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EDUCACION Ver Para Leer

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Dirección Artística Telefe: Claudio VillarruelSubdirección Artística Telefe: Bernarda LlorenteConducción Ver para leer: Juan Sasturain

Presidente de Fundación YPF: Ing. Enrique EskenaziVicepresidente: Ezequiel EskenaziDirector Ejecutivo: Silvio Schlosser

Coordinación general guía para docentes: María Inés BogomolnyAutoras: María Inés Bogomolny y Mirta GoldbergLectura crítica y colaboración autoral: Iris RiveraAportes en búsqueda de información: Gabriela SzmulewiczCorrección: Gabriela BerajáDiseño de tapa: Andrea Astudilla, Telefe AgenciaDiseño de interior: Marcelo MoránFoto de tapa: Hugo Battistessa, Telefe Agencia

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Prólogo 5

Leer para ver 7

Visita guiada a cada episodio 16

¿Dónde leer? 19

Detectives de novela 25

Tiempo de lecturas 31

Fantasmas 37

Tras las rejas 43

Tigre de papel 49

El campo de las letras 55

Uruguay 61

ÍNDICE

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No siempre se tiene tanta suerte.

Los que hacemos Ver para Leer estamos muy felices por la concreción de esta iniciativa de la

Fundación YPF. Lo que ustedes tienen en mano es una selección de ocho programas del ciclo

sobre libros y literatura que hacemos desde hace unos años semanalmente por Telefe y que

ahora llega, por este medio y gratuitamente, a todos los colegios secundarios del país. No es

poco. Para nosotros, al menos, es muchísimo.

Esperamos que maestros y alumnos usen libremente los programas, los comenten, los critiquen,

los disfruten, hagan con ellos lo que quieran. Esta guía, muy útil y completa, realizada por gente

que sabe de estas cosas, puede servir para sacarle más el jugo, el provecho y sobre todo el gusto

a los contenidos –libros, autores– de cada entrega.

Es muy lindo que nos hayan dado la oportunidad de llegar hasta ustedes.

Pásenla bien.

Juan Sasturain y el equipo de Ver para Leer

prÓlogo

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Si una noche de domingo un programa

Ver para leer es un programa de la TV dedicado a los libros y la literatura que combina ficción e in-formación de manera desacartonada y entreteni-da. Producido por Telefe, el ciclo lleva tres años en el aire. Su originalidad, la tarea creativa de su equipo y la continuidad lograda le permitieron cosechar una gran cantidad de seguidores de distintas edades y recorridos lectores así como muchos premios. Fue distinguido con el Martín Fierro al Mejor Programa Cultural, Premios Fund TV –a los mensajes educativos en televisión– al Mejor Programa de Interés General y Fund TV Extraordinario, Premio Clarín Espectáculos al Mejor Programa Periodístico, Premio Pregonero al Periodismo Televisivo en la 18ª Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires.

Su conductor, Juan Sasturain, es escritor y pe-riodista, pero sobre todo un lector que convoca a otros lectores desde su pasión. Así define él Ver para leer: “Se trata de una aproximación ligera e introductoria a un universo amplio y complejo. Nuestro objetivo es sacar el miedo a los libros y a la ficción literaria, convertirlos en realidades accesibles. Los escritores y los poetas son per-sonas como cualquier otra, pero que tienen algo para contarnos. Por eso hacen libros y los disfru-tan. Nosotros buscamos trasmitir sensaciones antes que saberes. Creo que si uno trasmite el gusto por lo que hace –ya sea cocinar, tocar el saxo, hacer gimnasia o leer– puede despertar en el otro, en el espectador, la sensación de que tal vez valga la pena probar de qué se trata”.

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¿Y de qué se trata?

Reunidos en dos DVD, ocho episodios de Ver para leer llegan en una caja a escuelas y biblio-tecas. Libros, escritores, historias, conversacio-nes e ideas, escenas y escenarios, intrigas... ficción y más ficción.

Cada episodio comienza con un problema o situación que Juan debe resolver y para eso apela a la literatura en un recorrido por lecturas, preguntas, diálogos y reflexiones.

Pero la caja no contiene solamente progra-mas de TV. También tiene esta guía, que se propone acompañar a profesores de Lengua y bibliotecarios (profesores de otras disciplinas no abstenerse) en este quehacer de ver para leer, leer para ver, ver para ver, leer para leer...

Cuando pensamos en guías, seguro que se nos aparecen las telefónicas, los tutores de plan-tas, las de una ciudad conocida o desconocida...

Esta guía no pretende ser un mamotreto como la guía telefónica, pero tiene algo de ella porque contiene “domicilios” de la lectura: se-ñas para comunicarse con libros, autores, géne-ros, pero sobre todo con los lectores y los distin-tos modos de leer.

Tampoco pretende ser una guía a la manera del tutor que ata las plantas con la intención de cuidarlas para que sigan una dirección de-terminada. Por el contrario, tanto el programa como esta guía plantean una concepción de lectura sin ataduras, permitiendo que cada uno encuentre su propio recorrido de acuerdo con sus intereses.

También es como una guía de calles que van en varias direcciones (norte, sur, este, oeste) y por eso orienta, informa, sirve para ubicarnos. Plantea itinerarios pero fundamentalmente dis-para ideas para descubrir otros: los propios. De ahí en más, el viaje y el recorrido por una ciudad, un barrio, una manzana, es nuestro. El itinerario de episodios y lecturas, también.

Esta guía busca compartir reflexiones en rela-ción con los adolescentes, la lectura, la escuela y la televisión. Aporta información, criterios, su-gerencias, para sumar a la experiencia y saberes de profesores y bibliotecarios. La intención es ampliar recursos, proponer “puertas de entra-da” a la lectura tanto del programa como de li-bros diversos para poder mirar, leer, conversar, teniendo más elementos para enriquecer el de-bate, las lecturas, los nuevos aprendizajes.

En este tema que nos ocupa, siempre es po-sible y beneficioso encontrar y ayudar a encon-trar a nuestros alumnos el gusto y el deseo de leer. Se trata de ampliar la experiencia de profe-sores y estudiantes como lectores de ficción. Quizás algunos ya lo sean en el cine o en la TV, otros también en los libros y estén dispuestos a ir por más.

Pero la caja no contiene solamente progra-mas de TV y una guía. Tiene también permi-sos, confianza, desafíos… Una gran oportunidad para los docentes que se atrevan, se ofrezcan, se dispongan, se animen a ver y leer a sus alum-nos; a ver y leer junto con sus alumnos.

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Ver para creer

La adolescencia es una etapa de plena búsque-da y de sed acuciante que quienes la atraviesan no siempre saben cómo ni dónde saciar. Mien-tras unos se muestran abúlicos, como vacíos,

otros están llenos de preguntas y de intereses. Elaboran teorías sobre

la vida, la libertad, el amor, el futuro, la ética… Se acercan a la música, algunos a la poesía, muchos a la imagen ya que justamente en las creaciones

artísticas pueden encontrar pla-cer, alimento, refugio, consuelo,

compañía.Pero de diferente manera todos necesitan

ser mirados, escuchados, hablados, necesitan del diálogo. Como dice Michèle Petit, “lo que determina en gran medida la vida de los seres humanos es el peso de las palabras o el peso de su ausencia”1.

Cuando el peso de la ausencia es mayor que el de la presencia, llaman la atención de cual-quier forma. Por eso, ante propuestas de lectu-ra más burocráticas que vitales, ante nuestras reiteradas críticas que les exigen baño y lectura, orden y progreso, sostenidamente responden como el personaje de Melville, desde una activa pasividad: “preferiría no hacerlo”2.

Sin embargo, muchos de ellos no sólo no se resisten sino que se entusiasman cuando las experiencias que les proponemos les permiten ejercitar en un plano simbólico, sus preguntas, su expresión, sus elecciones, su humor y su profunda crítica de un mundo amenazante al que temen. Tanto Ver para leer como esta guía

intentan mostrar que este tipo de ofertas puede pasar, en gran medida, por la lectura de ficción.

Asignatura pendiente

La literatura es un camino privilegiado para en-contrarnos con otros tiempos, espacios y modos de vida y para encontrarnos a nosotros mismos. Porque la literatura siempre habló y habla de la vida, de la diversidad, de los deseos, los sen-timientos y los miedos propiamente humanos. Así como se inventaron herramientas para cons-truir abrigo, reparo, alimento, los hombres y las mujeres inventaron los relatos y la poesía para construirse como personas. Y así los relatos y la poesía fueron y son abrigo, reparo y alimento. Desde el principio de los tiempos, permitieron expresar y transmitir sensaciones, sentimien-tos e ideas. Son formas de pensar, intentos por comprender lo inexplicable y testimonios de un momento o época de la sociedad.

“Lengua y literatura” implica mucho más que el nombre de una materia: amplía horizontes al sugerir otras formas de mirar, de decir, de vincu-larnos. Propone una vía excepcional para pensar y expresarse, apro-piándose de otras voces, otros escenarios y otras vidas. La ficción habilita un ensayo, un juego, un “como si...”. La lite-ratura siempre es una forma de conocimiento del mundo, es una lectura del mundo que se integra a las experiencias de vida de cada lector. ¿Será por eso que cuando descubrimos o nos ayudan a ver por dónde entrar, la lectura de ficción nos produce tanto placer?

1 Petit, Michèle. Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura. México, Fondo de Cultura Económica, 1999.2 Melville, Herman. Bartleby, el escribiente. Buenos Aires, Emecé, 2001.

Aquí se dan cita los

adolescentes, los libros,

la escuela y la TV.

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adolescentes, los libros, la escuela y

la TV.

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Vista panorámica

La escuela puede contribuir a ampliar el conoci-miento que los adolescentes tienen de los me-dios de comunicación (y de eso saben mucho). En este sentido, Ver para leer y sus episodios unitarios, independientes y autónomos son una buena oportunidad para poner en juego un sis-tema multimedial: televisión, libros e Internet. Un programa de TV donde se integran conte-nidos en una forma no lineal, de manera atrac-

tiva, con humor y con un tratamiento artístico. A la lectura de imagen y

sonido que propone, se suma el hecho de que el programa lleva a leer libros y viceversa. Pero también promueve la utiliza-ción de Internet para buscar

sitios virtuales donde encontrar cuentos, poemas, entrevistas, re-

señas e información que hayan sido de interés para los alumnos y docentes.

La interactividad entre estos diversos so-portes plantea, entonces, distintas puertas de entrada posibles: televisión, Internet, libros y… conversación en grupo. Esto implica combinar la virtualidad con el “cara a cara” que es la gran oportunidad que ofrece la escuela.

De esta manera, tanto los ocho episodios como la guía funcionan como un hipertexto dado que posibilitan llegar a un mismo tema y a determinados conceptos por varios caminos distintos, a elección de cada grupo junto a do-centes y bibliotecarios. La guía agrega otros temas a los programas: la educación literaria y audiovisual, el profesor como mediador y la for-mación de lectores.

Comunidad de lectores

La escena del lector a solas con un libro no es la única posible. La escuela, por ejemplo, es un lugar social, un espacio privilegiado para los in-tercambios y para poner en juego distintas prác-ticas relacionadas con los actos lingüísticos: ha-blar, escuchar, leer, escribir.

Allí se hace posible conformar una “comu-nidad de lectores” en la que todos pueden es-cuchar y opinar (unos escuchan lo que otros piensan de aquello que están leyendo o escri-biendo), en la que se argumenta y se debaten ideas, puntos de vista, hipótesis.

El simple hecho de conversar en grupo so-bre lo escrito y lo leído hace que descubramos cuestiones que, antes de la charla, nos pasaban desapercibidas. Lo mismo puede decirse del in-tercambio que sigue a la experiencia de mirar juntos un programa de TV.

Vimos el episodio ¿Dónde leer? con un grupo de jóvenes. Al terminar, uno de ellos comentó: “...¡hablar de libros en el baño!” Esta frase invitó a que otra dijera: “¿viste los pies de Juan…?”, a lo que un tercero agregó: “...en mi casa no hay lugar para leer” y así empezó una conversa-ción, aparentemente de bueyes perdidos pero no. Este inicio nos llevó a otros temas, a libros y lecturas, a reírnos, a pensar, a sorprendernos. Y nos dio ganas, necesidad, de volver a verlo para disfrutar de lo que a cada uno le había llama-do la atención, pero también para mirar desde otros puntos de vista lo que había impactado a los demás. Play nuevamente. La segunda mi-rada nos llevó ya a hacer comentarios mientras lo veíamos, a pedir stop, a rebobinar para volver a ver algo... Igual que cuando leemos un libro y vamos y volvemos en infinitas relecturas.

Aquí se dan cita los

adolescentes, los libros,

la escuela y la TV.

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La charla permite ver con más ojos que los propios. Y se puede iniciar a partir de comen-tarios espontáneos de los alumnos porque las preguntas evaluadoras tienden a cerrar la con-versación en lugar de abrirla.

Al escuchar lo que otros dicen, descubrimos lo que no se nos hubiera ocurrido a solas. Nues-tro pensamiento se une y se entrama con el de los otros. Y así, de nuestro solitario “texto pen-sado”, que es un tejido, va surgiendo el “texto conversado”, otro tejido que crece a lo ancho de la lectura en grupo, a lo largo en el tiempo del en-cuentro, y que sigue creciendo en nuestro tiem-po interno cuando nos lo “llevamos puesto”.

Esta es una experiencia de profundización: encontramos otras “capas” en el programa y en los textos, y otras capas en nosotros mismos (en los distintos niveles de profundidad que te-nemos las personas).

Hay una interesante distancia entre pensar la lectura como un hábito (el tan trillado “hábito de la lectura”) y pensarla como un “lugar ha-bitable”, un “espacio a habitar” en el que no necesariamente estaremos solos aunque tam-bién podamos estarlo si queremos y se dan las condiciones. Así, la lectura puede pasar de ser un sitio fastidioso para los adolescentes, a ser uno de los espacios que eligen frecuentar: un buen programa.

Los cuatro rumbos de la palabra

Palabra dicha, palabra escuchada, palabra escri-ta, palabra leída: cuatro momentos de un ciclo siempre en movimiento. No podemos referir-nos a la lectura prescindiendo de los demás rumbos de la palabra. Dice Antonio Tabucchi: “La voz goza de un estatus más importan-

te que la palabra, pero hay una paradoja: que sin la escritura, la palabra no permanecería.”3 En la conversación sobre el programa o sobre libros, se ponen en juego todas las posibilida-des que brinda: mientras alguien habla (opina, argumenta, pregunta, se pregunta, asocia, rela-ciona), los demás escuchan (sienten, asienten, disienten, consienten) y tanto el habla como la escucha pueden desembocar en escritura y en lo que nos pasa cuando entramos en ella, la lec-tura. Nuestra historia como lectores es también nuestra historia como hablantes, oyentes, escri-bientes, pensantes.

¿Cómo favorecer el desarrollo de estas com-petencias en nuestros alumnos? Hay que salir al ruedo. Así como a leer se aprende leyendo, y a escribir, escribiendo, a hablar y a escuchar, se aprende conversando. Y a leer literatura se aprende... leyendo literatura.

Se trata de poner en juego los cuatro rumbos de la palabra con todo lo que esto implica. No hablamos de un juego de preguntas y respues-tas donde hay uno que sabe y los otros tienen que “acertar”. Es otra clase de juego. Como en la vida, las respuestas son siempre provisorias y las preguntas son reformuladas permanente-mente por quien no sabe o no sabe que sabe. En el intercambio con otros se va transitando y construyendo conocimiento, identidad, certezas provisorias que provocan nuevas preguntas.

No es lo mismo un interrogatorio que un diá-logo. No es lo mismo plantear las preguntas que nos hacemos que responder a las preguntas que nos hacen. No es lo mismo hacer este camino acompañado que solo.

