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  • 7/25/2019 ElpapeldeMariaenelplandesalvacion

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    EL PAPEL DE MARA EN EL PLAN DE SALVACINAUDIENCIA GENERAL DE S.S. JUAN PABLO II

    1. Completando nuestra reflexin sobre Mara al concluir este ciclo de catequesis dedicado al Padre,queremos subrayar hoy su papel en nuestro camino hacia el Padre.

    l mismo quiso que Mara estuviera presente en la historia de la salvacin. Cuando decidi enviar a suHijo al mundo, quiso que llegara a nosotros naciendo de una mujer (cf. Glatas 4,4). De este modo,quiso que esta mujer, la primera que acogi a su Hijo, lo comunicara a toda la humanidad.

    Por tanto, Mara se encuentra en el camino que va desde el Padre a la humanidad como madre que nosda a todos al Hijo Salvador. Al mismo tiempo, se encuentra en el camino que tienen que recorrer loshombres para ir al Padre, por medio de Cristo en el Espritu (cf. Efesios 2,18).

    Cristo en Mara

    2. Para comprender la presencia de Mara en el itinerario hacia el Padre, tenemos que reconocer contodas las Iglesias que Cristo es el camino, la verdad y la vida(Juan 14, 6) y el nico mediador entreDios y los hombres (cf. 1Timoteo 2,5). Mara est presente en la nica mediacin de Cristo y esttotalmente a su servicio. De modo que, as como el Concilio subray en la Lumen gentium, la misinmaternal de Mara hacia los hombres, de ninguna manera obscurece ni disminuye esta nica mediacinde Cristo, sino ms bien muestra su eficacia (n. 60). No estamos afirmando ni mucho menos que elpapel de Mara en la vida de la Iglesia est fuera de la mediacin de Cristo o junto a ella, como si setratara de una mediacin paralela o en competencia.

    Como dije expresamente en la encclica Redemptoris Mater, la mediacin materna de Mara esmediacin en Cristo (n. 38). El Concilio explica: todo el influjo salvfico de la Bienaventurada Virgen en

    favor de los hombres no es exigido por ninguna ley, sino que nace del Divino beneplcito y de lasuperabundancia de los mritos de Cristo, se apoya en su mediacin, de ella depende totalmente y de lamisma saca toda su virtud; y lejos de impedirla, fomenta la unin inmediata de los creyentes con Cristo(Lumen gentium, 60).

    Es ms, Mara, quien tambin fue redimida por Cristo, es la primera de los creyentes, pues la gracia quele concedi Dios Padre al inicio de su existencia se debe a los mritos de Jesucristo, Salvador delgnero humano, como afirma la bula Ineffabilis Deus de Po IX (DS, 2803). Toda la cooperacin deMara en la salvacin est fundada en la mediacin de Cristo y est orientada esencialmente a hacernuestro encuentro con l ms ntimo y profundo; La Iglesia no duda en reconocer abiertamente estafuncin subordinada de Mara, la experimenta continuamente y la recomienda al amor de los fieles, para

    que, apoyados por esta ayuda materna, se unan ms ntimamente al Mediador y Salvador (bidem).Mara en Cristo

    3. Mara, en realidad, no quiere atraer la atencin sobre su persona. Vivi en la tierra con la miradapuesta en Jess y en el Padre celeste. Su deseo ms fuerte fue el de hacer que las miradas de todosconvergieran en esta direccin. Quiere promover una mirada de fe y de esperanza en el Salvador que elPadre nos envi.

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    Fue modelo de una mirada de fe y de esperanza sobre todo cuando, en la tempestad de la pasin delHijo, conserv en el corazn una fe total en l y en el Padre. Mientras los discpulos turbados por losacontecimientos sintieron cmo su fe quedaba profundamente sacudida, Mara, a pesar de sufrir por eldolor, mantuvo la certeza de que se realizara la prediccin Jess: El Hijo del hombre... resucitar altercer da (Mateo 17, 22-23). Una certeza que no la abandon ni siquiera cuando acogi entre susbrazos el cuerpo sin vida del hijo crucificado.

    4. Con esta mirada de fe y de esperanza, Mara alienta a la Iglesia y a los creyentes a cumplir siempre lavoluntad del Padre, que Cristo nos ha manifestado.

    Cada generacin de cristianos sigue escuchando el eco de las palabras dirigidas a los servidoresdurante el milagro de Can: Haced lo que l os diga (Juan, 2, 5).

    Su consejo fue seguido cuando los servidores llenaron las tinajas hasta los topes. La misma invitacinnos la dirige hoy a nosotros Mara. Es una exhortacin a entrar en el nuevo perodo de la historia con ladecisin de hacer todo lo que Cristo dijo en el Evangelio en nombre del Padre y que nos es sugeridaactualmente por el Espritu que habita en nosotros.

    Si hacemos lo que nos dice Cristo, el milenio que comienza podr asumir un nuevo rostro, msevanglico y ms autnticamente cristiano, y responder as a la aspiracin ms profunda de Mara.

    5. Las palabras: Haced lo que l os diga, mostrndonos a Cristo, nos recuerdan tambin al Padrehacia el que estamos en camino. Coinciden con la voz del Padre que reson en el monte de laTransfiguracin: Este es mi hijo predilecto... Escuchadlo (Mateo 17, 5). Este mismo Padre con lapalabra de Cristo y la luz del Espritu Santo nos llama, nos gua, nos espera.

    Nuestra santidad consiste en hacer todo aquello que nos dice el Padre. Aqu est el valor de la

    vida de Mara: el cumplimiento de la voluntad divina. Acompaados y sostenidos por Mara

    recibimos con gratitud el nuevo milenio de las manos del Padre y nos comprometemos a

    corresponder a su gracia con humilde y generosa entrega.

    Tomado de apologtica Catlica