6
.. . ./..~ ~~ DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA PUEDE REVELAR A propósito de la lectura de Krishnamurti Alejandro Sanz de Sanfamaría D urante muchos años de experiencia docente he comprobado que la inmensa mayoría de los estudiantes leen lo que se les asigna para un curso sin tener el mínimo interés real. Esto es un hecho incontrovertible. Pero en las instituciones educativas -por lo general- este hecho no se investiga; sólo se confirma y se usa para juzgara los estudiantes: se interpreta como una señal de su mediocridad, de su falta de responsabilidad, de su pereza, de su indiferen- cia, de su falta de compromiso. Por eso la "respuesta" frente al hecho ha sido casi siempre una de dos: la indiferencia, o "mayor exigencia", "más disciplina", "mano más dura"; en síntesis, más represión. El resultado: menos interés de los estudiantes, lo que se traduce en la práctica en uno de dos extremos: la renuncia a estudiar o el sometimiento a hacerlo condicionados por el miedo. La respuesta represiva frente al desinterés de los estudiantes en las lecturas que les asignamos en los cursos hace que la relación profesor-estudiante quede impregnada de violencia. Desde cuando comencé a tomar conciencia del desinterés de los estudiantes frente a lo que yo les "enseñaba" en mis cursos comenzó a disminuir sensi- -::;:: ..... ..... " ..... _ •• ..... .. - blemente mi interés en que cada estudiante "aprenda" el contenido específico de cada curso, y a aumentar mi interés por investigar en cada curso con cada estu- diante -en estrecha comunicación con la persona de cada estudiante (cuando esto es posible, porque no siempre lo es)- cómo es que cada uno de nosotros se acerca a realizar una lectura y cuáles son las vivencias que cada uno de nosotros experimenta en el acto mismo de leer. Es una investigación hacia adentro de nosotros mismos utilizando la lectura como recurso. En los últimos años he vivido muchas experiencias muy intensas y muy duras, pero a la vez muy revela- doras y excitantes, en este esfuerzo investigativo. Es- tas experiencias me fueron llevando a compartir con muchos estudiantes de mis cursos la lectura de algu- nos textos de Jiddu Krishnamurti. La lectura de estos textos fue muy difícil para mí al comienzo. Pero hubo algo que capté desde las prime- ras lecturas y me llamó la atención poderosamente: que la naturaleza de esta dificultad era, en algún senti- do, completamente diferente a la que había encontra- do en todos los demás textos "difíciles" que había 1Ol

DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA …

  • Upload
    others

  • View
    4

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA …

.. ../..~

~~

DE LOSPROBLEMASHUMANOSINVISIBLES

QUE LA LECTURAPUEDE REVELAR

A propósitode la lectura

de Krishnamurti

Alejandro Sanz de Sanfamaría

Durante muchos años de experiencia docentehe comprobado que la inmensa mayoría delos estudiantes leen lo que se les asigna paraun curso sin tener el mínimo interés real. Esto

es un hecho incontrovertible. Pero en las institucioneseducativas -por lo general- este hecho no se investiga;sólo se confirma y se usa para juzgara los estudiantes:se interpreta como una señal de su mediocridad, de sufalta de responsabilidad, de su pereza, de su indiferen-cia, de su falta de compromiso. Por eso la "respuesta"frente al hecho ha sido casi siempre una de dos: laindiferencia, o "mayor exigencia", "más disciplina", "manomás dura"; en síntesis, más represión. El resultado:menos interés de los estudiantes, lo que se traduce enla práctica en uno de dos extremos: la renuncia aestudiar o el sometimiento a hacerlo condicionados porel miedo. La respuesta represiva frente al desinterés delos estudiantes en las lecturas que les asignamos en loscursos hace que la relación profesor-estudiante quedeimpregnada de violencia.

