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EE.UU. y AMLO Escrito por Pedro Echeverría V. Para ser candidato presidencial, por obligación, te tiene que “desnudar” el embajador yanqui. 1. El desayuno de López Obrador con el Embajador yanqui Tony Garza me vino a cerrar una idea que he expresado más de 50 veces en mis artículos: Que todos los candidatos presidenciales –sean del PRI, PAN, PRD y los pequeños, tienen que inclinar la cerviz ante el gobierno yanqui. Pensé que López Obrador fue una excepción, pero no; el maravilloso Wikileaks y La Jornada nos trajo hoy la noticia. Aunque no se quiera reconocer, la realidad es que el poder de los embajadores yanquis en México suele ser más grande que el de los mandatarios de la República. Es lo que se puede ver después de la lectura de sendas visitas de Calderón y López Obrador al embajador gringo Garza. Obviamente la visita del derechista Calderón fue entreguista y la dedicó a acusar a AMLO de ser un peligro para México; la de López Obrador fue seria, pero demostraron ambas que los gringos mandan en México; de ninguna manera son “visitas de cortesía”. 2. Nunca un candidato hace “visitas de cortesía” ni “desayuna” en plena campaña en las embajadas de Rusia, China, Francia o Alemania; las visitas sólo están reservadas a los yanquis que son quienes determinan las políticas en el país y tienen la fuerza para decir quien debe ser o quién no presidente de México. Los embajadores, además de contar con profundas informaciones acerca de lo que sucede en cada rincón de México, llaman a quien les de la gana, sea alto empresario o funcionario, alto mando del clero o del ejército, para que les informen con detalle acerca de lo que se registra. Por lo menos desde 1923, con los Tratados de Bucareli que reconocieron al gobierno de Obregón, ordenan y mandan en México desde la embajada que resguarda a miles de

EE.UU. y AMLO

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Escrito por Pedro Echeverría V.

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EE.UU. y AMLO Escrito por Pedro Echeverría V.

Para ser candidato presidencial, por obligación, te tiene que “desnudar” el embajador yanqui.

1. El desayuno de López Obrador con el Embajador yanqui Tony Garza me vino a cerrar una idea que he expresado más de 50 veces en mis artículos: Que todos los candidatos presidenciales –sean del PRI, PAN, PRD y los pequeños, tienen que inclinar la cerviz ante el gobierno yanqui. Pensé que López Obrador fue una excepción, pero no; el maravilloso Wikileaks y La Jornada nos trajo hoy la noticia. Aunque no se quiera reconocer, la realidad es que el poder de los embajadores yanquis en México suele ser más grande que el de los mandatarios de la República. Es lo que se puede ver después de la lectura de sendas visitas de Calderón y López Obrador al embajador gringo Garza. Obviamente la visita del derechista Calderón fue entreguista y la dedicó a acusar a AMLO de ser un peligro para México; la de López Obrador fue seria, pero demostraron ambas que los gringos mandan en México; de ninguna manera son “visitas de cortesía”.

2. Nunca un candidato hace “visitas de cortesía” ni “desayuna” en plena campaña en las embajadas de Rusia, China, Francia o Alemania; las visitas sólo están reservadas a los yanquis que son quienes determinan las políticas en el país y tienen la fuerza para decir quien debe ser o quién no presidente de México. Los embajadores, además de contar con profundas informaciones acerca de lo que sucede en cada rincón de México, llaman a quien les de la gana, sea alto empresario o funcionario, alto mando del clero o del ejército, para que les informen con detalle acerca de lo que se registra. Por lo menos desde 1923, con los Tratados de Bucareli que reconocieron al gobierno de Obregón, ordenan y mandan en México desde la embajada que resguarda a miles de militares y agentes de la CIA, FBI, DEA y más personal de migración. Un bunker del Paseo de La Reforma vigilado por fuera por alrededor de mil agentes “armados hasta los dientes”.

3. La embajada interpretó así: “AMLO dijo que su diplomacia sería “prudente, consistente con los logros internos”. Interrogado por Garza sobre su posición frente a Cuba, Venezuela y Bolivia (temas que generalmente López Obrador no aborda en público), el candidato explicó que cada caso es distinto, que no existe una sola “izquierda” y que no había que olvidar que también Brasil, Argentina y Chile (en ese momento) eran gobiernos de izquierda. Ante la insistencia del embajador de que México, por su tamaño y su economía, tenía que ser fiel de la balanza en la región latinoamericana, López Obrador aclaró que no le interesaba encabezar iniciativas ni sumarse a los bloques regionales, “específicamente los bloques anti Estados Unidos o anti Mercosur”. Concluyó aclarando que para él no resulta especialmente placentero viajar y que no conocía en persona a Hugo Chávez, a Fidel Castro ni a Evo Morales.

