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Criterios y la (no)recepción cubana del pensamiento cultural ruso* DESIDERIO NAVARRO La compilación que ponemos en manos del lector cubano no es una antología en el sentido habitual de una recopilación de textos escogidos con un mismo propósito editorial en un único momento en el tiempo. Reúne 33 de las 115 traducciones de textos teóricos rusos publicados o dados a publicar por Criterios a lo largo de treinta y siete años, desde sus inicios en febrero de 1972 hasta el pasado 2008 [1 ]. Es fruto de una selección operada sobre los resultados de numerosas y sucesivas selecciones previas, destinados a publicaciones separadas en el tiempo y en la geografía, pero casi siempre agotadas o inaccesibles al lector cubano actual. Debo aclarar, de entrada, que esas sucesivas selecciones anteriores nunca pudieron ser realizadas sobre el conjunto del corpus teórico-cultural soviético realmente existente en cada momento dado, sino que fueron pequeños logros alcanzados en una lucha individual con limitaciones informativas, económicas e institucionales, tanto en Cuba como en la URSS y luego Rusia. En primer lugar, la sostenida ausencia, en nuestras bibliotecas y librerías, de las ediciones originales de los libros y revistas teóricos importantes que iban apareciendo allá —una ausencia casi total en los años 60, 70 y 80, y luego absoluta en los años 90 y 2000—, con la consiguiente dependencia de los viajes a la URSS — míos y de Tatiana Borísovna Gorstko, mi esposa— para el acceso a ellas. En segundo lugar, las dificultades para conseguir esas ediciones en la propia URSS y luego Rusia: la exigencia de solicitudes oficiales de instituciones culturales soviéticas para conseguir el permiso de acceso a tales o cuales bibliotecas o incluso a sólo tal o cual parte de sus fondos; la necesidad de

Criterios y La No Recepción Cubana Del Pensamiento Ruso Desiderio Navarro

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Sobre la recepción soviética en Cuba

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Criteriosy la (no)recepcin cubanadel pensamiento cultural ruso*Desiderio NavarroLa compilacin que ponemos en manos del lector cubano no es una antologa en el sentido habitual de una recopilacin de textos escogidos con un mismo propsito editorial en un nico momento en el tiempo. Rene 33 de las 115 traducciones de textos tericos rusos publicados o dados a publicar por Criteriosa lo largo de treinta y siete aos, desde sus inicios en febrero de 1972 hasta el pasado 2008[1]. Es fruto de una seleccin operada sobre los resultados de numerosas y sucesivas selecciones previas, destinados a publicaciones separadas en el tiempo y en la geografa, pero casi siempre agotadas o inaccesibles al lector cubano actual.Debo aclarar, de entrada, que esas sucesivas selecciones anteriores nunca pudieron ser realizadas sobre el conjunto del corpus terico-cultural sovitico realmente existente en cada momento dado, sino que fueron pequeos logros alcanzados en una lucha individual con limitaciones informativas, econmicas e institucionales, tanto en Cuba como en la URSS y luego Rusia. En primer lugar, la sostenida ausencia, en nuestras bibliotecas y libreras, de las ediciones originales de los libros y revistas tericos importantes que iban apareciendo all una ausencia casi total en los aos 60, 70 y 80, y luego absoluta en los aos 90 y 2000, con la consiguiente dependencia de los viajes a la URSS mos y de Tatiana Borsovna Gorstko, mi esposa para el acceso a ellas. En segundo lugar, las dificultades para conseguir esas ediciones en la propia URSS y luego Rusia: la exigencia de solicitudes oficiales de instituciones culturales soviticas para conseguir el permiso de acceso a tales o cuales bibliotecas o incluso a slo tal o cual parte de sus fondos; la necesidad de grandes sumas de dinero propio tanto antes como despus de 1991 para comprar esas ediciones en libreras comunes y de viejo donde casi siempre no haban llegado o estaban agotadas o para xerocopiarlas en bibliotecas, y para pagar despus su sobrepeso a las lneas areas; y, por ltimo, las limitaciones establecidas en las bibliotecas soviticas al nmero de pginas xerocopiables por da y a la xerocopia de libros enteros (muchas libretas llenamos mi esposa y yo copiando a mano textos tericos).Lamentablemente, junto con el enrarecimiento y desplome de los vnculos polticos y econmicos, tambin se enrarecieron y vinieron abajo las relaciones culturales existentes, y, en mi caso, desde 1988 nunca ms tuve acceso directo a esas fuentes en Mosc. Felizmente, al igual que antes de la cada del socialismo, algunos grandes autores, como Lotman, Ivanov y Gurvich, y entonces jvenes colegas, como los estonios Jri Talvet y Peeter Torop, me regalaron con gran generosidad importantes ediciones, mientras que en bibliotecas de EUA, Finlandia y Polonia pude copiar libros rusos inaccesibles en Mosc.Hablando en trminos cibernticos, sas han sido las grandes dificultades delinput, pero an mayores han sido las deloutput, porque, a lo largo de su entrecortada existencia,Criterios, como seccin deLa Gaceta de Cuba, como boletn mimeografiado y presillado a mano, y como revista mimeografiada y luego en offset, siempre ha tenido muy limitadas posibilidades de publicacin, tanto en trminos de espacio como de frecuencia. De ah que ms de una vez tuviera que apelar a propuestas y entregas de artculos y antologas a otras revistas y editoriales cubanas y extranjeras. Apenas en 1994, gracias a la ayuda econmica internacional en pleno Perodo Especial,Criterioslogr crear su propia coleccin independiente de libros tericos, la cual ha incluido series dedicadas al pensamiento cultural en distintos pases (Francia, Alemania, Polonia). Pero, sin ayuda rusa en las nuevas circunstancias polticas, slo en el 2002 logr iniciar la serieRusia en el pensamiento actualcon el valiossimo volumenrbol del Mundo: Diccionario de imgenes, smbolos y trminos mitolgicos, obra de varios destacados miembros de la Escuela de Tartu-Mosc, Tkarev y otros, cuya impresin fue financiada por el Fondo para el Desarrollo de la Cultura y la Educacin del Ministerio de Cultura de Cuba.En suma, del pensamiento cultural ruso, como del de muchos otros pases,Criteriosno ha podido publicar todo lo que ha querido. Tempranamente conscientes de esa imposibilidad, nos concentramos en tratar de llamar la atencin de investigadores, crticos, profesores y editores cubanos e hispanoamericanos en general sobre importantes autores y obras que aquellos con la influencia o los recursos necesarios podran hacer traducir, publicar y circular. Lamentablemente, como luego se ver, con casi ningn xito en Cuba, siquiera en el perodo de mayor acercamiento oficial a la Unin Sovitica, que, para colmo de contradicciones, fue tambin el perodo de vacas gordas editoriales en que aqu se publicaba la mayor cantidad de ttulos de muy desigual calidad con enormes tiradas. Y, en cambio, para nuestra imprevista gratificacin, con una entusiasta recepcin fuera de nuestro pas: en Mxico (un pedido temprano, ya en 1974, de Adolfo Snchez Vzquez para que preparara una antologa de semitica rusa para su coleccin Teora y Praxis de Grijalbo, la solicitud y financiamiento completo de la edicin de un nmero especial deCriteriospor la Universidad Autnoma de Mxico-Xochimilco para el VI Encuentro Internacional Mijal Bajtn, y el encargo de la edicin de un nmero especial de la revistaEscritosdedicado a la Escuela de Tartu-Mosc por el Centro de Ciencias del Lenguaje de la Universidad Autnoma de Puebla, Mxico)[2], en Espaa (la publicacin de obras de Lotman, Ivanov y Iampolski en sendosCuadernos de Eutopas, una antologa en tres tomos con 50 artculos de Lotman en la editorial Ctedra, y un libro de Bors Groys en la editorial Pre-Textos)[3], e incluso fuera de nuestro mbito lingstico (por ejemplo, en Brasil)[4].Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, tanto en sus pginas como en las de muchas otras publicaciones nacionales y extranjeras a las que ha entregado traducciones,Criteriosha presentado, casi siempre con gran anticipacin en el mundo de habla hispana y, sobre todo, en traduccin directa del ruso (y no en inconfesas retraducciones del francs y del italiano)[5], numerosos textos de la mayora de los ms importantes pensadores rusos de los aos 60-2000: Bajtn, Lotman, Uspenski, Ivanov, Lijachv, Avrintsev, Piatigorski, Toporov, Meletinski, Gurvich, Iampolski, Levin, Konrad, Groys, Bernstein, Sokolov, Kagan, Brev..., as como de personalidades clsicas anteriores Tyninov, Jakobson, Lunacharski y de jvenes figuras postsoviticas Chujrov, Skidan, Vilemski, Fiks... Estos autores representan disciplinas diversas (culturologa, esttica, teora literaria, etc.) y orientaciones tericas y metodolgicas muy heterogneas, de las cuales la ms nutridamente representada ha sido la trascendente Escuela Semitica de Tartu-Mosc, que logr nuclear una plyade de brillantes eruditos en muy diversas esferas del saber (russtica, germanstica, indologa, baltstica, folclorstica, teora e historia del cine, filosofa, etc.).Pero, desde luego, adems de lo que pudo divulgarCriterios, era muchsimo ms lo que ofreca de valioso el pensamiento cultural ruso y que permaneci indito en espaol y desconocido en Cuba, hasta que, en un nmero creciente de casos, hall en otros pases hispanos traductores como Tatiana Bbnova (a quien le debemos la excelente versin espaola de varios libros capitales de Bajtn y su Crculo Medvdev, Volshinov), editores como Manuel Cceres (quien laboriosamente sostiene desde hace aos la nica revista y sitio web de lengua espaola dedicados a la Escuela de Tartu-Mosc)[6]y casas editoras como Alianza Editorial, Siglo XXI, Fondo de Cultura Econmica, Taurus, Fundamentos o Akal, que comenzaron a publicar libros de Propp, Meletinski, Gurvich y otros.Y es que, adems de libros y artculos de los autores mencionados hasta ahora, ese pensamiento brindaba obras tericas clsicas de otros formalistas rusos (Shklovski, Eijenbaum y Tomashevski) en la teora literaria, de Olga Freidenberg en la potica histrica, de Bogatyriov y Propp en la folclorstica, de Vinogrdov en la estilstica, de Zhirmunski en la comparatstica, de Florenski en la teora de las artes plsticas y de Asfiev en la musicologa, o las ms recientes de Kolmogrov en la versologa, de Lsev y Mamardashvili en la esttica, y de otras figuras de la Escuela de Tartu-Mosc (Iampolski, Tsivin, Gasprov) en la semitica de la cultura, la literatura y el cine. Y a stos hay que agregar, sin falta, la produccin de los pensadores que, despus de la cada del socialismo sovitico, pasaran a primer plano en la ltima dcada del siglo XX y la primera del siglo XXI: Mijal Ryklin, Valeri Podoroga, Elena Petrvskaia, Mijal Epstein, Ekaterina Digot, Evgueni Dobrenko y Vladislav Sofrnov, entre otros. Baste decir que nada se ha divulgado entre nosotros del postmodernismo ruso de los 90, ni del posterior pensamiento crtico-cultural repolitizante de izquierda, que se expresa en importantes revistas comoQu haceryRevista de Arte de Mosc, invitadas, al igual queCriterios, a la ms reciente Documenta de Kassel.Al lector actual le resultar paradjico enterarse de que en Cuba, incluso en el perodo de las ms estrechas relaciones con la Unin Sovitica, de ms contactos, convenios y viajes oficiales entre ambos pases, el descubrimiento y recepcin de lo mejor de la teora literaria, esttica y cultural ruso-sovitica no se produjo por esas vas, sino por mediacin de su descubrimiento y moda en Francia, Italia y EUA, o sea, gracias a la labor divulgadora de Tzvetan Tdorov, Julia Kristeva, Umberto Eco, Victor Erlich y otros, y de los primeros ecos de esa labor en Argentina, Mxico y Espaa.Desde el triunfo revolucionario de 1959 hasta la oficializacin del conocido viraje poltico-cultural en el Primer Congreso de Educacin y Cultura, el occidentocentrismo tradicional an prevaleciente y el prejuicio generalizador hacia la produccin terica sovitica bien fundado en la lectura de los manuales y dems textos rusos traducidos de los 50 y 60 que llegaban eran perpetuados y reforzados no slo por la accesibilidad e inaccesibilidad de las principales lenguas occidentales y del ruso respectivamente, sino tambin por la orientacin editorial casi exclusiva hacia la produccin terica occidental Hauser, Schcking, Finkelstein, Thomson, Sartre, Fischer, Garaudy, Wellek y Warren, Kayser, Wright, Escarpit, Goldmann, Marcuse, Gramsci, Althusser, Balibar, Macherey, Lvi-Strauss, Barthes, Bourdieu, Barbaro, Banfi, Baldelli..., orientacin que dejaba fuera del campo visual del lector cubano no slo la produccin terica rusa de los aos 10, 20 y 30, sino todo lo renovador que vena ocurriendo en la URSS con la publicacin, entre otras, de las obras de Bajtn y de Lotman y la naciente Escuela de Tartu-Mosc. De todos modos, aunque no se masivizaron los equivalentes terico-literarios, estticos y culturolgicos de los omnipresentes manuales filosficos, polticos y econmicos de Afansiev, Konstantnov-Kuusinen y Niktin, fuera delmainstreamse publicaron joyitas escolsticas comoEl Arte: Formas de la conciencia social, de Kelle y Kovalzon (1962).Lo que pocos saban entonces era que muchas de las ideas renovadoras que nos llegaban con unos u otros autores occidentales tenan su origen o su inspiracin en la ciencia rusa del siglo XX. Quien inici a Lvi-Strauss en la lingstica estructural, disciplina que le sirvi de modelo para su antropologa estructural, no fue otro que el gran lingista ruso Roman Jakobson en la ciudad de Nueva York, adonde ambos cientficos judos haban ido a refugiarse de la amenaza nazi. Y el viens Ren Wellek, el principal coautor de aquella influyenteTeora literariadel ao 1949 una de las primeras sistematizaciones de la disciplina, que tan merecidamente popular fue en las universidades cubanas no slo vivi desde los 15 aos de edad en Praga y estudi literatura en su Universidad Carolina, sino que tambin fue un participante del clebre Crculo de Praga; de esta ciudad parti en 1935 a Londres, donde fue profesor de Lengua y Literatura Checas, y de all finalmente se traslad a los EUA, adonde lleg cargado de ideas no slo de Mukaovsk y Vodicka, sino tambin de los destacados miembros rusos del Crculo Jakobson, Trubetzkoi y Bogatyriov, que, a su vez, haban trado consigo las ideas de la OPOIAZ de San Peterburgo y el Crculo Lingstico de Mosc.Por qu la teora literaria moderna se origin en Europa Central y Oriental?: esa directa pregunta es el ttulo de un reciente estudio publicado en los EUA por el destacado comparatista Galin Tihanov, actual presidente del Comit sobre Teora Literaria de la Asociacin Internacional de Literatura Comparada. Al recapitular las contribuciones de Europa Oriental y Central a posteriores desarrollos en la teora literaria, el autor afirma categricamente:Seran difciles de subrayar en exceso. En verdad, los supuestos avances en la teora literaria en su segunda Edad de Oro, los aos 60 y 70, apenas fueron algo ms que elaboraciones y variaciones sobre temas, problemas y soluciones trabajados en el perodo de entreguerras en Europa Central y Oriental. El estructuralismo francs, aunque refinado (y a veces renuente a reconocer a sus predecesores) fue hecho posible, desde luego, por la obra de Ferdinand de Saussure. Pero el estructuralismo tambin dependa de los logros del formalismo ruso y el Crculo Lingstico de Praga, as como de la formulacin de los principios de la fonologa por Nikoli Trubetskoi y Roman Jakobson en los aos 30. La narratologa a pesar de las diferencias discernibles en sus versiones posteriores (las de Claude Lvi-Strauss, Algirdas J. Greimas, Claude Bremond, Gerard Genette, Eberhard Lammert, Dorrit Cohn, Mieke Bal) nunca se desvincul completamente del legado de Vladimir Propp, cuyaMorfologa del cuento folclricoapareci en una fecha tan temprana como 1928. La versin continental de la teora de la recepcin en los 70 fue anticipada en obras del Crculo de Praga, sobre todo las de Felix Vodicka, quien tom algo libremente de Ingarden. Por ltimo, la teora literaria marxista en su posterior auge estuvo profundamente influida por la obra de Georg Lukcs en los 30.Ms adelante agrega:Las vidas de Lukcs, Jakobson, Trubetskoi, Bogatyriov, Shklovski, y tambin de Ren Wellek, nos instan a considerar la enorme importancia del exilio y la emigracin para el nacimiento de la teora literaria moderna en Europa Oriental y Central.[7]En febrero de 1972, naciCriterioscon el n 100 deLa Gaceta de Cuba, nmero especial que comenzaba precisamente con un artculo panormico dedicado a presentar las recientes propuestas innovadoras de la ciencia cultural sovitica: Estructuralismo y semitica en la URSS de Meletinski y Segal, y que incluy, adems, Los problemas de los estudios literarios y lingsticos de Iuri Tyninov y Roman Jakobson, y De la evolucin literaria de Tyninov. Al mismo tiempo, en su nmero 71 la revistaCasa de las Amricaspublic, de Lotman, El problema de una tipologa de la cultura y, de Uspenski, Sobre la semitica del arte. Y, poco despus, en su nmero 13-14 (dic. 1973-mar. 1974),Santiago. Revista de la Universidad de Orientedio a conocer, de Lotman y Uspenski, Acerca del mecanismo semitico de la cultura.Como he sealado en otra parte,[8]esas publicaciones, as como otras enLa Gaceta de Cubapoco antes y poco despus de dicho nmero 100, de textos de los formalistas rusos y la Escuela de Tartu-Mosc (as como del estructuralismo checo), slo fueron posibles al principio del Quinquenio Gris gracias a la docta ignorancia inicial de las vacas sagradas del pavonato sobre el currculum vitae y status oficial de esos autores y a su ingenua suposicin de que la poltica cultural en la vida acadmica de esos pases en esos momentos era tan dogmtica y dada a la represin administrativa como la que ellos estaban implantando aqu.Poco despus, con la plena instauracin de la poltica cultural del Quinquenio y su orientacin