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1 Efecto de la exposición bilingüe sobre el desarrollo léxico inicial Eva Águila 1 , Marta Ramon 2 , Ferran Pons 3 y Laura Bosch 2 GRNC, Parc Científic de Barcelona 1 GRNC, Parc Científic de Barcelona Infant Studies Centre, University of British Columbia 3 GRNC, Parc Científic de Barcelona, Dept. de Psicologia Bàsica, Universitat de Barcelona 2 Resumen El objetivo de este trabajo es analizar el ritmo de adquisición y las características del léxico productivo inicial comparando poblaciones monolingües (catalán y castellano) con una población bilingüe (catalán-castellano). El objetivo específico es identificar las posibles palabras homónimas y la cantidad de formas cognadas en este primer vocabulario y profundizar en el análisis de la separación entre los dos léxicos del bilingüe. Para ello se ha diseñado un cuestionario específico, partiendo de cuestionarios habitualmente utilizados como medida del desarrollo léxico (MacArthur, 1989; IDHC, Jackson-Maldonado, et al. 2001), para ser aplicado a niños y niñas de poblaciones monolingües (catalán o castellano) y bilingües (catalán-castellano) de tres franjas de edad distintas: 12, 18 y 24 meses. Este cuestionario está compuesto por 14 categorías léxicas que contienen palabras de alta frecuencia, distinguiendo entre cognadas (gato – gat) y no cognadas (perro – gos). La muestra estudiada está formada por niños/as con un desarrollo normal, siendo excluidos aquellos que hubieran presentado previamente otitis persistentes, prematuridad, sufrimiento fetal, u otros índices de riesgo neonatal. La información del cuestionario era facilitada por los padres de niños que previamente habían participado en algún estudio sobre la percepción del lenguaje en nuestro laboratorio. Se controlaba la situación monolingüe o bilingüe de las familias mediante un cuestionario que permite estimar el porcentaje de exposición a cada una de las lenguas del entorno. Los resultados de este cuestionario van a permitir: a) Evaluar si existe retraso inicial en el desarrollo léxico del bilingüe en comparación con el monolingüe. b) A partir de qué nivel de edad aparecen palabras no cognadas que justifiquen la existencia de dos léxicos diferenciados en el bebé bilingüe.

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Efecto de la exposición bilingüe sobre el desarrollo léxico inicial

Eva Águila1, Marta Ramon2, Ferran Pons3 y Laura Bosch2

GRNC, Parc Científic de Barcelona1 GRNC, Parc Científic de Barcelona

Infant Studies Centre, University of British Columbia3 GRNC, Parc Científic de Barcelona, Dept. de Psicologia Bàsica, Universitat de Barcelona2

Resumen

El objetivo de este trabajo es analizar el ritmo de adquisición y las características del léxico productivo inicial comparando poblaciones monolingües (catalán y castellano) con una población bilingüe (catalán-castellano). El objetivo específico es identificar las posibles palabras homónimas y la cantidad de formas cognadas en este primer vocabulario y profundizar en el análisis de la separación entre los dos léxicos del bilingüe.

Para ello se ha diseñado un cuestionario específico, partiendo de cuestionarios habitualmente utilizados como medida del desarrollo léxico (MacArthur, 1989; IDHC, Jackson-Maldonado, et al. 2001), para ser aplicado a niños y niñas de poblaciones monolingües (catalán o castellano) y bilingües (catalán-castellano) de tres franjas de edad distintas: 12, 18 y 24 meses. Este cuestionario está compuesto por 14 categorías léxicas que contienen palabras de alta frecuencia, distinguiendo entre cognadas (gato – gat) y no cognadas (perro – gos).

La muestra estudiada está formada por niños/as con un desarrollo normal, siendo excluidos aquellos que hubieran presentado previamente otitis persistentes, prematuridad, sufrimiento fetal, u otros índices de riesgo neonatal.

La información del cuestionario era facilitada por los padres de niños que previamente habían participado en algún estudio sobre la percepción del lenguaje en nuestro laboratorio. Se controlaba la situación monolingüe o bilingüe de las familias mediante un cuestionario que permite estimar el porcentaje de exposición a cada una de las lenguas del entorno.

Los resultados de este cuestionario van a permitir:

a) Evaluar si existe retraso inicial en el desarrollo léxico del bilingüe en comparación con el monolingüe.

b) A partir de qué nivel de edad aparecen palabras no cognadas que justifiquen la existencia de dos léxicos diferenciados en el bebé bilingüe.

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Introducción

Herramientas para valorar el léxico productivo del niño bilingüe

Los estudios que hacen referencia a la adquisición del léxico en los bebés, son múltiples y acostumbran a emplear metodologías y/o instrumentos distintos en la obtención de los datos (Rescorla et al. 2001). Habitualmente se han utilizado los diarios maternos (Benedict 1979, Dormí 1987, Leopold 1939-49, Nelson 1973, Rescorla 1980, Pine & Leaven 1990), cuya información era facilitaba periódicamente por la familia del niño/a, aunque la proliferación de pruebas estandarizadas (Bates 1988, 1994) ocasionó que el nuevo método resultara más económico y menos costoso en términos de tiempo, y contara con el aliciente de estar estandarizado con su correspondiente población. Simultáneamente también se han empleado los registros observacionales, en auge desde las últimas décadas gracias a sistemas de codificación y transcripción comúnmente aceptados, como es el caso del sistema Childes (MacWhinney). Y del mismo modo, se ha empleado junto a las pruebas estandarizadas diarios maternos (Lieven et al. 1992). Pero, ¿miden lo mismo los distintos sistemas de recogida de datos?.

