Cultura y Conocimiento Desde La Antropología y La Filosofía

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  • 7/24/2019 Cultura y Conocimiento Desde La Antropologa y La Filosofa

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    CULTURA: EL CONCEPTO INCMODO DE LA FILOSOFA DELCONOCIMIENTOEl olvido del otro y la enajenacin cultural del conocimiento

    Laura Anaid Sierra Fajardo

    ENAH-UNAM FES Acatln

    anaidsierra @hotmail.com

    Lo otro no existe: tal es la fe racional, la incurable creencia de larazn humana. Identidad=realidad, como si,

    a fin de cuentas, todo hubiera de ser, absoluta y necesariamente, uno y lo mismo. Pero lo otro no se deja

    eliminar; subsiste, persiste, es el hueso duro de roer en que la razn se deja los dientes.

    Antonio Machado

    ResumenEl presente trabajo subraya la necesidad de una concepcin del ser humano y la cultura desde una

    perspectiva filosfico-antropolgica. Esta necesidad emerge del anlisis de las implicaciones del desprecio a

    la cultura y las costumbres por parte de las teoras del conocimiento ms importantes dentro de la tradicin

    filosfica occidental, as mismo, contrapone esta crtica a la consideracin del relativismo cultural acuado

    dentro de la teora antropolgica, principalmente la norteamericana, cuyo efecto es la enajenacin delhombre por la cultura. Claro est que estas visiones de la antropologa y la filosofa son visiones

    generalizaciones poco profundas pero que, por su repercusin y continuidad en la historia, son importantes

    para concebir el problema de la alteridad y la diferencia como un problema epistemolgico como social y

    antropolgico.

    El problema del otrocomo un problema epistmico-social

    Jess Jos Nebreda1se pregunta si son pensables la alteridad y la diferencia en el pensamiento

    cannico de occidente remitiendo a las teoras de conocimiento herederas de la concepcin

    parmendea de la realidad que postulan la identidad del ser y el pensamiento como pauta de

    conocimiento del mundo. Este problema ha sido formulado comnmente desde la filosofa comoel problema del otro y ha adquirido diversos niveles de importancia a lo largo de la historia del

    pensamiento filosfico.

    En el anlisis filosfico y antropolgico de este problema se puede considerar, desde la

    epistemologa, si la alteridad puede ser conocida o siquiera concebida como un objeto de

    conocimiento y, desde lo social, la pregunta incesante por la naturaleza del ser humano y su actuar

    en el mundo desde una concepcin de ste. Es decir, el problema del otro es intrnsecamente un

    problema tanto epistmico como antropolgico.

    Tomando lo anterior en cuenta, la pregunta que une estos dos problemas (el otro y el

    conocimiento del mundo) es si existe una nica realidad para todos independientemente de

    nuestra percepcin de ella, aqu entenderemos por realidad el conocimiento del mundo

    circundante que funciona como pauta para el comportamiento humano, ya sea cientfico o social,

    en contraposicin con la idea de una realidad nica que se deja conocer de diferentes maneras,

    segn la opinin de un afamado filsofo mexicano.

    1Cfr. Jess Jos Nebreda El marco de la identidad, o las herencias de Parmnides en Pedro Gmez Garca

    (Coord), Las ilusiones de la identidad, Frnesis Ctedra Universidad de Valencia, Madrid, 2001.

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    La perspectiva que aqu tomaremos va ms all de postular soluciones inmediatas a un

    problema de tan grandes magnitudes pues mi intencin es partir desde los tropiezos y aciertos de

    la antropologa en su postulacin del relativismo cultural del conocimiento y, desde la filosofa,

    enfatizando el olvido del otro en la construccin de una teora del conocimiento, viendo esta

    interminable disputa como un problema donde supuestos epistemolgicos repercuten en la

    dinmica social.

    Cabe sealar que nos interesa ms explicar cmo surge este problema que dar razn de si

    existe una realidad o varias, tampoco importa mucho fundamentar aqu costumbres culturales

    tradicionales como conocimiento cientfico. Lo importante es poner a dialogar dos perspectivas

    tericas cuyo problema de estudio es comn: el ser humano y su actuar en el mundo por medio de

    su concepcin de ste.

    Por un lado, sostenemos que la filosofa, en su postulacin de una realidad nica y ms tarde

    de un nico sujeto cognoscente, fomenta el olvido del otro precisamente como un sujeto que

    conoce el mundo; por el otro lado, la antropologa, en su postulado del relativismo cultural del

    conocimiento, llega a justificar a nivel del discurso la enajenacin cultural del conocimiento.

