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Elfriede Jelinek: Al margen. Discurso de aceptación del Premio Nobel de literatura 2004 ¿Es escribir la facultad de plegarse a la realidad, de acomodarse a ella? Nos encantaría acomodarnos, pero ¿qué me sucede entonces? ¿Qué les sucede a aquellos que no conocen realmente la realidad? Está tan enredada. No hay peine que pueda alisarla. Los poetas la atraviesan y recogen desesperádamente sus cabellos en un peinado que rápidamente por la noche les espanta. Algo no funciona en la apariencia. La cabellera, bien recogida, aún puede ser expulsada de su casa de los sueños, pero ya no se deja domar. O bien de nuevo se derrumba y se aferra como un velo delante de la cara y a penas puede ser manejada. O bien se pone de punta sobre la cabeza, aterrada por lo que sucede sin cesar. Simplemente no se deja peinar. No quiere. Aunque pasemos tantas veces como queramos el peine con algunos dientes arrancados, simplemente no quiere. Ahora es aún peor. Lo escrito, cuando habla de lo que pasa, se escabulle entre los dedos, como el tiempo, y no solamente el tiempo durante el que se ha escrito, durante el que no se ha vivido. Nadie pierde nada cuando no ha vivido. Ni el vivo, ni el tiempo muerto, y el muerto menos. El tiempo, cuando aún se escribía, penetró en las obras de los otros poetas. Como es el tiempo, lo puede todo a la vez: penetrar en su propio trabajo y en el de los otros, en los peinados enredados de los otros, pasa como un viento fresco, incluso si es malo, que se ha elevado, repentino e inesperado, desde la realidad. Cuando se ha elevado una vez, puede no calmarse tan rápidamente. El viento de rabia sopla y lo arrastra todo con él. Lo arrastra todo, poco importa dónde, pero nunca vuelve a esta realidad que debe ser representada. Por todas partes salvo ahí. La realidad es lo que va bajo los cabellos, bajo las faldas y precisamente: arrastra hacia cualquier otra cosa. Cómo puede el poeta

Elfriede Jelinek - Discurso Del Nobel

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Elfriede Jelinek: Al margen

Elfriede Jelinek: Al margen. Discurso de aceptacin del Premio Nobel de literatura2004

Es escribir la facultad de plegarse a la realidad, de acomodarse a ella? Nos encantara acomodarnos, pero qu me sucede entonces? Qu les sucede a aquellos que no conocen realmente la realidad? Est tan enredada. No hay peine que pueda alisarla. Los poetas la atraviesan y recogen desesperdamente sus cabellos en un peinado que rpidamente por la noche les espanta. Algo no funciona en la apariencia. La cabellera, bien recogida, an puede ser expulsada de su casa de los sueos, pero ya no se deja domar. O bien de nuevo se derrumba y se aferra como un velo delante de la cara y a penas puede ser manejada. O bien se pone de punta sobre la cabeza, aterrada por lo que sucede sin cesar. Simplemente no se deja peinar. No quiere. Aunque pasemos tantas veces como queramos el peine con algunos dientes arrancados, simplemente no quiere. Ahora es an peor. Lo escrito, cuando habla de lo que pasa, se escabulle entre los dedos, como el tiempo, y no solamente el tiempo durante el que se ha escrito, durante el que no se ha vivido. Nadie pierde nada cuando no ha vivido. Ni el vivo, ni el tiempo muerto, y el muerto menos. El tiempo, cuando an se escriba, penetr en las obras de los otros poetas. Como es el tiempo, lo puede todo a la vez: penetrar en su propio trabajo y en el de los otros, en los peinados enredados de los otros, pasa como un viento fresco, incluso si es malo, que se ha elevado, repentino e inesperado, desde la realidad. Cuando se ha elevado una vez, puede no calmarse tan rpidamente. El viento de rabia sopla y lo arrastra todo con l. Lo arrastra todo, poco importa dnde, pero nunca vuelve a esta realidad que debe ser representada. Por todas partes salvo