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IV. LA REDENCION POR MEDIO DE SU SANGRE ES EL PERDON DE NUESTROS DELITOS La redención del Hijo por medio de Su sangre es el perdón de nuestros delitos (Mt. 26:28; He. 9:22). La redención es lo que Cristo efectuó por nuestros delitos; el perdón es la aplicación a nuestros delitos de lo que Cristo realizó. La redención fue efectuada en la cruz, mientras que el perdón se nos aplica en el momento que creemos en Cristo. La redención y el perdón son en realidad dos aspectos de una misma cosa. Ya vimos que el perdón de delitos es la redención efectuada por medio de la sangre de Cristo; sin embargo, aquí se usan dos expresiones diferentes porque este asunto tiene dos aspectos: el aspecto que corresponde a lo que se llevó a cabo en la cruz, y el que corresponde a lo que se aplica a nosotros en el momento que creemos. Aunque la redención se efectuó en la cruz cuando Cristo derramó Su sangre, ella no nos fue aplicada a nosotros en ese momento. La aplicación no se efectuó sino hasta que creímos en Cristo y confesamos nuestros pecados al Dios justo. En ese momento, el Espíritu de Dios nos aplicó la redención que Cristo efectuó en la cruz. Por consiguiente, la redención es el cumplimiento, mientras que el perdón es la aplicación. V. SEGUN LAS RIQUEZAS DE SU GRACIA El versículo 7 declara que la redención se efectuó según las riquezas de la gracia de Dios. De acuerdo con nuestro concepto, era fácil que Dios nos perdonara, pues El es soberano y todopoderoso; pero realmente no fue tan sencillo. La redención fue un evento de mucha importancia y seriedad; fue tan solemne, que requirió las riquezas de la gracia de Dios. Ahora debemos meditar en el por qué la redención requirió las riquezas de la gracia de Dios. La Biblia dice que sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados. Por consiguiente, para que fuésemos perdonados, se requería el derramamiento de sangre. Pero en este asunto la sangre de los animales era inútil (He. 10:4). Esa sangre era solamente una sombra. Para realizar la redención se requería la sangre de una vida superior, una sangre en la que no hubiera pecado. ¿Dónde podría Dios encontrar esta sangre entre el linaje humano? Esto era imposible, porque todos los hombres son pecadores. Entre la humanidad caída no existe sangre sin pecado. Además, Dios tiene millones de escogidos. Si por cada uno de ellos se ofreciera una ofrenda por el pecado, se necesitarían millones de ofrendas. Por consiguiente, además de una sangre perfecta y sin pecado, se necesitaba una ofrenda por el pecado que pudiera incluir a millones de personas. Esto indica que la sangre por medio de la cual se efectuaría la redención no sólo tenía que estar libre de pecado, sino que además debía incluirnos a todos, o sea, que debía ser capaz de redimir a todos los escogidos de Dios. Unicamente Jesucristo podía ser tal ofrenda, pues sólo El poseía una sangre sin pecado, la cual derramó a favor de millones de escogidos. Al derramar El Su sangre en la cruz una vez y para siempre, efectuó la redención eterna de todos los escogidos de Dios de una vez por todas (He. 9:28; 10:10, 12). Ahora necesitamos ver cómo fue posible que Dios obtuviera una sangre tan pura que pudiera ser eficaz para todos nosotros. Obtener esa sangre le fue mucho más difícil que crear el universo. Para crear el universo, Dios

Efesios Part 3

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IV. LA REDENCION POR MEDIO DE SU SANGRE ES EL PERDON DE NUESTROS DELITOS

La redencin del Hijo por medio de Su sangre es el perdn de nuestros delitos (Mt. 26:28; He. 9:22). La redencin es lo que Cristo efectu por nuestros delitos; el perdn es la aplicacin a nuestros delitos de lo que Cristo realiz. La redencin fue efectuada en la cruz, mientras que el perdn se nos aplica en el momento que creemos en Cristo. La redencin y el perdn son en realidad dos aspectos de una misma cosa. Ya vimos que el perdn de delitos es la redencin efectuada por medio de la sangre de Cristo; sin embargo, aqu se usan dos expresiones diferentes porque este asunto tiene dos aspectos: el aspecto que corresponde a lo que se llev a cabo en la cruz, y el que corresponde a lo que se aplica a nosotros en el momento que creemos. Aunque la redencin se efectu en la cruz cuando Cristo derram Su sangre, ella no nos fue aplicada a nosotros en ese momento. La aplicacin no se efectu sino hasta que cremos en Cristo y confesamos nuestros pecados al Dios justo. En ese momento, el Espritu de Dios nos aplic la redencin que Cristo efectu en la cruz. Por consiguiente, la redencin es el cumplimiento, mientras que el perdn es la aplicacin.

