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2002-2015 13 Años de PFC en Alicante José María Torres Nadal Juan Antonio Sánchez Morales 0

El modelo alicante

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Introducción a una exposición. Una serie de 9 (1+8) libros que acompañan la exposición de 13 años de Proyecto Fin de Carrera de Arquitectura en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante.

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2002-201513 Años de PFC en Alicante

José María Torres Nadal

Juan Antonio Sánchez Morales

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Una serie de 9 (1+8) libros que acompañan la exposición de 13 años de Proyecto Fin de Carrera de Arquitectura en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante

0 · El modelo Alicante. Introducción a una exposición1 · Materiales cooperantes2 · Disidencias afectivas3 · Arquitectura y subpolíticas4 · Ecologías especulativas5 · Domesticommon6 · Investigación retroactiva7 · Lo extraordinario del acontecimiento8 · El futuro del objeto

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0_El modelo ALICANTE. introducción a una exposición

EDITORESJosé María Torres NadalJuan Antonio Sánchez Morales

ÁREA DE CONOCIMIENTO: PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS

DIRECCIÓNCarretera de San Vicente del Raspeig s/n03690, San Vicente del Raspeig, Alicante

TELÉFONO / FAX965903400 / 965903464

ISSN: Depósito legal:

Impresión:

Impreso en España- Printed in Spain

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0 EL MODELOALICANTE

PFC (proyecto final contingente) / p.20Juan Antonio Sánchez Morales

Querida escuela: queridas aulas, queridas mesas, queridas sillas. / p.12José María Torres Nadal

Presentación / p.9Ramón Maestre López Salazar y Ángel Benigno González Avilés

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El PFC (Proyecto Final de Carrera) de la titulación de Arquitectura constituye tradicionalmente una síntesis de los conocimientos, de la experiencia y de la madurez que los alumnos han adquirido durante toda su etapa de formación en la universidad.

En Alicante, es el resultado del esfuerzo, el trabajo y la generosidad de todos los profesores y alumnos a lo largo, no solo de los trece años que recoge, sino de los diecinueve que han pasado desde la implantación del Plan de Estudios de Arquitecto en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante en el curso 96-97, entidad que en su momento asumió el reto de iniciar en Alicante estos estudios, en los que han ido interviniendo distintos Departamentos , Expresión Gráfica y Cartografía, Construcciones Arquitectónicas, Edificación y Urbanismo, Ingeniería Civil, Matemática aplicada y Física, teniendo como soporte, el magnífico campus de esta Universidad.

La exposición de PFC 2002-2015 recoge una muestra de los trabajos más destacados y repre-senta para nuestra Escuela un ejercicio de reflexión que busca concretar iniciativas con las que construir el futuro de nuestra profesión, con la clara convicción de construir los nuevos tiempos de la Universidad sobre los logros pasados, persigue dar visibilidad a la creatividad y singularidad de los Proyectos Finales de Carrera de sus egresados.

En la complementariedad de los intereses y las motivaciones, el PFC representa un sentido integrador en el que hallamos suficientes razones para que todos aquellos que quieran seguir contribu-yendo con su trabajo y dedicación, tengan cabida en el Master oficial de Arquitectura que se empezará a impartir el curso próximo.

Así mismo esta exposición mira hacia el futuro con la certeza de que nuestra Universidad y den-tro de ella nuestra Titulación, debe relacionarse con los centros de formación secundaria para explicar sus objetivos educativos a los futuros estudiantes. La exposición de PFC 2002 2015 servirá así de canal directo, claro y sencillo entre las familias y los estudiantes, los arquitectos del futuro.

Ramón Maestre López SalazarSubdirector de Arquitectura.

Ángel Benigno González AvilésDirector del Master de Arquitectura.

Escuela Politécnica Superior. Universidad de Alicante.

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Querida escuela: queridas aulas, queridas mesas, queridas sillas

José María Torres NadalCatedrático de Proyectos de Arquitectura.Escuela Politécnica Superior. Universidad de Alicante.

Querida escuela: queridas aulas, querida mesas, queridas sillas

Llevo días intentando escribir el artículo de presen-tación de esta primera exposición de Proyectos Fin de Carrera de Arquitectura que mostraremos en Las Cigarreras en Alicante el próximo cinco de junio. Y ha sido al pensar en la posibilidad de daros voz, de pediros que expliquéis qué habéis visto, qué habéis pensado de lo mucho que ha sucedido entre nosotros, ha sido ahora y así, desde vuestro lado, cuando este texto ha adquirido sentido. Sabéis por otro lado que me voy de la Universidad en dos años, y que justo en ese momento termina mi recorrido académico, iniciado en la Escuela de Arquitectura de Barcelona en el año 1978. Somos cosas entre cosas. Esta escritura nos iguala. Mi agradecimiento por vuestro soporte a esta inédita y única experiencia vivida con vosotras.