4. Sin embargo en menos de un mes los consejeros de la embajada de EEUU se empezaron a poner nerviosos por el contenido de la campaña de AMLO, que en febrero de 2006

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superaba por diez puntos a todos sus contrincantes. “Parece que se está inclinando por una retórica populista”, advierte un consejero cuando López Obrador descalifica las reformas fiscal y energética del foxismo señalando que son dictadas por los organismos financieros internacionales y de efectos regresivos. El candidato de la izquierda denuncia que la reforma fiscal favorecerá a los grandes evasores y la reforma energética pretende privatizar el sector. “Habrá que ver más adelante –dice el comentario del cable de la embajada– si éste es el verdadero AMLO o si se trata solamente de una táctica de campaña para consolidar su base popular.” Los EEUU no sólo se pusieron nerviosos sino que comenzaron a mover sus redes.

5. Leía ayer a alguien que decía: “Primero que llegue AMLO a la Presidencia y después vemos, porque lo primero es lo primero”. Eso no garantiza nada bueno, a pesar que López Obrador es el único que todavía da algunas esperanzas de cambio de proyecto político en México. Hay que combatir a todos los candidatos del PRI, del PAN y demás partidos porque representan la misma corrupción, a la misma burguesía y clase empresarial; pero aunque el trabajo de AMLO durante seis o siete años ha sido muy importante y honesto, nunca hay que esperar nada cuando se tiene conciencia de lo que ha sido y es la política, sobre todo en un país como México donde el imperio de los EEUU y el poder de la clase empresarial lo dominan todo. Es incorrecto plantear que AMLO es más de lo mismo, que es tan burgués como los otros candidatos; pero tampoco puede plantearse que debe darse toda la confianza y cerrar los ojos ante lo que suceda.

6. Según el artículo de Wikileaks bastó con que Muñoz Ledo –partidario de AMLO-haya organizado una reunión de intelectuales mexicanos de izquierda del PRD, incluso del PRI, con el fin de analizar un Proyecto Alternativo de Nación, para que en la embajada yanqui platearan que las propuestas llevarán al desastre y podrían llegar al radicalismo. ¿Cómo entonces podrá cambiar el país si los EEUU tienen toda la fuerza para acabar con cualquier política que no le guste y para oponerse a cualquier alianza con bloques latinoamericanos antiimperialistas? Recuerdo cuando Fidel Castro viajo en sus primeras semanas de gobierno a los EEUU para buscar apoyo a la nueva Cuba revolucionaria y al mismo tiempo tenía que expropiar tierras y grandes propiedades que estaban en manos de yanquis. Fidel vio que no hacía esto último la economía cubana no podría caminar. EEUU lo amenazó, lo mandó por un tubo y Cuba se sintió obligada a encontrar otros aliados.

7. La realidad es que mientras el imperio yanqui no se derrumbe como tal, ningún país latinoamericano podrá lograr su real liberación, mucho menos México que es su patio trasero. Podrá haber cambios, incluso importantes, pero ninguno de ellos rebasará los marcos del capitalismo, es decir, continuará la explotación, la acumulación capitalista y la miseria de la mayoría de la población. Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y otros países han puesto toda su voluntad y de manera abierta han denunciado el saqueo imperial de los EEUU; sin embargo no han dejado de sufrir amenazas de invasión, bloqueos a su financiamiento, apoyos a los medios de información derechistas, así como a las oposiciones empresariales, todas apoyados por los EEUU.  Es lo que nos indica que debemos buscar las mejores estrategias posibles que permitan que los pueblos de América Latina, entre ellos México, batallen de manera correcta contra los poderes que impiden su liberación.

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Maravillosas marchas, pero si no preparan su continuidad contra el mal gobierno, se volverá a lo

mismo.1. Estamos los mexicanos “hasta la madre” de los malos gobiernos, de la pobreza y la miseria, pero también que nuestras movilizaciones –en 50 años he asistido a unas diez mil en el DF y diversas entidades- después de tres horas de desahogo, regresemos a nuestra casita a ver la TV y al otro día, buscar lo que se publicó. Y la gente ya está acostumbrada porque son “dos o tres horitas” que bien pueden servir de jolgorio, para saludar a los amigos, así como de paseo con los niños. La combatividad es cada vez menor, sobre todo cuando los organizadores buscan reprimir a los jóvenes con pasa montañas, que pintan paredes y llevan las pocas consignas radicales. Si estas marchas no llevan mantas, carteles y consignas muy claras –que ayuden a desarrollar la conciencia de lucha- se convierten en simples paseíllos para escuchar a lúcidos oradores. A los gobiernos, en vez de ponerlos nerviosos, les provoca risa y burla.

2. ¿Qué hacer entonces después de sufrir una represión, un encarcelamiento, un asesinato, o cuando el gobierno quiere imponer privatizaciones y leyes evidentemente injustas? De inmediato nuestra reacción casi sin pensarla, nuestra justa protesta defensiva como son el 99 por ciento de las protestas a las que el gobierno nunca hace caso. Pero lo importante es la organización de consejos, comités o coordinaciones de lucha que analicen y aseguren coordinación con fuerzas paralelas organizadas para pasar a las siguientes manifestaciones. Hay que hacer que la gente continúe batallando hasta lograr su objetivo –que no puede ser una simple audiencia, sino la solución del problema- para que la gente deje de pensar que son paseíllos “de dos o tres horitas”. Para que los gobiernos no se burlen de nosotros hay que preparar bloqueos de calles y avenidas. (En el Gran Buenos Aires se bloquean las “rotondas” o glorietas donde convergen muchas calles).

