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2. FRANCIA Situada esta nación en la parte meridional del continente europeo, con extensas costas grandes ríos, provista de excelentes canales, cruzada por buenos caminos, poseedora de extensos bosques, propietaria de variadas minas y dueña de abundantes canteras, reunía necesarias para que pudieran desarrollarse en ella la" agricultura, la industria, la na Sin embargo, durante la primera dinastía de sus reyes, o sea la de los Merovingios, su circunscrito al puerto de Marsella! durante la segunda, titulada de los arlovingios, s los cultivos de cereales, las industrias fabriles y las transacciones comerciales! y du apetienses, fue cuando se realizó el verdadero progreso de las instituciones económica ramas de los apetos, de los %alois, ni de los &rleans, comprendida en la 'dad Media, s en la de los (orbones )asta la *evolución, que abraza la 'dad Moderna. +a exageración del r$gimen feudal, las sangrientas guerras con 'spaña y las titnicas l industria y el comercio una funesta influencia, pero a medida que se robustecía el pode traba o progresaba en las fbricas y la servidumbre desaparecía en los campos, consigui las producciones de sal, vino, aceite, te idos, papeles y sombreros! así como el aument ferias de -royes, *eims, )ampagne, (eaucaire, +yon y Saint /enis. 0uestos los franceses en continuo contacto con los italianos, por sus guerras y alianza comercio, aqu$llos recibieron de $stos la pureza del gusto y la elegancia de la forma, fabricación y las )erramientas de traba o, instalndose o perfeccionndose con tal moti artísticas originarias o adelantadas de 2talia, como las fundiciones de bronce, los tal las telas de seda, las flores artificiales, los ob etos de cristal, la bisutería, la ta mercantil no llegó a tomar todo el desenvolvimiento de que eran susceptibles, porque 1 gravando las primeras materias, 1rancisco 22 vendió permisos para la exportación de mer impuestos sobre el traba o de los artesanos. 'n cambio, al advenimiento de 'nrique 2% m las explotaciones agrícolas, pues con la gestión de su probo ministro Sully se disminuy contrató la redención de censos por setenta, se puso en reserva cuarenta y tres, se pro fomentaron los cultivos de pastos, se otorgaron mercedes a los ganaderos, se desecaron desarrollaron los traba os mineros y se abrieron vías de comunicación! pero este r$gime agricultura y ganadería como las dos fuentes de riquezas nacionales, sólo consiguió fav indirecto el trfico mercantil, el cual llegó a decaer de una manera tan extraordinaria el comercio interior fu$ muy difícil a causa de la luc)a con los protestantes y el, com con motivo de la plaga de los corsarios. +uis 32% y su ministro olbert llevaron a la organización administrativa una serie de p debe la nación francesa el mayor grado de prosperidad que )asta entonces )ubo conocido, del engrandecimiento de su navegación, de su dominio colonial, de su industria fabril y 1ue el ilustre olbert, )i o de un comerciante de paños en *eims y un modesto dependien )abiendo pasado a 0arís desempeñó allí sucesivamente varios empleos subalternos en las procurador y de un tesorero! pero despu$s entró en el gabinete del ardenal Mazarino, y recomendó al rey para sucederle en la gestión financiera. 2nauguró sus tareas p#blicas general, y sintiendo el deseo de cimentar el poderío militar y político de su patria so por organizar la administración, suprimiendo muc)os oficios in#tiles, confiriendo los d llevando el orden a la contabilidad, resol viendo en usticia los negocios, destruyend sabias leyes económicas y sometiendo al fallo de una mara de 4usticia todas las concu cuyas acertadas medidas aumentó los ingresos, disminuyó los gastos y obtuvo en los pres supervit. 1undó la marina militar, estableciendo un sistema de levas regulares en los distritos m gentes de mar, organizando cuerpos especiales de guardias marinas, fortificando algunas almacenes a varias plazas e instalando arsenales en ciertos puntos. -ambi$n fomentó la publicación de su &rdenanza de la Marina en 5675, la imposición de un tributo de tonela concesión de primas a los constructores de buques nacionales y la formación de cinco gr via es ultramarinos.

