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Dialogos en La Cartuja

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La vida de los monjes cartujos

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  • DILOGOS EN LA

    CARTUJA

    Por el P. Rosendo Roig s.j.

  • Cuarta edicin 2012I.S.B.N.: 978-84-615-8670-7Dep. Legal: BU-132/2012

    Imprenta SSaannttooss. BurgosPreinted in Spain. Impreso en Espaa

    Imprmase esta 4. edicin:

    NIHIL OBSTAT:

    Fr. Marcelino,Prior de la Gran Cartuja

    6 de octubre de 2012Solemnidad de

    nuestro Padre S. Bruno

  • Hace unos aos la pelcula El gran silencio, caus unenorme impacto en el gran pblico. Desvel un poco la vidade los cartujos; slo un poco, porque el mutismo del filme deja los espectadores con muchas preguntas en el aire. Quinesson estos monjes vestidos de toscos hbitos blancos? Qu sen-tido tiene su vida retirada y silenciosa, tan distinta a la vida delos sacerdotes y religiosos dedicados al ministerio pastoral, laenseanza, las misiones?

    Los cartujos defienden con firmeza su silencio y retirodel mundo para poder vivir su carisma propio y especfico, poreso huyen de la publicidad y raramente conceden entrevistas alos medios de comunicacin. No es de extraar, por tanto, quesean poco conocidos.

    A pesar de todo, la vida solitaria de los cartujos ha atra-do siempre a hombres hambrientos de infinito, que deseanvivir ocultos a los ojos del mundo, consagrando su existenciatotalmente a Dios en el silencio y soledad de una ermita.Santos como Ignacio de Loyola, Juan de la Cruz y otros ms,sintieron el deseo de ingresar en una cartuja. Y la Cartuja siguedespertando inters en no pocos creyentes que se sienten cau-tivados por una vida de fe sencilla, centrada en lo esencial, enlo sustantivo.

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    Presentacinde la cuarta edicin

  • Recogemos en este libro las preguntas que hace ya algu-nos aos el P. Rosendo Roig, jesuita, plante a los cartujos deMiraflores (Burgos) y que se edit con el ttulo Los cartujos.Dilogos en Miraflores.

    Hemos aprovechado esta cuarta edicin para aadirotras cuestiones que los aspirantes suelen plantearnos en suscartas y retiros vocacionales. Esperamos que estos sencillosdilogos sirvan de orientacin a todas aquellas personas quedesean conocer el carisma y la vida diaria de los cartujos.

    Cartuja de Miraflores

    6 octubre 2012, fiesta de San Brunofundador de la Orden Cartujana

    DILOGOS EN LA CARTUJA

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  • JJUUVVEENNTTUUDD

    De sus primeros aos apenas sabemoscosa alguna. Naci en Colonia; era, pues, ale-mn. Sus padres no carecan de nobleza, o almenos de cierta notoriedad en la ciudad.

    En qu fecha naci Bruno? Lo ignora-mos. Apoyndonos en un dato cierto, la fecha de su muerte (6de octubre de 1101), y en los acontecimientos de su vida,podemos conjeturar que Bruno naci entre 1024 y 1031.Nosotros, elegiramos preferentemente el ao 1030. Es el quemejor armoniza con los hechos de la vida de Bruno.

    En Colonia vivi sus primeros aos, pero no conserva-mos documentos de este perodo. En aquella poca, slo losmonasterios y las iglesias tenan escuelas para iniciar a losnios en las letras humanas. A cul de ellas asisti Bruno?Nunca se sabr a ciencia cierta. Pero como fue nombradocannigo de la Colegiata de San Cuniberto, se puede deducirque haba estado vinculado de una manera especial a ella? Yeste vnculo, no sera de orden familiar hoy diramos parro-quial y, en consecuencia, escolar?

    Un hecho parece innegable: desde sus primeros aosrevel Bruno dotes intelectuales poco comunes: porque, joven

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    Captulo 1.

    San Bruno, primer cartujo

  • an, fue enviado de Colonia a la clebre escuela de la catedralde Reims. All vive en lo sucesivo; su estancia en Pars, Tours oChartres pertenece a la leyenda. Reims deja huella en l, hastael punto de que, olvidando su origen alemn, se le llama mstarde Bruno, el francs.

    Las escuelas de Reims, sobre todo la escuela catedraliciaque frecuent Bruno, eran famosas desde siglos. Gerberto, queun da sera el Papa Silvestre II, haba sido rector. A mediadosdel siglo IX, el arzobispo Guy de Chtillon dio a los estudiosun nuevo impulso. Cuando lleg all, las escuelas de Reimsestaban en apogeo. Afluan alumnos de Alemania, de Italia, detoda Europa. Y entre toda esta juventud, la personalidad deBruno llam la atencin de sus maestros.

    Cuando tena alrededor de veinte aos, siendo an estu-diante en la escuela de la Catedral, ocurri un suceso que dejhonda huella en su sensibilidad religiosa: el Papa Len IX vinoa Reims y celebr all un Concilio. El 30 de septiembre de1049, el Papa llegaba a Reims. El 1. de octubre hizo la tras-lacin de las reliquias de San Remigio. Al da siguiente, LenIX consagraba la nueva iglesia de la abada de San Remigio.Qu devocin le tuvo siempre Bruno!

    Acabadas las fiestas de San Remigio, el 3 de octubre,Len IX abri el Concilio. Numerosos arzobispos, obispos yabades participaron en l; trataron, sobre todo, de la simonaque minaba entonces a la Iglesia y que urga extirpar.Comparecieron varios obispos, convictos de haber comprado suobispado. El Papa y el Concilio los depusieron y excomulgaron.Despus se tomaron las medidas disciplinares para atajar el mal.Bruno estuvo al corriente de las medidas y decisiones del

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  • Concilio, a las que la presencia del Papa confera una autoridady solemnidad excepcionales.

    Al despertar su vida de accin, los grandes problemas dela iglesia gravitaban sobre la conciencia de Bruno.Profundamente religioso y recto, penetrado de la SagradaEscritura y de los grandes principios de la fe, no poda pormenos de reflexionar sobre la situacin de la Iglesia, sobre lanecesidad de reforma y sobre la orientacin que l deba dar asu vida, para que alcanzase la plenitud de su valor y su fideli-dad. De momento le parece que el Seor le inclina hacia losestudios religiosos, aqu, en Reims. Se mete de lleno en la vidade la dicesis, se entrega a la enseanza sagrada.

    Terminados sus estudios, vivi Bruno algn tiempo enPars? Volvi por una temporada a Colonia? Recibi las rde-nes sagradas? Predic? En qu lugares? Puntos oscuros, sobrelos que faltan documentos autnticos. Slo una alusin de unTtulo Fnebre, de la que sera aventurado sacar conclusionesdemasiado concretas: Multos sermones faciebat per regiones.Un simple clrigo, con los estudios y ttulos de la escuela deReims, poda ser llamado a predicar al pueblo, ciertamente.

    CCAANNNNIIGGOO YY MMAAEESSTTRREESSCCUUEELLAA

    El hecho es cierto: Bruno fue cannigo de San Cuniberto.

    Ahora se nos presenta un problema. Entre el fin de susestudios personales y su nombramiento para el cargo de maes-trescuela, es decir, de gran canciller de las escuelas de Reims,hacia 1056, qu hizo Bruno? cmo fue su vida? en qu seocup? La respuesta se impone. En Reims, menos que en nin-

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  • guna otra parte, se puede pensar que confiaran el cargo tanpesado de summus didascalus, de responsable supremo detodos los estudios, a ningn profesor que no hubiera dadopruebas de su capacidad. Si Bruno estuvo en Pars o enColonia, sera por breve tiempo.

    Tambin fue elevado, incluso antes de ser nombradomaestrescuela, o al menos casi al mismo tiempo, a otra dignidad:cannigo de la catedral de Reims. No era pequea distincinpertenecer a este ilustre cabildo. Bruno, Ecclesiae Remensisquae nulli inter Gallicanas secunda est, canonicus. La Iglesiade Reims no ceda entonces en dignidad a ninguna Iglesia deFrancia, dice la Crnica Magister.

    Por lo que conocemos del Cabildo de Reims en estapoca, la vida de Bruno como cannigo se desarrollaba as: vivafuera del claustro de la catedral, en una casa que le perteneca enpropiedad; gozaba de rentas que le permitan llevar una vidaconfortable y acomodada: tena criados y poda invitar a la mesaa sus amigos, ya que la costumbre no impona a los cannigos laobligacin de tomar todas sus comidas en comn. Su principaldeber era participar regularmente en el oficio cannico de lacatedral.

    Trat con los monjes de las abadas vecinas? SaintThierry estaba a pocos kilmetros de la ciudad y San Remigioa cuatro pasos de los muros. En todo caso, las conoci cierta-mente, y a medida que maduraba su proyecto de vida monsti-ca, se debi de informar sobre sus observancias. Cuando partide Reims para ScheFontaine, dos sentimientos le domina-ban: una gran estima y amistad hacia los monjes negros de SanBenito, y la conviccin de que no le llamaba el Seor a ese gne-ro de vida.

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  • Es evidente que cada miembro del Cabildo, fuera de lasHoras cannicas, poda ordenar su vida a su gusto. Pero siBruno hubiera pretendido entonces entregarse a largas horas decontemplacin, transformando su casa en un claustro solitario,no hubiera podido cumplir con las tareas que le haba confiadoel arzobispo. Porque en 1056 era maestrescuela, es decir, direc-tor general de los estudios en Reims.

    Sera interesante para nosotros conocer la fecha exacta enque Hrimann, maestrescuela de Reims, obtuvo la dimisin desu cargo, ya que Bruno le sucedi inmediatamente. Al parecer,esta dimisin tuvo lugar poco despus de la elevacin deGervasio de ChteauduLoir a la sede de Reims en octubrede 1055. Sin gran peligro de error podemos situarla a fines de1055 o principios de 1056. La promocin de Bruno a la digni-dad de maestrescuela ocurrira, por consiguiente, durante el ao1056.

    La eleccin era honrossima. El hecho de que se le desig-nase tan joven para ocupar un puesto tan delicado significabaque Hrimann haba descubierto en l, no slo excepcionalesdotes para la enseanza, sino tambin cualidades de trato e,incluso, de gobierno. Porque Bruno slo tena 26 28 aos. YHrimann no se hubiera decidido tan resueltamente por unhombre de esta edad, si no hubiera estado seguro de que alproponer su nombramiento al arzobispo Gervasio, contabacon la aprobacin implcita del conjunto de profesores y alum-nos de las escuelas.

    Contentmonos ahora con espigar en los TtulosFnebres algunos de los elogios que tributaron a Bruno quienesle conocieron: Superaba a los doctores y era su maestro.Filsofo incomparable, lumbrera en todas las ciencias.

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  • Espritu enrgico, de convincente palabra, superior a losdems maestros; era un portento de sabidura; no slo lo digoyo a ciencia cierta, sino toda Francia conmigo. Maestro degran penetracin, luz y gua en el camino que conduce a lascumbres de la sabidura. Sus lecciones se hicieron famosasen el mundo. Honor y gloria de nuestro tiempo.

    Estamos seguros de que, desde la poca de su docenciaen Reims, Bruno sobresala a los ojos de sus discpulos en elconocimiento de los textos sagrados, sobre todo del Salterio.Maestrescuela de Reims, se nos revela primero como un almatotalmente orientada a los estudios sagrados; luego, como unMaestro y un perfecto amigo y, finalmente, como un hombrecuya autoridad moral se impone a todos.

