El pensamiento total y la teología ecuménica

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  • 7/31/2019 El pensamiento total y la teologa ecumnica

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    Panikkar no duda en afirmar: No se tratade ir a ninguna parte. No es cuestin departe alguna. No es cuestin de parcialida-des... Es cuestin del todo3.

    De ah que otra clave de esta conjuncinarmnica entre las partes y el todo que pre-tende Panikkar -muy en consonancia con elpensamiento hind-, es su insistencia en larelatividadde todas esas partes, frente al

    absolutismo predominante de una de ellas.Pero, como repite constantemente, relativi-dadno es lo mismo que relativismo, cadaparte del todo tiene su valor particular: Eldilema no es relativismo o absolutismo, sinoel reconocimiento de la relatividad radicalde toda la Realidad4.

    Este concepto de relatividad radical,que tiene un equivalente la nocin buddhis-

    ta prattyasamutpda, debe aplicarse a nues-tra relacin humana, a nuestra relacin conel mundo, a la relacin de Dios con esemundo, e incluso a la misma realidad divina.Panikkar convierte esta relatividad radical,reciprocidad total o relacin total en algoconstitutivo de toda la realidad, includa lamisma Divinidad: Todo est relacionadocon todo. Por eso, llega a la conclusin deque tambin Dios es pura relacin, no es

    una substancia: Relacin genitiva constitu-tiva de la realidad el genitivo constitutivoy engendrante de toda cosa. Este es elfundamento de su concepcin trinitaria,que quiere ser profundamente cristiana,pero que llama Trinidad radical: Dios notiene s mismo puesto que es unyo, un t yun l, que se intercambian en la perichr-sistrinitaria5.

    La Trinidad radical es elaborada porRaimon Panikkar como una perspectiva cos-motendrica de la realidad quizs mejor,con un lenguaje ms inclusivo teantro-pocsmica; en ella Dios, el Ser Humano yel Cosmos estn intima e indisolublementerelacionados. Con esta concepcin nuclearen el pensamiento de Panikkar, viene aexpresarse la intuicin totalizante que ve latriple dimensin constituyente de la

    Realidad (divina, humana y csmica) como

    un todo: Es la intuicin, totalmente inte-grada, del tejido sin costuras de la realidadentera6. La intuicin cosmotendrica es elconocimiento indiviso de la totalidad. Vivirde tal modo abiertos a esta triple dimensinde la realidad -a los dems, al mundo y aDios-, que podamos llegar a la comuninarmnica con el todo: la reconciliacin cos-motendrica.

    2. Partir de un dilogo intra-religioso,que se abre sin miedo a los otros

    La teologa de Panikkar, aunque seenraiza fundamentalmente en los arqueti-pos cristianos, no olvida otras dimensionesreligiosas, msticas y teolgicas; fundamen-talmente el pensamiento hind y buddhista.

    Ello da a su teologa un cariz absolutamen-te ecumnico, ms all de los linderos cris-tianos; una teologa que nace de un dilogointrarreligioso con otras tradiciones religio-sas, ms all del interreligioso y un estrechoecumenismo. En clara oposicin a que unateologa concreta pretenda imponerse, pormucho convencimiento que tenga de pose-er la verdad lo que ha llevado a un impe-rialismo misionero, Panikkar no ha temidoacercarse a otras tradiciones religiosas, con-vencido de que enriquecen la experienciacristiana de la que l parte; y an consideraesta relacin como indispensable para elquehacer teolgico y filosfico. Por ello, lateologa, adems de su capacidad intelec-tual y espiritual interna, debe tener encuenta la inter[intra]-culturalidad y lainter[intra]-religiosidad. Unas expresivas

    palabras de Panikkar, nos sitan ante laimportancia de este dilogo interior:

    Quisiera ser fiela la intuicin buddhista,no apartarme de la experiencia cristiana y nodesconectarme del mundo cultural contem-porneo...

