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DOCENTES MEMORABLES DESTACADOS POR INGRESANTES AL PROFESORADO EN MATEMÁTICA. HACIA UNA TIPOLOGÍA DE ANÁLISIS Sgreccia, Natalia; Cirelli, Mariela; Vital, María. Universidad Nacional de Rosario- CONICET; Universidad Austral; Colegio Escuelas Pías [email protected] , [email protected] , [email protected] Resumen Interesa estudiar cualidades de un “buen docente” a partir de recuerdos de ingresantes al Profesorado en Matemática de la Universidad Nacional de Rosario (613 en el período 2002- 2014). Puntualmente se les solicitó que mencionaran a los dos mejores profesores de su escolaridad señalando tres cualidades favorables por las que eran elegidos. Así, cada docente memorable queda identificado con una terna. Se recogieron 3701 cualidades, resultando 565 distintas entre sí y 1 general (“buen profesor”). Entre ellas se destacan seis (con frecuencia mayor a 100): explica bien, exigente, paciente, buena persona, claro y comprensivo; que representan prácticamente la tercera parte de las respuestas. En esta ponencia se analiza cuáles otras cualidades se vinculan con esas seis, a partir de considerar para cada característica destacada las otras dos constituyentes de la terna. Se considera que esto contribuye, en primera instancia, a reconocer tendencias en los perfiles de docentes especialmente recordados como “buenos” por aspirantes a Profesor en Matemática. Se pretende, a modo de transferencia, propiciar desde allí instancias formativas que resignifiquen la propia biografía escolar. Palabras clave: docentes memorables - biografía escolar - formación de profesores Presentación de la comunicación Esta ponencia forma parte del Proyecto de Investigación “Procesos de acompañamiento en la formación inicial y continua de profesores en Matemática” (ING445, 2014 -2017) radicado en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura (FCEIA) de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). En términos generales, en dicho proyecto interesa analizar los procesos de formación inicial y continua del conocimiento profesional docente de profesores en

DOCENTES MEMORABLES DESTACADOS POR INGRESANTES …€¦ · Nos retirábamos de sus clases inspirados y hasta conmovidos. ¿Qué aprendíamos en esas sus clases?, ¿qué perduró de

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DOCENTES MEMORABLES DESTACADOS POR INGRESANTES AL

PROFESORADO EN MATEMÁTICA. HACIA UNA TIPOLOGÍA DE ANÁLISIS

Sgreccia, Natalia; Cirelli, Mariela; Vital, María.

Universidad Nacional de Rosario- CONICET; Universidad Austral; Colegio Escuelas Pías

[email protected] , [email protected] , [email protected]

Resumen

Interesa estudiar cualidades de un “buen docente” a partir de recuerdos de ingresantes al

Profesorado en Matemática de la Universidad Nacional de Rosario (613 en el período 2002-

2014). Puntualmente se les solicitó que mencionaran a los dos mejores profesores de su

escolaridad señalando tres cualidades favorables por las que eran elegidos. Así, cada docente

memorable queda identificado con una terna. Se recogieron 3701 cualidades, resultando 565

distintas entre sí y 1 general (“buen profesor”). Entre ellas se destacan seis (con frecuencia mayor

a 100): explica bien, exigente, paciente, buena persona, claro y comprensivo; que representan

prácticamente la tercera parte de las respuestas. En esta ponencia se analiza cuáles otras

cualidades se vinculan con esas seis, a partir de considerar para cada característica destacada las

otras dos constituyentes de la terna. Se considera que esto contribuye, en primera instancia, a

reconocer tendencias en los perfiles de docentes especialmente recordados como “buenos” por

aspirantes a Profesor en Matemática. Se pretende, a modo de transferencia, propiciar desde allí

instancias formativas que resignifiquen la propia biografía escolar.

Palabras clave: docentes memorables - biografía escolar - formación de profesores

Presentación de la comunicación

Esta ponencia forma parte del Proyecto de Investigación “Procesos de acompañamiento

en la formación inicial y continua de profesores en Matemática” (ING445, 2014-2017) radicado

en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura (FCEIA) de la Universidad

Nacional de Rosario (Argentina). En términos generales, en dicho proyecto interesa analizar los

procesos de formación inicial y continua del conocimiento profesional docente de profesores en

Matemática, para comprender más acerca de cómo se construye dicho conocimiento y cómo se lo

puede favorecer desde la formación sistemática. Además, cabe advertir que las tres autoras nos

desempeñamos en la carrera Profesorado en Matemática, en materias disciplinares, de la

didáctica específica y de la práctica docente.

En este trabajo nos abocamos a estudiar cualidades de un “buen docente” a partir de

recuerdos de ingresantes al Profesorado en Matemática de la Universidad Nacional de Rosario.

Puntualmente se les solicitó que mencionaran a los dos mejores profesores de su escolaridad

señalando tres cualidades favorables por las que eran elegidos. Así, cada docente memorable

queda identificado con una terna.

En el equipo de investigación se ha procurado relevar de la manera más exhaustiva

posible las cualidades de aquellos profesores recordados como buenos que fueron señaladas por

aspirantes a profesor en Matemática (Sgreccia y Cirelli, en evaluación). En particular, seis

cualidades (explica bien, exigente, paciente, buena persona, claro, comprensivo) “sobresalieron”

con respecto al resto por su importante frecuencia absoluta (mayor a 100). Consecuentemente,

entre las inquietudes que surgieron a partir de ese relevamiento, se encuentra: ¿cuáles otras

cualidades se vinculan con las cualidades más sobresalientes de este estudio?