    Haba decidido consagrar su vida al estudio y a la ense-anza de la fe; las cosas de Dios haban cautivado su corazny bastaban para llenar su alma. Hasta qu edad? Durantediez, quince, veinte aos? Faltan documentos.

    AA LLOOSS 5500 AAOOSS CCAANNCCIILLLLEERR

    Fue, sin duda, durante este perodo cuando el arzobispode Reims nombr a Bruno canciller de su Iglesia, para reem-plazar a Odalrico que acababa de morir. Hay que ver en estaeleccin una muestra de estima personal o slo un gesto diplo-mtico? Promover a Bruno era lisonjear a la opinin pblica,sobre todo a la universitaria; era dar pruebas de buena volun-tad, siendo tan viva y general la estima que gozaba Bruno. Tresdocumentos permiten situar en el tiempo el corto perododurante el cual ejerci Bruno su cargo de canciller. Todava enoctubre de 1074 firma Odalrico los documentos de la cancille-

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  • ra; en cambio, una carta de la abada de SaintBasle, fechadaen 1076, est firmada por l; pero en abril de 1078, el nombrede Godofredo ha reemplazado al de Bruno en los documentosoficiales del arzobispado. Se puede fijar en 1077 su dimisin.Porque a principios de aquel ao se desencaden la lucha enco-nada que durante varios aos desgarr a la dicesis de Reims.Por una parte estaban Gregorio VII, su legado en Francia Hugode Die y varios cannigos de la catedral, y por la otra, el arzo-bispo Manass, cuyas prevaricaciones haban sido por fin desen-mascaradas.

    Durante los veinte aos que ejerci el cargo deMaestrescuela de Reims, fue menester que Bruno adquirierauna reputacin de integridad y una autoridad innegables paraque Manass, en ltimo apuro, le escogiera como canciller paratranquilizar a Gregorio VII sobre sus intenciones La prontadimisin de la cancillera por parte de Bruno, no es tambinuna nueva prueba de su integridad?

    Bruno era hombre justo en el sentido bblico de la pala-bra. Lo mismo que el abad de SaintArnould, Guillermo,tuvo muy pronto que habrselas con Manass, el arzobispoabusivo, y parece que no tuvo paz hasta que se libr de todocompromiso y recobr su libertad para juzgar, e incluso paraluchar si fuere necesario.

    Una persona ntegra como Bruno, amante de la Palabrade Dios y de la amistad verdadera, por fuerza est condenadoa vivir aislado en una sociedad corrompida. Un ser puro es,siempre y en todas partes, un solitario.

    Bruno es tambin un Maestro. No slo porque dalecciones y produce honda huella en sus discpulos, sino sobretodo, porque domina los acontecimientos y los hombres. Se

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  • coloca por encima de ellos y los sobrepasa, vindolos y juzgn-dolos desde su altura.

    BBRRUUNNOO OOBBIISSPPOO??

    A los cincuenta aos Bruno tena ante s un magnficoporvenir. Se le propona la primera sede episcopal de Francia,llamada diadema del reino. Bruno era la persona ms indica-da para este elevado cargo: su integridad, su ciencia, su lucidezante situaciones delicadas, su coraje en los sufrimientos, su fide-lidad a la Santa Sede, su profunda piedad, su exquisito sentidode la amistad, su desprendimiento de las riquezas y su caridadlo hacan el preferido de todos. Gregorio VII y Hugo de Die,su legado, haban podido comprobar su integridad en aquellapoca de simona, y haban manifestado pblicamente la estimaque le profesaban.

    Quin podra oponerse a esta eleccin tan anhelada portodos, tan deseada, no slo para el bien de la Iglesia de Reims,sino para el bien de toda la Iglesia de Francia?

    Quin? Nadie, ciertamente.

    Nadie, excepto Dios, que habla dejado or en el coraznde Bruno la llamada a una vida ms perfecta No habra deser en la Iglesia de Reims, ni en la Iglesia de Francia, sino msprofundamente, en el corazn mismo de la Iglesia, dondeBruno dara el testimonio de un puro amor de Dios.

    UUNNAA CCAARRTTAA,, UUNN JJAARRDDNN

    All por las calendas de 1090-1101, es decir, unos vein-te aos despus de la poca que ahora tratamos, Bruno escri-

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  • ba a su amigo Ral le Verd, den del Cabildo de Reims, unacarta que nos da preciosas luces sobre su vocacin personal:

    Te acuerdas, amigo mo, del da en que estbamos jun-tos t y yo con Fulcuyo le Borgne, en el jardincillo contiguo ala casa de Adam, donde entonces me hospedaba? Habamoshablado, segn creo, un buen rato de los falsos atractivos delmundo y de sus riquezas perecederas, y tambin de las deliciasinefables de la gloria eterna. Entonces, ardiendo en amor divi-no, hicimos una promesa, un voto, dispuestos a abandonar enbreve las sombras fugaces del siglo, para consagrarnos a la bs-queda de los bienes eternos, y recibir el hbito monstico. Lohubiramos cumplido en seguida si Fulcuyo no hubiera parti-do a Roma, para cuya vuelta aplazamos el cumplimiento denuestras promesas. Mas, por prolongarse su estancia y porotros motivos, se resfriaron los nimos y se desvaneci nuestrofervor.

    El valor de este relato es tanto mayor, cuanto que losdocumentos ciertos sobre la vida de San Bruno son muy raros.Aqu tenemos un testimonio innegable sobre uno de losmomentos ms decisivos de la orientacin espiritual de nues-tro santo.

    Para evitar el episcopado debi huir secretamente dela ciudad. Otros (desgraciadamente su afirmacin parece gra-tuita) le presentan distribuyendo todos sus bienes a los pobresantes de partir, y le hacen despedirse del clero y del pueblo deReims con un magnfico sermn. Coment el lema que habaadoptado: Pensando en la eternidad, hu lejos y permanec enla soledad. Habl con tanta fuerza, uncin y autoridad, y laimpresin que produjo fue tan viva y profunda, que algunos desus oyentes se mostraron dispuestos a seguirle.

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  • Cul era exactamente la intencin de Bruno, cuando consus dos compaeros hizo su voto en el jardn de la casa de Adam,o cuando ms tarde abandon Reims? Qu forma de vida habadecidido adoptar? Tena ya un plan concreto? Para aclarar estascuestiones slo tenemos la Carta a Ral le Verd, escrita ms dediez aos despus de la fundacin de Chartreuse: Nos dis-pusimos dice a abandonar las sombras fugaces del siglo paratratar de conseguir los bienes eternos, vistiendo el hbitomonstico. Si tenemos en cuenta que esta ltima expresinslo significaba entonces abrazar la vida monstica, sin pre-cisar si haba de ser en su forma cenobtica o eremtica, la Cartaa Ral le Verd slo nos seala dos puntos claros en la intencinde Bruno y de sus compaeros: su determinacin de huir de lasvanidades del mundo consagrndose a la conquista de lo eter-no, y su voluntad de apartarse de toda ocupacin y relacinsecular para darse nicamente a la vida divina de la gracia.

    LLAA AAVVEENNTTUURRAA

    En una fecha que no podemos precisar exactamente,pero que se sita entre 1081 y 1083, Bruno abandon Reimsen compaa de Pedro y Lamberto. Bajaron hacia el Sur, endireccin de Troyes. All, a unos 150 kilmetros de Reims y aunos 40 al Sudeste de Troyes, en Molesmes, exista desde 1075una abada cuyo abad, Roberto, tena gran reputacin de sabi-dura y santidad. Roberto haba reagrupado a su alrededor aalgunos eremitas del bosque Collan, cerca de Tonnerre, y loshaba formado en la vida benedictina. La abada era pobre. En1083 fue necesario que el obispo y seor de Langres hiciera unllamamiento a sus vasallos para salvar a Molesmes de su mise-ria. Esta pobreza favoreca el fervor de los monjes.

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  • Cuando Bruno, Pedro y Lamberto acudieron a Roberto,acababan de regalar a la abada de Molesmes la finca de Sche-Fontaine, que no utilizaban. Estaba a unos ocho kilmetros deMolesmes. Lo suficientemente lejos para que sus habitantes seconsideraran muy distintos de los benedictinos de Molesmes, ylo suficientemente cerca para que las relaciones fueran fciles conla abada y sobre todo con su santo abad. Adems, no era unlugar a propsito para la vida eremtica el bosque Fiel, que rode-aba a Sche-Fontaine? Ya en muchos rincones de l se habanestablecido ermitaos solos o en grupos. Sche-Fontaine, pues,fue el lugar donde, con la aprobacin de Roberto, se instalBruno con sus compaeros. All vivieron vida eremtica, here-mitice vixerant, dice una de las dos cartas de Molesmes querelatan los comienzos de Sche-Fontaine.

    Cunto tiempo dur esta fase de la vida de Bruno? Unao como mnimo y tres como mximo, segn la fecha de lasalida de Reims. Suficiente tiempo en cualquier caso para queotros discpulos se les reuniesen.

    Pero Bruno lleva en s otro ideal de vida religiosa: se sien-te impulsado por el Espritu de Dios al desierto, y escoge eleremitismo. As vemos cmo, acompaado indudablemente dealgunos compaeros, deja Sche-Fontaine y va en busca de unlugar apropiado para la realizacin de su proyecto. Esta separa-cin se hizo en un clima de sinceridad y caridad.

    Sea como fuere, la nueva partida de Bruno, su salida deSche-Fontaine, nos da una luz especial sobre su vocacin.Como monje, no se siente llamado a la vida cenobtica. Quierela soledad, a solas con el Solo, a solas con Dios. ste es elautntico llamamiento del Espritu Santo en su alma y en suvida.

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  • De nuevo emprendi la ruta del Sur y se dirigi haciaGrenoble y los Alpes, a ms de 300 kilmetros. Se ignora elporqu de esta eleccin.

    A primeros de junio de 1084, Bruno y sus seis compa-eros llegaban a Grenoble, comenzando as una maravillosa ymisteriosa aventura

    EELL PPRRIIMMEERR DDEESSIIEERRTTOO

    Este yermo, cuyos lmites acabamos de consignar,comenzaron a habitarlo maestro Bruno y sus compaeros, y aconstruir sus edificios, el ao 1084 de la Encarnacin delSeor, 4. del episcopado de Mons. Hugo de Grenoble. Elestudio crtico de los documentos sita esta toma de posesinhacia la fiesta de San Juan Bautista, es decir, en la segundamitad del mes de junio, cuando las condiciones climticas eranms favorables.

    Guigo, en su Vida de San Hugo de Grenoble, cuenta lallegada de Bruno y sus compaeros en un relato demasiadosobrio para nuestro gusto, pero muy preciso: Encabezaba elgrupo Maestro Bruno, clebre por su fervor religioso y su cien-cia, modelo perfecto de honradez, de gravedad y de plenamadurez. Le acompaaban Maestro Landuino (que sucedi aBruno como Prior de Chartreuse), Esteban de Bourg y Estebande Die (antiguos cannigos de San Rufo que, por amor a lavida solitaria y con el consentimiento de su abad, se habanunido a Bruno) juntamente con Hugo, llamado el capelln,porque slo l desempeaba las funciones sacerdotales; tam-

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  • bin iban dos laicos, hoy diramos conversos, Andrs y Gurin.Andaban en busca de un lugar a propsito para la vida erem-tica y no lo haban encontrado an. Con la esperanza de hallar-lo y deseos tambin de gustar de la santa intimidad de Hugo,vinieron a verle. Este los recibi no slo con gozo, sino converdadera veneracin, ocupndose de ellos y ayudndoles acumplir su voto. Y gracias a sus consejos personales, a su apoyoy a su direccin, entraron en la soledad de Chartreuse y se ins-talaron all. Por aquellos das haba visto Hugo, en sueos, queel Seor se construa en esa soledad una casa para su gloria yque siete estrellas le mostraban el camino. Y siete eran precisa-mente Bruno y sus compaeros. As, acogi con benevolenciano slo los proyectos de este primer grupo de fundadores, sinotambin los de los que les sucedieron, favoreciendo siempre,mientras vivi, a los ermitaos de Chartreuse con sus consejosy generosos favores.

