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Revista Mexicana de Física 35 Suplemento (1989) 5130-5133 El "Antagonismo" de Ciencias y Humanidades* En la UNAM, las ciencias se enseñan en algunas facultades, las hUlnanidades en otras. Los estudiantes de una de las dos áreas no tienen contacto con la otra; nunca se les anima a tomar materias en otra facultad, y ni siquiera se les sugiere que otras escuelas en la UNAM les podrían ofrecer algo de interés. La investigación está igualmente dividida; los investigadores, agrupados en feudos aislados que se llaman Institutos o Divisiones de Investigación, quedan refundidos cada uno en su claustro, geográficamente separado y científicamente receloso de su independencia. Esta separación, este enclaustramiento, se han acentuado marcadamente en los últimos años, sobre todo desde que la antigua Torre de Ciencias se volvió Torre de Humanidades II y los institutos científicos,junto con la Facultad de Ciencias, se separaron en sendos edificiosy le volvieron la espalda al resto de la UNA1--1. Pero esto no es sino el ahondamiento de fosas que han existido desde hace tiempo. Tampoco es peculiar de la UNAM esta tendencia al separatismo. Existe en todo el mundo; tiene sus comienzos en la primera mitad del siglo pasado (cuando por ejemplo la entonces filosofia natural fue rebautizada "física") y hoy en día ha adquirido triste fama, desde que C.P. Snow la denunció en conferencias publicadas en 1959 bajo el título uThe Two Cultures". Se ha dicho que esta tendencia a distanciarse de las dos culturas no solo era in- evitable sino beneficiosa. La especialización que lleva a la separación, se nos explica, ha rendido frutos en una escala inesperada hace un siglo. Buscar un acercamiento es, aparte de imposible, dado el crecimiento exponencial en conocimientos, peligroso. Lo más que se puede hacer es crear grupos interdisciplinarios en donde colaboran especialistas de diferentes campos. Pero en este argumento, si bien hay algo de cierto, también hay un error pro- fundo. Lo que hay de cierto es el enorme e inverosímil crecimiento en conocimientos detallados; para no citar sino un dato, el volumen de las publicaciones origina- les de la investigación científica, que hace cien años fue algo como 7000 páginas anuales -pongamos diez tomos cada año-, ahora llena más que la Enciclopedia Espasa.Calpe por semana. Lo que es un error profundo es la noción de que es esta acumulación de conocimiento detallado lo que constituye la "cultura científica". Al contrario: donde no hay más que esta índole de conocimientos, todavía no hay ciencia. Son las estructuras teóricas, y sobre todo las teorías de mayor generalidad y profundidad, las que son el esqueleto (por así decirlo) de cada ciencia. Por supuesto, como todo esqueleto, están muertas mientras carecen de la carne y piel vivas: de la parte experimental y de aquellos conocimientos detallados que resumen en forma "Text Cora talk delivered at Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, in April 1987.

El Antagonismo de Ciencias y Humanidades* · tocándole la barriga al elefante, replicó "Se equivocan, es una casa, siento el techo"; y el cuarto exclamó, con la mano sobre la trompa

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Revista Mexicana de Física 35 Suplemento (1989) 5130-5133

El "Antagonismo" de Ciencias y Humanidades*

En la UNAM, las ciencias se enseñan en algunas facultades, las hUlnanidades enotras. Los estudiantes de una de las dos áreas no tienen contacto con la otra; nuncase les anima a tomar materias en otra facultad, y ni siquiera se les sugiere queotras escuelas en la UNAM les podrían ofrecer algo de interés. La investigación estáigualmente dividida; los investigadores, agrupados en feudos aislados que se llamanInstitutos o Divisiones de Investigación, quedan refundidos cada uno en su claustro,geográficamente separado y científicamente receloso de su independencia.

