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1 FFyH – UNC - Escuela de Historia – Cátedra: Geografía Humana – Prof. titular: Estela Valdés - Título del eje: El espacio geográfico. Etapas en la construcción del territorio argentino. Desequilibrios territoriales - Alumno: Botta Gaido, Lucas Sebastián. – Carrera: Licenciatura en Historia. – Laguna Larga, Noviembre de 2011. El proceso de construcción del territorio argentino. La configuración del territorio de nuestro país, se ha ido transformando conforme avanza el tiempo. Pero estos cambios que en él se producen, no son resultado de casualidades, y tampoco se deben exclusivamente a las condiciones naturales. Las transformaciones que sufre el territorio se deben principalmente a los cambios que se producen en la misma sociedad que lo habita: es ella quien lo construye y organiza a lo largo del tiempo. Por un lado las condiciones naturales, y por otro el territorio construido en el pasado, constituyen las bases para las organizaciones territoriales presentes y futuras. El objetivo de esta monografía es dar cuenta de cómo se fue desarrollando este proceso de construcción del territorio argentino a lo largo de su historia. Para tal fin se explicarán las variables políticas, económicas y sociales llevadas a cabo por diferentes actores (Estado, inversionistas extranjeros, empresarios, etc.) que confluyen históricamente para dar forma a lo que actualmente es el territorio argentino. Estos (y otros) actores van dando forma a procesos coyunturales que van determinando la formación de conglomerados económicos en donde se nuclea la mayor parte de las concentraciones de infraestructuras, recursos humanos, inversiones y demás factores que contribuyen al crecimiento desigual de regiones, algunas favorecidas y otras no, por estos procesos políticos-económicos. Se tomarán además, como variables de primer nivel, por un lado, el desarrollo y la dinámica que la ciudad ha ido adquiriendo a lo largo de dicho proceso, como centro de reproducción de las políticas del Estado, formando y transformándose de acuerdo a las necesidades territoriales, convirtiéndose en un espejo del proceso de construcción del territorio; y la evolución del poblamiento y ocupación del territorio mediante un

El proceso de construcción del territorio argentino (1)

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FFyH – UNC - Escuela de Historia – Cátedra: Geografía Humana – Prof. titular: Estela Valdés - Título del eje: El espacio geográfico. Etapas en la construcción del territorio argentino. Desequilibrios territoriales - Alumno: Botta Gaido, Lucas Sebastián. – Carrera: Licenciatura en Historia. – Laguna Larga, Noviembre

de 2011.

El proceso de construcción del territorio argentino.

La configuración del territorio de nuestro país, se ha ido transformando conforme avanza el tiempo.

Pero estos cambios que en él se producen, no son resultado de casualidades, y tampoco se deben exclusivamente a

las condiciones naturales. Las transformaciones que sufre el territorio se deben principalmente a los cambios que se

producen en la misma sociedad que lo habita: es ella quien lo construye y organiza a lo largo del tiempo. Por un lado

las condiciones naturales, y por otro el territorio construido en el pasado, constituyen las bases para las

organizaciones territoriales presentes y futuras.

El objetivo de esta monografía es dar cuenta de cómo se fue desarrollando este proceso de

construcción del territorio argentino a lo largo de su historia. Para tal fin se explicarán las variables políticas,

económicas y sociales llevadas a cabo por diferentes actores (Estado, inversionistas extranjeros, empresarios, etc.)

que confluyen históricamente para dar forma a lo que actualmente es el territorio argentino. Estos (y otros) actores

van dando forma a procesos coyunturales que van determinando la formación de conglomerados económicos en

donde se nuclea la mayor parte de las concentraciones de infraestructuras, recursos humanos, inversiones y demás

factores que contribuyen al crecimiento desigual de regiones, algunas favorecidas y otras no, por estos procesos

políticos-económicos. Se tomarán además, como variables de primer nivel, por un lado, el desarrollo y la dinámica

que la ciudad ha ido adquiriendo a lo largo de dicho proceso, como centro de reproducción de las políticas del

Estado, formando y transformándose de acuerdo a las necesidades territoriales, convirtiéndose en un espejo del

proceso de construcción del territorio; y la evolución del poblamiento y ocupación del territorio mediante un análisis

cuantitativo. Para tal fin, es necesario tener en cuenta elementos tales como: la actividad económica o productiva, el

papel del Estado y las relaciones con el exterior.