V. SEGUN LAS RIQUEZAS DE SU GRACIA

El versculo 7 declara que la redencin se efectu segn las riquezas de la gracia de Dios. De acuerdo con nuestro concepto, era fcil que Dios nos perdonara, pues El es soberano y todopoderoso; pero realmente no fue tan sencillo. La redencin fue un evento de mucha importancia y seriedad; fue tan solemne, que requiri las riquezas de la gracia de Dios.

Ahora debemos meditar en el por qu la redencin requiri las riquezas de la gracia de Dios. La Biblia dice que sin derramamiento de sangre no hay perdn de pecados. Por consiguiente, para que fusemos perdonados, se requera el derramamiento de sangre. Pero en este asunto la sangre de los animales era intil (He. 10:4). Esa sangre era solamente una sombra. Para realizar la redencin se requera la sangre de una vida superior, una sangre en la que no hubiera pecado. Dnde podra Dios encontrar esta sangre entre el linaje humano? Esto era imposible, porque todos los hombres son pecadores. Entre la humanidad cada no existe sangre sin pecado. Adems, Dios tiene millones de escogidos. Si por cada uno de ellos se ofreciera una ofrenda por el pecado, se necesitaran millones de ofrendas. Por consiguiente, adems de una sangre perfecta y sin pecado, se necesitaba una ofrenda por el pecado que pudiera incluir a millones de personas. Esto indica que la sangre por medio de la cual se efectuara la redencin no slo tena que estar libre de pecado, sino que adems deba incluirnos a todos, o sea, que deba ser capaz de redimir a todos los escogidos de Dios. Unicamente Jesucristo poda ser tal ofrenda, pues slo El posea una sangre sin pecado, la cual derram a favor de millones de escogidos. Al derramar El Su sangre en la cruz una vez y para siempre, efectu la redencin eterna de todos los escogidos de Dios de una vez por todas (He. 9:28; 10:10, 12).

Ahora necesitamos ver cmo fue posible que Dios obtuviera una sangre tan pura que pudiera ser eficaz para todos nosotros. Obtener esa sangre le fue mucho ms difcil que crear el universo. Para crear el universo, Dios simplemente tuvo que hablar. Por ejemplo, El sencillamente dijo: Sea la luz y fue la luz (Gn. 1:3). En cambio, la redencin no se llev a cabo as. Dios no poda simplemente decir: Efectese la redencin. Dios no tuvo que emplear la gracia para crear el universo, pero para efectuar la redencin, se necesitaron todas las riquezas de Su gracia.

Veamos ahora cmo fue concebido el Redentor, el Seor Jess. Para la concepcin del Seor Jess, fue necesario que el Espritu Santo interviniera en la virgen Mara. No podemos explicar cmo el Espritu Santo efectu la concepcin del Redentor en el vientre de la virgen. Esto requiri las riquezas de la gracia de Dios. Conforme a Lucas 1:35, al nio concebido en Mara por obra del Espritu Santo se le llam lo santo, lo cual indica que la concepcin del Seor Jess fue absolutamente un acto santo. (La santidad se refiere a algo que se concibe por obra del Espritu Santo). Durante nueve meses, lo santo permaneci en el vientre de Mara. Quin podra explicar cunta gracia se necesit para esto? Cunta gracia se requiri para que Jess, Jehov el Salvador, permaneciera en el vientre de Mara por nueve meses!

