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8/18/2019 Descartes - El Conocimiento
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El conocimiento de lo otro.
Conocer ‘lo otro’ implica que alguien produca un acto por el
cual ‘hace e%istir’ a eso otro en s# mismo. /e trata de un tipo de
e%istencia que llamaremos ‘intencional’ en ve de ‘*#sica’,
porque conocer no consiste en incorporar ‘materialmente’ algo
al propio organismo, como cuando ingerimos un alimento y lo
metaboliamos. Conocer, entonces, es algo que alguien hace
e%istir ‘inmaterialmente’, pero que lo hace en s# mismo y no en
otro+ no se trata de una acci!n ‘trascendente’ que termina en
una obra e%terna, sino de una acci!n ‘inmanente’ quepermanece en el agente.
&or medio de este acto, el que conoce ‘tiene’ en s# mismo el ser
de lo conocido, sin ‘ser’ el ser de eso conocido. ( esto se suma
que en todo conocimiento humano de lo otro se da un
conocimiento concomitante de uno mismo+ al conocer lo otro,
me conoco a m# mismo como su"eto cognoscente distinto del
ob"eto conocido. Esta concomitancia hace posible, entonces, la
distinci!n entre su"eto y ob"eto, es decir, distinguir al ‘yo’ del ‘noyo’ y del ‘acto’ mismo de conocimiento.
Debemos e%plicar, entonces, dos tipos de e%istencia, a 'n de
entender el modo de ser propio del conocimiento+ la *#sica y la
intencional, es decir, la que una cosa con sus accidentes reales
‘tiene’ en s# misma, y lo que una cosa ‘tiene’ en otro que la
conoce. La primera es una e%istencia ‘*#sica’, la segunda es una
e%istencia ‘intencional’. /on dos modos de e%istencia, pero
re*eridas a un mismo e%istente+ en s# mismo y en otro.
&ara que el conocimiento de una cosa e%istente sea posible, es
preciso que haya una ‘identidad’ entre la cosa e%istente
*#sicamente y la cosa e%istente en el que conoce, ya que de lo
contrario, no se conocer#a la cosa *#sicamente e%istente, sino
otra cosa. Esto se llama ‘identidad intencional’ + a'rma que la
cosa *#sicamente e%istente y la cosa e%istente en el
conocimiento son una y la misma cosa. )o hay una mediaci!n
ob"etiva de ‘ideas’, como en Descartes o en 0usserl, que
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constituir#an una suerte de segundo ob"eto, interpuesto entre el
que conoce y lo conocido 2*amoso problema del ‘puente’+ c!mo
pasar de la ‘idea’ a la ‘cosa’ conocida por ella, porque una ‘idea’
siempre lleva a otra ‘idea’ pero nunca a las ‘cosas’3. En tanto
que la ‘e%istencia *#sica’ en nada depende del ser o no conocida,la ‘e%istencia intencional’ es producida en su totalidad por el
acto de conocimiento y sostenida en el ser por l. El acto de
conocimiento genera la e%istencia intencional 2verdad del
idealismo3, pero no la e%istencia *#sica 2error del idealismo3.
4enomenol!gicamente, lo curioso en el conocimiento de lo otro
es que aqu# uno conoce algo sin hacerse eso otro que conoce
2percibo la rosa sin de"ar de ser hombre3 y que lo conocido
e%iste en el que conoce sin volverse el que conoce 2la rosa, alser conocida, no se hace hombre3. Este hecho es evidente desde
una *enomenolog#a despre"uiciada, como bien lo ha visto )icolai
0artmann, "ustamente a la gnoseolog#a corresponde e%plicarlo.
