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V Semestre Instituto Veracruzano de Educación Superior, APPP. Subdirección de Educación Superior I Semestre ELEMENTOS DE INVESTIGACIÓN I VERACRUZ G O B I E R N O D E L E S T A D O A n t o l o g í a

ELEMENTOS DE INVESTIGACIÓN I

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VSemestre

Instituto Veracruzano de Educación Superior, APPP.Subdirección de Educación Superior

ISemestre

ELEMENTOS DE INVESTIGACIÓN I

VERACRUZG O B I E R N O D E L E S T A D O

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DIRECTORIO

Mtro. Fidel Herrera BeltránGobernador Constitucional del Estado de Veracruz

Dr. Victor A. Arredondo A.Secretario de Educación

Profr. Guillermo H. Zúñiga MartínezDirector General del Instituto Veracruzano de Educación Superior, APPP.

Profr. Ranulfo Lara PérezSubdirector de Educación Superior

VERACRUZG O B I E R N O D E L E S T A D O

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ESTRUCTURA Unidad I. El conocimiento: (3 sesiones) La presente unidad está dedicada al estudio del conocimiento en general. Esto significa que, cuando hablamos de conocimiento, emplearemos dicho término en su sentido genérico más amplio, de manera que denote cualquier tipo de conocimiento, desde los tiempos prehistóricos hasta la actual era informática. Debemos recordar quede dentro este amplio campo entra todo tipo de creencias, el sentido común que proporciona la vida cotidiana, las habilidades manuales y técnicas, las virtuosidades artísticas, los descubrimientos científicos y hasta las investigaciones filosóficas. En todas estas situaciones hay una creencia informativa que sirve de base, es decir, hay un conocimiento, siempre dentro de una relación sujeto-representación-objeto. Contenido: 1.1. Del pensamiento mítico al pensamiento racional 1.2. Las creencias y los conocimientos: nociones generales 1.3. El conocimiento como función y como acto. Unidad 2. La teoría del conocimiento: (4 sesiones) En filosofía, la fenomenología se conoce como el estudio de ese ser o fenómeno llamado conocimiento; es el primero para describir. Dicha descripción consiste en tener un objeto cualquiera, perteneciente a cierta clase y al estudiarlo, se trata de

encontrar el aspecto o elementos característicos de esa clase. Terminado el estudio, el fenomenólogo estará seguro de que sí es un objeto y que ese objeto pertenece a esa clase. Como expresa J. Hessen: “...su misión no es resolver el problema del conocimiento, sino conducirnos hasta dicho problema”. Este es el propósito de la presente unidad. Contenido: 2.1. La esencia de la filosofía 2.2. Historia de la teoría del conocimiento 2.3. Estudio del fenómeno llamado conocimiento (fenomenología) 2.4. La estructura o descripción filosófica del conocimiento 2.5. La explicación científica. Unidad 3. La estructura de la ciencia: (4 sesiones) Esta unidad de estudio tiene como objetivo especifico, tratar de analizar la investigación científica y la estructura lógica de sus productos intelectuales. Es, ante todo, un examen de los patrones lógicos que aparecen en la organización del conocimiento científico, así como, de los métodos lógicos cuyo uso (a pesar de los frecuentes cambios en las técnicas especiales, de las revoluciones y las crisis en sus contenidos) es la característica perdurable de la ciencia moderna, así como las repercusiones en lo social y humano.

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Contenido: 2.1. ¿Qué es la ciencia?: definición, campo y objeto 2.2. Modelos de explicación científica 2.3. Clasificación actual de las ciencias 2.4. Lo humano de la ciencia 2.5. Sociología del conocimiento científico. Unidad 4. La filosofía de la ciencia o epistemología: (3 sesiones) Tratar de reflexionar sobre el conocimiento, entendido éste como el ser mismo de la ciencia, es el objeto de esta unidad del programa. A diferencia de la filosofía general que se caracteriza por no ser abierta y que busca la unidad mediante la filosofía general que se característica por no ser abierta y que busca la unidad mediante la aplicación de principios rígidos, la filosofía de la ciencia se caracteriza por ser abierta, aceptar el detalle y el cambio, y nunca se jacta de captar la esencia de la cientificidad. Contenido: 4.1. ¿Qué es la epistemología? 4.2. Los obstáculos epistemológicos, las rupturas y las crisis 4.3. Los paradigmas y las revoluciones científicas 4.4. Epistemología de las ciencias naturales y sociales 4.5. La actualidad del debate epistemológico Unidad 5. Función e importancia de la investigación científica. En la presente unidad trataremos de contestar preguntas como: ¿Existe un método científico que pueda considerarse

como el más adecuado para la investigación científica? ¿Cuál sería ese método? En las investigaciones científicas, ¿siempre deberá seguirse ese método? Contenido: 5.1. Desarrollo e importancia de la investigación científica 5.2. La teoría como reflexión 5.3. El desarrollo de la teoría científica 5.4. Características, etapas y principios del método científico 5.5. Los métodos generales de la ciencia y los particulares de las ciencias sociales dentro de la investigación científica.

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EVALUACIÓN

En alguna ocasión mencionada dentro de la programación de un curso de licenciatura (La Educación Indígena en México) en Antropología, que lo más fácil y sencillo seria dejar en manos del profesor de las asignaturas, asentar los porcentajes a cada una de las actividades efectuadas dentro del aula, así como la calificación final para promover o no dicha asignatura, sin ninguna intervención por parte de los alumnos; asunto que a todas luces resuelvan un ejercicio autoritario e injusto.

Pero como ya lo asenté antes, se trata básicamente de una labor donde todos participen activamente, no sólo leyendo y estudiando los materiales de lectura, sino primordialmente, intercambiando razonamientos y experiencias a modo de un taller enriquecedor.

De hecho, sería bastante para la forma de trabajo y la evaluación, las que podrían ser: a) Realizar puntualmente las lecturas seleccionadas de la antología. b) Entregar en cada sesión, un resumen analítico de dichas lecturas, de preferencia, siendo éste de tipo comparativo entre autores. c) Exposición oral (utilizando recursos didácticos modernos) por equipos, sobre el contenido de las lecturas, de preferencia, y d) Redactar de manera individual un pequeño ensayo final, que podría versar sobre una idea primaria sobre el futuro trabajo de investigación (tesis) para la titulación.

Debido a la complejidad de cada una de estas formas de trabajo, el profesor deberá ser muy cuidadoso para asignar un porcentaje adecuado a cada una, la cual sea sumatoria a 100 puntos.

ANTOLOGÍA DE LECTURAS

El programa de estudios de esta

asignatura se ha concebido siguiendo un orden lógico de pensamiento, de lo básico o general a lo específico o particular. Asimismo, las lecturas seleccionadas se han tratado de adecuar a dicha lógica de pensamiento, aunque se advierte, que dichas lecturas no son totalmente específicas y completas que cubran la totalidad de la información requerida. El maestro tendrá que seleccionar otros materiales complementarios que cubran dichas necesidades y los alumnos tendrán, por su parte, que realizar búsqueda de materiales bibliográficos en los sitios Web más importantes que conozcan o que sugiera el profesor.

He aquí a continuación, las lecturas seleccionadas: UNIDAD 1. El conocimiento Lectura 1. “Conciencia y conocimiento”, Francisco Camero Rodríguez, (2004). Lectura 2. “El conocimiento como proceso y como resultado de este proceso”, Francisco Camero Rodríguez, (2004) Lectura 3. “La estructura de la vida cotidiana”, Agnes Heller, (1985). Lectura 4. “Saber científico y saber cotidiano”, Jenny Beltrán Casanova, (2000) Lectura 5. “Conocimiento y sociedad”, Juan del Pino Artacho, (1994). UNIDAD 2. La teoría del conocimiento Lectura 1. “Teoría general del conocimiento. Investigación fenomenológica preliminar”, J Hessen, (1990).

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Lectura 2. “La práctica de las representaciones científicas”, Aitor Sorreluz, (2003). UNIDAD 3. La estructura de la ciencia Lectura 1. “La ciencia”, Pedro Chávez Calderón, (1995) Lectura 2. “Modelos de explicación científica”, E. Nadel. (1989). Lectura 3. “La explicación científica: una polémica desde la teoría del conocimiento”, Carlos Ángel Hoyos Medina, (1997). Lectura 4. “Lo humano de la ciencia”, René Dubos, (1996). Lectura 5. “Sociología del conocimiento científico”, Olivier Martín, (2003). Lectura 6. “La sociología del conocimiento científico”; Olivier Martín 2003). UNIDAD 4. La filosofía de la ciencia Lectura 1. “Introducción: aspectos fundamentales”, J. M. Mardones y N. Ursúa, (1992) Lectura 2. “El legado de Thomas Kuhn: el texto apropiado en el momento justo”, Clifford Geertz, (2002). Lectura 3. “Teoría sociológica y fin de siglo”, Lidia Girola, (1995) Lectura 4. “Epistemología y metodología”, Pierre Bordieu, et. al, (1973). Lectura 5. “El debate epistemológico: una necesidad del proceso de investigación social”, Arturo Rivera Medero, (1997). UNIDAD 5. Función e importancia de la investigación científica Lectura 1. “Importancia de la teoría en la investigación científica”, Francisco Camero Rodríguez, (2004).

Lectura 2. “La teoría como reflexión sobre el conocimiento construido”, Josefina Granja Castro, (2002). Lectura 3. “¿Qué significa ley científica?”, Mario Bunge, (1996). Lectura 4. “Sin método tampoco es posible la investigación científica”, Francisco Camero Rodríguez, (2004). Lectura 5. “La investigación y su método”, Pedro Chávez Calderón, (1995). Lectura 6. “Método, el camino. Metodología, reflexión sobre el camino”, Luís Jesús Galindo Cáceres, (1998). Lectura 7. “¿Cuál es el método de la ciencia?”, Mario Bunge, (1996)

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

• ACADEMIA de Ciencias de Cuba y Academia de Ciencias de la URSS. Metodología del Conocimiento Científico, México, 1985, edic. Quinto Sol, 1° Ed.

• ALONSO, José Antonio. La Investigación Empírica en las Ciencias Sociales: un acercamiento pedagógico, México, 1997, Edic. Universidad de las Américas, 1°, ed.

• BELTRÁN Casanova, Jeny. Saberes científicos, saberes cotidianos, México, 2000, Edic. Universidad Veracruzana, 1°, ed.

• BOURDIEU, Pierre, et. al. El Oficio del Sociólogo, México, 1983, Siglo XXI Eds. 6°. ed.

• CAMERO Rodríguez, Francisco. La investigación científica: filosofía, teoría y método, México, 2004, Eds. Fontamara, 1° ed.

• CASANUEVA, Mario y José Alberto Benítez (Coord.), Representación y ciencia, México, 2003, Eds. Universidad Autónoma Metropolitana y Miguel Ángel Porrúa, 1°. ed.

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• DE ALBA, Alicia (Coord.) El fantasma

de la teoría: articulaciones conceptuales y analíticas para el estudio de la educación, México, 200, Seminario de Análisis de Discurso Educativo y Plaza y Valdés Eds. 1°. ed.

• DUBOS, René. Los sueños de la razón, México, 1996, Ed. Fondo de Cultura Económica, 2°. reimp.

• GALINDO Cáceres, Luís. Sabor a ti. Metodología cualitativa en investigación social, México, 1998, Eds. Universidad Veracruzana, 1° ed.

• GEERTZ, Clifford. Reflexiones antropológicas sobre temas filosóficos, Barcelona, 2002, Ed. Paidós, 1°. ed.

• GÓMEZ Sollano, Marcela y Bertha Orozco Fuentes (Coord.). Pensar lo educativo, tejidos conceptúales, México, 2001, Seminario de Análisis de discurso Educativo y Plaza y Valdés Eds., 1°. ed.

• GONZÁLEZ Casanova, Pablo (coord.). Ciencias sociales: algunos conceptos básicos, México, 1999, Ed. Siglo XXI, UNAM, 1°. ed.

• GONZÁLEZ, Jorge A. y Jesús Galindo Cáceres Cooeds), Metodología y cultura, México, 1994, Ed. Consejo Nacional para Cultura y las Artes., 1° ed.

• HELLER, Agnes historia y vida cotidiana. Aportación a la sociología socialista, México, 1994, Ed. Consejo Nacional para la cultura y las Artes., 1° ed.

• HESSEN, J. Teoría del conocimiento, México, 1990, Eds. Quinto Sol, 8°, ed.

• HIDALGO Guzmán, Juan Luís. Investigación educativa, una estrategia constructiva, México, 1992, Paradigma Eds. 1°. ed.

• HOYOS Medina, Carlos Ángel. Epistemología y objeto pedagógico: ¿Es la pedagogía una ciencia?, México,

1997, CESU-UNAM y Plaza y Valdés, Ed. 1° ed.

• JAIDAR, Isabel. et. al. Tras las huellas de la subjetividad, México, 1998, Ed. Universidad Autónoma Metropolitana, 1° ed.

• JOLIOT, Pierre. La investigación apasionada, México, 2004, Ed. Fondo de la Cultura Económica, 1° ed.

• KUHN, T.S. La estructura de las revoluciones científicas, México, 1985, Ed. Fondo de la Cultura Económica, 6°, reimp.

• MARDONES, J. M. y N. Ursua. Filosofía de las ciencias humanas y sociales: materiales para una fundamentación científica, México, 1992, Ed. Fontamara, 3°. ed.

• MARTÍN, Oliver sociología de las ciencias, Buenos Aires, 2003, Nueva Imagen Eds, 1° ed.

• MORAN Oviedo, Porfirio. Docencia e investigación en el aula, una relación imprescindible, México, 2003, Eds. Centro de estudios sobre la Universidad UNAM., 1° ed.

• NAGEL, E. L estructura de la ciencia, Barcelona, 1989, Ed. Paidós, 2° ed.

• NOVELO, Victoria y Servicio López Ramos (Coord.). Etnografía de la vida cotidiana, México, 2000.Miguel Ángel Porrua, Ed. 166 p.

• ORTIZ Cárdenas, Javier y Alberto Padilla Arias 8 Coord.). Epistemología y metodología en la investigación sociológica, México, 1995, Ed. Universidad Autónoma Metropolitana, 1 ed.

• PARDO, José Luís, Sobre los espacios pintar, escribir, pensar. Barcelona, 1991, Ed. Del serbal, 1°.

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UNIDAD 1

EL CONOCIMIENTO

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EL CONOCIMIENTO

PROPÓSITO: La presente unidad está dedicada al estudio del conocimiento en general. Esto significa que, cuando hablamos de conocimiento, emplearemos dicho término en su sentido genérico más amplio, de manera que denote cualquier tipo de conocimiento, desde los tiempos prehistóricos hasta la actual era informática. Debemos recordar quede dentro este amplio campo entra todo tipo de creencias, el sentido común que proporciona la vida cotidiana, las habilidades manuales y técnicas, las virtuosidades artísticas, los descubrimientos científicos y hasta las investigaciones filosóficas. En todas estas situaciones hay una creencia informativa que sirve de base, es decir, hay un conocimiento, siempre dentro de una relación sujeto-representación-objeto. CONTENIDO: 1.1. Del pensamiento mítico al pensamiento racional 1.2. Las creencias y los conocimientos: nociones generales 1.3. El conocimiento como función y como acto.

LECTURAS:

LECTURA 1: “Conciencia y conocimiento”, Francisco Camero Rodríguez, (2004).

LECTURA 2: “El conocimiento como proceso y como resultado de este proceso”, Francisco Camero Rodríguez, (2004)

LECTURA 3: “La estructura de la vida cotidiana”, Agnes Heller, (1985).

LECTURA 4: “Saber científico y saber cotidiano”, Jenny Beltrán Casanova, (2000) LECTURA 5: “Conocimiento y sociedad”, Juan del Pino Artacho, (1994).

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LECTURA 1

“CONCIENCIA Y CONOCIMIENTO”

1. ¿Qué entendemos por conciencia?

ener conciencia- o ser conciente- es percatarse, de cierta manera, tanto de la realidad externa cono de lo

que sucede en nuestro interior.

La conciencia se da cuando la comprensión de la realidad se distingue de las simples vivencias; cuando la intelección va más allá de la pura actividad instintiva. La conciencia no se da como un reflejo mecánico en el cerebro del hombre; no es sólo darse cuenta y ya, la conciencia implica una actitud del sujeto ante la realidad que percibe. Según algunas autoridades en la materia (Pavlov, Vygotski, Luria, Piaget y otros), la conciencia es una forma compleja de la actividad cerebral que analiza la información recibida, valora y selecciona los elementos más importantes y útiles, emplea las huellas de la memoria, regula el desarrollo de la actividad dirigida a un cierto objetivo y, finalmente, evalúa los resultados de su actitud y corrige los errores cometidos.

Por medio de la conciencia, el hombre

somete al análisis las impresiones que le llegan del exterior, recodifica estas impresiones que le llegan del exterior, recodifica estas impresiones de acuerdo a categorías concebidas a lo largo de todas sus experiencias, y así como en la realidad percibida va adquiriendo un carácter abstracto y generalizado, que cambia para enriquecer en cada etapa del desarrollo, psíquico del sujeto.

Gracias a la conciencia, el hombre

formula intenciones, crea programas articulados de acción, subordina su conducta a estos programas, dando prioridad a las impresiones y relaciones sustanciales e inhibiendo las percepciones y asociaciones secundarias o que no forman parte del programa formulado. La conciencia es, pues, el resultado de una actividad psíquica compleja, posee la función más perfeccionada del hombre para que éste se oriente en la realidad y regule su conducta. La conciencia permite al hombre darse cuenta del mundo que lo circunda, de la sociedad en que vive, por medio de lo cual se percibe a sí mismo. Esto significa que el individuo toma conciencia de sus vivencias, de sus estados psíquicos, de sus sentimientos, no sólo desde su vida interior, sino en la medida que se relaciona con los demás hombres. La conciencia tiene, por tanto, un carácter social. La índole social de la conciencia se evidencia por la relación tan estrecha que guarda con la palabra. Sin el lenguaje humano no es posible el desarrollo de la conciencia: el primero es la expresión genuina de la segunda, o como dijeron tan acertadamente Marx y Engels “el lenguaje es la conciencia práctica”2.

Abundemos más sobre la

importancia que tiene el lenguaje para la conciencia: desde temprana edad, el niño se desarrolla bajo dos influencias principales: la recibida desde la realidad objetual y la producida por las relaciones con sus mayores.

2 Carlos Marx y Federico Engels, La ideología alemana. p. 31

Camero Rodríguez, Francisco La investigación científica, filosofía, teoría y

método, (2004) pp 95-101

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La influencia de la realidad objetual es la que el niño obtiene de su experiencia directa. El influjo causado por las relaciones con sus mayores se da principalmente, a través del lenguaje, en virtud del cual el niño suscita una reestructuración de todo el mecanismo de sus procesos psíquicos. A partir del lenguaje, de los mayores, el niño forma el suyo; aprende a recodificar la información a denominar y clasificar los objetos de acuerdo al sistema lingüístico recibido. A este dominio y capacidad para recodificar la realidad por medio del lenguaje, Pavlov le dio el nombre de “segundo sistema de señales de la realidad”. Manuel Seco nos dice “que un noventa por ciento de lo que conocemos no lo hemos adquirido directamente por medio de nuestros sentidos, sino porque no los han transmitidos por otras personas”3. ¿Por medio de que se lleva a cabo esta comunicación? ¿Cómo es posible que nos llegue este caudal de experiencias, de millares de seres humanos? Manuel seco nos contesta: “Este inagotable enriquecimiento de nuestras potencias solo es posible gracias al lenguaje”4

Además de tener un carácter social, la

conciencia es histórica. Veamos porque las formas de reflejo que constituyen la conciencia no debemos buscarlas en el interior del sistema nervioso, sino en las relaciones del sujeto con su medio, las cuales se originan y se van formando en los sucesivos estadios de su desarrollo. En condiciones biológicas y fisiológicas normales, el comportamiento humano depende tanto de la estructura del propio sistema nervioso sino principalmente de la forma de vida que el individuo ha llevado. Sus actitudes no obedecen a los procesos fisiológicos que se realizan en el interior del organismo, incluyendo el funcionamiento del mismo cerebro, que como órgano, por sí mismo, carece de sensibilidad, la prueba es que, según Luria, se han realizado

3 Manuel Seco. Gramática del español. p. 25 4 Ibídem, p.26

operaciones cerebrales sin anestesia, en donde el paciente no registra sensaciones significativas.5

La conciencia, por tanto, se crea a lo

largo de la historia del sujeto: depende fundamentalmente del funcionamiento interno del cerebro y del sistema nervioso. La conciencia es resultado del proceso psíquico por medio del cual el hombre reproduce idealmente el mundo circundante (naturaleza y sociedad), y se reproduce, también idealmente, como ser social, pero el origen del contenido de este proceso psíquico que es la conciencia está en las relaciones sociales de un momento histórico determinado, desarrollado a través de la historia del individuo mismo.

2. Influencia del conocimiento en la conciencia

La conciencia, como reproducción

ideal del mundo exterior e interior del hombre, se enriquece por medio del conocimiento. ¿Y qué es el conocimiento?

El conocimiento se entiende de dos

maneras: como proceso y como resultado de este proceso. El conocimiento como proceso es “una interacción específica entre el sujeto cognoscente y el objeto de conocimiento”6. Entendido como resultado de este proceso, el conocimiento es el acervo de experiencias acumuladas en una colectividad humana a través de su historia.

Este cúmulo de experiencias es el

saber social que el hombre posee como patrimonio espiritual, más o menos duradero, y que responde a necesidades reales, surgidas siempre en el seno de la sociedad.

5 A.R. Luria, El cerebro humano y los procesos psíquicos, p. 71. 6 Adam Schaff, Historia y verdad. p. 83

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En el conocimiento, entendido como proceso, intervienen tres factores esenciales:

1. El objeto de conocimiento 2. El sujeto cognoscente, y 3. La relación entre sujeto y objeto.

El objeto de conocimiento es la parte

de la realidad objetiva que el sujeto cognoscente percibe, al tiempo que lo transforma. El objeto de conocimiento puede ser un fragmento de la naturaleza, un hecho social, o el hombre mismo como individuo humano. Sea el objeto de conocimiento cualquiera de las tres cosas, la interacción que se establece con el sujeto cognoscente es “una relación cognoscitiva en la cual el sujeto y el objeto mantienen su existencia objetiva y real a la vez que actúan el uno sobre el otro. Esta interacción se produce en el marco de la práctica social del sujeto que percibe al objeto en y por la actividad”7.

La realidad, ya sea natural o social,

existe independientemente de las vivencias, motivaciones y voluntad del sujeto, incluso el sujeto mismo existe objetivamente.

En cuanto la realidad objetiva entra en relación con el sujeto cognoscente, se produce el conocimiento. El individuo que percibe se convierte en sujeto cognoscente, y la realidad percibida se convierte en sujeto cognoscente, y la realidad percibida en objeto de conocimiento. El sujeto cognoscente es el individuo humano en cuanto conoce; es el hombre concreto, práctico, condicionado por su realidad social histórica. Es también un ser biológico, pues gracias a sus cinco sentidos, al funcionamiento del cerebro y todo su organismo, se relaciona con la realidad externa. Sin embargo, su actividad en el 7 Ibídem, p.26

conocimiento no se reduce a la receptividad pasiva, sino que se manifiesta, fundamentalmente, como un ser transformador, el conocimiento sólo es posible a partir de la práctica. A este respecto Lefebvre nos dice: Sólo la práctica nos pone en contacto con las realidades objetivas. Imaginémonos- sugiere Lefebvre-un ser que tuviera una conciencia parecida a la conciencia humana, pero que estuviera- si es que ese puede imaginarse- enteramente pasivo, sin actividad práctica, sin necesidades, sin movimiento, sin poder sobre las cosas con la ayuda de sus miembros y de sus manos: para un ser así- concluye Lebvre-, sus impresiones se desarrollarían como en una especie de sueño; ni siquiera podría presentir lo que es un conocimiento que penetra en las cosas y que busca lo que son en sí mismas.8

El hombre, como sujeto cognoscente,

transforma físicamente al objeto de conocimiento, lo cambia en cuanto a sus propiedades físicas actuando sobre él, pero además, lo somete a una transformación ideal, es decir, a partir de sus características originales, lo reconstruye racionalmente por medio de la clasificación, ordenamientos, enumeraciones, de modo que, como objeto de conocimiento, deja de ser objeto de sí mismo para convertirse en objeto mental, modificado, hecho a la medida de las necesidades y posibilidades racionales del sujeto.

Al conocer, el sujeto cognoscente

transforma (real e idealmente) al objeto de conocimiento y se transforma también a sí mismo; gracias a esta última modificación, el sujeto cognoscente supera sus aptitudes físicas (diversas destrezas corporales) e intelectuales.

8 Henri Lefebvre, Lógica formal, lógica dialéctica, pp.55-56

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Cuando la capacidad intelectual del sujeto cognoscente se acrecienta, la transformación ideal del objeto de conocimiento se hace más eficaz para llegar a la verdad, porque aquél (el sujeto cognoscente) se vuelve más experto para enmarcar al objeto en esquemas lógicos; modelos exactos y precisos.

Además de trasformar, práctico, el

sujeto cognoscente tiene un carácter social, pues es un complejo conjunto de experiencias, de sistemas valorativos (morales, religiosos, artísticas, políticos, etc.), que lo condicionan para establecer los esquemas en donde enmarca lo percibido. El sujeto es un acervo de vivencias, intereses, motivaciones, etc. determinados socialmente para percibir la realidad de tal o cual manera, para fijar su atención en estos aspectos más que en aquellos. La dinámica de las percepciones, el lenguaje, la experiencia acumulada, todo el instrumental teórico-metodológico están enmarcados en un contexto social.

Finalmente, el sujeto cognoscente es

un ser histórico. Recordemos que el hombre inicia la historia en el momento que empieza a transformar a la naturaleza y a transformarse a sí mismo. En otras palabras: desde que comienza a producir bienes materiales y a establecer con ello las necesarias relaciones sociales que lo llevan, permanentemente, por el camino de la superación física e intelectual. En cuanto un individuo talla una piedra para sacarle filo hereda a la posteridad un avance, para que los legatarios no tengan la necesidad de seguir descubriendo lo consabido. “si la humanidad comenzase- dice Karel Kosik- siempre de nuevo y cada acción careciese de antecedente, la humanidad no avanzaría un solo paso y su existencia se movería en el círculo de la periódica repetición de un comienzo absoluto y de un final también absoluto.”9

9 Karel Kosik. Dialéctica de lo concreto, pp. 256-257.

La historia es, pues historia de la producción de bienes materiales. También lo es de las distintas formas de relaciones sociales a que da lugar la práctica, como son los distintos sistemas sociales, políticos, religiosos, morales, jurídicos, etc. Por tanto, también podemos decir que la historia del hombre es la historia de la transformación de la naturaleza y del hombre mismo.

La historia sólo existe- afirma

Adolfo Sánchez Vázquez- como historia hecha por los hombres y éstos sólo existen produciendo una realidad con sus praxis productivas y produciéndose a sí mismos en un proceso que no tiene fin; es decir, los hombres transforman y se transforman a sí mismos y esta historia de sus transformaciones es propiamente su verdadera historia.10

Resumimos lo dicho hasta aquí

respecto a la conciencia y al conocimiento: la conciencia es una forma compleja de la actividad cerebral que permite al hombre darse cuenta de la realidad externa e interna. La ciencia se distingue de la simple actividad instintiva en que aquella implica una actitud del sujeto ante la realidad objetiva que percibe. La conciencia se enriquece por medio del conocimiento, entendiendo éste como proceso y como resultado de este proceso. El primero consiste en que el sujeto cognoscente entra en relación con el objeto de conocimiento.

El conocimiento como resultado es el

acervo-más o menos ordenado- de experiencias producidas en el proceso, y que sirven fundamentalmente al enriquecimiento de la conciencia. Para que se de el conocimiento como proceso es necesaria la concurrencia de sus tres factores: el sujeto cognoscente, el objeto de conocimiento y la relación entre ambos.

10 Adolfo Sánchez Vázquez, Filosofía de la praxis, p.389.

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El sujeto cognoscente es el hombre en cuanto conoce, el cuál es un ser práctico, social e histórico. El objeto de conocimiento puede ser un fragmento de la naturaleza, un hecho social o el individuo humano. El sujeto se da cuenta cuando el sujeto cognoscente y el objeto de conocimiento actúan uno sobre el otro, dentro de un marco social determinado.

En el siguiente capítulo, último de la

segunda parte de nuestro trabajo, analizamos, con cierto detenimiento lo que es el conocimiento como proceso y el conocimiento como resultado de este proceso.

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LECTURA 2

“EL CONOCIMIENTO COMO PROCESO Y COMO RESULTADO DE

ESTE PROCESO”

or medio de los sentidos nos damos cuenta de todo lo que sucede fuera de nosotros. Del correcto

funcionamiento de estos receptores depende el grado de nuestra conciencia; si uno de ellos falla, la conciencia desmerece; si en un momento dado se cancelarán los cinco canales de información el estado de inconsciencia sería inmediato. El registro que los sentidos hacen de cada una de las características externas de los objetos recibe el nombre de sensaciones. Las sensaciones no se dan por separado sino siempre en un todo estrictamente estructurado. Sin embargo es como un hablar de sensación visual, auditiva, táctil o gustativa, como sí se diera cada una por su lado. El ámbito de considerarlas disociadas en consecuencia del análisis que suele hacerse del conocimiento, lo cual se hace por razones puramente teóricas debido a la necesidad de conocer, en cada una de sus partes fundamentales, al proceso cognoscitivo. No es posible que la experiencia diaria nos dé una sensación aislada; no hay quien recoja con uno de sus sentidos una sola característica de tal cual objeto. Por ejemplo, al aprender lo negro de la pluma que en este momento uso, no advierto el color únicamente sino que capto la pluma como algo indiviso, un todo que me da la imagen completa de dicho instrumento. A este conjunto estructurado de sensaciones (el objeto trasladado al cerebro en forma ideal sensible e inmediata), se conoce con el nombre de percepción.

Las percepciones, por tanto, son las reproducciones mentales que elaboramos a partir de la captación inmediata e integral de los objetos. Una percepción no es la suma de sensaciones: es la reproducción mental del objeto, reconstruida en forma inmediata, a partir de las características que el objeto presenta externamente. Además de las sensaciones y percepciones, hay otro elemento constitutivo del llamado conocimiento sensorial: las representaciones. Las representaciones son también, reproducciones mentales, alimentadas fundamentalmente por el informe de los sentidos. Teniendo como base una percepción pretérita. En esta operación, la memoria juega un papel muy importante, porque la presentación es la actualización de una percepción cuya fuente ya no se tiene a la vista. Con la representación hacemos presente, mentalmente, un objeto percibido con anterioridad. Las sensaciones, las percepciones y las representaciones son de índole sensorial: depende esencialmente del testimonio de los sentidos. Los tres elementos comparten igualmente el grado de subjetividad, por que se dan de acuerdo a un marco vivencial del sujeto. Por ejemplo, al estar frente a un tigre, el individuo lo percibe en función de su estado de ánimo en el momento de captarlo. Este marco vivencial es el mismo que matizará a la representación del animal, cada vez que el sujeto tenga la necesidad de actualizar la percepción.

Camero Rodríguez, Francisco La investigación científica, filosofía y método,

(2004), pp. 103-120

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La percepción y la representación serán siempre enmarcadas por el estado de ánimo (alegría, angustia, miedo, ansiedad, etc.) del sujeto; por eso decimos que ambas tienen una alta dosis de subjetividad. Las sensaciones, las percepciones y las representaciones son los elementos primarios del conocimiento humano; esto es más evidente si vemos al conocimiento en su primera etapa: la sensorial. Sin embargo ¿Es correcto hablar de conocimiento sensorial? Según Piaget, no, porque el conocimiento no proviene de las sensaciones es de la adición de estas que vayan dándose una a una, para que luego el sujeto las integre y forme con ellas la imagen del objeto de conocimiento. Ahora bien, si lo que representa en la realidad son las percepciones y las sensaciones-como elementos constitutivos de las percepciones-sólo se llega por medio del análisis racional, lo más correcto sería-según Piaget- hablar de conocimiento perceptivo. Sin embargo, al precisar más su objeción al origen sensorial del conocimiento, Piaget sostiene que las percepciones tampoco son el punto de arranque, porque éstas son posibles gracias a una previa organización estructural de la inteligencia. Por tanto, las estructuras mentales preceden, en conocimiento a las percepciones. ¿De dónde provienen estas estructuras intelectuales? De la acción transformadora de la propia inteligencia, según Piaget. Cedamos la palabra al sabio Suizo: Nuestros conocimientos no provienen únicamente ni de la sensación ni de percepción, sino de la totalidad de la acción con respecto de la cual la percepción solo constituye la función de señalización. Este efecto-nos sigue diciendo Piaget, lo propio de

la inteligencia, no es contemplar, sino “transformar”, y su mecanismo es esencialmente operatorio. Ahora bien-concluye Piaget-como las operaciones consisten en acciones interiorizadas y coordinadas en estructuras del conjunto (...) si se requiere dar cuenta de este aspecto operatorio de la inteligencia humana, es conveniente, a partir de la acción misma y no de la percepción sin más.1 De acuerdo con la afirmación anterior, el conocimiento no es un simple registro en el cerebro, el objeto percibido sino que: ... los conocimientos derivan de la acción, no como simples respuestas asociativas, sino en un sentido mucho mas profundo: la asimilación de lo real a las condiciones necesarias y generales de la acción. Conocer un objeto, por tanto- seguimos citando a Piaget-. Operar sobre y transformarlo para captar los mecanismos de esta transformación en relación con las acciones transformadoras. Conocer- concluye Piaget- es similar lo real a estructuras de transformaciones, siendo estas estructuras elaboradas por la inteligencia en tanto que prolongación directa de la acción”2 Las sensaciones y las percepciones, según Piaget, lejos de ser el origen del conocimiento, son elaboraciones racionales que el sujeto estructura a partir de los objetos que transforman al percibir, pero dichas elaboraciones sólo son posibles por la acción intrínseca que opera de acuerdo a esquemas previos. Nos preguntamos: ¿De dónde surgen estas estructuras intelectuales? La

1 Jean piaget, Psicología y epistemología. 89 2 Jean piaget, Psicología y epistemología, p 38.

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inteligencia misma, ¿Cómo y cuándo aparece? Nos contestamos: ni la inteligencia ni sus estructuras pueden ser innatas, sino que, como todas las capacidades del hombre, resultan de un largo desarrollo. Tampoco podemos concebir uno o dos elementos (en este caso a la sensación y a la percepción) como la causa única de todo un proceso tan complejo como es el conocimiento. Por otra parte, nada se da por generación espontánea: ni la inteligencia, ni la capacidad sensorial surgen repentinamente por generar, por sí mismas, el conocimiento. Cada hecho, cada fenómeno es producto de un sistema de factores que conforman la realidad en permanente marcha. Nada emerge de la nada. Todo está en interminable movimiento, en constante transformación, incluyendo al hombre y todo lo que se relaciona con él. El conocimiento humano, como todo proceso, es consecuencia de una multiplicidad de factores que confluyen, algunos más determinantes que otros, pero ninguno es agente causal único, de modo que con su intervención determine nombre y apellido del conocimiento. Piaget nos ayuda a confirmar lo que antes habíamos dicho acerca del sujeto cognoscente: este es un ser transformador por partida doble: transformar la realidad (natural y social), y como consecuencia de esta acción, el sujeto forja estructuras mentales, lógicas, por medio de las cuales aprehende y modifica al objeto de conocimiento, al tiempo que se perfecciona intelectualmente a sí mismo. ¿Es correcto, entonces, ponerle al conocimiento el apellido sensorial? Es incuestionable la importancia del papel que juega los sentidos en la formación del conocimiento. Si fijamos nuestra atención en su origen y estado de menor desarrollo, no creemos que lo sensorial le sea inconveniente, pues es claro que el término alude a lo que, en este nivel, predomina (la labor de los sentidos), lo cual no descarta la consustancial

intervención de la inteligencia, la razón, la voluntad y todas las demás facultades humanas que concurren. La denominación y clasificación del conocimiento que utilizaremos en lo sucesivo, toman en cuenta los elementos que lo originan (la intervención de los sentidos, la experiencia), y el grado de racionalidad en que se encuentre. Sin embargo, en esto no le atribuimos a la experiencia (la que no deja de cargar con el peso de la supuesta pasividad que el empirismo tradicional le asigna,) un papel fundamental, sino que tomamos como punto de partida y llegada del conocimiento a la práctica (en donde el sujeto cognoscente es un ser transformador), y que a partir de ésta se llega a elaboraciones teóricas tan abstractas y complejas como los sistemas lógicos, matemáticos y otros utilizados en las demás ciencias. Tal como lo anunciamos anteriormente, el conocimiento se entiende como proceso y como resultado de este proceso. Como proceso y de acuerdo al grado de racionalidad, el conocimiento puede darse en dos niveles: como proceso empírico-espontáneo y como proceso científico. Del primero obtenemos como resultado al conocimiento cotidiano, del segundo el conocimiento científico o ciencia. El conocimiento como proceso empírico-espontáneo se da en forma natural, en la vida diaria: el proceso científico del conocimiento es metódico, planeado, intencional, mejor conocido como investigación científica. 2. El proceso empírico- espontáneo y el

conocimiento cotidiano. El proceso empírico-espontáneo del conocimiento se da en cuanto el hombre, en

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su práctica diaria, expone sus órganos sensoriales al mundo externo. Este proceso es parte de la experiencia diaria, sin ninguna planificación: responde a los estímulos y necesidades naturales que fluyen en el transcurso de la vida cotidiana. El proceso empírico-espontáneo del conocimiento es una secuencia de ejercicios que el sujeto va realizando en el continuo enfrentamiento con la realidad. Es empírico porque es parte de la experiencia diaria, Y espontáneo porque es una serie de respuestas libres y directas a las diversas situaciones que plantea la vida cotidiana. El proceso empírico-espontáneo del conocimiento no va más allá de la actividad práctica del hombre. Responde a problemas inmediatos. Entre su elaboración y aplicación no media mucha distancia. “El hombre- según José Manuel Aróstegui- no obtiene más que una preparación especial para alcanzar, conservar y usar con efectividad el conocimiento. Como regla general, todo esto es parte de la experiencia individual del hombre y de las tradiciones históricamente formadas”3. El proceso empírico-espontáneo-reiteramos se da en las diferentes actividades prácticas en forma inmediata, en cuanto el individuo entra en una relación práctico-utilitaria con la realidad. La realidad misma, en este nivel, se reduce a un conjunto de instrumentos, medios para satisfacer las necesidades ordinarias Marx y Engels, seguramente pensaban en este tipo de proceso de conocimiento cuando escribieron las siguientes reflexiones: La producción de ideas y representaciones, de la conciencia, aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y el comercio material de

3 Jose Manuel Aróstegui y otros, Metodología del conocimiento, p. 165

los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hombres se presentan todavía, aquí, como emanación directa de su comportamiento material.4 Como producto del proceso empírico-espontáneo del conocimiento resulta el conocimiento cotidiano, denominado también en algunos manuales como: conocimiento empírico, conocimiento sensorial, conocimiento vulgar, conocimiento común, etc. Pensamos que el término cotidiano es más apropiado porque se refiere al cúmulo de saber que adquirimos, hacemos y empleamos todos los días; además, es un conjunto de ideas acerca de lo que a uno le sucede y hace comúnmente. Este “conocimiento se refiere a los aspectos inmediatos y externos de los menos y sirve para orientar el quehacer cotidiano”5 Mientras el hombre se mantiene en la esfera del conocimiento cotidiano, piensa que todas las representaciones, ideas e imágenes son verdaderas en cuanto coinciden con el sentido común; que todo lo perceptible, lo externo, lo que está al alcance de los sentidos, tiene más peso que las abstracciones lógicas. Además, el conocimiento cotidiano está más acorde con la tradición, las costumbres, hábitos que, en muchos casos, tienen como principal sustento a la ideología dominante. El conocimiento cotidiano es la experiencia ordinaria acumulada que, por sí mismo, pueda dar lugar a posiciones dogmáticas, intolerables, por que toma al proceso empírico-espontáneo del conocimiento como única fuente de información y base para la especulación. En este nivel de conocimiento, la conciencia es

4 Carlos Marx y Federico Engels, La ideología alemana, p. 25. 5 Raúl Rojas Soriano, Investigación social, Teoría y Praxis. p. 105

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de gran permeabilidad a las ideas dominantes y a la aceptación acrítica de la tradición lo cual, generalmente, conduce a conclusiones que puedan ser agradables, atractivas y hasta fascinantes al sentido común, pero, muchas veces, racionalmente inaceptables, como sucede con las concepciones mágicas, mitológicas, religiosas, o la simple aceptación del predominio de un mundo sobrenatural. Cuando el doctor Ruy Pérez Tamayo nos habla de un conocimiento manejado de manera amplia, lo identificamos con el que nosotros llamamos cotidiano. Nos dice que este conocimiento se usa “para referir todo aquello de lo que tenemos conciencia y que proviene de ideas personales, convicciones, sueños, imaginación, fe, corazonadas tradiciones, conversaciones con otras personas, lecturas, noticieros, etc.6 Este conocimiento, por supuesto, carece de toda pretensión teórica, es normalmente vago y poco exacto, indispensable porque tiene un uso especifico, pero también es necesario ubicarlo en su verdadero campo y diferenciarlo del conocimiento científico. Mario Bunge nos dice que: ...en la vida diaria nos preocupamos poco por dar definiciones precisas, descripciones exactas, o mediciones afinadas: si éstas nos preocupan demasiado, no lograríamos marchar al paso de la vida. La ciencia toma preciso lo que el sentido común conoce de manera nebulosa: pero, desde luego- sigue Bunge-, la ciencia es mucho más que sentido común organizado: aunque proviene del sentido común, la ciencia constituye una rebelión contra su vaguedad y superficialidad. El conocimiento científico procura la precisión: nunca está enteramente libre de vaguedades, pero se las ingenia para mejorar la exactitud, nunca está del todo libre

6 Ruy Pérez Tamayo, Como acercarse a la ciencia, p.23.

de error, pero posee una técnica única para encontrar errores y para sacar provecho de ellos.7 En los inicios de la humanidad, el proceso del conocimiento no iba más allá de responder a la práctica productiva. Poco a poco, la actividad cognoscitiva va adquiriendo cierta independencia de la producción material, lo cual le permite rebasar las demandas directas de la práctica; esto le da la posibilidad de prever y controlar, más a distancia, fenómenos nuevos. Gracias a la conquista de esta relativa independencia del conocimiento respecto a la práctica, el científico pudo llegar, por ejemplo; a la teoría de los átomos, mucho antes que la sociedad se planteara la necesidad de aprovechar, en la práctica, la energía atómica. Es evidente que el conocimiento puede dejar atrás a la práctica, porque en cuanto aquel surge, se desarrolla de acuerdo a leyes propias, diferentes a las que rigen a la producción, y en general, a las que regulan la vida práctico-utilitaria. Cuando el conocimiento se despega de las necesidades inmediatas, supera el nivel empírico espontáneo para llegar al proceso científico del conocimiento o investigación científica; actividad planeada, metódica, especializada, que tiene como fin obtener un conocimiento, ya no únicamente de lo inmediato, del aspecto externo de las cosas, sino que trata de llegar a una explicación racional y objetivas de la realidad, o sea, a la ciencia o conocimiento científico. 3. El proceso científico del conocimiento

o investigación científica. Normalmente, para nadie son ajenos el proceso empírico-espontáneo del

7 Mario Bungue, La ciencia, su método y su filosofía, p. 20

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conocimiento y el conocimiento cotidiano. Ambos son tan necesarios que sin ellos, el hombre carecería de conciencia práctica, simplemente estaría imposibilitado para la vida diaria. No obstante, tanto este proceso como su resultado, no son suficientes para resolver los problemas cognoscitivos que a diario se multiplican. José María Aróstegui acierta al decirnos que en: ...la actividad cognoscitiva no son suficientes los hábitos de la experiencia adquirida en las acciones prácticas. Se requiere la habilidad de observar sistemáticamente, clasificar los objetos y sus propiedades; formular y contraponer los conocimientos de unos objetos para el estudio de otros, etc.8 En otras palabras: el proceso empírico-espontáneo del conocimiento y su producto el conocimiento cotidiano, no bastan para satisfacer las necesidades materiales- mucho menos las espirituales- del hombre. Para humanizar la realidad, es decir, para que el hombre transforme a la naturaleza y al sociedad y ponerlas al alcance de sus propios requerimientos, es imperativo no quedarse en lo que las cosas aparentan ser, sino por medio de la investigación metódica conocer y manejar los hechos con mayor profundidad. En otras palabras: para actuar más conscientemente sobre la naturaleza y la sociedad, para estar en mejores posibilidades de satisfacer las múltiples y crecientes necesidades, el hombre tiene que cultivar el proceso científico del conocimiento o investigación científica para obtener el conocimiento cotidiano es suficiente. Sin embargo, es prudente aclarar que entre el conocimiento cotidiano y el científico no hay mojoneras infranqueables; el primero es la base del segundo, y éste influye cada vez

8 Jose Manuel Aróstegui y otros, Metodología del conocimiento, p. 167

más en aquel. Ambos se necesitan reciprocidad, el conocimiento científico para responder a necesidades inmediatas; el conocimiento científico para plantear y resolver problemas teóricos, los cuales también tienen que ver con necesidades humanas ineludibles, aunque sean de carácter mediato y general. Las limitaciones del proceso empírico-espontáneo del conocimiento y del conocimiento cotidiano no es un meritorio descubrimiento de nuestro tiempo, los filósofos presocráticos ya aconsejaban a no detenerse en ellos; Parménides de Elea, por ejemplo, en el poema labios de la diosa “que encamina al hombre en posesión de las luces del saber”.Las siguientes palabras: “Bienvenido seas, tú, que llegas a nuestra mansión con los caballos que traes: Pues no es un hado infausto el que te movió a recorrer este camino- bien alegado por cierto de la ruta trillada por los hombres-, sino la ley divina y la justicia. Es necesario que conozcas toda mi revelación, y que se halle a tu alcance el intrépido corazón de la verdad, de hermoso cerco, tanto como las opiniones de los mortales, que no encierran creencia verdadera.”9 En otros términos: bienvenido el hombre que con su esforzada voluntad (voluntad representada por los caballos), decide alejarse del sentido común (la ruta trillada de los hombres) y transitar por el difícil camino de la razón. Para llegar a la verdad que se esconde tras el hermoso cerco de las opiniones. La verdad, pues, no está a la vista, es necesario traspasar el cerco que representan las opiniones a que estamos acostumbrados Para Parménides, la “ruta trillada de los hombres”, “las opiniones de los 9 Parménides-Zenón-Meliso, fragmentos, pp. 51-52

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mortales” y las apariencias son la insegura información que nos da la experiencia, el aspecto externo de las cosas, lo engañoso, lo que no encierra creencia verdadera, porque a la verdad sólo se llega por la razón, representada ésta por la mansión de la diosa. Para que no quede duda al respecto, reproducimos la siguiente exhortación que Parménides pone en boca de la diosa: “... aleja tu pensamiento de esta vía y no te dejes llevar sobre ella por la fuerza rutinaria de la costumbre, ni manejando tus ojos irreflexivamente, ni tus oídos que recogen todos los ecos, ni acaso tu lengua: juzga, por el contrario, con razones que admitan múltiples pruebas...”10 Por otra parte, Heráclito, en una lacónica expresión, nos da a entender también que la pura experiencia que nos lleva al conocimiento verdadero de la realidad: “la naturaleza aprecia el ocultarse”11 . Esto significa que el verdadero orden de las cosas, la esencia de la realidad, no se descubre en forma inmediata, por medio de los sentidos (por el proceso empírico espontáneo del conocimiento diríamos nosotros), sino que es necesario interpretar los datos que éstos nos dan, porque “cuando el conocimiento de las cosas visibles los hombres son engañados”12. El mismo Heráclito también nos dice: “Muchos no lo comprenden, aunque se encuentren con ello, ni lo entienden, cuando lo aprenden; pero se imaginan comprenderlo”13 Al quedarnos en sola información de los sentidos, de la experiencia, pensamos que ya tenemos el conocimiento verdadero, pero

10 Ibídem, p 54 11 Heráclito, op. cit, p. 176 12 Ibídem, p 142 13 Ibídem, p 120

aquí no hay mas que opiniones, y las “opiniones humanas son juegos de niños”14. Para Heráclito, como podemos ver, el conocimiento de lo que está a la vista es engañoso, aunque algunos crean entender lo percibido. Sin embargo no es así, con esto sólo se forman opiniones, que por superficiales, son tan mudables como las reglas de los juegos infantiles. Muchos siglos después, esta idea la retoma Marx y la expresa en los términos: “Toda ciencia sería superflua si la forma de manifestación y la esencia de las cosas coincidiesen directamente”15. Trataremos de interpretar resumiendo la común idea de los tres filósofos citados: si la experiencia fuera sufíciente para descubrir las relaciones externas e internas de los procesos, bastarían nuestros sentidos para explicar las causas de todos los hechos. Sin embargo, nuestra capacidad sensorial no es suficiente para captar todo lo que sucede y cómo. Por ejemplo, para explicar las causas de las distintas enfermedades, prevenirlas y curarlas, no es suficiente el uso de los sentidos. si el hombre se hubiese conformado desde el principio con saber solamente lo que la realidad le muestra por sí misma, a la fecha no sabríamos nada sobre el mundo de los microorganismos, de los orígenes de la vida, del origen del hombre y el universo, y de otra infinidad de hechos que no son explicables a simple vista, la realidad, pues, no es tan evidente como muchas veces se piensa; los variados aspectos que nos muestra son, efectivamente, aparentes, de modo que si nos detenemos en los primeros avisos, corremos el riesgo de quedarnos en un permanente error. Sólo por medio de la

14 Ibídem, p 150 15 Karl Marc, El capital, tomo III, vol. 8, libro tercero, p. 1041.

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investigación científica o proceso científico del conocimiento, es posible conocer la esencia de las cosas, es decir, llegar a lo que las cosas son verdaderamente, lo cual no está a la vista de todos, ¿A qué se debe? Veamos: La realidad presenta dos aspectos: la esencia y el fenómeno. Lo segundo es lo que se muestra a primera vista, y cuando nos detenemos aquí, que es el aspecto externo, todo lo vemos de una sola pieza; no captamos las contradicciones, y si llegamos a percatarnos de algunas, no las consideramos importantes. La esencia de las cosas, que es propiamente la estructura de éstas, no se da directamente como el fenómeno. Sin embargo, por medio de lo externo, de lo aparente, del fenómeno y sus contradicciones, llegamos a lo esencial. Esencia y fenómeno son los conceptos que designan los dos aspectos de la realidad, que desde el punto de vista del conocimiento, son inseparables. Si bien es cierto que el fenómeno es el aspecto más cambiante, inestable, engañoso, movible; no obstante, gracias al fenómeno podemos llegar a la esencia del objeto de conocimiento. Tan indispensable es el fenómeno como la esencia para conocer la realidad objetiva. Por ejemplo, los síntomas de una enfermedad no nos explica las causas y las posibles consecuencias del mal, pero es precisamente por estos indicios (lo fenoménico, lo que esta a la vista), y sólo por ellos, el médico se introduce a las causas y los probables efectos (a lo esencial, a lo estable) de dicha enfermedad. La esencia y el fenómeno- nos dice Rosental y Straks- son dos aspectos indisolublemente vinculados de la realidad objetiva; uno de ellos, el aspecto interno (la esencia) no puede manifestarse sino a través del aspecto externo (el fenómeno). Ahora bien, los dos aspectos no coinciden nunca plenamente en el modo de manifestarse, y es

precisamente esa falta de conciencia lo que hace necesario el proceso mismo del conocimiento científico. En efecto- concluye Rosental y straks-, la ciencia no tiene otro fin que el descubrimiento detrás de lo externo, detrás de lo que se percibe inmediatamente, el fundamento, la esencia de las cosas; es decir, el otro aspecto oculto e interno.16 El aspecto externo de las cosas se nos da en la experiencia diaria, en el proceso empírico, espontáneo del conocimiento: a la esencia solamente llegamos a través del proceso científico del conocimiento o investigación científica. ¿En que consiste esta? La investigación científica es un conjunto de actividades especialmente planeadas, las cuales tienen como objetivo reunir la suficiente información para resolver problemas no solo prácticos sino fundamentalmente teóricos, que surgen como consecuencia de lagunas existentes en la actual explicación de un determinado sector de la realidad. La investigación es realizada por especialistas. En tal actividad se emplean medios creados, específicamente para ser utilizados en esta práctica. En el proceso empírico-espontáneo del conocimiento no se requiere medios especializados: son los mismos de la actividad cotidiana; en cambio en la investigación científica es ineludible usar aparatos e instalaciones exclusivas, ya sea para la investigación documental (libros, revistas, diarios, grabadoras, video caseteras, etc.), para la observación (telescopios, microscopio, etc.) o la experimentación (matraces, tubos de ensayo, mecheros Bunsen colorantes, electrodos, etc.) También se debe disponer de recursos teóricos

16 M.M. Rosental y G.M. Categorías del materialismo dialéctico, p.55.

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(lógicos, matemáticos, lingüísticos, etc.) y metodológicos. Para que una investigación sea considerada como científica debe cumplir, cuando menos con los cuatro siguientes requisitos: 1. Versar sobre un objeto plenamente

identifican y definido de modo que sea reconocible no solamente por el investigador sino por todos. El objeto de investigación puede ser físico, químico, biológico, ideal (un concepto, un número), psíquico, un hecho histórico, un proceso social, etc. Tratándose de hechos naturales y sociales pueden ser actuales, pasados o futuros, pues la ciencia, además de explicar hechos consumados, también predice procesos que están por suceder.

2. La investigación científica debe aspirar a decir del objeto de estudio las características o relaciones que aun no se han explicado, o dará estudios ya hechos un nuevo enfoque, una perspectiva diferente. cuando se tiene el propósito de explicar lo que ya se conoce en el terreno de la ciencia, no se pretende hacer una investigación sino una labor de divulgación.

3. La investigación científica tiene que aportar resultados útiles a un sector de la sociedad o la humanidad entera. Esto es, toda investigación debe responder a necesidades sociales auténticas, pues la actividad científica no puede reducirse a simples ejercicios de gimnasia mental, sino que es un caro esfuerzo que aprende a resolver problemas del hombre.

4. Una investigación científica se identifica al explicar sus resultados, porque al hacerlo, además de presentar las suficientes pruebas que respaldan cada uno de los asertos, se describe el camino recorrido para llegar a los resultados finales, de modo que quienes quieran recorrer esta ruta, ya sea para ratificar u

objetar las conclusiones presentadas, puedan hacerlo.

En toda investigación científica encontramos tres factores que la incluyen:

1. El investigador 2. los medios materiales 3. el objeto investigado

El investigador puede ser individual o colectivo. Al realizar una investigación, el investigador vive en condiciones económicas, sociales, culturales, ideológicas y académicas muy concretas y objetivas, las cuales le imprimen un sello que lo van a condicionar para ejecutar de tal o cual manera su labor. En sus indagaciones, el investigador refleja su concepción del mundo, sus creencias y valoraciones. Sin embargo, las circunstancias que lo rodean, no lo marcan y enmarcan fatalmente, al grado que le impidan ver las cosas con objetividad. El investigador debe esforzarse por superar las limitaciones derivadas de su medio, tomando en cuenta lo siguiente: a) Debe contar con los necesarios recursos

teórico-metodológico (conceptos, categorías, hipótesis, leyes, técnicas, métodos y experiencia mínima) para llevar a cabo una pesquisa fructífera. A esto se refiere Iván Pavlov cuando aconseja a los jóvenes lo siguiente: “Estudia el ABC de la ciencia antes de intentar franquear sus cimas”17.

b) Son indispensables una imaginación creativa y una gran perseverancia. Por medio de la primera se rebasa esquemas establecidos para ensancharlos con las nuevas posibilidades que se vislumbren y confirmen. La imaginación creativa es una capacidad que se desarrolla con la práctica científica constante. La perseverancia es importante para todos,

17 Citado por Yuri Frolov, Cerebro y trabajo, p. 147

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pero para el científico es vital; la ausencia de ella lo expone a conformarse con la primera verdad que encuentre, o desalentarse al tropezar con la menor dificultad.

c) Se debe ser modesto y honesto ante la realidad. Hay que aceptar los hechos tal como sea posible verificarlos, aunque contradigan los propios deseos y creencias, así sean estos el legado de arraigadas costumbres y antiguas tradiciones. Se debe ser precavido, tener la suficiente cautela para no dejarse llevar por una idea preconcebida, la cual impida ver los hechos que la realidad nos muestre palmariamente, y que antes no habían sido descubiertos, por el simple sentido común. Aquí encaja perfectamente otro sabio consejo de Pavlov: “independientemente de la profundidad de vuestra idea científica, del tiempo utilizado en su elaboración, debe recapacitar nuevamente si existe algún hecho, por pequeño que sea, que lo desaprueba. Lo importante no es lo que ustedes están tratando de probar, sino lo que se está observando”18

d) El investigador científico debe asumir un compromiso social ya sea con su clase, con su país o con la humanidad entera; debe ser consciente de que su persistencia y tenacidad- incluso, posibles sacrificios-, sólo tienen sentido en la medida que se ponen al servicio de la sociedad.

Hasta aquí lo que respecta al investigador, ahora lo correspondiente a los medios materiales que se necesitan en la investigación científica: depende del tipo de auscultación que se pretende hacer; si se requiere de la observación directa y de la experimentación, echamos, manos de los laboratorios, lugares, previamente escogidos, instalaciones a propósito, microscopios, telescopios, cámaras fotográficas, etc. si la investigación se hace por medio de la 18 Loc. cit.

observación no-directa, entonces haremos uso de libros, revistas, documentos, periódicos, video caseteras, películas, Internet, etc. Por medio, lo relativo al objeto, el que también se conoce como tema o asunto de investigación; es la parcela de realidad que nos interesa esclarecer, tratarse de un aspecto de la naturaleza o de la sociedad. La índole del objeto de investigación (proceso natural, hecho social u objeto ideal) determina el método que tenga que seguirse en el trabajo científico. En el proceso científico del conocimiento, el investigador sabe lo que busca, esto es, va tras el conocimiento que le hace falta, el cual no le es totalmente ajeno, porque el indagador es siempre consciente de lo que ignora y de la necesidad de superar esta ignorancia, porque esta nunca es absoluta sino relativa. El experto toma conciencia de lo que ignora porque algo ya sabe, por esto le nace la necesidad de saber más. El conocimiento que posee le permute descubrir su ignorancia ante un problema cuya solución se impone como tarea, la investigación científica tiene como punto de partida, el conocimiento actual, y como éste ya no es suficiente para satisfacer las exigencias que la práctica va imponiendo día tras día, es necesario enriquecer este conjunto de conocimientos para estar en mejores condiciones de transformar la realidad. Además, el conocimiento que se tiene no es solamente sobre el objeto de estudio sino también respecto al método. “el investigador independientemente de los nuevos hechos, causas y orientaciones que trate, deberá partir, en última instancia, de los conocimientos establecidos que se refieren a los fenómenos estudiados, de los

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distintos métodos utilizados para el estudio y explicación de los fenómenos”19 Es decir, no es posible emprender una investigación científica si se carece de los métodos teórico-metodológicos necesarios que sirvan de marco para el planteamiento del problema y la planeación de las actividades correspondientes. Para una investigación científica pueda llevarse a cabo, es necesario partir de una información sistematizada o teoría (engranaje de axiomas, teoremas, postulados, conceptos, categorías, leyes, etc.), la cual es aceptada como explicación necesaria y última del objeto de investigación. Se ha de saber también como usar esta información para plantear clara y correctamente el problema que se tratará de resolver con la investigación. Con esta información sistematizada o teoría, y el correcto planteamiento del problema, podemos estar en condiciones de formular el método a seguir. En pocas palabras: para llevar a cabo una investigación científica es imprescindible el conocimiento de la teoría y del método; la teoría es el actual conocimiento sistematizado del objeto de estudio: el método nos orienta acerca de cómo realizar la investigación. Por eso es necesario saber con precisión qué son la teoría y el método científico, asuntos que analizaremos en la tercera parte del presente trabajo.

19 Manuel Aróstegui y otros, Metodología del conocimiento, p. 186

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LECTURA 3

“LA ESTRUCTURA DE LA VIDA COTIDIANA”

a vida cotidiana es la vida del hombre entero, o sea: el hombre participa en la vida cotidiana con

todos los aspectos de su individualidad, de su personalidad. En ella se pone en obra todos sus sentidos, todas sus capacidades intelectuales, sus habilidades manipulativas, sus sentimientos, pasiones, ideas, ideologías. La circunstancia de que todas sus capacidades se ponen en obra determina también, como es natural, el que ninguna de ellas pueda actuarse, ni con mucho, con toda su intensidad. El hombre de la cotidianidad es activo y goza, obra y recibe, es efectivo y racional, pero no tiene ni tiempo ni posibilidad de absorberse enteramente en ninguno de esos aspectos para poder apurarlo según su intensidad. La vida cotidiana es en gran medida heterogénea, y ello desde varios puntos de vista, ante todo desde el contenido y la significación o importancia de nuestros tipos de actividad. Son partes orgánicas de la vida cotidiana la organización del trabajo y de la vida privada, las distracciones y el descanso, la actividad social sistematizada, el tráfico y la purificación. Pero la significación de la vida cotidiana, al igual que su contenido, no es simplemente heterogénea, sino también jerarquía. Lo que ocurre es que, a diferencia del hecho mismo de la heterogeneidad, la forma concreta de la jerarquía no es eterna e inmueble, sino que se modifica de modo específico según las diferentes estructuras económico-sociales.

Así, por ejemplo, en los tiempos prehistóricos el trabajo fue dominante en esa jerarquía, y para los siervos esa misma jerarquía se mantuvo durante mucho tiempo más; toda la vida cotidiana se constituía en torno de la organización del trabajo, a la que se subordina cualquier otra forma de actividad. En cambio, para la población libre del Ática del siglo V antes de nuestra era ocupaban el lugar central de la vida cotidiana la actividad social, la contemplación, el entretenimiento (cultivo de las facultades físicas y mentales), y las demás formas de actividad se agrupaban en torno a esas en una gradación jerárquica. La heterogeneidad y el orden jerárquico (la condición de organicidad) de la vida cotidiana coinciden en posibilitar un despliegue –liso- de la producción en sentido estricto, sino también en lo que respecta a las formas del tráfico. La heterogeneidad es imprescindible para conseguir ese –liso despliegue- de la cotidianidad, y también hace falta el rutinario funcionamiento de la jerarquía espontánea para que las esferas heterogéneas se mantengan en movimiento simultáneo. El hombre nace ya inserto en su cotidianidad. La maduración del hombre significa en toda sociedad que el individuo se hace con todas las habilidades imprescindibles para la vida cotidiana de la sociedad (capa social) dada. Es adulto es capaz de vivir por sí mismo su cotidianidad.

Heller, Agnes Historia y vida cotidiana

(1985) pp. 39-69

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El adulto ha de dominar ante todo la manipulación de las cosas, naturalmente, que son imprescindibles para la vida de la cotidianidad de que se trate). Ha de aprender a sostener el vaso y a beber de él, a utilizar el cuchillo y el tenedor, por no citar sino ejemplos de los más sencillos. Pero ya ellos ponen en claro que la asimilación de la manipulación de las cosas es lo mismo que la asimilación de las relaciones sociales, (pues no es adulto el que aprende a comer sólo con la mano, pese a que también de ese modo puede satisfacer sus necesidades vitales). Pero aunque la manipulación de las cosas sea decisivamente idéntica con la simulación de las relaciones sociales, de todos modos, sigue conteniendo inevitablemente, de forma –inmanente-, el dominio espontáneo de las leyes de la naturaleza. La forma concreta de sometimiento al poder (de la naturaleza) es siempre mediada por las relaciones sociales, pero el hecho mismo de la sumisión a la naturaleza persiste siempre como tal. La vida cotidiana no está fuera de la historia, sino en el centro del acaecer histórico: la verdadera esencia de la sustancia social. En ese sentido Cincinato es un símbolo. Las grandes hazañas no cotidianas que se reseñan en los libros de historia arrancan de la vida cotidiana y vuelven a ella. Toda gran hazaña histórica concreta se hace particular e histórica precisamente por su posterior efecto en la cotidianidad. La vida cotidiana está cargada de alternativas, de elecciones. Esas elecciones pueden ser del todo indiferentes desde el punto de vista moral (por ejemplo, la elección entre tomar un tranvía lleno o esperar el siguiente); pero también pueden estar motivadas moralmente (por ejemplo, ceder o no ceder el asiento a una mujer de edad). Cuanto mayor es la importancia de la moralidad, el compromiso personal, la individualidad y el riesgo (que siempre van juntos) en la decisión sobre una alternativa dada, tanto más fácilmente se yergue esta por encima de la cotidianidad y

tanto menos es posible hablar de una decisión cotidiana. Cuanto más intensa es la motivación del hombre por la moral, esto es, por lo especifico, tanto más fácil se alzará su particularidad (por obra de la moral) a la esfera de la especificidad. En este punto termina la muda coexistencia de particularidad especificidad. Hace falta el conocimiento del propio yo, el conocimiento y la apasionada asunción de las intimaciones humano- específicas para que el hombre sea capaz de decir elevándose por encima de la cotidianidad. Kant ha buscado en el imperativo categórico el criterio formal de ese comportamiento. Ningún hombre es en realidad capaz de obrar de tal modo que su acto se convierta en ejemplo universal, porque todo hombre actúa siempre como individuo concreto y en una situación concreta. Pero el carácter paradigmático existe a pesar de todo en la medida en la cual se produce aquella elevación hacía lo específicamente humano. Pero aquí hemos de introducir dos restricciones. Por otra parte la elevación al específico no significa nunca abolición de la particularidad. Cómo es sabido, las pasiones y los sentimientos encontrados al Yo (al Yo particular) no desaparecen, sino que se limitan a dirigirse hacia afuera, se convierte en motor de la realización de lo específico o bien se queda en suspenso- en la medida en que se inhiben la acción moralmente motivada-,mientras duran las acciones correspondientes. Por otra parte una decisión moral en el sentido tan afilado que hemos contemplado se debe considerar siempre como una tendencia. No es posible distinguir tajante e inequívocamente de las cotidianas las decisiones y las acciones moralmente motivadas. La mayoría de las acciones y elecciones tiene motivación heterogénea; las motivaciones particulares y las especificas- morales se encuentran y unen, de modo que

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la elevación por encima de lo particular no se produce nunca completamente y nunca deja de existir del todo, sino que recurre generalmente en mayor o en menor medida. No hay muralla china entre las esferas de la cotidianidad y la moral. Solo los moralistas utilizan motivaciones morales puras, e incluso ellos lo hacen más en la teoría que en la realidad. No es posible hablar de muralla china ya por el hecho de que la herencia moral del paso de la humanidad y la existencia moral de la época se revelan al hombre incluso en los usos y en las normas consuetudinarias de la cotidianeidad, cuya asimilación se puede producir de modo enteramente espontáneo, sin motivación moral alguna. Pero aunque estas normas contuvieran motivos morales, la elevación por encima de la particularidad o su suspensión no anularía el movimiento mismo; sino su presencia estaría en contradicción por aquella muda copresencia. Los conflictos externos y puramente morales se producen en los casos en que la motivación moral se hace determinante y su impulso, su finalidad y su objeto se han de entender, como servicio de la elevación hasta lo específico. El caso típico de este comportamiento- aunque no el único-es el servicio de la comunidad. Pero el motivo moral se manifiesta también cuando con nuestro comportamiento emocional representamos el conocimiento justo del género humano (por ejemplo, en la actitud del estoico respecto de la muerte natural). La vía de este comportamiento es la elección (la decisión), la concentración de todas nuestras fuerzas en torno a la ejecución de la elección (o decisión), y la vinculación consciente de la vida con la situación que se ha elegido y, ante todo, de sus consecuencias. Numerosas estaciones del camino esbozado son también características de las decisiones medio cotidianas en las cuales se realizan sólo particularmente, o ni siquiera parcialmente, la elevación a lo específico, la

suspensión de la particularidad. La elección y la adaptación de las consecuencias, por ejemplo, van de la mano. Pero en la cotidianeidad no es posible en concentrar todas las energías en cada decisión un comportamiento así estaría en contradicción con la estructura básica de la cotidianeidad también sería absurdo por nuestra parte asumir conscientemente las consecuencias de una elección no practicada por el individuo entero. La Asunción o aceptación es aquí más o menos pasiva y se compadece bien con la pregunta característica de la particularidad: ¿Y por qué ha de pasarme esto, precisamente a mí? El héroe de la elección moral es su propio destino, y lo que le ocurre no le puede ocurrir sino a él. La cima de la elevación moral por encima de la cotidianidad es la catarsis. En la catarsis el hombre se hace conciente de lo humano- especifico de su individualidad. Las formas de elevación por encima de la vida cotidiana que producen objetivaciones duraderas son el arte y la ciencia. En este contexto nos remitimos a profundo análisis realizado por Georg Lukacs en el capítulo introductoria de esa estetica1. Según ese análisis el reflejo artístico y el reflejo científico rompen con la tendencia espontánea del pensamiento cotidiano tendencia orientada al Yo particular. El arte lo hace porque su esencia es la autoconciencia y la memoria de lo humanidad; la ciencia de la sociedad consigue esta ruptura por su efecto contrario al antropocentrismo (si se prescinde de la teleología referente a cada individuo), y la ciencia de la naturaleza por su efecto desantropomorfizador. La ciencia misma y el arte no están separados de la vida y el pensamiento cotidianos por límites rígidos, como se puede apreciar desde varios puntos de vista. 1 GEROG LUKACS, Band 11.

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Por de pronto, el mismo científico o artista tiene vida cotidiana: los problemas, mismos a los que responden con sus objetivaciones y sus obras le son planteados entre otros (solo entre otros naturalmente por la vida artista y científico tienen su particularidad en cuanto ahombre de la cotidianidad; esa particularidad puede quedar en suspenso durante la producción científica o artística, pero interviene en la misma objetivación a través de determinadas mediaciones (en el arte y en la ciencias sociales, por la mediación de la individualidad. Por último, toda obra esencial vuelve a la cotidianeidad, y su efecto pervive en la cotidianeidad de otros. La mayor parte de las decisiones de nuestra vida la mayor parte de las decisiones fácticas se realizan en ese plano. La homogenización es el sentido de lo específico, la suspensión completa de la particularidad, la transformación en hombre enteramente es del todo excepcional en la mayoría de los seres humanos, ni siquiera en épocas ricas en grandes emociones sociales hay muchos puntos críticos hacia la vida del hombre medio. La vida de muchos hombres termina sin que se haya producido ni un solo punto critico semejante. La homogenización abierta a lo específico no deja de ser excepcional, puntual, mas que aquellos individuos cuya pasión principal se orienta a lo especifico, si es que tiene además, la capacidad de realizar esa pasión. Tales son los grandes moralistas ejemplares, los estadistas (revolucionarios) artistas y científicos. A propósito del gran estadista del revolucionario profesional, del gran artista del científico, hay que decir, además, que no solo su pasión principal, sino también su trabajo principal, su actividad básica promueve la elevación a lo específico y la acarrea consigo. Por eso para esas personas la homogenización es hombre enteramente es elemento necesario de su esencia, de la actividad básica de la vida.