ah. La realidad es lo que va bajo los cabellos, bajo las faldas y precisamente: arrastra hacia cualquier otra cosa. Cmo puede el poeta conocer la realidad si es ella la que pasa en l y lo arrastra siempre hacia el margen. Desde all, por una parte ve mejor, por otra l mismo no puede permanecer sobre el camino de la realidad. All no hay sitio para l. Su sitio est siempre en el exterior. Slo lo que dice desde el exterior puede ser recibido y eso porque dice ambigedades. Y all surgen dos posibilidades adecuadas, dos verdades que recuerdan que nada sucede, dos que interpretan en direcciones diferentes, lo reducen hasta su fundamento inestable, que falta desde hace tiempo como los dientes arrancados al peine. Una de las dos. Verdadero o falso. Tena que acabar por llegar, puesto que el suelo como terreno para construir era cuando menos muy inadecuado. Cmo construir sobre un agujero sin fondo? Pero lo inadecuado, que entra en su campo visual, les basta a los poetas para producir algo que podran igualmente abandonar. Podran abandonar y tambin abandonan. No lo matan. Slo lo miran con ojos confusos, pero no se vuelve arbitrario por esa mirada poco clara. La mirada toca con precisin. Lo que es tocado por la mirada dice an al derrumbarse, aunque apenas haya sido mirado, aunque an no haya sido expuesto a la vista afilada del pblico, lo que es tocado no dice jams que tambin podra haber sido otra cosa, antes de ser vctima de esta descripcin. Significa precisamente lo que permanecera mejor no-dicho (Porque habramos podido decirlo mejor?), lo que debera permanecer siempre turbio y sin razn. Demasiados se han deslizado hasta el vientre dentro. Son arenas movedizas, pero no mueven nada. Sin fondo, pero no sin fundamento. Arbitrario, pero nunca amado.

Lo exterior sirve a la vida que no se haya precisamente ah, sino no estaramos todos en pleno centro, en lo pleno, en la vida humana plena, y sirve a la observacin de la vida que se encuentra siempre en otra parte. All dnde no estamos. Por qu insultar a alguien porque no encuentre el camino del viaje, de la vida, del viaje de la vida, si ha sido deportado -y deportado no es deportar con otro, ni llevar, sino simplemente desplazado por azar como el polvo de los zapatos perseguido inexorablemente por la limpiadora, siquiera un poco menos inexorablemente que el extranjero por los autctonos. Qu significa como polvo? Es radioactiva o simplemente activa por si misma? Slo lo pregunto porque deja ese extrao rastro luminoso sobre el camino. Es el camino lo que corre al lado y no se rene jams con el escritor, o es el escritor el que corre al lado, al margen? No es diferente, pero est aislado. Desde ah ve a los que son diferentes a l, pero entre ellos tambin, en su diversidad, para representarlos en su simplicidad, para darles forma, porque la forma es lo ms importante, desde all lejos se ve mejor. Pero se le guarda rencor, entonces son rastros de tiza y no partculas de materia luminosa lo que marca el camino de la escritura? En todos los casos es una marca que muestra y al mismo tiempo vela y ella misma borra cuidadosamente el rastro que ha dejado. No estamos en absoluto presentes. Pero a pesar de todo sabemos lo que ha pasado. Ha sido dicho desde lo alto de la pantalla, por caras deformadas de dolor, embadurnadas de sangre, sonrientes bocas maquilladas, hinchadas por el maquillaje u otras bocas que han respondido correctamente a una pregunta del Quiz, o gente nacida boca, mujeres que no pueden nada y que no tienen nada que aadir, que se han levantado y se han quitado el vestido, para mostrar a la cmara su pecho frescamente endurecido, que ha pertenecido a los hombres. Cantidad de gargantas exhalan cantos como un mal aliento, pero an ms fuerte. Es lo que podra ser visto en el camino, si estuviramos an en l. Seguimos nuestro camino fuera del