Documento Rector UBV

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Documento Rector Un proyecto educativo para la sociedad venezolana en pro del desarrollo integral del pas, la transformacin del Estado Venezolano y la creacin de cultura democrtica, NDICE Prlogo Presentacin Captulo 1: Aspectos del contexto mundial y nacional Captulo 2: Bases Conceptuales Captulo 3: Direccionamiento Estratgico Captulo 4: El mbito de la formacin (enfoque educativo) Captulo 5: El mbito de la formacin (lineamientos y pautas para el diseo curricular) Captulo 6: Los Programas de Formacin Captulo 7: El mbito de la investigacin Captulo 8: Plan estratgico de desarrollo institucional Referencias

Prlogo La genuina educacin es una apuesta al porvenir, de all que ha de rebasar el pasado y todo aquello que en el presente atenta contra la dignidad de los pueblos. Es vital, por ello, hacerla coincidir con un nuevo sentido de lo pblico y con las vivencias que dan expresin a la esperanza que moviliza la creacin de lo nuevo. Creacin que, en la realidad venezolana y latinoamericana plantea una responsabilidad compartida, fundamentalmente, por los educadores llamados a descubrir y afrontar los problemas educacionales de nuestras sociedades en nuestro tiempo, y a construir nuevas formas de educacin imbricadas en la tarea de forjar subjetividades democrticas. La creacin de la Universidad Bolivariana de Venezuela en la sesin del Consejo Nacional de Universidades del1 de julio de 2003, constituye una significativa seal de los cambios que se inician en la educacin superior venezolana y de los cuales hemos de hacernos cargo como ciudadanos y ciudadanas de esta patria, porque es en la educacin donde se juega la posibilidad de que cada generacin encuentre su propio lugar en el mundo, abriendo espacios para asumir responsabilidades impulsadas por la fuerza creadora. En esta idea de educacin se inscriben las finalidades y prcticas educativas de la Universidad Bolivariana de Venezuela como proyecto educativo y, a la vez, social y poltico, desde el cual contravenir las pretensiones de homogenizacin, de verdad absoluta, de completitud del conocimiento, de eliminacin de errores, de voluntad universal y omniabarcante, de exclusin y, por consiguiente, desde el cual asumir las responsabilidades ante las cuales nos coloca un tiempo caracterizado por dislocaciones sociales, culturales, polticas, intelectuales y morales. La primera de estas responsabilidades es la de hacernos la pregunta por el sentido y valor de nuestro pensamientos y nuestras acciones, cuando nos situamos fuera de la moda neoliberal, cuando reconocemos que la radicalidad de los cambios nacionales y mundiales no admiten interpretaciones desde conceptos que creamos incuestionables, cuando el desdibuja miento de las reglas en comn hace que el presente deje de ser difano y el futuro se torne incierto, y,

fundamentalmente, cuando decidimos hacernos cargo de la creacin de prcticas educativas anudadas a la construccin de una nueva cultura poltica, bajo el entendido de que esta construccin es indisociable de la pregunta por la injusticia que ha cruzado nuestra historia y por lo que hemos heredado de ella. De tal responsabilidad forma parte el hecho de sustentar la creacin de la Universidad en los principios y derechos consagrados en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela, as como en el reconocimiento de que la democratizacin de la educacin superior -el acceso a ella, la formacin en ella, su vida institucional y su gobernabilidad- constituye una de las condiciones y expresiones fundamentales de la democracia cultural, social y poltica. De dicha responsabilidad tambin forma parte asumir la Universidad Bolivariana de Venezuela como un proyecto articulado a los cambios que vive la sociedad venezolana y, en particular, con los requerimientos asociados a los movimientos sociales, a las organizaciones populares y a los proyectos colectivos que luchan por un pas distinto. En el proyecto adquiere significacin especial la revitalizacin del enfoque de formacin integral de profesionales con profundo sentido de pas y al servicio de los intereses nacionales y, por consiguiente, la preocupacin por la integracin de la dimensin tico-poltica en la formacin universitaria. Preocupacin que traduce, sobre todo, un cambio de perspectiva en relacin con lo que hoy significa lograr un buen nivel de formacin universitaria, y con lo que debera significar el compromiso con lo pblico de una universidad que pretende formar no slo buenos profesionales sino mejores ciudadanos y ciudadanas. De all que insistamos en un cambio de la cultura acadmica y que apelemos a otros requerimientos que la Universidad debe atender en el cumplimiento de sus finalidades como espacio delo pblico, atendiendo a las demandas sociales y a los retos presentes y futuros planteados por el entrecruzamiento de los procesos de globalizacin, el impacto cultural de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin, y la convivencia de diferentes culturas que necesita ms que nunca de la dimensin tica del ejercicio ciudadano. En efecto, en las sociedades en general y la sociedad venezolana en particular, se trata de atender a la formacin de profesionales capaces de construir de una forma autnoma y estratgica sus conocimientos y de desempearse en su vida profesional y social como ciudadanos que acten de forma responsable, libre y comprometida con la construccin de una sociedad ms justa, libre y democrtica. Por ello, el proyecto pedaggico dela Universidad Bolivariana de Venezuela asume el aprendizaje tico-poltico como dimensin vital de su funcin formativa y de su responsabilidad pblica. Responsabilidad de la cual tambin forman parte fundamental: la ampliacin de oportunidades educativas para dar respuesta a todos los grupos sociales, en especial, a los histricamente excluidos de este nivel educativo; la creacin y socializacin de nuevas formas de comprensin del mundo y de nosotros mismos; la generacin de conocimientos y de prcticas pedaggicas que propicien una cultura acadmica de carcter inter y transdisciplinario conectada con la comprensin de nuestra realidad y con los objetivos sociales del desarrollo integral de la nacin venezolana. Finalmente, deseo expresar mi ms profundo agradecimiento a Magaldy Tllez y Marina Smeja, a quienes debemos la realizacin de este Proyecto, as como a quienes han aportado y

seguirn aportando sus mejores empeos para que la Universidad Bolivariana de Venezuela logre un lugar destacado entre las instituciones universitarias de nuestro pas y de nuestra Amrica Latina. Mara Egilda Castellano de Sjstrand Rectora de la Universidad Bolivariana de Venezuela

Presentacin La Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela define al Estado venezolano como democrtico y social de derecho y de justicia, con la consecuente responsabilidad de propugnar y velar por la preeminencia de los derechos humanos y los principios de justicia, igualdad, libertad, responsabilidad individual y social, solidaridad y pluralismo poltico. Un Estado, por ende, que tiene entre sus fines esenciales, la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la profundizacin del ejercicio democrtico de la voluntad popular, la construccin de una sociedad justa, solidaria y amante dela paz y la garanta del cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados constitucionalmente. Para el logro de dichos fines se establece quela educacin y el trabajo son los procesos fundamentales. En el marco de los principios y derechos consagrados en la Constitucin, la democracia en la educacin superior como una de las expresiones y condiciones fundamentales de la democratizacin social, se convierte en un asunto de inters del Estado venezolano, en el cual se inscribe la creacin de la Universidad Bolivariana de Venezuela como proyecto educativo y social vinculado a las demandas del desarrollo integral dela Nacin que plantea entre sus condiciones fundamentales la elevacin del nivel cultural y educativo del pueblo venezolano, la creacin permanente de una cultura democrtica y la formacin integral de profesionales con profundo sentido de pas y al servicio de los intereses nacionales. A comienzos del siglo XXI, en una poca de crisis y cambios constantes, la Universidad Bolivariana de Venezuela asumir la responsabilidad de participar en la construccin de un pas que tiene ante s los retos de un desarrollo endgeno con claro sentido de justicia social y de consolidacin de la democracia participativa como forma de vida poltica, as como el de insertarse en un mundo globalizado con base en el principio de autodeterminacin de las naciones. Responsabilidad que implica, sobremanera, la puesta en juego de una nueva idea de responsabilidad y de una nueva idea de universidad, cuando, como es preciso reconocer, los fundamentos de la universidad que creamos incuestionables, se han visto socavados, cuando la lgica instrumental instalada en nuestras universidades ha secuestrado sus sentidos ticos, y cuando en ellas predominan el silencio intelectual y el orden escolar.

En consonancia con lo anterior, este Documento Rector contiene el trazado del proyecto educativo que vislumbramos para que la Universidad Bolivariana de Venezuela asuma los retos que le son planteados, as como para que en su organizacin acadmica y administrativa, ponga en juego su capacidad de hacerse parte de, e incidir en, los procesos y prcticas de democratizacin inherentes a la construccin del pas y de la sociedad que queremos, un pas sin exclusiones, una sociedad democrtica y solidaria, un pas y una sociedad en los que la vida de todos sea digna de ser vivida. Ello implica, entre otros asuntos fundamentales, que la Universidad afrontar estos retos desde la perspectiva que abren las siguientes cuestiones: El desencantamiento / encantamiento de los profesionales La UBV no quiere formar profesionales desencantados, que no saben dnde podrn desarrollar su carrera y que sufren la incertidumbre de no sentirse tcnica ni tica ni polticamente preparados para "insertarse" en la sociedad venezolana. Y ello no slo porque las reas o carreras que ofrece son novedosas y cubrirn las necesidades en campos tambin novedosas, sino porque la formacin integral del estudiante puede asegurar la comprensin, la capacidad crtica y la actuacin responsable de los profesionales salientes para con el resto de la sociedad. Es decir, debe fomentar una visin ms conectada con la sociedad, menos preada de intereses y deseos individualistas, los cuales se ven luego fcilmente defraudados por una realidad mucho ms convulsionada y menos esttica de la que se ensea en las universidades. La UBV no formar profesionales para exportar por la falta de oportunidades nacionales. Sern profesionales preparados para satisfacer reas sensibles de nuestro desarrollo social y que sern consientes de ese reto y de sus dificultades. Experticia y ciudadana Se trata, entonces, del equilibrio y la reciprocidad entre la experticia y la ciudadana, entre lo privado y lo pblico. La UBV no concibe los saberes cientficos, humansticos y tecnolgicos separadamente o artificialmente reunidos. El saber y la responsabilidad social que fomenta no sern lecciones de buenas maneras y de etiqueta, sino parte integrante, justificativo y razn de ser de la Universidad, sus programas y proyectos, y por eso tambin de la prctica profesional de sus egresados. Se trata de otra poltica del conocimiento y, por ello, del trabajo que desempeen sus egresados, pues, la asuncin de compromisos profesionales es, al mismo tiempo, un compromiso tico y poltico con la sociedad venezolana. El saber experto, la actuacin profesional, son vistas como parte de un hacer ciudadana activa. La UBV no formar meros profesionales. Formar ciudadanos-que-trabajan-como-ciudadanos. La universidad para la sociedad La UBV, que nace con el reconocimiento objetivo de muchos de los problemas que afronta el pas, con conciencia de que su tratamiento/superacin se condiciona en buena medida a pensarlos de otro modo y a la formacin de profesionales de nuevo tipo, debe verse a s misma en relacin con la contingencia; entenderse como una estructura siempre abierta, susceptible de ser transformada sobre todo en las reas de formacin que ofrece. Estas reas, por lo tanto, pueden ser reformadas, transformadas, renombradas, eliminadas, sustituidas, entre otras, pues planes de estudios y carreras no se justifican por la "autonomizacin" del

