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Capítulo 1 ATAQUE DE PÁNICO —Dice Néstor que, si querés renunciar, renuncies. —¡No ven que no me apoyan los gobernadores! ¡No ven que me están jugando en contra! Pero, yo no voy a ser forro de nadie, que se consigan otro De la Rúa. Diálogo entre el presidente Adolfo Rodríguez Saá y el diputado Sergio Acevedo, delegado del gobernador Néstor Kirchner, el domingo 30 de diciembre de 2001 en Chapadmalal. ¿Un colchón? ¡No me digan que, encima de todo esto, nos van a coger! El senador Antonio Cafiero mientras el dueño de una camioneta acondiciona la caja del vehículo para proteger la ropa de él y de cuatro funcionarios que escapan de la residencia presidencial de Chapadmalal, el 30 de diciembre de 2001.

Doce Noches

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De Ceferino Reato

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  • Captulo 1

    ATAQUE DE PNICO

    Dice Nstor que, si quers renunciar, renuncies.

    No ven que no me apoyan los gobernadores! No ven queme estn jugando en contra! Pero, yo no voy a ser forro denadie, que se consigan otro De la Ra.

    Dilogo entre el presidente Adolfo Rodrguez Sa y eldiputado Sergio Acevedo, delegado del gobernador NstorKirchner, el domingo 30 de diciembre de 2001 enChapadmalal.

    Un colchn? No me digan que, encima de todo esto, nosvan a coger!

    El senador Antonio Cafiero mientras el dueo de unacamioneta acondiciona la caja del vehculo para proteger laropa de l y de cuatro funcionarios que escapan de laresidencia presidencial de Chapadmalal, el 30 de diciembrede 2001.

  • Siete das despus de su juramento sorpresivo comopresidente de la Nacin, el caudillo puntano AdolfoRodrguez Sa ha perdido su sonrisa gardeliana. Es eldomingo 30 de diciembre de 2001, son las cuatro y media dela tarde. Somnoliento, enojado, convencido de que estsiendo despedazado por una poderosa conspiracin de lobosy de lobbies, integrada por polticos, empresarios, diarios ycanales de televisin, El Adolfo como lo llaman todosen San Luis repasa los rostros de los seis gobernadoresperonistas que han venido a respaldar su breve gobierno. Unapoyo escaso, de final de juego.

    Muchachos, el proyecto de Presupuesto ya est terminado.Por primera vez en dcadas se prev equilibrio fiscal anuncia el presidente desde su silln de madera, a lacabecera de la mesa.

    Los gobernadores se miran, incmodos. Ser verdad? Unamuestra de eficacia del caudillo desmesurado, discrecional yautoritario pero creativo, dinmico y modernizador que todosellos reconocen en el Adolfo? O ser apenas otro anuncioapresurado, voluntarista, como el del milln de empleos o elde la nueva moneda, pomposamente bautizada elArgentino, pero que muri antes de nacer?

    Una cosa es segura: sin el respaldo de los catorcegobernadores peronistas amplia mayora en el pas el

  • proyecto de Presupuesto para 2002 no tiene ningunaposibilidad de ser aprobado por los diputados y senadores.Sin ellos, l no puede seguir gobernando.

    Han dicho presente los gobernadores de Buenos Aires,Carlos Ruckauf; Salta, Juan Carlos Romero; Formosa, GildoInsfrn; La Rioja, ngel Maza; Misiones, Carlos Rovira, ySan Luis, Alicia Lemme, que se convirti en la primeramujer en gobernar una provincia cuando Rodrguez Sarenunci a su mandato local y salt a la Casa Rosada.

    Los jefes provinciales del peronismo no estn solos; tambinhan llegado algunos legisladores que, de todos modos, nologran disimular las ausencias de gobernadores de pesocomo el cordobs Jos Manuel de la Sota, el santafesinoCarlos Reutemann y el santacruceo Nstor Kirchner.

    La autoridad presidencial ha quedado tan debilitada durantela crisis que deriv en la renuncia del radical Fernando de laRa que los catorce gobernadores peronistas son los nuevosreferentes del poder poltico. Una situacin casi anrquica,que amenaza con la divisin de la Argentina en feudosaislados, en territorios inconexos.