Esta separación, este enclaustramiento, se han acentuado marcadamente en losúltimos años, sobre todo desde que la antigua Torre de Ciencias se volvió Torrede Humanidades II y los institutos científicos, junto con la Facultad de Ciencias, sesepararon en sendos edificiosy le volvieron la espalda al resto de la UNA1--1.Pero estono es sino el ahondamiento de fosas que han existido desde hace tiempo. Tampocoes peculiar de la UNAM esta tendencia al separatismo. Existe en todo el mundo;tiene sus comienzos en la primera mitad del siglo pasado (cuando por ejemplo laentonces filosofia natural fue rebautizada "física") y hoy en día ha adquirido tristefama, desde que C.P. Snow la denunció en conferencias publicadas en 1959 bajo eltítulo uThe Two Cultures".

Se ha dicho que esta tendencia a distanciarse de las dos culturas no solo era in-evitable sino beneficiosa. La especialización que lleva a la separación, se nos explica,ha rendido frutos en una escala inesperada hace un siglo. Buscar un acercamiento es,aparte de imposible, dado el crecimiento exponencial en conocimientos, peligroso.Lo más que se puede hacer es crear grupos interdisciplinarios en donde colaboranespecialistas de diferentes campos.

Pero en este argumento, si bien hay algo de cierto, también hay un error pro-fundo. Lo que hay de cierto es el enorme e inverosímil crecimiento en conocimientosdetallados; para no citar sino un dato, el volumen de las publicaciones origina-les de la investigación científica, que hace cien años fue algo como 7000 páginasanuales -pongamos diez tomos cada año-, ahora llena más que la EnciclopediaEspasa.Calpe por semana. Lo que es un error profundo es la noción de que es estaacumulación de conocimiento detallado lo que constituye la "cultura científica".Al contrario: donde no hay más que esta índole de conocimientos, todavía no hayciencia. Son las estructuras teóricas, y sobre todo las teorías de mayor generalidad yprofundidad, las que son el esqueleto (por así decirlo) de cada ciencia. Por supuesto,como todo esqueleto, están muertas mientras carecen de la carne y piel vivas: de laparte experimental y de aquellos conocimientos detallados que resumen en forma

"Text Cora talk delivered at Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, in April 1987.

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de conceptos generales; pero lo que se necesita entender (y no solamente aprenderde memoria) son estos esqueletos tcóricos, estos conceptos generales subyacentes.Mientras más madura es una ciencia, más se puede buscar el conocimiento de-tallado en las enciclopedias compiladas para tal propósito; correspondientementees más factible entender lo necesario al haber comprendido algunas concepcionesfundamentales. Antes de Newton, la mecánica'era voluminosa acumulación de ex-periencias, datos, observaciones, ideas, teorías -no siempre muy compatibles entresí ni siempre c~rreclas- y por lo tanto necesitados de un gran experto para saberqué se aplicaba a cuál caso; después de Newton había en todo y por todo tres leyes,las cuales abarcaron finalmente mucho más que la proliferación anterior.

Claro, no toda ciencia ha logrado este grado de concentración de sus conceptos.Aún en la física hay enormes trechos donde apenas hemos pasado de la colección unpoco desordenada de datos observacionales. Y si bien las ciencias de la naturaleza,física, química o biología, están más avanzadas en este sentido que las cienciassociales o humanas, tampoco es cierto que aquí se trata de ciencias exactas. Eso dela exactitud de las ciencias exactas no es sino otro mito má.sde los que se sirven paramantenernos separados. En realidad, lo único que estas ciencias tienen de exactas esque saben estimar cuán inexactas son. Los llamados ""límitesde error" (indicacitmesentre qué y qué valor probablemente se halla el resultado) son, para el hombrede las ciencias naturales, a la vez triviales e indispensables; para el humanista,incomprensibles. Esta es la ignorancia y deformación que nos imponen en TV yprensa popula'res; y al lado de este ejemplo (que he citado porque soy físico) sepueden poner otros muchos en donde los ignorantes somos los ""científicos".

Lo que hace posible esta ignorancia, esta deformación, es que la scparación delas ciencias y las humanidades afccta no solamente a los investigadores en estasramas; su principal efecto se manifiesta en la enseñanza, en la imposición de unamentalidad igualmente unilateral a las nuevas generaciones, a las cuales sin embargose supone les damos una formación universitaria, una cultura general. Este, tal vez,es el mayor crimen que nosotros, docentes en la UNA~I, cometemos.

