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Aldo 'rzneEno. DOMINGO 20 DE zuzo DE 1833. r: NÚM. 178. EL FARO NACIONAL, REVISTA DE JURISPRUDENCIA DE ADMINISTRACION DE TRIBUNALES Y DE INSTRUCCION MIMA. PERIODICO OFICIAL DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE MADRID , DE LA ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACION; DE LA SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS DE LOS JURISCONSULTOS Y DEL MONTE PIO DE TRIBUNALES. SE PUBLICA DOS VECES POR SEMANA, JUEVES Y DOMINGOS. SE SUSCRIBE EN MADRID : En la redaccion , y en las librerías de Cuesta, Monier, Bailly-Bailliere, la Publicidad , Lopez y Villa, á Srs. almez, y 22 al trimestre.—La redaccion y oficinas del periódico se hallan establecidas en la calle del Carbon , número 8. SE SUSCRIBE EN PROVINCIAS : En las principales librerías, y en casa de los promotores y secretarios de los juzgados, á 30 rs. al trimestre; y á 26 li- brando la cantidad directamente sobre correos, por medio de carta franca á la órden del administrador del periódico, OBSERVACIONES JURIDICAS sobre el proceso del Salvador. Un asunto de diverso carácter que los que ocupan habitualmente las columnas de nuestro periódico, creemos que debe fijar hoy la aten- clon de nuestros lectores , y á él vamos á con- sagrar el primer lugar de este número, desti- nado á aparecer al principio de esa semana que consagra la iglesia á la memoria de los mas gran- des y adorables misterios de nuestra religion. En efecto, entre las augustas y sublimes ver- dades sobre que descansa nuestra religion san- ta, no hay una tan fecunda en grandes resul- tados para la humanidad , tan llena de admira- bles ejemplos y de elocuentes lecciones de ca- ridad y humildad , tan apropósito para elevar .las almas cristianas á la contemplacion de la grandeza divina, tan impregnada de una dulce y consoladora tristeza, y tan propia para escitar en nuestros .corazOnes una eterna é inagotable gratitud, como la pasion y muerte del Reden- tor del género humano , que borró con su sangre los pecados de los hombres, decaídos por elfos de la gracia con que les dotó el Cria- dor , y condenados á una perdicion eterna. Este acontecitinietito grandioso y de una su- blimidad superior a la comprension de, nuestro ente ndimiento , encierra todo cuanto el espíri- tu humano puede c oncebir en la region de los Tom mas nobles y elevados afectos , y cuanto el co- razon puede sentir entre sus mas fuertes y pro- fundas impresiones. La augusta majestad del Dios criador del universo aparece en primer termino desconocida por la miserable y peque- ña criatura, y el soplo celestial y purísimo de la gracia comunicada por Dios al hombre, disi- pado con el hálito pestilente del pecado. El hom- bre mismo, hecho á imagen y semejanza de-la .Divinidad, degradándose voluntariamente de este noble y augusto carácter, se arrastra en el lodo de los vicios y en el fango de los mas abomina- bles desórdenes, ]naciéndose reo de eterna con- denacion y de la ira terrible del Sefior, cuando los efectos de la divina justicia se suspenden por la mediacion del Hijo del Todopoderoso, que desciende á la tierra á espiar él solo todos los crímenes de todos los pecadores y á rehabili- tar de nuevo la raza humana, dejando al propio tiempo en el mundo la representacion viva de su pasion, á fin de que pudiese reproducirse tanto cuanto fuese necesario para la espiacion y el remedio de los nuevos pecados y crímenes de los hombres. Imposible es ciertamente concebir un hecho donde la generosidad se muestre uta »; inagota- ble, donde la abnegacion sea finas sublime, don- de la grandeza de la víctima sea mayor, y don- de, sin embargo, ra y e a mas alto punto s /1 man_ sMumbre y lunnillneion. No en vano la in, , wo- ria de este lambo viv iut etcr m ati u y durar

DE EL FARO NACIONAL, - Universidad de Sevillafama2.us.es/fde/ocr/2008/elFaroNacional_1853_178.pdfEL FARO NACION'L. entre los hombres hasta la consumacion de los, ocupando la pagina

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Aldo 'rzneEno.

DOMINGO 20 DE zuzo DE 1833.r: NÚM. 178.

EL FARO NACIONAL,REVISTA DE JURISPRUDENCIA

DE ADMINISTRACION DE TRIBUNALES Y DE INSTRUCCION MIMA.

PERIODICO OFICIAL

DEL ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE MADRID , DE LA ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACION;

DE LA SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS DE LOS JURISCONSULTOS Y DEL MONTE PIO DE TRIBUNALES.

SE PUBLICA DOS VECES POR SEMANA, JUEVES Y DOMINGOS.

SE SUSCRIBE EN MADRID :

En la redaccion , y en las librerías de Cuesta, Monier,Bailly-Bailliere, la Publicidad , Lopez y Villa, á Srs. almez,y 22 al trimestre.—La redaccion y oficinas del periódicose hallan establecidas en la calle del Carbon , número 8.

SE SUSCRIBE EN PROVINCIAS :

En las principales librerías, y en casa de los promotoresy secretarios de los juzgados, á 30 rs. al trimestre; y á 26 li-brando la cantidad directamente sobre correos, por medio decarta franca á la órden del administrador del periódico,

OBSERVACIONES JURIDICAS

sobre el proceso del Salvador.

Un asunto de diverso carácter que los queocupan habitualmente las columnas de nuestroperiódico, creemos que debe fijar hoy la aten-clon de nuestros lectores , y á él vamos á con-sagrar el primer lugar de este número, desti-

nado á aparecer al principio de esa semana queconsagra la iglesia á la memoria de los mas gran-des y adorables misterios de nuestra religion.

En efecto, entre las augustas y sublimes ver-dades sobre que descansa nuestra religion san-ta, no hay una tan fecunda en grandes resul-tados para la humanidad , tan llena de admira-bles ejemplos y de elocuentes lecciones de ca-ridad y humildad , tan apropósito para elevar.las almas cristianas á la contemplacion de lagrandeza divina, tan impregnada de una dulcey consoladora tristeza, y tan propia para escitaren nuestros .corazOnes una eterna é inagotablegratitud, como la pasion y muerte del Reden-tor del género humano , que borró con susangre los pecados de los hombres, decaídospor elfos de la gracia con que les dotó el Cria-dor , y condenados á una perdicion eterna.

Este acontecitinietito grandioso y de una su-blimidad superior a la comprension de, nuestroentendimiento , encierra todo cuanto el espíri-tu humano puede concebir en la region de losTom

mas nobles y elevados afectos , y cuanto el co-razon puede sentir entre sus mas fuertes y pro-fundas impresiones. La augusta majestad delDios criador del universo aparece en primertermino desconocida por la miserable y peque-ña criatura, y el soplo celestial y purísimo dela gracia comunicada por Dios al hombre, disi-pado con el hálito pestilente del pecado. El hom-bre mismo, hecho á imagen y semejanza de-la.Divinidad, degradándose voluntariamente de estenoble y augusto carácter, se arrastra en el lodode los vicios y en el fango de los mas abomina-bles desórdenes, ]naciéndose reo de eterna con-denacion y de la ira terrible del Sefior, cuandolos efectos de la divina justicia se suspenden porla mediacion del Hijo del Todopoderoso, quedesciende á la tierra á espiar él solo todos loscrímenes de todos los pecadores y á rehabili-

tar de nuevo la raza humana, dejando al propio

tiempo en el mundo la representacion viva de

su pasion, á fin de que pudiese reproducirse

tanto cuanto fuese necesario para la espiacion y

el remedio de los nuevos pecados y crímenes de

los hombres.Imposible es ciertamente concebir un hecho

donde la generosidad se muestre uta »; inagota-

ble, donde la abnegacion sea finas sublime, don-de la grandeza de la víctima sea mayor, y don-

de, sin embargo, ra y e a mas alto punto s /1 man_

sMumbre y lunnillneion. No en vano la in, , wo-

ria de este lambo viv iut etcr m atiu y durar

EL FARO NACION'L.

entre los hombres hasta la consumacion de los, ocupando la pagina mas elocuente, la

iw,pirada, la mas bella y admirable que nosolí ces) los anales del mundo.

Así , 1H, es ('!;liso los cristianos guarda-

tr:os memoria de la pasion de Jesucristo,ittiera eterna salvacion y fuente in-

5J:H;H,11! todas las gracias que COD mano pró-

tfl ,:a uri.; i,i()1'g;1. á cada instante su Iglesia. Pero

(.1 1;t condenacion del Salvador tanibien(t1) sus actos y formas es-

O svf--; y llevarse al terreno de la . usticia bu-

lumia, in sta la cual se dignó descender nuestro

:-;alvador, tifl111111(10 para ello naturaleza de hom-

bre. Un eminente jurisconsulto francés , cuyasobras gozan de tanta reputacion en el foro , el

M. ()Jipi]], ha consagrado á este objeto

qua obrita titulada El p •OCCSO (le J(SlteriStO , en(pie trata 111 cuestion bajo este aspecto, conel objeto de hacer ver las horrendas infrac-ciones de ley que se cometieron en este juicio,-' d refutar M. Salvador, que en un opúscu-

lo sa j•e este mismo asunto llevó su temeri-dad hasta el estreino de sostener que este pro-cedimiento se hallaba arreglado en sus formas ála le y hebrea. Creemos , pues, que en oasioncomo la presente puede parecer oportuno, ámas de ser curioso en si mismo , el indicadoprovear: v lo hisertamos á continuacion, aun-que con algamas modificaciones en las for-

y sobre todo, despojado de la parte depolépie; .,, que es de todo punto innecesaria, enim país (I( a nadie es capaz de dudar de lainanilitia injusticia y de la violenta arbitrarie-dad cola que se procedió en la condenacion delDios-hombre.

aquí , pues , el referido

PRoctSo DE JESUCRISTO.

La acitsacion de Jesus, suscitada por el odio de lossacerdotes y fariseos, presentada al principio comouna acusacion de sacrilegio, convertida despues en(temo j'alaco y en erbliell de Estado, se serial() en to-das sus fases con marcadas violencias y perfidias. Masbien que un juicio revestido de las formas legales, fueaquel procedimiento una Verdadera pasion, un sufri-miento prolongado, en que la inalterable dulzura de_la víctima puso mas de manifiesto todavía el encarnizajmiento de sus crueles perseguidores y verdugos.

Al aparecer Jesus entre los judíos, este pueblo noera va sino la sombrade lo que en otro tiempo Babiasido. Degradado mas de una vez por la esclavitud, di-

vidido por facciones y sectas irreconciliables, /labiasuctimi,ido al fin bajo el peso de las armas romanas, yperdido su soberanía. Convertida en un simple anejode Id p-g• .i ncá (le Si ria, veja Jerusalen eti sus Murosuna ga-m c'on Pilatos gobernaba allí ennombre del César, y el antiguo pueblo de Dios gemía -bajo trua doble tiranía: la del vencedor, cuyo poderodiaba y cuya idolatría detestaba, y la de sus sácerdo-tes, que se esforzaban en retenerlos todavía en los es-trechos lazos de i fanai ; sm. o religioso.

El Salvai'or de los hombres deploraba amargamentelas desgracias do su patria. ¡Cuántas veces no derra-mó lágrimas sobre Jerusalen! «;Jerusalén , esclamaha,Jerusalén, que das muerte á los profetas y apedreas álos que te son enviados! ¡Cuantas veces he queridoreunir tus hijos corno la gallina recoge sus polluelosbajo sus alas, y tú no has querido!»