    Muy bien, Adolfo. Cmo se hizo tan rpido? quieresaber el salteo Romero.

    Con este lpiz rojo. Se eliminaron todos los gastossuperfluos. Ahora, podemos comenzar a negociar una ayuda

  • con el Fondo Monetario Internacional, que es lo que ya measeguraron (Horst) Khler y (Anne) Krueger.

    Y qu economista lo hizo? pregunta Ramn Puerta, unex gobernador de Misiones que ahora es el presidenteprovisional del Senado y virtual vicepresidente del pas.

    Yo mismo.

    Ah, entonces debe ser un presupuesto de la gran puta bromea Puerta, para distender.

    Rodrguez Saa les recuerda que Krueger ya le prometi portelfono que visitar el pas el 8 de enero de 2002, cuandotermine sus vacaciones, dentro de apenas nueve das.

    Miren muchachos, ya tenemos el presupuesto equilibrado,ya tenemos un nuevo proyecto de coparticipacin federal deimpuestos, que es el que hicimos con Romero en el ConsejoFederal de Inversiones. Ahora, solo falta que el Congresosancione rpidamente esas leyes, as la esperamos a laKrueger con estos dos temas resueltos. Es lo que el FMI pideantes de enviar el dinero que necesitamos.

    Los gobernadores se miran.

    Ayer habl con el presidente (George W.) Bush durantecuarenta y cinco minutos. Me llam desde su rancho, enTexas, porque est de vacaciones. Est conmovido por lacrisis en la que estamos, por los muertos que sufrimos. Nosva a ayudar.

  • Desde su posicin, Rodrguez Sa puede ver el cielo gris quese prolonga en el mar revuelto. Llovizna en la tarde deChapadmalal, en la residencia que los presidentes suelenutilizar en verano, entre Mar del Plata y Miramar. Pero, elmal tiempo no ha logado ahuyentar a las decenas de personasque golpean sus cacerolas en la puerta principal del complejoturstico.

    Las cacerolas, el smbolo de la peor crisis de la Argentina entoda su historia, parecen perseguir a Rodrguez Sa: no quisorealizar el encuentro crucial con los gobernadores de supartido en la Casa Rosada o en la residencia de Olivosporque tanto l como varios de sus invitados Kirchner, porejemplo teman el sonido hostil que amenaza con barrer ala clase poltica al grito de una consigna ms biencontundente: Que se vayan todos!

    Es que el viernes 28 de diciembre, dos das atrs, habanvuelto los caceroleros a la Plaza de Mayo para reclamar ladevolucin del dinero acorralado en los bancos y la renunciade los funcionarios ms cuestionados del nuevo gobierno.Los manifestantes ms exaltados que pertenecan aorganizaciones polticas estuvieron muy cerca de entrar ala Casa Rosada, como s logr hacerlo otro grupo en elCongreso, que incluso quem en las escalinatas algunossillones y muebles del precioso Saln Azul. Eran militantesde grupos de izquierda y todava no se saba quin los habadejado ingresar por la pesada puerta principal del histrico

  • edificio; tampoco se conoca por qu no haba ningn policacustodiando uno de los smbolos de la democraciarepublicana.

    Esos episodios refuerzan la tesis de la conspiracin en la queel presidente se siente envuelto, segn l por su negativa asalir de la Convertibilidad que estableca una paridad fijaentre el peso y el dlar y a devaluar drsticamente el peso.Los impulsores? Rodrguez Sa no tiene dudas: buena partede los empresarios, amplificados por el Grupo Clarn y otrosmedios como Radio 10, Crnica TV y el canal Amrica.Tambin apunta contra sus adversarios dentro del peronismo,que, en su opinin, estn molestos porque ahora vuela en lasencuestas y, por ese motivo, buscan provocar su cada.

    Con los aos se supo que uno de los jvenes que habaentrado al Congreso fue Victoria Donda, hija de detenidosdesaparecidos durante la ltima dictadura, nieta recuperadapor las Abuelas de Plaza de Mayo y militante de laorganizacin de derechos humanos H.I.J.O.S. En 2007,luego de asumir como diputada, Donda revel al sitiowww.parlamentario.com que en realidad, la primera vezque entr al Congreso quem un silln.