hacia un pensamiento nico oficial y la lucha por medios administrativos, polticos e ideolgicos contra todas las discrepancias, por una parte, y con el paralelo establecimiento y/o reforzamiento de los vnculos institucionales entre departamentos ideolgicos partidistas, editoriales, academias, universidades y uniones de creadores de Cuba y la URSS, por otra, comenzaron a llegar, a La Habana, las recomendaciones editoriales, los palmars acadmicos y los asesores soviticos y, a Mosc, las solicitudes cubanas de informacin actualizada sobre la biografa y situacin polticas de tal o cual autor sovitico. La divulgacin de las nuevas propuestas tericas y metodolgicas que estaban surgiendo en Occidente incluidas las marxistas pas de ser escasa a nula; y hasta un libro ya traducido y anunciado, como laTeora de la produccin literaria, del conocido marxista francs Pierre Macheray, nunca apareci. Lo mismo ocurri con la incipiente divulgacin de las simultneas novedades heterodoxas de la URSS y de otros pases socialistas europeos. YCriteriossufri la primera interrupcin de su existencia.Cubanlogos extranjeros y estudiosos cubanos han aludido con frecuencia a una amplia divulgacin en Cuba de la literatura terica del campo socialista, de los pases de Europa Oriental, que habra comenzado a principios de los 70, y algunos han hablado hasta de una sobresaturacin con sta. Pero lo cierto es que, si se hace abstraccin de las ediciones queCriterioslogr realizar como pudo, directa o indirectamente,[9]se public casi exclusivamente teora deslo uno de esos pases: la Unin Sovitica. Y ello a pesar de que Polonia, Checoslovaquia, Alemania y Hungra (y la descarriada Yugoslavia) tenan una amplia y muy valiosa produccin en las ms diversas disciplinas cientificoculturales, desde la culturologa, la esttica y la sociologa, la semitica y la psicologa del arte y la cultura hasta la teora de la literatura, las artes plsticas, el teatro, el cine, la televisin, la msica, el folclor, etc., y en subdisciplinas como, en el dominio literario, la potica terica y la histrica, la genologa, la estilstica, la versologa, la comparatstica, las teoras de la recepcin, del lenguaje potico y del proceso historicoliterario, etc. Sera interminable la lista de las muy importantes obras y autores de esos y otros pases socialistas que nunca se publicaron en Cuba, y de los que una antologa comoTextos y contextos: Una ojeada en la teora literaria mundial, balance y continuacin de diez aos de trabajo deCriterios, trat, en sus dos tomos (1986, 1989), de dar siquiera un mnimo vislumbre al menos en el dominio cientificoliterario. Ya en marzo de 1981, en el prlogo a esa antologa,slo publicada cinco aos ms tarde, escrib: el error de cierta unilateralidad euroccidentocentrista no debe superarse mediante la falta de publicaciones o una unilateralidad opuesta;[10]Parece necesario prevenir contra la ilusa esperanza ya manifiesta en algunos de encontrar en la ciencia literaria de slo uno o dos pases socialistas europeos todo el bagaje tericoliterario que necesita hoy da un crtico o investigador.[11]Y pas a exponer los motivos para prestar atencin simultnea a las investigaciones literarias que se vienen realizando en todos los pases de la Europa socialista. Ms adelante advert herticamente que en modo alguno creemos que esta multinacionalidad de nuestras lecturas y publicaciones divulgativas deba reducirse al crculo de la Europa socialista; y quees inadmisible el desconocimiento de los autores occidentales basados en el marxismo (...) o influidos por l (...), y que no es posible apurarse a rechazara prioritodos los dems autores occidentales, pues, para un espritu marxista penetrante, hay mucho de aprovechable o de sugerente, por ejemplo, en los trabajos ms recientes de un Escarpit, un Jauss, un Hirsch, un Rifaterre, un Iser o un Greimas.[12]Siempre corriendo paulatinamente las cercas sobre el mapa en busca de una mayor cobertura terica, Criteriosse las arregl para presentar inicialmente al lector cubano algunas nuevas ideas y paradigmas tericos internacionales en boca de tericos de la Europa socialista, aqu objeto, no obstante, de mayor o menor recelo ideolgico en una escala creciente que iba de los soviticos (que ocupaban el grado virtualmente cero de desconfiabilidad hasta el comienzo de la perestroika), pasando por los blgaros y alemanes, luego por los checoeslovacos, polacos y hngaros, hasta llegar a los rumanos y yugoslavos. Pero, mientras que, a la hora de realizar sus elecciones, nuestros ortodoxos editores confiaban casi exclusivamente en obras de tericos soviticos publicadas por sus colegas soviticos, los propios editores soviticos sobre todo la Editorial Progreso, ya en los 60, 70 y 80, mucho antes de cualquier perestroika, seleccionaban, traducan y publicaban ms liberalmente y sin demora algunas de esas importantes obras de los otros pases socialistas que nunca se daran a conocer en Cuba: por ejemplo,Investigaciones de esttica(1962) de Ingarden,Esttica de la msica cinematogrfica(1970) de Zofia Lissa, yProblemas fundamentales de la ciencia literaria(1980) de Markiewicz, polacos los tres;Teora del estudio comparativo de la literatura(1979) de Durisin, yProblemas de la traduccin artstica(1980) de Popovic, ambos de Checoslovaquia;Historia de la literatura y mitologa(1975) de Robert Weiman ySociedad Literatura Lectura: La recepcin de la literatura desde el punto de vista terico(1978) de Nauman, Schlenstedt, Barck y otros, todos alemanes;Principios de la ciencia literaria comparativa(1977) del rumano Alexandru Dima, o antologas comoSemitica y artemetra(1972),Estructuralismo: pro y contra(1975) ySemitica(1983) en las que coexistan los checos Mukaovsk y Lev, el polaco Slawinski y los emigrados rusos Jakobson y Trubetskoi, con los occidentales Barthes, Lvi-Strauss, Turner, Bremond, Morris, Bense, Piaget y Todorov...Entretanto, otros cubanlogos extranjeros, y tambin otros crticos, investigadores y profesores cubanos, s han percibido ese virtual monopolio de la literatura terico-cultural de la URSS en la Cuba de los 70 y 80, pero lo han considerado el resultado de una imposicin sovitica, entusiastamente acogida por los stalinistas locales y tolerada con resignacin por otros como parte del precio o del agradecimiento por la extraordinaria ayuda econmica, militar, etc. Sin negar el papel activo desempeado por los asesores y profesores soviticos en nuestro sistema educacional, ni el peso de las sugerencias y recomendaciones de lanomenklaturacultural sovitica en las decisiones editoriales cubanas e incluso su intervencin directa con ediciones preparadasad hocpara Cuba, como es el caso de la treintena de textos de los cuatro tomos deProblemas de teora del arte, seleccionados y prologados por el profesor sovitico Vktor Ivnov, no me ser preciso apelar a la crtica actual del concepto de influencia para demostrar que en este caso no estamos ante una vida cultural que recibi pasivamente la avasalladora influencia cultural de una metrpoli neocolonial, sino anteuna recepcin activa cubanaque escogi con pinzas de ese gran centro cultural lo que mejor serva para la implantacin de un modelo de cultura y sociedad que, aunque originario de ese centro y all realizado y luego parcialmente criticado y abandonado desde mediados de los 50, con la asuncin de Brzhnev no haba sido restaurado en toda su integridad, pureza y dureza, en todo su carcter totalitario, radical e intransigente.Bastar confrontar la oferta, el surtido, el catlogo del mundo editorial y cultural sovitico en materia de pensamiento terico con lo que de l se edit en Cuba desde principios de los 70 hasta mediados de los 80 y an ms tarde (cuando se producen cambios mayores en la correlacin de fuerzas en la esfera ideolgica local) para darse clara cuenta de que, con la excepcin de lo publicado o dado a publicar porCriteriosy de unas pocas entregas aisladas del ICAIC (Lotman),Casa de las Amricas,Albur (Mamardashvili), el Departamento de Estudios Hispnicos de la Universidad de La Habana, etc., lo que se escogide esa oferta fuelo ms dogmtico o conservadorde lo producido por lanomenklaturaacadmica sovitica que casi siempre fue, a la vez,de lo ms mediocre, inerte e intrascendentede la produccin terica sovitica:En el laberinto del revisionismo. Ernst Fischer: su ideologa y su esttica(1976) de Srovtsev;Karl Marx y la esttica(1976) de Lfschitz;Examen crtico de los estudios literarios burgueses(1977) de Fridlender; los cuatro tomos deProblemas de la teora del arte(1980 y 1985) de varios autores;La educacin esttica en los jardines de la infancia(1981) de N. A. Vetlgina;La lucha de ideas en la esttica(1983) de Ovsinnikov, Zis y otros autores (entre otros, de Europa Socialista);La educacin esttica en el socialismo desarrollado(1984) de Oleg Larmin;El contenido y la forma en el arte(1984) de Elena Vlkova;La personalidad del escritor y la evolucin de la literatura(1984) de Mijal B. Jrapchenko;Balzac, un anlisis