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Corín Tellado publicó su primera novela el 12 de octubre de 1946 y hasta hoy (2009, año en que murió) publicó unos 4.000 títulos y ha vendido más de 400.000.000 de ejemplares de sus novelas (lo cual es plata bastante, no?) y ha sido traducida a varios idiomas. Figura en el Libro Guiness como la más vendida en lengua castellana, después de Cervantes, lo cual la convierte en fenómeno sociológico, más allá de modas, culturas y los momentos históricos que atraviesan sus numerosos lectores, es decir, trascendencia. La mujer la parte, es una dura. La mata, al contrario de Bárbara Cartland, Victoria Holt y Jude Deveraux… llegando a revistas como Hola, Cosmpolitan, Tú…y terminando en la mierda infernal que es Sex and the city; quienes inventan personajes y situaciones que les permita identificarse egoístamente con sus vidas. Corín hace de lo cotidiano su campo de batalla, una gran búsqueda de amor, nubes de celos, muros de temor, caminos de amistad. Las tramas de sus historias son reventadoras, llenas de humanidad, sus personajes son de carne y hueso, viven los mismos conflictos que sus lectores. Corín logra empatía con sus lectores por una apuesta inteligente y valiente: en vez de situar sus historias en Venecia o en Trieste o en Papetee, las coloca en el barrio de las ciudades que conoce, donde viven sus panas, incluso, ella misma. De de fines de semana en islas cuyos hoteles 5 estrellas está el galán que se fija en una tipa, nada más… eso es paja para Corín: sus mujeres se calan el tráfico, se ponen pantalones, se divorcian y se vuelven a casar. Eligen con quien se quedan. Es una precursora de la libertad, de la liberación. Sus hombres, sí, son sensibles, divertidos; pero sienten celos, se frustran cuando la jeva no les da culo, se enferman y se quedan sin plata. Es decir, es gente, como las hay en todas partes. Las mujeres que Corín Tellado dibuja no se amilanan ante las rupturas, aunque la mayor parte de sus novelas acaben

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Corín Tellado publicó su primera novela el 12 de octubre de 1946 y hasta hoy (2009, año en que murió) publicó unos 4.000 títulos y ha vendido más de 400.000.000 de ejemplares de sus novelas (lo cual es plata bastante, no?) y ha sido traducida a varios idiomas. Figura en el Libro Guiness como la más vendida en lengua castellana, después de Cervantes, lo cual la convierte en fenómeno sociológico, más allá de modas, culturas y los momentos históricos que atraviesan sus numerosos lectores, es decir, trascendencia.

La mujer la parte, es una dura. La mata, al contrario de Bárbara Cartland, Victoria Holt y Jude Deveraux… llegando a revistas como Hola, Cosmpolitan, Tú…y terminando en la mierda infernal que es Sex and the city; quienes inventan personajes y situaciones que les permita identificarse egoístamente con sus vidas. Corín hace de lo cotidiano su campo de batalla, una gran búsqueda de amor, nubes de celos, muros de temor, caminos de amistad. Las tramas de sus historias son reventadoras, llenas de humanidad, sus personajes son de carne y hueso, viven los mismos conflictos que sus lectores.

Corín logra empatía con sus lectores por una apuesta inteligente y valiente: en vez de situar sus historias en Venecia o en Trieste o en Papetee, las coloca en el barrio de las ciudades que conoce, donde viven sus panas, incluso, ella misma. De de fines de semana en islas cuyos hoteles 5 estrellas está el galán que se fija en una tipa, nada más… eso es paja para Corín: sus mujeres se calan el tráfico, se ponen pantalones, se divorcian y se vuelven a casar. Eligen con quien se quedan. Es una precursora de la libertad, de la liberación. Sus hombres, sí, son sensibles, divertidos; pero sienten celos, se frustran cuando la jeva no les da culo, se enferman y se quedan sin plata. Es decir, es gente, como las hay en todas partes.

Las mujeres que Corín Tellado dibuja no se amilanan ante las rupturas, aunque la mayor parte de sus novelas acaben en boda, exigencia y limitación del género que cultiva. La censura y el editor así lo marcaban. "Recuerdo una novela en que dejé al protagonista ciego. El editor me la devolvió con una carta en la que pedía: "¡opéralo!". Y lo operé, claro. En cuanto a mi estilo, fue la censura quien lo perfiló. Algunas novelas venían con tantos subrayados que apenas quedaba letra en negro. Me enseñaron a insinuar, a sugerir más que a mostrar". Naturalmente que esto ha cambiado, aunque el género continúe imponiendo su cagada, que vemos tristemente representada en las telenovelas mexicanas y venezolanas. A pesar de toda esa mierda, la mujer se impuso, la valentía sobrevivió y a pesar de todo, el mensaje llegó.

A los 18 años escribió su primera novela. Fue una historia de marinos, todos en su familia eran marinos. Posiblemente sí fuera una apuesta atrevida. Tal como la pensó la escribió (y esto es todo un ars poetica: escribir el libro tal como se piensa, sin andar con remiendos ni remilgos: quién tendrá los cojones para lanzarse por este abismo?). Desde entonces lleva escritas eses 4.000. Por otra parte, estuvo 56 años en el mercado y eso es mucho. Si apenas hay gente que logra vivir esa edad!