conocimiento, por su progreso independiente y por su requerimiento de nuevas profesiones, mltiples disciplinas o por la demanda social de ciertas profesiones afamadas. La UBV se hace cargo del progreso del saber cientfico, humanstico y tecnolgico y lo hace en relacin con la deteccin de las problemticas y aspectos desasistidos, claves para el desarrollo sustentable de Venezuela. Ello tiene como consecuencia, no la creacin de un abanico variopinto de disciplinas y carreras, sino una adecuacin permanente de su estructura y de sus ofertas acadmicas. La legitimacin del conocimiento y la enseanza universitaria se debe y se busca explcitamente en la vinculacin de la UBV con la sociedad venezolana y en el diagnstico de su realidad social, econmica, poltica y cultural. La UBV no es para la perpetuacin dela UBV, es para el pas. La relacin con el Estado venezolano Muchas de las definiciones o funciones principales de la UBV se relacionan con el Estado venezolano por razones diversas: por un lado, nace ella misma como iniciativa del Estado, es un factor importante de los planes de desarrollo nacional, y ejemplifica cules el rol que asume el Estado en la sociedad bajo la actual visin de sus conductores. Se convierte, entonces, en uno de los espacios predilectos para el ejercicio profesional de los egresados de la UBV. Por otro lado, la UBV se debe al reconocimiento implcito o explcito de grandes deficiencias, dificultades y obstculos para la implementacin de planes y polticas estatales; y al reconocimiento, ms central an, de que los cambios que requiere la sociedad venezolana no se consolidarn con una actuacin simple de instituciones y poderes estatales, sino que requiere de una formacin distinta y pertinente delos venezolanos. Por ello, el Estado, que es en s uno de los aspectos ms problemticos del desarrollo de las sociedades latinoamericanas, se constituye como uno de los retos importantsimos de los profesionales formados por la UBV; es decir, un espacio que con urgencia debe ser sometido a una transformacin eficiente y consiente del rol que juega en un pas como el nuestro. As el Estado para la UBV es un lugar privilegiado para el desarrollo profesional que por su propia naturaleza y por la misin de la universidad, es tambin un espacio para la prctica transformadora que ella auspicia. Por eso mismo el Estado puede ser una de las problemticas de la formacin, del desarrollo de proyectos acadmicos y de las prcticas profesionales de la UBV. La UBV contribuye a cambiar el Estado venezolano. La cuestin de lo "comunitario, lo micro y las experiencias alternativas Afrontando las dificultades del cambio y, sobre todo, las de producir cambios tendentes a la disminucin de las desigualdades que suponen la transformacin de aspectos esenciales de nuestra vida social y poltica, es necesario reconocer la importancia de lo comunitario, lo local y las micro experiencias como espacio para ejercer las resistencias y para la construccin de experiencias sociales ms amplias. En ese sentido, la UBV encuentra un nicho insustituible de desarrollo acadmico, social y profesional en lo local. Al mismo tiempo, sin embargo, debe reconocer el espacio social ms amplio en el que actan los venezolanos en la medida que el desarrollo de las sociedades moderno-industriales-capitalistas comienza un recorrido que apunta al anonimato urbano, a la

desintegracin social, a diversas formas de individualismo, entre otros problemas, a los que se suma el desarrollo desigual y heterogneo de Amrica Latina (todo ello con consecuencias polticas y educativas). La UBV como universidad y comunidad alternativas, debe moverse en el doble eje de fortalecimiento de las experiencias alternativas construidas en espacios sociales acotados y en la creacin de lo alternativo, y la solidaridad social al interior de instituciones y dinmicas sociales "molares"; es decir, la conquista alternativa de espacios de sociabilidad sellados por la masificacin, el desarraigo, la modernizacin y lo instrumental. Para ello, la UBV puede constituirse ella misma, tal como es propuesto, a travs de la ligazn de enseanza, investigacin e insercin social, en una experiencia comunitaria, alternativa, etc. Lo comunitario, pues, no es un requisito previo para el acceso sino forma ineludible de la vida universitaria, en el entendido que ello forma parte de una relacin responsable con la sociedad y con el Estado, y de la constitucin de sujetos crticos, social y polticamente activos. La UBV: comunidad que crea comunidad Junto a estas cuestiones, cabe sealar que la Universidad Bolivariana de Venezuela responder a su responsabilidad social: Con planes y programas deformacin, creacin y recreacin de saberes e interaccin social, sustentados en nuevos enfoques y en opciones de valor asumidos no como algo fijo y predeterminado que encajone sus prcticas, sino como apuntalamientos de cmo puede constituirse a s misma en el contexto complejo e incierto en que se encuentra. Asumiendo un nuevo sentido de propsito al reconocer los cambios radicales que desafan continuamente nuestros patrones de comprensin, de conocimiento y de accin, para contribuir cambiar los modos de pensar y a aprender en y desde la incertidumbre. Con alta pertinencia social, es decir, vinculada con las necesidades de desarrollo econmico, social, cultural, poltico y educativo, que plantean tanto la transicin que vive Venezuela como las expectativas de la comunidad en general, asociadas a la efectiva realizacin de los principios constitucionales de justicia social, libertad, solidaridad y democracia participativa. Construyendo una comunidad universitaria pluralista y participativa donde los sentidos de compromiso con la institucin y con el pas sean fuerzas que muevan el trabajo individual y colectivo de sus integrantes. Y, por ende, con una cultura organizacional generadora de cultura democrtica. Con procesos, estructuras acadmicas y administrativas giles y eficientes en donde prevalezca el trabajo en equipo y el mejoramiento continuo basado en la evaluacin permanente de tales procesos y estructuras. Liderando proyectos de vinculacin con las comunidades, con activa participacin de stas en la definicin y ejecucin de los mismos.

Adoptando una cultura de planificacin y evaluacin institucional, y con metodologas participativas dela comunidad universitaria que involucren la definicin de responsabilidades de sus integrantes. Concibindose como parte de un sistema nacional de educacin superior y, en consecuencia, desarrollando articulaciones mltiples con las otras instituciones de educacin superior, asumiendo una vinculacin estrecha con la educacin obligatoria y participando activamente en redes regionales, nacionales e internacionales de formacin, creacin y circulacin de conocimientos. La propuesta que aqu se presenta es el resultado del anlisis de los diferentes aspectos de organizacin y gestin acadmica y administrativa, considerando los contextos nacional e internacional de la educacin superior, tanto como los enfoques ms avanzados en el campo. Su contenido se organiza de la siguiente manera: En el primer captulo se exponen aspectos fundamentales del contexto internacional y nacional, los cuales permiten establecer los retos fundamentales que tienen ante s las instituciones de educacin superior y, particularmente, la Universidad Bolivariana de Venezuela. En el segundo captulo se presentan las bases conceptuales desde las cuales se formula el Proyecto Educativo de la Universidad. El tercer captulo contiene los elementos de direccionalidad estratgica: Misin y visin de la Universidad, criterios de accin institucional y objetivos generales, en los cuales se traza dicho proyecto. En el cuarto captulo se establecen los aspectos referidos al mbito de la funcin acadmicoformativa de la Universidad: Enfoque educativo, Criterios curriculares e Identidad del Egresado. En el quinto captulo se presentan los programas y niveles de formacin: Programa de Iniciacin Universitaria, Programas de Grado, lineamientos para los Programas de Formacin Avanzada y Programa de Educacin para Todos. El sexto captulo contiene aspectos fundamentales concernientes al mbito de la investigacin. En el sptimo captulo se expone el Plan de Desarrollo Institucional considerando sus ejes estratgicos, en cada uno de los cuales se incluyen sus propsitos, sus polticas y sus objetivos. Hctor Navarro Daz Ministro de Educacin Superior

