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 EL SUEÑO ETERNO Por CARLOS DÍAZ MAROTO Aquella mañana me despert !on una resa!a tremenda" #ueno$ supon%a que era una resa!a$ porque en &erdad no re!orda'a nada de lo que (a'%a (e!(o la no!(e anter)or" Me le&ant renqueante * me traslad al !uarto de 'año$ donde me d) una r+p)da du!(a  para l)mp)arme m+s por dentro que por ,uera$ * as% trasladar por el desa-.e toda la !on,us)/n que tapona'a m) !ere'ro" M)entras el a-ua me !(orrea'a por la p)el me qued !on los 'ra0os apo*ados !ontra los a0ule1os$ d+ndole &ueltas a al-o que me o'ses)ona'a desde (a!%a d%as" No re!orda'a !u+ndo empe! a pensar en ello$ pero de pronto me d) !uenta de una ser)e de ol&)dos$ ol&)dos -ra&es$ que esta'a pade!)endo" En real)dad$ era amnes)a pura * dura" Desde (a!%a d%as era !ons!)ente de que -ran parte de m) &)da$ sen!)llamente$ no esta'a en m)s re!uerdos$ que ,a!etas de m) e2)sten!)a se (a'%an d)lu)do en m) memor)a !omo el a03!ar en un !a, mu* !ar-ado" Sal% de la du!(a * me a,e)t$ * m)entras m)ra'a a aquel des!ono!)do en el espe1o me pre-unt qu)n era" M) nom're era D)2on 4)ll$ de pro,es)/n dete!t)&e pr)&ado" 5 eso era todo" O !as) todo" Re!orda'a el !aso en el que (a'%a estado )n&olu!rado (a!%a unas semanas$ !uando )n&est)-u la desapar)!)/n de unos )mportantes do!umentos de la !a1a ,uerte de un )ndustr)al" O aquel otro !aso$ so're la ,u-a de una adoles!ente del (o-ar  paterno" Pero no (a'%a nada m+s$ sal&o !asos * m+s !asos$ al-unos espe!ta!ula res$ los m+s rut)nar)os" De pronto$ era !ons!)ente de que no re!orda'a nada so're m) )n,an!)a$ so're unos padres$ s)qu)era so're m% m)smo6 A'andon el apartamento que !ompart%a !on unas d)m)nutas )nqu)l)nas ru')as$ nada despampanantes$ por !)erto$ * me d)r)-% a m) o,)!)na$ aunque toda&%a era temprano  para a'r)r el despa!(o" Pero qu m+s da'a$ !uando l)teralmente no ten%a &)da pr)&ada" M) &)da era m) tra'a1o$ * s/lo al-3n 7()s8* * al-una ru')a 9esta s%$ despampanante: al)&)a'an esa rut)na" To m un tran&%a * me de1 lle&ar las po!as !alles que me separa'an de la o,)!)na; no me apete!%a !am)nar ese d%a$ tardar%a m+s en lle-ar * ello supondr%a  pensar por m+s t)empo" El tran&%a tom/ &ar)as !uestas$ tan renqueante !omo *o$ * al ,)n me de1/ en,rente del ed),)!)o de o,)!)nas donde (a'%a asentado m) despa!(o" Antes de entrar me pas por el puesto de per)/d)!os * salud a D)!8$ el depend)ente$ !on su semp)terna sonr)sa )r/n)!a * el rostro pla-ado de arru-as$ que le (a!%a aparentar m+s edad de la que ten%a" Me qued m)rando los t)tulares de los  per)/d)!os< en 5u -osla&)a (a'%a (a')do un -olpe de estado; el su)!)d)o del esp%a =a lter >r)&)ts8* en =as()n-ton se supon%a pro&o!ado por a-entes so&)t)!os; 4u-( Mul!a(* se (a'%a !on&ert)do en el pr)mer 1u-ador de las -randes l)-as re!lutado para la -uerra" ?El mundo !ada &e0 est+ peor$ señor 4)ll ?!oment/ D)!8 a1ust+ndose ')en la -orra de plato" Su'% las es!aleras$ su!)as$ * tom el lar-o pas)llo (asta m) despa!(o" La puerta de !r)stal pro!lama'a a -r)tos m) nom're * o!upa!)/n" Entr$ * no a!a'a'a m+s que andar dos pasos !uando son/ una llamada a la puerta" Asom'roso$ no (a'%a o%do pasos detr+s de m% en el pas)llo" A'r% la puerta * me en!ontr ante un (om're alto$ de m+s de un metro no&enta$  pelo !orto$ re'elde * !astaño$ !on le&es entradas$ o1os a0ules * unos la')os !arnosos" @est%a )mpe!a'lemente a la moda$ !omo s) a!a'ara de sal)r del sastre$ * o,re!%a un a)re que me ()0o pensar al )nstante que se trata'a de un e2tran1ero" ?Señor 4)llB ?pre-unt/$ un tanto -ratu)tamente$ pues queda'a e&)dente que *o no era m) se!retar)a"

