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Inv. Pesq. Tomo IV, páginas 25 a 45. 1956 Consideraciones sobre la preparación y utili- dad de los otolitos en el estudio de la edad y crecimiento de los peces por A. FIGUERAS Muchos han sido los autores que se han ocupado del estudio de los otolitos en la determinación de la edad y crecimiento de los peces. Otros lo han hecho en el aspecto morfológico, como carácter sistemático en la clasificación de las especies, estudio que resulta interesante sobre todo en los trabajos paleontológicos, pues de muchos yacimientos de peces fósiles quedan tan sólo estas piezas esqueléticas. Por dicha razón, también son útiles para la identificación de los contenidos estomacales. En la presente nota sólo nos ocuparemos de los otolitos como elemen- tos de determinación de la edad y estudio del crecimiento de los peces. La importancia de los otolitos en el estudio de la edad estriba en que muchas especies de escamas fácilmente caedizas, llegan al Laborato- rio sin aquéllas. Otras tienen las escamas muy pequeñas, siendo difícil de apreciar en ellas las líneas de detención del crecimiento. Además, en cuanto se trata de efectuar el cálculo de las tallas intermedias, las esca- mas presentan el inconveniente que se forman cuando el pez tiene ya una talla determinada, lo cual no ocurre en los otolitos, que, según mu- chos autores, están presentes en las larvas y alevines. De los tres otolitos que es sabido existen en la mayoría de los peces teleósteos, el más comúnmente empleado para la determinación de la edad es. el llamado «sagitta», que se halla ocupando casi por completo la cavidad del sáculo del oído interno, única porción constitutiva del órgano auditivo de los peces.

Consideraciones sobre la preparación utili dad de los

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Inv. Pesq. Tomo IV, páginas 25 a 45. 1956

Consideraciones sobre la preparación y utili­dad de los otolitos en el estudio de la edad

y crecimiento de los peces por

A. FIGUERAS

Muchos han sido los autores que se han ocupado del estudio de los otolitos en la determinación de la edad y crecimiento de los peces. Otros lo han hecho en el aspecto morfológico, como carácter sistemático en la clasificación de las especies, estudio que resulta interesante sobre todo en los trabajos paleontológicos, pues de muchos yacimientos de peces fósiles quedan tan sólo estas piezas esqueléticas. Por dicha razón, también son útiles para la identificación de los contenidos estomacales.

En la presente nota sólo nos ocuparemos de los otolitos como elemen­tos de determinación de la edad y estudio del crecimiento de los peces.

La importancia de los otolitos en el estudio de la edad estriba en que muchas especies de escamas fácilmente caedizas, llegan al Laborato­rio sin aquéllas. Otras tienen las escamas muy pequeñas, siendo difícil de apreciar en ellas las líneas de detención del crecimiento. Además, en cuanto se trata de efectuar el cálculo de las tallas intermedias, las esca­mas presentan el inconveniente que se forman cuando el pez tiene ya una talla determinada, lo cual no ocurre en los otolitos, que, según mu­chos autores, están presentes en las larvas y alevines.

De los tres otolitos que es sabido existen en la mayoría de los peces teleósteos, el más comúnmente empleado para la determinación de la edad es. el llamado «sagitta», que se halla ocupando casi por completo la cavidad del sáculo del oído interno, única porción constitutiva del órgano auditivo de los peces.

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l. PREPARACION DE LOS OTOLITOS

ANTECEDENTES

PAcE (1913) observa los otolitos de sardina con luz reflejada : las zonas de Yerano son anchas y aparecen de un blanco opaco, mientras que las zonas de invierno rodean a las anteriores formando un borde estre­cho y obscuro.

SANZ EcHBVARRÍA (1926) estudia morfológicamente los otolitos de los Ciprínidos. Para extraerlos abre el cráneo horizontalmente. Hace notar que en dicha familia el «asteriscus» es el mayor. Los estudia con un binocular sobre fondo obscuro. Recomienda no tenerlos en alcohol ni en formol.

LozANO (1928) cita a GANDOLFI, del cual dice que prepara los otolitos de anguila del modo siguiente : hierve el cráneo para descarnado mejor; luego lo corta por la mitad con unas tijeras fuertes, siguiendo la línea media del parasfenoides, y extrae los otolitos con unas pinzas finas pre­via la separación del encéfalo. Los lava en varias aguas restregándolos entre los dedos, y los conserva en alcohol de 70° o en seco. Si se quieren montar, se pasan al alcohol absoluto para deshidratados y finalmente se aclaran en xílol o, mejor, en creosota, donde han de permanecer medio día. Se facilita la, observación de las líneas de crecimiento adelgazando los otolitos sobre una piedra de esmenl o carborundo fino, debiéndose, para mayor comodidad, montar el otolito sobre un portaobjetos, pegán­dolo con bálsamo del Canadá como se hace con las rocas cuando se pre­paran para estudiadas al microscopio.

TXNING (1938) estudia los otolitos de bacalao ; para ello los lima hasta la mitad por medio de una muela, habiéndolos antes incluido en un ci­lindro de yeso de las dimensiones aproximadas del otolito. Para la inclu­sión se sirve de unos bloques de madera perforados : a los orificios de la madera se ajustan sendos tubos metálicos que, a su vez, se recubren con una tirita de papel. Preparados los orificios, echa en ellos la pasta fluida de yeso escayola que ha teñido de negro con bióxido de manganeso : cuando empieza a espesar, introduce los otolitos procurando que todos estén en la misma posición relatiYa y con uno de los extremos tocando a la base del cilindro. Una vez endurecido el yeso, saca los cilindros con el otolito incluido y los lima hasta la mitad. Para su examen pone el cilindro ya limado en una cápsula de Petri con xilol, iluminado por reflexión con un foco potente de luz.

WALFORD y l\iosHER (1943) estudian los otolitos de 6 000 ejemplaref: de sardina de California ( Sardínops caerulea). I..JoS lavan y guardan en sobres. Luego los montan entre dos portaobjetos separados entre sí por una cartulina o cartón del grosor aproximado del otolito, perforado por

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8 agujeros circulares. Para el montaje usan bálsamo del Canadá, eli­minan las burbujas de aire con una aguja caliente y colocan la prepa­ración en un sitio a cierta temperatura para que se endurezca. El exa­men lo hacen doble : primero por transparencia en un aparato de micro­proyección anotando las medidas en tarjetas de las que se usan para medir escama.s, situando la base de la regla en el centro del otolito y tomando como representante de la marca anual el borde interno de cada zona translúcida. Luego las lecturas se comprobaron en el microscopio binocu­lar con luz reflejada, con lo cual se ponen de manifiesto claramente las marcas anuales por su color azulado obscuro, que contrasta con las zonas intermedias de color blanco opaco.

Establecen la manera de distinguir los anillos verdaderos de los fal­sos después de estudiar ejemplares conocidos de antemano como pertene­cientes a la clase O recogidos en el curso de 12 meses, según los criterios '8iguientes :

a) Un anillo anual es una banda más o menos translúcida concén­trica al margen del otolito, y los espacios intermedios entre los anillos son zonas opacas.

b) Aunque generalmente el anillo se marca por entero alrededor de todo el otolito, sin embargo es más fácil de observar en el extremo ante­rior que en los lados o en el extremo posterior.

e) Los anillos tienden a ser bandas más bien que líneas. En cambio, las marcas adventicias (falsos anillos o anillos de condi­

<Jión, como les llaman otros autores}, aunque son translúcidos, tienden más a ser líneas que bandas y ordinariamente se juntan en algún punto -con un anillo o marca anual.

