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AÑO 18, NÚMERO 105 2014 $35.00 1665-2630 NOVIEMBRE-DICIEMBRE • ISSN DILAPIDACIÓN DEL BONO DEMOGRÁFICO Y COSTOS SOCIALES DEL NEOLIBERALISMO

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AÑO 18, NÚMERO 1052014

$35.00 1665-2630NOVIEMBRE-DICIEMBRE

• ISSN

DILAPIDACIÓNDEL BONO DEMOGRÁFICO

Y COSTOS SOCIALESDEL NEOLIBERALISMO

1 Urgente necesidad de abrircauces democráticos

EDITORIAL

2 Dilapidación del bono demográficoy costos sociales del neoliberalismo

ECONOMÍA y desarrollo

JOSÉ LUIS CALVA

10 El evangelio según el pensamientoeconómico norteamericano(Primera Parte)MANUEL LÓPEZ DE LA PARRA

16 Estado y Ejército mexicanos1920-2014. De la autoridadcivil a la política militarista

POLÍTICA y sociedad

ALFREDO AGUDO

22 José Revueltas y su ideade la Revolución MexicanaDAVID ZÁRATE BLAS

Adriana Lombardo,semblanza política

28

HÉCTOR CHOMBO

IDEAS, letras y cultura

40 La última rebelión anticaudillistaGUILLERMO FABELA QUIÑONES

45 Ricardo Flores Magón,precursor de la democraciaDE LA REDACCIÓN

52 Vicente Leñero (1933-2014)

48 El estudio del marxismovisto por el CheARMANDO HART DÁVALOS

50 Carta a Paul RobesonVICENTE LOMBARDO TOLEDANO

NÚMERO 105

NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2014

www.uom.mx

[email protected]

33 Por qué ganó Evo MoralesMARCOS DOMIC RUIZ

REALIDAD internacional

31 Seminario “Proceso bolivariano,constitución, economía y política”

PORTADA

Trabajadores en la madrugada, 1944,

óleo sobre tela. Pablo O Higgins’

Editorial

Directorio

revista de análisis y debate de la clase trabajadora

Urgente necesidad de abrirCAUCES DEMOCRÁTICOSDirector Fundador

Vicente Lombardo Toledano†

Directora 1968-1997

Adriana Lombardo†

Universidad Obrera de México“Vicente Lombardo Toledano”

Director

Guillermo Lezama

Secretario General

Alejandro Mújica Montoya

Editor Responsable

Emiliano Silva Prudkovsky

Director Editorial

José Guillermo Favela Quiñones

Consejo Editorial

Carlos FazioEmilio Krieger†

Jorge Fuentes Morúa†

José María MartinelliJosé PantojaJuan Ambóu†

Manuel López de la ParraRaúl Álvarez Garín†

Redacción

Enrique Martínez Pérez

Diseño

Gabriela Carmona Sánchez

Distribución

Patricia Barrera García

Impresión

Taller “David Alfaro Siqueiros”

Fotografía

Colectivo UOMVLT

es una revista bimestraleditada por la Universidad Obrera deMéxico “Vicente Lombardo Toledano”,A.C., San Ildefonso 72, Centro Histórico,C.P. 06020, México, D.F. 5702-4087,5702-4387, 5702-4207, 5702-5443.

Los derechos de reproducción de lostextos aquí publicados están reservadospor . Certificado de Reservade Derechos de Autor Número04-2002-042610300700-102. Certificadode Licitud de Título Número 12026.Certificado de Licitud de ContenidoNúmero 8415. ISSN 1665-2630.

Se autoriza la reproducción total oparcial, citando la fuente. El contenido delos textos es responsabilidad de losautores.

Al concluir el primer tercio del sexenio, la situación del país puede

catalogarse como muy preocupante, con visos de profundizarse

una crisis estructural que ni el gobierno federal ni la cúpula em-

presarial quieren enfrentar en sus causas, sino sólo corregir sus

efectos. Seguir bajo esa línea estratégica tendrá consecuencias fu-

nestas que a nadie convienen. De ahí el imperativo de que las éli-

tes acepten la urgencia de atacar las causas de la dramática situa-

ción que afecta a la mayoría de ciudadanos.

Es un hecho que las reformas estructurales aprobadas hace un

año, no han sido ni serán en el futuro la panacea esperada por el

Ejecutivo, porque al paso de los meses los problemas se compli-

can. La prueba más evidente es la caída de los precios del barril de

petróleo; al finalizar noviembre la mezcla mexicana descendió a

62.26 dólares, la peor caída desde 2008.

El desgaste sufrido por el Ejecutivo en el corto lapso de dos

años no tiene precedente en México. Es la consecuencia de no en-

tender la cúpula gubernamental la necesidad de llevar a cabo la re-

forma que podría poner a flote a la nación: la reforma integral del

Estado, con una proyección social y democrática que involucre a la

sociedad en su totalidad.

La élite empresarial reclama cambios para frenar el justo des-

contento social, pero sin que se afecten un ápice sus privilegios.

Condena la corrupción pero sin comprometerse a combatirla en su

calidad de principal agente corruptor. Los partidos políticos, en

vez de cumplir su responsabilidad política y social con un elemen-

tal sentido ético, están hundidos en un pantano de inmoralidad

que les ha ganado el repudio ciudadano. Los poderes Legislativo y

Judicial han patentizado su falta de voluntad para ejercer sus fun-

ciones con apego a una elemental división democrática del Estado.

Así no será factible cambio favorable alguno, situación que con-

lleva muy serios peligros, que de acuerdo con la experiencia histó-

rica serán aprovechados por poderes fácticos de dentro y de fuera

del país. El saldo de los dos primeros años del sexenio es desfavo-

rable para México, como lo demuestra el descrédito mundial su-

frido a consecuencia de hechos criminales que sólo manifiestan los

altos niveles de corrupción e impunidad que se viven en el país.

Urge revertir esta realidad adversa, con políticas públicas de corte

democrático que frenen las causas de fondo de la descomposición

social, no ahondándolas con la violencia del Estado como única

respuesta. �

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 1

JOSÉ LUIS CALVA**

DILAPIDACIÓN DEL BONO DEMOGRÁFICOY COSTOS SOCIALES DEL NEOLIBERALISMO

*

2 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

desarrolloECONOMÍA Y

Por el contrario, la estrategia económica apli-

cada en México desde 1983 hasta el presente, ba-

sada en el decálogo de políticas económicas del

Consenso de Washington, ha resultado un fracaso

para generar suficientes empleos remunerados

para las nuevas generaciones, de manera que en

vez de aprovechar nuestro “bono demográfico”, lo

estamos dilapidando.

En efecto, durante el sexenio 1983-1988 –de

acuerdo con las cifras del Sistema de Cuentas Na-

cionales de México Base 1980– en el conjunto de

la economía mexicana sólo se generaron 509 mil

empleos remunerados, a causa del casi nulo creci-

miento económico. Pero durante ese lapso cada

año tocaron las puertas del mercado laboral poco

menos de un millón de jóvenes demandantes de

empleo, de manera que 5.3 millones de mexica-

nos disponibles no encontraron puestos de trabajo

remunerados en nuestro país. Durante el periodo

1989-2003 –de acuerdo con las cifras del Sistema

de Cuentas Nacionales de México Base 1993–

sólo se generaron 7.6 millones de empleos remu-

nerados, o sea, 506 mil empleos por año; pero

cada año arribaron a la edad de trabajar poco más

de 4.8 millones de jóvenes, de manera que otros

9.6 millones de trabajadores no encontraron ocu-

paciones remuneradas en nuestro país. Finalmen-

te, durante el periodo 2004-2013 –de acuerdo

con el Sistema de Cuentas Nacionales de México

Base 2008 (consultado el 6/XII/2014)– en el con-

junto de la economía mexicana (debido a la pér-

dida de empleos durante la Gran Recesión de

2008-2009), sólo se crearon 4.8 millones de pues-

tos de trabajo remunerados, o sea 475 mil por

año, pero cada año arribaron a la edad de trabajar

poco más de 1.3 millones de jóvenes, de modo

que otros 8.6 millones de mexicanos no encontra-

ron empleos remunerados en nuestro país.

La razón es sencilla: para que México pueda

crear suficientes puestos de trabajo para sus nue-

vos demandantes de empleo, el producto nacional

debe crecer a una tasa de 6% anual o mayor. Esta

relación, aceptada por los especialistas, tiene por

fundamento el dato empírico de que la población

demandante de empleo crece a una tasa cercana a

4% anual –debido a las tasas de crecimiento de-

mográfico observadas durante los años setenta

y ochenta, sumadas a la creciente participación

de las mujeres en el mercado laboral–, de manera

que un crecimiento económico de 4% anual sólo

sería suficiente para ocupar en México a los nue-

vos demandantes de empleo si la productividad

del trabajo no aumentara. Con un crecimiento de

la productividad de 2% anual (o mayor) sería ne-

cesario un crecimiento económico cercano a 6%

anual (o mayor) para dar ocupación a nuestros jó-

venes demandantes de empleo.

Bajo el modelo económico precedente al neo-

liberal, cuando el PIB mexicano creció a una tasa

media de 6.1% anual en el periodo 1935-1982,

se lograron crear puestos de trabajo suficientes

para los nuevos demandantes de empleo, rete-

niéndolos en nuestro país. Pero durante las más

de tres décadas de experimentación neoliberal

E c o n o m í a y d e s a r r o l l o

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 3

* Análisis más amplios y estadísticamente sustentados de

los temas abordados en este artículo pueden verse en el libro J. L.

Calva (coord.), Empleo digno, distribución del ingreso y bienestar,

Juan Pablos Editor-Consejo Nacional de Universitarios, México,

2012.

**Investigador del Instituto de Investigaciones Económi-

cas-UNAM.

La esperanza de que México logre un

crecimiento económico superior a 7% anual

tiene entre sus fundamentos la existencia de

una estructura demográfica en la cual los

trabajadores en activo pueden alcanzar su

más alta proporción respecto a la población

económicamente dependiente, de manera

que pueden lograrse mayores tasas de ahorro

interno, inversión y crecimiento económico.

Se trata del llamado “bono demográfico”,

que en México se extiende hasta la tercera

década del siglo XXI; y que los exitosos países

asiáticos como China, gracias a sus audaces

estrategias endógenas de desarrollo e

inserción eficiente en la economía global,

están aprovechando para conseguir el

acelerado crecimiento de sus economías.

(1983-2014), el PIB apenas creció a una tasa me-

dia de 2.3% anual, de manera que los empleos ge-

nerados fueron insuficientes para dar ocupación a

las nuevas generaciones.

Por esta causa, durante el periodo 1983-2014

alrededor de 12 millones de mexicanos emigra-

ron al extranjero en busca de empleos que no en-

contraron en nuestro país; 2.6 millones de mexi-

canos se encuentran en el desempleo abierto

(buscan empleo pero no consiguen trabajar ni

siquiera una hora a la semana, con o sin retri-

bución), de acuerdo con las cifras de INEGI para

el segundo trimestre de 2014; 6.4 millones se

encuentran en el desempleo encubierto (no bus-

can empleo porque no tienen esperanza de con-

seguirlo, pero se declaran en disponibilidad de

trabajar); y 29.3 millones de mexicanos (con la

nueva metodología del INEGI), que representan el

59% de la población ocupada, se encuentran em-

pleados en la economía informal, caracterizada

por su baja productividad, sus pobres retribucio-

nes y la exclusión de las instituciones de seguridad

social.

Como resultado, gran parte de nuestro “bono

demográfico” lo estamos transfiriendo al extran-

jero, principalmente a Estados Unidos. De acuer-

do con cifras del Pew Hispanic Center Project, al-

rededor de diez millones de mexicanos emigraron

a Estados Unidos durante el período 1983-2012.1

Por su parte, el Banco de México reporta que

los recursos enviados a nuestro país por los traba-

jadores mexicanos residentes en el extranjero

(principalmente en Estados Unidos) saltaron de

1,043 millones de dólares (mdd) en 1982, a 26

mil 49.6 mdd en 2007, su punto más alto, para

decrecer a 21 mil 244.7 mdd en 2009 a causa de

la Gran Recesión y mantenerse en 21 mil 892.4

mdd hasta 2013, con un repunte de alrededor de

7% en 2014.

Ciertamente, estos ingresos de divisas apa-

recen en el haber de la balanza de pagos; pero

la exportación de trabajadores debe cargarse

al debe de la estrategia económica neoliberal,

puesto que refleja su incapacidad para generar

suficientes empleos. De hecho, el prodigioso cre-

cimiento de la exportación de mano de obra y el

miserable desempeño de la economía mexicana

bajo el modelo neoliberal son dos caras de la

misma moneda. Hoy día, hasta el staff del Fondo

Monetario Internacional reconoce que “las reme-

sas guardan una correlación negativa con el creci-

miento del PIB”. En la práctica, “las remesas tien-

den a compensar a sus receptores por las malas

condiciones económicas”.2 Éste es precisamente

el problema de fondo.

Pero no sólo dilapidamos nuestro bono demo-

gráfico mediante la exportación de trabajadores;

también lo dilapidamos mediante la marginación

laboral interna. De hecho, durante el periodo

1983-2010 solamente se crearon 8.7 millones de

empleos formales (registrados en el IMSS, el

ISSSTE y Pemex), es decir, menos de la tercera

parte de los empleos formales que deberían ha-

berse creado para satisfacer los requerimientos de

empleo digno de las nuevas generaciones. Como

contraparte, se agigantó el sector informal de la

economía y creció dramáticamente el desempleo

abierto y encubierto en las magnitudes arriba indi-

cadas.

Para colmo, al abarrotamiento de los merca-

dos de trabajo que presiona los salarios a la baja,

simplemente por obra de la mano invisible del

4 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Durante más de tres décadas de experimentación neoliberal, el

PIB apenas creció a una tasa media de 2.3% anual.

mercado –id est sólo por efecto de la relación

oferta/demanda de puestos de trabajo–, se sumó

la mano negra de una política salarial retrógrada,

que en lugar de promover la generación de em-

pleos dignos, ha sido utilizada como instrumento

antiinflacionario, acrecentando dramáticamente

el déficit de “trabajo decente”. Este término fue

acuñado por la Organización Internacional del

Trabajo para designar el “trabajo productivo, que

genera suficientes ingresos para satisfacer las ne-

cesidades básicas de todos los trabajadores y tra-

bajadoras, así como de sus familias con protección

social y en condiciones de libertad, igualdad, segu-

ridad y dignidad humana”.3

De hecho, la indebida utilización del salario

mínimo como ancla antiinflacionaria ha degra-

dado los niveles de ingreso y bienestar de la

gran mayoría de los trabajadores. Durante los 32

años cumplidos de experimentación neolibe-

ral, los incrementos del salario mínimo han sido

fijados al principio de cada año con la misma tasa

de inflación proyectada, a fin de que sirvan como

precio guía de las expectativas inflacionarias. Pero

como las tasas de inflación realmente observa-

das han sido casi siempre mayores que las tasas de

inflación proyectadas, se ha provocado el dete-

rioro prácticamente ininterrumpido del salario

mínimo real (entre 1983 y 2014, perdió 71.9%

de su poder de compra). Además, puesto que los

incrementos del salario mínimo han servido de

referente para las negociaciones salariales de los

trabajadores del sector formal de la economía, és-

tos sufrieron una fuerte pérdida de poder adqui-

sitivo: los salarios contractuales de las ramas de

jurisdicción federal perdieron 64.4% de su poder

de compra durante el periodo 1983-2014.

El argumento que ha sustentado esta políti-

ca salarial, desde el primer programa económico

neoliberal (véase Programa Inmediato de Reorde-

nación Económica, diciembre de 1982), consiste

en que los aumentos salariales superiores a la in-

flación esperada provocan presiones inflacionarias

que acaban deteriorando aún más el poder adqui-

sitivo del salario.

Para evidenciar el carácter espurio de este ar-

gumento tecnocrático-neoliberal, observaremos

que durante la época del desarrollo estabilizador

los incrementos del salario mínimo (10.2% en

promedio anual bajo el gobierno del presidente

Adolfo López Mateos y 7.8% en promedio anual

bajo el gobierno del presidente Gustavo Díaz

Ordaz) fueron siempre superiores a las tasas de

inflación anterior y posterior (la inflación bajo el

gobierno de López Mateos fue de 2.5% en prome-

dio anual y bajo el gobierno de Díaz Ordaz fue de

2.6% en promedio anual). Además, las tasas de in-

cremento del salario mínimo real (7.7% anual bajo

el gobierno de López Mateos y 4.7% anual bajo el

gobierno de Díaz Ordaz) resultaron también su-

periores a las tasas de incremento de la producti-

vidad laboral, la cual creció 2.6% en promedio

anual, de acuerdo con las cifras reportadas por el

principal conductor del desarrollo estabilizador:

Antonio Ortiz Mena.4

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 5

Los empleos generados por el modelo económico han sido insuficientes para cubrir la demanda de trabajo de amplios

sectores del país, sobre todo de las nuevas generaciones.

No obstante, los incrementos salariales a tasas

mayores que la suma de las tasas de inflación y de

incremento de la productividad, jamás desenca-

denaron una escalada inflacionaria. ¿Por qué?

Porque entre los propósitos honestamente pos-

tulados y congruentemente aplicados del desa-

rrollo estabilizador figuraron precisamente los si-

guientes: “aumentar los salarios reales” y “mejorar

la participación de los asalariados en el ingreso na-

cional disponible”.5 En congruencia con este obje-

tivo dual, los aumentos salariales debían precisa-

mente superar los incrementos agregados de los

precios y la productividad, a fin de lograr la me-

jora en la distribución factorial del ingreso. De

acuerdo con las cifras de Antonio Ortiz Mena, la

participación de los salarios en el ingreso nacio-

nal disponible (IND), efectivamente, pasó de

26.3% en 1950-1958 a 35.2% en 1959-1967 (úl-

timo dato disponible cuando Ortiz Mena escribió

su artículo citado), alcanzando 38.3% del IND en

1970; mientras que los excedentes de operación,

o sea, las ganancias empresariales, se redujeron

de 70.2% del IND en 1950-1958, a 60.7% del IND

en el periodo 1959-1967 (descendiendo incluso

hasta 57.3% del IND en 1970), lográndose así me-

jorar la distribución factorial del ingreso.

Ahora bien, aunque la relación salarios/utilida-

des se incrementaba progresivamente en favor de

los asalariados, la masa de ganancias empresa-

riales crecía aceleradamente, debido al fuerte cre-

cimiento económico sustentado en un pujante

mercado interno, de manera que la inversión fija

bruta (IFB: maquinaria, equipo y construcciones)

se incrementaba aceleradamente: a una tasa me-

dia de 8.8% anual durante el sexenio 1959-1964 y

de 9.2% anual en el sexenio 1965-1970, con un

crecimiento acumulado de la IFB de 181.3% du-

rante estos dos sexenios, lo que permitió el creci-

miento del PIB a una tasa media de 6.8% anual du-

rante el periodo 1959-1970.

En contraste, bajo el modelo económico neoli-

beral, la inversión fija bruta apenas creció a una

tasa media de 2.4% anual durante el periodo

1983-2013, lo que implicó un incremento acumu-

lado de la IFB de sólo 111.9% durante casi cinco

sexenios (1983-2013); y la participación de los

salarios en el ingreso nacional disponible, que ha-

bía alcanzado 41.9% durante el periodo 1971-

1982, descendió a 30.8% del IND en el periodo

1983-2013.

De esta manera, la estrategia macroeconómi-

ca que erige la estabilidad de precios en objetivo

prioritario a ultranza utilizando los incrementos

del salario mínimo como guía de las expectativas

inflacionarias, no sólo ha traído consigo el empo-

brecimiento de las mayorías nacionales, sino tam-

bién un paupérrimo crecimiento del mercado in-

terno, con efectos negativos sobre el crecimiento

del PIB.

Ahora bien, aunque de acuerdo con los dogmas

neoclásicos se esperaba que los bajos salarios con-

dujeran a un mayor nivel de empleo, los mercados

de trabajo no se comportaron conforme a los su-

puestos ortodoxos. Por el contrario, el exiguo y

volátil crecimiento del producto nacional bajo el

modelo neoliberal trajo consigo un igualmente po-

bre y errático crecimiento del empleo.

En consecuencia, el neoliberalismo económico

ha resultado ser una eficiente fábrica de pobres.

Hay que recordarlo: durante los años de opera-

ción del modelo económico keynesiano-cepalino

o de la Revolución Mexicana, la pobreza –que

en la época porfiriana afectaba a cerca de 95%

E c o n o m í a y d e s a r r o l l o

6 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Antonio Ortiz Mena, principal conductor del modelo de

desarrollo estabilizador, implementado durante los

sexenios de los presidentes López Mateos y Díaz Ordaz.

de la población– se había reducido signi-

ficativamente. De acuerdo con el más

destacado especialista en la materia, Ju-

lio Boltvinik, la proporción de mexica-

nos pobres disminuyó de 77% en 1963

a 48.5% en 1981,6 magnitudes grosso

modo coincidentes con las estimadas por

el Programa Nacional de Solidaridad, se-

gún el cual la proporción de mexicanos

bajo la línea de la pobreza, que en 1960

era de 76.9%, descendió hasta 45% en

1981.7

Pero los logros alcanzados durante las

últimas dos décadas de reducción de la

pobreza bajo el modelo económico precedente,

fueron en gran parte revertidos por el modelo neo-

liberal. Con el privilegio de escribir este prólogo

después que los coautores de este libro,8 aprove-

charé el más reciente análisis de largo plazo sobre

el tema publicado por Julio Boltvinik. Utilizan-

do el costo de la Canasta Normativa de Satisfac-

tores Esenciales (CNSE) de Coplamar como línea

de la pobreza de ingresos, Boltvinik encuentra un

incremento de la pobreza desde 48.5% de la po-

blación en 1981, a 67.1% en 1994 y 68.5% en

2000.9 Además, con una metodología algo dife-

rente de la CNSE, Boltvinik cifra la pobreza de

ingresos en 64.1% de la población en 2000 y en

66.8% en 2010,10 de manera que bajo la estrategia

económica neoliberal la cifra absoluta de mexica-

nos situados debajo de la línea de la pobreza de in-

gresos aumentó alrededor de 40 millones.

Causas iguales producen efectos iguales: si

continúa aplicándose en México la estrategia eco-

nómica neoliberal, no obstante sus enormes cos-

tos económicos y sociales, los resultados sólo pue-

den ser más de lo mismo: más años perdidos para

el desarrollo, más dilapidación de nuestro “bono

demográfico”, mayor desigualdad en la distribu-

ción factorial del ingreso, más pobreza y más su-

frimiento humano.

Porque el paupérrimo desempeño de la eco-

nomía mexicana durante el periodo 1983-2014,

hay que remarcarlo, es inherente al modelo eco-

nómico neoliberal: no un simple efecto de malas o

insuficientes decisiones de política económica

dentro de los límites del modelo.

Por una parte, las “reformas estructurales”

apegadas al Consenso de Washington (la apertu-

ra comercial unilateral, abrupta e indiscrimina-

da, combinada con recurrentes sobrevaluaciones

cambiarías y con el achicamiento de las políticas

activas de fomento económico general y sectorial)

provocaron la pérdida de eslabones completos de

las cadenas productivas, destruidos por el creci-

miento vertiginoso del componente importado;

eo ipso, generaron una creciente desvinculación

entre la economía de mercado interno y un sec-

tor exportador que, lejos de ejercer un efecto de

arrastre sobre la planta productiva mexicana,

transmite sus efectos multiplicadores sobre la

producción, la inversión y el empleo fuera del

país, tendiendo a convertirse en industria cuasi

maquiladora (o, lo que es lo mismo, en una econo-

mía de enclave), profundizaron la brecha tecnoló-

gica y de productividad entre los distintos secto-

res y ramas de la economía mexicana, trayendo

consigo una escasa generación de empleos en el

sector formal de la economía y un creciente de-

sempleo encubierto en el sector informal de la eco-

nomía (de baja tecnología y productividad), así

como un ensanchamiento de las desigualdades

en el desarrollo regional y en la distribución facto-

rial del ingreso, con una dramática proliferación

de la pobreza.

