5
El ilusionista (2006) Neil Burger En la corte austriaca, a comienzos del siglo XX, el príncipe imperial, Leopold, heredero al trono y conspirador contra su padre, planea derrocarlo y anexionar el reino húngaro por medio de su matrimonio con la duquesa Sophie von Teschen. Lo que no entra en sus planes es la intervención de un enigmático ilusionista, Eisenheim, un amor adolescente de Sophie. En este contexto el espectador asiste a un verdadero juego de artificios hábilmente construido, donde resulta que nada es lo que parece, aunque el desenlace de la película es perfectamente previsible. Entre tanto, lo más probable es que los espectadores hayan sucumbido a los trucos del mago, y se hayan dejado embelesar por sus encantos y habilidades, y por el clima de expectación, de incertidumbre y asombro que crea el ilusionista. El comienzo de la obra nos muestra la detención del mago y al inspector jefe de policía en presencia del príncipe, ante el cual reconoce que no ha logrado averiguar los secretos del ilusionista. Sigue un flashback, una mirada al pasado del mago, contado desde el punto de vista del inspector jefe, en el que se pasa revista al trabajo de su padre (ebanista), al tropiezo casual y sorprendente con un mago itinerante y, sobre todo, al encuentro con Sophie, cuya condición de noble la convierte en inalcanzable para el joven Edward. Inevitablemente deberán separarse, pero él le deja como recuerdo un colgante con una foto suya en el interior. Conviene decir que la voz en off del inspector es constante en la película, que está narrada desde su punto de vista, aunque ello traiga consigo algunas incoherencias, como se verá al final. Desde el principio se ponen de manifiesto algunos rasgos formales de la obra, singularmente en lo que se refiere a la ambientación: para crear ese clima de expectación, de misterio, el director recurre a una fotografía en tonos sepia, sin brillo, con una iluminación cálida y vaporosa; otras veces, y siempre con el propósito de lograr una atmósfera enigmática, muestra fuertes claroscuros. A ello se añaden la difuminación constante del contorno del plano, el empleo del iris, que se abre y se cierra al modo del cine mudo, la cuidada ambientación de época, el vestuario, para situar al espectador en la Viena de principios del siglo pasado. Todo ello crea el ambiente necesario para que la magia cree ilusiones, incluida la presencia de

El Ilusionista Musica e Imagen

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: El Ilusionista Musica e Imagen

El ilusionista (2006)

Neil Burger

En la corte austriaca, a comienzos del siglo XX, el príncipe imperial, Leopold, heredero al trono y conspirador contra su padre, planea derrocarlo y anexionar el reino húngaro por medio de su matrimonio con la duquesa Sophie von Teschen. Lo que no entra en sus planes es la intervención de un enigmático ilusionista, Eisenheim, un amor adolescente de Sophie. En este contexto el espectador asiste a un verdadero juego de artificios hábilmente construido, donde resulta que nada es lo que parece, aunque el desenlace de la película es perfectamente previsible. Entre tanto, lo más probable es que los espectadores hayan sucumbido a los trucos del mago, y se hayan dejado embelesar por sus encantos y habilidades, y por el clima de expectación, de incertidumbre y asombro que crea el ilusionista. El comienzo de la obra nos muestra la detención del mago y al inspector jefe de policía en presencia del príncipe, ante el cual reconoce que no ha logrado averiguar los secretos del ilusionista. Sigue un flashback, una mirada al pasado del mago, contado desde el punto de vista del inspector jefe, en el que se pasa revista al trabajo de su padre (ebanista), al tropiezo casual y sorprendente con un mago itinerante y, sobre todo, al encuentro con Sophie, cuya condición de noble la convierte en inalcanzable para el joven Edward. Inevitablemente deberán separarse, pero él le deja como recuerdo un colgante con una foto suya en el interior. Conviene decir que la voz en off del inspector es constante en la película, que está narrada desde su punto de vista, aunque ello traiga consigo algunas incoherencias, como se verá al final.