Economia - Francia

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2. FRANCIASituada esta nacin en la parte meridional del continente europeo, con extensas costas en diferentes mares, surcada por grandes ros, provista de excelentes canales, cruzada por buenos caminos, poseedora de fecundas tierras, poblada de extensos bosques, propietaria de variadas minas y duea de abundantes canteras, reuna todas las condiciones necesarias para que pudieran desarrollarse en ella la" agricultura, la industria, la navegacin y el comercio.

Sin embargo, durante la primera dinasta de sus reyes, o sea la de los Merovingios, su trfico fue muy limitado y casi circunscrito al puerto de Marsella; durante la segunda, titulada de los Carlovingios, slo Carlo Magno dio algn impulso a los cultivos de cereales, las industrias fabriles y las transacciones comerciales; y durante la tercera, llamada de los Capetienses, fue cuando se realiz el verdadero progreso de las instituciones econmicas; pero no en poca de las ramas de los Capetos, de los Valois, ni de los Orleans, comprendida en la Edad Media, sino en la segunda de los Valois y en la de los Borbones hasta la Revolucin, que abraza la Edad Moderna.

La exageracin del rgimen feudal, las sangrientas guerras con Espaa y las titnicas luchas religiosas, ejercan sobre la industria y el comercio una funesta influencia, pero a medida que se robusteca el poder real y se debilitaba el seorial, el trabajo progresaba en las fbricas y la servidumbre desapareca en los campos, consiguindose con ello el desarrollo de las producciones de sal, vino, aceite, tejidos, papeles y sombreros; as como el aumento de las transacciones en las ferias de Troyes, Reims, Champagne, Beaucaire, Lyon y Saint-Denis.

Puestos los franceses en continuo contacto con los italianos, por sus guerras y alianzas, as como por sus viajes y comercio, aqullos recibieron de stos la pureza del gusto y la elegancia de la forma, a la vez que los secretos de fabricacin y las herramientas de trabajo, instalndose o perfeccionndose con tal motivo en Francia varias industrias artsticas originarias o adelantadas de Italia, como las fundiciones de bronce, los tallados de mrmoles, las obras en cera, las telas de seda, las flores artificiales, los objetos de cristal, la bisutera, la tapicera y otras; pero la actividad industrial y mercantil no lleg a tomar todo el desenvolvimiento de que eran susceptibles, porque Francisco I public ordenanzas gravando las primeras materias, Francisco II vendi permisos para la exportacin de mercancas y Enrique III exigi impuestos sobre el trabajo de los artesanos. En cambio, al advenimiento de Enrique IV mejoraron las rentas pblicas y las explotaciones agrcolas, pues con la gestin de su probo ministro Sully se disminuy la deuda en cien millones, se contrat la redencin de censos por setenta, se puso en reserva cuarenta y tres, se protegieron las labranzas, se fomentaron los cultivos de pastos, se otorgaron mercedes a los ganaderos, se desecaron terrenos pantanosos, se desarrollaron los trabajos mineros y se abrieron vas de comunicacin; pero este rgimen semifsicrata que protega a la agricultura y ganadera como las dos fuentes de riquezas nacionales, slo consigui favorecer de un modo escaso e indirecto el trfico mercantil, el cual lleg a decaer de una manera tan extraordinaria a la muerte del prncipe citado, que el comercio interior fu muy difcil a causa de la lucha con los protestantes y el, comercio exterior se hizo casi imposible con motivo de la plaga de los corsarios.

Luis XIV y su ministro Colbert llevaron a la organizacin administrativa una serie de provechosas reformas, a las cuales debe la nacin francesa el mayor grado de prosperidad que hasta entonces hubo conocido, as como la base verdadera del engrandecimiento de su navegacin, de su dominio colonial, de su industria fabril y de su comercio universal.