La sociedad entera, participa en dicho proceso. Sin embargo, no todos sus integrantes tienen el

mismo poder de decisión. Por ejemplo, las decisiones, que toma un gobernante o un empresario, son distintas de las

de un obrero, porque pueden afectar a una considerable porción de territorio y a una gran cantidad de personas. Son

estas decisiones las que van modificando la organización del territorio, el tamaño de las ciudades, el tráfico de

mercaderías y de personas, el paisaje rural, etc. Para justificar esto nos podemos remitir al texto de Ortega Valcárcel,

“Los Horizontes de la Geografía” (2000), en donde el autor expone que el espacio geográfico es construido mediante

la acción de diversos y distintos agentes individuales y colectivos. Detrás de todas estas acciones individuales y

colectivas, se encuentran las representaciones del entorno que cada individuo posee y asimila. Este mismo autor nos

dice que a medida que se hacen universales los mecanismos de reproducción capitalista, se acentúan las diferencias

en los procesos sociales de construcción del territorio. Son esas prácticas sociales las que van a determinar la

diversidad territorial.

De esto se puede sobresaltar que toda organización de un territorio es un proceso histórico y

continuo; sin embargo, a efectos de llevar a cabo su estudio, conviene diferenciarlo en varias etapas. En el caso

argentino se pueden distinguir cuatro etapas, en las que se identifican distintos proyectos económicos y políticos que

tuvieron efectos diferentes sobre la población y el territorio nacional.

Primera etapa: la herencia colonial.

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de 2011.

Esta etapa se refiere a las formas de organización social, política, económica y territorial que

existieron hasta mediados del siglo XIX cuando comienzan a constituirse las bases políticas y jurídicas de lo que es

actualmente la Nación Argentina.

Tal como lo establece Juan Agustín García en “La Ciudad Indiana”, durante el periodo colonial

(desde mediados del siglo XVI hasta principios del siglo XVIII), surgió una red de ciudades, fundadas por los

conquistadores para servir de apoyo en las rutas que conectaban los centros mineros del Alto Perú, con los puertos

americanos por donde se embarcaban los denominados metales preciosos (oro y plata) con destino a Europa. Esta

actividad económica era el principal objetivo de la política colonialista llevada a cabo por España en Sudamérica.

Según Borsdorf (2003), tanto la fundación como la planificación de estas ciudades coloniales

hispanoamericanas, estaban reglamentadas por medio de Ordenanzas de Descubrimientos y Población. Las

capitales eran ubicadas en el centro de sus regiones administrativas y en valles o cuencas, con condiciones de clima

sanas. Tanto el centro de cada ciudad, así como la estructura clave para la red de calles urbanas, estaban

constituido en torno a la Plaza Mayor. La misma actuaba como núcleo de la vida social. La posición social de cada

uno de los ciudadanos estaba determinada por la cercanía/distancia de sus casas respecto de la plaza principal. De

esta manera, la pendiente social y funcional desde el centro a la periferia se reflejaba en la estructura social circular

de los barrios. Según este autor, cerca de la plaza se encontraba asentada la aristocracia, el círculo siguiente era

ocupado por la clase media. En este círculo por lo general se ubicaba el mercado municipal. Y por último, en el

círculo más periférico, vivían “los blancos pobres”, los indios y los mestizos. Se puede resumir entonces, que en esta

primera parte, de la época colonial, nos encontramos ante una ciudad caracterizada por una fuerte centralización,

una gradiente social centro-periferia y el principio de una estructuración socio-espacial en círculos.

Pero, con la creación del Virreinato del Rio de La Plata (1776), con sede en Buenos Aires,

comenzó el ascenso de esta ciudad y la declinación de Lima.

Durante los primeros años de la Argentina independiente, se comienza a desarrollar en la llanura

pampeana la actividad ganadera, a partir de la utilización del ganado criollo para la extracción de cueros y la

producción de carne salada.

Siguiendo la línea establecida por Assadourian y Palomeque (2003), se puede establecer que en

los últimos años de esta etapa, comienzan a entrar en crisis las actividades económicas desarrolladas en el interior

del país (astilleros y textiles en Corrientes, cría y engorde de mulas en Córdoba y Salta respectivamente, etc.). Esto

se debe en gran parte al hecho de que Inglaterra (la potencia económica mundial más grande y poderosa de

aquellos tiempos), buscaba mercados para colocar su producción manufacturera que iba en aumento a partir de la

Revolución Industrial y trataba de controlar económica la zona del Rio de la Plata.1

Comienza entonces una situación de enfrentamiento entre las economías del interior del país y las

del puerto y la campaña de Buenos Aires; del mismo modo surge el enfrentamiento entre unitarios y federales y entre

caudillos del Litoral (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos) y del interior. En definitiva, se trataba de la confrontación

entre dos proyectos económicos diferentes. Uno, que protegía a las economías provinciales, en crisis a causa de la

entrada de productos importados con los cuales no podían competir. Otro, que favorecía el ascenso de Buenos

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Aires, produciendo gracias a su puerto y a su aduana y a que su producción ganadera e industrial era destinada al

mercado externo, esto último como resultado de su asociación con Inglaterra.