    Si, finalmente, Bruno y sus compaeros se instalan en eldesierto de Chartreuse, no es porque ellos mismos hayan esco-gido tal lugar: Dios mismo se lo seal por mediacin de suintrprete, el obispo Hugo.

    Su intencin? S; podemos leerla con claridad en elmismo suelo, en toda su decoracin, en el bosque y en las nie-ves. Este pequeo valle en el corazn del macizo deChartreuse, de accesos difciles incluso para los pueblos mscercanos, de largos inviernos con grandes nevadas, de tierraspobres, slo poda presentar una ventaja: la separacin casitotal del mundo, la soledad llevada al lmite extremo. Era lavida estrictamente eremtica lo que buscaba Bruno. Pero unavida eremtica en grupo: un hombre absolutamente solo nohubiera podido subsistir en tales condiciones de vida.

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  • LLAA MMOONNTTAAAA,, LLAA EERRMMIITTAA,, LLAA SSOOLLEEDDAADD

    Si nos fijamos en el rigor del yermo por una parte, y porotra, en la armona ntima y en la compensacin del pequeogrupo de ermitaos, podremos apreciar un contraste que nosintroduce plenamente en los planes de Bruno. Si ste no hubie-ra reconocido que podra realizar semejante tipo de vida ere-mtica en el desierto de Chartreuse, indudablemente no sehubiera establecido en l. Pero este sitio responda demasiadobien a su nica intencin para que dudara. Tanto l como susseis compaeros podan esperar llevar all juntos la vida erem-tica con todas sus exigencias y toda su riqueza espiritual, almenos en cuanto es soportable a las fuerzas humanas.

    Bruno quera la vida eremtica pura, con soledad estricta,atemperada solamente por algunos actos de vida comunitaria.La misma Comunidad ser poco numerosa, e incluso en susactos comunes los cartujos conservarn el sentimiento de ser elparvus numerus.

    El clima, sobre todo la nieve muy abundante enChartreuse, y el fro riguroso impondran a Bruno una decisinsobre un punto importante: cmo armonizar las exigencias dela soledad y la regularidad de la vida comunitaria. Se le ofrecandos soluciones: o bien separar lo ms posible unas celdas deotras para favorecer la soledad, o, por el contrario, agruparlaspara facilitar la vida comn. El clima inclin a Bruno a optarpor una solucin intermedia: las celdas estaran realmenteseparadas, pero cerca unas de otras, comunicndose entre s ycon los locales comunes mediante un claustro cubierto; as sepodra pasar por l al abrigo de la lluvia y de la nieve.

    Segn el plan de Bruno, los monjes deberan reunirsecon bastante frecuencia varias veces al da para el rezo del

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  • Oficio, celebrar Captulo o asistir al refectorio comn. Si estascondiciones del clima y terreno no hubieran correspondido asu plan de vida contemplativa, Bruno hubiera podido cambiarel emplazamiento de las celdas sin abandonar el desierto deChartreuse. No dudar, por ejemplo, en instalar a los conversosa ms de 3 kilmetros de las celdas de los ermitaos.

    Mientras se preparaban algunas tierras para el cultivo, seiban construyendo las celdas alrededor de la fuente.Indudablemente, seran parecidas a las cabaas de los leadoresy pastores que, con el aspecto de pequeos chalets, se ven anhoy da en las regiones alpinas. Construcciones toscas, peroslidas, hechas de troncos ensamblados y cubiertos de gruesastablas, puestas de modo que, a ser posible, resistan de un aopara otro el peso de las nevadas. Estas chozas cobijaban alprincipio, por economa de tiempo y quiz tambin de dinero,a dos religiosos. Ms tarde, cada ermitao tuvo su celda perso-nal. El agua de la fuente llegaba a cada celda por canalizacionesque, al principio, eran troncos o ramas de rboles ahuecados.

    nicamente la iglesia fue construida de piedra. El 2 deseptiembre de 1085, Hugo, obispo de Grenoble, la consagra-ba bajo la advocacin de la Santsima Virgen y de San JuanBautista. Algunos sitan este conjunto en los alrededores de laactual capilla de San Bruno.

    Las celdas se abran a una galera cubierta, de unos 35metros, que llegaba casi hasta el pie del peascal y permitair bajo techo a la sala capitular, al refectorio y, sobre todo, a laiglesia. En sta celebraban los monjes la Misa conventual yrecitaban en comn Maitines y Vsperas los das ordinarios.Los domingos y das de fiesta recitaban en la iglesia casi todoel Oficio. En la celda rezaban el resto del Oficio y vivan entre-

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  • gados a la oracin, a la lectura y al trabajo manual, que enton-ces consista principalmente en cotejar o transcribir manuscritos,sobre todo de la Biblia y Padres de la Iglesia. Cada ermitaotomaba su comida en su celda; nicamente acuda al refectoriocomn los domingos y grandes fiestas. Entonces, mientras laComunidad tomaba su refeccin, uno de los ermitaos leaalgn trozo de la Biblia o de los santos Padres.

    Tambin los conversos vivan dentro de los lmites deldesierto, pero sus celdas estaban situadas ms abajo que lasermitas. Hacan los trabajos exteriores, sobre todo los ms rs-ticos, necesarios en la vida de comunidad. Se encargaban decultivar las tierras, de cuidar el ganado, cortar lea y ejecutarlos mil trabajillos que exige la difcil conservacin de los edifi-cios. En una palabra, protegan la oracin y soledad de losermitaos, entregndose tambin ellos, en cuanto era posible,a la vida contemplativa.

    Admirable solidaridad espiritual de un grupo de hom-bres, enamorados de Dios, que se organizan para que de susvidas unidas brotara la contemplacin pura.

    Segn una tradicin recogida por Mabillon, a Bruno legustaba retirarse a un rincn solitario del bosque cercano ymeditar delante de una roca en la que todava hoy se vislumbrauna cruz tallada en la piedra.

    RREELLIIGGIIOOSSOOSS DDEE DDEESSIIEERRTTOO

    Bruno y sus compaeros quieren vida eremtica.

    Una vida eremtica cuyos peligros e inconvenientes sevean contrarrestados por elementos de vida cenobtica.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

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  • Esta parte de vida comunitaria no es una simple conce-sin a la fragilidad de la naturaleza humana, sino que constitu-ye un verdadero intercambio espiritual y humano. Una amistadsanta une a los miembros del grupo. Amistad que se entablaentre fuertes personalidades de gran mrito, doctrina y santi-dad, cuyo prototipo es Bruno. Estos tres rasgos parecencaracterizar al cartujo, tal como lo quiere San Bruno: la con-templacin debe nutrirse en la fuente de la Sagrada Escritura yde los Santos Padres; a su vez, este conocimiento de laEscritura y de los Padres debe encontrar un estmulo en la con-templacin. Conocimiento lleno de amor y amor que lleva alconocimiento. El cartujo vive, en su espritu y en su corazn,el misterio de Dios. Y lo vive con grandeza de alma. Nada hayde mezquino en esta vocacin. Todo est marcado con esecarcter de absoluto, de exigencia, de totalidad, de plenitud,que da su verdadera talla al hombre de Dios.

    De ah la importancia del lugar escogido; porque seme-jante forma de vida no se puede realizar en cualquier parte. Senecesitan unas condiciones especiales: un desierto, una separa-cin del mundo, un nmero reducido de ermitaos, una pro-porcin razonable entre Padres y Hermanos. La Chartreuseofreca una ocasin excepcional, quiz nica, para realizar sinningn obstculo semejante ideal.

    En estas circunstancias es difcil imaginar que Bruno ysus compaeros hubieran tenido ni la ms remota idea de fun-dar una Orden. No: slo formaron un grupo de solitarios,reducido, con unas exigencias concretas y en unas condicionesnicas. Tenan una conciencia demasiado viva de la originali-dad de su estilo de vida y, sobre todo, un amor al silencio, a lahumildad, al olvido y a la abnegacin, para soar en extender-

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  • lo a otras partes y a otras personas. La idea de multiplicar suexperiencia en el espacio, y sobre todo en el tiempo, les eratotalmente extraa.

    Se ligaron mediante una profesin formal, con unosvotos? No est claro si se hizo as desde el principio.

    Todas las Costumbres de la Cartuja estn esmaltadas detextos bblicos, sobre todo del Evangelio de Nuestro Seor.

    UUNN DDAA GGRRAANNDDEE

    El 9 de diciembre de 1086 proporcion una gran satis-faccin a Bruno y a sus compaeros. Ese da, en un snodocelebrado en Grenoble, el obispo Hugo ratific solemnementelas donaciones que haban hecho dos aos antes los propieta-rios de las tierras de Chartreuse. Los cartujos quedaban due-os definitivamente de aquellas posesiones y, adems, en lacarta se defina, no sin solemnidad, el fin y la razn de ser deleremitorio:

    Por la gracia de la Santsima e indivisible Trinidad,estamos advertidos misericordiosamente de las condiciones denuestra salvacin. Recordando la fragilidad de nuestra condicinhumana y cun inevitable es el pecado en esta vida mortal,hemos decidido librarnos de las garras de la muerte eterna,cambiando los bienes de este mundo por los del cielo y adqui-riendo una herencia eterna por bienes temporales. No queremosexponernos a la doble desgracia de sufrir a la vez las miserias ytrabajos de esta vida y las penas eternas de la otra.

    Por ello regalamos para siempre un vasto desierto aMaestro Bruno y a los compaeros que vinieron con l buscan-

    DILOGOS EN LA CARTUJA

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  • do una soledad para vivir en ella y vacar a Dios. Yo, Humbertode Miribel, con mi hermano Odn y los dems que tenanalgn derecho sobre ese lugar, a saber: Hugo de Tolvon,Anselmo Garcin; despus, Luca y sus hijos, Rostaing, Guigo yAnselmo, Ponce y Boson, que obran por la intervencin y rue-gos de su madre; igualmente, Bernard Lombard y sus hijos. lomismo que el seor Abad de ChaiseDieu, Seguin, con sucomunidad, cedemos a dichos ermitaos cualquier derechoque podamos tener sobre estas tierras.

    Despus de haber descrito con precisin notarial loslmites del terreno, la carta contina as:

    Si algn seor poderoso o cualquier otro se esfuerzapor anular en todo o en parte esta donacin, ser consideradocomo sacrlego, excomulgado y digno del fuego eterno, amenos que se arrepienta y repare el dao causado.

    Dichas tierras comenzaron a ser habitadas por MaestroBruno y sus compaeros el ao 1084 de la Encarnacin, cuar-to del episcopado del seor Hugo de Grenoble, quien, con todosu clero, aprueba y confirma la donacin hecha por las perso-nas arriba citadas, y por lo que a l se refiere, cede todos losderechos que pudiera tener sobre este territorio.

    Despus de haber enumerado los testigos del acta, termi-na la carta con esta fecha: La presente carta ha sido leda enGrenoble, en la iglesia de la bienaventurada y gloriosa siempreVirgen Mara, el mircoles de la 2. semana de Adviento, enpresencia de dicho seor Hugo, obispo de Grenoble, de suscannigos y de muchas otras personas, tanto sacerdotes comoclrigos, reunidos para el santo snodo, el cinco de los idus dediciembre.

