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EEUU en la OEA

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Trabajo realizado por José Luis Gzz Mata en el marco de la clase de Derecho Internacional Público en la FLDM

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Page 1: EEUU en la OEA

EL PAPEL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA EN LA

ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS

Por: José Luis González Mata 1

SUMARIO: Introducción. I. Panamericanismo e hispanoamericanismo. II. La Organización de Estados Americanos. III. Estados Unidos como país miembro de la OEA. Conclusiones.

Introducción

“A la rapiña, el asesinato y el robo lo llaman, por mal nombre, ‘gobernar’ y donde crean desiertos lo llaman ‘paz’” –Tácito-

En el presente artículo de revista analizaremos el papel que tiene los

Estados Unidos en la Organización de Estados Americanos. Para lograr esto,

primero tenemos que explicar la historia del movimiento de integración que se ha

estado dando en el continente americano desde hace casi 2 siglos. Estudiaremos

las dos corrientes ideológicas que son el panamericanismo y el

latinoamericanismo (en un principio “hispanoamericanismo”), así como una breve

reseña de las conferencias políticas y jurídicas que culminaron en la creación de

tratados de amistad entre naciones americanas y culminaron en la creación de la

Organización de Estados Americanos (en adelante, OEA). Después haremos una

explicación de cómo está compuesta la OEA y cómo funcionan sus órganos. Para

acabar, nos enfocaremos en el papel que ha jugado Estados Unidos en la OEA y

plantearnos cómo puede mejorarse para que se cumplan las verdaderas metas de

este organismo regional.

I. Antecedentes históricos de la integración americana

A. Panamericanismo vs. Hispanoamericanismo

1 Estudiante de 8º semestre de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey, Matrícula 1128.

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A simple vista parece que el panamericanismo, el cual busca la unión

de todas las repúblicas del continente americano, y el hispanoamericanismo

(ahora, latinoamericanismo) son la misma corriente ideológica, sólo que la primera

incluye a la América anglosajona (Canadá y EEUU) y la segunda busca excluirla.

Sin embargo, cabe aclarar que estas dos corrientes tienen un origen muy

diferente. El panamericanismo vio sus orígenes en la Doctrina Monroe (1823),

llamada así por James Monroe (Presidente de EEUU de 1817 a 1825), la cual

establecía que los Estados Unidos no iban a tolerar más intervención europea en

las Américas. José Luis Vallarta Marrón opina que esta doctrina no tuvo valor

internacional por haber sido declarada por los Estados Unidos de manera

unilateral;2 es decir, el Presidente Monroe, sin tener la fuerza militar para hacerlo

valer en ese entonces, se autoproclamó guardián de las Américas. La doctrina en

sí no tiene nada de malo, sin embargo se prostituyó (al igual que nosotros los

mexicanos prostituimos palabras como “reforma”, “federalismo” y “Revolución”) a

partir de ligarla a su visión imperialista del Destino Manifiesto; sí, aquella idea loca

que los estadounidenses tenían el derecho divino de expandirse de océano a

océano y a lo largo del continente.

Por otro lado, el hispanoamericanismo nació en la misma época como

resultado de las luchas de independencia de las colonias españolas. Simón

Bolívar, en calidad de Jefe de Gobierno de Perú, convocó, en 1824, a una

Asamblea General de Plenipotenciarios de los gobiernos hispanoamericanos en

Panamá. Este Congreso de Panamá se reunió en 1826 y estuvo compuesto por

los delegados de la Gran Colombia (en la actualidad Panamá, Colombia,

Venezuela y Ecuador), Guatemala (Centroamérica) y México. Buscaban resolver

los problemas de esa época mediante un Tratado de unión, liga y confederación

perpetuas; estos problemas eran: la defensa regional, la solución pacífica de

disputas y diferencias, abolir el tráfico de esclavos (cosa que no le agradaba a

EEUU) y el empleo de las fuerzas armadas (se preveía la creación de un ejército

2 Vallarta Marrón, José Luis. Derecho Internacional Público. México, Porrúa, 2009. (p. 490)

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de los estados miembros, compuesta por 60,000 hombres).Los gobiernos de