5C!mo es posible el conocimiento de lo otro, de tal modo que se
d una ‘identidad intencional’, sin que el su"eto y el ob"eto se
hagan uno, es decir, manteniendo ambos su ‘alteridad
e%istencial’6 7espuesta+ conocer es adquirir la ‘*orma’ de otro en
m#. 8ue una cosa e%ista en otra sin perder su propia identidad,implica que está en esa otra con su propia *orma, por la cual es
lo que es. /e conoce ‘por la *orma’, porque por la *orma las
cosas son lo que son. &or la *orma la cosa es lo que es, por la
materia s!lo puede ser lo que está siendo+ la materia misma es
conocida por la *orma que tiene, como la que tiene esa *orma,
como la as# con'gurada por ella. /in la *orma, la materia, al ser
s!lo un ‘poder ser’ no ser#a ni esto ni aquello, simplemente no
ser#a. De all# que conocer sea ‘la posesi!n de la *orma de lo
conocido por el cognoscente’.
El que conoce ha de tener la ‘*orma’ de lo conocido y, sin
embargo, no de"a de ser el que es 2el que conoce no se hace
rosa cuando conoce la *orma de la rosa, sino que sigue siendo el
hombre que es con su propia *orma sustancial3. 0ay dos
maneras de tener la *orma+ ‘materialmente’ e ‘inmaterialmente’.
9ener materialmente la *orma, es constituir con ella algo que no
es la *orma ni la materia, sino una tercera cosa resultante de la
uni!n de ambas. /i el cognoscente tuviera de esta manera la
:
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*orma de lo conocido, se har#a lo conocido, de"ando de ser el que
es. Entonces la posee, pero inmaterialmente+ aqu# lo inmaterial
no es la *orma tenida, sino el modo de tenerla+ la *orma tenida
puede ser material o inmaterial, pero en ambos casos el
cognoscente la posee inmaterialmente. El cognoscente ‘asume’dicha *orma, la hace propia por un acto suyo que la reproduce
en l. (s#, llegamos a la noci!n del conocimiento como+
‘posesi!n inmaterial de una *orma’.
5C!mo se compagina lo que se acaba de decir con aquello del
dicho latino que enuncia que conocer es ‘hacerse lo otro en
cuanto otro’ 2feri aliud ut aliud36 &ara e%plicarlo, hay que
distinguir+ -3 el su"eto cognoscente, que es siempre una
sustancia 2;uan3, 13 la potencia cognoscitiva 2la vista3, :3 el actode conocimiento 2ver3,
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seme"antes, pero no idnticas. En la ‘seme"ana’, en cambio,
dos cosas son idnticas en cuanto a la *orma, aunque no en
cuanto a la e%istencia. Como vemos, esta sutilea semántica es
*undamental para el tema que estamos tratando+ lo ‘seme"ante’
en algo se parece y en algo di'ere, en cambio, la ‘seme"ana’conviene en todo menos en el modo de e%istir. &or eso,
conociendo un modo de e%istir de la *orma 2especie impresa3,
conoco el otro modo de e%istir de esa misma *orma 2*orma
*#sica3, ya que la primera no agrega ni quita nada a la segunda.
La ob"eci!n moderna a este planteo desde Descartes es la
siguiente+ 5c!mo sabemos que las ‘ideas’ se con*orman a las
‘cosas’6 Es el clásico ‘problema del puente’ entre lo mental y lo
real, que nace de considerar a la idea como ‘seme"ante’ a lacosa y no como su ‘seme"ana’. )osotros decimos que las
especies impresas son la ‘seme"ana’ de la cosa conocida, de
modo que no pueden ocultarnos lo que la cosa conocida es. 5&or
qu lo decimos6 &orque es un hecho que conocemos cosas que
no somos nosotros mismos, siendo tal conocimiento posible s!lo
si tales cosas nos in*orman lo que son. En s#ntesis, las especies
en general son =seme"anas= de las cosas conocidas,
representaciones idnticas de sus modos de ser, aunque no de
sus modos de e%istir. siendo la especie lo producido por la
cosa conocida, es la especie la que se aseme"a a la cosa 2al
modo aristotlico3 y no la cosa la que se aseme"a a la especie 2al
modo plat!nico3.
a di"imos que la palabra ‘especie’ viene del verbo latino
‘specere’ que signi'ca ‘re$e"ar’. que las ‘seme"anas’ de los
ob"etos que hay en las potencias cognoscitivas son llamadas
‘especies’, porque ellas re$e"an en el cognoscente como en un
espe"o, las *ormas de los ob"etos. Desde luego, ni la especie en
s# misma ni la recepci!n de la especie impresa, son
conocimiento. La especie es un ‘instrumento’ o ‘medio’ para
conocer, sin ser aún conocimiento.