camino. Podemos verlo lejos, ah donde permanecemos solos y satisfechos porque el camino se quiere ver pero no coger. Ha hecho un ruido el sendero? No quiere mediante ruidos, no slo luces, llamar la atencin de la gente que grita, de las luces chillonas? El camino que no podemos coger tiene miedo de no ser tomado, l que sin embargo han tomado tantos pecados sin cesar, torturas, crmenes, robos, duras coacciones, forzada dureza, para la creacin de los memorables destinos mundiales? Al camino le importa poco. Lo lleva todo, con firmeza, incluso si es infundado. Sin fundamentos. Sobre el suelo perdido. Mis cabellos se levantan sobre mi cabeza, como deca, y ninguna permanente podra forzarles a bajar. Tampoco hay permanencia en m. Ni sobre m ni dentro de m. Si se est al margen, debemos estar siempre preparados para saltar ms y ms, en la Nada que se encuentra al lado del margen. Y el margen inmediatamente ha trado su trampa de margen lista en todo momento, la grieta, para atraer a alguien an ms lejos. Atraer es tirar al interior. Por favor, ahora no querra perder de vista el camino sobre el que no estoy. Querra describirlo, por lo menos, bien y sobre todo correcta y precisamente. Si lo describo ya tiene que servir para algo. Pero este camino no me ahorra nada. Qu es lo que me queda pues? Incluso en camino est bloqueado para m, no puedo apenas desplazarme. Estoy lejos y al mismo tiempo no salgo. Y ah querra por seguridad estar protegida de mi propia incertidumbre pero tambin de la incertidumbre del suelo sobre el que me encuentro. Mi lengua, por seguridad, no slo para protegerme, corre a mi lado, y controla que lo haga correctamente, que lo haga correctamente falso, describir la realidad, porque debe ser descrita siempre falsamente, no puede ser de otra forma, tan falsamente que cada uno que la lea u oiga vea inmediatamente su falsedad. Miente! Esta perra lengua que debe protegerme, es para eso que la tengo, me agarra ahora. Mi proteccin quiere morderme. Mi nica proteccin contra el hecho de ser descrita, la lengua que a la inversa est ah para describir algo, que no soy yo es por eso que relleno tanto papel, mi nica proteccin se vuelve contra m. Puede ser que slo la tenga para que, bajo pretexto de protegerme, se lance sobre m. Porque busqu la proteccin en la escritura, este ser en camino, la lengua que en el movimiento, la palabra, me pareca ser un abrigo seguro, se vuelve contra m. Ningn milagro. Sin embargo, Inmediatamente desconfi. Qu es ese camuflaje que est ah, para que no nos volvamos invisibles sino siempre ms legibles?

La lengua llega a veces por error al camino, pero no va por fuera del camino. No es un proceso arbitrario, la palabra de una lengua, involuntariamente arbitraria, lo queramos o no. La lengua sabe lo que quiere. Lo que es bueno para ella, en efecto, no lo s, no s los nombres. La verborrea, el discurso discurre ahora siempre ms, porque es siempre un mar de discurso, sin principio ni fin, pero no es un habla. Discurre del otro lado, all donde siempre estn los otros porque no quieren estar, estn muy ocupados. All, del otro lado. Yo no. Ella, la lengua que se aleja a veces de mi, hacia la gente, no la otra gente, sino los reales, los verdaderos, alejada all lejos en el camino bien balizado (quin puede perderse aqu an?), les sigue como una cmara en todos sus movimientos para que al menos ella, la lengua, aprenda cmo es la vida, porque en este momento preciso, no es la vida, lo que es, y adems hace falta describir lo que ella no es. Discurramos sobre el hecho que debamos ir una vez ms al examen profilctico. Pero de un solo golpe, hablamos de pronto, en rigor, como alguien que tiene la eleccin de no hablar ms. Suceda lo que suceda, slo la lengua habla de mi, yo misma me ausento. La lengua va. Yo permanezco, pero lejos. No en el camino. Estoy seccionada de mi lengua.