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  • ste es el clima espiritual y humano que vivieron Bruno ysus compaeros los primeros aos de Cartuja. Indudablemente,aquello era un acierto en el sentido providencial de la palabra: laintencin de Bruno, las vocaciones personales de sus compae-ros y hasta los deseos ntimos de Hugo de Grenoble, todo pare-ca converger para realizarse en perfecta armona. Poda creer porfin que haba alcanzado el puerto por el que suspiraba su alma.Durante seis aos sigui esta vida que consideraba como la mspura, la ms santa, la ms consagrada a Dios y tambin la mseficaz en un mundo en el que la misma Iglesia institucional,demasiado comprometida en intereses polticos y temporales, secorrompa. En la Cartuja crea haber encontrado definitivamen-te ese estar a solas con Dios, que consideraba como el preludiodel cara a cara eterno.

    La gente del Delfinado no se equivoc al valorar laimportancia espiritual de lo que pasaba en Chartreuse. Desdeel principio, escribe un historiador del siglo XVII, a estos san-tos extranjeros se les llam ermitaos, y a su jefe, el ermitao porexcelencia. Su llegada al pas inici una nueva era; las actas deaquel ao slo llevan una fecha: el ao en que lleg el ermitao.

    Dios iba a ensearle y a ensearnos por medio de suvida, que existe una soledad an ms profunda que la soledaddel desierto La soledad de la obediencia y el don de s cuan-do uno no los ha elegido sino que es el Seor quien los pide:Otro te ceir y te llevar adonde t no queras ir (Jn.21,18). La frase de Jess a San Pedro se realizar en Bruno.

    DDEEJJAA FFRRAANNCCIIAA,, PPAASSAA AA IITTAALLIIAA

    El Papa Urbano II llam junto a s varias veces a perso-najes importantes para que fueran sus consejeros. As, en mayo

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  • de 1089, Renaud du Bellay, arzobispo de Reims, parti paraRoma invitado por el Papa. Haba sido nombrado para la sedede Reims despus de la renuncia de Bruno. Renaud permanecialgn tiempo con el Papa: asisti al Concilio de Menfi en 1089,y el 25 de diciembre del mismo ao se le concedieron impor-tantes privilegios que le atribuan el palio, el primado de laprovincia eclesistica de la segunda Blgica y ratificaban elderecho de la sede de Reims a consagrar a los reyes de Francia.

    Despus de las fiestas navideas, Renaud volvi a sudicesis. No sera quiz l quien se encargase de transmitir aBruno la orden de trasladarse a Roma? Con toda seguridad elarzobispo habl de Bruno con Urbano II.

    Por otra parte, el Papa y el arzobispo medan bien lagravedad de la decisin: arrancar a Bruno de esta experienciaespiritual no era condenar a muerte a la naciente empresa, tancargada de promesas? Pero al fin el Papa se decidi a correr esteriesgo

    La obediencia de Bruno fue absoluta e incondicional encuanto conoci la orden de Urbano II. Sin embargo la noticiaprovoc entre los ermitaos que vivan con l una gran desmo-ralizacin. Cmo imaginar el desierto de Chartreuse sin la pre-sencia de quien era su alma? As pues, decidieron dispersarse.

    El tiempo urga. Como sus compaeros estaban decidi-dos a no continuar sin l la experiencia de Chartreuse, Brunotena que solucionar, antes de partir, la cuestin de la propie-dad. De acuerdo con el obispo de Grenoble, Hugo, que tenajurisdiccin sobre las tierras de Chartreuse, decidi que eldominio pasase a la Abada de ChaiseDieu, representadapor su abad Seguin.

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  • El eremitorio de Chartreuse, ese fruto de su amor divino,esa realidad que l haba concebido, formado, construido y orga-nizado para ofrecrsela a Dios en sacrificio de alabanza, queda-ba ahora de pronto aniquilada por un mandato de la Iglesia, poruna orden de un antiguo discpulo suyo, hoy convertido en Papa.

    PPEENNSSAANNDDOO EENN AABBRRAAHHAAMM

    Ante tales inmolaciones se suele recordar a Abrahamsacrificando con sus propias manos al hijo de la Promesa,Isaac. La imagen es justa. No cabe duda que en el momento deobedecer, Bruno tena conciencia de haber creado algo grandepara Dios, un gnero de vida rico en promesas para la reformade la Iglesia: al mismo tiempo vea que su salida de Chartreuselo aniquilaba.

    Pero he aqu que sus compaeros dispersos vuelvensobre sus pasos, y reflexionando mejor sobre los consejos deBruno, empiezan a dudar de la sensatez de su decisin. stepudo haberse quedado en los alrededores de Chartreuse espe-rando a que volviera de ChaiseDieu Hugo de Grenoble, otambin estar de vuelta con l despus de haberle acompaadopara hablar con Seguin en ChaiseDieu. De todos modos,Bruno y sus hijos vuelven a examinar su situacin. No ha cam-biado de parecer: aconseja a sus hijos que permanezcan en laCartuja y continen aquella comn experiencia espiritual. l,desde Roma, les seguir siendo fiel y les ayudar con sus conse-jos y su amistad. Y despus, quin sabe si algn da las circuns-tancias, entonces tan mudables, le permitiran volver?

    La situacin cambia por completo. Se acepta el consejode Bruno y se reagrupa la comunidad. Les da un nuevo Prior

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  • en la persona de Landuino. Pero entonces surge un problemamuy grave: aquel grupo de ermitaos ya no es propietario deChartreuse. Y ese derecho de propiedad, que les asegura susubsistencia e independencia, es indispensable para vivir denuevo su vocacin. Bruno solicit de Seguin la retrocesin delas tierras, paso que no dejaba de ser humillante para l: aun-que fuera segura su estabilidad personal en el plan trazado, elhecho de que los del grupo se volvieran atrs poda parecer alos ojos de quienes conocan mal la vida de los ermitaos, unsigno de inconstancia y una prueba de inseguridad con respectoal futuro de la fundacin.

    Segn nuestra hiptesis, Bruno parti para Roma enfebrero de 1090, acompaado probablemente de su amigoGuillermo, abad de SaintChaffre, que tambin iba a Romapor asuntos de su abada. En este viaje, Bruno llevaba el almaembargada de graves preocupaciones. Perseverara el grupoque con sus ruegos y alientos se haba vuelto a reunir? EstaraLanduino a la altura de su cargo de Prior? Cmo recibiran enChaiseDieu la demanda de retrocesin de las tierras?

    En ese mes de septiembre de 1090 vemos, pues, resta-blecido en su primer estado el eremitorio de Chartreuse. Brunoest lejos, pero no ausente Dentro de unos diez aos podre-mos comprobar, por el contrario, el fervor, la unidad delgrupo, la fidelidad de Landuino y la intensidad de la presenciainvisible de Bruno entre sus hijos de Chartreuse.

    RROOMMAA

    El esfuerzo de Bruno por adaptarse al ritmo de vida dela corte pontificia parece haber sido leal. Es verdad que las cir-

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  • cunstancias no eran muy favorables para tal adaptacin: la dif-cil diplomacia de aquel tiempo, la guerra, el cisma, las intrigas,creaban un clima, un mundo en el que Bruno no llegaba aencajar. Y en el fondo de su corazn senta tanto ms vivocuanto ms lo contradeca la situacin, el deseo de soledad ysosiego. Cmo hubiera podido adaptarse al tumulto de lacorte romana desterrada en aquel otoo de 1090, quien habagustado la paz, la oracin, la amistad y la intimidad divina deleremitorio de Chartreuse?

    Bruno expuso a Urbano II su desasosiego y solicit el per-miso de abandonar de nuevo la corte para volver a su desierto.

    Urbano II decidi que se eligiera a Bruno para la sede deReggio. En qu fecha? Para precisarla disponemos de una refe-rencia cierta. Rangier, el monje benedictino del monasterio de LaCava, que finalmente fue elegido arzobispo de Reggio, firmaba yauna carta de confirmacin en diciembre de 1091. Por consi-guiente, hay que situar la propuesta del arzobispado de Reggio aBruno y su negativa, entre el verano de 1090 (llegada de Bruno ala corte pontificia) y noviembre de 1091. No tiene nada de extra-o esta prisa. Varias veces Urbano II nombr casi inmediatamen-te obispos, e incluso cardenales, a personalidades que llamabajunto a l y que quera vincular al servicio de la Santa Sede.Adelantaba el curso de las elecciones, manifestado su deseo; loselectores, que apenas conocan a los candidatos se fiaban de laeleccin del Papa. ste fue claramente el caso de Bruno: de hechofue elegido Ipso Papa volente, por deseo expreso del Papa.

    El derecho autorizaba al elegido a rehusar la sede para laque haba sido designado. Decididamente, Bruno hizo uso deeste derecho. Tal como le conocemos, este asunto debi crearle

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  • una grave crisis de conciencia. Toda su fe y su fidelidad a laIglesia le impulsaban a servir a Urbano II, asumiendo la respon-sabilidad de la carga que juzgaba conveniente confiarle. Peroaceptar el arzobispado de Reggio era comprometerse definitiva-mente en una vida cuyo bullicio y estilo cortesano despertaba enl una repugnancia invencible. La soledad y el reposo interiorconstituan su vocacin ms profunda, como lo saba muy biendespus de seis aos de Cartuja. Obispo y, sin duda, muy pron-to cardenal, significaba acompaar al Papa en sus desplazamien-tos, tomar parte en todos los asuntos y grandes asambleas de laIglesia, vindose mezclado de cerca en la diplomacia pontifi-cia Y todo esto, sin esperanza de volver jams a la soledad.

    Qu importancia tiene este momento en la vida de SanBruno! Debi de tener conversaciones francas e ntimas con elPapa, abrindole su alma y exponiendo sus deseos, sus aspira-ciones, su camino. Y Urbano, que poda mantener y confirmarsu orden imponiendo a Bruno el episcopado bajo censuraseclesisticas, reconoci al fin en su antiguo Maestro una voca-cin excepcional, un llamamiento particular Rangier fueelegido para la sede de Reggio.

    La decisin honraba tanto a Urbano II como a Bruno.Los dos se inclinaron ante esa realidad misteriosa, pero clara yreal e imperiosa, que se llama vocacin de Dios. Bruno, portener el valor de contrariar un deseo del Papa; Urbano II, porrenunciar a los servicios de un hombre a quien juzgaba muyapto para ayudarle y aconsejarle en sus dificultades. En esenivel de inspiracin divina, superior a la sabidura humana y ala ms santa amistad, parece que hemos de situar la decisindel Papa al dejar en libertad a Bruno.

    Urbano II, no lo olvidemos, haba sido monje.

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  • DDEEFFIINNIITTIIVVAAMMEENNTTEE CCAARRTTUUJJOO

    Bruno descubre ahora esa vocacin contemplativa contoda su pureza e intransigencia, con todas sus exigencias y sused de absoluto. Dios estaba all evidentemente. Imponiendosus designios y sus caminos. Cmo no iba a comprender elantiguo hijo de San Benito que, en el plano del verdadero biende la Iglesia, Bruno ermitao, continuando su obra contempla-tiva, pesaba mucho ms que Bruno arzobispo de Reggio y dig-natario de la corte pontificia?

    Hace unos meses Bruno haba sacrificado su vocacinde ermitao a una llamada del Papa; ahora ste sacrificaba sullamamiento ante una llamada superior descubierta en el almade Bruno. A travs de este sacrificio, la Iglesia reconoca elvalor eminente de la vida puramente contemplativa para suobra de Redencin. Estamos en un punto cumbre de la vida deUrbano y de la de Bruno.

