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Una vez concluido el apartado V de nuestra tesis, donde se hacía un estudio de la mayor parte de fenómenos morfosintácticos casi siempre desde la perspectiva de la coordi- nación y basándonos en Tácito, creemos conveniente, en primer lugar, resumir este extenso apartado de más de trescientas páginas, destacando, sobre todo, aquellos fenómenos en los que nos entretuvimos más, debido a su especial problemática, y, en segundo lugar, al mismo tiempo que hacemos tal recapitulación, reseñar lo interesante y útil que puede llegar a ser el criterio coordinativo en la descripción morfosintáctica, concretamente, en la delimitación de qué realizaciones morfológicas se dan en cada función sintáctica y, al revés, qué función sintáctica tiene cada clase de palabra, sintagma u oración subordinada. Pero antes creemos necesario recordar los principales puntos (cf. 11) en los que se iba a basar nuestro criterio coordinativo, que dejaba a un lado la teoría tradicional no por considerarla totalmente desacertada, sino porque su estudio de la coordinación era parcial y completamente diferente al nuestro, ya que mientras la tradición se centraba en la coordina- ción interoracional, que estudia la conexión entre oraciones independientes, nosotros nos centrábamos en la intraoracional, cuyo objeto de estudio es la coordinación de miembros de la oración (palabras, sintagmas u oraciones subordinadas). Dentro de la intraoracional con- cluimos que sólo cabía hablar de tres tipos de coordinación: la copulativa, la disyuntiva y la adversativa, quedando dentro de la coordinación interoracional (o conexión, según la tenni- nología de Pinkster (1995: 327 SS)),además de las tres citadas, la conclusiva (ilativa) y la causal. También veíamos entonces que dentro de la coordinación intraoracional, sin dejar totalmente de lado la coordinación entre elementos iguales (homogéneos), nos íbamos a centrar en la coordinación entre elementos diferentes (heterogéneos), ya que en la coordina- ción heterogénea es donde el criterio coordinativo puede ser significativo, pues partimos del principio de que, si dos elementos están coordinados, aunque sean heterogéneos, ambos realizan, al menos, la misma función sintáctica. De este modo, llegamos a la conclusión de que si uno de los elementos coordinados tiene una función sintáctica bien definida, el otro queda definido automáticamente desde el punto de vista sintáctico, aunque la forma de uno y otro sea diferente. Por tanto, si los miembros coordinados eran tan heterogéneos que

de nuestra tesis, donde se hacía un estudio de lainterclassica.um.es/.../3a99e0d89de3653cc4bfeedbe80fcbbb.pdf · estructura del ablativo absoluto es que se trata de un sintagma especial

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Una vez concluido el apartado V de nuestra tesis, donde se hacía un estudio de la mayor parte de fenómenos morfosintácticos casi siempre desde la perspectiva de la coordi- nación y basándonos en Tácito, creemos conveniente, en primer lugar, resumir este extenso apartado de más de trescientas páginas, destacando, sobre todo, aquellos fenómenos en los que nos entretuvimos más, debido a su especial problemática, y, en segundo lugar, al mismo tiempo que hacemos tal recapitulación, reseñar lo interesante y útil que puede llegar a ser el criterio coordinativo en la descripción morfosintáctica, concretamente, en la delimitación de qué realizaciones morfológicas se dan en cada función sintáctica y, al revés, qué función sintáctica tiene cada clase de palabra, sintagma u oración subordinada.

Pero antes creemos necesario recordar los principales puntos (cf. 11) en los que se iba a basar nuestro criterio coordinativo, que dejaba a un lado la teoría tradicional no por considerarla totalmente desacertada, sino porque su estudio de la coordinación era parcial y completamente diferente al nuestro, ya que mientras la tradición se centraba en la coordina- ción interoracional, que estudia la conexión entre oraciones independientes, nosotros nos centrábamos en la intraoracional, cuyo objeto de estudio es la coordinación de miembros de la oración (palabras, sintagmas u oraciones subordinadas). Dentro de la intraoracional con- cluimos que sólo cabía hablar de tres tipos de coordinación: la copulativa, la disyuntiva y la adversativa, quedando dentro de la coordinación interoracional (o conexión, según la tenni- nología de Pinkster (1995: 327 SS)), además de las tres citadas, la conclusiva (ilativa) y la causal. También veíamos entonces que dentro de la coordinación intraoracional, sin dejar totalmente de lado la coordinación entre elementos iguales (homogéneos), nos íbamos a centrar en la coordinación entre elementos diferentes (heterogéneos), ya que en la coordina- ción heterogénea es donde el criterio coordinativo puede ser significativo, pues partimos del principio de que, si dos elementos están coordinados, aunque sean heterogéneos, ambos realizan, al menos, la misma función sintáctica. De este modo, llegamos a la conclusión de que si uno de los elementos coordinados tiene una función sintáctica bien definida, el otro queda definido automáticamente desde el punto de vista sintáctico, aunque la forma de uno y otro sea diferente. Por tanto, si los miembros coordinados eran tan heterogéneos que

464 MORFOSINTAXIS LATINA COORDINATIVA

aparentemente no tenían equivalencia sintáctica, tratábamos de dar una explicación basada en la equifuncionalidad sintáctica' a tal coordinación, sobre todo, si no era única, sino bastante frecuente. Entre las explicaciones posibles sólo en raras ocasiones acudíamos a la elipsis, a la que otros acudían con demasiada frecuencia, en especial, cuando los miembros coordinados eran diferentes a los que parecían estar coordinados.

También vimos en 111 y IV que, al ser la coordinación una sintaxis de segundo orden, precisábamos, al menos, de un somero repaso morfosintáctico que diera cuenta de las realizaciones morfológicas de cada una de las funciones sintácticas que se coordinaban, lo que compendiamos, siguiendo a Rubio (1995), en un par de gráficos lo más sencillos y completos posibles, aunque éramos conscientes de que la complejidad morfosintáctica de una lengua como el latín difícilmente nos permitiría dejar constancia de todos los detalles necesarios. Tales gráficos, sin embargo, nos servían de introducción y de continua referencia en la exposición morfosintáctica que desarrollábamos en V, basada en el Corpus tacíteo y en el criterio coordinativo, que tenía cuatro apartados en correspondencia con las cuatro funcio- nes sintácticas de la lengua: la función verbal, la sustantiva, la adjetiva y la adverbial.

En V.l veíamos la función verbal, i. e. el Núcleo de la oración, de una forma muy escueta, por no darse, en principio, la coordinación heterogénea, en la que, como decíamos, nos íbamos a centrar especialmente dentro de cada una de las funciones sintácticas. El motivo de que no se dé tal coordinación es que la única realización morfológica de la función verbal es el verbo para el Predicado Verbal, si dejábamos aparte, como así hicimos, al tratarla dentro de la función adjetiva por motivos morfosintácticos, la variabilidad formal del Predicado Nominal, suma de la función adjetiva y verbal, que, por otra parte, no era muy frecuente que se coordinara con el Predicado Verbal. Dentro de la coordinación homogénea entre Predicados Verbales se comprobó que, por un lado, no parece posible que se dé la coordinación cuando la persona, el número o el modo verbal es diferente, pues su variación implica diferente oración y, en consecuencia, los miembros coordinados no son partes de la oración sino oraciones2, y que, por otro lado, la diferencia en las restantes categorías gramaticales y, en concreto, en el tiempo no es óbice, generalmente, para la coordinación, aunque haya algunas limitaciones. Dentro de esta coordinación homogénea entre Predicados Verbales con diferente tiempo insistimos en que la coordinación del infinitivo narrativo (o histórico) con imperfectos, perfectos y presentes históricos, a los que equivalía temporal- mente, confirmaba la función verbal del infinitivo histórico, que carece de la función sustantiva propia del infinitivo.

