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Publicación mensual de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales/FLACSO-Guatemala. Nueva época, Año II, No. 13, febrero de 2002 LA INTERCULTURALIDAD: ¿UNA RESPUESTA PARA LA GUATEMALA DEL SIGLO XXI? * Santiago Bastos y Manuela Camus * Las opiniones expresadas en este suplemento son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. D esde hace varios años es usual el empleo creciente de una serie de términos que testimonian el interés de los pueblos indígenas (y en concreto el maya), por desempeñar un papel más importante en la arena política de Guatemala. Este proceso, que dura ya más de una década, se refleja en vocablos y conceptos nuevos que han venido a enriquecer la terminología que se emplea para describir las relaciones interétnicas y también en el discurso político del país: “derechos específicos”, “pueblos”, “autonomía”, “multiculturalidad”, entre otros. Estas ideas han transitado de un reducido círculo de activistas y académicos, a la boca de políticos y agentes de desarrollo, para finalmente llegar a las páginas de los diarios más leídos de Guatemala. 1 Dentro de ellos se encuentra el término “interculturalidad”, que podría considerarse como expresión de la necesidad de “transformar mentalidades, actitudes y comportamientos”, según lo reconoce el propio Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas –AIDPI–. * Antropólogos, miembros del cuerpo de investigadores de FLACSO-Guatemala. © José Alberto Ovalle 1 A inicios de 2001, el diario Prensa Libre inició la publicación de un suplemento denominado “Guatemala Multicultural”, mientras que un conocido ron fabricado en Quetzaltenango es anunciado como “el ron del mundo maya”.

Diálogo 13 Nueva Época/ LA INTERCULTURALIDAD:¿UNA RESPUESTA PARA LA GUATEMALA DEL SIGLO XXI?

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LA INTERCULTURALIDAD:¿UNA RESPUESTA PARA LA GUATEMALA DEL SIGLO XXI?/ Publicación mensual de FLACSO-Guatemala

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Publicación mensual de FLACSO Nueva época, Año II, No. 13, febrero de 2002 / 1

Publicación mensual de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales/FLACSO-Guatemala. Nueva época, Año II, No. 13, febrero de 2002

LA INTERCULTURALIDAD:¿UNA RESPUESTA PARA LA

GUATEMALA DEL SIGLO XXI?*

Santiago Bastos y Manuela Camus*

Las opiniones expresadas en este suplemento son de la exclusiva responsabilidad de sus autores.

Desde hace varios años es usual el empleo creciente de una serie detérminos que testimonian el interés de los pueblos indígenas (y en

concreto el maya), por desempeñar un papel más importante en la arenapolítica de Guatemala. Este proceso, que dura ya más de una década, serefleja en vocablos y conceptos nuevos que han venido a enriquecer laterminología que se emplea para describir las relaciones interétnicas ytambién en el discurso político del país: “derechos específicos”, “pueblos”,“autonomía”, “multiculturalidad”, entre otros.

Estas ideas han transitado de un reducido círculo de activistas yacadémicos, a la boca de políticos y agentes de desarrollo, para finalmentellegar a las páginas de los diarios más leídos de Guatemala.1 Dentro deellos se encuentra el término “interculturalidad”, que podría considerarsecomo expresión de la necesidad de “transformar mentalidades, actitudes ycomportamientos”, según lo reconoce el propio Acuerdo de Identidad yDerechos de los Pueblos Indígenas –AIDPI–.

* Antropólogos, miembros del cuerpo de investigadores de FLACSO-Guatemala.

© José Alberto Ovalle

1 A inicios de 2001, el diario Prensa Libre inició la publicación de un suplemento denominado“Guatemala Multicultural”, mientras que un conocido ron fabricado en Quetzaltenango es anunciadocomo “el ron del mundo maya”.

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CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALAVíctor Gálvez Borrell-director

Virgilio Álvarez/Walda Barrios-Klée /Silvel Elías/Gisela Gellert/Irene Palma/Edgar Pape/Jorge Solares/Edelberto Torres-Rivas

CONSEJO HONORARIO■ Alain Touraine, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París,

Francia. ■ Alejandro Portes, Johns Hopkins University, USA.■ Volker Lühr, Freie Universitat Lateinamerika-Institut, Berlín, Alemania.

■ Mitchell A. Seligson, University of Pittsburgh, USA.■ Guy Hermet, Instituto de Ciencias Políticas, París, Francia.