Para dar respuesta a ello, en esta ponencia se analiza cuáles otras cualidades acompañan

a esas seis, a partir de considerar para cada característica destacada las otras dos constituyentes de

la terna. Consideramos que esto contribuye, en primera instancia, a reconocer tendencias en los

perfiles de docentes especialmente recordados como “buenos” por aspirantes a Profesor en

Matemática. Sospechamos que la terna de cualidades que caracteriza a cada docente memorable

conjuga un interesante equilibrio del estilo del descripto por Flores, Álvarez y Porta (2013):

La enseñanza contiene muchas exigencias morales para los docentes: deben estar muy bien informados,

pero ser respetuosos de quienes son ignorantes; ser amables y considerados, pero también estrictos y

exigentes en ocasiones; estar libres de prejuicios, pero ser justos en su trato con los estudiantes; responder

a las necesidades de cada alumno sin descuidar la clase en su conjunto; mantener el orden, pero

permitiendo espontaneidad; ser optimistas y entusiastas aunque tengan dudas privadas; lidiar con lo

inesperado (p.88).

Algunos antecedentes sobre el tema

Afortunadamente muchos de nosotros tenemos en nuestra memoria a profesores

brillantes, conocedores de su materia y que lograban deslumbrarnos con su conocimiento. Sus

clases nos transformaban, ejercían sobre nosotros una “enseñanza poderosa” (Maggio, 2012).

Nos retirábamos de sus clases inspirados y hasta conmovidos. ¿Qué aprendíamos en esas sus

clases?, ¿qué perduró de las mismas? (Branda y Porta, 2012).

Acordamos con Sanjurjo (2008) en que prestar atención a cuáles son las características

que los alumnos mencionan al identificar buenos docentes colabora con la comprensión de lo que

es una buena enseñanza y puede orientar la toma de decisiones para mejorar el trabajo en el aula.

La palabra “buena” [enseñanza] tiene tanto fuerza moral como epistemológica. Preguntar qué es buena

enseñanza en el sentido moral equivale a preguntar qué acciones docentes pueden justificarse basándose

en principios morales y son capaces de provocar acciones de principio por parte de los estudiantes.

Preguntar qué es buena enseñanza en el sentido epistemológico es preguntar si lo que se enseña es

racionalmente justificable y, en última instancia, digno de que el estudiante lo conozca, lo crea o lo

entienda (Fenstermacher, 1989, p.158).

En estos términos lo dice una docente memorable de un Profesorado de Letras:

“solamente podés enseñar lo que conocés muy bien. Y, es decir, lo que conocés muy bien para

poderte mover y por supuesto se te va moviendo todo el tiempo… Pasarles esa cosa dinámica

constante, eso para mí es enseñar nuestra disciplina” (De Laurentis, 2014, p.104).

En particular, las características que suelen reconocer los alumnos de sus “buenos”

docentes son:

Explican bien, desarrollan contenidos interesantes, saben relacionarlos con otras materias o con ejemplos

de cosas que a ellos les interesan, los respetan y tratan bien, llegan a horario, corrigen y les devuelven a

tiempo los trabajos, explican los errores y fundamentan las evaluaciones (Sanjurjo, 2008, p.99).

En el marco de nuestro Proyecto de investigación, esto recobra una significativa

relevancia debido a que todos los profesores, antes de serlo, han transitado experiencias de

aprendizaje y formación que conforman una biografía con gran peso en su desarrollo profesional.

La literatura en educación concibe la enseñanza como un proceso multidimensional que compromete

diversas características separables o atributos docentes, entre los que se han venido destacando la claridad

explicativa, las capacidades organizativa y de motivación, o la habilidad para mantener una relación fluida

con los alumnos (Gracia Expósito y de la Iglesia Villasol, 2006, p.1).

Sanjurjo (2008) coincide con Fenstermacher (1989) y Litwin (1997) al tratar la noción

de buena enseñanza, como:

Aquella que propone y provoca procesos reflexivos, genera el aprendizaje de relaciones activas con el

conocimiento, busca la comprensión y apropiación significativa por parte de nuestros alumnos. Todo ello

favorecido por un buen clima, por la autoridad del docente ganada a través de su trato respetuoso y de sus

conocimientos expertos (p.98).

Así, por ejemplo, Ramiro un estudiante de 16 años del Colegio Nacional de Buenos

Aires, opina que los “mejores” profesores son:

Los que te hacen pensar sobre lo que estudiás, los que te hacen debatir en clase. No son los que transmiten

de arriba abajo un saber sino los que dejan a todos hablar… Para mí es más copado cuando el profesor se

sienta entre todos y orienta mientras juntos construimos lo que aprendemos. Así uno se involucra más en

lo que estudia. De la otra manera, no te queda otra que aceptar que lo que dice el tipo es la verdad, pero no

sabés por qué (Universidad Pedagógica de Buenos Aires, 2011, p.47).

Respecto a un buen sistema de evaluación destaca: “que abarque todo lo que vimos en

clase y que te haga pensar, no que te haga acordar datos de memoria… que te obligue a aplicar lo

que aprendiste, pero reflexionando” (pp.47-48). Pareciera que algo del orden del “involucrarse”

en lo que están haciendo juntos se requiere, caracterizando como docente comprometido: “a que

se preocupe porque aprendas, a que se interese porque te interese lo que enseña. Cuando lo ves

apasionado por su materia” (p.48).

De Laurentis (2014, p.105) subraya la preparación de y para la clase que realizan dos

docentes destacadas de un Profesorado de Letras, siendo conscientes de ello:

Dar una clase no es algo más, o una cuestión sencilla o simple sino que hay que ser muy riguroso, desde

cómo elegimos los autores, cómo nos actualizamos, hay que ser muy responsables frente a cómo nos

paramos en clase, qué decimos, cómo lo decimos. También está cómo vendemos la asignatura […] Hay

una postura frente a… [la clase]. Te plantás.