O por lo menos así lo veo yo. Antes de que se acepten mis pronunciamientos,sin embargo, debería preguntarse si la separación entre ciencias y humanidades notiene una base más sólida en las grandes diferencias que han de existir entre losdos campos. La respuesta, sorprendentemente, es que las verdaderas diferencias noestán allí donde se suele decir que están ni son tales que impidan una estrecha unión.Veamos.

Se nos asegura que lo que nos une es la metodología científica. La "'metodología":sólo hay una. Consiste (según los unos) en reunir hartos datos de la observaciónpura, para luego sacar de ellos una formulación teórica que los abarca y, si tenemossuerte, los rebasa; según otros, consiste en idear una teoría, y luego ver si se Ajustaa la realidad o no; según otros más, primero hay que desarrollar una lógica, conella hacemos una o más teorías, y lucgo vemos qué dato~ toda esta estructuraexplica¡ si los datos que no logramos explicar son de poca importancia, entonces latenemos hecha. Y hay otras versiones... En realidad, las cosas son un poco menossimples. Sí, desde luego, existen ciertos factores comunes. Es cierto que no nosbasamos en los datos observacionales para formular nociones teóricas; cuando más

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nos inspiramos en ellos. Pero una vez formulada la troria. uno de sus principalt.-s usoses precisamente para ver que tipo de datos, que modo experimental puede servirpara determinar hasta dónde funciona nuestra teoría. Como no hacemos las misma."teorías en lodos los campos, es fácil ver ahora que a partir de este momento nuestroscaminos metodológicos divergcn. No hay una sola metodología científica; no hay nisiquiera una sola metodología en cada ciencia. Al contrario: lodo paso adelanterequiere en mayor o menor grado el desarrollo de una metodología apropiada.

No es la metodología lo que nos une. Al contrario, este milo ha hecho daño.En las últimas décadas, ha cundido en las ciéncias humanas la idea de que susprobfemas se pueden resolver importando los métodos de la ciencias naturales, yen particular los métodos matemáticos. Desde luego tiene sf'ntido el empleo de las,matemática.', en disciplinas que no sean física o astronomía o química; pero tienesentido cuando se tiene claridad respecto a lo que ello implica. Las matemática.sson una forma cómoda para representar y manejar las relaciones a veces muycomplejas que pueden existir entre los conceptos que expresan los conocimientosteóricos de una disciplina; dicho así, rcsulta obvio que si no sabernos alín cuales sonestos conceptos, la.'! matemáticas no nos ayudarán grandemente. Incluso nos puedenofuscar el entendimiento, de modo que llenamos página tras página en símbolos yecuacioncs, gastamos horas y horas de tiempo de computadora, sin darnos cuentaque todo aquello no significa nada: hemos cometido el error fundamental de sustituirla formulación de conceptos relevantes y claramente entendidos por un poderosoaparato formal, perfectamente hueco. La misma tendencia existe, aunque ell menorgrado, en las ciencias naturales; donde más ha podido desarrollarse, libre de todacritica, es en ciertas áreas interdisciplinarias -tal la llamada teoría de sistemas-algunas de las cuales en consecuencia frisan el charlatanismo. Y tuvo que ser unmatemático quién nos avisara del peligro que representa el exceso en esta direccióncon la espléndida frase de que "el formalismo es el opio de las masas pensantes" ...