    Aqu se presenta una cuestin que la historia, en el esta-do actual de los conocimientos, es incapaz de solucionar deci-sivamente. Por qu Urbano II, que autoriz a Bruno a seguirel camino de la pura contemplacin, no le permiti volver sen-cillamente a Chartreuse? Por qu le orient hacia una nuevafundacin en el sur de Italia?

    En qu fecha fue Bruno a instalarse en Calabria? Unosdicen que en 1090; otros, en 1091 1092, e incluso hay algu-nos que retrasan esta fecha hasta 1095. Esto ltimo parece pocoverosmil, pues no se ve por qu, estando arreglado el asunto delarzobispado de Reggio, Urbano II le obligara a permanecer enla corte pontificia. Por el contraro, es probable que Brunonecesitara algn tiempo para escoger el lugar preciso para su

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  • nuevo eremitorio, arreglara todas las cuestiones relativas a sufundacin, por pobre que fuera, y reuniera los compaeros quehabran de formar su pequea comunidad.

    Fijar la fecha del comienzo del eremitorio a fines de1091 o en los primeros meses de 1092 parece razonable.Pretender determinar con ms precisin el tiempo que pasdesde la salida de Bruno de la corte pontificia hasta su nuevafundacin sera un tanto temerario. Parece que permaneci enla corte de Urbano II alrededor de un ao.

    CCAALLAABBRRIIAA

    Cul era la situacin de Calabria cuando Bruno fue alevantar su nueva fundacin? Ya hemos aludido a ello, peroconviene que volvamos a evocar el ambiente de aquel tiempo.Bruno se encuentra ahora con dificultades muy distintas de lasde Chartreuse. En la primera Cartuja, la fundacin le fue faci-litada al mximo por Hugo de Grenoble, que comprenda suideal hasta el punto de hacerlo suyo, apoyndole con toda suautoridad y prodigndole sus consejos y ayuda. Era la natura-leza, el clima, el lugar mismo, lo que creaba una serie de difi-cultades, que por otra parte favorecan su plan de absolutasoledad. En cambio en Calabria fueron los hombres ms quela naturaleza los que entorpecieron su proyecto. Bruno se vioenvuelto en un ambiente poltico y religioso que condicionpesadamente su fundacin y que es preciso describir previa-mente para comprender bien su obra.

    A Bruno, slo le domina una idea: volver a hallar enCalabria, en la medida en que las circunstancias se lo permitan,la soledad y la paz que haba gozado en Chartreuse.

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  • Pens realmente Bruno hallar en Calabria un lugar tanperfectamente adaptado a su idea de la vida eremtica comoChartreuse? Los bigrafos han hecho esfuerzos por explicar, orealzar sencillamente, la eleccin del sitio de La Torre porBruno.

    El lugar donde Bruno instal su nuevo eremitorio se lla-maba Santa Mara de la Torre. Era un desierto situado a 850metros de altitud, casi equidistante de ambos mares, entre lasciudades de Stylo y Arena. El acta de donacin aada ademsuna legua cuadrada de terreno lindante con este desierto, consus bosques, prados, pastos, aguas, molinos y todos los dere-chos de seoro. Cuando se examina el mapa de la regin, nopuede uno menos de extraarse de que Bruno prefiriera estelugar de una soledad relativa y bastante amenazada, a otros rin-cones ms perdidos en las montaas de Calabria. Cuestinde prudencia en un pas todava no pacificado por completo?Cuestin de seguridad en medio de una poblacin que habasido perjudicada en una de sus partes (el elemento griego) enbeneficio de la otra (el elemento latino)? O quizs porque enel desierto de La Torre haba ya algn edificio monacal cons-truido por los griegos? Conviene sealar tambin que Stylohaba sido precisamente uno de los baluartes de la resistenciagriega a los normandos, en tiempos de la conquista de 1060.De todos modos, Santa Mara de la Torre no ofreca a la sole-dad de los ermitaos las mismas defensas naturales que laChartreuse. En su carta a Ral le Verd, Bruno emplear paracaracterizar su soledad un epteto de matiz ms bien restricti-vo: Vivo en un desierto de Calabria, bastante alejado (satisremotam) de todo poblado. No hubiera reforzado ms suexpresin si se hubiera tratado del emplazamiento deChartreuse?

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  • A Santa Mara de la Torre Bruno no parti solo. Tenacompaeros, como cuando se fue a Chartreuse. Quines eran?De dnde venan? En la carta a Ral le Verd, dice que vivecon sus hermanos en religin, algunos de los cuales son muydoctos, lo que da a entender que el grupo se compona decierto nmero de ermitaos. La carta no es anterior a 1096, yen esta poca la pequea comunidad deba contar con quinceo veinte miembros. A la muerte de Bruno sern treinta.

    A finales de 1091 haba fundado un nuevo eremitorioen Santa Mara de la Torre, y en l viva con varios compae-ros, laicos y clrigos. All permanecer diez aos.

    A travs de las cartas, de los documentos pontificios oepiscopales, percibimos la admiracin y estima que rodeaban aBruno: su excepcional y casi legendaria bondad, sus slidas yescogidas amistades, su profunda piedad, su amor a la soledady a la paz, su ascendiente humano y espiritual entre sus herma-nos y tambin entre sus contemporneos, especialmente ante laSanta Sede.

    MMOORRIIRR HHAABBEEMMOOSS AA DDIIOOSS TTEENNEEMMOOSS

    De la enfermedad que se lo llev, no sabemos nada. Porla Carta que escribieron sus hijos encabezando el Rollo dedifuntos, sabemos solamente que su muerte fue muy serena.

    En la semana que precedi a su fallecimiento Brunoquiso hacer su profesin de fe, segn costumbre muy extendi-da en aquella poca. Dndose cuenta, dice la citada Carta, deque se le acercaba la hora de pasar de este mundo al Padre,(Bruno) convoc a sus hermanos y fue evocando las distintas

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  • etapas de su vida desde la infancia, recordando los sucesos msnotables de su tiempo. Despus expuso su fe en la Trinidadmediante una alocucin profunda y detallada y concluy as:Creo tambin en los sacramentos que cree y venera la Iglesia, yexpresamente que el pan y el vino que se consagran en el altarson despus de la consagracin el verdadero cuerpo deNuestro Seor Jesucristo, su verdadera carne y su verdaderasangre, que recibimos en remisin de nuestros pecados y comoprenda de la vida eterna. El domingo siguiente su alma santase separ de su cuerpo; era el 6 de octubre del ao del Seor1101. Ante tal sencillez huelgan los comentarios.

    Durante mucho tiempo el texto ntegro de su profesinde fe permaneci olvidado. Lo encontr Dom Constancio deRegetis en los archivos de Santa Mara de la Torre. Por desgra-cia, el manuscrito estaba muy deteriorado, carcomido y difcilde descifrar en varios pasajes. Dom Constancio transcribi lotranscribi y lo envi al General de los cartujos en 1522. Heaqu la traduccin del texto latino publicado en la edicin cr-tica de Sources Chrtiennes:

    A modo de prlogo, los Hermanos de Calabria pusieronestas conmovedoras palabras: Hemos cuidado de conservar porescrito la profesin de fe de Maestro Bruno, pronunciada antetodos sus hermanos reunidos en comunidad, cuando sinti quese le acercaba la hora de dar el paso que espera todo mortal, por-que nos rog con harto encarecimiento que fusemos testigos desu fe ante Dios.

    Sigue la profesin de fe:

    1. Creo firmemente en el Padre, en el Hijo y en elEspritu Santo: Padre no engendrado, Hijo unignito, Espritu

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  • Santo procedente de ambos; creo tambin que estas tres perso-nas son un solo Dios.

    2. Creo que el mismo Hijo de Dios fue concebido delEspritu Santo en el seno de Mara Virgen. Creo que la Virgenfue castsima antes del parto y que en el parto y despus delparto permaneci siempre virgen. Creo que el mismo Hijo deDios fue concebido entre los hombres como verdadero hombresin pecado. Creo que este mismo Hijo de Dios fue apresado porodio de los prfidos judos, tratado injuriosamente, atado injus-tamente, escupido y azotado. Creo que fue muerto y sepultado,que baj a los infiernos para librar de all a los suyos cautivos.Descendi por nuestra redencin, resucit y subi a los cielos,de donde ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.

    3. Creo en los sacramentos que cree y venera la Iglesia,y expresamente en que lo consagrado en el altar es el verdaderocuerpo y la verdadera sangre de nuestro Seor Jesucristo, quenosotros tambin recibimos en remisin de nuestros pecados ycomo prenda de salvacin eterna. Creo en la resurreccin de lacarne y en la vida eterna. Amn.

    4. Confieso mi fe en la santa e inefable Trinidad, Padre,Hijo y Espritu Santo, un solo Dios natural, de una sola subs-tancia, de una sola naturaleza, de una sola majestad y potencia.Creemos que el Padre no ha sido engendrado ni creado, sinoque es ingnito. El mismo Padre no recibe su origen de nadie;de l recibe el Hijo su nacimiento y el Espritu Santo, la pro-cesin. Es, pues, la fuente y el origen de la divinidad. El mismoPadre, inefable por esencia, engendr inefablemente de susubstancia al Hijo, pero slo engendr lo que l es: Diosengendr a Dios; la luz engendr a la luz; de l, pues, proce-de toda paternidad en el cielo y en la tierra. Amn.

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  • El 6 de octubre de 1101 mora Bruno. Tena algo msde 70 aos, y haca 17 que haba fundado el eremitorio deChartreuse.

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  • Tradicionalmente las Cartujas se edificanen lugares solitarios y todas ofrecen esencial-mente la misma distribucin. Tomamos comoejemplo representativo la de Miraflores, cuyasdependencias describiremos.

    LLAA IIGGLLEESSIIAA

    La iglesia de Miraflores es de una sola nave, alargada,en detrimento de la proporcin?1 Ciertamente, no. Esa cir-cunstancia la dota de una regia elegancia. Como en todas lascartujas, la iglesia de Miraflores consta de cuatro partes: elpresbiterio, el coro de los Padres y el coro de los Hermanos yun pequeo atrio para los seglares, que en otras cartujas seencuentra ms separado y recibe el nombre de tribuna. El pres-biterio, donde se sita el altar, se encuentra ligeramente elevadorespecto al resto de la iglesia. Acoge en el lado derecho, la silla,que el sacerdote ocupa durante la liturgia de la palabra, en el

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    1 La iglesia de Miraflores tiene 56 m. de longitud, por 10 m. de ancho y16 m. de altura. Normalmente las iglesias de otras Cartujas son dedimensiones ms reducidas.

    Captulo 2.

    La CartujaEdificios y dependencias

  • izquierdo, un lectorio adosado al muro sirve al dicono paraleer el Evangelio en la Misa conventual2.

    El espacio ms prximo al descrito es el coro de losPadres. Una sillera gtica de recia madera noble, recorre losmuros laterales. Las sillas que la forman estn separadas poruna pequea y artstica aleta de madera para favorecer el reco-gimiento de los monjes en el rezo de los oficios del coro.Delante de ellas, un alargado pupitre sirve para colocar loslibros de coro. El centro del coro lo preside, solemne y solita-rio, el facistol. En l se proclaman las lecturas y el rezo de laspreces.

    Un ornamentado tabique de tres metros de altura divi-de el anterior espacio del siguiente: el coro de los Hermanos,al que se accede a travs de una sencilla puerta. Adosados adicho muro hay dos altares. La sillera del coro de losHermanos compite en belleza con la del coro de los Padres,pero es de estilo renacentista. En la actualidad los Hermanospueden, si lo desean, pasar al coro de los Padres y participaractivamente en los Oficios litrgicos.