En cuanto al análisis cuantitativo del nivel de poblamiento y de ocupación del territorio argentino,

cabe mencionar que hasta la llegada de los españoles, nuestro territorio estaba ocupado por población indígena. El

área andina (Noroeste y Cuyo) era la zona más poblada. Allí vivían cerca de 150.000 indígenas que se dedicaban a

la agricultura y a la cría de animales, con una compleja organización social. En el Nordeste también vivían algunas

comunidades agrícolas. El resto del país estaba habitado solo por tribus de indígenas cazadores y pescadores.2

Durante la etapa colonial, el 63% de la población se concentró en las gobernaciones de Tucumán y

Cuyo. Allí se desarrolló una economía basada en la producción de alimentos y animales para abastecer el mercado

del Alto Perú, donde se explotaban las grandes minas de plata. Con el agotamiento de dichas minas empezó la

decadencia de las ciudades del Noroeste.

Tal como lo expone Martínez Estrada (1986), a partir de fines del siglo XVIII, junto con el desarrollo

de la ganadería en la llanura pampeana y la exportación de cueros, comenzó a crecer el número de habitantes de

toda la zona del Litoral.

Así se cierra el análisis de la primera de las etapas del proceso de construcción del territorio

argentino, dando paso al segundo período, el de la Argentina agro-exportadora.

Segunda etapa: la Argentina agro-exportadora.

Hacia mediados del siglo XIX, surge en nuestro país un proyecto político basado en los intereses

de los grandes propietarios pampeanos. Para apropiarse de nuevas tierras y ponerlas en producción, se llevó a cabo

el desalojo de sus territorios y el exterminio de los pueblos indígenas mediante campañas militares. Esto incrementó

el poder político y económico de los productores rurales.

El posterior proceso de ocupación y poblamiento de la región pampeana con centro en Buenos

Aires, y en menor medida en el puerto de Rosario, fue acompañado por la inversión de capitales ingleses en

infraestructura vinculada al transporte y al embarque de la creciente producción agropecuaria con destino a Europa.

La incorporación de la Argentina al mercado mundial, como productora de materias primas, se

explica a partir de las necesidades de los países europeos. Cueros y carnes saladas primero, lana, grasa y ganado

vacuno más refinado después. Y, a partir de 1880, cereales. En 1914, nuestro país llegó a ser el tercer exportador

mundial de granos (Martínez Estrada, 1986:236).

Con respecto a las inversiones de capitales extranjeros en nuestro país, se puede decir, que fueron

el eje central sobre el que se movió el desarrollo económico de nuestra nación. Argentina era incapaz de afrontar por

sí sola el avance tecnológico necesario para mantener dicho modelo. El principal déficit de nuestro país era la

carencia de infraestructura. A este fin, llegaron a tierras argentinas fondos de inversionistas extranjeros (en su

mayoría ingleses) que permitieron la construcción de esta infraestructura faltante. Por ejemplo, comenzaron a

avistarse a lo largo de todo el litoral y gran parte de la región pampeana, el tendido de líneas de ferrocarriles, que

venían a facilitar el traslado de los bienes producidos en el interior hacia el puerto de Buenos Aires, para después ser

colocados en el mercado mundial. Otro de los avances infraestructural de este periodo, facilitado pro inversiones

extranjeras, fue la modificación y adaptación del antiguo puerto de Buenos Aires, para poder recibir a los grande

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buques cargueros que llevaban las mercaderías a Europa. También podemos ver la instalación de frigoríficos en la

zona perimetral de líneas ferroviarias y de la zona portuaria de Buenos Aires.

Las inversiones se concentraron casi exclusivamente en la región pampeana y particularmente en

la ciudad de Buenos Aires (ciudad que era cabecera de líneas marítimas y ferroviarias, hacia donde los productos del

interior llegaban para ser insertados en el mercado externo), lo que implicó un crecimiento económico y poblacional

de esta región notablemente superior al resto de las provincias tradicionales.

Según lo expreso por Giberti (1986), este crecimiento desigual fue resultado de un modelo

económico y político que dejaba libertad de maniobra a los sectores de mayor poder económico. Se beneficiaron así

las áreas productivas más aptas y modernas para competir en el mercado internacional, marginando al resto de las

producciones regionales tradicionales.

Algunas pocas actividades regionales comenzaron a desarrollarse: la vid en Cuyo, el azúcar en

Tucumán, el algodón y la explotación forestal en el Chaco. Sin embargo, las regiones de Cuyo, del Noroeste y del

Nordeste quedaron relegadas frente al área pampeana, que fue la receptora privilegiada de las inversiones y de los

inmigrantes.

