Consecuencias de La Enfermedad de Parkinson en La Calidad de Vida - Rev. Chilena Neuropsicologia

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/25/2019 Consecuencias de La Enfermedad de Parkinson en La Calidad de Vida - Rev. Chilena Neuropsicologia

    1/6

    Rev. Chil. Neuropsicol. 9(1-2): 30-35, 2014www.neurociencia.cl

    DOI: 10.5839/rcnp.2014.090102.08

    *Correspondencia: [email protected]. Departamento de Psicologa. Instituto Metropolitano de Educacin. Cra. 50 # 57-69. Fono: +57 (4)512 44 40. Medelln, Colombia.

    Recibido: 29-05-14. Revisin desde: 02-06-14. Aceptado: 03-07-14.

    ISSN 0718-4913 versin en lneaUniversidad de La Frontera

    Artculo de revisin

    Consecuencias de la enfermedad de Parkinson en la calidad de vida

    Consequences of Parkinsons disease on quality of life

    Nicols Parra 1 *, Juliana Fernndez 2y scar Martnez3

    1 Instituto Metropolitano de Educacin. Medelln, Colombia.2 Instituto de Dolor de Cabeza y Enfermedades Neurolgicas. Medelln, Colombia.3 Instituto Neurolgico de Colombia. Medelln, Colombia.

    Resumen

    La enfermedad de Parkinson (EP), se identifica como una enfermedad neurodegenerativa, que t iende a atacar al Sistema Nervioso Central, daando severamenteregiones neuronales de la sustancia negra. A nivel mundial la EP ocupa la segunda posicin como la enfermedad de degeneracin neuronal con mayor prevalen-cia. Los orgenes de la EP resultan multifactoriales, pues al presente se desconoce una nica causa biolgica o gentica que explique su etiologa de forma plena ysatisfactoria. Se reconocen en la actualidad una variedad de siete tipos de Parkinsonismo, que producen afectaciones en sus distintas etapas, tanto a nivel de lossistemas de serotonina, noradrenalina como acetilcolina. Los drsticos efectos que provoca la EP sobre la Calidad de Vida (CV) de los pacientes, puede ser

    evaluada cientfica y cuantitativamente, desde las mltiples pruebas y evaluaciones que han surgido dentro del campo de las ciencias de la salud. Los cuatrosntomas ms comunes para el reconocimiento del Parkinsonismo, son la inestabilidad postural, la rigidez corporal, la bradicinesia y los temblores. La EP contin-a siendo poco intervenida en sus etapas tempranas de aparicin, especialmente en naciones en vas de desarrollo, por lo que se requiere mayor unidad entredisciplinas cientficas y sistemas pblicos de salud, para mejorar la CV de estas poblaciones.

    Palabras clave: enfermedad de Parkinson, neurotransmisores, calidad de vida, degeneracin neuronal

    Abstract

    Parkinson's disease (PD), is identified as a neurodegenerative disease, tending to attack the Central Nervous System, severely damaging neural regions of sub-stantia nigra. Globally PD ranks second as the most prevalent neuronal degeneration disease. The origins of PD are multifactorial, because nowadays a uniquebiological or genetic cause to explain the etiology of full and satisfactory way is unknown. They now recognize a variety of seven types of Parkinsonism, produc-ing affectations in its various stages, both at the serotonin, norepinephrine and acetylcholine systems. The drastic effects caused by PD on Quality of Life (QoL)of patients, can be evaluated quantitatively and scientifically and from the multiple tests and evaluations that have emerged within the field of health sciences.

    The four most common symptoms of Parkinsonism recognition are postural instability, body rigidity, bradykinesia and tremors. PD is still little intervened in theearly stages of emergence, especially in developing nations, so that greater unity between scientific disciplines and public health systems are required to improvethe QoLs populations.

    Keywords: Parkinsons disease, neurotransmitters, quality of life, neuronal degeneration

    Introduccin

    La descripcin de la Enfermedad de Parkinson, tuvo lugar por vez primeraen el ao de 1817, gracias a los aportes del mdico britnico James Parkin-son, quien tras una ardua investigacin en una muestra de seis pacientes,encontr que estos manifestaban los modernos sntomas de lo que hoyidentificamos como Parkinson (Mohr et al., 1996), pero que en el siglo XIXfue nombrado como parlisis agitante. Oficialmente la primera vez que senombra a la parlisis agitante como Enfermedad de Parkinson (EP), es con

    el cientfico francs Jean Charcot, quien le otorg dicho apelativo, y que esla expresin cientfica que persevera en la contemporaneidad (Macht &Ellgring, 1999). En la actualidad se distingue a la EP desde la taxonomamdica, como un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervio-so, produciendo una serie de mecanismos de dao y degeneracin neurol-gica (Savitt, Dawson, & Dawson, 2006; McKeith, 2006; Moretti, 2007;

    Ferreri, Agbokou, & Gauthier, 2007) ubicados en la sustancia negra. La EPafecta aproximadamente al 1% de individuos con edades mayores a los 50aos.

    Entre los rasgos clnicos ms significativos de la EP cabe destacar lapresencia de temblores en estado de reposo, la rigidez, la inestabilidad en lapostura, la inexpresividad facial (Hobson, Holden, & Meara, 1999) y unaenorme lentitud en los movimientos corporales finos y gruesos. En ocasio-nes se describe el comienzo de la EP debido a componentes familiares,infecciones neurotrpicas, infecciones virales por compuestos txicos

    como el manganeso (Baatile, Langbein, Weaver, Maloney, & Jost, 2000), ypor consumo accidental u ocasional de derivados de la herona. La afecta-cin de la EP no solo se da a nivel de las estructuras neuronales, sinotambin a nivel de los neurotransmisores, pues produce problemas en laserotonina, la noradrenalina y la acetilcolina (Fernndez & Cudeiro, 2004),lo cual explica los cuadros sintomatolgicos en las deficiencias motoras enpacientes con EP.