‘Conocer’ no es meramente ‘recibir’ la *orma que el ob"eto da,
sino ‘tomar’ la *orma que el ob"eto o*rece. /i la *orma no *uera
tomada por el que recibe, no habr#a conocimiento. El
conocimiento es un acto producido por el que conoce
‘activamente’, no por lo conocido que o*rece la *orma
>
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‘pasivamente’. El conocimiento, entonces, no consiste en la
mera recepci!n de la *orma, sino más bien en ‘tomar
activamente’ lo que se ha recibido.
(hora bien, hay dos tipos de especies+ las ‘especies impresas’ y
las ‘especies e%presas’. Las ‘especies impresas’ 2sensible e
inteligible3 inhieren en las potencias cognoscitivas pasivamente
2sentidos e inteligencia3. Las ‘especies e%presas’ 2sensible e
inteligible3 son producidas activamente por el agente en los
actos de conocimiento 2imagen y concepto3. /e dice de la
‘especie impresa’ que es el medio ‘por el cual’ se conoce, ya que
actúa unida a la causa inmediata del conocimiento, que es la
potencia cognoscitiva, de la cual es una cualidad puesta en ella
por el ob"eto. /e dice de la ‘especie e%presa’ que es el medio‘en el cual’ se conoce, ya que es producida por el que conoce y
en ella es conocido el ob"eto. E%pliqumoslo me"or.
En el conocimiento de lo otro de un cognoscente 'nito y
encarnado, es decir, un cognoscente que no saca de s# mismo
los ob"etos que conoce, se requiere siempre una ‘especie
impresa’ para poder conocer, porque el cognoscente debe
recibir de lo conocido la *orma que l no es. En el caso del
hombre, esto sucede con la ‘especie impresa sensorial’. &ero,como el intelecto humano conoce ob"etos universales, que en su
e%istencia *#sica son singulares, la ‘especie impresa intelectual’
no puede ser producida directamente en el cognoscente por la
cosa conocida. /e requiere la intervenci!n de una potencia
activa que habilite a las imágenes para producir un e*ecto
universal en el intelecto que entiende, esto es, la ‘especie
impresa intelectual’.
Esta potencia no es una potencia que conoce, sino una potenciaactiva que produce en el intelecto que entiende las especies
impresas previas al conocimiento, que usa a la imagen como
instrumento o medio para tal 'n. En e*ecto, las imágenes no
tienen la capacidad de producir algo universal y abstracto
porque son singulares y concretas. &or eso, si han de producir un
e*ecto universal, han de ser habilitadas para ello por otro que les
con'era un poder de obrar al margen de las condiciones que
impone la materia. ( esa potencia se la denomina
tradicionalmente ‘intelecto agente’, que quiere decir+ intelecto
?
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que hace entender, no intelecto que entiende. es una potencia
activa, productora de algo en una potencia pasiva distinta de
ella misma+ el ‘intelecto posible’, llamado as# porque es el que
puede entender. (l igual que ocurr#a con la especie impresa
sensible, hay que decir que la recepci!n de la especie impresaintelectual por s# sola no es conocimiento, sino dispositivo para
conocer. &or este motivo, hemos dicho que es el intelecto
posible el que entiende y no el intelecto agente.