    Cmo fue eso? quiso saber el periodista.

    La primera vez que entr al Congreso fue el 28 dediciembre de 2001 cuando echamos a Rodrguez Sa. Un

  • grupo de jvenes entramos al Congreso, rompimos la puertay prendimos fuego a un silln en la explanada.

    Buen comienzo

    S, muy bueno

    Democrtico

    S, me parece que s, absolutamente democrtico porquesiempre que hay participacin del pueblo es cuandoverdaderamente hay democracia. Porque democracia no sloes votar cada cuatro aos ni hacer debates a espalda de lagente sino que hay que tratar de abrir el Parlamento a lasociedad.

    Aquel domingo 30 de diciembre de 2001 en Chapadmalal,una pequea corte asiste a Rodrguez Sa, encabezada por sumovedizo e influyente hermano, El Alberto: no tiene uncargo formal, pero todos saben que es el nmero dos delgobierno.

    Vestido de oscuro, el rostro sombro, los ojos encendidos debronca, el Adolfo alza la voz.

    Pero, no hemos venido a hablar solo del Presupuesto o dela coparticipacin federal de impuestos. Debo confesarlesque esperaba otra concurrencia, otro respaldo. Para seguir

  • ac, yo necesito apoyo. Los convoqu para ver cmo salimosde esto y en vez de venir los catorce gobernadoresperonistas, vinieron seis. As, yo no sigo: renuncio.

    El presidente que nadie esperaba est furioso con el cordobsDe la Sota, con quien tuvo un spero cruce por telfono antesdel encuentro con sus visitantes y es una de las ausencias quems se notan.

    El Gallego De la Sota es un envidioso! Recin lo manda la mierda!

    De la Sota le haba enviado un fax en el que explicaba queno poda viajar por el mal tiempo y respaldaba cualquiermedida que se tomara en esa cumbre de gobernadoresperonistas siempre que est a favor del pueblo. E hincabael dedo en la acotada legitimidad de Rodrguez Sa alrecordarle que era un presidente transitorio, hasta que elpueblo vuelva elegir su destino, dentro de sesenta y tresdas.

    De la Sota se lo mencion por telfono, luego del almuerzo:Antes de pedir apoyo, tens que cumplir con el llamado aelecciones para el 3 de marzo.

    Los gobernadores peronistas haban designado a RodrguezSa como nuevo presidente, pero ahora varios de ellosdesconfiaban de que el Adolfo cumpliera con el compromisoque lo haba depositado en la Casa Rosada: ordenar el pas yconvocar rpidamente a elecciones para que quien resulte

  • vencedor complete el mandato de De la Ra, hasta el 10 dediciembre de 2003. Piensan que, por el contrario, quierequedarse en el gobierno.

    Si ustedes pudieron venir con este clima horrible, por qul no?

    No le des tanta importancia al Gallego, hay quepreocuparse por otras cosas apacigua Romero.

    No s por qu no habrn venido los que no estn, perotens el apoyo de todos nosotros, incluida, por supuesto, laprovincia de Buenos Aires le asegura Ruckauf.

    Frentico, el hermano Alberto no deja de traer malas noticiasa la cabecera de la mesa, bajo la forma de cables de agenciascon declaraciones de De la Sota y de dos aliados que seacaban de dar vuelta: el ex presidente Carlos Menem y elsindicalista Rodolfo Daer, secretario general de una de lasdos CGT. Tambin acerca partes de organismos deInteligencia que alertan sobre protestas, saqueos yencuentros reservados. Cada papel que trae el Alberto leconfirma al presidente que est siendo devorado por uncomplot.

    Pensar que en solo siete das, equilibr el Presupuesto! reprocha el presidente, y deja caer sobre la mesa uno de esospartes de Inteligencia.

    El Adolfo luce desbordado.

  • Yo en siete das he cambiado al pas! Mi gobiernoincluy a los excluidos, a los aborgenes tambin, y cre unmilln de puestos de trabajo. Pacifiqu el pas abriendo undilogo con los piqueteros, con las Madres de Plaza deMayo, con los sindicalistas; habl con todos los lderesmundiales, que nos apoyan, como Bush. Pero, paracontinuar, necesito apoyo poltico.