Se han hallado correlaciones altas entre los distintos métodos utilizados. Es así como Pine (1992) halla correlaciones de 0,66 (p<0,05) y 0,89 (p<0,005) entre diarios maternos y registros observacionales; Hampson (1989) encuentra correlaciones de 0,65 entre los registros maternos y pruebas estandarizadas cuya información era facilitaba por las madres de los bebés. Pine & Rowland (1996) realizan un estudio donde recogen las palabras producidas por 26 niños/as de entre 1;1 – 2;1 meses mediante registros observacionales y pruebas estandarizadas, en dos momentos evolutivos distintos: alrededor de las 50 y 100 palabras. Estos autores hallan correlaciones de 0,56 y 0,64 para los nombres en las 50 y las 100 palabras respectivamente, y de 0,53 y 0,45 para las oraciones, y concluyen que aunque las distintas medidas guardan entre sí una correlación positiva, las pruebas estandarizadas sobreestiman el número de nombres e infravaloran el de oraciones; las pruebas estandarizadas cuya información la facilita la madre, sobreestiman en general; y las medidas observacionales infravaloran el léxico productivo del niño.

Con respecto a las pruebas estandarizadas, nos centraremos en el MacArthur Communicative Development Inventory (CDI, Fenson et al., 1993), especialmente en la forma de Jackson-Maldonado et al., IDHC (2001), así como en el Language Development Survey (LDS, Rescorla, 1989), por ser éstas las que hemos utilizado en nuestro estudio. El CDI está adaptado a 38 lenguas y es una de las pruebas más utilizadas para valorar lenguaje receptivo y expresivo de niños/as entre 8 y 30 meses. Esta prueba contiene 680 palabras contenidas en 20 categorías, la versión al español (España) y catalán todavía están en proceso de adaptación. Por otra parte, la división en 14 categorías léxicas que estructuran las 310 palabras recogidas por el LDS, resulta de gran claridad para los padres que han de señalar las palabras producidas por su bebé.

El problema surge cuando nos planteamos un estudio entre niños/as monolingües y bilingües (Kester, Ellen Stubbe & Elizabeth D. Peña 2002), ¿las pruebas estandarizadas con poblaciones monolingües son igualmente válidas para los bilingües?. Como defienden Valdés & Figueroa (1994), actualmente existen escasas herramientas diagnósticas diseñadas para niños que están expuestos a dos lenguas distintas.

No es válido traducir una prueba, literalmente, para aplicarla en otra lengua (Figueroa 1989). Aunque el concepto pueda ser el mismo, la palabra puede presentar distintos niveles de dificultad, relevancia, información y frecuencia en una lengua que en otra (Tamayo 1987). Pero además de estas limitaciones, nos encontramos con otra no menos importante: los niños bilingües acostumbran a mezclar elementos léxicos de las dos lenguas a las que están expuestos (Swain & Wesche 1975, Burling 1978, Leopold 1978, Lindholm & Padilla 1978, Redlinger & Park 1980, Vihman 1982, 1985, Goodz 1987). Esto se complica aún más cuando nos paramos a pensar en el tipo de mezcla que pueden producir entre ambas lenguas, bien pueden presentar palabras de ambas lenguas para distintos

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referentes, o bien poseer dos palabras para un mismo referente, aunque según parece, es más frecuente hallar casos que correspondan al primer supuesto que casos que se adecuen al segundo de ellos (Pearson, Fernández, and Oller 1992).

La literatura que comprende estudios de niños/as monolingües vs. bilingües con respecto a la adquisición del primer léxico, reporta un retraso inicial en el caso de los bilingües pero, ¿hasta qué punto podría ser explicado este resultado por la metodología utilizada? Pearson, Fernandez, & Oller (1992) estudiaron el léxico productivo inicial de 25 niños monolingües (españoles o ingleses) y bilingües, de entre 14-30 meses. Hicieron servir el CDI, en su versión inglesa y española para los bilingües, y la forma correspondiente (español o inglés) para los monolingües. Constataron que el número de palabras total en monolingües y bilingües era el mismo si para estos últimos se contabilizaban las palabras expresadas en las dos lenguas.

El desarrollo léxico: monolingües vs. bilingües. ¿Un sistema o dos?

El punto anterior nos obliga a desarrollar un tema de interés elevado en la literatura: ¿en qué se diferencia el patrón evolutivo del niño bilingüe con respecto al monolingüe? ¿Existe retraso inicial en la producción léxica?.

Los bebés cuentan desde muy pequeños con los prerrequisitos para la percepción del habla y son capaces de discriminar entre determinados estímulos (Jusczyk 1981). En múltiples estudios realizados en el nuestro laboratorio (Bosch and Sebastián-Gallés 1997; Bosch and Sebastián-Gallés 2003) podemos constatar cómo los niños nacidos en entornos bilingües en ocasiones presentan patrones de respuesta distintos al de los niños crecidos en entornos monolingües, en tareas de reconocimiento de la lengua materna, y en discriminación de sonidos en la etapa preléxica. Las diferencias observadas entre la población monolingüe y bilingüe se mantiene incluso en edades adultas. En un estudio con participantes que han crecido en un ambiente bilingüe catalán-español y han estado expuestos desde el nacimiento a ambas lenguas (Sebastián-Gallés, Echeverría et al. Submitted), se halló que en una tarea de decisión léxica y aún habiendo estado expuestos al catalán desde el nacimiento, los bilingües simultáneos de madre castellanohablante tenían dificultades para distinguir entre estímulos que se diferenciaban por un contraste vocálico únicamente presente en el catalán. En cambio, los bilingües simultáneos de madre catalana, no mostraron esas mismas dificultades. Tales resultados indican que la exposición inicial durante los primeros meses de vida aunque no es el único factor influyente, sí que es un factor muy relevante.