Desde el principio se ponen de manifiesto algunos rasgos formales de la obra, singularmente en lo que se refiere a la ambientación: para crear ese clima de expectación, de misterio, el director recurre a una fotografía en tonos sepia, sin brillo, con una iluminación cálida y vaporosa; otras veces, y siempre con el propósito de lograr una atmósfera enigmática, muestra fuertes claroscuros. A ello se añaden la difuminación constante del contorno del plano, el empleo del

iris, que se abre y se cierra al modo del cine mudo, la cuidada ambientación de época, el vestuario, para situar al espectador en la Viena de principios del siglo pasado. Todo ello crea el ambiente necesario para que la magia cree ilusiones, incluida la presencia de

Page 2: El Ilusionista Musica e Imagen

espíritus procedentes del más allá, y haga saltar la rígida estructura social de la época. En fin, la música de Philip Glass contribuye decisivamente, con un motivo recurrente, a crear el clima de ensoñación que envuelve la película.

El tema musical principal está basado en un ritmo constante de semicorcheas protagonizado por la cuerda mediante cromatismos graves de ida y vuelta en intensidades muy suaves (pianísimos). Destaca la melodía repetitiva de la flauta travesera, el efecto musical efectuado por el arpa para la aparición del viejo mago, así como la melodía del clarinete que va pasando de instrumento en instrumento, ahora el piano, luego el oboe, y finalmente la guitarra. Para finalizar estas escenas, el compositor usa la sección de cuerda de la orquesta en un crescendo cromático al que se une el tutti con un bajo ostinato destacado, concluyendo en un decrescendo. Tras desaparecer y viajar durante 15 años, el joven Edward reaparece en Viena, convertido ahora en el ilusionista Eisenheim. Comienza el repertorio de trucos mostrados con frecuentes planos detalle y travellings circulares, que suscitan el entusiasmo del público, incluido el inspector jefe, un aficionado a la magia. Los trucos se repiten en el teatro, en presencia del príncipe (la duquesa, Sophie, a quien Eisenheim ha reconocido como su amor de juventud, contempla su propia muerte), y en palacio (ante los mejores cerebros). En esa ocasión Sophie sí reconoce al mago, cuando éste dice que, para una próxima velada, preparará algo especial, hacerlo desaparecer (lo mismo que ella le pidió cuando ambos, adolescentes, fueron separados a la fuerza).

Aquí se producen varias sincronizaciones musicales con la imagen. Como ejemplo, en la escena del truco del naranjo, la sección de cuerda arpegiada junto con el arpa, o el silencio solemne a la entrada del emperador en el teatro, o la subida al escenario de la duquesa con la sección de viento metal ejecutando dos acordes iniciales, o cuando la cuerda repite el motivo musical en el truco de la capa y el espejo, o la dulce flauta travesera justo cuando Sophie se toca el colgante de madera. Finalmente para despedirse es la cuerda en registro grave con un arpa etérea que asemeja un espíritu la que ejecuta sus intervalos de semitonos cromáticos para después ser el piano y el viento madera los protagonistas. Se podría interpretar que el piano está relacionado con Einseheim y la flauta travesera con la duquesa. Posteriormente, ella se reúne con él en un carruaje, intentando eludir la vigilancia policial; lleva el colgante que él le regaló. Conviene detenerse en la planificación de esta escena: el comienzo de la conversación está mostrado en planos cortos de ambos personajes (sobre fondo negro el del enigmático mago, sobre fondo iluminado el de ella); ahora bien, esos planos cortos se convierten en primeros planos a medida que la conversación avanza. En especial, cuando él formula la pregunta decisiva: ¿para qué me has llamado? La respuesta de la duquesa, evasiva, está mostrada en un espléndido e iluminado primer plano de la joven. Se despiden de nuevo en plano corto. Nada que ver con la planificación del encuentro entre el mago y el inspector jefe (para la policía no ha pasado desapercibida la cita del ilusionista con la duquesa), narrada en planos medios y cortos; a

fin de cuentas, el inspector sólo pretende informarse de lo que hay entre el mago y la duquesa, y advertirle de que debe apartarse de los poderosos nobles.