    Adolfo, quedte, tens mi apoyo le repite Ruckauf,dando inicio a un coro de respaldo al que se acoplanrpidamente todas las voces.

    Es que si no me apoyan, renuncio Yo me voy a dormiruna siesta; cuando me levante, espero que hayan firmadoesto; si no, renuncio y extiende sobre la mesa un papel conuna declaracin de apoyo.

    A esa altura, todos saben que Reutemann habl por telfonocon el ministro del Interior, el mendocino Rodolfo Gabrielli,y que le dijo que su avin no poda despegar por un frente detormenta.

    Ojo, no es que no quiero ir; es que el avin no sale enfatiz.

    Y que el jujeo Eduardo Fellner prefiri quedarse enMiramar, a apenas diecinueve kilmetros del complejopresidencial, donde pasa sus vacaciones de Fin de Ao.

  • Kirchner, que ya est lanzado como candidato presidencial,envi a su ex vicegobernador, el diputado Sergio Acevedo.Es un delegado a medias.

    Vos no digas nada, solo and a escuchar le ordenKirchner el da anterior, el sbado 29 de diciembre, apenascort con el presidente, que lo haba invitado a la cumbre degobernadores.

    Antes de levantarse de la mesa, Rodrguez Sa repara en elrostro redondo, barbado e impasible de Acevedo.

    Qu piensa Nstor de esto, de este respaldo?

    No s, Adolfo. Si quers, le pregunto ahora mismo.

    Bueno.

    Acevedo se levanta, elije un rincn y llama a su jefe.

    Che, quiere que todos los gobernadores le den por escritoun nuevo aval. Y dice que si no lo hacen, va a renunciar.

    Ah no! Que renuncie, si quiere. l acept unaresponsabilidad, pero, si ahora quiere renunciar, querenuncie.

    Acevedo vuelve a la mesa y se sienta.

    Dice Nstor que, si quers renunciar, renuncies leinforma.

  • No ven que no me apoyan los gobernadores! No ven queme estn jugando en contra! Pero, yo no voy a ser forro denadie, que se consigan otro De la Ra Qudense adeliberar sobre lo que est pasando explota el presidente.

    El Adolfo se levanta como un resorte y se va a uno de losdormitorios del chalet nmero 3, el ms cmodo delcomplejo turstico, seguido por su hermano y el secretariogeneral de la Presidencia, Luis Lusquios, entre otros fieles.

    Alberto, es como decs vos: todos se hacen los boludos yno me quieren apoyar; si no cambian de opinin, voy arenunciar.

    Adolfo, si no te apoyan, es lo mejor que podes hacer. Novale la pena que te sacrifiques por estos traidores. Renunci!Es lo mejor.Nos vamos a San Luis y, si no cambian, renunci desdeall.Si quieren que siga, que vayan a buscarme a San Luis.

    En el living del chalet nmero 3 algunos de los invitadosintentan sumar apoyos de ltimo momento: el misioneroRovira llama por telfono a De la Sota y lo ubica en CarlosPaz, mientras el formoseo Insfrn habla con Carlos Daz, elgobernador de Santiago del Estero.

  • El salteo Romero sigue los pasos de Rodrguez Sa: todavacree que puede convencer a su amigo para que contine en lapresidencia. Es tambin una cuestin de poder ya que fueronlos gobernadores peronistas de las provincias pequeasquienes lograron depositar a Rodrguez Sa en la CasaRosada. Fue el candidato de ellos, del Peronismo Federal.Intuye que si l renuncia, el prximo turno ser para laprovincia mayor, para Buenos Aires, esa hermana en la quelas provincias chicas confan tan poco.

    Romero haba llegado a Chapdamalal en un avin privadojunto con el senador Puerta. Estaba preocupado por laconversacin del da anterior con Rodrguez Sa. Necesitoreunirme con los gobernadores para decidir qu hacemos.Tengo mucha presin desde varios lados. Es una reunin devida o muerte para el gobierno nacional, escuch.

    Y entra a un dormitorio pequeo, empapelado de floreado,tipo cuarto de chicos, con dos camas. El Adolfo estsentado en una de ellas.