Secretario general de FLACSO

Wilfredo LozanoSan José, Costa Rica

es una publicación de FLACSO-Guatemalay de elPeriódico.

Tels: (502) 362-1431 al 33Fax: (502) 332-6729

Correo electrónico: [email protected]ágina web: http://www.geocities.com/athens/rodes/9162

Coordinación de edición: Hugo de LeónDiseño, edición y diagramación: Magna Terra editores

Esta edición es posible gracias al apoyo financiero de la agencia SAREC

EL USO POLÍTICO DE LA

INTERCULTURALIDAD

En sus formulaciones iniciales, el término “intercultural” se vinculaba alámbito educativo, como un salto respecto de la educación bilingüe. Perosu pretensión era ir más allá del campo idiomático para alcanzar laintegración de otros contenidos culturales y relacionales, con el fin de lograrun mayor impacto social y desarrollar, desde la base, el futuro de esasociedad-nación multicultural (Heckt, 1997). Posteriormente, el conceptode “interculturalidad” escapa del campo educativo, y de ser un adjetivotoma rango de sustantivo, con la intención de ofrecer una clave a partir dela cual sea posible superar las situaciones de enfrentamiento étnico.

La interculturalidad pretende ser un paso adelante en el reconocimientode la diferencia para ofrecer una forma de gestionarla. Se la concibe comouna “relación de intercambio positivo y convivencia social entre actoresculturalmente diferenciados”, tratando que la “coexistencia” entre gruposse transforme en “convivencia” y que, de señalar las diferencias, se tiendaa enfatizar las convergencias (Giménez, 2000: 31).

Pero como cualquier observador puede constatar, el término hainvadido prácticamente todos los ámbitos, refiriéndose a una diversidad demetas, políticas y situaciones para convertirse en un vocablo “políticamente

correcto”. Se ha transformado así en un nuevo y ubicuo “eje transversal”que acompaña al “desarrollo sostenible” y a la “equidad de género” enmuchos proyectos y organizaciones de desarrollo. Además, “interculturales”buscan ser también las políticas del Estado (aunque sólo sea en susenunciados), las relaciones sociales, las experiencias de viaje al extranjero,el mestizaje o hibridismo cultural, o el propósito de lograr que los mayasaccedan a compartir el poder.2

La interculturalidad se convierte así en uno de los pocos términoslegítimos para designar la diferencia étnica; incluso, en niveles académicosya no se habla de “etnicidad”, “diferencia étnica”, ni siquiera de “diferenciacultural”. Esta ubicuidad de la “interculturalidad” está teniendo un efectocolateral que puede ser muy positivo: abre un espacio para discutir untema que siempre ha provocado recelos, silencio y angustias entre lasmentes bien pensantes. Pareciera que “despojándosele” de su contenidoconflictivo, y limitándolo a la forma en que pueden “dialogar” dos culturas, es

2 Un ejemplo sería la “Colección Intercultural” del Fondo de Cultura Económica, con diezvolúmenes editados en k’iche’ y en español. Sin restar mérito alguno a la iniciativa, se trataríamás de una colección “bilingüe” que dé una “intercultural”.

Foto proporcionada por Berta Englenton

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más fácil abordar la profunda brecha que divide a la población en Guate-mala. Aprovechando ese espacio, queremos plantear que para que se puedallegar a una convivencia intercultural entre todos los guatemaltecos, esteconcepto de vocación universal debe ser puesto en relación con el contextocomplejo, dinámico y a veces paradójico que se vive en el país.

Creemos que esta tarea es primordial para enfrentar la confusión,los despropósitos y las ambigüedades de los términos que llegan a vaciarde contenido la discusión y, con ello, favorecen el mantenimiento de esaradical y discriminadora ideología de la diferencia étnica. En este momentode actividad y transformación, puede ser muy útil incluir la idea de lainterculturalidad y su proyecto, pero sometiendo el concepto a unos “términosde referencia” más concretos y específicos, no a la manera de una panaceaterminológica que puede conducir a la disolución del problema étnico, cul-tural y nacional por la misma confusión de su aplicación.

