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2) La EducaciBn Popular Concepto que se define en !a práxis De acuerdo a lo expresado, tenemos que dejar bien claro lo que entendemos por educación popular, pues como ha sucedido históricamente, el término, -más que la concepción-, empieza a ser aplicado como palabra de moda para referirse a viejasfórmuias que han sido "inventadas" e inducidas en América Latina por muy diversas instancias (e intenciones). Así, tenemos que diferenciarla de la "educación no formal", es decir, una educación que rompe los moldes rígidos de la escuela tradicional en los aspec- tos "formales", pero continúa transmitiendo con los mismos enfoques y procedimientos, una serie de "co- nocimientos" previamente diseñados y organizados por expertos. Es la superación del "aula", pero dentro de la misma "escuela" y casi siempre está ligada o progra- mas oficiales. l a relación "educador-educando" se mantiene con todo el verticalismo del "maestro- alumno". Dentro de esta categoría pueden quedar los programas de "educación a distancia", "educación abierta", "acelerada" etc. Otro modelo que empieza a ser llamado educa- ción popular (y ciertamente está más cerca) es la lla- mada "educación de adultos"; es decir, educación dirigida a sectores no atendibles (por razones de edad) dentro de los programas establecidos en el sis- tema educativo formal. El contenido de esta educa-

Educar para transformar - Cap2

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Del libro Educar para transformar, transformar para educar, de Carlos Núñez Hurtado, el capítulo 2 donde define visiones de la educación popular, elabora el modo de análisis con el triple autodiagnóstico y la importancia de la praxis (con su necesaria teorización)

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2) La EducaciBn Popular Concepto que se define en !a práxis

De acuerdo a lo expresado, tenemos que dejar bien claro lo que entendemos por educación popular, pues como ha sucedido históricamente, el término, -más que la concepción-, empieza a ser aplicado como palabra de moda para referirse a viejasfórmuias que han sido "inventadas" e inducidas en América Latina por muy diversas instancias (e intenciones).

Así, tenemos que diferenciarla de la "educación no formal", es decir, una educación que rompe los moldes rígidos de la escuela tradicional en los aspec- tos "formales", pero continúa transmitiendo con los mismos enfoques y procedimientos, una serie de "co- nocimientos" previamente diseñados y organizados por expertos.

Es la superación del "aula", pero dentro de la misma "escuela" y casi siempre está ligada o progra- mas oficiales. l a relación "educador-educando" se mantiene con todo el verticalismo del "maestro- alumno". Dentro de esta categoría pueden quedar los programas de "educación a distancia", "educación abierta", "acelerada" etc.

Otro modelo que empieza a ser llamado educa- ción popular (y ciertamente está más cerca) es la lla- mada "educación de adultos"; es decir, educación dirigida a sectores no atendibles (por razones de edad) dentro de los programas establecidos en el sis- tema educativo formal. El contenido de esta educa-

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cidn gira muchas veces sobre aspectos propios de la escuela formal, pero no tienen validez académica ofi- cial.

La mayoría de !as veces, el contenido se enfoca a tratar temas relacionados con la vida famiiiar, social y de la comunidad; así, educación para la salud, reiacio- nes familiares, educación sexual, artesanías, habilida- des y oficios, son caracierísticos de este tipo de programas.

En muchisimos casos, los métodos de trabajo son altamente tradicionales y prácticamente escoiares. Las academias parroquiales, los "centros de desarro- Ilo comunal del DIF"* y muchos otros similares, son muestras clásicas de este tipo de programas.

En ocasiones, y debido a esos espacios de "inser- ción" en ei mundo oficial o internacional, algunos programas adquieren modalidades mucho más cerca- nas a un auténtico trabajo popular, tanto en orienta- cidn y con!enido, como en métodos y técnicas.

Pero son los menos, y la mayoría de las exerien- cias novedosas (oficiales o privadas) de este tipo, lo son por la relativa utitización de métodos y técnicas participativos y de ciertas herramientas didácticas.

El énfasis en lo pedagógico y/o io didáctico hacen a muchos definir sus programas como de educación popular, identificando el uso de audio-visuales, pelí- culas, dinámicas etc. con las características escencia- les de la educación popular.

Todos estos enfoques y muchos otros similares como el "extensionismo", son a nuestro juicio parcia- les, por cuanto dejan de lado explícitamente, la inten- cionalidad política del modelo educativo con que se trabaja. Muchas veces, aunque el sector "beneficiado"

DIF. Desarrollo Integral de ia Familia. institución asistenciai de cober- tura nacional con múltiples programas típicamente asistenciales.