/in embargo, aqu# no acaba el conocimiento, sino que di"imos
que son necesarias las ‘especies e%presas’+ stas son
‘representaciones’ de los ob"etos producidas en al acto de
conocerlos. 9oda ‘representaci!n’ es una ‘seme"ana’ del ob"eto,
para hacer las veces del ob"eto en el acto de conocimiento. Elsu"eto puede producir esta seme"ana en la medida en que ya
tenga en s#, en su potencia cognoscitiva, la *orma del ob"eto
dada por el mismo ob"eto+ la especie impresa sensorial o
intelectual correspondiente. 0abilitado por esa especie, produce
la ‘representaci!n’ del ob"eto ‘en la cual’ lo contempla.
7e@presentar es volver a hacer presente algo que está ausente.
las cosas pueden hacerse presentes en el conocimiento por s#
mismas, en virtud de la acci!n transitiva que ellas mismase"ercen sobre el cognoscente, o por algo que haga las veces de
ellas en el acto de conocimiento y que sea seme"ana de ellas.
Este último es el caso de la representaci!n. La ra!n de ser de
las representaciones es doble+ por ausencia del ob"eto o para
darle al ob"eto un tipo de e%istencia que no tiene en su realidad
*#sica. En el primer caso, el su"eto reproduce el ob"eto conocido
anteriormente y ahora ausente+ es el caso del recuerdo y de la
imaginaci!n. Estas representaciones son las especies e%presas
sensoriales, cuyo ob"eto es singular y concreto, que suelen
recibir el nombre de ‘imágenes’. En el segundo caso, la especie
e%presa le da al ob"eto un tipo de e%istencia que no tiene en su
realidad *#sica, esto es, la e%istencia universal y abstracta con
que el intelecto conoce las esencias de las cosas. Esta
representaci!n es el ‘concepto’, as# llamado porque ha sido
‘concebido’ por el intelecto posible.
De este modo, hemos e%plicado el conocimiento de la ‘esencia’
de lo otro. &ero la esencia es una parte del ‘ente’. siendo ella
A
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‘potencia de ser’, nadie puede conocerla como esencia, si no
conoce previamente al ‘ser como acto’ del ente. el ser del ente
se conoce de dos modos+ por simple aprehensi!n
2materialmente, se lo conoce en el ente3 y por "uicio
2*ormalmente, se conoce al ser como algo distinto el ente3.
En el primer sentido, como el ser está incluido en toda ‘esencia’,
al intuir la esencia, se intuye tambin el ‘ser’. este es el modo
propio del hombre+ se conoce el ser por medio de sus modos,
esto es, las esencias. En e*ecto, la esencia es lo primero que se
mani'esta ante la inteligencia y, s!lo luego, conocemos al ‘ser’
como el acto de esa ‘esencia’. )o conocemos la ‘esencia’ sin el
‘ser’ como tampoco el ‘ser’ sin la ‘esencia’. Esto se debe a que
el intelecto humano conoce el ser a travs de los sentidos,cuyos ob"etos son en todos los casos accidentes, por lo cual
pertenecen al orden de la esencia. Este conocimiento del ser por
aprehensi!n, como vemos, se re'ere ‘e%pl#citamente’ a la
esencia e ‘impl#citamente’ al ser.
En el segundo sentido, tenemos que tener en cuenta que saber
que la esencia es, supone de parte de la inteligencia humana la
producci!n de un nuevo acto, distinto de la simple aprehensi!n,
que cumpla con respecto a la esencia aprehendida la misma*unci!n que cumple el acto de ser con respecto a la esencia real.
Este acto es el "uicio, en virtud de l la inteligencia hace que la
esencia simplemente aprehendida ‘sea’ dentro del pensamiento,
porque, as# como se conoce lo que es ‘amar’ amando, as#
tambin se conoce que algo ‘es’ "ugando.
El conocimiento de s# mismo.
B
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/i para el hombre conocer lo otro es tener inmaterialmente la
*orma de lo otro, conocerse a s# mismo será tener
inmaterialmente la propia *orma, lo cual supone que uno puede
tener la propia *orma de dos maneras+ siendo lo que uno es o
conocindola. En el primer caso, se tiene materialmente la*orma en el segundo caso, se tiene inmaterialmente la *orma.
