entre necesidades e in-tereses, estriba en que las necesidades, sison consensuadas, producen una convi-vencia consensual, en cambio, los intere-ses, en la medida en que son más rígidos ysu resolución resulta más difícil, producenuna situación de respeto concertado.

Ahora bien, las sociedades cierta-mente evolucionan en base al conflicto. Elconflicto no es negativo, es una forma deevolución de las sociedades, sea en su for-ma de problema o crisis.

Sin embargo, si necesidades e inte-reses no se mueven con agilidad hacia arri-ba o hacia abajo, buscando su realización,se produce una suerte de equilibrio tenso,que se manifiesta en términos de tensiónlatente. Es decir, si estas variables perma-necen latentes y trepidantes en la línea ho-rizontal (que cruza el eje resolución-ten-sión), se produce una estabilidad endeble ynegativa. Las variables deben moverse pa-ra encontrar realización y por tanto resolu-ción.

La forma en que éstas se mueven ha-cia arriba o hacia abajo (sobre todo haciaabajo), sin embargo, no es la misma ennuestras sociedades. En esto quizás discre-pamos con el establecimiento de un mode-lo de resolución muy occidental basado enmediación, negociación, arbitraje, etc.,que conlleva también un discurso cultural.La resolución tiene que ver con la culturapolítica de las sociedades nacionales y lo-cales.

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IX. Formas de manejo y resolución de con-flictos

Las preguntas que nos hacemos losque estamos trabajando en esta línea songeneralmente ¿Cómo resolver conflictos?¿Qué técnicas y mecanismos de resoluciónutilizamos?

Usualmente nos contestamos usan-do manuales de resolución y dinámicas demanejo de conflictos que expresan realida-des y racionalidades diferentes a las nues-tras.

Nuestra responsabilidad, sin embar-go, en la medida en que estamos compro-metidos con la facilitación del fortaleci-miento de capacidades locales, debería seraprehender la lógica de los procesos con-flictivos de nuestras sociedades; y en parti-cular, en nuestro caso, las que giran alrede-dor de los llamados recursos naturales.Asumiendo que la lógica de estos procesosdibuja una cultura política.

Existen mecanismos de resoluciónformales, oficiales, comunitarios y tradi-cionales, a los que recurren los actores pa-ra manejar y resolver sus problemas. Estosmecanismos varían dependiendo de lasnecesidades o intereses implicados en eltema.

Los mecanismos pueden ser familia-res, comunales, locales, institucionales, ju-rídicos, etc. Hay, sin duda, un nivel deelección de éstos en las poblaciones deacuerdo a la particularidades presentes.

Fortalecer las capacidades localestiene que ver seguramente con fortalecer

los medios locales comunitarios de resolu-ción. Esto implica determinar aquellos me-canismos de manejo de conflictos en laspoblaciones locales en base a Diagnósti-cos de Cultura Política Local, ubicando losmecanismos democráticos, comunicativosy participativos y facilitando sus procesosde fortalecimiento.

Esto bajo una premisa: Facilitar elfortalecimiento desde abajo y desde aden-tro2.

BBiibblliiooggrraaffííaa

Rosario León 1994Desarrollo del IFRI en Bolivia, ponencia, inédito.

Julio Quan y Maralise Hood 1995Derechos Legales y Forestería Comunitaria, ponen-cia, inédito. Apuntes de sus conferencias.

Lauren Umans 1993Analysis and Typology of Indigenous Forest Manage-ment in the Humid Tropics of Asia, ed: IKC-NBLC.

Carlos Brenes 1995Guía Metodológica para los Diagnósticos Comunita-rios sobre Cultura de Paz y Democracia, Universidadpara la Paz, Costa Rica.

Guillermo Hoyos s/f.Herramientas Filosóficas de Conocimiento para laComprensión y el Manejo de Conflictos, UniversidadNacional de Colombia, Departamento de Filosofía.

NNoottaass

1 Rosario León ha trabajado de manera brillan-te el tema de la intervención a partir del aná-lisis de la participación. Sugiere que las po-blaciones locales generan sus propias lógicasde participación, como parte de sus propiosprocesos societales, y que las lógicas de par-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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ticipación siguen patrones culturales. Así, lasllamadas metodologías de investigación yplanificación participativa, encarnan tam-bién discursos culturales. Una parte de estasreflexiones figuran en “Desarrollo del IFRI enBolivia. Diagnóstico y Estrategia”, R. León.

2 Esta idea ha sido propuesta por Carlos Bre-nes, y está expresada en su “Guía metodoló-gica para los diagnósticos comunitarios sobrecultura de paz y democracia”.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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IInnttrroodduucccciióónn

El manejo alternativo de conflictosexiste desde tiempos inmemoriales. Las di-ferentes sociedades no occidentales tienensus propias normas para resolver los con-flictos, normas que pueden ser verticales,horizontales e inclusive pasando por laguerra.

El reconocimiento que se debe dar aeste tipo de normas se encuentra presenteen la agenda política de algunas organiza-ciones.

Sin embargo, existen también otrasformas alternativas de resolver o enfrentarconflictos ejercidos por sociedades occi-dentalizadas, que ya tienen un marco con-ceptual avanzado.

El problema surge cuando estas for-mas alternativas occidentales son aplica-das a contextos ajenos a esa realidad.Nuestra intención es abordar este proble-ma.

En función a ello, el presente docu-mento pretende partir de un marco teórico

sobre la resolución de conflictos, formula-do a partir de la problemática bélica entreEstados, ya que dichos conceptos aparen-temente están siendo utilizados para tratarel tema de la resolución de conflictos so-cioambientales en Centroamérica y Suda-mérica.

Cuando hablamos de conflictos so-cioambientales por lo general debemos re-mitirnos a los sujetos indígenas y a la afec-ción de su situación territorial.

Partiendo de ese criterio nos hemosformulado básicamente dos preguntas:

- ¿La situación de las demandas terri-toriales pueden ser efectivamenteentendidas y tratadas desde el puntode vista de la resolución de conflic-tos?

- ¿Cuáles son las limitaciones en laaplicación de tales conceptos?

Para responder a estas interrogantes,nuestro análisis efectúa una descripcióngeneral de la problemática de territoriali-dad de los pueblos indígenas de las tierras

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Territorialidad de pueblos indígenas de lastierras bajas de Bolivia y el marco

conceptual de la resolución de conflictossegún Peter Wallensteen

Roberto Balza Alarcón

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bajas de Bolivia y a la luz de ésta, preten-de someter a prueba el marco teórico pro-puesto por Peter Wallensteen en su estudio“un marco teórico para la resolución deconflictos”.

I. La situación de territorialidad

A) La Ley de Reforma Agraria

Uno de los elementos que configu-ran el cambio estructural en la historia deBolivia ocurrido en 1952, junto con la na-cionalización de las minas y el voto uni-versal, es la reforma agraria (1953).

La promulgación de esta ley preten-de eliminar el latifundio y fomentar la pro-ductividad agrícola, otorgando la posibili-dad de que el Estado reconozca el derechopropietario de las tierras a las comunidadescampesinas, que hasta ese momento ha-bían sido sujetos de despojo por parte delas capas criollo-mestizas.

El eslogan de dicha ley fue: La tierraes para el que la trabaja.

En esa frase se puede notar que estala ley no reconoce la territorialidad de lospueblos indígenas amazónicos. Estos nopractican una agricultura intensiva, sinomás bien aplican un sistema productivoque combina la agricultura de autoconsu-mo con la cacería, la pesca y la recolec-ción, necesitando para ello superficiesgeográficas relativamente amplias.

Como resultado de este proceso, enla actualidad -en el mejor de los casos- setiene la noción generalizada de que los

asentamientos indígenas amazónicos (co-munidades) sólo deben tener acceso a unasuperficie de tierra según sus necesidadesde “producción” agropecuaria.

Las áreas colindantes han sido ocu-padas de manera creciente por fundos ga-naderos de población no-indígena. En al-gunas zonas, este expansionismo de las es-tancias ha conducido a la absorción o de-saparición de las comunidades.

Otro de los sectores sociales que in-cide de manera notable en la territorialidadde los pueblos indígenas de Bolivia es elsector forestal. La legislación actual permi-te que existan concesiones forestales su-perpuestas a dotaciones agrarias tanto co-munales como privadas.

Como consecuencia de esta últimasituación, insostenible para la mayoría delos pueblos indígenas de Bolivia, surge unmovimiento social que marca un impor-tante hito en la historia del país:

B) La Marcha por el Territorio y la Dignidad

Este trascendental acontecimientotiene su escenario en la región del Beni(departamento ubicado en la Amazoniaboliviana) en el denominado Bosque deChimanes. Este espacio de 1,2 millones dehectáreas constituye el hábitat tradicionalde 4 pueblos indígenas: Mojeños, Movi-mas, Yuracarés y Chimanes. Todos ellostienen características de cazadores-reco-lectores1; sin embargo, los dos últimos laspresentan mucho más acentuadas que losdos precedentes.

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A fines del año 1986 el Bosque deChimanes cambia su situación legal: de re-serva de inmovilización, 579 Ha pasan aser declaradas como bosque de produc-ción permanente, lo cual lo habilita paraque empresas madereras privadas tenganacceso al aprovechamiento del mismo(Lehm 1993: 6).

El inicio de las operaciones foresta-les, fuera de toda norma de sostenibilidad,significó una alteración negativa para eldesarrollo del sistema productivo e ideoló-gico de los indígenas, ocasionando inme-diatamente la protesta de éstos, la que seplasma en un documento que demandabaterritorio propio para los indígenas y la sa-lida de las empresas madereras.

A partir de ese momento se efectúanuna serie de acontecimientos (negociacio-nes) que expresan algunos elementos cons-tantes:

aa)) La dificultad para que los repre-sentantes de las instituciones occi-dentales (madereros, comités cívi-cos, personeros del gobierno, etc.)comprendan las necesidades queobligan a las organizaciones indíge-nas a reivindicar el territorio propio.Si bien el hecho de sentarse en unamesa a negociar significaba unavance en el reconocimiento mu-tuo, se ponían en evidencia los pro-blemas de comunicación entre dosmundos culturalmente distintos yubicados en posiciones desiguales.¿Cómo transmitir en términos secu-

lares -de tal manera que fuera com-prensible para empresarios y otros-creencias religiosas que dado elcontexto provocarían burla más queentendimiento? (ob.cit. 15).

bb)) La presencia gravitante de intere-ses económicos.El bosque de Chimanes tiene (¿tu-vo?) importantes cantidades de unade las especies maderables más pre-ciada del mundo: la mara (o caoba).Los empresarios privados jamás es-tuvieron dispuestos a renunciar a ladisponibilidad de este valioso recur-so. De otro lado, las instancias re-gionales de la sociedad civil, comopor ejemplo, el Comité Cívico delBeni, también se manifestaron con-trarios a la dotación de territorio alos indígenas, por cuanto ello impli-caría una reducción del 11% de losingresos del departamento sobre laextracción forestal.

cc)) Intentos de debilitar/dividir la or-ganización y demanda indígena eincumplimiento de los compromisosasumidos por sectores (institucionesy gobierno) de la sociedad occiden-tal.Se formaron comisiones intersecto-riales que debían atender el proble-ma; sin embargo, nunca efectuaronel trabajo. Con claro afán de dividirel movimiento indígena, se formulóotra demanda territorial del pueblo

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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Chimán, que se superponía a la de-manda inicial. Esta última fue in-fluenciada por la misión Nuevas Tri-bus, que siempre estuvo a favor delos intereses de la empresa privada.Se violó una resolución supremaque, surgida de las gestiones de lasorganizaciones indígenas, identifi-caba la necesidad del “reconoci-miento, asignación y tenencia deáreas territoriales en favor de losgrupos selvícolas y comunidadesdel Oriente y la Amazonia bolivia-na”. Tal resolución prohibía la otor-gación de derechos a terceros en elárea demandada por los indígenas,hasta que la situación fuese solucio-nada. Sin embargo, luego de aque-llo se otorgaron nuevos permisos decorte a empresas privadas. (ob.cit.26).

dd)) Las organizaciones indígenas has-ta ese momento y en los futurosacontecimientos, tuvieron como im-portantes instrumentos de apoyo aalgunas ONGs y otras institucionesque cooperaron con ellas en la rea-lización de investigaciones para laformulación y sustentación de susdemandas.

Al no tener éxito las negociaciones,las organizaciones indígenas determinan,como mecanismo de presión, efectuar apie un recorrido de más de 600 Kms desdeTrinidad (ciudad capital del departamento

del Beni) hasta la ciudad de La Paz, sededel gobierno de Bolivia.

Esta movilización que duró 34 días,entre agosto y septiembre de 1990, fue de-nominada “Marcha por el Territorio y laDignidad”. Anteriormente, en 1989 seconvocó a otra movilización similar deno-minada “Marcha por el Derecho al Territo-rio y la Vida”; sin embargo, esta última nose llegó a ejecutar, debido a que el Gobier-no había dictado Estado de Sitio por con-flictos con otros sectores (ob.cit. 21).

Se debe notar aquí que la nomina-ción de ambas movilizaciones habla no so-lamente del territorio, sino también del re-conocimiento que debe haber hacia suexistencia, a la “vida” a la “dignidad”. Am-bos conceptos tienen una connotaciónbastante amplia y, por ello, ambigua2.

Las respuestas del gobierno a la mo-vilización indígena fueron, a decir de Zu-lema Lehm (ob.cit. 23), ambiguas. Se ame-nazó con enviar tropas del ejército paradetener el movimiento. De otro lado, ofre-cieron camiones del ejército para que losmarchistas sean trasladados a La Paz y asíevitar las adversidades del clima. A pesarde ello, las acciones del gobierno eran cla-ras en términos de deslegitimar el movi-miento, quebrar la unidad del mismo o,cuando menos (como vimos líneas arriba),restarle fuerza. Lo cual no hacía otra cosaque favorecer a los intereses privados.

El resultado de la marcha fue la emi-sión de tres Decretos Supremos que reco-nocían, por primera vez en la historia deBolivia, cuatro territorios indígenas para

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los pueblos Chimán, Mojeño, Movima, Yu-racaré y Sirionó. Las empresas madererastenían un límite de 3 meses para salir desus territorios.

Como era de esperarse, la empresaprivada, representada por la Cámara Fores-tal y los sectores que en el proceso se ha-bían aliado a ésta, como la Federación deGanaderos del Beni y la Confederación deEmpresarios Privados, expresaron su des-contento con los decretos. Sin embargo lasprotestas fueron aplacadas en la medidaque el gobierno declaraba otorgar garan-tías para que los empresarios continuasensus actividades en la zona (ob.cit. 28).

Al año siguiente, a pesar de estasmedidas de carácter legal, las empresascontinuaban con sus actividades. Después,para acceder al precioso recurso natural,utilizaron como instrumento la compra dela madera. En articulación algunos funcio-narios del gobierno, lograron firmar conve-nios de venta de madera derribada con al-gunos dirigentes de las organizaciones, enalgunos casos a espaldas de sus comunida-des de base (ob..cit. 30-31).

Luego de la marcha, con el apoyo dela ONG CIDDEBENI3 los indígenas elabo-raron un Plan Preliminar de Protección yDesarrollo del Territorio Indígena Multiét-nico, que tenía por objeto consolidar laposesión real y efectiva del territorio a tra-vés de la ejecución de proyectos de desa-rrollo sostenible. Uno de ellos es el proyec-to de manejo y aprovechamiento integralde los recursos forestales.

A pesar de los intentos serios por lle-var a cabo esta inicitativa, la propuesta nopudo ejecutarse, entre otras razones por lapresión ejercida por la empresa privada através de la compra de la madera (Balza1995: 28).

Siempre como consecuencia de lahistórica marcha, en 1991 se promulgannuevos decretos que reconocen derechosterritoriales de los pueblos indígenas Arao-na, Mosetenes, Chimanes, Yuquis, Chiqui-tanos y Weenhayek.

Esta figura jurídica aparentementeresulta muy progresista; sin embargo, en lapráctica es insuficiente ya que los decretossupremos no otorgan derecho propietarioalguno. Dentro de muchos de los territo-rios indígenas pueden haber propiedadesde terceros. Inclusive cualquier DecretoSupremo puede ser derogado.

Otro de los decretos que se emitecomo consecuencia de la marcha es el quedetermina la “constitución de una comi-sión para que redacte un proyecto de leyde los Pueblos Indígenas del Oriente y laAmazonía...”

C) La propuesta de Ley de la Confedera-ción Indígena del Oriente Chaco y Ama-zonia de Bolivia (CIDOB)

La comisión que debía formular laley para las comunidades indígenas delOriente y Amazonia, nunca llegó a sesio-nar. En consecuencia, aprovechando la co-yuntura política generada por la Marcha

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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por el Territorio y la Dignidad, la CIDOBformula una propuesta de Ley Indígena de-nominada “Proyecto de Ley de Pueblos In-dígenas del Oriente Chaco y AmazoníaBoliviana”.

El referido documento, de julio de1992, en algunas de sus partes introducto-ras señala:

Bolivia sólo puede ser una verdade-ra nación si reconoce de hecho en sus le-yes a nuestras culturas y pueblos. Somosconscientes también que la historia pasaday nuestro futuro es posible si contamos conun territorio para poner en práctica nuestrosistema sustentable de desarrollo...

La constitución política del Estadoha de ser modificada para reflejar la reali-dad de nuestro país. Nosotros presentare-mos nuestra propuesta, sobre las modifica-ciones que tienen que hacerse a la CartaMagna (CIDOB 1992 : 2,3).

Las principales propuestas que con-tiene la ley formulada por CIDOB son elreconocimiento a:

11 A la personería jurídica;22 A preservar y desarrollar su cultura,

sus propias formas de socializacióncultural y fortalecer su identidad ét-nica;

33 A la educación intercultural bilin-güe;

44 A la propiedad de su territorio, alcontrol y manejo de los recursos na-turales que lo componen;

55 A desarrollar sus propias formas degobierno y organización social;

66 A la autonomía cultural política yadministrativa dentro de su jurisdic-ción territorial;

77 A la participación en la estructurapolítico administrativa del Estado;

88 Al respeto de su derecho consuetu-dinario, su incorporación y aplica-ción en la justicia ordinaria;

99 Al desarrollo económico y social.(ob.cit.: 11)

La propuesta de ley indígena, a pe-sar que a través de una campaña de solida-ridad recibió el apoyo de miles de firmas,fue desestimada por la Comisión de Régi-men Agrario y Campesino de la Cámara deDiputados, por ser considerada como anti-constitucional (Mainissen 1995 : 58).

En la agenda de CIDOB para la pre-sente gestión figura la reformulación de laPropuesta de Ley Indígena según la nuevaConstitución Política del Estado.

D) La Ley de Reforma a la ConstituciónPolítica del Estado (CPE)

Para que una reforma a la CPE pue-da darse, la norma legal señala que debedarse en dos gestiones de gobierno. En laprimera se precisa de una Ley de Necesi-dad de Reforma de la Constitución, dondeya se mencionan explícitamente las corres-pondientes enmiendas. La segunda gestiónde gobierno es la que aprueba y virtual-mente modifica algunos artículos de la an-terior ley (ob.cit.: 8).

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La Ley de Necesidad de Reforma ala Constitución Política del Estado fue pro-mulgada por el Gobierno de Jaime Paz Za-mora el 1 de abril de 1993, que es el mis-mo que otorga el reconocimiento de los te-rritorios indígenas del Beni.

Esto no hace otra cosa que expresarlos alcances que tuvo la interpelación delas organizaciones indígenas protagonistasde la marcha hacia el Estado.

Los artículos cambiados en la nuevaversión de la CPE son 35, de los cuales 5están referidos explícitamente a los indíge-nas. De éstos, los más importantes son el 1y el 171 que señalan:

Artículo 1. Bolivia libre, independiente, so-berana, multiétnica y pluricultural, consti-tuida en República unitaria, adopta para sugobierno la forma democrática representa-tiva, fundada en la unión y la solidaridadde todos los bolivianos.

Artículo 171. I. Se reconocen, respetan yprotegen en el marco de la ley, los dere-chos sociales, económicos y culturales delos pueblos indígenas que habitan el terri-torio nacional, especialmente los relativosa sus tierras comunitarias de origen, garan-tizando el uso y aprovechamiento sosteni-ble de los recursos naturales, a su identi-dad, valores, lenguas, costumbres e institu-ciones...

Cabe mencionar que para que talesmodificaciones sean incluidas hubieron di-ferentes gestiones de las organizaciones in-

dígenas ante el Estado, apoyados por unaONG de asesoramiento jurídico.

Indudablemente no se puede negarque con la inclusión de estos articulados,existe cierto progreso de la situación de de-recho de los pueblos indígenas de las tie-rras bajas de Bolivia. Sin embargo, está cla-ro que no existe un reconocimiento explí-cito al derecho territorial. En su lugar semenciona a “las tierras comunitarias deorigen” sin que hasta ahora quede claroqué se debe entender por éstas.

Esta ambigüedad que crea un dere-cho y no así la forma de ejercerlo, generauna laguna jurídica que se constituye enviolación del derecho ya que la inexisten-cia de la normatividad “es una forma de in-constitucionalidad, porque frustra la plenarealización de la Constitución” (ISA 1995:11).

Otras situaciones que expresan estafalta de claridad con respecto a los dere-chos territoriales indígenas son : la Ley1257 que reconoce el convenio 169 de laOIT, pero que carece de la correspondien-te reglamentación, lo cual impide su apli-cabilidad.

De igual modo, la también recienteLey de Participación Popular que, segúnversión del gobierno recoge las preocupa-ciones territoriales de los pueblos indíge-nas, en realidad simplemente constituyeuna redistribución administrativa basadaen los municipios, sin que esta medidaafecte en algún sentido los derechos pro-pietarios sobre el territorio.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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E) Las demandas territoriales

A pesar de las lagunas jurídicas exis-tentes para la titulación de territorios indí-genas, algunas organizaciones de base,con el apoyo de ONGs especializadas entemas legales, están en proceso de formu-lación de demandas territoriales, buscandoalternativas para llegar al objetivo de con-solidación legal de sus territorios.

Es así que la demanda del puebloChiquitano de Concepción, San Javier yLomerío, denominada “demanda de Mon-te Verde” fue presentada al presidente de larepública varios meses atrás en el presenteaño, sin tener hasta ahora respuesta algu-na.

De todo esto se pueden sacar unaserie de conclusiones, algunas de ellas laspresentamos en el siguiente punto; sin em-bargo, aquí queremos resaltar la siguiente:

Los indígenas marcaron un hito en elreconocimiento de sus derechos territoria-les a través de la aplicación de un meca-nismo de presión. Como consecuencia deesa movilización se obtuvieron una seriede medidas referidas a los derechos de lospueblos indígenas que fueron llevadasadelante mediante la negociación. Estasmedidas resultaron insuficientes.

II. Aplicabilidad del marco conceptual dela resolución de conflictos según PeterWallesteen

A) La superación de las incompatibilidades y la escasez de recursos

El autor nos dice que una incompa-tibilidad posee tres elementos básicos: ob-jetivos [de las partes] que se excluyen mu-tuamente, tiempo escaso y recursos esca-sos.

Al estar estos tres elementos estre-chamente articulados, la manera cómo seformulen los objetivos determina la dispo-nibilidad de los recursos y el tiempo. Si losobjetivos son formulados de manera ambi-gua, el proceso de resolución del conflictoserá problemático.

A pesar de ello, Wallesteen afirmaque tanto los objetivos, como los recursosy el tiempo, en el proceso de negociación,pueden cambiarse. Pero cuando habla delrecurso territorio afirma que “si las actitu-des [de las partes] son más emotivas o sim-bólicas y contienen valores que son reve-renciados por las creencias, la cuestiónpuede convertirse en un asunto de preser-vación o de acceso. En otras palabras, enlas disputas territoriales el análisis se vuel-ve muy importante” (ob. cit. 90).

Como hemos visto en nuestro análi-sis, uno de los aspectos que se plantean enla problemática territorial indígena es eldesconocimiento de la forma cómo los in-dígenas perciben la noción de territorio, lamisma que se encuentra al margen de la

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forma en que la sociedad occidental laconcibe. En este punto existe un choqueentre un sistema económico que accede alterritorio con una lógica de antiacumula-ción y la otra totalmente opuesta que tieneuna lógica de generación de excedentes.La comunicación entre ambos sujetos sehace entonces bastante complicada.

Por otro lado, las reivindicacionesterritoriales de los indígenas están apareja-das a otras demandas referidas al reconoci-miento de valores culturales distintos y aidentidades diferentes, que buscan el reco-nocimiento de ser sujetos activos de la so-ciedad boliviana.

Vemos pues que, al no concebirse lapercepción que los indígenas tienen delconcepto territorio y los otros elementosreivindicativos que contienen las deman-das territoriales, la formulación del objeti-vo de este actor se torne confuso, dificul-tándose de esta manera la resolución delconflicto.

B) Cambio voluntario de objetivos

El cambio voluntario de objetivosdebe entenderse “en el sentido que éste nose produzca como resultado de una situa-ción de fuerza sobre una de las partes”(ob.cit. 91)

¿Qué es lo que hasta ahora se ha da-do en el tema que estamos analizando? Se-gún lo ocurrido hasta ahora, el único quie-bre importante en las disposiciones guber-namentales respecto a la territorialidad delos pueblos indígenas, ha sido el que surge

como consecuencia de la Marcha por laDignidad y el Territorio. Ese es el paradig-ma que permite experimentar los siguien-tes cambios.

Por otro lado, mientras existen medi-das de negociación y diálogo sin ningúnmecanismo de presión, los logros son rela-tivos, ya sea porque los gobiernos no cum-plen los compromisos asumidos, o porqueno atienden las peticiones de fondo y asu-men actitudes dilatorias, distraccionistas,mientras -en el peor de los casos- se apli-can estrategias para debilitar a las organi-zaciones indígenas.

Esto, sumado al carácter proteccio-nista hacia los sectores privados, hace quelos organismos gubernamentales pierdancredibilidad, lo cual también perjudica a laresolución del conflicto.

En consecuencia, para que existapredisposición al cambio, hasta ahora, espreciso ejercer mecanismos de presión.

C) Disolviendo formaciones conflictivas

La categorización que hace nuestroautor de las situaciones asimétricas de laspartes en conflicto son:

11 Reconocimiento asimétrico: sólouna de las partes es legítima. La otrase considera ilegítima.

22 Principios asimétricos del conflictoy su resolución: una de las partes esfavorecida por las reglas existentessobre la otra.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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33 Participación asimétrica en la tomade decisiones: una de las partes tie-ne acceso a más poder respecto a laotra. ( ob. cit. 93)

En nuestro caso debemos señalarque los tres tipos de situaciones de asime-tría se presentan con frecuencia; sin em-bargo, debido al ejercicio de la prácticapolítica ya sea a través de negociaciones ode mecanismos de presión, ahora es másdifícil que antes restar legitimidad a las or-ganizaciones indígenas.

No ocurre lo mismo con los puntos2 y 3. Hemos visto que las lagunas o vacíoslegales en torno a la situación territorial,económica y sociocultural de los pueblosindígenas son considerables. Los princi-pios y normas legales hasta hace pocosaños desconocían a los indígenas como su-jetos de derecho.

En la reciente reforma a la CartaMagna, los articulados referidos a los indí-genas han surgido por la capacidad movi-lizadora del sector en cuestión y si bienconstituyen avances, importantes, resultantodavía insuficientes y ambiguos.

De igual modo los sectores forestal yganadero, por la posición económica queocupan, en la generalidad de los casos po-seen conexiones directas con los organis-mos del Estado. De este modo ejercen in-fluencia en las determinaciones que éstepueda tomar.

Otro ejemplo claro de ello lo consti-tuye la Reforma a la Legislación Forestal,que después de casi tres años consecutivos

ha sido tratada en las cámaras alta y bajadel Parlamento sin que hasta ahora, por laenorme influencia que tiene el sector fores-tal, que ha visto en la propuesta la afeccióna sus intereses, pueda ser aprobada.

Tomando en consideración estoselementos, difícilmente se puede ingresar alas negociaciones con una por lo menosaceptable simetría de las partes, tal comolo sugiere Wallensteen.

D) El reconocimiento mutuo

“En un conflicto en el que los com-batientes no se consideren como iguales,las interacciones positivas o la negociaciónserán muy difíciles” (ob. cit. 93).

En un país como Bolivia, con unatradición colonialista bastante marcada, sehace bastante difícil que se supere esta si-tuación. Mientras que los criollo-mestizosse consideran superiores en todos los nive-les, los indígenas son considerados hastaahora como personas incapaces de razo-nar por sí solas y peor aún de proponer al-ternativas de solución a diferentes proble-máticas. Baste para demostrar ello que losprimeros se dicen a sí mismos civilizados ycategorizan a los indígenas como inferio-res o bárbaros.

Los primeros son los que buscan el“desarrollo económico del país” siguiendosiempre esquemas occidentales, los otrosson más considerados como una carga ne-gativa que impide la superación del país.

En algún momento de enfrentamien-to respecto a la situación territorial entre el

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sector privado e indígenas, un representan-te de la empresa privada argumentó su ex-posición señalando que mientras el sectorforestal necesita el bosque para aportar im-portantes ingresos económicos para elpaís, por concepto de impuestos y regalías,los indígenas utilizan el bosque sólo paracriar mosquitos.

E) Acuerdo mutuo sobre principios de re-ducción y la participación igualitaria

Wallensteen indica que “si hay me-dios disponibles y confiables para el arre-glo no violento, las partes muy probable-mente los preferirán en lugar de accionesmilitares”(ob.cit 96).

Evidentemente, la ley boliviana en símisma constituye o establece mecanismospara la resolución de conflictos; sin embar-go, la pregunta es ¿en qué medida éstapuede ser útil si durante toda la vida repu-blicana el sector indígena no ha sido reco-nocido como sujeto de derecho?.

¿Cómo puede ser confiable o útil unparámetro legal si en la formulación de és-te no han participado de manera real losactores indígenas? Si no existe la posibili-dad de argumentar proponer y discutir susdemandas?.

La Ley de Participación Popular y laReforma a la Constitución Política del Esta-do son un claro ejemplo de lo anterior. Losindígenas exigen derechos territoriales eigualdad de condiciones con el resto de lapoblación, el Estado recibe estas deman-das y sin utilizar mecanismos reales de par-

ticipación formula y aplica sus leyes, afir-mando que con éstas soluciona el proble-ma planteado, sembrando la confusión y ladesazón en las organizaciones indígenas.

Hasta aquí hemos seguido las líneasde reflexión que nos propone el texto deWallensteen; no obstante, es necesarioprecisar otros elementos que se presentanen las situaciones conflictivas con los indí-genas. Estos son: las características de laorganización indígena y la intervención deotros actores.

Como dijimos al inicio del texto, lasorganizaciones indígenas amazónicas po-seen la peculiaridad de tener una lógicacontraria a la acumulación tanto en el as-pecto económico como de poder. Esto im-plica que su estructura política carece deestructuras centralizadas, la única figuraque posee características de líder es el“hombre de prestigio” que para acceder almismo -entre otras cosas- debe ser un buenredistribuidor de sus bienes y a pesar deello, no es considerado una autoridad.

Aunque en la actualidad son relati-vamente pocos los pueblos indígenas quemantienen estas características4, tampocose puede afirmar que las mismas hayan de-saparecido definitivamente.

Por otro lado los asentamientos indí-genas que durante los procesos reduccio-nales jesuitas estuvieron concentrados encantidades importantes, con la desestruc-turación de las misiones en la segunda mi-tad del siglo XVIII, viveron un proceso decontinua dispersión, reproduciendo en ca-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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da segmento sus características organizati-vas experimentadas en las misiones.

En consecuencia se tuvo que esperarhasta el presente para que los diferentespueblos indígenas, con el apoyo de ONGsidentifiquen por un lado la necesidad dearticularse en torno a una organizaciónque a nivel nacional defienda sus derechosy, por otro lado en tener, a nivel del unmismo grupo indígena (regional), una or-ganización similar más pequeña o macro-comunal.

Esto nos expresa que las organiza-ciones indígenas de las tierras bajas de Bo-livia son bastante recientes y que por su“pensamiento político” no existe un rela-cionamiento fluido entre las direcciones ylas bases. Este problema se profundiza aúnmás cuando alguna organización no tieneuna articulación muy estrecha con las es-tructuras organizativas tradicionales.

Esta situación ha sido bien aprove-chada por la empresa privada, por ejem-plo, en el caso del TIM, para frenar la con-solidación del territorio indígena.

Por otra parte, al momento de efec-tuar las negociaciones se deberían respetarlos mecanismos de toma de decisiones delos pueblos indígenas, lo cual implica unadimensión de tiempo y comportamientos ala que el mundo occidental no está acos-tumbrado.

Finalmente, en los conflictos de te-rritorialidad indígena siempre han estadopresentes otros actores, al margen de laspartes antagónicas. Los organismos no gu-bernamentales en muchos casos, si bien no

se puede decir que son absolutamente de-terminantes, sí son cuando menos gravi-tantes en la toma de decisiones de las or-ganizaciones indígenas.

Las ONGs de apoyo a los indígenas,por lo general están especializadas enáreas determinadas. Unas son especializa-das en investigación social y antropológi-ca, otras en aspectos legales, algunas otrasen la ejecución de proyectos productivos oen el manejo de sistemas geográficos de in-formación.

Fuera de la Coordinadora de Solida-ridad con los Pueblos Indígenas, que sereúne con dificultad pocas veces al año,no existen esfuerzos serios para efectuar unapoyo sistemático acorde a la realidad delos indígenas. Por un lado los abogadosprobablemente perciben la situación desdeun punto de vista extremadamente jurídicoy por otro los investigadores sociales traba-jan desestimando el aporte que puede sig-nificar tener un panorama de la situación yposibilidades legales.

El resultado de esto es que se da unapoyo desarticulado e inclusive contradic-torio y que, por ser tal, conduce al movi-miento indígena a cometer errores en supráctica política y en la resolución de susconflictos.

Por otra parte, son precisamente lasONGs quienes tienen el rol de coadyuvara eliminar la percepción colonialista quelos diferentes sectores de la sociedad boli-viana tienen respecto a la situación de losindígenas.

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III. Conclusiones

- El marco teórico propuesto por Pe-ter Wallensteen permite aproximar-nos al análisis de posibles esque-mas a aplicarse en la resolución deconflictos sobre problemas so-cioambientales.

- Al mismo tiempo muestra que mu-chos conceptos para su aplicabili-dad, considerando las diferenciasexistentes entre las sociedades occi-dentales y no occidentales (indíge-nas), en países con característicassocietales neocoloniales como Boli-via, son inadecuados. Se deberá en-tonces considerar tales diferenciaspara la formulación de estrategiasadecuadas

- Las medidas legales por sí mismasno constituyen alternativas viablespara la resolución del conflicto yaque éstas desconocen a los indíge-nas como sujetos de derecho. Sinembargo, esto tampoco significaque las leyes sean la causalidad delconflicto entre indígenas y otrossectores5.

- En consecuencia, el único mecanis-mo viable lo constituyen las formasalternativas de resolución de con-flictos que a la larga deberán ser re-conocidas dentro de la normativi-dad formal.

- La experiencia muestra que paraque exista una voluntad seria en laatención a las demandas indígenas,

deben existir mecanismos de pre-sión. La pregunta que sugiere estaaseveración es: ¿hasta dónde la filo-sofía de la resolución de conflictos(según la cual ambas partes debensalir del conflicto victoriosas y sinque haya existido una situación defuerza sobre una de las partes) per-mite la adopción de esta media sincuestionar su propia naturaleza?

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WALLENSTEEN, Peter 1988“Un marco teórico para la resolución de conflictos”En : Peace Research: Achievements and Challenges.USA. Wallensteen; Pres, Boulder Co. pp. 82-100.

NNoottaass

1 Esto implica que tienen una lógica de razo-namiento contraria a la acumulación, tantodesde el punto de vista económico como po-lítico.

2 ¿Qué implica, en términos precisos, el dere-cho a la vida y a la dignidad? Igualdad decondiciones con relación a otros agentes so-ciales, la eliminación de la discriminación yopresión. Respeto a normas de comporta-miento cultural diversas, tanto de orden polí-tico, jurídico (no formal), religioso, etc.

3 Centro de Información para el Desarrollo delBeni.

4 Las intervenciones externas como las misio-nes jesuitas, los sistemas administrativos re-publicanos, los nuevos agentes como lasONGs han determinado que tales estructurasse vayan transformando paulatinamente.

5 Así lo entiende el autor del texto para el de-bate del seminario taller Resolución de Con-flictos Socioambientales, realizado en SantaCruz.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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II.. ¿¿CCóómmoo ssee oorriiggiinnóó eell tteemmaa eenn llaa rreeggiióónn??

El origen del tema en, en general,tiene sus raíces en una geografía algo dis-tante a la región; y es cuando, a propósitode la realización de estudios de caso demanejo comunal de bosques en algunospaíses africanos, saltó en forma persistenteel hecho de que las experiencias menosexitosas relativas al manejo de este recursoestaban caracterizadas por la persistenciade los conflictos y por la falta de mecanis-mos para abordarlos.

La realidad mencionada en nada haresultado extraña a lo que también sucedeen Latinoamérica. Esta consideración indu-jo a la FAO, a través del Programa BosquesArboles y Comunidades Rurales (FTPP) y laOrganización Resolve (USA), a un aborda-je del tema de manejo de conflictos en fo-restería comunitaria desde una perspectivalatinoamericana.

El proceso comenzó (1993) con laelaboración de cinco estudios de caso rea-lizados en igual número de países (Bolivia,

Ecuador, Brasil, Costa Rica y México) apartir de los cuales se reunió a un grupo deespecialistas latinoamericanos para su aná-lisis (Universidad para la Paz, Costa Rica).Las conclusiones respecto a la conflictivi-dad en forestería comunitaria en la regiónfueron nutridas, aunque considero que unade las de mayor significación fue el con-senso de que no se puede prescindir parael análisis y la proposición de opciones demanejo, de la consideración de los aspec-tos estructurales de los modelos de desa-rrollo de los países latinoamericanos, ca-racterizados por la presencia de formas dedependencia, neo-colonialismo; etc., co-mo fuentes primarias de gran parte de lasformas conflictivas.

Como corolario de conclusión,mencionada también, se destacó que aúnno se contaba en la región con propuestasendógenas que, considerando las particu-laridades políticas, culturales, sociales yeconómicas de nuestros países, puedanconstituirse en opciones estratégicas y me-todológicas para el manejo de los persis-

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Conflictos en forestería comunitaria enAmérica del Sur

Carlos Villarreal

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tentes conflictos socio-ambientales, en ge-neral, y de la forestería, en particular.

En todo caso, a partir de este estímu-lo inicial que constituyó la iniciativa FTPP-Resolve, el tema ha comenzado a ganar es-pacio en varios niveles, y a través de variasformas, particularmente en Colombia, Pe-rú, Ecuador y Bolivia: Se han formado gru-pos de trabajo para el desarrollo teórico ymetodológico. También el tema ha comen-zado a ser parte de los contenidos de for-mación académica a nivel de pre y postgrado; e inclusive ha comenzado a ser par-te de los planes de política gubernamental.

Hasta ahora se han venido lograndoavances y aportes al conocimiento de losaspectos teóricos para la interpretación delconflicto considerando los ya enunciadosaspectos estructurales y, asimismo, tam-bién existe una mejor aproximación alcontenido de lo que debe ser una propues-ta de estrategias y de métodos para el ma-nejo de conflictos en el ámbito de la fores-tería.

II. Algunos conceptos fundamentales

Tomando en cuenta que el objetivode esta exposición se concentra en la con-flictividad en el ámbito de la forestería co-munitaria, cabe entonces comenzar plan-teando algunos aspectos de concepto entorno al tema.

A) Los conflictos socioambientales y de forestería comunitaria

Al aludir a los conflictos socioam-bientales, de seguro estamos entrando a unescenario por demás amplio. El hecho deque tocamos al ambiente, estamos abar-cando entonces a la totalidad de los recur-sos bióticos y abióticos que los componen,dentro de los cuales los bosques, y de ellola forestería como actividad humana basa-da en éstos, son tan sólo una parte.

Al tocar el tema de la forestería, porsu parte, no aludimos a un modelo- proce-so único sino que, por el contrario, esta-mos dando un nombre común a un sinnú-mero de modalidades dentro de las cualesla de tipo comunitario, asimismo, es tansolo una de varias tipologías.

En consecuencia, la conflictividaden forestería comunitaria es apenas unaparte reducida de la conflictividad so-cioambiental. ¿Cuán reducida es ella?: lasdimensiones están dadas por la trascen-dencia y dependencia que una colectivi-dad pueda tener respecto a esta actividad.

B. ¿Qué es forestería y cuándo es comuni-taria?

Existen muchas definiciones al res-pecto y no es interés de esta exposición in-troducir un nuevo concepto, sino -simple-mente- mencionar lo que en común se in-cluye como parte de los múltiples concep-tos:

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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- La forestería no se refiere solamenteal árbol, sino al bosque en su con-junto, el cual no es únicamente con-tenedor del recurso madera sino de,además, un conjunto amplio de re-cursos como la tierra, productos nomaderables, fauna y flora, agua, etc.

- Es la relación entre una comunidadrural1 y/u otros productores silvíco-las con los recursos forestales, conla finalidad de obtener los bienes yservicios destinados a satisfacer susobjetivos productivos.

La forestería pasa a obtener el carác-ter comunitario cuando en la relaciónmencionada concurren algunas caracterís-ticas, especialmente cuando en ella inter-viene colectivamente la comunidad ruralpara propósitos y beneficios de interés yparticipación común, lo cual incluye obje-tivos comerciales o no comerciales. En es-tos términos, la forestería comunitaria nosignifica necesariamente que ella sea unaactividad para la subsistencia sino tambiénpuede ser, y de hecho sucede, una estrate-gia de la comunidad rural para insertarsemejor a la economía de mercado.

C. La heterogeneidad y el cambio en la fo-restería

La relación a la que se hace alusiónen el título anterior es diferente en el espa-cio y en el tiempo, diferencia que se expre-sa a través de dos aspectos: las relaciones

sociales y las relaciones técnicas de pro-ducción.

Las relaciones sociales se refieren ala forma cómo las personas se encuentranorganizadas entre sí y con el resto de la so-ciedad para la producción y distribuciónde los bienes y servicios derivados de losrecursos del bosque. Esto hace notar, porejemplo, que hay diferencias de las rela-ciones sociales entre comunidades indíge-nas, que aún mantienen el esquema de la“reciprocidad” y entre las comunidadescampesinas en cuyo relacionamiento inter-no predomina el intercambio mercantil -monetario. También, dentro del tipo de co-munidades no indígenas (campesinas)existen diferencias de relaciones socialesentre las comunidades más vinculadas conun mercado que entre las comunidadesque, siendo parte de esta economía, su re-lacionamiento es menos intenso. En el pri-mer caso hay un predominio del propósitode acumulación, mientras que en el segun-do el propósito es más próximo al de sub-sistencia.

Las relaciones técnicas se refieren alos medios materiales (técnicos y tecnoló-gicos) que, en términos medios, una comu-nidad determinada utiliza para extraer y/oaprovechar los recursos del bosque. De he-cho, este tipo de relaciones está estrecha-mente ligada con las de tipo social. Unacomunidad que requiere poco, no necesitagenerar excedentes para un mercado ytampoco necesita ni utiliza el uso de ma-quinaria sofisticada; menos aún se organi-zará para esquemas de producción en es-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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cala; por el contrario, una comunidad cu-yas necesidades básicas se atienden a tra-vés de un mercado recurrirá a instrumentosproductivos y técnicas que le permitan ex-traer del bosque más allá de lo que requie-re para su subsistencia.

Sin embargo, estas relaciones nuncahan sido estáticas y, por el contrario, estánsujetas a cambios cuyas características eintensidad en mucho dependen de facto-res de contexto ligados, generalmente, a loque se define como “factores estructurales”de la sociedad de la cual son parte las co-munidades locales. Aquí comienza a apa-recer una de las principales fuentes de con-flicto y, en general, dentro de la región es-to ha resultado totalmente evidente duran-te las últimas décadas, que ha sido cuandolas sociedades y economías nacionaleshan trastrocado sus modelos en función dearticularse a un proceso industrializador,primero, y actualmente a lo que se definecomo “globalización”.

D. La forestería y sus conflictos

En el documento de trabajo “El pa-pel del manejo alternativo de los conflictosen eldesarrollo forestal comunitario”2 serecoge en inventario, que aún siendo pre-liminar, registra veintitrés fuentes de con-flictos que resultan frecuentes y hasta co-munes en toda Latinoamérica. Incluye lassiguientes tipologías:

11 traslape de las concesiones foresta-les;

22 intereses divergentes que compitenpor un mismo recurso;

33 recursos forestales no madererosque se reconocen como fuente de ri-queza;

44 uso insostenible de bosques por in-tereses comerciales, sin beneficio al-guno para las comunidades que vi-ven en el bosque;

55 falta de legislación que tome encuenta las preocupaciones comuni-tarias;

66 promoción de políticas técnicamen-te inadecuadas por organismos esta-tales debido a la falta de informa-ción;

77 concentración de la propiedad delbosque o los derechos a explotar susrecursos en muy pocas manos;

88 marginación política de comunida-des indígenas aisladas;

99 limitada participación de las comu-nidades en los procesos de toma dedecisiones que se relacionan con losbosques;

1100 reubicación forzosa de comunida-des por causa de la compra de terre-nos para parques nacionales o agri-cultura comercial;

1111 disputas sobre el manejo de las exis-tencias de leña;

1122 insuficiencia de la tecnología dispo-nible en las comunidades para elmanejo forestal;

1133 presión del sector privado y gobier-no sobre las comunidades para lle-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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var a cabo políticas que no convie-nen a sus intereses;

1144 falta de información dentro de lascomunidades sobre las opciones demercadeo;

1155 falta de acceso a importantes tiposde información;

1166 falta de criterios aceptados por co-mún acuerdo sobre el uso del suelou otros recursos naturales;

1177 allanamiento de los derechos tradi-cionales de las comunidades sobrela tierra en favor de los grupos quepueden comprarla; se transformanlos campesinos en meros ocupantesde la tierra que fue suya;

1188 intereses agrícolas frente a los fores-tales;

1199 promoción de la plantación de espe-cies exóticas frente a las nativas enlos planes de manejo forestal;

2200 falta de reconocimiento y respetohacia los conocimientos y culturaslocales;

2211 el rol de los actores, como producto-res y consumidores urbanos, que es-tán ubicados fuera de los límites dela comunidad;

2222 la falta de aporte y perspectiva feme-ninos sobre el uso de los recursos;

2233 conflictos entre grupos étnicos, amenudo dentro de una misma co-munidad.

Revisando este amplio conjunto deformas de conflictos en la forestería se pue-de prever que éstas no surgen por genera-

ción espontánea y, por el contrario, emer-gen a partir de procesos económicos, so-ciales, políticos y culturales que se van “fil-trando” en las comunidades rurales y quedevienen en cambios o imposiciones demodelos en dos niveles fundamentales: enlas modalidades de uso de los recursos fo-restales; y, en los objetivos del procesoeconómico. De ello nos ocuparemos acontinuación.

III. BOSQUES, CAMBIOS Y CONFLICTOS

En el transcurso de las últimas déca-das, el auge y consolidación de la econo-mía de mercado ha sido particularmenteintenso. En este contexto y no por coinci-dencia, en gran parte de los países de Amé-rica Latina, y particularmente entre los queposeen bosques tropicales, los efectos yconflictos en torno a este recurso ha toma-do proporciones evidentes.

Los bosques tropicales dejaron deser una fuente de recursos para el sosteni-miento de economías locales y pronto pa-saron a ser el escenario de formas de ex-plotación a escala para satisfacer las de-mandas de mercados regionales, naciona-les e internacionales, en otros términos,pasaron a ser objeto de una economía demercado.

Este cambio ha sido el resultado deuna compleja gama de factores; pero, a suvez, es la fuente de amplia variedad deconflictos, como los enunciados en el títu-lo anterior. Es un tránsito que ha llevadootros actores hacia al bosque a compartir y

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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competir con las comunidades nativas losrecursos allí disponibles, dando como re-sultado los conflictos.

En la actualidad, se encuentran cla-ramente establecidos en los bosques tresactores económicos principales: el empre-sario forestal, el campesino migrante y elindígena. Todos ellos son esencialmentediferentes; y aunque todavía se los puededesagregar por sus características particu-lares, han comenzado a generalizarse ele-mentos que son típicos de los actores queresponden al mercado.

Aunque el escenario en el que sedesenvuelven es el mismo, cada uno res-ponde a sus propias y diferentes y hasta an-tagónicas lógicas y, por tanto, a la atenciónde sus particulares prioridades. Las lógicasque mueven a cada uno de ellos en su re-lación productiva con el bosque son expre-siones de las economías dentro de las cua-les están inmersos y a las que responde ca-da actor, de ahí que pasan de compartir elbosque a competir por sus recursos y eneste proceso a una sucesión de cambios yconflictos.

Antes de la llegada de la lógica demercado con el empresariado forestal y elcampesino migrante, los bosques tropica-les eran objeto de un sólo tipo de acciónproductiva predominante: la de la econo-mía indígena tradicional. Con la llegada deestos nuevos actores, los efectos llegaroncon fuerza tal que comenzaron a disolvery/o absorber la modalidad económica tra-dicional y, al mismo tiempo, llegó la im-plantación de sistemas y procesos técnico-

económicos no suficientemente evaluadose, incluso, claramente inadecuados res-pecto de las condiciones específicas deesos bosques, resultando -en la mayoría delos casos- efectos adversos e irreversiblessobre el sistema natural de sustentación delos procesos productivos y sociales.

Llegó también la intensificación di-recta o indirecta de la explotación de losrecursos del bosque, principalmente ma-derables, intensificación que, por sus pro-pias formas técnicas y tecnológicas, signifi-có la generalización de procesos de so-breexplotación altamente degradantes delos sistemas naturales y el efecto de unagrave merma de su disponibilidad y hastade su capacidad de regeneración, con locual se han producido abruptos cambiosen el paisaje.

Se presentaron un nuevo tipo de pa-trones socio-productivos con una capaci-dad de hegemonía tal que ha logrado, enla mayoría de los casos, efectos de asimila-ción hacia ellos y, con esto, de disoluciónde los modelos de economía tradicionallocales. Exceptuando los muy pocos pue-blos indígenas no contactados, práctica-mente todos, en mayor o menor grado, seencuentran ya vinculados o influenciadospor la economía monetaria a la cual hancombinado elementos de la economía tra-dicional.

De este conjunto de cambios y con-flictos nos ocupamos a continuación, acla-rando que es apenas una somera síntesis.

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A. Colonización y conflictos

La pobreza es un conflicto que afec-ta al conjunto de la sociedad latinoameri-cana y, dentro de ella, se acentúa en laspoblaciones y regiones más deprimidasque son, precisamente, las que tienen me-nos alternativas para enfrentar la crisis. Es-tas poblaciones y regiones son el escenariopróximo donde se forman los problemasque se trasladan hacia las zonas forestales.En América del Sur estas zonas se ubicanprincipalmente en la cuenca amazónica.

Uno de los principales fenómenosque ha repercutido sobre la Amazonia es lamigración de grandes contingentes pobla-cionales obedeciendo a estímulos de ex-pulsión campesina en zonas extra amazó-nicas con fuertes conflictos socioeconómi-cos y/o ambientales (sur y noreste brasile-ños, Andes colombianos, ecuatorianos, pe-ruanos y bolivianos, por ejemplo).

La forma concreta que toma la ex-pulsión campesina es la colonización confines agrícolas y gran parte de los colonostienen como objetivo común la búsquedade un pedazo de tierra y de oportunidadesde trabajo que les fueron negados por in-capacidad de acceso o exclusión en suspropias zonas de origen como consecuen-cia directa de procesos como los siguien-tes:

I. Modernización y transformación de laestructura agraria

Durante los años 60 y 70, la genera-lidad de nuestros países se adhirió a la pro-puesta de un modelo de desarrollo alterna-tivo basado en la sustitución de sus impor-taciones con el objeto de emprender unproceso que conduzca, a través de etapassucesivas, a la industrialización de nues-tras economías y, per se, a la reducción delas inequidades a las que la dependencianos mantenía sometidos.

Para empujar este proceso de indus-trialización se concibió como indispensa-ble la abolición de las estructuras econó-micas “obsoletas”. De hecho, esta visióncondujo al agro. La idea de “modernizar”el campo se ligó a la concepción de que elcrecimiento agrícola, tal como había suce-dido en los albores del despegue industrialde los países desarrollados, constituiría elprerrequisito para entrar en un primer esla-bón: la agroindustrialización.

La intención original fue el cambiodel grosero desequilibrio de la propiedadde la tierra, que se expresaba en la concen-tración de inmensas proporciones en po-quísimas manos y, como contrapartida, engrandes masas campesinas apretujadas enminifundios.

En algunos casos, particularmenteentre los países andinos, la aludida rees-tructuración de la propiedad se orientótambién hacia la disolución de las formasprecarias de tenencia de la tierra que man-tenían a una inmensa mayoría de campesi-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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nos, especialmente indígenas, atados a losterratenientes a través de una gama de me-canismos serviles.

Los propósitos de estos cambios fue-ron múltiples, aunque los de mayor signifi-cación fueron el incremento de la produc-tividad de la relación fuerza laboral/tierra;la monetarización de la economía, el au-mento de la demanda agregada medianteel incremento del mercado interno y, engeneral, la reducción de la pobreza rural.

Con la finalidad de conseguir estamodificación de la estructura de tenenciade la tierra se dictó en nuestros países, ca-si simultáneamente, un paquete de leyesde reforma agraria y de fomento (creci-miento) de la producción.

Todas estas intenciones chocaroncontra una estructura de poder políticoconsolidada por los terratenientes que hi-cieron que, finalmente, los cambios en eldesequilibrio de la propiedad de la tierraapenas si fueran perceptibles. La informa-ción actual recogida por Centeno3 es unaconfirmación de la inamovilidad de la es-tructura de tenencia de la tierra. De acuer-do a esta fuente:

En Venezuela, según el censo de1988, el 73% del número de propiedadescorresponde a parcelas menores a 20 hec-táreas y apenas cubren el 4% de la super-ficie agrícola nacional. Como contraste, lasparcelas de más de 500 hectáreas, que re-presentan el 3% de las propiedades, ocu-paban el 70% de la superficie agrícola.

Los pequeños propietarios del Ecua-dor, con superficies de menos de 5 hectá-

reas, representaban -en 1987- el 55% detodas las propiedades agrícolas que, en suconjunto, cubrían apenas el 5% de la su-perficie agrícola censada del país; mientrasque las propiedades de más de 100 hectá-reas representan el 3,6% del total de laspropiedades y el 50% de la superficie agrí-cola.

En Colombia, el 40% de las familiasrurales carecen de tierras donde trabajar yun 24% adicional laboran en tierras degra-dadas.

En Brasil, el 70% de las familias ru-rales carecen de tierras y el 10% adicionallabora en parcelas virtualmente improduc-tivas. Un 70% de las familias rurales brasi-leñas se encuentra en condiciones de po-breza, desposeídas y sirviendo de instru-mentos para la invasión de bosques paraagricultura y ganadería.

En todo caso, la perspectiva de afec-tación de la propiedad indujo a los grandespropietarios a optar por un conjunto de es-trategias para minimizar el riesgo, todasellas planeadas de manera que se reduzcala participación laboral campesina. Losprincipales mecanismos fueron los siguien-tes:

Mecanización de las actividadesproductivas y/o cambio de uso de la tierrapara actividades en las cuales la participa-ción de mano de obra es más extensiva(principalmente ganadería). Esta políticafue ampliamente apoyada a nivel guberna-mental a través de incentivos, principal-mente crediticios.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Distribución a los campesinos de lastierras marginales del latifundio. Entre lospaíses andinos aquello significó relegar ala población indígena a las tierras altas demuy restringido uso agropecuario.

Todos estos cambios orientados ha-cia la “modernización del agro” consiguie-ron, en cierto modo, los objetivos inversos.Los resultados más concretos tomaron laforma de desempleo y descenso de los yapaupérrimos niveles de vida campesinos.En cierta manera acentuaron los conflictos.

II. Crecimiento demográfico, sobreexplota-ción de recursos naturales, expulsión depoblación

Particularmente entre los países an-dinos, la tasa de crecimiento poblacionales, comparativamente, elevada4, haciendoque, en promedio, la población se dupli-que cada tres décadas. Además de ello, ladistribución demográfica no ha sido homo-génea y, por el contrario, históricamente seha concentrado en las regiones más favora-bles dentro de cada país. De hecho estastierras han sido las más demandadas, enlas cuales, a la postre, se generó una es-tructura de tenencia latifundio/minifundio.

La asociación entre la concentra-ción de la propiedad de la tierra y el creci-miento demográfico ha conducido a un es-tado de cosas altamente depresivo desdelos enfoques social, económico y ambien-tal, en tanto se han cerrado las posibilida-des de acceso a la tierra de la cada vez máscreciente población campesina, derivando

en la sobreexplotación de la pequeña pro-piedad (reduciendo los períodos de des-canso, cultivando áreas sin potencial, agrí-cola, introduciendo la sobrepastura, etc.);y, a la transformación del minifundio enmicrofundio.

En Bolivia, para citar un ejemplo, laszonas altoandinas o cabeceras de cuencase encuentran erosionadas por la intensadeforestación de la que fueron objeto y porel uso inadecuado de los suelos, reducién-dose la productividad y disminuyéndosela superficie laborable. Se estima que entre35% y el 41% (cerca de 418.000 km

2) de

las tierras presentan este problema.En Ecuador, en la provincia de Loja,

se estima que las tierras aptas para la agri-cultura apenas alcanzan al 3%. La so-breexplotación de tierras es intensa. Másde 103 mil hectáreas que no son aptas pa-ra la agricultura se cultivan actualmente, locual ha derivado en un deterioro sistemáti-co del suelo y de los niveles de vida y em-pujado una masiva emigración que, segúnlos dos últimos censos, alcanzó al 28,4%de la población total. Este es el origen de laciudad de Nueva Loja, en la Amazonia deeste país.

Los resultados concretos de esteproceso son el deterioro de la capacidadproductiva de extensas áreas, reducción dela productividad, pauperización y expul-sión de la población hacia otras regionesno saturadas que, por lo general, se ubicanen la selva tropical.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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III. Una vez en los bosques...

El campesino migrante convertidoen colono comienza con la “instalación”en tierras sobre las cuales desconoce su ca-lidad y potencialidad. Generalmente se en-cuentra desprovisto de medios técnicos yrecursos económicos. La fuente inmediatade ingresos es la tala forestal para extraermadera y, al mismo tiempo, para adecuarlas tierras para la agricultura de subsisten-cia; que incluye -sobre todo- cultivos tradi-cionales para el mercado. Obviamente es-ta forma de agricultura sobre suelos gene-ralmente pobres como son la mayoría delas zonas tropicales presenta un decai-miento rápido en producción y obliga atransformar cada vez más bosques en áreasagrícolas. Las antiguas áreas agrícolas seconvierten -a su vez- en potreros que, ade-más de no ofrecer una solución satisfacto-ria para las necesidades campesinas, ace-leran el desequilibrio ecológico generaldel área.

La introducción del monocultivosignifica la imposición de un sistema extre-madamente simplificado sobre extensostrechos de terreno. Representa la creaciónde un verdadero semi desierto biológico endonde se presentan tan sólo unas pocas es-pecies de plantas y animales dentro de unmedio que requiere, para ser productivo ylibre de plagas y enfermedades_, una co-munidad mixta de cientos de especies in-terdependientes entre sí. A lo largo de losaños, con la disminución del aprovisiona-miento orgánico, con la compactación y

erosión que causa el pisoteo de los vacu-nos pesados y con el lavado y lixiviaciónacelerados de los suelos por su exposicióna la intemperie, las zonas sujetas a mono-cultivos se vuelven más y más improducti-vas.

Lo expuesto explica, lo que muchosexpertos han confirmado, que las granjassometidas a la agricultura extensiva o a laganadería sólo rinden por espacio máximode diez años luego de lo cual disminuyenotablemente la productividad e ingresos,obligando a los dueños a talar más bosque.

IV. Una expectativa frustrada

Las zonas de colonización acogie-ron a toda una masa poblacional empobre-cida que buscaba mejorar sus condicionesde origen; sin embargo, pronto se encarga-ron de frustrar sus expectativas. Las condi-ciones de vida no han variado sustancial-mente y toda esta gente ha encontrado tan-tas o más dificultades que las que dejaronen los lugares de los que fueron expulsa-dos.

Los indicadores sobre las condicio-nes de vida de la población amazónica,por ejemplo, así lo confirman y, con finesilustrativos, mostramos los siguientes casosnacionales:

En Brasil, la mortalidad infantil es de75 por cada 1000 nacidos vivos y la tasade desnutrición es de 31% en menores de12 años. El analfabetismo y déficit de esco-larización representa 29 y 28%. El déficit

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de vivienda es de 37% y los servicios bási-cos llegan sólo al 18% de esta población.

En Colombia, el 62% de la pobla-ción amazónica se encuentra con necesi-dades básicas insatisfechas (NBI) y el 29%está en la miseria. Para los colonos disper-sos la situación es más grave: el 82% se en-cuentra con NBI y el 44% está en la mise-ria. Los niveles de escolaridad son bajos ylas tasas de analfabetismo son superiores ala nacional. En salud la mortalidad infantily la desnutrición son altas, abundando en-fermedades como la malaria, las diarreas,respiratorias agudas y la leishmaniaosis.

De lo expuesto, la conclusión gene-ral es que el campesino migrante se en-cuentra atrapado dentro de lo podríamosdenominar como “círculo vicioso de ladestrucción forestal y de pobreza”, es de-cir, de conflictos socioambientales

B. Industria forestal y conflictos

El empresario forestal es el otro ac-tor presente en los bosques con el auge dela economía de mercado. El ha llegadomotivado por el interés de obtener lucro enel menor plazo y con los menores costoseconómicos posibles. Ha llegado tambiéncon la idea de que los bosques se encuen-tran deshabitados y de que los efectos quese pueden producir en éstos es algo queapenas se deberá tomar en cuenta.

Ha llegado acompañado de una tec-nología que arroja, como saldo final, pro-cesos productivos cuya relación costo-be-neficio se inclina hacia un excesivo costo

social que toma la forma, principalmente,de profundos impactos en el medio natu-ral.

En efecto, la explotación industrial aescala, ha demostrado ser altamente inefi-ciente desde el punto de vista de la conser-vación ambiental y, desde la perspectivaeconómica, es un proceso productivo conmuchas dificultades. El problema de fondoradica en el carácter excesivamente des-tructivo que, sobre los ecosistemas tropica-les, provocan el tipo de procesos técnicosy tecnológicos aplicados para este propósi-to.

El análisis de los datos existentesmuestra que hasta un 55% del bosque quese tala comercialmente acaba deforestado.Es, sin embargo, más alarmante el caso dela explotación de los bosques tropicalesecuatorianos en donde se ha constatadoque el 70% de cada hectárea sujeta a la ac-ción de la maquinaria pesada queda tanprofundamente afectado (removidos lossuelos y destruida la vegetación residual)que su rehabilitación resulta poco proba-ble.

Además, del diagnóstico de los pro-cesos industriales de extracción de la ma-dera de los bosques tropicales de la regiónqueda en evidencia que, de manera gene-ral, los problemas de la explotación son si-milares confirmando la persistencia deconflictos como los que se presentan acontinuación:

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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I. Sub-aprovechamiento del potencial fo-restal

En todos los países con bosques tro-picales de la región, el proceso extractivomuestra un particular desaprovechamientodel potencial cuantitativo de madera; y dela variedad cualitativa de las especies.

En el primer caso, resultan ilustrati-vas las siguientes estadísticas promedio na-cionales: En Surinam, a pesar de que losinventarios forestales muestran un poten-cial maderable de 28,5 m3/ha. apenas seaprovecha 14,4 m3/ha. En Venezuela elpromedio por hectárea de bosques mane-jados oscila entre 12 y 16 m3/ha. En el Pe-rú sólo se está aprovechando un volumenque no supera los 5 m3/ha. En Bolivia ape-nas se obtiene un promedio de 3 m3/ha.,dentro de lo cual las maderas finas repre-sentan un volumen que oscila entre 1,09 y2,7 m3/ha.

Para ilustrar la segunda forma desub-aprovechamiento recordemos el casobrasileño. En este país, que posiblementees donde más especies se utilizan dentrode la Amazonia, se aprovecha y/o comer-cializa un número que no supera las 50 es-pecies. Nótese que el Instituto de Investiga-ciones Amazónicas del Brasil tiene clasifi-cadas 2.786 especies maderables.

Las causas de esta sub-utilizaciónson varias, aunque se destacan las siguien-tes:

Mercado selectivo.- Que demandaun número reducido de especies conside-

radas como maderas finas y, obviamente,orienta la extracción hacia esas especies.

En Bolivia, por ejemplo, la extrac-ción comercial de la madera gira alrededorde la “mara” (Swietenia macrophylla) y“cedro” (Cedrela sp.), y eventualmenteotras especies como Hura crepitans y Am-burana cearensis. En Venezuela, por suparte, se aprovechan, preferentemente, lasespecies comerciales y, en menor grado,las potencialmente comerciales. En el Perúla economía forestal depende de especiesde alto valor comercial como el cedro,caoba, tornillo, ishpingo, cumala, catahua,lupuna, aguano masha y moena.

Estructura del bosque.- Una de lascaracterísticas de los bosques tropicales esla existencia de una elevada biodiversidaden un mismo lugar en dimensiones talesque, como en el caso de Yanamomo (Pe-rú), se pueden encontrar cerca de 300 es-pecies de más de 10 cm de diámetro a laaltura del pecho (DAP) por hectárea.

A partir de este hecho se puedecomprender que las especies maderablesfinas apetecidas por el mercado son tan só-lo una parte muy pequeña de toda esta in-mensa variedad y, obviamente, aquello ex-plica el bajo volumen de madera que seextrae por unidad de superficie.

Los conflictos de esta estructura pro-ductiva están asociados con un caso típicode dependencia de un limitado número deproductos (especies forestales) y, en parti-cular se destacan: el riesgo de agotamientodel recurso por sobreexplotación de un ex-cesivamente pequeño número de especies;

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y, la posibilidad de reducción o suspensióndel consumo como consecuencia de ve-das, restricciones comerciales, etc. Encualquiera de los dos casos, son induda-bles los conflictos sociales y económicosque ocasionan a las economías locales quedependen de estas actividades.

II. Manejo inadecuado o ausencia de ma-nejo del bosque.

El análisis de la eficiencia de cual-quier proceso productivo parte de la rela-ción costo/beneficio: ¿Cuánto cuesta pro-ducir y qué/cuánto se obtiene como resul-tado?

El primer elemento de constatacióncorresponde a los costos totales de produc-ción. Estos no constituyen únicamente lainversión monetaria sino también los de-nominados costos sociales, en este caso, loque significa perder o desaprovechar la va-riedad de especies, el daño a los suelos,etc.

Si evaluamos las actividades de ex-tracción comercial de la madera, particu-larmente dentro de los bosques no maneja-dos, tal como se realiza en la actualidad, ytomamos en cuenta los costos totales y noúnicamente los económicos, contrastamoscon los beneficios resultantes (ingresosmonetarios, empleo, etc.) obtenemos unarelación tan perjudicial que este procesoproductivo se convierte en socialmenteinaceptable.

Para ilustrar con un ejemplo: se haestimado que por cada dólar que ingresa

por concepto de exportación de madera delas selvas tropicales del Ecuador, el paísasume un costo derivado del daño emer-gente y lucro cesante ocasionado por ladestrucción de los suelos y de la vegeta-ción residual que resultan del uso de ma-quinaria forestal inadecuada, equivalente,al menos, a US 27 dólares. Este análisis noincluye el enorme costo social derivado dela pérdida de la incuantificable biodiversi-dad5.

III. Ausencia de controles

Desde la perspectiva técnica, la ex-plotación del bosque -en la generalidad delos casos- es desordenado (el manejo serealiza sin planificación), no se respeten lalegislación, los reglamentos de extraccióny los términos de referencia, falta infraes-tructura de comercialización y normas decontrol de calidad. etc. Frente a esto -paraagravar el problema- los aparatos estatalestienen una disminuida capacidad de super-visión y control o, en algunos casos, hanactuado, bajo modalidades de corrupción.Todo esto es causa de conflictos.

C. Mercado, indígenas y conflictos

Es un hecho que el manejo tradicio-nal que los pueblos indígenas han dado asus bosques constituye el elemento centralde sus estrategias de subsistencia, es decir,de su economía tradicional. Para entendermejor los conflictos que la relación con elmercado ocasiona en estas culturas revisa-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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remos brevemente los aspectos básicos deesta economía:

I. Principios básicos de la economía indí-gena tradicional

Referirnos a los fundamentos sobrelos cuales se apoya la economía indígenatradicional significa procurar comprenderuna visión diferente del mundo y hasta ex-traña para quienes no participan de la cul-tura indígena. Esos son los pilares que hanmantenido a los pueblos indígenas a lo lar-go de la historia, de manera que es necesa-rio conocerlos.

Según la visión tradicional del indí-gena respecto al medio ambiente y su ma-nejo, todos los componentes del ecosiste-ma tienen vida animada y exigen respeto.El ecosistema es integral, cada componen-te mantiene una relación equilibrada conlos demás componentes. Las relaciones en-tre todos estos elementos vivos se basa enel principio de la reciprocidad: no se pue-de tomar del ecosistema sin devolver algo;siempre se está endeudado con el ecosiste-ma y el hombre es parte integral de éste, ypor tanto debe ciudar mucho el equilibriode poderes y deudas.

Asociados con esta cosmovisión, laeconomía tradicional ha desarrollado algu-nos principios básicos que rigen las rela-ciones de producción que la hacen dife-rente de la economía de mercado, tales co-mo: la orientación hacia el autoconsumo(subsistencia), la reciprocidad en las rela-ciones del intercambio intercomunitario; la

sujeción a una ética económica particular;la dispersión y movilidad de la población,entre otros.

La subsistencia.- Que se define co-mo la práctica cotidiana para satisfacer,dentro de la unidad productiva local, susnecesidades materiales básicas: alimenta-ción, salud y vivienda. Para ello, la genera-lidad de los pueblos indígenas de los bos-ques tropicales combinan una gama de ac-tividades: agricultura de roza y quema, ca-za, pesca, recolección; y, manufacturasdomésticas.

La importancia que cada una de es-tas actividades mantiene dentro de la eco-nomía interna depende de factores comola disponibilidad de recursos naturales, latradición cultural y las formas de vincula-ción con la economía de mercado.

La reciprocidad en las relaciones delintercambio inter-comunitario.- El inter-cambio de productos en la sociedad indí-gena tradicional no es comercial; y, por elcontrario, se da en el marco de las obliga-ciones recíprocas que se generan a partirde las relaciones sociales.

La ética económica.- Cada uno delos pueblos indígenas ha desarrollado unaética que regula la economía de subsisten-cia. Esta ética norma la relación entre el in-dígena y el medio ambiente, el uso y ma-nejo de los recursos naturales, las relacio-nes sociales de producción, distribución eintercambio, tanto de recursos para la pro-ducción como los productos para el consu-mo interno. Esta ética está compuesta por

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valores, normas y modales cuyo elementocentral es el principio de reciprocidad.

Por otra parte, resulta evidente quelos pueblos no han desarrollado una éticade manejo de dinero, ni de recursos, ni derelaciones laborales frente al mercado. Es-te hecho lleva a mucha confusión y/o con-tradicción en el comportamiento social enrelación con el dinero. En algunos casos,tratan de imponer la ética de subsistenciapara ordenar las relaciones en torno almercado; en otros casos imitan el compor-tamiento de los patrones, misiones, colo-nos, madereros y otros actores que les ro-dean, que a menudo contradice la ética desubsistencia propia.

Dispersión y movilidad de la pobla-ción.- Hasta hace poco, en la mayor partede los pueblos indígenas de los bosquestropicales, se constataba la existencia deun amplio rango de patrones de asenta-miento aunque, en general, en mayor omenor medida, éstos se han caracterizadopor ser de tipo disperso.

La dispersión en los patrones deocupación del espacio está asociada al sis-tema de aplicación de las estrategias deacuerdo con las variaciones ecológicas y,para ello, se requiere de una frecuente mo-vilidad que permite un uso extendido y di-versificado de los recursos naturales.

II. En el mercado comenzaron los cambiosy los conflictos

Los pueblos indígenas llevan unalarga historia de contacto con la sociedad

global y por lo tanto han creado necesida-des que no se pueden satisfacer dentro desu sistema de subsistencia. Para poder sa-tisfacer estas necesidades deben desarro-llar actividades generadoras de ingresosmonetarios. En aquellos lugares donde losindígenas han sido despojados de sus terri-torios o han quedado reducidos en espa-cios muy pequeños, (ejemplo: la regiónmultiétnica del departamento de Pando enBolivia, las comunidades Quichuas yShuaras de la Amazonia ecuatoriana), lasestrategias tradicionales de subsistencia nose pueden seguir, y aun para abastecersede alimentos deben participar en una eco-nomía de mercado como jornaleros u otraactividad análoga.

En todo caso, para proyectar lo quepodría suceder entre las comunidades indí-genas involucradas en esta situación, caberecordar que son varios los casos de comu-nidades indígenas que se han visto “trans-formadas” en comunidades con rasgos so-bresalientemente campesinos. Son aque-llas que no tuvieron la opción de disponerde alternativas que, en el marco de su eco-nomía indígena tradicional, les permitieranenfrentar la influencia sistemática de laeconomía de mercado.

Entre estas comunidades la econo-mía indígena tradicional simplemente re-trocedió y fue ocupada por nuevos patro-nes productivos. Se dio una erosión de losconocimientos y la diversidad de estrate-gias y productos utilizados necesarios paramantener vigorosa la práctica de subsisten-cia.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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La adopción de nuevas estrategiasdirigidas hacia el mercado dio lugar a mu-chos cambios al interior de la unidad do-méstica productiva y, además, a nuevasformas de usos y afectación de los recursosnaturales, de manera que las actividadessostenibles de subsistencia han tendido aser reemplazadas por actividades no soste-nibles dirigidas al mercado.

En este contexto, se han dandotransformaciones conflictivas como las quese mencionan a continuación:

Cambios en las relaciones de pro-ducción.- A través de un movimiento haciael reemplazo del sistema de cultivos aso-ciados, que es la base del sistema produc-tivo sostenible, por pastos o cultivos parael mercado. Estas actividades han competi-do con la economía de subsistencia por re-cursos naturales, por mano de obra e, in-clusive, han afectado la división social deltrabajo puesto que algunos cambios signi-fican más trabajo para la mujer y menospara el hombre o a la inversa. La conse-cuencia a largo plazo puede ser el empo-brecimiento de la población.

Pérdida de especies de fauna terres-tre.- En general, la mayoría de las comuni-dades indígenas, que modificaron sus pa-trones de producción tradicionales por losde la economía de mercado, mencionancomo uno de sus problemas a la pérdidade especies de fauna, sobre todo las espe-cies preferidas para la caza. Algunos facto-res importantes que explican esta situaciónson, entre otros, el uso casi universal de ar-mas de fuego, el crecimiento demográfico

de la población indígena y no indígena, lademanda comercial por la carne de monte,el abandono de la visión religiosa que re-gula la relación hombre-fauna, la defores-tación y la colonización.

IV. Algunas conclusiones

De la breve información expuestaen este documento estimo que se puedenextraer algunas conclusiones y, las que sal-tan a la vista son las siguientes:

Los conflictos que se presentan en elcampo de la forestería comunitaria sonparte de una conflictividad más compleja;de manera que una propuesta de manejode conflictos deberá, al menos, realizar uncubrimiento analítico de esos aspectos decontexto.

Siguiendo la idea de una propuestade manejo de conflictos en forestería co-munitaria se puede anticipar, en honor alrealismo, que sus alcances y posibilidadesde actuación tal vez se limitarían a aque-llas manifestaciones de conflicto para cuyomanejo no se precisa necesariamente detransformaciones estructurales. Esto es algoque no se podría cambiar con una metodo-logía.

Se ha visto que no hay conflicto“químicamente puro”. Varias expresionesde conflicto que afectan a los bosques ysus comunidades están, en varias ocasio-nes, ligados directamente con procesoseconómicos cuyo objetivo central no sonlos bosques, como por ejemplo, explota-ción de petróleo, gas, minerales, etc., que

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sin embargo tienen un fuerte y decisivo im-pacto sobre lo forestal. En este sentido laidea de manejo de conflictos circunscritaúnicamente a lo que a primera vista atañea la forestería sería una forma muy reduci-da de entender el tema y con seguridad,cualquier propuesta metodológica basadaen este error tendría una validez muy limi-tada.

Notando que las causas de muchosconflictos constituyen situaciones de difíciltransformación en el corto plazo como sonlas que están ligadas a los propios modelosde las sociedades nacionales, la idea demanejo de conflictos debe entenderse noúnicamente como la resolución de éstos;sino también como la creación de condi-ciones para ir forjando dicha resoluciónhacia el futuro; y, además, debería enten-derse como una acción para mitigar o re-ducir los efectos adversos de aquellas ma-nifestaciones conflictivas cuya modifica-ción resulte poco probable.

BBiibblliiooggrraaffííaa

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NNoottaass

1 El término comunidad rural, para efectos deeste documento, se refiere a un grupo de fa-milias, circunscritas en un espacio determi-nado donde éstas ejercen sus actividades co-tidianas; y que comparten característicaseconómicas, sociales y culturales homogé-neas. No se hace distinción del carácter indí-gena o campesino de ésta.

2 Christine Pendzich, Garry Thomas, TimWohlgenant, FAO/FTPP - RESOLVE, 1994

3 CENTENO, J. César, 1991. Amazonía 2000Dimensiones Políticas y Económicas del Ma-nejo Sostenible del Amazonas. Julio 1991,pp. 149.

4 Tasas de crecimiento poblacional anual(1988): Bolivia 2,6%, Brasil 1,9%, Colombia2,0%, Ecuador 2,5%, Perú 2,4%, Venezuela2,3%. (WWF, 1991).

5 VILLARREAL C. 1989-B, Contexto Nacionalpara la Conservación en el Ecuador, mimeo,54 pp. Quito.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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IInnttrroodduucccciióónn

Desde 1991, la resolución o el mmaa--nneejjoo ddee ccoonnfflliiccttooss ssoocciiooaammbbiieennttaalleess ha si-do identificado como una de las activida-des prioritarias del Programa Bosques, Ar-boles y Comunidades Rurales (FTPP) de laFAO (Hoskins 1995). El FTPP ha hecho in-vestigaciones sobre las dimensiones am-bientales, sociales y políticas de los con-flictos relacionados a los problemas fores-tales y ambientales, sin embargo, el FTPPreconoce que se necesita recolectar y ana-lizar mucha más información para poderentender mejor los factores locales relacio-nados con la resolución de conflictos am-bientales, sobre todo en cuanto al uso ydisponibilidad de los recursos forestales.Entre estos factores locales, un área que harecibido muy escasa atención dentro delcampo de la resolución de conflictos so-cio-ambientales es la dimensión de género.Entonces, es muy oportuno tener el espacioy el tiempo para explorar este tema dentro

del contexto de este Seminario Internacio-nal.

El objetivo de esta presentación esexplorar la relevancia de la dimensión degénero y del análisis de género para el ma-nejo alternativo de conflictos socioambien-tales. Antes de iniciar esta exploración, esnecesario aclarar por qué decidí iniciarla, ycómo lo hice, y definir ciertos términos.

I. Aclaraciones y definiciones

Cuando Carlos Villarreal me invitó arealizar una presentación en el Seminariosobre género y conflictos socioambienta-les, mi primera respuesta fue que no teníaexperiencia suficiente en el campo de con-flictos ambientales para abarcar tal trabajo.Pero después de pensar un poco, lo vi co-mo una oportunidad de explorar una nue-va área con los “lentes de género”. Mi tra-bajo profesional como antropóloga me ha-bía llevado en el pasado a explorar otrasáreas nuevas con el análisis de género, porejemplo, en la investigación y extensión en

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La dimensión de género en el manejo alternativo de conflictos socioambientales:

una exploración preliminar1

Susan Poats

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sistemas agrícolas (IESA), en el manejo in-tegrado de plagas (MIP) y más reciente-mente en el contexto de los Proyectos Inte-grados de Investigación y Desarrollo de laYuca (ICRDP). Así, me sentía capaz por ellado “género” de esta nueva exploración,pero necesitaba ayuda por el lado de “con-flictos”. Decidí comunicarme con Christi-ne Pendzich, una especialista en media-ción de conflictos, del Resolve, un centroespecializado en la resolución de conflic-tos ambientales, ubicado en Washington,DC. Ella me ayudó a seleccionar los mate-riales de conflicto para consultar en la pre-paración de este trabajo. Con su apoyo,decidí orientar mi exploración hacia la in-tegración de género en el marco organiza-tivo de procedimientos para mediar con-flictos, hecho por Resolve en colaboracióncon el FTPP/FAO (Pendzich et al, 1994).Debido al poco tiempo disponible para lapreparación de este trabajo, no se ha he-cho un examen profundo de toda la litera-tura pertinente a la resolución de conflic-tos. Esta tarea quedará para un momentofuturo.

Como resultado de nuestra colabo-ración, Christine y yo hemos decidido se-guir esta exploración de género y conflic-tos socioambientales para producir en elfuturo análisis y recomendaciones más am-plios. Por eso, el presente trabajo debe serconsiderado como una primera explora-ción del asunto para orientar trabajos futu-ros.

Seguimos ahora con algunas defini-ciones para orientar la exploración.

a) ¿Qué es “género”?

Diferente al término “sexo” que alu-de a los aspectos fisiológicos y biológicosque distinguen entre macho y hembra, eltérmino “género” se refiere a las diferen-cias y las relaciones entre hombres y muje-res que son construidos y aprendidos so-cialmente y que varían de acuerdo a dife-rentes situaciones, contextos o tiempos.Un enfoque de género puede servir para“abrir la puerta” hacia otras variables so-ciales interrelacionadas, como edad, etni-cidad, clase, o nivel socioeconómico.

b) ¿Qué es el “análisis de género”?

El “análisis de género” es el términocomúnmente aceptado para el esfuerzosistemático de documentar, analizar ycomprender los roles, derechos y respon-sabilidades, problemas y necesidades delhombre y de la mujer en un determinadocontexto; las dinámicas internas y entrehogares dentro de un área de trabajo; y laaplicación de este análisis sobre las deci-siones de una actividad o un proyecto. Eneste análisis se considera fundamental te-ner en cuenta:

11.. La división del trabajo por géneroen las actividades productivas, re-productivas, de gestión comunal yde manejo de recursos naturales;22.. El acceso a los recursos y los be-neficios derivados de dichas activi-dades, así como su control; y

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33.. Los factores sociales, culturales,económicos, institucionales, políti-cos, geográficos y ambientales quecondicionan o influencian los dosaspectos anteriores en el presente, yla historia local del área de trabajo ylos factores que han contribuido enel pasado para construir el contextoactual.

c) ¿Qué es un conflicto?

Un conflicto es un fenómeno socialnnoorrmmaall que ocurre porque individuos ogrupos tienen diferentes necesidades o in-tereses, y éstos están en competencia. Losconflictos son comunes y corrientes, “tannormales como el aire y el agua” (Pend-zich, 1994:2). Precisamente por ser tan co-munes, los conflictos han sido el foco debastante literatura de desarrollo, pero ma-yormente desde una perspectiva muy teó-rica. A pesar de casi 20 años de trabajos deresolución de conflictos en América Lati-na, todavía existen muy pocos estudios de-tallados sobre casos explícitos de resolu-ción.

II. ¿Por qué incluir la dimensión de géneroen el manejo de conflictos socioambienta-les?

Hay dos razones principales paraapoyar la inclusión de género:

En primer lugar, propongo que siaceptamos que el conflicto es un procesosocial, común, corriente y normal, y si

aceptamos también que el género es unavariable social con mucha utilidad paradescifrar y entender el comportamientohumano, entonces podemos (y debemos)enriquecer nuestras formas de manejo deconflictos con la inclusión de género den-tro de nuestro paquete de métodos de aná-lisis y acción.

En segundo lugar, durante los últi-mos diez años, hemos sido testigos de unaverdadera explosión de estudios que docu-mentan las relaciones explícitas de las mu-jeres, a nivel global, con los recursos natu-rales, y, tal vez de mayor importancia, lasdiferencias (frecuentemente bastante gran-des) entre mujeres y hombres en cuanto aestas relaciones. Si la mujer tiene una rela-ción íntima y distinta del hombre acercadel mismo recurso, y si este recurso está enconflicto, las necesidades y los intereses dela mujer deben tener igual trato y peso quelos del hombre en la búsqueda de meca-nismos de negociación del conflicto.

III. ¿Por qué hay tan pocos ejemplos de lainclusión de género en el manejo de con-flictos socioambientales en América Lati-na?

Como una persona con una ciertaexperiencia en el análisis de género aplica-do a cuestiones de investigación y desarro-llo rural (sin embargo, nueva en el campode manejo de conflictos), me sorprendiódescubrir lo poco que se ha usado el aná-lisis de género en las estrategias para en-tender o manejar conflictos del tipo so-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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cioambiental. Desde mi punto de vista,pienso que pueden existir varias razonespara la poca inclusión de género en estecampo hasta el momento. Primero, en lamayoría de los casos de resolución de con-flictos, la unidad de análisis de las distintosposiciones e intereses ha sido la “comuni-dad” frente a otra entidad grupal. Este en-foque analítico, frecuentemente puede ha-cer que se presuma que todos los miem-bros de la comunidad tienen posiciones eintereses comunes. Tiende a invisibilizar laexistencia de grupos dentro de la mismacomunidad que pueden tener intereses dis-tintos en relación al conflicto en cuestión.Conjuntamente con esto, hay una fuertetendencia para las personas u organizacio-nes de mediación de trabajar con los líde-res existentes de la comunidad. En la ma-yoría de los casos, estos líderes son hom-bres y sus perspectivas sobre un conflictopueden esconder o hacer invisibles otrosintereses en la comunidad, sobre todo, losde las mujeres.

Pienso también que la fuerte y ricaatención a los temas de etnicidad en lasexperiencias hasta la fecha, con la media-ción de conflictos socioambientales, pue-de haber servido para invisibilizar las dife-rencias de género dentro de comunidades,o tal vez minimizado cuestiones de génerofrente a la complejidad de las variables ét-nicas. Otro motivo puede ser que existaninquietudes entre los profesionales traba-jando en la mediación de conflictos socio-ambientales, de que el “género” implicanecesariamente la promoción de cambios

de relaciones y roles entre los hombres ymujeres de las comunidades en donde es-tán llevando a cabo la mediación. Esta in-terpretación de la intencionalidad de la in-clusión de género puede frenar la conside-ración de la dimensión de género en lostrabajos de mediación. Finalmente, la pocainclusión también se debe a que, en gene-ral, a nivel de la región latinoamericana, eluso del análisis de género es débil y sóloesporádicamente aplicado a cuestiones dedesarrollo y mucho menos a los asuntos deconservación.

IV. ¿Existen ejemplos del análisis de géne-ro en otros campos de investigación o me-diación de conflictos?

Al encontrar que existen muy pocosejemplos del análisis de género dentro delcampo de la mediación de conflictos so-cioambientales, hice una pequeña explo-ración del tema de género dentro del áreamás amplia de conflictos sociales. Esta lite-ratura es bastante extensa y viene de lasdisciplinas de la sicología, sociología, y delcampo legal. Según Kolb y Coolidge (n.d.),el género es una de las variables más utili-zadas en el campo de investigación y ac-ción en negociaciones sociales. A través demás de 100 ejemplos de investigaciones enlaboratorios, ellos presentan un resumende las diferencias de género que han sidoobservadas en conflictos creados en expe-rimentos sociales. He extraído de este resu-men la lista presentada en el Cuadro 1 de

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las tendencias de comportamiento dehombres y mujeres en las negociaciones.

Es necesario calificar esta lista conciertas observaciones. Primero, los autoresexplican que los resultados sobre estas ten-dencias observadas son muy contradicto-rios. Exhiben tendencias muy generales,pero hay enormes excepciones. También,las tendencias están muy afectadas porotros factores, como por ejemplo si el gru-po (o dyad) de negociación estuvo com-puesto de mujeres, de hombres o si ocurrióen un grupo mixto. Los comportamientosde las personas involucradas en una nego-ciación también son influenciados por elsexo de los mediadores. Otro elemento decaución es que la mayoría de los experi-mentos fueron hechos en EE.UU o Canadá.No incluyen análisis de diferencias regio-nales, de status social, condiciones econó-micas o diferencias culturales y étnicas.Por este motivo, no deben ser usados enuna forma determinista, sino que su utili-dad radica en poder contemplar las posi-bles tendencias de comportamiento y bus-car mecanismos para efectuar otras investi-gaciones más concretas. Sugiero que seríaútil para el campo de manejo de conflictossocioambientales, iniciar unos estudios decomportamiento en el campo para docu-mentar sistemáticamente la existencia dediferencias en el comportamiento por gé-nero en las actividades de negociación. Es-tos estudios deberían incluir fuertes ele-mentos comparativos tales como etnici-dad, edad, experiencias fuera de la comu-

nidad de los participantes, tipo de conflic-to, y tipo de comunidad.

V. Algunos ejemplos de conflictos de géne-ro en proyectos sobre uso y manejo de re-cursos naturales

A) El género y los viveros forestales

Un buen ejemplo de los conflictosde género en el uso y manejo de recursosnaturales viene de los esfuerzos a través devarios proyectos e iniciativas de establecerviveros forestales comunitarios. Muchoshan encontrado en los procesos de deter-minar cuáles serán las especies para incluiren un vivero forestal comunitario, que haygrandes diferencias entre las variedadesdeseadas por los hombres y las que prefie-ren las mujeres. Con frecuencia, los hom-bres prefieren sembrar especies madera-bles que tengan un valor en el mercado oque se puedan usar en construcciones lo-cales. Esta preferencia coincide con susresponsabilidades de proveer tablas paraconstrucciones o en sus roles de llevar elcomercio hacia afuera de la comunidad.Pueden también resultar de sus conexionescon personas dedicadas a la extracción demadera de los bosques.

En cambio, se encuentra con igualfrecuencia el deseo de mujeres campesinaspara obtener especies que sirven para múl-tiples usos, tales como leña, medicinas, laproducción de frutas para el consumo fa-miliar y alimento para los animales meno-res. A veces expresan preferencias por es-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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pecies antiguas, ahora desaparecidas, queutilizaban sus abuelas y que ya no se pue-den encontrar. En otros lugares, las mujereshan expresado su deseo por árboles sim-plemente porque son bonitos. Estos deseostambién coinciden con los roles que llevanlas mujeres en sus actividades productivasy reproductivas o con los espacios queellas frecuentan mayormente.

Enfrentados con estas diferencias,los agentes que promueven los viveros fo-restales han tenido que acomodar los inte-reses de los dos géneros, habitando espa-cios en los viveros para mayor número deespecies y buscando materiales de siembrade variedades locales. En los casos dondelos agentes sólo han tomado en cuenta laspreferencias de un género, como las de loshombres, han encontrado a veces situacio-nes de conflicto o incumplimiento en lastareas necesarias para sustentar el buen de-sarrollo del vivero.

Christine Pendzich relata un intere-sante caso hipotético que demuestra lo quepueda pasar cuando no se consideran lasdiferencias de género en el desarrollo deun vivero forestal (Pendzich, comunica-ción personal, 1995).

Los hombres en la comunidad pue-den decidir que quieren producir un ciertotipo de árbol que es propicio para la cons-trucción o que tiene un mercado seguro.Deciden iniciar un proyecto para estable-cer un vivero para producir esta variedad.Pero en esta comunidad, son las mujeresquienes tienen la responsabilidad de regarlas plantas y cuidar el vivero. Ellas hubie-

ran preferido sembrar árboles frutales, envez de los maderables, para poder ayudaren la alimentación de su familia, pero suspreferencias y necesidades no fueron con-sideradas en el diseño del proyecto del vi-vero. Por no responder a sus intereses, lasmujeres dejan de aportar su mano de obraal vivero, y el proyecto, literalmente, mue-re.

B) Conflictos de género con los agentes dedesarrollo forestal: El caso del Proyecto deDesarrollo Forestal Comunitario (DFC) enEcuador

No sólo existen conflictos de géneroen cuanto a las actividades técnicas de unproyecto, como las diferencias de géneroen las preferencias por ciertas variedades oespecies de árboles, o por diferencias rela-cionadas a actividades de proyectos comoen el establecimiento de viveros forestales.También existen conflictos de género rela-cionados a las personas que trabajan conlos proyectos de conservación o desarrolloforestal. Aquí presento un ejemplo de unconflicto de género que existe en el Pro-yecto Desarrollo Forestal Campesino-DFC(FAO/INEFAN) en el Ecuador.2

El Proyecto DFC es financiado por elGobierno Holandés a través de FAO e im-plementado por un equipo mixto de profe-sionales nacionales e internacionales,hombres y mujeres, dentro del INEFAN.Como requisito del donante, el proyectotiene un fuerte compromiso con la incor-poración de género dentro del campo del

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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desarrollo forestal campesino, e incluyefondos para asegurar la capacitación engénero a los técnicos del DFC y un puestoa tiempo completo para un experto inter-nacional en asuntos de género. Tambiénincluye en el proyecto, especialistas en gé-nero para cada una de las cuatro oficinasdel DFC en las diferentes regiones del paísdonde el proyecto opera. Los especialistasincluyen mujeres y hombres. El DFC traba-ja bajo un esquema de participación co-munitaria en todas las actividades de cam-po apoyados por el Proyecto, y trabaja através de organizaciones de segundo grado(OSGs) que representan a varias comuni-dades de base.

Para iniciar sus actividades en unacomunidad nueva, el DFC entra en un pro-ceso de negociación para establecer loscompromisos de las dos partes: el DFC y laOSG. Uno de los requisitos del DFC es quela OSG tiene que nombrar promotores co-munitarios para efectuar las actividades delproyecto. Estos promotores reciben capaci-tación del DFC y actúan como enlace en-tre las comunidades y el Proyecto. El DFCaspira que una buena proposición de lospromotores pudieran ser mujeres. El objeti-vo de este requerimiento es para tratar deasegurar que haya una conexión operativaentre el DFC y las mujeres de las comuni-dades.

Se reconoce que el ejercicio de pro-motoras comunitarias no es fácil. Ellas sonmujeres solteras, madres solteras, viudas, ymujeres casadas, tanto jóvenes (25-35) co-mo mujeres de mediana edad (35-45

años). Algunas son ya líderes comunitariascon experiencias en otras actividades,mientras para la mayoría es su primer ex-periencia en liderazgo de este tipo. Lo quecomparten en común es un fuerte prejuiciode género que limita significativamente sustrabajos y que, en ciertos casos, ha sidomotivo para dejar de ser promotora.

Las mujeres solteras encuentranconflictos entre los requisitos de trabajo yel “rol” que deben jugar en la comunidadcomo “buenas hijas de familia”. La necesi-dad de viajar a otras comunidades, hacerel trabajo en colaboración con otros hom-bres, y asistir a reuniones por la noche, ha-ce que otros miembros de la comunidad ysus mismas familias juzguen su comporta-miento como incorrecto para una mujer debuena reputación. Dicen que las promoto-ras parecen como “mujeres de la calle”.Los rumores y las críticas a nivel de la co-munidad pueden resultar en un ostracismode la promotora. Ellas corren riesgo de nopoder contraer matrimonio en el futuro ode ocasionar problemas para su familia,que, según la comunidad, no está orientan-do o controlando suficientemente a la mu-jer soltera. En los casos donde la familia dela promotora la apoya en su trabajo, toda-vía se pueden crear problemas entre la fa-milia y la comunidad.

Para las promotoras casadas, losproblemas se concentran en conflictos conel esposo, quien se puede oponer a sus sa-lidas para el trabajo, diciendo que ella es-tá buscando otro hombre. El esposo puederecibir presión de otros miembros de la co-

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munidad, criticándole que él no está con-trolando a su mujer cuando ella sale a tra-bajar fuera de su casa.

Estos problemas de aceptación co-munitaria de las promotoras han causadola salida de algunas promotoras de suspuestos. Cuando el DFC ha tratado de ex-plorar el motivo de la salida, algunas dicenal inicio que han salido porque el trabajoles quita demasiado tiempo, pero al inda-gar más, resulta que el motivo principal esel conflicto entre su rol de promotora y suotro rol de hija o de esposa.

El DFC está empezando a tratar elproblema en una serie de talleres con gru-pos de los promotores. Para no enfatizaraún más el problema que sufren las promo-toras, están organizando los talleres alrede-dor de temas más amplios, como el de“problemas de desarrollo comunitario”donde se incluyen actividades para tratarexplícitamente los problemas de las pro-motoras. Utilizan los métodos de las tarje-tas para crear árboles de problemas y pro-mover discusiones sobre alternativas de so-lución. Aunque el DFC procura siemprebajar las tensiones, reconocen tambiénque la aceptación de un rol nuevo a nivelde las comunidades, como es el de la pro-motora, va a llevar un buen tiempo. La ne-cesidad del DFC en este momento es la dereconocer el problema abiertamente, apo-yar a las promotoras en sus trabajos, y tra-tar de aliviar, en lo que pueda, las tensio-nes locales.

El caso de las promotoras del DFCimparte interesantes ideas sobre las estrate-

gias que un proyecto puede considerar pa-ra promover la inclusión de género. La po-lítica de promover la participación femeni-na para la promoción comunitaria ha cau-sado conflictos de género en las comuni-dades, pero tal vez estos mismos conflictosestán promoviendo una consideración lo-cal sobre posibles cambios en los roles delas mujeres, que pueden ser, a más largotiempo, saludables para la comunidad. Laspromotoras que sobrevivan al conflicto yconsigan ejercer su trabajo, van a servir demodelo para otras mujeres de la comuni-dad. También sirven como ejemplos visi-bles de que la mujer sí participa en las ac-tividades de conservación, y que sí puedeejercer roles de liderazgo comunitario.

Por otro lado, no debemos confun-dir la contratación de mujeres para promo-toras con la inclusión de una dimensión degénero en el DFC. El acto de contratar lasmujeres es un resultado del análisis de gé-nero aplicado al campo del desarrollo fo-restal comunitario, que ha revelado la ne-cesidad de mejorar la comunicación direc-ta con mujeres en el campo y el reconoci-miento de que en la sociedad andina, lacomunicación “mujer a mujer” puede te-ner efectos mejores que la comunicaciónde “hombre promotor hacia mujeres de lacomunidad”. Esto no quiere decir que noexistan hombres con excelentes destrezaspara comunicarse con las mujeres campe-sinas, sino que esta comunicación necesa-ria para el buen funcionamiento del DFCpuede ser mejorada con la inclusión explí-cita de mujeres promotoras. La estrategia

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de las promotoras del DFC va de la manocon un programa de capacitación en aná-lisis de género y asistencia técnica en eluso del variable género en las otras activi-dades del DFC. Esta combinación de estra-tegias es una buena lección para otros pro-yectos similares.

VI. ¿Cómo incluir género como una varia-ble en la resolución de conflictos socioam-bientales? Algunas sugerencias y oportunidades

Queda en frente de nosotros un tra-bajo bastante grande para determinar lasmejores avenidas para la inclusión de gé-nero en el campo del manejo de conflictossocio-ambientales. Sin embargo, es posiblesugerir algunas áreas inmediatas que po-drían beneficiar si bien en una considera-ción, aun parcial, la variable género.

A) La inclusión de género en los diagnósti-cos del conflicto en la fase de pre-negocia-ción

El área más propicia para iniciar lainclusión de la perspectiva y metodologíadel análisis de género es en la fase de pre-negociación. Una parte importante de estafase es la definición del conflicto y la de-terminación de los actores en el conflicto ylos interesados. El análisis de género puedeser útil para entender cómo se define elconflicto para las mujeres y para los hom-bres, incluyendo también diferencias poredad. Los métodos participativos y etno-

gráficos pueden ser adecuados sin muchoesfuerzo para recoger y analizar informa-ción sobre diferencias de género en la de-finición de un problema, quiénes partici-pan en un conflicto y quiénes son afecta-dos por éste. Lo esencial en esta fase diag-nóstico es adicionar la palabra ¿quién? acada nueva pregunta de investigación. Su-giero que las herramientas analíticas, co-mo el acceso y control, análisis de prefe-rencias, análisis de condición y posiciónante cualquier solución de un conflicto, yel análisis de los interesados con la ópticade género, serán las más útiles para aplicaren esta fase. Es importante recordar que elanálisis de género no tiene que ser hechoúnicamente por personas profesionales es-pecializadas. Miembros de la comunidadmisma pueden ser involucrados en las ac-tividades de diagnosis y análisis.

B) La inclusión de género en la organiza-ción de reuniones formales en comunida-des en la fase de negociación

Otra área importante del manejo deconflictos para la inclusión de la dimen-sión de género es el de la organización(“setup”) de las reuniones formales paradiscutir el conflicto. Hay varias cosas quepueden hacer los/las mediadores para pro-mover una participación más equitativa delas mujeres y los hombres de la comunidaden tales reuniones.

El sitio de la reunión: Se debe esco-ger un sitio donde todos puedan entrar ysentarse cómodamente. En espacios muy

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chicos, hay una tendencia para las mujeresde quedarse escuchando desde afuera. Enespacios muy grandes, las mujeres en mu-chas situaciones se sientan muy lejos de la“acción” y su participación tiende a bajar.Si el sitio de la reunión es un sitio dondenormalmente sólo se reúnen los hombres,las mujeres no se van a sentir cómodas alentrar a él, aunque el evento pueda ser ex-traordinario.