    Sigo siendo cristiano e hind, aunqueme doy cuenta de que aqu no acaba miperegrinacin... Por qu levantar murallas ymantener celosamente las separaciones? El

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    hecho de ensalzar una tradicin humana yreligiosa no significa menospreciar las dems.La sntesis de todas ellas es improbable y talvez ni siquiera sea posible, pero ello no quie-re decir que la nica alternativa radique o enel exclusivismo o en el eclecticismo7.

    Sin abogar ni a favor de la esquizofreniani la irracionalidad, nuestro autor ha reitera-do de qu manera se siente con una cu-

    druple identidad, profundamente incrusta-da en su vida y fecundadora de sta: la tra-dicin cristiana, la hinduista, la buddhista yel pensamiento secular del siglo XX. Estaidentidad se hace presente en su teologa,hasta el punto de que no podemos com-prenderla sin conocer lo que supone en undilogo interior.

    Un dilogo interno dentro del propio

    yo, un encuentro en lo profundo de la reli-giosidad propia y personal del yo, cuandoste tropieza con otra experiencia religiosaen ese nivel ntimo... Un dilogo intra-religio-so que tengo que empezar yo mismo, pre-guntndome sobre m mismo, sobre la relati-vidadde mis creencias (que no es lo mismoque relativismo) y aceptando el desafo de uncambio, de una conversin y el riesgo detrastocar mis enfoques tradicionales. He

    hecho un problema de m mismo, deca sanAgustn8.

    Se ha acusado a Panikkar de sincretista.Nada ms lejos de la realidad. l sabe muybien que el sincretismo significa la muertede la riqueza que supone la variedad deexperiencias religiosas honestas. Por otraparte, a pesar de su apertura al polifnicouniverso religioso, reconoce que l no se

    identifica en su interior con cualquier tradi-cin religiosa, aunque la respete y la estu-die. En un encuentro con el pensador judoPinchas Lapide, hablando de su experienciade dilogo intrarreligioso entre el cristianis-mo, el hinduismo y el buddhismo, cuentatambin su estrecha relacin con el Juda-smo, el Islam, Sikhs, Parsi, Jaina y otras reli-giones. Pero manifiesta una diferencia en su

    relacin con ellos:

    Mientras que el cristianismo, el hinduis-mo y el buddhismo forman parte de mi tradi-cin personal, las otras religiones eran obje-to de estudio, de mis contactos y mis con-versaciones. Mientras que yo puedo decirque soy un cristiano, un hind y un buddhis-ta... no puedo decir que soyun musulmn oun parsi. Tengo simpata por otras religionesy por su tradiciones; slo en este caso puedohablar de otras9.

    Demasiadas veces, la teologa cristianaha tenido y sigue teniendo miedo al di-logo enriquecedor con otras tradicionesreligiosas; a pesar de la vieja mxima deSan Justino, de que el Logos spermatiksest extendido por todas las culturas y reli-giones. La apertura a otras experiencias reli-giosas supondr, inevitablemente, renun-ciar a la pretensin de poseer toda la ver-dad en exclusiva; pero esto no debe supo-ner, necesariamente, sucumbir a un relati-vismo. Por eso, Panikkar insiste repetida-mente: el relativismo que lleva al agnosti-cismo no debera confundirse con la relati-vidad que conduce al pluralismo10.Tambin es muy consciente de este peligro,pero sabe que el riesgo forma parte de lavida:

    El peligro del relativismo existe, pero lapropia vida es un riesgo El riesgo es partede la opcin cristiana. La fe es riesgo, es elcoraje de la vida Yo necesito que la autori-dad me aconseje y me corrija, pero no nece-sito su desconfianza, porque me desanima; osu control represivo, porque no me hace sen-tir libre y me empuja a extremar mis posicio-nes Ysi el telogo no es libre, no es un te-logo Ciertamente, la novedad da miedo;ante un giro es necesario magnanimidad,como deca Gandhi11.

    Panikkar habla constantemente de quehoy nos encontramos ante una gran revolu-cin intelectual: Las religiones estn mori-bundas, pero la religiosidad, o mejor, laespiritualidad, no desaparecer nunca. Elcristianismo debe tomar nota y saber adap-tarse al tiempo presente, dejndose escla-

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    recer y enriquecer por la luz de otras tradi-ciones religiosas y admitiendo que su uni-versalidad se debe ms a su esencia y a susmisterios que a sus instituciones y smbolos.Ciertamente, esto puede significar un rena-cer eclesial, sin el abandono de la riqusimatradicin de la Iglesia.