SoLEIM (1945), al estudiar los otolitos de Ammodytes lancea, los des­hidrata con alcohol y los pasa al xilol para. mirarlos.

BLACKBURN (1949) estudia los otolitos de la sardina de Australia mi­rándolos enteros en xilol y con lux reflejada. Halla dificultades en la ex­tracción, almacenaje y manejo de los mismos por su exiguo tamaño y fragilidad.

KoTIIAUS (1949) recomienda el pulido por el lado convexo de los oto­litas de los ejemplares viejos del o:rotbarch» o también determinar la situación de los primeros anillos por mediciones aproximadas, porque en dichos ejemplares el centro es tan espeso que los primeros anillos no se reconocen fácilmente : siempre debe utilizarse un foco potente de ilu­minación.

J ONES & HYNES (1950), al estudiar los otolitos de Gasterost.eus acu­leatus, Pygosteus pungif'ius y Spinachia vulgaris, recomiendan no guar­darlos en alcohol ni formol, que, aunque se neutralice, disuelve los oto­litas en dos o tres semanas. Para extraer la o:sagitta» del G. aculeatus usaban el siguiente procedimiento : levantar la bóveda craneana con un escalpelo o bisturí haciendo un corte desde el extremo superior de la

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28 A. FIGUERAS

cabeza hasta el ojo. Sumergido en agua el ejemplar y mirando con un microscopio binocular de poco aumento, se quita lo que queda de la me­dula oblongada y aparecen las asagittas», que se extraen con unas pinzas finas. Una vez extraídas se lavan con agua en un vidrio de reloj sepa­rando con unas agujas los restos de sáculo que lleven adheridos. Luego se pasan al alcohol absoluto 3-ú minutos, y después a creosota pura alrededor de 5 minutos. Como son muy pequeños y hay peligro de que se extravíen, se montan en bálsamo del Canadá. Otros aclarantes, como el xilol, fenol y acetato de amilo, no dieron tan buenos resultados como la creosota. Algunos de los otolitos de los ejemplares mayores de G. acu­leatus eran más legibles después de un ligero pulimento. Vistos por trans­parencia al microscopio o con luz polarizada, los anillos aparecen con­fusos; en cambio, con luz reflejada sobre fondo obscuro mate aparecen con mucha más claridad .

.JJENON (1950) estudia los otolitos de Gadus minutus L. y dice que los extrae al igual que HICKLING (1933), o sea haciendo un corte vertical en el cráneo detrás de la órbita y doblando la porción anterior del cráneo. Si se hubiera hervido la cabeza, se extrae después de esta operación y de haber sacado la cresta supraoccipital. Advierte que no halla dificultad en la lectura de los ejemplares que han sido hervidos previamente. Los otolitos los corta transversalmente por la región más ancha y gruesa. La superficie cortada la humedece con glicerina o, mejor aún, con saliva. Hace secciones planas al estilo de las preparaciones petrográficas. El método de pulimento que usa es el de JOHNSTON (1938), con la sola di­ferencia de que MENON lo hace a mano con carborundo y un vidrio plano deslustrado. Describe y dibuja un aparato para medir otolitos que consiste en dos reglas deslizantes con nonius, una vertical, que mide el grosor del otolito, y otra horizontal, que mide la longitud del mismo.

PERRYMAN (1950) simplifica el método de TA.NI~G (1938) suprimiendo la inclusión en yeso y logrando la sujeción del otolito por medio de una pinza almohadillada. El limado lo substituye por el corte mediante una sien-a circular fina de joyería (de 0,005 de pulgada) accionada por un motor. Para evitar el chamuscado de las superficies cortadas hace caer una corriente de agua sobre las mismas que las refrigera y al mismo tiempo limpia del polvo ocasionado por la sierra : así logra dos secciones del otolito en muy poco tiempo.

ARORA (1951), para preparar los otolitos de Citharichthys sordidus, los pasa por una piedra dura de afilar a fin de quitar las irregularidades de la superficie ; «esto -dice- permite el paso de mayor cantidad de luz a través de los otolitos y hace más visibles los anillos». Obtiene mi­crofotografías de los mismos haciéndolos servir de negativo. El positivo obtenido es una imagen exacta del otolito visto por reflexión, o sea : las zonas opacas blancas y los anillos translúcidos obscuros. Los examina al

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LOS OTOLITOS EN LA EDAD Y CRECIMIENTO DE LOS PECES 29

microscopio con luz reflejada sobre fondo obscuro o también por trans­parencia.

EINARSSON (1951) examina los otolitos dei arenque de Islauda por reflexión con un microscopio binocular ; los monta en bt\lsamo del Ca­nadá sobre un papel negro distribuidos en los agujeros de un cristal grande. Para estudios detallados se montaban en portaobjetos, y para estudiarlos en serie iban montados en cartones de 50 en 50. Es un método de montaje muy parecido al de WALFORD y MosHER (1943), con la sola diferencia de que aquí los otolitos quedan montados sobre fondo obscuro y no se pueden observar por transparencia.

FAIRBRIDGE (1951) estudia los otolitos de N eoplatycephalus macro­don y dice que se pueden extraer, en esta especie, otolitos de 150 ejem­plares en tres cuartos de hora, usando unas pinzas finas. Después guarda los otolitos en sobres de cartulina numerados de acuerdo con el grupo de talla del pez. La lectura de los mismos la verifica sumergidos en agua en un vidrio de reloj con el fondo negro. Así se colocan 20 o más otolitos en agua de una vez y de este modo pueden leerse muchos ejem­plares al mismo tiempo, lo cual permite comparar los de un mismo grupo de talla. Si permanecen más de una hora en agua, los otolitos se vuel­ven translúcidos, lo cual no es nada ventajoso. Ensaya varios aclarantes, como el xilol, y aceite de clavo, pero sin ningún resultado. No cree con­veniente desgastar los otolitos de N. macrodon. Los examina con luz directa, igual que HICKLING (1933), por medio de un microscopio de disección de poco aumento (alrededor de 3,4 X) provisto de un micró­metro ocular para las medidas. La luz transmitida (por transparencia) y mucha luz dificultan la observación.

HsiAO-WI<~I CHANG (1951) estudia la edad de Callionymus lyra por medio de los otolitos ; observa que los otolitos en fresco pueden leerse fácilmente con un microscopio binocular !:.'obre fondo obscuro ; si el oto­lito está seco, debe sumergirse en agua antes de su examen, de otra manera los círculos no se distinguen claramente.

HAGERMA:t>N (1952) estudia los otolitos de Microstomus pacificus y observa que el otolito derecho es mejor que el izquierdo por ser algo más plano. Ensaya varios agentes conservadores y aclarantes, como la gli­cerina, aceite de clavo y aceite de cedro, pero estos líquidos empeoran las cualidades de la lectura. Demuestra que la decalcificación, corte y tinción no sirven ; pero incluyendo los otolitos en yeso y serrando sec­ciones transversales finas se obtienen buenos resultados. No obstante, no sigue esta técnica porque los resultados no justifican la cantidad de trabajo que supone. Así que coloca los otolitos enteros en un vidrio de reloj con agua y los observa con un microscopio binocular. Como foco luminoso emplea una lámpara graduable de 100 vatios colocada en án­gulo de 20° aproximadamente. Según las características del otolito que se observa, varía la intensidad y dirección del foco luminoso. Esta gra-

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30 A. FIGUERAS

duación de luz es qmzas el factor más importante para lograr buenas lecturas. U san do un fondo obscuro y enfocando la luz por una pequeña abertura debajo del vidrio de reloj, se distinguen muy bien los otolitos y sus marcas anuales .