Por otra parte, la ortodoxia macroeconómica

que erige el control de la inflación en objetivo

prioritario a ultranza ha mutilado el papel contra-

cíclico de la política monetaria y fiscal, trayendo

consigo los repetidos ciclos de freno y arranque de

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 7

“El neoliberalismo económico ha resultado ser una eficiente fábrica de pobres.”

la economía mexicana.11 Como resultado agre-

gado se ha observado una elevada subutilización

promedio de la capacidad productiva instalada,

incidiendo negativamente sobre las utilidades em-

presariales y la productividad de los factores; se

han reducido las tasas medias de crecimiento de la

inversión productiva y del empleo en el sector for-

mal de la economía, afectando negativamente la

tasa media de crecimiento del PIB, el ingreso de

los hogares y el nivel de vida de las mayorías nacio-

nales.

En consecuencia, para superar las profundas

asimetrías y segmentaciones estructurales, así

como los recurrentes nudos macroeconómicos,

que representan el más serio obstáculo dual para

el crecimiento sostenido y, a la vez, el binomio

que provoca la marginación y empobrecimiento

de una proporción cada vez mayor de los mexica-

nos, es necesario desplegar una estrategia eco-

nómica realmente integradora que asegure el cre-

cimiento sostenido del producto nacional y del

empleo digno.

Ergo, la reducción de la desigualdad y la erra-

dicación de la pobreza deben ser concebidas no

como algo extrínseco a la estrategia económica

(como algo susceptible de lograrse a través de

simples mecanismos de compensación social),

sino como algo intrínseco al correcto funciona-

miento de la economía, ergo como efecto natural

de una estrategia económica realmente inclu-

yente de toda la población en las tareas y los bene-

ficios del desarrollo. Entre los componentes fun-

damentales de esta estrategia, destacaremos los

siguientes:

Primero: políticas macroeconómicas contrací-

clicas para minimizar la inestabilidad en el creci-

miento del producto nacional y del empleo. Su

necesidad deriva de los elevados costos económi-

cos y sociales de esta volatilidad, que en México

es de las más altas del mundo. Contrario sensu,

sólo mediante un crecimiento sostenido de la eco-

nomía será factible generar los puestos de trabajo

suficientes y de mejor calidad para las nuevas

generaciones, así como para ir absorbiendo a los

excluidos por el modelo neoliberal. Por eso, la

aplicación de políticas macroeconómicas contra-

cíclicas es condición sine qua non para la reduc-

ción sostenida de la marginación y la pobreza.

E c o n o m í a y d e s a r r o l l o

Las políticas educativas de desarrollo

científico-técnico y capacitación laboral constituyen

“una poderosa palanca para elevar la productividad y

generar empleos cada vez mejor remunerados...”

Segundo: políticas de fomento económico ge-

neral y sectorial que amplíen y mejoren la infra-

estructura, impulsen el desarrollo de las ramas

productivas estratégicas y estimulen los encade-

namientos productivos. Su pertinencia deriva

de la necesidad de crear sinergias permanentes

entre los sectores productivos para asegurar la

generación de suficientes empleos dignos; para

reconstruir y articular los eslabones de las cade-

nas productivas, hoy rotas por el creciente com-

ponente importado de las exportaciones indus-

triales; para cerrar la brecha tecnológica y de

productividad entre nuestros países y el mundo

industrializado, impulsando el desarrollo de las

actividades económicas tradicionales, pero tam-

bién las industrias y servicios de alta tecnolo-

gía, como lo han hecho países exitosos que han

partido de un nivel de desarrollo inferior. Esto

permitiría mejorar la calidad de los empleos, di-

versificar nuestra planta productiva y acrecentar

su eficiencia de manera sistemática, permitiendo

elevar el nivel de vida de la población de manera

sostenible.

Tercero: políticas educativas, de desarrollo

científico-técnico, capacitación laboral e induc-

ción de la innovación, que contribuyan a la ele-

vación general de la productividad y al desarrollo

de industrias del conocimiento. Hay que recordar

que la formación de recursos humanos a través de

estas políticas se encuentra en la base del éxito

económico de las naciones; constituye una pode-

rosa palanca para elevar la productividad y generar

empleos cada vez mejor remunerados; y es factor

clave para ir cerrando las brechas –de productivi-

dad, ingreso y calidad de vida– que nos separan de

los países industrializados o de altos ingresos.

Cuarto: políticas sociales de cobertura univer-

sal (además de una educación de calidad, sistemas

dignos de salud, seguridad social, nutrición y vi-

vienda que satisfagan las necesidades de bienes-

tar y promuevan el ascenso social de las mayorías

nacionales), combinadas con una estrategia clara-

mente orientada a mejorar gradualmente la distri-

bución del ingreso, lo que implica, de entrada, po-

ner punto final a la estrategia macroeconómica

que utiliza el salario mínimo como ancla antiinfla-

cionaria. Estas políticas resultan ser –como lo evi-

dencian las economías exitosas– componentes

esenciales de un desarrollo económico robusto e

incluyente, sustentado en un vigoroso mercado

interno y en una sólida cohesión social.

Quinto: programas específicamente orienta-

dos a la atención de los grupos sociales más vulne-

rables y rezagados (ergo, marginados), los cuales

pueden contribuir a romper los círculos viciosos

de la desigualdad a través del acceso integral –con

la celeridad de un programa emergente– a los

satisfactores básicos, pero también a través de

amplios y eficaces programas microeconómicos y

microrregionales que impulsen la actividad eco-

nómica local con énfasis especial en la productivi-

dad, la innovación y los encadenamientos produc-

tivos.

La plena incorporación de todos los segmentos

sociales a las tareas y los beneficios del desarrollo

no sólo es palanca fundamental para una socie-

dad más equitativa y cohesionada, sino también

para lograr el crecimiento económico acelerado y

la inserción digna de México en la economía inter-

nacional. �

E c o n o m í a y d e s a r r o l l o

1 Véase Pew Hispanic Center, A Demographic Portrait of Mexi-

can-Origin Hispanics in the United States, 1 de mayo, 2013.

2 R. Chami et al., “Are Immigrant Remittance Flows a Source of Ca-

pital for Development?”, en IMF Staff Papers, v. 52, n. I, 2005.

3 Véase R. M. A. Galhardi de Pujalt, “Políticas de empleo decente

para México”, en Empleo digno, distribución del ingreso y bienestar,

José Luis Calva (coord.), México, Juan Pablos Editor-Consejo Nacional

de Universitarios, Col. Análisis Estratégico para el Desarrollo, v. 11,

2012.

4 A. Ortiz Mena, “Desarrollo estabilizador. Una década de estrate-

gia económica en México”, publicado originalmente en El Mercado de

Valores, n. 44, México, Nafinsa, 1969, y reeditado en A. Ortiz Mena, El

desarrollo estabilizador. Reflexiones de una época, México, FCE, 1998.

5 A. Ortiz Mena, op. cit.6 J. Boltvinik, “La insatisfacción de las necesidades esenciales en

México”, en J. L. Calva [coord.]. Distribución del ingreso y políticas so-

ciales, México, Juan Pablos Editor, 1995.

7 Consejo Consultivo del Pronasol, “El combate a la pobreza”, Mé-

xico, El Nacional, 1990

8 El presente texto se trata del “Prólogo” (actualizado) del libro

Empleo digno, distribución del ingreso y bienestar, José Luis Calva

(coord.), México, Juan Pablos Editor-Consejo Nacional de Universita-

rios, Col. Análisis Estratégico para el Desarrollo, v. 11, 2012.

9 Julio Boltvinik, “El modelo neoliberal aumenta la pobreza”, en

“Economía Moral”, La Jornada, 16 de diciembre de 2011.

10 Idem.

11 Véase J. L. Calva [coord.], Macroeconomía del desarrollo soste-

nido, Juan Pablos Editor-CNU, México, 2012.

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 9

10 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

La actividad económica, en

su momento, y posterior-

mente el desarrollo de la

ciencia económica, repre-

senta el esfuerzo prioritario del

quehacer humano, o sea, la ex-

presión máxima que contribuye

a la persistencia de la vida. Por

tanto, en torno de todo esto gi-

ran las distintas ciencias sociales

que vienen a complementar el

dinámico quehacer económico,

tales como el derecho, la políti-

ca, la filosofía, la sociología, que

vienen a complementar el com-

plejo estructural de la actividad

económica.

Desde luego, la historia de

las doctrinas económicas, del

pensamiento económico, o bien,

como se le llama actualmente: la

historia de la teoría económica o

teoría económica en retrospec-

tiva, como la denominan trata-

distas modernos como Robert

Ekelund, Blaug, entre otros; con

esa alternativa tratan de demos-

trar que lo que actualmente es la

historia del pensamiento econó-

mico, en su momento fue preci-

samente teoría económica, de

donde derivaron los principios

que sirvieron para tomar medi-

das adecuadas a efecto de hacer

frente a los problemas que sur-

girían como consecuencia de la

actividad económica.

Desde luego, hay que to-

mar en cuenta que los princi-

pios doctrinarios de carácter

económico, fueron tomando

forma como tales precisamente

* Premio a la Docencia Universidad Na-

cional en Ciencias Económicas y Adminis-

trativas, 2010.

desarrolloECONOMÍA Y

El evangelio segúnel pensamientoeconómiconorteamericano

MANUEL LÓPEZ DE LA PARRA*

(PRIMERA PARTE)

cuando se inicia el proceso de integración del lla-

mado sistema capitalista, a partir de la etapa de

los grandes descubrimientos geográficos del siglo

XV y XVI, cuando se abre de par en par el comer-

cio mundial, rompiendo, por tanto, con el viejo

esquema de la economía cerrada o autárquica de

los tiempos medievales, o sea, en la Alta Edad Me-

dia, cuando ya había en la Europa de la época ves-

tigios notables de la apertura comercial, que tomó

ímpetu porque, está fuera de discusión, se trata

de una actividad económica ciertamente renta-

ble. La prueba está en el hecho de que en estos

tiempos, la llamada economía globalizada se apoya

precisamente en el comercio internacional de ser-

vicios, que está ocupando espacios muy importan-

tes en el contexto de la economía de mercado.

Henri Pirenne, el famoso historiador belga,

nos dice que el resurgimiento de las ciudades eu-

ropeas se debió precisamente a las actividades co-

merciales, las ferias y los mercados, además del

entronamiento de la Liga Hanseática, que llegó a

controlar más de cien ciudades del norte de Eu-

ropa, cuyo centro vital fue la ciudad de Lübeck

–patria del escritor Thomas Mann, que por cierto

dejó una novela, Los Buddenbrook, relato de la

trascendencia de esa familia de comerciantes han-

seáticos que dieron vigor a dicha liga.

Algunos autores consideran que la Liga Han-

seática, por la importancia de su comercio, bien

puede considerarse como el primer intento de

economía globalizada, ya que sus rutas casi llega-

ron a entroncar con la legendaria Ruta de la Seda,

cuyo recorrido se extendía por gran parte del con-

tinente asiático.

Pues bien, con la aparición del primer capita-

lismo o capitalismo comercial como lo llama

Henri Sée, que dura exactamente tres centurias,

se consolidan los cimientos de la estructura del

nuevo orden económico, político y social. Su prin-

cipal objetivo habría de ser la explotación de

metales preciosos, oro y plata, principalmente, en

los territorios que formaron durante tres centu-

rias el vasto Imperio de Indias. Dichos recursos

minerales fueron llevados a Europa, de donde pa-

saron por diversos medios a poder de otros países

más desarrollados que España, como Inglaterra.

Ese inmenso alud de recursos minerales sirvió

para lo que Marx más tarde denominaría acumu-

lación originaria o primitiva del capital, de suerte

que nuestros países coadyuvaron a la integración

de dicho régimen; pero, paradójicamente se que-

daron sumidos en el subdesarrollo y el atraso.

En esa época aparece la primera escuela del

pensamiento económico, el mercantilismo, cuya

meta fue crear un conjunto de ideas, postulados o

principios para fortalecer la consolidación del

Estado capitalista, a efecto de que dirigiera la eco-

nomía.

La segunda escuela del pensamiento econó-

mico fue la fisiocrática, cuyos principales repre-

sentantes fueron franceses, médicos de profe-

sión, quienes, como nos dice el profesor Henry

Higgs, sentaron los principios de la ciencia econó-

mica moderna, pues ante todo la sintetizaron y de

algún modo le dieron leyes, leyes de carácter eco-

nómico.

Fueron adversarios de los mercantilistas, pues

ellos esgrimieron como botín el aforismo de “de-

jar hacer, dejar pasar”, ya que consideraban que

si la naturaleza se regía por sus propias leyes, en

las que no podía intervenir la influencia humana,

tampoco en el proceso económico debería ha-

cerlo. Son, por tanto, los creadores de la libertad

económica, base del liberalismo económico, que

después Adam Smith junto con otros pensadores

de la época, sintetizarían, y que, como mucho más

tarde demostraría Milton Friedman, famoso eco-

nomista norteamericano, fundador de la escuela

de Chicago, habría de ser uno de los teóricos de la

actual política –corregida y aumentada– neolibe-

ral actual.

El siglo XVIII está matizado por las tres grandes

revoluciones burguesas, como las llamaría Eric

Hobsbawm, a saber: la Revolución Industrial, la

E c o n o m í a y d e s a r r o l l o

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 11

Pues bien, con la aparición del

primer capitalismo o capitalismo

comercial como lo llama Henri Sée,

que dura exactamente tres centurias,

se consolidan los cimientos de la

estructura del nuevo orden

económico, político y social.”

Revolución Norteamericana y la Revolución Fran-

cesa, que dan cariz y color al sistema capitalista,

ya que éste pasa de la etapa mercantilista a la

etapa industrial precisamente en Inglaterra.

El escoces Adam Smith –1723-1790–, está

considerado como el padre de la economía polí-

tica, seguramente argumentando que la Inglaterra

de ese entonces señoreaba un importante imperio

colonial. Las aportaciones de Adam Smith se apo-

yaron en datos y argumentos importantes ya plan-

teados, en especial por parte de los fisiócratas. Su

libro principal, Investigación de la naturaleza y

causa de la riqueza de las naciones, que apareció

el 9 de marzo de 1776, marca según algunos el

nacimiento de dicha ciencia. Se le reconoce por

ser la primera obra sistemática de economía y la

más influyente de todas.

En los tiempos de Smith empezaba la Revolu-

ción Industrial, aunque la economía inglesa se-

guirá apoyándose en las actividades agropecuarias.

Sin embargo, ya era necesario explicar fenómenos

como la formación de los precios, el crecimiento y

la distribución. Según Smith, la fuente del bienes-

tar es el factor humano. La división del trabajo

es el instrumento para incrementar la producti-

vidad. Como defensor del libre mercado y ene-

migo de los aranceles aduaneros y del proteccio-

nismo estatal, Smith se convertirá en el patrono

de los partidarios de la economía de mercado. Sus

reclamos por una división internacional del tra-

bajo y un comercio libre a nivel mundial, lo con-

virtieron en el primer representante de la globali-

zación, todo esto a mediados del siglo XVIII.

La llamada tríada de los economistas clásicos,

los tres británicos, se completa con David Ricar-

do y Thomas Robert Malthus. Ricardo fue el más

exitoso entre los grandes economistas clásicos, al

menos en lo que se refiere a la vida práctica. Tam-

bién fue quien tuvo una influencia más duradera

sobre los ricos en la torre de marfil.

Malthus ciertamente sigue siendo discutido

y su aportación fundamental, la cuestión del cre-

cimiento demográfico indiscriminado, continúa

siendo un tema de debate y controversia. Al fin

de cuentas, como se sabe, la Naturaleza tiene

sus propias leyes y éstas no fallan, pues obedecen

a una realidad preconcebida. Nos referimos a la

teoría del ritmo que regula el crecimiento pobla-

cional de manera biológica.

Pero entremos en materia. Ya para los tiempos

de los clásicos ingleses se había llevado a cabo la

Revolución de Independencia de Estados Uni-

dos, y debido a sus condiciones de vida, ya compe-

tía con ventaja con la antigua madre patria. Parti-

cipa, además, con la aportación de innovaciones

mecánicas que revolucionan la actividad agrope-

cuaria, como la Cotton Gin, inventada por Eli

Whitney, que vendría a facilitar el despepite del

algodón, eliminando la mano de obra de cien es-

clavos negros.

También este inventor crearía las bases pione-

ras de la línea de producción, con base en piezas

de recambio, lo que elevó desde ya la produc-

ción de fusiles, tan necesarios para la guerra que se

libraba precisamente contra Inglaterra.

Como sabemos, la primera mitad del siglo XIX

fue la etapa de integración de Estados Unidos, lle-

gando a cubrir un vastísimo territorio, rico de toda

suerte de recursos materiales, y además, fue meta

12 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

“El escoces Adam Smith –1723-1790–, está considerado

como el padre de la economía política, seguramente

argumentando que la Inglaterra de ese entonces

señoreaba un importante imperio colonial.”

de una gran marea de inmigrantes europeos, no

sólo ingleses, sino de otras partes del continente,

principalmente trabajadores calificados de la Eu-

ropa Central.

Así, por ejemplo, el profesor Ferguson se ex-

traña de que el inicio y desarrollo del pensamiento

norteamericano hubiera pasado inadvertido y,

más bien, hasta hace poco tiempo se ha mante-

nido el campo casi virgen del pensamiento econó-

mico norteamericano, porque desde un principio

los investigadores interesados en el caso, se dieron

cuenta de que por las dimensiones propias de tan

vasto país, se requería de una modalidad de la teo-

ría económica de acuerdo con las necesidades es-

pecíficas del desarrollo de la economía de esa gran

nación; gran parte de los economistas europeos

eran superados por una realidad socioeconómica

de muy distinta índole.

Bueno, pero para precisar esta cuestión, lo

que fue ocurriendo fue la aparición sucesiva de

inventores norteamericanos que se interesaron vi-

vamente por analizar y sistematizar una teoría

económica ad hoc. Sin embargo, Benjamin Fran-

klin está considerado como el hombre más desta-

cado después de la Revolución Norteamericana;

le sigue Alexander Hamilton, quien hizo impor-

tantes observaciones relativas a la hacienda y al

comercio.

Ya bien entrado el siglo XIX, los auto-

res norteamericanos tenían que ajustar

las aportaciones de Adam Smith, cuando

van apareciendo en Estados Unidos ins-

tituciones sociales y económicas con ca-

racterísticas propias, por lo que dichos

autores se vieron obligados a formar una

concepción realista de la vida económi-

ca en un país nuevo.

Fuel Daniel Raymond autor del pri-

mer tratado norteamericano propiamen-

te dicho de economía, Pensamiento sobre

política económica, de 1820. A él se su-

cederían un número apreciable de auto-

res, casi todos ellos de ascendencia nor-

teamericana, que se interesaron por ob-

servar en vivo y en directo la realidad

económica de un país que se había pose-

sionado, de una manera o de otra, de ex-

tensos territorios, y donde intuían que estaban

frente a un reto inédito, por lo que no sería facti-

ble proseguir con los sabios consejos, en este caso,

de los llamados clásicos ingleses.

Siguiendo esa trayectoria histórica –y si se

quiere dialéctica–, Norteamérica es un caso úni-

co en la historia social de la humanidad, por lo que

el sociólogo estadounidense (of course) Robert D.

Kaplan, en su libro Viaje al futuro del Imperio,

después de recorrer ese país e investigar sobre el

terreno algunos de los conflictos más candentes

de la actualidad, se queda anonadado después de

ver in situ y de recoger muchos testimonios de sus

pobladores y entre los asentamientos fronteri-

zos, oficinas de policía, fábricas de misiles, reser-

vas indias, barrios de minorías y nuevas ciudades

hipertecnológicas, para llegar a una conclusión pa-

radójica, a dónde se encamina el Imperio…

Volviendo a los orígenes del pensamiento eco-

nómico norteamericano, que como sabemos en la

actualidad es el que domina y establece las re-

glas del juego a nivel mundial, no perdamos de

vista que desde un principio los estados norteños

de ese país destacaron por su gran desarrollo in-

dustrial, mientras que los del sur más bien desa-

rrollaron una economía de tipo agrícola, basada en

las plantaciones de algodón, café, azúcar, tabaco,

etc., que resultaban más rentables en el comercio

E c o n o m í a y d e s a r r o l l o

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 13

La Cotton Gin, innovación tecnológica que habría de cobrar enorme

relevancia por la revolución que ocasionó en la agricultura

estadounidense del siglo XIX.

internacional de la época, pero con la salvedad de

que utilizaban mano de obra esclava de negros.

Eso suscitaría una controversia que daría lugar a la

Guerra de Secesión (1865-1869).

En los primeros tiempos aparecen una serie de

autores, estadounidenses casi todos ellos, intere-

sados en los estudios de la economía de ese país,

a fin de intentar establecer reglas del juego apro-

piadas, o sea, la creación de una teoría económica

ad hoc, de tal manera que las políticas económicas

derivadas de esa teoría respondieran positiva-

mente a los requerimientos de un escenario so-

cioeconómico, repetimos, distinto al europeo.

Citemos a vuelo de pluma a algunos de ellos:

A. H. Everett, William Phillips, Hezekiah Niles,

Mathew Carey, Jacob Newton, George Tucker y

John Rae, entre otros. Este último fue autor de la

Declaración de algunos principios nuevos sobre

economía política (1834), en donde despliega no-

toria originalidad defendiendo los inventos y la

intervención estatal como la verdadera fuente de

la riqueza.

Sin embargo, propios y extraños consideran

a Henry Charles Carey como “el primer econo-

mista norteamericano”. Entre sus obras destacan

Principios de economía política (1837-1840), Pa-

sado, presente y futuro (1845) y Principios de

ciencia social (1858-1859), en el que expone su

sistema completo.

Carey (1793-1879) es considerado como pro-

teccionista, ya que recibió la influencia del alemán

Federico List. Pero en esta materia Carey iba más

lejos que aquél, y reclamaba un régimen protec-

cionista, no sólo para la industria sino para toda la

economía, incluso la rural. Carey, al igual que List,

era enemigo de la supremacía industrial de Ingla-

terra, y en lugar del ideal de la división internacio-

nal del trabajo, proponía el ideal de las naciones

independientes, dedicadas a todas las ramas de

la actividad económica, acusando así cada una su

individualidad.

Carey, cabe subrayar, ejerció gran influencia

en su época y, por supuesto, tuvo muchos segui-

dores. De tal modo que se aplica la denominación

“escuela norteamericana” a él mismo y a sus parti-

darios, que incluyen a E. P. Smith, William Elder,

H. C. Baird, Charles Noedhoff, Horace Greeley,

Robert L. Thomson y Francis Bowen, además de

otros que estudiaron en Alemania e Italia.

Pero además de esta corriente, fundamental-

mente de carácter teórico, había otro grupo inte-

resado en estudiar los problemas prácticos, conse-

cuencia de una época conflictiva. Controversias

arancelarias, posesión de tierras, impuestos y deu-

das, moneda y dificultades bancarias, mejoras

públicas, movimiento obrero, esclavitud, progra-

mas y experimentos comunistas, surgimiento de

grandes negocios; estos y otros problemas espe-

ciales eran discutidos con interés por numerosos

autores. Entre ellos destacan David A. Wells, que

examinó los problemas fiscales de la Guerra Civil.

Otros, como Horace Greeley, editor del perió-

dico Tribune de Nueva York, hizo diversas aporta-

ciones sobre esa temática. Pero el que logró mayor

relevancia fue Henry George (1839-1897). A

éste le llama la atención el caso de la propiedad de

la tierra, y publica en 1871 un opúsculo: Nuestra

tierra y nuestra política territorial, en el que de-

fendía la sustitución de todas las formas existen-

tes de tributación por un impuesto único sobre lo

que se recibe por renta de la tierra. George es re-

cordado por su gran interés por la tendencia e im-

portancia del liberalismo económico.