Fue el ilustre Colbert, hijo de un comerciante de paos en Reims y un modesto dependiente de comercio en Lyon, que habiendo pasado a Pars desempe all sucesivamente varios empleos subalternos en las casas de un notario, de un procurador y de un tesorero; pero despus entr en el gabinete del Cardenal Mazarino, y al morir este ministro le recomend al rey para sucederle en la gestin financiera. Inaugur sus tareas pblicas con el ttulo de Interventor general, y sintiendo el deseo de cimentar el podero militar y poltico de su patria sobre su grandeza industrial, comenz por organizar la administracin, suprimiendo muchos oficios intiles, confiriendo los destinos a empleados inteligentes, llevando el orden a la contabilidad, resol-viendo en justicia los negocios, destruyendo innumerables abusos, dictando sabias leyes econmicas y sometiendo al fallo de una Cmara de Justicia todas las concusiones que se descubran, con cuyas acertadas medidas aument los ingresos, disminuy los gastos y obtuvo en los presupuestos un importante supervit.

Fund la marina militar, estableciendo un sistema de levas regulares en los distritos martimos, creando clases entre las gentes de mar, organizando cuerpos especiales de guardias marinas, fortificando algunas de las costas, dotando de almacenes a varias plazas e instalando arsenales en ciertos puntos. Tambin foment la navegacin mercante con la publicacin de su Ordenanza de la Marina en 1681, la imposicin de un tributo de tonelaje sobre las naves extranjeras, la concesin de primas a los constructores de buques nacionales y la formacin de cinco grandes compaas para los viajes ultramarinos.

Extendi el dominio colonial, mejorando las posesiones de las Antillas, Guadalupe, Martinica y Canad; cre la Compaa de las Islas Orientales, dotada de privilegios inmensos y de la proteccin real, que, con escasa suerte por cierto, emprendi varias expediciones y realiz varios negocios, establecindose sucesivamente en Madagascar, que cedi al gobierno; en Surate, que luego abandon; en Zanguebar, que perdi por la guerra holandesa, y en Pondichery, que logr conservar.

Desarroll la industria fabril, que era el objeto preferente de su solicitud, dictando muchos reglamentos sobre el trabajo; connaturalizando en el pas las fbricas de medias, de bisutera y otros artculos originarios del extranjero, que hacan salir del reino sumas considerables; y fomentando con acertadas leyes las fabricaciones de telas de Picar-da, lenceras de Elbeuf, paos de Sedan, tejidos de Abelleville, tapices de Gobelinos, espejos de Saint-Gobain, porcelanas de Svres, relojes de Chatellerault, papeles de Angulema y otras diversas.

Foment el comercio con la construccin del Canal de Languedoc, para unir el Atlntico al Mediterrneo; con la inauguracin del Canal de Orleans, para enlazar el Sena al Loira; con la institucin de depsitos comerciales, para beneficiar el trfico intermediario; con la fundacin del comercio de trnsito, para facilitar las relaciones internacionales; con la reorganizacin de los consulados para evitar los abusos de los mismos en las expediciones de las regiones de Levante; con la celebracin de un tratado de comercio para aumentar las transacciones con Turqua; con la publicacin del Arancel en 1664 para crear el rgimen protector llamado colbertista, y con la formacin de las cinco grandes termes para suprimir muchas barreras aduaneras en el interior del reino.

Esta administracin tan brillante tuvo al fin un resultado funesto a causa de la legislacin sobre los cereales, pues la omniscencia burocrtica decret alternativamente que la exportacin fuera, ora prohibida en absoluto, ora permitida sin trabas, ora sometida a derechos; y este rgimen movible, que se atemperaba a las circunstancias, perjudic a la agricultura nacional, porque con su inseguridad se abandon el cultivo, apareci el hambre y lleg el desprestigio, que aument cuando el partido de la paz, representado por Colbert, se someti al de la guerra, capitaneado por Luvois, porque al restablecer las tasas suprimidas y devolver la venalidad a los cargos, cometi el error de claudicar y destruy su propia obra, concluyendo por caer en la desgracia del rey y en la maldicin del pueblo.