Desde cuando comencé a tomar conciencia deldesinterés de los estudiantes frente a lo que yo les"enseñaba" en mis cursos comenzó a disminuir sensi-

-::;::.........."....._••.......-

blemente mi interés en que cada estudiante "aprenda"el contenido específico de cada curso, y a aumentarmi interés por investigar en cada curso con cada estu-diante -en estrecha comunicación con la persona decada estudiante (cuando esto es posible, porque nosiempre lo es)- cómo es que cada uno de nosotros seacerca a realizar una lectura y cuáles son las vivenciasque cada uno de nosotros experimenta en el actomismo de leer. Es una investigación hacia adentro denosotros mismos utilizando la lectura como recurso.

En los últimos años he vivido muchas experienciasmuy intensas y muy duras, pero a la vez muy revela-doras y excitantes, en este esfuerzo investigativo. Es-tas experiencias me fueron llevando a compartir conmuchos estudiantes de mis cursos la lectura de algu-nos textos de Jiddu Krishnamurti.

La lectura de estos textos fue muy difícil para mí alcomienzo. Pero hubo algo que capté desde las prime-ras lecturas y me llamó la atención poderosamente:que la naturaleza de esta dificultad era, en algún senti-do, completamente diferente a la que había encontra-do en todos los demás textos "difíciles" que había 1Ol

Page 2: DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA …

leído hasta entonces. No era una dificultad "concep-tual", pues yo "conocía" todas las palabras que utilizaKrishnamurti en sus textos. Había un "algo" que yo nolograba entender, pero ese "algo" era de naturaleza"no conceptual". Ese "algo" fue para mí un misteriodurante algún tiempo. Pero a partir de algún momento,sin saber cómo ni por qué, los textos de Krishnamurticomenzaron a tener para mí mucho sentido ... hastallegar a apasionarme. Entonces comencé a compren-der algo fundamental: que Krishnamurti no planteateorías, ni opiniones, ni análisis de ninguna naturale-za: plantea solamente testimonios de lo que su propiaexperiencia vital le ha enseñado. Y al ver esto com-prendí también que estos testimonios son, al mismotiempo, una invitación y un desafío para quien los lee:la invitación a que uno investigue libremente y por supropia cuenta sobre la veracidad de cada una de lasafirmaciones que él plantea en sus textos.

Pero cuando se entiende y se acepta esta invitaciónse descubre algo adicional: que esta investigación nopuede ser una investigación intelectual, de razona-miento lógico, de desarrollo de nuevos conceptos, de"estudio" en el sentido convencional. Tiene que ser unainvestigación vital, hacia adentro de sí mismo, queexige una vulnerabilización personal que produce mu-cha inseguridad y mucho miedo. Ahí está, para mí, lanaturaleza nueva de la dificultad de leer a Krishnamurti,en comparación con las dificultades conceptuales quenos plantean lecturas más convencionales.

Las experiencias que he vivido en muchos cursoscon la lectura de Krishnamurti me han revelado pro-blemas humanos que hasta hace muy poco para míhabían sido invisibles. El propósito de este artículo escompartir algo de lo que estas experiencias me hanenseñado. Para hacerlo voy a presentar dos partesdiferentes, que son complementarias entre sí.

La primera es la transcripción de un texto queescribí en enero de 1994, dirigido a mis estudiantes.Este texto -que titulé "Reflexiones sobre el leer"- loescribí con el propósito de mostrarles cuáles eran lasrigideces que, a mi entender, les estaban haciendo tandifícil la lectura de Krishnamurti. Estas rigideces lasveía yo en los textos que los mismos estudiantes meescribían "reaccionando" a la lectura de algunos tex-tos de Krishnamurti.

La segunda parte es la transcripción del texto escri-to por un estudiante, Juan Pablo Fernández, en el cualrelata su experiencia personal con la lectura de algu-nos escritos de Krishnamurti.

l. Reflexiones sobre el leer

Cuando a un computador le proveemos una infor-mación que no está prevista en su sistema operacio-nal, no la recibe, la rechaza o hace estupideces conella. El sistema operacional es rígido, absolutamente

102 rígido. Podemos hacer muchos esfuerzos por flexibili-

zarlo y podemos avanzar muchísimo en esta direc-ción, pero siempre habrá un límite -puede estar máscercano o más lejano- en el que esta inflexibilidadabsoluta aparecerá.