En la velada en palacio el mago reproduce

el episodio de la espada Excalibur y el rey Arturo, ahora con el príncipe, al que pone en un aprieto. En la escena vuelven a tener gran importancia los primeros planos, que crean un triángulo, formado

Page 3: El Ilusionista Musica e Imagen

por Eisenheim, Sophie y el príncipe Leopold. Esos planos muestran al mago como dominador de la situación, el enfado creciente del príncipe y la incomodidad de la duquesa, que reprende la conducta del ilusionista, por lo que considera un desquite. La escena que sigue mostrará el reencuentro de los antiguos enamorados y la comprobación de que su amor sigue vivo, así como la revelación de los sórdidos planes del príncipe (derrocar al emperador, su padre, y la anexión de Hungría, para lo que necesita casarse con la duquesa). Sin embargo, ella prefiere a Eisenheim; sigue entonces un plano corto del mago, que parece urdir su propio plan. El propio inspector reconocerá más tarde ante el príncipe que la duquesa y el mago pueden estar planeando algo juntos; incluso se atreve a predecir de qué se trata, una fuga quizá.

Nos fijaremos en el pianísimo de la orquesta sobre el cual aparece una melodía interpretada por el clarinete y concluye con la sección de metales triunfales. Destaca la utilización de la escala exótica árabe, así como el crescendo poco a poco de la sección de cuerda arpegiada justo en el momento del beso de la pareja de enamorados. Podemos asociar al Piano con Eisenheim, que dobla la cuerda con arpegios y a Sophie con la melodía de la sección de viento madera, para terminar con el príncipe, futuro emperador, con el grave bajo de la sección de cuerda mostrándonos la lucha musical como lucha amorosa que ambos personajes tienen para conquistar a la duquesa. Comienzan los preparativos del plan del mago: retira todo el dinero que tiene en el banco, entrega un enigmático maletín en un carruaje a la condesa y da unas misteriosas instrucciones en la estación de tren (el mapa te dirá dónde nos encontraremos; cuando esté, tú viajarás delante, con ella; os seguiré…). Entre tanto, el príncipe caza (son frecuentes los planos en los que un personaje –la duquesa y, sobre todo, el inspector- atraviesan en palacio un largo pasillo decorado profusa y únicamente con cornamentas de venados disecados, trofeos de las cacerías principescas). Al fin, la duquesa se encuentra a solas con el príncipe, que le reprocha el carácter demócrata de sus amistades, en alusión al mago. Si ya sabemos que el matrimonio con la duquesa no es por amor, sino por conveniencia política (éste es uno de los aspectos débiles del guión: lo que podría haber sido un triángulo amoroso no es tal, no hay enfrentamiento entre amantes rivales), ahora conocemos el carácter despótico del heredero, que parece beber en exceso. Tras la discusión tiene lugar la agresión que provocará la muerte de la joven; sin embargo, algo debe poner en guardia al espectador: todo -el enfrentamiento, los gritos, la herida mortal- se produce en off, fuera de cuadro, en el interior de las caballerizas, de donde la vemos salir, agonizante, a caballo. El animal regresará a palacio al día siguiente con restos de sangre.