[Es indispensable] la seducción, escuchame, uno se viste para dar clase […] Vos actuás. Por un lado te

lleva la pasión y por otra la cosa de actuación y de venta […] El placer de leer, el placer de enseñar, el

placer de meterte en un texto e ir sacándole cosas y ¡ah! Es como la galera [de un mago].

Malikow (2005-2006) le solicitó a cada uno de los 361 aspirantes a profesor de nivel

secundario en el período 1998-2004 que recordara a un “buen” docente de su trayecto escolar

previo. Entre las cualidades destacadas se encuentran: comunicar con relación a los materiales;

motivar a los estudiantes; crear un ambiente apto de aprendizaje; mantener el interés; mantener la

disciplina; tener una apropiada relación con los estudiantes.

En este recorrido, también cabe referirnos a Feldman (1989, 1997) quien encontró 28

dimensiones relacionadas con “buenos” docentes basándose en la opinión de alumnos, entre las

que destacó: claridad y entendimiento; estimulación del interés por la materia; preparación y

organización del curso; logro de los objetivos planteados; motivación a los estudiantes para tener

alto rendimiento; percepción del impacto de la instrucción por parte del alumno.

Enseñar es lo mismo en todas partes. Tiene que buscar que sea un material atractivo, que tenga una cara

oculta, que es lo que más me duele: ¡Yo quiero conocerla! Entonces me muevo, me empiezo a mover

[…].Gancho… gancho, si vos tenés gancho, los atraés y tenés gente que está creyendo, pero creyendo el

sentido lindo. Porque no tiene que creer y repetir lo que yo digo, es como creer en una posibilidad que se

les abre, como salir a jugar. Hay aire (testimonio de un docente destacado de Arquitectura; Branda y Porta,

2014, p.239).

Porta y Sarasa (2014) indagan a docentes memorables en primera persona, con el

objetivo de resignificar la buena enseñanza a través del conocimiento práctico. Entre los consejos

que uno de estos docentes memorables daría a un colega se encuentran: “… que el tema lo sepa

pero… a fondo total… Y segundo… Ganas de hacerlo… Lo primero que tenés que hacer es la

relación con el chico y con la chica. Primera condición para enseñar un tema” (p.297). Para este

profesor, su labor docente es parte vital de su existencia: “yo quiero dar clase. Yo necesito dar

clase… Para vivir. Es decir, es parte de mi vida. Forma parte de mi vida real… Yo estoy

enamorado de esto…” (p.297), con esfuerzo y dedicación: “se la dicto lo mejor posible... soy con

él disciplinado a lo máximo. No le falto nunca... Cumplo el horario perfectamente… Estoy a su

lado constantemente… Ellos saben que si me precisan me tienen” (p.298), concluyendo de

manera categórica: “en la materia les doy todo lo que tengo…” (p.298).

Todas estas cuestiones, y más, se perciben a través de los ojos de los alumnos: “Y los

chicos, que son tan receptivos… Y reciben todo y lo entienden todo. Lo saben todo… Se dan

cuenta de todo… De cómo somos. Enseguida se dan cuenta… Y uno aprende de ellos todos los

días…” (p.299). Se trata de un docente que cree en sus alumnos: “Ellos saben perfectamente que

tengo mucha fe en ellos. Yo tengo mucha fe. Sí, sí. Indudablemente que tengo mucha fe” (p.299)

y que no resigna sus expectativas:

Por más que me parezca que el alumno ha trabajado un montón y que realmente es digno de admirar todo

lo que ha hecho, si no alcanza el nivel, no alcanza… Así se lo digo… que valoro todo lo que ha hecho

hasta ese punto, que puede llegar en la próxima oportunidad, pero que en esta… no está preparado

(Álvarez, Porta y Sarasa, 2011, p.247; refiriéndose a otro docente memorable).

Coincidimos con Branda y Porta (2014) en que los profesores son personas que

construyen una percepción del oficio al que van a dedicar su actividad ocupacional y la

desarrollan en sus relaciones con los demás. Es en este sentido que aquellos docentes

especialmente recodados se constituyen en piezas clave para la construcción de la identidad del

profesor. Y la identidad del docente se impone con fuerza en sus prácticas de enseñanza. Por ello,

adherimos que “vale la pena hacer el esfuerzo por recuperarlas [vivencias escolares]” (p.241).

Perspectiva teórica para el análisis

Las dimensiones de análisis han sido delimitadas por las cinco perspectivas señaladas

por Bain (2007), como resultado de su extensa investigación de quince años en distintas

universidades de Estados Unidos. Este investigador procuró encontrar rasgos comunes entre

cientos de profesores cuyo trabajo había sido considerado excepcional, tanto por sus alumnos, por

sus colegas como por las instituciones en las que se desempeñaban. Realizó el relevamiento en

una variedad de universidades y de disciplinas, procurando cierta

representatividad.Concretamente, las dimensiones son:

1. ¿Qué motiva a un alumno? Un “buen” docente persigue que sus estudiantes estén

interesados y que les importe conocer lo que se les está intentando enseñar. Un profesor que

motiva a sus alumnos es capaz de generar inquietudes genuinas sobre lo que estén tratando y de

establecer vinculaciones con cuestiones más generales de incumbencia. Un docente así hace de la

intriga, la preocupación y la duda motores que movilizan la curiosidad y el deseo de conocer. El

profesor habilita a los estudiantes desde la confianza y los estudiantes disfrutan de su educación

porque son protagonistas en su propio proceso de aprendizaje, y mantienen su ilusión debido a

que se tienen expectativas superadoras acerca de ellos y se valora su trabajo.

