8
EL DISEÑO DEL PAISAJE HOY: PAISAJISMO, MINIMALISMO, O QUÉ? Lo antiguo, lo nuevo, o más de lo mismo? Naturaleza o sólo imagen? Hoy hablamos de Diseño del Paisaje en vez de jardinería o paisajismo, porque la Revolución Industrial tuvo grandes consecuencias en todos los órdenes y también en las disciplinas del diseño del entorno, con lo que el llamado paisajismo, nacido en la Inglaterra del siglo XVIII, es ya un estadio que pertenece al pasado. Hay un sustancial cambio cualitativo y cuantitativo entre lo que se denominó paisajismo y el actual del Diseño del Paisaje. Es más procedente hablar de Diseño del Paisaje y no de Arquitectura Paisajista, ya que este último término confunde dos disciplinas que tienen objetivos, metodologías y materiales diferentes. La arquitectura trabaja con elementos estáticos, rígidos y de larga perduración en el tiempo, mientras que en el Diseño del Paisaje es esencial el cambio continuo, el devenir, dado por los elementos vivos con los que se diseña. Estadio cero - En la intervención del ser humano sobre el entorno, se pueden establecer cinco estadios, a partir de un estadio cero, el del hombre primitivo, que casi no modificaba su entorno natural, hasta el actual del Diseño del Paisaje. Estadio 2 - El primer estadio empezó hace miles de años, cuando la revolución agrícola reemplazó al cazador y recolector, se desarrollaron los primeros asentamientos urbanos y aparecieron los primeros jardines para el cultivo y para el placer. Estadio 2 - Cuando en el Renacimiento europeo algunas culturas alcanzaron un marcado desarrollo, los jardines aumentaron su escala y pasaron a ser importantes intervenciones sobre el entorno, constituyendo un segundo estadio en la creación de paisajes. Los jardines casi siempre eran un recorte en el entorno natural y se basaron en imponer un orden en el espacio, con fines utilitarios y de deleite. Estadio 3 - El tercer estadio, ya en la Inglaterra del siglo XVIII, cambió cualitativamente estos criterios de diseño cuando se hicieron los primeros parques paisajistas, por obra de los “landscape gardeners”, tomando a la naturaleza como modelo y “mejorándola” para que luciera toda como un gran jardín. Tenían una fuerte impronta escenográfica y pintoresquista, pero había en ellos una nueva visión de la naturaleza, en la que, sin tener aún una ciencia como la ecología, se empleó material vegetal autóctono para formar comunidades en tan perfecta consonancia con los procesos naturales que sus creaciones han perdurado hasta hoy. Las ciudades europeas eran todavía de reducidas dimensiones, casi todas estaban

el_diseno_paisaje

Embed Size (px)

DESCRIPTION

paisaje

Citation preview

Page 1: el_diseno_paisaje

EL DISEÑO DEL PAISAJE HOY: PAISAJISMO, MINIMALISMO, O QUÉ?

Lo antiguo, lo nuevo, o más de lo mismo? Naturaleza o sólo imagen?

Hoy hablamos de Diseño del Paisaje en vez de jardinería o paisajismo, porque la Revolución Industrial tuvo grandes consecuencias en todos los órdenes y también en las disciplinas del diseño del entorno, con lo que el llamado paisajismo, nacido en la Inglaterra del siglo XVIII, es ya un estadio que pertenece al pasado. Hay un sustancial cambio cualitativo y cuantitativo entre lo que se denominó paisajismo y el actual del Diseño del Paisaje. Es más procedente hablar de Diseño del Paisaje y no de Arquitectura Paisajista, ya que este último término confunde dos disciplinas que tienen objetivos, metodologías y materiales diferentes. La arquitectura trabaja con elementos estáticos, rígidos y de larga perduración en el tiempo, mientras que en el Diseño del Paisaje es esencial el cambio continuo, el devenir, dado por los elementos vivos con los que se diseña.