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sea el puebfo, la orientacidn en contenido y forma, no responde a sus intereses en cuanto clase.

Y aquí está, para nosotros, la característica esen- cial de la educación popular, pues si bien puede incor- porar algunos de los elementos de los otros modelos, su definición está dada por su concepción y compro- misa de clase y por su ligazón orgánica con el movi- miento popular, definido en términos ?.olíticos (no necesariamente partidarios).

Por eso, para nosotros la E o u c ~ c i ó ~ POPULAR es un proceso de formación y capacitación que se da dentro de una perspectiva política de clase y que for- ma parte o se vincüta a la acción organizada del pue- blo, de las masas, en orden a lograr el objetivo de construir una sociedad nueva, de acuerdo a sus intere- ses.

Eouc~c ió r~ POPULAR es el proceso contirruo y siste- r ná t i c~ que implica momentos de reflexión y estudio sobre la práctica del grtipo o de la organización; es la confrontación de la práctica sistematizada, con e!e- mentos de interpretación e información que permitan llevar dicha practica consciente, a nuevos niveles de comprensión. Es la teoría a partirde la práctica y no la teoría "sobre" la práctica. Así, una prdctica be educa- ción popular no es lo mismo que "darle" cursos de política a /a base, ni hacerle leer textos compticados, ni sacarlo por largos periodos de su práctica, para íormario, sino tornar la propia realidad (y Ia práctica transformadora sobre esa realidad) como fuente de conocimientos, como punto de partida y de llegada permanente, recorriendo dialécticamente el camino entre la práctica y su comprensión sistemática, histó- rica, global y cientifica y sobre esta relación "entre teoría y práctica". Así, ¡os conocimientos producidos sobre otras prácticas, los eventos formativos como !ales, los materiales de apoyo, el intercambio de expe- riencias etc. etc., adquirirán su justa dimensibn.

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Debemos reiterar nuestra posición y alejarla de cualquier criterio "espontaneista" o "basista" en don- de todo lo que haga el pueblo, la sola acción -y cualquier acción- es válida y verdadera. Esto no nie- ga en absoluto el valor que la misma práctica tiene como hecho educativo en sí, pero trata de ubicar e¡ reto que significa asumir dicha práctica con plena conciencia y sentido histórico.

Pero tampoco creemos en una posición "vanguar- dista", en la que unos pocos intelectuales, sin contac- to con el pueblo y su proceso, dictan las normas de verdad y las pautas a seguir.

Ni una posición "basista" o "espontaneista" ni una posición "vanguardista", sino una auténtica PRAXIS', sustentan, orientan y desarrollan una verdadera tarea de EDUCACIÓN POPULAR. como la entendemos.

Esto no significa la mitificación de una tarea im- portantísima, como lo es la lucha ideológica, en perjui- cio de una práctica política que ¡a acompañe, sustente y fortalezca. Pero esa práctica política no puede ser tampoco asumida en forma tradicional, con métodos verticalistas y autoritarios que la hacen caminar al margen de la realidad objetiva de ¡as masas y de su pertinente análisis y comprensión a nivel ideológico.

El sentido de educar, no es entonces entendido como un hecho escolar en el que, el que sabe {aunque

Los términos se vulgarizan y empiezan a ser utilizados sin propiedad tanto por sectores que comparten ia posición ideológicao laconcepción teórica que los genera. como incluso por quienes se sitiian en posicio- nes antagónicas; así ha pasado con la famosa,"concientización'~, "cam- bio de estructuras" y muchos otros, como PRAXIS, que hoy día muchos utilizan como un sinónimo "elegante y de moda" para hablardepracticd.

Queremos entender por praxis la concepción que integra en una unidad dinámica y dialéctica, a la prbctica social y su pertinente análisis y comprensión teórica, a la relación entre la práctica. 1a.acción y lucha transformadora y la teoría que orienta y ayuda a conducir la acción.

Es la unidad entre pensamiento y acción, que permite asumir con- cientemente el rol histórico que cada hombre está llamado a ejercer.

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sea "de política") informa y "educa" al que no sabe; es pues un proceso continuo y sistemático de inter- acción entre práctica y teoría, impulsado yacompaña- do por aquellos compañeros que tengan mayor nivel y capacidad de análisis, reflexión e información.