Captulo 1Aspectos del contexto mundial y nacional

Algunas razones que justifican la creacin de la Universidad Bolivariana de Venezuela Del contexto mundial La reorganizacin del mapa mundial implica una serie de transformaciones econmicas, polticas, cientfico-tecnolgicas y culturales que afectan la vida social en todos los puntos del planeta. Destacan en esa reorganizacin: primero, los cambios radicales en el mbito econmico cruzado por la revolucin tecnocientfica, la internacionalizacin y concentracin del capital financiero, la globalizacin de la economa asociada a la reorganizacin de los poderes econmicos y polticos, una mayor interdependencia entre los pases, y un mundo ms polarizado entre pases ricos y pases pobres; segundo, las mutaciones en el mbito de la geopoltica mundial, con la conformacin de un nuevo e incierto orden poltico internacional cruzado por nuevas estructuras de poder y pretensiones neoimperialistas; tercero, las transformaciones en el campo de las prcticas culturales que ataen a fenmenos como la creciente escolaridad de la poblacin en los niveles de la educacin bsica, el impacto de la lgica cultural ms meditica en los cambios de las costumbres, los patrones de conducta y las formas de vida de los individuos y de los grupos sociales, en la reorganizacin de los procesos y prcticas de construccin de identidades culturales; cuarto, la construccin e imposicin del proceso de globalizacin como un ideal planetario con arraigo en los presupuestos del neoliberalismo, los cuales apuntan a la naturalizacin de una sociedad controlada por poderes abstractos y orientada por el pensamiento nico para explicar y controlar las prcticas econmicas, polticas, culturales y educativas de las sociedades; quinto, la complejidad creciente de las dinmicas sociopolticas, asociadas a fenmenos tales como el aumento de la pobreza extrema en sociedades con profundas iniquidades sociales, el resurgimiento de etnocentrismos, racismos y diversas formas de intolerancia que se constituyen en terrenos propicios para graves conflictos y guerras en distintas puntos del planeta; sexto, los reordenamientos de los escenarios polticos nacionales, con la debilitacin delas polticas sociales, el predominio del neoliberalismo, la redefinicin delos campos de intervencin del Estado, aunque tambin con la emergencia deformas de gobierno asociados a la construccin de una sociedad ms democrtica y participativa, y por ende, a las luchas por la profundizacin de la democracia sustentada en la justicia social, la libertad y el pluralismo; y sptimo las evidencias de la destruccin del ambiente a escala planetaria como consecuencia de modelos de crecimiento econmico de carcter depredador que ponen en cuestin la sostenibilidad de la vida a largo plazo y marcan la necesidad de la emergencia de una nueva conciencia humana, que ms all de localismos, asuma una nueva responsabilidad por el planeta como esfera de vida, replanteando modelos de pensar y practicar el desarrollo. Las profundas transformaciones en todos los rdenes de la vida social y humana constituyen, pues, el signo de nuestra poca; transformaciones cuyos alcances y consecuencias apenas comienzan a vislumbrase, aunque se producen en todos los mbitos y afectan los diversos planos de nuestra vida individual y colectiva. As, cuando se afirma que el mundo se halla en crisis, significa que se asiste a transformaciones aceleradas y profundas respecto de las cuales se nos plantea la necesidad de recrear las claves de interpretacin para poder comprender las tendencias y las paradojas implicadas en tales transformaciones y, desde luego, para volver a situar en ellas el papel de la educacin en general y de la educacin universitaria en particular.

Como sabemos, uno de los fenmenos de mayor impacto es el de la globalizacin, nocin acuada en las ltimas dcadas del siglo XX y cuyo uso se ha extendido de forma acelerada, aunque su surgimiento, siguiendo en parte los planeamientos de ADDA (1999), se sita un poco antes de finalizarla Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando las potencias vencedoras de occidente -principalmente Estados Unidos e Inglaterra- se mostraron interesadas en crear un nuevo orden econmico internacional y convocaron la Conferencia de Bretton Woods, realizada en junio de 1944. De all nacen el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la funcin de regular y supervisar el sistema monetario mundial, y el Banco Mundial (BM) al que se atribuye la tarea de fomentar tanto la reconstruccin de las zonas devastadas por la guerra como el desarrollo internacional. Ms tarde, en 1945, se crea el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), con la finalidad de establecer reglas internacionales que favorezcan las relaciones comerciales y las inversiones en el mundo, y que desde 1995 se conforma como Organizacin Mundial del Comercio (OMC). Surge y se consolida este entramado a escala mundial que logra el empuje globalizador, sobre todo en el terreno comercial, de lo cual es una clara expresin el hecho de que a partir de 1950 el comercio mundial creciera muy por encima de la produccin en el planeta. Es a partir de la dcada de los setenta del siglo XX, cuando el fenmeno de la globalizacin comienza a centrarse en el sector financiero, especialmente favorecido desde la dcada delos ochenta por el desarrollo y uso acelerados de las tecnologas de la informacin y la comunicacin como instrumentos para mover el dinero con gran facilidad sin limitaciones de tiempo y espacio, en pro de ganancias econmicas inmediatas mediante la especulacin. Prefiriendo esta va especulativa sobre la inversin productiva, los nuevos capitalistas no contribuyen a la generacin de riqueza social asociada a la inversin productiva, la generacin de empleos y la inversin de impuestos en polticas de ndole social. Es contundente la informacin que ofrecen Atienza y Gmez (2000:9) acerca del movimiento de los mercados de divisas en abril de 1998, al respecto sealan que dichos mercados movieron diariamente en el mundo 1.5 billones de dlares, lo que comparativamente signific cien veces ms recursos que los movilizados por el comercio mundial. A esa situacin se asocian la inestabilidad y las recurrentes crisis financieras que han afectado econmica, social y polticamente a los pases pobres. Vivimos una poca de creciente globalizacin con expresiones diversas y paradjicas, aunque las predominantes formas responden a su configuracin como un fenmeno de mercados, asociado, por ende, al establecimiento de conveniencias econmicas y financieras de los grandes centros de poder econmico en el planeta que imponen una estandarizacin de patrones de produccin y de gustos y deseos de los potenciales consumidores. Estandarizacin que constituye una condicin imprescindible para la fabricacin y penetracin de los mercados, pero que a la vez representa uno de los mayores peligros de la poca, a saber, la homogeneizacin de formas de pensar, decir y hacer, la estandarizacin de los deseos y las aspiraciones, en las que se disuelven las singularidades de las formas de vida individual y colectiva. Es preciso, pues, tener en cuenta que el fenmeno de globalizacin al que asistimos no surge de un planteamiento de convivencia solidaria entre pases y pueblos del planeta sino de intereses hegemnicos en lo econmico y lo poltico, movilizados por el deseo de conquista de mercados y de influencia en economas regionales y globales. En tal sentido, el fenmeno de la globalizacin en su formato predominante comporta relaciones de dominio ms que

comunidad de intereses, de ah que el proceso de reorganizacin del mundo por amplias regiones econmicas, en el cual intervienen tanto los intereses de los pases como su desigual capacidad de negociacin, involucre indudables condiciones desfavorables y consecuencias negativas para los que abren sus economas al mercado mundial sin recibir ningn tipo de compensacin asociada a su desarrollo econmico y social endgeno. Se trata, por ello, de un fenmeno que comporta efectos negativos asociados a su formato neoliberal, es decir, a los intereses exclusivos del gran capital transnacional. La globalizacin es un proceso complejo y denso en el que intervienen mltiples fuerzas y actores. Resulta entonces conveniente contravenir las interpretaciones simplistas, tanto las que sostienen que la globalizacin traer el mayor bienestar y la mayor libertad que jams haya conocido la humanidad, como las que anuncian que su avance conlleva la extensin de todos los males por el planeta. Lo cierto es que en el mundo actual, de lo que se trata no es de decir si se forma parte de ella o no, sino de decidir de qu manera formar parte ejerciendo el principio de autodeterminacin de las naciones, considerando los diversos desafos y oportunidades que ella comporta. Desde el ngulo de los desafos, el principal de ellos es el de incidir en el giro del tipo de globalizacin que se ha impuesto como resultado de decisiones polticas y no como mandato de orden divino o sobrenatural, pues a su lgica se anudan los efectos de una creciente polarizacin entre pases ricos y pases pobres, lgica que bloquea las posibilidades para que las oportunidades econmicas lleguen a cada pueblo del planeta. Nos referimos a la globalizacin centrada en los aspectos financieros y en las corporaciones globales que buscan los beneficios inmediatos de la especulacin, sin incidencia en la inversin productiva y en el bienestar social de quienes habitan los pases pobres del planeta. Asimismo, a la actividad comercial controlada por grandes empresas transnacionales que generan, como lo muestran diversos anlisis, ms de las dos terceras partes del comercio mundial desarrollado entre las zonas ms ricas del mundo: Estados Unidos, Canad, la Unin Europea y el Sureste Asitico. Hecho ste que ha ido acompaado con los montos designados por los pases ms ricos para la proteccin de sus mercados y la subvencin de su produccin agrcola, lo que implica una evidente limitacin a la comercializacin de productos agrcolas delos pases pobres y a sus posibilidades de mejorar sus condiciones econmicas y sociales, y, en consecuencia, la creciente marginacin econmica de las regiones ms pobres. Por otra parte, las condiciones desiguales en las que viene operando la globalizacin afectan a los flujos migratorios de millones de personas en busca de mejores oportunidades, pues se refuerzan crecientemente diversas modalidades para cerrar las fronteras, mientras stas se vuelven inexistentes para el movimiento irrestricto de capitales en cualquier lugar del planeta. Situaciones como las reseadas se asocian a la impronta financiera, especulativa y marginadora del tipo de globalizacin que ha prevalecido, no sin consecuencias sobre la legitimidad dela democracia como sistema poltico. Expresin de ello es que los ciudadanos delos pases que han sufrido los embates de esta globalizacin constatan que sus gobiernos han sido y son incapaces de enfrentar los efectos de las crisis financieras provocadas por el movimiento irrestricto de capitales especulativos y la imposicin del modelo neoliberal de la economa, que el poder se ha concentrado en los mercados financieros globales sin

posibilidades de control democrtico mientras se debilitan los espacios nacionales y locales donde habitan los ciudadanos de a pie. De lo cual se desprende que los ciudadanos no se sienten representados por gobiernos que han abandonado su tarea de controlarlas fuerzas globales y que la legitimidad de la democracia se ve erosionada. El giro que debe imprimirse a los procesos de globalizacin para enfrentar dicha impronta se relaciona con las oportunidades que han brindado otras expresiones del fenmeno de la globalizacin. Por ejemplo, la posibilidad de tener una percepcin de los problemas que ponen en peligro al planeta entero, tales como las formas de exclusin y de violencia, la pobreza, la lgica ecodepredadora del modelo de desarrollo econmico asociado al capital transnacional, el narcotrfico, el aumento en los gastos militares, las invasiones de la gran potencia estadounidense para apropiarse de riquezas petroleras de otras naciones, entre otros. Percepcin que ha generado formas de resistencia ejercidas por millones de ciudadanos del mundo entero. Las oportunidades como los peligros tambin se construyen, y aqullas, precisamente, cuando se reconocen los peligros asociados al hecho de que no todos los pueblos del mundo ni los hombres y mujeres que lo habitan se hallan en igualdad de condiciones para enfrentarlos efectos de una globalizacin sin regulaciones democrticas. Luce, en tal sentido, impostergable la puesta en marcha de este tipo de regulaciones tanteen el nivel internacional, como en el plano nacional. En el primero, mediante la reorganizacin de las instancias internacionales, de cara a la participacin en igualdad de condiciones de todas las naciones y, por ende, al ejercicio de una democracia global que promueva, valore y considere la participacin de las organizaciones civiles cuya trayectoria se asocia al trazado de vas alternativas a la recorrida por la globalizacin favorable a pocos y desfavorable a muchos. En el segundo, mediante la asuncin de responsabilidades individuales y colectivas en la construccin simultnea de democracias locales y de esta democracia global, pues ello depende en gran medida de nuestro ejercicio ciudadano para presionar a los agentes polticos y empresariales a los efectos de contrarrestar los efectos terribles de la globalizacin que conocemos. Se trata, en tal sentido, de reencontrarnos en un espacio que conjugue lo local y lo global, como espacio comn de la poltica, donde la atencin a la vez local y global de los asuntos pblicos se vuelve imprescindible para no quedarnos a la intemperie y solos, bajo el acecho de la lgica de una globalizacin que, limitndose a conectar entre s a los pases poderosos, fagocita a los pases ms dbiles, provocando as la mayor y ms profunda exclusin de stos. Puede decirse que la gama de oportunidades que abren otras formas de globalizacin sin ataduras a dicha lgica, esto es, basada en las interdependencias y en la cooperacin con claras finalidades de reduccin de la pobreza y de mejoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones, est asociada a la creacin de condiciones democrticas, especialmente si tenemos en cuenta que ya no se trata de decidir si se forma parte de la globalizacin, sino de decidir de qu manera formar parte ejerciendo el derecho a la participacin bajo el principio de autodeterminacin de las naciones. Lo que, en el caso de pases como el nuestro, significa en lo fundamental: (i) generar polticas econmicas estratgicas internas e intentar influir en las externas, asumiendo el papel irrenunciable de transformar economas consumidoras en economas productivas con sustento social, cambiar el rol de consumidores de tecnologas por generadores de tecnologas, incidir en la modificacin de patrones de la globalizacin de

