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DIAGNÓSTICO SOBRE LAS CONDICIONES LABORALES Y LA PARTICIPACIÓN DE LAS Y LOS JÓVENES TRABAJADORES/AS EN LA CENTRAL SINDICAL CEDOCUT

DIAGNÓSTICO SOBRE LAS CONDICIONES LABORALES Y LA

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DIAGNÓSTICO SOBRE LAS CONDICIONES LABORALES Y LA PARTICIPACIÓN DE LAS Y LOS JÓVENES TRABAJADORES/AS EN

LA CENTRAL SINDICAL CEDOCUT

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DIAGNÓSTICO SOBRE LAS CONDICIONES LABORALES Y LA PARTICIPACIÓN DE LAS Y LOS

JÓVENES TRABAJADORES/AS EN LA CENTRAL SINDICAL CEDOCUT

Carlos Lima Jorge Santacruz

QUITOABRIL 2018

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Redacción Informe Final:Carlos LimaJorge Santacruz

Equipo de trabajo del proyecto:Jorge SantacruzCarlos LimaMaritza Idrobo

Elaborado por: Centro de Apoyo y Protección de los Derechos Humanos SURKUNA

Equipo de Trabajo de Surkuna: Ana Cristina Vera | Directora EjecutivaVerónica Vera | Coordinadora del Proyecto

Corrección de Texto y Estilo: Gabriela Toro Aguilar

Diseño y Diagramación:Surkuna Comunicación

Participantes entrevistas:Mesías Tatamuez, Presidente Nacional CEDOCUTEdwin Bedoya, Vicepresidente Nacional CEDOCUT

Jonathan Arcos, Dirigente Sindical SITRAEduardo Escobar, Dirigente Sindical Coca-ColaMarco Reinoso, Dirigente Sindical COHECO

Víctor Cayambe, Base Sindical COHECOAlex Bastidas, Base Sindical SITRADaniela Muñoz, Base Sindical SITRAAníbal Quiñonez, Base Sindical COHECODiego Ramos, no sindicalizado, cercano a SITRAParticipantes Grupo de Reflexión Jóvenes Sindicalizados:Jonathan Arcos, Dirigente Sindical SITRAVíctor Cayambe, Base Sindical COHECOAndrés Fierro, Base Sindical SITRABryan Quishpe, Base Sindical COHECOStalin Velasco, Base Sindical COHECO

Jonathan Pacuel, Base Sindical COHECO

Participantes Grupo de Reflexión Jóvenes no Sindicalizados:Ricardo ChaceJoel ValladaresJefferson MindaDiana Simbaña

Agradecimientos:Stephanie AltamiranoEdwin MuñozMario Unda

Fondo de Cooperación al Desarrollo – F.O.S.

Esta investigación fue realizada gracias al apoyo de:

Cooperación Belga

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1. PRESENTACIÓN2. RESUMEN METODOLÓGICO DE LA INVESTIGACIÓN 2.1. Objetivo general 2.1.2. Objetivos específicos2.2. Marco Metodológico2.2.1. Tipo de Investigación2.2.2. Justificación Metodológica2.3. Definición y construcción de instrumentos de levantamiento de información2.3.1. Método de muestreo2.3.2. Consideraciones éticas2.3.3. Recopilación de datos2.4. Metodología de Análisis de Datos3. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS3.1. Evolución de la situación socio-laboral de las y los jóvenes 2007 – 20173.1.1. 2008 – 20123.1.2. 2013 – 20153.1.3. 2016: la respuesta de Correa a las y los jóvenes3.1.4. 20173.2. Desigualdades dentro de la juventud3.2.1. Acercamientos del diagnóstico3.2.2. Aproximaciones a una interpretación de la situación3.2.3. Mujeres3.3 Cambio de paradigma del empleo y su repercusión en la participación sindical juvenil3.3.1 Modelo sindical ecuatoriano3.3.2 Del antiguo al nuevo paradigma laboral3.3.3 El nuevo paradigma laboral3.3.4 Participación Sindical3.3.5 Restricciones legales al sindicalismoa) Organización y afiliación sindicalb) Redacción de estatutosc) Restricciones sindicalesd) Negociación colectivae) Derecho de Huelgaf) Garantía y protección sindical3.4 Jóvenes y participación sindical3.4.1 Jóvenes, trabajo y sindicatos3.4.2 Identificación de mujeres y hombres jóvenes con la organización sindical3.4.3 ¿Y qué hacen los sindicatos?3.4.4 Sindicalistas en el nuevo entorno social3.4.5 Limitantes y vínculos con la organización sindical3.4.6 Limitaciones personales4. CONSIDERACIONES FINALES

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5. Presentación

La posibilidad de potencializar la organización sindical atraviesa por la comprensión de los factores internos y externos que promueven o limitan su participación, tales como su funcionamiento organizativo, el imaginario social construido sobre los sindicatos, las perspectivas políticas del gobierno para con las y los trabajadores, el papel de las instituciones estatales concernientes a lo laboral, las leyes laborales, la estructura económico - productiva del país, etc.; pero también de las condiciones dentro del lugar del trabajo y las condiciones de vida de las y los trabajadores sindicalizados. Además, es preciso no perder de vista la intencionalidad detrás del entramado de las políticas laborales implementadas por el gobierno del expresidente Rafael Correa,

así como de las que se plantean con el actual de Lenin Moreno, y sus impactos sobre las y los trabajadores y sus organizaciones sindicales. Entre otros, estos aspectos nos ayudarán a diagnosticar la relación entre las condiciones de trabajo de las y los jóvenes y la participación política sindical.

Tomando en cuenta el contexto nacional de crisis, el aumento en la precarización de las condiciones laborales –sobre todo en los sectores más vulnerables como son las y los jóvenes y las mujeres–, el debilitamiento de las organizaciones sindicales y la profunda crisis económica, social y política mundial desatada en 2008 (en la cual los pueblos y las mujeres y hombres trabajadores de los países periféricos del sistema-mundo capitalista enfrentan el reto de que los costos de la superación de la misma no se cargue sobre sus espaldas); consideramos que es necesario contar con elementos objetivos para definir una estrategia organizativa dirigida a la incorporación de mujeres y hombres de entre los 18 y 35 años. Esta debe partir de las necesidades de dicha población, identificando las condicionantes de la participación de la juventud al interior de los sindicatos filiales de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitaria de Trabajadores (CEDOCUT). Aporte que consideramos será útil para la construcción de propuestas para la afirmación de derechos con políticas activas de empleo decente para jóvenes y mujeres.

Como elemento de aporte al fortalecimiento de la Central Sindical CEDOCUT, a nuestro parecer, y según lo que hemos compartido en las discusiones que se han planteado al interior de la misma, un componente importante a comprender es la relación entre las condiciones del trabajo y la participación organizativa y política de las mujeres y hombres jóvenes en los sindicatos. El presente informe de los resultados del diagnóstico está motivado principalmente por la decreciente participación y sindicalización de mujeres y hombres jóvenes en la CEDOCUT. La importancia de este diagnóstico, por tanto, reside en la necesidad de contar con elementos formativos y de análisis que aporten a la planificación y fortalecimiento organizativo, tanto de las filiales como de la Central Sindical mencionada.

Para analizar la precaria situación laboral de las y los jóvenes en la actualidad es necesario revisar cómo se desarrollaron en Ecuador varias de las condicionantes sociales y políticas, desde los anteriores años. Para eso haremos un breve recorrido sobre cómo evolucionaron las estadísticas sociales y laborales de las y los jóvenes durante la última década; y la política pública concerniente a este campo, implementada desde el gobierno de Correa. Además se revisará la estructura productiva, aspectos de la actual cultura laboral juvenil y su relación con el modelo sindical; las principales normativas laborales que inciden sobre la organicidad sindical; y cómo estos elementos fueron condicionando el terreno sobre el que se configura la organización sindical en la que se desenvuelven.

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6. Resumen metodológico de la investigación

2.1. Objetivo general Diagnosticar la relación entre las condiciones de trabajo de las y los jóvenes de la Central Sindical CEDOCUT y la participación política en la organización sindical.

2.1.2. Objetivos específicosConocer cuáles son las condiciones de trabajo que influyen en la participación política de las mujeres y hombres jóvenes en el sindicato.Analizar de qué manera las condiciones de trabajo influyen en la participación política de las y los jóvenes en el sindicato.Realizar un análisis comparativo, con enfoque de género, entre las condiciones de trabajo de las mujeres jóvenes y las condiciones de trabajo de los hombres jóvenes; para conocer sus diferencias. Realizar recomendaciones sobre necesidades formativas específicas para las y los jóvenes trabajadores de la CEDOCUT a partir del diagnóstico de las condiciones de trabajo y de la participación política.

2.2. Marco Metodológico2.2.1. Tipo de Investigación

Para cumplir con los objetivos planteados la propuesta de investigación utiliza el método cualitativo-inductivo, es decir de la observación de casos particulares se procura identificar variables comunes a todo el grupo. El uso de herramientas y técnicas de investigación son fundamentales para un análisis de este tipo, por la proximidad de la realidad empírica que brinda esta metodología. Esto con la finalidad de explorar las percepciones y experiencias de la población de estudio en relación a las condiciones de trabajo y participación política. La investigación es aplicada y de acción, es decir, se basa en experiencias y problemas concretos de las y los trabajadores jóvenes y toma en cuenta la generalización, pero en un margen limitado. Con la finalidad de responder el objetivo de la investigación se desarrolla un estudio transversal participativo-descriptivo, en el cual quienes investigamos conocemos, describimos y medimos como facilitadores, mientras las y los trabajadores identifican sus problemas y soluciones adecuadas.

La investigación acción participativa, por ser una herramienta que tiene por objetivo producir cambios en la realidad estudiada, identifica los problemas y propone soluciones en la misma población de estudio, dándole relevancia a las experiencias de las y los participantes.

Este tipo de investigación acción participativa busca cercanías culturales por medio de la utilización de lenguajes

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menos académicos, a la vez de combinar el análisis cualitativo con la investigación individual y colectiva y ubicar las experiencias, en este caso de las y los trabajadores jóvenes. El enfoque teórico-metodológico viable para este estudio –y con orientación constructivista– es el discursivo y participativo; por cuanto el lenguaje juega un papel central en la comprensión de la realidad y en el control discursivo que las y los actores presentan al momento de apropiarse de la misma, en base a sus experiencias personales y presentar –mediante el relato– los problemas de la participación política y condiciones de vida de sus trabajos y sindicatos. Este enfoque permite que, por medio de la voz, se pueda conocer qué concepciones, significados y experiencias se construyen en relación al objetivo de estudio y, al mismo tiempo, posibilita identificar las barreras y patrones socio-culturales de los sujetos.

2.2.2. Justificación MetodológicaLa metodología que guiará la elaboración de este diagnóstico –como ya se mencionó- requiere establecer un vínculo dialéctico entre los sujetos (que son objeto de la investigación, que construyen la realidad) y quienes investigan (como canalizadores del diálogo y de la transmisión de dicha realidad). Esto, con la finalidad de conocer la realidad construida directamente por sus mismos actores.

Las teorías que explican la condición laboral y participación política que viven las y los trabajadores jóvenes sindicalizados son influenciadas por los diferentes contextos socio-culturales y se van modificando en el tiempo. Son una interacción entre las categorías sociales que generan influencias sobre la dimensión subjetiva de las y los actores. En este sentido, estos conceptos se abordarán en el marco de las interacciones de estas construcciones sociales.

Esta metodología es de utilidad porque brinda herramientas como: la observación participante, entrevistas a informantes calificadas y calificados, las encuestas, talleres y grupos participativos de reflexión, en las que la investigadora o el investigador requiere sumergirse en el campo que va a investigar.La importancia de la participación de las y los trabajadores se la asume como la forma en que los actores puedan expresar de manera libre sus vivencias, sus experiencias, elaborar reflexiones críticas a su situación económica, social y de organización.

2.3. Definición y construcción de instrumentos de levantamiento de información2.3.1. Método de muestreo

Entendemos al muestreo como la selección de un conjunto de trabajadores jóvenes que se consideran representativos del grupo al que pertenecen, con la finalidad de estudiar determinadas características. El método de muestreo en nuestra investigación es cualitativo, tomando en cuenta las variables de edad y género.

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La elaboración del diagnóstico en los sindicatos se realizó en base al criterio de cercanía a la Central Sindical y su inclusión en el estudio fue voluntaria. Las acciones de coordinación, convocatoria y selección de participantes fueron articulados con el proceso de capacitación de jóvenes sindicalistas y con la dirigencia de la CEDOCUT.

2.3.2. Consideraciones éticasEn todos los casos de participación se firmó previamente un documento de consentimiento informado en el cual se asegura y aclara los principios de privacidad, confidencialidad de la información y autonomía de participación. Este documento está enmarcado en la normativa ecuatoriana. Además, hubo la disposición de que, si la o el participante no pudiese leer o escribir, una o un representante debía formar parte del proceso de consentimiento y firmar como testigo y la o el participante podría firmar con su huella digital. El consentimiento informado fue puesto a consideración de cada participante para que pudieran hacer las preguntas y aclaraciones necesarias. Adicionalmente, se les explicó el objetivo del estudio, cómo se utilizará la información y la posibilidad de no participar en la investigación si así lo deseaban.

2.3.3. Recopilación de datosLa observación, recopilación y sistematización de datos se llevó a cabo en la Central Sindical, espacio seleccionado por los mismos sindicatos y trabajadores y que fue definido para los talleres de capacitación del diagnóstico y para los grupos de reflexión. La información se levantó predominantemente a través de herramientas cualitativas, sin embargo, también se recogió información cuantitativa, como ciertos datos estadísticos nacionales para complementar el estudio.Asimismo, se recopiló documentación bibliográfica, técnica, conceptual, productos y materiales de apoyo existentes. De igual forma, el estudio implicó la revisión de fuentes secundarias de información, aspectos históricos del sindicalismo, patriarcado y adulto-centrismo:

Talleres de capacitación: Se trata de la formación de las y los trabajadores en materia sindical y problemas laborales, así como de la información relevante para el diagnóstico. Esto se utiliza como información secundaria en base a la sistematización de los talleres, los cuales fueron elaborados en base a una metodología participativa.

Encuestas: Se entiende como la recopilación datos por medio de un cuestionario previamente diseñado, sin modificar el entorno ni el fenómeno donde se recoge la información. Se implementó un total aproximado de 100 encuestas, administradas de modo presencial y con acompañamiento, que fueron completadas de manera individual o en grupos. Las encuestas incluían una serie de preguntas cerradas y de elección múltiple, que incluían datos de situación laboral, formas de participación política, condiciones de género y generacionales, tanto en el trabajo como en su sindicato.

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Grupos de reflexión: Es una técnica que maneja aspectos cualitativos que trata sobre las condiciones laborales y la participación sindical donde se reúne un pequeño número de personas guiadas por una moderadora o moderador que facilita las discusiones, en un tiempo aproximado de 30 a 45 minutos por grupo. Se calculó: 1 grupo focal con personas afiliadas y 1 grupo focal con personas jóvenes no organizadas.

Entrevistas a profundidad semi-estructuradas con dirigentes sindicales, afiliadas y afiliados: Una entrevista es un diálogo preparado, organizado y diseñado en el que se dan los roles de entrevistado y entrevistador. Se realizó un total de: 3 entrevistas individuales con dirigentes de las filiales sindicales, 2 a dirigentes nacionales y 5 a bases sindicales de las filiales.

Diagnóstico: Se trata de la implementación de todas las herramientas en el estudio. Para la propuesta de ejecución de estas metodologías, se revisaron investigaciones a nivel nacional e internacional y el abordaje sobre las políticas y acuerdos internacionales en materia de jóvenes y mujeres sindicalistas. El rol de la y los investigadores fue clave en la adaptación con cada grupo de trabajo, teniendo en cuenta las diferencias de rango de edad, género y particularidades de los participantes. La recopilación de datos se lo realizó simultáneamente, con sistematización de observaciones y toma de notas. Esto, con la finalidad de respaldar la información recogida de manera informal y formal.

2.4. Metodología de Análisis de Datos

1. Obtener la información: se realizó por medio del registro sistemático de notas de campo de los talleres y asambleas de las y los trabajadores; además, se incluyó el procesamiento y sistematización de entrevistas, grupos de reflexión y encuestas a las y los miembros de los sindicatos.

2. Capturar, transcribir y ordenar la información: la captura de la información se hizo a través de entrevistas y grupos de discusión con las y los trabajadores jóvenes seleccionados para la obtención de información, a través de un registro electrónico (grabación en audios); además, se incluyeron notas en papel tomadas por las y los participantes tanto en el trabajo de campo como en los grupos focales y entrevistas.

3. Codificar la información: se hizo en base a categorías previamente definidas que sustentan las ideas. Esto ayudó a encontrar con mayor facilidad la información, extraer y agrupar la misma y relacionarla en base a la pregunta de investigación. El agrupar y desplegar la información condensada sienta las bases para elaborar conclusiones de la investigación.

4. Integrar la información: Después de transcribir la información, sistematizarla y codificarla por medio de

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las herramientas cualitativas seleccionadas (de acuerdo a las variables y al marco teórico conceptual planteado, datos cualitativos y cuantitativos, estudios nacionales, internacionales y la bibliografía escogida); después de aplicar las distintas herramientas tales como grupos focales, entrevistas a informantes claves, observaciones de campo, encuestas, discusiones y debates de la y los investigadores; la información se relacionó entre sí para elaborar una explicación integrada y se procedió a transcribir el documento. 3. Análisis de los resultados3.1. Evolución de la situación socio-laboral de las y los jóvenes 2007 - 20173.1.1. 2008 - 2012

A diferencia de lo que se publicitaba, el gobierno de Rafael Correa (2007 - 2017) no fue un “gobierno de los trabajadores y el pueblo”, sino que respondía a intereses de modernización del capitalismo en el país. Durante su mandato trataba de proyectar una imagen de defensa de los derechos de las y los trabajadores, diferenciándose de los gobiernos neoliberales; pero al mirar las condiciones socioeconómicas de las y los trabajadores jóvenes se puede constatar que en sus años de gobierno no hubo una diferencia significativa que amortiguara, al menos, la tendencia regional de los efectos de la crisis mundial del capitalismo desatada en 2008.