Y este criterio, sitúa lo popular en su justa dimen- sión, puesto que no se utiliza como sinónimo de "be- neficiario", sino en función de su carácter protagónico como ciase.

Así, educación popular, no solo debe entenderse como "concientizar" o desarrollar ia "conciencia críti- ca", sino darle a este hecho, el sentido de "conciencia solidaria" y &a, en términos de"solidaridad de clase" que se vuelve práctica transformadora, en la medida que se convierte en solidaridad organizada de clase.

Por ello, el desarrollo de la conciencia declase no puede darse af margen o por encima de !a práctica transformadora de la clase, que se vuelve tal, al ser colectiva, organizada e histórica. Y es histórica en la medida que logre teorizarsu práctica, esdecir, ubicar- la, interpretarla y proyectarla dentro de la perspectiva científica de transformación, de acuerdo al proyecto histórico de la clase explotada en su lucha organizada.

Sobre ia metodología de la educacibn popular

Una concepción como la señalada, supera cierta- mente a todas las otras que se enumeran, por cuanto no puede (ccmo las demás) quedar redu~ida simple- mente a los aspectos de contenido y/oíorrna, sino que implica necesariamente la síntesis orgánica de ambos aspectos que guardan además, la necesaria coheren- cia con los objetivos que se desprenden de una defini- ción conceptual, que la ubica como una práctica educativa ligada permanentemente al quehacer del pueblo organizado y sus condiciones objetivas.

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En otras palabras, es necesario construir y des- arrollar una metodología, que, precisamente por ser tal, exige la relación lógica entre objetivos, contenidos en que se plasman los objetivos, métodos con que se pretende impiementar el proceso de generación y de apropiación de los contenidos; técnicas, (instrumen- tos o herramientas) que se requieren para lograr ¡a producción y apropiación de los contenidos y por tanto, la generación de acciones iransformadoras ten- dientes a¡ logro de los objetivos pianteados.

Una metodología es pues, la coherencia con que se deben articular los objetivos a lograr, los métodos o procedimientos utiiizados para ello y las técnicas o instrumentos aplicados en relaciin con el marco teóri- co que da origen a los objetivos buscados.

De hecho, una coherencia metodofogica la en- contramos muchas veces en programas educativos que obedecen a los intereses del sistema dominante, por cuanto objetivos de "aprendizaje norrnalizador" son plasmados en contenidoc fuertemente ideologiza- dos que son "transmitidos" verticalmente -bancaria- mente- a través de métodos de recepción pasiva por parte de los educandos y mediante t6cnfcas o herra- mientas de la misma intención.

Por ello, los sistemas educativos (formales o no) utilizados por los sectores dominantes funcionan efi- cientemente, pues no hay incongruencias entre obje- tivos, contenidos y formas; la "domesi icac~ón" funciona coherentemente.

Esta coherencia T;!O esta sin embargo tan presente en muchos programas de "EDUCACI~N POPUL.AR", que bien orientados (y mejor intencionados) plasman con- tenidos ajenos a la practica de !os grupos; sus meto- dos son igualmente bancarios (aunque los contenidos sean revolucionarios) y las técnicas utilizadas son ta tradicional "clase", la charla, el discurso etc.; es decir, thcnicas de transmisión de contenidos. En otras oca-

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siones, esquemas como el anterior pretenden de pron- to "renovarse" mediante la apiicacibn de algunos instrumentos o técnicas propias de Ie educacitn ps- pufar (dinámicas, audio-visuales etc.) sin modificar en realidad, nada stlbstanciai? puesto que !a tbcnica no es Ia educación.

Por lo cual vale aquí subrayar que ia ligazón entre planteamiento rnetodol5gico coherente y def inicibn política del programa (expficita o no) es algo verdade- ramente substancial en la educación popular.

Por eilo, es necesario ir mas a fondo y establecer la relación coherente entre una concepción de Educa- ción Popular como !a que hemos seAzlado y la meto- dologia conducente.

Para nosotros, sólo a través de una M E T O D O L ~ G ~ A

C ! A L ~ C T I C A se puede lograr dicha relación, pues solo badndoce en la teoría dialéctica del conocimiento se puede lograr que el proceso "acción-reflexión- acción" "practica-teoría-práctica" de los grupos po- pulares -del rnovirnients popular- conduzca a !a apropiación esnacients de su práctica, transformán- dola permanentemente en orden al iogro de uca nueva sociedad.

