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Discusión bibliográfica
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Métodos Probatorios de la Perífrasis Verbal
Francisco Maximiliano Gálvez
Según el profesor Ambrosio Rabanales en Métodos probatorios de la gramática Científica,
publicado en 1987, la enseñanza de la gramática como ciencia requiere que el profesor sea capaz de
confirmar la calidad científica de esta a través no solo de una exposición coherente y exhaustiva del
constructo teórico, sino que además logre verificar cada una de sus aseveraciones, tal como se procede
con cualquier otra ciencia. Es por esta razón que la gramática cuenta con una serie de recursos
probatorios sumamente útiles para esclarecer los conflictos que pueden suscitarse en el estudio.
La perífrasis verbal no está exenta de conflictos en su haber. Desde nuestra experiencia sabemos
que es habitual errar en su reconocimiento. Pues no toda perífrasis – tanto léxica como verbal- es
identificable de inmediato. En un estudio concienzudo debemos velar por un entendimiento cabal y
riguroso de la materia. Por lo tanto, los métodos probatorios adquieren especial relevancia en nuestra
formación.
En el Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española, publicado en 1981, se presenta
un método probatorio de la perífrasis verbal con el cual van a comulgar varios autores: la idea de la
modificación semántica. La Academia al definir lo que considera un verbo auxiliar, vale decir, el verbo
que encabeza la perífrasis, asegura que este pierde su significado propio. Para esclarecer este postulado
da el siguiente ejemplo: voy a contestar. Desde esta perspectiva, el verbo ir es el auxiliar, puesto que
pierde su acepción original de movimiento de un lugar a otro.
Para el Esbozo entonces únicamente podemos confirmar si una construcción es perifrástica
cuando el verbo auxiliar pierde su significado original. La perífrasis, entonces, produce alteraciones
semánticas en su construcción. Lo anterior coincide con lo expuesto por Emilio Alarcos en Gramática
de la Lengua Española, donde afirma que para saber si un verbo puede ser considerado como perífrasis
dependeremos de las particularidades semánticas. Pues para Alarcos si el verbo auxiliar conserva su
significado no estamos frente a una perífrasis.
La insistencia en este procedimiento bien podría convencer a cualquiera sobre la efectividad de
dicha prueba. No obstante, son los mismos autores los encargados en titubear frente a este sistema.
Alarcos prosigue aludiendo a la invalidez de este criterio bajo ciertos contextos. Sin embargo, no
propone una metodología más eficaz. Aun así, el valor de las palabras de Alarcos está en al menos poner
en tela de juicio la validez de este método probatorio.
Por otra parte, Gili Gaya, en el Curso Superior de Sintaxis Española, también se cuadra con el
método anteriormente descrito, dándolo por suficiente. Para ilustrar su certeza da los siguientes
ejemplos: voy a contestar a su carta, donde el verbo ir es auxiliar puesto que no conserva su acepción de
desplazamiento de un lugar a otro. Del mismo modo el verbo deber se ha vaciado de su sentido de
obligación en la expresión deben ser las siete. Según Gili Gaya es el sentido el que debe juzgar si un
verbo está empleado como auxiliar
Es en este punto donde las palabras de Gili Gaya nos permiten persistir en la duda frente a la
eficacia del método que hemos estado describiendo. Bien sabemos que valernos meramente del sentido
común es un ejercicio riesgoso. Pues se puede caer en la subjetividad. Una ciencia debe ser empírica y
objetiva, por lo cual creer que los conflictos que se susciten van a ser resueltos mediante el sentido
común es negar el rótulo científico de la gramática. La corroboración de los hechos, en cualquier ciencia,
ha de hacerse con rigor científico, dando resultados irrefutables. Si concebimos a la gramática como una
ciencia empírica, creemos que se precisa de una metodología más fiable para probar sus postulados.
Esto parece vislumbrarlo en cierta manera Gili Gaya. Pues, a pesar de haber asegurado que
bastaba este método para identificar una perífrasis verbal, reconoce que no por ello es recomendable
enseñar las perífrasis como un listado. Es decir, da por hecho la existencia de construcciones que pueden
no ser perifrásticas aun cuando se pueda aplicar el método de comprobación propuesto por el Esbozo,
Alarcos y él mismo. Para Gili Gaya un listado sería improbable por las amplias zonas de incertidumbre
que se ciernen en la interpretación de los matices. Lo que nos remite a lo expuesto en párrafos anteriores:
es imposible valerse de un sistema que se limite a la aplicación del sentido común, debido a las
incertidumbres que este puede presentar al momento de las interpretaciones.
