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8/9/2019 El Diálogo Teatral - Anne Ubersfeld
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A N N E U B E R S F E L D
ELDIÁLOGOTEATRAL
C O L E C C I Ó NT E A T R O L O G Í A Dir igidapor Osvaldo Pel lett ier i
GALERNA
8/9/2019 El Diálogo Teatral - Anne Ubersfeld
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A
nne Ubersfeld recoge en este trabajo varias
preguntasclave a partir de la formulada por Larthomas:
"¿Cómo
se pasa de una situación a otra, cómo se exacerban los
sen-
timientos, cómo dos seres ue se aman llegan en
algunos mi-
nutos a odiarse! ero el di#logo en s$ mismo, ¿cómoprogresa!
¿%xisten muchos medios para encadenar las r&plicas!
¿Cu#les
ha elegido el autor! ¿' por u&! Casi nunca respondió
a esas
preguntas( )#s a*n, jam#s las formula"( %sta cuestión
claveest# planteada au$ en t&rminos ue la complican:
primero,
no se trata de saber si los personajes se aman o se
odian, visto
ue no ha+ psiuismo concreto capa de amar u odiar
GALERNA
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Capítulo VIDecir y hacer en el teatro
Toda palabra tiene varios sentidos de los
cuales el más notable es con toda
seguridad la causa misma que ha hecho
decir esta palabra Paul Valéry, Autres
rhumbs, enRhumbs.
1.La palabra-acto
Que el lenguaje sirva para “decir algo”, para comunicar una
información, un saber, es lo que cada uno sabe o cree saber. Que
lenguaje tenga también influencia sobre el otro, que sea un acto
que “obliga” al destinatario o al locutor, o que cambia las
entre los sujetos hablantes, es lo que fácilmente se supone, pero
menos fácil de mostrar.
En verdad, se sabe por cierto que, trivialmente, el imperativo
tiene por finalidad o por “resultado empírico” y lograr que alguien
haga algo, tiene una “función conativa”. Pero esta observación no
alcanza: el imperativo tiene por consecuencia, ligada a suenunciación, cambiar las relaciones entre
los locutores: “Es -dice Ducrot- que la
persona que recibió la orden se encuentra
frente a una situación totalmente nueva,
frente a una alternativa, obedecer o
Nos damos cuenta de que el lenguaje
no puede ser sino comprendido como el de
un locutor en situación; la antigua
distinción saussuriana entre lengua y
habla tiende a perder fuerza en los análisis
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94 EL DIÁLOGO TEA
el habla (y no solamente la lengua) está sometida a leyes,a reglas de
juego; reglas que el discurso teatral no solamente utiliza (no podría
existir sin ellas) sino que exhibe, si se puede decirin uitro,
despegadas de su eficacia en la vida, y por ello se vuelven visibles.
1.1. De la situación al acto
Hemos intentado mostrar que ninguno de los enunciados emitidos
por un personaje teatral podría tener un sentido fuera de su enunciación
Por otra parte, ese hecho no es propio del enunciado perteneciente a un
texto teatral; si leo en un papel pegado en una puerta:“Hasta esta
noche”, puedo, como todos los otros francófonos, ¡ comprender que es un
mensaje y la significación de ese mensaje, ; pero el sentido para m
permanece oscuro si no conozco ni al'enunciador, ni al destinatario, ni etiempo ni el lugar de la cita j eventual; ese sintagma, desprovisto de su
contexto, está, por lo tanto, ¡ desprovisto de sentido. Elsentido fina
depende, entonces, de la situación de enunciación, situación particular
en el teatro, en la medida en que la situación de enunciación ficcional se
superpone a una situación escénica.
