6
El Alba de Chile Entrevista Exclusiva con Fray Camilo Henríquez Hitos del autogobierno criollo en chile Reseña al libro “el espíritu de las leyes” Nuestro corresponsal nos envía las últimas noticias acontecidas en Europa y el resto de américa

Diario Alba

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Diario Chile epoca

Citation preview

El Alba de Chile

Entrevista Exclusiva con

Fray Camilo Henríquez

Hitos del

autogobierno

criollo en chile Reseña al

libro

“el

espíritu

de las

leyes”

Nuestro corresponsal

nos envía las últimas

noticias acontecidas

en Europa y el resto de

américa

Editorial

La lucha por la Independencia de Chile se desarrolló en el marco de emancipación de los pueblos de

América, proceso iniciado con la instalación de juntas de gobierno en las colonias hispanoamericanas en respuesta a la captura del Rey Fernando VII por parte de las fuerzas napoleónicas en 1808. La primera junta de gobierno realizada el día 18 de septiembre de 1810, buscó principalmente mante-ner la lealtad hacia el rey cautivo, pero el impulsivo nacimiento del patriotismo local comenzó a radi-calizase por crear un gobierno propio, tomándose así una serie de medidas durante el gobierno de José Miguel Carrera, con el objetivo de alcanzar una separación definitiva con la metrópolis y la adopción de ideas republicanas. Para entones, surgieron los primeros emblemas patrios, el primer reglamento constitucional, la prensa independentista, la libertad de vientres y se crearon instituciones como la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional. En este mismo proceso surgen tres etapas. La primera de ellas se denomina Patria Vieja, período com-prendido entre la primera junta de gobierno (1810) y el Desastre de Rancagua (1814), durante esta etapa se realizaron las primeras acciones para lograr la independencia. Luego, la Reconquista Españo-la que comienza con la Batalla de Rancagua (o Desastre de Rancagua) en 1814 y termina en 1817 con la victoria patriota en la Batalla de Chacabuco. Finalmente, la Patria Nueva, que comienza con la vic-toria del Ejército de los Andes en la Batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817 y termina con la abdicación de Bernardo O’Higgins en 1823. Si bien es cierto que fue un periodo relativamente corto donde se desarrollaron acciones de carácter

continental en pro de la liberación de las Américas, por ende la liberación de los pueblos y que cada

cual fuese forjador de su futuro, llevando a cada gobierno a la elaboración de sus respectivas constitu-

ciones para regir sus destinos, este proceso hacia la libertad no estuvo exento de sacrificios y con dife-rentes posturas respecto de cómo se consolidaría nuestra República, pero sí de lo que se quería lograr

para este país, de acuerdo a nuestra historia, existen un sinfín de relatos que dan cuenta de la pasión y

vehemencia de nuestros próceres.

Aires de Emancipación

María Araus

Entrevista Exclusiva

Fray José Camilo Henríquez González es sacerdote, escritor y político chileno, héroe de la independencia de su país y de América del Sur. Escribió varios ensayos, en particular la Proclama de Quirino Lemáchez, donde promovió la independencia chilena y la liber-tad social. Su principal obra, que lo ha hecho conocido a nivel nacional, es la creación de La Aurora de Chile, el primer diario de nuestro país. ¿Cómo un sacerdote termina dedicándose al periodismo y creando el primer diario de nuestro país? Humildemente creo que fue la mejor forma de articular mi necesidad de transmitir mi pensamiento e ideología. Si bien desde la Iglesia puede proclamar mi pensamiento a tra-vés de los sermones, necesitaba ir más allá y fue a través de ensayos y artículos periodís-ticos es que encontré otra forma de expresarme y de comunicar a mis compatriotas los sucesos políticos y sociales que acontecían en nuestro país. ¿Tuvo alguna influencia en sus decisiones posteriores su amistad con José Cavero y Salazar? Yo creo que sí. Conocí a José Ignacio Lucas Cabero y Salazar fue mi compañero de estu-dios y más tarde se convertiría en un destacado miembro del primer gobierno indepen-diente de Perú y embajador en Chile. Durante mi permanencia en Lima, frecuenté los círculos literarios y me vinculé con miembros de la sociedad local y eso me permitió acercarme y conocer lo que estaba pasando en el resto de América. ¿Puede comentar nos que ocurrió durante su detención por la Inquisición Española en 1809? Fui interrogado por la Inquisición Española, siempre he sido reservado sobre las razones de mi encarcelamiento y he eso ha dado pie a afirmaciones hechas al respecto por los

historiadores son especulativas. La verdad es bastante más sencilla: leí los libros que no debía. Fui fuertemente influenciado por la filosofía de la Ilustración francesa en mis pri-

meros años y comencé a leer literatura que había sido previamente prohibida por el go-bierno español, como El contrato social, de Jean-Jacques Rousseau, que además se en-

contraba en el Index librorum prohibitorum et expurgatorum, y El año 2440, si alguna vez hubo un sueño. Después de mi liberación, mis superiores de la Orden de la Buena