La unidad inmediata de pensamiento y actividad implica la inexistencia de un diferencia entre aciertos y verdad en la cotidianeidad: lo acertado es sin mas verdadero. Consiguientemente, la actitud de la vida cotidiana es absolutamente pragmática. Pero hay que aclarar y complementar esa afirmación de que lo acertado es sin mas verdadero en la vida cotidiana. El pensamiento cotidiano abunda en pensamientos fragmentarios, material cognoscitivo y hasta juicios que no tienen nada que ver con la manipulación de las cosas, ni con nuestras objetivaciones cósicas, sino que se refiere exclusivamente a nuestra orientación social. En la manipulación de las cosas o de nuestras objetivaciones cósicas de la identificación espontánea de acertado y verdadero es problemáticamente (por lo que menos en el plano de la vida cotidiana: aquí no hablamos de la ciencia). Pero esa problematicidad se termina en cuanto al acierto nos abre la posibilidad de movernos en un medio dado y de mover ese camino medio dado. En esta hipótesis el acierto es una verdad sólo en la medida en que con su ayuda podemos continuar la cotidianidad con las menores fricciones posibles. Lo cual no significa nada respecto del contenido veritativo objetivo del juicio o del pensamiento dado con independencia de nuestra actividad individual. (pocas veces, desde luego, es completamente individual en este contexto la actividad individual. Generalmente es proyección de las aspiraciones y los intereses de una capa o clase social.) Hasta los juicios y los pensamientos objetivamente menos verdaderos pueden resultar acertados en la actividad social cuando representan los intereses de la capa o clase a la que pertenece el individuo familiar así da a este la orientación o la acción correspondiente a

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las exigencias cotidianas de la clase o capas dadas. Cierto que una acción correspondiente a los intereses de un clase o de un capa se puede elevar hasta un plano de la práctica pero en ese caso rebasara el de la cotidianidad; la teoría de la cotidianidad se convierte entonces en ideología, la cual se independiza relativamente de la práctica cotidiana; cobra vida propia y se pone, consiguientemente, en relación principal no con la actividad cotidiana sino con la práctica. Y aquí habremos de repetir de nuevo que no hay ninguna muralla china entre la actividad cotidiana y la práctica no-cotidiana o el pensamiento no-cotidiano, sino que existen infinitos tipos de transición. Se desprende de lo dicho que la fe y la confianza desempeñan en la vida cotidiana una función mucho mas importante que en las demás esferas de la vida. Esto no quiere decir en modo que la fe y la confianza sean ellas más intensas que en otros campos: la fe religiosa suele ser más intensa y más incondicional, y la confianza tiene significación más incondicional, y la confianza tiene significación más intensa y emocionalmente más grande en la ética o en la actividad política; pero si quiere decir que estos dos sentimientos ocupan más espacios en la cotidianidad que se necesita su función mediadora en mayor número de situaciones. Los hombres no pueden dominar el todo con la mirada en ningún aspecto de la realidad; por eso el conocimiento de los contornos básicos de la verdad requiere confianza (confianza en nuestro método científico, en la cognoscibilidad de la realidad, en los resultados científicos de otras personas, etcétera). Pues lo característico del pensamiento cotidiano es la ultra generación, o generalización excesiva, ya en formas tradicionales, ya como consecuencia de la experiencia individual los juicios ultra generalizadores son todos juicios posesiónales

en la práctica confirma o, por lo menos, no refuta, mientras basados en ellos, podemos obrar y orientarnos. Si el efecto confianza se adhiere a un juicio provisional, no presenta ningún prejuicio al tener meramente juicios provisionales generalizados hemos visto; en ultra generalizados como hemos visto ni siguiera es posible exigir ni al comienzo ni durante la acción juicios mas precisos por que esa exigencia se perdería la capacidad de acción pero cuando no se trata ya de la orientación en la vida cotidiana, sino de nuestra entera individualidad, de nuestra integridad individual y su superior desarrollo, de modo que solo a riesgo de eso podemos operar con juicios provisionales, hemos de ser capaces de abandonarlos o de modificarlos. Cosa parecida ocurre con el uso de los precedentes. El precedente tiene más importancia para el conocimiento que para las personas. Es un indicador útil para nuestra actitud, (otros obraron en mi situación de tal cual modo, ya había ejemplos de eso, etc.). Sin esta actitud no nos ocurriría a menudo lo que al asno de Buridán. por eso no se trata de un fenómeno malo en principio esta actitud tiene efectos negativos, y hasta destructivos, cuando nuestra percepción del precedente nos impide captar lo nuevo, lo irrepetible y único de una situación. No hay vida cotidiana sin imitación. En la asimilación del sistema consuetudinario no procedemos nunca meramente según preceptos, sino que imitamos a otros ni el trabajo ni el tráfico social serían posibles sin mimesis. L a cuestión estriba, como siempre, en sí somos capaces de producir un campo de libertad individual de movimiento dentro de la mimesis o, en el caso extremo, de deponer completamente las costumbres miméticas y configurar nuestras actitudes.

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Hay, naturalmente, en la vida cotidiana sectores en los cuales no es necesario la individualización de la mimesis, y épocas en las cuales se hacen supérfluas; por lo demás, los tipos y los grados de individualización son por necesidad diversos en las varias esferas vitales, épocas y situaciones. La entonación tiene una importancia apreciable en la vida cotidiana, tanto en la configuración de nuestro tipo de actividad y pensamiento cuando en la estimación de otros, en la comunicación, etc. La aparición de un individuo en un medio dado en torno al sujeto de que se trate, produce una atmósfera total y especifica entorno suyo que luego le sigue rodeando. La persona que no produce esa entonación carece de individualidad, y la persona incapaz de percibirla es insensible para un aspecto importantísimo de las vinculaciones humanas, pero quedar preso en esa realidad tonal sería otra clase de ultrageneralizacion, en este caso en el terreno emocional más que en el de los juicios. Tal vez podríamos aplicar a este fenómeno el término prejuicio emocional. El fenómeno se presenta frecuentemente junto con el prejuicio basado en ultrageneralización. Todos estos momentos característicos del comportamiento y el pensamiento cotidianos constituyen una conexión necesaria, a pesar del carácter aparentemente casual de la elección en que aquí se presentan todos tiene en común ser necesario para que el hombre sea capaz de vivir en la cotidianidad. No hay vida cotidiana sin espontaneidad pragmatismo, economicismo, analogía, precedentes, juicio provisional, ultrageneralización, mimesis, y entonación. Pero las formas necesarias de la estructura y el pensamiento de la vida cotidiana no deben cristalizar en absoluto sino que tienen que dejar al individuo un margen del movimiento y posibilidades de desarrollo (esto es importante para lo que sigue). Si estas formas se absolutizan y dejan

de posibilitar un margen de movimiento, nos encontramos en la extrañación de la vida cotidiana. Extrañación es desde luego, siempre extrañación respecto de algo, y precisamente respecto de las posibilidades concretas del desarrollo específico de la humanidad. La mimesis de un mismo tipo, generan en la época en que aun no se había desarrollado el individuo moderno pero formalmente presente hoy día, en la misma medida, se tiene que entender como producto de la extrañación sólo en este último caso, pues las posibilidades configuradas desde entonces configuradas en la humanidad exigen una orientación ampliamente individual. La vida cotidiana es de todas las esferas de la realidad la que más se presta a la extrañación. Por causa de la copresencia muda, en – sì, de particularidad y especificidad, la actitud cotidiana puede ser actividad específica no-consciente, aunque sus motivos sean como normalmente son efímeros y particulares. En la cotidianidad parece natural la disgregación, la separación de ser y esencial en la copresencia y sujeción heterogenia de las actividades cotidianas no tiene por qué revelarse ninguna individualidad unitaria; el hombre ha agotado por y en sus roles puede orientarse en la cotidianidad, con sólo cumplir adecuadamente con ellos. La asimilación es parte de las normas consuetudinarias dominantes, puede convertirse por si misma en conformismo cuando el que las asimila es un individuo sin columna vertebral, y las particularidades que aspira a una nueva vida sin conflictos refuerza aún este conformismo con su fe. Pero la estructura de la vida cotidiana aun sin duda, constituye un terreno propicio para la extrañación, no es en modo alguno extrañada por necesidad.

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LECTURA 4

“SABER COTIDIANO Y SABER CIENTÍFICO”

gnes Heller (1977) desarrolla la categoría de saber cotidiano, útil como punto de referencia en la

construcción de una concepción pertinente de educación ambiental, donde una cuestión importante que está en juego es la interacción del saber científico con el saber cotidiano, definido este último como: “...la suma de nuestros conocimientos sobre la realidad que utilizamos de un modo efectivo en la vida cotidiana del modo más heterogéneo.” (Heller, 1977: 317) Doxa y episteme, sin embargo, al encontrarse en el espacio de la vida cotidiana, crean una relación donde la episteme siempre esta subsumida en la doxa. El saber cotidiano es la base de todo saber no- cotidiano, tiene una estructura y a ella se somete- y desde ella se conoce- el saber científico. De aquí que pensar en la articulación de saberes cotidianos con saberes científicos, en términos de la educación ambiental, no es una extravagancia ni tampoco puede pensarse como obstáculo epistemológico.

Sin embargo, en esta combinación como contenido explícito de la educación ambiental genera una gran cantidad de dudas del ámbito local y cotidiano: ¿cuáles saberes son recuperables y cuáles no? Epistemologicamente, ¿cuál es su ámbito de validación y a través de qué mecanismo reconocer su validez? ¿Cómo se ubica, por ejemplo, en este caso de algunos grupos étnicos, una cosmovisión de raíces prehispánicas- cuya validez ecológica esta

demostrada- en el mundo temporal? ¿Cómo desarrollar una actitud que valore positivamente el saber cotidiano y lo incorpore explícitamente al plano educativo? ¿Quiénes son los portadores de estos saberes y cómo interrogarlos a los procesos educativos en el plano escolar? ¿Cuál es el papel que corresponde jugar a los profesores? ¿En que aspectos de deberán ser formados?

Estas son algunas de las preguntas que surgen cuando se juega con la idea de la incorporación internacional de los saberes cotidianos al plano curricular. Lo que se denomina saber ambiental es algo mas que los saberes estrictamente ecológicos de origen científico; está constituido por una mezcla de saber científico con saber cotidiano. Este saber ambiental podría ser el eje articulador de una nueva racionalidad social en el orden de los procesos ecológicos, tecnológicos, económicos y culturales, que requieren el desarrollo sustentable. Cito a continuación cómo entiende Enrique Leff racionalidad social, porque es una definición que parece pertinente:

“... el sistema de reglas de pensamiento y comportamiento de los actores sociales, que se establecen dentro de estructuras económicas, políticas e ideológicas determinadas legitimando un conjunto de acciones y confiriendo un sentido de la organización de la sociedad en su conjunto. Estas reglas y estructuras orientan un conjunto de prácticas y procesos

Beltrán Casanova, Jenny Saberes científicos, saberes cotidianos

(2000) pp. 65-69

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sociales hacia ciertos fines a través de medios socialmente construidos, reflejándose en sus normas morales, en sus creencias, en sus arreglos institucionales y en sus patrones de producción. (Leff, 1994: 31)”

Entendiendo saber ambiental como ha sido definido anteriormente, la nueva racionalidad se erigiría tomando elementos de antiguas culturas- incluso en proceso de extinción-, y lo nuevo radica, justamente, en su rearticulación a nuevos desarrollos en el plano intelectual- como la ciencia-, en el plano de la práctica económica- como la organización productiva y el mercado-, y en el aparato escolar- con las prácticas educativas. Sin embargo, no está claro cómo podrán realizarse estas nuevas composiciones.

Uno de los puntos que caracteriza como nueva a la corriente de la ciencia ecológica denominada etnoecología, es que ha reconocido y construido, de algún modo, la mediación de la cultura en el proceso de producción de conocimientos respecto de la naturaleza. Si consideramos tal perspectiva, entonces se hace necesaria una revisión de las bases epistemológicas sobre las que descansan los conocimientos que hemos validado como científicos respecto del medio ambiente. Entre otras cosas, la tarea epistemológica significa la crítica del cientificismo que es un resultado del quehacer científico impregnado fuertemente de una ideología occidental, utilitarista y racista, acerca del desarrollo y la naturaleza de las culturas indígenas- no sólo las de origen mesoamericano. Así, Víctor Toledo nos habla de un mito, cuyo origen ubica en el Novum Organum de Francis Bacon, en el siglo XVIII, que sigue vigente en la actualidad. “...Bacon dio lugar a un mito prevaleciente hasta nuestros días: las culturas indígenas son inferiores por varias razones, pero fundamentalmente son incapaces denominar el método científico, única manera

de dominar a la naturaleza y de avanzar por las rutas del progreso humano y social. (Toledo, 1996: 141)” A pesar de ello, el nado a contra corriente de algunos científicos produjo otro tipo de evidencias y el trabajo de investigación de biólogos, antropólogos, geógrafos, agrónomos y otros profesionales, nos ha mostrado como, históricamente, las comunidades campesinas manejan un amplio repertorio de técnicas para la conservación y el manejo sustentable de sus recursos, sobre todo aquellas que han conservado el dominio de sus recursos naturales.

Uno de los sellos característicos de esta nueva aproximación al conocimiento del mundo indígena y campesino, es el reconocimiento de que estos saberes no pueden ser entendidos si fueran solamente una técnica intercambiable y aislable. Requeríamos de una aproximación analítica que nos permita recuperarlos en toda su complejidad de saber cultural, lo que significa recuperar un sistema complejo de significaciones y articulaciones con diversos saberes, que conformaría una totalidad abierta- y articulada a totalidades más amplias- denominada cultural local. Sin embargo, el audio, la validación y la incorporación de las culturas locales y sus saberes ambientales a la educación nos presentan sólo dificultades técnicas, sino también obstáculos originados a partir de una percepción y una valoración que se ha establecido históricamente respecto del sentido común y del conocimiento científico. Estas presentaciones tienen sobre sí mismos y sobre los otros, esta presente en los grupos mestizos y urbanos, occidentalizados, respecto de los indios y campesinos y viceversa. Es decir, de la misma manera que se ha invalidado y rechazado desde cierta perspectiva vigente

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de la cientificifidad, el conocimiento y los valores tradicionales sobre el medio ambiente, también los grupos sociales- en este caso, campesinos y/o étnicos- tienen percepciones y valoraciones heterogéneas que igualmente puede ser devaluadoras del saber científico y del saber local. Thrupp (1994), por ejemplo, nos plantea cinco tipos de actitudes de los grupos sociales respecto de sus propios saberes:

1. Orgullo y alabanza, asociados a

integridad cultural. 2. Rechazo completo a lo moderno.

3. Escepticismo respecto de tecnologías

extranjeras, con indecisión para exponer las críticas.

4. Actitudes irónicas o vergüenza de sus

ideas.

5. Admiración por técnicas modernas.

Sin embargo, el problema de la articulación de los distintos saberes no es solamente entre dos grupos sociales- por ejemplo, entre occidentales y campesinos- ni tampoco es meramente un problema epistemológico o metodológico, sino que tiene sus génesis en un paradigma social, en una forma de percibir la realidad que involucra a toda la sociedad.

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LECTURA 5

“CONOCIMIENTO Y SOCIEDAD”

l mundo y la sociedad moderna posibilitaron y exigieron la constitución de la sociología. el

proceso fue complejo y lento. Desde el comienzo de la época, el hombre comenzó es confiarse, como instancia segura en la razón[…] El hombre racionalista moderno fue viviendo cada día más una sociedad presidida por la razón (o cuya pretensión fue tal), Gracias a esta magna potencia, que había sustituido arcanas potestades, la humanidad, sobre todo la humanidad europea moderna, se encontró en una posición especial: dominó el mundo, geográfica y técnicamente, creció numéricamente como nunca antes había sido posible; fue venciendo enfermedad y hambre […]. Fue entonces cuando el hombre comenzó a cobrar consciencia de la sociedad como un orbe human, con la legalidad insita, expresable y sobre todo legible por la razón. El ser se funda en la realidad. La metafísica es fundamento de la ontología. Lo que la filosofía estudia no es la objetivilidad ni el ser, sino la realidad en cuanto tal. Las cosas reales no están en el espacio y el tiempo como pensaba Kant (siguiendo a Newton), sino que las cosas reales son espaciosas y temporales (...) La intelección no es un acto de conciencia, como piensa Husserl. La fenomenologia es la gran sustantivación de la conciencia que ha ocurrido en la filosofía moderna desde Descartes. Sin embargo, no hay conciencia; hay tan sólo actos conscientes (...) Heidegger ha llevado a cabo la sustantivación del ser. Para el, las cosas son cosas en y por el ser: las cosas son por esto son antes.

Realidad no seria si no un tipo de ser (...) Pero el ser real no existe. Solo existe lo real siendo, realistas in essendo (...) El ser es tan solo un momento de le realidad (...) La filosofía no es filosofía de la objetividad ni del ente, no es fenomenología ni ontología, sino que es filosofía de lo real en cuanto real, es metafísica. Determinación de las ideas trascendentales que están disueltas en las categorías científicas, técnicas o prácticas en general, en tanto que las ideas constituyen el tejido de la misma conciencia. La filosofía, como oficio, trabaja en el plano trascendental de una conciencia psicológica como conciencia lógica y moral, ciencia objetiva. 1.- Delimitación del tema

El término (ciencia) hace referencia única y exclusivamente a un tipo de saber que se caracteriza por método y sus resultados. En la pregunta ¿qué es la ciencia)? late, al menos de modo indítico, la de ¿que es filosofía? porque como sugiere Jiménez Blanco

Lo que queremos saber al hacer esta pregunta es lo que la ciencia tiene lo que no tiene la filosofía. Lo que condiciona los resultados esplendorosos de la ciencia moderna frente a la confusión y yuxtaposición de sistemas filosóficos en conflicto. Desde un punto de vista etimológico la voz ciencia (de scire, saber)

Pino Artacho, Juan La teoría sociológica. Un marco de referencia analítica de la modernidad. (1994) pp.17-31

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significa el saber. Sin embargo, esta equivalencia confunde mas que aclara, pues como acabamos de exponer en el apartado anterior hay distintas clases de saberes y el término ciencia hace referencia única y exclusivamente al saber científico, que se caracteriza, frente a la episteme, porque en vez de penetrar en las cosas para explicarlas la sustituye de todas más precisas que se comporta relativamente a las primeras como el límite a las fluctuaciones que a él se aproximan. Más que pensar en la estructura interna de las cosas, la finalidad de la ciencia es explicar como ocurren las cosas que ocurren, como el propósito de llegar a comprender, en palabras de Brogli. Desde que a partir del siglo XVI se produjo la inusitada expansión de la ciencia, en su vertiente de ciencia de la naturaleza, se puso de manifiesto cada vez de modo más explícito, un lago entre los resultados de aquella y los otros tipos de saber.

2.-Las bases del planteamiento naturalista. Monismo.

Stuart Mill (1806-1873) no fue el primero en plantearse el problema de la relación entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, pero a él se debe el primer intento, desde el punto de vista lógico, de definir el estatuto de las ciencias sociales. Para Mill, cuya aspiración fue ser el Bacón de las ciencias morales, como antaño se las denominaba, la ciencia tiene como base la unidad metodológica del razonamiento científico. Todos los razonamientos científicos son inductivos. La inducción constituye el razonamiento primario, del cual proceden dos razonamientos derivados: la experimentación y la deducción. De ahí surgen dos tipos de

ciencias: las experimentales que establecen, inducciones nuevas, y las deductivas, que infieren nuevas propuestas a partir de indicaciones ya establecidas. La reducción de los procedimientos ya utilizados para las ciencias para la inducción hace que no exista entre ellas más que diferencia de grado y no de naturaleza esto es también válido para las ciencias sociales, las cuales, para Mill, no tienen carácter experimental, sino deductivo. Pero no en el punto de una deducción abstracta propia de la geometría, sino en el de una deducción concreta que hay que precisar. Tal deducción no es posible más que si se ha constituido previamente, por vía de la inducción experimental, la ciencia de la naturaleza humana, ahora bien, los elementos de tal ciencia existen, son las reglas de la experiencia humana, que habría que elaborar de modo riguroso para formular las leyes empíricas del espíritu (leyes mentales primitivas). Estas leyes:

“constituyen la parte universal y abstracta de la filosofía de la naturaleza humana, y todas las verdades de la experiencia común, en tanto que son verdades, deben ser los resultados o las consecuencias de estas leyes.”

Como estas leyes son empíricas y no tienen rango universal, sólo son válidas en las circunstancias en las que se las observa. Por eso hay que partir de ellas hasta llegar a las causas que las explican, es decir, elaborar lo que Mill denomina – leyes causales- cuyo conjunto constituiría la etología o ciencia del desarrollo del carácter. Esta puede ser individual o colectiva, según se interrogue por el desarrollo del carácter personal o el carácter nacional de un país. A partir de esas leyes causales de la etología es posible construir las diversas ciencias sociales.

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UNIDAD II

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

UNIDAD II

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

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UNIDAD II

LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

PROPÓSITO:. En filosofía, la fenomenología se conoce como el estudio de ese ser o fenómeno llamado conocimiento; es el primero para describir. Dicha descripción consiste en tener un objeto cualquiera, perteneciente a cierta clase y al estudiarlo, se trata de encontrar el aspecto o elementos característicos de esa clase. Terminado el estudio, el fenomenólogo estará seguro de que sí es un objeto y que ese objeto pertenece a esa clase. Como expresa J. Hessen: “...su misión no es resolver el problema del conocimiento, sino conducirnos hasta dicho problema”. Este es el propósito de la presente unidad. CONTENIDO: 2.1. La esencia de la filosofía 2.2. Historia de la teoría del conocimiento 2.3. Estudio del fenómeno llamado conocimiento (fenomenología) 2.4. La estructura o descripción filosófica del conocimiento 2.5. La explicación científica. LECTURAS:

LECTURA 1: “Teoría general del conocimiento. Investigación fenomenológica preliminar”, J

Hessen, (1990). LECTURA 2: “La práctica de las representaciones científicas”, Aitor Sorreluz, (2003).

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LECTURA 1

TEORÍA GENERAL DEL CONOCIMIENTO

a teoría del conocimiento es una disciplina filosófica. Para definir su posición en el todo, que es la

filosofía, necesitamos partir de una definición esencial de esta. Pero ¿Cómo llegar a esta definición? ¿Qué método debemos emplear para definir la esencia de la filosofía?

Se podría intentar, ante todo, obtener una definición esencial de la filosofía partiendo de la significación de la palabra. La palabra filosofía procede de la lengua griega y vale tanto como amor a la sabiduría, o lo que quiere decir lo mismo, deseo de saber, de conocimiento. Es palmario que esta significación etimológica de la palabra filosofía es demasiado general para extraer de ella una definición esencial. Es menester evidentemente elegir otro método.

Podría pensarse en recoger las distintas definiciones esenciales que los filósofos han dado de la filosofía en el curso de la historia y comparándolas unas con otras, obtener una definición exhaustiva. Pero tampoco este procedimiento conduce al fin. Las definiciones esenciales y encontramos en la historia de la filosofía discrepan tanto, muchas veces, unas de otras, que parece completamente imposible extraer de ellas una definición esencial unitaria de la filosofía. Comparece, por ejemplo, la definición de la filosofía que dan Platón y Aristóteles- que definen la filosofía como la ciencia pura y simplemente- con la definición de los estoicos y de los epicúreos, para quienes la filosofía es una aspiración a la virtud o a la felicidad, respectivamente. O compárese la definición que en la Edad

Moderna de la filosofía Cristian Wolff- que la da con scientia possibilium, quatenus esse possunt-, con la definición que da Federico Ubervoeg en su conocido Tratado de la Historia de la filosofía, según el cual la Filosofía es: “la ciencia de los principios”. Tales divergencias hacen vano el intento de encontrar por este camino una definición esencial de la filosofía. A tal definición sólo se llega, pues, prescindiendo de dichas definiciones y encarándose con el contenido histórico de la filosofía misma. Este contenido nos da el material de que podemos sacar el concepto esencial en la filosofía. Ha sido Guller.

El motor interno del movimiento,

que se encuentra ya inscrito en la historia. La propia historia es sólo el propósito de las tendencias interiores formadoras que ya se encontraban dentro de la biología y que parecen ser puestas de manifiesto por Meyer- Abich. Es claro que desde las “alturas” de semejante teoría, toda la riqueza de las ideas científicas de los conceptos, del modo de análisis y de los métodos, desaparece. La historia misma resulta tan sistematizada que en ella puede detentarse el débil reflejo de las ideas de Meyer- Abich.

Esta especie de comprensión caricaturesca del desarrollo de las teorías científicas, desde el punto de vista del movimiento hacia una teoría generalizadora, no significa tampoco que este modo de abordar los problemas, en términos generales, no funciona ni sea útil. Se presenta como aplicable. Y aplicable en ellos casos en que consideramos el desarrollo de una teoría referente a determinada región antológica, a determinado objeto de estudio, en cuyo caso este objeto resulta algo integral, una formación sistemática, cuyos aspectos particulares se manifestaba en el curso del desarrollo de la ciencia y se enriquecen a través de la teoría que se propone. Es decir,

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este método es muy real cuando el científico al desarrollar una u otra teoría se refiere a la historia para mostrar ésta como el establecimiento de su propia teoría, como su acercamiento cada vez mayor a una teoría más generalizadora. Desde este punto de vista puede construirse modelos de desarrollo de ciencias naturales que estén vinculados a una u otra región ontológica, que utiliza modelos iguales (o análogos), iguales conceptos preliminares, etc. en este caso, el objeto de investigación construido en la teoría desarrollada resulta mas general en comparación con las teorías restantes, y los principios de su elaboración más generalizados.

En la literatura lógico- metodología

de los años 60, esta tendencia al examen de las interrelaciones entre series d e teorías, a poner de manifiesto a las leyes de la formación y la evolución de la secuencia de teorías creció considerablemente. En contraposición al abordaje teórico característico del neopositivismo, K. Popper formuló el principio de estudio de la sucesión de las teorías. Señala lo limitado insatisfactorio de la reducción de todos los problemas de la filosofía de la ciencia al análisis del lenguaje de las ciencias, y subraya que los métodos de análisis del lenguaje y la construcción de los lenguajes artificiales, no pueden resolver los problemas del crecimiento de nuestros conocimientos. El curso del movimiento del conocimiento científico, es caracterizado por Paper como el que va de las teorías menos generales a las más generales, como elevación casi inductiva por la escala de la generalidad. El examen de la asociación de las teorías constituye la ciencia de lo propuesto por I. Lakatos para una concepción de los programas de investigación científica.

La crítica dialéctica se efectúa a varios niveles. En el nivel de una teoría aislada, el criticismo propone la crítica mutua de las hipótesis formuladas, y fija las formas de competencia y selección de las hipótesis. En el nivel interteórico, el marxismo presta atención a la existencia de una crítica moderna de dos teorías o contra teorías como las llama Marx. Analizando el desarrollo de la teoría económica en el siglo XIX, Marx señala “la lucha contra y a favor de la teoría de Ricardo” la lucha entre las teorías de Malthusse y Ricardo, la polémica entre Malthusse y Mccullogh, etc. El desarrollo del conocimiento científico esta alimentado por la lucha entre diferentes tendencias por los métodos de abordar la realidad estudiada, por las teorías, pero, además d esta forma directa de crítica de las contra teorías existentes, el marxismo indica otra forma de crítica, más elevada. Se trata de la crítica inminente, que supone la elaboración de una teoría mas generalizadora, para analizar, a partir de ella los conocimientos existentes en este caso la critica se nos presenta como asimilación de la teoría precedente como conservación de esta dentro de una teoría más desarrollada que permite inferirla bajo determinados parámetros y como transformación de su objeto y de su aparato conceptual dentro de una teoría desarrollada y concreta. Ésta crítica inmanente constituye el núcleo y sino lógico y metodológico característico de la dialéctica marxista y se utiliza como método en el análisis del desarrollo de las diferentes formas del conocimiento, Lenin, al señalar las particularidades del desarrollo de los conocimientos, escribía: “… la refutación de un sistema filosófico no significa que le diseñe sino de lo que es posible desarrollar no remplazarlo por otro sistema opuesto unilateral sin incorporarlo a algo más avanzado” el criticismo de la metodología dialéctica presupone el desarrollo de la teoría; puede convertirse en un criticismo

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consecuente y científico y la medida en que pueda desplegarse en la búsqueda científica, en el desarrollo del método teórico, del aparato metodológico y categorial. A su vez el desarrollo del conocimiento científico constituye un proceso de crítica inmanente de las formas procedentes del conocimiento.

EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO COMO SUSTITUCIÓN DEL LOS ESTILOS DEL PENSAMIENTO

La teoría marxista de las ciencias, que subraya la importancia del estudio de las teorías concurrentes, sus relaciones mutuas y sus luchas entre sí presta también atención al hecho de que independientemente del carácter contradictorio de las diferentes teorías existen determinadas ideas fundamentales que unifican estas teorías en los marcos de un determinado periodo, y que caracteriza toda una época en el desarrollo científico. Estos principios fundamentales en los cuales, se basa una cierta secuencia o conjunto de teorías, se conserva durante el transito de un sistema teórico a otro aunque, como es natural modificándose y adquiriendo en cada caso una forma especifica.

Estas ideas fundamentales que garantiza la sucesión en el desarrollo del conocimiento científico y que pueden compararse con las invariantes de un grupo de transformaciones, constituye las características decisivas de un determinado estilo de pensamiento. El análisis de estas ideas fundamentales o como decía M. Born, de las tendencias generales del pensamiento, que se modifican muy lentamente informan determinados filósofos con ideas características en todas las ramas de la actividad humana incluyendo las ciencias constituyen uno de los problemas mas

importantes del análisis teórico del desarrollo del conocimiento científico.

La constitución de indeterminado

estilo de pensamiento está realizada con las transformaciones de determinada teoría, que posibilita, en una cierta etapa del conocimiento, en normal y ejemplo de conformidad los métodos de conocimiento y los métodos de exposición de los resultados de las búsquedas científicas. Esta conversión de la teoría (por ejemplo, la mecánica de Newton) en patrón y norma del conocimiento científico, presupone la realización de una reflexión filosófico- metodológica acerca de sus fronteras y posibilidades y de las reglas y métodos de su elaboración. Solo sobre la base de esta reflexión acerca de los principios de construcción y elaboración de las teorías y gracias a ellas utilizada como fundamento de todo el edificio de la ciencia, que puede convertirse en paradigma caracterizar un determinado estilo de pensamiento y proponer ciertos principios de la realidad.

En física comúnmente se distinguen

tres estilos: el determinista, el probabilísimo y el cibernético. Naturalmente, en el desarrollo del conocimiento científico existe una mayor diversidad de estilos de pensamientos, los cuales otorgan a las teorías estabilidad y principios, forman las bases fundamentales del conocimiento científico en uno u otro periodo, y garantizan el vínculo entre las teorías de diferentes etapas del progreso científico.

En la biología se diferencian dos

estilos: el tipológico y el populacionalista con los cuales están relacionados tratamientos radicalmente diferentes de los problemas fundamentales de esta ciencia como por ejemplo la especie y la evolución. Una de las tareas fundamentales durante el análisis del desarrollo del conocimiento científico está relacionada con el

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descubrimiento de determinado estilo de pensamiento que caracteriza a una u otra disciplina científica, con la comparación entre ellos y con la enumeración de las características generales de los estilos de pensamiento.

La evolución del conocimiento

científico dentro de un determinado estilo de pensamiento constituye un proceso de amplio desarrollo de los principios básicos dado, la aplicación de las ideas fundamentales de partida y de los modos de pensamiento a nuevas zonas empíricas así como el desarrollo del núcleo interior de la teoría en un programa investigativo y una determinada secuencia de teorías, a medida que la teoría hace surgir la hipótesis ad, hoce, comienza hacerse consiente la necesidad de modificar el sentido conceptual que sirve de norma para un determinado periodo de desarrollo de la ciencia. Comienza un período de crisis para el interior estilo de pensamiento la descomposición de las normas y reguladores metodológicos a los cuales estaba subordinada la ciencia en el periodo anterior. Este proceso concluya con la reconstrucción radical de todo el aparato conceptual y metodológico con la formación de un nuevo estilo de pensamiento en cuyos marcos se desenvuelve de teorías. Este proceso de metamorfosis radical es en el estilo de pensamiento de denomina proceso de revolución científica.

A MODO DE CONCLUSIONES

En este capítulo nos hemos limitado a la descripción de las principales formas y características del conocimiento científico y la fijación de ciertos medios conceptúales para la compresión de la revolución de las ciencias, la teoría Marxista de las ciencias como se limita solo al análisis, gnoseológico

del desarrollo del conocimiento científico el propio análisis lógico-gnoseológico del conocimiento científico sitúa a este sobre los cimientos de una investigación sociológico e histórico-cultural.

Mediante esta manera de plantear el problema se le presta atención al hecho que las ideas fundamentales que constituyen la base de una determinada secuencia de teorías, se forman y se desarrollan dentro de determinadas escuelas científicas, el examen sociológico del desarrollo de la ciencia presupone el descubrimiento de esta unidad de análisis, que posibilita descubrir el mecanismo concreto de la revolución de la ciencia.

Según la teoría marxista, la escuela

científica actúa como unidad de análisis sociológico. En este caso el progreso científico no es otra cosa que la lucha entre las escuelas, la evolución de ciertos colectivos que son los portadores del conocimiento científico. Una escuela es un grupo de científicos unidos alrededor de una idea de principio, vinculados entre sí para la solución, tanto de tareas particulares como de los principios generales del método, así como para determinar los valores específicos de una subcultura dada. Una escuela es una formación relativamente cerrada que se caracteriza a un determinado grupo o un determinado subconjunto entre todo el conjunto de científicos. Este conjunto, que trabaja en una determinada disciplina, puede denominarse comunidad científica, y esta compuesta, no por individuos aislados, sino por una población de científicos o de escuelas. La teoría marxista de las ciencias considera que el tipo de comunidad científica constituye una abstracción a diferencia, de la concepción tipológico-morfológica, de la comunidad científica, de la correlación entre las disciplinas, de las concepciones según las cuales las

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características de tipo de comunidad científica se denominan directamente reales. La posición de la teoría marxista de las ciencias consiste en que subraya multidimesionalidad de la comunidad científica que subsiste, en el contacto y las relaciones mutuas entre las escuelas, en el surgimiento de nuevos colectivos científicos.

La escuela como forma de organización del conocimiento científico, esta íntimamente vinculada con la institución de las publicaciones científicas. Las propias escuelas, es decir, la red de vínculos entre los científicos pueden ser diferenciadas, tanto por sus criterios sustanciales (la aceptación o no de una idea fundamental) como atendiendo a determinados criterios formales. Entre ellos pudiéramos señalar la frecuencia con que se cita a uno u otro de científicos en las publicaciones. Es decir, que además de los rasgos enumerados que caracterizan a las escuelas científicas, como la presencia de un líder, la información de una idea fundamental o programa de investigaciones, la preparación de investigadores originales y un determinado estilo de trabajo de sus miembros se puede presuponer una gran frecuencia en las citas mutuas de los científicos de una escuela y una frecuencia menor cuando se trata de citar a los miembros de otra, a pesar de que todas trabajaban en la misma disciplina científica.

Puesto que el conocimiento es una

determinación del sujeto por el objeto, queda dicho que el sujeto se conduce respectivamente frente al objeto. Por el contrario, puede hablarse de una actividad y espontaneidad, del sujeto en el conocimiento. Esta no se refiere, sin embargo al objeto, sino a la imagen del objeto en que la consciencia puede muy bien tener parte, contribuyendo ha engendrarla. La receptividad frente al objeto y la

espontaneidad frente a la imagen del objeto en el sujeto son perfectamente compatibles.

Al determinar el objeto, se muestra

independiente de él, trascendente a él. El carácter de trascendente es propio, por ende, a todos los objetos del conocimiento. Dividimos los objetos en reales e ideales. Llamamos real todo lo que nos es dado en la experiencia interna o externa o se refiere de ella. Los objetos ideales se presentan, por el contrario como irreal, como meramente pensados. Pues bien lo singular lo es también estos objetos ideales posen un ser en sí o trascendencia, en sentido epistemológico las leyes de los números, las relaciones que existen, por ejemplo, entre los lados y los ángulos de un triángulo, son independientes de nuestro pensamiento cognoscitivo, en el mismo sentido como lo son los objetos reales. A pesar de su realidad le hacen frente como algo en si determinado y autónomo.

Ni la psicología, ni la lógica, ni la

antología pueden ser resolver según esto, el problema del conocimiento. Este representa un hecho absolutamente peculiar y autónomo. Si queremos rotularle con un nombre especial, podemos hablar con Nicolás Arman de un hecho gnoseológico. Lo que significamos, con esto es la referencia de nuestro pensamiento a los objetos, la relación del sujeto y el objeto, que no cabe en ninguna de las tres disciplinas nombradas como se ha visto, y que funda, por tanto, una nueva disciplina: la teoría del conocimiento también la consideración fenomenológica, conduce, pues, a reconocer la teoría del conocimiento como una disciplina filosofía independiente.

Como consecuencia de lo dicho la

descripción del fenómeno puede y debe descubrir los problemas que se presentan en el fenómeno del conocimiento y hacer que nos formemos conciencia de ellos.

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Si profundizamos una vez más en que la descripción del fenómeno del conocimiento anteriormente dada encontramos sin dificultad que son ante todo cinco problemas principales los que implican los datos fenomenológicos. Hemos visto que el conocimiento significa una relación entre un sujeto y un objeto, que entran, por decirlo así, en contacto mutuo; el sujeto aprehende el objeto. Lo primero que cabe preguntar es, por ende, si esta concepción de la conciencia natural es justa, si tiene lugar realmente este contacto entre el sujeto y el objeto. ¿Puede el sujeto aprehender realmente el objeto? Esta es la cuestión de la posibilidad del conocimiento humano.

Tropezamos con otro problema

cuando consideramos de cerca la estructura del sujeto cognoscente. Es esta una estructura dualista. El hombre es un ser espiritual y sensible. Consiguientemente distinguimos un conocimiento espiritual y un conocimiento sensible. La fuente del primero es la razón; la del último, la experiencia. Se pregunta de qué fuente saca principalmente sus contenidos la consciencia conociste. ¿Es la razón o la experiencia la fuente y base del conocimiento humano? Esa es la cuestión del origen del conocimiento.

Llegamos al verdadero problema

central de la teoría del conocimiento cuando fijamos la vista en la relación del sujeto y del objeto en la descripción fenomenológica caracterizamos esta relación como una determinación del sujeto por el objeto. Pero también cabe preguntar si esta concepción de la conciencia natural es la justa. Como veremos más tarde, numerosos e importantes filosóficos han definido esta relación justamente en el sentido contrario, según ellos la verdadera situación de hecho es justamente la inversa: no es el objeto que

determina al sujeto sino el sujeto que determinan el objeto. La consciencia cognoscente no se conduce respectivamente frente a su objeto, sino activa y espontáneamente cabe preguntar, pues, cual de las dos interpretaciones del fenómeno del conocimiento es la justa, podemos designar brevemente este problema como la cuestión de la esencia del conocimiento humano.

Hasta aquí, al hablar del

conocimiento hemos pensado exclusivamente en una aprehensión racional del objeto. Cabe preguntar además si en este conocimiento racional hay un conocimiento de otra especie, un conocimiento intuitivo, es opción al discursivo racional. Esta es la cuestión de las formas de conocimiento humano.

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LECTURA 2

I. LA PRÁCTICA DE LAS REPRESENTACIONES CIENTÍFICAS

INTRODUCCIÓN

ste nuevo espacio posthumanista, en el que la frontera entre el mundo de los objetos y el mundo

de los humanos queda diluida, el “colectivo”, caracterizado mediante la metáfora del sistema sanguíneo. La ciencia es entendida como un sistema en el que los conceptos científicos, a modo de corazón, son los encargados de cohesionar los restantes elementos heterogéneos que la conforman, este engarzamiento de lo material con lo social ha sido explicado recurriendo a términos tales como “asociación”, “alineamientos”, “vinculación”, “delegación”, “enrolamiento”…La insuficiencia filosófica de estos términos, es palpable, dada su vaguedad y carencia de rigor. Por otro lado, afirmar que la práctica científica es el ámbito en el que se coproducen tanto la naturaleza como la sociedad, parece conducirnos otra vez a los terrenos fangosos en los que se encontraban las posiciones constructivistas. Para evitar las posibles acusaciones idealistas y relativistas que se pueden desprender de las consideraciones anteriores, trataremos de sustituir la noción de coproducción por otra de más calado filosófico. La noción que prepondremos en la siguiente sección será la de “constitución interactiva”.

Recientemente, autores como Hacking (1999) y Sismondo (1996) han propuesto otro tipo de estrategias para integrar las posturas constructivas y realistas.

Hacking trata de poner de relieve las

barreras filosóficas que hacen que no se haya acuerdo entre las dos perspectivas. Sismondo, en cambio, critica las posiciones extremas de las posturas constructivistas y realistas y defiende un realismo deflacionario compatible con un constructivismo de instituciones y objetivos sociales, de teorías y representaciones, y de nuevos objetos materiales. Desde su perspectiva, el constructivismo fuerte, basado en un neokantismo, es rechazado completamente ya que, al afirmar que el objeto de la representación es el que se construye totalmente, no puede dar cuenta del concepto de mi representación.

En una desconocida obra “Sustancia

y Función” (1910) afirma que los conceptos científicos son conceptos funcionales no seleccionan las características de una serie de objetos o eventos que esto presenta a un observador pasivo. Los objetos no están “ahí fuera”, sino que son constituidos en el proceso de presentación, como invariantes de la experiencia: si bien los objetos no están dados platónicamente, tampoco son el fruto de una mera convención. Al contrario, mediante los conceptos funcionales se captura cierta relación que pertenece invariante. Ahí reside la fuerza y la peculiaridad de la noción de “constitución”. Las presentaciones son constituidas objetualmente y los objetos son constituidos conceptualmente. En este proceso de constitución se establecen determinadas acotaciones en el curso uniforme de la experiencia, fijando como estables determinados elementos y relaciones. Por lo

Casanueva Mario y José. Representación y Ciencias

Pp. 159-182 Aitor Sorreluz

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tanto, si bien es cierto que nuestro acercamiento al mundo no puede dejar de ser representacional, los invariantes de la experiencia que se mantienen en la cadena se representa la sitúan a la realidad como punto de partida, y no como fin al que hay que llegar. Esto es, nuestra experiencia está siempre conceptualmente estructurada: se va fijando relaciones invariantes en el caudal de la experiencia. El objeto es el punto de partida del conocimiento científico, no su objetivo inalcanzable.

El constructivismo estructuralista de

Bourdieu se desarrolla en contra de una visión sustancialista del mundo social. Para ello, desarrolla la noción de espacio social, que se fundamenta en la idea de la diferencia, título éste de su voluminosa obra del 79.

La diferencia, es una propiedad relacional que tan sólo existe en y a través de la relación con otras propiedades. Así en el espacio social contiene el principio de aprehensión relacional del mundo social: toda “la realidad” que designa reside en la exterioridad mutua de los elementos distintos y coexistentes que la componen. Los individuos y grupos sociales existen y subsisten en y por la diferencia. Es decir, adquiere su identidad en cuanto que ocupan posiciones relativas en un espacio de relaciones. Este espacio de relaciones es la realidad más real y el principio real de los comportamientos de los individuos y de los grupos. Consiguientemente, la ciencia social no ha de construir clases, sino espacios sociales dentro de los cuales puedan ser diferenciadas clases, pero que no existen sobre el papel. En cada caso ha de construir y descubrir (más allá de la posición entre el constructivismo y el realismo) el principio de diferenciación que permite reconfigurar teóricamente el espacio social empíricamente observado.

La integración de lo objetivo y lo subjetivo se realiza en el ámbito de lo social. La pregunta es ¿en qué sentido podemos afirmar, sin caer en las trampas de un constructivismo y realismo ingenuos, que la actividad científica consiste en una elaboración social de la realidad? la respuesta se basa en la relación que se establece entre el habitus y el campo. Uno de los aspectos más poderosos de la noción de habitus que se introduce objetivamente en la práctica y se construye subjetivamente, “puenteando” el salto que existe entre teorías sociológicas objetivas y subjetivas.

Con la noción de habitus, Bourdieu se refiere alas disposiciones socialmente adquiridas que funcionan en la práctica como categorías perspectivas, como principios clasificatorios y como principios organizadores de la acción. Esto es, habitus define un orden simbólico socialmente adquirido que se objetiva en una práctica determinada.

En este punto nos encontramos ante

una de las instituciones más sobresalientes de Bourdieu, que paradójicamente es, a su vez, uno de los aspectos de su teoría que más corroboración empírica necesita. Me refiero a la noción de campo como espacio estructurado de fuerzas. Lo interesante de esta propuesta es que el espacio social, en este caso la ciencia, puede ser considerado como un campo de producción cultural donde los agentes y grupos están sometidos a fuerzas en cuanto permanecientes en este campo. Es el habitus como campo de fuerzas. Pero a su vez, estos agentes ejercen una fuerza también en virtud de la posición que ocupan en este campo. En consecuencia, la práctica científica de determinado individuo es el resultante de la interacción dialéctica entre el campo de fuerzas cuya necesidad se impone a los agentes que ha adentrado en él, y como un campo de luchas

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dentro del cual los agentes se enfrentan con medios y fines diferenciados según su posición en la estructura del campo de fuerzas, contribuyendo de este modo a conservar o transformar su estructura.

La voz sociología es un término relevante del que en principio todos creemos conocer su sentido, pero que, si nos interesamos sobre su contenido, se pone de manifiesto que tiene múltiples connotaciones. Decir que es la ciencia de la sociedad, o decir que es lo que hacen los sociólogos, es decir bien poco, y sin embargo ambas respuestas pueden servir de medios para delimitar el tema en cuanto presupone la comprensión de una serie de hitos en su desarrollo intelectual. Por de pronto, la sociología no es una actividad intelectual universal y necesaria, sino que surge en una sociedad y en unas circunstancias históricas concretas. Su desarrollo y diversidad de orientaciones son explicables en función de los contextos sociales en los que la actividad de los sociólogos se ha desenvuelto. El interés intelectual por la sociedad o por la naturaleza es antiguo, pero del tratamiento científico de la una y de la otra son relativamente recientes. La actividad científica de la una y de la otra son relativamente recientes. La actividad científica respecto a la naturaleza es algo que se viene practicando desde antes de los griegos, pero que sólo proliferó y se enraizó en la sociedad a partir de Galileo. Desde entonces se combinaron, de modo paulatino, la ciencia natural, el trabajo mecánico, la invención, el descubrimiento, el experimento y la especulación matemática tanto en las ciudades industriales y mercantiles, como en las cortes, academias y universidades de los grandes –estados modernos- necesitados de dinero. Los primeros intentos conocer científicamente la

sociedad se produjeron hace menos de doscientos años. Es opinión generalizada que lo que denominamos sociedad posibilitó y exigió el desarrollo del conocimiento científico, en la medida en que el prototipo de hombre del Renacimiento, el burgués de viejo estilo (con su mentalidad calculadora, su cuidado por aparecer honesto, su nacionalización de lucro y de la administración de la empresa) y sus correlatos, el literato y el profesor de universidades fundadas o reformadas por ciudades o príncipes ilustrados, fueron expandidos por la sociedad su creencia en la razón. Esta política, de la acción económica, el prodigioso despliegue de la ciencia moderna, fueron modificados tanto el foco de contemplación como la realidad contemplada. La nacionalización de la vida y de los supuestos socio-económicos de la modernidad posibilitaron el desarrollo de la ciencia, en su vertiente de ciencia de la naturaleza. El cambio tecnológico que se produce en la Europa nórdica entre 1540 y 1650, que sustituye el carbón vegetal por la hulla y la forja por el colado, buscando producir más cantidad y relegando la calidad a un segundo plano, es el primer resultado de la mentalidad moderna y el precedente de la revolución industrial inglesa del siglo XVIII, que va a servir de modelo, hasta la primera Guerra Mundial por lo menos, al resto de las sociedades que se industrializan.

II. SABERES Y CONOCIMIENTOS, CIENCIA Y FILOSOFÍA

1.- DISTINCIONES

Fueron los griegos los que introdujeron los términos conocimiento y saber, que equipara con mucha frecuencia. El filósofo trata de conocer, de saber, dicen

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Hessen. Sin embargo, como señala Frater Mora, es muy común emplear –saber- en un sentido más amplio que conocimiento, en efecto, dejando este ultimo vocablo para referirse solamente las situaciones objetivas (y da lugar, una vez debidamente comprobado y sistematizado, a la ciencia, el saber puede hacer referencia a toda suerte de situaciones, tanto objetivas como subjetivas, tanto teóricas como prácticas. En este sentido se usan locuciones como –saber a qué atenerse-, -saber como comportarse- etc., y por tanto, dentro del mismo ámbito amplio, el saber es un contacto con la realidad, que requiere ciertos elementos, como son: tendencia a una objetivación y universalización de lo sabido, admiración ante lo real, actitud de interrogación. Ahora bien, con el fin de evitar equívocos, se tiende a reservar el término –saber- para ciertas operaciones más definidas que las mencionadas; el saber entonces es más bien –una aprehensión de la realidad por medio de la cual queda fijada en un espíritu, expresada, transmitida a otros sujetos, sistematizada e incorporada a una tradición (por principio, criticable y revisable). Por su parte, la descripción del fenómeno de conocimiento es análoga, pero más restringida: conocer es lo que tiene lugar cuando un sujeto (llamado “cognoscente”) aprehende un objeto. -Saber- es, pues, continente del contenido –conocimiento-. Por la propia definición puede verse que existe un desarrollo histórico del saber. Los griegos distinguían tres formas de saber: 1) leídos, saber –por lo visto-, aspecto que ofrece una realidad cuando se le ve en lo que la constituye como tal realidad; 2) entender o entendimiento, posibilidad de enjuiciar bien o mal, y 3) episteme, apresamiento seguro y

demostrable de la estructura interna de las cosas. Para Zubiri, el saber aparece primero, según se advierte en Parménides, como un –discernir- distinción entre el parecer y el ser, en virtud de esa experiencia o sentido del ser que es el entendimiento. Más tarde, en Platón se advierte un –definir- no sólo consiste, entonces, en un discernir entre lo que es y lo que parece ser, sino que es una averiguación de aquello en que consiste lo que es: la esencia. Por último, en Aristóteles el saber es un conocimiento no sólo de la idea, sino de la causa formal. En suma, pues saber es conocer de la subsistencia de la caso, es atender y es demostrar, es orientarse y es compararse. Entre las varias clasificaciones del saber que se han propuesto, nos interesa lo que distingue en un saber vulgar, un saber científico y un saber filosófico-. El saber vulgar se funda en la experiencia de la vida y posee sólo un mínimo de efectos universales; es asistemático, sin método, sin organización y suele estar mezclado con prejuicios de todas las clases sociales. El saber vulgar- como dice Tierno Galván- es irreducible, implica la percepción más directa de la realidad y sólo exige la posesión de un lenguaje que le sirva de sistema objetivo de referencia. El saber científico se encuentra junto al saber común y, a veces, superpuesto a él; nos referimos, en un principio, al saber científico como aquel que resulta verificado, al menos, formulado en términos verificables o falsos. Resulta, por ello mas aconsejable- como sugiere Arnold Brech- que siempre que se haga referencia a saber algo fundamentado sólo en la creencia o la fe, y no en la ciencia, se subraye tal circunstancia añadiendo a la palabra saber algún adjetivo apropiado como, por

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ejemplo, putativo, el saber científico se refiere a situaciones objetivas es, por tanto, conocimiento y se interesa por leyes, causas, estructuras, relaciones, hipótesis, etc. Más difícil es la caracterización del saber filosófico. Todavía resulta fácil separar lo propiamente filosófico, no sólo en Aristóteles, sino en el propio Leibniz, por ejemplo; pero a medida que se han ido organizando las llamadas ciencias particulares y ha surgido su autonomía y su independencia, la distinción se ha hecho cada vez más ardua. En algunos casos, el saber filosófico ofrece similitudes muy acusadas con el saber científico; en otros, se parece al saber común, por otras partes, en el mundo industrial que vivimos, la ciencia se ha convertido en una cosmología o visión del universo que modela a nuestra vida y nuestra mente hasta tal punto que su enfoque y sus protecciones, así como sus criterios de verdad, impregnan hasta cierto punto al menor. Es relativamente fácil, comparando la actividad científica de hoy con la actividad filosófica de los griegos, sostener que éstos estaban interesados en conocer y los científicos anuales en conocer para ser o, por lo menos, para iluminar la opinión, y al hacer. Pero la compenetración entre el conocer y el hacer, es tal en nuestra sociedad industrial, que no sólo la técnica hace cada vez más énfasis en la ciencia en el propósito de transformar o cambiar sino que gran parte de los que hoy escriben filosofía en videncia la misma intención, por ello se hace actualmente difícil delimitar de modo claro el conocimiento científico social y el filosófico. El planteamiento mariainiano de los grados del saber puede ser por analogía en un instrumento útil para aclarar la distinción que buscamos al menos para quien sigue pensando que los planteamientos

de la filosofía tradicional, al observar cómo la actividad científica ha incrementado su suficiencia mientras que la actividad filosófica tradicional no tiene repercusión social profunda y no pasa de ser un ejercicio académico que no produce estilos de vida en conexión de la concepción del mundo que defiende la actividad filosófica pasa al campo de la ciencia o se diluye en la especulación. Lo único que tiene vigencia desde este punto de vista es la filosofía como epistemología de la ciencia, en cuanto trata de tema que le interesen a la estructura del método científico Maritain distingue dos tipos de explicaciones de los fenómenos, la explicación ontológica y la imperiológica. La distinción de Xavier Zubiri entre espíteme y ciencia apunta en la misma dirección. Tras el por quede la espíteme hay un qué. Tras el por qué de las ciencias se busca el cómo. Saber científicamente por qué, se hiela el agua, por ejemplo, significa saber cómo se produce la congelación. Filosofía y ciencia son, pues, dos tipos de saberes que se diferencian por lo que pretenden o por su método o manera de acercarse al objeto. Como advierte Tierno Galván, tanto filósofos como científicos conocen la realidad empírica desde determinadas categorías propias del sector típico de su conocimiento. Existe, pues, un proceso de conversión de los hechos en que la realidad empírica se manifiesta en hechos de conocimiento. El proceso de conversión de los hechos en hechos de conocimiento o data es lo que distingue a los conocimientos filosóficos y científicos. En los últimos siglos de la historia occidental, la ciencia ha construido paralelamente, al lado del léxico de orden ontológico, un léxico conceptual de orden empirológico que evidenciado como útil en la medida de que, explicando el como, puede predecir y se constituye en un instrumento

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útil del que se deriva una técnica que permite al hombre dominar y controlar el mundo. En carácter relativamente acumulativo del conocimiento científico es un ende los factores que explican su vertiginoso desarrollo. Y al erigirse es cosmovisión cabe preguntarse qué papel incumbe a la filosofía en una sociedad en la que los hombres otorgan valor de realidad a los conocimientos científicos y en la que viejas creencias (filosóficas, religiosas, mágicas) son relajadas a la categoría de ideas u ocurrencias de algunos que discuten o desprecian los más. En esta situación los hechos de conocimiento de la filosofía tradicional son ignorados o, en el mejor de los casos criticados, términos que la filosofía tradicional empleaba como hechos de conocimiento (razón, voluntad, entendimiento) no pasan de ser expresiones de los hechos empíricos de los designios del destino como, pero que no llevan más lejos. La filosofía acaba así convirtiéndose lentamente o en filosofía de la ciencia o en ciencia social empírica. Escribe Tierno: “La conversión en la filosofía de la ciencia procede, precisamente de que cualquier sistema filosófico existe una parte epistemológica que tratan temas que interesan a la estructura del método científico. Al pensador científico le interesa tanto o más que el del cerebro humano en las que ofrece como naturaleza, o es intrínseco el orden propio de la naturaleza. Uno u otro punto de vista influir en el proceso de investigación, sino definir los nuevos sectores de investigación. General, pues, el giro de la filosofía, en filosofía de la ciencia esta determinado por el interés prevalente de los científicos sobre ciertos lemas comunes

con los filósofos en el orden de la teoría del conocimiento. La llamada filosofía de la ciencia se esta convirtiendo en una epistemología de la ciencia. 2. EL PAPEL DEL FILOSOFO EN UNA

SOCIEDAD DOMINADA POR LA CIENCIA.

Cuando en el virulento y apasionante año 1968 Manuel Sacristán propuso suprimir las secciones de filosofía de las facultades de Letras, esto es, la licenciatura en filosofía- y eliminar, consiguientemente, la asignatura de la enseñanza media, puso de relieve que la actividad filosófica, y el oficio del filosófico funcionarían mejor al dejar de ser la filosofía una disciplina especializada y al abrirse a otros campos del saber. Lo cual es además congruente, en gran medida, con la tradición del desarrollo de la filosofía desde los inicios de la modernidad hasta mediados del siglo XIX. Porque la filosofía moderna surgió y se desenvolvió en gran parte al margen de las instituciones universitarias (Kant y Hegel son excepciones) y el diálogo con aproximación científica, coincidiendo ambas actividades con bastante de los pensadores de la modernidad. La filosofía, como oficio que tiene su tradición gremial, ha pasado a ser una especialidad, un aspecto del conjunto del saber. Y la discusión surge cuando se trata de caracterizar el oficio de filósofo. Desde quienes atribuyen al conocimiento filosófico la misión de aprehender las primeras causas o las primeras principios del ser en cuanto ser, en el sentido de los metafísicos, hasta quienes enfatizan en la propedéutica o crítica, coexiste una serie de tendencias filosóficas que, organizadas de acuerdo con ciertos –ismos- Ferrater Mora las reduce a un abanico de quince varillas: idealismo, realismo, personalismo, naturalismo, historicismo, pragmatismo e

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instrumentalismo, intuicionismo, vitalismo, fenomenología, existencialismo, estructuralismo, positivismo lógico, filosofía analítica, neoescolasticismo y marxismo ortodoxo y heterodoxo. La filosofía venía siendo una mixtura de positivismo, de historicismo y de pragmatismo apoyada en última instancia en la ciencia psicológica. Un apoyo que se expresó como teoría del conocimiento. Desde esta situación, Husserl, con una crítica severa, creó la fenomenología. Es una vuelta desde lo psíquico a las cosas mismas, la fenomenología fue el movimiento mas importante que abrió campo propició al filosofar en cuanto tal. Fue una filosofía de las cosas y no solo una teoría del conocimiento. La filosofía tuvo así una doble función. Una, la de aprehender el contenido de las cosas. Otra la de abrir el espacio del filosofar frente a toda servidumbre psicológica o científica. Esta segunda función fue la decisiva para Zubirí, si bien reconoce también la influencia de la primera. Pero la reflexión personal de Zubirí tuvo una inspiración propia. Porque a la pregunta ¿qué son las cosas sobre las que se filosofa?, contesta que es insuficiente decir con Husserl que son el correlato objetivo e ideal de la conciencia. Para Zubirí no son las cosas meras objetivas, sino cosas dotadas de una propia estructura entitativa. A la investigación sobre las cosas y no sólo sobre los objetivos de la conciencia, es a lo que denomina Zubirí, siguiendo a Heidegger, en su libro Sein und Zeit (Ontología o Metafísica), y a ello se dedica en los estudios en –Naturaleza, Historia Dios, que en opinión del autor era ya una superación incoativa de la fenomenológica-lo que el autor era afanosamente buscaba lo que denomina” lógica de la realidad” en su estudio “Que es saber.”

A esta etapa sucedió, desde 1942, una etapa rigurosamente metafísica. La pregunta es ahora: ¿es lo mismo metafísica y ontología?, o, si se quiere, ¿es lo mismo realidad y ser? Dentro de la fenomenología, ya Heidegger había atisbado la diferencia entre las cosas y su ser. Con lo cual la metafísica quedaría fundada en la ontología. La reflexión de Zubirí desembocó en una respuesta opuesta:

Para ellos su Zubirí acomete la tarea

de de sus actividades en las cuatro gigantescas sustantivaciones en que, en su opinión, se cimenta toda la filosofía moderna: los conceptos de espacio, tiempo, conciencia y ser. Frente a estas cuatro sustantivaciones, Zubiri nos presenta una idea de lo real anterior o aquellas. El espacio, el tiempo, la conciencia y el ser son caracteres de las cosas que ya son reales.

Esta es la aportación que hace Zubiri

en su obra de 1962 sobre la esencia. A su vez, la intelección humana no es conciencia, es formalmente mera actualización de lo real en la inteligencia, idea que se desarrolla en el primer libro de su trilogía sobre la inteligencia.

Manuel Sacristán, en el prólogo en la

traducción castellana del Anti-Duhring, acota la tarea de la filosofía, frente a las ciencias positivas, diciendo que, mientras estas deslindan parcelas de la realidad y proceden según un método analítico- deductivo, la filosofía (dialéctica) trabaja sobre totalidades concretas.

Volvemos sobre esta cuestión mas

adelante, concretamente cuando tratemos la teoría critica de la sociedad. Basta por ahora connotar que, si bien el criterio resulta claro y brillante en apariencia, no lo es menos que en el fondo es oscura, pese el intento de Kosik por aclarar la totalidad concreta y la dialéctica de lo concreto.

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En este manojo de planteamientos que recoge desde las reflexiones metafísicas de Zubiri hasta las dialécticas de Sacristán, se pone de manifiesto que, desde distintos enfoques y puntos de vista, el quehacer filosófico sigue teniendo en la actualidad. La filosofía no esta, pues, periclitada. El reflexionar filosófico es perenne aunque no exista una filosofía perenne ni un inmutable núcleo de verdad filosófica. El conocimiento filosófico y la actividad filosófica se iniciaron como sucesores de la mitología, pasaron un milenio como sirvientes de la teología, y hace trescientos años proclamaron su autonomía para acabar siendo, al menos; la reflexión ultima de los ellos de conocimiento con los de la humanidad de la sociedad industrial se maneja para enfrentarse con los problemas de la vida y de la muerte. La filosofía, dice uno de los mas representativos filosóficos de los trágicos de los años treinta, Merleau- Ponti, asume el papel de ser (conciencia de la racionalidad de la contingencia). La reflexión filosófica en fin, solo cesara cuando cese la reflexión sin objetivos. Volviendo al planteamiento maritainano de los tres grados de obstrucción, formulado para distinguir física, matemáticas y metafísica en función de objeto formal que se acota del objeto material o realidad empírica la ciencia y la filosofía puede coincidir no solo en su afecto material, sino también en su objeto formal. Lo que la diferencia es la consideración formal de objeto formal, que define la manera como se considera dicho objeto; o, dicho de otro modo, el método que utilizan la una y la otra para convertir los hechos empíricos en hechos de conocimientos o data. Este proceso de conversión o ese ofrecimiento del objeto formal de una manera determinada en términos de Zubiri, están en función de lo que los científicos y

filósofos, respectivamente, pretenden con actividad y con su análisis: la causalidad física o la causalidad ontológica y el orden legal de las cosas o la índole de la causalidad misma, el acontecer o el ser, etc. La diferencia entre ciencia y filosofía es, pues una diferencia de método y pretensión o de objetivo, una diferencia de tratamiento de aproximación o, si se requiere, de actitud.

III. CIENCIA Y SOCIOLOGÍA Los dos elementos encontrados como indispensables en todo fenómeno de conocimiento constituyen una: Acción----reacción Padre-----hijo

Izquierda------derecha Respecto de cada uno de estos pares sabemos que un miembro supone al otro: si hay arriba, hay abajo y viceversa; si hay hijo, hay padre y viceversa, si hay reacción hay acción y viceversa, ya que la física nos dice que a cada acción corresponde una reacción de igual intensidad, pero de sentido contrario. Los electos básicos del conocimiento sujeto-objeto también son correlativos por que no pueden darse- ni siquiera concebirse- el uno sin el otro y si hay un sujeto que conoce (o pretende conocer) también habrá un objeto conocido (o que se pretende conocer). La razón de la coexistencia forzosa de dichos elementos es la siguiente: si un ser es objeto tiene que serlo para un sujeto; y si un ser es un sujeto, tiene que serlo respecto al objeto. En otras palabras:

Lo que convierte a un ser en objeto es lo que él haga frente a un sujeto; lo que equivale a decir que un ser

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adquiere las característica de un ser objeto únicamente cuando un sujeto fija su atención en él.

A su ves un ser se convierte en sujeto cuando se dirige intencionalmente hacia otro ser, el cual, por eso mismo, adquiere el carácter del objeto.

Las correlaciones existentes entre las entidades correlativas pueden ser reversibles o irreversibles. De los tres pares de ejemplos arriba mencionados, la correlación existente en el segundo es irreversible porque la persona que es padre respecto de la otra que es hijo no puede intercambiar con esta su carácter de padre para convertirse en sino respecto de ella. Por el contrario, las situaciones del tercer ejemplo guardan entre sí una correlación reversible porque es posible que, intercambiando posiciones, cualquiera de los dos pueda ocupar en un momento posterior la ubicación contraria: la que era izquierda se convierte en derecha y viceversa.

La correlación sujeto-objeto pertenece a la clase de las irreversibles. En efecto, ni el objeto podrá transformarse en sujeto, ni este en objeto. En cualquier fenómeno de conocimiento:

El sujeto siempre estará funcionando

como un tender hacia el objeto para captarlo, sin que haya la posibilidad de que el objeto realice dicha función en sentido inverso.

De igual manera el objeto siempre estará funcionando como un ser que hace presente al sujeto, ofreciéndose para ser captado; y no hay posibilidad alguna que intercambie su papel.

En los dos ejemplos de conocimiento mencionados al inicio del tema, podemos comprobar la irreversibilidad de la

correlación entre los elementos. Es importante que los centenarios (objeto conocido para Alejandro), se convierta en el sujeto cognoscente. También será imposible que, en el segundo ejemplo. Arquímedes deja de ser el sujeto y se convierte en objeto respecto de la relación entre sólidos y líquidos que él descubrió.

ESTRUCTURA TRIMEMBRE Observando nuevamente esos dos ejemplos de conocimiento podemos advertir que los dos sujetos cognoscentes- Alejandro en el primer caso y Arquímedes en el segundo- se sintieron muy satisfechos cuando conocieron su respectivo objeto; pero, ¿Cómo culminó esto? Cuando Alejandro regresó a casa, seguramente muy contento, dijo a sus familiares: “ya conozco a los centenarios”, y mientras pronunciaba estas palabras los estaba viendo en su interior (amarillo, redondo, brillante, hermoso). En otras palabras Alejandro traía en su memoria una representación de aquellas monedas. De manera similar; aunque con un gozo mas intenso, Arquímedes, al percibir intelectualmente la relación que andaba buscando, es decir, al conocerla, se formó en su mente una representación y, a partir de ese momento, trató de comprobar que dicha representación interna correspondía a algo en realidad. El análisis de los dos ejemplos nos permite inferir que la estructura del conocimiento no es diádica sino trimembre. La correlación completa se da entre el sujeto, el objeto y la representación interna. El tercer elemento aparece como resultado de la trascendencia del sujeto hacia el objeto y captar en éste las propiedades que le interesan. La captación se hace representativamente. El objeto permanece sin mutación alguna en su ser específico,

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pero el sujeto se modifica a sí mismo formando en su interior una representación de los aspectos o notas que le interesaron y que existen en el objeto. Posteriormente el sujeto seguirá conociendo al objeto, pero lo hará mediante la representación interna. Esta sustituiría al objeto. La relación será sujeto-representación-objeto. El tercer elemento de la estructura, es decir, la representación interna puede ser intelectual o sensible. En cualquier conocimiento humano interviene, de algún modo, la inteligencia y los sentidos.

Si lo captado es de naturaleza inmaterial y, por lo mismo, la captación es una actividad principalmente intelectual, entonces la representación interna también será de esta índole. A estas representaciones se les llama conceptos o pensamientos.

Si lo captado, por ejemplo, el color, el brillo etc, es de naturaleza material y por esto mismo la captación es una actividad principalmente sensorial, entonces la representación interna será de carácter sensible. A estas representaciones se les llaman Imágenes.

Estructura trimembre que se da en todo conocimiento, a saber:

Un sujeto, que al principio pretende conocer y que al final termina conociendo; se trata de un sujeto cognoscente, que es, (Isaac Newton).

Un objeto que al principio es buscado y que, al final, al ser encontrado se convierte en objeto conocido: la fuerza gravitacional,

como algo universal, es decir, como algo que se da en cualquier partícula de materia por pequeña que ésta sea.

La representación interna que el sujeto cognoscente (Newton) hace en su mente, como resultado de la captación intencional del objeto conocido: la gravitación universal.

EL CONOCIMIENTO COMO

FUNCIÓN Y COMO ACTO

El conocimiento, cualquier conocimiento, siempre implica una actividad o un proceso que culmina en el tercero de los elementos integradores de la estructura cognoscitiva. Esto nos ayuda a entender el conocimiento como una función.

Al ubicar el conocimiento en la clase de seres que llamamos función, damos a este vocablo es tercero de los sentidos anteriores, es decir, estamos entendiendo al conocimiento como un proceso, el proceso cognoscitivo. Aunque dicho proceso consta de varias acciones, por lo tanto lo vamos a tomar como un bloque y nos referiremos a él como el acto de conocimiento.

Considerando como acto de la conciencia, el conocimiento de un trato trascendente. El verbo “trascender” significa ir más allá de. El acto de conocer es trascendente, pero porque en el la conciencia va más allá de sí mismo, en cierta forma sale de sí para entrar en la esfera del objeto.

Los actos nos trascendentes de la consciencia son los inmanentes. En estos también hay objeto, pero existe dentro del propio sujeto. El acto de imaginar es inmanente porque el sujeto elabora el objeto imaginado. Los actos primarios de la actividad artística son inmanentes, el artista les da forma y los crea.

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Para especificar mejor el acto de conocimiento diremos que es trascendente, pero no emocional. Los actos del área efectiva como el querer y el odiar, son trascendentes pero emocionales. En estos actos el sujeto sale de sí, si entrega el objeto y queda atrapado por las consecuencias del acto.

El acto de conocimiento no es

emocional. Dentro de los actos trascendentes, los de conocimiento únicamente son registradores porque su objetivo se cumple al tomar referencias de las notas reales existentes en el objeto y que interesan al sujeto.

El acto de conocimiento realizado por Newton fue un acto trascendente porque su intención atenta se dirigió hacia algo fuera de él, pero no fue del área efectiva sino de la cognoscitiva y, por esto, él no sufrió pasión alguna ya que su acto culminó en el registro interior de referencias a las notas características de la gravitación universal.

RECEPTIVIDAD Y ACTIVIDAD

Desdoblando el acto de conocimiento, descubrimos en él dos clases de actos: los que realiza el sujeto y los hechos por el objeto.

Si analizamos el comportamiento del sujeto advertimos que en algunos momentos se conduce como receptivo y en otros como activos. Según Edmundo Husera, el sujeto que pretende conocer un objeto debe tomar, al inicio de su trabajo una actitud natural. Esto quiere decir que el sujeto debe situarse frente a la cosa sin prejuicio alguno, para recibir todo y sólo lo que ella ofrezca.

En esta etapa parase que el sujeto empieza por comportarse pasivamente para recibir lo que el objeto ofrezca, sin embargo, para que el sujeto se conduzca de esta manera, es necesario, que primero realice una serie de actos, por ejemplo: delimitar su objeto, seleccionará los aspectos que le interesen y después dirigirse hacia el en todo atención.

En la etapa en que el sujeto parece actuar receptivamente, de hecho se comporta muy activo porque dicha receptividad consiste en la apropiación del objeto captando los aspectos que le interesan.

El sujeto, por último, después de percibir las notas reales del objeto, actúa formando una representación interna consciente en el registro de las referencias que lo conectan de objeto.

Así pues, en el proceso del

conocimiento hay, por parte del sujeto una doble actitud que podríamos caracterizar como receptividad y como actividad. Acerca del conocimiento hemos estudiado: su estructura, su operación y su modo de ser. Veremos ahora otro aspecto: el de su fuente u origen.

PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA

De una manera general sabemos que si tenemos conocimientos, éstos se deben al funcionamiento de nuestras capacidades cognoscitivas: La inteligencia o razón, la sensación externa, la sensación interna y, a veces, también la experiencia, pero entendida como sensación. En relación con el origen de nuestro conocimiento el problema de plantea en estos términos: ¿Cuál es la fuente principal del conocimiento?, ¿Es la experiencia?, ¿Es la razón?

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Las principales posiciones relacionadas con este problema se pueden agrupar en dos corrientes: la racionalista y la empirista. La primera, también llamada racionalismo, lleva este nombre porque otorga primacía a la razón, es decir, para esta corriente la fuente principal del conocimiento es la razón.

La corriente empirista conocida también con el nombre de empirismo, se llama así porque, según ella la fuente principal de conocimiento es la experiencia.

Además de estas dos corrientes se

puede hablar de una tercera, intermedia entre el racionalismo y el empirismo, que lleva el nombre de corriente realista o realismo.

Aquí presentaremos las tres

soluciones y las llamaremos tres modelos de conocimiento: el racionalista, el empirista y el realista. Los siguientes enunciados nos servirán como ejemplos para confirmar o debilitar alguna de las posiciones:

• La parte dorsal de la columna vertical consta de 12 vértebras

• El agua, a nivel del mar, hierve a los 100° C

• La suma de los ángulos internos de un triángulo es igual a dos rectas (en el espacio de la geometría euclidiana)

• El todo es igual a la suma de sus partes

• Los cuerpos son extensos • El todo es mayor que la suma de sus

partes • Dos afirmaciones (o dos

proposiciones) que se contradicen no pueden ser al mismo tiempo verdaderas.

EL RACIONALISMO

El antecedente principal de esta corriente se encuentra en Platón, filósofo griego de los siglos V y IV a. de C. Según él, el verdadero conocimiento es el que recae sobre los objetos inmutables del mundo inteligible. Dichos objetos son los seres matemáticos y las ideas, ellos solamente de perciben por la razón o por la inteligencia, respecto de los objetos de la experiencia sensible no puede haber conocimiento, porque cambian y parecen; de ellos solamente nos formamos una opinión.

El racionalismo de manera formal se inicia con René Descartes y su presencia más fuerte tiene lugar en los siglos XVII y XVIII con su iniciador ya mencionado y los continuadores Malebranche y Leibniz.

Según el racionalismo, el conocimiento únicamente merece llamarse así cuando se tiene las características de necesidad y validez universal. Tales características se dan en los juicios donde el predicado forma parte de la comprensión del sujeto.

En otras palabras, para que un juicio tenga las características de necesidad y de universalidad es indispensable que la nota designada por el predicado sea una de las ya presentes en los individuos por la clase designada por el sujeto, simplemente por pertenecer a esa clase.

Respecto de la fuente de tales juicios,

es obvio que rebasan el alcance de los sentidos y únicamente pueden ser formulados por la razón. Leibniz, llamó a las verdades de estos juicios verdades se razón, ya que para comprobarlas no hay que recurrir a la experiencia.

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También esa afirmación común entre las racionalistas la siguiente el entendimiento, por su propia naturaleza, posee ciertas verdades innatas, las cuales son necesarias para todo conocimiento; tales son, por ejemplo, las que corresponden a los principios lógicos.