El Seor Jess trabaj como carpintero hasta la edad de treinta aos. El hecho de que la persona llamada Emanuel, Dios con nosotros, hiciera esto por tantos aos tambin requiri mucha gracia. Con el tiempo, El inici Su ministerio, el cual dur tres aos y medio. Aunque El se preocupaba por los pecadores, stos se le opusieron, lo persiguieron, y conspiraron para matarlo. Despus de ser traicionado por uno de Sus apstoles, El fue arrestado. Aunque de hecho no lo arrestaron, sino que El mismo se entreg a los que vinieron a prenderle. El Seor Jess pudo haberle pedido al Padre que le enviara doce legiones de ngeles para que lo rescataran, pero no lo hizo (Mt. 26:53). Despus de Su arresto, fue probado ante el sumo sacerdote, ante Pilato y ante Herodes. Luego, fue clavado en la cruz y permaneci all durante seis horas, de las nueve de la maana a las tres de la tarde. Cunta gracia se requiri para que se llevara a cabo todo esto! En la cruz, el Seor Jess muri por nuestros pecados. Luego, fue sepultado, resucit y ascendi a los cielos para recibir el arrepentimiento y el perdn (Hch. 5:31). Debido a las riquezas de la gracia de Dios, nosotros podemos arrepentirnos y recibir el perdn de pecados. No piense que su arrepentimiento se origin en usted mismo; no fue as, sino que Dios el Padre le dio el arrepentimiento al Hijo, el Redentor, y El se lo concedi a usted mediante el Espritu. Junto con el arrepentimiento, recibimos el perdn. Todo esto sucedi segn las riquezas de la gracia de Dios. Cun ilimitada e inmensurable es Su gracia!

A. La abundante gracia de Dios efectu la redencin por nosotros y nos aplic el perdn

La abundante gracia de Dios efectu la redencin por nosotros y nos aplic el perdn. La encarnacin, crucifixin y resurreccin de Cristo hizo posible que se efectuara la redencin. Habiendo ascendido a los cielos y recibido el arrepentimiento y el perdn, Cristo ahora nos aplica dicho perdn a nosotros. Esto corresponde con las riquezas de la gracia de Dios.

B. La redencin y el perdn se llevan a cabo conforme a la justicia de Dios,pero son efectuados y aplicados mediante Su abundante gracia

Tanto la redencin como el perdn concuerdan con la justicia de Dios, pero son efectuados y aplicados mediante Su abundante gracia. Esto significa que la justicia de Dios, la cual alude a la manera en que El acta, y Su gracia, la cual es el propio Dios quien se imparte a Sus escogidos, se ejercieron a lo sumo.

VI. LA GRACIA DE DIOS ES HECHA SOBREABUNDAR PARA CON NOSOTROS

Efesios 1:8 dice que la gracia de Dios fue hecha sobreabundar para con nosotros. La gracia de Dios no slo es rica, sino tambin sobreabundante. Muchos cristianos saben acerca de la gracia sublime de Dios, mas no de Su gracia sobreabundante. Se requiere revelacin para conocer la gracia sobreabundante de Dios. Su gracia sobreabundante nos ha hecho herencia para Dios (v. 11) y nos ha capacitado para heredar todo lo que Dios es (v. 14). En otras palabras, esta gracia sobreabundante, por un lado, nos hace la herencia de Dios, y por otro, hace de Dios nuestra herencia. Esto es mucho ms grande que el hecho de que los pecadores sean salvos y vayan al cielo. Este concepto, es decir, el de ser salvos para ir al cielo, es un concepto natural. Debemos ver la gracia sobreabundante, la cual nos constituye herencia de Dios y nos hace aptos para heredar todo lo que El es.

VII. EN TODA SABIDURIA Y PRUDENCIA

El versculo 8 declara que Dios hizo sobreabundar las riquezas de Su gracia para con nosotros, en toda sabidura y prudencia. La sabidura est en Dios y con ella El planea y se propone una voluntad con respecto a nosotros; la prudencia es la aplicacin de la sabidura de Dios. Primero, Dios, en Su sabidura, plane y propuso, y luego aplic con prudencia lo que haba planeado y propuesto para nosotros. La sabidura estaba relacionada principalmente con el plan que Dios hizo en la eternidad, mientras que la prudencia, tiene que ver mayormente con la ejecucin de este plan en el tiempo. Lo que Dios plane en la eternidad con Su sabidura, ahora lo pone en vigencia en el tiempo con Su prudencia. En Su prudencia, El nos condujo a S mismo y nos trajo a Su recobro. Ahora, mediante el ejercicio de Su prudencia, nos aplica todo lo que plane para nosotros en la eternidad.