Habitualmente, en niños bilingües donde ambas lenguas se aprenden simultáneamente desde edades muy tempranas, se ha observado la concurrencia de elementos de sus dos lenguas en una misma emisión verbal. Algunos autores han interpretado esta mezcla de elementos como evidencia de un único sistema de lenguaje (Lindholm and Padilla 1978; Volterra and Taeschner 1978; Redlinger and Park 1980; Vihman 1985) con subsistemas fonológicos, léxicos y sintácticos indiferenciados. Esta hipótesis defiende que el niño bilingüe no discrimina sus dos lenguas inicialmente aunque podrá hacerlo una vez se constituya el sistema de categorías, hacia los 3 años de edad (Murrel 1966; Imedadze 1978; Vihman 1982). Otros autores defienden la existencia de dos sistemas separados en los bebés bilingües (Missel, 1988; Genesee, 1989; De Houwer 1990; Genesee, Nicoladis and Paradis 1995; Köppe and Meisel 1995). Los defensores de esta hipótesis, no consideran la mezcla de elementos de dos lenguas como evidencia de un único sistema, en su lugar enfatizan cómo ésta disminuye progresivamente con la edad (Fantini 1978; Redlinger & Park 1980; Vihman 1982; Volterra & Taeschner 1978) y lo atribuyen a un proceso gradual en el que el niño adquiere un repertorio lingüístico mas complejo (Genesee 1989). Este punto de vista defiende que el bebé bilingüe es capaz de discriminar sus dos lenguas desde muy temprano y postula que “In order to uphold the unitary-system hipótesis one would need to establish that, all things being equal, bilingual children use items from both languages indiscriminately in all contexts of communication. In other words, ther should be no differential distribution of items from

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the two languages as a function of the predominant language being used in diferent contexts” (Genesee, 1989: 165).

Como ya hemos introducido, la teoría que defiende un único sistema de lenguaje en el bebé bilingüe, se basa en la observación de elementos mezclados de sus dos lenguas en sus producciones. Sin embargo esta mezcla de elementos no basta per se para indicar la existencia de un único sistema. La mayor parte de estudios que abarcan la cuestión de un único sistema o dos, han analizado el tipo de mezcla entre lenguas que se da en el bilingüe. Al margen de que ésta se produzca en todos los niveles del lenguaje (fonológico, léxico, sintáctico, semántico, e incluso pragmático), siendo especialmente relevante para nuestro estudio la síntesis de elementos léxicos (Swain & Wesche 1975, Burling 1978, Leopold 1978, Lindholm & Padilla 1978, Redlinger & Park 1980, Vihman 1982, 1985, Goodz 1987), también se ha concluido que la síntesis entre elementos de ambas lenguas disminuye con la edad (Fantini 1978; Redlinger & Park 1980; Vihman 1982; Volterra & Taeschner 1978). Bien es verdad que esta evidencia no confirma la hipótesis de dos sistemas como cierta, no obstante indaga en las propiedades de dicha síntesis, y parece indicar que al igual que en los niños monolingües, en los bilingües también se produce un proceso en el que su repertorio lingüístico se hace más complejo. Otros autores como C. Wapole (2000) interpretan la síntesis de elementos de dos lenguas como prueba que algunos bebés diferencian claramente entre ambas, mientras otros presentan más dificultades.

Algunas de las explicaciones utilizadas para demostrar la existencia de un sólo sistema han sido la presencia de lagunas en una lengua (Fantini, 1978; Lindholm & Padilla, 1978; Volterra & Taeschner 1978; Redlinger & Park, 1980), la restricción en el uso de una palabra (Imedadze 1978; Swain & Wesche, 1975), y el aprendizaje de las palabras más cortas y llamativas (Murrel, 1966; Tabouret-Keller, 1962; Vihman, 1985). Pero en realidad, las dos primeras teorías corresponden a procesos de sobrerregularización e infrarregularización que también caracterizan la adquisición de los niños y niñas bilingües, mientras el tercero responde a los principios universales de adquisición que en su día formuló Slobin (1973). También se ha desarrollado un último tipo de estudios, que analizan la naturaleza del input ofrecido a los niños. Aunque las familias bilingües muestren y utilicen un lenguaje donde mezclen elementos de sus dos lenguas, existe controversia sobre la influencia de este input en los bebés. Mientras unos estudios encuentran correlaciones positivas entre el porcentaje de elementos mezclados en la habla del interlocutor y el de los bebés (Goodz 1989), otros no hallan estas correlaciones (Genesee 1995). El único acuerdo entre ambas posturas se basa en el hecho que la mezcla es mayor si los niños escuchan a dos interlocutores que utiliza indistintamente dos lenguas (Murrell 1966), en comparación a si escuchan una lengua con un interlocutor y otra distinta con un segundo (Fantini 1978).

Aceptar como válida la existencia de un único sistema implica aceptar la no discriminación de las dos lenguas a las que está expuesto el bebé bilingüe, así como suponer que la mezcla de elementos de estas lenguas no va a guardar relación con el contexto comunicativo y va a ser igual, sea cual sea éste. El primero de los supuestos ha sido comentado anteriormente (Jusczyk 1981; Bosch and Sebastián-Gallés 1997; Bosch and Sebastián-Gallés 2001; Bosch and Sebastián-Gallés 2003). Con respecto al segundo de los supuestos las investigaciones realizadas (Murrell 1966, Volterra & Taeschner 1978, Redlinger & Park 1980) arrojan a la luz que independientemente de la lengua dominante del niño bilingüe, en su intercambio comunicativo con otro interlocutor, éste utiliza más ítems (fonológicos, léxicos, sintácticos) correspondientes a la lengua utilizada por el interlocutor, es decir, la lengua que utiliza el bebé bilingüe correlaciona positivamente con el contexto comunicativo y afecta directamente al tipo de mezcla de elementos de ambas lenguas del que éste hace uso.