EL EMPIRISMO

Aún cuando ha habido empiristas en todos los tiempos, sin embargo, según la historia de la filosofía, esta corriente tuvo su mejor exposición y defensa en los siglos XVI y XVIII con Locke, Berkeley, Hobbes y Hume.

John Locke dice que su teoría está apoyada por el propio Aristóteles quien en su momento afirmó: “nada hay en el entendimiento que no haya estado primero en los sentidos”.

Los empiristas, siguiendo la afirmación aristotélica, dicen que debemos admitir:

Cuando nacemos nuestro

entendimiento no trae consigo ideas innatas, sino como una pizarra en blanco es la cual nada ha escrito.

Que todos nuestros conocimientos provienen de la experiencia, entendida esta como la sensación

Otras afirmaciones centrales del empirismo son las siguientes:

La fuente primaria del conocimiento es la sensación y la reflexión. De la primera resultan las impresiones; de la segunda las ideas.

Las ideas son imágenes débiles de las impresiones.

Hay dos tipos de cocimiento: de hechos y de conexiones o

asociaciones de hechos. El primero se produce en las percepciones simples. El segundo tiene lugar en las percepciones complejas por que entonces lo que capta es una asociación.

El criterio de objetividad o de verdad dice si: una idea o imagen es verdadera si corresponde a una impresión.

Las ideas de causalidad y sustancia no son objetivas, porque a ellas no corresponde impresión alguna.

De las afirmaciones enlistadas, el

último enunciado admitido por los racionalistas como verdadero, también se reconoce como tal el empirista. Según éstos las ideas de cuerpo y extensión son objetivas, porque corresponden a impresiones; por consiguiente el enunciado es verdadero.

EL REALISMO

La posición general del realismo es la siguiente:

Si en el conocimiento humano consideramos su aspecto psicológico, es decir, su fuente u origen, el realismo sostiene que tanto el racionalismo como el empirismo son extremos inaceptables, pues en todo conocimiento intervienen los dos factores, el racional y el empírico.

De igual manera, fijamos nuestra

atención en el aspecto lógico del conocimiento, es decir, lo relativo a su validez, el realismo defiende que ni la razón ni la experiencia son las bases absolutas; sino que como afirma Leibniz, “hay verdades que son de razón y hay verdades que son de hechos”.

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El principal representante de esta

posición es Juan Santiago Maritain y, en general, la escuela de Lovaina. Su mejor antecedente fue Tomas de Aquino quien defendió que los “conceptos son de naturaleza mental, pero siempre tienen fundamento en la realidad estamental”.

En apoyo a su posición relativa al

aspecto psicológico del conocimiento, los realistas ofrecen principalmente tres razones.

a) Recordemos los dos primeros

ejemplos de la lista mencionada antes. La parte dorsal de la columna vertebral consta de doce vértebras. El agua, a nivel del mar, hierve a los 100°C los contenidos cognoscitivos de estos dos enunciados parecen provenir exclusivamente de la sensación; sin embargo si flexionamos un momento nos daremos cuenta de que ellos son más bien el resultado del proceso inferencia, es que hacemos con base en actos de sensación, a los cuales relacionamos intelectualmente.

b) Es verdad que la experiencia es

fuente de conocimiento; pero para que esto sea así, es necesario, por lo menos en algunos casos, que nosotros preparemos la relación a esa experiencia. En el caso de los dos conocimientos anteriores fue necesario fijar los conceptos de columna y vértebra; conocer la escala que se va a utilizar; hacer comparaciones de la ebullición del agua a distintos niveles; etc. En otras palabras, hubo que preparar la experiencia racionalmente.

c) La psicología de la Gestalt ha comprobado una capacidad muy intensa en las facultades sensoperceptivas. Dichas facultades no solamente captan elementos, sino realidades estructuradas, como es el caso del movimiento estroboscopio y de la percepción de una melodía como unidad global.

Esta psicología también ha

demostrado la presencia de facultades superiores como indispensables para explicar determinados comportamientos, aun de ciertos animales como los monos. En estos animales dicen las gestalistas, hay indicios de inteligencia. Así, pues con base en la psicología moderna, no es posible considerar ni a la razón ni a la experiencia como fuente única de conocimiento.

Veamos ahora el aspecto lógico del

conocimiento, es decir, el problema de su validez. El realismo sostiene que ni la razón ni la experiencia constituyen, por separado, la base única de validez de todos los conocimientos.

Conviene distinguir entre los

conocimientos ofrecidos por las ciencias ideales, como las matemáticas y los conocimientos de las ciencias naturales. La validez de los primeros no necesitan la experiencia; los segundos, la necesitan.

Cuando decimos “el todo es igual que la suma de sus partes” y entendemos por todo simplemente el conjunto, ciertamente que no es indispensable recurrir a la experiencia. De igual manera cuando afirmamos “los cuerpos son extensos”, su validez se puede confirmar con solo analizar el concepto de cuerpo, pues de inmediato advertiremos que un cuerpo, por serlo tiene que ser extenso.

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Por el contrario; tratándose de las ciencias naturales-como la física y la biología-, sus conocimientos únicamente pueden validarse recorriendo a la experiencia, por ejemplo si afirmamos que “la gravedad en la luna equivale a la sexta parte de la gravedad terrestre”, tal vez esta afirmación sea válida, tal vez no lo sea, habría que ir a la luna y comprobarlo, ya que relacionadamente hay posibilidad para que dicha gravedad sea mayor o menor que la sexta parte de la gravedad terrestre.

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UNIDAD III

LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA

UNIDAD III

LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA

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UNIDAD III

LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA

PROPÓSITO: Esta unidad de estudio tiene como objetivo especifico, tratar de analizar la investigación científica y la estructura lógica de sus productos intelectuales. Es, ante todo, un examen de los patrones lógicos que aparecen en la organización del conocimiento científico, así como, de los métodos lógicos cuyo uso (a pesar de los frecuentes cambios en las técnicas especiales, de las revoluciones y las crisis en sus contenidos) es la característica perdurable de la ciencia moderna, así como las repercusiones en lo social y humano. CONTENIDO: 2.1. ¿Qué es la ciencia?: definición, campo y objeto 2.2. Modelos de explicación científica 2.3. Clasificación actual de las ciencias 2.4. Lo humano de la ciencia 2.5. Sociología del conocimiento científico. LECTURAS: LECTURA 1. “La ciencia”, Pedro Chávez Calderón, (1995) LECTURA 2. “Modelos de explicación científica”, E. Nadel. (1989). LECTURA 3.“La explicación científica: una polémica desde la teoría del conocimiento”, Carlos

Ángel Hoyos Medina, (1997). LECTURA 4. “Lo humano de la ciencia”, René Dubos, (1996). LECTURA 5. “Sociología del conocimiento científico”, Olivier Martín, (2003). LECTURA 6. “La sociología del conocimiento científico”; Olivier Martín 2003).

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LECTURA 1

LA CIENCIA

CONCEPCIÓN DE LA CIENCIA

a materia de las personas cuya escolaridad comprenden por lo menos los tres años de enseñanza

media básica tienen ciertas, o tal vez, imágenes asociadas con el vocablo “ciencia”. Para esas personas, la ciencia es algo que practican los científicos y estos seguramente son como sus maestros de química y de biología, los cuales, vestidos con bata blanca se pasan muchas horas en el laboratorio comparando líquidos, combinando sustancias, observando, midiendo y, por medio de estas operaciones, descubren, confirman o rechazan algunas suposiciones que se les ocurren.

Después de este breve acercamiento al taller de un científico, de inmediato viene la pregunta: ¿Qué es la ciencia? La respuesta obvia, en este caso, sería la siguiente: “es el saber que adquiere el científico después de realizar las actividades anteriores, es decir, después de practicar una investigación”.

DEFINICIONES

Si se trata de precisar el concepto de ciencia dando una definición rigurosa, surgen de inmediato las objeciones o dificultades. He aquí algunas definiciones.

a) La ciencia es un conocimiento racional y objetivo

b) La ciencia es conocimiento de lo universal

c) La ciencia es la explicación racional de la realidad.

La primera definición no es admisible, porque entonces quedarían fuera las matemáticas y la lógica.

Los conocimientos de estas ciencias

no son objetivos, en cuanto que no se refieren a objetos que existan extremadamente. Cuando las matemáticas hablan de la raíz cuadrada de un número, tal cosa es sólo una construcción mental, porque en la realidad no existe ese número ni su raíz cuadrada.

La segunda definición nos habla de

la ciencia como un conocimiento universal. Si a este enunciado lo tomamos en su sentido estricto, probablemente queden fuera algunas disciplinas, como la geografía y la psicología.

En la tercera definición se habla de la

realidad como el campo de la ciencia, pero, ¿Qué es la realidad? Si la entendemos como aquello que los humanos perciben, limitaríamos demasiado a la ciencia, tendríamos que desentendernos de lo no pernicioso y considerarlo como no existente.

Tomemos un trozo del trabajo

científico y después reflexionemos sobre él. De acuerdo con la historia de la ciencia- presentada por Dampier Whitman- una de las circunstancias que impulso más a Nicolás Copérnico para dudar de la teoría geocéntrica de Ptolomeo fue la lectura de los pensadores anteriores:

Según Cicerón, Nicetas había opinado que la tierra se movía… Según Plutarco, ya otros habían sostenido la misma opinión… Esto me indujo a meditar sobre la posibilidad de ese movimiento de los ocho planetas se relacionase con el de la tierra y se calcularan sus revoluciones como la de

CHÁVEZ CALDERÓN, PEDRO CONOCIMIENTO, CIENCIA YMÉTODO

(1995) PP. 53-57

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esta, se vería que el fenómeno relativo a los otros planetas acompañaba conjuntamente el de la tierra.

Copérnico, acicateado por los anterior y no obstante sus múltiples responsabilidades como médico, ingeniero, sacerdote y asesor del gobierno polaco intensificó sus estudios astronómicos. Para tal efecto y por no disponer de telescopio, abrió unas hendiduras en el estudio que tenía instalado en la torre de la catedral a su cargo. Por la noche, a través de dichas hendiduras, observa el paso y movimiento de los astros. Poco a poco describió mapas de esos movimientos y elaboró fórmulas matemáticas para explicarlos. Su trabajo duro 40 años, pero finalmente logró comprobar que no es la tierra, sino el Sol, el centro de nuestro sistema planetario. Sus resultados se concretaron en varias proposiciones. De su obra Sobre las revoluciones (de los cuerpos celestes) tomamos algunas de ellas.

También la Tierra es esférica, puesto

que por cualquier parte se apoya en su centro. El océano que rodea la Tierra extiende sus mares por todas partes, llena sus abismos más profundos. De todas las revoluciones la más conocida es la revolución diaria que los griegos llamaron “nijtemeron” esto es, un espacio de tiempo de un día y una noche.

Del triple movimiento de la Tierra.

El primero es el circuito del día y la noche que se dirige del ocaso al otro alrededor del eje terrestre. El segundo es el movimiento anual del centro, el cual describe el círculo de los signos alrededor del sol. De modo semejante al del ocaso al orto, esto es, del este, avanzando entre Venus y Marte con los cuerpos que lo acompañan. El tercer movimiento, el de declinación, también es una revolución anular, pero hacia el oeste.

EL CAMPO DE LA CIENCIA

Los términos campo y objeto tendrá aquí significados diferentes. Al campo de la ciencia lo vamos a entender como el conjunto de los seres hacia los cuales el científico dirige o puede dirigir su atención. Con la frase objeto de la ciencia designaremos el aspecto o aspectos que en el campo anterior interesan a la ciencia. Si a la ciencia la entendemos como “explicación racional de la realidad” es obvio que la realidad es el campo de la ciencia; pero ¿Qué es la realidad? Varias respuestas se ocurren de inmediato:

La realidad es todo lo que existe La realidad es todo lo que el hombre

puede percibir La realidad es todo lo que el hombre

puede conocer.

En cada una de las tres preguntas subyacen dificultades muy serias. En contra de la primera podríamos objetar diciendo: la realidad es todo lo que existe, pero si a este todo no lo percibimos ni de el tenemos noticia alguna, ¿Cómo es posible que constituya el campo de la ciencia?.

En contra de la segunda y la tercera, la objeción sería esta: si reducimos la realidad a lo que podemos percibir o conocer, ipso facto eliminamos toda posibilidad de ampliar nuestra investigación. La opinión que ofrece la mejor respuesta es la que precisa el campo de la ciencia en la forma siguiente:

a) El campo de la ciencia consiste en todos los hechos que se dan en la naturaleza y en la cultura, la primera comprende todos los objetos que existen o pueden existir independientemente del hombre, a esos objetos los llamados objetos naturales; pero cuidándose de identificar naturales como materiales, porque hay objetos, como las

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emociones, que siendo naturales no son materiales en sentido estricto. b) Al hablar de ciencia nos estaremos refiriendo, salvo aclaración especial, a las ciencias fácticas. Esto no quiere decir que eliminemos a las ciencias no didácticas, como la matemática, ya que no necesita los seres naturales puesto que ella construye sus propios objetos.

El campo de la ciencia se puede dividir en el campo actual y el campo posible. El campo actual es todo aquello que, en determinado momento o etapa del desarrollo científico, es perceptible u observable y, además, inteligible.

La realidad perceptible está

constituida por todo aquello que está al alcance de nuestros sentidos, esto es, de nuestro aparato neurosensorial; por ejemplo, para nuestro sentido de la vista únicamente serán perceptibles las radiaciones electromagnéticas cuya longitud de onda oscila entre 0.4 y 0.7 micrómetros, siendo un micrómetro igual a 10-6 m.

Como parte principal del campo de la

ciencia se encuentra la realidad observable. Esta consta de todo aquello que se encuentra al alcance de nuestros sentidos, auxiliados o reforzados por los instrumentos que la ciencia y la técnica han puesto a nuestra disposición. El sentido de la vista, por ejemplo, auxiliado por el telescopio y por el microscopio, puede acceder a unas regiones de la naturaleza que antes se encontraban muy por encima de sus posibilidades.

Otra región del campo de la ciencia es la realidad inteligible. Así como el hombre ha construido es instrumentos que auxilian y refuerzan la percepción sensorial, también ha elaborado elementos que auxilien al intelecto en su tarea cognoscitiva.

Tales elementos son los conceptos y las teorías; cuando el intelecto dispone de ellos, puede entender determinada parte o determinados aspectos de la realidad. Esta parte o estos aspectos son la realidad inteligible. La ciencia, fuera de su campo, nada tiene que hacer.

Fig. 1 Einstein decía que los matemáticos

tenían su laboratorio en la cabeza

OBJETO DE LA CIENCIA

El objeto de la ciencia, como ya se dijo, es el aspecto o aspectos que se encuentran en los seres de su campo y que llaman la atención de los científicos. Estos aspectos generalmente, son unas relaciones o unas constantes. Cuando el fenómeno se presenta, se debe a que el hombre percibió algo con la capacidad natural de sus sentidos o con dicha capacidad auxiliada con determinado instrumento acto seguido; el precipitante quiere explicarse la ocurrencia de tal fenómeno, pero entonces lo que busca ya no es perceptible para los sentidos, porque casi siempre se trata de una relación. En tal caso son perceptibles los seres entre los cuales se da la relación, pero no la relación misma. Para afirmar la ilustración anterior, recordemos el fenómeno de la dilatación de los metales. Cuando alguien, de manera seria se preocupó por este hecho lo primero que descubrió fue que la dilatación se debía

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al calor. Continuando después el estudio del fenómeno se llegó a precisar la relación entre la cantidad de calor y la cantidad de dilatación. En este fenómeno son perceptibles sensorialmente el calor y la dilatación del metal y no la relación entre ellos. El objeto de la ciencia es búsqueda de relaciones y de constantes, y para ello admite previamente dos supuestos.

a) La realidad existe, de ello no hay duda.

b) La realidad es ordenada, es decir, en ella hay orden y por lo mismo cierta regularidad en el comportamiento. En la realidad hay cambios, pero también ellos se producen de acuerdo a cierto orden.

QUE ES LA CIENCIA

La etimología de la palabra ciencia nos remite directamente al vocablo latino scire pero como este significa “saber”, entonces ya estamos frente a otro verbo también latino- que es sapere, este tiene el sentido de “dar sabor” o “degustar”. Inicialmente las plantas eran las “sapientes”, porque ellas daban el sabor pero después el sujeto (el homo) también fue sapiens, especialmente que el anciano degustando los alimentos decidían los sabores que aprovechaba y los que perjudicaban a la tribu. La propia etimología e historia coinciden en que ciencia es, en su esencia misma, conocimiento; pero esta nota se deben agregar otras dos: conceptualizado y sistematizada, La definición uno quedaría así: Ciencia es un conocimiento conceptual y sistemático.

Recordemos brevemente lo que es conceptual y sistemático. El término concepto, hablado llanamente, designa el significado preciso de una palabra “planeta”, para Copérnico, designaba a un astro

errante, pero conceptualmente era un astro que se movía en una órbita alrededor del Sol. Los conocimientos no científicos, como el empírico, el vulgar, etc.; manejan vocablos, no por el contenido conceptual si no por referirse a determinados objetos.

La ciencia es conocimiento sistemático. Esto alude al hecho de que dicho conocimiento consiste en una serie de conceptos relacionados entre sí, de tal manera que unos suponen o completan a otros, formado un todo que podría llamarse, un esquema conceptual. En el caso de la teoría Copernicana, encontraremos muchos conceptos, tales, como: órbita, revolución, planeta, orto, ocaso, movimiento circular, circuito anual, declinación, etc. Pero todos ellos están relacionados formando un sistema o un esquema conceptual caminado a explicar un complejísimo hecho de la naturaleza a saber, los movimientos de los astros que conforman nuestro sistema planetario.

En consecuencia formulamos ahora la definición 2: Ciencia es un conocimiento conceptual y sistemático que comprende explicar un aspecto o hecho de la naturaleza. Si nos fijamos en la aportación científica de Copérnico, de inmediato advertimos que su finalidad es descubrir las relaciones entre muchos movimiento de manera que se expliquen una serie de situaciones como estas: La aparición de Venus por la mañana y por la tarde, la apariencia de movimientos retrógrados, los movimientos equinocciales, la declinación terrestre etc. Lo anterior nos sirve para afirmar que: explicación racional de un hecho o un fenómeno quiere decir descubrimiento de las relaciones que lo hacen posible. Por último conviene recordar que si la ciencia es conocimiento, este se traduce en proposiciones que tienen características positivas y negativas.

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Entre las características positivas de

dichas proposiciones destacan tres que en cierta forma son una sola:

No deben considerarse como

definitivas y completas En cuanto a la verdad, deben

estimarse como aproximaciones; en consecuencia.

No deben expresarse en términos absolutos

Fig. 2 Copérnico (1463-1543)

Astrónomo Polaco, confirma los tres movimientos de la tierra.

Como características positivas, deben:

Ser objetivas, es decir, basarse en la realidad.

Deben ser tales que permitan manejar la realidad adecuadamente.

CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS

A lo largo de la historia científicos y filósofos se han preocupado por construir algunas de las clasificaciones de las ciencias. Dichas clasificaciones tiene importancia filosófica por que renuncian la forman en que sus autores están viendo la realidad.

La primera clasificación formal fue hecha por Aristóteles. Él considero que las ciencias se deben ordenar atendiendo a los tres fines primordiales de la actividad

humana: Conocer, obrar y producir, habrá, por consiguiente ciencias teóricas, ciencias prácticas y ciencias poéticas el primer grupo comprende la metafísica, las matemáticas y la física. En el segundo grupo se encuentran la moral y la política y por último, las ciencias poéticas son la poética, la retórica y la dialéctica.

Después de la clasificación

Aristotélica la historia registra muchas otras, todas ellas diferentes debido a que los criterios creados para su construcción han sido distintos. Bacón, por ejemplo, tomó como criterio la función del espíritu que predomina en cada ciencia, de acuerdo con este enfoque habrá ciencias de la memoria, de la imaginación y de la razón.

CLASIFICACIÓN ACTUAL

Criterio. La clasificación mas

generalizada en nuestros días emplea como criterio la independencia de los objetos. Hay objetos, como los metales, los ríos, las revoluciones y los cambios políticos que existen independientemente el sujeto que los estudia; pero hay otros muy distintos, como los números y los razonamientos que no tiene existencia extra mental. Mario Bunge, en lugar de la expresión anterior, prefiere decir: “Hay ciencias de hechos y ciencias de ideas”. Creo que hay coincidencia en estas dos posiciones por que los hechos son objetos extra mentales mientras que las ideas sólo existen al ser construidas mentalmente y pensadas por un sujeto.

De acuerdo a este criterio se distinguen dos clases de ciencias: las formales y las fácticas las primeras manejan ideas- o más bien, formas de ideas- sin representación alguna en la realidad, un ejemplo de estas formas son esquemas válidos de razonamiento, tales esquemas,

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construcciones ideales, no proporcionan información acerca de la realidad. El grupo de las ciencias formales está compuesto por la lógica y las matemáticas.

Las ciencias fácticas si ofrecen información acerca de la naturaleza por que se ocupan de objetos o hechos que existen estamentalmente, entre estos objetos o hechos hay algunos que existen simplemente como productos de la naturaleza; pero hay otros cuya existencia se debe a la intervención del hombre. A los primeros objetos se les llama naturales: a los segundos culturales. Por esta razón, a las ciencias fácticas que estudian los objetos o fenómenos naturales se les llama ciencias faciales, culturales. El oxígeno y la gravedad son objetos naturales, las revoluciones y las actividades electorales son fenómenos culturales. En síntesis:

Las ciencias formales son la lógica y

las matemáticas. Las ciencias factuales naturales son

la física, la biología y todas las que se dedican a estudiar objetos o fenómenos naturales.

Las ciencias factuales culturales con las que, como la sociología y la economía se ocupan de los fenómenos culturales.

Diferencia en los enunciados. Toda

la ciencia consciente en una serie de enunciados relacionados sistemáticamente. Entre las ciencias formales y las ciencias fácticas hay una gran diferencia en cuanto a sus enunciados. Los enunciados de las primeras son analíticos y por esto su verdad es formal. Los enunciados de las segundas son sintéticos y, en consecuencia, su verdad es empírica. En los enunciados analíticos, la relación interna de sus elementos se puede conocer con toda certeza mediante el sistema análisis de la razón. Un ejemplo de enunciado analítico puede ser el siguiente

condicional complejo (que en realidad es un razonamiento):

Si x > y Y z es una cantidad positiva

Entonces (x+z)>(y+z)

Desde luego, este complejo enunciado es de carácter formal por que sólo está indicando una relación formal, ya que ninguno de sus elementos sustantivos tienen contenido; ellos son lugares vacíos que se pueden llenar con cualquier número. Este enunciado por ser formal, es analítico. Basta que lo observemos con atención para darnos cuenta de que él no es más que la aplicación de aquel teorema general que dice:

Si en una desigualdad agregamos la misma cantidad positiva a sus dos miembros, la desigualdad conserva el mismo sentido.

Por último, si el enunciado es formal y analítico su verdad tiene que ser verdad esto quiere decir que para convalidarlo no necesitamos recurrir a la experiencia. La verdad o falsedad de un enunciado formal solamente depende de que su forma este bien o mal construida. Veamos ahora los enunciados sintéticos. Estos se caracterizan por que la relación del predicado con el sujeto no se puede descubrir mediante el simple análisis racional. Como ejemplo recordaremos este enunciado: Los metales son sólidos, excepto el mercurio. Quien se atrevió a afirmar lo anterior por primera vez, tuvo que asegurarse, con hechos, de que realmente había un metal que no era sólido. Lo anterior nos lleva a concluir que la verdad de los enunciados sintéticos no es formal sino empírica, puesto que para tener certeza de que ellos son verdaderos necesitamos encontrar hechos que los verifiquen.

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LECTURA 2

MODELOS DE EXPLICACIÓN CIENTÍFICA

n el capítulo anterior hemos dicho que el objetivo distintivo de la empresa científica es

suministrar explicaciones sistemáticas y adecuadamente sustentadas. Como veremos, es posible ofrecer tales explicaciones para sucesos individuales, para sucesos recurrentes o para regularidades invariables y regularidades estadísticas. Esta tarea no constituye la exclusiva preocupación de la ciencia aunque sólo sea por el hecho en nuevos dominios de la experiencia, para los que pueden buscar luego explicaciones. Es evidente que, en un momento determinado, las diversas ciencias difieren en el énfasis que dan a las explicaciones sistemáticas en elaboración y también en el grado en el que logran completar tales sistemas explicativos. Sin embargo, la búsqueda de explicaciones sistemáticas nunca se halla totalmente ausente de ninguna de las disciplinas científicas reconocidas. Comprender los requisitos y las estructuras de las explicaciones científicas, por lo tanto, equivale a comprender un rasgo muy general de la empresa científica. En este capítulo trataremos de preparar las bases para tal comprensión, destacando como paso previo, las formas manifiestamente diferentes de la explicación que se encuentran en las diversas ciencias.

I. EJEMPLOS EXPLICACIÓN CIENTÍFICA

Las explicaciones son respuestas a la

pregunta. ¿Por qué? Sin embargo, se necesita muy poca reflexión para darse cuenta que la pregunta “por qué” es ambigua

y que, en contexto diferentes, puede haber diferentes tipos de respuesta a ella. La siguiente lista breve contiene ejemplos, diversos del uso de “por qué”, varios de los cuales imponen ciertas restricciones distintivas sobre las respuestas admisibles a las preguntas formuladas mediante esas palabras. 1. ¿Por qué es siempre un cuadrado perfecto la suma de cualquier sucesión de enteros impares consecutivos que comience con 1 (por ejemplo, 1+3+5+7=16=42 )? En este caso se supondrá que el hecho que se quiere explicar (llamado el explicandum) es un aspirante al rótulo familiar, aunque totalmente claro, de verdad necesaria, en el sentido de que su negación es contradictoria. Una respuesta atinente a la cuestión es, por lo tanto, una demostración que no sólo establece la verdad universal del explicandum sino también su carácter necesario. La explicación logrará esto si los pasos de la demostración cumplen con los requisitos formales de la prueba lógica y, además, las premisas presumiblemente, serán los postulados de la aritmética, y su carácter necesario quedará asegurado, por ejemplo, si se las puede considerar verdaderas en virtud de los significados asignados a las expresiones que aparecen en su formulación. 2. ¿Por qué se cubrió la humedad la exterior del vaso, ayer, cuando se lo llenó de agua helada? En este caso, el hecho que se requiere explicar es un suceso aislado. Su explicación, en líneas generales, podría ser la siguiente: la temperatura del vaso, después de llenárselos de agua helada, era

NADEL, E. LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA

(1989) pp 27-38

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considerable inferior a la temperatura del aire circundante, el aire contenía vapor de agua; y el vapor del agua del aire, en general, se licua cuando el aire entra en contacto con una superficie suficientemente fría. En este ejemplo, como en el anterior, el modelo formal de la explicación parece ser de una deducción. En realidad, si las premisas explicativas fueran formuladas de una manera más completa y cuidadosa, la forma deductiva sería inconfundiblemente clara. Sin embargo, el explicandum de este caso no es una verdad necesaria, como no son verdades necesarias las premisas explicativas. Por el contrario, las premisas son enunciados que se basan en evidencias de juicio observacionales o experimentales. 3. ¿Por qué durante el último cuarto del siglo XIX hubo un porcentaje de católicos suicidas menor que el de los suicidas protestantes, en los países europeos? Una respuesta bien conocida a este interrogante es el orden institucional bajo el cual vivían los católicos tenían un grado mayor de “cohesión social” que las organizaciones protestantes; y, en general, la existencia de fuertes vínculos sociales entre los miembros de una unidad mayor apoyando a los seres humanos en los periodos de conflictos personales. En este caso, el explicandum es un fenómeno histórico descrito estadísticamente, en contraste con el hecho aislado del ejemplo anterior; por consiguiente, la explicación propuesta no trata de explicar ningún suicidio individual del periodo en discusión. En realidad aunque las premisas explicativas no están formuladas de manera precisa ni completas, es evidente que algunas de ellas tienen un contenido estadístico, al igual que el explicadum. Pero, dado que las premisas no están formuladas de manera completa, no está muy clara cuál es, exactamente, la estructura lógica de la explicación. Supondremos, sin embargo, que es posible hacer explícitas y, además, que la

explicación presentará, entonces, un aspecto deductivo. 4. ¿Por qué flota el hielo en el agua? El explicadum de este ejemplo no es un hecho histórico, aislado o estadístico, sino una ley universal que afirma una asociación invariable de ciertas características físicas. Se lo explica comúnmente presentándolo como la consecuencia lógica de otras leyes: la ley de que la densidad del hielo es menor que la del agua, la ley de Arquímedes segunda cuando un fluido empuja hacia arriba a un cuerpo sumergido en el, con una fuerza igual al peso de la cantidad de fluido es desplazado por el cuerpo, y otra leyes relativas a las condiciones en las cuales los cuerpos sujetos a fuerzas están en equilibrio. Debe observarse que en este caso, en contraste con los dos ejemplos precedentes, las premisas explicativas son enunciados de leyes universales. 5. ¿Por qué la adición de sal al agua disminuye su punto de congelación? En este caso, el explicandum es también una ley, de modo que, en este aspecto, este ejemplo no difiere del anterior. Además, su explicación corriente consiste en decirlo de los principios de la termodificación junto con ciertas suposiciones acerca de la composición de las mezclas heterogéneas, en consecuencia, este ejemplo también coincide con el anterior con respecto al modelo formal de la explicación, sin embargo, incluimos este ejemplo para una referencia futura, porque las premisas explicativas presentan ciertas características distintivas, prima facie, que tienen un considerable intereses metodológico. Pues los principios termodinámicos incluidos entre las premisas explicativas de este ejemplo son suposiciones de mucha mayor amplitud que cualquiera de las leyes citadas en los ejemplos anteriores. A diferencia de estas leyes, tales suposiciones utilizan nociones “teóricas”, como las de energía y

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entropía, que no parecen estar asociadas con ningún procedimiento experimental establecido de modo manifiesto para identificar o medir las propiedades físicas que esas nociones presumiblemente representan. A las suposiciones de este tipo se les llama con frecuencia “teorías” y a veces se las distingue tajantemente de las leyes experimentales. Pero debemos postergar para su posterior discusión la cuestión relativa a si esta distinción se justifica, y, en caso de que así sea, cual es su importancia. Por el momento, este ejemplo simplemente registra una especie presuntamente distinta de explicación deductiva en la ciencia. 6. ¿Por que sucede que en la progente de guisantes híbridos obtenidos cruzando progenitores redondos y arrugados aproximadamente ¾ de los guisantes son siempre redondos y ¼ arrugados? por lo común se explica el explicandum deduciéndolo de los principios generales de la teoría Mendeliana de la herencia, junto con ciertas suposiciones adicionales acerca de la constitución genética de los guisantes. Obviamente, el hecho explicado, en este caso, es una regularidad estadística; no una invariable asociación de atributos, y esta formulada como la frecuencia relativa de una característica determinada en cierta población de elementos. Además como resulta evidente cuando se formula con cuidado las premisas explicativas, alguna de estas también tienen un contenido estadístico, ya que formulan la probabilidad (en el sentido de una frecuencia relativa) de que guisantes progenitores transmitan determinantes de caracteres genéticos dados a su descendencia. Este ejemplo es semejante al anterior en el sentido de que ilustra un modelo deductivo de explicación que contiene suposiciones teóricas entre sus premisas. Sin embargo, es diferente de todo ejemplo anterior en el hecho de que el

explicandum y algunas de las premisas son, manifiestamente, leyes estadísticas, que formulan regularidades estadísticas y no regularidades invariables. 7. ¿Por qué Casto tramó la muerte de César? El hecho que se requiere explicar es, nuevamente, un suceso histórico particular. De creer a Plutarco, la explicación debe buscarse en el odio innato que casto tenía hacia los tiranos. Sin embargo, esta respuesta es obviamente incompleta sin una serie de otras suposiciones generales, por ejemplo, acerca de la manera en que se manifiesta el odio en determinada cultura entre personas de cierto rango social. Es imposible, con todo, que tales suposiciones, para que sean verosímiles, puedan ser afirmadas con estricta universalidad. Si la suposición concuerda con los hechos conocidos, sólo será, en el mejor de los casos, una generalización estadística. Por ejemplo, una generalización verosímil puede afirmar que la mayoría de los hombres (o un determinado porcentaje de ellos) de cierto tipo y de determinada especie de sociedades se comportará de determinada manera. Por consiguiente, puesto que el hecho que se quiere explicar en este ejemplo es un suceso histórico particular, mientras que la suposición explicativa fundamental tiene forma estadística, el explicandum no es una consecuencia deductiva de las premisas explicativas. Por el contrario, el explicandum, en este caso, solamente se hace “probable” en virtud de esta última. Se trata de una característica distintiva de este ejemplo que lo separa de los precedentes. Además, otra importante y substancial diferencia entre este caso mencionan una disposición psicológica (es decir, un estado o actitud emocional) como uno de los resortes de la acción. En consonancia con esto, si se plantea la pregunta “¿Por qué?” para obtener una respuesta en términos de disposición psicológicas la pregunta sólo es

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significativa si hay alguna base para suponer que tales disposiciones, en efecto, aparecen en el tema en consideración. 8. ¿Por qué Enrique VIII de Inglaterra trató de anular su matrimonio con Catalina de Aragón? Una explicación corriente de este hecho histórico consiste en atribuir a Enrique VIII un objetivo conscientemente sustentado, y no una disposición psicológica como en el ejemplo anterior. Así, a menudo los historiadores explican los esfuerzos de Enrique por anular su matrimonio con Catalina citando el hecho de que, como ella no le daba un hijo, aquel deseaba volver a casarse para tener un heredero masculino, sin duda, Enrique poseía muchas disposiciones psicológicas que pueden haber sido, en parte, responsables de su conducta hacia Catalina. Sin embargo, en la explicación que acabamos de mencionar tales “resortes de la acción” psicológicos no se mencionan con respecto a la conducta de Enrique, sino que se explican sus esfuerzos por obtener la anulación medios deliberados, arbitrados para conseguir un objetivo consciente (o un fin en vista). Por consiguiente, la diferencia entre este ejemplo y el anterior reside en la distinción entre una disposición o resorte de la acción psicológicos (de los cuales un individuo puede permanecer inconsciente, aunque controlen sus acciones) y un fin en vista conscientemente perseguido (y lograr el cual un individuo puede adoptar determinados medios). Esta distinción se reconoce comúnmente. A veces se explica la conducta de un hombre en términos de resortes de acción, aunque no tenga ningún fin en vista que dirija su conducta. Por otro lado, no se considera satisfactoria una explicación, para cierta clase de acciones humanas, si ellas no aluden a algún objetivo consciente para cuya obtención se emprenden dichas acciones. En consecuencia en determinados contextos, un requisito para la inteligibilidad de las cuestiones que plantea la pregunta “por

qué”, es que se afirmen, en esos contextos, objetivos explícitos. 9. ¿Por qué los seres humanos tienen pulmones? Esta pregunta es ambigua, pues se la puede interpretar como planteando un problema de la evolución histórica de la especie humana o como solicitando una explicación de la función de los pulmones en el cuerpo humano en la etapa actual de su desarrollo evolutivo. Aquí entenderemos la pregunta en este último sentido. Cuando se le entiende de este modo, la respuesta usual que suministra la fisiología corriente alude al carácter indispensable del oxígeno para la combustión de las substancias alimentaciones en el cuerpo, así como al papel instrumental de los pulmones al transportar el oxígeno del aire a la sangre, y por su intermedio, a las diversas células de los organismos. Por consiguiente, la explicación considera la operación de los pulmones como esencial para el mantenimiento de determinadas actividades biológicas. La explicación presenta, así, primera fase, una forma característica. No menciona explícitamente las condiciones en las cuales se realizan los complejos sucesos llamados “el funcionamiento de los pulmones”. Describe, más bien de qué manera los pulmones, como parte especialmente organizada del cuerpo humano, contribuyen al mantenimiento de algunas de las otras actividades del cuerpo. 10. ¿Porque la lengua inglesa actual tiene tantas palabras de origen latino? El hecho histórico para el cual se pide una explicación, en este caso, es un complejo conjunto de hábitos lingüísticos manifestados por ciertos hombres durante un periodo histórico definido un poco vagamente, en diversas partes del mundo. También es importante observar, que, en este ejemplo la pregunta “¿Por qué?” a diferencia de las preguntas anteriores, tácitamente pide una explicación acerca de

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cómo se ha desarrollado determinado sistema hasta adquirir su forma actual, a partir de alguna etapa anterior del sistema. Sin embargo, para el sistema en consideración no poseemos “leyes dinámicas de desarrollo” de carácter general, como las que se encuentran en la física, por ejemplo, para la evolución de una masa gaseosa en rotación. Una explicación admisible del hecho en cuestión, por lo tanto, tendrá que mencionar cambios sucesivos a través de un periodo de tiempo, y no solamente un conjunto de sucesos en algún tiempo inicial anterior. Por lo tanto, la explicación corriente de ese hecho incluye referencias a la conquista de Inglaterra por los normados, al lenguaje utilizado por los vencedores y los vencidos antes de la conquista y a los procesos que se operaron en Inglaterra y en otras partes después de la conquista. Además, la explicación presupone una serie de generalizaciones más o menos vagas (no siempre formuladas explícitamente, y algunas de las cuales, sin duda tiene un contenido estadístico) concernientes a las formas en que los hábitos lingüísticos de comunidades con lenguas diferentes sufren alteraciones cuando estas comunidades entran en un íntimo contacto. En resumen, la explicación solicitada en este ejemplo es de carácter genético, y su estructura es evidentemente más compleja que la estructura de las explicaciones anteriores. No debe atribuirse tal complejidad a las circunstancias de que el explicandum sea un hecho de la conducta humana. Una complejidad semejante la manifiesta una explicación genética del hecho de que el contenido salió de los océanos sea actualmente de un 3% aproximadamente, por volumen. II. CUATRO TIPOS DE EXPLICACIÓN

La lista anterior no agota los tipos de respuesta que perciben a veces, el nombre de

“explicaciones”. Pero es suficientemente larga como para poner bien en claro el importante hecho de que aun las respuestas limitadas a la clase de cuestiones que plantea la pregunta “¿Por qué?” no son todas de la misma especie. En realidad, la lista sugiere claramente que las explicaciones ofrecidas en las diversas ciencias como respuesta a tales cuestiones pueden diferir en la forma en que las suposiciones explicativas se relacionan con su explicación, de modo que las explicaciones obedecen a diferentes modelos lógicos. Seguiremos el camino indicado por esa sugerencia y caracterizaremos los tipos en apariencia de distinta explicación en los que pueden ser clasificados los ejemplos de la lista anterior. Pero no nos embarcaremos, en este punto, en el problema de saber si los diferentes modelos lógicos aparentemente distintos de explicación son o no, en realidad, variantes formuladas imperfectamente o casos límites de algún modelo común. Por el momento, en todo caso, identificaremos cuatro modelos de explicaciones principales y manifiestamente diferentes. 1.- El modelo deductivo. Un tipo de explicación que se encuentra por lo común en las ciencias naturales, aunque no exclusivamente en ellas, tiene la estructura formal de un razonamiento deductivo, en el cual el explicandum es una consecuencia lógicamente necesaria des las premisas explicativas. Por consiguiente en las explicaciones de este tipo, las premisas expresan una condición suficiente (y a veces aunque no siempre necesaria) de la verdad del explicandum. Este tipo de explicación ha sido estudiado intensamente desde la Antigüedad y ha sido considerado como el paradigma de toda explicación “genuina”, y a menudo ha sido adoptado como la forma ideal a la cual deben tener todos los esfuerzos por hallar explicaciones.

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Los primeros seis ejemplos de la lista anterior son prima facie ilustraciones de este tipo de explicación. Sin embargo, hay entre ellos importantes diferencias que vale la pena examinar. El primer ejemplo, tanto el explicadum como las premisas son verdades necesarias. Sin embargo, aunque el punto requerirá una discusión más detallada, pocos de los científicos experimentales de la actualidad creerán- si es que hay alguno que lo crea- que puede demostrarse de sus explicaciones son intrínsecamente necesarios. En realidad, es justamente porque las preposiciones (singulares o generales), investigadas por las ciencias empíricas pueden ser negadas sin incurrir en un absurdo lógico por lo que se necesitan elementos de juicio observacionales que las sustenten. Por consiguiente, la justificación de las afirmaciones acerca de la necesidad de las preposiciones necesarias, constituye la tarea de las disciplinas formales como la lógica y la matemática, y no de la investigación empírica.

En el segundo y tercer ejemplo, el

explicandum es un hecho histórico. Sin embargo, en el segundo, el hecho es un suceso particular, mientras que en el tercero es un fenómeno estadístico. En ambos ejemplos, las premisas contienen por lo menos una suposición “en forma de ley” de carácter general, y por lo menos un enunciado singular (particular o estadístico). Por otro lado, la explicación de los fenómenos estadísticos se caracterizan por la presencia en las premisas de una generalización estadística.

En los ejemplos cuartos, quinto y

sexto, el explicadum es una ley: en los casos cuarto y quinto un enunciado estrictamente universal que afirma una asociación invariable de ciertas características, y en el texto una ley estadística. Sin embargo, la ley del cuarto ejemplo se explica deduciéndola de suposiciones cada una de las cuales es

una “ley experimental”, en el sentido ya indicado brevemente. En los ejemplos quinto y sexto, en cambio, en el sexto ejemplo, con una ley estadística como explicandum, la teoría explicativa misma contiene suposiciones de forma estadística.

Las diferencias que acabamos de

observar entre las explicaciones que se ajustan al modelo deductivo sólo han sido descriptas de manera esquemática. Posteriormente daremos una descripción más detallada de ellas. Además, los requisitos puramente formales que deben satisfacer las explicaciones deductivas no agotan todas las condiciones que se requieren de las explicaciones satisfactorias de este tipo, y necesitaremos examinar una serie de otras condiciones. En particular, aunque el importante papel de las leyes generales en las explicaciones deductivas ha sido señalado con brevedad subsistir la cuestión, muy controvertida, acerca de sí sales supuestamente verdaderos o si un enunciado universal, para poder ser utilizado como premisa en una explicación satisfactoria, debe poseer también un tipo característico de estructura relacional. Además, aunque se ha mencionado el hecho de que en la ciencia se logran sistemas explicativos integrados y de gran alcance mediante el uso de las llamadas suposiciones “teóricas”, será necesario indagar más minuciosamente cuáles son los rasgos que distinguen a las teorías de otras leyes, cuáles rasgos de ellas dan cuenta de suponer para explicar una gran variedad de hechos de manera sistemática y cuál es el status cognoscitivo que se le puede asignar.

2. Explicación probabilística. Muchas explicaciones, en prácticamente todas las disciplinas científicas, no tienen, prima facie, una forma deductiva pues sus premisas explicativas no implican formalmente su explicación. Sin embargo, aunque las premisas sean lógicamente

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insuficientes para asegurarse la verdad del explicandum, se dice que hacen a este último “probable”. Las explicaciones probabilísticas se presentan, habitualmente cuando las premisas explicativas contienen una suposición estadística acerca de algunas clases de elementos, muestras que el explicandum es un enunciado singular acerca de determinados individuos de esta clase, ilustran este tipo de explicación los ejemplos séptimo y décimo de la lista anterior, aunque más claramente el séptimo. Cuando se formula este último de una manera explícita, adopta las siguientes formas: en la antigua roma, la renuncia relativa (o probabilidad) de que un individuo perteneciente a las capas superiores de la sociedad y poseído por un gran odio hacia la tiranía tramara la muerte de hombres que estaban en situación de adquirir un poder tiránico potencial. Por consiguiente, aunque de lo anterior no se deduce que Casio tramara la muerte de César, es sumamente probable que lo haya hecho.

Debemos hacer algunas observaciones, se sostiene a veces que las explicaciones probabilísticas solo son etapas intermedias y temporarias hacia el ideal deductivo y que constituye, por lo tanto, un tipo distinto todo lo que se debe hacer, se ha sugerido, es reemplazar las suposiciones estadísticas en las premisas de explicaciones probabilísticas por un enunciado estrictamente universal; por ejemplo, en el caso anterior, por un enunciado que a afirme que una asociación invariable entre cierta características psicológicas cuidadosamente delimitadas ( que Casio presumiblemente poseía) y la participación en intentos de asesinato, pero, si bien la sugerencia no carece necesariamente de valor y puede ser un estímulo para la investigación anterior, de hecho, es sumamente difícil, en muchas disciplinas, afirmar aunque sea con moderada plausibilidad leyes estrictamente

universales que no sean triviales, y por consiguiente, inútiles. A menudo los más que puede lograrse establecer con cierta garabatea de explicaciones probabilísticas, es excluir del examen relativo a la lógica de la explicación importantes del ámbito de investigación.

Es importante no confundir el

problema de saber si las premisas de una explicación son verdaderas con el problema de discernir si una explicación es del tipo probabilístico. Puede ocurrir que ninguna explicación científica se sepa si las suposiciones generales contenidas en las premisas son o no verdaderas y que toda suposición semejante sólo puede ser afirmada como “probable”. Pero aun cuando esto ocurra, no elimina la diferencia entre tipos de explicación deductivos y tipos probabilísticos. Pues la distinción entre unos y otros se basa en diferencias manifiestas en la forma en que las premisas y los explicaciones se relacionan entre si y no en alguna presunta diferencia en nuestro conocimiento de las premisas. Deber observarse, finalmente que aun está sin resolver la cuestión relativa a saber si una explicación debe contener una suposición estadística para ser de tipo probabilístico, o si las premisas que no tienen carácter estadístico en la palabra. Tampoco hay acuerdo, en general, entre los estudiosos del tema, en cuanto a la manera de analizar la relación entre premisas y explicando aun en aquellas explicaciones probabilísticas, en las cuáles las premisas son estadísticas y los explicados son enunciados acerca de algo individual. Más adelante dedicaremos nuestra atención a estas cuestiones.

3.- Explicaciones funcionales o teleológicas. En muchos contextos de investigación- en especial, aunque no exclusivamente, en la biología y en el estudio de cuestiones humanas- las

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explicaciones adoptan la forma de la indicación de una o más funciones (o hasta disfunciones) que una unidad realiza para mantener o dar concreción a ciertas características de un sistema al cual pertenece dicha unidad, o la formulación del papel instrumental que desempeña una acción al lograr cierto objetivo. Tales explicaciones son llamadas comúnmente “funcionales” o “teleológicas”.

Es característico de las explicaciones funcionales que empleen locuciones típicas tales como “con el fin de”, “con el propósito de”, etc. Además, en muchas explicaciones funcionales hay una preferencia explícita a algún estado o suceso futuro, en términos del cual se hace inteligible la existencia de una cosa o la realización de un acto.

Está implícito que en lo que

acabamos de decir, es posible distinguir dos tipos subsidiarios de explicación funcional. Puede buscarse una explicación funcional para un acto, estado o cosa particular que surge en un modo determinado. El octavo ejemplo de una lista anterior ilustra este caso, o, alternativamente, puede darse una explicación funcional de un rasgo presente a todos los sistemas de un cierto tipo, sea cual fuera el momento en el que pueden existir. El noveno de los ejemplos anteriores ilustra este caso. Ambos ejemplos presentan los rasgos característicos las explicaciones funcionales. Así, se explican los esfuerzos de Enrique VIII por anular su primer matrimonio señalado que obedecían al propósito de obtener un heredero masculino; y se explica la existencia de pulmones en el cuerpo humano mostrando que operan de determinada manera para mantener cierto proceso químico y, de este modo asegurar el mantenimiento de la vida del organismo.

Cuál es la estructura detallada de las explicaciones funcionales, cómo se relacionan con las no teleológicas y por qué

las explicaciones teleológicas son frecuentes en ciertos dominios de investigación y raras en otros, son problemas cuyo examen reservamos para más adelante. Sin embargo, hay dos ideas erróneas concernientes a las explicaciones teleológicas que hacen necesaria inmediatamente una breve observación.

Es equivocado suponer que las explicaciones teleológicas sólo son inteligibles si las cosas y actividades explicadas de tal manera son agentes conscientes o productos de tales agentes. Así, en la explicación funcional de los pulmones, no se hace ninguna suposición, explícita o tácita, de que los pulmones tengan algún propósito consciente en vista o que hayan sido creados por algún agente para un propósito definido. En resumen, la aparición de explicaciones teleológicas en la biología en otras disciplinas no es necesariamente un signo de antropomorfismo. Por otro lado, algunas explicaciones teleológicas suponen manifiestamente la existencia de planes deliberados y propósitos conscientes; pero tal suposición no es ilegítima cuando los hechos la garantizan, como en el caso de las explicaciones teleológicas de ciertos aspectos de la conducta humana.

Es un error, también suponer que las

explicaciones teleológicas afirman tácitamente que el futuro actúa casualmente sobre el presente por el hecho de que tales explicaciones contienen referencias al futuro para explicar lo que ya existe. Así, al explicar los esfuerzos de Enrique VIII por obtener la anulación de su matrimonio, no se hace alguna suposición de que el estado futuro aún no realizado de su posesión de un heredero masculino lo llevó a realizar cierto tipo de actividades. Por el contrario, la explicación de la conducta de Enrique es enteramente compatible la idea de que fue un deseo, existente en este momento, de un

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cierto tipo de futuro, y no el futuro mismo, de que terminó casualmente su conducta. De modo análogo, en la explicación funcional de los pulmones humanos no se hace suposición alguna de que sea la futura oxidación de los alimentos en el cuerpo la da origen a los pulmones o los hace actuar; y la explicación no depende de la negación de que el funcionamiento de los pulmones esté determinado casualmente por la existente constitución del cuerpo y su medio ambiente. Dar una explicación teleológica, por lo tanto, no equivale necesariamente a admitir la doctrina de que el futuro es el agente de su propia realización.

4. Explicaciones genéticas. No queda por mencionar un tipo de explicación, aunque está en discusión está discusión si constituye o no un tipo diferente. Las investigaciones históricas tratan con frecuencia de explicar por qué un objeto de estudio determinado tiene ciertas características describiendo de qué manera el objeto ha evolucionado a partir de otro anterior. Tales explicaciones son llamadas comúnmente “genéticas”, y se las ha presentado tanto para animados como inanimados, tanto por características individuales como para características de grupo. El décimo ejemplo de la lista anterior ilustra este tipo de explicación.

La tarea de las explicaciones genéticas es determinar la secuencia de sucesos principales a través de los cuales un sistema originario se ha transformado en otro posterior. Las premisas explicativas de tales explicaciones, por lo tanto, contendrán necesariamente un gran número de enunciados singulares acerca de conocimientos pasados en el sistema en investigación. Cabe destacar otros dos puntos cerca de las premisas explicativas de las explicaciones genéticas. El primero es el

hecho obvio de que no se menciona todo suceso pasado en la evolución del sistema.

El segundo es el que los sucesos

mencionados son elegidos sobre la base de suposiciones (con frecuencia tácitas) relativas al tipo de sucesos que tienen importancia casual para el desarrollo del sistema. De acuerdo con esto, además de los enunciados singulares las premisas también incluirán (explícita o implícitamente) suposiciones generales acerca de las dependencias casuales de diversos tipos de sucesos.

Estas suposiciones generales pueden

ser leyes de desarrollo bastante precisas y para las cuales se dispone elementos de juicio inductivos independientes (esto puede ocurrir cuando el sistema en estudio puede ser considerado, para los propósitos en vista, como miembros de una clase de sistemas similares que sufren una evolución semejante, por ejemplo, en el estudio del desarrollo de las características biológicas de un miembro individual de alguna especie. Pues entonces es posible, a menudo, emplear métodos de análisis comparativos para establecer tales leyes de desarrollo.)

En otros casos, las suposiciones

generales pueden ser solamente vagas generalizaciones, quizás de contenido estadístico, referencia a algunos de los rasgos sumamente específicos del objeto de estudio. (Esto sucede a menudo el sistema investigado es bastante excepcional, por ejemplo, cuando se investiga el desarrollo de alguna institución en una cultura particular.) Sin embargo, en ningún caso las premisas explicativas de los ejemplos comunes de explicaciones genéticas formulan las condiciones suficientes para la aparición del hecho mencionado en la explicandum, aunque a menudo las premisas enuncian algunas de las condiciones que, en las

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circunstancias que generalmente se dan por descontadas, son necesarias para la aparición del mismo. Por eso, una conclusión razonable que las explicaciones genéticas son totalmente probabilísticas. Pero el momento pospondremos la consideración detallada de la estructura de las explicaciones genéticas y, en general, de las explicaciones históricas.

III. ¿EXPLICAN LAS CIENCIAS?

Hemos distinguido entre casos cuatro tipos principales de explicación por que aparecen corresponder a las diferencias estructurales reales de los ejemplos de explicación que hemos examinado y por que dicha clasificación suministra un marco de referencia conveniente para examina un marco de referencia conveniente para examinar algunos temas importantes de la elaboración de explicaciones matemáticas. En el capítulo siguiente abordaremos algunos de los problemas asociados especialmente, aunque no exclusivamente, con las explicaciones deductivas.

Pero antes de abandonar el esbozo de los modelos explicativos expuestos en este capítulo, comenzaremos brevemente una objeción, que ha tenido importancia histórica, contra la afirmación de que las ciencias realmente elaboran explicaciones. Ninguna ciencia (y, por cierto, ninguna ciencia física), reza la objeción, responde realmente a la pregunta de por qué se producen los sucesos, o de por qué las cosas se relacionan de determinadas maneras. Sólo sería posible responder a tales preguntas si pudiéramos demostrar que los sucesos en cuestión deben producirse y que las relaciones entre las cosas deben existir. Pero los métodos experimentales de la ciencia no permiten establecer ninguna necesidad absoluta lógica los fenómenos que son el objeto último de toda indagación empírica; y

aun cuando las leyes y las teorías de las ciencias sean verdaderas, sólo son verdades lógicamente contingentes acerca de las relaciones concomitancia de los órdenes de sucesión de los fenómenos. Por consiguiente, las preguntas que las ciencias responden son preguntas relativas a cómo (de qué manera o cuales circunstancias) se producen los sucesos y se relacionan las cosas. Por lo tanto, las ciencias pueden llegar, a lo sumo, a sistemas amplios y exactos de descripciones, no de explicaciones.1

Esta argumentación plantea más

problemas que los que podemos discutir con provecho este punto. En particular, el problema de si las leyes y teorías son meras formulaciones de relaciones de concomitancia y sucesión entre fenómenos requieren más atención que la que ahora podemos dedicarle. Pero aun se admita esta concepción acerca de las leyes y teorías, es evidente que el surgimiento depende, en cierta medida, de una cuestión verbal. El argumento supone que sólo hay sentido correcto en el cual las preguntas del tipo “por que “pueden ser planeadas, a saber, el sentido en que la respuesta apropiada es una prueba de la necesidad intrínseca de una preposición. Pero se trata de una suposición equivocada, como lo testimonio la anterior lista de ejemplo. Por ende, una respuesta suficiente a este argumento, cuando se basa de tal suposición, es que de hecho hay usos 1 “La idea muy común de que la función de la ciencia natural se explican fenómenos físicos no puede ser considerada verdadera a menos que se use la palabra “explicar” es un sentido muy limitado. Las nociones de causación eficiente y de necesidad lógica no son aplicables al mundo de los fenómenos físicos, por lo cual la función de la ciencia natural es describir conceptualmente las sucesiones de eventos que se observa en la naturaleza; pero la ciencia natural no puede explicar la existencia de tales sucesiones y, por lo tanto, tampoco puede explicar los fenómenos de los mundos físicos, en el mas estricto sentido en el cual puede usarse el termino explicación. Así, la ciencia natural describe en tanto puede, cómo o de acuerdo con cuales reglas suceden los fenómenos, pero es totalmente incapaz de responder ala pregunta de por qué suceden”. E.W.Hobson, TBE Domain of Natural Scince, Londres, 1923,pp. 81-82.

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bien establecidos de las palabras “por qué” y “explicación”, tales que es totalmente llamar “explicación” una respuesta a una pregunta del tipo “por qué”, aunque tal respuesta no de razones para considerar al explicandum como intrínsecamente necesario. En verdad, hasta los autores que rechazan oficialmente la idea de que las ciencias pueden explicar algo usan, a veces, un lenguaje que describe ciertos descubrimientos científicos como explicaciones.2

En la medida en que dicho

argumento repose exclusivamente sobre suposiciones acerca del uso lingüístico, carece de importancia y de interés. Pero en realidad, el argumento tiene mayor sustancia. La objeción que plantea estuvo dirigida originalmente contra varios blancos. Uno de ellos ere el antroporfismo subsistente en la física y en la biología, parte del cual se reflejaba en los significados comúnmente asociados hasta con nociones técnicas tales como fuerzas y energía, mientras que otro aspecto del mismo se manifestaba en el uso acrílico de categorías teleológicas. En este sentido, la objeción equivalía a una operación de limpieza intelectual, y estimulo la realización de un programa de análisis cuidadoso de las ideas científicas, programa que aun mantiene su vitalidad. Otro blanco como el que estuvo dirigida la objeción fue una concepción de la ciencia muy difundida en una época y aun cuenta con distinguidos adeptos, en una u otra forma. Según esta concepción; la tarea de la ciencia es explicar los fenómenos sobre la base de leyes de la naturaleza que traduzca un orden necesario de las cosas y, por lo tanto, que sean algo más que contingentemente verdaderas. La objeción, así, equivale a negar la afirmación de que las leyes de la naturaleza poseen algo más que 2 Por ejemplo, March describe el análisis echo por Galileo del equilibrio sobre un plano inclinado en términos del principio de la palanea como explicación del primero (Ernst March, Tbe Science of Mecbamies, La Salle, III., 1942, p. 31).

una universidad de Facto, negación que coincide con una de las principales conclusiones del análisis de la causalidad hecho por David Hume. El problema real que plantea dicho argumento no es un trivial problema de usos lingüísticos, sino un substancial problema acerca de la corrección de una concepción esencial humana de las leyes científicas. Dedicaremos nuestra atención a este problema en el capítulo IV.

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LECTURA 3

LA EXPLICACIÓN CIENTÍFICA UNA POLÉMICA DESDE LA TEORÍA DEL

CONOCIMIENTO.

ntroducción. Para quien se encuentra cercano a los problemas de génesis y

construcción del conocimiento, no hay la menor duda que este se inserta forzosamente en el campo de una polémica. Como toda polémica (originariamente social) responde a intereses, a puntos de vista específicos a luchas ideológicas por establecer una hegemonía. Cada vez se afirma menos que todo conocimiento es universal, absoluto, verdadero, inmutable. Aun en el campo de las ciencias duras, la relatividad del conocimiento científico es un hecho.

Sin embargo, esta realidad y esta polémica no son aceptadas o reconocida por diversos autores en nuestros días. En particular esta situación destacada en el ámbito de la educación basta con leer los manuales que proponen “metodologías” para la investigación educativa, para percibir que algunos autores en este campo consideran que es posible un conocimiento único, fijo e inmutable. Por mucho tiempo hemos asistido en el caso de México y seguramente de otros países a resultados de investigación que se hacen un aporte muy pobre al campo pedagógico.1

1 Es un evento al que asistí recientemente, un investigador mostraba estadísticamente que los estudiantes del bachillerato tienen dificultad para adquirir la bibliografía de sus cursos. Un contacto cotidiano con maestros y con alumnos muestra directamente esta realidad. Todos los que estábamos en el evento ya sabíamos eso. Esto aquí donde se puede hablar de irregularidad. El estudio se limita a mostrar lo obvio,

Es en este punto donde la propuesta

para encubrir lo metodológico con una supuesta técnica universal que garantice “la cientificidad” de los resultados obtenidos en un trabajo, lejos de propiciar la creatividad la originalidad de los autores, encierra en muchos casos el curso del pensamiento en una ruta estéril y alineada. Hegel2 ya había expresado respecto a los empiristas que la alineación de su conocimiento se daba por cuanto escindían en el ámbito de su conciencia método e historia. Creían que conocían gracias al método, cuando su conocer dependería en primer lugar de su existencia como sujetos históricos y de la historia del pensamiento humano que posibilita el relevamiento de determinados problemas. Es ahí donde sostener que se conoce solo por el método se convierte en alienante para el propio intelectual.

La comprensión de los problemas de

una teoría del conocimiento es tarea ardua. Indudablemente, hoy la Escuela de Frankfurt representa un esfuerzo en el avance conceptual en este ámbito.3 Un acercamiento a este pensamiento debe la importancia que tiene el estudio de Kant y Hegel. En esta tarea falta mucho camino por andar. Es necesario estudiar a dichos autores en su dimensión conceptual propia, en el debate histórico que asumieron y no en los habituales reduccionismos en que se estudian. Estas notas son en realidad un esbozo, cuya relevancia está signada tanto

2 Hegel G. Fenomenología del espíritu, México, FCE. 1981 3 Nuestro análisis lo fincamos en esta tendencia, pero de ninguna manera afirmamos que sea la única escuela que discute con seriedad en la actualidad este problema

HOYOS MEDINA, CARLOS ÁNGEL EPISTEMOLOGÍA Y OBJETO PEDAGÓGICO.

¿ES LA PEDAGOGÍA UNA CIENCIA? (1997) pp 135- 148

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por la denuncia que hace de la teoría de la ciencia como por las lagunas conceptuales que quedan por cubrir.

Este esbozo se encuentra articulado

en dos partes. La primera hace referencia a la manera, en mi opinión simplista, en que la teoría de la ciencia aborda el problema de la explicación. El simplismo que no es lo mismo que la falta de rigor lógico se encuentra en su capacidad de plantear el problema de la “construcción” de un fenómeno, social y humano, para colocarlo con objeto de conocimiento; por tanto explica, sin comprender, leyes nomológicas borgianas. La segunda parte, fundamenta en la historia de la teoría del conocimiento del debate entre explicar y comprender. Es sugestiva por la magnitud de la tarea a realizar. Los puntos de esbozo llaman a un mayor rigor en la conformación del pensamiento de quienes han postulado el problema de la comprensión como un punto nodal en el conocimiento: Dilthey, Kant, Hegel, Weber, Adorno y Haberlas. La distinción entre explicar (erklaren) y comprender (verstehen) indudablemente tiene su origen en los intentos de clarificación que inicialmente surgieron entre ciencias de la naturaleza, así, reconocemos la existencia de una psicología experimental de una sociología empírica etc. La clasificación de hoy puede ser otra, tal como Habermas lo ha sostenido distinguido ciencias empírico-analíticas y ciencias hermenéutico- crítica. Sin embargo, la vieja polémica entre explicar y comprender puede ayudar a pensar este problema a la luz de nuevos conceptos.

1. La explicación. Un punto de vista discutible. Estas notas constituyen un esbozo en relación con la “explicación científica”, en ellas se intentan enfrentar el discurso de la teoría de la ciencia a los planteamientos que se derivan de una teoría del

conocimiento.4 En este sentido nos apegamos a la concepción de la Escuela de Frankfurt que sostiene: La expresión teoría del conocimiento se acuñó por primera vez en el siglo XIX… el propósito característico del pensamiento racionalista y del empirismo apuntaban, en igual medida, a la demarcación metafísica del ámbito de los objetos a su justificación lógico-psicológica de la validez de una ciencia natural… precisamente lo que caracterizó durante este periodo la posición de la filosofía en relación a la ciencia fue que esta adquirió carta de ciudadana tan sólo gracias a un conocimiento filosófico.5 Sin embargo, la historia de la teoría de la ciencia es otra; sus logros en el ámbito tecnológico- elemento que es considerado como punto fundamental de la ciencia moderna, puesto que en el radica la potencialidad de control sobre la naturaleza, transformación de las cosas; etc. La han llevado a que, Enorgullecida de sí misma- y en alguna forma alienada de sí misma-6, no 4 Por la expresión “teoría de la ciencia” hacemos referencia a un discurso de corte neopositivista (posterior e inspirado en el circulo de Viena, por medio del cual se pretende establecer las “normas o reglas” a las cuales un planteamiento que se autopostula como “científico” debe apegarse. Esta teoría de la ciencia determina normativamente que conocimiento es aceptable como científico frente a otro (normalmente considerado secundario) al que se le adjudica el carácter de “vulgar” o “filosófico”, aspecto por el cual queda totalmente denigrado el saber filosófico, o mas estrictamente las ideas dentro de los sistemas filosóficos, por una doble minusvaloracion por la cual: a) se equipara lo filosófico a un conocimiento #vulgar” y b) se le equipara como una buena puntada (especulación en un sentido superficial. Por teoría del conocimiento queremos afirmar un sentido tradicional de la epistemología, por medio del cual el acto de conocer se establece desde sistemas de conocimiento conformados los cuales operan como electos necesarios antes del conocer, esto es, un reconocimiento de las diversas opciones cognitivas que van desde el empirismo hasta el racionalismo en sus diversas modalidades. 5 Habernas, J. Conocimiento e intereses, Barcelona, Taurus, 1982, p.11 6 El término alineación lo utilizamos en estricto sentido hegeliano para señalar la escisión entre conciencia cognoscente, respecto al acto mismo de conocer; “El ardid de semejante sabiduría se aprende tan rápidamente como fácilmente se aplica: su repetición cuando ya se le conoce, resulta tan rápidamente como fácilmente se aplica: su repetición cuando ya se le conoce, resulta tan insoportable como la repetición de las artes del prestidigitador

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sólo no reconozca su origen (de ahí que acudamos a Herbermas), sino que hoy se considere como lejana e incluso enemiga del saber filosófico. Cuando la reflexión sobre las ciencias deviene reflexión “positiva” del funcionamiento de las ciencias el problema es inverso: ya no el de la relación ciencias a la filosofía, sino más bien el de la epistemología a las ciencias. Con esta inversión, el problema que la filosofía resolvía antes de ser planteada, y bajo la forma de asignación por la filosofía del lugar de la ciencia, se convierte en problema del lugar de la epistemología.7 En este trastrocamiento “funcional”, la teoría de la ciencia- como una nueva disciplina positiva- se autoasigna el papel de establecer los límites formas normativas de la ciencia. Según el propio Miguetez, tal intervención produce tres efectos:

a) Se modifica la relación, en lugar de la filosofía aparece algo nuevo, una disciplina positiva: la epistemología.

b) A través de esta disciplina positiva ciertas ciencias-las de la naturaleza y la física en particular- pretende

una vez conocidas (…) lo que se consigue con este método(…) es concretamente un diagrama parecido a un esqueleto con etiquetas pegadas encima(…) allí faltan la carne y la sangre (…) en el método a que nos referimos se prescinde de la esencia vida de las cosa o se le mantiene escondida (…) al paso de a lo otro ., todo es igualmente entendimiento muerto y conocimiento externo. “Hegel, G. op. Cit, p. 35 7 Miguetez R. Epistemología y ciencias sociales y humanas, México FF, UNAM p, 9. Para dicho autor el término epistemología corresponde a loo que en nuestro trabajo estamos denominado “teoría de la ciencia”, Miguetez expresa: “El nuevo termino epistemología vendría así a sancionar la aparición de un nueva disciplina o la demarcación de un problemática positiva- es decir científica- en el terreno histórico de la filosofía de las ciencias (…)emplearemos el término epistemología en su significación lateral-discurso sobre la ciencia (…) y (como reflexión positiva de la problemática científica centrada en cuestión del funcionamiento de la ciencia, p.8. En cada cuestión en la que aparezca el término epistemología en el sentido que señala este autor lo indicaremos con un asterisco (*) para expresar que corresponde a lo que nosotros estamos denominado “teoría de la ciencia” puesto que nuestro punto de vista es que la acepción que se le asigna al término epistemología, al equiparlo a una teoría de la ciencia es fundamentalmente reduccionista de hecho concepto.

intervenir normativamente en los contenidos teóricos de otras disciplinas.

c) A su vez, estas ciencias naturales pretenden intervenir normativamente en la lógica de las ciencias sociales y humanas8

Es en esta postura donde, a nuestro entender, se llega al mayor conflicto. La invasión desde la normatividad que imponen las ciencias de la naturaleza a lo que denominan el conocimiento científico, determina que esta epistemología Normativa: 1) Presuponga un “lenguaje modelo”. 2) Construya o reconstruya una gramática de tal lenguaje, 3) Haga de las reglas gramaticales” del lenguaje modelo, reglas de todo lenguaje científico, 4) Intervengan sobre las construcciones lingüísticas efectivas de la ciencia; sea críticamente para medir la distancia entre estas y el lenguaje modelo, sea normativamente para señalar que reglas debe satisfacer una construcción para poder ser considerada científica.9 Este es el punto principal por el que señalamos nuestra desconfianza respecto a la teoría de la ciencia, por ello queremos destacar-dentro de la tradición de la teoría del conocimiento- que esta invasión no sólo es brutal, esto es, intelectualmente bárbara, sino fundamental ignorante, esto es, al poder de su fuerza agrega el desprecio que tiene por el conocimiento, hace gala de una gran ignorancia. Es un conocimiento muerto en términos hegelianos. Sobre este problema, haberlas hace dos señalamientos al respecto:

8 Miguetez, R, op. Cit, p. 14 9 Miguetez, H, op. Cit, p. 15

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Allí donde falta una concepción del conocer que trascienda de las ciencias dominantes, la crítica del conocimiento se resigan a asumir la función de una teoría de la ciencia, que se restringe a la regulación pseudo normativa de la investigación establecida (…) de esta forma el positivismo pudo olvidar que la metodología de las ciencias estaba ínter conocida con el proceso objetivo de la formación de la especie humana y erigir el absolutismo de la metodología sobre la base de lo olvidado y de lo reprimido10 Los problemas presentados hasta aquí, en relación con la teoría de la ciencia, son fundamentales para el desarrollo de nuestro planteamiento. La teoría de la ciencia se conforma paulatinamente como un discurso desde el cual se califica el saber científico. Esta calificación se basaba en determinadas normas y prescripción que solo adquiere su valoración social a través “del consenso que existe en la comunidad científica acerca de la cientificidad o no cientificidad de la disciplina en cuestión.”11 De alguna manera se legitima la arbitrariedad de tales “comunidades científicas”, como los elementos desde los cuales se determina la cientificidad o no de un conocimiento; tal juicio de cientificidad ya no responde a la originalidad y creatividad de un sujeto en su relación con el objeto, sino a árbitros aceptados.12 Esto permite dudar del rigor de sus planteamientos;13 sin embargo, desde

10 Habermas, J. op. Citpp. 12´13 11 Miguetez, H, op. Cit, p. 28 12 El caso mas patético que tenemos en este momento como se reconoce y legitimidad a un intelectual al ser aceptado o rechazado por el sistema nacional de investigadores, las comisiones dictaminadoras juzgan sobre la pertenencia o no a tales comunidades científicas. 13 Este elemento es mucho mas significativo cuando se estudia la manera como la producción científica es determinada por problemas de índole política- social. Existen estudios importantes que muestran como desde el pentágono se determina vía

nuestra perspectiva el problema más lacerante de la teoría de la ciencia es su ignorancia. El discurso científico sobre la propia cientificidad parece incapaz de dar cuenta fundamentalmente de sí mismo; la instauración de esta epistemología* positiva, solo es factible negando toda tradición de conocimiento (toda teoría de conocimiento). Esta positividad aparece como válida en sí misma y negadora de toda forma de conocimiento anterior. Nuestra proposición, en este caso, es que desde la excesiva confianza que tiene la teoría de la ciencia en sus regularidades sobre el hacer científico- regulaciones-solo se logra acceder a formas superficiales de conocimiento que no dan cuenta de la riqueza del fenómeno, de la multitud de relaciones que implica y de un conjunto de contradicciones y limites que ostenta. Dichas formas, si bien pueden “medirse” por lo exitoso de sus resultados, no permiten acceder a otras formas de conocimiento mas complejas. Quizá el ejemplo que tenemos en la evolución de las tendencias psicológicas permita aclarar dicha situación. La psicología conductual desarrolla un conjunto de técnicas que se muestran altamente eficientes en el control de la conducta humana, aunque se reconoce incapaces de explicarla; “Una cosa es atar ciertos puntos de vista de Skinner y otra muy distinta negar la eficiencia probada del modelo operante en la investigación”14

financiamiento la producción científica y sobre las formas como, incluso los investigadores, llegan a tener conciencia de tales situaciones, “Lazos cada vez mas complejos unen, en efecto, a dirigentes de industrias del armamento, militares y universidades (…) el investigador norteamericano parece ser un juguete en medio de determinaciones sociales que no domina. Puede que crea en sus comienzos en el aporte de su pequeño grano de arena al avance del conocimiento científico, pero no tarda en darse cuenta de que contribuye al progreso de la trayectoria del patrón e incluso a las ganancias de las empresas asociadas. La ciencia y la institución militar, Barcelona, Fontanella, p, 13 14 Bayes, R. Prologo, en Skinner, Ciencia y conducta humana, Barcelona, Fontanella, p.13

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El propio Skinner, expresa: El conductismo no es la ciencia del comportamiento humano, es la filosofía de esa ciencia, se plantea como preguntas: ¿Es posible esa ciencia? ¿Sus leyes san tan validas como las de la física y biología?15 Por otra parte, una aproximación a los planteamientos psicológicos analíticos permitirá inferir directamente que, más importante que “la acción para lograr un determinando comportamiento”, resulta la comprensión del “aparato psíquico” de un sujeto, siendo el cuestionamiento más importante hasta donde es factible que el sujeto conozca de sí mismo. El análisis de (una) pequeña acción sintomática (no permite en apariencia) encontrar nada que no sea familiar (al sujeto) (…) pero es necesario afirmar que (tal síntoma) no es contingente, posee un motivo propio, un sentido, un propósito que pertenece a una trabazón anímica pesquísale y que, en cantidad de pequeño indicio, a un proceso anímico mas importante. Pero sobre todo, que la conciencia de quien lo consuma ignora el proceso cuya marca es la acción misma.16 Con estos ejemplos-solo esbozados- queremos marcar que el problema fundamental que se deriva desde la teoría de la ciencia es, a nuestro entender, que sus prescripciones se vuelven ignorables: a) respecto a la evolución de la teoría del conocimiento d(a la que se busca desconocer; b) de la comprensión del propio objeto de conocimiento. En realidad se da paso a la ignorancia del objeto de conocimiento- por lo menos en su dimensión conceptual- para revelar únicamente la acción de “negar la eficacia probada del

15 Skinner, B. Sobre el conductismo, Barcelona, p, 13 16 Buenos Aires, Amorrortu, 1975, p, 227

modelo” En este punto queremos marcar dos problemas que consideramos particularmente relevantes:

1) No existe una distinción entre delimitación de un objeto empírico y construcción de un objeto teórico, “no hay que olvidar que lo real no tiene nunca la iniciativa puesto que solo puede responder si se le interroga”17

2) Se da una confusión entre formular una explicación del fenómeno y actuar eficazmente sobre lo real.

