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D O C U M E N T O S OC OTE ENCENDIDO 27 JUNIO 2 "Hijo de Dios": Metáfora de la Teología cristiana

Documento junio 2003 - comitesromero.org fileomo en otros casos parecidos (Castillo, Estrada, Boff, Küng, Häring nueva condena pone de manifiesto por un lado, la dificultad d quía

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D O C U M E N T O SOC OTE ENCENDIDO

º 27 JUNIO 20

"Hijo de Dios": Metáfora de la Teología cristiana

INTRODUCCIÓN

n los primeros días del presente año la Conferencia Episcopal Espa pública una nota condenatoria sobre el pensamiento del teón José Tamayo Acosta, posiblemente uno de los pensadores seglmayor influencia en el panorama teológico actual en nuestro pn José Tamayo es director de la cátedra de Teología y Ciencias degiones Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III de Madrid, profa cátedra de las Tres Religiones de la Universidad de Valencia y prnvitado en diversos centros teológicos latinoamericanos. Actualmeademás, secretario de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan cepresidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de Espaabora en numerosas revistas especializadas y ha publicado más ds sobre filosofía de la religión, teología política y de la liberación y soelaciones entre sociedad, cultura y religión.

omo en otros casos parecidos (Castillo, Estrada, Boff, Küng, Häring nueva condena pone de manifiesto por un lado, la dificultad dquía para aceptar una reflexión teológica crítica y atónoma dentrlesia y por otro, los métodos tan poco evangélicos que son utiliza

a relación con los "condenados".

na vez más rompemos con la norma de que estos documentosan la voz de la Iglesia latinoamericana y sus comunidades, ya ayo, si bien no es ajeno a la realidad de ese continente por su talansibilidad, no es evidentemente latinoamericano. Sin embargo, cque merece la pena hacerse eco de esta situación para solidariza

quien está hoy en el punto de mira de los "censores eclesiásticoa ayudarnos a todos a formarnos una opinión crítica y autónoma so

spectos controvertidos de su pensamiento.

n la nota antes mencionada se analiza su reciente trabajo "Dis”, de la colección “Hacia la comunidad", publicado por la Edita, y se llega a la conclusión de que dicha obra contiene errores quen incompatible con la fe católica; en concreto, se acusa a Tamnegar la divinidad de Jesucristo y la resurrección. Por eso, para a uno pueda juzgar por sí mismo, publicamos el capítulo de esta o según parece, ha causado el mayor desasosiego; se titula “Hijo”: Metáfora de la Teología cristiana y se encuentra también al accodo el mundo en la RELAT (Revista virtual de Teología Latinoamericaa página "Servicios Koinonía".

ste texto es el capítulo IV del librouan José TAMAYO, “Jesús y Dios”,men 6 de la colección "Hacia la

nidad", editorial Trotta, Madrid, pp. 111-142. [email protected]

. OBJETIVOS

Seguir el itinerario del título «Hijode Dios» aplicado a determina-

as personalidades religiosas ypolíticas en las distintas religiones yculturas.

Analizar otras aplicaciones delmismo título en la tradición judeo-cristiana: a los/as israelitas, a los

ristianos y cristianas, a laSabiduría personificada en formade mujer, etc.

Descubrir el significado de dichotítulo aplicado a Jesús de Nazareten las diferentes tradiciones delNuevo Testamento: sinópticos,Pablo, escritos de Juan.

Descubrir la experiencia religiosade los seguidores en su relacióncon Jesús y las primeras formula-ciones de esa experiencia.

Seguir las formulaciones ulterioresa lo largo de la historia del cristia-nismo.

Analizar las dificultades que plan-tea la afirmación de la divinidadde Jesús tanto entre los cristianos

2. CLAVES PARA LA REFLEXIÓN

Con el título «hijo de Dios», el NTestamento pretende expre s a runa parte, la relación p e r s o n aJesús con Dios, una relación únicano logra afirmarse de manera adeda sólo con la afirmación de la hnidad, y por otra, la manifestacióDios al modo humano, es decir, el h u m a n i s i m u s, de que Schillebeeckx.

Ahora bien, por muy única y pliar que sea la relación paternoentre Dios y Jesús, va más alláambos e implica a los cristianos cristianas, que también son hijos ePor ello pueden dirigirse a Dios utido la misma invocación empleadJesús en la oración: «¡Abba! (Ro15). Jesús el Cristo es el primogentre muchos hermanos (Rom 8, los cristianos/as son hijos/as en el

P e ro no vayamos tan de Vamos a seguir el rastro del desde el principio.

«Hijo de Dios», un título aplidesde antiguo a faraones y reyes

La expresión «hijo de Dios» naplica por primera vez a Jesús entorno judío y menos aún en la ria de las religiones. Empezaremoello, haciendo un somero recorrid

"Hijo de Dios": Metáfora de la Teología cristiana

Juan José TAMAYO ACOSTA

samente el «decreto del Señor»eres mi hijo, yo te he engendrado (Sal 2, 7), que era el documento egado al rey en el momento de la enización. Ese día se le concedía el de «hijo de Dios». El decreto aludemismo, a la promesa que emana dalianza y a la profecía de NAmbos textos son citados en el esclos Hebreos (Heb 1, 5) para demostfiliación divina de Jesús. Hechos dApóstoles cita el Sal 2, 7 para indque la promesa de Dios se cumple citando a Jesús (Hch 13, 33).

El Salmo 110 es también un sade entronización real, quizá confoal modelo cananeo. En él lee«Oráculo del Señor a mi S"Siéntate a mi derecha, que vohacer de tus enemigos estrado dpies"» (Sal 110, 1). A la hora de idecar a la persona a quien se dirig

Hijo de Dios» se emplea con fre-cia en el Antiguo Oriente, sobreen Egipto. El faraón ostentabatítulo. Él gozaba de la misma

cia de la divinidad. Al haber naci-e una madre terrena virgen y de une divino, tenía dos naturalezas: eraadero dios y verdadero ser huma-Pero la revelación de su condicióna tenía lugar en el solemne acto de

ntronización. «El mito egipcio de laón divina física del rey -observa H.

g- constituye un fenómeno único en el Oriente antiguo» [1].

as ideas egipcias sobre el faraóno hijo de Dios se extendieron por, sobre todo con la consolidación

a monarquía divídico-salomómica,tulo de hijo de Dios se aplicó al reydico y al rey mesiánico cuya veni-e esperaba anhelantemente. Las

ones padre-hijo constituyen el y el modelo de las relaciones

e Dios y el rey. Así se pone de mani-o en la profecía de Natán: «Yo seré él un padre, y él será para mí un(2 Sm 7, 14; 1 Cr 17, 13). El recono-

ento de la filiación divina del rey esto que da legitimidad al soberanous actos de gobierno.

Salmo 89 desarrolla la teología de 7. En plena agonía de la monar- el salmista recuerda la unción ded (Sal 89, 21) como garantía devencia de la realeza. Las prome-

del pasado abren perspectivas deranza en el futuro. Los reyes de lastía davídica invocarán a Dios deguisa: «Tú eres mi padre, mi Dios,

oca salvadora» (9, 28).

n la misma línea se sitúa el Salmo 2,uyo origen se encuentra el ritual de

eración divina del rey.