Como resultado de los altos precios de los commodities en el mercado internacional se expandieron las inversiones estatales, redujo la pobreza y mejoró la capacidad adquisitiva de ciertas capas de la sociedad. Sin embargo, influida por varios factores, la conflictividad laboral-sindical fue en aumento. Frente al vacío político y la crisis de gobernabilidad que se vivía en la etapa neoliberal en el país (1980- 2007) –que en gran medida fue fruto de la presión de los movimientos sociales–; las distintas facciones de la clase dominante, tanto los antiguos como los emergentes grupos de poder, dejaron a un lado sus diferencias y acordaron re-estructurar el capitalismo y modernizar el Estado, y también acordaron desactivar toda expresión organizativa y política de resistencia popular que tienda a una intención contra-hegemónica. En ese sentido, el gobierno de Correa aplica una política social más o menos redistributiva, es decir, solo en la medida en que a través de esta se rejuveneciera el sistema liberal democrático, que se encontraba en franco descrédito.

Y es así que son recogidas varias demandas históricas del movimiento popular, es decir, solo para desactivar la creciente organicidad popular que había contenido a las reformas neoliberales. Tanto así que durante el gobierno de Correa se desplegó toda una estrategia de debilitamiento de las organizaciones sociales y sindicales históricas, condición que consideró necesaria para el fortalecimiento de nuevos grupos económicos, estrategia que estuvo acompañada de una política de inclusión por consumo, que despolitizaba la sociedad y no se correspondía con los derechos por los que se había movilizado el pueblo contra el neoliberalismo.

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Desde el inicio de su mandato, por ejemplo, en el marco de la disputa constitucional en 2008, el gobierno lanzó el mandato constituyente 8 que eliminaba la tercerización laboral y, al mismo tiempo, en la Constitución se marcaban restricciones de huelga y a la participación de trabajadores públicos.1 Las organizaciones sindicales disputaron el sentido en el que se podría aprobar la Constitución, llamando la atención sobre las limitaciones a los derechos sindicales, pero el gobierno se negó a cambiarlas.

En varios artículos de la Constitución ecuatoriana del 2008 se garantizaron varios derechos laborales importantes para las y los trabajadores en general y, en especial, para las y los jóvenes. El art. 34 reconoce la seguridad social como un derecho irrenunciable de todas las personas e incluye al trabajo no remunerado y del hogar, así como todas las formas de trabajo autónomo. El art. 327 prohíbe toda forma de precarización como la intermediación laboral, la tercerización y la contratación por horas, con sanciones para quienes incumplan la prohibición. El art. 284 dice: “Es parte de la política económica impulsar el pleno empleo y valorar todas las formas de trabajo, con respeto a los derechos laborales”. El art. 331 promueve la eliminación de la discriminación en el empleo, la igual remuneración para trabajo de igual valor para evitar la discriminación laboral en jóvenes, personas con discapacidad y mujeres.

Según Pablo Ospina, en el 2012, por primera vez en la historia, el empleo pleno (50%) estaba por encima del subempleo (43%); y la masa de trabajadores cubiertos por la seguridad social se había incrementado un 40%, lo cual está ligado a la penalización del “no aseguramiento de los trabajadores por parte de los patronos”. 2

Tabla 1Estudio y trabajo según sexo, de 15 a 24 años

2007 – 2011Porcentajes

Fuente: OIT con información de las encuestas de hogares de los países/elaborado en base a Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo 2007 – 2011 Ecuador.3 Elaboración propia.

1. Para mayor referencia revisar el apartado 3.3.5.: Restricciones legales al sindicalismo.

2. Stalin Herrera, “Situación, estrategia y contexto de los sindicatos en el Ecuador” (Buenos Aires: CLACSO, 2015), 15. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D10486.dir/VFSindicatosEcuador.pdf.

3. Organización Internacional del Trabajo (en adelante OIT), Trabajo Decente y Juventud en América Latina: Políticas para la acción (Lima, 2013), 209. Disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_235577.pdf.

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Como se puede inferir de los datos de la Tabla 1, del 2007 al 2011, el porcentaje de total de las y los jóvenes de entre 15 a 24 años que solo trabajaban se disminuye (pasa del 34,5 al 27,7%) y de quienes solo estudian aumenta (del 36,4 al 45,6%); sin embargo, quienes no estudian ni trabajan aumentan (de 16,4 a 17%). En términos generales son indicadores que muestran un avance relativo en derechos sociales a las y los jóvenes. A continuación, se verá con mayor detalle cómo evolucionaron en los posteriores años.

3.1.2. 2013 - 2015

En el 2013, en un entorno de tensiones entre las organizaciones sindicales y el gobierno, se iniciaba el debate al Código de Relaciones Laborales. La propuesta no recogió las demandas planteadas por las organizaciones, como el derecho de huelga de los sectores públicos, la contratación colectiva, la libertad de sindicalización por rama de actividad, entre otras. A la Asamblea Nacional llegaron ocho propuestas y se dio cabida a la propuesta de los sectores industriales de ampliación de la jornada laboral, lo cual reflejaba el carácter de modernización y flexibilización del proyecto de gobierno. En respuesta, los sindicatos iniciaron una estrategia de unidad con demás sectores sociales, y en su plataforma de lucha se exigió, entre otros puntos, una Reforma Agraria Integral, el cese de la minería a gran escala, la no firma del Acuerdo Comercial (TLC) con la Unión Europea y el libre ingreso a la universidad; esta última demanda fue planteada, sobre todo, en defensa de las y los jóvenes. Este escenario empataría en el 2014 con el desgaste del gobierno, en medio de una anunciada crisis, resultado del descenso de los precios del petróleo.

En un estudio de Milton Luna, realizado en 2014, se constató que la matrícula universitaria entre las y los jóvenes aumentó de 25,1% en el 2007 a 30,1% en el 2011 Sin embargo, desde 2012 –coincidiendo con el sistema de ingreso implementado– hubo una baja fuerte de 12 puntos en la matrícula en las universidades públicas, más acentuada en los bachilleres de provincia, zonas rurales y sectores sociales pobres. Según Luna, se había iniciado una “suerte de reprivatización de los estudios universitarios que se evidenció en un aumento de la matrícula de las universidades privadas”. 4

Correa llegó a afirmar que en el anterior modelo universitario de educación superior se desperdiciaban demasiados recursos, pues eran muy pocos los estudiantes que se graduaban respecto de los que ingresaban y que, por tanto, era necesario el sistema meritocrático de ingreso. Desde la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE) se dice que 500.000 jóvenes bachilleres no han podido acceder a las universidades.5 Otro hecho que vale resaltar es que durante su gobierno se encarceló a decenas de estudiantes secundarios de colegios fiscales que protestaron contra este modelo educativo.

4. “El dramático impacto de las medidas que restringen el acceso a la universidad”, Plan V, 9 de enero del 2017, http://www.planv.com.ec/historias/sociedad/el-dramatico-impacto-medidas-que-restringen-el-acceso-la-universidad.

5. Rhonny Rodríguez, “La Senecyt y la FEUE no cuadran las cifras”, Expreso, 5 de junio de 2016, http://www.expreso.ec/actualidad/la-senescyt-y-la-feue-no-cuadran-las-cifras-NB388582.

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Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), la tasa de desempleo de jóvenes de entre 15 y 24 años subió de 9,70% en diciembre del 2014 a 11,77% en 2015. En el segmento de jóvenes con edades entre 25 a 34, en cambio, la tasa de desempleo pasó de 4,29 a 5,23% en ese período. El empleo adecuado cayó, es decir, personas que percibieron ingresos iguales o superiores al salario mínimo y trabajaron por lo menos 40 horas a la semana. En diciembre del 2014, el INEC registró 1,5 millones de jóvenes entre 15 y 34 años con empleos adecuados, mientras que en el 2015 el número bajó a 1,4 millones. Es decir que en ese periodo casi 500.000 jóvenes abandonaron el empleo adecuado y pasaron al desempleo, subempleo y empleo inadecuado. La Población Económicamente Activa (PEA), de entre 15 y 34 años, fue de 3,2 millones de personas aproximadamente en diciembre de 2015; de este grupo, solo 1,4 millones tenían un empleo adecuado.6

Tabla 2Desempleo juvenil y total

20 a 29 años

Tabla 3Desempleo juvenil según segmentos de edad

Elaboración: Bonifaz y Sanunga (2017). 7

Elaboración: Bonifaz y Sanunga.

6. Evelyn Tapia, “Los jóvenes ecuatorianos sienten más el desempleo”, El Comercio, 28 de enero del 2016, http://www.elcomercio.com/actualidad/jovenes-desempleo-subempleo-salarios.html.

7. En Jennyfer Bonifaz y Maritza Sanunga, “La política laboral y el desempleo juvenil en el ecuador, 2007-2015” (tesis de licenciatura en economía, Universidad Central del Ecuador, 2017), 25. Disponible en: http://www.dspace.uce.edu.ec/bitstream/25000/9961/1/T-UCE-0005-065-2017.pdf.

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En el 2007 el desempleo juvenil (de 20 a 29 años) fue de 7,8%, entre quienes tienen de 20 a 24 años de edad se amplifica a 10,3% y el desempleo total era del 5%. Mientras que en el 2015 el desempleo juvenil fue de 8,7%, en los jóvenes de 20 a 24 años se acentúa a 11,3% y el desempleo total fue del 4,8%.

Como se aprecia en la Tabla 3, el desempleo en las mujeres jóvenes tiene mayor incidencia. Desde el 2007 al 2015 esta brecha se ha marcado aún más: en 2007 existía un 6,1% de hombres y un 10,2% de mujeres jóvenes sin empleo, y en 2015 los porcentajes crecieron, 6,8% de hombres y 11,5% de mujeres.

3.1.3. 2016: la respuesta de Correa a las y los jóvenes

Las desigualdades de base expuestas son el fundamento más elocuente para evaluar la intervención de la política pública específica para la promoción del empleo juvenil. Estas también permiten inferir sobre el impacto de la crisis financiera internacional en las posibilidades que tiene la población joven para insertarse en el mercado de trabajo, y sobre qué tanto influyeron las políticas económicas del gobierno de Rafael Correa en el impacto final de la crisis, tomando en cuenta, como se mencionó, el favorable escenario de elevados precios de las materias primas en el cual se desenvolvió.

En la región, las reformas flexibilizadoras, el cambio del paradigma productivo y el acelerado cambio tecnológico, deterioraron la cantidad de empleo, pero fundamentalmente su calidad. Las y los jóvenes tienen una mayor propensión de acceder a formas atípicas de empleo, respecto a las y los trabajadores mayores, quienes en términos generales tienen contratos de trabajo más estables, en especial los hombres. Hay una tendencia a remplazar empleos de una mayor calidad, en términos de trabajo decente, por otros más inestables y precarizados. Hablamos de déficit de trabajo decente en las y los jóvenes que acceden a sus primeras

Tabla 4Tasa de desempleo juvenil según sexo. 20 a 29 años

Elaboración: Bonifaz y Sanunga.

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oportunidades de empleo, segmentación del mercado de trabajo, niveles inferiores de salarios y formas más flexibles de contratación y condiciones precarias de trabajo. Se ha construido una diferencia intergeneracional sobre la manera de concebir el empleo de calidad. Un trabajador o trabajadora formados bajo el paradigma de pleno empleo, la estabilidad laboral, el reconocimiento del sindicato como reivindicador natural de las conquistas de las y los trabajadores y progresividad legislativa, tienen otro concepto del empleo de calidad que una o un joven que comienza a trabajar a tiempo parcial, con algunos “beneficios” y sin vigencia, o con la posibilidad que quien lo emplea –al amparo de la legislación– pueda tomarlo como un trabajador pasante, temporal o con contrato a plazo fijo.El ejemplo de un diálogo entre el viejo y el nuevo paradigma laboral seria así:

G es un dirigente sindical de 44 años, que en un encuentro familiar conversa con su sobrina ME, de 22 años, que había conseguido un empleo en un restaurante con distintas sucursales, en aquel momento, con actividad en gran expansión. Ella se mostraba muy entusiasmada porque coincidía con el curso de formación en hotelería y gastronomía, que había llevado a cabo. Además, contaba entre las ventajas, la posibilidad de días francos rotativos, pagas semanales y la posibilidad de almorzar y cenar en el trabajo. Esas “ventajas” para su tío significaban una clara violación a los derechos laborales, quien le pregunto si la habían registrado como empleada. La joven respondió sonriendo: “tío, no me vas a hacer lío, ¿no? Es mi primer empleo, quiero aprender, seguramente me harán papeles más adelante, lo bueno es que, según dicen, pagan puntualmente todas las semanas y la paga, aún escasa, me viene bien”. 8

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe: Trabajo Decente y Juventud en América Latina (2013)9 señala que “la precariedad de la inserción laboral de los jóvenes continúa siendo una característica persistente en la región”.10 Desde la panorámica que nos proveen los datos de este informe se visualizan las condiciones del segmento poblacional juvenil enmarcado en las siguientes características:

• El desempleo en jóvenes triplica a la misma tasa en adultos.• El desempleo juvenil representa más del 40% del total de los desempleados de la región.• Al interno del grupo se destaca el problema para el caso de las mujeres jóvenes (17,7%, contra un 11,4%

en el caso de los hombres jóvenes, para la región).• Del total de jóvenes de la región, aproximadamente 35% solo estudia y 33% solo trabaja; cerca de un 12%

estudia y trabaja al mismo tiempo, y uno de cada cinco jóvenes en la región no estudia y ni trabaja.• El 20% de las mujeres jóvenes se ocupan en oficios del hogar, limitando sus perspectivas para una inserción

laboral en empleos de mayor especificidad, en comparación con solo 2% de los hombres jóvenes que se

8. OIT, Juventud y Organizaciones Sindicales en América Latina y el Caribe (Lima, 2015), 26. Disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_380963.pdf.

9. OIT, Trabajo Decente y Juventud en América Latina: Políticas para la acción.

10. Ibíd., 9, en OIT, Juventud y Organizaciones Sindicales en América Latina y el Caribe. La referencia original tiene como año de publicación 2014 a Trabajo Decente y Juventud en América Latina: Políticas para la acción; sin embargo, la referencia correcta se refiere al trabajo publicado en 2013.

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dedican a la misma actividad.• De los jóvenes que si trabajan la gran mayoría lo hace en condiciones precarias, solo 40% cotizan a un

seguro de salud y 39% a un sistema de pensiones.• El 55,6% de los que trabajan tienen un empleo informal, condición que trae aparejada ingresos inferiores a

los de la economía formal, inestabilidad laboral, desprotección y violación de derechos laborales.11

En sintonía con esta ola de precarización de las condiciones socio laborales y de la vida de las y los jóvenes; durante los últimos años de gobierno del expresidente Rafael Correa ya empezaron a hacerse más evidentes las medidas de flexibilización laboral, mismas que sentaron las bases sin las cuales no se podría explicar la precaria situación laboral de las y los jóvenes y su contracara en la participación sindical actual. En ese escenario, las y los jóvenes de la clase trabajadora constituyen uno de los sectores más golpeados, tanto en su situación socio-laboral como en la defensa de intereses colectivos, en especial el aspecto organizativo.El primero de mayo del 2014 Correa manifestó:

Por supuesto que estamos con el sindicalismo, por supuesto que estamos con la organización laboral. Y no son palabras, son hechos. Antes de nuestro gobierno en promedio se creaban 12 sindicatos, ahora ese promedio es seis veces mayor, 70 en promedio por año […]. 12

Información que es contrastada con la visión de los dirigentes sindicales. Según Mesías Tatamuez, presidente la CEDOCUT, antes del gobierno de Correa existían 4 centrales sindicales y ahora son 11, pero las que se crearon “son solo en los papeles”.13

Según Stalin Herrera, aunque no hay datos oficiales y consolidados sobre el volumen de trabajadores sindicalizadas y sindicalizados, los dirigentes están de acuerdo en que la población sindicalizada es pequeña; las cifras que manejarían los dirigentes varía entre el 2% y el 16% de la población económicamente activa. El Estado no ha consolidado cifras que muestren el haber revertido uno de los problemas centrales del sindicalismo: el declive de la sindicalización en el país.14

En respuesta a este contexto, el gobierno implementó en 2016 una reforma para impulsar la contratación de jóvenes, principalmente para aquellos que buscaban su primer empleo. Esta reforma permite a las empresas reducir la jornada laboral a 6 horas diarias o aumentarla hasta un máximo de 10 horas diarias, para que puedan ajustar costos y no opten por los despidos. Se contempla incentivos para cubrir el aporte a la seguridad social, para lo cual el Estado debe hacerse cargo del pago del aporte del empleador al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), y el monto es cubierto siempre que el trabajador gane hasta dos salarios básicos. La

11. Ibíd., 9.

12. Herrera, “Situación, estrategia…”, 31.

13. Mesías Tatamuez, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017. 14. Herrera, “Situación, estrategia…”, 33.

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Ley Orgánica para Promoción del Trabajo Juvenil, Regulación Excepcional de la Jornada de Trabajo, Cesantía y Seguro de Desempleo se planteaba el objetivo de:

[…] impulsar el empleo juvenil, regulando las pasantías y el porcentaje mínimo de trabajadores jóvenes (18 – 26 años) en empresas privadas, así como la aplicación de las jornadas prolongada y reducida de trabajo, y la licencia de paternidad o maternidad para el cuidado de los hijos dentro de los primeros 12 meses de vida del niño o niña.15

Al finalizar el 2016, 7.000 trabajadores se acogieron a la jornada reducida o prolongada de trabajo, según datos proporcionados por el Ministerio del Trabajo. A esto se suma que el seguro de desempleo cubrió solo a 28.000 personas, cifra que representa el 7% de las y los desocupados en 2016.17 Según el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), en ese mismo año, se dieron 500.000 despidos a nivel nacional.18 102.000 personas habrían estado desempleadas más de seis meses, según datos de la Cámara de Comercio de Quito.19 Y los indicadores de empleo para las y los jóvenes no mejoraron.