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Metodología

Participantes

La muestra del estudio está compuesta por niños/as monolingües (castellano o catalán) y bilingües (castellano y catalán), distribuidos en tres grupos de edad distintos (12-14 meses, 18-20 meses y 22-24 meses). En la Tabla 1 puede consultarse la distribución de los niños en cada grupo.

Fueron excluidos aquellos bebés que habían presentado otitis persistentes, prematuridad, sufrimiento fetal u otros índices de riesgo nenonatal. Asimismo se excluyeron de la muestra aquellos bebés que podían estar en contacto con una tercera lengua.

El cuestionario

Para llevar a cabo la investigación se diseñó un único cuestionario que recogía el léxico productivo del bebé entre los 12 y los 24 meses. Éste se basaba en cuestionarios previamente utilizados como medida de desarrollo léxico inicial (MacArthur, 1989; IDHC, Jackson-Maldonado, et al. 2001; LDS, Rescorla, 1989), aunque se adaptó el léxico a la población monolingüe y bilingüe de Cataluña.

Se incluyó una primera parte destinada a instruir a las familias en el cuestionario. En esta primera parte también se recogía la información sobre las lenguas a las que estaba expuesto el bebé. Esta información permitía estimar la lengua dominante y el porcentaje de exposición a la misma.

La segunda parte correspondía al cuestionario propiamente. El diseñó consistía en dos columnas, una para el castellano y otra para el catalán, a fin de que señalaran cada palabra producida en la lengua que utilizaba para ésta el bebé (catalán y/o castellano). Se estructuró en 14 categorías léxicas, cada una de las cuales se dividía entre palabras cognadas (gato-gat) y no cognadas (perro-gos), excluyéndose palabras gramaticales. Cada ítem contaba con una casilla de verificación y un espacio en blanco, donde la familia debía transcribir la forma aproximada en que el bebé pronunciaba aquella palabra. La familia podía añadir las palabras no recogidas por el cuestionario en los espacios en blanco al final de cada categoría léxica o en un último espacio contemplado para posibles comentarios.

Validación del cuestionario

La primera versión del cuestionario constaba de 148 palabras (91 cognadas y 57 no cognadas) repartidas en 14 categorías léxicas.

Tras recoger los datos de 121 niños/as, repartidos según los distintos grupos de edad y lengua, se realizó un análisis de frecuencia de cada ítem léxico, obteniendo frecuencias por grupo de edad y lengua (monolingüe castellano, monolingüe catalán y bilingüe).

Tabla 1. Detalle de la muestra

N= 121 Monesp Moncat Bil Monesp Moncat Bil Monesp Moncat Biln= 13 8 15 15 15 15 15 14 11

12,7 12,4 12,9 18,6 19,3 17,6 22,7 23,4 23,4

4 3 7 6 10 7 7 8 5

9 5 8 9 5 8 8 6 6Número de niñas

12 - 14 m 22 - 24 m18 - 20 m

Media edad (meses)

Número de niños

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Éste permitió valorar la fiabilidad de cada palabra, identificando aquéllas de frecuencia =0 y por tanto candidatas a eliminar, así como incorporar palabras reportadas por los padres y antes no contempladas en el cuestionario1.

Procedimiento

La información era facilitada por las familias. El contacto con éstas se realizaba vía telefónica o bien por medio de la guardería. En el primer caso se trataba de familias que habían participado previamente en los estudios sobre la percepción del habla que llevamos a cabo en nuestro laboratorio. Una vez habían sido informadas sobre la investigación y consentían participar con su bebé, se les enviaba el cuestionario mediante correo postal o e-mail. Únicamente en el grupo de edad de 12-14 meses se realizaba vía telefónica.

En el segundo caso el contacto se establecía con la guardería. Se facilitaba la información relativa al estudio a la directora del centro y ésta informaba y repartía los cuestionarios a aquellas familias que reunían los requisitos para participar.

En ambos casos las familias eran instadas a resolver las dudas que pudieran surgir con la persona que estaba a cargo del estudio, cuyos datos figuraban en el cuestionario.

Análisis

La corrección de cada cuestionario implicaba dos procesos. El primero de ellos consistía en establecer la lengua dominante del bebé, dato que se obtuvo mediante el cuestionario de lenguas previo. En base a la información facilitada por las familias se calculaba el porcentaje de exposición al castellano y/o catalán a lo largo de toda la vida del bebé. La población bilingüe se fijó en un porcentaje menor al 85% en una lengua.

El segundo de ellos consistía en el análisis del léxico productivo. Se establecieron como valores 1 o 0 en función si el bebé producía o no la palabra, independientemente de la lengua en que era producida. Únicamente al efectuar el cómputo de los nombres propios se contabilizaron valores mayores a 0 o 1, correspondiendo al número de nombres propios producidos. Si el bebé producía dos palabras distintas, una en cada lengua (catalán y castellano) para referirse a un mismo objeto, se realizaban dos tipos de cómputo:

a) Número total de referentes

b) Número total de palabras distintas que produce el bilingüe

Se excluyeron del análisis las interjecciones (ah!, oh!, etc) aunque sí se contabilizaron las onomatopeyas, siendo incluso posible atribuirlas claramente a una lengua u otra. Las producciones complejas no se consideraron como tales sino en función del número de palabras que contenían.

Para cada categoría se contabilizó el número de palabras cognadas y no cognadas. Aquellas palabras propias de una u otra lengua o de clasificación dudosa no fueron tenidas en cuenta en este

1 Está previsto adaptar el cuestionario inicial (148 palabras, 91 cognadas y 57 no cognadas) a dos franjas de edad distintas: 12-14

meses y 18-24 meses. En el primer caso(36 bebés analizados) se eliminarán aquellas palabras antes contenidas y de frecuencia =0 y se incorporarán aquellas palabras de alta frecuencia de las 13 nuevas (10 cognadas y 3 no cognadas) reportadas por las familias. En el segundo caso (85 bebés analizados) no se han hallado frecuencias de valor 0, pero sí se ha recogido un total de 697 palabras nuevas añadidas por las familias (503 cognadas y 194 no cognadas). Los análisis preliminares de cada ítem léxico nos hacen prever que el cuestionario que abarca la primera franja de edad (12-14 meses) incluya aproximadamente 87 palabras (64 cognadas y 23 no cognadas), mientras que el que hace referencia a la segunda franja de edad (18-24 meses), dada la variabilidad en la producción de los bebés, deberá contener aproximadamente 845 palabras (593 cognadas y 252 no cognadas).