Un recorrido tan largo da para muchos argumentos. Vosotras los habéis vivido todos. Sobre vuestros suelos ha sucedido todo, y con vosotras hemos experimen-tado las mil y una extravagancias necesarias para en-contrar una manera distinta de hablar de arquitectura. A veces, recordadlo, en lugar de simplemente mesas, habéis sido, puestas boca abajo, los límites en los que jugar un partido de futbol en el interior de un aula para visibilizar la docencia como un acto performativo, y otras veces habéis sido el soporte físico de proyectos que simultáneamente eran un terremoto o una deli-cada construcción sobre lo afectivo doméstico. Puedo imaginar con qué estupor vivíais nuestro avanzar tan

incierto de nuestra propia incertidumbre. ¡¡Qué distinto era lo que producíamos de aquello que se esperaba que se produjera en una escuela de Arquitectura!! Pero esa fue nuestra apuesta. Esa fue la apuesta que propuse cuando el Rector Andrés Pedreño me pidió que me hiciera cargo del Área de Proyectos en el curso 1978-1979. Yo por aquel entonces sabía muy poco de lo que podía suceder: la experiencia docente adqui-rida en Barcelona junto al recordado Albert Viaplana; mi convicción profunda de que el fax que me había mandado Robert Venturi, esa compleja manera de entender la arquitectura como una sucesiva inclusión de roles profesionales en la actividad arquitectónica, coincidía con el inicio de un cambio de paradigma; y unas pocas obras que trataban de dejar constancia de que mi apuesta iba en serio. Eso era todo. Cuando decides que las cosas pueden cambiarse, decides también quién va a acompañarte en ese cambio. Y decides también que aquello que debe suceder debe ser algo muy próximo a un modus vivendi, mucho más que un simple aprendizaje. Cojo el término de modus vivendi de una reciente exposición de Sophie Calle, pero es que ella…. ¡¡ha estado siempre tan presente entre nosotros!! ¿Recordáis vuestro asombro al ver colgar de vuestros techos las cortinas para configu-rar los escenarios de las sesiones del Cabaret que montaron los alumnos en los curso de Andrés Jaque y Miguel Mesa? Y ¿os acordáis también del estupor de algunos, su enfado, su peripatética condición moral al enunciar que eso no era arquitectura? Esta exposición, como las que hemos hecho entre vosotras cada final de curso, es una representación de ese modus vivendi:

A Enrique Nieto y Joaquín Alvado,los primeros: el origen mismo.

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un ritual en el que la masiva presencia de esos objetos arquitectónicos es un ansioso y empeñado esfuerzo por asediar el mundo, hacer de su tema, nuestro tema de trabajo. ¿Entendéis el cambio de signo que hay en esta propuesta? ¿Os imagináis lo que representa dejar de mirar a un único lugar para confrontarnos con las urgencias de la contemporaneidad misma y no con las de la arquitectura?

La arquitectura forma parte de la cultura, es algo real; solo el arte adquiere condición de ser algo verdadero. Me gusta mucho referirme con este enunciado de A. Artaud a lo que hacemos. Y creo que es una buena manera de explicar que lo que habéis visto y vivido ha sido el esfuerzo para que ese modus vivendi, esa manera de operar, fuese algo realmente verdadero. De ahí que todo haya estado felizmente entremezcla-do en un acción sistemática para desmontar aquello que se suponía estable y consolidado: llamamos a los alumnos a ser actores, os pedimos a vosotras, aulas, mesas, sillas, que aceptarais un uso inconveniente y no ortodoxo, nos exigimos a nosotros mismos que la exploración del futuro no fuera ni una disidencia ni un acto antagónico, sino una afirmación positiva, una prestación total al deseo. ¡¡Esa fue la invocación de la arquitectura que queríamos que emergiera!!Habéis visto aparecer objetos, proyectos, ideas y enunciados como partes de un intercambio audaz y provocativo, fruto exclusivo del encuentro de la inteligencia y de la generosidad entre personas y cosas. Habéis visto, hace ya mucho tiempo, cómo una simple falda podía construir argumentos acerca de la sostenibilidad del tiempo; cómo un proyecto sobre la herencia de la casa podría ser el enunciado para una reconciliación familiar; un diario de una arquitecta ser un alegato político contra los desahucios, o el acto de caminar, una representación arquitectónica de la ética de los cuidados de las mujeres del desierto. Hablo de Diana, de Mari Pepa, de Verónica, de María…. Nom-bres de mujeres que funcionan ahora mismo, mientras escribo, en felicísima resonancia con los nombres de las mujeres que ayer mismo fueran elegidas para administrar de otro modo y por otros recorridos nuestro futuro inmediato. Ada, Manuela, Mónica, aulas, mesas, sillas,… ¡¡¡todo en femenino!!! Apostar por pensar lo sucedido desde el temperamento femenino ha sido tan importante como apostar por ser de izquierdas.

Lo primero es una manera de vivir y describir el relato antiheroico, cotidiano y cercano en el que nos hemos inscrito, como una redefinición de los valores en los que el éxito o el fracaso, o las ideas acerca de la bue-na o la mala arquitectura, tienen poco que ver con los lugares comunes al uso construidos por los agentes de esta disciplina. Lo que caracteriza a la izquierda es su apuesta basada en la movilización de la necesidad de pensar. Lo explicó Deleuze. Y ese pensar, esas desloca-lizaciones de nuestro modo de actuar, ese proponer no solo pensar sino crear a su vez un espacio que piensa, ha hecho del Modelo Alicante de Arquitectura una es-cuela de izquierdas. O mejor dicho, una escuela cuyos dispositivos docentes han logrado aventurarse en la jungla contemporánea instituyéndose como rituales totales que alientan la construcción de un legado que ponga en marcha desde la arquitectura enunciados alternativos, próximos, por ejemplo, a lo que Isabelle Stengers ha llamado el cuidado de los posibles.

¿Entendéis que no era una disidencia contra nada lo que construíamos, sino que alentábamos que emer-gieran las condiciones de existencia, nuestra y de nuestro trabajo, como prestaciones totales de tipo no-antagónico, como enunciados positivos? Yo creo que esta bizarra manera de producir nuestro trabajo, lúcida y pragmática al mismo tiempo, trabajando sobre situaciones que muestran sus propios problemas, y construyendo como algo determinante excesos de subjetividad, excesos de sensibilidad hacia los posi-bles, han expandido entre nosotros relaciones entre lo sensible y lo cognitivo de un signo completamente distinto, completamente nuevo.