Nuevo Testamento lo cita repeti-veces dándole sentido mesiánico.angelio de Mateo pone dos vecesoca de Jesús el primer versículo delo. Una, en plena disputa con losos: «Dijo el Señor a mi Señor:

ate a mi diestra hasta que ponga enemigos debajo de tus pies» (Mt4). Otra, durante el proceso ante eldrín, como respuesta de Jesús a launta del Sumo Sacerdote sobre siel Cristo, el Hijo de Dios»: «Tú lo haso. Pero os digo que a partir dea veréis al hijo del hombre sentadodiestra del Poder y viniendo sobreubes del cielo» (Mt 26, 63-64). Anteosada respuesta de Jesús, el Sumo

dote se rasga los vestidos y lea de «blasfemo» (Mt 26, 65), puesnde que se ha arrogado la digni-

divina. En el discurso deecostés, Pedro cita el Salmo 110, 1o prueba «de que Dios ha constitui-eñor y Mesías al mismo Jesús a

n vosotros crucificasteis» (Hch 2, 34-ambién es citado por Pablo en 1

15, 25 y por el escrito a los Hebreostidas veces (Heb 1, 13).

omo fácilmente puede apreciar-s textos en los que se reconoce alomo hijo de Dios jugaron un papelamental en la configuración de la

ología neotestamentaria.

ijos e hijas de Yahvé

egados aquí, conviene subrayarel hebreo ben (hijo) (=bar en ara-) no designa ni sólo ni primaria-te la descendencia y el parentes-icos. Tiene un sentido más amplio:ata de un concepto asociativo

indica la pertenencia al mismo

cuanto amado, elegido, defepor Dios; al pueblo a quien Dios qliberar de la opresión de Egipto: «es mi primogénito, y yo te ordenodejes salir a mi hijo para que me s(Éx 4, 23).

Una de las formas de expresrelación entre Yahvé e Israel es lpaternidad-filiación. Yahvé se decpadre de Israel y considera a ésprimogénito. Así aparece en el pta Jeremías: «Porque yo soy para un padre, y Efraín es mi primogé(Jr 31, 9). El cántico de Moisés recce a Dios como padre y creadoIsrael (Dt 32, 6), como el que da al pueblo israelita (Dt 32, 18). Los ilitas son hijas e hijos de Dios (Dt 132, 19; Is 43, 6). Israel invoca a como padre suyo y creador. El ade Dios hacia Israel es un amor de padre a niño pequeño, que ica gestos de ternura como tomarbrazos, enseñarle a andar, darlecomer (Os 11, 1-3; Dt 1, 31). Un aque se caracteriza por la pacienla comprensión, por la bondad permanente disposición al perdón

Dios es padre; más aún, es macomo nos recordaría el papa JPablo I en una de las pocas alocnes dirigidas a la gente reunida eplaza de San Pedro durante su bpontificado. Y así se nos presentn u m e rosos e importantes textoAntiguo Testamento. Ante la quejamanente de Israel de que Yahvé abandonado (Is 49, 14), éste le resde: «¿Acaso olvida una mujer a sude pecho, sin compadecerse dede sus entrañas? Pues aunque ésagasen a olvidar, yo no te olvido» (15). El mismo Isaías presenta a Ycomo parturienta: «Como partur

ciando la arrogancia y la necedadespreocupación de lo insensatosd e s p recio del saber (Prov 1, 2Habla con sinceridad; llama a ladencia y la sensatez; saborea la vey aborrece el mal; no es hipócriretorcida; camina por veredas decia, valora el conocimiento más qoro puro (Prov 8, 1-21).

Su personificación tiene lugar eforma de mujer. Se la presenta comamada a la que se busca ávidam(Eclo 14, 22-25); la madre que proa sus hijos (Eclo 14, 26-27); la esjoven (Eclo 15, 2); el ama de casaha construido su casa, hace su maza, prepara un festín e invita a comtir su comida y su bebida (Prov 9, 1

La sabiduría se autopresenta chija de Dios, engendrada antes dcreación de todas las cosas, formdesde la eternidad (Prov 8, 2Cuando Dios crea el mundo, apaa su lado como confidente, comtiendo el trono, viviendo en intimcon él y haciendo de mediadora e

Israel aparece igualmenteseas, Jeremías y el Deutero-o. Ante Israel, a Yahvé se leulsiona el corazón y se lemecen sus entrañas (Os 8, profeta Jeremías es forma-n el seno materno de Dios 5).

a raíz rhm, que evoca elr de madre, aparece ens las tradiciones y estable-

as bases de la gran metáfo-íblica, «el arco semánticova del seno materno de las

es a la compasión de como afirma bella y

eramente Ph. Trible [2] .

a literatura sapiencial presenta al-sobre todo al justo sufriente-

o hijo de Dios. En el judaísmo hele- «el justo se ufana de tener pore a Dios» (Sab 2, 16). Ése es el

oche que le hacen sus enemigos,se mofan de él diciendo: «Si es hijoios, él lo auxiliará y lo arrancará deanos de los enemigos» (Sab 2, 18). Eclesiástico leemos: «Sé como une para los huérfanos, y como undo para su madre (mejor, quizá,

da»). Así serás como un hijo delmo» (Eclo 4, 10). El mismo título seambién a los isrelitas del pasado

cuanto miembros del pueblo de(Sab 12, 19.21). En el Antiguo

mento se llama, a veces, «hijos de a los ángeles (Job 1, 6; 2, 1; 38, 7;9, 1; 89, 7).

a Sabiduría, hija de Dios

partir del exilio, la denominaciónja de Dios se aplica a la sabiduría.adquiere mayor relieve en Israel yersonifica. Como los profetas, la

duría pregona por las calles denun-

(Sab 8, 3-4). Es imagen de Dios,sa de Dios, goza de su mismo

er y su misma ciencia. El libro de laduría la presenta así: «Es un soplopoder de Dios, una emanación de la gloria del Omnipotente (...)flejo de la luz eterna, espejo inma-do de la actividad de Dios e ima-de su bondad» (Sab 7, 25-26). Filónma «hija de Dios y madre primo-a de todo» (Quest. Gen. 4, 97).

ajo la influencia de la filosofía grie-se la define con estas caracterís-: «espíritu inteligente, santo, único,ple, sutil, ágil, perspicaz, inmacula-claro, impasible, amante del bien,

o, libre, bienhechor, filántro p o , seguro, sereno» (Sab 7, 22-23).

a sabiduría tiene carácter cósmicoversal. Rige el universo (Sab 8, 1).a en la tierra y se instala en Israel 24, 8-12). Se manifiesta a través dey: el cumplimiento de ésta llevachamente a alcanzar la sabiduría 15, 1). Más aún: se la llega a iden-r con la Ley (Eclo 24, 23-24).

a sabiduría hebrea guarda ciertaad con las diosas del Próximoe antiguo, por ejemplo, Isis y

té, que son creadoras y redentoras.

Hijo de Dios» aplicado a Jesús envangelios sinópticos

título «hijo de Dios» aplicado as por los cristianos de la primera

ación hunde sus raíces en elguo Testamento. Casi todos los tex-

eterotestamentarios que aplicanpresión a una persona individual

citados en el Nuevo Testamento. bien, según hemos observado ya,

hebreo bíblico los térm i n o se» e «hijo» no se utilizaban de

nas poseídas por los poderes del m

La confesión de fe del centromano: «Verdaderamente este hbre era Hijo de Dios» (Mc 15, 39), momento de la muerte de Jesús ecruz, nos remite al principio del egelio y puede considerarse un men del mismo y la culminación drevelación de Jesús como Hijo de Hijo de Dios se refiere, por tanto,vida y a la muerte de Jesús.