mercados y luchar contra la fagocitosis caracterstica de las corporaciones globales en su empeo por apropiase de los recursos naturales del Tercer Mundo; (ii) participar en bloques polticos apegados el mencionado principio, con clara visin poltica de proyecto de pas para generar procesos transformadores propios, capaces de impedir ser transformados desde fuera y que nuestros destinos como naciones sean trazados por terceros; (iii) generar procesos y prcticas de diferenciacin cultural frente a la lgica y efectos homogeneizadores de la globalizacin en las comunicaciones expresados en la formacin de opiniones, en el marketing de gustos, deseos y aspiraciones individuales y colectivas, sin que ello comporte cerrarse a los nexos enriquecedores con otras culturas. Todo ello supone la definicin y puesta en escena de estrategias que adopten sentidos sociales para la consolidacin de verdaderas asociaciones caracterizadas por la solidaridad y la cooperacin, y propicien condiciones de mercado justo y equitativo. Slo as, podr contravenirse el hecho de que grandes trasnacionales, al amparo de la competitividad, prosigan su constitucin en imperios con enormes capacidades para imponer sus productos en los pases pobres y debilitar los estados ofreciendo hasta servicios como la salud y la educacin, que han sido hasta ahora de exclusiva responsabilidad estatal. A tales efectos, como sabemos, con connivencia de agentes econmicos y polticos, se ha impuesto como algo natural la idea de privatizar los servicios pblicos para reducir el gasto pblico, idea y prctica que ha hecho entrar a los pases latinoamericanos en una especie de crculo vicioso, pues gran parte de los ingresos por tales servicios vienen a parar a manos de los pases dueos de las tecnologas, mientras los pases pobres quedan sujetos a la direccionalidad que dan los grupos econmicamente poderosos. La privatizacin de estos servicios, sin embargo, contradice el reconocimiento de que la bsqueda de una insercin ms favorable de los pases con escasos niveles de desarrollo en una economa globalizada, tiene entre sus condiciones fundamentales la elevacin de del nivel cultural y educativo de todos los grupos sociales, lo que presupone un gran esfuerzo conjunto de los actores sociales y estatales para la puesta en marcha de polticas de formacin de personas calificadas como partcipes activos en el desarrollo integral de las naciones. Otra dimensin de gran incidencia en las formas de posicionamiento en los procesos de globalizacin es el conocimiento en sus diversas expresiones. En efecto, convertidas en generadoras de valor agregado de los bienes y servicios producidos y en la variable fundamental de nuevas formas de organizacin econmica y social, la ciencia y la tecnologa resultan indisociables de los procesos de reordenamiento econmico y de reactivacin econmica. Pero aqu reencontramos el crculo vicioso, pues la revolucin cientfica y tecnolgica se produce en contextos de alta polarizacin entre pases ricos y pobres, en la cual son aqullos los que generan las tecnologas que stos los que la consumen. Las crecientes demandas de asociacin entre conocimiento y reconversin productiva plantean a los pases pobres este desafo, pues la divisin actual del mundo en pases productores y consumidores de nuevas tecnologas tiende a perpetuar a estos ltimos en una posicin econmica subordinada en el contexto de las economas globalizadas. De ah que los logros progresivos de tal asociacin resulten decisivos para la consolidacin no slo de la gran industria sino tambin de las medianas y pequeas empresas, as como para el fomento y el fortalecimiento de la economa social, ms an cuando la generacin y adaptacin de

tecnologa y conocimiento apropiados para estos ltimos sectores es de por s un reto de amplia dimensin y una apuesta ineludible, dada su potencialidad para superar la concentracin de las oportunidades y ventajas de los intercambios mundializados en pocos grupos econmicos, y para ampliar el mercado de trabajo. La insercin sin subordinacin delas economas de estos pases en el contexto internacional involucra la efectiva creacin de condiciones que, junto al uso inteligente de la tecnologa importada, articulen la capacidad de desarrollar conocimientos cientficos e innovaciones tecnolgicas como una de las condiciones indispensables tanto para reducir la dependencia tecnolgica como para dinamizar y optimizar los procesos productivos en un doble movimiento: generando nuevos espacios y formas productivas, y modificando los existentes. En ambos casos se halla presente la necesidad de redefinir los vnculos entre sector productivo, investigacin tecnolgica, y reorientaciones educativas, pero tambin los relativos a la produccin y transferencia de conocimientos hacia el estudio y solucin de problemas econmicos y sociales. Esta va constituye uno de los mbitos ms importantes de asociaciones internacionales que respondan a vnculos de cooperacin mutua para el impulso del conocimiento cientfico, tecnolgico, social y humanstico, indispensable al desarrollo integral de las sociedades, pues de ello depender el futuro de pases y pueblos hasta ahora sujetos a los patrones de una globalizacin econmica supeditada a intereses de grandes corporaciones transnacionales. Finalmente, cabe indicar que el panorama mundial al cual se enfrentan las sociedades es el de profundos cambios, que plantean importantes desafos a la educacin en general y a la educacin superior en particular. No obstante, es preciso tener presente que dichos cambios se producen en un contexto mundial en que se ha agudizado an ms la disparidad, que ya era enorme, entre los pases industrialmente desarrollados, los pases en desarrollo y en particular los pases menos adelantados en lo que respecta al acceso a la educacin superior y la investigacin y los recursos de que disponen (UNESCO, 1998).Razn por la cual el gran reto a escala planetaria es la disminucin de la brecha existente entre pases ricos y pases pobres. En una sociedad basada cada vez ms en el conocimiento ello implica que la educacin superior y la investigacin forman hoy la parte fundamental del desarrollo cultural, socioeconmico y ecolgicamente sostenible de los individuos, las comunidades y las naciones. Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a imponentes desafos, la propia educacin superior hade emprender la transformacin y la renovacin ms radicales que jams haya tenido por delante (Ibdem). Del contexto nacional Inmersa en un escenario mundial que hace a las sociedades cada vez ms complejas e interdependientes, la sociedad venezolana vive a su vez un proceso de transformaciones en todos los rdenes que puede ser caracterizado como transicin entre la pervivencia de viejos modelos de organizacin social y poltica, y la emergencia de nuevos modos deconstruccin de una democracia participativa y protagnica basada en Lajusticia social, como eje de la recomposicin de los campos econmico, socio-poltico, cultural y educativo. La transicin que vive el pas se da en una trama que conjuga diversas formas de crisis. Unas, como la crisis econmica y social en la que se superponen herencias de las dcadas de los aos

ochenta y noventa, la incidencia negativa de factores polticos nacionales e internacionales en la economa nacional, con especial contundencia desde comienzos de 2001, y la magnitud de la crisis econmica mundial particularmente agravada a partir del derrumbe de la Torres Gemelas en septiembre de 2001.Magnitud, que como sabemos, ha llevado a ciertos organismos internacionales a plantear correcciones en las estrategias econmicas basadas en un excesivo optimismo en la regulacin de los mercados sin intervencin de los estados nacionales, dado el crecimiento de la brecha entre pases ricos y pases pobres, y la agudizacin en las sociedades de la desigualdad social. Otras, como la crisis poltica pone en escena variadas dimensiones y diversas expresiones, entre ellas: el debilitamiento de las viejas lgicas de partidos polticos, la prdida en la alternancia en el poder de los dos grandes partidos que coparon la escena poltica a lo largo de las ltimas cuatro dcadas del siglo XX, la emergencia de nuevos actores polticos en el seno de la sociedad, la puesta en evidencia de la heredada precariedad en instituciones poltico-estatales y de las tareas pendientes en la reforma estatal, la emergencia de plurales formas de asociacin y participacin vinculadas a la solucin de problemas cotidianos de la gente, el trnsito de una situacin polticamente soporfera a una movilizacin de la que no han dejado de formar parte peligrosas seales de violencia, la massmediatizacin de la poltica y la politizacin de los massmedia, la aparicin de los sectores populares tradicionalmente excluidos en la arena poltica asociada a la innegable re-construccin de su subjetividad poltico-democrtica y de la asuncin de sus derechos polticos. Si analizamos con cierto detenimiento nuestra particular situacin como pas, no cabe duda que ella se caracteriza por un alto grado de complejidad, resultado de los entrecruzamientos entre, por una parte, los contundentes efectos de la globalizacin en cuanto fenmeno que involucra un conjunto diferenciado y sin fronteras de flujos econmicos, polticos, informativos, comunicacionales y culturales, cuyos efectos remodelan internamente las sociedades latinoamericanas y, por otra, los acontecimientos que dan expresin a un momento histrico de crisis en el sentido de umbral entre la permanencia de lo viejo que no acaba de perecer y lo que est naciendo. Respecto de la situacin econmica y social: es preciso destacar que la crisis confrontada en la actualidad posee como trasfondo dos dcadas de recesin econmica con sus inevitables efectos en el deterioro de las condiciones de vida, asociado al repliegue de las tendencias a la ampliacin del acceso al mundo laboral y a la expansin de oportunidades para el acceso a los diversos niveles de la educacin. Ciertamente, a inicios de la dcada de los aos ochenta cuando el modelo decrecimiento econmico asociado al de la renta petrolera dio claras seales de su agotamiento, comenz la implantacin de las llamadas medidas de ajuste estructural para reorientar la economa nacional de cara a su insercin en las economas globalizadas, desde la ptica de la apertura a la inversin no productiva extranjera y a las exportaciones concentradas en un pequeo grupo de empresas, sin efectos de retorno hacia el desarrollo endgeno. Se trataba de aplicar sin limitaciones las recetas econmicas neoliberales y los consiguientes costos sociales, cuya herencia seguimos padeciendo. Entre ellos: (i) El desmantelamiento de las polticas sociales del Estado, y sus efectos en el aumento de la desigualdad dela distribucin de la riqueza, el crecimiento de la pobreza, el creciente empobrecimiento de los sectores medios, el deterioro de servicios como la salud y la