    Ambas disciplinas tienen mucho que aportar al estudio del ser humano en su conocimiento del

    mundo y su actuar, no obstante, mientras no se establezca una retroalimentacin terica ymetodolgica fuera de los lmites de la pregunta de si existe una realidad nica, no se podr tener

    una visin filosfica de la relatividad cultural del conocimiento ni se podr sustentar nada en

    concreto sobre la insistencia de la antropologa que opta por la postulacin de un sujeto

    cognoscente diverso.

    Para exponer esta problemtica hemos de dar cuenta en primera instancia cmo desde la

    filosofa cannica el concepto de cultura surge como un hecho incmodo para el desarrollo de la

    teora del conocimiento en su afn de sustentarse como conocimiento cientfico. En segundo

    lugar, mencionaremos los problemas a los que se enfrenta la ciencia de la costumbre (la

    antropologa) que tiene como supuesto epistmico que el conocimiento del mundo est

    culturalmente mediatizado. Por ltimo ofrecemos una serie de consideraciones finales que

    marcan los lmites y alcances del presente escrito como un trabajo de investigacin inacabadopero que llama a la interdisciplina.

    Cultura: el concepto incmodo

    Para la filosofa cannica de occidente, formuladora de las teoras del conocimiento ms

    influyentes en el mundo y en la configuracin de las ciencias modernas, el concepto de

    no ha sido una categora de anlisis primordial. Ha tenido poca o ninguna importancia, mejor

    dicho, ha sido una incomodidad epistmica en s misma en el afn de construir formulaciones

    universales y absolutas para el conocimiento cientfico del mundo.

    La indiferencia de los filsofos de la antigedad y de la modernidad frente a la opinin y la

    costumbre(aspectos que forman parte de la vida cultural) ha sido una actitud paradjica. Por un

    lado, los filsofos han sido siempre los principales crticos de su propia cultura, y por ende, de las

    costumbres populares en sus afanes por la bsqueda de la verdad, sin embargo, ello no ha evitado

    que en la construccin de sus teoras del conocimiento no hayan influido de forma sustantiva sus

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    costumbres y su cultura en tanto sujetos histricos. En este sentido, sus teoras han sido

    construidas desde una especie de etnocentrismo disfrazado o no declarado.

    Un ejemplo de lo anterior podemos observarlo en Las meditaciones metafsicas de Ren

    Descartes, cuando ste hace alusin a las morales provisionales las cuales, nos dice, constituyen la

    primera formacin cognitiva del ser humano pero no constituyen en s mismas un conocimiento

    verdadero. En otras palabras, nuestra cultura nos ensea a conocer el mundo desde una moralprovisional pero para conocer la verdad del mundo es necesario construir un mtodo universal

    sustentado en la razn que es comn a todos los seres humanos. Claro est que nunca se toma en

    cuenta cmo esta razn compartida o buen sentido cartesiano se moldea a partir de esa moral

    provisional.

    El desarrollo del pensamiento filosfico que ms tarde dar a luz a la ciencia comienza, segn la

    historia oficial del pensamiento filosfico occidental, con Parmnides quien sentaba las bases de la

    identificacin del ser y el pensar oponiendo la razn a la opinin comn. Segn le parece a Garca

    Bacca 2

    lo que supone una realidad

    independiente del ser humano a la cual se llega por el camino de la razn, no de la opinin. Al

    respecto, Jos Nebreda plantea una interesante cuestin: 3

    mscuando solamente contamos con un mtodo (basado en la razn) para conocer ese mundo

    externo que nos circuncida.

    Es claro para nosotros que Parmnides no estaba preocupado por este problema, la diversidad

    cultural, y resulta irrelevante para nuestro estudio aqu puesto que lo que nos interesa es

    mencionar que para el desarrollo del pensamiento y de la ciencia Parmnides es un punto clave

    mediante el postulado de la identidad del ser y pensar. Identidad es en este sentido 4imposibilitando por tanto la

    diversidad de realidades; la identidad de ser y pensamiento postula entonces una realidad nica

    (cientfica) que excluye la realidad culturalmente aprendida. Este olvido de la diferencia ontolgica,

    como lo llama Nebreda, conduce a m parecer al olvido de la pluralidad de la realidad en la poca

    renacentista, y ms tarde al olvido de la pluralidad de sujetos cognoscentes a finales del siglo delas luces.

    Por cuestiones de espacio no podemos abordar cada momento histrico del desarrollo de este

    problema epistemolgico que decanta en el problema social del olvido del otro, sin embargo,

    resulta de suma importancia acotar nuestro estudio a un autor fundamental y punto clave en el

    desarrollo de esta problemtica debido a la repercusin histrica de su obra: Kant.