Todo enunciado, como hemos visto, sólo funciona en un
intercambio si los dos interlocutores están de acuerdo,
implícitamente, acerca de un cierto número de presupuestos. Paraque yo me interese en el asesinato de Clitemnestra, es preciso que
existan presupuestos en mí, que yo tenga un cierto número de
conocimientos acerca de Clitemnestra, Agamenón, Orestes, Egisto,
etc., y, para que se me diga“Hasta esta noche”, es necesario que ese
instante no sea la noche. Eso no es todo: no sólo un enunciado dice
algo, sino que hace algo, y, sin jugar con la palabrasentido,se puede
decir que ese acto forma parte de su sentido. Sabemos que existen
verbos y sintagmas performatiuos que, por el hecho mismo de ser
pronunciados, realizan la acción que designan; no podemos decir“Prometo” sin prometer. Los verbos propiamente performativos son
bastante poco numerosos: prometer, jurar, bautizar... Pero ese
funcionamiento del lenguaje puede extenderse infinitamente (Austin,
1970), por ejemplo, si interrogo o si prohíbo, realizo un acto ligado a
mi enunciación, y no puedo enunciar tal fórmula sin llevar a cabo el
correspondiente acto; en todo caso, toda frase asertiva supone el acto
de aserción; si digo: “Está lindohoy”, no es seguro que yo diga la
verdad (puede ser que llueva a
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ASNE ÜBERSI-EI-D 95
cántaros), pero no puedo nohacer un acto de afirmación que me
comprometa y comprometa mis relaciones con mis interlocutores. Es
el caso, bien evidente, del discurso científico o pedagógico, en el cual
mi afirmación compromete mi responsabilidad frente a los lectores oauditores. Pero es en todo caso la situación del enunciado que, si es
expresado por alguien, presupone cierto tipo de relaciones einstituye
otras.
1.2. Relaciones interpersonales
Si retomamos el sintagma “Hasta esta noche”, la fórmula, aunque
muy ambigua, puede ser considerada como equivalente, en
estructura profunda, a un imperativo: “Esté esta noche (en tal lugar, a
tal hora)”. En tanto imperativo, la fórmula supone una relación talentre los interlocutores, que el destinatario del mensaje está obligado
a dar una “respuesta”, obedecer o rehusar la orden implícita;
cualquiera sea la respuesta, no solamente supone tal o cual tipo de
relaciones, sino que las modifica. Tal como se presenta, el enunciado
“Hasta esta noche” permanece ambiguo; si no conocemos la
situación de enunciación, no podemos interpretar la fórmula, salvo
afirmar que simplemente se trata de una orden: “Se requiere siempre
una inferencia para interpretar una palabra, sea una palabra
‘explícita’ [...] de manera que nunca es suficiente comprender la frase
enunciada para determinar el acto de habla realizado por su
enunciación” (Récanati, 1981:211). De este modo, ese “Hastaesta
noche” puede ser un pedido suplicante de cita por parte de un
enamorado afligido, una orden conminatoria de un superior
jerárquico a su subordinado, la amenaza de un acreedor armado
hasta los dientes frente a un deudor recalcitrante (situación de “serie
negra”), una simple convención entre parejas de juego de naipes, o
bien el recuerdo de una invitación a cenar. Por lo tanto, seránecesario conocer el contexto para comprender “lo que se dice”14;
siempre decimos mucho más de lo que supone la significación
“explícita” de nuestro discurso: “Nuestro lenguaje, siendo lo que es, la
fuerza de nuestras enunciaciones no puede sino exceder [...] la
significación lingüística de la frase, cualquiera sea el deseo del locutor
de ser lo más explícito y directo posible” (Récanati, 1081:206).
De todos modos, diciendo“Hasta esta noche”, yo habré tenidoun
contrato con el destinatario, un contrato sometido a reglas (ver
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infra: p. 102), que dominará la continuación de mis relaciones,
lingüísticas u otras, con él.
1.3. Actos de habla
1
jSegún Austin, si pronuncio una frase, realizo al mismo tiempo1tre
actos diferentes y simultáneos. En principio, un acto llamado ^
locucionario olocutorio: combinación de elementos fónicos, gramaticales y
semánticos, no digamos ya para producir, sino que producen una cierta
significación. Realización, al mismo tiempo, de una actividad perlocutoria
dicho de otro modo, a través de mi enunciado, desperté sentimientos de
temor, esperanza, satisfacción, espera, desagrado, etc. (cfr. el enunciado
“Hasta esta noche”), en mi interlocutor. Por último, el enunciado tiene
una cierta fuerza ilocucionaria o ilocutoria, que establece un ciertocontrato entre otro y yo.
Es cómodo considerar que, a la luz de este análisis, todo acto de
habla contiene tres aspectos: a) la expresión de un “contenido
semántico”; b) un poder afectivo sobre el receptor; c) una fuerza que
instituye cierto tipo de relación convencional con el otro (tengo o no
tengo, concedo o no concedo el derecho de interrogar, de ordenar, de
responder, de rechazar, etc.). La fuerza ilocutoria del enunciado es
precisamente lo que, en todo momento, modifica las relaciones y haceavanzar los intercambios lingüísticos, la conversación, pero también
todas las relaciones entre los hombres.