EL MISTERIO DE LA VOLUNTAD DE DIOS

Los versculos del 3 al 14 de Efesios 1 conforman una sola oracin gramatical, por tanto, no se debe aislar ningn versculo, clusula ni frase de la misma. El versculo 5 declara que Dios nos predestin para filiacin por medio de Jesucristo para S mismo segn el beneplcito de Su voluntad. La alabanza de la gloria de Su gracia, mencionada en el versculo 6, es el resultado de la filiacin del versculo 5. La filiacin est totalmente ligada a la gracia. La gracia de Dios nos hace Sus hijos. El Espritu del Hijo, la vida del Hijo, la posicin del Hijo, la imagen del Hijo, la culminacin de la filiacin, la herencia de todo lo que Dios es en la filiacin, todos tienen que ver con la gracia. Ya hicimos notar que la gracia es Dios mismo. Dios vino a realizar todo lo que se necesitaba para hacernos Sus hijos, los que participan de la plena filiacin. Con esta gracia Dios nos agraci en el Amado (v. 6).

El versculo 7 revela que la gracia de Dios efectu la redencin por nosotros y nos aplic el perdn. El cumplimiento de la redencin comenz con la encarnacin de Cristo y continu a travs de Su ascensin. Cuando El ascendi a los cielos, la redencin se cumpli plenamente. En Su ascensin, Dios le otorg el arrepentimiento y el perdn para que fueran derramados mediante la venida del Espritu (Hch. 5:31). La venida del Espritu alude al descenso de Cristo. A partir del descenso de Cristo, el arrepentimiento y el perdn fueron trados a la tierra y derramados sobre los elegidos de Dios. Como resultado, recibimos el arrepentimiento; el arrepentimiento fue derramado en nuestro corazn. Despus del arrepentimiento vino el perdn. El cumplimiento de la redencin y la aplicacin del perdn hicieron posible que furamos regenerados y hechos hijos de Dios. Todo esto se realiz segn las riquezas de la gracia de Dios.

Otros aspectos de la gracia de Dios se revelan en el versculo 8, donde dice que Dios hizo sobreabundar Su gracia para con nosotros en toda sabidura y prudencia. Luego, el versculo 9 dice: Dndonos a conocer el misterio de Su voluntad, segn Su beneplcito, el cual se haba propuesto en S mismo. El versculo 10 trata de que en Cristo todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza; y el versculo 11, de que fuimos hechos herencia habiendo sido predestinados conforme al propsito del que hace todas las cosas segn el consejo de Su voluntad. La sobreabundante gracia de Dios nos hizo la herencia de Dios, Su posesin. El versculo 14 indica que nosotros tambin tendremos una herencia. Por la gracia de Dios fuimos hechos Su herencia, y por la misma gracia, El es hecho nuestra herencia. Cun abundante es Su gracia! Los versculos del 3 al 14 estn llenos de buenas palabras que Dios ha expresado con respecto a nosotros. Estos versculos tambin deben ser el contenido con el cual hablamos bien de El.

La expresin para alabanza de Su gloria se encuentra tres veces en este pasaje de la Palabra, en los versculos 6, 12 y 14. Cada vez se usa para concluir las buenas palabras con las que el Dios Triuno nos bendice. En el versculo 6 es la conclusin de la bendicin de Dios el Padre; en el versculo 12, de Dios el Hijo; y en el versculo 14, de Dios el Espritu. Las veces que se emplea esta expresin aluden a los Tres de la Deidad en el contexto de cmo El habla bien de nosotros.

I. EL MISTERIO HABIA ESTADO OCULTO DESDE LOS SIGLOS

En este mensaje llegamos al tema del misterio de la voluntad de Dios. La voluntad de Dios tiene un misterio, el cual haba estado escondido desde los siglos (3:5; Col. 1:26). El universo es un misterio. Por qu existe el cielo, y por qu existe la tierra? Por qu hay millones de cosas en el universo? Por qu est el hombre en la tierra? Todas estas preguntas son misterios, y han dado lugar a diversas filosofas. El misterio, el cual es la voluntad de Dios, fue dado a conocer a la iglesia mediante los apstoles. Una voluntad es una intencin, y la voluntad de Dios es Su intencin. La intencin de Dios est ntimamente relacionado con el deseo de Su corazn. As que, el misterio del universo tiene que ver con la voluntad de Dios, la cual est ligada al deseo de Su corazn. Necesitamos conocer el misterio, la voluntad de Dios y el deseo de Su corazn.

