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El Trabajo de Las Mujeres en El Tiempo Globalobligatorio

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Interesante debate sobre el rol de las mujeres en la la sociedad contemporánea

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LA DISCRIMINACIÓN LABORALINGRESA A LA AGENDA PÚBLICA

VIRGINIA GUZMÁNROSALBA TODARO*

Toda historia del trabajo femenino es al mismo tiempo una historiade las ideologías. Las fluctuaciones del empleo femenino y losmovimientos de la división sexual del trabajo nos informan sobre elestado de una sociedad, sobre el lugar del trabajo en el sistema devalores, sobre el status del segundo sexo y sobre las relacionesentre hombres y mujeres.

Louise Tilly y Joan W. Scott

1. INTRODUCCIÓN

Este artículo reflexiona sobre las relaciones que existen entre los problemas queenfrentan las mujeres en el mundo laboral y el diseño de políticas públicas destinadas aabordarlos. Postula que la elaboración de políticas públicas no son meras respuestas a losproblemas que enfrentan las mujeres en el mundo laboral ni tampoco actos emanados de laautoridad pública. La relación entre la situación laboral de las mujeres y las políticas es unarelación muy compleja en cuya definición intervienen distintos actores y factores de diver-sos órdenes: económicos, sociales, políticos e ideológicos. Las políticas son productos deprocesos que se inician mucho antes de la toma de decisiones, que se procesan en distintosámbitos sociales y que involucran, en mayor medida de lo que habitualmente se piensa, lasubjetividad de los distintos actores.

Cuando las trayectorias laborales de los trabajadores eran más homogéneas que en laactualidad, un modelo único de trabajador, construido sobre la base de la experiencia socialdel trabajador masculino, hegemonizaba casi sin oposición las representaciones socialessobre el trabajo. La significación de la maternidad como base de la identidad y valoraciónfemenina, contribuía a invisibilizar casi totalmente las trayectorias laborales de las mujeres.Su trabajo era considerado por la mayoría de las personas, incluyendo las propias mujeres,secundario y complementario del trabajo masculino. Este contexto no favorecía laconsideración de los problemas que enfrentaban las trabajadoras y mucho menos suconstrucción como problemas que merecieran el interés de las autoridades públicas.

Cuando las trayectorias laborales de los trabajadores devinieron más heterogéneasentre sí y las mujeres aumentaron su presencia y estabilidad en el mercado de trabajo,algunas de ellas en posiciones de poder, les fue más fácil constituirse y ser reconocidas

Virginia Guzmán es psicóloga e investigadora del Centro de Estudios de la Mujer, Chile. Rosalba Todaro eseconomista e investigadora del Centro de Estudios de la Mujer, Chile.

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como sujeto social con derecho a identificar los problemas específicos que viven en elmundo laboral, derivados de su condición de género.

El proceso de ajuste estructural, las innovaciones tecnológicas, los cambios en elestilo de gestión, se están traduciendo en importantes cambios en las estructuras productivasy formas de gestión y afectan de manera sustantiva las trayectorias laborales estables y laformación de grupos de referencia que caracterizaron el itinerario laboral de los trabajadoresen el pasado. Cabe preguntarse por el significado que tendrá para una gran mayoría de lostrabajadores renunciar a la posibilidad de proyectarse en los logros y progresos conseguidosa lo largo de una trayectoria laboral y por los efectos de la mayor cercanía entre la mayoríade las trayectorias laborales masculinas con las femeninas y sus efectos en los estereotipossexuales en el mundo laboral.

En la primera parte del artículo se analiza la situación de las mujeres en el mercado detrabajo, prestando especial atención a la compatibilidad entre la vida familiar y laboral y alas formas en que se construye la representación del trabajo femenino en distintos espacios.Luego reflexiona sobre los efectos de los procesos de ajuste estructural en el empleofemenino.

En una segunda parte, esclarece los procesos mediante los cuales los problemas quelas mujeres enfrentan en el mundo laboral se han incorporado en las agendas públicas.

En una tercera parte, propone las orientaciones que deberían guiar el diseño depolíticas a fin de que beneficien a las trabajadoras, y se avanzan propuestas de políticasconcretas destinadas afectar los mecanismos más importantes de discriminación y exclusiónde las mujeres trabajadoras.

2. LAS MUJERES Y EL TRABAJO

En los últimos años la oferta de trabajo de la mano de obra femenina ha ido creciendoy perfeccionándose como resultado no sólo de la aspiración de las mujeres a ejercer unempleo, de las necesidades económicas familiares, sino también de una demanda mayor demano de obra femenina, en especial en el sector de servicios. Igualmente, es cada vez menorel número de mujeres que interrumpe su actividad laboral por la crianza de los hijos. Esteincremento de la población femenina económicamente activa es responsable del crecimientodel número de hogares que cuentan con dos ingresos y en algunos casos, de la superación dela indigencia1.

La incorporación al mercado de trabajo ha exigido a las mujeres desarrollar unconjunto de estrategias2 y de ajustes recíprocos para compatibilizar la vida familiar yprofesional y sortear los obstáculos que enfrentan en el mercado laboral para desarrollar sutrayectoria profesional.

En los últimos años el proceso de ajuste estructural está afectando la estructuraproductiva, las formas de gestión empresarial y las trayectorias laborales de hombres ymujeres que se asemejan entre sí en mayor medida que en el pasado. Merece especialatención el análisis de los trabajos a tiempo parcial y su significación en las trayectoriaslaborales de las mujeres.

1. A partir de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) realizada por MIDEPL AN en1990, Rosa Bravo (1993) calculó que el 21% de los hogares del país salen de la línea de indigencia gracias al aportedel ingreso de las mujeres cónyuges. Esta proporción es aun más significativa para el caso del Gran Santiago, dondealcanzó un 39%.2. De acuerdo a Bourdieu, el análisis de las mismas, permite "comprender la lógica de las acciones que sonrazonables sin ser el producto de un diseño razonado o de un cálculo racional, habitadas por una suerte de finalidadobjetiva sin ser organizadas en relación a un fin explícitamente constituido, inteligibles y coherentes sin ser asuntosde una intención de coherencia y de una decisión deliberada, ajustadas al futuro sin ser el producto de un proyecto ode un plan". En Jacques Commaille (1993).

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2.1. EL GRADO DE COMPATIBILIDAD ENTRE LA VIDA FAMILIAR Y PROFESIONAL

El ingreso al mercado de trabajo requiere una redefinición de las tareas domésticas yun nuevo manejo de la dinámica familiar. El grado de compatibilidad entre la vida familiary profesional no va a depender sólo del monto de las tareas domésticas sino también y, engran medida, de la forma en que los distintos miembros de las familias interpretan elmodelo maternal y el compromiso profesional de las mujeres, lo que se expresa en sudisposición a asumir la parte correspondiente del trabajo doméstico. En la relación entre loscónyuges se confrontan no solamente prácticas diferentes sino también miradas susceptiblesde conmover en cada pareja su relación con el mundo doméstico, el mundo profesional y elmundo social3.