.i.VIARGAI,El<' (1952) informa sobre los métodos usados en la prepara­ción de !os otolitos en los laboratorios del Canadá y dice : los otolitos de los gádidos se limpian sencillamente sin hervirlos y se conservan secos en sobres o bien en glicerina. En este último caso se pueden colocar una serie de ellos en un mismo tubo, separados por discos de cartulina de bordes dentados para evitar cualquier confusión, y se añade un cris­talito de timol al líquido conservador. Los otolitos se rompen transver­salmente hacia el final de su surco externo de modo que la fractura interese el núcleo. Se parten sencillamente de un golpe dado sobre una arista saliente o con un escalpelo. Para su observación, estas mitades se montan en tapones de corcho con una ranura o, mejor, en pequeños blo­ques de plastílina, examinándose directamente la superficie de fractura, sin pulimentada, sea en seco o bien en el seno de una gota de glicerina. Se estudian al microscopio binocular con luz incidente y a pocos aumen­tos. Las líneas anuales se ven con claridad. En Saint Andrews cuentan las líneas según un eje mayor en Melanogrammus aeglefinus, y a lo largo del eje menor en Gadus callarias, donde, según parece, en la otra dirección es más fácil confundir el borde con una línea. En Saint An­drews, cuando se tienen lotes muy numerosos, 500 ejemplares o más, es. habitual tomar sólo otolitos de los ejemplares cuyo número es múltiplo de 5 (20 % del total). Los otolitos de las platijas se estudian según una técnica diferente en Saint John's. Primero rompen el otolito por el nú­cleo corno en los gádidos, y luego desgastan suavemente a mano, sobre piedra esmeril de grano fino, cada superficie de fractura, la limpian y la pegan con bálsamo del Canadá sobre un portaobjetos. Cada portaobjetos recibe la mitad de uno o de los dos otolitos. Se estudian colocando el portaobjetos en posición invertida sobre un pequeño soporte metálico más alto que la longitud de medio otolito, de manera que las superficies de fractura se vean a través del cristal viniendo la luz ladeada. Facilita mucho el examen pintar con tinta china o barniz negro el portaobjetos alrededor de los otolitos de modo que éstos apare.zcan rodeados de negro e iluminados solamente por la luz que los atraviesa. En estos peces planos el número de anillos llega a ser muy elevado.

MuziNIC (1952) estudia los otolitos de la sardina del Adriático ; para extraerlos hace una incisión en el cráneo un poco por delante de la línea que pasa entre el opérculo y el preopérculo. En el cráneo abierto por este procedimiento se pueden extraer fácilmente los otolitos por medio de unas pinzas. Luego se guardan junto con las escamas en sobres transpa­rentes etiquetados. Los otolitos se miran al microscopio con luz reflejada, sumergidos en xilol en un portaobjetos excavado. La supresión del es-

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pejo y ei tener cerrado el diafragma hace innecesario el uso de fondo negro con que se examinan de ordinario los otolitos. Este procedimiento es más sencillo y por otra parte permite ver los otolitos con luz directa cuando convenga. Las medidas del otolito se verifican con luz directa con ayuda de un micrómetro ocular.

PLANAS & VIvEs (1952), en su estudio de la móllera del Mediterráneo, extraen los otolitos previa cocción del ejemplar cuidando de que no sobre­pase la temperatura de 80o C. Los otolitos se incluyen en tapones de corcho, y de uno de ellos se obtiene una sección transversal y del otro una sección longitudinal. El desgaste lo logran con una rueda de esmeril de grano fino y luego lo pulimentan con esmeril en polvo sobre una lámina de vidrio, y finalmente sobre vidrio esmerilado manteniendo siempre el otolito mojado en agua. Para la obtención del corte longitudinal se aplica el otolito incluido a la rueda de esmeril con el eje mayor del mismo en posición radial, evitando así que se rompa en dos mitades. Como líquido aclarante usan la creosota en el momento de la lectura.

STBVBN (1952), en el estudio de la edad y crecimiento de Scomber scombrus, para extraer los otolitos corta la cabeza por detrás del ojo en un punto inmediatamente por delante de las cavidades en que se alojan los otolitos ; después se quita la masa encefálica que queda y se ex­traen los otolitos con unas pinzas finas de punta aguda; esta operación, que al principio es algo delicada, con la práctica llega a ser sencilla y rápida. Luego cada otolito se limpia de los tejidos blandos que lo recu­bren. Para simplificar esta operación, no se limpian inmediatamente des­pués de extraídos, sino que se tienen en agua para reblandecer los teji­dos ; para ello se dispone de un bloque de madera barnizada que pre­senta unas excavaciones o cubetas o, mejor aún, un bloque de material plástico. Así, luego de estar un tiempo reblandeciéndose en agua, la operación de limpieza es mucho más rápida y eficaz; para mayor pul­critud puede emplearse un pincelito de cerdas gr.uesas o un trocito de caña con el extremo deshilachado a modo de. pincel. Luego, una vez secos, se colocan en cajas o sobres numerados; los sobres no sirven en este caso porque los otolitos son tan pequeños y frágiles, que, si se es­conden en uno de los ángulos, es muy difícil sacarlos sin que se rompan. I.~o mejor es disponer de cajitas de cartulina pegadas por el fondo a una pieza de cartón de superficie cuadrada de modo que quepan 100 cajitas en filas de lO por 10. Para su examen se sumergen en agua o en alcohol con luz directa.

RESUME::'i! CRÍTICO DE L:\S TÉCNICAS BMPLEADAS

a) Extracción. -La técnica de extracción de los otolitos varía se­gún la especie que se estudie. Puede hacerse en fresco o bien después de la cocción del ejemplar. Nosotros ordinariamente la hacemos en fresco,

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32 A. FIGUERAS

aunque en ciertos casos es preferible extraerlos después de hervidos, pues resulta más Mcil la operación. En este caso, después de hervir se des­carna el ejemplar y luego se extraen fácilmente los otolitos de las cáp­sulas óticas, bien a simple vista, bien con la ayuda de un microscopio binocular, si se trata de especies o ejemplares muy pequeños. Muchos autores practican una incisión transversal del cráneo; sin embargo, no­sotros hemos preferido siempre verificar una trepanación en forma trian­gular de la bóveda craneana. En todo caso, es la práctica la que aconseja la técnica a seguir. En general puede afirmarse que la extracción de los otolitos es tan rápida y algo más cómoda que la de las escamas, según hemos podido comprobar.

b) Limpieza.- Inmediatamente después de extraídos, conviene lim­piar los otolitos de los restos orgánicos que llevan adheridos, operación muy fácil de realizar en fresco, pues no se necesita más que una ligera presión entre los dedos. Si se dejan secar en mal estado de limpieza, luego resulta más difícil su lectura. Cuando por su tamaño u otras cir­cunstancias sea necesaria una limpieza más esmerada, se puede hacer uso de cualquier disolvente que no tenga reacción ácida, como es el alcohol o una solución diluida de sosa o potasa cáusticas. La limpieza debe ser más cuidadosa cuando se monten los otolitos en bálsamo del Canadá que cuando se guarden en sobres para ser examinados en xilol, creosota o cualquier otro aclarante.

e) Secado y almacenaje.- Una vez limpios, hay que proceder a guardarlos para su ulterior inspección y lectura. Si no se montan en bál­samo del Canadá, pueden guardarse en sobrecitos. En este último caso pueden colocarse siguiendo dos criterios : o bien poniendo en un mismo sobre todos los otolitos de los ejemplares de la misma talla. o bien guar­dando en cada sobre sólo los otolitos de un ejemplar. En el primer caso no pueden estudiarse características individuales del otolito relacionadas con el estado de madure,z, número de vértebras, lectura de escamas, etc. En el segundo caso puede anotarse en el mismo sobrecito el número de referencia del ejemplar, la talla, sexo y las demás observaeiones que vayan surgiendo de la lectura del ejemplar, y así, dado el caso, pueden agruparse de todas las formas que convenga para el estudio de los di­versos tipos de otolitos que puedan presentarse dentro de una misma especie, como es el caso de los tipos de otolitos según la época de puesta.