El día de la reunión: ¿Es un día en elque tanto los hombres como las mujeresestán disponibles para asistir? Con frecuen-cia, se selecciona un día en el que loshombres no tienen trabajo, pero no se con-sidera que los trabajos de las mujeres sícontinúan. A veces es mejor buscar unatarde en el fin de semana cuando no se in-terfiere con las tareas de la cocina y el cui-dado de los niños. Hay organizadores deeventos comunitarios que ofrecen comidapara el evento para evitar así que la gentetenga que salir a comer, y organizan activi-dades separadas para los niños para permi-tir una activa participación de los padres.

La hora y la duración de la reunión:En adición a lo arriba expuesto, es impor-tante considerar cuáles son los horariosmás convenientes para la comunidad y es-tablecer reglas de tiempo de duración. Lapuntualidad es una condición que debe seraplicada no sólo a la comunidad sino a losagentes de afuera. A veces es mejor dividirlas reuniones en varias de menor duración,a través de varios días seguidos para que lagente no se canse tanto y para que las mu-jeres y los hombres puedan combinar la

asistencia con sus responsabilidades case-ras.

El arreglo (ubicación de los partici-pantes) en la reunión: Es importante preve-nir el arreglo del sitio de la reunión para lo-grar la participación de todos. Los círculosamplios donde todos pueden ver las carasde los otros es recomendable. A veces esnecesario invitar especialmente a las muje-res a sentarse más cerca, o a entrar en elgrupo. Si esto es culturalmente difícil, unopuede tratar de incluir distintas agrupacio-nes y actividades en grupos pequeños paraacomodar una necesidad de separacióndentro de la participación.

Las dinámicas: Es muy útil incluir di-námicas sociales breves para aliviar tensio-nes y el cansancio durante las reuniones.Se pueden aprovechar éstas para bajar ten-siones de género u organizar momentosdonde los participantes jueguen roles dis-tintos a los normales. Esto ayuda a variarlas perspectivas de un conflicto, generardistintas opciones de solución, y dejar, aveces, que personas marginales puedanexperimentar con roles más céntricos.

El idioma: Es esencial que el idiomadel discurso de la reunión sea accesible atodos los participantes. Se debe evitar en loposible la necesidad de traductores. Tam-bién se debe cuidar el lenguaje de la reu-nión y asegurar que todos entiendan bienla “jerga” que puede usarse en una reuniónsobre conflictos.

Los espacios/tiempos de reflexióncon la familia: Una estrategia que puedeser útil es la de programar en las reuniones

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formales, espacios y tiempos de reflexiónen la familia. Como sabemos que existemucha negociación y discusión entre losgéneros dentro de la cas a y en los espaciosprivados, y que estos momentos puedenser los precisos para formular opiniones yrespuestas, se pueden programar estos mo-mentos dentro de la reunión y orientarlos adiscusiones específicas para encaminar elproceso.

En adición a estas opciones, existenalgunas otras cosas que se pueden consi-derar para incluir la dimensión de géneroen el manejo de conflictos. Se podría in-cluir esta capacitación para los que traba-jan en mediación de conflictos como parteintegral de su formación. Esto sería útil tan-to para los profesionales cuanto para losmediadores comunitarios. Se puede tam-bién introducir el tema de género dentrode los manuales y guías para los mediado-res. También se podrían hacer esfuerzos enel fortalecimiento de las capacidades ydestrezas de las mujeres de la comunidaden las formas de negociar o en cómo parti-cipar mejor en reuniones de resolución deconflictos. Este tipo de capacitación previaa los eventos de mediación, beneficiaría atodos los participantes y no sólo a las mu-jeres. Finalmente, se pueden hacer esfuer-zos para incluir siempre mujeres mediado-ras en los equipos de manejo de conflictos.Para que esta estrategia sea útil, y no sólosimbólica, se deben planificar los roles quecada mediador/a va a tomar durante elevento, y definir por qué y cómo se pue-den demostrar los comportamientos positi-

vos hacia la negociación equitativa de gé-nero en los conflictos.

VII. ¿Qué deberíamos hacer?

Para terminar esta exploración preli-minar de la dimensión de género en el ma-nejo de conflictos socioambientales, quie-ro hacer cinco recomendaciones.

aa)) Revisar la literatura formal y“gris” sobre género y conflictos.Existe mucha más información enotras literaturas que puede ser útilpara el manejo de conflictos so-cioambientales. Deberemos exten-der nuestra búsqueda hacia camposmás amplios de nuestras disciplinas.

bb)) Organizar las experiencias actua-les del campo para compartirlas.También existen experiencias entrelas personas actualmente involucra-das en el manejo de conflictos so-cioambientales, que podrían ser ins-tructivas para otros. Se podrían ini-ciar actividades de sistematizar es-tas experiencias personales paradespués compartirlas y examinarlaspara obtener posibles lecciones.

cc)) Diseñar experimentos a nivel delaboratorios de investigación socialsobre la comunicación y género, in-cluyendo análisis de factores cultu-rales y de etnicidad.

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dd)) Incorporar (a través de la capaci-tación de los mediadores profesio-nales y comunitarios y la asistenciatécnica de especialistas en asuntosde género y conflictos) el análisis degénero en los diagnósticos de con-flictos socioambientales.

ee)) Diseñar observaciones formales einvestigaciones sistemáticas com-plementarias en el campo sobre lasdiferencias de género en el compor-tamiento comunitario hacia conflic-tos, incluyendo comparaciones en-tre distintos tipos de sociedades y decomunidades.

Este esfuerzo nos dará una base deexperiencias para mejorar nuestro entendi-miento del rol que realmente juega estefactor en los conflictos socioambientalesen nuestro medio y ayudará a diseñar me-jores estrategias y métodos para trabajarcon el tema de género en este campo.

Con estas sugerencias, concluyo es-ta exploración preliminar. Espero que esteanálisis sirva para motivar a otras personasa poner sus nuevos “lentes de género” yexaminar lo que suelen hacer en sus traba-jos, para ver dónde se podrían considerarcambios. Espero también que esta contri-bución al seminario motivará al FTPP a se-guir recorriendo el camino de exploraciónque he iniciado en este trabajo.

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MMUUJJEERR HHOOMMBBRREE

cooperativo competitivoexpresivo asertivointegrativo distributivointegrativo y situacional individualcontextual aisladopasivo agresivoindirecto, relacional directo, linealpersonal despersonalizadohablar poco hablar muchointerrrumpido interrumpeempatía antipatíaarmonía conflictoevitar conflictos confrontar conflictosescuchar activamente escuchar a distancia

CCuuaaddrroo NNºº 11TTeennddeenncciiaass ddee CCoommppoorrttaammiieennttoo ddee HHoommbbrreess yy MMuujjeerreess aa llaa NNeeggoocciiaacciióónn

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BBiibblliiooggrraaffííaa

Balarezo P., Susana 1994Guía Metodológica para Incorporar la Dimensión deGénero en el Ciclo de Proyectos Forestales Participa-tivos. FAO/ FTPP/ DFPA, Quito, Ecuador.

Bingham, Gail, Aaron Wolf and Tim Wohlgenant1994Resolving Water Disputes: Conflict and Cooperationin the United States, the Near East and Asia. ISPAN/U-SAID.

Bozzo, Sandra I. 1995Gender and Power in Mediation. York University. Ma-nuscript.

CIDES 1994Guia para Mediadores Comunitarios. Proyecto sobreMedios Alternativos en la Solución de Conflictos Le-gales, II Fase. Centro Sobre Derecho y Sociedad, Qui-to.

Hisham, Mohamed Ahmed, Jan Sharma, AnthonyNgaiza and Nicholas Atampugre 1991Whose Trees: A People’s View of Forestry Aid. Lon-don: Panos Publications Ltda.

Hoskins, Marilyn 1995“Announcing an Electronic Conference on ConflictManagement”, in Gender and Property Rights EMAILConference, CGIAR, 13 October.

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Pendzich, Christine, Garry Thomas and Tim Wohige-nant 1994The Role of Alternative Conflict Management in Com-munity Forestry. RESOLVE/ FAO.

Tannen, Deborah 1990You Just Don’t Understand: Women and Men in Con-versation. New York: Ballantine Books.

Townsend, Janet Gabriel 1995Women’s Voices from the Rainforest. New York, Rou-tledge.

NNoottaass

1 Ponencia preparada para el Seminario Inter-nacional del FTPP/FAO sobre “Manejo Alter-nativo de Conflictos Socioambientales”, 13-16 de noviembre de 1995, Quito, Ecuador.Agradezco a los participantes del Seminariopor sus comentarios hechos después de mipresentación, los cuales han sido incorpora-dos en este borrador.

2 La información sobre este caso de conflictofue recolectada durante entrevistas informa-les con Miguel Andrade e Ineke van der Pol,quienes trabajan con el proyecto DFC/FAO/I-NEFAN. Les agradezco mucho por habercompartido esta información.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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IInnttrroodduucccciióónn

Asumimos en este documento que,al hablar de conflictos, nos estamos refi-riendo a aquellas oposiciones causadaspor la estructura de la organización econó-mica y política de una sociedad, y que enla esfera de lo ambiental se traducen en laconfrontación entre actores sociales porsus intereses contrapuestos sobre los recur-sos naturales. En palabras de Gluckman1,un conflicto es la tensión que surge “en elcorazón mismo del sistema”, expresandocon ello que es el centro vital de la socie-dad el que está afectado por una contra-dicción y que su superación provocará ine-vitablemente “el cambio radical del siste-ma”.

Sin embargo, es necesario tambiénseñalar que el conflicto no es patrimoniode un determinado sistema socioeconómi-co, sino que -al menos todos los sistemasque han existido y existen actualmente- es-tán atravesados por contradicciones, aun-que éstas correspondan a distintas causas.

Las confrontaciones concretas quesurgen constantemente en el uso de losrecursos naturales pueden ser fruto de es-tas contradicciones estructurales cuandolos actores intervinientes representan in-tereses antagónicos, tal es el caso de lasconfrontaciones entre comunidades indí-genas y compañías petroleras, o por elcontrario pueden obedecer solamente aposiciones discrepantes cuando los acto-res comparten una misma ubicación den-tro del entramado socioeconómico y po-lítico de la sociedad, como por ejemplo,la confrontación entre comuneros por eluso de los páramos comunales. En el pri-mer caso, se trata de expresiones del con-flicto estructural de la sociedad; en el se-gundo, son expresiones de desacuerdoscoyunturales.

En estos términos, al hablar aquí delas condiciones para el manejo de conflic-tos socio-ambientales, habrá que tener pre-sente que estamos restringiendo el trata-miento del tema a situaciones en que lascondiciones objetivas de los actores socia-

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Condiciones necesarias para el manejo deconflictos socioambientales

Lourdes Endara Tomaselli

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les que intervienen son heterogéneas y susintereses antagónicos. En caso contrariodeberíamos modificar la expresión o -másbien dicho- ampliarla a “manejo de con-flictos y disputas socio-ambientales”, conlo cual también el análisis de las condicio-nes para hacerlo deberían modificarse,pues, aunque sea redundante, no es lo mis-mo aproximarnos al tema si nos referimosa disputas entre iguales que a conflictosentre desiguales.

Las confrontaciones puntuales cau-sadas por un conflicto ocurren cuando losdistintos actores sociales antagónicos secolocan frente a frente -de manera real o fi-gurada- y pugnan por lograr que sus intere-ses sean aceptados por el otro. En el casode los conflictos socioambientales, el inte-rés es sobre un determinado recurso natu-ral. Ese frente-a-frente tiende en la mayoríade los casos a ser violento o impositivo porparte de los actores que concentran mayorpoder político o económico, que pertene-cen a culturas dominantes o cuyas identi-dades han sido hegemonizadas. A pesar deesta tendencia, hay cada vez más una con-ciencia de la necesidad de buscar mediosque permitan alcanzar concertaciones oacuerdos particulares sobre el uso de de-terminados recursos naturales, aun entreactores estructuralmente antagónicos. Esteesfuerzo no debe olvidar que todos estosmedios deberían procurar disminuir losriesgos que reviste una confrontación vio-lenta para los actores menos favorecidos,pero que en ningún caso serán solucionesdefinitivas al conflicto, aunque sí pueden

ser las bases para alterar la correlación defuerzas entre los actores al ser entendidoscomo procesos de aprendizaje y fortaleci-miento de las organizaciones populares.

El actor social se constituye comotal en la medida que representa un interésy ocupa una posición en la sociedad, esdecir que “encarna una idea, una reivindi-cación, un proyecto, una promesa, una de-nuncia”2 y en función de ellos actúa en elescenario social. Un individuo, un grupo,una comunidad o una institución puedenser actores sociales y por lo tanto puedenser parte de un conflicto socioambiental enel momento en que sus intereses sobre de-terminado recurso son contradichos porlos de otro u otros actores sociales. Los fac-tores que intervienen en la constitución delos actores sociales son su posición econó-mica, su poder político, la cultura a la quepertenecen y su adscripción a una identi-dad3. Es el cruce de estas cuatro variablesel que provoca, por un lado, la diversidadde actores sociales que intervienen en losconflictos socioambientales y por otro, lacomplejidad de la caracterización de susintereses4.

En todo caso, el papel que desempe-ñan los actores confrontados tiene un pesofundamental en la manera en que el con-flicto se desarrollará. Por esta razón, en es-te trabajo se presentarán algunas condicio-nes a tener en cuenta en el manejo de con-flictos socioambientales desde la perspec-tiva de los actores sociales que intervienen,dejando a un lado otro tipo de condicionesque pueden derivarse de las causas que lo

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generan o de los escenarios donde se desa-rrollan.

No pretendemos hacer un análisisexhaustivo de las condiciones que se re-quieren para manejar un conflicto, sinosimplemente anotar algunas de las que nosparecen han sido consideradas con menosfrecuencia en el tratamiento del tema. Nosreferimos a aquellas que se desprenden delas dos últimas variables que intervienenen la constitución de los actores sociales,esto es la cultura y la identidad.

I. Representación de los actores externos

En la mayoría de los casos, en losconflictos socioambientales de Latinoamé-rica los actores intervinientes son princi-palmente comunidades rurales frente a ins-tituciones estatales o privadas nacionales ytransnacionales extractoras a gran escalade los recursos naturales. Si bien esta con-dición desequilibrada ya establece una co-rrelación de fuerzas a favor de los actoresforáneos, hay un “valor agregado” a ellos,que les dota de mayor poder. Esto es la re-presentación que le asignan las comunida-des rurales, lo que no es un escollo fácil desalvar. En términos generales se puedeplantear que, por los efectos ideológicosde la estructura socioeconómica, quien es-tá en condición de dominación la asumecomo producto de la superioridad del do-minador. Los procesos organizativos de lossectores populares han ido desarmando es-te basamento ideológico de la domina-ción, sin embargo, éste no está totalmente

destruido. Pero si además de pertenecer aun sector socioeconómicamente domina-do, los actores más débiles son parte deculturas que han sido durante siglos discri-minadas por la cultura dominante (hispanoy portugués hablante en América Latina),la representación construida sobre susagentes es producto de la desvalorizaciónde la cultura propia y la sobrevaloraciónde la cultura ajena5. Esta representacióngeneral está compuesta por un sinnúmerode representaciones menores sobre las ca-pacidades, destrezas, habilidades, recursose inclusive artimañas de los actores perte-necientes a la cultura dominante, muchasde ellas míticas o estereotipadas, pero co-mo dice Godelier, más reales que la reali-dad misma para quien las piensa.

Esta representación provoca que, amás de poder real, los actores externos go-cen de una fuerza simbólica frente a las co-munidades locales, que potencia su podery predispone una condición de debilidaden el manejo del conflicto por parte de lascomunidades rurales.

Por esta razón es necesario, antes deintentar un manejo alternativo del conflic-to, conocer cuáles son esas representacio-nes sobre el actor externo para actuar so-bre ellas, desestructurarlas, y eliminar almenos su fortaleza simbólica cuando no sufuerza política o económica. Muchas delas estrategias diseñadas para la resoluciónalternativa de conflictos dejan a un ladoesta condición y se construyen como si losactores sociales antagónicos tuvieran lamisma fuerza. Habría que pensar en lo que

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puede ocurrir en una mesa de negociacio-nes cuando un actor se siente y se repre-senta a sí mismo como débil frente a unoque lo mira también como débil. El juegode palabras expresa lo difícil de esta situa-ción.

II. Legitimidad de los medios y de los agen-tes de la resolución

Más allá de las ventajas objetivasque pueden tener las estrategias colabora-tivas en el manejo de conflictos socioam-bientales, debemos tomar en cuenta la va-loración que los actores más débiles hacende ellas y la que hacen de las estrategias le-gales o impositivas. En este caso estamostratando también de un aspecto que co-rresponde al plano del imaginario.

Si nos acercamos a la realidad ruralde América Latina, podemos observar quelas autoridades locales que representan ala sociedad nacional (tenientes políticos,guardias rurales, párrocos, maestros, ha-cendados, caudillos, etc.) gozan de un ele-vado prestigio al interior de las comunida-des, más aún si se trata de poblaciones in-dígenas; esto tiene mucho que ver con loque señalamos antes, es decir, la maneraen que lo perteneciente a la sociedad cul-turalmente dominante es representada porlas comunidades dominadas. Estos agentesde autoridad son, además, parte de un teji-do de relaciones de dependencia y sumi-sión que se ha ido construyendo desde lacolonia, pasando por la época de la ha-cienda, hasta nuestros días. Ellos y los me-

canismos que emplean a la hora de inter-venir en los conflictos han sido asumidospor las poblaciones rurales como las úni-cas instancias válidas a las que recurrir.Aun en el momento en que surge una dis-puta en el espacio intracomunitario, seacude a ellos para que resuelvan sobre ladisputa o al menos “legalicen” la resolu-ción tomada. La “autoridad” que represen-tan les otorga una legitimidad que rebasalos límites de la legalidad. En muchas oca-siones hemos constatado cómo la soluciónfinal de una disputa intracomunal sólo sealcanza cuando se ha pasado por los me-dios oficiales ejecutados por los agentes deautoridad.

En nuestras acciones de capacita-ción a sectores populares sobre el manejoalternativo de conflictos y a la hora de im-pulsar estas estrategias, deberíamos tomaren cuenta los elementos o referentes másprofundos a través de los cuales se constru-ye esa legitimidad de los medios y de losagentes que intervienen en la resoluciónde conflictos. En muchos casos podremosdescubrir que parte de esos referentes giranen torno al sexo, a la edad, al manejo de laexpresión oral, al desplazamiento y la ges-tualidad; son aspectos tan “triviales” losque pueden revestir de legitimidad a unagente de autoridad y a través de él a la es-trategia empleada. Podemos preguntarnostambién si el cambio de los roles asignadosa cada género, y que es impulsado sutil obruscamente por los agentes de desarrollo,no infringe las normas culturales que pre-

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tendemos respetar y hacer respetar con eluso de estrategias colaborativas.

III. Estructura política interna de las comu-nidades locales

En el contexto latinoamericano coe-xisten sociedades con sistemas políticos di-versos; entre ellos muchos que tienen unmodelo altamente jerarquizado en el cualun individuo concentra en sí prestigio, po-der y fuerza naturales y sobrenaturales.Hablamos principalmente de las socieda-des de floresta tropical, aunque en el con-texto andino también encontramos estruc-turas de poder sumamente verticales. Enellas, por lo tanto, el ejercicio de la autori-dad tiende a ser vertical e impositivo. Elmandato de un chamán es algo que no sepuede obviar en el contexto intracomunalamazónico; la sanción comunal a quienprovocó un daño grave a otro de susmiembros debe ser imperativamente cum-plida, como único mecanismo posible pa-ra que el infractor se reincorpore a la vidacomunal en el contexto andino; el castigofísico, la burla o el ridículo para quienesalteran la vida comunitaria no son justa-mente estrategias colaborativas en el senti-do usual (y muchas veces descontextuali-zado) del término, pero son estrategias ha-bituales en las comunidades indígenas delcontinente.

Todos estos mecanismos correspon-den a sistemas peculiares de organizaciónpolítica y son legítimos para quienes hansido modelados en la cultura que los gestó.

Pueden aparecer a nuestros ojos (es decir,a nuestros filtros culturales) como actosatentatorios a la dignidad, antidemocráti-cos, autoritarios y hasta “salvajes”. Cabenuevamente preguntarnos si somos capa-ces de ser respetuosos solamente conaquello que se asemeja a lo gestado ennuestra cultura o si aun aquellas prácticasque contradicen nuestro sistema de valores(y estoy hablando como miembro de lacultura hispano hablante latinoamericana)deben ser respetadas y reconocidas comoválidas y legítimas en el momento de la re-solución de un conflicto.

Sin ir tan lejos, constatamos tambiénque hay una gran diferencia entre un siste-ma democrático (propio de las sociedadesoriginadas en la matriz cultural greco-lati-na) y un sistema consensual (propio de lassociedades andinas). En principio, la de-mocracia es exactamente lo opuesto alconsenso. La primera implica la renunciade todo por parte de algunos, mientras queel consenso implica la renuncia de algopor parte de todos. Pero, al menos en lascomunidades andinas, esos consensos selogran después de poner en acción todo unjuego de relaciones de reciprocidad, deprestigio, de lealtades que poco o nada tie-nen que ver con el tema sobre el que sepretende alcanzar el consenso.

Las decisiones consensuales difícil-mente pueden ser contradichas o altera-das. Este factor puede ser un aspecto favo-rable en el manejo de conflictos socioam-bientales, pues fortalece la postura comu-nitaria; pero también puede ser un impedi-

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mento a la hora de entablar una negocia-ción con otros actores o intentar mediarentre ellos, pues esta estrategia implicaapertura de las dos partes para llevarse acabo.

IV. Interferencias en la comunicación

La lengua es el sistema donde mejorse refleja la diversidad cultural. Sabemosque al tratarse de sujetos que tienen len-guas maternas distintas, al emplear una deellas para comunicarse siempre este proce-so tendrá límites que procuran ser supera-dos con giros, explicaciones, ejemplifica-ciones. Aun en el caso de lenguas de lamisma familia lingüística y que se han de-sarrollado en procesos más o menos simi-lares hay ciertas interferencias en la comu-nicación. Pero los límites son mucho ma-yores cuando se trata de lenguas que na-cen en matrices culturales totalmente dis-pares y que provocan que el registro y loscontenidos que ellos guardan sean suma-mente distintos.

En todas las metodologías para ma-nejo alternativo de conflictos deberíamostomar en cuenta las diferencias semánticasy la influencia que éstas pueden tener en lacomprensión de las propuestas elaboradasen base al “discurso” de las lenguas domi-nantes. Pero también hay que preguntarsesobre la influencia de este factor en el mo-mento de entablar una negociación.

NNoottaass

1 Cfr. Gluckman, Max, Política, Derecho y Ri-tual en la sociedad tribal, AKAL Editor, Ma-drid, 1978, pp. 138 y ss.

2. De Souza, Herbert José, “Como se faz Análi-se de Cojuntura”, 6a. ed., VOZES, Petrópolis,1988, pp. 2

3 En América Latina, hasta la década de losochenta, nos habíamos acostumbrado a in-terpretar la condición de los actores socialesa partir de dos variables: la económica y lapolítica; es durante los primeros años de esadécada cuando empieza a ser consideradauna nueva variable: la cultura; en la de losnoventa debemos sumar la cuarta: la identi-dad

4 Un ejemplo de esta complejidad es la coinci-dencia de intereses entre las compañías fo-restales y la población negra del norte de Es-meraldas, frente a la población Chachi. Parala población negra, la extracción forestal re-presenta un mecanismo de desarrollo, que locontraponen con la negativa de progresar”de los “indios”. Por “identidad” ellos se reco-nocen como pertenecientes a la civilizaciónde la que son parte las compañías, frente al“salvajismo” de los indios, aunque estructu-ralmente, indios y negros pertenezcan a lamisma condición.

5 La multiplicidad cultural obliga a relativizarestas reflexiones pues evidentemente no to-das las poblaciones indígenas han estado su-jetas a las mismas condiciones de domina-ción. Pensamos que la población más afecta-da ha sido la quichua hablante andina; peroigualmente, la presencia mayoritaria de estapoblación en Ecuador, nos hace pensar queesta condición debe ser tomada en cuenta.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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11.. IInnttrroodduucccciióónn

La propuesta metodológica para eltratamiento colaborativo de conflictos encontextos de desarrollo local, que a conti-nuación voy a exponer, es el resultado delseguimiento y sistematización de COMU-NIDEC a las experiencias implementadaspor varias asociaciones cívicas de la socie-dad civil ecuatoriana. En este sentido, ca-be una primera aclaración: no se trata deun proceso concluido, sino de una pro-puesta metodológica en gestación, cuyosinstrumentos y procedimientos están vali-dándose, por tanto abiertos a la crítica, arecibir aportes y recomendaciones quemejoren la metodología en los aspectosinstrumentales y teóricos.

Desde la perspectiva del desarrollolocal, la experiencia testimonia que losconflictos son singulares, cada uno exhibecaracterísticas propias, detona diversosprocesos de acción y reacción social. Sinembargo, una cosa es la específica reali-dad de un conflicto, y otra muy distinta es

que metodológicamente se puedan rastrearlos aspectos comunes e identificarlos parareconstruir el proceso de un conflicto, y apartir del aprendizaje diseñar formas de in-tervención. En este sentido, creemos queno hay un camino único para el tratamien-to de las incompatibilidades, ni un formatoestandarizado para el manejo de conflic-tos, pues estos por naturaleza son multi-causales, surgen en ámbitos inter-proble-máticos, y activan intereses plurales.

El hecho es que para las organiza-ciones populares, los pequeños munici-pios, ongs, las diferentes asociaciones ciu-dadanas que cotidianamente enfrentan in-compatibilidades de diverso orden y mag-nitud, el manejo de conflictos incluye mu-cho más que procedimientos. Apela a lacapacidad creativa de las organizaciones,a las destrezas de sus líderes, se remite alos valores culturales de sus asociados, y seasienta en la participación consensual.

De ahí que no prometemos una“formula mágica” para tratar eficientemen-te los conflictos, sino una pauta que es an-

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Pauta para el manejo de conflictos del desarrollo local

Una perspectiva metodológica

Víctor Hugo Torres

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te todo un enfoque participativo dirigido apromover la acción colaborativa, a estimu-lar la capacidad negociadora, y a facilitarla toma de decisiones de las organizacio-nes cívicas que actúan en procesos locales.

22.. PPrriinncciippiiooss mmeettooddoollóóggiiccooss

Los conflictos son inherentes al or-den social, y se expresan en condicionesespaciales y temporales específicas, tienenhistoricidad e impactos en la acción colec-tiva. Para no remontarnos en el tiempo, se-ñalemos simplemente que los conflictosson parte de la existencia de las asociacio-nes ciudadanas (léase organizaciones po-pulares), las cuales contribuyen a impedirla dominación y ejercer control mutuo,aunque no garanticen la justicia y equidad;es decir, los conflictos son naturales a lademocracia (Dahl, 1991, pp. 39-60).

Basada en la premisa de que losconflictos son propios a la existencia de or-ganizaciones con intereses plurales, y co-mo tales no son necesariamente aconteci-mientos negativos, la Pauta que propone-mos para el tratamiento colaborativo de losmismos, se sustenta en la convergencia detres principios metodológicos.

A. El Pluralismo Ecléctico

En tanto enfoque participativo laPauta combina tres vertientes de métodos einstrumentos:

i) Las técnicas participativas queprovienen de la administración corporati-va, especialmente las relacionadas con laconstrucción de consensos y negociaciónde problemas.

ii) Los métodos de la investigaciónacción participativa y sus procedimientospara recolectar información, y diseñar in-tervenciones de calidad.

iii) Las tradiciones participativas delas organizaciones de base, especialmenteaquellas de mayor cohesión étnica, queconfieren legitimidad a las acciones.

B. La Convergencia Disciplinaria

La Pauta demanda de una efectivaconvergencia interdisciplinaria, puesto queincide en cuatro dimensiones anudadas enel tratamiento colaborativo de conflictos,cada una de las cuales demanda un perfilespecífico de las personas involucradas , asaber:

i) La influencia en políticas socialesy sus implicaciones a nivel sectorial.

ii) El manejo de la justicia y la lega-lidad de los procedimientos, decisiones, yacciones en juego.

iii) La animación con instrumentos yprocedimientos colaborativos de negocia-ción y concertación.

iv) La facilitación de la participaciónsocial durante las diferentes fases del con-flicto.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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C. El Momento Oportuno

La Pauta se encuentra en el umbralde nuevos métodos participativos, pues eltratamiento colaborativo de conflictos exi-ge creatividad e innovación. Ahora es elmomento oportuno para liberar la creativi-dad, ya que atravesamos un momento ca-racterizado por la “preocupación globali-zada” de gobiernos, de la cooperación in-ternacional, de ONGs, de las organizacio-nes populares, y las empresas privadas convocación de responsabilidad social, por laparticipación y los acuerdos concertados.

No obstante, también es oportunopreguntarse sobre la direccionalidad delmomento, sobre el sentido de la creativi-dad que apelamos, de inquirir de acuerdocon Chambers (1997): ¿La realidad dequién cuenta? La Pauta no es un instru-mento neutro, ni una herramienta cuyo usodepende de quién la use; contrariamente,es una propuesta de acción que se alineaen el campo de las metodologías participa-tivas, especialmente de aquellas que bus-can deliberadamente el empoderamientode las organizaciones de los de “abajo”, delos más necesitados, de los sectores popu-lares.

33.. LLaa ppaauuttaa ccoommoo eennffooqquuee ccoollaabboorraattiivvoo

En la implementación de planes sos-tenibles de desarrollo local, juega papelclave la concertación entre actores. Sabertratar con los conflictos, al igual que tenerhabilidad para negociar intereses y objeti-

vos, es indispensable para las organizacio-nes populares y municipios cuya acción seorienta a lograr el bienestar colectivo, po-niendo primero las esperanzas de la gente.

De ahí que la Pauta destaca la im-portancia del tratamiento “desde adentro”de las incompatibilidades, en tanto incor-pora los valores, prácticas, conductas, yexpectativas de las organizaciones popula-res. Se diferencia de los procedimientosasistidos, que usualmente recurren a ex-pertos asépticos de las dinámicas vecinalesy/o comunales, desconocedores del “mo-dus operandi” del liderazgo, de sus cade-nas de mando, de las distintas formas delegitimidad jerárquica, en fin distantes dela cultura política local, porque descargatoda la responsabilidad del tratamiento delos conflictos en las propias organizacio-nes de base.

Sin desconocer la importancia y ne-cesidad de la mediación estatal y/o espe-cializada a través del sistema jurídico, laPauta se propone ser de utilidad para elejercicio de la justicia dinámica entre lasorganizaciones que intervienen en los pro-cesos de desarrollo local.

A. La Renovación del Liderazgo

Los conflictos son viejos y hay es-cuelas para su tratamiento, pero el temadesplazado hacia la sociedad civil es rela-tivamente nuevo. En el caso de los paísesandinos, en los últimos tres años el mane-jo de conflictos se está aclimatando a tra-vés de la problemática medio ambiental, y

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

Page 175: COMUNIDADES Y CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES: EXPERIENCIAS …

en Colombia se registra una variante encontextos de paz y ejercicio ciudadano.

Paulatinamente el manejo colabora-tivo de conflictos ingresa en la agenda delas organizaciones populares, de aquellasque logran adaptarse en una época decambios rápidos provocados por la globa-lización económica, los avances tecnoló-gicos, y la internacionalización de las prio-ridades del desarrollo. Adaptaciones quevan por el lado de transformaciones en lasestructuras autocráticas, y los modelos detoma de decisiones. El paso desde organi-zaciones verticales y jerárquicas a organi-zaciones horizontales y participativas, seimpone.

La Pauta no es ajena a esta tenden-cia. Su aplicación tiene implicaciones paralas organizaciones vecinales y comunita-rias, en cuanto supone renovación de laestructura organizativa para actuar de ma-nera ágil y efectiva durante un conflicto.En esta perspectiva, tres tipos de cambiospresupone la Pauta.

i) Innovar líneas de comunicacióninformales y directas entre los estamentos-miembros de la organización, para comu-nicarse velozmente, y funcionalizar las je-rarquías. No es suficiente acceder a infor-mación de calidad, confiable, y provecho-sa, sino además manejarla adecuadamentedentro de líneas de comunicación eficien-tes.

ii) Impulsar la acción de equipo,promoviendo en su interior la creatividad einiciativa de los individuos, y compartien-

do la autoridad-decisiones de los líderes.La acción descentralizada con responsabi-lidades compartidas en equipo, es másefectiva que la acción centralizada en au-toridades.

iii) Invertir en el recurso humano, yaque fortalecer las capacidades locales paraunos o fomentar el capital social paraotros, constituye la “ventaja comparativa”de las organizaciones populares.

44.. CCoonntteenniiddooss ddee llaa ppaauuttaa

Sumariamente, a continuación, re-señamos los seis segmentos que contienela Pauta para el manejo colaborativo deconflictos en contextos de desarrollo local.

A. Conflictos en ámbitos locales.

Empieza con la caracterización delos conflictos del desarrollo local, conside-rando los cuatro elementos concurrentesen los procesos locales: espacio, colectivi-dad, asociación, y cultura.

B. Hacia un Lenguaje común.

Distingue entre varios términos deuso común durante el manejo de conflic-tos, así como varios conceptos inter-rela-cionados que son útiles para precisar loshechos, los problemas, y las intenciones delos protagonistas. Es conveniente hablar unmismo lenguaje para facilitar la comunica-ción entre las partes intervinientes.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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C. El ciclo de conflictos.

Propone una forma de interpretarlas distintas fases por las que puede evolu-cionar un conflicto local, con la finalidadde reconocer el momento del conflicto enque se inscribe el protagonismo de las or-ganizaciones vecinales y comunitarias.

D. Tipología de clasificación.

Es un método operativo para clasifi-car los conflictos locales según los escena-rios-actores, y según su intensidad-alcan-ce. Diferencia lo que es una clasificacióncon fines prácticos para la acción, de loque es el ámbito de intereses y necesidadesde carácter estratégico. La finalidad es re-conocer en detalle el tipo de conflicto, ydiseñar los procedimientos de interven-ción.

E. Manejo colaborativo.

Destaca el carácter de proceso quetiene la Pauta, poniendo énfasis en la ne-gociación, en la calidad del protagonismocolectivo de las organizaciones locales, enlas condiciones necesarias para que la pre-disposición al cambio logre resultados, yen el papel del facilitador comunitario ovecinal en todo el proceso de manejo.

F. Pasos recomendados.

Son pasos secuenciales para inter-venir con opción de impulsar acciones

orientadas para el manejo del conflicto,con sus respectivos instrumentos y herra-mientas prácticas.

UUnnoo:: promover la interacción, através de preparar la concertación y reco-nocer las condiciones especialmente decomunicación.

DDooss:: identificar intereses por mediodel diálogo y la aceptación de la agenda.

TTrreess:: proponer opciones, luego dedespejar las interrogantes.

CCuuaattrroo:: arribar a acuerdos y deci-siones expresados en planes de acciónconcertados.

CCiinnccoo:: ejecutar, supervisar, y seguirel plan a través de veedurías o sistemas devigilancia local, e identificar nuevos con-flictos.

SSeeiiss:: evaluar el proceso de manejopara fines de mejorar la acción.

55.. EEll aapprreennddiizzaajjee ccoommoo ppeerrsseeppeeccttiivvaa llooccaall

La aplicación de esta Pauta o decualquier otra metodología de manejo, porsi solas no garantizan efectividad en el tra-tamiento de conflictos, ya que la Pauta essimplemente un método colaborativo queayuda a mejorar el desempeño de las orga-nizaciones locales, pero no las sustituye.Los resultados están ligados a la calidad

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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del liderazgo, y a la eficiencia de la orga-nización vecinal o comunitaria.

No obstante, promover acciones co-laborativos en el tratamiento de las incom-patibilidades, o impulsar iniciativas deconcertación y negociación de alternativasen contextos locales, no es tarea fácil. Másaún, debido a las características patrimo-niales de las culturas políticas en nuestrospaíses, casi siempre las iniciativas devie-nen en acciones pletóricas de buenas in-tenciones que encuentran duras resisten-cias.

Ello no se debe solamente a la exis-tencia de autoritarismos y despotismos in-dividuales, sino a la generalizada descon-fianza y falta de credibilidad en los siste-mas legales. Esta relacionada también conla erosión de la moralidad civil, con la ge-neralización de la corrupción en todos losestamentos de la justicia, y el consecuentedeterioro de los valores que sustentan laciudadanía. De igual forma, se debe a laausencia de grandes pactos sociales, yconsensos nacionales para enfrentar losprincipales problemas de pobreza e ine-quidad.

Para revertir esta realidad y ejerceruna cultura colaborativa que tiene algunasde sus raíces en las mejores tradicionesparticipativas locales, el fortalecimientodel protagonismo colectivo y la renova-ción del liderazgo en las organizaciones,se vuelve prioritario. Contar con organiza-ciones vecinales y comunitarias dispuestasal aprendizaje continuo y permanente, ba-

sado en la sistematización de sus propiasexperiencias, es la demanda de la época.

Este es el sentido último, en nuestraopinión, de la Pauta: servir como instru-mento de aprendizaje para promover lacultura colaborativa legítima, que repre-sente al “telón de fondo” en el manejo deconflictos del desarrollo local.

66.. BBiibblliiooggrraaffííaa

Chambers, Robert: 1997Beyond “Whose Reality Counts?” New Methods WeNow Need?, Paper for the Panel on Methodology,Convergence in Knowledge, Space and Time Con-gress, Cartagena, Colombia.

Dahl, Robert 1991 Los dilemas del pluralismo democrático, Alianza Edi-torial, México.

Spencer, Laura 1994 Ganar Mediante la Participación, The Institute of Cul-tural Affairs, Kendall/Hunt Publishing Company, Io-wa, United States of America.

Torres D., Víctor Hugo 1997Conflictos y Desarrollo Local, Pauta metodológicapara el manejo colaborativo (versión borrador), CO-MUNIDEC, Fundación Interamericana, Quito, Ecua-dor.

Varios autores, 1995Solución de Conflictos, Instituto Popular de Capacitación, Medellín, Colombia.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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RReessuummeenn

En el presente trabajo hemos inten-tado sistematizar algunas consideracionesen torno al ordenamiento territorial, asu-miéndolo como una estrategia política pa-ra orientar la distribución espacial del de-sarrollo. Se trata de establecer las dimen-siones sociales, económicas y ecológicasdel ordenamiento territorial, en términosde lo que hemos denominado los nuevosparadigmas del desarrollo: la globaliza-ción, la descentralización y los desarrolloslocales, la biodiversidad y el desarrollosustentable.

En torno a esta problemática, propo-nemos que el Ordenamiento Territorialconforme opciones políticas que se expre-sen en la valoración social de los recursosy en la gestión del territorio, teniendo co-mo fundamento el Inventario de los recur-sos naturales disponibles y el inventario deconflictos a que el uso y explotación de es-tos recursos da lugar.

IInnttrroodduucccciióónn

Medir las consecuencias positivas onegativas de las actividades del hombre,desde el momento mismo de su apariciónen el escenario terrestre, nos enfrenta a uncomplejo sistema de interacciones dondeactúan factores de muy diversa naturaleza:ecológico-ambientales, sociales, históri-cos, económicos, políticos y espaciales.

En términos geográficos, esto lo po-dríamos resumir en:

11.. Interrelaciones entre el hombre yel medio natural, del cual él mismoforma parte.

22.. Interacciones entre el hombre y lanaturaleza, entendiendo ésta últimacomo el medio natural modificado otransformado por la presencia delhombre.

33.. Interrelaciones entre los hombres,las cuales dan lugar a una acción

Ordenamiento territorial:¿Inventario de recursos o inventario de

conflictos?

Manuel Briceño Méndez

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colectiva y a una organización so-cial, que se expresa en los paisajeshumanizados y en la formación y or-ganización del espacio geográfico.

Cabe destacar que estas interrela-ciones descansan en el acto de sobrevivir yen el hecho productivo. Se trata de produ-cir para satisfacer necesidades, colectivas eindividuales, de la sociedad en general yde cada uno de sus miembros. No obstan-te, la satisfacción de las necesidades mate-riales y no materiales de las sociedades,también responde a un conjunto de valoresque varían y cambian en el tiempo y deuna sociedad a otra.

Actualmente, a nivel mundial, se haplanteado como una necesidad inmediata,normar el uso de los recursos naturales,pues los mismos han sufrido un deteriorotal que pone en peligro la sobrevivencia dela especie humana. Si bien esto es cierto,también lo es el maniqueísmo que se hace-particularmente a los países el TercerMundo-, sobre las catástrofes ecológicascomo consecuencia de la utilización y ex-plotación de los recursos naturales.

La humanidad entera ha estado su-jeta permanentemente a procesos de cam-bio, que han dado lugar a lo que común-mente llamamos progreso; el gran proble-ma a resolver ha sido y sigue siendo, cómotransformar ese progreso en desarrollo, en-tendiendo que este último significa bienes-tar para todos y cada uno de los miembrosde la sociedad.

El progreso por sí mismo ha traídonuevos problemas a resolver, al mismotiempo que ha dado lugar a nuevas necesi-dades. Pero el problema no estriba en elimpacto de las nuevas tecnologías ppeerr ssee,argumento falaz en el cual se sustentan al-gunas corrientes ideológicas y políticas pa-ra promover una visión catastrófica sobreel futuro de la humanidad.

El quid del asunto se sitúa quizás, enel uso de esas tecnologías, en la racionali-dad económica y social que prima en suutilización; pero muy particularmente, ra-dica en la valoración social de los recursosdisponibles y en la distribución de los be-neficios que de ellos se deriva.

I. Ordenamiento territorial, calidad de vi-da y desarrollo

Pudiéramos decir que el ordena-miento territorial es una estrategia paraorientar la distribución espacial del desa-rrollo en razón de los recursos disponibles,mediante un uso que racionalice su explo-tación en términos sociales, económicos yambientales, con el objeto de generar me-jores condiciones en la calidad de vida dela población.

En este sentido, la calidad de vida sesitúa en la naturaleza de las interrelacionesque se generan entre el hombre y la natu-raleza, vale decir, entre la sociedad y subase territorial. Evidentemente, estas inte-rrelaciones son función del grado de desa-rrollo de sus fuerzas productivas y de losequilibrios que se plantean entre el uso, la

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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explotación y la conservación de los recur-sos disponibles en esa base territorial, locual se expresa en la organización del es-pacio geográfico, el ordenamiento territo-rial y la gestión de los recursos.

Los mayores problemas ambientalesactuales, se derivan de la conjunción demúltiples factores: la presión demográfica,la expansión de la frontera agrícola, el cre-cimiento urbano-industrial. No obstante,habría que destacar el uso y el abuso detecnologías creadas en los países desarro-llados-transferidas o impuestas a los demáspaíses en aras de un supuesto desarrollo-,donde prevalece la rentabilidad económi-ca y el beneficio inmediato. De allí quecualquier intento de ordenamiento territo-rial tendiente a privilegiar la condición hu-mana, tendrá como contrario una raciona-lidad que privilegie el beneficio y la renta-bilidad económica a ultranza. Vale la penapreguntarse entonces: ¿Para qué y paraquién es el ordenamiento territorial? ¿Quése propone? ¿ Cúal es la prioridad de fon-do? ¿Cúales son las acciones para lograrla?

Las respuestas a estas preguntasconllevan, necesariamente, la considera-ción de conflictos de intereses, cuya conci-liación sólo es viable en la medida en queexista voluntad política para dar respuestaa problemas sociales, lo cual es el otro fac-tor determinante para poder llevar a buentérmino una estrategia de ordenamientodel territorio y una adecuada gestión de losrecursos.

Una acción cualquiera tendiente alordenamiento del territorio, lleva implícita

la búsqueda de mejores condiciones parael desarrollo armónico e integral, por tan-to, debe descansar sobre la participaciónde la población afectada. Importa enton-ces, destacar los rasgos cualitativos de esapoblación, su dinámica de cambios, lasmodificaciones que se producen en sucomposición, derivadas tanto de su propiaevolución como del impacto provocadopor la presencia de otros grupos o agentessociales, con otras raíces, otros comporta-mientos y sobre todo, otros intereses y ob-jetivos.

Actualmente, hablar de desarrolloestablece una serie de connotaciones quetrascienden lo económico, lo social y lopolítico, y replantean la naturaleza mismade los recursos disponibles, estableciéndo-les nuevas valoraciones. Convendría en-tonces, redimensionar el marco referencialsociohistórico y geopolítico del desarrollo,en lo que podríamos establecer como susnuevos paradigmas: el manejo integral delos recursos naturales, la sustentabilidad desu explotación, la globalización de la eco-nomía y los desarrollos locales.

II. Ordenamiento territorial: inventario derecursos o inventario de conflictos

Es lugar común referirse a la necesi-dad de conservar el ambiente, establecerlos impactos ambientales de las activida-des del hombre, y más recientemente a lasensibilidad del ambiente. Todo ello en ra-zón del cuestionamiento a las tendenciasprobadas de deterioro de las condiciones

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales..

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de vida, como producto del progreso tec-nológico-industrial y de sus requerimientosde consumo. Particularmente se ha venidoinsistiendo en el cuestionamiento a los mo-delos de desarrollo más recientes, que hanprivilegiado la concentración de pobla-ción, bienes, servicios, capitales y empleo,en algunos lugares históricamente favore-cidos, asumiendo que ello traduce ventajascomparativas para el crecimiento econó-mico, pero que de hecho han significadouna enorme distorsión en la integración te-rritorial y en la organización de los espa-cios geográficos.

Los requerimientos de las nuevastecnologías y la importancia de otras esca-las de integración, han llevado a plantearla necesidad que tienen los países posee-dores de un patrimonio ecológico impor-tante, de asumir nuevos roles en la econo-mía internacional, en “beneficio de la hu-manidad”.

Se replantean las opciones del desa-rrollo, enfatizando la necesidad de promo-ver nuevas formas de manejo de los recur-sos naturales, que permitan su uso y explo-tación, su conservación y una rentabilidadeconómica que responda a las exigenciasde las economías de mercado, en el marcode las nuevas integraciones que planteanlos procesos de globalización de la econo-mía mundial.

Esto que, de hecho, implica cam-bios cualitativos importantes en la divisióninternacional del trabajo, requiere de ade-cuaciones también importantes en la ges-tión político-administrativa representados

actualmente en las reformas del Estado ylos procesos de descentralización.

Paradójicamente, las nuevas opcio-nes para el manejo de los recursos natura-les, se plantean por la vía de la revaloriza-ción ecológica, social y económica de sis-temas tradicionales de uso y explotaciónde los recursos, de probada eficiencia en laconservación de los mismos y cuyo funda-mento ha sido el uso múltiple de los recur-sos.

El uso múltiple de los recursos esta-blece entonces una opción de grandesperspectivas por la vía de las complemen-taridades ecológicas, sociales y económi-cas, y plantea un reto sociopolítico de grantrascendencia en la investigación, la cual,a la hora actual, no puede ni debe perma-necer como coto cerrado, en nombre de laespecialización necesaria de las ciencias.

Es preciso abrirse a la integración deequipos interdisciplinarios y multidiscipli-narios, donde los problemas específicos seubiquen dentro de las nuevas perspectivasdel desarrollo, no como contraparte de losdesarrollos urbano-industriales, sino comoprocesos integradores ecológica, social yeconómicamente necesarios; con un rol decapital importancia en el avance de las so-ciedades hacia un mejor y mayor bienes-tar, cuyo fundamento se ubica actualmen-te en el valor que sepamos otorgar a la bio-diversidad.

En este orden de ideas, el ordena-miento territorial como estrategia paraorientar la distribución espacial del desa-rrollo, requiere, obviamente, de un conoci-

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miento pleno y exhaustivo de los recursosdisponibles.

Es necesario un inventario de recur-sos, para poder precisar su valor social,económico y ecológico dentro de los espa-cios geográficos nacionales, ya no comouna potencialidad explotable, sino comouna posibilidad de gestión territorial.

Evidentemente, esto plantea otrasdimensiones a lo que convencionalmentellamamos recursos: por una parte, la exis-tencia material de elementos naturales,susceptibles de ser utilizados y explotadosen provecho de la sociedad, bien por suutilización directa para satisfacer necesida-des propias e inmediatas, o bien por su uti-lización para generar beneficios que supo-nen una compensación que permite cubrirlas necesidades sociales. A esto es necesa-rio agregar la población misma como re-curso; no es posible la consideración de unelemento como recurso sin una poblaciónque le otorgue ese valor, y haga posible suuso y explotación. Pero por otra parte seplantean las diferentes percepciones quese tienen de esos elementos naturales, porparte de la sociedad, vale decir, el estado,la población nacional y las poblaciones lo-cales.

La gestión del territorio y por ende,de los recursos, establece un marco decompetencias y jurisdicciones entre lasinstancias institucionales del Estado, queno siempre son coherentes ni compatibles,y que, por el contrario, muchas veces secontraponen, resolviéndose como conflic-to o como consenso en función de decisio-

nes de naturaleza política, frecuentementeextrañas al hecho mismo de gestionar. Unprimer nivel de conflicto estaría dado porel conflicto de competencias.

Un segundo nivel de conflicto seplantea en el acto de usar y explotar loselementos de la naturaleza, utilización quese traduce por alteraciones significativasen el funcionamiento de los sistemas eco-lógicos naturales. Definir el grado de tole-rancia para alterar o modificar los sistemasnaturales responde a muchas valoracionessociales que tampoco son, muchas veces,ni coherentes ni compatibles.

Los impactos ambientales o la sensi-bilidad del ambiente son parámetros quepermiten medir en ambos sentidos -socie-dad y naturaleza-, los efectos de las activi-dades productivas del hombre, no obstan-te estos parámetros siempre están relativi-zados por el valor de los beneficios espera-dos: económicos, políticos y geopolíticos.Este nivel plantea los conflictos de uso.

Finalmente, un tercer nivel de con-flicto está representado por la diferencia devaloraciones que se plantea entre la socie-dad global y las sociedades locales. El va-lor otorgado a las posibilidades de los re-cursos presentes en un territorio es percibi-do de manera diferenciada por los diferen-tes grupos, estratos o etnias de la sociedadglobal, pero al mismo tiempo la visión delrecurso responde a contextos espacialesdiferentes. Se contraponen, muchas veces,los intereses y los objetivos de la sociedadglobal con los de la sociedad local; prime-ro en cuanto al uso y explotación del re-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales..

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curso pero más significativamente encuanto a los beneficios que este recursoimplica. Se plantea entonces, un conflictode valores.

Como puede apreciarse, el ordena-miento territorial no sólo exige un inventa-rio de recursos como fundamento para es-tablecer las orientaciones de la distribu-ción espacial del desarrollo, sino que re-quiere de un inventario de conflictos comocontexto indispensable para relativizar ob-jetivamente el valor y la función social,económica y ecológica de eso que actual-mente se ha dado en llamar ambiente.

Sólo dentro de esta perspectiva ad-quieren sentido socio-histórico el manejointegral de los recursos naturales y la sus-tentabilidad de su explotación, cuyas posi-bilidades, promoción y desarrollo debenorientarse entonces, como una respuesta alas necesidades de la población, por la víade una racionalidad donde sus comple-mentaridades ecológicas, sociales y eco-nómicas, encuentren su punto óptimo, esdecir, el desarrollo sustentable.

Dentro de este marco, cabe consi-derar entonces, tres categorías estratégico-metodológicas:

aa)) EEll oorrddeennaammiieennttoo tteerrrriittoorriiaall, co-mo la pauta indispensable para refe-rir e integrar las valoraciones socia-les, económicas y políticas del patri-monio nacional de recursos, cuyadistribución geográfica implica laformulación de planes de ordena-miento, orgánicamente integrados

en torno a una estrategia político-administrativa, pero en última ins-tancia geopolítica.

bb)) LLooss ssiisstteemmaass ggeeooggrrááffiiccooss ddee iinnffoorr--mmaacciióónn, como la base operativa delordenamiento territorial, para su ne-cesaria desagregación en planes es-pecíficos tanto de ordenamiento te-rritorial, como de manejo de recur-sos. Esto implica el diseño funcionaly operativo de estos sistemas a dife-rentes niveles y escalas, para poderintegrar en ellos los inventarios derecursos y los inventarios de conflic-tos, necesarios para el ordenamien-to territorial y para los planes de ma-nejo de recursos.

cc)) EEll MMaanneejjoo IInntteeggrraall ddee llooss RReeccuurr--ssooss, como la expresión misma delordenamiento territorial, pues lasopciones de manejo asumidas en elaprovechamiento de los recursosdisponibles, redundan en la defini-ción de la organización del espaciogeográfico necesaria para el desa-rrollo. En este sentido, las diferentesopciones de manejo, probables y/oposibles, no tienen otro fundamentoque la investigación científica -Bási-ca y Experimental- puesta al serviciodel ordenamiento territorial.

Como quiera que las nuevas opcio-nes del desarrollo implican una diversidadextraordinaria de espacios geográficos con

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situaciones particulares y potencialidadesdiferentes, se hace necesaria la considera-ción de un modelo global nacional, en elcual puedan inscribirse los ordenamientoslocales, como una opción geoestratégica,que en sí misma representa una posibilidadintegradora del territorio nacional, peroque al mismo tiempo expresa una opcióngeopolítica para todo el territorio.

III. Opciones metodológicas del plan deordenamiento

Formular un plan de ordenamientoterritorial, requiere necesariamente de unapropuesta metodológica que permita siste-matizar los fundamentos que hemos asu-mido en nuestro enfoque.

En este sentido proponemos la si-guiente opción metodológica:

11.. Aspectos a homogeneizar:a- Cartografíab- Presentación de la información de campoFases de la investigación c- Estructura general de la información

-Procesamiento de la informaciónd- Conceptos de basee- Criterios de zonificación-Versión preliminarf- Unidades territoriales-Versión definitiva

22.. Problemas centralesa-Valoración de recursosb- Dinámica espacial actualc- Conflictosd- Perfil socieconómico actuale- Orientaciones del desarrollof- Perfil propuesto: Reorientaciones de la dinámica espacial

33.. Instrumentos de análisisa- Matriz general de conjunto: Unidades territorialesx Político - administrativasx Físico - naturales: Unidades geomorfológicasx Socioculturalesx Urbano - ruralesx Hidrográficas: Cuencasx Sistemas ecológicos naturalesx Sistemas ecológicos implantadosx Sistemas urbano-industrialesb- Matrices específicas o de detallex Centros, equipamiento, servicios y funciones urbanasx Centros, equipamiento, servicios y funciones ruralesx Sistemas Agrícolas x Conflictosc- Cartografía: una Serie Cartográfica para cada matriz

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales..

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

Unidades político-administrativasUnidades geomorfológicasUnidades socioculturalesUnidades hidrográficasSistemas ecológicos naturalesSistemas ecológicos implantadosSistemas urbano-industriales

MMaattrriizz ggeenneerraall ddee ccoonnjjuunnttoo

Unidades político-administrativas

Centros urbanos

Equipamiento

Servicios

Funciones urbanas

MMaattrriizz ddee cceennttrrooss uurrbbaannooss

Unidades político-administrativas

Centros urbanos

Equipamiento

Servicios

Funciones urbanas

MMaattrriizz ddee cceennttrrooss uurrbbaannooss

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales..

Unidades político-administrativas

Conflicto de competencia

Conflicto de uso

Conflicto de valores

MMaattrriizz ddee ccoonnfflliiccttooss

Unidades político-administrativas

Sistemas agrícolas

Plantación

Horticultura comercial

Fruticultura comercial

Cultivos anuales mecanizados de ciclo corto

Subsistencia y semi-comercial

Ganadería extensiva

Ganadería semi-intensiva

Ganadería intensiva

Complejos agropecuarios

MMaattrriizz ddee ssiisstteemmaass aaggrrííccoollaass

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44.. Series cartográficasa- Mapa base: Detallado y simplificadob- Serie cartográfica de basex Variables del medio físicox Actividades económicasx Distribución espacial de la poblaciónc- Serie cartográfica de síntesisx Zonas de vidax Capacidades agroecológicasx Mapa de flujosx Mapa de conflictos

-- IInnffoorrmmaacciióónn ddooccuummeennttaallx Información de campo/encuestasx Información de talleres participativosrealizados con la población

55.. Elementos de Análisisa- Relación población - unidades territoria-lesOcupación del territoriob- Jerarquía de centros pobladosx Rango-tamañox Base económicax Funcionesx Condición político-administrativac- Centros poblados externos : Flujosd- Mapa de relevamiento de la informaciónx Circuítos recorridosx Circuítos de la encuestax Chequeo de campoe- Talleres participativosf- Estructura funcional de las unidades po-lítico-administrativasx Relaciones intra-unidad territorialx Relaciones extra-unidad territorial

g- Aspectos socioeconómicos de las áreasprotegidas

66.. Criterios para zonificara- Unidades geomorfológicas, tomandocomo base los elementos clima, suelos, ve-getación, los cuales definen aspectos im-portantes de la realidad estudiada, con suslimitaciones y sus potencialidades, lo queexplica la dinámica actual.b- Unidades administrativas o político-ad-ministrativas: competencias institucionalesy jurisdicción.c- Unidades urbanas y unidades ruralesd- Unidades socioculturales

A partir de estas zonificaciones, seinfiere el Espacio Geográfico como una ovarias unidades espaciales. Esto implica unnivel descriptivo en el que intervienen fac-tores y agentes que explican la dinámicaespacial.

- Factores y agentes: Conflictos, po-der local, decisiones

IV. Conclusiones

11.. El ordenamiento territorial, másque un instrumento de planificación comose le ha venido considerando, es una estra-tegia política para orientar la distribuciónespacial del desarrollo. En este sentido, ne-cesariamente debe plantearse dentro delmarco de un enfoque holístico y sistémico,que permita trascender la naturaleza espe-cífica de los conflictos que genera el creci-miento urbano-industrial, para replantear-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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los en el contexto global de los sistemas ur-bano-rurales, locales, regionales y nacio-nales.

22.. Los planes de ordenamiento quese derivan de esta estrategia, son instru-mento para la toma de decisiones, que par-ticularizan las pautas a seguir en las orien-taciones de los procesos de desarrollo lo-cales, regionales y nacionales, pero que almismo tiempo constituyen una estrategiapara la gestión de los recursos que permiteconformar un sistema nacional de gestióne integración del territorio.

33.. El plan de ordenamiento, comoexpresión material y concreta de una estra-tegia política, es un instrumento para la to-ma de decisiones, pero que no se definepor la vía de la estructuración clásico-con-vencional de los planes de desarrollo, ensu versión diagnosis-prognosis-modelonormativo.

La formulación de un plan de orde-namiento debe partir de las valoracionesdel territorio:

a.Valoración ecológico-ambientalb.Valoración socioculturalc.Valoración económicad.Valoración geopolíticaEstas valoraciones son las que per-

miten dimensionar los recursos naturales ylos recursos humanos y explicar la dinámi-ca espacial del desarrollo en su diversasexpresiones rurales y urbanas.

Se trata pues, de entender e interpre-tar la organización del espacio geográfico,

los elementos histórico-culturales, socioe-conómicos y geopolíticos que definen eseespacio en sus componentes locales, regio-nales, nacionales y transnacionales. Esdentro de este contexto donde se sitúan lasopciones políticas del desarrollo y las alter-nativas socio-económicas de integraciónlocal, regional y nacional.

Definir estas alternativas como op-ciones para generar mejores condicionesde calidad de vida, es lo que finalmenteconduce a un proceso de desarrollo equili-brado, que permite armonizar las desigual-dades espaciales y las diferenciaciones ur-bano-rurales.

44.. La gestión del territorio implicaentonces, la toma de decisiones para elmanejo de los recursos disponibles y la im-plementación del plan de ordenamientocomo pauta para orientar el desarrollo. Deesta manera, el plan de ordenamiento seconstituye en el fundamento de esa tomade decisiones en la medida en que estable-ce una visión global y sistémica de la diná-mica espacial del desarrollo; un cuerpo va-lorativo de las disponibilidades materialesde ese proceso y las opciones posibles pa-ra reorientarlo.

55.. La implementación del plan deordenamiento conlleva entonces, a la for-mulación de planes de manejo de recur-sos, planes globales o sectoriales de desa-rrollo, proyectos de equipamiento e in-fraestructura y planes de inversión, toman-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales..

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do como base el inventario de recursos y elinventario de conflictos.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales..

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RReessuummeenn

La participación comunitaria ha sidoexigida como una de las condiciones bási-cas, en la conferencia sobre el medio hu-mano de Estocolmo y la del habitat de Van-couver. No se ve, sin embargo, con clari-dad, qué entienden estas y otras conferen-cias por participación. De hecho, la activi-dad ambiental puede tener, por lo menos,dos significados. Puede significar el desor-den introducido por la actividad humanaen la trama de la vida, o también el esta-blecimiento de nuevos estilos de desarro-llo, ambiental supone dos maneras de en-tender la participación comunitaria, o paraorganizar con las comunidades un nuevodesarrollo. Esta segunda manera, suponepor fuerza una modificación de los para-digmas científicos y del papel social de losprofesionales para el logro de una investi-gación interdisciplinaria y participativa.

IInnttrroodduucccciióónn

Las conferencias internacionales re-lacionadas con problemas de medio am-biente han insistido en la exigencia de laparticipación comunitaria en la soluciónde problemas ambientales tanto urbanoscomo rurales. Desde entonces se vienendesarrollando metodologías que propicienla participación de las comunidades en lasolución de sus propios problemas. Sinembargo, puede decirse que las corrientesparticipativas no han tenido un ámbito am-plio ni una consistencia metodológica queles permita competir con las metodologíastradicionales.

El problema de las metodologías departicipación no es, sin embargo, fácil deencarar. La participación de las comunida-des en la construcción de sus propias for-mas de desarrollo implica una organiza-ción sociopolítica que lo permita. Las posi-bilidades de participación comunitaria nopueden medirse por las declaraciones ofi-ciales, sino por las posibilidades de acceso

Participación comunitariay alternativas ambientales

Augusto Angel

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real a las ventajas del desarrollo. El proble-ma de la participación está, por tanto, ínti-mamente vinculado a la consolidación delas democracias reales y no a las intencio-nes constitucionales, legales o discursivasde las democracias formales.

I. Los dilemas ambientales

Por consiguiente, cuando se hablade participación en problemas de medioambiente es indispensable dilucidar a quétendencia ambientalista se alude. En efec-to, no existe una sola perspectiva paraafrontar los problemas ambientales. En laConferencia Internacional de Estocolmo seplantearon claramente dos posiciones di-vergentes. Los países industrializados ten-dían a comprender el problema ambientaldentro del ámbito exclusivamente ecológi-co o tecnológico.

Se trataba de establecer medidas co-rrectivas de tipo técnico a los graves pro-blemas de contaminación y deterioro delos recursos que habían sido ocasionadospor el propio proceso de desarrollo. Seplanteaba además, por parte de algunosgrupos más radicales dentro de esta ten-dencia, la necesidad de pasar de una eco-nomía abierta a una economía cerrada, to-mando en consideración los límites im-puestos al desarrollo por un sistema de re-cursos finitos.

Ante estas tendencias los países delTercer Mundo vieron amenazados sus es-fuerzos para alcanzar el desarrollo que ha-bían emprendido con entusiasmo desde la

década de los treinta. Habían sido inclusoimpulsados por las tendencias desarrollis-tas prevalecientes en los círculos económi-cos y políticos de los países centrales yahora esos mismos países querían frenarlosa mitad de carrera. De estas preocupacio-nes surgió la tendencia media del ambien-talismo de Estocolmo, que reconocía quela fuente principal de deterioro ambientalen los países periféricos era la pobreza yque, en consecuencia, el desarrollo era in-dispensable para construir un ambiente sa-no.

II. Ambiente y subdesarrollo

Estas ingenuas posiciones de centrose han visto desmentidas por los hechos. Eldesarrollo no ha traído consigo el anhela-do equilibrado, sino que marca cada vezmás las tendencias al desequilibrio am-biental insertas en el desarrollo dependien-te.

Las ciudades de América Latina es-tán superando rápidamente no sólo lasdensidades poblacionales, sino las cotasde contaminación de los países centrales.El crecimiento urbano no sigue las tenden-cias clásicas del desarrollo industrial quepredominaron en Europa y Estados Unidosdurante el surgimiento del capitalismo. Porel contrario es un crecimiento caótico alre-dedor de dos ejes fundamentales: la con-centración del excedente agrario en lasgrandes torres de cristal que adornan loscentros habitacionales y la congestión tu-

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gurial que no es más que el resultado de laconcentración del ingreso.

A su vez el desarrollo agrícola tam-poco ha seguido las pautas ortodoxas delos países industrializados. La dependenciase trasladó simplemente de la economíaminera a la economía agraria y la intensifi-cación de la producción no ha servido pa-ra aumentar la dieta proteínica de la pobla-ción, sino para fortalecer las exportacioneso la producción de materia industrial.

La revolución verde trajo consigo laexpulsión de mano de obra hacia los cen-tros urbanos o hacia la frontera agrícola, loque ha ocasionado una intensa presión so-bre los bosques tropicales. Ello sin enume-rar las consecuencias ecológicas del usointenso de químicos prohibidos en ocasio-nes en los países industrializados.

Los problemas ambientales se hanvenido intensificando, por consiguiente,tanto en el campo como en la ciudad enrelación directa a las tendencias e intensi-dad del desarrollo. La fórmula de Estocol-mo ha resultado falaz. Fue un buen pretex-to para los gobiernos cuya políticas esta-ban vinculadas estrechamente al estilo dedesarrollo dependiente. El desarrollo notrajo consigo solución a los problemas am-bientales. Por el contrario, los ha aumenta-do en una intensidad tal que empieza asuscitarse la conciencia en vastas masas dela población y en los movimientos socialesvinculados antes a una estrecha políticareivindicacionista.

Por estas razones ha empezado asurgir en América Latina un movimiento

ambiental de carácter sociopolítico queempieza a plantear criterios para una so-ciedad alternativa. Vista desde esta pers-pectiva, la participación comunitaria tieneun cariz eminentemente distinto, al quepretenden darle los movimientos conserva-cionistas o los planteamientos oficiales.Las metodologías de participación comu-nitaria están íntimamente vinculadas almodelo de sociedad que se pretende esta-blecer o conservar, como están vinculadaspor igual a la perspectiva ambiental que seasuma.

III. Límites de participación oficialista

Las tendencias actuales del desarro-llo, al intensificar la concentración de lapropiedad y alejar a vastas masas del acce-so directo a los recursos, sólo pueden plan-tear la participación comunitaria como undesiderátum político dentro de una demo-cracia formal y exclusivamente jurídica.Tienden a la formación de democracias re-presentativas, en las que la participaciónpolítica se ejerce solamente a través delvoto y el libre ejercicio de éste se ve inte-rrumpido por los juegos ocultos o mani-fiestos del poder.

Fuera de ese nivel de participaciónexclusivamente formal e ilusoria, las co-munidades tienen escasa o ninguna inge-rencia en la organización de los planes quese arreglan secretamente en las oficinascentrales. A lo más, se busca una ciertaanuencia a la ejecución de los mismos, por

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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lo menos para que no se vean abiertamen-te entorpecidos. Los presupuestos se cana-lizan para impulsar la inversión, aumentarla rentabilidad, incrementar el producto in-terno bruto, favorecer el ahorro. Este cau-dal acrecentado de bienes incrementa lastendencias a la concentración de la propie-dad y al desplazamiento de amplios secto-res hacia las fuentes subterráneas de sub-sistencia que se conocen como economíainformal.

¿Qué posibilidades de participacióncomunitaria se les puede otorgar o puedenadquirir los tugurianos, dedicados a la“subsistencia informal”, o los colonos con-tinuamente desplazados hacia las nuevasfronteras agrícolas? La participación comu-nitaria se puede ir convirtiendo, y así havenido sucediendo, en un nuevo embelecometodológico que propicia la ilusión deestar participando en decisiones tomadasde antemano. Las decisiones son produc-tos sociales antes que iniciativas persona-les. Las maquinarias políticas están dis-puestas a seguir organizando las decisio-nes electorales para poder seguir orientan-do a su favor los caminos del desarrollo.

En muchas ocasiones, el Estado pro-picia la participación por exigencia de lossistemas democráticos. Sin embargo, laparticipación encuentra pronto sus límites.Sólo puede llegar a las decisiones que seencuadren en las orientaciones económi-cas y políticas definidas de antemano. Tanpronto como las decisiones comunitariasse aglutinan alrededor de los objetivos po-líticos que interfieren las orientaciones del

desarrollo, la participación empieza a serdesestimulada o francamente reprimida. Laparticipación dentro del actual estilo dedesarrollo, tiene por tanto sus límites es-tructurales. No puede inferir el sistema depropiedad ni los procesos de concentra-ción y consecuentemente de desplaza-miento de mano obra.

IV. El rol del científico y la participación

Esta forma de entender la participa-ción dentro de las democracias formalestrae consigo una distinción nítida de rolessociales asignados a los diferentes esta-mentos. El científico o el técnico es posee-dor de la verdad. El conocimiento le sirvepara escalar la pirámide social. La educa-ción se organiza como un sistema de as-censo que permite acceder a los puestosdisponibles, siempre y cuando la ciencia ola técnica se mantengan alejadas de los fi-nes políticos de la acción. El fundamentoteórico de esta estrategia se halla sólida-mente establecido en la filosofía kantiana oen la sociología weberiana con la distin-ción clásica entre ciencia y política, entrerazón práctica y razón teórica.

La ciencia o la técnica vistas comopasaporte de ascenso social traen consigola exigencia creciente de la especializa-ción, encuadrada dentro de la insularidadgnoseológica. Las disciplinas científicastienden a convertirse en campos aisladosde competencia, sin puentes de comunica-ción entre sí. La insularidad científica sedefiende con el concepto de profesionali-

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zación que significa que ese campo del sa-ber tiene dueños y no puede ser invadidoimpunemente. Las ciencias se ejercen co-mo batallas de competencia y no camposde complementariedad. Cada científicopretende llevar en su mochila de conoci-mientos la receta eficaz y el diagnósticocertero.

Por supuesto, de estas visiones par-ciales sólo resultan recetas ineficaces, peroeso poco importa porque el conocimientono está en razón directa con la función so-cial que se le asigna al profesional. La in-vestigación se realiza en otra parte y tieneque ver muy poco con las necesidades bá-sicas de la población. Consulta más bienlas necesidades del mercado dirigido porla propaganda. La universidad es un semi-llero de profesionales, no un santuario dela investigación. La escuela, por su parte,sirve para modelar los comportamientos desumisión a través de un curriculum ocultoque no está contenido en los libros de tex-to.

Frente a la comunidad, el científicoo el técnico sólo están hechos para impo-ner modelos o extraer datos. Su instrumen-to de investigación es la encuesta, no laparticipación. La ciencia, para poder sercompetitiva se ha tenido que alejar del co-nocimiento popular, relegado con Platónal oscuro dominio de la opinión cuandono de la superstición. El conocimientocientífico se ha convertido así en un afeitearistocrático, alejado de los vaivenes po-pulares. No tiene por qué mezclarse conlas tradiciones folclóricas del pueblo. La

medicina popular, la autoconstrucción, laartesanía, nada de ello reúne las caracterís-ticas sagradas de la ciencia.

Dentro de este esquema conceptualse hace imposible cualquier metodologíade participación comunitaria. La ciencia seimpone, no se consulta. Está hecha paraimponer modelos de desarrollo preestable-cidos, no para encontrar alternativas socia-les. Cumple una función social de ascensoque no está vinculada a la solución de losproblemas populares. Está hecha paracompetir, no para articularse en un proce-so de cambio.

Interdisciplina y participación co-munitaria están íntimamente ligadas. Den-tro del esquema monodisciplinar y reduc-cionista, no es posible entrar en un contac-to creativo con la comunidad para propi-ciar alternativas de desarrollo. La transfor-mación de los sistemas naturales está ínti-mamente ligada a las formas de organiza-ción social y, por lo tanto, la cooperaciónde las ciencias naturales, tecnológicas ysociales es indispensable para encontrarpropuestas alternativas.

V. El rol del burócrata y la participación

El papel social del burócrata estátambién articulado dentro del modelo ac-tual en tal forma que difícilmente puedeactuar como agente de un nuevo desarro-llo. El burócrata es un ejecutor de los pla-nes, con muy poco poder decisorio sobrela orientación del desarrollo. Ejecuta órde-nes dentro de un ejército rigurosamente or-

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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ganizado. El traslada a la comunidad lasdecisiones definidas en los altos nivelespolíticos. Trabaja ssoobbrree la comunidad y lle-va consigo la imagen paternalista del Esta-do. Imagen, sin embargo, que sólo puedeser mantenida esporádicamente y por es-pacios cortos. El fracaso de las políticas es-tatales para solucionar los problemas in-mediatos de las comunidades, obliga alburócrata a esconderse tras las cortinas delformalismo mientras pasa la tormenta o esreemplazado por rostros distintos que co-mienzan de nuevo la comedia de simula-ción. Maquiavelo lo entendió bien. La po-lítica basada en la desigualdad se basa ne-cesariamente en la simulación o en la vio-lencia.

Ello no significa que el Estado seauna maquinaria monolítica de imposición,sin fisuras posibles para el desarrollo detendencias alternativas. El Estado no con-densa solamente el dominio de clase, sinoque representa igualmente las contradic-ciones entre los diferentes sectores socia-les.

Es un conglomerado con cierta verti-calidad en los procesos de decisión, peromuchas veces entorpecido por sus propiascontradicciones. Para conservar un ciertoequilibrio político, el estado tiene queabrirse y cerrarse en un cíclico diapasónque posibilita momentáneamente la in-fluencia de corrientes más democráticas.Los flujos de apertura son aprovechadoscon frecuencia para impulsar corrientes departicipación popular más efectivas.

VI. Participación y sociedad alternativa

Se ha intentado describir somera-mente en los párrafos anteriores, las difi-cultades estructurales de la participacióncomunitaria dentro del actual estilo de de-sarrollo, para comprender con más efica-cia el significado de los métodos de parti-cipación en la búsqueda de sociedades al-ternativas. El ambientalismo ha descrito enocasiones con colores bastantes cercanoslos perfiles críticos de la ciencia y la apli-cación tecnológica actual. Ha planteado laexigencia de la investigación interdiscipli-naria y ha insistido en la obligación deorientarse hacia el estudio de las necesida-des concretas de las comunidades. Ha exi-gido igualmente la participación de éstasen la búsqueda y ejecución de las solucio-nes.

Todo ello es encomiable y atina ha-cia la orientación requerida, pero puedeconvertirse en una utopía o en la fuente defrustración si estas críticas no están inscri-tas dentro de un proyecto social alternati-vo. La participación comunitaria no puedeservir solamente para lamentarse de losproblemas presentes, sino para buscar lasbases sociales de su solución. Si se orientaen la búsqueda de una simple de coopera-ción con el Estado para que éste solucionelos problemas, se encontrará pronto conlos límites estructurales de la acción del Es-tado en el contexto del actual desarrollo. Sise fomenta la acción subjetiva y atomizadapresidida por la buena voluntad, ésta aca-

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bará por verse acorralada en la sumisiónineficaz o en la rebeldía estéril.

Para que el conocimiento de la rea-lidad no se convierta en frustración, losmétodos de participación comunitaria de-berían llevar la exigencia de nuevas formasde desarrollo que permitan a las mismascomunidades tener acceso a los recursos yorientar la producción hacia la satisfacciónde las necesidades biológicas y culturales.Este modelo alternativo es quizás igual-mente la única salida para el estableci-miento de un equilibrio entre producción ysistemas de vida. Coinciden, pues, los pro-pósitos de la metodología de participacióncon las alternativas ambientales hacia so-ciedades más estables.

VII. Modelos ambientales alternativos

En efecto, al parecer la única salidaalternativa ambiental viable consiste en ladescentralización de la producción. No es,por supuesto, la única que haya sido pro-puesta. El ambientalismo político ha for-mulado propuestas que van desde el neo-fascismo ambiental, hasta el regreso puro ysimple a las leyes ecosistémicas, tal comofuncionaron antes de la aparición del hom-bre. Existe todavía mucha confusión acer-ca de las perspectivas políticas del ambien-talismo y cada tendencia ha propuesto supropio modelo, como continuación o co-mo ruptura del presente.

Las diferentes alternativas coincidencon los intereses sociales contradictoriosentre países y clases sociales. La hegemo-

nía de los países industrializados tiende ala concentración transnacional de la pro-piedad y de este ambiente han venido sur-giendo, desde el tercer informe Club deRoma, alusiones a la necesidad de unacentralización de la producción y conse-cuentemente a un control centralizado delos recursos del planeta.

Por su parte, el oficialismo de lospaíses tercermundistas sometidos a la he-gemonía central del capital va perdiendocada vez más iniciativa de una propuestaambiental. Una vez difuminadas las espe-ranzas de Estocolmo, estos países se deba-ten en la actualidad en los pantanos de ladeuda y en las patrióticas utopías de la re-cuperación.

Son los movimientos sociales losque han venido tomando conciencia de lanecesidad de una sociedad alternativa pa-ra evitar tanto el desangre de la violenciasocial como el agotamiento de los sistemasvivos. Los movimientos sociales educadostanto en la ideología de la armonía social,como los que exigían un cambio revolu-cionario concebido dentro de la ortodoxiamarxista no se planteaban una transforma-ción de los sistemas productivos, sino unaaceleración del proceso económico cam-biando o no las relaciones sociales de pro-ducción. El desarrollismo marxista podíacoincidir e incluso ir más allá del desarro-llismo capitalista en las propuestas del cre-cimiento indefinido de las fuerzas produc-tivas. Es ese esquema el que se rompe conla aparición de la crisis ambiental.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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VIII. Un modelo tercermundista

Los países del Tercer Mundo han si-do las víctimas y no los protagonistas delsaqueo. Sus problemas ambientales estáníntimamente vinculados a la dependenciaeconómica organizada sistemáticamentedesde la Colonia. La alternativa, por lo tan-to, es clara, si se la quiere ver o si se tienenlas posibilidades de verla. La preservaciónde los sistemas tropicales está íntimamenteligada a una alternativa social que orientela producción hacia la satisfacción de lasnecesidades básicas de la población y nohacia el incremento de la plusvalía trans-nacional. Lo que se escapa a través de “lasvenas abiertas” de los países pobres no essólo la posibilidad de subsistencia de lasmayorías, sino igualmente la riqueza desus recursos biológicos.

La conciencia de esta realidad estásiendo comprendida cada vez con másclaridad por los movimientos sociales y laspoblaciones desplazadas de América Lati-na. Es todavía un movimiento incipiente,pero posible y válido. Es con estos sectoressociales, minifundistas, colonos, margina-dos urbanos, obreros, con los que vale lapena trabajar en las metodologías de parti-cipación comunitaria.

Sin embargo, se puede ver con clari-dad lo que significaría aplicar las metodo-logías de participación comunitaria con lossectores obreros sin plantear alternativasde solución social de la producción. Lasexigencias reivindicativas para lograr unaumento de salario acorde con los márge-

nes de inflación no requieren una metodo-logía de investigación participativa. Losmecanismos gremiales se organizaron enprimera instancia para alcanzar esos logrosy lo están logrando, bien que mal, a fin deconservar los niveles mínimos de energíabiológica que requiere el trabajo. A travésdel esquema reivindicacionista no es posi-ble vislumbrar las distorsiones ambientalesdel proceso productivo. El obrero ejerceuna función compartimentada y por ellorecibe un salario. Su función social tam-bién está estrictamente delimitada, comola del científico o la del burócrata.

Por estas razones, la metodologíaparticipativa se viene aplicando con másfacilidad en las comunidades campesinasminifundistas que tienen una cierta versati-lidad, muy restringida también, para esta-blecer pequeños cambios en sus sistemasproductivos. Igualmente se viene aplican-do en los sectores urbanos bajos o margi-nados, en relación a las condiciones de vi-da y a las situaciones ambientales de suhábitat.

De todos modos, la metodología esválida si se inserta en la prospectiva de unasociedad alternativa que se plantee tanto laigualdad en las condiciones de vida, comoen el manejo adecuado de los ecosistemas.No es de por sí una metodología útil exclu-sivamente para diagnosticar las situacio-nes, desplazando indefinidamente las posi-bilidades de acción y de organización po-lítica. Una metodología de participaciónque no concluya en la formulación de unapolítica alternativa sólo puede llevar a la

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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frustración. Ello no significa que se requie-ra la aplicación de un catecismo metodo-lógico previamente diseñado, sino laorientación para un análisis estructural delas variables que entran como componen-tes de la cotidianidad. El análisis de estametodología está siendo presentado a esteencuentro por otras ponencias a las queuna prolongada práctica de campo les damás autoridad para plantearlo.

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Capítulo I: Reflexiones y Propuestas teórico-conceptuales.

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Capítulo 2

EXPERIENCIAS Y CASOS

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IInnttrroodduucccciióónn

Los conflictos socio-ambientales seencuentran en la raíz de muchos proble-mas del mal manejo de recursos naturales,y este a su vez tiende a agudizar las situa-ciones conflictivas externas e internas delas comunidades rurales. El manejo deconflictos puede por lo tanto considerarsecomo uno de los instrumentos del manejode los recursos naturales. Como hipótesisse plantea que el manejo de conflictostransforma las relaciones de poder y, comotal, contribuye a la viabilización del desa-rrollo sostenible de las comunidades rura-les, este último definido como el equilibriodinámico de las tensiones económicas,ecológicas y sociales.

El manejo de conflictos socio-am-bientales es un tema relativamente nuevoen América Latina. Las formas de abordajede este tema elaboradas en el Norte, aúncuando son inspiradoras y dan pautas úti-les, pueden no caber en el contexto de lascomunidades rurales latinoamericanas. Por

otra parte, es probable que éstas hayan de-sarrollado sus propios instrumentos, de losque ahora se puede aprender.

La Universidad de La Paz (UPAZ) yotras organizaciones asociadas en AméricaCentral y del Sur llevan a cabo un proyec-to que pretende elaborar propuestas meto-dológicas, con base en las percepciones,experiencias e instrumentos desarrolladospor las comunidades rurales del continen-te en materia de manejo de conflictos so-cio-ambientales. La descripción de casosde conflictos, que involucran a comunida-des rurales es la primera fuente de informa-ción sobre la que se desarrolla este proyec-to. El presente documento parte de un ma-terial preliminar, para esbozar un modelode análisis de la situación actual.

MMeettooddoollooggííaa ddee aannáálliissiiss

Los participantes a los Cursos sobreManejo de Conflictos en Recursos Natura-les de la UPAZ presentaron casos de situa-ciones conflictivas, en las que sus institu-

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Comunidades rurales en conflicto:Una fotografía

Rolain Borel

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ciones están involucradas. A veces los par-ticipantes provenían de la base (organiza-ciones campesinas o indígenas), mientrasque otros eran miembros de ONG e insti-tuciones gubernamentales. Por lo tanto lassituaciones presentadas podían tener ópti-cas diferentes, pero casi sin excepcionesinvolucraban de una u otra forma a comu-nidades rurales.

El análisis que sigue se hizo con ba-se en 30 resúmenes de tales casos, usual-mente de 1-2 páginas de largo, o sea con-densados al máximo y fuertemente esque-matizados. La información de cada casofue vertida en una matriz, cuyas columnasincluían variables tales como ; el país, eltema, la naturaleza y la causa principal delconflicto, la identificación de los actores oinvolucrados y las etapas recorridas. Elanálisis consistió entonces en el resumencomparativo de cada columna de la ma-triz, buscando elementos comunes o dis-pares.

RReessuullttaaddooss

Cobertura.

Los casos presentados provienen deAmérica del Sur (Bolivia, Brazil, Colombia,Ecuador y Venezuela), Central (todos lospaíses) y Norte (México). Un caso provienede España.

Tema.

Una gran mayoría de los casos se re-lacionan con situaciones específicas deáreas protegidas o bosques (comunales oreservas) y solo unos pocos conflictos contemas más generales de impacto ambien-tal, especialmente alrededor de aglomera-ciones urbanas. Un solo caso se refiere apolíticas de incentivos forestales.

Naturaleza del conflicto.

Los conflictos más frecuentes se danen relación al uso de los recursos, en lasáreas protegidas o los bosques, pero unaproporción también importante de ellostiene que ver con el acceso a los recursos,sin que ambas situaciones sean excluyen-tes.

Por una parte las comunidades rura-les (tanto las “criollas o mestizas” como las“indígenas”) tienen percepciones diferen-tes, en cuanto al tipo de uso que se podríadar en áreas protegidas, que las institucio-nes estatales “con autoridad” sobre estasmismas áreas. Ejemplos típicos son : la de-finición de la tasa “permitida” de extrac-ción de huevos de tortugas o bien las nor-mas restrictivas de uso de la tierra impues-tas a los agricultores, que residen en lacuenca productora de agua potable de unaciudad.

Por otra parte las comunidades rura-les se ven restringidas en su acceso a recur-sos importantes, por ejemplo en el mo-mento que se establece la prohibición de

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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sacar cualquier producto de una reservaforestal, siendo los “subproductos” esen-ciales para la sobrevivencia de las comuni-dades colindantes, o bien en los casos,desgraciadamente frecuentes, de la decla-ratoria de un área protegida en una zonapreviamente habitada.

Otras categorías de conflicto se danen relación al impacto ambiental y socialde las actividades industriales (especial-mente de la prospección petrolera) en terri-torios indígenas o bien cuando se produ-cen invasiones en áreas protegidas o en te-rritorios indígenas.

Causas de los conflictos.

Resulta excesivamente somero in-tentar identificar una sola causa principalde cualquier conflicto, cuando ha sido de-mostrado de sobra que son verdaderos “ár-boles de problemas”, los que se encuen-tran en la raíz de los conflictos. Con estarestricción en mente, llama la atención laalta frecuencia de situaciones en las quelos conflictos surgen a raíz de decisionestomadas unilateralmente por algunos delos involucrados -usualmente el gobierno.La más común de ellas, nuevamente, es ladeclaratoria o cambio de categoría de unárea protegida o de una reserva forestal.Otra causa, correlacionada con la primera,es la falta de imaginación para proponer,de antemano, soluciones que podrían sa-tisfacer los intereses diversos de los gruposinvolucrados en relación a un área de usorestringido.

Otro gran grupo de causas de losconflictos en torno a los recursos naturaleses por supuesto la pobreza rural, traducidaen la necesidad de tierras y la sobre explo-tación de recursos, etc.

Los problemas organizaciones apa-recen sólo marginalmente en los conflictosestudiados, sea que estos se encuentren ala raíz misma, como en el caso, donde labase de una organización indígena estabaopuesta a las ventas de madera de bosquescomunales llevadas a cabo por sus dirigen-tes, o bien sea que las organizaciones veanincrementados sus conflictos internos, co-mo producto de una situación conflictivaexterna.

Involucrados.

Las comunidades rurales, los gobier-nos y las ONG son los involucrados másfrecuentes en los conflictos estudiados.Aunque a veces cuesta diferenciarlas, conbase en las breves descripciones disponi-bles, parecen pocos frecuentes los conflic-tos entre las comunidades “mestizas” o“criollas” y las “indígenas”, salvo en los ca-sos de invasiones de campesinos en territo-rios o reservas indígenas.

Como se ha indicado en la discu-sión de las causas de los conflictos, los go-biernos (representados por los servicios deparques o forestales), aparecen en muchosconflictos a menudo como “autoridad”, sinconsideración para, ni conocimientos delas comunidades que afectan con sus pla-nes de “protección” de recursos naturales.

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Capítulo II: Experiencias y casos

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Sin embargo, en muchos casos “ElGobierno” no puede ser considerado co-mo una entidad monolítica, con objetivosy enfoques únicos, sino al contrario abun-dan los ejemplos en que diferentes depen-dencias de los Gobiernos tienen intereses yformas de actuar opuestas. Algunos ejem-plos ; el Ministerio de Hacienda suprimelos incentivos forestales sin coordinar conel Ministerio de Recursos Naturales; el Mi-nisterio del Ambiente decreta un área pro-tegida en un parcelamiento de la ReformaAgraria ; las Comisiones Indígenas no re-conocen los planes, elaborados por losServicios de Parques para el manejo deáreas protegidas, en las que viven pobla-ciones indígenas, etc.

Una confusión parecida puede pre-sentarse en el caso de las ONG. En mu-chos casos estas son “aliadas” de las comu-nidades de base, pero también se dan si-tuaciones en que su papel es diferente o, almenos, poco transparente. Muchas de lasONG involucradas son “ecologistas” o“conservacionistas” y tienden a manejarun discurso “pro-comunidad” (participa-ción, desarrolla, etc.), cuando sus interesesa largo plazo van más en la dirección de la“protección”, léase “exclusión”. A menudoestas incongruencias no son explícitas, sal-vo excepciones en las que las comunida-des han emplazado las ONG a definirse.

Un grupo de involucrados, mal defi-nido e indirecto, se deja percibir en variosconflictos y se puede caracterizar como los“usuarios urbanos”. Estos, no raras veces,tienen intereses en las áreas rurales, por

ejemplo : protección de acuífero, zonasde recreación, preocupaciones ambienta-listas “globales” y ejercen presión sobre lasinstituciones gubernamentales o las ONG.Por otra parte los “usuarios urbanos” pue-den también manifestarse desde el “otro”lado de la baranda, ejerciendo presión sig-nificante sobre los recursos, al conformarun mercado para los productos de las áreasprotegidas. Un ejemplo típico de este com-portamiento es la demanda por huevos detortugas, que fortalece al tráfico ilegal deeste producto.

Los empresarios (compañías petrole-ras, madereros desde los aserraderos hastalos camioneros y motosierristas, buscado-res de oro, etc.), se encuentran frecuente-mente en conflicto con las comunidadesrurales por la contaminación que provo-can, por los impactos sociales de sus acti-vidades y por los derechos de explotaciónde recursos en áreas controladas por lascomunidades. Por otra parte, se dan (po-cos) casos en que las empresas son aliadasde las comunidades, cuando estas defien-den sus derechos de uso de recursos natu-rales frente a la autoridad gubernamental.

Las fuerzas armadas (tanto los ejérci-tos nacionales como los movimientos deguerrilla) se involucran de diferentes for-mas: las típicas de represión (por ejemplo;uso de la fuerza por el ejército para el con-trol de extracción de huevos de tortugas, oel bloqueo por la guerrilla del desarrollo deprocesos participativos de manejo forestalpor las comunidades) y otras más comple-jas, en las que las fuerzas armadas tienen

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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sus propios intereses, como en el caso dela “protección” dada por ele ejército a losbuscadores de oro -los que a su vez tienenrelaciones comerciales con las comunida-des indígenas-, o al contrario, el apoyo da-do a empresas petroleras en contra de lascomunidades o también el apoyo por laguerrilla a los campesinos en la búsquedade tierras. La prevalencia de las fuerzas ar-madas señala el carácter (potencialmente)violento de muchas situaciones conflicti-vas en torno a los recursos naturales.

Proceso del conflicto.

En todos los casos estudiados existeun pre-diagnóstico de la situación conflic-tiva, y, en una cuarta parte de ellos, es loúnico que existe, o sea que el conflicto nopasa de una percepción relativamente con-fusa de una situación problemática, conpocas posibilidades de evolucionar.

En no pocos casos, sin embargo, elmanejo del conflicto se iniciar con la orga-nización de los involucrados y se fortale-cen las organizaciones existentes para en-frentar la situación. Aunque la organiza-ción de los involucrados no es un pago“obligado”, antes de entablar el proceso denegociación, hay una alta correlación en-tre ambos eventos. Por otra parte, en untercio de los casos, el conflicto está marca-do por la violencia : represión, amenazas,encarcelación, incendios, hasta asesinatos,etc.

Varios de los casos se caracterizantambién por las actividades de educacióno capacitación que forman parte del mane-jo del conflicto. Estas toman a menudo laforma de cursos de “educación ambiental”en un probable intento de provocar uncambio de actitud, más “conservacionis-ta”, en algunos de los actores. La efectivi-dad de la educación ambiental puede serdiscutida y su validez cuestionada en tér-minos éticos, pero, si esta es consideradacomo una forma de diálogo, de informa-ción a los otros actores, para que estos en-tiendan los puntos de vista de las otras par-tes, sin que necesariamente los compartan,la educación ambiental puede ser un pasoútil para hacer progresar el proceso de re-solución de un conflicto socio-ambiental.

Se encuentra también otro tipo decapacitación, en el que se ayuda a algunosde los actores en adquirir nuevas habilida-des, las que puedan contribuir a reducir losproblemas de necesidades insatisfechas,que originaron el conflicto. El manejo mis-mo del conflicto puede ser también objetode la capacitación de todos los actores,porque en la medida de que todos los in-volucrados estén bien preparados para ma-nejar el conflicto, es mayor la posibilidadde llegar a una solución equitable y dura-ble. Un ejemplo de tal capacitación se dioen el proceso de resolución de un conflic-to en cuanto a la extracción de huevos detortugas en un parque nacional, y contribu-yó sustancialmente a mejorar el diálogoentre las partes y su actitud positiva hacia

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Capítulo II: Experiencias y casos

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el inicio de un proceso autónomo y no-violento.

En la muestra estudiada, solo dos delos conflictos llegaron a una “resolucióndefinitiva”, uno sobre el derecho de uso deun área colindante de la Comarca Kuna yel otro sobre la ubicación de un muelle decarga de astillas de Gmelina en la vecin-dad de un área protegida. Ambos casosfueron procesos relativamente largos, conla creación de alianzas, el desarrollo de es-trategias complejas de comunicación, me-sas de negociación “multi-actores” conparticipación gubernamental de alto nivel,etc. El hecho que la gran mayoría de loscasos estudiados no estén ni siquiera cercade una resolución durable, deja percibirque el manejo deficiente de estas situacio-nes las hace perdurar.

Discusión

Los conflictos no se resuelven porque no seasumen como tales

Una proporción sustancial de loscasos presentados describe situaciones,que se han estancado desde años. En estecontexto, la falta de un diagnóstico claropuede considerarse como un impedimentomayor, para dar inicio al proceso de tomade conciencia, organización, definición deobjetivos y estrategias, etc., que conduceal manejo de un conflicto.

El no-asumir los conflictos por partede las comunidades puede deberse a queel “conflicto” es frecuentemente cargado

de valores negativos o peyorativos, se aso-cia con la presencia de una crisis o sea per-cibido como un problema, cuando en rea-lidad es un elemento necesario para permi-tir cambios en la sociedad. Se puede con-siderar asimismo como un derecho, quedebe ser manejado con responsabilidadpara ser productivo.

Es importante, por lo tanto, que losactores perciban el proceso de conflicto deuna manera menos negativa. Por ejemplo,de igual manera que se puede consideraral binomio salud-enfermedad como unconjunto vital indisociable, los conceptosconflicto-paz, crisis desenlace, amenaza-oportunidad, etc. pueden ser presentadoscomo un conjunto creador de oportunida-des. Todo debe comenzar con una percep-ción clara de la situación, la proyección decambios posibles, que permitan asumir po-sitivamente el conflicto y transformarlo enun proceso positivo para la organización.Actualmente, se están desarrollando meto-dologías para facilitar este proceso, espe-cialmente para realizar el diagnóstico.

Conflictos : peligros y oportunidades paralas organizaciones de base

La imagen caricaturesca (y sin em-bargo a veces real) de la comunidad pelea-da con el dueño del aserradero vecino tie-ne a esconder la situación, probablementemucho más frecuente, de los conflictosdentro de las organizaciones (cualquier seasu nivel). Que estos problemas organiza-cionales no sobresalen entre los casos de

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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conflicto estudiados, subraya probable-mente su carácter solapado, pero hay razo-nes de pensar que estos prevalecen en larealidad. Para cualquier organización, elenfrentamiento con otros actores externos,puede contribuir a fortalecerse, pero tam-bién puede provocar la transformación delas relaciones de poder hacia adentro.

El manejo de un conflicto puede serun proceso desgastante, que, independien-temente de los beneficios que trae, tienentambién “costos” para todos los actores.Prácticamente estos consideraciones su-brayan la necesidad de que las comunida-des en conflicto hagan una cuidadosa pla-neación del proceso, incluyendo la estima-ción de sus costos y beneficios.

Una posible sobrevaloración inicialde los costos de un conflicto por parte delas comunidades que se encuentran en unasituación conflictiva es tal vez otra razónpor la que no lo enfrentan y prefieren elstatus quo. En este sentido, la amplia difu-sión de metodologías adaptadas de mane-jo no-violento de conflictos sería por lotanto un aporte valioso para el desarrollode las comunidades.

Aún cuando se manejan, los conflictos nose “resuelve” nunca

Los conflictos se conciben a menu-do como “eventos aislados” en el tiempo(el tratamiento de “casos” en el presentedocumento tiende, dicho sea de paso, afortalecer esta percepción), y se olvida queun conflicto en particular es parte de una

cadena de situaciones conflictivas o sim-plemente que la implementación de la so-lución puede tomar años y su verificaciónser, a su vez, fuente de nuevos problemas.Tomando algunos ejemplos citados ante-riormente, la presión externa sobre la co-marca Kuna sigue tan fuerte como antes, yla reubicación del muelle de astillas deGmelina cerca de un pueblo puede crearnuevos conflictos con la comunidad veci-na, por el incremento del tránsito de loscamiones de la compañía. En otra situa-ción, un conflicto que se inició para permi-tir la participación de la comunidad en elmanejo de un área protegida, una vez lo-grado, se “continuó” para darle verdaderosignificado a la “participación” y asegurarun lugar en los órganos de decisión delárea.

En estas circunstancias, el desarrollode la capacidad de aprendizaje y el forta-lecimiento de la capacidad reflexiva de lascomunidades rurales se vuelve un factorclave, si se pretende que puedan manejarsus conflictos con efectos positivos en ellargo plazo.

Manejo de conflictos ¿Prevención o resolu-ción ?

Se observa en esta muestra que de-masiadas instituciones practican la meto-dología “DAD”: Decida, Anuncie, Defien-da. Además están tienden a favorecer laaplicación de medidas “estándares”, queno toman en consideración las circunstan-cias locales, ni los potenciales de las co-

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Capítulo II: Experiencias y casos

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munidades. Tomando un punto de vistapráctica, resultaría probablemente muchomás eficiente tener el esfuerzo de fomentarun diálogo preventivo, que ignorar los po-sibles intereses de los afectados por las po-líticas institucionales, crear un conflictocon todos los desgastes que esto represen-ta y tener que resolverlo más tarde precisa-mente con base en la elaboración de solu-ciones imaginativas y adaptativas.

BBiibblliiooggrraaffííaa

Upaz,1995. Manejo de conflictos en recursos natura-les. Informe de curso. Octubre de 1995

Upaz,1996.Manejo de conflictos en recursos natura-les. Informe de curso. Octubre de 1996

Reunión sobre Manejo de Conflictos So-cio-ambientales. San José, 12 y 13 de juniode 1997. Ayuda Memoria. UPAZ-CEDARE-NA-OET.CCAP/AP-FTPP-FAO (Borrador).

Ortíz-T P. 1997.Guía metodológica de manejo comunita-rio de conflictos socio-ambientales. FTPP-FAO (Versión borrador).

Upaz, 1997Guía metodológica para el análisis y el ma-nejo de conflictos (Borrador) UPAZ. Juniode 1997.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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NNoorrmmaass yy aauuttoorriiddaaddeess eenn eell ddeerreecchhoo ccoonn--ssuueettuuddiinnaarriioo

En las sociedades locales, al igualque en todo tipo de sociedades, existennormas o reglas que son constitutivas deun orden social, es decir, de un conjuntode actitudes de comportamientos que setraducen en prácticas y relaciones.

Algunas normas se refieren específi-camente a lo conductual o comportamen-tal, es decir, perfilan ciertas conductas co-mo aceptables y otras como repudiables ono aceptables; de esta manera, ciertas ac-titudes y prácticas son tipificadas comopunibles o sujetas a castigo.

Pero también existen normas que ri-gen la relación entre el hombre y los recur-sos naturales, y establecen formas acepta-bles y no aceptables de uso y aprovecha-miento de dichos recursos.

Tanto en lo conductual y comporta-mental como en lo referente a los recursosnaturales y “las cosas” existen prohibicio-nes, restricciones y permisiones que deter-

minan un conjunto de prácticas y accionessociales, haciendo de unas delitos y con-travenciones y de otras actitudes y accio-nes permisibles.

La particularidad de las sociedadeslocales es que son generadoras de un con-junto de normas que regulan la vida socialy económica, es decir, son productoras deun Derecho dinámico, poco rígido en tér-minos de cambio y transformación de símismo, legítimo, en la medida en que esde generalizado uso social (o uso normati-vo). Este derecho es además alimentadopor la creatividad social emergente de lanecesidad de administrar la complejidadde actividades y relaciones existentes enlos espacios sociales.

Para sustentar las normas, las socie-dades locales, al igual que toda sociedad,constituyen instituciones y autoridades. Esdecir se organizan, crean entes destinadosa ejercer funciones de gestión normativa ypolítica. Envisten de poderes a personas,constituyendo autoridades.

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Casos Yuracarés e Izoceños:derecho consuetudinario

y recursos naturales

René Orellana

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Estas autoridades, individuales o co-lectivas, ejercerán roles de dirección, pres-cripción, permisión y sanción. Pero tam-bién son parte de la institucionalidad degestión del espacio y los recursos natura-les.

En resumen, las autoridades tienenatribuciones de decisión, dirección, admi-nistración, sanción y resolución. Son, porconsiguiente, parte del sistema de regula-ción de las sociedades.

Desde el enfoque de análisis del de-recho, el entramado de autoridades y nor-mas constituye la juridicidad indígena.

Pero hay un rol importante que lovamos a analizar más adelante, se refiere ala resolución de conflictos en términos deadministración de justicia, es decir, al juz-gamiento de personas por haber contrave-nido normas y a la sanción. Proceso quecorresponde quizás más a un enfoque delderecho penal, pero que para fines decomprensión de la dinámica comunitariade resolución de conflictos es importantepuntualizar.

DDeerreecchhoo ccoonnssuueettuuddiinnaarriioo yy rreeccuurrssooss nnaattuu--rraalleess

En nuestro análisis, tres elementosforman parte del conjunto de normas quemedian en la relación de las sociedadescon los recursos naturales, a saber: tenen-cia, acceso y control.