  • 7/25/2019 Consecuencias de La Enfermedad de Parkinson en La Calidad de Vida - Rev. Chilena Neuropsicologia

    2/6

    Parra et al. Rev. Chil. Neuropsicol. 9(1-2): 30-35 2014

    31

    Es claro que el parkinsonismo afecta la Calidad de Vida (CV) de laspersonas con esta enfermedad, es por ello, que la Organizacin Mundial dela Salud (OMS), por medio de su grupo de calidad de vida, llamado WorldHealth Organization Quality of Lifeo simplemente WHOQOL Group, ofreceuna definicin de calidad de vida entendida como una percepcin individualde la posicin en la vida de una persona en el contexto de la cultura, ysistema de valores en el cual vive un individuo (Moore, Kreitler, Ehrenfeld,& Giladi, 2005).

    Entre las primeras pruebas de evaluacin registradas, se encuentra elParkinsons Disease Questionaire-39 items, ms conocido por sus siglas como

    PDQ-39. El segundo cuestionario de importancia trascendental por serpionero (Ray, Das, Gangopadhya, & Roy, 2006), es el European Quality ofLife-5 Dimensions(Martnez-Martn et al., 2006), que por sus abreviaturas seidentifica comoEURO-QoL-5D.

    Neurofisiologa de la enfermedad de Parkinson

    En el Parkinsonismo Primariola prdida neuronal ocurre de igual modo en elputamen y en el ncleo caudado (Jimnez & Vlez-Pardo, 2006), comoproducto de los efectos del Parkinsonismo. Otro tipo de EP es el conocidocomo Parkinsonismo Secundario, el cual se debe a enfermedades degenerativasde tipo idioptico, y a una interferencia o prdida en la movilidad de ladopamina en los sistemas de ganglios basales (Findley, 2007). Las afectacio-nes pueden tener una incidencia directa de txicos o frmacos exgenos.

    La EP desde un anlisis histolgico, est claramente caracterizada pordaos a nivel neuronal, no solo en la sustancia negra, sino tambin enncleos pigmentados de regiones del tegmento. Se evidencia una gliosismasiva en dichas regiones (Mathews & May, 2007) y una presencia mayorde cuerpos de Lewy. En lo relativo a la perdida de neuronas dopaminrgi-cas (Den, Van Heck, & De Vries, 2007) se registra un notorio incrementode radicales libres dentro de las neuronas (Gomes, Cuziol, Viana, & Baras-nevicius, 2008), lo que resulta ser un componente explicativo que se aadeal cuadro clnico de la EP.

    Este disturbio activa una especie de cascada fisiopatolgica que con-duce inevitablemente a la prdida de neuronas dopaminrgicas (Jo, Yun, &Lee, 2008), lo que incide en la aparicin de la EP en las distintas redesneuronales que se interrelacionan con la sustancia negra. Al presentarsemuerte de clulas nerviosas en la sustancia negra (Pineda et al., 2008), ocuando estas presentan deterioro, se puede concluir que aparecen losprimeros sntomas que sealan la presencia primigenia de la EP. La prdidaprogresiva del neurotransmisor conocido como dopamina produce fallas enel control muscular, descontrol en las clulas nerviosas del ncleo estriado(Forsaa, Larsen, Wentzel-Larsen, Herlofson, & Alves, 2008), y por ende,una correlacin directa en la afectacin de la normalidad motora en laspersonas que sufren de EP.

    Pacientes con Parkinsonismo presentan un dao en hasta el 80% delas clulas encargadas de la produccin de dopamina (Goetz el al., 2008),por lo que las clulas pigmentadas en individuos con EP muestran que hayuna prdida sustancial, que alcanza casi el 85% en la sustancia negra depersonas octogenarias (Demey & Allegri, 2008), dado que, en muestraspoblacionales sin EP se registra que no hay prdidas o daos superiores al50% en las clulas pigmentadas (Quelhas & Costa, 2009).

    La prdida de clulas nerviosas en personas con EP se produce conuna clara predominancia en las regiones ventrales de la sustancia negra, y ensujetos sin EP se produce una prdida de clulas nerviosas (Leow, Lee,

    Anderson, & Beckert, 2009) en regiones dorsales de la sustancia negra.Puesto que la velocidad de prdida neuronal y su ubicacin difieren entre elenvejecimiento de cerebros sin Parkinsonismo y cerebros con Parkinsonis-mo, resulta poco plausible que la EP sea nicamente el resultado de unaaceleracin en el envejecimiento normal (Luo, Low, Lau, Au, & Tan, 2009),por lo que pese a ello es lgico aseverar que el riesgo de aparicin de la EPaumenta exponencialmente de acuerdo a la edad.

    Tipos de Parkinson

    La forma ms comn, y por tanto, ms conocida de Parkinsonismo, es elParkinsonismo Primario, que de hecho, es el prototipo de EP ms rastreable anivel mdico. A esta variedad de EP se la ha identificado histricamentecomo parlisis agitante o como EP Idioptica. Este tipo de Parkinsonismopresenta dificultades diagnsticas (Rabey, 2009), cuando se hace un anlisiscomparativo respecto de la degeneracin striatonigral (Martnez-Jurado,Cervantes-Arriaga, & Rodrguez-Violante, 2010). En este tipo de EP hay unpredominio explcito de temblores rgidos a nivel acintico, adems es

    comn encontrarlo en pacientes a nivel juvenil (Horowitz, Korek, Shani, &Shemer, 2010).

    Otro tipo de EP altamente reconocido es el Parkinsonismo Secundario,tambin llamado parkinsonismo sintomtico, el cual suele diagnosticarse alestar vinculado con otros trastornos o condiciones de enfermedad. Lasregiones enceflicas que se correlacionan de manera directa con este tipo deparkinsonismo, son la sustancia negra y el mesencfalo. El ParkinsonismoPostenceflico, que es otro tipo de EP, tiende a aparecer como consecuenciade la encefalitis letrgica, la cual muestra hasta el presente tasas muy bajasde supervivencia en quienes la padecen (Moreno et al., 2010), junto con

    problemas de sueo, fatiga y estados catatnicos.En algunos casos de parkinsonismo postenceflico, se observa queuna amplia gama de virus neurotropos suelen ser los responsables de laaparicin y mantenimiento de este tipo de EP. Dentro del grupo de opcio-nes de parkinsonismo se localiza al Parkinsonismo Plus, que consiste en undeterioro sistemtico de redes neuronales (Leentjens et al., 2010), y que se

    ve representado por evidenciar un cuadro clnico de atrofia sistmicamltiple, degeneracin corticobasoganglionar, dao a las clulas o cuerposde Lewy, esclerosis lateral amiotrfica y parlisis supranuclear progresiva(Snchez, Hernndez, Gonzlez, Garca & Zrate, 2003).