Aun cuando interese el estudio comparativo de los otolitos con otros órganos esqueléticos que por ser pares se escogen siempre los del mismo lado, por ejemplo el opérculo, no haee falta separar en sobres aparte el otolito derecho del izquierdo, ya que es fácil distinguir en los otolitos a qué lado pertenecen por la disposición de su morfología. En general, el asurco» nos indica la parte interna, y el «rostro» el extremo anterior, con lo cual ya queda determinada su situación en el eJemplar.

d) M 011taje. Aunqne sea una operación que alarga la técnica de

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preparación, no obstante presenta indiscutibles ventajas, pues da mayor claridad al ejemplar y al mismo tiempo, cuando los otolitos son pequefios, como es el caso de la sardina, anchoa, alacha, caballa, etc., evita su pérdida y facilita su manejo por todo el tiempo que se estén estudiando ; al mismo tiempo, ya se tienen montados si se quieren fotografiar. Sin embargo, los métodos propuestos por WALFORD y MosHER (1943) y EINARSSON (1951), que han sido detallados en el apartado anterior, no nos han dado resultado porque la cartulina se empapa del bálsamo y entorpece el montaje. Nosotros hemos usado con éxito, en los pocos oto­litas que hemos montado, unas tiras de material plástico que se pueden perforar muy fádlmente y que se adhieren al portaobjetos con cualquier adhesivo que no sea el bálsamo, para que en el caso en que se quieran emplear para observar los otolitos en xilol no se disuelva. Hemos usado satisfactoriamente el «euparal» y la goma arábiga. Es preferible mon­tarlos de manera que puedan observarse por transparencia y no ya con un fondo negro, como hace EINARSSON (1951).

Un detalle a tener en cuenta en el montaje de los otolitos es el de que deben colocarse siempre todos del mismo lado ; la razón es la si­guiente : uno de los puntos a estudiar es la diversa opacidad del núcleo ; ahora bien, en casi todos los otolitos, el núcleo presenta diverso aspecto según se miren por el lado interno o por el externo (nos referimos siem­pre a los otolitos observados enteros y no en sección). Lo mismo puede aplicarse a la mejor visualidad de los anillos de detención de creci­miento; en la sardina, por ejemplo, los anillos se aprecian mejor en el urostro» si se miran por la cara interna ; en cambio, en el «borde pos­terior» son más claros cuando se miran por la cara externa, según hemos podido comprobar.

Por todo ello debemos concluir que, al hacer preparaciones, hay que tener en cuenta el que se puedan examinar los otolitos tanto por la cara interna como por la externa, poniéndolos de manera que sepamos siem­pre qué cara es la que estamos inspeccionando.

e) Secciones.- Para aquellos otolitos que por su grosor no se apre­cian los anillos, hay que verificar secciones.

Hemos probado la técnica de TA.NING (1938) y, a nuestro juicio, re­sulta muy engorrosa y los resultados no compensan el tiempo que se emplea en la preparación. La técnica de PERRYMANN (1950) sería muy buena si no supusiera un gasto considerable de sierras finas. De modo que, resuelto el método de sujeción del otolito, bien sea con la pinza almohadillada de PERRYMANN, o la modificación de la misma introducida por TROU'r, o el corcho que usan PLANAS & VIVES (1952), o también, cuando el tamafio del otolito lo permita, los mismos dedos, como hemos hecho nosotros en la pescadilla (M erluccius merluccius L.), lo más prác­tico, a nuestro entender, es una muela de esmeril accionada por un ~ótor que dé nn ní1mero considerable de revoluciones por minuto, ya que no

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34 A. FIGUERAS

interesa tanto el grano de la muela como las revoluciones de la misma para lograr un pulimento fino. A dicha muela puede acoplarse concép­tricamente una placa de vidrio esmerilado para el pulido de las super­ficies, que no debe hacerse nunca en seco, sino usando preferiblemente un abrasivo de los que se usan corrientemente para limpiar metales. Nosotros usamos con éxito la marca uSidol».

f) Examen y lectura. La técnica varía según que los otolitos estén o no montados en bálsamo del Canadá. Sí están montados, sólo hay que tener en cuenta la luz. El mejor modo de examinar los otolitos es con luz reflejada, y en esto están de acuerdo todos los autores citados, para lo cual da excelentes resultados disponer de un foco puntiforme. Con­viene que el foco luminoso se dirija a la preparación lo más oblicuamente posible, para que resalten con mayor claridad los anillos. A veces inte­resa colocar el foco luminoso de forma que se hagan patentes las diversas estructuras y relieves externos del oto lito, que en muchos casos son in­dicio claro de las diversas fases de crecimiento por las que ha pasado el otolito que se estudia.

Generalmente los anillos quedan mejor definidos con poco aumento. Un criterio que nos ha dado resultado para distinguir los verdaderos de los falsos anillos ha sido el siguiente : en las secciones sobre todo, se aprecia que los anillos pertenecientes a un ciclo anual son todos concén­tricos, de modo que un grupo de anillos más o menos marcados., pero concéntricos, pertenecerían a un mismo afio. Hay que hacer notar que la diferencia de paralelismo en el .trazado de los anillos de un año para otro es con todo muy poco sensible.

Si los otolitos se han guardado en seco, hay que usar un aclaran­te para examinarlos. El mejor de todos para nosotros ha sido la creo­sota, aunque da también buenos resultados el xilol. Hemos probado el agua, pero no nos ha dado buen resultado, pues sobre no ser tan buen aclarante como los otros, exige un desengrase perfecto de los otolitos, sobre todo si se trata de a.quellos de pequeño tamaño y poco peso que con la grasa flotan en el agua.

g) A notación de resultados. -Los resultados y anotaciones pueden tomarse bien en el sobre donde se guardan los otolitos o bien en lista aparte. Nosotros hemos preferido tener los resultados individualizados bien en los sobres, bien en fichas. Así pueden ordenarse los datos de todas las formas que convenga y establecer la comparación con Dtros datos que proporciona la lectura de los otolitos.

h) Fotografia. Para los otolitos de los que hayamos obtenido sec-. ción hay que usar un aparato de microfotografía : hay que tener en cuenta que conviene tener el otolito mojado y con buena intensidad de luz, por lo cual debe procurarse que el tiempo de exposición sea corto para que no se evapore el líquido. El uso de líquidos aclarantes densos y poco volátiles como la glicerina no nos ha dado resultado.

