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El Quijote y La Poética de La Novela

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8/18/2019 El Quijote y La Poética de La Novela

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 El Quijote y la poética de la novela , MARTÍNEZ-BONATI, Félix, Centro de estudios

cervantinos, 1995. 329 páginas.

Se trata de un estudio denso y condensado de la obra el Quijote . El autor parte de la

premisa que existen tres actores a la hora de tratar cualquier obra literaria, la obra, el autory el lector. Así, según dicha premisa, el autor, en la ocurrencia Cervantes, es “consciente”

de su empresa hasta cierto punto, lo cual lo desvincula parcialmente de su obra. En

cuanto al lector, éste aplica por un lado su experiencia conforme la lectura de la obra, sin

embargo, dicha lectura puede alejarlo del meollo de lo escrito, por cuanto la obra es un

todo que requiere un seguimiento aglutinador de lo escrito, reclamando un lector que

haga abstracción de sus circunstancias. De ese modo, la obra se configura como un ente

independiente que adquiere una verdad genérica que no ha de verse modificada con elpaso del tiempo. Es decir, el autor aboga por una lectura del  Quijote  alejada de cualquier

“perspectivismo relativista” (250) con el que se ha querido leer.

En cuanto a la obra, el autor parte de un primer postulado: “el  Quijote   es, por

cierto, una imagen, muy profunda, de la vida, y por ello se le sabe verdadero, pero su

imagen de la vida no es una imagen realista ” (5). En cambio, no se trata de aislar

completamente el texto cervantino de la realidad, se trata de adecuar su particular

concepción a una definición que la satisfaga. Así, lo que se produce “es la creación, por

Cervantes, en el Quijote , de una nueva región de la imaginación literaria, una verosimilitud

adulterada e irónica, que llamaremos [] ‘realismo cómico’” (9). Y concluye su reflexión

con esta afirmación: “El universo completo que la obra nos ofrece, no es el de la sociedad

histórica. Es el universo arquetípico de la literatura, cuya relación con la vida real es más

directa y abstracta que la de un cuadro sociográfico, o que la de la literatura realista” (12).

Es en definitiva en torno a esta reflexión inicial en torno al autor, la obra, el lector

y su relación entre sí que Martínez-Bonati va a construir su estudio, que concluirá una

tesis que emana de la ambigüedad con la que el califica a la obra y a sus dos personajes

principales, don Quijote y Sancho.

El estudio se divide en cinco capítulos:

1)  Cervantes y las regiones de la imaginación

2)  La unidad del Quijote

3) 

El Quijote: su juego, su género y sus personajes4)  Hacia la significación

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5)   Verosimilitud, realismo y literaridad

Nosotros hemos tratado de explorar aquellos puntos en los que se trata del héroe.

En definitiva, don Quijote se erige en punto de inflexión entre el exterior y el interior, lo

exterior a la obra, la realidad y lo interior a ésta representado por la imaginación: “lalección satírica , elemental, parece, pues, ser: no hay tal continuidad entre el mundo de las

idealizaciones fantásticas y el mundo real. Y esta lección parece ser posible en virtud de la

adopción, como plano básico del mundo de la obra, de una imaginación realista , contra la

cual contrasta la imaginación fantástica del protagonista. El “realismo” cervantino sería,

pues, el fundamento de la sátira inmediata de la disparatada credulidad de don

Quijote…”(42). De ese modo, el mundo de don Quijote sería ese “realismo cómico” del

que hemos hablado antes, lo que el autor llama la “esfera básica” (48), que se dobla deescenas secundarias que introducen el tema utópico de lo pastoril o la esfera cortesana

(49). A pesar de ello: “las chispas de estos roces tangenciales [que también van a translucir

en la identidad de los personajes] de mundos comunicantes, son posibles en el Quijote ,

porque Cervantes mantiene firmemente, a pesar del múltiple juego irónico, la diversa

identidad de las regiones…” (55).

En el capítulo segundo, el autor presenta la obra como un todo constituido por

fuerzas de distinto signo, de un lado lo que el llama “las fuerzas desintegradoras” y del

otra “las fuerzas unificadoras”. Así, don Quijote terminará por ser descrito como un

personaje ambiguo.