Considerábase á Jesus como poco afecto á los roma-nos; pero amaba de veras á sus conciudadanos. Enprueba de esta verdad podemos presentar aquel dis-curso de los judíos para determinarle á volver al con-turion un criado que tenia enfermo y que estimabamucho. No creyeron posible alegar un motivo mas po-deroso que dirigirle estas expresiones: «Venid, es me-recedor de que le asistai.s, porque es amante de vues-tra nacion. Y Jesus fue con ellos y dió la salud al sir-viente.» (Luc. 7, 3, 4, 5, 6, 10.)

Dolorosamente afectado por la miseria del pueblo,Jesus le consolaba con la esperanza de otra vida, alpaso que aterrorizaba á los grandes, -á los ricos y á losorgullosos con la perspectiva de un juicio final, en quecada uno seria juzgado segun sus obras. Quería restirLuir al hombre á su dignidad primitiva; le hablaba desus deberes y de sus derechos. El pueblo le escuchabacon avidez, y le seguía con aran: sus palabras conmo-vian, su mano curaba, su moral instruía; predicaba ypracticaba una virtud desconocida antes de él, y quesolamente pertenece á él , á saber : la caridad. Pe-ro esta misma reputacion, estos prodigios escitaron laenvidia. Los partidarios de la antigua teocracia sealarmaron por la nueva doctrina; los príncipes de lossacerdotes vieron su situacion amenazada;- el orgullode los fariseos se sintió humillado; los escribas vinie-ron en su socorro, y desde entonces quedó decretadala perdicion de Jesus.

Si su conducta era culpable, si suministraba motivoá una acusacion legal, ¿por qué no intentarla descu-biertamente? ¿Por qué no acusarle de sus acciones ydo sus discursos públicos? ¿Por qué emplear contra élsubterfugios y ardides , perfidias y violencias? Puesasí es efectivamente cómo se procedió contra el Sal-vador.

Al recorrer las tristes páginas de este lamentableProceso nos encontramos en primer lugar con elodioso E. npleo de los agentes provocadores. infamadosen los tiempos modernos ; se les infama todavía muchomas, atribuyendo su origen al proceso de Cristo. Léese,e

EL PARO NACIONAL.Priv-(mi i

en efecto, en el Evangelio de San Lúcas, cap. 20, v. 20:Et observantes miserunt insidiatores , qui se justossimularent, ut caperent eum in sermone, et traderentillum principatui et potestati prwsidis. No traduciréyo mismo este testo; dejaré hablar á un traductor, cu-ya exactitud es demasiado conocida . , á M. Sacy: «Comoellos solo buscaban ocasiones de perderle, le enviaronhombres apóstatas, que aparentaban ser gente hon-

rada, para sorprenderle en sus palabras, á fin de en-tregarle al magistrado y al poder del gobernador.» Yen una nota añade él mismo M. Sacy: «A ver si se leescapaba la menor palabra contra los. magnates y el

gobierno.».Despues de haberse empleado este Vil é insidioso

medio, Dos da noticia el evangelista San Juan de unconciliábulo celebrado por los príncipes de los sacer-dotes y los fariseos, que ignoro, dice M.. Dupin, hayanconstituido entre los judíos un cuerpo de judicatura.Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos (diceSan Juan, 4.7) se reunieron, pues, y deci.an en-tre sí: «¿Qué hacemos? Este hombre ha obrado muchosmilagros;» y añadieron (versículo 48 de id.): «Si ledejamos obrar, todos creerán en él.» Lo que para ellosequivalia á decir: Y no se creerá ya en nosotros.. Aho-ra bien : aquí se ve claramente el temor de que preva-leciese la moral y la doctrina de Jesus; pero ¿en dóndeestá el juicio que ha de preceder á la condenacion? Yono lo encuentro en parte alguna, dice M. Dupin, con-testando á esta pregunta.

Uno de estos congregados, llamado Caifás., queera el gran .sacerdote, les dijo: «Vosotros ignoráis lo.que hay en esto, y no considerais que os conviene queun solo hombre muera por el pueblo... y profetizó que.Jesus debia morir por la nacion de los judíos.» (Ibid.v. 49, 50, 51.) Pero, en primer lugar, profetizar noes juzgar; ni la opinion personal de Caifás, uno deellos (unus autem ex ipsis), es tampoco la opinion detodos, y menos un juicio del senado. No se ve, pues,nada que tenga carácter de juicio, y solo si á los sacer-dotes y fariseos'animados de un odio violento contraJesus, y que «desde este dia no pensaron mas que enencontrar el medio de quitarle la vida: ut inter l'ice-rent eum.» (v. 53.)

Refiriendo San Mateo los mismos hechos , dice quelos príncipes de los sacerdotes se juntaron en la saladel gransacerdote, y que tuvieron consejo. ¿Y cuál fuesu resultado? ¿Acaso un mandamiento de presentacioncontra Jesus para oirle y juzgarle despues? No por'cierto, sino que «juntaron consejo para acordar los»medios de apoderarse de Jesus por dolo y matarle.

))Coneilium fecerunt, ut Jesum noto tenerent et occi-mw.aErr (xxvi, v. 5).» Ahora bien; en la lengua lati-na, lengua muy perfecta en la espresion de los térmi-nos del derecho, jamás se han usado los verbos occi-dere é interficere para espresar la accion de sentenciará muerte, sino para significar el homicidio ti el asesi-nato.

Este dolo, que debia servir para apoderarse de Jesus,

con Judas. En efecto, , s un

no fue otra cosa que el luPcaleato, de lois

o le los doce apóstoles,sacerdotes judíos

va á ver á los príncipes de los sacerdotees9,0y yo os le entregaré, et I- •¿Qué me dais Yv oles

ns dice:¿Qdam? (Math. xxvt, 14, 15 ) • Y pactando con él, con-vinieron en darle treinta pies de plata! Previendo yaJesus la traicion de este pérfido discípulo , le advirtióde ello con dulzura enmedio de la cena , donde la vozde su Maestro en presencia de sus hermanos hubieradebido afrentarle y hacerle entrar en sí mismo. Perodesgraciadamente no fue así : ocupado enteramente enla idea de su vil salario , se puso á la cabeza de unaturba de sirvientes , dándoles á conocer la persona deJesus por medio de un ósculo, que fue el signo con-ven i do para consumar su traicion.

Era de noche. Despues de haber celebrado la ce-na., Jesus habia llevado á sus discípulos al monte delas Olivas. Oraba allí con fervor ; mas estos se dur-mieron.

Jesus los despertó „reprendiéndoles dulcemente porsu debilidad, y les advirtió que se acercaba el momen-to. «Levantaos, les dice: ved que se acerca el que meha de entregar.» (Math. xxvt,

Judas no estaba solo, porque tras él venía una turbacompuesta de, los sirvientes del gran sacerdote. Si enel tropel se encontraban algunos soldados romanos,era por'mera curiosidad, sin haber sido legalmenterequeridos, en razon de que el presidente romano Pi-latos nada había oido hablar de este asunto.

La prisión de Jesus, sobre todo é Ja hora en que severificaba tenia tal carácter de una agresion violen- •ta, de una vía de hecho, que los:discípulos se preparaná. re chazar la fuerza con la fuerza.

Maleo, sirviente del gran sacerdote, que se mostra-ba mas diligente para apoderarse de Jesus, recibió dePedro, no menos celoso por su maestro, un golpe quele cortó la oreja derecha.

La resistencia hubiera podido continuarse con éxito,si Jesus no se hubiese opuesto á ella inmediatamente.Y la prueba de que Pedro, aunque hizo correr la san-gre, no había resistido á una órden legítima, se en-

cuentra en que no fue detenido ni sobre la marcha,ni mas tarde en casa del gran sacerdote, adonde si-guió á Jesus, y donde fue reconocido por la sirvientadel pontífice y aun por un pariente de Maleo.

Tan solo Jesus fue detenido; y á pesar de que nin-guna resistencia opuso, y que antes bien reprimióde sus discípulos, se le ató como un malhechor, el li-

gaverunt eum. Rigor criminal, puesto que no era ne-

cesario para asegurarse de un solo hombite de parte

de una tropa numerosa armada de espada s pa.ins.

Quasi latronem existis Guara 1(111 Pist'bus

comprehendere me. (S. Lúe. xxn, 52•)

Apodéranse, pues, violentan«lite de Jesus, y en vez

de llevarlo delante del magistrado compvlen te, es con-

ducido á casa de Annás, que no tenia otro Cara•ter

EL FARO NACIONAL.

< ji p i i:cr.Nucgro del gran sacerdote. (Joan. XVIII, 13.)que esta comparecencia tuviese por ob-

jeto bocerselo ver, semejante curiosidad no es permi-tida, de modo que () este paso solo se ve una veja-•ilin y un injustificable abuso de autoridad.

De la casa de Annis fue conducido Jesus á la delgran sacerdote, siempre atado. (Joan. 2'11 Co-

lociir(1110 en pi patio, donde por hacer frío encendieronfr i en,, á •ovo resplandor fue reconocido Pedro por las

(1I • la casa. - .1 hora bien; la ley judáica proliibiapro ' , der de noche: tenemos, pues, una nueva y ma-nifinsta infraecion de sus preceptos.

P:o este estado de derenclon no una casa privada,c id ildo á los sirvientes comedio de un patio, ¿quétrarauli(•ilos esperimenh, Jesus? «Los que custodia-

ban fi .resus, dice San [lcas, se mofaban de él gol-

peándole; y habiéndole vendado los ojos, le herian encl ro,ztro y le decían : ¿adivinas quién te ha dado?

lo diri pian tambion otras injurias y blasfemias.»(xxu, 63, 6.1, 6:l.)

¡El gallo /labia ya cantado'... Sin embargo, aun noera de (lía. «Los ancianos (lel pueblo, los príncipes de»los sacerdotes y los escribas se congregaron, y habien-»do hecho comparecer á Jesus en su consejo, proce-»dieron á su interrogatorio.» (Lúe. xxu, 66.)

)lela' untarse muy particularmente que si el odio noles hubiera ofuscado tanto, hubieran debido, no solodiferir el juicio por ser de noche, sino aun sobreseer,j onja en aquel dio se celebraba la Pascua, la mas so-lemne de todas las fiestas, y, segun su ley, ningunprocedimiento podía tener lugar en día feriado, bajopena de nulidad.

Vainas, sin embargo, quién va á interrogar á Je-sns, y encontraremos que es precisamente el mismoCaifás, juez evidentemente recusable, porque en unareunion anterior se constituyó en acusador de Jesus.Aun antes de haberle visto ni oido, ya le proclamódigno de muerte; pues dijo á sus colegas «que era útilque uno solo muriese por todos.» (Joan. xvm, 14.)Así, pues, siendo esta la opinion ele Caifás, no debe-mos sorprendernos de la parcialidad que va á mani-festar.

En vez de preguntar á Jesus sobre hechos positivosy circunstanciados, sobre hechos personales, Caifásle interroga sobre hechos generales, sobre sus discí-pulos, á quienes solo se debía citar cómo testigos, ysobre su doctrina, que solo era una abstraccion entanto que no se dedujera de los actos esteriores. Pon-tifex ergo interrogabit JeS1101, de discipulis suis, et dedoctrina das. (Joan. XVIII, 19.)