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. Cuando se trate de otolitos con un grado suficiente de transparencia, como los de la sardina, por ejemplo, pueden obtenerse buenas fotografías con un seucillo procedimiento : los otolitos, ya sea montados en bálsamo o bien mantenidos en xilol u otra sub8tancia aclaran te, se hacen servir de negativo. Nosotros hemos probado el xílol, el «euparal», el bálsamo y la creosota. Los que han dado fotografías más claras han sido el bálsamo y el xilol. Para ello puede utilizarse una ampliadora fotográfica o un apa­rato de microproyección como un lector de microfilm, que es el que usa­mos nosotros. Si el foco es potente se requiere muy poco tiempo de exposición, con lo cual el xilol no se evapora y se obtienen fotografías muy claras y con rapidez.

i) M edida.<s.- Cuando se trata de tomar las medidas de longitud no se ofrece ninguna dificultad, pues se hace sencillamente con el ocular mi­crométrico o con una regla, según el tamaño del otolito. El método de l\:IENON (1950) puede efectuarse con una platina m0vil de microscopio que tenga nonius.

En cambio, cuando se desea obtener la medida de los anillos para el ctUculo de las tallas intermedias, los otolitos presentan la desventaja, frente a las escamas y otras estructuras óseas, de que no presentan un centro definido. Nosotros hemos resuelto esta dificultad, a nuestro en­tender satisfactoriamente, de la siguiente manera: en vez de medir la distancia del centro al borde, medimos el diámetro de los anillos, opera­ción que puede hacerse fácilmente. 'l'omamos como norma --dado que los anillos tampoco son líneas sino bandas estrechas- el dar como marca anual el borde interno de las zonas translúcidas, como hacen WALFORD

y :MOSHER (1943).

~. UTILIDAD DE LOS O'l'OLI'l'OS

En este apartado se reúnen, por orden cronológico, las diversas opi­niones de los autores sobre la mayor o menor utilidad de los otolitos en el estudio de la edad y crecimiento de los peces, teniendo en cuenta la especie estudiada y el lugar de pesca, datos muy importantes que deciden, en la mayoría de los casos, la idoneidad o ineptitua de los otolitos para este estudio.

Para mayor comodidad de consulta damos al final una lista alfabé­tica de géneros y especies con los datos de lugar de pesca, autor que los ha estudiado y opinión, expresada por un signo convencional.

REIBISCH (1899) es el primero que usa los otolitos en la determina­ción de la edad. Su estudio versó sobre Pleuronectes platessa.

FRYD (1901) es el primero en hacer notar la posibilidad de usar los otolitos en la determinación de la edad del arenque (Clupea harengus) .

• TENKINS (1902) inicia el estudio de la edad de la sardina por medio de los otolitos.

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36 A. FIGUERAS

HEINKE (1904) observa que los anillos anuales en los huesos de los peces son tan buenos indicadores de la edad como los otolitos en los Pleuronéctidos, Gádidos y arenque del mar del Norte.

ÜUNNINGHAM (1905) sostiene que ni las vértebras ni el coracoides presentan anillos tan claros como los otolitos en la platija y el bacalao de Escocia.

\VALLACE (1907) discute el criterio empleado en la interpretación de los otolitos de platija de varios puntos del mar del Norte.

MAIER (1906-1908) usa los otolitos en la determinación de la edad de Pleuronectes platessa, P. microcephalus y Gadus callarías.

STEUER (1908) hace notar la presencia de zonas de crecimiento en las sardinas del mar Adriático.

FAGE (1913), para la sardina del Mediterráneo, opina que dos oto­litas proporcionan indicaciones parecidas a las de las escamas».

NILSSON (1914) estudia las escamas y unos pocos otolitos en la deter­minación de la edad de la caballa de Suecia. Halla concordancia entre el número de anillos en las vértebras, escamas v otolitos.

THIELEMAN (1916) usa los otolitos de S~lea vulgaris del mar del Norte. Al comparar los resulta.dos obtenidos con los de las vértebras, halla que los ejemplares más viejos presentan los anillos muy claros, a pesar de lo cual prefiere los otolitos y en cualquier caso de duda toma como correctas las lecturas de las secciones de los otolitos.

ÜONNOLLY (1922) estudia la edad de Lophius piscatorius de la Bahía de Fundy (Canadá) por medio de las vértebras y otolitos.

BERTWISTLE & IJEWIS (1923) determinan la edad de Clupea 1wren­gus del mar de Irlanda por medio de los otolitos.

LISSNER (1925) usa los otolitos en la determinación de la edad de Clupea harengus de Noruega.

S'AEMITNDSSON (1925) estudia la edad de Gadus merlangus de Islandia por las escamas y en parte también por los otolitos.

JESPERSEN (1926), en la anguila de Norfolk y Cumberland (Ingla­terra), emplea las escamas y los otolitos.

N AV ABRO (1927) estudia los otolitos de alachas ( Sardinella aurita, C. y V.) de Baleares ·asin resultado positivo para la determinación de la edad y crecimiento».

GRAHAM (19281 halla acuerdo entre las escamas y los otolitos de ba­-calao ( Gad'US callarías) en la mayoría de los casos.

TESCH (1928) determina la edad de la anguila de Holanda por las escamas y otolitos. «En los ejemplares viejos los otolitos no son adecua­dos porque resultan demasiado gruesos.

NAVARRO (1932), en la alacba de Baleares y Canarias, llega a la con­clusión de que «el estudio de los otolitos y otras piezas esqueléticas no facilita la resolución del problema» de la determinación de la edad.

HICKLING (1932) (1933), para la merluza (Merluccius merluccius L.)

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LOS OTOLITOS EN LA EDAD Y CRECIMIENTO DE LOS PECES 37

del S. y W. de Irlanda, halla un 41 %: de otolitos buenos («casi tan legi­bles como el promedio de otolitos de platija»).

PASPALLEF (1934) halla dificultades en la lectura de los otolitos de Bothus rnaeóticus de Warna (Bulgaria), en el mar Negro, sobre todo en los ejemplares viejos; en cambio el interopérculo da buenos resul­tados.

G.o\NDO.LFI (1936) usa las escamas y los otolitos en la determinación de la edad de la anguila europea. Según este autor, entre las escamas y los otolitos existe una diferencia de uno o dos anillos de crecimiento (porque las escamas aparecen en la anguila del segundo al tercer año de vida continental). Esta diferencia aumenta con la edad, de modo que en los ejemplares viejos puede haber un número mucho mayor de ani­llos en los otolitos que en las escamas. En las anguilas en cautividad la for­mación de nuevos anillos en las escamas no es regular para cada año. En cuanto a los otolitos, con frecuencia son opacos o están cristalizados o son demasiado transparentes y entonces no se les puede utilizar en la deter­minación de la edad.

MuziNIC, S. (1936), da a los ot'olitos una aplicación extensiva en la determinación de la edad de la sardina del mar Adriático.

TANING (1938) estudia la edad del bacalao de Faroes, al sur de Islan­dia, dando un método para obtener buenas secciones de los mismos.

STEVEN y CORBIN (1940) adoptan el método de los otolitos como me­nos engorroso y más satisfactorio que el de la lectura de escamas para la caballa de las pesquerías de N ewly, Corwall.

YASUDL'\ (1940) hace un estudio especial de las variaciones en los anillos de las escamas, vértebras y otolitos del mismo ejemplar, reco­giendo el material de Scombrops ahilodipteroídes y Theragra chalco­gramma; halla que los anillos se forman en los otolitos tres meses an'tes de la puesta y en las vértebras sólo un mes y medio. Parece ·ser que dicho material es del .Tapón.