De acuerdo a distintas investigaciones4, el reconocimiento de la vida profesional delas mujeres es mayor cuando las madres y suegras han desarrollado su propia vidaprofesional. Es mayor en las hijas mujeres que en los hombres. Los hijos varones presentanuna mayor tendencia a invisibilizar el trabajo de sus madres. Las mismas investigacionesseñalan que las actitudes sociales frente al trabajo profesional son bastante contradictorias.Coexisten comportamientos conservadores frente al trabajo de las mujeres con una pérdidade prestigio de la función reproductora. La actitud favorable al trabajo femenino aumenta deacuerdo al grado de instrucción, la edad (los jóvenes son más favorables), grado deactividad, lugar de residencia (citadinos).

Desde otra perspectiva, algunos estudios explican la resistencia de los hombres a unnuevo reparto de las tareas domésticas a partir de un análisis de las dinámicas conyugalesdesde la óptica de la economía de los intercambios familiares y/o de la deuda compartida5.

Los estudios en curso muestran las variaciones que está sufriendo el modelo clásicode la hiperconyugalidad6 e identifican la aparición de nuevos modelos en las relacionesentre ambos cónyuges, algunos de los cuales contemplan el riesgo de la desmotivación delos hombres por su carrera profesional y un menor compromiso para atender sus funcionesde proveedor7 frente al desarrollo profesional exitoso de las mujeres.

Es difícil identificar las tareas que forman parte del trabajo doméstico y discriminarentre el trabajo necesario y no necesario en un terreno cruzado de tantas significaciones ytan proclive a las subordinaciones disfrazadas de libre consentimiento. Tampoco lalocalización de las tareas en el ámbito doméstico es definitiva. El acarreo de agua es aúnparte de las tareas domésticas de las familias campesinas. Para las familias urbanas laprovisión de agua pasa a través de la relación con un servicio público. En general se puedeafirmar que el contenido y las características de las tareas domésticas han evolucionado endos sentidos: exigen un menor tiempo y esfuerzo pero, a la vez, requieren de una mayorarticulación con las instituciones fuera del espacio doméstico. La tecnificación y la

3. Jacques Commaille (1993).4. Jacques Commaille, op. cit.5. Desde la primera óptica, el proceso de racionalización del funcionamiento conyugal se expresa en la voluntad delos interlocutores de maximizar sus recursos respectivos. La repartición de roles domésticos y profesionales alinterior de la pareja, se inscribe en una lógica de poder que se sustenta en la relación de fuerzas simbólicas medidapor la distancia entre los recursos (culturales y profesionales) detentados por cada uno de los miembros de la pareja.Desde la perspectiva de la deuda contraída, la mantención del lazo conyugal reposa sobre el hecho de que cada unoestima dar al otro más de lo que recibe o recibirá. Lo que funda la relación conyugal no es el principio de lareciprocidad sino de la asimetría de posiciones. Lo que un miembro da, el don, no implica el "contra don" puesto quelos beneficios eventuales de uno de los partenaires depende de una relación de obligación, producto de la asimetríade las posiciones.6. Es decir, la movilización familiar en torno a la realización profesional del marido que subordina la realizaciónprofesional de las mujeres a los sucesos familiares.7. Las estrategias profesionales de la mujer se afirman fuertemente en el marco de interacciones complejas en elcurso de las cuales el partenaire masculino deberá conciliar hasta poner en cuestión sus propias posibilidades demovilidad profesional.

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exteriorización de las funciones domésticas somete en menor medida a las mujeres a lastareas internas del hogar, pero aumenta su dependencia como consumidora y productora deestos bienes.

Del conjunto de tareas domésticas, la crianza y educación de los niños es el eje entorno al cual se organizan las otras actividades. El número e intervalo entre los hijos serevela como un factor decisivo para permanecer en el mercado de trabajo, reducir lasaspiraciones profesionales y limitar las posibilidades de las mujeres para asumir nuevasresponsabilidades y ascender en las jerarquías.

De acuerdo a las investigaciones mencionadas por la OCDE8, el embarazo en símismo no pone en cuestión la percepción de la compatibilidad de la vida familiar yprofesional. Lo que plantea problemas son las condiciones laborales de la mujer emba-razada. Las mujeres activas son sensibles a las representaciones sociales que relacionan elausentismo al embarazo. Frente a ello, algunas renuncian a parte de las posibilidades yprotecciones legales acordadas al embarazo, otras realizan un manejo sutil de los permisosanuales, permisos por embarazo patológico, por enfermedad, o reducen la jornada detrabajo. Sólo las mujeres que pertenecen a los sectores profesionales situadas en posicionesmedias y aquellas que trabajan en ramas altamente feminizadas reconocen una acogida máspositiva al embarazo que facilita su equilibrio y adaptación laboral. En el mismo sentido, laslicencias de maternidad y la posibilidad de jornadas más aliviadas tienen un efecto positivosobre la continuidad de la trayectoria de las mujeres y evita un retiro definitivo y prematurodel mercado de trabajo.

La existencia de servicios de cuidado infantil constituye un mecanismo importantepara compatibilizar la vida familiar y profesional. Sin embargo, las familias y las madrestienen difícil acceso a la información sobre estos beneficios; por otro lado, la oferta rígidade servicios es inadecuada frente a una demanda cada vez más diversificada de parte de lasfamilias. De esta manera, las mujeres están presionadas a montar redes de ayuda o acceder aservicios cuya calidad está frecuentemente poco garantizada.

El cuidado de los adultos mayores dependientes y el incremento de tensiones queocasiona la jefatura familiar femenina, interfieren las trayectorias laborales de las mujeresen los momentos más tardíos y en algunos casos más significativos, para desempeñarfunciones de responsabilidad.

El hecho que la mayoría de las tareas domésticas permanezcan como responsabilidadde las mujeres y los servicios no respondan a la demanda, somete a las mujeres a unpermanente estrés, que se traduce en rupturas en la trayectoria laboral, falta deproductividad, ausentismo e inestabilidad de las trabajadoras encargadas de asumir lasresponsabilidades familiares. El retiro del mercado de trabajo en este caso, cualquiera sea elmomento, compromete a largo plazo los ingresos y la calificación necesaria para reincor-porarse al mercado de trabajo.