    El Parkinsonismo Juveniltiene dentro de sus sntomas principales parasu fase diagnostica, a los temblores, bradikinesia del descanso, rigidezpostural y muscular. Su etiologa se aduce a bases genticas ms que a basesambientales. Los estimativos generales sealan que el curso de la EP esmenos brusco y no tan agresivo en sus manifestaciones conductuales enpersonas jvenes, y ello quiz se deba a que en individuos entre los 20 y 40aos de edad (Martnez-Martn et al., 2011) se presentan estados de salud

    ms adecuados u ptimos (Ellis et al., 2011), lo que es exponencialmentedistinto en personas mayores.El Parkinsonismo Iatrognicose reconoce como un tipo de EP caracteri-

    zado por la etiologa que posee, al tener sus orgenes en la estrecha relacinque guarda la prescripcin de frmacos antipsicticos antidopaminrgicos,los cuales gozan de amplia reputacin por su uso masivo, y se incluyenfrmacos tales como el haloperidol, clorpromazina, antidepresivos y feno-tiazinas (Matalqah, Radaideh, Yusoff & Awaisu, 2011), entre otros.

    El ltimo tipo de parkinsonismo dentro de este grupo de siete varie-dades de EP, es el Pseudoparkinsonismo, que es identificable por una ampliagama de afecciones a nivel extrapiramidal, acompaada de daos en reasateroesclerticas, alteraciones tremulorgidas hipocinticas por el usodirecto o indirecto de sales de litio, hipotiroidismo, trastornos de la marchaproducidos por trauma craneoenceflico y temblores esenciales benignos.Rara vez se registran alteraciones por temblor (Heiberger et al., 2011), entanto que la prdida de capacidades cognitivas, aptitudinales y la aparicinde demencia son elementos comunes.

    Curso clnico de la enfermedad de Parkinson

    Para determinar el origen y las causas de la EP, por principio, han derevisarse el historial mdico, familiar y gentico de la poblacin afectada(Ball, 2011). La precisin diagnstica del parkinsonismo depende en granmedida de la evaluacin realizada por un mdico experto en el campo de laneurologa y con habilidades en la identificacin de movimientos motoresanormales (Barone, 2011), para as determinar la variante de EP que podrapresentar una persona y el dao neurolgico que posee hasta la fecha

    En lo referente a la precisin diagnstica realizada por un especialis-ta, se estima que esta debe oscilar entre un 91,1% hasta un 98,6% de exacti-tud en el cuadro clnico (Schwarz et al., 2011), ya que esto provee unacerteza estadstica mucho ms elevada de lo que podra alcanzar cualquierotro profesional de la salud sin los conocimientos y los mtodos requeridospara un diagnstico certero.

    Parte del proceso de evaluacin clnica de la EP debe necesariamenteconsiderar la ejecucin de pruebas de tamizaje y escrutinio (Kasten et al.,2012), con el objeto de determinar por medio de estudios experimentales ydescriptivos la fase de parkinsonismo que pueda estar presentando elpaciente, y un pronstico para la misma. Ha de procurarse el uso metdicoy peridico de bateras especializadas en examinar si hay o no presencia deEP, lo cual ha de garantizar en casi el 100% de los casos el tipo de parkin-sonismo (Heluani et al., 2012) que ha desarrollado el paciente y todas lasreas neurolgicas y comportamentales comprometidas tras la aparicin dela EP con su sucesiva variante.

    La consideracin de los aspectos genticos relativos a la aparicin delparkinsonismo tienden a ubicarse en lo espordico de la EP, ms quecentrarse en la ubicacin de marcadores genticos como el PARK 1, 4 y 9(Reichmann, 2010), ya que es muy pequea la proporcin poblacional con

  • 7/25/2019 Consecuencias de La Enfermedad de Parkinson en La Calidad de Vida - Rev. Chilena Neuropsicologia

    3/6

    Parra et al. Rev. Chil. Neuropsicol. 9(1-2): 30-35 2014

    32

    este tipo de gen dentro del amplio marco de tipos de parkinsonismo, peropese a esto, dicha evaluacin se hace indispensable, debido a la necesidadde explorar este aspecto para no perder el rigor cientfico durante la etapadiagnstica. Recurrir a la imagenologa es una herramienta fundamentalpara conocer las regiones cerebrales afectadas en pacientes con EP, dadoque la tomografa axial computarizada (TAC), la imagen por resonanciamagntica nuclear (RMN), la imagen por tensor de difusin de alta resolu-cin (DTI), la ecografa doppler transcraneal (DTC) y los radiomarcadorescomo el Pittsburgh Compound B (PIB) ofrecen una alta precisin estadsti-ca y matemtica (Tikocki, Szalecki, Koziara, Nauman & Mandat, 2012) al

    momento de determinar las afectaciones neuroanatmicas y funcionalesque padecen los cerebros de personas con parkinsonismo.La evaluacin realizada por TAC se emplea para revisar y descartar

    patologas estructurales como hematomas subdurales crnicos, tumores ehidrocefalia comunicante. La RMN se utiliza para hacer tamizajes entresujetos con EP y sujetos sin EP (Soh et al., 2012), pero solo para cuadrosclnicos clsicos, ms no atpicos. La DTI se sugiere para diferenciar demanera mucho ms precisa, sensible y especfica poblaciones con EP, conrespecto a grupos control sin EP. La DTC busca hacer una clara diferencia-cin entre la EP y los diversos tipos de parkinsonismo, adems de identifi-car parlisis supranuclear asociada a altos ndices de degeneracin cortico-basal y atrofia de sistemas mltiples. Por otro lado la PIB tiene unaprecisin relativa en cuanto a la diferenciacin de la EP con respecto apacientes con Parkinson vascular (Arias et al., 2012), temblores esenciales ypacientes sanos.