Los contrabajos ejecutan ahora una corta melodía (príncipe) que mantiene un diálogo con la flauta (Sophie) arabesca, exótica. La sección de viento metal junto con la percusión, caja y triángulo, destacan al principio para dar paso a la sección de viento madera. Se produce un SILENCIO repentino para cambiar la secuencia. Comienza la búsqueda de la duquesa, en la que participa el mago (cuya presencia desconcierta al inspector, quien había supuesto que el ilusionista fue a la estación realmente a subir a un tren). Al fin, hallan un cadáver en el río. Si el desconcierto del inspector al ver al mago debería llamar la atención del espectador, aún más debería ponerlo en guardia el encuentro posterior del inspector con el médico pues su rostro trae inmediatamente a la memoria el del personaje con quien conversaba Eisenheim en la estación de tren (es momento de ir atando cabos). El médico explica lo sucedido (murió desangrada por un corte junto a la clavícula izquierda hecho con un cuchillo o una espada) e impide que los policías hagan en examen minucioso del cadáver. Finalmente, entrega al inspector una pequeña gema que ha hallado entre los pliegues del vestido de la duquesa.

Page 4: El Ilusionista Musica e Imagen

Son los violines los que ahora ejecutan la melodía romántica y triste. La flauta travesera de nuevo para Sophie, el piano para Eisenheim y timbales a semejanza del latido del corazón humano. Antes de partir, el inspector escucha al ilusionista, que afirma sin vacilar que el asesino es el príncipe. Las palabras del mago hacen efecto en el policía, así al menos parece indicarlo el plano medio en claroscuro que nos lo muestra pensativo en un carruaje camino de palacio. Lo mismo sospecha un agente cuando pregunta al inspector en las caballerizas (propiedad imperial, donde carecen de jurisdicción): ¿no habrá creído a ese mago, verdad? El guión avanza ahora por el camino de la investigación policial, paralela al desarrollo del plan de Eisenheim: la voz en off del inspector nos cuenta cómo el mago compra y abre un teatro ruinoso, convertido ahora en escenario fantasmal tanto por su aspecto, su débil

iluminación, como por la naturaleza de los invitados que el mago convoca a su espectáculo (espíritus del más allá, incluida la mismísima duquesa difunta). El príncipe, por su parte, sigue pensando lo que siempre ha creído respecto al mago, que se trata de un charlatán, un embaucador, un manipulador de masas, de un público que es estúpido; un farsante que debe ser detenido por fraude, aunque la policía no logra descubrir sus trucos. Eisenheim, por su parte, confía la administración de sus bienes y sus finanzas a su antiguo agente (nueva pista para el espectador).

Los instrumentos de viento madera y la sección de cuerda ejecutan la misma melodía. Se oye apenas perceptible un ligero tic-tac de un reloj para contarnos que el tiempo pasa. Retorna la melodía arabesca y exótica con una escala justo cuando salen los orientales del carruaje. Para las escenas de fantasmas usa la sección de viento madera en registro muy grave en contraposición de la flauta piccolo en registro agudo. Además la cuerda frotada ejecuta saltos de más de una octava El triangulo a modo de llamada se sincroniza con la salida de la gente del teatro. Termina con una sola nota mantenida por la flauta travesera, (Sophie) que genera suspense. La narración de la última representación comienza con un plano general de la sala casi en penumbra, seguido por un primerísimo plano del rostro del ilusionista -los ojos, la nariz y la barbilla- (posteriormente advertiremos la importancia de este plano), y un travelling sobre la primera fila del público que acaba en el inspector. Suficiente para proporcionar al espectador toda la información que precisa. Todo ello nos devuelve a la secuencia inicial de la obra (que, en gran parte, se reproduce): la detención del mago, escena cuya conclusión conocemos ahora. Lo que sigue no tiene desperdicio: el mago trae al espíritu de la duquesa, que dice que iba a abandonar al príncipe y que ha desaparecido su colgante, que llevaba antes de morir (un primer plano del rostro del inspector nos dice que ha recordado algo que vio en el suelo de las caballerizas). Sigue el intento de detención del mago, que se desvanece y desaparece de escena ante la incredulidad de los presentes. El plan del mago sigue su curso: el inspector encuentra el colgante en las caballerizas y una esmeralda de la espada del príncipe. Todo ello le induce a pensar que el heredero es el asesino de la duquesa. De nuevo vemos al inspector ante el príncipe, no para recordar el pasado del mago, como al comienzo de la película, sino para inculpar al heredero. Ante la acusación, el príncipe responde con la verdad (todo ha sido un truco: el mago pudo quedarse con la gema cuando estuvo en palacio y manipuló la espada… El inspector tardará aún en comprender que las suposiciones del príncipe son ciertas), pero ya es tarde para el noble: su padre conoce sus planes y los soldados del emperador no han tardado en llegar.