El Sueño Eterno

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Relato corto

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EL SUEO ETERNO

EL SUEO ETERNOPor

CARLOS DAZ MAROTO

Aquella maana me despert con una resaca tremenda. Bueno, supona que era una resaca, porque en verdad no recordaba nada de lo que haba hecho la noche anterior. Me levant renqueante y me traslad al cuarto de bao, donde me di una rpida ducha para limpiarme ms por dentro que por fuera, y as trasladar por el desage toda la confusin que taponaba mi cerebro. Mientras el agua me chorreaba por la piel me qued con los brazos apoyados contra los azulejos, dndole vueltas a algo que me obsesionaba desde haca das. No recordaba cundo empec a pensar en ello, pero de pronto me di cuenta de una serie de olvidos, olvidos graves, que estaba padeciendo. En realidad, era amnesia pura y dura. Desde haca das era consciente de que gran parte de mi vida, sencillamente, no estaba en mis recuerdos, que facetas de mi existencia se haban diluido en mi memoria como el azcar en un caf muy cargado.

Sal de la ducha y me afeit, y mientras miraba a aquel desconocido en el espejo me pregunt quin era. Mi nombre era Dixon Hill, de profesin detective privado. Y eso era todo. O casi todo. Recordaba el caso en el que haba estado involucrado haca unas semanas, cuando investigu la desaparicin de unos importantes documentos de la caja fuerte de un industrial. O aquel otro caso, sobre la fuga de una adolescente del hogar paterno. Pero no haba nada ms, salvo casos y ms casos, algunos espectaculares, los ms rutinarios. De pronto, era consciente de que no recordaba nada sobre mi infancia, sobre unos padres, siquiera sobre m mismo

Abandon el apartamento que comparta con unas diminutas inquilinas rubias, nada despampanantes, por cierto, y me dirig a mi oficina, aunque todava era temprano para abrir el despacho. Pero qu ms daba, cuando literalmente no tena vida privada. Mi vida era mi trabajo, y slo algn whisky y alguna rubia (esta s, despampanante) aliviaban esa rutina. Tom un tranva y me dej llevar las pocas calles que me separaban de la oficina; no me apeteca caminar ese da, tardara ms en llegar y ello supondra pensar por ms tiempo. El tranva tom varias cuestas, tan renqueante como yo, y al fin me dej enfrente del edificio de oficinas donde haba asentado mi despacho.

Antes de entrar me pas por el puesto de peridicos y salud a Dick, el dependiente, con su sempiterna sonrisa irnica y el rostro plagado de arrugas, que le haca aparentar ms edad de la que tena. Me qued mirando los titulares de los peridicos: en Yugoslavia haba habido un golpe de estado; el suicidio del espa Walter Krivitsky en Washington se supona provocado por agentes soviticos; Hugh Mulcahy se haba convertido en el primer jugador de las grandes ligas reclutado para la guerra.El mundo cada vez est peor, seor Hill coment Dick ajustndose bien la gorra de plato.

Sub las escaleras, sucias, y tom el largo pasillo hasta mi despacho. La puerta de cristal proclamaba a gritos mi nombre y ocupacin. Entr, y no acababa ms que andar dos pasos cuando son una llamada a la puerta. Asombroso, no haba odo pasos detrs de m en el pasillo.

Abr la puerta y me encontr ante un hombre alto, de ms de un metro noventa, pelo corto, rebelde y castao, con leves entradas, ojos azules y unos labios carnosos. Vesta impecablemente a la moda, como si acabara de salir del sastre, y ofreca un aire que me hizo pensar al instante que se trataba de un extranjero.

Seor Hill? pregunt, un tanto gratuitamente, pues quedaba evidente que yo no era mi secretaria.

En efecto, seor respond, invitndole a darme su nombre.