~T~LFORD y :vrosnER (1943), para la sardina de California (Sardínops coerulea), hallan que los otolitos muestran acuerdo con las lecturas de escamas para los dos primeros años. «U na gran parte del desacuerdo en los ejemplares de tres años puede, sin duda, atribuirse a la dificultad del recuento de los anillos en los otolitos con más de dos marcas anuales."

FROST (1945) usa los otolitos en la determinación de la edad de la anguila del área de Windermere.

So.r.EIM (1945) prefiere los otolitos a las escamas en A mmodytes lan­cea de Fornavag (Noruega), porque además de la edad y crecimiento indican con más precisión la época de puesta.

LETACONNOU:X (1948), también los usa en la Jnerluza del mar Cél­tico y golfo de Vizcaya.

BLACKBUR.c'l (1949), en la sardina de Australia (Sardinops neopilchar­dns). haBa. que los otolitos no son adecuados para la determinación de

Page 14: Consideraciones sobre la preparación utili dad de los

38 A. FIGUERAS

la edad porque los anillos se marcan con poca claridad, abundan mucho los falsos anillos y son de difícil manejo.

KoTHAUS (1949) encuentra dificultades en los otolitos del «rotbarch» de Islandia, pero con .todo los usa en la determinación de la edad.

J ONES & HYNES (1950) usan los otolitos de Gasterosteus aeuleatus, Pygosteus pungitius y Spinaehia vulgaris del Birket (Inglaterra) en la determinación de la edad. «Sólo el O ,36 %. de otolitos de G. aculeatus y el 1 ,53 % de P. pungitius fueron dados, ambos, por ilegibles, bien por la opacidad o por la multiplicidad de los anillos.»

l\fENON (1950) halla los otolitos de Gadus minutus del ÜJ'ea de Fly­mouth buenos para la determinación de la edad, pero inadecuados para el cálculo del crecimiento.

KuNDSEN (1950), en el Gadus merlangus L. de las aguas de Dina­marca determina la edad por las escamas y los otolitos. «Sin embargo, las clases O e I se determinaron por el método de la frecuencia de tallas.»

ARORA (1951) halla que en el Citharicthys sordidus Girard, de Cali­fornia, existe una concordancia general entre los anillos de los otolitos y las marcas anuales de las escamas en el mismo ejemplar. Sin embargo, «sólo las 7-8 primeras marcas anuales son generalmente bien definidas y las siguientes ~stán muy juntas y aparecen confusas».

EINARSON (1951) prefiere los otolitos de arenques (Clupea harengus) de Islandia por su presencia en los estados larvarios : su núcleo es repre­sentativo del desarrollo postlarval y ello le permite establecer razas según la época de puesta.

FAIBRIDGE (1951), en N eoplatycephalus maerodon Ogilby, de Nueva Gales del Sur, prefiere los otolitos a las escamas, tanto en el estudio de la edad como en el del crecimiento. «Comparando los otolitos de N. ma­crodon con las fotografías de los otolitos de otros peces marinos (platija, hipogloso, bacalao, merluza, sardina del Pacífico), se ve que no son bue­nos, pero comparables con los de merluza y bacalao.»

FITCH (1951) establece que «sólo los otolitos son adecuados para el estudio de la edad de la caballa del Pacífico (Pneumatophorus diego) en el sudeste de California, aya que más del 98 %. son legibles».

HsiAO-WEI CHANG (1951), en Callionymus lyra, halla que dos oto­litas pueden usarse con éxito en la determinación de la edad del pez, pero no son aptos para la medida del cálculo del ritmo de crecimiento».

TROUT {1951) usa los otolitos de bacalao del oeste del mar de Barent7. y en ellos distingue dos tipos estructurales : unos que llama «normales» (de puesta tardía, que son un 75 %) y otros «anormales» (puesta precoz, el 25 %).

HAGERMAN (1952), sobre los otolitos de lvi icrostomus pacificus Loc­kington, de California. opina que «son del todo apropiados para el análisis

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LOS OTOLITOS EN LA EDAD Y CRECIMIENTO DE LOS PECES 39

de la edad, pero por su mayor grosor quizá no son tan legibles como los del hipogloso del Pacifico».

MAHGALEF (1952) informa que en los Laboratorios del Canadá visita­dos (St. John's y St. Andrews) usa con éxito los otolitos en la determi­nación de la edad de M elanogrammus aeglefinns, Gadus callarias y Pleu­ronectes platessa.

MLZIXIC (1952) halla dificultades en su investigación sobre la deter­minación de la edad de la sardina del Adriático ( Clupea pílchardus Walb.), por lo que estudia con detalle los otolitos de esta especie.

PLAXAS y VIVES (1952), en el Gadus minutus de Vinaroz (Medite­rráneo Occidental), hallan que «la lectura de los otolitos ofrece ciertas dificultades, derivadas del imperfecto marcaje invernal, mayormente cuan­do corresponden a ejemplares viejos. Los otolitos no son útiles para el cálculo de la fórmula de LEA. De los 880 otolitos preparados desecha­ron 79:2, aprovechando sólo aquellos que no ofrecían duda».

S'TEYEN (1952), al estudiar la edad de Scomber scombrus I_J. del Ca­nal de Inglaterra y mar Céltico, halla «un 74,3 %. de otolitos legibles y un 25,7 % ilegibles ; la mayoría de estos últimos pertenecen a grupos de talla grande». Encuentra que hay acuerdo entre las lecturas de escarnas y de otolitos, por lo cual abandona la lectura de las escarnas.

FIGCERAS (1953), para la pescadilla (Merluccius merluccius L.) de Castellón (Mediterráneo Occidental), halla que «el 4,4% de los otolitos son ilegibles. De los restantes un 10 % son ejemplares notables por su claridad y los demás pueden leerse con un grado suficiente de confianza».

FIGUEHAS (1953), en la sardina (Sardina pilchardus Walb.) de Cas­tellón (Jiediterráneo Occidental), encuentra «un 15,3 % de otolitos ile­gibles; un 37,8% dudosos; un 37.% seguros, y el 9,6 %. notables».

La experiencia de los autores citados permite afirmar que sólo en pocos casos el método de los otolitos puede usarse exclusivamente, ya que la mayoría de las veces hay que usarlo simultáneamente con la lec­tura de escamas y de otras estructuras óseas y con el método de frecuen­cia de tallas, confrontando los resultados.

C'omo puede deducirse de lo expuesto, los otolitos son de utilidad en la determinación de la edad cuando ret'tnan las siguiente_s condiciones : 1) un tamaño y forma adecuados para que se puedan observar sin tener que acudir a la obtención de secciones previas ; 2) que sean de peces de vida corta, ya que los últimos anillos se distinguen con dificultad, y 3) que los peces cuya edad se trate de determinar habiten mares fríos.

Es, pues, de aconsejar, antes de emprender el estudio de la edad y crecimiento de una especie ictiológica por medio de los otolitos, hacer un análisis de la bondad de los mismos con una muestra representativa de la población que se va a estudiar, teniendo en cuenta no sólo la clari­dad de los anillos, sino también su utilidad en el cálculo de las longitudes intermedias.