3 De una entrevista a Antonio Tabucchi, realizada por Daniel De la Fuente, www.avizora.com.

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Un puente entre lecturas y lectores

El rol del docente, en esta experiencia, es el de mediar. Mediar sería, de alguna manera, estar en el medio entre los alumnos y los libros, o en-tre los alumnos y los episodios de Ver para leer. Claro que se puede optar por estar en el medio a la manera de una medianera… o a la manera de un puente.

El control, la graduación, la evaluación y el cuestionario cerrado posterior a la lectura úni-ca terminan funcionando como una pared entre los estudiantes y los libros. Otra opción es dejar que las cosas sucedan por generación espontá-nea, con lo cual los encuentros entre los libros y los alumnos resultan esporádicos y fortuitos. ¿Cómo sale el docente de esta doble trampa? ¿Cómo tiende un puente donde antes había una pared o no había nada?

Desarrollar la escucha y dar protagonismo a la espontaneidad de los alumnos puede ser un buen punto de partida. Claro que esa espon-taneidad no pide un coordinador laissez-faire, sino un docente muy atento a lo que cada uno aporta, a la espera del momento adecuado para intervenir de manera que la conversación tome rumbos no previstos pero interesantes de reco-rrer. Estas habilidades se ganan con el tiempo de las prácticas, la reflexión y la formación pro-fesional.

Mediador sería entonces aquel docente que trabaja sobre sí mismo para ofrecerse como puente: se prepara, se nutre, experimenta, par-ticipa con otros colegas en comunidades de lec-tores entre pares. En este sentido, Ver para leer sería un “plato fuerte” en esa imprescindible nutrición del mediador.

Claves para mediar

¿Cómo y cuándo preguntar? ¿Cómo y cuán-do callar?

Un mediador no es alguien que abando-na el grupo a su suerte, sino un coordinador atento y disponible:

reconoce y valora los saberes previos de su grupo y lo hace saber,convida lectura (lee un fragmento, cuenta algo acerca de un libro, lo muestra…) y acepta ser convidado,toma lo que alguien dijo y lo devuelve al grupo como comentario o pregunta,amplía,sugiere,invita a volver y volver al libro, tantas veces como se necesite, para confirmar o desechar interpretaciones,no monopoliza la conversación,respeta los silencios,retoma y realza palabras de unos y otros,opina sin protagonizar,impulsa el diálogo,repregunta y estimula a repreguntar,abre la discusión cuando parece cerrarse,recapitula o sintetiza el camino recorrido en ese intercambio.

De los criterios que pone en juego el docente mediador depende el éxito de la experiencia. Y por éxito entendemos que los alumnos resulten contagiados de entusiasmo por probar, por ex-plorar, por conocer, por leer.

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La primera condición del mediador es la es-cucha. Y escuchar no es lo mismo que oír, así como ver no es lo mismo que mirar. Un media-dor no se conforma con que sus alumnos vean, los invita a mirar. Un mediador no recibe la pala-bra del otro “como quien oye llover”.

No es alguien que detenta el poder sobre las lecturas ajenas: es nada más y nada menos que un lector dentro de una comunidad de lectores. Es un lector generalmente más entrenado o con mayores competencias que sus alumnos –por eso es quien coordina, quien está al frente de una clase– y se ocupa de abrir el abanico de lecturas posibles. Un mediador es un lector con derecho a opinar, pero no alguien que tiene la palabra últi-ma… en principio porque, tratándose de leer lite-ratura, no existe la llamada “última palabra”.

El mediador, como dice Cecilia Bajour, necesi-ta “aceptar al otro en su diferencia, [aceptar] su lectura y su visión del mundo con esa diferencia, aunque no coincida con ella”4. Esta democracia de la palabra pone a un costado también la sobre-protección. Son posibles y deseables –sostiene Bajour– las escenas en que los lectores quedan “inquietos o en estado de pregunta”. Y está cla-ro que no se refiere a la pregunta de un cues-tionario, sino a la incertidumbre, a las preguntas internas que generan la literatura, el arte, la vida.

Libros y lectores: “buscados vivos”

Esta propuesta multimedial no se puede con-cebir sin libros propios o prestados. Para poder elegir se necesita acceder a una diversidad que

suscite curiosidad y deseo: variedad de géne-ros, de autores, de temas de aquí y de allá, pa-sados y por venir.

Es muy probable que surjan ganas de leer al-gunos libros de los mencionados en el programa y otros por asociaciones temáticas, de género o de autor.

Los libros comentados y recomendados en cada episodio, “nos provocan” a cada uno de distintas maneras:

libros que me dieron ganas de mirar, de hojear, de curiosear,libros que elegiría para ver de qué se trata,libros que me intrigan,libros que hace rato quería leer,libros conocidos por el motivo que fuere (de oídas, por haber leído fragmentos por tenerlos en casa, en la biblioteca de la escuela o...),libros desconocidos que me llamaron la atención,libros reencontrados por haberlos leído,libros que se refieren a algo que me interesa en este momento,libros para leer con otros,libros que quizás lea el próximo verano5.

Iniciar la búsqueda para encontrar los libros ele-gidos es una actividad en sí misma. Después de informarse e intercambiar preferencias y deseos de explorar, habrá que ingeniárselas (tarea de todo un grupo) para conseguir el material deseado.

4 Bajour, Cecilia. Oír entre líneas: el valor de la escucha en las prácticas de lectura, conferencia pronunciada en la 5ª Jornada de Reflexión sobre la Lectura y la Escritura organizada por la Secretaría de Educación del Distrito y Asolectura, Bogotá, 2008 (en prensa).5 Listado inspirado en el capítulo I de Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino. Madrid, Siruela, 1995.

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1. Hacer un relevamiento de los lugares donde puedan encontrarse esos libros: la biblioteca de la escuela, bibliotecas populares o municipales, bibliotecas personales y particulares de vecinos y familiares que los presten.

2. Según la zona y la comunidad en las cuales esté inserta la escuela se pueden conseguir donaciones de los libros buscados o de dinero para ampliar o fundar la biblioteca. No es lo mis-mo pedir libros en general, a secas, que buscar libros con nombre y apellido, es decir con autor, género, título, señas particulares de acuerdo a lo que el grupo quiera leer dentro y fuera de la escuela.

3. Rastrear no sólo libros sino también lectores. Un lector “fanático” de un determinado autor o de un género puede ser invitado a la escuela para compartir sus preferencias: un cuento, el fragmento de una novela, poemas. Lo importan-te es que sea un lector apasionado que conta-gie las ganas de leer. Puede presentar un libro, un autor o un personaje porque lo sigue, por-que leyó mucho de él, porque es su detective favorito… No estamos hablando de nadie que dé cátedra, sino de alguien que disfrute con la lectura y para quien leer sea una de sus activida-des cotidianas. En este caso, la comunidad de lectores se extiende fuera de la escuela.

Internet merece un renglón aparte

Es posible que muchas veces, a lo largo y a lo ancho del país, no se consigan los libros que de-seen leer. Una buena opción, en este caso, es recurrir a la red informática. Allí se pueden en-contrar algunos de los textos comentados –que están libre de derechos– y mucho más: entre-vistas a los autores, comentarios de lectores y

especialistas, sitios sobre literatura en general o sobre un autor en particular. Una verdadera comunidad virtual de lectores.

Hay algunos sitios especializados que con-tienen excelente material y también remiten a otros sitios. Así que es una cuestión de postas, de biblioteca virtual en biblioteca virtual. Y en el camino, uno se va encontrando con gratas sor-presas e insospechados tesoros.

Algunos sitios recomendados:www.me.gov.arwww.educared.org.arwww.imaginaria.com.arwww.ciudadseva.comwww.avizora.com

Ampliar la mirada

A las competencias lingüísticas de las que veni-mos hablando, se suma el conocimiento de los códigos propios del lenguaje audio-visual. El resultado son compe-tencias lectoras tanto en rela-ción con la imagen como con la palabra, que pueden seguir desarrollándose siempre para ver cada vez mejor, para leer mejor cada vez. De esta manera, al mirar una película o un programa de televisión, es posible entretenerse y pensar al mismo tiempo. A los placeres propios del lec-tor ingenuo se le agregan las competencias del lector crítico, capaz de procesar lo que recibe con una mirada de ida… y vuelta.

Ver para leer tiene un formato, una estructura que lo identifica. Después de compartir varios episodios se puede conversar sobre algunos as-pectos:

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adolescentes, los libros,

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la estética del programa,la escenografía,la gráfica,la apertura-comienzo del programa,las secciones estables y las que van y vienen,los separadores para dar lugar a diferentes momentos, el cierre,el conflicto de cada episodio,los lugares donde transcurren,los diversos roles que juega el actor Fabián Arenillas.

¿Qué otros aspectos se pueden tener en cuenta a la hora de ver un programa?

El discurso audiovisual está constituido por dos lenguajes: imagen y sonido. Lo que se ve y se escucha, en el caso de Ver para leer, está siempre en función de lo que se quiere narrar.

“Lo más importante es un primer plano, cuando alguien sonríe o mira a alguien, y todo ello resulta real, y es el final del mundo y el comienzo de todo...”

Charles Chaplin6

En relación con la imagen es interesante ob-servar por ejemplo los espacios donde transcu-rren las escenas, el vestuario, la iluminación.

La narración avanza a través de escenas. La cámara narra a través de los planos y los

tiempos de cada una de ellas.Hay tres grandes grupos de planos:

Planos largos: son generales, abiertos, am-plios y muestran el lugar donde sucede la ac-ción. A veces se trata de una vista panorámica.

Planos medios: muestran a las personas de cuerpo entero o medio cuerpo.

Planos cortos: toman a las personas del pe-cho hacia arriba. Se usan para momentos ínti-mos, para mostrar sensaciones y sentimientos.

Primer plano: toma la cabeza completa. Primerísimo primer plano: desde la frente

hasta el mentón.Otros tipos de planos son:Plano detalle: muestra un objeto o una parte

del cuerpo. Picado o cenital: es una toma que hace la cá-

mara desde arriba (cámara alta).Contrapicado o supina: la cámara toma desde

abajo. Además:Paneo: recorrido lento que hace la cámara en

forma horizontal o vertical.Travelling: la cámara se traslada a través del es-

pacio mientras filma. Por ejemplo desde un auto.En pantalla también aparecen los llamados

“paratextos” (títulos, notas al pie, epígrafes, créditos).

En relación con el sonido podemos prestar atención a la música, los ruidos, el silencio, la voz. Por ejemplo, cuando Juan dialoga con un personaje, cuando se dirige a los espectado-res, cuando piensa en voz alta, cuando escribe, cuando lee.

A veces Juan está fuera de cámara y se es-cucha su voz en off, a veces está en pantalla y sin que mueva los labios, su voz se oye “desde afuera”.

6 De una entrevista en la Revista Life, 1967.

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El orden de los programas no altera el producto. Esto significa que la secuencia que le dimos a los episodios, en las páginas siguientes, es ar-bitraria. Se trata de un itinerario posible entre otros, pero no es el único. La idea es que el do-cente elija y dé a elegir. Armar y recorrer itinera-rios es parte del juego propuesto.

Los ocho episodios son: ¿Dónde leer? Detectives de novela Tiempo de lectura FantasmasTras las rejas Tigre de papel El campo de las letras Uruguay

Este último tramo de la guía despliega una variedad de propuestas para ampliar con el aporte tanto de docentes como de alumnos. En cada episodio se despliegan las siguientes sec-ciones:

Sinopsis

Una síntesis da cuenta de la trama ficcional a par-tir del problema que Juan tiene que resolver.

La sinopsis es una buena práctica de escri-tura para tener en cuenta cuando se quiere re-comendar o comentar un libro o una película y, para ello, se hace necesario narrar de qué se trata en pocas palabras.

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VISITA GUIADAA CADA EPISODIO

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Lectura y…

Reflexiones para compartir en las que se entre-lazan dos temas: el de la lectura y el de cada episodio. Se cruzan así la lectura y dónde leer, la lectura y el tiempo, la lectura y el campo, la lec-tura y los detectives, la lectura y lo fantástico…

Son textos que se pueden leer en grupo y conversar después: buscar otras asociaciones, destacar las que más interesaron, llevar la re-flexión para que cada uno pueda pensarse como lector.

Ideas, metáforas, preguntas, conceptos, cri-terios acerca de la lectura dentro y fuera de la escuela, de la variedad de lectores, de los mo-dos de leer, de los encuentros y desencuentros con las lecturas...

Puntas para seguir

Un mapa de posibles rutas a elegir. Partiendo de lo que dispara cada episodio, esta sección abre caminos para ampliar, profundizar, aportar información, asociar, relacionar.

Dentro de ella hay diversos apartados: Tomamos nota: incluye citas de libros co-mentados, resalta partes de la entrevista y aporta datos sobre el entrevistado. Curiosidades y algo más: a una miscelánea de datos curiosos se agrega también la vincu-lación con otros lenguajes artísticos. En este

sentido, hay sugerencias de películas, músi-ca y obras de artistas plásticos que aportan otra mirada al tema central del episodio y am-plían el universo cultural. La idea es que esto dispare nuevas asociaciones y recorridos posibles. De ninguna manera es un listado a seguir exhaustivamente. Puntas para conversar: sugerencias para los momentos grupales de conversación, vinculadas al reconocimiento de los distintos modos de leer. Qué ves, qué ves cuando me ves: en un principio, vemos el programa para disfrutarlo, porque sí, “para nada”. Pero al volver a verlo, una y otra vez, se puede hilar más fino (avan-zar y retroceder, congelar una imagen para observar detalles). Esta sección invita a mirar aspectos espe-cialmente interesantes del tratamiento de la imagen y el sonido. Son sugerencias para que cada espectador descubra otros aspec-tos y, en comunidad de lectores, se sumen los aportes.

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

Incluye el listado, ordenado por género, de los títulos y autores de los libros mencionados.

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Los lugares de la lectura

Una plaza, un bar, un tren, la cola del colecti-vo, el baño, la cama, la escuela. Qué diversidad. Hay lugares abiertos, lugares cerrados, públicos, privados, comunes, extraordinarios, asfixiantes, aireados...

También son diversos los vínculos con la lec-tura: hay personas abiertas a lecturas diversas, otros que abren una sola puerta –leen siempre un mismo tipo de libros– y hay quienes están cerrados a esta experiencia de la lectura.

Hay quienes necesitan silencio y aislamien-

to, otros pueden leer en medio del ruido y has-ta con interrupciones. Es que el momento de la lectura puede ser también un lugar y lo es cuando se vuelve un refugio de encuentro con uno mismo en intercambio con otro (el texto u otros lectores con quienes entramos en diálogo íntimo al leer).

Claro que a veces la lectura es un lugar de desencuentros: si se le endilga al lector que está “perdiendo el tiempo” o que “no está haciendo nada útil”, si se le pide que conteste preguntas

SinopsisJuan está preocupado porque no puede leer. Al lado de su casa hay una obra en construcción y con tanto ruido no encuentra el modo de concentrarse. Esto se pone serio, para él en particular, porque es escritor. Para ser un buen escritor hay que leer mucho y, en estas condiciones, no puede trabajar. Por eso va en busca de un lugar tranquilo. Pero no es su día de suerte.

¿Dónde leer?

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sobre lo leído o encuentre “qué quiso decir el autor”, si lo que alguien está necesitando no es lo que llega a sus manos, si no hay libros para hurgar y elegir.

Como dice Jorge Luis Borges: “Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo hasta que da con su lector, con el hom-bre destinado a sus símbolos” 7. ¿Qué lugar le da la sociedad a la lectura y al lector? No es lo mismo el lugar del placer y lo lúdico que el del saber y la cultura, que el del prejuicio, que el de la obligación.