educacin pblicas y la acentuacin de las desigualdades sociales y de las diversas formas de exclusin social. (ii) El debilitamiento de los actores econmicos ligados a la pequea y mediana industria y el creciente aumento en las tasas de desempleo y de empleo informal. Para 1999, la distribucin de la poblacin en edad laboral se estimaba as: el 30% tiene empleo, el 54% se sita en el sector informal y el 16% desempleada. (PROCOMPETENCIA: 1999: 31). (iii) La erosin de las formas de cohesin social y la prdida creciente de credibilidad social ante las formas tradicionales de hacer poltica. De la enorme deuda social generada en las citadas dcadas, da cuenta, en parte, el informe sobre la situacin dela infancia en Venezuela, presentado en la reunin de Ginebra por la delegacin de organizaciones no gubernamentales, en junio de 1999, ante el Comit de los Derechos de los Nios de la ONU, se registra parte del panorama socio-econmico del pas para ese momento, mediante cifras como stas: descenso del 37% en el gasto social entre 1987 y 1994; disminucin del 43% de gasto en salud entre1980 y 1994; disminucin del gasto real por habitante de 4.435 bolvares, en1983, a 2.827 en 1995; incremento de hogares en situacin de pobreza total del46% en 1988 a 76% en 1994; segn datos del Ministerio de la Familia, para 1997en la poblacin menor de 12 aos el 47,3% se encontraba en situacin de pobreza y 21,9%, de pobreza extrema; en 1997 se registraron 18 mil nios, nias y adolescentes que trabajaban en las calles; en 1988 el incremento de nacimientos ocurridos en madres menores de 12 aos fue de 33%; para 1997 existan 407 mil nios y nias indocumentados. Y, a propsito de la situacin educativa, el mismo informe registra en cifras: la disminucin del gasto en educacin bsica y media, que pas de 25% en 1980 a 20% en 1992; la atencin a slo 33% de la poblacin en edad preescolar en centros oficiales y privados; entre 1986 y1996, un promedio anual de 320.000 nios y nias qued fuera del sistema educativo; 55,6% de la poblacin indgena comprendida entre 5 y 24 aos est al margen del sistema escolar. En el caso de la educacin superior, como observan Gonzlez, Smeja y Tllez (2002:18) no cabe duda acerca de la iniquidad social que caracteriza a este nivel de la educacin venezolana, en el cual se traducen las profundas desigualdades sociales expresadas en el sistema educativo y, particularmente, las que imperan en el acceso y desempeo de los estudiantes. Al respecto, los mencionados autores hacen referencia al estudio de Fue mayor y Vidal(2000), sobre el comportamiento del ingreso estudiantil en las universidades nacionales en 1984 y 1998, cuyos resultados muestran que: a) el nmero de aspirantes a entrar en las universidades creci en un 55% (de 87.343 a 135.764), mientras las plazas crecieron solamente un 30% (de 54.166 a 70.348); b) en 1984, cuando por OPSU-CNU a travs de la Prueba de Aptitud Acadmica, se escoga el 75% de los aspirantes seleccionados, no existan las iniquidades descritas anteriormente;c) los procesos de admisin internos de facultades y escuelas universitarias favorecen en su seleccin a los bachilleres que provienen de colegios privados y pertenecen a clases socio-econmicamente privilegiadas.

Es pertinente recordar que nuestra sociedad se ha constituido histricamente como una sociedad profundamente polarizada por la opulencia de pocos y la miseria de muchos, caracterizada, en consecuencia, por la pobreza y la exclusin social. De ah el sentido del viraje que imprime el proyecto de una nueva sociedad sin exclusiones contenido en la Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela y que plantea la reconstruccin del pas como tarea de todos los sectores, estatales y sociales. Tarea que en el campo econmico comporta la asuncin del desarrollo econmico endgeno como generacin de riqueza social traducida en la disminucin de la brecha de las desigualdades sociales y de la iniquidad de oportunidades tanto para el acceso de los venezolanos al mercado laboral como a bienes materiales y culturales. Y, en tal sentido, la revitalizacin del papel del Estado como parte fundamental de las condiciones que requiere dicho desarrollo, entre las cuales tambin cuentan la elevacin del nivel y calidad del aparato productivo nacional y la inversin sostenida en ciencia, tecnologa y educacin. Se trata de condiciones que hoy cobran mayor importancia para el logro de una insercin favorable de nuestra economa en el contexto de las economas globalizadas, en cuanto insercin con claros sentidos sociales. O, para decirlo de otra manera, para revertir las tendencias desintegradoras en el nivel nacional (desarticulacin Estado-sociedad, erosin de los lazos sociales, debilitamiento de los actores econmicos no insertos en las exigencias de los mercados globalizados, entre otras), tanto como las tendencias integradoras circunscritas a la gran empresa y a pocos sectores sociales en los que se concentra el acceso a bienes materiales y culturales, yal tipo de conocimiento que hoy demanda el acceso al sector productivo altamente tecnologizado. Porque revertir tales tendencias de cara al desarrollo econmico y social endgeno, significa reducir la enorme brecha entre los pocos beneficiados con la insercin en la economa globalizada y los muchos excluidos de tales beneficios, generando riqueza con sustento social y efectos positivos hacia la sociedad nacional. Como sabemos, la generacin de esta riqueza no depende de la insercin per se en los mercados globalizados, aunque tampoco se produce sin participar en ellos. La puesta en marcha de condiciones como las indicadas permitir que dicha generacin se haga indisociable de estrategias para enfrentar la pobreza y las modalidades de exclusin econmica y social, que apunten a la creacin de condiciones y oportunidades de acceso delos diversos sectores sociales al ejercicio de sus derechos econmicos, sociales, culturales y educativos. Se trata, entonces, de vincular desarrollo econmico y lucha por la justicia social, mediante estrategias que permitan crear y consolidar una economa social y participativa., para enfrentar la exclusin econmica y social heredada como efecto de un modelo econmico cuya puesta en marcha afect a enormes contingentes de venezolanos. Por esto, merece atencin especial el giro que representa la propuesta sobre el nuevo modelo de desarrollo de la sociedad venezolana, contenido en las Lneas generales del Plan Nacional de Desarrollo Econmico y Social de la Nacin, 2001-2007, la cual traduce el mandato constitucional de conducir al pas hacia la maximizacin del bienestar colectivo, que se exprese en la ampliacin de la democracia, mayor seguridad social, crecientes fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, mejor nivel de vida para la poblacin y mayor soberana del pas(Ministerio de Planificacin y Desarrollo: 2001: 13). Diseada con visn de largo plazo, desde una concepcin que destaca el equilibrio de fuerzas y factores que intervienen en la

multidimensionalidad del desarrollo nacional (Ibdem: 14), y en consonancia con la disposicin constitucional sobre el fomento y proteccin de la economa social, dicha propuesta, define lo concerniente a las dimensiones econmica y social del desarrollo nacional en trminos de equilibrios econmicos y sociales que contemplan, respectivamente: ...el quehacer productivo diversificado y sustentable [que] por su eficacia y eficiencia, ser capaz de garantizar la generalizacin de los beneficios econmicos como frmula de equidad en el acceso al bienestar de toda la poblacin y ...la exigencia histrica de balancear adecuadamente el inters individual y el inters social, especialmente la exclusin y marginalizacin de los ms dbiles y procurar un mejor vnculo racional y justo en la distribucin social de la riqueza y el ingreso nacional generado, de tal forma que el modelo ser incluyente en la atencin de las necesidades de la poblacin (Ibdem: 15). En tal sentido, el equilibrio econmico apunta a la creacin y consolidacin de un modelo productivo capaz de generar un crecimiento autosustentable, promover la diversificacin productiva y lograr la competitividad internacional en un contexto de estabilidad macroeconmica, lo cual facilitar una profunda y diversa insercin en el comercio internacional globalizado (Ibdem: 16). Y el equilibrio social se dirige a alcanzar y profundizar el desarrollo humano, mediante la ampliacin de opciones de las personas, el ofrecimiento de mayores y mejores oportunidades efectivas de educacin, salud, empleo, de ingresos, de organizacin social y de seguridad ciudadana (Ibdem: 18). Es indudable que ambos equilibrios se relacionan entre s y que sus logros implican, por una parte, el fortalecimiento del Estado en su rol de conductor de polticas desestabilizacin econmica, de generacin de mayor riqueza nacional y su justa distribucin, de reorientaciones productivas asociadas al desarrollo de reas estratgicas de produccin de tecnologas para reducir la dependencia tecnolgica y optimizar los procesos productivos, de generacin de campos laborales diversificados, entre otros aspectos. Y, por otra, los aportes imprescindibles de las instituciones de educacin superior, desde sus obligadas funciones de creacin de conocimientos cientficos y tecnolgicos, de formacin de profesionales altamente calificados y de insercin social con especial atencin a la elevacin del nivel cultural y educativo de diversos grupos de la poblacin socialmente desfavorecida, para abrirles oportunidades de acceso al campo laboral, a bienes materiales y culturales, tanto como herramientas que les permitan potenciar los procesos y prcticas de organizacin y autogestin social orientadas al mejoramiento de sus condiciones de vida. En la actualidad, Venezuela adelanta una serie de estrategias para reactivar el aparato productivo nacional y generar mayor bienestar en la poblacin venezolana. Entre estas estrategias resaltan la reactivacin y reconversin del parque industrial del pas, adems de distintas iniciativas para el incentivo del sector agropecuario de lunacin, en funcin de consolidar la soberana alimentaria consagrada en la Constitucin. La estrategia de reactivacin busca dinamizar el aparato industrial con nuevos proyectos que mejoren la actividad en el sector y adaptarla industria nacional a las exigencias de la competencia en una economa cada vez ms global, conjuntamente con el apoyo en materia tcnica y crediticia a pequeos y medianos productores. Enmarcada en el Plan Nacional de Desarrollo Econmico y Social, esta estrategia se sustenta en un modelo endgeno de desarrollo, generando soluciones para afrontar la coyuntura y el despegue del desarrollo integral pleno a largo plazo,