    Por ltimo, una artstica reja, abierta en el centro, separael coro de los Hermanos de la estancia de los seglares.

    Esta es, brevemente, la descripcin de la iglesia deMiraflores.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

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    2 Hoy da, la Misa conventual y los oficios litrgicos se celebran en unamoderna iglesia dentro de clausura, que se encuentra en el corredor queune el claustro de los Padres con el de los Hermanos.

  • EELL CCAAPPTTUULLOO

    El Captulo es una sala destinada a las reuniones comu-nitarias. Los Estatutos determinan la funcin del Captulo enestos trminos: El Captulo es un lugar importante de la casa: enl fuimos un da recibidos como los ms humildes servidores de todos;en l reconocemos ante nuestros hermanos las faltas cometidas, omos lalectura sagrada y deliberamos sobre cuestiones relativas al bien comn.

    En la vigilia de ciertas solemnidades nos reunimos todos en elCaptulo para escuchar el sermn del Prior. Despus de Nona, losdomingos y solemnidades, los Padres y, si el Prior lo juzga oportuno,los Hermanos, van al Captulo para escuchar la lectura del Evangelioo de los Estatutos. Cada dos semanas, o ms frecuentemente segn lacostumbre de las Casas, los Padres reconocen all pblicamente sus fal-tas A juicio del Prior, los monjes se renen en el Captulo siempreque haya que deliberar sobre un asunto, o que el Prior pida el parecerde la Comunidad3.

    EELL RREEFFEECCTTOORRIIOO

    Prximo a la iglesia y al Captulo, y unido a ellos por unpequeo claustro, est el Refectorio. Es una amplia sala con lassillas y mesas dispuestas a lo largo de la pared, dejando libre elcentro. Cada monje tiene delante de l los cubiertos, la servi-lleta una jarra para el agua, otra para el vino y un tazn de dosasas que hace las veces de vaso.

    LA CARTUJA. EDIFICIOS Y DEPENDENCIAS

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    3 Estatutos de la Orden cartujana 22, 3-4.

  • En el Refectorio slo se come los domingos, solemnida-des y das de sepultura. Durante la comida, todos los monjespermanecen cubiertos con la capucha y guardan riguroso silen-cio. Un monje lee la Biblia u otra lectura espiritual; de estaforma, como dicen los Estatutos, mientras se nos sirve el alimen-to corporal nos nutrimos de la lectura divina4.

    LLAASS CCEELLDDAASS

    Si no estoy mal informado, la celda es la vivienda del car-tujo Como es en realidad una celda?

    De todas las dependencias del monasterio, las celdasson lo ms caracterstico de la Cartuja. Bsicamente las celdasde todas las cartujas se componen de los mismos elementosaunque su distribucin suele varias de unas a otras.

    Puede describirlas brevemente?

    Las celdas estn alojadas en el gran claustro, es decir,un largo corredor generalmente en forma de cuadriltero.

    La palabra celda, que los cartujos vienen aplicando asus ermitas desde los orgenes de la Orden, induce inevitable-mente a error, pues evoca la idea de una pequea habitacin.En realidad, la celda del cartujo es una casita generalmente dedos plantas, en cuyo recinto hay lugar para una sala de estudio,un oratorio, un pequeo taller de carpintera y hasta para unhuerto o jardn. Su relativa amplitud se explica por el gnerode vida marcadamente eremtico de la Orden: el cartujo pasa la

    DILOGOS EN LA CARTUJA

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    4 Estatutos 46, 23.

  • mayor parte de su vida en la celda. Nuestros Estatutos dicengrficamente que la celda es para el cartujo lo que el agua parael pez y el aprisco para las ovejas5.

    Una letra del alfabeto recortada en madera y pegada acada puerta distingue unas celdas de otras. La primera pieza dela celda es un zagun bastante amplio presidido por la cruz yun cuadro o una imagen de Nuestra Seora. A sus pies, derodillas, el cartujo reza un Ave Mara siempre que entra en lacelda. Por esta razn a dicha estancia se le llama el AveMara. Cerca de la puerta hay un armario-mesa con los tilesnecesarios para la comida.

    A un lado, abierto en el grueso muro, puede verse unventanillo en el que el Hermano despensero deposita la comi-da, que el monje retirar en el momento de tomar su refeccin.El cartujo come en su celda; solamente los domingos y las fies-tas lo hace en comunidad, en el Refectorio monacal.

    Del Ave Mara se pasa a una galera bien iluminadaque sirve de taller de carpintera. Para trabajar la madera, sedispone de un torno accionado a pedal, de un banco de car-pintera y de las herramientas ms corrientes. En un extremode la galera, una puerta nos conduce al huerto o jardn de lacelda que cada cartujo cultiva segn sus gustos. El cuidado deljardn o huertecillo sirve tanto de ejercicio fsico como de apa-cible recreacin y esparcimiento espiritual.

    Volviendo al Ave Mara, una escalera nos conduce ala habitacin principal, de unos seis metros de largo por cinco

    LA CARTUJA. EDIFICIOS Y DEPENDENCIAS

    45

    5 Estatutos, 4,2.

  • de ancho. Est iluminada por una gran ventana que se abresobre el jardn. El mobiliario de esta habitacin lo forman unamesa, una silla de madera y una estantera para los libros. Alfondo, presidindolo todo, hay un pequeo altar y un reclina-torio para orar. A un lado una sencilla cama y junto a la entra-da una puerta da acceso al cuarto de bao. Esta es la celda delcartujo: en ella pasa sus das y sus aos en silencio, a solas conel Seor.

    La celda cielo o purgatorio?

    Quiero pensar que lo primero, para quien ha recibi-do esta vocacin de lujo que es vivir slo para Dios. De hecho,los monjes de todas las pocas han experimentado y cantadolas bellezas de la vida solitaria en la celda, donde pasan sus dasen trato ntimo con el Seor. Nuestros Estatutos se unen a estalarga tradicin monstica que considera la celda casi como laantesala del cielo: Esta es, pues, la tierra santa y el lugar donde elSeor y su siervo conversan a menudo como entre amigos; donde elalma fiel se une frecuentemente a la Palabra de Dios y la esposa viveen compaa del Esposo; donde se unen lo terreno y lo celestial, lohumano y lo divino6.

    Sin embargo, dado el ambiente de ruido, imgenes y distrac-ciones caracterstico de nuestra sociedad, no resulta difcil a los jve-nes adaptarse a una vida de silencio y soledad tan estricta como la quese vive en la Cartuja?

    Normalmente la celda exige al novicio un procesoms o menos largo y costoso de adaptacin yo dira de desin-

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    46

    6 Estatutos 4.1.

  • toxicacin para hacer silencio en su interior, aquietar la fanta-sa, los afectos, los sentidos, hasta conseguir sosegar el esprituy centrarse en lo sustantivo, en los valores trascendentes, que endefinitiva son los nicos que pueden saciar los anhelos ms pro-fundos del alma.

    Qu consejos dara a un joven que llega del mundo ycomienza a vivir su nueva vida de celda, tan distinta a la vida que hallevado hasta ahora?

    El P. Maestro de novicios le har seguir unos hora-rios precisos y llenos de prudencia, para que el joven novicio seocupe de una manera ordenada y provechosa en la lectura,escritura, salmodia, oracin, meditacin, contemplacin y tra-bajo. Le ensear tambin a luchar contra las tentaciones dedesaliento, a acostumbrarse poco a poco a la tranquila escuchadel corazn y a dejar entrar a Dios en su interior. Sobre todoaconsejar al novicio a confiar en el Seor que le ha dado estavocacin de predileccin y le dar tambin las gracias necesa-rias para llevarla a feliz trmino.

    LLAASS OOBBEEDDIIEENNCCIIAASS

    En un lugar prximo al claustro de los Hermanos, seencuentran las obediencias. Con esta palabra se entiende enla Cartuja el conjunto de talleres y dependencias donde traba-jan los Hermanos bajo la direccin del P. Procurador. Prximaal refectorio se encuentran la cocina y la despensa, y esparcidas,segn las conveniencias de la casa, la sastrera, el lavadero, lacarpintera, la fragua, el taller de electricidad y el garaje. Seprocura dotar a cada obediencia de mquinas modernas parafavorecer la soledad de los Hermanos en el trabajo.

    LA CARTUJA. EDIFICIOS Y DEPENDENCIAS

    47

  • Rodeando al monasterio estn los campos de cultivo yla huerta. Una larga tapia cierra completamente el recinto delos edificios y fincas asegurando as la soledad de los monjes.

    Bajo el punto de vista meramente material, la Cartujaofrece el aspecto de un poblado bien ordenado y que, en granparte, se autoabastece.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    48

  • Cuando un joven aspira a ingresar en laCartuja A quin se dirige?

    Normalmente al P. Prior.

    Quin le contesta?

    El P. Maestro de novicios le enva unacarta con la informacin general de las obser-

    vancias y exigencias de la vocacin del cartujo. Hoy, la mayorparte de los aspirantes se dirigen a nosotros por email.

    Y qu ocurre?

    Si contesta y persiste en su propsito, despus derecibir informes favorables de algn sacerdote que le conozca,se le invita a pasar unos das de convivencia en la Cartuja.

    Y qu vida lleva?

    Para que la convivencia sea ms provechosa el aspi-rante ocupa una celda del claustro y sigue los horarios de laComunidad.

    Resulta esclarecedora la convivencia?

    Al cabo de varios das, el aspirante se ha formadouna idea bastante aproximada de la vida que desea abrazar.

    51

    Captulo 3.La vocacin

  • Quin se ocupa de l durante esos das?

    El P. Maestro de novicios le visita con frecuencia, tratacon l amistosamente la vocacin y todo lo relacionado con ella.

    Cul es la finalidad precisa de este dilogo?

    Ahondar en la espiritualidad cartujana para ayudar alaspirante a discernir su vocacin.

    Qu motivos no son vlidos para ser cartujo?

    Los desengaos de la vida, el deseo de una existenciatranquila, sin problemas, en general cualquier mvil egosta.De hecho, el nico motivo vlido es la bsqueda de valoresperennes, la bsqueda de Dios, ms o menos clara, o al menospresentida. Procuramos analizar la vocacin con suma discre-cin y paciencia.

    Prcticamente a qu edad admiten en la Cartuja?

    Se tiende a desaconsejar cada vez ms el ingresoantes de los veintin aos.

    De los veintiuno hasta qu edad?

    Sin permiso especial del Captulo General o delReverendo Padre, (llamamos as al Prior General de la Orden),no se puede recibir a nadie que haya cumplido los cuarenta ycinco aos.

    Y se concede?

    Si la edad no supera mucho los 45 aos, s es posi-ble el permiso, pero slo despus de hacer una prueba especialde tres o cuatro meses antes de ser admitido como aspirante.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    52

  • Por qu esta prueba? Porque a esa edad la adaptacin a las observancias de

    la Cartuja resulta ms problemtica y hay que ver con claridadsi el candidato es capaz de adaptarse, antes de admitirle comoaspirante.

    En cuanto a la salud qu pide la Cartuja? Antes de la admisin nuestros Estatutos aconsejan

    consultar a mdicos que conozcan bien nuestro gnero de vida7.Pequeos desequilibrios psquicos, que en otro lugar pasarancasi desapercibidos, encuentran en la soledad de la Cartuja unacaja de resonancia que incapacitan para nuestra vida normal.Hoy da los exmenes mdicos son obligatorios antes delNoviciado y de la Profesin.

    En cuanto a la fuerza de voluntad, qu piden? La vocacin a la soledad de la Cartuja exige una

    voluntad decidida y un juicio equilibrado.