    La realidad no es monoltica, no sepuede reducir a un sistema nico de creen-

    cias que sera necesariamente unilateral.La farola de occidente no es la nica faro-la que tenemos, dice Panikkar12; la filo-sofa, la ciencia y la teologa occidental noes la nica luz que tenemos para descubrirla verdad. Por eso, dice en el mismo lugar:La verdad puede ser ms amplia, ms pro-funda o incluso otra distinta de la que yo,incluso nosotros, vemos con claridad y dis-tincin [Descartes]. Es necesario que seproduzca una interpenetracin, una fecun-didad recproca de todas las culturas y reli-giones. La clave para lograrlo est paraPanikkar en ir abriendo paulatinamente eltercer ojo contemplativo, mstico, que noslleva ms all de la ciencia y la razn.Panikkar cree que en ese aspecto, Orientele lleva la delantera a Occidente; por eso,ste debe aprender de aqul: Creemos

    que somos los primeros del mundo, peroestamos subdesarrollados en el planohumano, necesitamos hacer un largo cami-no hacia la sabidura; en ste, Asia debe seruna referencia para el cristianismo contem-porneo.

    3. La armona invisible de la reli-giones y el efecto pars pro toto

    El intento del pensamiento de Panikkares lo opuesto a elaborar una teora univer-sal de la religin a base del esfuerzo poralcanzar una comprensin global de todaslas religiones, un ecumenismo igualador,una religin comparativa. Para l se trata,ms bien, de descubrir lo que llama laarmona invisible que debe existir entretodas las religiones y culturas. La bsqueda

    de una teora universal fomenta el dilo-go, pero corre el peligro de imponer su pro-pio lenguaje y la supremaca del logosfren-te al pneuma, la razn frente al espritu13.Por la contra, debemos abrirnos a los demsy creer, confiar, en la experiencia humana ensu conjunto, en la armona de los sereshumanos y del cosmos. Particularmente, enlo religioso, pues si en la religin se han

    manifestado las ms bajas pasiones y eso hallevado a las mayores catstrofes, tambinen ella han tenido lugar las experienciashumanas ms excelsas; e incluso, stamanifiesta como ninguna una cierta totali-dad, porque la religin es la sinfona, no elsimple msico14.

    La armona interna se manifiesta en elmodo creativo y espontneo con que trato

    una religin particular, porque realmente meencuentro como en mi casa y, de esta forma,soy capaz de simplificar y de relacionar cosasdispares, o unificar prcticas.... Cuando nues-tra relacin con una corriente religiosa es aeste nivel, debemos hablar ex abundantiacordis et mentis, ms que desde un catlogode proposiciones... Cualquier dilogo religio-so autntico disipa las malas interpretacionespor ambos lados, y propicia las rectificacio-

    nes y las nuevas interpretaciones

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    .La armona invisible esta ntimamente

    relacionada con lo que llama RaimonPanikkar el efecto pars pro toto: La visinque yo tengo de toda la realidad (totum), larealizo, necesariamente a travs de mi par-ticular ventana cultural y religiosa (pars).Esto significa que cada uno de nosotrospuede ser consciente del todo, pero bajo

    una perspectiva particular: No hay univer-salidad ni objetiva ni subjetiva. Vemos cuan-to podemos ver, pero slo todo lo quenosotros podemos ver, nuestro totumConocemos el totum slo in parte y perpartem. Vemos todo a travs de nuestraventana16.

    El verdadero ecumenismo no es lareduccin a un denominador comn. Laautntica tolerancia no requiere destruir los

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    puntos de vista inaceptables. No hace faltadiluir las propias convicciones religiosas parapoder aceptar las de otros. Cada tradicinreclama el todo (totum) y lo busca de mane-ra incondicional... pero ve el totum in parteet per partem, en sus propias categorias ydesde su perspectiva17.