1 Algunos autores, como Pinkster (1972: 122), que acude al criterio coordinativo con frecuencia como un método válido de descripción, cuando la coordinación es demasiado heterogénea, optan, de una forma incohe- rente, por desechar la equifuncionalidad sintáctica de los miembros coordinados, que, según él, estarían coordina- dos por su equivalencia semántica.

2 Conviene advertir que nosotros no decimos que, si hay variación en la persona, el número o el modo, sea imposible la coordinación en el sentido tradicional y amplio de la palabra, sino que en tales casos la coordina- ción no es entre dos Predicados y, por tanto, intraoracional, sino entre dos oraciones y, por tanto, interoracional. En consecuencia, como nosotros consideramos la intraoracional la auténtica coordinación, pues a la interoracional la denominamos conexión, hemos de concluir que no se pueden coordinar dos Predicados con diferencias en la persona, el número o el modo, aunque sí se pueden conectar, en cuyo caso conviene constatar que las diferencias en la persona y10 el número son más frecuentes que en el modo.

En V.2 estudiamos, ya de una forma más extensa, la función sustantiva, i. e. los argumentos del Predicado, atendiendo a la coordinación homogénea y, sobre todo, a la heterogénea, lo que nos permitía corroborar la función sustantiva (Sujeto, O.D, 0.1 o Complemento) de ciertas clases de palabras, como el sustantivo, el pronombre, el adjetivo (participio) sustantivado y el infinitivo, así como de las oraciones subordinadas sustantivas y sustantivadas. Efectivamente, era posible encontrar coordinados no sólo el sustantivo, titular de esta función, con el resto de realizaciones de la función sustantiva, lo que parece lógico, sino también, aunque con más limitaciones, las restantes realizaciones de la función sustantiva entre sí, como recogemos en el siguiente cuadro resumen de la coordinación heterogénea dentro de la función sustantiva en Tácito, donde se observa que las diferentes realizaciones sustantivas no son siempre coordinables a pesar de su equivalencia sintáctica, ya que cada una tiene su propio campo de acción, lo que justifica precisamente que haya varias realizaciones para una sola función:

COORDINACIÓN HETEROGÉNEA DENTRO DE LA FUNCIÓN SUSTANTIVA

infinitivo ?3

conjuntiva ?

- pronombre + O. S. sustantiva de infinitivo ?

O. S. sustantivada de relativo - adjetivo sustantivado + O. S. sustantivada de relativo - infinitivo + pronombre ?

S. Prep (de) conjuntiva +

O. de infinitivo -O. S. Sustantiva interrogativa + S. Prep (de)

pronombre ?

adjetivo sustantivado ?

de infinitivo + S. Prep (de) O. conjuntiva pronombre

de relativo + -O. S. sustantivada adjetivo sustantivado

adverbial

3 El signo ? da a entender que o bien la coordinación es dudosa, o bien es una subordinación compara- tiva mediante quarn o condicional mediante nisi. Obsérvese que tal signo ?está colocado casi siempre cuando uno de los miembros «coordinados» es un pronombre.

Se constata que hay realizaciones que son más dadas a la coordinación heterogénea que otras. Así, mientras el sustantivo, como decíamos, se puede coordinar con todas las demás realizaciones, en cambio, el infinitivo, por ejemplo, apenas acepta la coordinación heterogénea y el pronombre4 no está claro que la acepte en la mayoría de los casos. Esto confirma que, evidentemente, no siempre que dos elementos son considerados equifuncionales, tienen que poder coordinarse, pues a veces diferencias de otro tipo impiden que haya coordinación. En este sentido, conviene constatar, en primer lugar, que no es coordinable el infinitivo como clase de palabra y el infinitivo como oración, ya que, aunque ambos realizan la misma función, concretamente, sustantiva, cada uno tiene su campo de acción propio y complementa a Núcleos, en este caso, verbales, diferentes; por otro lado, que tampoco son coordinables las oraciones subordinadas sustantivas y las sustantivadas, ya que, aunque ambas realizaciones pueden desempeñar la función sustantiva, las oraciones sustantivas son regidas por ciertos Núcleos, en este caso, verbales, mientras que las sustantivadas no precisan que su Núcleo tenga una semántica especial. En ambos casos, pues se trata de realizaciones sustantivas diferentes, pero complementarias, que, como otras existentes en la lengua, no son substituibles ni, por tanto, coordinables entre sí.

Por otro lado, bajo el prisma de la coordinación hemos querido profundizar dentro de la función sustantiva en algunos fenómenos morfosintácticos, cuyo estudio ha sido objeto de debate por su complejidad, por si tal perspectiva aportaba algún dato de interés.

Así, entre otras cuestiones, el criterio coordinativo nos hacía plantearnos la posibili- dad, compartida por la gramática tradicional, de que el Núcleo de un ablativo absoluto se considerase el Suieto de una especie de oración subordinada adverbial, en la que el Predica- do era un participio, un adjetivo o un sustantivo en ablativo. Tal planteamiento se amparaba en que tal Núcleo podía ser, sobre todo, en Tácito, además de un sustantivo o pronombre en ablativo, una oración subordinada sustantiva (o sustantivada), cuya función no podía ser adverbial y que, por tanto, tenía que ser Sujeto, lo que se corroboraba mediante la coordina- ción heterogénea entre un ablativo (sustantivo o pronombre) y una oración subordinada sustantiva (o sustantivada). No obstante, hemos de advertir que tal posibilidad funcional del ablativo como Sujeto se apoya en un análisis en el que se presupone que el ablativo absoluto se entiende como oración, y no como sintagma, tal vez, más próximo a la realidad, en cuyo caso habría que explicar -lo cual no vamos a hacer, pues supondría alejarnos demasiado de nuestro objetivo- por qué el Núcleo puede ser un sustantivo, un pronombre, una oración subordinada sustantiva (o sustantivada) o, incluso, no existir, y qué tipo de sintagma sería el que tiene como Núcleo una oración sustantiva (o sustantivada). Lo que parece evidente en la estructura del ablativo absoluto es que se trata de un sintagma especial en el que el Modifi- cador cobra mayor importancia que el Núcleo.

4 El pronombre, en efecto, no parece que se pueda coordinar de una forma heterogénea, ya que la mayoría de los ejemplos que aportamos o son dudosos o son de subordinación comparativa (quam) o condicional (nisi). Lo que parece evidente es que, aunque no se coordinen de forma heterogénea con otras realizaciones sustantivas, pueden realizar la función sustantiva, como se corrobora precisamente con los ejemplos de quam y nisi, en los que, aunque no hay coordinación, en la mayoría de los casos sí hay equifuncionalidad entre el elemento predecesor del Subordinador, un pronombre, y el que aparece detrás, un sustantivo, un infinitivo o una oración sustantiva, según vimos, respectivamente, en V.2.2.1.2: B, V.2.2.1.4: B.2 y en V.2.2.2.1.1: B.2.

En relación con el ablativo-Sujeto, comentamos a la par el acusativo-Suieto de la oración de infinitivo, en cuyo caso el criterio coordinativo no parecía significativo, ya que, aunque se coordinara un acusativo (sustantivo o pronombre) y una oración subordinada sustantiva, lo cual sucede con cierta frecuencia, no se confirmaba con ello que ambos elementos hicieran la función de Sujeto del infinitivo, ya que, según ciertos autores actuales, ambas realizaciones pueden ser, al menos, en un principio, el Objeto o Complemento del verbo regente del infinitivo. Sin embargo, otros criterios distintos al coordinativo parecen corroborar que, si bien en su origen el acusativo no dependía como Sujeto del infinitivo sino como Objeto del verbo regente, como se constata todavía con algunos verbos regentes, como los causativos, lo cierto es que en la mayona de los casos parece muy difícil entender ese acusativo con respecto al verbo regente y ha de entenderse como Sujeto del infinitivo, como sucede, por ejemplo, cuando el verbo regente está en pasiva o es intransitivo, en cuyo caso el acusativo no tiene cabida sino depende del infinitivo.