    El filsofo de Kningsberg se plantea el problema del conocimiento del mundo bajo una nueva

    mirada en su obra Crtica de la Razn Pura. Mientras los empiristas y racionalistas5seguan

    teniendo como supuesto bsico de sus teoras la idea de una verdad eterna dispuesta a ser

    conocida preguntndose cmo se conoce el mundo?, Kant centra su atencin en lo que puede

    conocer el sujeto, concibiendo el conocimiento como una forma de relacin entre el sujeto y el

    objeto y aunque no rompe totalmente con la cuestin ontolgica de la unidad de ser y

    2Juan David Garca Bacca, Los presocrticos,FCE, Mxico, 1980, p.126

    3Jess Jos Nebreda, op.cit., p.153

    4Ibid, p.158

    5A quienes ataca de indiferentes a la naturalezahumana vase Kant, Crtica de la razn Pura, AX (Edicin

    de Pedro Ribas)

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    pensamiento, su postura permite encaminar la labor filosfica por nuevos linderos. Ontolgica y

    epistemolgicamente (como dira Gille Deleuze) 6 Esta sumisin o

    determinacin del objeto por el sujeto supone una nueva indagacin terica que pone el acento

    en las facultades del sujeto que conoce.

    Para dar cuenta de estas facultades del sujeto Kant propone buscar aquello que puede conocer

    la razn prescindiendo de toda experiencia sosteniendo que 7. Esta determinacin del objeto por las

    facultades a priori del sujeto sustentadas en las intuiciones puras, presentes incluso en el sentido

    comn (espacio y tiempo), es dada por lo que nuestro entendimiento pone en los objetos antes de

    cualquier experiencia y son entonces facultades universales que todo ser humano en condiciones

    normales debe poseer.

    Kant contra la idea de una realidad en s misma, es decir como cosa a descubrir, responde

    formulando un nico sujeto cognoscente por medio de la universalizacin de las facultades del

    entendimiento. Nuestro filsofo observa la gran importancia del sujeto y sus facultades para

    conocer pero provoca indirectamente en la historia de la filosofa y el desarrollo de la ciencia, eloscurecimiento de la diversidad de facultades de los sujetos cognoscentes.

    Es as como podemos sintetizar, a partir de Parmnides y Kant, que el desprecio incomodidad o

    indiferencia hacia el sentido comn y las costumbres ha permeado desde siempre la visin del otro,

    de aquel que no tiene mi cultura o mis facultades a lo largo de la historia de la filosofa. En

    Parmnides este desprecio nos lleva a la postulacin de una nica realidad pero en Kant, la crtica

    a la idea de la realidad en s misma nos lleva a la postulacin de un nico sujeto cognoscente cuyas

    facultades de entendimiento son universales dejando de lado la cuestin de qu tanto las

    costumbres mismas o la cultura en su conjunto permean la relacin del ser humano y el mundo

    que conoce. Hay como dice Nebreda8una incapacidad del filsofo en la captacin del otro,

    incapacidad que ha sido histricamente determinada por la historia del ejercicio filosfico

    indiferente a la diversidad cultural.

    Relativismo cultural y enajenacin del conocimiento

    En contraposicin frente a las posturas epistmicas universalistas de la filosofa surge una

    perspectiva antropolgica del conocimiento llamada Relativismo cultural la cual propone que las

    costumbres o la cultura juegan un papel importante en la construccin de una realidad comn

    cuando el entendimiento humano se enfrenta al mundo y lo conoce.

    La postura del relativismo cultural tiene como antecedente la escuela del particularismo

    histrico que recordemos es fundada por Franz Boas, un importante estudioso del kantismo y laantropologa. En esta ocasin y dado el corto espacio del que disponemos, analizamos algunos de

    6Gilles Deleuze, Spinoza, Kant, Nietzsche, Labor, Barcelona, 1974, p.122

    7Kant B XVIII

    8Juan Jos Nebreda, op.cit., p.176

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    los supuestos generales ms representativos del relativismo cultural desde la visin de Ruth

    Benedict, antroploga norteamericana y discpula de Boas.

    Benedict consciente de que la costumbre no ha sido considerada un asunto de gran importancia

    nombra a la antropologa misma la ciencia de la costumbre enfatizando que las costumbres no son

    simples comportamientos no racionales sino que juegan un papel muy importante en la

    construccin de una realidad comn compartida socialmente9

    . La antroploga enfatiza que esimportante hacer una investigacin sobre el condicionamiento cultural que sufre el ser humano

    inmerso en una sociedad en particular, condicionamiento que configura no slo su pensamiento y

    forma de conocer el mundo sino su comportamiento en general. Es decir, el conocimiento del

    mundo es culturalmente mediatizado condicionando a su vez el comportamiento social.