El difícil equilibrio entre la actividad familiar y vida profesional se inclina hacia elprimer polo cuando existe insuficiencia o incertidumbre sobre las compensacionesfinancieras, cuando los trabajos no aportan ninguna gratificación y la carga familiar es muypesada. Especialmente grave es el caso de las jefas de hogar pertenecientes a los estratosmás pobres que, en relación a mujeres jefas de hogar de otros estratos, se incorporan conmenor frecuencia en el mercado de trabajo9. La insuficiencia e incertidumbre de losingresos, la pobreza cultural y la inexistencia de la formación profesional, dan lugar atrayectorias laborales interrumpidas, constituidas por idas y vueltas al mercado de trabajo.

8.Estudios comparativos en EE.UU. demuestran que las mujeres que ya han trabajado en el momento de su primeramaternidad, continúan trabajando hasta una fase avanzada de sus embarazos y retoman el trabajo luego delnacimiento en períodos cada vez más cortos, OCDE (1994).

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Sin embargo, un porcentaje significativo de mujeres no elige la actividad familiar sinoque están obligadas a hacerlo frente a la imposibilidad de resolver las demandas familiares yante la baja calidad de la demanda de trabajo10.

Las mujeres diplomadas, al contrario, tienen trayectorias y aspiraciones laboralesdiferentes, inscripción más continua en la vida de trabajo, sin modificaciones significativasaunque para ello deban implementar sucesivas y complejas estrategias en función de lascargas familiares.

2.2 AJUSTES ESTRUCTURALES Y EMPLEO FEMENINO

La mayor presencia de las mujeres en el mercado de trabajo no ha eliminado losmecanismos discriminatorios que operan en el momento del acceso al mercado de trabajo,en la movilidad laboral y en la determinación de los ingresos de hombres y mujeres.

En un reciente trabajo, Irma Amagada muestra la persistencia de la discriminación dela mujer en el mercado de trabajo, tanto en el acceso como por la segregación ocupacionalhorizontal y vertical y por la discriminación salarial11.

Cabe preguntarse por los efectos sobre los mecanismos discriminatorios y la situaciónlaboral de las mujeres de las transformaciones de las economías. La apertura económica, laintensificación de la competencia internacional, la variabilidad y diversificación de lademanda, la introducción de nuevas tecnologías, la redefinición del rol del Estado, se estátraduciendo en cambios en los procesos productivos, en las políticas de gestión empresarialy en cambios en las estructuras ocupacionales.

Las innovaciones tecnológicas implican la aparición de nuevas actividades perotambién la caída y crisis de otras. Las constantes variaciones en la composición de lademanda de trabajo plantea la necesidad de incesantes y no raras veces penosas re-adaptaciones de la oferta de trabajo con los consecuentes períodos de desempleo12.

El proceso de racionalización y de modernización obliga a las empresas a redefinir elcontenido de numerosos empleos, las pautas de clasificación, el modo de evaluación de losempleos y las líneas de movilidad al interior de las empresas. Las nuevas competenciasrequeridas exigen implementar políticas de gestión de los recursos humanos destinadas a laformación inicial y continua de los trabajadores. Los trabajadores que están dotados de unaadecuada formación pueden adaptarse más fácilmente a cambios impuestos por las inno-vaciones tecnológicas y de organización. Es fácil deducir que la reestructuración económica

9. En Chile la participación económica de las jefas de hogar es baja en el estrato más pobre en comparación con losjefes hombres del mismo tipo de hogar (38% y 67% para las mujeres y hombres, respectivamente). Esta va subiendocon el ingreso hasta el tramo más alto, donde las tasas de hombres y mujeres jefes se igualan en un 58%. Rosa Bravo,"Utilización de una encuesta de empleo para el estudio de la situación socio económica de las familias chilenas", enRevista de Estadística y Economía N° 7.10. De acuerdo a los resultados de una encuesta suplementaria de la Encuesta Nacional de Empleo, aplicada en Chileentre julio y septiembre de 1991, el 80% de los inactivos con deseos de trabajar eran mujeres y de éstas, la granmayoría se encontraba en las edades más productivas: 25-54 años. Los hombres disponibles se concentraban en eltramo de edad más joven. Las razones de orden personal y familiar para explicar la inactividad fueron mucho másfrecuentes en el caso de las mujeres que en el de los hombres.11. Demuestra que si bien más mujeres que hombres están educadas -especialmente en los grupos más jóvenes- ydisponibles para acceder al mercado de trabajo, una proporción muy importante de ellas no ingresa al mercadolaboral. Del total de ocupaciones desagregadas a tres dígitos en 1992, las mujeres tienen una representatividad mayorque la media masculina. Igualmente, las mujeres se siguen concentrando en los niveles de menor jerarquía de cadaocupación, como familiares no remunerados, trabajadores por cuenta propia y en una proporción muy pequeña comoempleadoras. Finalmente, para la población ocupada en 1987, 1990 y 1992, los ingresos medios femeninos de laocupación principal constituían el 74%, 70% y 73% de los ingresos masculinos de las mismas características. Sinembargo, esa relación empeora si se considera el segmento de los ocupados que tienen más de 16 años de instruccióndonde los ingresos femeninos sólo llegan a 48%, 46% y 47%, respectivamente, de lo que perciben los hombres conesos mismos niveles de instrucción.12. Paolo Sylos Labini (1993).

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afecta a los trabajadores menos calificados o sin calificaciones transferibles y aquellos quetienen menos acceso a los programas de capacitación. Este es el caso de las mujeres. Deacuerdo a un estudio realizado por Laís Abramo13, en los sectores donde la presenciafemenina es más significativa existe menos capacitación tanto en términos de porcentajesdel personal capacitado como en horas capacitación por persona.

Las empresas acrecientan su flexibilidad14 mediante dos procedimientos, noexcluyentes entre sí. Una primera estrategia consiste en adaptar lo mejor que se pueda elvolumen del trabajo a las fluctuaciones de la demanda. Se disminuye el personal de lasempresas y se recurre al mercado de trabajo externo para adquirir las competenciasrequeridas en los momentos altos de la producción, descargando -de esta manera- los costosde formación de las competencias en los mismos trabajadores. Una de las consecuencias delprimer tipo de flexibilización es el aumento de las llamadas formas de empleo atípico:tiempo parcial, temporal, contratos de duración fija, trabajo independiente, empleos que, engeneral, son de peor calidad en lo que concierne al ingreso, la protección social y lacapacitación asegurada por el empleador. La multiplicación de las formas de empleo setraduce también en una gran individualización de las relaciones de trabajo, lo que limita lainfluencia que la negociación colectiva puede tener sobre la fijación de las condiciones quese refieren al empleo atípico.

Una segunda estrategia consiste en apostar por la calidad, la innovación y lacalificación de los recursos humanos. En este caso se busca una flexibilidad interna a laempresa, lo que podría favorecer en mayor medida a los trabajadores.