Daniel Dávalos, gerente de la consultora de talento humano Selecta, puntualiza que las decisiones de reducir la nómina obedecen, en ocasiones, al costo de indemnización. “Cuesta más dinero al empleador despedir a un trabajador antiguo. Generalmente los jóvenes son los más nuevos y cuesta menos liquidarlos”. 20

3.1.4. 2017

Según datos de la red gubernamental ‘Socio Empleo’, para enero de 2017 se habrían firmado 2.000 contratos juveniles;21 y más de 900.000 jóvenes estaban entre el desempleo y la informalidad. Esto representa un 22% de los más de 4 millones de personas de todas las edades en precariedad laboral.22 De estas cifras se deduce que la Ley laboral no tuvo impacto en el mejoramiento de las condiciones del trabajo de las y los jóvenes.

El INEC informó en abril del 2017 que el desempleo total bajó al 4,4% en el primer trimestre del 2017 frente al 5,7% del mismo periodo del año anterior;23 sin embargo, la cifra de subempleo nacional creció y la de empleo adecuado disminuyó. La primera cifra pasó de 17,1% en marzo del 2016, frente a 21,4% de este año.24 El empleo adecuado bajó del 40% al 38,5%.25 En el 2017, del total de la población en desempleo, el 38,9% tienen entre 15 y 24 años. Es decir que 4 de cada 10 personas sin empleo son jóvenes. Del 2016 al 2017 el subempleo de este mismo segmento poblacional aumentó del 18,7% al 20,9%, y el empleo adecuado disminuyó del 9,7% al 9,2%.26

15. Ministerio del Trabajo, Aplicación de la ley orgánica para la promoción del empleo juvenil, regulación excepcional de la jornada de trabajo, cesantía y seguro de desempleo, 2016. Tomado de: http://www.trabajo.gob.ec/leyes/. 16. “900.000 jóvenes entre el desempleo y la informalidad”, La Hora, 23 de enero del 2017. Disponible en: https://lahora.com.ec/noticia/1102023315/noticia. 17. Ibíd. 18. Ibíd.19. Ibíd.

20. Evelyn Tapia, “Los jóvenes ecuatorianos sienten más el desempleo”.

21. La Hora, “900.000 jóvenes entre el desempleo y la informalidad”.

22. Ibíd.

23. Carolina Enríquez y Agencia EFE, “El desempleo en Ecuador bajó al 4,4%, pero el subempleo creció al 21,4%”, El Comercio, 18 de abril del 2017. Disponible en: http://www.elcomercio.com/actualidad/desempleo-subempleo-crecio-ecuador.html.

24. Ibíd.25. Ibíd. 26. Ibíd.

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27. Carolina Enríquez, “Cuatro de cada 10 personas sin empleo son jóvenes en Ecuador”, El Comercio, 18 de octubre de 2017. Disponible en: http://www.elcomercio.com/actualidad/desempleados-jovenes-ecuador-inec.html.

28. Ibíd.

El sector que más contrata fuerza de trabajo joven está en el segmento de consumo masivo, sobre todo en áreas como ventas.27 Las y los jóvenes que no han podido encontrar empleo buscan diferentes formas de sustentar sus necesidades, amplificando las filas del subempleo. De 1,6 millones de subempleados en el país, el 20,9% tiene entre 15 y 24 años;28 es decir las y los jóvenes son 1 de cada 5 subempleados, no poseen acceso a la seguridad social y no alcanzan a ganar el salario básico.

La brecha entre el desempleo total y el desempleo juvenil ha incrementado paulatinamente en la última década; dentro de esta brecha, la de mujeres y hombres jóvenes también se ha acentuado. Se puede constatar que en los últimos años se afectó fuertemente a las y los jóvenes y, en menor medida, a los hombres mayores de 25 años.

Los datos laborales al día de hoy en las y los jóvenes son estos: solo el 44% de jóvenes tiene empleo, de ese total el 57% son asalariadas y asalariados, el 31% tienen contrato fijo y el 25% están subempleadas y subempleados.

Resumiendo, incluso mucho antes del escenario de caída de los precios de los combustibles y las materias primas ya se visibilizaba una acentuada vulneración de derechos laborales y sociales en las y los jóvenes. Ya existía una marcada tendencia a naturalizar la precariedad e informalidad laboral de las y los jóvenes y de no emprender medidas importantes al respecto, sino incluso de favorecer ese clima. Por lo que en el contexto actual de innegable crisis salen a flote posicionamientos de flexibilización laboral sin ningún recelo, que no hacen más que expresar una agudización de las condiciones socioeconómicas

Tabla 4Trabajo en jóvenes – 2017

Fuente: INEC, 2017. Elaboración propia.

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existentes en los años anteriores.

Correa, en sus últimos años de gobierno, afirmaba que no asistíamos a una crisis económica en el país, sino que “académicamente hablando” solo era una “recesión”, de la que, según él, incluso a finales de 2016 ya se mostraban signos de recuperación. La verdad es que se ha generado un clima que penaliza el hecho de ser joven, como si por la edad se debiese pagar un tributo necesario para tener derecho a un trabajo decente. Los datos sobre desempleo y precarización juvenil de la última década corroboran esto.En una publicación de la Cámara de Comercio de Guayaquil, por ejemplo, se dice que los jóvenes son “afectados” por “esquemas de contratación rígidos. Sin modalidades contractuales que se adapten a su productividad, muchas empresas evitan contratarlos limitando el desarrollo de sus capacidades profesionales y redes de contactos en el largo plazo”.29 “Aunque se ha vuelto casi que una mala palabra, es hora de hablar de flexibilización laboral, que no es lo mismo que precarización. Se necesitan nuevas modalidades para facilitar las contrataciones y para reducir el desempleo”,30 manifestaba Cristina Reyes, asambleísta de Madera de Guerrero-PSC, en el marco de la elaboración del nuevo Código de Trabajo. Estas son muestras de cómo –ya a finales del 2017, principalmente desde el empresariado y sus expresiones políticas– se intenta posicionar discursos que muestran como necesarias la adopción de medidas que profundicen la flexibilización y, por tanto, la precarización de las condiciones laborales; que históricamente no han hecho más que cargar el costo de la crisis sobre los sectores más vulnerables, como son las mujeres y hombres jóvenes trabajadores y a la clase trabajadora en general.

3.2. Desigualdades dentro de la juventud

Para iniciar este capítulo definamos primero lo que entendemos por ‘juventud’. La juventud constituye un período de la vida donde se forma y consolida la proyección al futuro, así lo reconoce el Preámbulo de la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes.31 Según la OIT la delimitación práctica del grupo juvenil refiere a la población comprendida entre los 15 y 24 años de edad. Según el INEC, la población joven se encuentra dentro de los 18 a 29 años.

En esta investigación se ha decidido delimitarla entre los 18 y 35 años para poder explicar, de mejor manera, la discusión sobre jóvenes y organización sindical en nuestro país –y en la CEDOCUT específicamente–, por razones que serán señaladas en el desarrollo del diagnóstico. Cabe resaltar que las edades de las y los participantes de este diagnóstico se encuentran dentro de este margen de edad. Además, a efectos de todo el proceso de investigación, se considera que lo más pertinente es hablar de ‘juventudes’, es decir, distinguiendo sub grupos dentro de esta categoría etaria en función de las desigualdades existentes al interior de este grupo.

29. Cámara de Comercio de Guayaquil, Informe de Posición Estratégica 196 (Guayaquil, 2017), 5.

30. Mariella Toranzos, “Los contratos breves, el tema tabú del Código de Trabajo”, Expreso, 13 de noviembre del 2017. Disponible en: http://www.expreso.ec/actualidad/codigodetrabajo-reformas-contratos-asambleanacional-AL1836417.

31. Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes (2005), 3. Disponible en: http://www.justicia.gob.ec/wp-content/uploads/downloads/2012/07/4_convencion_jovenes_ddhh.pdf.

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Esto, porque los datos que hemos presentado en el anterior capítulo muestran un espectro importante de la realidad socio-laboral de las y los jóvenes; sin embargo, son insuficientes para entender a profundidad la relación entre las condiciones laborales y de vida de esta población y la participación sindical. Desagregando más las estadísticas, por nivel de instrucción, etnia, estrato socioeconómico familiar del que provienen, rangos de edad (de 15 a 25 años, de 25 a 35 años), la realidad es aún más inequitativa. Por poner un caso: ¿cuáles son, en promedio, las condicionantes socio-laborales de las mujeres de entre 15 y 25 años, afro ecuatorianas, indígenas o mestizas, que vive en un sector rural o periférico-urbano del país, que provienen de familias de escasos o medianos recursos, con instrucción secundaria o que solo ingresaron a los primeros niveles de educación superior, son casadas y tienen dos o tres hijos? En este sentido, este capítulo describe cómo influyen estas variables en las y los jóvenes a nivel de país, a la vez que se relaciona con una interpretación aproximativa de cómo estas también inciden en la composición de las juventudes de la CEDOCUT.

3.2.1. Acercamientos del diagnóstico

La gran mayoría de participantes de las entrevistas y grupos focales de reflexión, por no decir todos, tanto quienes estaban sindicalizadas y sindicalizados en la CEDOCUT como quienes no lo estaban, habían tenido experiencias laborales precarias por varios años en sus primeros trabajos. Durante sus años de juventud adolescente (de 15 a 24 años), habían pasado por trabajos con inestabilidad laboral, sin seguro social, temporales, por horas, tercerizados, sin contratos o bajo acuerdos verbales, donde ganaban menos del salario básico.

El grupo focal de jóvenes no sindicalizadas ni sindicalizados estuvo formado por 4 jóvenes, una mujer y 3 hombres de 19 a 23 años, cursaban los primeros años de una carrera en una universidad pública, todos habían tenido dificultades con el sistema de ingreso a la universidad, y, según dijeron, hasta finalizar sus estudios seguirán dependiendo económicamente de los lazos familiares. Esperan obtener un título de tercer nivel para luego buscar trabajo, y consideran que las perspectivas laborales para las y los jóvenes actualmente están complicadas.32

La mayoría de las y los jóvenes sindicalizados en la CEDOCUT, que participaron en las entrevistas y en el grupo focal de jóvenes sindicalizados (8 hombres y una mujer), tiene un nivel de instrucción secundaria, y en el mejor de los casos habían pasado por la universidad sin poder finalizarla. Sus edades oscilan entre los 24 y 35 años. Todos, por circunstancias ajenas a su voluntad, se vieron obligados a buscar cualquier tipo de empleo desde tempranas edades (entre los 18 y 22 años) con tal que tener condiciones mínimas de estabilidad. Actualmente tienen contratos indefinidos, están afiliados al seguro social y perciben

32. Sistematización, grupo de reflexión jóvenes no sindicalizadas y sindicalizados, octubre, 2017.

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ingresos mensuales de un poco más del salario básico (sin pasar de los 500 dólares mensuales). Trabajan en empresas donde realizan actividades como carga y descarga de equipamientos en los aeropuertos, instalación y mantenimiento de ascensores, entre otras.

Las razones por las que se sindicalizaron están relacionadas a las precarias condiciones laborales en las que ejercen su labor; como hostigamiento laboral, salarios bajos, elevado número de horas del día destinadas al trabajo (por ejemplo 13 horas: 9 en las instalaciones de la empresa y 4 en trasportarse de su casa al trabajo y viceversa) y entornos poco seguros de trabajo; razones por las que incluso identifican enfermedades relacionadas a sus actividades. Después de cubrir sus egresos familiares básicos, tienen un margen limitado de ahorro, que incluso es un condicionante para su independencia familiar o acceso de crédito a vivienda.33

En dos de las organizaciones a las que se tuvo más acceso a información – principalmente por la predisposición de sus dirigentes–, se constató un hecho destacable: la mayoría de sus dirigentes tenían menos de 35 años y se correspondían en porcentaje con el número de jóvenes afiliados y trabajadores en la empresa de la que provenían. También se pudo compartir con tres organizaciones sindicales del sector textil y una del sector automotriz. En dichas organizaciones no se daba este fenómeno; la mayoría de afiliados no eran jóvenes, ni lo eran sus dirigentes, ni los contrataban en un importante porcentaje en las empresas donde laboraban.

Sin embargo, el fenómeno de pocas mujeres –de hecho, casi ninguna–, se repetía en tres de estas empresas (dos del sector textil y una del sector automotriz) y, por lo tanto, en sus estructuras organizativas. En cambio, en una tercera, también vinculada al sector textil, la mayoría eran mujeres (cerca del 95%), así como todas sus actuales dirigentes.

En esta última miramos un fenómeno particular, en cuanto a cómo influye la condición de género en lo organizativo. Su anterior secretario general era hombre, con quien la nueva dirigencia aún tenía problemas en la transición dirigencial. En esta empresa, los propietarios hace un tiempo habían despedido a varias de sus anteriores dirigentes y –según contaba el vicepresidente nacional de la CEDOCUT, Edwin Bedoya– sus parejas no estaban de acuerdo con que ejercieran cargos de dirigencia sindical. Lo último que se constató fue el amedrentamiento, por parte de la empresa, a las mujeres dirigentes entrantes. Incluso se suspendieron las entrevistas con ellas, pues este entorno de represalias minaba su participación sindical.

33. Sistematización, grupo de reflexión jóvenes sindicalizadas y sindicalizados, octubre, 2017.

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34. OCDE/CEPAL/CAF, Perspectivas económicas de América Latina 2017: Juventud, competencias y emprendimiento (Paris, 2016), 111. Disponible en: http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40721/1/LCG2689_es.pdf

3.2.2. Aproximaciones a una interpretación de la situación

A continuación, se observa cómo el cruce desagregado de variables de los datos nacionales aproxima a una interpretación más detallada de la realidad en las juventudes.

Según el Gráfico 1 de CEPAL (institución a la que el gobierno de Correa citaba para legitimar sus políticas), en el 2014 Ecuador ya ocupaba el sexto puesto, en mayor porcentaje, de jóvenes que no estudian ni trabajan de todos los países de América Latina y el Caribe; solo por debajo de Guatemala, Honduras, Haití, El Salvador y México.

Gráfico 1Jóvenes que no trabajan ni estudian en América Latina y el Caribe – 2014

Fuente: Cálculos de la OCDE y Banco Mundial según datos de la base de datos SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial) y datos de la OCDE – LFS.34

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Tabla 5Sin estudio ni trabajo según sexo y segmentos de edad.

2007 – 2011

Fuente: OIT con información de las encuestas de hogares de los países/elaborado en base a Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo 2007 – 2011 Ecuador. 35 Elaboración propia.

35. OIT, Trabajo Decente y Juventud en América Latina: Políticas para la acción, 214.

36. Tristana Santos, “La radiografía de los ‘Ninis’ en Ecuador”, Vistazo, 23 de abril de 2016. Disponible en: http://www.vistazo.com/seccion/pais/la-radiografia-de-los-ninis-en-ecuador.

Cuando se analiza en detalle los intervalos etarios de la Tabla 5 (15 a 24 años y 25 a 29 años) se puede observar cómo el deterioro se potencia etapa tras etapa. Los datos del total de las y los jóvenes de 15 a 24 años dicen que (si bien su impacto respecto a las edades mayores es menor, 17,0% en jóvenes de 15 a 24 años respecto a 21,5% en jóvenes de 25 a 29 años en 2011) durante esa etapa la deserción educativa y el tipo de trabajo, al que las y los jóvenes podrían tener acceso, los condiciona fuertemente a hacer de esa situación un hecho indisoluble en el tiempo. Se podría pensar que fueron jóvenes adolescentes que no culminaron su formación educativa y siguen viviendo de redes de solidaridad familiar, sin trabajo o de trabajos temporales y de escasa sostenibilidad. Lo que resulta en una situación de informalidad y precariedad laboral como cultura de trabajo altamente predominante en este grupo etario.

Y en el caso de las mujeres jóvenes se profundiza aún más, como muestra la misma Tabla 5: en mujeres 36,2% respecto a 6,0% en hombres en el 2011 (de 25 a 29 años). Los datos nacionales del 2011 por tanto mostraban que el número de mujeres de entre 25 y 29 años que ni estudiaban ni trabajaban eran 6 veces mayor al de los hombres. A inicios del 2016 un estudio del Banco Mundial sobre la situación de la mujer joven latinoamericana, señaló que: “Las mujeres representan dos tercios de la población nini (ni estudia, ni trabaja) de la región”.36 Lo que indicaba que en nuestro país, el desempleo de las mujeres jóvenes es mucho mayor a la media regional.

En términos generales, se puede decir que un empleo decente es el que logra cumplir con requerimientos básicos dentro del espectro laboral (salario digno, espacio seguro de trabajo, buen clima laboral, etc.) y familiar (acceso sostenible a derechos básicos como educación, salud, etc., de sus miembros). Uno

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Tabla 6Jóvenes que no estudian ni trabajan por quintiles de ingreso familiar per cápita según

sexo. 15 a 24 años - 2011Porcentajes

Fuente: OIT con información de las encuestas de hogares de los países/elaborado en base a Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo 2007 – 2011 Ecuador.37 Elaboración propia.

de los indicadores más usados para establecer el acceso a este tipo de empleo está relacionado con la afiliación a la seguridad social. En la región, las y los jóvenes provenientes de hogares con menores ingresos (quintil I) tienen 5 veces menos probabilidades de cotizar a un sistema de salud o de pensiones, en relación a los provenientes de hogares con mayores ingresos (quintil V).