Ehm Archer contest titubeante. Lew Archer

El nombre no me dijo nada, pero supe de inmediato que era falso. Hice pasar a aquel individuo y le ofrec sentarse ante mi despacho; yo hice lo mismo en mi propio lado, y el silln chirri como siempre, con aquel chillido lastimero como el de un gato callejero inmerso en una pelea, y adopt la actitud que me pareci ms profesional

Qu se le ofrece, seor Archer? inquir.

Bueno, deseara contratarle. Sospecho que mi mujer me engaa

Uhm respond anodinamente, reflexionando sobre lo convencional del encargo. Ante la apariencia del hombre, yo esperaba que se hubiera tratado de un caso de notoria importancia. Un simple adulterio. Qu se le iba a hacer

Sin embargo, deseara solicitarle algo especial aadi.

Le escucho inform, mientras encenda un Pall Mall.

Deseara que, durante todo el proceso de investigacin yo estuviera presente.

Qued cavilando unos segundos.

Sabe lo que eso significa? le espet junto a una bocanada de humo. Habremos de seguir a su esposa, y ella puede reconocerle en cualquier momento. Yo puedo estar al lado de ella, vigilndola, sin que perciba nada, pero con usted junto a m comprender que es de todo punto imposible

S, bueno Algo se le ocurrir.

Recapacit. Por qu no. No tena ningn otro caso entre manos en aquel momento, y los machacantes son machacantes, procedan de un adulterio o de un caso de extorsin en las altas esferas.

El hombre me extendi un sobre, de cuyo interior extraje la foto de una mujer. Otra rubia. No como las de mi apartamento, sino de las otras. Con curvas. Eso pensaba, al menos, pues era una foto que slo le llegaba hasta los hombros. Era una especie de mezcla entre Veronica Lake y Barbara Stanwyck. Silb admirado.

Volv a silbar admirado cuando la vi salir del edificio en el cual viva. Yo estaba dentro de mi Sedn negro, y Archer se hallaba sentado a mi lado, absorto, como un nio ante una pelcula de Kermit Maynard en una matinal, atento a los tiros.

Ah est aadi Archer. Ahora podremos ver a dnde va cuando yo no estoy.

Ech una mirada a Archer, un poco confuso ante todo aquel comportamiento, y arranqu detrs del taxi que detuvo la rubia con inusitada rapidez. Circulamos por San Francisco de un modo que pareca como si el taxista intentara despistarnos, pero no pudo conmigo. Yo ya era perro viejo en aquellas lides. Por fin, cuarenta minutos despus el taxi se detuvo ante un complejo de moteles de las afueras, con chalecitos individuales. La rubia pag al taxista desde la ventanilla y se dirigi presta a uno de los edificios.

Ahora pude admirarla detenidamente, y s, estaba llena de curvas. Llevaba un vestido blanco ajustado, con un grueso cinturn de negro charol separando la parte superior de la inferior. Haba peinado su cabello en un ceido moo, y unas gafas oscuras intentaban encubrir parte de su dulce semblante. Los labios eran rojos, jugosos y frescos.

Lleg ante una puerta identificada con un gran nmero veinte y llam. Dos veces, una, y de nuevo dos veces. Una contrasea. La puerta se abri y ella se col subrepticiamente, sin darme tiempo a percibir quin haba abierto.

Mir a Archer, y sin mediar palabra sal del coche, deslizndome de forma furtiva hacia el motel. Llegu ante una de las ventanas y, a travs de las persianas venecianas, atisb el interior. La rubia estaba en brazos de un hombre, besndose apasionadamente, como si la vida les fuera en ello. El tipo era alto, con cabello castao y brillante. Vesta unos pantalones negros y estaba en camiseta, con los tirantes cados a un lado como descansando de sostener durante tanto tiempo la prenda. Cea a la rubia con una mano, mientras con la otra segua sosteniendo un cigarrillo. Not que Archer llegaba a mi lado y atisbaba sin disimulo alguno, y tuve que agacharle bruscamente para que no se dieran cuenta en el interior.

Pero en el interior estaban muy ocupados. Al fin, se separaron y el tipo de los tirantes habl, despus de dar una chupada al cigarrillo:

Se ha largado tu marido?

S respondi ella, con un jadeo. Otro de sus mltiples viajes de negocios, segn me ha dicho. No lo soporto ms, no lo aguanto. Burt, tenemos que matarle

Aquello ya era demasiado. Agarr a Archer por el brazo y me lo llev de all, tirndolo contra un lado de mi Sedn.