Han sucedido esas y tantas otras cosas durante estos años, y han sucedido sin más, solo por pura generosi-dad, por el puro placer de que sucedieran, solo por la extrema generosidad de quien ha querido incorporar Alicante en su biografía, de quien ha querido ayudar a construir lo que hemos llamado el Modelo Alican-te. ¿Habéis visto la cantidad de maletas que se han arrastrado por vuestros pisos, de todos aquellos que venían semana tras semana de fuera, de Barcelona y de Madrid por ejemplo, a disfrutar de nuestros viernes de clase y paella? ¿Os habéis llegado a imaginar la cantidad de tiempo, de dinero, de riesgo incluso, que por pura generosidad intelectual esos maravillosos

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murcianos se han dejado cada viernes en la carretera? ¿Os habéis imaginado las historias que Nerea, Manuel, María L., Uriel, Andrés, Rosa, Izaskun, y tantos y tantos otros, podrían llegar a contar acerca de sus viajes para venir a indagar, año a año, curso a curso, cómo se construye en arquitectura una lógica práctica desde lo cercano de lo cercano?

Lo que ha sucedido es parte de nuestra condición como individuos tratando de vivir muchas vidas en una, que es al final la de la arquitectura. Solo así entendíamos que debíamos estar en la Universidad: ese esfuerzo para que lo siguiente fuese siempre más comprometido, más ambicioso y más intenso que lo anteriormente vivido. Para que lo material diera vida a una nueva materialidad, fijara la condición repre-sentativa del siguiente paso, de su inmediato futuro. El pesimismo es reaccionario, ha dicho Manuela C. Hablaba de ella misma, pero se refería a nosotros, por ejemplo. La generosidad es lo contrario, un aconte-cimiento. A esta generosa espiral lo hemos llamado Modelo Alicante.

Alicante es un lugar periférico, aislado, que ha querido ser singular para explorar tres cosas: la primera, la posibilidad de crear una situación inventiva desde lugares no oficiales, desde lugares cotidianos capaces de hacer emerger acontecimientos extraordinarios sencillamente con lo que teníamos a mano; segunda, porque poco a poco ha ido expandiendo esa posición a algo más general y más universal que es ya una poderosa colección de prácticas, proyectos, actitudes, textos. Por ejemplo, me premiaron a mí y fui feliz con el Omnibus Architectus? esa experiencia que ha sido capaz de redactar un nuevo programa de acción arquitectónica futura. Pero el jurado me confirmó en Berlín que cualquiera de los proyectos presentados desde Alicante eran representativos de su decálogo. Porque la condición universal del Modelo Alicante no es la de tratar de generalizar unos enunciados pro-fesionales que sustituyan a los otros, sino demostrar que su inventividad procede de construir argumentos en continua movilidad, en continuo cambio: enuncia-dos que viajan y se mueven entre su condición de ser testigos de lo que sucede entre nosotros, y ser prácticas de relevo. Prácticas que se vivan por ser un legado que la arquitectura deja. Un legado que no hace

referencia solo a la pertinencia de lo físico, sino a la sabiduría colectiva que moviliza en el proceso. Y ha sido, finalmente, ese uso continuo y diario del Modelo Alicante mismo, el que ha generado una confianza muy grande de que su inventividad estaba cambiando por completo la relación entre lo sensible y lo cognitivo en arquitectura.

Las cosas interesantes no hacen, sino que hacen hacer. Lo ha dicho B. Latour, uno de nuestros com-pañeros de viaje. Y nos habéis hecho hacer algo que inicialmente fue solo una intuición y luego una feliz perseverancia: que Alicante debía definir sus futuros construyendo intersticios que solo se pudieran explicar desde su condición colectiva, desde pequeños movi-mientos en los que los amores y las fricciones fueran siempre un debate entre muchos. No voy a sustraerme yo a mí mismo al elogio de haber sido el que inició esta felicísima historia. No sería lógico. Pero eso no es lo relevante: lo relevante ha sido el proponer que lo que se produjera día a día, fuera una reinvención del principio. Para empezar, seguimos, sería el enunciado. Para poder seguir, hay que empezar de nuevo. Y esto ni tenía sentido ni podía hacerlo yo solo. Todos los viernes del mundo, tal como los llamó Izaskun Chinchi-lla, han sido momentos en los que sucesivamente se ha ido construyendo un modo de operar que interpela a la idea de lo plural y lo colectivo. Es un enunciado difícil de explicar y más si se intenta no hacer con él demagogia. Pero esa misma dificultad lo hace aún más interesante. Lo colectivo es una apuesta en la que suceden tres cosas. Por un lado es el único argumento capaz de ser réplica de los dispositivos profesiona-les y docentes, basados en ese ego tan intenso y tan explícito con el que operan los arquitectos. Solo desde el otro, y desde lo común entre lo mío y lo otro, puede planearse una relación que no sea ni lineal ni directa entre la creatividad individual y el contenido proyectivo y público del trabajo docente; y solo desde allí, la docencia de la arquitectura puede adquirir en la Universidad la condición de ser una agenda política pública y no un sumatorio de programas arquitectóni-cos personales interesantes. Dos, es esta dimensión colectiva del enunciado la única que atiende a la responsabilidad de enlazar la práctica y la docencia arquitectónica con las prácticas personales y políticas en torno a los bienes comunes. Y tres, solo esta acción

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a favor de la diversidad puede entender el humor como un dispositivo imprescindible, como una forma de construcción y resistencia, como una forma de apuesta por una supervivencia que no devenga en una práctica cínica. Ver los finales de curso o las presentaciones de Proyectos Zero es algo de un gozo infinito.