Vamos a entender tenencia comolas formas de posesión y propiedad de unrecurso determinado. Henry Escalante,

opina que propiedad es una variable queimplica uso, gozo y disposición, en tantoposesión implica uso y gozo.

El acceso supone disponibilidad yfacilidad que tienen los miembros de unasociedad para acceder y aprovechar deter-minados recursos para satisfacer intereseso necesidades.

El control alude al poder de admi-nistrar o gestionar el espacio y sus recur-sos. Esta gestión tiene que ver con el uso,el aprovechamiento y el acceso a los re-cursos naturales.

Estas tres dimensiones están regidaspor un conjunto de normas que facilitan alas sociedades el ordenamiento de su te-rritorio.

RReeccuurrssooss yy nnoorrmmaass:: CCaassooss YYuurraaccaarréé yy GGuuaa--rraanníí--IIzzoocceeññoo

Vamos a tomar dos grupos étnicospara desarrollar la relación de recursos ynormas en las dimensiones de tenencia,acceso y control de recursos naturales.

Subrayaremos de manera resumidalos aspectos comunes o relativamente co-munes entre ambos grupos en relación adiferentes recursos, obviando las diferen-cias.

El pueblo indígena yuracaré se en-cuentra ubicado en el Río Chapare, en laregión del Chapare Tropical del departa-mento de Cochabamba (Bolivia). El puebloindígena Izoceño Guaraní, está ubicadoen la región chaqueña del Río Parapetí, en

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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la provincia Cordillera del departamentode Santa Cruz (Bolivia)1.

La tierra, es de propiedad comunal,el control es ejercido por la comunidad através de sus autoridades, de modo que elacceso y la distribución están reguladospor las autoridades comunales. En cuantoa las normas de acceso, se las puede resu-mir de la siguiente manera: cualquier co-munario puede acceder a la tierra previaautorización de las autoridades comuna-les. Los hijos pueden heredar la tierra, pe-ro ésta sigue perteneciendo a la comuni-dad.

Se prohibe que las personas ajenasa la comunidad accedan a la tierra sin au-torización de la comunidad. En la medidaen que la tierra es un recurso escaso exis-te un rígido control en este aspecto.

Las familias yuracarés que migraronde una comunidad a otra, dejando suschacos en barbecho, y estableciéndosepor muchos años en otra comunidad, tie-nen derecho de acceso a la tierra de la co-munidad que abandonaron, siempre ycuando retornen a vivir a ésta. Este dere-cho se extiende al acceso y aprovecha-miento de los árboles del territorio comu-nal de la comunidad en la que tienen susbarbechos.

En los yuracarés, la prohibición deacceso es mucho más estricta con respec-to a los karai (blancos). Estos sólo puedenacceder a la tierra -por tanto convertirse encomunarios- casándose (concubinándose)con un o una yuracaré. En los izoceños es-to no existe, es común ver karais (incluso

ganaderos) conviviendo en las comunida-des pero sometidos -más bien incorpora-dos a través de la internalización de la cul-tura normativa- al sistema de autoridades .

Está prohibida la venta de la tierra,en la medida en que el comunario no espropietario de ésta, aunque sí lo es de suchaco (es decir, de los productos genera-dos por su trabajo).

Los usos que el comunario le dé a latierra pueden ser diversos; no existen ma-yores restricciones al respecto.

No existe legalidad en la tenenciacomunal de la tierra, en la mayoría de loscasos, aunque en el caso izoceño algunascomunidades tienen títulos comunales. Sinembargo, las normas de tenencia son legí-timas, a pesar de algunos conflictos quecuestionan la tradición al respecto provo-cando la introducción de otros valores, loscuales analizaremos más adelante.

Ríos y lagunas son de acceso colec-tivo. En el caso Izoceño, el agua es un re-curso escaso, por lo que las comunidadesposeen pozos los cuales son de propiedadcomunal.

Los recursos de pesca y caza son depropiedad colectiva. Sin embargo, existenformas de control comunal para evitar de-predación y escasez, esto sobre todo en elcaso izoceño, en la medida en que su or-ganización étnica, la Capitanía del Alto yBajo Izozog (CABI) es parte de la adminis-tración del Parque Nacional KAA IYA, quees considerado parte del territorio izoceño.En las comunidades se evita el ingreso de

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Capítulo II: Experiencias y casos

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karais que desarrollan la caza como de-porte.

En el caso de yuracaré, la presenciade asociaciones comerciales de pescado-res que realizan pesca indiscriminada engrandes cantidades, sin respetar las épocasde veda y usando dinamita (prohibida pornormas legales vigentes), los ha obligado arecurrir a las autoridades oficiales buscan-do control sobre el recurso en la medidaen que sus autoridades comunales no sonreconocidas por las foráneas al grupo étni-co y por tanto sus normas no funcionan enla resolución de conflictos. He aquí un ca-so de resolución de conflictos en el que elgrupo étnico recurre al derecho oficial ysus instituciones para intermediar en susrelaciones interétnicas.

La caza en el monte no tiene restric-ción, en el caso de los yuracarés, pero esmal vista cuando se trata de ajenos.

Los bosques ubicados en los territo-rios comunales son propiedad de éstos;por tanto son controlados por las autorida-des comunales. Existen comunidades yu-racarés que definen ciertas manchas demadera como reservas, de modo que pue-dan ser explotadas cuando los árboles al-cancen el fuste adecuado. En este grupo,se ha creado una asociación maderera deyuracarés a fin de facilitar el relaciona-miento con otras asociaciones comercialesque explotan madera en la región, dispu-tándola con los yuracarés.

Aquí observamos la presencia deotra autoridad, que busca el reconoci-miento de su personería jurídica para re-

solver conflictos con foráneos recurriendoal derecho oficial y sus instituciones.

En los bosques comunales, el acesoa los árboles está restringido a los miem-bros de la comunidad. Los comunariosmarcan los árboles con sus iniciales, es-tampando así un derecho de propiedad so-bre éstos. Esta práctica es legítima y formaparte de la tenencia de árboles madera-bles. Sin embargo -aquí viene una prohibi-ción- personas de otras comunidades estánvetadas de acceso a manchas de maderaque no sean de su comunidad.

Existen áreas de explotación colec-tiva, en las que no se distingue a los miem-bros de las comunidades. Estas están ubi-cadas, en el territorio yuracarés, monteadentro, lejos de la ribera, por tanto de losterritorios comunales.

Un componente fundamental paraentender el control del espacio y sus recur-sos es el Territorio. Todas las comunidades,en los casos señalados, tienen territorios,es decir, jurisdicciones conocidas y reco-nocidas. La delimitación es hecha a travésde mojones o el uso de otros referentes co-mo chacos. También existen límites natu-rales. Diferentes comunidades miembrosde un mismo grupo étnico configuran en-tonces diferentes construcciones territoria-les.

Por otra parte existe el TerritorioGrande, o sea, aquel que aglutina a todaslas comunidades. Se trata de otro espaciode gestión, por tanto de normas de control,de acceso y tenencia sobre diferentes re-cursos.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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El territorio grande no equivale ne-cesariamente a la suma de territorios co-munales, generalmente lo excede. Apare-cen entonces otras áreas que no han sidoapropiadas por las instituciones comuna-les pero que son de acceso colectivo, esdecir, de todos los comunarios de las dife-rentes comunidades. Ahí, por ejemplo, enel caso yuracaré, la tenencia de los bos-ques varía.

Los izoceños, consideran al ParqueKaa Iya como parte de su territorio, aun-que no existan comunidades poblando elparque.

En síntesis, múltiples normas sobrediferentes espacios y territorios rigen elcontrol, acceso y tenencia del mismo tipode recursos naturales.

AAddmmiinniissttrraacciióónn ddee jjuussttiicciiaa yy rreessoolluucciióónn ddeeccoonnfflliiccttooss eenn eell áámmbbiittoo ccoommuunnaall

Al interior de las comunidades exis-te una dimensión jurídica que forma partedel entramado normativo y que es funda-mental para entender las formas consuetu-dinarias de resolución de conflictos, se tra-ta de la administración de justicia.

Cuando las normas son transgredi-das por algún o algunos comunarios, éstosson sometidos a un proceso de juzgamien-to y sanción; éste proceso involucra a au-toridades con determinadas funciones yatribuciones y a determinados procedi-mientos de juzgamiento y sanción. Vamosa denominar a esto administración de jus-ticia.

En los sistemas consuetudinariosaquí observados, las autoridades investi-das de poderes judiciales, ejercen las fun-ciones concomitantes sobre distintos tiposde contravenciones o delitos, tal como, ca-sos administrativos (recursos naturales, porejemplo), penales o civiles en general.

Vamos a entender por función judi-cial, aquella relacionada con el juzga-miento y la sanción, y por funciones decontrol, aquellas que están relacionadascon el control del funcionamiento del sis-tema social según las normas de la socie-dad.

En las poblaciones locales, comolas analizadas en el anterior acápite, la co-munidad ejerce el control social, es decir,no existen instituciones supracomunalesque expropien el control, el poder de or-denar su sociedad. O, para decirlo mejor,las sociedades locales tienen en sus manosmayor “cantidad de poder” para ejercer elcontrol de sus dinámicas propias.

Usualmente las asambleas o reunio-nes comunales son las máximas autorida-des de este tipo de sociedades. Estas, portanto, tienen funciones judiciales ademásde políticas, así, juzgan, sancionan o dele-gan estas funciones a otras autoridadescomponentes de la estructura institucionalcomunal.

En el caso de los Izoceños, el Capi-tán, segunda autoridad (después de laasamblea), ejerce funciones políticas y ju-diciales. Pero la autoridad judicial por ex-celencia es el Corregidor2.

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Capítulo II: Experiencias y casos

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En los yuracarés la segunda autori-dad después de la reunión comunal es elCorregidor.

En ambos casos, el corregidor oficiade mediador, árbitro y notario; así, mediaentre partes, toma decisiones definiendo lasanción y haciéndola ejecutar y, por otraparte registra hechos, juzgamientos y sen-tencias. Pero también investiga (cuandolos conflictos ameritan mayor indagación)y ejerce control.

Por ejemplo, un caso interesante seregistró en la comunidad de Santa Anita,Río Chapare (Territorio Yuracaré): en 1996,el ganado de un karai invadió el chaco deotro comunario, destruyendo un platanal.El conflicto se planteó algo violento alprincipio, pero con la intervención del co-rregidor, que ofició de mediador, las partesllegaron a un arreglo.

Otro caso yuracaré: un comunariode la comunidad de Nueva Esperanza in-tenta apropiarse de tres hectáreas perte-nencientes a la comunidad El Carmen (ve-cina de la suya). En esas tres hectáreasexisten algunos árboles maderables. Lasautoridades de la comunidad afectada in-tervienen y condicionan a la persona aje-na a su territorio a abandonar su comuni-dad e integrarse a la afectada para poderasentarse en la tierra en disputa; caso con-trario se le niega el acceso a la tierra de lacomunidad.

En este último conflicto intervinie-ron la reunión comunal (máxima autori-dad) y el corregidor, además de los voca-les que ofician de mensajeros, haciendo

citatorios y a veces de policías, aprehen-diendo.

El corregidor izoceño suele desarro-llar un procedimiento especial en casoscomplicados, este procedimiento constade varios pasos (Combes y et al, 1997):presentación del caso con denuncias, In-vestigación (declaración de partes, testigosy realización de indagaciones) y finalmen-te emisión de sentencia que suele incluirla firma de un compromiso de no reinci-dencia.

CCaammbbiiooss yy mmeettaammoorrffoossiiss eenn eell ddeerreecchhooccoonnssuueettuuddiinnaarriioo

Es muy difícil afirmar que los siste-mas normativos y el sistema de autorida-des de las sociedades indígenas, por ejem-plo, son tradicionales, como si se tratarade entidades puras e intocadas. Los nom-bres de las autoridades por ejemplo, evi-dencian en muchos casos una herenciacolonial internalizada y metamorfoseadaen una dinámica de permanente cambioen la historia de las comunidades indíge-nas. Los términos Cabildo, Resguardo, Ca-pitanía, Corregidor, Alcaldes, etc, etc., de-muestran esta afirmación.

Por tanto, una primera conclusiónque es al mismo tiempo precaución analí-tica es que los sistemas normativos comu-nitarios son muy propensos a adoptar o in-tegrar normas procedentes de otros siste-mas (no necesariamente oficiales) o a crearnormas que permitan a las sociedades li-diar con la modernidad y las externalida-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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des con las que diariamente tienen que re-lacionarse.

Hay pues niveles, momentos y cir-cunstancias en los que el derecho oficial yel consuetudinario se cruzan en las prácti-cas de acceso y control de los recursos na-turales por parte de poblaciones locales.

En ciertas ocasiones, dependiendode los actores con que se lidien, las comu-nidades se ven obligadas a elegir entre lanormatividad comunitaria o la oficial, op-tando a veces por la última. Ya vimos estasituación cuando referimos a los yuracarésy su asociación maderera o de los proble-mas que tienen con las asociaciones co-merciales de pesca.

Existe, por otra parte, una notableinquietud en las comunidades indígenas,por conocer ciertas normas positivas queestán relacionadas con sus problemas coti-dianos; por ejemplo, existen demandas dedocumentos sobre legislación forestal, mi-nera, agraria, civil y penal. Esto es muyevidente en los casos yuracaré, guaraní yen otros de Bolivia.

Incluso, cuando se llega a adquirirestos documentos, se dan casos en queciertas normas positivas son adoptadas endetrimento de otras tradicionales. Las au-toridades judiciales, en las comunidadesindígenas, suelen desarrollar estas prácti-cas para resolver casos en los que no sa-ben cómo obrar o qué sentencia emitir, ono están seguras si sus edecisiones trans-greden el derecho oficial.

Esta preocupación por la legalidado ilegalidad de las decisiones tomadas por

las comunidades indígenas son pues partede la dinámica de cambio de este períodohistórico.

EEll rrooll ddeell eessccrriittoo eenn eell ddeerreecchhoo ccoonnssuueettuu--ddiinnaarriioo

Una de las manifestaciones de lastransformaciones y metamorfosis mencio-nadas en el acápite anterior es la impor-tancia cada vez más grande del registrocomo práctica en la resolución de conflic-tos y en la construcción de normas.

Existe una tendencia a escribir lasnormas, lo que no quiere decir positivarlasy a registrar los procesos y procedimientosde resolución de conflictos.

El Acta, por ejemplo tiene una im-portancia fundamental en el ejercicio delas funciones judiciales y políticas. Ade-más, este elemento forma parte del ritualde resolución, legitimándolo.

Se suelen registrar denuncias, inves-tigaciones, declaraciones, sentencias, etc.Adicionalmente, las autoridades comuna-les ofician de “notarios” -sin ningún valorlegal, pero con una gran legitimidad- encasos de transacciones, compromisos depago, multas, registro de bienes, reconci-liaciones matrimoniales, etc., etc.

Entre los izoceños, es común queun comunario karai o guaraní, haga regis-trar, en un documento hecho por el corre-gidor la cantidad de ganado que tiene y sumarca, de modo que cuando le roben al-guna vaca tenga dicho documento comoprueba de la cantidad de ganado que tenía

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Capítulo II: Experiencias y casos

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y lo use como una suerte de instrumentopúblico.

La Capitanía del Alto y Bajo Izozog,ha decidido escribir sus normas y estable-cer atribuciones, obligaciones, deberes,penas y castigos. De este modo cuenta ac-tualmente con un Estatuto y un Reglamen-to, los cuales están siendo traducidos alguaraní para socializarlo. Se trata de unproceso cuyos resultados darán un giro im-portante al sistema normativo guaraní has-ta hoy oral3.

CCoonncclluussiioonneess

Existen normas y reglas que formanparte práctica y cotidiana de manejo, ac-ceso y control del espacio y sus recursosnaturales. Estas normas, que conforman elDerecho Consuetudinario, son producidasy re-producidas por las dinámicas de vidade las sociedades locales.

Tres elementos son importantes enel análisis del Derecho Consuetudinario:tenencia, acceso y control.

Existen diferentes normas de acce-so, tenencia y control rigen en un mismogrupo, dependiendo de los espacios terri-toriales que estas sociedades tengan. Portanto, la construcción territorial debe serconsiderada como fundamental al mo-mento de estudiar estos mundos normati-vos.

No deben verse los sistemas norma-tivos consuetudinarios como rígidos e in-cambiables; lo que usualmente denomina-mos tradicional no es más que la suma his-

tórica de mutaciones y transformacionesemergentes del encuentro y relaciona-miento entre las sociedades locales y deéstas con la sociedad global.

Un rasgo importante en los cambiosque sufren actualmente los sistemas con-suetudinarios es la importancia que tienenlos documentos de legislación oficial, llá-mense Códigos, Leyes, Decretos o Consti-tuciones.

Las sociedades étnicas y en general,las sociedades locales toman siempre co-mo referencia el derecho oficial en las re-laciones que desarrollan para acceder ycontrolar los recursos naturales.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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NNoottaass

1 Para mayor información, vease en el caso Yu-racaré a Orellana (1996) y en el caso Izoce-ño a Combes y et al (1997).

2 Combes y et al (1997).3 Para mayor información véase Combes y et

al (1997).

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Capítulo II: Experiencias y casos

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PPrreesseennttaacciióónn

La presentación de esta ponencia esun trabajo de intercambio de ideas con Jai-me Salazar de AIDESEP, Iquitos, amigo porestos ríos y bosques, sobre aspectos de losconflictos interculturales en esta parte de laAmazonia peruana, el agradecimiento per-petuo por la oportunidad que me brindóWilma Roos de FTPP-Ecuador de trabajareste tema, los comentarios oportunos deAnamaría Varea de FTPP y el puente entreLima e Iquitos de Mariela Zegarra. No olvi-do el valioso apoyo recibido de parte delPrograma Integral de Desarrollo y Conser-vación Pacaya Samiria WWF-AIF/ DK en lapersona del Dr. José López Parodi. Cabe laadvertencia que la responsabilidad del tra-bajo es mía.

La ponencia trata de recoger aspec-tos históricos y actuales de los litigios ypleitos de una parte de la Amazonia perua-na, en este caso la Baja Amazonia. Es par-te de un trabajo mayor que se ha realizado

con el Programa Bosques, Arboles y Co-munidades Rurales.

II.. DDee llaa rreessoolluucciióónn ddee ccoonnfflliiccttooss.. AAppoorrttee llii--mmiinnaarr

A) Período 1821 - 1899

La construcción e incorporación dela Amazonia a la nación peruana tiene co-mo protagonista principal al Estado. En unprimer momento argumentó motivacionesgeopolíticas por circunstancias limítrofescon los países de Colombia, Ecuador yBrasil principalmente1, luego se dijo quees el gran espacio donde se pueden desa-rrollar proyectos planificados. En este con-texto, el Estado en diferentes circunstan-cias ha jugado un rol en lo que se refiere ala resolución de conflictos, como media-dor entre los conflictos entre la mano deobra y el capital, y en otros momentos di-versos actores ocupaban esta función: lasmisiones, los fundos, instituciones públi-

Del otro lado de la luna:litigios y pleitos

Miguel Donayre Pinedo

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cas, administración de justicia, según laépoca.

Uno de los primeros espacios de re-solución de conflictos lo encontramos enlos gobernadores que custodiaban el ordeny estaban facultados a entregar tierras a losinmigrantes y colonos. El control políticoreposaba en estos funcionarios. Posterior-mente, por cuestiones del desorden, aban-dono y la insubordinación de los indígenasdeben nombrar a nuevos gobernadores enlos pueblos de Maynas, Ordenanza Prefec-tural del 13 de octubre de 1843.

El ordenamiento territorial y espa-cial de parte del Estado peruano en laAmazonia poco a poco se va consolidandoy así tenemos la creación de las municipa-lidades en Maynas y Loreto, Ley del 2 deenero de 1857. Y esta consolidación políti-co-administrativa posteriormente se conso-lida con la creación del Departamento Ma-rítimo Militar de Loreto cuyo territorio seextendía sobre todas las riberas del ríoAmazonas y sus afluentes. La provincia li-toral de Loreto va tomando importanciacon la inscripción de diferentes normasque refuerzan la gestión administrativa, elDecreto Supremo del 2 de febrero de 1866eleva la provincia a la categoría de depar-tamento. Posteriormente la Ley del 21 desetiembre de 1868 que ratifica Loreto en lacategoría de departamento. En este esfuer-zo de fortalecer como centro administrati-vo al departamento de Loreto por Ley del 9de noviembre de 1897 convierte a la ciu-dad de Iquitos en su capital .

Paralelamente al ordenamiento te-rritorial y espacial podemos anotar la dele-gación de funciones en el nombramientode gobernadores o visitadores, estos últi-mos evaluaban la conducta de los gober-nadores y escuchaban las quejas de los ha-bitantes y buscaban remedios a dichasquejas, Ley del 24 de mayo de 1845, artí-culo 7. Treinta años más tarde medianteResolución Suprema del 21 de noviembrede 1873 se establece en Iquitos una dipu-tación de comercio para que se entiendacon los juicios mercantiles contenciososde ese puerto. Es decir, los espacios de re-solución de conflictos se amplían hacia,digamos así, una especialización.

En el plano de la administración dejusticia mediante Ley del 13 de julio de1834 se crea el distrito judicial de Amazo-nas y se señala que el Juez de Chachapo-yas ejerza jurisdicción en la provincia deMaynas.

En el proceso de ocupación de laAmazonia notamos que uno de los conflic-tos más frecuentes era en lo relativo a lostítulos de propiedad, y así tenemos que porDecreto Supremo del 19 de septiembre de1896 se establece que en lo referente acuestiones administrativas la autoridadcompetente son los prefectos, y los juecesfacultados a intervenir en los títulos de pro-piedad definitivos.

En otros momentos otros actoresasumen la función de resolver conflictos,así, tenemos a las misiones que mediabanlos conflictos entre los patrones extractoresy la población que era empleada como

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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mano de obra o cedía sus recursos natura-les2.

B) Período de 1900 hasta nuestros días

Durante este siglo3 en relación al te-ma que venimos tratando : manejo de con-flictos, un espacio de resolución de losmismos lo tenemos en el caso de los fun-dos, que jugaron un rol importante en lavida social amazónica4, se menciona poralgunos autores como el período de la eco-nomía fundaria ( 1920 - 1940). El régimenpolítico-social fundario era un ghetto en elcual el Estado peruano no se inmiscuía,parecía un territorio aparte, gozaba de ex-traterritorialidad5. Los dueños de los fun-dos inclusive castigaban y resolvían con-flictos a su discreción; se tiene testimoniode castigos con cepo, donde el dueño delfundo en sus relaciones laborales ejercíaun rol omnipresente.

En estos pasos de ocupación de laAmazonia por el Estado, recién durante losaños de 1940 - 1960 se percibe la existen-cia de la población indígena que se veíafuertemente afectada por el proceso de co-lonización y comenzaba a hacer llegar susreclamos directamente o a través de las mi-siones6. A lo largo de la historia republica-na el Estado peruano ha tenido acerca-mientos, alejamientos y tensiones con lospueblos indígenas que moraban y moran lafloresta; así por ejemplo tenemos que laLey del 24 de mayo de 1845 prescribe co-mo dueños absolutos a los indígenas yotros que cultivan tierras de montaña, el

artículo 4 declaraba que : “todos los indí-genas son dueños con pleno y absoluto do-minio, de los lotes de terrenos que cultiva-ren; es extensiva esta gracia a todos losciudadanos del Perú que se dedicaren apoblar y cultivar”; esto también se hizo ex-tensivo a los extranjeros. En otro momentotenemos que se dispone que “para desig-nar jueces y agentes fiscales en las provin-cias donde predomine población indígenase dará prioridad a los postulantes que ha-blen el idioma autóctono”, Ley No. 10236del 6 de septiembre de 1945. Es decir, lasrelaciones y situaciones con los pueblosindígenas han sido de acercamientos y ale-jamientos, como el considerando 3 de laLey del 24 de mayo de 1845 que estable-cía que la Nación “tiene el deber de prote-ger la civilización de los salvajes existentesen sus montañas”7. No se ha estudiadocon profundidad todavía lo relacionado alos derechos en conflictos sobre la propie-dad entre los pueblos indígenas y los colo-nos, como tampoco los espacios de resolu-ción de conflictos fuera del circuito oficialen la floresta peruana.

En este proceso de contiendas sobretierras tenemos al Decreto Supremo del 11de marzo de 1910, Reglamento de la LeyGeneral de Tierras de Montaña, artículo 65donde se establecía que delegaban las fun-ciones de resolver conflictos de tierras alos prefectos, es decir, a la autoridad polí-tica. Del mismo modo establecía el Decre-to Supremo del 1 de abril de 1910. Pero ellegislador en lo referente a los terrenos demontaña en este período tuvo diferentes

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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criterios, exempli gratia, el Decreto Supre-mo del 12 de mayo de 1911 prescribía evi-tar que se dieran los latifundios. En estemismo sentido tenemos que por DecretoSupremo del 28 de marzo de 1924 se regu-la evitar la explotación clandestina de te-rrenos de montaña, y de otro lado el mis-mo Estado fomentaba la inmigración y da-ban en concesión extensos lotes a compa-ñías extranjeras.

Asimismo tenemos que el Estado pe-ruano para dar seguridad a los tenedoresde la tierra, crea espacios de resolución deconflictos administrativos especializados,el Decreto Supremo del 30 de diciembrede 1940, Reglamento de las Delegacionesde Tierras de Montaña, sustituye a los pre-fectos departamentales en los asuntos rela-cionados con la tramitación de expedien-tes de tierras de montaña por estas delega-ciones. Posteriormente, tenemos la crea-ción de diferentes instancias administrati-vas que de un modo u otro resuelven con-flictos referentes a tierras, como en el casodel Instituto Técnico Químico Industrialdel Oriente, Resolución Suprema del 8 dejulio de 1946; la Dirección de Inmigra-ción, Colonización y Terrenos de Montaña,el Consejo Superior de Colonización y Te-rrenos de la Selva por Decreto Supremodel 24 de febrero de 1954 que entre susobligaciones y atribuciones tenía la de “co-nocer y resolver en segunda instancia ad-ministrativa las reclamaciones que formu-len los interesados en lo referente a las tie-rras de montaña”. En este contexto es ne-cesario tener en cuenta que por Resolución

Legislativa No. 13467 el Perú ratificó elConvenio 107, sobre protección e integra-ción de las poblaciones indígenas y triba-les.

Así, la Ley de Comunidades Nativasy de Promoción Agropecuaria de Regionesde Selva y Ceja de Selva, Decreto-Ley No.20653 del 24 de junio de 1974 establecesugerentemente un espacio de resoluciónde conflictos intracomunal en el artículo16 que establece que : “Los conflictos ycontroversias de naturaleza civil de míni-ma cuantía que se originen entre los miem-bros de una comunidad nativa, así comolas faltas que se cometan, serán resueltos osancionados, en su caso, en forma definiti-va, por sus órganos de gobierno. En losprocesos civiles y penales los tribunalescomunes o privativos, según el caso, ten-drán en cuenta al resolver, las costumbres,tradiciones, creencias y valores sociocultu-rales de las comunidades”. Dicha disposi-ción también ha sido regulada por la Leyde Comunidades Nativas, vigente. Unacuestión a comentar es que durante la vi-gencia del Decreto Ley No. 20653 el reco-nocimiento y la titulación de tierras se rea-lizó de manera prolija, véase la compila-ción realizada por Francisco Ballón LaAmazonía en la Norma Oficial Peruana1821 - 1990, T. III. Igualmente no debemosolvidar que la ley vigente sobre comunida-des nativas también nos ofrece espacios desolución de conflictos a nivel comunal.

En la actualidad por razones de po-lítica económica se ha indicado que el Mi-nisterio de Agricultura debe ceder su rol de

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instancia de resolución de conflictos en lorelacionado a los problemas vinculados alas tierras.

C) Del otro lado de la luna

En países como los nuestros, tene-mos sistemas jurídicos que coexisten conotras sistemas de regulación social, encon-tramos así, las normas internas de los pue-blos indígenas ante hechos consideradosanti-sociales, comunidades campesinas,asentamientos humanos, inclusive algunosseñalan que tienen normas especiales deresolución de conflictos como para el casode la mafia, narcotráfico y, en el caso pe-ruano encontramos a las rondas campesi-nas. Y, en los casos extremos o de situacio-nes límite, ubicamos algunos hechos dra-máticos de ausencia de interculturalidaden la justicia popular, como son los deHuananay y el sonado Uchuraccay en lasserranías andinas.

Una de las principales causas de de-serción frente a los espacios de resoluciónde conflictos centralizados y oficial es, esuna administración de justicia tardía, co-rrupta y poco justa; donde los agentes delderecho se sienten ajenos a los discursosde los abogados que se envuelven en susmetalenguas. Ante esta situación los agen-tes buscan caminos donde se puedan res-tablecer óptimamente la paz social y co-munal.

Así, podemos observar, el caso delas rondas campesinas de Cajamarca y Piu-ra, donde la resolución de conflictos es

una de las principales ideas - fuerza para lapromoción de este espacio colectivo derestauración de la paz social. Una de las si-tuaciones que les unió fue el abigeato, pos-teriormente las rondas fueron ganando le-gitimidad y resolviendo otros casos. Hubernos presenta la siguiente estadística de loscasos resueltos por la rondas de Huanca-bamba en el departamento de Piura, Perú:

Esto nos revela que los estados-na-cionales han entrado en crisis en socieda-des como las nuestras, no responden anuestra coexistencia de pluriculturalidad yde sistemas jurídicos semi- autónomos, yello se puede observar cuando convivensistemas distintos y diferentes en un mismoespacio. Es por ello, que notamos en mu-chos textos constitucionales el reconoci-miento al pluralismo jurídico; así por ejem-plo, las constituciones de Chile, Colombia,Perú, Argentina. Bolivia, Guatemala, Para-guay.

Hay un estadío de la administraciónde justicia formal que ha sido descuidadopor nuestras sociedades, como son los juz-gados de paz. Estos, en el caso peruano,son una instancia de conciliación, dondelos operadores del Derecho son personasque no poseen título profesional o conoci-mientos sobre derechos, ellos resuelven losproblemas de los caseríos, centros pobla-dos menores, comunidades campesinas ynativas de acuerdo a su saber y real enten-der, sin buscar formulismos legales, sino lamás sana justicia. Sus acuerdos en la ma-yoría de los casos, son cumplidos por laspartes. Y, se restituye la paz comunal.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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Un aspecto a tomar en cuenta esque muchas de estas situaciones resueltasen la instancia de caserío o comunidad na-tiva o campesina, asentamiento humano,se nutren un tanto de la legalidad oficial yotro tanto de sus costumbres ya estableci-das, generando una suerte de sincretismobastante peculiar que está generando pro-blemas de definición en cuanto a si esta si-tuación es derecho consuetunidario o no,y si los acuerdos constituyen parte de la le-galidad centralizada o nacional. Es un te-ma complejo que es necesario considerar.

IIII.. AAssppeeccttooss ddeell ssiisstteemmaa aalltteerrnnaattiivvoo ddee rree--ssoolluucciióónn ddee ccoonnfflliiccttooss eenn llaa BBaajjaa AAmmaazzoo--nniiaa ppeerruuaannaa

- Amigo, Garland, repuso García yGarcía en tono paternal, la vida y laexperiencia en las negociaciones leenseñará que a veces es bueno crearuna crisis igual que las tormentas enel mar, despejan las nubes y traen elbuen tiempo. Durante mucho tiem-po, hemos seguido la corriente a es-tos mandarines, quienes son unosexpertos en inmortalidad: son capa-ces de hacer durar las cosas por si-glos. No podemos seguir en ese jue-go, porque el solo hecho de jugarloes una victoria para ellos. Por esohay que provocar una crisis. Las cri-sis no son malas; todo el secreto es-tá en producirlas controladamente yacertar con el momento oportuno.

Tomado de: TRAZEGNIES, Fernando de.En el país de las Colinas de Arena, Fon-do Editorial de la Pontificia UniversidadCatólica del Perú, 1994. T. I. p. 578

Hace un tiempo la Revista Debatepublicó una encuesta sobre el Poder Judi-cial y señalaban los encuestados los si-guientes datos cuando se les preguntaba:

¿Cuál es su actitud ante un hechoque amerita ir a juicio? Los encuestadosrespondieron en un 46% su actitud era debuscar a la otra parte para llegar a un arre-glo, 30% buscar a un abogado y recurrir alPoder Judicial, un 14% buscar a un aboga-do para que presione a la otra parte, un 8%buscar a un tercero que resuelva el conflic-to.

De otro lado se les preguntó ¿Cuálesconsidera Ud. que son los tres principalesproblemas del Poder Judicial? Un 75% res-pondió la corrupción, un 45% la falta depreparación de los auxiliares de justicia,un 36% sostuvo que los procedimientosson complicados y engorrosos, un 34%manifestó que la falta de acceso de la po-blación a la justicia, un 33% argumentó ladesinformación de los jueces, un 25% opi-nó la interferencia de los políticos, un 23%el sistema de nombramiento de jueces y21% el bajo presupuesto.

Estos datos nos revelan que en granparte de los encuestados ante su actitudque amerita ir a juicio prefirieron la conci-lación de las partes, unos pocos buscaroncomo opción a un mediador, y casi la ter-cera parte optaría por buscar un abogado yrecurrir al Poder Judicial. Esta situación

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partía del hecho de un accidente. Es decir,que una mayoría de los encuestados bus-caría la conciliación quizás urgidos por elaforismo popular más vale un buen arregloa un mal juicio.

De otro lado, en lo relacionado alaparato de la administración de justicia,uno de los problemas principales, 75% res-pondió, es la corrupción. Esta situación ge-nera un temor hacia el aparato formal delEstado para administrar justicia, y quizáspor ello las partes en conflicto prefieran laconciliación antes que recurrir al Poder Ju-dicial.

En el caso peruano se ha ensayadosobre los problemas de administración dejusticia, y una de las conclusiones y solu-ciones era que se deberían ampliar las fa-cultades a los jueces de paz para que resol-vieran otras cuestiones en conflicto, y asítenemos que a los actuales jueces de pazde acuerdo a la Ley Orgánica del Poder Ju-dicial se les regula su función en torno a laconciliación. Consecuentemente están fa-cultados para proponer alternativas de so-lución a las partes a fin de facilitar la con-ciliación, pero le está prohibido imponerun acuerdo. También se ha dispuesto quelos juzgados de paz dediquen el tiemponecesario para el desempeño de su cargo.En cuanto a infraestructura, se estableceque el Poder Judicial debe proveer de losútiles indispensables para el cumplimientode su función; este deber se extiende a losconcejos municipales y a la colectividadpara que provean los locales que se re-quiera. En relación a sus facultades, se es-

tablece competencia para los casos de de-beres alimentarios, desahucio y aviso dedespedida, pago de dinero, interdictos deretener y de recobrar respecto de bienesmuebles, sumarias investigaciones en loscasos de menores. Frente a lo regulado porla ley en mención, hay una corriente deopinión en el sentido de ampliar el ámbitode aplicación de la justicia de paz a otrasáreas distintas a las zonas rurales o urbano- marginales, como fuero de mediación yconciliación8.

Asimismo, ante la ineficiente, costo-sa y alejada justicia formal, se han idocreando espacios alternativos de resolu-ción de conflictos; así tenemos el caso delas rondas campesinas y comités de auto-defensa en el caso de la región andina, cu-yo surgimiento data de los años 70. Los di-rigentes de las rondas manifestaban queprefieren las soluciones adoptadas por suasamblea y según su tradición, a la justiciaformal, la que demora y entrampa la solu-ción de conflictos, es costosa y poco efi-ciente9. Estos usos de espacios de resolu-ción de conflictos que ha monopolizado elEstado han generado un malestar y desa-grado de parte de los funcionarios, y haconllevado a que los líderes comunalessean enjuiciados por delitos contra la ad-ministración de justicia, sedición e inclusovulneración de derechos humanos10.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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A) De las características de los sistemas al-ternativos de resolución de conflictos

Una de las características principa-les de los sistemas alternativos de soluciónde conflictos es que tienen como objetivofundamental resolver el conflicto de fondoo reparar los daños sufridos por la vícti-ma11, están orientados a dar solucionesefectivas al problema: no se busca privarde la libertad individual al agresor, eso nova ayudar para nada a la víctima12 . Asi-mismo y bajo los sugerentes comentarios ycaracterísticas de los usuarios de la resolu-ción de conflictos que señala Ana TeresaRevilla, se indica que en los casos dondeno existe una fuerte organización popularo se percibe que los conflictos escapan delas atribuciones de la organización popu-lar, la población acude a las distintas auto-ridades de la zona a resolver los conflictossin tomar en cuenta que no tienen compe-tencia para administrar justicia. En estesentido, la población acude muchas vecesa la Policía Nacional, a las Fuerzas Arma-das en zonas de emergencia, al goberna-dor o teniente gobernador y al MinisterioPúblico, y éstos resuelven conflictos sobrelos que no tienen capacidad legal. Algunasveces por ignorancia, otras por no existirautoridad judicial y otras porque cuandoésta existe no resuelve efectivamente losconflictos que se le presentan13.

Otra de las características de los sis-temas alternativos de resolución de con-flictos es que están orientados a dar unasolución efectiva, si bien conservan las for-

mas, éstas nunca están por encima de lasolución al conflicto de fondo14 . Estas ca-racterísticas son elementos a considerar almomento de comentar los estudios de ca-so que se han desarrollado por el Grupo deManejo de Conflictos - Perú, en la ciudadde Iquitos.

B) De los estudios de caso

Caso 1. En la búsqueda del reconocimiento oficial, de su identidad

indígena, basados en su conciencia tribal, por Jaime Salazar.

Este caso trata de la solicitud de re-conocimiento como pueblo indígena deun caserío denominado Picuro Yacu. El po-blado se encuentra en la margen izquierdadel río Nanay, a cuarenta y cinco minutosde la orilla, en el distrito de Punchana, pro-vincia de Maynas, región de Loreto. De unprimer momento el Ministerio de Agricul-tura, que es la autoridad competente en re-conocer a las comunidades nativas y cam-pesinas e inscribirlas en el registro respec-tivo, les ha negado este derecho.

Pero no solamente es este conflictode acceder a la legalidad en el caso de Pi-curo Yacu, sino que se suma la decisión deun grupo de pobladores del mismo caseríoque desean ser organizados como comuni-dad campesina, y esta voluntad se ha tra-ducido a través de la Resolución DirectoralNo. 144 - 94 CTRA - DRA del 1 de junio de1994, mediante la cual reconocen comocomunidad campesina a todo el caserío, y

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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esta resolución administrativa ha sido lageneradora de conflictos entre los pobla-dores que viven en el mismo caserío.

Ante esta situación se menciona queel sector de la población de la opción cam-pesina recurre a una organización de se-gundo orden denominada Casa Campesi-na, y ésta actúa como mediadora sin lograrmediar ni conciliar los intereses en dispu-ta. Ante esta infructuosa mediación, la Ca-sa Campesina no participa más en el desa-rrollo del conflicto. En este sentido, tam-bién tenemos que el sector del caserío dela opción de ser reconocidos como puebloindígena recurre a una organización de se-gundo orden que es AIDESEP, pero ésta ac-túa no como mediadora ni conciliadora si-no como parte del conflicto.

Digamos así que las partes volunta-riamente han acudido y dejado como ins-tancia de mediación / conciliación en laresolución de conflictos al Ministerio deAgricultura, que en su actuación no ha ma-nejado el conflicto, por el contrario, es otrafuente generadora del mismo. Dicha auto-ridad competente ha dejado de lado loscriterios históricos culturales - reivindicati-vos de los actores y ha primado una deci-sión subjetiva del problema.

El concepto del interés de los acto-res ha sido dejado de lado de parte de lainstancia mediadora, es decir, se debió en-focar no desde las posiciones (lo que cadauno busca) sino del lado por qué lo quie-ren. El problema de fondo en ambos acto-res es la tierra. Uno lo quiere para usufruc-tuar patrimonialmente de él, y el otro -los

nativos-, para el desarrollo comunal eidentidad cultural de sus integrantes.

Cabe destacar un hecho, que es unade las características de los sistemas alter-nativos de solución de conflictos, es queante la ausencia de una sólida organiza-ción se recurra a la instancia que no co-rresponda y que los problemas sean dele-gados a terceros. Así tenemos que en unmomento del conflicto asiste como media-dor el Sub-Prefecto de la Región de Loreto-autoridad política que no resuelve cues-tiones de reconocimiento ni titulación decomunidades campesinas ni nativas-, sefirma un acta donde se fijan las posicionesde los actores en conflicto. Posteriormenteesta acta ha carecido de relevancia al mo-mento de resolver de parte del Ministeriode Agricultura -quizás se deba a una viejapráctica de los justiciables de recurrir a laautoridad político-administrativa15 .

Una cuestión a destacar es que ini-cialmente hubo el interés de las partes enacudir a organizaciones de segundo gradopara la solución de sus problemas, peropor diferentes motivos y por la naturalezade las mismas, éstas no solucionaron elconflicto y han desplazado la solución a laautoridad gubernamental.

Este caso no ha concluido. Inclusivelas partes en conflicto han llegado a agre-siones mutuas; por los datos que dispone-mos pareciera que la violencia viene departe de los integrantes de la comunidadcampesina.

Cabe indicar que la Comunidad Na-tiva de Picuru Yacu, usando la normativi-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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dad a conveniencia, ha conseguido el re-conocimiento como comunidad nativa através del Código Civil, el ratificado Con-venio 169 de la OIT entre otras normas.Ahora, el siguiente paso es la titulación.Pero, el conflicto continúa.

Caso 2. Reserva Comunal de San Rafael Sinchicuy,

por Aldo Atarama Lonzoy

La Reserva Comunal de San RafaelSinchicuy16 está ubicada a cuatro horas enbote motor, y a treinta minutos en desliza-dor aguas abajo de la ciudad de Iquitos.Las comunidades actoras del conflicto seencuentran ubicadas entre las cuencas delrío Amazonas y del río Mazán y comunica-ción con la cuenca del río Nanay.

El conflicto se desarrolla por cues-tiones de intereses en el uso de los recur-sos naturales de parte de los actores inter-vinientes en el conflicto. Entre los actorestenemos a las comunidades de Sinchicuy,Santa Cruz, Corazón de Jesús, San Rafael yel Comité de Productores de Arroz (CO-PAPMA) con el proyecto Defensa y Mane-jo Racional de los Recursos Naturales delos Bosques de la Selva Amazónica del Pe-rú del Fondo Mundial de la Naturaleza(WWF).

Se inicia el conflicto por los intere-ses encontrados de los actores sobre los te-rrenos en los cuales se ubicaba la ReservaComunal. De una parte Sinchicuy lo que-ría para fines ganaderos, Corazón de Jesúspara abrir sus chacras y San Rafael y el Co-

mité de Productores de Arroz para conti-nuar con el manejo racional de los recur-sos17 con el añadido que las tierras comu-nales que supuestamente eran de la Comu-nidad de San Rafael no eran tales, proble-ma que surge al momento de hacer la lin-deración de las tierras de la comunidad.

Las comunidades se reunieron encada uno de sus límites y discutían los lin-deros sin llegar a ponerse de acuerdo. Seprodujeron hechos que exasperaron losánimos de los actores, como por ejemplo,los de Sinchicuy manifestaron que la Re-serva eran sus tierras y podían hacer lo queellos quisieran y que los de San Rafael es-taban invadiendo sus tierras. La negocia-ción primaba en el conflicto, es decir, losactores negociaban sus intereses directa-mente. Mientras tanto los de San Rafael,que habían trabajado haciendo el inventa-rio de la Reserva, pretendían establecer suslinderos comprendiendo a la Reserva den-tro de su territorio.

Las partes en conflicto no se poníande acuerdo y ante esta situación se acudióal Ministerio de Agricultura para que ac-tuase como mediador, pero los protagonis-tas del conflicto se mantenían en sus posi-ciones, fracasando la mediación e inclusi-ve se deslizó la posibilidad que el sectorAgricultura declare Reserva Comunal deacuerdo a ley del área en disputa, y estasugerencia no convenció ni gustó a las par-tes involucradas.

En este momento del conflicto la or-ganización campesina COPAPMA iniciatalleres de capacitación con la población

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de Sinchicuy y las otras comunidades,donde se abordaban temas vinculados alas reservas comunales y su importancia enla vida social-comunal. Esta estrategia desensibilización, iniciada por la organiza-ción campesina, sirvió como un elementodisuasivo en las pretensiones iniciales delas comunidades adversas a la creación deestas áreas naturales protegidas de iniciati-va comunal.

Durante el desarrollo del conflictolas partes de una manera u otra negociaronsus intereses. No fue fácil, dado que los in-tereses eran opuestos y contradictorios. Pe-ro la representatividad y legitimidad de laorganización campesina ayudó a que losfines de conservación y manejo racionalde recursos primara y que el conflicto fue-ra controlado por ellos.

La situación de recurrir a la autori-dad del sector Agricultura, que no era lacompetente, dado que eran problemas oconflictos intercomunales y se debía venti-lar en esta instancia, es una de las caracte-rísticas del sistema alternativo de conflic-tos. Se corrigió a tiempo cuando se pensóen la posibilidad de declarar de parte delEstado a la zona como Area Natural Prote-gida, y la solución fue comunal robuste-ciendo a la organización campesina.

El rol del COPAPMA fue decisivo,en el sentido que buscó una eficiente estra-tegia para obtener una negociación óptimaa los intereses comunales18.

Caso 3. Lago Rimachi: control de los recursos naturales en defensa

de los intereses comunales, por Miguel Donayre

El Lago Rimachi, reivindicado comoLago Musa Karusa, está ubicado en el dis-trito de Pastaza, provincia de Alto Amazo-nas, departamento de Loreto, Perú. Es unlago, ubicado a la margen derecha y a 25kilómetros desde la desembocadura del ríoPastaza en el río Marañón. Tiene formairregular, con numerosas islas en su interiory cuenta con una extensión de 7.900 Has.

En agosto de 1991, el pueblo indí-gena Candoshi, a través de la Federaciónde Comunidades Nativas Candoshis delDistrito del Pastaza (FECONACADIP), ejer-ció el control directo del cuerpo de aguasdenominado Lago Rimachi, que estabadentro de la jurisdicción y competenciadel Ministerio de Pesquería. Posteriormen-te a este hecho una Comisión de la Direc-ción Regional de Pesquería viajó a la loca-lidad de San Lorenzo y al Lago Musa Ka-rusha con la finalidad de ponerse de acuer-do ante los hechos ocurridos; las tratativassiguen hasta hoy. Está claro que la situa-ción de depredación de los recursos natu-rales (recursos hidrobiológicos, Arapaimagigas específicamente) que son fuente prin-cipal de alimentación de la población, y alas arbitrariedades cometidas por los fun-cionarios del Ministerio de Pesquería hizoque el pueblo Candoshi tomara la decisiónde controlar directamente el cuerpo deaguas.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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Durante el desarrollo del conflictolas partes involucradas: pueblo Candoshi ygobierno regional de Loreto optaron por lanegociación. El pueblo candoshi recurrió auna organización de segundo orden quefue AIDESEP, y ello fue determinante parael manejo de la negociación; lo que pode-mos notar es que una de las característicasdel sistema alternativo de conflictos es quecon organizaciones sociales fuertes - y AI-DESEP lo era-, los problemas o enredos sonresueltos al nivel de la negociación.

Asimismo, otra de las característicasdel sistema alternativo de resolución deconflictos es que, al margen de lo formal,se busca una solución al asunto de fondode la controversia. En este caso, la actituddel pueblo candoshi estaba al margen decualquier disposición normativa al respec-to. El Estado peruano por mandato consti-tucional tiene el dominio sobre los recur-sos naturales y por ello ejerce el control so-bre los mismos, y no había precedentes encuanto a la delegación de esta facultad19.

Cabe indicar que durante el procesode negociación hubo diferentes posicionesen el seno mismo del gobierno regional, esdecir, no hubo una posición homogénea,situación que favoreció a los intereses delpueblo candoshi. Y así tenemos que en laactualidad los candoshi siguen teniendo elcontrol directo del lago.

El control del Lago Musa Karusha departe de los candoshi ha satisfecho los in-tereses territoriales reivindicativos de esteactor, inclusive podemos notar que se hacambiado el nombre por su nominación

originaria en el idioma candoshi. Es decir,que en el fondo los intereses del actor eranrelacionados a aspectos territoriales, y eldiscurso conservacionista fue usado parauna mejor defensa de sus pretensiones.

En la actualidad los candoshi tienenel control del Lago Rimachi o Musa Karus-ha. Ante un conflicto presumiblemente ce-rrado, se ha abierto otro. El sector Energíay Minas ha autorizado la concesión de unlote a una compañía petrolera que ha ini-ciado las labores de exploración sobre elárea territorial del pueblo candoshi. Esta si-tuación ha generado cierto desconcierto. Ypodría ser fuente de un posible conflicto afuturo.

C) Aproximaciones sobre manejo de con-flictos de los casos presentados

Una de las líneas constantes en loscasos analizados y comentados es que pri-ma, en la solución de los conflictos, la ne-gociación de las partes. Este es un proceso;las partes en tensiones y acercamientosvan proponiendo soluciones, aunque ellosno las reconozcan como tales; en este de-venir, a veces laberíntico y caótico, se re-curre a instancias que no son las compe-tentes -seguramente con el propósito deganar adeptos a la causa por la que ellosluchan-, luego se distancian de estas ins-tancias formales y finalmente negocian susintereses. Estas negociaciones dinámicas ytensas se encuadran dentro de lo que sedenomina técnica cooperativa, hechos queen un principio no son cooperativos, pero

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con el desarrollo del proceso se vuelventales. Pareciera, en algunos casos, queexistiera un temor ante la presencia de ter-ceros en la solución de la disputa.

En los casos de presencia de terce-ros en la solución del conflicto, por lo ge-neral, se busca al Estado. Pero, las partesnotan que esta vía de resolución de con-flictos no es la más adecuada. Crea des-concierto e infunde parcialidad en sus re-soluciones. Y, ante una solución que no esequitativa, nuevamente recurren a la nego-ciación directa al margen de lo que el Es-tado haya resuelto, así podemos observarlas tendencias con los nuevos hechos ocu-rridos en la Comunidad de Picuro Yacu.

No se recurre al Estado para solucio-nar los conflictos. Ni el propio Estado. Co-mo son los casos del Lago Rimachi, de laReserva Nacional Pacaya Samiria. Se viveun proceso, en el que se busca sacar el ma-nejo de los conflictos del ámbito jurídico,esto es, una desjudilización20_ de los con-flictos. Los actores se van dando cuentaque la soluciones están en ellos y no enterceros. La morosidad, la imparcialidad,los costos y la lentitud del aparato formalde justicia para resolver los conflictos, ha-cen que los actores huyan de él.

NNoottaass

1 Véase BARCLAY, Frederica. Protagonismo delEstado en el proceso de incorporación de laAmazonía. En: Amazonía 1940 - 1990, el ex-travío de una ilusión. Terra Nuova - Centro deInvestigaciones Sociológicas, Económicas, Po-líticas y Antropológicas. Pontificia Universi-dad Católica del Perú, Lima agosto 1991.

2 BARCLAY, Frederica. Protagonismo del Estadoen el proceso de incorporación de la Amazo-nía.

3 FUENTES, Hildebrando. Apuntes geográficos,históricos, estadísticos, políticos y sociales. Es-te autor nos dice que: Es indudable que laSubprefectura e Intendencia de Policía es enIquitos, como sucederá en todas las provinciasde la República, un colaborador activo, inteli-gente y eficaz de la administración de Justicia.Lo hace generalmente, acertada y bien. No dadilaciones: el fallo es pronto y casi siempreeficaz: las conciliaciones abundan en esta ofi-cina ( T. I. p. 252 ).En otro momento el autor se refiere a la admi-nistración de justicia del modo siguiente: Laadministración de justicia en Iquitos tiene lossiguientes defectos: 1. Jueces que se mezclan en política y que es-tán, en consecuencia, ausentes de su despa-cho casi todo el año, percibiendo otras pre-bendas.2. Distancias enormes y carencia de elemen-tos de locomoción rápidos para ejecutar conprontitud las diversas diligencias judiciales.3. Alejamiento de la Corte Superior de Caja-marca, cuando ésta tenía jurisdicción en Lore-to.4. Presencia cuasi permanente en los puestosjudiciales de conjueces y adjuntos, que natu-ralmente no toman con entusiasmo la carrerade la magistratura, desde que saben que nopertenecen a ellos.5. Carencia de buenos jueces de paz (T. I. p.249)Podemos notar que los espacios de resoluciónde conflictos no se desarrollaban dentro de la

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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justicia formal, sino en los denominados espa-cios de la justicia informal -que pudieran serlas comisarías, fundos, transacciones de par-tes. Del mismo autor Hildebrando Fuentes he-mos obtenido los siguientes datos del año1905:Juicios ordinarios ejecutivos, sumarios y do-bles que se han tramitado en el Juzgado 560Juicios criminales de oficio por querella 138Sentencias civiles expedidas 72Sentencias criminales expedidas 14Autos innumerablesOficios pasados por el Juzgado 780Expediente de visita Informaciones sumarias 223Número de reos en la cárcel, fluctúa entre el máximo de 74 y el mínimo 42, actualmente hay 60Penitenciado 1Estos son algunos referentes de la justicia for-mal a tener en cuenta en relación a los espa-cios de resolución de conflictos.

4 BARCLAY, Frederica. La evolución del espaciorural en la Amazonía nororiental del Perú enAmazonía. Escenarios y ConflictosCoordina-dora: Lucy Ruíz, Quito, Noviembre 1993.

5 Hay un cierto parecido con el régimen de lasHaciendas y la inmigración china tratada porFernando de Trazegnies En el país de las Coli-nas de Arena, Pontificia Universidad Católica,Lima 1994 T. II. El autor manifiesta en relacióncon las Haciendas: De esta manera, los cen-tros de trabajo en el campo, donde la lejaníadel Poder nacional les otorga una mayor liber-tad de acción, se convierten casi en pequeñosEstados dentro del Estado, donde los derechoscontractuales del trabajador sólo tienen vigen-cia -cuando la tienen- por gracia del propiopatrón.Ciertamente, esta situación se va acentuar enlos centros de trabajo que tienen un aisla-miento aún más grande respecto de los cana-les del Poder central: en las islas guaneras, apesar de que se trata de explotaciones de unariqueza del Estado, los concesionarios gobier-

nan auténticas “ínsulas” geográfica y política-mente hablando -casi a su solo criterio.

6 BARCLAY, Frederica. Protagonismo del Estadoen el proceso de incorporación de la Amazo-nía.

7 Véase Legislación Peruana de Tierras de Mon-taña, Edición Oficial, Lima 1956, y BALLON,Francisco. La Amazonía en la Norma OficialPeruana: 1821 - 1990. Centro de Investiga-ción y Promoción Amazónica, CIPA. Lima,1991.

8 Justicia Alternativa p. 15.9 Justicia Alternativa p. 44 - 45 . Se resume un

comentario de Raquel Irigoyen en el sentidosiguiente: La experiencia de las víctimas (delabigeato) al recurrir a los aparatos del controlestatal (policías, jueces, abogados, etc.) se tra-ducía en el conocido dicho campesino de queello significaba “ no sólo perder una vaca, si-no dos “...

10 Comentario de Raquel Irigoyen en Justicia Al-ternativa. p. 46

11 Ana Teresa Revilla. La justicia informal en De-bate Vol. XVI, No. 75 Diciembre 1993 - 1994.

12 Ana Teresa Revilla. Ibid.13 Ana Teresa Revilla . Ibid .14 Ana Teresa Revilla. Ibid.15 Véase De la Resolución de Conflictos. Aporte

Liminar.16 Aquí es necesario hacer una precisión en el

sentido de la nominación de Reserva Comu-nal. En nuestra legislación se define como Re-serva Comunal a los territorios declarados porel Ministerio de Agricultura para la conserva-ción de la fauna silvestre en beneficio de laspoblaciones aledañas para las que dicho re-curso es fuente tradicional de alimentación.Se pueden incluir los cuerpos de agua, Ley Fo-restal y Fauna Silvestre No. 21174. La denomi-nación que se usa en este caso es un espaciodel territorio comunal que es asignado paralos fines de conservación y manejo de recur-sos naturales, y en razón de una decisión oacuerdo comunal.

17 Entre los años de 1984-1985 un grupo de es-tudiantes de Post - grado de la Universidad en

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coordinación con el COPAPMA, inician unproceso de identificación de zonas boscosascon el fin de desarrollar un inventario forestaly estudios de suelos. En 1989 en coordinaciónentre el COPAPMA, Caserío de San Rafael yWWF-USA, presentan un proyecto denomina-da Reserva Comunal de San Rafael. El área deasignada era de 200 Has.

18 Este estilo de estrategia de entrar al conflictose ha denominado técnica cooperativa; lleva alas partes a solucionar, a través del trabajoconjunto, un problema determinado.GARCIA MONTUFAR, Juan ¿De qué manerase resuelve un conflicto? El Peruano, jueves 24de noviembre de 1994; LEDERACH, Juan Pa-

blo. Enredos, Pleitos y Problemas. Una guíapráctica para ayudar a resolver conflictos. Edi-ciones Clara - Semilla, 1992.

19 Salvo los casos del control de cochas (lagos)hecho por las comunidades aledañas a la Re-serva Comunal Tamshiyacu Tahuayo, cerca deIquitos. En el plano normativo había una dis-posición regional en el sentido que facultabael control directo sobre los lagos cercanos alas comunidades de base (llámense comuni-dades nativas, campesinas, asociaciones agra-rias, etc.).

20 En Justicia Alternativa. Ibid. Allí se desarrollaeste concepto.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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II.. GGlloobbaalliizzaacciióónn

Vivimos una época de cambios pro-fundos y acelerados. Para algunos autoresse trata de un cambio de civilización gene-rado por las innovaciones tecnológicas, es-pecialmente en el campo de la informa-ción por medio de la telemática (Ver Alviny Heidi Toffler: La Creación de una NuevaCivilización. La Política de la Tercera Ola).Para otros investigadores se trata de un fe-nómeno multideterminado en el que la po-lítica juega un papel decisivo (Ver UN-RISD: Estados del Desorden; CIVICUS:Ciudadanos en la Construcción de una So-ciedad Civil Mundial).

1. Tendencias

Siguiendo a UNRISD, la era de laglobalización está signada por seis tenden-cias claves: la expansión de la democracialiberal, el dominio de las fuerzas del mer-cado, la integración de la economía a es-cala global, la transformación de los siste-

mas de producción y de los mercados detrabajo, la velocidad del cambio tecnológi-co, la revolución en los medios de comu-nicación de masas y la expansión del con-sumismo.

Las políticas de ajuste estructural,nacidas en EE.UU y Gran Bretaña, estánsiendo difundidas a escala global por elBM y el FMI a pesar de sus costos sociales.

2. Dinamización de la sociedad civil

Por una parte, la reducción del ta-mañano del Estado por la privatización desus servicios (salud, educación, sanea-miento ambiental, etc.) y, por otra, la com-petencia despiadada entre las empresasprivadas , han creado las condiciones parauna mayor dinamización de la sociedad ci-vil o tercer sector: privado sin fines de lu-cro. En éste se destacan las actividades delas organizaciones de base y de las organi-zaciones privadas de desarrollo, usual-

Iniciativas locales, voluntarios nacionales ymanejo de conflictos socioambientales en

América Latina

Fernando Rosero Garcés

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mente conocidas bajo el nombre de orga-nizaciones no gubernamentales (ONGs).

3. De la vanguardia a los movimientos so-ciales

La participación de la población enla toma de decisiones y en la riqueza de lasnaciones fue planteada, en los años sesen-ta y comienzos de los setenta, en términosde revolución a ser realizada por la van-guardia política. En aquella época en Amé-rica Latina se discutía sobre la viabilidaddel partido del proletariado o del foco in-surreccional inspirado por el Che Guevara.

Hacia mediados de los años setentael conflicto nicaragüense mostró al mundoentero la necesidad de superar los límitesde la dogmática partidista e integrar frentespopulares abarcativos de las izquierdas ydel llamado centro político. Los actores so-ciales latinoamericanos aprendieron queera necesario ir más allá de la lucha obre-ra y campesina, y se difundieron los llama-dos movimientos populares.

El ajuste estructural trajo, a ritmosdiferentes, el retiro del Estado de los servi-cios sociales, el desempleo y la pauperiza-ción de amplios sectores de la población,incluyendo los medios. La gente vivió laslimitaciones de la protesta y comenzó agenerar y ejecutar propuestas alternativas através de organizaciones de base, como lasComunidades Eclesiales de Base (CEBs),asociaciones y comunas, entre otras. Seprodujo entonces la incursión de una di-versidad de sectores poblacionales locales

(mujeres, indios, niños, jóvenes, grupos dela tercera edad) en la esfera social de lo lo-cal, transformándose, al mismo tiempo, enactores sociales.

La eclosión de una diversidad de ac-tores sociales en la década de los ochentapuso en cuestión el apelativo de popularpues las nuevas formas de participaciónvan más allá de las fidelidades de clase eintegran personas de diferentes sectores so-cieconómicos en torno a identidades e in-tereses comunes, como por ejemplo en losmovimentos de mujeres y en los movi-mientos indígenas. Por ello se prefirió ha-blar de los movimientos sociales.

4. Ciudadanía global e iniciativas locales

Los movimientos sociales combinanla protesta con la propuesta bajo modali-dades diferentes, dependiendo del contex-to político y de las necesidades de su gen-te.

Desde la década pasada han floreci-do, en Nuestra América, un sinnúmero depropuestas para satisfacer necesidades co-lectivas de diversa índole. Al aislamientoinicial de estas experiencias ha seguido suinserción en redes nacionales, regionales yglobales de intercambios presenciales y adistancia. Así como en la época de la revo-lución industrial se tejió la ciudadanía enla red de los Estados-nación, en la actuali-dad se teje cotidianamente la ciudadaníaglobal en torno a los derechos humanos, laparticipación ciudadana y el bienestar eco-nómico, social y cultural.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Si bien la participación del ciudada-no individual es significativa, como en lasjornadas de febrero en Ecuador, en Améri-ca Latina es crucial la participación de losactores sociales locales en la búsqueda desoluciones para las necesidades socialesinmediatas y estratégicas. Estas formas deacción social son conocidas bajo el nom-bre de iniciativas locales.

IIII.. IInniicciiaattiivvaass llooccaalleess eenn AAmméérriiccaa LLaattiinnaa

Las iniciativas locales son propues-tas creativas de los actores, de una zonadeterminada, en relación a problemas so-ciales o colectivos diversos, con el fin deencontrar caminos de solución en base altrabajo solidario y a partir de sus propiascapacidades y recursos.

1. Energía propositiva

Se trata de un elan, una energía pos-tiva que busca iniciar actividades concre-tas para atender los problemas que aque-jan a un grupo determinado de la pobla-ción. A diferencia de las actitudes reactivasdel pasado, inspiradas en el paradigma dela lucha de clases, las iniciativas localesson esencialmente proactivas. Es decir, quelos actores locales no limitan su accionar alas reivindicaciones frente al Estado o a laempresa privada sino que asumen una ac-titud propositiva a fin de construir solucio-nes creativa y colectivamente.

2. Entre lo público y lo privado

Las iniciativas locales están anima-das por la voluntad de emprender accionesgrupales para solucionar problemas loca-les de carácter público que no son atendi-dos por el Estado central ni por los gobier-nos seccionales, pero tampoco por las or-ganizaciones privadas de desarrollo ni lacooperación internacional. Por tanto, lasiniciativas locales se ubican tanto en la es-fera de lo privado (pues aglutina personas,familias, grupos vecinales) y de lo público(pues buscan el bienestar común) confor-mando lo que se ha dado en llamar lo pri-vado-comunitario o tercer sector (en rela-ción al Estado y al mercado o empresa pri-vada).

3. Procesos diversos

En América Latina, las iniciativas lo-cales son heterogéneas y dispares puesbuscan atender problemas diversos por ca-minos diferentes. En los últimos años estasiniciativas han estado orientadas a atenderproblemas en los campos de la salud, laeducación, la agricultura, la comercializa-ción, el manejo de recursos naturales, laequidad de género, la revitalización cultu-ral y la generación de empleos e ingresos.Su caminar no obedece a pautas académi-cas ni a normas de planificación formal;sus enfoques e itinerarios responden, másbien, al imaginario colectivo y están condi-cionados por la disponibilidad de recursos.Las iniciativas locales no son sino que se

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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van haciendo en un proceso signado por lamisión general, la eficacia de las accionesconcretas y el fortalecimiento de las iden-tidades grupales a través de las ideas moti-vadoras.

4. Más allá de la Ingeniería Social

A diferencia de los PROYECTOS YPROGRAMAS, que parten de una ingenie-ría social en la que se construye la proble-mática, los objetivos, las metas, los resulta-dos y la estrategia a seguir, las iniciativaslocales auténticas parten de la gente, suspercepciones y recursos. No se trata, portanto, de proyectos ideados fuera e induci-dos a la población para que se los apropie.

Según los expertos en planificaciónla sostenibilidad de las iniciativas localesdepende de su transformación en progra-mas o proyectos bancables en los cuales lacapacidad de gestión de la organizaciónlocal es una conditio sine qua non. De he-cho, muchas iniciativas han devenido pro-yectos de desarrollo exitosos económica-mente. Sin embargo, algunos de sus em-prendedores (de los “padres fundadores” o“madres fundadoras” de las iniciativas) hanpreferido separarse de ellas a causa de loque perciben como burocratización y dis-tanciamiento de la gente.

5. Pluralismo y multiclasismo

En la época de la guerra fría, los mo-vimientos reivindicativos se caracterizaronpor ser excluyentes pues aglutinaron úni-

camente a la población organizada en gre-mios o sindicatos clasistas o, en el mejorde los casos, pasaron acuerdos con los lla-mados aliados estratégicos de la revolu-ción: los campesinos, los estudiantes y losmaestros, es decir con las clases o sectoressociales adscritos al llamado “campo po-pular”.

En la actualidad, si bien en algunaszonas persisten visiones y comportamien-tos clasistas, las iniciativas locales son, porlo general, pluralistas y multiclasistas. Eneste tipo de iniciativas suelen coincidir losactores sociales más diversos de una zona:mujeres, poblaciones indígenas, campesi-nos, niños, intelectuales, empresarios, líde-res, pobladores urbanos, etc.

6. Accionar cívico y político pero no par-tidista

Se trata de movimientos cívicos o departicipación ciudadana en los que se bus-ca resolver uno o más problemas públicosa través del fortalecimiento de las organi-zaciones de base y el cambio en los pode-res locales pero sin ser cooptados por lospartidos políticos y el Estado. Es decir, quelas iniciativas locales son políticas pero nopartidistas.

7. Actores y alianzas

La seguridad y confianza de los ac-tores sociales en su misión y visión, así co-mo el nuevo contexto internacional, facili-tan las alianzas entre sectores tradicional-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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mente antagónicos en aras de la conserva-ción de los recursos naturales y de la luchacontra la pobreza, como en el caso de laCuenca del Lago San Pablo.

La creación de espacios de diálogo,generación de consensos y concertaciónson fundamentales para lograr la alianzade todos los actores internos, o al menosde los más influyentes de la zona. Sin em-bargo, es necesario ir más allá en un mun-do signado por la globalización de la eco-nomía y la escasez de recursos financieros.Los actores locales latinoamericanos hanabierto, en los últimos años, canales de co-municación y entendimiento con los go-biernos seccionales (municipalidades,Consejos Provinciales, por ejemplo), conlas ONGs y con la cooperación internacio-nal.

8. Sociedades para el desarrollo

La concertación entre actores inter-nos y externos ha dado lugar a alianzas es-tratégicas bajo la forma de Sociedades pa-ra el Desarrollo. Estas buscan coordinar es-fuerzos y producir efectos sinérgicos a par-tir de los recursos disponibles, pero, al mis-mo tiempo, lograr la movilización de re-cursos provenientes de terceros.

Para VNU las Sociedades para elDesarrollo “ Son conjuntos articulados desocios que entran en una relación horizon-tal, de intercambio de doble vía para em-pujar juntos una iniciativa local orientadaa combatir la pobreza y promover el ma-nejo adecuado del medio ambiente.”1 En

estas redes cada socio mantiene su identi-dad propia en el proceso de conjunción deideas e intereses dirigido hacia la concerta-ción.

9. La persistencia el trabajo solidario

Las sociedades latinoamericanas tie-nen raíces profundas en formas tradiciona-les de trabajo solidario: la minca o mingaen los Andes, el mutirao en Brasil, el con-vite en Haití y República Dominicana, pa-ra mencionar sólo algunos ejemplos. A pe-sar de la ampliación y globalización de losmercados, el trabajo solidario persiste bajouna amplia gama de formas tradicionales,modernas y posmodernas como el accio-nar de algunas organizaciones privadas dedesarrollo y la participación ciudadanaglobal.

El trabajo voluntario de nuevo tipova más allá de la caridad y del asistencia-lismo pues se sustenta en la reciprocidad:dar, recibir para nuevamente dar. Por ello,a más de la recepción de beneficios intan-gibles, el voluntario (a diferencia del bené-volo) recibe una bonificación en dinero.

Si bien la gratificación pecuniariadesahoga la economía familiar del volun-tario, lo fundamental viene dado por lamotivación de los actores. El trabajo soli-dario se sustenta en la responsabilidad so-cial entendida como la síntesis de los valo-res de respeto (a las personas, culturas,pueblos y medio ambiente) equidad (socialy de género), paz y compromiso con los in-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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tereses de la organización de base y de losciudadanos.

10. Recursos propios

A lo largo de la guerra fría la coope-ración internacional ha invertido cuantio-sos recursos para promover proyectos dedesarrollo en Asia, Africa y América Latina.Esta política ha pervertido la relación entrelas contrapartes locales y las agencias dedesarrollo pues mientras estas últimas jus-tificaron su presupuesto y existencia conresultados tangibles (muchos de ellos ele-fantes blancos), las primeras entraron en elnegocio del desarrollo para captar algunasmigajas de la cooperación internacional (afines de la década de los ochenta se estimóque solamente el 3% de esta inversión lle-gó directamente a los beneficiarios).

A diferencia de las iniciativas indu-cidas por los proyectos de desarrollo, lasiniciativas locales auténticas parten de losrecursos humanos, técnicos y financierospropios. La escasez de recursos técnicos yfinancieros suele orientar estas iniciativashacia las agencias de desarrollo que se am-paran en el discurso de la participación.Para superar la relación perversa entreagencias de desarrollo y contrapartes loca-les se impone un cambio profundo en laspolíticas y procedimientos de las dos par-tes.

IIIIII.. VVoolluunnttaarriiooss nnaacciioonnaalleess:: nnuueevvooss rroolleess ddee aappooyyoo aa llaass iinniicciiaattiivvaass lloo--ccaalleess

1. ¿Quiénes son los voluntarios naciona-les?

La figura de Voluntarios nacionalesse consolida a comienzos de la década delos noventa en relación a su antecedenteinstitucional inmediato: el Voluntario Inter-nacional.

Siguiendo a VNU, “ Los VoluntariosNacionales son personas valiosas de nues-tra localidad o país que ofrecen su contri-bución para el avance y consolidación delas iniciativas locales, buscando potenciarlas capacidades de todos los actores socia-les involucrados en ellas “2

En términos generales, los Volunta-rios Nacionales se caracterizan por unamayor cercanía (cultural, lingüística, cono-cimiento de la realidad) de las organizacio-nes de base, por el compromiso con lagente involucrada en la iniciativa local ypor la posibilidad de generar valores agre-gados a partir de sus conocimientos y ha-bilidades.

2. Tipos de voluntarios nacionales

Durante cuatro años de trabajo pilo-to con 36 socios locales de 15 países deAmérica Latina, VNU ha movilizado 90personas, la mayoría de ellas mujeres, enapoyo de iniciativas locales diversas (con-servación de suelos, manejo de bosques,

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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artesanía, comercialización comunitaria,manejo de cuencas lacustres, poderes lo-cales, seguridad alimentaria, niños de lacalle, entre otras).

Para el efecto, VNU ha contado conPromotores Comunitarios, EspecialistasVoluntarios Nacionales y Consultores Soli-darios.

Los Promotores Comunitarios “ Sonmiembros de la comunidad o de la zonaen la que se desarrolla la iniciativa; son re-conocidos por la organización por su com-promiso en la resolución de problemas dela zona y en la promoción de la participa-ción de la población“3

Los Especialistas Voluntarios Nacio-nales son profesionales del país con un mí-nimo de cinco años de experiencia con or-ganizaciones de base y en el manejo demétodos y técnicas participativas de diag-nóstico, diseño de proyectos, monitoreo,sistematización y evaluación de proyectos.Sus funciones principales son las de apoyotécnico, asesoría y capacitación.

La modalidad de Consultores Soli-darios no estuvo prevista inicialmente, pe-ro ella se va abriendo campo gracias a lasolidaridad de expertos de Nuestra Améri-ca que brindan asesoría técnica especiali-zada.

Los Consultores Solidarios “Son pro-fesionales destacados, con formación aca-démica especializada, con un promedio dediez años de experiencia y una sensibili-dad especial para apoyar iniciativas loca-les. Brindan apoyos específicos de caráctertécnico, en períodos cortos (promedio de

cuatro a ocho semanas), que pueden distri-buirse de acuerdo a las necesidades de lainiciativa y a la disponibilidad de tiempodel consultor. Establecen una relación ho-rizontal y dialógica con la población,creando un ambiente adecuado que asegu-re una comprensión y apropiación de losconocimientos técnicos”.4

3. Actividades y roles

Las actividades de los VoluntariosNacionales varían según las necesidades ycaracterísticas de las iniciativas locales ysus actores. Según VNU, los VoluntariosNacionales suelen realizar actividades de:

* generación de soluciones innovativaspara el desarrollo local

* fortalecimiento socio-organizativo(participación, capacidad de ges-tión)

* capacitación técnica y en metodolo-gías

* diseño de proyectos* acompañamiento y monitoreo de pro-

yectos* asesoría técnica* manejo de información técnica* transferencia de habilidades respecto

de tecnologías propias o adaptadas* movilización de recursos* evaluaciones* sistematización de experiencias* mediación de conflictos conflictos so-

cioambientales

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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La reflexión sobre las actividadesrealizadas por los Voluntarios Nacionalespermite identificar sus roles más relevantesy abarcativos: su rol sinérgico y su rol cata-lizador.

Mediante su rol catalítico, el Volun-tario Nacional “Contribuye a acelerar losprocesos que están en marcha y a desenca-denar nuevos procesos. Propone mecanis-mos y sugiere alternativas que permitandesatar nudos, superar dificultades, enfren-tar conflictos que están deteniendo elavance fluido y ágil de las acciones pro-puestas”.5

A través del rol sinérgico, el Volun-tario Nacional “Contribuye para juntar lasfuerzas locales, generando condicionespara que los conocimientos y recursos hu-manos, técnicos y materiales existentes sesumen de tal manera que logren potencia-lizarse y generar respuestas y solucionesnuevas. La sinergía es un mecanismo crea-dor que produce un resultado que superala simple suma de sus partes, a partir de laadecuada reunión de varios elementos”.6

4. Equipos reales y virtuales

Los Voluntarios Nacionales trabajanen equipo con otros Voluntarios Naciona-les e Internacionales (equipos mixtos), conlos dirigentes de las organizaciones de ba-se, los promotores y funcionarios de las or-ganizaciones de apoyo (especialmenteONGs, agencias de cooperación interna-cional).

Pero, a diferencia del líder tradicio-nal y del militante moderno, los activistasdel umbral del tercer milenio trasciendenlo local y las limitadas redes partidistas.Los Voluntarios Nacionales se mueven conseguridad y solvencia en los diferentes ni-veles de la sociedad civil y del Estado peroademás participan activamente en redeslocales, regionales (al interior del país), na-cionales, regionales (al interior del conti-nente) y globales.

La participación de los VoluntariosNacionales en intercambios de experien-cias ha mostrado ser un instrumento de co-municación, de capacitación, de transfe-rencia de conocimientos y tecnologías y degeneración de nuevos saberes. Sin subesti-mar los intercambios a distancia (por me-dio del correo regular, fax y el correo elec-trónico) y la conformación de equipos vir-tuales o redes, los intercambios presencia-les se han mostrado especialmente efecti-vos.

IIVV.. UUnn ccaassoo iilluussttrraattiivvoo ddee ccoonnfflliiccttooss ssoo--cciiooaammbbiieennttaalleess eenn AAmméérriiccaa LLaattiinnaa:: ddee llaassrreeiivviinnddiiccaacciioonneess ccaammppeessiinnaass aall ddeessaarrrroolllloommuullttiiééttnniiccoo eenn llaa ccuueennccaa ddeell LLaaggoo SSaann PPaa--bblloo ((EEccuuaaddoorr))

La propuesta de desarrollo multiét-nico de la Cuenca del Lago San Pablo esun condensado histórico. Para la compre-hensión de sus orígenes y alcances convie-ne recorrer las grandes tendencias de suproceso.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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1. Las necesidades sentidas y el desarrollode la comunidad

La redistribución de la tierra por ini-ciativa particular de los terratenientes(1963) y la aplicación de la Ley de Refor-ma Agraria (desde 1964) en la zona no re-solvieron los problemas de las comunida-des andinas. Efectivamente, las pequeñasparcelas de tierras con limitaciones para laagricultura no satisfacen las necesidadesfamiliares y los jefes de familia se ven obli-gados a buscar trabajo en otras zonas rura-les y en las ciudades del país. El mayorcontacto con la sociedades regional y na-cional, marcadas por el racismo, provocósignificativos conflictos inter-étnicos y pro-cesos de aculturación y trasculturación.

A fin de atender los problemas depobreza de las comunidades andinas y evi-tar la migración campo-ciudad, el Gobier-no Nacional y la Organización Internacio-nal del Trabajo (OIT) diseñaron y ejecuta-ron en la zona un programa de desarrollode la comunidad bajo el nombre de MisiónAndina, entre 1968 y 1972. Durante esteperíodo se construyeron en la zona cami-nos, puentes, escuelas, casas comunales yse promovió la producción agrícola y la re-forestación en tierras comunales (situadassobre la cota de los 3.200 msnm).

Misión Andina fue nacionalizada en1972 y se integró al Ministerio de Agricul-tura y Ganadería (MAG ). Con la reducciónde los recursos financieros bajó también suactividad y perfil en la zona, dejando espa-cio para la intervención de ONGs naciona-

les en la década de los ochenta. La CentralEcuatoriana de Servicios Agrícolas (CESA)y la Fundación Bretem Unida (FBU) ofre-cieron un paquete de servicios agropecua-rios que incluía la capacitación técnica y,lateralmente, la socio-organizativa.

Hasta 1974 las autoridades comuni-tarias habían sido impuestas por los repre-sentantes del Gobierno Central, general-mente mestizos. Pero desde 1975 los co-muneros eligen a sus autoridades o Cabil-dos.

2. Tierra y cultura

Desde mediados de la década de losaños 70 se planteó la necesidad de articu-lar las comunidades locales a fin de presio-nar por la recuperación de la tierra y el res-peto a las culturas indígenas. Se promovió,bajo un esquema gremial, la formación deUniones de Comunidades y de la Federa-ción de Indígenas y Campesinos de Imba-bura (FICI).

Para la FICI los problemas me-dioambientales, revelados por los estudioscontratados por el Consejo Provincial deImbabura (CPI) en 1985, debían ser trata-dos en la matriz de la lucha de clases y susdirigentes promovieron la movilización delas comunidades en torno a la defensa delos territorios y culturas indígenas de laCuenca del Lago San Pablo frente al Esta-do, los gobiernos seccionales, la poblaciónblanco-mestiza y la empresa privada (con-formada en la época especialmente porhoteleros). En este contexto surgió el Comi-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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té de Defensa del Lago San Pablo integra-do, al comienzo, únicamente por comuni-dades indígenas.

La movilización por la tierra rindiólos resultados más altos después del levan-tamiento indígena de junio de 1990, cuan-do las organizaciones de San Francisco deCajas, Apangora, Rumiñahui, Atahualpa, ElTopo y Huycopungo compraron las ha-ciendas respectivas con préstamos del Fon-do Tierras del Ministerio de Bienestar So-cial y de la Iglesia Católica (administradopor el FEPP).

La lucha por la tierra estuvo arropa-da por las reivindicaciones culturales ini-cialmente y luego por la estrategia globalde los pueblos indígenas respresentados enla Confederación de Nacionalidades Indí-genas del Ecuador (CONAIE).

3. Actividades de la FICI y del CPI

Durante el período 1985-1994, laFICI promovió una serie de seminarios pa-ra identificar y reflexionar sobre las fuentesde contaminación del Lago San Pablo. Ini-cialmente estos eventos se dirigieron a to-das las comunidades de la Cuenca peroluego se instrumentó una estrategia por zo-nas (relacionadas con la división parro-quial o jurídico-política).

En 1985, el CPI resolvió crear el De-partamento de Desarrollo Rural para eje-cutar el Plan de Acciones Inmediatas y elPlan de Desarrollo Integral del Area de In-fluencia del Lago San Pablo. Por limitacio-nes técnicas, financieras y de recursos hu-

manos, el CPI se concentró en la realiza-ción de obras físicas como la carretera pe-rimetral, caminos vecinales, casas comu-nales, paraderos de bus y centros para elalmacenamiento de productos artesanales(esteras).

4. Hacia un modelo de desarrollo multiét-nico

El círculo vicioso que encadenabala pobreza a la aculturación y éstas al de-terioro del medioambiente comenzó a res-quebrajarse en la década de los ochentasgracias a un complejo proceso de revitali-zación cultural que permitió revalorizar elquichua, la vestimenta y las técnicas agro-pecuarias andinas. Como fruto de este pro-ceso en la presente década aparecieron enescena líderes con formación secundaria yuniversitaria que se convirtieron en ele-mentos catalizadores de los nuevos movi-mientos sociales.

A diferencia de las décadas anterio-res, en las que los movimientos sociales te-nían un carácter exclusivamente contesta-rio y reivindicativo, los nuevos movimien-tos sociales combinan, de manera creativa,la propuesta con la protesta.

Con la reconstitución del CODELS-PA, en octubre de 1994, se incorporan lasONGs, las empresas privadas y el Munici-pio de Otavalo con miras a promover eldesarrollo integral de la Cuenca del lagoSan Pablo. Para abril de 1996 el CODELS-PA propone la creación de un gobierno lo-cal multiétnico. En octubre de 1996 este

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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proceso se enriquece con la adhesión delConsejo Provincial de Imbabura (CPI).

Estos cambios se inscriben en modi-ficaciones del contexto nacional. Efectiva-mente, en 1995 el Congreso Nacional re-formó la Constitución para reconocer queel Ecuador es un “ Estado multicultural ymultiétnico “ y en 1996 la CONAIE partici-pó en frentes políticos y electorales am-plios en los que participan sectores popu-lares mestizos urbanos.

La propuesta de desarrollo multiét-nico busca fortalecer los poderes localesde la Cuenca del Lago San Pablo mediantela participación activa de todos los actoressociales de Cuenca con miras a la recupe-ración del Lago, la superación de la pobre-za y el fortalecimiento de las identidadesculturales. Se trata de una propuesta inte-gradora de aspectos técnicos, económicos,sociales, políticos y culturales que ha prio-rizado, en el momento actual, el fortaleci-miento organizativo, el mejoramiento delmanejo de los recursos naturales, la gene-ración de empleos e ingresos y la comuni-cación como instrumento estratégico delos nuevos procesos de educación.

Superando las limitaciones de lasexperiencias realizadas bajo la improntadel esquema gremial, las organizacionesde la zona se han propuesto recuperar lasformas organizativas propias. Para ello, yaestá en marcha un proceso de fortaleci-miento de los gobiernos comunitarios oCabildos; se está promoviendo la unión decomunidades en torno a microcuencas enlos Consejos de Cabildos. Estos en coordi-

nación con las Juntas Parroquiales, queagrupan a las poblaciones mestizas urba-nas, apuntan a la creación del Consejo dela Cuenca del Lago San ¨Pablo, el organis-mo de gobierno local encargado de la eje-cución del Plan de Manejo Integral.

Se trata de una propuesta innovativaque puede enriquecer otras experienciasde manejo de cuencas hidrográficas conproblemas similares en el Area Andina yotros países de la región caracterizados porla diversidad cultural, el deterioro ambien-tal y la pobreza.

BBiibblliiooggrraaffííaa

AECO 1994Documento presentado por la “Comisión de evalua-ción de la obra portuaria-industrial de la Ston Fores-tal S.A. “, San José.

AECO 1994Consideraciones ambientales y jurídicas para susten-tar la oposición de AECO al proyecto de Ston Fores-tal, S.A., San José.

AECO 1994Organizaciones comunales de Osa. Nuestra posiciónsobre el proyecto Ston Forestal, San José.

AECO 1995MUNICIPALIDAD DE GOLFITO, COMISION CAN-TONAL ORGANIZADORA DE LA CONSULTA: Pro-ceso de Consulta y Concertación para la Reformula-ción y Operativización de una Estrategia de Desarro-llo Sostenible para el Cantón de Golfito, Golfito.

Alianza para un Mundo Responsable y Solidario 1996Plataforma para un Mundo Responsable y Solidario,CEPSI, Quito.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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Pierre Calame 1994Misión Posible. Pensar y actuar para el mañana, Tril-ce.

Rubem César Fernandes 1994“Privado y público a la vez: el Tercer Sector en Amé-rica Latina”, en: Ciudadanos en Construcción de laSociedad Civil Mundial, CIVICUS Asamblea Mundialpara la Participación de los Ciudadanos, Washington,D.C.

Rubem César Fernandes 1994“Los Hilos de la Ciudadanía Planetaria”, en: Ciuda-danos en Construcción de la Sociedad Civil Mundial,CIVICUS Asamblea Mundial para la Participación delos Ciudadanos, Washington, D.C.

Miguel Darcy de Oliveira y Rajesh Tandon 1994“Una Sociedad Mundial Emergente”, en: Ciudadanosen Construcción de la Sociedad Civil Mundial, CIVI-CUS Asamblea Mundial para la Participación de losCiudadanos, Washington, D.C.

MUNICPALIDAD DE GOLFITO 1994Estrategia para el Desarrollo Sostenible del CantónGolfito, Golfito.

Alvin y Heidi Toffler 1995La Creación de una Nueva Civilización. La políticade la tercera ola, Plaza & Janés.

UNRISD 1995Estados de Desorden. Los efectos sociales de la glo-balización, UNRISD.

VNU 1996Sistematización de Experiencias del proyecto VNU-Costa Rica, Primer Encuentro Latinoamericano de Vo-luntarios Nacionales, Quito.

VNU 1996Voluntarios Nacionales de Naciones Unidas: NuevosRoles de Apoyo a las Iniciativas Locales, Quito.

VNU-CEPCU 1997Nuevos Roles de Voluntarios Nacionales para el De-sarrollo Sustentable de la Cuenca del Lago San Pablo,Quito,.

NNoottaass

1 Ibid.2 Ibid.3 Ibid.4 Ibid.5 Ibid.6 Ibid.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Hablar de partipación en los conflic-tos en la Amazonia supone reflexionar so-bre los conflictos ambientales, sobre los al-cances y límites de la participación y sobrelos impactos de la actividad petrolera, prin-cipal fuente de distorciones en la región.

DDeell bbiieenneessttaarr eeccoollóóggiiccoo aall ccoommppoonneennttee mmeeddiiooaammbbiieennttaall

El interés ambiental, cada vez másgeneralizado, depende sin duda de varioselementos. Desde sus orígenes se lo ha vin-culado con los países industrializados, co-mo un interés que nace como respuesta ala degradación ambiental de las socieda-des tecnologizadas. Según la encuesta deDunlap, Gallup & Gallup, en Environmen-tal Impact, 1993, la importancia de los te-mas ambientales, no confirma esta creen-cia, y en algunos casos la contradice. EnMéxico, por ejemplo el 65% de los consul-tados considera que el tema ambiental esun tema relevante, mientras que en EstadosUnidos, lo ambiental es importante para el

51%, y en Gran Bretaña, la cuna de la re-volución industrial, cuyos ecosistemas fue-ron violentamente destruidos, los temasambientales son importantes para sola-mente el 36% frente a Nigeria que tiene el45%.

Existen varios aspectos que condi-cionan la importancia que se otorga a losproblemas ambientales. Este es el caso delsurguimiento de movimientos ecologistasque han trabajado por construir una cultu-ra en relación a la naturaleza y al medioambiente. El caso de los verdes, en Alema-nia, es ilustrativo, pues este país ha logradoaumentar significativamente su interés porlos temas ambientales. Según la encuestaen mención, el 67% de lo los consultados,consideran que el medio ambiente es untema importante y de hecho los verdes hanlogrado una presencia importante en espa-cios de representación pública.

En Ecuador, el interés por el medioambiente ha aumentado en los últimosaños de tal manera que ya es tema de cam-paña electoral. Este interés tiene directa re-

Participación en los conflictos ambientales amazónicos

Esperanza Martínez

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lación con la labor de las organizacionesambientalistas que trabajan en el país y de“verdeamiento” que están sufriendo la ma-yoría de ONGs de desarrollo, educación uotros temas.

El tema ambiental al mismo tiempoque ha entrado en las agendas de casi to-dos, se ha convertido en un tema impreci-so. A fuerza de estirarse la palabra puedesignificar distintas cosas para intereses dis-tintos. En medio de la ambigüedad, los te-mas ambientales y ecológicos han perdidosus alcances sociales y ecológicos queplanteaban contradicciones estructurales.

El medio ambiente se ha convertidoen un componente técnico que es incorpo-rado por las empresas y Estados como unamedida de “ahorro de dinero”, muchas ve-ces traducido en imagen pública. Sin em-bargo se ha postergado la reflexión de ba-se: el “bienestar”. Esta reflexión tiene quever que con tipo de sociedad que quere-mos y con los paradigmas y referencias dedesarrollo.

En el caso ecuatoriano, común a to-dos los países del tercer mundo, las pro-puestas de “desarrollo” estan directamenteligadas a la pérdida de recursos, la destruc-ción de economías sustentables, la conta-minación y los riesgos de salud y seguridady en general a la pérdida de calidad de vi-da.

En este sentido la sensibilidad porlos problemas ambientales, no solo tienerelación con la información y la “concien-cia”, sino que está en directa relación conla vulnerabilidad frente a estos problemas.

Así, contrariamente a lo que se cree, lospobres suelen ser los mayormente interesa-dos por el ambiente, aun cuando pública-mente estos temas quedan relegados frentea otros de mayor urgencia como son la po-breza, la violencia, la falta de recursos.

En el interés de los movimientos so-ciales y en su participación en la defensade los recursos se sustenta la corriente de-nominada por Joan Martínez Alier comoecologismo popular y la propuesta de daruna nueva lectura a la historia ambientalde los países recuperando como luchasecológicas el sinnúmero de eventos de de-fensa de la tierra, de la diversidad y de lacalidad de vida.

LLooss pprroottaaggoonniissttaass ddee lluucchhaass eeccoollooggiissttaass

Las reivindicaciones y luchas socia-les han tenido muchas veces como eje ladefensa de los recursos o han sido contrala contaminación y la pérdida de bienestarecológico.

En el primer encuentro alternativoecológico, realizado en montañita en1995, diferentes protagonistas de luchasecológicas plantearon el vínculo entre susluchas sociales y el medio ambiente.

Las mujeres defendiendo el manglaramenazado por las empresas camaroneras,al defender sus prácticas de autosustento -extraer la conchas- (memorias del Encuen-tro, 1995).

Agricultores organizados para de-sentrañar los riesgos ambientales y socialesde la naciente actividad minera en la zona

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de Intag. La gente de Salinas -Bolivar- zo-na de exitosos proyectos de desarrollo au-togestionario (queserías, miel, textiles)amenazados por la RTZ que con su pro-yecto minero desplazaría estos proyectospara sustituirlos con otros que suponían uncambio total de la zona para acoplarse alas necesidades de la minería (Idem).

Campesinos del noroccidente de Pi-chincha que debieron enfrentar a la em-presa maderera más agresiva, que bajo elargumento de desarrollar plantaciones pre-sionaba a los agricutores a vender sus tie-rras y amenazaba a los Chachis en Esme-raldas, cuyos bosques serían explotadoshasta que las plantaciones se desarrollen,todo financiado con fondos de la conser-vación (Fondos del GEF) (Idem).

En el caso de la Amazonia, indíge-nas, colonos y mujeres presentaron sus lu-chas directamente vínculadas con los pro-blemas ambientales y demostraron que sonjustamente los afectados los que estáncomprometidos con las causas ecologistas.Y son quienes están pensando y trabajan-do por cambiar esta situación (Idem).

Todos los casos presentados en elencuentro llegaron a una misma conclu-sión, el vínculo directo de las luchas socia-les con las ecológicas y el papel de losafectados por los programas y acciones dedesarrollo en las luchas ecologistas, aunsin necesidad de autodefinirse como eco-logistas (J.Martínez Alier).

LLaass eeccoo--eemmpprreessaass

Cuando se trata palear una contra-dicción, los más destructores terminanconvirtiéndose en los más preocupadospor el ambiente. Esto se confirma en elcomportamiento de las empresas que hanaprendido rápidamente de sus “incidentes”ambientales y de las protestas que éstoshan generado.

El caso de las empresas Conoco yMaxus fue claro en materia de cuánto sig-nifica la imagen ambiental y hasta dóndellega el compromiso ambiental. Conoco,hizo su trabajo de exploración petrolera enel Parque Nacional Yasuní y territorioHuaorani pese a la persistente oposiciónnacional e internacional de grupos am-bientalistas de las organizaciones indíge-nas. Durante su exploración su comportan-miento ambiental fue idéntico al de otrasempresas, sin embargo, su propuesta demanejo era caracterizada como de altocompromiso con el ambiente. Cuando Co-noco decidió abandonar esta concesióndeclaró en los Estados Unidos que se debíaa la fuerte oposición y críticas por causasambientales.

Maxus, empresa más pequeña, quecuando asumió el bloque de Conoco esta-ba con serias dificultades económicas,mantuvo el pérfil de alto compromiso am-biental pero redujo significativamente susinversiones en el medio ambiente. Es más,como fue denunciado por la CampañaAmazonia por la vida, sus cuentas “am-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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bientales”, realmente eran gastos de rela-ciones públicas.

Los resultados del Incidente Kepo-ne1, en los Estados Unidos, fueron unasentencia de la corte por contaminaciónpor $13,2 millones) que fueron reducidos a$5 después que la empresa donó $ 8 millo-nes a una organización ambientalista delos EE.UU), $3 millones para 50 emplea-dos afectados, y $ 5,2 millones para el es-tado de Virginia por los dalos provocados,y otros costos por la defensa. Para terminarcon el caso la empresa suprimió la palabra“Chemical” de su nombre y adoptó una se-rie de programas ambientales. Este caso in-fluyó también en otras empresas.

Otro caso muy importante fue el deLove Canal2 cuyas consecuencias fuerontener que reparar los daños con un costode $250 millones. La empresa encargadade la limpieza Occidental Chemical Cor-poration ofertó a partir de entonces su nue-vo producto: Cómo hacer que las empre-sas ahorren dinero al adoptar programasambientales internos.

En el caso del desastre de Bopal enla India, provocado por la Union Carbide,en diciembre de 1984 que provocó lamuerte de más de 6.000 personas. UnionCarbide fue encontrada culpable de utili-zar una tecnología obsoleta. A partir de en-tonces numerosas empresas introdujeronesquemas de auditorias ambientales y pro-gramas de manejo ambiental interno.

Las empresas aprendieron que loambiental era un riesgo, no tanto para lagente, la salud y la naturaleza, sino para

sus economías, y terminaron por incorpo-rar planes ambientales internos.

Lo ambiental, de ser un tema detrac-tor del modelo de crecimiento ilimitado,pasó a ser un tema domesticado. Si a loambiental se le cortan las alas, se le utilizacomo un slogan y se le mutila de sentidoentonces se le habrá convertido en uncomponente más de lo mismo, y máximocomo un problema técnico, éste es preci-samente el caso del componente ambien-tal de los proyectos de desarrollo.

NNuueevvaass ffoorrmmaass ddee ppaarrttiicciippaacciióónn

Al igual que el tema del medio am-biental la demanda de participación ha si-do un aspecto rápidamente aprendido porlas Empresas, los Estados y la Banca Inter-nacional.

La participación ha pasado a ser sus-tituida por la consulta. El proceso de con-sulta es ahora un requisito formal, en don-de a lo máximo que pueden aspirar losconsultados es a constar en un índice deconsultas o en un anexo con su posición.Así se legitiman los proyectos más cuestio-nados o de mayor riesgo.

La participación en este contexto noes un proceso verdadero de recoger laperspectiva de la gente para tomar encuenta qué es lo que se quiere en relacióna un proyecto y para tomar decisiones.Ahora para significar la participación esnecesario calificarla como alternativa.

La participación alternativa recogemuchas posibilidades, desde la interven-

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ción para influir en las decisiones hasta di-ferentes formas de resistencia como son lano cooperación y objeción de concienciasy distintas prácticas que persiguen la movi-lización social frente a los problemas am-bientales.

En una reunión de mujeres indíge-nas en la Amazonia ecuatoriana, las muje-res discutieron sobre diferentes formas departicipación, desde aquellas culturalescomo son la interpretación de los sueños ylos consejos dentro de la familia, hasta for-mas de resistencia activa como son el ne-garse a vender sus productos a las empre-sas, no prestarles servicios, y condenar aquienes presenten servicios a las empresas(encuentro de mujeres, 1995).

En la Amazonia y sobre la Amazo-nia hay varias experiencias que hablan departicipación alternativa:

De los paros cívicos, por ejemplo,se han registrado un promedio de uno poraño (Yansa, com. per) en los últimos 10años. Estos son fundamentalmente un re-curso de las “fuerzas vivas” de la provin-cia. Son momentos en que actúan juntastanto las instancias de los gobiernos loca-les como las independientes. Si bien hansido siempre articulados a demandas delos gobiernos seccionales por presupuestou otras obras (algunas de ellas no muy eco-lógicas) han sido momentos muy impor-tantes de movilización social.

Otra forma de participación desta-cada con las acciones de hecho y las pro-testas locales. Las más trascendentales enla región son las tomas de pozos, de los

cuales la FCUNAE (Vargas E. Com. per) de-clara haberlo hecho en por lo menos 10ocasiones en los últimos años. Estas accio-nes han sido realizadas por organizacionesindígenas exclusivamente, y las organiza-ciones de colonos consideran que es un re-cursos imposible para otros sectores comolos colonos o los ecologistas pues repre-senta un alto riesgo de intervención militar.

Para las organizaciones ambientalis-tas y ecologistas las formas de participa-ción son distintas. Se destaca particular-mente su capacidad en internacionalizarlos conflictos.

Se han realizado numerosas demos-traciones que incluyen manifestaciones,ocupaciones de oficinas, mítines relámpa-go y otras, entre ellas puedo mencionar lasprotagonizadas por la Campaña Amazoníapor la Vida.

- Ocupación del Tribunal de Garan-tías Constitucionales demandandola legalización del territorio Huaora-ni.

- Ocupación de la Texaco (deman-dando una auditoría antes de salirdel país).

- Ocupación de British Petroleum(demandando los estudios de im-pacto ambiental).

- Varias veces la ocupación de las ofi-cinas de CONOCO y después Ma-xus, demandando la suspención deeste proyecto.

- Varias veces la ocupación de las ofi-cinas de Petroecuador como protes-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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ta a las rondas de licitaciones y a lasnuevas zonas de exploración.

- Varias demostraciones fuera de lasoficinas de Texaco, de Petroecua-dor, del Congreso, demandando laresponsabilidad de Texaco por susdaños en la Amazonia.

- Varias demostraciones demandandola suspención de actividades petro-leras en los Parques Nacionales, enparticular en Cuyabeno y Yasuní.

- Se han organizado además otras de-mostraciones para sensibilizar a lapoblación, como por ejemplo, la to-ma de la Plaza Grande porque “sehabía encontrado petróleo en elsubsuelo”.

El balance de estas acciones y de-mostraciones es haber logrado poner enduda que el petróleo es la salvación delpaís y haber convertido a los impactos delpetróleo en un tema de interés público.Por otra parte estas acciones permitieronmovilizar a la gente en diferentes momen-tos frente a reivindicaciones ambientales.Al mismo tiempo, este nuevo tipo de parti-cipación ha permitido el surgimiento deuna nueva identidad de las organizacionesambientalistas, diferente de la tradicionalde las ONGs conservacionistas.

EEll ppeettrróólleeoo:: rreeccuurrssoo yy aammeennaazzaa

El petróleo representa el 40% de laenergía utilizable, es la base de la industriapetroquímica, lubricantes y maquinaria en

general e incluso se obtienen más de 300subproductos como son, gases, éter, kero-sene, aceites, parafina, vaselina, acetona,el coque para los electrodos de horno,brea para carreteras, fuel oil y materialesacrílicos y sintéticos.

Controlar los recursos energéticos esparte de una carrera estratégica mundial.De las fuentes de energía, sin duda el pe-tróleo es la más apetecida, no solamentepor proveer de energía directa, sino tam-bién porque es un elemento que permitesubsidiar otras actividades como son laagricultura y la investigación tecnológicaque dan ventajas a sus economías.

De hecho muchos conflictos inter-nacionales tienen como fondo una luchapor el control del recurso petrolero. Es elcaso de Chechenia que es una zona conpetróleo; de la Guerra del Golfo, de la par-ticipación de los Estados Unidos en la gue-rra de Somalia, de los conflictos en TimorOriental, de la guerra entre Ecuador y Pe-rú. La diferencia está en que no necesaria-mente son países los que luchan por elcontrol del petróleo, sino que son empre-sas transnacionales las que lo hacen.

Los países industriales reconocenque con el petróleo se enfrentan a nuevastrampas para su destino, el problema delpetróleo no es sólo una cuestión de accesoy control al recurso. Es además un cuestio-namiento global de sus responsabilidadescon los impactos a nivel global, de sus vín-culos con el mundo industrializado y desus relaciones a nivel mundial.