En la Tabla 6 se verifica el efecto de arrastre que produce el nivel de vida del entorno de las y los jóvenes de 15 a 24 años, y que acentúa más la brecha de desigualdad. En el quintil I se muestran las mayores tasas de jóvenes sin empleo y educación (27,1%), y en el caso de las mujeres jóvenes están sujetas a mayores condiciones de vulnerabilidad (38,6 en mujeres y 14,5% en hombres). También se observa la brecha más amplia en el quintil V: 8,3% del total de este segmento de jóvenes, y 12% en mujeres y 4,7% en hombres.

Como se indica, las condicionantes sociales de las y los jóvenes, el género y la condición socioeconómica de la familia de la que provienen, marcan un papel preponderante a la hora de explicar las desigualdades de oportunidades en el mercado de trabajo. Los menores niveles de ingresos familiares se traducen en insuficiencias tales como los mecanismos formales de protección laboral, acceso a la formación y a niveles educativos de calidad; por lo que estos jóvenes tienen un margen más reducido de empleabilidad.

Quienes necesitan adelantar su incorporación al mercado de trabajo lo hacen, en gran medida, en menores condiciones de formación y de capacidad de negociación de mejores condiciones de trabajo; mientras que las y los jóvenes provenientes de hogares o entornos mejor acomodados pueden retrasar el ingreso al mercado de trabajo, con una mayor calificación y, por tanto, con algún poder mayor de negociación. Esta

37. OIT, Trabajo Decente y Juventud en América Latina: Políticas para la acción, 218.

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realidad se acentúa más en las mujeres jóvenes que provienen de familias de menores ingresos, como se verá más adelante.

La tasa de participación mide el grado de participación de la población en el mercado de trabajo. En la Tabla 7 consta que para el 2014 un 37,6 % de la población de jóvenes de 15 a 25 años estaba dentro de la actividad económica, ya sea trabajando o buscando trabajo. Si se compara este dato con el resto de las edades activas, este asciende al 70,3%. Esta diferencia muestra un importante déficit de inserción que tiene este grupo de jóvenes en comparación con trabajadores de mayores edades.

Más allá de la cantidad de nuevos jóvenes que pasan a formar parte de la Población Económicamente Activa (PEA), está el contexto socioeconómico y las condiciones en las que ellas y ellos pasan a formar parte de esta. Elementos como el retraso de la independencia familiar son característicos de las sociedades actuales que tienen como punto en común la crisis de empleabilidad y hogares de escasos ingresos.

El nivel más alto de pobreza se encuentra en el intervalo de edades de 15 a 19 años, edades en las que gran cantidad de jóvenes, sobre todo provenientes de hogares con menores ingresos, suelen transitar de la educación al trabajo. Este entorno de pobreza puede condicionar la finalización del proceso educativo, adelantar el ingreso al mercado de trabajo o la incorporación a la economía informal, por la necesidad de atenuar la situación de pobreza.

Panorama que se reproducirá a lo largo de su historia laboral, en una secuencia destructiva. Las y los jóvenes excluidos solo pueden aspirar a empleos precarios, sin o con escaso o nulo acceso a la protección social, y sin acceso a los beneficios laborales.

Tabla 7Indicadores del empleo urbano por edad 2014

Fuente: OIT, Panorama Laboral 2014.38 Elaboración: OIT.

38. En OIT, Juventud y Organizaciones Sindicales en América Latina y el Caribe, 13.

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Esta situación es una experiencia reiterativa en varias y varios jóvenes que, al no tener contacto con la organización sindical o ante la ausencia de la misma, se enfrentan a condiciones que son lo primero y, en consecuencia, lo único que conocen. Otro elemento a destacar es que las generaciones actuales gozan, en términos generales, de mayor acceso a la educación formal. Pero para ajustar este análisis también se debe examinar el efecto de los hogares con menores ingresos en la eficiencia de esta extensión educativa, pues aun habiendo finalizado su formación, no suelen encontrar un espacio profesional que sea compatible con sus necesidades laborales. Como acota acertadamente Edwin Bedoya, vicepresidente nacional de la CEDOCUT, venimos atravesando un proceso de intensificación de las condiciones laborales que lleva una depreciación profesional.

Aquellos que conocen la experiencia laboral desde la precarización del trabajo, no tienen otra referencia donde proyectar los derechos que, por otra parte, no conocen, producto de su entorno de exclusión permanente. Es por ello, que la desigualdad y la distribución del ingreso en la juventud tiene un mayor impacto que no solamente repercute en el presente, sino que echa raíces culturales hacia futuras generaciones.39

Hay una exigencia en el cambio del perfil ocupacional, que hace que el joven tenga que prepararse, tecnificarse más, es un proceso que exige mano de obra calificada pero que no se compensa con el salario, te pagan lo mismo y tienes que prepararte más. Lo que se relaciona con la polifuncionalidad, ‘un trabajador todo terreno’, te pueden ubicar en varios procesos de trabajo y tienes un solo sueldo, y no te reconocen tu profesionalización, la cualificación. A eso llevan los procesos de deslocalización. La vida útil laboral ya no es la misma que antes, porque empiezan a aparecer enfermedades ocupacionales más pronto, antes te enfermabas a las 50 o 45 años, ahora a los 25, 28, porque hay un proceso de intensificación del trabajo. La productividad está medida en el sobre-esfuerzo que hace un trabajador para producir un bien. Ya no es como antes que tenías dos trabajadores en un proceso, ahora tienes un trabajador en dos o tres procesos. Un trabajador con este ritmo no llega a jubilarse, pero si a enfermarse, porque hay inestabilidad en el trabajo, y a la mayoría de empresas a los 40 años ya nos les eres útil.40

39. Ibíd., 23.

40. Edwin Bedoya, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017.

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3.2.3. Mujeres

Vale recalcar que en la mayoría de empresas en donde estaban las organizaciones sindicales filiales de la CEDOCUT existían muy pocas mujeres contratadas, lo que se correspondía con la ínfima tasa de sindicalización de mujeres en el sector formal de la economía. Sin embargo, en las asociaciones de trabajadores autónomas y autónomos, filiales de la CEDOCUT, hay una importante presencia de las mujeres. Las estadísticas laborales de las mujeres ayudan a clarificar aún más este fenómeno.

Según la Encuesta Nacional de Empleo y Desempleo Urbano, la tasa de desempleo nacional a junio de 2014 fue de 5,7%; en el caso de los hombres de 5,1% y en el caso de las mujeres el 6,6%.41 Como se anotó en el capítulo anterior, el desempleo en las mujeres jóvenes las afecta en mayor medida; desde el 2007 al 2015 esta brecha se ha marcado aún más: en 2007 existía un 6,1% de hombres desempleados y un 10,2% de mujeres jóvenes desempleadas; y en 2015 los porcentajes crecieron, 6,8% de hombres y 11,5% de mujeres.

En el mismo año 2015, en cuanto a la tasa de subempleo total, la diferencia entre mujeres y hombres alcanzó los diez puntos porcentuales: 47% y 37,1%,42 respectivamente; a esto se debe agregar que las mujeres son quienes están más presentes en el sector informal, lo que se traduce en malas condiciones laborales.

41. Coalición Nacional de las Mujeres para la elaboración del Informe Sombra de la CEDAW, (Quito, 2014), 47. Disponible en: http://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CEDAW/Shared%20Documents/ECU/INT_CEDAW_NGO_ECU_18897_S.pdf

42. Ibíd.

43. OIT, Trabajo Decente y Juventud en América Latina: Políticas para la acción, 249.

Tabla 8Distribución de empleo informal según sexo y rama de actividad, 15 a 24 años

2007 – 2011

Fuente: OIT con información de las encuestas de hogares de los países/elaborado en base a Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo 2007 – 2011 Ecuador. 43 Elaboración propia.

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Adicionalmente, en el sector informal de la economía por rama de actividad, como muestra la Tabla 8, las mujeres se encuentran –de mayor a menor presencia- vinculadas principalmente a sectores como comercio (50%), servicios comunales (23,6%); en menor medida a la industria manufacturera (16,3%); y muy pocas a la construcción (1%). Mientras que los hombres se encuentran vinculados principalmente a sectores como comercio (37%), construcción (25%); en menor medida a la industria manufacturera (18%); y muy pocos a servicios comunales (6%).

Datos que se pueden contrastar con otro indicador que permite visibilizar si la población está ejerciendo su derecho al trabajo, como es el de ocupación plena; 57,4% de la PEA masculina están ocupados y solamente 46,1% de la PEA femenina está en esa categoría44.

De acuerdo a la Encuesta del Uso del Tiempo del 2012,45 a nivel nacional las mujeres tenían una carga global de trabajo (trabajo remunerado y no remunerado) de 77:39 horas promedio a la semana, mientras que los hombres registraban una carga de 59:55 horas. Al desagregar más la información, se observa que, a nivel nacional, las mujeres destinan el 52,2% de su tiempo al trabajo remunerado y 47,5% al trabajo no remunerado; mientras que los hombres invierten 78,6% de su tiempo al trabajo remunerado y tan solo el 21,4% al trabajo no remunerado.46

El Atlas de Desigualdades de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) señala que:

Las mujeres trabajan más, sumado el trabajo productivo y reproductivo, y reciben menor remuneración, ejerciendo las mismas labores que los hombres. Además, los datos apuntan que las mujeres casadas son las que más tiempo trabajan, y todavía lo hacen más dependiendo de la cantidad de hijos que tengan.

44. Ibíd.

45. Ibíd.

46. Ibíd., 46.

47. Ibíd., 47.

[…] los factores sociales condicionantes del salario muestran que el mercado laboral mantiene una estructura discriminatoria contra las mujeres [...]. En igualdad de otras condiciones, como la educación y experiencia laboral del trabajador, el número de horas trabajadas y la forma de inserción laboral, los salarios percibidos por las mujeres eran, en diciembre de 2011, un 14% inferiores a los de los varones.47

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3.3 Cambio de paradigma del empleo y su repercusión en la participación sindical juvenil

3.3.1. Modelo sindical ecuatoriano

Posterior a las grandes movilizaciones de inicios de los años ochenta, el sindicalismo en nuestro país entró en declive y pérdida de fuerza con el ingreso y aplicación de políticas neoliberales. La flexibilización laboral y las modificaciones en los procesos productivos condicionaron el crecimiento de la organización sindical, limitando su accionar y su alcance.

El neoliberalismo atacó directamente al sindicalismo, y pese a que no logró exterminarlo las políticas de flexibilización buscaron afectar de manera profunda a las organizaciones de trabajadores. La globalización,48 desde los años 90, planteó en diferentes países la reestructuración en la política y en las empresas. El mundo del trabajo sufrió cambios sustanciales, desde las condiciones y organización del trabajo hasta la configuración del mercado.

Dentro de las políticas neoliberales –además del ajuste estructural– se llevó a cabo políticas privatizadoras, como la venta de empresas públicas al sector privado. Con la finalidad de crear las condiciones para el ingreso de inversiones privadas se produjo la falta de presupuesto en el Estado, esto dio como resultado la incapacidad de la empresa pública para competir con la empresa privada, lo cual justificaba su venta.

Para los neoliberales el principal obstáculo del desarrollo de sus políticas fueron los sindicatos y fue en quienes centraron sus ataques. Dentro de las propuestas de las políticas neoliberales estuvieron: el cambio estructural de las empresas –que tiene que ver con el modo de producir–, la intensificación del trabajo y la reducción de costos. Mediante la superación del fordismo y taylorismo49 buscaron instalar distintas unidades de producción para eliminar empresas menos competitivas del mercado y, como complemento necesario a este proceso, también apuntaron a la aplicación de la flexibilización laboral.

Para destruir al sindicalismo se modificaron las condiciones de contratación; mientras que para frenar la organización se aplicaron restricciones en el trabajo, además del ya mencionado ataque ideológico contra los sindicatos mediante la estigmatización a trabajadores sindicalistas, con el fin de someter su capacidad de resistencia. En el plano tecnológico, aunque a nivel limitado, su aplicación dentro de las empresas modernizó e impactó en el ahorro de la mano de obra y en la selección de un perfil laboral específico, invalidando a trabajadoras y trabajadores que no eran aptos para ocupar esos puestos; esto estuvo acompañado de la alta carga física y mental de las nuevas condiciones del trabajo. El vicepresidente nacional de la CEDOCUT, dice

48. Es la unión de los mercados de los distintos países por medio de unos procesos tecnológicos, políticos, económicos, culturales a escala mundial.

49. El fordismo hace referencia al modo de producción en cadena desarrollada por Henry Ford y que fue utilizado en una fábrica de automóviles de Estados Unidos. Taylorismo se trata de una disciplina muy severa que plantea la eliminación de movimientos inútiles de los trabajadores y realizar tareas específicas controladas por cronómetro.

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Así se fueron radicalizando sus medidas para eliminar a las organizaciones de trabajadores o tenerlas fuertemente controladas. Dividieron las empresas en varias para impedir que los trabajadores cumplieran con el número mínimo de treinta para organizar sindicatos, o a su vez las cerraron para después de un tiempo volver a reabrirlas, pero con nuevo personal y sin la existencia de sindicatos.

La flexibilización laboral introdujo cambios que afectaron al empleo, a la calidad, a los derechos de las y los trabajadores, agravando así la crisis del sindicalismo. La forma organizativa del sindicato no supo cómo responder a este nuevo escenario del mundo del trabajo, donde las bases se habían modificado; se cambió la estabilidad laboral en la que normalmente se movía el sindicalismo y con una legislación que se reafirmaba en esta misma línea de flexibilización, de este modo se hacía tambalear la organización.

En Latinoamérica, la época en la que los sindicatos se consolidaron y tuvieron más fuerza fue cuando se llevó a cabo la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI).51 La estructura productiva fue la base fundamental de este proceso pero acompañada de políticas laborales del mismo orden. Las políticas nacionalistas o desarrollistas ejecutadas en los países tuvieron en común concesiones otorgadas a las y los trabajadores que facilitaron un marco legal para mantener, crear y desarrollar organizaciones.

La aplicación del neoliberalismo modificó todas las reglas del juego, afectando al mundo del trabajo y especialmente al sindicalismo. La flexibilización laboral en nuestro país fue algo inesperado para mujeres y hombres trabajadores. Cuando se aprobó la Ley 133 –que consolidó la flexibilidad laboral– el sindicalismo se quedó sin respuesta y mecanismo de acción. Una de las dificultades de los sindicatos fue no poder encontrar las condiciones para evaluar e identificar los cambios estructurales que se estaban generando.

El gobierno del socialdemócrata Rodrigo Borja fue el periodo en que se consolidó el modelo neoliberal para las y los trabajadores. Leyes como la Ley de régimen de Maquila y Contratación Laboral a tiempo Parcial, Ley de Zonas Francas o la Ley 13352 para reformar al Código del Trabajo; contribuyeron a que los contratos colectivos cayeran sustancialmente, lo mismo sucedió en términos de su carácter reivindicativo, lo que llevó a que los sindicatos pierdan autonomía y capacidad de iniciativa en sus propuestas.

50. Edwin Bedoya, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017.

51. La industrialización por sustitución de importaciones es un modelo que busca fomentar el desarrollo de la industria local con la finalidad que produzcan bienes que están siendo importados, a través de mecanismos de política económica.

52. Leyes expedidas en el gobierno de Rodrigo Borja para sentar el neoliberalismo y consolidar la flexibilización laboral.

[…] pero con las nuevas formas de trabajo exigen que un trabajador sea poli-funcional y hace que caigan en enfermedad profesional más rápido, se encuentra trabajadores con tendinitis a los 23 años, por el sobreesfuerzo. La actividad poli-funcional que te exigen hace que doblen el esfuerzo, lo que antes hacían tres trabajadores, ahora solo lo hace uno. Antes era común encontrar problema en espalda a los 15 años de trabajo ahora con estos procesos de trabajo, hace que pase más pronto.50

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Las empresas transnacionales, tanto como las nacionales, se han beneficiado por el neoliberalismo, ya que los gobiernos han sido sus principales aliados sin regular su accionar. El empresariado se enfrenta directamente a las y los trabajadores con un Estado funcional a sus intereses.

Todos estos cambios –antes mencionados– tales como: transformaciones en el modelo económico, desprotección social, flexibilidad laboral, nuevas modalidades de contratación; se encontraron con un modelo sindical desarrollado para la época correspondiente al periodo ISI. Un modelo de sindicalización por empresa53 que ha servido de referencia y que ha sido aplicado a la industria, agricultura y los servicios.

El modelo de organización sindical por empresa, que aún se mantiene en nuestro país, ha mostrado dificultades y limitaciones en la defensa de los derechos laborales. Tomando en cuenta los cambios en el modelo económico y en las formas productivas, se presentaron nuevas necesidades para mujeres y hombres trabajadores. Este modelo impedía expandir su campo de acción al verse limitados a utilizar únicamente las fuerzas de las que disponían dentro de la empresa; así mismo, las y los trabajadores que se beneficiaron de los contratos colectivos fueron solamente aquellos que pertenecían a una misma empresa.

A nivel de organización de la producción se dio la desarticulación en empresas nacionales e internacionales, un alcance que se extendió a nivel mundial, situación que coloca a un sindicato por empresa con pocos recursos; ya que (ante la necesidad de conocer la situación internacional, la nacional y al mismo tiempo la rama a la que pertenece) coloca al sindicato por empresa en desventaja, por su limitado alcance. Esto, a nivel de negociación colectiva, se expresa en la debilidad de contar con pocos argumentos para conocer los límites de su propia empresa y el alcance de sus demandas.54 A la par de una legislación laboral donde la mayoría de trabajadores estarían imposibilitadas e imposibilitados de formar sindicatos, ya que se necesita un mínimo de treinta trabajadores para hacerlo; en un país donde el modelo se caracteriza por las medianas y pequeñas empresas, y en un contexto en el que los empresarios no contratan los treinta trabajadores para evitar que conformen un sindicato.

Frente a esto, y como opción y consigna a levantar por los sindicatos, se visualiza la necesidad de avanzar en un modelo de sindicalización por rama,55 para hacer frente a las nuevas condiciones del trabajo.