No es que esta aproximación no exija reservas y no conlleve
peligros, ya que privilegia en el lenguaje los elementos que
determinan las relaciones interpersonales; parece tener en cuenta
sólo la intencionalidad del lenguaje, su carácter de expresión
voluntaria. Austin insiste, ciertamente, sobre la importancia de la
intención del locutor; estaintención es evidente en el caso de los
verbos performativos: no se puede decir yote bautizo o yo te maldigosin tener la intención de bautizar o de maldecir. Pero es necesario que
la fuerza ilocutoria de todo acto de habla sea voluntaria o aun
consciente: diciendo“Hasta esta noche”, yo puedo realizar un acto
que tenga fuerza ilocutoria de pedido o de promesa sin intención
explícita, con lo cual queda el problema de la intención como
psicológico y no lingüístico. Es peligroso considerar en los actos de
habla sólo su intencionalidad: lo que decimos desborda lo que
queremos decir.
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ANN1- ÜBERSFF.I.D 97
Este análisis de la Escuela de Oxford, que apunta a la
pragmáticadel lenguaje, es decir a su funcionamiento concreto, deja
de lado una parte considerable de las funciones del lenguaje, en
particular todo lo que surge de aquello que Jakobson llama la función poética, y, más generalmente, todo lo que en el lenguaje (o mejor, en el
discurso) es el soy referencial. Dicho esto, y cualquiera que fuese la
prudencia necesaria, sólo falta que las teorías de los actos de habla
aclaren de manera decisiva el análisis del discurso teatral.
2.El caso del teatro
El lenguaje siempre es de un locutor “en situación”; ahora bien, el
teatro es, justamente, la obra artística que muestra el lenguaje en
situación, situación imaginaria, sin duda alguna, pero visible yconcretamente perceptible. Cada vez más, la escritura teatral
contemporánea muestra una suerte de desplazamiento respecto del
contenido mismo del discurso; en el teatro reciente, el acento está
puesto, en mayor medida, sobre los conflictos de ideas y de
sentimientos, sobre lo que se dice, y mucho más sobre los conflictos
de lengua, la estrategia propia del discurso, el trabajo de la palabra de
los personajes y la manera a través de la cual ella “retrata” y
“remodela” todos los instantes de la situación de habla y lasrelaciones de los protagonistas.
Un ejemplo elemental extraído de una situación de la vida: si digo
“Siéníese” a la persona que entra en mi casa, mi acto de habla (con su
fuerza ilocutoria: orden dada) fija nuestras relaciones lingüísticas:
hablo desde una posición de fuerza, desde underecho para hablar,
pero también regalo a mi interlocutor su derecho propio a una palabra
virtualmente igual a la mía; la posición sentada le confiere una
situación de confort lingüístico y una igualdad teórica con mi propia
posición. Ahora bien, el teatro contemporáneo trabaja con la ayudadel lenguaje cotidiano para mostrar, con un gran refinamiento, la
dinámica propia de las relaciones humanas, tal como la exhibe la
estrategia de los actos de habla. La modernidad de Adamov, de
Beckett, proviene de la extraordinaria y minuciosa eficacia con la cual
demuestran esos mecanismos. La escritura de los dramaturgos de hoy
(por ejemplo, Michel Vinaver o Bernad- Marie Koltés) está basada en
la estrategia de los actos de habla. Es un caso, entre muchos, donde
se puede percibir que teoría y práctica marchan al mismo paso.
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98 EL DIALOGO TEATRAL
Pero es evidente que uno puede someter a los textos clásicos al
mismo análisis, aun cuando muy a menudo la riqueza del contenido
manifiesto (dellocutor) y los hábitos de lectura psicológica ocultan
este aspecto fundamental. Hay también formas modernas de teatro“literario” o de “ideas” (Giraudoux, Sartre) en las que la vertiente
propiamente pragmática del discurso puede parecer secundaria frente
a los juegos del contenido discursivo.