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análisis, aunque sí se contabilizaron en el análisis global (número de total de palabras). Los nombres propios se consideraron como palabras pertenecientes a ambas lenguas (Genesee et al., 1995).

Resultados

Adquisición de las primeras palabras en niños/as monolingües (castellano o catalán) vs. bilingües (castellano-catalán)

Los resultados obtenidos a partir de este estudio, muestran una evolución constante de la media de palabras producidas para cada grupo de edad ( 12-14 meses = 13 palabras; 18-20 meses = 85 palabras; 22-24 meses = 165 palabras). Los resultados se presentan en la fig. 1.

Para comprobar las posibles diferencias en la adquisición del léxico en la población monolingüe vs. la bilingüe, se calculó la variabilidad de cada grupo de edad y lengua con respecto al número total de palabras producidas, así como el correspondiente análisis mediante una F-Snedecor. Los resultados para los tres grupos de edad estudiados, no muestran diferencias significativas en la variabilidad del número de palabras producidas (p≤0,05).

Posteriormente, se realizó la correspondiente prueba de medias entre el número de palabras producidas por el grupo de bebés monolingües (castellano o catalán) y el número de palabras producidas por el grupo bilingüe, para cada grupo de edad. Ya que contábamos con dos grupos de bebés monolingües, cada uno de ellos se comparó por separado con el de los bilingües.

Los resultados de la t-student indican que no existe diferencia significativa en la media de palabras producidas por los monolingües castellanos, monolingües catalanes y los bilingües, independientemente de la franja de edad. Las diferencias que se observan no son significativas para p≤0,05 (12m, cast.-bil= 0,173382908, cat.-bil= 0,09651809; 18m, cast.-bil= 0,133062768, cat.-bil= 0,356894406; 24m, cast.-bil= 0,427691241, cat.-bil= 0,435789579). Del mismo modo, si en los bilingües cuantificamos como dos palabras distintas (esp-cat) las que se refieren a un mismo significado, tampoco hallamos diferencias significativas.

Posteriormente comprobamos si existían diferencias significativas entre los dos grupos de monolingües (castellano vs. catalán). Para ello se realizó una F-Snedecor que no resultó significativa para p≤0,05 en ninguno de los grupos de edad estudiados y una comparación entre medias mediante una t-student. Los resultados de la t-student tampoco fueron significativos para p≤0,05 (0,100669922 a los 12m;

12 12 16 16

156

65

100

172

90

166

101

173

020406080

100120140160180200

12 meses 18 meses 24 meses

Rango de edad

Med

ia d

e p

alab

ras

pro

du

cid

as

Mon. castellano Mon. catalán Bilingüe Bilingüe (2pal)

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0,389546353 a los 18m; 0,494862903 a los 24m). Ya que la prueba de medias no mostró significación, se comparó juntamente monolingües catalanes y castellanos vs. bilingües, para cada grupo de edad. Los resultados se representan en la fig.2.

Como puede observarse, la media de palabras producidas por monolingües (castellano y catalán) y bilingües, es similar en cada grupo de edad. Aunque los bebés bilingües muestran una ligera tendencia a presentar más palabras que los monolingües, dicha tendencia no es significativa. Tales diferencias tampoco son significativas si comparamos la media corregida de palabras del bebé bilingüe con respecto a la de los monolingües, aunque la tendencia de los bilingües a presentar más palabras sí se hace más relevante.

En última instancia se realizó una correlación entre los ítems léxicos producidos por monolingües castellanos, monolingües catalanes y bilingües, con respecto a los tres grupos de edad estudiados. Se realizó una P-Pearson cuyos resultados se muestran en la Tabla 2. Para todos los grupos de lengua se halló una correlación positiva, hecho que indica que, independientemente de la lengua a la que esté expuesto el bebé, en cada grupo de edad las palabras producidas son semejantes, la variabilidad acontecida entre los distintos bebés puede ser explicada por la experiencia personal ante determinadas situaciones o palabras. En el apéndice (tabla 3) se recogen las 35 primeras palabras de mayor frecuencia según edad y lengua.

Análisis del tipo de palabras (cognadas vs. no cognadas).

Dado que para el número total de palabras producidas no existe diferencia entre la población monolingüe y la bilingüe, y a fin de estudiar a fondo la adquisición del léxico en bebés expuestos a dos lenguas distintas, se procedió a examinar la existencia de diferencias en el tipo de palabras producidas (cognadas vs. no cognadas) por ambas poblaciones.

12 16

90

16

101

173164

82

166

020406080

100120140160180200

12 meses 18 meses 24 meses

Rango de Edad

Med

ia d

e p

alab

ras

pro

du

cid

as

Monolingüe (catalán y castellano) Biingüe Bil. (2pal.)