3. Me tocó vivir la experiencia de los Piqueteros del MTD en enero de 2002, cuando bloquearon por más de 15 días la rotonda de Pasco y las cinco calles que allí cruzaban. Incluso una distribuidora de carnes bovina y porcina, para sacar diariamente su mercancía, tenía que entregar decenas de kilos de carne para el consumo del campamento de los 500 trabajadores sin empleo que reclamaban trabajo y planes de inversión. Todos los días y horas salían los trabajadores en comisiones y a reuniones con otras decenas de bloqueos de avenidas y rotondas. En México se bloqueó Reforma, Juárez y Madero por unos días y nunca más se volvió a ocupar porque los medios de información hicieron alharaca. Por eso nuestras manifestaciones no parecen ser en serio ni nuestros bloqueos bloquean nada. Recuerdo que en Mérida nuestras marchas se ponían a la orilla de las calles, hasta que los oaxaqueños nos enseñaron a bloquear las calles durante la marchas.

4. Cuando hemos ido a las protestas contra reuniones internacionales, visitas yanquis o informes de gobiernos, nos frenan con cordones policíacos y del ejército quedándonos muy contentos y, aunque nuestro contingente sean de miles, decenas o cientos de miles, nada hacemos para cumplir con nuestros objetivos. Así los gobiernos se burlan porque saben ya que basta con unos cuantos soldados, algunos caballos, perros y gases lacrimógenos, para

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acabar con cualquier protesta. Hoy las reuniones las organizan los gobiernos asesinos en lugares claves donde pudieran estar por lo menos a un kilómetro de las protestas, por eso los altermundistas han tenido la obligación de pensar en cómo convertir las ciudades sedes en batallas campales con las fuerzas fascistas del orden. En Monterrey nos aislaron en enero de 2004 a un kilómetro de la reunión de la Fundidora, pero les tiramos una camioneta de perros muertos y podridos a los soldados, los hicimos moverse y avanzamos.

5. El pueblo está “hasta la madre” y la obligación de quienes están junto a él es la búsqueda de alternativas que lo ayuden a su liberación. Nadie aprende sólo con consejos y escuelas de cuadros, los más aprenden en la lucha, en las confrontaciones; la experiencia de Mao fue clara: “práctica, teoría práctica” o, por otro lado, “Sin teoría revolucionario tampoco puede haber movimiento revolucionario”. Si la gente sale a la calle es un buen paso, pero hay que hacer que dé el segundo y el tercero; no permitir que dé pasos atrás y vuelva a la televisión si nuestras batallas son serias. No es cierto que “la gente no está preparada, que tiene miedo y hay que esperar”. Llevamos décadas diciendo lo mismo, repitiendo lo que la burguesía nos ha enseñado. Yo mismo, quedé con la boca abierta cuando cinco mil indígenas sin escolaridad irrumpieron en 1994 en San Cristobal con el grito de abajo el TLC y el mal gobierno.

6. Los procesos electorales están bien, pero hasta ahora –desde que se iniciaron en 1824 a los tres años de firmar el inicio de nuestra independencia- sólo han servido para dar esperanzas democráticas que nunca se han concretado, aunque cada cuatrienio o sexenio se diga que “que ahora sí”. ¿Qué hubiese pasado si la pinche burguesía  no hubiera inventado la llamada reforma política de 1977 que dio a los partidos de izquierda y derecha cargos de elección, gigantescos salarios, subsidios al por mayor y las pantallas de la TV? Pues quizá la caldera hubiese estallado porque la población había dejado de votar, no creía en nada y las huelgas obreras y movimientos campesinos crecían cada vez más. Pero la burguesía –siempre mucho más inteligencia que la izquierda- estudió la situación y entendió que esa reforma política reyesheroliana y lópezportillista, sería histórica y cambiaría totalmente a su beneficio la situación, tan como sucedió.

7. Estamos “hasta la madre” porque a los trabajadores nos han dado en la madre desde hace siglos. En octubre y noviembre de 2008 los profesores de Morelos salieron a las calles, instalaron su plantón y fueron la avanzada de las luchas por la democracia y la independencia sindicales, pero cometieron el error de bajarle a la lucha y fueron víctimas de persecuciones y encarcelamientos por el gobierno panista de la entidad.  Esto, y mil experiencias más, demuestran que nuestras luchas tienen que ser clasistas, es decir, que no deben confiar ni un ápice en la burguesía. Las manifestaciones deben siempre estar preparadas para responder a las fuerzas represivas y no convertirlas en un día de campo. Necesitamos hacerlas más combativas, más radicales y llenas de mensajes políticas; sobre todo transformarlas en plantones que cada día se extiendan más hacia los grandes centros de poder capitalista.