A nuestro alrededor, ¿se valoriza o se desva-loriza la lectura? ¿Se la niega? ¿Se la banaliza? ¿Se la teme o se la disfruta y alienta?

Si alguien lee mucho, se escucha decir: “se devora los libros”, “se pasa el día leyendo”, “es un ratón de biblioteca”. Se lo mira de diversas maneras: con prejuicio, burla, admiración, curio-sidad, desconcierto. ¿Cuál es el lugar del lector?Un lector es alguien que se involucra con lo que lee: se deja impactar por palabras, situaciones, diálogos, conflictos que le resuenan y lo llevan a identificarse o a diferenciarse. Se entrelaza con el texto y en esa experiencia va construyendo sentido. Así se lo apropia, como si lo reescribie-ra. Por eso puede decir Graciela Montes8 que el texto leído no es igual al texto escrito, pero es tan notable como él.¿Y qué lugar le hacemos a la lectura en nuestra vida? ¿Es una de las cosas en las que elegimos ocu-

parnos? ¿Es algo que hacemos todos los días? ¿Alguna vez en la semana? ¿En el mes? ¿En el año? ¿Encontramos ese “tiempo de leer” que, al habitarlo, se convierte en un lugar?¿Y la escuela? Puede ser un lugar para “ganar” lectores –luga-reños del libro– que lean en ella y lo sigan ha-ciendo a lo largo de la vida. Pero para eso es necesario pensar dónde nos situamos con res-pecto a ideas que la sociedad repite sobre los adolescentes y la lectura: “no les interesa leer”, “están todo el día con los jueguitos”, “lo único que los atrapa son las pantallas”, “la poesía es para mujeres, a los varones hay que darles sólo aventuras”...

La cuestión de la lectura es compleja. La cuestión de los adolescentes, también. Los pre-juicios simplifican y clausuran la reflexión e im-piden generar experiencias que los comprueben o los contradigan.

Un buen lugar de despegue

La escuela como espacio de lectura apostó dema-siadas veces a la uniformidad y al control, como si cada texto tuviera un sentido único y se lo pu-diera controlar evaluando como correctas o inco-rrectas las respuestas a un cuestionario resuelto en soledad. Pero si podemos ver que, como lu-gar social de encuentro con el otro diferente, la escuela tiene todas las condiciones para favore-cer el intercambio, la circulación de la palabra y la construcción colectiva de sentido, se podrá abrir el juego para que el pensamiento se despliegue y la pluralidad de sentidos sea posible.

7 Borges, Jorge Luis. Biblioteca personal. Prólogo. Madrid, Alianza, 1995. 8 Montes, Graciela. La frontera indómita. México, Fondo de Cultura Económica, 1999.9 Montes, Graciela. La gran ocasión. Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2006, distribuida en las escuelas que participan del Plan Nacional de Lectura.

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Graciela Montes se refiere a la escuela como la gran ocasión9. Es decir, como oportunidad para todos, espacio que habilita el ejercicio de uno de los derechos propiamente humanos: el derecho a leer.

Llegar a ser lectores es el resultado de una construcción. Y para que esta construcción se sostenga y pueda crecer necesita entre ladri-llo y ladrillo, una “mezcla”: variedad de libros, tiempo y un acompañamiento que posibilite la autonomía.

Cuando decimos “este libro no”... por com-plejo, por largo, por triste, por audaz, porque ter-mina mal, porque tiene palabras difíciles, porque es peligroso, porque no enseña nada, porque no lo van a comprender…” estamos censurando y limitando la oferta, impidiendo descubrimientos propios.

En nombre del cuidado podemos correr el riesgo de ofrecer una literatura lavada, empo-brecedora, cuando lo que alguien que está cre-ciendo necesita es justamente inquietarse, des-pabilarse, sobresaltarse, sorprenderse…

Esta es la esencia de Ver para leer: despertar la curiosidad y el apetito, las ganas de descubrir y compartir palabras que traduzcan sentimien-tos y emociones íntimas para mostrar conflictos semejantes o diferentes a los propios. Si esta intención, estos criterios, esta confianza en los lectores potenciales se dan desde la escue-la, ella puede convertirse en un buen lugar de despegue: un lugar donde la lectura no sea un “como si” sino un espacio de lectura genuina.

Puntas para seguir

Tomamos nota

Del libro 20 poemas para ser leídos en el tran-vía de Oliverio Girondo10, algunos versos de diferentes poemas nos tocaron el hombro. Los tranvías ya no ruedan, los poemas sí. Há-ganlos rodar o rueden a buscarlos.

“...en un quinto piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana”...

“¡Cuando el sol incendia la ciudad, es obliga-torio ponerse alma de Nerón!”...

“¿Por qué, a veces, sentiremos una tristeza parecida a la de un par de medias tirado en un rincón?”...

“...junto al cordón de la vereda un quiosco acaba de tragarse a una mujer”...

Del libro La historia de la lectura de Alberto Manguel11:

“A nosotros, los lectores de hoy, en teoría amenazados con la extinción, aún nos queda aprender qué es la lectura.”

“Aprendí pronto que la lectura es acumulati-va y que avanza por progresión geométrica; cada lectura nueva se reconstruye sobre lo que el lector ha leído antes.”

10 Girondo, Oliverio. 20 poemas para ser leídos en el tranvía. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1966.11 Manguel, Alberto. Una historia de la lectura. Buenos Aires, Norma, 1999.12 Piglia, Ricardo. El último lector. Buenos Aires, Anagrama, 2005.

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“Todos nos leemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea para poder vislumbrar qué somos y dónde estamos. No podemos hacer otra cosa que leer.”

Del libro El último lector de Ricardo Piglia12:“La pregunta ‘qué es un lector’ es también la pregunta sobre cómo llegan los libros al que lee, cómo se narra la entrada en los textos.”

¿Ser o no ser...? “La legendaria indecisión de Hamlet podría ser vista como un efecto de la incertidumbre de la interpretación, de las múltiples posibilidades de sentido implícitas en el acto de leer.”

Del libro Por qué leer a los clásicos de Italo Calvino13:

“Un clásico es el libro que no termina nunca de decir lo que tiene que decir, es un libro que se renueva con cada lectura, con cada generación de lectores.”

Del libro Últimos días de la víctima de José Pablo Feinmann14

“...Un hombre se define, ante todo, por los espacios que habita: un hombre, en mayor o menor medida, es siempre un mapa, y no hay más que saber trazar su geografía para dominarlo.”

De la entrevista a Ricardo Piglia, en este epi-sodio:

“Leer concentrado: aislándose o incorpo-rando lo que surge, la llamada percepción distraída o el lector salteado como dice Macedonio Fernández. Leer en condiciones múltiples.”

“Relación entre lectura y saber social: en el género policial, el detective es un buen lector porque si uno sabe leer bien puede leer otro tipo de cosas”.

Ricardo Piglia, escritor de ficción, crítico y ensayista. Nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires, en 1941. Su primer libro de re-latos, La invasión, fue premiado por Casa de las Américas. Respiración artificial (1980) es considerada como una de las novelas más re-presentativas de la nueva literatura argentina. Sobre la base de Ciudad ausente (1992), es-cribe poco después el texto de una ópera con música de Gerardo Gandini. Su novela Plata quemada (1997) es llevada al cine con direc-ción de Marcelo Piñeyro. Entre sus ensayos, El último lector (2005) es un itinerario por dis-tintas escenas de lectura de lectores reales y de ficción. Fue traducido a varios idiomas.

Curiosidades y algo más

La poesía juega con el lugar de las palabras en la página, armando una silueta siempre particular de manera que se la reconoce a simple vista.

13 Calvino, Italo. Por qué leer a los clásicos. Barcelona, Tusquets, 1995. 14 Feinmann, José Pablo. Últimos días de la víctima. Buenos Aires, Planeta/Seix Barral, 2006.

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Los caligramas, una alianza entre caligrafía e ideograma, dibujan con palabras lo que nom-bran. Son poesías que se ven. Oliverio Giron-do, Vicente Huidobro, Guillaume Apollinaire, algunos poetas que experimentaron en este género.

“El caligrama pretende borrar lúdicamente las más viejas oposiciones [...]: mostrar y nombrar... mirar y leer”, Michel Foucault15.

Los lugares del libro: tapa, contratapa, pie de imprenta, prólogo, solapas, índice, colofón. ¿Estos lugares están en todos los libros? ¿Qué información les dan a los lectores estas puertas de entrada?

Juan aparece por primera vez en escena, en este episodio, con un libro de Shakespeare. Hamlet aparece por primera vez en escena, en la obra de Shakespeare, con un libro en la mano.

De Antonio Tabucchi en relación a su novela Sostiene Pereira, llevada al cine: “Cuando el escritor trabaja una novela no está pensando llevarla a la pantalla grande, sino a las pági-nas. [...] Me gustan este tipo de oportunida-des porque es una forma de curiosidad, de verificar lo bello que puede ser que de un lenguaje artístico, una obra pueda transitar y deambular libremente hacia otro lenguaje.”16

Cine

Un lugar en el mundo (Argentina, 1981), pe-lícula argentina dirigida por Adolfo Aristarain,

con la actuación de José Sacristán, Federico Luppi, Cecilia Roth y Leonor Benedetto.

Últimos días de la víctima (Argentina, 1982), película argentina dirigida por Adolfo Aristarain según la novela homónima de José Pablo Fein-mann, con la actuación de Federico Luppi, So-ledad Silveyra, Ulises Dumont, Julio de Grazia.

Sostiene Pereira (Italia, 1996), película italiana dirigida por Roberto Faenza y protagonizada por Marcello Mastroianni, sobre el libro del mismo nombre, escrito por Antonio Tabucchi.

Música

Cantares - Antonio Machado y J. M. Serrat. En cualquier lugar - Joan Manuel Serrat.Se quema - Grupo Las Pelotas. Un lugar - Grupo Kapanga.En algún lugar - Grupo Duncan Dhu.Mi ciudad y mi gente - Eladia Blázquez.

Plástica

M. C. Escher, artista plástico holandés (1898-1972). Al inicio de su página de Internet (en el buscador colocar su nombre), figuran estas ci-tas suyas:

“A menudo me encuentro más cerca de los ma-temáticos que de mis colegas los artistas.”

“Todos mis trabajos son juegos. Juegos serios.”

15 Foucault, Michel. Esto no es una pipa: ensayo sobre Magritte. Barcelona, Anagrama, 1997.16 De una entrevista a Antonio Tabucchi, realizada por Daniel De la Fuente, www.avizora.com.

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Puntas para conversar

Lugares y posturas que cada uno elige para leer.

Qué le provoca a cada uno el silencio.

Preferencias de otros lectores que conozcan.

Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volver a verlo una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

Los lugares por los que Juan circula y ver cómo son.Los diferentes planos que hace la cáma-ra durante la conversación entre Juan y Ricardo Piglia.Los momentos en los que se hace un plano especialmente bello.Los distintos personajes que interpreta el actor Fabián Arenillas, cómo los compone (vestuario, voz, actitud corporal). Los momentos en los que alternan los diálogos, los relatos en off y los comenta-rios de Juan a cámara.Las diferencias entre la música que acom-paña a Juan cuando está en la librería y cuando está en la cama y se despierta por los ruidos.

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

TeatroMucho ruido y pocas nueces de William Shakespeare.

CuentoAntología de cuentos breves para leer en el colectivo de Maximiliano Tomás. Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe. El principito de Antoine de Saint-Exupéry. Antología de cuentos de Ryunosuke Akutagawa.

NovelaLa casa de papel de Carlos María Domínguez. Nocturno hindú de Antonio Tabucchi.Robinson Crusoe de Daniel Defoe.El largo adiós de Raymond Chandler.La ciudad ausente de Ricardo Piglia.Juntacadáveres de Juan Carlos Onetti. El lector de Bernard Shlink.El silencio blanco de Jack London.

PoesíaAntología poética de Francisco de Quevedo. Veinte poemas para leer en el tranvía de Oliverio Girondo.

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EnsayoEl último lector de Ricardo Piglia. Una historia de la lectura de Alberto Manguel. Confesiones de San Agustín de Hipona.

Géneros íntimos: diarios, cartas, autobiografías, apuntes y reflexiones Diarios de Franz Kafka. Los libros de los otros de Italo Calvino.Los libros en mi vida de Henry Miller.Libro del desasosiego de Fernando Pessoa.

HistorietaSherlock Time de Héctor G. Oesterheld y Alberto Breccia.Fontanarrosa y los médicos de Roberto Fontanarrosa.

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SinopsisJuan está en un aprieto. Alguien se metió en su casa y estuvo revisando sus papeles, entre los que estaba el examen que va a tomar mañana en la facultad. Ahora hay un alumno que ya sabe lo que le van a preguntar. Si Juan no descubre quién estuvo hurgando entre sus cosas, uno de sus estudiantes va a tener ventaja sobre el resto de sus compañeros.Para resolver este misterio, Juan va recurrir a los detectives de la literatura. Quizás, con su ayuda, pueda encontrar al culpable.

detectivesde novela

El lector como detective

El policial es un género donde el autor trabaja con mucha conciencia de las interpretaciones que los lectores pueden dar a su texto: orienta al lector hacia distintas hipótesis, siembra el ca-mino de pistas falsas para confundirlo. Este es el juego que juegan ambos, el pacto de ficción que establecen. Desde el punto de vista de la escritura y también de la lectura, esta es una característica del género.

Pero de hecho cada lector, por poco que lea, se aproxima a cualquier texto como si fuera un policial, es decir, con la sensación de “acá hay gato encerrado”, “aquí ha pasado algo”. Cual-quiera sea el género, siempre la lectura tiene ingredientes del policial: una intriga –que genera la lectura–, un enigma a develar –el texto– y un detective que hará lo suyo, el lector. En busca del secreto, vamos recogiendo pistas, señales,

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17 Piglia, Ricardo. Tesis sobre el cuento. Formas breves. Barcelona, Anagrama, 2000.18 El detective como héroe ya no existe. Entrevista realizada por Jorgelina Núñez y publicada en el diario Clarín, el 30/6/2007.19 Manguel, Alberto. Una historia de la lectura. Buenos Aires, Norma, 1999.

huellas. Vamos juntando indicios, formulando hi-pótesis desde el mismo título de la novela, del poema, del cuento. Estas hipótesis son refor-muladas permanentemente mientras leemos.

De esta manera, el lector se vuelve cómpli-ce, participa como coautor en una suerte de reescritura interna de ese texto que creó el au-tor. Y espía en esa trama urdida en la que se va implicando.

En el policial hay dos historias: la del crimen y la de la investigación, una se muestra a simple vista, la otra está oculta. A veces prevalece la primera, a veces la segunda. En la lectura, en general, también hay dos cuestiones: lo que se lee literalmente y lo que se lee entrelíneas. Todo confluye hacia un lector sagaz y avezado que lo revele, lo saque a la luz.

Ricardo Piglia lo dice así: “Lo más importante nunca se cuenta. La historia secreta se constru-ye con lo no dicho, con el sobreentendido y la alusión”17. Como existe un nivel literal y otro que se lee entrelíneas, los nuevos sentidos afloran en cada relectura y mucho más si hay intercam-bios con otros lectores. De eso se trata leer.

Hablando del género policial, Pablo De Santis dice: “La tarea de los detectives no es la mera contemplación. Se ven obligados a actuar para sostener sus ideas”18. Y lo mismo pasa con los lectores de cualquier género. Por eso preguntan y se preguntan, dudan, se inquietan, se embar-can en la búsqueda de sentido. Argumentan, indagan, interrogan al texto, a los personajes, a sí mismos. Hipotetizan, elaboran supuestos sin dar por supuesto nada, siguen un rumbo que cambian cuando los lleva a un callejón sin sa-

lida. Espían, esperan, contienen la respiración, acechan, desean penetrar en el secreto.