Entonces, 5qu signi'ca que uno tenga inmaterialmente su
propia *orma, es decir, que la tenga sin ser el supuesto
determinado por ella6
Cuando una *orma es, pero no es en un su"eto distinto de ella
misma, se dice que subsiste. /e puede decir de la *orma
subsistente que se tiene inmaterialmente, porque no es tenida
por una materia+ la que tiene y lo tenido es ella misma. &ero, sitenerse inmaterialmente es conocerse, de acuerdo con aquello
de que conocer es tener inmaterialmente la *orma de lo
conocido, entonces la *orma subsistente necesariamente, por el
mismo hecho de subsistir, se conoce. La *orma subsistente que
subsiste como *orma, separada de toda materia, es
inmaterialmente. &or eso, para ella, tener el ser implica
conocerse.
Cuando una cosa tiene ser no es lo mismo que el ser que tiene. ;untos, la cosa y el ser, *orman un todo, el ente 2ens3. La cosa es
capacidad de tener el ser. Esa capacidad es una potencia pasiva
2essentia3 de recibir el acto de ser que no es 2esse3. por lo
mismo que la *orma subsistente es potencia para ser en s#, es
potencia para conocerse. &or el ser, e%iste por la subsistencia,
se conoce. &ero, con respecto a ambos, la *orma es potencia 2de
ser y de conocerse3.
Las potencias se distinguen por los actos a los que estánordenados+ no es lo mismo la potencia de ser que la potencia de
conocerse. &ara nuestro caso, la potencia de ser es la *orma
subsistente misma y la potencia de conocerse es el intelecto.
Las potencias operativas, en general, respecto de sus
operaciones son ‘actos primeros’. las operaciones, respecto de
sus potencias operativas, son ‘actos segundos’. Esto se ordena
as# porque la operaci!n proviene de la potencia operativa+ en
nuestro e"emplo, la ‘inteligencia’ como potencia de entender es
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‘acto primero’ y la ‘intelecci!n’ es ‘acto segundo’ de la
inteligencia.
&ero, a la ve, hay dos modos de subsistir+ el subsistir simple de
la *orma que no tiene materia 2ángeles3 y el subsistir relativo de
la *orma que tiene materia, pero que tambin puede subsistir sin
materia, porque el ser le pertenece a ella y no al compuesto de
materia y *orma 2alma humana3. En el caso del ángel, la *orma
es conocimiento de s# en acto directo, pues el ob"eto
primeramente conocido es la *orma misma. En el caso del
hombre, la *orma está unida a la materia y se conoce a s# misma
en acto primero re$e"o, esto es, se conoce como la que conoce
otras cosas+ re$e%ivamente.
En el pensamiento medieval ‘conciencia’ designaba la hoy
llamada ‘conciencia moral’. En cambio, la conciencia como
conocimiento de s# era denominada ‘re$e%io’ 2re$e%i!n3 o
‘reditio’ 2vuelta3, porque en ese acto de conocimiento es como si
el cognoscente, despus de conocer otras cosas distintas de l,
volviera sobre s#. En la cultura moderna, el conocimiento que el
su"eto tiene de s# mismo recibe el nombre de ‘conciencia’. &ero
este trmino no designa al su"eto de conocimiento, sino un acto
de ese su"eto+ el acto por el que se conoce a s# mismo. /inembargo, para una 'loso*#a idealista, ‘conciencia’ equivale a
‘conocimiento’. Esto se debe a que, para esta 'loso*#a, lo único
que el su"eto puede conocer es su propia realidad, no sale de la
más absoluta inmanencia.
)osotros estar#amos de acuerdo en que todo conocimiento se
acompaa de cierto grado de conciencia, la llamada ‘conciencia
concomitante’ por la tradici!n aristotlica. &ero no estamos de
acuerdo en que todo conocimiento sea conciencia, porque hayactos de conocimiento que no tienen por ob"eto al su"eto mismo.