En relación a esto, Ermida Uriarte, especialista en derecho laboral, hace una comparación de las ventajas de un sindicalismo por rama frente a un sindicalismo de empresa:

53. Sindicatos por empresa son los que están compuestos por individuos de varias profesiones, que prestan sus servicios a una empresa y se organizan a ese mismo nivel.

54. Raúl Harari,. Modelo Productivo y modelo sindical en el Ecuador (Quito: FLACSO, 2010). Disponible en: http://repositorio.flacsoandes.edu.ec/bitstream/10469/3474/1/RFLACSO-ED81-11-Harari.pdf.

55. Son sindicatos por rama los que están compuestas por trabajadores que prestan servicios a varios empleadores de una misma rama.

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Defectos de la estructura sindical descentralizada (sindicato de empresa)

a. El sindicato de empresa genera inevitablemente una baja tasa de afiliación sindical a nivel nacional. Excluye a la mayor parte de los trabajadores de la posibilidad de sindicalizarse, como ya se demostró. Las más altas tasas de sindicalización se dan allí donde predomina el sindicato centralizado, por rama de actividad. Solo este tiene potencialidad para alcanzar una alta cobertura.

b. El sindicato de empresa es más sensible a la antisindicalidad; está más expuesto a los actos de discriminación sindical llevados a cabo por el empleador. Está más «a mano» del poder empresario, más a su alcance.

c. También es más sensible a la segmentación de la empresa e incluso a su cierre (no debería olvidarse que el mero cierre del establecimiento es una práctica antisindical relativamente frecuente en Latinoamérica). Si el sindicato es de empresa, desaparece si desaparece la empresa, que es su base y ámbito de actuación.

d. El sindicato de empresa es más permeable a la «cultura empresarial». Estando en la empresa misma, corre el riesgo de ser, en cierta medida, endógeno, endogámico, ¿incestuoso?

e. Excepción hecha de los sindicatos de grandes empresas, como ya se dijo, el sindicato descentralizado es débil por falta de escala o dimensión. La esencia de la sindicación y de su origen consiste en oponer la fuerza del número al poder económico del empleador. En consecuencia, cuanto menor el número de trabajadores que lo forman, menor su poder de contrapeso.

f. El sindicato de empresa corre el riesgo de ser menos solidario. Su carácter cerrado, circunscripto a la empresa y endogámico, tiende a separarlo de —o insensibilizarlo ante— las realidades «ajenas», o sea, todas las que acontecen «extramuros».

g. Por la misma razón, el sindicato descentralizado es menos apto para lo macro: participación en órganos públicos nacionales, participación en la política nacional o sectorial, en el diálogo social nacional, y en la concertación social, etcétera. El radio de su visión es limitado y ajeno a los ámbitos mayores. Si levanta demasiado la vista, deja de enfocar su objeto; si se concentra en él, no ve el marco general.

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h. De igual modo, la acción sindical en la empresa es impotente ante lo regional y ni qué hablar ante lo global, excepción hecha, en este caso, de los sindicatos globales de empresas multinacionales, cuando tienen estructura y acción reales, trascendiendo la mera estructura formal.

Ventajas de la estructura sindical centralizada (sindicato de rama)

a. El sindicato de estructura centralizada, organizado por rama de actividad, alcanza una cobertura inmensamente mayor porque puede incluir a todos los trabajadores, aun de pequeñas empresas (el único trabajador de una empresa con un solo empleado puede afiliarse directamente al sindicato de rama correspondiente), a los trabajadores tercerizados e incluso a los autónomos o informales.

b. El sindicato de rama está más libre —o por lo menos más alejado— de la presión patronal, tanto de la presión directa como de la más difusa psicológica, moral y cultural.

c. Por razones de escala, tamaño o dimensión, el sindicato de rama es potencialmente más fuerte y por consiguiente más eficaz en sus funciones de autotutela y de contrapoder.

d. Teóricamente, el sindicato centralizado es más apto para considerar y tener en cuenta lo macro, por las razones exactamente inversas a las referidas más arriba respecto del sindicato de empresa.

e. También adorna al sindicato de rama una mejor disposición a la solidaridad, lo que no quiere decir que necesariamente sea siempre solidario, sino simplemente que está mejor predispuesto para la solidaridad.

f. Pero sobre todo, es necesario resaltar que el sindicato centralizado por rama de actividad no impide la acción sindical en la empresa (a través de delegados, secciones, comités o sindicatos de empresa propiamente dichos). El sindicato de rama puede «bajar», pero el sindicato de empresa no puede «subir».56

56. Oscar Ermida Uriarte, “Crítica de la Libertad Sindical”, en Revista PUCP, No. 68, (Perú: 2012), 55-56. Disponible en: http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechopucp/article/viewFile/2825/2754.

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57. Autores, Sistematización Taller: Nosotros una Historia, 15 de Noviembre de 1922, Quito, 15 de noviembre de 2017.

Al respecto, Alfredo Garzón, dirigente sindical de la fábrica textil Pintex, dijo en un taller: “[l]a sindicalización por ramas nos permitiría ser una fuerza del sector textil, para así abarcar a todos los trabajadores y que estos se sientan defendidos y nosotros fortalecer más nuestra organización”. 57

3.3.2. Del antiguo al nuevo paradigma laboral

Las consecuencias de las guerras mundiales –en términos sociales y económicos– propiciaron el reconocimiento de las políticas keynesianas como instrumento idóneo para resolver los principales problemas del momento: el desempleo y la reconstrucción productiva que el momento impuso. Se consolida, entonces, el Estado de Bienestar, donde el Estado recupera el rol en la economía, fortaleciendo políticas sociales y los sistemas de seguridad social.

En ese marco, se inscribe el desarrollo económico del mundo de los años sesenta: desarrollo de la industrialización, convergencias hacia el pleno empleo con el trabajo y la dimensión social como eje central. En sintonía, especialmente en Europa, se fortalece la presencia del sindicato como actor de la puja por la distribución de los ingresos.

Sin embargo, en los países latinoamericanos –con una estructura productiva de materias primas y dependientes de la tecnología provista por los países centrales– la burguesía internacionalizada presionó ferozmente para que la forma de encontrar ventajas comparativas en el mercado fuera mantener bajos salarios.

Esto colocó a las organizaciones sindicales latinoamericanas en la urgencia de la protección del empleo de los sectores más fuertemente institucionalizados e instalados, remitiendo el accionar de la estructura sindical a la organización y representación de la economía formal en detrimento de la protección sindical del creciente sector informal, y con este, la instalación de una cultura colectiva de flexibilización del concepto de trabajo decente.

En los años 80, la organización sindical era el principal actor social en la escena política ecuatoriana, muestra de ello fue la organización de varias huelgas nacionales en contra de las reformas neoliberales. Luego, la organización sindical entraría en un reflujo. Al respecto, Herrera hace un acercamiento a sus causas; plantea que:

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Dadas las condiciones estructurales del país, fuertemente condicionado por la escasa industrialización, la sindicalización de la población en realidad nunca fue un proceso masivo. […] Paralelamente, entre el proyecto de Industrialización por Sustitución de Importaciones (1973-1979) y el neoliberalismo (1980-2007), las bases materiales y las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo, los trabajadores y el proletariado, fueron cambiando, sin que las organizaciones sindicales logren hacer una lectura de lo que significaba políticamente para la organización.58

A partir de los años 80, con el fracaso de las huelgas nos limitamos a no ver más allá de cómo iba a venir el proceso neoliberal y globalizador. No asumimos cuál iba a ser la nueva división internacional de trabajo, pensamos que iba a ser la fabriquita, que iba a fabricar desde la punta del esfero hasta el contorno, porque eso hacen las fábricas. [...] Aquí en el país está pasando lo mismo y la industria mecánica es una industria donde se puede observar esos cambios, a mí me parece que la industria metálica y metalúrgica es una imagen muy visual de lo que está sucediendo con la división internacional de trabajo [...] hace que se especialicen, ahí aparecen nuevos actores, los actores informáticos, los profesionales que llevan la contabilidad, los actores contables, van y crece el sector servicios y decrece el sector industrial. [...] pero se sigue siendo solo exportadores del material básico, mientras que a nosotros nos mandan la harina de nuestro propio plátano, entonces no hay un proceso de industrialización, no hay esa intención de invertir el capital en eso, porque hay una lógica en el mercado y en el mundo, y hay un tema de costos, aquí es más caro fabricar, justamente porque no hay las condiciones para esto y se exporta en otro lado porque es más barato industrializar allá, entonces hay este tipo de factores que las centrales sindicales no han tomado en cuenta, que recién lo vivimos y nos está pesando [...] a veces en las discusiones sindicales de las centrales, no avanzamos con profundidad, lo que se viene a futuro y a veces somos muy coyunturales en los análisis. 59

El proyecto de industrialización y de proletarización de la población marcaba el horizonte organizativo, pero la realidad es que el sector no creció económicamente, […] por lo que las organizaciones sindicales no construyeron una propuesta para los trabajadores informales, trabajadores del campo, de servicios, etc. que si crecieron gracias a la flexibilización laboral y la reprimarización/desindustrialización que el neoliberalismo impulsó. 60

58. Herrera, “Situación, estrategia…”, 6.

59. Ibíd., 7.

60. Ibíd.

Herrera cita a Edwin Bedoya, vicepresidente nacional de la CEDOCUT, para argumentar esta afirmación:

Según Herrera:

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Cuando se indaga en las y los jóvenes sindicalizados, preguntándoles “¿Cuándo te sindicalizarse?” (Gráfico 2), se percibe que el 94% de las y los trabajadores afirma que se sindicalizó cuando obtuvo su primer empleo estable. Dato interesante que muestra que la estabilidad laboral es un requisito casi sine qua non para la sindicalización en Ecuador. Condición que, para la población joven junto a las mujeres, como se explicó anteriormente, es difícil conseguir, ya que en su mayoría son quienes ocupan el campo de la precariedad laboral.

A este proceso de crecimiento y declive de las organizaciones sindicales se suma la acción de los gobiernos que, desde el retorno de la democracia en 1979, se aliaron con las élites económicas e intentaron limitar los procesos de sindicalización. La acción de las élites no se limitó las reformas legales, sino que tuvieron una acción represiva importante frente a trabajadores y organizaciones de izquierda. En especial, las acciones realizadas por el gobierno social cristiano de León Febres Cordero que se caracterizó por un régimen represivo, acusado de violación a los derechos humanos y, en cuanto al sector sindical, responsable de la desaparición y secuestro de varios dirigentes.61

Gráfico 2¿Cuándo te sindicalizaste?

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.

61. Ibíd., 8.

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Lo cierto es que estas condicionantes obviamente proporcionan un primer impacto en el empleo y en los objetivos del trabajo decente; el modelo imperante marchaba con bajos salarios, menor poder sindical, poca democracia y escasa participación política.

Los padres, socialmente hijos del Estado de Bienestar, de la existencia de los grandes centros de trabajo y del avance en las conquistas sociales, ya no pueden transmitir esos valores a las generaciones de jóvenes que ingresan a la etapa activa porque para ellos mismos ese paradigma ha ido cambiado.

Las y los jóvenes llegan hoy a la edad de actividad laboral con un conflicto adicional que en el pasado: el choque entre las responsabilidades propias de la salida de la adolescencia (independencia económica, la construcción de un medio de vida, el pensamiento de un horizonte temporal más largo, etc.) y las limitaciones que presenta la realidad socio-laboral actual.

Se reconoce, entonces, un escenario totalmente distinto que heredan las y los jóvenes respecto al trabajo: sociedades duales, desigualdad de oportunidades, una educación que no da respuesta a sus necesidades de realización y un empleo que disminuye y adquiere otra significación cultural respecto a las anteriores generaciones. Se transita de la estabilidad laboral y trabajos por tiempo indeterminado –historias laborales macizas– al concepto de empleo precario, transitorio e inestabilidad de las historias laborales.

Como ya se mencionó, la idea de precariedad e informalidad laboral esconde el engaño del tributo que deben hacer las y los jóvenes para acceder a puestos con protección social, laboral y sindical, en un mercado de trabajo muy segmentado, pues el acceso a los derechos no es una mera cuestión de paso del tiempo. Íntimamente relacionado con esto está la cuestión de la identidad sindical. ¿Quiénes se hacen cargo de la renovación generacional de la identidad sindical si el proceso que observamos es el de destrucción de conquistas laborales y disminución de la participación sindical?

3.3.3. El nuevo paradigma laboralLa globalización, entre otras consecuencias, ha modificado los términos de intercambio internacional entre las economías. Esta también está caracterizada por la concentración de empresas transnacionales que adquirieron un poder de mercado tal que se produjeron cambios a nivel de la estructura productiva. Dichos cambios afectaron directamente las relaciones de trabajo que a su vez cambiaron las relaciones laborales en todas las empresas en mayor o menor medida, algo impulsado como una serie de mejoras en términos de eficiencia económica, a través de la disminución de costos laborales.

En las denominadas “crisis económicas” –término acuñado y difundido por los gobiernos–, las y los

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trabajadores se convierten en el centro vulnerable de las posibles alternativas que se generan desde el empresariado o la patronal para solventar dicho momento. En Ecuador, un reflejo de esto son los despidos masivos de los últimos años y las denuncias de violación a los derechos laborales que se han generado desde distintos sectores y desde las centrales sindicales.

El alto índice de desempleo, visto desde otra perspectiva como “trabajadoras y trabajadores desocupados”, ha tenido como eje de preocupación particular a la población joven (de 15 a 24 años) debido a que es el sector con mayor dificultad en acceder a un empleo.62 A estos datos estadísticos deben incorporarse la invisibilización de la discriminación y vulneración de derechos a las que están sometidas las mujeres, como grupos social.

Esta desprotección no solo implicó la pérdida de ingresos por parte de las y los trabajadores que engrosaron el desempleo, también se tradujo en la flexibilización de las condiciones de trabajo a través del aumento de empleo no registrado y el aumento de empleo en la economía informal. De igual manera, con normativas que introducen formas “atípicas” de empleo.

Estos elementos han condicionado la participación de mujeres y hombres trabajadores en la organización sindical. Incluso en las estructuras sindicales con capacidad de reacción inmediata ante estos cambios en la organización de la producción se atomizó la concentración de trabajadores, un elemento estratégico a la hora de definir la disputa distributiva. El agotamiento del modelo fordista de producción, introdujo cambios socio-laborales que se tradujeron en altas tasas de desempleo de larga duración, descentralización productiva, eslabones de producción informales en las cadenas de suministros, lo que ha deteriorado la calidad del trabajo pero, fundamentalmente, atomizó el poder sindical unificado.

El espacio de la producción y el trabajo –componente central de las relaciones sociales y económicas– está sujeto a constantes transformaciones marcadas por el uso y aplicación de la tecnología en los procesos productivos, el funcionamiento de los mercados y las mutaciones político-económicas; al igual que lo están las mutaciones individuales y sociales de la realidad.63 En tanto espacio de reproducción de sociabilidad, el trabajo determina también a los seres humanos en sus aspectos subjetivos y objetivos.64

Esta realidad se construye a través de la relación de la trabajadora o trabajador con la tecnología, la organización del proceso del trabajo y la administración cotidiana del trabajo, relaciones que están constituidas tanto por la rutina como por saltos bruscos y mutaciones de diversa índole, incluyendo la más drástica de todas: el desempleo.

62. Evelyn Tapia, “Los jóvenes ecuatorianos sienten más el desempleo”, El Comercio, 28 de enero de 2016, http://www.elcomercio.com/actualidad/jovenes-desempleo-subempleo-salarios.html

63. Carlos La Serna, La Transformación del Mundo del Trabajo (Buenos Aires: CICCUS-CLACSO, 2010), 11.

64. Manuel Mallardi, “La Categoría de Trabajo en Lukács. Implicancias y fundamentos ontológicos del ser social”, Trabajo y sociedad [online], núm. 21 (2013), 340. Disponible en: http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_

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La relación del trabajo con la tecnología ha sufrido importantes cambios en el último período: la incorporación de nuevas tecnologías en el proceso de producción (que comprenden la informática, la robótica, la microelectrónica, las telecomunicaciones, la automatización, entre otras), particularmente, en la producción industrial, han modificado las relaciones laborales en la medida en que modifican las formas de contratación, el volumen y la sectorialización del empleo, los sistemas de control del trabajo, la flexibilización laboral, las cualificaciones profesionales y la salud. Sobre estos cambios no existe un diagnóstico que dé cuenta de esta condición en la ciudad de Quito y en el Ecuador. Un ejemplo lo encontramos en la General Motors cuando en 2015 incorporó brazos robóticos en el proceso de ensamblaje de vehículos en Quito. Pese a tener conocimiento de este caso muy poco se ha estudiado sobre esta modificación que sufren los espacios de producción.66

También se han suscitado modificaciones en el proceso de trabajo, cuya modernización ha demandado una transformación del paradigma taylorista-fordista con el fin de responder de forma adecuada a las demandas del mercado actual. Según Marcela Zangaro, el paradigma que ha reemplazado al modelo anterior es el management, visto como “un conjunto de prácticas por las que el capital organiza la fuerza y el proceso de trabajo a los fines de acumulación”. Esto encuentra su manifestación en la revisión de: “el tamaño de las estructuras organizacionales, la rigidez de la división técnica y social del trabajo, los condicionantes derivados de la concentración e integración vertical de la producción, de la lógica de flujo empujado y de la prescripción de las tareas”.68

Lo propuesto por el management establece tres ejes principales: un cuestionamiento a la estructura organizacional jerárquica, que es reemplazada por la aplicación de una estructura en red. El segundo eje entiende a la organización como una realidad socio-construida, en la cual la cultura organizacional permite el involucramiento individual y su articulación con la empresa. Y el reemplazo de la gestión del oficio o puesto de trabajo, por la gestión por competencias.69

Según Thelma Gálvez, no sería muy acertado hablar de “nuevas modalidades de trabajo”70 ya que muchas de esas actividades que eran vistas como marginales –y confinadas como actividades de subsistencia– ahora son generadas en las empresas y se multiplican en distintos estratos del mercado laboral. Lo nuevo estaría ligado a las formas de segmentación y de externalización de los procesos productivos y a la descentralización y mercantilización interna en las organizaciones.71 Esta modificación está relacionada a la forma en que los principios del mercado son incorporados en el espacio de producción.