Fig. 2. Media de palabras producidas en monolingües (catalán y castellano) y bilingües

Tabla 2. P-Pearson entre ítems léxicos para cada lengua, según grupo de edad

Monesp Moncat Bil Monesp Moncat Bil Monesp Moncat Biln= 13 8 15 15 15 15 15 14 11

_ 0,8539 0,8839 _ 0,8414 0,8204 _ 0,7565 0,6495Moncat 0,8539 _ 0,8532 0,8414 _ 0,9173 0,7565 _ 0,9476Bil 0,8839 0,8532 _ 0,8204 0,9173 _ 0,6495 0,9476 _

Monesp

12 - 14 m 18 - 20 m 22 - 24 m

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Para ello se contabilizaron las palabras cognadas (gato-gat) y las no cognadas (perro-gos), para cada subgrupo (monolingüe castellano, monolingüe catalán y bilingüe). Posteriormente se calculó el porcentaje de ambos tipos de palabra. Como cabía esperar para las lenguas estudiadas, el porcentaje de palabras cognadas frente al de las no cognadas siempre fue significativamente mayor para todos los subgrupos de todas las franjas de edad.

Los resultados obtenidos permiten observar que el porcentaje de palabras cognadas producidas siempre es significativamente mayor que el porcentaje de palabras no cognadas, si bien la tendencia presentada es la disminución progresiva de las formas cognadas y el aumento de las no cognadas. Estos resultados guardan relación con las lenguas estudiadas ya que catalán y español comparten la misma raíz y la cantidad de formas homónimas entre ambas lenguas es elevada. Asimismo la tendencia a aumentar las formas no cognadas con la edad podría ser explicada por la creciente complejidad del sistema lingüístico del bebé (Genesee, 1989, 1995).

En última instancia, resultaba trascendental para el estudio actual conocer el tipo de mezcla que realizan los niños/as bilingües entre elementos léxicos de dos lenguas distintas. Ya que el cuestionario que utilizamos para recoger los datos no incluía las combinaciones de palabras, o lo que es lo mismo, la posibilidad de analizar el nivel sintáctico y morfológico, nuestros análisis se limitan exclusivamente a examinar las características de la posible mezcla acontecida a nivel léxico.

Esto origina que nos encontremos ante dos posibilidades:

a) Niños/as que no mezclan las dos lenguas a las que están expuestos.

b) Niños que mezclan sus dos lenguas.

En este último caso podemos hallar niños que utilizan el castellano y catalán para producir sus palabras, pero sólo utilizarán una lengua por referente; o bien niños que pueden utilizar las dos lenguas (dos palabras) para un mismo referente.

Los datos arrojan evidencia que desde los 12 meses los bebés hacen uso de sus dos lenguas en el vocabulario producido. Un 53% de los niños/as mezclan ambas lenguas para designar referentes distintos, y de éstos un 20% también presenta dos palabras distintas (catalán y castellano) para un mismo referente. No obstante, lo sorprendente es que el porcentaje de niños/as que hacen uso de

Fig. 3. Porcentaje del tipo de palabras (cognadas y no cognadas) producidas en bebés bilingües

8676 73

1424 27

0

25

50

75

100

12 meses 18 meses 24 meses

Rango de edad

% d

e p

alab

ras

pro

du

cid

as

Cog NoCog

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ítems léxicos de sus dos lenguas aumenta con la edad, resultado que discrepa con los hallados por Fantini (1978).

En la Fig. 4 se representa el porcentaje de niños/as bilingües que mezclan elementos léxicos de sus dos lenguas, a los 12-14 meses, 18-20 meses y 22-24 meses. Como es posible observar, en torno a los 18 meses prácticamente la totalidad de los niños/as utilizan sus dos lenguas en su vocabulario, y de éstos un 33% además ya posee dos palabras en dos lenguas distintas para designar un mismo referente. Estos datos aún se incrementan más a los 24 meses, donde la mayoría de bebés presentan ambos tipos de mezcla entre los elementos léxicos de sus dos lenguas.

Una pregunta que surge ante tales resultados es la distribución de los referentes con palabras cognadas o no cognadas entre el catalán y el español. Para abordar esta cuestión, y dado que el grupo de bilingües de 24 meses está pendiente de completar, se calculó el porcentaje de referentes para los que los bilingües presentan dos palabras distintas y de éstos el porcentaje de cognadas y no cognadas.

53

87100

20

33

91

0

25

50

75

100

12 meses 18 meses 24 mesesRango de edad

Por

cent

aje

de n

iños

/as

que

mez

clan

léxi

co d

e do

s le

ngua

s

1 palabra (catalán o castellano) para 1 referente 2 palabras (catalán y castellano) para 1 referente Fig. 4. Porcentaje de niños/as que mezclan elementos léxicos de sus lenguas y tipo de mezcla

Fig. 5. Porcentaje de palabras cognadas y no cognadas para referentes con dos palabras distintas

1 2 ,5 0 8 ,4 3

7 1 ,4 3

9 1 ,5 78 7 ,5 0

2 8 ,5 7

0

2 5

5 0

7 5

1 0 0

1 2 m eses 1 8 m eses 2 4 m eses

R ango de E dad

Un

refe

rent

e, d

os p

alab

ras:

por

cent

aje

de c

ogna

das

y no

cog

nada

s

Co g N o Co g

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Como puede observarse en la Fig.5, los referentes para los que los bilingües cuentan con dos palabras distintas siempre comprenden más palabras cognadas entre las dos lenguas que no cognadas, independientemente de la edad estudiada. Resulta sorprendente que desde los 12 meses los padres del bebé sean capaces de detectar ambas palabras cognadas y señalar que pertenecen a lenguas distintas.

En última instancia cabe comentar la relación existente entre la lengua dominante del bebé y aquella donde más palabras produce (P-Pearson a los 12m= 0,67936622, 18m= 0,700116292, 24m= 0,769800359). Estos datos no sólo indican que desde los 12 meses es posible determinar la lengua dominante del bebé, sino que además los resultados preliminares sugieren que aquellos bebés de entornos bilingües muy equilibrados presentan un número equiparable de palabras de ambas lenguas, así como un número elevado de palabras sinónimas entre el catalán y el español. En la Tabla 4 (Apéndice) se recogen los datos comentados.