Creo que desplegar una actividad como la que os cuento sin esperar reconocimiento es de una gene-rosidad extrema. Y creo que esa condición solo existe cuando se funciona colectivamente, cuando pensar es pensar las cosas juntos. Os podría explicar algunos momentos, cursos, acciones programas, moviliza-ciones de todo tipo que han ocurrido en vuestros interiores. Explicaros Proyectos Zero por ejemplo. Fue una experiencia que me inventé ante la necesidad de explicar a los alumnos que iniciaban su carrera qué era ser arquitecto y qué estudiar arquitectura. Y nos pa-reció que nada mejor que hacerlo como un grupo que actúa como colectivo. Un colectivo de recién egresados sin experiencia alguna, pero ansiosos y felices por ejer-cer colectivamente la acción arquitectónica enseñar. Ya sabéis que últimamente la figura del chamán ha aparecido en mis escritos. Influencias de nuestro que-rido Paul B. Preciado. Pues bien, yo creo que hemos sido un poco chamanes, y les hemos pedido a quienes debían desarrollar esta experiencia que también lo fueran: que conectaran cielo y tierra y que se sintieran las personas idóneas a pesar de su inexperiencia, y que tradujeran en signos nuevos qué es y cómo se vive la arquitectura. Proyectos Zero, no es un curso, es una acción colectiva que nombra la arquitectura. Y esa idea de nombrar la arquitectura solo podía ser un enun-ciado hecho por muchos, hablando simultáneamente, y en todas las lenguas posibles: la de los signos, las del cuerpo, las conocidas, y las inventadas justo en el momento en el que se estaban produciendo.

Proyectos Zero. Pero casi lo mismo podía decir de Los viernes al sol, de nuestros Talleres de Invierno, o de cientos de cursos, bizarros, extraños, únicos. Retóricos esfuerzos para hablar de aquella arquitectura que defi-ne lo común como un legado que debe ser transmitido en condiciones.

Aquí lo dejo. Los otros profesores os explicarán el resto. Repito para despedirme esta cita de Paul B.

Preciado y que tantas y tantas veces me habéis oído: “El cambio necesario es tan profundo que parece im-posible. Tan profundo que es inimaginable. Pero lo im-posible es lo que viene. Y lo inimaginable es lo debido. ¿Qué fue más imposible o inimaginable: el esclavismo o su abolición? El tiempo del animalismo es el tiempo de los imposibles y de lo inimaginable. Nuestro tiempo: el único que tenemos. “

Queridas aulas, queridas sillas, queridas mesas. Ese también ha sido mi tiempo. El haber sido la bellea que por un tiempo instala en un lugar una luz de la que se sabe poco, y de la que solo se puede decir lo que Prince dijo del futuro: funciona.

Alicante, en los días de esperanza por un cambio político y cultural, en Mayo de 2015

José María Torres Nadal

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PFC (proyecto final contingente)

Juan Antonio Sánchez MoralesCoordinador Proyecto Final de Carrera.Escuela Politécnica Superior. Universidad de Alicante.

Las escuelas gastan cada vez más múltiples energías preparando a los alumnos para un mundo que ya no

existe.1

Marshall McLuhan

Iniciaremos este texto recordando una reflexión, en el contexto nacional, en la que se puede reconocer la aparición de fisuras, fugas o escapes de la normativi-dad consolidada y extendida, que nos interesan. José Manuel López Peláez, en su libro “Maestros cercanos” dedica un capítulo a lo que denomina Principia Peda-gógica, en el que recuerda la inquietud docente de la Escuela de Madrid y escribe:

Entonces aprendimos que había dos aspectos en la corrección de Proyectos: uno era estrictamente disci-plinar, y en cierta medida objetivo; pero también incidía otro factor relacionado con la actitud del alumno hacia su propio trabajo2

Así, según el autor, a principios de los 70 la subjeti-vidad se cuela tímidamente en la Escuela de Madrid, la actitud del alumno hacia su propio trabajo empieza a contar algo. El alumno no es estrictamente el des-tinatario de una enseñanza objetivable, sino que el alumno empieza a ser un individuo capaz de incorporar su propia personalidad al proyecto y en consecuencia el proyecto no será uno, sino que será diverso, en su extremo podrían ser tantos como subjetividades se re-

1 Marshall McLuhan. Mutations. Colección Medium, Mame, París, 1990. Página 38

2 Jose Manuel Lopez-Pelaez, Maestros cercanos (Madrid: Fundacion Caja De Arquitectos, 2010). Página 111

unieran. Y el profesor tampoco será el administrador de un códice de enseñanzas, orientaciones y valoraciones objetivables, sino alguien que, al menos parcialmente, impulsa las percepciones, los deseos, los intereses, las visiones, los argumentos particulares de los sujetos con los que se reúne y a los que, ahora incluso me pregunto por qué, llamamos alumnos.

Desde luego sujeto y subjetividad constituyen dos conceptos que atraviesan la historia del pensamiento contemporáneo. Sin embargo, en un ámbito disciplinar suele plantearse la subjetividad como una debilidad, como una carencia que surge por ausencia de una supuestamente necesaria y convenientemente hege-mónica objetividad.