    Adolfo, vamos a seguir igual con el plan de tu gobierno, aeso vinimos. Por qu no nos enfocamos en eso? Pero, las ausencias de los gobernadores no son casuales.Hay un plan para quitarme el apoyo. As, no puedo seguir.S, la situacin no es la mejor, pero nadie te dice que tevayas del gobiernoYa est decidido, nos vamos a San Luis y renuncio.

  • No agrega nada Romero, pero piensa: Yo hasta aqu llego;tampoco quiero participar de la gira del cadver de Lavalle.Se refera a la dramtica huida de los unitarios con el cuerpodel general Juan Galo Lavalle muerto en 1841 en Jujuypara evitar que los federales se apoderaran de los restos deljefe y exhibiesen la cabeza en una pica, como era usual enlas luchas civiles del siglo XIX; al final, los unitarioslograron eludir a sus perseguidores y enterrar a Lavalle enBolivia.

    En ese momento, llega al dormitorio el secretario deSeguridad de la Nacin, Juan Jos lvarez, un abogado ypoltico del conurbano bonaerense que vena de ocupar elmismo cargo en el gobierno de Buenos Aires. Romeroasegura que Juanjo lvarez les avis desde la puerta: Ojo que me informan que se vienen las hordas; haybandas tratando de entrar a Chapadmalal para arrasar connosotros.Si es tu provincia, Juanjo, cmo le decs eso alpresidente! Adems, sos el secretario de Seguridad, nopodes controlar la situacin?Yo soy el secretario de Seguridad de la Nacin, pero nosoy el responsable de la seguridad del presidente; de eso seencarga su custodia. Por su lado, lvarez, un experto en seguridad que haba sidointendente de Hurlingham, en el oeste del Gran BuenosAires, niega haber alertado sobre bandas tratando de entrara Chapadmalal.

  • De acuerdo con lvarez, l lleg al dormitorio del chaletnmero 3 y encontr al presidente con su hermano y conRomero, con quien tuvo el siguiente dilogo:Juanjo, decile al presidente que no le va a pasar nada lepidi el gobernador de Salta.Yo no soy el jefe de la custodia del presidente, soy elsecretario de Seguridad de la Nacin, qu s yo lo que pasaac!En su buffet de abogado, frente a la Plaza San Martn, en elbarrio de Retiro, lvarez recuerda: Lo vi muy nervioso alpresidente. Pero, no quiere agregar nada ms sobre esetema.Uno de los colaboradores de lvarez de aquellos aos esms locuaz: afirma que el secretario de Seguridad le asegurque Rodrguez Sa estaba acurrucado en una de las camascon un ataque de pnico. Eso me lo cont seala este ex funcionario el domingopor la noche, cuando volvamos de Chapadmalal a BuenosAires. Adems, me dijo que tambin lo haba visto as en lamadrugada del da anterior.Eso habra ocurrido el sbado 29 de diciembre, cuandolvarez fue a la residencia de Olivos a informarle que lasprotestas en la Plaza de Mayo y frente al Congreso yaestaban bajo control.Fue la noche agrega esa fuente en la que la gente casise mete en la Casa Rosada; nos quedamos all hasta lascuatro y pico de la madrugada del sbado, y luego l se fue aOlivos para avisarle al presidente que ya no pasaba nada.

  • Siempre de acuerdo con este informante, lvarez le dijo que,en Olivos, Adolfo Rodrguez Sa estaba tirado en un silln,llorando, y que, sentado a su lado, su hermano, Alberto, loacariciaba y trataba de tranquilizarlo.Juanjo (lvarez) haba quedado muy impresionado por esaescena, sostiene la fuente. Pero, en su despacho de senador nacional, el ex gobernadorRomero niega el ataque de pnico en Chapadmalal: Era uncuarto pequeo con dos camas, una a cada lado, de sas quese hundan. La nica opcin para estar all era en la puerta;entre las camas, o sentado en una de ellas; a Adolfo se lopuede haber visto sentado y un poco hundido, pero nunca lovi perder la compostura o expresar un temor de ese tipo.Tambin Rodrguez Sa desmiente que haya sufrido unataque de pnico en aquellos das de vrtigo, y atribuye laversin al senador Eduardo Duhalde lder del peronismobonaerense y sus maniobras desestabilizadoras.No padezco de ese mal. Es todo un invento de Duhalde y desus amigos para justificar el golpe en mi contra, afirmaRodrguez Sa en el parque del casco color pastel de suestancia, ubicada a ochenta kilmetros de Villa Mercedes, lasegunda ciudad de San Luis. Cinco veces gobernador de su provincia, Rodrguez Saahora es senador y productor ganadero: Toda carne deexportacin, todo cuota Hilton, explica. Se dedica a esaactividad desde mayo de 2003, cuando perdi las eleccionespresidenciales frente a Kirchner. Yo agrega haba seguido de cerca los acontecimientosdel sbado, que empezaron con una tentativa trucha de