    Entonces los caracteres tranquilos tienen ventajas sobrelos temperamentos nerviosos

    Pero no siempre. Tambin los temperamentos ner-viosos pueden adaptarse bien a la Cartuja.

    Hablando claro, cul es la cualidad esencial que se requie-re para ingresar?

    Como la vida del cartujo es vida de oracin, difcil-mente se puede admitir a quien no sienta atractivo por el reco-

    LA VOCACIN

    53

    7 Estatutos 8, 2.

  • gimiento y la oracin. En la vida contemplativa ninguna cualidad,por excelente que sea, puede suplir al espritu de piedad.

    Especficamente, qu misin tiene el P. Maestro de novicios?

    Dirigir su formacin, ayudarles en sus dificultades yen las tentaciones que suelen acechar a los seguidores de Cristo en eldesierto8.

    En la Cartuja se sigue algn mtodo especial de oracin?

    Normalmente el novicio cartujo comienza su apren-dizaje en los caminos de la Lectio divina. Este mtodo deoracin tradicional en los monasterios, sintetizado por GuigoII el Cartujo, consiste en leer pausadamente un pasaje de laSagrada Escritura y rumiarlo lentamente. Despus, en silencio,uno se sirve de los sentimientos de agradecimiento, alabanza,arrepentimiento, que dicho texto provoca en nuestro interiorpara hacer de ello oracin al Seor. Cuando ese texto ya no nosdice nada especial, o sobreviene la distraccin, se vuelve a leerotro pequeo fragmento de la Sagrada Escritura y se le dejacalar en el corazn. Este mtodo de oracin es muy sencillo yreduce notablemente las distracciones. Todo el ambiente de laCartuja dispone al monje a dejarse poseer por la oracin.

    Dan ustedes mucha importancia a la formacin en la vidade oracin?

    No podra ser de otra manera. Es importante que laoracin del novicio tienda a la simplificacin, convirtindoseen una sencilla y amorosa mirada al Seor. Aunque slo sea en

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    54

    8 Estatutos 8, 16.

  • sus primeros grados de simple mirada, o de quietud, es conve-niente que el novicio llegue a saborear la oracin contemplati-va. El Maestro de novicios, con mucha prudencia debe educaren la contemplacin, consciente de que sta es la meta de laoracin.

    No es esto exigir mucho a un simple novicio?

    Normalmente si un novicio recibe de Dios la graciade la experiencia contemplativa, por sencilla y corta que sea,estar ya preparado para superar los momentos de desaliento,aridez y crisis que no suelen faltar sobre todo en el tiempo denoviciado. Vivir habitualmente en la presencia del Seor, en eltrato continuo y orante con la palabra de Dios en el OficioDivino, o rezo de las Horas, y en los ratos dedicados a laLectio Divina, va arrancando el hombre viejo que duermeen las profundidades de cada uno. El joven monje va libern-dose de la tirana de los sentidos y pasiones, del fuerte recla-mo del mundo sensible del que ciertamente se despidi alentrar en la Cartuja pero que sigue ah, agazapado en su inte-rior. Va superando as la dispersin de los sentidos, la superfi-cialidad, la inconstancia y toda su vida se va penetrando casiimperceptiblemente de la cercana de Dios. Ahora, en el reco-gimiento, en el silencio interior que invaden su espritu le soncasi connaturales los sentimientos de adoracin, de gratitud ygozo en el espritu. Si falta este pilar de la oracin contempla-tiva, la vocacin estar siempre expuesta al desaliento, a los vai-venes de los sentimientos cambiantes, al cansancio, a la aridezy falta de ilusin por las cosas del espritu, que suelen estarmuchas veces en la raz de la mayora de los abandonos de lavida monstica.

    LA VOCACIN

    55

  • AA.. LLOOSS MMOONNJJEESS DDEELL CCLLAAUUSSTTRROO

    EEll ppoossttuullaannttaaddoo

    Supongamos que un aspirante a monje delclaustro ha dado seales de verdadera vocacin, a jui-cio de los superiores de la Cartuja. Qu hace?

    Se le admite como postulante.

    Qu es el Postulantado?

    El perodo de prueba que prepara para acceder alNoviciado.

    Cunto dura?

    Entre seis meses y un ao.

    Qu vida lleva el postulante?

    Muy similar a la que siguen los monjes.

    Exactamente igual?

    Se le conceden ciertos alivios con el fin de que suadaptacin a la nueva vida sea gradual.

    Cmo viste?

    57

    Captulo 4.

    Las etapas del camino

  • De seglar, pero en los actos de Comunidad aparececubierto con una capa negra.

    En qu ocupa su tiempo el postulante?

    El tiempo libre que le dejan los rezos lo dedica a for-marse en el espritu de La Cartuja. Aprende las ceremoniaslitrgicas. Y estudia latn.

    Latn?

    S, latn.

    Tardan mucho en saber latn?

    Normalmente despus de unos meses de esfuerzo elpostulante ha logrado adquirir unos modestos conocimientosque le permiten entender los libros litrgicos.

    EEll nnoovviicciiaaddoo

    Supongamos que, concluidos los meses de postulantado, laconducta del candidato es la adecuada.

    Si la Comunidad le da su voto favorable se le admiteal Noviciado.

    Cunto dura el Noviciado?

    Dos aos.

    Qu hace el novicio durante el primer ao?

    Formarse en la vida espiritual insistiendo en el estudiode la liturgia y las observancias cartujanas.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    58

  • Y en el segundo ao?

    Comienza los estudios que le preparan para elSacerdocio: dos aos y medio de Filosofa y tres aos y mediode Teologa.

    Y dnde cursa estos estudios?

    Por exigencias de la vocacin eremtica de la Cartuja,tienen lugar en la soledad de la celda.

    Pero cmo?

    Dos veces por semana los estudiantes van a la celdade un cartujo conocedor de las asignaturas estudiadas. All danrazn de sus estudios y piden las explicaciones necesarias. Elcartujo profesor resuelve las dificultades que los estudianteshayan podido encontrar. Es frecuente tambin recurrir a pro-fesores del exterior para asegurar mejor la formacin teolgicade los alumnos.

    Cmo visten los novicios?

    Llevan un hbito igual al de los profesos, pero lacogulla es corta y sin trabas.

    Qu es una traba?

    Una tira de tela que une la parte delantera y trasera dela cogulla. Adems, en comunidad, visten una gran capa negra.

    LLaa PPrrooffeessiinn tteemmppoorraall

    Han pasado los dos aos, la Comunidad ha dado su votofavorable, qu es del novicio?

    LAS ETAPAS DEL CAMINO

    59

  • El novicio accede a la Profesin temporal.

    Por qu temporal? Porque se emiten los votos de estabilidad, obediencia

    y conversin de costumbres por tres aos solamente.

    Qu efecto tiene la Profesin temporal? Por ella el joven profeso queda definitivamente adscri-

    to a la Cartuja donde emiti los votos. Los aos de antigedaden la Orden empiezan a contar a partir de esta primera Profesin.

    Y se acab el Noviciado? El joven profeso sigue perteneciendo a ste como un

    novicio ms. El P. Maestro dirige su formacin espiritual. Perodurante esos tres aos continuar los estudios eclesisticos,profundizando ms en la formacin espiritual que comenz enel Noviciado.

    Y ya han pasado los tres aos El profeso vuelve a renovar los votos por dos aos

    ms. La diferencia es que estos dos aos los vivir entre losprofesos solemnes, experimentando as plenamente lo que va aser la vida que piensa abrazar.

    Sigue estudiando? S, el ltimo ao interrumpe los estudios para dedi-

    carse con ms plenitud a la oracin y a la soledad de la celda.

    LLaa PPrrooffeessiinn ssoolleemmnnee

    Han pasado ya siete aos y por fin llega la deseadahora de la consagracin definitiva.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    60

  • Da importante para un cartujo?

    El mayor acontecimiento en la vida de un cartujojuntamente con el Sacerdocio.

    A qu le compromete?

    A vivir exclusivamente para la alabanza de Dios. LaProfesin solemne es fruto de una larga cadena de gracias a lasque ha correspondido generosamente con una fidelidad diaria.

    Qu sucede despus?

    Bajo ciertos aspectos es el comienzo. El cartujo en unacto sublime se ha consagrado a Dios. Ahora tiene que vivirda a da esa consagracin. El sacerdocio conferido al terminarlos estudios, corona la Profesin.

    Qu sentimientos llenan el alma del cartujo ese da?

    Pienso que los mismos que, con acentos lricos,expres nuestro Padre san Bruno en carta a los Hermanos deChartreuse: Alegraos, pues, mis queridos hermanos, por vuestra felizsuerte y por las abundantes gracias que la mano del Seor ha derrama-do sobre vosotros. Alegraos de haber escapado de los muchos peligros ynaufragios del tempestuoso mar del siglo. Alegraos de haber alcanzado elrefugio tranquilo y seguro del ms resguardado puerto. Cuntos lo handeseado, cuntos han luchado por ello y, sin embargo, no lo han conse-guido! Otros muchos, despus de haberlo alcanzado, son excluidos de l,porque a ninguno de ellos se le haba concedido esta gracia de lo alto.

    Tened por cierto, hermanos mos, que todo el que llega a perder,por la causa que sea, este ansiado bien despus de haberlo gustado, lolamenta luego toda la vida.

    LAS ETAPAS DEL CAMINO

    61

  • BB.. LLOOSS HHEERRMMAANNOOSS CCAARRTTUUJJOOSS

    Hubo siempre Hermanos en la Cartuja?

    S, cuando san Bruno se retir al desierto deChartreuse, dos de sus compaeros eran laicos: Andrs yGuern. Fueron ellos los primeros Hermanos de la Orden.Siempre hubo Hermanos en la Cartuja. Con leves variaciones,su nmero ha permanecido durante siglos, como en la actuali-dad: siete u ocho por cada diez Padres.

    Los Monjes del Claustro y los Hermanos son dos for-mas distintas de conjugar una misma vocacin. Unos y otroscomparten bajo formas complementarias la responsabilidad dela misin que incumbe a las comunidades cartujanas: hacerexistir en el seno de la Iglesia una familia de solitarios.

    Explquese

    Los Monjes del claustro, viven en sus celdas comoermitaos la mayor parte del da. Los Hermanos, aunque par-ticipan de la misma vocacin solitaria que los Padres, la reali-zan de distinta forma.

    Cmo?

    Los Hermanos dedican cierto tiempo al trabajomanual fuera de sus celdas asumiendo las tareas materiales delmonasterio.

    Hbleme de ellos

    Los Hermanos Cartujos, desde los comienzos hastanuestros das, han impresionado por su estabilidad y su elevadonivel espiritual. Tienen en la Cartuja un lugar propio perfecta-mente definido.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    62

  • Y a qu se debe? A la vigilancia de los Captulos Generales, a la cer-

    cana del Prior y Procurador (se llama Procurador al monjeencargado de los asuntos materiales del monasterio), perosobre todo al clima espiritual de silencio y soledad del quePadres y Hermanos participan por igual, aunque segn moda-lidades distintas.

    Cul es la preparacin de un Hermano Cartujo? Un camino parecido al de los Monjes del claustro.

    VeamosLa duracin del Postulantado es variable y depende,

    en buena parte, de la formacin espiritual del candidato, duraentre seis meses y un ao.

    Si la conducta del postulante deja entrever una vocacinsegura, previa votacin de la Comunidad, se le admite alNoviciado de Converso. Su duracin es de dos aos.

    Quin es su Maestro de novicios? Tradicionalmente era el P. Procurador, aunque lti-

    mamente suele ser mismo que el de los Padres. ste dirige suformacin y les ayuda a superar las pruebas y dificultades queencontrarn en el camino.