Muerte me enviaron a Quito para que fundara un nuevo convento para la orden.

¿Dónde cree usted que comenzó su incursión en política de manera más activa?

Considero que mi estancia en Quito fue fundamental. Allí fui testigo de la violencia del Ejército Realista en América en 1809, las que posteriormente escribí en La Camila y La

Patriota de Sud-América, un drama sentimental en cuatro actos que se publicó en 1817, las más conocidas de sus dos obras de teatro, donde narro la historia de una familia de

criollos que lucha por la libertad del continente latinoamericano.

A su vuelta a Chile en 1811 ¿su vinculación con la vida política fue activa?

Por supuesto. Bajo un seudónimo redacté la Proclama de Quirino Lemáchez, que circuló el 6 de enero de 1811,5 con el objetivo de promover la elección de hombres de ideas inde-

pendentistas en las próximas elecciones para elegir el Primer Congreso Nacional. Este documento luego se convirtió en uno de los primeros y más importantes ensayos revolu-

cionarios que promovió la independencia de Chile y permitió gestar entre la educada elite criolla chilena la popularidad de la independencia.

¿Pensó que esta proclama tendría impacto hasta en Europa?

Jamás. Incluso se volvió a imprimir, a pesar de que mi verdadera identidad aún no se

había hecho pública, mis escritos me catapultaron a ser conocido en Chile, pero yo creo que esto fue impactante porque los tiempos necesitaban cambios importantes y me consi-

dero una privilegiado de haber estado ahí y de haber contribuido en la lucha libertaria.

Camilo Henríquez nació el 20 de julio de 1769 en Valdivia. A los catorce años de edad fue enviado a Lima por sus padres para que continuara sus estudios básicos. En esta ciudad estu-vo bajo la tutela de su tío materno, el Padre González, quien lo matriculó en el convento regido por la Orden de San Camilo de Lellis o de la Buena Muerte. Durante los años de convento se con-solidó como hombre de letras. Tuvo la posibilidad de conocer un mundo culto e ilustrado, además de tener contacto con hombres doctos y erudi-tos y asumió su discurso ideológi-co en pro de la libertad e independen-cia de las colonias del Nuevo Mundo. Regresó a Chile en 1810, motivado por el movimiento emancipador que se gestaba. Se entregó por entero a la causa de la Independencia y escribió una de sus mayores obras a favor de la libertad: La Proclama de Quirino Lemáchez, en 1811. Ese mismo año, redactó otro de sus famosos discursos Sermón en la instalación del Primer Congreso Nacional con ocasión de la inauguración del Primer Congreso Nacional en Chile. Con la llegada de la imprenta a Chile en 1811, Camilo Henríquez fundó el primer periódico de la nueva nación independiente, la Aurora de Chile, Con la aparición de este primer pe-riódico, el pueblo chileno pudo cono-cer los ideales republicanos de Cami-lo Henríquez, lo cual se evidenció desde la publicación del primer nú-mero, el 13 de febrero de 1812.