marxista(1984) de V. Grib;Esttica y tcnica(1986) de L. Nvikova;Esttica marxista-leninista(1986) de un colectivo de autores bajo la direccin de M. Ovsinnikov;La produccin espiritual(1989) de V. Tolstij...En vez de las necesarias propuestas positivas de una teora literaria, cinematogrfica, etc. y una esttica actualizadas y creadoras, tres de los primeros libros escogidos (y gran parte de otros) fueron, por el contrario, obras dedicadas por entero a impugnar la obra de tericos literarios y estticos ocidentales y en especial la de varios publicados aqu en los 60: Wellek, Warren, Kayser, Fischer y Garaudy. Ya en marzo de 1981, en el antes citado prlogo al primer tomo de mi antologaTextos y contextos..., me aventur a advertir:las teoras deficientes hay que desplazarlas y reemplazarlas con afirmaciones tericas superiores, y en ningn caso exclusivamente con negaciones crticas. (...) a tales o cuales sistemas teoricoliterarios viciados no se los puede presentar como superados en su totalidad cuando simplemente se los ha negado de manera global e indiscriminada, apelando, por ejemplo, a la repeticin de unas cuantas tesis sociologicoliterarias y gnoseologicoliterarias de extrema generalidad, rodeadas de un gran vaco terico, sino slo cuando se ha propuesto a cambio un sistema terico positivo que no deja sin elaboracin profunda y minuciosa ni uno solo de los sectores o problemas capitales de la ciencia literaria que hayan sido elaborados por los sistemas en cuestin. As pues, en nuestra opinin, a cambio de los viejos manuales de teora literaria de Wellek/Warren y Kayser, los nicos publicados en nuestro pas, hay que dar a nuestros crticos, investigadores y estudiantes no simplemente una crtica negadora al por mayor, sino un cuerpo de ideas teoricoliterarias que incluya, sin falta, una teora de la obra literaria, una concepcin de los objetos de la genologa y la comparatstica, una teora del proceso histricoliterario, una concepcin de los valores presentes en la literatura, y otras teoras parciales que superen las propuestas por esos manuales, aunque para ir conformando ese cuerpo haya que apelar a la recopilacin de textos de mltiples pensadores de diferentes pases.[13]Lo que nuestros dogmticos, ms stalinistas que los brezhnevianos, no saban, o, lo que es ms probable, fingan no saber, era que, mientras ellos emprendan, en aulas, planes editoriales, artculos y prlogos, su cruzada para anatematizar y borrar de la vida universitaria y acadmica cubana todo vestigio de presencia e influencia de laTeora literariade Wellek y Warren, ya en 1978 slo un ao despus de publicado en CubaExamen crtico de los estudios literarios burgueses(1977) de su impugnador sovitico Fridlender la editorial Progreso, la misma que les serva de faro y principal abastecedora de ortodoxia terica, haba publicado en Mosc ese clsico manual en traduccin al ruso.Resulta falaz pretender explicar hoy la falta de ediciones de obras de los autores soviticos ms importantes en todos esos aos con una supuesta falta de traductores de ruso, no slo porque s los hubo para traducir tomos y ms tomos de la ortodoxia sovitica, sino tambin porque, cuando se quiso publicar al dogmtico Jrapchenko, no se vacil en encomendarle a Virgilio Piera la traduccin del francs de todo un libro de ste, mientras obras capitales de Bajtn y Lotman, por ejemplo, ya haban estado disponibles en francs desde principios de los aos 70; y, por si fuera poco, ya entre el 1968 y el 1977 haban aparecido en ingls dos libros de Bajtn y tres de Lotman y una recopilacin de artculos de ste (por cierto, en 1974 la barcelonesa editorial Barral publicara en espaol una de las ms tempranas traducciones occidentales de Bajtn,La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. El contexto de Franois Rabelais).Y resulta cnica la afirmacin de que aquella seleccin editorial cubana se haca para romper la unilateralidad de una imagen negativa preexistente sobre el pensamiento terico sovitico; y ello no slo por la propia unilateralidad de lo seleccionado, sino porque el lado propugnado por esa nueva unilateralidad era precisamente el mismo que ediciones soviticas y algunas publicaciones menores cubanas de principios de los 60 haban divulgado antes, generando dicha imagen. Y, ms an, porque en la vida cultural cubana de los 70 y 80 ese lado no necesitaba una divulgacin intensiva adicional que reforzara la que le venan dando, en traduccin directa al espaol, la editorial moscovita Progreso y las revistas soviticasCiencias SocialesySocialismo, teora y prcticacon las obras ms paradigmticas de la ortodoxia acadmica de la Contrarreforma y Restauracin brezhnevianas:Fundamentos de la esttica marxista(1976) de Avner Zis,Problemas de la esttica(1978) de A. Egrov,Fundamentos de teora de la literatura(1979) de Leonid Timofev,La cultura y la historia(1980) de V. I. Mezhev,La esttica marxista-leninista y la creacin artstica(1980) de autores varios,La cultura y sus funciones(1985) de B. Savranski,Manantiales de creacin(1987) de Alexandr Mlik-Pashev yEl realismo socialista en la literatura y el arte(s/f) de autores varios, entre otras. Para colmo, las ediciones cubanas, como si no hubiera habido muchos ms autores soviticos de la propianomenklatura, reiteraban, una y otra vez, los mismos autores publicados por las ediciones soviticas en espaol, y hasta los ya publicados en la propia Cuba: Ovsinnikov, Zis, Jrapchenko, Novkova, Fridlender...Un hecho que revela con la mayor claridad el sostenido carcter sectario de esa seleccin editorial es la exclusin de las obras de Dmitri Mrkov entre otras, susGnesis del realismo socialista(1970, Premio Dimitrov 1972) yProblemas de teora del realismo socialista(1978) bien conocidas y discutidas en la URSS por defender una concepcin del realismo socialista como sistema esttico abierto de representacin veraz de la vida. Aunque Markov, Director del Instituto de Eslavstica y Balcanstica de la Academia de Ciencias de la URSS desde 1969, miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de la URSS desde 1984, y condecorado con la Orden de la Bandera Roja del Trabajo, era uno de los principales tericos soviticos del realismo socialista que se quiso implantar aqu, su concepcin de ste se apartaba mucho de la sostenida por Zhdnov y Stalin. En 1977 escribi:Para el artista del realismo socialista, no hay lmites al conocimiento objetivo de la realidad real que se desarrolla ininterrumpidamente, no hay limitaciones en la eleccin de los problemas y, por consiguiente, tampoco en los medios expresivos capaces de transmitir la verdad de la vida. El realismo socialista est histricamente abierto en todos esos niveles, y precisamente en esa apertura estn nsitas sus posibilidades estticas ms amplias.[14]Tesis aperturistas como sa hubieran venido en apoyo de aquellos que, como Roberto Fernndez Retamar y Basilia Papastamatu, en el Coloquio de Literatura Cubana de 1981 rechazaron tanto el exclusivismo pico como la condena del intimismo, y defendieron la libertad temtica de la literatura cubana frente a la poderosa corriente stalinista que todava en 1981, a un lustro de la creacin del Ministerio de Cultura, poda permitirse establecer pblicamente cul era la posicin cubana hacia el realismo socialista y, como parte de ella, que uno de los principios bsicos de ste era que el centro de atencin est colocado en motivos de inters general: el trabajo, las luchas revolucionarias, los esfuerzos del hombre por el dominio de los fenmenos y fuerzas naturales.[15]As pues, con las solas excepcionestardasde un libro de Bajtn,Problemas literarios y estticos(Mosc, 1975; La Habana, 1986) (cuya edicin local, como bien han sealado autores cubanos y extranjeros, adolece de graves errores en la traduccin del sistema terminolgico-categorial bajtiniano),[16]yPsicologa del arte(Mosc, 1965; La Habana, 1987) de Vgotski, nuestras editoriales no publicaron ninguno de los grandes libros soviticos de los 60, 70 y 80, que lo ms natural hubiera sido que aparecieran traducidos sin demora en la Cuba amiga de la URSS y no aos despus en Espaa o Mxico. Pero todos ellos tenan un mnimo denominador comn: eran ajenos al realismo socialista neostaliniano. En este sentido resulta elocuente que en su caso el motivo de exclusin no poda ser la publicacin extraoficial de esas obras en la Unin Sovitica o en el extranjero, ni una supuesta condicin de disidente de sus autores. Los mundialmente clebres libros de Bajtn sobre Dostoievski (1963, 1974, 1979) y Rabelais (1965),Oriente y Occidente(1966, 1972) de Konrad,Categoras de la cultura medieval(1972) de Gurvich,Potica del mito(1976) de Meletinski, laPotica de la literatura rusa antigua(1967, 1971) de Lijachv, los volmenes de laHistoria de la esttica antigua(19631988) o laEsttica del Renacimiento(1978, 1982) de Lsev, oLa estructura del texto artstico(1970) de Lotman, o laPotica de la composicin(1970) de Uspenski, oMitos de los pueblos del mundo(1980-82) de algunos de los cuales Criterios, a