Esta confusión afecta otras dimensiones, una se puede referir al papel del propio intelectual, y la otra impone como criterio de valoración la eficacia frente a la construcción-conformación de un fenómeno. En el primer sentido, la meta primordial de un intelectual es sólo resolver problemas técnicos. Todo pensamiento que no responda a una finalidad práctica se considera como irrelevante e inservible. Gouldner hace una clasificación de esta situación de la siguiente manera: Resolver problemas técnicos. Todo pensamiento que no responda a una finalidad práctica se considera como irrelevante e inservible. Gouldner hace una clasificación de esta situación de la siguiente manera: Hay al menos dos élites dentro de la nueva clase: la inteligencia, cuyos intereses intelectuales son fundamentalmente técnicos, y los intelectuales, cuyos intereses son revolucionar continuamente la tecnología (…) se concentra en las operaciones realizadas dentro del paradigma

17 Bourdieu, P, El oficio del sociólogo, México, Siglo XXI, 1975, p, 55, la postura epistemológica de Bourdieu coloca dentro del racionalismo francés actual. No hay que perder de vista que el sentido de la frase transcrita implica el reconocimiento explicito del papel de la teoría en cualquier explicación de un hecho, y más aun que este hecho, más allá de su dimensión empírica, debe ser construido (conceptualmente) para constituirse en objeto de investigación.

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de su disciplina (…) (por otra aparte) los intelectuales transgreden con frecuencia las fronteras de la división convencional del trabajo en la vida intelectual.18 En su segundo sentido, la superposición, que es una respuesta técnica a la comprensión de un fenómeno, dificulta, cuando no impide, la misma construcción de sentidos de dicho fenómeno. Esto es, la paradoja en la teoría de la ciencia consiste en normar las formas de explicación que resulta superficial y aparente, por lo tanto, la teoría de la ciencia logra “Explicar” ignorando la comprensión global del fenómeno. Una lectura cuidadosa de las aproximaciones al problema de la explicación en la ciencia, nos permitirá fundamentar en qué sentido esta se está ignorando, bien sea en la expresión de Nagel: “Las explicaciones sistemáticas nunca se hallan totalmente ausentes de las disciplinas científicas conocidas. Comprender la estructura de la explicación científica, por tanto equivale a comprender un rasgo general de la empresa cientifica19 o en, la expresión de Piaget: “Explicar es (…) separar la razón en el terreno de las ciencias deductivas y la casualidad (…) en el terreno de las ciencias fisicas”20 Más aún, por vía lógica Piaget llega a firmar que existe una similitud entre la psicogénesis del pensamiento, fundamentalmente en el papel que ha descubierto de las estructuras cognitivas

18 Gouldner, A. El futuro de los intelectuales y el ascenso de la nueva clase, Madrid, Alianza Universidad, 1980,pp 71-72. 19 Nagel, E. Modelos de explicación científica, en Padilla, El pensamiento científico, México, p 151 20 Piaget Introducción el problema de la explicación La explicación en las ciencias, Barcelona, Martínez Roca, 1977 p 11. Resultado obvio en esta perspectiva de Piaget que las ciencias sociales solo caben en las anteriores.

lógico-matemáticas,21 y la explicación científica. En cualquier explicación se utiliza, sin duda, una cierta estructura lógico-matemática de cualquier nivel que sea (…) las operaciones son las del sujeto, sin lo cual este no sabría captar lo que ocurre en el objeto: el descubre en objeto operaciones más o menos parecidas a las suyas (…) en resumen, en todos los niveles de desarrollo reencontremos una correspondencia entre las etapas de la casualidad y la formación de operaciones lógico-matemáticas (…) (el problema de la explicación se simplificara) si nos referimos al estrecho paralelismo que existe entre las estructuras de las ciencias deductivas y aquellas que se encuentran en el terreno de las ciencias de lo real22 La extensión de la cita nos ha parecido necesaria para m mostrar como Peaget realiza un criticable psicologismo al suponer sus resultados en los procesos cognitivos del pensamiento al problema de la explicación científica. Si nos detenemos en el problema de la “lógica”, esta parece como la “gramática” desde la cual se puede construir una explicación científica. En Ángel, “las explicaciones obedecen a diferentes modelos lógicos”23, en Piaget se asemejan la “lógica-matemática”, la cual cumple el papel de ser la “regla gramatical” del lenguaje modelo cientifico.24 Queremos resaltar que la lógica del acto de conocer es promovida, en esta posición desde afuera del objeto que se conoce. Por tanto, en esta perspectiva no hay ninguna posibilidad de conocimientos estructuralmente diferentes, puesto que tales

21 Este aspecto es tratado en varios trabajos del propio Piaget, en todo caso señalamos: Piaget Biología y conocimiento, México, Siglo XXI, 1980,p, 280 y ss. 22 Piaget, J, “Introducción”…, op, cit, pp, 16-21 23 Nagel, E. op, cit, p, 157 24 Cir, con lo expresado en la cita 9 de este capitulo

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no se apegarían a una “gramática” establecida. En este punto se borran las diferencias conceptuales que han existido entre los productores de conocimientos y los que se hacen planteados innovadores. “Los investigadores” es realmente originales, no solo produjeron conocimientos nuevos, sino que también produjeron nuevos métodos para la obtención de conocimientos”,25. En este punto dudamos del valor epistémico que pueda tener una clasificación de tipos de de explicación científica como la expuesta por Ángel, cuando estos son desprendidos de un estudio de las condiciones de construcción teórica del objeto y por tanto sólo son precedidos por la ignorancia del fenómeno. Los cuatro modelos de explicación científica que “encuentran” Ángel, en realidad están precedidos por un reduccionismo en el manejo de la información científica. De esta manera, sin la menor vigilancia epistemológica, salía de la densidad del hielo (Arquímedes) o de los principios termodinámicos (Newton), a problemas de las ciencias sociales, los cuales son tratados de forma muy reducida, cuando no cuestionable desde una perspectiva teórica. Así, un fenómeno como el suicidio: a) se le califica de histórico y b) se le estudia estadísticamente26, o bien un hecho histórico es interpretado desde un reduccionismo psicológico que ni los historiadores ni los psicólogos se atreverían a sostener. ¿Por qué Enrique VII de Inglaterra trató de anular su matrimonio con Catalina de Aragón?- dice Ángel-(..,) a menudo los historiadores explican los esfuerzos de Enrique VIII por anular su matrimonio con Catalina, citando el hecho de que como no le daba ningún hijo aquel deseaba volver a 25 Vasconi, T. “Sobre algunas tendencias en la modernización de la universidad latinoamericana y la formación de investigaciones en ciencias sociales”, ponencia presentada en el Coloquio Nacional sobre la Universidad y sociedad, U:A Aguascalientes, Aguascalientes, 1978,p, 8 26 Nagel, J. op, cit, p 153

casarse para obtener un heredero del sexo masculino. Sin duda, Enrique poseía muchas disposiciones psicológicas que pueden haber sido, en parte, responsables de su conducta hacia Catalina.27 Queremos recalcar que un problema sólo puede ser explicado dentro de una teoría- de la historia en este caso. De otra manera, aun cuando se encuentre una gramática a la explicación-como la realiza Ángel-, esta explicación sólo será caprichosa. Este ejemplo particularmente claro por sus derivaciones simplificadas nos lleva a sospechar que en la teoría de la ciencia comprender (un fenómeno). Estamos afirmando que existen diversas opciones teóricas en el caso específico, históricas-y que solo desde la inserción en una de ellas y de la construcción del objeto histórico a estudiar se puede explicar este. Por tanto, la articulación para explicar que existe entre teoría y construcción del objeto (por tanto su conformación conceptual desde su realidad empírica) y la explicación (como comprensión del fenómeno desde su articulación con la teoría), constituye un punto metodológico nodal por la producción de conocimientos, es en esta triple articulación del fenómeno. Esto sería: explicar para entender, no para ocultar. El olvido de tales articulaciones lleva a que la formulación de las normas gramaticales para la explicación científica permanezca “huecas” en sí mismas. Identificaremos cuatro modelos de explicación:

a) El modelo deductivo se encuentra por lo común en las ciencias naturales …)

b) Las explicaciones probabilísticas (…) cuando las premisas explicativas contienen una suposición estadística de algunas clases de sus elementos (…)

27 Nagel, J. op, cit, p 155

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c) Explicaciones funcionales o teleológicas (…) En textos de investigación en especial en biología y en el estudio de las cuestiones humanas las explicaciones adoptan la forma de una indicación de una o más funciones (…).

d) Explicaciones genéticas las investigaciones históricas tratan con frecuencia de explicar porque un objeto de estudio determinado de ciertas características describiendo de que manera el objeto ha evolucionado a partir del anterior28.

Esta es nuestra preocupación central en la problemática de la explicación científica de hecho, pensamos que la teoría de la ciencia, como “acto fallido” se muestra así misma capaz de proponer “modelos” lógicos para el trabajo científico (y por tanto los modelos subyacentes a una forma de explicación y al mismo tiempo es incapaz de darse una formulación conceptual y de reconocer como inherente al acto y fundamentalmente a la forma de conocer. De esta manera la teoría de la ciencia tiende a explicar por lo secundario lo contingente y lo “arbitrario” 2. Explicar o comprender; una polémica en la teoría del conocimiento. En la primera parte de este ensayo hemos intentado reflexionar sobre las limitaciones que tiene las formas “lógicas” y “normativas” desde las cuales se pretende resolver el problema de la explicación científica fundamentalmente hemos atacado el desarrollo de la lógica de la explicación científica, ya que solo accede a un conocimiento secundario y contingente. Hemos abierto gradualmente la idea de que existen diferentes entre los términos explicar y comprender. Estas diferencias están escritas en una polémica amplia que se 28 Nagel, J. op, cit, p157-163

realiza en la teoría del conocimiento respecto a la teoría de la ciencia. Evidentemente las características que asume esta polémica, 29 no son reductibles a problemas de verdad y error, fundamentalmente queremos recalcar la vigencia de puntos irresolubles, dentro de los cuales nuestra opción conceptual es urge, lejos de aceptar las normas que la teoría de la ciencia trata de imponer a la explicación científica, es necesaria adentrarse en los aspectos sustantivos de dicha polémica, con la finalidad de no optar por una que resulta reduccionista para los problemas fundamentales de conocimiento. Me propongo desde una perspectiva histórica, reconstruir la prehistoria del positivismo moderno con el propósito sistemático de analizar las conexiones entere conocimiento cuyo lugar ha sido por la teoría de la ciencia tenemos que remontarse a través de las fases para la reflexión volver a recorrer este camino desde un horizonte que apunta había su punto de partida puede ayudarnos recuperar la pérdida experiencia de la reflexión por que el positivismo es eso: el renegar de la reflexion30. La orientación general de la ciencia desde el renacimiento ha sido actuar sobre las cosas, o sea, operar instrumentalmente sobre la realidad. Este elemento permitirá entender por qué la ciencia de Galileo tiende a buscar “la explicación casual”, en su criterio de actuación utilitariamente sobre la naturaleza. “Este interés pragmático, mecánico-casualista, que no va a preguntar ya el por qué y para qué últimos sino, por el

29 Entrar dentro del campo de la filosofía de las ciencias sociales equivale a tropezar con la polémica. No hay consenso n las llamadas ciencias del espíritu, humanas, culturales o sociales, acerca de la Fundamentación de su quehacer. Desde la aparición de las diversas disciplinas que se acogen al sobrenombre del espíritu, humanas o sociales se ha desatado la polémica sobre el estatuto de su cientificidad” Mardones, J. y Ursua, Filosofía de las ciencias humanas y sociales, Barcelona, Fontamara, 1982, p. 15 30 Habermas, J. op, cit, p , 9

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“como” mas inmediatamente de los fenómenos.31. La dificultad para aceptar este punto de vista como universal ha llevado a una polémica alemana entre teoría de la ciencia y teoría del conocimiento- o dicho en otros términos: neopositivismo vs. Teoría crítica- de alto interés, según muchos autores aunque demasiado ligada al “genio” de la lengua germana, que introduce una fuerte distinción entre iluminar= explicar: ponerse dentro=comprender. La comprensión ha sido construida desde diversas modalidades en una tradición que Mardones y Ursua califican de hermenéutica. A esta concepción metodología la vamos a denominar hermenéutica, atendiendo a algunos de sus rasgos mas característicos (…) lo que unifica a todo estos pensadores en su oposición a la filosofía positivista (…) rechazo al monismo metodológico del positivismo, rechazo al afán predictivo y casualista de la reducción de la razón instrumental. 32 Existe una historia de la evolución del término comprensión. Este concepto aparece en el pensamiento de Dilthey, referido a lo que denomina ciencias del espíritu: Dilthey acentuara en las ciencias humanas la pertenencia del investigador y la realidad investigada al mismo universo histórico el mundo cultural e histórico del hombre. Se da por tanto una unidad sujeto-objeto que permite la comprensión desde dentro de los fenómenos históricos, sociales, humanos (…) El Versteben no es solo un conocimiento psicológico, sino la comprensión del “espíritu objetivo” (hegel), en cuanto objetivación sensible histórica, en

31 Mardones, J. op, cit, p, 18 32 Mardones, J. op, cit, p 22

realizaciones culturales del espíritu o vida humana33 Habermas, sensible a esta problemática. En conocimiento e interés dedica una parte relativamente amplia al tratamiento que Dilthey hace al tema de las ciencias del espíritu y en particular al problema de la comprensión. Difieren las realizaciones cognitivas propias de la ciencia de la naturaleza y de la ciencia del espíritu: Frente a unos acontecimientos dados podemos explicarnos con la ayuda de hipótesis nomológicas a partir de condiciones iniciales. Mientras por lo que toca a juntos simbólicos sólo podemos comprenderlos mediante una vivencia reproductiva (...) La comprensión es un acto en el que se funde experiencia y aprension.34 La sociología comprensiva también concede un papel importante a la comprensión: en los propios términos de Weber. Comprender equivale a captación interpretativa del sentido: a) mentado realmente en la acción particular (en la consideración histórica; b) mentado en promedio y de modo aproximativo (En la consideración sociológica de masas) c) construido científicamente (el método hipológico) para la elaboración del tipo ideal en un fenómeno recuente. 35 En la lógica weberiana, esta construcción de sentido responde a una opción del investigador, tal opción se realiza de acuerdo a ciertos tipos ideales. En esta perspectiva la explicación es compatible en esta articulación: tipo ideal- hecho. 33 Mardones, J. op, cit, p 23 34 Habermas, J. op, cit, p , 152 35 Weber, M. Economía y sociedad, México, FCE, 1983, p. 9

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Habermas estudia como la producción científica es guiada por un interés especifico: el caso de la ciencia empírico- analíticas, la razón instrumental mientras que en el caso de las ciencias hermenéutico criticas, el interés es la emancipación y transformación. Las ciencias empírico-analíticas. Solo toleran un tipo de experiencia definida por ellos mismos (…) en el ámbito de la metodología (esta) viene contenida junto a las reglas lógico-formales necesarias para la construcción de un sistema deductivo de enunciados hipotéticos (…) en ocasiones se dice que la teoría ha de ser isomórfica respecto al campo de su aplicación; pero el giro mismo no deja de inducir a error.36 En el interés de las ciencias sociales, que en otro momento Habermas expresa como ciencias vinculadas a una teoría dialéctica, se apoya esta misma “es una explicación hermenéutica del mundo social (donde) la interrelación hipotético- deductiva denunciados es sustituida por la explicación hermenéutica de sentido”37 Una reflexión final. A lo largo de este ensayo hemos desconfiado de los postulados que la teoría de la ciencia hace respecto a la explicación. Hemos intentado mostrar que tal desconfianza se basa en un conjunto de omisiones que la teoría de la ciencia hace respecto a este problema. Aunque estas omisiones atañe el problema antológico del objeto de conocimiento, otras ocultan el debate existente entre la teoría de la ciencia y la teoría del conocimiento sobre un conjunto de tópicos, uno de los cuales es el problema de la explicación. Por ambas

36 Habermas J. Teoría analítica de la ciencia y la dialéctica en adorno, et. La lógica de las ciencias sociales, p, 57-59 37 Habermas, J. op, cit, p , 58

razones hemos calificado a la propuesta de normas la explicación proveniente de la teoría de la ciencia de propuesta ignorante estos es, ignorante en cuanto no pueda dar cuenta de un objeto de conocimiento en especifico, y a su ves también lo es en relación a las características que tiene la disputa respecto a ese tópico. Sin embargo, este ensayo habla de otras ignorancias. La ignorancia fundamental también es doble en primer lugar respecto a la constitución de la teoría del conocimiento. La conformación de los problemas del conocimiento ha quedado formulada en el pensamiento de Kanet y Hegel, autores que exigen ser estudiados en la vista problemática en que se desenvuelven. En segundo lugar esta ignorancia se da respecto al debate existen entre los representantes de la teoría de la ciencia y la teoría del conocimiento actualmente. Entender esta polémica permitirá tener una visión mucho más amplia respecto a los problemas del conocimiento. Virtualmente superadora de los reduccionismos que desde un tratamiento positivista se tiene sobre este particular. Una lectura de autores que se debaten muestra con toda claridad la necesidad que se tiene de realizar traducciones (aclaraciones de Términos), lo cual indica la dificultad para ir más allá de un conocimiento superficial sobre su pensamiento. Luchar contra estas dos ignorancias es la tarea que queda pendiente.

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LECTURA 4

7. LO HUMANO DE LA CIENCIA

ada podría mejor el cambio de enfoque habido en la comunidad científica durante la revolución

industrial que la súbita y completa desaparición de la expresión “filosofía natural”. El sistema entre la ciencia y la filosofía fue resultado de dos fuerzas que operaron casi simultáneamente. Una fue la apreciación de que conocimiento podía usarse para crear riqueza y poder; la otra fue la rápida acumulación de hechos nuevos e inesperados que engendraron un sentimiento de humildad ante la complejidad de la naturaleza e hicieron que los hombres de ciencia se avergonzaran de extrapolar el conocimiento factico hacia alturas especulativas. Luego la humildad evoluciono, tornándose desde hacia la especulación, y decir que algo “no es ciencia, es filosofía”, aparta de la discusión científica cualquier enunciado que vaya el un paso mas allá del hecho establecido.

Es evidente, con todo, que ahora, como en otro tiempo, muchos científicos- entre ellos algunos de los lucidos y efectivos- están ansiosos de escapar de la austera disciplina del conocimiento fáctico y de experimentar otra vez la embriaguez del pensamiento filosófico. Acaso desconfíen de Plantón, pero, lo mismo que el, aparecen considerar la filosofía como un “placer querido”. Véase la multitud de libros especulativos publicados por científicos en cuanto algún descubrimiento amplia los alcances de su conocimiento. La teoría de la evolución ha servido a muchos biólogos para construir o justificar filosofías, religiosas, políticas y económica.

La familiaridad con la moderna física

teórica parece opiniones no sólo concernientes a la estructura de la materia y a sus relaciones con la energía, sino también a la naturaleza de la vida, la existencia del libre albedrío o el simbolismo del lenguaje.

Este retorno a la filosofía científica

desmiente, en mi concepto, los motores tan reiteradamente expresados de que los hombres de ciencia de están transformando en una clase apartada del resto de la sociedad, que desarrollan una cultura desligada del resto de la vida humana. Es cierto, por supuesto, que dentro del área de su trabajo particular cada hombre de ciencia se especializa tanto que le resulta difícil comunicarse datos científicos, como no sea con otros investigadores del mismo campo especializado. Pero esta situación no es exclusiva de la ciencia. Existe, en el primer grado, en otras formas del saber- tanto en filosofía o estudios islámicos como en matemáticas o genética. Además, no debe considerarse la ciencia como una sola disciplina acerca de la que puedan hacerse afirmaciones rotundas: ni más ni menos que en el caso de las llamadas humanidades. Por lo que toca al conocimiento y a las operaciones definidas por sus técnicas, el biólogo y el matemático están tan apartados como lo esta cualquiera de ellos del estudioso del sánscrito o del critico de arte, y como estos últimos de los están entre si. Debemos aceptar como un hecho que el mundo moderno consta de aceptar como un hecho que el mundo moderno consta de un numero inmenso de grupos especializados, intelectualmente separados por experiencia, palabras y significado, de símbolo, pero

DUBOS, RENÉ LOS SUEÑOS DE LA RAZÓN

(1996) pp. 149-158

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aunque es verdad que los miembros de uno de estos gremios intelectuales rara vez entiende la jerga profesional de otro, los hombres se pueden comunicar y lo hacen-, sin embargo, a un nivel superior de discurso. De ordinario pueden reformularse experiencias, palabras y símbolo en el contexto de significados humanos más amplios. En mi opinión, no hay “dos culturas” por muy famosa que hecho C:P: Snow tal expresión. Hay múltiples ocupaciones intelectuales, cada una de las cuales tiene, por fortuna, varios puntos de contacto con la vida humana. Sea el que sea su campo especialización, puede comprender al entendido mas allá de los fines de su grupo- pero a condición que este dispuesto a elevar el lenguaje por encima de la jerga de su negocio. El sabio tiene que aprender a hablar al hombre.

Consideradas desde el punto de vista

de este mas alto nivel de discurso, las ciencias naturales no parecen mas “deshumanizadas” que otras campos del saber. La verdad es que resulta dudoso que las llamadas “humanidades”, sea intrínsecamente más significativa y tengan mayor interés para el público en general, que los estudios científicos. La literatura, la música y las artes plásticas no deben su popularidad a su contenido intelectual sino a su calidad emocional, a su manejo del amor, los celos, el odio y otras pasiones. Cuando se reducen a manifestaciones intelectuales y técnicas, los estudios humanísticos están tan despojados de atractivo popular como los estudios científicos. Por lo que respecta a la ciencia, se torna tema popular cuando quiera que trata de algún asunto cargado de valor emocional, ya se trate del origen del hombre, de la conquista del espacio o de las normas sexuales del varón estadounidense. Puede dudarse de que exista alguna definición de cultura que sea universalmente aceptable. Pero en los contactos sociales ordinarios no

es difícil identificar tipos de comportamiento que casi todo el mundo aceptaría como correspondientes a un modo de vida culto. Para el científico, la actitud culta implica capacidad y disposición para vincular su campo de actividad a desarrollos históricos, hincapié en su trascendencia en el porvenir, y – más generalmente reconocimiento de su pertinencia para otros intereses humanos. Exige conciencia de que la ciencia es una actividad humanística en el grado en que es mas que conjunto de hechos y que se ocupa de materias que algo cuentan en las preocupaciones del genero humano. Hay, claro esta, muchos especialistas a quienes no importan las implicaciones culturales, humanísticas, de la ciencia, y que se quedan con los aspectos de sus profesiones que son como de artesanos, pero lo mismo ocurre en todos los demás campos del saber.

Por lo mismo ocurre en todos los

demás campos de saber, por lo que se me alcanza, la ciencia satisface todos los requisitos que suelen vincularse a los conceptos de cultura y humanismo. Por añadidura, no veo razón para suponer que el modo científico de vida sea menos compatible que otros con el cultivo de una actitud culta. El sabio ignorante que Ortega y Gasset descubrió entre los científicos es un tipo igualmente común en las humanidades y en la ciencia. Más positivamente, es seguro que a la ciencia le encumbren los universales, la aproximación a la verdad, el reconocimiento de pautas y la creación de conceptos, y – lo último pero no lo menor la percepción de la belleza sensible, al lado de la abstracta. En vista de que estas afirmaciones se salen algo de mi tema, no insistiré en ellas aquí. En vez de esto, retornare brevemente a algunos de los temas discutidos en los capítulos anteriores, con intención de mostrar que la ciencia moderna es mantenida en el cauce de la cultura general por la necesidad de reexaminar de

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continuo el sentido y la pertenencia de sus supuestos sociales y filosóficos.

Como hemos visto, las

transformaciones de la vida humana ocurridas durante los últimos doscientos años son realizaciones de las utopías formuladas por filósofos de los siglos XVII y XVIII. No hace mucho tiempo, la función del científico en semejante empresa parecía rectilínea y, toda ella para bien; cualquier progreso del conocimiento científico acaba por desembocar en alguna contribución a la salud y la felicidad humana, confiando en el carácter benéfico, en ultima instancia, de su labor, el hombre de ciencia tiene buenos motivos para mantenerse apartado de los problemas sociales, es obvio, sin embargo que la situación esta cambiando rápidamente, y que puede predecirse que el científico se enfrentara a un numero creciente de problemas de conciencia al continuar aumentado el poder social de la ciencia, la necesidad que tiene el hombre de ciencia de reexaminar sus actividades a la luz de consideraciones sociales puede ilustrarse mediante citas del reciente informe de un comité designado por la American Association for the Advancement of Science para que analizara “La ciencia y el bienestar humano”, en dicho informe decía: La ciencia esta siendo explotada conscientemente con propósitos industriales, militares y políticos, al mismo tiempo, poco se reconocen las necesidades internas de la ciencia, o sus propósitos como disciplina de la mente humana… Convertida en instrumento importantísimo en la política, la ciencia esta inseparablemente ligada a muchos puntos escabrosos de política pública, el hecho de que se aprecie más la ciencia por estos usos que por su propósito fundamental-el examen libre de la naturaleza-, lleva a presiones que han comenzado a amenazar la integridad de la ciencia misma.

Cuando se discuten las implicaciones sociales de la ciencia, lo que primero acude a la memoria son ciertas obvias amenazas a la humanidad, como las vinculadas a la energía atómica o a las “presiones de población”, sin embargo, es un hecho que otros muchos puntos envuelven la responsabilidad del hombre de ciencia- puntos que quizás parezcan menos dramáticos pero que probablemente son lo mismo de importantes, a la larga, y mas difíciles de resolver, por ser menos definidos. Hasta tiempos muy recientes había tan poco que hacer contra las evidentes deficiencias y sufrimiento del mundo que la más urgente necesidad era idear técnicas para producir riqueza material y combatir la enfermedad. Hoy en día el poder de la ciencia es tan grande que, en caso de estar dispuestos a dedicar al asunto recursos suficientes, podemos obtener casi cualquier método, artefacto o producto que se desee. Y es precisamente la confianza en que ahora las utopías pueden convertirse en realidades lo que crea urgentes problemas éticos al científico.

El problema de cómo hacer cosas era

puramente técnico y podía resolverse gracias a criterios científicos, pero escoger que hay que hacer, entre todas las cosas que pueden hacerse, implica algún intereses por las consecuencias sociales últimas, ya no hay persona reflexiva que crea que la conversión de la ciencia en mas poder, mas riqueza o más medicamentos necesariamente incremente la salud y la felicidad o mejore la condición humana. Es más: la tecnología científica desorganizada, cultivada sin considerar su pertinencia para el sentido de la vida humana, pudiera acarrear el fin de la civilización. A menos que se ocupe de filosofía social, el científico oirá con creciente frecuencia que se le aplican las palabras de oscar Wilde: que sabe el precio de todo y el valor de nada.

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En tanto que al hombre de ciencia puramente teórico no le afectan directamente problemas de filosofía social, tropieza con otros al tener que redefinir la base conceptual de su conocimiento. Las discusiones sobre la casualidad, el principio de incertidumbre y la imposibilidad de disociar el observador y el acontecimiento observado, son ahora igualmente significativas para la física y para la filosofía. De manera parecida, es difícil creer que lo biología pueda conservar mucho tiempo su singular provincialismo estilo siglo XIX y aplazar el examen de la validez de los supuestos cartesianos bajo cuya férula opera hoy en DIA, tales como la dualidad mente-materia y el concepto del cuerpo-maquina. El hecho de que el elan vital de Bergson no constituyese una contribución positiva a la teoría biológica no es excusa para olvidar la critica, formulada en su Evolution creatrice, de que “tratamos lo vivo lo mismo que lo inerte…Solo estamos a gusto en lo discontinuo, en lo móvil, en lo muerto. El intelecto parece caracterizado por un natural inhabilidad para comprender la vida”.

Sería innecesario mencionar aquí los

procesos merced a los cuales se descubren hechos nuevos y se compraban su validez y su significación. Ya nadie supone que la ciencia adelante mediante la aplicación mecánica del método inductivo baconiano o del racionalismo deductivo de Descartes. Por otro lado, no esta de mas tener conciencia de que gran parte del conocimiento científico no se ocupa de objetos y acontecimientos tal como ocurren en la naturaleza, sino de fragmentos de naturaleza producidos artificialmente, por desmenuzamiento analítico, por cierto, este enfoque analítico es acaso la característica que mas rotundamente distingue la ciencia del arte, y parece haber cada vez mayor tendencia a identificar el “método

científico”, con este enfoque. En realidad, sin embargo, algunos de los máximos saltos del progreso científico no se han debido al análisis detallado de mecanismos sino, antes bien, a la aprehensión total “intuitiva” de la realidad. Michael Faragay era un experimentador infatigable y sin par, pero disfrutaba además de una suerte de don de adivinación que le permitía percibir, por ejemplo, la existencia de campos de fuerzas, que hasta más tarde no se descubrieron en términos matemáticos. Al final de una serie de experimento a merced a los que pensó establecer una relación entre el magnetismo y otros fenómenos fue suficientemente sincero para escribir en su libro de notas: “Los resultados son negativos, no perturban mi intensa impresión de que existe una relación entre la gravedad y la electricidad, si bien no ofrecen prueba ninguna de la existencia de semejante relación”, en otro lugar escribió: “Desde hace mucho tengo una opinión, casi una convicción…, que las varias formas en que se tornan manifiestas las fuerzas de la materia tiene un origen común…; que son convertibles, por así decirlo, una en otra”.

Los que conocían a Faraday

apreciaban el aspecto visionario, casi profético, de su personalidad científica “Huele la verdad”- dijo Kuhlraush, John Tyndall hablo de sus ráfagas de maravillosas penetración y afirmaciones que menos parecen producto del razonamiento que de la revelación” Y Clerk Maxwell evidentemente comparaba la visión concreta de Faraday con su mente propia, abstracta y analítica, al escribir que la verdad científica es igualmente válida, ya aparezca “con la forma robusta y el colorido vivo de una ilustración física o con la sutileza y palidez de una expresión simbólica”.

Aunque insistiendo en las

limitaciones que imponían a Faraday lo

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inadecuado de su preparación teórica, el profesor Charles C. Gillespie reconoció también, en su libro The Edge of Objectivity, que “le fue concebido, como a pocos científicos el sentido de lo espacial. Casi veía como la corriente desertaba en el. Tal vez, al fin y al cabo, era la compensación, por ser incapaz de abstracción, esta visión de la naturaleza, redonda y en profundidad” (yo subrayo). Acaso en tal visión redonda de la naturaleza pensaba Einstein cuando escribió en su autobiografía que la “la física es un intento de captar la realidad como se la piensa, independencia de que se la observe”.

Aún aceptando que algunos

individuos especialmente dota, dos hayan conseguirlo hacer avanzar el conocimiento mediante una especie de intuición, hay que admitir, no obstante, que los logros más concretos y también más características del pensamiento occidental han sido productos del racionalismo analítico. Pero es posible que, como resultado del cultivo tan intenso de los aspectos abstractos, conceptuales, de la ciencia, hayamos dejado atrofiar, o al menos embotar, nuestras dotes de percibir redondamente la naturaleza.

Si bien el atributo de la percepción

no se puede medir ni definir, la experiencia demuestra que las personas difieren en el grado en que consigue aprehender los múltiples aspectos de la realidad y las interrelaciones entre ellos, como dijo Aldous Huxley en The Doors of percepción, “debemos preservar y, de ser necesario, intensificar, nuestra facultad de ver el mundo directamente y no a través del medio semiopaco de los concretos, que deforma todo dado y le impone la semejanza harto conocida de algún marbete genérico o alguna abstracción explicativa”.

Esta de más advertir que la reintroducción de la “percepción” como técnica en la ciencia implica el riesgo de poner generalidades carentes de significación en lugar del carácter concreto del conocimiento exacto, de ahogar hechos y leyes en la Cienaga de las palabras sueltas y los conceptos vagos. Pero insistir en la claridad de pensamiento y de propósito no es cosa que nos deba impedir reconocer que, a la larga, pudiera enriquecerse el conocimiento cultivando la conciencia de que casi todo es pertinente para casi todo lo demás. La realidad tiene múltiples facetas y, por lo tanto, solo puede aprehenderse si se la mira desde diferentes puntos de vista. El concepto de complementariedad es, por supuesto, una manifestación de tal conciencia.

Uno de los pasos intelectuales que

condujeron a la ciencia moderna fue el reconocimiento de que el hombre no puede descubrirse las leyes del universo- y no digamos adquirir dominio sobre la naturaleza- merced al puro ejercicio de la razón. La experimentación es la vía mas segura y rápida hacia el conocimiento y el poder, pero el hecho de que hoy se adquiera el conocimiento y el poder, pero se adquiera el conocimiento científico sobre todo mediante la experimentación no menoscaba la potencia y los peligros de la razón, lo que el experimentador hace, y, en consecuencia, lo que encuentra esta en gran medida determinado por su supuesto. Así, en la practica, los hechos que se revelan al experimentar están limitados por el alcance de su razón, y no es raro que los deformen los sueños de esta, en gran medida, asimismo, el experimentador es parecido a Anteo, aquel personaje de la mitología griega cuyo vigor disminuía en cuanto dejaba de estar en contacto con la tierra, y

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que lo recuperaba nada mas tocando el suelo, las percepciones del científico son los contactos merced a los cuales su poder creador se mantiene vivo y despierto. Suministra el alimento sustancioso que genera un tipo mas hondo de objetividad, mas verdadera fundamentalmente que la evidencia de hechos, privada de esta cualidad humana, la razón tiende a criar telarañas o crear pesadillas que apartan la ciencia del hombre.

Tal o cual hombre de ciencia acaso

exhiba arrogancia intelectual y falta de humanismo, por culpa de la confianza en que su conocimiento significa riqueza y poder. Como clase, sin embargo, los científicos no han dejado de ser humildes. Comprenden, como Demócrito, que “nada sabemos infalible, sino solo por los cambios, de acuerdo con la disposición de nuestro cuerpo y las cosas que entran en el o dan en el”, por suerte, la limitación de la comprensión es compatible con una actitud social creadora. De hecho, el carácter dinámico de la ciencia moderna es debido en gran parte a la manera es debido en gran parte a la manera en que ha puesto en practica la definición kantiana de fe, a saber, tener por verdadero un concepto con fundamentos que son adecuados para la acción, aunque no basten para satisfacer al intelecto.

Por encima y más allá de estas

consideraciones pragmáticas, los hombres de ciencia también están convencidos de que lo que hacen tiene relación con la aprehensión de la verdad absoluta, preguntarse lo que sea acerca del universo y del destino humano, las respuestas de teólogos y filósofos deberán ser compatibles con las exigencias de la inteligencia informada, es decir, con los hechos científicos, nadie puede discutir, por lo demás, que el mundo de cosas, tanto vivas como inanimadas, que revela la

investigación científica es incomparablemente mas grande que todo lo que pueda nacer del pensamiento abstracto o de la más fértil imaginación. Por descubrir algunos de los mecanismos ocultos de las apariencias, la ciencia abre a la contemplación y la meditación nuevos y vastos panoramas. La ciencia es como una revelación que amplia la consciencia, aguzando y extendiendo las percepciones directas, de las que la filosofía se originó.

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LECTURA 5

SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

urante los años 70 emergieron nuevas concepciones de la sociología de la ciencia: las

mismas posaron su mirada sobre las teorías, los métodos y los conocimientos científicos, en estos casos se distinguen de lo que hasta aquí constituida la sociología de la ciencia.

Clasificada desde entonces como “sociología institucional de la ciencia” (institucional sociology of science). En efecto, como ya hemos visto, esa sociología “institucional” se niega hacer del contenido de la ciencia un objeto de estudio sociológico. Nacida con los trabajadores de Merton y seguida por numerosos autores, sobre todos norteamericanos, progresivamente fue perdiendo su monopolio.

El surgimiento de nuevos enfoques

sociológicos de la ciencia igualmente pone fin a otro dominio: Hasta aquí, el estudio del conocimiento, de su lógica y las reglas que se fundan, surgía de las solas competencias de los filósofos, de los epistemologos y a veces de los historiadores (si exceptuamos los intentos señalados en el primer capítulo ampliamente olvidamos hoy). Tan solo los conocimientos de las sociedades primitivas constituían el objeto de análisis sociológicos o antropológicos: los sociólogos no ponían en cuestión la concepción de la ciencia beredada de la filosofía positivista (empirismo lógico del Círculo de Viena) que ampliamente dominó el pensamiento durante el siglo XIX y comienzos del XX.

Esta concebía la ciencia como

productos de procedimientos perfectamente lógicos y universales, que crecía por acumulación que pretendía los hechos complejos descomponiéndolos en hechos elementales (reduccionismo) y que concluía en conocimientos objetivos. La crítica del positivismo y, en cierto modo, del cientificismo permitió a diversos autores abordar y tratar la cuestión del análisis social de los contenidos científicos. Al volverse más problemáticos, los saberes y los productos de las investigaciones científicas pueden ser discutidos al mismo título que los saberes y creencias de otras culturas. La ciencia, considerada como un “sistema de creencias”, es colocada en el sistema plano que las cuales exóticas o que las culturas de los “pueblos primitivos”.1

A partir de entonces los

conocimientos que aparecen más certificados (es decir, que , que se suponen válidos por procedimientos o criterios explícitos y reconocidos por todos) son sometidos al análisis sociológico, pero sería falso creer que esa renovación de la Sociología de las ciencias presenta una fuerte unidad: al creer a partir de cuestiones históricas, epistemológicas, psicológicas o sociológicas, esas nuevas investigaciones muestran una cierta heterogeneidad y comparten tres rasgos comunes.

1. La renovación es sinónimo de cuestionamiento de la autonomía de la

1 Martin Hollis & Steven Rationality and ralativism, Cambridge, MIT press, 1982, Brano Latour, “Comment redistribuir le grand, 1983, p, 203-236.

Martín, Olivier Sociología de la ciencia

(2003) pp. 69-99

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ciencia en relación con la sociedad _: no solo la investigación científica depende de las condiciones materiales que la sociedad le ofrece (financiamiento, puestos), sino que la naturaleza, e incluso los resultados de esa investigación dependen de las condiciones sociales de su producción. La ciencia forma plena parte de la sociedad: es ilusorio creer que presenta perfectas propiedades de independencia y autonomía. Esa concepción del lugar de la ciencia se encuentra en ruptura con relación a la perspectiva de Merton o de Be-David, quienes veían como desastrosa cualquier influencia social exterior, dos preguntas surgen entonces: ¿en que medida y como las condiciones socioculturales influyen en las teorías y en los conocimientos científicos? Y, simétricamente, ¿Cómo la ciencia modela la sociedad? 2. La renovación toma cuerpo en Europa; los primeros autores son ingleses y franceses, luego de los trabajos de Scheler, Durkheim, Weber y Mannheim, Europa dispone de una tradición mas fuerte en sociología del conocimiento que Estados Unidos sólo más tardíamente, la sociología norteamericana se abre a los enfoques que presentan atención a los contenidos de la ciencia. 3. Como inmediatamente precisaremos, los diversos enfoques se apoyan en ideas epistemológicas en plena evolución.

1. FILOSOFÍA Y SOCIOLOGÍA DE LAS CIENCIAS

EL FINAL DE LAS CERTEZAS

FILOSÓFICAS SOBRE LA CIENCIA

Algo paradójicamente, quebrando el monopolio de la filosofía sobre el estudio del pensamiento y de los saberes científicos, la nueva sociología de las ciencias se apoya en la renovación fundamental que

experimentar las ideas filosóficas acerca de la ciencia en el curso del siglo XX. Efecto, durante ese periodo, las antiguas certezas de los filosos (y de los científicos) sobre la ciencia se van diluyendo progresivamente. Una y otra vez, diversos filósofos e historiadores del pensamiento científico y filosófico socavan el lugar de la lógica, la noción de la experiencia, la univocidad de las observaciones y de su interpretación, el dogma del reduccionismo (según el cual un enunciado científico puede descomponerse en elementos últimos comprobables uno a uno), así como la idea de objetividad en los procesos de elaboración del conocimiento científico. De este modo, Luwig Wittgenstein (1889-1951) pone fin a la supremacía de la lógica para expresar la verdad sobre las “cosas del mundo” y subraya que el lenguaje sólo tiene sentido si expresa situaciones, hechos, y no enunciados: el significado es otorgado por el uso y la aplicación, y no por una trascendencia, sea cual fuese.

A partir de su trabajo de clarificación del marco conceptual común a todas las ciencias, el filósofo norteamericano Wilhem Quine (1908) formula la tesis denominada de “subdeterminación de las teorías por la experiencia”. Las experiencias no bastan para determinar cual es la teoría conveniente, y dos teorías diferentes pueden ser equivalentes desde un punto de vista empírico. Al no hablar de si mismas, las experiencias y las observaciones (no tienen significado intrínseco), el significado de las experiencias y de las observaciones no es absoluto y objetivo, y las teorías siempre comportan elementos extra experimentales, extras empíricos.

Una crítica mas radical todavía proviene del filosofo Paul Feyerabend (1924-1994), para quien el conocimiento científico no es necesariamente más

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confiable que los demás tipos de conocimiento, como los que vehiculizan los mitos, las creencias religiosas o las supersticiones. Niega a la ciencia el poder de proclamarse como una forma superior de saber sobre la naturaleza. Y, sobre todo, no existen procedimientos o metodologías típicamente científicas: “cualquier método es bueno”.2

Finalmente, Alexandre Koyre (1892-1964), historiador de la ciencia y filósofo de origen ruso que desarrolló su carrera en Francia, muestra la evolución del pensamiento científico es inseparable de las ideas filosóficas y religiosas: para comprender la obre científica de pensadores como Copérnico o Newton, es indispensable comprender que ellas están impregnadas por sus respectivos pensamientos religiosos y filosóficos. Los cambios científicos de gran magnitud están ligados a cambios filosóficos y metafísicos, también ellos de gran magnitud. Así, la introducción por parte de newton de las leyes de la gravedad universal, que estipulan que las leyes de la física son idénticas en la tierra y en el conjunto del espacio, esta asociada a una revisión de la representación metafísica y espiritual del mundo: el mundo de los hombres ya no es cerrado y heterogéneo, sino infinito y homogéneo.3

Pero entre todos los cuestionamientos de la epistemología por la parte de filósofos e historiadores, el introducido por Thomas Kuhn (19922-1996), físico e historiador de las ciencias norteamericano, es por cierto el que tuvo mayor impacto en sociología.

2 Paul Feyerabend, Contre la methode, Esquisse d’ une theorie anarchiste de la connaissance, Paris, Le Seuil, 1979, (1975) (contra el método, Barcelona, Ariel, 1981). 3 Alexandre Koyre, Etudes de la pensee scientifique, Paris, PUF, 1966, (estudios de historia del pensamiento científico, México, siglo XXI, 1977).

KUHN Y LOS PARADIGMAS CIENTÍFICOS.

Al estudiar las revoluciones

científicas (por ejemplo, la copernicana, que transformo nuestra representación del lugar de la tierra en el sistema astral, o la revolución newtoniana, que introdujo las leyes de la mecánica que rigen los movimientos de los cuerpos tanto en la tierra como en el espacio, rompiendo así la antigua jerarquía entre la tierra y el cosmos)4, Thomas Kuhn es paradójicamente llevado a analizar los periodos que separan dos revoluciones.5 Dichos periodos, llamados periodos de “ciencia normal” – en oposición a las revoluciones, que constituyen momentos excepcionales por su fuerza y rareza-no son momentos críticos durante los que los científicos procuran validar sus hipótesis, refinar sus resultados, certificar sus conocimientos y sus teorías, sin cuestionar el marco teórico general de sus conocimientos. Para designar a ese corpus de hipótesis, de resultados, de conocimientos y de teorías, tácitas o no, que constituye el universo del investigador en un momento dado, Kuhn recurrió a la noción del paradigma. El conjunto de convicciones o de dogmas compartidos (y, por lo tanto, aceptados) por una comunidad científica dada constituye un paradigma. Este concepto remite tanto a un aspecto cognitivo (su contenido: las ideas, teorías, conocimientos) y a un aspecto social (su soporte: la comunidad científica). Finalmente, se apoya en la noción de autoridad: el paradigma es el que “establece autoridad”, tanto intelectual como socialmente.

4 Michel Blay, La naissance de la science classique au XVIIe siecle, Paris, Nathan, 1999. 5 Thomas Kuhn, La structure des revolutions scientifiques, Paris, Flammarion, 1972 (1970/1962), (la estructura de las revoluciones científicas, México, Fondo de cultura económica, 1971); La tensión essentielle, Paris, Gallimard, 1990 (19977). (La tensión esencial, México, Fondo de Cultura Económica, 1983).

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Durante un periodo de ciencia normal, Kuhn estima que los científicos no entran en conflicto acerca de los puntos fundamentales de sus teorías y conocimientos. Todos adhieren al paradigma sostenido por su comunidad y conducen sus investigaciones dentro del marco exclusivo de ese paradigma: este constituye, entonces, su universo tanto cognitivo como social. La transmisión y el mantenimiento de un paradigma quedan asegurados por la formación de investigadores, por su aprendizaje a partir de modelos o ejemplos “paradigmáticos”, por los manuales que encarnan la ciencia “normal”. Por ultimo, para Kuhn el paradigma puede ser definido por cuatro observaciones:

1. Dos paradigmas distintos son incomparables o, mas bien, inconmensurables: no existe medio alguno para identificar al preferible o al que domina a otro. En otras palabras, no existe un criterio superior y absoluto al que referirse para elegir entre uno y otro. La opción sólo puede ser arbitraria, es decir, realizada según criterios externos a los paradigmas, por ejemplo, criterios sociales.

2. Durante un largo periodo, el saber científico se desarrolla presentando revoluciones sucesivas; sólo en cortos periodos es posible pensar que dicho saber sea acumulativo. Este aspecto lleva a rechazar una de las propiedades fundamentales del conocimiento científico según la filosofía positivista: la acumulación.

3. No hay experiencia, observación y la elaboración teórica neutras: todo se hace dentro de un marco dado, el del paradigma y, sin tal marco, ningún trabajo es posible. Este punto cancela toda la idea de

absoluto, de neutralidad y también de la objetividad.

4. Un cuerpo de conocimientos no existe sin sopote social: un paradigma esta necesario vinculado con una comunidad, con un grupo social situado en el tiempo y en es espacio.

¿En que ocasiones surgen las revoluciones? Según Kuhn, cuando se acumulan los resultados de experiencias u observaciones en desacuerdo con el paradigma en vigor, cuando diversas anomalías imponen un cambio de mirada, entonces se produce una revolución científica y, a su vez, se impone un nuevo paradigma que permite resolver las anomalías y los desacuerdos. Tal es el caso cuando en el siglo XVI el paradigma copernicano (concepción heliocéntrica: la tierra gira alrededor del sol, como los demás planetas del sistema solar) viene a reemplazar al de Ptolomeo (sistema geocéntrico: el sol y los astros giran alrededor de la tierra, que esta en el centro del universo): este volvía incomprensible ciertas observaciones astronómicas. Tal es igualmente el caso cuando la teoría de la relatividad viene a remplazar al sistema newtoniano. Al ser este incapaz de explicar por que no era medible, experimentalmente, la velocidad de la tierra en relación con la luz del sol, fue preciso cambiar el sistema newtoniano por la concepción de Einstein y su teoría de la relatividad para explicar esas experiencias.

LAS VÍAS SOCIOLÓGICAS DEL ANÁLISIS DE CONTENIDOS

CIENTÍFICOS.

Si bien la renovación de las hipótesis filosóficas sobre la ciencia y las propuestas de Kuhn se encentran ampliamente en el

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origen del cambio en sociología de las ciencias, no están allí tanto porque esas hipótesis o esas propuestas aporten respuestas a cuestiones sociológicas sobre la relación ciencia–sociedad. Seguramente se debe a que ellas abren nuevos horizontes, al permitir nuevos cuestionamientos, al hacer aceptable, incluso necesario, el examen de las dimensiones cognocitivistas de las ciencias. El ejemplo de la noción de paradigma es, desde el punto de vista, esclarecedor: los sociólogos no lo tomaron al pie de la letra; por el contrario, discutieron, transformaron y emplearon libremente esa noción, acomodándola a sus propias perspectivas. En la medida en que la concepción Kuhniana de la noción de paradigma era demasiado general y demasiado rígida para ser empleada directamente en los estudios sociológicos, era preciso volverla operativa para comprender la investigación científica “en lo cotidiano”, en sus actos más ordinarios y en los acontecimientos de corta duración. Por otra parte, Kuhn no siempre se reconoció en ciertos empleos de sus ideas por parte de los sociólogos (y filósofos): en especial se defendió de la acusación de haber querido abrir el camino a los enfoques relativistas.

La atención de los sociólogos se desplaza sin tabúes al contenido de los enunciados científicos: la naturaleza deja de ser la única proveedora de verdades y enunciados científicos. La pregunta ya no es: “¿Cuáles son las disposiciones normativas o institucionales que permiten a la verdad (la de la naturaleza) abrirse paso?”, sino “¿cuales son los determinantes sociales de los saberes científicos?”, “¿Cómo se desarrollan los conocimientos y los problemas científicos y se encuentran su legitimidad?”, o también “¿Cómo los enunciados científicos llegan a ser considerados como verdaderos en un contexto social y cultural particular?” según

la expresión de Whitley,6 se trata de abrir la “caja negra” de la ciencia para saber que constituida hasta entonces el aspecto a la vez desconocido por los sociólogos y el mas esencial para los científicos: las teorías, los conocimientos.

De manera esquemática, es posible

identificar al menos tres formas de abrir dicha caja:

1. Un primer modo es llevado adelante por varios sociólogos y psicólogos, de orígenes diferentes, pero en parte reunidos en el seno del grupo de estudio franco-británico PAREX (por Paris y Sussex). Fundado en 1971 y convertido en 1981 en la European Association for the Study of Science and Techbology. Sus investigaciones reconcentran notoriamente en las condiciones de surgimiento de nuevas disciplinas o de nuevas especialidades científicas: ¿los problemas y los objetos que los investigadores estudian, y la manera en que procuran estudiarlos, están determinados por factores sociales? ¿en que medida y como?

2. Un segundo proyecto, llamado “programa fuerte en sociología del conocimiento científico” es defendido por sociólogos de la universidad de Edimburgo: procuran identificar los determinantes sociales de los saberes científicos, que más bien sitúan en un nivel macro sociológico.

3. El tercer procedimiento, emprendido por integrantes de la universidad de Bath, Inglaterra, y conocido con el nombre de “programa empírico del relativismo”, presenta una fuerte similitud con el de la universidad de

6 Richard Whitley, “Black boxism and the sociology of science: a discusión of major developments in the field”, The sociological review monograph, 1972, 18 págs. 61-92.

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Edimburgo: estudia la determinación social de los acontecimientos científicos, pero a un nivel más bien micro sociológico.

A estos tres procedimientos se agregaran algo después (entre los años ’70 y ’80) otros enfoques inspirados en la etnometodología y el interaccionismo, los que serán expuestos en capitulo siguiente.

2. EL NACIMIENTO DE NUEVAS

DISCIPLINAS

Desde comienzos de los años ’70, la dinámica de la emergencia y del desarrollo de disciplinas científicas fue objeto de varios estudios empíricos, sobre todo por parte de representantes del grupo franco-ingles PAREX.7 El objetivo central consiste en llegar a comprender los orígenes a la vez individuales y colectivos de nuevos campos de investigación científica, de nuevas disciplinas. Más precisamente, no se trata de identificar, como lo pudo hacerlo Ben-David, las causas sociales de la formación de nuevas disciplinas en tanto instituciones (por ejemplo, la psicología o el psicoanálisis), sino mas bien de captar las causas sociales de la elaboración cognitiva de nuevos campos de investigación científica: ¿Cuáles son los factores que permiten comprender por que surge un nuevo campo de investigación, con sus conceptos y teorías propias, con sus métodos y sus instrumentos específicos? En resumen, ¿Por qué los científicos se interesan en tal cual o cual cuestión, de tal o cual manera?

7 por ejemplo, Perspectivas on the Emergente of Scientific Disciplines. En 1976 por los principales representantes de PAREX, Gerad Lemaine, Roy MacLeod, Michael Mulkay y Meter Weingart, Paris-La Haya, Mouton.

Para Holton8, los factores que los llevan a crear nuevos campos de investigación son la competencia y el interés en realizar descubrimientos inéditos. La existencia de conflictos es una necesidad para que se produzca el avance de la ciencia. En efecto, cuando un campo se halla bien explorado, cuando el número de investigadores que trabajan en el es importante, los científicos jóvenes y talentosos tienen el mayor interés en despegarse de ese campo y en invertir sus esfuerzos en la exploración de otros nuevos: Holton habla de una “movilidad disciplinaria”. Al proponer un modelo cercano, llamado “bifurcación” (model of branching), Mulkay sugiere que los nuevos campos de la ciencia son resultado de migraciones de científicos que percibieron la existencia de problemas irresueltos, de campos inexplorados, de probables observaciones prometedoras o de avances técnicos. La emergencia de nuevas especialidades va acompañada de la emigración de técnicos, de conceptos y de ideas surgidas en las antiguas especialidades.9

Sin embargo, la voluntad humana de crear nuevos campos de investigación no basta para comprender el nacimiento de nuevas especialidades o disciplinas. Las ideas y voluntades nuevas deben apoyarse, en efecto, sobre infraestructuras sociales o, en todo caso, encontrarse en resonancia con el contexto y las instituciones sociales. Un primer ejemplo clásico de investigaciones que se apoyaron en tales hipótesis es proporcionado por las de Michael Mulkay, sociólogo, y de las de David Edge, astrónomo, sobre el nacimiento de la 8 Gerald Holton, Thematic Origins of Scientific Thought. Kepler to Einstein, Cambridge, Harvard University Press, 1973, (ensayos sobre el pensamiento científico en la época de Einstein, Madrid, Alianza, 1982).L’Imagination scientifique, Paris, Gallimard, 1981, (la imaginación científica, México, FCE, 1965). 9 Michael Mulkay, “Three Models of Scientific Development”, The Sociological Review, 1975, vol. 23, 3, págs. 509-526.

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radioastronomía en las universidades inglesas poco después de la segunda guerra mundial, es decir, de la disciplina que estudia las ondas (además de las luminosas) que emiten los astros,10 ¿Cómo logro imponerse esta disciplina, distinta de la astronomía, incluso frente a una disciplina muy antigua, prestigiosa y solidamente establecida? Al estudiar paso a paso las transferencias de ideas y las filiaciones entre los diferentes grupos en juego en esta historia, Mulkay y Edge muestran a la vez el papel de los factores técnicos (los instrumentos de detección de la ondas de radio, los cambios técnicos), el de los factores sociales contextuales (el papel de la guerra , la centralización de la investigación, la competencia entre centros de investigación, las estrategias de los investigadores), el de los factores cognocitivos ( los resultados incomprensibles para los saberes clásicos) y el de los factores institucionales (la astronomía, al no sentirse amenazada en razón de su antigua y sólida posición en el seno de las ciencias , acogió con un cierto beneplácito los primeros ensayos de radioastronomía). El nacimiento de la radioastronomía no es el resultado exclusivo de determinantes sociales o cognitivos o técnicos o institucionales, sino una conjunción de esos diversos factores, estrechamente ligados los unos con los otros hasta el punto de que resulta imposible jerarquizados e identificar cuales serian los que determinarían a los demás. No obstante, muestran que esos factores globalmente tienen una influencia importante en el nacimiento de la radioastronomía y luego, que la naturaleza no es el único factor determinante, ni siquiera el dominante. En particular, la naturaleza no impone la orientación de las investigaciones. 10 David Edge y Michael Mulky, Astronomy transformed, The Emergente of radio Astronomy in Britain, Nueva Cork, John Wiley, 1976.

Otro ejemplo es proporcionado, en 1977, por el estudio sobre el desarrollo de la neurofisiología del sueño, publicando por Gerard Lemaine y otros,11 al estudiar, en periodos de larga duración, un laboratorio que trabajaba sobre el sueño, demuestran que “el sueño es un lugar de encuentro de numerosos campos y disciplinas, como la fisiología, la bioquímica, la histología, el psicoanálisis” y que “cada campo o disciplina interviene con sus modelos, sus técnicas, sus lenguajes”. De esos encuentros disciplinarios, técnicos o teóricos nacen una nueva disciplina, la neurofisiología del sueño, y descubrimientos científicos. Para ser fecundados, esos encuentros no deben ser aleatorios: han de ser guiados por los actores, deben ser fruto de las estrategias y del “trabajo creativo” por parte de los actores. El investigador, dotado de capacidades propias (imaginación, “sentido para los buenos problemas”) y de ideas estratégicas individuales (estrategias de diferenciación y estrategias conservadoras), desempeña un papel central y debe ser el objeto de toda la atención por parte del sociólogo.12

Desde un punto de vista metodológico, las posiciones adoptadas por los autores de ese estudio son muy explícitas. Para comprender las opciones, las estrategias y las decisiones de los científicos, el sociólogo no puede prescindir del conocimiento de las disciplinas que estudia y la cultura científica que lo rodea: debe sumergirse en las disciplinas que encuentra y en las especialidades de los autores con los que trata ¿De que otra manera debería actuar si desea comprender todos los aspectos de las situaciones analizadas? El análisis sociológico es

11 Gerard Lemaine et alü, Strategies et choix dan la recherche. A propos des travaux sur le sommeil, Paris-la haya, Mouton-Maison des sciences de I’homme,1977. 12 Gerard Lemaine, “Science normale et science hypernormale”, revue fracaise de sociologie, 1980, vol. 21. pags 499-527.

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necesariamente pluridimensional, puesto que debe identificar las diferentes dimensiones del espacio de las investigaciones: los avances de las técnicas de observación, las condiciones ofrecidas por los laboratorios de investigación, las subvenciones ortigadas por las instituciones que financian las investigaciones, así como la competencia científica que interviene…

En otros autores, uno de los factores

que concurre al desarrollo de nuevos saberes es la hibridación: por diversas razones (sobre todo sociales), autores marginales o actores con estrategias no clásicas en el seno de su disciplina pueden ser llevados a encontrarse y a constituir, por hibridación de sus saberes y de sus métodos, una nueva disciplina. Fue así como nació la etnomusicología, que en el comienzo fue un campo desarrollado por antropólogos aficionados a la música. La biología molecular, cuyo éxito actual es muy importante, debe su nacimiento a la voluntad de especialistas surgidos de la física, de la medicina, de la microbiología y de la cristalografía.

Por fin, la física tal como la

conocemos hoy nació a mediados del siglo XIX, formada por la función de las matemáticas y de la física experimental. De estas hibridaciones surgieron revistas: es el caso de Annales, cuyo éxito resulta en parte del matrimonio entre la historia, la geografía, la economía y las ciencias sociales. Pero este proceso de hibridación no carece de inconvenientes: lleva a una multiplicación de las especialidades, a la fragmentación de las disciplinas en múltiples subdisciplinas.13

Otra ilustración del proceso de hibridación no los proporciona la historia de

13Mattei Dogan y Robert Pahre, l´innovation dans les sciences sociales, La marginalite creatrice, Paris, PUF, 1991.

la psicometría.14 Uno de los orígenes de esta disciplina se sitúa en el itinerario de varios psicólogos formados inicialmente en las técnicas de las ciencias de ingeniería o en ciencias matemáticas y que, en consecuencia, tenían una fuerte competencia en estadística. Situados en un contexto institucional donde la demanda de instrumentos cuantitativos para evaluar las capacidades mentales de los individuales es fuerte (ejército universidades, grandes empresas), aplican su competencia en estadística y matemáticas para formar herramientas, conceptos y saberes que mezclan las cuestiones psicológicas en las técnicas estadísticas. Al evitar una revista (Psychometrika), al construir poco a poco su legitimidad apoyándose en los conocimientos ya adquiridos en psicología de los tests mentales y sobre la legitimidad de las matemáticas, al responder a necesidades sociales, forman progresivamente un nuevo campo específico de la ciencia: la psicometría. En función de las circunstancias y de los individuos, esta nueva disciplina se aproxima una nueva rama de las ciencias estadísticas o, al contrario, a una rama de la psicología.

Poco programáticas, esas diferentes investigaciones valen sobre todo por la minucia de sus descripciones y de los comentarios producidos para casos premisos: en todos ellos, subrayan la necesidad de la acción cognitiva y de la acción social entre los procesos de desarrollo de nuevas especialidades científicas. Al no poner ninguna solución teórica simple, al no lograr identificar escenarios convergentes a partir de soluciones diferentes, al no tratar de poner una guía metodológica general y no de imponer un esquema teórico único, estos 14Oliver Martin, la Mesure de I esprit. Origenes et dévoloppemensts de la psyehométrie, 1900-1950, Paris, L Harmattan, 1997-

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estudios han sido poco discutidos y se encuentran algo olvidados; les ocurre lo contrario de lo que sucede con dos procedimientos de los que nos ocuparemos a continuación, los que sí han hecho correr bastante tinta. 3. LOS DETERMINANTES SOCIALES

DE LOS SABERES

Abordaremos aquí los dos enfoques ingleses (llamados habitualmente en la literatura anglosajona Social Studies of Knowledge), tomando como objeto de estudio el conocimiento científico y procurando explicar los orígenes de dicho conocimiento mediante factores exclusivamente sociológicos. Estos atribuyen bastante mas poder a la sociología de cuanto lo hacían los primeros sociólogos del conocimiento: no solo el conocimiento esta condicionando socialmente; también lo esta su validez15. Cronológicamente, el primer enfoque que surge es el “programa fuerte”, seguido de cerca por el “programa empírico del relativismo”, uno y otro se dicen relativistas: reivindican la existencia de una determinación del contenido de la ciencia por la sociedad y la cultura.

3.1 EL PROGRAMA FUERTE; SUS PRINCIPIOS

Colocado bajo el patronazgo de

autores como Durkheim Mannheim, Wittgenstein, Kuhn, el programa fuerte (Strong program) nació, a comienzos de los años 70 de las investigaciones de un grupo de sociólogos reunidos en el seno de una Science Studies Unit de la Universidad de Edimburgo: Barry Barnes, David Bloor y David Edge, a los cuales se unieron luego 15 Raymond Boudon, “les deux sociologies de la connaissance scientifique”, en Raymand Boudon & Maurice Clavelón (dir) le relativismo estit resistible , Paris, PUF, 1994, pags.

Donald MacKenzie, Steven Shapin y Andrew Pickering. La formulación más explicita, pero también la más rígida de ese programa es proporcionada por la obra de David Bloor, Sociologie de la logique: les limites de l´epistemologie, aparecen en 1976;16 se apoya sobre cuatro principios generales considerados como guías del trabajo de todo sociólogo:

1. El principio de casualidad: el

sociólogo debe interesarse por las condiciones que dan origen a las creencias o a los estadios de conocimiento que observa.

2. El principio de imparcialidad: el sociólogo debe ser imparcial frente a la verdad o a la falsedad, ha la racionalidad o a la irracional, al éxito o al fracaso. Debe explicar cada uno de los términos de esas dicotomías, sin privilegiar el análisis de lo que parece racional en detrimento de lo que parece irracional o el de las creencias que se han verificado como verdaderas en perjuicio de las que a fin de cuentas se han mostrado como falsas. En otras palabras: el sociólogo debe ser agnóstico.

3. El principio de simetría: las explicaciones proporcionadas por el sociólogo deben ser simétricas, lo que significa que los mismos tipos de causas deben ser empleadas para explicar las creencias verdaderas y las creencias falsas, los éxitos y los fracasos. No existe ninguna razón para recurrir a causas de orden cultural para dar cuenta de creencias falsas.

4. El principio de reflexibilidad: los modelos explicativos deben aplicarse a la propia sociología. para Bloor, es una condición evidente, sin la cual la

16 Paris, Pandora, 1983 (1° ed, inglesa: Knowledge and social imagery) Conocimiento e imaginario social, Barcelona, Gedisa.

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sociología estaría en permanente contradicción con sus propias teorías. Al enunciar estos principios, Bloor

entiende significar que es necesario rechazar todas las explicaciones teleológicas para dar cuenta de los conocimientos o de las creencias. En la tradición filosófica (y sociológica), “nada hace que la gente tenga razón, pero algo hace que se equivoque. En otras palabras para explicar los errores, lo falso o lo irracional se apela a causas, sobre todo social, psicológico o ideológico; y para explicar lo verdadero, lo exacto o lo racional se apela a principios trascendentes o teleológicos: la verdad, la lógica y la racionalidad. Se niega a ver la sociología del conocimiento limitada a una sociología del error. Un defecto idéntico se encuentra en historia, donde los historiadores de las ciencias a menudo se conforman con limitar sus relatos a los trabajos de los vencederos, aquellos a quienes la larga duración las ha dado la razón, a los resultados que tuvieron éxito (aquello que subsiste durante largos periodos) el relato de esos historiadores es de hecho el de la “historia juzgada” (comentan entonces anacronismos) y no la historia tal como realmente se desarrollo, para evitar tales defectos, es necesario no comenzar, gracias a conocimientos exteriores u obtenidos a posteriori, por evaluar la verdad o la racionalidad de un saber antes de haber decidido si se explica por si mismo (teleología) o si es necesario encontrarle una causa social (sociología): el análisis debe ser imparcial para no privilegiar lo verdadero a expensas de lo falso, y simétrico para no emplear dos tipos de causas diferentes según las situaciones de verdad o falsedad. El programa fuerte (casual, simétrico e imparcial en sus explicaciones se opone así al programa teleológico. En razón de su rigidez y de su generalidad demasiado amplia, los cuatro principios del programa fuerte han sido

bastante discutidos por los integrantes del grupo de Edimburgo, así como por otros autores externos, de ello ha resultado una transformación del programa fuerte que en la práctica significa una atenuación y una puesta en operación del mismo: únicamente los principios de simetría y de imparcialidad (que de hecho son casi sinónimos) se han conservado y se han puesto en práctica sistemáticamente en los estudios de casos.

3.2 EL PROGRAMA FUERTE: SUS

APLICACIONES

El problema fuerte fue puesto en practica esencialmente en estudios socio históricos, es decir, en aquellos que tenían que ver con textos sociales pasados: experiencias de Robert Boyle sobre el vació en el siglo XVII, investigaciones sobre la doctrina de la generación espontánea en biología durante los tiempos de Pasteur, análisis de la frenológica, lo que no excluye algunos estudios de situaciones mas contemporáneos: detección de las ondas gravitatorias, parapsicología, teoría ondulatoria de la luz17. Estos estudios siguen un camino parecido: luego de describir los sistemas teóricos y prácticas constituidos localmente por los científicos, procuran poner en evidencia el contexto general (sobre todo macro social)y no el contexto local. En suma, la ciencia local se explica por las condiciones sociales globales, uno de los campos privilegiados del programa fuerte (como más tarde, del programa empírico del relativismo) consiste en el estudio de las controversias científicas. Ellas constituyen momentos en que los resultados experimentales y los saberes todavía están en debate: el principio de simetría es entonces más fácil de aplicar. Corresponde al sociólogo no cometer anacronismo juzgar retrospectivamente las posiciones de los 17 1982, op, ci, Barry Barnes

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actores en función del surgimiento de la controversia. Las aplicaciones del programa fuerte comparten dos rasgos:

1. Su objeto final es el saber científico,

incluso si apelan a factores sociales para explicarlo y captar sus determinaciones: estas no se preocupan de las consecuencias que la ciencia y los saberes científicos pueden tener sobre la sociedad.

2. Correlativamente, su representación de la sociedad es una representación estática no aborda frontalmente de las ciencias.

Los trabajos de Bloor.

Un primer ejemplo, clásico por simbólico (a pesar de permanecer largamente encabado y de no haber sido realmente proseguido)18esta constituido por el trabajo de Bloor sobre el pensamiento matemático y lógico. Al abordar la lógica de hecho se enfrenta al símbolo más fuerte y a la base más sólida del pensamiento, en su espíritu, sin es que logra elaborar de manera convincente una sociología de la lógica, habrá realizado la demostración de la pertinencia de su programa y, más allá, la determinación social de los propios fundamentos del pensamiento científico.

Procura establecer que no existe unidad en el pensamiento lógico_: existe variaciones importantes de una sociedad a otra, de una época a otra , el sentido del enunciado lógico silogismo: “El todo es mayor que la parte” varía de un matemático a otro, algunos deducen del mismo que los conjuntos infinitos no existen que si existieran una de sus partes podría ser puesta en correspondencia con el todo: la parte seria entonces tan grande como el todo, otros extraen del mismo una definición de

18 vease Claude Rosental

conjuntos de tamaño infinito (son los conjuntos en los que una parte es tan grande que la parte”19los enunciados lógicos no se imponen del mismo modo a todos, solamente en situaciones sociales e históricas precisas el sentido es idéntico para todos y entonces existe una 20objetividad: “Si algo se impone por si mismo, solo puede ser el habito o la tradición que hace que se emplee tal modelo antes que otro”. La objetividad es social como puede ser lo la moral: es el mismo orden de obligaciones quien nos hace decir que “esto es falso y esto, verdadero” y que “esto es justo y esto, injusto”. Ese orden de obligaciones tiene origen social y solo vale para un contexto social e histórico determinado.

Los trabajos de MacKenzie: un

segundo ejemplo lo proporciona el trabajo de Donakld MacKenzie sobre las estadísticas y, más precisamente, sobre el desarrollo de las herramientas estadísticas en Inglaterra a comienzos del siglo XX, se sumerge en los debates que surgieron entre los estadísticos ingleses cuando dos de ellos, Kart Pearson y Udny Yule, propusieron dos herramientas para evaluar el grado de conexión o de asociación (“Correlación”) entre dos variables cualitativas, es decir, entre dos categorías discontinuas (discretas), Yule propone un coeficiente simple, que no descanse sobre ninguna hipótesis fuerte pero, a partir de este hecho, sin verdadero marco teórico que justifiquen su empleo; Pearson propone un coeficiente de empleo mas complicado, pero que descansa sobre hipótesis explicitas cuya validez no es fácil asegura, pero en el fondo, sean cuales fueren las definiciones propuestas, lo esencial consiste en llegar a comprender por que dos estadísticos tan cercanos (Yule era discípulo de Pearson), con los mismos conocimientos científicos, fueron llevados no solo a 19 David Bloor, op, cit, p, 154 20 Donald MacKenzie, Statistics un Britan, 1895-1930, pág. 200-261

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proponer herramientas diferentes, sino también a debatir de manera virulenta acerca de la pertinencia de dichas herramientas, las opciones teóricas operadas para definir los coeficientes y los argumentos sostenidos por Yule y Pearson en su querella resultan de los intereses y objetivos que persiguen. Comprometido en la defensa de ideas hereditarias y eugenistas, cuya demostración se apoya en el cálculo de coeficiente correlación, su inquietud consiste en disponer de una herramienta universal y realista, cuyos resultados serían incontestables una vez que se aceptaron las premisas a los efectos de justificar sus ideas políticas. Por su parte, Yule de ninguna manera tiene la misma inquietud; sin ambición política o teórica fuerte, simplemente procura poner a punto una herramienta cómoda que permita disponer de una indicación convencional sobre la presencia de un nexo perfecto o, por lo contrario, de la falta de nexo entre dos variables: no encara que su indicador permita deducir la existencia de un lazo profundo entre dos variables, Yule desea más modestamente, proponer una convención que permita comparaciones simples. Así, si Pearson y Yule plantean de modo diferente el mismo problema, si proponen dos indicaciones diferentes y si disputan durante para decidir quien tiene razón, es virtud de una divergencia en sus “intereses cognitivos”, en sus objetivos intelectuales.