En la parábola de los viñadhomicidas (12, 1-12), el «Hijo ames presentado como profeta envpor Dios, si bien no es un profeta sino el último y el más gra¿Significa esto que es igual a Dios

ego neotestamentario persiste laa tendencia a utilizar hijos o hijitos

dre sin que expresen relaciones deendencia. Tampoco expresa desí esa relación la denominación de Dios», cuyo principal significa-uele ser la unión íntima de la per- a la que se aplica con Dios.

amos a hacer un breve recorridoas principales tradiciones del

vo Testamento, para descubrir elcado de dicha expresión en

a una de ellas.

título de «Hijo de Dios» aplicado as ocupa lugares importantes en lactura del evangelio de Marcos.ece, bajo diferentes modalida-al comienzo mismo (1, 1.11), centro (9, 7), al final (15, 39)co veces más (3, 11; 5, 7; 9, 7;6; 14, 61). Dios reconoce as como «mi Hijo amado» (1,

7). El centurión ro m a n o ,o «Hijo de Dios» (15, 39). Los

us inmundos le declaran,vez, «Hijo de Dios Altísimo» (5,otra, «Hijo de Dios» (3, 11).

Hijo de Dios» aparece ya alipio: «Comienzo del Evangelioesus el Cristo, Hijo de Dios» (1,ero sin la connotación de filia-de naturaleza, sino sólo adop-[3] . Un poco más adelantentramos la expresión «Hijo

do» (1, 11) en el relato delsmo de Jesús, inspirada en elo 2, 7, que debe interpretarse sentido del mesías real. En lana de la transfiguración, lasbras desde la nube: «Este esjo amado, escuchadle», son

ás parecido a una entroniza-de Jesús como Hijo de Dios (9,

e Jesús y Dios. Más bien la excluyeesamente, como sucede cuandos se niega a aceptar el tratamien-e «Maestro bueno», argumentan-ue «nadie es bueno sino sólo Dios»18).

esús habla, más bien, de una radi-desigualdad entre lo que puede,e y sabe Dios, y lo que puede,e y sabe el Hijo, como se pone defiesto en el discurso escatológico

32) y en la oración de Getsemaní36). Aun cuando Jesús actúa conutoridad de Dios, es llamado Hijodo de Dios y está cerca de Dios,s Dios.

o que la parábola de los viñadorese expresar es, en definitiva, que el

está investido de autoridad esca-gica y que con él comienza elpo del fin.

ué significado debe darse,

simplemente que Jesús es el rey mnico», respondemos con B. van [4] . Dicha confesión debe enmaren el tema central de este evangel secreto mesiánico, como ha hver muy oportunamente J. Gnilka

Mateo emplea la expresión «HiDios» con más frecuencia que Maaunque con menos precisión. Nola aplica a Jesús, sino a otras persocomo las que trabajan por la pa5, 9) y las que aman a sus enemig45). Cuando la refiere a Jesús, atenerse a los significados de la esión en el Antiguo Testamento, stodo el mesiánico. La genealogíaque comienza el evangelio como finalidad, precisamente, vlar a Jesús con los personajes qAntiguo Testamento presentaba cdepositarios de las promesas mecas, Abrahán y David, y con loscendientes reales de este último (1-17). Mateo 1, 23 ve cumplidJesús la profecía del Enmanuel demer Isaías: «Ved que la virgen conrá y dará a luz un hijo y le pondránombre Enmanuel» (Is 7, 14). «La idiata mención de David (en la gelogía) —aseveran MalinaRohrbaugh— trata de subrayar mesiánico de Jesús» [6] . CuMateo Mt 2, 15, aplica a Jesús lade Os 11, 1: «de Egipto llamé a mi está subrayando el significado mnico de éste. El mismo significado la pregunta del Sumo Sacedurante el proceso: «Te conjurDios vivo; dinos si tú eres el MesíaHijo de Dios» (Mt 26, 63).

La expresión «mi Hijo amadquien me complazco» (Mt 3, 17),cada a Jesús en el bautismo conye igualmente un reconocimient

aciones: «Si eres Hijo de Dios, hazestas piedras se conviertan en pan

si eres Hijo de Dios tírate abajo, escrito está (...)» (4, 3.6).

ay veces que el título expresa unasciones especiales, únicas, de cono-ento y de amor, entre Dios y Jesús,o refleja el texto Mt 11, 25-30). Peroingún caso llega a producirse unlazamiento del significado hacia elenido de la definición dogmática

alcedonia. Ni siquiera cuandos dice a Pedro que su confesión deú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»e la ha revelado ni la carne ni lae, sino el Padre de los cielos (Mt

7). Tampoco al final del evangelio,ndo envía a los apóstoles a bautizarl nombre del Padre, del Hijo y deltu Santo (28, 19). La fórmula, según

an Iersel, no parece tener la inten-de hacer enunciado alguno sobre

s. Y si la tuviera, ello no supondríaPadre, Hijo y Espíritu Santo estuvie-

en pie de igualdad [7] .

on la expresión «Hijo de Dios»eo subraya, otras veces, la dimen-

taumatúrgica de Jesús, comode cuando, tras caminar sobre las

as y amainar el viento, los discípu-e postran ante él diciendo:

daderamente eres Hijo de Dios»14, 33) [8] .

cas da al título el significadoánico que tiene en los otros dos

pticos. Ahora bien, en el relato delmiento hay un texto que parece ir allá al relacionarlo con la proce-cia divina de Jesús: «El Espíritu delor vendrá sobre ti y el poder delmo te cubrirá con su sombra; porel que ha de nacer será santo y se

predicación de Pablo en las sinagde Damasco: «Estuvo algunos díaslos discípulos de Damasco, y enseda se puso a predicar en las singas: Este es el Hijo de Dios» (9, 19La segunda se encuentra en el diso pronunciado por Pablo en la goga de Antioquía de Pisidia. Allma que Dios ha cumplido la promhecha a los padres «en nosotrohijos, al resucitar a Jesús». Y, como firmación, cita el Salmo 2, 7: «Hijoeres tu; yo te he engendrado hoyresurrección viene a ser la entroción mesiánica de Jesús como «H

La cristología de PabloResucitado, Hijo de Dios

«Hijo de Dios» es el título que cateriza la cristología paulina (1 Tes 1Rom 1, 3-4.9; 9, 5; Gál 1, 16; 2, 20; 4Pero Pablo no restringe el título a Jlo extiende a quienes creen en édejan llevar por el Espíritu de Dios (8, 14-18; 8, 29). En 2 Cor 6, 18, aplicprofecía de Natán a los creyentesseré para vosotros un padre, y vosseréis para mí hijos e hijas». En Gál va más allá y osa afirmar que tojudíos y gentiles, son hijos de Dios pfe en Jesucristo.