Algunos dirn que la voluntad de Dios es obtener la iglesia, y que la iglesia es el deseo de Su corazn. Esto es correcto, pero debemos preguntarnos qu es la iglesia. Muchos cristianos, incluyendo a maestros, no tienen un entendimiento claro acerca de la iglesia. La iglesia no es simplemente un grupo de personas. Por nuestra propia cuenta, no somos la iglesia; somos unos desdichados pecadores. La nica manera de llegar a ser la iglesia es que Dios en Su Hijo se forje en nuestro ser. La mayora de los creyentes no ven el asunto crucial y vital de que Dios en Su Hijo se forja en los que El eligi y redimi. Tal vez saben algo acerca de la eleccin y la redencin, que ellos son personas escogidas y redimidas, pero no ven que el mismo Dios que los escogi y redimi desea, en la persona del Hijo, forjarse en ellos. Ni la eleccin ni la redencin es la meta; son simplemente pasos que llevan a ella. La meta de Dios es forjarse a S mismo en nuestro ser.

Estoy consciente de que esto puede parecerle extrao a muchos. Por aos estuve en diversos ramas del cristianismo, tales como el cristianismo fundamental, Asambleas de los Hermanos, los que siguen la lnea de la vida interior, y el movimiento pentecostal. Pero nunca se me dijo que en la persona del Hijo, Dios se forja en Sus redimidos. Este es el misterio del universo.

El Nuevo Testamento afirma que Dios se forja en nuestro ser. El Padre, el Hijo y el Espritu estn en nosotros (Ef. 4:6; 2 Co. 13:5; Jn. 14:17). Segn 1 Juan, nosotros estamos en Dios, y Dios est en nosotros (4:15). Adems, nosotros permanecemos en El, y El permanece en nosotros (Jn. 15:4). En Filipenses 1:21 el apstol Pablo logr declarar: Para m el vivir es Cristo. En Glatas 2:20 afirma que ya no vive l, sino que Cristo vive en l. Todos estos versculos muestran que Dios, en el Hijo, se est forjando en nosotros.

El debido entendimiento de la iglesia revela tambin esta misma verdad. La Biblia dice que la iglesia es el Cuerpo de Cristo. Sin embargo, algunos cristianos no toman esta declaracin como un hecho, como una realidad, sino simplemente como una representacin. Esto es terrible! La iglesia es el Cuerpo de Cristo, y su Cabeza es el propio Cristo (Col. 1:18). Adems, 1 Corintios 12:12 revela que el Cuerpo es Cristo. As que, Cristo no slo es la Cabeza, sino tambin el Cuerpo, lo cual indica que Dios se forja en nosotros, los miembros del Cuerpo. Esto tambin se ve en el ejemplo de la vid en Juan 15. En Juan 15:5 el Seor Jess dijo: Yo soy la vid, vosotros los pmpanos. No est la vid en los pmpanos? Por supuesto que s! Por eso dijo el Seor: Permaneced en M, y Yo en vosotros (Jn. 15:4). Todo lo que la vid es, est en los pmpanos. Nosotros, como pmpanos de la vid y miembros del Cuerpo de Cristo, contenemos todo lo que Cristo es. Esto significa que hemos sido hechos partes de El. Acaso los pmpanos de la vid no son parte de la vid? Claro que lo son. Por tanto, debemos atrevernos a declarar: Yo soy parte de Cristo. Ya que los creyentes son partes de Cristo, Pablo pudo afirmar que para l el vivir era Cristo.

El misterio del universo es la iglesia, y ella se compone de personas en quienes Dios se forja. Un da, la iglesia ser totalmente saturada de Dios y en su consumacin llegar a ser la santa ciudad, la Nueva Jerusaln. La iglesia no slo ser saturada de Dios, sino que tambin se mezclar con El. Esto no significa, sin embargo, que llegaremos a ser la Deidad. No, esto no es ni lo que decimos ni lo que queremos decir. No obstante, como personas que estn siendo saturadas de Dios y mezcladas con El, seremos la misma expresin de Dios. La Nueva Jerusaln ser la manifestacin corporativa de Dios. Como ya hemos mencionado en varias ocasiones, tanto el Dios que est en el trono (Ap. 4:3) como la Nueva Jerusaln (Ap. 21:11) tienen la apariencia de jaspe. Esto significa que toda la ciudad tiene la apariencia de Dios y es la expresin de Dios. Este es el misterio del universo.

Qu liberacin les traera a los cristianos si pudieran ver esto! Muchos slo saben que son salvos, regenerados, que son hijos de Dios y que un da irn al cielo. Pero el concepto de ser salvos con el simple fin de ir al cielo es muy inferior al misterio de la voluntad de Dios. El misterio de la voluntad de Dios consiste en tener una iglesia compuesta de aquellos que han sido saturados y mezclados con Dios.