Ferguson señala que un segundo reto en esta

cuestión de la formación de un pensamiento eco-

nómico propio, fue el de la enseñanza de la econo-

mía en los establecimientos de nivel superior de

los Estados Unidos. El reconocimiento académico

de la ciencia económica se produce primero en

1817, cuando el reverendo John MacVicker es

nombrado catedrático de filosofía moral y econo-

mía política del Columbia College, en Massachu-

setts; no se le concedió a la economía la distinción

de una ciencia independiente. No obstante, se

continuaron creando cátedras de economía polí-

tica en las más importantes universidades de

ese país. Charles F. Dunbar fue el primer profesor

de economía política en Harvard en 1871, y al año

siguiente, William G. Summer y el general Fran-

cis A. Walker ocuparon respectivamente las cáte-

dras de economía política en la Universidad de

Yale y en la Escuela Científica Shefield (Yale).

Por desgracia, en esta época, en las aulas se

ignoraban virtualmente las realidades de la vida

E c o n o m í a y d e s a r r o l l o

14 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

económica norteamericana, y se

apoyaban en las obras de los clásicos

ingleses, mismas que serían susti-

tuidas más tarde por el Tratado de

economía política del francés Juan

Bautista Say, revisionista del pensa-

miento clásico. Este libro de Say

permaneció como libro de texto en

las universidades norteamericanas

por espacio de cuarenta años, hasta

1880 más o menos.

Cualquier pensamiento indepen-

diente consagrado a la esclavitud, al

surgimiento de las organizaciones

de trabajo, a la protección arancela-

ria, y a muchas otras cuestiones vita-

les era, en general, emprendido por

economistas no profesionales, como

Carey. Pero también eran tocados

en los periódicos de la época; resultaban de gran

interés las opiniones de los editorialistas.

Como consecuencia de la Guerra Civil o de

Secesión, termina ese periodo insulso y poco crea-

tivo de lo que en realidad vendría a ser el meollo

del pensamiento económico norteamericano. En

principio, las enseñanzas en las universidades nor-

teamericanas de la ciencia económica resultaban

fuera de contexto, poco o nada aplicables para la

problemática y los desafíos que iban a surgir en

ese país, en especial como resultado de la Guerra

Civil, y por otra parte, por el ascenso del siste-

ma capitalista a etapas superiores, como habría

de ser el imperialismo económico, que se caracte-

riza por la presencia de mercados monopólicos,

trust, pools, carteles y otras formas de contracción

monopólica. Son los años de los grandes magna-

tes, como Rockefeller, Morgan, más tarde Ford y

varios más.

Por esos años, un grupo más o menos nutrido

de jóvenes estudiosos deciden ir a las universida-

des europeas. Uno de ellos fue John Bates Clark,

quien después destacó como uno de los máximos

exponentes teóricos del mundo. Sucesivamente

fueron emigrando muchos más, en especial a Ale-

mania y a Austria: E. J. James, J. F. Johnson, H.

W. Farnum, S. N. Patten, R. T. Ely, A. T. Hadley,

E. R. Seligman, F. W. Taussing, quien destacaría

en cuestiones teóricas del comercio internacional;

H. C. Adams y varios más. Muchos de ellos fue-

ron a estudiar con Menger, Wieser y Bohm Ba-

werk. A su regreso a Estados Unidos a las princi-

pales universidades de la época, sentarán las bases

que habrían de sustentar una corriente del pensa-

miento económico adecuado para el caso explí-

cito de Estados Unidos.

Pero no fue sólo eso. Esas primeras cátedras de

jóvenes economistas norteamericanos promovie-

ron la creación de un organismo profesional, y así

aparece la Asociación Económica Norteamericana

–sin fines lucrativos–, fundada precisamente en

1885, con la finalidad de aumentar e investigar

desde un punto de vista histórico, económico y

estadístico las condiciones de vida derivadas de la

industrialización.

Asimismo, pretendía proporcionar un foro de

reunión independiente para la discusión de la te-

mática económica. La asociación se estructuró

en tres comités: 1) Formación económica; 2) In-

vestigación; 3) Publicaciones. En la actualidad

cuenta con más de 25 mil afiliados entre los más

relevantes especialistas, periodistas, economis-

tas, sociólogos, hombres de negocios, financieros

gubernamentales, abogados y en general perso-

nas interesadas en la temática económica y su

aplicación en la problemática actual. �

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 15

En principio, las enseñanzas en las universidades norteamericanas de la

ciencia económica resultaban fuera de contexto, poco o nada aplicables para

la problemática y los desafíos que iban a surgir en ese país, en especial como

resultado de la Guerra Civil

16 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

El Ejército Mexicano es uno de los pilares ins-

titucionales del Estado;1 sin embargo, no

cuenta con personalidad propia sino que

depende del Poder Ejecutivo. A partir de los años

noventa, la ley le obliga a rendir cuentas respecto

al manejo de su presupuesto, sus estructuras in-

ternas, a poner a disposición de la sociedad sus

documentos oficiales y a ser objeto de escrutinio

por parte de cualquier persona o institución mexi-

canas, reglas aún sin atender cabalmente; por ello

es necesario hacer un análisis de esa institución y

su relación con el conjunto del Estado, ahora que

ambos pasan por una dura crisis.

Revolución y nueva relación Estado-EjércitoLa Revolución Mexicana fue un evento de tales

dimensiones que cambió profundamente al Es-

tado mexicano, y por consecuencia, a cada una de

las instituciones que lo componen; se cambiaron

la mayoría de las dependencias estatales creando

nuevas como la Secretaría de Educación Pública,

la Secretaría de Salubridad, la Comisión de Irriga-

ción, la de Caminos y Puentes Federales, además

de instituciones financieras como el Banco de Mé-

xico, el Banco de Crédito Agrícola, la Banca Na-

cional Hipotecaria, Nacional Financiera, además

sociedadPOLÍTICA Y

ALFREDO AGUDO*

ESTADO Y EJÉRCITOMEXICANOS 1920-2014De la autoridad civil a la política militarista

* Área de Investigación Económica y Social de la Universidad

Obrera de México.

El Ejército Mexicano, uno de los pilares

institucionales del Estado.

de que se creó el partido político que controlaría

el gobierno por casi un siglo (PNR, después PRM, y

finalmente PRI).

En el caso del Ejército, desde la Revolución de

Independencia hasta el porfiriato, esta institución

había jugado un papel central en el Estado mexi-

cano. A partir de la Revolución de 1910-1917 se

intenta limitar la injerencia del Ejército en la polí-

tica estatal. El cambio aparentó ser radical, si nos

atenemos al documento que en 1915 anuncia la

fundación de un nuevo Ejército Nacional por de-

creto de la presidencia interina de la República,

personificada por Venustiano Carranza Garza. A

partir de este documento se considera que el

nuevo Ejército emanó de las facciones revolucio-

narias y que era distinto al existente antes de la

Revolución.

Ahondando un poco en su historia, podemos

advertir que los cambios efectuados en la institu-

ción armada, de la que depende la defensa nacio-

nal, fueron profundos pero no radicales; esto se

debió a varios factores como la incorporación de

gran parte del ejército porfirista a las facciones

triunfadoras en la gesta revolucionaria, principal-

mente al constitucionalismo y a la facción del

noroeste conocida como la de los sonorenses. La

institución armada mexicana se reformó, cambió

de jefatura, pero gran parte de su cuerpo perma-

neció; se reconstituyó la estructura de los altos

mandos, pero se incorporaron al nuevo Ejército

los mandos medios y la tropa pertenecientes al

ejército anterior a 1910.

Con los asesinatos de Emiliano Zapata (1919)

y Francisco Villa (1923), se consolidó el triunfo

de la facción constitucionalista que desde 1920

encabezaron los sonorenses comandados por Ál-

varo Obregón y Plutarco Elías Calles, sin embar-

go, para la conformación del nuevo Estado y la

reconstrucción nacional estos comandantes de-

bieron incorporar al nuevo Ejército a los mandos

de los diversos grupos, principalmente de la Divi-

sión del Norte y del Ejército Libertador del Sur;

algunos de ellos fueron incorporados con su tropa,

lo que generó la formación de grupos diversos al

interior de las Fuerzas Armadas.

En la etapa de reconstrucción nacional, las

disputas entre generales influyeron mucho en la

política mexicana, por ejemplo, el caso del con-

flicto entre Obregón y Calles sólo concluyó con el

asesinato del primero y el control del gobierno y

las fuerzas armadas por parte del segundo. Tras

el asesinato de Obregón, Calles ejerció el poder

durante el periodo conocido como “maximato”,

de 1928 a 1934, controlando la vida política, para

lo cual usó como punta de lanza al Ejército. Calles

nombró ministro de Defensa a uno de sus más fie-

les seguidores, el general Joaquín Amaro, quien

reorganizó el Ejército colocando a los generales

callistas en los puestos de mando y marginando a

los grupos opositores al callismo.2 Una vez que

Calles dejó la presidencia, Amaro pasó a ocupar

la dirección del Colegio Militar, desde donde

mantenía un fuerte grupo de poder al interior del

Ejército.

Cuando en 1934 Lázaro Cárdenas asumió la

presidencia de la República, Elías Calles intentó

continuar su hegemonía, como lo había hecho con

los tres anteriores, y seguir controlando el Ejército

y el Partido Nacional Revolucionario (PNR). Sin

embargo, Cárdenas llegó al gobierno con un Plan

Sexenal para hacer valer la Constitución de 1917,

que hasta entonces permanecía en la parálisis, y

ello provocó un conflicto directo con Calles. La

P o l í t i c a y s o c i e d a d

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 17

Calles se sirvió del Ejército para controlar la vida política

del país de 1928 a 1934.

forma como Cárdenas solucionó el conflicto fue

quitándole a Calles sus puntos de poder, primero

el partido, donde colocó a dirigentes revoluciona-

rios que Calles había marginado antes, y después

el Ejército: destituyó a Joaquín Amaro como di-

rector del Colegio Militar, destituyó al general ca-

llista Pablo Quiroga Escamilla como ministro de

Defensa, que le había sido impuesto al inicio de su

mandato, cambió la denominación del cargo para

llamarlo secretario de Defensa y nombró primero

a Andrés Figueroa Figueroa, abierto opositor a

Calles en ese cargo, a fin de hacer una reestructu-

ración del Ejército, y después nombra al general

Manuel Ávila Camacho en 1935. La reestructura-

ción del Ejército consistió básicamente en traer a

todos los antiguos jefes de tropas revolucionarias

que quedaran vivos para ocupar los puestos de

mando de la Secretaría de la Defensa, entre ellos

a Francisco J. Mújica, a quien Cárdenas nombra

su secretario personal.3

Con la reestructuración que realizó Lázaro

Cárdenas del Ejército mexicano, los antiguos je-

fes revolucionarios volvieron a ocupar puestos de-

cisivos en esta institución y se reactivaron los

grupos a su interior, lo que provocó que la discu-

sión interna se diera en torno al cumplimiento

de la Constitución que cada grupo argumentaba

impulsar.

Finalmente el Ejército se vio limitado en su

injerencia sobre el Estado con la llegada de los

presidentes civiles; Manuel Ávila Camacho fue el

último presidente militar, y hasta la fecha han

sido civiles, con lo cual el Ejército disminuyó su

capacidad de controlar el gobierno y se vio obli-

gado a cumplir el papel que le asignaba la Consti-

tución: la defensa de la integridad nacional en caso

de agresión externa y, en tiempos de paz, prepa-

rar la defensa dentro de las instalaciones milita-

res.4 La doctrina institucional en ese periodo fue

la de defensa nacional, que predominó durante el

18 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

“...en el marco de los acontecimientos del 2 de octubre

de 1968 y ante la necesidad del gobierno de controlar

la política interna, el Ejército adopta la doctrina de

‘Seguridad Nacional’”.

tiempo en que pervivieron los comandantes parti-

cipantes en el movimiento revolucionario.

Fin de la influencia revolucionaria ycambio de doctrinaHacia los años sesenta del siglo pasado, ya se podía

percibir en el Ejército Mexicano el fin de la in-

fluencia de los comandantes que habían partici-

pado en la gesta revolucionaria; la mayoría de ellos

ya muy mayores de edad, entraban en proceso de

retiro o fallecían mientras las nuevas generaciones

de oficiales se preparaban para el relevo. Una idea

que privó en el Ejército fue la necesidad de mo-

dernización que se impulsaba desde Estados Uni-

dos y con esa idea el Colegio Militar creó el Diplo-

mado de Estado Mayor, que promovía un cambio

de doctrina que permitía un poco más de injeren-

cia del Ejército en el Estado mexicano.5

Al calor de los acontecimientos de 1968, el

Ejército cambió su doctrina. Según Garduño Va-

lero, el Ejército Mexicano cayó en una emboscada

orquestada desde la Secretaría de Gobernación

que envió órdenes contradictorias a los mandos

militares el 2 de octubre de 1968 y la matanza de

estudiantes se debió más a la confusión de los ba-

tallones que a un acto premeditado. En la confu-

sión, el único grupo con conocimiento previo de

las posibles acciones era el “Batallón Olimpia”,

que no estaba adscrito a ningún batallón legal-

mente establecido en la Secretaría de la Defensa

Nacional.6 Sea o no cierta la hipótesis de Garduño

Valero, lo cierto es que en 1970 termina la época

de los secretarios de Defensa que habían sido par-

ticipantes en la gesta revolucionaria en México,

cuyo último representante fue Marcelino García

Barragán, y comienza la generación de los Diplo-

mados de Estado Mayor (DEM), cuyo primer re-

presentante fue Hermenegildo Cuenca Díaz.

Con el relevo generacional se hace evidente el

cambio de doctrina en las Fuerzas Armadas mexi-

canas; durante el periodo de Cuenca Díaz, en el

marco de los acontecimientos del 2 de octubre

de 1968 y ante la necesidad del gobierno de con-

trolar la política interna, el Ejército adopta la doc-

trina de “seguridad nacional” y se dispone a com-

batir a los enemigos internos; pero es en 1976

cuando se habla abiertamente del concepto de

“seguridad nacional”, del cual el entonces secre-

tario de Defensa, Félix Galván López, señalaba:

“consiste en el mantenimiento del equilibrio so-

cial, económico y político garantizado por las

Fuerzas Armadas y es la piedra angular de la que

parten las estructuras de la política y doctrina mi-

litares.”7

A partir de 1970 se hacen recurrentes las in-

tervenciones del Ejército para combatir a grupos

opositores al gobierno mexicano: entre 1971 y

1974 combate abiertamente al Partido de los

Pobres, comandado por Lucio Cabañas;8 en toda

la década de los setentas, el Ejército asume la per-

secución de los miembros de la Liga Comunista

23 de Septiembre, por lo que pasa a ser el princi-

pal sospechoso de las desapariciones forzadas ocu-

rridas durante ese periodo.9

La intervención del Ejército en problemas de

“seguridad nacional” se efectuó durante los años

ochenta de manera más disimulada, debido al des-

prestigio que sufrió la institución con las acusacio-

nes sobre desapariciones forzadas que le fueron

imputadas; además, en esos momentos el Estado

mexicano parecía recuperar cierto grado de legi-

timidad ante la población. En 1988, con la pre-

sunción de fraude en la elección presidencial de

ese año, el Ejército volvió a actuar en la política

interna para “resguardar” las boletas electorales y

después en la “contención” de los inconformes,

principalmente en Michoacán, donde cerca de

200 militantes del Frente Democrático Nacional

perdieron la vida de diversas maneras. La crisis

del Estado mexicano se ahondó aún más en 1994,

con la irrupción del Ejército Zapatista de Libera-

ción Nacional, que declaró formalmente la guerra

al Estado mexicano con la intención de “refundar

P o l í t i c a y s o c i e d a d

“La intervención del Ejército en

problemas de ‘seguridad nacional’ se

efectuó durante los años ochenta de

manera más disimulada, debido al

desprestigio que sufrió la institución con

las acusaciones sobre desapariciones

forzadas que le fueron imputadas...”

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 19

la nación”, rebelión que fue combatida por el

Ejército.10

Después del levantamiento zapatista, el Ejér-

cito se fue convirtiendo en soporte de seguridad

para el Estado y principalmente para el gobierno

mexicano, justo cuando ambos se separaban cada

vez más del interés nacional. La actuación del

Ejército se enfocaba en la defensa del Estado y

el gobierno de los cuestionamientos de la pobla-

ción mexicana, así se vio involucrado en matan-

zas como las de Aguas Blancas, en 1995, aseso-

rando a la policía guerrerense; en El Charco, en

1998, contra presuntos grupos guerrilleros, y en la

masacre de mujeres y niños en un templo de la co-

munidad de Acteal, Chiapas, en 1997, donde el

Ejército es sospechoso de formar, asesorar y pro-

teger a los grupos paramilitares que perpetraron la

matanza.

Entre 2001 y 2012 el Partido Revolucionario

Institucional (PRI) tuvo que abandonar el gobier-

no del país para bajar los niveles de descontento

de la población; el Ejército pidió en esos años le-

gislar para incluir en la Constitución mexicana

elementos de la doctrina de seguridad nacional.

En 2001 se presentó una iniciativa de reforma

constitucional en materia de seguridad; la discu-

sión de la iniciativa duró tres años y en 2004 se

aprobó una reforma y una nueva ley de seguridad

con dicha doctrina como eje.11 El Ejército tuvo

entonces mayor libertad para hacer labores de se-

guridad interna, sin embargo, tras la enorme

sospecha de fraude electoral en 2006, el gobierno

mexicano tuvo una mayor crisis de legitimidad y

el Ejército volvió a ofrecer protección al Estado

y al gobierno, pero esta vez a condición de que se

le dieran atribuciones jurídicas para actuar abier-

tamente en los asuntos de seguridad. Felipe Cal-

derón trató de otorgarlas declarando la “guerra

contra el narco”,12 hecho que no daba certidum-

bre al Ejército, por lo que se realizaron cambios

a la Ley de Seguridad y al Código Penal que abrían

la posibilidad de que las Fuerzas Armadas (Ejér-

cito, Marina y Fuerza Aérea) participaran en labo-

res de seguridad.

Durante todo el sexenio de Calderón y lo que

va del actual gobierno, se calcula que unos 50 mil

miembros del Ejército realizan labores que de-

bería hacer la policía y, coincidentemente, en

ese periodo, se han disparado las violaciones a los

derechos humanos. Human Rights Watch docu-

mentó en su informe de 2011 que encontró prue-

bas creíbles de que las fuerzas de seguridad han

participado en 170 casos de tortura, 39 casos de

desaparición forzada y 24 casos de ejecuciones

extrajudiciales. Como ejemplo, entre 2003 y

2006, la CNDH recibió 691 denuncias por viola-

ción de derechos humanos cometidas por solda-

dos en contra de civiles; entre 2007 y 2010 las de-

P o l í t i c a y s o c i e d a d

20 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

“Durante todo el sexenio

de Calderón y lo que va del

actual gobierno, se calcula

que unos 50 mil miembros

del Ejército realizan labores

que debería hacer la policía

y, coincidentemente, en ese

periodo, se han disparado

las violaciones a los

derechos humanos.”

P o l í t i c a y s o c i e d a d

nuncias de este tipo fueron 4 mil 803.13 Entre los

casos más escandalosos se encuentran el asesinato

de dos niños al disparar contra la camioneta de

una familia en un retén militar de Tamaulipas en

abril de 2006, o la violación tumultuaria de la

abuela náhuatl, Ernestina Ascencio Rosario, en

Zongolica, Veracruz, por mencionar sólo dos.

La crisis actual del EstadoEl caso Ayotzinapa y la masacre de Tlatlaya con-

figuran la crisis más grave del Estado mexicano

desde la matanza del 2 de octubre de 1968, cau-

sada por una política militarista del gobierno

mexicano que genera hechos delictivos por los

que la población demanda justicia. Ya han suge-

rido reporteros, analistas y recientemente el pro-

pio general brigadier Francisco Gallardo,14 que el

Ejército tuvo presencia en la detención de los nor-

malistas hoy desaparecidos, lo que provoca que

sobre esta institución recaiga una fundada sospe-

cha sobre la responsabilidad de la desaparición de

los 43 jóvenes normalistas.

ConclusiónEl Ejército Mexicano, como parte del Estado, ha

realizado en múltiples ocasiones tareas que no le

competen constitucionalmente. En ese sentido,

la ayuda que ha pretendido dar al Estado mexi-

cano para mantener el orden no ha funcionado,

sino al contrario: ha sido un factor clave en la

pérdida de legitimidad del Estado ante la pobla-

ción mexicana.

El Estado tiene tan poca legitimidad que se

hace necesario y urgente un cambio de fondo de

sus instituciones Por ello necesitamos abrir el

debate sobre qué tipo de defensa nacional quere-

mos en el México democrático que la mayoría

de los mexicanos anhela. �

1 Antes de comenzar este ensayo es importante, dada la confu-

sión existente, apuntar lo que se entiende por Estado y por Nación,

ya que existe una gran diferencia entre ambos conceptos. Como

afirma Luis Villoro: “Estado y nación responden a necesidades bási-

camente diferentes. La Nación satisface el anhelo de todo hombre

[o mujer] de pertenecer a una comunidad amplia y de afirmar su

identidad en ella. El Estado cumple otro valor igualmente universal:

el de la seguridad y el orden.” En el caso de México, la Nación nunca

se ha logrado identificar plenamente con el Estado por la simple ra-

zón de que existen múltiples nacionalidades en el territorio mexi-

cano sometidas bajo la ideología de una sola Nación “mestiza”, y aun-

que se ha avanzado mucho en la construcción de una identidad

nacional que reconozca la diversidad multinacional existente, el

Estado se encuentra muy lejos de tener capacidad de representar esa

multinacionalidad y multiculturalidad, y se ha mantenido como el

conjunto de instituciones que se encargan de mantener la seguridad

y el orden, pero que es ajena a los anhelos de pertenencia de los habi-

tantes de este territorio. Hecha esta aclaración es posible analizar la

relación Estado-Ejército en México. Luis Villoro, Del Estado homogé-

neo al Estado plural, México, Paidós-UNAM, 1998. En: http://biblio.juri-

dicas.unam.mx /libros/1/98/6.pdf.

2 Martha Beatriz Loyo Camacho, Joaquín Amaro y el proceso de

institucionalización del Ejército Mexicano, 1917-1931, México UNAM,

IIH, INEHRM, FCE, 2003.

3 Carlos Tello, Estado y desarrollo económico: México 1920-2006,

México, UNAM, Facultad de Economía, 2007.

4 Art. 129 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-

canos, en: http://info4.juridicas.unam.mx/ijure/fed/9/148.htm?s=.

5 Con información de Guillermo Garduño Valero, El Ejército Mexi-

cano. Entre la guerra y la política, México; UAM-Iztapalapa-División de

Ciencias Sociales y Humanidades, 2008.

6 Guillermo Garduño Valero, op. cit.; el autor sostiene que los

acontecimientos de Tlatelolco no fueron planeados por fuerzas milita-

res, sino por miembros del gobierno civil y a continuación explica que

ese acontecimiento detonaría el cambio de orientación en el Ejército

hacia la doctrina de seguridad nacional.

7 Citado en Luis Garfias Magaña, “Conceptos sobre seguridad

nacional”, Crónica Legislativa, H. Cámara de Diputados, nueva época,

a. V, n. 11, octubre-diciembre de 1996, p. 69.

8 Colecciones de revistas Proceso, Siempre y Por Qué, entre los

años de 1971-1975.

9 Naciones Unidas, Derechos Humanos. Oficina del Alto Comisio-

nado, México. Informe de Misión a México, Grupo de Trabajo de la ONU

sobre las desapariciones forzadas o involuntarias. México, ONU-DH,

2013, en: http://hchr.org.mx/files/doctos/Libros/2013/Informe_De-

sapForz_2aEd_web.pdf.