Page 16: Consideraciones sobre la preparación utili dad de los

GÉNERO

Ammodytes Anguilla

» ll

))

Bothus Callionymus Cítharicthys C!upea

» » » ))

Clupea ))

» » ))

l)

Gadus » }}

)}

}}

» ))

Gadus »

Gadus )}

GasteTosteus Hippoglosrus Lophius Melanogrammus

})

Meluccius » »

Microstomus N eoplatycephatus

» Pleuronectes Pleuronectes

» ))

))

))

Pneumatophorus Pygosteus SaTdina Sardinell.a

))

Sardinops

LISTA POR ORDEN ALFABÉTICO DE GÉNEROS

ESPECIE

lancea anguilla

})

)}

))

maeoticus lyra sordidus harengus

))

))

))

))

pilchardus ))

))

))

))

» callarías

» ))

))

))

))

))

mer!angus ))

minutus ))

aculeatus vulgaris piscatorius aegtefinus

))

merluccius » »

pacificus macrodon

))

microcephalus platessa

)}

))

))

))

di ego pungititts pilchardus aurita

» coerulea

LUGAR DE PESCA

Fosnavag (Noruega) Norlfolk, Cumberland Holanda España, Francia, Italia Windermere Warna (Bulgarial M. Negro

California

Mar del Norte Mar de Irlanda Noruega Islandia

Mar Adriático )) » )) ))

Mediterráneo ))

Escocia Noruega Islandia Faro es

(Castell6n)

M. Barentz occidental

Canadá Islandia Dinamarca Plymouth Mediterráneo (Vinaroz) Birket Atlántico Norte Bahía Fundy (Canadá) Islandia Canadá S. y W. de Irlanda M. Céltico y G. de Vizcaya Mediterráneo (Castell6n) California

Nueva Gales del Sur

Escocia Mar del Norte

Canadá SE. de California Birket ( = Clupea pilchardus) Baleares Baleares y Canarias California

AUTOR Y AÑO OPINIÓN

SOLEIM (1945) + JESPERSEN (1926) X

TESCH (1928) x GANDOLFI (1936) X

FROST (1945) x PASPALLEF (1934) X-

HSIAO-WEI CHANG (1951) x-ARORA (1951) X

FRYD (1901) X

HEINKE (1904) BERTWISTLE & LEWIS (1923) X

LISSNER (1925) X

EINARSSON (1951) + JENKINS (1902) X

STEIJER (1908) X

MUZINIC, S. (19361 x MuziNIC, R. (1952) x FAGE (1913) FIGUERAS (1953) X

CUNNINGHAM (1905) + ROLLEFSEN (1933-34-35) + FRIDRIKSON 0934) X

TANING (1938) + TROUT (19511 + ZUMAKHAEV (1941) X MARGALE~' (1952) + SAEMUNDSSON (1925) X KUNDSEN (1950) X

MENON (1950) X PLANAS & VIVES (1952) X JONES & HYNES (1950) + JESPERSEN (1917) X CONNOLLY (1922) X SAEMUNDSSON (1925) X MARGALEF (1952) + HICKLING (1932-33) X LETACONNOUX (1948) X FIGUERAS (1953) X HAGERMAN (1952) + DAKIN (1939) X FAIRBRIDGE (1951) + MAIER (1908) X REIBISCH (1899) X CUNNINGHAM (1905) + WALLACE (1907, 1914) X MOLANDER (1947) X MARGALEF (1952) + FITCH (1951) + JONES & HYNES (1950) +

NAVARFO (1927) NAVARRO (1932) WALFORD & MOSHER (1943) X

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GÉNERO ESPECIE LUGAR DE PESCA AUTOR Y AÑO OPINIÓN

Sardinops Scomber

neopilchardu.s scombrus

Nueva Gales del Sur Suecia

BLACKBURN (1949) NILSSON (1914)

» ))

))

Newly, Cornwall Canal Inglat. M. Céltico

STli:VEN & CoRBIN (1940) SrEVEN (1952)

Scombrops ))

Chilodipteroides YASUDA (1940) THJELEMAND (1916) JoNES & HYNES (1950) Y ASUDA (1940)

Solea Spinachia Theragra

vulgaris vulgaris chalcogramma

Mar del Norte Birket

+ Prefieren los otolitos. x Usan los otolitos. x- Usan los otolitos con reparos.

Usan indistintamente escamas y otolitos. Consideran inadecuados los otolitos.

RESUMEN

En la presente nota se discuten las técnicas empleadas en la preparación de los otolitos cuando se estudia la edad y el cálculo del crecimiento en los peces

Se hace una revisión bibliográfica de los autores que se han ocupado de esta cuestión y se da un eJtamen crítico de las técnicas empleadas por el autor en el estudio de diversas especies de peces de interés comercial del Mediterráneo oc­cidental.

También se reúnen las diversas opiniones de los autores sobre la utilidad de los otolitos en el estudio de la edad y crecimiento de los peces, teniendo en cuenta la especie estudiada y el lugar de pesca . .. .. ..

Agradezco al personal científico del Laboratorio de Castellón la ayuda prestada, y en particular al Dr. RoDRÍGUEZ-RODA; director del mismo, que me ha proporcionado la bibliografía necesaria. y a la señorita MARU.TA SEGARRA, que se ha encargado de la extracción de los otolitos.

Laboratorio de Castellón, junio de 1953 PATRONATO «JUAN DE LA CIERVA»

Instituto de Investigaciones Pesqueras

X

+ + X

+ + X

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42 A. FIGUERAS

S1UMMARY

In the precedent paper are commented otolith preparation methods for fish age and growth studies.

After a revision of the literature, a critica! exposition is made of the technics employed by the author in the study of severa! mediterranean fishes of commercial interest.

Furthermore, the opinions of several authors upon the suitability of otoliths for fish age and growth studies, l1ave been sumarized.

BIBIJIOGHAF!A

{1) ARORA, H. L. 1951, An investigation of the California Sand Dab, Citharichthys sordidus (Girard). Calif. Fish and Game, 37 (1): 6-27.

(2) BERTWISTLE, W., y LEwrs, H L. -1923. Scale investigations of shoaling herríngs from the Irish Sea. Rep. Lancs. Sea-Fish, 31: 64-86 (cit. Jones & Hynes).

(3) BLACKBURN, M. Se. 1949. Age, rate of Growth, and general Life-History of the Australian Pilchard (Sardinops neopitchardus) in New South Wales Wa­ters. Commonwealth Sci. Industr. Res. Organiz., BuU. 242, Melbourne.

(4) CoNNOLLY, C. J. 1922. On the development of the angler (Loph.ius píscato­rius L.). Contr. Canadían Biol., 1921, Ottawa: 1-115 (cit. Jones & Hynes).

(5) CuNNINGHAM, J. T.- 1905. Zones of growth in the skeletal structures of Gadldae and Pleuronectidae. Rep. Fish. Bd. Scot., 23 (3): 125-140 (cít.Jones & Hynes).

(6) DAKIN, W. J. -1939. The age determination of the tiger flathead, Neoplatyce­phalus (Colefaxia) macrodon (Ogilby) by means of otoliths. Rec. Aust. Mus., 20 (4): 282-292 (cit. Fairbridge).

(7) EINARSSON, H. -1949. The herring otolith as a guide to race. Nattirufraedíngu­rin. 19 arg. 1 hefti (cit. Einarsson, 1951).

(8) - 1951. Racial analyses of Icelandíc Herring by means of the otoliths. Cons. Perm. Internat. Expl. Mer: Rapp. et Proc.-Verb., 128 (1), Copenhague.

(9) FAGE, L. 1913. Recherches sur la biologie de la sardine (Clupea pilchardus Walb.). I, Premíeres remarques sur la croissance et l'áge des indívidus, príncipalment en Mediterranée. Arch. de Zool. Expér. et Gen. Paris.