No, est an ah. Ha estado ah todo el tiempo?, ha reflexionado sobre qu podra reflexionar? Ahora me ha visto y me llama de repente al orden, esta lengua. Se ha arriesgado a esa arrogancia de maestro contra m, me levanta la mano, no me quiere. Habra querido gente amable sobre el camino, al lado de las cuales correr como el perro que es, simulando obediencia. En realidad, es desobediente, no solamente conmigo, sino tambin con todos los dems. Ella es para s misma. Grita en la noche, porque han olvidado colocar al borde del camino luces, no tienen sol para alimentarlas y no necesitan de ninguna corriente, o darle un nombre de sendero adecuado al sendero. Por ello, hay tantos nombres que no llegaramos a seguir las denominaciones, si lo intentramos. Grito en mi soledad, andando con pasos pesados sobre las tumbas de los muertos, porque como corro al lado, no puedo a la vez prestar atencin a lo que piso, lo que aplasto, slo quiero llegar donde mi lengua ya est y, burlona, se re de mi. Sabe que si intentara vivir por una vez, me lo hara pagar inmediatamente. Me lo hara pagar por adelantado, pero algo rebajado. Bien. Si esparzo an sal sobre el camino de los otros, la echo del otro lado para que el hielo se funda, la sal que esparzo, para que haya un fundamento ms seguro para la lengua. Aunque hace tiempo que no tiene fundamento. Una insolencia insondable por ella misma. Si no me encuentro sobre un fundamento seguro mi lengua tampoco debe estarlo. Hace bien! Por qu no se ha quedado cerca de m, al margen, por qu se ha separado de m? Quera ver ms que yo? En el gran camino, all, del otro lado, donde hay ms gente, antes que nada ms agradables, que charlan entre ellos amablemente. Quera saber ms que yo? Ya saba ms que yo pero siempre hace falta ms. Se suicidar devorndose a s misma, mi lengua. Se zampar la realidad. Hace bien! La he escupido, pero ella no escupe nada, de todas maneras no engorda. Mi lengua me llama al margen, llama gustosa al margen, all no tiene que apuntar bien, no lo necesita, porque de todas formas alcanza su objetivo no diciendo cualquier cosa, sino hablando con el rigor del Dejar-ser, como dice Heidegger de Trakl. Me llama, la lengua, todo el mundo lo hace hoy, porque todo el mundo tiene su lengua con l en un pequeo aparato, para poder hablar -Por qu pues lo habra aprendido?- me llama all, en la trampa en la que estoy y grita y patalea, no, no es cierto, no es mi lengua la que me llama, ella, lejos de m, he sido decapitada de mi lengua, entonces tiene que llamar, me grita en la oreja, poco importa el aparato, ordenador, mvil, cabina telefnica, me alla en la oreja que no tiene sentido expresar algo, ella misma lo hace, yo slo tengo que repetir lo que ella me susurra; porque tendra an menos sentido vaciar el bolso cerca de un ser querido que se derrumba y del que nos podemos fiar porque est derrumbado y no puede levantarse inmediatamente y no puede seguirme para charlar un poco. No tiene sentido. Las palabras de mi lengua, all lejos, sobre el camino agradable (s que es ms agradable que el mo que no es realmente un camino, pero no puedo verlo de manera distinta, sin embargo s que estara bien tambin all), las palabras de mi lengua, separndose de m, de pronto se han convertido en expresiones. No, no explicaciones para alguien. Expresiones. Se escucha a s misma expresndose, mi lengua, se corrige a si misma porque la expresin puede siempre ser mejorada; s, siempre puede ser mejorada, est ah para ser mejorada y encontrar nuevas reglas de lenguaje, pero slo para mofarse de las reglas. Entonces se devienen la nueva va hacia una disolucin, por supuesto pienso solucin. Una va sin salida. Por favor, querida lengua no quieres escuchar antes al menos una vez? Para que aprendas algo, para que aprendas al fin las reglas de expresin Qu gritas t all lejos, que farfullas? Haces eso para volver cerca de m? Pensaba que no queras volver cerca de m! No has dado ninguna seal de tu intencin de volver a m, aunque eso habra sido absurdo, no habra comprendido el signo. Te habras convertido en lengua slo para escapar de m y tranquilizarme sobre mis progresos? No es seguro. Sobre todo de ti, tal como te conozco. No te reconozco en absoluto. Quieres realmente volver a m? Ya no te quiero coger. Qu dices ahora? El camino est lejos. Lejos no es un camino. Entonces, si mi soledad, si mi falta permanente, mi descarte permanente vinieran personalmente para traer