Jesus respondió con dignidad: «Yo he hablado pú-.blicamente tr todo el mundo; yo siempre he enseñadoen la sinagoga y en el templo, en donde se reunentodos los judíos; y nada be dicho en secreto. (Ibid: 20.)%¿Por qué, pues, me preguntais? Pregun tad á los queme han oido, para saber lo que yo les he dicho. Ellosson quienes saben lo

Apenas 'labia acabado, cuando uno de los ministros

asistentes dió una bofetada á Jesus, diciéndole: ¿asírespondes al pontífice? (Ibid. 22.) Este inaudito y es-candaloso atentado, en el que se encuentra un gravedelito y ademas una violacion de todas las leyes de lahumanidad y de la caridad, pasó á presencia y ávista de todo el consejo; y como el pontífice no re-prendió por él á su autor, no puede menos de con-cluirse que fue su cómplice, sobre todo cuando estaviolencia tenia por pretesto vengar su pretendida dig-nidad ultrajada.

Y en efecto, ¿en qué podio parecer ofensiva la res-puesta de Jesus? «Si he hablado mal, ¿decidme en qué?Mas si he hablado bien,- ¿por qué me herís?» (Joan.xvin, 23.)

No !labia medio alguno de solventar este dilema.Acusábase á Jesus; a los que le acusaban, pues, y áCaifás el primero, tocaba probar la acusacion. Un (tea-sacio no debe acriminarse á si mismo: preciso era con-vencerle por testigos; él propio los invocaba : veamosqué testigos se produjeron contra "

«Sin embargo, los príncipes de los sacerdotes y to-do el consejo buscaban deposiciones contra Jesus paraentregarle á muerte (ut eum, mora traderent) , y nolas encontraban.» (S. Marc. xiv, 55.) «Porque muchosdaban un testimonio falso contra él; pero sus deposi-ciones no estaban conformes entre sí.» (Ibid. 56.)«Levantáronse algunos y dieron un falso testimoniocontra él, en estos términos : le hemos oído decir : Yodestruiré este templo edificado por la mano de loshombres, y en tres dias edificaré otro que no sea he-cho por mano de hombre.» (lbid. 57 , 58.). «Pero aunsobre este punto no concordaban sus deposiciones.»(Ibid. 59.)

Porque Jesus no había dicho de un modo afirmati-vo . y en cierta manera amenazante, yo destruiré el

templo, como falsamente lo suponían los testigos, sinoque solo hipotéticamente habia dicho : destruid ese

-templo; es decir, suponed que ese templo sea destrui-do, y yo lo reedificaré en tres dias. Ademas no puededudarse que se trata de un templo diferente del suyo;porque sus palabras fueron: Yo reedificaré otro entresdios, que no será hecho por la mano de los hombres.

De aquí se deduce que, por lo menos, los judíos nole habían comprendido, porque esclamaron , diciendo:«¡Cómo! este templo, cuya construccion ha duradocuarenta y seis años, ¿le reedificarás tú en tres chas?»

«De suerte, que estos testigos no estaban de acuer-do, y por consiguiente nada concluian sus deposicio-nes; et non erat conveniens testimenium illorum.»(Abro. 14, v. 59.)

Preciso era, pues, ír en busca de otras pruebas. -«Entonces el gran sacerdote, que es siempre el acu-sador, levantándose enmedio de la asamblea, interro-gó á Jesus y le dijo :. «¿Nada respondes á lo que estos •declaran contra tí?» Pero Jesus permaneció en silen-cio y nada respondió. (Máre,, 14, v. 60.)—En efecto,que he enseñado.» (Ibid. 21.)

EL FARO NACIONAL.

puesto que no se trataba del templo de los judíos, sinode un templo ideal, no hecho por la mano de los hom-

bres, y que únicamente residia en el pensamiento deJesus, la esplicacion se encontraba en la declaradion

misma.Pero el gran sacerdote continúa: «Conjúrete por el

Dios vivo (adjurote per Deum vivum) que nos digas

si eres el Cristo hijo de Dios.» (Mat. 26, v. 63.)¡Yo te conjuro! ¡Yo te tomo juramento! ¡Grave in-

fraccion de aquella regla de moral y de jurisprudenciaque prohibe colocar á un, acusado entre el peligro delperjurio y el temor de acusarse á sí propio y de em-peorar su situacionl—Esto no obstante, el gran sa-cerdote insiste y le dice: «¿Eres tú el Cristo hijo de

Dios?» Jesus le respondió: «Tú lo has dicho,» tu di-

coisti, segun San Mat. xxvt, 64, ó Ego sum, «Yo soy,»segun San Márc. xiv,- 62.

Entonces el gran sacerdote desgarró sus vestidos,diciendo: «Blasfemó. ¿Qué necesidad tenemos de mastestigos? ¿No atabais de oirle blasfemar? ¿Qué pensaisde esto?»—Y respondieron: «Merece la muerte.» Reasest mortis. (Mat. xxvr, 66.)

Hé aquí el último término á que puede llegar la ar-bitrariedad de un juez. Aquí tenemos un juez que seirrita, que se arrebata hasta el punto de desgarrar susvestidos, que impone al acusado un juramento terri-ble, y loe acrimina sus respuestas, diciendo: ¡ha blas-femado! ;Que desde entonces no quiere mas testimo-nios, aunque la ley los exige! ¡Que no quiere tampocoinstruir una sumaria, cuya insuficiencia ha reconocido!¿Que se esfuerza en suplir todo esto por medio,de in-terrogatorios capciosos! ¡Que quiere, O pesar de la pro-hibicion de la ley, que se condene al acusado por solasu declaracion tal corno él solo la ha traducido!

Pero esto no era todavía sino el principio de la es-cena de horror y de encarnizamiento que Va á seguir.No bien se hubo lanzado esta especie de veredicto sa-cerdotal contra Jesus, cuando las violencias y los in -sultos se reprodujeron con mas fuerza; el furor deljuez debió comunicarse á los asistentes. «Entonces,»dice San Mateo, le escupieron á la cara y le dieron»de puñadas, y otros le abofeteaban diciendo: profe-tízanos quién es el que te ha herido.» (Mat. xxvi,

vers. 67 y 68.)Esos groseros insultos, esas inhumanas violencias,

esos escándalos-inauditos, aun cuando se hagan re-caer sobre los sirvientes del gran sacerdote y las gen-tes de su comitiva , no escusan á los que, atribuyén-dose sobre Jesus la autoridad de jueces, debian almismo tiempo rodearle de toda la proteccion de laley:Y Caifás seria culpable como dueño de la casa endonde pasaron tales escesos, aun cuando no lo fueseya bastante como• gran sacerdote y corno presidenteM consejo, por haber tolerado tales violencias, quesolo podían estar de acuerdo con la escesiva cólera quehabla mostrado estando sentado en el consejo mismo.

'l'ales y tau descompasados furores, inexcusables

aun cuando hubiesen sido dirigidos contra un hombrecondenado á muerte y entregado al suplicio, eranmucho mas criminales respecto a Jesus, contra quien,legal y judicialmente hablando , no habi-a aun una con-denación segun el derecho público que regia al pais.

Pero todas las irregularidades y las violencias qua sehan puesto de manifiesto hasta ahora, no son nada encomparacion del desencadenamiento de pasiones queva á manifestarse ante el juez- romano, tí quien los sa-cerdotes judíos remitieron á Jesus, porque no teníanfacultades para imponer una sentencia de muerte, ypara arrancársela al mismo contra su propia convic-cion.

«Luego por la mañana , los príncipes de los sacer-dotes con los ancianos y los escribas, y todo el con-cilio , haciendo atar á Jesus, le condujeron y entrega-ron á. Pilatos. (Marc. xv, 1.)

nuego por la mañana, porque corno se he hechonotar, todo lo que hasta allí se hizo coara Jesus hablasucedido durante la noche.

oLlevaron, pues, á Jesus desde la casa de Caifás alpretorio (de Pilatos).

»Y era por la mañana, y ellos no entraron en el pre-torio por no contaminarse, y por poder comer la Pas-cua.» (loan. xvin, 28.)

¡Escrúpulo singular y muy digno de los fariseos! ¡Te-men mancharseel día de Pascua entrando en la casade un pagano , y en el mismo dia, antes de presentar-se á Pilatos, !rabian cometido la enorme infraccion decelebrar consejo y de deliberar sobre una acusacion ca-pital! .

No queriendo, pues, entrar, «Pilatos salid afuerapara encontrarlos.» (Joan, x vira 29.) «Pongamos aten-cion en sus palabras. No les dice: ¿dónde está el juicioque habeis pronunciado? como hubiera debido ha-cerlo, si solo tuviera la facultad de un simple exequá-tur; sino que tornando las cosas desde su origen , se-gun debe hacer el que posee la plenitud de la juris-diccion, les dice: ¿Cuál es el crimen de que acusáisá este hombre?» (Ibid.)

Ellos le responden entonces con su acostumbradoorgullo : «Si este no fuese un malhechor, no te lo hu-biésemos entregado;» (Joan. ami, 30) queriendo dar áentender con estas palabras que, tratándose de blas-femia, era una causa de religion, que ellos panulapreciar mejor que cualquiera otro. De este modo, Pi-latos se hubiera visto reducido á darles crédito sobresu palabra.

Pero Pilatos, ofendido de una pretension que, ten-dia á restringir sus facultades, haciéndole instrumentópasivo de la voluntad de los judíos, les respoodi,5 i•í-

nicamente: «¡Muy bien! Supuesto qu e (letl'' 11'1pecado contra vuestra ley, tomadle N'OS() I 1*()...; Mismos

• nzgadle segun ella!» Aceipite eninb d ,seeu ndurn

legentuestraln judieate eum., 31.)

verdadera loma-[unauEsta respuesta era para ello_ficacion, porque reconociéndose sin facultad para con-

510 EL FARO NACIONAL.

(knar muerte, les fue forzoso someterse á Pilatos, ydadmar ante él las causas de la acuacion.

¿v ,:miles serán estas causas? ¿Serán acaso las mis-mas que hasta aquí se han alegado contra Jesus, estoes, la acusacion de blasfemia que solo presentó Cai-fas ante el consejo de los judíos? Nada de eso; deses-perando obtener del juez romano una sentencia demuerte por una querella religiosa, que no interesaba

á los romanos, cambian repentinamente de sistema;desisten de su acusacion primera, de la acusacion deblasfemia, para sustituirle una acusacion politica,un. Críllíell de Estado.

A quí está el nudo de la pasion, y lo que mas vi-vamente acusa á los delatores de Jesus; porque de-cididos á perderle de cualquier modo que fuese, no semuestran de aquí en adelante corno vengadores de sureligion supuestamente ultrajada y de su culto amena-zado, sino que dejando de ser judíos para afectarsentimientos estranjeros, estos viles hipócritas solo semuestran ahora ocupados en favor de los intereses deliorna, acusando al divino Salvador de querer resta-blecer el reino de Jererusalen, de hacerse*Bey de losjudíos, y de sublevar el pueblo contra los conquista-dores.

Oigámoslos hablar:

«Comenzaron á acusarle, diciendo: hemos encon-trado á este hombre que pervertia á nuestra nacion, élimpedía pagar el tributo al César, y diciendo que él esel Cristo-Rey.» (Lúe. 23, v. 2.)

¡Qué horrible calumnia! ¡Jesus impedir que se paga-se el tributo á Cesar! Pues qué, ¿no habla antes res-pondido á los mismos fariseos en presencia de todo elpueblo, mostrándoles la efigie de César en una monedaromana: Dad á César lo que pertenece al César?

Pero la primera parte de esta acusacion era un me-dio de interesar á Pilatos, que por su calidad de Pro-curato?' Gesaris, estaba autorizado para la cobranzade los impuestos. La segunda parte afectaba aun masdirectamente á la soberanía de los romanos: «se titu-la Rey.»

