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Consagración de dos nuevos miembros
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Cetelmon.TV. 3ª Etapa, nº 311 - 15de enero de 2012 29
Dos bendiciones de Diosen 48 horas
La Fraternidad Monástica de la Paz, en el alborear de este
año de Gracia 2012 ha vivido dos días con una sola "alma".
Fueron el martes, 3 de Enero, con la ordenación sacerdotal del
Hermano Jacob, y el jueves 5, con la profesión temporal de la
Hermana María de los Reyes.
Al filo de las 8 de la tarde del miércoles 4, el hermano Jacob
concelebraba por primera vez con el padre Alberto María y sus
dos hermanos hieromonjes la Eucaristía ordinaria del Monas-
terio, plena de silencio contemplativo y Presencia de Dios.
Pero la fuente de esta buena nueva había manado el día
anterior, a la sombra blanca de San Serafím de Sarov (1754-
1833), cuya memoria celebrábamos.
Hacia las 6.30 de la tarde llegaba Don Rafael Palmero, Obis-
po diocesano, con Eloy Martín, recién nombrado su secretario.
Además del Padre Alberto María, Prior General, y de los otros
dos hieromonjes de la Fraternidad, los hermanos José y Lázaro,
también concelebraron, Francisco Conesa, Vicario general y
Ramón Egío, párroco de la Concatedral. Damián Luis Abad,
del Secretariado de Liturgia ofició de maestro de ceremonias.
Llenaban la iglesia de Santa María de la Paz, que estrenaba
ornato en la parte inferior de las paredes, los hermanos laicos y
allegados del Monasterio, y los familiares del hermano Jacob.
En las semanas anteriores, los monjes y monjas de la Fraterni-
dad habíamos completado la pintura mural bizantina de la igle-
sia "tejiendo" unas cortinas blancas en el amplio zócalo en los
muros de la nave central del templo.
En su homilía, Don Rafael se refirió al ministerio sacerdotal
vivido en el seno de la vida monástica. Bebió ampliamente del
magisterio del Papa Benedicto XVI además de textos escogi-
dos de San Juan Crisóstomo.
En el ágape fraterno posterior, el hermano Jacob tomó la
palabra para compartir con todos en pocas palabras lo que el
sacerdocio significa para la Fraternidad.
Dos días después, el jueves 5, una de las hermanas fue el
epicentro de la bendición de Dios para la Fraternidad. La her-
mana María de los Reyes emitió su profesión temporal, reci-
biendo este nombre nuevo como signo y semilla de la nueva
vida a que el Señor la ha llamado junto a todos nosotros. Fue al
filo de la 1 del mediodía en la iglesia madre de la Fraternidad,
Santa María de la Paz. Sólo había pasado 41 horas de la orde-
nación sacerdotal del hermano Jacob... en el mismo lugar.
Fue ocasión, en la "intimidad con Dios" de nuestra familia de
fe, para renovar interior y gozosamente nuestra propia consa-
gración, dando gracias a Dios por la obra nueva que ha realiza-
do en cada uno a lo largo de estos años. Y con la alegría aña-
dida de ver nuevos rostros entre los hermanos laicos presen-
tes.
Una vez recibidos los signos de consagración -túnica blanca,
manto, cruz pectoral, tchotki (rosario de Jesús) e icono- y pre-
viamente pronunciados con voz clara los votos de castidad,
pobreza y obediencia, la nueva profesa escuchó de labios del
Padre Prior el nombre por el que responderá "de hoy en ade-
lante".
Después continuó la eucaristía con la proclamación de la
Palabra de Dios y la homilía de nuestro P. Prior General que,
entre otras muchas cosas, dijo: «El monje entra a formar parte
del coro de los ángeles, según la tradición. Su oración se suma
a la oración de los santos y de los ángeles en el cielo. Necesi-
tamos, pues, tomar conciencia de ello cada día [...] y reconocer
cada día que nuestra vida está ligada a Dios por un lazo indiso-
luble [...] que nos une a Dios de manera determinante y para
siempre. Que nos une y nos permite vivir con los ángeles en el
Reino de Dios, mientras estamos todavía aquí en la tierra. Que
nos permiten descubrir cada día la mirada de Dios sobre noso-
tros y el cuidado que Dios tiene de cada uno de nosotros [...]
Nuestra hermana de manera especial ha pasado a ser de
Dios [...] para siempre, por toda la eternidad, por toda la vida,
más allá de la muerte, por todo el tiempo que el hombre pasa
con Dios en la tierra y en el cielo y ese sí es definitivo no cabe
un sí distinto, no cabe un movimiento, no cabe un cambio...»