La implementación de estas dos estrategias simultáneamente conlleva la diferen-ciación de las trayectorias laborales de los trabajadores y el distanciamiento de un pequeñonúcleo de trabajadores favorecidos con los cambios que comparte una fuerte conciencia debienestar, del resto de los trabajadores en condiciones más precarias, ubicados en lasperiferias del mercado laboral15.

Estudios citados por la OCDE16 alertan sobre los efectos negativos de lareestructuración para las mujeres y los trabajadores con empleos precarios. En el caso de lasprimeras, la rigidez del mercado de trabajo y la segregación sexual prevaleciente, así comolas menores oportunidades de capacitación, dificultan la reubicación de la mano de obrafemenina. Las actitudes de los empresarios contribuyen, en gran medida, a mantener lasegregación del mercado de trabajo17.

Las formas que asume la flexibilización del trabajo es diferente en las ramas deactividad masculina que en las femeninas. En las primeras, la reducción de horarios,contratos temporales, las horas suplementarias, están regidos en mayor medida por lasconvenciones colectivas y las legislaciones de trabajo. En las ramas femeninas se harecurrido a la flexibilización numérica. Por esta razón, las mujeres se encuentranconcentradas en un mayor porcentaje en las llamadas formas atípicas de empleo: tiempoparcial, subcontratación, empleo temporal u ocasional, empleos de corta duración, trabajoindependiente.

13. Laís Abramo (1993).14. La noción de flexibilidad es ambigua y polivalente. Sus aspectos más importantes son tres: sueldos, horarios ymovilidad de los trabajadores.15. José Félix Tezanos (1992).16. OCDE op. cit.17. Los empresarios afirman, muchas veces en forma contradictoria y sin ofrecer evidencias empíricas, que lasmujeres comparten un conjunto de problemas que afectan la productividad en el trabajo. Estos problemas se sitúan enla esfera del disciplinamiento de la fuerza de trabajo: alta tasa de ausentismo, rotación externa, impuntualidad,interferencia de trabajos domésticos. En segundo lugar, pero con menor intensidad, señalan otros problemas relativosa costos indirectos, el in volucramiento con los objetivos de las empresas y las restricciones legales. Laís Abramo, op.cit.

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El empleo a tiempo parcial sigue un curso diferente según se trate de hombres y demujeres. En los hombres, representa una manera de entrar y salir de la vida activa. Enalgunos casos, los empleadores lo toman como un período de prueba previo a lacontratación definitiva de los jóvenes. En las mujeres, los trabajos a tiempo parcial seconcentran en los períodos en que las responsabilidades familiares aumentan y a menudoimplican una interrupción de la carrera.

Los trabajos a tiempo parcial se concentran en un abanico aún más reducido deprofesiones que las que se les abren a las mujeres que trabajan a tiempo completo.Generalmente se trata de tareas específicas, rutinarias, no calificadas, que permanecen fuerade la estructura normal de las carreras. Por tanto, los trabajadores asignados a estas tareasno tienen posibilidades de seguir una formación interna y las oportunidades de avanzar en lacarrera son mínimas. Desde esta perspectiva, el paso de las mujeres del tiempo completo altiempo parcial les significa cambiar de empleo o profesión, renunciar a las posibilidades decapacitación y al progreso profesional futuro. Las mujeres que acceden a puestos de buennivel en la banca, seguros, servicios financieros, administración pública, debido al impulsodel sector servicios, raramente realizan trabajos a tiempo parcial.

A igualdad de profesión, de puesto y rama de actividad, los trabajadores a tiempoparcial reciben, generalmente, una remuneración por hora menor que sus equivalentes atiempo completo.

Las posibilidades que ofrece el tiempo parcial a las mujeres, en el sentido depermitirles mantener el vínculo con el mercado, no compensan los costos que les significapara su carrera profesional. Por otra parte, resta fuerza a las mujeres para negociar alinterior de sus familias un nuevo reparto de las actividades domésticas por lo que terminatrabajando más horas, sumando trabajo remunerado y no remunerado. La diversidadcreciente de las situaciones individuales de las mujeres en relación al empleo aconsejaidentificar grupos objetivos particulares.

En resumen, pese a las potencialidades de la reestructuración económica paraestimular la calificación, la movilidad y la flexibilidad en el trabajo, en la mayoría de loscasos, las formas en que se ha llevado a cabo se traduce en la precarización del empleo, ladiversificación de las trayectorias laborales, y el debilitamiento de los vínculos sociales quesustentaba la experiencia de trabajo. La situación de la mayoría de los trabajadores se haafectado negativamente y se ha acercado a las condiciones del trabajo femenino.

Esta constatación nos suscita un conjunto de preguntas, que deberían ser consideradasen el momento de la elaboración de las agendas públicas y el diseño de políticas.

¿Qué consecuencias puede tener para las representaciones de lo masculino y lofemenino, para la construcción de identidades personales sexuadas, para las prácticas devida cotidiana, la ruptura de las trayectorias laborales estables y el debilitamiento de losgrupos de referencia que caracterizaron el itinerario laboral de los trabajadores en elpasado? ¿ Hasta qué punto y cómo será posible reconstruir un colectivo de trabajadores /as?

¿Qué puede significar para una gran mayoría de los trabajadores renunciar a laposibilidad de afirmarse, de reconocerse y de proyectarse en los logros y en el progresoconseguido a lo largo de la trayectoria laboral? ¿Cuáles serán las nuevas bases de valoracióny afirmación personal? ¿Que peso adquirirán los espacios extralaborales en la búsqueda denuevas bases de valoración personal y de sentido de vida? ¿Qué papel tendrá la familia,otros espacios privados y/o las actividades en espacios más públicos?

¿Contribuirá la mayor cercanía entre las trayectorias masculinas y las femeninas adebilitar los estereotipos sexuales al evidenciar la asociación que existe entre comporta-mientos laborales y situaciones de trabajo?

Hemos visto que la incorporación de las mujeres en el mercado laboral ha sido unfactor importante en el reconocimiento de su derecho a un destino personal diferenciado de

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su familia. ¿Hasta qué punto las nuevas formas de incorporación en condiciones másprecarias y a tiempo parcial volcarán nuevamente su atención a las gratificaciones quepuede obtener en la vida de familia? ¿Cómo están afectando los cambios en los patrones deconyugalidad en el derecho y necesidad de las mujeres a desarrollar proyectos autónomos eindependientes?

Estas preguntas son propias de períodos caracterizados por una velocidad de cambioimportante, hecho que favorece el replanteamiento de los grandes temas sociales y permitearticular los problemas de las mujeres con las grandes preocupaciones que inquietan aautoridades públicas, políticos, organismos gremiales y sindicales: la distinción crecienteentre el empleo y la actividad por un lado, y el alto grado de exclusión social que comportael sistema económico.