Sin embargo, MacKenzie no se

detiene allí Yule y Pearson tenían intereses cognitivos distintos era en virtud de las diferencias de sus intereses sociales, Pearson pertenencia a la nueva inteligencia británica, nacida con la modernización de la sociedad y cuya importancia crecía por que sostenía ideologías tecnocráticas , Yule, surgido de la élite tradicional inglesa no tenía esta preocupación de ascenso social; defendía

mas bien una concepción conservadora de la acción política y social, y no se reconocía como una amenaza. A fin de cuentas “el análisis de este episodio ilumina las relaciones sociales de la teoría estadística revelando los lazos que unieron los estadísticos a problemas ideológicos y sociales de orden más general” (ibid, pág., 200).

Otros trabajos: igualmente, es

posible ubicar entre esos estudios de los factores macro sociales que intervienen en la construcción de los conocimientos científicos, diversos estudios orientados hacia los campos del saber que tienen implicaciones sociales inmediatas (en especial) saberes sobre las diferencias sexuales, raciales, o mentales, las apuestas ligadas a estos saberes son tales que la hipótesis de la determinación social de estos se plantea naturalmente, el estudio de los comportamientos animales presenta un sesgo imputable a una visión masculina del mundo ciertos aspectos de los comportamientos de las hembras son ignorados en los estudios de primatología llevados adelante por investigadores del sexo masculino., por ejemplo, un modelo corrientemente empleado en el estudio de primates es el del “macho dominante”, con diversas compañeras sexuales, y que constituye entonces un “harem”. Otra interpretación menos masculina, consiste en decir que las hembras consideran los machos como recursos en el seno de su en torno, a los que pueden utilizar para garantizar su seguridad y darles una progenitora. Y si las condiciones son tales que hay menos machos que hembras, varias hembras pueden compartir el mismo macho: un sólo macho basta para fecundar a varias hembras. El programa empírico del relativismo: su principios surgido de los trabajos de Harry Collins, profesor de sociología de la

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universidad de Barth, el programa empírico del relativismo se inscribe en la prolongación fuerte antes expuesta en uno como en otro caso, se trata de explicar en términos sociológicos el contenido de las ciencia y de dar cuenta, de manera simétrica, tanto de los errores como de los éxitos, de las posiciones ganadoras como de las perdedoras. Sin embargo, este programa se distingue del programa fuerte en los siguientes puntos:

privilegia el estudio de casos contemporáneos y no de situaciones pasadas, lo que autoriza métodos de investigación clásicos en sociología (entrevistas, observaciones)

sitúa los factores sociales que determinan el contenido de la ciencia en un nivel micro sociológico, es decir, junto a las culturas individuales o locales, rasgos sociológicos de grupos y de individuos, y no junto a los contextos culturales generales;

finalmente, toma como objeto de análisis las maneras cotidianas en que los actores negocian los resultados científicos.

Por otra parte, si el programa fuerte

proponía principios muy generales y abstractos para el trabajo sociológico, el programa EPOR indica con mayor claridad los principios metodológicos a seguir y los objetos a estudiar es más concreto en el enunciado de su procedimiento y mas preciso en el enunciado de objetivo. Prácticamente, Collins define el EPOR a partir de los siguientes tres principios.

1. Mostrar flexibilidad interpretativa, es

decir, mostrar la existencia de grados de libertad en la interpretación de los resultados empírico: esta flexibilidad se encuentra en el origen de las

controversias que suscita el programa.

2. Estudiar los factores que aseguran que una interpretación va a ser preferida a otras: en otras palabras, encontrar los mecanismos que llevaran a que la controversia se cierra, se apague.

3. Relacionarse los mecanismos de cierre a las estructuras sociales y políticas más generales, a los efectos de determinación en que medida los conocimientos científicos certificados (esto es aceptados) están vinculados como ciertos intereses políticos económicos o sociales.

El programa empírico del relativismo: sus aplicaciones. Las situaciones estudiadas por el propio Collins y por sus antiguos alumnos (sobre todo por David Travis y por el sociólogo norteamericano Trevor Pinch) son de dos clases:

1. casos tomados de las disciplinas que razones diversas a menudo son consideradas como los propios ideales de disciplinas científicas: la física y la biología.

2. casos habitualmente juzgados como situados al margen de la ciencia incluso como para científico; por ejemplo, la parapsicología. Una de las lecciones importantes de

los estudios empíricos conducidos por Collins es la existencia de saberes tácitos, de manera general, un saber tácito designa la capacidad para cumplir una tarea sin que sea capaz de describir con los suficientes detalles como se la hace. En el caso de las ciencias, los saberes tácitos son los saberes que no están explicitados en los manuales explicitados en los manuales o en los artículos que dan cuenta de experiencias,

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pero que sin embargo, son indispensables para la realización de esas experiencias y para su interpretación. Los científicos ejercen su habilidad, realizan dispositivos experimentales sin ser necesariamente consciente de todos los procedimientos y de todas las técnicas que ponen en marcha; en todo caso, sólo raramente las explicitan. La existencia de tales saberes tienen una consecuencia importante: la replicación de las experiencias, en razón de la existencia de tales saberes tácitos, nunca resulta fácil de realizar el ideal de cientificismo quería que todos pudieran reproducir las experiencias científicas para converse de los resultados, pero ese ideal resulta difícil, incluso imposible, de alcanzar.

La persona que deseara reproducir

una experiencia estaría en la misma situación que la que desee realizar una silla de madera disponiendo tan sólo de un manual de ebanistería, sin poseer el conocimiento del ebanista o del carpintero: por cierto, el resultado no estaría de acuerdo con lo que se esperaba. Esos saberes tácitos, esas competencias informales, esos saber hacer no se trasmiten a través de escritos o de conferencias, sino mediante un aprendizaje unto a otros científicos formados: el contacto personal, la comunicación entre investigadores son indispensable para la transmisión de los conocimientos. En otras palabras, un saber no se reduce a un conjunto limitado de instrucciones o de informaciones simples y no equivocas: no es un algoritmo.

Collins estudio sobre todo la

construcción de láseres y los problemas suscitado por la república que emprendieron diversos laboratorios ingleses de un láser puesto a punto en Canadá hacia 1970, las publicaciones que describían el dispositivo, los protocolos que explicitaban los procedimientos de puesta a punto no fueron

suficientes para otros integrantes de la comunidad científica pudieran reproducir el dispositivo realizado por un equipo. Fue necesario realizar visitas, intercambios verbales, demostraciones para lograr la reproducción el aparato láser, por otra parte, no todos lo lograron y quienes lo consiguieron no siempre estuvieron en condiciones de saber por que, Collins traza un paralelo con la bicicleta; para andar en bicicletas no es necesario ningún conocimiento de mecánica, de resistencia de materiales o de dinámica; a la inversa, a menudo un ciclista se muestra bien incapaz de explicar que hace para lograr que su vehículo marche convenientemente.

Como la replicación idéntica es muy

difícil, los científicos que debaten el valor de un resultado experimental por lo general lo hacen a partir de dispositivos ligeramente diferentes. No hablan, entonces, de lo mismo. Esas diferencias pueden permitir el surgimiento de controversias cuya reglamentación (“el cierre”) requiere la intervención de factores extra lógicos. Un ejemplo lo proporciona la controversia en torno a la detección de las ondas gravitatorias, estudiado por Collins en 1975. El físico Weber construye en 1970 un primer detector de ondas gravitorias: las mediciones efectuadas confirman la presencia de tales ondas que nadie, hasta entonces, había logrado observar pese a que la teoría física preveía su existencia, pero su nivel sobrepasa ampliamente el valor previsto por la teoría. Ante estos resultados, otros físicos curiosos o escépticos se embarcaron en la construcción de sus propios detectores cada uno concibió, en función de sus medios técnicos e hipótesis teóricas un equipo propio. Las diferentes experiencias proporcionan conclusiones contradictorias y no se produce ninguna clase de acuerdo entre los físicos.

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Surge una controversia acerca de los medios puestos en práctica acerca de los resultados logrados por el instrumento de Eber, pero también sobre los instrumentos cuestionadotes, sobre la pertinencia de tal o cual dispositivo, sobre las consecuencias teóricas deducidas de ciertas experiencias. Todo esta en discusión todo se cuestiona: Collins habla de una “regresión infinita”. Si el debate finalmente llego a su fin no se debió a que los físicos se pusieran de acuerdo acerca de un dispositivo instrumental y sobre una interpretación de los resultados obtenidos con ayuda de ese dispositivo sino de los resultados obtenidos con ayuda de ese dispositivo, sino por que varios de ellos estuvieron de acuerdo en detener esa regresión infinita. Aceptar los resultados de Weber significa cuestionar la teoría general: escasos eran los científicos seducidos por semejante perspectiva. A esto se agrega el hecho de que un físico renombrado redacto un informe muy crítico-al que le dio la más amplia difusión posible- que subraya todas las debilidades de la experiencia de Weber.

Finalmente, dicho informe arrastro la

convicción de la comunidad científica y los resultados de Weber fueron consideraciones como erróneos, sin que en ningún momento su experiencia haya sido realmente zanjadas, ni que los resultados experimentales (los que confirman la presencia de ondas o los que no detectan nada) fueran comprendidos o explicados. Al entrevistar a la comunidad de físicos, y en especial a aquellos que habían tomado de posición resultaban de un cierto numero de factores extra lógicos y que la mayoría de ellos confesaba no ser perfectamente competente para juzgar la calidad de los resultados de Weber. Entre esos factores, es preciso señalar ante todo: la confianza en la honestidad y las capacidades de los experimentadores, fundada en relaciones previas de trabajo; la reputación debida al hecho de dirigir un gran

laboratorio: la existencia de fracasos anteriores; la integración en diversas redes científicas; el estilo y la presentación de los resultados; la personalidad y la inteligencia de los experimentadores. Así en materia científica, el solo hecho de formar parte de un resultado experimental no basta para hacer creíble un descubrimiento poco habitual.

Situaciones similares se encuentra en

muchas otras disciplinas, por ejemplo en mecánica cuántica se han propuesto en el transcurso de esta joven disciplina; la mayor parte ha sido olvidada o ignorada sin que en ningún momento se haya producido una verdadera discusión acerca de su validez ni que a fortiori haya ocurrido ningún rechazo explícito. En la comunidad científica, las dificultades objetivas para desarrollar una discusión de fondo y celebrar un debate sobre bases realmente comunes (en razón de la existencia de saberes tácitos, de flexibilidades interpretativas, de principios y representaciones ocultas) a menudo se encuentra en el origen de “fracasos de comunicación”, de incomprensiones y de controversias.

Estos fracasos y dificultades pueden

explicar el abandono de ciertas teorías. En suma, puesto que no existe ningún conjunto de criterios lógicos y racionales que permiten establecer la validez de los resultados experimentales y su interpretación, el debate o la controversia solo pueden extinguirse merced a factores extra lógicos, entre los cuales la credibilidad y el reconocimiento social resultan centrales. Dicha credibilidad y reconocimiento determinan que la mayoría de los nuevos resultados científicos sea aceptada sin debate real.

También allí es posible establecer la

vinculación con el efecto San Mateo propuesto por Merton y generalizarlo: no

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solo el proceso de distribución de recompensas es acumulativo, sino que también lo es el proceso que conduce credibilidad a los descubrimientos. Los trabajos de un autor que ya ha publicado investigaciones reconocidas son inmediatamente percibidos como creíbles y dignos de intereses. La credibilidad que se otorga a ideas, en especial si son nuevas e incluso iconoclastas, depende del emisor. El impacto que esas ideas tienen sobre la comunidad científica y la seriedad que se les atribuye espontáneamente dependen de la fuente.

Si la construcción de la credibilidad

y del reconocimiento social es importante para los integrantes de una comunidad científica, resulta estratégico para las disciplinas que procuran adquirir un estatus científico no basta con respectar las reglas oficiales, positivas de la ciencia mas ortodoxa para acceder al status de ciencia reconocida y aceptada como tal por la comunidad. Ahí esta el caso de la parapsicología para demostrarlo. Aunque los protocolos experimentales y estadísticos de los parapsicólogos estén válidos por las autoridades científicas competentes y aunque los casos reales de replicación de experiencias no sean más escasos que en geofísica o en astrofísica, la parapsicología no siempre tiene el estatus de ciencia, de hecho, todo ocurre como si los criterios de acceso al status de ciencia fueran mas severos y exigentes que para las disciplinas ya instituidas.

Si se acepta la hipótesis de ausencia

de criterio epistemológico, de inmediato surge una pregunta: ¿Qué es la ciencia? En otros términos, ¿Cuáles son las propiedades que distinguen la ciencia de las demás actividades humanas y sobre que bases se apoya la distinción entre los conocimientos científicos y las clases de conocimiento?

Una primera respuesta, radical, consiste en defender la idea de que la ciencia no se distingue en nada de las demás prácticas y saberes humanos. Es el argumento empleado por algunos movimientos religiosos que, en ciertos estados norteamericanos, imponen que la teoría de la creación expuesta en la Biblia sea enseñada al mismo nivel que la teoría darwiniana de la evolución. Una segunda respuesta, que puede parecer tautológica, consiste en decir que la ciencia se define en términos puramente sociales, es ciencia todo aquello concebido como ciencia en una sociedad dada y en un tiempo dado. Esta respuesta no deja de plantear un problema: ¿Qué autoridad,- el individual o la institución habilitada- dice qué es lo que compete a la ciencia? ¿Los científicos, los gobiernos subvencionan las investigaciones, los aniversarios que enseñan ciencia, las sociedades privadas que financian estudios con finalidades prácticas, los diccionarios, los epistemólogos.

4. LA CRÍTICA

A LOS PROGRAMAS RELATIVISTAS

Los estudios enmarcados en uno de

los programas relativistas permitieron subrayar ciertas realidades de la actividad científica: Collins subrayó toda la dificultad que existía para reproducir de modo idéntico ciertas experiencias y ciertos resultados. De modo, permitió demostrar la existencia de saberes tácitos. Bloor hizo que los sociólogos tomaran ciencia, al menos desde el punto de vista heurístico, sobre la importancia de un tratamiento imparcial y simétrico en sus investigaciones (y no conformarse con describir situaciones ya juzgadas). Varios autores han sugerido que la interpretación de los resultados y de las leyes teóricas no era unívoca. Desde este tipo de vista, todos ellos han resultado

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fructíferos y pertinentes. Pero en virtud del radicalismo de su finalidad (relativa todos los conocimientos) y de su ambición de poner programas universales, los programas relativistas suscitaron numerosos debates y se enfrentaron a importantes críticas. Estas críticas han sido tanto más virulentas cuando estos programas afirmaban francamente su pretensión de justificar una visión puramente relativista de la ciencia del conocimiento, de los saberes y fin, a fin de cuantas, de la sociedad.

Las críticas surgieron tanto los países

anglosajones como en Francia. La primera clase de criticas agrupan las criticas “internas”, es decir, las dirigidas no a los objetivos de estas investigaciones, sino a los métodos empleados para alcanzar esos objetivos y a los limites encontrados por dichas investigaciones. La segunda clase reúne las críticas “externas”, es decir aquellas orientadas a cuestionar la validez de los objetivos asignados a esas investigaciones. Veámoslas sucesivamente.

Una de las críticas recae sobre la

hipótesis de la flexibilidad interpretativa de los enunciados, de los resultados y de las teorías. Esta hipótesis, que se encuentran en el corazón del sistema teórico de Collins, parece más postulada que demostrada: nunca recibe definición o verificación empírica convincente. Por otra parte, si bien parece un conocimiento adquirido los datos no hablan de si mismos, también es cierto que no hablar como desearía el investigador: incluso si su sentido no le impone de manera univoca, los datos fuerzas los sentidos que es posible darles.

Existe enunciados cuya

interpretación es estable y conocida, es decir ampliamente aceptada por la comunidad científica e incluso empleada por una parte de esa comunicación como principio de congregador de instituciones y

de programas de investigación. Por ejemplo, las propiedades del virus del sida concitan los esfuerzos de numerosos científicos e investigaciones en varios institutos. En este caso, ya no es posible suponer que la interpretación sea flexible: se impone a todos.

La noción de interés es igualmente

objeto de numerosos críticas. Los sociólogos relativistas se emplean dicha noción para explicar el comportamiento de los científicos y el surgimiento de teorías. Pero su empleo choca con obstáculos difíciles de superar: en muchas situaciones, de las intenciones, dista de ser tarea sencilla. En efecto, los intereses y las intenciones se establecen a partir de la observación de las acciones y de los comportamientos. A partir de allí, explicar esas acciones y sus comportamientos mediante los intereses y las intenciones es tautológico: semejante razonamiento es circular.

Por otra parte, los intereses no son

datos: son los resultados de una construcción social, al mismo nivel que los demás factores presentes en la situación social estudiada (las interpretaciones, los hechos, las alianzas entre científicos, los resultados experimentales). Los intereses de los investigadores son el fruto de negociaciones, de discusiones y de alianzas; a partir de allí el sociólogo debe explicarlas en no conformarse con invocarlas. El análisis sociológico no puede escapar del examen de los motivos de los actores, lo que, por cierto, no son trascendentes.

La noción de simetría y su empleo

por los sostenedores del programa fuerte a los del programa empírico de relativismo son igualmente objeto de críticas. En principio de simetría estipula que las explicaciones proporcionadas para dar cuenta del éxito de una teoría y el fracaso de otra deben ser de la misma naturaleza, y no

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privilegiar a prioridades las explicaciones de orden racional. Pero no privilegiar no significa que sea necesario obtenerse de recurrir a explicaciones que abreven en la racionalidad. Así, en su estudio de la controversia sobre la detección de las ondas gravitatorias. Collins adelanta que la comunidad científica rechazó los resultados de Weber en razón de factores sociales, pero no dicen nada- incluso eventualmente para rechazarlos- acerca de la existencia de factores racionales: depuse de todo si la comunidad de físicos rechazaba los resultados de Weber era por estos entraban en contradicción con todos los conocimientos adquiridos y todas las teorías aceptadas. Y sin las explicaciones de orden social son posibles, no incluye que sean compatibles con causas de orden racional: lo social y lo racional no necesariamente se ponen. En suma, los sociólogos relativistas hacen un “empleo asimétrico de la noción de simetría”, privilegian las nociones de orden social sin examinar seriamente los demás órdenes. Esta asimetría se percibe en la ya citada ya expresión de Collins: “la naturaleza desempeña un papel muy reducido, incluso inexistente, en la construcción del saber científico”. ¿Por qué apartar a prioridades las explicaciones naturalistas o racionales? “Si solo se busca una casualidad social, esto es lo único que se encontrará”. El error cometido es el de reduccionismo sociológico.

De manera general, es un simplismo

a creer que los conocimientos científicos son de origen puramente social, simplismo idéntico al cometido por los más puros historiadores o filósofos racionalitas cuando defienden la idea de que el conocimiento científico es un conocimiento puramente racional. Plantear la cuestión de los orígenes de la ciencia según la única alternativa “origen social/origen racional” significa ceder a la facilidad del tercero excluido. La

cuestión consiste, más bien, en saber “como, en que aspectos, hasta que punto y que medida” los conocimientos científicos merecen explicaciones de orden social y de orden racional. No es inconcebible que las ciencias se elaboren sobre varios niveles al mismo tiempo: niveles social, conceptual, textual, lógico y epistemológico.

Apartar a prioridades los criterios de

la teoría normativa de la ciencia a menudo significa privarse de poder diferencial prácticas sin embargo distintas: en su estudio de la parapsicología, Collns y Pinch confiesan no poder distinguir esa disciplina de otras disciplinas científicas. Según Eberlein, dicha distinción es posible desde el momento en que se tiene en cuenta el contenido de los saberes y de las teorías comportadas por esas disciplinas: en efecto, la epistemología normativa exige una cierta solidez teórica y un mínimo de verificaciones experimentales para erigir un enunciado, potencialmente científico.

El modelo general del programa

fuerte es objeto de otra crítica. Para Bloor y los adeptos de dicho programa el último modelo aceptable para explicar la ciencia en un modelo casual. En efecto, excluyendo las explicaciones de orden teleológico (trascendencia de la noción científica de la verdad,) y a pesar de la falta de precisión en la exposición de su punto de vista, los sostenedores del programa fuerte rechaza cualquier modelo en que los hombres persigan un fin (el establecimiento de la verdad científica) y en el que ponga su razón al servicio de dicho fin. Así, el único modelo aceptable es un modelo puramente mecanicista en el que solamente las fuerzas sociales actúan sobre lo social donde solo los factores sociales intervienen la elaboración de los resultados de la actividad científica. A fin de cuentas la concepción de Bloor se encuentra “constantemente el vilo

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entre una critica epistemológica que se defiende contra el realismo científico y una sociología que desarrolla los caracteres de una naturaleza social confundida con un procedimiento explicativo de tipo mecanicista” (y Ibíd.; pág. 495). Por ejemplo, la evolución de las creencias resulta del siguiente mecanismo: una creencia es el resultado de la composición de una experiencia y de una creencia anterior. ¿Cómo se efectúa esa composición? ¿Es idéntica de una situación a otra? ¿Ese mecanismo es sensible a las condiciones de su realización? Los escritos de Bloor en ningún momento aclaran de manera precisa estas cuestiones.

Otro argumento en contra de los

enfoques relativistas de la ciencia proviene de la filosofía de las ciencias: para karl Popper o para los empiristas lógicos, existe un corte neto entre los procesos de elaboración de las ideas e hipótesis (contexto de descubrimiento) y los procesos de examen critico de esas idas e hipótesis (contexto de identificación). El descubrimiento puede ser inspirado por múltiples razones: razones sociales, intereses particulares… pero lo que importa para la ciencia y la validez del descubrimiento es la justificación que se aporte. Ese introduce entonces, una distinción entre el contexto social del descubrimiento y el sistema de la ciencia. Dicha distinción remite a los trabajos de Bachelard quien, al afirmar que el conocimiento, en sus comienzos, nace en la sociedad, defiende la idea de que ese conocimiento logra despegarse de su contexto social para convertirse en “ciencia”: este despegue es resultado de una “ruptura epistemológica”.

Así razones sociales pueden llevar a

producir tal o cual resultado experimental, pero este resultado solo será aceptado y conservado en virtud de sus cualidades

científicas intrínsecas y no una virtud de criterios sociales. En cuanto a la crítica, evidente, que afirma que pretender relativizar el saber significa igualmente relativizar los conocimientos establecidos por el sociólogo, entonces, anular la demostración los sostenedores de los programas relativistas han procurado rechazarla empleando dos argumentos diferentes. Para uno sobre todo Collins, la sociología de las ciencias es una ciencia como las demás y no tienen que preocuparse- más que las otras ciencias- por el relativismo de sus afirmaciones. Para otros (Bloor), el principio de reflexibilidad de los sociólogos permite escapar a esa crítica.

Por sus radicalismos, los programas relativistas surgieron muchas esperanzas. La expectativa tanto mayor cuando el relativismo entraba en resonancia con las críticas a la ciencia y con los rechazos a su supremacía por parte de los movimientos contestatarios de los años 70. Sin embargo, es forzoso constatar que hoy el balance no se encuentra a la altura de las expectativas: las promesas iniciales no fueron completamente cumplidas.

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LECTURA 6

LA SOCIOLOGÍA DE LA CIENCIA

a sociología de las ciencias nació, durante el momento mertoniano, en reacción contra la sociología

del conocimiento científico, que era considerada como demasiado cercano a la epistemología. Sin embargo, esta reapareció, aun sin ser la misma, a partir de los 70: los sociólogos se inspiraron en ella para construir sus estudios de conocimiento científico. Es, por cierto, uno de los destinos de la sociología de las ciencias decidirse, de un modo u otro, a marchar junto o contra la epistemología. ¿Cómo podría ser de otro modo, dado que otro análisis del conocimiento (es decir, todo procedimiento de conocimiento sobre el conocimiento) es necesariamente una reflexión sobre el conocimiento? De todas maneras, el principio reflexivo de la sociología esta allí para recordar que esa necesidad es también una virtud. Al igual que la filosofía y la historia de las ciencias y las sociologías de las ciencias permite emprender un trabajo reflexivo al proporcionar al sociólogo herramientas para examinar su propia práctica llevándolo a interrogarse sobre esa misma práctica.

Al cabo de este recorrido por los trabajos y la historia de la sociología de las ciencias, es posible someter el desarrollo de la misma aun análisis reflexivo incluso sumario, considerando solo las grandes fases de su desarrollo. Primera fase: la sociología de las ciencias, tal como la concebían Merton y sus sucesores cercanos, nació durante los años 30, en un entorno histórico tormentoso, ya que la democracia se encontraba por entonces gravemente amenazada.

Tal vez sea preciso ver en esa

coyuntura histórica el origen del sesgo de Merton: el enunciado de normas de inspiración democrática resulta de la voluntad de valorizar los ideales democráticos. Se trata de proteger a la ciencia de las derivadas antidemocráticas (nazismo, dictadura del proletariado). Segunda fase: la posguerra. Es el periodo de la reconstrucción de la Guerra Fría: lo que se quiere entonces es entender la organización de la ciencia para mejorar la eficacia de las estructuras de investigación. Incluso para planificar esa investigación (a los efectos de ganar la batalla de la ciencia y de la tecnología): las miradas de los sociólogos se vuelven hacia el “cuerpo” de la ciencia, las leyes de su desarrollo, los frenos a su progreso, así como asía las modalidades y defectos de su organización.

Tercera fase: a partir de los años 70 se abre un periodo de impugnación y desacralización de la ciencia. Contra el cientificismo y el todo poderío de las tecnociencia créese la crítica “anticiencia” y se abren espacios de expresión de dicha crítica (sobre todo en revistas). Durante este periodo surgen los análisis relativistas de la ciencia y el rechazo de su presentación positivista.

Cuarta fase: El fin del siglo XX esta

marcado por una concepción mas aplacada de la ciencia. Sin embargo, las lecciones de los años 70 son aprendidas: la ciencia ya no corresponde al ideal de neutralidad de bienestar y de progreso que durante largo tiempo la rodeó. La ciencia es asociada a la técnica y a la industria, a los progresos de dicha técnica autoriza, pero también a

MARTÍN, OLIVIER SOCIOLOGÍAS DE LAS CIENCIAS

(2003)131-133

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problemas (éticos y ecológicos, sobretodo) que ella suscita. La ciencia es entonces estudiada en sus relaciones con la espera de la política, la ciudadanía del mundo de la industria y de la tecnología.

Aliada a las renovaciones recientes

de la filosofía y la historia de las ciencias, la sociología de las ciencias ha permitido incuestionablemente desprender la actividad científica los productos de esa actividad de los ideales positivista y racionalista que los denominaban desde hacia mucho. La sociología hace ver a la ciencia bajo a una luz diferente: la imagen que de allí surge probablemente sea menos pura de lo que pensaba ciertos científicos, menos ideal de lo que hacen creer las ideologías científicas, menos aleadas de las demás actividades humanas de lo que corrientemente quiere el imaginario social, con menos certezas de lo que dan a entender los manuales escolares. Al lograr la superación del positivismo y del racionalismo ingenuos, la sociología de las ciencias y de los conocimientos científicos debe hoy superar los peligros de un radical que tiende a hacer desaparecer toda forma de realismo.

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UNIDAD IV

LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

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UNIDAD IV

LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

PROPÓSITO: Tratar de reflexionar sobre el conocimiento, entendido éste como el ser mismo de la ciencia, es el objeto de esta unidad del programa. A diferencia de la filosofía general que se caracteriza por no ser abierta y que busca la unidad mediante la filosofía general que se característica por no ser abierta y que busca la unidad mediante la aplicación de principios rígidos, la filosofía de la ciencia se caracteriza por ser abierta, aceptar el detalle y el cambio, y nunca se jacta de captar la esencia de la cientificidad. CONTENIDO: 4.1. ¿Qué es la epistemología? 4.2. Los obstáculos epistemológicos, las rupturas y las crisis 4.3. Los paradigmas y las revoluciones científicas 4.4. Epistemología de las ciencias naturales y sociales 4.5. La actualidad del debate epistemológico LECTURAS: LECTURA 1. “Introducción: aspectos fundamentales”, J. M. Mardones y N. Ursúa, (1992) LECTURA 2. “El legado de Thomas Kuhn: el texto apropiado en el momento justo”, Clifford

Geertz, (2002). LECTURA 3. “Teoría sociológica y fin de siglo”, Lidia Girola, (1995) LECTURA 4. “Epistemología y metodología”, Pierre Bordieu, et. al, (1973). LECTURA 5. “El debate epistemológico: una necesidad del proceso de investigación social”,

Arturo Rivera Medero, (1997).

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LECTURA 1

INTRODUCCIÓN: ASPECTOS FUNDAMENTALES

emos reunido en este apartado una serie de cuestiones que recorren la problemática de la

filosofía de la ciencia y especialmente de las ciencias humanas y sociales. Se suelen poner al principio de los tratados, pero emergen tras cualquier planteamiento mediante ser. Su presencia nos puede asaltar, por tanto, en cualquier momento. Pues al avanzar en el terreno de uno y otro o de la tradición galileana o aristotélica, lo que nos interroga son preguntas simples pero fundamentales: ¿Qué es ciencia? Y, como saberlo, en el nudo de recomendaciones metodológicas de Durkheim o Schutz, quizá nos asalte de nuevo lo que tan claro parecía, y dimos como solucionado, de lo que aquí llamaremos las tesis de Wöhes, y Myrdal. La ruta fenomenológica y neo-wittgensteiniana, por ejemplo Winch, nos volverá a cuestionar la definición y su método de efectuarla que parece metido en el texto de H. Seifet. Otro tanto se pudiera decir de dos problemas tan eternamente presentes en una filosofía de las ciencias de la naturaleza/ciencias del espíritu y sus respectivos métodos Erklaren/Verstehen.

Nos encontramos ante cuestiones fundamentales que más tarde hay que rastrear en los demás autores recibirán respuestas en parte coincidentes y en parte divergentes de las ofrecidas, a modo de sensibilización, en este primer apartado. No Habrá que olvidar que se trata de problemas, no de reopuesta, de introducirse en un camino donde no es fácil ver el final. Hay que tomarlo como indicadores de una ruta que hay que andar y desandar, pero es conveniente ir equipado desde el principio

un mínimo de provisiones: saber porqué terreno andamos (filosofía o teoría de la ciencia, epistemología) y cuáles sus límites, aunque no sean fáciles de percibir; percatarse desde el comienzo de las líneas, contrapuestas que existen ante las preguntas básicas acerca del objeto de la ciencia, de la metodología, de las clases o tipos de ciencias, del modo de usar el lenguaje en este ámbito denominado ciencia.

A esta finalidad están orientados

estos textos, cuya selección trata de ofrecer los contrastes y angulosidades de las diversas posturas con claridad y hasta rudeza. En algún caso también ofrecernos posiciones intermedias, conciliadores, sintéticas, para que el lector se habitúe a un ejercicio menos rotundo, pero no por ello menos problemático

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA O EPISTEMOLOGÍA

P. THUILLIER. Nacido en 1932, enseña epistemología e historia de las ciencias en la universidad de Nanterre (Paris) pertenece a la redacción de la revista “La Recherche” y colabora en la revista “Atomes”, en castellano se puede leer su libro, “la Manipulación de la Ciencia”, fundamentos, Madrid, 1975. La ciencia se ha convertido en la gran vedette de la sociedad occidental. Se le estudia desde diversos ángulos: la epistemología o filosofía de la ciencia, la historia de la ciencia, la sociología de la ciencia, etc. Aquí en estas lecturas vamos

MARDONES, J, M Y N, URSUA FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS HUMANAS Y

SOCIALES, MATERIALES PARA UNA FUNDAMENTACIÓN CIENTÍFICA

(1992) pp 39-45

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abordar un sólo aspecto: el da la epistemología o filosofía de la ciencia. Es la ciencia de la ciencia más antigua, pero ¿Qué estudio, analiza, observa la epistemología filosofía de la ciencia? De la mano de P. Thuillier, epistemólogo el mismo, tratamos de obtener una respuesta a la tarea que ocupa a los diversos autores del libro. ¿Cómo se constituye una teoría científica? ¿Cuál es el papel en la práctica científica, del contexto ideológico y social? A preguntas de este género tratan de responder los epistemólogos, su fin es estudiar la génesis y la estructura de las ciencias, desde un punto de vista lógico y también histórico y sociológico. Estas investigaciones conocen desde hace algunos decenios un importante desarrollo. Pero no existe un cuadro común, donde se articulen armónicamente todos los trabajos lógicos, de historiadores y de sociólogos de las ciencias. Su colaboración pese a que ciertas dificultades tienden a desaparecer, se enfrenta a diversos obstáculos.

A este estado de cosas se le dan variadas explicaciones. En primer lugar, la epistemología está considerada como una disciplina filosófica y con un status marginal en relación con las ramas nobles de la filosofía (metafísica, ética, etc.,) de la misma manera, la historia de las ciencias es marginal en relación con la gran historia. Esto repercute sobre el plano intelectual y sobre el plano institucional: estas enseñanzas tienen un inseguro lugar con los literatos y casi ninguno con los científico en general sufre de numerosas dudas no solamente sobre su utilidad para la investigación (lo que se comprende), sino sobre su interés intrínseco y sobre su valor. Los dos temas presentados a continuación corresponde a dos grandes categorías de investigaciones, las unas más lógicas Teoría y Experiencia, las otras históricas (los diversos contextos de las ciencias). Su idea directriz es la

siguiente: es cada día mas difícil de aceptar que puedan ser separadas la anatomía y la fisiología de las ciencias de su ecología, la evolución incluso de la epistemología lógica la conduce a tener en cuenta preferentemente la historia y la sociología de las ciencias, pero como existe un cierto número de malentendidos, trataremos en primer lugar de responder a algunas cuestiones preliminares: ¿Qué es la epistemología? ¿Cuál es su status en relación con la filosofía y en relación con las ciencias? ¿Qué es la epistemología?

El simple hecho de que algunos entre dos denominaciones es revelador, ahora decimos epistemología (que es una palabra con aspecto serio, <científico>) ahora hablamos de filosofía de las ciencias (que parece más literario y despierta la desconfianza). El concepto de epistemología es de hecho empleado de diversas maneras según el país y para lo que se use, sirve para designar una teoría general del conocimiento (de naturaleza filosófica), o bien para estudios más pormenorizados sobre la génesis y la estructura de las ciencias. Sin entrar en una discusión detallada, precisamos, al menos, lo que la epistemología no es o no quiere ser, o mas exactamente, lo que nos parece que la epistemología no puede ser…Es evidente que esta simplificación no se beneficia de la aprobación de todos los epistemólogos. No es el reflejo de una ortodoxia; no pretende descubrir la verdad de la epistemología. Es únicamente un intento de análisis.

La epistemología no quiere imponer dogmas a los científicos...sino estudiar la génesis y la estructura de los conocimientos científicos.

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La epistemología no quiere ser un sistema a priori dogmático, que dicte autoritariamente lo que debe ser el conocimiento científico. Esta tentación es corriente en los filósofos. Es así como Hegel, hablando de la luz, considera que la polarización descubierta por Malus no suministra mas que un nuevo galimatías metafísico y, tranquilamente, en el mismo capitulo de su Filosofía de la Naturaleza, define lo oscuro de la siguiente manera: Es lo que está individualizado en sí para serlo por si, que sin embargo, no existe como estado, sino solamente como fuerza hostil a la claridad y pudiendo existir por esta razón en una perfecta homogeneidad. Más aun, sin estar apoyado en el empirismo de los científicos que distinguen electricidad positiva y electricidad negativa, Hegel considera como demostrado el carácter superficial del proceso eléctrico y la cantidad de naturaleza física del cuerpo que pueda entrar en el por otra parte, se opone al evolucionismo, que juzga como una representación torpe, Auguste Comte quiso también coordinar las diferentes ciencias e indicarles los caminos a seguir.

Pese a que sus análisis sean a menudo de un gran interés, creyó oportuno excluir la astrofísica de los estudios astronómicos y oponerse al empleo de las matemáticas en la química: se enfrenta a la ley de proporciones definidas de Proust que orienta las investigaciones en una dirección particularmente fecunda, y reserva sus ánimos para la química clasificadora y cualitativa. En biología considera que la experimentación es imposible, así como la moderación; la investigación debe utilizar solamente el método comparativo. También hay que decir que, en numerosos puntos, el positivismo de Comte constituya un obstáculo ideológico para las investigaciones, una especie de atadura dogmática. Muchos otros filósofos han

querido tener a la ciencia con las manos en alto. El texto de Jacques Maritain que sigue a continuación es particularmente claro: Es de este modo (…) como el principio de inercia (…) surge de la filosofía natural: y si esta última está forzada a declarar inaceptablemente este principio en el sentido que lo entendían Descartes y Galileo, será a la ciencia positiva a la que le corresponda revisar el lenguaje en el cual se expresa y ponerse de acuerdo con la filosofía.

Más generalmente, los científicos ¿poseen una definición precisa de los que es una ciencia? Nada es menos seguro, los científicos hacen las ciencias; y después de discusiones, se ponen de acuerdo en el valor de determinados resultados, pero la ciencia no esta definida de una vez por todas, no solamente hay incertidumbres, en una época determinada, sobre la cientificidad de ciertos enunciados, sino que la lista de verdaderas ciencias esta por determinada. Así el valor del psicoanálisis es muy diversosamente apreciado, igual que el de la historia. En un reciente estudio epistemológico, Paúl Veyne declara la historia no es una ciencia y no tiene mucho que esperar de las ciencias, la historia no explica y no tiene método incluso en las ciencias fuertes, encontraríamos diferentes status. La física, por ejemplo, parece beneficiarse de un prestigio bonificarse de un prestigio particular (históricamente muy comprensible); de manera mas o menos confesada, la física ha servido y sirve todavía de ciencia modelo por consiguiente seria necesario analizar todos los índices y documentos con el fin de proponer un balance provisional pero razonado.

Investigaciones de este género son

eminentemente interdisciplinarias, incluso si es verdad que la epistemología ha tomado prestadas de la filosofía un conjunto de cuestiones relativas a la naturaleza y al valor

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de la ciencia, recurre ya (y recurrirá) a los servicios de lógicos lingüistas, historiadores, sociólogos y de sicólogos, así como a los de aquellos científicos cuyas actividades son tomadas directamente como objeto de estudio. Seguramente, asta la epistemología considerada general, exige una cierta competencia en materia de ciencia; pero la epistemología considerada general. En un sentido accesorio, conviene decidir si la epistemología debe estar hecha por literatos que tengan un mínimo de formación filosófica. Con una enseñanza realmente pluridisciplinaria donde literatos y científicos no estuvieron separados por barreras de toda clases (mentales y también institucionales), esta cuestión perdería mucho de su importancia.

Es innegable que los científicos

encuentren en su ciencias problemas epistemológicos a veces extremadamente importantes y que les concierten muy directamente, pero admitimos que estos problemas sean resultados, por ejemplo aquellos que plantea la mecánica cuántica, todas las cuestiones generales que se plantean los epistemologos no serian resueltas del mismo modo. Una comparación con el trabajo del lingüística o del gramática puede esclarecer esta distinción de la misma manera que un excelente escritor no es necesariamente capaz de explicitar correctamente todas las reglas gramaticales que utiliza, un investigador no es necesariamente el único o el más competente para explicar todas las normas a las cuales obedecen sus investigaciones.

LA CIENCIA NO ES UN EDIFICIO TOTALMENTE TRANSPARENTE

Para mantener que la epistemología

no tiene objeto, seria necesario admitir que los científicos son conscientes de todos los

factores (sociales, políticos, culturales, ideológicos) implicados en sus practicas, Ahora bien, hay excelentes razones para pensar que no es así [..] el científico no es un ser racional, y consciente en su totalidad, de quien todos los presupuestos serian perfectamente conocidos y explícitos, cuyo medio seria transparente y protegido contra toda influencia perturbadora. Por grande que sea su deseo de objetividad, el investigador no se desembaraza de una vez por todas de sus creencias y de sus prejuicios de todas las imágenes o hábitos transmitidos y, más a menos directamente, impuestos por la sociedad la idea de un partir de cero es sin duda como veremos unidito, Copérnico opera una revolución en astronomía, pero permanece convencido de que el movimiento circular es el movimiento natural de los cuerpos celestes.

Lavoisier crea la química moderna,

pero el cree en lo calórico. Y, en lo que concierne al método científico, el mismo Newton ha dado de sus propias actividades de investigación una interpretación inadecuada, por retomar los términos de Feyerabend, Newton formulo una ideología dogmática que no corresponde a la practica de la investigación, que es critica, prácticamente, las ciencias ponen en obra normas y criterios que son complejos y menos explícitos, que no dejan entender las metodologías abiertamente encomiadas o aceptadas por los científicos.

Sería posible, con ejemplos de Galileo de Darwin, de Wegener y de Einstein formular observaciones análogas, esperamos haber dicho bastante para que los científicos, sin ver en los epistemologos a rivales o profanadores, admitan que sus propias prácticas son susceptibles de ser sometidas , a diversas investigaciones, esto no deduce de ninguna manera que la epistemología sea una ciencia de las ciencias, intrínsecamente superior, sobre

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todo si tenemos en cuenta las dificultades que hemos evocado, la modestia se impone del modo que el psicoanalista se hace canalizar, el epistemólogo sabe que debe estar sometido a la crítica…

CUESTIONARIO

1. ¿A qué preguntas trata de responder

la epistemología? 2. ¿Qué estudia la epistemología? 3. ¿Cómo se denomina, también, la

epistemología? 4. ¿Con qué ciencias mantiene

relaciones la epistemología? 5. ¿Por qué cree el autor que es mejor

hablar de epistemología que de filosofía de las ciencias?

6. ¿Qué aspectos de la ciencia estudia la epistemología general?

7. La epistemología, ¿posee una definición precisa de la ciencia? ¿Por qué?

8. ¿Por qué las investigaciones epistemológicas tienen un carácter interdisciplinario?

9. ¿Qué aporta la epistemología al científico?

10. ¿Es la ciencia un edificio transparente? Justifica la respuesta.

11. ¿Cuál es el criterio al que se somete la epistemología?

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LECTURA 2

EL LEGADO DE THOMAS KUHN: EL

TEXTO APROPIADO EN EL MOMENTO JUSTO

a muerte de Thomas Kuhn- <Tom>, para todos aquellos que lo conocían y un extraordinario

número de personas le llamaban así, teniendo en cuenta su consciente negativa adoptar el papel de la celebridad intelectual que sin duda era- igual que su vida profesional en general, tiene las trazas de ser vista, en estos días de guerra de cultura, como otro apéndice, otra nota a pie de pagina o idea adicional a su obra La estructura de las revoluciones científicas, escrita en los cincuenta y publicada en 196211. A pesar de que produjeran un buen número de obras importantes, incluidas “La tensión esencial” 1977, una obra al menos tan original y mucho mas cuidada, y la teoría del cuerpo y la discontinuidad cuántica, (1978),2 una investigación meticulosa cuya recepción poco calorosa por la comunidad física tan celosa como siempre de sus mitos de origen le afecto mucho, fue “La estructura”, que era como el mismo solía referirse a ella, la que lo definió a los ojos del mundo, y reactivamente, a los suyos propios, vivió, con angustia y pasión, a su sombra durante casi treinta y cinco años. Sus notas necrológicas, que fueron muchas, se concentraron casi exclusivamente en ella, incluyendo una peculiarmente desagradables, obtusas y sin ingenio, en el londinense Economist, que concluía con una desafortunada ocurrencia sobre el cambio de

11 Kuhn, T:S: The structure of scientific revolutions, Chicago, Madrid FCE, 2000 2 Kuhn T:S: The structure of scientific revolutions, Chicago, Madrid FCE, 2000

paradigma que el propio Kuhn acaba de sufrir. Y después de tener casi listo para su publicación, en la última época de su lucha contra un cáncer de pulmón, su tan esperado segundo pase del tema, del que ya había habido numerosos preestrenos, sobre como cambian las ciencias, su reputación se nutriría durante muchos años de aquella obra:

Surge entonces la pregunta: ¿por qué la estructura tuvo un impacto tan enorme? ¿Por qué todo el mundo, desde físicos de partículas y filósofos hasta sociólogos, historiadores, críticos, literarios y teóricos políticos, por no hablar de publicistas, divulgadores y sabelotodo de la contracultura encuentran en el libro algo a lo que asentir vehemente o bien contra lo que reaccionar con igual pasión? No puede ser tan solo que el libero sea usado, innovador, incisivo y este maravillosamente bien escrito. Es todo eso con el añadido de ser académico y estar escrito con el corazón. Pero hay muchos otros, dentro y fuera de la historia de la ciencia. Excelencia y relevancia, por muy reales que sean, no aseguran ni la fama ni el reconocimiento-¿Cuántas personas, después de todo, le han prestado atención al libro Feeling and form de Suzanne Langer? De un tanto misterioso e incierto, incluso para Kuhn, que nunca dejo de mostrar sorpresa y seria preocupación por la recepción de su libro, “La estructura fue el texto apropiado en el momento justo.

GEERTZ, CLIF FORD REFLEXIONES ANTROPOLÓGICAS SOBRE TEMAS

FILOSÓFICOS (2002) pp. 135-143.

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Desde los años veinte (y especialmente tras la obra Ideologie and Utopie de Kart Mannheim publicada en 1929) lo que llamo la sociología del conocimiento se aplico a un campo tras otro de la actividad intelectual, la religión, la historia, la filosofía, la economía, el arte, la literatura, el derecho, el pensamiento político e incluso la misma sociología fueron sometidos a una forma de análisis que perseguía exponer sus conexiones con el contexto social dentro del cual aquellos se daba, viéndolos como construcciones humanas evolucionadas históricamente, emplazadas culturalmente y colectivamente producidas. El resultado fue a veces crudo y determinista, reduccionismo marxista o historicismo hegeliano, otras veces sutil y vacilante, una búsqueda circunstanciada de desarrollos locales, una sugerencia cualificada de relaciones especificas. Pero, crudo o sutil, precipitado o tentativo, no se aplicó, salvo algunas excepciones que quedaron como tales, a la actividad intelectual más prestigiosa, más importante de todas las ciencias naturales.

Apartadas en un mundo de

pensamiento autopropulsado, la física, la química, la geología, incluso la biología, no se mezclaban con la sociología o, en cualquier caso, con la sociología del conocimiento, lo que de historia podía haber era principalmente de tipo practico y monumental y excesivamente liberal, una historia de logras decisivos que conduciría sucesivamente a la verdad, la explicación y la conduciría sucesivamente a la verdad, la explicación y la condición actual de las cosas. La sociología que podía haber, la de un Max Weber o Robert Merton, era demasiado “externalista”, preocupado por los efectos sociales de la ciencia, las normas institucionales que la gobiernan o el origen social de los científicos.

Los asuntos llamados internos porque y como los teorías y las practicas de los científicos toman la forma que toman, suscitan el intereses y ejercen la influencia del modo como lo hacen quedaban fuera de su alcance, explicables, de serlo, por las energías de la razón, los misterios del genio o la simple naturaleza de las cosas que deja huella en una mente cualificada.

Fue esta línea divisoria,

aparentemente incuestionable, supuestamente incomunicable, que separaría la ciencia común una forma de actividad intelectual, una manera de conocer, de la ciencia como un fenómeno social, una manera de actuar, la que cuestiono y comunico por primera vez Kuhn en “La estructura”, en verdad, no fue el único en hacerlo, otras figuras como Norwood Rusell Hanson, Michael Polanyi, Paul Fyerabend, Mary Hesse, Imre Lakatos y con posterioridad Michael Foucault e Ian Hacking, algunos de los críticos de algunos de los argumentos particulares de Kuhn, otros rivales o simplemente con trayectorias propias, unieron también las dos actividades desde los cincuenta en adelanté.

Con todo, Kuhn y la estructuras que

ningún otro, allano el camino y, porque no siempre es prudente o cómodo ir a la cabeza de un grupo de ataque, provoco las criticas de los Viejos Creyentes, la obra diseñada como una entrada inconformista en la Internacional Enciclopedia of Unified Science de Neurath, Carnal y Morris, de inspiración positivista eran tan esquemática, panorámica, llena de confianza y libre de compromisos que marco por si misma los términos del debate. Se convirtió en la imagen misma del estudio de la ciencia como tarea mundana; devino, por acuñar una expresión, su paradigma dominante, listo para la imitación, la ampliación, el desdén o el derribo.

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Es innecesario aquí, y de cualquier modo, imposible revisar de nuevo el sinfín de argumentos a favor y en contra de alas tesis que la estructura propuso: que el cambio científico es discontinuo y alterna rasgos perdidos de estabilidad normal y breves explosiones de agitación revolucionario; que la investigación científica normal esta gobernada por ejemplares establecidos., los famosos paradigma que presentan modelos a la comunidad relevante para la resolución de enigmas que tales paradigmas diferentes captan en el mejor de los casos solo o parcialmente los puntos de vista que los otros respectivamente adoptan; que la elección de teorías el movimiento de un paradigma a otro- se describe mejor una cuestión que remite a la conversión intelectual de un cambio de Gestalt que como un asunto gradual consistente en confrontar punto por punto la teoría que se abandona con aquella que, por el contrario, se adopta; y al grado en el que esos paradigmas han cristalizado en una ciencia es una medida de su madurez, su dureza, así como su distancia y referencia con respecto a empresas no científicas.

El propio Kuhn modifico algunas de

estas formulaciones en una serie de apéndices, replanteamientos, replicas y segundos pensamientos. En su opinión, muchas de ellas habían sido distorsionadas, mal comprendidas, más bien mal utilizadas, tanto por sus detractores como por sus defensores. * Otras pocas, especialmente la afirmación de que el cambio científico no consiste en un acercamiento implacable a una verdad en actitud de espera sino en avances de las comunidades disciplinaria, las mantuvo frente a los ataques de todos los cuarteles generales.

Fue, de hecho, esta ultima afirmación

suya, de amplio alcance, la que hizo de la “Estructura” una obra revolucionaria – una

llamada a las armas para aquellos que veían en la ciencia el ultimo bastión del privilegio epistémico o un pecado contra la razón para aquellos que la veían como el camino real a lo realmente real, que las discontinuidades teoréticas sean o no tan prominentes en otros ámbitos como supuestamente lo son en física; que los cambios de Gestalt y la inconmensurabilidad sean la norma en el cambio de teoría o que lo sea la minuciosidad; que la teoría y los enunciados generalizados, los esquemas conceptuales y las concepciones del mundo sean por encima de todo realmente el núcleo del asunto; todo esto puede dejarse a un lado para resolverlo en el tipo de estudio al que la Estructura sirve de ejemplo y de reclamo, lo que permanece como legado de Kuhn, lo que enfurece a sus oponentes mas intransigentes y desorienta a sus seguidores mas entregados, en su apasionada insistencia en que la historia de la ciencia es la historia del crecimiento y la sustitución de comunidades científicas, definidas normativamente, dirigidas de maneras diversas, y con frecuencia en aguda competición. O, por citar de “La Estructura” y no meramente aludir a ella: <Tanto la ciencia normal como las revoluciones son […] actividades basadas en la comunidad.

Para descubrirlas y analizarlas,

primero hay que desenmarañar la cambiante estructura de la comunidad de las ciencias en el tiempo. Un paradigma gobierna […] no un objeto sino a un grupo de practicantes. Cualquier estudio, tanto de una investigación dirigida por un paradigma, como de una investigación que tiene por objetivo romper uno de ellos, debe empezar por localizar el grupo o grupos responsables>.

Con este firme emplazamiento de

<las ciencias> en el mundo donde se sigue el orden del día y se hacen carreras, donde se forman alianzas y se desarrollan doctrinas,

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el mundo en el que todos nosotros vivimos, la Estructura dio paso, sin obstáculo alguno, a la irrupción de la sociología del conocimiento en el estudio de aquellas ciencias. Como la sociología del conocimiento estaba, en su misma naturaleza, libre de debate, división y variedad de puntos de vista (así como algunos de sus practicantes mas exuberantes, de un tono inconformista diseñado para darle entrada al establecimiento), su compromiso con las ciencias fue y continúa siendo más pleno que el que había establecido con la literatura, la historia o el pensamiento político, el cual de hecho recordaba sus friegas, prolongadas y envenenadas, con la religión. Una vez vertida, empero esta aplicación de las categorías, razonamientos, procedimientos y propósitos característicos de las ciencias humanas a la práctica de las ciencias llamadas tendenciosamente <reales> no puede ahora ser invertida ni siquiera por las contramedidas más desesperadas.

A pesar de los gritos de

<subjetivismo>, <irracionalismo>, <psicología de masas> y como no, de la imprecación favorita de estos días, <relativismo>, gritos repetidamente lanzados contra La estructura (y contra Kuhn, quien ha sido acusado de no creer en la existencia de un mundo externo por personas de quien se esperaría un mayor nivel de argumentación), su “orden del día”, con independencia del destino de sus aseveraciones particulares, es todavía vigente. Crece a gran velocidad la sujeción de las ciencias a la atención, firma y superficial, bien informada e ignorante, de los historiadores, los sociólogos, los antropólogos, los economistas, incluso los escritores de ciencia o los profesores de inglés, reacios a detenerse en los limites de la autoridad disciplinaria o de cohibirse ante las solemnidades de los laureados con el

Nobel. Este genio particular, una vez fuera de la botella, no puede ser devuelto a ella, por muy espantoso o maltratado que él (¿ella?) pueda ser- o para quien. Es bastante evidente que, cuando público “La Estructura”, Kuhn no era del todo consciente de lo rebelde que iba a volverse el genio y de cuanto se iba a extender. El gran estallido de estudios sociohistóricos de la ciencia, Edimburgo, Paris, Bielefeld, Boston, Jerusalén, San Diego, etc., así como la enorme explosión de jeremiadas en su contra, retrasaba en gran medida lo que el propio Kuhn caracterizo en sus páginas iníciales como un ensayo reflexivo sobre algunas cosas que le venían preocupando desde sus días en el instituto y en la Society of Fellows de la universidad de Harvard, las causas de toda esta critica y contra critica que pronto se extendió a ámbitos no científicos o científicos en potencia son variadas, se han comprendido mal y han sido muy discutidas.

Ya se ha producido la cambiante

ubicación de las ciencias (y de los científicos) en la cultura contemporánea, las preocupaciones militares y su creciente distancia de la inteligibilidad general, así como un mayor escepticismo ante la posibilidad de una investigación neutral, la ambivalencia cada vez más profunda del rápido cambio tecnológico y las explosiones en la universidad a finales de los sesenta. Para otros, el culpable es el fin de la modernidad, el misticismo New Age, el feminismo, la de construcción, el declinar de la hegemonía de Occidente, la política de financiación de la investigación o alguna combinación de todo ello.

Si bien Kuhn estaba al tanto de muchos de esos temas, su interés no se centraba tanto en ellos como en la comprensión de cómo la ciencia pasó de Aristóteles a Newton, de Newton a Maxwell

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y de Maxwell a Einstein y, dadas las contingencias del mundo, de cuales fueron las razones de su inesperado éxito, dejando a un lado el debate en torno a <la bomba>, que, hasta donde sé, nunca trató públicamente, aquellas cuestiones apenas ocupaban un lugar destacado y mucho menos central en el mundo preocupado pero aun compuesto. Se hicieron presentes independientemente tras la aparición de la Estructura y fueron entonces polémicamente ligadas a ella por su inesperada y espontánea audiencia de masas- positivamente, como una desmitificación de la autoridad científica, su encierro de nuevo en el tiempo y la sociedad; negativamente, como una revuelta en su contra, un repudio de la objetividad, la imparcialidad, la lógica y la verdad- Rezó para que lloviera y se produjo una inundación.

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LECTURA 3

TEORÍA SOCIOLÓGICA Y FIN DEL SIGLO

a situación imperante en el campo de la teoría sociológica los últimos veinte años se ha

caracterizado tanto por los cambios en cuanto a los supuestos aceptados como por una creciente complejidad. Si bien la situación de esta rama de la disciplina es bastante diferente en los países de América Latina que en aquéllos cuyas sociedades pueden considerarse post- industrializadas o altamente desarrolladas, y una visión del desarrollo teórico de la sociología no deben perder esto de vista, creo que en términos muy amplios, la tendencia en cuanto al tipo de los problemas y las modificaciones en el campo teórico puede generalizarse hasta cierto punto. Aquí intentaré abordar este tema sin hacer referencia a las diferencias nacionales y su repercusión en cuanto a las corrientes de desarrollo teórico, que para otros propósitos serían relevantes. Giddes señala en la introducción de La teoría social, hoy …el análisis teórico en las ciencias sociales siempre ha sido una empresa diversificada, pero en un determinado momento posterior a la Segunda Guerra Mundial cierto conjunto de puntos de vista tendieron a prevalecer sobre el resto, imponiendo un cierto grado de aceptación general. Estos puntos de vista generalmente estaban fluidos por el empirismológico-filosófico. (Guiddens, 1990; 10)1 1 Este artículo se publicó en la revista Mexicana de ciencias políticas y sociales, UNAM, num. 148, 15-VI- 92

Aunque esta concepción no fue homogénea, llegó a influenciar a muchísimo investigadores; en su momento la llamada “sociología académica” tuvo un peso enorme en la comunidad de los sociólogos. Aspectos fundamentales de esta concepción dominante fueron por una parte la idea de la “unidad metodología de las ciencias”; se pensaba que no había, o no debía haber diferencias apreciables en el estatus lógico de las ciencias naturales y las ciencias sociales. Por otra parte, y derivado de lo anterior, el fin cognoscitivo de todas las disciplinas científicas era el descubrimiento y formulación de las leyes que rigen la realidad cultural y social.

Los criterios de validación de los resultados de investigación estaban directamente en la base empírica, o sea que cuanto más se observaba la realidad, más seguro podía estar en la investigación de la verdad de sus afirmaciones. En el peor de sus casos esto conducía a un empirismo amplio, que consideraba como criterio de objetividad del conocimiento de manera sumatoria de las observaciones. Aunque no todos los investigadores estaban de acuerdo con esto (prueba de lo cual es el fuerte debate en el seno del departamento de sociología de la Universidad de Columbia en los Estados Unidos, entre Mc. Iver y Lynd, que terminó con el triunfo de la corriente empirista), esa fue la posición dominante durante bastante tiempo. Otras concepciones, ligadas a la sociología alemana por ejemplo, y

ORTIZ CÁRDENAS, JAVIER Y ALBERTO PADILLA ARIAS

EPISTEMOLOGÍA Y METODOLOGÍA EN LA INVESTIGACIÓN SOCIOLÓGICA (1995)

PP 47-63

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articuladas en torno al tema de la comprensión del sentido de acción, como la sociología weberiana, los trabajos de Simmel o los de fenomenólogos como Schultz, fueron de alguna manera consideraciones marginales al núcleo conceptual duro de la disciplina. Ejemplo de esto es la observación de Neurath, del circulo de Viena, en el sentido de que el papel de la comprensión de la investigación social era equivale al de la taza de café que el científico toma cuando está cansado, y le sirve como estimulante para seguir formulando hipótesis, mismas que obviamente debe contrastar luego al fin de formular la explicación causal y legal, única forma de la explicación científica. Como resultado de la asunción de este modelo de ciencia social, los investigadores sociales arrastraron durante años un insalvable complejo de inferioridad con respecto a sus colegas de las ciencias naturales. La justificación habitual era que la sociología era una disciplina aún joven (Merton dixit), y que cuando hubiera acumulado suficiente material a partir de la investigación empírica, podría llegar al grado de cientificidad y predictibilidad propio de las ciencias naturales.

La historia de la debacle de esta concepción de ciencia social es conocida como para que la repita aquí. Basta decir que, enfrentados con la realidad de la investigación, la acción y los procesos sociales, las instrucciones, los grupos o los sistemas mostraron no ser objetos pasivos; convertirlos en “datos” no era tarea fácil, descubrir y formular las leyes de su comportamiento no era un problema relacionado con la cantidad de las observaciones y, en fin, la medición exacta de actitudes y conductas, la mate matización y formulación de los resultados no sólo era muy difícil, sino que producía resultados no

confiables, a la hora de formular predicciones.

Es esquema de explicación casual utilizado por la ciencia social en razón de sus propósitos predictivos, implicaba más la utilización de un paradigma determinista. Esto quiere decir que los procesos sociales se estudiaban básicamente desde la perspectiva de que eran secuelas exclusivas de elementos anteriores, preexistentes a los procesos en cuestión, y no como resultados de acciones; es decir, de comportamientos de actos concretos encaminados a lograr objetivos que los sujetos se esfuerzan por alcanzar de manera más o menos consciente. (Cfr. BOUDON, 1980: 175).

Otras corrientes de pensamiento sociológico, como el interaccionismo simbólico, fueron durante mucho tiempo considerados despreciativamente por la mayoría de los sociólogos “serios”.

Ahora bien, el fracaso de las diversas vértices de la sociología dominante, tuvo un origen tanto disciplinario como político, del cual de ha hablado en otros trabajos. (Cfr. DUHU, GIROLA, AZUELA, 1988)

En las décadas de los setenta, setenta y principios de los ochenta (y esto bario mucho según el país) el mundo académico recibió un fuerte impacto de los concepciones marxistas de la sociedad. A pesar de sus fuertes diferencias (sobre todo en cuanto cual seria el destino de las sociedades capitalistas) con la sociología académica, encontramos puntos de contacto también muy fuertes.

Básicamente, la utilización de un

paradigma determinista, el afán predictivo, y la sobrevaloración del papel de las “estructuras” (referida en el caso del

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marxismo a las relaciones económicas), en la causación social. La crisis del marxismo, si bien tuvo un origen fundamentalmente político, tuvo profundas repercusiones a nivel de las ciencias.

El hecho de que, en lo respecta a la sociología esto se hace evidente desde hacia aproximadamente veinte años, pero en los últimos cinco la situación se ha marcado más evidente y han comenzado a producirse cambios sustanciales a nivel de la teoría sociológica.

Como señala Giddens: “…dentro de la filosofía de la ciencia natural, el dominio del empirismo lógico ha declinado ante los ataques de escritores tales como Kuhn, Toulmin, Lakataos y Hesse. En su lugar a sugerido una “nueva filosofía de la ciencia”, (…) que rechaza la idea de que puede haber observaciones teóricamente neutrales; ya no se canonizan como ideal supremo de la investigación científica los sistemas de leyes conectadas de forma deductiva; y lo más importante la ciencia se considera una empresa interactiva, de modo que los problemas de significado, comunicación y traducción adquiere una relevancia inmediata para las teorías científicas (Giddens, 1990: 11) Estos cambios en la concepción de la filosofía de la ciencia natural, han ocasionado también modificaciones en cuanto ala idea de ciencia social. Como resultado directo de un conjunto de situaciones, que son tanto de origen intra como extradisciplinario. La sociología ha atravesado por un periodo que comúnmente se ha denominado de “crisis de paradigmas”.

CRISIS Y PARADIGMAS Y POSITIVISMO SOCIOLÓGICO

Conviene señalar que el concepto de paradigma ha resultado ser especialmente multívoco y polivalente en el debate académico. Aquí lo voy a utilizar en un sentido similar al de Khun, como un conjunto de proposiciones que forman una base de acuerdo, a partir de la cual se desarrolla una tradición de investigación científica.

Como toda crisis, la de paradigmas ha demostrado tener varias facetas. Por un lado, los sociólogos y los estudiantes de sociología han pasado por una fase de desencanto. La disciplina no es un conjunto de recetas que permitan explicarlo todo. Ninguna teoría es omnicomprensiva. El avance científico no es meramente acumulativo. La crisis se mostró también como una crisis de desconfianza en los propios instrumentos. Pero a la vez, otra faceta de la crisis paradigmática es que ha permitido que muchos puntos de vista anterior mente marginales, o considerados de escaso interés, hayan salido a la luz. Muchos sociólogos, después de haber abandonado el prejuicio ilustrado de tener respuestas para todos los problemas a partir de la utilización del método científico, han podido, en muchos casos, convencerse de la necesidad de la reconstrucción del marco disciplinado, y han podido redescubrir el encanto del oficio.

La reconstrucción del marco disciplinario ha partido de la critica a lo que en términos generales puede denominarse positivismo sociológico, que no es patrimonio exclusivo de alguna escuela de pensamiento sociológico en particular, sino

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que ha permeado el análisis de casi todas las corrientes mas de cuarenta años.

Los presupuestos que caracterizan el positivismo sociológico son los siguientes:

a) un modelo naturalista de la ciencia social, consiste en pensar que la sociedad estaría, al igual que la naturaleza, gobernada por leyes.

b) la sociología tendría como fin cognoscitivo al descubrimiento de las leyes de las cuales dependen los procesos sociales.

c) A partir del conocimiento de esas leyes, la sociología estaría en condiciones de elaborar proposiciones que describan con un grado de terminable de certidumbre un estado futuro de cosas (cfr. DUHAU, 1991), o sea que el conocimiento de las leyes de lo social, permitiría a la sociología contar con una capacidad de predicción o de imputación retrospectiva, equiparable la de las ciencias naturales.

d) se postula la unidad metodológica de las ciencias. Una disciplina es científica en la medida en que aplica determinados protocolos de investigación, denominados “método científico”.

e) carácter objetivo de la base empírica. Con respecto al ultimo a este punto hay amplias diferencias entre inductivistas (filósofos de Circulo de Viena, sociólogos como Merton), y deductivas (Popper en el terreno filosófico, Parsons en la sociología) en cuanto a la importancia otorgado a la base empírica como criterio de verificación o de falsación de los enunciados científicos. Sin embargo, tanto desde el campo de la sociología como el del marxismo, se asume el carácter objetivo de la realidad social: la sociología académica postula la

neutralidad valorativa y el marxismo aboga la superación de los obstáculos impuestos por la ideología dominante, como condición acceso a esa realidad objetiva. De cualquier manera, es constante la confianza ilustrada en el método como garantía de cientifícidad.

f) se exige una diferencia tajante entre juicio de hecho y juicio de valor; pertenece al terreno de la ética o la política, y por lo tanto no deben formar parte del discurso científico, mas que como objetos de investigación de la sociología del conocimiento por ejemplo.

Es necesario reconocer que el surgimiento de la sociología como disciplina científica se produce sólo en el momento en que se logra diferenciar el discurso propiamente sociológico del discurso de la filosofía social, como la obra de Durkheim y Weber se ha encargado de demostrar. Sin embargo, el positivismo sociológico presupone, dada su visión naturalista de lo social, que existe una realidad objetiva a ser conocida que no depende o los acervos culturales de conocimiento de que disponen los investigadores. Aunque, como en el caso de Popper, se llegue a afirmar que “las observaciones, y más todavía, los enunciados de observaciones, y los de resultados experimentales, son siempre interpretaciones a la luz de teorías” (POPPER, 1935: 1, 1977: 103, nota 2), no se arriba a la conclusión de que dichas teorías forman parte no de un marco conceptual (el de la ciencia), sino que, como señala Habermas: …hasta la mas elementar percepción viene categorialmente preformada por el instrumental filosófico de base y determinada por la experiencia (cultural) precedente, por lo heredado y aprendido, y anticipada por el horizonte de las

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expectativas e incluso de los desafíos y temores. (HABERMAS, 1970). Por lo tanto, una crítica al positivismo sociológico debe empezar por reconocer que la base empírica de las ciencias no es independiente de los estándares (criterios de validez, protocolos de observación, definición del objeto, etc.) que las mismas ciencias aplican a la experiencia.

La diferencia entre enunciados acerca de lo que la realidad es, y lo que según las preferencias del investigador “debiera ser”, está a la base de cualquier enunciado con pretensiones de cientificidad; pero por otra parte, es necesario problematizar la frase “lo que la realidad es”, dado que la percepción de la realidad (realidad social en el caso de sociología), está mediatizada por la formación del investigador, su cultura, la sociedad y el grupo del que proviene, etcétera.

g) La búsqueda de leyes y principios que rigen los procesos sociales condujeron a la sobrevaloración cuando no a la consideración única, del papel de las “estructuras” en la configuración de dichos procesos Término polisémico como hay pocos en nuestro campo, el concepto de estructura hace por lo general referencia a elementos permanentes fundamentales y en cierto sentido fundadas, siempre presentes, que como leyes de desarrollo o determinantes en última instancia, configuran a las sociedades. Así, para el estructural-funcionalismo, el concepto de estructura remite a los valores y normas que prescriben la conducta social; en el caso del marxismo, la estructurase refiere a las relaciones económicas. La posición positivista, aunque con matices diversos, se ha caracterizado siempre por presentar una visión

“estratificada” de la realidad social (cfr. GARCÍA CANCLINI, 1990: cap. 2 en la que algunos elementos o factores, son determinantes en relación a otros, y se constituyen en “la clave casual explicativa” fundamental. El positivismo sociológico ha permitido tanto los enfoques macro como lo micro, tanto los empiristas como los deductivistas; tanto en las perspectivas para los cuales el papel de la sociología consistiría en legitimar al orden social vigente, como en las perspectivas cuyo propósito es la critica de ese orden. La crítica a los supuestos del positivismo sociológico, ha estado encabezada por los investigadores que se dedica a la y teoría, pero en el campo de las investigaciones empíricas, aún falta mucho por hacer.

LAS CORRIENTES INTERPRETATIVAS Y EL DESAFÍO

DEL FIN DE SIGLO

Si algo ha caracterizado al análisis teórico en los últimos años se puede decir que ha sido el surgimiento de una pluralidad de enfoques, que ha venido a sumarse a las perspectivas existentes Anthony Giddens ha sido uno de los primeros teóricos en presentar las nuevas corrientes de pensamiento, que si bien desde orígenes diversos, han repercutido en la reformación de los instrumentos y perspectivas de análisis en los últimos años. Estas nuevas corrientes, a las que en términos generales se puede denominar corrientes interpretativas, y que a pesar de su origen diverso, reconoce su duda con la sociología weberiana, se caracterizan por interés en el estudio de “la acción, el significado y la convención en el contexto

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de la vida social humana” (GIDDENS, 1976: 18). En el debate actual, uno de los problemas cruciales cómo articular el conocimiento adquirido, sobre todo a partir del desarrollo de las sociologías de paradigma deterministas centradas en el centro de la estructura, con el conocimiento provisto por las nuevas corrientes, centradas en el papel de la cultura y sobre todo en la actividad transformadora, productora y reproductora de los actores sociales. Bajo el nombre genético de corrientes interpretativas, se engloban escuelas de pensamiento muy diverso. Si bien algunas son formulaciones de corte filosófico, otras han generado una aplicación práctica en el terreno de la investigación empírica en sociología. Podemos mencionar por una parte la fenomenología sociológica de Alfred Schutz; la obra de Peter Winch, derivada de la filosofía del último Wittgenstein; la hermenéutica de H. G. Gadamer y de Ricoeur. En cierto sentido, la teoría crítica de Habermas participa de muchos de los intereses de las anteriores. A estas habría que sumarles el interaccionismo simbólico, que si bien se desarrollo más o menos por la misma época que el estructural- funcionalismo, fue apacado por este durante varias décadas, y tan solo pocos años empiezan a ser reconocido fuera la de los Estados Unidos. También la etnometodología de Garfinkel, la teoría de la estructuración de Giddens y la sociología de la cultura de Bourdieu forman parte de estas nuevas corrientes interesadas por el problema de la acción. Si nos pusiéramos hacer un balance breve de las modificaciones que las corrientes interpretativas han introducido o

por lo menos sugerido al debate teórico, habría que mencionar: A) Un replanteamiento del tema del estatus lógico de las ciencias sociales en relación con las naturales. Por un lado, existe una diferencia sustancial en cuanto al objeto, ya que la sociedad es un producto humano, mientras que la naturaleza no lo es. Por otro lado, el investigador se encuentra no solo inmerso en su objeto de estudio sino involucrado en el de manera inherente. Sin embargo, y a pesar de que esto rompe con la posibilidad de la unidad metodológica de todas las disciplinas científicas el replanteamiento va más allá. La ciencia es una forma de conocimiento, por lo tanto una manifestación cultural. Tiene una relación intima con la cultura en su conjunto. Participa de un horizonte cultural común, junto con otros saberes, creencias y concepciones del mundo. Por lo tanto, es una forma de interpretación de realidad ligada a sociedades determinadas. Como conjunto de proposiciones acerca de la realidad, participa de las características de cualquier conjunto de significados: sus afirmaciones tienen que ser captadas hermenéuticamente, o sea en relación con un marco general de significación.

Por lo tanto participa de los problemas que se le plantea a cualquier hermenéutica: el papel re-creador, en cierto sentido distorsionador, del observador. La limitación impuesta por los instrumentos de observación. La comparación entre observaciones del objeto producidas por instrumentos diferentes, etc. Esto, que en física fue reconocida desde fines de la década de los veinte, como el principio de indeterminación de Heisemberg, increíblemente no fue asumido por los teóricos sociales sino hasta mucho tiempo después.