  • quemar la puerta de la Casa de Gobierno. Lo que me llampoderosamente la atencin fue que se abri la puerta delCongreso, una puerta que solo se puede abrir desde adentro,y quemaron unos sofs y unos sillones. Fue una imagen querecorri el mundo deteriorando las instituciones del pas y laautoridad presidencial. Y adentro del Congreso solo estaba lagente de Duhalde.La versin de Duhalde es muy distinta: Cuentan los queestaban en Mar del Plata con l que tuvo un ataque depnico. En relacin con el estado de nimo de RodrguezSa, fue notorio que pas de un estado de euforia muygrande en los das previos a un pozo depresivo en medio dela reunin de Chapadmalal.Habl aade con Ruckauf; Daniel (Scioli), que erasecretario de Turismo y Deportes; Antonio Cafiero, que erasenador; Juanjo lvarez La historia que me relatan es lamisma: estaba en posicin fetal y el hermano lo acariciaba;tuvo un ataque de pnico. Y lo comprendo: la presidencia esun lugar muy complicado. Adems, l se pas una semanasin dormir, y lo deca. Para el ex gobernador Romero, Juanjo lvarez fue unapersona clave aquel domingo en Chapadmalal porque seocup de transmitir miedo durante toda la tarde. Varios dirigentes que participaron del corto gobierno deRodrguez Sa sealan a lvarez como uno de losconspiradores, una especie de Caballo de Troya colocadoall por los bonaerenses Ruckauf y Duhalde paradesestabilizar al caudillo puntano.El ex asistente de lvarez niega que su ex jefe hubieracumplido ese rol: Creo que algunos necesitan inventar

  • cualquier cosa construir un relato, en trminos delkirchnerismo para justificar por qu tuvieron tanto miedoy salieron corriendo.

    Lo cierto fue que Romero y lvarez no pudieron seguirdiscutiendo en Chapadmalal: los interrumpi el coronelGustavo Bohn, que era el nmero dos de la Casa Militar ydiriga a los once miembros de Custodia Presidencial unadivisin de la Polica Federal que haban viajado paraproteger a Rodrguez Sa.Presidente, no podemos garantizar su seguridad leinform.Rodrguez Sa vuelve al living del chalet, seguido por suhermano, Romero y lvarez. A esa altura, los gobernadoresintuyen que la reunin est terminada y que el caudillopuntano ha resuelto renunciar.Los gobernadores y funcionarios rodean al presidentemientras Bohn le informa que el ruidoso grupo de personasque manifiesta frente a la puerta del complejo se ha vueltoms numeroso, compacto y virulento, tanto que amenazancon entrar a la residencia en cualquier momento. Y le sugiereque evace el lugar en forma inmediata junto a losgobernadores, legisladores, funcionarios, asistentes ycustodias.Perfecto. Avisen al avin que vamos a salir. Nos vamos aSan Luis; voy a renunciar desde all como un smbolo delabandono que me han hecho los gobernadores ordena elpresidente.