Para que los progamasde Educación Popular que se definen como tales produzcan cambios y generen acciones conducentes con los objetivos políticos planteados por la organización responsable del pro- grama, es necesario adoptar un planteamiento meto- ds idg i co que ie dé coherencia in terna y una concepción dialectica que le de coherencia política.

Así pues, una "metodología dialéctica" es el carni- no adecuado que nos permite tener como "punto de partida" del proceso, la prictica real de la organiza- ción transformando su realidad; este partir de la prác- tica será llevado sistemátieamente a nuevos nivelesde comprensión, es decir, a procesos de abstracción de ia misma realidad que nos permita comprenderla, de

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manera diferente, en su comptejidad histórica y es- tructural, para entonces, proyectar las nuevas accío- nes transformadoras de una manera más consciente y sobre todo, acordes con una teoría que nos ayuda a conocer las leyes históricas, permitíéndonos avanzar más adecuadamente dentro de una visión estratbgica, que ubica y supera un mero activismo, tina posición meramente "reivindicaliCta" que muchas veces, sien- do acciones tácticas, se confunden como si fueran estratégicas.

Pero detengámonos un poco más en estos ptin- tos. ¿Qué significa "partir de la práctica"? ¿Es lo mis- mo partir de la realidad, que partir de la práctica? ¿Cuál es el peso de los aspectos subjetivos que inci- den en toda práctica social?

El punto de partida

En realidad, el "punto de partida" a nuestro juicio, lo constituye ia combinación de un tripie diagnóstico: por un lado, el reconocimiento sistemático de la reati- dad objetiva, contextual, en la queei grupo u organizo- ción \¡¡ve, actúa y/o realiza su acción.

Esta realidad abarca desde et ámbito más inme- diato, más cercano y más "vivido", hasta aspectos que la afectan, pero que no son qtiizá percibidos en una primera fase; son aspectos de la reaficiad, que inde- pendientemente del accionar del grupo, influyen co- bre el mismo.

Obtener un diagnbstico, es decir un reconoci- miento.objetivo y sistemático, produce un primer dis- tanciamiento de la misma realidad tantas veces vivida y sufrida, pero quizá nunca vista objetivamente.

El caso de una organización barriai que auto-

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diagnostica las condiciones objetivas de su HABITA?',

es un ejemplo claro de este primer diagnóstico, en su dimensión más simple.

La profundización de ese entorno (nuevos datos, más informaciones) y la extensividad del análisis (pro- blemática de la zona, de la ciudad) para volver a pro- fundizar (problemática urbana como tal) son ejemplos de este accionar en ei primero de los pilares del punto de partida: la realidad.

Pero esa realidad no existe como tal ajena at hom- bre y a la sociedad; es el accionar individual, grupa¡, colectivo, consciente e intencionado y a todos niveles, la que crea, modifica y transforma constantemente a la misma realidad. A esto lfamaremos "práctica socia/".

Ambos elementos: condiciones materiales y so- ciales y el accionar del hombre en ellas, por ellas y para ellas, se relacionan diafécticamente.

Analizar las acciones, espontáneas u organiza- das, que el grupo realiza para transformar su medio y el sistema en general, es un segundo diagnóstico qiie forma parte del "punto de partida"? según nuestra con- cepción meiodológica dialéctica.

Por último, este accionar, consciente e intencio- nado o inconsciente o menos intencionado y espona- netáneo, obedece de hecho a una interpretación be la realidad social y a una intención frente a ella.

Producto de la historia y circunstancía persona! y sociali a su vez conformada de acuerdo a leyes históri- cas y a interpretaciones ideológicas sobre !as mismas, cada persona y cada grupo u organización, tendrán

Por habitat entendemos la presencia y relación que se establece entre el hombre y todos los elementos que condicionan su forma de residen- cia o de vida en un Jugar determinado. Estos elementos pueden ser ma- teriales como vivienda, infraestructura (calles, agua, drenaje, alumbrado etc.) servicios públicos (aseo, vigilancia, transporte, recreacion, educa- ción, etc.) sociales. culturales, economicos o politicos. El habitat de una organización barrial, es su propio entorno y su propio contexto.

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una razón para actuar de tal o cual manera, para dirigir sus acciones en determinado rumbo o it-tcfuso, para "no actuar", pretendiendo algunos asumir una "neu- traiidad" obviamente inexistente.