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De allí entonces, que las corrientes interpretativas discutan la diferenciación radical planteada por el positivismo sociológico entre juicios de hecho y juicios de valor. B) En cuanto al fin cognoscitivo, las leyes dejan de ser el objetivo único. Las corrientes interpretativas (en general, aunque con variaciones significativas entre las diferentes posiciones), critican la concepción naturalista de la sociedad, y a su vez realizan la posibilidad de predicción. Para el positivismo sociológico, la posibilidad de haber previsiones ciertas, acerca del futuro de los procesos sociales, se cifraba en un hecho objetivo (la existencia de regularidades), y en una interpretación peculiar de ese hecho (las regularidades se producirían porque lo social estaría regido por leyes, que, como en el caso de la naturaleza, operan a espaldas de los sujetos intervinientes).Las corrientes interpretativas centran su análisis de las regularidades en el papel productivo de los procesos de interacción. C) En cuanto a los criterios de validación de los resultados del conocimiento, se asume la posición de que la contrastación intersubjetiva en el principal criterio de la validez. Esto tiene dos consecuencias importantes. Por un lado, el reconocimiento de la importancia de las comunidades científicas que proporcionan al investigador los instrumentos disciplinarios y a la vez un medio indispensable para contrastar sus posiciones. Por otro lado, un replanteamiento del problema de la idea de razón y del problema de la racionalidad. - ¿Existe una razón universal, que sirve de parámetro y frente a la cual se defina la cientificidad, objetividad y sistematicidad de

todo conocimiento; o la racionalidad es a costa y depende del marco cultural? - ¿Existen racionalidades distintas, o lógicas distintas en las diferentes sociedades que se acercan o se distancian de la “conducta racional”? - ¿Se identifica “la racionalidad” con la racionalidad occidental, o existe una razón universal trascendente? - ¿Cuál es la relación entre racionalidad y modernidad? Estos son algunos de los aspectos del problema que han comenzado ha discutirse, hace ya un tiempo a la luz de las aportaciones de las corrientes, interpretativas. D) Las distintas corrientes interpretativas hacen hincapié en el carácter pre-dado del mundo social. Esto quiere decir que cada individuo se encuentra, desde que nace, con un conjunto de prácticas, usos, costumbres, normas, y concepción del mundo, que les son imbuidos a través del proceso de socialización y que él aplicará de manera no reflexiva y pragmática en su vida cotidiana. De esto también se derivan consecuencias importantes. Una de ellas, es la problematización de la vieja antinomia entre individuo y sociedad. En toda sociedad existen regularidades, procesos que se repiten. Esto se debe a que todas las sociedades están “estructuradas”. Sin embargo, el hecho de que las estructuras sociales preexisten a cada autor individual no tiene por que conducirnos a la idea de que “las estructuras son eternas”, como algún autor a llegado a afirmar. Las estructuras se reproducen a través de procesos que son bien conocidos por los sociólogos, que además los ha estudiado consistentemente. Los procesos de

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socialización, y las múltiples relaciones que establecemos con los demás constantemente, son las formas en las que producimos las estructuras. Por lo tanto, son las personas, en su interacción, las que producen y reproducen las estructuras sociales. Las regularidades y las regulaciones de varios tipos que observamos en todas las sociedades y a las que llamamos “estructuras”, no deben concebirse como entelequias con una dinámica propia, totalmente autónomas de la actividad de los sujetos. La incidencia de cada actor individual puede ser despreciable. El desafío teórico con el que nos enfrentamos implica repensar la categoría de “estructura” como la categoría “sujetos”. E) Otra modificación que se deriva de la incidencia de las corrientes interpretativas en el debate teórico es el interés por el estudio de la vida cotidiana. Esto es particularmente evidente en la etnometodología y en la sociología de Bourdieu. En nuestro medio hace varios años que existen grupos dedicados a esto, pero aun el impacto no ha sido lo suficientemente grande. Una multiplicidad de problemas subyace a los estudios de vida cotidiana y a las historias de vida. Algunos tienen que ver con la valides de las interpretaciones; en general, se puede señalar que la cuestión fundamental se refiere no sólo a la posibilidad sino la necesidad de la articulación entre los niveles micro y macro de análisis. Hay otras cuestiones que me gustaría plantear y que tiene que ver con la tal mencionada “crisis de paradigmas” en las ciencias sociales, y en la sociología en particular.

Por un lado debemos deshacernos de la connotación catastrófica del concepto de crisis. Si una ciencia no pasa periódicamente por crisis, es una ciencia dogmática y muerta. En nuestro caso especifico, creo que la llamada crisis que se deriva de los fracasos explicativos de ciertas teorías con pretensiones omnicomprensivas y pan- explicativas, a abierto el camino para una reconstrucción del marco disciplinario, que puede permitir explicaciones mas ricas y mas profundas de los procesos sociales una idea que ha manejado los epistemólogos durante mucho tiempo, es la de la inconmesuralidad de los paradigmas. Creo que la crisis ha abierto el camino para que, por lo menos a nivel de la teoría sociológica, al usar conceptos provenientes de distintos esquemas paradigmáticos sea una práctica común y no por ello sean menos rigurosos.

La otra cuestión es la relación entre

la teoría sociológica y la epistemología. Desde hace bastante tiempo, la epistemología, y la filosofía en general, han incursionado en problemas que tienen directa vinculación con lo social. Y a la vez, la teoría sociológica ha ido tomando cada vez más en cuenta sus fundamentos filosóficos. Esto ha llevado a que en la obra de algunos autores estos dos niveles, el de la epistemología y el de la teoría se traslapen y se inter penetren, e incluso algunos investigadores sostengan teóricos a los problemas epistemológicos.

Creo que una revisión del marco

disciplinario, que es el desafió que nos espera para este fin de siglo, requiere que los sociólogos recuperemos la especificidad de nuestros problemas teóricos, y sin desconocer la necesidad de tener en cuenta lo epistemológico, reivindiquemos el campo de la teoría como un campo con características, requerimientos y problemas propios.

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Los problemas que la teoría sociológica debe resorber son diferentes a los problemas epistemológicos, y se refieren a una multiplicidad de cuestiones, relacionadas tanto con las disciplina en general como con las distintas ramas y especialidades. Así el tema de la apropiación del espacio urbano, y la incidencia de los procesos de modernización en la delimitación de las esferas publica y privada, son los problemas teóricos propios de la sociología urbana. La relación entre mercado, democracia y legislación; o el análisis de las formas posibles de democracia en los países de la periferia capitalista son problemas teóricos propios de la sociología urbana. La relación entre mercado entre estrategias o el análisis de las formas posibles son problemas teóricos pertinentes desde el punto de vita de la sociología política. La relación entre estrategias democratizadoras, procesos de modernización y consumo cultural, pertenecen al campo de la teoría sociológica de la cultura.

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LECTURA 4

EPISTEMOLOGÍA Y METODOLOGÍA

l método- escribe Auguste Comte- no es susceptible de ser estudiado separadamente de las

investigaciones en que se lo emplea; o, por lo menos, seria este un estudio muerto, incapaz de fecundar el espíritu que a él se consagre. Todo lo que pueda decirse de real, cuando se lo encara abstractamente, se reduce a generalidades tan vagas que no podría tener influencia alguna sobre el régimen intelectual. Cuando se ha establecido, como tesis lógica, que todos nuestros conocimientos deben fundarse sobre la observación, que debe procederse de los principios hacia los hechos y de los hechos hacia los principios, además de algunos otros aforismos similares, se conoce mucho poco profundo, una sola ciencia positiva, aun sin intención filosófica. Por haber desconocido este dato esencial, nuestros psicólogos se inclinan a considerar a sus ensueños como ciencia, cuando creen comprender el método positivo por haber leído los preceptos de Bacón o el Discurso de Descartes. Ignoro si, mas tarde será posible seguir a priori un verdadero curso de método del todo independiente del estudio filosófico de las ciencias; pero estoy convencido de que ello es imposible hoy, puesto que los grandes procedimientos lógicos no pueden aun ser explicados, con suficiente precisión, por separado de sus aplicaciones. Me atrevo a agregar además que, aun cuando una empresa de este tipo pueda ser realizada- lo que, en efecto es concebible-, sólo por el estudio de las aplicaciones regulares de los procedimientos científicos podrá lograrse un buen sistema

de hábitos intelectuales, hechos que es, sin embargo, objetivo esencial del método”.1

Nada habría que agregar a este texto que, al negarse a disociar el método de la práctica, de entrada rechaza todos los discursos del método, si no existiera ya todo un discurso acerca del método que, ante la ausencia de una oposición de peso, amenaza imponer a los investigadores una imagen desdoblada del trabajo científico. Profetas que se enseñan con la impureza original de la empírica de quienes no se sabe si se consideran las mezquindades de la rutina científica como atentarías a la dignidad del objeto que ellos piensan les corresponde o del sujeto científico que pretende encarnar- o sumos sacerdotes del método que todos los investigadores observarían voluntariamente, mientras vivan, sobre los estrados del catecismo metodológico, quienes disertan sobre el arte de ser sociólogo o el modo científico de hacer ciencia sociológica a menudo tienen en común la disociación del método o la teoría respecto de las operaciones de investigación, cuando no disocian la teoría del método o la teoría de la teoría. Surgido de la experiencia de investigación y de sus dificultades cotidianas, nuestro propósito explicita, en función de las necesidades de esta causa, un “sistema de costumbres intelectuales”, se dirige a quienes, “embarcados” en la

1 A, Comte, Tours de Philosophie, t bachelier, paris, 1830(citado según la edición Garnier, 1926, pp. 71-72, podría señalarse, con Canguilhem, que no es fácil superar la seducción del vocabulario que nos conduce sin cesar a concebir el método como susceptible de ser separado de las investigaciones en que es puesto en practica [A Comte] “enseña en la primera lección del curso de filosofía positiva que el método no es susceptible de ser estudiado por separado de las investigaciones en que es empleado; ello sobreentiende que empleo de un método supone ante que es empleado, ello sobreentiende que el empleo de un método supone ante todo su posesión, Masson, Paris, 1967, p, 24.

BOURDEAU PIERRE EL OFICIO SOCIOLÓGICO

(1973) pp 1-25

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práctica, de la sociología empírica, sin necesidad alguna de que se les recuerde la necesidad de la medición y de su aparato teórico y técnico, están de acuerdo totalmente con nosotros sobre aquello acerca de lo cual estamos de acuerdo porque va de suyo: la necesidad, por ejemplo de no descuidar ninguno de los instrumentos conceptuales o técnicos que dan todo o no quieren hacer la experiencia de investigación podrán ver, en esta obra que apunta a problematizar la práctica sociológica, un cuestionamiento de la sociología empírica.2

Si bien es cierto que la enseñanza de

la investigación requiere, de parte de quienes la conciben como de los que la reciben, una referencia directa y constante a la experiencia en primera persona de la practica, “la metodología de moda que multiplica los programas de investigaciones refinadas pero hipotéticas, las consideraciones críticas de investigaciones realizadas por otros […] o los veredictos metodológicos”,3, no podría reemplazar una reflexión sobre la relación justa con las técnicas y un esfuerzo, aún azaroso, por trasmitir principios que no pueden presentarse como simples verdades de principio por que son el principio de la investigación de verdades. Si bien es cierto, además, que los métodos se distinguen de las técnicas, por lo menos en que estos son “lo suficientemente generales como para tener valor en todas las ciencias o en un sector importante de ellas4. Esta reflexión sobre el método debe también asumir el riesgo de rever los análisis mas clásicos de la epistemología de las ciencias de la 2 La división del campo epistemológico según la lógica de los pares y las tradiciones intelectuales que, al identificar toda reflexión con especulación pura, no permiten percibir la función técnica de una reflexión sobre la relación con las técnicas, otorgan fuerte probabilidad al malentendido que aquí tratamos de enfrentar en efecto, en esta organización dualistas de las posiciones epistemológicas. 3 R.Needham Structure and Sentiment, 1962 4 A. Kaplan, the Conduct of inquirí, methodology of behavioral Science 1964. p 23

naturaleza; pero quizá sea necesario que los sociólogos se pongan de acuerdo sobre principios elementales que aparecen como evidentes para los especialistas en ciencias de la naturaleza o en filosofía de las ciencias, para salir de la anarquía conceptual a la que están condenados por su indiferencia ante la reflexión epistemológica. En realidad, el esfuerzo por examinar una ciencia en particular a través de los principios generales proporcionados por el saber epistemológica. En realidad, el esfuerzo por examinar una ciencia en particular a través de los principios generales proporcionados por el saber epistemológico se justifica y se impone especialmente en el caso de la sociología; en ella todo conduce, en efecto, ignorar este saber, desde el estereotipo humanista de la irreductibilidad de las ciencias humanas hasta las características del reclutamiento y la formación de investigadores, sin olvidar la existencia de un conjunto de metodólogos especializados en la reinterpretación selectiva del saber de las otras ciencias, por tanto, es necesario someter las operaciones de la práctica sociológica a la polémica de la razón epistemológica, para definir, y si es posible inculcar, una actitud de vigilancia que encuentre en el completo conocimiento de error y de los mecanismos que lo engendran uno de los medios para superarlo. La intención de dotar al investigador de los medios para que el mismo supervise su trabajo científico, se opone a los llamados al orden de los censores cuyo resignado a una tecnología investida con la función de exorcismo.

Como la obra de Gastón Bachelard

lo demuestra, la epistemología se diferencia de una metodología abstracta en su esfuerzo para captar la lógica del error para construir la lógica del descubrimiento de la verdad como polémica contra el error y como esfuerzo para someter las verdades próximas

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a la ciencia y los métodos que utiliza a una rectificación metódica y permanente, pero la acción polémica de la razón científica no tendría toda su fuerza si el “psicoanálisis del espíritu científico” no se continuará en un análisis de las condiciones sociales en las cuales se producen las obras sociológicas; el sociólogo puede encontrar un instrumento privilegiado de vigilancia epistemológica en la sociología del conocimiento, como medio para enriquecer y precisar el conocimiento del error de las condiciones que lo hacen posible y, a veces inevitable, [G: Bachelard, texto N°2]. Por consiguiente, las apariencias que aquí pudieran subsistir de una discusión ad hominem se refiere solo a los límites de la comprensión sociológica de las condiciones del error; una epistemología que se remite a una sociología del conocimiento, menos que ninguna otra puede imputar los errores a sujetos que no son, nunca ni totalmente, sus autores. Si, parafraseando un texto de Marx, “no pintamos de rosado” al empirista, al intucionista o al metodólogo, tampoco nos referimos a “personas sino en tanto que personificación” de posiciones epistemológicas que sólo se comprenden totalmente en el campo social donde se apoyan. PEDAGOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

La función de esta obra define su forma y su contenido. Una enseñanza de la investigación cuyo proyecto sea exponer los principios de una práctica profesional, es decir proporcionar a la vez los instrumentos indispensables para el tratamiento sociológico del objeto y una disposición activa a utilizarlos apropiadamente, debe romper con la rutina del discurso pedagógico para restituir su fuerza heurística a los conceptos y operaciones más completamente “neutralizados” por el ritual de la exposición canónica. Por ello esta obra que apunta a señalar los actos más prácticos de la práctica sociológica comienza por una

reflexión que trata de recordar, sistematizándolos, las implicaciones de toda práctica, buena o mala, y de concretar en preceptos prácticos el principio de vigilancia epistemológica (libro primero).5 Se intentará luego la definición de la función y las condiciones de aplicación de los esquemas teóricos a los que debe recurrir la sociología para construir su objeto, sin pretender estos primeros principios de la interrogación propiamente sociológica como una teoría acabada del conocimiento del objeto sociológico, y menos todavía, como una teoría general y universal del sistema social, (libro segundo)*. La investigación empírica no necesita comprometer tal teoría para escapar al empirismo, siempre que ponga en práctica efectiva, en cada una de sus operaciones, los principios que lo constituye como ciencia, proporcionándole un objeto caracterizado por un mínimo de coherencia teórica. Si esta condición se cumple, los conceptos a los métodos podrán ser utilizados como instrumentos que, arrancados de su contexto original, se abren a nuevos usos (libro tercero) **, al asociarse la presentación de cada instrumento intelectual a ejemplos intelectual a ejemplos de su utilización, se tratara de evitar que el saber sociológico pueda aparecer como una suma de técnicas, o como un capital de conceptos separados o separables de su implementación en la investigación.

Si nos hemos permitido extraer del orden de razones en las que se encontraban insertos los principios teóricos y los procedimientos técnicos heredados de la historia de la ciencia sociológica, no es sólo para quebrar los encadenamientos del orden didáctico que no renuncia a la complacencia erudita frente a la historia de las doctrinas a los conceptos sino para rendir tributo al reconocimiento diplomático de los valores consagrados por la tradición o sacralizados

5 CF. Supra el prefacio a la segunda edición, pp 9-10

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por la moda, ni tampoco para liberar virtualidades heurísticas, muchas veces más numerosas que lo permitirían creer los usos académicos; es, sobre todo, en nombre de una concepción de la teoría del conocimiento sociológico que hace de esta teoría sistema de principios que definen las condiciones de posibilidad, de todos los actos y todos los discursos propiamente sociológicos, y sólo de estos, cualesquiera que sean las teorías del sistema social de quienes producen o produjeron obras sociológicas en nombre de estos principios. El problema de la afiliación de una investigación sociológica a una teoría particular acerca de lo social, la de Marx, la de Weber o la Durkheim por ejemplo, es siempre secundario respecto del problema de la pertenencia de esta investigación a la ciencia sociológica: el único criterio de esta pertenencia reside, en realidad, en la aplicación de los principios fundamentales de la teoría del conocimiento sociológico que, en tanto tal, de ningún modo separa a autores a los que todo aleja en el plano de la teoría del sistema social. Aunque la mayoría de los autores han llegado a confundir su teoría particular del sistema social con la teoría del conocimiento de lo social que abrazaban, por lo menos implícitamente en su práctica sociológica, el proyecto epistemológico puede permitirse esta distinción preliminar para vincular autores cuyas oposiciones doctrinarias ocultan el acuerdo epistemológico.

Temer que esta empresa conduzca a

una amalgama de principios tomados de tradiciones teóricas diferentes o a la constitución de un corpus de fórmulas disociadas de los principios que las fundamentan, implica olvidar que la reconciliación cuyos principios creemos explicitar se opera realmente en el ejercicio autentico del oficio de sociólogo o, mas exactamente, en el oficio del sociólogo,

hábitos que, en tanto que sistema de esquemas mas o menos dominados y mas o menos transponibles,, no es sino la interiorización de los principios de la teoría del conocimiento sociológico. A la tentación que siempre surge de transformar los preceptos del método en recetas de cocina científica o en objetos de laboratorio, solo puede oponérsele un ejercicio constante de la vigilancia epistemológica que, subordinando el uso de técnicas y conceptos a un examen sobre las condiciones y los limites de su validez, proscriba la comodidad de una aplicación automática de procedimientos probados y señale que toda operación, no importa cuan rutinaria y repetida sea, debe repensare a si misma y en función del caso particular. Solo una reinterpretación mágica de las exigencias de la medición puede a la vez sobreestimar la importancia de las operaciones que no son, por otra parte, sino recursos del oficio y, trasformando la cautela metodología en respecto sagrado, utilizar no sin temor o no utilizar jamás, bajo el temor de no cumplir totalmente las condiciones rituales, instrumentos que deberían ser juzgados solo en el uso. Los que llevan la cautela metodología hasta la obsesión hacen, pensar en ese enfermo del que habla Freud, que dedicaba su tiempo a limpiar sus anteojos sin ponérselos nunca.

A diferencia de la tradición que se

tiene a la lógica de la prueba, sin permitirse, por principio, penetrar en los arcanos de la invención, condenándose de esta forma a vacilar entre una retórica de la exposición formal y una psicología literaria del descubrimiento, quisiéramos proporcionar aquí los medios para adquirir una disposición mental que sea condición de la invención y de la prueba. Si esta reconciliación no se produce, ello implicaría renunciar a proporcionar una ayuda, cualquiera que sea, al trabajo de

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investigación, limitándonos junto a tantos otros metodólogos, a invocar o llamar, como se llama a los espíritus, los milagros de una iluminación creadora, que trasmite la hagiografía del descubrimientos científico, o los misterios de la psicología de las profundidades.6

Si va de suyo que los automatismos

adquiridos posibilitan la economía de una invención permanente, hay que cuidarse de la creencia de que el sujeto de la creación científica es un automaton spirituale que obedece a los organizados mecanismos de una programación metodología constituida de una vez para siempre, y por tanto encerrar al investigador en los limites de una ciega sumisión a un programa que excluye la reflexión sobre el programa, reflexión que es condición de invención de nuevos programas.7 La metodología, afirma Weber, “[…] es condición de un trabajo fecundo en la misma medida en que el conocimiento de la anatomía es condición de la marcha correcta”.8 Pero, aunque es inútil confiar en descubrir una ciencia sobre el modo de hacer ciencia y suponer en descubrir una ciencia sobre el modo de hacer ciencia, y suponer que la lógica sea algo mas que un modo de control de la ciencia que se construye o que se la ha construido, sin embargo, como lo observo Stuart Mill, “la invención puede ser cultivada”, es decir que una explicitación de la lógica del descubrimiento, tan parcial como parezca, puede contribuir a la nacionalización del aprendizaje de las aptitudes para la creación.

6 La literatura metodología ha procurado siempre, cuando define el objeto de la lógica de las ciencias, evitar explícitamente, la consideración de los ways of discovery a favor de ways of validation. 7 Piénsese, por ejemplo, en la facilidad con que la investigación puede reproducirse sin producir nada, según la lógica de la pump-handle resarch. 8 M. Weber, Essais sur la theorie de la science (trad, de J: Freund), Paris, 1965, p. 220 [hay edic. esp.]

EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS DEL HOMBRE Y EPISTEMOLOGÍA

DE LAS CIENCIAS DE LA NATURALEZA

La mayoría de los errores a los que

se exponen la práctica sociológica y la reflexión sobre la misma radican en una representación falsa de la epistemología de las ciencias de la naturaleza y de la relación que mantiene con la epistemología de las ciencias del hombre. Así, epistemologías tan opuestas en sus afirmaciones evidentes como el dualismo de Dilthey –que no puede pensar la especificidad del método de las ciencias del hombre sino oponiéndole una imagen de las ciencias de la naturaleza originada en la mera preocupación por diferenciar- y el positivismo-preocupado por imitar una imagen de la ciencia natural fabricada según las necesidades de esta imitación- ambos en común ignorante la filosofía exacta de las ciencias exactas. Esta grosera equivocación condujo a fabricar distinciones forzadas entre los dos métodos para responder a la nostalgia o a los deseos piadosos del humanismo, y a celebrar ingenuamente redescubrimientos desconocidos como tales o, demás, a entrar en la puja positiva que escolarmente copia una imagen reduccionista de la experiencia como copia de lo real.

Pero puede advertirse que el positivismo efectúa sólo una criatura del método de las ciencias exactas, sin acceder ipso facto a una epistemología exacta de las ciencias del hombre. De hecho, el carácter subjetivo de los hechos sociales y su irreductibilidad a los métodos rigurosos de la ciencia conforma una constante en la historia de las ideas que la crítica del positivismo mecanicista sólo reafirma. De esta forma, al percibir que “los métodos que los científicos o los investigadores fascinados por las ciencias de la naturaleza tan a menudo intentaron aplicar a la fuerza a

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las ciencias de la naturaleza tan a menudo intentaron aplicar a la fuerza a las ciencias del hombre no siempre fueron necesariamente aquellos que los científicos aplicaban de hecho en su propia disciplina, sino más bien los que creían utilizar”9 Hayek concluye de inmediato que los hechos sociales se diferencian “de los hechos de las ciencias físicas en tanto son creencias u opiniones individuales” y por consiguiente, “no deben ser definidos según lo que podríamos describirle sobre ellos por los métodos objetivos de la ciencia sino según lo que piensa la persona que actúa”10 la impugnación de la imitación automática de las ciencias de la naturaleza se vincula tan mecánicamente a la critica subjetivista de la objetividad de los hechos sociales que todo esfuerzo por encarar los problemas específicos que plantea la transposición a las ciencias del hombre del saber epistemológico de las ciencias de la naturaleza, corre siempre el riesgo de parecer una reafirmación de los derechos imprescriptibles de la subjetividad.11

LA METODOLOGÍA Y EL DESPLAZAMIENTO DE LA

VIGILANCIA

Para superar las discusiones académicas y las formas académicas de superarlas, es necesario someter la practica científica a una reflexión que, a diferencia de la filosofía clásica del conocimiento, se

9 F.A Von Hayek Scientisme et sciences sociales, essai sur le mauvais usage de la raison plon, Paris, 1953 ,p 3. 10 IBID. Pp, 21 y 24 11 Y sin embargo todo el proyecto de Durkheim puede demostrar que es posible evadirse de la alternativa de la imitación ciega y del rechazo, igualmente ciego, a imitar: “la sociología nació a la sombra de las ciencias de la naturaleza y contacto intimo con ellas […] es natural que algunos de los primeros sociólogos se equivocaran al exagerar este acercamiento hasta el punto de desconocer el origen de las ciencias sociales y la autonomía que deben disfrutar respecto de las otras ciencia sociales y les han precedido, pero esta exageración no debe hacer olvidar toda la fecundidad de los orígenes mas importantes del pensamiento científico.

aplique no a la ciencia hecha, ciencia verdadera cuyas condiciones de posibilidad y de coherencia , cuyos títulos de legitimidad sería necesario establecer, sino a la ciencia que se esta haciendo. Tal tarea, propiamente epistemológica, consiste en descubrir en la practica científica misma, amenazada sin cesar por el error, las condiciones en las cuales se puede discernir lo verdadero de lo falso, desde el paisaje de un conocimiento menos verdadero, a un conocimiento mas verdadero, o mas bien, como lo afirma Bachelard, “aproximado, es decir, rectificado esta filosofía del trabajo científico, acción polémica incesante de la razón, traspuesta a la instancia de la ciencia del hombre, puede proporcionar los principios de una reflexión capaz de inspirar y controlar los actos concretos de una practica verdaderamente científica, definiendo en lo que tengan de especifico los principios del racionalismo regional propios de las ciencias sociológica. El racionalismo que informaba las preguntas de la filosofía clásica del conocimiento hoy se expresa mejor en los intentos de algunos metodológicos que se inclinan a reducir la reflexión sobre el método a una lógica normal de las ciencias.

Sin embargo, como lo señala P. Feyerabend, “Todo fijismo semántico tropieza con dificultades cuando se trata de dar razón total del progreso del conocimiento y de los descubrimientos que a él aporta, mas precisamente, interesarse en las relaciones intemporales entre los enunciados abstractos en detrimento de los procesos por los cuales cada proposición o cada concepto fue establecido y engendro otras proposiciones u otros conceptos, suponen negarse a colaborar efectivamente con quienes están inmersos en las peripecias inseguras del trabajo científico, desplazando así el desarrollo de la intriga entre bastidores para llevar a escena solo los desenlaces

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totalmente ocupados en la búsqueda de una lógica ideal del descubrimiento, los metodólogos no pueden dirigirse en realidad sino aun investigador definido abstractamente por su actitud para concretar estas normas de perfección es decir, a un investigador impecable lo que equivale a decir, imposible o estéril. La obediencia incondicional a un órgano de reglas lógicas que tiende a producir un efecto de clausura prematura al hacer desaparecer como lo diría Freud la elasticidad en las definiciones, o como lo afirma Carl Hempel, la disponibilidad semántica de los conceptos que constituyen una de las condiciones del descubrimiento por lo menos en ciertas etapas de la historia de una ciencia o del desarrollo de una investigación.

No se trata aquí de negar que la formalización lógica encarada como medio para poner a prueba la lógica en acto de la investigación la coherencia de sus resultados constituye uno de los instrumentos mas eficaces del control epistemológico; esta implementación legitima de los instrumentos lógicos operan demasiado a menudo, como garantía de la enfermiza predilección por ejercicios metodológicos cuyo único fin discernible es posibilitar la exhibición de un arsenal de medios disponibles frente algunas investigaciones concebidas en función de las necesidades de la causa lógica o metodológica, no puede si no avocarse, con Abraham Kaplan, la conducta de un borracho, que. Habiendo perdido la llave de su casa, la busca sin embargo como obstinación bajo la luz de un farol ya que alega que ahí se ve mejor.

El rigorismo tecnológico que descansa sobre la fe en un rigor definido de una vez para siempre y para todas las situaciones, es decir una representación fijista de la verdad o del error como trasgresión a normas incondicionales, se opone diametralmente a la búsqueda de

rigores específicos, desde una teoría de la verdad, como teoría del errores rectificados. “el conocer-agrega Gastón Bachelard- debe evolucionar junto con lo conocido lo que equivale a afirmar que es inútil buscar una lógica anterior y exterior a la historia de la ciencia que se esta haciendo para captar los procedimientos de la investigación es necesario analizar como opera en lugar de encerrarla en la observancia de un decálogo de procedimientos que quizá no deban parecer adelantados respecto de la practica real sino por el hecho de que son definidos por adelantado. “Desde la fascinación por el hecho de que matemática evitar el error es cuestión técnica, se pretende definir la verdad, como el producto de una actividad intelectual que responde a ciertas normas; se pretende considerar los datos experimentales como se consideran los axiomas de la geometría; se confía determinar reglas de pensamiento que desempeñarían la función que la lógica desempeña en matemática. Se quiere, a partir de una experiencia limitada construir la teoría de una vez por todas, que el cálculo infinitesimal elaboro sus fundamentos paso a paso, la nación de número solo alcanzo claridad, después de 2500 años. Los procedimientos se instauran el rigor se origina como respuestas a preguntas que no pueden formularse a priori que solo el desarrollo de la ciencia hace surgir. La ingenuidad se pierde lentamente. Esto, verdadero en matemática, lo es a fortiori para las ciencias de observación, a donde cada teoría refutada impone nuevas exigencias de rigor. Es pues inútil pretender plantear a priori las condiciones de un pensamiento auténticamente científico.

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LECTURA 5

EL DEBATE EPISTEMOLÓGICO: UNA NECESIDAD DEL PROCESO DE

INVESTIGACIÓN SOCIAL

1. LOS PROBLEMAS

EPISTEMOLÓGICOS EN LA CIENCIA CONTEMPORÁNEA.

a idea central de este escrito es la de poder continuar con la reflexión sobre la producción

científica actual que involucra problemáticas trascendentales como el entendimiento de lo que es la ciencia, la investigación científica, los diversos proyectos político-económicos y su condicionamiento al rumbo que sigue el hacer científico en una sociedad.

Estamos en un momento en que se debate con las viejas ideas sobre el trabajo científico, sobre la manera de hacer ciencia. Ahora resulta difícil postular un conocimiento como ley universal y pensar que el método hipotético deductivo sea capaz de dar cuenta de cualquier objeto de estudio.

Sin duda que la añeja ilusión de

realizar estudios científicos rigurosos sobre el acontecer social-traspolando el método de la ciencia natural, tal cual, enfrenta una serie de problemas y cuestionamientos a partir de que la demostración de la especificidad y necesidad de explicación del campo de la ciencia social difiere de la del campo de la ciencia natural.

Históricamente las disciplinas

estudiosas de la naturaleza son las primeras en proclamarse con la categoría de “científicas” y crean con esta palabra una falsa imagen que ha perdurado mucho tiempo al tomarla no como un sinónimo de

lo verdadero y por lo tanto indebatible, volviéndose inútil cuestionar un discurso postulado como científico, al considerar que ha demostrado su pertenencia como tal por haber pasado por los “filtros” del método hipotético-deductivo. Sin embargo, convertir el trabajo científico en una acción meramente técnico-aplicativa impide la producción de conocimientos nuevos y desde aquí debe provocarnos dudas.

El surgimiento de las ciencias

naturales se dio cuando el hombre cuestiono los fenómenos naturales que sucedían a su derredor, siendo estos de difícil explicación y no así las relaciones establecidas entre los hombres, las cuales se entendían como una necesidad de sobre vivencia. Es eterna la interrogante del hombre del por que del mundo y de él en este, siendo diversas las explicaciones que van desde las religiosas hasta las actuales producciones de la sociología.1En su nacimiento las ciencias naturales iniciaron una lucha en contra de las ideas religiosas sobre el mundo y los hombres, por lo que se busco la casualidad de los fenómenos naturales, negando punto por punto la explicación “divina”.

1 Las sociedades de la antigüedad y de la edad media justificaban las desigualdades sociales, es decir, la esclavitud, la servidumbre y la distinción entre nobles y plebeyos la voluntad divina, según la ideología tradicionalista de esas sociedades, desde el nacimiento existían desigualdades de derecho entre los individuos y esas desigualdades debían considerarse como manifestación de orden divino, ciencias sociales y marxismo, p 14

HOYOS MEDINA, CARLOS ÁNGEL EPISTEMOLOGÍA Y OBJETO PEDAGÓGICO.

¿ES LA PEDAGOGÍA UNA CIENCIA (1997) pp. 107-1 17

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Seria la civilización griega de la antigüedad la que instala una búsqueda por explicar los fenómenos a partir de ellos, y principalmente por medio de su observación, para con esto deducir las causas y consecuencias de los mismos y generalizar hacia otros fenómenos de similar estructura, tratando de encontrar en la esencia de las cosas las leyes generales que regían la naturaleza, el método utilizado era el inductivo-deductivo,2, puesto que después de llegar a la elaboración de una ley ésta se aplicaba a todos los fenómenos que se iban percibiendo; sin embargo, las leyes así surgidas no eran prueba contundente para la explicación de los fenómenos y esto los llevó a buscar, más que la “sustancia”,3las leyes matemáticas que pudieran develar la estructura del fenómeno, puesto que las matemáticas surgieron como la ciencia que podría a través de sus fórmulas cuánticas, llegar a la realidad del fenómeno, mientras que la observación imposibilita la captación de la totalidad del hecho. En ese momento fue necesario crear hipótesis que surgían desde la observación y que a través de la experimentación se aceptaban como reales o se rechazan (como sucede en la actualidad con el paradigma positiva dominante en investigación social). “Galileo y los griegos poseyeron en su integridad al método científico, puesto que pasaron de la observación de hechos particulares al establecimiento de leyes cuantitativas

2 …Aristóteles pensaba la explicación científica como un camino inductivo desde las observaciones hasta los principios generales o explicativos… Mardones J.M La filosofía de las ciencias humanas sociales, p, 17 3 Heraclito dice que el mundo aparece cambiante solo a los ojos de los estupidos: en realidad lo que varia son tan solo las formas de un solo elemento, siempre el mismo, el fuego. De este se desprende gases. Los gases se precipitan en el agua, y de los residuos del agua, tras la evaporación se forman cuerpos sólidos que constituyen la tierra y que los tontos toman por realidad, cuando la realidad verdadera es una sola, el fuego con sus atributos de condensación y rarefacción. Este continuo trasformismo del gaseoso al liquido, al solido y viceversa es la única verdadera, indiscutible realidad de la vida en la que nada es, todo se toma, Montenelli, Historia de los griegos, p 55

rigurosas, por medio de las cuales los hechos particulares podrían ser predichos.4

En ese momento histórico se produce

un choque de razonamiento y campo explicativo, puesto que las incipientes fundamentaciones científicas sobre los fenómenos naturales chocan con las explicaciones teológicas que se tenían sobre el mundo. Un ejemplo multicitado lo encontramos cuando Galileo explica que la tierra no era el centro del universo, contradiciendo los dogmas religiosos y poniendo en serios aprietos a la iglesia en cuanto a la presencia hegemónica de Dios. Esto abre nuevamente la necesidad de explicación, de rompimiento con lo dogmático desde la perspectiva incipiente de la ciencia, que provoco enormes apariciones de diversos estudiosos como René Descartes, quien asignaría a la ciencia como parámetro de verdad la exactitud del pensamiento matemático y como necesidad para la producción de conocimientos a la heurística “Investigación de la verdad por la luz natural que pura y sin recurrir al auxilio de la religión ni de la filosofía, determina las opiniones que ha de tener un hombre discreto acerca de todo lo que pueda ocupar su pensamiento y penetra los secretos de las mas curiosas ciencias,”5esta búsqueda fue constituyendo conjetural disipaba la duda con la experimentación.6

4 Rusell, Bertrano, La perspectiva científica, p, 20 5 Descartes, René, Dos opúsculos, p. 53 6 “Quien primero expone los fundamentos modernos de la ciencia empírica es Leonardo da Vinci en Leonardo podemos encontrar algunos de los principios de la ciencia natural moderna que de una otra forma permanecen actuantes todavía. En primer termino la lucha de Leonardo en contra de la escolástica se traduce en : 1) independizar los fenómenos naturales de los espirituales (concepción que posteriormente tendrá importantes consecuencias en cuanto a la noción de objetividad en tanto distanciamiento de la subjetividad y la posibilidad de dicho distanciamiento; 2) Leonardo establece un criterio de verdad que todavía esta vigente; la experiencia como criterio de verdad, y 3) su concepto de ciencia permanece actual: la ciencia como interdepencia entre pensamiento y razón, Garza T. Enrique de la “medición, cuantificación y reconstrucción de la realidad” en Revista Mexicana de sociología, p. 281

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La ruptura con la explicación teológica sobre la realidad del mundo se encuadro en una nueva doctrina con la aplicación del llamado método científico, el cual se convirtió paulatinamente todo juicio subjetivo. Sin duda que Descartes impone la necesidad de la rigurosidad a la que el trabajo científico debe decidirse.

Descartes comparte la preocupación de las últimas décadas del Renacimiento: encontrar un camino seguro para la razón que, en toda ciencia, le permita progresar sin error. Decaída la confianza de la vieja metafísica, cansado el juicio de apoyarse en la autoridad y el razonamiento formal, era urgente encontrar un nuevo criterio que indicara al intelecto como usar de sus propias luces, la necesidad del método estaba implicado en la emancipación de la razón, esta debía señalar sus propios limites, dictar las reglas que el permitieran distinguir en cualquier caso la verdad del error y, sobre todo, indicar los procedimientos que le facilitaran descubrir nuevas verdades. El método será a la vez para juzgar de toda pretensión de conocimiento y arte para descubrir verdades por si mismo criterio.7

El método será elevado al reconocimiento como único proceso válido para dar cuenta de los fenómenos.

Así, las ciencias se concretizaron a la sistematización de una serie de elementos que al llevarse a la práctica generarían la elaboración de leyes científicas, reflejándose en las ciencias naturales en un avance inusitado. El hombre se sentía tranquilo puesto que tenia aparentemente el como y por qué de los sucesos de la naturaleza ya que el interés no se centraba en el sujeto, sino en el mundo material como el proveedor de bienestar para el hombre era insignificante ya que éstas se enmascaraban 7 Villoro, Luis, René Descartes, p, 28

en la cotidianidad de sus vidas y los hechos sociales aparecían como naturales y por lo tanto no era preciso tomarlos en cuenta puesto que se explicaban por ellos mismos. Sin duda que el desarrollo de las ciencias sociales ha encontrado un gran número de obstáculos entre los que esta la limitación que muchos autores les han impuesto para reconocerles su producción, es decir, apego total al método usado en la naturaleza o rechazo definitivo a cualquier explicación.

Anthony Giddens utiliza el termino “consenso ortodoxo” para designar el paradigma que domino la practica de las ciencias sociales hasta el principio de la década de los años sesenta (Giddens 1976). Este consenso se caracterizaba por: 1) la convicción de que la teoría en las ciencias sociales, aun cuando no se podía compara con las teorías actuales de las ciencias naturales, se fundaba en los mismos presupuestos metodológicos y debía aspirar al mismo rigor teórico (lo que se conoce como la teoría natural de la sociedad Ibid,) 2) el ideal de una teoría científica y empíricamente fundada en el sentido opuesto a la ideología (la llamada neutralidad valorativa, véase Merton, 1980).8

Esta serie de limitaciones metodológicas son objeto de estudio actualmente y han provocado enormes polémicas entre los defensores del paradigma tradicional de la ciencia y los precursores de un movimiento que intenta recuperar la inventiva y creatividad del hacer científico.

En lo que llamaremos metodología tradicional en ciencias sociales –aquella que ha encontrado sus fundamentos implícitos o explícitos en el positivismo la verificación

8 Castañeda Fernando, “la crisis de la epistemología, en Revista Mexicana de sociología, 187, p 13

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se convierte en la problemática central del método de la ciencia y de la cual se desprende toda una serie de subproblemas, tales como: la distinción entre conocimientos científicos y ordinario, las características de una teoría científica, la relación entre concepto teórico con indicador y con los datos, el significado riguroso de haber verificado y el sentido de una explicación científica, entre otros.9 No podemos desconocer que en el fondo de estos debates se ponen en evidencia los fundamentos de las diversas teorías sociales, respecto a su objetividad y subjetividad. El problema de objetividad y subjetividad de las ciencias no esta en el hecho que se investiga, sino en la postura teórica y epistemológica con que se investiga, por ejemplo para los empiristas lo objetivo estará dado en el hecho concreto, observable y en donde lo subjetivo es aquello que se presupone pero no puede ser comprobado mediante el método y que por lo tanto no es digno de tomarse en cuenta.

Esta situación no será igual para los materialistas dialécticos cada uno conlleva concepción de objetivo-subjetivo.10

Consideramos que dos diferencias notorias entre las ciencias sociales y naturales (que obligan a discutir la visión monolítica de la teoría de la ciencia) son: El objeto de estudio de cada una de ellas: en primer lugar, las ciencias naturales estudian desde su perspectiva a los hechos concretos de la naturaleza, los cuales son fácilmente observables, en donde la

9 Garza T: Enrique de la “El positivismo, polémica y crisis”, p, 2 10 “La intención positivista de fundar rigurosamente la ciencia en la lógica la llevo a un callejón sin salida en donde el problema de la base empírica no pudo ser resuelto y lo que quedo fue una lógica del lenguaje. En general, la lucha del positivismo en contra de la metafísica tiende a privilegiar el criterio de demarcación en términos de considerar una proposición como científica si tiene referentes empíricos inmediatos.

paliación del método logró explicarlas. En las ciencias sociales, su objeto de estudio es el ser social, es decir, el hombre dentro de sus relaciones sociales: aquí los hechos no se puede decir que habían por sí solos, con la mera observación y experimentación puesto que en ellos se relacionan diversos elementos que los determinan, el método aquí aplicado a un hecho no lo explica en su totalidad, debido a que lo parcializa y descontextualiza desde sus determinantes.

Otro elemento es la concepción que, tanto en las ciencias sociales como en las naturales, existe sobre la vinculación sujeto-objeto, en las naturales se habla de un sujeto que conoce y de un objeto que es conocido, cuando el sujeto observa y lo experimenta: sin embargo, en las sociales se habla de un sujeto que conoce pero que a la vez se reconoce como objeto de conocimiento en tanto que por su actividad práctica se crea al objeto o sea el mundo de las relaciones sociales.

Estas diferencias en las ciencias no

han surgido por casualidad, son resultado del tratamiento teórico que en cada una de ellas se ha desarrollado y de las diversificaciones teóricas que en las ciencias sociales se han generado, y mas que entrar en una lucha estéril por ver cual se establece como suprema, es necesario tomar en cuenta que ambas tienen como su centro al hombre, ya sea en relación con la naturaleza o con la sociedad, de ahí que se hable de una conjunción entre ambas de manera tal que se conozca y construya a la realidad del hombre totalmente.

Consideramos que al tener claridad

teórica con respecto a la realidad y a la manera de construir conocimientos sobre ésta, los dos tipos de ciencias se pueden vigilar epistemológicamente en el aborde de cada objeto de estudio debido a que los conocimientos no están dados antes de

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conocer el objeto, sino que se van construyendo.

Las discusiones sobre los problemas

actuales de la ciencia desde marcos amplios de interpretación, renuevan el sentido heurístico y creador que toda disciplina debe tener. El proceso de investigación como generador de conocimientos pierde su importancia cuando se le encuadra a una metódica técnico –aplicativa que transforma un trabajo creativo en algo rutinario que desde ese instante nos debe provocar sospechas porque deja volando cuestionamiento fundamentales para el hacer científico que deben seguirse investigando: las demarcaciones de lo científico, la disertación sobre la objetividad del trabajo científico, que, debatidos con fundamentos devuelvan al sujeto a la creativa labor de discutir sobre las teorías del conocimiento y no a la aplicación dogmática de una teoría de la ciencia. II. EL PARADIGMA POSITIVISTA: LA CANCELACIÓN DE LA HEURÍSTICA

EN EL PROCESO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL

Propio de la racionalidad moderna ha

sido la elaboración de procedimientos simplificados para hacer más eficiente cualquier acción. Esta racionalidad se ha extendido hasta actividades humanas cuyo carácter creativo prioritario es remplazado por la urgente necesidad de sintetizar, tal es el caso del proceso de investigación social, que bajo el rubro del positivo y neopositivismo emerge como una actividad terminal, neutra y objetiva que, obedeciendo a tal paradigma, es capaz de encontrar las leyes que regulan lo social. Sin embargo, cuando una actividad deja de auto criticarse para convertirse en un campo de aplicación está muy cerca de constituir un

discurso doctrinario que difícilmente puede generar nuevos conocimientos. Esta es la situación actual que envuelve al proceso de investigación social-marco en el que se incluye a la pedagogía- en donde la reflexión sobre su hacer posibilita recuperar su sentido creativo y reconocer la inclusión de la investigación en la dimensión social. No es posible realizar un acercamiento las la problemática de la investigación en pedagogía, cuando no se ha podido adelantar en la interpretación de la investigación científica social ni se han revisado los elementos concordantes y discordantes en su interior como proceso queda cuenta de objetos de estudio que, al abordarlos mediante un discurso, atañe a la dimensión social por sus consecuencias dentro de la disyuntiva legitimación o transformación al respecto del orden establecido, lo que es transparente en la investigación de la sociedad; sin embargo en las ciencias naturales su investigación y productos también refieren a aspectos sociales, aunque seguir sosteniendo en la investigación social esta fuera de compromisos es enseñarse, puesto que

…Basta en efecto abrir el periódico diario para comprobar que hoy en día hay estados (mejor aun, gobierno) que usan la investigación científica, como instrumento para someter económicamente a otros países como recurso de penetración y de lógica, como arma de dominación y hegemonía, incluso como máquina de destrucción del plantel…porque se manifiesta la importancia que ha cobrado como plataforma de diversos intereses que van desde lo económico como lo demuestra la búsqueda de optimizar sistemas de producción y administrativos, como se manifiesta en la carrera armamentista, cuyo trasfondo es una lucha por el poderío económico y la hegemonía.

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De esta manera vemos que la investigación científica asume diversos rostros incluyendo el de sus apologistas, que niegan toda posibilidad de que sea influida por las características de la formación social en que se desarrolla.

El proceso interno de la

investigación es posible abordarlos con el rigor que da el análisis epistemológico que se genera vía en la investigación y que reenvía necesariamente al proceso de elaboración del mismo, es decir, la pertinencia teórica/metodológico que posibilita la construcción de la respuesta sobre el objeto de estudio. Por que es cierto en una investigación “Se pierde” cuando metodológicamente no se dirige, pero en la concepción empirista se condena al proceso investigativo a la determinación de un método cerrado. Único valedero para estudiar cualquier objeto de estudio, “olvidando” que no puede haber una forma única de investigar a cualquier objeto de estudio, porque cada objeto presenta características peculiares en un momento histórico y no podemos negar su transformación, por lo que la manera de estudiarlo tiene que ofrecer transformaciones para no validar una forma singular de estudio anacrónico para los objetos.

La estructura del método científico impone reglas de operación que no se armonizan con una realidad multifacética, impredecible, donde no es fácil separar lo permanente de lo contingente sin hablar de las dificultades por someterla a regularidades establecidas.

Por lo que consideramos que el carácter científico para la investigación necesariamente debe ser discutido desde un abordaje epistemológico- tanto del proceso como del discurso- que se construye con relación del objeto de manera que se permita

la constituye vigilancia sobre el accionar investigativo en una permanente acción- reflexión, a diferencia del paradigma tradicional que corta la dinámica necesaria de la investigación al demarcarla, conciertas características que hay que tener. Por ejemplo, que en “la investigación científica sistemática, controlada empírica y crítica de proposiciones hipotéticas sobre las supuestas relaciones que existen entre los fenómenos.

La anterior definición no permite

problemática de discusión más amplia como la integibilidad de lo científico, que no se obtiene por citar determinadas cualidades sino en la construcción de los fundamentos que le puedan dar un carácter explicativo a la investigación de un objeto, siendo el análisis epistemológico un requisador de la amplitud explicativa del discurso.

En una perspectiva epistemológica

interesa elucidar no solo la teoría del conocimiento y la manera de hacerla actualmente la investigación, sino también las diversas opciones sobre la realidad y sobre el hombre que están implicadas en el mismo acto del conocer científico.

Y ante lo expuesto es posible reconocer que no basta la lucha con los procesos internos a la acción investigativa sino que es necesario relacionarlo con sus determinantes sociales, e interpretar la investigación desde sus factores internos y externos, construyendo una óptica diferente sobre ella, siendo posible interpretar el acciona de la investigación como una instancia de innovación dentro del campo en que se desarrolla.

“La innovación es el resultado final

del esfuerzo científico imaginativo de la investigación, y es sin duda ahí donde se ejerce el principal rol creativo de ésta en relación con los nuevos conocimientos”. De manera que la acción de investigación, como

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premisa básica se debe articular con la idea de innovación, que difiera con el “aquí y ahora”. Este marco de nuevo abordaje puede servir para realizar una interpretación distinta sobre la investigación entendiéndola, desde sus múltiples condicionamientos pero rescatando sus inmensas posibilidades de transformación.

Interesa construir en una perspectiva ambiciosa un concepto de la investigación, que por un lado, se acerque lo más posible al quehacer específico de la investigación social durante el proceso de producción de conocimientos, y por el otro esté articulado desde la defensa y rica problemática contemporánea relativa a la ciencia y a la investigación científica.

El camino seguido hasta el momento permitió reflexionar sobre lo complicado que se realizo una investigación científica, porque el proceso que pretenda construir conocimientos tiene que ir dando cuenta precisamente de ello y reinterpretar nociones fundamentales constitutivas al proceso de investigación sobre el problema en que la tendencia empirista queda reducida a etapas muy concretas al estilo del “manual para el investigador social”, donde el sentido que cobra la investigación aparece como algo finiquitado por la metodología, pero éstas, como parte medular de la investigación tiene que ser vista como ópticas diferentes porque es el resultado del entendimiento teórico epistemológico del proceso de investigación. Así como la investigación científica, al igual que el conocimiento que se construye, se convierten en el centro de polémica constante, de manera que pretender “cerrar” el ciclo reflexivo implantando una forma prototipo de investigación ligada a una metodología estática, la realiza y la convierte en histórica.

En el caso de la pedagogía no podemos eludir la interpretación de los enfoques vigentes para investigación, que de alguna manera ha ido conformando el conocimiento pedagógico que necesitamos debatir, teniendo en el análisis epistemológico una riqueza teórica enorme para entender los marcos tradicionales de producción de conocimientos a los que nos hemos ligado históricamente.

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UNIDAD V

FUNCIÓN E IMPORTANCIA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

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UNIDAD V

FUNCIÓN E IMPORTANCIA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

PROPÓSITO: En la presente unidad trataremos de contestar preguntas como: ¿Existe un método científico que pueda considerarse como el más adecuado para la investigación científica? ¿Cuál sería ese método? En las investigaciones científicas, ¿siempre deberá seguirse ese método? CONTENIDO: 5.1. Desarrollo e importancia de la investigación científica 5.2. La teoría como reflexión 5.3. El desarrollo de la teoría científica 5.4. Características, etapas y principios del método científico 5.5. Los métodos generales de la ciencia y los particulares de las ciencias sociales dentro de la

investigación científica. LECTURAS: LECTURA 1. “Importancia de la teoría en la investigación científica”, Francisco Camero

Rodríguez, (2004). LECTURA 2. “La teoría como reflexión sobre el conocimiento construido”, Josefina Granja

Castro, (2002). LECTURA 3. “¿Qué significa ley científica?”, Mario Bunge, (1996). LECTURA 4. “Sin método tampoco es posible la investigación científica”, Francisco Camero

Rodríguez, (2004). LECTURA 5. “La investigación y su método”, Pedro Chávez Calderón, (1995). LECTURA 6. “Método, el camino. Metodología, reflexión sobre el camino”, Luís Jesús Galindo

Cáceres, (1998). LECTURA 7. “¿Cuál es el método de la ciencia?”, Mario Bunge, (1996)

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LECTURA 1

IMPORTANCIA DE LA TEORÍA EN LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

1. ¿QUÉ ES LA TEORÍA

CIENTÍFICA?

a teoría científica es la ordenación de los hechos en nuestra mente. Nos sirve para que

expliquemos el conocimiento con claridad a los demás y compartir así las posibilidades de manejar mejor la realidad. Sin un sistema de ideas, sin principios, ordenadores, es decir, sin teoría, la ciencia no seria posible. No contaríamos con la caracterización de los objetos que necesitaríamos estudiar, tampoco sabríamos de sus relaciones y nexos, que reflejados en la mente humana, se traducen en leyes científicas V.N Komarov nos dice, en su inquietante obra El hombre y los misterios de universo, lo siguiente:

La base de toda ciencia es el sistema de conceptos y categorías que son las caracterizaciones de los procesos y fenómenos estudiados por dicha ciencia. Así, en la física son los conceptos de velocidad, aceleración, masa, carga, fuerza, etc; en matemáticas, numero. Línea recta, superficie, volumen, etc, la tarea de cualquier ciencia sigue Komarov reside en establecer las correlaciones que hay entre los diferentes conceptos. Estas correlaciones no son otra cosa que las leyes de dicha ciencia, las que a su turno reflejan las leyes objetivas que actúan en la naturaleza (…) De ese modo- concluye Komarov- los conceptos (categorías) y las correlaciones entre ellas (leyes) constituyentes el contenido primordial de cualquier ciencia.1

1 V . N. Komarov, El hombre y los misterios del universo, pp, 165-166

Éste “contendido primordial de

cualquier ciencia” es la teoría. La teoría es, pues, una reproducción racional de la realidad, hecha por el pensamiento, que en general y erróneamente se considera como algo opuesto a la práctica. Esta producción es ideal, y tiene como principal pretensión aproximarse, cada vez mas, a la realidad objetiva. Además, es un sistema de ideas directrices en una determinada rama del saber, que non solamente aspira a explicar los hechos, sino también predecirlos (un eclipse, la aparición de un cometa, el resultado de un evento electoral, etc), lo cual, en muchos casos, nos permite manipularlos para cambiar su curso, de acuerdo a fines propuestos.

Como no siempre es posible manejar

directamente los hechos, es necesario asirlos por medio de la teoría, a través de referencias conceptúales, de reconstrucciones racionales.

Las teorías-afirma John Ziman-pertenecen inequívocamente al mundo de las ideas y solo pueden expresarse o comunicarse de manera simbólica: por ejemplo, mediante palabras, fórmulas matemáticas o diagramas. Enuncian relaciones estructurales entre conceptos, los cuales pueden ser a su vez manipulados en abstractos de acuerdo con la lógica u otras leyes del pensamiento. Teorizar se convierte, pues, en una actividad distinta en el seno de la ciencia, desconectada temporalmente del mundo natural y no digerida de modo

CAMERO RODRÍGUEZ, FRANCISCO LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA; FILOSOFÍA

TEORÍA Y MÉTODO (2004) pp 125-140

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inmediato a la explicación de fenómenos observados.2

Para que la teoría tenga una relación precisa con el mundo real, sus expresiones abstractas, sus símbolos, sus conceptos deben concatenarse entre sí en forma coherente, sin contradicciones internas que las invaliden. La teoría científica se constituye de juicios, cálculos formales-como las ecuaciones matemáticas-, símbolos lógicos, reglas, deducciones, argumentos, axiomas, teoremas, postulados y otras muchas construcciones mentales que intentan comprender, simplificar y expresar la realidad objetiva.

La elaboración de teorías científicas

es posible gracias a que la realidad objetiva es un complejo sistema integrado por subsistemas coordinados y subordinados, estructurados en todas las esferas de la propia realidad; así, por ejemplo, la sociedad es un complejísimo sistema, conceptualizado por el científico social en categorías tales, como: formación económica-social, concepto que a su vez comprende a otros, como fuerzas productivas, relaciones de producción, estructura ideológica, etc. Lo mismo hace al conceptualizar a la naturaleza. Tal como la realidad objetiva esta organizada en sistemas coordinados y subordinados, la teoría, que se propone explicarla, procura seguir las mismas pautas.

No obstante, los sistemas de la

realidad objetiva y los sistemas teóricos jamás pueden ser idénticos; los sistemas de la realidad objetiva están constituidos por nexos y relaciones necesarias, sustanciales, esenciales e ineluctables, pero también por relaciones casuales, contingentes y accidentales, que pueden o no suceder de una u otra manera. En cambio los sistemas teóricos comprenden solamente nexos 2 John Ziman, Introducción al estudio de la ciencia, p 42

necesarios, estables y reiterativos, aunque en la realidad no existan así, puros, pro que la teoría no puede abarcarlo todo tal cual sino únicamente lo esencial, pasando por alto lo casual, lo fortuito, lo circunstancial para quedarse exclusivamente con los elementos mas estables, duraderos y firmes, por medio de los cuales hace sus conceptualizaciones y demás operaciones racionales. La teoría no puede incluir todo lo que la realidad objetiva presenta; abstrae de esta solo las características esenciales, para luego reconstruirla racionalmente y manejarla en el terreno de la identidad lógica.

2. LA CONCEPTUALIZACIÓN: BASE DE LA TEORÍA

La teoría científica se constituye,

fundamentalmente, de conceptos, leyes, axiomas, postulados y teoremas. A continuación hablaremos brevemente del concepto y de cómo se construye racionalmente, es decir, como se da la conceptualización.

La conceptualización es la operación, por medio de la cual elaboramos conceptos. Concepto es la idea que tenemos de un objeto o proceso y de sus relaciones externas e internas. El doctor Eli de Gortari nos dice que: …el concepto se constituye racionalmente por medio de la reconstrucción racional, los datos percibidos. A través de esta reconstrucción racional, los datos percibidos son entrelazados, organizados y constituidos en elementos de un todo único, en el cual queda representado en su integridad el proceso o la relación descubierta. Esta representación conceptual-concluye de Gortari-permite entender mejor los datos percibidos anteriormente y a la vez, sirve para descubrir otros aspectos y otras

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conexiones en la percepción de los procesos.3

El concepto es, pues, una idea construida racionalmente, con las propiedades esenciales de un objeto o proceso percibido. Los objetos y los procesos no solo poseen propiedades esenciales sino también accidentales. Para reconstruir racionalmente que objeto se maneja únicamente las propiedades esenciales, por eso la conceptualización es una operación racional y no una sola percepción. Por su carácter racional, la conceptualización requiere de la abstracción, la generalización y la formalización. Veamos en que consiste cada una de estas operaciones. Por medio de la abstracción científica se eliminan todos los elementos que, para conocer un objeto o proceso, no tienen importancia fundamental. A través de la abstracción racional se descubre y se destaca lo necesario de lo casual, lo esencial de lo circunstancial, la abstracción, como nos dice Eli de Gortari, …consiste en considerar solamente un aspecto de la existencia, aislándolo y destacándolo con respecto a los otros aspectos, que no son tomados en cuenta. El fundamento objetivo de la abstracción se encuentra en el hecho de que el universo es susceptible de descomponerse en partes aisladas, aunque siempre de manera y transitoria.4

La generalización es también una de las operaciones racionales indispensables en la formación de conceptos. Es condición necesaria del conocimiento científico no quedarse en los hechos singulares: es ineludible generalizar. Tomando en cuenta que lo singular y particular son expresiones parciales de lo universal. El ejemplo que

3 Eli de Gortari, Introducción a la lógica dialéctica, p 85 4 Eli de Gortari, Dialéctica del concepto y dialexis del juicio, p 12

Rosental y Straks manejan es muy ilustrativo:

El hombre individual su naturaleza biológica y social, no pueden ser comprendidos sin que un análisis de la naturaleza de los demás hombres, de sus nexos y relaciones. De otro modo, seria fácil tomar por esencia del hombre en general cualquier particularidad casual puramente individual de un hombre determinado. Solo la abstracción de lo esencial, de lo casual y en lo singular, y la generalización de lo esencial y necesario, de lo que es inherente a una masa de fenómenos singulares, permite descubrir su fundamento real, con frecuencia profundamente oculto en ellos.5

Así, los conceptos árbol, metal, astro, etc, son el resultado de abstracciones que nos han llevado de las características de objetos singulares a las propiedades y vínculos comunes de un grupo, o sea, a la generalización. Para la conceptualización, es también importante la idealización, la cual es fundamentalmente una síntesis, realizada en la siguiente forma: por un lado abstraemos una síntesis, realizada en la siguiente forma: por un lado abstraemos algunas propiedades del objeto estudiado, y por otro unimos estas propiedades para construir un objeto ideal, que no existe en la realidad, sin embargo lo manejamos para resolver problemas reales (prácticos o teóricos). Lo mismo pasa con el concepto- como construcción ideal-, nos sirve para saber si en un país en un país determinado rige o no este modo de producción.

El conocimiento científico, para conceptualizar, también hace uso de la formalización, la cual consiste en separar el objeto ideal y sus funciones-también ideales-

5 M. Rosental y G. M. Straks, Categorías del materialismo dialéctico, p. 3

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del objeto real correspondiente. A este conjunto de relaciones se le llama forma o estructura, y al método seguido en esta operación se le conoce como método estructural.

¿Para qué recurrir a la conceptualización (abstracción, generalización, idealización y formalización), si podemos ir a la realidad directamente y captar toda su riqueza por medio de la experiencia? Pensar así es ingenuo y simplista. Los objetos reales son tan complejos que es imposible determinar todas sus características y relaciones con la simple experiencia. Para explicar superar esta dificultad, recurrimos a las operaciones antes mencionadas a condición de que sean llevadas acabo en forma rigurosa, en donde los objetos ideales (modelos) que resulten de estas operaciones correspondan, en cuanto a su desarrollo, a los objetos reales, de modo que las leyes que se establezcan para regular los objetos idealizados, puedan hacerse extensivas a los objetos reales, Solo si se cumple esto, la teoría adquiere su razón de ser. 3. LOS PRINCIPIOS CIENTÍFICOS

Y SU FUNCIÓN

Además de los elementos ya señalados, la teoría se sustenta en leyes fundamentales, que a su vez dependen de un principio, base de la teoría. Dentro de la misma teoría, ninguna ley puede contradecir este principio, en torno al cual se aglutinan todos los conceptos, juicios y leyes que constituyen una unidad lógica. Este principio sirve de base, de núcleo a los conceptos, juicios y leyes, los que a su vez lo desentrañan y argumentan, observando siempre una estricta coherencia. El principio de la teoría es, pues, el centro alrededor del cual, según Adreiev:

…Se sintetizan todos sus conceptos, juicios, leyes, etc, desentrañando, argumentos o impulsando este principio. La teoría de la dialéctica materialista tiene como principio básico el desarrollo. Todas sus leyes y categorías, planteamientos teóricos y elementos se supeditan a él, lo revelan en todos sus aspectos, muestran de la realidad, a diferentes niveles y en distintas condiciones.6

Otro ejemplo es el principio del materialismo histórico: “La conciencia de los hombres está condicionada por la manera como estos producen su vida material.” En base a este principio, al estudiar el arte, la moral, el derecho, la religión, la ciencia, la política y otras formas de la conciencia social, es necesario tener presente que los hombres piensan de acuerdo como viven. El principio y las leyes fundamentales de la teoría posibilitan, acorde a las reglas de la deducción lógica, el despliegue armonioso de la cadena de juicios que se explican el sector de la realidad que abarca dicha teoría.

La teoría, además, de abarcar un

sector: bien definido de la realidad, es un sistema interiormente cerrado, armonioso, sin contradicciones internas, de modo que si se llega a cambiar en ella un elemento sustancial, se altera todo el sistema teórico. Esta coherencia y rigor internos se debe a que la teoría cumple con una exigencia llamada minimización, la cual consiste en poseer un numero mínimo de conceptos primarios, independiente no deducibles ni derivados entre si, de tal modo que esto hace que la teoría no solo sea un conjunto de ideas, mas o menos integrado, sino un sistema estructurado, en torno a un principio fundamental, que se desarrolla de acuerdo a leyes lógicamente establecidas.

6 L. Andreiev, Problemas lógicos del conocimiento científico, p. 308

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El requisito de la minimización es más riguroso y notorio en las ciencias formales, cuyas teorías deductivas se someten a un alto grado de formalización que, en un momento dado, pueden parecernos un hermético juego de razonamientos lógicos o formulas matemáticas. Sin embargo, las ciencias facticas, como la física y la química, en primer lugar, también exigen un alto grado de formalización. Las ciencias sociales tampoco podrían avanzar si dejan de ceñirse a un mínimo de conceptos fundamentales.

4. SI LA TEORÍA NO CORRESPONDE A LA REALIDAD, NO

TIENE RAZÓN DE SER.

Es importante hacer notar que, por muy abstracto que nos parezcan algunos sistemas teóricos- como los matemáticos y los lógicos, por ejemplo-, ninguno nace y se rige al margen de la realidad objetiva. Los nexos que se enlazan los pensamientos del hombre, pueden parecer muy lejanos de nuestra experiencia, pero si son correctos, es por que provienen y corresponden a los hechos realmente existentes de lo contrario, cultivarlos seria desperdiciar el tiempo. Las diversas teorías perderían su razón de ser, su fuerza como parte esencial de la practica científica. La teoría esta tan ligada a la realidad que, gracias a ella, es posible llegar a descubrir hechos científicos nuevos. Dicho de otra manera: por medio de la teoría es posible convertir los fenómenos- presentados en forma caótica, fortuita-en hecho científicos por que al conceptualizar los hechos empíricos, estos, en muchos casos, se convierten en descubrimientos. El hecho de experiencia, para transformarse en un nuevo hecho de la ciencia, debe ser teóricamente enmarcado.

Todo nuevo hecho-nos dice José Manuel Aróstegui- se descubre sobre la base de determinadas representaciones teóricas.

El científico que realiza una investigación empírica en cualquier zona del mundo de los fenómenos, siempre se orienta por las teorías vigentes (…) En caso contrario- sigue Aróstegui- el científico se hundiría en la masa caótica del material empírico, sin poder distinguir aquellos fenómenos importantes que serán examinados como hechos descubiertos,7

Solo por medio de la teoría es posible visualizar y ubicar un hecho científico nuevo, aunque algunas veces este descubrimiento sea aparentemente, fortuito.

En realidad, la supuesta continencia no es más que la culminación de un hallazgo largamente buscado, y encontrado gracias al resplandor de la teoría. “Desde este punto de vista- volvemos a Aróstegui- se puede señalar que la teoría o mas ampliamente, las representaciones teóricas, deben existir con autoridad al descubrimiento”8 de la fuerza de gravedad no le cayo a Newton con la manzana; esta eventualidad solo sirvió para que el físico ingles aplicara los elementos teóricos que traía en mente desde muchos años atrás, tales como la teoría heliocéntrica copernicana, las leyes de Kepler, las leyes del movimiento y la mecánica de los cuerpos móviles formuladas por Galileo etc. Por tener estos y otros conocimientos, Newton llego a deducir que los planetas y otros cuerpos celestes, obedecen a las mismas leyes que regulan el movimiento de todos los cuerpos en la tierra; que esta fuerza que hizo caer la manzana al suelo (fuerza de gravedad), afectaba también a masas tan grandes como la de los planetas y los satélites. Si en aquel momento, Newton hubiera carecido de toda esta información teórica, no habría llegado a descubrir un nuevo hecho científico: la gravedad es una fuerza difundida en el universo, la cual 7 José Manuel Aróstegui, Metodología del conocimiento científico, p 224 8 Loc. cit.

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mantiene en su orbita a todos los planetas que giran en torno al Sol.

5. LA CIENCIA PARTE DE HECHOS, Y… ¿QUE SE ENTIENDE

POR UN HECHO?

Hemos aludido, más de una vez, al hecho empírico y al hecho científico sin explicarlo previamente. En vista de que dichos conceptos son también importantes para la teoría científica haremos una breve referencia para introducir cierta claridad al respecto. Es muy común escuchar que la ciencia parte de hechos. Con esto se quiere dar a entender que la ciencia solamente explica lo verificable, alejándose con ello de la justificación de creencias y deseos. Cuando decimos que un determinado objeto de estudio es un hecho, es por que podemos explicarlo y respaldar nuestra explicación confrontándola con el hecho mismo, de modo que la validez de nuestro juicio depende estrictamente de los resultados de un proceso de comprobación y demostración. El concepto hecho aparece en la ciencia con el uso del método experimental. Desde entonces los hechos se toman como punto de partida y base para ratificar o rectificar las teorías científicas.

A partir del siglo XVII, se inicia el uso de las verdades de razón y las verdades de hecho, en donde el hecho (o realidad) y la razón se toman como criterios excluyentes de verdad. Las verdades de hecho se avalan con la experiencia, las verdades de razón por medio de razonamientos lógicos o matemáticos. Thomas Hobbes (1588-1679) fue uno de los primeros en postular y explicar las verdades de hecho. En este sentido entendemos la siguiente afirmación:

Hay dos clases de conocimiento: uno es el conocimiento de hecho, y otro el

conocimiento de la consecuencia de una afirmación con respecto a otra. El primero no es otra cosa sino sensación y moría y, es conocimiento absoluto, como cuando vemos realizarse un hecho o recordamos que se hizo; de ese género es el conocimiento que se requiere de un testigo. El último se denomina ciencia y es condicional, como cuando sabemos que si determina figura es un círculo, toda línea recta que pase por el centro debe dividirlo en dos partes iguales. Este es el conocimiento requerido de un filósofo, es decir, de quien pretende razonar.9

Por otra parte, G. W, Leibniz (1646-1716), en el parágrafo 33 de su Monadología nos dice lo siguiente: “Hay dos clases de verdades, las de Razonamiento y las de Hecho. Las verdades de Razonamiento son necesarias, y su opuesto es imposible, y las de hecho son contingentes, y su opuesto es posible. Cuando una verdad es necesaria se puede hallar su razón por medio de análisis resolviéndola en ideas y verdades mas simples, hasta que se llega a las primitivas”.10

Para Hobbes, las verdades de Hecho,

las nacidas de la experiencia, son las absolutas, las definitivas, para Leibniz, en cambio las verdades de Razonamiento son las irrefutables, por ser producto del análisis racional, en donde no es posible que haya otra verdad de razón que se le oponga.

En la física newtoniana se habla de hecho puro, de fenómeno y de hecho científico tomados los tres como el mismo. El hecho puro, el que realmente existe, al ser captado por la experiencia se convierte en fenómeno; este al ser corroborado por medio del experimento científico, y expresado en

9 Thomas hobbes, Leviatán, p 77 10 G. W Leibniz, Monadología, p 37

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términos matemáticos, pasa a ser hecho científico. Cassirer nos explica claramente esto: “Para la física newtoniana, fenómeno significa sencillamente el objeto empírico, en cuánto directamente dado y conocido por nosotros; en cuanto se nos ofrece a través de los sentidos de que recurramos, para obtenerlo, a la mediación de hipótesis metafisicas.”11 Según la visión newtoniana, para conocer el hecho puro no necesitamos de esquemas preconcebidos, basta nuestra experiencia para tomarlo en fenómeno, y el experimento para confirmar la veracidad de nuestra percepción.

Así considerado-nos dice Cassier-, el fenómeno no es, pues, algo que solo conozcamos de un modo defectuoso, simplemente como expresión parcial del verdadero ser, sino, por el contrario, algo de que tenemos precisamente un conocimiento seguro e inconmovible que no necesita acudir, para confirmarse, a ninguna clase de hipótesis trascendente. El contenido del fenómeno nos lo dan los “hechos” puros, que podemos establecer y comprobar por la vía del experimento científico independientemente de toda interpretación especulativa.12

Para la concepción newtoniana, pues lo que nosotros captamos por medio de los sentidos, en forma directa, sin que mediante ninguna idea preconcebida, es el hecho puro, el verdadero, el hecho objetivo. Para verificar la seguridad de nuestra captación sensorial, nos servimos del experimento científico, con el cual legitimamos el fenómeno, o hecho de experiencia, para luego considerarlo hecho científico, que expresamos en formulas matemáticas. Auxiliados por las explicaciones y clasificaciones que nos brinda el doctor Mario Bungue13, la valiosa aportación que 11 Ernst Cassirer, El problema del conocimiento, tomo II, p, 685 12 Ibidem, p, 686 13 Mario Bungue, La investigación científica, pp, 718-725

encontramos en la obra del colectivo que dirige José Manuel Aróstegui,14 y el análisis que Karel Kosik hace en su obra Dialéctica de lo concreto hacemos las siguientes consideraciones acerca de lo que, para nosotros, son los hechos de la ciencia.

1. Por hecho entendemos la realidad

misma, la que existe independientemente de ser o no conocida por el hombre. En este caso se trata de los hechos objetivos.

2. Por hecho se toma también al sector de la realidad convertida en experiencia, esto es, los hechos que aprehendemos por medio de los sentidos. Estos son los hechos empíricos.

3. También se toma como hecho a la realidad que llega a nosotros, no solo por la experiencia común y corriente, sino que, además sometemos a un proceso de abstracción, de todo que esto nos permite enmarcarla en conceptos establecidos por la teoría científica. en este tercer caso hablamos de los hechos científicos.

LOS HECHOS OBJETIVOS

Los hechos objetivos existen, independientemente de la presencia, pensamiento, voluntad y acción del hombre. La objetividad de estos hechos no se restringe ni se confirma por que el hombre, en un momento dado, los perciba o los conozca; ellos siguen siendo realidad, sean o no conocidos o transformando por el ser humano. Por ejemplo, Plutón; sigue siendo el planeta que era antes de ser descubierto, puesto que, la exigencia objetiva de este astro no se reduce a lo que sabemos de el; su realidad se inicia desde el momento que surge, y se prolonga por toda la secuencia de cambios que ha tenido para llegar a ser lo que actualmente es, sea o no registrado por nosotros su diario transcurrir. Los hechos

14 Jose Manuel Aróstegui, et, op, cit, Cáp., IV pp 219-269

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objetivos son procesos, parte de una realidad en movimiento incesante. El hecho objetivo o proceso, como momento de cambio, se da en la naturaleza (lluvia, eclipse, movimiento de los planetas, etc.), en la sociedad (crisis económica, cambio social, político, etc.), así como en la llamada esfera espiritual (el proceso de conocimiento, la creación de una obra de arte, gestación y desarrollo de una teoría científica, etc). En la realidad objetivas, por tanto, no existen hechos estáticos ni aislados, sino en un movimiento continuo y esencialmente relacionados entre si.