Con todo, la filiación divina dcristianos y cristianas y la de Jesúse encuentran en el mismo planoprimeros son hijos por adopción; Jes el Hijo propio de Dios, a quiepadre envía al mundo para la libción del género humano (Rom 8, Gál 4, 4-6) y lo entrega por nosotr

En cuanto Hijo de Dios, Jesú«imagen de Dios» tanto en la primcomo en la nueva creación (Col 1Rom 8, 29; 2 Cor 4, 4), reflejo de la

om 1, 3-4 recoge una confesiónológica prepaulina muy antigua,vincula el título de Hijo de Dios consurrección. Distingue dos momen-n el ser de Jesucristo: el primero,no, donde aparece como «naci-el linaje de David según la carne»;gundo, celestial, en el que Jesús esstituido Hijo de Dios con poder (...)u resurrección de entre los muer-En esta profesión de fe encontra- por tanto, las dos raíces de la cris-

gía: una, el Jesús terreno, que des-de de David; otra, el aconteci-to de la resurrección. Resucitandosús, Dios se pone de parte delificado, lo rehabilita, le confirmao su Ungido, le justifica frente a suseguidores y, en definitiva, le reco-e como Hijo suyo. Desarrollaré esta en el capítulo siguiente dedicadoesurrección.

s escritos de Juan: el Hijoénito

n los escritos de Juan (evangelio yas), el uso del título «Hijo (de Dios)» esente y tiene especial relevancia. Elicado dado por Juan a dicho títulocide, en aspectos fundamentales,el de Pablo. Dios envía a su «Hijo

o» al mundo para vivir por medio dealvar al mundo (1 Jn 4, 9-10.14). La

esión al «único Hijo de Dios» es con-n necesaria para salvarse del juicio, 17-18). La fe en Jesús asegura laeterna (Jn 3, 15).

Jesús enviado al mundo no pro-e del mundo, sino del cielo, de(Jn 6, 4-6). Entre el Padre y el Hijo

e una unión íntima en todos loses: en las palabras y las obras (Jn ss). El Padre da autoridad al Hijo pronunciar sentencia (Jn 5, 27).

(Jn 5, 21.25) y de juzgar (Jn 5, 22.27gloria de Dios se manifiesta por mdel Hijo (Jn 14, 13). El conocimientDios es inseparable del conocimdel Hijo, y viceversa (Jn 8, 19).

Hay en el prólogo del evangelJuan que puede resultar problemco: «A Dios nadie lo ha visto jamáHijo Unigénito, que está en el senoPadre, él lo ha contado» (Jn 1, 18este texto no puede deducirse qHijo haya nacido del Padre. Su sicado se aclara comparándolo co13, 23, donde se habla del discrecostado al lado de Jesús. Pues ni éste ni ningún otro texto joáhablan de la procedencia o miento del Hijo de Dios Padre.

Tras el recorrido por las difertradiciones del Nuevo Te s t a m epodemos concluir que «Hijo de es la expresión que integra de maconjunta y armónica a Dios y a Jy que mejor subraya la relación íntima, especial entre ambos: Jesel Hijo amado de Dios (Mc 1, 1, 1112, 6: y paralelos en Mt y LcElegido; el Hijo Unico (Jn 1, 14.116.18; 1 Jn 4, 9); el primogénito (Ro29; Col 1, 15.18; Heb 1, 6). Tambiécristianos y cristianas son hijos e en el Hijo.

Jesús, ¿Dios?

La divinidad de Jesús de Naconstituye uno de los núcleos fumentales de la tradición cristianaal decir de B. Mcermott, «el selloalma del cristianismo» [9] . Sin emgo, nunca fue tema de conentre los cristianos, los teólogosobispos, etc. Siempre fue vivida y fesada en medio de fuertes y pe

apreciación concuerda con el tesnio de Plinio el Joven, goberromano en Bitinia, en una de las cdirigidas al emperador Trajano (Ca19, 96) —que data del primer decdel siglo ii d. C.—, donde le informque los cristianos cantaban himnJesús como Dios.

En el prólogo del evangelio deleemos: «En el principio exisPalabra, la Palabra estaba en lasencia de Dios, y la Palabra era Dio1, 1). Aquí, el término theos (=Dios)cado a la Palabra no lleva artícule x p resa, por tanto, la identificpersonal de la Palabra con el Padquien, en otros textos, se le llamacon artículo (= o theos). Esto se vefirmado en dos afirmaciones qupropio evangelio de Juan ponboca de Jesús. La primera: «El Pad

o en sus aspectos religiosos comous implicaciones políticas. Aun enntornos en que fue aceptada, fueto de plurales y divergentes inter-aciones. En las definiciones cristo-as hubo una tendencia a la abso-ción del lenguaje. Lo que, comoera Rahner, eran convenciones deuaje se elevó a la categoría des inmutables.

oy nos encontramos con reaccio-enfrentadas al respecto. Por unae, las formulaciones tradicionalese la divinidad de Jesucristo provo-un profundo malestar entre los cris-

os y un fuerte rechazo en los entor-culturales ajenos al cristianismo. Por en amplios sectores cristianos haytendencia a identificar -e incluso aundir- a Jesús con Dios y a DiosJesús. Ello se debe a una educa-eligiosa desviada, que debe ser

egida, ya que carece de baseestamentaria. Veámoslo.

cos son los textos del Nuevomento en que se aplique a Jesúsmino «Dios». La reticencia para tal

gnación quizá se deba a la heren-del judaísmo, para quien Dios es ele del cielo. Como ya vimos, Jesússiste a que le llamen «bueno», ale-

do que sólo Dios es bueno (Mc 10,En repetidas ocasiones estableceiferencia con el Padre, a quiena «mi Dios». La carta a los Efesiosa también las distancias entre

y Jesús cuando afirma que «ele es un solo Dios» y que Jesús esolo Señor» (Ef 4, 4-5).

os textos en que se presenta as como Dios ofrecen no pocas difi-

ades. Los testimonios que se citan aespecto (Jn 1, 1; 20, 28; Rom 9, 5;

a ti (Padre) el único Dios verdade-al que tu has enviado, Jesucristo»7, 3).

presentación de la Palabrao Dios parece tener la intenciónnlazar con la confesión de Tomás,gida en el mismo evangelio, quenoce a Jesús como «Dios mío» (Jn8). Con ello, el evangelista respon-

a las acusaciones de quienes noptaban que Jesús se proclamase a Dios (Jn 5, 18; 10, 33.36).

eo que no puede identificarse elicado de la frase «la Palabra era, de Jn 1, 1, con la confesión del

cilio de Nicea que reconoce acristo como «Dios verdadero de verdadero». Como observa R.-E.

, entre ambas form u l a c i o n e s lugar una importante evolución referente al pensamiento filosófi-

[10] .

Pablo raras veces llama a J«Dios». La tendencia es a reservatítulo al «Padre de Nuestro SJesucristo» (Rom 15, 6). Y para ququede ninguna sombra de dudrespecto, afirma taxativamente: «n o s o t ros (...) hay un único DioPadre, de quien procede el univerpara quien existimos nosotros. Y haúnico Señor: Jesucristo, por mediocual fue creado el universo, y pcual existimos nosotros» (1 Cor 8, 6

Por lo que se refiere a Rom 9, 5hay acuerdo entre los traductorcomentaristas. Unos traducen:ellos (de los patriarcas) procede Csegún la carne, el cual está por ema de todas las cosas, Dios benpor los siglos. Amén» (BibliaJerusalén). Otros prefieren traducellos pertenecen los patriarcas, yellos procede Cristo, en cuanto origen natural. ¡Dios, dueño de tes digno de alabanza por siem¡Amén!» (Senén Vidal). Quienes opor la primera traducción, entienque la doxología se refiere a CQuienes se inclinan por la segucreen que la alabanza final pertena la tradición judía (Rom 1, 25), refiere a Dios [11] .

Pablo presenta a Cristo csubordinado al Padre (1 Cor 3«Vosotros (sois) de Cristo y Cristode Dios»; 1 Cor 11, 3 : «la cabezaCristo es Dios»). Dicha subordinase da tanto en la obra creadoraprincipio (1 Cor 8, 6) como eacción salvadora del final (= escagica) (1 Cor 15, 27-28).