Luis XV encontr tan empobrecido al pas, que para evitar su desastre financiero acept el proyecto bancario del escocs Lawv, consistente en emitir billetes para suplir la falta de numerario. Luis XVI recuper parte del poder colonial, inaugur la navegacin a vapor, form un arancel general, instituy el impuesto sobre la sal y proyect suprimir algunos tributos, cuyo beneficioso plan desech la Asamblea de Notables, sin conocer que la efervescencia reformista existente en el pas era precursora de la gran revolucin que haba de llevar al cadalso a este desgraciado monarca.

El espritu de reforma popularizado por los economistas y filsofos vena inflamando la opinin pblica, que estaba ya vida de modificaciones radicales en los sistemas poltico, econmico, religioso y social; pero la oposicin ejercida por los cortesanos, arrendadores, contratistas y logreros, contuvo el planteamiento del nuevo rgimen; hasta que al fin estall la Revolucin francesa, que al hacer rodar en la guillotina la cabeza del rey, as como la de muchos nobles, derrumb tambin los antiguos sistemas y las aejas tradiciones para entrar de lleno en la unidad nacional y en la era de libertad, por donde, sometidas ya a la moderna legislacin, caminan desde entonces todas las instituciones de Francia.

5. ESPAAEnclavada Espaa en la parte meridional de Europa y muy cerca del continente de frica, siendo duea de una de las llaves del concurrido Mediterrneo y de numerosos puertos en dos mares diferentes y poseyendo buenas condiciones climatolgicas y ricos veneros de riquezas, se encontr con elementos favorables para fomentar su marina y desarrollar su comercio; pero el carcter especial de los espaoles, sintetizado por el arrojo caballeresco y la osada aventurera, el fanatismo religioso y la ortodoxia catlica, si bien ayud a extender su dominio colonial con la conquista de un Nuevo Mundo, en cambio no supo sacar el debido provecho de sus descubrimientos geogrficos, porque su sed implacable de glorias militares y expediciones que parecen novelescas, de independencia activa y avasallamiento opresor, degener en el ejercicio de las injusticias y severidades con los pases vencidos y en el olvido de las industrias y artes de los pueblos laboriosos, perdiendo con estos procedimientos antieconmicos los brillantes esplendores de su admirable grandeza, los lucrativos goces del trabajo productor y los fecundos manantiales de la prosperidad pblica.

Coln, Corts, Pizarro, Pinzn, Valdivia, Velzquez, Magallanes y otros bravos marinos e ilustres campeones, vidos de renombre o riqueza, dieron a la monarqua espaola con sus expediciones y conquistas tan numerosos y tan extensos territorios, que no hubo jams en el mundo nacin que la igualase y pudo decir que nunca se pone el sol en sus dominios, pues lleg a poseer en el Oriente las islas Filipinas, Carolinas y Marianas, y en el Occidente a Mjico, Guatemala, Colombia, Per, Chile, Paraguay, Tierra Firme, Ro de la Plata y Grandes Antillas; pero cuando en tiempos de Felipe II pas el reino de Portugal a formar parte de la corona de Espaa, la dominacin colonial ibrica alcanz el mayor grado de prosperidad, porque se ampli con las importantes posesiones lusitanas de la India y de la Amrica, dando lugar esta considerable acumulacin de territorio y la poltica econmica imperante en aquella poca, a un comercio tan colosal entre la metrpoli y las colonias, que excedi a toda ponderacin y comprendi toda clase de productos ultramarinos y europeos, entre los que sobresalieron los cargamentos de metales preciosos, maderas finas, leos tintreos, cortezas de quina, pieles curtidas, telas de lana, tejidos de lino, instrumentos agrcolas, objetos de lujo, frutas, aceites, vinos, aguardientes, comestibles, quincalla, bisutera, ail, cochinilla, cera y tabaco.