Gracias a que los hechos objetivos

están concatenados y sus nexos son también hechos objetivos, es posible conocer, a través de hechos actuales, otros lejanos en el tiempo y en el espacio, por que los hechos pasados (por ejemplo el paleolítico, la sociedad feudal, las especies vegetales y animales ya desaparecidas, una estrella apagada, etc) pueden ser explicados por las relaciones que tienen con los hechos presentes. Pero no solamente esto: valiéndonos del conocimiento de los nexos objetivos, podemos explicar hechos posibles, predecibles por las relaciones lógicas que se establecen en la teoría científica. Esta predicción puede ser exacta en las ciencias naturales, aproximada en las ciencias sociales.

Quedamos, pues, que los hechos objetivos son todos los procesos y los nexos de estos procesos que constituyen la realidad. Ahora bien, ¿Cómo llegan estos hechos objetivos a ser conocidos por el hombre? De dos maneras íntimamente relacionadas: por medio de la experiencia cotidiana y a través de la ciencia. Estas dos formas de aprehender la realidad dan lugar a los hechos empíricos o fenómenos y a los hechos científicos, respectivamente.

LOS HECHOS EMPÍRICOS

Los hechos empíricos o fenómenos son los hechos objetivos en cuanto los percibimos con los sentidos. Son pues, representaciones sensoriales, elaboradas a partir de la relación practico-utilitaria que el hombre emprende con la realidad. Los hechos empíricos son los que manejamos en el conocimiento cotidiano, producto este, como ya lo mencionamos, del proceso empírico-espontáneo del conocimiento. Los hechos objetivos y los empíricos no se identifican, como lo suponía Newton, por que el hombre, al entablar relaciones práctico-utilitarias con la realidad, crea unilateralmente sus propias representaciones de esta realidad, de acuerdo a sus fines y necesidades. Además, recordemos que en la experiencia diaria nos formamos representaciones parciales y subjetivas, las cuales constituyen el mundo fenoménico, de apariencias, el ámbito de los hechos empíricos.

Lo que la realidad nos muestra en nuestra experiencia cotidiana no es, en efecto, la autenticidad realidad. Sin embargo, los hechos empíricos que de aquí obtenemos son la puerta de acceso a los hechos objetivos. Los fenómenos son la única entrada, pero no debemos confundir el pórtico con el aposento. Lo inmediato no es lo esencial de la realidad; no obstante, lo primero que encontramos es, como indicio, la señal segura de lo que hay detrás. Es necesario traspasar la puerta para descubrir lo que hay adentro, de tal manera que al salir, podamos dar cuenta de lo que miramos en el interior, sin menospreciar lo que se ve desde la puerta de entrada.

¿Cómo pasar de este mundo de

apariencias, fenoménico, que se nos presenta como el verdadero mundo real, o la autentica realidad? Karel Kosik nos da una

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lógica pero categórica de los fenómenos- no se manifiesta directamente, y por cuanto que el fundamento oculto de las cosas debe ser descubierto mediante una actividad especial, existen la ciencia y la filosofía15 Hacer ciencia, por tanto, es traspasar la puerta, saber abrirla. El propósito de la ciencia es llegar a la autentica realidad, no quedarse en los puros hechos empíricos, sino elaborar y manejar hechos científicos, que son lo mismos fenómenos pero sometidos a la conceptualización, que como sabemos es la operación racional que nos da lo mas cercano a la realidad objetiva. Los hechos empíricos o fenómenos no solamente se conciben en la experiencia directa, sino que también los obtenemos a partir de una experiencia referida por otros, que nos la proporcionan ya sea por relatos orales, escritos o medios audiovisuales. En nuestros días los recursos informativos son tan efectivos que podemos presenciar en México lo que esta sucediendo en una ciudad europea, asiática, en una aldea africana o en cualquier otro lugar del Sistema Solar. Las representaciones que de aquí resultan son también hechos empíricos o fenómenos; reflejan parcialmente la realidad que el comunicador capta y considera digno de trasmitir, de lo cual nosotros nos formamos nuestras propias imágenes.

LOS HECHOS CIENTÍFICOS

Los hechos científicos representan una superación de los fenómenos, en cuanto el hombre busca conocer mejor, la realidad. Son los hechos objetivos conceptualizados, reconstruidos racionalmente, tomando como materia prima a la información empírica, y como marco una estructura teórica que nos permite concebir y explicar los procesos y sus anexos. Los hechos científicos “son producto de las observaciones que no se

15 Karel Kosik, Dialéctica de lo correcto, p 29

hacen al azar, sino que tiene un sentido, es decir, que son teóricamente congruentes.”16

Los hechos científicos tampoco se identifican con los hechos objetivos, pero, comparados con los empíricos son, definitivamente, lo más próximos a la realidad. Sin embargo, por muy grande que sea la cercanía entre los hechos objetivos y los científicos, habrá siempre un trecho que los separe. Los hechos objetivos existen independientemente que haya o no una teoría que los explique; estos están fuera de la teoría, son auténticos, y como tales, son invariantes. Una teoría puede ser sustituida por otra, en cambio un hecho objetivo no puede hacerse obsoleto “Los hechos científicos- nos dice Rosenblueth-son más variables que la realidad, ya que es necesario modificarlos a medida que progresen los observadores y sus métodos de observación”17. La teoría puede ser mas o menos exacta, decir poco o mucho del objeto que estudia, todo depende del método que el investigador use, pero los hechos objetivos están fuera de las teorías que los explican, por que están fuera de ellas. Gracias a que es así. A que los hechos objetivos están fuera de las teorías científicas correspondientes, aquellos son la base para confirmar el conocimiento. No obstante, a pesar de que los hechos objetivos no forman parte de la teoría que los explica, hay entre ambos una estrecha relación que da a la teoría su verdadero sentido: orientarnos en la transformación de estos hechos.

A continuación presentamos en un

cuadro sinóptico nuestra clasificación de los hechos, teniendo como base a la triade: hechos objetivos, hechos empíricos y hechos científicos. Los primeros abarcan los procesos y sus nexos: los segundos se 16 William J. Goode y Paul K. Han, Métodos de investigación social, p. 17 17 Arturo Rosenblueth, Mente y cerebro, pp, 191-192

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clasifican de acuerdo al tipo de experiencia en que se dan, y los hechos científicos se presentan en sus dos grandes divisiones: naturales y sociales. La subdivisión de los hechos científicos naturales obedece a los tres principales niveles en que se manifiesta la naturaleza. En cuantos a los hechos científicos sociales, tomamos en cuenta que las ciencias que analizan la realidad social

tratan de explicar el presente, entendido este como un complejo resultado del pasado, y que al interpretar correctamente el pasado y el presente nos colocamos en condiciones de inferir el futuro, no como un enigmática profecía, sino como una racional aproximación a la realidad posible.

Procesos OBJETIVOS

Nexos de procesos

De experiencia directa HECHOS EMPÍRICOS

De experiencia no-directa Físicos

Naturales Químicos Biológicos CIENTÍFICOS Pasados Sociales Presentes Posibles

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LECTURA 2

1. LA TEORÍA COMO REFLEXIÓN SOBRE EL

CONOCIMIENTO CONSTRUIDO1

Josefina Granja Castro Investigador titular

DIE-Cinvestav-IPN

n el término teoría no es univoco. Entorno a el se ha congregado diversos sentidos asociados con

las distintas tradiciones epistemológicas que la problematizan y con los usos de que ha sido objeto.

El mosaico de interpretaciones sobre el papel de la teoría es extenso: se mueve desde posiciones sumamente estrechas que la conciben como especulación abstracta distante de la practica y de lo empírico, hasta opciones que la significan como instrumento de percepción de la realidad (donde instrumento refiere bien a procedimientos fijos o a herramientas que requieren ser habilitadas cada vez, precesión cabe tanto como acto de conocimiento individual y como voluntario o como proceso condicionado de manera histórico-cultural y realidad es entendida ya sea como existente empírico independiente de los hombres o como instructor empleado en la objetividad). En medio de estas posiciones extremas se sitúa una amplia franja de formalizaciones

1 Esta ponencia forma parte de los estudios que se desarrollan de la línea de investigación “formaciones conceptuales en educación” en la cual se trabaja desde 1992 y sobre la que ya se han expuesto resultados de investigación en el II y III. Congreso Nacional de Investigación Educativa (entre otros foros). La ponencia presenta una sistematización-sintética-de tipo conceptual referida al papel de la teoría como reflexión sobre el conocimiento producido para explicar los procesos de la educación. Esta temática empezó hacer objeto de análisis en una investigación concluida en 1995, Cf., Granja Castro, Josefina. Los saberes sobre la escuela mexicana en el siglo XXI. A un análisis de formaciones conceptuales en educación, Tesis en Doctorado en Ciencias Sociales, UIA, México, DF

de ciencia positiva que la asocian bien con sistema hipotético-deductivos generados de leyes, bien con sistemas conceptuales de alcance de validez universales, que, queriéndolo o no, dialogan y disputan, con perspectiva que cuestionan los fundamentos mismos de la cientificidad (método, verdad, validez, verificabilidad, etc).

Desde su propio anclaje epistémico,

cada una de estas posiciones conceptuales de manera especifica un conjunto de referencias fundamentales: relación-realidad-conocimiento (la realidad determina el conocimiento, el conocimiento construye realidad, conocimiento y realidad se implican recursivamente); relación sujeto-objeto (posiciones de exterioridad e interioridad de uno frente al otro): practica y teoría, dispositivos de formalización, criterios de racionalidad, etc.

En realidad la figura conceptual

“teoría” están antiguas y tan históricas como la producción de conocimientos misma. Las disposiciones fundamentales del saber propio de cada época como brillante lo analiza Foucualt (Las palabras y las cosas y la arqueología del saber), hacen emerger los problemas que pueden ser objeto de conocimiento, dándose a la vez (organizaciones de conceptos, de agrupamiento de objetos, tipo de enunciación que forman según su gran de coherencia de rigor y de estabilidad, temas o teorías”, (Foucualt, 1970, pp. 105). Cada época bosqueja esquemas de integibilidad para apresar el sentido de lo teórico

ALBA, ALICIA EL FANTASMA DE LA TEORÍA

ARTICULACIONES CONCEPTUALES Y ANALÍTICAS PARA ESTUDIO DE LA EDUCACIÓN (2002)

pp. 23-35

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imprimiendo sus propios matices y énfasis sobre como entender lugar de la teoría y los usos de que es supsentible. Así, cada época ha ido troquelando un instrumental semántico mediante el cual la sociedad produce descripciones de si misma.

Nuestra actitud nos ofrece un

calidoscopio de discurso que pretende aferrar la realidad, discursos que son el resultado de un largo proceso de producción y sedimentación de conocimiento a lo largo de la historia humana. No como la excepción, en realidad todas las épocas se piensas a así mismas, como momento histórico de encrucijadas de múltiples discursividades; de formas antiguas y modernas de concebir la realidad. Quizá lo característico de nuestra actualidad consiste en que su complejidad nos ha conducido, de manera lenta pero inexorable, asumir la parcialidad y relatividad de todas las perspectivas y consecuentemente a reconocer la imposibilidad de describir de un modo único y correcto lo que la realidad es.

Frente a un mundo de

representaciones fracturadas, las preguntas respecto a para que nos sirve la teoría adquieren una elegancia relevancia inapagable.

En nuestra actualidad el énfasis

puesto sobre el significado de la teoría y sus usos parece desplazarse. Junto a las caracterizaciones en términos de medio o herramientas para producción descripciones que hagan posible conocer la realidad, que alcanzaron con el constructivismo sus posiciones más radicales, presenciamos el robustecimiento de perspectivas que ponen al centro de la función teórica la reflexibilidad sobre sus propios mecanismos. Parafraseando de Luhmann, en la sociedad moderna la percepción mas avanzada sobre

la realidad del mundo se a recorrido de la conciencia sobre la realidad y sus descripciones, hacia la observación sobre como es observado el mundo. Esta formada de perspecion que se concentra en las formas como otros perciben y describen en una forma avanzada de aprehensión del mundo (Cf. Luhmann, N; 1996 a).

De acuerdo con ello, a la teoría le compete un orden de construcción que no desemboca en descripciones sobre la realidad (como quiera que se entienda lo que es la realidad y lo que son las descripciones sobre ella), sino que conduce a problematizar los principios mismos en que sustenta sus propias descripciones. Esta forma de plantear el papel de la teoría ya estaba presente desde mediados de este siglo y tuvo en Bachelard un pensador pionero. La noción de vigilancia epistemológica anulada por el abrió hacia una problematización de la teoría que hasta entonces no había sido puesta de relieve y preparo el terreno para desarrollos posteriores LA VIGILANCIA EPISTEMOLÓGICA

Y SUS HUELLAS

Bachelard entiende la vigilancia como muna función del espíritu científico concebido este como una permanece “rectificación del saber y ampliación de los esquemas de conocimiento y puesto que el conocimiento tiene una historia, el espíritu posee una estructura variable. La función de vigilancia epistemológica es un tipo específico de reflexión. Se distingue de la vigilancia “intelectual” que se dirige a un objeto; “es la espera de un hecho definido, la localización de un acontecimiento caracterizado e incluso la atención a lo inesperado”, se distingue también de la vigilancia que se dirige a la “aplicación del método”, la cual supone la explicitación de

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los métodos y la atención sistemática sobre su aplicación. La vigilancia epistemológica aparece no solo cuando se vigila la aplicación de método, sino el método mismo. La vigilancia epistemológica es una forma de reflexión que pone a prueba el método, destruye lo absoluto del método, arriesga las certidumbres racionales y genera crisis de interpretación de fenómenos debidamente comprobados. “La historia del pensamiento científico deja de ser una avenida necesaria; no es mas que una gimnasia de aprendiz que debe ofrecernos ejemplos de emergencias intelectuales” (Bachelard, El racionalismo aplicado. Citado en Bourdieu, 1975).

Bachelard construyo sus posiciones

epistemológicas como un frente critico ante el neopositivismo; de entonces al presente el campo de posiciones epistemológicas se ha reconformado, sin embargo, la intelección bosquejada en la figura de la vigilancia epistemológica (desligue de una actitud reflexiva sobre los modos de generar conocimiento) dejo huellas cuyos trazos podemos reconocer en el presente.

Desde diversos terrenos del pensamiento social y filosófico actual se formulan planteamientos que a pesar de sus diferencias epistemológicas, conceptúales, disciplinarias, etc-, convergen como indicios que anuncian la necesidad de desplegar y llevar adelante programas de reflexión basados en la desedimentacion de las formas mediante las cuales producimos conocimientos y descripciones sobre la realidad: Foucault y la “ontología critica de nosotros mismos”, la “reflexivo de la acción” en Giddens, “observación de segundo orden” en Luhmann, “reconstrucción de las significaciones” en Derrida. El hecho de que perspectivas procedentes de terrenos diferentes hagan una encrucijada en oteno a una cuestión común es indicativo de que no se trata de una

referencia local a una perspectiva o una disciplina, sino de un problema que subyace como punto de reflexión comparado en el pensamiento actual. Veamos, de manera superficial, algunos de estos planteamientos. Lo que Bourdieu problematiza como reflexividad epistémico y sociología reflexiva no apunta a una suerte de introspección intelectual fundada en los rasgos de origen y coordenadas sociales del investigador (clase, sexo, etnia, posición en el espacio social y posturas intelectuales). Estas, con ser importantes, no están sin embargo en el corazón del problema. La reflexividad epistémico apunta a una cuestión de otro orden y mucho más fundamental: […] la exploración sistemática de las categorías de pensamientos no pensados-en tanto objetivados e inscritos como esquemas de percepción y apreciación-que delimitan lo pensable y predeterminan el pensamiento y que guían la realización practica del trabajo de investigación (Bourdieu y Wacquant, 1995, p. 33).

“Lo que debe ser sometido a examen es el inconsistente colectivo científico inscrito en las teorías los problemas y las categorías del entendimiento científico”. La empresa de reflexividad epistémico encuentra: […] uno de los instrumentos mas poderosos en la historia social de los problemas, objetos e instrumentos de pensamiento, esto es, la historia del trabajo social de construcción de instrumentos de construcción de la realidad… la historia así entendida no nace de un interés de anticuario sino del deseo de entender por que y como se entiende (op, cit, p 179)

Las formas conceptuales que Luhmann habilita para dar cuenta de los problemas de la reflexibilidad son

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“observación de segundo orden” y “autor referencia”. Una manera sencilla de abordar el concepto de observación de segundo orden es entender que se trata de una observación que se realiza sobre un observador y las distinciones que utiliza; no retrata de observar a la persona en cuanto tal sino a la forma en que esta observa a la persona en cuanto tal sino a la forma en que esta observa.

Observación de segundo orden significa focalizar, para observación, las distinciones que emplea un observador; es el esfuerzo por observar aquello que el observador no puede ver, por razones de posición. Pero a su vez, la observación de segundo orden debe reconocer con claridad el punto o la posicionalidad desde la cual se observa como el otro observa el mundo (Luhmann, 1996ª, lección VI

Es decir, se pone en movimiento una diferenciación de planos y niveles de observación donde no hay una posición jerárquicamente mas alta: el observador no se encuentra en ningún sentido en una posición de privilegio sobre el observador: “la observación de segundo orden no otorga ninguna visión mejor, ni un conocimiento mejor fundamentado o mas seguro” (Luhmann, 1996 83); simplemente “designa la posibilidad de observar y describir lo que un observador deja de observar dada la diferencia desde lo que observa” (idem, p. 69). La observación de segundo orden pone en movimiento una dinámica en la cual es posible observar la latencia, es decir, los puntos ciegos de una observación. Complemento y consecuencia de la observación de segundo orden “es la autorreferencia”. La autorreferencia plantea la necesidad de que una teoría se autoobservé, practique sobre si misma observaciones de segundo orden que le permitan reconocer cual es la diferencia guía

que estructura sus observaciones y descripciones. Según esta perspectiva, las teorías deben llevar adelante programas de reflexión basados en la observación de las formas (diferencias) mediante las cuales observan el mundo, produce conocimientos y promueve descripciones sobre la realidad. El mayor problema de una empresa de esta naturaleza radica en que los instrumentos para ponerla en marcha son los mismos que se someten a la observación (auto implicación de la teoría). TEORÍA COMO REFLEXIÓN SOBRE

EL CONOCIMIENTO CONSTRUIDO E INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN

LAS ÚLTIMAS DÉCADAS

Las consideraciones frugalmente expuestas hasta aquí, ¿qué nos dicen sobre la investigación educativa y papel que en ella desempeña la teoría?, ¿qué tanto estos replanteamientos de la teoría?, ¿qué tanto estos replanteamientos de la teoría como reflexión sobre el conocimiento construido han perneado en la investigación educativa?, ¿hasta donde ha llegado la problematización sobre la teoría en este campo y que terrenos le quedan por explorar?

Para disponer de una radiografía

sobre la situación de la teoría en el campo de la investigación educativa recurro aquí al estado del conocimiento más reciente (Buenfil et al, 1995). En él se establecen varios momentos: - Hacia principios de los años ochenta

(1981), el primer congreso deja entrever que luego de mas de una década de investigación educativa.

[…] hay un abordaje dominante de lo teórico en el plano de teorías especificas y estructuras conceptuales que promueven

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formas de comprensión sobre los diversos procesos educativos demarcados en líneas temáticas, mientras que se muestra generalmente descuidada la aproximación a lo teórico desde el plano de la problematización sobre las lógicas de construcción de conocimientos (es decir, a partir de las formas de razonamiento y los ángulos de lectura de la realidad en que se asienta la producción de conocimientos (idem, p, 265). - Durante la década de los ochenta y hasta

el segundo congreso (1993) se identifican entre las líneas de investigación en curso una referida a “constitución de teorías educativas” en la que coexisten estudios “que se tratan de manera general el problema de la producción de conocimientos, abordan el problema de la constitución de las teorías educativas, exponen elaboraciones conceptuales o teorías sobre la educación” y otra referida a “teoría e investigación educativa” que aporta reflexiones concernientes a la teorización educativa y al lugar que ocupa en relación con diversas practicas educativas y frente a la investigación”.

Resulta significativo que a nivel de

las teorías como reflexión sobre el conocimiento producido. Ahora bien, en el nivel de los debates encontramos que el tipo de discusiones y referentes empíricos que han dado cuerpo a esas aproximaciones se mueve en un espectro multifacetico2. Entre los debates que han permitido el avance en la problematización de la teoría encontramos: 2 El documento hace un mapeo muy detallado y preciso de líneas y debates en la producción de investigación educativa durante los años ochenta e inicio de los noventa. Aquí solo retorno las líneas y debates que arrojan elementos para analizar que tanto se ha socializado en la investigación educativa un uso de la teoría como reflexión sobre el conocimiento construido en sus modalidades de historia social de los problemas, observación sobre como observamos, de construcción de sistemas de significados, ontología critica de nosotros mismos.

- investigaciones que abordan la temática “modernidad-posmodernidad” a través de las cuales se ha abierto una vía de acceso a la reflexión sobre los “cambios drásticos y significativos que se observan en los distintos planos y niveles de la realidad, que incluyen el del conocimiento, como esfuerzo por dar cuenta de tales cambios”.

- investigaciones que enfocan las formas de concebir las “relaciones entre practica y teoría” que han contribuido a extender la reflexión sobre realidad, percepción, conocimiento y dentro de ella sus diversas aristas; posibilidad o no de acceder a la realidad empírica sin mediaciones subjetivas, posibilidad o no de u conocimiento objetivo como adecuación entre los objetos preexistentes en la realidad y las descripciones sobre ellos, posibilidad o no de trazar deslindes claros entre objeto y concepto, entre practica y teoría, la teoría como soporte de las practicas, las practicas como posibilitadoras de teoría, etc.

- investigaciones que indagan sobre las “lógicas de articulación”; temática que cuenta con una historia reciente en el campo educativo y que están propiciando claramente un reposicionamiento del papel de la teoría. Se trata de un campo de debates que “permite situar ángulos de lectura que tienen como punto de anudamiento los supuestos de la articulación como lógica donde las identidades se entienden en un plano relacional, frente a los de la determinación que suponen identidades fijas”. En ese ámbito, la lógica de articulación es recuperada y se desarrolla desde diversas aristas: como construcción relacional y abierta a la problematización (imposibilidad de cierra de lo social y del conocimiento generable) e inclusividad de niveles de complejidad crecientes, como

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articulaciones conceptual y como articulación hegemónica.

Este tipo de investigación ha

explorado como eje de sus planteamientos la noción de discurso como ámbito dinámico de configuración de significaciones, indagando desde ahí las relaciones, entre sujeto y discurso, entre teoría y realidad, los usos y delimitación del discurso, etc. De esta manera en torno al sujeto y en torno a la teoría. En cuanto a esta ultima, lo mas relevante radica en el “deslizamiento de la teoría a la configuración discursiva”, lo cual supone un movimiento de concepción de las teorías como “formulaciones cerradas y univocas” a su comprensión como “configuraciones discursivas a partir de las diversas formas de vida en las cuales emergen los distintos juegos de lenguaje”, lo que ha permitido elevar “la incertidumbre del conocimiento” a rasgo constitutivo de lo teórico.

El diagnóstico anterior permite reconocer la presencia de una importante trayectoria de re problematización del papel de la teoría en la investigación educativa. En el transcurso de dos décadas se ha transitado-en un ir y venir- de los usos de lo teórico como constructor explicativos (corrientes teórico-metodológicas que se aplican para describir procesos de la educación) a las preguntas sobre las condiciones epistémicas que fundamentan los instrumentos de conocimiento. Ello sin duda representa un reposicionamiento de las funciones, no excluyentes, que la teoría puede cumplir en la investigación. El concepto de teoría en investigación educativa ha dejado de estar alojado de manera exclusiva en un uso descriptivo diagnostico y/o propositito. Sin desaparecer este, ha empezado a hacer suyas las preguntas sobre como, desde donde y con que instrumento observa.

En el plano de los usos de la teoría como reflexión, que aquí se han ilustrado bajo las modalidades de “historia social de los problemas”, “observación de segundo orden”, “ontología critica de nosotros mismos”, “reconstrucción de las significaciones”, lo que se advierte es una presencia desigual de ellas. Vertientes como la sostenida por Foucault cuentan con un terreno de arraigo considerable; se le recupera desde distintas aristas de su producción y ello se alienta la posibilidad de que a mediano plazo se desarrollen trabajos por las premisas de su ontología crítica.

La construcción de las significaciones como estrategia de reflexibilidad sobre la teoría ha ido germinando en algunos enfoques sobre el discurso y lógicas de articulación, pero también se encuentra presente en otros casos aunque sin reconocimiento explicito.

La conceptualizad desarrollada por

Bourdieu se ha recuperado de manera amplia en la investigación educativa (habitus, capital, etc.) sin embargo, contrasta con ello la escasa atención prestada-hasta ahora a su propuesta sobre historia social de los problemas. En el caso de la “observación de segundo orden” el balance resulta totalmente desfavorable, esta perspectiva es la que menos ha perneado en el campo de los problemas sobre la teoría en la investigación educativa.

Mas que una explicación lineal o sin

medicaciones de estas perspectivas en el campo de la investigación educativa, lo que se requiere es aprehender sus lógicas de intelección y habilitarlas en nuestro medio como herramientas aptas para nuevos desarrollos. Queda frente a nosotros un extenso y rico horizonte por incursionar.

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LECTURA 3

¿QUE SIGNIFICA LEY CIENTÍFICA?

1. CUATRO SIGNIFICADOS DEL TÉRMINO “LEY CIENTÍFICA”

robablemente la mayoría de los científicos y meta científicos concuerden en que la corriente

central de la investigación científica consiste en la búsqueda, explicación y aplicación de las leyes científicas. Sin embargo, solo unos pocos estudiosos de la ciencia concuerdan con respecto de lo que designa el término “ley” en el contexto de la ciencia. Así, por ejemplo la expresión “ley de Newton de movimiento” se interpreta como una veces como cierta pauta objetiva del movimiento mecánico. Otras veces los mismo términos designan la formula de Newton “fuerza=masa x aceleración”, o cualquier otro enunciado que la incluye. Finalmente, “la ley de Newton del movimiento”, se entiende a veces como una regla de procedimiento por medio de la cual se puede presidir o controlar las trayectorias de los cuerpos. En el primer caso se hace referencia a un trozo de la realidad física; en el segundo el designado (designatum) es una pieza del conocimiento: en el tercero una regla de acción.

A cualquier de los tres designados se refiere al científico cuando habla acerca de la “ley de Newton del movimiento”, dependerá de las circunstancias o del contexto en que usa la expresión, así como de su filosofía explica o tacita. Si concede que el mundo físico subsiste aun cuando no allá quien lo perciba o lo piense, entonces la expresión en cuestión puede significar una conexión objetiva entre las cualidades fuerza, masa y aceleración, sea que se las mida o no.

En cambio, si el científico no asigna

existencia autónoma a los objetos físicos, entonces entenderá por “ley científica” una relación invariante entre términos anulados de alguna manera a datos de los sentidos (los cuales funcionaran como términos últimos o “hechos atómicos”, y no como señales elementales de nuestro comercio con las cosas). Y si solo accede a hablar acerca de operaciones posibles, entonces podrá significar por “ley científica” cierta pauta de la conducta humana (p. ej., la predicción) en relación con cierta clase de datos empíricos (cuya totalidad llamara “sistemas de cuerpos en movimiento, o algo parecido), y cierto tipo de objetivo en particular nuestro científico podrá sostener que tan solo las “ ecuaciones de laboratorio” merecen ser llamadas leyes naturales, pues ellas-y no los principios de los cuales eventualmente se derivan-son comprobables directamente en el laboratorio.

Finalmente, cualquiera que sea la

preferencia filosófica de nuestro científico, si ha oído hablar de la física teórica contemporánea podrá admitir que hay una clase especial de enunciados que se referían a las leyes mismas y que operan de principios reguladores tales como “las leyes naturales no dependen de los sistemas de referencia ni, en particular, del cuadro de referencia del observador”.

En total debiéramos distinguir, pues, por

lo menos cuatro significados del termino “ley” en el contexto de las ciencias fácticas.

BUNGE, MARIO LA CIENCIA, SU MÉTODO Y SU FILOSOFÍA

(1996) pp, 63-77

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2. NOMENCLATURA PROPUESTA

Nunca se señala semejante variedad semántica. Sin embargo, debiera ser de utilidad distinguir entre los diversos significados del termino “ley” tal como se usa en las ciencias naturales y sociales, así como la consiguiente adopción de una nomenclatura uniforme. Puesto que los cuatro significados corresponden al mismo término seria conveniente añadirles subíndices con el fin de eliminar la ambigüedad señalada. Permítaseme proponer las siguientes reglas de designación: 1) Ley1 o simplemente ley, denota toda pauta inmanente del ser o del devenir; esto es, toda relación constante y objetiva en la naturaleza, en la mente o en la sociedad. 2) Ley2 o enunciado nomológica o enunciado de ley, designa toda hipótesis general que tiene como referencia mediato una ley1, y que constituye una reconstrucción conceptual de ella. Todo enunciado de ley tiene, en realidad, dos referentes: uno en la pauta de cierta pauta de hechos, al que se supone al que se adecua (nunca perfectamente) el enunciado en cuestión: podemos llamarlo el referente mediato del enunciado de ley. El referente inmediato de un enunciado monológico es en cambio el modelo teórico que se aplica. Así, por ejemplo, la mecánica analítica de refiere de forma inmediata a las partículas materiales siendo su referente inmediato el concepto llamado “sistema de puntos materiales”. 3) Ley3, o enunciado monopragmático, designa toda regla mediante la cual puede regularse (exitosamente o no) una conducta las leyes3 son casi siempre consecuencias de leyes2 en conjunción con ítems de información especifica. Una clase conspicua de este tipo de ley3 es el de los enunciado

monológicos predictivos, esto es, las preposiciones mediante las cuales se hacen predicciones (o retrodicciones) de sucesos singulares. 4) Ley4, o enunciado metamonológico, designa todo principio general acerca de la forma y/o alcance de los enunciados de ley pertenecientes a algún capitulo de la ciencia factica.

Las leyes1 son estructuras nómicas (pautas invariantes). Las leyes3 son proposiciones (que ha menudo toman la forma de ecuaciones) acerca de pautas objetivas: son pautas al nivel del conocimiento. Las leyes3 son relaciones invariantes a nivel pragmático: son guías para la acción fundada científicamente. Y las leyes4 son prescripciones metodológicas y/o principios óntologicos (hipótesis sobre los rasgos, conspicuos de la realidad).

3. EJEMPLIFICACIÓN DE LAS DISTINCIONES

Consideremos nuevamente la ley del

movimiento mecánico. Esta puede considerarse como una pauta objetiva (ley1) que diversos enunciados de ley (leyes2) reconstruyen en diferentes aproximaciones a saber: a) la ley de Aristóteles “la fuerza es igual a la resistencia multiplicada por la velocidad”; b) la ley de Newton “la fuerza es igual a la masa multiplicada por la aceleración”; c) la ley de Einstein “la fuerza es igual a la velocidad de variación del impulso”; d) la teorema de Ehrenfest “la fuerza media es igual al valor medio de la velocidad de variación del impulso”; e) el teorema de Broglie-Bohm “la fuerza exterior mas la fuerza cuántica es igual a la velocidad de variación del impulso <oculto>”.

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Al no haber “hechos generales”, no es posible verificar directamente hipótesis generales como lo son los enunciados de leyes; ni es posible aplicarlos sin más. Solo pueden comprobarse y usarse las consecuencias particulares de hipótesis científicas. Por consiguiente, ninguno de los enunciados de ley que acabamos de mencionar puede considerarse como una ley3, esto es, como una regla de acción por ciertos teoremas deducidos de esas leyes2 serán leyes3. Por ejemplo, toda solución de los enunciados de Newton con condiciones dadas iniciales (posición inicial xa y velocidad inicial va) será una ley3 así la ecuación de Galileo:

x (t)= xa + va + ½ g t2

Es una consecuencia verificable de la segunda ley del movimiento de Newton, F=ma, y se usa para predecir, por ejemplo, tiempos de caída (siempre que se especifiquen los valores de las variables y parámetros, esto es, a condición de que el enunciado universal se convierta en singular), por esto, la ley de Galileo es una típica “ecuación de laboratorio”, que cumple nuestra definición de enunciado nomopragmático (ley3).

Obsérvese que, a diferencia de la correspondiente ley2 una ley3 puede incluir ítems de informaciones específicas, tales como la posición y velocidad híncales de un cuerpo, o el contorno de una membrana vibrante. Mas aun las leyes, no serán, en general invariantes las correspondientes leyes2 vale decir, mientras que las leyes de los hechos no dependen de nuestro “punto de vista” (sistemas de referencia, unidades de medición, y otras convenciones), las leyes3 si dependen de nuestro punto de vista. En otras palabras, la descripción de los fenómenos del presenta, del pasado o del

futuro depende esencialmente del operador, aun cuando los fenómenos mismos ocurran sin nuestra intervención. Las transformaciones que dejan invariante a la ley de Newton del movimiento (pero no a sus consecuencias) son las que constituyen el grupo de Galileo (X = x-vt). El principio de la relatividad del movimiento es el enunciado metanomológico (ley4) que corresponde a la ley de Newton del movimiento; en efecto, dicho principio se refiere a esta ley del movimiento (y, específicamente, a sus propiedades de invarianza respecto de cierto conjunto de cambios en la representación de los fenómenos).

4. JUSTIFICACIÓN DE LA DISTINCIÓN ENTRE LEYES Y

ENUNCIADOS DE LEYES

La distinción entre las leyes, y sus reconstrucciones conceptuales (leyes2) debiera ser obvia para todo no idealista, aunque solo sea por el hecho de que suele suponerse que referente mediato único (ley1) les corresponde a los diversos enunciados de leyes (ley2) de un cierto tipo, que se suceden históricamente. Semejante distinción esta involucrada en la noción misma de perfectibilidad de la descripción científica de los hechos, que contrasta con la presunta constancia de las pautas de los hechos, que contrasta con la presunta constancia de las pautas de los hechos (presunción esta que es indudablemente correcta en primera aproximación y en relación con cada uno de los niveles de la realidad, puesto que la emergencia de nuevos niveles va acompañada de la emergencia de nuevas leyes).

Lo que habitualmente designa el término “ley de la realidad física o cultural” no depende de nuestro conocimiento a menos que se trate de una ley del proceso

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cognoscitivo. Antes bien, nuestro conocimiento de las leyes, (esto es, las leyes) presupone la existencia de pautas objetivas. Si no hacemos esta distinción podemos caer en la visión mágica del mundo exterior, propuesta por Chesterton (según la cual “no hay leyes, sino tan solo repeticiones misteriosa” o rendirnos a la conclusión no menos nihilista de Bridgman, de que “la naturaleza es intrínsecamente y en sus elementos incomprensible y no esta sujeta a la ley”. Normalmente los científicos no aceptan ninguna de estas versiones del contingentísimo, sino que se inclinan mas bien a admitir el principio leibniziano de la inagotabilidad de los actuales, el correspondiente principio de Waismann de la textura abierta de los conceptos empíricos, y la hipótesis de que en el mundo exterior no hay repeticiones sino tan solo leyes (probablemente) constantes, siendo la repetición una ficción inventada por el hombre para arreglárselas con la variedad y la novedad.

Las leyes no son verdaderas ni falsas: simplemente son solo las leyes2 pueden ser más o menos exactas. Las leyes1 aunque objetivas, no son objetos sensibles sino inteligibles: no percibimos las leyes, sino que las inferimos todo otro universal factico. Este es el motivo por el cual los empiristas deben negar la existencia de las leyes; por que las leyes objetivas no son observables, semejante inferencia dista de ser directa: no “aprehendemos” leyes1 (a duras penas “aprehendemos los singulares) en su pureza, sin distorsión. El proceso del descubrimiento científico es cualquier cosa menos un mero reflejo de los hechos sobre la conciencia, por la vía de la percepción y de la inducción; es por el contrario, un arduo trabajo de ensayo de reconstrucción, por medio de conceptos teóricos mas menos elaborados. En particular, las construcciones conceptuales llamadas “leyes científicas”

(nuestras leyes2) son las reconstrucciones cambiantes de las leyes objetivas en el nivel de pensamiento racional. O, si se prefiere, las construcciones conceptuales llamadas “leyes2” son la proyección deformada e incompleta de las leyes1 sobre el plano conceptual.

En suma, mientras las leyes de la

naturaleza, del pensamiento y de la sociedad (leyes2) son la estructura de la realidad, los correspondientes enunciados nomológicos (leyes2) pertenecen a nuestros modelos ideales de la realidad, por lo cual se aplican en el mejor de los casos sólo aproximadamente, nunca con toda la exactitud deseada.

5. JUSTIFICACIÓN DE LA

NECESIDAD DE LAS DISTINCIONES RESTANTES

Ocupémonos ahora de esas pautas

que empleamos en la descripción de fenómenos singulares en términos de esquemas generales, y que usamos cuando enriquecemos nuestra experiencia y la hacemos más exitosa. Los enunciados nomopragmáticos (leyes3) no se consideran habitualmente como proposiciones que pertenecen a una clase aparte, acaso por que rara vez son axiomas independientes. En efecto, casi siempre son aplicaciones de leyes2 a situaciones o a clases de situaciones específicas. Los enunciados nomopragmáticos se deducen casi siempre de leyes2 en conjunción con datos empíricos (esto es, proposiciones particulares que se refieren a miembros de esa subclase de hechos que llamamos “experiencia”). Esta peculiaridad se advierte claramente en el caso de los enunciados predictivos deducidos de los enunciados nomológicos y de las

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condiciones iniciales, valores de frontera, o trozos análogos de información específica. Considérese la ley (aproximadamente verdadera) de Cuvier de la correlaciona morfológica; una consecuencia de esta ley2 es la conocida directiva para predicciones paleontológicas: “La reconstrucción del organismo entero solo requiere el examen de una parte de sus restos”, ejemplo típico de ley3. Obsérvese, de paso, que en relación con el uso de las leyes2 ocurre la siguiente inversión de la relación hecho-ley: al establecer enunciados de leyes asignamos prioridad a los hechos, al menos en una etapa dada la investigación; pero al aplicar las leyes, razonamos como si las leyes asignamos prioridad a los hechos al menos en una etapa dada de la investigación; pero al aplicar las leyes, razonamos como si las leyes planearan por encima de los hechos, cuya estructura y tiempo son en realidad. Así, por ejemplo con frecuencia pronunciamos frases de esta clase: “El hecho E es imposible por que su producción violaría la ley L”. Con ello no queremos decir que los sucesos están sujetos a nuestros enunciados nomológicos; ni siquiera significamos que los hechos deben obedecer a las leyes. Solo estamos haciendo predicciones sobre la base de enunciados de leyes. ¿Toda ley, no es sino consecuencia lógica de una ley en conjunción con informaciones especificas? Decididamente, esto no es así en la mecánica cuántica que-a su diferencia de la física clásica contiene postulados que se refieren explícitamente a resultados posibles de los experimentos, a diferencia de aquellos que se refieren a posibles aspectos de las cosas en si. Sea por ejemplo, el siguiente axioma de la mecánica cuántica en su formulación e interpretación habituales: “Los autovalores an de un operador Aop son los únicos resultados

posibles de una medición exacta de la variable dinámica A representada por ese operador”, O si no, este otro postulado “La probabilidad de hallar el valor an al medir la variable A es igual a c2 donde “c” designa el n-esimo coeficiente del desarrollo de la función de estado en funciones propias del operador que representan a A. ambos postulados son típicas leyes3 por que no se refiere a las cualidades A de las cosas en si, sino, al contrario a las cualidades tales como nos son conocidas en la experimentación (donde se manifiestan acopladas con las cualidades del dispositivo experimental).

Si se arguyera que las que acabamos de mencionar no son leyes sino “meras” reglas semánticas que asignan un contenido empírico a ciertos símbolos (Aop a y Cx) podrá erguirse que las leyes no son reglas convencionales de significado, que establecen vínculos arbitrarios entre signos y designados, sino que, por el contrario, se supone que expresan pautas constantes de la experiencia, tal como lo pruebe el hecho de que nos permiten recoger nuevas informaciones empíricas, así como controlar (al menos estadísticamente) ciertos procesos físicos. Otra objeción podría ser la siguiente. Los empleos aducidos han sido tomados de la ciencia física; ¿hay algún motivo para sostener la distinción propuesta en el campo de las ciencias sociales? La respuesta de esta: precisamente en las ciencias del hombre es donde debiera ser de mayor utilidad la distinción entre enunciado nomológico y enunciado nomopragmático. El sociólogo manipula leyes sociológicas (leyes2) que pretende dar cuenta de las leyes sociales, o leyes del nivel social, Pedro también manipula reglas, prescripciones propuestas, o ideales de política social. Si no distingue las dos clases de enunciados puede confundir proposiciones científicas con consignas (las

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que pueden apoyarse sobre consideraciones científicas, pero no son enunciados de las ciencias sociales). Las leyes sociológicas (leyes2) no son ideales ni imperativos; tan solo ciertos enunciados universales acerca de la practica social (leyes3) pueden convertirse en ideales o normas para ciertos grupos sociales en ciertas circunstancias (y a condición de que se los reformule en un lenguaje normativo). Desde luego, los ideales y las normas sociales, así como las propuestas de acción social serán viables en la medida en que se funden sobre leyes2 que encuadren con suficiente exactitud los hechos sociales. Pero esta relación de dependencia de los enunciados sociales nomopragmáticos respecto de las leyes sociológicas no implica que ambas clases de enunciado se recubran a las ciencias sociales, en tanto que los que se refieren a la política social pertenecen a la tecnología social. Por último consideramos el cuarto significado de “ley científica”. Probablemente fue en la física moderna donde se advirtió por primera vez la necesidad de disponer de enunciado explícitos de leyes acerca de las leyes. Las leyes4 no son requisitos lógicos o metodológicos deben ser generales, significativos y verificables”. Las leyes4 son reglas que guían la construcción de las teorías. Miembros conspicuos de esta clase de leyes son los siguientes: a) el principio de la covariancia general (“las ecuaciones que expresan leyes físicas deben ser invariantes de forma respecto de transformaciones generales y continuadas de coordenadas”); b) el principio de la mecánica cuántica conforme al cual las cantidades observables deben representarse por operadores lineales herméticos”. El que estos principios (o reglas) se conserven en el futuro queda por verse. Lo que nos interesa en este momento es que estos enunciados forman ana clase

aparte. Podría erguirse que son metacientíficos, o epistemológico puesto que hablan acerca de entes y procedimiento científico; pero esto solo mostraría que la metaciencia no esta del todo por encima de la ciencia, sino que esta, en parte, incluida en ella. 6. APLICACIÓN DE LA DISTINCIÓN

ENTRE LEYES1 Y LEYES2: ¿SON NECESARIAS LAS LEYES

CIENTÍFICAS? Con excepción de los empiristas estrictos y de ciertos idealistas objetivos, habitualmente se sostiene o se implica, que las leyes científicas son necesarias en algún sentido. El análisis de esta proporción requiere un examen semántico previo de los términos que ella pone en relación, que son “ley científica” y “necesario”. El termino “ley científica”, en la proposición “las leyes científicas son necesarias”, designa por lo común, e indistintamente, pautas objetivas de la naturaleza de la mente o de la sociedad (esto es, nuestra leyes) y enunciados nomológicos (leyes2) esta ambigüedad es una de las fuentes de la controversia acerca de la necesidad de las leyes. En cuanto al termino “necesario” es equivalente de relación constante y biunívoca (uno a uno) entre dos o mas colecciones de objetos (p. Ej., propiedades); b) “necesario” es aquello que no podría ser de otra manera (lo opuesto de contingente); c) “necesidad” significa conexidad lógica y, en particular, analiticidad (deducibilidad a partir de premisas admitidas anteriormente). Designemos las dos primeras acepciones con el término necesidad factica, y llamemos necesidad lógica a la conexidad lógica. Dejaremos de lado otros significados de “necesario”, sea por que no tienen sentido

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en el presente contexto (como ocurre con al equivalencia de necesidad y legabilidad, ecuación que convierte en tautológico al enunciado que estamos examinado), sea por que pueden incluirse en la necesidad factica, o bien por que pueden incluirse en la necesidad factica, o bien por que equivalen a la categoría seudo psicológica de inconcebilidad. Tenemos dos clases de objetos generales (leyes1 y leyes2) y dos predicados “lógicamente necesario” (que simbolizaremos con L), y facticamente necesario, (que designaremos con F), por consiguiente, a priori hay cuatro posibilidades: LF (necesidad lógica y factica), LF (necesidad lógica y contingencia factica); LF (contingencia lógica y necesidad factica), y s.f. (contingencia lógica y factica). Examinémoslas. a) Leyes, debemos excluir las posibilidades LF y LF en relación con las pautas objetivas, pues la necesidad lógica es una propiedad de los enunciados y no de los objetos concretos; quedan dos posibilidades: LF y LF, propondré un argumento a favor de la tesis de que las leyes, son facticamente necesarias y lógicamente contingentes. Si las leyes fuesen aisladas, sino constructoras sistemas, entonces podría pensarse que son facticamente contingentes, esto es, que podrían no haber sido lo que son. Pero las leyes constituyen sistemas nómicos regionales (esto es, redes que caracterizan cada nivel de la realidad); por consiguiente, cada una de las leyes no es contingente. Sin embargo, podría objetarse que nada nos garantiza la constancia de las leyes: ellas podrían cambiar y, más aun, ciertamente lo hacen cada vez que emergen nuevos niveles de la realidad. La cuestión es averiguar si la variación de las leyes1- que es perfectamente concebible- es a su vez contingente o necesaria. Habiendo admitido

que las leyes1 constituyen sistemas, deberíamos concluir que, si cambian, entonces lo hacen de manera necesaria, pero es seguro que son lógicamente contingentes. b) Leyes2 Puesto que estas son construcciones conceptuales (constructs), LF y LF no son posibles; examinaremos entonces las posibilidades restantes, que son LF y LF. Argüiré que las leyes2 son facticamente contingentes y lógicamente necesarias en cierto sentido. Tomado aisladamente, todo enunciado nomológico es lógicamente contingente, puesto que un mismo grupo de fenómenos puede describirse por medio de un número ilimitado de hipótesis universales que merecen el nombre de “leyes”. Esto, que es en esencia el argumento de Russel contra el principio de legalidad, vale para generalizaciones tales como las llamadas curvas empíricas, ya que por un numero finito de puntos puede hacerse pasar infinitas curvas , pero deja de valer cuando el enunciado nomológico en cuestión es incluido en una teoría, esto es, cuando se pone en contacto lógico en una teoría, esto es cuando se pone en contacto lógico con otros enunciados de leyes; en este caso, no solo tiene el apoyo de sus casos favorables, sino que también Ghana el apoyo de hipótesis relacionadas con él, adquiriendo así, en cierta medida el carácter de lógicamente necesario. Lo mismo se aplica a fortiori a aquellos enunciados nomológicos que son deductibles de axiomas o principios: son analíticos derechamente.

Parece, pues, que podemos concluir: a) que las leyes1 (objetivas) son fácticamente necesarias pero lógicamente contingentes; b) que las leyes2 (enunciados nomológicos) son tácticamente contingentes y lógicamente necesarias, no en el sentido de ser impuestas por axiomas lógicos o por principios inmutables de la razón , sino por que están o

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tienden a estar lógicamente con otros enunciados de leyes.

7. APLICACIÓN DE LA DISTINCIÓN ENTRE LEYES2 Y

LEYES3 ¿ES LA CASUALIDAD UNA PROPIA INTRÍNSECA DE LAS

LEYES? La distinción propuesta puede contribuir a eliminar varios malos entendidos en las filosofías de la ciencia corrientes. Por ejemplo, la distinción entre enunciados nomológicos (leyes2) y nomopragmáticos (leyes3) ayuda a aclarar la diferencia de especie que separa la explicación científica de la predicción científica, que se niega tan a menudo.1La diferencia es habitualmente borrada por los metafísicos que restringen sus análisis a la estructura lógica de ambas operaciones, que en efecto es una. Lo que deseo explicar es el hecho de que sobre la base de enunciados de leyes casuales (o parcialmente casuales), esto es, explicaciones en términos de causa, pero muy pocas veces predicciones que sean “casuales” en la misma medida.

En efecto la mayoría de las predicciones que se hacen sobre la base de enunciados de leyes-sean casuales o no- tienen un componente estadístico que puede estar ausente de la correspondiente ley2 . Así por ejemplo las predicciones astronómicas concernientes a las posiciones de los cuerpos celestes son siempre parcialmente estadísticas, en el sentido de que incluyen la estimación del error probable. En compensación los enunciados de leyes2 con fines de verificación, predicción o acción- esto es las leyes, pueden tener un ingrediente casual ausente de la correspondiente ley1 (si es que tienen correspondencia en el nivel gnoseológico).

1 Para la elaboración de este punto, cf, el libro del autor Causalita: the place of casual principle in moder science, cambridge, mass

Esto ocurre toda vez que podemos controlar algunas de las variables relacionadas por el enunciado nomológico en consideración. El conjunto de las variables bajo control experimental se llama a menudo “causa” si, al cambiar sus valores de manera prescripta, se produce invariablemente cierto efecto de una manera univoca, sin que a su vez influya apreciablemente sobre la “causa”. Sin embargo esto es la ley2 sea ella misma casual.

Para asegurarlo tendríamos que

probar que, eligiendo el conjunto complementario de variables como parámetros bajo control experimental (esto es, manipulando el efecto anterior como causa) la conexión variara. Pues la conexión permanece invariable (si la relación es asimétrica), entonces no puede llamarse propiamente causal, pues, por definición, la acusación es una conexión asimétrica. En conclusión, los ingredientes casuales y estadístico de una ley natural o social dada no son siempre propiedades intrínsecas de ella, sino que varían según que se trate de un enunciado nomológico o nomopragmático. Por esto es útil, cuando se discute el problema de la legalidad y de la causalidad, aclarar si se hace referencia a leyes, o a enunciados que se usan con fines predictivos o con otros propósitos vinculados con la experiencia. Adviértase de pasada, que el mero hecho de que puede trazarse una distinción neta entre enunciado nomológico y enunciado nomo pragmático constituye un argumento en contra de la pretensión operacionista de que el significado de una proposición sintética consiste en la técnica de su verificación.

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8. LOS IDEALES DE LA CIENCIA EN TÉRMINOS DE LOS DIVERSOS NIVELES DE SIGNIFICACION DE

“LEY” Sobre la base de las distinciones elaboradas y justificadas en lo que precede, podríamos comprimir los ideales de la investigación científica fundamental en las siguientes máximas:

1) Legalidad. Los hechos singulares (sucesos y procesos), tales como el lanzamiento del Sputnik la ultima pesadilla del lector, o la ultima huelga de la historia, deberán considerarse como casos particulares de leyes, (o, mas exactamente, como secciones de haces de leyes1)

2) Cognoscibilidad las leyes1 no son perceptibles pero son cognoscibles. Su conocimiento se corporiza en hipótesis generales (particulares o universales) que pueden llamarse “leyes2” o “enunciados nomológicos”

3) Limitación y perfectibilidad. Toda ley2 tiene un dominio de validez peculiar, y es falible por que depende en parte de la experiencia pero todo enunciado nomológico puede perfeccionarse tanto en extensión como en precisión.

4) Generalidad del conocimiento factico. Los enunciados fácticos singulares son deducibles de enunciados fácticos generales (hipótesis llamadas “leyes”2). A esto se reduce, desde el punto de vista lógico, la explicación científica de los hechos.

5) Sistematicidad. Las leyes2 constituyen sistemas lógicamente organizados o, al menos organizables. La mayoría de las leyes son deducibles de hipótesis de tipo mas elevado; las de máximo grado

en un contexto dado se llaman “axiomas” o “principios”. Esto es, la mayoría de los enunciados nomológicos son aplicables en términos de leyes2 de grado de generalidad aun mayor en esto consiste la explicación científica de las leyes.

6) Generalidad de los enunciados empíricos. Los enunciados empíricos singulares (los que se refieren a la subclase de hechos que llamamos “experiencia”) son deducibles de hipótesis que pueden llamarse “leyes3”. Estas últimas proposiciones son las herramientas de la predicción; contienen variables (ligadas), tales como el tiempo y/o constantes descriptivas que resumen ítems (tal como los precios del trigo de un año dado).

7) La legalidad de las leyes. Los enunciados nomológicos (leyes2) encuadran esquemas generales que pueden denominarse “leyes”. La exigencia (inadecuada) de que todas las leyes deberían ser expresarles como ecuaciones diferenciales, y el principio (plausible) de covariancia pertenecen a esta clase de proposiciones (o, mejor, de propuestas). Pueden considerarse como prescripciones metodologicas y/o como suposiciones antológicas. Dado que siete es un número celebre por sus propiedades, podemos terminar en este punto nuestra tentativa de caracterizar la ciencia en términos de los diversos significados de la palabra “ley”, multiplicidad semántica que ha originado famosos embrollos.

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Elementos de Investigación I

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LECTURA 4

SIN MÉTODO TAMPOCO ES POSIBLE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

1. ¿QUÉ ES EL MÉTODO

CIENTÍFICO?

sí como sin teoría no es posible la investigación científica, esta tampoco es factible si se carece

de un método. La teoría y el método científicos son las dos columnas en que se sustenta la práctica científica. El método científico es el plan que el investigador es el plan que el investigador-ya sea en base a su propia experiencia o en la enseñanza adquirida de investigaciones consumadas-, formula y sigue en la auscultación de la realidad, bien para descubrir un nuevo aspecto o para profundizar en el conocimiento de aspectos ya conocidos. El método científico es también un tipo de conocimiento que el investigador debe poseer, adquirir con el estudio de la historia de la ciencia en general, y de la ciencia particular que cultiva o se dispone a estudiar.

El conocimiento del método científico es tan importante como el de la realidad misma, o sea, el de la teoría. La meta de la teoría es el conocimiento de la realidad objetiva; conocer el método es saber el camino para poder llegar a esta meta. Así como el nivel del conocimiento científico indica el grado de dominio del hombre sobre la naturaleza, la profundidad del conocimiento que el investigador tiene del método determina el estado de dominio que ejerce sobre la ciencia que cultiva. En el trabajo académico, escolar, en los inicios del aprendizaje de un método de trabajo, es muy común caer en el formalismo, en la apariencia del buen cumplimiento,

simplificando y aplicando formulas mecánicamente – cuidado con fortalecer estos hábitos- van en contra de la creatividad del futuro científico. Cuando el aspecto formal del método se robustece desmesuradamente, olvidamos el contenido del conocimiento para quedarnos con el puro cascaron de una realidad disecada. En cuanto nos sucede esto, descuidamos toda preocupación por conocer la autentica realidad, renunciamos al compromiso con los verdaderos problemas, a cambio de quedarnos en los puros formalismos técnicos y metodológicos. Aquí dejamos de responder a necesidades genuinas, para estancarnos en los puros requerimientos escolares, en donde se sigue creyendo que la vida académica poco tiene que ver con los problemas reales por ello Ezequiel Ander- Egg, posiblemente acicateado por la misma inquietud aconseja al futuro investigador- “Preocúpate por mejorar permanentemente en los métodos y técnicas de investigación que utilizas, preocúpate mucho mas por los problemas sociales y mas aún todavía por la gente concreta.”1.

Lo anterior no vale solamente para los investigadores sociales quienes, supuestamente son los únicos abocados a detectar, planear y solucionar problemas del hombre: la recomendación es para todos los científicos en cierne, por que todos, sin excepción, están involucrados en los

1 Ezequiel Ander- Egg. Tecnicas de investigación social, pp, 499

CAMERO RODRÍGUEZ, FRANCISCO LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA; FILOSOFÍA,

TEORÍA Y MÉTODO. (2004) pp 141-151

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problemas que vive la sociedad que comparten.

Es importante, pues alcanzar el

optimo dominio del método científico, pro que este nos lleva al mejor conocimiento de la realidad (natural, social y espiritual), conocimiento que corresponde siempre a los intereses y necesidades del hombre, entendido el hombre no como simple abstracción, sino como el conjunto de individuos humanos que viven en una realidad social concreta.

El método y la teoría son los medios

para alcanzar uno de los fines más importantes del hombre moderno: conocer cada vez más la realidad natural, social y espiritual. Del buen uso de estos medios dependen del éxito en el logro del fin por eso es importante conocerlos con creciente profundidad.

Refiriéndose a la importancia del

método científico, Eli de Gortari nos dice que: …la investigación científica, al igual que las otras actividades humanas, se realizan con mayores probabilidades de éxito cuando previamente se elabora un plan de trabajo por ejecutar, en el cual están incluidos el camino a seguir y los procedimientos adecuados para recorrerlos. El método científico es justamente el camino que se sigue en la investigación.2

¿En que consiste entonces el método científico, y para que nos sirve? La respuesta nos la da el doctor de Gortari:

El método comprende los procedimientos empleados para descubrir las formas de existencia de los procesos del universo, para desentrañar sus conexiones internas y externas, para generalizar y

2 Eli de Gortari, iniciación a la lógica, p. 227.

profundizar los conocimientos, para mostrarlos rigurosamente, para comprobarlos en los experimentos y para utilizarlos prácticamente a través de su aplicaciones tecnológicas.3

Para que el método sea considerado como verdaderamente científico, es decir, que nos sirva realmente para aprender, analizar, demostrar y comprobar el conocimiento que tenemos de la realidad es necesario que se formule de tal modo que conduzca al pensamiento por el mismo camino o por lo menos por una vía paralelamente próxima al que sigue al desarrollo de los hechos objetivos estos es, a de reflejar los nexos y los cambios que se dan realmente.

Sin embargo, el método científico no

es algo dado objetivamente, al margen de la voluntad e intención del hombre sino que es criado por el investigador a partir del conocimiento que tiene de las leyes objetivas que rigen a la actualidad, es el científico el que formula. Un conjunto de reglas y exigencias en base al conocimiento de la regularidad objetiva. El método solo existe en la conciencia del sujeto cognoscente, creado precisamente para ordenar una actividad voluntaria y conciente. 2. UN VISTAZO A LA HISTORIA DEL

MÉTODO CIENTÍFICO

Posiblemente, el primer método practicado en el razonamiento, más o menos sistemático, fue el casual. A cada hecho, positivo o negativo se la atribuía una causa, ya fuera esta natural humana o divina. A temprana edad, el hombre encontró la relación causa-efecto, y en base a este hallazgo-real o ficticio trato de influir en las

3 Loc. Cit.

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causas (dioses, tótem, tabú, etc.). Para evitar los efectos nefastos o atraer los hechos benignos por medio de ritos, sacrificios y otras practicas de carácter mágico.

El método dialéctico y el metafísico surgen en la filosofía presocrática; tal ves se deba a que los griegos empezaron a captar la realidad como un todo por medio de la intuición directa, sin llegar al análisis de las partes, de modo que cuando se hablaba de esta se hacia en función de la totalidad. Como ya vimos anteriormente, según la dialéctica, el todo esta en movimiento por sus contradicciones internas: la lucha de contrarios se dan entre los elementos que constituyen el ser. Según la metafísica el todo es inmóvil continuo y eterno. El movimiento, en tanto interno como externo, es aparente.

Los griegos desconocieron el método

experimental. Ellos se ocuparon de las ciencias deductivas, como la lógica y las matemáticas, crearon el método axiomático, aplicando en los principios geométricos de Ecuclides. Conocieron también el método hipotético- deductivo utilizado por Arquímedes en sus investigaciones de estática.

Aristóteles es considerado-con toda

justicia-, el padre de la lógica. Todas sus obras relativas a este tema fueron recogidas y agrupadas en el Órgano obra denominada con este nombre que significa, precisamente, instrumento o medio. El término no pudo ser más apropiado, puesto que para Aristóteles, la lógica es el instrumento por medio del cual se organiza adecuadamente el pensar, la investigación, la discusión, la interrelación y la expresión científica. En sus tratados de la lógica- o el Organon- Aristóteles describe hechos, los clasifica y de ahí deduce normas genéricas del pensar formal.

La lógica formal estudia los contenidos del pensamiento según su estructura, atendiendo las relaciones necesarias y reciprocas. Aristóteles estudio principalmente esto sin abandonar por completo a la Epistemología o teoría del conocimiento, rama que estudia la correspondencia entre la estructura formal del pensamiento y el objeto de conocimiento.

Ya en el Renacimiento encontramos

a Francis Bacón (1561-1626) formulando el método inductivo. Posteriormente, John Stuart Mill (1806-1873) lo sistematizo con mayor rigor es el método inductivo, formulado por Francis Bacón en su conocida obra Novum Organum, respaldado por la investigaciones de Galileo (1554-1642), el que abrió el camino a la ciencia moderna, propiciando el surgimiento del método experimental.

El doctor Ruy Pérez Tamayo en el

capitulo dos de su obra Ciencia, ética y sociedad nos sistematiza una interesante visión del método científico, presentada en tres esquemas, Pérez Tamayo nos habla de los métodos inductivo- deductivo, a priori- deductivo he hipotético-deductivo. Veamos muy resumidamente, lo que de cada uno nos refiere.

Los postulantes del método inductivo-

deductivo aceptan la existencia de la realidad externa la cual es percibida por el hombre a través del sentido y comprendida por su capacidad racional. Esta certeza induce a pensar que la ciencia surge de observaciones individuales que por medio de generalizaciones, se va mas allá de los fenómenos observados. Gracias a las generalizaciones es posible predecir hechos, predicciones cuya exactitud o error se confirman modifican o rechazan por medio de la experiencia el método inductivo-

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deductivo se sostiene en tres postulados fundamentales:

1. El conocimiento se inicia con la

observación de los hechos. 2. La observación de los hechos es

confiable, por esto es posible construir la ciencia a partir de dicha observación.

3. El conocimiento científico, o ciencia, se construye por la medio de la inducción, a partir de la cual se estructuran enunciados observacionales.

Los partidarios de este método

sostienen que, para que la observación pueda ser realmente el punto de arranque de la ciencia, es necesario que el observador supere una serie de subjetividades, tales como intereses personales, aspiraciones, prejuicios, ideas preconcebidas etc. Usaron este método Aristóteles, Francis Bacón, Galileo, Newton John Stuart Mill, principalmente. Por este mismo camino transitan los empiristas, positivistas lógicos, los operacionistas y otros muchos más investigadores actuales.4

Por otra parte esta el método a priori

–deductivo,5sustentando en la tesis de que el conocimiento científico se forma de acuerdo a estructuras racionales previamente establecidas que al ponerse en contacto con la realidad objetiva, es posible captarla en todas sus particularidades.

Estas estructuras racionales- se afirma son invariables, es decir, no está sujetas al vaivén de la experiencia o informe de los sentidos. Esta estructura racional podía tener un origen divino (Descartes, Leibniz, Berkeleyn) o ser de naturaleza ideal

4 Ruy Perez Tamayo, Ciencia, etica y sociedad. Pp. 41-43 5 Ibidem. Pp. 43-44

cósmica (Pitágoras, Platón, Arquímedes, Kant).

Según los pies a priori deductivistas, con Descartes a la cabeza, solo por medio de la razón es posible establecer los principios generales que rigen y hacen explicable la realidad. La corriente Kantiana, por su lado, ni dice que sin estas estructuras es imposible ligar a conocer la autentica realidad. Sin embargo, gracias a la sensibilidad (capacidad que hacen posibles los sentidos). Y a las nociones o condiciones a priori a tiempo y espacio, conocemos el aspecto externo de la realidad. Esta realidad no es la cosa en si (la imposible de conocer), si no solamente la que percibimos a través de la experiencia o sea la cosa para mi o fenómeno no explicable, el cual podemos convertir en conocimiento científico al someterlo a la razón critica, enmarcándolo en esquemas racionales(categorías), que nada tienen que ver con la experiencia. Como podemos ver tanto la corriente Cartesiana como la Kantiana, dentro del método a priori-deductivo sostienen que el conocimiento no se produce a Partir de la experiencia, sino a través de las estructuras mentales, previamente establecidas, estructuras a priori puramente racionales.

Finalmente, esta el tercer esquema metodológico considerado por Pérez Tamayo como el hipotético-deductivo6.

Según los postulados de este método,

la ciencia se inicia con las hipótesis las cuales son totalmente ajena a observaciones previas, por que son concebidas por medio de la intuición, según esta concepción metodologica, cuando el científico va a la realidad es por que ya la tiene debidamente conceptualizada en hipótesis de modo que la observación y la experimentación solo

6 Ibidem. pp. 44-47.

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sirven para poner a prueba dichas hipótesis. De acuerdo a esta corriente la ciencia se inicia con los problemas que surgen a confrontar una estructura hipotética con la realidad que contiene. De acuerdo a esta postura, la hipótesis no surge de la observación ni la inducción, sino que el hombre, por el hecho de ser un ente pensante, racional, esta dotado de una serie de expectativas que preceden toda experiencia, condición que la hacen suponer determinadas regularidades en la realidad por ello trata siempre de constatarlas, cotejando las estructuras teóricas con la realidad correspondiente.

El exponente más lúcido y notorio de

este esquema es Kart R. Popper, quien rechaza todo proceso inductivo en la ciencia. Para él, el resultado de cualquier observación o experimento no es prueba favorable en ningún sentido para una hipótesis determinada. Si la observación o experimento coinciden con la hipótesis, simplemente se entiende que esta no fue rechazada, pero nadamas por que, según Popper, no hay criterios para determinar la verdad de cualquier teoría. Según este tipo de vista, las observaciones los experimentos, los llamados hechos son irrelevantes como criterios de verdad puesto que el lugar de validar propuestas teóricas, solo sirven para falsificarlas. Según los hipotéticos-deductivos, el principal recurso cognicitivo no es ni la experiencia ni la razón sino la intuición.

Pues bien después de ver los

esquemas metodológicos que el doctor Pérez Tamayo nos presenta, nos preguntamos: ¿Qué es lo que genera el conocimiento? ¿Cómo podemos saber si es verdadero o falso? ¿Por medio de la experiencia? ¿Por la razón? O, sostienen los hipotéticos deductivos, ¿nos bastas la intuición?

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LECTURA 5

LA INVESTIGACIÓN Y SU MÉTODO

FUNCIÓN E IMPORTANCIA DEL MÉTODO EN LA INVESTIGACIÓN

CIENTÍFICA

n su obra llamada La metafísica, Aristóteles dice que “el hombre es curioso por naturaleza”. Para

todos nosotros es bastante familiar el sentido de la palabra curioso. Con ese término designamos a la persona que se hace muchas preguntas sobre algo. Ser curioso equivale a indagar, preguntar o investigar. La curiosidad, como tendencia a investigar, no se adquiere, sino que ya la traemos por nuestra propia naturaleza de seres humanos. Es por eso que el niño, en cuanto sus órganos se lo permitan, empieza a indagarle todo con la mirada y verbalmente acosa a sus padres con un preguntar interminable. Debido a lo anterior el hombre no solo siente placer cuando ejercita su vista, su oído y su facultad locomotriz, sino también cuando pone en práctica su actividad investigadora.

LA INVESTIGACIÓN EN GENERAL

Antes de precisar algunos conceptos de investigación, conviene recordar su etimología la palabra investigación se viene de las voces latinas in vestigium, que literalmente significan “en pos de la huella”. Así, para indagar sobre algo es necesario que previamente se tengan algunos indicios. Al respecto dice el filosofo Mario Bunge que solo quienes ven pueden darse cuenta de que falta algo.

Platón en su dialogo “Menon” dice:

¿Y como buscaras, oh Sócrates, lo que tu ignoras totalmente? Y de las cosas que ignoras, ¿Cuál te propondrás investigar? Y si por ventura llegaras a encontrarla, ¿Cómo advertirías que esta es la que buscas? Entiendo que quieres decir, Menon… Quieres decir que nadie investigara lo que sabe ni lo que no sabe; por que nadie investigaría lo que sabe, pues lo sabe, ni lo que no sabe, pues ni tan siquiera sabría lo que debe investigar. Refiriéndonos a la investigación, en general, podemos dar de ella las siguientes definiciones:

Es la búsqueda de solución para un problema

ES la búsqueda de la verdad.

En la mayoría de los casos nos lanzamos a investigar o preguntar sobre algo, por que nos encontramos en una situación problemática y necesitamos solucionarla. Es frecuente el caso en que nuestro automóvil no quiere caminar; en tal situación de inmediato empezamos a investigar como y donde encontraremos a la persona que nos saque de apuros. La segunda definición es la mas general y probablemente la básica, por que cualquiera que sea el tipo de la investigación y la finalidad con que esta se haga, el objetivo se lograra cuando se conozca la verdad de aquello que se investiga. De las dos definiciones se desprende que las funciones principales de la investigación son:

CHÁVEZ CALDERÓN, PEDRO CONOCIMIENTO CIENCIA Y MÉTODO (1995)

pp 62-89

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a) Ampliar el horizonte de significatividad

b) Encontrar el sentido de los seres.

Un término es significativo para nosotros cuando lo podemos explicar recurriendo al acervo de conceptos que ya poseemos. Tratándose de objetos, de ellos decimos que son significativos cuando sabemos para que sirvan o en que consiste su valor, la silla es algo significativo para nosotros por que la podemos utilizar. Una obra de arte es significativa cuando la podemos disfrutar viéndola u oyéndola, según se trate de una pintura o de una obra musical. La primera función permite que se realice la segunda. Encontrar el sentido de los seres equivale a capacitarse para coexistir con el entorno que forma nuestro mundo individual.

MÉTODO EN GENERAL

Cualquiera que sea el concepto de investigación que adoptemos siempre se supondrá que “partiendo de algo pretendemos llegar a otro algo”. En efecto, si por “investigar” estamos entiendo- como ya se dijo antes- “búsqueda de la verdad” o “búsqueda de la solución para un problema” o bien “búsqueda de lo que sea”, entonces en cualquier caso, habrá necesidad de recorrer un camino para lograrlo lo que se pretende. La palabra método viene de dos vocablos griegos: meta y odos, que juntos significan “a través del camino”. Vemos así que la etimología de dicha palabra corresponde exactamente a la conclusión del análisis anterior, en el cual se hizo evidente que, sin importar el concepto de investigación que se adopte, siempre habrá necesidad de recorrer un camino para lograrlo lo que se pretende es decir, siempre será necesario el empleo de un método. Al método en general lo podemos definir como: el camino

procedimiento adecuado para lograr un objetivo. EL MÉTODO EN LA INVESTIGACIÓN

CIENTÍFICA

Los temas anteriores fueron preparatorios para abordar las cuestiones que mas nos interesan: ¿Existe un método científico, es decir, un método que pueda considerarse como el más adecuado para la investigación científica?, ¿Cuál seria ese método) En las investigaciones científicas, ¿siempre deberá seguirse ese método? Existencia del método en la investigación científica. En los comienzos de la Edad Moderna se generalizo la convicción de que la silogística era un buen instrumento demostrativo; pero el desarrollo de la ciencia lo que necesitaba era mas bien un ars inveniendi (arte de encontrar), es decir, un método para el descubrimiento. Y esto fue lo que, desde esos momentos, empezó a llamarse “método científico”.

En el siglo XVII aparecieron los primeros teóricos y defensores de un método propio de la investigación científica; ellos fueron Galileo Galilei y Francis Bacón. El primero que se ocupo formalmente del metodote la investigación científica fue Galileo Galilei. Sus opiniones al respecto se encuentran principalmente en cuatro de sus obras: Diálogos de los dos principales sistemas del mundo, Dialogo sobre las dos nuevas ciencias, El mensaje sideral y El ensayador. Dice Galileo que en las ciencias se trata de descubrir las relaciones matemáticas de la realidad, por esta razón no son útiles ni la silogística ni la inducción. Lo que se necesita son métodos de descubrimiento. El investigador, según Galileo, debe proceder de tal manera que sea la propia naturaleza quien le enseñe por medio de la experiencia. Él en realidad,

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procedía de esta manera: primero imaginaba experiencias; después razonaba sobre ellas y solamente cuando llegaba a cierta conclusión realizaba un experimento que la confirmara o desmintiera.

El filosofo ingles Francis Bacón, sin

ser científico, también se preocupo por el método instaurador de las ciencias, es decir, el método de la investigación científica. En so obra titulada El nuevo órgano, Bacón establece que la tarea de la ciencia consiste en descubrir las leyes de la naturaleza; esto nos permitirá utilizarla. Su frase al respecto dice: “a la naturaleza se le somete obedeciéndola”.