B. van Iersel resume muy cer

cristianismo» y Wrede el «segundodador del cristianismo», escribecarta a la comunidad cristianFilipos, que recoge un antiguo hsobre el crucificado Jesús en estominos:

Él, teniendo un modo de existedivina, no quiso aprovecharse desu condición divina, sino que se djó de su poder, asumiendo el modexistencia de un esclavo. Conveasí en un semejante a cualquier hno y apareciendo en su existcomo un ser humano, se humillómismo, haciéndose sumiso hamuerte, y, concretamente, una mde cruz.

Precisamente por eso, Dios lo ea lo más alto, y le concedió el títurango superior a cualquier otro, que ante ese rango de Jesús, rodilla se doble -en el cielo, en la ten el abismo- y toda lengua con¡El Señor es Jesucristo! para glorDios Padre (Flp 2, 6-11) [14]

El himno tiene dos partes. La pra subraya la autohumillación de que, siendo de condición divinconvierte en esclavo. La segundrefiere a la exaltación de Jesúparte de Dios a la categoría de Establece, además, una relaciócausa a efecto entre humillacexaltación: «Precisamente por eso2, 9). Y aquí radica la gran paraque quien no destacó en vidagesta heroica alguna, quien nosoberano ni tuvo el título de Squien termina sus días crucificadvil y subversivo a los ojos del Impede su propia religión, es conside«Señor» y Mesías. Y, paradoja todmayor: el anuncio del Mesías cruc

xistencia y consustancialidad (des) con Dios. Al contrario, la consus-ialidad se halla en tensión con la de que el Hijo de Dios es la fiel

gen del Padre (...) El hijo de Dios esn más cosas manifiesta acerca dey es, además, el primogénito de la creación (Col 1, 15). Por tanto,ás que ninguna criatura, pero esor a Dios» [12] .

el análisis precedente podemoscluir que la identificación de Jesúsazaret con Dios no se deduce deatos del Nuevo Testamento. Pero

e afirmar asimismo que tampocoeduce de las enseñanzas cristoló-s de los concilios. El concilio dea no dice que Jesús sea Dios, sinoes de la misma naturaleza que el

. El de Calcedonia tampocotifica a Jesús con Dios, sino quea de la convergencia o unión deos naturalezas en él, pero sin con-n ni cambio, sin división ni separa- Más adelante nos referiremos a laición dogmática de Constan-tino-

enigma de la cristología

Jesús, hijo de Dios? Estamos, comonoce M. Hengel, ante el enigmaexcelencia de los orígenes de laología, pero, también ante uno de

oblemas fundamentales de laogía y del cristianismo. Veamos por[13] .

esús de Nazaret fue crucificadoo malhechor, enemigo del Imperio

ano y blasfemo de su propia reli- Ése fue el tema central del volu- anterior titulado Por eso lo mata -Los hechos sucedieron en torno al30 de la era cristiana. Un cuarto

chocar a la mentalidad helenista en sus cultos, aclamaba a los

es» que habían tenido una exis-a gloriosa. Tenía que soprendermente al mundo judío, para quienesías debía tener una existenciasa, que ciertamente Jesús no

Por eso, dirá Pablo que el anun-de un Mesías crucificado es

ándalo para los judíos, locura parariegos» (1 Cor 1, 23).

a influencia del helenismo

egados aquí hemos de preguntar-si en la génesis de la cristologíade hablarse de continuidad entres y Pablo o, más bien, hay quear de ruptura? Las respuestas apregunta son plurales y divergen-eamos algunas de las más signifi-as e influyentes en el panorama

ógico del siglo xx.

a teología liberal y la escuela de laa de las religiones señalan a

o como el responsable del oculta-to del Jesús histórico, de la apari-

de la cristología y, en definitiva,a helenización del cristianismo. El

ollo de la cristología no es otra que «la historia del desplazamien-

el Jesús histórico por el preexisten-el Jesús real, por el Jesús pensado) dogmática» [15] . Así pensaba A.Harnack, para quien el enriqueci-

o divino de Cristo trajo comoecuencia la supresión de la plenaonalidad humana de Jesús. Pablo su juicio, el creador de la especu-n sobre la naturaleza celeste des, que convierte la fe viva en pro-n de fe fideísta y el seguimiento de

en cristología. ¿Qué significa? Que la recta doctrina de y sobre

amenaza con trastornar la

especulaciones cristológicas postres, para descubrir lo que resuenél, que «no es el Hijo, sino sólo el Pa[16] .

El filósofo de las religionesSchoeps cree que fue Pablo el primque, en su reflexión sobre la fimesiánica de Jesús, convirtió un mayestático en enunciado ontolóy a Cristo en magnitud sobrenahaciéndole afín a los seres celestegnosticismo. El Jesús histórico es abido por el Cristo preexistente. La fel hijo de Dios no pertenece a judía, sino que constituye una prpagana en la que Pablo fundamsu cristología. El cristianismo convdicha fe en dogma y rompe con judía. Estamos, a su juicio, ante unlas más nítidas manifestaciones dhelenización del cristianismo [17] .

En parecidos términos se exprBultmann, para quien la nueva gen de Cristo da lugar a un nuevotianismo de cuño helenista, aledel primitivo cristianismo palestineConforme a la tesis de la escuela dhistoria de las religiones, Bultmannciona la idea de la filiación divinCristo con las religiones mistéricas la gnosis. «Esta figura de un hijo deque sufre, muere y vuelve a la vidconocida también por las religimistéricas, y ante todo la gnosis cce la figura de un hijo de Dios hehombre, del redentor celestial hehombre» [18] . Pablo des-ubica a Jdel horizonte profético que le espio y le sitúa en la esfera metafísmítica que le es ajena.

El concilio de Calcedonia no zel problema

que contribuye a clarificar las dife-es posturas al respecto, y b) el deoluciones de compromiso, por elas partes en conflicto hacen con-

ones mutuas hasta llegar a un con-o. Estamos ante un ejercicio prác-de la razón teológico-dialógica,puede servir de ejemplo en otrositos del cristianismo.

su vez, los concilios ofrecen res-tas concretas a problemas con-

os o, si se prefiere, respuestas par-s y limitadas a cuestiones igual-e parciales. Teniendo esto en

nto, creo debe atenderse a la inte-te observación de T. van Babel:generaciones futuras no deberían

estimar la terminología deedonia» [19] . No se olvide quehos de los obispos participantes enoncilio de Calcedonia expresaronesconfianza hacia la terminologíaada y relativizaron los nuevos con-os, por no responder a la expe-ia religiosa popular. Si los obisposnces mostraron esa desconfianza,qué no vamos a poder expresarlaSi a muchos obispos de entoncesarecían inadecuadas las expresio-allí empleadas, hoy con más moti-No se trata, por tanto, de ser fielesiteralidad del texto, que nos lleva-erechamente a actitudes funda-talistas, sino de preguntarnos por

gnificación de Jesús el Cristo en lade los cristianos y cristianas, por suancia hoy en condiciones diferen-

de aquellas en que se formuló laesión de fe de Calcedonia, por lauesta a la llamada de Jesús y, en

tiva, por las condiciones delmiento de Jesús en cada

mento histórico. Es necesario recu-la mediación herm e n é u t i c a

as definiciones, por muy precisassean, son sólo una aproximación a

dad que quieren mostrar; nuncagotan. De nuevo Bavel: «La letrana definición no coincide comple-ente con la verdad que se deseaesar o, mejor dicho, la verdad queesea expresar es siempre mayorlo que puede expresarse en con-os» [20] . A esto cabe añadir con