la lengua para que, bien instalada conmigo, al fin en casa, llegue a un bonito sonido, que podra emitir, me rechazara an ms, siempre ms al margen con ese sonido, ese aullido penetrante, estridente, de una sirena en la que penetra el aire. Por la reaccin de esta lengua que he producido yo misma y que huye de mi (o la he producido yo para eso, para que huya inmediatamente ante de m porque yo misma no he logrado huir a tiempo?), sera arrojada cada vez ms lejos a ese espacio al margen. Mi lengua se revuelca con placer en su poza, la pequea tumba provisional sobre el camino, y mira a lo alto hacia la tumba de aire, se revuelca sobre la espalda, un animal confiado que quiere gustar a la gente como toda lengua conveniente, se revuelca y abre las piernas, probablemente para dejarse acariciar, sino para qu. Est drogada de caricias. Eso le impide mirar los muertos de los que yo debo ocuparme, eso siempre me incumbe a m. Es por eso que no he tenido tiempo de dominar mi lengua que se revuelca ahora descaradamente en manos del que la acaricia. Hay simplemente demasiados muertos que debo mirar para ocuparme de ellos, es el termino tcnico austriaco para eso, bien tratar, somos conocidos por bien tratar a todo el mundo. El mundo se ocupa ya de nosotros no hay que preocuparse. No nos preocupamos. Pero cuanto ms fuerte resuena esa invitacin a mirarlos, a los muertos, menos puedo controlar mis palabras. Debo mirar a los muertos, mientras que los paseantes acarician y ensortijan la querida buena lengua, lo que no vuelve a las palabras ms vivas. Nadie es culpable. Yo tambin, desgreada como lo estamos yo y mis cabellos, no soy culpable de que los muertos sigan muertos. Quiero que al fin la lengua deje de hacerse esclava de manos extranjeras, aunque le hagan bien, quiero que empiece a no plantear ninguna exigencia sino que sea ella misma una exigencia al fin, que vuelva a m, no por caricias, sino por exigencia porque la lengua debe siempre detenerse, ella no lo sabe y no me escucha. Debe detenerse, porque la gente que quiere aceptarla, en el lugar de un nio, es tan mona cuando se la quiere tanto, la gente no se para jams, decretan, pero no se detienen, muchos han destruido su llamada al orden de la sociabilidad, la han desgarrado, han quemado la bandera. Cuanta ms gente hay para aceptar la invitacin de mi lengua para rascarle el vientre, algo para desgrear, para aceptar afectuosamente su confianza, ms sigo yo tropezando, he abandonado definitivamente mi lengua a aquellos que la tratan mejor, casi estoy volando, dnde estaba ese camino que necesito para bajar rpidamente? Cmo llego, por qu, dnde? Cmo llego al lugar donde desembalo mi herramienta, pero en realidad puedo tambin embalarla? All lejos reluce algo claro bajo las ramas, es el lugar o mi lengua les adula, les acuna con seguridad, slo para ser acunada ella misma afectuosamente al fin una vez? O todava quiere morder? Siempre quiere morder solo que los otros no lo saben an, pero yo la conozco bien, hace mucho tiempo que est conmigo. Antes nos hemos mimado y besuqueado, este animal aparentemente amaestrado que de todas formas todos tienen en casa por qu deberan buscarse un animal extranjero en casa? Por qu esta lengua debera ser otra que la que ya conocen? Y si fuera otra, sera peligroso acogerla en la propia casa. A lo mejor no se entiende con la que ya tienen. Cuanta ms gente extranjera amable, que sabe vivir, y sin embargo no comprenden sus vidas porque siguen proyectos de caricias, porque siempre tienen que perseguir algo, menos mi mirada adivina el camino de vuelta a la lengua. Miles and more. Quin podra adivinar, sino la mirada? El habla quiere tambin asumir la mirada? Hablara antes de mirar? Se revuelca, ah, tentada por manos, bramada por vientos, mimada por tempestades, ofendida por la escucha hasta que ya no oye nada. Entonces que todo el mundo escuche! El que no quiera or debe hablar sin ser odo. Casi todos no son odos cuando hablan. Yo soy oda, aunque mi lengua no me pertenece, aunque apenas pueda verla. Se dicen muchas cosas de ella. As no tiene mucho que decir de si misma, muy bien. La escuchamos repetirse lentamente mientras que en alguna parte es presionado un botn rojo que desencadena una terrible explosin. No nos queda ms que decir: Padre nuestro que estas. No puede pensarme as, aunque yo, al fin, padre de mi lengua, entonces: soy madre. Soy el padre de mi lengua materna. La lengua