Bueno, venga, explquese le espet.

Qu? Cmo? Pareca en verdad sorprendido.

Todo este montaje. No es digno siquiera de una mala serie B. Esa muchacha, es una actriz? Qu pretende usted? A qu viene todo esto?

Pareci un poco desconcertado al principio, pero luego sonri, se irgui y me mir con admiracin.

En verdad es usted un gran detective. Tena ganas de verlo en accin, pero es mejor an de lo que me esperaba. No me sorprende que Jean-Luc lo admire

Quin es ese Jean-Luc? A qu viene todo esto?

No se sulfure, mi buen amigo. Pronto comprender todo. Y diciendo esto, alz una mano y chasque los dedos. Y entonces comenz la pesadilla.

Los chalets, los rboles, el cielo, todo desapareci en un instante. Pero comprend que no haba sido as: no era lo dems lo que haba desaparecido, sino nosotros. Y aparecimos al instante en otro lugar, una especie de sala de cine, pero con las luces encendidas.

Porque, en efecto, haba una pantalla a nuestra izquierda, no muy grande, proyectando una pelcula que representaba el firmamento, aunque se vea un tanto extrao, si bien no era capaz de discernir el motivo por el cual me resultaba tan anmalo. Frente a esa pantalla haba una serie de personas sentadas, pero no parecan prestar excesiva atencin a la pelcula que, todo sea dicho, apenas variaba. La sala era circular, y tena un segundo nivel donde haba gente ocupada en hacer algo en una especie de paneles de avin, unas sentadas, otras en pie. Frente a la pantalla haba dos personas, cada una frente a otro panel, sobre el cual parecan teclear como en una mquina de escribir sin teclas. Luego, en una especie de sof, haba tres personas ms, una muchacha despampanante, morena y extica, un joven con barba y un hombre mayor y calvo. Todos parecan vestir una especie de mono de trapecista, aunque sin capa. Y dos de los individuos Bien, eran de lo ms extrao que jams haba visto.

Uno de los que se sentaban ante los paneles delanteros tena la piel amarillenta, no como lo orientales, sino totalmente amarilla, como Ming en las tiras de Flash Gordon; y en el nivel superior, en pie, mirando al frente, un hombre, creo que de color, pero con los rasgos deformados, como si sufriera algn tipo de acromegalia.

Todo eso lo percib en un vistazo. Y era evidente que tan sorprendido estaba yo como ellos. El calvo se puso en pie, se acerc a nosotros, y exclam:

Q! Qu significa todo esto?!

Sin lugar a dudas se diriga a Archer. Volv mi vista a l y comprob que ya no vesta a la moda, sino otra de esas absurdas indumentarias de circo.

Oh, mi querido Jean-Luc! respondi con voz meliflua. Siempre tan tenso! Debieras relajarte, hacer ms el amor

Djese de tonteras! despus pareci reparar en m. Me mir de arriba abajo, hubo un brillo de desconcierto en sus ojos, como si creyera reconocerme pero no tena claro de cundo haba tenido el honor de coincidir conmigo, y espet: Quin es este hombre?

Un mensaje de buena voluntad respondi Archer, o ms bien Q, como ms bien pareca llamarle el tal Jean-Luc, aunque todo me segua sonando absurdo. Ms bien un regalo. Pens que le tenas en gran admiracin

Jean-Luc dirigi la vista a Q, volvi la vista hacia m, y su mirada cambi, en un tono de gran sorpresa.

En efecto, Jean-Luc articul afectadamente Q. Es l. Tu admirado Dixon Hill. Te lo he trado todito para ti

Trado? Qu quiere decir? Dixon Hill no existe. Quiero decir

En ese momento sent como un vahdo, y perd la nocin de la realidad. Me avergenza reconocer que perd pie, y hubiera cado al suelo si el tal Jean-Luc no me hubiera sostenido. Su mirada era una mezcla de preocupacin y desconcierto. Yo no s qu expresin mostrara, pero en ese momento senta el ms grande de los terrores, me senta como jams haba estado en toda mi vida.

Se encuentra mejor? me pregunt el hombre calvo, y yo asent, an mareado. Percib cmo el individuo amarillo se pona en pie, se diriga a nosotros, me miraba con una expresin curiosa en sus ojos ms amarillos an, torca la cabeza en un ngulo extrao y echaba a hablar.