2.1. Palabras de Fedra
Consideremos un ejemplo tomado de una pieza clásica. EnFedra,
Enona, nodriza de Fedra, suplica a la heroína que le diga la razón de
su dolor y de su deseo de morir:
Señora, en nombre de las lágrimás que por vos he derramado,
Por vuestras débiles rodillas que yo estoy abrazando.
Librad mi espíritu de esta duda funesta. (I, 3.)
Y Fedra cede, empleando una fórmula que podría pasar
inadvertida, si no se tuvieran en cuenta los actos de habla que se
ponen en juego allí: “Tú lo deseas. Levántate”.
Tú lo deseas:
- lolocutorio no expresa otra cosa que el reconocimiento de hecho del
deseo del otro;
- elefecto perlocutorio tiene consecuencias a la vez sobre el emisor y
sobre el receptor; produce la emoción del acuerdo logrado, del
consentimiento al amor de la otra (la nodriza), lo cual provoca sobre el
espectador una emoción inducida;
- la fuerza ilocutorio es indirecta, es una promesa que descansa en un
sobreentendido (“Tu deseo se vuelve ley para mí.”), promesaconfirmada por el sintagma que sigue.
Levántate:
- el contenidolocutorio tiene por objeto el acto anunciado: levantarse (el
presupuesto fue el planteo de los versos precedentes: Enona está
arrodillada frente a Fedra; es la actitud del suplicante);
- elefecto perlocutorio es ambiguo; veremos que se puede vincular a
una “emoción de solemnidad”;
- la fuerza ilocutoria es la de la orden dada, orden directa, que
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ANNE UBURSFP-I.D 99
corresponde a las relaciones situacionales entre los dos personajes
(relaciones de dominio: tuteo e imperativo) y a la postura de las
protagonistas (Fedra sentada, Enona arrodillada). Tengamos en
cuenta que la orden confirma indirectamente la promesa implícita delenunciado precedente (“Tú lo deseas”). Pero el sentido del acto
ordenado queda ambiguo: ¿qué acto se invita a realizar a Enona al
levantarse? En fundamental observar que Racine no escribe “Ponte de
pie”, lo que implicaría un simple cambio de postura; él dice:
“Levántate”, lo que supone que la nueva postura (de pie) tiene
importancia; no podemos contentarnos con glosar: no es necesario
quedarte arrodillada, puesto que yo cedo a tu súplica (“Llevántate”); es
necesario ir más lejos y considerar que la orden supone, si se cumple,
un cambio en las condiciones del discurso, del intercambio dialogado,
algo que podríamos interpretar como “Levántate, para que yo pueda
hablar”. ¿Por qué? Aquí el presupuesto sería: “Lo que tengo que decir
conlleva la escucha en la posición de pie”. Lo que implica otro
presupuesto cultural: que existe una relación entre la postura de pie y
una cierta solemnidad sagrada. El acto ilocutorio toma su sentido de
todo un contexto cultural: la confesión es un acto sagrado y supone la
construcción de una situación de enunciación solemne; Enona es
invitada a levantarse para asistir a un acto religioso: unaconfesión, apreparar a través del gesto el ritual de la confesión.
De allí surge una extraordinaria consecuencia, que es una vuelta
de tuerca de la situación recíproca de los personajes: Fedra da a
Enona (como a quien depende de ella) la orden de recibir su confesión.
Al mismo tiempo, la instituye en confesor, guía, director de conciencia
(sobre mí, si se quiere); construye, al hacer esto, nuevas relaciones
entre ella y su nodriza; de sirvienta, Enona pasa a ocupar la posición
de mando del juez y del guía, lo que se materializa en la postura
física: de pie, ella va a dominar a una Fedra sentada. Fedra, al haberconferido a Enona el poder de dirigirla, hace por ese sólo acto de
habla una transformación irreversible, origen de la tragedia, con todas
las consecuencias catastróficas que conocemos.
En el caso de que hubiera dudas acerca de esta interpretación del
acto de habla de Fedra, la respuesta de Enona nos las aclara:
“Hablad, yo os escucho”, dice, aceptando implícitamente la nueva
situación. En efecto, la orden dada (“Hablad”), el pasaje delvos
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ANNE UBERSI-EI-D 101
solemnidad del acto, el nuevo contrato aprobado entre ellas y la
transformación de sus relaciones.