El modelo económico basado en la exportación de productos agropecuarios comenzó a mostrar

síntomas de debilitamiento cuando se completó, a principios del siglo XX, el proceso de ocupación de los territorios

conquistados a los pueblos indígenas, y a medida que aumentaba la demanda de alimentos por parte de la creciente

población argentina.

Los fines de la década de 1920 pusieron un límite a las exportaciones argentinas, en razón de la

caída de la demanda externa y del descenso de los precios de las materias primas. Por lo tanto, al disminuir las

exportaciones, Argentina no contaba con las divisas necesarias para adquirir productos manufacturados del exterior.

Se cerraba así un periodo en el que predominó una economía basada en el mercado externo, característico de esta

etapa agro-exportadora.

En cuanto a la primer variable propuesta para el análisis, es decir, la función y el desarrollo de las

ciudades, se puede notar en todo este periodo de tiempo (mediados del siglo XIX hasta las primeras dos décadas del

siglo XX), lo que Borsdorf denomina como primera fase de rápida urbanización. La organización de la ciudad

comienza a perfilarse como una Ciudad Sectorial. En las primeras décadas del siglo XIX con la independencia de las

colonias, comienzan, como explicaba anteriormente, a producirse cambios políticos que causaron la reestructuración

del organismo urbano. Ante todo, en lo relativo a la estructura social y económica. Con el tiempo, comienzan a

arribar a nuestro territorio inmigrantes provenientes de Europa, cuyas profesiones eran comerciantes, industriales,

inversionistas, o agricultores. Es del Viejo Continente de donde provienen las modas urbanas de esta época, como

por ejemplo el boulevard francés, la alameda, el prado, el paseo o la villa europea.

También dentro de esta etapa encontramos una nueva dinámica urbana y es la protagonizada por

las denominadas Ciudades-Puertos. Estas, no quedan excluidas de las transformaciones económicas del período y

comienzan a adquirir mayor relevancia según lo expuesto por Granda (2005), constituirse en nodo de articulación de

las redes de producción y distribución crecientemente globalizadas. Según este mismo autor, este proceso ha

configurado y consolidado una geografía de centralidad para la actividad portuaria coincidente con las áreas más

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dinámicas del comercio global de mercancías. Estas ciudades-puertos comienzan a adquirir una jerarquización, tanto

en el orden nacional como en el internacional, que le permiten posicionarse dentro de las ciudades más activas de

una economía global comercial en crecimiento desde este periodo3.

Retomando, el principio de estructuración espacial se basa en la diferenciación con la etapa

anterior, apoyándose ahora en estructuras lineales. El crecimiento de los sectores de la clase alta se orientó en torno

al boulevard principal, además, las primeras zonas industriales a finales del periodo, se establecieron siguiendo ellas

también una estructura lineal en torno a las líneas ferroviarias que conectaban a la ciudad con el resto del país. En

este marco de todavía incipiente industrialización, los primeros barrios obreros se desarrollaron en esas casonas

abandonadas por la clase pudiente, bajo la forma de conventillos.

Fue este proceso de industrialización, el que cobra un fuerte impulso en la década del ’20, y le

permite a nuestro país responder a la crisis del modelo agro-exportador. A partir de entonces, se produjo el

fortalecimiento del proceso de industrialización, apoyado en el desarrollo del mercado interno.

En cuanto a la otra variable a analizar, se puede decir que el gran aumento de la población se

produce sólo a finales del siglo XIX, cuando los indígenas son desalojados de lo que hoy es la región pampeana y

esta comienza a diversificar su producción. La enorme cantidad de nuevas explotaciones agropecuarias, que

necesitaban de muchos trabajadores, junto con el desarrollo del sector artesanal e industrial en las grandes

ciudades, motivaron el ingreso masivo de inmigrantes europeos al país. Así, desde fines del siglo XIX, hasta casi

mediados del siglo XX, la región pampeana incrementó notablemente su población, por lo cual creció más rápido que

el resto del país, a causa de las razones nombradas supra.

Inmigrantes radicados en el país entre 1857-19304

Periodo N° de Inmigrantes

1857-1870 87.694

1871-1880 85.122

1881-1890 637.667

1891-1900 319.882

1901-1910 1.120.179

1911-1920 269.199

1921-1930 877.970

Todos estos inmigrantes de acuerdo a su posición y a sus intenciones, fueron radicándose en

zonas diferentes. Y esto, fue lo que, a lo largo de nuestra historia, y de acuerdo a procesos político-económicos, fue

modificando el espacio geográfico argentino. A continuación, un cuadro donde se deja en claro el destino elegido por

la inmigración vía ultramar, de segunda y tercera clase desde 1861 hasta 1920.