3. LA INCORPORACIÓN DE LOS PROBLEMAS DE LAS MUJERES TRABAJADORAS EN LAS AGENDASPÚBLICAS

La discriminación que sufre la mujer en el mercado laboral no ingresa directamentecomo tema en las agendas públicas. Para ser considerada es necesario que se construyan losproblemas que se derivan de la discriminación, como preocupaciones reconocidas ylegitimadas en los espacios públicos donde interviene un conjunto de otros actores opúblicos18. Es indispensable, entonces, que los problemas trasciendan los espaciosinmediatos de la experiencia directa, del saber especializado y de la conciencia de injusticiaque comparten las mujeres y que sean asumidos por otros actores sociales como preocupa-ciones que les competen.

Las mujeres como actores sociales deben negociar sus demandas y demostrar que losproblemas puestos a consideración son de interés general y/o urgentes de tratar si se quiereevitar sus consecuencias negativas en la organización social y/o beneficiarse de los recursosy aportes de las mujeres al desarrollo.

Más aun, no basta el acuerdo sobre la existencia de un problema, es necesario defi-nirlo, es decir identificar y priorizar sus causas, anticipar sus consecuencias y considerar elgrado de tratabilidad que presenta. Como es fácil darse cuenta, este debate en muchasocasiones traba la posibilidad de abordar y buscar solución a los problemas. Es más fácilponerse de acuerdo en que las mujeres tienen mayores dificultades de incorporarse yreincorporarse al mercado de trabajo que los hombres, que se ubican en las posiciones másprecarias del mercado laboral y que sus trayectorias laborales son más inestables, queconcordar en que estos problemas son expresión de un sistema de discriminación.Igualmente resulta difícil ponerse de acuerdo para adoptar medidas de acción positivasdestinadas a afectar los mecanismos discriminatorios y compensar las desventajasacumuladas por las mujeres.

La comprensión y aceptación de los problemas pasa por el filtro de las concepciones,de los valores, de los afectos y sensibilidades sociales de una época, así como de losintereses de los grupos sociales con mayor poder. Ellos inciden no sólo en la definición delo que es aceptable o rechazable sino también las normas para tratarlo. La existencia yfuerza de sectores progresistas proclives al cambio juega un papel fundamental en el gradode asimilación de los problemas. Ellos cuestionan la naturalidad de los mismos, los re-conceptualizan como expresiones inaceptables de injusticia social, y afirman su tratabilidadpor parte de las autoridades públicas.

18. Luis Aguilar (1993) distingue cuatro tipos de público: de identificación, conformado por las personas directamente afectadas porel problema; de atención, aquellos grupos que por razones variadas se interesan en el problema; público atento, formado poraquellos sectores de la población que les interesa estar informado de los sucesos políticos y suelen estar atentos a los asuntos de sucomunidad; y público en general, conformado por la población más o menos interesada e informada, pero que presta atención alproblema cuando es notorio y tiene impacto emocional.

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Cuando las trayectorias laborales de los trabajadores eran más homogéneas que en laactualidad, un modelo único de trabajador, construido sobre la base de la experiencia socialdel trabajador masculino, contribuía a invisibilizar casi totalmente las trayectorias laboralesde las mujeres. La mayor agilidad de sus manos, la mayor adaptación a las tareasrepetitivas, la mayor tolerancia a la monotonía, el mayor grado de aceptación del controlsobre sus labores, eran conceptualizadas, sin ningún reparo, como características propias delas mujeres, no prestando atención a las formas en que estas habilidades y actitudes habíansido adquiridas y a las exigencias propias de los trabajos llamados femeninos.

A partir de los años ochenta empiezan a ganar fuerza nuevas conceptualizacionessobre el trabajo, que coexisten e interactúan en los espacios públicos con concepciones yrepresentaciones más conservadoras. En esta década es más evidente la multiplicidad detrayectorias laborales y la dificultad de trazar una línea nítida entre los trabajos formales, atiempo completo, estables y la situación de inactividad. Entre ambos polos existe unavariedad de modalidades de ser trabajador. Por otro lado, la presencia creciente de lasmujeres en el mercado laboral interpela el carácter excepcional y secundario atribuido altrabajo femenino. Existe, entonces, un contexto más propicio para aceptar que lasdiferencias laborales entre hombres y mujeres son construcciones sociales y para demandar,por ende, condiciones de igualdad. Pese a la fuerza que tienen las concepciones e interesesde los grupos de poder, resulta más fácil conceptualizar las distintas situaciones yposiciones de las mujeres en el mercado laboral como una de las tantas diferenciacionesdiscriminatorias que cruzan y organizan el mercado.

La construcción social de la desigualdad sexual presenta una particularidad quedificulta la incorporación de nuevos problemas en la agenda. La superación de lasdesigualdades entre los sexos implica generalmente una modificación importante en lasprácticas de vida cotidiana, lo que suscita angustia ante la incertidumbre y eleva laresistencia al cambio. Tal vez por ello, las demandas y problemas planteados se presentanen una relación de continuidad y discontinuidad con las concepciones culturales vigentes.Las demandas y las reivindicaciones apelan a los principios generales de justicia y a lasaspiraciones de desarrollo de una sociedad, y desde allí, ponen en cuestión la poca con-sistencia de la práctica social con los principios y aspiraciones compartidos.Simultáneamente, en una relación de discontinuidad, ponen de manifiesto la caducidad demuchas concepciones y representaciones culturales. Tratan de demostrar cómo el consensocultural puede también expresar la desigualdad de oportunidades que tienen las personas ygrupos para negociar sus demandas y afirmar sus diferencias.

Los cambios en las significaciones atribuidas al trabajo femenino dependen en granmedida de la constitución de las mujeres como sujeto social, y de la producción deconocimiento que contribuya a conceptualizar los problemas desde nuevas perspectivas.

Las mujeres devienen sujetos sociales a través de sus relaciones con los otros/as, através de un doble movimiento de identificación o empatia y de diferenciación o afirmaciónde los límites personales. La posibilidad de afirmar perfiles propios está condicionada porsu ubicación dentro del sistema económico y social, por las modalidades en que unasociedad aborda la reproducción biológica y social, por los cambios en los patronesproductivos que se traducen en una mayor o menor demanda de la fuerza de trabajofemenina. Mediante invisibles procesos de socialización las mujeres van interiorizando lasrepresentaciones, las expectativas y las conductas asignadas a su sexo biológico.

La voluntad de las mujeres y sus aspiraciones se confronta, así, permanentemente a lanecesidad de gestionar la compatibilidad entre los distintos papeles sociales que les sonasignados, de tomar en cuenta las representaciones sociales de los otros, la fuerza de lalógica económica y de un contexto social marcado por la jerarquía, la oposición entregrupos, la desigualdad entre hombres y mujeres.