Más adelante a raíz de la coordinación entre un sustantivo en nominativo y un adjetivo sustantivado en genitivo, vimos también la posibilidad de un penitivo-Sujeto, que, si bien no es muy frecuente, al menos está reconocido como tal por ciertos autores actuales y está corroborado en Tácito por el criterio coordinativo (cf. 15.53.8).

También la coordinación parece arrojar luz sobre la naturaleza de las oraciones condicionales introducidas vor si + indefinido auis í+ indefinido alius), ya que difícilmente se pueden considerar adverbiales si se coordinan con miembros de clara función sustantiva, como sustantivos en nominativo (Phraates et Hiero et si qui alii ... diem haut concelebraverant ... 6.43.30) o en acusativo (Germanicum Bfltannicumque militem, ac si qui aliorum exercituum, separatim adsistere iubet IV.46.5), cuya función sólo puede ser de Sujeto y de Objeto, respectivamente. En tales oraciones subordinadas no se puede hablar de una función adverbial, a pesar de tener una estructura y una semántica condicional; ni de una oración adjetiva sustantivada como las de relativo, a pesar de la traducción que se les suele dar, pues no hay un relativo introductor; ni de una oración sustantiva, a pesar de su función, ya que no está regida, como el resto de oraciones sustantivas. La única posibilidad es, según parece, hablar de una oración adverbial sustantivada, lo cual no deja de ser chocante si se tiene en cuenta que sería la única oración sustantivada sin un correlato de sustantivación en el titular de su función; es decir, habría una oración adverbial sustantivada sin que hubiera un adverbio sustantivado, mientras que hay, por ejemplo, un adjetivo sustantivado y su correspondiente oración adjetiva sustantivada. Este impedimento no debe ser obstáculo para nuestra interpre- tación de tal oración como adverbial sustantivada, pues que el adverbio no se sustantive en latín5, como lo hace en otras lenguas, parece consecuencia de la falta de un artículo latino sustantivador.

Por último, dentro de la función sustantiva, veíamos en distintos apartados (V.2.2.2.1 .l: B.3; V.2.2.2.1.2: B2; V.2.2.2.1.3: B.3), retomados al final en un apéndice (V.2.2.3), que

5 En el caso de adverbios latinos como satis con clara función sustantiva a veces, como veíamos, no cabe hablar propiamente de una sustantivación del adverbio, pues su función sustantiva se debe a que todavía no ha perdido el funcionamiento propio de su origen nominal.

aparentemente se daba la coordinación heterogénea entre un elemento con función sustantiva de Objeto Directo (generalmente, una oración subordinada sustantiva) y otro elemento con función sustantiva de Complemento, con función adverbial o con función adjetiva (concre- tamente, un sintagma preposicional (de + ablati~o))~. Tan anómala coordinación necesitaba una explicación lingüística, que, sin embargo, no parecía fácil, a tenor de que lo único que teníamos claro era la función sustantiva del primer miembro, ya fuese un pronombre en acusativo, ya una oración sustantiva, pero su coordinación con un sintagma preposicional nos rompía todos los esquemas coordinativos y nos obligaba a dar varias explicaciones. Entre ellas, cabe plantearse, en primer lugar, como lógica, la posibilidad de ver una función sustantiva en el sintagma preposicional, desechando su posible función adverbial o adjetiva, lo que nos lleva, a su vez, a plantearnos, por un lado, la posibilidad de coordinación entre argumentos diferentes (concretamente, un Objeto Directo y un Complemento) o la necesi- dad de crear un nuevo argumento que neutralice las diferencias entre ellos (en concreto, acudimos al término genérico "Objeto7'). Una y otra solución tienen como inconveniente, por un lado, que, en principio, sólo sirven para el latín, pues no hemos hallado constancia de tal coordinación heterogénea en otra lengua; por otro lado, que no estamos seguros de que la coordinación que se da en estos casos sea la de un acusativo, una oración sustantiva y un sintagma preposicional con función sustantiva de "Objeto", pues, siguiendo a Sánchez Salor (1993), el sintagma preposicional podría estar a un nivel jerárquico diferente que lo haría depender, en función adjetiva, de un "nomen cognatae significationis" supuestamente elidido, cuya función estaría al mismo nivel que la del pronombre en acusativo, que expresaría la "quidditas" general, y que la de la oración sustantiva, que expresaría la "quidditas" concreta. Tal explicación, que tiene como inconveniente la necesidad de acudir a la elipsis, nos llevaría a ver, por ejemplo, en 16.30.9 (cf. nota a pie de página) la "quidditas" genérica en el pronombre aliud, nivelado sintáctica y semánticamente mediante el comparativo quam con el supuesto Núcleo, otro "nomen cognatae significationis" elidido, al que modificaría el sintagrna preposicional de incolumitate domus, con función, por tanto, adjetiva y no sustantiva, y con el que estaría coordinada la oración sustantiva interrogativa an placabilis Nero ..., que expresaría la "quidditas" concreta. El planteamiento, en tercer lugar, de una función adverbial para el sintagma preposicional, habida cuenta de que tal sintagma a menudo es un satélite verbal, parece insostenible en estos casos en los que la coordinación obliga a ver una equivalencia sintáctica de los miembros coordinados, que sólo puede ser sustantiva, ya que el "nomen cognatae significationis", expreso o elíptico, y la oración sustantiva tienen una función sintáctica muy definida que nos deja clara la función sustantiva del sintagma preposicional, si no se acude a la elipsis.

6 Recogemos a continuación uno de los ejemplos que dio pie a planteamos tal coordinación heterogénea: non tarnen aliud consultaverat quarn de incolurnitate dornus et an placabilis Nero, an cognitio senatus nihil atrox adferret 16.30.9, donde se comprueba la triple realización morfológica (el pronombre neutro en acusativo, aliud, el sintagma preposicional, de incolumitate dornus, y la oración sustantiva, an placabilis Nero ...) coordinada, en principio, por su misma función sintáctica.

En V.3 estuvimos viendo la amplia y frecuente variabilidad morfológica de la fun- ción adjetiva, i. e. Modificador actante o circunstante del nombre, donde, además del Atributo, estudiamos el Predicado Nominal y el Predicativo Actante y Circunstante, funcio- nes complejas estas últimas, cuyo estudio conjunto dentro de la función adjetiva lo hacía- mos, desde la perspectiva coordinativa, atendiendo a la proximidad morfosintáctica entre el Atributo, que sólo tiene función adjetiva, y aquellas, que tienen, además de la función adjetiva que las aúna, una de las otras funciones. Así, en efecto, el Predicado Nominal es una función adjetiva y verbal, pues depende de un Núcleo, generalmente, sustantivo y es el Predicado de la oración nominal; el Predicativo, a su vez, es una función, por un lado, adjetiva y, por otro, sustantiva o adverbial, según sea Actante o Circunstante, respectiva- mente, pues, sin dejar de depender de un Núcleo, generalmente, sustantivo, complementa al Predicado de una forma actante (sustantiva) o circunstante (adverbial). El estudio del Predi- cado Nominal, pues, era más interesante y cómodo dentro de la función adjetiva, junto al Atributo, que dentro de la función verbal, junto al Predicado Verbal7. Del mismo modo nos parecía mejor estudiar el Predicativo Actante y Circunstante conjuntamente dentro de la función adjetiva, junto al Atributo y al Predicado Nominal, que separadamente el Actante dentro de la función sustantiva, junto a los restantes argumentos verbales, y el Circunstante dentro de la función adverbial, junto a los satélites verbales.

