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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. RESEÑAS na cido en la depresión mompo s ina cu ya s caracte ríst icas mu si cales son mu y es pecífica s, a pesa r de ut ilizar fu n damentalmente el acordeón para producir las melodías. Lo cie rto es que utilizar el aco rde ón no es pri vile- gio exc lu sivo del vallenato, de la misma manera que la música típica de la costa no pu ede reducirse a una de su s expr e siones subregionale s. L a existencia de una co nfu sión que cla- sifica tod os los ritm os costeño s bajo una mis ma et ique ta debe mirarse como resultado de la a pr o pia ción de t oda la música costeña r ea l izada por las clases alta s de Cesa r par a efec t os de pr oyecta r su im age n a escala nacio- nal y lograr un pri vi- l egiado . S i a l go evidencia un estudio tan ela bo rad o como el de Consuelo P osada , es la n ecesid ad de emp r en- der una rigur osa in ves tiga ción e tno - mu sico gica y socio hi stór ica de la sic a cos teña que d es peje amplias co nfu sio ne s basa da s en c rit e rio s poc o científicos que han h ec ho ca rrera ha sta en círcul os académicos. Su libro mues tra que contamos con recur- sos humano s s uficientemente capaci- tad os y m otiva do s por la sic a c os - teña , y q ue h oy están madur as las con di cio n es para d escif r ar cosas que has ta ahora han si do tod o un misterio . , , A DOLFO GONZALEZ H ENRIQUEZ ,. ... ...... ' . .. El cirio escrito El 'iier vo de Di v.s Jo sé Gr egor io He rnánd v. m édico y Ant o ni o Cac ua PraJa Edito ri al Plan et a. Bogo t á, 1987. 221 pag:. En t odo el sant o ral qu e ve neram os por estas latitude s, tal vez no hay figura más conspic ua que la de J o sé Gregorio He rn ández, el modesto doc- tor que t odav ía va ve s tido de civil. M ás se asemeja al abogad o de la tie - rr a que al del cielo , privado de l os ter cio p elos y aureolas de lo s s anto s de igl esia y lejos igualmente d e lo s so mbrí os uniformes talare s de las ca tóli cas milici as. R es ulta inc ongruen - te ca da vez que su im agen aparece e ntr e es ta s mesnad as de la gloria, como si con el triunf o de ll amas , sa n gres, luto s y plum aje s desfilara algún tío e mbolatad o. 1 ntriga que este co nt e mp o rán eo, que posa con las manos ocultas tra s la es palda , sea agen te de c uant iosos m ilag r os ; que ha ya co nqui s tado , si n valer se del ademán o de la utilería del pr odigio, si n las ventajas de la hist oria r emota y de la co mpetencia entre co ngr ega- ciones (jamás lo g aband o nar la co ndi ció n de lai co), la fe y la devo - ció n de pu e blo s fabulant es. Se r ía , pu es , interesante ah onda r en su biografía , co no cer las raz on es que con duj eron a su ent roniz ación , p ese a es ta notabl e falta de ge s to s, ad ornos y padrin os. Qu ienes q ui eran hac e rl o aún no han sido s at is fecho s del todo. M ucho se ha esc r ito s ob re Jo Gregorio , de la s mem orias del so brin o enfervorizado a la n ovena de atrio . Ah o ra exis te un libro s, suma documental : El sie rvo de Di os J osé Gr egar io Hernán dez. dico y s ant o, del polígrafo Ant onio Cacua Prad a . El pero es tá en que "todos los escritos so br e su p erso na son e xul - tant es man ifes ta cio nes sobr e s u vida s anta ". El autor no piensa ro mp er con es ta fes t iva t ra di ción . Se t ra ta , e nt onces, de h agiografía laudatoria. El géne ro posee s que todo la cas ta volu nt ad de c ami n ar so br e algodones so lam ente . En su ver sión mode rna se e m pa rie nta c on la BIO GRA FI A deco ra c1 ón de los C'ltu- cos y las cr emas q uc 1rru m pió en nu es tras iglesias desde el siglo pasado. E ntr e sus reglas se dest acan la ca r idad e n e l e mp leo Je adJetivo:. i- cos, tant os com o sea pru d ente. que den al textO un sabor po nderado: el u so d e ve rb os en pa sado con pro- nombr es enclít iCO'> (sint ióse. fuese . alegr óse). sos l ayados p or Cac ua P rada pero pr ese nt es e n l as ex te n sas ut as, y que s bien qu e la co mo d1d ad gr a- m atical bu sc an dej ar en c lar o qu e se ha escrit o co n fruició n; la rel ació n de an écdota s al ecc ionad o ra s (tal par ece que la pro sti tuta d es aira da y co ntr i ta y el condi s cípul o enc arrilad o no pu e- den falt ar) y de urbanidad e y rut in as harto corrient es entr e l os mortal es pero extrañament e de cisivas para el bió graf o del s ant o: q ue si h ac ía dere- cho s los pal ot es, qu e si barría la casa. que si hablaba en vo z baja. T o da s se c umpl e n e n El si er vo de Di os ... . s um ada s a cie rta s p ec uliaridad es de actualidad . Entr e és ta s. la pr o fu s1ó n de fuente s sec undarias, uno s d os te r- cios del vo lumen . admi t idas ah o ra de modo exp lícit o, a d if erenc1a de l os viejos t iemp os: y su fra ccionam ie nt o mediante tulos y s ub títul os qu e per- mitan una l ec tur a ágil. en es ta ép oc a de sant os c ir c un spec to s y púbh co a purad o. P ero lo s int er eses del ha gióf rafo no se dirig en ya a pr om ov er un credo que ofrece lanc es porte nt osos . sino a la cívica tar ea de poner un eje mpl o co rr ecti vo. De ahí los pr ólogos del libro . tan di cie nt es . Un o. el de L Lm Duque Gómei' . es c uidad osame nt e eq u ívoc o pero de tod os mod -;e sos- tien e en la t es is de qu e es te tipo de pu blicac ione s sirven de r cco nt o nat i- vo s para el de sc a ec id o mund o ac tua l. P or su part e. Ho ra c 1o G ó me t Ans tl- zábal ce rtifi ca - y casi no cxa gaa q ue el aut or "ha ocu pad o w da:; l as dignidad es qu e la de mo cr acia a para s u s h ij os ". adi c. idóne o. H abría e nton ces qu e d is t1ngu1r las int encion es ped agóg icas q ue exa lta n la beat itud del pers on aje y l os hech os qu e lo ele va ro n a la m 1s rrw . E n la com p ilac ió n pr ese nt e se filt ra n algu- Grego no Her- nánd cz viene de un a familia ilus tn: y pobr e, caso co mún e ntr e l o'> y 1 79 brought to you by CORE View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Banco de la República