pesar de sus limitadas posibilidades, logr divulgar una seleccin de captulos, no aparecieron fuera de la URSS comotamizdat, ni dentro de la URSS como clandestinosamizdato en ediciones marginales, sino publicados y hasta reeditados por las grandes editoriales oficiales mucho antes de laperestroika, y sus autores ocupaban cargos en universidades, institutos cientficos y editoriales acadmicas estatales. A la propia VAPP estatal (Agencia de Derechos de Autor de toda la Unin Sovitica), y no a ningn grupsculo soviticounderground, agradezco la entrega, en los 80, de copias de inditos de Bajtn y Olga Freidenberg. Pero an ms elocuente resulta que ni siquiera el reconocimiento y la distincin oficiales por el aparato cultural brezhneviano pesaban en contra de la exclusin en Cuba, pues a Bajtn se le haba hecho un gran homenaje oficial en 1975, Lijachv era Premio Estatal desde 1969 y Miembro Correspondiente de la AC de la URSS desde 1970, Konrad era Jefe de la Ctedra de Japn del Instituto de Orientalstica de Mosc desde 1941, Acadmico desde 1958 y laureado con el Premio Estatal de la URSS en 1972, y Lsev recibi el Premio Estatal de la Federacin Rusa en 1986.Entrados los 70, su exclusin del mundo editorial cubano no poda deberse ya a ignorancia de esos nombres y obras tan afamados dentro y fuera de la URSS, sino, todo lo contrario, a que se haba logrado estar bien informados no ya sobre su obra, sino sobre su biografa poltica: casi todos ellos haban sido perseguidos y arrestados en tiempos de Stalin: Bajtn deportado a Kazajstn; Lijachv, Konrad, Meletinski y Lsev, enviados a crceles o campos de concentracin, donde permanecieron aos. Pero, aunque el Partido y el Estado soviticos, incluso los del perodo brezhneviano, los haban rehabilitado, publicado y hasta premiado y homenajeado, los stalinistas cubanos nunca aceptaron tales rehabilitaciones que contradecan la voluntad del omnisciente e infalible Secretario General: si Stalin haba reprimido a esos autores de ese modo, estaba justificado, y divulgar esas obras era un grave error poltico, blandenguera.[17]Para ellos, que nunca haban aceptado siquiera la limitada crtica del stalinismo que haba representado el XX Congreso del PCUS y haban canalizado oportunistamente el rechazo cubano al comportamiento de Jrushchov con Cuba en materia de poltica internacional hacia un rechazo al antiestalinismo y a la concomitante relativa apertura o deshielo cultural que se haba oficializado luego del XX Congreso, ni siquiera el restaurador Brzhnev y los suyos eran cabales y dignos continuadores de Stalin. De ese entonces recuerdo la respuesta del entonces director de una editorial cubana a la noticia de que en la Unin Sovitica se haba vuelto a publicar recientemente (en 1984)El Maestro y Margarita(1966) de Bulgkov: Pues entonces es que la contrarrevolucin tom el poder en la URSS.A pesar de la creacin del Ministerio de Cultura en 1976, nuestro mundo editorial sigui estrictamente subordinado por largos aos al Departamento de Cultura del CC del PCC bajo el sucesivo control de Antonio Prez Herrero y Carlos Aldana, y, por esa va, a un reducido grupo de escritores y profesores que en la campaa por la oficializacin de la versin ms dogmtica del realismo socialista les sirvieron como asesores, censores, articulistas, antologadores y prologuistas. Nuestro deshielo en materia de circulacin del pensamiento cultural internacional slo comenzara gradualmente a partir del 83, y sobre todo del 87, con los cambios en la composicin, status y poder relativo de dicho Departamento frente a otras tendencias poltico-culturales dentro del campo cultural. Todava a mediados de los 80 no me fue posible publicar una antologa de un destacado marxista hispanoamericano porque en ella se criticaba a los estticos soviticos dogmticos. Y slo en 1986 pudo aparecer mi artculo Sobre la dogmatizacin del realismo socialista (Notas informativas),[18]que cuatro aos antes no se haba querido publicar por el sencillo motivo de que, aunque el texto no criticaba en modo alguno el realismo socialista en general, presentaba las manifestaciones histricas del dogmatismo en l tal como haban sido sealadas y criticadas por tericos soviticos contemporneos incuestionablemente oficiales (y todava dogmticos) como Fridlender, Bushmin, Ovcharenko y Mrkov:rompa as la imagen ideal prstina, inmaculada, monoltica, de la doctrina publicitada, demostraba que sta poda ser dogmtica y que, de hecho, ya lo haba sidoy, lo que era an ms intolerable, dejaba ver que algunos de los dogmas estalinianos criticados all hasta por lanomenklaturabrezhneviana eran precisamente algunos de los principios bsicos que aqu se haban puesto en vigor en el Quinquenio Gris y todava se luchaba por reinstaurar.Slo en 1986,once aos despusde queCriteriosdivulgara la primera de sus tres traducciones anteriores de textos de Bajtn (1975, 1982, 1984), se publica en CubaProblemas literarios y estticos(1975) del gran sabio ruso. Y las famosasLecciones de esttica marxista-leninista(1963-1966, 1971) de Moisi Kagan el ms heterodoxo de los estticos ortodoxos soviticos, junto al Brev tardo se publican en Cuba slo en 1984,seis aos despusde queCriteriospublicara la primera de sus cuatro traducciones de textos de Kagan, tres de ellas unidades de ese mismo libro (1978, 1982). Lamentablemente, el leve espritu de renovacin y apertura que traa ese volumen no pudo influir mucho por obra de la devaluacin cientfica de la edicin a causa de sus innumerables errores graves de traduccin; stos requirieron un descomunal trabajo que slo quien no sepa ni ruso ni esttica podra llamarlo correciones de determinadas categoras: la preparacin de una separata de 72 pgs. (!) por Rinaldo Acosta, que prescriba cientos y cientos de arreglos necesarios que difcilmente un lector se tomara el tiempo y trabajo de introducir manualmente o de consultar al leer cada nueva pgina. Y cuando ms tarde se produjeron los primeros encuentros personales del propio Kagan con el pblico cubano de fines de los 80, ya este ltimo haba cambiado mucho sobre todo el ms joven: el dilogo result decepcionante, al hallar sus interlocutores a un Kagan que, si bien era ms comprensivo que sus compatriotas aqu divulgados para con el arte moderno y de vanguardia de principios del siglo XX y el aprovechamiento de los hallazgos formales de stos por el artista socialista, simplemente no conoca prcticamente nada de las posteriores obras artsticas y propuestas tericas de la neovanguardia y el postmodernismo. Y, lamentablemente, en su desinters por el arte innovador ms reciente, el destacado esttico sovitico no abord en sus intervenciones siquiera las aqu desconocidas obras e ideas del llamado conceptualismo moscovita de los 70 y 80 y sus figuras hoy mundialmente famosas, como Komar y Melamid, Kabakov, Bultov, Prgov y Monastyrski, que con tanto acierto present Bors Groys al pblico occidental ya a principios de los 80, y que con tanto inters habran sido recibidas por un auditorio con inquietudes e inclinaciones estticas afines, como el de nuestro Instituto Superior de Arte.Tambin en 1986 reaparecen, si bien fuera delmainstreameditorial, textos de Jakobson y Tyninov, as como de Wellek y Warren y Thomson, en el tomo I de laSeleccin de lecturas de teora y crtica literarias,[19]destinada a la docencia universitaria.Si Lunacharski o Kagan o el Brecht terico podan funcionar hasta principios de los 80 como factores de apertura respecto al extremo dogmatismo terico circulante y precisamente con esa finalidad divulgCriteriosa los dos pensadores rusos, ya a partir de 1982, ante el rpido avance y expansin de las nuevas ideas culturales y estticas aperturistas, los tres fueron utilizados a la desesperada por la ortodoxia como muros de contencin: aunque en odiosas versiones liberales, los tres hablaban todava de realismo socialista. De ah que, como a un mal menor, se apelara a la tarda edicin (1984) de lasLecciones de esttica marxista-leninistade Kagan, cuyo original ruso haba estado disponible desde 1966; la pronta reedicin (1985) no sin eliminar de la portada el crdito de mi nombre de mi antologa de textos de Lunacharski,Sobre cultura, arte y literatura, publicada cuatro aos antes, y la muy tarda edicin (tambin en 1985) deEl arte y la polticade Bertolt Brecht, recopilacin de textos cuyo original alemn tambin haba estado disponible desde fines de los 60. Slo as nuestros lectores conoceran, tambin una dcada ms tarde que en la URSS, al Brecht terico que haba sido el primero en hacer a propsito del Programa de los escritores soviticos del 1934 la siguiente advertencia:Al realismo no se le puede sustraer el elemento crtico. ste es decisivo. El mero reflejo de la realidad, caso de que fuera posible, no estara en nuestro inters. Se debe criticar la realidad al tiempo que se le da forma, se la debe criticar realistamente. En el factor de lo crtico reside lo decisivo para el dialctico: la tendencia.