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No obstante estos condicionamientos, las mujeres tienen un margen de libertad, deautonomía, para afectar y dar sentido a sus conductas y a las relaciones sociales en lascuales están implicadas. Su incorporación al mercado de trabajo les ofrece una base devaloración individual y social que no provee el trabajo doméstico y contribuye, en mayor omenor medida, a afianzar el reconocimiento social a un desarrollo independiente del restode los miembros de su familia. El trabajo asalariado les permite acceder a un status que nopasa exclusivamente por las funciones asumidas en el seno de la familia, sino que dependede una nueva relación con lo social, mediatizado por el compromiso en el trabajo.

La presencia y estabilidad creciente de las mujeres en el mercado de trabajo y elavance de algunas de ellas en posiciones de poder en el espacio laboral y público, hafavorecido la constitución de las mujeres como sujeto social. Las mujeres han llegado aconstituir una suerte de masa crítica19 que permite pensar en la elaboración de estrategias,basadas en su capacidad de utilizar los recursos de las organizaciones e instituciones paramejorar su propia posición y la del grupo al que pertenecen.

Finalmente, la existencia de un discurso feminista elaborado al interior de espaciospúblicos alternativos construidos por el movimiento de mujeres, y de nuevos conocimientossobre las relaciones de género en los últimos quince años, ha minado las representacionessociales construidas en torno a lo femenino y masculino y ha dotado a las mujeres de unaherramienta para su interlocución con los otros sujetos sociales.

En breve, el significado atribuido al trabajo de las mujeres y la consideración de losproblemas de las mujeres trabajadoras como tema de agenda pública, es producto de uncomplejo proceso en el que intervienen comportamientos, representaciones, prácticas eimágenes, factores concretos y elementos simbólicos, de acuerdo a combinaciones quefuncionan en todos los ámbitos de la vida social. Los problemas que las mujeres enfrentandeben ser construidos e incorporados a las agendas a través de múltiples mediaciones en lasque intervienen no sólo las mujeres sino otros actores sociales.

4. LINEAMIENTOS GENERALES SOBRE LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES Y DERECHOS EN ELTRABAJO

4.1 ORIENTACIONES A CONSIDERAR EN EL DISEÑO DE POLÍTICAS

La elaboración de las políticas en sociedades democráticas debería considerar losproblemas que los distintos actores sociales proponen para ser incluidos en las agendaspúblicas.

La construcción de las agendas públicas es un proceso dinámico que si bien respondea las preocupaciones que en el presente comparten los distintos actores, cristaliza también lahistoria pasada de ellos y anticipa algunos de los problemas que el presente anida auncuando sus consecuencias no sean totalmente evidentes. Muchos de los problemas vigentestienen sus raíces en situaciones del pasado, otros del presentes tendrán efectos en el futuro.De esta manera, la agenda pública se asienta en el pasado y a la vez está abierta al futuro.

Así, por ejemplo, en las propuestas de los dirigentes sindicales con una largatrayectoria se entrelazan concepciones de la vida sindical y laboral que surgieron encontextos sociales y políticos diferentes, con la percepción de problemas actuales que aúnno encuentran un referente claro al interior del cual ser interpretados.

El diseño de las acciones públicas de igualdad de oportunidades parte delconocimiento de la situación de las mujeres y de la interpretación que esa situación

19. Masa crítica: herramienta analítica para distinguir aquellas situaciones en las cuales el tamaño incrementado de laminoría hace posible que el grupo minoritario empiece a cambiar la estructura de poder y por lo tanto su propioestatus de minoría. El tamaño necesario depende de la organización en cuestión y del apoyo externo.

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tiene para distintos actores sociales involucrados. Implica un diagnóstico de cómo lasituación afecta a las mujeres y las demandas que surgen desde ellas, así como un análisisdel efecto de esta situación en distintos ámbitos y para distintos actores sociales.

Por otra parte, requiere contar con el conocimiento necesario sobre las alternativasposibles y viables para enfrentar y corregir la situación, cuestión que involucra ya no sólo laparticipación de los sujetos interesados o afectados por los problemas, sino también eltrabajo de expertos en el tema.

Finalmente, la elaboración de las políticas públicas exige un análisis de lascircunstancias políticas, sociales y económicas que afectan su grado de aceptabilidad y deplausibilidad. Las acciones propuestas conllevan dos tareas: enfrentar los problemas dejusticia y lograr consistencia con el proyecto económico global. Esto implica analizar lasituación de las mujeres con respecto a los hombres y detectar el efecto de la situación delas mujeres en la situación del país y para el conjunto de la población.

De esta manera, si bien las políticas públicas hacia las mujeres tienen su origen en laadministración del Estado, su éxito requiere de la incorporación y articulación con lasociedad civil en la tarea de generar nuevas relaciones de género.

Desde esta perspectiva, las políticas constituyen un marco de referencia para orientarla acción de distintos actores sociales y un medio para concertar recursos desde diferentesespacios hacia la igualdad de oportunidades. Contemplan la doble necesidad de proponerlíneas de acción que amplíen las opciones de las mujeres y que potencien su aporte alcrecimiento del país, por medio de su articulación equitativa en los procesos de desarrollo.Las políticas comprenden un conjunto de instrumentos que es a la vez regulador, es decir,que establece normas y pone límites a la acción del Estado y de la sociedad, y propositivo,es decir, que da señales y estímulos que orientan la acción.

Por otra parte, el carácter sistémico de las desigualdades genéricas hace aconsejable laconstrucción de políticas de igualdad de oportunidades para las mujeres, con un enfoqueintegral. En efecto, los mecanismos de discriminación son múltiples y están inter-relacionados: se enraizan en la división del trabajo, se gestan al interior de los procesos desocialización tanto en la familia como en la escuela, se reproducen y reconstruyen en losdistintos espacios sociales, en el mercado y en las diversas instituciones, se difunden ygeneralizan a través de los medios de comunicación; finalmente, cristalizan en las re-presentaciones y valoraciones sociales de lo femenino y lo masculino y en la normatividadjurídica y social que regula la convivencia humana. Por esta razón, las políticas de igualdadde oportunidades para las mujeres son más intrincadas que las políticas sectoriales, y eltratamiento de los problemas que afectan a las mujeres necesita de la intervención dedistintos sectores. Si bien el proceso de elaboración e implementación de políticas públicasse ha complejizado y requiere de la coordinación entre diversas instancias del aparato delEstado en cualquiera de sus ámbitos de actuación, son las políticas hacia las mujeres, lasque tienen como característica particular la transversalidad20.

Esto muestra la necesidad de interlocución al interior de un Estado que no eshomogéneo sino que se compone de diferentes poderes, actores y sectores.