Josefina Ruiz

El autogobierno criollo

Es increíble como ha pasa-do el tiempo desde la pri-mera junta de gobierno, si bien se levantó para reafir-mar la lealtad al Rey Fer-nando VII ante su captura, poco a poco surgieron pos-turas más radicales que están promoviendo una independencia más absoluta como nuestros hermanos americanos del norte. El 4 de julio de 1811 se formó el Congreso Nacional, pero meses después, el 4 de septiembre de 1811, el General José Miguel Carrera, nieto de un oidor de la Real Audiencia -Juan Ver-dugo Castillo- hijo de un vocal de la primera Junta Nacional de Gobierno -Ignacio de la Carrera Cuevas- y vinculado con las familias más aristocráticas de Santiago, dio un golpe de Estado con el fin de que se conformara un nuevo Con-greso, con una postura más radical frente al proceso independentista. En esta circunstancia, el Virrey del Perú, Fernando de Abascal, inició una cam-paña de contrarrevolución para someter a los insurgentes, enviando fuerzas mili-tares a la Capitanía General de Chile. La ofensiva realista estuvo a cargo del brigadier Antonio Pareja, quien zarpó de El Callao en enero de 1813 acompaña-do de algunos oficiales y soldados, con destino a Chiloé y Valdivia. Allí reclutó unos dos mil hombres, con quienes se embarcó a Concepción para enfrentar a las fuerzas patriotas. Luego de desembarcar en las cercanías de Talcahuano, entraron a Concepción logrando aumentar su contingente militar para enseguida encaminarse rumbo al norte, a la ciudad de Santiago. Mientras tanto, las fuerzas patriotas lideradas por José Miguel Carrera se dirigieron hacia el sur, por lo que ambos bandos se encontraron en las cercanías de Linares, en lo que sería el pri-mer enfrentamiento de la guerra, conocido como batalla de Yerbas Buenas. Frente al triunfo realista, ambos bandos se volvieron a enfrentar en la batalla de San Carlos, en que las fuerzas patriotas vencieron, logrando el repliegue del ejér-cito realista a la ciudad de Chillán. Tras el sitio de Chillán impuesto por Carrera, los españoles consiguieron debilitar a los patriotas, quienes evitaron la derrota gracias a la intervención del coronel Bernardo O'Higgins en el Roble y a una grave enfermedad de Pareja, que obligó a los realistas a retroceder hasta Concep-ción. Tras la muerte de Antonio Pareja, y luego de sucederlo Juan Francisco Sánchez, el virrey Abascal envió un nuevo contingente desde el Perú en enero de 1814, bajo la comandancia del brigadier Gabino Gaínza. Éste desembarcó en Concep-ción y retomó el avance hacia Santiago, pero fue detenido cerca de Talca por acciones combinadas de O'Higgins y el general Juan Mackenna. En esa instan-cia, ambos bandos suscribieron el 3 de mayo de 1814 el tratado de Lircay. Los puntos dispuestos en el tratado indicaban que los patriotas debían ser leales al Rey y que los realistas se comprometían a reconocer un gobierno provisional chileno. Sin embargo, el pacto no se llevó a cabo en la práctica y sólo proporcio-nó una instancia de tregua momentánea, la que fue rápidamente rechazada por el Virrey Abascal, quien comisionó al general Mariano Osorio para reiniciar las acciones. Osorio llegó a Concepción en agosto de 1814 y desde allí inició un nuevo avance hacia el norte, derrotó al ejército patriota en una batalla en Ranca-gua donde el General Bernardo Riquelme.

Primer congreso nacional de Chile 4 de julio de 1811

Entre 1810 a 1814 se desarrolló en Chile uno de los períodos más efervescentes de la historia política de nuestra nación, caracterizada por innumerables hitos políticos y de desarrollo. A continuación, algunos de esos avances: 1810 Renuncia el gobernador García Carrasco, reemplazado por Mateo de Toro y Zambrano el 10 de julio. Se forma de la primera junta de gobierno el 18 de septiembre. Se crean nuevos cuerpos militares y se reorganizan los exis-tentes. 1811 Regresa a Chile Camilo Henríquez. Se decreta la apertura de los puertos chilenos al tráfico inter-nacional el 25 de febrero . Cesa la Junta de Gobierno y comienza a funcionar el Congre-so Nacional. El 4 de julio Camilo Henríquez participa en el primer Con-greso Nacional. El 4 de septiembre se realiza el primer golpe militar liderado por José Miguel Carrera creándose una Nueva Junta de Go-bierno. Se decreta la libertad de vientre el 11 de octubre. Un nuevo golpe militar desarrolla José Miguel Carrera el 15 de noviembre. Se disuelve el Congreso Nacional. Se crea el Tribunal Supremo de Justicia. Gobierno personal de José Miguel Carrera: Junta de Carrera, Prado y Portales. Creación de emblemas nacionales (bandera y escudo). 1812 Camilo Henríquez es nombrado editor de la Aurora de Chile el 16 enero. 13 de febrero circula el primer ejemplar de la Aurora de Chi-le. Se crea Reglamento constitucional de 1812. 1813 El 1 abril circula último ejemplar de la Aurora de Chile. Fundación del Instituto Nacional de Chile el 27 de julio. Se reorganiza la junta de gobierno: Infante, Eyzaguirre y Pérez. Se decreta la libertad de imprenta. Enfrentamientos de Yerbas Buenas Se inicia la expedición de Mariano Osorio. José Miguel Carrera designado General en Jefe del Ejército. Fundación de la Biblioteca Nacional. 1814 Asume Francisco de la Lastra como Director Supremo. Batalla de Cancha Rayada. Tratado de Lircay firmado entre Bernardo O´Higgins y el realista Gaínza Desastre de Rancagua 1 y 2 de octubre. Mariano Osorio entra en Santiago 5 de octubre y se pone fin a la Patria Vieja. Patriotas huyen a Mendoza.