La administracin colonial pas por muchas vicisitudes y diferentes reformas. Durante los treinta primeros aos de la dominacin espaola se nombraron diversas autoridades militares, civiles y eclesisticas, que dirigieron descuidada, incompleta y arbitrariamente los servicios de los territorios conquistados; pero como muchos de estos quedaron en completo abandono, algunos aventureros se posesionaron de ellos por su propia cuenta y recogieron la mayor cantidad posible de metales preciosos, de la que pagaban al rey la quinta parte, y el gobierno se mostraba satisfecho porque su aspiracin consista en retirar grandes valores de las colonias para atender a las necesidades crecientes de la metrpoli; y si llegaron a dictarse ordenanzas protectoras de los indios y se reconocieron sus derechos como hombres, fu para considerarles como contribuyentes. Este sistema no dio buen resultado, pues como se fundaba en un rgimen contributivo tan exagerado que todos deseaban eludir, disminuy la poblacin y empobreci al pas.

Carlos I procur remediar estos males y organizar una administracin regular, considerando a los pases conquistados como provincias espaolas, y al efecto promulg en el ao 1542 una coleccin de leyes comunes para toda la nacin, por las cuales se crearon: un Consejo Supremo de Indias, en Madrid, para la alta direccin administrativa de las colonias; una Cmara de Comercio y Justicia, en Sevilla, para la resolucin de los asuntos mercantiles trasatlnticos; varios Virreinatos en las colonias para el gobierno civil y militar de las mismas; algunas Audiencias ultramarinas, en los territorios americanos, para dar consejo al virrey y administrar justicia al pueblo; diversos tribunales eclesisticos para decidir las cuestiones relativas al clero y a la religin, y se autoriz a las ciudades para elegir sus cabildos o municipios; pero esta organizacin, si bien mejor a la anterior, result defectuosa, porque como los funcionarios permanecan pocos aos en sus cargos y los extranjeros no podan comerciar en las colonias, todos procuraron enriquecerse a costa de la nacin, y para lograrlo en breve plazo emprendieron un sistema tan vasto de abusos y corrupciones, de desfalcos y concusiones, de contrabandos y defraudaciones, que los dominios ultramarinos de los espaoles quedaron sometidos por largo tiempo a un pillaje universal.

Carlos III trat de evitar tales excesos en 1776, y para conseguirlo reorganiz polticamente las colonias, fundando al efecto los cuatro Virreinatos de Mxico, Per, Nueva Granada y Buenos Aires; y las ocho capitanas generales independientes de Chile, Caracas, Guatemala, Florida, Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y Nuevo Mjico; pero aun cuando esta nueva administracin dist todava de ser concienzuda y honrada, consigui hacer desaparecer los principales fraudes y abusos; as es que en cierto lmite lleg a ir moralizando los actos del rgimen colonial, extendiendo los cultivos del suelo ultramarino y aumentando los rendimientos de la corona espaola.

El comercio y la navegacin entre Espaa y sus Indias se ejerci primeramente por las flotas y galeones reales, constituyendo una especie de regala o preeminencia del rey, que Isabel I vincul por su testamento en favor de los castellanos y leoneses, que su esposo Fernando V extendi despus a los aragoneses, que Felipe V ampli luego a los catalanes, y que Carlos III generaliz ms tarde a los dems espaoles; habindose fundado tambin con la sancin de los reyes para mantener el monopolio temporal del trfico ultramarino en su particular provecho, varias Compaas privilegiadas, como la de Caracas en 1728, la de Cuba en 1735; la de Honduras en 1756 y la de Filipinas en 1785, hasta que al fin decret el gobierno de Madrid la libertad de comercio entre la metrpoli y las colonias occidentales, por la ordenanza de 1765 y la de las colonias entre s por la de 1774.