10 Neil Harvey, La rebelión de Chiapas. La lucha por la tierra y la

democracia, México, ERA, 2000. En este libro se narran las investiga-

ciones del Ejército en la zona de las cañadas de Chiapas desde inicios

de los años ochenta, en torno a las Asociaciones Rurales de Interés

Común (ARIC) y algunos enfrentamientos de pequeños grupos del

Ejército, cuya labor en Chiapas se realizaba bajo la doctrina de seguri-

dad nacional.

11 José Luis López Chavarría, “Análisis de la reforma constitu-

cional y la iniciativa de ley sobre seguridad nacional” en: Revista

Mexicana de Derecho Constitucional, n. 12, Secc. Cuestiones consti-

tucionales, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, ene-

ro-junio de 2005.

12 Felipe Calderón ordenó el Operativo Michoacán el 11 de diciem-

bre de 2006, cuando apenas tenía 10 días como presidente; a partir

de ahí habló de guerra contra el narco durante aproximadamente

tres meses hasta que en abril de 2007 dijo que no había una guerra

sino era la batalla permanente contra la delincuencia organizada.

13 Human Rights Watch, Ni seguridad ni derechos. Ejecuciones,

desapariciones y tortura en la guerra contra el narcotráfico en México,

EU, HRW, 2011. En: http://www.hrw.org/es/reports/2011/11/09/ni-se-

guridad-ni-derechos.

14 Federico Mastrogiovanni, “Caso Ayotzinapa: El Ejército parti-

cipó en la desaparición de los normalistas: general Gallardo”. Entre-

vista con el general Francisco Gallardo, en Revista Variopinto, México,

18 de noviembre de 2014, revisada en: http://www.revistavario-

pinto.com/variopintoaldia/nota.php?id=4292#.VHNyuOqA3wx.

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 21

José Revueltas

DAVID ZÁRATE BLAS*

y su idea de la

Revolución Mexicana

En su libro “Ensayo sobre un proletariado sin cabeza”, José

Revueltas refiere varios hechos y lapsos históricos de nuestro

país: la fundación y operación del Banco de Avío, la revolución

de Ayutla y las Leyes de Reforma, el porfiriato, la Revolución

Mexicana hasta el gobierno de Adolfo López Mateos; es decir, el

autor abarcó un periodo de ciento treinta años (1830-1960).

22 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Y lo hizo citando sólo once fuentes de informa-

ción primaria. Desde ya, aclaro un hecho que, aun

siendo obvio, debe ser recordado: Revueltas no

fue historiador, sino ante todo un militante comu-

nista y literato. En este sentido, el Ensayo… debe

ser asumido como los apuntes de un militante res-

ponsable, para quien era indispensable disponer

de una concepción correspondiente al desarrollo

del capitalismo en México, por un lado, y para

orientar la propia militancia, por otro. Por ende,

sería injusto y abusivo abordar dicho libro con

base en los principios de la historiografía.

En el presente trabajo se pretende destacar y

analizar la idea que de la Revolución Mexicana

se formó Revueltas, así como su caracterización

acerca de lo que él denominó enajenación ideo-

lógica de la clase obrera mexicana. Pero antes de

abordar estas dos cuestiones, es conveniente refe-

rir otras características notorias de la obra anali-

zada: existencia de dos partes autónomas: la parte

teórica y la parte histórico-empírica, siendo la más

extensa la primera; cierto desorden en la exposi-

ción de la cuestión esencial de la estructura de cla-

ses sociales durante y después del porfiriato; en el

libro la teoría marxista no es asumida como una

guía de investigación y exposición de la realidad,

sino frecuentemente como sustituto de la apro-

piación previa indispensable de la historia (ésta

concebida como pasado), por ello justamente, en

el libro predominan los juicios genéricos acerca de

la realidad; y, por último, uso frecuente de la de-

ducción escolástica a partir de citas teóricas tex-

tuales que hacen las veces de premisa mayor y

premisa menor. En lo que sigue se procura mos-

trar y analizar tales cuestiones.

Noción de Revolución MexicanaPara mejor entender la idea de Revolución Mexi-

cana que se formó Revueltas, es necesario abordar

primero sus ideas en torno a la estructura de cla-

ses sociales que existió en nuestro país hasta y

después de 1910.

De acuerdo con Revueltas, la clase propieta-

ria en 1910 estaba conformada por las fracciones

siguientes: hacendados-latifundistas feudales, in-

versionistas extranjeros imperialistas y la burgue-

sía nacional. Esta última fracción estaba confor-

mada, a su vez, por “la gran, mediana y pequeña

burguesía agraria de terratenientes capitalistas an-

tifeudales” y “los grandes y pequeños burgueses

industriales”.1

Veamos ahora cómo fue que Revueltas cons-

truyó su idea de estructura de clases sociales exis-

tente hasta 1910: la fracción de los hacenda-

dos-latifundistas y su calificación de feudales la

dedujo Revueltas de citas textuales pertenecien-

tes a Ponciano Arriaga, Wistano Luis Orozco y

Andrés Molina Enríquez. Es de estos intelectuales

que también Revueltas asume y repite la idea de

que los hacendados representaban el latifundismo

feudal, por un lado, y de Molina Enríquez, en par-

ticular, tomó la idea de hacienda como una uni-

dad de producción que no era negocio.2 Y añade

Revueltas: es Venustiano Carranza y su Ley Agra-

ria del 6 de enero de 1915, quien como jefe de

una facción político-militar revolucionaria sí asu-

mirá la liquidación de la hacienda feudal. En con-

secuencia, la Revolución Mexicana también fue

una revolución antifeudal porque suprimió tanto

el servilismo agrario como a la hacienda no renta-

ble, concluye Revueltas.

Obsérvese que Revueltas hace, en realidad,

una deducción lógico-escolástica a partir de dos

juicios previos o premisas (mayor y menor): el de

P o l í t i c a y s o c i e d a d

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 23

* Profesor de la Universidad Obrera de México.

“...Revueltas no fue historiador, sino ante todo un militante

comunista y literato. En este sentido, el Ensayo... debe ser

asumido como los apuntes de un militante responsable...”

carácter feudal de la hacienda y el de la no renta-

bilidad de la misma.

A Revueltas le bastó el hecho de que ambos

juicios fueron apuntados por tres destacados pen-

sadores: dos liberales (Ponciano Arriaga y Wis-

tano Luis Orozco) y un positivista (Andrés Molina

Enríquez). Y ya se sabe, la deducción lógico-es-

colástica es, o una afirmación con apariencia de

verdad o bien una hipótesis. Es con respecto a esa

cuestión en particular donde se pone de mani-

fiesto que la idea de Revolución Mexicana que se

formó Revueltas constituye apenas un apunte

personal, además del hecho de no haber sido his-

toriador.

Los juicios concernientes a la hacienda como

de carácter feudal y unidad de producción no ren-

table, tuvieron una vigencia de más de medio si-

glo, desde que fueron enunciados por Andrés Mo-

lina Enríquez en su libro Los grandes problemas

nacionales, publicado por primera vez en 1909;

pero los historiadores de oficio del post 68 del

siglo pasado, mostraron y continúan mostrando

que la hacienda del último cuarto del siglo XIX

también estuvo inmersa en procesos de moderni-

zación tecnológica y que continuó operando como

una unidad de producción capitalista. A nues-

tro juicio, es Alejandro Tortolero Villaseñor quien

no hace mucho expuso una amplia argumentación

en torno a los dos juicios, mismos que, efectiva-

mente, se convirtieron en mitos historiográficos.3

Acerca de la afirmación de existencia de “la

gran, mediana y pequeña burguesía agraria de te-

rratenientes capitalistas antifeudales”, sólo cabe

indicar que se trata de un mera afirmación sin

descripción ni argumentación empírica en el

Ensayo…, hecho que de nuevo denota el carácter

de apuntes de éste.

En cambio, la descripción y análisis que Re-

vueltas plantea acerca de la burguesía industrial

manufacturera sí suscita la sensación de terrenali-

dad, ello debido a un hecho: la descripción y el

análisis fueron realizados con base en informa-

ción primaria recopilada y publicada, a la vez, por

Luis Chávez Orozco.4 Con base, pues, en los do-

cumentos publicados por Chávez Orozco, Re-

vueltas apunta que hasta 1880 funcionaban 99

fábricas textiles en el país, y que esa burguesía in-

dustrial “es la misma que sobrevive –fortalecida,

desarrollada, a pesar de la penetración imperia-

lista– hasta 1910”.5

Siempre conforme al parecer de Revueltas,

así como el hacendado-latifundista feudal fue

reaccionario y opuesto a las ideas democrático-

burguesas, el industrial manufacturero también lo

fue, sobre todo por ser éste, añade Revueltas, pu-

silánime y oportunista, amén de incapaz de com-

prender, desde la segunda mitad del siglo XIX,

que la lucha por la reforma agraria antifeudal

“debe ser su propia lucha”.6 Más aún, sostiene

Revueltas: “La burguesía industrial, que es la ex-

plotadora directa y visible de la clase obrera, no

solamente no ha participado en la involución me-

xicana ni se siente representada por la ideolo-

gía democrático-burguesa, sino que puede consi-

derarse, en tanto que enemiga de la revolución y

sus ideólogos, al mismo nivel que los hacendados

feudales”.7

Véase que Revueltas ahora equipara a los

llamados por él hacendados feudales con los ca-

pitalistas manufactureros, y deduce que ambas

fracciones propietarias eran políticamente feu-

dales. ¿De dónde y cómo dedujo Revueltas dicha

calificación política? Ya sabemos que tal aprecia-

ción, por cuanto al hacendado se refiere, la de-

dujo de afirmaciones pertenecientes a Ponciano

Arriaga, Wistano Luis Orozco y Andrés Molina

Enríquez; es decir, las asumió como premisa ma-

yor y premisa menor. Más de la conducta política

de la burguesía industrial manufacturera, Revuel-

tas no aporta en Ensayo…; tampoco información

empírica-histórica alguna que indique y describa

dicha conducta “feudal”. Sólo hay, por ende,

otro gesto de razonamiento escolástico y de cali-

ficación político-ideológica por mera extensión

lógica.

De la burguesía industrial textil son constata-

bles dos hechos históricos: a) En los inicios del

segundo semestre de 1912, dicha fracción bur-

guesa (más de 100 propietarios con inversiones en

el Distrito Federal, Querétaro, Tlaxcala y la re-

gión de Orizaba, Ver.) y los representantes sindi-

cales de los obreros textiles, convocados por el go-

bierno de Madero mediante el recién instaurado

Departamento del Trabajo, firmaron un primer

P o l í t i c a y s o c i e d a d

24 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

contrato colectivo, mismo que fue bilateralmente

negociado a lo largo del mes de julio;8 y b) Junto

con otras fracciones de la clase propietaria capi-

talista, la textil también aprobó, públicamente, el

golpe militar de Estado de febrero de 1913 contra

el gobierno de Francisco I. Madero.9

El hecho enunciado en el inciso a) indica justo

lo opuesto a la afirmación escolástica de Revueltas

de que la fracción industrial textil también era

“feudal”, ya que esta fracción se vio forzada, des-

pués de décadas de negativas, a asumir las deman-

das de los trabajadores –como la de una organiza-

ción sindical propia. Más aún, después del golpe

militar de Estado y la caída del gobierno de Victo-

riano Huerta en julio de 1914, ninguna fracción

industrial dejó de entablar negociaciones sindica-

les con los asalariados, procurando, por supuesto,

que éstas fueran precisamente con el sindicalis-

mo colaboracionista en turno (CROM, 1918-1929

y CTM, 1936-?), controlado corporativamente por

el Estado y gobierno federal.10

Respecto al inciso b), hay que señalar que fue

la conducta oportunista del conjunto de la clase

propietaria de ese entonces la que apoyó el magni-

cidio, no sólo la fracción industrial textil. En con-

secuencia, la calificación revueltiana de conducta

política feudal es también una deducción lógico-

escolástica carente de veracidad.

Ahora bien, la revolución de 1913-1914 no fue

dirigida por ninguna de las fracciones capitalistas

hasta aquí apuntadas, asegura Revueltas. ¿Cuál,

entonces, sí la dirigió? A este respecto, escribe

Revueltas: la burguesía nacional “es la clase que

pudo imprimir al proceso de desarrollo ideológico

su propio sello, desde un principio, como clase di-

rigente de una revolución democrático-burguesa

que la llevó al poder en el que se mantiene desde

hace cincuenta años” (1911-1961).11 Está refi-

riéndose, por burguesía nacional, no al conjunto

de dicha clase social sino a una fracción de ella: a

la “burguesía ideóloga (…) perteneciente a la inte-

lectualidad, principalmente aquella que ejerce las

profesiones libres”.12

Dicha fracción es la que representa al conjunto

de la burguesía nacional (industriales manufactu-

reros y gran, mediana y pequeña burguesía agraria

no feudal), a la vez que constituye, agrega Revuel-

tas, “la vanguardia política no organizada como

tal, de la misma clase.”13 Esa otra fracción está

compuesta, a su vez, por dos elementos: los pro-

piamente ideólogos y los caudillos (éstos, “los eje-

cutantes, los realizadores prácticos de la historia y

en quienes, por ende encarnan de algún modo las

contradicciones objetivas del proceso”).14 Se re-

fiere Revueltas por caudillos, a la facción carran-

cista-obregonista que triunfó y se hizo del poder

en 1915. Venustiano Carranza, Álvaro Obregón,

Plutarco Elías Calles, entre otros.

El uso de la categoría burguesía ideóloga en el

Ensayo…, sirve para petrificar los hechos empíri-

cos, y, a la vez, para no tomar en cuenta la ri-

queza y diversidad del pasado. Por ejemplo, en las

tres facciones político-militares que hicieron po-

sible la derrota y caída del gobierno de Victoriano

Huerta, claro que hubo ideólogos como caudi-

llos; pero la calificación genérica de ambos como

P o l í t i c a y s o c i e d a d

“Los juicios concernientes

a la hacienda como de

carácter feudal y unidad

de producción no rentable,

tuvieron una vigencia de

más de medio siglo, desde

que fueron enunciados por

Andrés Molina Enríquez en

su libro Los grandesproblemas nacionales,

publicado por primera vez

en 1909...”

burguesía ideóloga conlleva, en este caso, la no

observación y menos el seguimiento de las dife-

rentes e incluso opuestas condiciones objetivas

de clase social que los caracterizaban antes de su

participación en la Revolución. Van algunos casos:

Ignacio L. Pesqueira, consagrado a los negocios

privados en Cananea, Sonora; Roberto Pesqueira,

ocupado en la hacienda familiar; Ramón F. Iturbe,

empleado de comercio de Mazatlán, Sinaloa; Ga-

briel Gavira, artesano, etcétera.15 El abuso de las

categorías teóricas –como la de burguesía ideó-

loga– conlleva entonces la petrificación de los he-

chos empíricos a la vez que está ausente la con-

sulta indispensable de las fuentes de información

primaria. Peor aún, cada vez que en el análisis pre-

domina la abstracción teórica sin sustento empí-

rico, nada hay de extraño que también y de pronto

se incurra en una, dos o más afirmaciones de suyo

audaces.

Acerca de la enajenación de la clase obrerapor la ideología democrático-burguesaAfirma Revueltas que la enajenación de la clase

obrera por la ideología democrático-burguesa data

“desde hace más de cincuenta años (1911-1961)

sin que hasta la fecha haya podido conquistar su

independencia” política de clase.16 Siempre con-

forme a Revueltas, las causas de la enajenación

ideológica son: inclinación de la clase obrera a bus-

car la protección del Estado para lograr la codi-

ficación de sus derechos y frenar la voracidad de

los empresarios, y finalmente, su tendencia a sólo

luchar por sus intereses económicos, o sea, por ca-

recer de conciencia anticapitalista. Por tales cau-

sas es que, sigue apuntando Revueltas, la clase

obrera sí hace política, pero de carácter economi-

cista y colaboracionista con el presidente de la Re-

pública en turno, “pero que no puede ni sabe una

política propia, porque se considera tan insignifi-

cante y humilde que tampoco concibe que pueda

existir una política propia de la clase obrera”.17

Esa política colaboracionista y economicista con

el Estado y el gobierno sólo conduce, añade Re-

vueltas, a que el “el movimiento proletario (…)

vegete en la charca del tradeunionismo” y a que

continúe “sometido en absoluto a la democracia

burguesa”.18

A más de medio siglo de la primera edición del

Ensayo… continúan vigentes la explotación ca-

pitalista de los proletarios y su enajenación ideo-

lógica, en condiciones de la creciente masa de

desempleados, continua pérdida de capacidad ad-

quisitiva del salario, terrorismo estatal, criminali-

zación de la protesta, proliferación del sindica-

lismo de protección, etc. La política leninista de

intervención del partido realmente independien-

te, o sea, un partido no de Estado y los ideólogos

anticapitalistas entre la clase asalariada, como rei-

vindicaba Revueltas, sigue siendo una necesidad

histórica.19

También conviene tener en cuenta un fenó-

meno que siempre se manifiesta al triunfo de una

26 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Los caudillos: “los ejecutantes, los realizadores prácticos de la historia y en quienes, por ende encarnan de algún modo

las contradicciones objetivas del proceso.”

revolución, sea esta con pretensión socialista o

no: el de la formación de una nueva burocracia

directiva que a la vez se convierte en secta con

privilegios. Los hasta hace poco dirigentes de base

se distancian de las propias bases, y sustituyen

los intereses de los asalariados por sus intereses

como nueva secta directiva. Ese fenómeno, recor-

demos, fue tempranamente advertido por la co-

rriente bolchevique Oposición de Izquierda.20

La clase obrera nace, asegura Revueltas, como

clase social independiente.21 A este respecto, de-

cimos que Revueltas olvidó uno de los procesos

históricos que concurren a la formación del régi-

men de producción capitalista: el de la aplicación

de distintos mecanismos que obligan al productor

directo a sólo disponer de su fuerza de trabajo en

adelante, por un lado, y a la concentración y la

centralización de los medios y condiciones de pro-

ducción de la clase propietaria, por otro. Así que,

si algo continúa caracterizando a la clase obrera

actual es también su independencia económica.

Para que los explotados y oprimidos, no sólo sus

ideólogos, sean políticamente independientes si-

gue haciendo falta que adquieran y actualicen una

conciencia anticapitalista, como una condición,

entre otras, para trascender la naturaleza bárbara

del capitalismo.

La conciencia economicista de la clase social

asalariada (proletarios y asalariados improducti-

vos) es consustancial al desarrollo del capitalismo.

En nuestro país, a partir de los años setenta del

siglo XIX, ya eran observables expresiones de di-

cho tipo de conciencia entre la clase obrera en-

tonces en formación.22 Por ende, la presencia de

la ideología democrático burguesa de la concien-

cia utilitarista de la clase asalariada en general, no

data del año 1911, como plantea Revueltas.

Por último, el magonismo sí es, efectivamente,

una corriente que define a la Revolución Mexi-

cana como una revolución democrático-burguesa;

y lo fue porque la casi totalidad de los 52 artículos

del Programa de 1906 del Partido Liberal Mexi-

cano, conforman un programa del capitalismo que

se impulsó a partir del último cuarto del siglo XIX

en nuestro país. Por otra parte, una revisión atenta

a los contenidos de dicho programa basta para

comprobar que el mismo no contiene, a diferencia

de lo que afirma Revueltas, ningún antecedente

contemporáneo de conciencia socialista. �

1 José Revueltas, Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, Mé-

xico, ERA, 1980, pp. 83 y 140-141.

2 Ibid., pp. 115-122.

3 Alejandro Toledo Villaseñor, Notarios y agricultores. Creci-

miento y atraso en el campo mexicano, 1780-1920, México, Siglo

XXI-UAM-Iztapalapa, 2008; y Esperanza Fujigaki Cruz, Haciendas y

compañías agrícolas de irrigación del norte de México, 1910-1929,

México, Facultad de Economía-UNAM, 2001.

4 Luis Chávez Orozco, Documentación para la historia econó-

mica de México, v. VI, México, Secretaría de Economía Nacional, 1935,

citado por Revueltas en su obra analizada.

5 J. Revueltas, op. cit., pp. 137 y 139.

6 Ibid., p. 140.

7 Ibid., p. 181.

8 Felipe Arturo Ávila Espinoza, Entre el porfiriato y la Revolución.

El gobierno interino de Francisco León de la Barra, México, UNAM,

2005, p. 127; y Barry Carr, El movimiento obrero y la política en Mé-

xico, 1910-1929, México, ERA, 1981, p. 51.

9 Mario Ramírez Rancaño, La reacción mexicana y su exilio

durante la Revolución de 1910, México, UNAM-Miguel Ángel Porrúa,

2002, pp. 30-31.

10 Barry Carr, op. cit., pp. 226-262; y Samuel León e Ignacio

Marván, En el cardenismo (1934-1940), México, IIS-UNAM-Siglo XXI,

pp. 171-195.

11 J. Revueltas, op. cit., pp. 80-81.

12 Ibid., p. 141.

13 Ibid., p. 142.

14 Idem.

15 François-Xavier Guerra, México: del antiguo régimen a la Revo-

lución, México, FCE, 1988, t. 2, pp. 63, 194 y 276.

16 J. Revueltas, op. cit., p. 75.

17 Ibid., p. 126.

18 Ibid., p. 92.

19 Ibid., p. 193.

20 Véase Alejandra Kollontai, La oposición en la URSS, Buenos

Aires, Schapire Editor, 1975.

21 J. Revueltas, op. cit., p. 196.

22 Véase Moisés González Navarro, “El porfiriato. La vida social”,

en Daniel Cosío Villegas (coord.), Historia moderna de México, México,

Edit. Hermes, 1957; y Juan Felipe Leal, México: Estado, burocracia y

sindicatos, Ediciones El Caballito, 1975; en particular el cap. IV.

P o l í t i c a y s o c i e d a d

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 27

A más de medio siglo de la primera edición del ‘Ensayo...’ continúan vigentes la

explotación capitalista de los proletarios y su enajenación ideológica, en condiciones

de la creciente masa de desempleados, continua pérdida de capacidad adquisitiva

del salario, terrorismo estatal, criminalización de la protesta, proliferación del

sindicalismo de protección, etcétera”.

28 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

La actividad política de Adriana Lombardo

puede entenderse desde diversos flancos,

teniendo como eje su trayectoria educativa en la

Universidad Obrera de México, y ésta, a su vez,

como efecto de su formación político-ideológica

al lado de Vicente Lombardo Toledano.

En primer término, destaca su contribución a

la formación política en el ámbito educativo como

miembro del Comité Central del Partido Popu-

lar (PP), donde formó cuadros para el trabajo par-

tidista; asimismo, en el campo laboral-sindical,

primero como maestra y luego como secretaria

general de la Universidad Obrera de México

(UOM), enfocándose a la formación de cuadros di-

rigentes para la conducción de las organizaciones

sindicales nacionales e internacionales.

A partir de su recepción como maestra norma-

lista, se incorporó a las actividades de la UOM y

del PP, participando de manera permanente en la

formación de cuadros políticos para éste –más

tarde Partido Popular Socialista (PPS)– y cuadros

político-sindicales dirigentes para el movimiento

obrero nacional e internacional. Asimismo, fue

miembro del Comité Central del partido donde

trabajó en temas como la politización de sus mi-

litantes y en las tareas de divulgación del ideario

político del mismo. Participó también en campa-

ñas urbanas para concientizar, haciendo proseli-

tismo y promoviendo el voto, actividades que

contribuyeron a forjar su conciencia político-so-

cial, que permitieron fuera postulada como can-

didata a diputada por el PPS en tres ocasiones.

Desde este frente, participó activamente y de

manera muy cercana con las diferentes seccio-

nes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la

DRIANALOMBARDO,

HÉCTOR CHOMBO*

semblanza política

A

* Trabajador de la Universidad Obrera de México.

Educación (SNTE), en las actividades políticas y

formativas del magisterio, manteniendo nexos es-

trechos con las dirigencias nacional y seccionales,

pero particularmente su trabajo político lo desa-

rrolló con la base sindical, atrayendo adeptos para

el PP, muchos de los cuales realizaron su forma-

ción en la Universidad Obrera.