En el dialogo entre Judith Butler, Ernesto Laclau y Slavo Zizek que se documenta en “Contingencia, hegemonía

y universalidad”3, reflexionan, se interpelan y discuten sobre algunos de los más relevantes problemas de la filosofía y política actuales, en particular en torno a la significación y los usos que hoy en día deben otorgarse a la noción de “hegemonía”, en cuya configuración el concepto de subjetividad adquiere una gran relevan-cia y conduce a una fuerte disputa. Así para Butler el impulso y la necesidad de la subjetividad constituyen gran parte de la base de su discurso y de su propues-ta:

Pensar implica inmediatamente libertad, porque es la actividad de lo universal, un relacionarse con sí mismo

3 Judith P. Butler and Ernesto Laclau, Contingencia, hegemonia, universalidad. dialogos contemporaneos en laizquierda (Buenos Aires: Fondo de Cultura Economica USA, 2005).

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que es por lo tanto abstracto, un estar con sí mismo que es indeterminado con respecto a la subjetividad, y que con respecto a su contenido está, al mismo tiempo, sólo en la materia [misma] y en sus determinaciones.4

Lacan, por su parte, acompañará a Butler en esta parte de su discurso y, al menos, no encontrará impedimento para admitir la subjetividad, ni política ni de otro tipo:

Ya no se trata de una objetividad que necesariamente impone sus propios diktats porque las intervenciones contingentes de los actores sociales determinan en forma parcial esa objetividad estructural. Lo máximo que podríamos llegar a tener es la objetividad transitoria de un “bloque histórico” que estabiliza parcialmente el flujo social, pero no hay ninguna “necesidad” cuya conciencia agore nuestra subjetividad, ni política ni de otro tipo. 5

Mientras que Zizek, en su profundo deseo de cambio sistémico sí encontrará en la subjetividad una dificul-tad, un obstáculo:

Creo que deberíamos por lo menos tener en cuenta que la muy elogiada “proliferación de nuevas subjetividades políticas” posmoderna, la muerte de toda fijación “esen-cialista’’, la aserción de la contingencia plena, se produ-cen sobre el fondo de cierta renunciación y aceptación silenciosa: la renuncia a la idea de un cambio global en las relaciones fundamentales de nuestra sociedad (¿quién cuestiona todavía seriamente al capitalismo, el Estado y la democracia política?) y, por consiguiente, la aceptación del marco capitalista democrático liberal, que sigue siendo el mismo, el telón de fondo incuestionable, de toda la proliferación dinámica de la multitud de sub-jetividades nuevas.

Visto a la inversa podríamos mantener que la prolife-ración de subjetividades al menos dificulta el cuestio-namiento de un cambio global social, y desde luego una exacerbación de subjetividad conduce al abandono de una visión crítica general o global, pero a nosotros que nos interesa el espacio aula y su contexto solo en la proliferación subjetiva podremos encontrar una alternativa a los “diktats” que establezca el pensar necesario para crecer en sustitución del alimentar etimológico.

4 Ibid.: Página 23

5 Ibid.: Página 54

En el libro “Architecture School. Three Centuries of Educating Architects in North America”, editado por Joan Ockman y con el que se propone llenar un vacío en la literatura sobre educación de la arquitectura, y que sin duda representa un análisis exhaustivo de un objetivo compartido, aunque se restrinja a un territorio y a una cultura muy precisas, se deja clara constancia de hasta qué punto existe un flujo clave entre la acti-vidad profesional de la arquitectura y su docencia. Sin embargo, hubo una época, vinculado al tiempo revuelto del 68, en el que encontraremos un cierto acuerdo sobre la posibilidad de una convivencia colaborativa académico-profesional. Pero será, sin duda, Beatriz Colomina, quien más y mejor determine la posibili-dad de desafiar el pensamiento normativo desde una práctica pedagógica radical capaz de perturbar muy seriamente el propio campo profesional, establecien-do, incluso, que la mejor vía para alterar la disciplina será precisamente revolucionar la forma en la que se enseña. El proyecto de investigación que dirige tiene por hipótesis principal que los experimentos de la pe-dagogía radical que se analizan constituyen prácticas arquitectónicas de pleno derecho, calificándose de radiales en referencia a su valor etimológico de estar dirigidas a la raíz, de tener por objeto la renovación de la arquitectura misma, al amparo de las transforma-ciones de todo orden que simultáneamente se estaban produciendo. Probablemente, en gran coincidencia con las condiciones del presente, un acertado radicalismo en aquél momento supo orientar la reacción a compar-tido desconcierto:

Muy consciente de sí mismo, el radicalismo arquitectó-nico de esta época revela las angustias provocadas por la conciencia de la disciplina de una identidad indeter-minada en un mundo transformado. En la práctica de la arquitectura salió a la luz la complicidad de los principios arquitectónicos de eficacia socio-política con el capital y la disciplina se vio obligada a examinar los márgenes de sus propios protocolos disciplinares. 6

Una transformación disciplinar que procederá de unas pedagogías arquitectónicas radicales que empezaban por desestabilizar las propias instituciones de las que

6 El trabajo, dirigido por Beatriz Colomina, Pedagogías radicales en la formación de arquitectos, se puede consultar en: http://radical-pedagogies.com/

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dependían, desarrollando los sistemas propios de la crítica institucional. En este sentido las revueltas estu-diantiles del 68 de la Unidad Pedagógica nº6 de Paris, rechazando la pedagogía de la Escuela de Bellas Artes, constituyen un punto de referencia al que habría que añadir, como Beatriz Colomina registra, un sin número de situaciones similares que extiende la crítica institu-cional por el mundo de forma implacable, terminando por desafiar el estado de la propia arquitectura.