La interculturalidad trata de desarrollar una regulación pacífica delos conflictos, pero en la situación en que estamos corre el peligro deconvertirse en un eufemismo de las relaciones interétnicas, al enfrentarlasde forma lateral, situacional, evasiva y utópica, y no de forma objetiva,integral y plausible. Pareciera que el énfasis de la interculturalidad en eldiálogo y en la “diferencia cultural” trata de evadir las connotaciones más“peligrosas” y complejas de conceptos como la etnicidad, que haría másénfasis en las diferencias y en la existencia de fronteras y desencuentros.3

LA CULTURA Y LA TRAMPA DE LA

DOMINACIÓN ÉTNICA

Es necesario insistir en el hecho que el campo de estudio de la etnicidadhace referencia a una situación de interacción, con algún grado de asimetría,entre dos o más grupos sociales, que remite simultáneamente a diferenciasde orden cultural, socioeconómico y de acceso a los medios de poder,dentro de un “contenedor” político común –normalmente los estados nación–, y en el que “la cultura” es el lenguaje mediante el cual se codifican, justificany simbolizan estas diferencias.4

La construcción histórica de la ideología que rige las relaciones socialesen Guatemala ha hecho que las cosas parezcan diferentes a lo que son, creandoasí la “trampa ideológica de la dominación étnica”. Esta dominación está basada,precisamente, en hacer creer que las diferencias culturales y raciales son lacausa de la diferencia social y del acceso desigual al poder y los derechosentre unos ciudadanos “modernos” y otros “atrasados”. Hubo un momentohistórico en el que dos grupos culturalmente diferentes se pusieron en contacto,

3 Cuando Giménez se refiere a las relaciones interétnicas las señala como “basadas en ladesconfianza, los estereotipos y los prejuicios, la incomunicación o mala comunicación, etc.”

(2000: 32). Posteriormente afirma que su uso descriptivo es conveniente porque esa es larealidad de la que se parte y la que se vive. Y la razón por la que se necesite llegar a una“relación intercultural”, añadiríamos nosotros.

4 Esto implica que la etnicidad es un fenómeno que incide en la conformación de las relacionessociales; lo que también la convierte en una forma en que la sociedad se interpreta a sí misma. Perola etnicidad también puede ser una estrategia metodológica y de análisis de la realidad social.

© José Alberto Ovalle

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y esta diversidad fue utilizada por uno de ellos para justificar su dominio sobreel otro, recreándose y variando desde ese momento hasta la actualidad.

Todos los sujetos tenemos “cultura” (que se puede interpretar comosinónimo de “cosmovisión”), es decir, una serie de significados compartidosa través de los cuales entendemos el mundo y lo transformamos. Estossignificados se matizan para diferentes grupos sociales: el étnico, elgeneracional, el de género, el nacional, el religioso. Eso nos permitereconocernos y compartir entre mujeres frente a los hombres, entrecompañeros frente a abuelos, entre indígenas frente a quienes no lo son,pero también como guatemaltecos frente a mexicanos, europeos, etc.Igualmente permite recibir de otros códigos culturales, resignificarlos,adaptarlos, prestarlos y, gracias a ello, disfrutar de competencias paramovernos entre diferentes culturas.

Desde esta perspectiva, nos atrevemos a decir como una forma deprovocación, pero también de necesaria reflexión para el planteamientomismo del problema étnico, que no existen “las culturas”, que no hay una“cultura ladina” ni una “cultura maya”, sino elementos culturales que ciertosgrupos sociales comparten por provenir de experiencias e historiassemejantes (Bastos, 2000). Estos términos son categorías analíticas,abstracciones que utilizamos de forma genérica para entendernos, peroque, si los damos por hechos, terminamos por confundirnos.

El problema está en identificar cultura y etnicidad, como si lo étnicosólo se refiriera a la cultura, y como si otras facetas sociales no tuvierantambién su dimensión cultural. Además, en el entorno de la creación derelaciones étnicas, este significado amplio y dinámico se constriñe a lo queSolares denomina “etnocultura”, que es la que se realza con fines étnico-ideológicos, buscando marcar fronteras entre el “nosotros” y “los otros”(1989). Pero hay que repetir que aunque existen diferencias culturales, lacultura no es “la” causa de la diferencia social y el conflicto. En Guatemala

hay sujetos y grupos conculturas más diferenciadasque la “maya” y la “ladina” yque, sin embargo, no formanparte, por ese hecho, del con-flicto social (como el caso delos que llamamos “chinos” o“libaneses”, por ejemplo).

Los textos sobre inter-culturalidad y multiculturalidadtienden a asociar mecánica-mente los grupos con las “cul-turas”, viéndolas en muchasocasiones como entes dife-renciados y autocontenidosque establecen el diálogo en-tre sí. De esta forma se reedi-fican y sustantivizan las cultu-ras y, queriendo crear espaciosde encuentro, de diálogo y deconsenso entre los colectivos,caen en el mismo reduccionis-mo bipolar que se pretendecombatir, a partir de su previa

definición y demarcación como entes abstractos.