Vemos entonces que las motivaciones conscientes e inconscientes
de Fedra y de Enona son secundarias frente al acto de hablacumplido, a su importancia espectacular, dramatúrgica y quizá
filosófica. Vemos en qué medida el análisis de los actos de habla
permite tomar en cuenta los actos psíquicos (imaginarios) efectuados:
esos actos determinan un cambio en las relaciones entre los
personajes; entonces, es inútil buscar detrás de las palabras una
psicología causal. Dicho de otro modo, no tenemos que buscar por
qué Fedra y Enona (seres de papel) dicen lo que ellas dicen, sinolo
que ellas hacen al decirlo.
En consecuencia, ¿cómo analizar un enunciado en el discurso de
un personaje? Diremos que:
-existe un significado; si es dicho, todos los auditores francófonos
comprenderán el significado del enunciado “Levántate”;
-la presencia de los “embragues” (como los pronombres) vuelve
ambiguo un enunciado: ¿quién estú? ¿Y quién habla? El enunciado
deja de ser ambiguo si conocemos a los interlocutores; el contexto es
la situación de enunciación. Tengamos en cuenta que en el teatro
persiste una cierta ambigüedad por el hecho de que a la situación deenunciación ficticia se une una situación de enunciación real, en
escena, con locutores que no son los personajes, sino los actores (ver
Lire le théâtre II: 194-195);
-el sentido del enunciado no es completo si no está definido su
lugar en el juego de la palabra: los sobreentendidos, los presupuestos.
Por ejemplo, el enunciado “Levántate” presupone que el destinatario
no está de pie, que una cierta convención cultural asocia la postura
de pie y un acto solemne;
-el sentido del enunciado para el destinatario (doble en el teatro:
interlocutor y espectador) comprende:
• la sumatoria de informaciones vehiculizada;
• el efecto producido por las palabras (que el emisor haya tenido la
intención de producir ese efecto perlocutorio o no);
• la fuerza15 ilocucionaria o ilocutoria, es decir, el acto mismo que
constituye o modifica las relaciones entre los locutores y produce la
acción de uno sobre otro;
-elcontrato entre los hablantes transforma, ya que todoenunciado crea, modifica o anula un contrato. Fedra regala a Enona
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102 El. DIÁLOGO TEATRAL
su derecho a dar órdenes, instituyendo con ella un contrato; contrato
que romperá brutalmente al terminar el acto IV.
2.3. El contrato Todo enunciado emitido para un alocutario instituye un contrato
entre el locutor y aquél. Un contrato que está, como todo acuerdo,
sometido a reglas. Esas reglas no son solamente “condiciones de
enunciación”, sino que rigen, como un código, las posibilidades
mismas del contrato; rigen reglas jurídicas: para decir “Se abre la
sesión”, es preciso tener la prerrogativa; rigen reglas sociales: yo no
puedo dar órdenes si no ocupo la situación social que me permite dar
órdenes, o también la posición accidental: si estoy en la casa de
alguien, no tengo derecho a darle una orden personal del tipo:
“Siéntese...”, tampoco darle la orden de cerrar la puerta o la ventana,
aun cuando socialmente sea su superior. En el RuyBlasde Hugo,
Don Salluste ordena al primer ministro cerrar la ventana, porque ese
primer ministro es su antiguo lacayo, y Ruy Blas obecede.
No puedo dar una orden: 1) si el receptor no está en condiciones
de obedecerla; 2) si yo estoy en una posición en que no puedo hacer
que me obedezca (con necesarias condiciones institucionales o
materiales: que yo tenga el poder jurídico o la fuerza física...). Esasson las condiciones de felicidad del acto imperativo. Si esas
condiciones se cumplen, el acto es válido.
Agripina instituye con Nerón un contrato de palabra que es una
provocación a todas las condiciones de enunciación jurídica y
material. Ordena entonces que todo lo que ella podrá y deberá hacer
es suplicar: no solamente depende del poder absoluto del emperador,
sino que acaba de ver cuestionada violentamente su autoridad, puesto
que Nerón hizo arrestar a su consejero y le retiró sus prerrogativas
políticas. Ella reclama desde el comienzo ver a su hijo; él llega sólo en
el acto IV, arrastrando los pies. Ahora bien, ¿qué hace ella? Da vuelta
la situación e instituye un contrato en el que ella asume el rol
dominante; no sólo da órdenes, sino queasigna un lugar: “Acercóos,
Nerón, y tomad vuestro lugar” (IV, comienzo de la escena 2).