Distribución Geográfica. Porcentajes de inmigrantes radicados en cada una de las zonas del país.5

Zonas 1861-1870 1891-1900 1911-1920

Capital 33% 34% 27%

Litoral 62% 58% 58%

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Noroeste 3% 3% 4%

Nordeste - 1% 2%

Resto del país 2% 4% 9%

TOTAL 100% 100% 100%

Tercera etapa: la industrialización.

A partir de 1930 y hasta principios de los años setenta, nuestro país asiste a una creciente

industrialización interna, es decir la economía nacional se concentra en el sector industrial. Durante la década de

1930, se va delineando un nuevo modelo económico centrado en la industrialización para sustituir las manufacturas

importadas, conocido como Industrialización por Sustitución de Importaciones (I.S.I.). Los grandes propietarios de

tierras, ante la caída de las exportaciones agrícolas, orientaron sus inversiones hacia el sector de la industria local.

Para analizar esta etapa, me centraré en lo expuesto por Adolfo Dorfman en “Historia de la

industria Argentina”, y por Eduardo F. Jorge en “Industria y concentración económica”. De acuerdo a lo que

establecen estos autores, se puede argumentar que el aumento de la actividad económica acrecentó la demanda de

artículos de todo tipo, especialmente de bienes de consumo. Las mejoras salariales y otras conquistas del

movimiento obrero organizado, permitieron a los trabajadores incrementar su capacidad de consumo y, por lo tanto,

se incrementó la actividad industrial para satisfacer la expansión de la demanda.

A partir de mediados de los años cuarenta, se desarrolló un nuevo proyecto político, el

justicialismo, liderado por el General Juan Domingo Perón, que se propuso ampliar la experiencia de industrialización

de los primeros tiempos de esta etapa, basada en la producción de bienes para sustituir las importaciones, para dar

paso a nuevos rubros: los bienes intermedios, como los son los constituidos por las industrias de la siderurgia, la

metalurgia y la química, los bienes de capital, como vehículos y maquinarias, y los bienes de consumo durable como

los artefactos eléctricos.

Hasta mediados de la década del ’50, el Estado fue aumentando su participación en la política

económica, a diferencia de la etapa anterior, y se hizo cargo de numerosas actividades mineras e industriales,

especialmente en el campo de la producción de acero y derivados del petróleo. También comenzó a actuar como

prestador de algunos servicios, como el transporte, la energía y las telecomunicaciones, de donde desalojó al capital

extranjero de mayoría inglesa, mediante una fuerte política de nacionalizaciones.

Desde el punto de vista territorial, se reforzaron las desigualdades entre la región pampeana y el

resto del país, ya existentes desde el modelo agro-exportador, incluso antes. La mayor concentración de personas,

infraestructura e industrias, se localizaron en el Gran Buenos Aires y otras grandes ciudades como Rosario y

Córdoba. Importantes grupos de migrantes provenientes de las zonas rurales del interior del país, eran atraídos

hacia estas ciudades industriales por la posibilidad de conseguir empleo y mejorar sus condiciones de vida.

Siguiendo la línea establecida por el mismo autor asentado a comienzos de este apartado, él

mismo propone que hacia la década del sesenta, el proceso de industrialización se profundizó con una nueva oleada

de ingreso de capital extranjero, esta vez, preferentemente estadounidense, que se orientó hacia el sector de

productos de consumo durables y a la industria siderúrgica, petroquímica, electrónica y automotriz. Las empresas

que se instalaron en esta época, eran multinacionales y, trabajaban con tecnología de avanzada, lo cual disminuyó la

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demanda de mano de obra, es decir, la demanda de obreros industriales. Estas empresas enviaban al exterior gran

parte de los beneficios obtenidos sin realizar nuevas inversiones en el país. La dependencia con el exterior no solo

tenía lugar en la actividad productiva, sino también en el sistema bancario, la tecnología y la comercialización. El

Estado nacional, por su parte, realizó inversiones en infraestructura (como acceso al agua, energía y vías de

comunicación) para favorecer la instalación de industrias y servicios en los alrededores de las zonas urbanas, y en

algunos casos en sitios no industrializados ni suficientemente poblados.

En cuanto al análisis del desarrollo y el reordenamiento de las ciudades en cada una de las etapas,

Borsdorf nos define a este periodo como la segunda fase de rápida urbanización. Se define a la ciudad como una

Ciudad Polarizada. Desde 1930 con el desarrollo de políticas económicas que apuntaban a la sustitución de

importaciones mediante industrias bajo el control del Estado, se da un proceso de industrialización alrededor de las

líneas ferroviarias y las autopistas reforzando así, el crecimiento de algunos sectores. Fueron naciendo los

denominados barrios periféricos marginales localizados tanto en el perímetro urbano como en lotes aislados fuera de

la ciudad. Por otra parte, los ricos se alejaban cada vez más del centro de la ciudad. Barrios exclusivos, calles

amplias y extensas áreas verdes proliferaban en el “barrio alto” de cada ciudad. Nacen así los primeros barrios

comerciales, para devenir en focos de crecimiento de nuevos “barrios de lujo”. Es en este contexto que el contraste

entre ciudad rica y ciudad pobre se fue intensificando cada vez más. La polarización resultó del principio de

estructuración espacial más importante seguido por otro principio: el de crecimiento celular fuera del perímetro

urbano. El mismo autor nos explica que los motores del desarrollo urbano y de esta nueva estructuración fueron la

industrialización, el poder estatal y el éxodo rural hacia las concentraciones urbanas.