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La producción petrolera se ha volca-do a nuevas regiones. El sudeste asiático yla Amazonia, que son las zonas de mayorfragilidad debido a su alta biodiversidad,son las más presionadas. Prácticamente entodos los países tropicales la producciónpetrolera ha aumentado (Finantial Times,1995).

LLaa AAmmaazzoonniiaa:: uunn eesscceennaarriioo ddee ccoonnfflliiccttooss

El petróleo es sin duda el agente queprovoca mayores conflictos en la región,durante todas sus fases, comenzando porla exploración hasta el transporte suponedestrucción de los bosques, daños en elsuelo, pérdida de biodiversidad y ademáspérdida de derechos territoriales y de posi-bilidades de existencia de los pueblos quehan habitado tradicionalmente la selva.

El bosque amazónico está siendodeforestado aceleradamente, en los últi-mos 22 años se ha intervenido el 25% deltotal. (CAAM, 1995 ) y se ha afectado indi-rectamente a la mitad de la región.

El petróleo ha sido y es el motor deotras actividades destructivas como son lasprovocadas por numerosas empresasagroindustriales, madereras que han en-contrado una vía abierta con la infraestruc-tura creada por las empresas petroleras.

La colonización es uno de los pro-blemas más difíciles de afrontar. Con ladoctrina de las fronteras vivas se adjudica-ron unos 2 millones de hectáreas de bos-ques amazónicos que han sido vendidas yvueltas a repartir (Gómez N., 1993).

Los nuevos pobladores de la región,la falta de infraestructura adecuada de ser-vicios básicos, alcantarillado, luz eléctrica,salud, educación conspiran contra socie-dades sustentables que han mantenido laregión y contra las posibilidades de lograrun equilibrio ente el medio y las personas.

La cifras de contaminación hablande 19 mil millones de galones de aguas deformación, 4 millones de barriles de lodosde perforación y 40 mil barriles de otrosquímicos altamente tóxicos (Bravo, Martí-nez, 1993) y se han identificado ya lasfuentes: están las chimeneas de los calen-tadores, los tanques de almacenamiento,los terminales de carga y controles de fugasen válvulas, sellos de bombas, compreso-res, drenajes y los separadores de agua yaceite, las refinerías, todas las tuberías, se-cundarias y principales. En definitiva todaslas instalaciones o facilidades petroleras(Luzuriaga, 1995).

Este tipo de actividades extractivasno son sustentables. Así de claro y así desimple. No se puede hablar de desarrollosustentable cuando el tema es petróleo enbosques tropicales. Tal vez de moderaciónde los impactos. Quizás de compensacio-nes, pero no sustentabilidad, y ciertamenteen el caso ecuatoriano tampoco de desa-rrollo.

La actividad petrolera en nuestropaís más bien nos sugiere la necesidad desuperar la referencia del desarrollo, nuestrareferencia debe ser la sociedad, son las so-ciedades las que deben ser sostenidas(Boff, 1993).

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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CCoonnfflliiccttooss yy OOrrggaanniizzaacciióónn SSoocciiaall

La región Amazónica se caracterizapor ser una zona conflictiva. Muchos delos conflictos planteados como conflictoslocales o regionales, han pasado a consti-tuirse en conflictos nacionales. Los proble-mas derivados de la actividad petrolera sonya considerados como problemas naciona-les y que caracterizan incluso al país vistoa nivel internacional.

Los principales detonantes en la re-gión han sido la pérdida de derechos terri-toriales y por lo tanto la demanda de tierrasy territorios.

Diversos sectores pugnan ante el Es-tado para una mayor atención oficial a susdemandas de vialidad, servicios, presu-puesto, legislación, vivienda, infraes-truc-tura, jerarquía político-administrativa, etc.

Las organizaciones, las fuerzas vi-vas, los partidos políticos recogen diversasnecesidades de la población, el conflictose da por incapacidad del Estado por resol-ver estas demandas.

El proceso de organización en gene-ral ha sido grande. En estas dos últimas dé-cadas se han formado 126 federaciones desegundo grado, 17 de tercer grado, 3 regio-nales y 4 nacionales (Restrepo, 1995).

Entre las organizaciones que traba-jan sobre los conflictos o sobre las deman-das de las poblaciones destacan las organi-zaciones indígenas establecidas por nacio-nalidad como son la organizaciones de losShuar (Federación Shuar), los Siona, los Se-coya y la de los Cofanes ACOINCO, y ade-

más por localización, como son los Qui-chuas de Pastaza, OPIP, de Napo FOIN, enSucumbios FOISE, su organización regio-nal la CONFENAIE y la nacional: CONAIE.

En el movimiento sindical, en francacrisis a nivel nacional, a partir de las polí-ticas de privatización ha tenido un repuntela Federación de trabajadores Petroleros.

Entre los sectores ecologistas, laAmazonia ha sido un tema de fuerte con-vocatoria e inspiración, para diferentesgrupos y organizaciones, que pese a su de-bilidad por ser esfuerzos recientes o loca-les, es sobre los temas de Amazonia sobrelos que más han opinado.

Otras instancias oficiales como sonlas entidades autónomas, universidades yONGs trabajan por enfrentar diferentesconflictos locales o regionales, pero des-vinculándolos del carácter estructural de lacrisis.

En el caso de los partidos políticos,en la región tienen un comportamientoclientelar comparado a las regiones de laCosta. Sus ofertas no reconocen las carac-terísticas de una región ecológicamenteamenazada, sino son para incertarse en elmercado con sus ventajas comparativas yen busca de compensaciones: acciones pa-ra el turismo, carreteras, y obras de infraes-tructura.

En conclusión los actores socialesque actúan en la región son distintos e im-predecibles en muchos casos. La presenciadel Estado prácticamente en todos los ca-sos aparece fragmentada en múltiplesagencias gubernamentales, cada una de

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ellas con intereses específicos y operandocomo actores distintos.

Las poblaciones locales tampocoson uniformes. Hay diferencias producti-vas, culturales, generacionales, y desdeluego de género. En la región está el ejér-cito, que tiene también una agenda especí-fica; y por último distintas corrientes y or-ganizaciones ambientalistas y ecologistas,que tampoco son homogéneas, algunas delas cuales operan absolutamente conscien-tes de que éste es un problema internacio-nal y que por lo tanto, debe procesarse tan-to a nivel local como fuera de las fronterasdel Ecuador.

EEssttrraatteeggiiaa ddee llaass eemmpprreessaass

Las Empresas petroleras tienen altosgastos en relaciones públicas a fin de cons-truir una imagen de buen comportamientoambiental. Tienen programas de conserva-ción que pueden ser vendidos a través delos medios de comunicación. Por ejemplo,Texaco invertía en proyectos de conserva-ción en las Islas Galápagos y reforestó lacalle Gonzáles Suárez. Maxus además demochilas y gorras, ha invertido construyen-do maquetas de los bosques tropicales ytambién en varios proyectos de conserva-ción en Yasuní.

Su talón de aquiles son las relacio-nes comunitarias. Para esto las compañíaspetroleras han desarrollado una estrategiade relación con las comunidades que enprimera instancia se han opuesto a su pre-sencia dentro de sus territorios.

Inicialmente establecen un tipo derelación paternalista basada en ofrecimien-tos económicos y en obsequios. Esta fasepuede ser larga y sofisticada. Las ofertasmás comunes son techos de zinc, tanquesde agua, motores. Para esta etapa se suelecontratar a antropólogos, sociólogos y si-cólogos. Muchos de hechos acceden con-tagiados de la idea de “ayudar” a los indí-genas o a los colonos pobres a negociarmejor.

Durante esta etapa lo que general-mente pasa es que aparece un sector quese opone a la empresa. Cuando esto ocurrela empresa empieza su trabajo de división.Fortalece en base a recursos al sector queaprueba sus presencia y duplica sus esfuer-zos antropológicos hacia quienes se opo-nen a su presencia. Los más vulnerables deoposición suelen incluso ser contratadospor la empresa para algún trabajo. Con lasdiferencias impuestas surgen problemas declases, en sociedades que eran igualitarias.

Cuando la empresa ha logrado seraceptada, empieza la fase de dependenciaeconómica. Se introducen cambios ali-mentarios, cambios en la arquitectura, in-troducción de aparatos y artefactos quecontribuyen a la distinción social.

Cuando la comunidad ha perdido suindependencia, la compañía pasa a con-trolar la comunidad no sólo económica-mente sino también políticamente.

Pero el modelo por supuesto no esperfecto, normalmente cuando el tiempopasa se dañan los aparatos, surgen líderesque rechazan los cambios impuestos, las

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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mujeres se organizan, y reaparece el con-flicto.

LLooss eeffeeccttooss ppeerrvveerrssooss ddeell mmeerrccaaddoo

Desde que el Ecuador se insertó enla economía de mercado, al igual que elresto de países del tercer mundo, hemosestado en constante desventaja frente alNorte. Las políticas impuestas por nuestroscolonizadores, antiguos y modernos, por elmercado, por la banca internacional hanido cultivando nuestra progresiva incapa-cidad para alcanzar el modelo pregonadocomo el único posible: el capitalismo y laeconomía de mercado.

El resultado visible de este modeloes el deterioro del medio ambiente, la des-trucción de los recursos, la pérdida y acul-turización de sus cuidadores y el empobre-cimiento general de la sociedad.

La Amazonia ha tenido en su épocade explotación distintos productos, el cau-cho, la corteza de chinchona para la ex-tracción de quinina, palma africana, la ma-dera, el turismo, la biodiversidad que em-pieza a ser un gran negocio. Una idea per-manente en cada época es mantener laimagen de El Dorado, del sitio para extraerriquezas inagotables, representadas por eloro en la época de la conquista, el oro ne-gro en la moderna y ahora el oro verde quenos convierte en un laboratorio natural alacecho de empresas de biotecnología.

En medio de la pobreza, con un en-torno destruyéndose progresivamente, sur-ge como única posibilidad el inventar mo-

delos sustentables. Desarrollo petrolerosustentable, plantaciones sustentables...

Deliberadamente se ignora que loque se está destruyendo a nombre del de-sarrollo son modelos sustentables, que loque debe ser sustentable son las socieda-des, no el desarrollo, y que podemosaprender de estas sociedades para corregirlas distorsiones del desarrollo.

Las sociedades sustentables que hanvivido y se han desarrollado en la Amazo-nia están doblemente amenazadas y con-denadas, primero porque se destruyen lasposibilidades materiales y con ellas la so-brevivencia y además porque han sido sis-temáticamente colocadas en el pasado, unpasado que debemos superar para salir delsubdesarrollo.

Como declaró un asesor de la FAOen el Perú “es cierto que los indígenas uti-lizan tecnologías milenarias y útiles, perohay que admitir que con esos tecnologíassólo podremos obtener un subdesarrollosostenible y no el desarrollo que propugna-mos (HOY, 5 de nov. 1995).

El criterio de desarrollo o subdesa-rrollo se basa en el uso de una serie de in-dicadores numéricos como son el produc-to interno bruto, la distribución, el índicede instituciones de salud, la alfabetización,etc. Lo importante no es el tipo de indica-dor que se utiliza, sino que con esto las di-ferentes sociedades aparecen como gana-doras o perdedoras según el lugar que ocu-pen en la escala. El uso de estos indicado-res que nos sitúa (a los pobres) en una es-cala inmediatamente debajo de los países

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del norte, legitima las pretensiones éstos desentirse calificados para brindarnos tutela yayuda (Lohmann, 1994).

Bajo el lema que solía utilizar elBanco Mundial, todo tiene un costo y to-dos tenemos un precio, los países del surdebemos adoptar una posición de especta-dores resignados en la búsqueda del “desa-rrollo que propugnamos”. Las agencias dedesarrollo, a través del financiamiento deproyectos productivos quieren buscar al-ternativas para las poblaciones, esto creadependencia y olvido de las formas tradi-cionales. Para muchos de estos proyectosla prioridad no es el autoconsumo, estánrealizados pensando en el mercado. Puessólo aquello que puede entrar en el merca-do es productivo.

En la Amazonia existen condicionesagrológicas limitantes para las prácticasagrícolas intensivas deficiencia de fósforo90/, toxicidad por aluminio 73%, baja re-serva de potasio 56%, alta fijación de fós-foro 16%. La alta incidencia de precipita-ciones causa un proceso de lavado de sue-los y una pérdida constante de nutrientes yminerales (Arteaga, M., 1994).

Las únicas prácticas conocidas co-mo eficientes en bosques tropicales han si-do desarrolladas e inventadas por pueblosindígenas, las chacras intinerantes, las ex-tracción de recursos no maderables, elmismo concepto de la chacra que reprodu-ce por analogía los bosques, son modelosque encierran una gran sabiduría y quehan permitido la mantención de los bos-ques y el desarrollo de la biodiversidad.

BBoossqquueess ttrrooppiiccaalleess aammeennaazzaaddooss

El discurso oficial de los países delnorte es que los responsables de la destruc-ción de las selvas tropicales son la super-población, la pobreza, la ignorancia y elsubdesarrollo. Y si hay responsabilidad deempresas transnacionales, por la extrac-ción intensiva de recursos, entonces se de-be a la falta de control de los Estados.

Los países de sur aparecemos comoincapacitados por la pobreza, ignorancia ysubdesarrollo, para la conservación de losbosques tropicales, desconociendo que so-mos justamente los que los hemos conser-vado. La sabiduría de las poblaciones tra-dicionales de las selvas, su economías aus-teras y su relación con el medio son lasmejores garantías para la conservación delos bosques tropicales.

Dos elementos aparecen como fun-damentales para entender cuál es la ame-naza identificada: por una parte el creci-miento poblacional y por otra el modelode desarrollo impuesto en la región con laactividad petrolera.

La Amazonia Ecuatoriana si bien es-tá en términos relativos más poblada, pre-senta un comportamiento de ocupaciónparticular. Su ocupación no se debe al cre-cimiento poblacional sino a la coloniza-ción provocada por el desarrollo de las ac-tividades petroleras y por los problemas dedestrucción de los suelos en las regionesandinas. Efectivamente en la zona, a partirde los años 70 se enfrenta un alto creci-

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miento poblacional, superior al 7 % en lazonas petroleras (Martínez & Bravo, 1994).

El discurso de la superpoblación, esespecialmente atractivo para las élites mas-culinas pues con esto encubre y fomenta larepresión, la privación del poder de lasmujeres mediante técnicas modernas dedecidir sobre su cuerpo. El discurso es do-blemente complicado cuando es necesariodecidir qué grupos tienen demasiados inte-grantes y cuántos son demasiados (Loh-mann L., 1994).

En el caso de la Amazonia Ecuato-riana, la destrucción de los bosques se de-be fundamentalmente a las actividades deexploración de numerosas empresas petro-leras, y al desarrollo petrolero, fundamen-talmente de Texaco. Sin embargo, estasmismas empresas descargan su responsabi-lidad en el Estado pues según dicen ellosrespetaron leyes que no existían.

El problema de las selvas tropicales,y en nuestro caso el problema de la Ama-zonia Ecuatoriana no es de pobreza o sub-desarrollo, sino justamente de consumodel norte, de un modelo de desarrollo des-tructivo.

MMaanneejjoo ddee ccoonnfflliiccttooss eenn llaa aammaazzoonniiaa

Con el riesgo de caer en inevitableslugares comunes, repetir anteriores afirma-ciones, los problemas ambientales, deriva-dos de la actividad petrolera en la Amazo-nia es lo más importante que enfrenta elEcuador contemporáneo, no solamentepor las implicaciones económicas y la im-

portancia del petróleo para la sociedadecuatoriana, sino porque la capacidad des-tructora de esta actividad, la falta de con-troles, el impacto sobre las comunidades yla depredación de la selva tiene nivelesdramáticos.

La explotación petrolera de algúnmodo sintetiza todas las limitaciones de es-ta sociedad y de los modelos de desarrollodominante:

- Distribución inequitativa de los re-cursos;

- extracción hacia el norte industriali-zado, sin beneficio ninguno, de ri-quezas no renovables (años atrás sehubiese podido decir simplementesaqueo);

- corrupción y venalidad de distintosgobiernos y funcionarios estatales;

- violencia;- empobrecimiento y degradación de

las condiciones de vida de pobla-ciones locales;

- devastación persistente, progresiva,del entorno natural, caracterizan en-tre otros elementos, a la práctica ex-tractiva más perniciosa de la historiadel Ecuador.

Los modelos de manejo de conflic-tos en este contexto dan cuenta de límites,fundamentalmente por ser éste un caso enque la asimetría entre los actores en con-flicto está determinada estructuralmente, yla posibilidad de acceder a los mismos re-cursos económicos y políticos no existe.

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Los conflictos, al menos aquellosprovocados por el petróleo, no son homo-géneos, cada uno tiene particularidades.La invención de un manual que pueda re-solverlos todos es extraordinariamente difí-cil. No hay metodologías infalibles, paradejar el beneficio de la duda acerca de laposibilidad misma de la existencia de esasmetodologías como instrumentos eficaces.Los conflictos petroleros, de otro lado, in-volucran múltiples actores y muchos inte-reses. De entre ellos son extraordinaria-mente importantes las comunidades loca-les, pero desafortunadamente no son losúnicos. El hecho petrolero está ligado a unproceso político y social que es en esenciainternacional.

En los diferentes casos de problemaspetroleros, revisados en la guía ambientallegal, que incluyen caso típicos y comunescomo son la destrucción de cercas, dañosa la salud, daños a las chacras, se conclu-ye que siempre se podía ejercer una acciónpopular pero los afectados después de va-rios años aún no logran las compensacio-nes legales. Con la organización y la infor-mación sobre los derechos civiles, las po-blaciones tienen mayores oportunidades(Granda, 1995).

AAllgguunnaass lleecccciioonneess ssoobbrree ppaarrttiicciippaacciióónn

El caso Texaco

El caso Texaco, ha sido llevado a lacorte de EE. UU. Texaco ha estado involu-crada en la extracción de crudo en la par-

te norte de la Amazonia Ecuatoriana desdelos años 70, la indemnización por los da-ños causados permite entrever la responsa-bilidad del Estado por no imponer contro-les oportunos y lo irremediable que puedeser esto para el Estado Ecuatoriano.

En el caso Texaco, han habido mu-chos esfuerzos por manejar el conflicto, sinembargo, el ofrecimiento de reparación dedaños de Texaco que era un recurso parainfluenciar en el juicio en Nueva York, yque es absolutamente desfavorable por loridículo de la suma negociada. El procesode negociación, se intentó legitimar con al-gunas organizaciones locales, sin embargoaparecieron otras que se le oponían, sindejar de contar en esa oposición a los eco-logistas.

En la corte de los Estados Unidos,cuando el caso fue presentado los aboga-dos hablaron de 1500 millones de dólares,un dólar por barril, incluyendo el dañocausado a las poblaciones locales por ladestrucción de los recursos, el agua, sue-los, contaminación, deforestación, etc. Loque es un precio insignificante si se com-para con los planteados para el derrame deExxon Valdez 7.000 millones de dólares(Martínez J A, 1995).

Texaco deberá restaurar el área, pa-gar indemnizaciones y otras medidas decompensación. El problema está en definira qué costo se hará la restauración, conqué criterios y cómo y quiénes representana los afectados.

El Estado intentó tener un papel pro-tagónico en las negociaciones, pero rápi-

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damente se puso del lado de la Empresa.Argumentos tales como garantizar el man-tenimiento del interés del las empresas,asumir su parte de responsabilidad - comoEstado- , anular a oscuros intereses, se con-tradicen con los argumentos de los afecta-dos que no se sienten representados por elEstado y que por contrario denuncian sucapacidad de negociar.

Los afectados decidieron buscarotros interlocutores que les representen ensu causa contra la empresa y contra el Es-tado.

11.. OOrrggaanniizzaacciióónn llooccaall. Este es el pri-mer caso en que surge una organi-zación y movimiento social por unareivindicación percibida como ente-ramente ambientalista. En 1994 seconstituyó el Frente de Defensa dela Amazonia, organización paraguasque aglutina a federaciones de cam-pesinos, organizaciones indígenasde derechos humanos y Acción Eco-lógica.

22.. PPoossiibbiilliiddaaddeess ddee iinnfflluueenncciiaa. ElFrente de Defensa de la Amazonialogró convertir su problema en unconflicto político y de carácter na-cional. Logró la intervención delCongreso Nacional, ser reconocidopor la prensa y convertirse en un in-terlocutor de los afectados por Texa-co.

33.. AAcccciioonneess ddee rreessiisstteenncciiaa yy ooppoossii--cciióónn. Para desarrollar su trabajo lasorganizaciones recurrieron al ejeci-cio de diferentes estrategias de ac-ción y de resistencia. Lograron res-ponder a las acciones de la empresaque interpusieron numerosos recur-sos para lograr liberarse de las res-ponsabilidades, incluyendo la nego-ciación con el Estado, la neutraliza-ción de organizaciones del Frente yel desprestigio de los dirigentes a ni-vel regional.

44.. AAcccciioonneess ccaattaalliizzaaddoorraass.. El casoTexaco tiene varios antecedentesimportantes, entre los primeros estála ocupación de las oficinas de Te-xaco en 1991. Luego se inicia unacampaña internacional de boycot aesta empresa con el lema de “lo seensucia se limpia”. El juicio se con-virtió en la iniciativa más importan-te en términos de influencia y difu-sión del caso. Se realizaron variasinvestigaciones importantes quefueron el insumo de estas iniciati-vas.

EEll ccaassoo ddeell CCuuyyaabbeennoo

El Parque Nacional Cuyabeno ha es-tado en la escena de los conflictos por laactividad petrolera desde hace varios años,confrontando sobre todo las ideas de desa-rrollo petrolero con conservación y turis-mo.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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El descubrimiento de tres nuevoscampos en 1994, el Sábalo, Paugil e Imu-ya. Estos campos deberían ser inevitable-mente desarrollados como parte de una es-trategia para poder producir y transportarel crudo pesado del proyecto Pañacocha-Tiputini.

Las organizaciones indígenas, parti-cularmente los Cofanes, actuaron conjun-tamente con organizaciones ambientalistasy con empresarios del turismo, haciendoun frente común para evitar que estos cam-pos se desarrollen, realizaron acciones dehecho, como la toma de la plataforma pe-trolera, movilizaciones en Quito y un fuer-te trabajo de sus Shamanes (N.N. com per.)permitieron a Petroecuador explorar un só-lo pozo, que resultó seco.

11.. NNuueevvooss aaccttoorreess Los indígenas de-mostraron en este caso una gran ca-pacidad de establecer alianzas yacuerdos a fin de fortalecer sus posi-ciones. Los sectores de turismo tu-vieron un rol importante.22.. AAcccciioonneess yy ddiiffeerreenntteess rreeccuurrssooss..Recurrieron a acciones de hecho de-mostrando una gran capacidad demovilización y organización que almomento de negociar les otorgabaventajas comparativas. Demostraronigualmente capacidad de negocia-ción. Hacia adentro, al incorporarprácticas culturales lograron asimi-lar positivamente el hecho de que sepermitió explorar un pozo porque

los shamanes sabían que no habíapeligro.

LLaa ssééppttiimmaa rroonnddaa

Para cuando se presentó la séptimaronda de licitaciones en enero de 1994existía una experiencia acumulada en elcaso petrolero, en las negociaciones con elestado y el monitoreo ambiental.

La séptima ronda de licitaciones fuecuestionada por razones políticas, técni-cas. Como parte del proceso de negocia-ción se creó una Comisión de Monitoreo,en la que tendrán participación los indíge-nas, los ecologistas y diferentes instanciasgubernamentales.

1. El monitoreo

El Estado asumió la posibilidad delmonitoreo independiente pero demostró latotal incapacidad de hacerlo. Incapacidadpor contradicciones internas y también porlos riesgos que representaba oficializar lasposiciones críticas a las empresas.

Cada vez debían incorpararse nue-vos miembros. El Comité Cívico, nuncafuncionó.

2. El monitoreo independiente

Sin embargo, la Confeniae y AcciónEcológica lograron construir un sistema demonitoreo incluyendo a las poblacioneslocales3.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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El problema fundamental de hacerun monitoreo independiente es decidir có-mo hacerlo, en esto es importante recono-cer que una de las estrategias de las empre-sas es convertir a la gente en incapaz derealizar su vigilancia, para ello se otorgavalor científico solo a aquellos instrumen-tos que no pueden ser utilizados o deman-dan de sofisticados laboratorios.

Para hacer un trabajo de vigilanciaeficiente es posible utilizar otros instru-mentos como son los indicadores biológi-cos, los testimonios de la gente, y el cono-cimiento de la gente sobre el medio.

3. Nuevas instancias de organización

Al buscar información sobre los an-tecedentes de las nuevas empresas de laronda de licitaciones, y por la experienciaadquirida por Acción Ecológica. Se propu-so una nueva instancia de coordinación in-ternacional: El Oilwatch.

El Oilwatch es una red de resisten-cia de los países tropicales afectados por laactividad petrolera, que compartiendo in-formación y experiencias aspira a resistir ala expansión de esta actividad en los bos-ques tropicales y a realizar un seguimientoy campañas frente a las empresas que ac-túan en los diferentes países, a fin lograr larestauración de los daños sociales y am-bientales. (Oilwatch, 1996).

CCoonncclluussiioonneess

De los casos presentados, algunascosas que quedan claras como necesidad ocomo procesos de participación son:

- La importancia de construir meca-nismos de participación de las co-munidades locales para abrir o am-pliar la posibilidad de expresión yrepresentación propia de sus intere-ses. Esto supone la generación dedemocracia, hecho muy importantepues la intermediación de esos inte-reses a través de las prácticas políti-cas tradicionales han terminado másde una vez en la generación de rela-ciones patrón cliente y en la degra-dación de las demandas de la po-blación.

- El reconocimiento de distintas for-mas de participación, desde las quesuponen acciones de hecho, hastalas que se refieren a formas de resis-tencia cultural. Esto es importantesobre todo para redefinir la partici-pación de las mujeres que han sidoquienes han mantenido una resis-tencia más fuerte frente a las empre-sas, no sólo por ser afectadas direc-tamente, sino también por tener laposibilidad de mirar los riesgos yamenazas para las familias.

- La necesidad y validez de desarro-llar nuevos de instrumentos de mo-nitoreo, de denuncia y de difusión afin de romper el cerco que estable-

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cen las empresas para hacer incues-tionable su trabajo.

- La importancia de identificar los dis-tintos actores y sus intereses. Anali-zar los actores permite identificarposibles actos concordados, acuer-dos y redes de apoyo. Es necesarioreconocer que aun si algunas comu-nidades tuviesen capacidad nego-ciadora con las empresas, el conflic-to podría subsistir porque hay mu-chos otros intereses.

- La validez de la internacionaliza-ción de los conflictos. Acceder almedio internacional y convertir alos problemas locales en internacio-nales es un recurso que está permi-tiendo equilibrar la participación delos afectados, por esta vía accedenno sólo a presión, y respaldos, sinotambién a información y asesoría.Actuar globalmente sin perder laperspectiva de lo local, en el casopetrolero es una dinámica importan-te, pues se trata de problemas inter-nacionales que no pueden ser re-sueltos en esferas nacionales puesinvolucran a actores fuera de lasfronteras nacionales.

- El reconocimiento de la desigualdadde los actores hecho que radica nosólo en los niveles de institucionali-dad de las partes sino también y fun-damentalmente en la capacidad ylos recursos disponibles para mante-ner negociaciones.

- Las similitudes y posibilidades decoordinar con otros países que estanenfrentando problemas similares ycon las mismas empresas.

En el caso de Nigeria por ejemploacaba de ser ahorcado Ken Saro-Wiwa, es-critor, ecologista y defensor de los dere-chos humanos, quien sostuvo por largosaños una lucha desigual, esta vez contra laCompañía petrolera Shell. Su muerte nopuede ser en vano.

BBiibblliiooggrraaffííaa

Acción Ecológica 1994 Memorias del Primer Encuentro Alternativo en Mon-tañita.

Bravo E, Martínez E. 1993Amazonia Por la Vida, Acción Ecológica, Boff E.

Colchester M. Lohmann L, 1994La lucha por la tierra y la destrucción de las selvas,Instituto Tercer Mundo.

Dunlap, Gallup & Gallup 1993en Environmental Impact,

Finantial Times 1995oil & gas production

Gómez Nelson 1993Paisajes geográficos, CEPEIGE.Granda A. 199Amazonia por la Vida, Acción EcológicaHOY, 5 de nov. 1995

Luzuriaga Carlos 1994Revista Geográfica No 35 Plan Ambiental CAAM,

Martínez E. Bravo E. 1994 Amazonia Por la Vida, Acción Ecológica,

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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Martínez Alier Joan 1995Lecturas, Facultad de Ciencias Económicas Universi-dad de Cuenca.

Oilwatch 1996Presentación de la red, Acción Ecológica.Restrepo Marco Tulio 1995Petróleo y sociedad, ASPEC.

Shiva V. 1994Opiniones, Revista de Ecología Política.

NNoottaass

1 En junio de 1975 un trabajador de la AllienChemical Corporation, que producía pestici-das, fue diagnosticado con una extraña enfer-medad, esto llevó a los médicos a tomarmuestras de sangre en otros trabajadores y seencontraron 30 afectados gravemente.

2 Love Canal fue un proyecto de relleno utili-zado como un depósito de basura, en parti-cular por Hooker Chemical y Plastic Corpo-ration, entre 1942 y 1952 . 20.000 toneladascubicas de desechos considerados como tó-xicos y peligrosos fueron depositados en laquebrada, luego fue clausurada y tapada yluego fue vendida para viviendas. Años des-pués se presentaron problemas de salud, ma-yor incidencia de cáncer y de defectos de na-cimiento.

3 Los Comités de Vigilancia funcionan en Na-po y Sucumbíos, incluyen a la personas afec-tadas por las distintas empresas, y cuentancon el respaldo de comunidades cristianas debase, de técnicos que trabajan en la zona, degente del Frente de Defensa de la Amazoniay de Acción Ecológica. Para un trabajo máseficiente, Acción Ecológica construyó unCentro de Monitoreo Ambiental en LagoAgrio.

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IInnttrroodduucccciióónn

Se me ha pedido que haga una pre-sentación comparativa sobre los conflictosambientales, comparando la realidad ama-zónica con la andina. Cuando recibí estainvitación expresé mi interés en modificarla perspectiva. Quiero proponer y compar-tir con ustedes algunas reflexiones que sur-gen en general sobre el tema de la nego-ciación de conflictos.

UUnnaa ppeerrssppeeccttiivvaa aannaaccrróónniiccaa

Utilizaré para este tema algunosejemplos provenientes de las dos regionesy espero incluir algún ejemplo de otras re-giones, pero la línea conductora de mi ex-posición girará en torno a otras preguntas.Creo que, si de alguna manera pueden ca-lificarse las ideas que expondré, sería des-cribiendo mi intervención como un con-junto de interrogantes anacrónicas sobre eltema de manejo, negociación y resoluciónde conflictos ambientales.

¿Por qué anticipo que mi perspecti-va tiene un dejo anacrónico? Porque parami es causa de profunda perplejidad la no-vedad de la discusión sobre el manejo delos conflictos, cuando yo crecí y fui forma-do en un contexto en el cual estos temasno eran formulados así, no se planteaba lanecesidad de crear técnicas especializadaspara el manejo de conflictos. Y créanmeque habían conflictos de similar intensidada los que nosotros conocemos hoy en día.

Este asombro de mi parte, pretendereflejar una pregunta metodológica. ¿Quées lo que nos trae de nuevo esta perspecti-va? ¿Qué formas de entender la sociedadson desplazadas por esta perspectiva? y¿Cuáles son potencialidades nuevas? y porúltimo qué cosas hay implícitas en estasaproximaciones que convendría manifes-tar?

Desde mi punto de vista anacróni-co, la pregunta que surge es, ¿Cuáles eranlas limitaciones en las concepciones de lasociedad que no nos permitían ver todo lo

Los conflictos socioambientales¿Una perspectiva anacrónica?

Teodoro Bustamante

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que ante nuestros ojos descubren los teóri-cos del conflicto?

Y me es difícil aceptar que los para-digmas anteriores hayan sido débiles paraentender el conflicto. Al contrario, con fre-cuencia se basaban en él. Recordemos queuna de las vertientes teóricas más difundi-das partía de la contradicción, de la oposi-ción. Se auto denominaba dialéctica. Esentonces que estas teorías tenían capaci-dad para ver el conflicto pero, ¿la solu-ción? Tampoco esto puede afirmarse puesfrente a la conflictividad dialéctica tenía-mos fuertes exponentes teóricos de la orga-nicidad, de la función alrededor del todo.

Pero, para qué realizo esta defensade mis viejas ideas. Lo sorprendente es quetodo ese conjunto de pensamiento socialtradicional quedó fuera de combate sinque siquiera se haya producido una verda-dera confrontación. La reflexión sobre elmanejo de conflictos no se postuló para le-gitimar la invalidez de los postulados y for-mas de pensar previas. Ustedes observaránque las propuestas sobre manejo de con-flictos no se desarrollan en debate y con-frontación con ninguna de las teorías quehe planteado, ni con la dialéctica, ni con lasociología clásica Weberiana.

¿Cómo se produce entonces esteproceso por el cual toda una forma de pen-sar es desplazada sin ni siquiera haber sidocombatida? Creo que la respuesta es queeste proceso no se da en el campo de ladiscusión teórica, sino en el de la prácticasocial.

Pero antes de avanzar sobre esta hi-pótesis, reveamos un poco cómo planteá-bamos tradicionalmente el tema de la con-flictividad social. En general, presuponía-mos que existían dos niveles de conflicto,el primero se caracterizaba por su fuerteénfasis particular. Eran conflictos probadoso de grupos, y se enfrentaban a través de laLey. Existía un presupuesto y éste era quehabían normas previamente negociadas enel conjunto de la sociedad, y los interesesparticulares que entraban en conflicto de-bían de una u otra manera buscar dirimirsus discrepancias, sujetándose a estas nor-mas que se suponían admitidas. Una di-mensión del conflicto revelaba la esferadel derecho.

Antes de pasar a ver otras dimensio-nes de los conflictos cuando éstos eran co-lectivos, señalemos que la confrontaciónde los intereses particulares no siempre lle-gaba a los terrenos legales y aun cuando lohacía no se recluia exclusivamente en eseterreno. En efecto, la discusión legal siem-pre estaba acompañada o incluso a vecesreemplazada por una discusión ética. Estopresuponía que habían valores, normas yjuicios generales que se suponían de algu-na manera aceptados por el conjunto de lasociedad.

Y esta discusión ética también esta-ba presente en los conflictos colectivos,pero en este caso el campo de la confron-tación era generalmente otro, el de la polí-tica. Los conflictos sociales eran vistos,comprendidos y analizados como conflic-tos políticos. Las personas tomábamos par-

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te, simpatizábamos, y nos jugábamos a tra-vés de formas políticas de comprender losconflictos.

Qué es lo que nos plantea la técnicade negociación de los conflictos. En gene-ral, ustedes no van a ver muchos análisissobre el tipo de conflicto: antagónico o no,ni sobre su ubicación estructural en la so-ciedad y esto no es por pereza de quienesproponen estas ideas, creo que la respues-ta es simple, no fue un cambio de paradig-mas a nivel de discusión teórica. Lo quesucedió es que la realidad de la prácticasocial de manejar y enfrentar conflictos semodificó. La hipótesis que quiero explorares que se desmantelaron las condicionesde la lucha política, y que, como conse-cuencia de ello, lo que sucedió fue una ne-cesidad práctica y muy concreta de abor-dar lo que quedó, esto es la enorme con-flictividad cotidiana que, de manera muyconcreta enfrenta grupos, intereses, discur-sos.

Para continuar con esta hipótesis ex-trapolemos un poco más la idea que estoypresentando. Tal vez no sólo fue barrido elterreno de la política, sino que también hasido desestructurado el terreno de lo legal.Hoy día creo que ninguno de nosotros pre-tendería resolver conflictos a través de me-canismos legales. Tal vez antes nos enga-ñábamos con más facilidad y creíamos queexistía un sistema jurídico, imperfecto, de-fectuoso, pero que al menos como esque-ma ideal, como aspiración y meta lo se-guíamos defendiendo.

Hoy tenemos menos tapujos, sabe-mos que no es así, la ilegitimidad de losmecanismos de aplicación de la justicia es-tá desnuda frente a nosotros. Sabemos quela Ley es solamente un recurso al cual laspartes en conflicto acuden, muchas vecespara entorpecer una salida a la conflictivi-dad. O más aún, un recurso que sirve bási-camente para crear y ampliar el conflicto.

Y dando un paso más, creo que tam-bién podemos decir algo parecido de losvalores. Hoy día se enfrentan cada vez conmás frecuencia grupos que afirman valoresque son tales en la medida que niegan losde los sectores a los que se enfrentan. Nohay valores comunes que sirvan de patrónpara juzgar a las diferentes partes.

En una sociedad así, sin política, sinderecho, sin valores comunes, el conflictono tiene referentes globales, tiene sola-mente una dinámica, leyes de confronta-ción, tiene táctica pero muy poca estrate-gia.

Tal vez este es el momento de pararun poco y analizar con un poco más de ri-gor la aventurada y osada hipótesis que mehe atrevido a exponer tan a la ligera.

La primera observación será la dedecir pare, pare un rato. ¿Cómo puede us-ted afirmar que los conflictos actuales rela-tivos a la explotación petrolera, o el poderpolítico en una parroquia serrana no sontemas políticos?, ¿cómo afirmar que estono es una dinámica política? Vamos másallá como a afirmar que la confrontaciónde ecologistas, mujeres o indígenas no esuna confrontación valorativa. Y vamos más

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allá no ve usted que en todos los conflictosel recurso a medidas legales no ha decreci-do sino que al contrario las acciones lega-les florecen por todas partes.

Y ante tan contundentes argumentosno me queda sino rendirme. De hecho losconflictos que hoy día vivimos son conflic-tos políticos, son éticos y son jurídicos, pe-ro no por ello voy a abandonar tan fácil-mente mi hipótesis. Creo que su forma deser políticos, jurídicos, y éticos es diferen-te. En realidad mi percepción es la de que,en el día de hoy todas estas dimensionesde la conflictividad actual han sido vela-das, disimuladas, casi desvanecidas.

La dimensión política de estas reali-dades exige, desde mi punto de vista, quese haga una referencia explícita a la orga-nización de la globalidad de la sociedad.Un conflicto adquiere su plena dimensiónpolítica cuando podemos referirlo a formasde entender, organizar y desarrollar la so-ciedad. Una afirmación ética lo es cuandola asentamos en una formulación que pre-tende ser aceptable y válida para toda lasociedad, y una acción de derecho es jurí-dica cuando el eje central es la vigencia deuna norma o principio general.

Una afirmación de este estilo tieneconsecuencias, casi equivale a decir queno tenemos normas generales, y si no haynormas generales no tenemos instituciona-lidad social, casi diríamos que la hipótesisque planteo es la de un empobrecimientode la sociedad misma.

En efecto, esa es la percepción quetengo. Creo que la realidad de la Amazo-

nia o de las zonas de colonización en ge-neral es ilustrativa. Las sociedades pre-existentes son borradas, o aplastadas y seinstaura un sistema en el cual la acción defacto es la norma. Casi se está en un proce-so de anarquía, cada cual tiene que defen-derse como pueda, aprovechar todos losrecursos a la mano para resolver cada con-frontación concreta y en cada una de ellasacumular fuerza para otra confrontación.

En la Sierra la situación es diferente,hay cambios fuertes, y nuevas situacionesse producen en cada parroquia, cada can-tón. Pero dentegámonos un rato. ¿Es esteun fenómeno rural? Creo que podemoscontinuar las hipótesis aventuradas paraafirmar que toda la sociedad es la que en-frenta una situación de cambio rápido. To-da la sociedad ecuatoriana fue sacudidapor un sistema de negociación políticaque, rompiendo el discurso político, losvalores éticos tradicionales, irrumpe y,además de saquear al país, desnuda unalógica de funcionamiento corrupto quehasta el momento había sido pudorosa-mente disimulada a pesar de que era evi-dente por todas partes.

Pero esta anarquía no corresponde alos sueños de Bakunine, no es la supresiónde todas las opresiones y arbitrariedades,es al contrario una explosión muy diversi-ficada de ellas.

Pero no seamos tan negativos, larealidad tiene siempre dos lados, en estetorbellino de cambio surgen afirmacioneséticas y de valores. Surgen aseveracionesideológicas y descubrimos que tenemos ar-

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mas, podemos afirmar un punto de partidapara enfrentar tal marea si recurrimos a lasafirmaciones de valores que nos llegan condiversa fuerza.

En efecto, podemos afirmar que so-mos portadores de algo nuevo, de unaidentidad étnica, de una visión de justiciade género, o de valores ambientales quenos permiten no sólo estructurar un discur-so sino que además nos dan legitimidad ypoderosas herramientas para construirnuestras identidades en las confrontacio-nes que llevamos adelante. Se puede argu-mentar aduciendo que las ideologías, quelos actores esgrimen en estos conflictos lesdan un carácter necesariamente global, so-cial y político.

Pero en esta dinámica hay cosas quehan cambiado, la situación anterior erauna en la cual los términos de las oposicio-nes y los conflictos eran simples y univer-sales, poseedores-desposeídos socializado-res-privatizadores, populares -elitistas.

Hoy, los nombres de quienes se en-frentan son más diversos, e implican recor-tes cada vez más sutiles. Para participar enun conflicto necesitamos un título que nosdé derecho a intervenir representando unparticular recorte de la diversidad social.

Afirmamos nuestro derecho a repre-sentar a los indios, a los colonos, a las mu-jeres, a los intelectuales a los científicos, alos ecologistas y a los artistas, a un pobla-do, a un barrio. Y en realidad, en todo con-flicto existe una lucha que es ideológicapara imponer la legitimidad de nuestra fa-cultad de representar a un segmento de la

sociedad y por lo tanto de que tal diferen-ciación, tal forma de agrupar a las perso-nas en la sociedad es la legítima. Esto im-plica la necesidad de imponer a las otraspartes un discurso, una forma de ver elconflicto. Se trata en definitiva de una lu-cha por la posesión de la palabra. Aquelcuya palabra gana, impone los términosdel conflicto.

Pero en las luchas por la palabrahay también riesgos, y aquel al cual mequiero referir es al que se deriva de la dife-rencia entre la victoria en una lucha retóri-ca y la victoria en una lucha ideológica.

La lucha retórica tiene muchos te-rrenos. Está presente como en su campoprivilegiado en las pantallas de la televi-sión, en el cometarista de radio y en los ti-tulares de los periódicos. Aquí la palabrase hace imponente (se impone). Su fuerza,su solidez es tal que calla a los que discre-pan de ella. Moviliza sentimientos y esta-blece verdades absolutas. En un determi-nado momento ya no es posible hablar sinrecurrir a frases movilizadoras. Un ejemploes la palabra ccoorrrruuppcciióónn, ¿Quién puedehablar de política hoy en día sin recurrir aella? Su presencia es absoluta, no admitedistancias es inevitable.

Pero al mismo tiempo que esto su-cede, las condiciones de la corrupción si-guen sin modificarse. La ideología que per-mite la corrupción no ha sido alterada. Lavida social es tal que las bases morales dela corrupción conviven sin molestarse porel discurso altisonante que las condena.

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La victoria retórica esconde una te-rrible derrota ideológica. Y aquí convieneque nos preguntemos ¿cuál es la diferenciaentre esa victoria retórica y los que aspira-ríamos a que sea una victoria ideológica?Creo que el tema ambiental ofrece una ga-ma de ejemplos interesantes. Hoy en díapodríamos decir que el tema ambiental tie-ne una legitimidad indiscutible (lamenta-blemente, pues nada que se legitima sindiscusión se ha legitimado realmente) perola práctica de la sociedad en torno a los te-mas ambientales sigue siendo desastrosa.Hoy en día cualquier parte en conflicto usaargumentos ambientales si eso le convienea sus intereses particulares. Lo ambientalsirve para descalificar al otro. Los pobresacusan a los poseedores de destruir el am-biente, y éstos hacen lo mismo respecto alos primeros, y los dos con diferentes gra-dos de responsabilidad participan en redesen formas de vivir en sociedad que siguendestruyendo al ambiente.

Lo ideológico tiene dos exigenciasque son importantes, la primera es que serefiere necesariamente a una globalidadsocial, una afirmación ideológica se des-truye a sí misma cuando es utilizada paraun fin diferente a sí misma. En ese momen-to la convertimos en mero recurso retóricoque por su contradicción con la prácticareal se convierte en demagogia.

La segunda exigencia de lo ideológi-co es que este nivel de la palabra del dis-curso exige consecuencia. Esto es exigeque afirme valores que los exijo ante losotros tanto como los exijo de mi mismo.

Puesto de otra manera, si el discursoes un instrumento para una conforntaciónparticular, será necesariamente retóricotendrá sus límites. Ahora retomando la hi-pótesis central que anima esta exposición,si es cierto que se ha perdido el espacio deldebate político, que se refiere a la globali-dad social, la tendencia será que los con-flictos tendrán una tendencia a una fuerteparticularidad, y los discursos tenderán asímismo a un fuerte nivel retórico.

Pero regresemos al nivel retórico,recordemos algunas de las característicasde esta forma de emitir mensajes sociales.Señalábamos su carácter cerrado. Son afir-maciones que no deben ser procesadas. Ose las acepta o se las niega en otra afirma-ción retórica de sentido inverso. En estecaso aquel que es negado por ese discursotiene varias alternativas. Una de ellas esaceptar el discurso y al mismo tiempo uti-lizar todos los recursos a los cuales tieneacceso para negarlo en la práctica, puedeasumirlo y manipularlo en contra de símismo: los parlamentarios hablan contra lapolitiquería, los comensales de todo ban-quete hablan indignados contra los oportu-nistas. Jueces de historiales poco claros seexaltan en su lucha contra la corrupción.Todo esto tiene sus consecuencias. Y esque el conflicto particular tiene pocas pro-babilidades de llegar a una solución real.Toda aparente solución o negociación serácuestionada por una de las partes cuandoésta cree tener la fuerza para hacerlo abier-tamente o simplemente cuando cree que

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puede boicotear una solución que no co-rresponde a todas sus aspiraciones.

Los conflictos se vuelven desgastan-tes, los únicos que ganan en tales dinámi-cas son los profesionales del conflicto, losintermediarios que ofrecen a las partesventajas que luego son pérdidas en la in-terminable prolongación de la conflictivi-dad.

Esta dinámica particular requiere deuna salida. Busquemos un manejo del con-flicto que tienda a solucionarlo, o por lomenos a minimizar los costos para las par-tes. Ha nacido el manejo de los conflictos.

Pero este manejo de los conflictospresentado así, contiene una serie de prin-cipios, recomendaciones que introducencambios en la dinámica.

La primera constatación de un ma-nejo de los conflictos es la necesidad dereconocer a las partes. Todos los actorescomienzan a ser legítimos. Esto es un cam-bio absolutamente sustancial. Para nego-ciar con alguien tengo que establecer nor-mas que nos permitan a los dos hablar. Notengo que limitarme a hacer una afirma-ción excluyente de mi retórica, sino quetengo que generar un discurso que puedaincluir al otro. Más allá de eso, la palabratambién cambia de significado: ya no es lasimple afirmación de aquello que me da ami ventaja por sobre el otro. La palabra co-mienza a ser escuchada. Y en la medidaque el diálogo se arma mi palabra no es yasolamente mi autoafirmación, sino que esuna propuesta en la cual espero que el otro

pueda descubrir la presencia de su propiapalabra.

Esto en realidad es un paso gigantes-co, pues es reconocer los derechos de miadversario. Este paso es fundamental en laconstrucción de las bases para una convi-vencia democrática.

El asignar derechos a mi adversario,es la puerta que permite romper el particu-larismo que atrapa a muchos conflictos sinsolución. De hecho este paso que creacondiciones de solución democrática delos conflictos es una recuperación del ca-rácter social del manejo de los conflictos.Plantea normas generales.

Esto implica reconstruir la categoríade ciudadano, pues señala que el otro quese opone a mí en esto y esto otro, compar-te conmigo una ciudadanía, y los derechosde él se convierten en parte de mi accesoa los derechos generales.

En este paso los conflictos dejan deser acontecimientos aislados, se conviertenen un proceso social, en el cual el temacentral es la creación de democracia.

Esto no está libre de significacionesimportantes. De hecho, esta dinámica im-plica reconstruir categorías abstractas. Laconfrontación con otros intereses ya no esmi conflicto acotado a una situación parti-cular, es la defensa de principios generales,entelequias abstractas, pero sin las cualeses imposible construir una vida social.

Pero ¿qué implica todo esto? simple-mente es un regreso a las categorías anti-cuadas, sobre la globalidad social. Si con-tinuamos con mi hipótesis, la reflexión y

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las prácticas sobre el manejo del conflictoson producto de una ruptura de varios as-pectos de la vida social, pero a la vezmuestran un camino para su reconstruc-ción. Para ello, propongo que el trabajosobre resolución de conflictos debe recu-perar estas dimensiones anticuadas relati-vas a lo general, a lo social.

Pero no se trata de un retorno a unpasado. Pues si algo debemos aprender detodo este proceso es que la realidad ante-rior que hablaba de discursos globales pa-ra la sociedad, estaba enferma, que era unvelo para obscurecer una ausencia de vidademocrática, y si alguna tarea tenemos pa-ra lograr una recuperación verdadera delas dimensiones globales de la resoluciónde los conflictos, es recuperar su dimen-sión política.

Esta es una tarea exigente, pues re-quiere que abandonemos la retórica, paraque abordemos seriamente el tema ideoló-gico, y esto significa que en la construc-ción de una nueva dimensión social no po-dremos ignorar las nuevas dimensiones ylos nuevos nombres con los que hemosdescubierto problemas sociales. Tendre-mos que construir una lucha política, en lacual estén presentes los temas de las iden-tidades indias, las de género, las ambienta-les, culturales, y por qué no, las profesio-nales y económicas, pero no como dicur-sos que se superponen sino como un pro-ceso integrador en el cual todas estas di-mensiones tendrán que alimentar el con-cepto más general de ciudadanía.

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EEll PPrrooyyeeccttoo SSUUBBIIRR--CCAARREE

El Proyecto SUBIR de CARE Interna-cional es un proyecto integrado de conser-vación y desarrollo cuyo objetivo es contri-buir al uso sustentable de los recursos na-turales y al desarrollo socioeconómico dela población.

El Proyecto desarrolla sus activida-des en la zona de influencia de la ReservaEcológica Cotacachi Cayapas (RECC) ypromueve conjuntamente con organiza-ciones comunitarias estrategias para laconservación de la biodiversidad y mode-los de desarrollo que sean ecológica, so-cial y económicamente sustentables.

Para ello el proyecto cuenta con va-rios componentes integrados en su acción:Fortalecimiento Organizacional, MejorUso de la Tierra, Comercialización y Mer-cadeo, Monitoreo de la Biodiversidad yPolíticas y Asuntos Legales.

Este último componente desarrollóun proceso de capacitación denominadoParalegales Comunitarios.

EEll pprrooggrraammaa ddee ppaarraalleeggaalleess

La capacitación desarrollada por Or-ganizaciones, Gubernamentales (OGs), Or-ganizaciones no Gubernamentales (ONGs)y Organizaciones de Segundo Grado(OSGs), había sido concebida como unaherramienta para garantizar la transferen-cia de información desde los centros emi-sores hasta los receptores, sin embargo, es-ta premisa por demás valiosa se malograbaporque los grupos intervenidos no reuníancondiciones para procesar esa informacióny sobre todo para aplicarla.

Por tanto las diferentes áreas del co-nocimiento que habían sido sistematizadaspara procesos de capacitación, no logra-ban en su mayoría contribuir a cambiar si-tuaciones sociales.

Frente a esto, asumir un proceso decapacitación con las dificultades de ser enmateria jurídica, encaminado a la conser-vación de los Recursos Biológicos, dirigidoa campesinos que no tienen una buena re-lación con instituciones estatales que de

Paralegales comunitarios y Medio Ambiente

Manolo Morales Feijóo

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alguna manera les niegan el derecho a le-gitimar su tierra y sin contar con ningúnprecedente de esta forma de capacitaciónen el país, significaba un gran reto.

La pregunta de cajón, ¿Qué es unParalegal?, es un individuo procedente delas organizaciones intervenidas que se ca-pacita en el manejo de principios jurídicosrelacionados al medio ambiente, la reali-dad agraria y la organización comunitariapara servir de nexo entre el derecho y elgrupo beneficiario, con lo que facilita losniveles de gestión, negociación y relaciónde su organización con las OGs y ONGs.

El objetivo de la formación de estosagentes comunitarios es convertirlos enasesores de las directivas de las organiza-ciones que representan.

LLaa eexxppeerriieenncciiaa

La interacción cultural producidadurante el proceso de trabajo ha sido pordemás interesante, tomando en cuenta quelos participantes proceden no sólo de dis-tintas zonas, sino de distintas etnias: qui-chuas amazónicos y andinos, shuaras, co-fanes, chachis, negros y pobladores decentros de colonización, todos involucra-dos en la problemática socio-ambiental.

Apoyándonos en las oficinas regio-nales del Proyecto, presentamos y discuti-mos la Propuesta de Paralegales con las or-ganizaciones beneficiarias, la cual con-templa seis temas para el análisis, que son:Organización Comunitaria, Legalizaciónde Tierras, Areas Protegidas y Recursos Fo-

restales, Petróleo y Minería, Turismo Co-munitario y Biodiversidad.

Hechos los ajustes, iniciamos el tra-bajo durante ocho meses, el primer puntofue preparar los términos para la selecciónde los postulantes, es decir, buscar entrelos participantes elementos comunes a ni-vel académico, comunitario y personal.

Nivel Académico

- Haber aprobado mínimamente laprimaria;

- Haber participado previamente almenos a dos talleres o eventos decapacitación.

- Leer y escribir el idioma españolfluidamente;

- Tener facilidad de palabra para ex-plicar sus ideas.

Nivel Comunitario

- Residir en la comunidad un tiempono menor de tres años;

- Haber ejercido algún cargo en la di-rectiva de la comuna o cumplidoencargos para la organización.

- Ser elegido por la Asamblea o al me-nos por la directiva completa de lacomunidad.

Nivel Personal

- Tener ánimo de aprender y conocer.- Tener aptitud reflexiva ante aconte-

cimientos sociales.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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- Haber mostrado con anterioridadinterés en representar a la comuni-dad.

Tareas de los Paralegales

Una vez elegido el paralegal debecumplir a lo largo de la capacitación conlas siguientes funciones:

- Asistir a los eventos de capacitacióny reuniones que se acuerden con ladebida anticipación.

- Analizar leyes inherentes a las temá-ticas de estudio.

- Contribuir con información sobresus comunidades para establecer lasproblemáticas a analizar.

- Asumir la ejecución de las activida-des legales que sus comunidades re-quieran.

TTaalllleerreess cceennttrraalleess ((TTCC)) yy TTaalllleerreess rreeggiioonnaa--lleess ((TTRR))..

Los TC se realizaron en Quito, adonde concurrían los Paralegales por seisdías cada seis semanas y por cinco ocasio-nes para analizar los temas seleccionados.La justificación para hacerlo en Quito, sedebe a que en la capital se encuentran lasinstancias que finalmente resuelven losconflictos jurídico-administrativos.

Los TR se realizaban en las comuni-dades de los Paralegales, en donde repro-ducíamos la experiencia y contenido delTC, pero los facilitadores de esos eventos

eran ellos mismos, con lo que lográbamosque sean agentes de las propias organiza-ciones los que transfieran la información ypor tanto haya mejor receptividad.

Los procesos de capacitacion infor-mal han buscado metodologías alternati-vas que permitan romper los cánones de laeducación formal y llegar con mayor faci-lidad al receptor, en este sentido el progra-ma de Paralegales no fue la excepción, pe-ro sí creo que fue la primera experienciaen utilizar el arte como técnica de capaci-tación jurídico-comunitaria. En base a estotrabajamos con títeres, sociodramas, im-provisaciones, expresión corporal, tecnicagestáltica, observaciones, collages, pintu-ra, mapas parlantes, etc. Recursos que tam-bién fueron utilizados por los Paralegalesen los TR.

TTeemmaass aannaalliizzaaddooss

Los temas analizados y la legisla-ción objeto de nuestro estudio los agrupa-mos en 6 temas: legalización de organiza-ciones, legalización de tierras, Areas Prote-gidas, Explotación de Recursos Naturalesno Renovables, Turismo Comunitario yBiodiversidad.

LLeeggaalliizzaacciioonn ddee oorrggaanniizzaacciioonneess: Lamayoría de las organizaciones campesinascon las que trabaja el proyecto SUBIR ca-recen de personería jurídica (reconoci-miento que el estado hace a personas jurí-dicas), sea por no haber hecho el trámite opor no poder cumplir ciertos requisitos. El

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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MBS reconoce organizaciones denomina-das centros, las que se constituyen en per-sonas jurídicas (agrupación de personasnaturales) para legalizar la tenencia de latierra, sin embargo, de acuerdo a nuestralegislación solamente el MAG debe otor-gar personería a este tipo de organizacio-nes. La Comunidad de Playa de Oro en laProvincia de Esmeraldas por ejemplo, nopuede acceder a la categoría de comunaporque jurisdiccionalmente es una parro-quia y ésta es una limitación expresa de laley, frente a esto hemos discutido otras po-sibilidades para que la comunidad puedaobtener su legalización, como: una asocia-ción agrícola ante el MAG o un centro an-te el MBS. La importancia de la personeríajurídica está en que ella nos permite lega-lizar la tenencia de la tierra, solicitar uncrédito, o recibir asistencia técnica del Es-tado.

LLeeggaalliizzaacciióónn ddee ttiieerrrraass.- Algunas or-ganizaciones campesinas que trabajan conel proyecto SUBIR no han legalizado la te-nencia de la tierra, no solamente por difi-cultades en el trámite sino por desconoci-miento de los derechos que tienen a la tie-rra que han ocupado ancestralmente. Enmateria agraria no se reconocía la posesiónancestral a los afroecuatorianos, sino sola-mente a los indígenas. Sin embargo la nue-va Ley de Desarrollo Agrario cambió estasituación la misma que con los Paralegalesha hecho sendos procesos de capacitaciónpara difundir estas reformas, e inmediata-

mente aplicarlas en procesos de legaliza-ción de tierra.

AArreeaass pprrootteeggiiddaass.- Varias organiza-ciones campesinas se encuentran asenta-das al interior de las Areas en las que tra-baja SUBIR, en consecuencia es necesarioenfrentar este problema a fin de proponeralternativas para legalizar la tenencia de latierra de organizaciones que han vividocon anterioridad a la declaratoria de áreasprotegidas. En consecuencia, hemos anali-zado cómo realizar el convenio de mane-jo, documento necesario para comunascomo Oyacachi, Sinangüé, Piñán y comu-nas de FCUNAE. Pese a la existencia de es-ta realidad tampoco existe un trámite párareconocer el nivel de organización de es-tos asentamientos humanos, frente a locual hemos propuesto un trámite y las de-pendencias administrativas que lo harían.

EExxpplloottaacciióónn ddee rreeccuurrssooss nnaattuurraalleessnnoo rreennoovvaabblleess.- Las Areas Protegidas y laspoblaciones que viven cerca o en ellas re-ciben las consecuencias de la actividadminera e hidrocarburífera, que se traduceen contaminación y enfermedades, situa-ciones que han recibido por parte del Esta-do un tratamiento burocrático sin mayorrelevancia a menos que existan presionesdesde la sociedad civil, frente a lo cual he-mos sistematizado los trámites que debenrealizar las comunidades afectadas paradefender dos aspectos importantes: La viday el medio ambiente. En consecuencia,con los Paralegales amazónicos practica-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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mos cómo redactar una denuncia, la auto-ridad ante quién hacerla y los derechosque les asisten como ciudadanos ecuato-rianos, para mantener un medio ambientelibre de contaminación.

TTuurriissmmoo ccoommuunniittaarriioo.- Los atracti-vos turísticos que poseen las comunidadesque trabajan con SUBIR, sirvieron de basepara diseñar esfuerzos hacia consolidar es-ta actividad como una alternativa econó-mica sustentable para las poblaciones lo-cales. Poblaciones como Añangu (qui-chua) San Miguel (Chachis) Sinangüé (Co-fanes) entre otras comunidades han preten-dido dedicarse a esta actividad con el apo-yo de SUBIR-INEFAN, sine embargo en-contraron limitaciones legales para dedi-carse a esta actividad, que estaba permiti-da tan sólo a personas jurídicas con cate-goría de compañías, frente a esto hemospropuesto una alternativa jurídica para lo-grar los permisos correspondientes y reali-zar turismo comunitario con aprobaciónde CETUR e INEFAN.

BBiiooddiivveerrssiiddaadd.- El Convenio de Bio-diversidad suscrito y ratificado por el Ecua-dor, al igual que por casi todos los Estadosdel planeta, impone obligaciones ineludi-bles respecto del manejo de la biodiversi-dad. En esta línea, en nuestro país no exis-te una legislación adecuada sobre el tema,que permita aplicar los principios del men-cionado convenio. Hoy en día se está tra-bajando en la Ley de Biodiversidad, existela normativa para Acceso a Recursos Ge-

néticos de la Junta del Acuerdo de Cartage-na (JUNAC) y una ley nacional denomina-da Ley que Protege la Biodiversidad deEcuador, legislación que determina el tra-tamiento a los derechos de propiedad inte-lectual de las comunidades locales y deacceso a los recursos genéticos en general,por lo que los Paralegales deben entrenar-se sobre las relaciones con compañías,universidades u otras organizaciones inte-resadas en los conocimientos ancestralessobre la biodiversidad.

OOrrggaanniizzaacciioonneess bbeenneeffiicciiaarriiaass

Las organizaciones beneficiarias deeste proceso han sido: Federación de Cen-tros Chachis del Ecuador (FECCHE), Playade Oro, Comunas Negras del Alto Cayapa,Asociación de Jóvenes de Borbón, Asoc.de Trabajadores Agrícolas Autónomos deCuellaje (ATAACU), Federación de Comu-nas Nativas de la Amazonia Ecuatoriana(FCUNAE), Asociación Shuar del Coca,Unión de Organizaciones del Valle delQuijos, Org. Indígena de la NacionalidadCofán del Ecuador (OINCE), Comunas delRío Onzole y Comuna Oyacachi. (UCI-JUM), organizaciones que habitan en el in-terior o en zonas de amortiguamiento detres Areas Naturales, Reserva EcológicaCotacachi-Cayapas, Reserva Ecológica Ca-yambe-Coca y Parque Nacional Yasuní, lasque constituyen las zonas de trabajo deSUBIR.

Desde que empezó el programa he-mos capacitado a dos promociones de pa-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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ralegales, con una representación impor-tante de mujeres. También se han incluidoparalegales del sector público a fin queuna vez concluida la capacitación sean susaliados en los trámites a iniciar.

Apoyándonos en las oficinas regio-nales del Proyecto, presentamos y discuti-mos la Propuesta de Paralegales a las Or-ganizaciones Beneficiarias. Hechos losajustes el primer punto fue preparar los tér-minos para la selección de los postulantes,es decir, buscar entre los participantes ele-mentos comunes a nivel académico, socialy organizacional, entre los que se desta-can: Tener aprobado mínimamente quintogrado de educación primaria, haber parti-cipado previamente en algún evento de ca-pacitación, leer y escribir el idioma espa-ñol, residir en la comunidad un tiempo nomenor de dos años, haber ejercido algúncargo en la directiva de la organización,haber mantenido un ánimo permanente deconocer y aprender, etc.

Para un desarrollo armónico de lapropuesta contamos con el apoyo del Co-legio de Abogados de Quito, quienes co-nocieron la propuesta desde el inicio y hansido testigos de los análisis que hemos he-cho, al igual que con varias dependenciasdel Estado que prestaron su contribucióncon expositores de temas inherentes a losanalizados y con visitas a las oficinas paraque los Paralegales conozcan las instan-cias que siguen los trámites administrati-vos.

Este trabajo que se desarrolla duran-te ocho meses produce una interacción

cultural por demás interesante, tomandoen cuenta que los participantes procedenno sólo de distintas zonas, sino de distintasetnias: quichuas amazónicos y andinos,shuaras, cofanes, chachis, negros y pobla-dores de centros de colonización, todos in-volucrados en la problemática socio-am-biental.

Los temas desarrollados han servidode base para conocer la cosmovisión deestos actores sociales sobre el marco jurídi-co comunitario, frente a lo cuaL hemos for-mulado políticas en los distintos aspectosjurídicos con el objeto de disminuir la bre-cha entre la norma y la realidad.

Estas propuestas al igual que la ex-periencia del programa de Paralegales vana ser recogidas en un libro a publicarse,texto que esperamos se convierta en herra-mienta de trabajo para los diferentes secto-res involucrados en esta problemática.

Previo a la obtención del certifica-do de haber recibido la Formación de Pa-ralegales Comunitarios, hemos diseñadouna forma de evaluación que nos permitaconocer los cambios producidos en los Pa-ralegales, pero no solamente en el conoci-miento del texto de la ley sino sobre todoen el manejo de elementos para hacer aná-lisis jurídicos del grupo de leyes vinculadasa las problemáticas comunitarias.

Durante la capacitación nos preocu-pamos de elaborar y aplicar cuestionariospara conocer en detalle aspectos legales encuanto a Organización comunitaria, Te-nencia de tierra, Problemas en Areas Prote-gidas, Indemnizaciones para comunidades

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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por actividades mineras y petroleras, yCooperativas comunales de turismo, ban-co de datos en base al cual hemos creadola Red de Paralegales Comunitarios, quie-nes se adhieren a trabajar a las oficinas re-gionales del proyecto SUBIR con un pe-queño sueldo y parte de su tiempo, el ob-jetivo de esta red es enfrentar, tramitar y re-solver las problemáticas legales antes enu-meradas.

Como un refuerzo a los temas anali-zados, hemos elaborado cinco cartillas deeducación popular, donde analizamos lostemas, con sus trámites, requisitos y funda-mentos de derecho.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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11.. IInnttrroodduucccciióónn

La preocupación por el proceso de in-tegración de la Región Amazónica Ecuato-riana a la economía nacional es cada vezmás grande, más aún cuando las estrate-gias de crecimiento de la economía nacio-nal giran en torno a las tendencias de laeconomía mundial: globalización y trans-nacionalización. En este sentido la llamadaglobalización no es sino un momento -ex-tensión- de la crisis, en el que se recompo-nen las fuerzas políticas del capitalismocomo resultado de la articulación de gran-des empresas industriales y financieras in-mersas en un proceso agresivo de concen-tración y centralización de capitales, conempresas y grupos multinacionales que in-clusive se unen como estrategia de creci-miento, con lo cual consiguen un mayorcontrol del mercado mundial (Varea y Or-tiz 1995: 29 y ss).

“Estos avances de la economía mun-dial se han constituido en base a la explo-

tación de los recursos naturales y en labúsqueda incesante de nuevas tecnologíaspara la apropiación de la naturaleza. Noolvidemos que cada momento del desarro-llo del capitalismo representa el predomi-nio de un cierto patrón tecnológico que,combinado a las formas de organizacióndel trabajo, responde por el desarrollo his-tórico del capitalismo (O’Connor, 1994). Elproceso de acumulación y valorización fuecontinuamente alimentado por el descu-brimiento de nuevos territorios incorpora-dos como fronteras de recursos.

Y la nueva forma de explotación dela naturaleza se comienza a dar dentro deesos nuevos parámetros. En el siglo XXI, yano sólo serán los recursos del suelo o delbosque amazónico, sino el conocimiento yla información que existe sobre ellos, loque marque las tendencias de dominiotransnacional sobre la región” (Varea yOrtiz: 1995: 31) 1

Efectivamente, en diversos escena-rios se ha abierto el debate respecto a queaquello no es sino parte de un proceso de

Conflictos y manejo sustentable de recursosnaturales en la amazonía ecuatoriana

Iván Narváez Q.

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capitalización de la naturaleza, como res-puesta al problema que representa para elcapitalismo la disminución de los recursosnaturales y la degradación de los serviciosambientales que se requieren para susten-tar la producción de bienes de consumo(Ibídem: 32).2

En consecuencia, si se habla de ca-pitalización del bosque húmedo tropicalamazónico, esto implica por una parte, elcapital (de las petroleras, mineras, madere-ras, turísticas o farmacéuticas) que defien-de como racional y adecuada la apropia-ción de la naturaleza como algo “gratis”,como deseado insumo de materiales y ser-vicios, y por otra parte, si hay grupos socia-les afectados que protestan por la apropia-ción -privada y monopólica- en bruto deesa naturaleza, la estratagema de capitali-zación se utiliza para asegurar y legitimarel acceso, y además al costo más bajo po-sible (Varea y Ortiz Op. Cit.: 34)

De lo expuesto se desprende que laRAE es una región que se debate dentro dela lógica de expansión del capital, cuya ra-cionalidad exige la extracción de la mayorcantidad de recursos naturales en el menortiempo posible y al menor costo, ignoran-do que la riqueza ecológica amazónicaque concentra casi la mitad de los bosquesnaturales del país y la más alta biodiversi-dad, por su extrema fragilidad ecosistémi-ca no soporta procesos extractivos (exten-sivos-intensivos), sino a riesgo de conver-tirse en un erial. Desde esta doble perspec-tiva (económica y ecológica), procedeabordar la dimensiones socio-ambiental y

política en función de problematizar el te-ma del manejo sustentable de recursos na-turales en la RAE, como contrapropuesta ala política actual, que está íntimamente li-gada al modelo de desarrollo imperante, esdecir; impulsar la integración económicade la RAE para que contribuya al creci-miento global de la economía del país, ypor otra parte, que continúe siendo un áreaestratégica para las seguridad nacional.

22.. LLaa rreeggiióónn aammaazzóónniiccaa eeccuuaattoorriiaannaa

La Región Amazónica Ecuatoriana(RAE) alcanza una extensión de 131.000Km

2; su selva baja tiene una altura prome-

dio de 450 msnm, suelos aluviales, volcá-nicos, suelos rojos (Oxisoles y Ultisoles) re-lativamente infértiles. La formación ecoló-gica predominante es el bosque húmedotropical (bht); su temperatura media anuales de 24gc. y las precipitaciones son supe-riores a los 3.100 mm anuales; la humedadrelativa regional es superior a los 80% y lanubosidad varía entre 5/8 y 7/8 horas deluz; llueve durante 223 y 259 días al año yno existen meses ecológicamente secos, yaque los valores de la precipitación siempreexceden a los de la evapotranspiración po-tencial (Estrada, Seré y Uquillas 1978: 12).

Esta región tiene una reserva bio-ge-nética inconmensurable y una riqueza cul-tural constituida por 9 etnias que represen-tan 1/4 de la población regional estimadaen 97.000 individuos; pero fundamental-mente su importancia es económica debi-do a los yacimientos petrolíferos que posee

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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y que generan en la actualidad el 48% delPresupuesto General del Estado.

La RAE está circunscrita en un entor-no ecológico complejo, es poseedora degrandes cantidades de recursos naturales yconstituye parte de la Cuenca Amazónicaque incluye territorios de ocho países. Apartir de la explotación de yacimientos hi-drocarburíferos en 1972, cobra mayor im-portancia económico-política y en un pe-ríodo relativamente corto se convierte enespacio estratégico para la economía na-cional. Además ha sido sometida a inten-sos procesos de integración y el principalactor ha sido el propio Estado. En conse-cuencia el proceso colonizador encuentrasu punto de apoyo en una fuerza que a lavez dispone del poder político para decidiry de los instrumentos técnico-administrati-vos para implementarlo.

Las políticas de colonización de laRAE no escapan a las de tendencia conti-nental de modernización3 y hacia 1950tiene dos efectos fundamentales:

la “campesinación creciente de laproducción agropecuaria para elmercado interno (bienes de consu-mo y materias primas) y, al mismotiempo, la constitución de un merca-do nacional y regional de fuerza detrabajo. Estos componentes son losque definen los aspectos más visi-bles del proceso colonizador de laRegión Amazónica Ecuatoriana. Sinembargo, el factor esencial de este

proceso es la inversión transnacio-nal” (Trujillo: 1988). Bajo estas circunstancias y en un

contexto en el que las presiones socioeco-nómicas, asociadas al crecimiento acelera-do de la población, la existencia de tierrasdeshabitadas y con población muy disper-sa; las tierras marginales aunque ecológi-camente frágiles no dejan de ser atractivaspara la colonización.

Concomitantemente a este fenóme-no, la crisis del modelo agroexportadorprovoca la implantación del modelo deeconomía vinculada a la exportación dehidrocarburos y al surgimiento de planta-ciones agroindustriales. Estos dos ejes deinversión y desarrollo capitalista dan ori-gen a la masiva colonización de la RAE, enparte debido a que la inversión empresarialpetrolera -y agro industrial en menor esca-la-, creó la infraestructura vial básica, asícomo la demanda de fuerza de trabajo yservicios. A partir de entonces el pobla-miento regional se encuentra determinadopor: la distribución de las propiedades delos colonos que se ubican a las márgenesdel sistema vial y por los centros pobladosque surgen como ejes de concentración dela actividad del comercio y servicios en re-lación con la demanda local de trabajado-res (Trujillo 1988: 4). Trujillo sostiene quela inversión de capital que supone estasactividades reorganiza la economía nacio-nal de la región y articula el proceso globalde colonización; es lógico pensar que la:“región constituye un espacio de desplie-gue de la actividad empresarial transnacio-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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nal y a la vez, de concentración demográ-fica de fuerza de trabajo.”

El proceso colonizador tiene en subase la economía de explotación de los re-cursos naturales y como una de sus conse-cuencias la apertura de frontera agrícola(Ibíd. 4). La población que viene de los An-des hacia las planicies amazónicas no seasienta a lo largo de los bordes del bosqueúnicamente. Ella avanza como un lentofuego quemante, concentrándose a lo lar-go de un estrecho margen en medio de latierra que está destruyendo y que despuésdejará. La expansión agrícola empuja alfrente pionero hacia el bosque, aunqueexisten algunos modelos de poblamiento ydeforestación que parten de la presenciade carreteras, pero no toda carretera gene-ra un corredor de deforestación, las carre-teras generan únicamente deforestación sies que ellas proveen acceso a los merca-dos. Es decir, la deforestación del bosquetropical sólo ocurre cuando existen ciertascondiciones en un área (Rudel: 1993). Lapoblación sabe que los nuevos caminoshan creado un mercado para la tierra ygrandes fiebres especulativas, los desmon-tes aseguran la demanda de tierra. La colo-nización de la RAE responde a los objeti-vos típicos de todo proceso de integraciónestatal implementado para:

- Solucionar problemas de orden so-cial;

- Corregir desequilibrios regionalesdebido a la distribución espacial dela población;

- Ocupar zonas por razones geopolíti-cas de seguridad nacional y territo-rial;

- Solucionar parcialmente la desigualdistribución de la tierra, el desem-pleo y la pobreza;

- Impulsar el desarrollo nacional y re-gional bajo la lógica del proceso deexpansión del capital (Pichón:1993)

En efecto, las agudas desigualdadeshistóricas en la distribución de la tierra soncausa de la pobreza rural, por lo que loscampesinos se dirigen a las zonas de fron-tera y el proceso de proletarización au-menta los nivelas de pobres sin tierra e in-crementa el flujo de migrantes a los bordesdel bosque tropical (Rudel: 1993)

Su análisis ratifica el argumento deque la primacía del crecimiento poblacio-nal o de los factores de economía políticason agentes causales del fenómeno de am-pliación de la frontera, las dos explicacio-nes: el crecimiento poblacional y la prole-tarización señalan que la pauperización delos pobres rurales estimula la migraciónhacia el bosque tropical y su consecuentedestrucción ambiental (Rudel. op.cit.). Deaquí se deduce que la deforestación delbosque húmedo tropical atribuida a los po-bres sin tierra es un proceso sin final, “unlento fuego que avanza inexorablemente alo largo del paisaje”. En síntesis, la teoríade la pauperización afirma que la defores-tación no tiene fin, aunque ciertos estudiosindican que la deforestación se da intermi-tentemente; en todo caso siempre hay que

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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considerar diferenciadamente las caracte-rísticas naturales variables del BHT y lasdificultades físicas y psicológicas a las quese enfrentan los colonos. En esta perspecti-va, el proceso colonizador en el orienteecuatoriano corresponde al descrito porFoweraker para el contexto de la CuencaAmazónica. La lógica del sistema colonosugiere que el corredor de tierra desmonta-da pueda continuar ampliándose indefini-damente:

“Los nuevos migrantes se van ubi-cando en las líneas siguientes. Los colonosmás ricos cercanos al camino explotan alos nuevos colonos y los grandes propieta-rios van comprando la tierra a los peque-ños campesinos y los desplazan haciaadentro” (Rudel 1993: 18).

Sin embargo, es el proceso petroleroel magma del que emergen los procesos decolonización, y a partir de ahí la deforesta-ción, urbanización, aculturación indígena,contaminación ambiental, causando másdestrozos que beneficios para la RegiónAmazónica.

33.. OObbsseerrvvaacciioonneess aall pprroocceessoo ddee iinntteeggrraa--cciióónn ddee llaa RRAAEE

La integración y construcción delespacio amazónico ecuatoriano, ha sidoencarada por el Estado como parte de laestrategia de modernización, desarrollonacional y respondiendo a factores de or-den internacional como el geopolítico, latransnacionalización de la economía, etc.

Frente a la indiferencia por parte delos grupos económicamente hegemónicospara abrir su capitales hacia la región, elEstado ha protagonizado la incorporacióndel espacio amazónico a nivel económicoy político, marcando la direccionalidad delproceso y definiendo las formas de articu-lación regional con el resto del país. Lapercepción de que la RAE constituye unagran fuente de recursos naturales, ha de-sencadenado la fiebre extractivista en fun-ción de satisfacer la demanda nacional einternacional de energéticos.

El rol de otros actores ha estado su-bordinado a los fines estratégicos del Esta-do y en función de mantener sus propiosespacios de poder intrarregionales; porejem: la erección de los pueblos indígenascomo los nuevos agentes políticos de laRAE, es producto en gran parte de los pro-cesos petroleros y de colonización. La irra-cionalidad de las formas de extracción yproducción capitalistas aplicadas en laAmazonia y que no han considerado lasvariables socio-ambientales durante el de-sarrollo de dichos procesos, ha dado lugaral nacimiento de una conciencia ecológicaregional y nacional, aún incipiente (Nar-váez 1995: 71).

Al igual que en otras regiones delbioma amazónico, la integración de la RAEha respondido además “a imperativos ten-dientes a constituirla en una región socialy económicamente exenta de trabas o dis-torsiones institucionales y culturales de ori-gen colonial que dificultaban la moderni-zación de otros espacios”, pero no ha es-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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capado al fenómeno común de que son lasdesigualdades económicas y políticas en lagran sociedad, las que empujan a los po-bres y desposeídos campesinos a buscar susupervivencia en las partes marginales dela sociedad, en el bosque tropical o en re-giones remotas.4

44.. DDooss oobbsseerrvvaacciioonneess aall ddeessaarrrroolllloo ddee llaaRRAAEE

La percepción generalizada de laAmazonia ha sido la de una región virgenque debía ser conquistada e integrada alespacio nacional bajo el modelo hegemó-nico de producción y extracción de recur-sos naturales. La tendencia neo-colonialis-ta propicia la explotación de riquezas queson trasladadas a otra región y la burguesíalocal, como en toda colonia, la explotaaún más despiadadamente, desde estaperspectiva no se vislumbra la viabilidaddel desarrollo sostenido en la región. Sinembargo, una conciencia más consecuen-te con la realidad amazónica ha emergidocontemporáneamente y apunta a desarro-llar la selva pensando en satisfacer prime-ro los legítimos intereses regionales, de suspobladores y del interés nacional; y todavez que el “desarrollo” es un concepto dis-cutible, que en muchas de sus aristas estáreñido con utopías más trascendentes, ca-be enfatizar en la necesidad de superar elcriterio predominante de crecimiento, ana-lizando en qué forma puede obtenerse és-te a partir de los recursos naturales y hu-

manos disponibles. Básicamente aparecendos opciones:

11rraa..)) La aplicada hasta ahora y queconsiste en sacar el máximo provecho enel plazo más corto y en beneficio de gru-pos minoritarios, sin pensar en los demássectores sociales, en el ambiente físico, nien las consecuencias sobre el potencial hi-drogenético, biodiversidad, etc.

22ddaa..)) La opción del “Desarrollo Sus-tentable” y que en su versión original seconoció como “Eco-desarrollo”, cuya tesisprincipal se fundamenta en vivir bien elpresente sin descuidar el futuro (UICN1980). Lo que equivale a ahorrar o tomaren cuenta las pérdidas económicas que sederivan del no asumir hoy los costos demedidas que garantizan la producción debienes y la generación de servicios en elfuturo previsible. El desarrollo a corto pla-zo no es desarrollo, es parte de la consignaactual.

Las Políticas nacionales erradas eimplementadas permanentemente han de-generado en maltrato al territorio amazóni-co, sometiéndolo a una enorme presión demigrantes provenientes de otras regiones,ya que por la indecisión de ejecutar unaverdadera reforma agraria, a la selva se lavio como una válvula de seguridad. Losgrandes tenedores de tierra detrás del po-der político siempre propugnaron la colo-nización como alternativa y a la vez comonegocio para ellos. Simultáneamente, sefue desarrollando el concepto de satura-ción de la capacidad productiva del áreaandina, en relación a su población, olvi-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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dando que la Sierra es la región que poseela mayor aptitud agropecuaria nacional. Elresultado de tratamiento tan discriminato-rio ha sido, entre otros, la migración haciala Amazonia, en proporciones tan abruma-doras que todo intento de ordenar el pro-ceso de ocupación del espacio regional hasido infructuoso (Narváez 1995: 73)

La principal justificación para lasagresiones contra la Amazonia es que de-be expandirse la frontera agrícola para po-der aumentar la producción agrícola, sinconsiderar que la producción puede au-mentarse varias veces sin expansión de lafrontera agrícola en la selva, bastando contrabajar bien los millones de hectáreas yahabilitadas para la agricultura y adminis-trando cuidadosamente el agua de riego, oimplementando proyectos de trasbase deagua de ciertas cuencas hidrográficas ha-cia áreas tradicionalmente fértiles, peroahora secas. En este sentido, las políticasestatales respecto a la ordenación del terri-torio o su zonificación, no han sido las másidóneas. Para el efecto, ha debido tomarsemuy en cuenta el concepto de reserva fo-restal nacional; es decir, las tierras cuyouso aún no ha sido definido o que, por fal-ta de acceso y otras consideraciones, es re-comendable mantener como reserva de re-curso para el desarrollo futuro - cabe men-cionar que este criterio inclusive ya ha si-do superado y que lo que realmente se im-pulsa es el manejo efectivo y adecuado-.En igual forma, deben definirse las áreas deimportancia para la conservación del patri-monio nacional, para el turismo, la recrea-

ción y la ciencia, así como aquellas queson esenciales para prever servicios deprotección de cuencas (calidad del agua,regularidad de flujos hídricos, control de laerosión, etc.)

Plantearse la persistencia y repro-ducción de la economía campesina (colo-na) o familiar en zonas de colonización,resulta un asunto de relevancia prácticapara definir el tipo de política de desarro-llo que el Estado puede implementar en es-tas zonas. Se pueden esgrimir argumentostécnicos y defender la planificación totaldel proceso de colonización arguyendoque los asentamientos no planificados oespontáneos deben ser evitados en su tota-lidad. La participación del Estado en la co-lonización dirigida involucraría entonces,tanto el estudio detallado de los recursosdel área como la selección y calificaciónde los futuros colonos, la asignación deparcelas y la regulación de la tenencia dela tierra, la política de desarrollo industrial,la comercialización y organización de em-presas multifamiliares, etc.. Pero es del ca-so que estas experiencias ya han fallado yen la actualidad dada la restricción cadavez más evidente de la capacidad del Esta-do para incursionar en este tipo de proyec-tos, lo que realmente se ve como viable esparar la colonización y canalizar todos losesfuerzos hacia el resarcimiento de lasáreas devastadas, control absoluto de lasexistentes y mayor implementación de téc-nicas adecuadas y técnicas indígenas demanejo del bosque, cuya percepción holís-tica hace posible una relación más equili-

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brada y armónica del hombre con la natu-raleza. En este sentido, un aspecto funda-mental a considerarse es el de la tierra delas comunidades indígenas, que debe serdeslindada con carácter prioritario y encuanto a la tierra con aptitud agrícola o pe-cuaria debe dedicarse a esos fines y no aotros. Los criterios técnicos para definir losdiferentes usos de los recursos amazónicosen la actualidad existen.

Compartiendo el criterio de que loperfecto es enemigo de lo bueno, al menosqueda reconocer que entre otras alternati-vas, es viable la de una política extensivade gran cobertura y selectiva, tendiente aenfrentar los aspectos más críticos y desti-nada a reforzar la unidad familiar campesi-no-colona predominante en la región, pre-vio la comprensión de su esencialidad“campesina” y cosmovisión; es decir, de loque realmente son y no de lo que se supo-ne que deberían ser; por ejemplo: tener encuenta su necesidad de subsistencia fami-liar y grado de pobreza crítica, sus limita-ciones para obtener crédito y a la vez suaversión al riesgo, capacidad para el usointensivo de su fuerza de trabajo, propen-sión predadora e inmediatismo utilitario,visión mercantil del recurso tierra y tradi-ción cultural, entre otros factores; pero loque ya no se puede es soñar con una Ama-zonia sin colonos o sólo de indígenas, mu-cho menos sin problemas. En todo caso losmaximalismos han existido y existen tantocomo la apreciaciones reales y objetivasde la realidad que obligan a utilizar todaexperiencia anterior e innovación y creati-

vidad actuales para el manejo sustentabley autosustentable de los recursos de laRAE.

55.. VViiaabbiilliiddaadd ddeell ddeessaarrrroolllloo ssuusstteennttaabblleeaammaazzóónniiccoo

La noción de “desarrollo”, por lacomplejidad que pretende explicar se hadeteriorado, dando lugar a nuevos concep-tos que han incorporado innovadas per-cepciones de lo económico, social, políti-co y tecnológico. De ahí que es factiblepreguntarse si el desarrollo es un problemaeconómico un problema político. El temapropuesto en el presente ensayo única-mente analizará estas interrogantes en fun-ción de problematizar los conceptos “De-sarrollo” y “Desarrollo Sustentable” y muysuscintamente tratará de determinar la li-mitaciones de este último y su viabilidaden el bosque húmedo tropical; porque sibien es cierto el ddeessaarrrroolllloo ssuusstteennttaabbllee tie-ne establecidas determinadas políticas res-pecto a lo económico, social y ambiental,en el fondo la propuesta ambiental que losubsume: adolece de imprecisiones; de au-sencia de bases filosóficas que le den con-sistencia; y de una epistemología que leacredite veracidad científica.

Finalmente se intentará una aproxi-mación a un modelo de desarrollo sosteni-do enfocado desde la perspectiva indíge-na, cuyos planteamientos aspira, sean to-mados en cuenta en la implementación delmodelo de desarrollo amazónico.

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5.1. Desarrollo Vs. Desarrollo sustentable

Hacia la década de los setentas elconcepto “desarrollo” adquirió un sentidomágico, llegó a ser un mito. Todo el mun-do habló de desarrollo y se creía que nohabría seguridad, tranquilidad ni paz en elmundo, mientras hubiesen países subdesa-rrollados. Con el tiempo, analizando máscríticamente ese mito, se ha podido verque tanto los motivos como los conceptosque han sido imaginados y aplicados en loque se refiere al desarrollo, han variadosustancialmente.

A pretexto de los grandes objetivosdel desarrollo que debían realizarse paraque los pueblos puedan vivir mejor, en lapuja desarrollo Vs. subdesarrollo la discu-sión teórica se basó en las “teorías” de ladependencia. A partir de estos preceptos sellegó a establecer que desarrollo no puedeentenderse como proceso económico, yque desarrollo es más que solamente creci-miento económico5. El concepto clásicode desarrollo hacía pensar que un creci-miento económico dinámico solucionaríaen corto plazo los problemas sociales, porello se dio primacía absoluta a los finesmateriales del desarrollo. Se intentó au-mentar la producción y el consumo a lími-tes insospechados. A mediano plazo secomprobó que las relaciones entre paísesdesarrollados y subdesarrollados eran peo-res de lo que jamás habían sido y que muydifícilmente se podría salir de esa situa-ción; en definitiva, la prédica del creci-miento económico fracasó. Dicho fracaso

se debió a que no se habían investigado lascausas del subdesarrollo: encontrándoseéstas en la estructura de poderes reinanteen los países. Esta estructura de poderes haido surgiendo históricamente6 y fue deter-minada esencialmente por el poder econó-mico que tenía una función dominante; esdecir, los medios de producción en manosde pequeños grupos hegemónicos. El po-der económico generalmente produce de-pendencia cultural, social y política y yaque el poder es dinámico, la concentra-ción de poder económico ha creado unsistema de dependencia que es causantedel subdesarrollo (Thesing 1976). Este fe-nómeno significa que quien dispone depoder económico, decide sobre el destinopolítico de la sociedad; con esta asevera-ción queda comprobado que la estructurade poderes existente ha causado y siguecausando los problemas del subdesarrollo,porque el poder económico es dinámico,y, por lo tanto, el proceso del subdesarro-llo es dinámico también.

Actualmente las relaciones de domi-nación y dependencia entre países ricos ypobres no ha variado en absoluto; pero sise ha logrado modificar el concepto de de-sarrollo, más aún, innovarlo por el de “De-sarrollo Sustentable”7, que más que seruna alternativa para sacar del subdesarro-llo a los países pobres, constituye una pro-puesta -ambiental- política estratégica ela-borada por el norte industrializado y enfunción de enfrentar los llamados “proble-mas globales” que mucho tienen que vercon los cambios climáticos, la destrucción

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de la capa de ozono, contaminación am-biental, etc. y sólo mínimamente enfrentael problema de la pobreza y subdesarrollodel Tercer Mundo, como de la puesta enmarcha del nuevo orden económico inter-nacional.

Queda preguntarse si: ¿es el desa-rrollo sostenible?, o más bien si el Desarro-llo Sustentable constituye una alternativapara frenar el “desarrollo moderno”?. Des-de esta perspectiva la carga ambientalistaque caracteriza a la sustentabilidad puedeaparecer como un signo de “contra-cultu-ra” enfrentado al del desarrollo moderno;por lo tanto cabe explicar que el Desarro-llo Sustentable previene esta limitación in-corporando la categoría de equilibrio, dearmonizar medio ambiente y desarrollo; apartir de entonces la propuesta es tambiénpolítica. En consecuencia penetra todos lossectores: económicos, políticos, producti-vos, tecnológicos y; el Desarrollo Sosteni-ble pasa a ser aquel que se basa en el re-querimiento de que el capital natural nodecrezca en el futuro; “desde el petróleo,hasta la calidad del suelo y del agua o des-de el stock de especies, hasta la capacidaddel planeta para reciclar carbono” (Angel1994).

5.2. El desarrollo sustentable válido para laAmazonia

El Desarrollo Sustentable además delo anteriormente expuesto, hace referenciaa la realización de la dignidad y de los de-rechos del hombre. Por esto, una finalidad

global del Desarrollo Sustentable deberíaser la realización de la justicia social, elmejoramiento de la calidad de vida de lapoblación. Ciertamente este enunciado esteleológico y para que pueda concretarsese requiere de voluntad y decisión política.A la política entendida como: aa)) la capaci-dad de organizar la sociedad para garanti-zar la base de la convivencia, y bb)) para re-solver los conflictos que puedan amenazara la sociedad.

En definitiva la política es un proce-so de formación de la sociedad, cuyo obje-to y causa final del proceso de desarrollodebe ser el hombre en relación armónicacon la naturaleza; en consecuencia, paraeliminar la causa del subdesarrollo y de és-te como obstructor del Desarrollo Susten-table, hay que cambiar la estructura de po-deres existente. Pero es esto precisamentelo que el Desarrollo Sustentable no propi-cia, y si lo considera, es sólo como enun-ciado teórico sin una real base epistemoló-gica ni filosófica que le dé sentido y fuerzahistórica.

Desde esta perspectiva el DesarrolloSustentable no trata a los elementos POLI-TICA y DESARROLLO como dos polos quese condicionan mutuamente, porque enesencia el proceso de desarrollo sea soste-nible o no, es un proceso político que ensu dinámica social, en su entrelazamientoy condicionamiento con la cultura, la eco-nomía, los cambios tecnológicos y hasta lahistoria de un pueblo, tiene una funcióntrascendental en el proceso de cambio so-cial y reordenamiento de las estructuras de

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poder. Con estas limitaciones de fondo, elDesarrollo Sustentable ve a la Amazoniaúnicamente como una región que enfrentapresiones conflictivas para el desarrollo ysu conservación. Los problemas económi-cos y socio-ambientales amazónicos ele-vados a la categoría de geo-políticos ame-ritan una tratativa especial que el desarro-llo sustentable la reduce al plano ecológi-co. Para la percepción sustentabilista delos países industrializados, el desarrollodescontrolado en la Amazonia ha traídocomo consecuencia una serie de impactosnegativos que la ponen en riesgo de desa-parecer, de ahí que “el uso más racional”de los recursos de la región es clave parasu conservación, pero dicha racionalidadno es compatible con la irracionalidad delindustrialismo avanzado que para su sus-tentación requiere de la explotación inten-siva de energéticos y: la región Amazónicacuenta con la más grande reserva de recur-sos naturales renovables y no-renovablesdel mundo (FAO 1990: 4).

Por lo expuesto se infiere, que mien-tras el modelo socio-económico, político ytecnológico capitalista no cambie su ma-triz conceptual, el Desarrollo Sustentablees sólo una respuesta transicional que nomodifica sustancialmente las relaciones depoder entre los polos altamente industriali-zados y los países subdesarrollados queconforman la Cuenca Amazónica, cuyafragilidad ecosistémica es antípoda a la vo-racidad capitalista de recursos naturales.Esto equivale a sostener, que mientras eldesarrollo sustentable no apunte a modifi-

car dichas relaciones de poder en funciónde cambiar los patrones de producción yde consumo del norte industrializado, porotros más acordes a las limitaciones ecoló-gicas de la naturaleza y necesidades socio-económicas de los países amazónicos, lacuenca continuará siendo amenazada.Aun así, teleológicamente el DesarrolloSustentable busca estrategias para hacerque el desarrollo sea viable desde la pers-pectiva ambiental en todos los rincones delplaneta. Es un deseo legítimo y pueda serque el dominio científico y tecnológico ac-tual ayude a ese propósito; pero el proble-ma no sólo es tecnológico, necesariamen-te hay que contar con el aumento progresi-vo de la pobreza y expansión del consumoopulento del industrialismo avanzado, quehoy por hoy no muestran síntomas de de-tención.

66.. EEll ddeessaarrrroolllloo aammaazzóónniiccoo ddeessddee llaa ppeerrss--ppeeccttiivvaa iinnddííggeennaa

La falta de ordenamiento del espa-cio amazónico para conciliar intereses di-versos en el aprovechamiento de recursos,ha traído como consecuencia múltiplesconflictos crecientes, impactos ambienta-les negativos y nivel de vida no satisfacto-rio. Frente al fracaso del modelo de desa-rrollo capitalista implementado y modo deextracción impuesto en la Cuenca (Bunker1985), los pueblos indígenas plantean elimperativo de que se respete su modelo demanejo del BHT conforme a sus prácticasmilenarias, y que la explotación de los re-

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cursos del subsuelo sirva para impulsar eldesarrollo regional, concebido éste desdeuna perspectiva holística y sistémica, parano agotar el recursos ni alterar la base mis-ma del recurso y garantizar la permanenciafísica y etno-cultural de los pueblos que lahabitan.

La propuesta indígena va más alládel hecho de considerar a la Cuenca comoregión que presta innegables servicios am-bientales globales: control del efecto inver-nadero, mantenimiento del equilibrio hí-drico en la atmósfera, circulación de nu-trientes, conservación de la biodiversidady de la diversidad cultural, etc.. Porque verasí el problema, es únicamente respondera los intereses del mundo desarrollado queexigen el mantenimiento de estos serviciosambientales, pero sin asumir los costos delos mismos por el no uso de los recursos dela Amazonia por parte de los países de laCuenca.

La propuesta Indígena es una pro-puesta política: ésta involucra elementostendientes a rupturar las relaciones de po-der existentes, en la medida en que planteaque para conciliar los intereses económi-cos y sociales de los países de la Cuencacon los intereses ambientales de la comu-nidad internacional y nacional; han de mo-dificarse las estructuras de poder a nivel re-gional y nacional, permitiendo que lospueblos indígenas asuman el control desus territorios, manejo de sus recursos,práctica de formas de gobierno propios ycompartimiento de los beneficios por laexplotación de recursos naturales en sus

espacios. Evidentemente esta propuesta noha de entenderse como un mecanismo dedivisión o fraccionamiento de la sociedadnacional en los países amazónicos, frente alos países del industrialismo avanzado; si-no al contrario, como un instrumento másde integración de las comunidades nacio-nales, y de cooperación entre los países dela región (Centeno 1993: 45). En este sen-tido, la propuesta indígena no es unilateral,sino que se afianza en la realidad socio-política nacional frente al poder hegemó-nico exógeno, como una alternativa quefacilite el aprovechamiento de los recursosen base al consenso social y político inter-no, necesario para garantizar su sustentabi-lidad a largo plazo, y lo que es tan impor-tante, respondiendo a las exigencias plane-tarias, para mantener a la Amazonia comola base de los servicios ambientales en be-neficio de toda la humanidad, y obviamen-te de su entorno más próximo.

77.. RReefflleexxiioonneess ffiinnaalleess

Partiendo de la aseveración de que“crecimiento no es sinónimo de desarro-llo” y mucho menos de “desarrollo huma-no sostenible”, cabe pensar en la necesi-dad de encontrar vías alternativas autosos-tenibles que sean socialmente justas, eco-nómicamente viables y ecológicamenteadecuadas.

Ello implica que si al proceso petro-lero se incorpora la variable socioambien-tal en los costos del proceso productivo, lasustentabilidad de los proyectos extracti-

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vos dependerá de la capacidad para articu-lar adecuadamente los objetivos económi-cos y sociales, con la renovabilidad y po-tencialidad productiva de los ecosistemasamazónicos.

El desarrollo sustentable en el áreapetrolera comprende el concepto riqueza,como potencial para mantener el futurocrecimiento, evitando la racionalidad pro-ductiva que obliga a sectores privilegiadosdel sistema, a perseguir únicamente el lu-cro y ganancia ilimitada, echando sobrelos sectores sociales menos protegidos loscostos económicos y sociales.

Si la existencia de recursos naturalesconstituye la base del desarrollo, y si dichaoferta ambiental (bosques, fauna, etc.) alincorporarse a la producción sea como in-sumos o bienes finales no es valorada enlos costos del proceso productivo, lo quesucede es que al no cuantificar su renova-bilidad, ni el impacto que genere su apro-vechamiento, alguien sale favorecido deesa no valoración y por supuesto la perju-dicada es la sociedad.

De allí se infiere que al considerar ala naturaleza y sus recursos como capital,hay que desagregar todas las variables con-jugando criterios económicos y ecológicospara lograr una sola gestión, de tal formaque se pueda incorporar a las cuentas pa-trimoniales o nacionales las variables eco-lógicas cuantificadas en los costos. Ello im-plica que Petroecuador por ejemplo, al in-corporar criterios de: renovabilidad, depre-dación, remediación, prevención de acuí-feros con su masa forestal (para citar un ca-

so), la diversidad biológica se mediría co-mo potencial genético de valor económi-co.

En el Ecuador aún no se comprendeque disponibilidad y sustentabilidad de losrecursos naturales son determinantes parala generación de energía aprovechable afuturo, y que para asegurar la permanenciade los recursos naturales es necesario apla-zar las formas de aprovechamiento, regu-lando su intensidad y cuidando su renova-bilidad. Y en el caso de los recursos no re-novables hay que tener en cuenta, que sise extrae más petróleo en lo inmediato, sindisponer de reservas probadas abundantes,lo que se haría es agotar el recuso y la ba-se misma del recurso acrecentando los im-pactos negativos directos e indirectos, y loque es más, obligando a que el país en cor-to plazo tenga que importar hidrocarburoso derivados a precios muy elevados parasatisfacer la demanda interna.

En consecuencia -como ya lo hanestablecido en otros países- , el aprovecha-miento energético del país debe sustentar-se en la identificación, valoración y uso di-versificado eficiente, sostenible y más lim-pio de las fuentes energéticas, solo así elaprovechamiento energético puede con-vertirse en un real agente del desarrollo yno en una cara o problema para las actua-les y futuras generaciones.

Cabe pensar sobre este particular,toda vez que en el Ecuador el petróleo es,y continuará siendo por lo menos en lospróximos 10 años, el principal recursoenergético nacional y más aún, cuando

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otras fuentes como el carbón, geotermia,hidráulica, nuclear, solar, eólica, biomasa,microhidráulica y mareomotriz aún no es-tán suficientemente desarrolladas y algu-nas de ellas ni siquiera han considerado.

88.. CCoonncclluussiioonneess

88..11 Tanto el proceso petrolero y enmenor escala las áreas agroindustrial y ma-derera, constituyen el eje de inversión quedetermina las condiciones del desarrolloregional. A partir de esta premisa es quedeben entenderse los problemas socio-am-bientales y por ende la presencia de los di-versos actores sometidos a la expansióndel capitalismo, bajo la modalidad del de-sarrollo del extractivismo como modo deproducción (Bunker 1985).8

88..22 La violencia para controlar losrecursos naturales en la RAE, ha permitidoel control sobre los grupos sociales y fun-damentalmente sobre los pueblos indíge-nas. Este proceso coercitivo ha permitidola emersión de una comunidad ambientalque además esgrime justificaciones éticaspara la preservación de la Amazonia comopatrimonio biológico del mundo y base denuestra seguridad común.