Así como el detective es reservado y curioso, el lector necesita ser curioso y se reserva para sí lo que el texto provoca en él, a menos que tenga la posibilidad de compartir con otros su lectura en un clima de escucha e intercambio, no de evaluación.

Es que el intercambio con otros lectores hace aflorar las hipótesis de todos. Entonces, a par-tir de lo que cada uno dice y de cómo resuena eso en los demás, se tejen hipótesis nuevas. Da mucha alegría ver cómo la curiosidad de unos vuelve más curiosos a otros, más perspicaces a todos, más inquisidores y atentos a las sutilezas que el texto propone. De eso se trata la lectura en una comunidad de lectores.

Puntas para seguir

Tomamos nota

De este episodio:

“En el caso de Holmes, suele resistirse a aceptar un caso hasta que los detalles que le cuentan empiezan a atraparlo, igual que el lector”.

“Los buenos detectives son buenos lectores, como Dupin, el de Poe”.

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Del libro La historia de la lectura de Alberto Manguel19:

“Leer […] no es un proceso automático […], sino un proceso de reconstrucción descon-certante, laberíntico, común a todos los lec-tores y al mismo tiempo personal”.

Del libro El último lector de Ricardo Piglia20:

“Quizá la mayor enseñanza de Borges sea la certeza de que la ficción no depende solo de quien la construye sino también de quien la lee. La ficción es también una posición del intérprete.” “El lector avanza a ciegas para reconstruir un sentido perdido y lee siempre en el texto los indicios de su propio destino.”

La novela Manual de perdedores de Juan Sasturain21, empieza así:

“Podría comenzar este relato diciendo que uno no puede jubilarse de lo que ama. Ya sea una mujer que nos hipotecó la adolescencia, un líder que nos ganó la vida o una camise-ta con el color de la victoria. O mejor: nadie puede jubilarse de los sueños sin enloquecer. Otra manera de empezar sería una prestigio-sa tarde de otoño en Parque Lezama. Cielo limpio, hojitas que hacen ruido en los sende-ros, parejas. Yo andaba allá arriba, entre las mesas de ajedrez junto a la barranca que da a la avenida, cuando alguien me codeó, me confundió sin duda:

—Oiga, ¿no viene a escucharlo a Tony?Me di vuelta. El pelado me señalaba el grupo, la gente reunida.—Claro que sí –mentí de apuro–. Ya voy.Así, esa tarde asistí a la tertulia delirante al-rededor de Antonio “Tony” García, un mozo gallego y jubilado que a falta de treinta centí-metros más de estatura y algunos pesos en el flaco bolsillo tenía un bien infinito: era due-ño de una historia.”

El entrevistado en este episodio, Carlos Gamerro, nació en Buenos Aires en 1962. Es escritor, guionista y colaborador en los suplementos culturales de Clarín y Pági-na/12. Publicó novelas: Las islas, El sueño del señor juez, El secreto y las voces y La aventura de los bustos de Eva; cuentos: El libro de los afectos raros y ensayos: Harold Bloom y el canon literario, El nacimiento de la literatura argentina y otros ensayos y An-tes que en el cine.

Curiosidades y algo más

El género policial explica lo que parece inex-plicable por medio de la lógica, de la raciona-lidad.

El policial nace a fines del siglo XVIII, princi-pios del XIX, como una respuesta al auge de las grandes ciudades donde la muchedumbre permite que alguien pueda hacer cosas pro-hibidas sin que nadie lo vea y quede impune, aparentemente, con más facilidad.

20 Piglia, Ricardo. El último lector. Buenos Aires, Anagrama, 2005.21 Sasturain, Juan. Manual de perdedores. Buenos Aires, Sudamericana, 2003.

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En todo policial siempre hay dos historias, la de la investigación y la del crimen. La de la investigación prevalece en el policial de enig-ma y la del crimen en el policial negro. En los dos casos parece mucho más importante lo que no se cuenta porque, al no especificarlo, la escritura sugerente provoca las posibles interpretaciones del lector.

El narrador del policial de enigma suele cons-truirse en tercera persona, con la mirada puesta sobre el detective, dando la sensación de ser objetivo e imparcial. En el policial negro puede usarse este mismo tipo de narrador, pero también se usa la primera persona: es algún testigo el que narra, o es la víctima, o el investigador o incluso el propio delincuente.

En el policial negro aparece la noche (de ahí su nombre) y con ella, los crímenes relacionados con lo más oscuro: drogas, prostitutas, mafia, corrupción. Tanto los crímenes como las reso-luciones son, generalmente, más violentos.

Tanto Poe como Conan Doyle utilizaron el dia-rio en sus historias: como fuente y también para poder contar más de una versión de los hechos.

Detectives famosos del policial de enigma: Dupin de Edgar Allan Poe, Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle, Hércules Poirot y Miss Marple de Agatha Christie, Cordelia Gray y Adam Dalgliesh de P. D. James.

Sherlock Holmes resuelve los casos junto a Watson, que todo el tiempo pregunta y escribe las brillantes deducciones que hace Holmes. Así, los lectores podemos conocer no sólo la resolución sino cómo se llegó a ella.

Watson lleva la pregunta en su nombre, en un juego de palabras. En inglés what significa qué y son, hijo. Watson: hijo del “¿qué?”, hijo de la pregunta.

Detectives famosos del policial negro: Sam Spade de Dashiell Hammett, Philip Marlowe de Raymond Chandler.

En la Argentina, La muerte y la brújula de Borges es un policial de enigma cuya historia es contada por el detective. En cambio, Los amigos de Cortázar es un policial negro y la historia es contada por el asesino.

Cine

Doble asesinato en la calle Morgue (EE.UU., 1932), basada en el cuento de E. A. Poe, dirigida por Robert Florey con la actuación de Bela Lugosi.

El halcón maltés (EE.UU., 1941), película dirigida por John Huston y protagonizada por Humphrey Bogart.

El sueño eterno (EE.UU., 1946), dirigida por Howard Hawks y protagonizada por Humphrey Bogart.

Yojimbo (Japón, 1961), de Akira Kurosawa. Trasladó Cosecha roja de Dashiell Hammett a la época de los samuráis japoneses.

El pozo y el péndulo (EE.UU., 1961), dirigida por Roger Corman.

La caída de la casa Usher (EE.UU., 1960), dirigida por Roger Corman.

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El largo adiós (EE.UU., 1973), dirigida por Robert Altman.

Simplemente sangre (EE.UU., 1985), dirigida por los hermanos Joel y Ethan Coen.

De paseo a la muerte (EE.UU., 1990), dirigi-da por los hermanos Joel y Ethan Coen.

Música

Pedro Navajas - Rubén Blades.Juan Guerrero - Víctor Rafael Cordero.Mister Jones o pequeña semblanza de una familia tipo americana - Charly García. A la luz del candil, tango de J. Navarrine y C. Flores. La gayola, tango de Armando Tagini y Rafael Tuegols. Semos diferentes - Joaquín Sabina.Detectives - Fabiana Cantilo.

Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volver a verlo una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

La iluminación para crear el clima en la escena de la noche.El sonido ambiente del bar, durante la entrevista de Juan con Gamerro.Los planos detalle que se hacen a lo largo del episodio y por qué son necesarios.Las diferencias que hay entre las imá-genes de las fotos de los estudiantes sospechosos y el resto de las escenas de este programa.

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

CuentoLas aventuras de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle.Los asesinatos de la calle Morgue de Edgar Allan Poe.El libro de los afectos de Carlos Gamerro.Los casos del comisario Laurenzi de Rodolfo Walsh.Variaciones en rojo de Rodolfo Walsh. Los tres estudiantes de Arthur Conan Doyle.

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NovelaEl halcón maltés de Dashiell Hammett. El largo adiós de Raymond Chandler. Manual de perdedores de Juan Sasturain. La novela de la víctima de David Goodis. La novia vestía de negro de William Irish. El misterio de Jim Thompson. El cartero siempre llama dos veces de James Cain.Tom Rippley de Patricia Highsmith.Bernie Rhodenbarr de Lawrence Block.Novelas de “Pepe Carvalho” el detective de Vázquez Montalbán (La Rosa de Alejandría, Asesinato en el comité central y Yo maté a Kennedy, entre otras).El secreto y las voces de Carlos Gamerro. Las islas de Carlos Gamerro.Operación masacre de Rodolfo Walsh. El enigma de París de Pablo De Santis. Crímenes imperceptibles de Guillermo Martínez. La pesquisa de Juan José Saer. La lucha continúa de Juan Sasturain. Muerte en el Nilo de Agatha Christie. El crimen Mirand de Margaret Millmar. Un adiós para siempre de Ruth Rendell. La sala del crimen de P. D. James. Una mente asesina de P. D. James. Mortaja para un ruiseñor de P. D. James. Muerte de un forense de P. D. James.

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Tiempo al tiempo

La literatura no es lineal. Los tiempos se pueden trastocar, saltear, alterar, ir y venir. Es trabajo del lector ordenarlos en su cabeza y en su corazón.

Así como Juan “viaja” gracias a su reloj, al leer abordamos historias de épocas pasadas (¡qué tiempos aquellos!), con la ciencia ficción nos adelantamos al futuro (¿vendrán tiempos mejores?). Leer es entrar en otra dimensión.

Por eso leer no es una carrera contrarreloj. No hay por qué llegar antes ni hay que probar la resistencia. No es una maratón, pero nuestra época valoriza tanto el tener mucho y el hacer rápido, que las ideas se confunden.

Como dice Alberto Manguel22: “La literatura da preguntas, no respuestas. Y no es una activi-dad de simple entretenimiento como nos quiere

SinopsisRoque, más que un amigo, es un imán de problemas. Esta vez, trae un reloj que permite via-jar en el tiempo y lo manda a Juan al futuro. Para volver al presente, Juan va a repasar parte de la literatura que juega con la temporalidad. Pero no todas las historias tienen un final feliz. ¿Logrará volver a tiempo?

tiempo de lecturas

22 La literatura requiere de la reflexión. Entrevista realizada por Daniel Mapelli y publicada en la Revista Ñ, el 18/10/2008.

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hacer ver el sistema actual. Años atrás, la biblio-teca ocupaba un lugar central en la sociedad, nadie discutía que leer era importante, y eso hoy ha sido desplazado. El capitalismo no pue-de permitirse un consumidor lento y la literatura requiere lentitud, requiere de la reflexión”.

No se lee para ganarle a otro. Es el lector el que gana para sí mismo porque leer es habili-tar un tiempo y un espacio en nuestra vida. Por eso no hay un único ritmo de lectura: cada lec-tor tiene el suyo. Está el que se queda toda la noche devorando un libro, el que interrumpe y lo retoma días o meses después, el que quie-re “estirar” las últimas páginas para posponer la despedida, para seguir “viviendo” con esos personajes que ya forman parte de su mundo. Un mismo lector puede hacer todo esto con un mismo libro o con libros diferentes porque el de la lectura es tiempo libre.

Leer admite pausas y hasta picardías como la de espiar el final. Incluye también las relecturas para volver a experimentar emociones, recordar y recuperar la trama, construir sentidos nuevos.

No todos los textos se leen igual: unos exi-gen más concentración, otros se recorren en un santiamén, pero el lector necesita siempre habilitarse el momento interno: se prepara, se dispone, “se hace un tiempo adentro”, poster-ga otras actividades.

Muchas veces, cuando se refieren a sus lectu-ras, los alumnos hablan sólo de libros de estudio, y los docentes, de libros para su formación. Están hablando de “libros para”. Pero ¿cuándo y dón-de está el espacio para leer porque sí? Para esos libros que se asocian con el ocio, la risa, la emo-ción, la intriga… ¿cómo encontrar el momento?

Según Daniel Pennac 23, la lectura sucede en un “tiempo robado” que varía de un lector a otro: “...la cuestión no es saber si tengo o no el tiempo de leer, (tiempo que por lo demás nadie me dará) sino si me ofrezco o no a la felicidad de ser lector.”

Un lector pronto descubre que existen los entretiempos: la cola para un trámite, la sala de espera de un consultorio, los viajes… Lleva con él un libro por las dudas.

Hay también épocas en que por hache o por be, no se lee. Y siempre se vuelve a ese primer amor porque alguien nos pasa un libro o nos ha-bla de él con un entusiasmo irresistible.

¿Y qué pasa con la lectura en la escuela? Hay quienes opinan que los horarios escolares rígi-dos son incompatibles con ella.

Juan dice: “Cuando leemos un buen libro, el tiempo pasa volando”. Pasa volando, pero en la escuela hay maneras de volar con él: la lectura en silencio, en voz alta, en grupos, entre todos. Momentos de lectura compartida, de lecturas pa-ralelas en las que cada uno está en “lo suyo”, de intercambio de pareceres, de leer uno, de leer a otros, de releer, de conversar sobre lo leído, de madurarlo… El lector necesita que el texto repo-se dentro de sí, no siempre está dispuesto a co-municar sus emociones, opiniones, evaluaciones y mucho menos si lo apremian.

Claro que, en el transcurso de la lectura, tam-bién hay contratiempos. Pero se trata de pedir-dar ayuda, de no desalentarse y a la vez de dar aliento, y de poder continuar. Eso es posible cuando el docente cumple función de media-dor, acompañante, lector entusiasta dispuesto a contagiar.

23 Pennac, Daniel. Como una novela. Bogotá, Norma, 1993.

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Tanto los docentes como los alumnos se van haciendo lectores: cada vez se lee mejor, se compromete uno más, se anima a más y a textos más complejos. Con cada logro crece la confianza, el lector se afirma y busca mayores desafíos.

Cuando decimos que leer “nos enriquece” estamos diciendo que el tiempo que dedicamos a la lectura “vale oro”. Nunca fue, es ni será tiempo perdido, sino ganado en libertad, fortale-zas, placer, asombro, ensoñación, preguntas…

Por eso es que leer se nos va volviendo nece-sario. Nuestro camino lector, se ensancha, hace-mos intercambios, recomendamos autores que vamos descubriendo, nos animamos a nuevos géneros, a textos más complejos, hojeamos en librerías de paso, regalamos y pedimos libros de regalo. “No existen lectores sin camino y exis-ten pocas personas que no tengan un camino empezado aunque no lo sepan”, dice Laura De-vetach 24. Camino de palabras para hurgar y para seguir construyendo.

Un lector ya conquistado por la lectura suele tener planes futuros: seguir a un autor, un género, una época, leer el libro cuya reseña crítica le des-pertó interés. Tiene todo el tiempo por delante.

Es cierto que estamos a tiempo toda la vida de hacernos lectores, pero cuanto antes mejor.

Puntas para seguir

Tomamos nota

El cuento Viaje a la semilla, de Alejo Carpentier25, empieza así:

“—¿Qué quieres, viejo?...Varias veces cayó la pregunta de lo alto de los andamios. Pero el viejo no respondía. Andaba de un lugar a otro, fisgoneando, sa-cándose de la garganta un largo monólogo de frases incomprensibles.”

El cuento El ruido de un trueno, de Ray Bradbury26, empieza así:

“El anuncio en la pared parecía temblar bajo una móvil película de agua caliente. Eckels sintió que parpadeaba, y el anuncio ardió en la momentánea oscuridad:

Safari en el tiempo s.a. safaris a cualquier año del pasado. usted elige el animal, nosotros lo llevamos allí, usted lo mata.

