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EL MEJOR DISCURSO DE GRADUACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA. Este día quiero compartir mis sentimientos y narrar una historia, historia de sacrificio, de aprendizaje de amistad y de lecciones de vida; historia que inició hace seis años. Decidimos estudiar medicina para aliviar el dolor de los más afligidos, porque es una carrera en la que estamos al servicio de nuestro prójimo y también por progreso y auto superación, en el fondo de nuestro corazón teníamos plantada la semilla de la vocación por la medicina, nosotros no elegimos la medicina, ella nos eligió a nosotros, sabía que tenemos todas las cualidades para ser buenos médicos. Toda la vida vivimos cobijados por el calor de nuestros hogares; pero llego la hora de partir. Y conteniendo las lágrimas intentamos cambiar la nostalgia del marcharnos por la esperanza de perseguir nuestro anhelo. Llenamos un bolso de recuerdos, ilusión y valentía, y luego de un fuerte abrazo con nuestra familia cerrando nuestros ojos y poniéndolos en nuestra meta; nos despedimos para intentar encajar en un universo nuevo. Se nos advirtió que los días que vendrían serían duros, que pasaríamos largas noches de desvelos, nos despediríamos de nuestra vida social. Llegamos a una tierra nueva, muchos no conocíamos nada ni nadie, nueva cultura, nuevas tradiciones, nuevos lugares. Reunir los requisitos de inscripción y acercarse a la ventanilla era ya un desafío, nos llevamos nuestra primera sorpresa: Una fila de tres cuadras, a algunos nos tocó dormir en la calle con el afán de tener un turno para dejar nuestra carpeta, después de horas de espera finalmente llegamos a la ventanilla donde la secretaria nos comenta que nos falta una foto, que son tres, que ya no podíamos matricularnos ese día. “Regrese mañana, siguiente”. Por fin logramos ingresar, ya éramos oficialmente estudiantes de medicina, revisamos las materias que estudiaríamos ese semestre y nos dimos cuenta que eran solo tres, que tan difícil podría ser? Llegó el primer día de clases, ahora podíamos lucirle al mundo nuestro mandil, pero no sabíamos en qué aula, con qué profesor, no sabíamos que hacer, y en esa búsqueda de orientación nacieron nuestras primeras relaciones sociales, fue donde conocimos a nuestros primeros compañeros que de a poco se convierten en tus amigos y con el tiempo en tus hermanos. Con quienes compartiste penas y glorias y con quienes compartes hoy esta ceremonia. Éramos 50% preocupación y 50% motivación esta mezcla ingenua hacía que al principio queramos tomar apuntes de todo, pedíamos consejos de compañeros de semestres superiores y estudiábamos no sólo de un libro sino de todos los que creíamos que nos podían hacer preguntas, todo con tal de llegar a nuestro primer examen preparados de la mejor manera posible. Recuerdan la primera vez en el anfiteatro, el olor era

El Mejor Discurso de Graduación de Los Estudiantes de Medicina

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Page 1: El Mejor Discurso de Graduación de Los Estudiantes de Medicina

EL MEJOR DISCURSO DE GRADUACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE MEDICINA.

Este día quiero compartir mis sentimientos y narrar una historia, historia de sacrificio, de aprendizaje de amistad y de lecciones de vida; historia que inició hace seis años.

Decidimos estudiar medicina para aliviar el dolor de los más afligidos, porque es una carrera en la que estamos al servicio de nuestro prójimo y también por progreso y auto superación, en el fondo de nuestro corazón teníamos plantada la semilla de la vocación por la medicina, nosotros no elegimos la medicina, ella nos eligió a nosotros, sabía que tenemos todas las cualidades para ser buenos médicos.

Toda la vida vivimos cobijados por el calor de nuestros hogares; pero llego la hora de partir. Y conteniendo las lágrimas intentamos cambiar la nostalgia del marcharnos por la esperanza de perseguir nuestro anhelo. Llenamos un bolso de recuerdos, ilusión y valentía, y luego de un fuerte abrazo con nuestra familia cerrando nuestros ojos y poniéndolos en nuestra meta; nos despedimos para intentar encajar en un universo nuevo.

Se nos advirtió que los días que vendrían serían duros, que pasaríamos largas noches de desvelos, nos despediríamos de nuestra vida social. Llegamos a una tierra nueva, muchos no conocíamos nada ni nadie, nueva cultura, nuevas tradiciones, nuevos lugares. Reunir los requisitos de inscripción y acercarse a la ventanilla era ya un desafío, nos llevamos nuestra primera sorpresa: Una fila de tres cuadras, a algunos nos tocó dormir en la calle con el afán de tener un turno para dejar nuestra carpeta, después de horas de espera finalmente llegamos a la ventanilla donde la secretaria nos comenta que nos falta una foto, que son tres, que ya no podíamos matricularnos ese día. “Regrese mañana, siguiente”.