Desde el punto de vista morfológico, esta función adjetiva era realizada no sólo por el titular de dicha función, el adjetivo, sino también por el participio, el adjetivo pronominal, el genitivo, el dativo, el ablativo, el sintagma preposicional, el sustantivo (e infinitivo) adjetivado, el adverbio adjetivado y las oraciones subordinadas adjetivas y adjetivadas, de cuya equifuncionalidad era prueba la coordinación heterogénea entre ellos, aunque con algunas limitaciones, de lo que dimos cuenta en su momento y que ahora recogemos en un cuadro resumen:

7 Ya en la función verbal estudiamos de pasada el Predicado Nominal junto al Verbal y pudimos comprobar lo poco interesante que resultaba desde el punto de vista coordinativo, ya que la coordinación entre un Predicado Verbal y uno Nominal, aparte de ser casual y anecdótica por lo poco frecuente, sólo nos confirmaba que no había diferencia funcional entre ellos, aunque formalmente pudiesen ser muy variados: verbo + cualquier realización de la función adjetiva o sustantiva.

ADJETIVO + -

genitivo ablativo S. Prep.

- participio/genindivo + sustantivo adjetivado adverbio O. S. adjetiva de relativo O. S. adverbial adjetivada

- "adjetivo pronominal" ? + genitivo

1 participio "adjetivo pronominal" ? ablativo

- genitivo + S. Prep. O. S. adjetiva de relativo O. S. sustantiva adjetivada

- dativo + S. Prep.

E participio genitivo

- ablativo + sustantivo adjetivado adverbio

i participio genitivo

- S. Prep. + dativo sustantivo adjetivado

-E participio

- sustantivo adjetivado + ablativo S. Prep.

f participio - adverbio + dativo ?

ablativo

I participio

- O. S. Adjetiva de relativo + genitivo

- O. S. adverbial adjetivada + participio

RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES 47 1

Como se puede observar en el cuadro, es evidente que unas realizaciones adjetivas aceptan con mayor facilidad la coordinación heterogénea que otras. Así, además del adjetivo que, como titular de esta función, se puede coordinar con casi todas las realizaciones de esta función, el participio, que, como adjetivo verbal, se puede coordinar con ocho, y el genitivo, que, como caso adnominal por antonomasia, se puede coordinar con sietes, son las formas de función adjetiva más coordinables heterogéneamente; en cambio, el adjetivo pronominal, que sólo de una forma dudosa se coordina con el adjetivo y el genitivo, y el dativo, que sólo se coordina con el sintagma preposicional, rara vez con el adjetivo y, dudosamente, con el adverbio, son las menos coordinables, aunque por motivos diferentes: el adjetivo pronomi- nal por no aceptar la coordinación ni homogénea ni heterogénea, según Fugier y Corbin (1977); el dativo por ser un caso más bien adverbal. Entre un extremo y otro quedan el ablativo y el sintagma preposicional con cinco, cuyo funcionamiento adnominal alterna con el adverbal; el sustantivo y el adverbio adjetivados con cuatro, cuyo funcionamiento adnominal no por transcategorización formal sino sólo funcional, y, por último, la oración subordi- nada adjetiva y adverbial adjetivada con tres y dos, respectivamente, cuyo funcionamiento adjetivo es natural en el primer caso y transcategorizado funcionalmente en el segundo.

La mayoría de estas realizaciones podían ser tanto Atributo como Predicado Nominal o Predicativo, pero algunas, cuya naturaleza las capacitaba para hacer normalmente la función adverbial, sólo podían ser Predicativo Circunstante y, a veces, sólo con ayudag de la coordinación heterogénea con un elemento de clara función adjetiva.

Siguiendo los estudios coordinativos sobre el sintagma nominal de Fugier y Corbin (1977) y de Risselada (1984), veíamos que la coordinación entre Modificadores se daba, sobre todo, cuando éstos pertenecían a los ACOII (los calificativos-explicativos) -o a un tipo semántico determinado-, que se oponían a los ACOI (los especificativos), donde no se daba la coordinación, excepto entre los que expresaban posesión. Por otro lado, estaban los ACF (nuestros adjetivos pronominales), que, según estos autores, no aceptaban la coordina- ción entre sí ni con los ACO, lo que pudimos comprobar en líneas generales en V.3.3.1.2, aunque, tal vez, hubiese algunas excepci~nes'~.

En V.3.3.1.1 se vio que las diferencias morfosintácticas entre el adjetivo y el 6 cipio (gerundivo), considerado un adjetivo verbal, eran mínimas, como corroboraba la fácil

8 Entre las cuales realizaciones conviene destacar, en primer lugar, que, mientras el adjetivo no puede coordinarse con la oración sustantiva adjetivada por ser regida por un Predicado concreto, en cambio, el genitivo sí puede y en exclusiva; en segundo lugar, que la función adjetiva del genitivo es diferente a la del sintagma preposicional con el que no admite la coordinación, lo que viene a corroborar una vez más que no todas las realizaciones de una función son coordinables, pues, aparte del requisito sintáctico, se necesitan otras condiciones para que haya coordinación.

9 Realmente no está claro que se precise dicho apoyo contextual; lo que sucede es que elementos como algunos ablativos, sintagmas preposicionales o adverbios, aunque pueden realizar la función de Predicativo Cir- cunstante, como demuestra la coordinación, por ejemplo, con adjetivos, se considera que realizan la función adverbial, a no ser que el contexto coordinativo nos confme su función adjetiva.

10 Entre los que se encontraban los numerales y, tal vez, algún indefinido, pero al respecto convendría realizar un estudio más profundo, como se ha hecho en otras lenguas como el castellano, donde Franchini (1986) a f m a que se pueden coordinar los pronombres que pueden aparecer como Sujeto.

472 MORFOSINTAXIS LATINA COORDINATIVA

y frecuente coordinación entre ellos. Esto nos llevaba, en un principio, a estudiar estas realizaciones bajo el mismo epígrafe del adjetivo, aunque después dentro de las restantes realizaciones de la función adjetiva preferimos separar el adjetivo del participio para dejar mayor constancia de tal coordinación heterogénea. En todo caso, estudiamos el participio (gerundivo) como una clase de palabra equivalente al adjetivo, y no como una especie de oración, ya que su consideración como oración responde más a nuestra traducción que a la realidad sintáctica del latín.

En V.3.3.1.3.1 vimos que el aenitivo, a pesar de que se considera el caso cuya función primordial es la adjetiva, sólo se coordinaba con el titular de esta función bajo ciertas condaciones semánticas, volviendo a corroborar que el funcionamiento, en esta ocasión, de estas dos realizaciones de la función adjetiva es, en parte, complementario, ya que sólo el genitivo de cualidad y el de procedencia admiten la coordinación con adjetivos que expresen cualidad y procedencia, respectivamente, cumpliendo así con el requisito de equivalencia semántica del que se habla para que se pueda dar la coordinación. Dentro del genitivo de cualidad, tal vez, haya que situar el genitivo llamado de finalidad, cuya función sintáctica, a pesar de que lo hemos estudiado íntegramente dentro de la función adverbial, parece ser, en muchos casos, adjetiva, con lo que tal genitivo realizaría su función más frecuente en latín, la adnominal. El motivo de que tal genitivo se haya considerado adverbial es tanto semántico tomo sintáctico, ya que, por un lado, el valor entre causal y final, proveniente de la idea de futuro del gemndio o gemndivo, siempre presente, hace que tal genitivo se considere adverbial, pero, por otro lado, también ayuda a tal consideración el hecho & que el Núcleo nominal de tal genitivo esté ausente o lejos del genitivo, cuando éste realiza la función de Predicativo Circunstante, función, al mismo tiempo, adjetiva y adverbial.