con justo y equitativo bienestar social, contando con la activa participacin de las comunidades. As mismo, las polticas en materia comercial estn dirigidas al fortalecimiento del intercambio recproco y, simultneamente, a una integracin ms profunda con otros pases latinoamericanos. Lo cual pone en evidencia que la adopcin del modelo endgeno de desarrollo venezolano no supone cerrarse al resto del mundo, ni quebrantarlos compromisos adquiridos en convenios comerciales internacionales. En lo concerniente a la situacin poltica: es evidente que en el curso de, aproximadamente, una dcada hemos asistido a la explosin de un conjunto de acontecimientos que expresan cambios radicales del mapa poltico venezolano y, como tal, el agotamiento de un modelo poltico alineado en torno a intereses poltico-partidistas que se turnaron en el poder mediante el rgimen eleccionario y sustentado en la fusin gobierno-partidos, en las desarticulaciones entre las esferas de lo econmico, lo poltico y lo social y en las debilidades de una institucionalidad poltica capaz de responder a las expectativas de democratizacin social y poltica. En la dinmica propia de tales cambios han podido apreciarse claras conductas democrticas de amplios sectores populares que condensan no slo la expresin de rechazo a la corrupcin y al clientelismo poltico-partidista sino el arraigo de una clara vocacin democrtica, puesta de manifiesto en el acontecimiento poltico del 13 de abril de 2002, con la restitucin del hilo constitucional, luego del golpe de Estado del 11 de abril. Conductas contrastantes con las de grupos y actores tanto econmicos como polticos que ven afectados sus intereses particulares y que se resisten a perder los privilegios de los que han gozado por dcadas de alianzas hechas a espaldas de los enormes problemas econmicos y sociales del pas. Particularmente, desde mediados de2001 se asiste a una polarizacin poltica que, con razn, no pocos han calificado como extrema y alarmante, pues ha puesto en escena seales de violencia poltica sin que ello signifique que sta se haya instaurado como constitutiva de conflicto poltico. Pero, como sostiene Lpez Maya (2002:3). En el escenario de fondo de esta polarizacin alarmante, se encuentran 20 aos de recesin econmica, empobrecimiento social, aumento de la desigualdad en la distribucin de la riqueza, resentimiento de clase, una lite poltica fracasada que se niega a verse privada de sus privilegios y grupos econmicos nacionales internacionales que buscan oportunidades doradas en un pas que es una de las naciones petroleras ms importantes del mundo. Pero lo que ha actuado agravando todos estos factores ha sido el vaco de mediaciones y representacin polticas entre sociedad y Estado, producto del colapso del bipartidismo venezolano que se produjo en la dcada del 90. Ello ha propiciado la emergencia de un conjunto de actores que buscan llenarlo y que desafortunadamente, los ms fuertes destosa carecen de formacin, conciencia y experiencia poltica para hacerlo responsablemente colocando a la sociedad al borde de un abismo. Tal polarizacin, como se ha puesto de manifiesto, ha alcanzado la vida cotidiana en la cual se han conjugado niveles de intolerancia poltica y claras expresiones de estigmatizacin social, cultural y racial que han definido los comportamientos de determinados sectores de las clases medias hacia los sectores y organizaciones populares que han hecho suyos los principios

constitucionales y han venido ejerciendo el derecho a la participacin en la vida poltica. Estos hechos permiten sostener que junto a la agudizacin de la injusta distribucin de la riqueza nacional, los cuarenta aos de democracia formal no construyeron la Nacin como un espacio de reconocimiento del cual todos formamos parte como ciudadanos, es decir, como sujetos de derechos sino, por el contrario, actitudes y prcticas de exclusin social, cultural y racial, ocultas bajo el discurso tranquilizante de la supuesta igualdad pero funcionando bajo la mirada indiferente de la clase poltica y delos sectores socialmente ms favorecidos. Tomar conciencia de los peligrosos efectos de tales hechos, y actuar en consecuencia, es una responsabilidad delos diversos sectores y actores democrticos, independientemente de sus posiciones polticas, tanto como de la trama de instituciones estatales y no estatales. Pues, inscritos en un perodo de agudas tensiones, duras confrontaciones y puntos de ruptura de la vida en comn, ellos nos dicen que este perodo slo puede encontrar su legtima superacin en el dilogo y la salida democrtica, entendida sta en la perspectiva de creacin de un amplio campo de fuerzas sociales para frenar el avance de la fragmentacin social en nuestra nacin, mediante el desarrollo de procesos que regulen positivamente las articulaciones entre democracia y conflictos sociales. Porque lo que tenemos planteado no es el trnsito de un rgimen dictatorial a un gobierno democrtico, sino la concrecin de un modelo de sociedad sustentado en la institucionalizacin de procesos democrticos que profundicen y consoliden los principios de justicia e igualdad social, y pongan en prctica la idea de democracia como un espacio abierto y plural, en el que los conflictos que le son constitutivos puedan procesarse sin recurrir a la fuerza de cualquier modalidad totalitaria. Esta idea junto a las aspiraciones de bienestar comn, la visin de la dignidad de la existencia individual y colectiva como experiencia de la democracia en cuanto forma de vida poltica, estn reclamando otros sentidos del pas, del mundo y de nuestras relaciones en ellos. En efecto, construir un nuevo modelo de democracia que haga efectivos los principios, derechos y deberes consagrados en nuestra Constitucin requiere de cambios efectivos en los sentidos de las relaciones sociales, en las prcticas y discursos de los actores sociales y polticos, en la vida de las instituciones y, sobre todo, en el tejido institucional del Estado donde, en cualquier sociedad, se condensan las relaciones de poder. Se trata, con ello, de vincular la accin poltica-estatal y no estatal- con los objetivos estratgicos de un proceso de transformacin de fondo de las lgicas instaladas dentro y fuera del Estado, pues como se reconoce en el documento oficial Lneas generales del Plan Nacional de Desarrollo Econmico y Social de la Nacin 2001-2007, ...las resistencias potenciales al cambio estn a lo interno de la Administracin Pblica, en su aparato burocrtico, enlosa grupos partidistas, burocrticos, tecnocrticos, que vern modificar la estructura de poder de la cual son beneficiarios, y en los sectores de la sociedad que, dentro de una estructura clientelar, eran beneficiarios de las prebendas que le otorgaba el rgimen (MPD: 2001: 20).

Teniendo presentes los preceptos constitucionales, el nuevo modelo de desarrollo nacional contempla como dimensin fundamental el equilibrio poltico que contempla la solucin pacfica y civilizada de los conflictos de intereses centrada en el respeto al derecho de los ciudadanos, frente a una gestin pblica que deber ser la expresin del consenso como base de la legitimidad del Estado, as como la participacin corresponsable y democrtica de todos los sectores, en todos los mbitos y en cada momento del porvenir (Ibdem: 15-16). En tal sentido, se enfatiza la puesta en prctica del principio de participacin ciudadana, que no slo ampla el ejercicio de la democracia, sino que es un requerimiento funcional que garantiza una mayor gobernabilidad a un Estado que cada da debe dar respuesta a una realidad compleja, con un alto grado de diversidad (Ibidem: 19), pues la participacin ciudadana deviene en un mayor y mejor control de la sociedad sobre los asuntos que le conciernen directamente, permitiendo al estado la puesta en funcionamiento de mecanismos de ajuste de sus polticas en beneficio de todos. En correspondencia con esto se establecen como objetivos fundamentales del equilibrio poltico: consolidar la estabilidad social, desarrollar el nuevo marco jurdico institucional y contribuir al establecimiento de la democracia participativa y protagnica, para lo cual es necesario desarrollar la capacidad estratgica de regulacin y gestin del Estado, una gestin pblica que acte en base a resultados y no de procedimientos, una alta capacidad de negociacin y concertacin del Ejecutivo, fortalecer el Estado de derecho, una organizacin administrativa gil y transparente, garantizar la participacin ciudadana, construir el Estado Federal Descentralizado y establecer sistemas de rendicin de cuentas(Ibdem: 20). Tratndose de objetivos polticos nacionales es evidente que sus logros involucran cambios profundos tanto en las lgicas y comportamientos institucionales, como esfuerzos dirigidos a fomentar nuevas instituciones pblicas, nuevas formas de asociacin y el fortalecimiento de una nueva cultura poltica proclive a la solucin democrtica de posconflictos. Ello implica, entre otras cuestiones fundamentales lo siguiente: Llevar a cabo una autntica transformacin del Estado como Estado democrtico y social de Derechos y de Justicia, de cara al fortalecimiento de una institucionalidad poltico-democrtica capaz de garantizar el ejercicio de los derechos y deberes consagrados constitucionalmente, y de responder mediante una gestin eficaz y transparente a las demandas sociales. Lo que exige quebrar las lgicas burocrticas y clientelares que all persisten. Desarrollar, con visin estratgica, un conjunto de polticas sociales sostenibles, para enfrentar la pobreza, la violencia social y la exclusin, atendiendo a las prcticas socioeconmicas que estn en su base. Orientar las formas de participacin colectiva y ciudadana hacia redes asociativas entendidas como espacios de construccin de ciudadana, de nuevas maneras de organizacin y gestin social y poltica y, por ende, como nuevas instancias de relacin con la sociedad y el Estado. Lo que comporta favorecer el descentramiento de los liderazgos mediante la revalorizacin de tales espacios, fortalecer la idea y prcticas de una sociedad plural que, al mismo tiempo, reafirme su legado histrico-cultural y se abra al mundo. Y, sobremanera, la asuncin de un proyecto de pas que involucre el compromiso de todos con la supresin de la pobreza y de la exclusin, y con la construccin de sentidos socio-culturales de pertenencia.