No sólo “Tomad lugar”, sino “Tomadvuestro lugar”, el que yo os
otorgo. ¿Qué puede hacer el alocutario Nerón así provocado?
¿Rechazar el contrato y decir: no, soy yo el que ordena y distribuye los
lugares? ¿O aceptar el contrato, aun cuando signifique aceptar
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ANNE URHRSFEI.D 103
implícitamente las relaciones de poder que ese contrato implica,
someterse a una autoridad que él reconoce, la de su madre? Él acepta.
Entonces, ¿es la capitulación? Nerón cede; en ese instante, abandona
definitivamente el rol dominante: “Eh IPues bien! Pornunciaos. ¿Quéqueréis que haga?”.
Y Agripina, de hecho, da una serie impresionante de órdenes: “Que se
castigue la audacia de mis acusadores;
Que [...] / Que [...] / Que ellos [...] / Que
Y concluye Nerón, es su última palabra: “Guardias, que obedezcan las
órdenes de mi madre” (IV, 2).
La capitulación es completa; el rol dominante es abandonado, él
no puede recuperarlo más que por medio de un abuso de autoridad
material: un asesinato. Lo que le demuestra su consejero Narciso:
Agripina, señor, se lo había prometido a sí misma.Ha retomado su soberano imperio sobre vos. (IV, 4.)
Hermosa ilustración del rol de la palabra y del funcionamiento del
contrato: no se necesita nada menos que la violencia para romperlo.
El diálogo de teatro, sobre todo el del teatro clásico -pero también el
de Beckett- muestra en cada momento los mecanismos del contrato.
2.4. Los actos de habla en el teatro
1. Lolocutorio comprende dos actos diferentes: recitar, decir las palabras
(lo fótico) y dar un sentido a esas palabras (lo rético).Podemos
observar que decir las palabras es la razón de la realización teatral; es
la ficción que les da sentido para un destinatario; allí reside la
diferencia fundamental entrerecitar yactuar: recitar un texto es
dirigirse al público, representarlo, y estambién hablar a alguien enescena.
2. Lo perlocutorio es la producción de un efecto, efecto real sobre el
espectador, efecto simulado sobre el compañero, con una restricción
de importancia: que los efectos no son los mismos; el tirano cuya
palabra “espanta” ficticiamente al compañero, produce sobre el
espectador emociones diversas, aunque ninguna de ellas sea el miedo.
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104 El, DIÁLOGO TEATRAL
3. Loilocutorio esel punto más difícil, puesto que el acto de habla, con
sus efectos precisos sobre el destinatario, parece simulado y no real.
De ahí las confusiones: “Así como en el teatro el trueno y los combates
no son más que aparentes, una aserción en el teatro no es más queuna aserción aparente. No es sino juego o representación. El actor
representando su rol no afirma, tampoco miente”16. Lo cual no es
exacto, a pesar de la cautela con que apoya esta tesis Récanati: “El
sentido locucionario -dice- es la representación (en el sentido teatral)
de un acto ilocucionario, pero, si queremos tener una idea de la
actividad pragmática real de los actores, separados de sus personajes,
es preciso mirar hacia los bastidores” (Récanati, 1981: 255). Esto
corresponde al sentido común que concierne a las réplicas de teatro,
sentido común que oscila entre dos posiciones, ambas falsas:
a) -una réplica de teatro dice lo mismo que la misma réplica en la vida y
realiza el mismo acto, lo que es manifiestamente imposible, pues las
relaciones son evidentemente más complejas en la vida, mientras que
el juego del diálogo es más simple en el teatro, ya que está dirigido por
el presupuesto de todo discurso teatral: yorepresento (yo juego a
decir lo que digo / a hacer lo que hago);
b) -el discurso teatral es puramente imaginario, y todo acto de habla es
en el teatro sólo la “representación” de un acto real, el teatro dicesimplemente que tal acto puede ser efectuado, y el “Levántate” de
Fedra no es sino la imagen de un acto real. Ahora bien, esto,
evidentemente, es falso: se trata de un acto real, y no hay que buscar
el acto de habla en los bastidores, está en el escenario: la actriz que
representa a Enonase levanta, el acto de habla por medio del cual se
le dio la orden es por cierto un acto efectivo.