Esta conciencia (ingenua, critica, desarrollada y formada etc.) es el tercer nivel de¡ autodiagnóstico inicial, que conforma el punto de partida metodo!ógi- co, y es de vital importancia su explicitación, porcuan- to solamente en el reconocimienio cr í t ico y consciente del porqué de nuestro accionar, encontra- remos explicación y motivo para seguir conociendo y actuando, es decir? educándonos.

Esta "conciencia" de la realidad y de¡ accionar sobre ella, es siempre una combinación de aspectos objetívos (hechos, situaciones y circunstancias que se conocen), con aspectos subjetivos (interpretaciones, emociones sentimientos y actitudes) que sobre esos aspectos objetivos se tienen.

En síntesis, el punto de partida en esta propuesta metodológica, es buscar el autvdiagnóstico de ia or- ganización o grupo en la realidad objetiva en la que se encuentra; de las acciones que en eso realidad realiza en orden a transformarla; y sobre el nivel de concien- cia e interpretación que sobre la realidad y sus accio- nes, tienen. Y en esta interpretación, no solo influirán aspectos objetivos, sino también toda ta cargasubjeti- va (connotativa) que de hecho se tiene.

Este triple diagndstico es a nuestro juicio, e! acer- camiento adecuado al presupuesto diaiéctico que se formula c o n o "partir de la práctica" o "partir de la realidad" o más simplemente práctica-teoría-práct/ca.

Es claro que esta propuesta aparece ccmo muy compleja, pues cabe la pregunta de ¿cómo fogrario? hay que tener en cuenta que debe ser en forma senci- lla, ordenada, sistemática y de acuerdo siempre a las c~ndiciones y caracteristicas del grupo con que se

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está trabajando, y de los objetivos que se quieran lograr.

Por ello, el educador deberá decictir tácticamente, cuál debe ser el "punto de entrada", es decir, la forma específica, el aspecto inicial con el que arrancará el proceso de educación. En alguna circunstancia con- vendrá iniciar con el diagnóstico de la realidad; en alguna otra. por el contrario, quizá convenga auto- diagnosticar inicialmente la interpretación sobre he- chos sucedidos de gran importancia; es probable que deban manejarse aspectos combinudos etc.. etc.

En una palabra, io fundamental será el qué (punto de partida triple) y io circunstancial (aunque muy im- portante pedagógicamente habland2) será el como (punto de entrada y forma de obtenerlo).'

A manera de ejemp;o retomemos solocomo ilustracion el casode laor- Ganizacion barr,aI y su habita!

El educador en combinacion y de acuerdo con la organizacion a traves de sus dirigentes deciden iniciar el autodiagnóstico tomando co- mo punto de entrada' o primer paso p ej la practica del propio grupo

Esta decision no seria al azar sino de acuerdo a las condiciones de la organizacion supongamos que la organizacion mantiene una ten- dencia muv caraada al activismo aue la esta conduciendo a acciones , - mu!tiples, sin estrategta alguna o conciencia y conocimiento de su reali- dad. Quiza por estas razones. se decida iniciar por autodiagnosticar jus- tamente este accionar. Seria la foíma de iniciar: el puntode entrada.

Pero oportunamente. ei proceso de conocimiento y análisis de su practica los llevara a preguntarse porque actúan asi y en relación aque realidad es que actúan asi.

Por ello. en forma coordinada. se iniciaria un reconocimiento criti- co de su realidad. de su habita!. No solo problemas odeficiencias -co- mo a veces se interpreta- sino ia realidad compleja. material, económi- ca, sociai, cultural, politica, etc.

Con que cuentan, que les falta, cómo inter-actúan, cuáles son sus valores y costumbres, que fuerzas -positivas o negativas- actúan etc ,

etc.. representaria el autodiagnósiico de la reaiidad, que se integraria al análisis de su pr ict ica ya iniciado.

El obtener su propia comprensión de su realidad, su visión del mun- do y portanto, el porqueactúan de determinada manera, seria obviamen- te indispensable para completar el primer autodiagnóstico en su triple dimensión,

No importa cuál sea el punto de entrada; este podría haber sido otro.

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Teorización

Este proceso, al calificarlo así, se convierte desde el punto mismo de partida, en un proceso de teoriza- ción, a partir de la práctica, donde el método se con- vierte en el articulador dialéctico entre la teoría que lo fundamenta y la realidad que se pretende conocer.