Así, habiendo tornado la acusacion un carácter po-lítico, Pilatos creyó entonces deber fijar su atencionen ella.

Entrando, pues, en el pretorio (lugar en donde seadministraba la justicia) y habiendo hecho compare-ce • á Jesus, procede á su interrogatorio y le dice:«Eres tú el rey de los judíos?» (Joan. 48, v. 33.)

Esta pregunta , tan distinta de las que se le habiandirigido en casa del gran sacerdote , parece que de-biera escitar la admiracion de Jesus; mas él preguntaá su vez á Pilatos: «¿Eres tú el autor de esta pregunta,ó son otros los que te han dicho esto de mi? A teme-tipso hoc dicis, aut alca dixerunt tibi de me? (lbid.vers. 34.) En efecto, Jesus queda conocer, ante todo,á los autores de esta nueva acusacion , como diciendo:¿es esta una acusacion dirigida contra mí por los ro-manos 6 por los judíos?

Pilatos le respondió: «¿Por ventura soy yo judío?Los de tu nacion y los príncipes de los sacerdotes tehan puesto en mis manos : ¿qué has hecho?» (Lid.vers. 35.)

Todos los actos de este procedimiento son en es-tremo interesantes. No nos cansaremos de repetirlo:

ante Pilatos no se trata de una condenacion prece-dente, ni de un juicio ya dacio , ni de una sentenciaque se trate de ejecutar; es una acusacion capital, masuna acusacion incipiente, pues en el interrogatoriole dice Pilatos: ¿qué has hecho?

Viendo Jesus por la esplicacion que acababa de oir,cuál era el origen de la acusacion, y reconociendo elpensamiento secreto que dominaba en el fondo de ella,y la manera cómo sus enemigos quedan llegar al mis-

mo fin por medio de un subterfugio, respondió á Pi-lotos: «Mi reino no es de este mundo; porque si lofuese , mis gentes hubieran combatido para impedirque yo cayese en manos de los judíos: y efectiva-mente, hemos visto que Jesus habia prohibido á susgentes hacer resistencia. «Ahora, pues, mi reino no

•es de aquí.» (loan. 18, v. 36.)Esta respuesta de Jesus es altamente notable, por-

que ha llegado á ser uno de los mas sólidos funda-mentos de su religion y la prenda de su universalidad,en razon de que no afecta los intereses de ningungobierno. Esta respuesta no es solamente la asercionde una doctrina, sino que fue 'como su justilicacion ydefensa contra la acusacion de querer hacerse rey delos judíos. En efecto, si Jesus hubiese afectado unreino temporal , si hubiese habido la menor - tenta-tiva de su parte para usurpar de cualquier modo elpoder del César, hubiera aparecido culpable de lesa-'majestad á los ojos del magistrado. Mas respondiendopor dos veces, mi reino no es de este mundo, mi reinono es de aquí... su justiticacion era completa y ab-soluta.

Pilatos insiste, sin embargo, y le dice: «¿Luego túeres rey?» Jesus le replicó: «Til eres el que dices queyo soy rey: tu dicis quia rex ego sum. En cuanto ámí, yo he nacido y be venido al mundo para dar testi-monio á la verdad. Cualquiera que pertenezca á laverdad, escucha mi voz.» (Juan. xvm, 37.)

Pilatos le dijo: «¿Qué cosa es la verdad?» Esta úl-tima pregunta prueba que Pilatos no tenia una ideamuy clara de lo que Jesus llamaba la verdad..Jesus nole respondió : y contento Pilotos con haber 'dicho ámanera de esclamacion: ¡Qué cosa es la verdad! sinaguardar la respuesta salió á encontrar los judíos, quehabian quedado fuera, y les dijo: «Yo no encuentroen este hombre crimen alguno.» (Joan. -man, 38.)

Hé aquí, pues, á Jesus absuelto de la acusacionpor la sentencia misma del juez romano.

Pero insistiendo mas y mas los acusadores, añadie-ron: «él tiene alborotado el pueblo con la doctrina queesparce por toda la Judea, desde Galilea hasta aquí.»(23, y . )

EL FARO NACIONAL).511

¡Subleva el pueblo! fié aquí para Pilatos una acusa-

cion de sedicion. Pero , fiótense bien estas palabras:

por la doctrina que enseña; 'en las cuales se ve ma-nifiesto el grande error de los sacerdotes judíos. Paraellos, esto quiere decir: enseña al pueblo, lo instruye,lo ilustra, predica doctrinas nuevas, que no son lasnuestras. ¡Sublva el pueblo! lo cual en su boca sig-nifica tambien ¡el pueblo le escucha con gusto! elpueblo le sigue y le ama; porque predica una doctrinaconsoladora y amiga del pueblo: arranca la máscarade nuestro orgullo, de nuestra avaricia, „de nuestroinsaciable espíritu de dominacion!

Pilatos no parecia dar mucha importancia á estenuevo giro de la acusacion; mas aquí deja ver su de-bilidad: ha oído pronunciar la palabra Galileo ,y enesto ve una ocasion de descargar su responsabilidadsobre otro funcionario. «¿Conque eres Galileo?» dijoá Jesus; y en vista de su respuesta afirmativa, le con-sideró ya como dependiente de la jurisdiccion deHerodes-Antipa.s, tetrarca de la Galilea, ante él cualenvió á Jesacrsto. (Lúe. 23, 6 y 7.)

bsso Herodes, que desde mucho tiempo antes, cornodice San Lúcas, deseaba conocer á Jesus y verle ha-cer algunos milagros, despues de haber satisfecho unavano curiosidad y de haberle dirigido alguiias pregun-tas, á que Jesus no se dignó responder, no obstante lapresencia de los sacerdotes que no le habian desampa-rado, y á pesar de la terquedad con que continuabaninculpando á Jesus ; Herodes , repito , no viendo masque una cosa quimérica en aquella acusacion. , volvióá enviar á Jesus ante Pilatos, despues de haberle ves-tido con una ropa blanca, para significar que este pre-tendido rey le parecia mas digno de risa que de temor.(Lúe. 23, v. 8 y sig.)

Nadie, pues , se atrevía á condenar. á Jesus, ni

Herodes, que solo habia visto en él un objeto de bur-la, o: Pilatos, que habla declarado altamente que ninguncrimen encentraba•en_él,

la :n?o el odio no estaba desarmado; lejos de esto, lospríncipes de los sacerdotes, con un acompañamientonumeroso de sus partidaeios, se presentaron de nuevo

Pilotos, resueltos á emplear toda clase de medios pa-ra obligarle á que accediese á sus designios.

El desventurado Pilotos, haciendo ante ellos un re-súmen de toda su conducta, les dice: «Me habeis pre-sentado al. este bombee corno pervertidor del pueblo, ysin embargo , 'habiéndole interrogado á vuestra pre-sencia, no le he encontrado culpable de ninguno delos crímenes de que le acusais: ni Herocles tampoco,pues, habiéndolo remitido á él, no le ha juzgado dignode muerte. Voy, , pues , á soltarle , despues de haberlehecho azotar.» (Lúe. 23, v. 14, 15, 16 y 17.)

¡Destines de haberle hecho azotar! ¿No era esto unacrueldad, puesto que le creia inocente? Sí, pero eramas un acto de condeseende.icia, con el cual es-peraba Pilados colmar el furor de que los veis agitados.

0.05, pues, mandó azotar á Jesus.» (Juan. xix,

1.) Y creyendo haber hecho demasiado para desarmarsu cólera, se les enseñó en tan triste estado, diciéedo-les: «ved 'aquí el hombre.» Ecce homo. (bao , x j x , 5,)

Parece que Pilatos no era un'lomore de•alinadoperverso, porque hemos visto todost os los esmerzos quemuchas veces habito hecho para salvará d. ...esos. ne,rnera funcionario público : quería mantenerse en re

-destino; se le intimidó con Voces que ponian en dudasu fidelidad al emperador; temió una destilarcioncedió. Cupiebat liberare Jesurn, sed cuna mollis eral,eoruni cedebat affectionibus.

Sube, pues, inmediatamente á su tribunal. Pro tri-bunali sedens. (Matli. cap. 27, v. 19.). ¡Y corno si lehubiesen sobrevenido nuevas pruebas , se dispone a.pronunciar un segundo fallo!

Y sin embargo, detenido todavía por el grito de suconciencia, y por el consejo que recibió de so mujer'atemorizado, diciéndole: «No te comprometas en el ne-gocio de este justo (151atli. 27, v. 19);» tienta el últimoesfuerzo, procurando decidir al populacho á que acep-tase á Barrabás en lugar de Jesus.

«Pero los sacerdotes escitaron al pueblo para quepidiese mas bien la soltura -de Barrabás.» (Mitre., c. 1:1,v. 11.) ¡De Barrabás! ¡un matador! jun asesino!

Pilotos les dice aun, insistiendo en su propósito:«¿Pues qué quereis que haga de' Jesus? Pero ellos

»gritaron: crucificadle; tale, crucifige. Pilotos»insiste de nuevo diciendo: ¿lie de crucificar yo»vuestro rey? valiéndose así de términos burlescos»para desarmarlos; pero mostrándose entonces mas»romanos que Pilotos los príncipes de los sacerdotes,»le respondieron hipócritamente: Nosotros no cene-,»;1208 otro rey que César.» (Joan. c. 19, v. 1...t.) Y vol-vieren á comenzar los gritos de crucifige! crucifigel Yestos clamores se hacían mas y mas amenazadores: etinvalescebant voces COritin. (Lúe. c. 23*v. 23.)

Por último, queriendo Pilatos contener á la multi-tud, voleas populosatisfaccre!,.. va á lethlar,,„ ¡Lla-

maremos sentencia lo que va á pronunciar! ¿Disfrutaen este momento la libertad de ánimo necesaria enun juez que va á dar una sentencia de muerte? ¿Quénuevos testigos, qué documentos han venido á alterarsus convicciones,declarada acerca de la inocencia de Jesus?

Desesperado Pilatos de poder ganar iiilb!eneia al-guna sobre la multitud, y viendo que se escitaba Dlavez mas el tumulto, hizo que le trajesen agua , y, la-vándose sus manos delante del pueblo, les dijo: «E,f0 yinocente de la sangre de este justo : vosoiro,,, sereisresponsables de ella.» (Mal. c. 27, v. 21. .) Y aceeiliOen aquel instante á lo que le ¡tedian. ( Lío'. e. 20,

v. 24.) Y se los entregó para que le croeil ic: /s i' ll-(Man c. 27, v. 26.)

¡Lavas tus manos, Pilotos, tus 111111105 1h' la

sangre. inocente! ¡Tú lo bas concedido por ¡Hilad, y

no eres menos culpable que si lo hubleser,

aquella opinion tan enérgicamente

Con decididaJuntad! Las 1..nerdeha1es

y perversa ve

EL FARO 'NACIONAL.

han repetido hasta nuestros días : el justo padecióbajo de l'anejo Pilatos: Passus est sub Pontio Pilato!Tu nombre ha quedado en la historia para servir deleccion á todos los jueces pusilánimes , para ponerlésde manifiesto la afrenta que resulta de ceder contra

su propia conviccion. El populacho furioso gritaba alpie de tu tribunal. ¡Acaso no estabas tú mismo seguroen tu silla! ¿Pero qué te importa? Tu deber era antesque todo: en semejante caso vale mas recibir que ciarla muerte.