    4. La teologa de Panikkar, un ecu-menismo-ecumnico consecuente

    La teologa de Raimon Panikkar intentaun autntico encuentro religioso, por ellouna de sus premisas fundamentales es elecumenismo ecumnico, como encuentrogenuino y sincero de las distintas religionesy tradiciones religiosas. As lo reconocaRosino Gibellini hace ya aos, en suPanorama de la Teologa en el siglo XX18.

    Panikkar manifestaba as su conviccin haceya veinte aos:

    El ecumenismo ecumnico no compor-ta uniformidad de opiniones, sino que signifi-ca armona de corazones despiertos... Elobjetivo es una mejor comprensin, un criti-cismo correctivo y una mejor fecundacinentre las tradiciones religiosas del mundo sindiluir sus respectivas herencias o prejuzgar

    sus eventuales diferencias irreductibles19

    .En su obra fundamental a este respecto,

    en un captulo con el expresivo ttulo de Laretrica del dilogo [ecumnico], trashablar de algunas respuestas que se hanvenido dando sobre la relacin entre el cris-tianismo y las dems religiones (exclusivis-mo, inclusivismo y paralelismo) manifiestaas su visin de una relacin de stas, en la

    que la interdependencia no supone perderla propia identidad:

    Si nos damos cuenta de que la religiosi-dad de nuestro vecino no representa sola-mente un desafo, sino que puede tambinenriquecer la nuestra; y que, a fin de cuentas,la diferencia que las separan se sita poten-cialmente en el interior de nuestras convic-ciones; comenzamos a aceptar la idea de que

    la otra religin puede ser complementaria a

    la nuestra; llegamos incluso a admitir que, encasos particulares, la otra religin puedesuplir a nuestras creencias, a condicin deque nuestra religiosidad quede conjunta-mente indivisible20.

    En suma, para Panikkar la relacin entrelas distintas religiones debe ser a imagende la perichrsistrinitaria divina:

    Las religiones no existen ms que enrelacin la una con la otra... En una palabra,la relacin entre las religiones no puede deri-var del exclusivismo (la ma es suficiente), nidel inclusivismo (la ma abraza e incluye atodas las otras), ni del paralelismo (aunquede un modo independiente, tendemos lasunas y las otras hacia un mismo fin). La rela-cin entre las religiones deriva de unaperichrsissui generis o circumincessio; esdecir, de una interpenetracin recproca queno cuestiona la particularidad propia de cadareligin21.

    El ecumenismo-ecumnicoes un caminode encuentro y enriquecimiento religioso yteolgico; una interrelacin serena y unainterpenetracin dialogal de todos loscaminos que la gente cree han de llevarle ala plenitud o destino final de su vida22.

    Panikkar lo llama dharma-samanvaya:armonizacin (convergencia, reunin) detodos los dharmas o religiones...Samanvaya no quiere decir necesariamenteigualdad, pero comporta la esperanza deque la cacofona actual pueda ser converti-da en una sinfona futura23. Es muy impor-tante esta precisin de que ese ecumenis-mo no supone la igualdadde todas las cre-encias, o un relativismo agnstico e insos-

    tenible; porque se trata, ms bien, de unabsqueda comn de la Verdad desde unautntico dilogo dialgico24, no dialctico,consciente de que la verdad es siemprerelacional.

    El verdadero dilogo religioso tiene,entre otras bases, el fundamento de quepara comprender al otro desde la pers-pectiva religiosa slo se puede hacer si

    uno se abaja ante su hechizo; por eso, el

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    ingls usa para comprender la palabraunder-standing (estar debajo)25.

    El ecumenismo-ecumnico en un dilo-go intra-religioso se convierte en Panikkaren verdadera actitud teolgica y existencialde toda su teologa. Esto supone26:1. Que los humanos somos seres inacaba-

    dos, en proceso. Lo que significa tener

    la humildad como particular virtud inte-lectual y estar siempre en una actitudcontemplativa ante el misterio que nossobrepasa siempre.

    2. Reconocer que cada religin es un pro-yecto de salvacin, por eso ofrece unparticular camino basado en una orto-doxia y una ortopraxis; un camino quecree lleva a la liberacin, la salvacin orealizacin del propio ser.