Y es que cuando existe una rivalidadentre mecanismos externos y locales de le-gitimidad dentro del área del medio am-biente, el resultado es un conflicto social ypolítico, lo que provoca un deterioro am-biental y eventualmente lleva al fracaso delos intentos de asegurar las metas de los in-tereses internacionales de conservación de

la región amazónica (Varea y Ortiz 1995:37

88..33 Ciertamente las presiones eco-nómicas que acosan a los países amazóni-cos, han acelerado la incorporación de losrecursos naturales para un uso productivoinmediato, generalmente en función de laracionalidad externa que provoca impac-tos irreversibles en el entorno socio-am-biental.

88..44 Una de las características estruc-turales de la RAE tiene que ver con el capi-tal natural (ambiental): recursos naturalesrenovables y no renovables (hidrocarbu-ros, oro, minerales metálicos, etc) biodi-versidad florística y faunística entre otros,históricamente asumidos como la base dela explotación económica. Por ello la co-munidad científica internacional la ve co-mo el mayor banco genético que puede seraprovechado considerando la preserva-ción y conservación en función de los in-tereses de las futuras generaciones.

Debido a las presiones locales, na-cionales e internacionales sobre los recur-sos naturales, se han generado varios im-pactos directos como: a) ocupación territo-rial caótica; b) apropiación y uso irracionalde los recursos; c) consolidación de gruposcon intereses económicos definidos y orga-nizados en función de la explotación dedichos recursos y con poder sobre los mis-mos. Grupos que han determinado la di-reccionalidad de la dinámica regional enbase al patrocinio legal del propio Estado.

88..55 En base al establecimiento deuna normatividad y políticas nacionales e

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internacionales en el área socio-ambiental,se plantea la necesidad de impulsar unmodelo sustentable de manejo de recursosnaturales en la RAE, y lo que más, se haelaborado “ El Plan Maestro para el Ecode-sarrollo de la Región Amazónica Ecuato-riana”, por parte del ECORAE.

Este Plan incorpora los conceptos ypolíticas internacionales de la sustentabili-dad, en cuanto base teórica y de planifica-ción del desarrollo regional. Si bien escierto toma en cuenta todas la variables:sociales, económicas, ambientales, políti-cas y culturales necesarias para la planifi-cación, además proyecta otras dimensio-nes de carácter ético que trascienden lomeramente crematístico y coyuntural, co-mo es buscar el mejoramiento de la cali-dad de vida de los pueblos amazónicos ypropiciar un sistema político flexible y efi-caz a nivel nacional y local, a partir denuevas metodologías que permitan opera-cionalizar el proceso de planificación.

En todo caso, considero que es per-tinente hacer ciertas puntualizaciones res-pecto a la posibilidad real de un manejosustentable de recursos naturales en laRAE,.

88..66 El Desarrollo Sustentable repre-senta una salida provisional para evitar queel hombre pueda transformar arbitraria-mente el orden ecosistémico. Significa unllamado al “equilibrio tecnobiológico”, ala búsqueda de un “orden cultural”, quepermita ver que los insumos tecnológicosal transformar los equilibrios ecosistémicosúnicamente crean equilibrios artificiales

que sólo pueden sostenerse tecnológica-mente y por ende, el ambientalismo nopuede convertirse en un idilio ecosistémi-co (Angel 1994)

El Desarrollo Sustentable debe in-corporar a su base filosófico-política, elcriterio de que es necesario admitir el ad-venimiento de una nueva cultura como es-trategia adaptativa. Involucrando el con-cepto de “cultura ecológica” a la vida coti-diana, en cuanto el desarrollo es un proce-so político, a de incorporar el concepto de“cultura democrática” en función de propi-ciar una complementaridad de los concep-tos, a fin de entender que el desarrollo sus-tentable sea una universalidad socio-eco-nómica, cultural y política erigida sobrepreceptos ético-filosóficos y epistemológi-cos, no sujetos a determinismos crematísti-cos coyunturales ni de grupos. Más aún, hade despojarse de la connotación de “creci-miento continuo” y que no ha encontradoverificación en el proceso histórico delhombre, porque lo que se ha registrado sonmás bien procesos de auge productivo, deestancamiento y de recesión en forma al-ternada, en todo caso, debe continuar so-metido a un proceso de depuración con-ceptual, que confrontado con la realidad,permita la construcción de un modelo dedesarrollo tendiente a la consecución delBien Común.

88..77 La gestión ambiental debe for-mar parte esencial de la política de desa-rrollo, incorporando criterios integrales demanejo de recursos naturales con funda-mento en la ecología, en función de afian-

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zar la noción “cultura ecológica” y quepermita incorporar elementos preventivosen las fases más avanzadas de planifica-ción.

En este sentido la intervención delEstado en cuanto rector de la política eco-lógica, es condición insustituible para ase-gurar el equilibrio entre los costos socialesy los costos privados del deterioro ambien-tal.

Reconociendo que toda actividadhumana impacta el ambiente (directa o in-directamente), es posible (en el proceso ex-trativista) se le aplique el principio de la in-ternalización de externalidades, aplicarmedidas preventivas, correctivas y de res-tauración ecológica con importantes reper-cusiones socioeconómicas.

De aquí se desprende que Petroe-cuador tiene la obligación de formular unperfil ambiental que le permita analizar,evaluar las causas y efectos ambientalesderivados de sus actividades; planteándosecomo objetivos básicos de ese perfil am-biental: informar a la población de la situa-ción ambiental de Petroecuador, y estable-cer las alternativas que permitan un marcoadecuado para una gestión ambiental efi-ciente, basada en la participación de lossectores público privado y social, es decir;asumiendo las responsabilidades en la pla-nificación y concreción de soluciones demanera técnica, oportuna y concertada.

Para ello debe fundamentalmenteexistir una voluntad política expresa, re-cursos económicos y personal especializa-do que haya asimilado los principios de la

sustentabilidad dentro del marco de la cul-tura ecológica.

Petroecuador ha implementado laextracción petrolera y con ello ha contri-buido al proceso de desarrollo del país, ge-nerando beneficios que han permitido laampliación de la planta productiva nacio-nal, la modernización del campo, el desa-rrollo industrial urbano, importante avancede la ciencia y tecnología nacionales; y loque es más importante, ha coadyuvado alacrecentamiento de las bases sociales ymateriales requeridas para el progreso eco-nómico (48% del presupuesto general delEstado).

Por otra parte, hay que reconocerque en el momento histórico actual, los hi-drocarburos son factor preponderante enmateria de energéticos para el desarrollodel país, pero ello no implica que se tengaque desconocer que sobre esos recursostambién tienen derecho las futuras genera-ciones. En consecuencia, la estrategia ex-tractivista debe reconocer a la sustentabili-dad como un factor técnico y político queviabilice una mejor planificación del desa-rrollo socioeconómico. Caso contrario, sino se adecúan los procesos productivos alas diversas condiciones y potencialidadesde los ecosistemas amazónicos, se produ-cirían graves desequilibrios e impactos re-gionales con incalculables costos econó-micos, sea por la pérdida de los serviciosambientales que presta el (bht por ejem-plo), así como irreversibles impactos so-cioeconómicos y culturales.

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Preocupa que en Petroecuador nose haya tomado en cuenta seriamente elimperativo ecológico, estimando los efec-tos previsibles a-priori de sus actividades,la planificación socioambiental con basecientífica acerca del futuro manejo y admi-nistración de los hidrocarburos (reservasprobadas, probables y posibles), tanto co-mo la urgente y eficiente remediación am-biental de sus áreas de influencia.

La empresa estatal petrolera debereconocer que el proceso hidrocarburíferoactual no es el más adecuado, y peor aúnsi se continúa dando a costa de otros recur-sos naturales. Por lo expuesto la emergen-cia de asumir -lo que otros países ya lo hanhecho-, la incorporación de la variable so-cioambiental tanto en la planificación,proceso extractivo y gestión institucionali-zada, al menos fortaleciendo económica,técnica y administrativamente a la Unidadde Protección Ambiental -UPA-.

88..88 A partir de las consideracionesanteriores, cabe reconocer que la vitalidady dinamismo económico de las actividadespetroleras, todavía pueden crear condicio-nes excepcionales para impulsar un mode-lo planificado de desarrollo sostenible enel mediano y largo plazo, más aún, cuan-do las cuantiosas inversiones relacionadasy provenientes del petróleo permiten im-pulsar actividades en diversos ámbitos,brindando oportunidades para el conoci-miento ambiental, el desarrollo científico ytecnológico, la realización de otras accio-nes y servicios de carácter ecológico en di-

versas actividades productivas ecológica-mente sustentables.

En consecuencia, la producción pe-trolera podría no ser sinónimo de deterioroambiental y mucho menos servir única-mente para pagar la deuda externa. Tóme-se en cuenta que el proceso petrolero: ven-ta de crudo y comercialización de com-bustibles genera el 48% del presupuestodel Estado, y del 100% de este presupues-to el 46% sirve para pagar los servicios dedicha deuda.

Por otra parte, es pertinente recono-cer que si la Región Amazónica generatanta riqueza, es justo y ético asignar re-cursos económicos provenientes del petró-leo para impulsar el desarrollo socioeco-nómico regional, y además, para restituir ala naturaleza parte de los valores de ellaextraídos, superando la visión eminente-mente economicista.

Finalmente, cabe admitir que almargen de las falencias que se le puedanadjudicar al modelo de desarrollo sustenta-ble, hoy por hoy, se presenta como la alter-nativa más viable para superar la crisis delmodelo de desarrollo vigente.

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NNoottaass

1 Los autores en mensión enfatizan que es pre-cisamente cuando se produce una crisis en elpatrón de acumulación capitalista fundadaen el fordismo, cuando emerge el tema de lacrisis ambiental dentro de la agenda de laspreocupaciones políticas globales, y que demanera curiosa la crisis ambiental ha dadoun impulso a la sociedad capitalista liberal;la misma que argumentando tener en sus ma-nos la salvación del planeta, ha elaborado lateoría del uso racional y sostenible de la na-turaleza bajo el membrete del “desarrollosustentable”.

2 Por capitalización de la naturaleza se entien-de: la representación que se hace del mediobiofísico, de las economías no industrializa-das y de la naturaleza humana como reservasde capital. Y la codificación de estos stockscomo propiedad susceptible de ser comercia-lizada “en el mercado”, es decir, que puedevenderse a un precio que represente el valor(utilidad) del flujo de bienes y servicios comofactores de producción (inputs) de artículosbásicos y en el consumo. O dicho en otrostérminos, formalmente este proceso implicala introducción de un conjunto de elementosen el terreno de los bienes básicos, a travésde un proceso de colonización (O’Connor1994) citado por Varea y Ortiz (1995: 32).

3 Según Foweraker ( ) el proceso de expansiónde fronteras en la Amazonia continental se daen tres períodos:1.Período no capitalista: en el cual no existeun mercado de tierras ni de mano de obra. Elmercado es reducido y predominan las acti-vidades extractivas.2.Período pre-capitalista: en el que existe elmercado de tierras, y hay mayor cantidad deconflictos e interrelaciones entre mercado,capital, mano de obra, etc.3.Período capitalista: en éste prima el poderde acceso a los recursos naturales renovablesy no renovables, y especialmente el de la tie-

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rra. (En el presente ensayo pondremos mayorénfasis en este período).

4 La fundación Natura ha logrado especificaren forma muy sintética “7 Interrogantes oPreocupaciones Sobre la Amazonia”: 1)Un desarrollo desequilibrado que privilegiala extracción de riquezas, sin volverle nada ala región; 2)Escasez de investigación científica sobre laAmazonia ecuatoriana; 3)El caos de la gestión institucional públicaque ha dificultado la aplicación de políticasacordes con la realidad social y ecológica dela región; 4)Manejo equivocado de políticas sociales ydesconocimiento de los derechos tradiciona-les indígenas, ruptura de su organización so-cial, económica y política; 5)La colonización ligada al proceso petroleroe impulsada por el Estado, como mecanismopara solucionar la presión social sobre la tie-rra en otras regiones del país; 6)La contaminación ambiental y; 7)El conflicto de legalización de la tenenciade la tierra y el reconocimiento de los territo-rios indígenas. Para una mayor profundiza-ción ver: (Natura, 1989 Nro. 87, Quito.)

5 Si bien es cierto esta tesis logró un amplio re-conocimiento, gobiernos y élites gobernanteshan tenido muchas dificultades para aplicarsu contenido político, fundamentalmente enlos países subdesarrollados; en los que pese alas inversiones considerables realizadas, sus

problemas han ido aumentando y la utopíade convertirse en países desarrollados, cadavez es más lejana.

6 Desarrollo es también un problema histórico.La historia transmite el conocimiento de loshechos pasados.

7 El Desarrollo Sostenible emerge de una reali-dad concreta: de la pobreza y subdesarrolloque se engendran todos los días en los paísesdel sur, que tienen que vender sus productosal mercado internacional, en condicionesdesventajosas y someterse a las imposicionesfinancieras de los países industrializados. ElDesarrollo Sostenible está atravesado por lapropuesta ambiental, cuya preocupaciónfundamental a más de la miseria creciente -engendrada por el modelo de desarrollo tra-dicional- es la certeza de que no es posibleextender el patrón de consumo de los paísesricos, a nivel planetario.

8 Según Bunker (1985), la Cuenca Amazónicaes vista como fuente de recursos y por elloestá sometida a un régimen acelerado de ex-tracción. Uno de los graves problemas de es-ta región radica en que debido a que las eco-nomías extractivas de exportación son predo-minantes, durante un determinado tiemporesponde a la demanda internacional de mer-cancías extractivas específicas, pero perderásus utilidades cuando la fuente extractiva seagote o cuando la demanda cambie.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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IInnttrroodduucccciióónn

Desde que tengo uso de razón, el te-ma de la escasez de agua en la ciudad deCochabamba, tanto para riego como parael consumo humano, ha sido una constan-te en las expectativas y demandas regiona-les; las alternativas de solución para esteproblema se hallan entre los temas másdiscutidos; lo paradójico de esto ha sidoque los actores principales en general hanestado ausentes del debate: ni los habitan-tes de la ciudad ni mucho menos los cam-pesinos (parcelarios y de comunidades)han logrado hacer conocer sus demandas.

Normalmente ha sido el Estado, através de sus organismos regionales y losgrupos de poder, quienes han formuladolas estrategias de acceso y aprovechamien-to de los recursos hídricos, basados en ló-gicas de explotación intensiva, para satisfa-cer demandas e intereses extraños a lossectores populares, urbanos y rurales. Losefectos que ha generado este proceso hansido más graves de lo esperado: reducción

de los caudales de aguas superficiales ysubterráneas, alteraciones climáticas, y engeneral la aceleración de la degradaciónambiental del valle cochabambino.

Al mismo tiempo, la resistencia a es-tos impactos paulatinamente ha ido “increscendo”, desde gestiones locales paraevitar la privatización del acceso al recur-so hídrico, hasta movilizaciones exigiendoel mejoramiento de la calidad del serviciode agua potable en los centros poblados.

El conflicto por la perforación depozos profundos en Vinto-Sipe-Sipe segu-ramente constituye la expresión mayor deestos movimientos de resistencia a la distri-bución desigual de los recursos hídricos, ylos impactos ambientales provocados porsu explotación irracional.

En una región donde los ConflictosAmbientales (CA) tienden a no manifestar-se, considero tremendamente positivo queel caso de la perforación de pozos profun-dos se haya transformado en conflicto,pues de esa manera se ha revelado, tantola necesidad de conservar los recursos hí-

Bolivia: la guerra de los pozosen Vinto y Sipe Sipe.

Carlos Crespo

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dricos del Departamento, como el recono-cimiento a la existencia de actores socia-les, involucrados en la gestión de los recur-sos, pero ignorados hasta hoy, particular-mente el sector campesino, con el que sedebe dialogar y concertar cualquier deci-sión para su manejo.

La “Guerra de los pozos”, para losvinteños y sipe sipeños significó la recupe-ración de una memoria histórica de trans-formaciones ambientales y paisajísticas desu entorno, de frustraciones por promesasno cumplidas, producto desde su perspec-tiva, de la sobreexpolotación de pozos enaños pasados: la resistencia a la perfora-ción de pozos profundos se mostró comoun proceso de articulación de intereses al-rededor de la defensa de dos indicadoresde la identidad local valluna: su vocaciónagrícola y paisaje.

Para el que escribe estas líneas, elestudio permitió alimentar una percepciónmás optimista respecto a la viabilidad delos movimientos ambientalistas populares,un “ecologismo popular” como señalaMartínez Alier, frente a las tendencias he-gemónicas de la época, que exaltan elmercado como única posibilidad de cons-titución de lo social, el individualismo co-mo estilo de vida y el autoritarismo demo-crático como práctica política, pues consi-dero que resolver conflictos ambientalesdemocráticamente es construir una socie-dad “en la que los hombres puedan vivir ycrear la igualdad, la justicia y su propia li-bertad” (Colombo 1994:47).

El título del trabajo (“La Guerra delos Pozos”), se lo debo a Don Zacarías Va-lenzuela, dirigente vinteño del movimientode resistencia a la perforación de pozosprofundos, quien tituló así al proceso.

El presente texto es una versión re-sumida del trabajo de investigación elabo-rado para optar al título de maestría en Me-dio Ambiente y Desarrollo Sostenible (CE-SU-UMSS): se divide en cuatro capítulos:el primero es un acercamiento conceptual-metodológico a la problemática de losconflictos y su relación con la gestión am-biental. En el segundo capítulo realizó unacontextualización del conflicto, descri-biendo la situación de escasez crónica deagua potable en la ciudad y las alternativasde solución planteadas, aspectos que influ-yeron de gran manera en el desarrollo delconflicto. Por su parte, el capítulo terceroesta referido a la reconstrucción cronológi-ca y a la vez temática del conflicto, desdeel origen hasta su “resolución”, basadofundamentalmente en los testimonios desus principales protagonistas, además deuna minuciosas revisión hemerográfica ydocumental. El análisis del conflicto es eltema del cuarto capítulo, enfatizando losroles asumidos por los actores, además deuna evaluación crítica de los factores queinfluyeron en el manejo del conflicto; porúltimo se realiza una reflexión del movi-miento de resistencia como “ecológico ypopular”.

Agradezco profundamente a las per-sonas que accedieron ser entrevistadas ycolaborar con documentación referida a la

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temática; al FTPP, a través de su facilitado-ra Rosario León, por auspiciar la investiga-ción.

GGeessttiióónn aammbbiieennttaall yy mmaanneejjoo ddee ccoonnfflliiccttoossaammbbiieennttaalleess

1. Lo conflictivo del tema ambiental.

El conflicto ambiental (CA) debe serpensado desde el reconocimiento de queel tema ambiental es inevitablemente con-flictivo por sí mismo; por ello, los proble-mas ambientales también son más conflic-tivos que otros problemas sociales o públi-cos, aspecto que de hecho complejizacualquier intento de análisis reduccionistade esta apasionante temática. Entre los fac-tores que contribuyen a ello se destacan:

DDiiffiiccuullttaaddeess ppaarraa ccuuaannttiiffiiccaarr llaass eexx--tteerrnnaalliiddaaddeess,, sseeaann eessttaass ppoossiittiivvaass oo nneeggaattii--vvaass. La Economía y las políticas de desa-rrollo, hasta el momento, no han resueltoadecuadamente cómo internalizar las ex-ternalidades producidas por el estilo de de-sarrollo dominante; ello ya es motivo deconflicto indudablemente.

DDiiffiiccuullttaaddeess ppaarraa iinnddiivviidduuaalliizzaarr llaaffuueennttee ddee llooss iimmppaaccttooss aammbbiieennttaalleess.. Fre-cuentemente es problemático determinarquién(es) está generando las externalida-des, por tantos problemas ambientales; esdifícil precisar quiénes se benefician y/o seperjudican con ella (Sabatini 1994:17).

DDiiffiiccuullttaaddeess ppaarraa iiddeennttiiffiiccaarr llaassccaauussaass ddeell pprroobblleemmaa.. Por un lado, la cien-cia, como se sabe se basa en hipótesis, quese van confirmando o desmintiendo, portanto no es posible hablar de verdades ab-solutas, ni aun en las ciencias exactas; es-to en el tema ambiental es susceptible deconflictos pues las justificaciones, deman-das, movilizaciones y/o resistencias a im-pactos ambientales se realizan tomando encuenta este tipo de información (Sabatini1994:17).

2. Los conflictos ambientales (CA).

Si consideramos el CA como

“Aquel donde la controversia de in-formación, intereses o valores entreal menos dos grupos interdepen-dientes, se refiere a cuestiones rela-cionadas con el acceso, disponibili-dad y calidad de los recursos natura-les y de las condiciones ambientalesdel entorno que afectan la calidadde vida de las personas”

(CIPMA 1995:2)

Observamos que existen varias par-ticularidades en su genealogía y desarrollo,inscritas principalmente en el tema del po-der.

• CA se generan por una distribuciónno equitativa de los RRNN y activi-dades que generan “efectos exter-nos” o externalidades, debido a ló-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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gica empresarial y estatal de pprriivvaattii--zzaarr llooss bbeenneeffiicciiooss ((oo eexxtteerrnnaalliiddaaddeessppoossiittiivvaass)),, yy ssoocciiaalliizzaarr llooss ccoossttooss ((ooeexxtteerrnnaalliiddaaddeess nneeggaattiivvaass)).

• El conflicto está asociado a la ines-tabilidad, es parte de la vida1, unelemento dinamizador del sistemasocial, por tanto se trata de manejar-lo, administrarlo. De ahí la impor-tancia de exteriorizar los impactos yproblemas ambientales en conflic-tos, pues constituye un primer pasopara resolver esos problemas y evi-tar sus costos2.

• Normalmente el Conflicto es vistocomo uunn hheecchhoo cciirrccuunnssttaanncciiaall ddee llaassoocciieeddaadd, cuando más bien se tratade pensarlo desde la ccuullttuurraa ppoollííttiiccaa(León 1995)..

• La solución de los CA depende de lacultura democrática existente, cons-tituye un indicador de los avancesde una democracia verdaderamenteparticipativa3. De lo que se trata esde constituir los problemas ambien-tales como problemas públicos o depolítica pública. Ello solo es posibleen un marco democrático (Sabatini1994:15).

• CA son de naturaleza fundamental-mente ppoollííttiiccaa, antes que ttééccnniiccaa:cómo afloren y se resuelvan depen-de de la relación de fuerzas, esto es,de una relación de poder.

• La solución negociada de CA re-quiere necesariamente un equilibriode fuerzas y el ejercicio de una cul-

tura democrática. En nuestro país elCA en general no es administrado,pues el conflicto supone actoresiigguuaalleess, es decir, con recursos depoder e información equivalentes,mientras que en Bolivia el Estadotiende a definir las reglas en favor delos grupos hegemónicos en el poder,pues como, señala Guimaraes(1995), cuando se refiere al CA enAmérica Latina (AL), “si se llega aconflictos irresolubles, en AL, el máspoderoso es el que gana”; por tanto,no hay negociación, no hay admi-nistración del conflicto.

• Los CA son interdisciplinarios en sutratamiento, pues los afectados nose quejan solo de impactos ambien-tales negativos, sino también deotros impactos sociales, económi-cos, salud, etc.

3. Génesis y desarrollo del CA

Un iimmppaaccttoo aammbbiieennttaall producidopor determinadas actividades productivas,se transforma en pprroobblleemmaa aammbbiieennttaall ((PPAA))cuando hay ccoonncciieenncciiaa que respalda sudiscusión pública4. Esta conciencia inclu-ye cierto grado de ((ddeess))iinnffoorrmmaacciióónn sobreel impacto y su interpretación a la luz dedeterminados iinntteerreesseess y vvaalloorreess;; eell ccoonn--tteexxttoo ssoocciiaall yy ccuullttuurraall es importante en ladefinición de estos intereses y valores.

Lo que define un CA es que, si el PAestá identificado, debe existir un grupo or-ganizado

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“que considere que su posible solu-ción está siendo obstaculizada porotros grupos, ya sea porque son res-ponsables de generarlo, porque ladecisión de resolverlo depende deello o porque no han entregado lainformación necesaria” (CIPMA1995:2).

Es decir, el PA se transforma en ccoonn--fflliiccttoo aammbbiieennttaall ((CCAA)) cuando la comuni-dad ssee oorrggaanniizzaa para hacerle frente o resis-tir. El CA puede ser a nivel local, regional onacional; de su dimensión se explica enparte la complejidad del CA. La resoluciónde CA implica procesos de negociación,pero ninguna de las partes negociará si noestá en condiciones de hacerlo, pues la nnee--ggoocciiaacciióónn iimmpplliiccaa uunn eeqquuiilliibbrriioo ddee ffuueerrzzaassmmíínniimmoo..

Existen tres tipos de resolución deCA, en términos de salida al conflicto es-pecífico, aunque no necesariamente a laespiral histórica de éstos:

11.. ssaalliiddaa ““jjuuddiicciiaall””. Recurso legalque busca acelerar la negociación;práctica muy común entre los movi-mientos ambientalistas. Lo positivoes que dan salidas obligatorias eirreversibles

22.. ssaalliiddaa ffuunnddaammeennttaalliissttaa.. Posicio-nes de “todo o nada”, una de lascuales finalmente triunfa (funda-mentalismo ecológico o económi-co, aunque lo normal es que triunfe

la segunda). Fundamentalistas prin-cipalmente por la falta de equilibriocon que se defienden unas a expen-sas de las otras. Es favorecida por elcentralismo político (CIPMA1995:20-21).

33.. SSaalliiddaa ppoorr ccooooppttaacciióónn.. Las partesno reconocen estar negociando, porestar convencidas de imponer supunto de vista, y no estar seguros dela conveniencia de negociar formal-mente. Los puntos de discusión noestán claros; de ahí que se tiende ahablar de temas para compensar im-pactos ambientales (educación sa-lud); es un abono apropiado paraprácticas clientelistas y paternalistas(Sabatini 1996).

En un contexto democrático se bus-ca la Solución Negociada a los ConflictosAmbientales (SNCA)., donde se pretendeque todas las partes se beneficien mutua-mente.

“La negociación de un CA consiste,básicamente, en la implementaciónvoluntaria de instancias formales dediálogo entre las partes en disputa,para la búsqueda de acuerdos de so-lución que las beneficien a todas”CIPMA 1995:5).

Para la negociación es preciso la vo-luntad de las partes en conflicto y es nece-saria una instancia formal de encuentro.

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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4. El manejo de CA: un instrumento de ges-tión ambiental (GA).

Si entendemos la GA como un con-junto de acciones normativo-administrati-vas y operativas que deben ser impulsadasno sólo por el Estado, sino también, y fun-damentalmente, por la sociedad civil,orientada a la construcción de una socie-dad sustentable y a escala humana5, secomprenderá que llaa GGAA ffuunnddaammeennttaallmmeenn--ttee eess aaddmmiinniissttrraarr ccoonnfflliiccttooss (Guimaraes1995),, por tanto, una buena GA es el indi-cador de una buena administración deconflictos.

Por otro lado, la calidad técnica delas decisiones públicas debe complemen-tarse con su calidad política; de ahí que “lanegociación de disputas ambientales y laparticipación pública en el tema son tancruciales en materia de gestión ambiental”(Sabatini 1994:18).

5. CA y ecologismo popular.

En la relación entre pobreza y me-dio ambiente existen enfoques que atribu-yen a la pobreza como el principal causan-te de la degradación ambiental6; la reali-dad latinoamericana en realidad muestraque los problemas ambientales están vin-culados a un estilo de desarrollo dominan-te, que ha generado inequidad social y de-gradación ambiental.

Tomando en cuenta que el CA es lacristalización de movimientos socialesecologistas/ambientalistas, son dos las ten-

dencias generales que guían su accionar:el ecologismo de la abundancia y el ecolo-gismo de los pobres (Martínez Alier 1995).

El primero está referido a los movi-mientos y/o grupos donde sus demandasgiran en torno a lógicas proteccionistas,sean éstas especies amenazadas, o espa-cios naturales7; éste es un ecologismo pen-sado desde la prosperidad, preocupadopor mejorar fundamentalmente su calidadde vida.

Mientras, para los pobres, se tratamás bien de supervivencia, pues a mayorpobreza de la gente, ésta depende, másque de su capacidad de consumo, de losalimentos que ella misma obtenga de supropia agricultura, y para ello requierecondiciones ecológicas adecuadas (Martí-nez Alier en Fundación de Estudios Liber-tarios y Anarco sindicalistas [comp]1994:110):

“los movimientos sociales de los po-bres son luchas por la supervivenciay son por tanto movimientos ecolo-gistas en cuanto sus objetivos sonlas necesidades ecológicas para lavida: energía limpia y aire limpios,espacios para albergarse (MartínezAlier 1995:21).

En ese contexto, los pobres de laciudad y el campo protestan contra la iinnee--qquuiiddaadd en el acceso a los recursos RRNN ylos impactos ambientales que genera unaeconomía dominante, basada en la ganan-cia, promovida desde el Estado y el merca-

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do, y que contradice las economías tradi-cionales, basadas en el valor de uso y la re-ciprocidad. En fin, estas luchas socialesconstituyen la resistencia a uunnaa ddiissttrriibbuu--cciióónn eeccoollóóggiiccaa iinneeqquuiittaattiivvaa8,, en el accesoy uso de los RRNN.

El ecologismo popular se caracteri-za por defender el acceso comunitario alos RRNN, contra las amenazas del merca-do o el Estado, reacciona contra la degra-dación ambiental causada por la pobreza,el exceso de población y el intercambiodesigual; por otro lado, se observa un rolprotagónico de las mujeres porque su rolen la división del trabajo social tiene quever con oikos (lo doméstico), es decir, lareproducción de la unidad doméstica.

El ecologismo popular forma partedel reconocimiento de la existencia demúltiples actores sociales en las luchas so-ciales, articulados en su diversidad de ima-ginarios y demandas; el antiautoritarismode estos movimientos se basa en “la nega-ción de la jerarquía como principio estabi-lizador u ordenador, tanto en la naturalezacomo en la sociedad” (M Bockchin enFundación de Estudios Libertarios y Anarcosindicalistas [comp] 1994:45)

¡¡AAGGUUAA YYAA!!:: CCOONNTTEEXXTTOO EENN EELL QQUUEE SSEEDDEESSAARRRROOLLLLAA EELL CCOONNFFLLIICCTTOO

1. La escasez de agua potable en la ciudadde Cochabamba.

La ciudad de Cochabamba “...uncentro urbano de servicios extremadamen-te heterogéneos, enclavado en una comar-ca básicamente agrícola” (Ledo 1994:98),con una estrecha interrelación entre activi-dad mercantil urbana (formal, informal yclandestina) y economía campesina delentorno de la ciudad, donde la actividadindustrial es aún una actividad secundaria,ha sufrido un rápido crecimiento poblacio-nal: de 204.684 en el 76’ a 407.825 en el92’, con una tasa de crecimiento del 4.5%(Censo 92), traducido en un incremento enla demanda de servicios básicos, principal-mente el agua potable.

Si bien en el año 1976 el 57% de loshogares contaba con agua potable por ca-ñería, en el 92’ la cobertura alcanzaba al69% 9; en términos absolutos, ese año hu-bo 12.000 hogares más sin el servicio, queen los 70’(Ledo 1994:101). El otro aspectoes la inequidad en el beneficio del serviciopues como demuestra un estudio realizadopor encargo de SEMAPA, existe una ten-dencia a beneficiar con el servicio a zonasresidenciales más consolidadas, de ingre-sos más altos, con una correlación entremayor ingreso económico y conexión a lared pública10 (Idem 1994:102).

El consumo promedio per cápitatambién es un indicador de la asimetría so-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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cial de la configuración urbana de la ciu-dad de Cochabamba y por tanto en las di-ferencias de calidad de vida de la pobla-ción: se calcula que en esta ciudad se con-sume un promedio de 109 litros/día per cá-pita, mientras en zonas de mejores ingre-sos como el Nor Este, Casco Viejo y LaCancha el consumo de la red pública esmayor (172, 129 y 105 litros/día percápitarespectivamente), barrios del Sur comoHuayra K’hasa, Cerro Verde, San Miguel,Sebastian Pagador consumen 64 litros/díapercápita (Idem 1994:103); en síntesis “elagua que sobra al norte, es el agua que fal-ta al sur de la cordillera” (Laserna et.al1995:9).

2. Alternativas de solución a la escasez delagua potable.

Existen varias alternativas que sehan planteado los últimos años para en-frentar la crónica crisis de agua potable enla ciudad de Cochabamba, entre ellas sedestacan:

2.1. Misicuni

Este megaproyecto implica, en unaprimera fase, la explotación de parte de lacuenca a través del trasvase de los Ríos Ti-tiri y Serk’eta destinado fundamentalmentea satisfacer las demandas de agua potablede la ciudad de Cochabamba y eje de co-nurbación (Quillacollo y Sacaba); la se-gunda fase compromete ya la cuenca deViscachani y Putukuni, donde se incorpo-

raría el componente riego y energía eléctri-ca. Una de las debilidades es su alto costo,calculado en aproximadamente US 400millones, lo que tendería a su inviabili-dad11.

Por otro lado, Misicuni está insertoen el imaginario popular como el Proyectoque solucionará la mayoría de los proble-mas regionales, particularmente del Valle,de ahí que constituye un sueño largamen-te anhelado. Indudablemente ha sido ins-trumentalizado políticamente por los po-deres oficiales en función a las coyunturase intereses específicos, y en el conflicto deVinto Sipe-Sipe también encontraremos es-te rasgo.

2.2. Plan Maestro de Agua potable de SE-MAPA

El Plan Maestro (1995) es una pro-puesta estratégica guía, elaborado, comoreza el subtítulo, para el mejoramiento ins-titucional y de rehabilitación de sistemasexistentes de agua potable y alcantarillado.Constituye un documento importante paraentender las nuevas orientaciones de SE-MAPA como empresa de servicio público,por lo que vale la pena detenerse un mo-mento en su análisis, particularmente enlos aspectos relacionados al tema en estu-dio.

MMeettooddoollooggííaa nnoo ppaarrttiicciippaattiivvaa ddeeeellaabboorraacciióónn.. Para su elaboración, se con-trató al consorcio SEUREC BRGM SO-GREAH CGL, consultora francesa, dondetambién participaron profesionales bolivia-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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nos, quienes elaboraron los diagnósticos yformularon las alternativas y propuestastécnicas y financieras; una de sus debilida-des es que, a pesar de su carácter munici-pal como empresa descentralizada12, nose implementó ningún mecanismo de par-ticipación del protagonista principal delservicio, cual es el usuario común, el ciu-dadano cochabambino, donde pueda ex-presar sus expectativas, demandas e intere-ses respecto al servicio; mucho menos hu-bieron consultas a las comunidades y mu-nicipios donde se pretendía aprovechar losrecursos acuíferos; es decir, este Plan no hasido concertado con los diferentes actoressociales (AS) involucrados con la temática.Indudablemente, uno de los orígenes deconflictos por el acceso y manejo al recur-so se encuentra acá.

EEnnffooqquuee tteeccnniicciissttaa.. El rasgo escasa-mente participativo del Plan se explica porsu orientación excesivamente tecnicista; lapercepción del agua como satisfactor denecesidades humanas fundamentales, portanto como indicador de calidad de vida,está ausente en el documento; como se se-ñala en éste, el objeto social de SEMAPA se“limita a la prestación de los servicios deagua potable y alcantarillado en la ciudadde Cochabamba” mediante técnicas apro-piadas, garantizando la distribución deagua de buena calidad para preservar lasalud de los ciudadanos (Consorcio SEU-RECA-BRGM-SOGREAH-CGL 1995:3-4).Por tanto, el mejoramiento del servicio,desde la captación, almacenamiento, dis-tribución es considerado un problema fun-

damentalmente técnico, no social o políti-co; acá también encontramos, por tanto,un antecedente para la generación de con-flictos en el rubro.

LLaa nneeggoocciiaacciióónn ddee ccoonnfflliiccttooss.. Parael tema que nos ocupa, seguramente unode los más importantes, pues el Plan tieneuna estrategia para casos de “conflictosque derivan de la competencia entre variosactores económicos para el uso de recur-sos hídricos escasos” (SEMAPA 1995:4), yseñala explícitamente la necesidad de“procesos de concertación descentraliza-da” (Idem 1995:4), orientada a la conser-vación de los recursos naturales y para laadministración del aprovechamiento delrecursos básico por los principales usua-rios” (Idem 1995:4); hasta ahí va bien, pe-ro en seguida, contradiciendo este espíritu,manifiesta que

“La carencia de una concertaciónlocal eficaz conducirá a que SEMA-PA desarrolle una política propia en-focada hacia:• La protección de sus fuentes deabastecimiento de agua cruda paragarantizar la sostenibilidad del desa-rrollo y la recuperación de las inver-siones ejecutadas.• La comunicación externa hacialos usuarios que compiten con SE-MAPA para el aprovechamiento delas fuentes objeto de futuras inver-siones” (Idem 1995:4).

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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Es decir, la autoridad y la informa-ción, pero no el diálogo y el consenso,pues “el agua es propiedad de la Nación”,fundamentalmente.

EEll qquuee ccoonnttaammiinnaa ppaaggaa.. El Plan re-conoce el principio de que “el responsablede los disturbios al medio ambiente debepagar por los gastos que resultan de resta-blecer los equilibrios naturales” (Idem1995:5); este argumento será manejado enel conflicto, para garantizar que cualquieralteración que sufriera el ecosistema de lazona de influencia de los pozos a perforar,sería indemnizado por SEMAPA.

Como se sabe aún existe una polé-mica respecto a la validez de aplicar esteprincipio, tomando en cuenta la gran difi-cultad de valorizar o cuantificar las exter-nalidades producidas por un proyecto, ymás aún cuando se trata de daños ambien-tales irreversibles; este argumento fue utili-zado por el movimiento de resistencia alos pozos. El objetivo del Plan Maestro essatisfacer la demanda potencial de servicioantes del horizonte del 2015, con todos losrequisitos sanitarios vigentes (Idem1995:11); ¿Cómo hacerlo? he ahí el dile-ma.

Tomando en cuenta que el 55% delos recursos utilizados actualmente provie-nen de aguas subterráneas, el Plan buscarealizar algunas modificaciones importan-tes, como se resume en el Cuadro No 1.

Un incremento del 8%13 en el apro-vechamiento de las aguas superficiales( S E U R E C A - B R G M - S O G R E A H - C G L

1995a:20); este tema sería motivo de dis-cusión durante el conflicto, pues los técni-cos de los agricultores consideran que laestrategia del agua en Cochabamba debíabasarse en el aprovechamiento de aguassuperficiales y galerías filtrantes, este últi-mo ni siquiera considerado por el Plan.

Diversificación en ambas fuentes deaprovechamiento; a nivel de aguas subte-rráneas se amplía hacia Tiquipaya y la Lla-ve (Pairumani), mientras que en fuentes su-perficiales se habla de Angostura, Misicu-ni, San Miguel; es decir, se amplía el es-pectro de Actores Sociales (AS) que po-drían ser beneficiados o afectados, consti-tuyendo potenciales escenarios de conflic-to.

Los nuevos aportes de aguas subte-rráneas, en general provienen de pozos se-miprofundos y profundos (SEURECA-BRGM-SOGREAH-CGL 1995a:22).

Para paliar el racionamiento entrelos conectados a la red de SEMAPA, el Planenfatiza “la implementación masiva defuentes subterráneas” (Idem 1995:22), deacuerdo a la siguiente distribución:

Llama la atención que el 71% de laproducción de agua potable provendría defuentes subterráneas, donde el campo depozos de Vinto ocupa el segundo lugar enimportancia..

Existe un Estudio de Impacto Am-biental (EEIA) de las acciones del Plan Ge-neral, donde, como señala el documento“sólo los principales impactos de los pro-yectos son evaluados” (SEURECA-BRGM-SOGREAH-CGL 1995b:55), recomendan-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Capítulo II: Experiencias y Casos

FFuueenntteess ddee aagguuaa HHooyy PPllaanniiffiiccaaddooPPrroodd:: 550000 llttss//sseegg** PPrroodd:: 22993355 llttss//sseegg

Suubbtteerrrráánneeaass Campo noroeste (Paso) 40% Campo Noroeste (Paso) 19%Campo Vinto 12% Campo Vinto 10%Otros subterr. 4% Campo Norte (Tiquipaya) 12%

Campo Oeste (La Llave) 5%TOTAL 56% TOTAL 46%

SSuuppeerrffiicciiaalleess Escalerani 25% Escalerani 14%Wara Wara 16% Wara Wara 3%Otros superf. 3% Angostura 9%

Misicuni 16%TOTAL 44% Otros superf. 10%

TOTAL 52%San Miguel 10%**

FUENTE: elaboración propia en base a SEURECA-BRGM-SOGREAH-CGL 1995a:19-20(*) El dato es para el año 1993; actualmente se tiene una producción de 720 lt/seg (G. Méndez, gerente deSEMAPA, en exposición ante Consejo Municipal 4-IV-96).(**) El proyecto San Miguel se plantearía como alternativa en caso de que Misicuni no se materialice an-tes del 2005 (SEURECA-BRGM-SOGREAH-CGL 1995a:23)

CCuuaaddrroo NNºº 11

FUENTE LUGAR

Agua subterránea Noroeste 35%Vinto 27%Norte 9%

Agua superficial Escalerani 18%Wara Wara 8%Norte 9%Otros superf. 3%

CCuuaaddrroo NNºº 22

Fuente: SEURECA-BRGM-SOGREAH-CGL 1995a:22

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do por tanto la necesidad de “considerar amayor detalle y profundidad, un estudio deimpacto ambiental por cada uno de losproyectos” (Idem 1995:58), trabajo que nofue realizado.

Para el caso de las aguas subterrá-neas, el documento señala la posibilidadde afectar a pozos vecinos, expresandotextualmente “la captación podría bajar elnivel de las napas freáticas, por debajo dela profundidad efectiva de muchos pozosexistentes, en la vecindad de los pozospropuestos” (Idem 1995b:62). Luego de re-sumir tres escenarios de explotación de po-zos y analizar sus probables impactos, elEEIA llama la atención sobre las precaucio-nes técnicas a tener en cuenta al perforarlos pozos. Además de no especificar losprobables impactos ambientales, no dicenada respecto a los impactos sociocultura-les, económicos (SEURECA-BRGM-SO-GREAH-CGL 1995b:63)

Por otro lado, el EEIA, metodológi-camente no toma en cuenta en absoluto laparticipación ciudadana y campesina en elestudio, pues al involucrar en el proceso alos beneficiarios y/o víctimas del Plan nosolo se ganaría en rigor técnico, sino ga-rantizaría la legitimidad del documento,pues el EEIA tendría también un carácterconcertado14; en síntesis el EEIA no es uti-lizado dentro el “Plan...” como instrumen-to de gestión ambiental.

2.3. Corani

Aunque no incluido dentro el PlanMaestro, luego de la capitalización de EN-DE los nuevos socios desempolvaron unantiguo estudio realizado por técnicos dela empresa donde se analiza la factibilidadde aprovechar las aguas de la Laguna deCorani para satisfacer las demandas deagua potable de la ciudad de Cochabam-ba; aparentemente sus ventajas comparati-vas y cantidad del recurso susceptible deser explotado hace interesante el proyecto,y actualmente es evaluado por SEMAPA.Durante el conflicto la posibilidad de Co-rani es mencionada por el CDRRHH en lasnegociaciones, como alternativa a los po-zos, aunque sin llegar a acuerdos específi-cos.

3. La coyuntura regional en el momentodel conflicto.

El contexto en el que surge el con-flicto se caracteriza por tres factores que deuna u otra manera orientaron el desarrollode éste, determinando, en muchos casos,ciertas actitudes y posiciones de los AS,principalmente de la ciudad, en el conflic-to.

3.1. Movilizaciones por Misicuni

El segundo semestre de 1994, los lí-deres cívicos y regionales inician una cam-paña para el inicio de obras del “eterna-mente” postergado Proyecto Múltiple Misi-

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cuni, tanto que a fines de Agosto el gobier-no municipal de la ciudad de Cochabam-ba anuncia la construcción del túnel detrasvase de los Ríos Titiri y Serkheta, conrecursos propios y regionales, al margen delas decisiones del poder central; las organi-zaciones sociales y cívicas apoyan laidea15, pues se consideraba que había lle-gado el momento de hacer realidad el“añorado sueño”. Luego de un proceso denegociación con el gobierno central, se de-cide iniciar la primera fase, a partir del 95,con fondos del gobierno italiano.

3.2. Sequía y racionamiento de agua

La sequía también constituye unaconstante climatológica del valle cocha-bambino, atribuible sin duda, a modifica-ciones del régimen hídrico en la región,debido a un irracional manejo de losRRNN16. 1994 no fue la excepción, y lapercepción de que “Cochabamba se mue-re de sed” estaba presente en los diferentessectores y organizaciones sociales, pueslos sistemas de aprovisionamiento de aguapotable y riego, como La Angostura, Esca-lerani, Laka Laka y otras fuentes naturalesde abastecimiento en la zona de la Cordi-llera, habían disminuido ostensiblementesus caudales (LT 2-XII-94).

Para 1994, se calculaba que el ra-cionamiento promedio del agua potable enla ciudad de Cochabamba llegaría a 49.8lt/h/día, pues mientras el consumo prome-dio llegaba a 104.2 lt/h/día, el consumodeseado alcanzaba a 144 lt/h/día.

Entre los meses de Octubre y no-viembre SEMAPA y CORDECO repartenagua gratuitamente en varios barrios peri-féricos (OP 4-X-94); el Alcalde Reyes Villaexpresaba que las demandas ciudadanaspor agua eran constantes:

“los vecinos -según señalaba- hanemplazado al alcalde a tomar deci-siones urgentes como Presidente deldirectorio de SEMAPA...(pues) el ra-cionamiento ha llegado a extremos(OP 23-IX-94).

Por su parte, el Comité Cívico con-minaba a SEMAPA ofrecer a partir de 199513 a 15 horas de agua a la población, po-niendo en servicio nuevas fuentes de pro-visión de agua potable, entre ellas la perfo-ración de pozos profundos (LT 4-X-94).

A nivel del agua para riego la situa-ción era similar; una nota de prensa seña-laba, a propósito de la sequía, que Cocha-bamba, es ya zona “de y en” desastre, concaracterísticas inéditas para el departa-mento en los últimos diez años (LT 8-XI-94). La Prefectura del Departamento movi-lizaba al Comité de Defensa Civil y algu-nas ONG’s, para socorrer a las comunida-des rurales de Cochabamba afectadas porla prolongada sequía (LT 4-XI-94).

Es decir, existía un ambiente tensoprevio respecto a la problemática del agua,traducido en una demanda colectiva ciu-dadana de soluciones a la crónica escasezde agua, en plazos cortos; por tanto las au-toridades responsables (SEMAPA, CORDE-

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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CO, Prefectura, HAM) estaban presionadasa dar alternativas y salidas de corto plazo.

La alternativa de los pozos, al mar-gen de estar contemplada en el Plan Maes-tro, también se explica por esta presión so-cial de soluciones coyunturales.

CCrroonnoollooggííaa ddeell ccoonnfflliiccttoo

La reconstrucción de la genealogía ydesarrollo del conflicto de los pozos pro-fundos está basada principalmente en dosfuentes de información, el testimonio oralde los principales protagonistas e informa-ción hemerográfica de la época. Coheren-te con la metodología de historia oral utili-zada, el presente capítulo es un esfuerzopor describir y explicar, más que los he-chos “objetivos” (tal como realmente suce-dieron), las múltiples y frecuentementecontradictorias percepciones de los actoresrespecto a los hechos, pues éstas han ge-nerado “efectos de verdad”, por tanto hanproducido realidades

Para los propósitos del estudio inte-resa conocer como a partir de estas per-cepciones y lecturas del conflicto, los dife-rentes sectores sociales han asumido deter-minados roles y comportamientos, apos-tando por uno u otro bloque en conflicto(gobierno y CDRRHH).

1. La tradición agrícola de Vinto y Sipe Si-pe en el imaginario colectivo

El principal aspecto destacado porsus habitantes, es la tradicional vocación

agrícola y abastecedora de productos agrí-colas.

“Vinto y Sipe Sipe son lugares deproducción agrícola, cuya produc-ción se comercializa en Cochabam-ba, La Paz, Potosí, Oruro y Centrosmineros (...), donde destaca la horti-cultura, que da ocupación a una po-blación aproximada de 37000 per-sonas; de subsistencia para esta po-blación. Aquí el terreno tiene un al-to precio de mercado, por su pro-ductividad, el m2 está valuado en 15a 20 US. (C.Fernández).Este paisaje “casi paradisíaco” (Z.

Valenzuela) era posible por la abundanciade agua, pues la gran humedad del suelogarantizaba la permanencia del líquidoelemento, aun en época seca, en los “jutu-ris” (vertientes) y pozos artesianos, hoy ca-si desaparecidos.

“El único lugar donde aún se pue-den observar pozos artesianos es enSipe Sipe, en Vinto no existen y enQuillacollo han desaparecido com-pletamente... antes a 50 mts teníansurgencia y volúmenes considera-bles de agua; actualmente estos po-zos se encuentran totalmente secos”(R.Ramírez).

Paulatinamente el agua se ha torna-do escasa, tanto por la sequía como por lasobreexplotación del recurso.

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Los campesinos se preguntaban por-que los manzanos y viñedos “silves-tres” estaban desapareciendo; estose debía al descenso del nivel freáti-co en toda la región, especialmenteen la zona de Vinto” (R. Benavidez).

Por tanto, la defensa del agua se haconvertido en un principio fundamentalpara las comunidades y centros pobladosde la zona, pues consideran que de elladepende su supervivencia.

“Si permitiéramos la perforación depozos, nuestros terrenos tendríanque valuarse con los precios que tie-nen en Punata, Cliza o Tarata, don-de el m2 está a 0.1 ó 0.2 ctvs. de US.Por lo que es una cuestión de vida,o de deterioro de la calidad de vidade los comunarios de la región.

La población de Mallco Rancho,Mallco Ch’api, Payacollo, SauceRancho es muy numerosa, dondecada comunario tiene alrededor deun cuarto de Ha de terreno, con loque sobreviven y mantienen a su fa-milia. Por ello es que esta gente es-taba dispuesta a defender con su vi-da la no perforación de pozos pro-fundos ya que el proyecto de SEMA-PA había seleccionado precisamen-te esta zona para extraer sus aguassubterráneas. Pues lo que estabandefendiendo era su único capital devida, ya que una vez devaluado su

terreno, no tendrían ya ningún capi-tal” (C. Fernández).

2. Las batallas previas: antecedentes direc-tos del conflicto

La “Guerra de los Pozos” en reali-dad es la continuación de previos movi-mientos de resistencia a la explotación deaguas subterráneas, particularmente en lazona de Vinto; donde se destacan:

PPeerrffoorraacciióónn ddee ppoozzooss eenn VViinnttoo:: ddéé--ccaaddaa ddeell 7700.. La perforación de pozos en lazona habría empezado ya en la década del60, a través de YPFB, aunque con resulta-dos negativos(R. Ramírez).

Pero el año 1977, durante el gobier-no de Banzer, SEMAPA realiza la perfora-ción de una batería de pozos semiprofun-dos, en la zona de Vinto, para aprovisionarcon agua potable a la ciudad de Cocha-bamba.

“Nosotros actualmente aún sufrimoslas consecuencias de la perforaciónde pozos de 1977, año en que SE-MAPA perforó en Vinto 10 pozos auna profundidad de 120 mts, duran-te el régimen dictatorial de Banzer”(R. Benavidez).

Ese momento, los vinteños, no solointernalizan los impactos ambientales, sinoque a través del Comité Pro Vinto, se mo-vilizan oponiéndose a la estrategia de SE-

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MAPA, haciendo recuerdo que ya YPFBhabía prometido que:

Se nos garantizaban que los pozosexistentes en Vinto no secarían con las per-foraciones realizadas en la batería de po-zos.

En caso de secar alguno lo reempla-zarían inmediatamente por otro”.

Que realizarían estudios técnicosque garantizaban el conocimiento de queno habían intercomunicaciones entre lasdiferentes napas de agua”

(Nota de C. Cívico Pro Vinto a SE-MAPA Y YPFB: 22-XI-1977) y denunciandoque ninguno de los compromisos se cum-plió:

Las palabras del entonces Gerentede SEMAPA, Crnl. Edgar Claure Paz, tam-bién vinteño, en una de las reuniones denegociación, grafican muy bien la percep-ción de esta institución sobre el potencialhídrico de la zona:

“en una reunión muy concurrida de-cía “señores vinteños, Uds. están enun colchón de agua, hay que perfo-rar nomás... tienen agua por demás[...], pero a la largo no había sidoasí, ya no había sido colchón deagua, había sido colchón de paja,porque no hay agua en Vinto” (Z.Valenzuela).

Fruto de la presión se logra firmarun convenio por el cual SEMAPA se com-prometía a:

• garantizar el normal y total abasteci-miento de agua a la población deVinto, mediante la instalación de lamatriz principal que viene de la ciu-dad de Cochabamba, al sistema delcentro poblado.

• solucionar inmediatamente cual-quier desperfecto del sistema.

Pero, como dice Z. Valenzuela, tam-bién representante cívico entonces,

“en los 17 años no hemos visto na-da”:Por otro lado, hubo engaño en lasayudas ofrecidas:“Nos querían dar un pozo para usoexclusivo de Vinto; hecho el análisisdel agua, resultado es que era lapeor agua de los restantes pozosexistentes”17 (Z. Valenzuela).

Los resultados han sido por demásgraves:

- La desaparición de pozos de aguapotable, de donde se proveía la po-blación de Vinto, a las pocas horasde iniciado el bombeo de agua aCochabamba de los 10 pozos men-cionados.

- A pesar que en esa oportunidad lostécnicos de SEMAPA nos explicaronque estos pozos no afectarían lospozos con 20 mts. de profundidad yaguas superficiales, esto fue falso.

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- Las vertientes naturales o “juturis”que existían en buen número en lazona, al cabo de 4 años desapare-cieron casi completamente ; [...]hoy esas vertientes “apenas, ape-nas” después del periodo de lluviaspermanecen hasta el mes de Julio.

- Nuestros cultivos en Vinto ahora sontemporales, porque tenemos que es-perar la temporada de lluvia.. dismi-nución de la producción agrícola;antes exportábamos nuestros pro-ductos a gran parte del país; Hoyimportamos verduras de Oruro”. (Z.Valenzuela)

AAññoo 11999922:: NNuueevvaass mmoovviilliizzaacciioonneess

En 1992, nuevamente SEMAPA in-tenta perforar pozos en la zona.

“donde ambas poblaciones (Vinto ySipe Sipe) optamos la decisión deoponernos y resistir” (R. Benavidez).

Ese se organiza El comité de Defen-sa de los Recursos Hídricos de Vinto, conel apoyo de18 autoridades municipales yorganizaciones sociales de Quillacollo, Ti-quipaya, Sipe Sipe, Colcapirhua.

En una carta abierta de 11-IX-95,(ver Anexo), las localidades de Vinto y Ti-quipaya “REAFIRMAN la posición de NOPERMITIR MAS PERFORACIONES DE PO-ZOS”, denuncian los intentos de divisiónde las comunidades por parte de las auto-ridades y censuran “la actitud entreguista

de algunas autoridades de El PASO, queatentando contra los intereses de sus co-munidades y sin ningún respaldo tienen“convenios” con SEMAPA”.

La presión aparentemente tuvo éxi-to, pues como señala R. Benavidez.

“paralizamos estas intenciones deSEMAPA y quedó sin efecto la perfo-ración de pozos” (R. Benavidez).

Lo que enseñan los hechos previosal conflicto mayor y las percepciones delos pobladores respecto a su entorno deorigen, se puede resumir en lo siguiente:

11.. En el imaginario colectivo de lospobladores de Vinto y Sipe Sipe, lavocación agrícola de la zona estaasociada a la abundancia de hume-dad y agua, rasgo productivo que seestaría perdiendo producto de la in-discriminada perforación de pozospor parte de SEMAPA y YPFB.

22.. En general no se observa, entrelos argumentos para oponerse a laperforación, consideraciones am-bientales profundas; se tiende a en-fatizar la satisfacción de necesida-des de subsistencia; ésta aparecerárecién en el conflicto mayor.

33.. Otro código discursivo utilizadoes la propiedad del recurso; Vintosería “por naturaleza la poseedoradel líquido”, argumento que, como

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vemos luego, también será utilizadopor la oposición, la perforación depozos, esta vez profundos.

44.. La solución de 1977, es posibleasumirla como una salida “porcooptación” en la medida que acambio de la batería de pozos, SE-MAPA se compromete a implemen-tar una serie de beneficios al pueblode Vinto; por lo demás, a los repre-sentantes no les quedaba otra, pueslos hechos estaban consumados (es-to es, los pozos habían sido ya per-forados); previendo esto, el movi-miento de 1994-95 se adelanta a loshechos y resiste cualquier tipo deperforación.

55.. Cuando surge el conflicto del 94-95, se pone en funcionamiento unamemoria colectiva de los conflictospasados, que impulsará indudable-mente la gran movilización de la zo-na.

3. Orígenes y desarrollo del conflicto de1994-95

3.1. Causas directas e inmediatas

La tercera semana de septiembre de1994, SEMAPA aprueba el Plan Maestro deAgua Potable y Alcantarillado, donde se“presenta el conjunto de escenarios o alter-nativas de solución de lo que es el abaste-

cimiento de agua potable”, entre ellos lospozos profundos (OP 21-IX-94); una sema-na antes había anunciado, frente el déficitde agua en la ciudad, entre otras medidasde corto plazo como la rehabilitación de labatería de pozos en Vinto, Muyurina y ElPaso, la licitación de un pozo de “600 mtsde profundidad en la zona de Vinto, comoparte del Plan Maestro de SEMAPA” (LT 14-IX-94).

Luego de una licitación pública seanunciaba que como parte de la estrategiade corto plazo, del Plan Maestro, la Empre-sa norteamericana Leyne Wsterl Company,realizaría la perforación, por un costo de1’095.000 US; los estudios habrían planifi-cado la perforación “con criterio conserva-cionista y ....de no interferir a los que ac-tualmente utilizan el agua subterránea enel Valle Central” (OP 23-IX-94).

Justamente, durante las fiestas de-partamentales, el Presidente Sanches deLozada, reflejando el optimismo estatal enlos beneficios de los pozos profundos, du-rante la sesión de honor del Consejo Muni-cipal, expresa que mientras llegue Misicu-ni “se debe continuar con proyectos com-plementarios como la perforación de po-zos profundos para solucionar el problemadel agua en Cochabamba”; considera que

“Dios ha sido bondadoso porquehan sido identificadas importantesreservas acuíferas que pueden desa-rrollarse en el tiempo que demorarála ejecución de Misicuni”18.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Y Goni va más allá, pues concibeque si “los acuíferos solucionan el proble-ma del agua para la población, Misicuniestaría destinada al riego y energía eléctri-ca (LT 14-IX-94).

En síntesis, la aplicación del PlanMaestro de SEMAPA en su estrategia decorto plazo, muestra un optimismo desbor-dante respecto a sus potencialidades pro-ductivas y ambientales. Pero, tomando encuenta que este Plan no fue concertado,pues la población no participó en su ela-boración, la respuesta, en este caso de lascomunidades afectadas, no se hizo espe-rar: la última semana de septiembre de1994, varias organizaciones sociales y pro-ductivas, luego de una asamblea en la co-munidad de Mallco Chapy deciden opo-nerse a la perforación del pozo profundo,“si es posible con la vida misma”19, y seorganiza un Comité de Defensa conforma-do por Alcalde, concejales. dirigentes debase. Comités Cívicos:

“Anoticiados de esto, nos reunimosen Mallco Ch’api, donde se confor-mó el “Comité de Defensa” en con-tra de los pozos” (Z. Valenzuela)

“El comité se organiza en base delas subcentrales campesinas, dondeexisten una centena de cooperativasde microriegos con 20 pequeñospozos filtrantes, surgentes y semisur-gentes, las cuales se organizan juntoa los módulos lecheros. El Comitérepresentaba a todas las actividades

económicas de la región” (C. Fer-nández).“Al propagarse los rumores (paraperforar los pozos profundos), lascomunidades se levantaron y se or-ganizaron, se realizaron reunionesen Mallco Ch’api ; se comentabaque la maquinaria ya estaba lista...;una vez que confirmaron las inten-ciones de perforar pozos, se organi-zaron comisiones, se contrataronabogados” (E. Céspedes).

Allá declaran que “no permitirán alpersonal de SEMAPA ni de ninguna otrainstitución la iniciación de estudios o tra-bajos comprendidos en la jurisdicción delas poblaciones de Vinto y Sipe Sipe” (LT27-IX-94); de esta manera se inicia la ma-dre de las batallas en la denominada “Gue-rra de los Pozos”.

3.2. Etapas y hechos más importantes delconflicto

El desarrollo del conflicto de los po-zos profundos en Vinto y Sipe se inicia laúltima semana de marzo, cuando se iniciala perforación del pozo en El Paso, desis-tiendo, por lo menos coyunturalmente, laopción de Mallco Rancho.

Es posible dividir los seis meses deduración del conflicto en tres etapas, enfunción a su intensidad:

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

CCuuaaddrroo NNºº 33GGuueerrrraa ddee llooss ppoozzooss.. EEttaappaass ddeell ccoonnfflliiccttoo

EEttaappaa yy dduurraacciióónn CCaarraacctteerrííssttiiccaass

1ra. ETAPA. Spte/94 -En/95 Se anuncia la aplicación de Plan Maestro en su dimensión de cor-to plazo, con el inicio de la perforación de un pozo en la zona deMallco Rancho; primeras movilizaciones de Vinto y Sipe Sipe; ini-cio de negociaciones con Alcaldía de Sipe Sipe.

2ra. ETAPA. Feb/95-Mar/95 Acuerdo SEMAPA- Alcaldía Sipe Sipe, aceptando perforación delpozo, a cambio de algunos beneficios a la zona; comunidades ape-drean Alcaldía rechazando el convenio. Inicio de bloqueo a vía deacceso al área de perforación. Negociaciones entre autoridades, re-presentantes y asesores de las poblaciones afectadas. Un comitetécnico intersectorial (gobierno y población), presenta un informenegativo de la perforación.

3ra. ETAPA. Ab/95- A pesar de oposición inicial de pobladores, se inicia perforacióndel pozo profundo en El Paso, en terrenos del Ejercito, bajo res-guardo policial. Se logra un acuerdo con pobladores, donde ellosrecibirán algunos beneficios en obras e infraestructura.

CCuuaaddrroo NNºº 44 LLaa gguueerrrraa ddee llooss ppoozzooss sseeccttoorreess ssoocciiaalleess ss//gg eell ggrraaddoo ddee ccoobbeerrttuurraa ccoonn llaa pprreennssaa eessccrriittaa

SSeeccttoorreess ssoocciiaalleess TToottaall

1. Gobierno 29.32. SEMAPA 193. Comité de defensa de RRHH de Vinto-Sipe Sipe 31.34. Prensa (colunmnistas) 5.45. Ambientalistas 8.16. Ingenieros 3.17. Organizaciones sociales, cíclicas de la ciudad de Cochabamba. 2.78. Gobiernos municipal 0.49. Iglesia 0.4

TOTAL 100

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AAnnáálliissiiss ddeell ccoonnfflliiccttoo

1. Los Actores Sociales Fundamentales

A lo largo de la “Guerra de los Po-zos” se constituyen dos actores socialesfundamentales, al interior de los cuales seobservan diversos sectores que coincidenen determinados aspectos respecto a laproblemática del agua y sus estrategias desolución, a pesar de diferencias ideológi-cas que pudieran existir:

El bloque gubernamental, confor-mado principalmente por SEMAPA, COR-DECO, Prefectura del Departamento, a loscuales se adhieren, en muchos casos pasi-vamente el Comité Cívico, FEJUVE, COD,Sociedad de Ingenieros de Bolivia, filialCochabamba (SIB), jerarquía eclesiástica,gobierno municipal, brigada parlamenta-ria, medios de comunicación social y auto-ridades municipales del área de influenciadel conflicto pertenecientes al oficialismo(principalmente MNR).

El CDRRHH de los Valles Bajo yCentral, organismo que logró aglutinar alconjunto de la población rural y urbana deVino y Sipe Sipe, junto con sus organiza-ciones sociales, religiosas20, cívicas y pro-ductivas representativas; a ellas se adscri-ben organizaciones campesinas y cívicasdel valle bajo y central, munícipes nocomprometidos con el oficialismo, laFSUTCC y ambientalistas urbanos.

1.1. Percepción del proyecto y sus impac-tos

En el bloque gubernamental las per-cepciones del proyecto y sus impactos gi-ran en torno a los siguientes aspectos:

• SEMAPA, como institución munici-pal descentralizada, ha elaborado elPlan Maestro para el abastecimientode Agua Potable a la ciudad de Co-chabamba, con el propósito de en-frentar la crónica escasez de aguapotable en la ciudad.

• La estrategia de corto plazo del Planesta basada fundamentalmente en laexplotación de aguas subterráneas,principalmente mediante la perfora-ción de pozos profundos, con losque se solucionará casi inmediata-mente el déficit de agua potable enla ciudad.

• La perforación de pozos es compati-ble con el Proyecto Múltiple Misicu-ni, esta última considerada comosolución de mediano plazo.

• Los estudios para la perforación depozos han sido realizados por unaconsultora experta en el ramo, utili-zando tecnología de punta para estetipo de estudios.

• El Plan Maestro cuenta con un Estu-dio de Impacto Ambiental, con locuál se llenan los requisitos exigidospor Ley. En el caso de los pozos es-tá demostrado que la perforación noafectará el ecosistema del entorno,

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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ni secará los pozos de menor pro-fundidad; a pesar de ello se conside-ra que el primer pozo tendrá un ca-rácter exploratorio, para evaluar losprobables impactos.

Por su parte el actor social CDRRHHtenía una visión diferente del proyecto, ex-presado particularmente a través de susasesores técnicos:

• La historia ambiental de la zona enlos últimos 30 años muestra que laperforación de pozos semiprofun-dos por parte de SEMAPA tuvo efec-tos negativos sobre la calidad am-biental de la zona, provocando eldesecamiento de los pozos artesia-nos y la pérdida de humedad delecosistema.

• El estudio realizado por la consulto-ra francesa no cuenta con el EEIA es-pecífico; sólo se ha realizado una si-mulación de los probables riesgosambientales mediante modelos ma-temáticos, sobreestimando el poten-cial hídrico de la zona.

• Los costos del estudio y la perfora-ción de los pozos profundos sonmayores a otros similares realizadosen el exterior del país: “La perfora-ción de pozos profundos era un ne-gociado porque estaban sobredi-mensionados” (C. Fernández)21.

• La explotación de aguas subterrá-neas no es una alternativa para la re-gión, por los altos costo de manteni-

miento, la mala calidad del agua pa-ra consumo humano22, riesgos am-bientales que supone y el peligro deprovocar procesos sísmicos en lazona.

• La perforación de pozos profundosconstituye un mecanismo para dis-traer la ejecución del proyecto múl-tiple Misicuni.

• Existen otras alternativas, ambienta-les y económicamente sostenibles, ala perforación de pozos profundos,como la construcción de galerías fil-trantes y la explotación de aguas su-perficiales de la cordillera.

1.2. Posiciones e intereses de los actoressociales fundamentales en el conflicto.

Durante el conflicto, los dos actoressociales fundamentales presentan posicio-nes encontradas y que obstaculizaron unasolución concertada:

El bloque gubernamental tiende aentender el diálogo a partir del cumpli-miento de las disposiciones legales, comoaquella que dispone las aguas como pro-piedad estatal, y empecinarse en expresarque los pozos son la principal alternativade corto plazo, además de que no existenexternalidades ambientales negativas consu perforación y explotación.

Por su lado los agricultores, a travésdel CDRRHH consideran que la perfora-ción, no solo tendrá un sobreprecio, sinoque traerá consigo una catástrofe ecológi-ca, que va desde cambios climáticos, has-

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ta procesos sísmicos; por otro lado, sostie-nen que existen otras alternativas a los po-zos en el corto plazo, como las galerías fil-trantes.

Entre los factores que explican lasposiciones e intereses totalmente contra-dictorios entre ambos actores sociales fun-damentales, son:

11.. El deficiente sistema de informa-ción y comunicación por parte de SEMA-PA hacia la población, tanto de la ciudadcomo de las zonas afectadas con la perfo-ración, respecto al proyecto;

• El desconocimiento de los alcan-ces y lineamentos del Plan Maestro de SE-MAPA, pues éste no había sido elaboradoen forma concertada y participativa.

• La incertidumbre de si el pozo aperforar era de exploración y/o explota-ción; en la recta final de las negociacionesSEMAPA recién reconoce que el pozo erade explotación.

• La ambigüedad en la explicaciónde los probables impactos ambientales,pues nunca pudieron describir claramentelos efectos que iba a generar la perforaciónsobre el entorno.

• Los esfuerzos de SEMAPA y el go-bierno por convencer a la población fue-ron insuficientes, pues se partía del con-vencimiento que por encima de todo esta-ba el cumplimiento de la Ley.

Al no contar con una informaciónadecuada por parte de la entidad encarga-da, los campesinos, pero también los de-

más sectores sociales vinculados al bloquegubernamental, construyen su versión delos hechos sólo con los datos que poseen.

22.. Los campesinos asumen estas po-siciones basados también en la memoriahistórica local, pues luego de casi 20 añosde perforación de pozos semiprofundos enla zona, habían constatado los efectos desu explotación: desecación de pozos arte-sianos y “juturis”, reducción de la hume-dad del ambiente, por tanto un deteriorode sus bases productivas; por tanto, cuan-do se plantea la perforación de nuevos po-zos, el imaginario popular inmediatamen-te lo asocia con el pasado. SEMAPA en supropuesta no incorpora en absoluto la his-toria ambiental de la región, en relación alos recursos hídricos, mucho menos lacomprensión de esta historia por parte delos campesinos.

33.. La coincidencia de posiciones delos distintos sectores sociales articuladosen torno a la estrategia de SEMAPA, se ex-plica fundamentalmente por la escasez deagua potable, seguramente uno de losprincipales problemas urbanos de Cocha-bamba; por tanto, confiando en la infor-mación de SEMAPA (“los pozos son la úni-ca alternativa de corto plazo y su explota-ción no provoca impactos”), los distintossectores sociales se empecinan en apoyarlas disposiciones gubernamentales.

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44.. Pero también se observa en lasautoridades gubernamentales la cristaliza-ción del espíritu modernizador a ultranzaque caracteriza la época; como es urgentepara el país articularse al mundo globali-zado, a riesgo de convertirnos en país “in-viable”, se considera que todo movimien-to o proceso social que reivindique lo lo-cal, lo micro posee una connotación ana-crónica, por tanto requiere embarcarla enel carro globalizador, por las buenas (eldiálogo) o las malas (la intervención mili-tar, estado de sitio)

55.. En el fondo, dentro los intereseslatentes en el conflicto, se percibe la con-tradicción entre dos visiones del agua:mientras para la estrategia gubernamentalésta constituye un factor de producción,pues su solución permitirá acelerar el desa-rrollo local y regional, en el movimientocampesino está presente, aunque no seaexplícitamente, una concepción del aguaasociada a la vida: ellos están luchando,en última instancia, para que “no muera lazona” paisajística y productivamente, he-cho que obligaría a la población migrar aotra región.

66.. La resistencia de los campesinosa la perforación de pozos aparece comoun movimiento “premoderno” pues esta-rían resistiendo al progreso y desarrollo dela región; El Ing Méndez se asombraba co-mo en pleno siglo XX.

“[...] época de avance tecnológico,conquistas espaciales, modernización de

las sociedades, aplicación de descubri-mientos científicos que facilitan la calidadde vida del género humano y dentro de es-tos parámetros la evolución de la concien-cia y la intelectualidad, Cochabamba con-tinúe postergando esta oportunidad decambio y progreso por la actitud negativade ciertos pobladores hacia planes y pro-yectos regionales que están siendo enca-minados” (OP 8-X-94).

Es evidente que en la lectura de lasautoridades gubernamentales la moderni-dad está asociada a alcanzar los niveles lo-grados por las sociedades industriales;frente a esta racionalidad modernizadora aultranza los vinteños/sipesipeños muestranun visión más integral del desarrollo, puesel agua está articulada a la vida, por tantoa todos los ámbitos de la vida social, am-biental comunitaria; en último término,nos están ratificando la posibilidad de otrasalterativas de desarrollo a partir de lo local,la posibilidad de varias modernidades.

1.3. Los medios de comunicación masivo:indicador del equilibrio de fuerzas.

Los media se adhirieron a la estrate-gia gubernamental, por tanto la cobertura alos distintos sectores sociales involucradosfue parcializada:

“Nos han criticado por la prensa;nos han dicho ‘son dos o tres políti-cos..que necesitan plata y son los

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únicos, hay que agarrarlos a esos ymeterlos adentro’. (Z. Valenzuela)

Hubo una desinformación muygrande, acicateados por interesescreados en contra de la región; la in-formación estaba muy controlada”(Roberto Vera)

Estos juicios se confirman analizan-do la cobertura de la prensa escrita a losdistintos sectores sociales involucrados enel conflicto, de uno y otro bando, durantelos meses que duró el conflicto:

El CDRRHH es el sector que recibemayor cobertura (31.3%), con el apoyo delos ambientalistas (8.1.%), alcanza a unacobertura del 39.4%; mientras el bloquegubernamental, es decir, los sectores socia-les que apoyan la propuesta de SEMAPAtienen una cobertura total del 60,7 %.

El tema revela aún mayor interés sianalizamos el tipo de comentarios y noti-cias que tiende a brindar la prensa escrita.Respecto a los primeros, varios columnis-tas lanzaron sus dardos contra el movi-miento de resistencia a la perforación;cuando las primera movilización hacia laciudad de Cochabamba, uno de ellos ex-presaba:

“[...] Tenía que ser en medio de estaangustiosa situación (la sequía y es-casez de agua en la ciudad), queuna persona se oponga a la perfora-

ción de pozos en la región de Vinto,promoviendo una marcha dizque‘por la vida y el agua’. Peregrinaocurrencia la del sujeto, quien notiene la menor idea de que a unaprofundidad de 600 metros de laque se puede extraer agua, no secompromete en nada la posible de-sertificación de la zona, en la queúnicamente se aprovechan en la ac-tualidad las napas superficiales. La tal marcha[...], que se pone con-tra los 600 mil habitantes de la ciu-dad, debe ser frenada en seco porlas autoridades[...] Las aguas, seansuperficiales o profundas, no perte-necen a personas ni grupos pobla-cionales. Son del Estado y este tienetodo el derecho de disponer comomejor le convenga [...]. Vinto tieneagua y de sobra. Cochabamba pade-ce sed [...]”. N. Paz, columna “DIAA DIA”, en OP 7-X-94.Semanas después vuelve a la carga:

“[...] Quienes acicatean a los cam-pesinos para oponerse a este trabajo(la perforación de pozos), deben sersancionados, sencillamente porque600 mil habitantes no pueden pere-cer de sed debido a la irresponsableactitud de unos cuantos. Para ello,la Prefectura debe prestar protec-ción a los operadores de SEMAPA yestablecer vigilancia policial duran-te las 24 horas del día [...]”. N. Paz,

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columna “DIA A DIA”, en OP 27-X-94.

Cuando el movimiento de resisten-cia casi toma rehén al ministro SanchesBerzaín en el lugar del bloqueo, otro co-lumnista protestaba airado por la “incapa-cidad” del Poder Ejecutivo para “imponernormas establecidas”, airado exclamabaque “no se dio lugar a una explicación delos técnicos y faltó poco para que la comi-sión oficial, a la cabeza del ministro deGobierno, fuera tomado como rehenes, in-cluyendo a periodistas que cubrían la noti-cia” Terminaba señalando que ante la “pér-dida del principio de autoridad”, los minis-tros deben actuar verticalmente, encomen-dando el cumplimiento de determinadastareas a las reparticiones a su cargo y has-ta en ocasiones acudiendo al uso de lafuerza pública”. GILMORE, columna “Co-mentando el suceso”, OP 22-02-95.

Días después, tomando en cuentaque los campesinos de Sipe Sipe, “acica-teados por algunos agitadores [...], no pa-recen comprender” las explicaciones deSEMAPA acerca de que con la perforaciónde pozos profundos

“de ninguna manera se perjudica alos agricultores del lugar, quienescuentan con capas acuíferas superfi-ciales que pueden seguir aprove-chando para sus requerimientos,puesto que a 600 metros de profun-didad no será utilizable sino extra-

yendo a gran costo para proveer deagua potable a Cochabamba[...]”,

y ante la amenaza de nuevas movi-lizaciones a la ciudad, el columnista augu-ra que la tal marcha, puede colmar la pa-ciencia de los cochabambinos y dar lugara una contramarcha, capaz de desatar unviolento enfrentamiento de consecuenciasimprevisibles”. GILMORE, OP 24-02-95.

Las constantes discursivas más im-portantes de estas columnas son:

• El movimiento de resistencia es digi-tado por unos pocos “agitadores”,“políticos”, que se aprovechan decierta ingenuidad campesina.

• Las minorías deben acatar la orienta-ción de las minorías; esto es, los600.000 habitantes de la ciudad deCochabamba están de acuerdo conla perforación, para satisfacer susnecesidades inmediatas de agua po-table, por tanto los agricultores de-ben acatar esta decisión.

• Hacer cumplir la normativa; si lasaguas son propiedad del Estado, lasautoridades deben hacer cumplir laLey, si es necesario utilizando lafuerza.

• Frente a la movilización campesinase propone la movilización de laciudad, con las consecuencias queello implica.

El análisis crítico, mediante el usode información equilibrada y rigurosa, está

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ausente en los comentarios de la prensa deesos días. Más aún se observa cierto aurade desprecio hacia lo campesino, porconstituir sujetos ingenuos, susceptibles deser manipulados por grupos políticos y depoder.

Por otro lado, está clarísima la ten-dencia generalizada en los media de auto-rrepresentarse como el reflejo de la opi-nión pública, por tanto con el derecho dehablar a nombre de la sociedad civil y susinstituciones, cuando en el fondo lo quehacen, por lo menos en el caso del conflic-to es evidente, apuestan por los grupos depoder dominantes, locales y regionales.

“La prensa que normalmente ha te-nido mucha receptividad al asuntoambiental, en este caso se cerró”(Rafael Puente); [...]; la prensa, laCOD y el Comité Cívico de Cocha-bamba fueron atrapados, fue decep-cionante” (R. Puente).

Si consideramos la importancia dela información en los conflictos ambienta-les, por su capacidad de acelerar a amorti-guar los grados de contradicción23, el pa-pel de los media en la “guerra de los Po-zos” fue inadecuada, al estimular ciertasactitudes violentas, profundizando las dife-rencias y desdeñando el movimiento de re-sistencia, mostrando falta de objetividadrespecto a los hechos, con serias limitacio-nes de argumentación para emitir juicios yapelando al sentimiento antes que a la ra-zón crítica; los medios de comunicación

influyeron indudablemente en el incre-mento de la presión social para la búsque-da de soluciones de corto plazo a la esca-sez de agua potable.

2. Factores que influyeron en el manejodel conflicto.

Es posible explicar la lógica del ma-nejo del CA de Vino y Sipe Sipe a partir delanálisis de los factores que intervinieron enla génesis y desarrollo de éste:

2.1. Enfoque del CA y su resolución

Mientras duró la negociación, se in-sistió en una solución exclusivamente téc-nica, particularmente por parte de SEMA-PA; antes que enfatizar la búsqueda de al-ternativas concertadas y negociadas, setendió a utilizar un lenguaje técnico, esca-samente comprendido por la base campe-sina, quienes, como señalé antes, basabansu oposición en las experiencias pasadasde perforación. Así se explica la constitu-ción de la comisión Técnica para proponeralternativas, aunque la solución definitivavino de decisiones políticas, donde losagricultores logran imponerse al gobierno,por lo menos coyunturalmente.

Otro factor que definitivamente in-fluyó en el enfoque del conflicto es laorientación tecnicista del Plan Maestro deSEMAPA, y la escasa sensibilidad socialrespecto al recurso y su acceso, aspectodel cual referí antes; tampoco se tomó encuenta la historia ambiental de la zona, es

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decir, los efectos provocados por la perfo-ración de pozos durante la década del 70’y las consecuencias provocadas sobre elimaginario de la población.

2.2. La aplicación de instrumentos de Ges-tión Ambiental (GA)

El conflicto ha mostrado una vezmás no sólo la inexistencia de normas am-bientales que regulen el uso y manejo delos recursos naturales, sino también la es-casa capacidad del Estado y sus institucio-nes para aplicar instrumentos, tanto lega-les, de planificación y evaluación, que hu-biesen evitado los grados de violencia yautoritarismo alcanzados durante el con-flicto.

“no existe ninguna regulación sobrela perforación de pozos en el vallede Cochabamba, sean estos artesa-nales o industriales” (R. Vera)

“En Cochabamba existe un pésimomanejo de las aguas superficiales.Cuando llueve en Cochabamba, lasaguas descienden en forma de to-rrente desde la Cordillera, ocasio-nando daños y estas aguas no se al-macenan y se escurren (en formanatural) y se van al Oriente bolivia-no” (R. Ramírez)

La Ley de Aguas vigente, no soloque es prácticamente desconocida por losactores sociales, sino que ésta se torna ina-

decuada para la implementación de estra-tegias de uso racional de recursos acuífe-ros:

“La Ley de Aguas (la nueva) se vieneestudiando en el país desde haceaproximadamente veinte años, sinque se haya aprobado” (R. Vera)

A ello se añade que los gobiernosregionales y municipales carecen de políti-cas de manejo del agua, mucho menos in-corporando criterios de sostenibilidad am-biental:

“Teóricamente hay normativa, peroa nivel de la Prefectura; pero allí to-do se maneja a base de coimas, noes una reglamentación válida. Teóri-camente contempla que cada perfo-ración debía registrarse, pero nadade esto se cumple en la práctica[...]; 30% de los pozos de la juris-dicción de Vinto y Sipe Sipe sonclandestinos” (C. Fernández)

“La alcaldía de Vinto no tiene nin-gún marco legal para regular la per-foración de pozos [...] (Z. Valenzue-la)

Otro aspecto, reflejado en el casodel Plan Maestro de SEMAPA, es la necesi-dad de tomar en cuenta que la administra-ción del recurso requiere lógicas de con-certación con otros municipios y comuni-dades, en el marco de la Descentralización

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y Participación Popular; es decir, llaa mmaann--ccoommuunniiddaadd en la administración de los re-cursos naturales y la recuperación del con-cepto ““ddee aaccuueerrddoo aa ssuuss uussooss yy ccoossttuumm--bbrreess””.

La no realización de una Evaluaciónde Impacto Ambiental (EIA) específica pa-ra los pozos profundos, mucho menos in-corporando criterios participativos, tam-bién impidió un mejor conocimiento de lasprobables externalidades del proyecto, portanto, términos de negociación más preci-sos.

Por último, hasta el momento la re-gión carece de un Plan de OrdenamientoTerritorial que defina los usos del suelo, apartir no sólo de sus potencialidades o vo-caciones, sino también tomando en cuentalas demandas, expectativas y sueños de suspobladores. Si existiera una política parapromover el fortalecimiento de la agrope-cuaria intensiva en el Valle Bajo cocha-bambino, seguramente otros iban a ser lostérminos del conflicto y su manejo.

2.3. Manejo de la información

Como señalé antes, existió un defi-ciente manejo de la información, pues es-tá claro que los “media” tendieron a emitirjuicios respecto al conflicto, antes que des-cribir los hechos, reflejada en la mayor co-bertura periodística a los sectores guberna-mentales.

La actitud de la prensa en el conflic-to expresa la escasez de un periodismo es-pecializado en temas ambientales, y la

“guerra de los pozos” constituyó un reflejode ello, pues ninguno de los columnistas yreportajes se basaba en un análisis crítico ytécnico, por el contrario, el tono de los tex-tos oscila entre el ecologismo romántico yla creencia ingenua de los juicios del go-bierno.

Otro aspecto del manejo de la infor-mación tiene que ver con la informaciónque se brindaba a la población, urbana yrural, sobre los alcances reales del proyec-to; acá SEMAPA mostró una escasa capaci-dad de comunicación con la sociedad civily sus instituciones, pues no enfatizó unaestrategia educativa e informativa que faci-lite el proceso de convencimiento a los re-sidentes del área afectada sobre las bonda-des del proyecto; probablemente en el fon-do encontremos la percepción de raigam-bre colonial, de no considerar al campesi-no como sujeto interlocutor de comunica-ción, por tanto no se consideraban en lanecesidad de convencerlos sobre un pro-yecto que por concepto es consideradofactible.

Por otro lado, se tendió a difundirinformación contradictoria, principalmen-te respecto a los potenciales del proyecto,desorientando a las organizaciones socia-les urbanas:

“Oficialmente no teníamos informa-ción [...] SEMAPA no quiso propor-cionarnos [...] como FEJUVE no co-nocemos el Plan Maestro de SEMA-PA de Agua Potable, solo extraofi-cialmente” (E. Luján)

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De esta manera, los términos de lanegociación se desarrollaron en un marcode desconfianza por la información parcialy/o sesgada que manejaban ambos actoressociales fundamentales:

“Ambos lados del conflicto, los deSEMAPA y quienes los apoyaban, ylos opositores al proyecto maneja-ban una información totalmenteequivocada y establecieron su diá-logo sobre esas bases” (V. Ricaldi).

2.4. Capacidad de concertación y soluciónnegociada.

La constatación principal en la“Guerra de los pozos” es la escasa capaci-dad de concertación expuesta por los acto-res sociales fundamentales, particularmen-te el gobierno; las expresiones más impor-tantes de este hecho son:

• La actuación gubernamental, entrela búsqueda de una salida al conflic-to por cooptación antes que alterna-tivas concertadas, y el uso de la fuer-za, bajo el apoyo del marco legal(“el agua es propiedad estatal”).

• El discurso chantajista de las autori-dades oficiales, expresando que lapostergación de la perforación depozos se traduciría en el agrava-miento del déficit de agua potableen la ciudad de Cochabamba.

• El contenido de las negociaciones,donde se tiende a discutir posicio-

nes, discursos cerrados en base aluso de la autoridad, antes que labúsqueda de conciliar interesesorientado por el diálogo más o me-nos equilibrado de actores.

• La memoria histórica de negociacio-nes anteriores; ésta ha sido suscepti-ble de lecturas diferentes por partede los AS fundamentales; mientras elgobierno entiende que durante ges-tiones pasadas se logró convencer ala población para la perforación depozos (el caso de Vinto), el CDR-RHH lo asocia como expresión nosolo del deterioro de los recursos hí-dricos locales, sino también de pro-mesas no cumplidas, por tanto el pa-sado funciona como un argumentocontra la perforación

• La percepción gubernamental deque existía consenso ciudadano pa-ra la perforación de pozos, por tantono se requería ninguna estrategia deconcertación; asumiendo que las or-ganizaciones representativas de laciudad apoyaban el proyecto, sólose hablaba de “concientizar”, “infor-mar” en algún caso, a las poblacio-nes afectadas, pero en ningún mo-mento dialogar para concertar/con-ciliar:

Sólo cuando las movilizaciones lo-gran equilibrar la correlación de fuerzas yobligan a SEMAPA a negociar, se modificaesta actitud.

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Si entendemos que las capacidadesde concertación son indicadores de la cul-tura democrática vigente en una región, elconflicto de Vinto y Sipe Sipe nos da unaseñal de su incipiente ejercicio; reconoceral “otro” como interlocutor, exaltar la dife-rencia, la alteridad, pero a la vez la bús-queda de una sociedad equitativa, dondelos sujetos tengan las mismas posibilidadesde ser escuchados, canalizar sus deman-das, sueños y expectativas, constituye unadimensión ausente.

Reflejo de un país que pretende ga-rantizar la gobernabilidad a través de lamodernización de sus instituciones, perocon muchas limitaciones para promoverprácticas democráticas en el tejido social,coadyuvando por el contrario a la asime-tría social y la exclusión de sectores socia-les importantes, como el campesino.24

2.5. Enfoque del Agua

Por la forma como se desenvolvió elconflicto, observo que los diferentes secto-res sociales que apoyaban la estrategia gu-bernamental de la perforación de pozosprofundos, tenían un elemento discursivocomún: llaa ppeerrcceeppcciióónn uurrbbaannaa ddeell aagguuaa;desde SEMAPA, pasando por el ministroSanches Berzaín, hasta la COD o FEJUVEveían el conflicto con ojos urbanos, en laperspectiva de solucionar la escasez deagua eenn llaa cciiuuddaadd; no solo desconocían losprobables impactos del proyecto, sino queaun percibiéndolo el énfasis era “agua ya(para la ciudad)!!”. Mientras la estrategia

campesina es de largo plazo (mantener lazona en su vocación agropecuaria y el pai-saje tradicional), el gobierno tiene una vi-sión cortoplacista.

Por tanto, en el fondo estamos ha-blando de dos visiones del agua, y en ge-neral de los recursos naturales, distintas; elPlan Maestro de SEMAPA entiende el re-curso hídrico como un factor de produc-ción, un medio para el proceso de desarro-llo regional, mientras, en el imaginariocampesino esta atravesada por una visiónmás integral25 del agua, coherente con lavisión andina del recurso percibido comoun recurso “vivo”26; de ahí que el agua es-ta asociada a la vida, ergo a la existenciamisma del grupo y el entorno natural yconstruido; y la perforación de pozos pro-fundos está vinculada por los pobladores,principalmente campesinos agricultores,con la desaparición del agua, por tantocon la base de la vida.

El estilo de desarrollo regional,orientado al sector servicios, traducido enel violento y escasamente planificado cen-tro urbano, marginando lo rural y sus acti-vidades económicas a un rol secundario,refleja también este enfoque.

El propósito modernizador a ultran-za, hoy constituye un código dominanteen el Departamento; articularse al mundoglobalizado es el sueño de los gobernantesy funcionarios de turno, donde lo urbanoes asociado al “progreso”, el futuro a con-quistar, mientras lo rural se vincula a lo tra-dicional a superar; estos imaginarios de losgrupos de poder dominantes indudable-

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mente han influido también en la manerade encarar el conflicto.

2.6. Soluciones al déficit crónico de Aguapotable en la ciudad de Cochabamba.

La búsqueda de alternativas a la es-casez de agua constituye también un factorclave para comprender el manejo del CA,pues el conflicto se desarrolla en el contex-to de una gran presión social urbana paraatender las demandas de agua, no sólo porla sequía del año 1994, que redujo al mí-nimo las reservas cordilleranas de agua, si-no también por el incremento del consumopor el rápido crecimiento poblacional dela ciudad:

“En el momento del conflicto, SE-MAPA tenía una fuerte presión so-cial por el tema de la escasez deagua potable. Yo veo que el proyec-to de perforación de pozos profun-dos se constituye en una opción de-sesperada que adopta SEMAPA” (G.Terceros)

“SEMAPA, por la urgencia intentóexplotar directamente los pozos” (C.Maldonado).

A ello se debe añadir la incertidum-bre de la ejecución del Proyecto Misicuni,proyecto al que la región entera apuestaciegamente,27 puso susceptible a la pobla-ción urbana:

El conflicto de los pozos tambiénmuestra una faceta interesante del acceso,uso, y manejo del agua en la ciudad: losdiferentes sectores sociales que apoyan laestrategia gubernamental, no dicen unapalabra sobre la necesidad de, por un ladoun acceso más equitativo en la distribucióny superar la inequidad en la distribuciónde la red y acumulación en tanques; porotro lado, la importancia de conservar elescaso recurso hídrico existente: mientraslos estratos altos derrochan el agua conuna lógica de sobreconsumo similar a paí-ses industrializados, los barrios periurba-nos y sectores populares, apenas alcanzanniveles de consumo de subsistencia míni-mos; una cultura del agua citadina que en-fatice el manejo racional, la conservación,es otra faceta ausente en el imaginario so-ciocultural urbano de la ciudad de Cocha-bamba y en las estrategias de desarrollopromovidas por el gobierno.

Por otro lado, el conflicto se mueveen un territorio electoral28, donde los polí-ticos y candidatos tienden a instrumentali-zar y/o manipular la escasez de agua y lasconnotaciones del conflicto, en función desus intereses; la actuación de Manfred Re-yes Villa, al aparecer como “mediador” esuna clara muestra de ello.

3. La “guerra de los pozos”: ¿expresión deEcologismo Popular?

Existen varios indicadores que reve-lan la resistencia de los agricultores de Vin-to-Sipe Sipe a la perforación de pozos pro-

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fundos, como la expresión de un movi-miento ecologista popular, a saber:

• A pesar de los intentos de manipula-ción e instrumentalización política,la resistencia se constituye en unmovimiento social autónomo; elCDRRHH articula no sólo a los pue-blerinos de la zona, sino también, yfundamentalmente, a los pequeñoscampesinos parcelarios (dedicadosa la agricultura y pecuaria), agricul-tores medianos, sectores socialesque en general presentan indicado-res de pobreza alarmantes.

• En último término, el movimientode oposición a los pozos está articu-lando la resistencia a la reproduc-ción de una estrategia de “distribu-ción ecológica” desigual de los re-cursos naturales, en este caso los hí-dricos. Durante siglos, los modelos de de-sarrollo han privilegiado el aprove-chamiento de los recursos hídricos,en función de los intereses socioe-conómicos de los grupos de poderregionales; en nuestra época las po-líticas de explotación del agua estánorientados a solucionar los requeri-mientos de la ciudad de Cochabam-ba, ignorando las demandas campe-sinas29.

• Otra faceta de la resistencia campe-sina es la reivindicación del accesocomunitario a los recursos hídricos,frente a las tendencias privatizado-

ras, y orientaciones hacia formas deuso y acceso individual; los siste-mas tradicionales de la zona, aún sebasan en normas que permiten elmanejo comunitario del agua (siste-mas de mitas, cooperativas, asocia-ciones).

• El modelo de desarrollo regionalbusca articularse al proceso moder-nizador, bajo lógicas privatizadoras,énfasis en el mercado como regula-dor por excelencia de la vida eco-nómica, y tiende a fortalecer a lasactividades urbanas, marginando asectores económico productivostradicionales como son los peque-ños productores parcelarios (agríco-las y pecuarios) del valle cocha-bambino. La defensa del agua seconstituye en la defensa de una for-ma de vida, buscando mantener susprácticas socioecómicas y producti-vas, a pesar del mercado.Los vinteños y sipesipeños al defen-der el agua como “base de la vida”,se están jugando la supervivenciade la zona en sus características ac-tuales; no están peleando por con-servar una especie, sino una formade vida, en riesgo de ser expropiadapor la lógica no sustentable delmercado.

• Como movimiento social, “La gue-rra de los Pozos” hizo visible algu-nas de las externalidades ambienta-les, causadas o susceptibles de pro-vocar, por el proyecto de los pozos,

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inspirado en un estilo de desarrollocaracterizado por deteriorar el en-torno; de otra manera, estos impac-tos iban a diluirse y ser olvidadospor el imaginario colectivo regio-nal.

• El conflicto mostró el rol protagóni-co del sector femenino en la defen-sa del uso y acceso a recursos natu-rales; las mujeres campesinas parti-ciparon en las movilizaciones y enel bloqueo; pero además, dan la di-mensión humana a la resistencia,pues son las que manejan muchomás explícitamente aquello de quesin el agua, las principales formasde “vida” en la zona desaparecerán,incluidos sus hogares. Este compor-tamiento es coherente con el rol do-méstico que desarrollan, pues por ladivisión social del trabajo domésti-co, la administración del espaciodoméstico esta a su cargo, por tantoestán vinculadas, en su cotidianei-dad, con la reproducción/supervi-vencia del hogar campesino.

Por otro lado, el movimiento de re-sistencia constituye una profunda llamadade atención a las organizaciones sociales ymovimientos ambientalistas del Departa-mento, por sus limitaciones para canalizarnuevas demandas y reivindicaciones, queno necesariamente pasan por las luchasclasistas y/o economicistas.

Organizaciones como la COD o FE-JUVE, durante el conflicto mostraron unaincapacidad para actuar autónomamente,debido a un desconocimiento de la dimen-sión política de la distribución ecológica ydepredadora de los recursos naturales en elDepartamento y los impactos ambientalesque genera; es decir, hasta el momento nohan sabido incorporar la dimensión am-biental dentro sus luchas y reivindicacio-nes, mucho menos mirar los procesos so-ciales con ojos ambientales; de ahí la ab-soluta desorientación de estos sectores ensu participación dentro el conflicto, asu-miendo más bien un rol pasivo, haciendoseguidismo a las estrategias gubernamenta-les prourbanas y que tienden a profundizarlas desigualdades sociales y ambientales.

Tampoco los movimientos ambien-talistas locales supieron afinar un discursospropio; excepto algunos ambientalistasque se solidarizaron con el movimiento, lamayoría de estos grupos guardó un silenciocómplice.30

Al margen de la incertidumbre res-pecto a la información que se manejaba,un hecho que influyó para ello es el carác-ter de varios de estos grupos, dedicadosexclusivamente al proteccionismo/conser-vacionismo, antes que una visión social ypolítica de la problemática ambiental; seenfatiza la defensa del paisaje, áreas ver-des, residuos sólidos, especies amenaza-das, contaminación, pero vacía de todocontenido ideológico, como es el tema dela inequidad en la distribución y acceso alos recursos, la grave y cada vez mayor di-

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ferenciación social, el autoritarismo de losgrupos de poder, etc.

Por último, el conflicto también pu-so en el tapete de la discusión los nuevostérminos de las luchas sociales en la re-gión, y probablemente del país: la socie-dad se moviliza cada vez más por partici-par protagónicamente en la gestión públi-ca, en la administración del entorno, desdesus prácticas y lógicas tradicionales; exigemejores condiciones y calidad de vida,hoy, poniendo en tela de juicio las prome-sas de “futuros venturosos” que jamás lle-gan; además demanda mayor equidad so-cial y ambiental (léase distribución ecoló-gica equitativa), todo ello en el marco deuna cultura política verdaderamente de-mocrática, pluralista, participativa y autó-noma.

NNoottaass

1 Como dice M. Serres a propósito del caos,“lo que no se mueve no es” (en Ibañez1990:45)

2 “Lamentablemente esa exteriorización es laexcepción, en parte por el temor a reconocerlos problemas y acoger los conflictos comoalgo normal de los procesos de desarrollo”(Sabatini 1994:16).

3 Esto es entender la democracia como el res-peto a la diferencia y la libertad del “otro”,pues “los hombres respetan a los otros por-que viven con los otros, porque necesitan delos otros para ser libres ellos mismos, la liber-tad de cada uno se extiende al infinito con lalibertad de los otros.(Colombo 1994:46).

4 PA solo existirá como tal en la medida quehaya personas que lo identifiquen como pro-blema debido a los impactos ambientales

que genera en su entorno o en su calidad devida (CIPMA 1995:2).

5 Sobre el desarrollo a escala humana ver MaxNeef et.al. 1986.

6 El Informe Brundtland, donde por 1ra. vez seacuña el concepto de Desarrollo Sostenible,expresa esta tendencia.

7 Como dice Martínez Alier, “antes cazabananimales, hoy los fotografían” (1995:110).

8 Entendemos distribución ecológica a “las asi-metrías o desigualdades sociales, espacialesy temporales en el uso humano de los recur-sos y servicios ambientales, es decir, en elagotamiento de los RRNN y en la carga decontaminación” (Martínez Alier 1995:152).

9 El documento del Plan Maestro señala que lacobertura de SEMAPA alcanza al 53 %, infor-mación que coincide con la expresada porJorge Cortés (en Laserna 1995).

10 Por ejemplo, en la gestión 92, la zona Nor Es-te, considerada la de mejor condición de vi-da, consumió el 48% de la producción totalde agua de SEMAPA, cuando su poblaciónrepresenta apenas el 27% del total de la po-blación cochabambina; otra expresión de lasegregación en el acceso al servicio.

11 Al respecto, la polémica también es irreme-diable; según el Ing. R. Vera, miembro delcomité asesor de los agricultores en la “Gue-rra de los pozos”, existiría un sobreprecio enel costo del proyecto, en todas sus fases, pueséste solo llegaría a costar aproximadamente250 millones de $US, con una rentabilidadalta.

12 No olvidar que la HAM posee el 60% de lasacciones.

13 De 44% el año 93 a 52% en el horizonte delPlan.

14 “La participación directa en la evaluaciónambiental de un proyecto de quienes se sien-tan afectados podría mejorar la legitimidadde éste frente a la comunidad nacional y lo-cal, así como podría mejorar el resultado deesos estudios...” (Sabatini 1996)

15 Por ejemplo se organiza una multitudinariamarcha “de la cochabambinidad” organizada

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Capítulo II: Experiencias y Casos

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por FEJUVE, donde participan también auto-ridades locales y regionales; allá se conminaa iniciar obras hasta el 14-IX, fecha de lasefemérides departamentales.

16 El tema de la escasez o abundancia de aguapotable para la ciudad está vinculado a loscambios del régimen hídrico en la región;“Un incremento de la aridez del valle y unadespoblación de los bosques de la vertientenorte tendrán su efecto en el régimen de llu-vias, y esto en la capacidad de desarrollo dela ciudad como tal (Laserna et.al. 1995:37).

17 Al respecto, ver Matzlawick 1989.18 Como señala Carlos Fernández, ello se expli-

ca porque “más del 50% de la captación deleche que nace la PIL proviene de esta re-gión”.

19 En la comunidad de Mallco Rancho los pri-meros en levantarse fueron los del módulolechero.

20 Los clérigos de la Parroquia de Vinto apoya-ron protagónicamente la resistencia a la per-foración, tanto que uno de los curas formóparte de la directiva del CDRRHH de Vinto.