[20]Ahora bien, en medio de ese campo cultural que era escenario de fuertes tensiones y luchas,Criterios public decenas de textos rusos (y eurorientales) no slo por el valor intrnseco de sus abordajes tericos y metodolgicos a viejos y nuevos problemas y por su utilidad prctica para el desarrollo de la investigacin, la crtica y la docencia nacionales, sino tambin, y a veces sobre todo, especialmente en los aos 70 y 80, por su capacidad para impugnar y contrarrestar con sus argumentos y con la autoridad de su capital simblico tendencias poltico-culturales muy dainas que, primero durante su hegemona y despus en una abierta o velada lucha de posiciones, pesaron sobre el pensamiento, la creacin y la vida culturales cubanas y que precisamente se inspiraban y buscaban apoyo terico de manera casi exclusiva en textos rusos.As, por ejemplo, contra los extremismos de la lnea poltica cultural stalinizante como, por ejemplo, la exigencia de la comprensibilidad masiva de la obra en calidad de criterio valorativo decisivo, tan frecuentemente esgrimida por nuestros populistas hostiles a todo arte innovador o difcil,Criteriosdio a publicar un libro cuyo rechazo hubiera sido imposible legitimar: la ya mencionada antologa de textos del ms autorizado poltico cultural bolchevique, el primer Comisario de Instruccin Popular y compaero de luchas de Lenin, Anatoli Lunacharski,[21]cuyas posiciones siempre fueron ms abiertas, multilaterales, matizadas, moderadas por reservas y precauciones, tolerantes, respetuosas del arte y de los creadores, y cuya persona y obra ya a fines de los aos 20 Stalin margin no slo poltica y culturalmente, sino tambin en el sentido ms espacial (lo envi como diplomtico a Espaa y el ya enfermo Lunacharski muri por el camino). Contra el dogma de la existencia de un nico mtodo marxista (gnoseologista) para el anlisis, interpretacin y valoracin de la obra literaria y la consiguiente falsedad o inutilidad de los dems mtodos,Criteriospublic, adems de un texto del hngaro Szabolcsi, el trabajo El anlisis sistmico-integral de la obra artstica de Iuri Brev.[22]Contra las tentativas de instaurar oficialmente como nico mtodo correcto de creacin artstica la versin ms dogmtica del realismo socialista: los textos La estructura de la forma artstica de Kagan y Sobre el realismo de Lijachv, quien, adems de propugnar un realismo proteico, esencialmente anticannico, enemigo de los estereotipos, no identificable con ningn estilo y en bsqueda perpetua de un nuevo estilo, afirmaba que [l]a irrupcin, en continuo desarrollo, en el dominio de los temas prohibidos es un rasgo caracterstico del arte realista.[23]Contra el silenciamiento y estigmatizacin del arte que ejerce la crtica y la stira de los fenmenos negativos de la sociedad socialista: los textos Sobre la stira de Lunacharski, La stira y la democracia de Brev y El arte y la concepcin leninista de la verdad de Kagan,[24]la publicacin del cual se logr luego de prolongadas discusiones a alto nivel, debido al carcter no-ortodoxo de las all citadas afirmaciones de... Lenin.Pero, mientrasCriteriosse empeaba en esas criptopolmicas, en la recepcin de lo ms dogmtico del pensamiento ruso-sovitico se ponan de manifiesto dos fenmenos: el rusocentrismo de ms de un epgono local y el rusocentrismo de buena parte del propio pensamiento cultural ruso-sovitico de entonces.Por una parte, ciertos profesores cubanos y soviticos coincidan en la aplicacin forzada de tipologizaciones y periodizaciones construidas sobre la base exclusiva de la cultura rusa a fenmenos y procesos de la cultura cubana. As, por ejemplo, Mart era colocado junto a Bielinski, Herzen y Chernyshevski como una de las destacadas figuras de la esttica materialista pre-marxista, y junto a Bielinski, Chernyshevski, Dobrolibov y Saltikov-Shchedrn como uno de los representantes de la esttica democrtica revolucionaria.[25]En contraste con la enrgica actitud antietnocentrista de grandes tericos y comparatistas literarios soviticos como Knrad y Zhirmunski, la teora literaria y la esttica soviticas incurran generalmente en un eurocentrismo tanto terico como metodolgico.[26]En una de sus acerbas crticas al eurocentrismo de la teora literaria occidental, el comparatista francs Ren Etiemble escribi lo siguiente sobre laTeora literariade Wellek y Warren:En cuanto al ndice de los nombres propios, qu opiniones! Shakespeare a tutipln; Chikamatsu, que bien lo merece, no es citado una sola vez (...) Ni un solo Ibn en el sumario de unaTeora literaria. S, qu pensar de una teora literaria que desatiende las retricas rabes e hindes y escamotea las obras chinas y japonesas? Que no trata siquiera de integrar en sus resmenes todo lo que sabemos ya sobre las literaturas semticas, finougrias, turcomongolas y malayas, y a la que le importan un bledo las literaturas orales del frica y lo que subsiste de las obras precolombinas; que diserta sobre el poema y la versificacin, sin dar a lasqacidas, a losrubayat, a losche, alzadzal, altseu, alpantum, alhaiku, alwaka, etc., lo que por derecho les corresponde...[27]Ahora bien, como seal ya en 1982,sin quitar una sola palabra de las citadas crticas de Etiemble a la clsica obra de Wellek y Warren, ellas son igualmente vlidas para los principales manuales soviticos de teora literaria: los de Timofev, Posplov y Abramvich, as como para la ms ambiciosa y fecunda tentativa sovitica de elaborar una teora literaria: los tres valiosos tomos deTeora de la literatura: Problemas fundamentales a una luz histrica, preparados por un equipo de cientficos del Instituto de Literatura Mundial Mximo Gorki de la Academia de Ciencias de la URSS (...). Y hay aqu una circunstancia agravante, ausente en el caso de Wellek y Warren: Navo, Firdus, Jafiz, Jayam, Rudak y Nizam, entre otros grandes poetas orientales, son clsicos de las literaturas nacionales de muchos pueblos de la multinacional Unin Sovitica; y laqacida, elrubai, elghazaly otras formas poticas tradicionales rabes, persas y turcas, han seguido siendo utilizadas ampliamente hasta hoy por los escritores del Oriente sovitico.[28]Todava en los aos 80 se podan escuchar en la Unin Sovitica declaraciones como sta de uno de los ms destacados escritores rusos de su tiempo, Fidor Abrmov, transmitida por la televisin sovitica y reproducida enLiteratrnaia Gazeta, rgano de la Unin de Escritores de la URSS:Ahora existe el punto de vista de que el centro de la literatura mundial se ha desplazado a la Amrica Latina... Quiero defender de la manera ms vehemente los valores que est elaborando la literatura sovitica! Tal como en el siglo XIX el centro de la literatura mundial se hallaba en Rusia, asimismo sigue estando en ella hasta el da de hoy.[29]Y es que la teora del realismo socialista era no slo la teora de un mtodo creador, sino tambin una teora del proceso histrico literario y artstico: ese mtodo era considerado el escaln ms elevado alcanzado por el desarrollo histrico literario y artstico de la humanidad. Para esa teora basada en una concepcin unilineal y unidireccional de la historia social y cultural, el realismo socialista era la ltima estacin a la que tarde o temprano llegaran, como un tren sobre una lnea ferroviaria, la literatura y el arte de los distintos pases del mundo. Y los primeros en llegar plenamente a la etapa del realismo crtico en el siglo XIX y a la del realismo socialista en el siglo XX haban sido la literatura y el arte rusos. Extrapolando la tesis de Marx segn la cual la anatoma del hombre es la clave de la anatoma del mono, se consideraba que la naturaleza de las obras del ms alto escaln evolutivo del arte de la humanidad, o sea, del realismo socialista ruso, era la clave de la naturaleza de todas las anteriores obras de la literatura y el arte mundiales, y, por eso, la teora general de la literatura y del arte se poda, ms bien se deba, construir sobre la base exclusiva de la literatura y el arte rusos.De ah las reacciones hostiles que desat enLiteratrnaia Gazetay otras publicaciones soviticas la creciente influencia de la potica del realismo mgico y lo real maravilloso latinoamericanos en la propia literatura sovitica, sobre todo en varias literaturas de repblicas no eslavas de Moldavia a Kirguizia que comenzaban a vivir, en sus narrativas, un afloramiento y reavivamiento de sus conciencias mitolgicas nacionales, tnicas. Tal influencia era vista como un peligroso factor de desvo de los principios del realismo socialista y de reforzamiento de tendencias culturales y sociales centrfugas respecto al centro ruso.Por ltimo, al citar la explcita y categrica tesis rusocntrica de Abrmov en un artculo que publiqu en 1985 enCasa de las Amricas, seal, adems, una manifestacin de ese centrismo en otro plano:Lamentablemente, algunos autores soviticos dan muestras de un rusocentrismo anlogo en el examen y valoracin de la ciencia literaria mundial. Por ejemplo, de creer lo expuesto en el extenso epgrafe Estudios literarios delDiccionario de trminos literarios, preparado por L. I. Timofev y S. V. Turev (Mosc, 1974), los nicos estudios literarios que se han hecho en el mundo despus de Marx, Engels, Lafargue y Mehring, seran los publicados en ruso a partir de Plejnov (pp. 189-196); y sobre los estudios literarios marxistas en particular nos lleva a creer lo mismo el libroLos estudios literarios marxista-leninistasde P. A. Nikolev (Mosc, 1983), en cuyas pginas el nico marxista no rusfono mencionado es Gyrgy Lukcs, pero slo como autor de un nico libro,Sobre la historia del realismo, escrito en la URSS y publicado originalmente en ruso, y mencionado slo para criticarlo porque simplific en gran medida el problema del realismo. Ninguna de ambas obras reconoce la existencia de un pensamiento literario marxista no rusfono: no slo ya el de los marxistas occidentales como Gramsci, Della Volpe, Thomson, Caudwell, Finkelstein, Maritegui, Macheray, Vernier, Williams, Jameson o Eagleton, sino tampoco siquiera el de los marxistas de los hermanos pases socialistas, como Brecht, Krauss, Naumann, Bakos, Markiewicz, Szabolcsi, Kpeczi, Zrev, Vianu y decenas de otros destacados cientficos.