Al escuchar algunos de ustedes esta definicin de la iglesia, tal vez dirn: He estado en la iglesia por muchos aos, pero jams he visto una iglesia que concuerde con esta descripcin. Esto se debe a que an estamos siendo cocinados en la cocina de la desordenada vida de iglesia. Durante este proceso de cocimiento, debemos ser pacientes. De hecho, el cocimiento mismo es la gracia sobreabundante.

Muchos han venido a m entristecidos por la condicin de su iglesia local, y me han dicho que ya no pueden tolerarla. Pero aunque sintamos que ya no podemos sufrirla, tenemos que sobrellevarla. Esta situacin es el cocimiento, el hornear de la vida de iglesia. La vida de iglesia hoy es un horno donde somos cocinados. No se desanimen por la situacin actual, y no vean la iglesia slo desde el ngulo de los problemas. Todos los que estamos en la iglesia tenemos una porcin de Cristo, pues El se ha forjado en nosotros. Nos sintamos contentos o no, tengo la certeza de que una porcin de Cristo se ha forjado en usted desde que lleg a la vida de iglesia. Haga lo que haga, esa porcin permanece en usted porque se ha forjado en usted. Me consuela ver la porcin de Cristo que se ha forjado en todos los santos. Me regocijo ver que los santos tienen ms de Cristo hoy que lo que tenan algunos aos atrs. Aunque no siempre estemos contentos con la vida de iglesia, Cristo se sigue forjando en nosotros. Qu misterio!

El misterio del universo consiste en que Dios se forje en nosotros. Todas las cosas cooperan para este propsito (Ro. 8:28); todo contribuye a esta meta, a que Dios se forje en nuestro ser. Esto es muy diferente a tener simplemente una vida feliz. Tal vez usted se sienta muy feliz hoy, pero maana no. Tal vez se sienta feliz en una reunin, pero cuando vuelve a casa, su cnyuge le hace pasar un mal rato. El misterio de la voluntad de Dios no consiste en hacer de nosotros personas plenamente felices. Hoy no es el tiempo de ser plenamente feliz, porque todava no ha llegado el debido momento. Puesto que muchos carecen de una visin o revelacin adecuada, no saben lo que en realidad est ocurriendo en la vida de iglesia. Piensan que estamos aqu simplemente para pasar un buen rato, pero esto no es el misterio de la voluntad de Dios. Dicho misterio es que Dios se imparte continuamente en nosotros a fin de producir la iglesia para S mismo. Este es el misterio que haba estado escondido desde los siglos.

II. LA VOLUNTAD DE DIOS ES SU INTENCION DE OBTENER LO QUE EL DESEA PARA SI MISMO

La voluntad de Dios es Su intencin de llevar a cabo lo que se propuso en la eternidad pasada y lo que desea para S mismo en la eternidad futura. El se propuso y desea tener la iglesia. Esta es Su voluntad y Su intencin.

III. EL MISTERIO DE LA VOLUNTAD DE DIOS NOS FUE DADO A CONOCER POR REVELACION

Efesios 1:9 dice que Dios nos dio a conocer el misterio de Su voluntad. Darnos a conocer el misterio de Su voluntad es un aspecto de la sabidura y prudencia de Dios. En la eternidad, Dios plane una voluntad, y esa voluntad haba estado escondida en El; as que, era un misterio. En Su sabidura y prudencia nos dio a conocer este misterio escondido por medio de Su revelacin en Cristo, es decir, por medio de la encarnacin, crucifixin, resurreccin y ascensin de Cristo. Fue un beneplcito para Dios revelarnos el misterio de Su voluntad.

IV. SEGUN EL BENEPLACITO DE DIOS

El beneplcito de Dios es el deseo de Su corazn, a saber, obtener la iglesia; y revelar Su voluntad escondida concuerda con el deseo de Su corazn, lo cual concuerda con Su beneplcito.

