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6º Año Geografía - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio RUPTURA Y CONTINUIDAD EN EL PENSAMIENTO GEOGRÁFICO A continuación se abordará el curso de las ideas científicas, la evolución del pensamiento geográfico. Prescindiremos, por ahora, de los factores «externos» que influyen en dicha evolución, y centraremos la atención en el desarrollo «interno» del mismo pensamiento científico. El problema de las nuevas geografías y la búsqueda de conceptos para interpretarlas, así como el de la continuidad v cambio en la ciencia geográfica. Una de las expresiones más repetidas hoy día en las ciencias sociales y en nuestra sociedad en general, es, sin duda, la de “crisis”. Hay también una crisis de la geografía. La crisis rebasa, por supuesto, el estricto campo científico y refleja también la crisis de la sociedad, situación a la que cada disciplina intenta adaptarse: se ha podido hablar así de «la crisis de la geografía y la geografía de la crisis». Pero además de las alusiones y la conciencia directa de esta crisis hay otros muchos aspectos que la ponen de manifiesto. En particular, quizá deba considerarse así el sentimiento generalizado de la necesidad de una reflexión epistemológica. Nadie negará que hoy en geografía se siente ampliamente dicha necesidad y la urgencia de una meditación sobre las teorías y los métodos. Pero en la ciencia la reflexión epistemológica surge normalmente de una puesta en cuestión de los fundamentos y las formas de proceder aceptadas. Para superar la crisis aparecen «nuevas» sociologías, «nuevas» economías, etc. Aparecen, en lo que a nosotros respecta, «nuevas geografías». Pero si, examinamos la historia del pensamiento geográfico, hemos de convenir que una «nueva geografía» ha aparecido ya en numerosas ocasiones. Nueva fue, desde luego, la geografía que los europeos conocieron en los siglos XV y XVI, así como la que surgió de la asimilación de los descubrimientos geográficos y obligó a componer una nueva imagen del mundo. Todavía a finales del siglo XIX la expresión «nueva geografía» era utilizada por algunos autores para mostrar su originalidad respecto a la geografía descriptiva y enciclopédica tradicional. Una nueva geografía, es sin lugar a dudas, la geografía cuantitativa. Nueva no sólo en cuanto a métodos, sino mucho más profundamente en cuanto a concepción de la ciencia geográfica. Independientemente de la discusión, es indudable que es nueva, que supone nuevos enfoques, nuevos problemas, nuevas metodologías y un nuevo marco conceptual. Pero también son nuevas respecto a ella la geografía de la percepción y del comportamiento, la geografía radical, la geografía humanista y todas esas novísimas tendencias que en los últimos años están apareciendo, ya que insisten en una problemática bastante ajena a la geografía cuantitativa de los años 1950 y 1960 y suponen un cambio profundo de las relaciones teoría-práctica y en la actitud respecto al valor de los estudios geográficos.

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  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    RUPTURA Y CONTINUIDAD EN EL PENSAMIENTO GEOGRFICO

    A continuacin se abordar el curso de las ideas cientficas, la evolucin del

    pensamiento geogrfico.

    Prescindiremos, por ahora, de los factores externos que influyen en dicha evolucin, y

    centraremos la atencin en el desarrollo interno del mismo pensamiento cientfico. El

    problema de las nuevas geografas y la bsqueda de conceptos para interpretarlas, as como el

    de la continuidad v cambio en la ciencia geogrfica.

    Una de las expresiones ms repetidas hoy da en las ciencias sociales y en nuestra sociedad en

    general, es, sin duda, la de crisis. Hay tambin una crisis de la geografa.

    La crisis rebasa, por supuesto, el estricto campo cientfico y refleja tambin la crisis de la

    sociedad, situacin a la que cada disciplina intenta adaptarse: se ha podido hablar as de la

    crisis de la geografa y la geografa de la crisis.

    Pero adems de las alusiones y la conciencia directa de esta crisis hay otros muchos aspectos

    que la ponen de manifiesto. En particular, quiz deba considerarse as el sentimiento

    generalizado de la necesidad de una reflexin epistemolgica. Nadie negar que hoy en

    geografa se siente ampliamente dicha necesidad y la urgencia de una meditacin sobre las

    teoras y los mtodos. Pero en la ciencia la reflexin epistemolgica surge normalmente de

    una puesta en cuestin de los fundamentos y las formas de proceder aceptadas.

    Para superar la crisis aparecen nuevas sociologas, nuevas economas, etc. Aparecen, en

    lo que a nosotros respecta, nuevas geografas. Pero si, examinamos la historia del

    pensamiento geogrfico, hemos de convenir que una nueva geografa ha aparecido ya en

    numerosas ocasiones.

    Nueva fue, desde luego, la geografa que los europeos conocieron en los siglos XV y XVI, as

    como la que surgi de la asimilacin de los descubrimientos geogrficos y oblig a componer

    una nueva imagen del mundo. Todava a finales del siglo XIX la expresin nueva geografa

    era utilizada por algunos autores para mostrar su originalidad respecto a la geografa

    descriptiva y enciclopdica tradicional.

    Una nueva geografa, es sin lugar a dudas, la geografa cuantitativa. Nueva no slo en cuanto a

    mtodos, sino mucho ms profundamente en cuanto a concepcin de la ciencia geogrfica.

    Independientemente de la discusin, es indudable que es nueva, que supone nuevos

    enfoques, nuevos problemas, nuevas metodologas y un nuevo marco conceptual.

    Pero tambin son nuevas respecto a ella la geografa de la percepcin y del comportamiento,

    la geografa radical, la geografa humanista y todas esas novsimas tendencias que en los

    ltimos aos estn apareciendo, ya que insisten en una problemtica bastante ajena a la

    geografa cuantitativa de los aos 1950 y 1960 y suponen un cambio profundo de las

    relaciones teora-prctica y en la actitud respecto al valor de los estudios geogrficos.

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    De hecho, la conclusin se impone claramente: la geografa ha sido nueva en distintos

    momentos de su desarrollo. No ha habido una evolucin lineal, en la que cada fase de la

    evolucin se entroncara con la anterior, sino ms bien una serie de rupturas, de revoluciones,

    que han dado lugar a nuevos planteamientos, que han obligado a la adopcin de nuevas

    concepciones.

    El significado de este hecho parece importante y permite situar la evolucin de nuestra ciencia

    en el cuadro de la evolucin cientfica general. El problema que plantea la existencia de estas

    diversas nuevas geografas puede ser explorado, en primer lugar, a partir de las ideas

    existentes sobre las rupturas epistemolgicas y sobre las revoluciones cientficas y la adopcin

    de nuevos paradigmas.

    RUPTURAS

    Hoy parece claro que en el desarrollo especfico del pensamiento" cientfico" existen,

    igualmente, discontinuidades. La ciencia progresara mediante un desarrollo truncado, y no

    lineal en el que cada una de las fases representa una ruptura respecto al saber anterior,

    ruptura en cuanto a los problemas planteados, en cuanto a los rasgos de la realidad que se

    consideran significativos, en cuanto a los mtodos y, evidentemente tambin, en cuanto a las

    teoras.

    Thomas Kuhn, en su sugestiva y fructfera obra sobre Las revoluciones cientficas (1962), en la

    que present una interpretacin de la evolucin cientfica basada en los cambios de

    paradigmas. A pesar de la amplia difusin que han tenido las tesis de Kuhn, vale la pena

    detenerse un poco en la exposicin de sus ideas con el fin de explorar la utilidad que pueden

    presentar para la historia del pensamiento geogrfico.