El primitivo trfico hispano colonial se hizo por buques aislados, pero cuando este trfico comenz a organizarse, salan anualmente de la Pennsula para Amrica dos escuadras reales cargadas de mercancas, y escoltadas por 6o 70 buques de guerra, de las que una, llamada de la flota, se diriga a Veracruz para abastecer el territorio de Mxico, en tanto que la otra, denominada de los galeones, se enviaba a Puerto Rico para surtir los dominios de Chile y el Per. Tan pronto como estas escuadras llegaban a sus destinos respectivos, pasaban los delegados comerciales a bordo del navo almirante y en presencia del gobernador colonial fijaban el precio oficial de las mercancas; despus comenzaba el mercado, que duraba cuarenta das, hacindose con ms facilidad las transacciones voluntarias entre los comerciantes espaoles y americanos que los repartimientos obligatorios de los corregidores a los indios; siendo los principales artculos europeos conducidos a las colonias: tejidos, muebles, comestibles, bebidas, bisutera, quincalla, instrumentos agrcolas y objetos de lujo; que se cambiaban por los productos del pas para llevarlos a la metrpoli, como oro, plata, pieles, tabaco, azcar, canela, vainilla, cacao, caf, ail, campeche, quina, etc. Despus de terminar las operaciones, se reunan las escuadras en la Habana para regresar a Espaa.

Estas expediciones martimas se verificaron con regularidad durante largo perodo, y an fueron aumentando en importancia a medida que los pueblos indgenas se iban acostumbrando al uso de los artculos europeos o que los mineros americanos se iban entregando al fausto con sus enormes riquezas; mas a pesar de eso, en tiempo de Felipe III los viajes de las escuadras slo tuvieron lugar cada tres aos, y en el reinado de Felipe IV los galeones estuvieron otros tres aos anclados en Veracruz esperando la llegada de los comerciantes, cuyos hechos, tan contradictorios entre s, presentan un extrao fenmeno, que parecera imposible si no lo explicaran los actos de contrabando directo e indirecto ms continuo, escandaloso y generalizado que se registra en la historia comercial del universo.

Este contrabando se practic a la vez en la metrpoli y en las colonias de mil modos diferentes. En la exportacin de la metrpoli, como el pacto hispano colonial reservaba a Espaa el derecho exclusivo de abastecer sus dominios ultramarinos y la industria nacional era insuficiente para satisfacer los pedidos que de los mismos se hacan, los exportadores espaoles cargaban como suyas mercancas que eran de industriales extranjeros, y prestando o vendiendo en su nombre eludan la ley o defraudaban al fisco; otras veces, los comerciantes ingleses, franceses, holandeses y de otros pases, transbordaban sus gneros en alta mar a las escuadras espaolas, que los conducan fuera de registro y al regresar entregaban el importe.

En la importacin de la metrpoli, cuando llegaban al puerto peninsular de destino los navos cargados con mercancas de la India, pasaba a bordo un delegado de la aduana para impedir el fraude, pero la mayor parte de las veces se dejaba sobornar y consenta el alijo de lo no manifestado; tambin suceda que el capitn presentaba al cnsul la documentacin del buque, y los interesados en el cargamento convenan con l la cifra que deba presentarse en la aduana; siendo de advertir que casi todos estos hechos ilcitos se realizaban en la metrpoli con la complicidad de las autoridades encargadas de evitarlos, y muchos de ellos con la tolerancia del mismo gobierno que los haba prohibido.

En la exportacin de las colonias, como los productos de las mismas deban ser vendidos a la metrpoli y all los tenan que adquirir las dems naciones a precios muy elevados, algunas establecieron agentes en los pases productores que las compraban de antemano para cargarlas clandestinamente en sus buques con la aquiescencia de las autoridades, o en costas poco frecuentadas, y en vez de dirigirse a Cdiz o Sevilla se encaminaban directamente a Londres o Amsterdam; otras veces, los buques espaoles tomaban ms carga que la expresada en sus documentos y en alta mar transbordaban el exceso a los navos extranjeros, que hacan rumbo a sus respectivas naciones.