    Los cuadros depresivos son uno de los problemas ms comunes enpoblaciones con EP, en donde la prevalencia es de alrededor de un 43%,

    dividindose este porcentaje entre distimias y trastorno depresivo mayor(Pienaar, Lu & Schallert, 2012). Se reporta adems que los individuosafectados por parkinsonismo presentan alteraciones cognitivas, las cuales

    van desde daos en la funcin ejecutiva y la memoria, hasta habilidadesvisuoespaciales (Slezakova, Zavodna & Vcelarikova, 2013), lo cual conllevacomplicaciones por la aparicin de rasgos depresivos. Los trastornosgeneralizados de ansiedad, comportamientos obsesivo-compulsivos, agora-fobia y fobias sociales (Meyer et al., 2013), son de tpica aparicin en perso-nas con parkinsonismo, que se encuentran en el rango de pacientes geritri-cos.

    Desde el componente neuropsiquitrico, las bateras ms usadas paramedir comportamientos disruptivos o alteraciones cognitivas en pacientescon EP (Rodrguez-Violante, Camacho-Ordoez, Cervantes-Arriaga,Gonzlez-Latap & Velzquez-Osuna, 2014), son la Escala de Hoehn y

    Yahr, mientras que para la severidad de la EP, se emplea la Escala BrevePsiquitrica (BPRS), la Escala de Sntomas Positivos y Negativos (PANSS),la Escala de Sntomas Positivos (SAPS) y el Inventario Neuropsiquitrico

    (INP).Dado que en personas con EP se presentan trastornos del sueo, serecomienda el empleo de bateras clnicas para evaluar dichos trastornos,tales como la Escala de Sueo en la Enfermedad de Parkinson (PDD), laEscala SCOPA-Sueo, el Test de Mantenimiento de la Vigilia (MWT) y el

    Test de Latencia Mltiple del Sueo (MSLT), todos ellos para medir lasalteraciones temporales y contextuales del sueo. Entre los trastornospsiquitricos que presentan los pacientes con parkinsonismo, no solo seencuentran las alteraciones del estado de nimo, como la ansiedad, ladepresin y la apata (Chan, Jimnez, Daz & Juri, 2013), sino que seregistra la puesta en escena de cuadros delirantes, alucinatorios, trastornosen el control de impulsos e hipersexualidad.

    Asociado a lo anterior, hay indicios claros de prdida en la capacidadolfativa, trastornos sensitivos, dolor crnico, fatiga, cansancio, alteraciones

    visuales, dermatitis seborreica, problemas urinarios, disfunciones sexuales,hipotensin ortosttica, aumento en la sudoracin, estreimiento, alteracio-nes del habla y problemas en la deglucin. La afectacin psicolgica provo-

    cada en pacientes con parkinsonismo es enorme, dado el impacto emocio-nal y fsico que tiene la EP sobre esta poblacin (Brichta, Greengard &Flajolet, 2013), y sin lugar a dudas la EP afecta todas las esferas de la vidasocial, familiar, laboral, de salud, de autoestima y de autoconcepto enpersonas que padecen esta enfermedad.

    Calidad de vida en personas conenfermedad de Parkinson

    El estudio de la CV, en todo tipo de poblaciones, implica necesariamente laconsideracin de la situacin presente de los individuos investigados, sucapacidad y tipo de respuestas emocionales y cognitivas, sus conceptos, susideas personales y la percepcin que ellos tienen a cerca de las condiciones

    Tabla 1.Caractersticas disautonmicas y neuropsiquitricas del parkinso-nismo

    Caracterstica Manifestacin clnica

    Disautonmicas Urgencia miccionalIncontinencia fecalDisfuncin sexualNicturiaDisfuncin termorreguladoraEstreimientoSialorrea

    VmitosHipotensin ortostticaDisfagiaReflujo

    AgeusiaNeuropsiquitricas Confusin

    AnsiedadSndrome disejecutivoDemenciaDficit atencionalPsicosisDesrregulacin dopaminrgica

    ApataAtaques de pnicoAnhedoniaDisfuncin viisuoespacialProblemas cognitivos

    personales y contextuales de sus propias vidas (Kulisevsky et al., 2013), queles aseguren una forma de vida acorde a sus expectativas, a sus creencias, asus metas y a sus proyecciones. La CV ligada a la salud, se enfoca necesa-riamente en el impacto producido por la enfermedad sobre la CV de lapersona, en este caso, el impacto explcito e implcito que tiene la EP sobrela CV de personas que sufren dicha enfermedad en sus distintas etapasevolutivas.

    Bsicamente, cuando se habla de CV se hace alusin a la percepcinque tienen los sujetos sobre su propio estado de salud, y sobre las concep-

    ciones (Jiang et al., 2013) que tienen en torno a lo que les representa osignifica la EP en su experiencia vital. Las funciones sociales e interrelacio-nales, el estrs relacionado con la salud, los cambios en los estados de sueo(Ros et al., 2013) y el descanso quedan claramente afectados.

    Adems del instrumento ya enunciado, conocido como PDQ-39, quees una batera que busca medir la CV en relacin a la salud especfica en laEP, por medio de 39 tems que exploran las reas del malestar corporal, lacomunicacin, el apoyo social, la cognicin, la movilidad (Mller, Assmus,Herlofson, Larsen & Tysnes, 2013), las actividades de la vida diaria y secue-las emocionales, est la tambin mencionada Batera EuroQoL-5D, quecuenta con cinco tems de evaluacin, en donde los aspectos a indagar sonla movilidad, la ansiedad, la depresin, el autocuidado, el dolor, el malestar ylas alteraciones en las labores de la vida diaria.