    3. Ninguna religin, ideologa, tradicin ocultura puede pretender agotar elcampo de la experiencia humana o de lamanifestacin de lo sagrado. Lo quesupone la aceptacin necesaria de unpluralismo que va ms all de la meracoexistencia de una pluralidad de reli-giones y visiones del mundo, para llegaral esfuerzo de comprensin del otro,

    cuya visin del mundo y de Dios meenriquece. Este pluralismo se convierte,as, en supremo imperativo humano yreligioso27. Se trata no slo de ir msall de la mera tolerancia religioso-teolgica, sino tambin de la denomina-da epoch fenomenolgica (ponertemporalmente entre parntesis la fepersonal, las propias creencias concre-tas que determinan nuestra adhesin

    individual a una confesin religiosa,como condicin necesaria para un dilo-go interconfesional; cf. E. Husserl, Ideasrelativas a una Fenomenologa pura yuna Filosofa fenomenolgica). Un ver-dadero dilogo intra-religioso, nopuede suponer dejar de lado nuestrasconvicciones, sino que requiere unaconfrontacin mutua de todo lo que

    somos, creemos y creemos ser, con el

    objeto de establecer la ms profundacompenetracin humana sin prejuzgarlos resultados, sin excluir ni siquieracualquier posible transformacin denuestra religiosidad personal28. Poreso, ha de ser: un dilogo en y con la fe,en y con la esperanza de un entendi-miento recproco, en y con amor puesslo as se comprende realmente al otro.

    4. Cualquier empresa humana de esta claseest comprometida en la lucha por laplenitud humana, aunque sta se entien-da de maneras muy diferentes; en elmundo moderno lo secular se ha vuel-to sagrado. Expresin de esto es lasensibilidad ecologista y pacifista, elcompromiso por la justicia, la salud, etc.La geologa tambin es teologa... lateofsica pertenece tambin a la fsica.

    5. Ser conscientes de que este dilogoecumnico no se da en el vaco y nuncaes totalmente neutral, incluso cuando sepretende. Por eso, es preciso no olvidarla amarga leccin de las cruzadas ytodas las guerras santas, el colonialismo,el imperialismo y todo tipo de domina-ciones, para prevenirnos contra el hechode usar nuevamente las religiones o ellenguaje religioso para justificar impul-sos inconfesados poco claros.

    6. El ecumenismo ecumnico no es tampo-co un irenismo disimulado; por eso, sudilogo no ahorra la lucha ni el desa-cuerdo, la controversia pacfica. Perobusca siempre el sustrato in-compren-sible de la comprensin.

    7. Finalmente, es necesario tener en cuen-ta para acercarse a la obra de Panikkar

    que ningn dilogo ecumnico puedetener lugar en una sola lengua. En susescritos vemos una pluralidad inter-lingstica, manifestacin de una convic-cin profunda: el dilogo ha de ser,necesariamente, realizado a muchasvoces. La pretensin de pensar desdeuna sola lengua es el ltimo, aunqueinconsciente, residuo del imperialismo

    intelectual.

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    5. Las reglas del juego en el di-logo religioso

    En clave de dilogo intere intra-religio-so, Raimon Panikkar apunta unas reglas de

    juego para un autntico encuentro religio-so, mutuamente enriquecedor para todoslos que entran en l29:

    1. El dilogo religioso debe estar libre detoda apologtica particular. No puededefender a prioriy a ultranza su propiareligin por todos los medios, sino quese debe renunciar a toda idea apolog-tica sin que tenga que renunciar a su fe.

    2. El dilogo religioso debe estar libre detoda apologtica general. Debe evitar elpeligro de una cruzada o liga religiosa

    para defender los derechos sagradosde la religin.3. El dilogo religioso debe ser totalmente

    leal y abierto a la realidad. Por eso debeaceptar el riesgo de una prdida de la feen tal o cual religin. Pues una personaverdaderamente religiosa no es ni unafantica ni una persona que se siente enposesin de todas las respuestas.