En cuanto al análisis de la segunda variable propuesta al comienzo, cabe mencionar que el

fenómeno observado en la etapa anterior, se vio reforzado durante las décadas del ’50 y ’60, con fuertes migraciones

internas (desplazamientos de población dentro del país) producidas por la abundancia de empleo en las grandes

ciudades industriales y la escasez de nuevas fuentes de trabajo en el interior, sobre todo a raíz de comienzo de la

mecanización de las tareas agrícolas. Paralelamente, se produjo una fuerte inmigración, esta vez desde los países

limítrofes tales como Paraguay, Bolivia y Uruguay. A diferencia del proceso inmigratorio anterior, la mayoría de estos

nuevos habitantes aún no han sido enteramente integrados a la sociedad argentina: subsisten en asentamientos

precarios, trabajan en empleos temporarios y muchos de ellos ni siquiera cuentan con la documentación pertinente

para residir legalmente en el país.

Evolución de la población por regiones (1869-2001)6

Regiones 1869 1895 1914 1947 1960 1970 1980 1991 2001

Gran Bs.

As7

0 781.617 2.034.031 4.722.381 6.739.045 8.352.900 9.766.030 10.934.727 11.460.575

Pampeana 929.003 1.869.849 3.770.554 6.690.328 7.596.558 8.573.450 10.012.080 11.471.008 12.667.709

Nordeste 132.023 288.032 466.173 1.316.100 1.616.498 1.807.955 2.247.710 2.822.599 3.367.518

Noroeste 451.125 635.133 915.047 1.677.583 2.073.022 2.245.943 2.848.170 3.456.809 4.168.487

Cuyo8 227.722 351.239 592.807 1.125.752 1.478.959 1.677.056 2.040.837 2.448.383 2.857.590

Patagonia 0 29.041 106.625 361.667 509.711 707.127 1.034.653. 1.482.002 1.738.251

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de 2011.

Sin

determinar

90.291 90.000 18.425 - - - - - -

TOTALES 1.830.214 4.044.911 7.903.662 15.893.811 20.013.793 23.364.431 27.949.480 32.615.528 36.260.130

Las provincias de Neuquén, Rio Negro, Santa Cruz, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, fueron las

provincias que más crecieron en esta etapa, mientras que en el resto del país se multiplicaban las áreas expulsoras

de población (aquellas en las que el número de personas que salen del área es mayor que el número de las que

ingresan).

Cuarta etapa: crisis, reinserción internacional y exclusión social.

Dentro de esta etapa, y de acuerdo al material trabajado, puedo (en una vía de análisis personal),

identificar dos periodos o sub-etapas con características diferenciadas, pero unidas por un mismo proyecto político:

reestructuración económica y reinserción internacional.

Durante el primer periodo, que se puede delimitar temporalmente entre los años 1975 y 1990, la

economía argentina entró en un proceso de estancamiento, en principio vinculado a la crisis global del capitalismo en

los años setenta. Pero la persistencia de la crisis en Argentina, que se extendió hasta comienzos de la década de

1990, puede explicarse fundamentalmente por la disputa entre distintos sectores del poder económico que no

lograron articularse y acordar un determinado modelo de desarrollo económico. Durante los primeros años de este

periodo, la dictadura militar que ocupó el poder político entre 1976 y 1983 redujo notablemente los salarios y los

beneficios sociales de los trabajadores, afectando también a los intereses de los pequeños y medianos productores

agrarios e industriales. Los intentos de transformación de la economía ensayados por la dictadura sólo beneficiaron a

un grupo de grandes empresas nacionales y extranjeras.

La economía argentina sufrió notorios perjuicios durante este periodo. Por ejemplo, aumentó

considerablemente la deuda externa, se restringieron aumentos de precios de los bienes y servicios y se abrió el

mercado interno nacional al ingreso de manufacturas importadas, lo que dejó fuera de competencia a muchos

establecimientos industriales. Estos cambios trajeron aparejados, mayor desigualdad social, es decir, un aumento en

la diferencia entre los sectores sociales más pobres y los más ricos, mientras una parte de los sectores de medianos

ingresos, sufrió un procesos de empobrecimiento, pasando a ser nuevos pobres.