    Otros instrumentos clinimtricos empleados son el SF-36, que midela CV en personas con EP, bajo 36 puntos de encuesta, para registrarcambios producidos en la percepcin de la salud propia, en la percepcindel dolor, en las funciones fsicas, en problemas emocionales, en la salud

    mental, en la vida social y en la vitalidad. El instrumento PIMS es unabatera empleada para medir la afectacin de la CV en personas con EP,segn criterios sociales, psicolgicos, financieros y fsicos. La Batera PDQ-8, estudia la CV tras la aparicin de parkinsonismo, bajo parmetros demalestar corporal, afectacin de actividades en la vida diaria, malestarcorporal (Skogar et al., 2013), apoyo emocional, problemas cognitivos yapoyo psicosocial. La Batera EQ-VAS, que mide el estado de salud enpacientes con EP, desde una escala netamente visual y graduada para medirde cero a cien los cambios producidos en este tipo de pacientes, y la ltimaBatera de esta serie de instrumentos de medicin, es la PDQL, que al igualque las anteriores, mide la CV en personas con EP, pero centrada en lasfunciones sociales, las funciones emocionales (Wu et al., 2014), los sntomasparkinsnicos y los sntomas sistmicos.

  • 7/25/2019 Consecuencias de La Enfermedad de Parkinson en La Calidad de Vida - Rev. Chilena Neuropsicologia

    4/6

    Parra et al. Rev. Chil. Neuropsicol. 9(1-2): 30-35 2014

    33

    Dentro de este amplio espectro diagnstico de la EP, ha de conside-rarse indispensable el papel que juega el L-DOPA, el cual es un precursormetablico de la dopamina, y que en el mercado farmacutico es usadacomo el ms eficaz de los tratamientos por frmacos para la EP (Ho et al.,2014), adems, dicha prueba, considera la duracin de la EP, los tembloresy las alteraciones cognoscitivas. Por otro lado ha de prestarse especialatencin a los factores primarios que afectan la CV, tales como las comor-bilidades, el dolor, la bradicinesia, las complicaciones psiquitricas, dosiselevadas de levodopa, deterioro motor axial, disautonoma del sistemagastrointestinal y genitourinario (Stegemoller et al., 2014), asociados todos

    ellos a ndices o porcentajes significativos de depresin mayor. Los pacien-tes diagnosticados con parkinsonismo deben recibir necesariamente trata-mientos no solo de ndole neurofarmacolgico, sino tambin tratamientosno farmacolgicos y ecolgicos (Tan, Williams, & Kelly, 2014) que lespermita a individuos con EP readaptar sus proyectos de vida, y modificarsus prcticas habituales, con el objeto de incrementar la CV de esta pobla-cin.

    Discusin

    Una gran dificultad encontrada en pacientes con EP, es que no se eviden-cian programas de preparacin psicolgica, emocional, afectiva y de reela-boracin de proyecto de vida para poblaciones con esta enfermedad en susetapas iniciales (Phu et al., 2014), lo que resulta perjudicial para la CV deestas personas, debido a la carencia de formacin previa a cerca de estosasuntos tan delicados, y por falta de procesos formativos de psicoprofilaxis,tras recibir el diagnstico de parkinsonismo. Para la adecuada comprensin

    de la CV, es necesario esclarecer que esta tiene diferencias objetivas conrespecto a los estudios investigativos sobre estados de salud, estados fun-cionales, satisfaccin vital y bienestar fsico (Lubomski, Rushworth, Lee,Bertram, & Williams, 2014).

    Las unidades bsicas de anlisis de la CV se apoyan en los parmetrosde medicin de la concepcin que tienen las muestras de pacientes investi-gadas o encuestadas en las actividades de funcionalidad y ocupacin, condi-ciones de vida, salud fsica, relaciones sociales (Cub-Moll, De Vries, &Devlin, 2014) y cambios en las prcticas diarias de vida despus de laaparicin de una condicin de enfermedad tendiente a ser diagnosticadacomo EP. El cuerpo terico de la CV, involucra primariamente tres reasde investigacin, las cuales son medicina, ciencias sociales y economa,debido al impacto que estos campos tienen sobre la CV de personas conparkinsonismo (Nutt et al., 2014).

    La adherencia a programas de rehabilitacin, por parte de pacientescon EP se hace necesaria, si se pretende que haya una cobertura exitosapara poblaciones con enfermedades neurodegenerativas, y dado que este

    tipo de enfermedades aumenta de forma directamente proporcional a lastasas de natalidad en el mundo, se hace necesaria la preparacin y ejecucinde campaas masivas (Tambosco, Percebois-Macadr, Rapin, Nicomette-Bardel, & Boyer, 2014) a nivel de escuelas, universidades y dems estable-cimientos, para la deteccin y prevencin temprana de enfermedades, conel objeto de proporcionarle a personas con EP una mayor CV, previa a lostratamientos farmacolgicos, quirrgicos (Houeto et al., 2014) y psicolgi-cos que suelen tener cuando la EP ya est en etapas evolutivas avanzadas,en lugar de hacerlo mucho antes.

    Por ltimo, se recalca que esta investigacin pretende brindar ele-mentos de identificacin de la EP y rutas de activacin para intervenir lamisma, por medio de la multidisciplinariedad cientfica, tcnica, diagnsticay de intervencin temprana, que permitan integrar todos estos componen-tes, en favor de la consecucin de niveles ms elevados de CV en poblacio-nes afectadas por parkinsonismo.

    Agradecimientos

    Damos las gracias a Jos Alejandro Aristizbal en la Universidad de Jan,Espaa y a Julin Alejandro Gaviria, en la Otto-von-Guericke Universittde Magdeburg, Alemania, por sus aportes tcnicos y cientficos para laelaboracin de este artculo.

    Referencias

    Arias , S., Rojas , W., Moreno, S., Lopera, F., Ruz-Linares, A., &Bedoya, G. (2012). Origen de la mutacin G736A del gen Parkin.Revista Colombiana de Antropologa, 48, 81-95.