También hay que tener en cuenta, siguiendo los lineamientos de Gili Gaya, que algunas
construcciones que parecen perifrásticas provienen en realidad del lenguaje figurado. Para dar a entender
esta idea, que puede ser algo compleja, recurre a un ejemplo bastante usual en el habla cotidiana. En
pasemos a despejar la incógnita, el verbo pasar no tiene el sentido original de dar pasos. Nadie se
imagina a alguien dando pasos hacia el lugar donde la incógnita será despejada. Sin embargo, desde la
perspectiva de Gili Gaya, el verbo pasar está en lenguaje figurado, por lo cual no debe ser considerado
como verbo auxiliar.
Lo expuesto por Gili Gaya nos confirma que valernos únicamente del plano semántico para
corroborar la presencia de una perífrasis verbal es a todas luces insuficiente. Aunque no por esto es un
método desaconsejable. Creemos que es eficiente como procedimiento complementario, pero que la
mejor manera de pasar por alto las incertidumbres de este método es recurriendo al reconocimiento
formal expuesto en el curso.
El método formal más usual usado por nosotros es la conmutación. Para Rabanales, la
conmutación como prueba significa la sustitución de un constituyente por otro en el mismo contexto. En
este caso, la imposibilidad o posibilidad limitada de aplicación de una conmutación es lo que nos
corrobora que hay una relación sintáctica entre sus constituyentes y que, por lo tanto, hay perífrasis. Los
significantes al no poder ser conmutados dan cuenta que funcionan como una unidad, como un solo
verbo. De lo contrario, si la conmutación es posible estamos frente a un sintagma, pues comprobamos
que sus miembros son libres, ya que pertenecen a un paradigma de categorías comunes.
De este modo, en María puede estar enferma hay perífrasis. Puede modifica a estar, el cual, a
su vez, determina sintácticamente al primero. Si intentamos hacer conmutación las posibilidades son
acotadas. Puedo limitarme a decir María quiere estar enferma o María pretende estar enferma. Pero
insistir en este ejercicio es indudablemente dificultoso. En cambio, en me gusta ganar sus miembros
están en una relación sintagmática. Pues son fácilmente conmutables: me agrada ganar, me encanta
triunfar, me gusta correr, me enloquece saltar, me desagrada estudiar, etcétera. Lo que nos confirma que
no estamos frente a una perífrasis verbal.
Otro método probatorio formal que tenemos como curso está en la inserción de la subjunción
enunciativa que entre el auxiliar y el auxiliado. Tal como consigna el Cuaderno de Ejercicios de
Gramática Fundamental, que resume los postulados del curso, la perífrasis verbal no admite la
conmutación del segundo miembro por una cláusula introducida por que, con un sujeto de segunda
persona. Así entonces, si digo Puedo salir contigo esta quedaría en Puedo que tú salgas, construcción
evidentemente agramatical. Lo que nos lleva a considerarla como perífrasis. En cambio, si digo quiero
jugar fútbol esta quedaría en quiero que tú juegues fútbol, construcción que si bien cambia el sentido
original, sigue siendo gramatical. Por lo tanto, no se trata de una perífrasis. Pues se comprueba que sus
miembros no son parte de una unidad indivisible.
En toda perífrasis debe haber doble determinación: sintáctica y semántica. No obstante, el
Esbozo, Alarcos y Gili Gaya se basan únicamente en la determinación semántica como método de
comprobación. Lo cual, como hemos visto, es insuficiente. Ya que para un análisis científico es
necesario recurrir también a la comprobación en aspectos formales. Como curso logramos llenar este
requerimiento mediante los métodos recién expuestos. De esta manera, evidenciamos tanto la relación
semántica como sintáctica de una perífrasis y la justificamos como tal. Pues solo mediante la prueba
rigurosa podemos, tal como consigna Rabanales, comprobar la calidad científica de la gramática.
Bibliografía
Alarcos Llorach, Emilio. Gramática de la Lengua Española. Espasa-Calpe S.A. Madrid, 1994.
Gily Gaya, Samuel. Curso Superior de Sintaxis Española. Editorial Vox. Barcelona, 1980.
Olguín, Nelly y Rozas, José Luis. Gramática Fundamental: Cuaderno de Ejercicios. Cuadernos de la Facultad. UMCE, 2012.
Rabanales, Ambrosio. Métodos probatorios de la gramática científica. Versión Reelaborada. The Saurus: boletín del Instituto Caro y Cuervo. Tomo XLII. Septiembre- Diciembre 1987. Número 3.
Real Academia Española. Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española. Espasa-Calpe S.A. Madrid, 1981.