Colombia y México quisieron invitar a los Estados Unidos para que enviaran a un

delegado a la conferencia, ya que les agradaba la Doctrina Monroe, sin embargo

esto no le gustó a Simón Bolívar, ya que no era su intención unirse con los

americanos anglosajones por las grandes diferencias de idioma, cultura e

intereses económicos de ambas regiones. Si bien se aprobó el mencionado

tratado, éste solamente fue ratificado por Colombia ya que los demás países

tenían sus propios problemas y buscaban preservar su nueva y débil

independencia.3

B. Primera etapa: conferencias políticas y jurídicas

La primera etapa de conferencia empezó en la conferencia de Panamá de

1826 del apartado anterior y abarcan una serie de conferencias políticas entre

naciones latinoamericanas que buscaban establecer alianzas militares para

preservar la soberanía, y las conferencias jurídicas que le siguieron, una vez que

desapareció la amenaza de la reconquista. Los Congresos Americanos de

Jurisconsultos de Lima en 1877, el Congreso Jurídico Sudamericano de

Montevideo de 1888-1889 buscaban establecer los principios de derecho

internacional aplicables al continente. Al primer congreso concurrieron Argentina,

Bolivia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela; Guatemala y Uruguay se

adhirieron a las conclusiones, que consistieron en un tratado para establecer

normas uniformes de derecho internacional privado y extradiciones. El segundo

congreso tuvo como resultado varios tratados de derecho civil, mercantil, penal,

propiedad intelectual y práctica de profesiones. Desafortunadamente muchos de

los tratados nunca se aplicaron, pero los principios establecidos se reconocieron y

se aceptaron en la práctica internacional del continente. 4

3 Ídem (p. 489)

4 Ortiz Ahlf, Loretta. Derecho Internacional Público. 3ª ed. México, Oxford, 2004/2008. (pp. 321-322)

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C. Segunda etapa: las Conferencias Internacionales Americanas

Si bien en la primera etapa hay una notoria ausencia de Estados Unidos en

las conferencias de tratados de defensa es por la misma injerencia de éste

respecto a Latinoamérica y las guerras que estuvo peleando durante casi todo el

siglo XIX (contra México, los Nativos Americanos, conflictos diplomáticos con las

potencias europeas y una Guerra de Secesión entre el Norte y el Sur). Hacia

finales del siglo se empieza a ver más estabilidad en Estados Unidos como

producto de la Reconstrucción después de la Guerra Civil y la apertura de varios

puertos en China y Japón. Ya que se dio este boom de progreso hacia adentro, el

gobierno estadounidense buscó jugar un papel más importante en el resto del

continente americano. En 1888 Grover Cleveland, entonces Presidente de los

Estados Unidos, convocó a una cumbre panamericana para resolver asuntos

comerciales; con esto empezó una serie de Conferencias Internacionales

Americanas que fueron las precursoras el sistema interamericano actual.

En 1890, después de la Primera Conferencia en Washington, se empezaron

a hacer conferencias más seguido para abordar temas tan diversos como

comercio, convenios de arbitraje, la posibilidad de establecer una unión aduanera,

comunicaciones entre puertos, etc. En la Segunda Conferencia de México en

1902, se creó la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas presidida por

el Secretario de Estado de EEUU y los embajadores de los países

latinoamericanos en Washington. También se fueron estableciendo, en otras

conferencias, oficinas de jurisconsultos encargados de la elaboración de tratados

de Derecho Internacional, y hasta se creó la Unión Panamericana que sería el

órgano regional hasta la creación de la OEA. 5

A partir de 1933, Estados Unidos empieza a hacer énfasis en la Política del

Buen Vecino; gracias al Presidente Franklin Roosevelt. En la Séptima Conferencia

de Montevideo del 3 al 26 de diciembre se consagra el principio de no

5 Vallarta Marrón, José Luis. Ob. cit. (pp. 490-491)

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intervención. Esto era importante para Roosevelt ya que quería evitar la creciente

influencia las potencias del eje y evitar el crecimiento del nacionalismo que se

estaba dando en Europa. Así se fueron dando las relaciones entre los países del

continente y en la Octava Conferencia de 1938 se aprobó una Convención sobre

mantenimiento, afianzamiento y restablecimiento de la paz. 6

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial a la vista, los Estados Unidos y los

demás países del continente se reunieron en una Conferencia Interamericana

sobre problemas de la Guerra y de la paz, aquí en México del 21 de febrero al 8

de marzo de 1945. Esta conferencia sirvió como preparación para las conferencias

de la futura Organización de las Naciones Unidas. Se discutieron las atribuciones

de los órganos de la ONU y se preparó el camino para un Tratado interamericano

de asistencia recíproca. Estados Unidos veía a estas conferencias como una

oportunidad de establecer un sistema regional americano que sirviera, como luego

sirvió la Organización del Tratado del Atlántico Norte, como un contrapeso de la

influencia de la Unión Soviética y evitar que se establecieran estados satélites en

el continente. Es por esto que la OEA se creó que los intereses no

necesariamente contrapuestos, pero sí distintos de Estados Unidos y

Latinoamérica: 7

1. Lograr una mayor cooperación económica de los estados y crear un bloque

para evitar la influencia soviética en la región (prioridad de EEUU).