Atrevida, ya ponía besos y nadie los ponía en aquella época. Hay mujeres que la saludan

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ahora y dicen que la quieren mucho y que les descubrió una vida que no era la vida que les decían que era. A veces se pregunta de dónde sacó todas esas ideas. Simplemente lo sabía, posiblemente de leer; era muy joven y leía mucho. Eso siempre funciona.

Es que lo ha logrado. Desde los 17 años fue independiente, libertaria sin llegar a extremos, no fue frívola, era seria, creía que el dinero no es todo, da poder y eso basta. Comenzaron pagándole 1500 pesetas mensuales, lo cual era bastante. Lo más importante que consiguió fue esa independencia, esa forma de vivir en la que ya no necesitaba de nadie, pero todos, de alguna manera, necesitaban de ella.

En cuanto a la liberación femenina, la mujer está clara: las mujeres están empeñadas en subir por encima del hombre. Ella no. El hombre tiene su papel y la mujer el suyo. Algún día la mujer tendrá el mismo peso que el hombre pero aún queda mucho por andar, por ejemplo, dejar esa estúpida guerra diatríbica de géneros. La mujer le echaba bolas, podía hilvanar un argumento en 5 minutos y en unos días, tenía lista la novela. Claro, si le sumamos la censura (que muchas veces le censuró su producción mensual, es decir, 4 novelas) resulta claro que la mujer tenía su tumbao. Eso se logra cuando se abren los ojos y se mira lo que hay en frente, las historias de la vida cotidiana siempre sirven para todo. Recopilar las vivencias de la calle y las acoplarlas a los libros. Ése es el método. Y como todo grande, le da igual escribir de día o noche, aunque las tinieblas sean muy propicias. Todo es cosa de moverse, de darle play, de echarle bolas, bueno, en su caso, ovarios.

Y de aquí a lo central: esos estúpidos como Cortázar o Donoso, Paz, Puig, Vila-Matas, Britto García, Benedetti… (Desgraciadamente, la lista es inmensa) que dicen que Corín no vale nada, pueden irse al carajo. Si ya las academias le dieron premios y reconocimientos, por los que ellos se babearon toda su vida! (y por mencionar un caso, a la doña le dieron la medalla de Austurias) la admiran. Ella entendió una vaina básica: lo que manda, ahora, es la sencillez y contundencia. Esos que escribían de una forma tan complicada, con tanta intriga que no se entiende y que tienes que leer la novela tres veces para comprenderla, ya no molan. Tal vez nunca molaron, sólo que a la gente le hicieron creer lo contrario. Corín escribe para que la gente entienda lo que escribe. Una regla de oro que la mayoría se olvida, gracias a los malditos conceptos que hay sobre la literatura, sobre lo que los ignorantes piensan que es. Y luego vienen los que escriben una novela que ellos mismos se la pagan, venden (más bien, compran ellos mismos) 3000 copias y la reparten entre los amigos... esos son los que “tratan” de echarle tierra. Pero que nadie se engañe: ella siempre vivió de la literatura. Ella escribe para que la lea la gente, no para aparecer en la prensa, escribiendo editoriales estúpidos o para andar de un congreso de literatura a otro. No lo necesitó. Y les ganó a esos mamones: ya no le echan tierra, le tienen miedo, aún después de muerta. Ahora ya hay escritores que la reconocen, saben que es un fenómeno mundial.

Escribe una novela con facilidad, pero reconoce que es difícil. Lo que nunca se consideró: superdotada. Simplemente, uno ha de imaginársela sentada frente a su máquina o pc, dando carajazos hasta llegar al final, porque eso sí, la mujer era una

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fajadora clásica, no creía en los fulanos bloqueos, nunca se permitió bloquearse, porque un escritor que se bloquea es como un soldado que se rinde: deja que lo jodan.

Tampoco escribió de ella misma. Estuvo casada y tuvo hijos, pero eso duró poco. Le fue mal y simplificó las cosas: en vez de luchar por obtener “su” amor, se dedicó a escribir y dejar que sus personajes hicieran ese trabajo. Lo que ella vivió, bien sea desde la afirmación (como mujer independiente que mantiene su casa ella misma) o desde la negación (renunciando a buscar aquello que otros buscan, incluyendo sus personajes) fue un acto de honestidad, como sus obras: sencillamente, se sentó a hacer lo que le gustaba y hacerlo bien.

Tampoco paraba: a confesión personal y según testigos, trabajó hasta el mismo momento de su muerte. Es decir, murió en la gloria del campo de batalla.

Por cierto, su mejor obra es Lucha oculta, una novela de 500 páginas. Y valdrá, para terminar, hacer aclaraciones: Ni fue romántica ni escribió novelas románticas. Fue positiva y sensible y escribo novelas de sentimientos, que no es lo mismo. Porque lo suyo fue describir y mostrar eso, los sentimientos. No sólo el amor (aunque predomina más) sino odio, celos, temor… todo un rollo humano, hay que decirlo, ella fue toda una humanista, una amplia conocedora de la naturaleza y miseria humana, Le hubiera gustado escribir La Biblia o El Quijote o lanzarse una de Balzac. Se quedó en su lugar, y a partir de ahí sólo se consideró un ser humano que escribió historias.