Discusión

El hecho que el catalán y el español sean lenguas con idéntica raíz, determina la existencia de un gran número de elementos cognados, lo cual influye en los resultados obtenidos. Éstos podrían no ser generalizables a bilingües expuestos a lenguas de distinta raíz.

Aún así, los resultados hallados en este estudio indican que no existen diferencias significativas en la cantidad de léxico entre poblaciones monolingües (catalanes y españoles) y bilingües, independientemente de la edad. Este hecho se mantiene incluso si en los bebés bilingües contamos como dos palabras distintas (catalán-español) aquellas que se refieren a un mismo significado.

Dadas las lenguas que estudiamos, no debe sorprender el hecho que la proporción de palabras cognadas frente al de las no cognadas sea significativamente superior a los 12, 18 y 24 meses. Estos resultados están lejos de ofrecer soporte a las teorías que postulan un único o sistemas diferenciados en el bilingüe, si bien sería posible profundizar en la cuestión planteando el estudio con lenguas de raíces distintas y controlando mediante video y trascripción fonética las producciones de los bebés bilingües.

Por otro lado resulta de gran interés el uso de elementos léxicos de las dos lenguas con las que tiene contacto el bilingüe. Es cierto que es más común mezclar palabras del catalán y español que no presentar palabras sinónimas de ambas para un mismo referente. No obstante, es posible constatar desde los 12 meses la existencia de palabras equivalentes entre las dos lenguas para el mismo significado, hecho que correlaciona positivamente con la edad. Además, si analizamos las palabras cognadas y no cognadas en este último de uso de ambas lenguas, hallamos nuevamente que las palabras cognadas que los bilingües utilizan tanto para catalán como para español, son significativamente más que las no cognadas.

En última instancia no debemos olvidar que desde los 12 meses es posible detectar una lengua dominante en el bebé bilingüe. De hecho, se han detectado correlaciones positivas entre la lengua dominante del entorno del bebé y la lengua en la que éste produce más palabras.

En la misma línea que estos resultados, análisis preliminares sugieren que aquellos bebés bilingües donde la exposición a ambas lenguas es muy equilibrada, presentan mayor número de palabras sinónimas entre catalán y español.

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Apéndice

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Tabla 3. Listado de las 35 primeras palabras de mayor frecuencia

1 1 papa 0,875 mama 0,933 papa 0,933 mama 0,867 aigua 1 mama 1 agua 1 aigua 1 agua2 0,923 mama 0,875 papa 0,867 mama 0,933 papa 0,867 papa 1 papa 1 mama 1 hola 1 mama3 0,462 no 0,625 hola 0,733 agua 0,867 adiós 0,8 hola 0,867 caca 1 papa 1 mama 1 pan4 0,462 tete/a 0,5 aigua 0,6 guau-guau 0,867 agua 0,8 mama 0,867 guau-guau 0,933 yaya/o 1 nene/a 1 papa5 0,385 guau-guau 0,5 muuuu 0,6 hola 0,867 pan 0,8 muuuu 0,8 agua 0,867 guau-guau 1 no 1 zapato6 0,385 hola 0,5 tete/a 0,6 tete/a 0,8 guau-guau 0,8 nene/a 0,8 hola 0,867 hola 1 pà 0,909 caca7 0,308 agua 0,375 bub-bub 0,6 yaya/o 0,8 nene/a 0,8 no 0,8 nene/a 0,867 nene/a 1 papa 0,909 dormir8 0,308 caca 0,375 caca 0,533 ¡ya está! 0,8 no 0,8 pà 0,8 sí 0,867 no 1 peu 0,909 hola9 0,308 guapo 0,375 miau 0,533 nene/a 0,733 hola 0,733 adéu 0,733 adiós 0,867 pan 0,929 anem 0,909 muuuu