ner que los dogmas son conven-es lingüísticas y comunitarias y, pore, con el correr de los tiempos y losbios culturales, pueden ser formu-s de forma distinta a como se for-on originariamente. Además, lamentación del lenguaje no

de confundirse con la realidad [21]

n la definición de Calcedonia noece referencia alguna a la vidana de Jesús de Nazaret, a su minis-público, a su pasión, a su muerte,

experiencia de la resurrección vivi-por sus seguidores. La perspectiva

e la que se habla de Jesús esa a la perspectiva de loas relatosngélicos. El Cristo de Calcedonian ser estático, inmóvil, sin acción nión, sin actividad ni movimiento, sinria ni vida terrena. Es verdad quecentúa su humanidad, pero no sece ni una sola manifestación de la

a. Es una humanidad a-histórica,alor intrínseco en sí misma. Lanidad es relevante sólo en la

da en que opera como media-para la manifestación del mundo divino. La ruptura con el Jesús his- es total. El Jesús nacido enina es trasladado conceptual-

te a Grecia.

Cristo de Calcedonia es tan per-amente humano que tiene más

gozan, viven y mueren, cambiaopinión, sienten miedo, e incluso pco, tienen dudas de fe -e inclusveces, la pierden-, esperan y deseran. Las cualidades atribuidas a Jno son humanas, sino divinas. Y esreduccionismo trascendentalista.

Por otra parte, la relación entrdos naturalezas, la divina y la humes de yuxtaposición. Cada una su campo de acción. Lo que, sevan Bavel, lleva derechamente «dualismo práctico».

En la base de la definición estáy a-histórica de Cristo se encuentrconcepción igualmente estáticahistórica de Dios. El DiosCalcedonia es el Dios eterno, todderoso, inalterable, ajeno a los mientos de los seres humanos y dcreación, que ni siente ni padecse inmuta ni se altera por nada. Ely el Cristo de Calcedonia tienen poco que ver con el Dios y el Cristla carta a los Filipenses (Flp 2, 6-1menos aún con el Yahvé compadel Exodo o con el «Siervo de Yade los cantos de Isaías.

En la formulación cristológicaCalcedonia, lo mismo que antes ede Nicea y Constantinopla, se prce un cambio en la mediación cral, o si se prefiere, un desplazama la hora de reflexionar sobre la pna de Jesús de Nazaret. Se pasa dcampo cultural, el bíblico, a otrhelenístico; de un género literarirelato, a otro, la argumentación; consecuencia, del ámbito de la eriencia al del pensamiento raciCoincido con J. Moingt en qudesencadenante de dicho despmiento cultural en relación con e

pológica, una religión gnóstica, inporal y deshumanizada.

Hoy la relación humanidad-divinde Cristo no se plantea ni se explicavía conceptual griega bajo la ide«unión hipostática», sino por vía relnal. Jesús no vive ni actúa para sí, predica a sí mismo, ni se considecentro de nada. Su vida y su personmensaje y su práctica son relacionestán referidas a los demás -Bonholo definió como «ser-para-los-demáa Dios -padre y madre-. «Jesús -aSchillebeeckx- pone el epicentro dvida en Dios» [24].

En su relación con los demás, Jvive una experiencia radical de rnocimiento y acogida del otro cotro, como diferente e irrepetible,se traduce en opción por los pobmarginados. Esta opción se conven la dimensión fundamental dvida. Con ello está reconocienddignidad a quienes la sociedad

scurso cristiano [22] .

n el actual contexto multiculturalcristianismo, creo necesario supe-a formulación de Calcedonia. Ni els de Dios de Calcedonia tiene quecon el Jesús de Dios de los evan-

, ni el Dios de Jesús deedonia tiene que ver con el Dioslado por y en Jesús: amoroso, per-ador, reconciliador, solícito, solida-on los sufrientes.

alcedonia intentó dar re s p u e s t anitiva a una de las cuestiones fun-entales de la fe: la dialécticanidad-divinidad de Jesús deet, pero, quizá sin quererlo, se

virtió en el antecedente de un grana, todavía hoy no superado [23] .alvan la humanidad y la divinidad,

dad, pero en vacío, en abstracto.uanto a precisión conceptual, la

nición resulta impecable. Pero ennto a su relación con el Jesús de laria, cualquier parecido con la reali-es pura coincidencia.

a dialéctica humanidad-divinidad

urante muchos siglos la afirmacióna divinidad de Cristo se ha hecho aa de la humanidad. Cuanto mása aquélla, más menguaba la

anidad, que se convertía en simpleedo o imitación, máscara o disfraz.umanidad de Cristo era sacrifica-en aras de la divinidad, dandor a un monofisimo doctrinal latenteun monofisismo práctico patente.gura de Cristo perdía toda su fuer-stórica y se convertía en mito. Latante era un cristianismo con fun-

hijos e hijas de Dios.

on esa actitud, revela a Dios, perol Dios que se manifiesta majestuo-

ente en la naturaleza, ni al quepite en poder con los poderososa tierra y elimina a los enemigos;poco al Dios inapelable, a quien

pueda recurrir en busca deda, o al inaccesible, a quien no seda llegar más que a través demediarios, o al impasible, ajeno aompasión, o al inmutable, siempresmo, sin cambio, o al insensible alor de los que sufren. Jesús revela,

expresión de Ch. Duquoc, a un diferente» [25] , que actúa en laria y se implica en la trama huma-

al «Dios crucificado» (Moltmann), al débil y sufriente» (Bonhoeffer).

a relación paterno-materno-filial,rva Schillebeeckx, «constituye laanidad de Jesús en su más hondanomía» [26] . Lo que en un len-e no religioso se llama personaana, se llama Hijo de Dios en len-e creyente cristiano, en base a latitutiva relación de este hombre ale.

gún esto, humanidad-divinidadesús no son compartimentos estan- ni pisos superpuestos. Entre ellase da una dependencia jerárquicaisión) del Hijo al Padre, ni dominio

primera sobre la segunda, yos aún anulación del Hijo por ele. En suma, no hay engallamiento

a humanidad ni vaciamiento de ladad.

a divinidad, expuesta en maderarta

a respuesta más adecuada a lanta ¿cómo Jesús es Hijo de

el Hijo de Dios en forma de homreal y contingente» [27] . Quizá npueda decir más ni mejor. Ymenos, no soy capaz de hacerlpuede decirse de otra manera vital, más cercana a las experienhumanas. Es como lo expresa el tego mártir Dietrich Bonhoeffer: «¿Qulo que quiere decir el pro l e t a rcuando, en un mundo lleno de confianza, pregunta: "¿era bueno?". Quiere decir que en el cde Jesús no hay motivos para desfiar. El proletario no dice: "Jesús es DPero cuando dice que es un hombueno, dice más de lo que dice elgués cuando afirma "Jesús es D[28] .

Especialmente sugerente es bién la manera de entender la ddad de Jesús (y del cristianismo) dpensadora francesa Simone Wcarácter sobrenatural de Cristo apce, según ella, no en los milagrcomo quería la vieja apologéticsino en el sudor de sangre, en la sca por salvarse, en el sentimientoabandono de Dios. «La divinidaafirma en un texto de gran bellezararia— está dispuesta para nosotrmadera muerta, cortada geométmente a escuadra, de la que cuun cadáver. El secreto de nuparentesco con Dios debe buscen nuestra mortalidad» [29] .