Así, el problema es que, manejado de forma absoluta, el multi-culturalismo se basa en plantear las relaciones entre los grupos sociales apartir de su “identidad cultural”, mientras la “interculturalidad” parece quesupusiera un diálogo “entre culturas”. Si llevamos este argumento alextremo, corremos el peligro de pensar en grupos cerrados, sin reconocerlos siglos de existencia en común, y con ello, de relaciones y préstamosculturales que se han dado y se dan entre mayas y ladinos, por lo que susculturas actuales contiene bastantes elementos comunes y mezclados. Másallá, esta insistencia en las diferencias puede acabar creando identidadesque sean excluyentes entre sí, lo que puede ser también el primer pasopara unas “identidades asesinas” (Malouf, 1999) que ven al “otro”, al“diferente”; a manera de enemigo más que de vecino.

Para salir de los encasillamientos del sistema ideológico de ladiferencia étnico-cultural en Guatemala, hay que recordar que la “inter-culturalidad” no se refiere sólo a los grupos dados por hechos: mayas yladinos –y ahora también xincas y garífunas. Por una parte, también ellosposeen diferentes “culturas” y relaciones “interculturales”, dada su mismaheterogeneidad. Con la gran variedad de vivencias entre gente de un mismo“pueblo”, habría que aplicar el sentido de “nación pluricultural” al interior decada uno de ellos, sin que se impongan los estereotipos oficiales que coartanalgo tan dinámico como es la cultura. Hay que repensar también cuántasincorporaciones de poblaciones diversas se han recibido históricamenteen Guatemala (y se siguen recibiendo), que ofrecen sus aportes culturalesy permiten experiencias de interacción: alemanes, judíos, chinos, libaneses,japoneses, y coreanos más recientemente.

En el actual contexto de la globalización, con la dispersión poblacionaly la interacción creciente entre las personas por la expansión de los mediosde comunicación y de los transportes, hay una gran capacidad de parte de

© José Alberto Ovalle

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las personas y los grupos por manejar elementos culturales diversos: larelación unívoca y total de cultura-territorio-grupo es cada vez menos obvia.Por lo mismo, es preciso vacunarse frente a la idea de la “autenticidad” ymanejarse con cuidado frente a la política de las identidades.

Las relaciones “interculturales” –entre personas de culturas diversas–van a incrementarse por la vía del turismo y por la vía de la diásporamigratoria al Norte, a la que la población guatemalteca se está sumandode forma masiva. Para las llamadas “comunidades transnacionales”(Kearney y Nagenast, 1989), integradas por guatemaltecos, es parte de larealidad el identificarse como hispano o latino en Los Ángeles, o maya enIndiantown (Florida); ser un chapín nacido en Oregon, o bien formar partede los matrimonios de “indios” y “ladinos” con chicanos, anglosajones oafroamericanos, rompiendo cualquier esquema simplista y limitado de loque es la interculturalidad. Si lo pensamos en términos lingüísticos, el inglésya no es sólo una lengua de prestigio, forma parte de la cotidianidad detantos cientos de miles de guatemaltecos que residen en los Estados Unidosde Norteamérica o aquí. Las negociaciones identitarias y las categoríasétnicas se han multiplicado, y debemos crear un marco más amplio parapensarlos a todos. Incluso muchas personas y, en especial, buena partede las nuevas generaciones, no se sienten representadas en ninguno delos “pueblos” en los que oficialmente se divide esta nación.

LA INTERCULTURALIDAD Y EL FUTURO

DE GUATEMALA

Fruto de su historia, la sociedad guatemalteca está cruzada por recelos,prejuicios y conflictos, basados directa o indirectamente en el hecho dehaberse construido justificando la desigualdad entre sus miembros por ladiferencia de origen y cultura. Desde hace algún tiempo, ese modelo estásiendo cuestionado por una parte de la población, sobre todo por los másafectados por esa diferencia: quienes habían sido considerados como indioso indígenas y ahora reclaman formar el pueblo maya.

Este proceso ha ido tomando diversas formas a lo largo del últimomedio siglo, y en la actualidad, como ocurre en muchas otras partes delglobo, se basa en lo que se conoce como “la multiculturalidad”, cuyo últimohijo conocido es la “interculturalidad”. Esta forma de encarar la problemáticaétnica de Guatemala puede ser muy útil por ser una fórmula que buscaactivamente la convivencia, que promueve utopías y promociona cambiosmás allá de la mera coexistencia conflictiva en que históricamente se handado las relaciones interétnicas en el país.