  • Tanto es el temor de los polticos a los caceroleros que,apenas Rodrguez Sa acepta el consejo tcnico de sucustodia, todos salen literalmente corriendo del chalet enbusca de sus choferes y de los autos salvadores.Vamos, vamos, que se vienen es la consigna que repitentodos para darse nimo y apurar las piernas.Afuera, a tono con el gran escape, una masa de nubesennegrece el cielo y el ocano, y sopla un aire de tormenta:el escenario de una fuga apocalptica que, en realidad, habasido encabezada por Ruckauf un rato antes. El gobernadormiraba por la ventana del living cuando vio que uno de suscustodios le haca seas que saliera y que el piloto delhelicptero encenda el motor y pona las aspas enmovimiento.Voy a echar una meada, avis y encar hacia la puertade salida.Vamos que yo voy a mear con vos lo sigui Puerta quetambin estaba atento al solitario helicptero de Ruckauf. Yle hizo seas a Rovira, su delfn en la gobernacin deMisiones. Todava Rovira no me haba traicionado, agrega ahoraPuerta en alusin a la pelea posterior con su heredero.Al salir del chalet, Ruckauf vio llegar a lvarez, a quienhaba mandado a llamar a travs del edecn presidencial.Juanjo, se acab: este tipo se va le cont sin detenerseen su apurado camino rumbo al helicptero.Yo estaba en la confitera, donde habamos almorzado, conotros funcionarios del gobierno explica el entoncessecretario de Seguridad. Luego de que me cruzo con

  • Ruckauf, entro al chalet nmero 3 y me cuentan que elpresidente est en uno de los dormitorios.Afuera, Ruckauf caminaba en punta, algo encorvado ytomndose la cabeza para protegerse de la polvareda quelevantaba la velocidad creciente de las aspas del helicptero.Tronaba el motor de la mquina voladora. Puerta y Rovira loseguan a una cierta distancia.Esto parece Saign 1975 grit Puerta. Se refera a ladesesperada huida de los ciudadanos estadounidenses enhelicpteros, antes de la cada de la capital de Vietnam delSur a manos de los guerrilleros comunistas del Vietcong.Ruckauf trep a la mquina y la puerta se cerr desdeadentro; Puerta golpe la ventanilla con el celular hasta quela puerta se volvi a abrir, y pudo subirse y sentarse. Pero, nohaba lugar para Rovira: como no es muy alto, logr escaparsentado en la falda de Puerta.

    El helicptero de la gobernacin bonaerense ya se haba idocuando Rodolfo Frigeri, el virtual ministro de Economa deRodrguez Sa, sale del pequeo chalet donde termin losltimos detalles del presupuesto para 2002 aceptando unainvitacin del senador Antonio Cafiero, un experimentadoeconomista y poltico del peronismo.

    Rolo, vamos a ver cmo est la reunin entre el presidentey los gobernadores.

  • El cargo formal de Frigeri es secretario de Hacienda,Finanzas e Ingresos Pblicos. Rodrguez Sa no quisonombrarlo ministro de Economa porque se vea a s mismocomo el nmero uno del rea, como lo era en San Luis,donde todos los ingresos y todos los gastos pasaban por l.

    Frigeri era diputado nacional por la provincia de BuenosAires y un hombre de Duhalde cuando Rodrguez Sa loinvit a formar parte de su gobierno. Conoca muy bien alAdolfo: lo asesor durante sus primeros aos comogobernador, desde el retorno a la democracia, en 1983.

    Uno de los primeros encargos que le hizo el flamantepresidente fue que preparara el proyecto de Presupuesto, laherramienta clave para destrabar la crucial negativa del FMIa ayudar al pas con el envo de dinero fresco, que fue una delas razones que precipitaron la cada de De la Ra.

    El da anterior, en la residencia de Olivos, le haba recordadoel trabajo pendiente.

    Lo termino y te reno al gabinete para analizarlo, comome pediste.

    Rolo, el gabinete, en este tema, somos vos y yo.

    As es mucho ms fcil: te lo llevo maana aChapadmalal.

    Frigeri ya hizo los deberes y ahora camina tranquilo rumboal chalet nmero 3 junto con Cafiero y tres funcionarios de

  • Economa. A los pocos metros, notan que algunos vehculososcuros avanzan hacia ellos a gran velocidad.

    Maza, Maza, par! le grita Cafiero, siempre locuaz, algobernador riojano; no tiene suerte.

    Juan Carlos, Juan Carlos! intenta otra vez Cafiero, peroel auto en el que escapa el gobernador salteo casi loatropella.

