Click here to load reader
Upload
arbol-verde
View
218
Download
3
Embed Size (px)
Citation preview
Gerardo Daniel Pineda CastilloControl 9
Margaret Mead
La escuela rural no toma en cuenta las características culturales propias de cada pueblo
indígena al crear su método de enseñanza y formar maestros encomendados a trabajar en
las escuelas rurales: El maestro desconoce la lengua indígena, desconoce los hábitos y las
tradiciones de los pueblos indígenas, por lo que le es imposible enseñar algo que le sea de
utilidad a los indígenas para su desarrollo personal y comunitario. Los métodos de
enseñanza responden a planes teóricos y uniformes para todos los pueblos indígenas, que
ignoran las particularidades culturales de cada región por lo que casi siempre es imposible
que al aplicarlos, los objetivos propuestos en estos planes logren cumplirse. También la
escuela rural principalmente tiene como objetivo la castellanización de los pueblos indígenas,
sin tomar en cuenta la voluntad de los indígenas de aprender o no el castellano en moción de
la sustitución de su lengua vernácula por el castellano, aunado a esto el maestro desconoce
la lengua indígena en la mayoría de los casos, por lo que las cifras en las estadísticas de
indígenas castellanizados, en casi todas las situaciones, se reduce a indígenas que tienen un
corto vocabulario castellano respecto a lo oral y solamente saben firmar y escribir unas
cuantas palabras respecto a lo escrito. Finalmente, al maestro indígena le es enseñado a
respetar la cultura indígena (lo cuál entienden las instituciones gubernamentales casi
enteramente por traje e idioma) y a la ves a destruirla. Al no tomar en cuenta los rasgos
culturales y las condiciones sociales de los pueblos indígenas, la Escuela Rural Mexicana
fracasa en su objetivo de mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas.
El concepto de integración regional parte de uno de los postulados de de la teoría
funcionalista de Malinowski, la cual afirma que la cultura es un todo organizado, cuyas partes
se ajustan de manera regular a los cambios que se producen en cualquier otra de las partes.
Siguiendo este axioma, no basta con estudiar una institución económica estrechamente
concebida sino que se indagan sus relaciones con los demás aspectos de la cultura y sus
conexiones en el ámbito de la cuál la región sirve. Así, De la Fuente se encarga de buscar las
conexiones que existen entre los pueblos y las ciudades, al hacerlo deja en claro el carácter
regional de la integración de los pueblos a las ciudades, así como la función que desempeña
el mercado como agente de integración, describe esta relación como: “La unidad de un
centro y su región circundante”. Siguiendo esta teoría, De la Fuente comprueba que la
interacción entre indios y ladinos origina tendencias manifiestas de unión que los lleva a
considerarse de un mismo grupo regional y a identificarse con la misma designación étnica,
por lo que infiere que la integración antes de ser nacional ha de ser regional.
Aguirre Beltrán siguiendo esta línea de investigación define la integración regional como “...el
proceso de cambio que se actualiza dentro de los límites de un espacio físico denominado
región... Para los fines de la integración es bastante con entender por región un área
dominada por una comunidad de interés y actividad que tiende a funcionar como una
unidad.” Sin embargo, identifica lo qué el denomina 'regiones de refugio'; los procesos
modernización después de que una nación se libera del dominio colonial, poco a poco van
reduciendo el carácter dual o plural de la nación a través de la renovación social y la
modernización económica, a favor de reformas en en el sistema de tenencia de la tierra y en
el régimen del trabajo asalariado, sin embargo existen regiones específicas en el espacio
territorial de la nación que conservan este carácter dual de dominación-subordinación entre
ladinos e indios, regiones de refugio. Estas regiones están constituías por ciudades centrales
donde residen los ladinos rodeadas de comunidades-satélites indígenas. Ambas partes
aceptan la superioridad de los ladinos por ser los representantes de la cultura dominante y
por lo tanto dan por natural que se den las relaciones de dominación-subordinación entre
ladinos e indios. Los Centros Coordinadores Indígenas son creados en las regiones de
refugio por antropólogos, agrónomos, médicos, economistas, educadores, etc. para combatir
estas relaciones de dominación-subordinación existentes entre ladinos e indios buscando la
comunicación entre indios y ladinos para que superen las barreras culturales que los separan
y dan lugar a esta estructura social de dominación-subordinación e impiden la integración de
los indígenas a la cultura nacional.
La principal crítica que Bonfil hace a los indigenistas y en general a los intelectuales post-
revolucionarios es haber abandonado el ejercicio de la autocrítica. La idea fundamental del
indigenismo son la negación del indio y su objetivo final es desaparición; el criterio que se
usa para definir los valores indígenas que deben preservarse y los que deben eliminarse
responde a la medida en que estos valores son acordes o no a la 'cultura nacional', la cuál, al
fin y al cabo no está fundada más allá del etnocentrismo de la sociedad dominante. La idea
de nación concebida por los indigenistas ignora la diversidad de culturas que existen dentro
de la nación mexicana, es imposible hablar de un mexicano. Las políticas indigenistas que
pretenden integrar al indígena a la cultura nacional utópicas, pues las culturas indígenas
difieren de las subculturas de clase (grupos subculturales diversos que se desarrollan dentro
de una cultura a causa de la estratificación social producida por el sistema capitalista) ya que
se han desarrollado al margen del sistema económico de la sociedad dominante, por lo tanto
son culturas completamente autónomas a la cultura de la sociedad dominante. Entonces al
intentar integrar las culturas indígenas a la cultura nacional lo único que se logra es la
enajenación cultural de los indígenas. Es necesario por lo tanto darles autonomía a las
culturas indígenas para desarrollarse por si mismas, pues la cultura nacional al enajenar a la
cultura indígena, intentando integrarla a sí misma también se enajena a sí misma, por lo que
mientras no se reconozca la autonomía de las culturas indígenas será imposible que se
desarrollen tanto las culturas indígenas como la cultura de la sociedad dominante, por lo que
hay que sustituir los ideales de integración del indigenismo por brindarles los medios a los
indígenas para que puedan desarrollar su cultura por si mismos, a esto Bonfil llama
etnodesarrollo.
La estrategia metodológica que propone García Calclini para estudiar a las culturas
populares básicamente se centra en el estudio del consumo. Es necesario abandonar la
visión romántica de que las culturas populares están al margen del sistema capitalista y
aceptar la realidad de que cada vez con más frecuencia las culturas populares adaptan
algunos elementos tales como artesanías o rituales para introducirlos al mercado y así al
sistema de la sociedad global. Es importante también reconocer el peso de la cultura más
allá del concepto de 'ideología' marxista relacionado con 'falsa conciencia', la cultura también
juega un papel importante en las relaciones económicas y políticas, pues existe una
dimensión simbólica que pesa en estas relaciones. García Calclini prioriza el estudio del
consumo sobre el de la producción pues ahí es donde se visibilizan las relaciones de poder y
los imaginarios rigen la vida de la gente; para estudiar el consumo no basta con considerar
exclusivamente los valores de uso y de cambio, pues también influye el valor de signo, es
decir el prestigio social que tiene cierto producto y el valor de símbolo; el significado que la
persona le da a determinado producto. En síntesis para estudiar las culturas populares es
necesario estudiarlas dentro del capitalismo y cómo se relacionan con este a través del
consumo.