Sin embargo, como hemos intentado mostrar, surge de un supuestoque es cuestionable: la división étnica de Guatemala no es un problema deculturas hay que pensarla como parte importante de un todo más amplio.Con todo lo que tiene de positivo, el Acuerdo de Identidad y Derechos de losPueblos Indígenas supuso una definición estrecha de lo que eran los“problemas” de estos pueblos, mientras que se les “expulsó” de otrasdiscusiones en las que también deberían estar involucrados, pero que son

más conflictivas (Bastos y Camus, 1995). Mientras no se solucionen losproblemas que afectan a la sociedad en su conjunto –la distribución de lariqueza, el acceso al poder político, no se solucionarán los problemas“culturales”. Y de la misma forma, mientras en este país no se actúereconociendo de hecho la existencia de varios colectivos con historias yculturas diferenciadas, no se podrán resolver los problemas que afectan atoda la sociedad.

Por lo anterior, si la interculturalidad tiene que ver con ciudadanía ydemocracia incluyente, de repente no debería sostenerse desde términosestrictamente “culturales”. Esta visión de la realidad guatemalteca es limitaday excluyente. Si hace 30 años no se pensaba que la cultura fuera importantecomo forma de articulación política, quizá hayamos llegado ya al puntoopuesto del movimiento del péndulo, y haya que comenzar a pensar entérminos que, sin negarla, la pongan en relación con otras muchasdimensiones que están presentes y en una interrelación muy estrecha.

El andamiaje histórico de la dominación nos ha llevado a estaconstrucción social que es necesario reformular. El modelo multiculturalnos ha dado la pauta para idear otras, pero no avanzaremos mucho si nonos cuestionamos esas bases impuestas, si consideramos estas fórmulas–multi e interculturalidad– como nuevos catecismos en vez de herramientasde trabajo. Se puede participar en la vida social, y de hecho un gran númerode sus habitantes participan desde otros ángulos, y son muchas lasidentidades sociales que los sujetos ponemos en juego. Pero en la actual“gramática de las identidades” parece que las polaridades étnicas son lasúnicas articulaciones, y en torno a ellas es que se genera todo el enconadodebate como un laberinto cerrado.

Un buen análisis de la actual realidad social guatemalteca y de susdinámicas, permitiría asumir a qué población estamos invocando, compren-diendo, representando; qué conflictos y desencuentros estamos enfren-tando; qué marcos resultan obsoletos. Es preciso reconocer otras iden-tificaciones (género, generación, religión), su combinación, hibridismos ymestizajes, el peso de lo indio en el ladino, la diversidad entre los mayas,las historicidades de cada uno de los grupos sociales y las acciones en elterritorio. Pero lograr un mejor análisis no se puede hacer desde eleufemismo, el ausentismo y, en definitiva, el miedo.

Si la idea es reformular la variable étnica de la sociedad guatemalteca–y con ella todas las demás, puede ser muy interesante plantearse unproyecto nacional de espíritu intercultural. Pero para lograrlo es necesarioconfrontar y sujetar a revisión el esquema de sociedad que hemos heredado,redefinir el pacto social que lo concreta desde las bases de lo que la gente,los guatemaltecos, estamos experimentando. Y para ello, es útil examinarla “interculturalidad” desde su realidad conflictiva, desde sus dificultades yproblemas, desde las diferencias estructurales y los recelos históricos quese reflejan en las interacciones cotidianas. Es necesario empezar por asumiry externar los estereotipos y prejuicios que nos movilizan, por destapar lasdiscriminaciones ocultas y las arbitrariedades de cualquier signo, pordesmontar la interiorización social del color de la piel y rescatar las figurasde los no indígenas y de los indígenas como sujetos con sus propias historiasy capacidades de acción y de pensamiento.

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LA FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES

FLACSO-SEDE ACADÉMICA GUATEMALA

INVITA AL

DÍA DE LA GEOGRAFÍA EN FLACSO

Actividad programada dentro de los eventos de laQUINCENA DE LA GEOGRAFÍA EN GUATEMALA

PROGRAMA

MARTES 5 DE MARZO

10:00 - 10:50 El SIG (Sistema de Información Geográfica) como herramienta de investigación: conceptos yaplicaciones realizadas en el Área de medio ambiente y desarrollo sostenible de FLACSO.INGA. VIOLETA REYNA, encargada del SIG-FLACSO.