Al lado de Lombardo Toledano, quien desde

1948 y desde la tribuna del PP recién fundado,

proclamaba el derecho inalienable de la mujer a

votar, dio un fuerte combate por la emancipación

de la mujer, como lo muestra su destacada acti-

vidad como promotora tenaz de la participación

de la mujer en el quehacer político nacional; así,

al lado de otros actores, trabajó arduamente por

el reconocimiento de los derechos políticos de

su género, labor que culminó con el reconoci-

miento del voto de la mujer en los años cincuenta,

fundando a finales de esta década, con otras des-

tacadas mujeres mexicanas de la letras, el arte y la

ciencia, la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas

de la que fue presidenta, y la Federación Interna-

cional de Mujeres, con la idea de internacionalizar

y conjuntar el trabajo de las diversas organizacio-

nes sociales que trabajaban con el mismo fin.

En el plano internacional, por su relevancia,

cabe destacar el trabajo que realizó conjunta-

mente con las organizaciones sindicales progresis-

tas más importantes de la segunda mitad del siglo

XX, tanto de México como de América Latina y

Europa, en la formación político-sindical de los

trabajadores, la estrategia y táctica en la gestión

sindical y defensa de sus reivindicaciones, así

como en el posicionamiento de sus postulados en

las decisiones políticas de sus países.

Por tanto, la solidaridad internacional es otro

eje importante de su trayectoria, que la llevó a so-

bresalir por el apoyo brindado a los movimien-

tos de lucha por la independencia y liberación na-

cional de los pueblos, principalmente de América

Latina. En este terreno, su activismo constante en

la lucha por la paz mundial y el desarme, fue de

suma importancia como vicepresidenta del Con-

sejo Mundial de la Paz.

De esta manera, acontecimientos internacio-

nales como la Guerra Fría, el triunfo de la Revo-

lución Cubana y su consolidación en los años se-

senta, los regímenes militares en América Cen-

tral y Sudamérica durante las décadas setenta y

ochenta, le hicieron profundizar en su activismo

en pro de las causas libertarias de los pueblos

oprimidos, convocando a la acción política del in-

ternacionalismo proletario. En consecuencia, apo-

yó siempre la Revolución Cubana, manteniendo

con ese pueblo lazos solidarios y de cooperación

permanente a través de la Confederación de Tra-

bajadores de Cuba (CTC), y congruente con sus

principios –de manera individual y conjunta con

las organizaciones que presidió– se opuso siste-

máticamente al bloqueo económico a Cuba por

parte de los Estados Unidos. Razón por la cual

fue miembro fundador y coordinadora del Co-

mité Nacional de Solidaridad con Cuba.

Continuando con la larga amistad y simpatía

que Lombardo Toledano tuvo por la Revolución

China y con su dirigente Mao Tse-tung, cofundó

la Sociedad de Amistad México-China, de la que

en 1963 fue elegida presidenta.

En los años sesenta, fue promotora y funda-

dora de diversas organizaciones de apoyo y soli-

daridad con varios de los países socialistas como

Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, etc.

Asimismo, fue miembro fundador y activo del

Instituto de Amistad e Intercambio Cultural Mé-

xico-URSS. Por otro lado, junto con la señora

Martha López Portillo de Tamayo, fundó la So-

ciedad de Amistad México-República Democrá-

tica Alemana, donde participó en la Presidencia

Colectiva; así como en el Comité Mexicano de

Amistad y Solidaridad con Vietnam; secretaria

general de la Sociedad de Amistad México-Bulga-

ria; del Comité de Solidaridad con Nicaragua;

presidenta del Comité de Solidaridad con Puerto

Rico. Su labor en todas estas organizaciones con-

P o l í t i c a y s o c i e d a d

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 29

Dio un fuerte combate por la

emancipación de la mujer,

como lo muestra su destacada

actividad como promotora

tenaz de la participación de la

mujer en el quehacer político

nacional...”

tribuyó a la distensión y el desarme, a la democra-

tización de los países que vivieron bajo regímenes

dictatoriales, y permitió el crecimiento de las re-

laciones político-culturales entre estos países y

México.

En el ámbito laboral, una más, entre tantas

actividades, fue su liderazgo como miembro del

Secretariado de la Federación Sindical Mundial,

entidad aglutinante del movimiento obrero pro-

gresista mundial de esa época, a través del cual

incidió de manera importante en el retorno a la

democracia de los países mencionados, mediante

el trabajo coordinado y en ocasiones secreto de la

FSM con las confederaciones sindicales, sindica-

tos y actores políticos opositores a los regímenes

de los países oprimidos, facilitando las acciones de

los movimientos revolucionarios, dando protec-

ción y asilo a muchos de sus protagonistas.

Fue así como siendo miembro honorario del

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para

los Refugiados y con el beneplácito del gobierno

mexicano, trabajó denodadamente para facilitar

el exilio en México de cientos de perseguidos po-

líticos de Centro y Sudamérica, quienes fueron

expulsados de sus países por los regímenes dicta-

toriales, sin dejar de mencionar sus estrechos

vínculos con la gente del exilio alemán y español

que incidieron de manera importante en la cul-

tura nacional y con quienes participó en la lucha

antifascista.

Adriana Lombardo se dedicó de tiempo com-

pleto al trabajo por la causa de la paz mundial, el

desarme y la distensión, por la desaparición de

los regímenes dictatoriales, por los derechos de la

mujer y los derechos humanos, así como por la ins-

tauración de un régimen político-social más justo.

Su capacidad, inteligencia, sencillez y facilidad

para las relaciones humanas, le permitieron rela-

cionarse con diferentes personalidades del ámbito

político, económico, sindical y social, así como del

arte y la intelectualidad progresista del siglo XX,

entre ellos, presidentes de México, líderes sindi-

cales, poetas, escritores, artistas plásticos e inte-

lectuales.

Por todo ello, el trabajo de Adriana Lombar-

do es un referente imprescindible para estudiar

los movimientos políticos y sociales de toda una

época de nuestro país y su relación con el extran-

jero; su legado es, al mismo tiempo, un refrendo

de su compromiso con la clase trabajadora del

mundo entero que la Universidad Obrera de Mé-

xico asume como suyo. �

P o l í t i c a y s o c i e d a d

30 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

El trabajo de Adriana

Lombardo, un referente

imprescindible para

estudiar los movimientos

políticos y sociales de

toda una época de

nuestro país y su relación

con el extranjero.

En la Ciudad de México, el 27 de octubre de2014, el evento organizado por la Coordinado-ra Mexicana de Solidaridad con Venezuela y laEmbajada de la República Bolivariana de Vene-zuela en México, se llevó a cabo el Seminario“Proceso Bolivariano, Constitución, Economía yPolítica”, en las instalaciones de la UniversidadObrera de México “Vicente Lombardo Toleda-no”, durante los días 24 y 25 de octubre, conun temario bastante amplio: “Poder popular”,“La guerra mediática”, “La Fuerza Armada Na-cional Bolivariana y su papel en la RevoluciónBolivariana”, “El petróleo y la soberanía de Ve-nezuela” y “La integración latinoamericana ycaribeña”.

La ministra consejera Thany Rodríguez dioinició al seminario en nombre del embajadorHugo García, quien envió un mensaje de agra-decimiento a todos los presentes:

“Estimados amigos solidarios con nuestroproceso revolucionario: deseo saludarles, y a lavez, manifestarles mi agradecimiento por acom-pañarnos una vez más en la realización de esteevento, al que se la ha dado continuidad en losúltimos 4 años, y que tiene por objeto, no sóloevidenciar la manera como los movimientos ygrupos sociales de este hermano pueblo mexi-cano coinciden con los ideales revolucionariosde nuestro proceso bolivariano; sino tambiénaprovechar cómo se desarrollan los aconteci-mientos políticos, económicos y sociales en laVenezuela de la patria de Bolívar”.

Este año, se incluyó dentro del seminario, la1ª Jornada de la Ley del Trabajo, donde parti-cipó el ex magistrado venezolano, Dr. Juan Ra-fael Perdomo, quien hizo un análisis acerca dela Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores ylas Trabajadoras (LOTTT) en Venezuela, estruc-tura de participación, derechos y deberes y loscambios de paradigmas en las relaciones pa-trono-trabajador. Igualmente, dictó la ponencia

“Proceso Bolivariano, Constitución,Economía y Política”*

Por cuarto año consecutivo se celebró en México el Seminario

* Embajada de la República Bolivariana de Venezuela.

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 31

sobre el fortalecimiento de la Comunas comomodelo de organización social y el accionar delos grupos de oposición.

El doctor estuvo acompañado por el jovenvenezolano Pablo Yutiz Araujo, integrante de laJuventud del Partido Socialista Unido de Vene-zuela (JPSUV), que explicó el papel de la juven-tud en el proceso revolucionario y el relanza-miento de la Misión Jóvenes de la Patria “RobertSerra”, la cual garantizará el desarrollo integral,la movilización permanente e inclusión socialde la juventud venezolana, la promoción de suvinculación orgánica, su potencial creativo, edu-cativo, cultural, científico y productivo, a travésde procesos que contribuirán a la politización yla prevención integral, propiciando una nuevacultura de la vida basada en la convivencia soli-daria y en el disfrute responsable.

Asimismo, el antropólogo y sociólogo mexi-cano Héctor Díaz Polanco, explicó la lucha ideo-lógica y la formación política. Dijo que el nuevociclo de transformaciones en América Latinaque se vive hoy día, comenzó en Venezuela conHugo Chávez; él tuvo la concepción y desarrollointelectual para realizar esta tarea formidable.

Por su parte, el periodista Carlos Fazio, con-siderado uno de los analistas independientescon mayor prestigio en asuntos político-estraté-gicos, militares y religiosos de América Latina,analizó la guerra mediática internacional contrala Revolución Bolivariana, apoyado por accionesterroristas con el aval de Estados Unidos. “Esparte de lo que llamamos una guerra de espec-tro completo donde lo militar se combina con laeconomía, con la política, con lo cultural, con lomediático, son distintos aspectos de una mismaguerra, una guerra integral, es una guerra endefinitiva por los territorios”.

“Las nuevas hipótesis de conflictos: el impe-rialismo como enemigo de los gobiernos pro-gresistas”, fue la exposición del brigadier reti-rado uruguayo, Walter Martínez Alves, quienmanifestó que si no hubiese sido por el cambioradical en las Fuerzas Armadas venezolanas, elcual quedó plasmado en la Constitución, la his-toria de la Revolución Bolivariana hubiese sidootra.

“Venezuela denuncia a Estados Unidos deinundar el mercado mundial de petróleo conbase en una metodología ‘salvaje’ de extrac-ción, en la cual se están aplicando métodos bár-baros, salvajes y antihumanos para sacar petró-leo y gas, llamado esquisto”. Así comenzó suponencia Pablo Moctezuma Barragán, politó-logo, historiador y urbanista; investigador de laUniversidad Autónoma Metropolitana, plantelAzcapotzalco, quien dio un breve recorrido porla historia del petróleo y soberanía en Vene-zuela, así como sus alcances y logros en estamateria. Por otro lado, Ángel Guerra Cabrera,periodista cubano residente en México y colum-nista del diario La Jornada, y Margarita Zapata,nieta de uno de los personajes más destacadosde la historia de la Revolución Mexicana, Emi-liano Zapata, fueron los encargados de conver-sar sobre la unidad de los pueblos y la solidari-dad internacional en apoyo a la RevoluciónBolivariana.

Por la misión diplomática, intervinieron elgeneral de División de la Aviación Militar Boliva-riana, Rafael Arturo Brito, actual agregado mili-tar, naval y aéreo, con la participación de laFuerza Armada Nacional Bolivariana en el desa-rrollo nacional: misión, visión y estructura orga-nizativa, la Milicia, la unidad cívico-militar yparticipación en las misiones sociales; y el con-sejero Wilfredo Pérez Bianco expuso el papel delos medios de comunicación venezolanos en laguerra económica y política, las cuales se en-cuentran imbricadas en la Guerra de CuartaGeneración.

Finalmente, la Coordinadora de Solidaridadcon Venezuela, expresó que “los aquí reunidosformamos parte del pensamiento de una iz-quierda madura, que reconoce este eventocomo un espacio de unidad en torno a la soli-daridad con Venezuela”.

Los dos días de trabajo contaron con unaamplia participación de movimientos y organi-zaciones sociales, políticas y culturales prove-nientes de 14 estados de la República Mexi-cana: Distrito Federal, Durango, Estado deMéxico, Guerrero, Jalisco, Nayarit, Michoacán,Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Tamaulipas,Veracruz y Nuevo León. �

32 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

EL NUEVO MODELO ECONÓMICO BOLIVIANO

MARCOS DOMIC RUIZ*

Por qué ganó EvoMorales

internacionalREALIDAD

En Bolivia se usa una expresión muy popular cuando la gente se refiere a algo que va a

suceder inevitablemente diciendo: “era una cosa cantada”. Ya varios meses antes, cuando se

convocó a los comicios, se decía esto acerca del resultado de las elecciones generales: “está

cantado que Evo Morales ganará”.

Así fue el 12 de octubre. Evo Morales ganó las elecciones con algo más de 61.63%. El

binomio Morales-García Linera continuará siendo la máxima dirección del país y, al mismo tiempo,

su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), dominará en el Parlamento con dos tercios en el

Senado y la Cámara de Diputados.

Su seguidor inmediato, el empresario “cementero” Moisés Doria Medina, alcanzaba el 24.3%

de la votación, con la Unión Demócrata (UD). Una diferencia, sin duda, enorme. El tercero, Jorge

Quiroga, con el Partido Demócrata Cristiano (PDC) llegó apenas al 9.14%. Toda la oposición junta

no alcanzó a sumar el 40%. Los dos últimos: Juan del Granado, con el Movimiento Sin Miedo (MSM)

llegaba apenas al 2.72 % y Juan Vargas con el Partido Verde de Bolivia 2.69 por ciento.

La segunda vuelta quedó de hecho excluida.

Ser “el segundo” era la máxima aspiración de los

candidatos de la oposición, para poder participar

en una segunda ronda, acaso en la idea de conver-

tirse en el líder de la oposición. Pero los resultados

fueron tan contundentes que en su fuero interno

deben estar desalentados de ser opositores con-

tando con tan magras fuerzas. De hecho, uno de

ellos, que no es un político desconocido, Juan del

Granado, dos veces alcalde de La Paz, se retiró a

sus cuarteles de invierno para dar paso “a gente jo-

ven”. Ha perdido el registro electoral de su par-

tido. Algunas candidaturas de la oposición hacen

pensar en el desastre político que atraviesa la de-

recha; más que desastre diríamos revoltijo polí-

tico, y sin principios. El candidato de la Democra-

cia Cristiana, Jorge Quiroga, es el personaje que

sucediera al general Banzer en la presidencia de la

República. De acompañante de dictadores, pre-

tende hacerse de la sigla del PDC. Iba acompa-

ñado de Tomasa Yarhui, ex integrante del desapa-

recido Movimiento Bolivia Libre (MBL), fracción

del viejo Movimiento de Izquierda Revolucionaria

(MIR); otro recuerdo histórico y al que pertene-

cieran igualmente Doria Medina y Juan del Gra-

nado. El MIR –que sí ha desaparecido– ha dado

gente para todo.

El proceso político boliviano deja enseñanzas

importantes y es necesario explicitarlas. Ellas son

varias. Empezaremos por el comportamiento de

los partidos y candidatos de la oposición. Hace-

mos esta digresión político-partidaria para dejar

sentado un fenómeno –no exclusivo de Bolivia–

pero que nos proporciona un ejemplo de cómo

surgen y evolucionan las organizaciones políticas.

Es más evidente en la izquierda. Algunas surgen

furibundamente “izquierdistas”, exaltando méto-

dos radicales y haciendo aspavientos con la lucha

armada, pero recalan en la derecha o como aliados

de reaccionarios patentados. El último proceso

electoral fue una suerte de culminación de este

fenómeno. Empero, no pretendemos que ésta sea

una regla sin excepciones. Hay ejemplos aleccio-

nadores, en Latinoamérica, como el de los presi-

dentes Mujica, Sánchez Cerén o Daniel Orte-

ga; mandatarios electos. Cada uno de ellos, en su

tiempo, empuñó las armas. En la derecha la carac-

terística es la simulación y el oportunismo. Son

capaces de hacer las más sorprendentes alianzas o

combinaciones; todo para no perder el poder.

Pero antes de continuar con el análisis político,

tratemos de responder a la pregunta central de

este artículo: por qué ganó Evo Morales con el

Movimiento al Socialismo. Los factores del ca-

risma, la concertación de combinaciones políti-

co-partidarias, la propaganda electoral, la movili-

zación y concentraciones de masas y la presencia

en los medios, etc., son elementos a tomar en

cuenta en los resultados de una elección. Cada

uno de ellos tiene su peso específico; unos más

que otros.

Evo Morales se ha impuesto con la facilidad

conocida por una razón muy clara: ha cumplido,

en lo fundamental, con la oferta electoral que

planteara para las elecciones de 2005. Pero eso no

es todo. Al cumplir con los aspectos más impor-

tantes del programa de 2005, demostró la viabili-

dad y la efectividad de las medidas propuestas, so-

bre todo el manejo de los recursos y riquezas

nacionales y su defensa y recuperación. Hay una

frase del propio Morales, en el acto de masas, que

la noche del 12 de octubre festejaba la victoria y

que resume con extraordinaria síntesis el resul-

tado de sus ocho años de gobierno: “ha triunfado

–dijo– la nacionalización sobre la privatización”.

Desde una pequeña nación andina se derrumbaba

uno de los pilares de la concepción neoliberal y se

restablecía el rol y capacidad del Estado.

Con las pocas palabras citadas se puede, en

efecto, expresar la superioridad de una concep-

R e a l i d a d i n t e r n a c i o n a l

34 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Evo Morales se ha impuesto con

la facilidad conocida por una

razón muy clara: ha cumplido,

en lo fundamental, con la oferta

electoral que planteara para las

elecciones de 2005.”

* Embajador extraordinario y plenipotenciario del Estado Plu-

rinacional de Bolivia.

ción popular, democrática y de soberanía nacional

frente a una concepción neoliberal: privatiza-

dora, autoritaria y dependiente. Vayamos por par-

tes. La primera está identificada políticamente

con lo que denominamos izquierda. Es popular no

sólo por su base social (clases trabajadoras del

campo y la ciudad; movimientos sociales e inte-

lectualidad revolucionaria), sino por su finalidad

de beneficiar al pueblo.

La otra concepción es sustentada por las co-

rrientes conservadoras, adscritas generalmente a

la derecha. Socialmente se sustenta en las clases

ricas y pudientes y su objetivo es mantener la si-

tuación de privilegios, dominación y explotación

del pueblo trabajador.

La quinta victoria electoral de Evo Morales, in-

cluyendo la de diputado por la Izquierda Unida en

1997, ha dejado muchas enseñanzas y confirmado

la justeza de la línea general y la concepción de la

izquierda madura sobre la base del socialismo

científico. El ministro de Economía y Finanzas,

Luis Arce Catacora, formula con claridad diáfana

esta concepción que, aplicada con consecuencia

–considerando las peculiaridades locales y las cir-

cunstancias históricas– busca un nuevo orden so-

cial. Formula de esta manera la perspectiva histó-

rica y el objetivo final de lo que se define como

NUEVO MODELO ECONÓMICO, SOCIAL, COMU-

NITARIO Y PRODUCTIVO: “No se pretende ingre-

sar directamente al cambio del modo de produc-

ción capitalista, sino sentar las bases para la

transición hacia el nuevo MODO DE PRODUCCIÓN

SOCIALISTA.”

Toca, asimismo, el problema medular de un

modo de producción y de su componente más

dinámico: las relaciones sociales de producción:

“cómo se generan y se distribuyen los excedentes

económicos”. En el nuevo modelo la distribución

busca la satisfacción de las necesidades de toda la

población y no sólo de unos pocos, como acontece

en el capitalismo.

El nuevo modelo económico se ha aplicado no

sin dificultades y resistencias, pero finalmente se

ha ido imponiendo, aunque están aún lejos de de-

saparecer los factores y rasgos propios del sistema

caduco. Es más, no debemos pretender que Boli-

via ha dejado de ser un país capitalista; aún lo es y

pasará un buen tiempo antes de que se imponga la

nueva formación social.

Pero hay que señalar que su avance ha sido,

hasta ahora, exitoso. Han mejorado notoriamente

los indicadores macroeconómicos y éstos han he-

cho avanzar paralelamente los indicadores mi-

croeconómicos.

Algunos avances han superado incluso prejui-

cios y malentendidos sobre algunos aspectos

como, por ejemplo, la productividad. Partiendo

de premisas no del todo falsas o mal interpreta-

das, había oposición al desarrollo productivo, es

decir, a la generación de nuevas y mayores fuer-

zas productivas. Algunos prejuiciados hasta crea-

ron mitos: como la intangibilidad de la tierra y

otros similares. Algunas ONG organizaron resis-

tencias a proyectos concretos, como el caso del

Territorio Indígena Parque Nacional Isoboro Sé-

cure (TIPNIS). En fin, presentaremos muy sintéti-

camente algunos postulados y aplicaciones del

Nuevo Modelo Económico (NMESCP) en las pala-

bras de sus redactores:

a) Asigna al Estado el papel del factor funda-

mental de la economía y crítica al libre mer-

cado, deficiente y ciego administrador de la

riqueza que ahonda las brechas sociales;

b) El Estado retoma, nacionalizando, el control

de los recursos naturales de los sectores estra-

R e a l i d a d i n t e r n a c i o n a l

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 35

El excelentísimo embajador del Estado Plurinacional de Bolivia,

Marcos Domic Ruiz, en la Universidad Obrera de México.

tégicos y es protagonista en todo el proceso

productivo, en todos los niveles e instancias;

c) Cambio de un modelo exportador “extracti-

vista”, por uno industrializador y con desarro-

llo productivo;

d) Sustituir el patrón exportador primario por

otro de exportación con valor agregado, de

productos elaborados;

e) Generación del excedente y su redistribución

entre los sectores antes excluidos y abando-

nados;

f) De una economía centrada en la iniciativa pri-

vada a un economía en la que el Estado es el

principal promotor;

g) Estimular la demanda interna sin abandonar

el objetivo de exportar. A diferencia del mo-

delo neoliberal que sólo prioriza la exporta-

ción primaria, el NME busca estimular la de-

manda interna;

h) Se persigue la generación de oportunidades

con desarrollo y generación de empleo; es la

característica de la inclusión social, e

i) La estabilidad macroeconómica deja de ser

un fin en sí mismo y el punto de partida para

un desarrollo hacia afuera; en el NME es la

condición para un desarrollo interno y con re-

distribución.

La fuerza de la izquierda, en su accionar polí-

tico, está asentada en el movimiento y organiza-

ción de las masas populares. Sin embargo, en oca-

siones, puede recurrir al uso de la fuerza material

social lo que, empero, no siempre se debe a una

determinación propia o espontánea, sino a una ne-

cesidad, cuando las clases dominantes y explota-

doras recurren a la violencia franca para negar el

cambio social y las reivindicaciones de las masas

populares.

Lo habitual, en cambio, en la concepción y en

la práctica de la derecha, es el uso de la violencia

social basada en todo el aparato, habitualmente

estatal, para defender y expandir su situación eco-

nómica, social y políticamente privilegiada. En

ciertas circunstancias y sobre todo cuando el mo-

vimiento popular amenaza la permanencia del

régimen, puede liquidar todo el andamiaje insti-

tucional legal y democrático para recurrir a la vio-

lencia explícita, a la dictadura abierta, lo que ca-

racteriza a los órdenes fascistas. Aquí habrá que

agregar además que, cuando la derecha ha sido

desplazada, aun democráticamente, es ella la que

acude a la conspiración, creando el clima psicoso-

cial adecuado y el uso de la fuerza incluso armada;

manipula la información, acude al sabotaje econó-

mico, a la llamada “estrategia de la tensión” y, en

fin, al golpe de Estado o a encender la guerra ci-

vil. A esto último quería conducir el complot

que hizo abortar el gobierno en octubre de 2008.