    No obstante, esta visin es incapaz de hacer una crtica al determinismo cultural y se se limita

    (aunque histricamente hablando para el desarrollo de la ciencia antropolgica esto representa un

    gran avance) a mencionar que el conocimiento del mundo al ser relativo a la cultura, puede

    construir diferentes realidades justificando as una especie de epistemologa no universal.

    Para que esta consciencia del carcter culturalmente mediatizado del conocimiento sirva para

    entender las preguntas que la diversidad cultural plantea a la filosofa y su metodologa

    epistemolgica, es necesario ir ms all de la postulacin del conocimiento culturalmente relativo

    ya que ese conocimiento justifica o rechaza ciertos comportamientos en el mundo social. Decir

    que todo conocimiento es relativo a su cultura puede decantar en una justificacin de la conducta

    culturalmente enajenada, justificacin que la antroploga norteamericana ejemplifica con su

    propio ejercicio profesional ya que recordemos, Benedict apoy al gobierno de EUA durante la

    segunda guerra mundial mediante su estudio sobre la percepcin de la guerra del pueblo japons

    en El crisantemo y la espada. Aqu, el conocimiento no se persigue por el puro amor a la sabidura

    sino por una especie de manipulacin de lo otro y los otros mediante el conocimiento de ello.

    Consideraciones Finales

    Dos cuestiones se trataron en este ensayo: 1) las implicaciones de dejar de lado el papel de la

    cultura en las teoras del conocimiento, y 2) Las implicaciones de la relatividad cultural del

    conocimiento, esto con el fin de replantear el problema del otro y la percepcin diversa de la

    realidad fuera de los lmites de la simplicidad de la afirmacin de que la realidad (al parecer

    siempre una y la misma) se deja conocer de muchas maneras(que igualmente merecen respeto).

    Histricamente, la filosofa no se haba preocupado seriamente de la aculturacin humana y su

    condicionamiento en el conocimiento del mundo porque parta de la idea de una nica realidad.

    Es hasta Kant que adquiere importancia poner atencin en las facultades del sujeto que conoce

    suponiendo unas cualidades naturales en todo ser humano. Por otro lado, como en la escuela

    relativista, postular muchas realidades bajo el supuesto del carcter culturalmente mediatizadodel conocimiento no resuelve el problema slo lo replantea.

    Como hemos podido apreciar, filosofa y antropologa confluyen en el estudio del hombre y la

    cultura. Una se ha dedicado a estudiar los rasgos especficos de la especie humana, la otra (la

    9Cfr. Ruth Benedict, Patterns of culture, Mariner Books, New York, 2005, p.10

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    antropologa) se ha dedicado a estudiar la relatividad cultural del conocimiento olvidando sus

    implicaciones sociales, se olvida al otroy se enajena la cultura.

    Para cerrar podemos apuntar que para una concepcin del hombre y la cultura es necesaria una

    perspectiva antropolgica y filosfica ya que el estudio de las facultades humanas no puede

    olvidarse de la diversidad cultural pero, la ciencia de la costumbre estar al servicio de la

    dominacin mientras se considere a los sujetos como pasividad pura frente a la realidadculturalmente aprendida. La filosofa sin duda con su actitud crtica demoledora es capaz de

    concientizar sobre una aculturacin opresora pero la actitud antropolgica siempre abierta a lo

    diverso es la nica que puede hacer frente a la arrogancia de las universalizaciones filosficas que

    son indiferentes o en el mejor de los casos se incomoda ante la diversidad cultural y la persistencia

    de lo otro.

    BIBLIOGRAFA

    Benedict Ruth, Patterns of culture, Mariner Books, New York, 2005.

    Garca Bacca Juan David, Los presocrticos,FCE, Mxico, 1980. Nebreda Jess Jos, El marco de la identidad, o las herencias de Parmnides en Pedro

    Gmez Garca (Coord), Las ilusiones de la identidad, Frnesis Ctedra Universidad de

    Valencia, Madrid, 2001.

    Kant, Inmanuel, Crtica de la razn pura, Taurus, Mxico, 2006 (Traduccin y prlogo de

    Pedro Ribas)

    Deleuze Gilles, Spinoza, Kant, Nietzsche, Labor, Barcelona, 1974.