    Para Kuhn los paradigmas son realizaciones cientficas universalmente reconocidas que,

    durante cierto tiempo proporcionan modelos y soluciones a una comunidad cientfica. La

    crisis de un paradigma vigente y la sustitucin por otro distinto es lo que da lugar a las

    revoluciones cientficas, mediante un proceso que se desarrolla de forma no lineal. Dentro de

    lo que Kuhn llama la ciencia normal, es decir, la ciencia basada en la existencia de

    comunidades cientficas, los paradigmas obtienen su status como tales debido a que tienen

    ms xito que sus competidores para resolver unos cuantos problemas que el grupo de

    profesionales ha llegado a reconocer como agudos. Es dentro de estos paradigmas como se

    plantean los problemas que se consideran significativos, hasta el punto de que los fenmenos

    que no encajaran dentro de los lmites mencionados ni siquiera se los ve por parte de la

    comunidad cientfica. Los paradigmas son anteriores al establecimiento de reglas especficas

    que se desarrollan y pasan a ser compartidas por los miembros de una comunidad cientfica,

    difundindose a travs de libros de texto, tratados especializados o por otros medios de

    difusin.

    El desarrollo de la ciencia se realizara, segn la tesis de Kuhn, segn un proceso no

    acumulativo. En este proceso las revoluciones cientficas representaran discontinuidades

    durante las cuales un paradigma es reemplazado por uno nuevo e incompatible

    (incomensurable) con el hasta entonces vigente. Estas revoluciones se inician con un

    sentimiento creciente de que un paradigma existente ha dejado de funcionar

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    adecuadamente en la exploracin de un aspecto de la naturaleza, hacia la cual el mismo

    paradigma haba previamente mostrado el camino. Ello origina un sentimiento de crisis, de

    insatisfaccin ante las explicaciones e interpretaciones hasta entonces aceptadas, y da lugar

    a la aparicin de un nuevo paradigma, que puede no ser aceptado por una parte de la

    comunidad cientfica, coexistiendo durante algn tiempo con el paradigma anterior. Las

    discusiones entre los partidarios del nuevo y del viejo paradigma son violentas y circulares, ya

    que son irresolubles, pues los argumentos que se oponen slo tienen valor dentro de cada

    paradigma.

    Los paradigmas: son la fuente de los mtodos, problemas y normas de resolucin aceptados

    por cualquier comunidad cientfica madura, en cualquier momento dado. Como resultado de

    ello, la recepcin de un paradigma frecuentemente hace necesaria una redefinicin de la

    ciencia correspondiente. Algunos problemas antiguos pueden relegarse a otra ciencia o ser

    declarados absolutamente no cientficos. Otros que anteriormente eran triviales o no

    existan siquiera, pueden convertirse, con un nuevo paradigma ().

    A partir de una revolucin cientfica el conjunto de normas, valores, hechos significativos,

    mtodos y teoras se modifica, pues, profundamente: Al aprender un paradigma, el cientfico

    adquiere al mismo tiempo teora, mtodos y normas, casi siempre en una mezcla inseparable.

    Por consiguiente, cuando cambian los paradigmas hay normalmente transformaciones

    importantes en los criterios que determinan la legitimidad tanto de los problemas como de las

    soluciones propuestas.

    PARADIGMAS EN GEOGRAFIA

    El resumen apresurado que hemos hecho de algunas de las ideas bsicas de Kuhn basta para

    mostrar el enorme inters de sus tesis y lo extraordinariamente sugestivas que pueden

    resultar para comprender adecuadamente los cambios que se han producido en la historia del

    pensamiento geogrfico, la existencia de revoluciones, y la aparicin de nuevas geografas.

    Las tesis de Kuhn poseen numerosos elementos que, aplicados a la ciencia geogrfica,

    permiten entender mejor que en el pasado el desarrollo de la geografa existieron fases de

    ciencia normal y de periodos revolucionarios que, sin duda, pueden tener distinta duracin

    en diferentes pases; sus argumentaciones contra la concepcin lineal y acumulativa del

    desarrollo de la ciencia; el carcter circular de los argumentos que intercambian los partidarios

    de paradigmas diferentes; la existencia de presupuestos no cientficos en la eleccin de

    paradigmas y cmo la eleccin entre paradigmas diferentes no est determinada por los

    procedimientos de la ciencia normal; el hecho de que a partir de una revolucin cientfica el

    conjunto de normas, valores, hechos significativos, mtodos y teoras se modifica

    profundamente.

    Prueba de este inters son los numerosos intentos que se han realizado para aplicar las

    nociones kuhnianas a la geografa con resultados ms o menos satisfactorios, pero siempre

    sugerentes. En ello nuestra ciencia ha seguido el camino de otras disciplinas cercanas, lo

    mismo naturales, como la geologa, que sociales, como la economa, la ciencia poltica, o la

    psicologa.

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    Segn la perspectiva que adoptemos, esta aparicin de nuevas geografas, a veces

    radicalmente enfrentadas entre s, parece fragmentar el desarrollo de nuestra ciencia en una

    multitud de fases inconexas, hasta el punto de no reconocer ninguna continuidad en ella. La

    oposicin entre el gegrafo fsico y el humano, o entre un gegrafo cuantitativo y otro regional

    puede ser tan fuerte y los lenguajes tan diferentes que uno puede preguntarse si, realmente,

    forman parte de una misma comunidad cientfica.

    El anlisis del funcionamiento de la comunidad cientfica de los gegrafos muestra que muchos

    de los que se dedican a esta ciencia realizan en realidad un trabajo tan diferenciado que

    difcilmente puede justificarse su pertenencia a una misma disciplina. Tambin que, a pesar de

    ello, y aun teniendo clara conciencia de esta situacin, la mayora acepta ser englobados en la

    misma disciplina por razones puramente profesionales. Podra citarse fcilmente en este

    sentido el caso de buen nmero de gegrafos que se dedican a la geomorfologa y que son

    plenamente conscientes de que su trabajo corresponde en realidad a la geologa, pero que al

    ser rechazados por los gelogos se ven obligados a permanecer dentro de departamentos de

    geografa. Pero si permanecemos en el campo de las ideas geogrficas, podemos

    buscar los elementos de continuidad en esta evolucin fraccionada y que tiende,

    aparentemente, a la creciente disgregacin. Ello nos conduce a preguntarnos sobre los

    problemas clave de la disciplina.

    En efecto, si hay algn elemento de continuidad en las disciplinas cientficas, ste viene

    determinado por los problemas clave que investigan. A lo largo del tiempo los cientficos

    adoptan diferentes estrategias para resolver sus problemas, lo que puede llevar a una

    impresin de discontinuidad y de variabilidad. Esto nos conduce hacia los problemas-clave de

    cada disciplina cientfica.

    En el caso de la historia del pensamiento geogrfico, la pregunta sobre los problemas-clave ha

    de hacerse distinguiendo previamente dos momentos de la evolucin de esta ciencia: el que

    finaliza en el siglo XVIII, y el que se inicia con la institucionalizacin, universitaria de la

    geografa a mediados del siglo XIX.

    A partir de la institucionalizacin universitaria de la geografa, la comunidad cientfica de los

    gegrafos desarroll su trabajo en torno a dos problemas-clave definidores de la disciplina: 1)

    el estudio de la diferenciacin del espacio en la superficie terrestre, 2) el estudio de la relacin

    hombre-medio.

    En esa caracterizacin de los problemas clave han desaparecido aspectos bsicos de la

    concepcin preinstitucional de la geografa. Se ha producido una importante reduccin del

    objeto de la disciplina, puesto que la geografa ha dejado de estudiar la Tierra como astro

    (rechazo de la geografa astronmica); no estudia ya el conjunto de nuestro planeta, sino

    solamente su superficie; ha dejado de ser la ciencia de la confeccin de mapas.

    La cuestin de por qu aparecen problemas-clave en la geografa podra contestarse, en una

    primera aproximacin, de esta forma: a) por necesidades institucionales, en particular, la

    necesidad de dar un carcter cientfico a la geografa que se enseaba en la universidad, y la

    llegada a puestos docentes de esta disciplina de personas con una formacin naturalista; b)

    por exigencias del ambiente cientfico.

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    LA CONTRAPOSICIN POSITIVISMO-HISTORICISMO

    Los dos problemas-clave citados, siempre presentes en la geografa contempornea, han sido

    abordados sucesiva o a veces simultneamente desde dos posiciones cientficas diferentes

    que podemos denominar positivista y antipositivista, o tambin naturalista e historicista.