Si me lo permite, capitn, creo comprender de qu va todo esto.

Jean-Luc mir al hombre de piel amarilla.

Explquese, Data.

Creo que Q ha utilizado sus poderes para digamos crear a Dixon Hill, otorgarle realidad en cierto modo y se lo trae como presente.

Como presente?! espet Jean-Luc.

Regalo explic el hombre amarillo. Ddiva, ofrenda, donativo, agasajo, obsequio

S, s, Data Ya lo he comprendido. Si es que en verdad lo comprendo

Ay exclam Q. Nuestro amigo Data, siempre tan brillante. En efecto, mi querido Jean-Luc. Nuestra relacin siempre ha sido tan tensa, tan llena de enfrentamientos Y yo, en verdad, siento un gran aprecio por ti. Y no deseo que nuestra relacin siga por esos derroteros. As pues, en seal de amistad, pens obsequiarte con algo que realmente colmara tus expectativas intelectuales, que es lo que ms admiro de ti. Como saba de tu admiracin por las historias del detective Dixon Hill, sencillamente, te lo he trado para ti. Ya sabes que para m nada es imposible

Yo segua mareado, pero ahora de otro modo. No pude ms. Desenfund la Smith & Wesson y apunt, no s muy bien porqu, pero mantuve a todo el mundo ante el punto de mira y espet:

Bueno, ya est bien! Qu significa todo esto? Qu galimatas estn ustedes hablando? Qu significa eso de que yo no existo, por el amor de Dios?

Todos me miraron. Q pareca esplendoroso y divertido. Los dems semejaban casi asustados, pero no por mi arma, estoy seguro. Slo el hombre amarillo, el tal Data, me miraba con la curiosidad de un nio pequeo.

Clmese, seor Hill indic Jean-Luc con voz pausada. Todo tiene una explicacin. Si baja el arma y me permite explicrselo

Yo qued indeciso. Estaba atrozmente asustado. No saba lo que me estaba sucediendo. Me senta como recin bajado de una montaa rusa, o como si acabara de sufrir una experiencia religiosa, o No saba muy bien qu es lo que senta, pero la sensacin me produca un extrao sabor de boca, una sensacin como de estar flotando, como de no pertenecer a aquel lugar, acaso a ninguno

Y entonces baj el arma, la dej caer, y romp a llorar.

O a Jean-Luc comentar:

Doctora Crusher, preprese para un paciente y entonces me tom de un brazo y me dijo: Quiere acompaarme, hace el favor? Data, venga conmigo. Y en cuanto a usted, Q Se par y se le qued mirando de arriba abajo, con un profundo desprecio. Ser mejor que desaparezca de mi vista ahora mismo.

Pese al tono de cnica autosuficiencia que destilaba Q, hubo una especie de amago de temor en l. Luego alz una mano y, sencillamente, despareci. Entonces comprend que yo estaba completamente loco.

Jean-Luc me apret un poco el brazo, como para darme confianza, y me dej llevar por l, casi a rastras, como un nio que espera un castigo despus de haber cometido una travesura. Entramos, acompaados por Data, en una especie de ascensor, aunque no percib apenas movimiento, y al poco salimos de l, anduvimos por extraos pasillos, como si fuera un avin desprovisto de asientos, y al fin entramos en una sala cuya puerta se abri por s sola ante nosotros.

Haba all una mujer que nos miraba con expresin maternal, una sonrisa franca apenas bocetada en unos finos labios. Salud a Jean-Luc con un gesto apenas visible y me mir con preocupacin.

Jean-Luc titube, sin saber muy bien qu decirle. Despus solt:

Haga un chequeo completo a nuestro amigo, doctora Crusher.

Qu es lo que tiene? pregunt ella.

No lo s. Exploracin rutinaria. Pero completa

La mujer me tom del brazo y me condujo a una camilla, donde me tumb. Despus desliz una especie de tapa de atad, pero de metal, sobre m, aunque no cubra del todo el cuerpo y no se cerraba por completo. Apret diversos botones en la tapa, tambin en la pared, y pas una especie de agenda de bolsillo por encima de m, de arriba abajo. Despus alz la tapa aquella y volvindose a Jean-Luc coment:

Todas las constantes perfectas. Este hombre est completamente sano

Es? titube Jean-Luc. Es un hombre?

La doctora Crusher le mir con una sorpresa en su rostro.