La prueba de que el cristianismdivino está en las palabras del Sa22, 2, recitadas por Jesús en la momentos antes de morir: «Dios Dios mío, ¿por qué me has abanddo?» (Mc 14, 43). Ciertamente es ecruz donde se revela la verd aidentidad de Jesús, como se ponemanifiesto en el testimonio del ce

que mejor expresa el misterio de En último término, si, como afirmSchillebeeckx, en el título de unosus libros, los seres humanos son «rde Dios», Jesús es la metáfora expresiva o, si se quiere, la metáviva de Dios.

Quizá se comprenda mejor la sideración de metáfora que daaquí al título «Hijo de Dios» aplicaJesús a través de un diálogo muytinente que imagina Nicholasentre un cristiano y dos teólogos Un cristiano pregunta a un teólogoverdad o no la afirmación de Jesús de Nazaret es el Hijo de Diteólogo le dice que, antes de resder a su pregunta, debe consideesa afirmación ha de entenderse eliteralidad o sólo metafóricamen

aderamente, este hombre erade Dios» (Mc 15, 39). La muerte des es el lugar de revelación, de des-miento, de Dios.

n suma, Jesús revela a Dios en sucon hechos y palabras. Lo revela

u praxis liberadora, en su opciónmental por los pobres, en el

miento de hombres y mujeres quecompañan y comparten su pro-o de vida. El Dios que nos muestran expresión de Schillebeeckx, uns humanissimus» [30] .

esús, «Hijo de Dios»: una metáforaa teología cristiana

lenguaje religioso —también el fe cristiana —tiene carácter

afórico y simbólico. Más aún, diría-que dicho carácter le es connatu- no puede ser de otra manera, yaa través de él se intenta expresar

decible, lo que trasciende la reali-la experiencia del Misterio, loble e indemostrable empírica-

te. Eso mismo puede decirse de laesión «Hijo de Dios», consideradaM. Hengel como una «metáfora e imprescindible de la teología

ana» [31] . Yo creo que es en elcilio de Calcedonia donde se pasaso metafórico de la expresión a suideración dogmática. Y eso, a mi

o, constituye una grave pérdidala fe y el lenguaje de la fe.

cido a este repecto con B. van —a quien he seguido muy de

en este capítulo— en queen llama a Jesús "Dios" habla quizá intensamente en metáforas quen le llama cordero, camino, ver- vida, luz, vid y pan» [32] eso no

tuye ninguna devaluación des de Nazaret. Supone, más bien,

es inteligible, ha de ser tenida por. Por tanto —concluye el teólo-

— la proposición «Jesús es el Hijo dees verdad, pero sólo metafórica-

te.

l cristiano no se da por satisfecho la explicación, y pregunta si laposición «Jesús es el Hijo de Dios» esadera o falsa. A lo que el teólogonde sin vacilar: es verd a d e r a .

ando pie en las distinciones ante-s del teólogo, el cristiano vuelve arse a éste y le pregunta si la pro-

ción «Dios existe» es verdadera deera literal o sólo metafóricamen-l teólogo que antes había consi-

ado la afirmación «Jesús es el HijoDios» sólo metafóricamente verda-a, no duda ahora en afirmar que laposición «Dios existe» es literalmen-

dadera.

n ésas estaban cuando se incor-al debate otro teólogo que

nte de la última respuesta de suga y dice que la afirmación «Diose» es metafóricamente verdade-o en sentido literal. Ante esta res-

sta, el teólogo que se había mos- tan audaz al comienzo delte, ahora se pone nervioso y

ciona diciendo que si la proposi- «Dios existe» es sólo metafórica-te verdadera, no es verdad que exista. A los ojos del primer teólo-su colega recién llegado apareceo sospechoso de heterodoxia -lono le preocupa demasiado-, y demo -lo que sí le incomoda-. Nash,se identifica con el teólogo recién

ado a la conversación, examina lable utilidad de conceder la prima-del uso metafórico del lenguajee el uso literal.

torna un galimatías. Yo creo, más que el diálogo muestra la compledel problema en un doble nivelgioso y lingüístico; complejidad qupuede resolverse apelando a decciones magisteriales. Porque el conido del título «Hijo de Dios» nada de dogmático. Es la síntesis certerrelato de una vida, la de Jesús, dose tejen la muerte y la resurrecUna vida, descrita al modo paraco, con todo su dramatismo, enarración de los viñadores, dsegún vimos, es presentado comprofeta enviado de Dios, pero nomismo rango que los anteriores ptas, sino como el último, el más gray el que mantiene una relaciónp rofunda con Dios en cuantoamado. Una vida que, gracipoder vivificador de Dios, logra veel poder de la muerte.

Jesús, Hijo de Dios en Asia

Jesús fue tan asiático como losdadores del budismo y del islamembargo, apenas queda rastro den Asia. En una población con cde 3 000 millones de habitantes,25 millones se declaran cristianque representa poco más del 1%.

La vía por donde puede Jesús en Asia hoy, cree el teólogSri Lanka Aloysius Pieris, es la sotegica o liberadora, tan presente eculturas y religiones asiáticas. CHijo de Dios, Señor, son sólo tícategorizaciones humanas, a lasre c u r re una cultura particular intentar captar el misterio inenarrde salvación presente en Jesúabsolutez y unicidad no se encueen el título, que, al fin y al cabo, esconvención lingüística de una com

dán y Calvario son, a juicio de A., los dos momentos más represen-os de la «inmersión bautismal» des en la realidad de Asia. En elán, Jesús opta por el ascetismoético de Juan Bautista, que tenía

ontenido político subversivo.ndo entra en el Jordán, Jesús sea en el movimiento del gurú asiáti-uan Bautista, opta por los pobresquienes había optado Juan y seenta al poder político opresor. Larsión en el Jordán constituye laación para manifestar ante el

blo su función salvadora como elamado de Dios y el cordero de

bautismo del Jordán conducechamente al Calvario. «¿Puede

er una religiosidad auténtica -seunta Pieris- sin una dolorosa parti-ción en los conflictos de la pobre-¿Es posible una experiencia dela" sin una lucha contra

mmón? De hecho, la religiosidadu tiempo, mancillada como esta-or el dinero, conspiró con el podernial —la inveterada alianza entreigión y Mamón que existía todavíasia— para plantar la cruz en que élaría su verdadera identidad:

daderamente, éste era el Hijo de (Mc 15, 39)» [34] . Para que la

ensión revelatoria y mediadora sefieste en el acontecer humano de

s, debe seguir el camino que vin- el Jordan de la religiosidad decon el Calvario de su pobreza».

CUESTIONARIO

¿Cómo entender el título de «HijoDios» en las religiones y culturas estudiadas?

aplicado a Jesús de Nazaret?

- ¿Qué sentido le dan Pabloevangelios sinópticos y los escritoJuan?

- ¿Cómo entender la expr«hijos/as de Dios» aplicada a quicreen en Jesús?

- ¿Cuáles son las principales ditades que plantea hoy la divinidaJesús de Nazaret: a) entre las perscristianas; b) en entornos culturalecristianos?