El cirio escrito

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RESEÑAS

nacido e n la depresión mompos ina c uyas caracte rí st icas musicales so n mu y específicas, a pesar de ut ilizar fu ndamentalmente el acordeón para producir las melodías. Lo cie rto es que utilizar el aco rdeón no es privile­gio exclusivo del vallenato, de la

misma manera que la música típica de la costa no puede reducirse a una de sus expresiones subregionales. L a existencia de una co nfusión que cla­sifica tod os los ritmos costeños bajo una misma e t iqueta debe mirarse como resultado d e la a pro piación de t oda la música costeña realizada por las clases altas de Cesar para efec tos de proyectar su imagen a escala nacio­nal y lograr un reconocimien~o privi­legiado . S i a lgo evidencia un estudio ta n elabo rad o como el de Consuelo P osada, es la necesidad de empren­der una rigurosa investigación etno­musicológica y sociohis tó rica de la música cos teña que despeje amplias confusio nes basadas en criterios poco científicos que han hech o carrera hasta en cí rc ulos académicos. S u libro muestra que contamos con recur­sos humanos suficientemente capaci­tad os y motivados por la música cos­teña , y q ue hoy están maduras las condiciones para descifrar cosas que hasta ahora han sido todo un misterio .

, , A DOLFO GONZALEZ H ENRIQUEZ

,. •

... ......

' .

..

El cirio escrito

El 'iiervo d e Div.s José G regorio H ernándv . médico y ~anto Antonio Cacua PraJa Ed ito ri al P lane ta. Bogotá, 1987. 221 pag:.

En todo e l santo ral que vene ra m os por estas latitudes , tal vez no ha y figura más conspicua que la de J osé Gregorio He rnández, el modesto doc­tor que todavía va vestido de civil. M ás se asemeja al abogad o de la tie­rr a que al del cielo, privado de los terciopelos y aureolas de los santos d e ig lesia y lejos igualmente d e los so mbríos uniformes talares de las católi cas milicias. Resulta incongruen­te cada vez que su imagen aparece entre estas mesnad as de la g lo ri a , como si con e l triunfo de llamas , sangres, lutos y plumajes desfilara algún tío embolatad o. 1 ntriga que este contempo ráneo, que posa con las manos ocultas tras la espalda, sea agen te de cuant iosos m ilagros; que haya co nquistado, si n valerse del ademán o de la utilería del prodigio, sin las ventajas de la h is toria remota y de la competencia entre congrega­ciones (jamás logró abando nar la condición de laico), la fe y la devo­ción de pue blos fabulantes.

Sería , pues , interesante a hondar e n su biografía, conocer las razo nes que conduje ro n a su ent ro ni zación, pese a esta notable falta de gestos, ad ornos y padrinos. Quienes q uieran hace rlo aún no han sid o sat isfechos del tod o . M ucho se ha esc rito sobre José Gregorio , de las memorias d e l sobrino enfervorizado a la novena d e atrio . Aho ra exis te un libro más, suma documental : El siervo de Dios José Gregario Hernández. m édico y santo, del polígrafo Ant onio Cacua Prad a . El pero está en que " tod os los escritos sobre su persona so n e xul ­tantes man ifestaciones sobre s u vida santa ". El autor no pie nsa ro mpe r con esta fes t iva t radición.

Se t rata , e ntonces, de hagiografía laudatoria. El géne ro posee más que todo la casta voluntad de caminar sobre algodones so lamente. En su versió n m ode rna se e m parie nta con la

BIO G R A FI A

decorac1ón franco- ital~an a de los C'ltu­cos y las c remas q uc 1rru m pió en nuest ras iglesias desde e l siglo pasad o. E ntre sus reglas se des tacan la car idad e n e l e mp leo Je adJetivo:. encomiá~t i­cos, tantos como sea prudente. que de n al textO un sabor po nderado: el uso d e ve rbos en p asado co n pro­nombres e nclí t iCO'> (sin t ióse. fuese . alegróse). soslayados por Cacua P rada pero presentes e n las ex te nsas u tas, y que más bie n que la co m od1d ad g ra­m atical buscan dej ar e n claro que se ha escrito con frui c ió n; la re lació n de anécdotas alecc ionad o ras (tal parece que la prost ituta desa irada y co ntrita y el condiscípulo e ncarrilad o no pue­den fa ltar) y de urbanidade y rut inas ha rto corrientes entre los mo rt a les pero extrañamente decisivas pa ra e l biógrafo del santo: q ue si hac ía de re­chos los palo tes, que si barría la casa . que si hablaba e n voz baj a. T odas se c umple n e n El siervo de Dios ... . s umadas a c ie rtas peculiaridad es de actualidad . Entre éstas. la pro fu s1ó n de fuentes secundarias, unos d os te r­cios del vo lumen . admi t idas aho ra de m od o exp lícito, a d ife re nc1a de los viejos t iempos: y s u fracc io na m ie nt o mediante t ítulos y subt ítu los que pe r­

mitan una lectura ágil. e n esta é poca de santos circ uns pectos y púbhco a purado .