Hitos del periodo

Josefina Ruiz Sofía Paredes

Noticias del extranjero

Mientras que en América, principalmente

en Chile, se vivía una etapa de independen-cia Europa pasaba por días agitados: En Varsovia la llegada de tropas francesas y de los aliados para el ejército del emperador en Varsovia no se han visto finalizadas. En Gran Bretaña el gobierno albergó oficios de Estados Unidos que alienta ánimos hosti-les como también intenciones de guerra. En Francia, Napoléon Bonaparte creó un orden imperial, llamada de la Reunión para premiar los servicios de los grandes oficiales de estado, jueces y empleados civiles del Imperio. Además todas las noticias recibidas de España concuerdan en que el Ejército francés entró en Madrid. Los ingleses han levantado el sitio de Bur-gos, después de haber perdido cuatro mil hombres delante de la plaza, cuya defensa cubre de gloria a nuestra guarnición. EL día 16 del presente mes Su Majestad Católica salió de Valencia y marchó a Ma-drid al frente del ejército del centro y del sur, mandado por el Duque de Damacia.

Hemos recibido cartas de Moscú de 18 de octubre que indican que el Emperador per-manece aún en aquella ciudad, y su salud está en el mejor estado. Él se ocupa diaria-mente en los detalles de la administración militar. Por el Nancy, bergantín de guerra inglés, se sabe el estado de Lord Wellington, el que seguramente es muy triste, después de la considerable derrota, que sufrió en las cerca-nías de Burgos, se replegó a Madrid, en don-de fue fuertemente hostilizado por el ham-

bre, y las guerrillas francesas. Ahora trataba de evacuar a Madrid, y atrincherarse en las líneas de Portugal, pero talvez será esta una operación impracticable por tenerle cortado el ejército francés. Son escandalosas las quejas de Lord We-llington con el Gobierno de España, por no haberle proporcionado víveres para su ejér-cito. Se queja el General agriamente a su ministerio de la inercia de las Cortes y de la Regencia en dar providencias oportunas para preparar los abastos necesarios, pues ha tenido que pedir a Inglaterra hasta la paja para su caballería. A los españoles domina una completa desconfianza respecto de los ingleses, de la cual plantaron el germen los mismos gobiernos españoles en aquellos pueblos, que reocupaba el ejército británico.

DESDE EUROPA

Las fuerzas de Napoleón Bonaparte llegan a Madrid

Entretanto Chile luchaba por su independi-zación, demás países americanos vivían procesos similares, formando así la Emanci-pación Hispano-Americana, que consistió en un movimiento militar y político de las co-lonias americanas pertenecientes a España para independizarse de esta. Como fue el caso de Venezuela, que tam-bién se encontraba en un estado de disputa por su autonomía que dio comienzo un año después que Chile, representado por ser un proceso de carácter jurídico-político que se tendió entre 1810 y 1830, con el propósito de destruir los redes coloniales que concu-rrían entre la Capitanía General de Venezue-la y el Imperio español. Esto de igual forma abarcó la sustitución de la monarquía abso-luta por la república como representación de gobierno en Venezuela. Por otro lado, en Argentina, las rivalidades entre Buenos Aires y las provincias surgie-ron a partir de 1816, tras la Declaración de

Independencia de ésta el 9 de Julio. Muchas áreas del interior se emanciparon por el he-cho de sus caudillos. Fue también durante este período que diversos territorios que ha-bían constituido parte del Virreinato del Río de la Plata (Argentina actualmente) se sepa-raron, como el Paraguay, el Alto Perú (independizado como Bolivia) y la Banda Oriental. Años después, en 1823 se firmó el