En nuestra investigación hemos incluido cualidades que comprenden el disfrute de la

tarea por parte del profesor, el interés que la materia le genera al alumno, la motivación que tiene

el docente para desempeñar su labor, la capacidad de captar la atención estudiantil, la invitación

genuina a los estudiantes a dar lo mejor de sí mismos, la promoción real de procesos

significativos de aprendizaje, el compromiso que el docente expresa a través de sus acciones que

trascienden el nivel micro del aula.

2. ¿Cómo preparan las clases? Un “buen” profesor atiende a una serie considerable de

tareas a la hora de preparar sus clases. Entre ellas se encuentra definir la cuestión más importante

a la que se enfrenta el curso y con qué preguntas se podría abordarla teniendo en cuenta los

conocimientos previos de los estudiantes y sus expectativas acerca de la asignatura. También, un

docente que prepara sus clases piensa cómo va a invitar a los alumnos a aprender juntos y

proporcionarles la situación adecuada para que sean capaces de razonar y dar respuestas.

Además, averigua la forma en que están aprendiendo sus alumnos, cuáles son sus modelos

mentales y les transmite con claridad qué se espera de sus producciones.

En nuestro estudio hemos considerado varios elementos constitutivos básicos de la

preparación de las clases que hace un profesor; en primera instancia la propia preparación del

profesor, es decir, sus conocimientos. También, cualidades que denotan responsabilidad,

dedicación y eficiencia al momento de pensar la clase. Del material en sí que los docentes

especialmente recordados preparan, hemos rescatado cinco características: el contenido ha

sufrido adaptaciones intencionales para ser enseñado, la manera en que se enseña sale de lo

común, el entendimiento del alumno es el motor de inspiración, las actividades que se proponen

están vinculadas con la realidad y procuran favorecer el estudio de la materia.

3. ¿Cómo dirigen las clases? Un “buen” docente crea un entorno para el aprendizaje

crítico natural, convoca y sostiene a los alumnos en la tarea, comienza con los estudiantes en

lugar de con la disciplina, ayuda a aprender a aprender, atrae a sus alumnos al razonamiento

disciplinar. Para ello, el profesor tiene buena oratoria, se expresa mediante un lenguaje cálido,

sabe dar explicaciones y le da lugar al alumno.

En nuestra investigación hemos incorporado ideas que dan cuenta de un profesor cuyas

explicaciones son especialmente valoradas, que destina tiempo para el aprendizaje, con paciencia

y reiteración de explicaciones si es necesario, que es claro y conciso para favorecer el

entendimiento, que se expresa de manera adecuada, que propicia clases llevaderas y un clima

agradable de trabajo, que promueve la participación estudiantil y que tiene presencia en la clase.

Aquí se encuentran las cualidades sobresalientes “explica bien”, “paciente” y “claro”.

4. ¿Cómo tratan a sus alumnos? Un “buen” docente hace de la confianza el eje principal

en la relación docente-alumnos. Confía plenamente que sus alumnos desean y quieren aprender,

asumiendo que pueden hacerlo y comunicándoselos. En este clima los estudiantes se animan a

participar, se sienten seguros y vencen el miedo de cometer errores. El profesor se manifiesta

abierto, humilde y muestra entusiasmo por la enseñanza así como seguridad ante los retos que se

le presenten.

En nuestro estudio este trato abarca amabilidad, comprensión, calidad humana,

compañerismo, respeto, disciplina (conducta), humor, rigurosidad, generosidad, apertura, afecto,

interés porel otro, confianza, carisma, flexibilidad y sensibilidad. Aquí se encuentran las

cualidades sobresalientes “buena persona” y “comprensivo”.

5. ¿Cómo evalúan? Un “buen” docente considera a la evaluación como una herramienta

para favorecer los aprendizajes, cobrando un lugar central en el proceso de animar y ayudar a los

estudiantes a aprender. Por tratarse de procesos que se desarrollan en el tiempo, el profesor

evalúa de manera continua y engloba tanto a los alumnos como al propio proceso de enseñanza.

Un docente que sabe evaluar explica claramente cuáles son los criterios de evaluación que se

implementan y se guía por un diseño de objetivos de aprendizaje. Con ello, las calificaciones se

convierten, también, en una manera de comunicarse con sus estudiantes. Los alumnos, además,

son invitados a autoevaluar su propio proceso de aprendizaje.

En nuestra investigación las cualidades ponderadas favorablemente en este sentido están

asociadas a la exigencia del profesor, a la justicia o equidad, a las oportunidades que se les dan a

los estudiantes, a la continuidad del proceso evaluativo y a ciertos modos peculiares de

instrumentar instancias evaluativas. Aquí se encuentra la cualidad sobresaliente “exigente”.

Metodología empleada en el estudio

El enfoque del estudio es mixto, enriquecido por la integración de las perspectivas

cuantitativa y cualitativa (Hernández Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio, 2006). El

alcance es descriptivo, dado que se caracterizan las cualidades de los buenos docentes que

acompañan a las “sobresalientes” (explica bien, exigente, paciente, buena persona, claro,

comprensivo).

El estudio se nutre de una perspectiva basada en la opinión de los estudiantes, la cual se

considera relevante por las numerosas experiencias de los alumnos con diversos profesores. En

particular aquí involucra a egresados recientes de la escuela secundaria en relación con sus

experiencias como alumnos de “buenos” docentes por ellos especialmente recordados.