Estadio cero - En la intervención del ser humano sobre el entorno, se pueden establecer cinco estadios, a partir de un estadio cero, el del hombre primitivo, que casi no modificaba su entorno natural, hasta el actual del Diseño del Paisaje.

Estadio 2 - El primer estadio empezó hace miles de años, cuando la revolución agrícola reemplazó al cazador y recolector, se desarrollaron los primeros asentamientos urbanos y aparecieron los primeros jardines para el cultivo y para el placer.

Estadio 2 - Cuando en el Renacimiento europeo algunas culturas alcanzaron un marcado desarrollo, los jardines aumentaron su escala y pasaron a ser importantes intervenciones sobre el entorno, constituyendo un segundo estadio en la creación de paisajes. Los jardines casi siempre eran un recorte en el entorno natural y se basaron en imponer un orden en el espacio, con fines utilitarios y de deleite.

Estadio 3 - El tercer estadio, ya en la Inglaterra del siglo XVIII, cambió cualitativamente estos criterios de diseño cuando se hicieron los primeros parques paisajistas, por obra de los “landscape gardeners”, tomando a la naturaleza como modelo y “mejorándola” para que luciera toda como un gran jardín. Tenían una fuerte impronta escenográfica y pintoresquista, pero había en ellos una nueva visión de la naturaleza, en la que, sin tener aún una ciencia como la ecología, se empleó material vegetal autóctono para formar comunidades en tan perfecta consonancia con los procesos naturales que sus creaciones han perdurado hasta hoy. Las ciudades europeas eran todavía de reducidas dimensiones, casi todas estaban constreñidas por muros defensivos y no poseían espacios verdes dentro de ellas. Éstos, lo mismo que los labrantíos y el paisaje natural, se hallaban fuera, pero al alcance de los habitantes. Este modelo de “ciudad seca” fue el que se aplicó a la fundación de la mayor parte de las colonias, especialmente a las iberoamericanas. Hasta ese momento, sólo unos pocos podían tener espacios verdes en forma de propiedad privada, ya fueran grandes los jardines palaciegos o parques paisajistas de las clases con poder económico.

Estadio 4 - Luego, al convertirse muchas ciudades en centros industriales, la creciente urbanización desarrolló enormes asentamientos urbanos que alejaron al habitante del paisaje natural poniéndolo fuera del alcance de gran parte de la población urbana. Este gran aumento de la población y la expansión de las ciudades a partir de los siglos XVIII y XIX hizo necesario crear espacios verdes dentro de los centros urbanos y también fuera de ellos, para dotarlos nuevamente de contacto con la naturaleza, y también porque el entorno comenzó a ser seriamente dañado por la acción destructora y polutante del hombre. Este nuevo estadio es el de los grandes espacios verdes urbanos, para ser vividos y disfrutados por todos los habitantes de las ciudades.

Estadio 5 - Ya bien entrado el siglo XX, se fue tomando conciencia de que muchas acciones humanas estaban afectando gravemente al entorno y al medio ambiente, por lo que la inicial jardinería y el posterior paisajismo debieron ampliar y cambiar su campo de acción, con un nuevo componente de gran importancia: el efecto que producen las intervenciones humanas sobre el medio ambiente y la ecología, lo que plantea hoy un

Page 2: el_diseno_paisaje

importante desafío al diseñador del paisaje. Y así se llega al estadio que hoy se denomina Diseño del Paisaje.

En su búsqueda de formas innovadoras, las artes visuales, entre las cuales está el Diseño del Paisaje, han ido creando continuamente nuevas maneras de concebir sus obras.

Todo arte aspira a crear belleza, y el Diseño del Paisaje es también un arte, además de ser una técnica que se basa en un conocimiento de los materiales con los que se trabaja y un adecuado dominio de las maneras de usarlos. Por eso es importante y útil filosofar un poco acerca del arte en general, ya que muchos conceptos sobre éste son de directa aplicación al Diseño del Paisaje. La enseñanza de cualquier disciplina debe fundarse, además de sus aspectos prácticos, en un conocimiento a nivel filosófico, en un cuerpo sistemático de los primeros principios y de los conceptos generales de la misma. Este enfoque evita caer en errores o deformaciones conceptuales de causas o de fines.