[30]A medida que avanzaban los aos 80, la esttica y la teora literaria soviticas ortodoxas comenzaron a ser vistas en Cuba como inoperantes y obsoletas por un nmero creciente de actores culturales, y en la docencia y la investigacin sus cultores empezaron a abandonar el currculo, la agenda y la bibliografa al servicio de la fundamentacin terica y la implantacin local del realismo socialista el cual a menudo, por consideraciones tcticas, slo figuraba, innombrado, en formulaciones perifrsticas a la manera de animal que malla, caza ratones y camina por los tejados. Pero ello no ocurri por obra de ninguna reorientacin o rectificacin operada o dictada por el aparato ideolgico-cultural, sino en virtud de la nueva situacin cultural creada por la nueva praxis creadora cubana de los 80: sta llev a primer plano de la vida artstica, literaria y cultural en general nuevos tipos de obras y prcticas, nuevos conceptos de arte y de creacin, nuevos criterios de valor, nuevas problemticas, etc. ante los cuales el pensamiento cultural escolstico sovitico, salvo una condena o una descalificacin artstica totala priori, no tena nada que decir. Entretanto, despus de un breve perodo de ambivalencia, ya por 1987 lo que llegaba de la Rusia sovitica de la perestroika haba pasado a ser tratado en medios oficiales con tanto recelo ideolgico como lo que vena de la Polonia de Solidaridad.En un artculo publicado en ese entonces, La literatura europea socialista de hoy: una desconocida de maana en la Amrica Latina?,[31]que, sin proponrmelo, result lamentablemente proftico, llam la atencin sobre la creciente posibilidad de que, por obra de la poltica editorial seguida durante dcadas, nos quedramos sin conocer realmente lo mejor de la actualidad literaria de la Europa Socialista. Si hubiera hecho la misma pregunta casi retrica con respecto al pensamiento cultural de la Europa del Este o de Rusia en particular, hoy tendra que decir que tambin esa posibilidad se hizo lamentable realidad en gran medida.En los 90, con la cada del socialismo en la URSS y la desintegracin de sta, muchos dogmticos filosoviticos locales cambiaron de orientacin de la noche a la maana y procedieron a un lavado de biografas y de bibliografas; varios de los ms activos y oficialmente encumbrados entre ellos pasaron a la emigracin y la disidencia; numerosos oportunistas comenzaron a criticar despectivamente y sacar de la circulacin cultural todo lo ruso que hasta ayer haban elogiado y divulgado con insistencia; y tanto stos como los que nunca gustaron de lo ruso en su versin sovitica y los que sostenan la total ajenidad y polaridad de la cultura rusa respecto de la cubana no vacilaron en botar al nio junto con el agua sucia y la palangana: hasta los muequitos rusos televisivos en bloque fueron fcil vctima de las purgas. Por su parte, en una irnica coincidencia de los extremos, aquellospara quienes la stalinizacin era ya, parafraseando a Habermas, un proyecto inconcluso, prefirieron que, si no se publicaban sus tericos, no se publicara nada de Rusia. Y fuera deCriteriosnunca ms se public un texto teoricocultural ruso, independientemente de su aparicin original en el perodo socialista o postsocialista, y de la afiliacin de su contenido o de su autor a una u otra tendencia ideolgica o poltica o propiamente cultural, cientfica, esttica, artstico-literaria. Sobre la mayor parte del medio cultural cubano de esos aos se podra decir lo mismo que, en uno de los trabajos aqu antologados, dice Lijachv acerca del Bunin emigrante en uno de sus cuentos: Para l, Rusia es algo que no volver, ella est en el pasado, en el pasado estn Mosc y Oriol, en el pasado estn los rusos... Todo lo que se refiere a Rusia, ha devenido para l historia. O, como dice Bunin, Haba una vez una Rusia....[32]Lamentablemente, los cambios polticos en Rusia y la nueva situacin econmica cubana de principios de los 90 impidieron queCriterioscontinuara su lnea de invitar a dar conferencias en Cuba a las verdaderas grandes figuras del pensamiento cultural ruso, como haba hecho en 1987 con Iuri Lotman, y en 1989 con Viacheslav Ivanov. Pero su labor de divulgacin impresa de ese pensamiento, por el contrario, se intensific si bien ms en el extranjero que en Cuba, debido inicialmente al impacto de dicha situacin econmica nacional en la esfera del libro, y, luego de la reanimacin editorial de fines de los 90, al desinters por las publicaciones tericas extranjeras (la coleccin Arte y Sociedad de Arte y Literatura, a diferencia de otras, no fue reiniciada).[33]A pesar de todo, en las dos ltimas dcadas se ven en revistas, libros y defensas de tesis trabajos que aprovechan y citan a Bajtn, Lotman, Propp, Uspenski, Levin, Lijachov, Bernstein y otros importantes pensadores rusos publicados en la isla o en el extranjero, como ya haban comenzado a hacer desde los 80 en sus artculos y/o clases universitarias Margarita Mateo, Ricardo Repilado, Gerardo Mosquera, Magaly Espinosa, Luisa Campuzano, Teresa Delgado, Rogelio Rodrguez Coronel y, en especial, Salvador Redonet, interesado en los aportes narratolgicos de Propp y los formalistas rusos, y Roberto Fernndez Retamar, quien hall en Nikolai Knrad un fuerte aliado en su lucha contra el eurocentrismo en la teora literaria.[34]Hoy nos hallamos ante una situacin cultural rusa completamente nueva en la que el metarrelato teleolgico realista-socialista y, en general, la teora cultural, esttica, artstica y literaria sovitica oficial han sido desplazados no slo por los discursos tericos antao reprimidos, sino tambin y sobre todo por el boom e institucionalizacin de la culturologa como una filosofa de la cultura un tanto eclctica, y por una ensaystica que ha asimilado prontamente los principales discursos filosficos postmodernos occidentales, y en medio de la cual en los ltimos aos se est abriendo paso una crtica cultural repolitizante, resociologizante, ligada al marxismo o afn a l.A las mencionadas ocanicas lagunas de nuestro conocimiento del pensamiento teoricocultural ruso sovitico y postsovitico habra que sumar nuestro desconocimiento de aquellas obras y autores rusos que, volvindose sobre su propia cultura, nos ayudaran a orientarnos en la nueva situacin cultural y/o en su prehistoria: libros comoEl arte ruso del siglo XXde Ekaterina Diogot,El postmodernismo rusode M. N. Lipovetskii,Los intelectuales y el estado soviticode Bors Kagarlitski, oLa sociedad gtica: Morfologa de una pesadillade Dina Japeva, y artculos como El uso de conceptos occidentales en la filosofa postsovitica: Traduccin y recepcin de Natalia Avtonomova o La imaginacin liberada: Los intelectuales postsoviticos entre la hegemona del Estado y la hegemona del mercado de Madina Tlostanova. Pero al respecto no podramos incurrir en el error de desatender las obras pertinentes de autores de la dispora acadmica rusa, comoLugares comunes: Mitologas de la vida cotidiana en Rusiade Svetlana Boym,Postscriptum comunistade Bors Groys,Economa poltica del realismo socialistade Evgueni Dobrenko y otras de Margarita Tupitsyn o Alexander Etkind, ni las de estudiosos occidentales, como los librosMundo de sueos y catstrofede Susan Buck-Morss yEl realismo socialista: una esttica imposible?de Rgine Robin o el artculo La disciplina de la culturologa: Un nuevo pensamientoready-made para Rusia de Marlne Larouelle.Con independencia de las cambiantes coyunturas y condicionamientos institucionales y sin otros lmites que la informacin y los recursos econmicos que logre recabar, la agenda deCriterioscontinuar incluyendo la divulgacin de lo ms valioso del pensamiento cultural ruso, entendida sta como una apropiacin crtica con arreglo a la profundidad, la originalidad, la capacidad reveladora y problematizadora de los textos, y a la importancia y urgencia de las necesidades de la investigacin, la crtica y la docencia cubanas