    Baatile, B. S., Langbein, W. E., Weaver, F., Maloney, M. S., & Jost, M.B. (2000). Effect of exercise on perceived quality of life of indi-

    vidua ls with Park insons d isease .Journal of Rehab ilita tion Research andDevelopment, 37, 5,529-534.

    Ball, J. (2001). Cuurent advances in Parkinsons disease. Trends inNeurosci ence s, 24, 7, 367-369.

    Barone, P. (2011). Treatment of depressive symptoms in Parkinsonsdisease.European Journal of Neurology, 18, 11-15. doi:10.1111/j.1468-1331.2010.03325.x.

    Brichta, L., Greengard, P., & Flajolet, M. (2013). Advances in the

    pharmacological treatment of Parkinsons disease: targeting neuro-transmitter systems. Trends in Neurosciences, 36(9), 543-554.doi:10.1016/j.tins.2013.06.003

    Chan, P., Jimnez, M., Daz, V., & Juri, C. (2013). Mortalidad porenfermedad de Parkinson en Chile. Revista Mdica de Chile, 141,327-331.

    Cub-Moll, P., De Vries, J., & Devlin, N. (2014). A study of the rela-tionship between health and subjective well-being in Parkinsonsdisease patients. Value in Health, 1-8. doi:10.1016/j.jval.2014.03.002

    Demey, I., & Allegri, R. (2008). Demencia en la enfermedad deParkinson y demencia por cuerpos de Lewy. Revista Neurolgica

    Argentina, 33 , 3-21.Den, O. B., Van Heck, G. L., & De Vries, J. (2007). Quality of life and

    related concepts in Parkinsons disease: a systematic review. Move-ment disorders, 22(11), 1528-1537. doi:10.1002/mds.21567

    Ellis, T., Cavanaugh, J. T., Earhart, G. M., Ford, M. P., Foreman, K.

    B., & Dibble, L. E. (2011). Which measures of physical functionand motor impairment best predict quality of life in Parkinsonsdisease? Parkinsonism and Related Disorders, 17, 693-697.doi:10.1016/j.parkreldis.2011.07.004

    Ferreri, F., Agbokou, C., & Gauthier, S. (2006). Recognition andmanagement of neuropsychiatric complications in Parkinsons dis-ease. Canadian Medical Association Journal, 175(12), 1545-1552.

    Fernndez, M., & Cudeiro, J. (2004). Temporal variability of gait inParkinson disease: effects of a rehabilitation programme based onrhythmic sounds cues. Parkinsonism and Related Disorders, 11, 25-33.doi:10.1016/j.parkreldis.2004.09.002

    Findley, L. J. (2007). The economic impact of Parkinsons disease.Parkinsonism and Related Disorders, 13,8-12. doi:10.1016/j.parkreldis.2007.06.003

    Forsaa, E. B., Larsen, J. P., Wentzel-Larsen, T., Herlofson, K., &Alves , G. (2008). Predic tors and course of health-re lated quali ty o flife in Parkinsons disease. Movement Diso rders , 23(10), 1420-1427.

    doi:10.1002/mds.22121Goetz, C. G., Tilley, B. C., Shaftman, S. R., Stebbins, G. T., Fahn, S.,Martnez-Martn, P., et al. (2008). Movement disorder society-sponsored revision of the unified Parkinsons disease rating scale(MDS-UPDRS): Scale presentation and clinimetric testing results.

    Movement Disor ders , 23 (15), 2129-2170. doi:10.1002/mds.22340Gomes, E., Cuziol, K., Aparecida, M., & Barasnevicius, MA. (2008).

    Quality of life in patients with Parkinsons disease and their care-givers stress level. Revista Neurociencias, 16(2), 113-117.

    Heiberger, L., Maurer, C., Amtage, F., Mendez-Balbuena, I., Schulte-Monting, J., Hepp-Raymond, M. C., et al. (2011). Impact of a

    weekly dance c lass on the functional mobil ity and on the qua lity oflife of individuals with Parkinsons disease. Frontiers in Aging Neuro-science, 3(14), 1-15. doi:10.3389/fnagi.2011.00014

    Heluani, A. S., Gobbi, F. H., Listik, S., Walter, A., Costa, A., Cukiert,A., et al. (2012). Neuropsychological and quali ty of life assessmentin patients with Parkinsons disease submitted to bilateral deep

    brain stimulation in the subthalamic nucleus. Dementia e Neuropsy-chologia, 6(4), 260-265.

    Ho, S. C., Hsu, C. C., Pawlak, C. R., Tikhonova, M. A, Lai, T. J.,Amsti slavskaya, T. G., et al. (2014). Effec ts of ceftr iaxone on thebehavioral and neuronal changes in a MPTP-induced Parkinsonsdisease rat model. Behavioural Brain Research, 268, 177-184.doi:10.1016/j.bbr.2014.04.022

    Hobson, P., Holden, A., & Meara, J. (1999). Measuring the impact ofParkinsons disease with the Parkinsons disease quality of lifequestionnaire. Age a nd Ag eing, 28, 341-346.

    Horowitz, E., Abadi-Korek, I., Shani, M., & Shemer, J. (2010). EQ-5Das a generic measure of health-related quality of life in Israel: reli-ability, validity and responsiveness. The Israel Medical Association

    Journal, 12, 715-720.

  • 7/25/2019 Consecuencias de La Enfermedad de Parkinson en La Calidad de Vida - Rev. Chilena Neuropsicologia

    5/6

    Parra et al. Rev. Chil. Neuropsicol. 9(1-2): 30-35 2014

    34

    Houeto, J. L., Mesnage, V., Mallet, L., Pillon, B., Gargiulo, M., DuMoncel, S. T., et al. (2014). Behavioural disorders, Parkinsons dis-ease and subthalamic stimulation. Journal of Neur ology , Neurosur gery& Psychiatry, 72, 701-707.