Suelen referirse las crónicas a los estudiantes como motores de estas acciones performativas, pero Beatriz Colomina, sin quitarles protagonismo también pondrá en consideración la participación crítica de numerosos profesores, la relevancia de la propia pedagogía radical en la conformación de esas respuesta estudiantiles, que encuentran su mejor expresión en programas docentes experimentales que sistemáticamente trans-greden los límites disciplinares, desestabilizando nu-merosas convenciones sociales, políticas, económicas o tecnológicas; e iniciando, para ello, nuevas alianzas con disciplinas diversas, con metodologías externas: la lingüística, la tecnología, la filosofía, la sociología, o el propio activismo político.

No obstante, frente al rechazo generalizado de los experimentos sesenteros, irrisoriamente calificados con frecuencia de poco realistas o peligrosamente mal encaminados; recurriremos a Simon Critchley para re-cabar su visión sobre el futuro del pensamiento radical que, con gran astucia y humor como suele, expuso en una mesa redonda convocada en 2009, denominada “On the Importance of Critical Theory to Social Move-ments Today”, con el objeto de encontrar respuesta a la pregunta de si persiste un futuro radical. Simon Critchley busca alguna forma de vida hoy en el pensa-miento radical y ofrece para la discusión dos ejemplos en los que considera que este impulso utópico sigue vivo, pertenecientes a dos áreas, arte contemporáneo y política radical, entre las que establecerá curiosas vinculaciones.

Con relación al arte utilizará, principalmente, como referencia aquellas prácticas calificadas con éxito por

Nicolas Borriaud como arte relacional7, en las que la

7 Artistas exponentes de este tipo de arte se les considera a

relevancia de la acción artística se otorga a las relacio-nes que generan entre y con los sujetos a los que cada trabajo convoca y en las que quiere ver una nostalgia situacionista por las ideas de colectividad, acción y autogestión. Será una primera apelación a la idea de grupo en el que perderse, en el que actuar desde un cierto anonimato, al tiempo que una forma renovada de mantener vivo el espíritu radical. Y en el caso de la política, relatará la rocambolesca persecución que sufren unos activistas franceses por el solo hecho de haber sido encontrados con el libro L’insurrection qui

vient cuya autoría se atribuye a un Comité Invisible8, y cuya estrategia insurreccional gira en torno a la cues-tión de la invisibilidad. Un texto sobre el que formula la siguiente apreciación final:

Deberíamos de apreciar el énfasis que hace el libro en el secretismo, la invisibilidad y la itinerancia, en los experi-mentos de vida comunal a pequeña escala, en el cultivo de la pobreza, la mendicidad radical (en la tradición Medieval) y el rechazo del trabajo, en la afirmación de una vida que no esté consumida por el trabajo, ni intimi-dada por la ley y la policía. Estos son los elementos centrales de lo que yo llamo “anar-quismo místico”.9

Así, Simon Critchley deja caer un posicionamiento po-sible y real entre ideológico y performativo, en el que combina secesión y sabotaje, y por el que manifiesta profunda admiración ante lo que termina calificando como fascinante creativa reconstrucción del gesto Situacionista (un ejemplo, para él, de vinculación artís-tico-política). En el otro platillo de la balanza, y sin salir de la experiencia personal, se podría situar la Univer-sidad Pública a la que pertenezco que, carente ya de toda interioridad social e ideológica, solo se dinamiza por un impulso mercantilista y clientelar, en el que la comercialización, la publicidad, la comunicación, dejan de ser medios para convertirse en fines.

Pero pudiendo llegar a reconocer hoy un utopismo asentado en diferentes formas de pensamiento radical,

nombres como  Rirkrit Tiravanija,  Maurizio Cattelan,  Jeremy Deller o Vanessa Beecroft.

8 Comité invisible, L’insurrection qui vient (Paris: La Fabrique éditions, 2007).

9 Ibid. Página 12

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más allá de su residualidad o de su automarginación, la cuestión verdaderamente relevante tiene que ver con reflexionar respecto a su oportunidad, a su conve-niencia, o a su propia vigencia. Para Simon Critchley está muy claro:

Abandonar el impulso utópico del pensamiento es en-carcelarnos a nosotros mismos en el mundo tal y como es y abandonar, de una vez por todas, la perspectiva de que otro mundo es posible, por muy pequeño, fugaz y transigente que pudiera ser tal mundo. En las circuns-tancias políticas que nos rodean en este momento en Occidente, abandonar el impulso utópico en el pen-samiento político implica resignarse a la democracia liberal, la cual es la norma de la norma, el reino de la ley que deja impotente a cualquier cosa que pudiera rajar la ley: a lo milagroso, al momento del evento, al romper con una situación dada en nombre de los que nos une.10

Será entonces una forma de resistencia, de resistirse al futuro, a la propia ideología del futuro, la que Simon Critchley nos recomienda. Dejó dicho Peter Drucker (1909-2005) que lo único que sabemos del futuro es que será diferente. Este investigador, con una extensa bibliografía centrada en escrutar los cambios socioeco-nómicos de la segunda mitad del siglo XX, padre del management y anticipador de la sociedad del conoci-miento, tenía el convencimiento de que el protagonista de la nueva economía emergente sería el trabajador del conocimiento, el que sobre una base tecnológica y de información gestionara con acierto la innovación. No cabe duda de que así ha sido. Pero que el futuro sea diferente también implica que ese tránsito será secuencial, que los cambios no necesariamente han de ser súbitos ni completos. El progreso y la transforma-ción se producen más bien pausada y puntualmente.