Una vez recuperada la democracia, durante la presidencia de Alfonsín (1983-1989), no se logró

revertir la situación de estancamiento económico heredado. Se produjo una declinación de las economías regionales.

Lo mismo ocurrió con ramas de la producción industrial textil, automotriz, alimentaria, etc., que operaban en los

grandes centros industriales del país. Para eludir la crisis, buena parte de los establecimientos industriales se

refugiaron en las ventajas que ofrecían los regímenes de promoción industrial (basados en la reducción de

impuestos y tarifas aduaneras) por lo que se trasladaron a algunas provincias beneficiadas por dichos regímenes,

como Tierra del Fuego, San Luis, La Rioja y Catamarca, donde se crearon miles de puestos de trabajo. Esto

desaceleró la tendencia a la concentración de infraestructuras, establecimientos industriales y personas en la región

pampeana, que venía aconteciendo desde la etapa de la Argentina agro-exportadora, y como se vio, incluso antes.

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FFyH – UNC - Escuela de Historia – Cátedra: Geografía Humana – Prof. titular: Estela Valdés - Título del eje: El espacio geográfico. Etapas en la construcción del territorio argentino. Desequilibrios territoriales - Alumno: Botta Gaido, Lucas Sebastián. – Carrera: Licenciatura en Historia. – Laguna Larga, Noviembre

de 2011.

La gestión del presidente Menem, a partir de 1990, abre un segundo periodo dentro de esta etapa.

Durante el mismo, las políticas de reforma del Estado, privatizaciones, control de la inflación, incremento de las

exportaciones, finalmente se concretan. El Estado disminuye drásticamente sus controles sobre la economía y los

capitales tienen mayor libertad de acción. Estos cambios dan como resultado un fuerte crecimiento de la economía

en general, y en particular de las exportaciones e importaciones, el logro de una de las tasas de inflación más bajas

del mundo y un elevado incremento de las inversiones extranjeras, al mismo tiempo que se concreta la inserción de

la economía argentina en los procesos de globalización e integración económica (como los fue la incorporación al

MERCOSUR).

En este nuevo contexto, los sectores más dinámicos de la economía son los servicios, tales como

las telecomunicaciones, el transporte, etc., la producción de gas y petróleo, de oleaginosas (soja y girasol) y sus

derivados, la industria automotriz y la construcción.

Con excepción de algunos lugares privilegiados por las nuevas inversiones, como es el caso de las

ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza o de algunas áreas de la producción agrícola, al mayor parte del

país no parece participar de los beneficios del crecimiento económico. Nuevamente se observan tendencias hacia la

concentración de la producción, la infraestructura y los recursos humanos, aunque algunas importantes áreas

tradicionalmente industriales como Rosario, Bahía Blanca o La Plata parecen incluso tener dificultades para atraer

nuevas inversiones.

En el marco de un modelo de desarrollo económico que busca la mayor rentabilidad, eficiencia y

productividad, los empresarios, los trabajadores y las regiones que no se ajustan a estas nuevas condiciones,

quedan excluidas del crecimiento.

Por su parte el análisis de la variable perteneciente a las ciudades, Borsdorf, denomina a esta

etapa como la fase más reciente en el desarrollo urbano en América Latina. En esta etapa, según el autor citado,

tanto el ferrocarril como las autopistas centrífugas fueron perdiendo progresivamente su importancia. La construcción

de nuevas autopistas intra-urbanas construidas con capital privado, fueron facilitando la aceleración del tránsito y las

zonas periféricas y periurbanas volvieron a ser atractivas para las clases medias y altas. Esta misma extensión de

las autopistas, acentuó la estructura lineal y constituyó un antecedente para la formación de estructuras de nodos

fragmentados que hoy son las más notables en el perímetro urbano.

En esta misma etapa, el autor nos dice que se comienzan a divisar nuevas formas especiales del

principio de estructuración espacial que caracteriza la dinámica urbana actual, transformando las estructuras de las

ciudades hasta entonces, de forma muy significativa. Es denominado este principio como Principio de

Fragmentación. Es decir, una forma de separación de funciones y elementos socio-espaciales, ya no, como antes en

una dimensión grande (ciudad rica, ciudad pobre; zona habitacional, zona industrial), sino en una dimensión

pequeña. Los elementos económicos y los barrios habitacionales se dispersan y se mezclan en espacios pequeños:

las urbanizaciones de lujo se localizan en barrios muy pobres, centros comerciales se emplazan en todas partes de

la ciudad y los barrios marginales entran en sectores de la clase alta. Es en esta etapa cuando la dinámica migratoria

tradicional se revierte y dentro de sus consecuencias, podemos encontrar, como quedó explicado anteriormente, los

cambios producidos en las estructuras urbanas.