Qu quiere decir, capitn? No es una forma de vida aliengena, si eso es lo que le preocupa. Es totalmente humano.

Jean-Luc qued indeciso. Data, que hasta entonces haba permanecido en un discreto segundo plano, se aproxim y coment:

Si me permite, capitn

Adelante, Data.

El seor Hill, aqu presente, es, en efecto, un ser humano. Una persona de carne y hueso, real como usted mismo. Q le ha dado vida. Ha ejercido una labor de digamos Dios, o demiurgo si as lo prefiere. Ha creado vida de la nada. Debe de haber recopilado toda la informacin que existe sobre Dixon Hill, todas las historias que fueron publicadas en el Amazing Detectives Stories y a partir de ah ha creado un ser vivo, en toda su esencia, con los datos de ah extrados. Dgame, seor Hill murmur Data, aproximndose a m, todava tumbado en la camilla y absorto. Qu me puede decir de su familia?

No no titube. No recuerdo Yo

Lo ve, capitn? Ha creado un ser vivo en su totalidad, pero solamente basado en los datos que ya existan, es decir, a partir de los relatos que public esa revista pulp. Pero como en ninguno de esos relatos se hizo mencin alguna a sus padres, puesto que nada aportaban a la trama, ahora, el seor Dixon Hill aqu presente no tiene recuerdo alguno de haber tenido unos padres. Su pasado se circunscribe en exclusiva a las historias que fueron publicadas

Jean-Luc me mir, evaluando aquellas palabras. Yo tambin las estaba evaluando. Me sent con lentitud en la camilla y mir a los tres. Despus me detuve en Data y le pregunt:

Quiere decir que yo no existo? nuevamente aquel vahdo, aquel sentimiento de irrealidad.

S existe, desde luego. Est usted aqu. No es una alucinacin, y los instrumentos mdicos le han detectado, as como mis circuitos. Usted existe ahora, pero antes no exista Usted no naci de vientre de mujer, sino de la voluntad de un ser todopoderoso para crear materia de la nada

Aquello era excesivo para m

No, no comprendo Quin soy yo, entonces?

Es usted Dixon Hill, detective privado contest Data. Fue creado por el escritor Tracy Wesley Smith en el relato El gran adis, publicado en la revista Amazing Detectives Stories de marzo de 1934. Volvi a aparecer en otros relatos, entre ellos El largo y oscuro tnel, El caso de la orqudea negra, El hombre que escuchaba Ahora estamos en el siglo XXIV, a bordo de la nave estelar USS Enterprise. Este es el capitn Jean-Luc Picard, y quien lo trajo aqu es una entidad llamada Q. Tiene un gran poder, entre el que estriba crear materia. As pues, lo ha creado a usted a partir de las historias publicadas en el siglo XX. Usted era un personaje de ficcin, pero ahora es un ser vivo, real como el propio capitn o la doctora, o incluso yo mismo, aunque en su memoria no existan recuerdos de determinadas circunstancias por el mero hecho de que esas circunstancias no fueron escritas

Yo estaba mudo, al igual que, pude comprobar, el capitn y la doctora. Al fin pude reaccionar.

Y ahora? Qu ser de m? Dnde est mi vida? A dnde pertenezco?

Fascinante tesitura musit Data, y pareci entusiasmarse como un nio ante un juguete nuevo.

Si ahora es una persona viva coment Picard tiene los derechos de un ser vivo. Tiene derecho a seguir existiendo, a hacer con su vida lo que crea que debe hacer. Si Q volviera y lo hiciera de nuevo desaparecer Bien, sera como un crimen. No podemos permitirlo.

Creo, seor refiri Data, que Q, por una vez, ha sido sutil y ha comprendido. Se ha dado cuenta de su error cometido y ha desaparecido con discrecin No creo que lo volvamos a ver por un tiempo Y nos ha dejado el muerto. O el vivo, ms bien.

Data, por el amor de Dios! se sulfur la doctora Crusher.

Bien musit Picard. Seguimos ante un problema. Qu hacer con el seor Hill? Coger a alguien que, literalmente, pertenece al siglo XX y soltarle en un futuro que no comprende y en el que a nadie conoce?

Me estaba ya hartando de que hablasen de m como si yo no estuviera all, o como si fuera un mueble y no una persona. Aunque ya no estaba seguro de si yo era un mueble, un libro o una persona Sea como fuere, me irrit y segu escuchando, pues todo aquello era ms de lo que poda asimilar una persona corriente.