    Jiang , J . L ., Tsai, S. T., Hsieh , T. C ., Lee, C. W., Lin, S. H., & Chen, S.Y. (2013). The impact of motor and depressive symptoms in qual-ity of life in patients with Parkinsons disease. Tzu Chi Medical

    Journal, 25, 175-178. doi:10.1016/j.tcmj.2013.05.005Jimnez, M., & Vlez-Pardo, C. (2006). Los linfocitos : modelo de

    estudio en las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. Iatreia,

    19(1), 47-61.Jo, M. W., Yun, S. C., & Lee, S. L. (2008). Estimating qual ity weightsfor EQ-5D health states with the time trade-off method in SouthKorea. Value in Health, 11(7), 1186-1189. doi:10.1111/j.1524-4733.2008.00348.x

    Kasten, M., Kertelge, L., Tadic, V., Bruggemann, N., Schmidt, A., et al.(2012). Depression and quality of life monogenic compared toidiopathic, early-onset Parkinsons disease. Movement Disorders , 27,754-759.

    Kulisevsky, J., Luquin, M. R., Arbelo, J. M., Burguera, J. A., Carrillo,F., Castro, A., et al. (2013). Enfermedad de Parkinson avanzada.Caractersticas clnicas y tratamiento. Neurolog a, 28(9), 558-583.doi:10.1016/j.nrl.2013.05.002

    Leentjens, A. F., Dujardin, K., Marsh, L., Richard, I. H., Starkstein, S.E., & Martnez-Mart n, P. (2010). Anxiety rating scales in Parkin-sons disease: A validation study of the Hamilton anxiety ratingscale, the Beck anxiety inventory, and the Hospital anxiety and de-

    pression scale. Movement Disor ders , 26(3), 407-415. doi:10.1002/mds.23184Leow, L. P., Huckabee, M. L., Anderson, T., & Beckert, L. (2009). The

    impact of dysphagia in quality of life in ageing and Parkinsonsdisease as measured by the swallowing quality of life (SWAL-QOL) questionnaire. Dysphagia, 25, 216-220. doi:10.1007/s00455-009-9245-9.

    Lubomski, M., Rushworth, R. L., Lee, W., Bertram, K. L., & Williams,D. R. (2014). Sex differences in Parkinsons disease.Journal of C lini-cal Neuroscience,1-4. doi:10.1016/j.jocn.2013.12.016

    Luo, N., Low, S., Lau, PN., Au, W. L., & Tan, C. S. (2009). Is EQ-5Da valid quality of life instrument in patients with Parkinsons dis-ease? A study in Singapore. Anna ls Academy of Medic ine, 38(6), 521-528.

    Macht, M., & Ellgring, H. (1999). Behavioral analysis of the freezingphenomenon in Parkinsons disease: A case study. Journal of Behav-ior Therapy and Experimental Psychiatry, 30, 241-247.

    Martnez-Jurado, E., Cervantes-Arriaga, A., & Rodrguez-Violante, M.(2010). Calidad de vida en pacientes con enfermedad de Parkinson.Revista Mexicana de Neurociencia, 11(6), 480-486.

    Martnez-Martn, P., Linazasoro, G., Kulisevsky, J., Aguilar, M., Pedro,J., Cubo, E., et al. (2006). Estud io longitudinal de pacie ntes conenfermedad de Parkinson (ELEP): objetivos y metodologa. Revistade Neurologa, 42(6), 360-365.

    Martnez-Martn, P., Jeukens-Visser, M., Lyons, K. E., Rodrguez-Blazquez, B. S., Selai, C., Siderowf, A., et al. (2011). Health-relatedquality of life scales in Parkinsons disease: critique and recom-mendations. Movem ent Disorders , 26(13), 2371-2380. doi:10.1002/mds.23834

    Matalqah, L. M., Radaideh, K. M., Yusoff, Z. M., & Awaisu, A. (2011).Health-related quality of life using EQ-5D among breast cancersurvivors in comparison with age-matched peers from the generalpopulation in the state of Penang, Malaysia. Journal of Publ ic Healt h,19, 475-480. doi:10.1007/s10389-011-0406-6

    Mathews, W. C., & May, S. (2007). EuroQol (EQ-5D) measure ofquality of life predicts mortality, emergency department utilization,and hospital discharge rates in HIV-infected adults under care.Health and Quality of Life Outcomes, 5(5), 1-9. doi:10.1186/1477-7525-5-5.

    McKeith, I. G. (2006). Consensus guidelines for the clinical and patho-logic diagnosis of dementia with Lewy bodies (DLB): report of theconsortium on DLB International Workshop. Journal of Alzhe imerDisease, 9(3), 417-423.

    Meyer, M., Sebastien, M., Colnat, S., Jerome, L., Jevita, P., Pierre, V., etal. (2013). Neurosurgery in Parkinsons disease: Social adjustment,quality of life and coping strategies. Neural Regenera tion Research ,8(30), 2856-2867. doi:10.3969/jissn.1673-5374.2013.30.008

    Mohr, B., Muller, V., Mattes, R., Rosin, R., Federmann, B., Strehl, A.,et al. (1996). Behavioral treatment of Parkinsons disease leads toimprovement of motor skills and to tremor reduction. BehaviorTherapy, 27, 235-255.

    Moore, O., Kreitler, S., Ehrenfeld, M., & Giladi, N. (2005). Quality oflife and gender identity in Parkinsons disease. Journal of Neur alTransmission, 112, 1511-1522. doi:10.1007/s00702-005-0285-5

    Moreno, S., Buritic, O., Franco, A., Pineda, N., Arias, W., Sepulveda,D., et al. (2010). Alteraciones cognitivas en Parkinson juvenilcausado por la mutacin C212Y en el gen Parkin. International Jour-

    nal of Psychological Research, 32), 55-62.Moretti, R. (2007). Rivastigmine and Parkinson dementia complex.Exper t Opinion on Pharmacothe rapy, 8(6), 817-829.