    Y cundo ha acabado satisfactoriamente el Noviciado El Hermano hace su primera profesin por tres

    aos. Desde ese momento, queda constituido en miembro dela Orden. Al final de esos tres aos, renueva su compromisopor dos aos ms. Durante todo este tiempo sigue bajo ladireccin del Padre Maestro.

    LAS ETAPAS DEL CAMINO

    63

  • De modo que para llegar a Hermano Cartujo se necesi-tan siete aos de formacin?

    As es. Acabados los siete aos de formacin llega elmomento tan deseado! de consagrarse definitivamente a Diospor los votos solemnes. La ceremonia se desarrolla de esta mane-ra: en la Misa conventual lee la frmula de la profesin. Luegola deposita sobre el altar como smbolo de su entrega a Dios.

    Reciben los Hermanos formacin especial?

    La formacin es slida, adaptada a su estado. LaOrden ha dispuesto para ellos lo que hoy llamamos formacinpermanente. Es decir, durante los 7 aos primeros de su vidacartujana, orientados por el P. Maestro, dedican un tiempotodos los das al estudio de la Biblia, Teologa, Liturgia,Espiritualidad Esta formacin se adapta a cada uno. A lolargo de su vida pueden seguir formndose.

    Qu leen los Hermanos?

    Tienen a su disposicin la biblioteca de la Casa. Lassecciones de espiritualidad y vidas de santos son las que msfrecuentan.

    Cuntas horas trabajan al da?

    Normalmente cinco distribuidas entre la maana yla tarde, pero durante el periodo de formacin se reducen paradedicar ms tiempo al estudio y lecturas formativas.

    Qu es el trabajo en la Cartuja?

    Hay que subrayar que ante todo el trabajo de losHermanos es monstico. No son empleados cuya principal

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    64

  • razn sea hacer funcionar el monasterio. Cuando decimos quesu trabajo es monstico queremos decir que se trata de un actoreligioso que ayuda a mejorar la prctica de las virtudes y queacerca a Dios.

    Cmo logran, en pleno trabajo, conservar el espritu deoracin y soledad?

    Los Estatutos de la Orden aconsejan usar con fre-cuencia jaculatorias. Incluso, interrumpir el trabajo con brevesmomentos de oracin.

    Trabajan los cartujos en grupo?

    Si es posible se procura que cada uno trabaje deforma individual en la obediencia encomendada.

    Es importante el silencio?

    S. Es muy importante guardar el silencio durante eltrabajo. En nuestros Estatutos se dice: Slo el recogimientodurante el trabajo har del Hermano un contemplativo9.

    Tanta concentracin espiritual va en contra de la eficacialaboral?

    No, normalmente. En su campo de trabajo elHermano goza de libertad e iniciativa, y la dedicacin e inte-rs por su trabajo suele convertirlos en verdaderos especialistas.

    Y digamos, la oracin oficial, la oracin litrgica,cmo est regulada para los Hermanos Cartujos?

    LAS ETAPAS DEL CAMINO

    65

    9 Estatutos 15,10.

  • Como para los Monjes del Claustro, por el rezo delas Horas cannicas, aunque algo ms reducido.

    Suplen los Hermanos las Horas cannicas con algo?

    Es frecuente que prefieran rezar determinado nme-ro de padrenuestros y avemaras por cada Hora del OficioDivino. As se haca antiguamente.

    Cundo oyen Misa los Hermanos?

    Pueden or la Misa que les dice el P. Procurador,muy de maana o, si lo prefieren, pueden asistir a la Misa con-ventual con los Padres.

    Como Vds. no desayunan, qu hacen y dnde estn losHermanos entre la Misa y la hora del trabajo?

    En sus celdas, dedicados a la oracin y lectura espi-ritual.

    Y acabado el trabajo?

    Al medioda, antes de la comida, suelen hacer unavisita de un cuarto de hora al Santsimo.

    Y por la tarde?

    Frecuentemente interrumpen el trabajo para dirigir-se a la iglesia y cantar las Vsperas con los Padres aunque noestn obligados a ello.

    A qu hora acaban la jornada de trabajo?

    Hacia las seis y media. Antes de cenar algunos apro-vechan para hacer otra visita de un cuarto de hora al Santsimo.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    66

  • Y despus de cenar?

    Terminan los rezos que ponen fin a la jornada cartu-jana y se acuestan.

    A qu hora?

    Hacia las ocho de la tarde.

    Y se levantan?

    A medianoche, para asistir a los Maitines con losPadres.

    Y se vuelven a acostar?

    Hacia las dos de la madrugada, antes que los Padres,pues no estn obligados a asistir a los Laudes salvo en das fes-tivos.

    Y una vez en sus celdas, los Hermanos se acuestan?

    No inmediatamente, ya que dedican un cuarto dehora a la llamada oracin materna, que hace tomar concien-cia al Hermano cartujo de su papel de intercesor. Postrado entierra va lentamente exponiendo al Seor las necesidades de laIglesia y del mundo. Nadie escapa a las intenciones de esta ora-cin: desde el Papa hasta el ltimo pecador de la noche cuandodescansan sus hermanos los hombres.

    LAS ETAPAS DEL CAMINO

    67

  • DDIIOOSS SSLLOO

    Ustedes, a diferencia de los religiosos devida apostlica, no se ocupan de la predicacin, laenseanza, de atender a los enfermos, etc., a qu sededican?

    Nuestro puesto en la Iglesia es lo quetradicionalmente se llama la vida contemplativa.

    Qu es, pues, la vida contemplativa de un cartujo?

    Un misterio afn al misterio de Dios, de cuya gran-deza e incomprensibilidad participa de alguna manera. Msall del cuidado por las cosas del mundo; ms all, incluso, detodo ideal humano y de la propia perfeccin, el cartujo buscaa Dios, vive slo para Dios, dedicado en cuerpo y alma a ala-bar a Dios. Este es el secreto de la vida puramente contempla-tiva: vivir slo para Dios, no desear ms que a Dios, no sabersino a Dios y no poseer ms que a Dios. Quien sienta a Dioscomo el supremo valor, comprender con facilidad esta vida deradical consagracin que es, sin ms, la vida del cartujo.

    Bello ideal

    Pero este bello ideal exige un clima adecuado paradesarrollarse.

    69

    Captulo 5.La espiritualidad de la Cartuja

  • Y cul es?

    Ese ambiente lo forman nuestros usos u observanciascartujanas que encuentran as su verdadero sentido.Consideradas aisladamente, sin relacin a su fin, seran incom-prensibles y no pasaran de ser una coleccin de prcticascuriosas.

    Veamos

    LLAA SSOOLLEEDDAADD YY EELL SSIILLEENNCCIIOO

    Cul es la palabra que ms se repite en la vida de laCartuja?

    Si alguien se tomase el trabajo de buscar el vocabloms repetido en las pginas de los Estatutos, creemos que ser-an las palabras soledad y silencio.

    Su espiritualidad tiene algn slogan?

    La espiritualidad cartujana es la espiritualidad deldesierto.

    Es una tradicin?

    As lo creen nuestros Estatutos cuando nos dicen:Los fundadores de nuestra Orden seguan la luz de Oriente, la deaquellos antiguos monjes que, fresco an en sus corazones el recuerdode la sangre derramada por el Seor, llenaron los desiertos para gozarde las ventajas de la soledad y la pobreza de espritu10.

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    70

    10 Estatutos 3,1.

  • Es una espiritualidad personalista o tiene fundamentos?

    La Sagrada Escritura y la tradicin de la Iglesia ofre-cen argumentos para colocar la vida solitaria por encima decualquier otra vocacin.

    Aunque slo sea como medio, Vds. tributan un verdaderoculto a la soledad. Por qu?

    Porque, como muy bien dicen nuestros Estatutos,citando a Dom Guigo, cuarto sucesor de san Bruno en el ere-mitorio de Chartreuse, la soledad es el medio ms apto para launin con Dios: la suavidad de la salmodia, el gusto por la lec-tura, el fervor de la oracin, la profundidad de la meditacin, las lucesde la contemplacin y el don de lgrimas, en ninguna parte puedenencontrar un ambiente tan propicio como en la soledad11.

    Entonces esta importancia que la Cartuja le da tiene algu-na repercusin en la estructura jurdica de la Orden?

    Toda la legislacin de la Cartuja tiende a conservar yfavorecer esta soledad y silencio que son las notas ms desta-cadas de la espiritualidad del desierto y de la espiritualidadcartujana.

    Me puede sealar algunos aspectos de sus Estatutos sobrela vida solitaria del cartujo?

    stos prohiben, por ejemplo, al cartujo predicar,confesar y dar acompaamiento espiritual, cosas que en s mis-mas son excelentes, pero que no estn en la lnea de su vocacincontemplativa.

    LA ESPIRITUALIDAD DE LA CARTUJA

    71

    11 Estatutos 2,11.

  • Tanta rigidez no podra asustar a la Iglesia Catlica con-tempornea?

    Todo lo contrario, esto es precisamente lo que laIglesia pide hoy al cartujo. El Concilio Vaticano II ha dichocon claridad que el deber de los contemplativos es vacar slo aDios en la soledad y silencio por mucho que urjan las necesidadesdel apostolado activo12.Tal vez sea el silencio la palabra que hoyms necesita el mundo.

    Vds., los cartujos, defienden su vocacin contemplativa conla soledad, pero cmo logran zafarse de la invasin de los mediosde comunicacin social?

    Para evitar este peligro, en la Cartuja no existe laradio ni la televisin y los Estatutos recomiendan tener pru-dencia con las lecturas profanas.

    Luego viven Vds. ajenos al mundo de hoy?

    Nuestros Estatutos nos hablan de la necesidad devivir ajenos a los rumores del siglo13, como algo elemental en lavida solitaria. De todas formas, el P. Prior se encarga de dar alos monjes las noticias que no estara bien ignorar, para que lacomunidad pueda hacer presentes ante el Seor las necesidadesde los hombres.

    No constituye esta observancia dura y tajante un peligrode materializar la vida de la Cartuja?

    DILOGOS EN LA CARTUJA

    72

    12 Perfectae Caritatis, 7.

    13 Estatutos 3,1.

  • Toda nuestra legislacin sobre el silencio y la soledadson tan slo la letra de las observancias. El monje ve reflejadoen ellas el clima propicio de su vocacin eremtica, pero sabemuy bien que eso no es todo, ni siquiera lo principal.

    Resmame en una palabra lo que es necesario para un cartujo.

    Que se enamore de la soledad para vivirla en el tratoe intimidad con el Seor.

    El cartujo que sea fiel a estos principios es feliz?

    El monje que sea perfectamente fiel a su vocacinsentir que Dios le llama a soledades y silencios del espritucada vez ms profundos.

    EELL SSOOSSIIEEGGOO EESSPPIIRRIITTUUAALL

    Soledades y silencios todava ms profundos?

    S. La soledad exterior crea el ambiente propicio,necesario para que pueda desarrollarse una soledad ms perfec-ta, la soledad interior.

    En qu consiste esta soledad interior?

    Consiste sta en un proceso espiritual por el que lamemoria, el entendimiento y la voluntad van muriendo a todointers y gusto por las cosas. En su lugar, Dios comienza a sersentido como lo nico que puede saciar las profundidades delespritu. Slo cuando el cartujo descubre, admirado, que yaslo le llena Dios, empieza a ser de verdad contemplativo. Estesentir que ya slo le llena Dios produce tal sensacin de liber-tad interior, y de gozo, que es difcil expresarlo con palabras.

    LA ESPIRITUALIDAD DE LA CARTUJA

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  • Parece que habla de su pr