Mucho me temo coment la doctora Crusher que esa opcin no sera la mejor para el seor Hill. Dudo que su equilibrio mental pudiera soportarlo. Aunque ya ha aguantado mucho, desde que lleva aqu.

Sin embargo aadi Data, sera una aventura fascinante para el seor Hill. Procedente de un mundo primitivo, incursionar en un futuro incierto, alcanzar audazmente lugares a los que antes hombre alguno lleg jams Data pareci entusiasmarse ante sus propias palabras, pero se par bruscamente ante las miradas de Picard y Crusher y de m mismo. La verdad es que aquel hombre de piel amarillenta me tena desconcertado. Y la forma en la cual hablaba de s mismo me desconcertaba an ms. Como si no fuese humano. Pareca ms bien El Hombre de Hojalata de El mago de Oz. Casi esperaba ver aparecer por la puerta a Judy Garland cantando

Sea como fuere musit Picard, dejar al seor Hill suelto sin ms no es solucin. Habra que conseguir un modo de devolverle a Bien, su mundo.

Lo que pasa es que su mundo no existe reflexion la doctora Crusher. Es slo un mundo de papel. Cmo devolverle a algo que nunca fue? Ahora es un ser humano, y eso sera condenarle a la muerte.

Si me permiten solt Data, y todos volvimos nuestra atencin hacia l. Quizs habra una solucin.

Esperamos a que comenzase a hablar, y l pareci esperar a que se le invitara formalmente a ello. Como nada de eso pas, tras unos segundos embarazosos Data solt su perorata.

La forma en la cual Q crea materia es similar a la de la sala holodeck, aunque al tiempo es distinta. Las creaciones de Q son reales, materia orgnica viva y consciente, mientras que las del holodeck son solo simulaciones, recreaciones hologrficas forjadas en la memoria de un ordenador. Ahora bien, supongamos Creamos un programa del universo del seor Hill. No el que usted visita, seor coment, dirigindose a Picard, sino otro, aunque en esencia sera el mismo. Introducimos todas las historias que se escribieron sobre Dixon Hill, esto es, todo lo que existe en la memoria del caballero aqu presente y programaremos que el ordenador rellene todas las lagunas, que cree una historia completa y lineal de los incidentes que faltan. Nacimiento, adolescencia, todos los percances, por pequeos que sean, que vive cualquier persona.

Y dejamos suelta a una persona real en un mundo irreal? pregunt Picard.

No. Porque todo sera real. Si hacemos la conversin adecuada. Veamos. Podramos situar al seor Hill en la cmara teletransportadora y reducirlo a una serie de micropartculas inicas. Despus, en lugar de proyectar y reconstruir al seor Hill de nuevo, introducirlo, como una serie de impulsos, dentro del programa de holodeck creado al efecto. Ese programa se encriptara para que nadie tuviera acceso a l. Existira en un lugar impenetrable de la memoria de la Enterprise. El seor Hill sera un impulso electrnico dentro de otro impulso electrnico. Pero a todos los efectos, l sera tan real como el resto del mundo que lo rodeara. Tendra un hogar reconocible, la misma vida que recordaba Vivira una especie de sueo eterno del que nunca despertara, hasta el fin de su existencia.

Picard qued reflexionando unos instantes.

Ha considerado los peligros, Data?

S. Todo es teora. El seor Hill podra desaparecer por siempre, convertido en una serie de impulsos electrnicos. Y no hay forma de hacer una prueba. Un objeto no nos sera til, un animal no podra contarnos lo sucedido, y hacer uso de una persona supondra el mismo peligro En ese caso, el propio seor Hill debe elegir si acceder al experimento y correr el riesgo. Desaparecer por siempre o regresar a la nica vida que conoce.

El capitn Picard se volvi hacia m, con expresin solemne en el rostro.

Y bien? pregunt. Est dispuesto a correr el riesgo? Desea probar esa solucin?

Dud. No mucho. No tena considerables opciones. As que dije que s. Nos trasladamos a lo que ellos llamaban la sala de teletransporte. Era una habitacin circular, con unos controles en un extremo y en el centro una especie de plataforma, tambin circular. Data estuvo trabajando unos instantes en los controles, a una velocidad que me pareca imposible para ningn ser humano. Quiz, en efecto, no era sino un Hombre de Lata. Un prodigioso Hombre de Lata.