Lo que sí nos une son los temas en que trabajamos. No en el sentido obvio(y equivocado) que constituye la trampa en que cayeron los nro-positivista..;;; no escierto que la física es la ciencia más fundamental y que todas las demás se puedenreducir a eHa directa o indirectamente. La unión es menos trivial y mucho más rica.Quisiera recordarles el viejo cuento de los cuatro ciegos que se encontraron con unelefante en el camino. Uno de ellos se topó con una pierna; la palpó y dijo •.•.Es unacolumna"; otro agarró la cola del elefante y comentó •.•.No, es tina soga"; e1lf'rccro,tocándole la barriga al elefante, replicó "Se equivocan, es una casa, siento el techo";y el cuarto exclamó, con la mano sobre la trompa "'¡Pero no, es una manguera!"Así es la unión de nuestros diversos campos: se complementan, y si difieren, esporque cubren diferentes aspectos de un mundo real cuya realidad, aunque nosrebase a todos, nos es más directamente accesible que el elefante a los C\latro ciegos,simplemente porque todos vivimos en ese único mundo.

Por ello no es sorprendente descubrir que nuestros diversos campos, aunque sevean diametralmente opuestos, tienen interacciones. Y esto en varios niveles:

• Muchos campos requieren instrumental que proviene de otro; en la mayoríade los casos de la física, pero la sicología se vale de métodos que toma de la

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medicina o de la biología, y casi todos se valen de herramientas que nos vienende las diversas formas de ingenirría .

• NingtÍn campo queda herméticamrnte cerrado en sus fronteras, y existen enor.1ll(.'S <Írras en donde tanto una como la otra disciplina son relevantes, en dondenecesitamos la colaboración de las dos. (Cahe notar aquí que la rigidez de nues.tras estructuras en la UNA!\1 ha limitado excesivamente el sano desarrollo deestas áreas, ya que ff(~na,primeramcnte, la colaboración entre investigadores delas dos áreas, y cuando finalmente se reconoce la especialidad interdisciplinaria,acaba por separarla firmemente ele sus dos "progenitores".)

• La posibilidad de tales regiones interdisciplinarias surge de que los diferentescampos -trahajando sobre aspectos vecinos de una misma rcalidad- com-parten conceptos. Las nociones de masa o de energía, saliendo de la física,encuentran aplicación (y cierta necesaria reinterpretación) en la química, dedonde migran a la biología y hasta a la sociología. La noción de evolución,originaria de la biología, se extendió en amhos sentidos y ahora ejerce una graninfluencia tanto en la física corno en las ciencia."sociales -no siempre sin causarestragos, cuando no se ha querido adaptarla a sus nuevos usos.

• Cuando salimos del laboratorio e intentamos aplicar nuestros conocimientos, lacolaboración de las diversas rama."del conocimiento se vuelve esencial. Construirulla presa, por ejemplo, y sacarle beneficio para la sociedad, es tarea manco-munada para geólogos, metcorólogos, hidráulicos, ingenieros civiles y eléctricos,biólogos, antropólogos. sociólogos y economistas. Para que su colaboración seafructífera, se tienen que llegar a entcnder. La formación académica que les damosen la UNA1.f no los prepara para dio .

• Finalmente, y en un nivel distinto, las teorías desarrolladas en una ciencia fr~cuenlernente sugieren analogías IÍtiles en otros campos. Aquí no se trata tantode copiar conceptos; es más bien que ciertas relaciones entre conceptos en uncampo sugieren que otros conc£'ptos en el otro campo pueden tener relacionesanálogas. El proceso es extraordinariamente fértil entre ramas de la física, porejemplo, ciencia donde lo he conocido. Pero hay otros ejemplos, y si tuviéramosmayores contactos entre gente de diferentes institutos, no tardaríamos en cono.cerlos por nuestra propia experiencia. Dicho en términos más sencillos, inclusoel hombre de ciencias (naturales, humanas y también sociales) puede aprenderde la experiencia del prójimo ...

A estos puntos cabe agregar un comentario sobre la creatividad. El vocablo tieneun sentido que se suele aplicar solamente a los hombres del arte; Clemente Orozco,.\lanuel M. Ponce, Agustín Yañez: ellos si son creadores; pero ¿un científico? y sinembargo, los científicos también son creadores. Aunque no lo acepten ciertos filósofosde la ciencia, las concepciones teóricas de la ciencia no se obtienen por inducción,sino SlIfg£'1lde la "libre creación (leI f'Spíritu humano", en la bella frase de Einstein.