    El positivismo se caracterizara por tres rasgos esenciales: el monismo metodolgico o idea de

    la unidad del mtodo cientfico por entre la diversidad de objetos temticos de la investigacin

    cientfica; por la consideracin de que las ciencias naturales exactas, en particular la fsica

    matemtica, establecen un canon o ideal metodolgico que mide el grado de desarrollo y

    perfeccin de todas las dems ciencias, incluidas las humanidades, y por una forma particular

    de explicacin cientfica, que puede ser considerada causal, y que consiste en la

    subsuncin de casos individuales bajo leyes generales hipotticas de la naturaleza, incluida la

    "naturaleza humana". Frente a l, el antipositivismo supondra un rechazo del monismo

    metodolgico, rehusando tomar el patrn establecido por las ciencias, naturales exactas

    como ideal regulador, nico y supremo, de la comprensin racional de la realidad; acenta en

    general, el contraste entre las ciencias que, al modo de la fsica, la qumica o fisiologa,

    aspiran a generalizaciones sobre fenmenos reproducibles y predecibles, y las ciencias que

    como la historia, buscan comprender las peculiaridades individuales y nicas de sus objetos;

    rechazan el enfoque positivista de la explicacin, y aceptan la distincin entre explicacin y

    comprensin.

    Puede decirse que durante la historia del pensamiento geogrfico, existieron constantes

    crticas hacia una u otra corriente. La crtica del reduccionismo naturalista, supone la

    posibilidad de afirmar la autonoma de las ciencias humanas, las cuales se individualizan por

    referirse al reino de la libertad, de lo que posee historia. El objetivo del trabajo cientfico no

    es ya la explicacin y la previsin, sino la comprensin, la cual slo puede hacerse desde

    dentro, es decir, ha de ser empattica. Se entiende as que, a pesar de que el mtodo cientfico

    siga siendo inductivo, se valoren ahora nuevas facultades como la intuicin. A pesar del

    dualismo dominante, la geografa se autodefine como ciencia de encrucijada por razones

    institucionales, ya que era la nica garanta de supervivencia frente a naturalistas, por un lado,

    e historiadores y socilogos por otro. La superacin concreta de este dualismo disgregador se

    consigue centrando la atencin en el estudio de las combinaciones de fenmenos fsicos y de

    hechos humanos que se producen.

    La aparicin de corrientes neopositivistas desde 1930-50 origina una vuelta al reduccionismo

    naturalista y una afirmacin de la unidad de la ciencia, que se traduce en los intentos de

    desarrollar, otra vez, una fsica social, y de manera general en la aplicacin de teoras fsicas

    al campo de las ciencias humanas, y en concreto de la geografa humana. El objetivo del

    trabajo cientfico vuelve a ser la explicacin y la previsin, lo que exige formular leyes de

    validez general. Hay, sin embargo, una redefinicin de los mtodos -lo que supone un cierto

    cambio respecto al positivismo decimonnico-, adquieren importancia ahora los mtodos

    deductivos y se insiste en la necesidad de las teoras previas. La teora se convierte en el

    corazn de la ciencia, en la clave del rompecabezas de la realidad. Hay, al mismo tiempo, un

    nfasis en la formalizacin, que est en la base de la generalizacin de mtodos cuantitativos.

    Se produce ahora una reformulacin de los problemas claves de la geografa: se desvalora el

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    problema regional y se intenta reformular el de la relacin hombre-medio en

    trminos de la teora de los sistemas, a la vez que se pone el nfasis en los aspectos

    espaciales y se buscan las regularidades en las distribuciones morfolgicas en el espacio

    terrestre. Todo ello unido a una actitud que se afirma decididamente ahistrica.

    Desde 1965, aproximadamente, comienza nuevamente una puesta en cuestin de las

    corrientes neopositivistas. El impacto de las filosofas fenomenolgicas y existencialistas, que

    permiten desarrollar los caminos abiertos por el xito de la geografa de la percepcin, da paso

    a la llamada geografa humanstica, mientras que el progreso reciente de la teora marxista

    permiten, precisamente, el desarrollo de una geografa marxista con un nfasis tambin

    claramente historicista.

    EL HISTORICISMO Y LA GEOGRAFIA

    La crisis del positivismo se refleja, sobre todo, en la crtica del modelo naturalista de

    cientificidad y en la afirmacin de la especificidad de las ciencias humanas, derivada, a su vez,

    del rechazo del monismo. Ello tiene consecuencias metodolgicas importantes, como son el

    desplazamiento del objetivo del conocimiento cientfico desde la explicacin a la comprensin

    y la necesidad de justificar tericamente una ciencia de lo singular.

    La divisin entre naturaleza e historia dio lugar a dos sistemas de ciencias diferenciadas

    igualmente vlidas: las ciencias de la naturaleza y las ciencias humanas o del espritu. Unas y

    otras son distintas por la especificidad de sus objetos y por la de los mtodos o instrumentos a

    emplear; por consiguiente, no puede aceptarse en las segundas una simple transferencia de

    los mtodos o conceptos de las primeras. La originalidad de las ciencias humanas deriva del

    hecho de que el investigador no estudia un objeto exterior a l, sino una realidad en la que l

    mismo est inmerso. Esta realidad puede ser abordada por una pluralidad de mtodos, sin

    excluir los de la naturaleza, pero sin que sea aceptable un reduccionismo naturalista.

    Caracterstica esencial de la realidad humana es su historicidad, la existencia de un

    desarrollo histrico en el que los individuos y los grupos sociales actan movidos por una

    intencionalidad y aceptando unos valores. Esta exaltacin de la historia alcanza tal dimensin

    que la expresin Historicismo llega a designar a una de las ms caracterizadas corrientes de

    la creacin antipositivista.

    La oposicin entre la explicacin generalizante positivista -considerada propia de las ciencias

    de la naturaleza, y que consistira en establecer la conexin causal entre los fenmenos de la

    experiencia sensible- y la comprensin historicista, es un elemento bsico de la reaccin

    metodolgica. Conduce a la aceptacin en el conocimiento cientfico de facultades que no

    seran admisibles para un positivista, tales como la intuicin, la sensibilidad o el sentimiento

    potico. En efecto, para un historicista, en las ciencias del espritu slo se puede, comprender

    verdaderamente mediante la vivencia, penetrando dentro de algo, mediante un conocimiento

    llamado empattico procurando el contacto directo inmediato, o al menos total, con el

    objeto que se quiere entender, y utilizando tambin, si es necesario, la sensibilidad.

    Es importante no perder de vista que, en coincidencia con este dualismo filosfico entre el

    positivismo y le historicismo, exista dentro de la geografa el dualismo entre lo fsico y lo

    humano.

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    NEOPOSITIVISMO Y GEOGRAFA

    A partir de la dcada de 1950 la geografa conoci una profunda conmocin en el mundo

    anglosajn, la cual dio origen a la llamada revolucin cuantitativa, de la que surgi una new

    geography, una nueva geografa. En la dcada siguiente otros pases conocieron tambin una

    revolucin semejante, la cual dio origen, al igual que haba ocurrido primero en Estados

    Unidos, a una honda divisin en el seno de la comunidad cientfica de los gegrafos. Gegrafos

    cuantitativos y cualitativos se enfrentaron acremente en una confrontacin en la que se

    oponan teoras, mtodos y tcnicas de investigacin; y por encima de ello, dos concepciones

    diferentes del trabajo cientfico.

    La aparicin de la geografa cuantitativa coincide, con un cierto retraso, con el surgimiento de

    tendencias semejantes en otras disciplinas, y forma parte de una transformacin que afecta de

    manera general al conjunto de las ciencias sociales. Factores diversos incidieron en la crisis

    generalizada de estas ciencias, y provocaron la aparicin de nuevas tendencias, que

    encuentran una slida base filosfica en el auge de las corrientes neopositivistas.