V. DIOS SE PROPUSO SU BENEPLACITO

A. En S mismo

Dios se propuso Su beneplcito en S mismo. Esto quiere decir que El es la iniciacin, el origen y la esfera de Su propsito eterno. Dios tiene un plan, un deseo, y conforme a Su plan, tiene un propsito. El universo existe en conformidad con el propsito de Dios. Los cielos, la tierra, los millones de cosas en el universo y el linaje humano concuerdan con el deseo propuesto por Dios. Un da, todas estas cosas propiciarn el cumplimiento del deseo de Dios. En el universo hay un solo deseo, el deseo de Dios. Puesto que Dios se propuso este deseo, nada ni nadie puede derrocarlo. Todo lo que ocurre en la tierra contribuye a este propsito. Nosotros, los hijos de Dios, en quienes sobreabunda Su gracia, somos el centro de Su propsito, y todas las cosas cooperan para nuestro bien. Dios se propuso este deseo en S mismo. El no tom consejo de nadie al respecto.

B. Para una administracin

El beneplcito de Dios es lo que El se propuso en S mismo para una administracin (v. 10). Al final, todo el universo ser regido por una sola administracin. La palabra griega traducida administracin esoikonoma, de la cual se deriva la palabra economa. Dios se propuso tener una economa. Todos los reinos del universo el angelical, el reino demoniaco, el reino humano, el reino animal y el reino vegetal existen por causa de esta economa, de esta administracin, y se van encaminado hacia ella. Por ejemplo, la actual situacin del mundo, cuyo centro es el Medio Oriente, concuerda con la Biblia. Desde que se volvi a formar la nacin de Israel en 1948, y especialmente desde que le fue devuelta la ciudad de Jerusaln en 1967, el Medio Oriente se ha convertido en el centro de las relaciones internacionales. Esto concuerda totalmente con la Biblia y es una seal de que el universo se va encaminando hacia la administracin de Dios. Esta administracin es lo que Dios plane y se propuso conforme a Su deseo. Todos los reinos estarn bajo esta administracin, la cual consiste en reunir todas las cosas bajo una cabeza en Cristo.

Actualmente el universo est en caos; en vez de estar reunido bajo una cabeza, se ha convertido en una montaa de escombros. Dicho caos se produjo por medio de dos rebeliones, la de Satans y la de Adn. Antes de crear al linaje humano, Dios hizo a un arcngel, quien ms tarde lleg a ser Satans, la cabeza de todas las criaturas. Pero ese arcngel se rebel contra Dios. Dios entonces cre el linaje humano y puso a Adn por cabeza de todo lo creado. Segn Gnesis 1, Dios le dio a Adn autoridad sobre toda la creacin, lo cual indica que Adn era la cabeza. Sin embargo, Adn fue seducido a revelarse contra Dios. As que, mediante la rebelin angelical y la humana, el universo cay en un caos y qued reducido a un monte de escombros. A esto se debe que la sociedad humana y la creacin misma se hallen en tal desorden. Vemos la rebelin por todas partes; aun los mosquitos se rebelan contra el hombre. Esto muestra que el universo est lleno de luchas provocadas por la rebelin. No obstante, Dios se ha propuesto establecer Su administracin para someter todas las cosas a Cristo.

Ahora debemos preguntarnos lo siguiente: Sostiene el cuerpo a la cabeza o la cabeza al cuerpo? La respuesta es que la cabeza sostiene al cuerpo. Esto lo comprueba el hecho de que si se decapita a una persona, el cuerpo se desploma. Por consiguiente, el cuerpo es sostenido por la cabeza. Del mismo modo, la vida de iglesia es una vida en la que nos sometemos a la Cabeza. Si de verdad queremos tener una iglesia gloriosa, debemos estar dispuestos a someternos. En todo lo que nos rodea, en la escuela, en el trabajo y en el gobierno, no vemos otra cosa que un desplome; nada est en orden. En cambio, en la vida de iglesia adecuada estamos en el proceso de ser sometidos a la Cabeza, lo cual sirve de preludio para que Dios someta todas las cosas. Bajo Cristo y mediante la iglesia, Dios someter todas las cosas del universo. En esto consiste el misterio de la voluntad de Dios. Finalmente, el misterio de la voluntad de Dios en el universo es hacer que en Cristo todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza.

HACER QUE EN CRISTO SEAN REUNIDAS BAJO UNA CABEZA TODAS LAS COSAS

En este mensaje abordaremos el tema de que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Para muchos de nosotros esto tal vez sea un pensamiento totalmente nuevo. Efesios 1:10 dice: Para la economa de la plenitud de los tiempos, de hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas, as las que estn en los cielos, como las que estn en la tierra. Algunas versiones traducen parte de este versculo de la siguiente manera: De reunir todas las cosas en Cristo. Esta traduccin es deficiente. En griego, la palabra que se traduce: hacer que ... sean reunidas bajo una cabeza es la forma verbal del sustantivo cabeza. La traduccin correcta de esta frase es: Hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas.