El resultado inicial del auto-diagnóstico (triple punto de partida), constituye de hecho un nuevo nivel de conocimiento e interpretación sobre su punto de partida.

Es un primer distanciamiento critico sobre su rea- lidad y su accionar: es un avance en el nivel de con- ciencia e interpretación; constituye un paso hacia la globalización y conciencia de pertenencia a la clase y a la historia, elementos todos constitutívos (jufito con otros que profundizaremos) de !o que entendemos por teorizar.

En otras palabras, consideramos importante in- sistir, que aunque e! punto de partida no puede iograr un conocimiento de la realidad y de sus leyes a un nivel de información e interpretación verdaderamente teórico, si constituye. a nuestro juicio, el primer (y elemental quizá) paso de! espiral diaiéctico; es pues, el inicio del proceso de teorización y esto es justamente lo que nos permite teorizar a partir de fa prácticat y no "sobre" ella.

Por eso, este nivel de comprensión de la realidad nos permite justamente avanzar y ascender a nuevos niveles de comprensión, sin alejarnos nunca de la

Lo importante es lograr una plataforma de arranque y sustentaci6n que integre los tres aspectos del diagnóstico y todas sus modaiidades.

Aunque ya fue dicho anteriormente. es importante insistir en que estamos hablando de un proceso continuo, ordenado. sistematico y progresivo, por lo que no debe verse de otra manera presionando o confundiendo al grupo.

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propia realidad. De esta manera, no volvemos al mis- mo punto de partida,-que nos conduciría a quedar atrapados en un círculo cerrado-, sino generamos una verdadera "espiral", que sin alejarse de su referen- te, avanza y se enriquece permanente y progresiva- mente con el conocimiento y comprensión cada vez más compleja, del punto de partida.

Esto implicará (y hay que propiciarlo, aunque es norma que se dé) la construcción de conceptos ope- rativo~, que vengan a constituir instrumentos de inter- pretación y sintesis de los niveles de análisis obtenidos.

No es necesario, como algunos ortodoxos ¡o in- terpretan, que de entrada {como sombrero que queda grande) el grupo "aprenda" los conceptos clásicos. Los conceptos operativos que el grupo u organización va construyendo, responden a su nivel de conciencia; es decir: de conocimiento e interpretación; tienen que ver con su grado de desarroilo y con su universo cultu- ral y sobre todo, son el puente seguro y la llave apro- piada para acceder diaiécticamenie a nuevos niveles de interpreiación y por tanto, a nuevas fo:mulacicnes conceptuales, que responden a niveles de sintesis más complejos. Los conceptos operativos representan ca- tegorías de análisis que ya el grupo maneja y domina.

Así, podemos afirmar que "teorizar es un proceso de profundización ascendente, es decir, un proceso de acumulación y avance cuantitativo y cualitativo, en el conocimiento de !a realidad y a partir de la misma realidad, mediante acciones sistemáticas de reconoci- miento, abstracción, anáfisis y síntesis, que llevan, mediante la construcción y apropiación de conceptos, al conocimiento y apropiación de un modelo científico de interpretación de la realidad y de sus leyes históri- cas".

Este proceso dialéctico implica también el cono- cer, estudiar, interpretar y aplicar a Ia circunstancia

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histórica y coyuntural, los aportes que otras experien- cias, y otros pensadores han logrado sistematizar. abstraer y formular teóricamente.

No se puede pensar que el proceso de conoci- miento puede llegar a niveles profundos, solo a partir de la propia experiencia. El aporte de la teoría es pues parte esencial del proceso de educación-acción, pues no todo el conocimiento y la experiencia está en o fe pertenece al grupo u organización. Y éste es uno de los roles del coordinador.

Por ello insistimos, no basta solamente un proce- so de análisis progresivo de la reaiidad inmediata, que nos daría una visión funcionalista de la sociedad; es necesario comprenderla histórica y estructuralmente, para ubicarse uno y sus luchas, dentro de ese compte- jo dinamismo.

Así, la dimensión política de la educación poular (señalada en la formuiación de párrafos anteriores) encuentra su validación, "ya que ( ¡a EDUCACI~N POPU-

LAR) no busca conocer o contemplar ia reaiidad social desde fuera, sino que pretende descifrar desde dentro del movimiento histsrico el sentido mismo de la histo- ria, interviniendo activa y conscientemente en su transformación, hciciendo de ia actividad de las masas, una actividad revolucionaria, es decir, una actividad teórico-práctica".