Es, sobre todo, la función de Predicativo Circunstante, precisamente, la que justifica una serie de coordinaciones heterogéneas, que para autores, como, por ejemplo, Pinkster (1972), no presuponen equivalencia sintáctica, ya que, según él, se coordinan, por un lado, con función adjetiva de Predicativo, por ejemplo, un adjetivo, un participio, un genitivo, un ablativo de cualidad o un sustantivo adjetivado y, por otro lado, con función adverbial de Adjunto, por ejemplo, un dativo (cf. V.3.3.1.3.2: B), un ablativo (cf. V.3.3.1.3.3: B), un sintagma preposicional (cf. V.3.3.1.3.4: B) o un adverbio (cf. V.3.3.1.5 :B), así como una oración subordinada adverbial adjetivada (cf. V.3.3.2.2.2), según se ve en nuestra tesis con numerosos ejemplos coordinativos de Tácito. Es evidente que tal coordinación, cuya alta frecuencia es extraordinaria, si no implicase equivalencia sintáctica, tiraría por tierra el criterio coordinativo, que el propio Pinkster considera muy útil. Por tanto, tal coordinación debe justificarse sintácticamente, ya considerando que ambos elementos realizan la misma función,*en cuyo caso la función adjetiva parece más defendible que la adverbial, como demuestra la posible adjetivación de adverbios y de otros elementos adverbiales, la compleja función de Predicativo Circunstante que suelen realizar y el orden que suele colocar en primer lugar el elemento adjetivo y en segundo el adverbial, que de esta forma parece verse arrastrado a una función adjetiva; ya pensando que, si hay diferencia sintáctica entre los miembros coordinados, ésta debe ser pequeña y10 estar neutralizada, pues, de lo contrario,

no se habrían coordinado". Nosotros creemos que en estos casos, como en otros distintos, la diferencia no es sintáctica sino morfológica, ya que lo distinto es la realización formal de una misma función. El motivo que da lugar a hablar de una diferencia funcional, según nuestra opinión, no es otro que la identificación errónea de una forma con una función y viceversa, que, a veces, está tan arraigada en la tradición gramatical que apenas nos deja analizar la realidad morfosintáctica como se debe, a pesar de que criterios, como el de la coordinación, parecen corroborar el funcionamiento real de cada elemento.

Esta misma identificación errónea de forma y función parece verse también cuando se coordina un sustantivo adietivado y otro elemento adjetivo, como el propio adjetivo (cf. V.3.3.1.4: B.1) y el participio (cf. V.3.3.1.4: B.2), o adjetivado, como algún ablativo (cf. V.3.3.1.4: B.3.1) o sintagma preposicional (cf. V.3.3.1.4: B.3.2), de lo que también damos cuenta en nuestra tesis con varios ejemplos concretos de Tácito. En tales casos el criterio coordinativo deja en evidencia, por incoherente, la especial denominación que se da por parte de la tradición gramatical al sustantivo adjetivado sólo cuando es Atributo y no cuando es Predicado Nominal o Predicativo. Nos referimos, obviamente, a la llamada Aposición, cuya etiqueta sólo parece justificarse pedagógicamente, ya que la diferencia entre la Aposi- ción y el Atributo parece12 sólo morfológica: la Aposición es un sustantivo (o asimilado13) y el Atributo es un adjetivo-participio (o asimilado). Tal diferencia morfológica, en cambio, a tenor de la denominación tradicional, no parece afectar al Predicado Nominal y Predicativo, ya que tanto si es un sustantivo como si es un adjetivo-participio se denomina de igual modo. Por tanto, no creemos que sea necesario ni coherente hablar dentro del sintagma nominal de Aposición, si el Modificador es un sustantivo, y de Atributo, si el Modificador es un adjetivo-participio, ya que la coordinación entre ellos corrobora su equifuncionalidad sintáctica y nos obliga a hablar de una sola función: el Atributo, cuya función es exclusiva-

11 Una y otra postura ante tal coordinación heterogénea viene a ser la misma, pues si hay neutralización de las diferencias sintácticas es como si hablásemos de un sola función, la de Predicativo Circunstante, cuya naturaleza, suma de la función adjetiva y la adverbial, justifica que se den coordinaciones entre elementos cuya función normal es la adjetiva, como el propio adjetivo, el participio, el genitivo, el ablativo de cualidad o el sustantivo adjetivado (a los que cabe añadir como realización oracional la oración subordinada adjetiva) y elemen- tos cuya función normal es la adverbial, como el dativo, el ablativo, el sintagma preposicional o el adverbio (a los que cabe añadir como realización oracional la oración subordinada adverbial adjetivada).

12 Dejamos abierta, sin embargo, la posibilidad de que a la diferencia morfológica se añada alguna semántica, sintáctica o de cualquier tipo. De hecho, algunos, como L. Rubio (1984: 280-l), aplican, por ejemplo, a nivel oracional la diferencia existente entre adjetivo-participio atributivo y sustantivo apositivo, ya que, según él, en la oración adjetiva de relativo la que tiene antecedente nominal (tipo A), considerada una subordinación vertical, es equivalente al adjetivo-participio atributivo, y la que tiene antecedente pronominal (tipo B), considerada una subordinación horizontal, es equivalente a un sustantivo apositivo.

13 Nos referimos con "asimilado" al infinitivo o la oración subordinada sustantiva, que también pueden ser Aposición, según la gramática tradicional. Nosotros, sin embargo, no hemos encontrado ni ejemplos en los que las diferentes realizaciones de la función de Aposición se coordinen entre sí, ni ejemplos en los que estas otras realizaciones de la Aposición se coordinen con otros elementos de función adjetiva, ya que no parece que en la coordinación de una oración subordinada sustantiva adjetivada y un genitivo dependiendo de un sustantivo con semántica cognoscitiva se pueda hablar de Aposición, lo cual, en cierto modo, es una pmeba de lo absurdo e incoherente de tal etiqueta, que sólo se aplica a tales realizaciones cuando éstas desarrollan un pronombre o concepto neutro.

mente adjetiva frente al Predicado Nominal o Predicativo, cuya función, además de adjetiva, como decíamos, es también verbal, sustantiva o adverbial, según se trate de un Predicado Nominal, un Predicativo Actante o Circunstante, respectivamente.

Por último, conviene destacar que, a veces, especialmente, dentro de la función adjetiva, se hace evidente en las traducciones y, sobre todo, en las ediciones del texto latino que no siempre se tiene en cuenta de una forma coherente el criterio coordinativo, como manifiesta la traducción o el uso de comas, a veces, incorrecto, otras, incoherente por parte de los distintos traductores o editores, sobre todo, cuando se trata de la coordinación de miembros tan heterogéneos, que su función no parece equivalente, como sucede con los casos especiales de Predicativo Circunstante. Al respecto, sena interesante tener el criterio coordinativo como guía para colocar las comas, de forma que, salvo que el Coordinador así lo exija por su naturaleza, no se coloque coma delante de un Coordinador, ya que tal coma lo único que puede indicar es la ausencia de coordinación entre los miembros que aparecen inmediatamente delante y detrás del Coordinador. Así mismo, aunar los criterios diacríticos con respecto a cuándo se debe dejar entre comas una función como la de Atributo Circuns- tante o la de Predicativo Circunstante, de forma que se distingan entre sí -lo cual no parece depender de las comas- y también con respecto a sus respectivos Actantes, que, obviamen- te, no deben ir entre comas nunca, ya que entre un actante y su Núcleo no puede haber una coma separativa.