La conciencia es un ‘tipo’ de conocimiento, no ‘todo’
conocimiento. 9ampoco hay que con*undir ‘conciencia’ con
‘conocimiento por re$e%i!n’, porque en los ángeles hay
conciencia directa no re$e"a. La conciencia es esencialmente
re$e%iva en el hombre, pero no toda conciencia, es decir+ todo
conocimiento de s# mismo, tiene que serlo. En otras palabras, el
conocimiento de s# o conciencia puede ser directo 2como en Dios
o en los ángeles3 o re$e%ivo 2como en el hombre3.
-F
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0ay que distinguir ‘conciencia concomitante’ de ‘conciencia
e%presa’. La primera acompaa a todo acto de conocimiento. La
segunda es un acto de conocimiento que tiene por ob"eto al
su"eto mismo en cuanto realia otros actos de conocimiento. En
todo conocimiento 2de lo otro o de s# mismo, sensorial ointelectual3 hay ‘conciencia concomitante’, porque nadie puede
conocer algo sin conocerse como el que está conociendo ese
algo. &or esta conciencia el cognoscente conoce con certea su
propia e%istencia, tal como lo han sealado /an (gust#n y
Descartes+ se conoce inmediatamente, por presencia de s# ante
s#, por contacto directo con su realidad. La ‘conciencia
concomitante’ constituye un conocimiento directo porque no
consiste en una ‘vuelta’ hacia la *uente de donde parti! el
su"eto, sino en el acompaamiento simultáneo de una ‘ida’ hacia
algo otro conocido. En cambio, la ‘conciencia e%presa’ se basa
en una re$e%i!n e%presa, que se opone al conocimiento directo.
&or re$e%i!n, el su"eto, que primeramente ha ido hacia algo
conocido distinto de l mismo, vuelve sobre s# mismo para
conocerse, es decir, hace de s# mismo un ob"eto de
conocimiento.
4rente a la re$e%i!n e%presa aparecen las siguientes realidades+
el su"eto cognoscente 2una sustancia3, la potencia cognoscitiva
2un accidente propio3, los hábitos cognoscitivos 2accidentes
cualitativos3, las especies e%presas 2imagen y concepto3, el acto
mismo de conocimiento 2acci!n inmanente3, el ob"eto 2como
trmino de dicho acto3, las relaciones de ra!n que a*ectan a los
ob"etos en tanto ob"etos 2que son las segundas intenciones que
considera la l!gica3. El 'n de esta enumeraci!n es sealar que el
ob"eto posible de la re$e%i!n es bastante comple"o, destacando
que el ob"eto mismo como ob"eto tambin es conocido porre$e%i!n. En e*ecto, el ob"eto es conocido como ‘cosa’ por el
conocimiento directo 2que no presta atenci!n a su relaci!n con
el su"eto que lo conoce3 y como ‘ob"eto’ por el conocimiento
re$e%ivo 2que lo ve como correlativo del acto que lo conoce
como cosa al ver ese acto3. (s#, es cierto que el ente es
conocido como ‘ente’ por el conocimiento directo 2primeras
--
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intenciones3 y como ‘ob"eto’ del intelecto por conocimiento
re$e%ivo 2segundas intenciones3. -
El hombre, por su animalidad, está volcado hacia el mundo
e%terior, que es el ob"eto primero de su atenci!n y, solamente
por una suerte de regreso desde ese mundo hacia s# mismo,
encuentra su propia realidad. Ese regreso es la re$e%i!n e%presa
y en ella es el mismo el que conoce y lo conocido. Como
veremos, puede tratarse de una re$e%i!n impropia o propia.