P ero los inte reses d e l hagiófra fo no se dirige n ya a pro mover un c red o que ofrece lances p o rt e nt osos. s ino a la cívica tarea de po ne r un ejempl o correctivo. De ahí los prólogos de l libro . ta n dic ie ntes . Uno. e l d e L Lm

Duque G ó m ei' . es c uidad osamente eq u ívoco pe ro de tod os mod o · -;e sos­tiene e n la tes is de que es te tipo de pu blicac iones s irve n d e rcco nt o nat i­vos para e l descaec id o mund o actua l. P or su parte . Ho rac1o G ó me t Ans tl­zábal ce rtifica - y casi no cxagaa q ue el aut o r "ha ocu pad o w da:; las dignidades que la de moc racia re~en a para sus h ijos " . adic. pu~~- m á~

idóneo. H abría e ntonces que d is t1ngu1r las

inte nc io nes ped agógicas q ue exa lta n la bea t itud de l pe rs on aje y los hec hos que lo e leva ro n a la m 1s rrw . E n la comp ilac ió n prese nte se f ilt ra n a lgu­na~ circunstanci a~. J o~0 G rego n o He r­nándcz vie ne de una fa m ilia ilustn: y pobre, caso co mún entre lo'> <>a nt o~. y

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HI S TOR I A

co n nHIL' hds e::.f ueuos se hace médico. . u , tda se debate entre la!> re~pon~a­biiidade~ que co nlleva su papel pre­cur-, u r en la ht!> tOna de ia med tct na de \ 'enet ue la ~ u de~co obse::.ivo de a bandonar el '>12.10 \' dedica rse a la

~ -\'Jda rr.; ltglo!->a . A..,í. de un día para otro rcnuncta a te>d1) e tngresa a la CartuJa en Ital ia. La prueba es supe­rior a ~u ~ fuerza <, . De regreso. para !>egu¡r morti ficándose . da en ves tir conw un dandi . pues no encuentra ciiicio más fino que el de la elegancia. 1 ngresa :-.:a maduro al se minari o de Caraca~ . de donde es reciamado en clamor público. Es famoso. pero an tes que nada pre~ ta asistencia a los nece­s itado~ y lo hace co n ,·erdadera dis­creción . Lo más curioso es ve r cómo desde un pn nci p10 ex istió en Vene­zue la una co ncienci a de que a través de es t a~ viC I!>i tudes se gestaba su san to naciona l. El país deba tió sus dcc Jsio n e~ . ~e preocupó po r su biena­venwra n? a ~ ahora presio na por su cano n1 zación . De esto quedó el copio­so expediente que Cacua Prada cita.

El médico muere atropellado por un au to rnient ras se rvía a sus pob res. Se a\·e ntura en el libro que "habría ofrecido su v¡da en holocausto po r la paz dd mundo". e!> deci r. po r la ter­minació n de la primera guerra mun­dial. :'-Ju nca sab re mos si obtuvo esta merced. pero hay pruebas suíic1entcs de y ue que ría la muerte para sí y e! bie n para el res to de los ho mbres. Es una lás ti ma y ue las apologías no puedan so nd ear es tas oscilaciones del SUJC tO .

G rego ri o Hernández tuvo también fa ma de hombre de letras. Cacua Prada transcribe algunas de sus cosas, en tre ellas apartes de la Estéuca de unos 1:..'/ememu:;, dejllosofla que publi­ca ra en i 9 12: esca lafo nes de la::. artes, exct ~ac:one \'lCto rianas y primeros hervores que h ay que excusarle más al Gregono Marañ ón que al fra y i....UJ!> de León que en él había.