Desarrollar una estrategia que articule las dimensiones cultural, educativa y comunicacional, toda vez que en estos terrenos se pone en juego la construccin de subjetividades democrticas, por ende, los contenidos sustantivos de los cambios polticos. Para ello es imprescindible promover y apoyar tanto la investigacin como la formacin asociadas a la comprensin de los procesos culturales, educativos y comunicacionales que estn en la base de las relaciones sociales y polticas que caracterizan el mundo actual, pues una agenda nacional de transformaciones poltico-democrticas no puede desligarse del campo culturaleducativo-comunicacional como campo de indudable importancia en la creacin de las condiciones en las que los pases latinoamericanos entran al mundo global. Fomentar la formacin poltica delos ciudadanos y, particularmente, de quienes ocupan y ocuparn nuevos cuadros de la administracin pblica y de dirigencia poltica, pues: La dificultad para provocar transformaciones en cualquier plano de la vida social, y sobremanera, los problemas que plantea el sostenimiento de esos cambios, su durabilidad, su viabilidad, remite directamente a la cuestin crucial de la formacin poltica de quienes estn al frente; formacin poltica sta que no consiste solamente en el grado de consciencia y fortaleza tica de cada dirigente, sino principalmente a un conjunto de destrezas, competencias y capacidades que no se improvisan. El curso de los complejos procesos que estn en marcha no es el resultado ciego de un mandato de la Constitucin o el juego azaroso de la lgica "amigos-enemigos". Buena parte de las dificultades de Direccin provienen de la precariedad de la formacin poltica de la vanguardia de estos procesos. Atender apropiadamente esta carencia puede hacer la diferencia entre un proceso exitoso a largo plazo y gobernable en la coyuntura presente (Lanz: 2002: 2). Se trata, entonces, de construir y consolidar una voluntad poltica de transformacin de los diversos espacios de poder asociada a la capacidad de respuesta a los desafos que tenemos ante nosotros, como son: fortalecer la democracia participativa, que involucra apuesta en escena de una concepcin pluralista en la direccin poltica, intelectual y moral de los procesos de cambio; generar una nueva plataforma de justicia que involucre la articulacin de las luchas locales y nacionales con las luchas globales contra la globalizacin neoliberal; enfrentar los peligros del populismo autoritario en estilos de liderazgo, en movimientos polticos, en el diseo y ejecucin de polticas pblicas de carcter asistencialista que bloquean la participacin y el control popular; fortalecer el control social y democrtico sobre el Estado, los espacios de informacin y comunicacin, y las prcticas del mercado. Capacidad de respuesta que resulta indisociable de una reforma intelectual, moral y simblico-expresiva" sin la cual es prcticamente imposible consolidar la convivencia democrtica, que exige: ...una base cada vez ms amplia de consenso, de acuerdo y compromiso necesarios para fortalecer la "Repblica de las Leyes", la legitimidad y la legalidad de la administracin de Justicia, un estilo de funcionamiento y deliberacin poltica parlamentaria, donde se argumenten razones polticas de inters general para la formacin de leyes, un control jurisdiccional adecuado de los rganos del poder pblico, la eficacia y el desempeo de las polticas pblicas del Ejecutivo Nacional; en fin, instituciones polticas y jurdicas abiertas al control social y a la deliberacin colectiva que consoliden en el propio proceso de

transformacin, demandas de democratizacin y el fortalecimiento de una cultura poltica de las nuevas ciudadanas sociales y pluriculturales.(J. Biardaeu: 2002: 4-5) Puede sostenerse, al respecto, que nuestra Constitucin propicia la realizacin de esta perspectiva de la democracia, pues ella impide la restriccin de la vida democrtica nacional a las elecciones. En efecto, las consultas populares y los procesos electorales pasan a constituirse en aspectos asociados a otras determinaciones cuya conjuncin trasciende los lmites de las democracias representativas, y sustentan las exigencias de profundizacin de la democracia en las que han de inscribirse los debates sobre el presente y el porvenir de nuestra nacin, tanto como las representaciones sociales resultantes de las experiencias de participacin ciudadana. Como puede advertirse, dar sostenibilidad a los cambios polticos orientados en la direccin de profundizar la democracia participativa y protagnica, generar una nueva plataforma de justicia, consolidar la institucionalidad democrtica, fortalecerle control social y democrtico sobre el Estado, los espacios de informacin y comunicacin, y las prcticas del mercado, fortalecer una nueva cultura poltica ciudadana, crear nuevas sensibilidades democrticas, promover y consolidar condiciones para una convivencia democrtica, constituye una tarea que implica el cumplimiento de responsabilidades por parte del Estado y de la sociedad, mediante sus diversas instituciones y organizaciones. En ella deben jugar un papel de primer orden las prcticas comunicacionales, educativas y culturales, pues la naturaleza y alcances de dicha tarea en el proceso de reconstruccin del pas plantea el despliegue de procesos, prcticas y experiencias comunicacionales, educativas y culturales desde las cuales formar nuevos ciudadanos y ciudadanas con claros sentidos de justicia, solidaridad, libertad, participacin responsable, y reconocimiento de la diferencia, es decir, con claros sentidos tico-polticos de su condicin y ejercicio como ciudadanos y ciudadanas. Finalmente, cabe sealar que el nuevo modelo de desarrollo nacional sustentado en los principios constitucionales incorpora el equilibrio territorial y el equilibrio internacional como dimensiones constitutivas de dicho modelo. El primero es definido en trminos de la desconcentracin, que involucra un proceso de modificacin del patrn de poblamiento, produccin, inversin, distribucin y recaudacin slo concebible a mediano y largo plazo, cuya estrategia consiste en la definicin de ejes territoriales de desconcentracin para crear un nuevo equilibrio del territorio, y en la difusin y diversificacin de la actividad productiva para lograr en dichos ejes un mayor volumen de poblacin con condiciones dignas de calidad de vida. Se destacan como pilares fundamentales de esta estrategia: la formacin de recursos humanos y la promocin de actividades atendiendo a las potencialidades y limitaciones de cada regin, con asistencia tcnica y financiera. Y se establece la incorporacin de la dimensin ambiental en el desarrollo regional, entendida como proteccin del patrimonio natural y como factor cada vez ms importante para el desarrollo econmico y social...en un contexto de desarrollo sostenible... (MPD: 2001: 20-21) El equilibrio internacional, apunta al fortalecimiento de un modelo relacional que permita la participacin flexible y simtrica en la comunidad de naciones. En la perspectiva del modelo democrtico de desarrollo, se destacan las relaciones de cooperacin para hacer efectivos los intereses comunes de la poltica internacional, a travs de polticas que permitan a los pases

de menor desarrollo relativo, enfrentar conjuntamente los problemas relacionados con el desarrollo econmico y social con equidad. Y, en consonancia con la Constitucin: promover favorecer la integracin latinoamericana y caribea, en aras de avanzar hacia la creacin de una comunidad de naciones, defendiendo los intereses econmicos, sociales, culturales, polticos y ambientales de la regin (Ibdem: 21). Es indudable que potenciar la integracin latinoamericana y caribea en los campos culturales, educativos y comunicacionales, resulta vital para enfrentar las formas de homogeneizacin de patrones de vida, de pensamiento y de comportamientos, que van imponindose crecientemente. Y, con ello, para descolonizar nuestros propios imaginarios encuanto condicin inherente a la tarea de re-inventarnos como latinoamericanos, con nuestras diferencias culturales, en un mundo crecientemente homogeneizado y dominado por el individualismo y el consumismo. Asimismo, esa integracin es decisiva para favorecer con polticas de proteccin, de incentivo y difusin, a una industria cultural latinoamericana y caribea que pueda competir en mejores condiciones y fortalecer su presencia en los flujos de la globalizacin cultural. En la actualidad, Venezuela tiende puentes para consolidar alianzas integradoras con pases de la regin con el fin de profundizar la poltica integracionista, con lo cual el modelo endgeno de desarrollo no slo favorece la participacin interna de los amplios sectores de la sociedad, econmicos, productivos y comunitarios en el proceso creador-productivo, para satisfacer las necesidades de consumo y mejorar la condicin de vida en trminos de educacin, salud, vivienda, sino adems el intercambio econmico, cultural, y educativo, entre otros, con el resto de los hermanos pases y del mundo. Es preciso destacar que el desarrollo nacional es, ante todo, un proceso de asuncin de responsabilidades internas que implica, entre sus objetivos fundamentales, el fortalecimiento del Estado Social y de Derecho, la profundizacin de la democracia participativa, el mantenimiento de la paz interna, la construccin de ciudadana, la lucha contra la corrupcin, la lucha por la cohesin social y por el mantenimiento delas condiciones macroeconmicas y un mayor esfuerzo productivo en el campo delas inversiones y las infraestructuras. Objetivos que exigen para su logro: (a)la formacin de venezolanos y venezolanas como partcipes activos en el desarrollo integral del pas; (b) las respuestas y problema-tasaciones, por parte de las instituciones de educacin superior, frente a las exigencias nacionales entre las cuales se halla la formacin de venezolanos y venezolanas como partcipes activos en el desarrollo integral del pas; (c) la atencin alas condiciones del desarrollo endgeno, a la creacin del conocimiento y a la atencin de las necesidades sociales, d) la formacin de profesionales altamente cualificados y de ciudadanos con sentido de pas, de justicia, libertad y solidaridad, capaces de contribuir a la consolidacin de una sociedad democrtica basada en la justicia social, la libertad, la solidaridad, la participacin y el respeto a las diferencias de pensamiento y de accin. Como puede desprenderse de lo planteado, la educacin no cumple slo un papel estratgico para el crecimiento econmico. Ella ampla sus alcances a la construccin de un modelo de sociedad que proporcione bienestar a sus habitantes, disminuya las brechas entre regiones y grupos sociales, impulse la democracia como forma de vida en todos los campos de accin

humana, coopere para el logro de la formacin tico-poltica y facilite medios para que los hombres y mujeres de este pas asistan y participen en la transformacin de sus condiciones de vida desde una perspectiva integral de desarrollo humano. En tal sentido, los planteamientos expuestos en este captulo ofrecen las razones fundamentales que justifican la creacin de la Universidad Bolivariana de Venezuela.