    4. La dimensin histrica es necesaria, aun-que no sea suficiente. La religin no essimplemente un asunto privado, es tam-bin una vinculacin con la humanidad,con una tradicin llena de riqueza acu-mulada, tiene una dimensin histrica.

    5. El dilogo religioso no es un congresode filosofa. El esclarecimiento filosficoes importante, pues las religiones hanvivido demasiado en circuitos cerrados y

    han tendido a identificar un conjuntoparticular de doctrinas filosficas tilespara transmitir el mensaje religioso.Pero, si en una religin es importante laortodoxia, tambin lo es la ortopraxis.

    6. El dilogo religioso no es un simposioteolgico. El verdadero encuentro reli-gioso es una empresa religiosa llena decarisma proftico, y no simplemente un

    esfuerzo para que un extrao entiendami punto de vista. La hermenutica esindispensable, pero ms importante escaptar lo que ha de ser interpretado.

    7. El dilogo religioso no es una tareameramente eclesistica. Debe tenerlugar en diferentes niveles y entre todoslos creyentes.

    8. El dilogo religioso es un encuentro reli-

    gioso en la fe, la esperanza y el amor.a) La fe es una actitud que trasciende el

    mbito de lo religioso. No se discutenlos sistemas, sino las realidades, y lasformas de que pueden revestirse esasrealidades.

    b) La esperanza es aquella actitud que,esperando contra toda esperanza, escapaz de saltar en cierto modo no

    slo sobre los primeros obstculoshumanos de nuestras debilidades.

    c) El amores esa fuerza que nos empujahacia nuestros semejantes y nos hacedescubrir en ellos lo que a nosotrosnos falta. Una actitud de amor noaspira a quedar victoriosa en elencuentro, sino que anhela un reco-nocimiento comn de la Verdad.

    El dilogo-encuentro religioso es unacto religioso y creador en el que se mani-fiesta la vitalidad misma de la religin.Desde el Concilio Vaticano II y la consignade Juan XXIII abrir las ventanas al mundo,se ha ido reconociendo esta necesidad; aslo manifiestan Gaudium et Spes, LumenGentium, Nostra Aetate, Dignitatis huma-nae o Ad Gentes.

    Los hombres esperan de las diversasreligiones la respuesta a los enigmas recn-ditos de la condicin humana.

    Las religiones, conexas con el desarrollode la cultura, con ideas ms sutiles y con len-gua ms perfecta, se esfuerzan en respondera estas preguntas con nociones ms precisasy lenguaje ms elaborado... La Iglesia catlicano rechaza nada de lo que en estas religiones

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    hay de verdadero y santo... [que] refleja undestello de aquella Verdad que ilumina atodos los hombres (Nostra Aetate 1 y 2).

    En fin, podemos decir con EvangelistaVilanova que, aunque el camino iniciadopor Raimon Panikkar ha creado en algunosserias reservas -para unos es un concordis-ta, para otros eclctico o sincretista-,mayormente se trata de un juicio abstrac-

    to, que desconoce la experiencia profun-da, pacfica y honesta del autor; o un juiciocondicionado por prejuicios y visiones est-ticas, incapaces de abrirse hondamente a lodiferente30. El intento del pensamiento y lateologa ecumnica de Raimon Panikkarparece, en ocasiones, irrealizable; su teo-loga trinitaria puede parecer a algunosincompatible con la fe cristiana, a pesar de

    sus fundamentos y terminologa patrstica,

    por la manera como la elabora esta teologacristiana junto con el pensamiento oriental.l es consciente de ello, pero, al mismotiempo procura ser honesto en su bsque-da para superar la fragmentacin de la rea-lidad y la confrontacin excluyente de dis-tintos caminos, religiosos y no religiosos, enel acceso a Dios. Por eso, no duda en escri-bir:

    La nica cosa que de veras vale la penaintentar es lo imposible. Las cosas que perte-necen al orden de lo posible, las mquinas yalas hacen mejor que nosotros. El hombre esel arte de lo imposible. No nos engaemos,lo imposible es imposible, por eso Dios se hahecho hombre y el hombre se hace Dios...

    Hay que avanzar sin miedo y vencerlo sise presenta. No hay que tener miedo de unomismo ni de los dems31.