    El punto de partida es siempre emprico, la experiencia, y profundamente antiidealista, con

    exclusin de los problemas metafsicos que son considerados pseudoproblemas. Existe una

    preocupacin generalizada por el anlisis del lenguaje cientfico, as como del significado y el

    uso del lenguaje comn, a la vez que hay una afirmacin de la unidad profunda de la ciencia

    por encima de los contenidos diversificados de las distintas disciplinas, y una voluntad decidida

    de lograr un lenguaje comn para ellas. La investigacin cientfica y sus resultados se intentan

    expresar de una forma clara, lo que exige el uso del lenguaje matemtico y de la lgica, que es

    concebida como una sintaxis de la ciencia.

    La tesis de la unidad de la ciencia se convierte normalmente, dada la formacin originaria y el

    inters de muchos de estos filsofos, en una magnificacin de la fsica, en un reduccionismo

    fisicalista: todo puede ser expresado en el lenguaje de esta ciencia. Naturalmente, ello supone

    la afirmacin de la coherencia de la realidad, la aceptacin implcita o explcita del monismo.

    El nuevo positivismo coincide con el positivismo decimonnico en la afirmacin de la

    neutralidad de la ciencia, en la consideracin de que los juicios axiolgicos no tienen cabida en

    ella: la ciencia tiene un carcter descriptivo, y no puede realizar valoraciones. En cambio se

    diferencia del positivismo del siglo XIX en el rechazo que existe ahora del riguroso

    determinismo causal de los fenmenos.

    Se observa as, de una manera creciente, que se afirma la indeterminacin de la relacin entre

    previsin y acontecimiento futuro, concediendo un peso cada vez mayor a la probabilidad. Las

    mismas inferencias inductivas pasan a ser consideradas como probables.

    POSITIVISMO LGICO Y CIENCIAS SOCIALES

    Los aos 1930-1940 han sido considerados por diversos autores como un perodo decisivo en

    la evolucin de las ciencias sociales, porque en ellos entran en crisis muchas ideas

    desarrolladas a partir, del siglo XIX. Se trata de un perodo de crisis que coincide tambin con

    una profunda crisis social y econmica. Las ciencias sociales se ven entonces solicitadas desde

    diversos frentes en de manda de respuestas eficaces a los problemas que aparecen: la

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    necesidad de superar la crisis econmica del sistema capitalista, que provoca la aparicin del

    keynesianismo, de la econometra y de la economa positiva; la demanda de instrumentos ms

    eficaces de control social, que tiene efectos inmediatos en la sociologa y en la psicologa social

    (mejoras en las tcnicas de encuestas sociales, investigaciones sobre actitudes y conflictos); las

    exigencias de la planificacin regional y urbana generadas por la misma crisis econmica y por

    la necesidad de atender a la reconstruccin de las regiones devastadas por la guerra. A todos

    ellos se uni, inmediatamente despus de la Segunda Guerra Mundial, el pro blema de

    subdesarrollo suscitado por el proceso de descolonizacin que se inici inmediatamente

    despus de la contienda.

    En esta situacin, y con los avances tecnolgicos extraordinariamente- rpidos generados por

    la guerra mundial, las ciencias sociales se vieron estimuladas para facilitar respuestas cada vez

    ms rigurosas y tcnicas. La aparicin de potentes instrumento de tratamiento de la

    informacin (ordenadores) y de nuevos marcos tericos y conceptuales, tales como la teora

    general de los sistemas, la teora d la informacin y de la comunicacin, la teora de la

    decisin y la de los juegos, hicieron inevitable el cambio en los mtodos y en las teoras de esas

    disciplinas.

    Es en este momento cuando tiene lugar la crisis de las concepciones historicistas, que se ven

    ahora sustituidas por una potente marea neopositivista.

    Ante todo, se rechazan los mtodos cualitativos y todas aquellas aproximaciones

    que dejan lugar a la intuicin o a facultades que se consideran no estrictamente cientficas.

    Surge un inters neto por la aplicacin de sistemas lgicos al material emprico de las diversas

    ciencias, tanto naturales como sociales. Se pone ahora el nfasis en la construccin de

    modelos y se intenta tratar los problemas cientficos en el marco de una teora ms general,

    como es la teora general de los sistemas.

    Comienzan entonces a generalizarse los mtodos cuantitativos en las ciencias sociales. Es

    sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando dichos mtodos se difunden

    ampliamente y dan lugar a ramas especializadas dentro de las disciplinas ya constituidas.

    Surge, as la econometra, que desde los aos 30 se ocupa de determinar con mtodos

    estadsticos las leyes cuantitativas concretas que se manifiestan en la vida econmica; la

    sociometra, creada en Estados Unidos y que alcanz gran impulso en los aos 1940; la

    lingstica matemtica, que se esfuerza por superar el estadio simplemente clasificatorio y

    elaborar modelos Iingstico; la antropologa cuantitativa, etc.

    La euforia cuantitativa alcanz su mximo apogeo en la dcada de 1950, cuando todas las

    ciencias sociales intentaron introducir estos mtodos como aparente panacea para la

    resolucin de sus problemas.

    Se abord estudio del hombre y de la realidad social postulando que stos pertenecen

    plenamente al mundo fsico y que como tal han de ser estudiados, y aceptando que las

    regularidades que se encuentran en la naturaleza aparecern tambin en las diversas esferas

    de la realidad sociocultural.

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    Tambin se manifiesta, en la ciencia econmica, la crisis del historicismo. Esta crisis se fue

    haciendo patente durante el perodo entreguerras, cuando se hizo sentir la "necesidad

    social" de un tipo pragmtico de anlisis econmico; esto, a su vez, estaba en relacin con

    la crisis del sistema capitalista y el inicio de la intervencin estatal para superarla, con la

    necesidad de hacer frente a los problemas derivados de la Segunda Guerra Mundial y, por

    ltimo, con el proceso de concentracin empresarial, capitalista, y las exigencias derivadas

    del mismo (estudios de mercados, de productividad, publicidad, etc.). La economa se

    situaba as resueltamente en una lnea formalista carente de toda sensibilidad histrica.

    Cuando un cuantitativista aplica un refinado mtodo matemtico o estadstico al estudi de un

    fenmeno social, tiene con frecuencia la pretensin implcita de ser neutro, imparcial, objetivo

    y de que con su anlisis descubrir la realidad objetiva sin contaminaciones ideolgicas de

    ningn tipo.

    Aunque un poco ms tarde que otras ciencias sociales como la economa o la sociologa, la

    geografa se vio tambin afectada por las corrientes neopositivistas. Debido a uno de los

    rasgos que resultaron en aquel momento ms llamativos, la transformacin que entonces se

    produjo fue conocida como revolucin cuantitativa, de la que surgi una nueva geografa.

    Efectivamente, la difusin de la nueva geografa pone en cuestin cierto nmero de las ideas

    comnmente admitidas por la comunidad cientfica de los gegrafos, y provoc una autntica

    guerra civil en el seno de la misma. Los gegrafo formados en la tradicin historicista se

    encontraron, de pronto, en una posicin insegura, en una situacin que se ha calificado

    atinadamente de esquizofrnica, dudando entre abandonar la antigua ortodoxia y dedicarse a

    los nuevos mtodos, con lo que quedaban en desventaja frente a los ms jvenes; o bien

    mantener la concepcin tradicional, con lo que corran el peligro de pasar por retrgrados ante

    unos jvenes que predicaban las nuevas ideas como el verdadero mtodo cientfico y que,

    adems, atacaban aspectos esenciales de la vieja concepcin regional. Esta esquizofrenia, que

    est ligada a una lucha por el poder en el seno de la comunidad, contribuye a explicar la

    virulencia de algunas reacciones de rechazo, no solamente por parte de aquellos que se

    sentan vulnerables por ser conscientes de la debilidad de su pensamiento, sino tambin por

    parte de prestigiosos y respetados gegrafos que podan haber mantenido gallardamente sus

    ideas sin por ello oponerse a que otros exploraran caminos alternativos. .

    Desde el punto de vista terico la nueva geografa se present desde el principio con una

    voluntad explcita de ciencia positiva que trataba de llegar a la explicacin cientfica y a la

    formulacin de leyes generales.