4. TEXTOS SUGERENTES

Definición del concilio Calcedonia

Siguiendo a los santos Padres, ta una voz enseñamos que ha de fesarse a uno solo y mismo Hijo, nuSeñor Jesucristo, el mismo perfectla divinidad y el mismo perfecto e

semejante a nosotros, menos en el pecado (Heb 4, 15); engendradoe ante de todos los siglos según la divinidad, y el mismo, en los últimos días

os y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, Madre de n la humanidad. Un mismo y único Cristo, Hijo, Señor, Unigénito, en dos nas, sin confusión, sin cambio, sin división y sin separación, jamás suprimidencia de las naturalezas a causa de la unión, sino conservando cada nasu propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasiido o separado en dos personas, sino un mismo y único Hijo unigénito, o, Señor Jesucristo, tal como ya de antiguo nos enseñaron de él los profetsmo Jesucristo, y nos lo transmitió la confesión de fe de los padres. Conciliedonia (año 451)

ijo de Dios, Liberador

as formulaciones de la fe en Cristo son importantes, pero secundarias cono a lo que realmente se cree. En América Latina se le llama el Liberador

ogos podrán y deberán desentrañar esas formulaciones para mostrar su encia con las formulaciones para mostrar sue quivalencia con las formulaciuevo testamento y del magisterio. Pero lo importante es la realización deomo ha dicho (...) Rahner, en el caso de que Jesús opere «de hecho sobreona cocnreta una impresión tan decisiva que ésta cobre el valor de entrcondicionalmente en vida y muerte a ese Jesús y se decida en consecueeer en el Dios de Jesús», ése cree real y plenamente en Jesús como el hij Jon Sobrino

a palabra de Dios quiso ser asiática»

ualquier rastreo cristológico en las culturas de Asia tropezará con el hechni Jesús ni la religión por él fundada han alcanzado en este continente

ptación en gran escala. Los nombres de Gautama Buda y del proma son perfectamente conocidos en 0riente, mientras que Jesús apenencionado por la inmensa mayoría (más del 97 por 100) de nuestro puebloargo, Jesús no fue menos asiático que los fundadores del budismo y del isso entre los que creen en él, ¿cuántos recuerdan que la palabra de Dios qsiática en espera de llegar a toda la humanidad? ¿Cómo es que los primicos que le escucharon por nosotros y nos ofrecieron las interpretacionesvas sobre su filiación divina abrieron una importante brecha en Occide no lograron penetrar en el complejo espíritu del alma asiática? Aloysius P

LECTURAS

Ch. DUQUOC, Cristología. 1. El hombre Jesús, Sígueme, Salamanca, 21971,36.

O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Jesús de Nazaret. Aproximación a la cristoloditorial Católica, 1975.

.-I. GONZÁLEZ FAUS, La humanidad nueva. Ensayo de cristología, Sal Teantander, 1986.

M. HENGEL, El Hijo de Dios , Sígueme, Salamanca, 1978.

. KASPER, Jesús, el Cristo, Sígueme, Salamanca, 1976.

H. KÜNG, Ser cristiano, Cristiandad, Madrid, 1977.

. LOIS, Jesús de Nazaret, el Cristo liberador, HOAC, Madrid, 1995.

. MOLTMANN, El Dios crucificado, Sígueme, Salamanca, 1975.

. MOINGT, El hombre que venía de Dios, Desclée de Brouwer, Bilbao, 199ols.

. PANNENBERG, Fundamentos de cristología, Sígueme, Salamanca, 1973

. RICOEUR, Le metáfora viva, Cristiandad, Madrid, 1980.

. A. T. ROBINSON, Sincero para con Dios, Ariel, Barcelona, 1971.

M. ROVIRA BELLOSO, La humanidad de Dios, Secretariado Tr i n i talamanca, 1986.

. SCHILLEBEECKX, Jesús, la historia de un Viviente, Cristiandad, Madrid, 19

. SCHOONENBERG, Un Dios de los hombres , Herder, Barcelona, 1972.

. STUHLMACHER, Jesús de Nazaret Cristo de la fe, Sígueme, Salamanca, 1

A. TORRES QUEIRUGA, Confesar a Jesús como el Cristo, Cuadernos FyS, ecularidad-Sal Terrae, Madrid-Santander, 1995.

VV. AA., ¿Jesús, Hijo de Dios?: Concilium 173 (1982).

VV. AA., ¿Quién decís que soy soy? : Concilium 269 (1997).

NOTAS:

1] . H. Haag, «Hijo de Dios en el mundo del Antiguo Testamento»: Concilium1982), 341.

2] . Ph. Trible, God and the Rhetoric of Sexuality, Philadelphia, 1978, 51.

3] . J. Gnilka cree que «la supresión de uiou theou en algunos testimoniosuales se explica por la inusual caracterización del evangelio. Y precisam

4] . B. van Iersel, «"Hijo de Dios" en el Nuevo Testamento»: Concilium 173 (1982),

5] . J. Gnilka, El evangelio según san Marcos II, Sígueme, Salamanca, 21992

6] . B.-J. Malina y R.-L. Rohrbaugh matizan que «al proporcionar a Jesús po de genealogía real, Mateo lo sitúa en la cumbre de la escala del hona posición que "explica" cómo su ministerio posterior estuvo tan en duerdo con el status de honor que correspondía a un artesano de pueblo»vangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo i. Comentario desdiencias sociales, Verbo Divino, Estella, 1996, 30.

7] . Cf. B. van Iersel, «"Hijo de Dios" en el Nuevo Testamento», cit., 361.

8] . El texto griego dice Theou Uios sin artículo, aunque otras versiones castas lo traducen con artículo: «Verdaderamente eres el Hijo de Dios» (Bibliaerusalén).

9] . B. McDermott, «Jesucristo en la fe y en la teología actual»: Concilium1982), 298.

10] . Cf. R.-E. Brown, El Evangelio según Juan I-XII , Cristiandad, Madrid, 1999, 19

11] . La influencia judía se aprecia con sólo recordar la fórmula doxológicaue concluyen algunos Salmos: «Bendito sea Yahvé, Dios de Israel, desde se y hasta siempre! ¡Amén! ¡Amén!» (Sal 41, 14; cf. 72, 18-19; 106, 48). Cidal, Las cartas originales de san Pablo, Trotta, Madrid, 1996, 440.

12] . B. van Iersel, «"Hijo de Dios" en el Nuevo Testamento», 364-365.

13] . Cf. M. Hengel, El Hijo de Dios. El origen de la cristología y la historia deligión-helenista, Sígueme, Salamanca, 1978.

14] . Tomo la traducción de S. Vidal, Las cartas originales de Pablo , cit.

15] . A. von Harnack, Lehrbuch der Dogmengeschichte I, 1964, 704.

16] . A. von Harnack, Das Wesen des Christentum, 41901, 91.

17] . Cf. H.-J. Schoeps, Paulus. Die Theologie des Apostels im Lichte der jhen Religions-geschichte, 1959.

18] . R. Bultmann, Glauben und Verstehen II, 1952, 251.

19] . T. van Babel, «La significación de Calcedonia entonces y ahooncilium 173 (1982), 380-390, la cita en p. 382.

20] . Ibid., 388.

21] . Cf. K. Rahner, «¿Qué es un enunciado dogmático?», en Escritos de teía V, Taurus, Madrid, 1964, 55-81; J.-J. Tamayo, «Dogma», en C. Floristán y

amayo (eds.), Conceptos fundamentales del cristianismo, Trotta, Madrid, 1

nto, al igual que nos lo ha parecido a nosotros, y por creemos que no podemos guardarlo en el archivo. or eso editamos los Documentos del Ocote Encendido.ellos podéis encontrar los análisis más interesantes de

merica Latina. Cada documento presenta el formato dedernillo de unas 30-40 páginas y tenemos prevista

a periodicidad de 6 números al año.

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