materna estaba ah desde el principio, estaba en mi, pero no haba padre a quien hubiera pertenecido. Mi lengua era a menudo inconveniente, me lo hicieron entender bien, pero yo no quera entenderlo. Culpa ma. El padre ha abandonado esta pequea familia con la lengua materna. Tena razn. En su lugar yo tampoco me habra quedado. La lengua materna ha seguido al padre, ahora est lejos. Est, como deca antes, del otro lado. Escucha a la gente por el camino. Por el camino del padre que se ha ido demasiado pronto. Ahora sabe algo que t no sabes que ha sabido. Pero cuanto ms sabe, ms insignificante se vuelve. No deja de decir cosas, pero es insignificante. La soledad toma vacaciones. No es utilizada. Nadie ve que yo an estoy ah, en la soledad. No se me presta atencin. Me estiman, puede ser, pero no me prestan atencin. Cmo consigo que todas estas palabras digan algo de m que pudiera decirnos algo? No mientras hablo. No puedo hablar en absoluto, mi lengua, desgraciadamente, no est en casa. All, del otro lado, ella dice algo de otro que no le he confiado, pero desde el principio ha olvidado lo que le haba pedido. No me lo dice aunque me pertenece. Mi lengua no me dice nada, cmo podra entonces decir algo a los otros? Sin embargo no es insignificante reconzcanlo! Dice tanto ms cuanto ms lejos est de m, slo entonces osa decir algo que quiere decir, entonces osa no obedecerme, se opone a mi. Cuando miramos, cuanto ms tiempo miramos, ms nos alejamos del objeto. Cuando hablamos, lo asimos, pero no podemos retenerlo. Se desprende y quiere atrapar su propia designacin, todas esas palabras que he hecho y que he perdido. Suficientes palabras cambiadas, el cambio es horriblemente malo, no es ms que malo. Digo algo y es olvidado desde el principio. Ha sido aspirado, quera estar lejos de mi. Lo indecible es dicho todos los das, pero lo que yo digo, eso no debe ser dicho. Es injusto por parte de lo Dicho. Es muy injusto. Lo Dicho no quiere siquiera pertenecerme. Quiere ser hecho para que se pueda decir: dicho y hecho. Estara contenta si negara pertenecerme, mi lengua, pero an as debera pertenecerme. Cmo puedo esperarla para que se ligue al menos un poco a m? A los otros no la ata nada, as pues me ofrezco a ella. Vuelve! Vuelva por favor! Pero no. Del otro lado, en el camino, oye secretos que yo no debo saber y se los cuenta a otros, esos secretos que no quieren or. Me gustara, tendra derecho, me parece, si se quiere, pero ella no se para a hablarme, eso tampoco lo hace. Est en el vaco que se distingue precisamente por eso y difiere de m porque hay muchos all. El vaco es el camino. Estoy incluso al margen del vaco. He dejado el camino. Nunca he hecho otra cosa ms que repetir. Se dicen muchas cosas de m, pero casi todo es falso. Slo he repetido, y afirmo que esa es mi habla. Como he dicho he dicho demasiado! No se han dicho tantas cosas desde hace tiempo. Ni siquiera llegamos a escuchar aunque haga falta escuchar para poder algo. A este respecto, que es en realidad el hecho de apartar los ojos de m misma, no se puede decir nada de m, porque no hay nada, no sale nada. Siempre miro la vida pasar, mi lengua me vuelve la espalda para poder tender su vientre a los otros que la miman descaradamente, a m me vuelve la espalda, si es que vuelve algo. Demasiado a menudo no me hace ningn signo y tampoco dice nada. A veces no la veo en absoluto, all, del otro lado, y ahora, ni siquiera puedo decir como deca, lo he dicho mucho, pero ahora no puedo decirlo, me faltan las palabras. A veces veo sus espaldas o las plantas de sus pies con los que no pueden andar correctamente, las palabras, pero ms deprisa que yo, desde hace tiempo, y siempre ms. Qu hago aqu? Es para esto que se ha tendido a una cierta distancia de m, la querida lengua? As ser ms rpida que yo, saltar y saldr corriendo cuando venga de mi Margen para buscarla. No se por qu debera buscarla. Para que ella no me busque a m? Puede ser que lo sepa, ella que me huye? Quin no me sigue? Quien sigue ahora la palabra de los otros y que no se puede confundir conmigo. Son de otra manera porque son los otros. Sin otra razn que ser los otros. Eso le basta a mi palabra. Lo principal, no lo hago: hablar. Los otros, siempre los otros, para que yo no sea aquella a quien pertenece, la dulce lengua. Me gustara tambin acariciarla, como los otros, all, si solamente pudiera atraparla. Pero est all, lejos, para que no pueda atraparla.