Para Ezio Manzini11, por ejemplo, esos cambios requie-ren la necesaria presencia de un conjunto de condi-ciones: small, local, open and connected. Condiciones que, aceptando, podemos reconocer en diversas mani-festaciones actuales que irremediablemente conducen a asegurar que los cambios ya habitan el presente, germinando en pequeñas actuaciones locales, abiertas y conectadas. Su reconocimiento y caracterización es

10 Ibid.: Página 15

11 OBS, 4 de diciembre de 2008

lo que persigue el proyecto Spatial Agency12, que, bá-sicamente, consiste en una extensa base de datos que registra la producción de edificios y espacios desde nuevas concepciones, configurando un amplio campo de trabajo que muestra nuevas oportunidades surgidas de la colaboración entre arquitectos y no arquitectos. Ejemplos en los que, siguiendo a Cedric Price, también se confirma que el edificio, en ocasiones, no tiene por-que ser la mejor solución a un problema espacial. Con su estudio se refuerza, en cualquier caso, el convenci-miento de que ya se están generando nuevas formas de practicar la arquitectura, generalmente relacionadas con el cambio de rol del arquitecto, que abandona la heroica centralidad para gestionar o sencillamente colaborar como un agente más, en una estrategia coo-perativa como sistema de trabajo para la resolución de conflictos.

El arquitecto de un futuro probable será un profesional que generalmente pudiera desarrollar un sistema de prácticas mucho más amplio del vinculado al entorno de lo construido. Además, conforme su espacio tradi-cional de acción profesional se vaya viendo invadido por otros agentes o conforme vaya irremediablemente perdiendo su protagonismo pasado, esos desplaza-mientos resultarán más naturales. Podemos así llegar a imaginar que el arquitecto pudiera ocupar un espacio de acción hoy desconocido y que la arquitectura, en consecuencia, pudiera extenderse o mutarse hacia territorios inéditos. La arquitectura con el tiempo segui-rá manteniendo un ejercicio de prácticas tradicionales, pero verá como se expanden sus posibilidades de intervención. En consecuencia ante un futuro mucho más amplio, aunque aún incierto e imprevisible, en el que tan solo llegamos a intuir cambios pero que no acertamos a concretar, lo que resulta my seguro será transferir ya a la docencia esa incertidumbre y en base a ella explorar sin descanso la infinitud de posibilida-des que se abren. El pfc así será el mejor laboratorio al alcance para la experimentación iniciática de las muta-ciones previsibles.

12 Spatial Agency es un repositorioo de conocimiento arquitectónico en red dirigido por Nishat Awan,  Tatjana Schneider y Jeremy Till  que se puede consultar en: http://www.spatialagency.net/ y que también dispone de una publicación:

Nishat Awan, Tatjana Schneider, and Jeremy Till, Spatial Agency: Other Ways of Doing Architecture (Abingdon, Oxon England ; New York, NY: Routledge, 2011).

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No hay duda de la saturación actual, de la rapidez que se detecta en el cambio del contexto y de la necesidad de encontrar alternativas para ofrecer una vía profesio-nal que renueve la confianza en el propio medio; y la academia, al menos en este tiempo, debiera establecer como misión prioritaria el arranque de cuantas alter-nativas pudieran intuirse eficaces. En este sentido la contingencia aparece como el mejor concepto al que asirse.

La plena confianza en la ciencia y en la razón erradica-ron la contingencia del panorama conceptual occiden-tal, que había sido objeto permanente de discusión y reflexión. Desde luego la modernidad se fundamentaba en un paradigma que rechazaba todo interés por lo accidental y habrá que esperar a sus críticas pos-modernas para que la reflexión sobre la contingencia recupere el protagonismo que ahora tiene.

En su sentido más elemental se entiende por contin-gencia lo que no es necesario y tampoco es imposible. La contingencia será una cualidad, una caracterís-tica de los estados de las cosas, de los hechos, de los eventos o de las proposiciones. Por supuesto a nosotros nos interesará explorar su relación con la arquitectura, en particular con el acto propositivo que el proyecto fin de carrera es, en la posibilidad que esa acción sea oportunamente contingente. El pfc será un lugar especialmente indicado para la indagación en todo aquello que no se percibe como necesario, pero que al tiempo constituye una variable arquitectónica factible. Una experimentación contingente.

Concha Roldán y Oscar Moro, han editado reciente-mente “Aproximaciones a la contingencia. Historia y

actualidad de una idea” 13 recogiendo diferentes artí-culos que construyen un significado poderoso, histórico y presente, del concepto de contingencia. Si nos dete-nemos, en particular, en el realizado por Oscar Moro, podremos comprobar la precisa coincidencia de Michel Foucault y Pierre Bourdieu en la crítica a formas uni-versalistas y, por contra, la defensa de la contingencia.

13 Concha Roldan Y. Óscar Moro, Aproximaciones A La Contingencia (LOS LIBROS DE LA CATARATA, 2009).

La lucha contra “el privilegio de lo universal”, en pala-bras de Bourdieu, o la crítica a “la idea de necesidades universales de la existencia humana”, en definición de Foucault, llevó a ambos autores a promover una recuperación de la dimensión histórica y contingente de aquellos conceptos y prácticas “víctimas” de la mencionada universalización, donde la arquitectura sin duda es una de esas prácticas.

Buscando formas de escape de esta situación Bour-dieau propondrá:

una empresa de movilización que tienda a volver a poner en marcha la historia, neutralizando los mecanismos de neutralización de la historia14

Efectivamente es posible reconocer una arquitectura hoy, a la vista de la propuesta, en bastante medida neutralizada, que dando la espalda a su propia historia performativa, actúa inmovilizada; en consecuencia, esa empresa de movilización así enfocada, como reacti-vadora, es una de las urgencias de la actualidad, cuyo operativo no será otro que la contingencia.