    La ciencia no est tan interesada en los hechos individuales como en los patrones que

    presentan. En e caso de la geografa propugna que sea concebida como una ciencia que se

    refiere a la formulacin de leyes que rigen la distribucin espacial de ciertas caractersticas en

    la superficie de la Tierra. Lentamente esta concepcin de la geografa como una ciencia

    explicativa fue ganando terreno y dio lugar a tomas de posicin decididas de carcter

    neopositivista, entre, las que podemos destacar, autores como Bunge y David Harvey

    Explanation in Geography (1969), quienes aos ms tarde redefinirn su posturas en relacin a

    cmo tratar los problemas de la geografa.

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    LA QUIEBRA DEL POSITIVISMO Y LAS GEOGRAFIAS RADICALES

    Durante la dcada de 1960, al mismo tiempo que se impona en las ciencias sociales el

    optimismo cientifista neopositivista, empezaron a dejarse sentir tambin voces de

    insatisfaccin, que pronto cuestionaran aspectos esenciales de dicha concepcin. Razones

    sociales e intelectuales, a la vez, generaron este descontento que ha supuesto resucitar, una

    vez ms, la disputa del positivismo, y que ha acabado por provocar una fuerte crisis en las

    ciencias sociales.

    A fines del decenio de los sesenta, esta, crisis se traduce en la proliferacin, de movimientos

    crticos o radicales, que se desarrollan en todas las ciencias sociales. Al mismo tiempo, el

    descubrimiento de la dimensin psicolgica y la nueva valoracin de la experiencia personal

    contribuyen tambin a cuestionadlos enfoques abstractos positivistas, y generan un renovador

    inters por corrientes filosficas como Ia fenomenologa y el existencialismo. Es en relacin

    con todo ello que aparecen nuevas corrientes de pensamiento en el seno de la geografa, las

    cuales conducen a la disciplina por caminos inditos, a la vez que permiten recuperar una

    parte importante de la herencia historicista.

    En el decenio de 1960 empezaron a dejarse sentir en el mundo occidental profundas y

    diferentes inquietudes que provocaran poco despus una conciencia generalizada de crisis.

    Naturalmente, ello tena que repercutir en las ciencias sociales, las cuales empezaron a verse

    afectadas tambin por una amplia crisis de mltiples consecuencias. La aparicin de las

    corrientes cientficas radicales es la expresin ms llamativa de esta situacin. Pero la

    situacin de todo ellas es claramente social, y se relacionan con una serie de cambios que

    afectan al sistema de relaciones internacionales y al conjunto de la sociedad occidental. Es

    necesario aludir a algunos de los sucesos que ms clara y decisivamente influyeron en el

    desarrollo de las ciencias sociales en los pases occidentales.

    Entre los acontecimientos que afectaron al conjunto de las relaciones internacionales hay que

    destacar el final de la guerra fra, los importantes cambios que se produjeron en los pases del

    llamado Tercer Mundo, y la crisis del sistema de dominacin occidental.

    El final de la guerra fra, y la inauguracin de la poltica de coexistencia pacfica, al atenuar la

    tensin ideolgica del enfrentamiento Este-Oeste tuvo, entre otras consecuencias

    inesperadas, la de permitir un nuevo florecimiento de la reflexin marxista.

    A todo ello hay que aadir los decisivos cambios que se producen en las relaciones polticas

    internacionales como resultado de la culminacin del proceso descolonizador. Entre 1950 y

    1970 un gran nmero de pases accedieron a la independencia, y continentes enteros como

    frica conocieron profundos cambios en la estructura jurdica de sus territorios. Algunos pases

    experimentaron mutaciones revolucionarias, que afectaron profundamente a las antiguas

    relaciones de dependencia. Al mismo tiempo surga el movimiento en los pases no alineados

    (Conferencia de Bandung, 1955) y stos reclamaban una ms activa presencia en las relaciones

    internacionales. Los problemas del subdesarrollo empezaron a plantearse ahora desde una

    nueva ptica, al tomarse conciencia de todo el entramado del sistema de dominacin

    imperialista, y se descubre la relacin entre el atraso econmico, la dependencia y el

    intercambio desigual.

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    La aparicin de movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo va afectando de forma lenta,

    pero incontenible el antiguo sistema de dominacin imperialista que pretende ahora

    perpetuarse a travs de unas relaciones neocoloniales con los pases independientes.

    Pero alcanza su punto culminante con la guerra de Vietnam, que se sald con una derrota de la

    gran potencia norteamericana. La intervencin en el sureste asitico gener un gran

    movimiento interno de protesta en Estados Unidos y, tambin, una profunda crisis de

    confianza en las virtudes del propio sistema socioeconmico. En el campo de las ciencias

    sociales todo ello se tradujo en una nueva comprensin de los problemas de los pases

    dependientes, y en una puesta en cuestin del papel de las potencias imperiales y del sistema

    capitalista en la situacin de subdesarrollo, as como en una quiebra de la confianza en

    muchos de los enfoques hasta entonces dominantes.

    En el interior de los pases desarrollados capitalistas, y en los de su periferia prxima, se

    hicieron sensibles entonces nuevos problemas sociales que exigan nuevas respuestas por

    parte de los cientficos sociales. En general, puede decirse que el decenio de 1960 ve aumentar

    los conflictos en el seno de las sociedades capitalistas. Se empieza a sentir como inaceptable el

    desfase entre, por una parte, la enorme capacidad productiva y el desarrollo tecnolgico de los

    pases desarrollados y, por otro, las condiciones en que se realiza la produccin y el desigual

    reparto de los beneficios. Se acenta el movimiento de rechazo de las relaciones de

    produccin capitalista, y la protesta, por el carcter enajenante de las condiciones de trabajo y

    de las condiciones de vida. La degradacin de la vida en las ciudades, convertidas en simples

    espacios para la reproduccin de la fuerza de trabajo, se traduce pronto en la aparicin de

    movimientos sociales urbanos.

    Todo ello supone, conflictos inditos -al menos en la escala en que ahora se producen- que no

    pueden dejar de atraer la atencin de los cientficos sociales; los cuales, por cierto, se ven

    estimulados a ello por unos organismos gubernamentales deseosos de disponer de

    informacin fiable acerca de los nuevos desarrollos.

    La toma de conciencia del deterioro de las condiciones de la vida urbana se produce

    paralelamente al descubrimiento de la creciente degradacin de la biosfera como resultado

    del modelo de desarrollo capitalista. Surgen los movimientos ecologistas que pronto se

    convierten en movimientos decididos de impugnacin de todo un modelo de sociedad. Un

    modelo que, por cierto, se ve afectado por una profunda crisis desde los aos 1973-74,

    generada por las contradicciones internas de la propia economa capitalista y por el problema

    de la energa y de las materias primas, que deriva de la toma del control de sus propias

    riquezas por los pases productores.

    A todo lo cual se une tambin la creciente conciencia de la crisis del sistema de racionalidad

    inaugurado con la revolucin cientfica del siglo XVII. La carrera de armamentos, el peligro de

    catstrofe nuclear, el desarrollo de la ingeniera gentica y de la microbiologa, la

    generalizacin de las tcnicas de control social a travs de ordenadores empiezan a suscitar

    graves inquietudes.

    Los cientficos comienzan a plantearse abiertamente incmodas cuestiones sobre lo que

    representa la ciencia y la tecnologa moderna y la relacin que guardan con los valores

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    fundamentales de la vida humana. El tema de los objetivos que deben perseguirse con el

    desarrollo cientfico pasa a primer trmino. La idea de que la ciencia es el conocimiento por

    excelencia, tras alcanzar su apogeo en los aos posteriores a la Segunda Guerra Mundial y en

    la dcada de la ciencia dura de los 50, se ve ahora cuestionada. Con lo cual vacila tambin

    uno de los supuestos ideolgicos fundamentales del positivismo y del neopositivismo. Empieza

    a tambalearse la confianza en el progreso indefinido y el optimismo en los beneficios de la

    ciencia, y se plantean cuestiones nueva sobre la responsabilidad social del cientfico y sobre

    sus valores.