Los participantes de la investigación son 613 alumnos ingresantes a la carrera

Profesorado en Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la

Universidad Nacional de Rosario que cursaron la asignatura Práctica de la Enseñanza I de primer

año entre el 2002 y el 2014 inclusive. El diseño de la investigación es no experimental, debido a

que los grupos de participantes ya estaban constituidos, independientemente de este estudio,

desarrollándose la investigación en un ámbito natural de cursado de una cátedra universitaria. Los

estudiantes provienen, en cantidades relativamente similares, tanto de la ciudad de Rosario (de

diversas escuelas secundarias) como de otras localidades de la provincia de Santa Fe (donde se

ubica Rosario) y de otras provincias aledañas.

La primera actividad de la asignatura de referencia consiste en que cada alumno focalice

su recuerdo en los dos mejores profesores que haya tenido en su escolaridad secundaria. Para

ello, cada estudiante de manera anónima completa una ficha con los datos que se muestran en la

Fig. 1. Esta técnica de recolección, en el marco de nuestra investigación, se constituye en una

encuesta estructurada abierta.

PRÁCTICA DE LA ENSEÑANZA I - AÑO ……

Docente 1: Nombre………………………………………….

Asignatura………………………………………Año……….

Tres características positivas…………………………………

………………………………………………………………..

Docente 2: Nombre…………………………………………...

Asignatura………………………………………Año………..

Tres características positivas………………………………….

…………………………………………………………………

Figura 1. Modelo de ficha que completaron los alumnos ingresantes al Profesorado en

Matemática

El hecho de hacer que los encuestados se concentren en dos docentes concretos tiene la

intención de darle validez empírica al objeto de estudio, ya que los estudiantes piensan en

personas reales con las que han interactuado y no en imaginarios deseables sobre los que se

podría llegar a dudar de su existencia. El tamaño de la ficha (8cmx6cm) también es intencional,

pues exige la condensación de ideas (de los aspectos por los cuales recuerdan a los docentes

mencionados) en palabras clave.

Para el procesamiento de la información se empleó la técnica de análisis de contenido en

tres fases:

Fase 1. Transcripción de cada cualidad a una matriz de datos donde se especifica la

dimensión de referencia (en términos de Bain, 2007) y la frecuencia absoluta de cada cualidad

(Tabla 1). Las cualidades, expresadas en la forma en que lo hicieron los aspirantes a profesor, se

constituyen en las modalidades del estudio.

Tabla 1. Matriz de datos empleada para el procesamiento

Frecuencia Dimensión 1 … Frecuencia Dimensión 5

… Modalidad Dim1-1 … Modalidad Dim5-1

… Modalidad Dim1-2 … Modalidad Dim5-2

… …

… Modalidad Dim1-n1 … Modalidad Dim5-n5

Fase 2. Agrupamiento de las modalidades según focos conceptuales definidos por las

investigadoras luego de la inmersión en los datos. Estos agrupamientos resultaron ser las

categorías, empíricas, del estudio.

Fase 3. Procedimiento análogo al de la Fase 1 pero aplicado a cada cualidad

“sobresaliente”, contabilizándose las dos que la acompañan.

Los niveles educativos en los que se desempeñan los docentes reconocidos como buenos

correspondieron a: 1760 de secundaria, 36 de primaria y 5 de superior. Cabe advertir que en la

consigna dada a los estudiantes se les solicitó que procuren elegir docentes del nivel secundario

de educación. En cuanto al sexo del docente, 843 es femenino, 332 masculino y 37 no

especifican. Acerca de las asignaturas, predomina holgadamente Matemática (501 sobre 1346;

teniendo la segunda que le sigue en cada año una frecuencia de 139). Acerca de las cualidades,

hubo 73 respuestas del tipo “buen profesor”, en términos generales, que no fueron asignadas a

una dimensión en particular.

Principales hallazgos de interés en esta ocasión

Se recogieron 3701 cualidades, resultando 565 distintas entre sí y 1 general (“buen

profesor”). Entre ellas se destacan seis (con frecuencia mayor a 100): explica bien (264), exigente

(244), paciente (179), buena persona (141), claro (127) y comprensivo (127); que representan

prácticamente la tercera parte de las respuestas. Se procede a analizar cuáles otras cualidades se

vinculan con esas seis, a partir de considerar para cada característica destacada las otras dos

constituyentes de la terna. En lo que sigue se recorre cada cualidad “sobresaliente” indicándose

para cada dimensión de análisis cuáles han sido las cualidades más mencionadas.

Explica bien (264). Está acompañada principalmente por las cualidades:

- Exigente (22%, con respecto a la frecuencia absoluta de explica bien: 264)

- Paciente (14%)

- Buena persona (10%)

- Comprensivo (8%)

Las demás cualidades que se registraron con un porcentaje menor del 5%, entre las que

se destacan: Ayuda a los alumnos, Simpático, Compañero.

Virginia, una estudiante que actualmente está cursando el último año de la escuela

secundaria, al ser interrogada acerca de qué representa para ella que un profesor explique bien

menciona:

Yo creo que ante que todo que tenga paciencia, entonces vos le podés preguntar todas las veces que

quieras y te lo va a explicar, explicar, explicar hasta que vos realmente lo entiendas y también que dé

ejemplos sobre el tema que se esté hablando.

Qué comprende que un profesor “explique bien” nos interpela: ¿se tratará de docentes

que, como dice Virginia, procuran que dicha explicación promueva el entendimiento de los

estudiantes?, ¿o serán docentes transmisores de verdades absolutas, detentores de saber?; ¿se

esfuerzan por facilitar conexiones conceptuales (que, como sugiere Virginia, pueden ser “con

ejemplos”) para promover la comprensión?, ¿o expone conocimientos prolijamente “acabados”?