Por ello, la formulación de políticas requiere también de finos estudios sobre losdistintos tipos de institucionalidad y de procesos de sensibilización, negociación y presiónal interior del Estado, siguiendo un itinerario que permita introducir la dimensión de géneroen las distintas políticas sectoriales.

Las consideraciones anteriores explican por qué para el caso de la situación dediscriminación de las mujeres se ha optado por la construcción de planes de igualdad deoportunidades entre mujeres y hombres, que buscan una perspectiva y soluciones integrales

20. Esta afirmación no significa desconocer el carácter transversal de otros temas de políticas, entre ellos, el medioambiente.

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a la posición de las mujeres en la sociedad y que comprometan acciones desde distintossectores. Los planes de igualdad de oportunidades comprenden un conjunto sistemático demedidas que promueven el acceso con equidad a todos los ámbitos de la vida del país.

En breve, la construcción de un plan de igualdad de oportunidades opera como uninstrumento de construcción de políticas más que un documento de políticas acabadas.Propone un diseño global e integral dado que los objetivos y las medidas estarán inter-relacionados para el logro de la igualdad de oportunidades. Se constituye, así, en uninstrumento que facilita la interlocución y la negociación con los distintos segmentos delEstado y con distintos actores involucrados, fuera del mismo.

4.2 ALGUNAS PROPUESTAS DE POLÍTICAS

Actuar en el sentido de mejorar la posición de las mujeres en el ámbito laboralsignifica diseñar un conjunto de acciones en varios campos. El diseño de las políticas nobasta; debe acompañarse de la construcción de instrumentos que permitan una adecuadaimplementación y evaluación de las mismas. Desde esta perspectiva, se revela como muyimportante intervenir y perfeccionar los sistemas de recolección y elaboración de lainformación, construir sistemas de indicadores para evaluar el avance en la situación de lamujer y el grado de transformación de las relaciones de género, e implementar programasde capacitación orientados a sensibilizar y formar a los funcionarios en esta problemática.

Las propuestas de acción que presentamos a continuación están orientadas aintervenir en algunos aspectos que se revelan especialmente significativos para el cambio dela situación de la mujer en el mercado laboral.

1. Aumentar la disponibilidad de las mujeres para el trabajo remunerado

Esto supone medidas para hacer compatible la realización de un trabajo remuneradocon el ejercicio de la maternidad y la paternidad, para lo cual se requiere promover unreparto más equitativo entre los géneros de las responsabilidades domésticas y del cuidadode los hijos y personas dependientes, implementar una infraestructura pública y regu-laciones apropiadas para tales fines, así como una organización del trabajo de hombres ymujeres acordes con tales necesidades.

Los recursos destinados al cuidado infantil de hijos/as de trabajadoras/es, losincentivos tributarios para que las empresas implementen estos servicios, los permisos parael cuidado de niños enfermos indistintos para el padre o la madre así como permitir que unaparte de la licencia postnatal pueda asumirla el padre, son medidas que facilitan el acceso yla permanencia de las mujeres en el trabajo. Estas políticas consideran que los costos de lareproducción de las personas son una responsabilidad social y no sólo de las mujeres.

Estas medidas tienen un doble objetivo. Por un lado, producen cambios en el nivelmaterial, es decir, permiten disminuir el tiempo que las mujeres deben dedicar al trabajodoméstico y de cuidado de las personas dependientes. Implementan alternativas extrado-mésticas y hacen legalmente posible que otros miembros de la familia accedan a laslicencias y beneficios de apoyo a la maternidad. Por otro lado, estas medidas dan señales eincentivos al cambio en las representaciones de lo que a los hombres y mujeres lescorresponde hacer en este ámbito. Para este último objetivo estas medidas no sonsuficientes y se hace necesario apoyarlas con campañas de sensibilización social quemuestren las inconsistencias de los requerimientos de la vida de hoy, con los comporta-mientos y actitudes tradicionales respecto a la distribución del trabajo, oportunidades yrecursos al interior de la familia. También se requieren medidas que son ajenas a los

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ámbitos directos del trabajo, tales como cambios en la enseñanza básica donde se oriente alas niñas hacia la legitimidad del trabajo remunerado y a los niños a la educación en elámbito de la familia.

2. Facilitar el acceso a la información para el empleo

Uno de los programas laborales que existe en distintos países son las oficinas decolocación o de empleo, generalmente ubicadas en las municipalidades o en dependenciasdel Ministerio del Trabajo. Ahí se registran los/as trabajadores/as que buscan empleo y suscaracterísticas, así como la demanda de trabajo por parte de los empleadores. El objetivo deestos programas es acercar la oferta y la demanda de trabajo, aumentar la transparencia delmercado y disminuir los costos de la movilidad laboral.

Uno de los pasos para mejorar el acceso de las mujeres al empleo es transformar estosprogramas (o crearlos) incluyendo el diseño de servicios de información y orientación quepermitan diversificar las opciones ocupacionales de las mujeres y tender a eliminar lasegregación sexual en el trabajo. Toman el problema del acceso al empleo como unitinerario que va desde la información sobre el empleo hasta la ubicación en un puesto detrabajo. Se analizan los requisitos para acceder a los empleos disponibles en contraposicióncon la formación, la experiencia laboral, los intereses, la disponibilidad para el trabajo y elproyecto laboral de las postulantes. Se detectan las necesidades de capacitación y se buscanlas alternativas apropiadas para conseguirla. El proceso se completa con el entrenamiento enla búsqueda de empleo propiamente tal y la capacitación para enfrentarse a los obstáculosque las mujeres encuentran en el mercado laboral.

Procedimientos de este tipo son particularmente apropiados para las mujeres quetienen trayectorias laborales más complejas y heterogéneas que las de los hombres.Aumentan la eficacia que tiene la implementación de manera independiente, de lasactividades de información, capacitación y búsqueda de empleo, y facilita la entrega depreformación técnica para fundamentar elecciones laborales diversificadas y conocimientossobre las habilidades necesarias para ellas.El éxito de estos programas requiere, sin lugar adudas, una capacitación de los/as funcionarios/as que evite el manejo estereotipado de laoferta y demanda de trabajo.

3. Adecuar la capacitación de las mujeres a las necesidades del mercado y de su desarrollolaboral e incidir en la calidad de la oferta de trabajo de las mujeres

Mejorar la calidad de la oferta de trabajo de las mujeres significa dotarlas de unacapacitación adecuada para lograr una inserción laboral acorde con las necesidades delmercado y permitirles el acceso a empleos con posibilidades de desarrollo futuro y larealización de una carrera profesional. Esto implica revisar los planes que sólo considerancomo positiva la capacitación de mujeres en trabajos no tradicionales sin tomar en cuenta elporvenir y la calidad de esos trabajos. Hay que recordar que es frecuente que las nuevasoportunidades laborales que se abren a las mujeres se sitúen en ocupaciones en declinaciónpara los hombres y/o con condiciones de trabajo precarias.