LA GRACIA SOBREABUNDANTE DE DIOS OPERA PARA HACER QUE EN CRISTO SEAN REUNIDASBAJO UNA CABEZA TODAS LAS COSAS

No debemos aislar los versculos 9 y 10 de los versculos precedentes, pues los versculos del 3 al 14 son en realidad una larga frase. Puesto que los versculos 9 y 10 no contienen oraciones desligadas, debemos referirnos a los versculos 7 y 8, que hablan de las riquezas de la gracia de Dios y de la gracia que El hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabidura y prudencia. Si leemos estos cuatro versculos juntos, veremos que todo lo que contienen est relacionado a la gracia sobreabundante. La gracia sobreabundante hace tanto por nosotros. Por ejemplo, ella nos constituye la herencia de Dios y hace que El sea nuestra herencia. En una familia, los hijos son la herencia del padre. Un hombre puede ser muy rico, pero si no tiene hijos, en realidad es pobre, y posiblemente tenga la sensacin de no tener nada. Esto indica que los hijos son la herencia del padre. Segn la Biblia, cuantos ms hijos tenemos, ms ricos somos. Nada se puede comparar con ellos. Como hijos de Dios, somos Su herencia. La gracia sobreabundante nos hace hijos de Dios y herencia Suya. Tambin hace que Dios sea nuestra herencia. En una familia, no slo los hijos son herencia del padre, sino que tambin el padre es la herencia de los hijos. Muchos hijos pueden testificar que preferiran perder cualquier cosa antes que perder a su padre. El padre viviente es la mejor herencia. Estamos en el proceso de llegar a ser la herencia de Dios, y El est en el proceso de llegar a ser nuestra herencia. Esto lo hace posible la sobreabundante gracia de Dios.

La cuestin de la herencia mutua, sin embargo, no es el fin, pues como lo indican los versculos 9 y 10, la gracia sobreabundante lograr que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Por medio de la gracia sobreabundante, se llevan a cabo ciertas cosas en el universo con miras a que Cristo sea la Cabeza sobre todas las cosas. Es necesario que veamos cmo la gracia sobreabundante lleva a cabo esto.

Antes de examinar esto, debemos decir algo acerca de los que estamos en la iglesia en el recobro del Seor. Aunque somos pocos, somos las personas ms importantes de la tierra, ms importantes que los lderes del gobierno, los lderes del ejrcito y los lderes de la industria. Sin embargo, los cristianos en su mayora no han tenido la visin de que la gracia que efectu la redencin, que aplic el perdn, que nos regener y que ahora opera en nosotros para hacernos herencia de Dios y a El herencia nuestra, tambin opera para reunir bajo una cabeza todas las cosas en Cristo. Los predicadores y los maestros cristianos no hablan de esto, y los libros cristianos no lo mencionan. No tratan el punto crucial de que la gracia sobreabundante opera en los miembros de la iglesia para hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas.

EL RESULTADO DE MUCHAS COSAS

Hemos visto, en el versculo 10, el hecho de que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Pero este versculo no est desligado de los dems; es la continuacin de los versculos del 3 al 9. Esto indica que el hecho de que Cristo sea la Cabeza sobre todas las cosas es el resultado de todo lo abarcado en los versculos del 3 al 9, a saber: la eleccin, la predestinacin, la alabanza de la gloria de la gracia de Dios, el ser agraciados en el Amado, el tener la redencin y el perdn, y el hecho de que la gracia de Dios sobreabunde para con nosotros en toda sabidura y prudencia. El versculo 9 habla del misterio de la voluntad de Dios segn el beneplcito que El se haba propuesto en S mismo. Luego tenemos el versculo 10, que habla de que todo ha de ser reunido bajo una cabeza en Cristo. La frase hacer que sean reunidas bajo una cabeza del versculo 10 est relacionada con todo lo mencionado en los versculos precedentes. Esto significa que Dios nos escogi, nos predestin para filiacin, efectu la redencin por nosotros por medio de la sangre de Cristo, nos agraci e hizo sobreabundar Su gracia para con nosotros en toda sabidura y prudencia, con el fin de hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. El hecho de que Cristo sea la Cabeza sobre todas las cosas es el resultado de todo lo anterior