Exigente (244). Entre las otras características que tienen los docentes exigentes se

destacan:

- Explica bien (22%)

- Claro (11%); Paciente (11%)

- Comprensivo (9%)

- Buena persona (7%)

Entre otras cualidades tales como: Responsable, Enseña bien, Desarrolla clases

didácticas, Inteligente, Justo (con aproximadamente el 4% cada una).

Virginia asocia a un docente exigente con: “quiere que todos avancen, para que les

importe, que le den bolilla al tema que se esté hablando, para que lo entiendan bien”.

Estas cualidades que acompañan mayoritariamente a “exigente” (y que justamente

completan el grupo de las seis “sobresalientes”) dan cuenta de un docente que, si bien exige,

“da”: se brinda hacia sus estudiantes desde la explicación, claridad, paciencia, comprensión y

calidad humana. Se puede decir que se valora al docente que exige cuando procura, por todos los

medios posibles, sacar lo mejor de sus alumnos (en sintonía también con lo que plantea Virginia).

Paciente (179). Las principales cualidades que la acompañan son:

- Explica bien (19%)

- Exigente (18%)

- Comprensivo (12%)

- Buena persona (8%)

- Enseña bien (7%)

Entre las restantes están con una aparición de entre el 4% y 5%: Claro, Simpático,

Responsable, Inteligente.

Para Virginia la paciencia es una cualidad primordial en un profesor:

Que te explique, que te vuelva a explicar, es lo fundamental, no todos cuando explican algo se entiende,

no se puede entender de una sola única forma, podés entenderlo de otra forma, entonces cuando te lo

explican bien, con paciencia y todo, es importante y lo entendés mejor.

Es así que la paciencia y el esmero del profesor por atender a los tiempos de aprendizaje

son también muy valorados. Difícilmente un docente apurado, o molesto porque sus alumnos no

avanzan al ritmo que él esperaría (olvidándose que él ya recorrió ese camino), pueda generar un

ámbito propicio de aprendizaje.

Estas ideas están en sintonía por lo reportado por De Laurentis (2014) en el testimonio

de una docente memorable de un Profesorado de Letras que describe al profesor ideal: “que sabe

que no es Gardel” pero demuestra una gran atención a esa audiencia que conforman los

estudiantes ya que “hace todo lo posible… por entender, por llegar a los chicos, por llegar a los

chicos y escucharlos” (p.105).

Buena persona (141). Se destacan acompañándola:

- Explica bien (17%)

- Exigente (13%)

- Inteligente (12%)

- Comprensivo (11%)

- Paciente (10%)

A las cuales le siguen (con porcentaje entre el 4% y 6%): Enseña bien, Claro, Simpático,

Compañero.

Virginia reconoce que el vínculo docente-alumnos, a partir de la cantidad de momentos

que se comparten, inevitablemente atraviesa a las personas como sí mismas, más allá de sus roles

pedagógicos:

Vos estás mucho tiempo con los profesores y a veces se mezclan las cosas de la familia o la vida personal,

entonces los vas conociendo por temas que van saliendo, los distintos días que van pasando cosas vas

conociendo al profesor y te das cuenta cómo es, lo ves casi siempre entonces vos lo vas conociendo y

entonces ves si es buena persona o no.

Incluso destaca que lo que el docente les proponga hacer o la manera en que se dedique

a ellos da cuenta de él como persona:

Y también de la forma en que te ayuda y que le importás, que se preocupe, que realmente le intereses, no

que te dice “tomá un ejercicio arreglate”, o te da los resultados y no te hizo pensar en eso, en lo que estás

haciendo.

Trillo (2008) lo reafirma e invita a los docentes a conocerse a sí mismos:

Y es que, no hay duda, todo eso que se ha vivido impregna el quehacer docente; para bien o para mal y

tanto si se quiere como si no… termina por aflorar imprimiendo un estilo determinado a nuestra manera de

ser y estar como docentes. Conocerse, pues, no es algo esotérico… sino que se convierte en una obligación

profesional más porque… un profesor trabaja en buena medida con lo que es (p.73).

Claro (127). La destacada en las que acompañan en la terna son:

- Exigente (20%)

- Comprensivo (8%)

- Buena persona (7%)

Luego le siguen cualidades con frecuencia mucho menor, estando entre el 4% y 6%:

Paciente, Preciso, Simpático, Respetuoso.

Acerca del tributo de “claro” por parte de un profesor, Virginia reconoce:

Que diga lo justo… Es una característica buena porque está tranquilo, te lo explica bien, que lo vas a

entender… Se necesita que te explique… Para entenderlo bien y que después no tengas que volver a ver el

tema o buscar en otro lugar alguna información extra necesitás que sea bien claro y que lo diga con

paciencia.

La claridad con la que puede llegar a aportar un docente invita al que está aprendiendo a

“ver”. De repente lo confuso, lo suelto, lo difícil, lo inexplicable… se hace evidente, se palpa, se

percibe, se hace claro.

Un docente memorable de Arquitectura lo expresa en estos términos: “La alegría de

entender no te la saca nadie. Si entendés lineal o unilateralmente, siempre decís que esto es esto y

sos una rebanada del conocimiento. No una idea de las cosas” (Branda y Porta, 2012, p.238).

Comprensivo (127). Se destacan:

- Exigente (17%)

- Explica bien (16%); Paciente (16%)

- Buena persona (12%)

- Compañero (8%)

- Claro (7%); Inteligente (7%)

Le siguen, con porcentajes entre el 5% y 6%: Amigo, Enseña bien.