También es necesario considerar las necesidades de reconversión laboral para lasdesempleadas de larga duración y para las ocupaciones con fuertes cambios tecnológicos, ypromover la participación de las mujeres en los programas de entrenamiento continuo paraevitar la discriminación en el acceso a la capacitación en los lugares de trabajo.

4. Eliminar obstáculos a la demanda de trabajo de calidad para las mujeres

Resulta urgente favorecer la superación de prejuicios sobre aquello que las mujeres

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pueden y deben hacer y sobre el valor del trabajo que ellas realizan. En efecto, losempleadores comparten y refuerzan los prejuicios existentes sobre cuáles son los trabajosapropiados para las mujeres y sostienen mitos respecto de las dificultades de contratarlas ypara asignarles cargos de toma de decisiones. Los prejuicios y mitos respecto del trabajo delas mujeres tienden a cambiar lentamente, por lo cual se necesitan estudios objetivos decostos laborales diferenciales por sexo, campañas de sensibilización y difusión de expe-riencias exitosas, así como de incentivos tributarios que permitan ampliar las oportunidadesde las mujeres.

5. Mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres

Como hemos visto, las mujeres tienen una mayor concentración en empleos de menorcalidad, con menor estabilidad y se encuentran en condiciones de trabajo menos fiscalizadasy con menores remuneraciones.

Los esfuerzos por cambiar esta situación se deben dar en varias direcciones. Por unaparte, ampliar los programas de fiscalización y hacerla extensiva a todas las formas deinserción laboral. Es necesario dedicar especial atención a las formas de feminización deltrabajo precario y a las formas de contratación discriminatorias. Al mismo tiempo, hay queestudiar el impacto de los cambios tecnológicos y de la organización del trabajo sobre lacalidad del empleo por sexo y sobre su efecto en la igualdad de oportunidades.

Las normativas legales antidiscriminatorias son un paso necesario pero no suficiente.Debe considerarse que la igualdad de oportunidades implica la eliminación de todas lasformas de discriminación, directa, indirecta y sistémica. Esto significa ocuparse no sólo demedidas para asegurar la igualdad de derechos, sino también para eliminar las des-igualdades debidas a las discriminaciones acumuladas y a los obstáculos estructurales. Estorequiere de medidas de acción positiva.

Otro aspecto que demanda intervención es el desigual acceso a los sistemas deseguridad social existentes y la adecuación de programas para incorporar a todas lasmujeres en cualquier tipo de trabajo, forma de contratación y jornada, incluyendo licenciasmaternales, acceso a seguros de salud, seguros de desempleo y derecho a jubilación. Hayque tomar en cuenta que los sistemas privados de salud frecuentemente discriminan encontra de las mujeres en edad fértil y los sistemas privados de jubilación desfavorecen a lasmujeres por su mayor esperanza de vida y menores salarios.

Revertir la acumulación de discriminaciones que dificultan el acceso de las mujeres acargos de decisión requiere de la implementación de programas de acción positiva. Por unlado, se puede establecer incentivos tributarios -o de otro tipo- para que las empresasprivadas introduzcan estos programas y, por otro, la administración pública comoempleador tiene las facultades para introducirlos en su ámbito de acción lo cual, además,tiene el efecto secundario de servir de modelo para el sector privado y la sociedad en suconjunto.

Por último, es necesario fijar criterios de equivalencia de puestos de trabajo que hagaposible dar cumplimiento a la norma de igual remuneración por trabajo de igual valor(Convenio de la OIT100), dado que la segregación sexual del trabajo permite la discrimi-nación indirecta al desvalorizar los trabajos desempeñados por mujeres.

6. Implementar políticas específicas orientadas a grupos en situaciones de desventaja

Pese a que la diversificación de las trayectorias laborales es una característica propia de lareestructuración económica, es conveniente diseñar políticas específicas orientadas a gruposde mujeres que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad actual, o aquellas cuya situa-

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ción presente pone en riesgo sus trayectorias laborales futuras. Nos referimos par-ticularmente al caso de las mujeres pobres jefas de hogar y a los grupos de mujeres jóvenesespecialmente afectadas por el desempleo.

En el primer caso, se trata de combinar y focalizar un conjunto de medidas sectoriales-no limitándose a las referidas al ámbito laboral- para facilitar el acceso y mantención en elmercado laboral de las jefas de hogar y para contrarrestar las interferencias domésticas. Engeneral, es conveniente combinar acciones orientadas a la capacitación laboral y búsquedade empleos con acciones que aseguren elevar su educación, mejorar sus niveles de salud,asegurar el cuidado de sus hijos, mejorar su vivienda y entregarles asesoría jurídica cuandolo necesiten.

Por otro lado, en el caso de las jóvenes desempleadas es importante asegurar que losprogramas de formación destinados a ellas, les permitan adquirir calificaciones que sepuedan utilizar en distintos ámbitos acordes a las necesidades de empleo, a fin deasegurarles trayectorias laborales más estables e ingresos mayores. Es necesario que losprogramas de formación incluyan módulos destinados a discutir los problemas queenfrentan generalmente las jóvenes y que interfieren el desarrollo de sus trayectoriasfuturas, tales como uniones y embarazos precoces no deseados. Igualmente, es necesario darincentivos a las empresas para contratar a mujeres jóvenes e invertir en su capacitaciónfutura.

Es posible postular, entonces, que políticas de igualdad de oportunidades como laspropuestas pueden llegar a constituirse en herramientas poderosas para asegurar el plenodesarrollo de las potencialidades de las mujeres en el mundo laboral y para reducir elimpacto que hoy tienen los cambios tecnológicos y de gestión empresarial en las trayec-torias laborales femeninas.

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EDICIONES DE LAS MUJERES N° 22Noviembre 1995

Editoras: Regina Rodríguez y Rosalba Todaro

Directora: Ana María PortugalRepresentante legal: Ana María GómezDirección gráfica y diseño de portada: Rosa VarasDiseño gráfico: Vesna SekulovicFotos portada y páginas interiores: Evelyn RumanCorrección de pruebas: María Eugenia PavezSecretaria de edición: Katia Corbalán

© 1995 Isis Internacional Inscripción N°ISSN 0716-8101

Impresión: Productora Gráfica Andros Ltda.Santiago-Chile

Esta publicación contó con el apoyo de ASDI y UNICEF.

Evelyn Ruman, artista visual brasileña, desarrolla su trabajo fotográfico en Chile desde 1986. Ha expuesto en diversasmuestras colectivas e individuales dentro y fuera de'Chile. Desde 1993 realiza talleres de autoimagen con mujeres desectores marginales de Santiago.