    Aparece un conflicto latente entre la racionalidad de la ciencia moderna y los valores de la

    vida humana, a la vez que se toma conciencia de la naturaleza esencialmente social del

    proceso actual de investigacin cientfica, y de la necesidad de dirigir dicha investigacin hacia

    fines socialmente significativos.

    Dentro de la universidad se fue desarrollando un movimiento de repudio del sistema social,

    que rechazaba tambin el mito de la neutralidad de la ciencia y del saber, la ideologa

    tecnocrtica y la aplicacin irracional del conocimiento cientfico, el autoritarismo, en todas,

    sus formas y la integracin en el sistema social a travs de la enseanza. Fue un movimiento

    que rebasaba el estricto marco universitario y que se vea como una impugnacin de toda la

    sociedad, ya que se reconocan los vnculos inseparables entre una y otra. Con su crtica, los

    universitarios contribuyeron a poner de manifiesto las contradicciones profundas en el sistema

    capitalista y destacaron la necesidad de reformas revolucionarias.

    El conjunto de la praxis y de la teora cientfica se vio, lgicamente, afectado por estos

    desarrollos, y as desde fines de los 50, y luego durante la dcada de los 60 empezaron a

    aparecer en las disciplinas sociales corrientes crticas que generalmente se designan a s

    mismas como radicales, afirmando con ello su pretensin de un cambio radical, que vaya

    hasta la raz.

    Fue en la economa y en la sociologa donde primeramente comenzaron a ponerse en cuestin

    los principios hasta entonces aceptados. En la ciencia econmica la reflexin sobre la

    problemtica del subdesarrollo llev a algunos cientficos a buscar en la teora marxista una

    mejor comprensin de los mecanismos causantes del atraso y del crecimiento econmico.

    La ciencia se empieza a ver ahora como algo que depende de un contexto social, y no como

    algo abstracto y aislado del mundo. El hombre de ciencia o la comunidad cientfica poseen una

    cosmovisin, comparten problemas comunes con el resto de la sociedad, y estn influidos por

    las ideas sociales y morales dominantes.

    DE NUEVO LA COMPRENSIN FRENTE A LA EXPLICACIN

    Como ya se mencion, los postulados positivistas afirmaban la existencia en la sociedad de

    uniformidades semejantes a las de la naturaleza, pero ahora se trata de demostrar que la

    nocin de sociedad humana entraa un esquema de conceptos que es lgicamente incompa-

    tible con los tipos de explicaciones proporcionadas por las ciencias naturales, ya que las

    reacciones humanas son ms complejas de las de los otros seres vivos y poseen, adems,

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    diferencias esenciales respecto a las de ellos. Es otra vez la comprensin lo que aparece

    como va para entender las motivaciones de los actos humanos.

    Pero comprender algo implica tambin comprender la posibilidad de su opuesto por lo cual en

    las predicciones que podamos hacer sobre la conducta humana hay que aceptar previamente

    la posibilidad de resultados contrarios a los previstos. Por ello puede considerarse imposible la

    prediccin en las ciencias sociales, o en todo caso, si es que en alguna circunstancia pueden

    realizarse, su relacin con la evidencia en la que se basan es diferente a la que caracteriza a las

    predicciones cientficas.

    La fenomenologa y el existencialismo fueron primeramente movimientos intelectuales

    europeos, que slo a partir de los aos 60 tuvieron una verdadera influencia en le campo de la

    psicologa, donde permiti la evolucin hacia una psicologa comprensiva de la conducta

    humana a partir de caractersticas propiamente humanas, es decir, que tienen en cuenta las

    intenciones y las vivencias del hombre. Impuls el desarroll en las ciencias sociales de un

    enfoque directo, vivencial y no abstracto, valorando la observacin participante del

    investigador; contribuy tambin a difundir una preocupacin por la vida cotidiana, por la

    forma en que el hombre concreto se relaciona en cada momento con su existencia y con su

    mundo. De esta forma, al recuperar el campo de la experiencia personal, estas corrientes

    filosficas permitieron una revaloracin de lo humano y lo individual frente a las abstracciones

    positivistas, y afianzaron as el camino hacia la configuracin de un nuevo ideal cientfico en las

    ciencias sociales.

    El tratamientos consciente del tema del comportamiento, que ha introducido en la ciencia

    geogrfica una dimensin psicolgica que hasta entonces estaba prcticamente ausente, puso

    de manifiesto la insuficiencia delos modelos tericos elaborados por la geografa cuantitativa

    acerca de la localizacin espacial de las actividades humanas.

    El gegrafo se ye obligado a volverse hacia la psicologa, ya que comportamiento, percepcin,

    decisin y aprendizaje son hechos que no pueden ser entendidos sin acudir a los trabajos de

    los especialistas de esta ciencia.

    La percepcin de las catstrofes naturales (avenidas, sequa, terremotos), de las condiciones

    climticas o fsicas del medio, la evaluacin de los recursos y las actitudes ante el medio, la

    percepcin del paisaje y del paisaje urbano en particular, las imgenes espaciales y los mapas

    mentales, la conciencia territorial y regional, son algunos de los sugestivos temas descubiertos

    por los gegrafos desde los aos 1960. En definitiva es el espacio vivido tal como es vivido

    realmente, y los mecanismos de percepcin y de ajuste con el medio geogrfico lo que, a

    travs de todo ello, empieza a interesar, enlazando de esta forma con los enfoques

    fenomenolgicos y existenciales.

    El descubrimiento de la dimensin psicolgica representa, sin duda, un autntico

    acontecimiento en la ciencia geogrfica, en la cual si algo debe llamar la atencin es

    precisamente lo tardamente que este descubrimiento se ha realizado, teniendo en cuenta los

    temas que desde su nacimiento la geografa humana estudi. Constituye un apasionante

    campo de exploracin cientfica que obliga al gegrafo a preocuparse por disciplinas cientficas

    que hasta ahora eran ajenas a su formacin (la psicologa, la semitica, la antropologa

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    cognitiva...) y enriquece as extraordinariamente su visin de la realidad. Al mismo tiempo, al

    llevar el inters hacia el mundo de la experiencia personal realmente vivida, la geografa de la

    percepcin y del comportamiento abri en el mismo seno de la geografa cuantitativa una va

    que pronto se mostrara radicalmente incompatible con las abstracciones de los modelos

    positivistas.

    Desde comienzos de los aos 70 la insatisfaccin ante el paradigma cuantitativo se extendi en

    el mbito de la disciplina geogrfica, y algunos de los gegrafos que pocos aos antes haban

    estado en la vanguardia de aquel movimiento manifestaron ahora su descontento. As ocurri

    con los autores de lo que quiz sean las obras tericas ms importantes de la nueva

    geografa neopositivista, William Bunge y David Harvey,75 que ahora se convierten en lderes

    destacados de la corriente crtica. En 1972 el mismo Harvey de Explanation in Geography

    declaraba que la revolucin cuantitativa ha seguido su curso y aparentemente los resultados

    son cada vez menos interesantes; y consideraba que las investigaciones cuantitativas

    realizadas sobre problemas como el efec to de la distancia, el alcance espacial de los bienes y

    servicios distribuidos, o las investigaciones con tcnicas estadsticas como el anlisis factorial

    sirven para decirnos cada vez menos sobre cuestiones de escasa importancia. Tambin

    aluda a la existencia de una clara disparidad entre la sofisticada estructura terica y

    metodolgica que estamos utilizando y nuestra capacidad de decir algo realmente significativo

    sobre los acontecimientos tal como se desarrollan a nuestro alrededor. Lo que unos pocos

    aos antes haba sido recibido como el verdadero mtodo cientfico, resulta ahora claramente

    insatisfactorio y trivial. En la base de este descontento se encuentran problemas reales de los

    que ahora se toma conciencia y se sienten agudos: el problema ecolgico, la segregacin social

    en las ciudades norteamericanas, la guerra del Vietnam, la revuelta de los negros, el

    descubrimiento de la injusticia y la miseria en la sociedad norteamericana, la conciencia de

    pertenecer a un pas imperialista y explotador.