Una flema tibia se le formó en la garganta a Eckels. Tragó saliva empujando hacia abajo la flema. Los músculos alrededor de la boca formaron una sonrisa, mientras alzaba lenta-mente la mano, y la mano se movió con un cheque de diez mil dólares ante el hombre del escritorio. —¿Este safari garantiza que yo regrese vivo?—No garantizamos nada –dijo el oficial–, ex-cepto los dinosaurios. –Se volvió–. Este es el

24 Devetach, Laura. La construcción del camino lector. Córdoba, Comunicarte, 2008.25 Carpentier, Alejo. Guerra del tiempo y otros relatos. Buenos Aires, Alianza, 2007.26 Bradbury, Ray. Las doradas manzanas del sol. Buenos Aires, Minotauro, 1993.

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señor Travis, su guía safari en el pasado. Él le dirá a qué debe disparar y en qué momento. Si usted desobedece sus instrucciones, hay una multa de otros diez mil dólares, además de una posible acción del gobierno, a la vuelta.”

Del episodio:

Dice Juan refiriéndose a Johnny Carter, el protagonista de El perseguidor, cuento de Julio Cortázar27: “Cada vez que toca el saxo es como si un segundo se inflara como una bolsa y entrara mucho más tiempo”.

De la entrevista a Juan Villoro, en este epi-sodio:

“El testigo es la historia de alguien que ha estado 24 años fuera de México. Regresa y al regresar no regresa a un solo tiempo. Sino como nos pasa a todos regresa a un tiempo múltiple. Redescubre el país que fue de su infancia, un amor perdido de la juventud.”

“...Lo que hemos hecho ahora es condensar tiempos y vivimos en un tiempo barroco, por ejemplo la ciudad de México es una ciudad de tiempos cruzados. En una sola calle, Re-pública del Salvador está el juego de pelotas de los aztecas, la calle donde hacían el juego ceremonial (los arqueólogos no la exploran porque sería muy costoso y habría que de-rruir edificios coloniales), encima están los edificios españoles que quedan del virreinato y además es la calle en donde se vende el software de importación porque antes era la calle de los electricistas. O sea en una sola

calle tienes los aztecas, los españoles y la tecnología de punta... se van mezclando mu-cho los tiempos y hay como estas capas su-cesivas, muchas veces milenarias que tene-mos los mexicanos.”

Juan Villoro nació en el Distrito Federal de México en 1956. Sociólogo y traductor (Pre-mio Cuauhtémoc), es considerado el escritor mexicano más destacado de su generación. Publicó novelas: El disparo de Argón (1991), Materia dispuesta (1997), El testigo (2004, Premio Herralde), Llamadas de Ámsterdam (2007); libros de cuentos: La noche nave-gable (1980), Albercas (1985), La casa pier-de (1999, Premio Villaurrutia), Los culpables (2007); libros para niños: El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica (2000,Premio IBBY), El libro salvaje (2008); crónicas: Dios es redondo, sobre fútbol y Tiempo transcurri-do, sobre rock; ensayo: Efectos personales.

Curiosidades y algo más

El primer relato en el que se habla del viaje en el tiempo es de 1881, “El reloj que marchaba hacia atrás”, de Edward Page Mitchell.

El perseguidor, de Julio Cortázar es un cuen-to dedicado a Charlie Parker, saxofonista co-nocido por su apodo “Bird” (pájaro) que re-volucionó el jazz, en los años años 40, con el bebop. Así se lo llamó por la onomatopeya que imita la manera en que termina una frase musical. Este estilo innovador surgió en en-cuentros informales de músicos de jazz que se juntaban a tocar, a improvisar.

27 Cortázar, Julio. Las armas secretas. Buenos Aires, Sudamericana, 1965.

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Cine

La máquina del tiempo (EE.UU., 1960), dirigida por George Pal y (EE.UU., 2002) dirigida por Simon Wells. Ambas películas están basadas en la novela homónima de H. G. Wells.

La guerra del fuego (Francia, 1981), dirigida por Jean-Jacques Annaud.

Hechizo del tiempo o El día de la marmota (EE.UU., 1993), comedia dirigida por Harold Ramis y protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell. Orlando (Reino Unido/Rusia/Francia/Italia, 1993), dirigida por Sally Potter, basada en la novela homónima de Virginia Woolf.

Mrs. Dalloway (EE.UU., 1997), dirigida por Marleen Gorris, basada en la novela homóni-ma de Virginia Woolf.

Las horas (EE.UU., 2002), dirigida por Ste-phen Daldry y protagonizada por Meryl Streep, Juliane Moore y Nicole Kidman. Yen-do y viniendo en el tiempo y alrededor de la lectura y escritura de la novela Mrs. Dalloway de V. Woolf, cuenta tres historias de mujeres en busca del sentido de sus vidas. Volver al futuro I (EE.UU., 1985), Volver al futuro II (1989) y Volver al futuro III (1990), dirigidas por Robert Zemeckis y protagoniza-da por Michael Fox y Christopher Lloyd.

Memento (EE.UU., 2000), dirigida por Christopher Nolan.

21 gramos (EE.UU., 2003), dirigida por Ale-jandro González Iñárritu y protagonizada por Sean Penn y Benicio del Toro.

El sonido del trueno (EE.UU., 2005), dirigida por Peter Hyams, sobre el cuento homóni-mo de Ray Bradbury.

El curioso caso de Benjamin Button (EE.UU., 2008), dirigida por David Fincher y protagoni-zada por Brad Pitt y Jason Flemyng.

Música

El tiempo no para - Grupo Bersuit Vergarabat.El tiempo es veloz - David Lebón.Yesterday - Los Beatles.Charlie Parker, saxofonista de jazz.

Plástica

Salvador Dalí (1904-1989). Óleos: La persisten-cia de la memoria, llamado también Los relojes blandos o El tiempo derretido (1931), Relojes blandos (1933), La hora triangular (1933).

Puntas para conversar

Para reconocer, entre todos, distintas modalida-des lectoras:

Cómo se hace uno tiempo para leer. Los entretiempos. Los tiempos robados a... Leer salteado, leer de un tirón.

Con qué ritmo leemos según el libro de que se trate.

Contratiempos al leer, modos diversos de resolverlos.

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Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volver a verlo una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

Las distintas maneras en que se expresa, desde la imagen, el paso del tiempo hacia adelante o hacia atrás.Lo que muestran las cámaras en la entre-vista con Juan Villoro. Un plano especialmente bello. La manera en que el actor Fabián Are-nillas compone el personaje del relojero (vestuario, voz, actitud corporal).

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

CuentoViaje a la semilla de Alejo Carpentier (en el libro Guerra del tiempo).El perseguidor de Julio Cortázar (en el libro Las armas secretas).El ruido de un trueno de Ray Bradbury (en el libro Las doradas manzanas del sol). Amigos mexicanos en Los culpables de Juan Villoro.

NovelaMrs. Dalloway de Virginia Woolf.Orlando de Virginia Woolf / Orlando (película).La máquina del tiempo de H. G. Wells.El testigo de Juan Villoro.Llamadas de Ámsterdam, de Juan Villoro.

HistorietaEl eternauta de Héctor G. Oesterheld y Francisco Solano López.

Crónicas sobre fútbolDios es redondo de Juan Villoro.

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Fantasmas bajo techo

Tzvetan Todorov 28 plantea que lo que caracteriza al género fantástico es la perplejidad frente a un hecho increíble, la indecisión (de la que participa el lector) entre una explicación racional y la acep-tación de lo sobrenatural. Julio Cortázar agrega: “Es inútil ir al diccionario, yo no me molestaría en

hacerlo, habrá una definición que será aparente-mente impecable, pero una vez que la hayamos leído los elementos imponderables de lo fantás-tico, tanto en la literatura como en la realidad, se escaparán de esa definición” 29.

Sinopsis¡Cómo disfruta Juan de las historias tenebrosas! Por eso, cuando le digan que el curso para el cual se inscribió en la casa de Victoria Ocampo está suspendido por la aparición de un fantasma, no dudará un instante y partirá hacia San Isidro en busca de aventuras. Dispuesto a corroborar que los fantasmas sólo existen en los libros, Juan llevará hasta Villa Ocampo un compendio de literatura sobre aparecidos y casas embrujadas. Así, no sólo repasará buena parte de la mejor literatura fantástica sino que se verá, él mismo, inmerso en una situación escalofriante…

FANTASMAS

28 Todorov, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica. Buenos Aires, Paidós, 2006.29 De la conferencia “El sentimiento de lo fantástico” pronunciada por Julio Cortázar en la Universidad Católica Andrés Bello. Venezuela, 1982. http://ar.geocities.com/veaylea2002/cortazar.

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Siempre hubo acontecimientos incomprensi-bles que sorprendieron o aterrorizaron a hom-bres y mujeres, no sólo en sueños sino también durante la vigilia. La imaginación es poderosa y tanto en la realidad como ante la ficción, desho-jamos la margarita: “me asusto mucho... poqui-to... nada... me asusto mucho...”. Intentos de entender lo inexplicable. Creer o no creer: he ahí la histórica contienda entre razón y fantasía.

Se trata de una lucha por el control, por el dominio de lo que escapa a nuestro “orden” cotidiano. Sin embargo, la fantasía no evade la realidad tanto como puede creerse, sino que nos relaciona, de manera libre y poderosa, con nuestro entorno y nuestras circunstancias.

“La fantasía es un instrumento para conocer la realidad. [...] Otros instrumentos son los sen-tidos. Otros, el pensamiento crítico, la ciencia, etc. La mano tiene cinco dedos: ¿por qué la mente sólo ha de tener uno?” 30, se pregunta Gianni Rodari.

Pero claro… hay que animarse con un cuento fantástico, a semejante alteración del orden, de la lógica. Y hay que animarse con los propios fan-tasmas, con las escenas acaso más temidas por los alumnos etiquetados como “no lectores”:

¿Qué hablás? Si vos no entendés nada… ¿Leyó lo que teníamos para hoy? Acá falta su opinión personal, qué pasa… ¿no

tiene nada para decir? Estos y otros “fantasmas” pueden transfor-

marse en obstáculos para empezar una lectura o continuarla: miedo a perderse en el relato, a no entender, a olvidar los detalles, a “qué me irán a preguntar”... Son los fantasmas típicos de la situación “de clase” donde la fantasía se vuel-ve en contra de quien la empuña. Al revés de lo

que ocurre cuando los chicos juegan.Cuando juegan, los chicos evocan, recuperan

lo ausente por medio de la fantasía para cum-plir con sus deseos, y esto es esencial para el desarrollo del pensamiento y para adaptarse de manera inteligente y creativa a la realidad. Esta “evocación de ausencias” se prolonga en el arte como actividad adulta. Arte y juego infantil ponen en escena los sentimientos, emociones y con-flictos humanos; la incertidumbre y la atracción por lo inexplicable. Y al tope de estas cuestiones, la muerte y su misterio. De ahí el interés de los lectores por este tipo de historias o su rechazo. ¿Diversas maneras de controlar los miedos, lo inexplicable?

Los fantasmas representan un lugar interme-dio entre la vida y la muerte, algo pendiente, un fenómeno sobrenatural que escapa a las leyes de la física. Fantasma y fantasía provienen de una misma raíz etimológica que significa ima-gen, aparición. ¿Qué apariciones se le presen-tan al lector mientras lee? ¿Qué imágenes?

Lo vi entrar como una aparición. Traía un libro en la mano. Le hablé y no me respondió. Se-guía, como sonámbulo. ¿Acaso vi un fantasma? No, era un lector.

Puntas para seguir

Tomamos nota

De una entrevista a la poeta Olga Orozco, realizada por Anahí Mallol para el programa El fantasma que se emitió por Canal (á) en 2006:

30 Rodari, Gianni. La imaginación en la literatura infantil. Revista Perspectiva Escolar Nº 43. Barcelona (España), reproducida por la Revista Imaginaria (electrónica) Nº 125 del 31/03/2004: www.educared.org.ar.

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“Mi infancia estuvo llena de fantasmas y en mi casa todos creyeron en fantasmas. Yo encuentro una cierta cercanía entre el pá-ramo que es esa zona casi intermedia entre los vivos y los muertos y ese lugar donde yo nací. A mí me impresionó siempre muchí-simo Pedro Páramo, releí el texto muchas veces, y cuando lo conocí a Juan Rulfo me siguió impresionando muchísimo. [...] Me ha-bló de un cementerio que había en las proxi-midades de donde él vivía y además me dijo que él oía esas gentes que se levantaban por las noches. Oía sus voces.”

De la conferencia “El sentimiento de lo fan-tástico” pronunciada por Julio Cortázar en la Universidad Católica Andrés Bello de Vene-zuela 31.

“Ya no sé quién dijo, una vez, hablando de la posible definición de la poesía, que la poesía es eso que se queda afuera, cuando hemos terminado de definir la poesía, creo que esa misma definición podría aplicarse a lo fantás-tico, de modo que, en vez de buscar una de-finición preceptiva de lo que es lo fantástico, en la literatura o fuera de ella, yo pienso que es mejor que cada uno de ustedes, como lo hago yo mismo, consulte su propio mundo in-terior, sus propias vivencias y se plantee per-sonalmente el problema de esas situaciones, de esas irrupciones, de esas llamadas coinci-dencias en que de golpe, nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad, tiene la impresión de que las leyes, a que obedecemos habitual-mente, no se cumplen del todo o se están cumpliendo de una manera parcial, o están

dando su lugar a una excepción. [...] Ese sen-timiento, que creo se refleja en la mayoría de mis cuentos, podríamos calificarlo de extra-ñamiento; en cualquier momento les puede suceder a ustedes, les habrá sucedido, a mí me sucede todo el tiempo...”

De la entrevista a Guillermo Martínez, en este episodio:

“...Henry James creía tener un fantasma per-sonal. En los Cuadernos de notas se desliza, cada tanto, para los apuntes que hace para cada una de sus novelas, un ángel de la guar-da. A veces lo llama “mi demonio de pacien-cia” o “caro mío”. Un amigo invisible con el que discutía el argumento de sus novelas”.

“Uno escribe [en el fondo] para enterarse de todo lo que había adentro, uno sale de aquel tema en el que había pensado al principio. Yo lo veo como “desenrollar”, el trabajo del es-critor.”

Guillermo Martínez, matemático y escritor, nació en 1962, en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. Publicó cuentos: La jungla sin bestias (Primer Premio del Certamen Nacio-nal de Cuentos Roberto Arlt, 1982), Infierno grande (Premio del Fondo Nacional de las Artes, 1989), novelas: Acerca de Roderer, La mujer del maestro y Crímenes impercepti-bles (Premio Planeta, 2003) que fue llevada al cine y ensayos: Borges y la matemática y La fórmula de la inmortalidad.

31 Ob. cit.

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Curiosidades y algo más

Fantasmas a cielo abierto: luz mala, farol de Mandinga o fuego fatuo. Estas creencias po-pulares del norte argentino hablan de apari-ciones de algún alma en pena que abandona su sepultura y vaga por el mundo de los vivos pidiendo venganza. Estas historias de apare-cidos solían contarse alrededor del fogón.

Saki nació en 1870 en Birmania (hoy Myan-mar), antigua colonia británica, con el nom-bre de Héctor Hugh Munro, que cambiaría por “Saki”, un personaje de las Rubáiyát, del poeta persa Omar Khayyam.

Cine

El resplandor (Reino Unido, 1980), película de terror dirigida por Stanley Kubrick, basada en la novela de Stephen King y protagoniza-da por Jack Nicholson.

Los cazafantasmas (EE.UU., 1984), dirigida por Ivan Reitman y protagonizada por Bill Murray y S. Weaver.

El bosque animado (España, 1987), dirigida por José Luis Cuerda y protagonizada por Al-fredo Landa, Encarna Paso y Fernando Rey.

