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EL REFERENDUM SOLITARIO O LA COMPENSACIÓN AZAROSA Autor: Mtro. Ignacio Iván González Anaya El autor con unos amigos bien rituales En el transcurso de estos 10 años como docente y 19 como dicente, he confirmado una ocurrencia en relación a la función de la escuela y sus enseñanzas en los sujetos que participamos en ellas. Figúrense ustedes amables lectores que durante el transcurso de mi vida, algunas de las personas que he conocido se admiran porque soy poco expresivo y algo complicado en mis relaciones sociales. Después de sesudos análisis he llegado a la conclusión que esto se lo debo al sistema educativo, específicamente a la educación básica. Sucede que durante la primaria en segundo grado la maestra nos decía “no falten a clase porque posiblemente venga el señor ¿quién? me preguntaba yo. Entonces por allá del mes de diciembre recuerdo que enfermé y no fui un miércoles a la escuela, mi mamá como siempre muy responsable fue a preguntar la tarea y cuando llego me dijo que tenia que hacer caras. Ni tardo, pero sí perezoso inicié en un cuaderno a realizar los dibujos de distintos rostros, para el día siguiente llegar muy cumplido con mi tarea. El día se llegó y en el pequeño salón pero; salón al cabo la maestra pidió la tarea y me mando hablar primero –por haber faltado el día anterior- me dijo “a ver Iván muéstrame las caras. Yo proveniente de una familia de clase media estaba más que orgulloso de haber cumplido con mi trabajo y se lo mostré. Ella me dijo que estaba mal pues no eran dibujos lo que había pedido, sino que debía practicar con mi rostro distintas caras; créanme que no sabia de que me hablaba. Voltee a ver a mis compañeros y sus rostros se modificaban de diversas formas. “Ayer vino el señor y te perdiste lo que enseñó” me comentó la profesora. Posteriormente (como 20 años después) comprendí que me había enfermado el día que el señor de los gestos y la expresividad llegaba a las escuelas a enseñarles a los niños(as) las distintas caras que necesitarían para ser agradables en una sociedad como la nuestra. Ese año la Maestra me obligó a realizar el curso de verano llamado “Rituales, escuela y vida” era algo así como un crédito compensatorio para aprobar el año. Según me dijo, otros niños también lo tomarían y que en todas las escuelas lo impartían para los niños que no asistieron a la clase del señor de los gestos. Lo único que sé es que en ese curso habíamos tres personas, mi padre (pues era requisito), yo como hijo de él y el profesor que andaba en una onda muy espiritual y se sentía santo. En voz de dicho profesor – que más bien parecía onda Kalimán – habría que tener mucha serenidad y paciencia para que nos comprendieran en un futuro los otros; pero que dominando los rituales pasaba algo así como con el que domina la mente lo domina todo. Conocer, comprender y manejar los rituales de intensificación, pasaje, iniciación, evasión, presentación y “Este soy yo el cocinero de mi vida cruda, lavandero de mi ropa ajena, velador amodorrado de mi sueño turbo, médico brujo de mi esperanza enferma” Paco Barrios

El referendum solitario

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Otro de los primeos escritos sobre el origen

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Page 1: El referendum solitario

EL REFERENDUM SOLITARIO O

LA COMPENSACIÓN AZAROSA Autor: Mtro. Ignacio Iván González Anaya

El autor con unos amigos bien rituales

En el transcurso de estos 10 años como docente y 19 como dicente, he confirmado una

ocurrencia en relación a la función de la escuela y sus enseñanzas en los sujetos que participamos

en ellas.

Figúrense ustedes amables lectores que durante el transcurso de mi vida, algunas de las

personas que he conocido se admiran porque soy poco expresivo y algo complicado en mis

relaciones sociales. Después de sesudos análisis he llegado a la conclusión que esto se lo debo al

sistema educativo, específicamente a la educación básica.