    El simple sentimiento de descontento se convirti pronto en un movimiento crtico radical.

    Una fecha significativa de la aparicin de esta corriente en la geografa estadounidense

    puede ser 1969 ao en que comenz a publicarse una revista que con su mismo ttulo ya

    expresa su aspiracin a situarse en los antpodas de la geografa que entonces se realiza:

    Antipode.

    Tal como se expreso desde el primer nmero de Antipode, el objetivo de la geografa radical

    aparece bien definido: Nuestro objetivo es un cambio radical, la sustitucin de las

    instituciones y el ajuste institucional de nuestra sociedad, instituciones que no pueden ya

    responder a las cambiantes necesidades societales, que ahogan los intentos para darnos unos

    patrones de vida ms viables, y frecuentemente no sirven ms que al propsito de perpetuarse

    a s mismos. No tratamos de sustituir las instituciones existentes por otras que tomarn

    inevitablemente las mismas formas; tratamos de encontrar una nueva ordenacin de medios

    de acuerdo con un nuevo conjunto de objetivos.

    Se trata, pues, de una geografa que pretende ser comprometida y contribuir a los cambios

    revolucionarios que la sociedad necesita: Creemos que los cambios revolucionarios en el

    clima social y el medio fsico son necesarios y posibles. Creemos que los medios polticos

    deben emplearse primeramente para alcanzar fines econmicos, pero que los cambios

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    trascendern eventualmente el dinero y la poltica (...). Nuevas preguntas deben formularse y

    nuevos enfoques plantearse antes de empezar a pensar en trminos de soluciones. Pero que

    los gegrafos podemos contribuir a este proceso de una manera significativa a algo que nos

    parece evidente.

    El cambio hacia la geografa radical procede, en algunas ocasiones, del descubrimiento de la

    falta de consecuencias de la geografa acadmica clsica. A pesar de las declaraciones tericas

    que afirman que la ciencia geogrfica describe el mundo tal como es, la verdad es que

    cuando surge un clamor popular para que se diga cmo es en realidad, la geografa no

    responde. Y sta es probablemente la ms salvable y menos embarazosa cuestin, porque en

    realidad, la geografa no conoce el mundo tal cmo es. Como prueba de ello puede aducirse

    el desconocimiento que la escuela geogrfica norteamericana ha tenido de la sociedad negra,

    o el escaso tratamiento de los graves problemas sociales existentes.

    Es interesante resaltar cmo el gegrafo contribuye adoptando una serie de principios en su

    trabajo, entre los cuales se encuentra el principio de que las ordenaciones espaciales de las

    actividades humanas deben reflejar las necesidades y deseos de los que ocupan las reas de la

    sociedad en su conjunto, y no los estrechos objetivos de la eficiencia econmica ni el inters

    de slo los propietarios e inversores.

    En cuanto a los temas estudiados por la geografa radical, ha existido en los primeros

    momentos una especie de polarizacin hacia tres o cuatro cuestiones fundamentales,

    reflejadas amplia mente en los trabajos de Antipode o en los readings ya existentes. En

    primer lugar, el tema de la pobreza y de los pobres; a este tema se dedic un nmero

    monogrfico por Antipode (diciembre de 1970) y otros se han aproximado a l desde la

    teora marxista. El segundo gran tema es el de los negros, norteamericanos y el de los grupos

    sociales marginales como los indios. El tercer tema es el de las condiciones de la vida urbana

    (vivienda urbana, equipamientos, excesiva densificacin...) con particular atencin a los ghetos

    urbanos y a cuestiones nuevas como el problema de la accesibilidad espacial y social a

    los servicios pblicos esenciales, o la crisis de la vivienda; la identificacin de los sesgos

    existentes respecto a estas cuestiones en las teoras de las ciencias sociales y de la

    planificacin. El ltimo gran tema es el de la violencia, los conflictos sociales y la resolucin de

    los conflictos; aparecen as en el campo de Ia geografa estudios inesperados a los que, a pesar

    de todo debe concederse la denominacin de geogrficos, y que incorporan explcitamente

    la dimensin espacial; se trata de estudios sobre la geografa del crimen, los desrdenes en

    los campus universitarios, sobre los conflictos civiles, sobre la, justicia social y los sistemas

    espaciales.

    GEOGRAFA Y MARXISMO

    El descubrimiento de esta amplia temtica exiga nuevos marcos tericos de anlisis. Fue se el

    momento en que el marxismo se revel como un soporte adecuado para un enfoque

    alternativo.

    En la geografa norteamericana el ingls David Harvey desempe un papel fundamental. En el

    influyente artculo que escribi en 1972, tras concluir que el paradigma cuantitativo no est a

    la altura, est maduro para su derrocamiento.

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    Los resultados de esta reflexin colectiva -y, en parte, organizada- empezaron a aparecer poco

    despus. Los trabajos tericos e informativos sobre los mecanismos econmicos bsicos de la

    sociedad capitalista, o sobre la relacin dialctica entre desarrollo e imperialismo, por un lado,

    y subdesarrollo y dependencia por otro, contribuyeron a difundir entre los gegrafos los

    enfoques marxistas o marxianos. De hecho se ha podido decir que desde fines de 1973

    1974 la geografa radical se ha hecho cada vez ms sinnimo de geografa marxista.Como

    resultado de ello la bibliografa geogrfica sobre ciertos temas empez a experimentar una

    significativa transformacin.

    Es en ese momento tambin cuando los norteamericanos descubren que en Europa la

    tradicin marxista no se haba interrumpido tan brutalmente como en su pas, y empiezan a

    conocer y utilizar la rica tradicin de la ciencia social marxista francesa, alemana o italiana

    (Lefevbre, Althusser, Poulantzas, el espaol Castells, Samir Amin, Horkheimer, Gramsci...).

    En Europa el movimiento radical en geografa inici su marcha a principios de los 70, en parte

    generado por el propio ambiente intelectual y, en parte estimulado por la llegada de los ecos

    de ms all del Atlntico. En algunos pases la reaccin radical se produjo casi

    contemporneamente a la llegada de las tendencias cuantitativas, provocando una crisis

    profunda y una confusin generalizada, con incoherencias ms o menos inevitables. En la

    geografa francesa la toma de conciencia de la necesidad de un cambio radical que permitiera

    a la geografa responder a las necesidades sociales del momento, tuvo una expresin pblica

    en 1973, fecha en que Yves Lacoste escriba:

    De hecho, la geografa es hoy rechazada en la medida en que no parece capaz de aprehender

    los problemas cuya gravedad todo el mundo empieza, ms o menos, a sentir debido a la accin

    de los medios de comunicacin de masas. La geografa no parece estar ya en situacin de dar

    una descripcin del mundo que responda a nuestras preocupaciones.

    La idea de que el espacio es un producto social ha sido, tanta en Francia como en Italia y en

    otros pases, una de las aportaciones fundamentales que los gegrafos han obtenido de la

    relacin con la sociologa y el urbanismo marxista. La aceptacin por parte de los gegrafos de

    esta nocin implica necesariamente partir de la estructura social pura conocer la organizacin

    del espacio. Aunque, en principio, nada impide que esto se realice desde diferentes teoras

    sociolgicas, es cierto que los gegrafos radicales han aceptado, en general, utilizar la teora

    marxista de la sociedad como punto de partida de sus anlisis.

    La introduccin del pensamiento marxista en geografa ha planteado problemas semejantes a

    los suscitados en otras ciencias sociales. Entre las ciencias sociales, escribe Lacoste la

    geografa es sin duda aquella en que el anlisis marxista tiene ms dificultades para

    desarrollarse. Y ello no por ninguna razn institucional -que puede haberlas, y graves-

    sino por un motivo terico: la pretendida ausencia de una reflexin marxista sobre el espacio.