10:50 - 11:00 Café

11:00 - 12:00 Continuación presentación SIG.

15:00 - 15:45 Dinámicas de población en Guatemala (enfoque geográfico).LICDA. GISELA GELLERT, coordinadora del Área de estudios urbanos y de población –FLACSO–.

15:45 - 16:30 El enfoque social del riesgo.GEO. LUIS GAMARRA –FLACSO–.

16:30 -17:15 Managua, ¿ciudad dislocada? Efectos de los riesgos naturales sobre el proceso de fragmentaciónurbana.MTRO. SEBASTIÁN ARDI, Universidad de París X.

17:15 - 18:00 Café

18:00 - 19:00 Proceso de evaluación del impacto ambiental y vulnerabilidad territorial.DR. LUIS FERRATÉ, consultor independiente.

FLACSO: Salón de clases5ª. Avenida 6-23 zona 9Ciudad de Guatemala

Embajada de Francia Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos –CEMCA– Academia de Geografía e Historia de GuatemalaEscuela de Historia –USAC– FAU-USAC FLACSO Instituto Geográfico Nacional –IGN–

Secretaría de Planificación y Programación –SEGEPLAN– Universidad Rafael Landívar Universidad del Valle de Guatemala UTG-PROTIERRA

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LA FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALESFLACSO-SEDE ACADÉMICA GUATEMALA

invita a laPresentación de la memoria visual y escrita del

Primer encuentro mesoamericano de estudios de género

Comentarista: licenciada Rosalinda Hernández AlarcónPeriodista mexicana, coeditora de la publicación feminista La Cuerda,

integrante de la Red de Mujeres Periodistas de México, Centroamérica y el Caribe

Jueves 7 de marzo CoctelFondo de Cultura Económica Entrada libre

Nueva Librería de Ciencias Sociales

La Librería de Ciencias Sociales, creada por la FLACSO Guate-mala en 1998, es única en su género y pone a disposición deespecialistas, estudiantes y público en general, su vasta colecciónde informes, ensayos y trabajos académicos sobre medio ambiente,género, realidad política, social y económica del país. El lectortambién encontrará publicaciones especializadas de otras editoriales,

tanto nacionales como extranjeras. Durante el mes de marzo continúa el15% de descuento en todos los títulos de la Editorial FLACSO.

Nueva sede, nueva administración8 calle 7-38 zona 9, Ciudad de Guatemala. Tel/fax: 339-3873

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A CINCO AÑOS DE LA FIRMA DE LA PAZ

EN GUATEMALA:UN BALANCE CRÍTICO

DEBATE 51188 PÁGS.

RUBÉN ZAMORA CARLOS F. CHAMORRO

FRANCISCO LEAL BUITRAGO LUIS PÁSARA

EDELBERTO TORRES-RIVAS ALBERTO FUENTES K.RAQUEL ZELAYA

NoVEdaDeS

Los siete ensayos que integranla publicación número 51 de estaserie debate corresponden a lasponencias que sus diversosautores presentaron en el forointerno de FLACSO-Guatemalatitulado: “A cinco años de la firmade la paz en Guatemala: un bal-ance crítico”. El mismo se realizóa finales de noviembre de 2001en esta capital y contó con elapoyo del International PeaceResearch Institute –PRIO– deOslo. Al publicar estas sieteponencias, FLACSO-Guatemala

espera reactivar la reflexión y el debate sobre el tema de la paz enGuatemala y su abordaje desde perspectivas distintas de las quetradicionalmente se han aplicado al mismo.

Este texto contiene la Memoria delPrimer encuentro mesoamericanode estudios de género, desde eldocumento base que sirvió demarco teórico filosófico al mismo,hasta un dossier de recortes deperiódicos con artículos publicadosen la prensa nacional.

MEMORIA

PRIMER ENCUENTRO MESOAMERICANO

DE ESTUDIOS DE GÉNERO

112 PÁGS.

CONVENTOS, AULAS Y TRINCHERAS

UNIVERSIDAD Y MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN

GUATEMALA

VOLUMEN I Y IIVIRGILIO ÁLVAREZ ARAGÓN

COEDICIÓN FLACSO-ESCUELA DE HISTORIA USAC

Estudio sobre las actividades políticas de los estudiantes universitarioscomo grupo social determinado, en su relación con el desarrollo ytransformación del sistema de educación superior y del contexto socialde Guatemala.

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