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    NOTAS

    1 Cf. la introduccin a su vida y su obra con la referencia completa de sta en mi libro Ms allde la fragmentacin de la teologa, el saber y la vida. Raimon Panikkar, Tirant lo Blanch,

    Valencia 2008; y mi ms reciente publicacin Dios, Hombre, Mundo. La Trinidad en RaimonPanikkar, Herder, Barcelona 2008.

    2 R. Panikkar, La intuicin cosmotendrica. Las tres dimensiones de la realidad. Trotta, Madrid1999,19-20.

    3 R. Panikkar, Prlogo de El silencio del Buddha.Una introduccin al atesmo religioso, Siruela,Madrid 51996.

    4 R. Panikkar, La Trinidad. Una experiencia humana primordial, Siruela, Madrid 1998,18,5 R. Panikkar El silencio del Buddha, 235.6 R. Panikkar, La intuicin cosmotendrica... [ya citado], 19; ya en 1977 haba publicado Colligite

    Fragmenta. For an integration of Reality en From Alienation to At-Oneness. Proceedings ofthe Theology Institut of Vilanova University, ed. F. A. Eigo, The Villanova University Press.

    7 R. Panikkar, Prlogo de El silencio del Buddha, 27 y 16; las dos primeras lneas fueron escritasen Varanasi en 1966, las restantes treinta aos despus, en Tavertet en 1995.

    8 R. Panikkar, El dilogo interno: la insuficiencia de la llamada epoch fenomenolgica en elencuentro religioso, Salmanticensis, XXII/2 (1975), 349-50.

    9 Eplogo de P. Lapide-R. Panikkar, Meinen wir denselben Gott? Ein Streit-gesprch, Ksel,Mnchen 1994, 121.

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    10 R. Panikkar, Religin (Dilogo intrarreligioso), en Conceptos fundamentales del cristianismo,C. Floristn & J. J. Tamayo (eds.), Madrid 1993, 1149.

    11 M. Castagnaro, Passaggio in Asia. Entrevista a Raimon Panikkar, Jesus, n 4 (2001).www.stpauls.it/jesus/0104je/0104je40.htm.

    12 R. Panikkar, Sobre el dilogo intercultural, San Esteban, Salamanca 1990,103.13 Cf. R. Panikkar, The Invisible Harmony: A Universal Theory of Religion or a Cosmic Confidence

    in Reality?, en Sobre el dilogo intercultural, 95-154.14 Cf. Ibdem, 131-133.

    15 Ibdem,133.16 Sobre el dilogo intercultural, 135.17 R. Panikkar, Invitacin a la sabidura, Espasa, Madrid 1999,128.18 R. Gibellini, Panorama de la Thologie au XX sicle, Paris 1994, 592-593. Hay una traduccin

    espaola en Sal Terrae.19 Ecumenismo ecumnico, art. de 1988 en La nueva inocencia, Verbo Divino, Estella 1993, 325.20 R.Panikkar, Il dialogo intrareligioso, Cittadella, Assisi 1988, 35.21 Ibid. 36.22 Ecumenismo crtico, La nueva inocencia, 333.23 Ecumenismo ecumnico, La nueva inocencia, 326.24 Cf. para este como para otros conceptos de Panikkar mi Diccionario panikkariano, en mi libro

    citado Ms all de la fragmentacin de la teologa, el saber y la vida. Raimon Panikkar.25 Cf. P. Lapide-R. Panikkar, Meinen wir denselben Gott?, op. cit. 125.26 Cf. La nueva inocencia, 327-332.27 Cf. Il dialogo intrareligioso y El dilogo indispensable. Paz entre las religiones, Barcelona 2003.28 El dilogo interno..., art. cit. nota 8, 252.29 Cf. Il dialogo intrareligioso, 94-113. Anteriormente apareci sintticamente en espaol como

    Las reglas del juego en el encuentro religioso, Cuadernos para el Dilogo, 92 (1971) 42-43.30 Prlogo de La nueva inocencia, 18.31 Una espiritualidad para nuestro tiempo, La nueva inocencia, 309 y 318.

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