Acabemos: la prueba de que Jesus no fue llevado ála muerte por crimen de blasfemia ó de sacrilegio , ypor haber predicado un nuevo culto contrario á la leymosaica , resulta del mismo estrado de la sentenciapronunciada por Pilatos : sentencia en virtud de lacual fue conducido al suplicio por los soldados ro-

manos./labia entre los romanos la costumbre deponer sobre

la cabeza de los condenados un rótulo con el estradode su Sentencia, á fin de que el público conociese elcrimen por que habían sido condenados. Pilatos, pues,hizo colocar en lo alto de la cruz un rótulo sobre elcual habia escrito estas palabras: Jesus NazarenosRex Judeorunz (Joan. c. 19 ., v. 19), que se contentódespues con representar por medio de las inicialesJ. N. J.

cY el título de su causa, dice San Márcos, c. 15,v. 26, tenia esta inscripcion El rey de los judíos.»

Esta inscripcion se redactó primero en latín, porser la lengua legal del juez romano, y se reprodujo enhebreo y en griego, para facilitar su inteligencia á los

nacionales y estranjeros.Los príncipes de los sacerdotes, cuyo odio diligente

nada descuidaba, temiendo que se tomasen á la letracomo una atirmacion estas palabras: Jesus rey de losjudíos, dijeron á Pilatos: «no pongais rey de los ju-díos, sino que él se llamó rey de los judíos.» Pilatosles respondió: «Quod scripsi, scripsi: lo que he escri-to, quedará escrito.» (Joan. c. 49, v. 21, 22).

Esta fue, pues , la verdadera causa Pe la condena-cion de Jesus. Aquí tenernos la prueba judicial y le-gal. ¡Jesus fue víctima de una acusacion política, pe-reció por el crimen imaginario de haber querido aten-tar contra el poder de César, titulándose rey da losjudíos ! Acusacion absurda en que Pilatos nuncacreyó, y que los mismos príncipes de los sacerdotes ylos fariseos no creían tampoco; porque, no estando au-torizados para condenar á muerte á Jesus, no pudoponerse este punto en cuestion en casa del gran sacer-dote; esta acusacion fue nueva y en todo diferente dela que en un principio meditaron ; una acusacion im-provisada en casa de Pilatos, despues que le vieron po-co afectado de su celo religioso, y que creyeron ne-cesario oscilar su celopor el César.

htinc dimittis, non es amicus Ceesarisl Palabrasterribles , y que con demasiada frecuencia han reso-nado despuel eti lekoides de los jilliC91 raedrese54 que}

á ejemplo de Pilatos, han sido criminales, entregandopor debilidad las víctimas que , á escuchar los gritosde su conciencia, jamás hubieran condenado.

Dios, en sus eternos designios, ha podido permitirque sucumbiese el justo bajo la malicia de los hom-bres; pero ha querido á lo menos que. esto se verifi-case ofendiendo todas las leyes, traspasando todas lasreglas establecidas, á fin de que el desprecio absolutode las formas permaneciese como primer indicio de laviolacion del derecho.

Pasaré por alto las vejaciones que siguieron á la sen-tencia de Pilatos; esa violencia ejercida con Simon elCirinoo, que en cierta manera asociaron al suplicio,obligándole á llevar el instrumento con que se debiaverificar; las injurias que siguieron á la víctima hastael lugar del sacrificio, y hasta sobre la cruz en dondeJesus todavía rogaba por sus hermanos y por sus ver-dugos.

Vosotros, diré á los paganos , que habeis alabado lamuerte de Sócrates, i cómo no admirareis la muertede Jesus! Censores del Areópago , ¿cómo podreis aco-meter la empresa de estusar á la Sinagoga, y justificaral Pretorio? La filosofía no ha vacilado en proclamarlo,y débese repetir con ella: «Sí , si la vida y la muerte»de Sócrates son las de un sabio, la vida y la muerte»de Jesus son las de un Dios.»

VARIEDADES.

ESTUDIOS FILOSOFICO-LEGALES,

y

El derecho civil ante las nuevas escuelas político-_

sociales.

Entre la multitud de trabajos importantes que senos remiten frecuentemente para su publicacion ennuestro periódico, y que tenemos largo tiempo dete-nidos en la redaccion por falta de suficiente espacioque necesitamos dedicar á objetos apremiantes y deinteres del momento, figura como uno de los masnotables el que vamos á insertar á continuhcion , hoyque podemos consagrar todo el número á la parte doc-trinal y científica. El discurso á que damos hoy consumo gusto la preferencia, es debido á la pluma delprofesor de ampliacion del derecho español en launiversidad de Barcelona -el Sr. D. Francisco Per-manyer : y son de tan alto interes las cuestiones-lega-les y filosóficas que en él se ventilan y están tratadascon tan recto criterio, con tan profunda filosofía, contal pureza y elevacion de sentimientos y con tan vi-goroso y brillante estilo, que no dudamos que nuestrossuscritores se complacerán en la lectura de un trabajoque coloca á su -autor al nivel; de lel mal distinguidos)plinadorea de este

EL PARO NACIONAL.

hemos hecho alguna ligera supresion de tal cual Pár- reformarlos, en denunciar

fica

El discurso del referido profesor, en el que solo

los abusos para

(7i-

sombra se cometan ,sin

persegsino en examinar los vicios

rato 6 frase de mira forma académica, dice así: que su causa no se confunda con la causa de las leetimas instituciones, para que no sirvan

P ábulo á losLa autoridad y el derecho, la familia y la propiedad, enemigos de estas.'y de arma poderosa -para calumniarfilosóúnicas y ¿ternas bases de todo órden y de toda socie- las y combatirlas: pues es.en el órden moraly

político ha pro-las tradicionales creencias que, pacíficamente profesa- clamado un distinguido escritor moderno,1dad en la esfera de lo humano.; hé aquí el símbolo de una verdad profunda la que en el órden port.

de que «re-das por nuestros venerables predecesores en la cátedra, »sistir no solamente al mal, sino al principio del mal,pudieron estos limitarse á desarrollar en sus corolarios »no solo al desórden, sino á las pasiones que engendran.y enseñar en sus vastas y ramificadas aplicaciones, ?)el desórden, es la mision esencial, el' primer deber de..porque tampoco de ellos otra cosa se reclamaba : lié »todo gobierno.» Y si el mal en nuestros días provie-aquí el dogma social•, el arca santa que nosotros de- ne de estarse apagando los mas fecundos sentimientos,.hemos esforzarnos á defender y conservar, pues que si el desórden está en las ideas, y primero que en los.las hallamos combatidas y amenazadas. Y no se crea corazones en las inteligencias, si el trastorno de lasque al comprender y formular así nuestra mision, ideas y la subversion de los buenos principios sonme proponga dar la voz de una infundada alarma, jos de los grandes escándalos que nuestra época hani quiera pintar con negros y recargados colores presenciado ,y está. quizás destinada á presenciar,los peligros de -que algunas asustadizas imagina- guardémonos sobre todo de que aquellos puedan Un-ciones se representan amagada muy de cerca la sacie- putarse á las instituciones mas que á los hombres;dad. Pues qué, ¿hemos de creer que la sociedad no porque, segun ha observado el ilustre Bonald, el peor•podrá seguir de hoy mas descansando sobre sus sóli- y mas funesto de cuantos escándalos pueden ocurrirdos cimientos, tan antiguos como el mundo ? ¿Hemos en la sociedad, es el escándalo y el desórden autoriza-•de temer que se desmoronen y caigan sobre nuestras do por la ley.cabezas las mas venerandas instituciones , sin esperar Fortuna es para el hombre, y no escasa, el que. aun;otro consuelo que el de dejarnos sepultar en sus rui- en los períodos de mas estravío no tenga la fuerzzst y

-nas? Y todo eso, ¿hebra de ser pronto, tal vez ma- ficiente para romper y destruir todo aquello que suñana, antes de haberse columbrado el nuevo órden de razon rebelde le resiste á confesar por incomprensi-cosas que haya de sustituir á ese mundo moral cono- ble. Y semejante en esto al pobre loco, á quien sucido, ni la nueva atmósfera, en que hayan de vivir imaginacion enferma representara ya cadáver y sinnuestros hijos , distinta de la en que murieron p ues- embargo viviria, como no ha dejado de haber una Pro-tros padres , de la en que pernos respirado nosotros, videncia y de velar aun para las generaciones que massin imaginar _que fuera de ella se encontrase otra cosa se empeñaban en desconocerla, así la sociedad sub-que la muerte? siste á pesar de los que niegan su legitimo origen y

No perecerán, porque son obra de Dios, los grandes necesaria estabilidad, y alimenta en su seno á esosy tutelares principios sobre que desde la inaugura- agitadores, impacientes niños que la escarban en sus.eion de los siglos ha marchado la libre é inteligente cimientos para conocer el secreto de su construc.cion,,,humanidad. Y si en los eternos destinos estuviese es- y esperan estudiar y aprender sobre sus escombros el.crito que perecieran antes que el linaje humano, séa- plan de la nueva obra que ofrecen construir. Ciertonos lícito creer y afirmar que no ha sonado la hora podrá ser que, segun el mismo Bonald, las leyes Tilotodavía en que tan tremenda trasformacion haya de ralos no se sujetan impunemente á discusion, porqueefectuarse. Tal es, sin embargo, la triste y menguada acerca de ellas el error es inseparable del desórden, ¿i.

suerte que le ha cabido á nuestro siglo discutidor y diferencia de las leyes físicas, que no son menos ob-presuntuosopcondenado á dudar hasta de sí mismo, y servadas porque sea menos conocida su teoría, y en,cifrando su gloria en quererse dar razon hasta de lo las que los errores del hombre nada pueden alterar de:que Dios nos ha otorgado para gozar y sentir.con ello, sustancial y necesario. Diríamos, empero, que tambien:sin que acertáramos jamás á comprenderlo. Los mas en el órden social hay de esas leyes de infalible ysantos principios y las mas seculares tradiciones han eterna aplicacion, que se cumplen rigurosa y provii-

sido llamadas á :juicio y están pasando días de prueba dencialmente á posar de todos los esfuerzos de lit ,. os-

en el (arden de las ideas como en el órden de los he- traviada humanidad. Obsérvese, si no, cómo los selis-

chos. Los que tienen fe en los principios , los que no tas de todos los tiempos, al querer disputar su radical

creen en la prematura caducidad de las tradiciones, legitimidad á lo existente, han cai g o en la locura de

oodrian, sin ser culpables, dejar de acudir á su defen- rechazar como imposible aquello mismo (I" sus

''orno en ponerlos á cubierto de tulladisension, con-

, la lógica des:,? Pues su defensa consiste no tanto en discutirlos, ojos se estaba realizando. Y es porgu L ,

siste sobre todo, nolos hechos, espresion de la volanta, divina `"sude

randq los ojos á sus defectoen ponderar su escelencia cer- encargar de desmentir la 14i,2,1 lo

„, de s liondlcs,

S, á los abusos que, á su fiel y repugnante reflejo de sus P I •isiones hastardal

513

EL TARO NACIONAL.