Por fin logramos ingresar, ya éramos oficialmente estudiantes de medicina, revisamos las materias que estudiaríamos ese semestre y nos dimos cuenta que eran solo tres, que tan difícil podría ser?Llegó el primer día de clases, ahora podíamos lucirle al mundo nuestro mandil, pero no sabíamos en qué aula, con qué profesor, no sabíamos que hacer, y en esa búsqueda de orientación nacieron nuestras primeras relaciones sociales, fue donde conocimos a nuestros primeros compañeros que de a poco se convierten en tus amigos y con el tiempo en tus hermanos. Con quienes compartiste penas y glorias y con quienes compartes hoy esta ceremonia.

Éramos 50% preocupación y 50% motivación esta mezcla ingenua hacía que al principio queramos tomar apuntes de todo, pedíamos consejos de compañeros de semestres superiores y estudiábamos no sólo de un libro sino de todos los que creíamos que nos podían hacer preguntas, todo con tal de llegar a nuestro primer examen preparados de la mejor manera posible.Recuerdan la primera vez en el anfiteatro, el olor era insoportable, después nos adaptamos, hoy casi que lo extrañamos. La primera vez que nos pusimos unos guantes de manejo, cómo olvidar nuestra primera sutura, nuestros primeros procedimientos, llegó el tiempo en el que en nuestro armario había más uniformes de hospital que otra ropa.Un momento que jamás olvidaremos: cuando por primera vez me dijeron “gracias doctor”, no pude esconder la sonrisa de mi rostro, fue inevitable, mi satisfacción era muy grande, ese gracias doctor es nuestro mejor pago y se convirtió en nuestra nueva fuente de motivación.Cómo olvidar el tan temido examen de farmacología en el que aunque estudiamos mucho y supimos todo de memoria no obtuvimos el resultado que deseábamos, tampoco me olvido de los festejos después de ese examen.

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Llegamos al internado, una aventura llena de vivencias, emociones y obstáculos, hemos obtenido conocimiento, aprendido nuevos conceptos y técnicas, nos ha forjado el carácter, somos diferentes que cuando llegamos, ya no tenemos la cara de niños, tenemos ojeras y actuamos con mayor seguridad. En este hospital no sólo me convertí en médico, también aprendí el significado y el peso de la responsabilidad, puntualidad, respeto, formalidad, disciplina, compañerismo y sobre todo la humildad. Tuvimos la oportunidad de ver una vida comenzar con nuestros propios ojos, aliviar el dolor de muchas personas, aprendimos a escuchar un soplo y agrupar síntomas y signos para llegar a un diagnóstico certero. Aprendí que el éxito no está centrado en lo económico, en tener el mejor promedio o en ser el mejor interno, comprendí que el éxito sólo se logra con el esfuerzo y lo sientes cuando vas a dormir sabiendo que has dado lo mejor de ti.Si bien somos los protagonistas en este día, esta celebración no es sólo de nosotros también es de las personas que contribuyeron a que fuera posible alcanzar esta meta. No lo hubiésemos podido hacer solos, recuerdan aquella ocasión en la que quisimos renunciar, ahí estuvieron nuestros padres dándonos ánimos y aliento para seguir, nos apoyaron en todo aspecto, nos dieron más de lo que esperábamos, mantuvieron nuestros mandiles impecables, estamos orgullosos de ser sus hijos.Quiero agradecer a los que se encargaron de la calidad de nuestra formación, nuestros catedráticos, el hospital, nuestra universidad y la facultad de medicina. Gracias a ese maestro que nos influenció con su ciencia y humanismo ahora nuestra obligación es superarlo.Gracias a los pacientes que nos abrieron sus vidas y sus almas confiando en nosotros y nos enseñaron que los más bonito que existe es ofrecer nuestra ayuda sin intenciones de recibir algo a cambio.

A mis compañeros de lucha, gracias por dejar una huella en mí, gracias por acompañarme en este trayecto, por permitirnos ser hoy portavoces de este sentimiento común, sé que no siempre podremos estar juntos y es el momento de separarnos para construir nuestra propia historia.Todo comenzó hace seis años, seis largos años que no los cambio por nada, hoy estamos aquí, lo hicimos, llegó en gran día, lo que era un anhelo, algo imposible, eso que deseamos ser ahora lo somos, hoy el sueño se convirtió en realidad.

El tiempo marcha incesante hacia el infinito, nos indica que hoy termina esta etapa y comienza una nueva, diferente. Ahora vamos a vivir nuestro sueño. Sabemos que lo que está por venir no será fácil, pero nos entusiasma saber que tenemos cimientos firmes. Auguraremos nuevas metas, metas que con el apoyo de todos Uds. seguro volveremos a alcanzar.