En V.4. veíamos la cuarta y última función sintáctica, la adverbial, i. e. satélite verbal u oracional, que, por completar también al Predicado, a diferencia de la adjetiva, se opone a la sustantiva. En efecto, mientras la función sustantiva es actante con respecto al Predicado, o sea, necesaria para la gramaticalidad, en cambio, la función adverbial es circunstante, o sea, innecesaria y, por tanto, omisible sin que haya agrarnaticalidad. Dentro de ella, tras una pequeña referencia a sus subfunciones de Adjunto (satélite verbal) y Disjunto (satélite oracional), nos veíamos obligados por la tradición gramatical a tratar sus funciones semántica, en cuyo estudio se han centrado la mayoría de las gramáticas tradicionales, que, incluso, se olvidaban de diferenciar la función sintáctica adverbial de la función sintáctica sustantiva, de tal modo que muchas veces se consideraba que por semántica estábamos ante una función adverbial cuando realmente por sintaxis estábamos ante una función sustantiva14. Así sucedía, por ejemplo, en la mayoría de los complementos de lugar cuya función se consideraba adverbial atendiendo a su semántica, pero que, en realidad, solía ser sustantiva, pues dependían actancialmente de un verbo de movimiento, como ha hecho ver la gramática dependencial. De todas formas, el estudio de las funciones semánticas dentro de la función adverbial se hace imprescindible para una distinción de las diferentes realizaciones de esta función, cuya semán- tica es múltiple y variable en número y en denominación, según el autor, como corrobora la lista que retomamos de Pinkster (1995: 37-8), que, a su vez, la retoma de Scherer (1975: 196), cuyas diferencias con la gramática tradicional parecen evidentes: modo, instrumento, grado; beneficiario, entidad afectada, compañía; ubicación en el tiempo (posición en el tiempo,

14 Éste puede ser también e1 motivo que ha hecho que las oraciones condicionales introducidas por si + indefinido quis (+ indefinido alius), de las que hablábamos dentro de la función sustantiva (cf. V.2.2.2.2.2), se hayan considerado adverbiales y no sustantivadas, como nosotros las consideramos a tenor del critedo coordinativo.

duración, plazo de tiempo); ubicación en el espacio (lugar ubi, qua, quo, unde); circunstancia concomitante, causa, motivo, fin y consecuencia.

Pues bien, tal variedad semántica tenía que conllevar una variada realización morfológica de la función adverbial (concretamente: el adverbio, el caso dativo y ablativo -minoritariamente, el caso acusativo, locativo y "genitivo'-, el sintagma preposicional; las oraciones subordinadas adverbiales y adverbializadas), que, en principio", debía poder coordinarse heterogéneamente, corroborando así su equifuncionalidad, al menos, sintáctica. Obviamente, aunque tal coordinación heterogénea se da en muchos casos, lo cierto es que, debido a que cada realización sirve para expresar unas funciones semánticas y no otras, no todas las realizaciones adverbiales se pueden coordinar entre sí, como corrobora nuestro estudio en Tácito, que a continuación resumimos en un cuadro:

COORDINACIÓN HETEROGÉNEA DENTRO DE LA FUNCIÓN ADVERBIAL

DVERBIO +

-E ablativo

genitivo ? + S. Prep. O. S. adverbial

S. Prep. dativo +

O. S. adverbial

ablativo + S. Prep. O. S. adverbial

i genitivo ? dativo locativo

- S. Prep. + acusativo ablativo O. S. adverbial O. S. adverbializada

L genitivo dativo

O. S. Adverbial + ablativo S. Prep.

15 Decimos "en principio" porque lo normal, si hay equivalencia semántica, sería la coordinación entre sus distintas realizaciones por muy heterogéneas que fueran; asimismo, si no la hay, lo normal sena la yuxtaposi- ción, aunque hay excepciones en uno y otro caso, como vimos.

Como se puede observar, unas realizaciones, como el sintagma preposicional o el ablativo, son más polivalentes semánticamente que otras, como el locativo o el acusativo, lo cual conlleva, desde el punto de vista coordinativo, que unas realizaciones aparezcan más en coordinación heterogénea que otras. En este sentido, conviene destacar el hecho de que el adverbio, a pesar de ser el titular de esta función, no es el que más posibilidades coordinativas tiene (sólo tres), ya que ni se coordina con el genitivo ni con el dativo, casos cuya semántica causal o final no coincide con la del adverbio; por el contrario, es significativo que sea el procedimiento analítico de la preposición, cuyo uso va en aumento hasta suplantar al procedimiento casual, el que más posibilidades coordinativas tiene (hasta ocho). Asimismo, unas funciones semánticas admiten varias realizaciones, lo que favorece la coordinación heterogénea, mientras que otras sólo pueden ser realizadas por uno o dos elementos, lo que imposibilita o limita bastante la coordinación heterogénea. La coordinación, pues, entre miembros heterogéneos con función adverbial será posible cuando su semántica sea la misma o esté próxima, como sucede con la semántica de fin y causa, cuya frecuente coordinación nos ha proporcionado el mayor número de ejemplos, ~bviamente'~, heterogéneos.

En V.4.2.1.1 hablamos del titular de la función adverbial, el adverbio, y nos centra- mos en su coordinación homogénea, cuyo estudio puede ser interesante para una clasifica- ción de los adverbios, tal y como hace Pinkster (1972). A nosotros nos interesaba más la coordinación heterogénea del adverbio con los demás elementos de función adverbial, confirmando de esta forma la función adverbial de éstos. Tal coordinación, sin embargo, como se observa en el cuadro resumen, está limitada a sólo tres posibilidades, debido a que su semántica no coincide con la de otras realizaciones adverbiales.

Dentro de la función adjetiva, hablamos ya de la posibilidad de considerar el genitivo de finalidad como un genitivo adnominal, y no adverbal, como lo considera la gramática tradicional y nuestro tratamiento dentro de la función adverbial (cf. V.4.2.1.2.1.1) parece dar a entender. En efecto, si nosotros, siguiendo la gramática tradicional, lo hemos estudiado dentro de la función adverbial, y no dentro de la función adjetiva con el resto de genitivos, es porque este genitivo tiene un comportamiento tan peculiar que sólo a veces y con dificultad se deja ver en función adjetiva dependiendo de un sustantivo, ya que en la mayoría de los casos su función parece adverbial, como corroboraría, en pnmer lugar, su semántica entre causal y final, en segundo lugar, la ausencia aparente de un Núcleo nominal y, en tercer lugar, la coordinación con otros elementos más adverbiales que adjetivos, como el ablativo, el sintagma preposicional o la oración subordinada adverbial. Sin embargo, si se tiene en cuenta que, en pnmer lugar, su semántica entre causal y final procede de la forma gerundial o gerundival y no del propio genitivo, que, en segundo lugar, la ausencia del Núcleo en muchos casos no es tal, sino sólo un distanciamiento entre Núcleo y Modificador, propio de la función de Predicativo Circunstante que el genitivo suele realizar, y que, en tercer lugar, la coordinación heterogénea entre elementos con función adjetiva y otros con aparente función adverbial es bastante frecuente y normal cuando estamos ante la función de

16 Las realizaciones de estas funciones semlnticas tan próximas son, sin embargo, generalmente diferen- tes, como se sabe y se ha podido comprobar en nuestros ejemplos coordinativos.

Predicativo Circunstante, hemos de concluir que el llamado genitivo de finalidad es, en un principio, un genitivo adnominal que, cuando realiza la función de Predicativo Circunstante, parece ser, si no lo es ya1', un Adjunto final o causal, como corroboraría su coordinación con elementos cuya función aparente es adverbial18.