Pablo Freire, en la 3a. carta a Guinea Bissau de/ 5 de Enero de 76, señala (refiriéndose a las implicacis- nes que la teoría del conocimiento que sustenta un planteamiento metodoiógico dialéctico tiene) ... "Qué conocer, cómo conocer, para quéconocer, en favor de qué y de quién conocer -y por consiguiente, conira qué y contra quién conocer- son cuestiones teórico- prácticas y no intelect~ialistas que nos son planteadas por la educación en cuanto acto de conocimiento."

Es claro pues, que teorizar no es un hecho intelec- tual aislado de fa práctica, y que justamente, al consti-

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tuirse en un momento de abstracción sobre la realidad y la práctica organizada de las masas, permite orientar y definir; en resumen, responder politicamente, a las preguntas formuladas por Freire.

Así, se define su carácter de clase y su dimensión política: la práctica y !a teoría, como elementos inte- rrelacionados en el proceso histórico de liberación.

Creemos que completa esta visión sobre lo que es teorizar, el aporte que Oscar Jara presenta en su po- nencia "Conciencia de Clase y Método Dialéctico", presentado en México en 1982, por lo que transcribire- mos a continuación:

"Pero teorizar no significa hacer cualquier tipo de reflexión. significa, en primer lugar, realizar un proce- so ordenado de abstracción, que permita pasar de la apariencia exterior de los hechos particulares, a sus causas internas -estructurales e históricas- para podernos explicar su razón de ser, su sentido. Este proceso de abstracci~n no puede ser, por tanto, inme- diato ni espontáneo, sino qüedebe hacerse a travésde aproximaciones sucesivas. lo que implica seguir nece- sariamente un recorrido ordenado de análisis y sinte- sis, para hacerlo coherente.

En segundo lugar, sign~fica llegar o adquirir una visión totaiizadora de fa realidad. en la que cada ele- mento de ella sea captado en su articulaciór? dinámica y coherente con el conjunto: esa unidad compleja y contradictoria que constituye la reafidad concreta. (Interrelacion dialectica entre los factores economi- cos, políticos e ideológicos, históricamente determi- nados). Se trata pues, de percibir y entender cada fenómeno particular dentro del movimiento que lo relaciona con la totalidad social en un momento hist6- rico concreto.

En tercer lugar, debe permitir obtener una visidn crítica y creadora de la pracfica social. Es decir, adqui- rir una actitud de cuestionamiento sobre el proceso

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causal de los hechos y su dinámica interna, que lleve a profundizar, ampliar y actualizar constantemente el conocimiento que se tiene sobre ellas. Esto significa, a la vez, una exigencia de permanente impulso a ia ca- pacidad creadora y a la re-elaboración de los elernen- tos de interpretación tekrica, para adecuarlos a las nuevas circunstancias, y orientar por tanto, de manera efectiva y realista, la nueva acción sobreelias. El cono- cimiento teórico, dentro de esta dinámica, deja de ser una mera "comprensión" de lo que sucede, para con- vertirse en ur! instrumento activo de crítica, en manos de las clases popuiares! que permitirá dirigir la historia hacia 10 que debe suceder, conforme con sus intere- ses.

En cuarto iuoar, este proceso de formación teórico-práctica, debe llevar a amplios sectores de !as masas popuiares a adquirir la capacidad de pensar por si mismas. De esta nianera podrán osumir conviccio- nes propias y no estarán sírnplsmente esperando de otros ia "cofrecta " interpre'ación de fos aconiecimi~n- tos, para aceptarios pasiva y d~g~~át icarnente. Esta propia convicci6n, raciona! y firme será fa base real sobre la que podrá asentavse ttna vo!tintad política que impulse orgánicamente los acciones de c!ase más allá de una pura emotividad irreflexiva. Es decir, una auténtica mística de viass, capaz de comprometer to- das las energías vitales -e inciuso !a vido misma- en la construcción de tina iiueva sociedad, la cual no podrá hacerse efectiva sino corno producto de una "creación heróica" de !SS ctases popuiares. Porque "ninguna gran obra humana es posible sin la manco- munidad llevada hasta ei sacrificio, de tos hombres que la intentan."

Este proceso puede y debe irse profundizando al ritmo del propio grupo y sus acciones.