La diferencia fundamental entre el sistema opera-cional de un computador y el cerebro humano está eneste campo de la flexibilidad: en contraste con el siste-ma operacional, el cerebro humano es infinitamenteflexible. El cerebro humano no tiene un límite a partirdel cual se revele su absoluta inflexibilidad, como sí lotiene el sistema operacional de cualquier computador.

Uno de los problemas más graves que tenemos hoyestudiantes y profesores es que hemos convertidonuestro cerebro en un sistema operacional. Tenemosnuestro cerebro programado, tal como se programa unsistema operacional. Por eso nos hemos vuelto taninflexibles, tan rígidos. Y esta inflexibilidad tiene conse-cuencias desastrosas que todos sufrimos diariamente:la incapacidad de comunicarnos con los demás, laincapacidad para aprender, la muerte de nuestra propiacreatividad personal, la inseguridad y la angustia quesentimos frente a situaciones desconocidas, etc. Todoesto da como resultado infelicidad, una profunda infeli-cidad. Y una de las manifestaciones más evidentes ydolorosas de esta profunda infelicidad generalizada hasido lo que hoy denominamos violencia. La incapacidadde comunicarnos, con la infelicidad que ella engendra,conduce a que unos maten a otros. En muchos casos,por desgracia, estos asesinatos ocasionan la muertefísica de quien es agredido; pero en muchísimos casoseste asesinato es espiritual, no físico: es un asesinatoque liquida lo más auténtico y propio del individuo, quele impide manifestarse como es, para que se "adapte"y se "acoja" a lo que "la sociedad" (la familia, los amigos,el profesor, el jefe, el colegio, la universidad, la empre-sa, la moral, la ideología, el éxito, etc.) le exigen yesperan de él.

Esta exigencia de "la sociedad" va programandonuestro cerebro como un sistema operacional. Estaprogramación garantiza que seamos incapaces de re-cibir -y por tanto rechacemos- cualquier cosa que noesté prevista en esta programación, que no sea "so-cialmente aceptada". Esta programación es la que nosconduce a asesinar -física y/o espiritualmente- a aque-llos que nos plantean algo diferente a lo que nuestroprograma cerebral está diseñado para recibir. Así escomo la inflexibilidad de nuestra "cultura" social en-gendra las violencias física y espiritual.

Page 3: DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA …

DOCENCIA

Francois Jacob, Premio Nobel, nos explica muybien esta conexión entre la inflexibilidad mental (que élllama "dogmatismo") y la violencia:

No sólo por intereses se matan los hombres entre sí.También por dogmatismo. Nada hay tan peligrosocomo la certeza de tener razón. Nada resulta tandestructivo como la obsesión de una verdad tenidapor absoluta. Todos los crímenes de la historia sonconsecuencia de algún fanatismo. Todas las matan-zas se han llevado a cabo en nombre de la virtud, dela religión verdadera, del nacionalismo legítimo, de lapolítica idónea, de la ideología justa; en pocas pala-bras, en nombre del combate contra la verdad delotro, del combate contra Satán. Esa frialdad y esaobjetividad que se reprochan tan frecuentemente alos científicos tal vez resultan más útiles que elacaloramiento y la subjetividad cuando se tratanalgunos asuntos humanos. Pues no son las ideas dela ciencia las que encienden las pasiones. Son laspasiones las que se sirven de la ciencia para defen-der su causa. La ciencia no lleva al racismo y alodio.Es el odio el que recurre a la ciencia para justificar suracismo. Se puede reprochar a algunos científicos lavehemencia con que a veces defienden sus ideas.Pero todavía no se ha perpetrado ningún genocidiopara hacer triunfar una teoría científica. A fines deeste siglo XX tendría que quedar claro para todo elmundo que ningún sistema es capaz de explicartodos los aspectos y detalles de nuestro universo.Haber contribu ído a acabar con la idea de una verdadintangible y eterna tal vez sea uno de lo logros másimportantes de la ciencia'.