21 “El costo de operación (de los pozos profun-dos), que incluye gastos de inversión, opera-ción y mantenimiento es de (cuesta) US 30ctvs. el mt

3; en cambio, las aguas superficia-

les pueden estar entre US 20 a 25 el mt3. Evi-

dentemente el pozo de agua es mucho máscaro que explotar aguas superficiales” (CarlosMaldonado).

22 Varios de los técnicos entrevistados han coin-cido en afirmar que las aguas subterráneasdel valle bajo y central presentan alto conte-nido de hierro y otras sustancias dañinas a lasalud humana.

23 “La falta de información buena y legitimadaes un tercer factor, además de los intereses (insitu) y valores (de enfoque), que influyen enlos conflictos ambientales” (Sabatini1994:17); muchos conflictos se disiparían sise contara con información adecuadas; pero,

es común que ésta sea manipulada, en fun-ción de partes en disputa, generando imáge-nes públicas difíciles de remover posterior-mente (Idem).

24 Las reformas últimas, como la Participaciónpopular o Descentralización las entiendomás como potenciales, posibilidades, antesque evidencias empíricas de fortalecer unacultura democrática en el país, pues a medi-da que se cristalizan sus aplicaciones, las es-peranzas van desapareciendo.

25 Como se sabe, en las sociedades tradiciona-les, al tener una estrecha relación con el en-torno natural, tienden a sacralizar los objetosy recursos con los cuales interactuan y/oaprovechan (Eliade 1975).

26 En la cosmovisión andina, todo en el cosmostiene vida, por tanto se trata de reciprocarcon el entorno, a través del rito y las prácti-cas habituales de respeto a la naturaleza; lacercanía a teorías contemporáneas, como laHipótesis GAIA es evidente.

27 No es de interés del trabajo analizar si Misi-cuni es “la solución” al problema del agua enla región o un sueño colectivo que permiteno perder la esperanza de una solución defi-nitiva; interesa de Misicuni, la capacidad quetuvo en su momento para coadyuvar a la pre-sión social y las movilizaciones vinculadas alos pozos.

28 A fines del 95 se realizaron elecciones paraelegir Alcaldes y Gobiernos municipales.

29 A pesar de ello, muestran condiciones de vi-da mucho más adecuadas en relación a lasregiones más pobres del Departamento (Ta-pacari, Arque, Bolivar).

30 El Foro Cochabambino del Medio Ambiente(FOBOMADE), seguramente la organizaciónambientalista más grande del Departamento,no emitió ningún comunicado oficial, puesno estaban seguros de la estrategia a seguir(comunicación personal de un miembro deFOBOMADE).

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Capítulo 3

BASES METODOLÓGICAS PARA ELTRATAMIENTO DE CONFLICTOS

SOCIOAMBIENTALES

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IInnttrroodduucccciióónn

El tema del conflicto como preocu-pación académica o política, no es nadanovedoso. Diversos enfoques se han cons-truido al respecto, en diferentes épocas.

Evidentemente, este tema fue preo-cupación, en el ámbito académico, de lasciencias sociales, políticas, jurídicas, psi-cológicas; de aquella dimensión reflexivaque tiene como “objeto de estudio”, a lasrelaciones sociales de los hombres, a la in-teracción, el encuentro dinámico entre se-res sociales.

Pero cuando el tema ambiental secruza en esta esfera de análisis parece ha-ber desconcierto, desazón en la forma deabordarlo.

El medio ambiente está siendo trata-do actualmente desde enfoques multidisci-plinarios, pero los esfuerzos por lograr unencuentro interdisciplinario son muy redu-cidos.

Las corrientes verdes, por ejemploparecen haber hecho énfasis especial en

el entorno físico, biológico, separándolode los social. Así, el medio ambiente, apa-rece como una entidad física, como un ha-bitáculo orgánico, ciertamente vivo, laten-te, fundamental para nuestro discurrir exis-tencial, pero casi ajeno a nuestras dinámi-cas sociales cotidianas.

Así, el hombre y la mujer son vistoscomo algo foráneo, interventor, destructorde la biósfera, del mundo verde.

Todavía subsiste, lamentablementeesta visión separatista del hombre, la so-ciedad y su entorno, y se evidencia no só-lo en corrientes fundamentalistas que ma-nifiestan actitudes y prédicas radicalmenteproteccionistas, sino en espacios públicos,estatales, gubernamentales de planifica-ción del desarrollo, no exentas de actitu-des como las hace poco mencionadas.

Es común ver, en nuestros países lla-mados subdesarrollados, que los gobier-nos locales, regionales y nacionales, desa-rrollan políticas, programas y proyectos,relativas al medio ambiente, en base aconsideraciones fundamentalmente físi-

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Conflictos... ¿sociales, ambientales, socioambientales?...

Conflictos y controversias en la definición de conceptos

René Orellana

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cas. Y justamente, cuando estos programasy proyectos se llevan a la práctica suelenprovocar conflictos.

Esto de los conflictos relacionadoscon el medio ambiente parece ser una ex-quisitez inventada por personajes distrai-dos en disquisiciones trasnochadas; y mu-cho más la controversia conceptual mani-fiesta en el título del presente artículo. Sinembargo, corresponde aclarar que la in-tención de esta reflexión es justamente in-tentar aclarar esta polémica y traducirla uoperacionalizarla en un esfuerzo colectivotendiente a un tratamiento interdisciplina-rio.

Nuestra intención es, además, tocarlas puertas de los escenarios en los que sefragua la ingeniería de políticas públicas,en la perspectiva de, sustentados en unmarco conceptual interdisciplinario, desa-rrollar reformas y proyectos (macro y mi-cro) con una visión sistémica del proble-ma.

Haremos este intento, a través de unrepaso de diferentes autores (entre ellos,Francisco Sabatini, Manuel Briceño, PabloOrtiz, Carlos Crespo, Christine Pendzich yel suscrito) que tuvimos la oportunidad dedivergir y congeniar motivados por loscontenidos de un curso de postgrado de-nominado: manejo y resolución de con-flictos ambientales; realizado en SantaCruz, Bolivia, en Agosto de 1996.

EEnn bbuussccaa ddee uunn ccoonncceeppttoo

Lo ambiental y lo social: ¿dos dimensionesdiferentes?

Francisco Sabatini (1996: 2 y ss.) su-giere que, en el marco de esta discusión,deben distinguirse dos tipos diferentes deconflictos, uno es específicamente el queestá relacionado con el control de los re-cursos ambientales, entendidos éstos co-mo recursos naturales, y otro es el que es-tá motivado o generado por externalida-des.

Indica sin embargo, como precau-ción preambular que los conflictos am-bientales tienen, en el caso latinoamerica-no, una carga cultural especial además deun componente socio-económico relacio-nado con la pobreza y el subdesarrollo(1996: 2).

Así, existiría una relación muy estre-cha entre los conflictos ambientales y losconflictos sociales.

Propone entonces, los siguientesconceptos: conflictos ambientales sonaquellos que se dan en torno a la distribu-ción de las externalidades o efectos exter-nos emergentes de cambios producidos enlos usos del suelo y de actividades nuevas;conflictos socio-ambientales son, en cam-bio, aquellos generados por el acceso y elcontrol de los recursos ambientales, parti-cularmente de la tierra, pero también deaguas, minerales y otros.

Externalidades, son en resumen, loscambios en los usos del suelo y la intro-

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ducción de nuevas actividades que se de-sarrolan en un espacio productivo concre-to; una suerte de introducción de cambiosen las tecnologias de producción, motiva-dos probablemente por corrientes de ade-lanto tecnológico u otros.

Así, las disputas, los desencuentros,cuando llevan solamente el adjetivo deambientales parecen estar sujetos específi-camente a la intervención de variables ex-ternas, ajenas a la realidad que se trata.

Estas externalidades serían, porejemplo, la intervención de empresas pe-troleras, madereras; la otorgación de con-cesiones forestales, mineras, petroleras,etc., la construcción de industrias chime-nea u otras de alto impacto ambiental quepuedan provocar daños directos o indirec-tos al entorno; las inveriones externas; enfin, todos aquellos elementos que parecenestar fuera de una dinámica cuyo funcio-namiento es armónico en tanto no es dese-satabilizada por intervenciones foráneas.

Parecería ser que aquellos conflic-tos originados por determinantes externosno tienen relación o impacto directo conprocesos de gestión de recursos naturaleso de espacios vitales (urbanos o rurales), locual no resulta muy coherente.

Toda intervención de este tipo (con-cesiones, instalación de industrias, etc.)supone modificaciones importantes en eluso de los espacios (vamos a decir...) pú-blicos; entendidos éstos como entornos vi-tales, como sistemas de convivencia en losque se producen procesos de adaptación yde re-creación, buscando modelar el en-

torno físico y social en función de las per-cepciones de calidad de vida que las so-ciedades producen desde sus mundos cul-turales.

La intervención de ajenos en entor-nos gestionados por sociedades localesexigirá reacomodos en la gestión de los es-pacios. Pero, la gestión del entorno, no esun hecho puramente físico o técnico, estámuy imbricada con procesos normativos,institucionales y valóricos que hacen quelas sociedades accedan, usen y controlensus espacios de cierta forma, con ciertasnormas, ciertas aurtoridades y ciertas per-cepciones o concepciones.

El enfoque sistémico es pues funda-mental en el abordaje del conflicto.

Por ejemplo, la intervención de unaempresa forestal en una región habitadapor una determinada sociedad, que acce-de y controla los recursos forestales y queusa el bosque para diferentes fines (inclui-dos los espirituales), exige modificacionesen la gestión que esa sociedad hace de suespacio, por tanto, probablemente restric-ciones en el acceso, el uso y el control; y,concomitantemente, transtornos en los sis-temas de tenencia (de árboles, de tierra),allí donde intervenga la empresa forestal;eso, solamente sin considerar los dañosambientales.

Otro ejemplo: actividades agrícolasdesarrolladas en tierras de uso forestal di-versificado (“nuevas actividades”), que su-ponen “cambios en los usos del suelo”,producirán conflictos por el control dequellos espacios. Aquí el asunto se puede

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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plantear en términos de tenencia, en formaterritorial o en forma parcelaria (privada).

Este último es un conflicto en el en-cuentro de colonos con pueblos indígenas.Los primeros introducen los cambios y lasnuevas actividades, los segundos exigenrespeto a un sistema de control y tenenciaterritorial del espacio.

Entre comunidades indígenas, la si-tuación puede ser similar; por ejemplo, ac-tividades de aprovechamiento forestal porparte de ciertos clanes familiares, corres-pondientes a un territorio comunal (cono-cido y reconocido), en tierras de otra co-munidad, controladas por familias de estaúltima. Buscando acceder y explotar man-chas de madera. Situaciones similares sepresentan, sólo por poner un ejemplo, encomunidades del Territorio Indígena Mul-tiétnico (Beni, Bolivia) o el Territorio Indí-gena Yuracaré, ubicado en Cochabamba,Bolivia (Orellana 1995: 17).

En los entornos urbanos, por ejem-plo, la intervención de una industria quegenera sólidos y líquidos contaminantesque son echados en un área verde, usadapor jóvenes y niños para actividades dis-tractivas; interferirá en el acceso de la po-blación a un espacio que tiene una signifi-cación social, en la medida en que tieneusos y funciones, otorgadas de maneraconsuetudinaria o planificada, de esparci-miento.

Por consiguiente, los intervinientesexternos, implican conflictos de acceso ycontrol de recursos naturales, tienen unimpacto sobre la gestión del espacio, dire-

mos en un sentido más general, para noaludir solamente a las áreas rurales.

Sin embargo; los conflictos por ac-ceso y control del espacio no necesaria-mente implican la existencia de externali-dades.

Hasta aquí, tanto los conflictos lla-mados ambientales como los llamados so-cioambientales, implican problemas depoder de diferente escala de gestión delespacio y sus recursos ambientales; invo-lucran procesos de gestión en la medidaen que revelan situaciones de usufructo,explotación de recursos .

Pero también implican propiedad yposesión de tierra y percepciones de cali-dad de vida. Más adelante veremos cómola percepción es fundamental para enten-der los conflictos.

Así vista, la diferencia entre conflic-to ambiental y conflicto socioambiental esmuy fina. Convendría, en todo caso, elimi-nar la barrera; sobre todo si se aborda eltema, analizando el impacto sobre las so-ciedades locales y las actitudes que éstasasumen.

Sin embargo, parece ser que el con-cepto de conflicto ambiental tiene unaconnotación diferente cuando en el esce-nario de disputa aparecen sólo dos acto-res: “los industriales” y “los ambientalis-tas”. El interés de los primeros sería estric-tamente económico y el de los segundossería fundamentalmente político-ambien-tal.

Es decir, los ambientalistas, puedenno desarrollar procesos de acceso y con-

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trol de los recursos en cuestión pero enar-bolar un interés proteccionista.

Este podría ser el caso (por deciruno) de “balleneros” con grupos ambien-talistas, de industrias nucleares con losmismos grupos, etc.

Se han dado casos interesantes queinvolucran a grupos sociales con institu-ciones o movimientos llamados ecologis-tas. Por ejemplo: conflictos entre campesi-nos-colonos y organizaciones proteccio-nistas por el control de áreas protegidas.

En Bolivia, podemos citar uno deéstos: Se trata del Parque Nacional Ambo-ró, ubicado en el departamento de SantaCruz (Bolivia). En el límite sur, principal-mente en la provincia Florida, los campe-sinos exigieron al estado la co-administra-ción del área protegida, además de de-mandar derechos de acceso a los recursos,para fines comerciales en algunos casos(recolección de helechos, de orquídeas,caza de loros y mariposas) y para fines deconsumo familiar en otros (recolección deleña, por ejemplo). En el conflicto intervi-no una organización ambientalista, quienfinalmente se adjudicó la administracióndel parque.

Siguiendo a Sabatini, diremos queen “nuestras sociedades”, los conflictosson socioambientales, por las característi-cas y particularidades propias de nuestrarealidades.

Los conflictos ambientales, revelanpues características sociales, políticas yculturales importantes cuando involucrandirectamente a las sociedades locales. En

estos casos, las variables a considerar son:Los sistemas de participación política y po-der local, los grupos sociales locales, suscuotas de poder, las formas de tenencia, elsistema de derecho en el uso y control delos recursos naturales, las institucionescreadas para gestionar el espacio y los re-cursos, el estado, las políticas, y proyectosimplícitos en el área de conflicto, otros ac-tores, sus intereses y necesidades.

Notará el lector que hay un énfasissocial. Sin duda. El objetivo es subrayar elpapel político que cumplen los conflictosmás allá de la implicaciones estrictamentetécnicas y físicas. En la medida en que en-tendemos que el conflicto es un desen-cuentro de intereses y necesidades adver-sos, diferentes y divergentes; y en tanto tal,se trata pues de un hecho político.

En el gráfico que vemos a continua-ción podemos observar cómo diferentesactores modifican el concepto.

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Siguiendo a Sabatini diremos queun mismo lugar, un mismo momento y losmismos recursos pueden involucrar a dife-rentes actores.

Cuando los actores involucradosson los externos, más los grupos ambienta-listas, que también son externos, se produ-ce un conflicto ambiental.

Cuando entran en el escenario lassociedades directamente afectadas, el con-flicto asume una connotación social.

Entonces, si un problema ambientalafecta a grupos sociales e involucra a acto-res responsables; y si éstos colisionan (pa-ra decirlo de algún modo) en términos deintereses y necesidades, se produce un de-sencuentro, una disputa, un conflicto so-cioambiental.

Así, la degradación, la contamina-ción, el deterioro de fauna, flora, la des-trucción de espacios públicos, la demandade éstos, se puede traducir en conflictos sicoluden dos actores adversos cuya diver-gencia está relacionada con esos aspectos.

El ambiente como construcción social

El concepto de conflicto ambientaltiene antecedentes vivenciales urbanos yestá muy relacionado con corrientes “na-turalistas” muy afectadas por los seriosproblemas de contaminación que aquejana las urbes.

Es importante, sin embargo, subra-yar que los espacios urbanos también tie-nen una dimensión de uso y acceso. Portanto, cuando hablemos de conflictos so-

cioambientales haremos alusión también aaquellos generados en las ciudades.

Hasta aquí, los conflictos son he-chos políticos, que involucran factoreseconómicos, culturales, ambientales, jurí-dicos; por tanto, requieren un tratamientointegral.

Manuel Briceño nos ayuda a definirmejor el concepto; sugiere comenzar ladiscusión definiendo el concepto de am-biente. El ambiente sería no un simple he-cho físico, desagregable del hombre suspácticas y relaciones sociales.. El ambien-te, desde nuestra perspectiva, es un hechosocial, una construcción social, “una re-sultante social”; en la medida en que la ac-tividad del hombre altera la naturaleza.

Esta alteración, diremos nosotros,no necesita ser solamente física o funda-mentalmente física, puede ser simplemen-te cultural. Es decir, el espacio, el entornoy sus partes son simbolizadas, por ejem-plo, construidas, por las sociedades, leidaso concebidas según sus universos valóri-cos, religiosos, etc. El espacio es ademásescrito conforme las percepciones cultura-les, es codificado y luego funcionalizado.

La construcción social de un espa-cio no alude necesariamente a un hechoutilitario sino también a un hecho estricta-mente simbólico, es decir, a lo físico comosignificación.

Una lectura antropológica semejan-te podría ayudarnos a entender el ambien-te como un hecho social.

Para ser más específicos, diremosentonces que los bosques son hechos so-

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ciales; mucho más si enfatizamos activida-des de aprovechamiento, de control y demanejo .

Así, los sistemas naturales, no seríantan naturales.

Pero más allá de un enfoque estric-tamente social, y en la perspectiva inter-disciplinaria, pensemos el ambiente, comoun entorno vital que conjunciona elemen-tos físicos y sociales. Lo físico, sin embar-go, desde el enfoque de control y acceso,tiene una connotación social.

En las urbes, esta acepción es mu-cho más evidente, en la medida en que setrata de entornos cuyos recursos ambienta-les (he aquí la diferencia) son artificiales.

En cualquier caso (rural o urbano),estamos hablando de espacios vitales enlos que se desarrollan actividades de acce-so y control, uso y manejo de entornos1,en función de satisfacer diversas necesida-des e intereses.

La naturaleza ambiental de un con-flicto está medida, entonces, por el gradode alteración que puede provocar una ac-tividad del hombre en los sistemas natura-les, es decir, las alteraciones que producenlas actividades productivas de la sociedad(Briceño 1996: 2).

Pero toda alteración, diremos, tienela forma de explotación y aprovechamien-to; estas actividades involucran a perso-nas, a sociedades, a grupos que tienen for-mas de explotación, formas de usufructo,que tienen intereses y necesidades en lasactividades productivas. Estos intereses,

volvemos a lo anterior, están sustentadosen una estructura de tenencia, de acceso ycontrol, en un sistema de derecho. Por tan-to las acciones de transformación se en-marcan en contextos normativos, políti-cos, organizativos, económicos,etc.; con-textos que constituyen escenarios de con-flicto.

Entonces, el conflicto siempre seráambiental y social. Nos acercaremos así auna de las corrientes de estudio del tema,denominada Ecología Ambiental, la cualse define como el estudio de los sistemashumanos en interacción con sus sistemasambientales (Gudinas y Evia 1991:26).

Los conflictos socioambientales se-rán, desde una visión totalizante, conflic-tos producidos por la actuación del hom-bre con o en su ambiente y conflictos quese producen por la actuación entre loshombres en torno a las cosas del ambiente(Briceño 1996: 3).

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EEssccaasseezz yy ppeerrcceeppcciióónn:: ddooss ddeetteerrmmiinnaanntteess aaccoonnssiiddeerraarr

Christine Pendzich, siguiendo lapropuesta teórica de Wallenstein (s.f.), su-giere que la escasez es la determinantefundamental de los conflictos. Según estecriterio, los actores, entran en disputa poracceder y controlar recursos escasos(Pendzich 1994: 9).

Para explicar otros conflictos, la au-tora citada hace más elástico el conceptode escasez. De esta manera, aquellas dis-putas que no manifiestan aspectos cuanti-tativos -en términos de recursos involucra-dos en una suerte de rebatiñas-, como pro-blemas relacionados con derechos y nor-mas que regulan o, más bien, no regulan(porque no existen o nos están suficiente-mente definidos) de manera adecuada ladinámica social, pueden leerse tambiéncomo escasez de derechos, escasez de re-conocimiento de éstos, escasez de equi-dad, de sostenibilidad, etc.

En nuestra opinión, lo socioambien-tal es parte de dinámicas más complejas,en las cuales entran en juego diversas va-riables, configurando problemas y disputascuya comprensión exige perspectivas delectura más amplias.

Por ejemplo, resultaría muy ambi-guo hablar de escasez de sostenibilidad,en la medida en que éste es un valor quepuede tener diferentes valoraciones de-pendiendo de diferentes imaginarios omundos ideológicos y culturales, en resu-men, de diferentes percepciones; lo mismo

ocurriría con conceptos como equidad,acceso, uso, etc. (Orellana 1995: 2).

En el anterior acápite decíamos quelos espacios son simbolizados, son codifi-cados, son dotados de contenidos pura-mente valóricos, puramente culturales. Deeste modo, los espacios son construidossubjetivamente en dinámicas colectivas.

Alrededor de la naturaleza y los es-pacios que habitan, las sociedades produ-cen concepciones, valores, percepciones,y contruyen, socialmente, para decirlo conCrespo y Briceño (Briceño 1995: 2) un en-torno, un ambiente.

Pero también puede haber unaconstrucción diferente, en la que los espa-cios son entendidos como medios de.... sa-tisfacción, lucro, acumulación, explota-ción, etc.

Los espacios pueden ser desagrega-dos en recursos, instrumentalizables paraciertos fines. Así, los espacios se cosifican,si son leidos de manera estrictamente utili-taria (Orellana 1995: 3).

La percepción, como lectura (cons-trucción) social es una categoría que pue-de ayudar a entender los conflictos.

Por percepción entendemos una re-presentación subjetiva, una imagen mentalcolectiva sobre las características físico es-paciales de su entorno (urbano o rural) y elproceso de satisfacción de sus necesidades(no sólo materiales sino también cultura-les, psicológicas, etc.) respecto de dichoentorno (Orellana y et al 1995: 14).

Este concepto puede operacionali-zarse de la siguiente manera: la facilidad

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con que los habitantes o sociedades pue-den identificar o reconocer su entorno, lasdiferentes formas de interacción entre loshabitantes, por una parte, y entre ellos y suentorno (Ibid).

Ahora, la pregunta es: ¿cuándo enun conflicto divergen percepciones dife-rentes, podemos hablar de escasez de taleso cuales percepciones más adecuadas pa-ra “x” y “z” fines de conservación?

Los espacios vitales o espacios devida, son, como los ambientes, construc-ciones sociales, en las cuales intervienencomo motores las percepciones, las valo-raciones de las sociedades locales y los ac-tores que tienen determinados intereses ynecesidades respecto a dichos espacios ysus recursos.

El desencuentro de construccionessociales del entorno, produce tambiénconflictos.

Es muy revelador, al respecto, el ca-so de un problema ambiental ocurrido enla localidad de Puchuncaví, Chile (Sabati-ni y Mena: 1995: 52). Se trata de dos in-dustrias chimenea ubicadas en la mencio-nada localidad. Estas, provocaron un in-tenso impacto ambiental negativo en lapoblación, deteriorando significativamen-te su entorno vital y afectando considera-blemente la construcción cultural de su es-pacio tradicional de vida.

Los pobladores que tienen una tra-dición muy particular, expresan a través delos bailes “Chinos”(término derivado de lalengua Mapuche), en los que realizan ce-remonias de adoración a la Virgen, su ca-

pacidad de acción organizada respecto desus problemas ambientales (Sabatini y Me-na: 1995: 52).

Los investigadores que analizaroneste tema, sugieren que “en la confluenciahistórica entre religiosidad popular y con-taminación industrial... chocaron dosmundos sociales y culturales... En palabrasde John Friedman, chocaron el “espaciovital” y el “espacio económico”: el prime-ro, un territorio organizado en torno a lasnecesidades y la vida cotidiana de una co-munidad y el segundo, un espacio de rela-ciones gobernadas por la racionalidadeconómica que es abierto y sin límites es-paciales” (op cit).

Ortiz (1996: 6), vuelve sobre el te-ma de la escasez y enriquece más el con-cepto desde la perspectiva socioambien-tal, sugiere que los conflictos en torno a re-cursos naturales, son procesos de pugnaque implican no sólo escasez, sino tam-bién deterioro y privación.

Pero además existiría un abanico decausas combinadas en el surgimiento deconflictos: bienes en juego, principios enjuego (definidos como intereses), territo-rios en juego y relaciones implícitas, es de-cir, supuestos y creencias (Ortiz 1996: 8).

El componente territorial es impor-tante, y nos lleva otra vez a la frase deFriedman, citada por Sabatini y Mena:cuando el entorno es una construcción so-cial, tiene un sello cultural y político parti-cular que se refleja en el control políticosobre el espacio, que en ese momento se

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convierte en territorio, es decir, la territo-rialización del espacio

La construcción cultural del espacioy la institucionalización de éste añaden elfactor territorio al conflicto, factor que ju-gará un rol de posición en el momento deresolución.

CCoonncclluussiioonneess

Ejercitar una aproximación teórica ala definición del conflicto relacionado conel entorno y sus recursos, es importantepara lograr un encuentro interdisciplinarioalrededor del tema ambiental. Un comúndenominador, sin embargo, debe serpreestablecido en la discusión: el conflictoes un hecho político, que requiere un tra-tamiento congruente, con consideracionestécnicas, jurídicas, antropológicas, bioló-gicas, etc., pero simpre con este comúndenominador.

La gestión ambiental no puede ob-viar el tratamiento de conflictos, al contra-rio, debe incorporarla como uno de suscapítulos, considerando, como principiopolítico, a lo largo del proceso de planifi-cación, a las poblaciones como actoresque desarrollan procesos de acceso, decontrol, de manejo, de creación y re-crea-ción de sus espacios, como constructoresde su entorno.

Es fundamental conocer y recono-cer las lógicas de desarrollo de las pobla-ciones locales, dialogar con sus sistemasde derecho, con sus sistemas de gestión derecursos, como una forma de respetar la

diversidad, antes de emprender proyectosque involucran vidas colectivas. He ahí unprincipio básico para la producción y re-producción de un orden democrático.

Los conflictos son procesos socialesy ambientales, es decir, son situacionesque involucran a diferentes actores y afec-tan sus dinámicas económicas, políticas ysociales, en tanto tales, son hechos socia-les.

El tratamiento de conflictos debeser, entonces, tarea fundamental al desa-rrollar el diseño de políticas públicas, lacreación de marcos jurídicos, la elabora-ción y ejecución de programas y proyectosa nivel micro y macro.

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NNoottaass

1 Kevyn Lynch (1984: 10) sugiere la existenciade cinco dimensiones básicas en la calidadde las ciudades: vitalidad, sentido, adecua-ción, acceso y control.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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Queremos expresar nuestro reconoci-miento a los dirigentes y moradores de las coo-perativas y pre-cooperativas de Shushufindi ySan Carlos, en Sucumbíos y Napo, respectiva-mente, por su interés y participación activa enla elaboración del presente documento. AlFrente de Defensa de la Amazonia, al VicariatoApostólico de Aguarico-Misión Capuchina y alComité de Derechos Humanos de Sucumbíos,sin cuya convocatoria y apoyo habría sido im-posible concretar los talleres de trabajo con lascomunidades. A todos Uds. protagonistas y au-tores de esta reflexión, mil gracias. Por cierto,los criterios y errores aquí expuestos son denuestra exclusiva responsabilidad.

PPrreesseennttaacciióónn

El Programa de Bosques, Arboles yComunidades Rurales (FTPP-FAO), dentrode su proyecto de Análisis, Sistematizacióny Manejo Alternativo de los Conflictos So-cioambientales en Comunidades Rurales,ha impulsado una experiencia colectiva detrabajo, de Diagnóstico, Seguimiento yEvaluación Participativo (DSEP) con las co-munidades y organizaciones de campesi-

nos en dos zonas singularmente represen-tativas de la Región Amazónica del Ecua-dor (RAE), en torno a los conflictos deriva-dos del manejo de los recursos naturales.

El DSEP como opción metodológicaposibilita una reflexión y aproximación nosólo al conocimiento y evaluación de losconflictos socioambientales, sino que entanto instrumento y herramienta transferidapara uso de las comunidades, potencia suspropias capacidades de diseño de estrate-gias y propuestas de manejo de sus conflic-tos.

Bajo la modalidad de Talleres, elDSEP -que se centra en la relación y comu-nicación recíproca entre el facilitador y lascomunidades- se basó en dos experienciasde trabajo que resumen en buena parte loque ha sido el proceso conflictivo so-cioambiental de la RAE: la una, en la pro-vincia de Sucumbíos, en el cantón y parro-quia de Shushufindi. Y la otra en la provin-cia de Napo, en el cantón Joya de Los Sa-chas, parroquia San Carlos.

Hacia una propuesta de manejo participativode conflictos socioambientales

Pablo Ortiz-T.

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Ambas constituyen las regiones demayor dinámica conflictiva socioambien-tal en el Ecuador, particularmente porqueson el lugar donde se asienta el eje de laindustria petrolera, cuyos yacimientosabastecen el mayor porcentaje de produc-ción exportable.

Igualmente allí se han realizado ac-tividades extractivas de madera y expan-sión de monocultivos, particularmenteagroindustriales como palma africana1.

Estos procesos con sus respectivosimpactos en los ecosistemas y las pobla-ciones, constituyen el telón de fondo en elque se han originado y desarrollado losprincipales conflictos socioambientales,superpuestos o interpuestos en otros con-flictos.2

Sobra decir que la experiencia deDSEP con las comunidades rurales de Su-cumbíos y Napo, constituye un paso fun-damental en la elaboración de propuestasteórico-metodológicas en torno al ManejoAlternativo Comunitario de Conflictos.

I. Objetivos

Los objetivos propuestos para elefecto son los siguientes:

a) Desarrollar un trabajo colectivo,desde una perspectiva popular, deevaluación y diagnóstico de los con-flictos socioambientales que atravie-san estas comunidades.

b) Poner al alcance de los participantesherramientas y métodos para el

diagnóstico y evaluación de sus pro-pios conflictos. Potenciar, a partir delas mismas, un mejor uso de suspropias experiencias.

c) Conocer las experiencias y habilida-des individuales de los participantesen el diseño de marcos conceptua-les, uso de técnicas y estrategias demanejo de conflictos.

d) Sistematizar los resultados comofuente para la elaboración de unaPropuesta Comunitaria de Manejode Conflictos Socioambientales.

II. Metodología

La educación sobre conflictos comoacto de conocimiento y la investigacióncon las comunidades involucradas, comoactividad específica de producción de co-nocimiento, se potencian al relacionarseconscientemente, permitiendo no sólo laproducción y elaboración de nuevos cono-cimientos, sino la apropiación y la sociali-zación de éstos, por parte de las comuni-dades rurales.

La investigación participativa de losconflictos por un lado formula, crea, inter-preta, explica la realidad. En tanto que laeducación los habilita para transformar esarealidad.

Hoy que se plantea de forma muycontundente la cuestión de la democraciaen la región, la necesidad del papel prota-gónico de los sectores más pobres, el diag-nóstico-investigación participativo y laeducación popular en el manejo de con-

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flictos adquieren gran relevancia: son ins-trumentos que ayudan a comprender me-jor las exigencias de la democratización ya la vez formar personalidades capaces deorganizar una sociedad democráticamen-te, desde abajo, con un ejercicio del podermás participativo y colectivo.

En este momento histórico de crisisecológica planetaria, de reordenamientopolítico, económico y cultural, el diagnós-tico e investigación participativos y la edu-cación popular se potencian como instru-mentos capaces de aportar al desarrollo delos procesos organizativos de las comuni-dades rurales que enfrentan conflictos so-cioambientales.

Posibilita la recuperación de la me-moria y el fortalecimiento de la identidad.Ergo la constitución de actores, la defini-ción de intereses comunes, la formulaciónde demandas y el diseño de estrategias iné-ditas.

En el DSEP se combinan tanto ele-mentos conceptuales, metodológicos co-mo instrumentales.

Para ello se partió en general del in-tercambio de experiencias de las organiza-ciones y comunidades participantes en losTalleres y en la reflexión en torno al temade los conflictos socioambientales y sus es-trategias de manejo.

Para enfrentar y manejar un conflic-to -se dijo- es fundamental realizar un es-fuerzo por comprenderlo o entenderlo, ypara ello pueden ser útiles definir pregun-tas claves, tales como:

a) ¿De qué conflicto estamos hablan-do?

b) ¿Cuáles son las causas y motivos delconflicto?

c) ¿Quiénes están involucrados en él?d) ¿Cómo se presenta o se desarrolla?

Luego de comprender los conflictos,se dio un segundo paso en torno a la ela-boración de propuestas de manejo de con-flictos desde una racionalidad popular,reafirmando todo el tiempo en la necesi-dad que tienen, las comunidades debida-mente organizadas, de manejar adecuada-mente sus conflictos socioambientales.

Para ello deben potenciar y afinartanto sus capacidades, conocimientos y re-cursos como las herramientas teórico-prác-ticas en procesos de manejo y negociaciónde conflictos.

III. El diagnóstico participativo y el uso deherramientas

Con la asistencia de dirigentes y po-bladores de las mencionadas parroquias,los talleres se efectuaron durante dos díasde trabajo cada uno. Se utilizaron sucesi-vamente cuatro tipos de herramientas detrabajo:

a) la primera, que integra los grupos detrabajo y facilita la relación entre losparticipantes;

b) la segunda, en base a sociodramas,que posibilitan expresar lo cotidiano

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y las percepciones de las comunida-des;

c) la tercera, de dibujo y debate, queincentiva y facilita la discusión entorno a los conflictos; y,

d) la cuarta, herramientas de actores ygrupos de interés, que posibilita laorganización y análisis del conflic-to, su desarrollo, definición de acto-res, intereses y estrategias adopta-das, así como escenarios.

A) Las dinámicas de presentación y defini-ción de objetivos

Primero se aplicaron dos dinámicassencillas de presentación, partiendo delhecho de que lo primero que hay que ha-cer, al encontrarse en un taller donde algu-nas personas no se conocen es presentarse.Se parte de una premisa obvia: no se tratade un encuentro exclusivamente de caras,sino de mentes, sentimientos, experienciasy expectativas.

Para ello el facilitador propuso unadinámica llamada “Epitafio”. Luego de co-nocerse brevemente, y con lo dicho en ladinámica de presentación, se definieronlos objetivos y los productos a obtenerseen el taller.

Se concretó en analizar, reflexionary hacer memoria sobre los conflictos so-cioambientales existentes en las parroquiasy en las distintas cooperativas y pre-coope-rativas. Y también hacer una propuesta pa-ra el futuro de la comunidad en torno a susconflictos socio-ambientales.

Para lograr esos objetivos, se dijo,“vamos a comenzar planteándonos pre-guntas y discutiendo el significado de lapalabra conflicto y particularmente con-flicto socioambiental”. El facilitador fuemoderando la discusión y anotando lo di-cho en un papelote colocado en la pared.

Luego se definieron preguntas-guíaque orientarían la reflexión colectiva, talescomo: ¿qué es? ¿qué hacemos cuando sepresenta? ¿por qué se dan?, ¿qué los origi-na?

B) La herramienta del sociodrama

Al interior de un grupo de trabajo,de los tres formados en los talleres, se plan-teó llevar a cabo un sociodrama, a fin deque a partir de un caso común de conflic-to interno en las comunidades, se reflejende mejor manera los puntos de vista, lascontradicciones, las motivaciones, estrate-gias y los pasos que eventualmente siguenpara resolver sus conflictos.

En ambos casos, el grupo designadoplanteó que se trata un caso imaginario,aunque muy frecuente de disputas entrevecinos, sea por linderos mal definidos, ro-bo de ganado en las fincas y hasta proble-mas familiares.

El propósito de esta herramienta ymuy pertinente para los objetivos de los ta-lleres fue suscitar el interés de los partici-pantes en el tema, aparte de representar lavida cotidiana, superar temores, crear con-fianza.

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Igualmente se estimuló a todos a re-flexionar sobre los conflictos internos desus respectivas comunidades y a buscar suscorrespondientes respuestas.

Quedó clara además, la pertinenciade las propuestas de mediación o negocia-ción, en el caso de este tipo de conflictos,mucho más simétricos, con alcances me-nores y efectos multiplicadores mínimos.

C) La herramienta de dibujo y debate

Luego de elaboradas las preguntasdiscutidas en el punto a), se comenzó eldiálogo grupal. Iniciado éste se prosiguiócon el uso de otras herramientas, tales co-mo el dibujo de un croquis del cantónShushufindi o de la parroquia San Carlos,en forma conjunta entre todos los partici-pantes.

Cuando los delegados, designadospor las plenarias, comenzaron el trazadode las primeras líneas, fueron surgiendovarias recomendaciones. El debate de to-dos se centró en la importancia relativa decada nuevo elemento introducido en losdibujos.

A lo largo de las tareas de represen-tación y dibujo de los mapas, los partici-pantes fueron identificando (en el espacio)los diferentes problemas de San Carlos yShushufindi. Hicieron un mapa temáticocon la participación de los asistentes.

Allí se incluyeron los principales si-tios de interés comunal en cada caso: pla-zas, escuelas, canchas de fútbol, subcen-tros de salud, cabildos, tanques de agua

potable, ríos, vías de transporte, templos,calles centrales y secundarias, estacionesde bombeo de petróleo, tanques de alma-cenamiento, oficinas, tuberías, piscinas dedesechos de crudo, mecheros de gas, plan-tas extractoras de aceite de palma, madere-ras y comunidades aledañas, especialmen-te en las que vivían algunos de los partici-pantes.

D) La herramienta de actores y grupos deinterés

Siguiendo la línea de las otras herra-mientas, se planteó el uso de una nuevaherramienta de trabajo colectivo: grupos eintereses.

Se inicia con un recuento de los im-pactos más visibles de las actividades ex-tractivas de recursos del suelo y del bosqueen Shushufindi y San Carlos, y la maneracómo éstas generan impactos ambientalesque afectan a las comunidades localizadasen las áreas de influencia.

A continuación, en un papelote seva elaborando un listado de todos los acto-res involucrados en el conflicto. Se trata deun ejercicio de re-conocimiento y memo-ria, acompañado de preguntas tales como:¿quiénes son los actores que intervienen?¿quiénes están en los sitios donde ocurrenlas actividades y sus respectivos impactos?

En este caso fueron mencionadoslos siguientes en ambos casos:

La respuesta unánime ubicó a dosgrupos de actores centrales: las compañíasextractoras de recursos (petroleras, agroin-

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dustrial y madereras) y las comunidadesasentadas en las áreas de influencia de lasrespectivas actividades.

El Estado fue considerado en un mo-mento posterior del análisis.

Allí se llamó la atención sobre la ne-cesidad de entender y analizar a cada unode estos actores, por separado.

Igualmente, posibilitó desarrollaruna reflexión colectiva en torno a los orí-genes, las motivaciones y causas de losconflictos.

En principio hay una ratificación/identificación que parte por ubicar a losactores principales -centrales- del conflictosocioambiental: las compañías -petroleras,agroindustriales o madereras- y el conjun-to de comunidades locales.

Se comienza además por considerarel principal problema -causa- del conflictosocioambiental: los impactos ambientalesnegativos de la contaminación del agua, eldeterioro de los suelos y el aire, de los quelas comunidades dependen para su subsis-tencia.

Es interesante que un concepto im-portado de las ciencias políticas como ac-tores, es apropiado por los talleristas, quecomienza a utilizarse como sinónimo degrupos, empresas, organizaciones, gre-mios, etc. -antes colectivos que definenuna posición, un fin y un interés frente alos otros, que de alguna manera orienta suacción-.

Luego de elaborada esta lista, porparte de todos los grupos, a cada uno se lossubdividió en dos:

Unos analizaron las interrelacionesentre los actores que tienen poder y otrosaquellas existentes entre los afectados porla contaminación petrolera.

Para ello se diseñan figuras geomé-tricas de distintos colores, tamaños y for-mas. A cada figura, los participantes le danun nombre (representa a un actor) y leagrupan en relación a otros similares. Lasrelaciones, según la interpretación que ledeseen dar, pueden ser verticales, horizon-tales, transversales, directas, indirectas,etc.

Al analizar estas interrelaciones, seestablecieron la forma, significados y efec-tos de éstas a partir del uso de antónimos:generalmente se valorizaron o calificaronlas relaciones como positivas, negativas,asociativas, desintegradoras, colaborativas,populares, antipopulares.

Igualmente posibilitó tener una lec-tura de las estrategias y alianzas existentesdurante un conflicto, entre los distintos ac-tores. Obviamente, entre aquellos en queexisten relaciones asociativas y colaborati-vas -que satisfacen sus intereses o deman-das- alianzas y consensos conciliatorios.Entre quienes existen relaciones negativas,desintegradoras y contradictorias, se desa-ta el nudo del conflicto socioambiental,que se resuelve por las relaciones de fuer-za expresadas por cada uno de los actores,por su poder, su capacidad de persuasión,su reconocimiento de la voluntad del otroo de la legitimidad de sus demandas, etc.

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IV. Resultados de la experiencia

La comunidad define ¿qué es unconflicto?

- En general es una discusión.- Yo creo que es un problema.- Sería también una disputa entre dos

partes.- Una incomprensión entre varias

personas, por algún motivo.- Para mí sería algo destructivo, una

pelea que siempre existe entre lagente.

- Cuando hay un mal entendido tam-bién.

- Algo que daña las relaciones, lagente no se lleva bien cuando exis-te.

Es evidente el predominio de crite-rios peyorativos, con connotaciones nega-tivas que la palabra conflicto tiene en laspersonas de las comunidades. El enfrenta-miento, la disputa, la incomprensión sonvistos únicamente como obstáculos. Estáausente una lectura del conflicto tambiéncomo momento de posibilidades (positivasy negativas).

A la pregunta de ¿por qué se dan es-tos conflictos?, las respuestas fueron comolas que siguen:

- Por disputa originada por algo, seaterrenos, ganado, una gallina.

- Yo creo que siempre hay algún biende por medio.

- En cambio pienso que es porque so-mos distintos y cada uno tiene supropia forma de pensar.

- También puede existir por divisiónen las comunidades.

- A veces también en las familias mis-mas hay división y por lo tanto con-flictos.

- Yo en cambio creo que no tanto porser distintos, sino por ser diferentes,cada uno busca su propio interés.

- Cuando los jefes de familia, general-mente los hombres, malgastan elsueldo en trago y luego falta paracubrir las necesidades.

- Y también, creo, cuando en las or-ganizaciones no se administra bienlas cosas. No se hacen las cosas res-petando los reglamentos ni la deci-sión de las Asambleas de los compa-ñeros.

- Cuando hay desorganización entrenosotros, y no sabemos exactamen-te qué hacer frente a los problemasque tenemos.

La discusión en ese marco giró entorno a la inevitable presencia de los con-flictos en las relaciones sociales, económi-cas, políticas y culturales. En todos los ni-veles. Es obvio que mientras vivamos -seaen familia o comunidades, y obviamenteen poblados más grandes- siempre vamosa estar avocados a convivir con personasdiferentes.

Dentro de las mismas familias y co-munidades, se dijo, cada uno tiene su for-

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ma de ser, de pensar, de comer, de vestir,de creer y si no lo aceptamos así y creemosque solo nosotros tenemos la razón y loque hacemos es lo mejor y único en elmundo, entonces podemos estar creandocondiciones para que los conflictos seaninevitables.

Ese no reconocer el derecho de losotros, que termina donde comienzan losmíos y viceversa, es la intolerancia. Y éstaes una forma de negar a los otros, de impo-nernos, dominarlos o existir a costa de susderechos. Es una forma de autoritarismo.¿Cuántos de estos elementos no formanparte importante de las culturas de nuestrascomunidades y organizaciones indepen-dientemente de su origen? ¿Acaso esa acti-tud de intolerancia y autoritarismo de lospoderosos hacia los más débiles no se hareproducido al interior de las comunida-des?

Precisamente ese es uno de los pun-tos más importantes. El poder. No debe ol-vidarse que en buena medida se piensa, secree y se siente lo que otros -más podero-sos- han querido que se piense y se sea.

En el caso del conflicto con las com-pañías petroleras, por ejemplo, es claroque existen diferencias con ellas. Los inte-reses de ellas son distintos de aquellos quemueven a las comunidades de colonos eindígenas de esta región.

El poder aquí en la Amazonia tieneque ver con el control que una parte tienesiempre sobre el medio ambiente de la otraparte.

En el caso de los conflictos socioam-bientales podría pensarse que el poder sederiva del control sobre los flujos de ener-gía -en este caso, ¿quién controla el suelo,el bosque, el agua? ¿quién organiza el am-biente físico, social en la Amazonia? ¿Has-ta qué punto las compañías extractoras derecursos, hasta dónde los colonos, hastadónde los indígenas?

La cultura del extractivismo indus-trial petrolero, maderero y agroindustrial,es de conquista y de dominio. Y una hipó-tesis al respecto puede plantear que el Es-tado y las compañías son fundamental-mente los protagonistas de aquello.

Es indudable que esta economía ex-tractivista ha hecho perder materia y ener-gía al bosque húmedo tropical de estas re-giones, provocando la consecuente ruptu-ra de los sistemas bióticos humanos y na-turales.

En buena medida las compañías pe-troleras, madereras y agroindustriales dete-rioran recursos como el agua, el aire y elsuelo que son vitales para que las comuni-dades puedan vivir. Y no solo eso, sino quehan condicionado la organización social,económica y política de toda esta región.

V. “¡Sí… de acuerdo! ¿en qué y para qué?”

“Acá en San Carlos, no es fácil po-nerse de acuerdo. La gente proviene demuchos sitios del país. Habemos gente deEl Oro, de Loja, de Chimborazo, de Bolí-var, de Carchi, de Tungurahua. Cada uno

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tiene sus costumbres, sus fiestas, su formade preparar la comida, etc”.

“En Shushufindi, no ha sido fácil porlos diferentes pareceres de las personas yporque las necesidades urgentes no permi-ten definir mejor metas más grandes”.

“Los conflictos acá (en San Carlos)existen cuando la gente no encuentra tra-bajo y cuando no se soluciona ninguno desus problemas. Deja de creer en los gobier-nos, en las autoridades, en las organizacio-nes, en los dirigentes. Porque sus proble-mas básicos están ahí, sin solución. Si mu-cha gente vive así, es difícil que crea en laorganización y en una propuesta de traba-jo compartido, comunitario o participati-vo”.

“Sobre eso lo importante es que lasorganizaciones también busquen solucio-nar por sí mismas los problemas de la gen-te. Acá cuando luchábamos por la titula-ción de tierras, y lo conseguíamos, la gen-te sentía la necesidad de estar organizada.Lo mismo cuando se han realizado movili-zaciones cantonales por mejoras. Sólocuando ven que eso da resultados y esefectivo, entonces se unen, de lo contrariono” (intervención en Shu- shufindi).

Sin duda, hay una visión muy clarade la importancia que tienen las organiza-ciones y sus dificultades. Igualmente losparticipantes de los talleres manifiestan lasposibilidades reales de definir demandas eintereses comunes. Estas están condiciona-das a la satisfacción de demandas diversas,que debidamente se encuentren expresa-das y acogidas en esa demanda común. La

organización y sus principios que la justifi-can debe premiar en alguna medida a losque creen en ella.

Y es muy probable que a partir deuna secuencia adecuada de preguntas, co-mo las definidas en el trabajo grupal de lostalleres, se pueda sistematizar y organizarla reflexión de la comunidad sobre sus pro-pios conflictos.

Cuando la comunidad plantea la ne-cesidad de comprender mejor de qué tipode conflicto socioambiental se está hablan-do, es muy probable que se planteen tam-bién las salidas y las estrategias frente almismo, así como las herramientas adecua-das, tanto para su conocimiento como pa-ra su manejo.

Las comunidades rurales tienen enese marco, la posibilidad de plantear unatipología de conflictos. Estos están asocia-dos básicamente a los problemas que losgeneran, a las causas y motivaciones: sison recursos económicos en disputa, setrata de un conflicto económico; si son es-pacios de participación en toma de deci-siones, se trata de conflictos políticos; si in-volucran deterioro de recursos naturales eimpactos en las personas y familias, se tra-ta de conflictos socioambientales.

Es decir, las comunidades tienen laposibilidad concreta de diferenciar losconflictos que la atraviesan y hacer una ti-pología propia.

Igualmente en las propuestas de lascomunidades en torno al manejo, plantea-do básicamente a nivel de sus conflictosinternos, si se sigue el esquema planteado

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por J.P.Lederach,3 se cumplen todos los pa-sos y se recurren a todos a los elementosnecesarios para resolver conflictos por lavía popular de negociación, o sea, en basea la confianza, al consejo y a la conexiónentre las partes.

En la trama de una disputa de linde-ros o de robo menor, se planteó en un prin-cipio resolver la disputa con el empleo dela coerción -acudir a la ley y a las autori-dades- pero se descartó esta opción, entanto (aparentemente) sus costos son de-masiado altos en comparación con los be-neficios (considerados más bien escasos).

Se privilegia incluso en la decisiónlos otros costos y perjuicios (que desde unaperspectiva de economía moral son muyimportantes) tales como la destrucción delas relaciones, el resentimiento para el fu-turo, la socavación de la integridad y laconfianza cotidiana interpersonal. Por otraparte, la ley es lenta, sus resultados son im-predecibles, hay corrupción en las autori-dades, es cara, es pública, etc.

La opción escogida por las partesfue la mediación: un tercero imparcial queayuda a las partes en litigio a hacer las co-sas que tal vez sin ayuda nunca harían. Demodo que la base de la mediación es la ne-gociación y la tarea del mediador consisteen introducir algunas características espe-ciales para modificar el enfoque basado enla confrontación.

El mediador ayuda a las personas adialogar, evita el generar malos entendi-dos, establece por lo menos relaciones,

aclara los problemas y busca una salidaaceptable para ambas partes.

¿Cuáles son los logros de la media-ción en el conflicto entre iguales -plantea-do- por las comunidades?

- reduce la hostilidad y establece unacomunicación eficaz;

- ayuda a las partes a comprender lasnecesidades y los intereses del otro;

- formula preguntas que ponen demanifiesto los intereses reales de ca-da parte;

- plantea y aclara cuestiones que hansido pasadas por alto, o que no hanrecibido la suficiente atención;

- modera las exigencias que no sonrealistas;

- comprueba la receptividad a nuevaspropuestas;

- ayuda a formular acuerdos que re-suelven el conflicto, salvaguarda lasrelaciones y permite prever necesi-dades futuras.

Es importante aclarar que este con-flicto (más bien como disputa) se da demanera frecuente (es decir, no se trata deun evento que rompe estructura, aunqueamenace afectar las relaciones internas); seda entre iguales (en varios aspectos la con-dición de vida de los involucrados es simi-lar, ingresos, nivel de vida, educación, ex-pectativas de vida, etc.); la voluntad deloponente de alguna manera es respetada,hay disposición de ceder.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Sobre este punto deseo llamar laatención que la legitimidad de la propues-ta del conjunto de la organización partedel reconocimiento de una demanda senti-da a niveles muy particulares.

Esto no siempre se logra sin proble-mas previos que precisamente pasan porrecoger demandas inmediatas -económi-cas, materiales- a las cuales muchas vecestienen que subordinarse las demandas cul-turales, políticas y ambientales. O dicho enotras palabras: lo socioambiental y políti-co-cultural será relevante en la medida enque acoja lo económico e inmediato. Lofuturo tiene sentido en la medida que ex-prese lo coyuntural. Lo global-regional al-gún significado adquiere si va subordinadoa lo local.

En los sectores de campesinos colo-nos de Napo y Sucumbíos esto es muchomás evidente, dada la racionalidad en laque se ven inmersos, como posibilidadúnica de afianzar su presencia, posesión yposibilidades de sobrevivencia.

Una pragmática que les lleva a in-sertarse fácilmente en propuestas clientela-res a nivel regional, sea con las compañíaso con otros grupos de poder: intercambiode favores por lealtades. Atención focaliza-da por inmovilismo. Satisfacción asisten-cialista de demandas por actitud pasiva delas organizaciones (alianzas o consensodependiente).

Los participantes en los talleres, enese sentido aclararon que no siempre seproducen esas condiciones para la resolu-

ción de disputas o conflictos por la vía dela mediación o la conciliación.

Muchas veces cuando el nivel deconfrontación es mayor y la voluntad deloponente no es respetada o es respetadasólo en apariencia, hay poca voluntad decambiar su propia posición. A veces unade las partes no acepta la mediación y labúsqueda de un mediador que sea acepta-da por ambas partes, se torna en un desa-fío difícil de alcanzar, donde probable-mente el arbitraje o la intimidación seanlos procedimientos alternos a asumirse.4

Estas normas compartidas funcionancomo nexos estables entre las situaciones ylas acciones que determinadas condicio-nes dadas exigen.

Estas “situaciones dadas” -como unadisputa o un conflicto- que son reconoci-das por los participantes -evocan expecta-tivas y disposiciones normativas específi-cas que se manifiestan en una determinadaconducta.

El modelo de mediación o negocia-ción de disputas o conflictos -que estaríadentro de lo que se conoce como acciónconcertada- no sólo requiere que los acto-res hayan tenido una formación normativasimilar, sino que también compartan per-cepciones comunes respecto al conflicto ola disputa, a la situación que se encuen-tran.

Sólo si se cumple esta última condi-ción, podría considerarse que, mediantenormas apropiadas (propias de una culturacon elementos tolerantes), determinan susacciones conjuntas. La pregunta a respon-

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derse es si estos elementos constituyen aúnpiedras angulares de las culturas de los dis-tintos pueblos amazónicos del Ecuador.

En ese marco, romper la lógica prag-mática con la que opera el sector campesi-no colono y una parte del sector indígena,para subordinar las demandas inmediatas ylocales en prácticas políticas de más largoalcance y aliento, sobre la base de alianzasy propuestas conjuntas, es uno de los gran-des desafíos de la propuesta comunitariade manejo de conflictos sociambientales,que deben enfrentar movimientos popula-res como los amazónicos del Ecuador.

VI. Supuesto dentro de una propuesta demanejo comunitario de conflictos

De acuerdo con Christopher Mit-chell (1981), el proceso de “Manejo deConflictos” incluye todas las técnicas em-pleadas para prevenir el desarrollo de si-tuaciones conflictivas, impedir que resul-ten en comportamiento destructivo o po-nerle fin al mismo, remover sus causas poralgún medio de algún acuerdo o negocia-ción.

Diferentes técnicas son aplicablesen cada momento o etapa del desarrollode los conflictos.

En una etapa de conflicto latente, sepodría hablar de evitamiento de conflictos,incidiendo en las percepciones existentesen los distintos sectores involucrados, ypor lo tanto en la definición de sus deman-das.

Por ejemplo, se puede informar so-bre la pertinencia (económica y ecológica)de no explotar recursos en cantidades y rit-mos que afecten a las generaciones futurasy a las otras especies de manera irreversi-ble.

O sobre los efectos positivos de in-cluir a las comunidades rurales en los be-neficios y en la cadena de toma de decisio-nes respecto a la extracción de recursospor parte del Estado o las empresas, a finde que sus propuestas o demandas tengancabida.

Se puede igualmente informar y pro-mover en las empresas y el Estado de losimpactos positivos (económicos, políticosy ambientales) de incluir a las comunida-des rurales en la toma de decisiones y en ladistribución de los beneficios de la extrac-ción de recursos.

En conflictos ya abiertos, se puedehablar de prevención, entendida ésta entérminos negativos, en el sentido de impe-dir que el conflicto escale a niveles de in-comunicación y violencia. Es fundamentalallí establecer puentes, por la vía de la me-diación o la conciliación (Pendzich, 1995,p.6).

Como sugiere Mitchell, el procesode manejo de los conflictos se concentraprincipalmente al nivel del comportamien-to de los actores adversarios. Donde pri-man conductas y estrategias coercitivas so-bre las consensuales, hay que aclarar queéstas (dentro de una vía polémica) no sonefectivas, ni seguras para resolver el con-

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flicto, especialmente desde una óptica deinterés comunitario -de menos poder-.

La tarea de los mediadores y de losconciliadores debe centrarse así, en crearcondiciones de equilibrio de poder -porejemplo vía apertura en la toma de deci-siones- entre las partes involucradas en elconflicto, para que primen los elementosconsensuales, en los cuales se sacrificanalgunas de las demandas a cambio de lasatisfacción de otras.

Esta desactivación o encausamientodel conflicto a niveles de manejo y diálogoentre las partes, puede ser muy parcial ytemporal si no se apunta a las percepcio-nes y demandas de los actores. El objetivobásico debe centrarse en un manejo dura-dero, consensual (que no implique una re-nuncia total de las demandas e interesesbásicos de los actores) y de cooperaciónentre las partes.

Resulta interesante considerar lasconceptualizaciones de John Burton yFrank Dukes, en torno a estos aspectos. Es-tos autores introducen una diferenciaciónentre disputas sobre intereses, las cualesson una característica normal de las rela-ciones y parte integral de un sistema com-petitivo, y conflictos que están profunda-mente arraigados en las necesidades hu-manas y que con frecuencia requieren unareestructuración importante del ambiente ylas políticas para su resolución.5 Con fre-cuencia los dos están ligados y los prime-ros pueden ser síntomas de conflictos sub-yacentes.

En las disputas los asuntos son nego-ciables y no involucran la alteración deinstituciones y estructuras.

El arreglo de los conflictos como re-sultado de un acuerdo al que se ha llegadopor medio del regateo o de procesos judi-ciales puede ser apropiado para las dispu-tas, pero cuando se trata de conflictos quegiran en torno a necesidades básicas o va-lores, el mecanismo adecuado es la resolu-ción. Es decir, que mientras el arreglo pue-de darse por medidas coercitivas (arbitra-je), el regateo o la negociación, en las queel poder relativo de las partes determina elresultado, la resolución exige la transfor-mación de las relaciones mediante el abor-daje de la solución de problemas que ge-neraron el conflicto.

Puesto que el término de “preven-ción” denota “control”, Burton y Dukeshan introducido el vocablo “provención”el cual implica que se tomen medidas pa-ra remover las fuentes del conflicto e im-plantar condiciones de manera que loscomportamientos sean controlados por re-laciones valoradas y colaborativas. El reco-nocimiento del otro, la comprensión de susintereses, los posibles puntos de confluen-cia o acceso, etc. La provención, por tanto,implica una anticipación del futuro, demanera que se tomen medidas para remo-ver las fuentes de conflictos probables6,creando un ambiente conducente a rela-ciones no conflictivas y cooperativas.

En resumen, la provención se preo-cupa por los problemas sociales en gene-ral, por alterar el ambiente que conduce al

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conflicto y por crear un ambiente que lomitigue.

VII. El manejo comunitario en los conflic-tos socioambientales disimétricos

En cambio, los conflictos disimétri-cos están determinados por la variable depoder. Y poder fundamentalmente se en-tiende como capacidad para dirigir, orien-tar, administrar la voluntad del otro. Dadafundamentalmente por el control de recur-sos que la posibilitan y potencian.

a) Los actores hegemónicos en el con-flicto socioambiental, ejercen domi-nio y control sobre el conjunto delos factores que determinan el con-flicto: recursos, conocimiento, infor-mación, influencia. Los actores su-balternos en cambio no controlan enlo fundamental estos factores, y másbien padecen el orden social, eco-nómico, político, cultural y ecológi-co impuesto por los actores hegemó-nicos.Los actores hegemónicos sin dudaestán constituidos por dos grandesejes: el Estado y las empresas capita-listas extractoras de recursos en laAmazonia.

b) Los actores subalternos en cambio loconforman un conjunto bastante he-terogéneo de grupos que van desdelos campesinos colonos, los etniasindígenas, hasta los medianos agri-cultores, comerciantes, transportis-

tas, y organismos de apoyo comoiglesias, organismos no guberna-mentales, organizaciones popularesde segundo y tercer grado, etc.

En el caso de Shushifindi, los talle-ristas distinguieron los siguientes grupos deactores involucrados en los conflictos so-cioambientales:

11)) Los técnicos y trabajadores de lasempresas extractoras de recursos(petroleras, palma africana, y made-reras) que provienen de otras regio-nes del país. Poco integrados a la re-gión; ajenos a sus necesidades.

22)) Los colonos, provenientes en altoporcentaje de otras regiones delpaís. Su nivel de vida es bajo; aun-que cada vez están más identifica-dos con los problemas de la región,en tanto les afecta.

33)) Los pueblos indígenas, que constitu-yen el sector que mayores impactosnegativos (socioambientales) ha so-portado y que hasta el momento seencuentra desprotegido en el reco-nocimiento de sus derechos ances-trales. Aún no se establece un nexoo vínculo entre las organizacionesde campesinos colonos y las indíge-nas. Están atravesadas en muchoscasos por conflictos inter-étnicos ytierras.

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La presencia del Estado en la zona,desde el punto de vista de las comunida-des resulta insignificante.

En cambio toma cierta importanciala presencia de las organizaciones socialeslocales que dinamizan la participación dela población en la solución de los conflic-tos existentes.

En ese sentido, a pesar de su debili-dad, estas organizaciones populares seconstituyen en los espacios de legitima-ción y significación de sus necesidades, nonecesariamente subordinados a la lógicaimpuesta por el orden y los actores hege-mónicos, sino al contrario, como réplicapopular emergente, contra-hegemónica,que les permite gestionar sus propias satis-facciones y en caso de presentarse obstá-culos, generar una multiplicidad de rela-ciones clientelares, de reciprocidad, ayudamutua, recreacional y religiosa.

Tomando en consideración los con-flictos sociambientales, se señaló que lasrelaciones entre estos actores disimétricosera poco positiva, favorable a los actoreshegemónicos y desfavorable a los subalter-nos.

Los beneficios económicos porejemplo de las actividades extractivas, noson amazónicos o no se distribuyen en laregión. “Si bien aquí están físicamente lasempresas petroleras, madereras y agroin-dustriales, eso no significa que la pobla-ción viva bien o se beneficie de alguna for-ma. La mayor parte de las decisiones y uti-lidades operan fuera de aquí, incluso ni si-quiera en el país”, dijeron (San Carlos).

“Miren este tubo que está aquí, quepasa por San Carlos, es el que lleva el pe-tróleo que surge del subsuelo y se va hastaEsmeraldas, para de ahí venderse al exte-rior, por lo tanto, no significa que esta zo-na, siendo petrolera, transforme a sus habi-tantes en petroleros”, añadieron.

Hay una clara percepción de que loque queda para las comunidades ruralesson los impactos negativos, tanto ambien-tales (contaminación) y sociales (pobreza).

El modo de extracción así realizadoproduce pocos beneficios directos para lazona mientras que sus consecuencias ne-gativas son numerosas y graves. Es unamuestra muy clara de la naturaleza no sos-tenible de la actividad petrolera, pues loshidrocarburos son recursos no renovablesy los yacimientos tienen límites.

Pero cuáles son las debilidades delas compañías que explotan los recursos dela región:

a) Por un lado desconocen deliberada-mente las leyes y los reglamentosque les obligan a respetar el am-biente.

b) Cuando las comunidades tomanconciencia de esto, y conocen losreglamentos, se organizan y vigilanque las compañías cumplan nor-mas, entonces se cuidan de mante-ner todo en orden y de mejorar lasrelaciones con las comunidades.“Allá en Limoncocha, los indígenasse pararon duro y no han permitidoque se hagan muchas cosas negati-

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vas como acá. Allá es diferente. Encambio, nosotros los colonos deja-mos no más. Incluso los indígenashan conocido por siempre las leyesde la naturaleza, y sabían de la im-portancia de los bosques. En cambionosotros no sabíamos de la impor-tancia de los bosques, y no solo quehemos permitido que se destruyande esta manera los bosques, sinoque incluso nosotros mismos ayuda-mos en su destrucción”(San Carlos).

c) “Si acá no hemos tenido concienciay los colonos no hemos dicho ni he-cho nada sobre la política petrolera,a diferencia de los indígenas, es cla-ro que una debilidad de las compa-ñías es una fortaleza”, afirmaron(Shushufindi).

¿Cuáles son las debilidades de loscampesinos, de los indígenas?

a) Nosotros estamos o desorganizadoso mal organizados. Falta de organi-zación de la comunidad. Mejorcoordinación entre las pre-coopera-tivas (San Carlos).

b) Desde la parroquia deberían fortale-cerse la capacitación y la educaciónde las comunidades. Más talleres(Shushufindi).

c) Sí, el Estado no atiende, eso ha afec-tado para que la parroquia no se au-togestione. Y si no se autogestiona laparroquia de San Carlos, no podrá

resolver sus problemas y sus conflic-tos (San Carlos).

d) Falta de comunicación entre noso-tros, entre los diferentes sectores.No sabemos nada de estas cosas,mientras que los otros conocen ypor eso también hacen lo que quie-ren (Shushufindi). Esto produce in-comprensión entre nosotros. Y tam-bién en las directivas. Eso debe me-jorar.

e) La comunicación puede ayudar aevitar ciertos conflictos. A través dela misma escuela o de la junta pa-rroquial se debería reunir para con-versar. Las comunidades tenemos elderecho de estar informadas (SanCarlos).

También se señaló la importancia defortalecer vínculos entre las organizacio-nes de base y las organizaciones mayoresque existen en la Amazonia, como el Fren-te de Defensa de la Amazonia.

a) Es importante que mejoremos las re-laciones con grupos de apoyo comoel Frente de Defensa de la Amazo-nia, los organismos de derechos hu-manos y la prensa.

b) Si fortalecemos las organizacionesserá posible enfrentar mejor a lospoderosos, que al vernos desunidosy débiles, nos imponen cualquiercosa, frente a lo que hacen o frentea lo que necesitamos.

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VIII. Toma de decisiones y manejo de con-flictos comunitarios

Según los talleristas, el proceso detoma de decisiones por parte de los actoreshegemónicos se restringe al área de opera-ción de las élites administrativas del Estadoy de las compañías extractoras de recursos.

En cuanto a los elementos que infor-man y determinan la toma de decisionesen las empresas extractoras, son funda-mentalmente económicos-crematísticos.Estos son los que determinan la adopciónde decisiones. En el caso de las compañíaspetroleras por ejemplo, la existencia de te-rritorios indígenas, lugares míticos o sagra-dos, áreas protegidas o bosques primarioscon gran biodiversidad son consideracio-nes absolutamente secundarias que no sonrelevantes para tomar decisiones. De igualmanera puede pensarse en las decisionesque las instituciones del Estado han adop-tado al respecto.

Las consideraciones económicas enel caso petrolero son determinantes a talpunto que no se excluye ningún área parala prospección, exploración y explotaciónpetrolera, como lo demuestran los conflic-tos desatados en territorios indígenas y enáreas protegidas en la misma Región Ama-zónica.

IX. La relación facilitador-comunidades enla reflexión sobre el manejo comunitariode conflictos socioambientales

Por un lado los facilitadores comu-nitarios dentro de una metodología (DSEP)aportan sus “propuestas” de trabajo (diag-nóstico de conflictos y alternativas de ma-nejo), que no son más que un modo parti-cular de interpretar la realidad para actuaren ella y, por otro, las comunidades y susmiembros que escuchan, hablan, decodifi-can e interpretan su propia participación apartir de su propio lenguaje y realidad cul-tural.

La conversación que se estableceentre estos actores -facilitador y comuni-dad- influye en los conocimientos e inter-pretación que tiene cada uno de ellos y enlas posibilidades de acción a desarrollar.

Así por ejemplo, frente a los conflic-tos existentes en la Amazonia entre comu-nidades y empresas petroleras, el facilita-dor puede reforzar o cambiar sus formas deinterpretar dichos problemas; incorporarelementos nuevos o variar las estrategiasde acción como producto de las conversa-ciones y acciones que se han desarrolladoen el marco de la relación con las comuni-dades.

Por su parte, las comunidades pue-den cambiar las interpretaciones que tie-nen sobre sus prácticas y experiencias res-pecto a los conflictos que atraviesan, inno-var el pensamiento a partir de nuevas cate-gorías e información, ampliar su lenguaje

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y, al mismo tiempo, imaginar nuevas posi-bilidades de acción.

Es probable incluso -especialmenteen marcos organizativos débiles- que con-tribuyan a una mayor clarificación de finesy acciones, así como a la consolidación desus organizaciones y metas.

El uso de herramientas para el diag-nóstico, seguimiento y evaluación partici-pativos constituye en ese sentido, una inte-racción comunicativa que coloca a los su-jetos participantes de las comunidades co-mo co-autores de acciones efectivas en elmedio social en el cual se realiza la expe-riencia.

La sistematización entonces preten-de dar cuenta de esta interacción comuni-cativa y de las acciones que implica. Es asíun proceso de reconstitución de lo que lossujetos saben de su experiencia. En otraspalabras, es una reflexión comunitaria -in-teractiva- sobre cómo conoce -y por lo tan-to cómo actúa- el facilitador en el dominiode la experiencia que promueve. Es un tra-bajo que intencionalmente se hace sobrelos relatos y vivencias de las comunidadespara hacerlas más claras y significativaspara otros. Documenta el proceso de ac-ción traduciéndolo a un lenguaje que vamás allá de la vivencia privada -individualo grupal- para que pueda ser transmitido ay comprendido por los demás.

Asumiendo lo planteado, se propo-ne como elementos para la discusión, trespasos o momentos que ayudan en el pro-ceso de sistematización de estas experien-

cias (recogidas en las provincias de Su-cumbíos y Napo):

a) la experiencia como unidad de aná-lisis: actores y condiciones socialesdel conflicto socioambiental;

b) el uso de herramientas de diagnósti-co y evaluación participativos parala explicitación de las experienciascomunitarias sobre conflictos;

c) las conclusiones y propuestas de lainteracción comunicativa.

X. La sistematización de las prácticas y ex-periencias de las comunidades rurales entorno al manejo de conflictos

a) El objeto de la sistematización, talcomo entendemos, no es la prácticasingular, ni la realidad en la cual sedesempeñan los actores en los dife-rentes conflictos, sino más bien, larelación dialéctica entre estas deter-minadas intenciones orientadorasde la realidad, los supuestos quefundan la racionalidad de esa inten-ción y las circunstancias particula-res en las que se intenta. Lo que se busca es recuperar cono-cimientos acerca de esa relación,que está indicada por los cambios ycontinuidades en el manejo de losconflictos (por la coherencia entreacciones y resultados).

b) La sistematización, que incluye fun-damentalmente elementos de auto-diagnóstico con las comunidades

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involucradas en conflictos, es unproceso metodológico que posibili-ta la recuperación del saber de losactores sobre su propia experienciadentro de los conflictos.

c) Esta experiencia entre conflictos ysistematización de los mismos encomunidades, supone preguntarnossobre la naturaleza y característicasde las experiencias de conflicto quenos ocupan.

Estas experiencias de acción y diag-nóstico comunitario pueden ser entendidascomo prácticas en las que los actores queinteractúan establecen “conversaciones”7

Esta comunicación se centra en la compe-tencia de los miembros de las comunida-des para enfrentar sus problemas concretosde sobrevivencia y de relación con el mun-do que les rodea.

Existe en las comunidades rurales,particularmente de la Amazonia ecuatoria-na, una urgencia respecto a sistematizarsus experiencias y acciones dentro de losconflictos socioambientales. Urgencia queestá ligada a los obstáculos y limitacionesexistentes en su constitución como actoressociales y políticos.

El Proyecto de Manejo Comunitariode Conflictos del FTPP-FAO, ha acometidoesa tarea metodológica no tan fácil de con-seguir, pero tampoco tan difícil como parapensar que está al alcance solamente degrupos, promotores y facilitadores alta-mente cualificados o experimentados.

En ese contexto, el proyecto ha esta-do cargado de intencionalidad, con el finde articular objeto, objetivos, circunstan-cias, acciones y recursos de manera más omenos homogénea. Esta articulación pro-gramática constituye una serie de estrate-gias que, en su forma más simplificada, sepueden expresar así: “si realizamos estasactividades es probable que obtengamosestos resultados”.

Acerca de estas estrategias de traba-jo aplicadas podemos afirmar lo siguiente:

a) Siempre existen en la medida enque la experiencia se propone y rea-liza con intención; las estrategias es-tán incorporadas y actuantes en ella.Existen experiencias en la zonas deexplotación petrolera en la Amazo-nia ecuatoriana, en que las personasson subsumidas en la dinámica delas circunstancias, en que se debili-ta su condición de sujeto y su com-portamiento se codifica como unaconsecuencia más de esas condicio-nes que se imponen; en la medidaen que cada situación particular seacerca a ese límite, las estrategias demanejo de conflictos se diluyen ytienden a desaparecer. Eso justificadistinguir, con propósito de com-prensión, entre simples experienciasy prácticas de manejo de conflictoscomunitarios. Entre reacciones es-pontáneas de pobladores a ciertosimpactos ambientales y estrategias

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de manejo de un conflicto socioam-biental.

b) Aun así, cuando existen tales reac-ciones espontáneas y/o estrategias(en las prácticas atravesadas de in-tencionalidad) no es necesario queellas estén conscientes en los sujetosque impulsan la estrategia dentro deun conflicto, ni que estén explícitasen aquellos documentos en que es-ta práctica se propone y explica.

c) Tanto las reacciones espontáneas ylas estrategias a asumir frente a losconflictos que las comunidades en-frentan son dinámicas y normal-mente van cambiando a lo largo deldesarrollo del conflicto, como lo de-muestra el caso Arco-OPIP. Es queestas estrategias expresan la inten-ción ordenadora del sujeto que, enla práctica se topa con la objetivi-dad de la realidad que busca domi-nar y que se hace rígida, obligandoasí al sujeto a reformular o comple-mentar algunas de sus estrategias.

Estos cambios a lo largo de la con-frontación de las estrategias con la realidadmarcan etapas o períodos en el transcursodel desarrollo de los conflictos.

El descubrir y develar que las diver-sas decisiones, elecciones, iniciativas y es-fuerzos se conjugan en una experiencia in-tencionada y están montadas sobre hipóte-sis de trabajo, tiene la importancia de se-ñalarnos que ese tipo de prácticas de ma-nejo de conflictos socioambientales en las

comunidades rurales, no son sólo purapráctica. Nos indican que todas estas ac-ciones -en la medida en que están atrave-sadas de intencionalidad- expresan y deri-van concepciones mucho más generalesque se manifiestan en esas estrategias delucha y de manejo de los conflictos.

Apuntan también a señalar la poten-cialidad de las comunidades rurales (colo-nas e indígenas) como actores políticos.

Explicitar las estrategias de manejode conflictos, así como la percepción delconflicto mismo en las comunidades per-mite, en consecuencia, esbozar en cadacaso concreto, la articulación general-par-ticular, con el fin de que estas experienciasparticulares fundamenten una guía de ma-nejo para casos más generales de conflic-tos socioambientales en comunidades.

Si el conflicto se lo asume comoinevitable y consustancial a las relacionessociales, no necesariamente su connota-ción será negativa. Puede ser entendidocomo un componente clave de la vida yuna necesidad fundamental de las perso-nas y las sociedades. Por ende, puede ver-se como una oportunidad para el cambio ymotor del mismo.

Sin negar las consecuencias negati-vas de estos conflictos, como por ejemplo,el costo personal, familiar y social, la frus-tración, la hostilidad, el gasto de energía,la destrucción y/o ruptura de las relacio-nes, se puede presumir que estas conse-cuencias son el resultado de la forma departicipar en ellos.

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Se puede decir en consecuencia quehay la posibilidad real de que los actorespuedan adquirir conocimientos y apropiar-se de las herramientas necesarias para asu-mirlos y resolverlos de manera creativa,dialogal, democrática, lúdica y no violen-ta.

De esta manera se pueden identifi-car algunas consecuencias funcionales delconflicto, como por ejemplo, el incremen-to de la innovación y de la creatividad, larealización de los cambios necesarios, elaumento de la motivación y la cohesión degrupo, el restablecimiento del equilibrio depoder y la concordia en las relaciones, eldesarrollo de habilidades, la reasignaciónde recursos.

XI. Epílogo político: manejo comunitariode conflictos y democracia ambiental

La cuestión ambiental en estos últi-mos años ha llevado a ampliar el marco delos derechos civiles, políticos, económi-cos, sociales y culturales. Los sistemas jurí-dicos han venido incorporando diversosaspectos relacionados con el manejo delos “bienes comunes”. De esta maneradentro de los nuevos “derechos de solida-ridad.

La explotación de los recursos natu-rales sigue sujeta a los principios de la pro-piedad privada y a las jurisdicciones de losEstados-nación, más que a los derechos depropiedad y apropiación de las comunida-des. Así, los beneficios de acceso a los re-cursos pasan por la gestión del Estado.

Actualmente la gestión ambientaldel Estado no ha logrado incorporar demanera democrática y participativa a lascomunidades en la gestión de sus propiosrecursos y en los recursos nacionales. Eneso el derecho ambiental ecuatoriano aúnes incipiente y se evidencia un gran reto afuturo sobre el tema.

Ante la marginación y la pobrezageneradas, tanto por las ineficaces políti-cas asistenciales del Estado, como por laspolíticas de ajuste neoliberales, estánemergiendo identidades colectivas y soli-daridades inéditas, las cuales impulsannuevas formas de organización social paraafrontar la crisis y cuestionar la centralidaddel poder y el autoritarismo del Estado.

La cultura política de la modernidadestá transitando hacia nuevas formas demanejo del conflicto social: mediante es-trategias de concertación, se busca absor-ber las tensiones de intereses contrapues-tos y evitar la explosión social. Las pers-pectivas de la transición democrática handesplazado así a las de la revolución so-cial. En este sentido se abren nuevos pro-cesos sociales que no solo dinamizan laarena política, sino que transforman elejercicio y las bases de sustentación delpoder.

La sociedad civil no sólo encuentraen los principios puros de la razón y en losvalores universales la fuerza para enfrentarlos poderes hegemónicos establecidos. Lasestrategias de las comunidades no sólo sefundan en su capacidad de transformar lainstitucionalidad, sino también en los efec-

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tos de poder que genera la eficacia simbó-lica de ciertos valores y principios como ladefensa de patrimonios naturales.

La eficacia real de este efecto sim-bólico consiste en la capacidad de movili-zar los intereses de diferentes grupos socia-les hacia el consenso, o bien constituir unafuerza social capaz de revertir y reorientarprocesos de toma de decisiones. Lucha dela OPIP ( Transformación de las relacionesde poder) y apropiación del movimientopor parte del Estado en el caso Texaco.

La capacidad de asimilación de lacausa ambiental por el Estado se anticipaal poder emancipatorio y a la producciónde sentidos movilizadores de los valoresdel ecologismo de los pobres. La oficializa-ción y el uso retórico de los conceptos delambientalismo, así como las acciones sim-bólicas del Estado, moldean las concien-cias y manejan los intereses de la pobla-ción, desactivando las organizaciones yanulando el potencial crítico y transforma-dor del discurso popular sobre el medioambiente.

Las propuestas alternativas de ma-nejo de conflictos socioambientales -si nose parte de una propuesta de manejo parti-cipativo-comunitario- pueden diluirse an-tes de haber consolidado sus propuestas yestrategias, que deben inscribirse en elmarco de una nueva racionalidad social yproductiva sobre bases de equidad, demo-cracia y sustentabilidad.

Es una cuestión de poder que losmovimientos sociales amazónicos debenenfrentar con estrategias creativas y efica-

ces. No solo deberán sustentarse en discur-sos y propuestas coherentes y fundamenta-das, sino en una organización social fuertey cohesiva. Organizaciones comunalesque rompan la ambivalencia entre su “re-tórica antiestatal” y su “fascinación por elEstado”, consolidando la acción creativade las comunidades rurales, que formanparte de la sociedad civil.

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NNoottaass

1 El cultivo de la palma africana en la RAE seinicia a fines de los años 70, inaugurando unmodelo de explotación agroindustrial hastaentonces presente en la región litoral.

2 En la RAE se destacan conflictos político re-gionales, económicos y etno-culturales, quecoexisten y se manifiestan de manera super-puesta. Así las demandas regionales -por re-distribución de recursos y descentralización-aparecen tanto como demandas políticas yeconómicas, al igual que las demandas etno-culturales asociadas a las territoriales. Los ni-veles de acción, legitimidad y las estrategiasadoptadas cambian, al punto que unos mis-mos actores aparecen involucrados en variosconflictos y con distintas posiciones.

3 Cf. en “Enredos, pleitos y problemas. Unaguía práctica para ayudar a resolver conflic-tos”, Ediciones Clara-Semilla, Guatemala,1992.

4 Entre las principales perspectivas sociológi-cas que se ocupan del análisis de la acciónsocial, ha sido tradicional considerar que lasacciones ordinarias están gobernadas por re-

glas o determinadas por normas morales y deeste modo, especificar el mecanismo funda-mental mediante el cual las colectividadesconfiguran y limitan las actividades de susmiembros. Según Talcott Parsons, las normasmorales se interiorizan para constituir las dis-posiciones de necesidad de los individuos enun proceso de socialización que, en lo esen-cial consiste en un condicionamiento me-diante la administración de premios y casti-gos. Cf. Parsons, T., “La Estructura de la Ac-ción Social”, Edcs. Guadarrama, Madrid, s.f.

5 Burton, J. y Dukes, F., “Conflict Practices inManagement, Settlement and Resolution”,New York, St.Martin’s Press, 1990. p.1 y 2.

6 Ibidem., p.161.7 Siguiendo las tesis de Habermas, podríamos

decir que existe un medio lingüístico (verbalo no) que posibilita la relación entre losmiembros de la comunidad, que buscan en-tenderse sobre una situación de acción parapoder así coordinar de común acuerdo susplanes de acción y con ellos sus acciones. Eneste nivel de formulación de conceptos, in-terpretaciones frente a los conflictos se dauna negociación interna de definiciones delconflicto, como punto central que ajusta losplanes de acción y definición de estrategiasfrente a los diversos tipos de conflictos. Unalógica de la pragmática. Para ampliar Cf. Ha-bermas, Jürgen, “Conciencia moral y accióncomunicativa”, Barcelona, Edcs. Península,1991; Harry Boyte, “The Pragmatic Ends ofPopular Politics” en: Calhoum, Carig, “Ha-bermas and the Public Sphere”, The Massa-chusetts Institute of Technology Press, 1992.

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IInnttrroodduucccciióónn

Cambio de valores, nueva mentali-dad, una cultura diferente, una filosofíanueva, son algunos de los elementos quese nos plantean siempre como indispensa-bles para generar un proceso que reviertala arremetida destructora de la humanidadsobre el medio natural. ¿Cómo entoncespensar que la expedición de normas puedeaportar a este proceso? ¿Pueden las leyestransformar mentalidades?

El propósito de esta presentación esintentar mostrar el panorama en el que seinscriben los conflictos ambientales en elmarco de un proceso de transformacióninstitucional y legal, como el que se vienedesarrollando en Colombia.

En este sentido hay dos plantea-mientos de fondo que quisiera subrayar.

En primer lugar, el haber introduci-do la dimensión ambiental en el plano ju-rídico ha “modificado la realidad” sobre laque se venían desarrollando una serie desituaciones y relaciones, como si se cam-

biara el decorado de una escena sin quelos actores cambien de rol, de vestuario ode guión. De este modo, quienes veníanrealizando actividades de explotación bajouna determinada comprensión de la reali-dad dentro de la cual tenían perfectamen-te claros sus intereses, necesidades y posi-bilidades, se encuentran ante una situa-ción: tener que enfrentar un cuestiona-miento a la legalidad y legitimidad de acti-vidades en las que estas características nose discutían antes, pues se tenían como si-tuaciones validadas por el contexto, aun-que generara desigualdades económicas osociales o las perpetuara, pero no en ma-yor medida que otro tipo de actividades.Me refiero por ejemplo a la explotaciónmaderera en bosques tropicales, o a lasprácticas de los colonos con respecto a losterritorios que ocupaban e incluso la cons-trucción de carreteras, que siempre era te-nida como “progreso” para una región yhacía parte obligada de los ofrecimientosde los candidatos de turno, especialmenteen las localidades más alejadas. Hoy esas

Mecanismos legales y alternativos para elmanejo de conflictos ambientales

Liliana Díaz Ramírez

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mismas actividades se han cargado de unafuerte connotación de ilegalidad o han pa-sado a presentarse como violatorias de de-rechos fundamentales.

El resultado de esta transformaciónno puede ser el paso de una situación per-misiva a una restrictiva, más que a costa dela generación de mayores factores de con-frontación y de conflicto, a menos que seestablezcan procesos de transición ade-cuados.

El otro elemento que quiero desta-car parte de la afirmación, cada vez másreconocida, de que en la base de toda bús-queda de una solución pacífica de un con-flicto en la que medie la discusión sobreintereses generales o derechos colectivos,como es el caso de los conflictos ambien-tales, se encuentra necesariamente la parti-cipación de la población involucrada oafectada.

Pero en la base de esta afirmaciónse encuentra otra, que no se asume siem-pre con la suficiente claridad, que se refie-re a que el reconocimiento de la legitimi-dad de los actores involucrados en un pro-ceso de negociación o acuerdo frente a es-te tipo de situaciones no se adquiere sinopor el respaldo de la comunidad, así se re-quiera de un largo proceso para que éstareconozca sus necesidades, las manifiestey asuma una posición, si no unificada, porlo menos concertada, frente a determinadasituación.

Estamos avocados entonces a forta-lecer estos procesos de autorreconoci-miento, organización y capacidad de inter-

locución si no queremos que el discursode la participación permanezca como sim-ple demagogia.

AAnntteecceeddeenntteess

Desde el año de 1991 cuando, apartir de una Asamblea Constituyente queredactó una nueva Constitución Políticapara el país, como intento de conjurar lagrave crisis que se había agudizado desdehacía por lo menos cuatro años, Colombiase ha embarcado en una transformacióninstitucional a la que no han sido ajenoslos propósitos de responder, por esta vía, ala problemática ambiental del nuestro te-rritorio.

Continuando con una tradición cen-tenaria que dio origen a quince constitu-ciones nacionales durante el s. XIX y a se-senta y siete reformas a la Constitución de1886 durante el s. XX1, como rituales parasellar frágiles acuerdos de paz luego de in-tensas y permanentes guerras civiles, laConstitución de 1991 surge como respues-ta formal a una esperanza colectiva detransformación ante una situación crónicade guerra intestina generada por múltiplesy diversos factores.2

Más allá de las posibilidades instru-mentales de transformación de la realidadque pueda tener una Constitución, de porsí muy limitadas3, el proceso mediante elcual se elaboró esta Carta, dando partici-pación en dicha elaboración a gran partede los sectores de la sociedad colombianay a través de debates desarrollados de cara

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a la opinión pública, permitió sacar a laluz de la escena política numerosas co-rrientes, tendencias y valoraciones de larealidad que, de haber permanecido aca-lladas por más tiempo se habrían converti-do muy probablemente en un factor másde agudización de la crisis.

De acuerdo con lo que ha sido de-nominado como constitucionalismo lati-noamericano o tercermundista, un primercriterio que se debe tener en cuenta para lainterpretación de este tipo de constitucio-nes, es que obedecen, en términos genera-les a sociedades desarticuladas y heterogé-neas, sin capacidad para resolver conflic-tos y sin la independencia suficiente parapoder definir los criterios para hacerlo.

De allí que exista una tendencia abuscar solucionar los conflictos internos através de la normatividad constitucional. Yes esa misma heterogeneidad la que haceque este tipo de constituciones, a diferen-cia de lo que sostiene la doctrina constitu-cional clásica, no sean producto de unconsenso, ni obedezcan a un cuerpo doc-trinario único, sino que tengan que ser elproducto de negociaciones entre gruposmuy heterogéneos.4

II.. LLaa iinnccoorrppoorraacciióónn ddee llaa ddiimmeennssiióónn aamm--bbiieennttaall eenn llaa CCoonnssttiittuucciióónn ddee 11999911

Es en este contexto en el que seplantea la importancia de reconocer dere-chos y obligaciones, tanto de los particula-res como del Estado, relacionados con ladefensa y protección del medio ambiente,

como parte del texto constitucional. Estosprincipios y normas constituyen actual-mente más del veinte por ciento de toda laCarta, además de que estructuralmente latemática ambiental fue incorporada de talmodo en la Constitución, que ésta ha sidoclasificada por algunos doctrinantes comouna “Constitución Ecológica”.5

Sin embargo, más allá de tratarse deunos acuerdos negociados, lo que se ha lo-grado con estas normas y principios am-bientales, es introducir una nueva perspec-tiva en la valoración de los conflictos exis-tentes en esta sociedad. Puede decirse quese incorpora la dimensión ambiental en larepresentación de las relaciones políticas ysociales de los diversos y heterogéneossectores de la sociedad colombiana, lo queaporta un nuevo elemento para la interpre-tación y la propia definición de dichas re-laciones, como lo veremos más adelante.

IIII.. LLooss cciinnccoo eejjeess tteemmááttiiccooss ddee llaa ccoonnssttiittuu--cciióónn aammbbiieennttaall

Siendo casi ochenta los artículosque establecen criterios y normas para elmanejo y conservación de los recursos na-turales y el ambiente, es posible clasificardichos artículos en cinco ejes temáticos, loque permite abordar más fácilmente suanálisis.

El primero de ellos es la inclusión enel texto constitucional de una serie de prin-cipios y normas que ya hacían parte, des-de casi veinte años antes, de la normativi-dad colombiana, principalmente los que

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estaban consagrados en la ley 23 de 1973y el Dto. 2811 de 1974 o Código de Recur-sos Naturales Renovables (CRNR), normasque fueron elaboradas en respuesta a losplanteamientos de la Cumbre de Estocol-mo de 1972.

Esta constitucionalización de nor-mas legales puede ser interpretada, másque como un error de técnica constitucio-nal, como una respuesta a la desconfianzafrente al legislador y, en general, a los ór-ganos de representación que no expresanadecuadamente la composición heterogé-nea de la sociedad, impidiendo la negocia-ción de los distintos intereses contrapues-tos a través de mecanismos legales oportu-nos y eficaces, como debería hacerse.6 Esasí como se eleva a rango constitucional laobligación del Estado y de las personas deproteger el patrimonio natural y culturaldel país. (Art.8)

Se consagra, esto sí como innova-ción, la prohibición de fabricar y usar ar-mas químicas e introducir al país residuostóxicos, y la indicación de que el Estadoregulará el ingreso y salida del país de losrecursos genéticos y su utilización deacuerdo con el interés nacional (Art. 81).Además se establece como deber del Esta-do la protección de la integridad del espa-cio público, cuya destinación al uso co-mún prevalece sobre el interés particular(Art.82).

Un segundo eje temático tiene quever con el reconocimiento de la diversidadétnica y cultural como rasgo fundamentalde nuestra sociedad y la necesidad de res-

petarla y protegerla. Este principio, asocia-do a los demás derechos culturales recono-cidos en la constitución a las minorías ét-nicas, ha permitido sustentar la defensa delos territorios en los que se han asentadotradicionalmente dichas comunidades, loscuales por lo general coinciden con ser zo-nas de alta fragilidad ecosistémica e impor-tante variedad biológica, cuya conserva-ción ha sido posible gracias a los sistemassostenibles de producción, explotación ymanejo de dichos ecosistemas, propios denuestras culturas ancestrales.7

En tercer lugar, se ha incorporado alcatálogo de derechos humanos todo un ca-pítulo que contiene los derechos colecti-vos o de tercera generación, entre los cua-les se encuentra el derecho a gozar de unambiente sano (art. 79), junto con los dere-chos de los consumidores a exigir la cali-dad de los productos.(Art. 78).

Este reconocimiento del derecho aun ambiente sano como un derecho colec-tivo, a diferencia del CRNR que lo consi-deraba como un derecho individual, con-lleva una serie de implicaciones en tantopuede ser reclamado por cualquiera y tam-bién frente a cualquier persona natural, ju-rídica, pública o privada, individual o co-lectiva, configurándose así la llamada “efi-ciencia horizontal de los derechos funda-mentales”. Las consecuencias de esta si-tuación fueron previstas por los constitu-yentes del 91 puesto que, tal como constaen las Gacetas de la Constituyente, paraellos fue muy claro que si estos derechosse consideraban más que simples expecta-

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tivas de carácter formal, con su consagra-ción “se aumenta el poder del tribunalconstitucional y se pone en peligro el deli-cado equilibrio entre las ramas del poderpúblico”.8

Luego de numerosas discusiones enlas cuales se argumentaba que un recono-cimiento meramente formal de un derechosin posibilidades reales de aplicación equi-valía a hacerlo engañoso en la práctica, seacoge la figura del derecho al ambiente sa-no como un derecho colectivo, con unaconsecuencia adicional en el manejo y re-solución de conflictos ambientales.

En efecto, tal como lo expresa RodasM.: “El bien jurídico colectivo presuponeuna decisión ponderante para equilibrarintereses contrapuestos. Esta ponderaciónconfigura una institución jurídica diferentede los distintos intereses individuales y, poreso mismo, su titularidad viene referida ala colectividad, legitimando la participa-ción de los exponentes sociales de los mis-mos”.

De acuerdo con esto, para abordarun conflicto en el cual estén involucradosderechos ambientales u otro tipo de dere-chos colectivos como los derechos de lasminorías étnicas sobre sus territorios an-cestrales (Ley 70 de 1993), se hace necesa-rio añadir una consideración adicional a laidentificación de los intereses contrapues-tos, que consiste en que quienes defiendenderechos o intereses colectivos tienen ensu haber un valor adicional que le otorgael ordenamiento jurídico - político a estosderechos, por sobre los derechos e intere-

ses particulares, y esto deberán tenerlo encuenta al momento de pensar en una posi-ble negociación.9

Pero la incorporación de los dere-chos colectivos en el catálogo general delos derechos humanos, no se queda en unasimple declaración de los distintos compo-nentes que configuran la concepción denuestro tiempo acerca de la dignidad hu-mana, sino que se complementa con lacreación de una serie de acciones judicia-les de carácter constitucional con las quese busca garantizar su eficacia práctica.

Estas son: La acción de tutela(art.86) como mecanismo preferente y su-mario cuya resolución no puede tomarmás de diez días, para proteger los dere-chos fundamentales frente a una acción uomisión de una autoridad pública, cuandono existan otros medios de defensa efica-ces para evitar la violación de alguno o al-gunos de estos derechos.

Por su relación directa con los dere-chos fundamentales, los cuales han sidoidentificados por la doctrina tradicionalcon los derechos civiles y políticos, estaacción no procedería frente a situacionesrelacionadas con el deterioro del ambienteo recursos naturales. Sin embargo, la CorteConstitucional a través de sus interpreta-ciones jurisprudenciales ha abierto la posi-bilidad de proteger estos casos mediante latutela, en tanto exista una conexión direc-ta y comprobada con algún derecho funda-mental, como el derecho a la salud o a lavida, lo que ocurre con bastante frecuen-cia. Esta vinculación no se deriva directa-

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mente de ningún principio constitucionalni legal, pero ha sido planteado por la Cor-te Constitucional a partir de una lecturadetallada de situaciones de la vida real deun modo tan contundente que este caminoprocesal ya ha quedado sentado con todaclaridad, por vía jurisprudencial.

Algunos magistrados de la Corte in-cluso han defendido el carácter fundamen-tal del derecho al ambiente sano, en tantoconstituye un requisito para garantizar lavigencia de todos los demás derechos, pe-ro esta posición sigue siendo minoritaria.

La segunda es la Acción de Cumpli-miento, que permite a toda persona acudirante un juez para exigir el cumplimientode una Ley o acto administrativo, por par-te de la autoridad pública renuente a ha-cerlo. Si bien algunas teorías defienden laaplicación inmediata de esta acción, la tra-dición formalista de nuestro sistema judi-cial se ha inclinado por la interpretacióncontraria. Hasta el momento únicamentese ha reglamentado esta acción en la Ley99 de 1993, exclusivamente para asuntosambientales. Pero el procedimiento allí es-tablecido, a todas luces antitécnico e in-conveniente no ha permitido su aplica-ción. Actualmente la Defensoría del Pue-blo elabora un proyecto de Ley que regulesu aplicación en todas las materias”

En tercer lugar, se elevan a rangoconstitucional las acciones populares yaexistentes en la legislación, pero carentesde un procedimiento unificado y ágil queresponda a la importancia que cobra la de-fensa de los derechos colectivos con la

constitución de 1991.10 Se establece queéstas son las acciones propias de la defen-sa de este tipo de derechos y que la Ley re-gulará su aplicación (Art.88).

Hasta el momento la Defensoría delPueblo, articulando la iniciativa de varioscongresistas, presentó un proyecto de re-glamentación que fue ampliamente debati-do a través de foros y mesas de trabajo rea-lizadas en diferentes regiones del país. Pos-teriormente el proyecto se hundió por nohaber sido aprobado en las dos legislaturasque la Constitución establece para ello.Actualmente se prepara un nuevo proyec-to para ser presentado al Congreso.

Un cuarto eje de organización te-mática del contenido ambiental de laConstitución del 91 tiene que ver con la in-corporación de la dimensión ambiental enlas regulaciones y orientaciones de la eco-nomía, en varios de sus niveles.

En primer lugar se contempla la fun-ción ecológica de la propiedad, como co-rolario de su función social, ya establecidaconstitucionalmente desde 1936 (Art.58).Este condicionamiento del derecho de pro-piedad permite allanar el camino de laaplicación de normas que exigen de lospropietarios rurales una responsabilidad enel uso y explotación de los recursos natu-rales, las cuales hasta ahora se han enfren-tado a omnipotentes poderes de uso, gocee incluso al abuso, reconocidos por el de-recho clásico a los propietarios sobre susbienes.

Por supuesto el cumplimiento de di-cha función en un sistema capitalista como

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el nuestro pasa necesariamente por lo quealgunos han denominado la “mercantiliza-ción” y “propietivización” de la naturale-za, lo que a su vez conlleva la paradoja depretender conjurar mediante la valoracióneconómica de los servicios ambientales ysu consecuente incorporación al mercadode valores, la creciente apropiación priva-da de los recursos naturales hasta ahoraconsiderados como bienes comunes noapropiables.6

Es así como se asigna a la Contralo-ría General de la República la función de“valorar los costos ambientales” (Art. 267)como parte de la vigilancia de la gestiónfiscal del Estado. Esto implica el reconoci-miento de una función ecológica no sólode la propiedad privada, sino también dela propiedad pública y de esta obligaciónestatal se deriva la exigibilidad correlativapor parte de los particulares.

Como compromiso y proyecciónhacia el futuro, de este principio se derivala obligación por parte del Estado de ela-borar planes de desarrollo incorporandoen ellos políticas ambientales (Art.339)7,como mecanismo para ejercer otra obliga-ción del Estado: la de “planificar el uso yaprovechar los recursos naturales para ga-rantizar el desarrollo sostenible” (Art.80).

El quinto eje temático contiene doselementos que, si bien hacen parte de losprincipios establecidos en el Código de Re-cursos Naturales Renovables elevados arango constitucional, merecen un trata-miento separado por su importancia dentrode los nuevos lineamientos del ordena-

miento jurídico: se trata de la participaciónciudadana y comunitaria en la toma de de-cisiones que puedan afectar el ambiente,consagrada a la vez como derecho (Art.79)y como criterio de la configuración secto-rial de ciertos espacios de deliberación so-bre políticas, como los consejos nacional yterritoriales de planeación (Art.340).

Muy relacionado con el anterior,aunque no de modo tan implícito como sehacía en el CRNR, en el cual se propone larealización de programas educativos quepromuevan la participación de la comuni-dad en la comprensión de los problemasambientales en su contexto real, está el de-recho a la educación y todos los principiosy criterios relacionados con su aplicación.

Vale la pena destacar la estrecha re-lación existente entre la vigencia de los de-rechos colectivos y la participación social,en tanto las obligaciones correlativas a di-chos derechos compete por igual, como yalo mencionamos, tanto al Estado como alos particulares. Esta característica, sumadaa la transformación constitucional del Esta-do colombiano de una democracia repre-sentativa (art.2 Const.1886) a una demo-cracia participativa (art. 1,2 y 3 CP 1991),ha generado un panorama de acción de losparticulares en el que se nos presentan denuevo una serie de paradojas:

Por una parte, el hecho de que cadavez es posible intervenir en más espaciosde participación8, pero las decisiones es-tratégicas, como las relativas a la econo-mía y el mercado, cada vez son menos dis-cutibles porque se definen por fuera de la

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órbita del propio Estado. Y además, que lainstitucionalización de espacios de partici-pación no garantiza la capacidad de ocu-parlos eficazmente por los interesados, de-bido a la falta de una cultura política y par-ticipativa consolidada y a la tendencia cre-ciente al individualismo de nuestras socie-dades.9

Para completar este contexto es ne-cesario tener en cuenta los desarrollos le-gales de los principios contenidos en laCarta de 1991, los cuales están representa-dos, en materia ambiental, principalmentepor la ley 99 de 1993, que creó el Ministe-rio del Medio Ambiente y reestructuró elSistema Nacional Ambiental. En ella, co-mo en otras legislaciones afines se han in-corporado un buen número de mecanis-mos y espacios que permiten a la comuni-dad en general participar en la defensa delambiente.10

No entro aquí a describir estos me-canismos puesto que sus criterios funda-mentales son básicamente los que he desa-rrollado a partir de la Constitución. Algu-nos de sus efectos y consecuencias serándescritos en la segunda parte de esta pre-sentación.

IIIIII.. AAllgguunnaass rreefflleexxiioonneess aacceerrccaa ddee llaa ssiittuuaa--cciióónn aaccttuuaall ddee llooss mmeeccaanniissmmooss lleeggaalleess yy aall--tteerrnnaattiivvooss ddee mmaanneejjoo ddee ccoonnfflliiccttooss aamm--bbiieennttaalleess

La cultura legal en nuestro país, y sepodría decir que en todo el llamado “Ter-cer Mundo” tiene unas características par-

ticulares en tanto las normas no suelenconsolidar situaciones previamente tejidasen la realidad social sino que, por el con-trario, buscan introducir en ella valores ytipos de relación que muchas veces le sonajenos. Por supuesto, el desarrollo del De-recho Ambiental en nuestros países tam-bién comparte esta característica.11

Esto no significa, sin embargo, queno exista una incidencia de las normas so-bre la realidad. Lo que ocurre es que, porlo general, el efecto que se genera conellas no es precisamente el que se expresaa través de los propios textos legales12, yesto es justamente lo que sucede en el ca-so de los mecanismos legales que se esta-blecen para manejar los conflictos ambien-tales.