Fue liquidado un comando terrorista capitaneado

por Eduardo Rozsa Flores, un neofascista y mega-

lómano (un borderline boliviano-húngaro) que

participó en la división de Yugoslavia. Sin ser ex-

traño, estuvo en Kosovo simultáneamente con

David Goldberg, posteriormente embajador esta-

dounidense en Bolivia y que fuera expulsado por

su comprobada injerencia y sostenimiento del co-

mando de Rozsa. Por razones similares se expulsó

a la DEA.

Es que en Bolivia hay una nutrida experiencia

acerca de la colusión entre el narcotráfico y la de-

recha paramilitar y golpista, que a su vez se co-

necta con las actividades de la CIA. Es necesario

mencionar a Klauss Barbie y el episodio Irán-Con-

tra-Gates-Huanchaca. En este sitio se producía

cocaína en serie para los Estados Unidos; en

esto estaba complicado hasta un coronel del ejér-

cito estadounidense, su nombre es Oliver North.

La CIA vendía cocaína en su propio país para

comprar armas destinadas a la “contra” nicara-

güense. Los detalles se conocieron en el libro

La guerra falsa de Michael Levin, agente de la

DEA, descubridor de estas conexiones.

En Bolivia se ha demostrado la validez de la vía

elegida para llegar al gobierno. Hasta hace un

tiempo se discutía mucho en la izquierda acerca

de las “vías de la revolución”. Esta discusión

puede resumirse en dos enfoques. Unos sostenían

que el régimen de explotación sólo puede ser su-

primido por la vía de la lucha armada. Otros plan-

teaban la toma del poder o, más exactamente, la

llegada al Ejecutivo por la vía de las urnas. Polé-

mica vacía. No hay posibilidad de que ninguna vía

fructifique si acaso no se apoya en el movimiento

de masas. Eso, en primer lugar. En segundo, no se

han dado formas puras de acceso al gobierno y al

R e a l i d a d i n t e r n a c i o n a l

36 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

poder. Siempre, en cualquiera de las vías, hay mo-

mentos en que las formas, ineluctablemente, se

combinan. La victoria electoral de Evo Morales,

en diciembre de 2005, fue precedida por el derro-

camiento del gobierno neoliberal de Sánchez de

Lozada por una verdadera insurrección popular

en octubre de 2003. Ese levantamiento –que tuvo

su más alta expresión en El Alto de La Paz– os-

tentó hasta elementos de verdadero enfrenta-

miento militar.

En suma, cualquiera de las vías tiene que apo-

yarse en la acción de las masas, aunque ésta no se

dé en todo momento del proceso en cuestión.

Lo definitivo es que se puede triunfar por la vía de

las urnas, muy democráticamente, abrir un pro-

ceso de transformaciones revolucionarias y, luego,

también hay que saber defenderse. No hay que ol-

vidar lo que dijo Lenin: “revolución que no sabe

defenderse, no vale nada”.

Rasgo central del proceso boliviano es su carác-

ter antiimperialista. Su esencia nacional libera-

dora ha estado presente en diversos aspectos de

la acción del gobierno; sin estridencias ni acciones

ni poses radicales. En lo económico se demues-

tra en la nacionalización de los hidrocarburos (1°

de mayo de 2006) que afectó a poderosas trans-

nacionales. No hubo propiamente expropiación.

La frase definidora de Evo, en este caso fue: “No

queremos patrones, queremos socios”. La recupe-

ración de la propiedad del gas y del petróleo en to-

das sus fases ha volcado la relación. Hoy queda

para el país el 82% de las ganancias y las empresas

contratistas pueden llevarse hasta 18 por ciento.

La política exterior es otra demostración: la so-

lidaridad con los pueblos en lucha y agredidos

por el Imperio y sus sirvientes. La condena de la

violencia imperial contra varios pueblos; el claro

posicionamiento en la ONU en la cuestión del

Medio Oriente: la frontal censura al genocidio

sionista contra el pueblo palestino (ya se había

dado la ruptura de relaciones diplomáticas con

Israel); la reprobación a la agresión contra Siria y

su legítimo gobierno; la permanente condena al

bloqueo estadounidense contra Cuba; la solidari-

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 37

“Ha triunfado la nacionalización sobre la

privatización”. Evo Morales dirigiéndose

al pueblo boliviano la noche del 12 de

octubre, durante el festejo por su

avasalladora victoria electoral.

dad con la Revolución Bolivariana bloqueada por

la conspiración abiertamente apoyada por la CIA y

otras agencias. No se trata de algunas declaracio-

nes ocasionales. Todo esto está refrendado como

política de Estado en el título VIII, artículo 255,

particularmente el Inciso II y sus 11 cláusulas, en

la nueva Constitución Política del Estado Boli-

viano (CPE) aprobada en 2009.

Es un proceso anticolonialista. Un rasgo pecu-

liar del proceso boliviano –de lo que el programa

electoral define como la Revolución Democrática

Cultural– es el impulso a “la descolonización polí-

tica, económica, social y cultural”. Esto se ha dado

en diversas facetas de la estructura estatal y fun-

damentalmente en la participación activa de los

pueblos indígenas o mejor dicho originarios-indí-

gena-campesinos en la vida social, en el sentido

lato del término social (Tribunal Supremo Elec-

toral, Órgano Judicial y Tribunal Constitucional

Plurinacional). El capítulo IV de la CPE fija los de-

rechos de los pueblos originarios indígena-campe-

sinos. Es de reconocer que las disposiciones de la

CPE han influido en la Resolución de las Nacio-

nes Unidas y en las declaraciones de la reunión

de las organizaciones sociales, populares e indíge-

nas (septiembre de 2014), convocada por el papa

Francisco, en Roma y con Evo Morales presente.

La nueva Constitución Política del EstadoDe propuesta electoral se ha convertido en algo

tangible; discutida por el pueblo, aprobada y en

plena aplicación. Se convocó a una Asamblea

Constituyente y su redacción fue sometida a un

referéndum en enero de 2009. Es no sólo una

Carta Magna en el sentido clásico, sino que se ha

convertido en una suerte de marco legal que re-

frenda las medidas del programa revolucionario y

sirve de programa a desarrollarse.

Significado internacional y latinoamericanodel triunfo de EvoCon el ascenso al poder por la vía electoral de

Hugo Chávez en Venezuela, en febrero de 1999,

se abre una nueva etapa de la vida política en

América Latina. Se da continuidad al proceso

de cambios iniciado por la Revolución Cubana, la

que dejará de ser estrella solitaria del firmamen-

to político. Pero seguirá siendo el faro que ilumine

el rumbo para la construcción de una sociedad

que supere efectivamente al capitalismo. Des-

pués de Chávez llegan al gobierno Lula (2003);

Kirchner (2003); Evo Morales (2006); Daniel

Ortega (1984 y nuevamente elegido en 2007);

Rafael Correa (2006 y reelecto en 2009 y 2013);

José Mujica (2009, le antecede Tabaré Vásquez

el 2005; que ahora ha vuelto a ganar las eleccio-

nes); Sánchez Cerén (vicepresidente en 2009,

ahora presidente en 2014). El triunfo de Evo

Morales, seguido del de Dilma Rousseff y de

Tabaré Vásquez. Esta cadena de países progresis-

tas, independientes y algunos practicando cam-

bios revolucionarios, ha cambiado completa-

mente la correlación entre el imperialismo y los

países antes dependientes y, con razón, llama-

dos “patio trasero de los Estados Unidos”. No

pudo prosperar el ALCA; el TIAR, en la práctica,

ha dejado de existir; la propia OEA está cuestio-

R e a l i d a d i n t e r n a c i o n a l

38 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Un rasgo peculiar del proceso

boliviano –de lo que el programa

electoral define como la Revolución

Democrática Cultural– es el impulso

a la descolonización política,

económica, social y cultural .

’”

R e a l i d a d i n t e r n a c i o n a l

nada y, por el contrario, surgen organis-

mos y se dan acuerdos independientes

que auguran verdaderos beneficios: el

MERCOSUR, la ALBA, UNASUR, CELAC.

Hasta aquí hemos hecho referencia

principal a aspectos políticos, a los cam-

bios que se han dado en este plano. Pero

antes de rematar explicando el colofón

de esto, quisiéramos referirnos a una

definición del programa que es la carac-

terización del proceso: “Si hay algo que

confirma que en Bolivia se desarrolla

un proceso revolucionario, es la transi-

ción de un Estado capitalista colonial

hacia un Estado plurinacional, socialista

comunitario para vivir bien”. La estruc-

tura sobre la que se forja esta superes-

tructura está determinada por el “Nue-

vo Modelo Económico Social Productivo”. Por fin

el vivir bien de los bolivianos dejará de ser una

utopía.

Pasaremos a una breve explicación de hechos

objetivos de la economía, que agregan sustento al

triunfo de Evo Morales y Álvaro García Linera:

1. El producto interno bruto (PIB) ha crecido

más rápido en los últimos ocho años que durante

los 35 años anteriores. Alcanzando un promedio

de más de 5% el año 2013, este alcanzó 5.6 por-

ciento.

2. Las reservas internacionales han crecido no-

tablemente. Mientras el año 2003 se importaban

el 12.1% del PIB, en 2013 eran el 48.4% del PIB,

un verdadero colchón que evita recurrir a los prés-

tamos del FMI.

3. La renacionalización del gas y el petróleo,

entregando al Estado todas las fases de su explota-

ción y con los nuevos convenios, el ingreso nacio-

nal ha permitido, además del incremento de las

reservas internacionales, invertir más en proyec-

tos nacionales como el litio, hierro, vías de comu-

nicación, etc. Este ingreso ha crecido de 9.8% en

2005 a 35% en 2013.

4. Las nacionalizaciones no han espantado las

inversiones extranjeras, Bolivia ocupa un buen lu-

gar en América Latina con un 5.9% del PIB.

5. Bolivia, con el NME, ha conseguido ir au-

mentando permanentemente, hasta lograr una

duplicación en porcentaje referido, al PIB. Si el

año 2005 era de 6.3%, en 2014 alcanzó a 13.4 por

ciento.

6. Como efecto de la redistribución de la ri-

queza nacional y no por actos de beneficencia (bo-

nos a la tercera edad, a los niños escolares y a las

madres embarazadas y sus niños) y mayores fon-

dos a infraestructuras (escuelas, hospitales, cami-

nos, etc.), se ha reducido la pobreza en un 25% y

la extrema pobreza en 43 por ciento.

7. Ha disminuido la llamada brecha entre ricos

y pobres. El crecimiento del ingreso de las fami-

lias de los sectores pobres ha crecido más rápido

que el ingreso de los hogares de mayores ingresos.

Según la CEPAL, en el grupo de pobres el aumento

ha ido de 45% a 59.6% y en de extrema pobreza

de 20% a 36.7 por ciento.

8. Igualmente se ha incrementado el salario

mínimo. Entre 2005 y 2014, el salario mínimo se

aumentó en un 87.7 por ciento.

9. En 7 años aumentó el gasto social –educa-

ción, salud y programas de mitigación de la po-

breza– en un 45 por ciento.

10. La disminución de los cultivos de coca es

innegable, así como se incautó mayor cantidad

de la cocaína. El éxito es mucho más remarca-

ble debido a que el año 2008 se expulsó a la DEA

y, además, no se acompañó de violencia por la par-

ticipación consciente de los cocacultores. �

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 39

“La renacionalización del gas y el petróleo, ha permitido, además del

incremento de las reservas internacionales, invertir más en proyectos

nacionales como el litio, hierro, vías de comunicación...”

40 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

La rebelión encabezada por Adolfo de la

Huerta, quien había formado parte del

gabinete del presidente Álvaro Obregón

como secretario de Hacienda, fue el

último intento de abrir espacios no caudillistas a

la Revolución Mexicana. Los principales generales

protagonistas del movimiento armado estaban

convencidos de que el triunvirato formado por

el presidente de la República y sus coterráneos,

Plutarco Elías Calles y Francisco R. Serrano, com-

partirían el poder mientras vivieran. Se irían tur-

nando en la primera magistratura, hasta que

Obregón se hastiara de la simulación y decidiera

deshacerse de sus dos compadres. La masacre de

Huitzilac así lo demostró con el asesinato de Se-

rrano, lo que dejó sólo a Calles en la palestra

sucesoria. Éste seguramente supuso, en 1928, que

el siguiente en morir sería él, una vez con Obregón

de nuevo en la silla presidencial, de ahí el complot

en La Bombilla.

De la Huerta también era sonorense, pero un

civil que había sabido ganarse la amistad de los

principales militares durante su gestión como

ministro de Hacienda, siempre dispuesto a escu-

charlos y resolverles sus problemas pecuniarios.

Había nacido en Hermosillo el año 1881, donde

estudió hasta la preparatoria e hizo cursos de con-

tabilidad, música y canto. En 1908 abandonó

Guaymas, donde residía y fundara el Club Anti-

rreleccionista de la localidad, para iniciar una

activa labor en contra de la dictadura de Porfi-

rio Díaz. A la caída de éste, siendo diputado local,

participó en las negociaciones para poner fin a la

guerra con los yaquis.

Se encontraba en la Ciudad de México cuando

ocurrió el cuartelazo de La Ciudadela (9 de fe-

brero de 1913) y acompañó al presidente Fran-

cisco I. Madero, junto con los cadetes del Colegio

Militar, desde el Castillo de Chapultepec hasta la

calle de Plateros, que hoy lleva el nombre del pre-

sidente mártir. Después de la Decena Trágica, se

presentó en Monclova, Coahuila, ante Venustiano

Carranza, para ponerse a sus órdenes. Luego de la

derrota del usurpador fue nombrado oficial ma-

yor de la Secretaría de Gobernación y luego en-

cargado del despacho de 1915 a 1916, año en que

fue nombrado gobernador provisional de Sonora,

de mayo de 1916 al 31 de agosto de 1917. En ese

letras y culturaIDEAS,

La última

rebelión

anticaudillistaGUILLERMO FABELA QUIÑONES

Adolfo de la Huerta

en el exilio.

lapso demostró tener convicciones sociales, pues

promulgó leyes en favor de los obreros y campesi-

nos, en consonancia con la Constitución Federal

de Querétaro.

Fue nombrado gobernador constitucional de

Sonora, responsabilidad que asumió del 1° de sep-

tiembre de 1919 al 23 de abril de 1920, cuando se

adhiere al Plan de Agua Prieta que desconoce al

presidente Carranza, quien abandona la Ciudad

de México y es asesinado en Tlaxcalaltongo, Pue-

bla, en su trayecto hacia el puerto de Veracruz.

El 1° de junio, el Congreso de la Unión nombra

a De la Huerta presidente de la República susti-

tuto, cargo que desempeñó hasta el 1° de diciem-

bre de 1920 para ocuparse de la Secretaría de

Hacienda y Crédito Público, donde permaneció

hasta el 25 de septiembre de 1923. Durante su

desempeño demostró habilidades que le valieron

el reconocimiento de la clase política. Concertó el

Tratado De la Huerta-Lamont, que permitió re-

ducir la deuda externa y abrir de nuevo negocia-

ciones con los principales acreedores del país.

Los desacuerdos con el presidente Obregón,

posteriores al tratado, concernientes sobre todo

a la renuencia de la Huerta a contratar nuevos

empréstitos, postura que alentaba el ministro de

Relaciones Exteriores, Alberto J. Pani, lo llevó

a renunciar al ministerio de Hacienda. Aceptó la

candidatura a suceder a Obregón en la presi-

dencia de la República, que le ofreció el Partido

Cooperatista Nacional (PCN), sólo que el manda-

tario no estuvo de acuerdo: ya había decidido

apoyar a Calles. En los meses de octubre al 7 de

diciembre se planeó la rebelión que encabezaría

De la Huerta, quien se trasladó al puerto de Vera-

cruz el día 5 para desde allí ponerse al frente de la

rebelión a la que se sumaron 36 generales con

mando de tropas.

Nunca como entonces la hegemonía de Obre-

gón se vio en tan serio peligro, pues los rebeldes

sumaron más de 56 mil soldados, mientras que

las tropas que permanecieron leales al gobierno

llegaron a 44 mil 518 miembros del Ejército. Para

entonces ya había sido asesinado el general que

pudo haber liderado la rebelión, Francisco Villa,

quien seguramente habría derrotado a las fuerzas

obregonistas, las cuales se hallaban desmoraliza-

das una vez que vieron que los generales con más

prestigio abandonaban al caudillo. Todo parecía

favorecer un rápido triunfo de los alzados contra

Obregón, sólo que faltó un comandante en jefe

con capacidad estratégica, la que le sobraba a Vi-

lla, y sobre todo con cualidades personales propias

para el objetivo tan complejo que se perseguía:

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 41

Los principales generales protagonistas del movimiento armado estaban

convencidos de que el triunvirato formado por el presidente de la República y sus

coterráneos, Plutarco Elías Calles y Francisco R. Serrano, compartirían el poder

mientras vivieran. Se irían turnando en la primera magistratura, hasta que Obregón

se hastiara de la simulación y decidiera deshacerse de sus dos compadres.”

derrotar al hombre más astuto en las filas revolu-

cionarias, carente de escrúpulos y sanguinario

como pocos.

Sin embargo, el factor determinante del fra-

caso de la rebelión delahuertista fue que su lí-

der no tenía convicciones de político en un país

convulsionado, que exigía los mayores sacrificios

a quienes tenían responsabilidades públicas. Villa

y algunos de los principales generales no afines

a Obregón, estaban conscientes de que un civil

con conocimientos hacendarios podía enderezar

el rumbo de un Estado en bancarrota que lide-

raba con mano de hierro un nuevo caudillo, de si-

milares características al depuesto dictador Por-

firio Díaz, sin el inconveniente para el curso de la

Revolución que representaba el entreguismo de

Obregón al gobierno estadounidense, política

de la cual era firme defensor junto con su princi-

pal consejero, el ingeniero Pani.

Obregón conocía perfectamente a De la Huer-

ta, así que no lo culpó a él de la defección, sino a

los generales que se habían valido de éste para dar

curso a sus ambiciones (Obregón nunca demostró

un ápice de sentido autocrítico, por lo que su ina-

gotable sed de poder no la veía mal), sin tomar en

cuenta que De la Huerta era “débil de cerebro y

espíritu”. Así lo precisó: “Nosotros hemos venido

haciendo un estudio minucioso del proceso que se

produjo en el espíritu y en el cerebro de don

Adolfo, y hemos llegado a la conclusión de que su

propia conciencia ha perdido toda su autoridad en

la intervención de sus actos”. (Comunicado diri-

gido a Samuel Gompers, máximo líder obrero de

su tiempo en Estados Unidos. Tal documento lo

cita parcialmente Enrique Plascencia de la Parra,

en su libro Personajes y escenarios de la rebelión

delahuertista. 1923-1924.)

En su biografía de Obregón, el historiador

Pedro Castro afirma, con base en testimonios do-

cumentales, que De la Huerta no estaba conven-

cido de que acceder al poder debía ser mediante

un movimiento armado. Al llegar a Veracruz, el

5 de diciembre de 1923, sus anfitriones trataron

de convencer a De la Huerta de la urgencia de pa-

sar a la ofensiva armada, pero él respondió que “no

deberíamos hacerle el juego al gobierno, ya que

éste sólo quería que nos precipitásemos en actos

subversivos y así incapacitarnos legalmente para la

pugna democrática”. Cita que tomó el historiador

del libro Cincuenta años de política mexicana:

memorias políticas, Jorge Prieto Laurens, otro as-

tuto político de muy escasos principios.

Los hechos posteriores demostraron que

Obregón tenía razón en cuanto a la descripción

que hizo a Gompers de la personalidad de su pai-

sano. Siempre fue a contracorriente de los genera-

les que estaban decididos a derrotar a Obregón y

evitar que Calles llegara a la Presidencia. Afirma

Castro: “Ante la dificultad de convencer a don

Adolfo de la necesidad de actuar a la brevedad, el

general Guadalupe Sánchez, de acuerdo con Prie-

to Laurens, se levantó en armas el 6 de diciembre

con el apoyo de la Marina del Golfo”. Fue por ello

que De la Huerta se vio forzado al día siguiente a

dar a conocer a la opinión pública el manifiesto

que tituló “Declaración revolucionaria de Adol-

fo de la Huerta”, en el que desconocía a Obregón

como jefe del Ejecutivo, así como a los miembros

de los poderes Legislativo y Judicial.

La mayor parte del corto lapso de poco más de

cuatro meses que duró la rebelión de los generales

antiobregonistas, De la Huerta se la pasó en Fron-

tera, Tabasco, población que abandonó final-

mente el 10 de marzo para dirigirse a Cuba. En

La Habana estuvo poco tiempo, mientras lo alcan-

zaban su esposa y sus hijos. De allí partieron a Key

West, Florida, donde obtuvo pasaportes para

continuar hasta Nueva York. Dice Plascencia, ci-

tando como fuente a Alfonso Taracena: “La salida

al extranjero causó gran enojo entre sus seguido-

res; Prieto Laurens telegrafiaba a uno de ellos que

‘Don Adolfo de la Huerta se fugó ignominiosa-

mente so pretexto de ir a Washington a hacer ges-

tiones en favor de la Revolución’.”

En realidad, fue un alivio para los generales

que su “jefe” se hubiera fugado, pues así se evita-

ban la molestia de buscarlo para hacerle saber sus

planes y conocer sus puntos de vista, que general-

mente ninguno de ellos tomaba en cuenta. Ade-

más, en su afán de poder salir del país, nombró al

general Cándido Aguilar jefe supremo con carác-

ter de interino del movimiento, cuando dicho

nombramiento lo tenía ya Guadalupe Sánchez,

nada menos que el militar que guió a las tropas

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

42 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

que en la madrugada del 14 de

mayo de 1920 dieron muerte al

presidente Venustiano Carranza.

Lo paradójico de la tragedia es que

Sánchez formaba parte de las tro-

pas del hombre fuerte de Vera-

cruz, Cándido Aguilar, quien era

yerno de don Venustiano, por eso

viajaba confiado hacia el puerto,

donde creía que su pariente lo pro-

tegería.

El movimiento estaba desti-

nado al fracaso, porque no tenía un

móvil político claro que sirviera

de factor unitario a los objetivos de

todos y cada uno de los militares

involucrados. Cada uno de ellos

perseguía fines particulares, apro-

vechar la coyuntura para mejorar

sus respectivas posiciones en un

sistema que buscaba asideros para consolidarse.

Como afirma Plascencia en su obra citada: “No

hubo una dirección adecuada, de hecho, es facti-

ble afirmar que De la Huerta no quería encabezar

el movimiento. Predominaron los personalismos y

la falta de cooperación entre los rebeldes. Ahí es-

tán los casos de Guadalupe Sánchez, que obstacu-

lizó a Antonio I. Villarreal, el odio de García Vigil

a De la Huerta, o la desconfianza de éste a Prieto

Laurens y la de él en Zubarán… El movimiento,

mientras transcurría, fue dando síntomas de es-

clerosis, a pesar de la vivacidad y movilidad que

mostraron algunos jefes, como Estrada, Cavazos y

Maycotte”.

Por otro lado, está el hecho concreto de que

durante los cuatro años del gobierno de Obre-

gón, la corrupción fue el signo distintivo, el factor

clave del actuar de la mayoría de generales con-

vertidos en caciques de sus respectivas zonas de

influencia. Vieron la Revolución como el motor

de un ascenso social fundado en un enriqueci-

miento rápido, abriendo cauces expeditos a la ex-

plotación de los recursos naturales que había en

las entidades federativas bajo su mando. Empeza-

ron a actuar más como nuevos hacendados, con

una visión innovadora del manejo de las fuerzas

productivas, con el irrestricto apoyo del caudillo,

quien alentó esa forma de proceder para garanti-

zar la lealtad de sus subalternos.