Nada contribuye más eficaz y eficientemente a nues-tra programación y nuestra inflexibilidad que la educa-ción que recibimos en colegios y universidades. Es unade las grandes paradojas que estamos viviendo: la edu-cación es violencia, y por tanto "educa" para la violencia.

Decía yo en alguna clase en días pasados que si acualquiera de nosotros nos enfrentaran de un día paraotro con un campeón de lucha, por más esfuerzos quehiciéramos en el cuadrilátero, nuestro cuerpo físicosería incapaz de responder como tendría que hacerlopara atender adecuadamente a los desafíos de nuestrocontendor. Pero si somos suficientemnte valientes yhumildes -que casi nunca lo sornos-, la experiencia enesa primera lucha nos puede enseñar much ísimo sobrenuestras propias limitaciones, sobre el mal uso quehacemos de nuestro cuerpo, sobre todo aquello quenuestro cuerpo tiene el potencial de hacer pero que nopuede hacer por el descuido en que lo tenemos. Esaexperiencia nos mostraría que el cuerpo también estáprogramado por una rutina repetitiva que lo habilita parahacer solamente aquellas cosas que forman parte deesa rutina -del programa- y lo inhabilita para todo lodemás. Si tenemos el valor y la humildad suficientespara aprender de esa primera lucha, comenzaremos a

1 Francois Jacob, El juego de lo posible, Ediciones Grijalbo,Barcelona, 1982. pp. 14-15.

investigar por nosotros mismos y en nuestro propiocuerpo (inadie puede hacer esto por nosotros!) cuál esel manejo que hacemos de nuestro cuerpo en esa rutinadiaria; esta investigación nos irá conduciendo a explo-rar con nuevos movimientos, con nuevas posiciones, yen la medida en que exploremos con estos nuevosmovimientos y estas nuevas posiciones iremos descu-briendo los límites precisos y concretos a partir de loscuales nuestro cuerpo se vuelve inflexible. Conociendoestos límites tenemos la posibilidad -si contamos con elvalory la humildad suficientes- de trabajar para trascen-derlos, yen esta forma ir corriendo estos límites paraestablecer fronteras más amplias... para comenzarsiempre de nuevo con el proceso de descubrir dónde seencuentran estos nuevos límites.

Con el cerebro ocurre como con el cuerpo físico. Yuno de los recursos más valiosos que todos tenemos anuestro alcance para descubrir y correr los límites apartir de los cuales nuestro cerebro se torna inflexible-recurso que casi nunca utilizamos con este fin-, es lalectura. Nosotros leemos casi siempre en la mismaforma, y en un cierto sentido leemos siempre "losmismos" textos. Cuando la lectura de un texto no nossacude, no nos perturba, no nos pone iracundos odichosos con nosotros mismos, ese texto forma partede "lo mismo" que hemos estado leyendo. Su conteni-do visible puede ser distinto, muy distinto a otros tex-tos ... pero el texto, desde el punto de vista de loslímites que la programación le ha impuesto a nuestrocerebro, es "más de lo mismo".

El problema está en que cuando encontramos untexto que verdaderamente nos perturba -en cualquierdirección-, nos produce miedo (que nos cuesta muchotrabajo reconocer, porque nos falta humildad y valorpara hacerlo). Y este miedo nos conduce a huir deltexto: somos cobardes. Podemos huir de muchas for-mas. Una, la más evidente y elemental, es simplemen-te abandonarlo diciéndonos (o, mejor, mintiéndonos) anosotros mismos: "Esto no me interesa". Pero hayformas más sutiles y disfrazadas de huir. La másfrecuente de todas -por lo que he comprobado en mipropia experiencia personal, en mis clases y en lasaudiencias con que comparto mis investigaciones-, espolemizar con el texto que perturba, es decir, construirnuestros propios argumentos para "demostrar" que loque plantea ese texto está "equivocado", y poder asípermanecer "tranquilos" con nuestras creencias y con-vicciones de siempre.