/i lo que el su"eto conoce de s# mismo son actos de
conocimiento de una potencia sensorial, estamos ante un caso
de ‘reexión impropia’ . En e*ecto, sucede que el su"eto conoce
algunos de sus actos de conocimiento por medio de una
potencia cognoscitiva distinta de aquella que realia el acto
conocido, como la inteligencia 2que no es la vista3 conoce el acto
de ver 2que es el acto de la vista3. (qu# hay re$e%i!n, porque el
que ‘entiende’ que ve y el que ‘ve’ es la misma persona, pero la
potencia con la que esa persona ‘entiende’ que ve, no es la
misma potencia por la que ‘ve’. Esta re$e%i!n se llama
‘impropia’, porque en ella el su"eto no retorna per*ectamente
sobre s# mismo, porque no se conoce como su"eto 2sino que lo
que conoce es un acto suyo3 y porque la potencia que conoce elacto no conoce su propio acto 2sino el acto de otra potencia+ la
vista, en nuestro e"emplo3.
En cambio, la ‘reexión propia’ se da cuando un cognoscente
conoce un acto de conocimiento suyo por medio de la misma
potencia cognoscitiva que produce el acto conocido, es decir,
cuando conoce el acto de conocimiento de la misma potencia
que hace la re$e%i!n. porque dicha potencia conoce su propio
acto, la re$e%i!n es llamada ‘reexión propia’. Es caracter#sticay e%clusiva de la inteligencia, por la inmaterialidad de esta
potencia cognoscitiva, que depende de la inmaterialidad del
- 0usserl plantea la intencionalidad del conocimiento como GEHI CIHJ9I
CIHJ9(9KM+ yo pienso lo pensado. (qu# no hay primeras intenciones 2no
hay conocimiento directo del ente3, sino que los ob"etos eidcticos
*enomenol!gicos son siempre segundas intenciones 2debido al dualismo en
0usserl entre hechos N esencias3. /anto 9omás nunca dir#a eso, sino que
plantear#a la intencionalidad como GEHI CIH)I/CI (LJ8KJDM+ yo conocoalgo.
-1
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su"eto del que emana+ el alma humana. El alma humana es una
*orma sustancial relativamente subsistente. 9iene el ser por s#
misma y, por eso, puede obrar por s# misma, sin intervenci!n del
cuerpo. &or su inmaterialidad puede poseerse a s# misma, que
es lo mismo que conocerse. &ero, para poseerse e*ectivamente,como ella está orientada por su cuerpo hacia el mundo e%terior,
debe hacerlo en una vuelta sobre s#, que es la re$e%i!n. En otros
trminos, la inteligencia primero debe conocer lo otro, pasando
as# de la potencia al acto, para conocerse despus como la que
está conociendo a lo otro, y de este modo tenerse a s# misma
inmaterialmente.
&or ‘reexión propia’ , el hombre conoce sus actos intelectuales,
la potencia de la que emanan y la sustancia que conoce. Ello sedebe a que el ob"eto *ormal de la inteligencia es el ente. el
ente no es s!lo el acto, sino tambin la potencia y el su"eto. Oant
y /artre, entre otros, han introducido lo que podr#amos
denominar ‘agnosticismo del su"eto’, diciendo que el su"eto no
puede conocerse, porque si lo conociramos, lo volver#amos
‘ob"eto’ y de"ar#a de ser ‘su"eto’. Esta argumentaci!n nos suena
a un simple "uego de palabras. El error estriba en que, para
estos autores, conocer una cosa es ob"etivarla. &ero ‘ser ob"eto’
no signi'ca ‘ser otro’ sino ‘ser conocido’, siendo posible que lo
conocido sea lo otro o nosotros mismos. es evidente que nos
conocemos, porque hasta para negarlo hay que entenderlo. El
hecho de que no nos conocamos absolutamente, con un
conocimiento pleno y acabado de lo que somos, no es una
e%cusa para a'rmar que no nos conocemos en absoluto.
7epetimos+ el conocimiento de s# es un hecho. Jncluso, los
agn!sticos del su"eto, al decir ‘yo no conoco al su"eto’, ya
tienen el concepto de ‘yo’ y se conocen a s# mismos en el mismoacto de negar tal cosa.
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