Por ejemplo, entre muchos otros negocios he-

chos bajo el cobijo del gobierno, Calles llegó a ser

el más importante exportador de plátanos de Ta-

basco junto con Tomás Garrido Canabal. Guada-

lupe Sánchez, el principal jefe del movimiento

delahuertista, se convirtió en el principal acapa-

rador de la caña en Veracruz, cuyo precio ascen-

dió en el mercado internacional a partir de 1917,

y en el más importante cultivador del producto

como se confirmó cuando le fueron decomisadas

sus tierras en 1924. Asimismo, era propietario de

la principal empresa cervecera de Veracruz. Es así

inverosímil que lucharan por cambios progresis-

tas, los llamados delahuertistas, porque sería lu-

char contra sí mismos finalmente.

Desde luego hubo excepciones, como el caso

notable de Rafael Buelna, “El granito de oro”, el

general más joven de la Revolución Mexicana,

quien demostró tener convicciones sociales a lo

largo de su corta existencia de sólo 33 años. Había

sido un villista firme que siempre se distinguió

por su valentía y capacidad estratégica. Murió en

la batalla de Morelia, el 23 de enero de 1924, des-

pués de haber tenido éxitos fulgurantes, entre

ellos haber derrotado a las fuerzas comandadas

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 43

“El movimiento estaba destinado al fracaso, porque no tenía un móvil político

claro que sirviera de factor unitario a los objetivos de todos y cada uno de los

militares involucrados.”

por otro joven como él que entonces tenía el grado

de teniente coronel: Lázaro Cárdenas del Río.

Otro caso notable fue el del general Salvador

Alvarado, también sinaloense como Buelna. Fue

carrancista, aunque no adicto al enriquecimiento

como lo demostró a lo largo de su vida revolucio-

naria. Fue nombrado gobernador y comandante

militar de Yucatán el 18 de febrero de 1915, car-

gos que aprovechó para llevar a cabo una labor

progresista encomiable, desde combatir a fondo el

feudalismo que conservaba prácticas deleznables,

como besar la mano a los patrones, hasta impulsar

políticas públicas visionarias, como el Congreso

Feminista en el que convocó a las mujeres a ejer-

cer a plenitud sus derechos. Murió en una embos-

cada en El Hormiguero, en la selva contigua a Pa-

lenque, en 1924.

Una vez derrotada la sublevación delahuer-

tista, Obregón se dio gusto ordenando matar a

quienes habían osado retarlo, principalmente a los

más atrevidos, como los dos sinaloenses men-

cionados, así como a Fortunato Maycotte, Ma-

nuel M. Diéguez y Francisco Murguía. La lista

de asesinatos cometidos por Obregón durante su

mandato caudillista fue abultada: Carranza, Villa,

Arnulfo R. Gómez, Lucio Blanco. No se salvó,

como señalamos antes, ni su principal correligio-

nario: Francisco R. Serrano, quien se había senti-

do con pleno derecho para ser el próximo presi-

dente una vez que Calles cumpliera su periodo.

Así finalizó el último intento por frenar las am-

biciones del personaje más antitético de la Revo-

lución Mexicana, quien siempre cargó sobre su

imagen pública la acusación cierta de haberse

sumado a la lucha armada después de haber sido

derrotado el ejército federal porfirista, gracias al

empuje del principal jefe militar maderista: Fran-

cisco Villa. Según Martín Luis Guzmán (Caudi-

llos y otros extremos, prólogo, selección y notas

de Fernando Curiel, UNAM, 1995): “Obregón no

vivía sobre la tierra de las sinceridades cotidia-

nas, sino sobre su tablado; no era un hombre en

funciones, sino un actor. Sus ideas, sus creencias,

sus sentimientos, eran como los del mundo del

teatro, para brillar frente a un público: carecían de

toda raíz personal, de toda realidad interior con

atributos propios. Era, en el sentido directo de la

palabra, un farsante”.

Su escuela fue la que se impuso al paso del

tiempo, hasta que asumió el poder el general

Lázaro Cárdenas del Río, quien puso fin a la far-

sa “revolucionaria”, hasta donde objetivamente

pudo hacerlo. La sociedad de su tiempo no estaba

preparada para seguir avanzando social y política-

mente hasta donde era indispensable para consu-

mar el proyecto delineado en la Constitución de

1917. De ahí que se enfrentara al dilema de conti-

nuar por esa ruta o frenar la marcha, como final-

mente sucedió, para no provocar un mayor derra-

mamiento de sangre como era previsible de haber

dejado como sucesor a su alter ego: Francisco J.

Mújica. La pregunta que algún día tendrá que ser

respondida con suficientes elementos de juicio es

si valió la pena esa decisión o mejor hubiera sido

haber continuado la marcha revolucionaria, con

todas las consecuencias esperadas: la interven-

ción estadounidense, la masacre alentada por las

fuerzas ultraconservadoras, como la Iglesia cató-

lica, los porfiristas emboscados, los generales co-

rrompidos hasta la médula de los huesos. Lo que

salta a la vista, en la actualidad, es que Obregón si-

gue vivo por conducto de una clase política adepta

a sus prácticas deleznables. �

44 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

“Una vez derrotada la sublevación delahuertista, Obregón

se dio gusto ordenando matar a quienes habían osado

retarlo, principalmente a los más atrevidos...”

Es una coincidencia histórica que el 20 de

noviembre se conmemore el inicio de la

Revolución Mexicana en 1910, y también

la muerte del gran precursor del movimiento li-

bertario, el oaxaqueño Ricardo Flores Magón,

quien murió ese día del año 1922, en la prisión de

Leavenworth, Kansas, donde había sido recluido,

junto con su más fiel correligionario, Librado Ri-

vera, a fines de 1919. Un año antes habían sido

aprehendidos y llevados a la prisión de McNeil

Island, cuatro años después el fundador del perió-

dico Regeneración estaba casi ciego y con graves

dolencias, producto de una vida de inagotables su-

frimientos, de andar huyendo de injustas persecu-

ciones, de no poder contar con la calidez de una

familia.

La vida de Ricardo Flores Magón es un ejemplo

de coherencia ética, de entrega plena a un ideal,

aun cuando ello lo limitó al encerrarse en un dog-

matismo ideológico que no le dio oportunidad de

ser más útil a los mexicanos. A los 19 años es en-

carcelado por primera vez, por haber participado

en una manifestación estudiantil en contra de la

dictadura de Porfirio Díaz. Esa experiencia sella-

ría su vida, pues reafirma sus convicciones liberta-

rias que llevaría al extremo bajo ideas anarquis-

tas a las que fue fiel hasta su muerte. Fueron

varias las ocasiones que tuvo para encauzar su vida

por senderos menos dramáticos, mismas que re-

chazó sin cortapisas.

Entre tales oportunidades destaca la que hizo

en su favor la organización conocida como Mother

Jones, de filiación socialista, la cual acudió a ver-

lo a Los Ángeles, de parte del gobierno presidido

por Francisco I. Madero, para invitarlo a él y a

sus correligionarios a que establecieran un acuer-

do con éste, a lo que Flores Magón dijo: “Preferi-

mos las inquietudes de nuestra vida de persegui-

dos a las delicias de una vida ociosa comprada

con una traición”. Estaba convencido de que “los

gobiernos tienen que proteger el derecho de pro-

piedad y están instituidos precisamente para

proteger ese derecho con preferencia a cualquier

otro. No esperemos, pues, que Madero lo ataque

en beneficio del proletariado”.

En 1900 había fundado, junto con su hermano

Jesús, el histórico periódico Regeneración, des-

de cuyas páginas combatió con firmes ideas y con-

vicciones a la dictadura del general Díaz. La res-

puesta de éste fue cerrar el diario y meter a la

cárcel a sus editores. En 1902 se hace cargo de

la redacción de El Hijo del Ahuizote, cuya fama

sobrevivió al paso del tiempo por la eficacia de sus

ataques al dictador, sobre todo por sus caricatu-

Ricardo Flores Magón,

DE LA REDACCIÓN

precursor de la democracia

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 45

ras. Pero un año después, harto de los Flores Ma-

gón, Díaz ordena al Tribunal Superior de Justicia

que prohibiese la publicación de cualquier escrito

de los “subversivos” hermanos oaxaqueños. Por

ello deciden trasladarse a Laredo, Texas, donde

reinician el tiraje de Regeneración.

No les duró mucho la tranquilidad, porque a

los pocos meses de haberse instalado en dicha po-

blación texana, fueron obligados a esconderse un

tiempo y huir hacia San Luis Missouri, donde

redactan y publican el “Programa del Partido Li-

beral”, tarea en la que también participaron Juan

Sarabia, Antonio I. Villarreal, Librado Rivera, Ma-

nuel Sarabia y Rosalío Bustamante, además de Ri-

cardo y Enrique Flores Magón. Dicho programa,

que parte de un análisis objetivo de la realidad

mexicana bajo la dictadura de Díaz, es una síntesis

de lo que sería la parte medular de la Constitución

promulgada en 1917.

En un ensayo del maestro Vicente Lombardo

Toledano, publicado en 1956, señala a este res-

pecto: “El programa del Partido Liberal Mexi-

cano (PLM) ha de servir desde entonces como

levadura para el nuevo orden jurídico del país.

Resulta muy interesante subrayar algunas de sus

afirmaciones programáticas. Propone que se con-

voque a un gran congreso nacional para que el

programa alcance el valor de una ley. Esta idea

se llevó a cabo en 1916 al reunirse, en Querétaro,

el nuevo Congreso Constituyente. Preconiza la

equitativa distribución de la tierra, porque sin

ella no aumentará el consumo de las masas popu-

lares y el desarrollo del país continuará estancado.

Pide una ley que establezca el jornal mínimo y el

trabajo máximo, así como la obligación del propie-

tario para hacer productiva la tierra que real-

mente cultiva. Declara que deben ser restituidos

los ejidos a los pueblos que han sido despojados de

ellos. La tierra será poseída por quien esté deci-

dido a hacerla productiva, pero no tendrá el dere-

cho de venderla, para evitar que los capitalistas

vuelvan a acaparar los terrenos y se reconstruya el

latifundismo”.

Por su trascendencia histórica, el maestro

Lombardo, al final de su escrito señala: “Este do-

cumento merece no sólo el estudio de quienes

se propongan escribir la historia de la Revolución

Mexicana. A mi juicio, debe ser objeto de un

homenaje nacional, en el que deben participar los

partidos y las organizaciones democráticas y tam-

bién las autoridades federales y locales, como

primer paso para la celebración, el año próximo,

del primer centenario de la vida constitucional del

país”. (Recuérdese que fue escrito en 1956.)

En una carta que Flores Magón escribiera, la

última antes de quedar ciego, a su amigo Nicolás

T. Bernal, donde le explica que su abogado Harry

Weinberger había ido a Washington a demandar

su libertad, con el respaldo de cientos de peticio-

nes en ese sentido de parte de eminentes persona-

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

46 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

En 1900 había fundado, junto con

su hermano Jesús, el histórico

periódico Regeneración, desde cuyas

páginas combatió con firmes ideas y

convicciones a la dictadura del

general Díaz. La respuesta de éste

fue cerrar el diario y meter a la

cárcel a sus editores.”

jes de diversas partes del mundo, explica: “En el

Departamento de Justicia se dijo al señor Wein-

berger que nada puede hacerse a mi favor si no

hago una solicitud de perdón… eso sella mi des-

tino: cegaré, me pudriré y moriré dentro de estas

horrendas paredes que me separan del resto del

mundo, porque no voy a pedir perdón. ¡No lo

haré! En mis 29 años de luchar por la libertad,

lo he perdido todo, y toda oportunidad para ha-

cerme rico y famoso; he consumido muchos años

de mi vida en las prisiones; he recorrido el sendero

del paria y del vagabundo; me he visto desfalle-

cido de hambre; mi vida ha estado en peligro mu-

chas veces; he perdido la salud; en fin, he perdido

todo menos una cosa, una sola cosa que fomento,

mimo y conservo casi con celo fanático, y esa cosa

es mi honra como luchador… Así, pues, mi que-

rido Nicolás, estoy condenado a cegar y morir en

la prisión; mas prefiero esto a volver las espaldas a

los trabajadores y tener las puertas de la prisión

abiertas al precio de mi vergüenza”. (Enciclopedia

de México, tomo V, edición de 1987.)

Se cumplieron 92 años de la muerte de Ri-

cardo Flores Magón, pero su pensamiento liberta-

rio sigue vivo. Aunque se consideró un riguroso

seguidor de las ideas de Proudhon y Bakunin, en

los hechos fue un anarcosindicalista, y sobre todo

un ideólogo comprometido con el progreso de las

clases desposeídas de México, los campesinos, los

indígenas y los obreros. El programa del PLM así

lo patentiza, por eso la Cámara de Diputados, dos

días después de su muerte, le rindió homenaje y

aprobó el acuerdo siguiente: “Único. Tráiganse a

descansar al suelo de la patria, por cuenta del Go-

bierno mexicano, los restos mortales de Ricardo

Flores Magón”. �

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 47

Suscripción

NOMBRE

ORGANIZACIÓN

DIRECCIÓN

ESTADO

TELÉFONO

C.P.

E-MAIL

“Así, pues, mi querido Nicolás,

estoy condenado a cegar y

morir en la prisión; mas prefiero

esto a volver las espaldas a los

trabajadores y tener las puertas

de la prisión abiertas al precio

de mi vergüenza.”

Ricardo Flores Magón

48 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Ernesto Che Guevara era un convencido de

que, como había dicho Lenin, la doctrina

de Marx es todopoderosa porque es cierta, pero es

necesario estudiarla seria y profundamente para

lograr con éxito su aplicación concreta a las nece-

sidades concretas.

La situación actual de la crisis sistémica en

la que vive (o sobrevive) la Humanidad, amena-

zada de muerte, entre la crisis económica glo-

bal, el problema medioambiental y los cambios

climáticos, epidemias y enfermedades que desa-

fían los avances de las ciencias y guerras de

agresión en pleno desarrollo, ha generado una at-

mósfera de descreimiento y confusión, que va in-

clinando de forma gradual pero sostenida a millo-

nes de personas en el mundo hacia la búsqueda

de los grandes filósofos que pudieran ayudar a en-

tender y buscar una salida al peligroso enredo.

Las informaciones que se originan en el mundo

editorial mencionan el auge de las ventas de las

obras filosóficas que, hasta hace poco, parecían no

tener mayor salida y hoy acercan sorprendente-

mente a algunos clásicos a la lista ansiada de los

llamados best sellers; Carlos Marx, por ejemplo,

ocupa un sitio prominente entre los pensadores

más reclamados por esos estudiosos, investigado-

res, analistas o simples lectores que buscan res-

puestas –no recetas– a los más graves problemas

del siglo XXI y no pueden soslayar como referente

indispensable la obra del “Prometeo de Tréveris”,

junto a su inseparable y generoso compañero Fe-

derico Engels.

Recordemos que Marx fue, sin dudas, la cum-

bre más alta del pensamiento europeo desde el

siglo XIX. En sus ideas filosóficas y su teoría eco-

nómica desentrañó los hasta entonces oscuros

vericuetos del capitalismo y mostró que la necesi-

dad no sólo era interpretar el mundo existente,

letras y culturaIDEAS,

El estudio delmarxismo

visto por el Che

El estudio delmarxismo

visto por el CheARMANDO HART DÁVALOS*

* Ex ministro de Cultura del gobierno cubano.

sino transformarlo desde los cimientos, para lo

cual nos legó ideas esenciales.

En todo eso pensaba mientras releía la carta

que Ernesto Che Guevara me envió en fecha ya

tan lejana como el 4 de diciembre de 1965, desde

Tanzania, adonde había llegado tras la campaña

del Congo y donde transcurría lo que él mismo

llamó “este largo periodo de vacaciones”.

Para esa etapa, el Che se autopreparó un plan

de estudios que siguió con el rigor que lo caracte-

rizaba y que, según expresó en esas líneas, “puede

ser estudiado y mejorado mucho para constituir la

base de una verdadera escuela de pensamiento”.

Añadió: “Ya hemos hecho mucho, pero algún día

tendremos también que pensar”.

Al conocer que yo acababa de llegar a la Secre-

taría de Organización del partido, quiso exponer

así “algunas ideíllas sobre la cultura de nuestra

vanguardia y de nuestro pueblo en general” y, por

tanto, “le metí la nariz a la filosofía, cosa que hace

tiempo pensaba hacer”.

La cultura y el talento inconmensurable del

Che le permitieron llegar a la elaboración de un

plan –“mi plan, según me dijo”–, que estructuró

en ocho capítulos o temas y, en el transcurso de

su carta, también los detalló. Ellos eran: “clásicos

filosóficos; grandes dialécticos y materialistas; fi-

lósofos modernos; clásicos de la economía y pre-

cursores; Marx y el pensamiento marxista; cons-

trucción socialista; heterodoxos y capitalistas”, y

un último capítulo al que llamó “polémicas” y ca-

racterizó como, “el más polémico, pero el pensa-

miento marxista avanzó así”.

En el candente punto de la construcción socia-

lista, Che sugería incluir “libros que tratan de pro-

blemas concretos, no sólo de los actuales gober-

nantes, sino del pasado, haciendo averiguaciones

serias sobre los aportes de filósofos y, sobre todo,

economistas y estadistas”.

La envergadura de la tarea no le era ignorada y

de este modo lo refleja en una conmovedora fra-

se: “Es un trabajo gigantesco, pero Cuba lo me-

rece y creo que lo pudiera intentar”.

La bien ganada fama del Guerrillero Heroico

como impetuoso hombre de acción no puede

ocultar la profundidad de su pensamiento y sus

contribuciones sin precedentes al complejo entra-

mado de las ideas revolucionarias en el afán de ha-

llar, sobre esa base, soluciones y avances. Fue por

eso infatigable estudioso y creador, aun en las más

difíciles circunstancias, y seguidor del concepto

leninista de que no hay revolución sin teoría de la

revolución.

Mucho han cambiado Cuba y el mundo desde

que la carta que he citado en este texto fue es-

crita, pero desde luego que sus propósitos funda-

mentales nada han variado, en cuanto a la necesi-

dad de buscar respuestas acertadas y oportunas

–hoy más que nunca– por quienes luchan por la

transformación de la vieja sociedad de explota-

ción y porque de su seno surja una buena nueva,

en la que se sea capaz de conciliar la justicia social

y el bienestar material con la moral de un hombre

nuevo.

Por eso y para eso estudiaba el Che el mar-

xismo, y no por el simple afán de acumular cono-

cimientos académicos. Era un convencido de

que, como había dicho Lenin, la doctrina de Marx

es todopoderosa porque es cierta, pero es necesa-

rio estudiarla seria y profundamente para lograr

con éxito su aplicación concreta a la necesida-

des concretas.

Pienso por eso que es oportuna la referencia a

esta carta y su contenido, pues expresan una vi-

sión del Che sobre la enseñanza del marxismo que

nos transmite –con su habitual agudeza y sabidu-

ría– un reto todavía incumplido hasta el día de

hoy, y a pesar de todo lo que ha ocurrido. �

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 49

“La bien ganada fama del Guerrillero Heroico como

impetuoso hombre de acción, no puede ocultar la

profundidad de su pensamiento...”

Querido Paul:

En este año de 1958 conmemoramos aniversa-

rios de gentes ilustres desaparecidas hace tiem-

po; pero cuya obra no se ha extinguido ni se olvi-

dará jamás, porque como la de otras igualmente

prestigiosas, ha contribuido a ampliar el horizon-

te de la humanidad, a mejorar su vida y a enrique-

cer la cultura, flor y herencia de todos los pueblos

del mundo. Recordamos al gran autor dramático

chino, Kuan Han-Ching; a Saadi, el brillante poe-

ta persa; al delicado pintor japonés Kohrin; al

célebre físico Torricelli; al inmenso poeta John

Milton; a Selma Lagerlöff, la escritora sueca que

ha llenado de ilusión y de confianza en sí mismos a

millones de seres que están apenas en el umbral

de la existencia. Ellos y otros muchos encendie-

ron la luz de su pensamiento, que sigue relum-

brando el camino que conduce a la perfección del

hombre.

Pero nuestro homenaje abarca también a los

que viven y lo merecen. A los constructores de un

mundo nuevo, liberado de la miseria, de la igno-

rancia, de los prejuicios, de los fanatismos y del

temor. Entre ellos descuellas tú, niño gigante de

alma de cristal, artista verdadero, ligado al drama

de tu raza y al de todos los pueblos oprimidos, sol-

dado de las causas nobles, ciudadano del mundo.

Conozco tu apasionante historia. Descendien-

te de esclavos, descubridor cotidiano de los pro-

blemas que interesan a los hombres y predicador

infatigable de sus soluciones justas. Sé que en

Londres, centro del imperio británico, descu-

briste África y que desde entonces, en lugar de

considerarte como un inglés por adopción, sen-

tiste que eras un africano.

Este hallazgo te condujo a estudiar lenguas na-

tivas del continente negro y ellas te revelaron la

vieja cultura de sus pueblos, con semejanzas nota-

bles con la china. Descubriste el rico y completo

valor de su música que tanto ha influido en Eu-

ropa y América, y pensando en que debería ha-

ber un país sin discriminación racial y sin pueblos

atrasados, descubriste también que ese país existe

y se llama la Unión Soviética. Tu mundo creció

hasta el fin de la geografía; pero tu espíritu se hizo

más grande que la Tierra, porque conocía bien el

pasado y el presente de la sociedad humana, y

sabes cuál es su futuro. Por eso te atrajo más que

otro tu país racial, en el que está enclavado el es-

tado de North Caroline, y en el corazón de esta

zona, la plantación de esclavos de la que huyó tu

padre, apenas adolescente. Y se halla también

Princeton, de New Jersey, en donde viniste a la

vida. Porque la humanidad principia en la patria

propia, que si es grande por ser libre en su inte-

rior, se proyecta sobre los demás, del mismo

modo que se resta a la batalla del progreso si en

su seno prospera la discriminación entre los

hombres por su origen, su color, sus creencias o

sus ideas. Cómo comprendimos y admiramos tu

actitud ante el Comité del Congreso que investiga

las actividades “antiamericanas”, cuando uno de

sus miembros se atrevió a decirte que si en la

URSS no encontraste prejuicios raciales, que por

qué no permaneciste en ese país. Tu respuesta es

alto ejemplo de dignidad personal y de patrio-

tismo auténtico: “porque mi padre, dijiste, fue un

Carta a Paul Robeson*

VICENTE LOMBARDO TOLEDANO

EN EL 60 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

* Revista Siempre!, n. 247, 19 de marzo de 1958.

letras y culturaIDEAS,

50 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

esclavo, y mi pueblo murió para construir este

país, y yo voy a permanecer aquí y a tener mi par-

te en esa empresa…”

Tú sabes que, como decía Schiller, por el ca-

mino de la belleza se llega también a la verdad. Tu

voz armoniosa y profunda, llena de matices,

ayudó grandemente a defender la verdad de los

españoles que luchaban por la República que el

voto de su pueblo había creado. Pasarán los años,

la yerba cubrirá los campos de batalla; pero tu

canto estará ahí, a todas horas, animando a los que

luchan hoy, herederos de los de 1938, por lograr

que España salga del claustro medieval en que

vive y se incorpore a la batalla general por el dere-

cho al trabajo, al bienestar, a la salud, a la cultura y

a la alegría de la vida plena. ¡Qué importa que el

gobierno de la Casa Blanca te prohíba viajar den-

tro de tu propia nación, como artista, mensajero

de paz y heraldo de la causa democrática, y te nie-

gue un pasaporte para visitar el extranjero, si tu voz

ya está grabada y se oye con emoción en todas par-

tes, en la selva africana y en los fiordos escandina-

vos, en los mares azules de Italia y en los desiertos

de Arabia, y a lo largo de la India, de China, de la

Unión Soviética y de la América nuestra!