De nuevo, pues, nos encontramos con la problemática del Predicativo, del que ya hablamos detenidamente dentro de la función adjetiva, donde lo ubicábamos por considerar que, aunque su valor Actante lo aproxima a la función sustantiva y el Circunstante a la adverbial, el Predicativo no pierde nunca su función adjetiva, ya que, de una forma concor- dada o no, siempre depende de un Núcleo nominal. Recordemos que el hecho de que el Predicativo, ya Actante, ya Circunstante, modifique, además de a un Núcleo nominal, también al Predicado Verbal, es lo que hace que se considere, a veces, cuando es Actante, una función sustantiva, otras, cuando es Circunstante, una función adverbial. Pues bien, si el Predicativo Actante no tuvo cabida cuando estudiamos la función sustantiva, tampoco el Predicativo Circunstante debería tener cabida ahora dentro de la función adverbial; de hecho, nosotros -creemos que de una forma coherente- estudiamos uno y otro Predicativo dentro de la función adjetiva que ambos también realizan, ya que sus diferencias formales son mínimas, pues la mayoría de las realizaciones del Predicativo Circunstante se dan también con el Predicativo Actante, que, no obstante, era un poco más limitado tanto en la cantidad como en la variabilidad. Ahora bien, es evidente que, desde el punto de vista de la coordinación, mientras el Predicativo Actante no se puede confundir con la función sustantiva, ya que nunca se coordina tal Predicativo con otro argumento, en cambio, el Predicativo Circunstante parece confundirse con la función adverbial, ya que, según autores como Pinkster (1972), tal Predicativo se puede coordinar con Adjuntos, lo que no deja de ser chocante e incoherente, ya que iría en contra de la equifuncionalidad sintáctica de los miembros coordinados. En tales casos de coordinación heterogénea ya dijimos que hay equifuncionalidad, como en otros, y que la función de tales miembros heterogéneos es la de Predicativo Circunstante, más defendible que la de Adjunto. El problema está en que sólo podemos hablar de Predicativo cuando uno de los dos miembros coordinados es de clara función adjetiva, ya que si ambos miembros son en apariencia de función adverbial resulta muy difícil, por no decir imp~sible'~, hablar de Predicativo. Es lo que sucedía, en cierto modo, en la coordinación entre el genitivo llamado de finalidad y un ablativo, un sintagma preposicional o una oración adverbial, donde la función del genitivo, a pesar de su naturale- za adnominal, se veía más como Adjunto que como Predicativo.

17 En algunos casos es muy difícil sostener ya una función adnominal de tal genitivo, ya que con el tiempo tal construcción se fue desarrollando cada vez más como un giro causal-final sin un Núcleo nominal claro, cuyo paralelo griego T O ~ + infinitivo pudo ayudar a entenderlo con función adverbial.

18 Si nuestra explicación de este genitivo no resulta convincente a pesar de las pruebas que aportamos, siempre se puede acudir, como hacen algunos lingüistas en este caso, a la elipsis de causa o gratia en esta construcción gerundial o gerundival, en cuyo caso el genitivo sena adnominal de un ablativo con función adverbial causal-final.

19 El motivo de tal imposibilidad está en la identificación errónea de una forma con una función y viceversa, de la que ya hablamos con anterioridad.

Y precisamente también relacionado con el Predicativo está la posible adverbialización del adjetivo (participio) (cf. V.4.2.1.3), de la que la mayoría de gramáticas tradicionales habla. Si hemos aceptado, como se ha visto dentro de la función adjetiva, la adjetivación de elementos cuya función propia no es la adjetiva sino la adverbial, basándonos, sobre todo, en la función de Predicativo Circunstante que realizaban estos elementos, nada parecería impe- dir que aceptásemos también la adverbialización de elementos cuya función propia no es la adverbial sino la adjetiva, si no fuese porque lo único que sostiene tal adverbialización no es un criterio sintáctico sino semántico, que se basa, en principio, en la traducción que se suele hacer de tales elementos adjetivos mediante una forma adverbial. Por ello, hemos creído más interesante, cómodo y coherente partir de la adjetivación de elementos adverbiales que de la adverbialización de elementos adjetivos, lo que nos ha llevado a un estudio de la coordinación entre elementos, en principio, adjetivos y adverbiales dentro de la función adjetiva y no dentro de la función adverbial.

En definitiva, ante el problema de la adverbialización de elememos adjetivos o la adjetivación de elementos adverbiales creemos que la única solución razonable es la segun- da, en contra de la postura de la gramática tradicional, que, en este caso, como en otros muchos, se ha dejado llevar al analizar los fenómenos lingüísticos latinos por la traducción que se suele hacer de ellos. Así, si en otro tiempo la mayoría de las lenguas actuales se estudiaban bajo la óptica de la gramática latina, mal interpretando de esta forma las peculia- ridades de cada lengua, en los últimos años se ha cometido el error inverso de interpretar la lengua latina atendiendo a nuestras lenguas y no a la naturaleza de la propia lengua latina. Ahora parece que la mayoría de los estudios se intentan enfocar partiendo de la propia lengua latina, para lo cual creemos que el criterio coordinativo, si se acepta que los miem- bros coordinados son equifuncionales, puede ser muy útil, sobre todo, en el estudio morfosintáctico. Nuestra humilde aportación pretende tan sólo dar pistas para un posterior estudio detenido de cada cuestión desde la perspectiva coordinativa.

Antes de la supuesta adverbialización del adjetivo (participio) y después del genitivo de finalidad, vimos la función adverbial del sustantivo (pronombre, adjetivo sustantivado, gerundio ...) transcategorizado mediante un caso oblicuo o una preposición. Concretamente, en el caso del dativo (cf. V.4.2.1.2.1.2), nos centramos, dentro de la coordinación homogé- nea, en dilucidar su función sustantiva de su función adverbial, de cuya problemática se hacen eco la mayoría de estudiosos del dativo, ya que no siempre resulta fácil delimitar si estamos ante un dativo argumento o satélite en usos como, por ejemplo, el del llamado dativo posesivo o el del dativo agente. Dentro de la coordinación heterogénea se observa que la delimitación semántica del dativo, caso especialmente marcado, le deja pocas posibilida- des a tal coordinación, lo que nos llevó a un estudio conjunto de ella, aunque fuese en contra de nuestro proceder habitual. De este modo se comprobó que entre los escasos ejemplos de coordinación heterogénea estaba la posible coordinación con un sintagma preposicional, gene- ralmente, irdad + acusativo, así como con una oración subordinada adverbial final o causal.

En el caso del ablativo la situación era justamente la inversa a la del dativo, como era de esperar en un caso que se considera esencialmente adverbial. De hecho, mientras que al dativo adverbial, tratado en su totalidad, apenas le dedicamos nueve páginas, al ablativo, al

que sólo tratamos parcialmente en V.4.2.1.2.1.3 (coordinación homogénea y con adverbio y locativo) le dedicamos veinticinco páginas, a las que cabe añadir las de la coordinación con las otras realizaciones adverbiales que se estudian después, o sea, el sintagma preposicional y la oración subordinada adverbial. Dentro de su coordinación homogénea nos detenemos en la amplia variabilidad de las clases de palabras y sintagmas que pueden estar en ablativo con función adverbial, destacando la construcción gerundival y la participial, cuya proximidad formal y funcional es tal que no hay nada que impida la coordinación entre ellas mismas y con otras clases de palabra en ablativo. La problemática de tratar en nuestra tesis el partici- pio absoluto como una clase de palabra o como una oración subordinada adverbial queda resuelta al no tratarse ni de una cosa ni de otra, ya que se trata de una construcción especial, a la que actualmente denominan algunos predicación incrustada, cuya ubicación dentro de nuestro estudio como clase de palabra u oración es indiferente, ya que lo que nos interesa es su función y ésta es casi siempre adverbial, como confirma su coordinación con otros elementos adverbiales, como otros ablativos, adverbios, sintagmas preposicionales u oracio- nes subordinadas adverbiales.