Sucede que durante la primaria en segundo grado la maestra nos decía “no falten a clase

porque posiblemente venga el señor ¿quién? me preguntaba yo. Entonces por allá del mes de

diciembre recuerdo que enfermé y no fui un miércoles a la escuela, mi mamá como siempre muy

responsable fue a preguntar la tarea y cuando llego me dijo que tenia que hacer caras. Ni tardo,

pero sí perezoso inicié en un cuaderno a realizar los dibujos de distintos rostros, para el día

siguiente llegar muy cumplido con mi tarea. El día se llegó y en el pequeño salón pero; salón al

cabo la maestra pidió la tarea y me mando hablar primero –por haber faltado el día anterior- me

dijo “a ver Iván muéstrame las caras. Yo proveniente de una familia de clase media estaba más

que orgulloso de haber cumplido con mi trabajo y se lo mostré. Ella me dijo que estaba mal pues

no eran dibujos lo que había pedido, sino que debía practicar con mi rostro distintas caras;

créanme que no sabia de que me hablaba. Voltee a ver a mis compañeros y sus rostros se

modificaban de diversas formas. “Ayer vino el señor y te perdiste lo que enseñó” me comentó la

profesora. Posteriormente (como 20 años después) comprendí que me había enfermado el día

que el señor de los gestos y la expresividad llegaba a las escuelas a enseñarles a los niños(as) las

distintas caras que necesitarían para ser agradables en una sociedad como la nuestra.

Ese año la Maestra me obligó a realizar el curso de verano llamado “Rituales, escuela y vida” era algo así como un crédito compensatorio para aprobar el año. Según me dijo, otros

niños también lo tomarían y que en todas las escuelas lo impartían para los niños que no

asistieron a la clase del señor de los gestos. Lo único que sé es que en ese curso habíamos tres

personas, mi padre (pues era requisito), yo como hijo de él y el profesor que andaba en una onda

muy espiritual y se sentía santo.

En voz de dicho profesor – que más bien parecía onda Kalimán – habría que tener mucha

serenidad y paciencia para que nos comprendieran en un futuro los otros; pero que dominando

los rituales pasaba algo así como con el que domina la mente lo domina todo. Conocer,

comprender y manejar los rituales de intensificación, pasaje, iniciación, evasión, presentación y

“Este soy yo el cocinero de mi vida cruda, lavandero de mi ropa ajena, velador amodorrado de mi sueño turbo, médico brujo de mi esperanza enferma” Paco Barrios

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negociación caracterizados cada cual por la intensificación de sentimientos sociales en

cualquiera de los momentos de la vida como son la separación, el estado liminal

(enconchamiento) y el de incorporación, así como los espacios de transición ya sea por edad,

estatus social o económico y hasta el simbólico; me ha servido para poder ver las diferencias en

las clasificaciones sociales así como el observar la asombrosa uniformidad entre la estructura

interna y la transcultural, así que no podré expresar con mi rostro pero si puedo leer, observar y

comprender los distintos gestos y posturas de los demás sujetos insertos en distintos actos

rituales. Ese año al terminar el curso – como el profesor era medio místico y misterioso - era

necesario renombrarnos que dizque para tener inaugurada una nueva existencia social, por tal

razón se me nombró Iván Rituales y ni modo se me quedo en lo profundo de mi ser.

Finalmente la cuestión sería qué gestos, posturas y actitudes enseñamos, confirmamos o

reafirmamos en nuestros jóvenes en la escuela, preferimos el ritual o únicamente el rostro,

educamos con nuestros rituales o cualificamos los de ellos y nos integramos a los mismos. Ritual

no es rutina y gesto no es rostro. Sin duda el proceso educativo es un acto ritual como parte de un

organizador social, negar la importancia de ellos sería equivalente a jurar que los docentes no

tenemos necesidad de actualizarnos. En fin creo que tendré que seguir el consejo de aquel

Kalimanesco curso compensatorio al de los gestos para la vida, serenidad y paciencia mucha

paciencia.