Pero, la relación capital-trabajo no es idéntica para todas las categorías de mujeres y hombres trabajadores, debido a que varía según las condiciones específicas de cada una de ellas. El modo en el cual las mujeres

65. José Medina, Las nuevas tecnologías en las relaciones laborales, del empleo a la participación en la innovación (S. l., 1995): http://www.quadernsdigitals.net/datos/hemeroteca/r_32/nr_467/a_6329/6329.html.

66. Edwin Bedoya, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017.

67. Marcela Zangaro, Subjetividad y Trabajo, Una lectura Foucaultiana del Management (Buenos Aires: Ediciones Herramienta, 2011), 169.

68. Ibíd.

69. Ibíd.,169-170.

70. Thelma Gálvez, Para reclasificar el empleo: Lo clásico y lo nuevo (Santiago de Chile: Dirección de Trabajo, Departamento de Estudios, 2001), 183.

71. Ibíd.

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son subsumidas al funcionamiento del capital es diferente al modo en que lo son los hombres; esto es porque el capital aprovecha las diversas formas de discriminación y opresión sociales para exacerbar el grado de explotación de los sectores más desfavorecidos. Otro tanto ocurre con las y los trabajadores jóvenes y con trabajadores pertenecientes a pueblos y grupos sociales discriminados.

Siguiendo a Silvia Federici (2015) podemos decir que no podríamos mirar al empleo y a la autonomía económica dejando de lado el uso del tiempo por parte de las mujeres en la realización del trabajo remunerado y del trabajo no remunerado. Existiría, entonces, una distribución desigual del trabajo no remunerado entre mujeres y hombres y la desvalorización económico-social del trabajo doméstico sería el eje central de la reproducción de inequidades, debido a que condiciona la manera en que unos y otros se insertan en el mercado laboral o participan políticamente.

3.3.4. Participación Sindical

En este escenario es difícil pensar la gran concentración en un centro de trabajo que deriva, por ejemplo, de la integración productiva de la industria. La proliferación de formas atípicas de contratación (que no son más que modalidades contractuales que quebrantan el poder sindical y que limitan la acción sindical, ya que produce un fenómeno extraño a la era post industrial) pueden coexistir con trabajadores que desempeñan las mismas o similares tareas bajo un mismo empleador, pero con regímenes laborales diferenciados y con diferente estabilidad de sus contratos de trabajo.

Por ejemplo, en España actualmente existen organizaciones sindicales que en sus contratos colectivos estipulan regímenes laborales que discriminan entre mujeres y hombres trabajadores antiguos y nuevos. La trasnacional en la que trabajan (con la amenaza de cerrar la empresa y despedir a trabajadores, pues sus costos de producción serían menores en otro país que le ofrece mejores condiciones de inversión) presiona, con el aval del gobierno y sus normativas, a las y los trabajadores a firmar este tipo de contratos colectivos.

72. Gladys Tzul Tzul, “El Patriarcado del Salario: ‘Lo que llaman amor, nosotras lo llamamos trabajo no pagado’. Entrevista a Silvia Federici,”, abril del 2015, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198208

Es importante comprender que el conflicto que se produce en el trabajo asalariado y el trabajo no asalariado, crea una jerarquía laboral y se crea una naturalización de la explotación de la mujer. Por eso creen que el trabajo doméstico pertenece a la naturaleza de la mujer y contra eso es lo que hay que luchar. A veces se piensa que si se lucha contra el trabajo doméstico se es una mala mujer, que no ama a su marido, etcétera. Y no se trata de eso, el trabajo doméstico es un sistema de explotación que usa el amor, usa las relaciones entre hombres y mujeres. 72

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La clase trabajadora requiere siempre un tiempo para asimilar las imposiciones del capital, sea que estas provengan de modificaciones tecnológicas, jurídicas o políticas; sea que provengan de derrotas significativas de la lucha obrera. Tan pronto logra sobreponerse a la actividad intensa y agitada, al ajetreo del proceso de producción, tan pronto cuando “vuelve un poco en sí”,73 comienza la resistencia.

La resistencia obrera se manifiesta de diferentes maneras, según sea la propia fuerza de las y los trabajadores: desde resistencias pasivas, trabajo a desgano, “estiramiento” de los tiempos de comida o de ir al baño, hasta resistencias activas como mítines, movilizaciones y huelgas. Pero la y el obrero independiente, la y el trabajador individuo aislado de sus compañeros de clase, generalmente no posee recursos suficientes para enfrentar las imposiciones del capital: “el obrero aislado, el obrero como vendedor de su fuerza de trabajo se halla totalmente indefenso frente al capital”.74

Para poder hacer valer sus derechos requiere de la acción asociativa. Este es el origen de la organización sindical que surge, por decir así, como una expresión natural de la lucha de clases en su nivel más inmediato y cotidiano. El sindicato es la herramienta utilizada por la clase trabajadora para enfrentar (o negociar) las ofensivas del capital contra el salario, contra los despidos, contra las condiciones de trabajo, contra el tiempo de vida de obreras y obreros.

Para Gramsci, el sindicato es un nivel de conciencia de solidaridad, de intereses comunes entre los miembros de un grupo social pero todavía en la esfera de lo económico, lo particular, lo corporativo, que confluyen para mejorar su posición política y jurídica pero dentro del orden existente.75

De todas formas, es un nivel diferente de la constitución de la clase obrera: si en la producción, e incluso en la organización del trabajo, la o el trabajador es construido como trabajador desde fuera, aquí, en este nivel de auto-reconocimiento y de descubrimiento de compartir intereses y necesidades con otras personas de su misma condición, la trabajadora o trabajador comienza a construirse a sí mismo como trabajadora y trabajador, como movimiento.

3.3.5. Restricciones legales al sindicalismo

El primer Código Laboral ecuatoriano se redactó en 1938. A partir de la existencia de la primera normativa hasta la actualidad se consiguieron hacer modificaciones legales de acuerdo a los cambios sociales y económicos vividos; sin embargo, no ha sido posible cambiarlo por otro Código Laboral que plasme las propuestas de las y los trabajadores, pese a las discusiones para dicha reforma. Con la nueva Constitución de 2008, promovida por el gobierno de Rafael Correa, las expectativas sobre las modificaciones en

73. Carlos Marx, El Capital, Crítica de la Economía Política, Tomo I (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica,,1971), 179.

74. Ibíd., 238.

75. Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre Política y sobre el Estado Moderno (México: Juan Pablo Editor, 1975), 71.

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la legislación laboral y las promesas de cambio hicieron pensar que en esa ocasión se recogerían las aspiraciones de las y los trabajadores. No obstante, lo que hemos constatado es una permanente pugna por los límites y retrocesos impuestos por el gobierno, frente a las demandas de mujeres y hombres trabajadores, articulados en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT).76

El ejercicio efectivo de la organización sindical se ha visto limitado en nuestro país, si bien se ratifica el derecho a la organización en el artículo 326 numeral 7 de la Constitución del 2008,77 en la práctica existen muchas dificultades para ejercerlo. A esto se suman las constantes campañas de desprestigio y las consecuencias que han generado las políticas laborales promovidas por el gobierno de Rafael Correa, mismas que han propiciado la vulneración a la libertad sindical. A continuación constan los principales elementos de la normativa laboral relacionada a la organización de las y los trabajadores.

a. Organización y afiliación sindicalEn Latinoamérica la posibilidad de formar sindicatos ha sido condicionada, durante años, por la mentalidad retrasada del empresariado y del Estado, que se han caracterizado por ver a las organizaciones sindicales como focos de conflicto. Es decir, como espacios problemáticos a los que hay que impedir su existencia o desaparecerlos por medio de una serie de estrategias que violen sistemáticamente sus derechos.

La existencia de sindicatos fuertes permite y favorece la construcción de democracia. Uno de los factores para las crisis democráticas son los procesos de debilitamiento y deslegitimación del movimiento social y sindical,78 Ecuador es un claro reflejo de esto. Así ha sucedido durante los últimos años, temporalidad en la que las organizaciones sociales han sido fuertemente golpeadas.

La organización sindical ha sido altamente condicionada desde el ámbito legal, un ejemplo es la exigencia de cumplir con un “piso mínimo”79 de trabajadores para la creación de sindicatos; el Código de Trabajo dice:

76. El FUT es un organismo donde se unifican las principales centrales sindicales del Ecuador. Lo conforman: la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitaria de Trabajadores (CEDOCUT), la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (CEOSL), Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE) y la Unión General de Trabajadores de Ecuador (UGTE).

77. Constitución de la República del Ecuador, en Registro Oficial (en adelante citado como RO) No. 449 (20 de octubre de 2008)

78. La organización sindical forma parte de la diversidad de organizaciones sociales; sin embargo, esta distinción es necesaria con el fin de especificar y enfatizar el sector objeto de esta investigación.

79. Por piso mínimo se entiende el requisito mínimo de trabajadores para formar sindicatos. En el gobierno de Rodrigo Borja se modificó el requisito que pasó de 15 a 30 trabajadores para organizar un sindicato.

80. Código del Trabajo, en Registro Oficial Suplemento (en adelante ROS) No. 167 (12 de octubre de 2005). Última modificación 26 de septiembre de 2012.

Art. 443.- Requisitos para la constitución de asociaciones profesionales o sindicatos.- Para los efectos contemplados en el artículo anterior los fundadores, en número no menor de treinta al tratarse de trabajadores, o de tres al tratarse de empleadores, deben remitir al Ministerio de Trabajo y Empleo […]. 80

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En este panorama también está la imposibilidad de sindicalización para las y los trabajadores del sector público, como se establece en el art. 229 de la Constitución: “los obreros y obreras del sector público estarán sujetos al Código del Trabajo”. Dicho dictamen, interpretado desde el gobierno, ha hecho que las y los trabajadores –que no son considerados obreros u obreras sino servidores públicos– pierdan la posibilidad de acceder a derechos sindicales porque están sujetos a otra norma.81

Del mismo modo los requisitos y dificultades que se presentan para poder legalizar las organizaciones –por la intromisión en las estructuras sindicales por parte del Estado y los empresarios– son elementos que han condicionado el libre movimiento de la acción sindical y han dado como resultado sindicatos de carácter economicista, de empresa y poco desarrollados sectorialmente.

En el Código del Trabajo se explicitan las normas internacionales que reconocen el derecho a la libertad sindical –y en las que este se sustenta–; son los principios de la OIT 87 y 98,82 ratificados por nuestro país en 1959 y 1967, donde se plantean que: “[l]os trabajadores y los empleadores, sin ninguna distinción y sin autorización previa, tienen el derecho de constituir las organizaciones que estimen convenientes […]”. 83 La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 23 numeral 4 menciona que “Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicalizarse para la defensa de sus intereses”;84 están también: el Pacto de San José ratificado por el Ecuador en 1977, el Protocolo de San Salvador ratificado en 1993, el Pacto Internacional de los Derechos Económicos y Sociales y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos; todos, instrumentos internacionales que apuntan a garantizar la libertad sindical de mujeres y hombres trabajadores.

Respecto a los “pisos mínimos”, en la mayoría de países de Latinoamérica se exige una base para crear sindicatos que va desde 20 a más trabajadores, requisito que impide la sindicalización en países cuyas economías se caracterizan por la existencia de pequeñas empresas. Respecto a esto, la OIT señala:En la región, el porcentaje de ocupados en empresas de menos de 20 trabajadores en empresas del sector privado en los 16 países analizados, es el 78% del total de la población ocupada y, en consecuencia, no podrán organizarse sindicalmente en el ámbito de la empresa y tendrán impedimentos para poder hacerlo y afiliarse en otros ámbitos.85

Del mismo modo, para impedir la conformación de sindicatos, los empleadores evitan contratar el número de trabajadores requeridos por la ley para crear un sindicato. Mario Unda, capacitador sindical en un taller planteaba:

81. Los que son considerados como servidores públicos están sujetos a la Ley Orgánica de Servicio Público (LOSEP).

82. Conferencia Internacional del Trabajo, Convenio relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación (04 julio 1950), San Francisco. Disponible en: http://www.ilo.org/dyn/normlex/es/f?p=NORMLEXPUB:12100:0::NO::P12100_ILO_CODE:C087.

83. Código del Trabajo, art. 440.

84. Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), art. 23.4.

85. OIT y Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas, Restricciones Legales a la Sindicalización y Negociación Colectiva (San Pablo, 2015), 14. Disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-lima/documents/genericdocument/wcms_571373.pdf.

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Lo que muchos analistas del movimiento sindical se olvidan, cuando hablan de la crisis del sindicalismo en nuestro país, es mencionar que cuando se aumentó el número de trabajadores de 15 a 30 trabajadores para conformar sindicatos, fue un muy duro golpe a la organización sindical.86

Además, existe la dificultad legal de otras opciones superiores de afiliación o la afiliación directa;87 asimismo, mujeres y hombres trabajadores desempleados no tienen la posibilidad de sindicalizarse. También constan los casos de trabajadores sindicalizados despedidos, que después de perder sus empleos, pierden su condición de afiliadas y afiliados; elemento que dificulta la posibilidad de organizar a la gran mayoría de trabajadoras y trabajadores.

El control severo que tiene el Estado para regular las organizaciones de trabajadores, en lugar de facilitar su conformación, ha resultado en una supervisión e intervención rígida; por ejemplo, la Constitución plantea:

Art. 326.8.- El Estado estimulará la creación de organizaciones de las trabajadoras y trabajadores, y empleadoras y empleadores, de acuerdo con la ley; y promoverá su funcionamiento democrático, participativo y transparente con alternabilidad en la dirección.

Con una interpretación tan amplia, esto puede significar la intervención del Estado en las organizaciones sindicales, lo que representa un riesgo a la autonomía de las organizaciones y a la libertad sindical.

b. Redacción de estatutos

En relación al registro de las organizaciones, constantemente estas deben cumplir con una lista de exigencias y requisitos institucionales; como la presentación de los estatutos, con la finalidad de legalizar las organizaciones y concederles personería jurídica. Al respecto, el Código del Trabajo dice:

Art. 443.3.- Tres ejemplares de los estatutos del sindicato o asociación profesional, autenticados asimismo por el secretario de la directiva provisional, con determinación de las sesiones en que se los haya discutido y aprobado.

Lo que debería ser un acto meramente formal se convierte en un procedimiento supervisado por el Ministerio de Relaciones Laborales, que es el encargado de controlar el cumplimiento de estos requisitos, para determinar si se aprueba o no la existencia de una organización.

86. Mario Unda, Taller: Nosotros una Historia, 15 de Noviembre de 1922, Quito 15 de noviembre, 2017.

87. Un mecanismo de afiliación independiente del tipo de vinculación laboral o actividad económica.

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De este modo el Ministerio de Relaciones Laborales desempeña funciones de fiscalizador, al tener la capacidad de aprobar o negar el registro de las organizaciones sindicales, en base al cumplimiento de los requisitos exigidos en la ley. Este procedimiento facilita la trasgresión del principio de autonomía sindical y permite la injerencia del Estado en las organizaciones sindicales.

c. Restricciones sindicales

Existen leyes que limitan la participación de los sindicatos; por ejemplo, en la normativa nacional tenemos como causa de disolución el Decreto 739 que dice:

Art. 22.6.- Dedicarse a actividades de política partidaria, reservadas a los partidos y movimientos políticos inscritos en el Consejo Nacional Electoral, de actividades que atenten contra la seguridad interna o externa del Estado, o que afecten a la paz pública.88

Esta normativa fue uno de los argumentos que utilizó el Estado en la disolución de la Unión Nacional de Educadores (UNE).89 Dichas normativas, utilizadas para limitar la acción sindical, someten a las organizaciones a no realizar otras actividades que no sean las de fomentar intereses económicos, generando un estrecho margen de acción, e imposibilitando la expansión y crecimiento de las organizaciones hacia perspectivas de un movimiento sindical sociopolítico.

d. Negociación colectiva

En nuestras normas existen varias limitaciones para el ejercicio de la negociación colectiva, por un lado están las y los trabajadores del sector público, a quienes no se les reconoce el derecho a la negociación colectiva por ser trabajadores bajo la denominación de servidores públicos (como ya se mencionó, regidos por la LOSEP), y que tan solo las y los trabajadores denominados como obreros del sector público (regidos por el Código del Trabajo) pueden acceder a este derecho.

Por otro lado, están los requisitos para el sector privado. En el Código del Trabajo para la negociación colectiva se plantea que:

Art. 221.- Asociación con la que debe celebrarse el contrato colectivo.- En el sector privado, el contrato colectivo de trabajo deberá celebrarse con el comité de empresa. De no existir éste, con la asociación que tenga mayor número de trabajadores afiliados, siempre que ésta cuente con más del cincuenta por ciento de los trabajadores de la empresa.

88. Presidencia de la República del Ecuador, “Decreto No. 739”, en RO No. 19 (20 de junio de 2013).

89. La Comisión de expertos de la OIT plantea que debe haber la libertad de que las organizaciones de servidores públicos puedan expresarse sobre la política económica y social del gobierno.

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Lo que significa una limitante para llevar a cabo la negociación colectiva, ya que esto dificulta a las y los trabajadores acceder a este derecho, colocando al Comité de Empresa como interlocutor destacado en este trámite.90

Si bien se planteó que es una dificultad el requisito de 30 trabajadores para formar sindicatos, la exigencia del 50% de trabajadores de la empresa siempre y cuando supere los 30 trabajadores es otra limitante para acceder a la negociación colectiva. Frente a esta situación, los sindicatos –para reformar el Código del Trabajo– han propuesto que se modifique ese requerimiento que exige a las organizaciones que cuenten con el 50% de trabajadores para iniciar el proceso, y plantean que debe celebrarse el contrato colectivo con la sola presencia del sindicato.