El arte es de orden intelectual, y su acción consiste en imprimir una idea en una materia, por lo tanto reside en la inteligencia del artista, es una cualidad de esa inteligencia (materia se entiende aquí en su acepción filosófica, no necesariamente como elemento corpóreo o físico; la música por ejemplo, trabaja con sonidos, que son su materia en este sentido).

Según los antiguos filósofos, el arte es un habitus del entendimiento práctico. El habitus es una cualidad especial, una disposición estable que perfecciona en algún sentido al sujeto en el cual reside. Se lo adquiere por el ejercicio y la costumbre y no debe confundirse, como es común en la actualidad, con el automatismo y la rutina. A esto los filósofos lo denominan habitudo, y reside en los centros nerviosos, mientras que el habitus reside en la inteligencia y en la voluntad.

El entendimiento práctico tiene a su vez dos órdenes o dominios distintos, el del obrar y el del hacer. El obrar consiste en el uso libre de las facultades, en el ejercicio del libre albedrío con relación al uso que se hace de dicha libertad, interesa a la perfección propia del ser humano como tal, y es el dominio de la ética o de la moral. El hacer, en cambio, es la acción productora, en relación a la obra considerada en sí misma, y es buena si se conforma a las reglas y al fin propio de la obra a producir. El dominio del hacer es el específico del arte, en su sentido más universal, o sea que el arte es la recta determinación de las obras a ejecutar. El arte opera para el bien de la obra hecha, y la obra a hacer, según los materiales con que se la hace, impone sus propias reglas.

Lo bello pertenece al orden metafísico de los trascendentales, objetos de pensamiento que superan todo límite de género o de categoría y que no se dejan encerrar en ninguna clase, porque lo penetran todo y se encuentran en todo. Lo mismo que la Unidad, la Verdad y el Bien, la Belleza es el Ser mismo tomado bajo un cierto aspecto, es una propiedad del ser, no un accidente sobreañadido a éste. Por eso siempre la belleza en cada época se presenta en nuevas síntesis y puede ser expresada mediante nuevas formas por los artistas creadores, y ésta es la razón por la cual el arte es inagotable.

Quien realiza el diseño o la concreción de un Diseño de Paisaje, además de ser un artista, es también un artesano. El artista crea libremente, según el concepto vulgar de este término, sin una atadura a determinados objetivos, mientras que el artesano está sujeto al encargo (la encomienda profesional), y cuando mejor muestra la excelencia de su arte es cuando consigue realizar su obra precisamente aprovechando las mismas condiciones, limitaciones y obstáculos que dicho encargo le impone. En este sentido, el artesano es el que presta un servicio. Muchos artistas modernos parecen considerar las condiciones limitadoras impuestas por el encargo como un atentado a su libertad de hacedores de belleza. Esta incapacidad de responder a las exigencias determinadas de un trabajo a realizar denota en realidad una debilidad del artista, que a veces antepone su voluntad o su capricho en detrimento del deber ético de prestar un servicio.

Si el don que posee y ha perfeccionado un artista mediante el habitus cede lugar a un sistema, o a un prejuicio de estilo, se produce una deformación artificial, en sentido peyorativo. Por esto, “tener un estilo” no es la cuestión, sino tener estilo, y así lo definió Frank Lloyd Wright, en pocas y contundentes palabras.

2

Page 3: el_diseno_paisaje

Hubo una época –la del eclecticismo– en que muchos arquitectos y otros artistas, agotada aparentemente su capacidad de nuevas creaciones, cayeron en los “revivals” de copiar estilos del pasado, desde el neogótico y el neoclásico hasta el neoárabe, etc. Cada cual “elegía” el estilo que más le cuadraba y lo imitaba. Fue necesaria la gran revolución iniciada por el Movimiento Moderno a principios del siglo XX para limpiar este vicio y devolver a las artes, particularmente las visuales, su capacidad de nuevas creaciones, acordes a la época.