Para comprender el estatuto del discurso teatral es necesario
distinguir entre loescénico y lo ficcional: lo ficcional supone actos de
habla que tienen su plena fuerza ilocutoria; si el personaje dice
“Juro”, su palabra posee en el interior de la ficción su plena fuerza
ilocutoria de juramento; pero, evidentemente, elactor no está
comprometido en el juramento pronunciado por el personaje, y si el
actor dijera al público “Levantaos” saldría de su rol. Lo ilocutorio en el
teatro es, entonces, paradójico; el discurso es la imitación de actos de
habla que no son ni más ni menos válidos que otros, peroque son
válidos sólo en el espacio escénico. El conjunto del discurso teatral
está marcado por el presupuesto yoactúo, cuya consecuencia
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ANNT. UBERSPUI.P 105
lógica es que el discurso no funciona sino en el marco construido por
ese presupuesto, que es el marco escénico. Es imposible analizar el
discurso teatral sin hacer referencia a ese estatuto escénico del
discurso.El discurso teatral es, entonces, laimitación de una palabra en
el mundo, con lo que ella dice acerca de sí y acerca del mundo, con la
emoción que ella suscita; pero, más aún, es el modelo reducido de las
múltiples maneras por medio de las cuales la palabra actúa sobre los
otros. Lo que se muestra en el teatro (con ayuda de relaciones
lingüísticas de las que sabemos bien que, teatralmente, son ficticias o
ficcionales) está constituido justamente por esas relaciones de
lenguaje-imitación de las condiciones de la palabra humana.
De ahí la importancia de la palabra teatral: podemos ver allí las
relaciones humanas sin preocuparnos por el sujeto (trascendental),
por la conciencia absoluta (o por lo que Lacan llama el Gran Otro); no
se está personalmente provocado o convocado: por la misma razón,
uno es liberado de la obligación de responder, pero no de la obligación
de comprender. Es posible entonces ver en lo teatral la pura estrategia
de la palabra humana. ¿Pura? No pura, sino implicada en el contexto
histórico-social de la vida de los hombres.
2.5. Shakespeare
Si algo es real en la escena, es por cierto el habla humana y sus
funciones, aun cuando esas condiciones de producción son
simuladas; una réplica de teatro produce los mismos efectos
¡locutorios, tiene la misma fuerza y modifica las relaciones de habla
exactamente como una frase “en la vida”. Tomemos un ejemplo en
particular: en Julio César de Shakespeare, los dos principales
asesinos de César, Bruto y Casio, luego de su acto y las dificultades
que se suscitan, discuten violentamente y se dicen palabras atroces,cuando de repente Bruto suelta: “Porcia está muerta”; “¡Oh, Porcia!”,
responde Casio. Y termina, se acabó la discusión y sobreviene la
reconciliación. Lolocutorio contiene una información importante:
Porcia, la mujer de Bruto, el alma de la conjura, se suicidó. El efecto
perlocutorio aquí es doble: sobre el espectador produce piedad, y
sobre el destinatario inmediato produce una emoción que el laconismo
de la respuesta traduce. Por cierto, la fuerzailocutoriaaquí es distinta
de la de una afirmación; el enunciado contiene un
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106 EL DIÁLOGO TEATRAI-
aspecto ilocutorio implícito, que es un pedido: interrumpamos esta
querella. Está claro aquí que lo perlocutorio y lo ilocutorio están
estrechamente juntos, unidos, si se puede decir, por toda una red de
presupuestos y de sobreentendidos que determinan el contextoficcional del intercambio. Pero es visible que esta réplicamodifica
concretamente la continuidad del intercambio lingüístico, de las
relaciones de habla de los dos interlocutores. Vayamos más lejos:
modifica el conjunto de las relaciones entre los personajes y, por lo
tanto, el curso de la acción. Es por cierto simulación de un acto de
habla, pero también, en el cuadro preciso de la escena, intercambio
real que se transforma en la representación en un intercambio
concreto. Lo que se muestra aquí es el funcionamiento real del
lenguaje sobre los hombres: si hay un campo donde lamimesisteatral
es difícil de negar, es -y es quizás el único- el campo del lenguaje: el
lector-espectador lo comprende; comprende su significación, los
efectos, la fuerza, lo observa en lo que se podría llamar una “situación
de laboratorio”.