Huimos para mantener intacto nuestro "programa"cerebral. Nos mantenemos escondidos, protegidos,detrás de este "programa". Este programa nos provee"seguridad". Pero esta "seguridad" es falsa y nociva,por eso la pongo entre comillas. Su caracter falso ynocivo se revela en el hecho de que para manteneresta "seguridad" ejercemos todas las formas de vio-lencia imaginables -físicas y espirituales- contra todoel que, o lo que, la amenaza. Una lectura perturbadoraes siempre una de esas amenazas. 103

Page 4: DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA …

104

Un hecho fundamental que noreconocemos es que este progra-ma cerebral es PENSAMIENTO.Por eso digo que el PENSAM IEN-TO puede ser nuestra peor pri-sión; o mejor: lo hemos converti-do en nuestra peor prisión. Y lodigo como testimonio, no comoargumento. No lo planteo paraconvencer a nadie: lo planteocomo invitación a que cada unode nosotros investigue por sí mis-mo y en sí mismo si esto es así ono. Pero sé muy bien que estainvitación a realizar este tipo deinvestigación tiene una complica-ción tremenda: [que una investi-gación como ésta no se puedehacer con el PENSAMIENTO!Esto lo vuelve muy difícil, porqueuno de los componentes -ideas, convicciones, creen-cias ... lIamémoslo como queramos, pero tomemos con-ciencia de que es PENSAMIENTO- que están másférreamente arraigados en nuestro programa cerebrales que INVESTIGAR es PENSAR, es actividad INTE-LECTUAL. iNo podemos concebir una investigaciónque no sea pensando, que no sea realizada con elintelecto! Así nos han educado, y nos es tremendamen-te difícil VER esto.

La lectura puede servir -pero también puede noservir- como medio para expandir los límites de inflexi-bilidad de nuestro cerebro. Aunque creo que cualquierlectura puede en principio servirnos para este propósi-to, creo también que algunas lecturas nos facilitanmás la tarea que otras. Las lecturas que más nosfacilitan esta tarea son aquellas que son más incom-patibles con nuestro programa cerebral. Es entoncesparadójico: las lecturas que más nos facilitan estatarea son las lecturas que nos son más difíciles.

Las lecturas que a mí más me han ayudado en estesentido han sido los textos de Krishnamurti. Por esolas utilizo con frecuencia en mis cursos. Pero mi propiaexperiencia, y la que ya he tenido utilizando textos deKrishnamurti en mis clases, me han enseñado cuándifícil es aprender a leer a Krishnamurti en forma talque nos permita VER los límites a partir de los cualesnuestro programa cerebral se vuelve inflexible. Hedescubierto que en la inmensa mayoría de los casoslos estudiantes leen a Krishnamurti en la misma formaen que leen un texto de cálculo, de historia o deeconomía: buscándole la lógica al texto, intentandoentenderlo con la razón. Pero como "la razón" y "lalógica" son parte de nuestro programa cerebral, elresultado es que terminan polemizando con el texto,es decir, identificando con qué de lo que planteaKrishnamurti "están de acuerdo" y con qué "están endesacuerdo". Leer así NO es leer a Krishnamurti. Des-de el momento en que frente a un texto de Krishnamurtiel lector se plantee la pregunta convencional "¿estoy

de acuerdo o no?", ya no estáleyendo a Krishnamurti.