Pero hoy se asiste a algunas búsquedas estéticas que sólo procuran innovar por la innovación misma. Dentro del diseño han aparecido diferentes “corrientes”, o como también se las llama, “tendencias”, y en el Diseño del Paisaje reaparecen revivals convertidos en moda, con el empobrecimiento que ello implica.

La moda, por lo general, es corta y efímera, cambiante y veleidosa. Someter al Diseño del Paisaje a la moda del momento tiene serios inconvenientes de distinto orden; tal es el caso de los diseños llamados “despojados” o “neominimalistas”, basados en algunos conceptos acuñados por Ludwig Mies van der Rohe para la arquitectura de la década de 1930. Al aplicar el neominimalismo al Diseño del Paisaje, no solamente hay una renuncia a la creatividad, sino que además se lesiona uno de los principales fines del Diseño del Paisaje, que es el de producir placer, en niveles que van desde el bienestar físico hasta la profunda contemplación y fusión con la naturaleza, de la cual somos parte.

Al Diseño del Paisaje le es esencial y propio el cambio continuo, el devenir, dado por los elementos vivos con los que se diseña, en lo cual interviene el tiempo, como una cuarta dimensión del diseño. Y las plantas, principal componente de un diseño de paisaje, cambian constantemente, porque poseen vida, la mayoría de ellas por lo general larga o muy larga. Usar las plantas según la moda del momento –y en especial la del neominimalismo– es condenar a muchas de ellas a una corta vida útil: pasados los escasos años de vigencia, se las reemplaza y se las destina a la muerte, hay un consumismo de seres vivos, según lo que mande una nueva moda. Las especies usadas en los diseños neominimalistas son pocas, generalmente muy rígidas y lineales (Equisetum, Papyrus, Phormium, Philostachys, Iris, el uso abusivo de las Gramíneas, etc.) que proveen poca riqueza a los diseños (que algo esté vigente no necesariamente implica que sea válido). Son especies que presentan escasa o nula variedad visual, tienen pocos cambios fenológicos, poseen cierta inmutabilidad en el tiempo que las hace estáticas y no aluden al devenir de las estaciones ni de la vida.

Si bien es difícil y comprometido hacer crítica en materia de arte, ello no impide hacer ciertas consideraciones y evaluaciones sobre la producción de algunas de estas tendencias. Habrá que plantearse muy seriamente con qué diseñamos: naturaleza y vida, o imagen para el consumo? Esos diseños carecen de variedad, son producto de un facilismo sin creatividad, se rigen por la moda que propicia el consumismo y finalmente conducen a desechar seres vivos para su pronto reemplazo por otros, destinando a los primeros a una muerte prematura. En vez de permitir a las plantas alcanzar su plena madurez dentro de un diseño, se las usa como imagen para el consumo, desvirtuando los ciclos de la naturaleza.

El paisajismo inglés del siglo XVIII, que influyó en todo Occidente durante largo tiempo, aunque sea hoy incompetente e insuficiente para dar respuesta a los requerimientos de un mundo diferente y de un medio ambiente deteriorado y amenazado por graves calamidades, todavía enseña valiosas lecciones.

Aquel paisajismo, aún visto 250 años después de sus grandes creaciones, conserva ciertas cualidades que lo hacen único y valiosísimo: el amor por la naturaleza, la riqueza y variedad de sus diseños, la calidad de sus propuestas visuales, sus climas aptos para la contemplación de lo bello, y se podrían sumar otras. Decir esto no es, de ninguna manera, una invitación a la vuelta atrás, a un “revival”, sino a aprender de ellos, a extraer de esos diseños lo que todavía contienen, y aplicarlo a los actuales. Su persistencia no es algo deleznable, porque hay en ellos una herencia que llevada al plano de lo simbólico y no de copia, permite ver enseñanzas seculares, que muy bien le vendrían a muchos diseños actuales.