En la importacin de las colonias, el contrabando era ms considerable y empleaba medios ms ingeniosos; unas veces, los portugueses encargados legalmente de abastecer de esclavos a las colonias espaolas se aprovechaban de la contrata de asiento para introducir con los negros toda clase de mercancas; otras, salan de Portugal con destino al Brasil buques ingleses y holandeses cargados de mercancas de sus naciones, quienes al llegar a las costas americanas remontaban el ro de la Plata, las descargaban en cualquier lugar seguro, y con ayuda de los jesuitas las transportaban por tierra hasta Chile y Per; otras, entraban en los puertos barcos extranjeros con el pretexto de arribada forzosa por avera, y conseguan permiso del gobernador para reparar el buque y desembarcar los gneros, que se depositaban en un almacn de doble llave o puerta falsa, para sacarlos de noche; y otras, se presentaban las naves pequeas en los fondeaderos extraviados, donde por medio de una seal convenida acudan los habitantes en embarcaciones menores para recoger la carga a cambio de dinero; pero el contrabando ms enorme y el que mayor perjuicio caus al comercio fue el que continua y directamente hacan en los dominios espaoles barcos muy ligeros y veleros que, burlando la vigilancia y persecucin de los guardacostas, llevaban en sus bodegas importantes expediciones de mercancas, cargadas en los grandes depsitos que con tan censurable fin establecieron los ingleses en Jamaica y Barbada, los franceses en la Martinica y Guadalupe, los holandeses en San Eustaquio y Curasao, y los daneses en Santo Toms y San Juan.

El comercio y la navegacin entre Espaa y Filipinas no se hizo directamente, o sea entre la metrpoli y su nica colonia asitica, sino indirectamente, o sea entre la Amrica espaola y la isla de Luzn; al efecto, todos los aos verificaban el viaje del puerto mejicano de Acapulco al puerto de Manila, y viceversa, uno o dos galeones reales, llamados del Mar del Sur, que principalmente cargaban en el Occidente para el Oriente oro, plata, vino, comestibles, herramientas y artculos europeos; y en el Oriente para el Occidente especerfas, porcelanas, sederas, tejidos de algodn, maderas finas y objetos chinos, siendo de advertir que el importe del cargamento tomado en Acapulco no deba exceder de 2.700,000 pesetas ni el del tomado en Manila de 500,000 piastras, por ms que la venalidad de las autoridades eludi siempre el cumplimiento de esta restriccin, consintiendo que se embarcase el triple o el cudruple del valor autorizado. Las expediciones se realizaban en cada pas bajo un rgimen diferente; en el puerto americano, las de salida se sometan a las formalidades generales de la exportacin, y las de entrada al adeudo del derecho de la tercera parte del precio de compra; en el puerto filipino, las de entrada gozaban franquicia arancelaria, y las de salida se inspeccionaban por el gobierno, quien distribua doce mil permisos o boletos, que costaban a 120 piastras y daban opcin a embarcar en el galen cierta cantidad de gneros.

Durante la Edad Moderna, Espaa fue, con respecto al mundo entero, la nacin ms grande en extensin territorial y la ms rica en metales preciosos; pero falta de gobiernos prcticos e inteligentes, desarroll una poltica tan torpe y una administracin tan mala, que en vez de hacer valer aquellos importantes elementos para conquistar el primer rango en el concierto universal de los pueblos, los descuid bastante para perder sus numerosos dominios coloniales y convertirse en potencia de segundo orden.

Prolijas y complejas fueron las causas ocasionales de la decadencia de la nacin espaola; pero la ms importante fue el fanatismo religioso, porque en su afn de hacer del mundo una monarqua catlica sirvi de fundamento al destierro de los judos, que sostenan el comercio; a la expulsin de los moros, que cultivaban el suelo; a la guerra de Flandes, que empobreci al pas; a la fundacin de conventos, que amortiz la propiedad, y al rigor de la Inquisicin, que hizo emigrar al pueblo.