Yo he polemizado con los tex-tos de Krishnamurti en muchasoportunidades. De hecho: me heVISTO a mí mismo polemizandocon Krishnamurti. Por eso sé muybien de qué estoy hablando. Hubouna cosa que en un momento dadome ayudó muchísimo a VERMEpolemizando y a reírme de mí mis-mo: darme cuenta de que lo queKrishnamurti nos plantea NO esjamás un argumento, ni una teo-ría, ni una filosofía: siempre es untestimonio. Es decir, lo que nosplantea no es "su pensamiento":lo que nos plantea -haciendo usodel pensamiento como instrumen-

to- corresponde a lo que él ha experimentado, a lo queha descubierto a través de sus propias vivencias, desus propias exploraciones hechas a lo largo de toda suvida. Por eso su intención jamás es convencernos: élsimplemente nos invita a que nosotros mismos explo-remos, investiguemos. Pero el problema está en queesta invitación es muy difícil de aceptar. Podemostener toda la "voluntad" de aceptarla: pero hacer lo quetenemos que hacer una vez la hemos "aceptado" esmuy difícil, y nos produce pánico. Ahí está el verdade-ro problema. Nuestra respuesta frente a ese pánico esvolver al terreno aparentemente "cómodo", "tranquilo"y "seguro" de nuestro programa cerebral. Pero no nosdamos cuenta de que esa "comodidad", "tranquilidad"y "seguridad" son todas falsas, profundamente enga-ñosas y dañinas.

¿Cómo nos invita Krishnamurti? Veamos algunosejemplos, tomando pasajes de algunas de sus char-las. Dijo él al comienzo de una charla:

Me gustaría reiterar que no estamos tratando deconvencerlos de nada -eso debe entenderse clara-mente-. No tratamos de persuadirlos a que aceptenun particular punto de vista. No tratamos de impre-sionarlos acerca de nada; no estamos haciendoninguna clase de propaganda. No hablamos de per-sonalidades, ni de quién está en lo cierto o de quiénse equivoca; lo que tratamos, más bien, es de re-flexionar, de observar juntos qué es el mundo y quésomos nosotros, qué hemos hecho del mundo yqué hemos hecho de nosotros mismos.

y luego advierte:

A fin de observar claramente, uno debe estar librepara mirar -es obvio. Si nos aferramos a nuestrasexperiencias particulares, a nuestros juicios y prejui-cios, entonces no es posible pensar con claridad".

2 Jiddu Krishnamurti, La madeja del pensamiento. EditorialEdhasa, primera edición, 1984. p. 33.

Page 5: DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA …

DOCENCIA

En otra de sus charlas comienza así:

Nosotros debemos ser capaces de pensar juntos;pero nuestros prejuicios, nuestros ideales, etcétera,limitan la capacidad y la energía que se requierepara pensar, para observar y examinar juntos a finde descubrir por nosotros mismos",

Escuchar a Krishnamurti puede ser -lo ha sido paramí, por eso lo digo- una forma maravillosa de poner enevidencia ante nosotros mismos cómo nos manejan, através de nuestro pensamiento acumulado (memoria),"nuestras experiencias particulares, nuestros juicios yprejuicios, nuestros ideales". Nos manejan en tal for-ma que son precisamente ellos los que no nos permi-ten escuchar a Krishnamurti: lo que hacemos es "oír"lo que nos dice a través de "nuestras experienciasparticulares, nuestros juicios y prejuicios, nuestros idea-les", y entonces, necesariamente, entramos a polemi-zar con él. Y desde el instante mismo en que comen-cemos a polemizar con él, lo perdimos en su totalidad,su lectura ya no nos sirve para nada, no estamos yaleyendo a Krishnamurti.