Lo primero que podemos decir deesta relación es que, si bien los conflictosambientales no comenzaron a existir conla reciente transformación normativa, sí sepuede afirmar que se les concedió el ca-rácter de tales en el momento en que seposicionó en la escena de las discusionespúblicas, la categoría de “ambiental” paracatalogar una serie de situaciones que has-ta entonces habían sido interpretadas úni-camente desde dimensiones políticas yeconómicas y, a lo sumo, socioculturales.

Esta “ambientalización” del escena-rio nacional ha tenido varios tipos de con-secuencias, que podríamos enumerar así:

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A) Más argumentos frente a una situaciónya planteada en otros términos

Este es el caso que se presenta fren-te a las reivindicaciones de las comunida-des indígenas y negras frente a sus territo-rios ancestrales, las cuales venían siendosustentadas a partir de los derechos cultu-rales y los instrumentos de derecho inter-nacional que los consagraban, argumen-tando procesos de transformación estructu-ral del Estado como el pluralismo jurídicoy abriendo paso a la necesidad de recono-cer el derecho a la diferencia.13

Con posterioridad a la Constituciónde 1991 se han llevado a los estrados judi-ciales una serie de casos en los que la de-fensa de dichas comunidades sobre sus te-rritorios ha prosperado sobre la base de ar-gumentar principalmente la importanciade la preservación de los ecosistemas invo-lucrados, en tanto constituyen el funda-mento de la subsistencia de las comunida-des afectadas.14

Estos ejemplos se plantean indepen-dientemente de la eficacia instrumental fi-nal que puede haber tenido la interposi-ción de una determinada acción, puestoque la aplicabilidad real de los fallos esasunto de otra discusión. Lo planteo paramostrar cómo un redimensionamiento deun conflicto preexistente, desde la ópticaambiental ha permitido fortalecer a la par-te que defiende estos argumentos en la sus-tentación judicial de su posición en tantose trata de derechos colectivos que preva-lecen por sobre el interés particular.

Ahora bien, no se trata de sostenerque la única solución posible de un con-flicto es aquella en la que medie una ac-ción judicial. Por el contrario, más allá delos casos que han seguido este procedi-miento es interesante ver cómo el hechode que los argumentos a favor de estos de-rechos se hayan fortalecido ha impulsado aotras comunidades a defenderlos y recla-mar su derecho a intervenir en las decisio-nes que pueden afectarlos.15

B) Legitimación de los argumentos paraplantear una situación preexistente peroincuestionable en otros términos.

Se trata por ejemplo del caso de lafumigación con glifosato contra cultivosilícitos, decisión del Consejo Nacional deEstupefacientes que ha sido cuestionadareiteradamente por los impactos que gene-ra, no sólo sobre otro tipo de cultivos quehacen parte de la economía de los pobla-dores de las zonas fumigadas, sino tambiénsobre la salud y la vida de ellos mismos.

Ante este tipo de situaciones en lasque se involucran factores como el “ordenpúblico” y la “seguridad nacional”, losplanteamientos críticos han sido interpre-tados tradicionalmente como un ataque adichas instituciones y, por lo tanto, comoun peligro para su mantenimiento. Por eso,una discusión en estas circunstancias porlo general era descalificada desde el prin-cipio ya que ningún argumento era compa-rable con aquellos principios. Aun en losdebates en torno al tema se acusaba a los

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ambientalistas de cierta parcialidad cerca-na a la complicidad.

Sin pretender mostrar un falso opti-mismo en las posibilidades de transforma-ción de la realidad por parte de las normasy del discurso ambiental, lo que sí es posi-ble observar es una mayor aceptación delos argumentos a favor del ambiente, quese refleja en ciertas decisiones. Por ejem-plo en los últimos meses se presentó denuevo el debate en torno a la fumigacióncon defoliantes de la Sierra Nevada deSanta Marta y lo que se planteó para tomarla decisión fue la convocatoria de unaConsulta Popular16.

Ahora bien, el lamentable resultadode la Consulta Popular, que no tuvo ni si-quiera el número de votos suficiente parapoder ser válida, demuestra la precariedadde la eficacia actual de los mecanismos departicipación ciudadana. Y además el do-ble efecto de dicha ineficacia instrumental,puesto que ahora se dificulta aún más laoposición a la medida.

C) Deslegitimación de acciones que antesse considerabanlegítimas o inocuas, porinexistencia de normas adecuadas o insu-ficiencia en su aplicación.

En este caso son muchos los secto-res cuyas actividades se han visto perjudi-cadas, o al menos interferidas por la apari-ción de nuevas regulaciones en materiaambiental.

El sector minero, desde la gran in-dustria hasta los pequeños “mazamorre-

ros”; el maderero, tanto en las grandes ex-portadoras y procesadoras de pulpa, comopara los campesinos y colonos que comer-cian a pequeña escala, así como el creci-miento de la infraestructura vial, son algu-nos de ellos.17

A pesar de que la “gradualidad” y la“concertación” son elementos consagra-dos en la Ley 99 como criterios de aplica-ción de las normas, se presentan situacio-nes de grandes niveles de deterioro que, aconsideración del gobierno, ameritan ac-ciones inmediatas.

Sin embargo, es necesario reflexio-nar también sobre la aplicación de la nor-ma como factor de generación de conflic-tos, puesto que un examen global de lasprácticas y procedimientos de explotaciónde recursos naturales y construcción deobras de infraestructura, incorporados mu-chos de ellos en culturas centenarias, loque nos presenta es un difícil panorama deconflictos hacia el futuro.

Podríamos decir que en este caso lanorma tiene una función de “hacer visible”el conflicto, pero es necesario rodear elproceso de aplicación de la norma de otrosrefuerzos que permitan encausar el con-flicto hacia su resolución.

IV. Los retos de la participación

Como se puede ver en este análisis,las posibilidades y limitaciones que apor-tan los mecanismos legales al manejo y re-solución de conflictos ambientales no sonindependientes, sino que se articulan con

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los mecanismos llamados “alternativos”.Esta denominación resulta incluso algo en-gañosa puesto que, cuando en un Estadose decide incorporar institucionalmenteuna serie de mecanismos de participaciónque buscan canalizar dichas expresiones“alternativas”, aparecen de inmediato unaserie de exigencias y retos diferentes, pues-to que ya no se trata de ganar unos espa-cios para expresar determinadas aspiracio-nes, sino de ocupar adecuadamente los es-pacios que se han abierto, lo que implicaen muchos casos una postura crítica frentea su composición, sus modos de operar,sus alcances, etc.

En efecto, se ha vuelto casi un lugarcomún entre nosotros escuchar como re-quisito para la solución a cualquier situa-ción crítica, incluidos por supuesto los pro-blemas ambientales, “la participación de lacomunidad y el fortalecimiento de las or-ganizaciones de base”. La situación que vi-vimos actualmente en Colombia no es lafalta de espacios para participar, sino la ne-cesidad de fortalecer nuestra capacidad,como sociedad civil, de asumir el sinnú-mero de responsabilidades que se nos hanentregado, muchas de ellas desarticuladasy poco coherentes.

Llama la atención que los mecanis-mos que mayor apropiación han tenidopor parte de la comunidad son los judicia-les, especialmente la Acción de Tutela. Es-to obedece, en parte, a su accesibilidad yagilidad, pero también, y específicamentepara su aplicación en asuntos ambientales,

tiene también que ver con los alcances quese le han dado por vía jurisprudencial.

En este sentido se ha planteado quelas condiciones que han determinado lafalta de aplicación práctica de los derechossociales en Colombia, por lo menos hastala entrada en vigencia de la Constituciónde 1991, son: “en primer lugar, la debili-dad de las presiones sociales frente al Esta-do; segundo, la falta de una doctrina cons-titucional dotada de criterios de interpreta-ción que permitan oponer al poder políticodel gobierno el poder jurisdiccional de lostribunales, y tercero, las enormes dificulta-des materiales, técnicas y administrativaspara llevar a la realidad las promesas ins-critas en las mencionadas constitucionalesde derechos sociales”. 18

Es entonces en estas tres direccionesen las que es necesario actuar si se quierealcanzar dicha vigencia.

Pero no debemos olvidar que estosmecanismos judiciales son únicamente re-mediables, puesto que operan ante perjui-cios ya ocurridos o en peligro de suceder,lo que restringe notoriamente sus alcancesprácticos.

En contraposición, en general aúnes bastante pobre la capacidad de interlo-cución, negociación y decisión por partede las comunidades y los gobiernos localesen los espacios de definición de políticas yejecución de las mismas, es decir, la inter-vención en los dos primeros momentos dela participación que deben ser prioritariospara la determinación de los desarrollos fu-turos de las sociedades y sus territorios.19

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En este contexto consideramos queaumenta la vigencia de profundizar, notanto en el fortalecimiento de procedi-mientos “alternativos”, entendidos comoaquéllos que surgen de la iniciativa de lascomunidades en desarrollo de sus propiasreivindicaciones ante los vacíos de res-puestas legales a sus necesidades, sino másbien en una interpretación y aplicación al-ternativa de las normas y del derecho, quepermita potenciar los efectos positivos delos instrumentos legales en favor de la vi-gencia de una participación real y efectivade las comunidades en la construcción deuna sociedad civil más equitativa y demo-crática.

BBiibblliiooggrraaffííaa

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NNoottaass

1 Ver Hernando Valencia Villa, “Cartas de ba-talla”, Universidad Nacional de Colombia -CEREC, Bogotá, 1987 .

2 Ver “Colombia: Violencia y democracia”,Comisión de estudios sobre la violencia, Uni-versidad Nacional de Colombia - COLCIEN-CIAS, Bogotá, 1988.

3 “El poder de la Constitución, de todas lasconstituciones, es fundamentalmente simbó-lico y no jurídico”. Mauricio García Villegas“De qué manera se puede decir que la Cons-titución es importante”. En: “Doce ensayos

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sobre la nueva Constitución” Señal Editora,Medellín, 1991.

4 Luis Fernando Alvarez “Principios estructura-les de la nueva Constitución” En: “Doce en-sayos...”

5 A propósito del concepto de ConstituciónEcológica, ver José María Borrero, “Los dere-chos ambientales Una visión desde el Sur”FIPMA - CELA, 1994 y en el artículo del mis-mo autor en “Derecho y medio ambiente II”Penca de Sábila, Medellín, 1994.

6 Ver Germán Palacio C. “Notas preliminaressobre la redefinición jurídica de las relacio-nes sociales con la naturaleza”. En Derechoy Medio Ambiente II, Penca de Sábila, Mede-llín, 1994.

7 En cumplimiento de esta obligación el pre-sente gobierno formuló el documento de po-lítica ambiental nacional denominado “Saltosocial hacia el desarrollo humano sosteni-ble”, Publicado por el Ministerio del MedioAmbiente en junio de 1995.

8 Las normas que contienen actualmente me-canismos para la participación ciudadana ycomunitaria en nuestro país representanaproximadamente unas mil páginas de textoslegales.

9 Ver “Participación social, planeación y desa-rrollo regional” Alejo Vargas V., UniversidadNacional de Colombia, Bogotá, 1994.

10 Ver Francisco Antonio Galán “Participaciónciudadana y medio ambiente” FESCOL -ECOFONDO - 1995 y “La participación ciu-dadana en la gestión ambiental” Angela Ma-ría Sylvestre, Biblioteca de Derechos Colecti-vos, Defensoría del Pueblo, 1995.

11 José María Borrero, Op. cit.

12 Mauricio García Villegas “La eficacia simbó-lica del derecho” Ediciones Uniandes, Bogo-tá, 1993.

13 Rodolfo Stavenhagen - Diego Iturralde “Entrela ley y la costumbre” III-IIDH, México,1990, entre otros.

14 Sentencia T-3636 Organización Indígena deAntioquia: Explotación de Maderas de Mada-rién

15 Por supuesto, una investigación que demues-tre esta incidencia implica grandes dificulta-des por el grado de subjetividad de las varia-bles que involucra. Sin embargo, el crecientenúmero de tutelas interpuestas (7.000 en1992; 16.000 en el 93; 52.000 en el 94) pue-de ser un buen indicador.

16 Instrumento de participación ciudadana con-sagrado en el art. 103 de la Constitución y re-glamentado mediante la ley 134 de 1994 oLey Estatutaria de Participación Ciudadana,que consiste en la convocatoria, por parte delejecutivo nacional, departamental o local (eneste caso la convocó el Alcalde de SantaMarta) a la población, para que se pronuncierespecto a una decisión de trascendencia.

17 Ver artículo del periódico “El Tiempo” delDomingo 23 de abril de 1995, p. 6 A “Poruna veda en El Chocó se dan madera”.

18 Mauricio García Villegas “De qué manera sepuede decir que la Constitución es importan-te” en “Doce ensayos...”, p. 48

19 Tomando como los tres momentos de la par-ticipación la definición de políticas, la ejecu-ción y desarrollo de éstas y el control y segui-miento de dicha ejecución.

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La función de los científicos, erudi-tos y abogados debería ser la de pro-veer información e ideas, no la deemprender una redefinición de losderechos de propiedad intelectual.Éste debería ser el resultado de lapráctica y experimentación de lascomunidades locales. Lo cierto esque el concepto no está definido, yverdaderamente, no debería ser de-finido en el futuro inmediato.

Darrel Posey 1994

IInnttrroodduucccciióónn

En septiembre de 1996, luego de ca-si tres años de negociaciones, las organiza-ciones que representan al pueblo Aguaru-na, de la Amazonia peruana, firmaronacuerdos para prospección biológica conla Universidad de Washington (Washing-ton University) y la división farmacéuticade la corporación Monsanto, denominadaSearle & Co. Estos acuerdos contemplan larecolección y utilización de plantas medi-

cinales y el conocimiento tradicional aso-ciado, para propósitos de investigación ydesarrollo de nuevos productos farmacéu-ticos. Los acuerdos, desarrollados dentrodel marco del Proyecto Perú1 del GrupoColaborativo Internacional sobre Biodiver-sidad (International Collaborative Biodiver-sity Group (ICBG)), utilizan un formatocontractual tradicional, de una forma inno-vadora y con la inclusión de nuevos térmi-nos y condiciones, con el fin de asegurar alos pueblos indígenas el control permanen-te sobre la recolección y utilización de suconocimiento, innovaciones y prácticas,durante toda la investigación y el desarro-llo comercial. Sus negociaciones implicanarduas discusiones y la búsqueda de meca-nismos para superar algunos de los ele-mentos más controversiales del comerciode recursos naturales.

Particularmente importante fue elreconocimiento del valioso tiempo de guíaque significó el uso del conocimiento delos indígenas acerca de plantas con com-ponentes activos para las labores de inves-

Protegiendo los derechos de propiedad colectiva

La búsqueda de una solución provisional*

Brendan Tobin

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tigación y desarrollo. En consecuencia, seconsideró apropiado que ese conocimien-to sea el sujeto de un acuerdo específicoacerca del “saber cómo”, en el que una li-cencia con una tarifa anual se pagaría através de las actividades de R&D, y en ba-se a la que se pagarían regalías por adelan-tado de acuerdo con un programa de lo-gros ligado a pruebas clínicas y aplicacio-nes para nuevas drogas.

Los acuerdos que conforman uncontrato para la recolección de materialesbiológicos y aparte una licencia de “sabercómo” para el uso del conocimiento indí-gena, fueron bosquejados para impedir lamonopolización de derechos por parte delusuario. Se consideró fundamental asegu-rar que cualquier derecho del usuario nolimitaría los derechos de los pueblos indí-genas a continuar usando, compartiendo ocomercializando sus recursos biológicos,productos medicinales o conocimientos,cuando a ellos les parezca mejor. Losacuerdos también aseguran el reconoci-miento de los derechos de los pueblos in-dígenas a ser compensados por el uso desu conocimiento incluso cuando dicho co-nocimiento ha llegado a ser de dominiopúblico.

Estos acuerdos, que fueron negocia-dos a falta de una legislación nacional queregule el acceso a los recursos genéticos ode un sistema para reconocer y protegerlos intereses de propiedad colectiva de losindígenas, están lejos de ser perfectos. Sinembargo, han actuado como catalizadorpara las autoridades nacionales, promo-

viendo acciones que han conducido a lareciente elaboración y circulación para co-mentarios de un borrador de ley para el es-tablecimiento de un sistema sui generis pa-ra la protección de propiedad colectiva.2

Este documento intenta delinear al-gunas conclusiones, respecto a los poten-ciales mecanismos para proteger los dere-chos indígenas, a partir de las negociacio-nes del Proyecto Perú ICBG; las discusio-nes de una propuesta legislativa para unsistema sui generis de propiedad colectivaindígena en Perú; hasta propuestas paramodificar los sistemas de derechos de pro-piedad intelectual (DPI), desde el punto devista de la prevención del uso comercialsin aprobación del conocimiento tradicio-nal.

Al iniciar la búsqueda de mecanis-mos para proteger los derechos de los pue-blos indígenas, lo primero que se debe re-conocer es que, cualquier solución debe fi-nalmente proceder de los propios pueblosindígenas. En concordancia, lo mejor quepodemos esperar lograr en este punto es eldesarrollo de mecanismos provisionalesque eviten la continua erosión del controlindígena sobre su propiedad colectiva. Di-chos mecanismos deberían tratar de pro-porcionar a los pueblos indígenas los me-dios para administrar la utilización de susrecursos de forma que conduzca a su pro-tección para las presentes y futuras genera-ciones y que asegure equidad al compartirlos beneficios derivados de su uso. Con es-to en mente, la propuesta que se encuentramás adelante podría considerarse como

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uno de los primeros pasos en el largo ca-mino hacia la equidad.

PPrrootteeggeerr llooss ddeerreecchhooss ddee llaa ccoommuunniiddaadd eenneell mmeerrccaaddoo ddee llooss pprroodduuccttooss nnaattuurraalleess

Cualquier discusión técnica sobrecómo proteger los derechos sobre el cono-cimiento comunitario indígena y local, de-be primero considerar qué es lo que va aser protegido, la naturaleza del material, supropiedad, quién la protegerá, y contraquién se hará entrar en rigor la protección.También debe considerar por qué razonesse requiere la protección. ¿Es para evitar suuso, estimular el mercado, promover inno-vaciones, etc.? Si los medios han de lograruna meta, será importante tener claro estosasuntos antes de formular el mecanismo deprotección. Si, por ejemplo, las comunida-des indígenas desean asegurar un recono-cimiento económico entonces el mecanis-mo adoptado debe ser uno que lleve a ma-ximizar la utilidad. Si por otra parte, el ob-jetivo principal es evitar el uso no autoriza-do, o impedir completamente su uso, en-tonces un sistema de acceso estricto y exi-gente es lo que debería buscarse.

El análisis de los escritos de los co-mentaristas es útil para identificar algunosasuntos fundamentales que deben ser in-cluidos en cualquier sistema para protegerla propiedad colectiva comunitaria indíge-na y local; entre los más ampliamenteaceptados aparecen los siguientes. Cual-quier sistema debe (a) asegurar el recono-cimiento de la naturaleza colectiva del co-

nocimiento, tanto dentro como entre gene-raciones de pueblos indígenas; (b) asegurarque el control del uso del conocimientopermanezca firme en las manos de lospueblos indígenas, incluso cuando dichainformación se encuentra bajo el denomi-nado “dominio público”; (c) asegurar queel ejercicio de los derechos por parte decualquier comunidad, grupo de comunida-des, pueblo o pueblos no transgreda losderechos de otras comunidades o pueblospara usar, disponer, u otra forma de controlde uso, de sus recursos; (d) evitar la crea-ción de monopolios de derechos sobre elconocimiento, y evitar la posibilidad de laadquisición monopolizadora de derechossobre el conocimiento o los recursos bioló-gicos a los que éste está asociado; (e) ase-gurar la equidad en la distribución de losbeneficios dentro y entre las comunidades;(f) ayudar en la revalorización del conoci-miento de los indígenas, promover el usotradicional, y minimizar los impactos ad-versos sobre los recursos y las culturas; y,(g) establecer la suposición de que el usode los recursos sobre los que existe un co-nocimiento, en especial respecto a lasplantas medicinales, implica el uso de di-cho conocimiento.

Lo antes mencionado refleja algu-nos de los intereses de los custodios delconocimiento, y en un mundo perfecto lasolución debería asegurar el logro comple-to de estos objetivos. Pero vivimos enmundo imperfecto y la realidad de la situa-ción requiere que consideremos una seriede otros aspectos. Por ejemplo, ¿qué capa-

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cidad tienen las autoridades nacionales pa-ra establecer un mecanismo que puedaasegurar el logro de estos objetivos? ¿Có-mo podemos mantener bajo el costo de es-tas transacciones? Si el sistema es suma-mente costoso, los beneficios terminaránsiendo consumidos por su mantenimientoy no llegarán a las comunidades. ¿Puedenidentificarse todas las comunidades, comocustodios del conocimiento pertinente, yde ser así, es factible que a todas se les so-licite su consentimiento para su uso? ¿Quésucede cuando estas comunidades vivenen países vecinos? ¿Cómo podemos evitarel uso del material que es de dominio pú-blico? ¿Cómo aseguramos equidad en larepartición de los beneficios dentro de lascomunidades sin caer en el paternalismo?¿Y cómo podemos asegurar que las comu-nidades compartan, en especial entreaquellas comunidades que no tienen unhistorial de cooperación, de nuevo sin res-taurar el paternalismo? ¿En qué forma la in-formación puede mantenerse en un regis-tro, y con qué propósito? Si el valor del co-nocimiento se basa en mantenerlo confi-dencial, ¿cómo podemos asegurar que losusuarios potenciales estén conscientes dequé comunidades deben ser consultadasacerca del uso del conocimiento?

Aunadas a estas inquietudes pode-mos añadir aquellas del sector privado.¿Con quién deberían negociar? ¿Con todaslas comunidades, con los custodios del co-nocimiento particular, con todos los miem-bros de la comunidad, o sólo con los sha-manes, curanderos, líderes, etc.? ¿Cómo

puede asegurarse una certeza legal, con elfin de asegurar que la compañía está prote-gida de reclamos futuros sobre los benefi-cios aportados por otros custodios del co-nocimiento luego del desarrollo de algúnproducto interesante? ¿Deberían buscarsegarantías para los pueblos indígenas res-pecto a sus derechos de hacer acuerdos?¿Puede requerirse que los pueblos indíge-nas acepten obligaciones de confidenciali-dad respecto a informes sobre la investiga-ción y desarrollo, y si es así, estarán en po-sición de cumplirlos? ¿Hasta que puntoson responsables las compañías de asegu-rar la equidad en la distribución de los be-neficios dentro y entre las comunidades?¿Están las compañías obligadas a pagar re-galías luego de que las patentes expiren?¿Qué sucede cuando los competidores nopagan regalías por información que es dedominio público? ¿Es justo que las compa-ñías que realicen los acuerdos se vean per-judicadas al competir con compañías queno pagan las regalías?

Lo anterior identifica sólo algunosde los asuntos más importantes a tomarseen cuenta, al buscar un sistema adecuadoy funcional para proteger los derechos so-bre el conocimiento. Aunque ha habidouna gran cantidad de artículos respecto ala falta de una adecuada protección, y ca-si una aceptación universal de que los sis-temas de propiedad intelectual existentesson inadecuados para este propósito, hastala fecha sólo existen unas pocas propuestasque ofrecen soluciones potenciales al pro-blema.

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Hasta la fecha las propuestas, dife-rentes de aquellas que identifican las limi-tadas posibilidades del uso de los sistemasde DPI existentes, se han centrado princi-palmente en el desarrollo de una protec-ción sui generis y una modificación de losrequerimientos de los informes, respecto aluso de recursos, bajo los procedimientosde aplicación de los DPI existentes. Parecehaber la creencia de que éstas son mutua-mente exclusivas, es decir, un enfoque queincorpore tanto los sistemas sui generis co-mo la modificación de los sistemas DPIexistentes podría ser lo más apropiado. Losprimeros, para reconocer y proteger los de-rechos de los pueblos indígenas, y para fa-cilitar el ejercicio de esos derechos, y lossegundos para limitar las posibilidades deluso sin autorización de los recursos de losindígenas y comunidades locales en lospaíses importadores.

SSiisstteemmaass ssuuii ggeenneerriiss

Dos influencias importantes en eldebate sobre los sistemas sui generis sonlos bien conocidos trabajos de GurdialSingh Nijar (In Defence of IndigenousKnowledge and Biodiversity, Third WorldNetwork, 1995) y de Darrel Posey (Provi-sions and Mechanisms of the Conventionon Biological Diversity for Access to Tradi-tional Technologies and Benefit Sharing forIndigenous and Local Communities Em-bodying Traditional Lifestyles OCEES Re-search Paper, Oxford, abril 1996). La pro-puesta de Nijar sobre un registro de pro-

piedad colectiva, que ha estado circulandopor algunos años, daría el derecho a lospueblos indígenas de registrar su conoci-miento y utilizar dicho registro para el con-trol de su uso comercial. Posey, por otraparte, se centra en un conjunto de dere-chos existentes que en combinación pro-veen reconocimiento y protección a lo queél denomina derechos tradicionales sobrelos recursos.

Posey busca, a través del reconoci-miento de un paquete de derechos, asegu-rar el respeto más completo, y la protec-ción, de los intereses de los indígenas y co-mu nidades locales. Sin embargo, su pro-puesta no provee el formato para un siste-ma de protección, sino más bien identificalos sistemas existentes cada uno de loscuales, cuando se tratan al unísono pro-veen reconocimiento y protección a losderechos de los indígenas.

Mientras, cualquier sistema deberíadesarrollarse con mucha atención al pa-quete de derechos que él ha identificado,los gobiernos, pueblos indígenas, y profe-sionales, preocupados por el continuo, ycreciente, uso no autorizado y no compen-sado del conocimiento, innovaciones yprácticas de los pueblos indígenas, estánbuscando un mecanismo que pueda apli-carse en el futuro próximo. Y con este finse requiere de una propuesta más específi-ca sobre el formato de una legislación quereconozca los derechos.

La propuesta de Nijar nos provee unformato básico alrededor del que tal siste-ma de derechos podría estructurarse. El

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principio básico de que los derechos de lacomunidad pueden reconocerse, registrar-se, y defenderse contra el uso no autoriza-do, mientras no impida la transferencia tra-dicional, es tentador. Sin embargo, mien-tras Nijar propone que estos derechos nodeberían monopolizarse, el derecho de im-pedir su uso conlleva connotaciones demonopolio. Más aún, mientras su propues-ta prevé un derecho que puede ser defen-dido del abuso de terceras partes, no expli-ca cómo las comunidades locales e indíge-nas monitorearán el desarrollo de produc-tos internacionales y la aplicación de losDPI con el fin de controlar el uso de recur-sos sin autorización.

Una tercera dificultad, que ademáses común en todos los debates sobre dere-chos de los indígenas, se relaciona con eltratamiento del consentimiento previo in-formado. El deseo de asegurar que todaslas comunidades que comparten un cono-cimiento aprueben su uso sería, excepto enaquellos casos donde exista un estado co-mún de propósito entre comunidades, ab-solutamente imposible de asegurar. Esto escierto incluso cuando es posible identificara todos los custodios del conocimiento encuestión. Una propuesta que requiera elconsentimiento de todas las comunidadespodría de hecho actuar como un veto so-bre el ejercicio, incluso por la mayoría decomunidades custodias del conocimientotradicional, de un derecho de propiedadcolectiva.

Mientras esto podría considerarsedeseable en algunos casos, para evitar la

desintegración cultural, no supera el pro-blema continuo del uso sin autorización,ni necesariamente está conforme con lanaturaleza dinámica de las sociedades in-dígenas y su derecho a adaptarse a lasoportunidades de desarrollo. Más aún, éstano logra resolver su necesidad de encon-trar los medios para proteger su integridadcultural en una economía globalizada. Es-to además podría entrar en conflicto conlas prácticas de decisión tradicionales demuchos pueblos indígenas, que podríanincluir mayor peso de los votos de los an-cianos y otros miembros importantes de lasociedad, o una forma de decisión por ma-yoría.

A pesar de las posibles limitacionesde la propuesta de Nijar, ésta provee unbuen punto de partida para una discusiónsobre un mecanismo para la protección delos intereses indígenas. Las tensiones entreel reconocimiento de los derechos paraevitar el uso y la filosofía de no monopoli-zar no son insuperables. Su propuesta nopuede sin embargo, permanecer aislada si-no que debe incorporarse en un sistemamás amplio que incluya mecanismos decontrol internacionales así como naciona-les. Si se toma dicha propuesta multifacéti-ca, entonces podría mantenerse la libertadde los indígenas y comunidades localespara intercambiar información, de acuerdocon consideraciones sobre no monopoli-zar, que respeten el paso del tiempo.

Un sistema de derechos colectivoscompleto entonces incluiría:

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• sistemas nacionales sui generis• un acuerdo multilateral para hacer

que el uso del conocimiento parapropósitos científicos o comercialessea condicionado a la provisión deevidencia de un consentimientoprevio informado:

1) Elementos sugeridos de un SistemaSui generis

La siguiente propuesta es una listade los principales elementos que deben serconsiderados para el establecimiento decualquier sistema de derechos colectivos,y como tal incluye condiciones mínimas, ypor lo tanto no es exhaustivo:

((II)) reconocimiento de que los dere-chos de los indígenas y comunidades loca-les sobre el producto de su esfuerzo inte-lectual se origina del desarrollo de su co-nocimiento, innovaciones y prácticas, y node cualquier acto del gobierno.

((IIII)) reconocimiento de que los dere-chos sobre el conocimiento, innovacionesy prácticas, existen sea o no que la infor-mación podría considerarse del dominiopúblico. El hecho de que la informaciónpueda ser distribuida libremente por los in-dígenas y comunidades locales no deberíapercibirse como un impedimento paraejercer su derecho a limitar su uso parapropósitos comerciales o científicos, o pa-ra usos que son contrarios a sus costum-bres espirituales o culturales. Todo uso po-tencial debe, por lo tanto, requerir buscar

y obtener el consentimiento previo infor-mado por parte de los custodios del cono-cimiento tradicional.3

((IIIIII)) Los derechos tradicionales so-bre el conocimiento de los indígenas y co-munidades locales son colectivos por na-turaleza, tanto ínter como intrageneracio-nalmente, y deberían reconocerse comosu patrimonio cultural.4 Tales derechos nopueden, por lo tanto, ser enajenados.

((IIVV)) Cuando los recursos biológicosse consideran patrimonio nacional, debe-ría haber una clara distinción entre los de-rechos del Estado sobre dichos recursos ylos derechos de propiedad colectiva de lospueblos indígenas sobre su conocimiento,innovaciones y prácticas.5

((VV)) Los acuerdos sobre el uso debenasegurar que cualquier DRI obtenido porusuarios no puede ser utilizado para evitarusos tradicionales, o la venta, otorgamien-to de licencias o el uso del conocimiento,innovaciones o prácticas, en cualquierparte del mundo. También deberían asegu-rar que cualquier derecho obtenido, inclu-yendo patentes, etc., sobre partes compo-nentes de los recursos biológicos asocia-dos al conocimiento no pueden ser usadospara evitar el uso, venta, o concesión de li-cencias sobre los recursos de los cuales és-tas se extraen, en cualquier parte del mun-do.

((VVII)) Establecer la suposición legalde que el uso de los recursos biológicos,sobre los que existe uso histórico por lospueblos indígenas o comunidades locales- para propósitos medicinales, biopestici-

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das, psico-activos, o tóxicos, o donde lascaracterísticas importantes de los recursoscultivados están confinados a parcelas cul-tivadas en ecosistemas claramente identifi-cables - implica el uso del conocimiento,prácticas o innovaciones de las comunida-des indígenas o locales. En dichos casoslos derechos para usar los recursos genéti-cos relacionados, deberían depender de laexistencia de una licencia válida para usarel conocimiento asociado.

((VVIIII)) Que, a pesar de que es desea-ble que se busque el consentimiento pre-vio informado por parte de todos los custo-dios del conocimiento, innovaciones yprácticas, esto puede de hecho ser, al me-nos actualmente, imposible en muchos ca-sos. Por lo tanto se considera preferibleque cualquier contrato o licencia de usode propiedad colectiva debería ser de na-turaleza no exclusiva.6

((VVIIIIII)) Cualquier sistema que reco-nozca los derechos colectivos debería es-tablecer procedimientos de revisión admi-nistrativos y judiciales que permitan a loscustodios del conocimiento, etc., que nosean parte de un acuerdo, apelar los acuer-dos sobre el uso de dicho conocimiento,en instancias claramente definidas. Estaspodrían incluir, por ejemplo, cuando lacomunidad o pueblo contratante no sonlos custodios legítimos del conocimientoen cuestión; la división de los beneficiossea inadecuada; la comercialización delconocimiento socavaría la cultura del pue-blo, o fuera en contra de sus creencias es-pirituales; o, cuando la comercialización

podría conducir a la erosión genética, pér-dida de acceso a los usos tradicionales, oconducir a incursiones no deseadas dentrode los territorios indígenas.

((IIXX)) Establecer mecanismos queconduzcan a asegurar la distribución equi-tativa de los beneficios entre todos los cus-todios de la propiedad colectiva, sean o noparte contratante para su uso. La adminis-tración de los beneficios debería llevarse acabo por parte de los mismos pueblos in-dígenas, sin embargo, como son de pro-piedad colectiva será necesario asegurarque los beneficios sean distribuidos de for-ma transparente y que los interesados delas generaciones futuras sean tomados encuenta.

((XX)) El Estado tiene la obligación, deacuerdo con la CDB, de promover la dis-tribución equitativa de los beneficios, y lospueblos indígenas deberían ser advertidosque si no logran asegurar la distribuciónequitativa de los beneficios con los demáscustodios, entonces el Estado podría inter-venir.

((XXII)) Proporcionar un registro de lapropiedad colectiva de los indígenas y co-munidades locales para ayudar a las auto-ridades nacionales a determinar qué co-munidades, o pueblos, deberían ser infor-mados y consultados respecto a los contra-tos propuestos para el uso de su propiedadcolectiva, y entre quienes deberían distri-buirse los beneficios. Este registro deberíaser sólo declaratorio y no debería ser defi-nitivo respecto a qué comunidades teníanderechos, los beneficios tampoco deberían

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acrecentarse para aquellos registrados másallá de los beneficios que les correspondentras su identificación como partes interesa-das ante el gobierno y usuarios potencia-les.

2) Un sistema multilateral para asegu-rar el consentimiento previo infor-mado.

Cualquier sistema nacional está, porsu naturaleza, restringido en su aplicaciónpor límites jurisdiccionales. Más aún, lasdificultades económicas y logísticas quelos indígenas y comunidades locales en-frentan en controlar el uso de su propiedadcolectiva limita la efectividad de cualquiersistema que requiera que los custodios mo-nitoreen y denuncien abusos contra sus de-rechos. También debería recordarse quelos mercados comerciales más importantesestán probablemente en países diferentesde aquellos en los que el conocimiento tra-dicional fue desarrollado y son la fuente delos recursos asociados.

Por estas razones, se propone quecualquier sistema nacional sea comple-mentado mediante el establecimiento deuna herramienta con base en el mercado,que revertiría la obligación de proveer unaprueba, respecto a los derechos de uso delos recursos. Esta herramienta buscaríaidentificar el uso de material genético y elconocimiento asociado, en el momento enque un individuo o compañía trata de ob-tener beneficios comerciales de su uso. Laidea es hacer recaer la obligación de pro-

veer la prueba de derecho de uso del co-nocimiento o los recursos en el usuario yno en el país de origen o sus comunidadeslocales e indígenas.

A pesar de que la idea de utilizar elmercado como un medio para evitar la“biopiratería” es visto, por algunos críticos,como la punta del témpano a través de laque la propiedad colectiva eventualmenteserá expropiada, una consideración objeti-va conduce a una conclusión contraria. Enefecto, la siguiente propuesta no deberíaverse como algo que convertirá la propie-dad colectiva en un bien negociable. Sinoque, al contrario, lo que promueve es unmecanismo que asegurará que, cuando eluso del conocimiento, innovaciones yprácticas, no estén sujetas al consentimien-to previo informado, las oportunidades pa-ra el usuario de comercializar cualquierproducto o proceso resultante se verán se-veramente limitadas.

Al adoptar la premisa de que los in-dígenas y comunidades locales son lasprincipales preocupadas por evitar el usosin autorización de su conocimiento, etc.,incluyendo en algunos casos cualquier for-ma de comercialización, la siguiente pro-puesta se dirige a controlar tales activida-des y asume que el deseo de acceder yusar el conocimiento es directamente pro-porcional al rédito comercial potencial co-mercial del usuario. Al limitar las posibili-dades de rédito comercial para el uso noautorizado deberían en cambio inducir alos usuarios a buscar el consentimientoprevio informado. Por lo tanto, éste debe-

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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ría verse como un instrumento de controlmás que como apoyo a la comercializa-ción.

Maximizar los beneficios de, y porlo tanto invertir en, las actividades de in-vestigación y desarrollo a nivel industrialestá estrechamente relacionado con asegu-rar la protección de los DPI sobre los pro-ductos, procesos, y nuevas variedades deplantas, y también está cada vez más de-terminado por la aprobación de los pro-ductos por parte de organizaciones de es-tandarización nacionales e internaciona-les. Los sistemas existentes, tanto para laaprobación de productos como para laprotección de DPI, han sido desarrolladosdurante muchos años y han estado sujetosa intensos debates, que continúan hastahoy y continuaran en un futuro previsible.Los principios en que se basan dichos sis-temas son para muchos considerados unadoctrina, mientras que para otros represen-tan la gran lacra del monopolio capitalista.Tomando en cuenta la polarización del de-bate, las posibilidades para modificar losprincipios fundamentales de dichos siste-mas se consideran al menos a corto plazo,remotas o inexistentes.

La propuesta que se encuentra acontinuación, trata de evitar verse envuel-ta en ese gran debate y en su lugar se cen-tra en modificar los procedimientos deaplicación de dichos sistemas, en lugar dedesafiar a sus elementos substantivos. Esteenfoque también ha sido adoptado comouna forma de proponer un mecanismo quesi es acordado, podría en la mayoría de los

casos, implementarse por parte de las auto-ridades nacionales y organismos de estan-darización por medios administrativos másque legislativos, ofreciendo entonces pro-tección a corto plazo en lugar de a largoplazo. Más aún, tomando en cuenta lasprovisiones del acuerdo de TRIPs, la modi-ficación propuesta para los procedimientosde aplicación no caería fuera del artículo27, y no requeriría modificación del acuer-do.

Numerosos comentaristas han llega-do a la conclusión de que al requerir unaidentificación de la fuente de los recursosgenéticos y el conocimiento, en las paten-tes ayudará a llamar la atención sobre suuso por parte de los custodios. Esta conver-gencia de opinión, el principio de la cualse desarrollo por separado en diferentescontinentes aproximadamente al mismotiempo, tiende a demostrar que una herra-mienta con base en el mercado no sólo esuna opción válida, sino que está entre losmecanismos más prácticos para monito-rear y controlar el uso del conocimiento.

Pero la identificación del contenidogenético y el uso del conocimiento en unapatente, no incorporan el asunto del con-sentimiento previo informado. Las restric-ciones que los indígenas y comunidadeslocales enfrentan en el control del uso desus recursos y el costo de apelar el otorga-miento de un DPI también deben tomarseen cuenta. Por esta razón se propone quehaya una reversión respecto a la obliga-ción de proveer pruebas con respecto aevidenciar el derecho de uso del conoci-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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miento por parte del custodio de dicho co-nocimiento hacia el usuario. De esta formapodríamos tratar de usar herramientas demercado para regular el uso para éste.

Certificados de origen: revertiendo laobligación de proveer pruebas.

Al requerir que los aplicantes a pa-tentes y otros DPI hagan una declaraciónjuramentada respecto al uso de los recur-sos genéticos y el conocimiento asociado,y que provean evidencia de su derecho le-gal a usar dichos recursos para la produc-ción del material para el que se busca laprotección de un DPI, el peso de asegurarlos intereses de los países de origen de losrecursos genéticos y de los indígenas y co-munidades locales se transfiere al usuario.

La evidencia de tener derecho al usode los recursos podría proveerse sea me-diante la producción de un contrato/licen-cia de uso del conocimiento o en forma deun certificado emitido por la autoridadcompetente del país donde residen los cus-todios del conocimiento. Este certificadoincluiría los nombres de las partes, los re-cursos tangibles e intangibles que seránprovistos, y los derechos y limitacionesconferidas al usuario. Como en muchoscasos el acceso al conocimiento estará li-gado al acceso a recursos específicos elcertificado podría abarcar tanto el conoci-miento como los recursos.

Un sistema de certificados para to-das las naciones ayudaría a armonizar losprocedimientos y evitar la necesidad de in-terpretar diversas provisiones en los con-tratos bajo diferentes sistemas legales. Di-

cho sistema también protegería la confi-dencialidad comercial de ciertos detallesdelicados de los contratos que no se reque-rirían para las autoridades de patentes. Uncertificado uniforme y reconocible obvia-ría la necesidad de que las oficinas de pa-tentes verifiquen la naturaleza del consen-timiento otorgado, un papel que no debe-ría requerírseles que desempeñen.

CCoonncclluussiióónn

Debería solicitarse a la COP 4 queestablezca un grupo de expertos ad hoc so-bre propiedad colectiva con el mandato deconsiderar posibilidades para la adopciónde un convenio internacional sobre los de-rechos sobre el conocimiento de indígenasy comunidades locales. Este grupo debe in-cluir representantes de los pueblos indíge-nas y debería iniciar un proceso globalparticipativo para determinar el formatoque debería tener dicho sistema.

Aunque es deseable que cualquiersistema para proteger los intereses de losindígenas y comunidades locales sea deli-neado por los propios pueblos indígenas,algún tipo de protección es necesario acorto plazo. Una combinación de medidasnacionales e internacionales será necesariapara asegurar protección completa y efec-tiva.

Al reconocer los derechos a nivelnacional, e impedir el uso no autorizadodel conocimiento para propósitos comer-ciales, mediante la adopción de un acuer-do multilateral que exija a los países modi-

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ficar los DPI y los procedimientos de apli-cación de la aprobación de productos,puede establecerse un mecanismo provi-sional que podría ayudar a reducir signifi-cativamente el uso comercial no autoriza-do del conocimiento, innovaciones y prác-ticas tradicionales.

NNoottaass

* Es posible que una comunidad o grupo decomunidades específico puedan tener uncierto conocimiento que no sea compartidocon otros pueblos indígenas, y que todos loscustodios acuerden dar un derecho exclusivoa un usuario en particular. Deberían haber enefecto buenas razones comerciales para ha-cerlo, así como razones relacionadas con elmantenimiento del control sobre el conoci-miento. En tal caso, la exclusividad podría seradecuada en tanto los derechos sean otorga-dos bajo licencia, puedan ser revocados porincumplimiento, y no excluyan a las genera-ciones futuras del uso de ese conocimientopara su beneficio.

1 El proyecto Perú ICBG es uno de cinco pro-yectos en todo el mundo financiados por elUS National Institue of Health, National Can-cer Institute y la National Science Founda-tion, que pretenden establecer un consorcioentre el sector privado, instituciones acadé-micas y actores locales para la investigacióny desarrollo de nuevos productos mediante eluso sostenible de los recursos genéticos. Pa-ra información adicional sobre el ProyectoPerú ICBG y los acuerdos asociados con éstevéase en Tobin Brendan, Putting the Com-mercial Cart Before the Cultural Horse: AStudy of the ICBG Project in Peru. (En Pren-sa)

2 Esta propuesta borrador implementará lasprovisiones del artículo 64 de la nueva ley depropiedad industrial de Perú, adoptada enmayo de 1996, que otorgó al Ministro de In-

dustria el poder para adoptar un sistema es-pecial para proteger los derechos de los pue-blos indígenas sobre su conocimiento, inclu-yendo si es que fuera apropiado el estableci-miento de un registro de intereses sobre elconocimiento.

3 Existe el error generalizado de que el mate-rial de dominio público no puede estar suje-to a derechos de propiedad intelectual. Sinembargo, dentro de los EE.UU., la Unión Eu-ropea, y Japón, existen varios ejemplos deprotección de material de dominio público,incluyendo escritos, diseños, etc. Estas expe-riencias, que en el caso de Japón y la UE tu-vieron lugar durante esta década, son confrecuencia precedentes para otros esfuerzosde proteger material de dominio público.Protección similar al conocimiento indígenaes por lo tanto una posibilidad.

4 El Artículo 24 de la nueva Ley peruana sobreConservación y Uso Sostenible de los Recur-sos Biológicos, Ley No. 26839 adoptada el27 de julio de 1997, reconoce que el conoci-miento, innovaciones y prácticas de los pue-blos indígenas constituyen su patrimonio cul-tural y que ellos tienen derechos sobre éstosy están calificados para decidir sobre su uso.

5 Durante las negociaciones del ICBG se deci-dió adoptar un sistema contractual que sepa-re claramente los beneficios recibidos por eluso de los recursos biológicos de los benefi-cios recibidos por el uso del conocimiento,esto se hizo para evitar las posibles interven-ciones del Estado en la distribución de los be-neficios, intervención que se sentía que po-dría conducir al consumo de los beneficiosen gastos administrativos.

6 Es posible que una comunidad o grupo decomunidades específico puedan tener uncierto conocimiento que no sea compartidocon otros pueblos indígenas, y que todos loscustodios acuerden dar un derecho exclusivoa un usuario en particular. Deberían haber enefecto buenas razones comerciales para ha-cerlo, así como razones relacionadas con elmantenimiento del control sobre el conoci-

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miento. En tal caso, la exclusividad podríaser adecuada en tanto los derechos sean otor-gados bajo licencia, puedan ser revocadospor incumplimiento, y no excluyan a las ge-neraciones futuras del uso de ese conoci-miento para su beneficio.

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La mediación es una forma alterna-tiva de solucionar los conflictos, quebusca el acuerdo entre las partes,para garantizar una convivenciamás pacífica en nuestras comunida-des.

IInnttrroodduucccciióónn

El Centro sobre Derecho y Sociedad(CIDES) promueve desde el año de mil no-vecientos noventa y dos un programa des-tinado a la implantación de ciertos mediosalternativos para la solución de conflictosocurridos en algunas comunidades indíge-nas y en zonas marginales de ciertas ciuda-des del Ecuador. Por esta razón, creemospertinente el compartir nuestra rica expe-riencia dentro de este seminario, paraaportar de alguna manera con la búsquedade un abordaje apropiado de los conflictosen general, y de los conflictos socioam-bientales en particular. Habrá que aclarareso sí, que aquí se pretende esbozar unareforma de la legislación nacional, aplica-

ble a la solución de conflictos mediante elempleo de medios no procesales que per-sigan el mejoramiento de la administraciónde justicia, así como el respeto cultural delos diversos actores y bienes en conflicto.

De esta manera, el CIDES inició elprograma basado en dos antecedentes: 1) Los conflictos no han sido históricamen-te procesados de manera adecuada por elsistema de administración de justicia esta-tal. 2) Ofrecer a la población indígenaciertas formas de solución de conflictosque sean compatibles tanto con su propiacultura como con las normas legales delEstado.

En cuanto al primer aspecto, se ob-serva que desde remotos tiempos colonia-les se consideran a los grupos aborígenescomo objetos de derechos, o en el mejorde los casos como menores de edad querequerían de una protección y representa-ción por parte de un fraile peninsular. Estehecho pretendía introducir a la poblaciónnativa en el sistema jurídico colonial a tra-vés de los llamados protectores de natura-

Medios alternativos de solución de conflictos en comunidades

indígenas ecuatorianasLa guía del CIDES

Elizabeth García y Jaime Veintimilla

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les que empiezan a surgir desde el sigloXVI y que trataban de representar a los in-dios en los diversos juicios y litigios que sepresentaban ante la Corona. En todo caso,lo que se busca explicar es que siempre seasimilaron aabb iinniittiioo los conflictos indios ala realidad occidental, siendo dichos pro-blemas solucionados desde la óptica pe-ninsular generalmente basados en la arbi-trariedad y el desconocimiento social delos mismos.

Posteriormente, en la época republi-cana no habrá gran cambio y más bien re-sultará una herencia común, el hecho de lagran dificultad de acceder al sistema legalpor parte de la población tanto de las co-munidades indígenas cuanto de sectoresurbano-marginales. Es decir, estos grupossociales se encuentran imposibilitados deutilizar los servicios de justicia para solu-cionar conflictos, a causa de ciertas restric-ciones formales y tácticas que impiden elfuncionamiento de dichos servicios bajocondiciones de generalidad e igualdad.

Un primer acercamiento que se tie-ne que realizar es constatar que los juzga-dos civiles y de menores así como los tri-bunales penales se encuentran ubicadosen las distintas capitales provinciales, má-xime en las cabeceras cantonales: por sulado, los juzgados penales se ubican tam-bién en las capitales de provincia y en cier-tas cabeceras cantonales. Obsérvese que elcriterio utilizado para la creación de losjuzgados es la población de la ciudad quelos acoge. Igualmente ocurría con losasuntos del antiguo IERAC (Instituto de Re-

forma Agraria y Colonización) donde ladistribución de la primera instancia seguíanormas especiales, basadas en la distribu-ción por distritos con sede en las principa-les ciudades.

En relación con los pueblos indíge-nas, quienes aportan de manera valiosacon medios alternativos para la preserva-ción de los frágiles ecosistemas, la mayorparte de los mismos se encuentra en secto-res rurales, al menos aquellos grupos in-dios organizados y en los que existe unaconciencia clara de su cultura e identidadindígena. Esto genera el primer problemade acceso a la justicia, la distancia y loscostos de traslado hacia los centros urba-nos donde se ubican los jueces. Adicional-mente esta ubicación en sectores urbanosda lugar a una orientación predefinida delos jueces, cuya preparación y temas quetratan habitualmente se dirigen hacia pro-blemas de la ciudad. Sin temor a equivo-carnos, podríamos hablar de una generalincomprensión de los jueces e incluso delos legisladores hacia los problemas delcampo, como los sistemas comunitarios detrabajo por ejemplo, que llevan al intentode encuadrar en los diversos ccoorrppuuss nnoorr--mmaattiivvooss -de una manera más bien mecáni-ca- a todos los problemas, lo que no siem-pre es posible o justo.

Otro problema en relación con elacceso constituye el problema de costos,pues aparte del ya mencionado de movili-zación -que supone además del transporte,los gastos de estadía y alimentación, y ge-neralmente, la pérdida de días de trabajo-

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deben añadirse los costos de la remunera-ción del profesional que asesore en el con-flicto (lo que conforme a la Ley de Defen-sa profesional del abogado es obligatorio)y los costos de oportunidad (lo que se pier-de en relación al uso o goce de la cosa eltiempo que dura el proceso judicial). Final-mente no debe desecharse la posibilidadde contar con los gastos en concepto decoimas, desafortunadamente presentes enel transcurso de los procesos.

A todo lo referido se une una actitudde desconfianza hacia el Derecho y la ad-ministración de justicia por parte del cam-pesino e indígena. La frase popular “la jus-ticia solamente es para el de poncho” (apli-cada con rigor únicamente al indígena) estomada muy en cuenta entre los pueblosindios.

Todo lo anterior explica que el indí-gena busque medios alternativos a la “jus-ticia institucionalizada” o justicia mestiza,pues ésta es totalmente ajena a sus costum-bres, a su realidad, a su cultura, presentan-do generalmente injusticias o simplementeinercia.

El segundo antecedente pretendeofrecer a la población indígena ciertas for-mas de solución de conflictos que seancompatibles tanto con su propia culturacomo con las normas legales del Estado.Este aspecto es crucial, pues toca algunoselementos esenciales para comprender larealidad india, tales como el Derecho indí-gena, llamado Consuetudinario, o sea,aquel conjunto de soluciones conforme asus propios usos y costumbres, luego la

confrontación directa de estas costumbres-que no están escritas ni codificadas- fren-te a las normas formales del Estado.

Es notorio, y el Ecuador no se esca-pa, que bajo la influencia del positivismonormativo y del formalismo jurídico predo-minantes durante el siglo XIX, y del que to-davía nos cuesta desprendernos, existióuna marcada tendencia a negar significadoa la costumbre como fuente del Derecho ypor ende, como conjunto de normas diná-micas que regulan diversos aspectos y con-ductas del convivir comunitario, no siem-pre encuadradas en las normas estatales,pero no por ello proscritas. Esto generó quegran cantidad de legislaciones adoptaranla fórmula que “la costumbre no constitu-ye derecho sino en los casos en que la leyse remite a ella”1

Por estas razones, la justicia formalo estatal presenta un carácter marginal, ha-ciendo de este modo, necesaria la presen-cia de los llamados medios alternativos pa-ra la solución de conflictos, pues el proble-ma no se puede solucionar a través de unsimple aumento de judicaturas, sino que setrata de lograr que la mayoría de los con-flictos no lleguen a la instancia procesal,volcando hacia ese propósito a los mismosjueces, tanto como a los abogados y al pú-blico en general. Esto supone, por cierto,reconocer la posibilidad que la soluciónalternativa de conflictos pueda ser aplica-da en una gama muy amplia de controver-sias, entre ellas, las socioambientales. Pa-ralelamente deberá operarse un cambio

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profundo en la cultura legal descentrándo-la de la formación netamente litigiosa.

En el área rural, con población ma-yoritariamente indígena, mediante unacoordinación con cinco federaciones qui-chuas de segundo grado de las regionalesandina y amazónica, el CIDES ha introdu-cido la idea de acudir al uso de medios al-ternativos de solución de conflictos, espe-cialmente la mediación y la conciliacióncomo mecanismos para alcanzar solucio-nes más acordes con su propia realidad y,por consiguiente, más justas2. Para ello, elCIDES promovió y supervisó la selecciónde promotores, líderes en sus respectivasorganizaciones, con la finalidad que reci-bieran entrenamiento en el empleo de téc-nicas alternativas en la solución de conflic-tos. Estas formas alternativas fueron acogi-das favorablemente gracias a que, por suscaracterísticas socioeconómicas y cultura-les, tradicionalmente han estado presentesmecanismos similares en sus prácticas co-munitarias. Específicamente en dos deaquellas federaciones: la FICI (FederaciónIndígena y Campesina de Imbabura) y laFOIN (Federación de Organizaciones Indí-genas del Napo), se ha desarrollado el pro-grama, capacitando a más de cincuentamediadores comunitarios que se encuen-tran actualmente poniendo en práctica losmedios alternativos de solución de conflic-tos en un radio de acción que cubre a másde treinta comunidades de manera directay a otras cuarenta de manera indirecta.

I. Comunidades, conflictos y formas de so-lución

Como primer paso para arrancar elproyecto y dada la heterogeneidad social ysobre todo étnica-cultural de la población,se veía recomendable seleccionar a orga-nizaciones que si bien podían representarprocesos distintos, tuvieran una matriz cul-tural análoga, pues de lo contrario, se tor-naría inmanejable tanto el proceso inicialinvestigativo como las actividades poste-riores de selección de mediadores, entre-namiento y seguimiento.

En este sentido, se optó por selec-cionar comunidades quichuas, las cuales,a más de poseer un acervo cultural similar,constituyen el grueso de la población indí-gena nacional.

Se advirtió que las comunidadesquichuas presentan diversas característicasen su relación con el sistema jurídico ecua-toriano, determinado, entre otros factores,por el nivel de vigencia de los mecanismostradicionales de solución de conflictos.Así, se pueden observar dos situaciones ex-tremas, sin desconocer una gama de mo-mentos intermedios, la una, de un gran pe-so de los sistemas tradicionales, en la quelas comunidades mantienen una relaciónconflictiva de acuerdos puntuales con elsistema formal y, por otra, en la que las co-munidades han perdido paulatinamente susistema tradicional, encontrándose en ab-soluta dependencia del sistema formal so-bre todo a nivel local.

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Para el buen desarrollo del proyectoy sobre todo con miras a replicar la expe-riencia en el futuro, se entendió la impor-tancia de conocer las diferencias y similitu-des de esta diversidad de situaciones, as-pecto que debió ser considerado en el pro-ceso de selección de mediadores, para asícontar con casos representativos de cadauna de las situaciones señaladas uutt ssuupprraa.

Posteriormente y siempre en con-cordancia con cada organización india, serecomendó que los candidatos para parti-cipar en el programa como mediadores de-bían cumplir una serie de requisitos:

a) Que sea reconocido en su comu-nidad como una persona no conflictiva,respetada y que posea autoridad moral res-pecto de la mayoría, aunque no fuera diri-gente.

b) Era conveniente una persona antequien recurren en la comunidad para pe-dirle consejos en caso de problemas lega-les, o que haya cumplido una función defacilitador en la solución de diferencias.

c) Que cuente con el tiempo sufi-ciente para cumplir tanto con su actividadcomo mediador como para recibir la res-pectiva capacitación.

De este proceso se diferenciarontres tipos de experiencias: 1) Mediadoresen tanto dirigentes, ya sea a nivel comuni-tario, ya sea a nivel organizativo; 2) media-dores en tanto autoridad reconocida por lacomunidad (teniente político); y, 3) media-dores o consejeros tradicionales que, sinser dirigentes ni autoridad, ejercen su laborpor prestigio reconocido internamente y

que en muchas ocasiones trascienden laesfera de su comunidad y presentan unaactividad zonal.

Por su parte, el CIDES constante-mente asesora y realiza una capacitación alos mediadores comunitarios, generalmen-te en dos momentos: el primero, orientadoa conocer los tipos de conflictos más co-munes en las comunidades quichuas, susformas de solución y la experiencia de losmediadores; mientras que en el segundo secentra en la capacitación sobre técnicas demediación y en la definición de mecanis-mos de seguimiento a la actividad quecumplen los mediadores a lo largo del pro-grama. Con esto se pretende brindarle con-fianza y seguridad en el desarrollo de su la-bor comunitaria.

A) Tipos de conflictos atendidos

Tomando en cuenta solamente losconflictos solucionados, es decir, aquellosen los cuales ha operado satisfactoriamen-te la mediación, se observan algunos resul-tados que nos dan una cierta idea de la in-fluencia directa de la aplicación de estosmedios alternativos en la vida cotidiana delas comunidades.

Para esto se debe considerar que enlas comunidades quichuas cuatro tipos deconflictos suelen ser los más comunes; és-tos son: familiares-vecinales, de tierras, debienes y acusaciones a miembros de co-munidades por parte de gente de fuera delseno de la comunidad.

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En las comunidades beneficiariasdel programa se han solucionado hastaagosto de mil novecientos noventa y cinco,90 conflictos, generalmente matrimoniales(violencia doméstica, abandono, separa-ción, divorcio). Dichos conflictos se tornandifíciles, sobre todo en aquellas zonas dealta migracion, pues los jóvenes que salena trabajar a las ciudades adquieren nuevasformas de comportamiento, despreciandoincluso los valores de su propia cultura. Fi-nalmente, no hay que dejar de lado las ca-lumnias entre vecinos, la hechicería, el re-conocimiento de hijos, el alcoholismo, ladrogadicción, la prostitución, el adulterio.

Entre los conflictos debidos a la tie-rra aparecen problemas en torno a linde-ros, ya sea en referencia a propiedades in-dividuales o a lotes de tierra de propiedadcomunitaria, pero de usufructo individual.Igualmente surgen conflictos derivados aderechos de propiedad, herencias, parti-ciones de tierra, apertura de caminos veci-nales y el respectivo derecho de su uso. Alrespecto se han solucionado 25 conflictossobre herencias, 36 sobre linderos, 18 so-bre invasiones de tierra. Tampoco han fal-tado conflictos sobre envenenamiento deríos y cacería.

Los conflictos sobre bienes se refie-ren a robo de animales, de dinero, de pro-ductos o de bienes en general, así como adaños a la propiedad. Los problemas de ro-bo, en la mayoría de los casos, no derivande la acción de miembros de la comuni-dad, sino más bien de gente ajena a la mis-ma, aspecto que vuelve complicado su tra-

tamiento. Son muy comunes aquellos con-flictos internos relacionados con ciertosdaños a la propiedad, en gran parte invo-luntarios, que suceden por descuido en elcuidado de los animales. Adicionalmentesuelen darse casos, no muy frecuentes, enlos cuales existe premeditación como par-te de alguna venganza personal. Hasta lafecha se han atendido 20 casos de robos.

Hay también acusaciones a miem-bros de las comunidades provenientes des-de fuera de la misma, este tipo de conflic-tos constituyen problemas con el mundoexterior, es decir, con no indígenas. En to-dos los casos se trata de acusaciones a in-dios presentadas ante autoridades. Su ori-gen presenta diversas razones, entre ellas,acusaciones contra dirigentes por parte depropietarios de haciendas en medio de laconfrontación por la tierra, conflictos labo-rales, problemas por derechos al uso de re-cursos, tales como vertientes de agua, ca-minos, acusaciones por robo y daños a lapropiedad, entre otros. Es de anotar que es-ta tipología conflictual es más frecuente enaquellas regiones donde existe mayor dis-criminación, vveerrbbii ggrraacciiaa, la provincia deChimborazo, o donde existe debilidad or-ganizativa de los indígenas, a excepciónde las acusaciones contra dirigentes porparte de terratenientes, que se dan en laszonas de mayor enfrentamiento por la tie-rra, como es el caso de Imbabura.

No hay que olvidar que los conflic-tos presentan varios aspectos, así un pro-blema de linderos, puede ser también fa-miliar, si tiene lugar entre hermanos, lo

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mismo ocurre en los casos de conflictospor herencias o peleas.

Finalmente se encuentra una granvariedad de conflictos que tienen un carác-ter cultural, así por ejemplo los surgidoscuando la familia de la novia se retractadespués de que se han llevado a cabo lasceremonias de compromiso (“pactachi-na”). También entran aquellos problemasque, en estricto sentido, “no se pueden me-diar” como la violación o el homicidio in-voluntario. Nótese que en el primer casono siempre se tratan de acciones cometi-das mediante la fuerza, sino que más bienculturalmente pueden ser comprendidoscomo violación ciertos casos en los cualesuna pareja ha tenido relaciones carnalesdesconociendo las normas que establecela cultura.3

B) Sobre los tipos de conflictos y mecanis-mos de solución

Las formas tradicionales de tratar losconflictos internos en las comunidadesquichuas, no siempre se relacionan con lamediación, pues existen normas y procedi-mientos que tienen que ver además con lasanción.

Los mecanismos que tienen las co-munidades y organizaciones para buscarsoluciones a sus conflictos, donde por logeneral intervienen las directivas de las co-munidades y organizaciones de segundogrado, son instancias que al mismo tiempoy según los conflictos, tendrían la compe-

tencia ya sea de promover la mediacióncomo de dictar una sanción.

Por tanto, fue necesario descubrir enel ámbito cultural aquellos conflictos queson factibles de mediación, es decir, aque-llas diferencias para cuya solución se nece-sita del acuerdo de las partes en contrapo-sición. Empero, es preciso comprender lacultura y sus portadores, las comunidadescomo entes dinámicos, pues no se puedenentender las formas de solución de conflic-tos como estáticas, ya que conflictos queantaño eran solucionados a través del juz-gamiento o la sanción, ahora pueden serobjeto de mediación. También hay nuevostipos de problemas sin referentes tradicio-nales para su abordamiento.

De la experiencia, podemos estable-cer entonces que gran parte de los conflic-tos son factibles de mediación, siempre ycuando no constituyan delitos o infraccio-nes que vayan en contra de los normas co-munitarias y que requieran, según la cos-tumbre, de una sanción o castigo. Aquí nose puede despreciar el hecho cierto que enlas comunidades indígenas existen normasque establecen cuándo un conflicto tieneque ser conocido y resuelto por la comuni-dad y sus autoridades, y cuándo puede serresuelto por las partes. Por ello, los media-dores siempre analizan previamente, esdecir, antes de su intervención, tanto la si-tuación específica de sus comunidades co-mo el tipo de conflicto presentado. Estopersigue dos objetivos: a) no entrar en con-tradicción con las autoridades comunita-rias, b) saber si la diferencia debe ser cono-

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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cida por la autoridad del Estado, por la au-toridad de la comunidad o si puede ser di-rimida por el acuerdo iinntteerr ppaarrtteess..4

C) El ámbito de acción de los mediadores

El 79% de los mediadores de la FICIy el 57% de los mediadores pertenecientesa la FOIN han actuado en el marco de supropia comunidad, en cambio solamenteel 21% de la FICI y el 29% de la FOIN lohan hecho en el marco de comunidadesvecinas. Adicionalmente en el caso de laFOIN, un 14% de las actividades del me-diador han tenido un espectro más amplio:comunidades más lejanas e inclusive en elmarco de la Federación.

Esto nos ha permitido advertir que elradio de acción del programa sobre me-dios alternativos de solución de conflictosno solamente cubre las comunidades a lascuales se pertenecen los mediadores, sinoque es bastante más extenso.

Resulta significativo el computarque en la FOIN el 71% de los mediadoresexpresan que en su comunidad la mayoríade sus moradores conocen de las activida-des alternativas del mediador. En la FICI el44% contestó que todos los comuneros loconocían y un 44% que pocos lo sabían.

La actitud de los dirigentes de la co-munidad respecto del mediador ha cam-biado radicalmente durante las diversasetapas del programa, pues actualmentehay una colaboración total para el desen-volvimiento de la mediación.5

Sin embargo, se han presentado ten-siones entre mediadores y dirigentes en lasdos federaciones, siendo la causa de indi-ferencia la existencia de mediadores muyjóvenes.

D) La mediación y la cultura

De la experiencia, se ha podido ob-servar que la mediación en las comunida-des indígenas no es un fin, sino más bienun método, una técnica en la cual se si-guen rigurosamente una serie de pasos. Po-dría decirse que la mediación se constitu-ye en una herramienta valiosa a las formastradicionales de resolver los conflictos, enlas que el objeto estriba en que las parteslleguen a un mutuo acuerdo. Como ya sedijo antes, se enmarca en lo que jurídica-mente se denomina “Derecho Consuetudi-nario” o “Derecho de costumbre”.

Esta puede ser la mayor riqueza ypuede serlo en dos sentidos. Se enriqueceel Derecho de costumbre con herramientasnuevas para nuevas formas de expresiónde los antiguos conflictos y ayudan al en-frentamiento de conflictos que son nuevosal grupo. También se refuerzan las formasalternativas de solución de conflictos por-que se incorporan formas tradicionales in-dias de solucionar diferencias.

Dos ejemplos ilustrarían mejor loseñalado. Entre los quichuas del Napo escostumbre que cuando las partes llegan aun acuerdo, intercambien ritualmente unaserie de apretones de mano -”allillana”-,esta ceremonia tiene más eficacia, e inclu-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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so sanción comunitaria, que un acta tran-saccional.

Para el caso de la Amazonia, lasacusaciones sobre brujería generan fre-cuentes conflictos, cuyas formas de solu-ción son difíciles de entender desde fuerade su cultura. El alcance de la intervenciónde los mediadores en estos casos, es un as-pecto que requiere aún de mayor reflexión.Sin embargo, puede afirmarse que hay unaserie de conflictos que serían muy difícilesde solucionar dentro del ccoorrppuuss legal, osencillamente que la alternativa sería injus-ta con una de las partes o con las dos; re-cuérdese el caso señalado anteriormentesobre la “pactachina”.

En el caso de Imbabura, el hechoque el conflicto se solucione de mutuoacuerdo no libera a la parte ofensora (se-gún las normas de la comunidad) a que re-ciba un castigo por parte de la comunidad(hortigada, baño en agua fría, azotes). Du-rante el castigo, el “sujeto castigado” esaconsejado y exhortado para que mejoresu conducta. Al respecto, es interesante co-nocer que el castigado acepta el castigo yno lo siente como una agresión personal,sino que generalmente le sirve para cam-biar su conducta.

Al ser la “mediación”, tal como for-malmente se la define, una forma no tradi-cional de resolver los conflictos, pero concaracterísticas que encajan perfectamentecon el “Derecho de costumbre”, estamosante un “método” en proceso de construc-ción y aprendizaje mutuo. Tal vez, esto sepuede matizar con la preocupación mos-

trada por el coordinador indígena de la FI-CI, quien expresaba, durante una de lasreuniones de evaluación, que sería pru-dente buscar una “nueva palabra” que sin-tetice este proceso.

Pienso que si abordamos decidida-mente los conflictos indígenas podremosevitarnos una serie de problemas socioam-bientales posteriores, sobre todo referidosal manejo de la tierra, que muchos colonosy terratenientes no la conocen, la migra-ción incontrolable, la venta indiscriminadade la tierra, los cultivos indebidos, la cace-ría y la pesca por parte de colonos que ha-cen que muchas especies animales y vege-tales se encuentren al borde de la extin-ción, la injerencia letal de la cultura occi-dental que no respeta los canones tradicio-nales de los indígenas, entre otros. Comose advierte, en estos aspectos las normasformales no podrán cubrir las realidades delas partes protagonistas inmersas en estosproblemas, que en lugar de ir a las cortesde justicia, podrían ir al sentido de solida-ridad, respeto y mutua confianza, para ha-cer que se dé una capacidad creativa decontrolar los conflictos, ayudando así in-cluso a una práctica verdadera de la demo-cracia, pues este sistema implica la idea derespeto a todos y cada uno de los elemen-tos que conforman un Estado, en este caso,la forma cultural india.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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Artículo 2 del código civil ecuatoriano.

Para algunos expertos, como la Dra.Adriana Polanía, la mediación y la conci-liación son una misma cosa, pues un terce-ro imparcial facilita el acuerdo entre laspartes en conflicto. Adicionalmente es im-portante observar que las serias limitacio-nes en la eficacia del sistema formal de ad-ministración de justicia han hecho que laatención de los juristas se vuelque haciaciertos mecanismos de solución distintosdel litigio: la negociación directa, el arbi-traje, los jueces de paz, la llamada inter-vención administrativa de agencias espe-cializadas, sumados a la mediación.

Es trascendental el recordar que notodos los conflictos pueden solucionarsemediante el acuerdo entre las partes, sobretodo cuando se trata de delitos graves co-mo asesinato o violación, aunque es posi-ble la mediación en lo atinente a las in-demnizaciones de perjuicios inherentes.

El acuerdo entre las partes represen-ta jurídicamente un contrato perfecciona-do por la voluntad de los intervinientes,además una forma o modo de extinguir lasobligaciones.

En la FOIN, el 100% de los media-dores señaló que existe un nivel óptimo decolaboración de los dirigentes para con sutrabajo. En el caso de la FICI, el 75% seña-ló que existe colaboración y un 19% rela-ta indiferencia.

Con Gonzalo Oviedo coincidiremosen expresar que los pueblos indígenas hansido depositarios, en suma, de un amplio y

profundo conocimiento de su medio natu-ral, y han sabido adaptarse a él para obte-ner los recursos para la supervivencia sindañar su cualidades; se evidencia que lacivilización occidental ha impuesto desdela conquista española hasta nuestros días yde un modo cada vez más decisivo, con-cepciones, modelos de acción y tecnolo-gías ajenos a los rasgos propios del medioprovenientes en lo fundamental de un sis-tema económico basado en la utilidadmercantil de los bienes y no en su valor deuso. Ello ha provocado una ruptura delhombre con la naturaleza y con sus ances-tros culturales que estuvieron íntimamentevinculados con ella. Los valores de la cul-tura de los pueblos indígenas en general, ydentro de ellos los que se refieren a la rela-ción del hombre con la naturaleza, consti-tuyen un aporte de gran importancia paranuestra identidad nacional, y por ello esfundamental conocerlos, apreciarlos, exa-minarlos críticamente y rescatarlos, no so-lamente en función de devolverlos a suspueblos sino para que el país entero en-cuentre allí elementos útiles para el surgi-miento de una nueva conciencia social so-bre la naturaleza y los recursos.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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NNoottaass

1 Artículo 2 del código civil ecuatoriano.2 Para algunos expertos, como la Dra. Adriana

Polanía, la mediación y la conciliación sonuna misma cosa, pues un tercero imparcialfacilita el acuerdo entre las partes en conflic-tos.Adicionalmente es importante observar quelas serias limitaciones en la eficacia del siste-ma de administración de justicia han hechoque la atención de los juristas se vuelque ha-cia ciertos mecanismos de solución distintosdel litigio: la negociación directa, el arbitraje,los jueces de paz, la llamada intervención ad-ministrativa de agencias especializadas, su-mados a la mediación.

3 Es trascendental el recordar que no todos losconflictos pueden solucionarse mediante elacuerdo entre las partes, sobre todo cuandose trata de delitos graves como asesinato oviolación, aunque es posible la mediación enlo atinente con las indemnizaciones de per-juicios inherentes.

4 El acuerdo entre las partes representa jurídi-camente un contrato perfeccionado por lavoluntad de los intervinientes, además unaforma o modo de extinguir las obligaciones.

5 El la FOIN, el 100% de los mediadores seña-ló que existe un nivel óptimo de colabora-ción de los dirigentes para con su trabajo. Enel caso de la FICI, el 75% señaló que existecolaboración y un 19% relata indiferencia.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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II.. DDeeffiinniicciióónn

La consulta se caracteriza por el in-tercambio de perspectivas sobre un tema oproblema con el fin de llegar a una conclu-sión que integra la riqueza de una diversi-dad de enfoques. Es una forma de diálogodirigido a la toma de decisiones en formacooperativa.

IIII.. LLoo qquuee nnoo eess llaa ccoonnssuullttaa

Cuando cada persona se apega a susopiniones y se niega a abrir su mente paratratar de comprender las ideas de los de-más, surge el conflicto y la desunión, loscuales tienen el efecto de bloquear cual-quier acción o progreso.

La consulta no involucra el asesora-miento de un experto. La consulta se refie-re a un libre intercambio de opiniones en-tre todos los participantes, en el cual serespeta a todos por igual, sin que influya laposición social o profesional de uno o deotro.

IIIIII.. LLaa iinntteeggrraacciióónn ddee ppeerrssppeeccttiivvaass ddiissttiinn--ttaass

Las diferentes opiniones, que a ve-ces parecen contradictorias, son diferentesperspectivas, o lentes por las cuales sepueden ver distintos aspectos del tema.

Aunque cada ser humano tiene laposibilidad de reflejar todas las virtudes,cada persona tiene una actitud dominantela cual influye en su perspectiva de la rea-lidad.

La virtud dominante de una personapuede ser la justicia; de otra, la misericor-dia; de otra, la paciencia. Entonces sea eltema que fuere, la persona lo comprendedesde la perspectiva de esa virtud. Esta esla razón por la cual algunas personas siem-pre piensan de manera diferente de noso-tros, no importa de qué asunto se trate.

La clave de una buena consulta esabrir la mente para tratar de comprender laverdad desde tantas perspectivas diferentescomo sea posible y luego integrarlas para

La consulta Baha’i: una herramienta para solucionar conflictos

Donald Stewart

Page 411: COMUNIDADES Y CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES: EXPERIENCIAS …

lograr una comprensión más completa dela verdad.

Quien expresa una opinión no laproclamará como correcta y acertada, sinoque la ofrecerá como una contribución alconsenso de opinión; ya que la luz de larealidad aparece cuando dos opinionescoinciden.

IIVV.. LLaa ttrraannssffoorrmmaacciióónn ccoolleeccttiivvaa

Participar en la consulta no sólo esuno de los medios más eficaces de buscarla verdad, sino que también es un elemen-to clave en la transformación colectiva y elestablecimiento de una sociedad mejor.

Sin la consulta no se puede avanzarmucho en fomentar la unidad en diversi-dad, formular una visión compartida,transformar relaciones de dominación enrelaciones de interconexión, reciprocidady servicio, o establecer la injusticia.

VV.. LLooss lliinneeaammiieennttooss ppaarraa uunnaa ccoonnssuullttaa pprroo--dduuccttiivvaa

A) Los participantes deben mostrar afecto,armonía y sinceridad en sus relacionesunos con otros.

Es bueno iniciar una reunión deconsulta con oraciones o con la lectura deun pensamiento inspirador para elevar lossentimientos y recordar a todos de la im-portancia de la armonía y unidad.

B) Los participantes deben expresar suspropios pensamientos con absoluta liber-tad.

Dentro de la consulta no hay que te-mer la diversidad de opiniones, sino apren-der a alentarla y respetarla.

Hay que recalcar que cada miembrodel grupo tiene la responsabilidad moralde expresar su conciencia, como una par-te del proceso de la búsqueda y aplicaciónde la verdad.

C) Cada participante debe expresar su opi-nión con cortesía, dignidad, cuidado ymoderación

Es importante que cada participantecuide su forma de expresarse, evitando laagresividad, la burla, el menosprecio, laterquedad y el ataque. Debe tratar de pre-sentar sus ideas con objetividad y expresar-las en un tono amable.

El choque de opiniones puede con-ducir a una mejor comprensión de la ver-dad, pero el choque de personalidades ge-neralmente oscurece la verdad.

D) Cada participante debe escuchar cuida-dosamente las ideas de los demás

Quizás la actividad más importantede la consulta es escuchar. Cada personadebe escuchar activamente, mostrandoatención e interés en lo que dicen los de-más.

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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Escuchar bien comunica respeto ha-cia las demás personas y les da ánimo pa-ra expresar sus opiniones libremente. Tam-bién agiliza la consulta y la ayuda a llegara su objetivo.

E) No se debe permitir que nadie menos-precie la idea de otro.

El menosprecio atenta contra la ba-se misma de la consulta. Causa desunión,limita la libertad de expresión, e impideque se pueda integrar los diferentes enfo-ques de la verdad en una visión comúnmás amplia.

F) Si alguien contradice la opinión de uno,no debe alterarse, ya que del choque deopiniones puede saltar la chispa de la ver-dad.

El propósito de la consulta es lograruna visión más amplia de la verdad, pormedio de la integración de enfoques distin-tos, y no de tratar de imponer su propio en-foque y “ganar” a los demás. La diversidadde opiniones es algo positiva. Este procesoexige desprendimiento, autodisciplina ypráctica.

G) Nadie debe insistir en su propia opi-nión, ya que la terquedad y la persistenciaen el propio parecer conducirán en últimotérmino a la discordia y a la disputa, y laverdad permanecerá oculta

A veces las personas insisten necia-mente en sus propias opiniones porque to-davía consideran la toma de decisiones co-mo un campo de batalla para la imposi-ción de opiniones egoístas, en que uno ga-na o pierde o porque tienen un interés per-sonal oculto que determinada decisión fa-vorecerá.

Otras veces una persona repite va-rias veces la misma opinión porque since-ramente cree que tiene una buena idea.Pero siente que los demás no le están escu-chando o poniendo la debida atención. Ental caso, queda al criterio concienzudo dela persona decidir hasta cuántas vecesvuelve a mencionar la idea y hasta cuándoaceptar el hecho de que, por la razón quefuere, los demás no responden a su idea.

H) Si la discusión lleva a conflictos, odio oantagonismo, hay que posponer la discu-sión del tema.

Si esto sucede, es claro que no sehan seguido bien los lineamientos de laconsulta. Puesto que es difícil volver a ac-tuar con calma, una vez que se han calen-tado los ánimos, lo más recomendable essuspender la discusión del tema, o si es ne-cesario, hasta suspender la reunión.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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I) Es importante integrar los puntos positi-vos de cada opinión, con el objetivo dellegar a una decisión unánime, si es posi-ble.

Una vez que se comparte una visióncomún del problema, es más fácil encon-trar soluciones en las que todos estén deacuerdo.

Por el contrario, si se comienza pro-poniendo soluciones, antes de llegar a unaunidad de visión, es más probable que ca-da quien se aferre a su propia propuesta ymire las propuestas contrarias como mu-tuamente exclusivas.

J) Ninguno de los miembros debe censurarla decisión una vez que haya sido tomada,ya que tales críticas impedirán que se lle-ve a cabo.

Si la acción no sale bien, todos jun-tos se darán cuenta de ella y pueden surgirotras alternativas mejores. Este lineamientosignifica que la acción es una parte integraldel proceso de consulta, porque por mediode ella se puede evaluar hasta qué puntose ha descubierto la verdad.

La consulta lleva a un proceso cons-tante de reflexión-acción-reflexión, basadaen la búsqueda, aceptación y aplicaciónde la verdad.

VVII.. CCuuaalliiddaaddeess ppeerrssoonnaalleess qquuee ccoonnttrriibbuu--yyeenn aa uunnaa bbuueennaa ccoonnssuullttaa

A) Pureza de intención

La pureza de intención se relacionamucho con la sinceridad y con ser transpa-rente en cuanto a los motivos. Su falta ha-ce imposible una consulta productiva, yaque no se puede llegar a una visión másclara y amplia de la verdad cuando algu-nos de los participantes no se expresan converacidad.

B) Espíritu radiante

Un espíritu radiante irradia felici-dad, alegría, optimismo y entusiasmo. Serradiante implica una sensibilidad hacia losdemás, un interés genuino por sus preocu-paciones, un placer por sus triunfos y éxi-tos, y un entusiasmo por la vida.

C) Desprendimiento

Se refiere a una actitud de imparcia-lidad y objetividad. Una vez dada, la ideapertenece al grupo. Se debe concentrar enideas objetivas, y no personalidades.

D) Atracción a valores trascendentales

Cuando alguien basa su vida en lapromoción y aplicación de valores trascen-dentales como la justicia, verdad, rectitud,comprensión o unidad, esta orientaciónhacia los valores superiores le da una vi-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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sión en qué apoyarse cuando trata de des-prenderse de sus propias ideas, reconocersus intereses egoístas por lo que son, y sin-ceramente comprender puntos de vista dis-tintos del suyo.

E) Humildad y modestia

Una actitud orgullosa y presuntuosaes un elemento negativo que hay que eli-minar en la consulta. La humildad implicacontribuir con todos sus talentos y capaci-dades, pero sin ser dominante e impositi-vo, mostrando verdadero aprecio e interésen las ideas y contribuciones de los demás.

F) Paciencia en las dificultades

Requiere conservar el autocontrol yla perspectiva, ser persistente y diligente.

G) Espíritu de servicio

El mejor servicio es ayudar a cadapersona a desarrollar sus propias potencia-lidades. Si todos sirven unos a otros, es unade las mejores maneras de aumentar elafecto, armonía y aprecio entre los miem-bros del grupo.

VVIIII.. LLooss oocchhoo ppaassooss eenn llaa ttoommaa ddee ddeecciissiioo--nneess

Las cualidades personales y los li-neamientos para la consulta nos indicancómo consultar. Los 8 pasos en la toma de

decisiones nos indican sobre qué consul-tar. Son:

11.. Definir quién es responsable de realizarel objetivo o solucionar el problema

Muchos problemas no se resuel-ven porque nadie asume la responsabili-dad por ellos. Por ejemplo, en muchas co-munidades aunque existan problemas se-rios de salud, el pueblo siente que es laresponsabilidad del Ministerio de Salud re-solverlos. Entonces, siguen sufriendo, a ve-ces durante décadas, mientras se quejanpor la falta de responsabilidad del Ministe-rio. Pero no hacen nada de lo que estádentro de sus propias posibilidades paramejorar la salud.

Es importante reconocer que cual-quier persona o comunidad que esté afec-tada por un problema, tiene cierta respon-sabilidad de iniciar la búsqueda de una so-lución, trabajar para la realización de esasolución y buscar alternativas si la primerasolución no resulta.

Por otra parte, también es impor-tante reconocer cuándo uno no es respon-sable de solucionar un problema. A vecesotra persona nos viene a preguntar lo quepuede hacer para solucionar un problema.En estos casos hay que tener cuidado deno caer en el paternalismo, ya que estotiende a crear una relación de dependen-cia paralizante.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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22.. Conocer y analizar profundamente elobjetivo o el problema

Una vez que se asume la respon-sabilidad de solucionar un problema o derealizar un objetivo, el segundo paso esconocerlo a fondo.

Esto significa averiguar todos losdatos relacionados con el problema u ob-jetivo, tales como su fondo histórico, suscausas inmediatas, sus consecuencias, surelación con otros problemas u objetivos,los intentos previos para solucionar el pro-blema o llevar a cabo el objetivo, y los re-sultados que éstos han dado.

La consulta es especialmente va-liosa en esta fase, ya que da lugar a una va-riedad de perspectivas y así a una com-prensión más amplia de todo el sistema delcual el problema u objetivo forma una par-te.

33.. Identificar las causas del problema o lasfuerzas que pueden facilitar o dificultar larealización del objetivo y ponerlas en or-den de prioridad

Es importante calificar tanto la in-fluencia de cada causa o fuerza como elcontrol que tenemos sobre ella.

Al analizar las fuerzas que facili-tan u obstaculizan la realización de un ob-jetivo, se puede comenzar a detectar aque-llas sobre las cuales es más importante tra-bajar. Según los estudios, generalmente esmás eficaz trabajar en aminorar los obstá-culos o la realización de un objetivo que

reforzar las fuerzas que faciliten su realiza-ción.

44.. Identificar los principios que se relacio-nan con el objetivo o el problema

Existen principios espirituales, o loque algunos llaman valores humanos, pormedio de los cuales se pueden encontrarlas soluciones a cada problema social. Só-lo soluciones que están de acuerdo con lanaturaleza esencial del ser humano pue-den ser duraderas.

Algunos ejemplos de principiosson:

- La educación es la base del progre-so individual y social;

- Un equilibrio entre el conocimien-to intelectual y espiritual es necesario parael bienestar;

- El hombre es una parte de la natu-raleza y no puede vivir sin ella;

- La cooperación y la consulta facili-tan el trabajo en conjunto;

- La igualdad de derechos y oportu-nidades para cada sexo, raza, religión, na-cionalidad y clase social es un requisito deuna sociedad justa, etc.

55.. Sugerir varias líneas de acción o solucio-nes posibles

No hay una solución correcta paracada problema o una línea de acción me-jor para cada objetivo. Pueden haber unagran variedad de soluciones o líneas de ac-ción que funcionan. A menudo la “mejor

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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solución” es una combinación de variassugerencias. Es recomendable realizar estepaso en forma de “lluvia de ideas”, acep-tando cada solución sugerida sin críticas oanálisis, hasta acumular una lista de posi-bles soluciones o líneas de acción.

66.. Seleccionar una solución o un conjuntode líneas de acción adecuado

Conjuntamente se analiza la listade posibles soluciones o líneas de acción,descartando aquellas que no están deacuerdo con los principios identificados.Luego, se analiza hasta qué grado cada so-lución o línea de acción propuesta lleva alos objetivos deseados y qué probabilida-des tiene de resolver las causas más impor-tantes del problema, identificadas en lospasos 2 y 3.

Luego, se escoge la solución ocombinación de soluciones o líneas de ac-ción a ser aplicadas.

77.. Aplicar la solución o las líneas de ac-ción.

Una vez que se escoge la solucióno las líneas de acción, es necesario llevar-las a cabo. Las palabras valen muy pocohasta que se convierten en hechos. Al in-tentar aplicar la solución o las líneas de ac-ción se da cuenta de la verdadera calidadque tiene.

88.. Evaluar el impacto de la acción y elaprendizaje logrado.

Después de pasar un tiempo enque se ha estado aplicando consciente-mente la solución o las líneas de acción es-cogidas, es importante evaluar el progresoque se ha hecho en resolver el problema olograr el objetivo. Entonces, es posible dar-se cuenta que todo anda muy bien y que elproblema está en proceso de ser resuelto.O al contrario, pueden descubrir que cier-tos factores que no tomaron en cuenta si-guen dificultando la resolución del proble-ma o el logro del objetivo. En este caso,hay que pasar nuevamente por los 8 pasosen el ciclo de la toma de decisiones paradetectar en cuál de ellos se encuentra la fa-lla.

Además de evaluar los resultados,es importante evaluar el aprendizaje logra-do por medio del proceso. En vez de bus-car fallas para mejorar, la evaluación delaprendizaje se fija conscientemente en lasacciones que han dado buen resultado ylas sintetiza para que se sigan tomando encuenta.

BBiibblliiooggrraaffííaa

Anello Eloy, Hernández Juanita 1993Participación Comunitaria, Universidad NUR, Boli-via.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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II.. HHaacciiaa uunn EEssttaaddoo ““iinntteelliiggeennttee”” eenn llaa ssoolluu--cciióónn ddee ccoonnfflliiccttooss

La decreciente capacidad guberna-mental para solucionar los conflictos dedisputas públicas se refleja en los 16 añosdel período democrático reciente (1980-1995) (Ver Anexo Nº 1).

Se observa una acentuada tendenciaa disminuir los desenlaces negociados delos conflictos y en su lugar los conflictospropenden a ser aplazados. (J. Sánchez-Parga; 1996:124).

Cabe preguntar si no se está desarro-llando una cultura de toma de decisionescrecientemente incapaz en la solución deconflictos y especialmente en su posterga-miento o aplazamiento de resolución.

Esta crisis de gobernabilidad expre-sa una realidad de obsolecencia guberna-mental, una institucionalidad estatal queexperimenta los efectos de una sobrecargacuantitativa y cualitativa y que paralela-mente va desfasada respecto al conoci-

miento disponible para enfrentar tal sobre-carga.

El problema de la gobernabilidad delas disputas públicas tiene una conexiónnecesaria con el papel histórico del EstadoEcuatoriano y con la perspectiva de sus po-sibles nuevos roles.

En la década de los años ochentas,el Estado Desarrollista (planificador del de-sarrollo, interventor, promotor del creci-miento económico) entra en crisis y, desde1982, la deuda externa obligó a concentrarla atención gubernamental y la políticaeconómica en su manejo. Las políticas ma-croeconómicas de corto plazo fueron des-plazando a las anteriores concepciones de-sarrollistas.

En la última administración (1992-1996) se impulsó un programa neoliberalde reforma del Estado, basado en la priva-tización y la reducción del tamaño de éste.El sector privado se convertía en el eje dela economía (C. Creamer, 1996:114).

Estos procesos de reforma económi-ca requieren la incorporación de nuevos

Resolución de disputas públicas

Claudio Creamer

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roles a futuro para el Estado. Cabe señalaralgunos de los más importantes:

- Su papel regulador. Se conviertemás en un constructor de institucio-nalidad, o sea, del espacio públicoen el que los agentes privados acep-tan responsabilidades; su papel esmenos de un agente económico di-recto.

- Su rol facilitador del desarrollo delsector empresarial privado y deotros sectores de la sociedad civil,en lugar de su antiguo papel protec-tor e interventor.

- Surge un estado concertador quesustenta una actitud de disponibili-dad a la cooperación entre los acto-res sociales y el Estado que, más alláde la consulta y el diálogo, trate debuscar un consenso para una actua-ción concertada frente a determina-dos problemas u objetivos de las po-líticas públicas.

Todos estos roles del Estado tienenrelación con el fortalecimiento de la capa-cidad de gobierno frente a la solución dedisputas públicas, pero un desarrollo de lagobernabilidad del conflicto necesita dereformas del Estado en las áreas política einstitucional principalmente, que produci-rían sinergias de apoyo a la reforma econó-mica.

En el caso ecuatoriano, ante un“pluralismo conflictivo” se necesita un mo-delo de desarrollo integrador de todos los

sectores sociales, priorizando la elimina-ción de la pobreza de las mayorías, la re-ducción de los desniveles entre distintasregiones. Se busca la democratización delEstado que resulte, a su vez, en democrati-zar la estructura económica y social.

La reforma política del Estado apun-ta a fortalecer la capacidad de direccióndel gobierno y propiciar una democraciaparticipativa y pluralista que provea de su-ficientes espacios de consenso y legitimi-dad para desarrollar un ciclo integrado degestión de políticas estatales que trascien-dan los peródos gubernamentales.

Una reforma política implica, porun lado, la trasformación de los partidospolíticos, la reforma del sufragio, la moder-nización de los Poderes Ejecutivo, Legisla-tivo y Judicial, pero por otro lado se nece-sita fortalecer y profundizar la democracia,a través de adecuados canales de partici-pación, extensión y desarrollo de una ciu-dadanía pasiva a una activa, y el fortaleci-miento de la sociedad civil que se organi-ce y vincule al Estado.

La especificidad del concepto Go-bernabilidad en Ecuador, a diferencia delos países desarrollados, no se topa conuna sociedad civil moderna, compleja,con un exceso de demandas, sino con teji-dos sociales débiles, sociedades civiles porfortalecer que puedan construir una demo-cracia participativa. (Ecuador Siglo XXI;1992:175).

Una nueva relación Estado-Socie-dad en el Ecuador no podrá limitarse ex-clusivamente a la articulación de lo priva-

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do empresarial y lo estatal, que resultaríaen una tendencia de un neocorporativismoinstitucionalizado, quizás de un “pluralis-mo corporativista”. La Gobernabilidaddesde la ciudadanía, desde lo social, asu-me este punto de partida: “el tema de lagobernabilidad guía interacciones y prácti-cas que buscan ejercer control ciudadanodel proceso de toma de decisiones, asítambién como acceder a la determinaciónde las formas y contenidos cotidianos deconvivencia o coexistencia colectiva (par-ticipación de la gente en la definición desu propia gobernabilidad)”. (A. Menéndez-Carrión, 1991:81).

Esta gobernabilidad “social” asumeuna alternativa de legitimidad basada en laparticipación ciudadana a través de unanueva relación estado-sociedad, que de-mocratiza “el ciclo integrado de gestión delas políticas públicas” de la administraciónestatal. Consideraríamos válido que en laconstrucción de una democracia participa-tiva, la gobernabilidad “social” como fuen-te de legitimidad se articule con la eficien-cia de la gobernabilidad de “gestión esta-tal”.

Para efectos de este trabajo conside-raríamos la capacidad de gobernar comouna modalidad de “gestión estatal”, queimplica una racionalidad técnica con refe-rencia al diseño y ejecución de políticaspúblicas.

En esa perspectiva, gobernabilidadse podría concebir como “la capacidad deun Estado para adoptar decisiones oportu-

nas, eficaces y coherentes, que sean social-mente aceptables y consigan el desarrollode un país”. (O. Hurtado, 1993:9).

Una noción más restringida y perti-nente a la de gobernabilidad de “gestiónestatal” plantea que “la actividad centraldel aparato estatal es la formulación, eje-cución y evaluación de políticas, y que sucapacidad de gobernar está vinculada a suaptitud para llevar a cabo, de manera efi-ciente, el ciclo completo de la política pú-blica”. (J. Sulbrandt, 1991:8).

Dentro de estos procesos, la partici-pación ciudadana se constituiría en unapráctica social que incluye “una interac-ción expresa entre el Estado y actores de lasociedad civil, a partir de la cual estos últi-mos penetran en el Estado”. (N. Cunill,1991:44).

A través de la participación ciuda-dana se desea fortalecer a la democracia, yno al corporativismo, por medio de su in-serción en un proceso de rearticulación delas relaciones Estado-Sociedad.

Sin embargo, un elemento funda-mental para que la apertura del Estado ha-cia la sociedad civil se produzca es la pre-xistencia de un tejido social, que puedaproducir interlocutores con el Estado yocupar los espacios posibles de poder.

Sin este requisito cumplido, las ins-tancias de la participación ciudadana conun bajo poder de negociación podrían sersubordinadas en mayor grado a los intere-ses de las instituciones gubernamentalesy/o de los partidos políticos.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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Para desarrollar la participación ciu-dadana habría previamente que incorporarlas medidas que propicien una relaciónmás directa y accesible entre los ciudada-nos y la burocracia, que socialicen la infor-mación y se obtenga la trasparencia de laadministración.

Por otra parte, no hay que perder devista que los factores estructurales de or-den económico cargan un límite a la cons-trucción de la participación ciudadana. Laigualdad va asociada al concepto de ciu-dadanía y, en una economía con alta con-centración del ingreso, “los que más re-quieren participar serán justamente los quemenos podrán hacerlo” debido a su inser-ción estructural en niveles marginales deingreso y bienestar y en calidad de subor-dinación.

Por lo tanto, cobran prioridad las re-laciones del Estado con las organizacionesde base y populares, que agrupan a lossectores marginados de bajos ingresos dela estructura del sistema económico y polí-tico.

Esto significa potenciar a la socie-dad civil como sustento de la gobernabili-dad “social”.

Democratizar el Estado con estas di-rectrices implicaría articular ambas gober-nabilidades (la “social” y la de “gestión es-tatal”) en el desarrollo de su legitimidad yde su eficiencia como bases para la institu-cionalización del manejo y solución dedisputas públicas.

Por otra parte, los nuevos roles delEstado y el requerido modelo de relación

Estado-Sociedad civil necesita un rediseñodel Estado a través de su reforma institucio-nal. El “Estado Inteligente” incorporaría elnuevo paradigma gerencial y entre sus li-neamientos institucionales incluiría los si-guientes aspectos:

11.. El Gobierno central se concentraríaen el desarrollo de un proceso efi-ciente de formulación, monitoreo,evaluación y retroalimentación delas políticas públicas.

22.. Transformar la organización pirami-dal del Estado por un esquema de“redes” de instituciones interrelacio-nadas, que fortalezcan la coordina-ción.

33.. Expansión de las capacidades parala gerencia intergubernamental através de la acción coordinada dediferentes instituciones.

44.. Desarrollo de modelos organizacio-nales flexibles para adaptarse a laactual realidad de mayor incerti-dumbre y cambio acelerado.

55.. Incorporación de un nuevo estilogerencial público que facilite lascondiciones para que los miembrosde una organización respondancreativamente, negocia con otrasinstituciones, descentraliza e identi-fica los problemas estratégicos.

66.. La focalización en el ciudadano sig-nifica laborar bajo una “orientaciónde servicio público”, enfatizar el re-sultado para los ciudadanos y ren-

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dirles cuentas. (B. Kliksberg,1994:129).

La futura reforma institucional es uncampo por desarrollar, sin suficiente sus-tento de conceptos y base teórica y con ca-rencias significativas de directrices firmes,pero su formulación y ejecución combina-da con procesos de reforma política ya ex-puestos son requeridos para el desarrollode un “Estado inteligente” en la administra-ción y solución de disputas públicas.

Son requisitos para la creación deuna institucionalidad que facilite la gober-nabilidad del conflicto y su canalizacióndentro del fortalecimiento de la democra-cia participativa.

Si bien en las reformas económicasel principal reto para el gobierno fue lagestión macroeconómica por élites tecno-cráticas aisladas en la reforma institucionalserá el desarrollo institucional altamentedependiente del desempeño de gerentesmedios dentro del sector público.

Así como la inestabilidad macroe-conómica complica los esfuerzos de desa-rrollo de las instituciones públicas, la ines-tabilidad política crea un contexto en elque existe discontinuidad en las priorida-des de los gobiernos y equipos guberna-mentales con una alta rotación. (M. Naim,1994:15).

Uno de los objetivos claves de la re-forma política debe orientarse a crear elclima adecuado para el desarrollo organi-zativo del Estado. Son condiciones que

apoyarían la base de gestión de conflictosen el sector público.

IIII.. DDeessaarrrroolllloo IInnssttiittuucciioonnaall ppaarraa llaa ssoolluu--cciióónn yy pprreevveenncciióónn ddee ccoonnfflliiccttooss eenn eell pprroo--cceessoo ddee ggeessttiióónn ddee llaa ppoollííttiiccaa ppúúbblliiccaa

Rescatando los nuevos roles de unEstado facilitador para el desarrollo y con-certador de la gestión de las políticas pú-blicas, se requiere de una innovada institu-cionalidad para incorporar procesos abier-tos de negociación.

Tendría que superarse la excesivaburocratización de entidades públicas queintentan resolver problemas o conflictosmediante normas que más bien originanconflictos aún más graves, por lo que elaumento de la formalización se convierteen una forma de agravar los conflictos másque de resolverlos.

Como alternativa, ya se indicó la ne-cesidad de desarrollar modelos organiza-cionales flexibles ante la creciente incerti-dumbre y cambio acelerado; si una enti-dad se resiste rígidamente al cambio, posi-blemente nunca se atenúe la situación dedisputas.

Por tanto, cuanto más rígida sea laestructura organizativa y la cultura más dé-bil, menor impacto beneficioso traerá cual-quier conflicto. Aparte de flexibilizar lasestructuras, se requiere trasformar una cul-tura organizativa legalista, con inercia alcambio, resistente a la coordinación, ce-rrada en sus tomas de decisión, hacia unacultura que valorice la comunicación y la

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relación cooperadora entre subunidades,entre entidades, entre sociedad y estado.Una cultura organizativa que incluya lascondiciones necesarias para sostener unproceso abierto de solución de conflictos.

Mantener una cultura que tiende aaplazar la solución del conflicto público,como en el caso ecuatoriano, debilita lasposibilidades de comunicación y relaciónentre las partes, resta credibilidad y con-fianza en las instancias públicas; a su vez,la desconfianza genera tensión, y por endecompetencia, lo que propenderá a desem-bocar en enfoques de negociación distri-butivos, de “juegos de suma-cero”; la ga-nancia de un actor será la pérdida del otro,acuerdos frágiles y coyunturales. En suma,el conflicto diferido no canaliza el conflic-to, lo agrava y debilida su proceso de solu-ción, resultando en una erosión de la go-bernabilidad.

Aplazar la solución de disputas pú-blicas significa centrarse en la negociaciónde acuerdos coyunturales, de corto plazo,que evaden enfrentar el diálogo sobre con-flictos de raíz estructural, de largo plazo.La nueva institucionalidad de hecho tendráque minimizar y llegar a eliminar una cul-tura de “toma de decisiones” basada en elaplazamiento del conflicto y rescatar lasbases de una capacidad de gobierno orien-tada hacia el fortalecimiento democrático.

Por medio de nuestra democraciarepresentativa, con sus diferentes niveles ypoderes de gobierno, necesitamos mejorarlas maneras de resolución de disputas pú-

blicas. Podríamos alcanzar mejores resul-tados a un menor costo.

Principalmente necesitamos encon-trar formas de “tratar con las diferencias”que restauren la confianza pública en elgobierno y mejoren las relaciones entre va-rios actores de nuestra sociedad.