Me pregunto murmur Picard. El seor Hill es una creacin literaria, no existi nunca, aunque ahora, a todos los efectos, es real. Qu es real y qu es ficcin? Acaso no seremos nosotros tambin personajes de ficcin en otro universo real? Y si esos personajes para los cuales nosotros somos ficcin, no son sino tambin la ficcin dentro de otro universo que a su vez les retiene?

Data alz la vista unos instantes y observ a Picard.

Fascinante tesitura respondi, y despus sigui pulsando los botones, o lo que fueran, pues yo slo vea una superficie tersa con una infinidad de dibujos. Bien, ya est programado.

Picard se volvi hacia m, y casi por primera vez desde que estaba all alguien me dirigi la palabra.

Seor Hill, dudo que comprenda por completo todo lo que le ha sucedido hoy. Espero que nada de esto le afecte en su vida real. Cuando regrese a su mundo ignoro si recordar lo que sucedi aqu, o lo retendr todo como si fuera un sueo, una pesadilla. O tendr la completa seguridad de que todo sucedi, pero decidir obviarlo y proseguir con su vida. Sea como fuere, espero que todo le vaya bien. Que todo funcione, que regrese a su mundo. Antes tena lagunas en su memoria. Ahora no las tendr. En cierto modo, regresar a un mundo mejor para usted. Me alegro de haberle conocido. Siempre fui un admirador de su trabajo.

Extendi la mano y nos las estrechamos con fuerza. Despus me condujo a la plataforma central. De nuevo aquella sensacin de inseguridad, de ingravidez, mientras casi senta las piernas temblar y la emocin me embargaba la garganta. Tena miedo, un miedo terrible. Muchas veces antes me haba enfrentado a la muerte. Pero aquello era distinto. Era la nada. Era el no ser. Aunque, bien pensado, haba sido yo previamente? Haba existido? En cierto sentido, era ahora cuando empezaba a vivir realmente. Todo era un maremagno sin sentido, un vrtigo indescriptible en el cual era mejor no pensar. Slo abandonarse Dejarse caer en el sueo eterno

Frente a m, ante los controles, Data, Picard y la doctora Crusher me miraban. Me embarg la emocin al verles all, unos completos desconocidos preocupados por m. Y de pronto ya no estaban. Haban desaparecido. O era yo el que haba desaparecido. A mi alrededor estaba el despacho de siempre, con la mesa, el silln para las visitas, las persianas venecianas medio desvencijadas por las cuales entraba el sol de la maana Me sent ante la mesa, y el silln chirri como siempre, con aquel chillido lastimero como el de un gato callejero inmerso en una pelea.

S, ah estaba mi mundo de siempre. Aunque no el de siempre. Haba algo ms. Ahora recordaba una vida, unas emociones que hasta el momento me haban sido vedadas. Recordaba a una esposa de la que me divorci, recordaba a un hermano mayor que tena un negocio de venta de bicicletas en Los ngeles, y recordaba a unos padres ancianos, que vivan en una pequea granja a setenta kilmetros de San Francisco. Unos padres

Tom el telfono y marqu. El corazn me lata desbocado, indmito, como el gran vencedor en el National Velvet. Y de pronto son una voz dulce de anciana, que record, aunque nunca en mi vida la haba escuchado.

S? Dgame?

Mam? Mam, eres t?

S, dgame.

Qued unos instantes mudo, sin saber cmo reaccionar. Ella lo solvent.

Ah, Dixie! Eres t! Qu tal ests, cario mo?

Bien, mam. Est pap?

No. Ha salido con la furgoneta al pueblo, a por provisiones. Pero qu sucede, Dixie? Te pasa algo?

No, mam. No. Slo llamaba Slo llamaba para deciros que os quiero.

Colgu. Para ser un rudo detective, no paraba ltimamente de llorar.

Lew Archer (1926-1977). Detective privado nacido y muerto en Los ngeles (CA, EE.UU.), y que ejerci toda su carrera en esa localidad. Fue biografiado por el escritor Ross MacDonald, seudnimo de Kenneth Millar (1915-1983), en una serie de novelas comenzadas por The Moving Target (1949) en Espaa, El blanco en movimiento, Alianza Ed., 1993. Descendiente suyo sera el capitn Jonathan Archer (2121-2197), oficial al mando de la nave Enterprise NX-01. El padre de Jonathan fue el tambin clebre Henry Archer (2094-2141), que desarroll el proyecto Warp 5 en unin con Zefram Cochrane.