Cundo se marchar dulcemente? Cundo se marchar un poco para que el silencio sea? Cuanto ms lejos se va la lengua all, del otro lado, ms fuerte se la oye. Est en todas las bocas, slo en mi boca no est. Estoy loca. No soy inconsciente, pero estoy loca. Estoy agotada de verificar mi lengua como un faro en el mar que debe aclarar y no est a la luz, que al girar revela siempre otra cosa de la oscuridad que est ah, se ilumine o no, es un faro que no ayuda a nadie aunque deseemos tanto no morir en el agua. Cuanto ms intento encenderlo, ms se obstina ella, la lengua, en no encenderse. Ahora apago mecnicamente esta llama de habla , le doy a la llama de ahorro pero cuanto ms intento ponerle un apagador al final de ese palo largo con el que se apagaban las velas de la iglesia en mi infancia, ms intento apagar esta llama, ms aire parece tener. Ms fuerte grita, revolcndose entre miles de manos que le hacen el bien, que desgraciadamente yo no lo he hecho nunca, yo misma no se lo que me hara bien, entonces ahora grita para permanecer lejos de mi. Grita a los otros para que griten como ella, para que sea ms fuerte. Grita que no debo acercarme a ella. Nadie debe pues acercarse al otro. Y lo que se dice no debe tampoco acercarse demasiado de lo que se quiere decir. No debemos estar demasiado ligados a nuestra propia lengua, es una Afrenta, es capaz tan fcilmente de repetir algo por ella misma, muy fuerte para que no oigamos lo que dice, le habr sido dicho antes. Incluso me hace promesas, para que permanezca lejos de ella. Me promete todo si no me acerco a ella. Millones pueden acercrsele, No yo! Pero es ma! Qu les parece? No puedo decirles lo que me parece a m. Esta lengua ha olvidado sus inicios, de otra forma no puedo explicrmelo. Debut modestamente conmigo. Y cmo ha crecido! No la reconozco en absoluto. La conoca cuando era taaaaan pequea. Cuando estaba tan calmada, cuando la lengua era an mi nio. Ahora se ha hecho inmensa de golpe. Ya no es mi nio. El nio no ha crecido pero se ha hecho grande, no sabe que an no es suficientemente grande, pero ya est despierto. Est tan despierto que se cubre a s mismo con su grito, y tambin los otros que gritan ms fuerte que la lengua. Entonces sube a alturas increbles. Cranme, no quieren or nada parecido! No estoy orgullosa de este nio, cranme, se lo ruego! Al principio quise que se quedara, tan silencioso como antes, cuando no hablaba. Ahora no quiero que lo barra todo como una tempestad, lleve a los otros a aullar an ms fuerte y levantar los brazos y arrojar objetos duros que mi lengua no puede alcanzar, porque ella nunca ha sido deportista, por mi culpa. No alcanza nada. Lanza, cierto, pero no puede alcanzar. Yo me quedo atrapada, si ella no est. Soy la prisionera de mi lengua que es mi guardiana de prisin. Cmico -No me vigila! Tan segura est de m? Tan segura est de que no voy a huir?, piensa que va a escapar? Pero llega alguien, ya muerto, y me habla aunque no lo pretendiera. Puede, ahora muchos muertos hablan con sus voces asfixiadas, ahora osan porque mi propia lengua ya no me vigila. Porque sabe que no es necesario. Aunque me huya no me pierde. Estoy a su disposicin, pero la he perdido. Me quedo. Pero lo que queda no es el hecho de los poetas. Lo que queda est lejos. La grandeza se ha detenido. No ha llegado nada ni nadie. Y si, sin embargo, contra toda expectativa, algo que ni siquiera ha llegado, quisiera quedarse un momento, lo que sigue siendo lo ms fugitivo, la lengua, desaparece. Ha respondido a una nueva oferta de empleo. Aquello que debe permanecer est siempre lejos. En cualquier caso no est aqu. Que es lo que nos queda.