2. Detener los impulsos imperialistas de Estados Unidos y su afán de

intervenir unilateralmente en otros países (prioridad de Latinoamérica).

Así fue como, en 1948, se creó la Organización de Estados Americanos;

con sede en Washington D.C.

6 Ídem. (p. 492)

7 Loc. cit.

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II. La Organización de Estados Americanos

A. Principales Órganos de la OEA

En principio, los 35 países independientes del continente son miembros de

la OEA. Es decir, todos los que ratificaron la Carta de la OEA en 1948 o después

son miembros; inclusive Cuba, que fue expulsado en 1962 por la Asamblea

General, es miembro, pero su gobierno no es reconocido como compatible a los

principios de la Carta. Reconocer a Cuba como miembro parece ser la mejor

medida más apropiada para promover la democracia y la protección de los

derechos humanos en ese país; al parecer, la psicología inversa y la exclusión

económica no fueron métodos eficaces de presión. 8

La Asamblea General está integrada por todos los Estados Miembros

encargados de resolver los temas sometidos a la OEA y sus decisiones son por

mayoría simple, salvo las excepciones que establezca la misma Carta; cada

estado tiene un voto. El Consejo Permanente está integrado por los

representantes permanentes de los Estados y pueden conocer de asuntos de

solución pacífica de controversias.

Existe una Secretaría General presidida por un Secretario elegido por la

Asamblea y dura 5 años en el cargo con la posibilidad de relegirse una vez. Su

principal función es llevar asuntos a la Asamblea General que puedan afectar la

paz y seguridad del hemisferio o el desarrollo de los Estados miembros.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte

Interamericana de Derechos Humanos son los órganos encargados de la

observancia y defensa de los derechos humanos establecidos por la Convención

Americana de Derechos Humanos. Cabe mencionar que si bien la Comisión ha

visto casos de violaciones de derechos humanos en Estados Unidos, su gobierno

no se ha sometido a la jurisdicción de la Corte.

8 Ortiz Ahlf, Loretta. Ob. cit. (p. 328)

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B. Los principios y propósitos de la Carta de la OEA

Los propósitos de la OEA pueden resumirse de la siguiente manera:9

Lograr un orden de paz y justicia.

Defender la soberanía e integridad territorial de los estados independientes.

Afianzar la paz y seguridad en el continente americano.

Asegurar que las controversias se solucionen de manera pacífica.

Promover la democracia, siempre y cuando se respete el principio de no

intervención.

Organizar una defensa solidaria en caso de agresión.

Promover el desarrollo económico, social y cultural.

Erradicar la pobreza extrema.

Limitar armamentos convencionales para favorecer el desarrollo.

De igual manera, los principios que rigen a la OEA son los siguientes:10

El Derecho Internacional es norma de conducta

Se deben respetar a los Estados y cumplir las obligaciones internacionales.

Las relaciones entre los Estados se rigen por la buena fe.

Solidaridad para el ejercicio de la democracia.

El principio de No Intervención en asuntos internos.

Responsabilidad común para la eliminación de la pobreza crítica.

Condenar a toda agresión hacia o entre Estados americanos.

Solución pacífica de controversias.

Reconocimiento de los derechos humanos sin distinción.

Respeto a la personalidad cultural de los países.

Educación orientada a la justicia, la libertad y la paz.

9 Vallarta Marrón, José Luis. Ob. cit. (pp. 493)

10 Loc. cit.

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III. Estados Unidos y la OEA: la realidad

Juzgar a una organización internacional sin tomar en cuenta a los Estados

que forman parte de ella sería como juzgar a una nación sin tomar en cuenta su

población y cultura. Los Tratados de los que surgen podrían ser lo más cercano a

perfectos pero si no son compatibles con los países que rigen, no pasarán de ser

letra muerta o agonizante. La política de Estados Unidos frente a la OEA puede

resumirse como la misma filosofía del padre que regaña a sus hijos por algo que él

también hace o hizo cuando tenía su edad; la vieja idea del “haz lo que digo, no lo

que hago” o el “haz lo que digo, no lo que veas.” Por ese tipo de comportamiento

se le ve con desdén.

