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EL COLEGIO ENCANTADO Había una vez un pueblo que tenía dos colegios. Pero uno de ellos estaba cerrado. Se decía que en él vivían unos fantasmas que, por la noche, se dedicaban a hacer todo tipo de maldades y travesuras. La gente decía que se veían luces de colores y que se oían todo tipo de ruidos raros. Pero no se veía entrar o salir a nadie de allí. El otro colegio era un colegio normal, que estaba justo al lado del otro. En cuanto acababan las clases, los niños se iban corriendo de allí, no fuese que se les hiciera de noche o que los fantasmas del colegio encantado se levantaran antes de tiempo. Un día, un grupo de niños decidió que ya estaba bien de historias de fantasmas. Ana, Lucía, Jorge y Pablo, que así se llamaban, decidieron investigar aquello. Los Cuatro Aventureros, como llamaron a sí mismos, quedaron el viernes a la salida de clase. Iban preparados para pasar la noche escondidos. En su mochilas llevaban ropa de camuflaje, linternas, comida, agua, prismáticos, una cámara de vídeo y teléfonos móviles. Pablo llevaba además un bate de béisbol. - ¿Para qué quieres un bate de béisbol? -le preguntó Jorge-. Los fantasmas son de aire. - Bueno… eso ya lo veremos -dijo Pablo. Los niños se distribuyeron alrededor del colegio encantado, y se escondieron para observar si realmente no entraba nadie allí. Quedaron en estar comunicados a través de sus móviles. El tiempo pasaba, y allí no entraba nadie. Sin embargo, sí que empezaron a ver luces y a oír ruidos. Pero aquello de fantasmagórico no tenía nada. Lo que se oía era música de baile, risas y carcajadas. Los niños se reunieron.

El Cedro Vanidoso

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EL COLEGIO ENCANTADO

Haba una vez un pueblo que tena dos colegios. Pero uno de ellos estaba cerrado. Se deca que en l vivan unos fantasmas que, por la noche, se dedicaban a hacer todo tipo de maldades y travesuras. La gente deca que se vean luces de colores y que se oan todo tipo de ruidos raros. Pero no se vea entrar o salir a nadie de all.

El otro colegio era un colegio normal, que estaba justo al lado del otro. En cuanto acababan las clases, los nios se iban corriendo de all, no fuese que se les hiciera de noche o que los fantasmas del colegio encantado se levantaran antes de tiempo.

Un da, un grupo de nios decidi que ya estaba bien de historias de fantasmas. Ana, Luca, Jorge y Pablo, que as se llamaban, decidieron investigar aquello.Los Cuatro Aventureros, como llamaron a s mismos, quedaron el viernes a la salida de clase. Iban preparados para pasar la noche escondidos. En su mochilas llevaban ropa de camuflaje, linternas, comida, agua, prismticos, una cmara de vdeo y telfonos mviles. Pablo llevaba adems un bate de bisbol.

- Para qu quieres un bate de bisbol? -le pregunt Jorge-. Los fantasmas son de aire.- Bueno eso ya lo veremos -dijo Pablo.

Los nios se distribuyeron alrededor del colegio encantado, y se escondieron para observar si realmente no entraba nadie all. Quedaron en estar comunicados a travs de sus mviles.

El tiempo pasaba, y all no entraba nadie. Sin embargo, s que empezaron a ver luces y a or ruidos. Pero aquello de fantasmagrico no tena nada. Lo que se oa era msica de baile, risas y carcajadas.

Los nios se reunieron.

- Volvamos a casa -dijo Ana-. Tenemos que contarle esto a nuestros padres.- Pero nos va a caer una buena! -dijo Luca-. Les hemos dichos que estamos durmiendo unos en casa de otros.- Da igual, asumiremos el castigo -dijo Pablo.- Es cierto -dijo Jorge-. Tenemos que contrselo.

Los chicos fueron todos juntos a casa de Ana, que era la que viva ms cerca, pero all no haba nadie. Luego fueron a casa de Luca, donde estaba solo su hermana pero estaba dormida como un tronco. Y al llegar a casa de Jorge y Pablo de nuevo se encontraron con que all no haba nadie.

- Qu cosa ms extraa -dijo Pablo.- Aqu hay gato encerrado -dijo Jorge.

Los Cuatro Aventureros decidieron volver al colegio encantado a ver qu descubran. Se quedaron dormidos pero cuando se hizo de da y se acabaron las luces y los ruidos, de all no sali nadie ms que ellos.

Cuando llegaron a sus casas, sus padres estaban durmiendo. A ninguno les pareci extrao, ya que era habitual que lo hicieran puesto que era sbado y muy temprano.

Entonces, a Ana se le ocurri una idea, y acord con el resto del grupo repetir la experiencia el viernes siguiente.

Cuando lleg el da, Ana les dijo:- Esta noche entraremos en el colegio encantado todos juntos, sin repartirnos. He trado ms bates de bisbol, por si acaso.

Cuando empezaron los ruidos, los Cuatro Aventureros entraron en el colegio encantado. Pero lo que encontraron all no eran fantasmas, sino a todos los padres y abuelos del pueblo montando una gran fiesta.

De modo que los nios decidieron salir de all sin que les vieran.- Hemos resuelto el misterio -dijo Pablo.- Y ser mejor que no digamos nada, no les vayamos a aguar la fiesta -dijo Luca, rindose a carcajadas.- Lo que todava no sabemos es cmo han entrado ah -dijo Ana.- Tendremos que quedar el prximo viernes para averiguarlo -dijo Jorge.

Y todos volvieron a sus casas, felices por haber descubierto el misterio y satisfechos de ver cmo sus padres se divertan y disfrutaban como nios.