Aquí aparecen todos y cada uno de los timbres instrumentales y efectos sonoros para apoyar y concluir la trama musical y visual: la sección de cuerda, el viento metal, piano,

Page 5: El Ilusionista Musica e Imagen

trémolos de cuerda, viento madera (fagot, flauta, oboe…), pandereta …. Con un misterioso final de trémolos (aparición de la gema de la espada) la sección de cuerda nos prepara para el siguiente paso, el trágico final, el suicidio, trémolo de la cuerda en registro grave, contrabajos (el príncipe ha muerto). El final del relato parece un triple salto mortal, pero no es tal si se han advertido las pistas que el director ha ido sembrando a lo largo de la obra. Sin embargo, es el momento de explicar todo lo ocurrido: un niño entrega al ex-inspector un paquete (se trata de una carpeta con los dibujos que explican los trucos de Eisenheim); un hombre disfrazado se dirige a la estación, es el ilusionista (para reconocerlo basta un primer plano del perfil de su rostro, plano similar al que mostraba el mismo perfil en el teatro, en los momentos previos a la última representación, aunque ahora lleva una barba postiza). El tren arranca en tanto que el antiguo inspector recuerda las palabras que escuchó allí al mago y comienza a entender. En efecto, todo ha sido un truco, una fantástica ilusión, un hábil plan tramado por el mago y Sophie para librarse del príncipe Leopold. Todo ello se muestra a través de un rápido montaje de imágenes que recorren y explican los momentos decisivos del relato, aunque este procedimiento peca de cierta incongruencia pues hay momentos y situaciones que el policía no pudo conocer.

El final se produce con la flauta travesera que nos recuerda el tema principal. Destaca de nuevo, la pandereta con su ritmo marcado. Este final se produce en crescendo poco a poco con el viento metal que ejecuta el tema musical, aparición de platillos y timbales, y la sincronización de la flauta travesera cuando se besan así como el retorno del tema principal musical cuando abre la mano y se ve el colgante de madera. Estos recursos musicales que vuelven a los temas principales se usan para recordar al espectador que la trama está finalizando dando unidad y coherencia al discurso visual.

Quienes han criticado la película se han fijado precisamente en esto, en que el guión es muy previsible, y el giro final no resulta sorprendente para un buen espectador de cine.

Añaden que los personajes carecen de una completa caracterización, son excesivamente planos y esquemáticos, sobre todo el príncipe Leopold (un conspirador despótico cuya única aportación es su certeza de que el ilusionista es un farsante) y Sophie (personaje pasivo durante gran parte de la obra). Eisenheim, en cambio, resulta un personaje hermético e imprevisible, rasgos que refleja muy bien el rostro del actor que lo interpreta, en tanto que el inspector se convierte en el papel más

relevante de la obra: sometido a la autoridad del príncipe pero deslumbrado por el mago, asiste a sus espectáculos como público y como policía (su interpretación es capaz de mostrar simultáneamente el asombro del público y el recelo del policía). En fin, incluso reconociendo estos defectos narrativos, se puede decir que esta historia de amor tiene la suficiente fuerza y solidez como para embelesar al espectador y distraerlo lo suficiente como para que crea, durante cerca de dos horas, esta ilusión y confunda lo que es con lo que parece.

José Manuel Écija Alcocer

José Manuel González Espino