En el caso de Foucault se puede reconocer, en parale-lo, una preocupación recurrente por interrogar:

a una racionalidad que aspira a lo universal desarrollán-dose en la contingencia, que afirma su unidad y que sin embargo no procede más que a través de modificacio-nes parciales, que se valida a si misma a través de su propia soberanía, pero que no puede disociarse, en su historia, de las inercias, de la gravedad, o de las coercio-nes que la sujetan15

Donde de nuevo podemos reconocer una arquitectura soberana y coercionada al tiempo. Pero de todo ello hemos de deducir que nuestro presente es indeter-minado, en tanto que si en el pasado las cosas no sucedieron de la única manera posible, con toda segu-ridad en el presente podrían, y pueden, adoptar formas diferentes. Así, el conocimiento verdadero de la histori-cidad de lo “universal”, o, como Oscar Moro afirma: el descubrimiento de que no existe nada que sea necesa-rio, lleva consigo la posibilidad de una acción dirigida a

14 Ibid.: Página 88

15 Ibid.: Página 93

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neutralizar su privilegio, y por tanto a la oportunidad de creación de nuevos espacios de libertad.

Se abre, aunque en realidad lo que reconocemos es la permanencia, de una fisura, de un espacio crítico, defi-nido por la contingencia, que se ofrece como el campo de exploración urgente y permanente. El mejor campo de cultivo para la germinación de necesarios Proyectos de Fin de Carrera.

Juan Antonio Sánchez Morales

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EXPOSICIÓN: 2002-2015. 13 AÑOS DE PFC EN ALICANTE

Dirección:José María Torres NadalJuan Antonio Sánchez Morales

Colaboración:María José Marcos Torró

Coordinación:Centro Cultural Las Cigarreras

Diseño gráfico:Ana Isabel Ruiz RodríguezPaula Vilaplana de MiguelJoaquín García Vicente

Comunicación:Miguel Mesa del Castillo Clavel

Rotulación:Mikel Amiano

Gráficos:Juan Carlos CastroJavier Sánchez MerinaAndrés Silanes

Audiovisuales:Ivan Capdevilla

Registro fotográfico:Tatiana Poggi

Coordinadores de eventos:Enrique NietoGabriel Ruiz-Larrea

Prototipado digital:Fab Lab Alicante

0 _El modelo Alicante. Introducción a una exposicióncomisario:José María Torres Nadalautores participantes:Mireia LuzarragaMikel Amiano

1_Materiales Cooperantescomisario:José Carrasco Hortalautores participantes:Paula FerrandoAmelia VilaplanaJulia Cervantes CorazzinaMaría YbarraJuan Manuel SánchezCristina IbáñezInés Vilanova

Sergi HernándezRafael PérezCarolina MoyanoJosé María MoyanoGonzalo Herrero Delicado

2_Disidencias Afectivascomisarios:Ester Gisbert AlemanyEnrique Nieto Fernándezautores participantes:Verónica Francés TortosaMikel AmianoJorge BermejoMaría Javaloyes Pedro HernándezPaula VilaplanaRosana GaliánEster GisbertLaura Abad Satoca

3_Arquitectura y subpolíticascomisario:Miguel Mesa del Castillo Clavelautores participantes:David Cárdenas LorenzoDavid Andrés Martin-PozueloRubén Antonio Bodewig Belmonte Marta Ariza BeixerDavid Riquelme GarcíaMaría José Ramos MiraAna MelgarejoDavid JiménezMaría Ángeles PeñalverFeder Tomás SerranoAna García NavarroÁngeles Gil Reyes

4_Ecologías especulativascomisarios:María José Marcos TorróJuan Antonio Sánchez Moralesautores participantes:Regina Martínez QuiralteMaría José MarcosSiro Morcillo Pérez Beatriz Cascales LlorenteFrancisco Javier Poveda MoragaNuria Bernal RiveraRafael Guillem LlinaresMaría ConesaJoaquín García VicenteAlejandro Sánchez Zaragoza Salvador Serrano SalazarFrancisco Amorós RíosJavier Campoy RamosInmaculada Alonso SánchezPaula Macone Martínez

5_ Domesticommoncomisarios:Antonio Abellán AlarcónJavier Esquivaautores participantes:Mar MelgarejoAyara MendoJorge ToledoSara GiménezEstefanía MompeánAdrián SeguraCristina Jódar

6_ Investigación Retroactivacomisario:Javier Sánchez MerinaAdriana Figueiras Robiscoautores participantes:Carlos Bausá MartínezCarlos Cuenca SolanaCristina Ramos JaimeHéctor García PastorIrina del Olmo LeungLola Hoya EsclapezPatricia Navarro MazónRebeca Vidal SalvadorRicardo Morcillo PérezRicardo Perdomo Flórez

7_ Lo extraordinario del acontecimientocomisarios:Joaquín Alvado BañónJosé María Torres Nadalautores participantes:Víctor Llanos De La ConchaJesús OlivaresMiguel RodenasVicente CastilloRaquel GonzálezAnabel Ruiz Javier JiménezMartin NoguerolZaira Montllor Y ColomaIván BlascoEduardo Landete

8_ El Futuro del Objetocomisarios:Jaime SepulcreAndrés Silanesautores participantes:Carlos GarcíaMaría Isabel Pérez MillánÁngel Benigno GonzálezAzaila JordáSergio RamosLaura BrotonsÁngel MartínezSergio CorredorCarlos Sánchez

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