    Antonio, Antonio, guarda que lo van a pasar por encimale advierte Frigeri.

    Pero, por qu se van de esta manera? Qu les pasa a loscompaeros?

    Parado a un costado del sendero, Frigeri ve pasar ms cochesy tambin una combi blanca de presidencia con una pequeamuchedumbre de funcionarios despavoridos, en la quereconoce al secretario de Turismo y Deportes, Daniel Scioli,nombrado por el Adolfo para congraciarse con el expresidente Menem.

    Frigeri se preocupa todava ms cuando repara en que uno delos vehculos es el que le haban asignado como virtualministro de Economa.

    se es mi auto, pero qu carajos pasa aqu?

    Llama por celular a uno de los que escapan en la combiblanca y se entera de que se estn yendo por temor a unainvasin de caceroleros, y que Rodrguez Sa decidi

  • renunciar en San Luis. Por eso, van en busca del avinpresidencial, que los espera en la pista de Miramar.

    Ya estn llegando al chalet 3 cuando Frigeri termina derelatar las novedades que le pasaron por telfono.

    Se fueron todos y nos dejaron ac. Esto no puede estarsucediendo dice Cafiero.

    Antonio, estamos mal: usted, un senador y yo, unfuncionario; dos corruptos. Nos van a pasar por las armas.Yo me voy a la arena y me entierro de pies a cabeza bromea Frigeri.

    Yo no me voy a enterrar por culpa de un caudillo deprovincia que no aguanta las presiones inherentes a lapresidencia de la Nacin contesta Cafiero con una fingidasolemnidad.

    Indiferentes, varios empleados limpian el lugar. Los polticosles explican que se han olvidado de ellos y les preguntan siconocen a alguien que pueda llevarlos al aeropuerto de Mardel Plata.

    Por qu no le dicen al parrillero? l tiene una camioneta.Ojo que est por irse les contesta un empleado.

    Ansiosos, Frigeri, Cafiero y el resto del grupo salen delchalet y a un costado ven a un hombre que est por subirse auna vieja camioneta Ford, carrozada; all trajo la carne y lasachuras para el asado del medioda.

  • Hola amigo, usted est saliendo? Necesitamos que nosacerque a Mar del Plata. Nos hara la gauchada? imploraCafiero.

    Mire, voy ac cerca, pero puedo sacarlos de aqu ydejarlos en la ruta.

    Est bien, amigo. En la ruta, hacemos dedo.

    Pero si me ven los muchachos que estn protestando, merompen la camioneta. Tienen que ir atrs.

    Atrs? se sorprende Frigeri.

    S, as no los ven.

    El parrillero abre la caja de la camioneta y acomoda un viejocolchn para que los cinco extraos no ensucien sus prolijasvestimentas con los restos de comida y de carbn.

    Un colchn? No me digan que, encima de todo esto, nosvan a coger! suelta Cafiero.

    Todava ren sentados en el colchn cuando la camionetaatraviesa la puerta principal del complejo turstico en mediode los gritos y del rechinar de las cacerolas.

    Ya en la ruta nmero 11, a una prudente distancia de loscaceroleros, Frigeri, Cafiero y los funcionarios de Economaintentan que algn automovilista se apiade de ellos y losacerque al aeropuerto.

  • Esto les va costar 2 mil pesos tarifa el dueo de unvehculo.

    Pero, cmo nos va a cobrar? Estamos en una emergenciaprotesta Cafiero.

    Entonces, pdranse ac, manga de corruptos! les gritay se aleja a toda velocidad.

    Al final, convencen a otro automovilista para que los lleve alaeropuerto, donde consiguen lugar en un avin que parte aBuenos Aires. Cafiero entra a la aeronave, y saluda,sonriente, a la tripulacin.

    Mejor, no digan nada y busquen rpido dnde sentarse.Muchos pasajeros estn enojados porque no queran viajarcon ustedes les aconseja una azafata.

    Cafiero encabeza el cortejo de polticos y funcionarioshumillados que avanza hacia el fondo del avin en procurade asientos vacos, la cabeza gacha, el paso rpido,recordando seguramente tiempos ms gratos de unamilitancia peronista en la que lleva ya ms de medio siglo.