Vale la pena transcribir algunos párrafos del libro “Proyectar CON la naturaleza”, de Ian L. McHarg, que hacen un encendido elogio de esas creaciones del paisajismo inglés:

3

Page 4: el_diseno_paisaje

“La acción sucesiva de William Kent, Humphry Repton, Lancelot “Capability” Brown, Uvedale Price, Payne Knight y William Shenstone transformó aquel paisaje demacrado (el de Inglaterra) en la imagen hermosa que hoy tenemos ... nunca una sociedad ha conseguido una transformación tan beneficiosa del conjunto de su paisaje ... se trata de la mayor expresión creativa de percepción y de arte del mundo occidental y su lección, en gran medida, aún no ha sido asimilada ... fuera de esa barrera (barrera que traspusieron, porque “saltaron la cerca y vieron que todo el mundo era un jardín”) los hombres descubrieron una nueva creación ante sus ojos ... el salto no se produjo hasta que una nueva visión de la naturaleza desplazó a la antigua y se desarrolló una nueva estética en consonancia con un horizonte más amplio ... partiendo de un paisaje desnudo, una agricultura atrasada y un sistema medieval de tenencia de tierras, esta tradición paisajística rehabilitó el campo por completo e hizo posible que la belleza lograda haya llegado hasta nosotros ... la capacidad de anticipación ... se manifiesta en que, sin una ciencia como la ecología, emplearan material vegetal autóctono para formar comunidades en tan perfecta consonancia con los procesos naturales que sus creaciones han perdurado hasta hoy, y además, se perpetúan solas ... el objetivo funcional consistía en la obtención de un paisaje productivo y operativo ... el producto de este nuevo paisaje fue el extenso prado que servía para mantener ganado vacuno, equino y ovino ... los bosques proporcionaban madera muy valiosa ... y servían de cobijo a la caza, al tiempo que las arboledas, colocadas estratégicamente sobre el prado, proporcionaban sombra y protección a los animales mientras pastaban ... el objetivo, sin embargo, iba más allá de la simple función ... tuvo que ser inventada ... el principio rector fue que ‘la naturaleza es la mejor guía para el jardinero’; es decir, siguieron una ecología empírica ... la naturaleza misma produjo la estética ... esta tradición ... proporcionó los fundamentos de la ecología aplicada como justificación de la función y de la estética del paisaje ... este punto de vista totalmente nuevo ... no penetró en la conciencia americana hasta mediados del siglo XIX ... hubo que esperar hasta fines de ese siglo para que la tradición paisajística inglesa encontrara (en América del Norte, en este caso) un abogado defensor en Frederick Law Olmsted, pero ya era tarde para influir en la idiosincrasia en forma profunda; el Oeste estaba ya abierto y era imposible detener las depredaciones ... a pesar de todo, fue aquí de donde surgieron el Sistema de Parques Nacionales, las vías–parque, el campus universitario y el suburbio residencial humanizado ...”.

Como se desprende de esto, el paisajismo de aquel tiempo no fue solamente algo escenográfico, sino que tenía virtudes que incluían un concepto de la belleza de la naturaleza como algo vivo, condicente con lo que proclama la ecología actual.

Evidentemente no es posible ni recomendable una vuelta atrás hacia el paisajismo pintoresquista del siglo XVIII, por muchas y variadas razones. Hoy hay nuevas realidades que deben ser afrontadas por el diseñador con el apoyo de nuevas ciencias, tales como la ecología, la fenología, la sociología, la bioética y el planeamiento urbano y regional entre otras, aplicando una ética con respecto al hombre y su cultura, al medio ambiente, el agua, el suelo y las especies vegetales, que son las que hicieron y todavía hacen posible la vida sobre la Tierra.