%rail á los modernas utopistas s-citan t-oniiima y ardientemente las iras

coni! . ,1 I erden trIlifiejena l oidles exa-gerte l'OH -.-ísi i oos Nitres• a: J yeecion la. mise-ria fi 1 " s Inas , h:q0 In opresion ' monopolfi t te ;os

InP1 1 0 S. serviies padecí:o i l-Anos de aquellos pro-ceden (o-, dictin;n va 11;! las pasioiws y abusos

los lítiiles y, ,zw:,sí Ti' de la íntima y esencial urga-

Mucho, de JO s 9cieilitrl, le zis principios Coeli-

lutives, q,( sancionan !;I. iojusticia , y iuljudican la

suprema cual esdusivc patiimonio de unospocos, par; I legar á JO mayoría per herencia las pri-vaciones v la deuesiva serv 'nlitielire. En el l'elida detan disolven-„es i i,wirnws SI 111111/W1;i ( .1 hecho de es-tar y haber siempre los mas, que son los masfuertes, thiTendieode y rouserranili, la dicha de los

mas deliiles; que S,W1 losllenos. Mas si se considera

que el poder Seeiiti descansa en la coneentracion delas fuerzas y voltniíroles le todos, ¿cómo tranquili-zaríais acerca del porvenir ¡hl li Seeiediel, iii cómo es-

1 n ' á subsistir 4.41 el die de manaría?¿Cómo las fuerzas capaces 110 deStrliir y aniptilar loque se Opone á Se bienestar y euallechniento habránde estar íonpleadas, corno !Lista hoy, u mantener losdiques que las 59aran rl ItiS goces par ellas tan ape-tecit los y por otros tan «nljeSta/Dente conservados?¿Sei-a que ignoren el secreto de su miseria y de SU po-der, mientras que cien privilegiadas, pero ilusas, ca-pacidades están haciendo profesion de revelárselo yencarecéuselo? ¿Será que nesconlien de su pujanzacuando tan recientes y terribles esperiencias se hanhecho de ella y tantas veces las ha coronado el trino-.1? ¿Será que sus fuerzas se 11:111 (11 comprimidas,que las !riiiiote el respeto Ci lo existente en un sigloque ha sacudido todos los yugos, y le pide cuentas ála Divinidad de lo que creó su santa palabra y estáconservando su supremo aliento? Cuando el águila ro-mana en el apogeo de su gloria conservaba en sus gar-ras la fuerza y en su miaJa el prestigio suficiente paraser de todos temida y respetada, bastó la humilde pre-dicacion tle, una idea y el haber inspirado á los ia-dividuos un 'no mundano sentimiento; y ya ni la es-pantable fiereza de los leones, ni las voraces llamas decien hogueras fueron bastantes á detenerles, al tra-tarse de profesar el culto y religion de que el imperiose 'labia declarado enemigo. El poder social, en guerraabierta t on las particulares convicciones, hubo de de-clararse vencido: y la sangre de los mártires cambióla faz del mundo. ¿llabrian cambiado desde entonces'tambien las leyes fisiológicas de la humanidad, hastael punto de no ser factible hoy á la compacta muche-dumbre por instinto de propia conservacion,- y paraconquistm su dicha material e inmedíaia, lo que antesconsiguieron los individuos pacíficos é inofensivos sinotras armas que su fe, y sin mas objeto que el de me-recer una corona que no alcanzaban sus sentidos? Héaquí el positivo é indescifrable euigall que nos ofre-

c on 111 el terreno le los hechos las teorías socialistas,n fue tan tenazineute proclamadas it parece sino queveo ti caiidíitts el mundo por insAanteS en mi montonde 1,tinas. lié aquí mi mlster.-o en sus consecuencias,ve no lo es sino para quien tenga la debilidad de ad-mitir á ciegas sus antecedentes --¿La hornalla especiees; aria dedicada constantemente y a sabiendas á la-brar su propio y voluntario infortunio, resistiendo á. los(p i e quisieran arrastrarla ti mejor suerte?—Convenga-mos, pues, en qu r, , aun miradas las cosas bajo el pris-ma de los goces e intereses materiales-, y prescindiendotlel sentimiento religioso, insuficiente por desgraciapara esplicarnos lo que está pasando , na depende en1:1 opinion IP hombre su libertad V su dicha de la po-sesion. y tlisfrute de 1,, pe alcanza con sus manos, Al-go hay en su espíritu que. le hace menospreciar esosIces, sin los cuales, al deci s del socialismo, es la vidaun intolerable suplicio: y véase cómo la esperienciadesmi-ote esa idea do las privaciones del mayor nú-tnero; que no es privacion el carecer de aquello queno se ambiciona. Así, el mas impl acable y acaso el masrazonador de los antagonistas sociales, olvidando comolo tiene por costumbre, su rigurosa al llegará las lillimas . consecuencias, no ha sabido sostener sustenías sin negar el mas alta y filosófico pi.-incipio, elque constituye, por decirlo así, la razion de la huma-na sociedad, la armonía de los goces crío los deseos, elerildlitivio de las ssilisfatr,--ss : ot t es con las necesidades. Asíse quisiera !madi.- á la Wiería ' e ioí,eligcnc:i a humanasen el fango de' alas oídio° y brutal mater i alismo. Nipadria ser Cl.0_ otra Manera, pues, como sentirán caer-les las armas de sus manes todos los que, sin dejar deser l ógicos, quieran comliati, • ea teouía á la sociedad,así en el órden de los hechos se verán desmentidospráctic.itneate p ‘r los pueblos , mirando con desden éindil'ereocia lo que se les p i nta cómo suprema dicha, ydefendiendo por conviccion , hasta con entusias-mo, lo que se les señala como causa de sus Med-rniutos.

Hay en la vida de la humanidad hechos primitivosfenóme nos de conciencia, la que raras veces le per-

1.11 te equivocarse á la multitud en lo que verdaderaTmente le. :ionviene , ni confundir, á no estar seduci-da, los !Vienes efímeros y de corta duracion , con loque la conduce al bienestar y pacífico contentamien-to. Y esos hechos son tan constantes y auténticos,que no es posible desconocerlos sin renegar de lahistoria y hasta de la razon humana. ¿Habeís vistojamás á los naturales de un pais árido _ó pantanosoquejarse de Dios ni de su suerte, porque -haya otrasrazas nacidas en suelos mas feraces y de mas apaci-ble hco.izonte?7,Les habeis visto rebelarse contra losdecretos del C.'iador, ni desalojar á los mas afortuna-dos para emposesionarse del pais que no les ha vistonacer? ¿Nos ha trasmitido la historia noticias de ge-nerales emigraciones, ó hanse visto pueblos que nopermaneciesen pacíficos y felices-en el puesto que les

EL FARO NACIONAL.

señalara la naturaleza ó que llegaran siquiera á aspi-

rar á otra region mas cómoda y regalada, si alguna

causa. preternatural, ó • la ' material imposibilidad desubsistir no les ha hecho intolerable el cielo bajo elcual nacieran, y la tierra, aunque ingrata, que liabianaprendido á regar con sus sudores?

Yivitur parvo bene, eui paternumSplendet in mensa tenui salinum,

podríamos esclamar con el poeta latino. Y la bis,toria universal nos enseña que esa modtradion delos deseos es la ley de la humanidad; que la sancio-na su instinto, y que forma el mas radical de esos he-chos primitivos que no sufren discusion , como hayverdades intuitivas, que no es fácil demostrar, niconviene empeñarse en demostrarlas , si no se quie-re debilitar la fe con razonamientos priori , y consacrílegas dudas corroer el sentimiento al salvar lostérminos de nuestra limitada inteligencia. ¿Por quécreeis que al dictar - el Señor su símbolo y su doc-trina á los apóstoles que debian predicarla, no lesinspiró el jactancioso pensamiento de conocerlo, sinoque escribió en su'santo libro. la modesta fórmulade «Creo en Dios» cual si dijera «me postro ante»sus inefables atributos y me contento de verle y»adorarle en sus obras, porque no me es dado penetrar»su esencia ni analizarla?» A los que predican la eter-nidad del mundo para no confesar la eternidad de Dios,preguntadles cómo han podido demostrarse el nuevodogma que os recomiendan por mas racional y á suinteligencia menos repugnante.. A los que niegan laDivinidad por avergonzarse de no comprenderla, y noquieren admitir un ser que no tenga principio, decid-les que os espliquen la nada y el inmenso vacío que,segun ellos, debió preceder á las maravillas de la crea-cion; pedidles la mas débil é incompleta idea de la ne-gacion del espacio en que ninguna cosa debiese con-tenerse, de la negacion del tiempo en que ninguna cosadebiese durar : y les vereis enmudecer corridos y con-fusos ante lo indescifrable de los misterios que en el-fondo de todas las hipótesis posibles es forzoso admi-tir, y hasta en la- ipótesis del ateismo, que es la masarrogante y á la vez la mas ciega y estéril de todaslas negaciones... Pues del derecho , ó, lo que es igual,de la sociedad puede decirse relativamente y sin impíaprofanacion lo que se dice de la Divinidad en términosabsolutos: Él existe, porque existe. Y supuesto elhombre con su actividad y libre inteligencia, con susdefectos y depravadas inclinaciones , con el poder derefrenarlas que constituye la moralidad de sus actos,con la moralidad de sus actos en que se cifran sus altosdestinos; negadle la facultad, la necesidad de crearrelaciones morales y permanentes con todo cuanto lerodea, exigidle la sulna perfeccion en el órden de cosasque él se haya creado; negadle la legitimidad de todolo que veais en él imperfecto y defectuoso, y entoncesnegais tambien al hombre, porque con sus inherentes

defectos negais tambien sus mas esenciales atributos.No estralemos , pues, que el ' r

necesidad de ledo, haya querido esplicarlo todo por a ley

lo existente ni la ,'t•

sociaustilo par sus órg.

legitimidad lo a-1 atl

pasrabilia-

nos mas autorizados, no pudiendo ya ' dese.on(.,cer-ida-

ria de la Mas ciega fatalidad. Lo estrato seriato seria que lesmaestros de esa funesta escuela, lanzados por el carrildel mas desapoderado orgullo, no hubiesenI 1aca )a.Lo porblasfemar de Dios.

¿En qué consistirá que ya en la infancia de la hu-manidad exista y se desarrolle mas fuerte que nuncaun poder social en el seno de. la familia y se fundecorno por instinto, pero sin contradiccion, en la po-sesion de Jos b:anes materiales , de los que nadiesino el jefe es duelo y propietario, y á cuya domi-nacion nadie sino el jefe aspira tan siquiera hastallegarle la vez al sustituto del que durante su vidaha ejercido el supremo poder y absorbido en sus ma-nos toda la riqueza? ¿En qué se funda que ya el pa-triarca primitivo tenga bajo su autoridad ilimita-da, no solo á sus hijos, aunque adultos y padres yade numerosa prole , sino tambien á un grupo deesclavos , que no se rebelan contra la ley que les su-jeta. al dominio de otro , antes miran su servil con-dicion como muy natural y hasta viven en ella pacífi-cos y felices? ¿Será_ que desde el primer dia hayan ya

.degenerado los instintos de la humanidad y que lossubyugue la p p eocupacion, aun antes de haber pasado

gel tiempo necesario para formarse hábitos contrarios asu dignidad y á la nobleza característica del serracio-nal é inteligente? ¿O será que desde el nacimiento lehaya amaestrado al hombre su íntima conciencia yformádose en las masas el buen sentido , la mejor y áveces la única salvaguardia del órden y de la sociedad?—En la antigua y belicosa Roma, en ese listado formadopor la fuerza y con la fuerza engrandecido, ¿quién ha-la adquirido la propiedad y quién era capaz det on-ser varla y defenderla, sino los que tuvieron el geniode organizar la muchedumbre , fundar la ciudad parahacerla sehora del universo y guiarla de victoria envictoria has( a la dominadou suprema, objeto y fin parael cual haba sido creada?—Impelo fuera tan ociosocomo indigno el abogar teóricamente y en abstractopor aquel orgulloso patriciado, que ni aun la posesionde su dignidad personal le permitid á la multitud, cu-yos vidas y trabajo monopolizaba y esplotaba cual losde viles reses. Pero haced bajar del Capitolio á los pon-tífices, haced desaparecer á los patricios con sus fue-ra civiles y religiosos , y ved lo que os quedará en