CAPTULO 2Bases conceptuales Consideraciones preliminares El texto constitucional de la Repblica Bolivariana de Venezuela incorpora, en su artculo 3, como valores superiores: la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad individual y social, la preeminencia de los derechos humanos, la tica pblica y el pluralismo poltico, plantea como fines esenciales del Estado:"la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrtico de la voluntad popular, la construccin de una sociedad justa y amante de la paz, la promocin de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garanta del cumplimiento de los deberes y derechos, y establece la educacin y el trabajo como procesos fundamentales para lograr dichos fines. Conforme a estos principios, a las polticas para el desarrollo de la educacin superior en Venezuela, a las necesidades del desarrollo integral del pas, y a las condiciones de complejidad e incertidumbre que definen al mundo actual y a nuestra situacin en l, la Universidad Bolivariana de Venezuela se sustenta en las bases conceptuales que se presentan en este captulo, las cuales refieren en lo fundamental a criterios de orden socio-poltico, tico, pedaggico y epistemolgico que debern sustentar y cobrar expresin en todos los componentes, programas y prcticas, que confluirn en la construccin de la identidad acadmica de esta Universidad. Responsabilidad con lo pblico Tal y como viene reconocindose en la pluralidad de debates y propuestas producidas tanto a nivel nacional como internacional, las instituciones de educacin superior tienen una responsabilidad y un compromiso con lo pblico. De ah que, sus objetivos, metas, y servicios deben responder a los intereses de la sociedad de la cual forman parte. La responsabilidad de la universidad con lo pblico, es decir, la Universidad al servicio de la sociedad, exige a quienes la integran valorar esta responsabilidad como un objetivo integrador de los diversos intereses y acciones individuales o de grupo. As como a la universidad en cuanto institucin, la capacidad para hacer de dicho objetivo, uno que promueva el desarrollo colectivo, a travs de la formacin de individuos probos y competentes, con valores y sentidos tico-polticos que hagan posible un Estado social y de justicia y sociedad democrtica, de una formacin que crea y recrea saberes asociados a la comprensin y solucin de problemas sociales, a la construccin de bienes culturales pblicos; es decir, una formacin que se realice conjuntamente con las acciones que proyecta la universidad, desde sus distintos mbitos, a fin de dar respuestas a necesidades y demandas diversas de sus entornos socio-culturales.

Equidad social Los procesos y prcticas redemocratizacin suponen la efectiva configuracin de la educacin como un espacio que impulse y genere justicia social razn por la cual, la equidad en la educacin superior comporta la expansin de sus beneficios sin ninguna discriminacin fundada en la raza, el sexo, el idioma, la religin o inconsideraciones econmicas, culturales o sociales, ni en incapacidades fsicas se expresa en la igualdad de condiciones y oportunidades educativas que se brindan a los estudiantes para el acceso a este nivel educativo y para la obtencin de logros educativos durante su trayectoria, los cuales resultan necesarios al aprovechamiento de nuevas oportunidades educativas y sociales (MECD: 2001: 32). En sociedades marcadas por profundas desigualdades sociales, la equidad social en la educacin superior constituye un reto ante el cual se requiere que el Estado y las instituciones generen y sostengan polticas orientadas a reducir las iniquidades que caracterizan a este nivel educativo, lo que supone prestar especial atencin a la creacin de igualdad de condiciones y oportunidades para el acceso y el buen desempeo estudiantil u obtencin de logros educativos especialmente de quienes pertenecen a sectores socialmente desfavorecidos o que, por cualquier otra situacin, se encuentren en desventaja ante la oferta educativa de las instituciones (Ibdem: 33). Pertinencia social La pertinencia de las instituciones de educacin superior es exigida cada vez con mayor fuerza. Sin embargo, esta exigencia es inseparable de las instancias de enunciacin y de los enfoques y desde los cuales se realiza: para unos, la pertinencia se define como adecuacin a demandas econmicas o sociales concretas, tal es el caso de las exigencias de profesionalizacin planteadas desde el mercado laboral o de los requerimientos de la investigacin estrictamente asociada a la solucin de problemas locales y regionales. Para otros, la pertinencia refiere al cumplimiento de objetivos ms amplios como la generacin de conocimientos cientficos y tecnolgicos, y la formacin cientfica y tecnolgica, en cuanto condiciones fundamentales del desarrollo econmico y social, la creacin de bienes culturales y simblicos, tales como la investigacin social y humanstica, los valores consustanciales al ejercicio de ciudadana y a la profundizacin de la democracia, la elevacin del nivel cultural, educativo y crtico de los diversos sectores sociales. Es ste el enfoque que debe prevalecer y el que se expresa en las polticas para el desarrollo de la educacin superior en Venezuela, cuando se sostiene que la pertinencia de las instituciones de educacin superior, entendidas como organizaciones del conocimiento con evidentes compromisos en la construccin de una sociedad mejor, se expresa: ...en su capacidad para generar y transmitir conocimientos orientados a la comprensin y transformacin de los contextos de accin, coadyuvar a la consolidacin de la sociedad venezolana como sociedad democrtica, aplicar esos conocimientos en procesos de innovacin econmica, poltica, social y cultural, y promover cambios favorables en las actitudes y comportamientos tanto individuales como colectivos. A tales efectos, es necesario que los proyectos educativos de las instituciones de educacin superior tengan como norte su insercin creativa en diversos mbitos de la realidad nacional, sin dejar de considerar las

innegables repercusiones de un mundo que se transforma vertiginosamente en todos los rdenes de la vida social (MECD: 2001: 34). Democracia participativa La democracia universitaria no es una tcnica para administrar sus prcticas, sino un concepto que emerge de la voluntad de participacin, y en condiciones de igualdad, de quienes hacen vida en sus espacios. Se traduce en la idea y prctica de un gobierno universitario de talante democrtico, el cual implica no slo la intencin de hacer presentes a los distintos sectores que componen a la universidad en la toma de decisiones, sino tambin, y esencialmente, en las sensibilidades democrticas instaladas en las formas de concebir y practicar la direccin de los asuntos universitarios con claros sentidos de igualdad y de justicia. Se expresa, asimismo, en la potenciacin de sus prcticas de investigacin, enseanza e insercin social, cruzadas por la reflexin como ejercicio de pensamiento libre, de comprensin y crtica frente a cualquier forma de encuadramiento y de disciplina normalizadora de los sujetos, comenzando por las que funcionan en la universidad misma. As como en la expansin de permanentes espacios de debate y de investigacin tica que vinculen su quehacer con cuestiones sociales tales como la exclusin, la economa social, el nuevo orden mundial, la sociedad de derechos, la re significacin de la poltica, la democracia y la ciudadana, las nuevas lgicas y prcticas culturales asociadas a las nuevas tecnologas de informacin y comunicacin, la salud pblica, la educacin, la ecologa y el desarrollo sustentable, entre otras. En tal sentido, el ejercicio de la democracia universitaria constituye uno de los aportes fundamentales de la universidad a la formacin ciudadana y al fortalecimiento de la democracia como forma de vida poltica. Calidad e innovacin Frente a las discusiones en boga sobre la calidad de la educacin, cuyo sentido abstracto esconde la instrumentacin de polticas econmicas dictadas por ciertos organismos internacionales, se asume el enfoque integral de calidad que apunta los procesos y logros que impulsan a las instituciones de educacin superior a ser cada vez mejor y a cumplir de manera satisfactoria con las responsabilidades y expectativas que le son planteadas, entre stas, las que son de impacto y proyeccin en su entorno social. De ah que la calidad sea consustancial a estas instituciones, y a la Universidad Bolivariana de Venezuela como un reto del da a da que, siendo a la vez poltico, econmico, cientfico, cultural, pedaggico y axiolgico [es]inseparable de la capacidad de innovacin institucional en las formas de concebir y desarrollar la investigacin, los currculos, las prcticas de enseanza y aprendizaje, los procesos institucionales de organizacin acadmica, las prcticas de administracin, la toma de decisiones, las prcticas de gobierno (MECD: 2002, 31). Autonoma responsable Tal y como se expresa en el citado documento de Polticas y estrategias para la educacin superior en Venezuela: La naturaleza acadmica de las instituciones de educacin superior, se vincula con la autonoma como valor sustantivo de las mismas (...). La autonoma de dichas instituciones refiere a las relaciones de estas instituciones con el Estado y la sociedad y, ejercida en los

marcos jurdicos de la sociedad venezolana, constituye el soporte fundamental de la libertad de ctedra e investigacin como expresin, en la vida interna de las instituciones, del derecho a la libertad de pensamiento y expresin. Tal y como se la entiende actualmente, la autonoma institucional es una autonoma responsable, en el sentido de que comporta el deber de responder ante el Estado y ante la sociedad por lo que ellas realizan en el cumplimiento de su misin. La autonoma institucional, en consecuencia, no excluye la rendicin social de cuentas o resultados de su quehacer, no slo en lo que atae al uso de los recursos financieros sino tambin, y en lo fundamental, en lo concerniente alas actividades de docencia, investigacin y extensin (MECD: 2001: 36-37) De ello se desprende que la autonoma tiene expresin en el ejercicio de participacin democrtica de sus cuerpos acadmicos, en el predominio de los criterios acadmicos por encima delos de carcter personal, grupal, poltico o ideolgico; en los distintos aspectos de la actividad universitaria; en la innovacin de procesos acadmicos de gestin, caracterstica de la experimental dad; en la inviolabilidad del recinto universitario; y en la rendicin social de cuentas o resultados de su quehacer en lo concerniente a las actividades de formacin, creacin intelectual y vinculacin social, tanto como al uso de los recursos que la sociedad le otorga. Ejercicio del pensamiento crtico La Universidad no slo es un espacio de creacin de conocimientos, de formacin y de insercin social, sino tambin de reflexin como acto que involucra el crear y dar sentidos a lo que repiensa, se dice y se hace. Es el ejercicio de la reflexin lo que hace de ella una comunidad plural de pensamiento que asume el pensamiento libre, la duda fructfera, la voz problematizad ora y el debate como con