En el fondo se trata solamente de una cosa: de leera Krishnamurti mirándonos a nosotros mismos refleja-dos en lo que nos plantea. No miremos a Krishnamurti:desaparezcámoslo. Mirémonos sólo a nosotros mis-mos reflejados en sus textos ... y entonces comenzare-mos a ver cosas que verdaderamente nos asustan,porque son cosas nuestras, no de Krishnamurti ni denadie más. Cuando tengamos el valor y la humildad dereconocer esto, entonces -y sólo entonces- estaremoscomenzando a leer a Krishnamurti. Ahí, y sólo ahí,comenzaremos a VER y COMPRENDER el programacerebral que nos maneja. Sólo COMPRENDIÉNDO-LO podremos liberarnos de él. Si luchamos contra élquedaremos cada vez más sometidos a su dominio.

Al ver este sometimiento que produce la luchacontra algo recordé un cuento que mi mamá me conta-ba muy frecuentemente cuando yo era niño. El prota-gonista era un conejo que robaba todos los días laslegumbres de una huerta. El dueño, desesperado porno haber podido atrapar al conejo, decidió poner unmono de cera en la huerta a ver si lo ahuyentaba.Cuando en la noche el conejo llegó y vio el mono, serió, y pensó para sus adentros: "Este dueño de lahuerta es un tonto: [piensa que me puede asustar conun mono de cera!" Y le dio un puñetazo al mono. Perola mano le quedó atrapada. Furioso al ver que no lapodía desprender le pegó otro puñetazo con la otramano ... y quedó atrapada también. Luego una patada,y luego otra ... y como último recurso un mordisco. Asífue como la lucha lo atrapó, dejándolo reducido a laaboluta impotencia ... [reducido a la impotencia frentea un mono inerme, pero no por el mono inerme sinopor haber luchado para destruírlo! Si el conejo simple-mente hubiera observado al mono, sin luchar, habría

3 Ibid., p. 7.

permanecido libre. Ésta es una fantástica metáforailustrativa de lo que hemos hecho convirtiendo nuestroPENSAMIENTO en un programa cerebral: hemos he-cho de él un mono inerme que nos pone a luchar todoel tiempo con argumentos, y esta lucha nos ha envuel-to en sus propias redes hasta reducirnos a la absolutaimpotencia.

2.Reflexiones, tardías, sobre los cursos deTaller de análisis económico e Historia delanálisis económico

El título de esta segunda parte del artículo es elque Juan Pablo Fernández le puso a su escrito. Él fueestudiante de los dos cursos a que hace referencia, enel primer semestre de 1994. Pero Juan Pablo sólopudo entregarme su escrito -el que aquí voy atranscribir- en diciembre del mismo año. De ahí queincluya la palabra "tardías" en el título. En nuestratradición educativa esta "demora" haría que el estu-diante fuera calificado de "irresponsable" y perdiera elcurso; pero la realidad fue exactamente lo opuesto: éltomó tan en serio su propio trabajo -en serio para símismo, no para "los demás" (el profesor, la califica-ción, sus compañeros de clase, el promedio de no-tas ...)- que necesitó muchos meses para realizarlo yasimilarlo. El texto mismo es, para mí, la más elocuen-te demostración de la seriedad y la profundidad deltrabajo que él hizo. Comienza su escrito así:

La primera lectura sobre Krishnamurti me impresio-nó negativamente. Esperaba un texto científico, ló-gico, con afirmaciones sustentadas; y en cambiome encontré con afirmaciones como "El pensamientono ha resuelto nuestros problemas humanos ni losresolverá", seguida de otras igual de atrevidas, mez-cladas con el resto del texto de la manera másinocente ...

Él reconoce de entrada no sólo que el texto lemolestó, sino que le molestó por una razón muy preci-sa: era diferente a lo que él "esperaba". Lo que "espe-raba" corresponde a sus propios prejuicios ycondicionamientos, es decir, a los límites de su propiaflexibilidad ...

Continúa:

... Me pareció muy fácil llenar el texto de anotacio-nes: era un texto "poco riguroso" y lleno de contra-dicciones. Por supuesto no fui a la clase siguiente.Yo había estudiado algo de filosofía, me gustabamucho leer y creía que un charlatán de la NuevaEra no me iba a cambiar mis opinionesepistemológicas. Esa forma de pensar me parecíahecha para quienes no eran capaces de seguir elcamino de los mejores.

