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Biologismo, psicologismo, sociologismo y filosofísmo La concepción errónea de los límites de la relación de la pedagogía con las otras ciencias, puede ser la causa de la pérdida de la independencia le nuestra disciplina según la Ciencia de que se trate, aparecen las exageraciones del biologismo, del psicologismo, del socioloqismo, o del filosofismo. En cada una de esas posiciones hay una invasión injustificada de las ciencias correspondientes sobre el dominio pedagógico. El biologismo pedagógico reduce la educación a proceso de configuración biológica y, por consiguiente, hace de la pedagogía una rama de la biología. Es la posición de Demoor y de Jonckheere que definen a la pedagogía como "el estudio del niño, su génesis, su desarrollo y su capacidad de adaptación". El psicologismo pedagógico hace lo mismo, desde el punto de vista de la psicología. Así Meumann dice que la pedagogía es "la investigación inductiva y experimental del alma juvenil y de los efectos de las influencias educativas". En el caso particular de Meumann, y como ha expresado Roura- Parella, "el psicólogo domina al pedagogo" lo que sucede con todos los partidarios del psicologismo pedagógico. El sociologismo pedagógico como tal llega a concebir a toda la educación como un hecho social, y a reducir su disciplina a una parte de la sociología. Durkheim, por ejemplo, escribe que la ciencia de la educación es "el estudio de ¡as prácticas educativas consideradas como hechos sociales, como realidades que tienen una naturaleza adquirida y definida". Como puede observarse esto es sociología de la educación y no ciencia de la educación.

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Biologismo, psicologismo, sociologismo y filosofísmo

La concepción errónea de los límites de la relación de la pedagogía con las otras ciencias, puede ser la causa de la pérdida de la independencia le nuestra disciplina según la Ciencia de que se trate, aparecen las exageraciones del biologismo, del psicologismo, del socioloqismo, o del filosofismo. En cada una de esas posiciones hay una invasión injustificada de las ciencias correspondientes sobre el dominio pedagógico.

El biologismo pedagógico reduce la educación a proceso de configuración biológica y, por consiguiente, hace de la pedagogía una rama de la biología. Es la posición de Demoor y de Jonckheere que definen a la pedagogía como "el estudio del niño, su génesis, su desarrollo y su capacidad de adaptación".

El psicologismo pedagógico hace lo mismo, desde el punto de vista de la psicología. Así Meumann dice que la pedagogía es "la investigación inductiva y experimental del alma juvenil y de los efectos de las influencias educativas". En el caso particular de Meumann, y como ha expresado Roura-Parella, "el psicólogo domina al pedagogo" lo que sucede con todos los partidarios del psicologismo pedagógico.

El sociologismo pedagógico como tal llega a concebir a toda la educación como un hecho social, y a reducir su disciplina a una parte de la sociología. Durkheim, por ejemplo, escribe que la ciencia de la educación es "el estudio de ¡as prácticas educativas consideradas como hechos sociales, como realidades que tienen una naturaleza adquirida y definida". Como puede observarse esto es sociología de la educación y no ciencia de la educación.

El filosofismo pedagógico, como los anteriores "ismos", significa la ruptura del equilibrio de las relaciones de la pedagogía con otras ciencias, en este caso con la filosofía. Este filosofismo se da no sólo en la teoría, sino en la actitud concreta de algunos filósofos que consideran a la pedagogía como una disciplina sino ninguna trascendencia. Esta actitud ha sido, en gran parte la culpable del retraso en la constitución autónoma de la pedagogía. Para quienes sostienen esa posición escribió John Dewey estas palabras, refiriéndose a su libro Democracia y educación: "A pesar de que por muchos años fue el libro en que expuse con mayor amplitud mi filosofía, no creo que mis críticos tan distintos a los simples maestros hayan recurrido alguna vez a él. Me pregunto si esto significa que los filósofos a pesar de que suelen estar dedicados a la enseñanza, no han considerado que la educación puede encararse con tal seriedad como para concentrar en ella la visión filosófica y considerarla como el punto en que

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coinciden todos los problemas de interés humano". El desequilibrio teórico y epistemológico que el filosofismo representa no puede subsistir porque en materia de educación la realidad concreta es inflexible. El filósofo que pretenda hacer caso omiso de ella, "tarde o temprano" ha dicho, Saúl Taborda "necesita reconocer derecho a los elementos empíricos y admitir, de hecho, la insuficiencia de la especulación; o permanece fiel al fundamento especulativo en obstinada actitud unilateral y se priva, entonces, del comercio con la realidad y se hace inocuo para sus fines".

Casi no es necesario aclarar que el biologismo, el psicologismo, el sociologismo y el filosofismo pedagógicos, no son peligrosos por lo que destacan, sino por lo que exageran. Nadie puede discutir y esto ha sido demostrado en los puntos precedentes- La importancia de los enfoques biológico, psicológico, sociológico y filosófico, para la comprensión del hecho y del proceso educativos. Lo que aquí se discute es el injustificado afán de algunos biólogos, psicólogos, sociólogos y filósofos, de hacer de su enfoque el único capaz de dar cuenta de la totalidad de la educación.