que los mismos pudieran satisfacer. Como ya se habr podido ver: si no todo, casi todo queda por hacer.Rodeada de nostalgias y exorcismos, cierta Rusia est y estar ya para siempre en nuestro pasado cultural. Ser nuestro futuro enriquecido al fin por el pensamiento cultural de una Rusia aqu desconocida para casi todos?Notas1.Cf. bibliografa completa al final del segundo volumen de la presente antologa.2.Lamentablemente, en ese entonces no cumpliment el pedido de Snchez Vzquez, con la esperanza de publicar tal antologa en Cuba. Los otros dos encargos s se materializaron:Criterios, edicin especial, Universidad Autnoma de Mxico-Xochimilco, 1993 (con textos de Bajtn/Medvdev, M. L. Gsparov, Lotman e Ivnov);Escritos, Universidad Autnoma de Puebla, Mxico, n 9, 1994 (con textos de Lotman, Uspenski, Ivanov, Toporov, Meletinski, Levin y Gurvich).3.Eutopas, Documentos de trabajo, vol. 143, 144 y 187-188, Episteme, Valencia, Espaa. Iuri Lotman,La semiosfera, selec. por Desiderio Navarro, Ediciones Ctedra, Madrid, tomo I, Semitica de la cultura y del texto, 1996; tomo II, Semitica de la cultura, del texto, de la conducta y del espacio, 1998; tomo III, Semitica de las artes y de la cultura, 2000. Bors Groys,Obra de arte total Stalin, Pre-Textos, Madrid, 2008.4.En el prlogo al reciente volumenSemitica da Cultura e Semiosfera(Sao Paulo, Annablume editora, 2007, 304 pgs.), recopilacin editada por la Prof. Irene Machado sobre la base de los trabajos presentados en el I Encuentro Internacional para el Estudio de la Semiosfera (Sao Paulo, 22-26 agosto 2005), se reconoce lo siguiente: Para nosotros [Desiderio Navarro] es el principal mediador de los estudios de Tartu. Fue a travs de sus traducciones de los artculos de los semiticos de la cultura que muchos brasileos entraron en contacto con los textos sobre semitica de la cultura. Inicialmente lemos los artculos publicados en la revistaCriterios; despus, pasamos a leer los tres volmenes deLa semiosfera[selec. y trad.: D. Navarro].5.Tal es el caso, por ejemplo, de diversas traducciones de textos de la Escuela de Tartu publicadas en Espaa, cuyos galicismos e italianismos las delata.6.7.Galin Tihanov, Why did Modern Literary Theory Originate in Central and Eastern Europe? (And Why Is It Now Dead?),Common Knowledge10:1, 2004, Duke University Press, pp. 63-64 y 68.8.Cuntos aos de qu color?: Para una introduccin al Ciclo,La poltica cultural del perodo revolucionario: memoria y reflexin, ed. por Eduardo Heras Len y Desiderio Navarro, La Habana, Centro Terico-Cultural Criterios, p. 16.9.Criteriosdio a publicar traducciones de artculos sueltos o antologas enteras de autores de Europa Socialista a la editorial Arte y Literatura,La Gaceta de Cuba,Casa de las Amricas,Revolucin y Cultura,Temas,El Caimn Barbudo,UninyVerde Olivo. Con o sin autorizacin, la Facultad de Filologa de la Universidad de La Habana y la editorial Pueblo y Educacin reprodujeron traducciones deCriteriosen varias recopilaciones y selecciones de lecturas para la docencia.10.Textos y contextos, t. I, Arte y Literatura, La Habana, 1986, p. 13.11.Ob. cit., p. 10.12.Ob. cit., pp. 12-13.13.Ibdem, pp. 13-14.14.Istoricheskaia otkrytaia sistema pravdivogo izobrazheniia zhizni (O novyj aspektaj obsuzhdeniia problem sotsialisticheskogo realizma v poslednye gody),Voprosy literatury, 1977, n 1, p. 48.15.Mirta Aguirre, Realismo, realismo socialista y la posicin cubana, enEstudios literarios, Letras Cubanas, Ciudad de La Habana, 1981, p. 443.16.Cf. Rinaldo Acosta, Bajtn: la novela y el dilogo,Temas. Estudios de la cultura, La Habana, n 12, 1987, pp. 168. En el mismo ao 1986 la editorial mexicana Fondo de Cultura Econmica public otra traduccin del libro.17.Que en esos aos la exclusin o borramiento de un autor se poda decidir sobre la sola base de los avatares de su biografa poltica, independientemente del contenido de sus obras e incluso a pesar del irreprochable valor intrnseco de stas, es lo que revela con la mayor claridad el borramiento del nombre del clebre estructuralista checo Flix Vodicka como coautor principal de laIntroduccin a la teora literariaque bajo el solo nombre del hispanista checo Oldrich Belic public Arte y Literatura en Cuba, en 1983. Este volumen incluye, como texto bsico, el libroEl mundo de las letrasque, bajo el nombre de Felix Vodicka y el mismo Belic, haba sido publicado por la Editorial Universitaria de Santiago de Chile, en 1971 y 1972, gracias a una iniciativa del investigador Nelson Osorio. A pesar de la participacin de Vodicka en los sucesos praguenses de 1968, su nombre encabez la cubierta del libro chileno, seguido por el del traductor-adaptador Belic; en cambio, en el libro cubano no aparece siquiera en la bibliografa.18.Cultura y marxismo. Problemas y polmicas, La Habana, Letras Cubanas, 1986, pp. 315-335.19.La Habana, Pueblo y Educacin, selec. por Rogelio Rodrguez Coronel, Guillermo Rodrguez Rivera y Salvador Redonet. Otra seal del cambio de los tiempos es que todos los textos del tomo II (1987), excepto uno, fueron tomados deCriterios.20.Bertolt Brecht,Schriften zur Literatur und Kunst, tomo II, Aufbau-Verlag und Weimar, 1966, p. 228. Citamos el fragmento directamente del original alemn, dados los errores de la traduccin publicada en Cuba por ejemplo: Al realismo no se le puede estafar [unterschlagen] el elemento crtico (Bertolt Brecht,El arte y la poltica, Arte y Literatura, 1985, prlogo de Mario Rodrguez Alemn, pp. 466-467).21.Anatoli Lunacharski,Sobre cultura, arte y literatura, La Habana, Arte y Literatura, 1981, 596 pgs.22.EnBoletn Criterios, n 5, 1979. Ambos textos fueron incluidos por el profesor Salvador Redonet en suSeleccin de lecturas de metodologa de investigacin literaria I y II(Departamento de Literaturas Hispnicas, Facultad de Filologa, Universidad de La Habana, s/f), con el evidente propsito de sustentar tericamente sus esfuerzos por desdogmatizar y actualizar la enseanza universitaria de la teora literaria.23.El texto de Lijachov apareci enCasa de las Amricas, n 75, nov.-dic. 1972, y el de Kagan, enCriterios, n 3-4, julio-diciembre, 1982.24.Los tres aparecieron enEl Caimn Barbudo: el de Lunacharski en el n 154, oct., 1980; el de Brev, en el n 169, enero, 1982; y el de Kagan en el n 174, junio, 1982.25.Vctor Ivanov, La esttica marxista-leninista como etapa superior en la historia del pensamiento esttico universal, enProblemas de la teora del arte, tomo I, Arte y Literatura, La Habana, 1980, p. 11.26.Introduje esta distincin en Un ejemplo de la lucha contra el eurocentrismo en la ciencia literaria de la Amrica Latina y Europa,Casa de las Amricas, n 122, septiembre-octubre 1980.27.Ren Etiemble,Essais de littrature (vraiment) gnrale, Gallimard, Pars, 1974, pp. 9-11.28Eurocentrismo y antieurocentrismo en la teora literaria de la Amrica latina y de Europa, en: Desiderio Navarro,Cultura y marxismo: Problemas y polmicas, Letras Cubanas, 1986, pp. 43-44 (publicado originalmente enRevista de Crtica Latinoamericana, Per, no 16, 1982).29.Cit. segn Alexei Kondratovich, Korni i krylia, dilogo entre A. K. y Adyl Iakobov enLiteraturnaia Gazeta, Mosc, 1 de febrero de 1984, no 5, p. 4.30.Otras reflexiones sobre eurocentrismo y antieurocentrismo en la teora literaria de la Amrica Latina y Europa,Casa de las Amricas, La Habana, n 150, mayo-junio 1985, pp. 69.31.La literatura europea socialista de hoy: una desconocida de maana en la Amrica Latina?,La Gaceta de Cuba, La Habana, septiembre, 1988, p. 20.32.Vase el segundo tomo de la presente edicin, p. 303.33.Ya a fines de los 80, a pesar de la relativa apertura editorial, mi propuesta de crear y conducir en Cuba una serie de cuadernos y libros de pensamiento terico para la docencia haba sido rechazada, despus de lo cual yo me haba negado a que las obras seleccionadas, recopiladas, traducidas y prologadas o recomendadas por m siguieran apareciendo como fruto del trabajo editorial de otra persona. En ese entonces tom conciencia de la necesidad de crear la Coleccin Criterios, paralela a la revista homnima.34.Con posterioridad a 1972, (...) le el excelente trabajo del investigador sovitico N. I. Konrad Algunas cuestiones relativas a la historia de la literatura mundial, que de inmediato traduje e incorpor como material de consulta obligada en mis cursos universitarios de Teora y Crtica Literarias, en: Roberto Fernndez Retamar, Nota a esta edicin,Para una teora de la literatura hispanoamericana, Pueblo y Educacin, La Habana, 4 ed., 1984, p. 8.

Principio del documento* Este texto se ha publicado antes como Prlogo a la antologaEl pensamiento cultural ruso enCriterios(1972-2008). Seleccin y traduccin del ruso de Desiderio Navarro. La Habana, Centro Terico-CulturalCriterios, 2009, pginas v-xxxiii.Cmo citar este documento:Desiderio Navarro. Criteriosy la (no)recepcin cubana del pensamiento cultural ruso.Entretextos. Revista Electrnica Semestral de Estudios Semiticos de la Cultura. N 14-15-16 (2009/2010). ISSN 1696-7356.