Nuevas propuestas para resolverdisputas públicas se han desarrollado y sehan sometido a pruebas en los últimosaños, con buenos resultados. Este es el ca-so de las técnicas llamadas “enfoques denegociación para el desarrollo de consen-sos”.

El “Desarrollo de consenso” requie-re interacción cara a cara, informal, espe-cialmente entre los representantes escogi-dos de los diferentes grupos con sus res-pectivos intereses, se añade un esfuerzovoluntario de buscar que “todos ganemos”en lugar de una solución “yo gano - túpierdes”, y a menudo se necesita la asiten-cia de un facilitador neutral o de un media-dor.

Estos enfoques deben ser tratadoscomo suplementos y no como alternativasal proceso de toma de decisiones conven-cional. Funcionarios públicos con poderde toma de decisión deberían retener suautoridad para asegurar su responsabili-dad.

Por otra parte, los “enfoques de ne-gociación para el desarrollo de consensos”son a la vez engañosamente simples y ex-traordinariamente complejos (L. Susskind yJ. Cruikshank, 1987:11) si consideramoslas cuestiones desafiantes que deben ser

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satisfechas antes que nadie se siente a lamesa de negociaciones, podríamos hacer-nos, entre otras, las siguientes preguntas:

- ¿Cómo los adecuados participantespueden ser identificados?, ¿especial-mente los intereses de nuevos acto-res sociales?

- ¿Por qué aquellos con autoridad for-mal o considerable poder políticoaceptarán reunirse con grupos me-nos poderosos?

- ¿Qué clase de ayuda técnica puedeproverse a participantes menos ex-perimentados?

- ¿Cómo pueden grupos ad-hoc estarvinculados por las promesas queellos han hecho?

- ¿Existirán personas con las destrezasrequeridas para mediar tales dispu-tas?

- Algo muy actual en el caso ecuato-riano sería cómo incorporar a nue-vos actores con nuevas necesidades,pero escasamente representados,como es el caso de los trabajadoresinformales y los pueblos indígenas,por ejemplo.

- ¿Cómo conciliar estos “enfoques”con un proceso de construcción yde cambio de los derechos ciudada-nos, base de la democracia?

- A través de la resolución de disputaspúblicas, ¿se necesita aportar a laconstrucción de una nueva ciudada-nía que reconozca las diversidades

de carácter étnico, regional y socialque prevalecen en el Ecuador?

- A partir de una cultura políticaclientelar y regionalista, ¿será posi-ble construir la ciudadanía dentrode formas de resolución de disputaspúblicas democráticas entre actoressociales de distinta naturaleza?

Estas preguntas, de alguna manera,nos señalan que los obstáculos de “desa-rrollo de consensos” no son fáciles, si lofueran no tendríamos en el país un alto ín-dice de aplazamiento de conflictos.

Más allá de compromisos políticos,se necesitan acuerdos voluntarios queofrezcan los resultados más justos, eficien-tes, sensatos y estables posibles. Esto re-querirá que todos los intereses involucra-dos tengan la oportunidad de participar di-rectamente en cualquier esfuerzo de reso-lución de disputas. Se necesitará muchotiempo y la inversión de fondos públicos,pero en la mayoría de los casos hay gran-des posibilidades de que los ahorros exce-dan considerablemente a los costos adicio-nales.

Todo esto requeriría de una redefini-ción del liderazgo y de una ciudadanía res-ponsable. Los líderes políticos deberían to-mar más responsabilidad en el “desarrollode consensos”; los ciudadanos, incluyendolos nuevos actores sociales, deberían parti-cipar en soluciones que maximicen ganan-cias mutuas y mejoren las relaciones en ellargo plazo.

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El conflicto no debe ser suprimido oaplazado, frecuentemente es el único ins-trumento disponible para lograr reformasrealmente necesarias.

El conflicto puede ser sublimado, enel sentido de que bien canalizado puedegenerar nuevas soluciones generadas porla energía de los intereses en la disputa.Pero la confrontación permanente es des-tructiva, en contraste la solución de que“todos ganamos” va a depender de la habi-lidad de cada parte para inventar una ma-nera de satisfacer sus propias necesidadesmientras satisface también las necesidadesdel oponente, lo que requiere coopera-ción.

El objetivo de la resolución de dis-putas públicas debe ser estimular la solu-ción en conjunto de problemas, pero nosencontramos con situaciones en que unanegociación “no asistida” se puede reali-zar. Nos referimos a este tipo de negocia-ción cuando no se ha pedido a nadie ayu-da para la gestión del proceso de negocia-ción, las partes se reúnen por su propia ini-ciativa, en términos mutuamente acorda-dos, y negocian.

Se han observado tres precondicio-nes para el éxito de negociaciones “noasistidas”:

11 Cuando los asuntos en disputa y laspartes interesadas son relativamentepocos en número y fácilmente iden-tificables.

22 Los disputantes deben ser capacesde establecer suficientes canales de

comunicación para permitir la solu-ción compartida de problemas.

33 La incertidumbre que rodea el resul-tado de acción unilateral debe sermoderadamente alta para todas laspartes interesadas.

Si estas condiciones no se cumplen,va a ser más difícil para las partes tratarcon sus diferencias en forma “no asistida”.(L. Susskind y J. Cruikshank, 1987:133).

Es poco usual para las partes que seinvolucran en una disputa de tipo distribu-tivo (yo gano - tú pierdes) tratar con sus di-ferencias eficientemente “sin asistencia”.

Una de las razones más comunespor la que una negociación “sin asistencia”fracasa al comienzo, o produce resultadosinsatisfactorios, se debe a la asimetría depoder entre las partes disputantes. “Sinasistencia” las partes menos poderosas tie-nen problemas al proteger sus intereses encada paso del “proceso de desarrollo deconsensos”.

Esta situación es pertinente para elcaso ecuatoriano que presenta un tejidosocial débil, poco organizado, sin experti-cia técnica, sin suficientes destrezas para elproceso de negociación en la mayor partede sus posibles actores sociales. A lo cualse añade el hecho de que los participantesen disputas con múltiples partes y muchosasuntos no son usualmente capaces de tra-tar con sus diferencias por sí solos, enton-ces la “negociación asistida” se convierteen frecuentemente necesaria.

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La negociación “asistida” es el com-plemento para la negociación “no asisti-da”. Muchas disputas públicas, principal-mente la mayoría de las negociaciones dis-tributivas no cumplen las precondicionesya citadas para una exitosa negociación“no asistida”.

Dentro del universo de negociación“asistida” se pueden considerar tres enfo-ques: facilitación, mediación y arbitraje noobligatorio.

Estas técnicas, aunque distintas, noson mutuamente excluyentes. Un ayudan-te externo puede encontrar ventajoso des-plazarse flexiblemente entre ellas a medidaque se realiza la negociación.

Generalmente, las partes en disputadeben tomar una decisión preliminar acer-ca de la forma de “asistencia” que ellos de-sean. La primera pregunta que necesitanresponder debe ser: ¿Cuánta asistencia pa-ra administrar un proceso de negociacióndeberíamos necesitar para alcanzar unaconclusión satisfactoria?

El proceso es el término clave por-que las tres técnicas asignan diferentes gra-dos de responsabilidad procesal para elasistente o ayudante.

¿¿QQuuéé ssiiggnniiffiiccaa ccaaddaa ttééccnniiccaa??

- Facilitación es la forma más simplede negociación asistida. Se limita aenfocar o moderar las discusiones,su énfasis es en comunicación,creando un ambiente propicio parala solución compartida de proble-

mas, toma cualquier paso en el pro-ceso que sea necesario para mante-ner la discusión en un rumbo útil.Las partes escogen al facilitador demutuo acuerdo, pero cada grupotiene el derecho de despedirlo siconcluyen que no es neutral, es in-competente o no les satisface.Si las partes deciden que necesitanmás ayuda de un agente externoneutral, entonces podrán recurrir aun mediador.

- Mediación: intensifica un involucra-miento sustancial del neutral sin re-mover control sobre el resultadodesde las partes. Significa muchomás interacción confidencial conlas partes. El mediador debe cono-cer los asuntos de interés para laspartes y comunica mensajes priva-dos entre las partes, prometiendoconfidencialidad. En esencia, el me-diador desempeña un rol trasforma-dor y ayuda a las partes a salir deuna predisposición distributiva o dejuego “suma cero” a un marco denegociación integrativo.El mediador debe ser neutral y ex-cluir su sentido de qué es “lo mejor”y concentrarse en su lugar en laspropias medidas de éxito de las par-tes.

- El arbitraje no obligatorio se refierea un proceso donde un juez privadoo panel escucha los argumentos deambas partes, y entonces sugiere

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una solución apropiada que ellaspueden aceptar o rechazar.Es una técnica nueva en disputasdistributivas. Las partes disputantesmantienen el control del diseño delproceso, y deben aprobar o no el re-sultado último, pero los intermedia-rios tienen más responsabilidad paratrazar posibles soluciones. Las par-tes piden una respuesta, por lo queeste tipo de árbitros deben ser con-siderablemente conocedores del te-ma, aun más que los mediadores.Idealmente, ellos deberían entenderno solo las complejidades de losasuntos en disputa, sino también losprocesos legales que se pueden pro-ducir si todo esto falla.Por otra parte, tanto en la negocia-ción “asistida” como en la “no asis-tida” se siguen las mismas tres fasesdel “proceso de desarrollo de con-sensos”: prenegociación, negocia-ción y ejecución (o posnegocia-ción).La primera fase de prenegociaciónincluye a su vez, en este orden, lossiguientes pasos:

- “Comenzar la negociación” es difí-cil pues en disputas distributivasquien hace la primera sugerenciapuede ser interpretada como señalde debilidad o ansiedad.

- La representación, que se refiere a laidentificación y selección de repre-sentantes de todos los grupos invo-lucrados.

- Redactar las reglas, los procedi-mientos y establecer una agenda,antes de que comiencen las nego-ciaciones las partes deben concor-dar en dos puntos claves: ¿cómovan a trabajar juntos? y luego ¿quéexactamente van a discutir?

- Búsqueda conjunta de información,en este proceso ellos deben pregun-tarse y tratar de contestar esta im-portante pregunta: ¿Qué conocemosy qué no conocemos acerca de losasuntos, contextos y experienciasrelevantes a esta disputa? Este es-fuerzo de búsqueda puede crear uncontexto sicológico positivo para lasiguiente fase.La segunda fase es la negociación,esta es la fase más creativa e incluyelos siguientes pasos, en este orden:

- Invención de opciones para encon-trar una ganancia mutua, una tor-menta de ideas puede ser muy útilrecordando que “inventar no signifi-ca comprometerse”.

- Preparar acuerdos, significa inter-cambiar cosas que las personas va-loran diferentemente a fin de solu-cionar los posibles desacuerdos. Laspartes deben acordar cuáles res-puestas a cada punto de la agendadeberán ser incluidas en el acuerdofinal.

- Producir un acuerdo escrito, esto esimportante por dos razones: primeroasegura que las partes se hayan es-cuchado y entendido entre ellas, si

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no podría traer problemas de ejecu-ción posteriormente; segundo, laspartes deben tener algo concretoqué llevar a los miembros de su gru-po para su examen y ratificación.

- Comprometer a las partes a los com-promisos, es extremada- mente im-portante diseñar apropiados meca-nismos para sujetar a las partes a lostérminos de lo que es todavía unacuerdo informal.

- Ratificación, muchos de los indivi-duos involucrados en una negocia-ción pueden estar representando avarias personas u organizaciones.Estos representantes deben volver asus constituyentes y preguntar siapoyan el borrador final del acuer-do.La tercera y última fase consiste enla ejecución o posnegociación, conel siguiente orden de pasos:

- Enlaza el acuerdo informal a losprocesos formales de elaboraciónde decisiones del gobierno, el desa-fío en este paso es formalizar el re-sultado informal de un proceso in-formal.

- Monitorear la ejecución, en adicióna chequear el acatamiento y medirel éxito del acuerdo en términos deciertos objetivos estándares, el pro-ceso de monitoreo debe tomar encuenta las circunstancias cambian-tes, como el remplazo de los anti-guos negociadores.

- Crear un contexto para la renegocia-ción, ayudaría incluir una estipula-ción para convocar de nuevo a laspartes si algo salió mal.

Este “proceso de desarrollo de con-sensos” es indispensable tenerlo en cuentapara efectos de la planificación de la nego-ciación, sea ésta “asistida” o no; esta plani-ficación servirá como base flexible parapoder incorporar nuevos elementos quepueden ir surgiendo a través del procesode negociación.

Antes de iniciar este “proceso” sedebe haber planificado en función del mé-todo de la negociación, que incluye: con-cienciar el problema, analizarlo, y luegoformular estrategias y tácticas.

La institucionalización del “procesode desarrollo de consensos” para resolu-ción de disputas públicas, sea mediante“negociación no asistida” o “negociaciónasistida” a través de las técnicas de facilita-ción, mediación o arbitraje no obligatoriopuede convertirse en una importante alter-nativa frente a las tradicionales formas le-galistas de resolución de disputas en elpaís.

Dentro del poder judicial, la trami-tación de un juicio generalmente es impre-deciblemente larga y relativamente costo-sa, por lo que la incorporación de estenuevo “proceso de desarrollo de consen-sos” atenuará significativamente la sobre-carga de demandas al poder judicial y po-drá convertirse en un elemento importantede apoyo para su propia reforma.

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Sin embargo, por la experiencia enotros países, cabe señalar que estas técni-cas de resolución de conflictos pueden sersubutilizadas a pesar de su incorporación,debido principalmente a la preocupaciónde los funcionarios públicos de que su par-ticipación en negociaciones de consensopodría constituir una abdicación de su res-ponsabilidad legal y/o una disminución desu poder.

Pero esto no es verdad, ya que losacuerdos negociados informalmente de-ben ser formalmente ratificados por aque-llos en posiciones de autoridad, no se alte-ra la jerarquía existente respecto a la tomade decisiones.

Además, los funcionarios públicospodrían incrementar su poder y legitimi-dad al estimular estos nuevos “procesos dedesarrollo de consensos”, ya que la genteva a apoyar mejores resoluciones de dispu-tas públicas.

Se sugiere que gradualmente estosnuevos “procesos” se vayan incorporandoen los diferentes niveles de gobierno: cen-tral, provincial y municipal.

Un buen comienzo podría ser a ni-vel municipal, aportando a la ampliaciónde la base de toma de decisiones dentro deun proceso de descentralización que im-pulse la democracia municipal.

Como requisitos para institucionali-zar un “proceso de desarrollo de consen-sos” para resolución de disputas públicasse necesita:

11..-- Evaluar la capacidad institucio-nal pública y privada del país para preve-nir y solucionar disputas públicas.

Esta evaluación necesita identificary comprender las actitudes e intereses delas partes involucradas (Estado y Sociedadcivil) hacia el conflicto.

Determinar las fuentes, niveles, ti-pos y resultados de conflictos más repre-sentativos en las disputas.

El diagnóstico deberá incluir la ela-boración de un mapa detallado de cómo elsistema político excluye e incluye partes oactores afectados por los conflictos de losprocesos de gestión de políticas públicas.

Será necesario aclarar la complejainterrelación entre cultura y toma de deci-siones frente a la resolución de disputaspúblicas, dada la diversidad cultural, étni-ca, regional y social del Ecuador. (J. Gam-man, 1995:49).

22..-- Esta evaluación aportaría con lainformación básica para diseñar y crear, demanera gradual, selectiva y concertada, unconjunto de “redes” interorganizacionalesfacilitadas por el Estado.

Estas “redes” se desempeñarían co-mo foros para la resolución y prevenciónde disputas públicas.

Su estilo de gestión abierta permiti-ría que partes neutrales como universida-des, ONG’s (según el caso) u otras institu-ciones pertinentes creen y desarrollen lasbases de un “proceso de desarrollo de con-sensos”, tanto preventivo como emergente,propiciando especialmente la construc-

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ción de la comunicación y de la relaciónentre las partes.

33..-- La efectividad de las “redes” de-berá tomar en cuenta factores indispensa-bles para el éxito de la resolución de dis-putas públicas, como la identificación deopciones viables que satisfagan a la com-posición heterogénea de actores.

Que todas las partes afectadas porlas disputas participen en este manejo al-ternativo de conflictos.

Otro factor se refiere a considerar laposible asimetría de poder y recursos entrelas partes negociadoras, un reto institucio-nal se perfila en la incorporación de meca-nismos que reduzcan estas brechas.

Finalmente, es ventajoso para laspartes más débiles conocer que los actorescontrarios no son ni monolíticos ni unifor-memente contrarios. Las divisiones quepueden aparecer dentro de una dimensiónmultilateral del conflicto, con cambios deposiciones y alianzas podrían favorecer alos actores más débiles.

44..-- Una institucionalidad flexiblebasada en “redes” podría desarrollar dife-rentes técnicas aplicadas a la resolución deconflictos de manera situacional, depen-diendo de las características de la disputa.

Estas técnicas (negociación, facilita-ción, mediación y arbitraje no obligatorio)requerirán además de una creciente profe-sionalización de sus facilitadores o con-ductores.

En resumen, se trata de crear unainstitucionalidad flexible, interorganizacio-nal abierta, que sea gradualmente capaz

de procesar las disputas públicas inheren-tes a una democracia en crisis como laecuatoriana.

Se orienta a desarrollar un fortaleci-miento institucional, como apoyo a la de-bilitada gobernabilidad de “gestión esta-tal”. En el próximo punto se abordará algu-nas sugerencias relacionadas con el desa-rrollo de la gobernabilidad “social” delconflicto.

IIIIII.. PPaappeell ddee llaa SSoocciieeddaadd cciivviill eenn llaa rreessoolluu--cciióónn ddee ddiissppuuttaass ppúúbblliiccaass

Las universidades, centros de inves-tigación, ONG’s y otras instituciones afi-nes, en estrecha relación con la comuni-dad, pueden cumplir un papel fundamen-tal para el desarrollo del proceso de reso-lución de disputas públicas, particular-mente en lo referente a afianzar la comuni-cación y la relación entre las partes.

Estas instituciones podrían aportaren las siguientes actividades:

11 Impulsando una descentralizacióndel manejo de conflictos, que res-ponda a una “geografía” nacionalde las disputas públicas. Podrían ex-plorarse las posibilidades de articu-lar esfuerzos con proyectos clavesrelacionados, como el “Programa deDesarrollo Municipal”.Apoyarían complementariamentelos espacios posibles de participa-ción ciudadana.

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22 Colaborar en las funciones y activi-dades que implementarían las “re-des” facilitadas por el Estado para lasolución y prevención de conflictos.Aportar con personal especializadoen estos nuevos procesos.

33 Desarrollar sistemas de informa-ción, principalmente técnicos, quepermitan reducir la brecha en la asi-metría del acceso de las partes.

44 Expandir la investigación sobre eltema, en base a una agenda de prio-ridades nacionales, regionales y lo-cales.

55 En esta perspectiva, se requierecrear una metodología para la reso-lución de disputas públicas, adapta-da a la realidad del Ecuador, espe-cialmente a la diversidad cultural desus posibles actores.

66 Una planificada incorporación de laAsistencia Técnica, Capacitación defacilitadores, mediadores y árbitros,y la elaboración de textos y docu-mentos para la comunidad, poten-ciales partes en los conflictos y faci-litadores o conductores del procesode resolución.

77 Desarrollar la capacidad de consul-toría sobre estos temas y que tengaun efecto multiplicador en la cultu-ra política.

88 Crear y fortalecer un “tanque-de-pensamiento”, para aportar en laformulación de opciones a largoplazo a la ciudadanía en los conflic-tos principales, de tipo estructural,

que facilite un debate sobre la sus-tancia de los conflictos, de tal formaque no se desplace la solución delos conflictos sino que se integrenesfuerzos en propuestas concerta-das.No se pretende apuntar todas las ac-tividades en que puede colaborar lasociedad civil, pero sí las indispen-sables, y posiblemente muchas mássurgirán en el propio proceso de ins-titucionalizar la gobernabilidad delconflicto.

IIVV.. CCoonncclluussiioonneess

La incorporación de nuevas pro-puestas de resolución de las disputas pú-blicas, en el caso ecuatoriano, puede con-vertirse en parte de la respuesta para afron-tar su crisis de gobernabilidad y debilita-miento de su institucionalidad política.

Cabe señalar que la propuestaorientada hacia el “proceso de desarrollode consensos” es un punto de partida im-portante por su sustento científico y su ex-periencia positiva en otros países. Pero es-to también necesita una adaptación de es-tos procesos y técnicas a las particularida-des del medio ecuatoriano, inclusive a laespecificidad de sus diferentes regiones ytipologías de disputas públicas.

Otra ventaja de construir consensosse refiere al desarrollo de un autoaprendi-zaje de los participantes que, a la larga,permitirá que los “reformados” se convier-tan en reformadores. Un aprendizaje que

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no se concentra sólo en las institucionespúblicas sino también en las privadas, co-mo aprendizaje social conlleva cambiosde mentalidad y puede aportar a trasformaruna cultura política clientelar de confron-tación en una de cooperación.

Este tipo de autoaprendizaje a travésde la resolución de disputas públicas per-mitirá que diferentes reformas se apliqueny permanezcan; además, facilitará acumu-lar suficiente experticia en los actores, pa-ra a futuro desarrollar una metodologíamás local de resolución de conflictos entérminos de responder a las necesidadesdel país.

En suma, la resolución de disputaspúblicas es parte de la Reforma del Estadoy de una renovadora relación Estado-So-ciedad, que permita construir una nuevaciudadanía.

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AAnneexxoo NNºº 11

EEvvoolluucciióónn ddee llaa GGoobbeerrnnaabbiilliiddaadd ddeell ccoonnfflliiccttoo

Fuente: Sánchez-Parga, José. “Las cifras del conflicto social en Ecuador: 1980-1995”. Quito,CAAP, 1996, pág. 124.

Conflicto 1980 - 1984 1992 - 1995Frec. % Frec. %

Negociados Resueltos 606 75 78 12

Rechazados yReprimidos 88 11 86 13

No resueltosy Aplazados 99 12 478 74

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IInnttrroodduucccciióónn

Resulta casi imposible tener un lis-tado completo de los métodos participati-vos que se han desarrollado en el mundoen estas dos últimas décadas. Los enfoquesparticipativos “han crecido como un esta-llido”, como una “revolución de métodos yacciones para la investigación local”, co-mo dirían Chambers y Guijt, que involu-cran principalmente a actores sociales deAsia, Africa y América Latina, aunque co-mienzan a penetrar en Europa y Australia.

En medio de este crecimiento impe-tuoso, es demasiado ambicioso pretenderuna síntesis y una comprensión completadel fenómeno. Hay demasiada informa-ción de la que no tenemos noticias y exis-ten numerosas preguntas poco reflexiona-das. Sin embargo, cualquier momento esbueno para llamar la atención sobre aspec-tos que nos interesan. Como una breve in-troducción al debate de esta problemática,nos parece relevante contestar a algunaspreguntas que generalmente surgen en es-

te tipo de reflexiones: ¿Por qué nacen lasmetodologías participativas?¿Por qué se di-funden tan rápidamente?¿Cómo llegan aAmérica Latina y se encuentran con la de-mocracia comunitaria local?¿Cuáles sonlas tendencias recientes de las metodolo-gías participativas? y ¿Cuáles son las meto-dologías disponibles?.

¿ Por qué nacen las metodologías partici-pativas?

Desde una perpectiva general, lasmetodologías participativas adquirieronfuerza en el mundo en las dos últimas dé-cadas en un contexto que había revaloriza-do la democracia, que sin embargo resultaesquiva para las grandes mayorías.

En la década de 1980 saltó al ordendel día el tema de la democracia en elmundo. En América Latina, este debate seprodujo en medio de una transición dedictaduras de larga trayectoria a regímenesdemocráticos. En tanto que, en EuropaOriental y en cierta medida en Asia Central

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Introducción a las metodologías participativas

Galo Ramón Valarezo

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y en Africa, el tema de la democracia tomóimportancia con el derrumbe de los socia-lismos reales, el fin de la guerra fría, la glo-balización de la economía y la universali-zación del sistema democrático. Parecíaque se abrían todos los diques para la ge-neralización de la democracia occidentalen todo el planeta.

Sin embargo, pronto nos dimoscuenta que la globalización y la democra-cia tenían serias limitaciones. Era una glo-balización de las expectativas, pero no dela industrialización, único elemento capazde modernizar e incorporar en serio a lospaíses subdesarrollados a la economía-mundo. La formación de bloques econó-micos entre países de intereses similares,ratificó que la contradicción entre mundodesarrollado y subdesarrollado estaba másvigente que nunca. En verdad se trataba deuna democracia excluyente, que solo in-corporaba a los grupos económicamenteviables, dejando fuera al resto. De hecho,hoy se reconoce que sólo el 30% vive endemocracia en el mundo y el 70% de "noviables" en regímenes con algún grado deautoritarismo.

De otra parte, frente a la crecienteexclusión de grandes sectores sociales queprovoca la mundialización de la econo-mía, del poder y la imposición cultural he-gemónica, surgieron movimientos nacio-nalistas, integristas, étnicos, de género, re-ligiosos, culturalistas, etc, que reivindica-ron el derecho a la diferencia, producien-do situaciones fuertemente conflictivas.

Como un a respuesta a los límites dela democracia provocada por la creaciónde un mundo de “no viables”, de “náufra-gos del desarrollo”, como diría Latouche; ycomo una respuesta innovadora a la exclu-sión de grandes sectores, nació en el senode la propia sociedad civil la urgencia deprofundizar la democracia para extenderlaa los sectores no viables, la necesidad deuna mayor redistribución social del poder,para que cada individuo y comunidad ten-gan la capacidad de decidir sobre lo queles concierne y sobre el destino de sus pro-pios pueblos.Este estallido de la sociedadcivil, ha sido liderado por el nuevo fenó-meno mundial llamado el Tercer Sector,compuesto por miles de organizacionespopulares, ONGs, Iglesias, ciudadanos,agencias de cooperación solidarias, quecrecieron inusitadamente en las últimasdos décadas en todo el orbe, especialmen-te en el tercer mundo . Este es el lugar endonde nacen y crecen las metodologíasparticipativas, como una respuesta creativaa la globalización. Se sitúan en la búsque-da de un nuevo paradigma que conjuguedemocracia, desarrollo, equidad y susten-tabilidad.

Desde una perpectiva más específi-ca, el concepto de la participación ha sidomotivado tanto por la ideología como porel pragmatismo, vale decir, tanto por elcompromiso honesto de devolver el prota-gonismo a los sin poder, como para hacereficaz y sostenible una propuesta de desa-rrollo (Farrington y Bebbington,1993). Estelado pragmático de la necesidad de los en-

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foques participativos, bien puede ser asu-mido por sectores interesados en el funcio-namiento de una propuesta, pero poco dis-puestos en cambiar al poder. En este caso,puede ser un maquillaje de las metodolo-gías convencionales, que utilizan el con-cepto para mantener su hegemonía, susprácticas y sus principios absolutamenteintocados. Más aún. Hay bastante tinta quesostiene que es un nuevo mecanismo decooptación que usa el poder para evitarque se desborde la sociedad civil, mientrasotros sostienen que son técnicas neutrasque pueden servir tanto para la cooptacióncomo para el empoderamiento de los gru-pos de base, que su distinto uso dependemas bien del contexto, los fines y de quienlas usa.

¿Por qué se difunden tan rápidamente?

La propaganda inicial de los méto-dos participativos ponía mucho énfasis encuatro aspectos que supuestamente los ha-cían muy atractivos: (i) que son rápidos yde bajo costo; (ii) que son fáciles y quecualquiera puede hacerlos con una escasacapacitación; (iii) que son políticamenteinócuos y neutrales; y (iv) que no interesasu fundamento teórico, sino su aplicaciónpráctica. Ello provocó más que adhesio-nes, resistencias: varios técnicos y cientis-tas sociales dudaron de los conocimientosque allí se producían; muchos improvisa-dos y burócratas usaron los métodos conirresponsabilidad, escasa ética y poca cali-dad; muchos talleres realizaron cientos de

croquis y dibujos, pero ni lograron com-prender los problemas, menos producircambios significativos; surgieron diversosconflictos sobre los que no se tenían res-puestas; los manuales producidos prontose volvían obsoletos o se quedaban cortosfrente a las demandas variadas y cada vezmás incisivas. Chambers y Guijt se refierena estas ideas iniciales que se tenían sobrelos métodos participativos, como verdade-ros mitos que requieren una pronta revi-sión.

Estas constataciones nos obligan arepensar sobre el por qué de la crecientepopularidad de los enfoques participativosy a meditar sobre sus riesgos. Proponemosseis razones para el debate:

PPrriimmeerroo, su popularidad no resideen su rapidez, facilidad o sencillez, sino ensu capacidad para involucrar a la pobla-ción local, activar la democracia, estimularel diálogo, el análisis y el aprendizaje en-tre afines y diversos, en un contexto gene-ralmente autoritario y excluyente, que cla-ma por mayor democracia.

SSeegguunnddoo, de nada valdría un grandiálogo y unos buenos análisis, si éstos noconducirían a un fin, a lograr consensos yresultados prácticos. El enorme atractivode los métodos participativos es que a lapar que abren el debate, aseguran la sínte-sis de manera ordenada y sistemática. Porello, en los métodos participativos, juegaun papel enorme la facilitación, la capaci-dad de manejar conflictos, el abordaje delos temas amplios, centrales y candentes.

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TTeerrcceerroo, su eficacia reside en el po-der de la imagen visual centrada en lo lo-cal, que permite crear un lenguaje de co-municación a participantes de diversasculturas, niveles de educación e interesesdiferenciados. Los mapas, dibujos y ma-quetas de la localidad; las secuencias cro-nológicas conocidas y manejas por todos;la enumeración y clasificación en catego-rías locales; el uso de objetos del medio;las estimaciones y cálculos a partir de losconocimientos de los participantes; los re-cursos analógicos para comparar y com-prender, crean un poderoso lenguaje quefacilita la comunicación sobre aspectosconcretos y conocidos, en un mundo, sibien unido por poderosos sistemas de lainformación, tiene una comunucación ver-tical, de una sola vía, a menudo abstractae incomprensible.

CCuuaarrttoo, la necesidad de una graninventiva y creatividad para responder oadecuarse a la gran versatilidad de temasque nos inquietan en el trabajo: cada temareclama un trabajo particular para aspectostan diversos como la planificación rural yurbana, la tenencia y gestión de los recur-sos naturales, la salud, la violencia domés-tica, las políticas sociales, etc. La necesi-dad de inventar y crear facilita la adop-ción, el compromiso con los enfoques par-ticipativos, la innovación y el aprendizajeabierto y permanente. No es un productoacabado e institucionalizado, permite laimprovisación y el encuentro con expe-riencias locales. Pero al mismo tiempo, po-sibilita definir agendas de investigación,

revisar políticas, decidir cambios organiza-tivos, definir procesos comunitarios, entreotros resultados concretos.

QQuuiinnttoo, los pobres y “discidentes deoccidente”, comienzan a percibir que losenfoques participativos no son neutros,que ayudan a empoderar a los débiles, por-que facilitan y estimulan sus procesos deanálisis, planeamiento, priorización deproblemas, generación de propuestas,creación de consensos, resolución de con-flictos, organización de las demandas y lasacciones, ampliación de la democracia ala participación de las mujeres, jóvenes yniños, propiciar cambios de gran enverga-dura, etc..

SSeexxttoo, la difusión de los enfoquesparticipativos se ha visto incentivada conla creación de redes y eventos informalesde difusión de los enfoques y experiencias.Esta informalidad de la difusión, que no seha institucionalizado en centros académi-cos de formación, ha posibilitado un inter-cambio fluído, igualitario y abierto de pun-tos de vista, a menudo poco elaborados,rayanos en el instrumento, en la experien-cia local, en la anécdota. Sin embargo, hapermitido el afloramiento de actitudes,compromisos y conductas solidarias que lehan dado sostén; y

¿Cómo llegan a América Latina y se en-cuentran con la democracia comunitarialocal?

En Amérca Latina, existe una largatradición de trabajo participativo entre los

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sectores contestatarios y de una antiguacultura popular participativa entre los gru-pos subalternos, en franca contradiccióncon las formas autoritarias y excluyentesque manejan las élites gobernantes.

Entre los sectores contestatarios, hasido paradigmático el trabajo de PauloFreire en los años setenta en el terreno dela educación no formal, el impacto de lateología de la liberación que cedió la pala-bra a los sin voz, los procesos de investiga-ción-acción desarrollados en diversos lu-gares y desde distintas iniciativas. En todosellos, la propuesta de liberación caminó dela mano de la revalorización de la partici-pación y de la democracia.

Por el lado de la cultura popular,muchos de nuestros países tienen pobla-ciones de raíz no occidental, de base in-dia, negra y popular que tienen una fuertetradición comunitaria, en la que los diri-gentes son controlados por sus bases. Enestas poblaciones a menudo organizadasen comunidades de base, el poder no se haseparado de la sociedad, los dirigentes es-tán obligados a expresar el consenso de lasbases con una amplia participación dehombres, mujeres y niños.

Sin embargo, a pesar de esta tradi-ción participativa, tanto de los grupos con-testatarios, como de la cultura popular su-balterna, las élites organizaron sistemaspolíticos autoritarios. El actual debate porla democracia nació de otro contexto.

En la última década, la búsquedapor consolidar la democracia y lograr suinsersión en la economía globalizada, se

planteó en medio de una profunda crisiseconómica y del sistema político; un dra-mático proceso de ajuste estructural ycambio de modelo de desarrollo a uno decorte neoliberal; en medio del apareci-miento de nuevos actores y nuevas deman-das; y con un escaso protagonismo de lasociedad civil.

En la mayoría de los países, las éli-tes dirigentes priorizaron la búsqueda poruna nueva insersión en el mercado interna-cional; un cambio del rol del Estado paraotorgarle un papel normativo, ordenador,recaudador de tributos y administrador delos recursos y las empresas; la reducciónde los servicios públicos, la privatizaciónde empresas y servicios estatales, la reduc-ción del tamaño del Estado y la descentra-lización; una modernización de la tecnolo-gía, los mercados, los sistemas de comuni-cación y el transporte vinculados a la pro-ducción dirigida al mercado internacional;y una apertura total al capital extranjeropara obtener los recursos y la tecnologíaque le de sostén a este proceso.

La toma de decisión sobre estoscambios es poco participativa, sin el sufi-ciente consenso, a menudo autoritaria yescasamente transparente, a pesar de queusan mecanismos constitucionales. Tal pa-radoja se debe a que nuestros sistemas po-líticos son muy centralizados, elitistas, an-tidemocráticos y corruptos. Los partidospolíticos, la burocracia e incluso los gre-mios, que se supone, deberían recoger lasdemandas de la sociedad para convertirlasen propuestas que permitan la participa-

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ción de la sociedad en los cambios, no jue-gan ese papel. Todo lo contrario. Tales ins-tituciones no están enraizadas en la socie-dad civil, reproducen cortes étnicos, clasis-tas, regionales, élite-pueblo, urbano-rural,de género y generacional que hacen impo-sible el funcionamiento de un sistema derepresentación y generación de consensos.

Existen severas dudas sobre la viabi-lidad del modelo neoliberal a pesar de queha logrado mejorar los índices macroeco-nómicos , la pobreza se ha acentuado, laconcentración de la riqueza es mayor y losestados siguen sin resolver los problemasbásicos de la población. Mas bien, los pro-blemas se han multiplicado con la emer-gencia de nuevos como la violencia, la de-lincuencia, la violación de los derechoshumanos, el discrimen y el narcotráfico.

En estas condiciones, los grupos la-tinoamericanos interesados en las metodo-logías participativas, tienen la misión deextender la democracia a casi el 70% de lapoblación excluída de ese proceso. Peroello no parece posible, si al mismo tiempono se atacan los problemas estructurales,especialmente el problema de la pobreza.Pero no sólo ello. El trabajo demanda almismo tiempo usar inteligentemente nues-tros recursos naturales, asegurando su pre-servación hacia el futuro. De esta forma,como señala Aarón Zazueta "hay una clararelación entre la degradación ambiental, eldeterioro de la calidad de vida y los siste-mas políticos antidemocráticos" . Es decirque, comienza a aparecer un nuevo padig-ma que relaciona "el manejo ambiental

con el bienestar humano y los procesos de-mocráticos"(Ibib).

Más aún. Para los latinoamericanos,resulta importante retomar las enseñanzasde lo que produjeron en metodologías par-ticipativas los grupos contestatarios que sedesarrollaron en la década del setenta. Ha-ce falta apelar a la enorme tradición cultu-ral de nuestros pueblos, revalorizar sus cul-turas democráticas, inspirarse en ellas yconstruir puentes de comunicación con latradición contestataria occidental.

No cabe duda de que, este procesodemanda de un empoderamiento de losactores organizados de la sociedad civil.Ello significa principalmente que, desarro-llen su autonomía y organización, su de-mocracia interna, construyan redes y coa-liciones que les permita mayores nivelesde impacto, que dispongan de sistemas decomunicación e información que les posi-biliten debatir y socializar sus ideas, quelogren movilizar recursos, preservarlos yacrecentarlos, pasar de impactos en pe-queña a impactos de mayor escala, apro-vechar adecuadamente los espacios departicipación que abren los sistemas políti-cos estatales, recuperar su historia, crear,conocer otras experiencias, adaptarlas, re-crearlas y universalizar sus propios avan-ces.

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¿Cuáles son las tendencias recientes de lasmetodologías participativas en América La-tina?

El Tercer Sector ha encontrado enAmérica Latina un campo fértil para desa-rrollar sus propuestas, aunque es un proce-so en pleno crecimiento. La lista de ONGs,consultores, entrenadores, universidades osimplemente interesados en las metodolo-gías participativas crece todos los días. Delos datos disponibles, es posible realizar al-gunas inferencias:

11.. Por lo menos 18 países registrangrupos o personas interesadas en las meto-dologías participativas. Destacan por sunúmero Bolivia, Colombia, Ecuador, Méxi-co y Costa Rica, que concentran el 47% delos interesados. Todos ellos son países conuna importante población indígena y rural,insinuándose una correlación entre meto-dologías participativas y tradición cultural.

22.. El tema, a pesar de que se originóen la India desde iniciativas tercer mundis-tas, requiere para su propagación y desa-rrollo de la ayuda de agencias de coopera-ción y de personas solidarias, ubicadas ge-neralmente en el mundo desarrollado. Porenésima vez constatamos que, las relacio-nes horizontales sur-sur son muy incipien-tes: el número de ONGs latinoamericanasque se interesan en el tema, se emparejacon ONGs internacionales o de organis-mos multilaterales, ratificando la tendenciaque hemos señalado.

33.. Es notable la presencia de perso-nas de importantes universidades latinoa-mericanas entre los interesados, cuestiónque podría insinuarnos que el interés hapermeado a varias universidades que supe-rando sus métodos científicos convencio-nales, intentan sistematizar los nuevos co-nocimientos, destrezas y conceptos logra-dos en esta temática. Como sabemos, eldesarrollo de una temática precisa de unacomunidad académica, integrada final-mente por personas que se ubican en dis-tintos organismos, que animan, debaten,producen y socializan sus conocimientos.

44.. La aplastante mayoría de ONGs,personas y organismos interesados en lasmetodologías participativas se concentranen el mundo rural y muy escasos en el ur-bano. Parecería que, efectivamente, hayuna gran relación entre interés, pobreza,exclusión de la democracia y desarrollosostenible basado en los recursos rurales.Esta tendencia revierte los campos de inte-rés que tuvieron los grupos contestatariosdel pasado, que mas bien se ubicaron enlas zonas pobres de las ciudades. Tambiénun elemento nuevo es el interés por el tra-bajo con mujeres.

55.. Los grupos trabajan en una muydiversa variedad de temas. Muchos se ubi-can en la enseñanza de metodologías par-ticipativas, otros hacen manuales, un buengrupo se ubica en educación popular, enprogramas forestales y en desarrollo soste-nible. En menor proporción aparecen te-

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mas como: agricultura tropical, control in-tegrado de plagas, amazonía, nutrición ysalud, conservación de la vida silvestre,mapas para la defensa de la tierra, trabajoveterinario, extensión agrícola, manejo deagua, manejo de conflictos (sobre todo am-bientales) entre otros, mostrando la enor-me potencialidad del sector.

También se registran tendencias ha-cia la institucionalización del tema: haygrupos interesados en montar bibliotecas,armar bibliografías, establecer contactossostenidos, movilizar recursos para apoyarel desarrollo de las metodologías.

Varias ONGs están incorporado re-gularmente las metodologías participativasen sus sistemas internos de trabajo, daría laimpresión que están convenciéndose deque la democratización comienza por ca-sa. Diversas organizaciones populares dedistinto nivel de coalición las han hechosuyas.

66.. Han comenzado a estructurarseredes nacionales y regionales que sin du-da alguna multiplicarán los resultados has-ta hoy logrados. Se reportan avances enMéxico, Bolivia y Colombia. En México seprodujo una primera reunión latinoameri-cana con miras a formar una Red que notuvo el empuje necesario. Algunos cursosde gran envergadura se han producido enBolivia y en este año en Argentina. En esteesfuerzo, se destaca la importante ayuda ypromoción del Instituto de Recursos Mun-diales (WRI). Junto a la idea de la Red, serealizan algunos intercambios de experien-

cias entre diversos especialistas y proyec-tos latinoamericanos: un curso en DRP(Desarrollo Rural Participativo) en Boliviacongregó interesados de varios países an-dinos y de México. Una enorme actividadha desplegado el programa FTPP de la FAOque ha organizado una serie de eventos yha mantenido publicaciones especializa-das. La Revista “Bosques, Arboles y Comu-nidades Rurales” ha mantenido una difu-sión sostenida de los avances de las meto-dologías participativas en el mundo..

77.. Un aspecto muy importante esque comienzan a aparecer metodologíascreadas en América Latina. No se trata demeras adaptaciones o repeticiones, comosucedió en el pasado, sino de intentos muysólidos por desarrollar propuestas a partirde nuestras idiosincracias. Se destaca, porejemplo el PAC (Planeamiento Andino Co-munitario) ideado para los pueblos de laregión Andina. Una adaptación muy inte-resante de este método es aquella realiza-da por Jaime Levy para la Amazonía. Lasmetodologías participativas de resoluciónde conflictos ambientales y de apoyo aldesarrollo han tenido una gran activida-d.En Ecuador, la Universidad PolitécnicaSalesiana está diseñando una carrera enGestión y Desarrollo que adiestrará a losaspirantes en las diversas metodologíashasta aquí desarroladas y estimulará lacreación y adaptación a las realidades lo-cales.

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88.. Una tendencia nueva es el interésde los grandes organismos financieros porestas metodologías, que implícitamente re-conocen los límites y el fracaso de las me-todologías convencionales utilizadas enlos grandes proyectos de desarrollo. El pro-pio Banco Mundial y el FIDA han incorpo-rado en sus metodologías de trabajo los en-foques participativos, con resultados quetodavía deben evaluarse . Asi mismo, algu-nos gobiernos están asumiéndolas para eldiseño e implementación de sus políticas.Se destaca la disposición del gobierno bo-liviano para vehiculizar su ley de "Partici-pación Popular" a través de procedimien-tos participativos. El IULA ha ideado variasmetodologías participativas para munici-pios latinoamericanos. A través de los or-ganismos multilaterales, varios grandesproyectos agroforestales, desde hace algu-nos años vienen incorporando en los diver-sos organismos estatales este tipo de meto-dologías. En una reciente validación que elDFPA realizó en siete grandes proyectosagroforestales en cuatro países andinos, to-dos ellos usaban metodologías participati-vas en convenios multilaterales que invo-lucraban a entidades gubernamentales,ONGs, OPs y Agencias de Cooperación .

Estas tendencias son síntomas deuna vigorosa oleada cuyos resultados po-drían producir cambios importantes e in-sospechados: ayudarían a empoderar a lasorganizaciones de base, permitirían pro-fundizar la democracia, contribuirían aldesarrollo sustentable, a enfrentar la po-

breza y lograr una mayor equidad en ladistribución de la riqueza y del poder.

LLaass mmeettooddoollooggííaass ddiissppoonniibblleess

Robert Chambers disponía en 1995de unos 700 resúmenes de metodologíasparticipativas desarrolladas en el mundo.Ello es sin duda impresionante. Va siendohora de contar con un estado de la cues-tión muy riguroso que nos permita conocerlos avances mundiales.

Como aún no existe una Red lati-noamericana que nos permita estar al tan-to de los avances logrados en esta parte delmundo, es muy difícil conocer las diversasmetodologías disponibles. Para subsanaren algo semejante problema, partiremospara nuestro comentario sobre las metodo-logías disponibles, del trabajo de AndreaConrnwall, Irene Guijt y Alice Welbourn,que sintetizan algunos de los métodos par-ticipativos más conocidos y difundidos enAmérica Latina, aunque muchos de ellosno tienen su origen en esta región . A ellosagregaremos algunos comentarios de algu-nos métodos en los que hemos participadoespecialmente en la región andina.

Veamos algunos enfoques participa-tivos desarrollados desde los setentas. (He-mos incluído a esta lista algunos desarro-llados en el área andina):

AEA Agroecosistems AnalysisBA Beneficiary AssessmentDELTA Develoment Education

Leadership Teams

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D&D Diagnosis and DesingDRP Diagnóstico Rural Partici-

pativoDRPP Diagnóstico Rural Partici-

pativo y PlaneamientoDRR Diagnóstico Rural RápidoGRAAP Groupe de recherche et

d'appui pour l'auto-promotion paysanneIAP Investigación Acción Par-

ticipativaIESA Investigación y Extensión

en Sistemas AgrícolasIPA Investigación Participati-

va AgrícolaMARP Méthode Accéléré de Re-

cherche ParticipativePALM Participatory Analysis and

Learning MethodsPD Process DocumentationPRM Participatory Research

MethodsPTD Participatory Technology

DevelopmentRA Rapid AppraisalRAAKS Rapid Assessment of Agri-

cultural Knolwledge SystemsRAP Rapid Assessment proce-

duresRAT Rapid Assessment Techi-

niquesRCA Rapid Catchment AnalysisREA Rapid Ethnographic As-

sessmentRFSA Rapid Food Security As-

sessmentRMA Rapid Multi-perspective

Appraisal

ROA Rapid Organizational As-sessment

SB Samuhik Brahman (Jointtrek)

TD Teatro para el desarrolloTFD Training for Transforma-

tionPAC Planeamiento Andino Co-

munitarioERP Evaluación Rural Partici-

pativaRRSA Rapid Rural Systems Ap-

praisalRCC Manual de Revitalización

Cultural Comunitaria

De los 32 métodos señalados, nú-mero que puede fácilmente crecer con lasdiversas adapataciones y derivaciones te-máticas, por lo menos siete han tenido unimportante impacto y uso en América Lati-na y en la región Andina: IESA, IPA, DRP,IAP, DELTA, Teatro para el Desarrollo y elPAC. Siguiendo el trabajo de Cornwallet.all. realizaremos una breve descripciónde cada uno de ellos, tomando en cuentaseis aspectos: (i) el origen, (ii) los princi-pios, (iii) los métodos y actividades, (iv) lacontribución, (v) los límites, (vi) las deriva-ciones.

IInnvveessttiiggaacciióónn yy EExxtteennssiióónn ddee SSiisstteemmaassAAggrrííccoollaass ((IIEESSAA))

Origen: Surgió a finales de los se-tentas como reacción al modelo dominan-te de la transferencia de tecnología.

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Principios: Es un esfuerzo integradopor parte de investigadores, agentes de ex-tensión y agricultores en el diseño, pruebay modificación de tecnologías agrícolasmejoradas y apropiadas para las condicio-nes locales.

La agricultura es vista como un sis-tema holístico en el cual todas las interac-ciones que afectan su ejecución debenconsiderarse.

Utiliza un enfoque multidiscipli-nario en el análisis de problemas, el diseñode tecnologías, la implementación y eva-luación de pruebas.

Métodos y actividades: Abarcan lainvestigación básica (en laboratorio), laspruebas en la unidad agrícola, las pruebasen varias localidades, los programas de ex-tensión y los programas de producción.

Contribución: Significó un cambioen el enfoque de la investigación desde elcultivo mismo y la tradicional negación delagricultor, orientándola a una mejor apre-ciación de la complejidad de los sistemas yde las tomas de decisiones en la agricultu-ra.

Proporcionó los medios para tomardecisiones más rentables tanto en la uni-dad agrícola como en la estación experi-mental.

Límites: Se practica conforme con elmodelo lineal de la investigación conven-cional.

Los científicos continúan investi-gando por y aveces incluso acerca de susclientes agricultores, mas bien que conellos.

IInnvveessttiiggaacciióónn PPaarrttiicciippaattiivvaa AAggrrííccoollaa ((IIPPAA))

Origen: Se desarrolló en los ochen-ta para involucrar mejor a los agricultoresen la investigación práctica y contextuali-zar la producción agrícola en el marco delas interacciones entre estrategias de ma-nejo de recursos tanto en el terreno comoen la estación experimental.

Principios: El agricultor no es igno-rante, ni recalcitrante, sino mas bien racio-nal y correcto.

Métodos y Actividades: Identifica alos agricultores progresistas y trabaja conellos para elevar sus capacidades. Propor-ciona a los agricultores toda una gama deposibilidades, permite que ellos mismossugieran criterios para el desarrollo tecno-lógico y seleccionen elementos de diferen-tes paquetes para adaptar y adoptar. Facili-ta procesos a través de los cuales los agri-cultores lleguen a analizar y realizar suspropias soluciones.

Contribución: Un mayor reconoci-miento de lo que llegó a llamarse el saberindígena técnico (SIT) condujo a un enfo-que mejorado del agricultor como innova-dor y como experimentador.

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Capítulo III: Bases metodológicas para el T.C.S.A

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Límites: Los investigadores identifi-caron los conceptos y procedimientos em-pleados por los agricultores en sus experi-mentos, aplicando con frecuencia las su-posiciones positivistas de la ciencia técni-ca al SIT y descuidando sus aspectos socia-les y culturales. Los investigadores supo-nían una sóla racionalidad, basada en lalógica occidental, sin considerar otras ma-neras de razonar. Prácticamente dejaronde lado cuestiones de diversidad y de dife-rencia entre los agricultores. Se cuestionahasta qué punto comparten los agricultorescon los investigadores científicos la mismanoción de lo que constituye un experimen-to o una innovación. Cuál es el tipo de aso-ciación que entre ellos se quiere crear,quién controla finalmente el saber?

Derivaciones: Se crearon varias me-todologías, a partir del IPA como: De cam-pesino a campesino, Grupos de investiga-ción a nivel de pueblo, Redes de agriculto-res experimentadores, Grupos de Agricul-tores.

EEll DDiiaaggnnóóssttiiccoo RRuurraall RRááppiiddoo yy PPaarrttiicciippaattii--vvoo ((DDRRRR yy DDRRPP))

Origen: A finales de los setenta sur-gió el DRR, como resultado del desconten-to con dos enfoquescomunes en la investi-gación en el desarrollo, los llamados "turis-mo en el desarrollo rural" y el "esclavismodel cuestionario".

Principios: Enfatiza los intercambiosrentables entre la cantidad, precisión, apli-cabilidad y oportunidad de la información.Enfatiza la multidisciplinaridad, el aprendi-zaje acumulativativo, es un proyecto de in-vestigación semi-estructurado y flexibleque es repasado y refinado con regulari-dad, explora categorías, clasificaciones ypercepciones locales.

Métodos y Actividades: Combinatoda una gama de técnicas para la colec-ción reflexiva y rápida de datos: diagra-mas, observación, entrevistas y clasifica-ciones. Inicialmente, como DRR, los equi-pos técnicos recolectaban, representaban yanalizaban la información. Los agricultoresparticipaban en la generación de datos yen la discusión de resultados, pero estabanexcluídos del análisis. Con los DRP cam-bió el énfasis hacia facilitar que los agricul-tores generen, representen y analicn suspropios datos.

Contribución: Se ha probado que esútil para entender mejor las percepcioneslocales acerca del valor funcional de losrecursos, los procesos de innovación agrí-cola y las relaciones sociales e institucio-nales. Movilizan a la población local enasuntos comunes. El uso de diagramas per-mite a la población guardar el control so-bre la creación y el análisis de los mapas,modelos y diagramas que se crean. La gen-te local se convierten en analistas creativosy actores, que en meros contestadoresreactivos. Los calendarios estacionales per-

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Comunidades y conflictos socioambientales: experiencias y desafíos en América Latina

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miten entender las distintas dimensionesdel bienestar social más allá de lo mera-mente agrícola, y permite analizar cómolos cambios de la estación afectan a la co-munidad. Los ejercicios de clasificacióndesarrollan criterios apropiados al contex-to local para seleccionar y evaluar varieda-des de cultivos o tecnologías particulares.Se aprecian mejor los requisitos y preferen-cias de los agricultores, así como la varia-ción por circunstancias personales.

Límites: La visualización no es unmedio neutral que soluciona todos los pro-blemas de la interpretación. Se presentanal espectador versiones interpretadas. Ellasfacilitan, más que reemplazan la discusión.La presencia de una audiencia influye enlo que se dibuja. La gente local puede es-tar muy al tanto de cómo se utilizan estosmedios, interesado en que no sólo se pre-senten sus preocupaciones, sino tambiénsus expectativas de lo que va a ofrecer. Lapresencia del agente externo puede distor-sionar o influir de manera indirecta a lagente local que hace el diagnóstico, por-que consideran que este tiene recursos omaneja algún tipo de poder. Muchas vecesel DRP supone que la gente local no tieneplanes propios, en cierta manera no seconsidera suficientemente el contexto polí-tico y social.

LLaa IInnvveessttiiggaacciióónn AAcccciióónn PPaarrttiicciippaattiivvaa((IIAAPP))

Origen: Surgió en los setenta y com-bina lo personal con lo político. Subraya elefecto de marginación que tiene la cienciauniversal y la manera cómo produce la ig-norancia.

Principios: Tiene como objetivo en-frentar las relaciones de desigualdad, de-volviendo a la gente su autorespeto y capa-cidad de acción. Es explícitamente políticaen sus objetivos, explora las experienciasde grupos pobres, oprimidos y explotados.Se reconocen sus manifestaciones del sa-ber como la ciencia del pueblo y se utilizapara enfrentar sistemas de dominación.

Métodos y acciones: Se involucraen todas las etapas a la gente local en la in-vestigación: ya no son los objetos de la in-vestigación sino los productores y propie-tarios de su propia información.

Rescatan las historias propias de lagente, como una parte vital del proceso dereconstrucción de la confianza colectica yde la transformación social. Usa la investi-gación colectiva, el rescate crítico de lahistoria, valora y aplica la cultura popular,la producción y difusión de nuevos cono-cimientos en formas escritas, orales y vi-suales.

Contribución: Los principios del IPAinfluyeron en la evolución reciente de los

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DRP. Como enfoque tiene mucho para ins-pirar.

Límites: A menudo los intereses es-tablecidos, tanto de las comunidades co-mo de las organizaciones de desarrollo,perciben como amenazante su clara defi-nición política y compromiso personal conel cambio. Hay cierta tendencia pocopragmática en sus proposiciones.

EEdduuccaacciióónn ppaarraa eell DDeessaarrrroolllloo yy EEqquuiippooss ddeeLLiiddeerraazzggoo eenn AAcccciióónn ((DDEELLTTAA))

Origen: DELTA se desarrolló a me-diados de los setenta en Kenya y se usamucho en el trabajo comunitario de baseen varios países de Africa Oriental.

Principios: DELTA busca identificary responder a intereses y preocupacioneslocales con métodos dinámicos. El enfo-que reune el trabajo de Paulo Freire sobrela conciencia crítica y la concientización,la capacitación en facilitar relaciones hu-manas a través del trabajo de grupos, el de-sarrollo organizativo, el análisis social eideas de la Teología de la Liberación. Losagentes del DELTA no proponen ni proyec-tan soluciones, sino que facilitan la refle-xión y la acción en un nivel local.

Métodos y actividades: Crea un del-ta de cuestiones divididas en diferentessectores: alfabetización agricultura, salud,gestión, problemas sociales y de familia.Los facilitadores dirigen encuestas por oido

en las comunidades y preparan códigos,tales como dibujos y canciones, que refle-jan los problemas locales. Luego se discu-te y procesa cada código en una reuniónabierta. el seguimiento consiste en un plande acción, que tiene como objetivo atacarlas causas del problema.

Contribución: Con su énfasis en re-forzar la confianza, crear espacios, y dar lavoz a los que tan frecuentemente son mar-ginados, DELTA involucra a más gente enel proceso de autodesarrollo local.

Límites: El proceso inciado por losfacilitadores del DELTA está determinadopor ellos, puesto que son ellos quienesproveen los códigos para las discusiones.El papel del facilitador es clave y sus pro-pios planes pueden servir de marco al pro-ceso. Debido a que prioriza el consenso,es posible que este enfoque no llegue a en-frentar las relaciones de poder que estable-cen jerarquías de intereses y planes entrelos miembros de la comunidad.

EEll TTeeaattrroo ppaarraa eell ddeessaarrrroolllloo

Principios: Tiene como objetivo ha-cer que los procesos de dramatizaciónsean disponibles a gente que pueden utili-zarlos como parte de su acceso al desarro-llo.

El teatro es un arma y es la gentequien debería usarlo.

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Métodos y actividades: Invita a lagente para que participen en escenas dra-matizadas de sus vidas diarias, para crearsus propias soluciones. La representaciónes un ensayo para la acción. Utilizan la en-cuesta por oido y códigos bajo la forma deactuaciones abiertas que exploran proble-mas.

Contribución: Involucra a los espec-tadores para que actúen y planteen sus ver-siones y soluciones. Su marco de referen-cia es el conflicto creativo más que el con-senso, el que sirve para estimular el proce-so de acción y reflexión. Concientiza ymoviliza a la gente, sirve para controlar yevaluar proyectos. Le otorga un carácterdramático a la investigación y promoción.

Límites: Las tendencias actuales en-fatizan la resolución de conflictos de ma-nera colaborativa, cuestión que se hace di-fícil con esta técnica.

EEll PPllaanneeaammiieennttoo AAnnddiinnoo CCoommuunniittaarriioo((PPAACC))

Origen: Nace en los noventa en elEcuador como el resultado de la revitaliza-ción étnica que vive este país, en el que losindígenas asumen con fuerza el protago-nismo social.

Principios: Los pueblos andinos tu-vieron una larga experiencia de planea-miento antes de la invasión española. Enlas sociedades actuales existen claras cos-

tumbres, métodos y principios para pla-near sus acciones. El planeamiento entrelos andinos es totalizador (el todo prescedea las partes), es objetivo, es espontáneo, elanálisis y la síntesis se hacen al mismotiempo, es comparativo, actúa con sentidocomún, identifica la causa exacta, simple ya la mano, define tiempos y espacios con-cretos y se ejecuta en tiempos reguladospor los ciclos que norman la vida comuni-taria.

Métodos y actividades: Usa la histo-ria para reforzar la identidad y engarzar elpresente con el pasado. Usa las visualiza-ciones como un registro nemotécnico (pa-pel que en el pasado tuvieron los kipus)para combinar la oralidad, el registro gráfi-co y la escritura. Analiza la estructura depoder interno y el plan anterior que teníala población local. Genera consensos apartir del reconocimiento de intereses dife-renciados.

Contribución: Es un método creadoen medio del trabajo con comunidades,sencillo y práctico que se adapta a diversoscontextos de la región andina y a muy di-versos problemas.

Muestra que es posible crear desdela experiencia cultural de los grupos subal-ternos de amplia cultura comunitaria unmétodo contemporáneo para resolver pro-blemas y dialogar con el mundo occiden-tal.

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Límites: Precisa ir de la escala co-munal a una regional.

Derivaciones: Del PAC se han deri-vado varios instrumentos: el Manual de Re-vitación Cultural, el PAC Forestal que utili-za la FAO/HOLANDA/INEFAN, la adapta-ción de Jaime Levy a la Amazonía, y estánen curso otras aplicaciones: un Manual so-bre Planes de Manejo, un Manual de Gé-nero y otro de Seguimiento y Evaluación.

CCoonncclluussiioonneess

11.. Resulta impresionante el auge delas metodologías participativas. Las ten-dencias que hemos podido resumir mues-tran sin lugar a dudas, que ellas coparán elescenario del desarrollo sostenible para elaño 2000, contribuirán a la creación deuna cultura democrática y una región másequitativa.

22.. Se han producido dos saltos cen-trales en las metodologías: (i) el cambio dedestinatario: de un primer momento enque se las dirigió a los técnicos a aquel quese las dirigió a los grupos de base, convir-tiendo al técnico en un facilitador y enri-quecedor; y (ii) de la idea de que son sen-cillas, baratas, poco rigurosas, a la idea deque exigen reflexión, procesos, sistemati-zación. Estos saltos han sido cruciales en laredefinición que se está operando en lasmetodologías.

33.. Existe una variedad de propues-tas, y ellas van a seguir creciendo, tanto entemas, metodologías y grupos. Las contri-buciones logradas son significativas y loslímites son superables. Los mejores logrostienen relación con la apropiación culturala grupos específicos.

44.. A pesar de que muchas organiza-ciones de desarrollo las usan para ocultarmetodologías convencionales y que, enotros casos, sirven para políticas de coop-tación, su aplicación, cualquiera fuese elnivel y profundidad, abre un espacio departicipación que pronto rebasa los límitesque se le quiere imponer. Pensamos que suaplicación, inetivablemente, ayuda a laconstrucción de una cultura democrática.Sin embargo, hay procesos de burocratiza-ción y aplicación formal de las metodolo-gías participativas, con las que no se hazanjado suficientemente.

55.. Hay una serie de retos que tienenpor delante las metodologías participati-vas. Entre ellos, nos parecen de importan-cia trascendental por lo menos cinco: (a)pasar de escala, de los proyectos o planescomunales a propuestas regionales, secto-riales y nacionales; (b) se requiere crearmetodologías de comunicación entre elpensamiento local y el pensamiento técni-co, reconociendo el estatuto específico decada uno de ellos y su mayor potenciali-dad si colaboran en pie de igualdad; (c) ex-plorar algunos aspectos del desarrollo sos-tenible y de la cultura democrática aún no

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trabajados suficientemente como: la eva-luación y seguimiento; la formulación depolíticas, leyes, prácticas y valores de im-pacto más amplio; y (d) pasar de una estra-tegia aditiva a una multiplicativa, es decir,entrar en un proceso de mayor colabora-ción para multiplicar los recuros, conoci-mientos y metodologías; y (v) continuar eincrementar los procesos de sistematiza-ción, una vez que se ha reconocido lacomplejidad de las metodologías.

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El tema de conflictos entre los sereshumanos y sus relaciones con el ambientepermite diversos enfoques, quizás tantoscomo los actores que directa o indirecta-mente estén involucrados en algún proce-so o situación tipificable como tal.

Existen sin duda condiciones quefavorecen la emergencia o perennizacióndel conflicto y es indispensable recordarlaspara así poder dimensionar adecuadamen-te su origen, magnitud y evolución; así co-mo las vías, conveniencia y posibilidadesde intervención para contribuir a su mane-jo.

Estas condiciones provienen, en pri-mer lugar, de la estructura que la forma-ción social ha moldeado en el transcurrirde la historia. Una interpretación desde laperspectiva de analizar los estilos de desa-rrollo que han asumido nuestros paísespermite tal caracterización. En el caso delPerú, un esfuerzo en su sistematización seencuentra en el Informe Nacional que fue-ra presentado en el marco de la CNUMADen Río de Janeiro. (1)

En él se señalan evidencias que tes-timonian la existencia de un balance ade-cuado entre las culturas que florecierondurante la era precolombina y sus recursosnaturales, muchos de los cuales fueronaprovechados mediante la generación detecnologías y conocimientos endógenos yque todavía subsisten, como los sistemasde ingeniería hidráulica, la conservaciónde germoplasma o el manejo de pisos eco-lógicos. Sin embargo, este proceso no estu-vo exento de conflictos ni contradicciones;por consiguiente, no debe dar pie a suidealización.

La desarticulación de este "orden",resultado de la Conquista, trajo consigo elinicio de la explotación de recursos natura-les hacia la metrópoli española, que luegose impondrá durante la República comoexportadora de materias primas; este estilopersistió en el período de sustitución deimportaciones durante el cual también fueel proveedor de divisas. Aún hoy, las ten-dencias actuales hacia la globalización demercados y flujos de capital, poco han mo-

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Naturaleza de los conflictos socioambien-tales, estrategias de apoyo utilizadas

y condiciones necesarias para su manejo:perspectiva desde la planificación

Antonio Bernales Alvarado

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dificado en la práctica nuestra aproxima-ción hacia el aprovechamiento de nuestrosrecursos naturales.

Debido a la inadecuada valoracióndel capital natural, el deterioro en ecosis-temas y recursos se ha acelerado durantelas últimas décadas mostrando sus impac-tos y configurando parte de la "crisis am-biental" cuya tendencia hace difícil preversu reversión. Lejos de haber significadouna mejora en la calidad de vida, los nive-les de pobreza y marginación se mantie-nen elevados, constituyendo el problemaprincipal de nuestra "deuda interna", a pe-sar de los indicadores macroeconómicosreferidos al ingreso per cápita, crecimientode las exportaciones o consumo de ener-gía, que enmascaran las dramáticas dife-rencias entre los diversos grupos sociales ygeográficos en nuestros países. Las desi-gualdades existentes y el estado de penuriade las poblaciones rurales y urbano margi-nales, son consecuencias de este proceso ylo retroalimentan, amenazando la base na-tural de la cual dependemos.

Además de los conflictos hereda-dos, la liberalización de la economía y mo-dalidades de acceso a los ambientes y re-cursos naturales, como la tierra, agua, bos-que y biodiversidad, constituyen renova-das fuentes de conflicto, como veremosmás adelante. Al no verse acompañadas de mecanismos regulatorios eficaces, la im-perfección de los mercados y la asimetríaque existe entre los agentes económicosque interactúan, exacerban estas contra-dicciones.

La introducción y modificación delegislaciones y normas que regulan el usoy valoración de los recursos naturales, mu-chas de ellas adaptadas de otras realida-des, son difíciles de aplicar dadas las con-diciones expuestas; por lo general no hansido resultado de debate público o respon-den, en el mejor de los casos, a la búsque-da de equilibrios entre los grupos de inte-rés más cercanos y con mejor conocimien-to de la hermenéutica legislativa y del po-der político, cuyo lenguaje y cultura repre-sentan. Así se produce en los grupos másdébiles económicamente o menos organi-zados políticamente un acceso cada vezmás difícil a los recursos, cuya escasez re-lativa aumenta por las causas explicadas yla dinámica espacial de la población. El es-clarecimiento de derechos de propiedadtiende a pasar del dominio público al pri-vado. Estas políticas se postulan de mane-ra diferenciable según los países y sus efec-tos esperables son aún materia de refle-xión, en cuanto a la esperada contribuciónen mejorar la conservación de los recursos,atribuible a los procesos de privatización,entre ellos, para superar la llamada "trage-dia de los comunes".(3)

Revisar todas las características delestilo de desarrollo no es propósito de estaponencia. Ellas han sido ampliamente dis-cutidas en la región, lo que ha contribuidoa lograr unidad de criterios y principios enel discurso oficial de nuestros países en eldiálogo internacional. Sin embargo, ade-más de las dificultades de origen endóge-no, las políticas nacionales y acuerdos re-

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gionales que emergen de estos principios,enfrentan para su concreción restriccioneso barreras estructuradas en las propias re-laciones internacionales, tales como ladeuda externa, narcotráfico y proteccionis-mo o en otros focos generadores de con-flictos sociales internos, especialmente lacorrupción y desplazados por la violencia.

Lo cierto es que en recientes años laregión ha visto perder calidad de vida, per-mutando bienes privados -generalmentede consumo urbano- por bienes sociales yambientales, es decir, por nuestro capitalhumano y natural. (4)

La explotación creciente de nues-tros recursos naturales, renovables o no re-novables, sigue respondiendo a las necesi-dades de los mercados internacionales, enfunción de estrategias de acumulación ycompetitividad fijadas fuera de la región. Elgrado de incorporación tecnológica quesuele venir con las inversiones es conside-rado positivo para el país; sin embargo, es-tá poco articulado con la infraestructura in-dustrial y no genera importantes eslabonescon la economía; por tanto, contribuye es-casamente a la creación de empleo o gene-ra mecanismos de intercambio desigualcon las poblaciones circundantes, cuandono impactos negativos en sus recursos, am-biente y el tejido social.

Frente a esta situación pocos son lospaíses que han optado por definir una Es-trategia Nacional o Planes de Acción Am-bientales para afrontar por esta vía el dile-ma del desarrollo y la sustentabilidad delmismo; y donde éstos existen, los avances

no siempre son verificables en medidasconcretas o simplemente carecen de lacontraparte financiera. La legislación am-biental e instancias públicas que se instru-mentan de manera creciente en nuestrospaíses, son un paso necesario hacia el or-denamiento. Sin embargo, muchas de ellasparten de la misma visión fragmentaria ysectorial, es decir, no sistémica, común a lamayoría de Ministerios y entidades análo-gas.

Por citar un ejemplo, en el Perú, elrecientemente creado Consejo Nacionaldel Ambiente, es una dependencia de ran-go inferior a cualquiera de los ministeriosde la producción, quienes conforman supropia autoridad ambiental. En consecuen-cia, mientras no se asuma un enfoque ba-sado en la gestión de ecosistemas, el cualtenga en cuenta los valores y servicios am-bientales, su capacidad de soporte, así co-mo los efectos acumulativos y sinérgicosproducidos por las distintas actividades hu-manas que confluyen en el mismo escena-rio, tendremos tantas regulaciones sobre lí-mites permisibles de emisión como minis-terios de la producción involucrados haya,y una errática aproximación al problemade salud pública y derechos colectivos eindividuales.

Esta visión reduccionista responde ala decisión política de privilegiar la econo-mía sobre el ambiente, en beneficio de lacompetitividad para atraer inversiones. Lasupuesta claridad de las reglas de juego asíconceptuadas, indispensables para otorgarseguridades al capital, enmascara una sub-

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valoración de los recursos e impactos de suexplotación; más aún cuando el diseño deestas políticas se produce, en el mejor delos casos, con una débil participación de lasociedad y capacidad de control.

Baste citar como anécdota, que lasaudiencias públicas para presentar las eva-luaciones de impacto ambiental de la acti-vidad hidrocarburífera o minera, líderes enla inversión productiva en el Perú, pasanprácticamente inadvertidas. Así, en lugarde servir a identificar y prevenir efectos nodeseables o actitudes reactivas y garanti-cen los derechos de terceros, la obligaciónes asumida como una formalidad más en elproceso económico.

Por otro lado, su puesta en prácticase explica en gran medida por las denomi-nadas "condicionalidades" impuestas porlas fuentes de crédito bilaterales o multila-terales. El auscultamiento que son objetomuchas transnacionales por parte de losgrupos de presión en los países del Norte,de donde suelen provenir también los prin-cipales flujos de capital orientados al con-trol de recursos naturales, se refleja en laparadoja de que sean algunas de las gran-des empresas transnacionales del petróleolas que se muestren más abiertas al diálo-go y a minimizar controversias, muchomás que el propio Ministerio de Energía yMinas, tal como se ha verificado reciente-mente ante el eventual inicio de activida-des de prospección en la cuenca media delrío Tambopata, donde existen estudios yprocesos sociales que recomiendan su de-claratoria de intangibilidad, pero que es

clasificada y ofertada por el sector Energíapara extracción petrolera(5).

Otro ejemplo constituye la comprade tierras a campesinos por cuenta de em-presarios mineros, que viene ocurriendobajo el manto legitimador de la Ley de Tie-rras. Esto permite a los empresarios preve-nirse de futuros conflictos locales, los mis-mos que se trasladan con los campesinosvendedores hacia las ciudades intermediasalimentando la urbanización emergente ydescontrolada, o a presionar nuevas áreaspara colonización; ya que como se indicó,los efectos directos e indirectos sobre elempleo generado por la minería son insu-ficientes para compensar la liberación demano de obra causada por el cambio deuso. Además, la demanda de troncos parasocavones empuja la tala de bosques andi-nos, generando una ilusión de crecimientoen el corto plazo, allí donde hay muy po-cos esfuerzos de reposición.

Finalmente, percibimos una nuevafuente de conflictos, imputable al éxito co-mercial en la introducción de algunos pro-ductos naturales y medicinales, cuya ofer-ta es hasta ahora dependiente del extracti-vismo. Me refiero a la Uncaria tomentosaw., o uña de gato, cuya demanda nacionale internacional alerta sobre una eventualerosión genética. Al igual que esta especie,el éxito comercial que se logre sobre los di-versos productos amazónicos, cuyo mane-jo esté basado en el extractivismo, correnel riesgo de seguir la misma dirección,pues la economía de mercado atraviesa losdiferentes modos de producción e incorpo-

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ra formas de vida y de culturas considera-das tradicionales. Así sucede con la reco-lección de peces ornamentales en remotosparajes amazónicos y tantos otros ejem-plos. La avidez de la demanda no se con-cilia ante las regulaciones y usos tradicio-nales, menos aún de su importancia en laseguridad alimentaria y salud cuya sosteni-bilidad depende de una presión limitada,acceso restringido y control social, que ca-racteriza a muchos de los sistemas produc-tivos tradicionales basados en la diversidadnatural.(6)

Frente a este panorama, la necesi-dad de optar por formas para definir políti-cas públicas basadas en la concertación deintereses entre los diferentes actores socia-les se torna urgente. Éstos deben contribuira una cultura de paz basada en el diálogoconstructivo que fomente valores demo-cráticos y éticos, que reconozca la riquezay diversidad cultural, y por tanto las per-cepciones, intereses y prioridades de cadaactor respecto a los recursos y ambientesnaturales, promoviendo y garantizando ac-ceso al conocimiento, transparencia en lainformación y descentralización del poder.

Esta aproximación resulta adecuadapara reducir los errores en la toma de deci-siones públicas y privadas, facilitar la iden-tificación de intereses comunes y por tantode diseñar estrategias y estilos de desarro-llo que combinen la búsqueda de eficien-cia con la sostenibilidad, para afrontar conéxito un escenario cambiante, orientadopor la competencia exacerbada y domina-do por intereses extraregionales.

No se trata sólo de convenir en loscriterios de acceso, regulación y protec-ción del patrimonio natural y cultural paragenerar riqueza y mejorar los índices dedesarrollo económico y humano(7). Se re-quiere revisar los mecanismos de diálogopolítico entre los actores sociales, paraorientar la redefinición de roles del Estado,formas de descentralización territorial yadecuada delegación de autoridad; temasinherentes a la gobernabilidad y relevantespara promover o cautelar un uso racionalde los recursos nacionales, acompañadosde control social entre los actores, quienescomparten un espacio común caracteriza-do por los ecosistemas, sus riquezas y susrelaciones con ellos. Es a esta escala localo micro regional, donde pareciera más via-ble la institucionalización de mecanismospermanentes de diálogo y regulación y conellos mejorar los resultados de la gestiónambiental.

Se postula entonces una concep-ción orientadora y preventiva, que reduci-ría sustancialmente la ocurrencia de even-tos no deseados, así como los costos de suatención. Este es un enfoque desde la pla-nificación moderna, tanto estratégica co-mo de contingencia, que tomadas comoprocesos continuos, flexibles y socialmen-te practicados, devuelvan el protagonismoa los grupos organizados para la toma dedecisiones, en un marco de mutuo recono-cimiento y respeto a las costumbres y dife-rencias culturales. Así sería posible cons-truir espacios y cultura democráticos, me-jorar la comprensión de los procesos natu-

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rales y sociales por parte de todos los acto-res, su monitoreo y la minimización de im-pactos negativos sobre el capital natural yla sociedad.

Las Mesas Redondas sobre Econo-mía y Medio Ambiente y sobre Bosques yDesarrollo Sostenible del Canadá, llevadasa cabo a partir de las recomendaciones dela Comisión Bruntland(8), así como la ex-periencia piloto del Plan de Uso de Suelo(PLUS), en Santa Cruz de la Sierra en Boli-via, con fines de ordenamiento territorial,reúnen algunas de las características aquíplanteadas. A nivel local, muchas comuni-dades rurales en la región practican meca-nismos de asignación y regulación propios,a veces de manera sincrética con las nor-mas del Estado o aún a pesar de ellas. Tam-bién desde los municipios encontramosiniciativas que asumen creativamente estereto, en las Mesas de Concertación de Ca-jamarca, o el sistema municipal de gobier-no de la provincia de Yauli, basado en laorganización y participación territorial encomisiones y asambleas populares delibe-rantes(9).

En referencia al entorno operativo yde proyectos, mi intervención en procesosde planificación dirigida a áreas protegidasy sus zonas de amortiguamiento, me hapermitido constatar cómo la utilizaciónmecánica de técnicas y procedimientos de"planificación participativa", pueden con-tribuir más a generar situaciones de con-flicto que a resolverlos. Suele ocurrir que elanálisis institucional de los actores ha sidodescuidado, al igual que de los factores

condicionantes y que permanecen ocultoscuando no se han hecho explícitos los su-puestos de base o cuando no se ha recurri-do a un marco lógico de análisis. Muy fre-cuentemente se asume que los actores ysobre todo el Estado, tendrán respuestas ló-gicas y coordinadas, que sus representan-tes están investidos de suficiente delega-ción de autoridad y que se respetarán loscompromisos. Esto raramente sucede y esrecurrente constatar la debilidad y hetero-geneidad de posiciones que presentan lasdiferentes instituciones del aparato del Es-tado, características también presentes enlas demás actores sociales.

De otro lado, los administradores delas áreas y sus dependencias jurisdicciona-les, así como muchas instituciones conser-vacionistas, han enfatizado una aproxima-ción biológica a la conservación, descui-dando muchas veces su conocimientoacerca de las relaciones entre las comuni-dades humanas y sus ambientes. Por cier-to, es menos frecuente encontrar una ra-cionalidad que interprete estas relacionesdesde las perspectivas de estos grupos hu-manos y que esté dispuesta a interactuarcon ellos en procesos más horizontales.

Este tema ha sido ampliamente dis-cutido por M. Pimbert y J. Pretty. El docu-mento llama la atención sobre los pobresresultados obtenidos por estrategias con-servacionistas en muchas áreas protegidasmayormente de Asia y Africa, basadas enel supuesto que con las restricciones de ac-ceso al manejo del ecosistema, para habi-tantes o usuarios tradicionales, se obtendrá

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una mejor preservación de la biodiversi-dad. En última instancia, los autores cues-tionan los métodos de intervención dirigi-dos y puestos en práctica por los agentesexternos -públicos o privados-, en desme-dro del conocimiento nativo sobre su hábi-tat.(10)

La tipología expuesta por ellos y re-ferida a modalidades de participación enlos procesos que involucran cooperación ointervención externa, permite a los autorespostular como alternativa, procesos de par-ticipación interactivos entre las partes des-de el inicio del ciclo de intervención o pro-yecto. La dinámica entre diferentes pers-pectivas ofrecería a todos los participantesla posibilidad de comprender mejor los in-tereses de terceros, definir más claramentelas situaciones y permitir la identificaciónde opciones socialmente aceptables parael manejo de estas áreas.

Algunas agencias de cooperaciónbilateral y privadas han modificado sus es-trategias y metodologías para el diseño deproyectos en esa dirección. Para la puestaen operación de tales procesos se requie-ren de ciertas condiciones sociales e insti-tucionales no siempre presentes. En lapráctica, el comportamiento de la mayoríade agentes institucionales públicos suelenresponder más a conceptos preconcebidosy roles tradicionalmente basados en la au-toridad, jerarquía y legitimidad para deci-dir, que a una voluntad política de diálogoentre semejantes.

Salvo excepciones, para la mayoríade nuestros gobiernos no son asunto prio-

ritario las áreas protegidas. Las oficinas pú-blicas responsables de su gestión carecende recursos humanos y medios para afron-tar o liderar procesos de consulta basadosen la participación, peor aún, cuando éstosse realizan se hace más evidente la ausen-cia de voluntad política de las esferas deci-sionales. Como resultado, los procesosparticipativos, cual fuere su modalidad,terminan contribuyendo al descrédito delas áreas y sus administraciones, aumen-tando la desconfianza de los actores socia-les frente a ellas.

La disposición creciente del mundodesarrollado por apoyar la creación denuevas zonas de protección, incluyendo eluso de mecanismos persuasivos, como elcanje de deuda por naturaleza, o la firmade convenios para la prospección científi-ca y comercial de la biodiversidad, han lo-grado incrementar el grado de interés degobiernos y empresarios, quienes vislum-bran en esta tendencia oportunidades a ex-plorar.

No es difícil prever una futura y qui-zás próxima transferencia del control y ma-nejo de las áreas protegidas o zonas quepuedan ser consideradas para tal fin, a em-presas y otras formas de asociación, basa-das en criterios de mercado. Es fácil imagi-nar las medidas restrictivas que esta situa-ción conllevaría para las poblaciones quesin poseer títulos o reconocimiento de usostradicionales, aspiren a consolidar una po-sesión o uso, si no se dan medidas precau-telatorias o compensatorias que tengan encuenta estas situaciones, o mejor, se adop-

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ten criterios y procedimientos que garanti-cen una real participación de actores loca-les.

Tampoco resulta extraño que la ma-yoría de experiencias de ordenamientotemporal (planificación y asignación), apa-rezcan en el mejor de los casos como so-fisticados despliegues tecnológicos o me-ros ejercicios de consulta a ciertos gruposde interés, o entre responsables públicosmultisectoriales. Así, la necesidad políticay administrativa por obtener resultadoscuantificables, hace privilegiar la acciónsobre la reflexión, la imposición al diálogo,contribuyendo también el Estado por estavía al desarrollo de futuros conflictos.

A una escala todavía mayor, un aná-lisis somero acerca del posible desarrollode la cuenca del Pacífico y la interoceani-dad de América del Sur, permite aventurarque las vías terrestres entre Brasil y la cos-ta del Pacífico puedan ser factibles me-diante el otorgamiento masivo de tierras yel control del peaje a los constructores.Aún si esta modalidad no se diera, la solaconstrucción de estas rutas significará pro-bablemente una creciente y espontáneaocupación migratoria. La presión sobre losambientes y quizás sobre poblacionesasentadas sin duda representará nuevasoportunidades para las poblaciones, perotambién situaciones de conflicto. (11)

Podemos inferir entonces que mu-chas de las fuentes u orígenes de conflictossociales y ambientales están inscritos enlos modelos y estilos de desarrollo depen-dientes que han caracterizado nuestra His-

toria. La crisis ambiental será difícilmentecontrolada de mantenerse estas caracterís-ticas, a pesar de los avances conceptualesy el mejor conocimiento que se tiene sobrelas interrelaciones y hombre/entorno y lasconsecuencias del estilo dominante deconsumo y distribución del bienestar en elplaneta. Sobre esta base de conocimiento,una ética y valores favorables al respeto dela diversidad cultural y la conservación, hasido posible construir nuevos escenariosde cooperación y alianzas entre actoresque propugnan un futuro basado en la sos-tenibilidad. Pero los cambios sociales y po-líticos que requieren no han adquirido ladimensión necesaria, ya que en el mejorde los casos, los activistas y convencidosdel cambio no constituyen movimientossociales importantes, en medio de relacio-nes internacionales marcadas por la domi-nación y los dobles estándares.

En aras de modernizar y hacer efi-cientes y competitivos a nuestros países,crecen las tendencias de asignar el accesoa los recursos naturales con criterios demercado, sin tener las capacidades institu-cionales indispensables para su regulaciónsocial, ni menos aún concebir como praxiscolectiva, la identificación de estrategiasfrente a las oportunidades y amenazas dela globalización.

Para afrontar los efectos de estasnuevas fuentes estructurales de conflicto esnecesario trabajar a nivel de la formula-ción de políticas, promoviendo el diálogopara definir estrategias nacionales y regio-nales de competitividad sobre la base de

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nuestras culturas, capital humano y natu-ral, y no sobre su debilitamiento o agota-miento.

A nivel operativo y volviendo a ladimensión local y de proyecto, las modali-dades de intervención dependerán en granmedida de la demanda y apertura social einstitucional que se vayan logrando y losespacios que se generen producto de laplaneación y como resultado de las accio-nes emprendidas y la sinergía social quecontribuya a esa apertura. En numerososconflictos que ocurren en Latinoamérica,la Iglesia Católica ha sido referencia obli-gada para una posible mediación, lo quese debe en gran medida a la aceptación desu rol, basado en la creencia religiosa in-corporada durante siglos, y la desconfian-za social frente a la poca honestidad o ca-pacidad de respuesta de las institucionesoficiales. Sin embargo, y a pesar de las ine-ficiencias y debilidades de los sistemas pú-blicos de administración de justicia, laconveniencia de institucionalizar mediosalternativos no es aún percibida por los di-ferentes estamentos sociales, y en todo ca-so, pueden ser vistos con suspicacia o des-confianza por los poderes públicos o porquienes obtienen ventaja de esta realidad.

La eficacia del diálogo como formaalternativa en el manejo de conflictos noha sido explorada suficientemente. Se sue-le confundir reuniones de intercambio deideas y posiciones con mecanismos estruc-turados conducentes al esclarecimiento delos intereses, motivaciones comunes y po-sibles soluciones. Por otro lado estos foros

cumplen una función educativa importan-te, pero por lo general se limitan a activi-dades puntuales, que al no tener continui-dad, contribuyen poco a mejorar la inte-racción entre las partes, condiciones favo-rables para llegar a situaciones de consen-so o acuerdos.

Las ONG que se orientan a la ges-tión alternativa de conflictos responden aun demanda social e institucional. Sin em-bargo, la intervención implica costos y be-neficios a tener en cuenta, sobre todo por-que la acción colaborativa por parte de fa-cilitadores externos suele demandar recur-sos importantes y un acompañamiento enel tiempo que alguien debe sufragar. Losresultados esperados de acciones focaliza-das deben ser evaluados en el contexto delconflicto, para evitar la ilusión de arribarcon facilidad a acuerdos inmediatos. im-plementables y duraderos, y por tanto pre-ver la eventual continuidad del proceso ysus necesidades de intervención.

La situación ideal sería aquella don-de no se requiere de intervención externa,si los protagonistas pueden y desean recu-rrir a prácticas e instancias locales acepta-das, a través de consejeros comunales, co-mités ambientales municipales, asambleasvecinales, jueces de paz, etc. Una expe-riencia interesante de seguir y que apuntaa abrir nuevas instancias, se refiere a unprograma de formación de facilitadores es-colares, que iniciará la Cámara de Comer-cio de Lima, entidad empresarial que pro-mueve el arbitraje como medio para resol-ver controversias comerciales(12).

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Quiero imaginar el potencial de unprograma similar referido al ambiente y ca-lidad de vida en áreas rurales, canalizado através de la comunidad educativa y otrasestructuras locales, como mecanismo para"transferir tecnología" adaptada a la perso-nalidad, usos y costumbres prevalecientes.De ser exitoso, se estaría reduciendo la de-pendencia de estos grupos frente a la inter-vención de agentes externos. Esta aproxi-mación nos parece compatible con la valo-ración de prácticas y mecanismos tradicio-nales de manejo de conflictos y favorece-ría la comunicación de estas comunidadescon el conjunto de la sociedad.

Esta creciente vinculación, así co-mo la dimensión de los conflictos ambien-tales, su temática o características específi-cas, hacen menos precisa la frontera quesepara actores locales de externos. Algunassituaciones controversiales, sobre todocuando se refieren a la Amazonia y lospueblos indígenas, suelen caracterizarsepor la presencia o intervención de gruposde interés ubicados fuera del ámbito delconflicto, quienes actúan como grupos depresión, pretenden brindar apoyo o serprotagonistas, motivados ya sea por su per-cepción del problema, principios humani-tarios, solidaridad o creencias.

Esto obedece a múltiples factoresobjetivos: la situación ambiental a niveldel planeta, las crecientes preocupacionespor algunos de los efectos globales del mo-delo dominante de desarrollo y una mejordifusión del conocimiento favorecido porel avance de las comunicaciones, están en-

tre ellas y han contribuido a generar unamayor conciencia y a enlazar actores dedistintas altitudes, frente a una determina-da situación de conflicto. Los frecuentesdesastres ambientales e impactos que nohan podido ser mitigados así como los ries-gos de su replicabilidad, han sensibilizadouna opinión pública conectada por la in-formación y “media”, justificando las exi-gencias por que se asuma medidas preven-tivas en todos los países; tendencia que enparte se refleja en el perfeccionamiento deprotocolos para que se asuman acuerdosinternacionales.

Cuando esto ocurre, es posible ejer-cer cierta presión sobre el comportamientode los actores, quienes prefieren evitar elescrutinio de una opinión pública sensibleal problema y por tanto a eventuales meca-nismos previstos por la legislación local ointernacional. Si se trata del propio gobier-no o alguna agencia estatal, cabe tambiénesperar intentos de deslegitimación de laspresiones e iniciativas, bajo la premisa deinterferir la propia noción de soberanía ylibre determinación; ya que los significa-dos y prioridades en torno a la conserva-ción pueden provenir de perspectivas e in-tenciones distintas.

Cual fuere el escenario, es notorioel peso que tienen las instituciones delNorte, sean públicas o privadas, en sus re-laciones en torno a los conflictos ambien-tales -y de otra índole- que suceden ennuestros países. No se debe entonces idea-lizar los alcances de tales alianzas, puesademás del "sesgo" cultural entre actores

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(ej. conservacionistas del Norte y pueblosindígenas), a menudo subyacen otras for-mas de conflicto, muchos de los cualesafloran bajo la forma de restricciones al ac-ceso de recursos, basados en supuestoscientíficos acerca de la conservación (12).

Además, estas relaciones distan deser horizontales. Frente al potencial uso dela biodiversidad, los convenios de investi-gación sobre germoplasma y principios ac-tivos requieren del conocimiento local, losque además abaratan los costos de identi-ficación. A pesar de la reciente introduc-ción de cláusulas compensatorias en algu-nos convenios, en la ejecución de estudiosde etnobiología, el conocimiento nativosuele ser más sujeto de apropiación con fi-nes comerciales que de reconocimiento ala propiedad intelectual y mejora en la ca-pacidad negociadora por parte de sus po-seedores. Que estos derechos sean toma-dos en cuenta dependerá en gran medidade la aplicabilidad de la legislación inter-nacional y del grado de fortaleza que ad-quieran las comunidades locales y sus alia-dos.

Pero el doble standard o doble mo-ral que caracteriza el comportamiento dela comunidad internacional en sus relacio-nes entre el Norte y el Sur, se manifiestaigualmente entre los países del Norte. Así,mientras se exige liberalizar el acceso a losrecursos y la biodiversidad en nuestros paí-ses, presenciamos el desarrollo de conflic-tos no resueltos por el acceso a los recur-sos, como el reciente caso de la pesca delfletán (especie de lenguado) entre España y

el Canadá; por no mencionar las disputasentre Japón y EU o entre países de la UEpor el tema de subsidios agrícolas.

Lamento que mi limitada experien-cia referida a estrategias de intervenciónno me permita profundizar en el tema.Creo, sin embargo, pertinente el formularalgunas preguntas básicas al momento deevaluar una decisión de participar, como lalegitimidad y oportunidad de la convoca-toria, además de los compromisos que seadquieren al involucrarse en tareas de faci-litación o mediación. La imparcialidad,que no significa neutralidad, es una de lascondiciones que deben responder a uncomportamiento ético-profesional, que lo-gre la aceptación por las partes de los rolesa asumir. De otro lado, las característicasindividuales requeridas de los facilitadoresimplican la madurez y capacidad de con-frontar situaciones que podrían contradecirlos propios puntos de vista, expectativas ycreencias; prueba que obliga a privilegiarla empatía con los dialogantes por delantede la visión personal del problema. Depen-derá de la “misión” y perspectiva del agen-te o actor, lo que determinará finalmentesu rol en un conflicto.

La imagen de "task force"o de ungrupo de mediación puede ser adquiridacon una apropiada difusión de intervencio-nes exitosas. Parte del esfuerzo colectivo ypersonal constituirá analizar con espíritucrítico las connotaciones culturales de lasmodalidades y técnicas de intervención,muchas de las cuales son desarrolladas enlaboratorios de universidades de los países

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del Norte y que pueden no adaptarse confacilidad a costumbres y tiempos cultural-mente distintos. Las reglas de representati-vidad, negociación y toma de decisiones,por ejemplo, varían culturalmente así co-mo las modalidades de validación social.Mientras las instituciones occidentalespueden estar representadas por un nego-ciador, en otras culturas no hay tal delega-ción, se negocia colectivamente y no seadopta acuerdos si no luego de consultasextensas vía mecanismos e instancias tradi-cionales.

En todo caso, un proceso de diálogoo negociación implica una serie de condi-ciones que deben estar presentes, siendofundamental entre ellas la expresa volun-tad política de las partes libremente mani-fiesta, así como su aceptación de roles yreglas previamente definidas antes de enta-blar un proceso, durante el cual es respon-sabilidad de los facilitadores el lograr ymantener un clima de confianza lo mismoque su legitimidad. La utilización de cier-tas "reglas", tales como privacidad o aisla-miento de interferencias externas, como elmismo concepto de confidencialidad, tie-nen también que ser puestos en el contex-to cultural de los participantes.

La labor cooperativa y grupal delequipo de facilitación debe acompañarsede un adecuado conocimiento de los ante-cedentes y características del conflicto ysus protagonistas, con el auxilio de espe-cialistas si el tema así lo exige, pues si bienno compete a los facilitadores tener res-puestas a las interrogantes que se presen-

ten, deben estar en capacidad de verificarla idoneidad de las opciones que se vanproponiendo, para mejor orientar el proce-so de acuerdos y compromisos que de-manden su puesta en práctica.

Para concluir estas reflexiones, pro-pongo enfatizar programas de apoyo al de-sarrollo de capacidades locales de manejode conflictos, contribuyendo a la revalori-zación de mecanismos culturalmente vi-gentes, dentro de las acciones de fortaleci-miento institucional de las comunidadesde base.

Si se tratase de una aproximación alinicio de un proyecto, habría que conside-rar la incorporación de instancias y meca-nismos institucionalizados de diálogo ymanejo de conflictos desde la fase de iden-tificación. Esta modalidad de intervenciónfue formulada para la elaboración del Plande Manejo de la Reserva Ríos Blanco y Ne-gro en Bolivia, bajo la responsabilidad deuna ONG en convenio con la DirecciónNacional de Diversidad Biológica y elCentro de Desarrollo Forestal (14).

En este caso se planteó la necesidadde convocar, visitar y explicar a cada unade las partes con intereses socialmente re-conocidos por la legislación boliviana o re-clamos sobre el área protegida, el objeto eimportancia de la convocatoria. La prime-ra condición para viabilizar la metodologíapropuesta fue entonces persuadir a los di-ferentes actores de la transparencia e ido-neidad de su desarrollo, al situar el proble-ma con objetividad, basado en argumentos

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sólidos y afines a los intereses de los gru-pos.

A pesar de las inquietudes y dudassobre la oportunidad del proceso manifes-tada por alguna de las partes y la descon-fianza prevaleciente entre ellos productode experiencias anteriores e intereses con-trapuestos, se logró un primer acuerdo pa-ra su inicio. Hacer explícitas las ventajasdel diálogo sobre eventuales costos e im-pactos de no hacerlo, de decisiones toma-das sin participar en la consulta, persuadióa las partes de las ventajas de su involucra-miento. Desde el inicio la Cámara Nacio-nal Forestal comunicó la delegación en ca-lidad de observador a su órgano técnicoPromabosque, no queriendo comprometerel nivel político gremial en el proceso.

Mediante una primera mesa de si-tuación se pudo analizar las característicasy alcances de la propuesta, se difundió losavances de investigación sobre la impor-tancia y diversidad ambiental y biológica,su potencialidad económica y conoci-mientos etnobotánicos, así como la situa-ción legal del área. Se propuso mecanis-mos horizontales de diálogo entre el Esta-do, empresarios madereros, pueblos indí-genas, naturalistas, científicos, sociales y laONG, que regirían el proceso, el cual seríaacompañado por la agencia cooperantecomo observadora. Se conformó un equi-po de planificación conformado por repre-sentantes institucionales y mediante la li-bre participación, practicándose reglas dediálogo que respetasen las diferencias cul-turales de los participantes y sus formas pa-

ra determinar sus intereses y refrendar losacuerdos. De esta manera se pretendía quelos mismos generasen compromisos, queuna vez legitimados por cada una de laspartes y sancionados formalmente por lasautoridades, fueran aplicables.

Finalmente, se logró aprobar el Plande Manejo, que incluye una propuesta degestión participativa con los "Stake hol-ders" principales, basada en los principiosde la conservación y respeto de los legíti-mos intereses de todas las partes, en la to-ma de decisiones apoyados en la informa-ción científica disponible y los compromi-sos voluntarios de los actores. Se esperaque este proceso facilite a las partes el de-sarrollo de sus estrategias con menoresriesgos en el manejo de futuros conflictos,gracias a la experiencia de interacción y lamayor posibilidad de asumir un diálogo di-recto entre ellos.

Quisiera concluir reiterando queafrontamos una situación difícil cuya mag-nitud rebasa nuestras capacidades de ac-ción. Por tanto considero necesario reto-mar la vía de la planificación en sus formasmás modernas y participativas, como me-dio adecuado para enfrentar los retos de laglobalización y mejorar las posibilidadesde éxito de los proyectos con el menorcosto social y ambiental posibles, influyen-do en la búsqueda de estilos de desarrollobasados en la sustentabilidad del patrimo-nio natural y la creatividad basada en elconocimiento, la solidaridad y la toleran-cia. Mientras este proceso no se generali-ce, estoy convencido del agravamiento de

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las tendencias, exacerbación de conflictosambientales y por tanto de las mayores di-ficultades y retos que nos esperan para sumanejo o resolución.

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• AAnnggeell,, AAuugguussttoo, Colombiano, educador ambiental y docente de la UniversidadNacional de Colombia, Bogotá.

• BBaallzzaa,, RRoobbeerrttoo, Boliviano, sociólogo e investigador del CERES/FTPP Cochabamba• BBeerrnnaalleess,, AAnnttoonniioo, Peruano, asesor y miembro del Grupo de Conflictos

Ambientales, Lima.• BBoorreell,, RRoollaaiinn, Costarricense, sociólogo e investigador de la Universidad de la Paz

(UPAZ) de San José.• BBrriicceeññoo,, MMaannuueell, Venezolano, geógrafo y docente de la Universidad de Los An-

des, Mérida.• BBuussttaammeennttee,, TTeeooddoorroo, Ecuatoriano, antropólogo y Director Ejecutivo de Funda-

ción Natura• CCrreeaammeerr,, CCllaauuddiioo, Ecuatoriano, politólogo y catedrático de la Universidad San

Francisco de Quito.• CCrreessppoo,, CCaarrllooss, Boliviano, sociólogo e investigador del Centro de Estudios de la

Realidad Económica y Social (CERES) de Cochabamba.• DDííaazz RR..,, LLiilliiaannaa, Colombiana, abogada y funcionaria de la institución “Penca de

Sábila”• DDoonnaayyrree,, MMiigguueell, Peruano, abogado y miembro del Centro de Defensa del Medio

Ambiente y el Consumidor, Iquitos.• EEnnddaarraa TT..,, LLoouurrddeess, Ecuatoriana, antropóloga y decana de la Facultad de Ciencias

Humanas de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), en Quito.• GGaarrccííaa,, EElliizzaabbeetthh, Ecuatoriana, abogada y directora ejecutiva del Centro de Inves-

tigaciones Derecho y Sociedad (CIDES)• GGuueerrrreerroo AA..,, PPaattrriicciioo, Ecuatoriano, antropólogo y docente de la Escuela de Antro-

pología de la UPS, Quito.• MMaarrttíínneezz,, EEssppeerraannzzaa, Ecuatoriana, activista y ex-directora de Acción Ecológica,

Quito.• MMoorraalleess,, MMaannoolloo, Ecuatoriano, abogado y coordinador de Políticas y Asuntos Le-

gales del Proyecto SUBIR, CARE, Quito.

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Breve referencia de los Autores(Por orden alfabético)

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• NNaarrvvááeezz,, IIvváánn, Ecuatoriano, abogado y amazonólogo, director de la Unidad deProtección Ambiental de Petroecuador, Quito.

• OOrreellllaannaa HH..,, RReennéé, Boliviano, sociólogo e investigador del Centro de Estudios Ju-rídicos y Sociales, CEJIS, en Santa Cruz de la Sierra.

• OOrrttiizz--TT..,, PPaabblloo, Ecuatoriano, sociólogo y consultor del Programa Bosques, Arbo-les y Comunidades Rurales (FTPP).

• PPooaattss,, SSuussaann,, Norteamericana, antropóloga y docente de la Facultad Latinoameri-cana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Quito.

• RRaammóónn,, GGaalloo, Ecuatoriano, historiador y asesor técnico del Programa deDesarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros del Ecuador (PRODEPINE).

• RRoosseerroo GG..,, FFeerrnnaannddoo, Ecuatoriano, sociólogo y ex-director del Programa de Volun-tarios de Naciones Unidas para América Latina (VNU). Actual director del Centrode Innovaciones Sociales (CIS) de la UPS, Quito.

• SStteewwaarrtt,, DDoonnaalldd, Canadiense, miembro del movimiento Baha’i en Ecuador• TToobbiinn,, BBrreennddaann, Irlandés, abogado y director de la Asociación para la Defensa de

los Recursos Naturales, Lima.• TToorrrreess,, VVííccttoorr HHuuggoo, Ecuatoriano, sociólogo y funcionario de COMUNIDEC, Qui-

to.• VVeeiinnttiimmiillllaa,, JJaaiimmee,, Ecuatoriano, abogado y funcionario de CIDES, Quito.• VViillllaarrrreeaall,, CCaarrllooss, Ecuatoriano, economista y ex-facilitador del Programa FTPP en

Quito.

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