Ghost, la sombra del amor (EE.UU., 1990), comedia dirigida por Jerry Zucker.

Sexto sentido (EE.UU., 1999), película de suspenso dirigida por M. Night Shyamalan.

La leyenda del jinete sin cabeza (EE.UU., 1999), película de terror dirigida por Tim Burton.

El fantasma de la ópera (EE.UU./Reino Uni-do, 2004), drama musical dirigido por Joel Schumacher.

El extraño mundo de Jack (EE.UU., 2005), película de animación dirigida por Mike Jo-hnson y Tim Burton.

Los crímenes de Oxford (España/Reino Unido, 2008), thriller dirigido por Alex de la Iglesia.

Música

El fantasma de Canterville - Charly García.El fantasma - Vicentico. Canción fantasma - Los Piojos. Alma en llamas - Grupo Villanos. Últimamente - Ismael Serrano. Tu fantasma - Silvio Rodríguez.

Plástica

Marc Chagall (1887-1985). Pintor y diseñador ruso.Dijo Pablo Picasso: “Cuando Chagall pinta, no se sabe si está durmiendo o soñando. Debe tener un ángel en algún lugar de su cabeza” 32.

René Magritte (1898-1967). Nació en Bélgica. Su obra explora los límites entre lo real y lo soñado.

32 Logos. Periódico Cultural Raymos. Año 2, Nº 5, abril de 2005.

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Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volver a verlo una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

Los efectos visuales y el sonido del telé-fono al comienzo del programa.Los sonidos y la iluminación cuando Juan recorre la casa de Victoria Ocampo.La manera en que la cámara enfoca el espejo cuando Juan presenta el libro de José “Pepe” Bianco.

Libros y publicaciones comentados, recomendados, presentados en este episodio

CuentoCasa tomada de Julio Cortázar.El color que cayó del cielo de H. P. Lovecraft. La caída de la casa Usher de Edgar Allan Poe. La escuela de las hadas de C. Nalé Roxlo. La ventana abierta de Saki.

NovelaEl fantasma de la ópera de Gastón Leroux.El fantasma de Canterville de Oscar Wilde.Canción de Navidad de Charles Dickens. Sombras suele vestir de José Bianco. Acerca de Roderer de Guillermo Martínez. La mujer del maestro de Guillermo Martínez. Infierno grande de Guillermo Martínez. Crímenes imperceptibles de G. Martínez. Los amigos de los amigos de Henry James.Otra vuelta de tuerca de Henry James. El caso de Charles Dexter Ward de H. P. Lovecraft. La casa endiablada de Eduardo L. Holmberg. Lolita de Vladimir Nabokov.

HistorietaSherlock Time de Héctor G. Oesterheld y Alberto Breccia.

TeatroTeatro de Daniel Dalmaroni.

RevistaSur, fundada por Victoria Ocampo.

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Lectura y prisiones

No es lo mismo un encierro obligado que en-cerrarse por propia voluntad, aunque las dos son buenas oportunidades para leer y sentirse libres. Un libro puede ser un buen compañe-ro en momentos de enfermedad, de pena, de encierro. Entonces la lectura, en medio de las contingencias de la vida, puede volverse un re-fugio que ayuda a resistir, a imaginar, a atrave-sar paredes.

Se puede estar encerrado aún en libertad. Se puede ser libre de pensamiento aún en el encie-rro. No sólo es prisionero el que viste un traje a rayas y está a la sombra. A cielo abierto, se pue-de estar preso del consumo, de las propias con-tradicciones, de los miedos, de los prejuicios.

Esto ocurrió en la escuela cuando la lectura como otras actividades, pasó a ser reglamenta-da, cercada de prohibiciones. “A cierta edad no

SinopsisJuan está preso. Lo acusan de plagiar el título de un libro de autoayuda. Pero él sabe mucho de esto. La historia de la literatura está llena de personajes encarcelados injustamente y de escritores que compusieron su obra mientras estaban entre rejas.Junto con el Rengo, su compañero de celda, Juan tratará de escapar de la cárcel y probar ante la justicia que su libro no es producto del plagio. ¿Podrá volver a caminar entre los ciudadanos libres?

tras las rejas

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se debían leer ciertos libros. Bajo ciertos gobier-nos no se debían leer otros. En un tiempo se decía que hacía mal leer con luz artificial. Para leer, había que prestar atención a la buena pos-tura. Las “novelitas” eran un pasatiempo muy mal visto comparadas con los sagrados libros de estudio. De la historieta, ni hablar... una pérdida de tiempo.” 33

En lo que hace a lecturas, hay pasiones y po-ciones. El lector queda “preso” de una intensa historia como la de Romeo y Julieta. El lector es “preso” de un párrafo que lo estremece: lo relee, lo paladea, lo piensa, lo comenta, lo su-braya. Quiere hacerlo parte de él. Este tipo de prisiones son liberadoras, valga la paradoja.

En lo que hace a lectores, hay prisiones y pre-siones. Se puede estar preso de un solo tipo de lecturas: “no me vengas con poesía porque no la entiendo...”, “nada de policiales ni ciencia ficción, eso perturba las mentes...”. Ser presos de la li-nealidad, de la literalidad, del mensaje, del sentido único, de las obligaciones, del sinsentido.

También los libros pueden estar presos en bibliotecas que no se visitan, que no se abren, que no se ofrecen. Y el pensamiento fue preso y desaparecido durante la dictadura militar con la censura y la quema de libros, cuando el poder decidía lo que se podía leer y lo que no.

Las propias ideas se vuelven cárceles si es-trechan nuestra mirada, si nos hacen ver una sola cara de la moneda, si no nos permiten ir de acá para allá, explorando, conociendo, des-cubriendo. Los lectores resultan condenados a poco y pobre cuando no hay acceso a varie-dad de libros. Pero hay al menos dos maneras de terminar con un encierro: que nos abran las puertas o que nos escapemos.

Puntas para seguir

Tomamos nota

Dos fragmentos del poema Nanas de la ce-bolla, de Miguel Hernández 34, escrito en la cárcel y dedicado a su pequeño hijo:........................................

Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea...........................................

Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes. Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro.

33 Shua, Ana María. Libros prohibidos. Buenos Aires, Sudamericana, 2003.34 Hernández, Miguel. Obras. Poesías completas, tomo I. Buenos Aires, Losada, 1997.

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De la antología de Nazim Hikmet, fragmento del poema Carta de un hombre incomunica-do en su celda 35, escrito en la cárcel:

He grabado tu nombre con mis uñas en la correa de mi reloj. Bien sabes que ahí donde estoy no hay ni navaja con mango de nácar (no nos dejan llevar objetos cortantes) ni un pino, con su cabeza en las nubes. Quizás se encuentre algún árbol en el patio pero me está prohibido ver al cielo sobre mi cabeza... ¿A cuánta gente más, este sitio, le sirve de hogar? Lo ignoro. A solas conmigo mismo, estoy lejos de ellos. Todos juntos, ellos, están lejos de mí. Me está prohibido hablar con otro que no sea yo.Entonces, hablo conmigo mismo. Pero, como encuentro muy aburrida mi conversación, canto, esposa mía.

Del libro Días y noches de amor y de guerra, de Eduardo Galeano 36:

Pájaros prohibidosEn 1976, en una cárcel llamada “Libertad”.Los presos políticos uruguayos no pueden ha-blar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, cami-nar rápido, ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni

pájaros. Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por “tener ideas ideológi-cas”, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel. Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos y el dibujo pasa. Didaskó, le elogia la obra y le pregunta por los circuli-tos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:

—¿Son naranjas? ¿Qué frutas son?La niña lo hace callar.

—¡Sshhh! –y en secreto le explica–. ¡Bobo! ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pája-ros que te traje a escondidas.

De La vida es sueño, de Calderón de la Barca 37:

Yo sueño que estoy aquí, destas prisiones cargado; y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

35 Hikmet, Nazim. Antología. Madrid, Alberto Corazón Editor, 1970.36 Galeano, Eduardo. Días y noches de amor y de guerra. Buenos Aires, Catálogos, 1984.37 Calderón de la Barca. La vida es sueño. Borges, Jorge Luis. Las ruinas circulares. Buenos Aires, Cántaro, 2001.

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Del libro Las bodas del cielo y el infierno, de William Blake 38:

Si las puertas de la percepción se abrieran todo aparecería al ser humano tal y como es: infinito. Dado que el hombre se ha limitado a sí mis-mo, divisando las cosas a través de las estrechas rendijas de su propia caverna.

De la entrevista a Claudia Piñeiro, refiriéndo-se a su novela Las viudas de los jueves:

“Hay dos personajes adolescentes que en un momento están en la plaza y dibujan, en la arena, un círculo. Están jugando a ‘a ver si adivinás mi dibujo’. Entonces uno dibuja un círculo y dos puntitos adentro y el otro tiene que adivinar. Finalmente el dibujo son ellos adentro del country y se empiezan a plantear si la pared, el encierro, es hacia adentro o ha-cia fuera. ¿Dónde está el mundo? ¿Y dónde está el adentro y el afuera?, porque una pared te protege y a la vez te aísla de los demás. Me parece que eso tiene mucho que ver con lo que cuenta la novela…”

Claudia Piñeiro nació en Burzaco, provin-cia de Buenos Aires, en 1960. Es contado-ra pública, título obtenido en la Universidad de Buenos Aires, sin embargo fue como contadora de historias que obtuvo diversos premios nacionales e internacionales. Es co-laboradora en medios gráficos, guionista de televisión y escritora.

Su obra abarca novelas: Tuya (2005), Las viu-das de los jueves (Premio Clarín de Novela 2005), Elena sabe (2007), literatura infantil: Serafín, el escritor y la bruja (2000) y Un ladrón entre nosotros (Premio Iberoamericano Fun-dalectura-Norma 2005), teatro: Cuánto vale una heladera, estrenada en el ciclo Teatro por la identidad 2004, Un mismo árbol verde (Pre-mio ACE 2007), Tres viejas plumas (2009).

Curiosidades y algo más

Nazim Hikmet (1902-1965). Poeta y traductor turco que también escribió teatro y novela. Perseguido y proscripto en su país, estuvo preso más de 13 años, donde escribió su ma-yor obra poética.

Cine

El héroe del río (EE.UU., 1928), de Charles Reisner y Buster Keaton.

Papillon (EE.UU., 1973), de Franklin J. Schaffner. Expreso de medianoche (EE.UU., 1978), de Alan Parker. Sacco y Vanzetti (Francia/Italia, 1971), de Giuliano Montaldo.

Escape a la victoria (EE.UU., 1981), de John Huston. Todos a la cárcel (España, 1993) de Luis García Berlanga.

38 Blake, William. Las bodas del cielo y el infierno. Buenos Aires, Arca-Galerna, 1979.

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La fuga (Argentina, 2001), de Eduardo Mignogna.

Harry Potter y el prisionero de Azkabán (EE.UU./Reino Unido, 2004), de Alfonso Cuarón, sobre el libro homónimo de J. K. Rowling.

Cuatro minutos (Alemania, 2006), de Chris Kraus.

El piano mudo (Argentina, 2007), de Jorge Zuhair Jury. Se filmó en Tucumán y refleja los años en que el músico Miguel Ángel Estrella estuvo preso en Uruguay.

Leonera (Argentina, 2008), de Pablo Trapero.

Por sus propios ojos (Argentina, 2008), de Liliana Paolini.

Música

Mirta, de regreso - Juan Carlos Baglietto. Rock de la cárcel - Elvis Presley. Nanas de la cebolla - Miguel Hernández y Joan Manuel Serrat. La cárcel de Sing Sing - José Feliciano.La balada de Sacco y Vanzetti - Ennio Morricone y Joan Baez.

Plástica

Carlos Gorriarena (1925-2007), nacido en Buenos Aires.

Adolfo Nigro nació en Rosario en 1942.

Luis Felipe Noé nació en Buenos Aires en 1933.

Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volverlo a ver una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

Los palitos dibujados electrónicamente en la escena de la celda y qué querrán decir.Cómo se utiliza la cámara sobre la ropa tendida en la terraza, durante la entrevista de Juan con Claudia Piñeiro.La información que aparece sobreimpresa en pantalla.

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

CuentoCuentos de O’Henry.

EnsayoDe profundis de Oscar Wilde. El Marqués de Sade de Guillaume Apollinaire.Sobre la libertad de John Stuart Mill.

NovelaEl extranjero de Albert Camus. A sangre fría de Truman Capote (no ficción).Papillon de Henry Cherrière.El conde de Montecristo de Alejandro Dumas. Momo de Michael Ende.La canción del verdugo de Norman Mailer.

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Filosofía del tocador del Marqués de Sade.Justine o las desventuras de la virtud del Marqués de Sade.Juliette del Marqués de Sade.Los 120 días de Sodoma del Marqués de Sade.El laberinto de las aceitunas de Eduardo Mendoza.El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza.La aventura del tocador de señoras de Eduardo Mendoza. La fuga de Eduardo Mignogna.Las viudas de los jueves de Claudia Piñeiro.Manual de perdedores de Juan Sasturain.

Entre la novela y el ensayoBartleby y compañía de Enrique Vila-Matas.

PoesíaRomance del prisionero, Anónimo. Antología poética de Miguel Hernández. Obra poética de Francisco “Paco” Urondo. La balada de la cárcel de Reading de Oscar Wilde.

TeatroLa vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca. Escaleras al techo de Tennessee Williams.El zoo de cristal de Tennessee Williams.

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Cuando el río suena

Los ríos aseguran la posibilidad de traslado y eso trae como consecuencia interesantes y pro-ductivos intercambios. Se puede, así, romper el aislamiento porque el exterior queda al alcance de un remo, un motor fuera de borda, una lan-cha-almacén o nuestra destreza en natación. El asunto es meter el cuerpo.

¿Pasa lo mismo con la lectura? Tal vez. En los

ríos –y en los textos– podemos entrar sabiendo mucho, poco o nada acerca de cómo desplazar-nos en ellos.

Ana María Shua dice: “El que lee [...] se incor-pora al torrente de las letras, se deja llevar sin hundirse, feliz de participar en la corriente del más humano de los ríos, ese conjunto limitado de signos capaz de contener todos los univer-

SinopsisComo tantos escritores, Juan tiene problemas para encontrar inspiración. Y ahora venció el plazo para entregar su nueva novela, Pagaría por no verte. Su agente se la reclama y, frente a la presión, Juan sólo atina a escapar. El Tigre es el lugar elegido. Clásico refugio de escri-tores que buscaron allí una alternativa a la ciudad o un refugio para la persecución política, el Tigre es el lugar de fuga por excelencia. Hasta allí llegará Juan con la novela inconclusa, buscando resolver su problema pero, a la vez, repasar los vínculos que unen el Delta con la literatura argentina.

tigre de papel

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sos posibles: el infinito, incorpóreo acontecer de la palabra escrita”39.

Claro que ella está hablando de quienes ya pueden no sólo flotar sino también avanzar en la corriente de la lectura (y no sólo “estilo perro”, sino también “espalda”, “mariposa”…). Habla de esas personas a quienes el ejercicio cotidia-no de la lectura las fue volviendo nadadoras há-biles. Pero ¿cómo llegaron a eso?

Conversando con estos lectores nos entera-mos de que ha sido de maneras muy diversas… es que no existe una persona igual a otra ni dos ríos, ni dos libros iguales.

Algunos cuentan que les costó mucho por-que nadaban en contra de la corriente, otros se llevaron tal susto en la primera inmersión que después no querían ni mojarse los pies, y otros no se interesaban ni en acercarse a la orilla por-que les parecía difícil, peligroso o aburrido.

Es en esta clase de lectores que nos intere-sa pensar especialmente, porque a ninguno de ellos le fue fácil atravesar la experiencia que lle-va al disfrute y, no obstante, lo lograron.