En este sentido, el autor comienza hablando de la “contradictoria constitución

interna de los personajes” (89), que sin embargo no restará coherencia al todo de cada

personaje. Como dice el autor, “en cada uno de los protagonistas operan dos principios

caracterológicos fundamentales. El loco es ilustrado, el simple  es realista ” (90). A pesar de la

contradicción, este hecho articula la obra: “en el proceso interno de la obra toda, se

produce un desplazamiento del uno al otro de los dos principios constitutivos. Don

Quijote es cada vez más sabio y menos loco…” Esta fuerza desintegradora se ve

reforzada por la “desunidad estilística” (97) a la que se suma “las variedades de la dicción”

(98).

Pero a estas fuerzas explosivas se contraponen las fuerzas unificadoras entre las

que contamos “la continuidad de la situación narrativa” según un principio de “narradorbásico” que sería Cervantes, por encima de las demás entidades secundarias que aparecen

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en la obra. A esta se une “la identidad de los personajes” “sostenida por un sistema de

repeticiones” (109). Aunque “este sistema sufre modificaciones importantes, que

corresponden a cambios en el paradigma básico de la obra (el de la aventura que se

prologa y epiloga en conversación de don Quijote y Sancho)”. Introduce aquí el autor elconcepto de “unidad sintagmática”: “sobre las acciones inconexas de las aventuras

sucesivas, se va construyendo un desarrollo lineal, una estructura sintagmática” (110).

Esta unidad no se consigue del todo en la Primera Parte, que no se cierra, sino en la

Segunda que “revela el germen de curva parabólica que yace en la Primera” (114). En este

punto, el autor revela cual es dicho germen: “la transformación de don Quijote”, que

introduce al mismo tiempo el concepto de “unidad paradigmática”. Paradigma y sintagma

correrán como líneas paralelas en el momento en que la obra se concluye con la muertedel héroe: “podemos ver aquí que el sintagma (el proceso interior del sujeto de las tres

salidas) coincide, en cierta parte de su figura y significado, con la repetida unidad

paradigmática de la obra: la de la aventura o quijotada” (116).

 Al tratar el tema de “la ambivalencia del símbolo quijotesco”, el autor se pone del

lado de Allen para abundar en su teoría que pretende “la superación de la disyuntiva de las

interpretaciones “duras” y “blandas””. Así, al hilo de esta frase de don Quijote: “Sábete,

Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro” (I,18), el autor

afirma: “He aquí un emblema de la significación de toda la obra, y de su unión, irónica y

ambivalente, de (“dura”) comicidad satírica y elegíaca evocación (“blanda”) de lo heroico”

(117).

 Y concluye el autor en su epígrafe “Correspondencia de historia y estilo”: “La

somera descripción de las unidades paradigmáticas y sintagmáticas de la acción del Quijote ,

sugiere ya una explicación psicológico-genética de la tradicional alternativa crítica de

interpretaciones “duras” y “blandas”. Pues quien preste más atención a la unidad

paradigmática de la obra, se verá inclinado a leerla como esencialmente cómica y satírica

del ideal caballeresco. Quien siga más atentamente la evolución sintagmática, encontrará

una suerte de elegía de ese mismo ideal. Como ya hemos señalado, ambas lecciones son

unilaterales e insuficientes” (118).

Por último el autor señala: “La unidad temática  del Quijote  no reside en una “idea”,

un postulado filosófico, una verdad conceptual. Reside en un complejo símbolo que searticula en torno a la transfiguración del protagonista” (120)

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Más tarde, en el capítulo tercero, el autor dedica un punto a “los personajes

centrales: intimidad inexplícita, tipicidad empírica, arquetipicidad literaria” (137). En este

punto el autor pone en valor la “ambigüedad y la plurivalencia” (143) de don Quijote: “El

carácter constitutivamente contradictorio posibilita, pues, la aparente congruencia de loincongruente en la conducta de los protagonistas, la riqueza de su organización

sistemática, la continuidad y a la vez alteración permanente de sus identidades” (145).