Roma para conquistar al mundo. 'Imaginaos aquellasociedad diversamente organizada, sin privilegios he;altas clases, anivelados los individuos,.... y lals"ddespues á esos grandes hombres que fueron cab'e's

de tan grandes cosas. Si le fuese (lado la humanidadretroceder en la Marcha de los tiewp os, Y ,JelIlmilarle

• •ado

á Dios la negacion el olvide de le pa, , si a aead

generaciou no le cupiese la suerte tle IWOUlUtiai'Se y

316 EL FARO NACIONAL-.

----- --buscar ~ti esto entre el tropel de variados aconteci- permitid: sin abusar de vuestra bondad, entrar enmicolos (111P., la han precedido y siempre se están con- mas l:eee digresiones) es el que nace de la indepen-sumando , si pudiese renovarse cada día lo existentecreado por las circunstancias mas poderosas que lavoluntad del hombre , si los errores de la humanidadno fuesen al propio tiempo la escuela de su educación yenseñanza, -y si podiésemr,s aspirar sin locura al saber

esperiencia, que son el producto rik lo pasado sin las

preocupaciones y necesidades que con el pasado se

dencia de los individuos, en el órden intelectual cier-

han tríJsmitído, entonces los flamantes regeneradores

de la sociedad podrían vindicar el derecho de ensayarsus halagüeñas teorías , siquiera para que vinies3 ádesengañarles el resellado : 6, por mejor decir , no ha-bría llegado á existir ni á ser posible la opasicion devisionarios utopistas, como no se descaria jamás en elórden fisico la bonanza ni la apacible aurora, á no es-

tar per las leyes naturales indefectiblemente prescritala sucesion de variadas temperaturas y estaciones.Pero está en el órden que la desbordada tempestad dehoy , desinfectando la atmósfera y limpiándola de losmiasmas que dejó la calma de ayer , nos prepare el diade mañana sereno y placentero. ¿Seria tal vez por

'efecto de lo vicioso de un sistema social , conven-cional y arbitrario el que en todas las grandes cri-7sis mas 6 menos directamente haya intervenido lafuerza bruta , como el rayo que purifica el espa-cio, y que de las diversas situaciones productode esas crisis hayan surgido las nuevas costumbresy las ideas para influir á su vez en lo que se llamaprogreso y civilizacion ? lié aquí , señores , un errorde la roas inmensa trascendencia, que existe en elfondo de las antisociales teorías, y en el que incurrenlos apóstoles de ellas acaso de buena fe y sin adver-tirlo: el de confundir las causas con los efectos, y olvi-dar en el ardor de un exagerado optimismo el puestoy la Vt rdadera categoría de los sucesos y de las insti-tuciones. No son las instituciones sociales las quecrean originariamente los sucesos, los hábitos y lasideas, para formar con ellas la fisonomía y el carácterde las generaciones y la buena ó mala suerte del ma-yor número. Los hechos y las circunstancias se cier-nen como las nubes sobre la humanidad , y ningunamano, fuera de la de Dios , es bastante poderosa paradetenerlos ó hacerles cambiar de rumbo. Ellos son losque determinan y exigen las instituciones, legan á cadasiglo el genio que le distingue de los domas y las le-yes por las que debe regirse. Así se establece, como unnatural flujo y reflujo, la forzosa y recíproca influen-cia de la historia de la economía y legislacion , de lalegislacion y economía en la historia : y locura fueradesconocer ese equilibrio moral, que bajo la mano delOmnipotente nunca deja de existir, ni entre les pasa-jeros y mas trascendentales disturbios , ni á pesar delas aparentes y mas intolerables injusticias. Uno de losfenómenos y calidades que mas pronunciadamente ca-racterizan á nuestro siglo , que puede serle fatal y esdi6u0 de profundo estudio (acerca del cual no me es

tamente exagerada; porque, entregarlos los hombres deho y á la filosófica contemplaciou de nosotros mis-

, mos, queremos juzgar y analizar, no solamente lo /m-i sado, sino tambien los hechos de que somos testigos y

autores; obramos, permítaseme la comparacion, comoaquellos malos trágicos, que al dejarse caer muertoscuidan de la vistosa simetría en los pliegues de sustogas ensangrentadas y, á diferencia de las pasadasgeneraciones, que obraban mas y discusion menos, asíen nuestros días el examen y la discusion han venidoá ser, y son el hedió capital y , de mas influencia: ha-biendo ejercicio entre otras, tal vez saludables, la masfunesta de acostumbrarnos á no contar para nada conla accion del tiempo. Aspiramos atropelladamente álo mejor , y maleamos con nuestra pueril impaciencialos buenos elementos de que estamos en posesion, paraconquistar un prematuro progreso, que no fuera sinoun anillo roto en la cadena de los humanos sucesos', yque los altos designios del Criador reservan sin dudapor herencia á las generaciones que no han nacidotodavía. ¿Quién sabe si nuestros imprudentes esfuer:zos contribuyen á retardar el paso que debe darseadelante por la humanidad , y 'si tambien allá arribaestará escrito que ese estorbo venga á figurar un diaentre los variados acontecimientos de la historia? Ol-vidándonos del tiempo para el presente y porvenir,no es mucho que tampoco lo tomemos en cuen-ta para juzgar lo pasarlo, y que censuremos comoabsurdas y profundamente injustas las institucionesque para las circunstancias en que nacieron serian sinduda un bien y un paso quizás agigantado hacia la fu-tura civilizacion. Grande sorpresa deberia causarnos, sipudiese resucitar y departir con nosotros por momen-tos el último de los esclavos de la triunfadora Roma ,si le escucháramos desdeñar á los altivos enemigos dela república, á quienes, como ella, llamara bárbaros, ydecidido á no cambiar su abyecta condicion por la fie-ra independencia de los que combatian á sus señores.Y es porque en la vida civil de los pueblos y en lasalternativas á que constantemente aparecen sujetos, nodebe atenderse solo á la suma de bienestar y felicidadque proporcione -á los individuos, sino tambien á la in-fluencia que ejerza en la prosperidad y la gloria , enel progreso 'del Estado, que tambien la muchedumbresuele mirar como su propia gloria y engrandecimiento.El imperio romano, cuando los últimos Césares, car-comido por su frase, debía forzosamente caer al primerempuje que recibiese: ¿seria tal vez por lo defectuo-so del sistema social allí establecido,que ese empuje lodieran precisamente los invasores setentrionales , áquienes la historia llama bárbaros, y tampoco sabría-mos designar con otro nombre? ¿Seria por algun viciocriSnic ro y radical en las instituciones el que con la in--vasion se hubiese entronizado mas esclusivo que una-

EL PAno NACIONAL-

la luz , Y sembrando entre las ruinas de la sociedadel gérmen de la cristiana civ ilizacion? De este modo,negar las gerarquias es llegar la historia, de este modoaparece legitimada la propiedad, no solo por la razondel estado, sino por el trabajo; pues trabajo es la de-fensa en la época en que, mal avenidos los pueblos yconfundidas las ideas, necesitan los individuos, parano embrutecerse y sucumbir, de quien se dedique ádefenderlos é ilustrados. Y hé aquí cómo esas gerar-quías tan combatidas y esa calumniada propiedad noson, atendida su fdiacion histórica, sino el productoespontáneo de los acontecimientos, la realizacion de laley Mas imperiosa é inexorable, la ley de la necesidad.

Si pudiésemos creer que así no lo han comprendi-do los. que tan encarnizada guerra tienen declaradaá las tradicionales instituciones, ellos mismos, señores,se habrían encargado de dársenos bien claramente áconocer. El que con universal escándalo ha definido lasociedad, diciendo la propiedad es un robo, ha. tiradocomo inútil traba la máscara bajo la cual sus coreli-gionarios ocultaban sus ateas y panteísticas tenden-cias. El es quien ha insultado la generacion actual, su-poniéndola capaz de escucharlo 'sin indignarse y di-ciendo : Dios es el instrumento del monopolio y delegoismo: si existe, es el mas grande enemigo del gé-nero humano. Y ¡coSa singular! el complemento deesas sacrílegas y nefandas teorías, con las que se quie-re escalar •el cielo, no es otro que la deificacion delsentido comun, es decir de aquello que irrevocable-mente las condena: pues cuando en el órden filosóficoy social otro medio no quedara para combatir los so-fismas de los enemigos de la sociedad, queaaria siem-pre en pie como un argumento de imposible solucion,e/ que naturalmente se desprende del comun y uná-nime sentido de la humanidad, en teclas las épocas yen todas las situaciones de que la historia nos ha dadoconocimiento.

ca el imperio de la fuerza? Y el espíritu crítico yanalizador de nuestro siglo, ¿tendria acaso derecho de

pedirle cuentas á la naturaleza de no haber Ormitidoque aquellas hordas triunfantes se comportasen como

pueb l os cultos y civilizados? Si ya en los bosques esta-ban capitaneadas por sus jefes, si en estos habian es-pontáneamente reconocido una preeminencia que lesaseguraba de todos el respeto y la obediencia, y hastales daba el derecho de escoger entre todos á los quellamaban para compañeros de sus peligros por unaparte y por otra de su gloria y su poder, si capita-neados por esos caudillos, vinieron á Europa y se ense-ñorearon del mundo civilizado, si con la fuerza y vio-lencia adquirieron su predominio y las riquezas quevinieron á ser su resultado, ¿podía acaso suceder quecon la fuerza no se viesen obligados.á defenderlas, quepara la defensa necesitaran de direccion é impulso • yque á los que lo daban se les adjudicase de muy buengrado la mejor parle? Los que no ansiaban vivir sinopegados á la tierra, á cuyo cultivo les llamaba su voca-cien modesta, ¿podian acaso quejarse de que se hicie-sen grandes propietarios aqUellos que habian con-quistado esa tierra, y eran los únicos capaces 'dede-fenderla y conservarla Para todos? Otra vez, pues, en-contramos al instinto que adivina las causas no apren-didas, y acepta resignado los efectos. Siempre y entodos los períodos de la historia vereis el prestigioy dignidad de las clases derivarse de la superioridadde las prendas personales ; y de lo meritorio de loshechos que esas mismas clases están destinadas áconsumar. Sin la esclavitud y el patriciado, sin labárbara ferocidad de los conquistadores setentrio-nales, sin la sujecion de los vasallos á los altivosbarones feudales, sin la grande acumulacion de bienesen la Iglesia , no sabemos ni podemos saber qué es loque hubiera sucedido. Pero ¿podríamos acaso negarque los patricios romanos fundaron y llevaron á suapogeo la antigua civilizacion, que no por ser pasajeraha sido menos admirable y fecunda en sus sublimes re-sultados? ¿Podríamos olvidar, sin ser ingratos, queaquella civilizacion por ser pagana. no ha dejado delegarnos á la'obra mas grande que conocen los si-glos, un vasto y acabado sistema de legislacion, al quenada ha podido añadir la esperieucia y filosofía delos modernos tiempos, ni al cristianismo le ha queda-do por hacer mas que suavizarlo y quitar de él algu-nas asperezas y superficiales escabrosidades? ¿Podría-mos ocultarnos que, habiendo debido caer el imperioy naturalmente sucederle una época de confusionanarquía , debió venir pos de esta el sistema feudal, ypor Gl y con él se crearon las modernas nacionalida-des, sin las cuales no podio resucitar el poder púb li-co, ni restaurarse el óulen y la paz social sobre la lid._ra? ¿Podríamos cerrar los ojos tí los inmensos servi-cios que en aquellas azarosas circunstancias prestóIgle s ia al momio, swivizandolosí ferí:ees ' instintos deles qw: teman la fitl'irza, haciendo brotar del caos

Trabajos de la adrninistracion de justiciaen 1t352.