El científico autentico, dice Bacón,

no debe proceder atendiendo únicamente a los sentidos o a la simple razón. Los empiristas hacen lo primero; los racionalistas dogmáticos hacen lo segundo; pero el trabajo de ambos es estéril por que los primeros amontonan datos, así como las hormigas almacenan provisiones; los segundos construyen teorías sin solidez, así como las arañas tejen sus telas o redes en el aire. El investigador debe ser como la abeja, la cual digiere lo que capta y después produce miel para la comunidad. Concluye Bacón proponiendo la siguiente formula: “ni solamente la experiencia bruta, ni solamente el razonamiento vació, sino la combinación de ambos”. Los dos pensadores, Galileo y Bacón, proponen como debe ser el método de la investigación científica; pero el primero, que es un científico, nos dice además cual era el método que seguirá. Él no se lanzaba sobre esas experiencias, luego razonaba sobre esas experiencias y llegaba a una conclusión y solo después realizaba la experiencia para confirmar o desmentir la conclusión. Los tres pasos de Galileo seguía constituyen indudablemente un método, puesto que, como hemos dicho, son el camino que él recorría para lograr sus objetivos. Ese

método a él le permitió descubrir y formular sus leyes del péndulo, las teorías del plano inclinado de la caída libre etc.

Definición de método. Es evidente que todo científico, cuando realiza su labor de investigación, debe seguir un método, en el sentido que se le han dado a ese termino. Es indudable que Galileo siguió un método; el mismo lo describe, pero esto no quiere decir que todos sigan el mismo camino. Cada investigador tendrá que seguir sus particularidades circunstanciales. ¿Cuál será entonces ese método? Antes de presentar una definición concreta del método científico, recordemos que toda investigación se pretende encontrar solución a un problema; por consiguiente, siempre hay estas tres fases:

a) Un punto de partida, el cual tiene que

ser un problema. b) Un punto al que se pretende llegar la

solución del problema Antenor c) Un camino que va desde el punto de

partida hasta el punto de llagada.

El filósofo Mario Bunge, en su libro La investigación científica, presenta la siguiente definición de método general de la ciencia:

Es un procedimiento que se aplica al

ciclo entero de la investigación en el marco de cada problema de conocimiento. Para reforzar lo atinado y positivo de dicha definición conviene tener en cuenta lo siguiente:

Considera que para la solución de cada problema el científico deberá planear cierto procedimiento.

A ese procedimiento planeado para resolver cada problema en especial, se le llama “método general de la ciencia”.

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Al método general se pretende distinguirlo de las técnicas especiales que, en cada caso, de acuerdo con el objeto, deberán ser manejadas; por ejemplo si se trata de hacer seguimiento de procesos bioquímicas probablemente haya que recurrir a técnicas de tinción.

La definición esta formulada de tal manera que bajo ese concepto pueden caer todos los procedimientos que han sido y serán planeados por los investigadores científicos de todos los tiempos.

CARACTERÍSTICAS, ETAPAS Y PRINCIPIOS

Aquí estudiaremos las características,

etapas y principios del método científico, pero cuando hablemos de método científico, nos estaremos refiriendo al método de las ciencias facultes, tanto naturales como culturales.

CARACTERÍSTICAS DEL MÉTODO CIENTÍFICO

De acuerdo con los creadores del

método científicos, este debe ser un procedimiento que combine los dos factores, el empírico y el teórico; de lo contrario como decía Bacón, si falta uno de los dos el resultado seria o el amontonamiento de hechos o la construcción de telas en el aire. Los dos aspectos básicos del proceder científico quedan comprendidos si lo caracterizamos como objetivo, racional, sistemático y universal. Objetividad Este aspecto tiene una doble referencia. Por una parte alude al hecho de que el proceder científico conduzca a conclusiones que no sean meras

apreciaciones subjetivas de un individuo, sino que sean aceptables y aceptadas por la comunidad científica. Por otra parte, la nota de objetividad tiene también el sentido de que los planteamientos y las conclusiones tengan correspondencia objetiva en la realidad. En esta forma se satisface el aspecto empírico del método. Racionalidad. Cuando Galileo realizaba su tarea de investigación lo hacia de la siguiente forma: primero imaginaba experiencias, después razonaba sobre esas experiencias llegando a una conclusión. Y solo al final realizaba la experiencia que comprobará o desmintiera la conclusión obtenida. La investigación tiene que ser originada por un hecho que genera un problema, pero la experimentación no se va a producir de inmediato. Antes de observar y después de reflexionar sobre, los datos observados necesitaría llegar a una conclusión, esta será la orientación de todo su trabajo. No se puede afirmar de manera tajante, si en esta o en aquella etapa primero sea lo empírico y luego la reflexión o viceversa; los que si se puede asegurar es que en cualquier momento tiene que ir combinando los dos factores. Sistematicidad. Cualquier actividad desarrollada en una etapa tendrá que ser consecuencia de la anterior y preparación para la siguiente. Si en un momento el científico esta empeñado en determinar la velocidad de una partícula, quiere decir que dicha velocidad queda como incógnita en la etapa anterior y al saber despejado va a facilitar la continuación del proceso. Sistematicidad, en síntesis significa que los elementos de un todo están interrelacionados de manera que cada uno depende de los demás. Universalidad. La nota de universalidad del procedimiento científico se debe a que él ordinariamente se propone encontrar

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regularidades o leyes dentro de las cuales se encuadre el fenómeno que se trata de explicar. La existencia de esa ley o de esa regularidad será el elemento explicante que se busca. Por esta razón Galileo quería que la solución se expresara en una ecuación. Además de las características anteriores, a veces se mencionan otras, por ejemplo flexibilidad, autocorrección, limitaciones, etc, las cuales en sentido estricto, ya están incluidas en aquellas.

ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO

CIENTÍFICO

Las etapas de proceder científico serán precisadas con base en la observación y análisis de un experimento de método científico, nos estaremos refriendo al método de las ciencias factuales, tanto naturales como culturales.

ETAPAS

Si observamos con atención la investigación realizada por Spallanzani, fácilmente descubrimos en su procedimiento las siguientes etapas:

a) Un problema. Spallanzani oyó la

noticia de que Needham había demostrado, con el experimento de una botella tapada y calentada, que los animalillos encontrados en ella habían muerto. Spallanzani, que ya defendía la no aparición espontánea de los seres vivos, se dijo a si mismo: “el experimento de Needham no esta bien hecho”.

b) Una conjetura Spallanzani de inmediato supuso una solución al problema en los siguientes términos: “creo que si los animalillos aparecieron después en la botella de Needham se debió a que dicha botella no fue cerrada

herméticamente, o bien a que no fue calentada lo suficiente”.

c) Una experiencia. De acuerdo con la solución razonadamente supuesta por Spallanzani, este preparo una experiencia cuya realización había de confirmar o desmentir lo que el estaba suponiendo. Como en la investigación estaban en

juego dos variables, esto es, la duración de la ebullición y el grado de hermetismo en el tapado de las botellas, el experimento tuvo que ser preparado de tal manera que fuera evidente la necesidad de un alto grado de hermetismo y de una duración mínima de una hora en el calentamiento en grado de ebullición. Realizando el experimento, Spallanzani obtuvo lo que pretendía: la solución del problema. Las tres bien claras y distintas en el procedimiento de Spallanzani coinciden con las fases del método seguido por Galileo, quien, como ya vimos, después de precisar el problema, imaginaba experiencias, razonaba sobre ellas y llagaba a una conclusión. Finalmente realizaba la experiencia para confirmar o desmentir su conclusión, es decir, su hipótesis o conjetura de solución.

Generalmente una investigación, del

terreno que sea, es un procedimiento bastante complejo, por que el problema inicial de inmediato requiere ser dividido en varios aspectos. Además, a medida que avanza la investigación Irán apareciendo nuevos problemas colaterales o subsidiarios. En consecuencia, cuando aquí hemos reducido a tres las etapas básicas del método científico, estamos hablando del periodo investigatorio relacionado con un solo problema no complejo. Por esta razón aceptamos la definición de método científico propuesta por Mario Bunge. Es el procedimiento que se aplica al ciclo entero de la investigación en el marco de cada problema de conocimiento.

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PRINCIPIOS DEL MÉTODO CIENTÍFICO

El termino principios no tiene aquí el

sentido de inicio o comienzo, sino mas bien el de proposición fundamental. Todo científico, antes de lanzarse a investigar algo de la realidad, necesita tener una concepción acerca de ella. Dicha concepción esta conformada por un grupo de proposiciones fundamentales que el científico acepta previamente como verdaderas. Los principales del método científico son las proposiciones que cada investigador acepta como verdaderas y que conforman su concepción de la realidad. Es necesario precisar que no debemos confundir principios con reglas. Estas ultimas son sugerencias que el investigador debe tener en cuenta en cada fase de su procedimiento, por ejemplo: “las hipótesis deben someterse a contrataciones fuertes”. De las reglas no nos ocuparemos en este momento.

TOPOLOGÍA DEL MÉTODO CIENTÍFICO

Antes de la exposición y cometarios

de algunos métodos en particular, conviene hacer algunas aclaraciones. Primero, lo estudiado por cada ciencia es el fenómeno no que a ella le interesa, pero dicho fenómeno siempre resulta ser una abstracción, la cual consiste en consideraciones tan solo determinado aspecto. Lo anterior constituye el factor que determina la diferenciación entre las ciencias y al mismo tiempo las variantes entre los distintos métodos. Como ya vimos hay dos clases de ciencias totalmente diferentes, las formales y las factuales, las primeras estudian ideas, las segundas estudian hechos. En consecuencia hay una diferencia radical entre el método de las ciencias formales y de las ciencias factuales. En el grupo de las

factuales también hay una división: las factuales naturales y las factuales culturales.

La topología del método científico se refiere principalmente a las ciencias factuales culturales, como la sociología, la economía etc. Las ciencias factuales naturales, como la química y la biología, se valen del método ordinariamente conocido como método experimental. A este método también a veces por error, se le llamó indefinitivo como “el método científico”. Los distintos elementos de este método serán estudiados posteriormente.

EL MÉTODO DE LAS CIENCIAS

FORMALES

Estas ciencias son la lógica y la matemática; su método es el deductivo. Su condición básica radica en el establecimiento des principios, axiomas y definiciones, de los cuáles se derivara el resto de los enunciados, en tales enunciados no se prestara atención a su posible conexión con los objetos empíricos, por que en las teorías formales lo que importa es la estructura y coherencia del sistema.

El ejemplo clásico de este método es el que siguió Euclides para la construcción de la geometría. Él partió de los siguientes conceptos: punto, línea, superficie, cuerpo geométrico. Un cuerpo (físico) cuyas dimensiones disminuyen indefinidamente hasta anularse, se reduce a un punto; el punto al moverse en el espacio, genera una línea; la línea genera una superficie la superficie genera un cuerpo (geométrico).

“Los objetos de la geometría dice

Severo Iglesias en su obra El método de la investigación científica- son ideas que se parecen bastante a los objetos empíricos pero no les corresponde exactamente pro

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que la realidad no hay puntos ni líneas, ni figuras aisladas sin dimensiones”.

El método deductivo, también

llamado método axiomático, debe satisfacer tres condiciones básicas: consistencia, independencia y suficiencia. La primera condición se refiere a la ausencia de contradicción. Dentro de la teoría, las derivaciones realizadas, mediante las reglas de inferencia, nunca deberán conducir a resultados contradictorios. La suficiencia o completad se cumple cuando cualquier formula, expresada en los términos del sistema, sea tal que ella o su negación podrá ser probada como teorema. La tercera condición la independencia se cumple cuando del conjunto de axiomas sentados como principios, ninguno puede derivarse como teorema a partir de los otros.

EL MÉTODO COMPARATIVO

Este método, iniciado por Comte y

Durkheim, se convirtió en el preferido por los sociólogos del siglo XIX, quienes opinaron que la mejor manera de llegar a conocer características y relaciones de los grupos sociales seria estableciendo comparaciones entre ellos. Augusto Comte, para quien la sociología es la principal de las ciencias, nos dice en su curso de filosofía positiva: “Para mostrar el orden de importancia de las formas de sociedades, comienzo por lo esencial, que consiste en la comparación de los diferentes estados de la sociedad humana, que coexistente en las diferentes partes del mundo”.

Según Durkheim, la comparación es

una especie de experimentación por que aquí también la finalidad es obtener una relación entre los hechos observados. Los defensores de ese método aducen varias razones en su favor. Algunas son las siguientes:

El método comparativo esta de acuerdo con la tendencia natural de nuestra mente, la cual nos impulsa a comparar lo que vemos.

El método comparativo, en el terreno sociológico se emplea con éxito en las distintas fases de la investigación y en los diferentes niveles. En efecto, los resultados de la comparación de inmediato sugieren hipótesis; o bien en la siguiente fase, pueden ser elementos de comprobación o desaprobación para determinadas crisis.

EL MÉTODO FUNCIONAL

El fundador de este método es el polaco Bronislaw Malinowski (1884-1942). En su obra Los argonautas del pacifico occidental expone su experiencia de investigación social al estudiar la “sociedad trobriandesa” mediante el análisis funcional. Malinowski, en su artículo Antropoly escrito por la enciclopedia Británica dice:

El análisis funcional de la cultura parte del principio de que todos los tipos de civilización, cada costumbre, cada objeto material. Cada idea, y cada esencia cumplen con una función vital, tiene una tarea que desempeñar, representa una parte indispensable en una totalidad orgánica.

Parece, pues, que a Malinowski lo que mas le interesa estudiar es la manera como cada individuo vive su vida. En ese vivir queda comprendido el sentir, el pensar y el actuar.

La función se realiza por los

individuos, pero se concibe por referencia a todo el sistema social.

Todos los elementos sociales y culturales cumplen funciones sociológicas.

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Estos elementos son indispensables. Los pasos concretos de este método

son los siguientes: Primero, observar. Segundo, explicar el aspecto interdependiente de los factores recogidos y además su vínculo con la sociedad global. Y tercero, definir la cultura no como una enumeración, sino como una realidad instrumental que satisface las necesidades del hombre.

ESTRUCTURALISMO

El estructuralismo como método empezó a principios de la segunda mitad de este siglo, y se reconoce a Claude Lévi Strauss como fundador, debido primordialmente a los estudios que presento en su obra Antropología cultural. El primer problema con que tropieza el estructuralismo es la dificultad de precisar el concepto de estructura. Tal parece que cada autor estructuralista tiene su propio concepto de estructura. En lo único en que están de acuerdo es en dicho vocablo viene del termino latino struere, que significa “construir”. Levi Strauss propone la adopción de un procedimiento científico que tenga como herramienta metodología la categoría de estructura. La totalidad- según el- es parte del objeto, por consiguiente a este hay que concebirlo como un conjunto de elementos que forman una estructura en la cual hay una ley que determina su composición interna. Las partes se encuentran ligadas entre si de tal modo que la modificación de las otras. Lo que interesa es objetivar lo real haciendo explicitas la estructura y la ley interna del sistema.

El análisis científico, de acuerdo con lo anterior, es recuenta de tres etapas: observación de lo real: construcción de

modelos y, por ultimo, análisis de la estructura.

El análisis debe comenzar con la

observación, pero sabiendo que la estructura no aparecerá ante la percepción sensorial; habrá que recurrir a la conjetura, es decir, habrá que constituir algún o algunos modelos. La estructura, que es algo imánenle al objeto, tendrá que dejarse de manera inteligible. Por ultimo, se hará el análisis de la estructura. Unos de los más destacados seguidores del estructuralismo es Jean Piaget. Entre sus aportaciones se encuentra el haber precisado el concepto de estructura en los términos siguientes:

La estructura-dice en su obra El estructuralismo- es un sistema de transformaciones que implica leyes como sistema y que se conserva y se enriquece por el juego mismo de sus transformaciones sin que estas lleguen mas allá de sus fronteras y recurran a elementos exteriores. En una palabra, una estructura comprende los tres caracteres de totalidad, transformación y autorregulación.

Adam Schaff, en su obra Estructuralismo y Marxismo, opina que los estructuralismos se aprecian como coincidentes los siguientes elementos:

El objeto de investigación debe ser

tratado como algo integro que posee carácter de un sistema.

El objetivo de la investigación esta en el descubrimiento de las estructuras del sistema dado.

Hay que esforzarse para descubrir las leyes estructurales que rigen al sistema dado.

El modelo ideal es investigar al sistema en sucesión trasversal sincrónica, eliminado así el parámetro del tiempo (t=0)

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MÉTODO DIALÉCTICO

Los apologistas del Marxismo, como Giorg Lukacs, sostienen que el método dialéctico es el método de investigación correcto y que dicho método solo se puede continuar y ampliar en el sentido de los funcionadores, es decir, de Karl Marx y Friedrich Engels.

Veamos cuales es ese método. En primer lugar las designaciones verbales al respecto no son uniformes. Para que el hombre más completo seria este: método del materialismo histórico dialéctico. Con esta designación de inmediato se hacen explícitos los tres elementos integrantes de la posición marxista:

Concepción materialista con la

realidad. Historicidad de cada momento o

fenómeno. El dinamismo de la naturaleza y de la

sociedad es dialéctica.

El término dialéctico hace referencia, principalmente, a dos cosas: por una parte, el desarrollo gradual de la realidad por medio de identificaciones, cambios, negaciones y contradicciones; por otra parte, al aspecto relacional de cada fenómeno, en cuanto que cada uno es lo que es por su relación con la totalidad.

Debido al último aspecto se adopta

como principio metodológico de la investigación de la realidad social, el tener siempre a la vista de cada fenómeno tiene que ser comprendido como elemento del todo. El no seguimiento de este principio, decía Marx, ha hecho fracasar a muchos economistas y sociólogos. Ellos quisieron estudiar por separado, y como abstractos, a elementos que son partes del mismo proceso, por ejemplo, el consumo, la división del trabajo y el proletario.

Dado que la realidad social es

dialéctica, necesitamos pensar dialécticamente si queremos explicarla. El proceso concreto de esta metodología es el siguiente:

1. Observación del fenómeno concreto.

siempre hay que iniciar de los hechos que nos ofrece las experiencias.

2. En el fenómeno observado hay que descubrir la esencia encerrada, es decir, aquello que lo caracteriza.

3. Regreso al fenómeno concreto. Captar la esencia no es enfrentar el fenómeno completo. La esencia- decía Hegel- es desértica. El fenómeno es más rico y complejo que la esencia. Por esto hay que regresar a los fenómenos para captarlos en su riqueza integral investigando por que se ha manifestado en ellos la esencia.

Los defensores de este método

opinan que al practicarlo se debe recordar que la finalidad es la creación de una conciencia social sobre la conciencia individualista que rige al mundo.

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LECTURA 6

“1. MÉTODO, EL CAMINO. METODOLOGÍA, REFLEXIÓN SOBRE

EL CAMINO”

a experiencia del cierre es la única forma plena de enfrentar el riesgo de la aventura del

conocimiento, el viaje tiene ida y regreso. A veces el transito es permanente, en ocasiones solo temporal. De cualquier manera existe la posibilidad de la crónica, de la narración del contenido, como quien escribe una carta de un amigo desde lugares distantes y externos, o desde la profundidad del movimiento hacia el interior. Hablar sobre el método es escribir de esta carta es compartir la experiencia del lenguaje textualizado. La experiencia en si es incomunicable, pero las formas de su expresión pueden obtener el tono que permitan una segunda experiencia de una naturaleza distinta y semejante a la vez, de la primera el ensayo en este aspecto humano de la convivencia es también una prueba y tiene sus propios elementos de configuración.

El marco de la experiencia el trabajo de campo que guía el proceso de investigación como una vivencia de exploración constante. Desde ahí que la sensación de estar empezando sea una necesidad aun en los momentos de conclusión parcial de alguna aproximación, configurada por sistemas al mundo humano. Cada situación, cada comunidad, cada fragmento de vida convivida es un mundo complejo y único del cual hay que extraer los rasgos mas generales. El orden en movimiento es el objeto a hacer explícito, detrás de lo vivido esta en ciertos logros con el cual se puede hacer contacto en el ejercicio de formación de figuras de sentido.

Toda la experiencia de conocimiento

humano, es un ejercicio de sentido. El camino de esta experiencia es el método; la reflexión sobre el camino, la metodología. En primer lugar la exploración. El sujeto que indaga tiene cierto margen de conocimiento sobre si mismo, sobre su medio, sobre otros sujetos y sobre su medio, su comportamiento de investigador depende de este marco de identidad y alteridad. En el momento del contacto es una configuración que se pretende ser explicita y entenderla, todo ese marco se pone en funcionamiento; los sentidos del individuo son la posibilidad de entrar en contacto- el contacto requiere cierta duración-, en este tipo el individuo se mueve y permanece quieto, actúa y percibe, todo el ambiente la afecta y a su ves es afectado por el. El fragmento del mundo con el cual a entrado en contacto mas formado parte de si poco, y su presencia se va asimilando al medio de contacto a ritmo distinto y pertinente. El individuo es modificado al tiempo que algo redefine las relaciones entre el interior y el exterior. Después de esta experiencia ya nada es igual, el sujeto esta en contacto con el objeto, tiene cierta memoria de lo que ha sucedido, cierta certidumbre del proceso, cierta referencia de lo que antes eras y de lo que ahora es. La exploración es el primer componente de la experiencia del conocimiento. Su efecto es enorme, o insignificantes sino hubo cuidado; en ambos casos la distorsión de la cercanía y la distancia no permite continuar el camino, el conocimiento padece actualizaciones extremas: la redundancia o la transformación. Ambas situaciones extremas

GALINDO CÁCERES, LUÍS JESÚS SABORATI. METODOLOGÍA CUALITATIVA

EN INVESTIGACIÓN SOCIAL. (1998) pp. 26-30

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requieren de un tratamiento especial que cueste a que se debió el efecto. En principio de ambas se aprende y constituyen experiencias previsibles. La vía de en medio es la más peculiar.

La exploración controlada busca un

equilibrio entre lo conocido y lo desconocido, la experiencia debe permitir el deslumbramiento de la realidad, pero también la satisfacción de lo imaginable, el proceso es largo, el conocimiento no se agota desde este punto de vista. El equilibrio garantiza el crecimiento sostenido esta vía se coordina con las situaciones extremas. Entre las tres conforman el marco experimental de entrada al proceso de conocimiento.

De todo lo sucedido en esta primera

fase queda memoria, registro sistematizado por diversas formas de textualización. Esta entrada permite el movimiento de la siguiente aproximación configurativa. En la tradición metodología se le conoce a la descripción como la base para cualquier especulación, teorización o acción pendiente a actuar sobre un medio especifico. En este momento el exterior se presenta en un marco de categoría que configuran lo posible, con lo cual queda interiorizado en forma explicita en el sentido con figurativo de lo que se quiere conocer.

La acción descriptiva requiere de un

acervo lingüístico, es decir, de un mundo conocido desglosado en los términos de su composición. En la medida en que la riqueza semiótica, se asocia a una variedad de mundos conocidos en lógicas de comparación y generalización, mayor será la capacidad de enfrentar a la configuración de un nuevo fragmento del mundo el trabajo lógico es de suma importancia, también la estructura y sistema de articulación lingüística que nombra y representa lo conocido.

En el momento descriptivo el sujeto indagador depende de su experiencia exploratoria y del mapa que con ella haya podido configurar. En este segundo impulso del conocer, las precisiones sobre el objeto son mayores, indispensables. A diferencia de la situación de separación con la que se inicio el proceso, durante la exploración el sujeto se ha fundido en parte con el objeto. De esta relativa fusión se presentan dos dimensiones; una que es objetiva en el mapa del objeto pasando por la subjetividad afectada del sujeto, y la otra que es la propia subjetividad en donde la interiorización del objeto le da al sujeto una perspectiva intima de relación. En la descripción el sujeto se vuelve a separar del objeto en cierta forma relativa, la forma del lenguaje categorial y lógico. En ese momento el sujeto representa al objeto distinto de su subjetividad intima y lo configura en un modelo, en esta forma que no es el objeto, pero tampoco es una imagen solo del sujeto es un icono, una entidad conformada por el lenguaje.

En la descripción la dimensión de

representación se magnifica, la subjetividad se pone a disposición de este trabajo de diseño formal de un modelo icónico del objeto configurable. De hecho es hasta ese momento que tiene la existencia como objeto de conocimiento lingüístico, pues antes se movía a las formas del sentimiento y la intuición, además de la razón. No es que ahora solo tenga existencia racional, pero tiene una definida presencia lingüística configurada por sistemas… esa es la diferencia.

El mapa se ha precisado, ahora en un

modelo de campo, una representación de los componentes de un todo particular configurado. Estos componentes no están fijos, el mapa se mueve en paralelo del a la vida misma, la representa también es su flujo vital.

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La descripción llega a un punto que permite entender lo que sucede. El pasaje de lo estático a lo móvil alumbra a la comprensión. El modelo permite operar en el mundo, repetirlo.

Pero falta el momento culminante del

proceso de conocimiento, el significado de lo aprendido, la inmersión de los mundos posibles. El modelo de campo es una representación del objeto mundo configurado; esta representación se ubica dentro de un continuo icónico que tiene en un polo a una abstracción lingüística y en el otro a una construcción exacta del objeto copiado. Este continuo permite operar en el mundo desde las ideas hasta las cosas. Pero en una representación de un mundo posible definido en un modelo, cuya ubicación esta en los limites de ese único mundo posible así configurado. La descripción se agota en este ejercicio que culmina en la copia, en el conocimiento de cómo cierto mundo esta configurado en cierto momento. Pero hay más.

El conocimiento de este mundo

presentado en el modelo permite relacionarlo con otros mundos, con otros objetos configurados. En este momento el objeto adquiere un valor relacional, es decir, un significado. Este punto abre un marco de conocimiento cerrado en apariencia hasta entonces, pero perfilado desde el primer movimiento exploratorio. Los mundos posibles están en la dimensión de la creación. De la imaginación total. Desde ahí se puede diseñar a otros mundos objetos a partir de lo conocido y del significado configurativo. A partir de ahí el movimiento va hacia lo invisible, hacia lo improbable y aparentemente imposible. Desde ahí el conocimiento es creador de lo que antes no existía. Con el conocimiento del momento descriptivo y con el significado de lo conocido, el proceso ya no depende de la

primera relación interior-exterior, ahora el interior es más poderoso, esta pleno de su contacto con el exterior, ahora el momento es de un movimiento hacia otros interiores y exteriores posibles. Distintos y semejantes al que los permitió.

II. MUNDOS POSIBLES. CONFIGURACIÓN Y TRAYECTORIA

Un curso de vida social. Mundos dentro del curso

Todo principia en el propio mundo,

en la evidencia de lo mirado desde el sentido común y su posibilidad. El proceso del conocimiento también parte de ahí, el propio mundo es todo un principio, nuestro formador, el cáliz de nuestra sabia, el continente de nuestro contenido. Del propio mundo iniciamos el camino del conocimiento, hacia el regresamos de vez en vez; en ocasiones nos alejamos en forma permanente el propio mundo siempre esta ahí, se mueve con lógicas que no nos incluyen todo el tiempo como un componente fundamental. Nosotros también nos movemos cuando parece que nos hemos marchado de mundo propio aparece otro; siempre habitamos en alguno, no podemos existir fuera de él.

A veces el mundo se mueve y no nos damos cuenta, parece lo mismo, a veces nuestra mirada es distinta, y el mundo parece otro. Los tránsitos de los reflujos de lo interior y lo exterior conforman la diversidad y la sensación del tiempo. Nuestro marco de experiencia depende del propio mundo: lo demás se resuelve, se ordena, se entiende, se siente, es referencia del primado constitutivo de lo que somos, de donde somos.

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LECTURA 7

¿CUAL ES EL MÉTODO DE LA CIENCIA?

1. LA CIENCIA, CONOCIMIENTO

VERIFICABLE

n su deliciosa biografía de Dante (ca. 1360), Boccaccio12 expuso su opinión – que no viene al

caso- acerca del origen de la palabra “poesía”, concluyendo con este comentario: otros lo atribuyen a razones diferentes, acaso aceptables; pero esta me gusta más. El novelista aplicaba, al conocimiento acercan de la poseía y de su nombre, el mismo criterio que podría usarse para apreciar la poesía mismo criterio que podría usarse para preciar la poesía misma; el gusto confundía así valores situados en niveles diferentes: el estético, perteneciente a la esfera de la sensibilidad esta enriquecido con una cualidad emergente, la razón.

Semejante confusión no es exclusiva de poetas: incluso Hume, en una obra celebre por su crítica mortífera de varios dogmas tradicionales, escogió el gusto como criterio de verdad. En su Treatise od human nature (1739) puede leerse: “no solo en poesía y en música que debemos seguir nuestro gusto, sino también en la filosofía [que en aquella época incluía habitualmente a la ciencia]. Cuando prefiero un conjunto de argumentos por sobre otros, no hago si no decidir, sobre la base de mi sentimiento, acerca d la superioridad de su influencia”2 el subjetivismo era así la playa en que desembarcaba la teoría psicologista de las ideas inaugurada por el empirismo de Locke.

12 G: Boccaccio, vita di Dante, en comento alia driving p, 37 2 D. Hume A tratise of humano nature, Londres, Everyman, 1911, p, 105, subrayado mio

El recurso al gusto no era, pero

supuesto, peor que el argumento de autoridad, criterio de verdad que ha mantenido enjaulado al pensamiento durante tanto tiempo y con tanta eficacia. Desgraciadamente, la mayoría de la gente, y hasta la mayoría de los filósofos, aun creen u obran como si creyeran que la manera correcta de decidir el valor de verdad de un enunciado es someterlo a la prueba de algún texto: es decir, verificar si es compatible con (o deducible de) frases más o menos celebres tenidas por verdades eternas, o sea, principios infalibles de alguna escuela de pensamiento. En efecto, son demasiado los argumentos filosóficos que se ajustan al siguiente molde: “X esta equivocado, porque lo que dice contradice lo que escribió el maestro Y”, o bien “El mismo X-ismo es falso, por que sus tesis son incompatibles con las proposiciones fundamentales del ismo”. Los dogmáticos – antiguos y modernos fuera y dentro de la profesión científica, maliciosos o no obran de esta manera aun cuando no desean convalidar creencias que simplemente no pueden ser comprobadas, sea empíricamente, sea racionalmente. Por que “dogma” es, por definición, toda opinión no confirmada de la que no exige verificación, toda opinión no confirmada de la que se exige verificación por que se la supone verdadera y, más aun, se la supone fuente de verdades ordinarias.

Otro criterio de verdad igualmente

difundido ha sido la evidencia. Según esta opinión, verdadera es aquello que parase aceptable a primera vista, sin examen ulterior aquello, en suma, que se intuye, así,

BUNGE, MARIO LA CIENCIA, SU MÉTODO Y SU FILOSOFÍA

(1996)PP 35-62

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Aristoteles3afirmaba que la intuición “aprehende las premisas primarias” de todo discurso y es por ello “la fuente que origina el conocimiento científico”. N solo Bergon, Husera y muchos otros intucionistas e irracionalistas han compartido la opinión de que las esencias pueden cogerse sin mas también el racionalismo ingenuo, tal como el que sostenía Descartes, afirma que hay principios evidentes que, lejos de tener que someterse a prueba alguna, son la piedra de toque de toda otra proposición, sea formal o factica.

Finalmente, otros han favorecido las

“verdades vitales” (o las “mentiras vitales”), esto es, las afirmaciones que se creen o no por conveniencia, independientemente de su fundamento racional y/o empírico. Es el caso de Nietzsche y los pragmatistas posteriores, todos los cuales han exagerado el indudable valor instrumental del conocimiento fáctico, al punto de afirmar que “la posesión de la verdad, lejos de ser […] un fin en si, es solo un medio preliminar para alcanzar otras satisfacciones vitales”4de donde “verdadero” es sinónimo de “útil”.

Pregúntese a un científico si cree que

tiene derecho a suscribir una afirmación en el campo de la ciencia tan solo por que le gusta, o porque la considere un dogma inexpugnable, o por que a el le parezca evidente, o por que la encuentre conveniente, probablemente conteste mas o menos así: ninguno de esos presuntos citerior es la finalidad de la investigación científica. Lo que se acepta solo por gusto, o por autoridad, o por parecer evidente (habitual), o por conveniencias, no es sino creencia u opinión, pero no es conocimiento científico. El conocimiento científico es a

3 Aristóteles, Analíticos posteriores, libro II, Cáp. XIX, 110b. 4 W. James, Pragmatism, Nueva Cork, Meridian Books, 1935,p, 134

veces desagradable, a menudo contradice a los clásicos (sobre todo si es nuevo), en ocasiones tortura al sentido común y humilla a la intuición; por ultimo, puede ser conveniente para algunos y no para otros, en cambio puede ser conveniente para algunos y no para otros, en cambio, aquello que caracteriza al conocimiento científico en su verificabilidad, siempre es susceptible de ser verificado (confirmado o refutado).

2. VERACIDAD Y VERIFICABILIDAD

Obsérvese que no pretendemos que

el conocimiento científico, por contraste con el ordinario, el tecnológico o el filosófico, sea verdadero, ciertamente lo es con frecuencia, y siempre intenta ser lo mas y mas, pero la veracidad, que es un objetivo, no caracteriza al conocimiento científico de manera tan inequivocaza como el modo, medio o método por el cual la investigación científica plantea problemas y pone a prueba las soluciones propuestas.

En ocasiones, puede alcanzar una

verdad con solo consultar un texto. Los propios científicos recurren a menudo a un argumento de autoridad atenuada: lo hacen siempre que emplea datos (empíricos o formales) obtenidos por otros investigadores- cosas que no pueden dejar de hacer, pues la ciencia moderna es, cada vez más, una empresa social. Pero, por grande que sea la autoridad que se atribuye a una fuente, jamás se le considera infalible: si se aceptan sus datos es sólo provisionalmente y por que se presumen que han sido obtenidos con procedimientos que concuerdan con el método científico, de manera que son reproducibles por quien quiera que se disponga a aplicar tales procedimientos. En otras palabras: un dato será considerado verdadero hasta cierto

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punto, siempre que pueda ser confirmado de manera compatible con los cánones del método científico.

En consecuencia, par que un trozo del saber merezca ser llamado “científico”, no basta- ni siquiera es necesario- que sea verdadero. Debemos saber, en cambio, como hemos llegado a saber, o a presumir, que el enunciado en cuestión es verdadero: debemos ser capaces de enumerar las operaciones (empíricas o racionales)por las cuales es verificable (confirmable o no confirmable) de una manera objetiva al menos en principio esta no es sino una cuestión de nombres: quienes no deseen que se exijan la verificabilidad del conocimiento deben abstenerse “científicas” a sus propias creencias, aún cundo lleven bonitos nombres compuestos con raíces griegas. Se les invita cortésmente a bautizarlas con nombres más impresionantes, tales como “reveladas”, “evidentes”, “absolutas”, “vitales”, “necesarias para la salud del estado”, “indispensables para la victoria”, etc.

Ahora bien par verificar un

enunciado- porque las proposiciones, y no los hechos, son verdaderos y falsos y pueden, por consiguiente, ser verificadas- no basta la contemplación y ni siquiera el análisis. Comprobamos nuestras afirmaciones confrontándolas con otros enunciados. El enunciado confirmatorio(o no confirmatorio) que puede llamarse el verificans, dependerá del conocimiento disponible y de la naturaleza de la proposición del conocimiento disponible y de la naturaleza de posición dada, la que puede llamarse verificadum. Los enunciados confirmatorios serán enunciados referentes a la experiencia silo que se somete a prueba es una afirmación factica, esto es, un enunciado acerca de hechos, sean experimentados o no. Observamos; de pasada que el científico tiene todo el derecho de especular acerca de hechos inexperienciales, esto es, hechos que

en una etapa del desarrollo del conocimiento esta mas allá del alcance de la experiencia humana; pero entonces esta obligado a señalar las experiencias que permiten inferir tales hechos inobservado o aún inobservables; vale decir, tiene la obligación de anclar sus enunciados fácticos en experiencias conectadas de alguna manera por los hechos transempíricos se supone, basta recordar la historia de unos pocos inobservables distinguidos: la otra cara de la luna, las ondas luminosas, los átomos, la conciencia, la lucha de clases y la opinión pública.

En cambio, si lo que se ha verificado

no es una proposición referente al mundo exterior, sino un enunciado acerca del comportamiento de signos (tal como, p. Ej., 2 + 3 = 5), entonces los enunciados confirmatorios serán definiciones, axiomas, y reglas que se adoptan por una razón cualquiera (p. ej., por que son fecundas en la organización de los conceptos disponibles y en la elaboración de nuevos conceptos). En efecto, la verificación de afirmaciones pertenecientes al domicilio de las formas (lógica y matemática) no requiere otro instrumento material que el cerebro; sólo la verdad factica- como en el caso de “la tienda es redonda”- requiere la observación y el experimento.

Resumiendo; la verificación de

enunciados formales sólo incluye operaciones racionales, en tanto que las proposiciones que comunica información acerca de la naturaleza o de la sociedad han de ponerse a prueba por ciertos procedimientos empíricos, tales como el recuento o la medición. Pues, aunque el conocimiento de los hechos no proviene de la experiencia pura- por ser la teoría un componente indispensable de la recolección de información facticas- no hay otra manera de verificar nuestras sospechas que recurrir a la experiencia, tanto “pasiva” como activa.

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3. LAS PROPOSICIONES GENERALES VERIFICABLES:

HIPÓTESIS CIENTÍFICAS

La descripción que antecede satisfará, probablemente a cualquier científico contemporáneo que reflexione sobre su propia actividad. Pero no resolverá la cuestión par la meta científica o epistemológica, par quien los procedimientos, las normas y a veces hasta los resultados de las ciencias son otros tantos problemas. En efecto el metacientífico no puede dejar de preguntarse cuales son las afirmaciones verificables, como se llegan a afirmar, cómo se les comprueba y en que condiciones pueden decirse que han sido configuradas. Tratemos de esbozar una respuesta de estas preguntas.

En primer lugar si hemos de tratar el problema de la verificación, debemos averiguar que se puede verificar, ya que no toda afirmación- ni siquiera toda afirmación significativa es verificable así, por ejemplo las definiciones luminables- tales como “América es el continente situado al oeste de Europa”- se aceptan los rechazos sobre la base del gusto, de la convivencia, etc; pero no puede verificarse, y ellos simplemente por que no son verdaderas ni falsas. Por ejemplo; si convenimos en llamar “norte- sur” a la dirección que normalmente toma la aguja de una brújula semejante nombre puede gustarnos o no, no se junta sobre el elemento de prueba alguno, y ninguna operación podría confirmarla o desconformase es una afirmación factica que contenga a ese termino tal como “la quinta avenida corre de sur a norte”. La verificación de esta afirmación es posible y puede hacerse con ayuda de una brújula.

No solo las definiciones nominales, sino también las afirmaciones acerca de fenómenos sobrenaturales son inverificables

puesto que por definición trasciende todo cuanto esta a nuestro alcance y no se las puede poner a prueba con ayuda de la lógica ni de la matemática. Las afirmaciones acerca de la naturaleza son inverificables no por que no se refieran a hechos- pues a veces pretenden hacerlo-, sino porque no se dispone de método alguno mediante el cual se podrá decidir cual es su valor de verdad. En cambio muchas de ellas son perfectamente significativas se tome el trabajo de ubicarlas en su contexto sin pretender reducirlas, por ejemplo, a concepto científico la verificación toma mas exacto el significado pero no produce significado alguno. Más bien al contrario la posesión de un significado determinado es una condición necesaria par que una proposición sea verificable. Pues ¿Cómo habríamos de disponernos a comprobar lo que no entendemos?

Ahora bien los enunciados

verificables son de muchas clases. Hay proposiciones singulares tales como “este trozo de hierro esta caliente”; particulares o existenciales, tales como “algunos trozos de hierro están calientes”; proposiciones universales, como “todos los trozos de hierro están calientes” (que es verificablemente falsa). Hay, además, enunciados de leyes, leyes como “todos los metales se dilatan con el calor” (o mejor, “para todo X se dilata”). Las proposiciones singulares y particulares pueden verificarse a menudo de manera inmediata, con la ayuda de los sentidos o, eventualmente con el auxilio de instrumentos que impliquen su alcance pero otras veces exigen operaciones completas que implican enunciados de leyes y cálculos matemáticos, como en el caso de “la distancia media en la Tierra y el Sol es de unos 1500 millones de kilómetros”.

Cuando un enunciado verificable

posee un grado de generalidad suficiente

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habitualmente se lo llama hipótesis científica. O lo que se equivale cuando una proposición general (particular o universal) puede verificarse solo de manera indirecta- esto es, por el examen de algunas de sus consecuencias- es conveniente llamarla “hipótesis científica”. Por ejemplo, “todos los trozos de hierro se dilatan con el calor”, y, a fortiori, “todos los metales se dilatan por el calor”, son hipótesis científicas: son puntos de partida de raciocinio y, por ser generales solo pueden ser confirmados poniendo a prueba sus consecuencias particulares, esto es, probando enunciados referentes a muestras especificas de metal.

Solía creerse que el discurso científico no incluye elementos hipotéticos sino tan solo hechos, y sobre todo, lo que en ingles se denomina Hard facts. Ahora se comprende que el núcleo de toda teoría científica es un conjunto de hipótesis verificables. Las hipótesis científicas son, por una parte, remate de cadenas inferenciales no demostrativas (analógicas o inductivas) mas o menos oscuras; por otra parte, son puntos de partida de cadenas deductivas cuyos últimos eslabones son los mas próximos a los sentidos, en el caso de la experiencia factica- deben pasar la prueba de la experiencia.

Mas aún: habitualmente se concuerdan en que debiera llamarse “hipótesis” no solo a las conjeturas de ensayo, sino también a las suposiciones razonablemente confirmadas o establecidas, pues probablemente no hay enunciados fácticos generales perfectos. La experiencia ha sugerido adoptar este sentido de la palabra “hipótesis”. Considérese, por ejemplo, la ley de Newton de la gravedad, ha sido confirmada en casi todos los casos con una preedición asombrosa tenemos dos razones para llamarla “hipótesis” la primera es que ha pasado la prueba solo un numero finito de veces; la segunda, es que hemos

terminado por aprender que incluso es celebre enunciado de ley es tan solo una aproximación de un enunciado mas exacto incluido en la teoría general de la relatividad, que tampoco es probable que sea definitiva.

4. EL MÉTODO CIENTÍFICO ¿ARS INVENIENDI?

Hemos convenido en que un

enunciado factico general susceptible de ser verificado puede llamarse “hipótesis”, lo que suena mas respetable que corazonada, sospecha, conjetura, suposición o presunción y esta también mas adecuada que estoa términos, ya que la etimología de “hipótesis” es punta de partida que ciertamente lo que es que se ha dado con ella. Abordemos ahora el segundo problema que nos propusimos a saber: ¿existe una técnica infalible para inventar hipótesis científicas que sean probablemente verdaderas? en otras palabras: ¿existe un método, en el sentido cartesiano de conjunto de “reglas ciertas y fáciles” que no conduzcan a enunciar verdades fácticas de gran extensión?

Muchos hombres, en el curso de

muchos siglos, han creído en la posibilidad de descubrir la técnica del descubrimiento, y de inventar la técnica de la invención. Fue fácil bautizar al niño no nacido, y se lo hizo con el nombre del ars inveniendi. Por semejante arte jamás fue inventado. Lo que es más, podría argüirse que jamás se lo inventara a menos que se modifique radicalmente la definición de “ciencia” en efecto, el conocimiento científico, por oposición a la sabiduría revelada en esencialmente falible, esto es susceptible parcial o aún totalmente refutado. La falibilidad del conocimiento científico y por consiguiente la imposibilidad de establecer reglas de oro que no se conduzcan derechamente a las verdades finales, no es

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sino el complemento de verificabilidad que habíamos encontrado en el núcleo de la ciencia.

Vale decir, no hay reglas infalibles

que garanticen por anticipado el descubrimiento de nuevos hechos y la invención de todas teorías, asegurando así la fecundidad de la investigación científica, la certidumbre debe buscarse solo en las ciencias formales. ¿Significa esto que la investigación científica es errática e ilegal, por consiguiente que los científicos lo esperan todo d la intuición o de la iluminación? tal es la moraleja que algunos científicos y filósofos eminentes han extraído de la inexistencia de leyes que nos aseguren contra la esterilidad y el error. Por ejemplo, Bridgman- el expositor del operacionismo- ha negado la existencia del método científico, sosteniendo que “la ciencia es lo que hacen los científicos, y hay tantos métodos científicos como hombres de ciencia”5

Es verdad que en ciencia no hay

caminos reales que investigación se habre camino en la selva de los hechos y que los científicos sobresalientes elaboran su propio estilo de pesquisa. Sin embargo esto no debe hacernos desespera de descubrir pautas, normalmente satisfactorias, de plantear problemas y poner a prueba hipótesis. Los científicos que van en pos de la verdad no se comportan ni como soldados que cumplen obedientemente las reglas de la ordenanza (opiniones de Bacón y Descartes), ni como los caballeros de Mark Twain, que cabalgaban en cualquier dirección para llegar a Tierra Santa (opinión de Bridgman). No hay avenidas hechas a ciencia, pero hay en cambio una brújula mediante la cual a menudo es posible estimar si se esta sobre una huella promisoria. Esta brújula es el

5 P. W. Bridgman, Reflections of a Physicist. Nueva York, Philosophical Library, 1955. p.83.

método científico que no produce automáticamente pero que nos evita perdernos en el caos aparente de los fenómenos aunque solo sea porque no indica como no plantear los problemas y como no so cubrir al embrujo de nuestros prejuicios predilectos.

La investigación no es errática sino metódica; solo que no hay una sola manera de sugerir hipótesis, sino muchas maneras: las hipótesis no se nos imponen por la fuerza, por la fuerza de lo hechos, sino que se formulan por vía inductiva, son inventadas para dar cuenta de los hechos. Es verdad que la invención es ilegal sino que sigue ciertas pautas pero estas son psicológicas, antes que lógicas, son peculiares de los diversos tipos intelectuales y por añadiduras las conocemos poco por apenas se las investigan. Hay, ciertamente, reglas que facilitan la invención científica, y en especial la formulación de hipótesis, entre ellas figuran las siguientes: el sistemático reordenamiento de los datos, la supresión imaginaria de factores con el fin de descubrir las variables relevantes, el ostinado de representación en busca de analogías fructíferas. Sin embargo las reglas que favorecen o entorpecen el trabajo científico no son de oro sino plásticas. Mas aún el investigador rara vez tiene conciencia del camino que ha tomado par formular sus hipótesis. Por esto la investigación científica puede planearse a grandes líneas y no en detalle, y aún menos puede ser regimentada.

Algunas hipótesis se formulan por

vía inductiva, esto es, como generalizaciones sobre la base de la observación de un puñado de casos particulares. Pero la inducción dista de ser la única o si quiera la principal de las vías que conducen a formular enunciados generales verificables. Otras veces, el científico opera por analogía; por ejemplo la teoría ondulatoria de la luz le

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fue sugerida a Huyghens (1690) por una comparación con las olas.6En algunos casos el principio heurística es una analogía matemática; así por ejemplo, Maxwell (1873) predijo la existencia de ondas electromagnéticas sobre la base de una analogía formal entre sus cohesiones del campo y la conocida ecuación de las ondas elasticas.7Ocasionalmente, el investigador es guiado por consideraciones filosóficas; así fue como procedió Oersted (1820); busco deliberadamente una conexión entre la electricidad y el magnetismo, obrando sobre la base de la convicción y a priori de que la estructura de todo cuanto exista es por la; y que todas las “fuerzas” de la naturaleza están conectadas orgánicamente entre sí.

La convicción filosófica de que la

complejidad de la naturaleza es ilimitada, le llevo a Bohm a especular sobre un nivel subcuántico, fundándose en una analogía en el movimiento browniano clásico. Ni siquiera la fantasía teleología ha dejado de contribuir, aún que por ciento en mínima medida; recuérdese el principio de la mínima acción, de Maupertuis (1747), formulado en que la creencia de que el creador lo había dispuesto todo de la manera mas económica posible.

A las hipótesis científicas se llega, en

suma, de muchas maneras: hay muchos principios heurísticas, y el único invariante es el requisito de verificabilidad. La introducción, la analogía y la deducción de suposiciones extracientíficas (p. ej. filosóficas) Provén puntos de partida que deben ser elaborados y probados.

6 C. Huyghens, Trailé de la Lumiere. París. Gauthier- Villars, 1920, p-5. 7 J. C. Maxwell, A Trease of Electricity and Magnetism, 3° ed. Oxford, University Press, 1937, II, pp.434y ss

5. EL MÉTODO CIENTÍFICO, TÉCNICA DE PLANTEO Y

COMPROBACIÓN

Los especialistas científicos habitualmente no se interesan por el problema de la génesis de la hipótesis científica; esta cuestión es de competencia de las diversas ciencias de la ciencia. El proceso que conduce a la enunciación de una hipótesis científica puede estudiarse en diversos niveles: el lógico, el psicológico y el sociológico. El lógico se interesara por la inferencia plausible como conexión inversa (no deductiva) entre propocisiones singulares y generales. El psicólogo investigara la etapa de la “iluminación” o relámpago en el proceso de la resolución de los problemas, etapa en la que se produce la síntesis de elementos anteriormente inconexos; también se propondrá a estudiar fenómenos tales como los estímulos e inhibiciones que caracteriza al trabajo en equipo. El sociólogo inquirirá por que determinada estructura social favorece barias clases de hipótesis mientras desalienta a otras.

El metodologo, en cambio, no se

ocupara de la génesis de la hipótesis, si no el planteo de los problemas que las hipótesis intentan resolver, y de su comprobación; el origen del nexo del planteo y la comprobación- esto es, el surgimiento de la hipótesis- se lo deja a otros especialistas. El motivo es, nuevamente, una cuestión de nombres: lo que hoy se llama “método científico” no es ya una lista de recetas para dar con las respuestas correctas a las preguntas científicas, sino el conjunto de procedimientos por los cuales a) se plantea los problemas científicos y b)se ponen a prueba las hipótesis científicas.

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El estudio del método científico es, en una palabra, la teoría de la investigación. Esta teoría es descriptiva en la medida en que descubre pautas en la investigación científica (y aquí interviene la historia de la ciencia, como proveedoras de ejemplos). La metodología es normativa en la medida en que muestra cuales son las reglas de procedimiento que puede aumentar la probabilidad del trabajo sea fecunda. Pero las reglas discernibles en la práctica científica exitosa son perfectibles: no son cánones intocables por que no garantiza la obtención de la verdad; pero, en cambio, facilita la detención de errores.

Si la hipótesis que ha de ser puesta a

prueba se refieren a objetos ideales “números, funciones, figuras, formulas lógicas, suposiciones filosóficas etc. su verificación consistirá en la prueba de su coherencia- o incoherencia- con el enunciados (postulados, definidos etc) previamente aceptados; en este caso, la configuración puede ser una demostración definitiva. En cambio, si el resultado en cuestión se refiere (de manera significativa) a la naturaleza o a la sociedad, puede ocurrir o bien que podamos averiguar su valor de verdad con la sola ayuda de la razón o de vamos recurrir, además, a la experiencia.

El análisis lógico basta cuanto el

enunciado que se pone a prueba es de la alguno de los siguientes tipos a) una simple tautológica, o sea, un enunciado verdadero en virtud de su sola forma, independientemente de su contenido (como en el caso de “el agua moja o no moja”); b) una definición o equivalencia entre dos grupos de términos (como en el caso de “los seres vivos se alimentan crecen y se reproducen).

6. EL MÉTODO EXPERIMENTAL

La experimentación involucra la modificación deliberada de algunos factores es decir, la sujeción del objeto de experimentación a estímulos controlados. Pero lo que habitualmente se llama “método experimental” no envuelve necesariamente experimentos en el sentido estricto del término, y puede aplicarse fuerza de laboratorio. Así, por ejemplo, la astronomía no experimenta por cuerpos celestes (por el momento pero es una ciencia empírica por que aplica el método experimental en lugar de elaborar una definición de este término veamos como funciono en un caso famoso tan conocido que si siempre se lo entiende mal.

Adams y Le Terrier descubrieron el planeta neptuno procediendo de una manera que es típica de la ciencia moderna.

Una muestra suficientemente numerosa de personas obesas. Vale decir, probamos una consecuencia particular de nuestra suposición general. Esta es una tercera máxima del método científico: obsérvense singulares en busca de elementos de prueba de universales. Hasta aquí todo parece sencillo; pero los problemas relacionados con la prueba real distan de ser triviales, y algunos de ellos no han sido resueltos satisfactoriamente. Debemos recurrir a las técnicas de diseño de los procedimientos empíricos adecuados. Esta técnica nos aconseja comenzar por decidir lo que hemos de entender por “obeso” y por “cardiaco”, lo que no es en modo alguna tarea sencilla, ya que el umbral de obesidad es en gran medida convencional. O sea, debemos empezar por determinar el exacto sentido de nuestra pregunta. Y esta es una cuarta regla del método científico a saber: Formúlense preguntas precisas.

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Luego procederemos a elegir la técnica experimental (clase de balanza, tipo de examen de corazón, etc.) y la manera de registrar datos y de ordenarlos. Además, debemos decidir el tamaño de la muestra que habremos de observar y la técnica de escoger sus miembros, con el fin de asegurar que será una fiel representante de la población total. Solo una vez realizadas estas operaciones preliminares podremos visitar al señor Pérez y a los demás miembros de la muestra una quinta regla del método científico: La recolección y el análisis de datos deben hacerse conforme a las reglas de la estadística. Después que los datos han sido reunidos, clasificados y analizados el equipo que tiene a su cargo la investigación podrá realizar una inferencia estadística, concluyendo que “El N por ciento de los obesos son cardiacos”. Más aun habrá que estimar el error probable de esta afirmación. Obsérvese que la hipótesis que había motivado nuestra investigación era enunciado universal de la forma “para todo si x, si x es f, entonces x es G”. Por otro lado, el resultado de la investigación es un enunciado estadístico, a saber, “de la clase de las personas obesas, una subclase que llega a su N/100 ava parte esta compuesta por cardiacos”.

Esto es, nuestra hipótesis de trabajo

ha sido corregida. ¿De debemos contentarnos con esta respuesta? Nos gustaría formular otras preguntas: deseamos entender la ley que hemos hallado, nos gustaría deducirla de las leyes de la fisiología humana. Y aquí se aplica una sexta regla del método científico, a saber: no existen respuesta definidas, y ello simplemente por que no existen preguntas finales.

7. MÉTODO TEÓRICOS

Toda ciencia factica especial elabora sus propias técnicas de verificación, entre ellas, lasa técnicas de medición son típicas de la ciencia moderna. Pero en todos los casos estas técnicas, por diferente que sean, no constituyen fines en si mismos; todas ellas sirven para contrastar ciertas ideas con ciertos hechos por la vía de la experiencia. O, si se prefiere, el objetivo de las técnicas de verificación es probar enunciados referentes a hechos por vía del examen de proposiciones referentes a la experiencia (y, en particular, al experimento). Este es el motivo por el cual los experimentadores por que construir cada uno de sus aparatos e instrumentos, pero deben en cambio diseñarlo y/o usarlos a fin de poner a prueba ciertas afirmaciones. Las técnicas especiales, , por importantes que sean, no son sino etapas de la aplicación del método experimental, que no es otra cosa que el método científico en relación con la ciencia factica; y la ciencia, por fáctica que sea, no es un montón de hechos sino un sistema de ideas.

En el párrafo anterior ejemplificamos el método experimental analizando el proceso de edificación que requería el enunciado, “los obesos son cardiacos”, encontramos que esta hipótesis requería una precisión cuantitativa, y después de una investigación imaginaria adoptamos, en su lugar, cierta generalización empírica del tipo de los enunciados estadísticas. Ahora bien: las generalizaciones empíricas, tan caras a Aristóteles y a Bacón, y aun cuando se las formule en términos estadísticos, no son distintivas de la ciencia moderna. El tipo de hipótesis característico de la ciencia moderna no es el de los enunciados descriptivos aislados, cuya función principal es resumir experiencias.

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Lo peculiar de la función moderna es que consiste en su mayor parte en teorías explicativas, es decir, en sistemas de proporciones que pueden clasificarse en: principios, leyes, definiciones, etc. Que están vinculadas entre si mediante conectivas lógicas (tales como “Y”, “o”, “si… entonces…”, etc).

Las teorías dan cuenta de los hechos

no solo describiéndolos de manera más o menos exacta, si no también proveyendo modelos conceptuales de los hechos, en cuyos términos puede explicarse y predecirse, al menos en principios, cada uno de los hechos de una clase. Las posibilidades de una hipótesis científica no se advierte por entero antes de incorporarlas en una teoría; y si es entonces cuando puede en contratársele varios soportes. Al sumergirse en una teoría, ele enunciado dado es apoyado- o aplastado –por toda la masa del saber disponible, permaneciendo aislado es difícil de confiar y de reefectuar y, sobre todo, siguen sin ser entendidos.

La conversión de las

generalizaciones empíricas en leyes teóricas envuelve trascender la esfera de los fenómenos y el lenguaje observación al: ya no se trata de hacer afirmaciones acerca de los hechos observables, sino de adivinar “mecanismo” interno (el que, desde luego, no tiene por que ser mecánico). Supóngase en un psicólogo desea estudiar las correlaciones entre siete estímulos observable y cierta conducta observable que- a modo de ensayo- considera como la respuesta al estimulo dado. Si, desde una sucesión de experimentos, llegara a confirmar su hipótesis den trabajo y deseara trascender las fronteras de la psicología fenomenista, intentaría elaborar, digamos un modelo neurológico que explicara el nexo S-R en términos filosóficos. No es tarea fácil: psicólogo tiene que inventar diversas

hipótesis a cerca de otras tantos canales nerviosos posibles que conecten los hechos observables extremos, S Y R. Análogamente, los físicos atómicos imaginan diversos mecanismos ocultos que conectan los fenómenos macroscópicos con su soporte microscópico.

Pero nuestro psicólogo no andará del

todo a tientas: podrá probar si su conexión recuerda con algunos de los esquemas pavlovianos de los reflejos, o cualquier otro mecanismo. Cada una de sus hipótesis- sea que consistan en suponer que interviene un reflejo y un acto de receptor el nervio aferente, la estación central, al nervio eferente, el órgano receptor, etc. Más aun, sus varias hipótesis de trabajo tendrán que ser compatibles con el saber mas firmemente establecido (aunque no inamovible) y tendrán que ser puestas a prueba mediante técnicas especiales (excitación o destrucción de nervios, registro de impulsos nerviosos, etc.).Vale la pena emprender esta difícil tarea: la eventual confirmación de una de las hipótesis puestas en prueba no solo explicara el nexo S-R dado, sino que también lo ubicara en el contexto: además apoyara la hipótesis misma que tan nexo es accidental. Pues, aunque suene a paradoja, un enunciado factico es tanto finidigna cuanto mejor sea apoyado por consideraciones teóricas.

Es importante advertir en efecto, que

la experiencia dispuesta de ser el único juez de las teorías facticas, o siquiera el ultimo. Las teorías se contrastan con los hechos y con otras teorías. Por ejemplo una de las pruebas de la generalización de una teoría dada es de igual si la nueva teoría se reduce a la vieja adentro de un cierto dominio, de modo tal que cubra por los menos al mismo grupo de hechos. Mas aun el grado sustentación o apoyado de las teorías no es identifico en un grado de confirmación. Las

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teorías no se constituyen exnilo, sino sobre ciertas bases: la sostiene antes y después de la prueba; la prueba misma, si tiene éxito, provee los apoyos restantes de la teoría y fija su grado de confirmación. Aun así el grado de confirmaciones. Así el grado de confirmación de una teoría no basta para determinar la probabilidad de la misma.

8. EN QUE SE APOYA UNA HIPÓTESIS CIENTÍFICA

Una hipótesis de contenido factico

no solo es sostenida por la confusión empíricas de cierto números de sus consecuencias particulares (p. e. j; predicciones). Las hipótesis científicas están incorporadas entienden en ellas; y las teorías están relacionadas entre si la totalidad de ellas la cultura intelectual. Por esto no debiera sorprender que las hipótesis científicas tengan soportes no solo científicos, sino también extracientíficos: los primeros son empíricos y racionales los últimos son psicológicos y culturales. Expliquémonos. Cuanto mas numerosos sean los hechos que confirman una hipótesis, cuanto mayor sea la precisión con que ella reconstruye los hechos, y cuando mas vasto sean los nuevos territorios que ayuda a explorar, tanto mas firma será nuestra creencia en ella, esto es, tanto mayor será la probabilidad que le asignemos. Esto es, esquemáticamente dicho, lo que se entiende por el soporte empírico de las hipótesis facticas, pero la experiencia disponible no puede ser considerada como inapelable; en primer lugar, por que nuevas experiencias pueden mostrar la necesidad de un remiendo; en segundo termino por que la experiencia científica no es pura, sino interpretada y toda interpretación se hace en términos de teorías, motivo por el cual la primera reacción de los científicos experimentados ante informaciones sobre

hechos que parecerían trastornar teorías establecidas, es de esceptismo.

Cuando más estrecho sea el acuerdo de la hipótesis en cuestión con el conocimiento disponible del mismo orden, tanto mas firme es nuestra creencia en ella; semejante concordancia es particularmente valiosa cuando consiste en una compatibilidad con enunciados de leyes. Esto es lo que hemos designado con el nombre de soporte racional de las hipótesis facticas. Este es, dicho sea de pasada, el motivo por el cual la mayoría de los científicos desconfían de los informes acerca de la llamada percepción extrasensorias, por que los llamados fenómenos si contradicen el cuerpo de hipótesis psicológicas y fisiológicas bien establecidas. En resumen, las teorías científicas deben adecuarse, sin duda, a los hechos controlados científicamente a menos que tengan cabida en alguna parte del edifico teórico establecido. Desde luego, el soporte racional no es garantía de verdad, si lo fuera, las teorías facticas serian invulnerables a la experiencia. Los soportes empíricos y racionales de las hipótesis facticas son interdependientes.

En cuanto a los soportes

extracientificos de la hipótesis científica, uno de ellos es de carácter psicológico; influye sobre nuestra elección de las suposiciones y sobre el valor que le asignamos a su concordancia con los hechos. Por ejemplo, los sentimientos estéticos que provocan la simplicidad y la unidad lógica estimulan unas veces y otras obstaculizan la investigación sobre la validez de las teorías. Esto es lo que menos denominado el soporte psicológico de las hipótesis facticas; a menudo es oscuro y no solo esta vinculado a características personales, sino también sociales.

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Lo que hemos soporte cultural de las hipótesis facticas consiste en su compatibilidad con alguna concepción del mundo y, en particular con la Zeitgeist prevaleciente, es obvio que tendemos a signar mayor peso a aquellas hipótesis que congenian con nuestro fondo cultural y en particular con nuestra visión del mundo, que a aquellas hipótesis que lo contradicen. La función dual del soporte cultural de las conjeturas científicas se advierte con facilidad por una parte, nos impulsa a poner atención en ciertas clases de hipótesis y hasta interviene en la sugerencia de las mismas, por otra parte, puede impedirnos apreciar otras posibilidades, por el cual puede constituir un factor de obstinación dogmática, la única manera de minimizar este peligro es cobrar conciencia del hecho de que las hipótesis científicas no crecen en un vació cultural.

Los soportes empíricos y racionales

sobre objetivos, en el sentido de que principio son susceptibles de ser sopesado y controlados conforme a patrones precisos y formuladles. En cambio, los soportes extracientificos son, en gran medida, materia de preferencia individual, de grupo o de época; por consiguiente, no deber eran ser decisivos en la etapa de la comprobación, por prominentes que sean personas cultas, aunque solo sea para que adviertan la fuerte presión que ejercen los factores psicológicos y culturales sobre la formulación, elección, investigación y credibilidad de las hipótesis facticas. La presión, ara bien o para mal, es real y nos obliga a tomar partido por una u otra concepción del mundo, es mejor hacerlo conscientemente que inadvertidamente. La enumeración anterior de los tipos de soportes de las hipótesis científicas no tenían otro propósito que mostrar que el método experimental no agota el proceso que conduce a la aceptación de una supo cisión

factica, este hecho podría invocarse a favor de las tesis de que la investigación científica es un arte.

9. LA CIENCIA: TÉCNICA Y ARTE

La investigación científica es legal, pero sus leyes-las reglas del método científico-no son pocas, ni simples, ni infalibles, ni bien conocidas; son por el contrario, numerosas, complejas, mas o menos eficaces, y en parte desconocidas. El arte de formular preguntas y de probar respuestas-esto es el método científico es cualquier cosa menos un conjunto de recetas; y menos técnica todavía es la teoría del método científico. La moraleja es inmediata: desconfíese de toda descripción de la vía de la ciencia y en primer lugar de la presenta, pero no se descuide ninguna, la investigación es una empresa multilateral que requiere el mas intenso ejercicio de cada una de las facultades psíquicas, y que exige un concurso de circunstancias sociales favorables; por este moví, todo testimonio personal perteneciente a cualquier periodo y por parcial que sea, puede echar alguna luz sobre algún aspecto de la investigación. A menudo se sostiene que la medicina y otras ciencias aplicadas son artes antes que ciencias, en el sentido de que no pueden ser reducidas a la simple aplicación de un conjunto de reglas que pueden formularse todas explícitamente y que pueden formularse todas explícitamente y que pueden elegirse sin que medie el juicio personal. Sin embargo en este sentido la finca y la matemática también son artes; ¿Quién conoce recetas hechas y seguras para encontrar leyesen de la naturaleza o para adivinar teoremas? Si “arte” significa una feliz conjunción de experiencia, destreza, imaginación, visión y habilidad para realizar inferencias de tipo no analítico, entonces no solo son artes la medicina, la pesquisa

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criminal, la estrategia militar, la política y publicidad sino también toda disciplina. Por consiguiente, no se trata de su campo dado de la actividad humana es un arte, sino si, además es científico.

10. LA PAUTA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA

La variedad de habilidades y de

información que exige el tratamiento científico de los problemas ayuda a explicar la extraída división del trabajo prevaleciente en la ciencia contemporánea, en la que encuentran lugar toda capacidad natural y toda habilidad adquirida. Es posible apreciar esta variedad exponiendo la pauta general de las investigaciones científicas, creo que esta pauta o sea, el método científico es, a grandes líneas, la siguiente:

1. PLANTEO DEL PROBLEMA • Reconocimiento de los hechos: examen

del grupo de hechos, clasificación preliminar y selección de los que probablemente sean relevantes en algún respecto.

• Descubrimiento del problema hallazgo de la laguna o de la incoherencia en el cuerpo del saber.

• Formulación del problema: planteo de una pregunta que tiene probabilidad de ser la correcta; esto es, reducción del problema a su núcleo significativo, probablemente soluble y probablemente fructífero, con ayuda del conocimiento disponible

2. CONSTRUCCIÓN DE UN MODELO

TEÓRICO • Selección de los factores pertinentes;

invención de suposiciones plausibles

relativas a las variables que probablemente son pertinentes.

• invención de la hipótesis centrales y de las supocisiones auxiliares; propuestas de un conjunto de suposiciones concernientes a los nexos entre las variables pertinentes; p. ej. formulación de enunciados de ley que se espera puedan amoldarse a los hechos observados.

• Traducción matemática; cuando sea posible, traducción de las hipótesis, o de parte de ellas, a alguno de los lenguajes matemáticos.

3. DEDUCCIÓN DE CONSECUENCIAS

PARTICULARES • Búsqueda de soportes racionales;

deducción de consecuencias particulares que pueden haber sido verificadas en el mismo campo o en campos contiguos.

• Búsqueda de soportes empíricos; elaboración de predicciones (o retrodicciones) sobre la base del modelo teórico y de datos empíricos, teniendo en vista técnicas de verificación disponibles o concebibles.

4. PRUEBA DE LAS HIPÓTESIS

• Diseño de la prueba; planteamientos de

los medios para poner a prueba las predicciones; diseño de observación, mediciones, experimentos y demás operaciones instrumentales.

• Ejecución de la prueba realización de las operaciones y recolección de datos.

• Elaboración de los datos: clasificación, análisis, evaluación, reducción, etc. De los datos empíricos

• Inferencia de la conclusión: interpretación de los datos elaborados a la luz del modelo teórico.

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5. INTRODUCCIÓN DE LAS CONCLUSIONES EN LA TEORÍA

Comparación de las conclusiones con

las predicciones: contraste de los resultados de la prueba con las consecuencias del modelo teórico, precisando en que medida este puede considerarse confirmado o refutado (inferencia aprobable) Reajuste del modelo: eventual corrección o aún reemplazó del modelo. Sugerencias acerca del trabajo ulterior; búsqueda de lagunas o errores en la teoría y/o los procedimientos empíricos si el modelo ha sido refutado; si ha sido confirmado, examen de posibles extensiones y de posibles consecuencias en otros departamentos del saber. 11. EXTENSIBILIDAD DEL MÉTODO

CIENTÍFICO

Para elaborar conocimiento factico no se conoce mejor camino que el de la ciencia. El método de la ciencia no es, por cierto, seguro; pero es intrínsecamente progresivo, por que es auto correctivo: exige la continua comprobación de los puntos de partida, y requiere que en todo resultado sea considerado como fuente de nuevas preguntas. Llamemos filosofía científica a la clase de concepciones filosófica. No debe confundiese la filosofía científica como el cientifismo en cualquiera de sus dos versiones; el enciclopedismo científico y el reduccionismo naturalista. El enciclopedismo científico pretende que la única tarea de los filósofos es recoger los resultados mas generales de la ciencia, elaborando una imagen unificada de los cambios y preferiblemente formulándolos todos en un único lenguaje, en cambio la filosofía, científica o no, analiza lo que se le presenta y a partir de este material construye teorías de segundo nivel es decir, teorías de teorías; la filosofía será científica en la

medida en que elabore por la ciencia. Así es como puede entenderse la extensión del método científico al trabajo filosófico.

En cuanto al cientificismo concebido como reduccionista naturalista-y que a veces se superpone con el enciclopedismo científico, como ocurre con el fiscalismo-puede describírselo como una tentativa de resolver toda suerte de problemas con ayuda de las técnicas creadas por las ciencias naturales, desdeñando las cualidades especificas, irreductibles, de cada nivel de la realidad. El cientificismo radical de esta especie sostendrá por ejemplo, que la sociedad no es mas que un sistema físico-químico (o alo que sumo, biológico) de donde los fenómenos sociales deberían estudiarse exclusivamente mediante la ayuda de metros, relojes, balanzas y otros instrumentos de la misma clase, pero también debería emplearse el método de la ciencia en las ciencias aplicadas y en general, en toda empresa humana en que la razón haya de casarse con la experiencia; vale decir, en todos los campos excepto en arte, religión y amos. Una adquisición reciente del método científico es la investigación operativa esto es, el conjunto de procedimientos mediante los cuales los dirigentes de empresas pueden obtener un fundamento cuantitativo para tomar decisiones y los administradores pueden adquirir ideas para mejorar la eficiencia de la organización, pero, desde luego, la extensión del método científico a las cosas humanas esta aun en su infancia. Pídasele a un político que pruebe sus afirmaciones, no recurriendo a citas y discursos sino confrontándolas con hechos certificables. Si es honesto, cosa que puede suceder o bien a) admitirá que no entiende la pregunta, b) concederá que todas sus creencias son, en el mejor de los casos, enunciados probables, ya que solo pueden ser probados imperfectamente, c) llegara a la conclusión

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de que muchas de sus hipótesis favoritas principios , máximas, consignas tiene necesidad urgente de reparación. En este ultimo caso puede terminar por admitir que una de las virtudes del método de la ciencia es que facilita la regulación o readaptación de las ideas es que facilita la regulación o readaptación de las ideas generales que guían nuestra conducta consciente de manera tal que esta pueda corregirse con el fin de mejorar resultados.

12. EL MÉTODO CIENTÍFICO: ¿UN DOGMA MÁS?

¿Es dogmático favorecer la extensión

del método científico a todos los campos del pensamiento de la acción consciente? Planteamos la cuestión en términos de concurra. El dogmático vuelve sempiternamente a sus escrituras, sagradas o profanas, en los en búsqueda de la verdad; la realidad le quemaría los papeles en los que imagina que esta enterrada la verdad, por esto elude el contacto con los hechos. En cambio, para el partidario de la filosofía científica todo es problemático, todo conocimiento factico es falible (pero perfectible), y aun las estructuras formales pueden reagruparse de maneras mas económicas y racionales, por consiguiente, el partidario del método científico no se apegara obstinadamente al saber, ni siquiera a los medios consagrados para adquirir conocimiento, sino que adoptara una actitud investigadora; se esforzara por aumentar y renovar sus contactos con los hechos pueden entenderse, controlarse y a veces reproducirse.

No se conoce otro remedio eficaz contra la fosilización del dogma-religiosos, político, filosófico o científico-que el método científico, por que es el único procedimiento que no pretende dar resultados definitivos. El creyente busca la paz en la aquiescencia, el investigador, en

cambio, no encuentra paz fuera de la investigación y de la disensión: esta en continuo conflicto consigo mismo, puesto que la exigencia de buscar conocimiento verificable implica un continuo inventar, probar y disentir; por esto hay mas creyentes que sabios, y por esto aunque el método científico es opuesto al dogma, ningún científico y ningún filosofo científico deberían tener la seguridad de que han evitado todo dogma.

De acuerdo con la filosofía científica,

el peso de los enunciados y por consiguiente su credibilidad y su eventual eficacia practica-depende de su frado de sustentación y de confirmación. Si, como estimaba _Demo criíto, una sola demostración vale más que el reino de los persas, puede calcularse el valor del método científico en los tiempos modernos. Quienes lo ignoran íntegramente no pueden llamarse modernos; quienes lo desdeñan se exponen a no ser veraces ni eficaces.