Por '>up uesto. del santo no inte re­sa n tan sólo el alma o la psico logía. Es tá e l aspec to probatorio: el del taumatu rgo . Pero como actuaimc nte hay 4 uc bu~car el episodio edificante en lugar de la co nversión masiva de pagano">, J o~é Gregorio ha sido s igi­loso a es te re ~pcc t o. Primeramente, si exceptua :nos e l cese de !a guerra,

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·- .. ~ ·.... . .·· . . ~ . . . . . . ~ . . . .

tuvo que hacer pust m orrem los mila­gros. sin deslumbrar procónsules. bur­lar demoniO:> ni espantar multitudes. Ahora ejecuta más que todo cura mágicas. principalmente cirugías inter­nas. muchas vece~ durante el sueño del pac iente. En ocasiones deja ras­tros. un trapo ensangrentado o una excrecencia extraída sabe Dios de dónde. pero para los gregorista o rto­doxos sus mejores cura::. son las que ocurren como si nada hubiera hur­gado. Po r último. sopo rta el ajetreo de la medicina generaL tomand o a cargo órganos y dolencias que antes es taban bajo la tutela especialis ta de una santa Lucía, de un sa r. Roque.

Que todo sea po r educar al público. La eficacia de es te nuevo estilo es tá probada por la fama milagrera de que goza J osé Gregorio en la Gran Colombia . Este punto, e l de la licen­cia divina. viene tratado al final del libro. en donde Anw nio Cacua Prada explica que lo ha co .npuesto como pago de una promesa hecha a l santo o más bie n como testimoni o de grati­tud por haberlo salvado de un per­cance inte rnacional en Costa Rica , cuando es tuvo a punto de morir aho­gado en un balneario.

El estdo se altera aquí e n forma extraña. La unción con que se des­criben vida y muerte del justo con frases co mo "La noche cubrió con su manto la NeCíÓpolis del Sur [ ... J mientras a los cielos subían suspiros de oración" d a paso al relato del caso del au tor y algunos o tros mediante una especie de crónica de gourmel, agenda diplomática y a mbientación reporteril en la que caben todos los yoes y los míes a que tiene de recho alguien con tantos títu los. El inci­dente con el mar tiene en la intimidad del autor la claridad incontestable de lo que un hombre siente en trance de muerte ; pero por eso mismo la con­vicc ión no es transferible . Los o tros casos relatados no son tampoco con­clu ye ntes . En elios la sospecha de la casualidad y. para usar vocabulario clí nico. de veleidades histeroides de los afligidos , compiten cor. el espí ritu del santo.

De todos modos, Cacua Prada denuncia la charlatanería de los curan­deros que han hecho de J osé Grega­rio Hernánd ez un truco retorcido

RESEÑAS

para la explotació n de incaut os. Esto es buen o. en un libro que en las estan­terí as de los superme rcad os les hace compañía a otros sobre pirámides. zodíacos, ovnis, palacios de justicia. El suyo es un homenaje honesto; pero no sé si reconoce que hoy en día son cuestiones de fe no sólo la cura o salvaci ón ~ i no también el daño o el peligro .

CARLOS J OSÉ R EST R EPO.

. . .. . •• 6J

Empresarios y vías de comunicación en el siglo XIX: Una ruta

• y un ptonero

La época del Pacífico llt:ga a Colombia: Construcción de la ruta Ca li-Buenaventura, 1854- 1882 James Harold Neal

(Tesis de d octo rad o en histo ria. Va nderbilt Unive rsi ty. Na shville. Tennesee, 197 1) Uni­versi ty M icrofil m lnte rnational, Ann Arbor.

1983. xvii-278 pags: cinco mapas .

Francisco J avier Cisneros: un pionero en transportes y desarrollo económico en Colombia .

Hernán Horna

(Tesis de docto rad o e n histo ria. Vande rbilt Universn y. Nashvilie, Tennesee. 1970) Uni­versi ty M ic rofil m l nternational , Ann Arbor,

1983. vii-337 págs: cinco mapas.

Estas dos tesis se refieren a un aspecto fundamental en el desarrollo eco-