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FFyH – UNC - Escuela de Historia – Cátedra: Geografía Humana – Prof. titular: Estela Valdés - Título del eje: El espacio geográfico. Etapas en la construcción del territorio argentino. Desequilibrios territoriales - Alumno: Botta Gaido, Lucas Sebastián. – Carrera: Licenciatura en Historia. – Laguna Larga, Noviembre

de 2011.

Esta demanda y consumo de espacio constituyen la última característica del desarrollo post-

moderno de la ciudad latinoamericana.

En cuanto a los niveles cuantitativos devolución del poblamiento y la ocupación del territorio, se

puede decir que desde mediados de los años ’70, se registra cierta disminución de la concentración de la población

en las grandes ciudades pampeanas, las regiones más clásicamente expulsoras de población (Nordeste y Noroeste)

han incrementado su capacidad para retener a sus propios habitantes, ya que los migrantes rurales prefieren

dirigirse actualmente hacia las medianas y pequeñas ciudades de la región, que ofrecen el atractivo de los servicios

urbanos.

A modo de conclusión.

El reparto espacial de la población y las formas de poblamiento y asentamiento humano en un

territorio, no sólo son muy interesantes desde un punto de vista estrictamente geográfico, sino como elemento

fundamental del ordenamiento territorial y la planificación.

La distribución de la población sobre la superficie terrestre, tiene una característica particular, que

es su marcada desigualdad. El análisis de esta desigual distribución poblacional, se completa con distintos factores

explicativos sobre la ocupación de territorios.

Es posible encontrar áreas de gran concentración como las grandes ciudades y, en contrapartida,

espacios escasamente habitados.

Los factores que explican el desigual reparto poblacional son muchos y variados, y con frecuencia

se combinan de manera muy compleja. Son variados también, los actores que llevan a cabo acciones que delimitan,

a su vez, determinados procesos que van a moldear la formación de un territorio. Entre ellos, se pueden encontrar (y

fueron analizados en el presente trabajo) el Estado (tanto Nacional como Provincial, incluso en una escala menor, el

Estado Municipal), los inversionistas (ya sean locales o extranjeros, estos últimos son mayoría), los empresarios, los

productores (industriales, agropecuarios, ganaderos, etc.). Son ellos los que, con sus diversas políticas, van a ir

estructurando una repartición poblacional dentro de un determinado territorio, en este caso, el territorio Argentino.

Distintas variables (extraídas de las acciones de esos actores mencionados), se van a ir conjugando para dar forma

a un proceso no-lineal de re-construcción del territorio. Este proceso incluye variables (también analizadas) como el

desarrollo y la dinámica urbana (ciudades), la evolución del poblamiento y la ocupación territorial, las actividades

económicas y productivas, el papel y la función del Estado y las relaciones con el exterior.

En el caso de Argentina, fueron, a lo largo de su historia, estos factores y sus combinaciones, los

que hicieron que la Región Pampeana, se convierta, en lo que se denomina, “zona nuclear” del país. El desarrollo de

la ganadería, la agricultura hacia fines del siglo XIX y principios del XX, la colonización, las grandes oleadas

inmigratorias europeas y la organización política centrada en la ciudad de Buenos Aires, las inversiones estatales y

de grupos inversores (tanto nacionales como extranjeros), incidieron de modo tal que la Región Pampeana, se

convirtiese en la porción de nuestro territorio más densamente poblada.

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1 Martínez Estrada, Ezequiel, “Radiografía de la pampa”. Biblioteca Argentina de Historia y Política. Editorial Hyspamérica. Bs. As. 1986. Pág.: 97-104.2 Ibídem. Pág.: 195.3 GRANDA, José; “Ciudades-Puerto en la economía globalizada: la arquitectura organizacional de los flujos portuarios”; División de Recursos Naturales e Infraestructura, Santiago de Chile, Noviembre de 2005 (Ejemplar Digitalizado), Pág.: 5.4 Cuadro extraído de Rofman, Alejandro y Romero, Luis; en “Sistema socioeconómico y estructura regional en la Argentina”. Buenos Aires. Pág.: 124.5 Cuadro extraído de Rofman, Alejandro y Romero, Luis; en “Sistema socioeconómico y estructura regional en la Argentina”. Buenos Aires. Pág.: 125.6 Cuadro elaborado sobre la base de información de los censos nacionales de población (INDEC). Extraído de “Geografía de la Argentina, configuración y organización del territorio”, Bertone de Daguerre, Celia; Sassone, Susana María. Editorial Kapelusz Norma. Bs. As. 2005. Pág.: 71.7 La ciudad de Buenos Aires estaba incluida en la Provincia de Buenos Aires.8 La Provincia de La Rioja estaba incluida en la Región de Cuyo.