10 0,308 muuuu 0,375 nene/a 0,533 ñam-ñam 0,667 ñam-ñam 0,733 aquí 0,733 galleta 0,8 ¡ya está! 0,929 ja està! 0,909 no11 0,308 ñam-ñam 0,375 no 0,467 no 0,667 un, dos y tres 0,733 caca 0,733 muuuu 0,8 muuuu 0,929 més 0,909 tele12 0,308 yaya/o 0,375 sabata 0,467 tía/o 0,667 vamos 0,733 ja està! 0,733 pan 0,8 un, dos y tres 0,929 sabata 0,909 un, dos y tres13 0,231 adiós 0,375 té 0,4 chupete 0,667 yaya/o 0,733 sí 0,733 pelota 0,733 adiós 0,929 sí 0,909 vamos14 0,231 biberón 0,25 avi/a 0,4 pan 0,6 ¡bién! 0,667 aquest/això 0,733 zapato 0,733 caca 0,857 adéu 0,818 adiós15 0,231 esta/esto 0,25 brum-brum 0,333 brum-brum 0,6 ¡ya está! 0,667 brum-brum 0,667 ¡ya está! 0,733 coche 0,857 aquí 0,818 esta/esto16 0,231 nene/a 0,25 conte 0,333 caca 0,6 caca 0,667 guau-guau 0,667 no 0,733 galleta 0,857 bub-bub 0,818 galleta17 0,231 pan 0,25 iaia/o 0,333 pelota 0,6 galleta 0,667 llet 0,667 pipi 0,733 gato 0,857 caca 0,818 guau-guau18 0,231 tía/o 0,25 nyam-nyam 0,333 sí 0,6 leche 0,667 pilota 0,667 pupa 0,733 miau 0,857 dit 0,818 luna19 0,154 abuela/o 0,25 pà 0,333 toma 0,6 pipi 0,6 anem 0,6 brum-brum 0,733 pupa 0,857 mà 0,818 mano20 0,154 aquí 0,25 pilota 0,267 adiós 0,533 brum-brum 0,6 cap 0,6 esta/esto 0,733 sol 0,857 muuuu 0,818 moto21 0,154 calcetín 0,125 aquest/això 0,267 esta/esto 0,533 comer 0,6 claus 0,6 mano 0,733 tren 0,857 pilota 0,818 muñeca22 0,154 chupete 0,125 bé! 0,267 galleta 0,533 gato 0,6 iogurt 0,6 moto 0,667 calcetín 0,857 pipi 0,818 pato23 0,154 pelota 0,125 cap aquí 0,267 guapo 0,533 más 0,6 mà 0,6 un, dos y tres 0,667 dormir 0,857 pupa 0,818 pelota24 0,154 tic-tac 0,125 columpi 0,2 abuela/o 0,533 pelota 0,6 nyam-nyam 0,6 yaya/o 0,667 luna 0,857 vaca 0,818 pié25 0,154 zapato 0,125 cotxe 0,2 más 0,533 tete/a 0,533 boca 0,533 dedo 0,667 luz 0,786 ànec 0,818 pipi26 0,077 ¡bién! 0,125 cua-cua 0,2 miau 0,533 zapato 0,533 cotxe 0,533 guapo 0,667 más 0,786 aquest/això 0,818 pupa27 0,077 ¡no está! 0,125 galeta 0,2 un, dos y tres 0,467 calle 0,533 cul 0,533 luna 0,667 nariz 0,786 avi/a 0,818 yaya/o28 0,077 ¡ya está! 0,125 gos 0,133 ¡no está! 0,467 chupete 0,533 galeta 0,533 más 0,667 pelota 0,786 avió 0,727 ¡ya está!29 0,077 ¿dónde está? 0,125 ja està! 0,133 ¿dónde está? 0,467 guapo 0,533 més 0,533 nariz 0,667 pipi 0,786 carn 0,727 aquí30 0,077 autobús 0,125 llum 0,133 coche 0,467 mano 0,533 nas 0,533 ñam-ñam 0,667 vaca 0,786 cotxe 0,727 avión31 0,077 baño 0,125 més 0,133 dame 0,467 perro 0,533 peix 0,533 pájaro 0,667 vamos 0,786 gat 0,727 calcetín32 0,077 bota 0,125 nina 0,133 gato 0,467 sí 0,533 pipi 0,533 pié 0,6 bicicleta 0,786 llet 0,727 cama33 0,077 botón 0,125 padrí 0,133 muuuu 0,467 tele 0,533 ull 0,533 vamos 0,6 caballo 0,786 lluna 0,727 casa34 0,077 brum-brum 0,125 parc 0,133 parque 0,467 tía/o 0,533 xumet 0,467 abuela/o 0,6 calle 0,786 nas 0,727 chupete35 0,077 cepillo 0,125 préssec 0,133 perro 0,4 aquí 0,467 avi/a 0,467 allí/ahí 0,6 casa 0,786 nina 0,727 coche

Mon.Esp. Mon.Cat. Bil.

12-14 meses 18-20 meses

Mon.Esp. Mon.Cat. Bil.

22-24 meses

Mon.Esp. Mon.Cat. Bil.

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Tabla 4. Número de palabras y tipo de mezcla en los grupos bilingües.

esp cat 1 2 N Cog Nc P esp cat 1 2 N Cog Nc P esp cat 1 2 N Cog Nc P

Suj1 7 1 1 0 0 0 0 1 0,679 119 4 1 0 0 0 0 1 0,7 105 13 1 1 8 7 1 1 0,77

Suj2 7 1 1 0 0 0 0 1 9 12 1 0 0 0 0 2 15 154 1 1 7 4 3 1

Suj3 8 0 0 0 0 0 0 1 5 18 1 0 0 0 0 2 6 57 1 1 1 1 0 2

Suj4 11 0 0 0 0 0 0 1 2 18 1 0 0 0 0 2 2 29 1 0 0 0 0 2

Suj5 29 0 0 0 0 0 0 1 13 86 1 0 0 0 0 2 3 154 1 1 1 0 1 2

Suj6 2 14 1 0 0 0 0 2 81 131 1 1 57 53 4 0 1 373 1 1 1 0 1 2

Suj7 15 16 1 1 2 2 0 0 20 0 0 0 0 0 0 1 11 436 1 1 2 1 1 2

Suj8 4 0 0 0 0 0 0 1 101 93 1 1 56 52 4 0 3 16 1 1 1 1 0 2

Suj9 16 0 0 0 0 0 0 1 40 6 1 0 0 0 0 2 35 93 1 1 33 28 5 2Suj10 0 22 0 0 0 0 0 2 4 238 1 1 3 3 0 2 21 164 1 1 3 3 0 2Suj11 20 0 0 0 0 0 0 1 29 13 1 0 0 0 0 1 133 79 1 1 27 15 12 1Suj12 11 4 1 1 1 1 0 1 192 10 1 1 1 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0Suj13 1 14 1 0 0 0 0 2 95 100 1 1 49 43 6 0 0 0 0 0 0 0 0 0Suj14 8 1 1 0 0 0 0 1 13 2 1 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0Suj15 22 11 1 1 5 4 1 1 0 66 0 0 0 0 0 2 0 0 0 0 0 0 0 0Mezcla: tipo de mezcla de elementos léxicos. 1= 1 palabra, 1 referente; 2= 2 palabras, 1 referente

2 pal 1 ref.: Número total de palabras relativas al tipo de mezcla 2 (referentes con 2 pal, castellano y catalán), nº de cognadas y no cognadas

LM: Lengua Materna; 0 = bilingüe balanceado, 1= español, 2 = catalán

P: correlación de Pearson (lengua materna - lengua donde predomina nº palabras)

2 pal 1 ref 2 pal 1 refN pal

LM

Mezcla12 - 14 m 18 - 20 m 22 - 24 m

LM

MezclaN pal Mezcla

LM

N pal2 pal 1 ref