    Mller, B., Assmus, J., Herlofson, K., Larsen, J. P., & Tysnes, O. B.(2013). Importance of motor vs. non-motor symptoms for health-related quality of life in early Parkinsons disease. Parkinsonism andRelated Disorders, 19, 1027-1032. doi:10.1016/j.parkreldis.2013.07.010

    Nutt, J. G., Siderowf, A. D., Guttman, M., Schmidt, P. N, Zamudio, J.I., Wu, S. S., et al. (2014). Mobility, mood and site of care impacthealth related quality of life in Parkinsons disease.Parkinsonism andRelated Disorders,20, 274-279. doi:10.1016/j.parkreldis.2013.10.004

    Phu, A. L., Xu, Z., Brakoulias, V., Mahant, N., Fung, S. C., De Moore,G., et al. (2014). Effect of impulse control disorders on disabilityand quality of life in Parkinsons disease patients. Journal of Clini cal

    Neurosci ence , 21, 63-66. doi:10.1016/j.jocn.2013.02.032Pienaar, I. S., Lu, B., & Schallert, T. (2012). Closing the gap between

    clinic and cage: sensori-motor and cognitive behavioural testingregimens in neurotoxin-induced animal models of Parkinsons dis-ease. Neurosci ence and Biobe havio ral Revi ews, 36, 2305-2324.doi:10.1016/j.neurobiorev.2012.07.009.

    Pineda, N., Dulcey, A., Arias, W., Moreno, S., Saldarriaga, A., Sepul-veda, D., et al. (2008). Una mutac in en el gen Park2 causaenfermedad de Parkinson juvenil en una extensa familiacolombiana. Iatreia, 22(2), 122-131.

    Quelhas, R., & Costa, M. (2009). Anxiety, depression, and quality oflife in Parkinsons disease. The Journal of Neuropsychiatry and Clinical

    Neurosci ence s, 21(4), 413-419.Rabey, J. M. (2009). Hallucinations and psychosis in Parkinsons dis-

    ease. Parkinsonism and Related Disorders, 15, 105-110.Ray, J., Das, S. K., Gangopadhya, P. K., & Roy, T. (2006). Quality of

    life in Parkinsons disease Indian scenario. Journal of The Asso cia-tion of Physicians of India, 54,17-21.

    Reichmann, H. (2010). Clinical criteria for the diagnosis of Parkinsons

    disease.Amer ican Journal of Neurodeg enerativ e Dis ease , 7(5), 284-290.Ros, S., Creti, L., Fichten, C., Bailes, S., Libman, E., & Pelletier, E.(2013). Doxepin and cognitive behavioural therapy for insomnia inpatients with Parkinson's disease-A randomized study. Parkin-sonism and Related Disorders, 19, 670-675. doi:10.1016/j.parkreldis.2013.03.003

    Rodrguez-Violante, M., Camacho-Ordoez, A., Cervantes-Arriaga, A.,Gonzales-Latap, P., & Velzquez-Osuna, S. (2014). Factoresasociados a la calidad de vida de sujetos con enfermedad deParkinson y a la carga en el cuidador. Neurologa,1-7. doi:10.1016/j.nrl.2014.01.008

    Snchez, H., Hernndez, M., Gonzlez, A., Garca, S., & Zrate, A.(2003). Parkinson-plus: un desafo para su diagnstico ytratamiento. Revista de Especialidades Mdico-Quirrgicas, 8(2), 8-14.

    Savitt, J. M., Dawson, V. L., & Dawson, T. M. (2006). Diagnosis andtreatment of Parkinsons disease: molecules to medicine. The Jour-nal of Clinical Investigation, 116(7), 1744-1754.

    Schwarz, J., Odin, P., Buhmann, C., Csoti, I., Jost, W., Wullner, U., etal. (2011). Depression in Parkinsons disease. Journal of Neurolog y,258(2), 336-338. doi:10.1007/s00415-011-6048-3

    Skogar, O., Borg, A., Larsson, B., Robertsson, L., Andersson, L.,Backstrom, P., et al. (2013). Effects of tactile touch on pain, sleepand health related quality of life in Parkinsons disease withchronic pain: A randomized, controlled and prospective study.

    European Journal of Inte grati ve Medic ine, 5, 141-152. doi:10.1016/j.eujim.2012.10.005

    Slezakova, Z., Zavodna, V., & Vcelarikova, A. (2013). Quality of life inpatients with Parkinsons disease. Activ itas Nerv osa Supe rior Redi viva ,55(2), 1-3.

    Soh, S. E., McGinley, J. L., Watts, J. J., Iansek, R., Murphy, A. T.,Menz, H. B., et al. (2012) Determinants of health-related quality

  • 7/25/2019 Consecuencias de La Enfermedad de Parkinson en La Calidad de Vida - Rev. Chilena Neuropsicologia

    6/6

    Parra et al. Rev. Chil. Neuropsicol. 9(1-2): 30-35 2014

    35

    of life in people with Parkinsons disease: A path analysis. Quali tyof Life Research, 1-11. doi:10.1007/s11136-012-0289-1

    Stegemoller, E. L., Nocera, J., Malaty, I., Shelley, M., Okun, M. S.,Hass, C. J., et al. (2014). Timed up and go, cognitive, and qualityof life correlates in Parkinsons disease. Archi ves of Phys ical Medic ineand Rehabilitation, 649-655. doi:10.1016/j.apmr.2013.10.031

    Tambosco, L., Percebois -Macadr, L., Rapin , A., Nicomette-Barde l, J.,& Boyer, F. C. (2014). Anna ls of Phys ical and Rehab ilita tion Medic ine,57, 79-101. doi:10.1016/j.rehab.2014.01.003

    Tan, S. B., Williams, A. F., & Kelly, D. (2014). International Journal of

    Nurs ing S tudie s, 51 , 166-174. doi:10.1016/j.ijnurstu.2013.03.009Tykocki, T., Szalecki, K., Koziara, H., Nauman, P., & Mandat, T.(2012). Turkish Neurosurgery, 23, 379-384. doi:10.5137/1019-5149.jtn.7184-12.1

    Wu, Y., Guo, X. Y., Wei, Q. Q., Song , W., Chen, K., Cao, B., et al.(2014). Determinants of the quality of life in Parkinsons disease:Results of a cohort study from Southwest China. Journal of the

    Neur ologi cal S cien ces, 340, 144-149. doi:10.1016/j.jns.2014.03.014