En el caso del sintagma preposicional (cf. V.4.2.1.2.2) es evidente que estamos ante un sintagma formado por dos elementos que no son omisibles: una preposición transcategorizadora y un Núcleo, generalmente, sustantivo, y no ante una clase de palabra. Somos conscientes, pues, de que su tratamiento en nuestro gráfico ~ ~ ~ ~ Á ~ ~ ~ ~ ~ - m o r f o l ó ~ i c o como clase de palabra no responde a su realidad lingüística, sino a un deseo simplificador que se empeña en un encasillamiento, tal vez, excesivo. Es evidente, sin embargo, que lo importante no es su encasillamiento como realización morfológica sino su función sintáctica, que en este caso es adverbial, como corrobora su coordinación con todas las demás realiza- ciones adverbiales, como se observa en nuestro cuadro resumen, lo que viene a demostrar que el procedimiento analítico de la preposición sirve para expresar todos los matices semánticos que pudieran expresar el resto de realizaciones, algunas de las cuales, las casua- les, tennina por suplantar más tarde o más temprano (adverbio (cf. V.4.2.1.2.2: B.1), genitivo de finalidad (cf. V.4.2.1.2.1.1: B.2), dativo (cf. V.4.2.1.2.1.2) locativo (cf. V.4.2.1.2.2: B.2. l), acusativo (cf. V.4.2.1.2.2: B.2.2), ablativo (cf. V.4.2.1.2.2: B.2.3), oración subordi- nada adverbial (cf. V.4.2.2.1: C.3) y adverbial (cf. V.4.2.2.2)) Dentro de la coordinación homogénea conviene destacar que en la mayoría de los casos de tal coordinación lo que se coordinan son los Núcleos afectados por una sola y misma preposición, no los sintagmas preposicionales. Nuestro estudio de la coordinación "homogénea" se centra, en consecuen- cia, en la coordinación de sintagmas preposicionales diferentes, cuyo estudio nos parece bastante útil para delimitar la semántica de las preposiciones latinas.

Por último nos queda repasar la realización oracional de la función adverbial, que, como es bien sabido, se refiere a lo que en las gramáticas tradicionales se denomina oración subordinada adverbial. Al respecto conviene advertir que en la mayoría de estas oraciones el origen relativo de su Subjuntor (quod, quia, quoniam; quamquam, quamvis; cum ...) nos hace pensar en una originaria oración adjetiva, que, tras previa, tal vez, sustantivación al perder su correlato, antecedente o consecuente, se adverbializaban, como se ve todavía en las llamadas oraciones adverbiales de relativo introducidas por quo, qua, unde y ubi, que

cuando tienen un antecedente local todavía tienen función adjetiva, pero que, cuando care- cen de él, tras sustantivarse, realizan una función adverbial local. Creemos que, entre las múltiples clasificaciones que se hacen de las oraciones adverbiales, no estaría mal que se tuviera en cuenta aquella que atiende a su origen relativo y, por tanto, adjetivo, lo que nos llevaría a ver que la mayoría de las oraciones consideradas adverbiales son, en realidad, adverbializadas.

Hecha esta precisión, hemos de señalar que, sin embargo, para no alejarnos en demasía de nuestro estudio coordinativo, hemos optado por no alterar mucho la teoría tradicional con respecto a tales oraciones y tan sólo hemos distinguido, siguiendo a Rubio (1995), las oraciones llamadas adverbiales de las adverbializadas, en paralelismo con la distinción entre sustantivas y sustantivadas y entre adjetivas y adjetivadas, ya que parece lógico, en principio, que si hay oraciones sustantivas y adjetivas haya adverbiales, así como si hay oraciones sustantivadas y adjetivadas haya adverbializadas. Inclusive, como se ha podido ver, nuestro deseo clasificatorio morfosintáctico ha pretendido hacer distinciones dentro de cada una de estas clases de oraciones, a veces, siguiendo la clasificación tradicio- nal, como, por ejemplo, en el caso de las diferentes oraciones sustantivas o adverbiales, otras, atendiendo a nuestro criterio coordinativo, que podía corroborar o alterar la tradición, como ha sucedido al hablar de oraciones adverbiales sustantivadas y adjetivadas. Obsérvese que, si bien la lengua no es una ciencia exacta, a veces lo parece al seguir unas pautas de funcionamiento que se pueden predecir. Así también, si dentro de las sustantivadas hay unas de origen adjetivo y otras de origen adverbial y si dentro de las adjetivadas hay unas de origen sustantivo y otras adverbial, lo lógico es que dentro de las adverbializadas haya unas de origen adjetivo y otras sustantivo. Ahora bien, mientras de los dos primeros casos de oraciones transcategorizadas tenemos constancia coordinativa que nos las ratifica como tales, de las adverbializadas apenas tenemos constancia coordinativa, al menos en Tácito, que nos permita un estudio separado de unas y otras adverbializadas, lo que nos lleva a plantearnos si tienen entidad real o su existencia es fruto de nuestro deseo de hacer una clasificación perfecta de las oraciones subordinadas.

Pues bien, en nuestro estudio coordinativo de la oración subordinada adverbial y adverbializada lo primero que llama la atención, como ya hemos dicho, es que apenas haya constancia de coordinación homogénea ni heterogénea de oraciones adverbializadas, debido, sobre todo, a su escasa variabilidad formal y semántica, y que, por su parte, los ejemplos de oraciones adverbiales coordinadas entre sí y con otros elementos adverbiales, aunque son frecuentes, sobre todo, en la coordinación heterogénea con el adverbio, el ablativo y el sintagma preposicional, no son muy variados, ya que en la mayoría de los casos la oración adverbial es causal o final, funciones semánticas tan próximas que admiten la coordinación entre ellas, como ya vimos al tratar el genitivo de finalidad y el dativo en coordinación con estas oraciones causales y finales, y se ve también en la coordinación con ablativos instrumentales y con sintagmas preposicionales, entre los que destaca por su frecuencia en Tácito el formado por la preposición ob + acusativo. La mayor variabilidad en los miembros coordinados se da cuando la coordinación se establece entre la oración adverbial y el adverbio, debido a la variada semántica de los adverbios y oraciones adverbiales.

Como conclusión a esta recapitulación -que hemos pretendido que fuera lo más concisa y completa sin que creamos, no obstante, haberlo conseguido, dada la complejidad y extensión de nuestro estudio- hemos de confesar nuestra desilusión y decepción por no haber podido profundizar, en muchos casos, todo lo que hubiera sido necesario para sacarle un mayor rendimiento al criterio coordinativo que nos ha servido de base para una nueva y novedosa visión de la morfosintaxis latina. Tal visión morfosintáctica, sin duda, contiene las deficiencias que se presuponen a un estudio limitado a un solo escritor, Tácito, y basado en los siempre eventuales y caprichosos ejemplos de coordinación, sobre todo, heterogénea. Nos queda, sin embargo, la satisfacción de haber concluido por fin este trabajo que en algunos momentos se nos antojó interminable, y el consuelo de pensar que pueda servir de base a otros estudios gramaticales latinos desde la perspectiva coordinativa o, al menos, que el criterio coordinativo se tenga en cuenta en el análisis de muchos fenómenos morfo- sintácticos.