    En el campo especfico del conocimiento geogrfico, el discurso marxista supone en todos los

    casos aceptar la existencia de relaciones mutuas y complejas entre sociedad y espacio, entre

    procesos sociales y configuraciones espaciales. Peet dice de forma tajante que la geografa

    marxista es la parte del conjunto de la ciencia que se ocupa de las interrelaciones entre

    procesos sociales por un lado, y medio fsico y relaciones espaciales por el otro. La aceptacin

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    de esta conexin entre sociedad y espacio no deja de ser un lugar comn asumible desde

    horizontes conceptuales muy diversos. Lo definitorio y distintivo de las perspectivas marxistas

    es el que privilegian la dimensin social, el que, nuevamente en palabras de Peet, las

    relaciones espaciales deben de ser entendidas como manifestaciones de las relaciones

    sociales (de clase) sobre el espacio geogrfico, el que, en definitiva, el espacio aparezca, con

    todas sus consecuencias, como un producto social.

    Este enunciado tiene de hecho un considerable alcance tanto conceptual como metodolgico.

    Supone negar autonoma a lo espacial y admitir que recibe su contenido y significacin de la

    sociedad; que cada formacin social confiere su propio significado concreto a todas las

    variables espaciales.

    Pero si el espacio es la proyeccin de la sociedad, slo podr ser explicado -y sta es la

    consecuencia metodolgica fundamental de la asuncin inicial- desentraando en primer lugar

    la estructura y el funcionamiento de la sociedad o formacin social que lo ha producido. Hay

    que adquirir primero las claves del sistema de relaciones sociales, hay que aproximarse al

    estudio espacial a travs del anlisis histrico de las bases de los modos de produccin de la

    formacin social.

    En resumen, pues, el entendimiento, desde perspectivas marxistas, del espacio supone

    aceptarlo como uno de los resultados de los procesos de produccin histricamente actuantes

    en el seno de las estructuras sociales.

    Ciertos autores, en efecto, han sealado que el mismo enunciado del espacio como producto

    social no entraa ambigedades y se presta a equvocos, ya que quedan subsumidas las

    caractersticas propias del espacio, tanto organizativas como funcionales, en una

    argumentacin, que remite, fundamentalmente al entendimiento de los procesos histricos

    sociales y econmicos. Por ello, y desde campos de conocimiento no geogrficos, Henri

    Lefebvre, en su obra sobre la produccin del espacio, ha llamado la atencin sobre la

    necesidad de un entendimiento omnicomprensivo de ambos conceptos: produccin no debe

    entenderse con un sentido econmico restrictivo, sino incorporando las dimensiones de

    prctica, percepcin, representacin y vivencia del espacio; y en cuanto a ste, sus

    posibilidades cognoscitivas, an circunscritas a las categoras analticas y explicativas

    de lo social, deben insistir en los usos que de l se hacen y en sus propiedades cualitativas.

    Adems, para otros autores ms preocupados de la peculiaridad de la disciplina geografa,

    como ciencia del espacio terrestre, necesitara una teora espacial marxista, todava inexistente

    por la atencin que Marx concedi, sobre todo, a las relaciones de produccin y a la lucha de

    clases.

    LA GEOGRAFA HUMANISTA

    La reaccin antipositivista inspira tambin la otra gran corriente de la geografa radical, la

    llamada geografa humanista. Se trata de un movimiento que destaca los aspectos humanos

    (antropocntrica la denominan algunos) en lo que tienen de ms especficamente humano,

    es decir, los significados, valores, objetivos y propsitos de las acciones humanas. Como

    reaccin a lo que se considera un enfoque objetivo, abstracto, mecanicista y determinista del

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    hombre, la geografa humanista propone un enfoque comprensivo, que permita el

    conocimiento empattico a travs de la experiencia vital concreta. Significa, asimismo, un

    rechazo de la ciencia tecnocrtica, cuantitativa y analtica, que exalta la tcnica, glorifica los

    nmeros y divide los problemas. Frente a ello postula un enfoque globalizador y subjetivo.

    La geografa humanista es un desarrollo lgico del descubrimiento en geografa de la

    dimensin subjetiva y de la experiencia I personal, realizado por la geografa de la percepcin y

    del comportamiento. Los trabajos realizados por estos gegrafos mostraban que haba

    desviaciones acusadas entre las condiciones de un medio y la percepcin que los hombres

    tienen de l, que el mapa mental que poseen los individuos no coincide con la representacin

    cartogrfica objetiva, que los recursos eran propiedades evaluadas del medio real en funcin

    de las necesidades sociales y de la informacin que un grupo humano dispone. Mostraron

    tambin que el espacio est lleno de significados y de valoraciones, las cuales permiten

    organizar la visin de un paisaje o tomar decisiones sobre la actividad a desarrollar, y que son

    estas valoraciones las que dan lugar a la aparicin de un sentimiento de pertenencia o de

    rechazo respecto a un lugar.

    El objetivo del gegrafo es ahora la comprensin a travs del contacto con los hechos. La

    realidad slo puede conocerse desde dentro, con un conocimiento empattico. Se insiste en

    que el investigador no puede estar distante y pretender ser objetivo, sino que tiene que

    meterse dentro y considerarse dentro, comprometido con lo que estudia. Mediante las

    entrevistas se intenta llegar a ser parte de sus vidas y establecer una autntica relacin con

    ellos, no meramente como investigador, sino como un individuo humano que est sujeto a las

    mismas intemperancias, frustraciones, debilidades, alegras y pesares. La autenticidad en la

    aproximacin, el compromiso, la investigacin lenta y desde dentro, el uso de mtodos

    antropolgicos son la base de lo que ha sido denominada la observacin participante o

    trabajo de campo experiencial, que ahora se vuelve a valorar en la geografa. El mtodo es

    decididamente, inductivo, hay que partir de la observacin, y procurar no llevar ideas previas,

    dejar que los hechos hablen por s mismos para realizar despus una inferencia inductiva.

    A MODO DE CONCLUSIN

    Las complejas y variadas tendencias que hemos expuesto anteriormente configuran -con sus

    diferentes propuestas, sus oposiciones, sus puntos de contacto y sus respectivas

    prolongaciones- el panorama del pensamiento geogrfico actual. Un panorama que, a pesar de

    todo, se encuentra todava lejos del acuerdo suficientemente generalizado sobre la

    caracterizacin -epistemolgica, conceptual y metodolgica- del conocimiento geogrfico.

    Se pude afirmar, provisionalmente, una cita de Ernst Cassirer. En su obra sobre El problema

    del conocimiento examina la contraposicin entre los dos grandes ideales del conocimiento

    que se enfrentan en el siglo XIX, a saber el ideal de las ciencias matemticas de la naturaleza y

    el ideal que proclama la primaca del conocimiento histrico. Este filsofo concluye que la

    filosofa crtica en vez de pronunciar un fallo favorable a uno de los litigantes, tiene que

    contentarse con comprender y defender los intereses de ambos, ya que si bien las dos

    posiciones se excluyen entre s en cuanto dogmas, consideradas como principios y

    orientaciones del conocimiento no slo pueden coexistir, sino que se complementan mu-

    tuamente.

  • 6 Ao Geografa - Ciclo Lectivo 2012 - Prof.: Steimberg, Julio

    Es probable que sea sta la actitud ms adecuada para aquellos que al examinar las polmicas

    de la geografa contempornea reconocen, a la vez, la validez de los argumentos de unos y

    otros contendientes. Para los que, en cambio, se inserten decididamente en una de las

    concepciones en liza, el examen atento de la racionalidad de la parte contraria le permitir

    rectificar las propias convicciones y aceptar la parte de razn en las crticas que les

    dirijan los contrarios.

    Fuentes:

    -Capel, H. (1984). Filosofa y Ciencia en la Geografa Contempornea. Ed. Barcanova. Barcelona.

    -Gmez Mendoza, J.; Muoz Jimnez, J. y Ortega Cantero, N. (1982). El pensamiento geogrfico. Estudio interpretativo y antologa de textos. Ed. Alianza. Madrid.

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