En relación a esto el informe sobre la Aplicación de las Normas Internacionales del Trabajo de la OIT menciona:

A este respecto, al tiempo que toma nota de la indicación del Gobierno de que desde el año 2010 hasta junio de 2016 se han suscrito 267 contratos colectivos en el sector privado, la Comisión resalta también que, en sus conclusiones, la misión técnica de la OIT que visitó el país en enero de 2015 en seguimiento de la discusión de la Comisión de la Conferencia de 2014, expresó su preocupación por la escasa tasa de cobertura de la negociación colectiva, especialmente en el sector privado.91

e. Derecho de Huelga

En nuestro país el derecho a la huelga está sometida a severas restricciones y es controlada por varios mecanismos. En primera instancia, este derecho está reconocido en la Constitución:

Art. 326.14.- Se reconocerá el derecho de las personas trabajadoras y sus organizaciones sindicales a la huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias en estos casos. Las personas empleadoras tendrán derecho al paro de acuerdo con la ley.

90. Comité de Empresa en una instancia que representa a mujeres y hombres trabajadores y, por lo general, son quienes tienen la facilidad de negociar el contrato colectivo más que un sindicato.

91. Conferencia Internacional del Trabajo, Informe de la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones (artículos 19, 22, 23 y 35 de la Constitución): Aplicación de las Normas Internacionales del Trabajo, 2017 (I) , [ILC.106/III (1A)], (Ginebra), 115. Disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_norm/---relconf/documents/meetingdocument/wcms_543645.pdf.

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Pero en el siguiente numeral se prohíbe la paralización de los servicios públicos.

Art. 326.15.- Se prohíbe la paralización de los servicios públicos de salud y saneamiento ambiental, educación, justicia, bomberos, seguridad social, energía eléctrica, agua potable y alcantarillado, producción hidrocarburífera, procesamiento, transporte y distribución de combustibles, transportación pública, correos y telecomunicaciones. La ley establecerá límites que aseguren el funcionamiento de dichos servicios.

Inmediatamente después de garantizar el derecho a la huelga se lo invalida, tampoco se toman en cuenta las normas de la OIT y el cumplimiento de los convenios, ya que la Constitución no hace distinción entre servicios esenciales y no esenciales.92

Respecto a la paralización de un servicio público, el Código Orgánico Integral Penal (COIP)93 establece que:

Art. 346.- La persona que impida, entorpezca o paralice la normal prestación de un servicio público o se resista violentamente al restablecimiento del mismo; o, se tome por fuerza un edificio o instalación pública, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años.

Esta es la medida que se utiliza para criminalizar a varios dirigentes sindicales y ser acusados de sabotaje y terrorismo.94

Según el art. 498 del Código del Trabajo: “La huelga no podrá declararse sino por el comité de empresa, donde lo hubiere, o por la mitad más uno de los trabajadores de la empresa o fábrica”. Por las pocas garantías que tienen las y los trabajadores para ejercer este derecho, una huelga legal hace que sea una opción poco contemplada por los sindicatos.

La garantía para el cumplimiento de este derecho, a nivel legal, busca que no se excedan los fines exclusivamente salariales y del convenio colectivo. No hay posibilidad de utilizar las huelgas con un fin político o socioeconómico. Igualmente –como se relata en el mismo Código– los requisitos para ejercer una huelga solidaria están cargados por varios condicionantes:

92. Los servicios esenciales varían de país en país; según la OIT, son servicios que si se paralizan se pone en peligro la vida, la seguridad o la salud de toda o una parte de la población.

93. Código Orgánico Integral Penal, en ROS No. 180 (Quito, 10 de febrero del 2014).

94. Para mayor referencia sobre la persecución a trabajadoras y trabajadores del sector público ver la investigación de Diego Cano: Persecución y criminalización de la lucha laboral en el Ecuador (Quito: Centro de Derechos Económicos y Sociales CDES, 2012).

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Art. 506.- La declaración de huelga solidaria a otras huelgas lícitas, deberá efectuarse de conformidad a lo dispuesto en el artículo 498 de este Código. Esta resolución deberá notificarse al inspector del trabajo de la respectiva jurisdicción, quien hará conocer al empleador en las veinticuatro horas siguientes. Así mismo, comunicará tal declaratoria a la autoridad del trabajo que conoce el asunto principal. La suspensión de labores a consecuencia de la huelga solidaria, sólo podrá hacerse efectiva tres días después de haberse notificado su declaratoria a la autoridad del trabajo. La huelga solidaria no podrá durar más de tres días hábiles consecutivos. Terminada la huelga solidaria, los trabajadores deberán reiniciar las labores; en caso de que no lo hiciere, el empleador podrá solicitar por esta causa el visto bueno para la terminación de las relaciones laborales […].

f. Garantía y protección sindical

La protección y garantía sindical se encarga de asegurar a las y los representantes sindicales la estabilidad laboral en sus puestos de trabajo, mientras ocupen las dirigencias. En países como el nuestro la garantía y protección sindical se la puede conceder a todas y todos quienes conforman la directiva del sindicato, en otros a un número determinado de la directiva. Existen países en los cuales la protección se extiende a quienes iniciaron la organización y en otros, la garantía y protección, abarca a todas y todos los miembros del sindicato.

En nuestro país, dirigentes sindicales y trabajadores han sido sometidas y sometidos a vistos buenos, sumarios administrativos o acciones penales en el periodo correísta; en la mayoría de casos por reclamos y protestas de trabajadoras y trabajadores ante el irrespeto de los derechos sindicales. Y aunque la Constitución reconozca el derecho a la resistencia, en la práctica, este ha sido infringido por el gobierno; el art. 98 dice:

Los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la resistencia frente a acciones u omisiones del poder público o de las personas naturales o jurídicas no estatales que vulneren o puedan vulnerar sus derechos constitucionales, y demandar el reconocimiento de nuevos derechos.

En relación a esto, el Código del Trabajo dice:

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Art. 187.- El empleador no puede despedir intempestivamente ni desahuciar al trabajador miembro de la directiva, de la organización de trabajadores. Si lo hiciera, le indemnizará con una cantidad equivalente a la remuneración de un año, sin perjuicio de que siga perteneciendo a la directiva hasta la finalización del período para el cual fue elegido. Esta garantía se extenderá durante el tiempo en que el dirigente ejerza sus funciones y un año más […].

De esta forma se busca garantizar la permanencia de la directiva y controlar la persecución a líderes sindicales. A pesar de eso, despedir a dirigentes sindicales lleva un mensaje implícito al resto de trabajadores –de no asumir las dirigencias–, ante el riesgo de perder sus puestos de trabajos.

Por otro lado, están los actos de discriminación antisindical al momento de acceder a un empleo, que sufren trabajadoras y trabajadores sindicalizados o que fueron sindicalizados. En Ecuador no existe una legislación que garantice la protección de las y los trabajadores que sufren actos de discriminación antisindical, por lo tanto, es necesario la inclusión de una normativa que permita combatir la exclusión; con el fin de reintegrar a estos compañeros a los espacios laborales y se garantice su derecho constitucional al trabajo.

3.4 Jóvenes y participación sindical

3.4.1. Jóvenes, trabajo y sindicatos

La relación de las y los jóvenes con el sindicalismo está determinada por los elementos ya expuestos anteriormente. No es posible hacer un diagnóstico acertado sin considerar el contexto que atraviesan las organizaciones sindicales. Además, es importante tomar en cuenta la influencia de los medios de comunicación en la construcción de sentido común y valores que se han difundido masivamente y que son consumidos principalmente por la población joven; sentido común y valores que tienen por finalidad naturalizar una visión de mundo.

Se debe observar el estigma social generado en torno al sindicalismo95 y la relación que se instauró en el sentido común de una o un sindicalista como una persona “corrupta”, “vaga”, “forrados en plata” o la calificación de que las acciones sindicales son “conflictivas sin justificación”. Todos estos estereotipos se refuerzan a partir de campañas políticas en contra del sindicalismo, difundidas en los medios de comunicación. Mesías Tatamuez, presidente nacional de la CEDOCUT, cuenta:

Era un alivio para mí no escuchar al presidente Rafael Correa atacando al sindicalismo y

95. Un ejemplo fueron las campañas de desprestigio sindical que llevó a cabo el gobierno de Rafael Correa, esto con el fin de establecer el terreno para las políticas antisindicales que afectaron al sector público.

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mencionando mi nombre en cada sabatina, algo muy común en él y que lo hacía cada sábado que podía en sus cadenas nacionales.96

Ese tipo de imaginario, generado por las campañas antisindicales, desde los medios de comunicación y los discursos de los gobiernos, ha construido en las y los jóvenes una opinión y un sentido común determinado de los sindicatos. Además del bombardeo mediático, la falta de referencias en la organización sindical, hace que las y los jóvenes rechacen la participación sindical cuando acceden a trabajar porque piensan que el sindicato no tiene utilidad.

Daniela Muñoz, trabajadora base del sindicato de la empresa RAMPAS cuenta:

Hay personas que se lo toman a pecho, piensan que las personas del sindicato no trabajan, son unas vagas. Yo veía también al sindicato de esa forma y por eso decidí, en un inicio, unirme a la asociación.97

Por su parte, Diego Ramos, trabajador no sindicalizado de la empresa RAMPAS cuenta:

Fue en el aeropuerto la primera vez que me encontré con en el sindicato. En la capacitación te dicen que del sindicato es todo negativo, entonces tú te quedas con la idea de que el sindicato no está ahí para ayudarte. Te dicen que si eres del sindicato vas a estar mal visto y ya te quedas con ese temor.98

En el grupo de reflexión con jóvenes no sindicalizadas y sindicalizados se pudo constatar la influencia de los medios en cuanto a la generación de una imagen de desprestigio de los sindicatos. A pesar de que consideraban que los sindicatos son una herramienta útil para la defensa de los intereses de trabajadoras y trabajadores, también tenían en mente la imagen de los sindicatos burocratizados y corruptos.

Entender la informalidad laboral como eje estructural del sistema, con empleos temporales y de baja calidad, y no únicamente como condición presente en periodos de depresión económica, facilita entender a profundidad el movimiento del mundo del trabajo.99 Como mencionaron algunas de las trabajadoras y trabajadores en los talleres sindicales:

La perspectiva laboral se ha modificado, antes se ingresaba a un empleo con perspectiva de jubilarse en la misma empresa, ahora ya no se puede hacer eso, la perspectiva laboral se ha modificado.100

96. Mesías Tatamuez, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017.

97. Daniela Muñoz, entrevistado por los autores, Quito, agosto de 2017.

98. Diego Ramos, entrevistado por los autores, Quito, agosto de 2017.

99. OIT, Juventud y Organizaciones Sindicales en América Latina y el Caribe.

100. Autores, Sistematización Taller: Nosotros una Historia, 15 de Noviembre de 1922, Quito 15 de noviembre de 2017.

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Para la población joven iniciar la vida de trabajado significa enfrentarse a las limitaciones del mercado laboral y a las obligaciones de cumplir en términos económicos con la construcción de un medio de vida (llevar dinero a sus casas). La estigmatización de la o el joven que no cumple con estas obligaciones se puede encontrar en la calificación de los “NiNi”,101 jóvenes que ni trabajan ni estudian. Ante las limitaciones externas que mujeres y hombres jóvenes encuentran en el camino de su proyecto de vida, con un modelo social que ofrece pocas oportunidades de acceder a estudiar o a conseguir un trabajo estable, con un futuro impredecible, y con la finalidad de desnaturalizar la responsabilidad que socialmente se les carga a las y los jóvenes, la Confederación Sindical de las Américas (CSA) dice:

Podríamos, tal vez, más acertadamente hablar de los jóvenes ‘Sin Sin’. Sin estudio y sin trabajo, lo que proporciona a la categorización un carácter de involuntariedad frente a esta situación de la que los jóvenes en particular son víctimas.102

De aquí la necesidad de trabajar en políticas públicas que se ocupen del tránsito que viven las y los jóvenes de la escuela al trabajo, y al mismo tiempo mejorar la calidad de empleo que se les ofrece.

La escasez de empleo, la inestabilidad laboral, el limitado acceso a una educación que no da respuestas a las necesidades de realización personal, el trabajo precario y temporal, genera culturalmente en la población joven un sentido de vida acorde a la realidad que se enfrentan. Y, según el contexto actual, dicho sentido puede percibirse como un castigo otorgado a su condición de ser jóvenes y que se cree superable en el paso a la madurez, ocultando así sus causas estructurales y el acceso a derechos laborales.

De esta manera no existe una relación –en el imaginario– de los sindicatos con las conquistas de derechos laborales, lo que se traduce en una falta de referencia en la organización. La mayoría de jóvenes entrevistadas y entrevistados dijeron que al inicio de su vida laboral conocían muy poco sobre qué es y para qué sirve un sindicato pero plantearon que es necesario conocerlos antes de empezar a trabajar. En el grupo de reflexión con jóvenes sindicalizados y sindicalizadas, Stalin Velasco del Comité de Empresa de COHECO dijo:

Nos tendrían que enseñar desde el colegio qué es un sindicato, para cuando entremos a trabajar ya sepamos bien cómo actuar y con quién juntarnos, para organizarnos por nuestros derechos […] El unirse a un sindicato es parte de tomar responsabilidad en nuestras vidas.103

101. Son jóvenes en condiciones de marginación y discriminación, obligados a mantener una situación de ocio, improductivo y frustrante. Véase OIT, Juventud y Organizaciones Sindicales en América Latina y el Caribe.

102. Ibíd.

103. Stalin Velasco, entrevistado por los autores, Quito, agosto de 2017.

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3.4.2. Identificación de mujeres y hombres jóvenes con la organización sindical

Lo expuesto anteriormente indica el contexto y las condiciones en las que mujeres y hombres jóvenes inician su vida laboral y el contacto con el mundo sindical. No resulta extraño que de entrada rechacen los sindicatos y a su representación.

La falta de libertad sindical, el irrespeto a derechos fundamentales, el alcance limitado en las negociaciones colectivas, la penetración conservadora de la cultura neoliberal, la falta de empleo y las condiciones de precariedad laboral, condicionan el accionar de los sindicatos, a la vez que impiden a las y los jóvenes ver en la organización una instancia de poder y de referencia en la lucha por sus derechos. Víctor Cayambe, trabajador sindicalizado de la empresa COHECO, dice:

Yo estaba escuchado vagamente antes de entrar al sindicato sobre que te ayudan, te capacitan en el tema laboral, no tienes una experiencia de cómo poder defenderte en algún caso. Mi decisión de entrar fue básicamente personal, creo que fue estar más inmiscuido con la fuerza de la empresa. Estaba por terminar mi contrato, yo tenía miedo que me despidan, antes de que se termine mi contrato, tenía 4 meses, me cambie de área, aporte mucho al área que ahora estoy trabajando, demostré con mi trabajo y me pude ganar la estabilidad, y dije chévere quiero pertenecer al sindicato, hay muchas cosas que se puede aportar.104

Jonathan Arcos, secretario de organización y estadística de SITRA, dice:

Cansado de tanta explotación decidí poner un alto y hacer respetar los derechos, desde joven ya tenía ideales pero el detonante fue el maltrato en la empresa, ya tenía previamente posiciones ideológicas. En el proceso de vinculación al sindicato, la familia al principio no lo vio bien, pero yo no tuve miedo de entrar al sindicato, y el tránsito de militante de base a dirigente fue por la participación y la formación, dando mi opinión junto a los sindicalistas.105

Eduardo Escobar, dirigente del sindicato de Coca Cola, dice:

Cuando nosotros nos sentamos a formar el sindicato, no hubo un acto en específico, sino fue un acumulado de la indignación de los atropellos; ya veníamos hablando de formar un sindicato durante años, ya más informados, fuimos avanzando más en concreto en formar el sindicato. Lo que más me llamaba la atención de la organización fueron los beneficios colectivos, que teniendo una organización de este tipo podíamos acceder a ellos.106

104. Víctor Cayambe, entrevistado por los autores, Quito, agosto de 2017.

105. Jonathan Arcos, entrevistado por los autores, Quito, agosto de 2017.

106. Eduardo Escobar, entrevistado por los autores, Quito, agosto de 2017.

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Cuando se les pregunta “¿Por qué te incorporaste al sindicato?” (Gráfico 2); de las y los jóvenes encuestados: el 53% dicen que fue por razones ideológicas, el 28% por motivación de compañeras y compañeras del trabajo, el 15% dicen por conveniencia personal y solamente el 4% por influencia familiar. Esto indica que hay un alto porcentaje de compañeras y compañeros jóvenes que asumieron lo que significa ser sindicalista, lo que evidencia la necesidad de hacer campañas para entender mejor qué es un sindicato, planteando posibles estrategias de acercamiento a los jóvenes.

Por otro lado, cuando se les consulta sobre “¿Por qué cree que las mujeres y los jóvenes se incorporan al sindicato?” (Gráfico 4), se tiene que el 39% responde que fue por influencia familiar, el 25% por conveniencia personal, el 19% por motivación de las y los compañeros de trabajo y un 17% por razones ideológicas. Aunque el Gráfico 3 muestra que se acercaron por razones ideológicas, en el Gráfico 4 le dan mayor importancia a la influencia familiar, lo que muestra la necesidad de disputar ese sentido –el contenido de lo que significa ser sindicalista– a nivel ideológico y la visión que tienen de sus futuros compañeros y compañeras del sindicato.

Gráfico 3¿Por qué te incorporaste al sindicato?

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.

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Otro dato importante que se presentó en las entrevistas a profundidad y en los grupos de reflexión es el alto grado de importancia que tienen las familias en la vida de las y los compañeros sindicalistas y no sindicalistas. En esto radica la importancia de generar espacios para que las familias107 se vinculen a la organización y aporten en su fortalecimiento.