Recuerdas los conciertos que diste en la fron-

tera del Canadá, ante miles y miles de amigos de

los dos países, porque el departamento de Estado

te impidió ir al territorio vecino. ¿No fueron de-

mostraciones de amistad y de protesta contra las

barreras absurdas que pretenden encarcelar las

manifestaciones del arte? Y hace unos meses, en

el otoño de 1957, ¿de qué sirvió que tu gobierno

te hubiera prohibido ir a cantar a los mineros del

país de Gales, si una transmisión telefónica trans-

atlántica hizo posible tu presencia entre ellos?

La clase trabajadora, a la que perteneces, te

comprende mejor que la otra, la que trata de aho-

gar tu voz y detener el manantial de tu pensa-

miento. Para ella cantaste a los ríos en cuyas már-

genes nació la civilización hace muchos siglos en

una cinta cinematográfica que es un himno al

Hombre, un homenaje al trabajo y una condena-

ción del sistema colonial que oprime a la mayoría

de los habitantes del planeta. Cantaste a los hom-

bres que viven en las tierras que fertilizan sus

aguas, para que dominen la naturaleza –los del

Ganges, del Amazonas, del Nilo– y a los otros para

que enseñen a los demás a dominarla –los del

Yantzé y los del Volga.

Tu personificación de Otelo sacó para siem-

pre a tu raza del estadio elemental del folklore, en

el que quienes la desprecian quisieran verla eter-

namente, para demostrar a los necios que el vue-

lo del arte superior no es privilegio de nadie, sino

atributo de los mejor dotados, cualesquiera que

sean el color de su piel, el idioma en que hablen y

la fortuna de que dispongan.

Paul, has vivido como un hombre de tu

tiempo. Te deseo muy larga vida aún, para que

puedas disfrutar de la vida nueva por la que tanto

has luchado.

Tu amigo y compañero,

Vicente Lombardo Toledano �

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

“La clase trabajadora,

a la que perteneces, te

comprende mejor que la otra,

la que trata de ahogar tu voz

y detener el manantial de tu

pensamiento.” Paul Robeson

falleció el 23 de enero de

1976. A 38 años de su

muerte, su lucha continua

tristemente vigente.

52 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Lo encontró Isidro, el peón de quince años que

cargando un bote de mezcla, arrastrando una ca-

rretilla, enrollando la manguera, corriendo a traer

un refresco, recogiendo las palas, buscando el

bote de clavos, regresando a la bodega, aparecía

y desaparecía como un fantasma urgido por los

gritos de Jacinto. Apúrate-apúrate-apúrate-apú-

rate-apúrate.

Tropezaba en el andamio:

–Bruto.

Al tratar de conservar el equilibrio soltaba el

bote de mezcla:

–Imbécil.

La mezcla se derramaba en las vigas y goteaba

al suelo:

–Pendejo.

Reían los albañiles y reía don Jesús.

–Pero lo que pasa es que yo no me río de ti

igual que ellos, me río de lo chistoso del azotón

que diste, nada más. Ahí está la diferencia –le de-

cía a las ocho de la noche, cuando ya solos los dos,

el viejo se disponía a continuar relatando cómo

fue que a la edad de quince años empezó a trabajar

en las minas de Zacatecas.

VL

icente

eñero

VL

icente

eñero(1933-2014)(1933-2014)

El pasado miércoles 3 de diciembre, murió en la Ciudadde México el periodista, escritor y dramaturgo jaliscienseVicente Leñero, a causa de un cáncer pulmonar.

Leñero nació el 9 de junio de 1933, en la ciudad deGuadalajara; se trasladaría a la capital donde estudia in-geniería civil en la Universidad Nacional Autónoma deMéxico, y más tarde, siguiendo sus verdaderas inclina-ciones, periodismo en la Escuela Carlos Septién García.

Fundador de la revista Proceso, fue continuo colabo-rador de la publicación hasta su muerte. Antes, su pasopor el periódico Excélsior, le dejó amargos recuerdosque retrató en su novela Los periodistas.

A lo largo de su vida su trabajo lo hizo acreedor demúltiples reconocimientos, como el Premio BibliotecaBreve, por Los albañiles (1963); Premio Mazatlán de Li-teratura, por Puros cuentos (1987); por su obra dramá-tica, con obras tan importantes como Jesucristo Gómez,recibió el Premio de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón(1992); así como los premios Nacional de PeriodismoCultural Fernando Benítez en 1997, el Xavier Villaurrutiaen el año 2000, por La inocencia de este mundo, y elPremio Nacional de Literatura y Lingüística en 2001.

Como guionista de cine, destacan las adaptacionesde las películas Mariana Mariana, El callejón de los mila-

gros, La ley de Herodes y El crimen del padre Amaro, lascuatro distinguidas con el Ariel.

El 11 de marzo de 2010 fue elegido para ingresar ala Academia Mexicana de la Lengua.

En seguida, en homenaje al reconocido autor, traba-

jadores presenta un fragmento de una de sus obras em-blemáticas.

LOS ALBAÑILES (fragmento)

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 53

Alumbrado por la pequeña fogata su rostro ya

no parecía, como a las once de la mañana, el rostro

de un loco, a pesar de que le temblaban las ma-

nos, pero podía ser por el frío, era por el frío, y

don Jesús se frotaba las manos mientras volvía con

lo mismo: que en Salvatierra vivió en una casa

grande, casa propia, hijo de su padre que era a un

tiempo padre suyo y dueño de media Salvatie-

rra; hasta que a su padre lo mataron una noche,

cuando regresaba de Querétaro: la cabeza rajada

de un machetazo, el machete encajado en su pan-

za inflada de pulque, abierta, el cadáver en la mera

entrada de la casa, víctima primera de una maldi-

ción que nada lograría detener porque no bastaba

con la sangre, la vida, del dueño de media Salva-

tierra y alrededores, hasta Uriangato, para saciar

la sed de sangre –así decía don Jesús: sed de san-

gre, y repetía: canija sed de sangre– de quienes

fueron víctimas primero y jueces por su propia

mano después. No fue suficiente la sangre de su

padre ni sería suficiente la sangre de él, muchacho

aún, que huyó de Salvatierra, pero volvió a Salva-

tierra cuando creyó que todo estaba olvidado y

que por derecho le correspondía a él y sólo a él ser

el dueño de las casas, de los animales, de las tie-

rras, de los árboles de su padre. Pero ya no. Las ca-

sas, los animales, las tierras, los árboles no eran de

él ni de nadie. Nada le pertenecía. Sólo era dueño

de la rejodida maldición.

¡Ni esperanzas de que Isidro llegara a enten-

derlo a las primeras de cambio cuando que el

mismo don Jesús muchacho tardó en entenderlo a

la hora de averiguar los pormenores! Primero: na-

die respondió a sus preguntas; los hombres y las

mujeres bajaron la cabeza; las mujeres, la cara es-

condida en el rebozo, le volvieron la espalda; los

hombres le volvieron la espalda; solamente un

viejo de cabellos plateados se atrevió al fin a pro-

nunciar, entre dientes, tres veces, la palabra mal-

dición; tres veces la palabra muerte y tres veces

la palabra sangre y tres veces la palabra muerte

otra vez. Ladró un perro, y un viento que soplaba

de por el rumbo de Yuriria despeinó los cabellos

plateados del anciano.

Isidro –ya me voy, ya me voy– miraba la denta-

dura rota de don Jesús, la boca abierta por la riso-

tada. El mismo viento de Yuriria soplaba ahora

por entre los muros de la obra; barría los monto-

nes de arena, y la arena hería los ojos de Isidro

y adelgazaba la risa del viejo hasta convertirla en

el agudo aullido de un coyote moribundo que co-

menzaba a estremecerse, que esclavo de las con-

vulsiones caía al suelo ante los ojos bien abiertos

del muchacho puesto en pie de un salto, al escu-

char el grito; dos pasos para atrás mirándolo sa-

cudirse, encajar las uñas en la tierra, patalear, ro-

dar hacia un lado y hacia otro, cerca, lejos de la

lumbre y quieto al fin, exánime, los ojos abiertos,

espuma en la boca, la frente herida.

Isidro salió corriendo de la obra y al ver a don

Jesús a la luz del día siguiente pensó: soñé. Nueva-

mente volvía a subir por los andamios con el bote

de mezcla clavado en el hombro; nuevamente

arrastraba la carretilla llena de grava para ir a va-

ciarla en el lugar exacto que le señalaba Jacinto

y regresar después por más grava, y vaciarla y re-

gresar y llenarla y vaciarla y regresar sudando

hasta el ya está bueno, vete por la arena, traite la

cuchara, órale con la manguera.

–Apúrate escuincle, es para hoy.

Desde la bodega, sentado bajo el sol, los ojos

grises de don Jesús acompañaban el ir y venir de

Isidro. Siempre que Isidro volvía la cabeza hacia la

bodega se encontraba con la mirada del viejo

puesta en él.

Jacinto gritaba:

–Tráime uno de tamarindo.

Humberto:

–A mí uno de lo que sea.

Y tenía que ir.

–¿Por qué me dejaste solo?

Isidro se encogió de hombros.

–¿Te dio miedo?

Cruzó frente a él, ya de salida, con los dos re-

frescos.

Alumbrado por la pequeña

fogata su rostro ya no

parecía, como a las once de la

mañana, el rostro de un loco,

a pesar de que le temblaban

las manos...”

–¿Te asustó este pobre viejo? –el tono de voz,

como el de un mendigo, lo obligó a detenerse y a

regresar–. ¿De veras te asusté, Isidro?

–No.

–¿De veras no?

–De veras no. –Y para demostrárselo, esa tar-

de se quedaría con él hasta las once. Después de

todo, como decía Jacinto, eran entretenidas sus

vaciladas.

–No son vaciladas, es la pura verdad. –Lo que

el anciano de cabellos plateados le predijo eso

ocurrió exactamente. No hubo ni habría modo de

frenar un destino trazado muchos años antes de su

nacimiento. Cualquier noche, de cualquier año,

de cualquier mes, de cualquier semana, quienes

mataron a su padre irían a matarlo a él –¿entien-

des?–. Don Jesús, muchacho aún, no quiso seguir

oyéndolo. Escupió y pateó la tierra que pisaba.

Una y otra vez maldijo la maldición. Se rió del

anciano, tiró de sus largos, plateados cabellos, sa-

lió gritando por entre los árboles de las huertas

y gritando lo vieron alejarse las gentes de Salva-

tierra.

Isidro descubrió el cadáver en el baño del de-

partamento 201 y en cinco segundos de pánico re-

cordó la historia que a él –completa– y a los alba-

ñiles –incompleta– les contó don Jesús en torno al

fuego donde se calentaba un jarro de café, mi-

rando todos la lluvia. Álvarez y Jacinto, distraídos,

interrumpían, renegaban por haber colado: allí es-

tarían mañana el ingeniero Zamora y el ingeniero

Rosas echándoles en cara su imprevisión; y ni

modo, tendrían que cargar con el paquete: ya no

estaba el Nene. Para Isidro y no para los albañiles

indiferentes e incrédulos que a la media hora se

levantaban y se iban, tejió don Jesús su historia.

–Deja que se vayan estos pobres imbéciles que

nunca tuvieron tierras, son unos ignorantes, nunca

podrán entender que yo no hablo de mariguana-

das ni de fantasmas, sino de gentes con brazos y

piernas y cabeza como la que cada quien, bien o

mal puesta, rellena de caca o con sesos, trae en-

cima. Con que tú me oigas, Isidro...

–Viejo loco –dijo Jacinto. Viejo ladino que sa-

bía ingeniárselas muy bien para acariciar a los po-

bres escuincles, cuando no a los chamacos; hoci-

cón que se bebía cuanto menjurje le pusieran

enfrente; fregado que se quemaba sus tres ciga-

rros de mariguana al día, malora con el que había

que andarse con tiento para no perder hasta la ca-

misa; uña larga, putón, jijo de una; bueno para an-

dar limosneando, pidiendo que dizque para las

medicinas de su hija, que dizque para una cobija

nueva, y lo que sacaba era para sus alcoholes, eso

sí, hasta adentro sin más, luego luego zúmbale. Y

nada de que cuando chico y que Salvatierra y que

los que andan por ahí buscándolo para sorrajarle

un machetazo; eso son cuentos para que los de co-

razón de piloncillo se compadezcan y un día con

otro le suelten quién uno de a cinco, quién uno

de a diez. Si ya todos se lo tenían fichado a quién

pensaba ablandarle el alma. Si ya todos conocían

sus tejes y manejes con los refrescos para qué

tanto cuento, tanto dale y dale todos los días, ya

chole, la verdad. Una vez, pasa, se le deja hablar,

hasta se le oye con interés; pero todos los días,

quién aguanta.

Había dejado de llover, pero ya eran más de las

seis: nada podían adelantar a esas horas.

–Hasta mañana.

Dejaban a don Jesús sentado en su cajón y em-

pezaban a desfilar delante de él para ir al fondo de

la bodega a quitarse los pantalones de trabajo –re-

mendados, sucios de cal, de cemento, de yeso, de

pintura–, ponerse los de casimir o los de mezclilla.

Con aquéllos y con la camisa, o el overol, hacían

un bulto y lo metían dentro de un bote de lámina

que dejaban al lado de las herramientas, en el sitio

de cada quien. Se lavaban las manos, se remojaban

la cara, se pasaban el peine por el cabello, se iban.

Jacinto y Álvarez eran los últimos en salir.

–¿Qué trais conmigo?

–¿Yo?

–Sí, tú, ¿qué trais conmigo?

–Nada, hombre.

–¿Y tú, Chapo?

–Nada –contestaba Álvarez mirando a Jacinto.

Le gustaba hacer rabiar al viejo únicamente. Era

un gusto. Lo hacía de broma. Y si no, que traigan a

los demás albañiles para que declaren y digan

quién fue el que se compadeció del viejo, quién lo

ayudó verdaderamente, quién le dio chamba.

–Álvarez.

–El maestro Álvarez.

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

54 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

–El Chapo Álvarez.

A los dos días de que el doctor Aguilar le dijo:

–Si dice que puede, escápese, don Jesús llegó a la

obra con lo que traía puesto, a pedir chamba.

¡Cómo andarían las cosas en la Castañeda para

que el mismísimo doctor Aguilar le diera esos

consejos! ¡Cómo andarían! Isidro podía creerlo o

no...

–No.

–¡Ah qué la canción! ¿Me vas a hacer que te

cuente todo para que se te quite lo terco?

Fue una época de lo más triste. Empezó el día

en que su mujer, malaconsejada por el portero del

edificio de enfrente, o mejor dicho, en combina-

ción con él, lo llevó a la Castañeda para quitárselo

de encima como quien se deshace de un trique.

Fue un verdadero calvario que hubiera sido toda-

vía más calvario de no haber estado allí el doctor

Aguilar, joven él, con un modo de tratar a los en-

fermos que no le conocía a nadie; ni Dios en per-

sona lo hubiera tratado así de bien, con tantas

atenciones y tanto cariño. Largas horas se pasaba

don Jesús platicando con el doctor Aguilar; uno

al otro contándose su vida. Y por si fuera poco, el

doctor Aguilar le llevaba ropa, ropa que luego le

robaban las canijas afanadoras y los canijos jijos

de su pelona mozos de la chingada.

–Y deja tú lo de la ropa –dijo don Jesús po-

niendo una mano en el muslo de Isidro. Lo de la

robadera pasa porque al fin y al cabo la ley de

la vida es ésa: el que madruga–lo dice el refrán–

tiene el derecho de aprovecharse de los demás,

que para algo sirva pasarse las noches con el ojo

pelón mientras los demás duermen muy confia-

dos como dando a entender que dejan lo suyo al

vivo que se afana para conseguir lo que en últi-

mo grado, mirando las cosas con calma, viene

siendo de todos. A don Jesús no le preocupaba la

robadera. Fue una experiencia más que aprovechó

después, adentro y afuera del manicomio, mien-

tras sonaba su hora y el asesino llegaba una noche

sin luna a abrirle la cabeza a tubazos. Sin esos ro-

bos en pequeña escala: la cartera de un buey, la

fruta de una sirvienta zonza, las tortillas de un al-

bañil pendejo, los cinco pesos que se piden y

claro, no se devuelven, la bolsa de una vieja empe-

rifollada, andaría ahora mendigando por la calle

como cualquier limosnero. Las cosas las hizo Dios

para que las disfrutaran los vivos, y a Dios mismo

le hubiera gustado, desde que les dijo a Adán y a

Eva; váyanse a la chingada, que todos pelaran los

ojos. No todos lo entendieron y por eso hay ton-

tos; porque también hay que ver que de no haber

tontos en este mundo sería muy difícil vivir, la

gente andaría arrebatándose las cosas en la calle,

lo cual es feo, se vería mal: unos a otros madrugán-

dose y nadie que pusiera el orden porque ahora sí

que cómo y para qué poner orden donde todos

son vivos, a quién se va a proteger si cada quien se

protege solo agenciándose lo que se encuentra y

teniendo con ello lo suficiente para irla pasando

en la medida de la habilidad de cada uno. La justi-

cia y la cárcel las inventaron los débiles para prote-

ger a esos pobres dejados que los hay y los habrá

siempre, gracias a Dios desde luego, que así le fa-

cilita a uno la existencia sin que sea necesario ser

mucho muy abusado.

Otra cosa –decía don Jesús sin disimular la risa

que le daba–: las mujeres. Cuestión de ponerse

listo desde los quince años. Nada de esperar y

pedir permiso. La mano siempre suelta, livianita

livianita, y como quien no quiere la cosa, en el ca-

mión, en la calle, cuando están desprevenidas, su

rozoncito por delante o por detrás, su acariciadita

muy sabrosona; y si uno es joven, de quince o die-

ciséis años –como Isidro– pues a disfrutar bien el

momento poniendo todo el ánimo en lo que se

hace, sin miedo porque es bien sabido que digan lo

que digan a las viejas les gusta tanto como a uno.

Eso para empezar –la risa de don Jesús era gritito

largo–; después siguen palabras mayores. Ahí es-

tán los ojos por delante, en el lugar en que Dios los

puso, bien acomodados por cierto, listos para adi-

vinar de un solo trancazo quién es la que se deja

noviembre-diciembre 2014 � trabajadores � 55

fácil y quién es a la que hay que hacerle la lucha.

Con las fáciles hay que empezar, ni qué vuelta de

hoja tiene. Y las fáciles son todas las gatas que vol-

tean al primer chiflido, o al segundo cuando más.

Uno debe saber si pasan por ganas de pasar frente

a la obra o porque no hay otro camino. Con ver el

modo como se mueven ya uno les tiene medida la

distancia. Pasito a pasito detrás de ellas, calculán-

doles el trote como a las yeguas, dejándolas ade-

lantarse un poquito como si uno se fuera a quedar

parado; a ver qué hacen cuando ya no oigan el sil-

bidito ni las pisadas que se deben dar primero con

mucha fuerza y luego con menos, casi de puntitas.

Si es a la mitad de la cuadra, mucho ojo, no dete-

nerse demasiado, y cinco contra uno a que vol-

tean al llegar a la esquina, como para ver a un co-

che que dizque va a dar la vuelta, pero en realidad

voltean para verlo a uno. En ese momento les en-

tra una especie de risa que son puros nervios de las

ganas. Entonces ya no hay más que esperar. Dere-

cho a tentalearlas. Unas palabras y ya estuvo. Esa

misma noche. La primera vez, en cualquier es-

quina; entre que uno se come un pan de los que

llevan en la bolsa y entre que se les empieza a so-

bar las chichis, facilito se van poniendo aguadas

aguadas. Así hay que dejarlas hasta el día en que

uno sienta que ya se les están quemando las habas

por saber a qué horas y a dónde. Puede ser en su

cuarto, si hay modo de subir sin armar alboroto y

sin despertar a los patrones de la muchacha que

eso siempre es malo, no porque los patrones asus-

ten sino porque luego son molestias para uno por

aquello de que se enojen y la pongan de patitas en

la calle, y la muy desconsiderada empiece a moler,

a andar tras de uno a todas horas; puede ser en la

obra, siempre es mucho mejor, porque entonces

sí cualquier día y cuantas veces se pueda. Con mo-

deración, claro está, poniendo siempre mucho ca-

riño y muchas palabras bonitas que es con palabras

con lo que todo se consigue. Y cuando ya se lo-

gró, dejarla por la paz luego luego antes de que la

muy maldita lo mande a uno al carajo. Eso hay

que tenerlo muy presente. Cuando se está tiernito

es fácil caer en la trampa y entonces sí se acabó el

gusto y empezó la trajinada.

–Te lo advierto por la Celerina –dijo don Jesús.

Había sacado del fondo del cajón un cigarro

y lo había estado acariciando antes de llevárselo a

la boca para encenderlo con uno de los palos enne-

grecidos que ardían haciendo lumbre.

Don Jesús permaneció en silencio mientras

fumaba.

Oscurecía. Afuera de la bodega, en los charcos,

rebotaban aisladas gotas de lluvia. Amaneció.

–¡Mataron a don Jesús! ¡Mataron a don Je-

sús! �

I d e a s , l e t r a s y c u l t u r a

56 � trabajadores � noviembre-diciembre 2014

Escena de la película

“Los albañiles” (1976),

del director Jorge Fons,

en la que Vicente Leñero

participó como guionista

en la adaptación de su

novela homónima.

El hombre que hoy recordamos, fallecido hace 46 años, fundó la Universidad Obrera deMéxico, nuestra casa, en 1936.

Quienes se han formado aquí y quienes hemos asistido desde hace mucho tiempo a losmúltiples actos organizados en esta institución, vivimos agradecidos al padre fundador VicenteLombardo Toledano.

Nuestro fundador tuvo una vida plena de logros en el ámbito académico, político y social.Licenciado en Derecho y doctor en Filosofía por la Universidad Nacional de México, fue directorde la Escuela Nacional Preparatoria y creador de la Preparatoria Nocturna para todos aquellosque trabajando en la mañana, pudieran estudiar por la noche; así como la Escuela Central deArtes Plásticas. Tuvo a su cargo numerosas cátedras, impartió cursos y dictó conferencias enuniversidades, institutos y otros centros docentes y culturales en México y el extranjero.

En el ámbito político-sindical, el maestro Lombardo fue gobernador interino de Puebla, suestado natal; oficial mayor del gobierno del Distrito Federal, regidor del Ayuntamiento de laCiudad de México, diputado federal, primero postulado por el histórico Partido LaboristaMexicano y después por el Partido Popular Socialista ( ). Fue también candidato a laPresidencia de la República por este partido.

Nuestro recordado maestro fue, asimismo, fundador, organizador y secretario general de la, cuando ésta respondía realmente a los intereses de los trabajadores. Fue creador de la

Confederación de Trabajadores de América Latina ( ) y presidente de la misma, así comovicepresidente de la Federación Sindical Mundial.

Como aportación a la cultura político-sindical de los trabajadores, figuran, entre otras, susobras , ,

, así como una gran cantidadde artículos sobre el movimiento obrero publicados en la prensa nacional y algunos traducidos ypublicados en el exterior.

Pero tal vez lo más significativo de Lombardo es que, al lado de Lázaro Cárdenas, es uno delos más distinguidos forjadores del Estado surgido de la Revolución Mexicana y participó demanera decisiva en ese gran acto reivindicatorio de la soberanía nacional: la expropiaciónpetrolera de 1938, hoy puesta en peligro.

Este es el hombre, pues, a quien hoy, en el cuadragésimo sexto aniversario de sudesaparición física, venimos ahora a recordar y homenajear.

PPS

CTM

CTAL

Teoría y práctica del movimiento sindical Libertad sindical en México Los derechossindicales de los trabajadores intelectuales y la izquierda en México

XLVI Aniversario del fallecimiento

del Doctor Vicente Lombardo Toledano*

* Discurso pronunciado por Alejandro Mújica Montoya, secretario general de la Universidad Obrera de México.

Director Guillermo Lezama:Compañeras y compañeros:

¡Honor y Gloria a Vicente Lombardo Toledano!