Tambin contribuyeron a fomentar su debilidad los reglamentos gremiales de los oficios, que disminuyeron la produccin de los artculos fabricados; las guerras martimas con los ingleses, que destruyeron las fuerzas navales; las luchas sangrientas con los franceses, que consumieron las rentas pblicas; las pirateras de los filibusteros, que saquearon los cargamentos coloniales; las emigraciones a Amrica, que despoblaron la metrpoli; las inmigraciones de extranjeros, que acapararon todos los trabajos; los privilegios de la Mesta, que impidieron la defensa de los campos; las preocupaciones sociales, que menospreciaron las artes mecnicas; las incautaciones de bienes, que desconfiaron a los propietarios; las inseguridades del mar, que arruinaron las pesqueras; las prohibiciones de importacin, que redujeron la entrada de mercancas necesarias; las restricciones de exportacin, que proscribieron la salida de productos sobrantes; los diezmos del mar, que entorpecieron el comercio de cabotaje; las barreras interiores, que mortificaron el trfico de provincias; las legislaciones de ferias, que coartaron las transacciones mercantiles; las leyes suntuarias, que redujeron el consumo de gneros; los excesos de contrabando, que mermaron los ingresos nacionales; las inmoralidades administrativas, que desprestigiaron las instituciones pblicas; los impuestos excesivos, que esquilmaron a los pecheros; los aumentos de las deudas, que pesaron sobre los contribuyentes; los emprstitos forzosos, que derrumbaron el crdito del pas; los desrdenes financieros, que constituyeron una plaga, y tantos otros lamentables errores que consumaron en su conjunto el aniquilamiento de Espaa en medio de su opulencia.

Los desastres econmicos sufridos por Espaa durante el reinado de los soberanos de la casa de Austria se repararon hasta cierto punto en la poca de los reyes de la dinasta de Borbn, pues merced a la gestin inteligente de algunos de sus ministros y al progreso general realizado en las ciencias, se inaugur una era de provechosas reformas y tiles iniciativas con las que se protegi la agricultura roturando terrenos, repoblando bosques, extendiendo cultivos, abriendo acequias, formando praderas y cruzando ganados; se desarroll la industria, favoreciendo las manufacturas textiles las fundiciones metalrgicas, los talleres tipogrficos, las fbricas de cermica, los curtidos de pieles y las salazones de pescados; se aument el comercio, suprimiendo las tasas de los granos, los monopolios de los aguardientes, las aduanas de las provincias, las exageraciones de los aranceles, las trabas de los mercados y las prohibiciones de los trficos coloniales; se foment la navegacin, fundando arsenales, creando escuelas nuticas, reformando las construcciones navales, persiguiendo a los piratas extranjeros, estableciendo lneas de barcos y substituyendo los pesados galeones por buques veleros.

Se impuls el trabajo, construyendo caminos, carreteras, abriendo canales navegables, rectificando el cauce de los ros, limpiando los puertos cenagosos, levantando edificios pblicos y ennobleciendo las artes mecnicas; se reorganiz la Hacienda, aboliendo algunos impuestos de consumo, estancando la venta del tabaco, mejorando las tarifas de aduanas, evitando los gastos intiles y extirpando los privilegios tributarios; se moraliz la Administracin, persiguiendo los actos de contrabando, reprimiendo los abusos de los arrendatarios, vigilando el cobro de los impuestos, investigando las ocultaciones de las riquezas, perfeccionando los servicios oficiales y castigando las infracciones de las leyes; se difundi la civilizacin, creando Reales Academias, Universidades literarias, Escuelas especiales, Museos nacionales, Bibliotecas pblicas y Sociedades econmicas; y se promovi la riqueza, fundando Montes de piedad, Positos de granos, Bancos agrcolas, Instituciones de crdito, Compaas de comercio y Sociedades de navegacin; pero necesario se hace reconocer que las luchas con Inglaterra y las alianzas con Francia, as como las debilidades polticas y las convenciones internacionales, constituyeron grandes obstculos que impidieron el desarrollo completo de las mejoras perseguidas y formaron obscuros lunares que empaaron el brillo natural de los nuevos organismos, los cuales, si bien fueron bastante eficaces para atajar muchos males, en cambio llegaron demasiado tardos para repararlos todos; y no pudiendo ya Espaa sacudir su enervamiento ni desechar su postracin, entr en el perodo contemporneo sin haber alcanzado su antiguo esplendor como nacin de gran riqueza, ni recobrado su elevado rango como potencia de primer orden, porque sus ejrcitos aguerridos estaban mermados en gran manera y sus dominios europeos quedaban perdidos para siempre.