Ningún principio ha sido tantas veces violado por los Estados Unidos como

el de No Intervención; claro que el de fomento de la democracia y el de limitar

armamentos convencionales no se quedan atrás. En la política internacional de

Estados Unidos a partir del fin de la Segunda Guerra encontramos un rastro

descarado de injerencia en Latinoamérica. Siempre que un gobierno o movimiento

democrático amenazaba con crear una clase media y buscaba mejorar las

condiciones de vida del país, era remplazado por un dictador que padecía de

megalomanía. Basta recordar a hombres como Jaime Roldós de Ecuador, u Omar

Torrijos de Panamá murieron en “accidentes aéreos” cuando el primero buscaba

reformar la relación entre el gobierno y las compañías petroleras, y el segundo

buscaba regresar el Canal de Panamá a sus verdaderos dueños. Mucho menos

podemos olvidarnos de Jacobo Arbenz, el presidente guatemalteco que buscaba

una reforma agraria; dicha reforma hubiera afectado los bolsillos de la United Fruit

Co., así que se hizo una campaña de desprestigio que lo satanizaban como títere

de Rusia y planteaban la posibilidad de que Guatemala se convirtiera en Estado

satélite soviético; Arbenz fue derrocado por fuerzas golpistas, cortesía de la CIA, y

remplazado por Carlos Castillo Armas, un dictador despiadado. Por último, cabe

mencionar el ejemplo de Salvador Allende, presidente chileno derrocado por

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EEUU y remplazado por Augusto Pinochet y su dictadura militar que duró más de

15 años.11

Las líneas anteriores muestran el desequilibrio de fuerzas que existe en el

continente, pero no podemos pensar que la OEA hace o permite todo lo que

Estados Unidos quiera. Sí hay un interés común en crecimiento de la región; si a

uno le va bien, surgen oportunidades para que a los demás países les vaya bien.

Vemos que las naciones latinoamericanas están adoptando posiciones cada vez

más independientes; ya sea en los tratados de libre comercio, o el trato que se le

da a Cuba. Con el fin de la Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética, los

intereses de Estados Unidos dejaron de estar en tanto conflicto con los de

Latinoamérica. Esto ha permitido el florecimiento de democracias en la mayoría de

los países que tuvieron dictaduras militares y cada vez más protección a los

derechos humanos.

Es muy fácil decir “queremos una organización sin Estados Unidos y

Canadá” pero no podemos negar el papel fundamental que juegan en cuanto al

financiamiento de la OEA. De la misma manera, se tienen que dar cuenta que no

basta con poner casa y el hielo; tienen que involucrase de manera mucho más

activa en asuntos de derechos humanos. ¿Qué tanto sirve que a todos los

ciudadanos americanos que asalten una licorería se le tengan que leer sus

Miranda Rights si de todas formas se torturan prisioneros en Guantánamo?

Aceptar la jurisdicción de la Corte Interamericana y la Corte Penal Internacional no

es perder soberanía, sino aceptar que ayudaron a crear un mundo globalizado y

más pequeño; y no basta con la apertura de mercados.

Tal parece que Estados Unidos no entendió que Robert Frost estaba siendo

irónico cuando dijo que “buenas cercas hacen buenos vecinos.” Como hemos

visto, el trato que Estados Unidos le da a Latinoamérica es el de un patio con

mascotas bien entrenadas y el lugar de dónde saca la droga que necesita.

11 Perkins, John. Confessions of an Economic Hitman. USA, Plume, 2006. (pp. 185-189)

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Estados Unidos tiene que aplicar en materia de derecho internacional ese

laissez-faire, laissez-passez que tanto predica en materia económica. Tiene que

darse cuenta que América Latina y el Caribe no es su patio y nosotros no somos

sus perros esperando un premio o un periodicazo en el hocico; o más bien

tenemos que hacérselo saber. No toda privatización (de hecho casi ninguna)

ayuda a crear una clase media más grande y estable, y no toda estatización

culmina en una dictadura del proletariado y la segunda venida de Lenin.

Además de tomar un papel más activo en la promoción y protección de

derechos humanos; tomar una actitud de reconciliación con Cuba, y darse cuenta

que el combate al narcotráfico (una institución que supo aprovechar la

globalización mejor que nadie) no se limita a darle asistencia militar a los países;

tiene que haber política de tratamiento y prevención de adicciones, aceptar que

ciertas drogas pueden ser legalizadas y atacar seriamente el lavado de dinero.

En cuanto a los que dicen que es necesaria una unión sin ellos, hay que

recordar que por ahora no hay cómo pagar la OEA sin EEUU. Sin embargo,

Estados Unidos tiene que tener en mente que países como Brasil, Chile, Colombia

y, ¿por qué no?, México pueden llegar a ser países desarrollados en las próximas

dos décadas. Dicho de otra forma, súbanse, o quítense del camino; no vamos a

esperar para siempre.

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BIBLIOGRAFÍA

A DOCTRINA.

Ortiz Ahlf, Loretta. Derecho Internacional Público. 3ª ed. México, Oxford, 2004/2008.

Perkins, John. Confessions of an Economic Hitman. USA, Plume, 2006.

Vallarta Marrón, José Luis. Derecho Internacional Público. México, Porrúa, 2009.