La decisión de entrar en el río de la lectura parece ser el resultado de un largo proceso pla-gado de negaciones, inquietudes y zozobras. ¿Qué profundidad habrá en este lugar? ¿Y si no hago pie? ¿Y si es zona de remolinos y me voy como por un embudo sin que nadie se entere?

Estas pueden ser las causas por las que muchos adolescentes sobreviven a fuerza de manotazos de ahogado, pidiendo auxilio en el mejor de los casos u optando, tantas veces, por cruzar a la otra orilla por algún puente precario con lo que zafan de este río para naufragar en el que sigue.

Es en este tipo de estudiantes que nos intere-

sa pensar especialmente porque acaso puedan estar necesitando de nosotros. Quizás podamos acercarlos a aquella experiencia fundante que convirtió a otros, que pasaron por situaciones parecidas, en lectores ávidos y gozosos. No se trata de buscar lo fácil, sino de que las dificulta-des se atraviesen en compañía.

En estos tiempos de placeres inmediatos, de querer “tener todo ya”, para quien se zambulle en un libro, fluir en la lectura es otra cosa. Se trata de un placer que, sin dejar de serlo, no está asociado a lo fácil.

Guillermo Martínez hace un elogio de esa difi-cultad: “...son justamente los libros difíciles los que extienden nuestra idea de lo que es valioso. Son esos libros que uno está a punto de soltar y, sin embargo, presiente que si no llega al final se habrá perdido algo importante. Son esos libros contra los que uno puede estrellarse la prime-ra vez y aun así misteriosamente vuelve. Son a veces carromatos pesados y crujientes que se arrastran como tortugas. Son libros que uno lee con protestas silenciosas, con incomprensio-nes, con extrañeza, con la tentación de saltar páginas. No creo que sea exactamente un sen-timiento del deber, como ironiza Borges, lo que nos anima a enfrentarnos con ellos, e incluso a terminarlos, sino el mismo mecanismo que lleva a un niño a pulsar enter en su computadora para acceder al siguiente nivel de un juego fascinan-te. Y los chicos no ocultan su orgullo cuando se vuelven diestros en juegos complicados...” 40

No hay una sola manera de leer: se puede en-trar de a poco o zambullirse, hacer la plancha o avanzar aprovechando la corriente... Pero, hasta para el que anda en bote, la cuestión es que hay que remarla.

39 Shua, Ana María. Libros prohibidos. Buenos Aires, Sudamericana, 2003. 40 Martínez, Guillermo. Elogio de la dificultad, publicado en el diario Clarín el 22/04/2001.

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¿Y para qué el esfuerzo? suele ser la pregunta de tantos adolescentes. Y sí, una isla puede ser un sitio muy cómodo y confortable, el problema es que siempre se trata de una isla. Tal vez nos sea posible mostrarles algún atisbo de aquello que promete la otra orilla, mostrar que no es lo mismo un aislado que un isleño… y acompañar-los a cruzar.

Puntas para seguir

Tomamos nota

De la entrevista a Abelardo Castillo:

“He vivido en San Pedro la niñez y la ado-lescencia, para un escritor la parte esencial de su vida. Ya lo decía Rilke, entre otros: el origen de tu lenguaje, el origen de tus emo-ciones, el lugar al que permanentemente vol-vés, la infancia y la adolescencia, y eso para mí es el río.”

“En realidad, el cuento no es mejor que una novela; es más corto. Y con la novela pasa a la inversa, no es ni más importante ni más trascendental: es más larga.”

Abelardo Castillo nació en San Pedro, provin-cia de Buenos Aires, en 1935. Fundó y dirigió revistas literarias emblemáticas: El grillo de papel, El escarabajo de oro y El ornitorrinco. Publicó cuentos: Las otras puertas (Premio Casa de las Américas 1961 y Faja de Honor de la SADE –Sociedad Argentina de Escrito-res–, 1962), Cuentos crueles, Las panteras y el templo, Las maquinarias de la noche, El

cruce de Aqueronte, El espejo que tiembla; teatro: Israfel (Primer Premio Internacional de Autores Dramáticos Latinoamericanos Contemporáneos del Institute International du Théâtre, Unesco, París, 1963) y El otro Ju-das (Primer Premio en el Festival de Teatro de Nancy) y Tres dramas; novelas: La casa de ceniza, El que tiene sed (Primer Premio Municipal de Literatura 1986), Crónica de un iniciado y El evangelio según Van Hutten; en-sayos: Las palabras y los días y Ser escritor.Recibió tres premios Konex (Diploma al mé-rito 1984 y 2004 y Konex de Platino al me-jor cuentista argentino del quinquenio 1989-1993), el Premio Nacional Esteban Echeverría (1993) por el conjunto de su obra y el Premio de Honor de la Provincia de Buenos Aires (1996). Fue traducido a varios idiomas.

Curiosidades y algo más

En este episodio, la actriz Érica Rivas reco-mienda el libro de la poeta uruguaya Maro-sa di Giorgio, Papeles salvajes, cuya tapa reproduce una obra de Archimboldo, pintor del Renacimiento, titulada Verano. En varias de sus pinturas, Archimboldo compone sus personajes con frutas, verduras y peces, in-tegrándolos al rostro humano. En El bibliote-cario, en cambio, lo hace con libros de frente y de perfil.

Enrique Wernicke (1915-1968). Escribió tea-tro, novelas y cuentos, género en el que se lo considera un “maestro”. Dice Guillermo Sac-comanno 41: “Recluido en la costa, Wernicke eligió ese paisaje del río como territorio íntimo

41 De Hombre en la orilla, reseña de Guillermo Saccomanno sobre Cuentos completos de Enrique Wernicke, publicada en el suplemento del diario Página/12, Radar libros, el 05/05/2002.

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y mítico mientras su escritura se iba afilando cada vez más en cuentos más cortos. [...] Si bien en sus comienzos puede advertirse la relación entre la trama y una paradoja, la “en-señanza”, proveniente de su producción de relatos para chicos, Wernicke fue depurando con obstinación todo atisbo de mensajismo. En su brevedad y despojamiento, sus cuen-tos aspiran cada vez con mayor precisión al insight.”

“A Wernicke le gustaba definir su escritura como ‘una voz lerda para razonar pausado’. [...] ‘Jamás imaginé que las palabras tuvie-ran un poder semejante’, anotó en su diario. ‘Apenas si voy por la mitad del cuento y sien-to como si me hubiera pasado toda la vida en este campo’.”

Cine

Operación Masacre (Argentina, 1972), dirigi-da por Jorge Cedrón, libro y guión de Rodolfo Walsh. Protagonizada por Norma Aleandro, Carlos Carella, José María Gutiérrez.

Patrón (Argentina/Uruguay, 1993), dirigida por Jorge Rocca sobre el cuento homónimo de Abelardo Castillo.

Negro (Argentina, 2001), cortometraje dirigido por Eduardo Pinto y Oscar Frenkel, basado en el cuento Negro Ortega, de Abelardo Castillo.

Música

Canción del jangadero - Jaime Dávalos y Eduardo Falú.Acuarela del río - Abel Montes.Río de pájaros, canción litoraleña de Aníbal Sampayo.El Paraná en una zamba - Jaime Dávalos y Ariel Ramírez.Carito, canción de León Gieco y Antonio Tarragó Ros. Canción de cuna costera - Linares/Cardoso.Pedro canoero y Apurate José, chamamés de Teresa Parodi.El cosechero, rasguido doble de Ramón Ayala.

Plástica

MADA, Museo de Arte en el Delta Argentino, taller y vivienda del plástico Miguel D’Arienzo. A orillas del río Luján, tres módulos unidos por puentes y rampas albergan la obra de este artis-ta, pinturas y telones de gran formato. Este lugar fue, en otros tiempos, refugio de pintores como Xul Solar, Horacio Butler y Carlos Gorriarena.

D’Arienzo concibió este espacio “para jerar-quizar la enseñanza de las artes visuales, sobre todo en las escuelas rurales del delta argenti-no”, según sus propias palabras. Por eso es visitado por muchas escuelas y los alumnos son invitados a pintar al aire libre y a ensamblar elementos de desecho, en medio de sus escul-turas realizadas con objetos encontrados en las islas (maderas y troncos, hierros y chapas oxida-dos por las aguas).

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MAT - Museo de Arte Tigre. Sus salas, identifi-cadas por distintos colores y organizadas temá-ticamente, ofrecen un recorrido por el arte figu-rativo argentino desde Carlos Pellegrini y Juan León Pallière (siglo XIX) hasta la actualidad con Guillermo Roux y Carlos Alonso. Paisajes, arqui-tecturas, naturalezas muertas, figura humana, el Tigre propiamente dicho y el puerto son los ejes de la muestra permanente a la que se suman las exposiciones temporarias.

El bibliotecario, Primavera, Verano, Otoño, In-vierno, cinco obras de Giuseppe Archimboldo (1527-1593), pintor, diseñador y artesano italia-no, nacido en Milán.

Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volverlo a ver una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

Los diferentes planos que la cámara le hace a Juan en el momento que presenta el libro de Enrique Wernicke.El efecto que se utiliza para dar idea de que Juan ingresa y regresa de su sueño.El recorrido que hace la cámara para mos-trar la amplitud del Casino Tigre Hotel.

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

NovelaSudeste de Haroldo Conti.La ribera de Enrique Wernicke.El amor brujo de Roberto Arlt.El Evangelio según Van Hutten de Abelardo Castillo.El que tiene sed de Abelardo Castillo.Operación Masacre de Rodolfo Walsh (iniciadora del género “no ficción”, novela testimonio o ficción periodística).Brüll de Marcelo Caruso.Huckelberry Finn de Mark Twain.

PoesíaDivagaciones de Rubén Darío.Poemas de Leopoldo Lugones.Papeles salvajes de Marosa Di Giorgio.

EnsayoArgirópolis de Domingo Faustino Sarmiento.

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Campo y lecturas

Tanto la lectura como la naturaleza se pueden descubrir y disfrutar. Y ambas son buena com-pañía, nos dan aire, libros... aire libre. Leer lite-ratura puede ser tan oxigenante como respirar, siempre y cuando comience y continúe con el ejercicio de la libertad. Libertad para elegir texto, momento y ritmo propios; libertad para construir los sentidos que ese texto sugiera a cada uno en particular. Así entendida, la lectura renueva nuestra mirada sobre el mundo y sobre nosotros mismos.

Probablemente encontraremos que, en nues-tra vida, hubo lecturas al sol y otras… a la som-bra. Lecturas prohibidas, escondidas, apuradas, ocultas, mal vistas, secretas, adelantadas, con miedo y vergüenza de mostrarse leyendo, de mostrar emoción.

Así como en el campo la naturaleza mues-tra una rica diversidad de especies, la literatura –que es también un campo– se despliega en di-versidad de géneros, de autores, de estilos de escritura, de lectores y modos de leer.

SinopsisA Juan la ciudad lo tiene estresado y, para relajarse, va a pasar una semana en la estancia de su amigo Estanislao, quien le tiene poca fe: cree que Juan no va durar ni un solo día en con-tacto con la naturaleza. Juan opina lo contrario. Si hay tanta literatura sobre el campo ¿cómo él no va a aguantar una semana de vida campestre?

el campo de las letras

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Pero ¿qué especies abarca el campo de la li-teratura? Literatura oral y escrita; narrativa, poe-sía y teatro; literatura popular, gauchesca, cuen-tos y novelas fantásticas, realistas, de ciencia ficción, policiales, ensayos, historietas...

Esta enumeración incompleta, que escapa de las clasificaciones estrictas, quiere mostrar que no hay fronteras rígidas, que las tranqueras son fáciles de saltar. Pero, pese a esto, convie-ne notar que cada “clase” de texto se lee de manera diferente y que es importante conocer sus claves.

¿Cómo abordar cada género? El lector va descubriendo ese cómo en el transcurso de su camino lector, ante los desafíos que cada tex-to propone. Va viendo qué le exige, cómo no perderse en las acciones de un relato, cuál es el vaivén que le propone un poema, qué ideas despliega un ensayo…

A la tensión campo-ciudad podemos sumar las tensiones propias del campo de la literatu-ra y la mediación: ¿Qué ofrecer? ¿Lo lineal o lo complejo? ¿Conviene entrar a los textos clási-cos originales o es mejor abordar adaptaciones? ¿Existe la llamada “literatura juvenil” dentro del ámbito de la literatura? ¿Son necesarias las lecturas obligatorias o con las voluntarias alcan-za? ¿Conviene leer todo lo que cae en nuestras manos o sólo buenos libros? ¿A qué llamamos “buenos libros”? ¿Qué papel juegan la intención pedagógica y la intención artística?

Así como en el campo hoy aparecen brotes que ayer no estaban, el capullo se abre en flor y la flor se vuelve fruto, también crecen y se des-pliegan nuestras competencias y estrategias lectoras con cada autor o género que descubri-mos. Al ramificarse nuestro camino lector, las lecturas ganan en complejidad.

El lector trabaja el texto como el agricultor la tierra. Y el texto trabaja sobre y dentro del lec-tor, lo atraviesa, lo recorre, se entrevera, va y viene… El lector se pierde y se encuentra en los surcos de palabras. El texto lo hace brotar, lo transforma.

Un libro puede ser, en la noche, como la com-pañía del fuego para el hombre de campo. Y el lector, como él, puede estar al acecho de las chispas del texto, atento a sus resplandores, a las siluetas que dibuja en el aire.

Un docente que ve tierra fértil en sus alum-nos y confía en poder aquerenciarlos al libro, indaga cuándo necesitan grano, cuándo lluvia, cuándo abono, cuándo sol. Siembra y no sabe cuánto ni cuándo cosechará. Sabe que no será de él la cosecha y que en una de esas ya no es-tará ahí cuando los brotes se abran, pero sigue abriendo surcos, esparciendo libros, sembran-do lecturas.

Porque así como hay lectores baqueanos, ya camperos, ávidos de entregarse a nuevos desa-fíos, también hay otros dicharacheros a quienes cada texto les dispara preguntas, recuerdos, opi-niones, dudas, reflexiones, emociones, para ser compartidas. Un docente sabe eso y también sabe que hay lectores apichonados, “julepea-dos”, que se van animando de a poco… Enton-ces no se apura, pero tampoco deja de insistir. Sabe que por alguna tranquera o saltando vaya a saber qué alambrado puede llegar a entrar inclu-so ese lector retobado y perezoso, por eso no lo deja en la estacada. Porque leer es un derecho y a nadie se le niega el estribo.

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Puntas para seguir

Tomamos nota

De la entrevista a Leopoldo Brizuela:

“Borges dice algo de la llanura que me parece increíble... que en el Martín Fierro no hay pai-saje, el paisaje se siente. Se siente en el silen-cio de las entrelíneas. No hay descripciones de ‘así son las plantas’, ‘así es la tierra’, y uno en Atahualpa lo que siente es el silencio de la llanura, todo el tiempo, entre nota y nota...”.

“Hacia los años 80, cuando yo viajaba juntan-do coplas, era maravilloso ver cómo alguien que era analfabeto tenía un tesoro de poe-sías que se podía remontar al siglo XVI, en Tucumán...”.

“...ese poder de la literatura que te hace ver las cosas cotidianas como si fueran nuevas.”

Leopoldo Brizuela nació en La Plata en 1963, donde estudió Letras. Su obra publicada com-prende novelas: Tejiendo agua (1985 - Primer Premio Fortabat de Novela), Inglaterra. Una fábula, (1999 - Primer Premio Clarín y publi-cada en varios países), El placer de la cautiva (2001), cuentos: Los que llegamos más lejos (2002, traducido a varios idiomas), poesía: Fado, (1995), dos libros de reportajes, y varias antologías sobre el oficio de narrar.