Lo antiguo sirve para aprender de ello, transponiendo sus enseñanzas para adecuarlas a los nuevos tiempos. Lo nuevo debe basarse en una creatividad que, usando la experiencia, afronte los desafíos actuales, que son muchos y complejos. Nadie puede ya ignorar o desatender que el hombre ha ido degradando su “casa”, nuestro planeta, porque eso llevaría a un suicidio colectivo que no está demasiado lejos y hay que atender a tiempo y decididamente.

No queda fuera de esto la ciudad, que es un organismo vivo, obra de una interminable suma de acciones humanas, a veces coordinadas y planificadas, pero en la mayoría de los casos, sólo fruto de intervenciones desafortunadas sin orden ni concierto. Un nuevo enfoque al respecto es el de diseño sustentable, que incorpora conocimientos –muchos dolorosamente aprendidos– que deberían permitir pensar y realizar espacios verdes en todas sus escalas y ámbitos con real sentido de perdurabilidad y ética. Y esto es lo que denominamos Diseño del Paisaje.

4

Page 5: el_diseno_paisaje

En las ciudades actuales –y Buenos Aires es un buen ejemplo de ello–, han ido apareciendo reductos residuales, fruto de loteos sin lógica, de reglamentaciones absurdas o incumplidas, de las autopistas, que han ido dejando una serie de “no lugares” –enclaves anónimos, según Marc Augé– en la trama urbana, los que mediante una adecuada utilización pueden proveer espacios verdes utilizables al habitante, en los que éste pueda sentirse persona, integrada a la comunidad en lugares de descanso, encuentro y esparcimiento. Y para esto no son necesarias tremendas inversiones, sino aplicar sensatez y ganas de hacerlo.

Además de crear diseños que respeten y se adecuen al medio ambiente, utilizando prioritariamente especies nativas porque tienen menos requerimientos en cuanto a suelo, agua y mantenimiento y que no implican alteraciones en los ecosistemas, debe rescatarse y tener siempre en cuenta que un Diseño del Paisaje necesita crear variedad y amenidad, que haga perceptible la vida que deviene permanentemente en el tiempo. Un buen diseño está al servicio de un objetivo primordial, que es el de proporcionar placer estético, fruición de los sentidos, y a través de esto, mejorar eso que malamente se ha dado en llamar “calidad de vida”, que en la mayor parte de los casos, erróneamente, es sólo un sinónimo de comodidades o confort material. La verdadera calidad de vida está en lo espiritual, meta última del hombre, y no en el mero bienestar material.

El Diseño del Paisaje, en todas sus escalas, tiene alcances profundos y variados: desde la oxigenación de la atmósfera y las vistas placenteras, hasta algo tan imponderable y necesario como la creación de ámbitos propicios para el descanso, el ocio y la contemplación, que permitan la inmersión del ser humano en la totalidad del cosmos del cual forma parte. Estas cualidades, que no son efímeras, son una base sólida para pensar y producir nuevos diseños realmente creativos acordes al presente y con perdurabilidad: verdaderos diseños sustentables.

Bibliografía básica:1 – Torres Arroyo, José Guillermo – “El devenir del paisaje” – Buenos Aires, La Palermográfica, 2008 (TEORÍA Y PRÁCTICA DEL DISEÑO DEL PAISAJE)

2 – Jellicoe, Geoffrey & Susan - “El paisaje del hombre - La conformación del entorno desde la prehistoria hasta nuestros días”, Barcelona, Gustavo Gili SA, 2000 - Biblioteca UP 712 JEL (HISTORIA DEL ENTORNO Y DEL DISEÑO DEL PAISAJE)

3 – McHarg, Ian L. – “Proyectar CON la naturaleza” – Barcelona, Gustavo Gili, 2000 (DISEÑO AMBIENTAL)

4 – Maritain, Jacques – “Arte y escolástica” – Buenos Aires, Club de Lectores, 1983 (traducción de María Mercedes Bergadá)

5 – Torres Arroyo, José Guillermo - “El paisaje, objeto del diseño” - Buenos Aires, Universidad de Palermo, 2002 – Centro de Recursos de la UP (CONCEPTUAL)

Docente: José Guillermo Torres Arroyo

5