Cuando nos aferramos a nuestras creencias -queson siempre condicionamientos- caemos en la arrogan-cia de asumir lo propio como lo verdadero. Se vuelve 105

Page 6: DE LOS PROBLEMAS HUMANOS INVISIBLES QUE LA LECTURA …

entonces "muy fácil llenar el texto de anotaciones", ydescalificar el texto y su autor con cualquier "calificati-vo" (v. gr. "un charlatán de la Nueva Era"). La arroganciaes una forma de huir, una forma de cobardía. Pero noes este el camino que él toma. Sigue el texto:

Sin embargo, después leí un texto suyo que sellamaba "Reflexiones sobre el leer" donde describíael tipo de lectura que yo había hecho, decía que"...eso no es leer a Krishnamurti. ..", y unos renglo-nes después decía qué quería que hiciéramos conel texto. A partir de ahí cambié mi actitud hacia elcurso. Cuando leía algo empezaba a pensar acercade ello con un tal vez; cambié mi actitud excesiva-mente racional hacia Krishnamurti, y después hacíatodo lo que percibía.

Mi seguridad en lo que pensaba se derrumbó. Me dícuenta que todo lo que pensaba en realidad erancreencias. Me acordé del principio de incertidumbrede Heisenberg que demostraba la imposibilidad deconocer científicamente el movimiento de partículassubatómicas y por lo tanto de conocer algún día latotalidad del universo (usted habló de eso en clasemás tarde). Me acordé de los espacios no-pitagóricosque mostraban geometrías alternativas a las quehabíamos visto siempre y que ponían en duda inclu-so las verdades matemáticas que solía considerarinmutables. Me dí cuenta que el conocimiento occi-dental estaba siendo cuestionado desde hacía bas-tante tiempo y que yo seguía confiando en esaciencia positiva y moderna que me habían enseña

Sin embargo, seguía teniendo problemas con aque-llo de no pensar, o mejor, no hacerlo necesariamen-te. La causa fundamental de mis problemas era quesimplemente no podía dejar de hacerlo. Todo lo queempecé a leer y a oír de ahí en adelante acerca deestas cosas eran pensamientos. Para leer y paraescuchar tenía que pensar. Encontraba serioscuestionamientos a la ciencia, parecidos a los deKrishnamurti, pero seguían siendo pensamientos.

Por otro lado, si Krishnamurti estaba en lo cierto,¿de qué podía servir la facultad de economía? En-contré en un libro de la biblioteca de administraciónuna entrevista a Krishnamurti en la cual afirmaba lavalidez de la ciencia, pero no su importancia.

Desde octubre de este año (1994) he empezado a ira sesiones de zen. He aprendido a meditar sinpensar, a conocer sin pensar; sin embargo, el zenes un camino que necesita una disciplina, por lomenos en la postura. Krishnamurti dice que todocamino condiciona. Nuestra mente occidental escomo una mano torpe que nombra a la rosa peroque al intentar aprehenderla la destruye.

Este es mi estado actual. Me he despojado dealgunas creencias, estoy explorando otras. Me heasomado al abismo pero no estoy dispuesto a dar elsalto, no sólo por miedo sino porque no sé si vale lapena. Sigo queriendo la ciencia, me parece valiosa,pero ahora sé que no es lo único válido. El mundode Krishnamurti y el de la facultad siguen siendodiferentes, para mi pesar.

106

He ahí a alguien que está usando la lectura -yahora muchas otras cosas, como el zen- comointrumento para investigar, para investigarse. Pero nolo está haciendo por miedo a algo, ni para "pasar uncurso": lo está haciendo libremente porque está vivo,inquieto, curioso, lleno de energía para explorar. [Ouécontraste con las lecturas y las investigaciones que lesimponemos en los cursos a nuestros estudiantes! O