Se requiere de la acción sindical para motivar a la sindicalización de mujeres y hombres jóvenes, así como para generar herramientas que las y los compañeros sindicalizados utilicen con el fin de persuadir sobre la utilidad del sindicato en la lucha contra las injusticias, y ganar legitimidad en todas y todos los trabajadores.

Estas estrategias permitirían desarrollar las capacidades de la organización y legitimar la representación democrática y colectiva que propiciaría la politización de afiliadas y afiliados, para así poder identificar en la organización un motor de cambio.

Gráfico 4¿Por creen qué las mujeres y los jóvenes se incorporan al sindicato?

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.

107. Muchas de las decisiones de las y los compañeros las toman pensando en sus familias. Pero también en la práctica existe un celo para no involucrarlas en la organización.

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Se debe recuperar la visión de los sindicatos como depositarios de derechos, fortaleciendo el sentido de pertenencia a una organización y romper las referencias del mundo laboral sostenidas en la individualidad.108 La libertad sindical y la negociación colectiva deben contemplarse como parte fundamental de este objetivo.

La necesidad de recomponer el tejido social es clave, y el fortalecimiento de una línea clasista contribuye con ese fin. Las y los jóvenes que se integran a las demandas gremiales lo hacen por una necesidad de clase más que por su edad. La incorporación de diferentes generaciones en demandas comunes, como estrategia sindical, contribuye a la cohesión del campo social.

3.4.3. ¿Y qué hacen los sindicatos?

Dadas las circunstancias del mundo laboral, el sindicato, como alternativa de transformación, resulta una opción eficaz para mujeres y hombres jóvenes. Así como no son las y los jóvenes quienes deciden entrar a trabajar en esas condiciones, tampoco los sindicatos son los que crearon este escenario, pero es una responsabilidad del sindicalismo dar respuestas a estos cambios en el mundo del trabajo.

El sindicalismo ha sido una referencia histórica en la lucha por los derechos de los trabajadores, ahora también debe serlo para las nuevas generaciones. Es necesario replantear estrategias para recuperar la capacidad de organización de la clase trabajadora, y que dichas estrategias se ocupen de la situación laboral específica de las y los jóvenes y su poca confianza en la sindicalización como parte de su construcción cultural. El presidente nacional de la CEDOCUT, dice:

Hay que presionar más en los sindicatos para la participación de los jóvenes, los sindicatos también son que-me-importistas, no han empujado, no abren una dinámica para ellos, para también ayudar, la cosa es decir hagámoslo juntos. También en las mujeres hay altos y bajos, porque yo veo que hay un machismo en hombres y mujeres, más en hombres, entonces ese machismo no deja trabajar, hay que ir trabajando dentro de ese nivel […], pero es un trabajo de hormiga, creo que debe haber constancia y programas de trabajo, una de las cosas que faltan son los programas […], si yo soy un jovencito no me van a conseguir solamente ‘putiándole’ al capitalismo, me van a conseguir con un programa; antes decíamos, los explotadores, los oligarcas, esas palabras ahora les importa un comino […]. Nosotros somos buenos solo para teorizar el pasado, una sugerencia que le hago, no teoricen el pasado, teoricen lo que ahora pasa, a la gente se le tiene que decir esto es lo que pasa. El trabajo con jóvenes va cada vez más duro, la juventud ve cada vez más lejos la vida

108. Esto en relación al sentido común de las y los trabajadores que piensan que el esfuerzo individual si genera cambios y puede mejorar su condición de vida.

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organizativa; no es porque no quiere, no es porque sea incapaz, no es porque es un bruto o porque son irracionales, eso es mentira, si no es cuestión de ser racionales, es cuestión de lo que el capitalismo impulsó.109

Los sindicatos siguen teniendo vigencia como interlocutores de las y los trabajadores en materia económica, pues es un espacio que contribuye a fortalecer al trabajador. Además, es de gran importancia reclamar más participación y pelear por colocar al trabajo en el centro de la discusión de la política económica nacional y, en ese sentido, ampliar la participación a las y los jóvenes y su problemática como parte de la clase trabajadora.

Sobre “¿qué referencia tenían de la organización antes de sindicalizarse?” (Gráfico 5), el 80% dijo que buena, mientras que el 20% dijo que regular. Esto muestra un alto grado de aprobación a las organizaciones al momento de decidir participar en ellas.

109. Mesías Tatamuez, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017.

Gráfico 5¿Qué referencia tenían de la organización antes de sindicalizarse?

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.

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El sindicato representa a un sector específico de la sociedad y por lo tanto tiene su aporte concreto. Para ampliar la representatividad a otros grupos es importante que los sindicatos avancen en reivindicar las demandas de otros sectores sociales. La participación y pronunciamiento en relación a otras luchas ayuda a ampliar al sujeto colectivo, e incorpora y visibiliza a las y los jóvenes y sus espacios.

La organización con sus estrategias puede extender su representación a los colectivos de jóvenes en los centros de trabajo, para que se sientan identificadas e identificados con la organización. Cuando las empresas contratan jóvenes con el fin de precarizar las fuentes de trabajo y con intenciones de utilizarlas y utilizarlos para generar posiciones antisindicales, una medida adecuada de incorporación a los sindicatos puede ayudar a que estos jóvenes promuevan la libertad sindical y fortalezcan la organización.

3.4.4. Sindicalistas en el nuevo entorno social

El trabajo decente110 como medio de articulación de la vida laboral y la vida social se presenta como opción frente a desempleo, la informalidad, la atomización de la fuerza de trabajo; condiciones generadoras de vacío existencial y de una vida sin sentido de pertenencia, a la que las y los jóvenes se enfrentan, incluso cuando han terminado su proceso educativo.

Por otro lado, las redes sociales recrean virtualmente entornos sociales que reemplazan al contacto directo entre personas, y puesto que la coordinación y comunicación ya no se mueve en la misma lógica que en otras épocas el movimiento sindical debe prestar atención a estos espacios virtuales. En las entrevistas a sindicalistas, la mayoría afirmaron que entre compañeras y compañeros de la organización utilizan grupos de WhatsApp para organizar reuniones y coordinar asuntos referentes al sindicato.

En la encuesta realizada a trabajadores de distintos sindicatos cuando se les consultó “¿Cuántas horas al día dedican al uso de alguna red social?” (Gráfico 6), se observó que el 73% ocupa al menos de 1 a 3 horas diarias a conectarse a alguna red social, ya sea Facebook, WhatsApp, Twitter, etc.

110. Según la OIT, trabajo decente es un trabajo productivo para hombres y mujeres en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana.

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Según el gráfico, se podría pensar que la responsabilidad con el sindicato fue remplazada por la comunicación rápida y virtual –mayoritariamente utilizada por jóvenes–, y que, de ese modo, esta lógica de comunicación afectaría y flexibilizaría la militancia y el compromiso sindical. Sin embargo, como recomienda la CSA, es importante romper prejuicios entorno a lo que se cree es ser joven, se deben entender las nuevas dinámicas, luchar contra esa cultura antisindical ampliamente difundida y apuntar a fortalecer los lazos de solidaridad y confianza entre compañeras y compañeros dentro del sindicato, sirviéndose de las nuevas tecnologías para nuestro objetivo.

3.4.5. Limitantes y vínculos con la organización sindical

Para la participación de las y los jóvenes es importante tomar en cuenta el presente que viven, escuchar lo que dicen, experimentar y desarrollar experiencias que favorezcan al desarrollo de políticas sindicales que les sean atractivas. En la discusión del grupo de reflexión con jóvenes sindicalistas, cuando se les consultó sobre cómo creen que se debería motivar la participación de las y los jóvenes, Bryan Quishpe dijo:

Gráfico 6¿Cuántas horas al día dedicas al uso de alguna red social?

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.

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Es muy aburrido lo que ofrecen, no es muy motivadora su propaganda, hay que utilizar las redes sociales, hacer videos cortos, memes, etc., cosas atractivas que llamen la atención. Como todo se mueve así en esta época, los sindicatos deberían también actualizarse y usar esos mecanismos.111

Apuntes como este orientan sobre cómo se podrían desarrollar estrategias de formación y comunicación.

Al preguntarles “¿Qué actividades del sindicato motivan tu participación?” (Gráfico 7), el 53% de encuestadas y encuestados dijo que los talleres de formación, el 27% dijo que las asambleas, el 11% actividades deportivas y el 9% dijo que las marchas. Esto indica un fuerte interés por capacitarse, esto implica que se debe ampliar y fortalecer los procesos formativos, proporcionando mayor cantidad de contenidos atractivos para más compañeras y compañeros. La CSA hace referencia a una experiencia muy interesante de los sindicatos españoles que, a partir de las consecuencias socio-laborales que conllevó la crisis en Europa, supieron conciliar la formación con los principios del trabajo decente.112 Estrategia acertada si se considera que la crisis laboral y de falta de vinculación sindical reúne a trabajadores con necesidades de reconversión de puestos de trabajo o simplemente de adquisición de conocimiento para un oficio.

Gráfico 7¿Qué actividades del sindicato motivan tu participación?

111. Bryan Quishpe, entrevistado por los autores, Quito, agosto de 2017.

112. Los objetivos de esta propuesta son: diseñar un bloque/acción formativa de formación dirigido a capacitar a los trabajadores de todos los sectores productivos, con diferentes niveles de cualificación, en la aplicación de buenas prácticas de trabajo decente, en un contexto de aprendizaje a lo largo de la vida; y contribuir a la integración, transferencia y reconocimiento del concepto de trabajo decente en la vida de las personas (orientación e información).

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.

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Cuando se indaga sobre “¿Cuándo tomaste tu primer contacto o supiste de la existencia de la organización sindical?” (Gráfico 8); el 48% de trabajadores sindicalizadas y sindicalizados dicen que cuando accedieron a trabajar supieron de la organización sindical, el 32% dice que era un tema común que se hablaba en su entorno y el 20% que supieron de los sindicatos en su formación de oficio. Se deduce que para las y los jóvenes existe poca referencia de lo que hace un sindicato por fuera del trabajo.

Si bien prácticas como el adultocentrismo,113 autoritarismo o el menosprecio han provocado que las y los jóvenes se resistan a la organización sindical –y han ocasionado separaciones entre militantes–, es necesario romper esa división etaria entre las y los militantes sindicales antiguos y las y los nuevos que se incorporan. Ese tipo de fragmentación promueve desprecio de la lucha y la experiencia acumulada durante años por compañeras y compañeros honestos, que han estado al frente del mundo sindical. Al creer en dichas ideas se incurre en el error de “inventar el agua tibia”,114 como suele decirse, sin avanzar en la reflexión.

Gráfico 8¿Cuándo tuviste tu primer contacto o supiste de la organización sindical?

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.113. Expresión hace referencia a un tipo de relación social asimétrica donde la hegemonía se centra en los adultos. Y que en los sindicatos también se ha hecho presente.

114. Expresión utilizada cuando alguien o algo pretende inventar cosas que ya existen.

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Las diferencias que puedan existir entre generaciones, que es parte del movimiento dialéctico, no debe acarrear necesariamente a una ruptura catastrófica, como suele suceder. La construcción de nuevos cuadros sindicales, el relevo generacional y la creación de condiciones para más participación de las mujeres, son necesidades de la organización y se las debe tomar con la mayor responsabilidad y compromiso.

3.4.6. Limitaciones personales

Hay una valoración positiva respecto de su participación en las organizaciones y la opción de generar espacios específicos de jóvenes, como posibilidad de preparación para asumir responsabilidades que implican estar al frente de un sindicato.

Sobre “¿Cómo consideras que es tu participación en el sindicato?” (Gráfico 9); el 59% asume que se dedica parcialmente a las responsabilidades de la organización, un 23% dice que es total, el 16% mínima y un 2% restringida. Esto muestra cómo se desenvuelve su participación en el movimiento interno de las organizaciones y el grado de responsabilidad que las y los compañeros asumen.

Gráfico 9¿Cómo consideras que es tu participación en el sindicato?

Fuente: Encuestas realizadas a mujeres y hombres jóvenes trabajadores sindicalizados. Elaboración propia.

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Existen casos de compañeras y compañeros de base que buscan depositar en las dirigencias la poca voluntad de participar en la organización; con esta actitud, tratan de escoger a las y los compañeros que deben estar al frente, para así entregarles esa responsabilidad.

Asumir cargos de representación sindical conlleva tiempo, dedicación y el esfuerzo de sostener una organización. La representación colectiva requiere de un compromiso colectivo, lo que implicaría una mayor inclusión a las y los jóvenes en esto.

Jonathan Arcos, joven dirigente del sindicato RAMPAS:

[…] a algunas personas les atrae el tema de ser dirigentes por algunas facilidades como permisos sindicales o por temas económicos, no por conciencia de la responsabilidad que representa. El ascenso en la estructura sindical en mi caso se dio por la constancia, perseverancia y participación. La primera vez [que] llegué fue por petición del comité ejecutivo y ahora [por] elección de bases.115

Eduardo Escobar, joven dirigente del sindicato de Coca Cola:

Es cansado ser dirigente, lo que tengo por objetivo es lograr el comité de empresa y negociar el contrato colectivo, y fortalecernos, para que, por lo que tanto se luchó no se vaya a diluir, por corrupción o porque los compañeros cedieron a la empresa, y tener a otros compañeros que vayan haciéndose cargo del sindicato.116

La valoración del joven, como poder de cambio para el futuro, es una lectura muchas veces distorsionada que oculta los problemas que atraviesa la juventud en el presente. Si las y los jóvenes deben reclamar participación y protagonismo no es solamente por el hecho de ser jóvenes, sino por ser el grupo que más se encuentra en condiciones precarias y vulnerables.

Si bien en la actualidad las y los jóvenes tienen mayor preparación profesional, a nivel de conciencia, de lucha y compromiso con la organización sindical, su situación es complicada. Edwin Bedoya, vicepresidente nacional de la CEDOCUT, dice:

Se ha explotado desde la derecha la figura de joven desclasado, lo elevan solo por ser una figura joven, que se la utiliza para decir que lo antiguo no vale, no toman en cuenta la lucha, y tampoco pelean por mejorar las condiciones laborales de los jóvenes […]. En términos

115. Jonathan Arcos, entrevistado por los autores, Quito, julio de 2017.

116. Edwin Escobar, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017.

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de dirigentes, los compañeros han perdido por pensar que los dirigentes por ser jóvenes y por tener un nivel de educación distinto, van a llegar a ser buenos dirigentes. Sin embargo, la perspectiva política se ha perdido, no hay un análisis y reflexión de lo que es el modelo del sistema capitalista y lo que significa la lucha de clases contra la burguesía, hay una autocrítica en esto porque no se ha dado la discusión.117

Esto muestra, por un lado, la necesidad de reforzar una línea clasista en las organizaciones y, por otro, se observa que el compromiso y la conciencia se adquieren en la lucha por mejores condiciones de vida; algo de lo que ha estado alejada la población joven. 118

Con todos los prejuicios y desconfianzas, con las organizaciones sindicales y viceversa, mujeres y trabajadores jóvenes recorren su camino a la sindicalización, acompañadas y acompañados de sus inquietudes, necesidades y discrepancias, en la espera de encontrar en la organización un espacio para reivindicar sus derechos.

Cuando las y los jóvenes cuentan cómo se unieron a la organización dicen que vieron una utilidad práctica y también sintieron la satisfacción personal de formar parte de ella, que en los intereses comunes y el compromiso mutuo reforzaron su sentido de pertenencia al sindicato. En este tránsito las y los jóvenes rompen con lo individual, empiezan a pensar en un sujeto colectivo, asumiendo compromisos que van más allá de ellas y ellos, afirmando la perspectiva social a la que apunta el movimiento sindical.

117. Edwin Bedoya, entrevistado por los autores, Quito, septiembre de 2017.

118. Hay que tomar en cuenta que de la lucha no son solo los jóvenes lo que se encuentran alejados, el procesos de despolitización ha afectado a muchos más sectores sociales.

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8. Consideraciones finales

Un punto clave de la investigación fue la necesidad de pensar de manera profunda en el relevo generacional, ya que el tiempo pasa y el movimiento acelerado de la realidad requiere de un trabajo que tenga continuidad.

El relevo en la militancia no debería llevar un conflicto inherente o diferencias que en lugar de unificar al movimiento sindical, lo fraccionan. La convivencia y traspaso generacional deberían manejarse de manera más fluida. Se deben tomar medidas adecuadas para evitar que los sindicatos, por incapacidad de organizar apropiadamente este relevo, terminen desapareciendo.

Estos problemas, si no se resuelven adecuadamente, impedirán acumular experiencia, y esto dificultará el empoderamiento de las organizaciones para la transformación social. Si creemos que la incorporación de jóvenes y mujeres a los sindicatos es importante y necesario para el fortalecimiento, debe ir de la mano la creación y apertura de espacios para ellas y ellos.

Se debe seguir actuando, debemos defender la igualdad de derechos y manifestarnos en contra de la brecha salarial. Que las mujeres y los jóvenes ocupen en su mayoría el campo de la precariedad laboral no es algo casual, es importante avanzar en demandas por mejores condiciones laborales y salarios dignos.Necesitamos fortalecer el poder de las organizaciones sociales, pelear por instituciones democráticas que beneficien a mujeres y hombres trabajadores y no a una minoría que se enriquece de lo producido por las grandes mayorías.

El sindicalismo es la organización de la clase trabajadora, conformada por quienes hacen funcionar la sociedad; defiende las condiciones materiales de vida de las y los trabajadores, las y los creadores de la riqueza del mundo y de cada país, y son quienes dirigen sus esfuerzos a construir un modo de vida más democrático y solidario. Las mujeres y hombres jóvenes deben tener participación activa en este proceso, pues son parte de la clase trabajadora; esta es una lucha que les corresponde dar, por lo que hay que seguir avanzando en la organización.

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Fondo de Cooperación al Desarrollo – F.O.S.

Esta investigación fue realizada gracias al apoyo de:

Cooperación Belga

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