Con el objeto de reunir en nuestro periódico la ma-

yor abundancia posible de datos estadísticos sobre los

muchos que ya hemos publicado en los números ante-

riores acerca del despacio) de los negocios así civiles

como criminales y gubernativos que se han sustan-

ciado en los tribunales superiores de las provincias,

insertamos á continuador' los siguientes se-

gun los ha dacio á luz el ministerio de 1;n/cía y Jus-ticia, y conformes, respecto á mochas .totlielleills,

las noticias que nos hal l comuOieado nuestro s cor res-

ponsales.

DESPACHO DE LAS CAUSAS CRIMINALES.

C usas fallad: , ‘: y ejecuto-riadas de reos presen-tes 011 dicha . .

Pl. (le reos ausentes v queno han sido descubier-tosen poder (le /os ri qa-

tores para 1;1 vista. .Id. pendientes de sustan-

ciacton.

Totales

(110 523 1301 1737

420 400 406 1235

38 70 58 166— --

1070 1002 1079 3151

5 8 EL FARO NACIONAL.

Audiencia de Búrgos.

DESPACHO DE LOS NEGOCIOS CIVILES.

Sala J. Sala Sala 3.' Total.

Pleitos despachados d((fi

-oitivamente en todo (:,1

aTio 1852

174 221 100 68::)

Id. no despachados quogeedan Oil poder de t•:,srelatores para la vista. 40 41

14 95

Id. pendientes di :Aislan-83 400 84 267ciacion.

DESPACHO DE LAS CAUSAS CRIMINALES.

Causas falladas y ejecuto—riadas en todo el ario4852 con reos presen-tes. 797 935 850 2582

141. falladas con reos -sentes. . 60 17 36 113

Id. en poder de los reía-tones, para la vista. . . • »

Id. pendientes de sustan-ciacion. 35 49 46 130

Totales.. . . 892 I0.01 932 2825

Tot alc•s '297 362 288 947 Número deespedientes.

Espedientes despachados por la Sala degobierno 4890

Id. por la Audiencia plena 89

Total 1979

Número de magistrados que han jurado. .Id. de jueces de primera instancia de real

nombramiento y en comision Id. de subalternos del tribunal que han

tornado posesion 3Id. de escribanos que han jurado. . 10

Total 13

Espedientes despachados por la Sala degobierno.

Id, por la Audiencia plena

Número deespedientes.

525

18

Audiencia de Granada.

DESPACHO DE LOS NEGOCIOS CIVILES.

Sala 1.' Sala 2.' Sala 3." Total.

Total

Número de magistrados posesionados.Id. de jueces de primera instancia.. .Id. (le subalternos del tribunal

Id. de escribanos en el distrito . del mismo

Total

38

Audiencia de la Coruña.

DESPACHO DE LOS NEGOCIOS CIVILES.

Pleitos despachados defi-nitivamente en últimainstancia , en tódo elaño 1852. 82 84 59 225

Id. en poder de los rela-tores para la vista. . . 1 ))

Id. pendientes de sustan-ciacion. 32 78 • 53 463.

Totales.. . . 115 162 112 389

DESPACHO DE LAS CAUSAS CRIMINALES.

543

4

11'

3

20

Sala Sala 2.° Sala:3.' Total.

214 218 250 682

2

92 99

61 252

307 317 312 936

Causas falladas y ejecuto-riadas en todo el añocon reos presentes. . . 4610 1604 1617 4821

Id. falladas de reos au-sentes 55 93 78 22

Id. en poder de los rela-tores parada vista. .

Id. pendientes de sustan-ciacion. ..„ .. 116 84 107 307

Totales.. . . 1781 1781 1802 53

Pleitos despachados dell-• nitivamente en todo el

año 1852. Id. en poder de los rela-

tores para la vista..Id. pendientes de sustan-

ciacion..

Totales

EL PAIRO NACIONAL.349

Número deespedientes.

Espedientes . despachafis por la Sala degobierno

1114

Id. por la Audiencia plena.

223

Tótal

1337

Número de magistrados que han jurado

1

Id. de jueces de primera instancia. . 2Id. de subalternos del tribunal que han

tomado posesión Id. de escribanos que han jurado

19

Total.

23

Audiencia de Pamplona.

DESPACHO DE LOS NEGOCIOS CIVILES. .

Sala Sala 2: Total.

Pleitos despachados definitiva-mente en última instancia entodo el año 1852 . 48 93

Id. en artículo ó incidente. . 28 23- 51Id. en poder de los relatores pa-

ra la vista. 1 1 2Id. pendientes de sustanciacion 37 33 70

Totales. . . 111 105 216

DESPACHO DE LAS CAUSAS CRIMINALES.

Causas fati odas y ejecut ori a dasen todo el año con reos pre-sentes. 382 384 766

Id. falladas con reos ausentes. 13 6 19Id. sobreseidas sin reos 483 196 379Id. en-poder de los relatores pa- 3 1 4

ra la vista. .Id. pendientes de sustanciacion. 57 . 35 92

Totales.. . . 638 622 1260

Número deespe dientes.

Espedientes despachados por la Sala de go-bierno

269

Id. despachados por la Audiencia plena.

19•

Audiencia de Valencia.DESPACHO DE LOS NEGOCIOS CAVILES.

Sala 4.' Sala Salan' Total.

Pleitos despachados de-finitivamente en últimainstancia en todo el año1852. 78 64 40 182

Id-en poder de los rela-tores para la vista. . . 2 3 » 5

Id. pendientes de sustan-ciaeion. 71 82 86 239

-- -- --Totales 151 149 126 426

DESPACHO DE LAS CAUSAS CRIMINALES.

Causas falladas y ejecuto-riadas en todo el año

con reos presentes. . . 823 768 828 2119Id. falladas de reos ausen-

tes. 35 24 35 94id. en poder de los relato-

res para la . . . ))Id. pendientes de sustan-

ciacion. 84 64 74 222

Totales 942 856 937 2735

Número deespedientes.

'Espedientes despachados por /a Sala degobierno 1081

Id. despachados por la Audiencia plena 30

Total. 4111

Número de magistrados que han tornadoposesion

4

Id. de jueces de primera instancia. 10

Id. de subalternos del tribunal.

2Id. de escribanos

28

Total. 44

Audiencia de Zaragoza.

DESPACHO DE LOS NEGOCIOS CIVILES,

Sala 1.' Sala2.' Sala3.' Total.

Total

Número de magistrados que han jurado.Id, que han tomado posesion Id. de jueces de primera instancia que han

jurado Id. de subalternos del tribunal que han

tornado posesion Id. de escribanos que han jurado

Tot:

Pleitos despachados 'dell-nitiVamente en últimainstancia en todo elaño 1852.

Id. en poder de los rela-tores para la vista. . .

Id. pendientes de sustan-, ciacion.

TotalPs .....

2S S

4

2

7

109 80 209

mi 7

67 201 .

177 1:11

177 :;0;;

Gi l

9

620

9

520

EL FARO NACIONAL.4

DESPAC110 DE LAS CAUSAS CRIMINALES.

Causas falladas y ejecuto-riadas en todo el añocon reos presentes. .

Id. fallarlas de reos au-sentes.

Id. en poder de los rela-tores-para la vista. . .

Id. pendientes de sustan_Cíacion.

93 53 223

1413 1439 42:; 1

Totales.. .. 1:397-Número {te

espedientes.

Espedientes despachados por la Sala degobierno

Id. por la Audiencia plena

'Puta)

Número de magistrados que han jurado. .Id. de jueces de primera instancia. . . .Id. de subalternos del tribunal que han

tomado posesion

Id. de escribanos que han jurado. . . .

Total

CRONICA.

Hundimiento de la alcantarilla de la puerta-, de

Atocha. Continúan sustanciándose con la mayor ac-tividad los procedimientos comenzados -en el juzgadode las Afueras de Madrid en averiguacion de las cau-sas que hayan podido producir este triste suceso, y de'las personas que de él resultaren culpables.

Al mismo tiempo el señor gobernador de la provin-cia, cuyo celo y diligente caridad en este negocio sonsuperiores á. todo encarecimiento , sigue fomentandopor todos los medios posibles la suscricion abierta enfavor de las desgraciadas familias que han sido vícti-mas de esta catástrofe, ascendiendo ya próximamen-te á ochenta mil reales lo recaudado para este, pia-doso objeto. En la lista de suscritores figuran mul-titud de personas de todas las clases y condiciones dela sociedad, desde las mas elevadas hasta las mas hu-mildes y modestas, y es de esperar que la noble y filan-trópica escitacion del señor gobernador de la provin-cia encontrará cada rlia mayor eco y simpatías en elcorazon de los habitantes de Madrid, y que las infeli-ces familias, á quienes la cuestacion se consagra, ha-llarán un alivio de su acerbo infortunio en los piadosus consuelos de la caridad cristiana.

Suscricion en favor del promotor fiscal de Aoiz enNavarra (1).

Rs. vn.

Suma del número anterior. . 2,471D. Martin José Benitua, promotor fiscal

de Vergara. . .

D. Julian Palomar y Martinez, id id. deTarancon. 20

1). Eustaquio Ruiz Hita, id. id. de Caldasde•Reys 8

D. Alfonso Fernandez Cadiñanos, juez de •PeTiafiel. 19

D. Andrés Avelino Grande, promotor fis-cal de Brilmega 19

D. Julian Martinez Yanguas , 'juez deAvila. 20

I). Pío Carbajosa, promotor fiscal de id. 20 -

D. Pittriio Bartolomé Flores, juez deBurgo de Osma, . . 19

D. Pedro Agreda, promotor fiscal de id. 10D. Florentino Rodriguez, escribano de id. 8D. Isidro Lopez, id. de id 8D. José Pascual de Medina, procurador

de id. 4D. Gumersindo Vicente Ramos, id. de id 4D. Baltasar Ruiz Serrano , id. de id. . 4D. Ignacio Hernandez, id. de . 4D. Faustino Arribas ,• juez de Pula de

Lena. 19D. Francisco de Paula Micas, promotor

fiscal de Motril. 19D. Ricardo Jaen , abogado de Estella. 10D. Manuel Irujo, id. id. 10D. Pantaleon Maldonado, promotor fiscal

de id em 8

D. Ramon Alvarez Jaen , juez de primera- instancia cesante en San Vicente de la

Barquera. 10D. Félix Lopez Acedillo, promotor fiscal

de Búrgos 19

D. Manuel de La Fuente, juez de Játiva 20

Total

2,773

.ADVERTENCIA. En atencioná la solemne festividad del próximoJUEVES SANTO, y siguiendo lacostumbre de los años anteriores, nose publicará en dicho dila nuestroperiódico.

(4) Véanse los ocho números anteriores.

Director propietario ,D. Francisco Pareja de Alai-vont

Madrid 1853.—Imprenta á cargo de D. Antonio Perez Dubrull,calle de Valverde 6, cuarto bajo.

1300 1333 1360 3033

22 27 24

73

Notas sobre la edición digital

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Universidad de Sevilla. Biblioteca de la Facultad de Derecho. Javier Villanueva Gonzalo. [email protected]