4 de Julio la Convención Preliminar de Paz que puso fin a esta guerra autónoma His-pano-Americana. Otro proceso que se vivió en Latinoamérica ocurrió en 1821 el 28 de Julio, José de San Martin, conocido como libertador de Chile, que proclamó la Independencia de Perú. Por otra parte en el Norte de América, en 1811 Joel Roberts Poinsett llego a Chile, marcan-do así el comienzo de la participación de Estados Unidos en la política Chilena, el cual había sido enviado como agente espe-cial a las colonias españolas de América del Sur para poder investigar las perspectivas de los criollos que participaban en la revolución por la independencia de España. Como tam-bién años después Estados Unidos propuso formar acuerdos y alianzas comerciales con países Americanos a medida que fueran estableciéndose como autónomas, ya que esto captaba su atención.

DESDE AMÉRICA

Declaración de Independencia de Argentina en Congreso de Tucumán

Catalina Soto

El Espíritu de las leyes

El libro El Espíritu de las Leyes, escrito

en 1721 por el pensador francés Charles-

Louis de Secondat, barón de Montesquieu

Pensador francés (La Brède, Burdeos,

1689 - París, 1755) constituye uno de los

pilares inspiradores de los movimientos

libertarios desarrollados en la Europa del

siglo 18.

Su autor, perteneciente a una familia de la

nobleza de toga, Montesquieu, continuó

con la tradición familiar al estudiar Dere-

cho y hacerse consejero del Parlamento de

Burdeos, cargo que después vendió para

dedicarse durante cuatro años a viajar por

Europa con el objetivo de observar las

instituciones y costumbres de cada país,

viaje en el que se sintió especialmente

atraído por el modelo político británico,

cuyas características encontró los argu-

mentos perfectos para criticar la monar-

quía absoluta que reinaba en la Francia de

su época.

Si bien ya era conocido con la publicación

de sus Cartas persas en 1721, fue con el

libro que nos convoca hoy, El Espíritu de

las Leyes, que logró impacto mundial,

donde propuso una teoría sociológica del

gobierno y del derecho, al establecer que

las condiciones en las que vive cada pue-

blo determinan la estructura del gobierno y

del derecho.

Lo anterior implicaría que para crear un

sistema político estable había que tener en

cuenta el desarrollo económico del país,

sus costumbres y tradiciones e incluso los

determinantes geográficos y climáticos.

En este sentido, para Montesquieu las

leyes no son más que las relaciones natu-

rales derivadas de la naturaleza de las co-

sas y en este sentido, todos los seres tienen

sus leyes.

Las leyes que regulan las relaciones entre

los pueblos: es lo que llamamos el derecho

de gentes. Considerados como individuos

de una sociedad que debe ser mantenida,

tienen leyes, que establecen las relaciones

entre los gobernantes y los ciudadanos: es

lo que llamamos derecho civil. El derecho

de gentes se funda naturalmente en el prin-

cipio de que todas las naciones deben ha-

cerse en la paz el mayor bien posible y en

la guerra el menor mal posible, sin perjudi-

carse cada una en sus respectivos intereses

y es aquí donde Montesquieu es crítico al

referirse los gobiernos monárquicos y

despóticos, en contraposición con el go-

bierno republicano.

Su mirada crítica estuvo dirigida a la Fran-

cia de Luis XV, al despotismo que descan-

saba sobre el temor de los súbditos y en

cambio ensalzó la república, edificada, a

su juicio, sobre la virtud cívica del pueblo

y definió la monarquía como un régimen

en el que también era posible la libertad,

pero no como resultado de una virtud ciu-

dadana difícilmente alcanzable, sino de la

división de poderes y de la existencia de

poderes intermedios -como el clero y la

nobleza- que limitaran las ambiciones del

príncipe.

Este escrito tuvo una influencia decisiva

sobre los liberales que protagonizaron la

Revolución francesa de 1789 y la cons-

trucción de regímenes constitucionales en

toda Europa, convirtiéndose en un dogma

del Derecho Constitucional.

Es una obra inspiradora que aportó nuevas

ideas para el establecimiento de un régi-

men político diferente, caracterizado por la

división o separación de poderes políticos,

ejecutivo, legislativo y judicial, estable-

ciendo entre ellos un sistema de equilibrios

que impidiera que ninguno pudiera dege-

nerar hacia el despotismo y que inspiran a

los pueblos en la búsqueda de estos regí-

menes.

Charles Louis de Secondat, barón de Montes-quieu, autor de El espíritu de las leyes

Josefina Ruiz