La produndización de hecho ampiiará el panora- ma, provocando "ramificaciones" de relaciones en !os

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fenómenos estudiados, tanto de caraicter estructural, como histórico.

Por ello, es indispensable a nuestro juicio, para poder desarrollar este proceso, el manejar un modelo científico de interpretación, que aunque al principio pueda ser imperfecto y quizá elemental, contenga la visión de conjunto, desistema, que permita !a "acumu- lación" profunda, cuantitativa y cualitativamente.

En este proceso de teorización, no puede, no debe quedar fuera un elemento fundamenta!: la forma natu- ral con que et grupo va expresando lo que entiende (y lo que no, también). Porque teorizar no es hacer repe- tir términos "teóricos", por más consagrados por la ortodoxia y por más exactos que nos parezcan. La sabiduría popular, su sensibilidad y su ingenio, son capaces de ir dando traducción -con una sana con- ducción pedagógica- desde su propio universo voca- buiar, a todo ese otro mundo de términos "extraños". Pero más que a los términos, a¡ contenido esencia¡ de los mismos. Y alií está el grupo haciendo su propia teoría y su propia construcción ae conceptos.

En último térrni~c2 se trata de incorporar en la fase de teorización e! elemento cultural en el citai debe estar fincado todo e¡ proceso educativo, comunicacio- nal y organizative.

Regreso a Ea práctica

"Volver a la práctica", constituye un regreso al ptinto de partida, pero no entendida en el sentido original del cual se partió, pues esto significaría !a anulación del movimiento dialéctico.

El proceso de reflexión teórica sobre el punto de partida, nos debe provocar el avance en términos no sólo intelectivos, sino en la calidad racional, organiza-

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tiva y política de las acciones transformadoras de la misma realidad de la cual se partió.

No se trata pues de un volver mecánicamente, sino de avanzar dinámica y creativamente, aunque sin alejarnos nunca de nuestra propia realidad.

Por otro lado, no debe entenderse el regreso a la práctica, como un hecho "final" del proceso de educa- ción; no hay que pensar que hasta que se haya hecho todo un proceso teórico, llevado al máximo de profun- didad posible, se está "capacitado" para volver a la práctica. Esta formutación romperia de nuevo con ia esencia del planteamiento diatéctico y con la teoría del conocimiento que lo sustenta, pues no seestaría sien- do coherente con fa afirmación que sostiene que ia práctica es la fuente de conocimientos y el criterio de su verdad; de hecho no se estaría verdaderamente teorizando, conforme lo hemos entendido, sino espe- culando con conceptos vacíos y ajenos a ia práctica.

Debemos distinguir y clarificar algo que ya fue señalado. El proceso educativo no es siempre ni nece- sariamente sinónimo de un "evento educativo".

Cuando estamos hablando de una organizacibn o grupo popular, estamos partiendo del hecho de que dicho grupo reaiiza una práctica social. Esa práctica, su comprensión y su mejoramiento en términos racio- nales y políticos, es el verdadero objetivo del proceso educativo; y si para lograrlo hay que realizar o convie- ne realizar eventos educativos (cursos, seminarios, talleres etc.) eso no debe significar que e! objetivo a lograr sea que los participantes del evento reprodüz- can el mismo, sino que mejoren colectivamente su práctica socio-política; si para ello hay que reproducir el evento, es circunstancial.

Lo importante es apropiase de !a realidad y de /a práctica transformadora, de una manera consciente, crítica y creativa.

En el caso de los procesos de capacitación de

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"capacitadores", o sea, cuadros educadores popula- res, es evidente que el regreso a la práctica durante su proceso de capacitación, debería traducirse en el di- seño de programas sistemáticos de educación con las bases.

Pero entendiendo por educación el hecho de que éstas bases organizadas deberán iniciar un procoso de análisis de sus tareas teniendo como punto de partida su propia realidad y práctica, y considerando que el hecho educativo, es el momento (intensivo o periódico) privilegiado de reflexión sistemática sobre su priictica, que es -como ya señalamos- un hecho educativo en sí mismo, pero siempre y cuando sea un accionar conciente.

Por lo tanto, la vuelta 2 !a práctica no sólo debe entenderse como tener la capacidad de dar talleres o cursos, sino de apoyar y coordinar, metodológica- mente hablando, el proceso de práctica-teoría- práctica de fa organización. Es la aplicación de la metodofogia dialéctica, af trabajo directo de base y no sólo a tareas de capacitación como tofes.