Curiosidades y algo más

El payador rioplatense improvisa cuartetas, sextinas o décimas, acompañado por la gui-tarra. Canta ante un público ocasional. La característica de la payada es el diálogo en contrapunto y el canto con opinión. Los te-mas de las improvisaciones son de inspira-ción propia, a pedido del público o propuesto por el “oponente”.

De la payada entre Martín Fierro y el Moreno 42:

Dios hizo al blanco y al negroSin declararlos mejores.Les mandó iguales doloresBajo de una mesma cruz; Mas también hizo la luzPa distinguir los colores.

Ansí, ninguno se agravie;No se trata de ofender,A todo se ha de ponerEl nombre con que se llama,Y a naides le quita famaLo que recibió al nacer.

42 Hernández, José. Martín Fierro. Buenos Aires, Biblioteca Mundial Sopena, 1945.

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Cine

Las aguas bajan turbias (Argentina, 1952), dirigida y protagonizada por Hugo del Carril, basada en la novela de Alfredo Varela.

La Patagonia rebelde (Argentina, 1974), de Héctor Olivera sobre el libro de Osvaldo Bayer: Los vengadores de la Patagonia trá-gica, con la actuación de Héctor Alterio, Luis Brandoni, Federico Luppi, Pepe Soriano.

Un lugar en el mundo (Argentina, 1992), de Adolfo Aristarain, protagonizada por José Sacristán, Federico Luppi, Cecilia Roth, Leonor Benedetto.

Guerreros y cautivas (Argentina, 1994), de Edgardo Cozarinsky, basado en el cuento Historia del guerrero y la cautiva de Jorge Luis Borges, con Dominique Sanda, Federi-co Luppi, Leslie Caron, China Zorrilla.

Caballos salvajes (Argentina, 1995), de Marcelo Piñeyro, con la actuación de Héctor Alterio y Leonardo Sbaraglia.

El largo viaje de Nahuel Pan (Argentina, 1995), de Jorge Zuhair Jury, con José Cantero y Alberto Segado.

Mundo grúa (Argentina, 1999), de Pablo Trapero, con la actuación de Luis Margani, Adriana Aizemberg y Roly Serrano.

Historias mínimas (Argentina, 2002), dirigida por Carlos Sorín, con la actuación de Javier Lombardo, Antonio Benedictis, Javiera Bravo y actores no profesionales.

El aura (Argentina, 2005), de Fabián Bie-linsky, con Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Alejandro Awada.

Salamandra (Argentina, 2008), de Pablo Agüero, con Dolores Fonzi, Joaquín Águila, Daniel Fanego.

La rabia (Argentina, 2008), de Albertina Carri, con Analía Couceyro, Javier Lorenzo, Dalma Maradona.

Música

Zamba del Alazán / Milonga del peón de campo / Campo abierto / Los Yuyitos de mi tierra / Canto del peón envejecido / Tierra querida / El arriero / Los ejes de mi carreta/ La estancia vieja - Atahualpa Yupanqui.

La pomeña / La arenosa / Balderrama - Manuel Castilla y Cuchi Leguizamón.

La nostalgiosa - Jaime Dávalos y Eduardo Falú.

Un día me fui del pago - José Larralde.

Noche y camino / Pa’Dolores / Rincón de López - Alberto Merlo.

Como yo lo siento - Osiris Rodríguez Castillo y José Larralde.

Pa’l que se va / Zamba por vos - Alfredo Zitarrosa.

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Plástica

Fernando Fader (1882-1935) pintó caballos y paisajes argentinos.Florencio Molina Campos (1891-1959) artista ar-gentino, famoso por la agudeza de su observa-ción, el humor, el color y los temas gauchescos en sus almanaques, naipes y postales.Pieter Brueghel, el Viejo, (1525-1569) pintor fla-menco.Jean-François Millet (1814-1875) admirado por Van Gogh. Ver La siesta.Vincent van Gogh (1853-1890), pintor holandés.

Puntas para conversar

Cómo y qué leía hace cinco años, hace diez… dentro del campo de la literatura

Cómo y qué leo ahora…

Géneros que prefiero, géneros que rechazo, géneros a los que no me animo…

Recuerdos de lecturas prohibidas, ocultas, secretas.

Libros que recomendaría y libros que no…

Libros que me recomendaron y quién me los recomendó…

Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volverlo a ver una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

Qué hace la cámara cuando Juan presen-ta el libro de Sara Gallardo en la camione-ta en movimiento. El encuadre de la cámara, aprovechan-do las copas en la entrevista de Juan a Leopoldo Brizuela.Los diferentes planos que se hacen cuan-do Juan escribe en la computadora su reflexión de cierre de programa.

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

CuentoLos que llegamos más lejos de Leopoldo Brizuela.Narrativa breve completa de Sara Gallardo.Misteriosa Buenos Aires de Manuel Mujica Láinez.Rebelión en la granja de George Orwell.Cuentos de la selva de Horacio Quiroga.

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NovelaDiario de la guerra del cerdo de Adolfo Bioy Casares.Inglaterra, una fábula de Leopoldo Brizuela.Eisejuaz de Sara Gallardo.Enero de Sara Gallardo.Una excursión a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla.

PoesíaLa cautiva de Esteban Echeverría.El gaucho Martín Fierro de José Hernández.Cinco poemas australes de Leopoldo Marechal.Luz de provincia (en el libro Conocimiento de la noche) de Carlos Mastronardi.La vaca de Humahuaca de María Elena Walsh.

EnsayoRadiografía de la pampa de Ezequiel Martínez Estrada.Facundo de Domingo Faustino Sarmiento.Buenos Aires, vida cotidiana y alienación de Juan José Sebreli.

AutobiografíaAllá lejos y hace tiempo de Guillermo Enrique Hudson.

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A bordo

Cruzamos el charco… y estamos en el extranje-ro. Sin embargo Uruguay no nos resulta tan aje-no, enseguida notamos lo común y lo diferente en la dosis justa para sentirnos cómodos y a la vez interesados.

Algo así puede pasarnos con la literatura: ¿cuántos charcos nos fuimos atreviendo a cru-zar hasta llegar a leer solos el primer libro, luego otro y los siguientes?

Muchos charcos invitan a ver qué pasa del

otro lado. Y los cruzamos, por ejemplo, a bordo de un género que aún no habíamos explorado, o cuando nos embarcamos en la poesía si hasta ese momento nos había pasado de largo, o cuan-do filosofía y literatura se entrelazan en un ensa-yo y nos animamos a leer, a pensar con el autor.

Así, lo extranjero se torna más próximo, como cuando en la adolescencia pasamos de la extrañeza al reconocimiento de nuestro cuerpo que, siendo el mismo, ha cambiado.

SinopsisA Juan le piden los favores más extraños. Su amigo Beto acaba de inventar el Mate literario: un bar al que se va a tomar mate y leer autores uruguayos. El problema es que al mate… le falta lo literario. Por eso, Beto le pide a Juan que cruce el charco y vuelva con fotos, libros, todo tipo de información sobre los mejores escritores del Uruguay. Y va a ser mejor que se apure, porque la inauguración es mañana.

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Viajar, leer. Leer en los viajes, viajar leyendo el mundo, leyendo a los otros que son distintos y también se nos parecen.

Un turista curioso pregunta, recorre, se inter-na, dialoga, toma notas, disfruta regresar a luga-res que lo enamoraron, se orienta, se desorien-ta y vuelve de cada viaje transformado. ¡Cuánto de lector tiene el turista! Cuánto de turista tiene el lector.

La literatura une autores y lectores de todas las latitudes. Traza caminos de ida y vuelta, rutas de doble mano por las que van y vienen ideas, fantasías, emociones, historias, palabras en to-dos los idiomas.

Leyendo nos vamos de viaje a nuevos esce-narios, a geografías desconocidas, a otras cultu-ras. Podemos dar la vuelta al mundo en mucho más de ochenta días y también “la vuelta al día en ochenta mundos”. Nos reconocemos en unas culturas y tomamos distancia de otras en el intento de entender cómo las vemos, cómo somos vistos.

Dice Alberto Manguel 43 que la necesidad de contar y de leer historias “surge de la idea de enfrentarse con las formas de vida posibles que nunca podremos experimentar por la finitud de nuestra propia vida”.

La literatura no se detiene ante las fronteras: las atraviesa, las esquiva, las salta. Transgresora por principio, circula de mano en mano, se da a conocer en ferias, en los medios de comunica-ción, es difundida por el circuito comercial, tra-ducida a todos los idiomas. Alguien en Angola lee el último libro de una autora china en el mis-mo instante en que lo hace un argentino, una irlandesa, un finlandés.

“Argentina limita al este con Uruguay”, repe-

tíamos una y otra vez en las clases de Geogra-fía. Pero la lectura ¿tiene límites?

¿Quiénes pueden leer? ¿Qué? ¿Cuánto po-demos leer? Todo lo que nos interese y esté a nuestro alcance, en verdad. “A partir de los 13 años” se sugiere desde algunas contratapas. Pero ¿todos los 13 años son iguales? Hay ex-periencias lectoras diversas, intereses y atrac-ciones muchas veces inexplicables. Laura De-vetach 44 dice: “El camino lector personal no es un camino acumulativo ni es un camino recto. Consta de un entramado de textos que vamos guardando. Unos van llamando a otros y en ese diálogo de la persona con el texto se teje una trama propia, un piso para el viaje que no es di-fícil de hacer crecer una vez que se descubre y se valoriza”.

Esto nos lleva a pensar que, cuando descarta-mos un libro creyendo que no va a ser comprendi-do por nuestros alumnos, tal vez no estemos to-mando en cuenta que a veces una sola palabra, una imagen, la construcción de un párrafo, la ca-racterización de un personaje produce algún eco en el lector aún cuando el texto en su conjunto se le haya escapado un poco.

Es que existen maneras de leer que, si bien no entran de lleno y en profundidad en algunas escrituras, nos aproximan a ellas, nos invitan a regresar a ese texto o a otro.

Cuando Juan cruza el charco para inaugurar el Mate literario, mate y libro participan de la misma ceremonia: que hay que elegir la yerba, que unos llevan cáscara de naranja, que otros peperina, que por aquí dulce y por allá amargo, que en rueda de amigos o en solitario.

Cada cual con su forma de disfrutar del mate y de la lectura.

43 La literatura requiere de la reflexión. Entrevista realizada por Daniel Mapelli y publicada en la Revista Ñ, el 18/10/2008.44 Devetach, Laura. La construcción del camino lector. Córdoba, Comunicarte, 2008.

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Puntas para seguir

Tomamos nota

De El libro de los abrazos de Eduardo Galea-no, La función del lector/1 45:

Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, no-che tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos.Mucho caminó Lucía, después, mientras pa-saban los años.En busca de fantasmas caminó por los fara-llones sobre el río Antioquia, y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas.Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia.Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha crecido adentro que ahora es otro, es suyo.

De la entrevista a Eduardo Galeano:[Hablando de Juan Carlos Onetti] “...Me daba consejos de verdad, pero como él era menti-roso los atribuía a otras personas. […] Men-tía por jugar y por dar prestigio a sus propias verdades. Él creía que si él decía ‘Onetti cree que...’, no iba a funcionar. Pero en cambio de-cía ‘hay un antiguo proverbio chino que ense-ña que las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio...’”.

“Se trata de contar la historia del mundo, o recontarla, desde el punto de vista de los que no salieron en la foto”.

Eduardo Galeano, escritor y periodista uru-guayo, nació en 1940 en Montevideo. Fue jefe de redacción del semanario Marcha y, exiliado en la Argentina, fue fundador de la revista Crisis. Sus libros, traducidos a varios idiomas, combinan más de un género: pe-riodismo, ficción, historia. Entre otros: Las venas abiertas de América Latina, El libro de los abrazos, Memorias del fuego (American World Award, 1999), Días y noches de amor y de guerra, Patas arriba, Las palabras andan-tes, Espejos. Recibió el Premio Casa de las Américas (1975 y 1978) y el Premio Aloa (1993).

Curiosidades y algo más

Diccionario “uruguayo-argentino”: Bitumen: asfalto.Botija: pibe/chico/gurí.Caldera: pava para calentar el agua para el mate.Canario: todo aquel que no vive en Montevi-deo pero sí en Uruguay.Caravanas: aros (usados en las orejas).Championes: zapatillas deportivas.Moña: moño azul sobre el guardapolvo blan-co escolar, usado tanto por niñas como por niños.Paisito: Uruguay.

45 Galeano, Eduardo. El libro de los abrazos. Buenos Aires, Catálogos, 2000.

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Cine

25Wats (Uruguay, 2001), dirigida por Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll.

Whisky (Uruguay, 2003), dirigida por Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll.

Viaje hacia el mar (Argentina/Uruguay, 2004), dirigida por Diego Arzuaga, sobre un cuento de Juan José Morosoli.

La perrera (Argentina/Uruguay/Canadá/España/Francia, 2006), dirigida por Manuel Nieto Zas.

Corazón de fuego (Argentina/Uruguay/Espa-ña, 2007), dirigida por Diego Arzuaga.

El baño del Papa, (Uruguay, 2009), dirigida por Enrique Fernández y César Charlone.

Música

Guitarra negra / El violín de Becho / Doña Soledad / Crece desde el pie - Alfredo Zitarrosa1811 - Murga Falta y Resto.El corso del ser humano - Murga Agarrate Catalina.Retirada - Murga Contrafarsa.Al otro lado del río - Jorge Drexler.Montevideo - Rubén Rada.Durazno y Convención - Jaime Roos.La Margarita, poema de Mauricio Rosencof, musicalizado por Jaime Roos.Biromes y servilletas - Leo Maslíah.Las cuatro estaciones - Antonio Vivaldi.

Plástica

Pedro Figari (1868-1938), artista uruguayo.

Joaquín Torres García (1874-1949), artista uru-guayo.

José Guadalupe Posada, grabador mexicano (1852- 1913).

Puntas para conversar

Países, ciudades, pueblos reales o imagina-rios que conocimos a través de la lectura.

“Charcos” que, como lectores, cruzamos al-guna vez…

A veces, para darle un rumbo a nuestra bús-queda de lecturas, para estudiar, para orga-nizar una biblioteca o básicamente porque tienen mucho en común, los autores se agru-pan por épocas y por territorios: hablamos de la literatura rusa, de los escritores latinoa-mericanos, de los representantes del pensa-miento francés actual, los poetas de la guerra civil española, los escritores argentinos en la década del 60... y en este episodio Juan va al encuentro de escritores uruguayos.

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Qué ves, qué ves cuando me ves

Cuando miramos un episodio por primera vez, cada uno centra su atención en algo y se le escapan otras cosas. Al volver a verlo una vez, otra vez y otra más... podemos ampliar la mirada y descubrir, por ejemplo:

La combinación de escenografía realista con la dibujada electrónicamente en dife-rentes escenas.Los diversos efectos en la pantalla cada vez que Juan y su amigo hablan por teléfono.

Libros comentados, recomendados, presentados en este episodio

CuentoHombres. Los albañiles de “los tapes” de Juan José Morosoli.Perico de Juan José Morosoli.El uruguayo de Copi.

Ficción / historiaEspejos de Eduardo Galeano.Las palabras andantes de Eduardo Galeano con grabados de José Francisco Borges.

NovelaEl pozo, de Juan Carlos Onetti.

PoesíaInventario Uno de Mario Benedetti.Luna de enfrente de Jorge Luis Borges. El camino de las pedrerías de Marosa di Giorgio.Personae de Ezra Pound.Poesía completa de Idea Vilariño.Tabaré de Juan Zorrilla de San Martín.

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