{10) FAIRBRIDGE, W. S. 1951. The New South Wales Tiger Flathead, Neoplatyce-phalus macrodon (Ogilby). I, Biology and age determínation. Austral. Journ. Mar. Freshw .• 2 {2).

(11) FIGUERAS, A. 1955. Datos sobre la edad y crecimiento de la pescadilla <Mer­luccius merluccius L.) de Levante (sector de Castellón), determinados por medio de los otolitos. Inv. Pesq .• I, 73: 86.

(12) - 1953. Los otolitos en la determinación de la edad. época de puesta y estudio del crecimiento de la sardina <Sardina pi!chardus Walb.) en el Mediterrá­neo. Inv. Pesq. (en prensa).

(13) FITCH, E. J.- 1951. Age composition of the Southern California Catch of Pacific Mackerel, 1939-1940 trough 1950-1951. Fish Bull., 83.

{14) FLOWER, S. S.- 1935. Further notes on the duration of Life in animals. I, Fishes: as determined by otolith and scalereadings and direct observations on living individuals. Proc. Zool. S oc., London, 2: 265-304.

(15) FIUDRIKSON, A.; HANSEN, P. M.; BRUNN, A. F., y TANING, A. V. -1934. Report concerning the analysis of cod otoliths from Icelandic. Cons. Perm. Internat. E;¡;pl. Mer: Rapp. et Proc.-Verb., 85 (5): 14 (cit. Fitch).

Page 19: Consideraciones sobre la preparación utili dad de los

LOS OTOLITOS EN LA EDAD Y CRECIMIENTO DE LOS PECES 43

(16) FROST, W. E. -1945. The age and growth of eels (Anguil!a anguilla) from the Windermere catchement area. J. Anim. Eco!., 14 (26): 106-124 (cit. Jones & Hynes).

(17) GANDOLFI, H. A. 1936. Vingt année!' de recherches sur l'anguille (1916-1936). Lugano.

08) GRAHAM, M. A. 1928, Studies of age-determination in fish. Part. 1: A study of the growth rate of cod ling (Gadus callarías L.) on the Inner Herring­Trawling ground. Fish. Inv. Ser. II, 11 (2): 45.

09) HAGERMAN, F. B. 1952. The biology of the Dover Sole, Microstomus pacificus (Lockington). Fish. Bul!., 85: 22.

(20) HEINKE, F. 1904. Ocurrence and distribution of the eggs, larvae and various age-groups of the food fishes in the North Sea. Cons. Perm. Internat. Expl. Mer: Rapp. et Proc.-Verb. Gener. Rep. 1902-1904, Appendix e: 1-39 (cit. Menon).

(21) HICKLING, C. F. 1932. Sorne notes on the hake (Merluccius merluccius). Cons. Perm. Internat. Expl. Mer: Rapp. et Proc.-Verb., 77: 55-59.

(22) 1933. The natural history of the hake. IV- Age-determination and the growth rate. Fish. Inv., Ser. 2, 13: 120.

(23) HsiAO-WEI CHANG. -1951. Age and growth of CaUionymus !yra L. J. Mar. Biol. Assoc., 30 (2): 281-296.

(24) JENKINS, J. T. -1902. Altersbestimmung durch otolithen bei den Clupeiden. Wiss. Meeresuntersuch, N. F., 6: 83-121 (cit. Jones & Hynes).

(25) JESPERSEN, P. -1917. Contributions to the life-history of the North Atlantic hallbut <Hippoglosus vulgari~, Flem.). Medd. Komm. Havundersog (a), 5 (5): 1-32 (cit. Fairbridge).

(26) 1926. Age determinatíon of eels from Norfolk and Cumberland. Cons. Perm. Internat. Expl. Mer: Journ., 1, 227 (cit. D'Ancona).

(27) JoHNSTON, M.- 1938. Sorne methods of preparing teleost fish otoliths for exa­mination. Cons. Perm. Interna t. Exp!. Mer: Journ. du. Cons., 13 (3); J. R. Micr., Ser. III, 58: 112-119 (cit. Fitch).

(28) JONES, J. W, y HYNES, H. B. N.-1950, The age and growth of Gasterosteus acu!eatu.s, Pygosteus pungitiu.s and Spmachia vu.lgaris, as shown by their otoliths. J. Anim. Eco!., 19 (1): 59-73.

(29) KoTTHAUS, A. 1949. Alter und Wachstum bei Rotbarsch. Zentra!austalt fii.r Fischerel Bio!. Austalt Helgoland Abt. Fish. Bremerhaven: 68-69.

(30) KuNDSEN, J. 1950. Contribution to the biology of the Whiting <Gadu.s mer­langu.s L.) in the danish waters. Repr. Rep. Dan. Bio!. Sta t., 3: 30.

(31) LETACONNOUX, R. 1948. Merlu. Com. Perm. lnternat. Expl. Mer: Ann. Bio!., 3 (1946).

(32) LISSNER, H.- 1925. Die Alterbestimmung beim Hering mil Hílfe der Otolithen. Ber. Dtsch. Komm. Meereforsch. N. F. 1: 181-208 (cit. Jones & Hynes).

(33) LozANo, L. -1928. Peces. lmt. Nac. Cienc., 1: 72. (34) MAIER, H. N. -1906. Beítrage zur Altersbestimmung der Fische. I- Allgemeines.

Die Altersbestimmung nach den Otolithen beí Scholle und Kabeljau. Wissen. Meeresunter., N. S. 8: 57-115 (cit. Arara).

(35) 1908. Beitrage zur Altersbestimmung der Fische. I Wiss. Meeresunter., N. F. Bd. 8 Abt. Kiel (cit. Muzinic).

(36) MARGALEF, R.- 1952. Información de interés especial para los Laboratorios del Instituto obtenida en un viaje al Canadá (manuscrito). Diciembre 1952: 9-11.

(37) MENON, M. D. 1951} a. The use of bones other than otoliths in determinig the age and growth rate of fishes with an appendix by T. J. Hart. Cons. Perm. Internat. Expt Mer: Jou.rn. du Cons., 16 (3): 311-335. ·

(38\ 1950 b. The bionomics of the Poor·COd (Gadu.s minu.tu.s L.) in the Plymouth area. Jou.rn. Mar. Biol. Assoc., 29 (1): 185-239.

(39) MoLANDER, A. R.- 1947. Observations on the growth of the Plaice otolith and on the formation of annual rings in its otolith. Svemka Hydrografisk-Bio!ogiska Komm. Skifter. N. S., 2 (8) (cit. Fairbidge).

(40) MuziNic, S. Ekoloska ispitavanja na jadranskoj srdeli (Clupea pilchardu.s Walb.) Beograd (cit. Muzinic R.).

Page 20: Consideraciones sobre la preparación utili dad de los

44 A. FIGUERAS

(41) MuziNic, R- 1952. Remarques sur le développement et la croissance des oto­lithes de la sardine (Clupea pilchardus Walb.) Acta Adriat., 6 (13): 3-22.

(42) NAVARRO, F. P. -1927. Estudios sobre los Clupeidos de Baleares. II- La alatxa (Sardinella aurita C. y V.). Inst. Esp. Oceanogr.: Notas y resum., Ser. 2, 21.

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LOS OTOLITOS EN LA EDAD Y CRECIMIENTO DE LOS PECES 45

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NoTAS: El trabajo de MAaGALEF, R., 1952, es un informe privado que no se ha llevado a la imprenta.

Los trabajos de TROUT fueron consultados por gentileza del autor antes de ser llevados a la imprenta.