Virginia asocia la comprensión al detenimiento del profesor para atender al otro, en este

caso sus alumnos:

Que entienda que no todos pueden entender un mismo tema de la misma forma y hay algunos que lo

pueden entender de otra forma o que no lo entienden y que sea comprensivo, que les explique de vuelta,

que tenga paciencia.

Posiciona aquí a lo que “un maestro tiene que hacer básicamente” (en sus propios

términos): “que el otro entienda el tema y lo tiene que hacer de la mejor forma, y eso es teniéndole

paciencia y sabiendo que el otro puede o no entenderlo, y tiene que volver a hacer lo mismo, con

ejemplos”.

Acordamos con Branda y Porta (2014) en que “es tarea del docente la de tender puentes

para la comprensión del contenido y retención del mismo” (p.239).

En la Tabla 2 se muestra una síntesis de los hallazgos. Para cada una de las seis

cualidades sobresalientes se detallan las cualidades más recurrentes (“destacadas”) que la

acompañan, distribuyéndose de acuerdo a las cinco dimensiones de Bain (2007) -se omite la

dimensión 1, por no registrarse cualidades acompañantes destacadas aquí-. En negrita figuran las

de mayor frecuencia en cada caso y en particular se destacan con sombreado las dos primeras.

Tabla 2. Síntesis de los hallazgos – Tipología detectada

Cualidad

sobresaliente

Cualidades acompañantes destacadas

Dimensión 2 Dimensión 3 Dimensión 4 Dimensión 5

Explica bien Paciente

Buena persona

Comprensivo

Ayuda a los alumnos

Simpático

Compañero

Exigente

Exigente Responsable

Inteligente

Explica bien

Claro; Paciente

Enseña bien

Desarrolla clases didácticas

Comprensivo

Buena persona Justo

Paciente Responsable

Inteligente

Explica bien

Enseña bien

Claro

Comprensivo

Buena persona

Simpático

Exigente

Buena persona Inteligente

Explica bien

Paciente

Enseña bien

Claro

Comprensivo

Simpático

Compañero

Exigente

Claro Paciente

Preciso

Comprensivo

Buena persona

Simpático

Respetuoso

Exigente

Comprensivo Inteligente Explica bien; Paciente

Claro

Enseña bien

Buena persona

Compañero

Amigo

Exigente

En primer lugar, haciendo un recorrido a través de las dimensiones de Bain (2007), nos

encontramos que las miradas siguen puestas en ¿cómo evalúan?, ¿cómo tratan a sus alumnos? y

¿cómo dirigen las clases?, estando escasamente mencionado ¿cómo preparan las clases? y

ausente en términos directos ¿qué motiva a un alumno?

Se observa en la Tabla2 que la cualidad exigente se encuentra vinculada con mayor

frecuencia con las restantes cualidades sobresalientes, siendo la primera elegida en tres de ellas.

Así mismo si seleccionamos las dos primeras recurrentes para cada una de las seis

cualidades “sobresalientes”, explica bien fue relacionada con cuatro de ellas (exigente, paciente,

buena persona, comprensivo), donde posiblemente claro (la restante cualidad) no aparezca por su

afinidad semántica a explica bien. A su vez paciente está siempre como acompañante de tres de

las cualidades sobresalientes (explica bien, exigente, comprensivo).

Analizando todas las cualidades sobresalientes con sus respectivas dos recurrentes se

desprende una terna casi inseparable: exigente-explica bien-paciente.

En particular, la cualidad inteligente fue la única que no forma parte del grupo de las seis

sobresalientes que tuvo una presencia relativamente destacada y fue con relación a buena

persona.

Cabe mencionar la gran diversidad de cualidades que acompaña a cada una de las

sobresalientes. Esto se refleja en los reducidos porcentajes que alcanzaron sus recurrentes. Así,

por ejemplo, en explica bien (y de manera similar en las otras) hay aproximadamente un 40% de

cualidades acompañantes diversas.

Al recordar a una profesora memorable Virginia manifiesta: “Con esa profesora aprendí

mucho y me quedó, me sirvió un montón… todo lo que me nombraste [seis cualidades

destacadas] es y no conmigo sola, con todos… Era buena profesora y justa con todo, con la nota.

Sí me tocó, tenía todo eso”. Si bien reconoce que la minoría de los profesores tiene todas estas

cualidades, dice “de cada uno podés rescatar algo”. Entre lo que suele faltar señala: “cosas que

son injustas”, “no explican”, “no se toman el tiempo”, “dicen ‘explico una sola vez, el que me

escuchó me escucho y el que no no’ y hay veces que vos no lo entendiste y se te enojan si no lo

entendiste”. Entre las seis cualidades, identifica a la “paciencia” como la ausente en estos casos.

Al respecto rescatamos la perspectiva optimista de Pennac (2008): “Basta un profesor -

¡uno solo!- para salvarnos de nosotros mismos y hacernos olvidar a los demás” (p.219).

Conclusiones

La tipología de cualidades identificada en el presente estudio devela algunos rasgos de

docentes especialmente recordados por los ingresantes al Profesorado en Matemática de la UNR,

posiblemente por haberse “sentido cautivados por estos artistas luchadores que les develan los

secretos de un conocimiento siempre cambiante” (De Laurentis, 2014, p.106). Tales cualidades

dieron cuenta del equilibrio planteado inicialmente (en términos de Flores, Ávarez y Porta, 2013).

Los ingresantes han destacado la cualidad exigente en cada de las ternas que conforman la

tipología, dejando en claro que no es una exigencia absurda o desmedida, sino una exigencia

basada en lo que el docente les brinda en cada encuentro a través de sus buenas explicaciones y

con mucha paciencia.

El potencial formativo que visualizamos en este estudio es que los futuros profesores

sean conscientes de las marcas o huellas que van dejando en otros, sus estudiantes.

Tuve algunas maestras hermosísimas de esas que, y creo que de ahí me quedó la marca, lo que más tenían

era entusiasmo en que vos estés contento, en que hagas con gusto las cosas. No había verdugas, maestras

esas de: tenés que hacer, tenés que saber. Pero no era solamente conmigo: eran así. Con lo cual yo no veía

la hora de ir al colegio (testimonio de un docente destacado de Arquitectura; Branda y Porta, 2014, p.235).

Puntualmente contribuye a que los futuros profesores puedan: tomar contacto con la

problemática educativa en sus múltiples dimensiones; reconocer rasgos de buenas prácticas de

enseñanza; valorar la responsabilidad que asume un docente como formador de estructuras de

pensamiento y de personalidad en los adolescentes; comprender que el ejercicio de la docencia

requiere un fuerte compromiso y comenzar a asumirlo; reconocer la necesidad de capacitarse

adecuada y permanentemente para el ejercicio de la profesión docente; revisar su vocación y, en

caso de reafirmarla, adoptar una actitud de búsqueda reflexiva y de perfeccionamiento constante.

A esta altura no cabe duda que un “buen docente” se esfuerza por sacar de sus alumnos

lo mejor de sí mismos y que sus estudiantes sepan que lo están haciendo.

[Un buen docente tiene que] tener a la gente entusiasmada con la posibilidad de conocer. Quesea una cosa

que te pesca conocer, si no descubrís eso […]. Es lo que llamábamos campañas de la alegría: Yo iba y

contaba cosas, por ejemplo, siempre tengo cosas que voy recolectando de lo que leo, de lo que escucho.

Les hago participar de una cosa plural (testimonio de un docente destacado de Arquitectura; Branda y

Porta, 2014, p.236).

Estos hallazgos permiten reconocer cualidades favorables de docentes, principalmente

de nivel secundario, por parte de aspirantes a profesor en Matemática. Se rescata el potencial de

estudios de este tipo, basados en opiniones de alumnos sobre sus profesores anteriores, por

considerarse una fidedigna y valiosa fuente de información para la generación de propuestas de

formación (inicial y continua) de profesores, en las que se propicien espacios de discusión sobre

las cualidades emergentes y su relación con dimensiones más amplias del ámbito educativo.

Pierella (2011), a partir de indagar a estudiantes avanzados de la Licenciatura en Física

de la UNR acerca de profesores en su carrera que fueron ejemplares para ellos, reconoce:

La creencia de los propios estudiantes en que el encuentro con profesores que encarnaron aquellos

principios, rasgos o atributos a su juicio legítimos, fue central en el devenir de sus trayectorias. En otras

palabras, no hay relato de estas trayectorias que podemos considerar exitosas -en el sentido de que los

entrevistados pertenecen a una minoría de jóvenes que han podido egresar de la carrera y convertirse en

físicos- en el que no se haya mencionado alguna figura profesoral que haya operado como sostén a la

institución; o en el que al menos no se haya expresado un deseo de haber contado con ellas (p.152).

Es así que volvemos a la inquietud de Bain (2007) acerca de “¿qué podemos aprender de

ellos?”, de esos docentes especialmente recordados como buenos, con renovada fuerza, al

preguntarnos ¿qué pueden aprender nuestros estudiantes, futuros profesores en Matemática, de

ellos?

Esto cobra más trascendencia cuando se consideran estudios relacionados, donde se

escucha la voz de los mismísimos docentes memorables, en los que se advierte que estos

docentes reconocen a su vez haber tenido docentes o colegas memorables, que los han marcado,

que les han dejado enseñanzas, que de alguna manera los han transformado en algún sentido de

sus vidas. Coincidimos con Osorio de Sarmiento (2012) en que tenemos mucho que aprender de

aquellos docentes recordados como buenos, proponiendo “volver sobre los sellos dejados por los

profesores memorables, demostrarlos a la luz de las experiencias docentes, nos ayuda a

reformular el estudio de la didáctica para luego influirlo en la práctica docente” (p.113). Se

procura interpretar el pasado para proyectar las futuras prácticas de enseñanza de los estudiantes

de Profesorado.

Dado que las cualidades registradas son registro textual de propias palabras escritas por

los estudiantes, y no producto de denominaciones o agrupamientos efectuados por las

investigadoras, la presencia constante de las mismas a lo largo de los trece años del estudio es un

hecho por sí mismo para destacar.

Por otro lado, a partir de lo hallado en esta investigación, surgen nuevos interrogantes

tales como:

- Recordando que el estudio fue realizado con alumnos ingresantes al Profesorado

en Matemática, recientemente egresados de la escuela secundaria, ¿qué semejanzas y diferencias

se hubiesen obtenido si hubiesen participado en la investigación alumnos avanzados de la

carrera?, ¿y de otras carreras? Esto es, ¿hay cualidades especialmente destacadas por este grupo

alumnos (ingresantes a un Profesorado en Matemática universitario) y no por otros?

- ¿Reflejan las cualidades sobresalientes de docentes memorables algún modelo

docente, de institución escolar y de circulación de conocimiento predominante?

Consideramos sumamente formativo discutir estas cuestiones en el ámbito del

Profesorado en Matemática de la UNR, tanto con los docentes de la carrera (disciplinares,

pedagógicos y de la práctica profesional) como con los estudiantes y egresados. Hacia esa línea

de acción nos proyectamos en los próximos años de ejecución del Proyecto de investigación.

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